El anarquismo también es enigma

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    El anarquismo tambin es enigma, sorpresa, azar, pasin,misterio, alzamiento y poesa (Entrevista con DanielBarret).PDF

    May 18th, 2007 at 4:27 pm (Todos,Barret, Daniel)

    El anarquismo tambin es enigma, sorpresa, azar, pasin, misterio, alzamiento y poesa

    Conversacin Libertaria - Parte II

    Continuacin de la entrevista con el anarquista de Uruguay Daniel Barret. Primera parte en:

    http://caosmosis.acracia.net/?p=475

    ANA > Este despertar del anarquismo en Amrica Latina, t crees tambin que comenz con

    Seattle, u otros factores, como el cacerolazo en la Argentina tambin tienen cierto peso?

    Daniel Barret < Referirse a las movilizaciones de Seattle o al levantamiento argentino de diciembre

    de 2001 es referirse a acontecimientos claves y emblemticos; los que, por aadidura, son

    fcilmente ubicables para casi cualquier observador. Sin embargo, esos momentos no lo son todo

    sino que hay que interpretarlos como condensaciones formidables de tendencias que operan en el

    subsuelo de la poltica; tendencias que necesitan ser rastreadas y descifradas con anterioridad a los

    acontecimientos mismos. La cada del Muro de Berln no produjo la debacle del socialismo real ni

    las movilizaciones de Seattle son la explicacin ltima del fracaso del Consenso de Washington pero

    ambas resultan ser las rbricas inmejorables de tales cosas y, en el ltimo caso, tambin el

    momento de presentacin oficial en sociedad de un movimiento de proporciones planetarias; un

    movimiento que, insisto en ello, habra tenido caractersticas distintas 20 aos antes, cuando una

    densa trama de organizaciones internacionales hegemonizadas por los Partidos Comunistas pro-

    soviticos lo hubiera canalizado de un modo bien diferente. El levantamiento argentino, mientras

    tanto, es tambin una rbrica -insustituble en su fuerza y en su capacidad de irradiacin, por

    supuesto- de tendencias que desembocaron en l y que estn muy lejos de haber desaparecido o

    haber sido resueltas.

    Del mismo modo, yo no creo que el despertar anarquista latinoamericano se explique

    exclusivamente por los sucesos de Seattle o luego por los de Argentina, sino que el mismo

    responde, en ltima instancia, a navegaciones submarinas y de menor visibilidad. Pero no hay duda

    que ambos acontecimientos fueron susceptibles de una lectura libertaria y, de esa manera,

    reforzaron extraordinariamente las tendencias subyacentes.

    http://web.archive.org/web/20071115214119/http:/caosmosis.acracia.net/?p=476http://web.archive.org/web/20071115214119/http:/caosmosis.acracia.net/?p=476http://web.archive.org/web/20071115214119/http:/caosmosis.acracia.net/?p=476http://web.archive.org/web/20071115214119/http:/caosmosis.acracia.net/?p=476http://web.archive.org/web/20071115214119/http:/caosmosis.acracia.net/wp2pdf/wp2pdf.php?p=476http://web.archive.org/web/20071115214119/http:/caosmosis.acracia.net/wp2pdf/wp2pdf.php?p=476http://web.archive.org/web/20071115214119/http:/caosmosis.acracia.net/?cat=1http://web.archive.org/web/20071115214119/http:/caosmosis.acracia.net/?cat=1http://web.archive.org/web/20071115214119/http:/caosmosis.acracia.net/?cat=1http://web.archive.org/web/20071115214119/http:/caosmosis.acracia.net/?cat=111http://web.archive.org/web/20071115214119/http:/caosmosis.acracia.net/?cat=111http://web.archive.org/web/20071115214119/http:/caosmosis.acracia.net/?cat=111http://web.archive.org/web/20071115214119/http:/caosmosis.acracia.net/?cat=111http://web.archive.org/web/20071115214119/http:/caosmosis.acracia.net/?cat=1http://web.archive.org/web/20071115214119/http:/caosmosis.acracia.net/wp2pdf/wp2pdf.php?p=476http://web.archive.org/web/20071115214119/http:/caosmosis.acracia.net/?p=476http://web.archive.org/web/20071115214119/http:/caosmosis.acracia.net/?p=476http://web.archive.org/web/20071115214119/http:/caosmosis.acracia.net/?p=476
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    Yo no hice un relevamiento minucioso en tal sentido y no puedo ser exacto en el dato, pero parece

    evidente que una buena parte de los grupos anarquistas latinoamericanos de nuestros das se

    formaron luego de las movilizaciones de Seattle. Y en Argentina, donde la influencia anarquista

    directa fue muy escasa en diciembre de 2001, se han formado grupos en Bariloche, en Paran, en

    Mendoza, en Neuqun, etc.; lugares donde no haba actividad libertaria organizada. Por qu ha sido

    as? Porque el discurso y la prctica de impronta anarquista ofrecen explicaciones y respuestas a

    cosas tales como la crisis de la representacin poltico-partidaria, las experiencias autogestionarias,

    las asambleas populares, etc. Y lo mismo ocurri en Bolivia luego de octubre de 2003 hasta el punto

    de que la publicacin alternativa de mayor difusin en la levantisca ciudad de El Alto fue por

    momentos un modesto peridico anarquista. se es el campo de oportunidades de que hablaba y de

    nosotros depende nada menos que saber aprovecharlo o no.

    ANA > Qu corriente del anarquismo t consideras hoy cargada de sentido? Veo particularmente un

    campo enorme para que el anarquismo verde crezca, como viene creciendo. (risas)

    Barret < Naturalmente que la incorporacin de consideraciones ecolgicas al ncleo del

    pensamiento libertario es hoy un imperativo insoslayable. Sin embargo, creo que esto debera ser

    tericamente acotado. Para m el ecologismo radical es la ecologa social de Murray Bookchin o de

    Takis Fotopoulos o de Joan Martnez Alier, por ejemplo, pero no la deep ecology que se cultiva en

    los pases anglosajones y que nos introduce en un farragoso e incontrolable terreno de

    imprecisiones terico-ideolgicas. Segn la primera vertiente adquirimos, entre otras cosas, la

    posibilidad intelectual de ejercer una crtica a fondo del productivismo a ciegas mientras que lasegunda nos conduce, dicho tambin a modo de ilustracin, a un fraternal encuentro con la ultra-

    derechista Brigitte Bardot y al supuesto profundamente errneo de que las ballenas azules son tan

    importantes como el Movimiento de los Sin Tierra. Hechas estas precisiones, te dira que prefiero

    definir el tema desde un ngulo distinto.

    Si desplegamos frente nuestro el mapa del actual movimiento anarquista, podremos apreciar que los

    grupos organizados en torno a una temtica particular -medio ambiente, gnero, contra-cultura,

    anti-militarismo, crceles, etc.- tienen un peso y una gravitacin mucho mayores que en otros

    perodos. A su vez, esos grupos son recprocamente independientes y ya no resultan ser, como en

    pocas pasadas, comisiones de trabajo de organizaciones anarcosindicalistas o federaciones

    especficas sino que se pretenden completos en s mismos.

    Ahora bien, observada la situacin desde el punto de vista de esa necesaria renovacin de que

    hablaba cabe concluir que los efectos son ambiguos: por un lado, esos grupos son vehculos reales

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    de renovacin y actualizacin pero tambin le ponen un lmite a sus alcances. La renovacin terico-

    ideolgica y poltico-prctica que yo entiendo como imprescindible debe realizarse en un mayor

    nivel de abstraccin y ser capaz de abarcar cualquier particularismo sin dejarse colonizar por

    ninguno. Esa renovacin tiene que ser un discurso-prctica apoyado en dos contenidos que en s

    mismos no tienen nada de novedoso: la recreacin de una crtica del poder y la recreacin de una

    tica de la libertad capaces de subvertir realmente el entramado social del que forman parte. Los

    particularismos, mientras tanto, pueden y deben ser nutrientes imprescindibles de la renovacin

    pero ninguno cuenta -ni el anarquismo verde ni ningn otro- con la virtualidad de resolverla por

    entero.

    ANA > Brigitte Bardot? No! (risas) Lo que sucede es que el anarquismo verde es un poco difuso,

    en l que t vas a encontrar corrientes primitivistas, anti-civilizacin, indgena, vegana, hasta la

    ecologa social. Sinceramente desconozco alguna corriente de eso que cit de fondo anarquista que

    tenga cierta relacin con Brigitte Bardot o la extrema-derecha, u ONGs; muy por el contrario. En la

    verdad, la gran mayora de estas corrientes tiene influencias de la prctica y del pensamiento

    salvaje, de los pueblos originarios. Pero concuerdo cuando hablas de los particularismos, realmente

    no existen las luchas parcelares, porque las luchas se completan y extienden, algunas ms otras

    menos, no?

    Barret < S, estamos de acuerdo: yo tampoco conozco anarquistas que hayan coordinado nada con

    Brigitte Bardot; pero, precisamente, sus anti-cuerpos ideolgicos residen en el anarquismo y no en

    la deep ecology. Simplemente quise referirme a una cierta lgica de razonamiento y tal vez seabueno que aclare los trminos. Pienso que debe distinguirse una conceptualizacin centrada en las

    relaciones con la naturaleza y que acaba, por fuerza, adoptando inflexiones libertarias de otra en la

    cual una redefinicin de las relaciones con la naturaleza se plantea como consecuencia de una

    crtica radical del poder en sociedad. Esas diferencias de construccin ideolgica dan lugar, no

    siempre pero s en algunos casos, a rdenes diferentes de prioridad. Y pueden dar lugar tambin a

    prcticas diferentes. Es por eso que creo que la formulacin ideolgica debe plantearse en el nivel

    de abstraccin propio a las relaciones de poder en sociedad, entre personas. Pero, de todos modos,

    sta es una cuestin terica altamente compleja que seguramente no estamos en condiciones de

    resolver aqu y ahora.

    Por su parte, me gustara hacer una precisin adicional en torno al tema del particularismo en su

    relacin con la renovacin terico-ideolgica y poltico-prctica. Como se deduce de la propia

    formulacin, esta renovacin tiene dos dimensiones que deben caminar juntas pero que tambin

    deben ser diferenciadas a efectos analticos. En ese sentido, cabe decir que hay un momento

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    terico cuyo nivel de abstraccin no puede ser cubierto por ningn particularismo; pero tambin hay

    un momento prctico que slo puede echar races en lo local, en lo vivencial, en lo inmediato, en la

    concreta experiencia de lucha de cada colectivo libertario. De lo contrario, caeramos en ese absurdo

    tan frecuente en filas trotskistas por el cual cada uno de sus militantes cree formar parte del Partido

    Mundial de la Revolucin pero nadie conoce al tal Partido en lugar particular alguno. Por tanto, uno

    de los trabajos de creacin que tenemos por delante es el de fusionar correctamente ambos niveles.

    ANA > Y la corriente que est caducando con la velocidad del tiempo?

    Barret < Hasta ahora no hay nada que demuestre que alguna de las muchas corrientes libertarias

    caduque completamente. Observemos el mapa de este despertar anarquista en el mundo y en

    Amrica Latina y veremos que incluso las corrientes ms tradicionales -anarcosindicalismo y

    plataformismo- han crecido en los ltimos tiempos. Vemoslo segn la siguiente imagen: la

    extensin de los servicios y de los crculos de calidad no acab con las fbricas ni la revolucin

    industrial hizo desaparecer por entero en su momento el trabajo rural sino que todo ello es

    resignificado histricamente en el correr del tiempo. Lo mismo ocurre con las corrientes anarquistas

    tradicionales: son reubicadas en un contexto diferente a aquel para el que fueron pensadas

    originalmente, pierden una parte importante de su pertinencia, carecen de la mstica exclusivista

    que alguna vez pretendieron tener, etc.; pero no desaparecen ni tienen por qu hacerlo, al menos

    por el momento. En cambio, s pierden su condicin de paradigma libertario excluyente: es decir, ya

    no pueden concebirse a s mismas como modelos seguros y eficaces o como el desideratum

    ideolgico indiscutible sino que estn forzadas a aceptar un contexto que las desbordaholgadamente.

    Pero esto se constituye, adems, en una de las claves de la renovacin: su clave organizativa. Una

    vez ms habr que recurrir a la perspectiva histrica para evaluarlo.

    Tanto el anarcosindicalismo como las federaciones especficas -sean de raz malatestiana o

    plataformista- son el resultado de sus respectivas experiencias histricas y no modelos a priori que

    fuera posible encontrar en el principio de los tiempos. Sin embargo, acabaron transformndose en

    modelos de organizacin y accin que ofrecieron, cada uno en su propia circunstancia de tiempo yde lugar, un cierto marco de certezas. El problema es que ya no pueden cumplir el mismo papel,

    precisamente porque nuestra circunstancia histrica es distinta. Nuestro pasado debe ser

    incorporado como leccin y no como tradicin inviolable y por eso ms nos vale deformar que

    repetir. Entonces, yo creo que uno de los desafos de la renovacin consiste en producir -no en una

    sala de lectura sino en el seno de las luchas sociales de nuestro tiempo- el modelo de organizacin

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    y accin ms adecuado a nuestras propias circunstancias. El anarcosindicalismo clsico y el

    plataformismo ya no pueden aspirar a ser el modelo mismo pero todava tienen cosas importantes

    para decir en este trabajoso proceso de construccin.

    ANA > Es gracioso, muchos dicen que el anarco-sindicalismo est sobrepasado, pero si tomamos laCNT espaola, la USI italiana, evidenciamos que vienen creciendo en los ltimos tiempos. Cada vez

    ms se implican en conflictos sociales, laborales Y lo queramos o no, las organizaciones

    anarquistas ms grandes son anarco-sindicalistas.

    Barret < S, de eso no hay duda; seguramente la mayor organizacin de matriz o de intencin

    libertaria en la actualidad sea la CGT espaola, con alrededor de 100.000 afiliados. Pero es

    precisamente all donde deben analizarse las limitaciones del paradigma clsico y las razones por

    las cuales ya no puede aspirar a ser un modelo excluyente de organizacin y accin. Esto ya lo

    visualiz claramente un grupo de la propia CGT y fue as que dieron lugar a la Red Libertaria Apoyo

    Mutuo, a efectos de disponer de un espacio de elaboracin y nucleamiento que se mantuviera

    relativamente inmune a los condicionamientos en que opera el sindicalismo actual y, supongo,

    siendo concientes que esos mismos condicionamientos ponan en tela de juicio algunas de las

    tradiciones ms arraigadas; como, por ejemplo, la no concurrencia a elecciones en los comits de

    empresa bajo la supervisin estatal y la no aceptacin de funcionarios rentados. Pero, a su vez, tales

    cosas son parte de una trama ms compleja en la que tambin intervienen las formas de

    contratacin propias de los Estados benefactores, las dcadas de sindicalismo mediatizado y

    negociador, los cambios en la composicin y en el perfil de la clase trabajadora o, quizs msfuertemente, la alta desocupacin estructural generada por los cambios tecnolgicos. Y, a nuestros

    efectos, lo que tambin interesa destacar sobremanera es la propia prdida de centralidad cultural

    del trabajo.

    Ahora bien, insisto en que esto no lleva a la desaparicin del anarcosindicalismo y los hechos estn

    a la vista. Pero insisto tambin en que ste ya no puede considerarse como el modelo a seguir en

    cualquier lugar y en cualquier circunstancia concebible. En todo caso, la situacin nos invita a

    analizar caso por caso: habr circunstancias y lugares en los que el anarcosindicalismo contina

    siendo una prctica oportuna y encuentra condiciones favorables a su desarrollo y habr otras

    circunstancias y otros lugares donde lo ms recomendable ser buscar cursos de accin distintos.

    Creo que, en este terreno, lo importante es no ceirnos a una regla fija e inmutable y s ensayar las

    formas de organizacin y accin ms ajustadas a cada situacin. Y pienso que precisamente eso es

    lo que han estado haciendo estos ltimos aos los diferentes movimientos anarquistas nacionales

    a lo largo y a lo ancho del planeta.

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    ANA > Sobre CGT existen controversias, pero vamos a dejar esta controversia para otros. (risas)

    Hoy, qu experiencia en el universo anarquista, o libertario, destacaras? La Federacin Municipal

    de Base, en Spezzano Albanese, en Italia, es un buen ejemplo de ideas y prcticas? Destacaras

    alguna cosa en Amrica latina?

    Barret < S, estoy de acuerdo contigo; la mencin a la CGT slo quiso ejemplificar los

    condicionamientos sociales e histricos del anarcosindicalismo pero pasando por el costado de la

    polmica misma; una polmica que -as lo espero- debera ser trascendida por el curso de los

    acontecimientos y por las prximas experiencias de lucha. Con el mismo nimo te dira que prefiero

    no destacar ninguna experiencia en particular en Amrica Latina. Es seguro que las experiencias

    particulares son un aporte y que algunas habrn de serlo ms que otras, pero estoy convencido que

    lo realmente importante es el desarrollo del movimiento en su conjunto. A veces tenemos la

    tendencia a sobredimensionar la importancia de las experiencias que se desarrollan con cierto

    suceso pero la historia toda nos est diciendo que las mismas son pasajeras o estarn mediatizadas

    si no se incorporan a una corriente ms vasta que las exprese en un plano ms inclusivo. Nuestros

    mayores logros constructivos siguen siendo la Majnovchina y las colectividades libertarias en

    Catalua y Aragn; y no debemos olvidarnos que a una le falt Rusia y a las otras les falt Espaa.

    Siempre ser preferible, sin embargo, que haya parcelas de libertad a que no las haya; pero ms

    preferible todava es un mundo de libertad.

    ANA > Noam Chomsky es tenido como uno de los principales intelectuales del mundo, y hace 13

    aos atrs cuando le preguntaron cul era la responsabilidad de los intelectuales, contest: decirla verdad y exhibir mentiras. En 2004, por primera vez, fue para Cuba, para dar una conferencia, y

    en la ocasin encontr al dictador Fidel Castro. En este perodo algunas decenas de cubanos

    disidentes haban sido encarcelados, otros fueron sumariamente asesinados. De acuerdo con

    historias de la gran prensa su conferencia solamente ha dado vueltas alrededor de crticas y de

    ataques a los Estados Unidos, y ninguna palabra sobre el rgimen dictatorial cubano. Por otra parte,

    es comn encontrar declaraciones de Chomsky elogiando al PT (Partido de los Trabajadores, hoy en

    el poder) brasileo, entre otras ideas que tiene, en mi opinin equivocadas. Una vez habl con un

    anarquista de EUA, y me dijo que Chomsky era muy contradictorio, que estaba solamente en los

    medias haciendo declaraciones sobre politica americana, internacional y que nunca haba visto a

    este seor en una asamblea anarquista, o en el calor de una manifestacin. En fin, ser que es este

    perfil del intelectual que el anarquismo necesita?

    Barret < A Chomsky le comprenden las generales de la ley de lo que ya sostuviramos sobre los

    intelectuales; pero, en su caso, tal vez valga la pena realizar algunas especificaciones. Comencemos

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    contextualizando su labor intelectual. Chomsky es un lingista de vastsima reputacin y tambin ha

    realizado una extraordinaria y documentadsima sucesin de denuncias sobre las polticas

    gubernamentales de los Estados Unidos; todo lo cual es sumamente valioso. Pero -ms all de su

    concepcin de que el lenguaje es una prctica social de libertad; algo que lamentablemente no

    desarroll- Chomsky no ha sido un pensador libertario original; y, hasta donde yo s, tampoco

    parece mantener nexos estables con el movimiento anarquista norteamericano. Pienso que la base

    de su actuacin es la conviccin de que en el mundo hay un solo, nico y excluyente monstruo: las

    agencias gubernamentales de los Estados Unidos; las que, por cierto, son realmente monstruosas.

    se es su espacio de coherencia y, siendo as, sus intervenciones polticas estn normalmente

    reguladas por ese principio tpicamente leninista de la acumulacin de fuerzas frente al enemigo

    principal; algo parecido a lo que en algn momento se llam en filas libertarias doctrina del mal

    menor. Por eso, las posiciones de Chomsky descuidadamente simpticas hacia los movimientos

    nacionalistas en Amrica Latina, Africa y Asia son bastante desafortunadas si se las piensa desde el

    punto de vista de las polticas que puedan estar desarrollando los ncleos libertarios en cada uno de

    esos lugares; algo que a Chomsky parece no interesarle demasiado o le interesa menos que

    vincularse a cualquier cosa que aparezca como vagamente anti-imperialista. Por otra parte, yo

    descartara la ingenuidad como hiptesis y es harto probable que el Chomsky ms anarquista se

    sepa utilizado -por el gobierno cubano o el Foro Social Mundial, por ejemplo-, lo acepte como parte

    de un intercambio de servicios y haya resuelto convivir con un cierto margen de ambigedad o de

    imprecisin.

    De cualquier manera, para responder a tu pregunta concreta, yo te dira que no es se el perfil deintelectuales que necesita nuestro movimiento. Para decirlo en trminos parecidos a los ya usados

    cuando vimos el tema de las relaciones entre anarquismo y ecologa, yo creo que son preferibles los

    anarquistas intelectuales a los intelectuales anarquistas porque las actitudes se definen realmente a

    partir de cmo se concibe y desde dnde se construye cada uno. Pero esto no es ms que un juego

    de palabras porque en realidad tampoco habra que hablar de anarquistas intelectuales y tampoco

    habra que fomentar la centralidad en forma de espectculo de compaeros cuyo exclusivo papel

    consista en pontificar desde los muchos plpitos del saber. Esto no implica promover el anti-

    intelectualismo -algo que a m me parece peligroso- sino jerarquizar, antes que a los intelectuales

    de profesin, el trabajo de reflexin y elaboracin a fondo desde dentro de los movimientos y de

    sus luchas; que no otra cosa fue el recorrido del mismsimo Bakunin. Los intelectuales de

    profesin, mientras tanto, seguirn existiendo y lo mejor ser poder disponer crticamente de su

    informacin sistematizada, de sus mtodos y de sus herramientas y que el movimiento sepa servirse

    de los mismos segn sus propios objetivos y sus propios fines.

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    ANA > Gustara que t hablase del siguiente pensamiento de un indio Yaqui: Un hombre de

    conocimiento vive actuando y no pensando como deve actuar, y, todava, menos pensando en lo que

    pensar una vez la accin haya sido terminada. Un hombre de conocimiento elige un camino que

    tiene corazn y lo sigue.

    Barret < (Silencio sepulcral y risas) Eres cruel conmigo, Mosio, pero igual intentar una respuesta.

    Lo primero que se me ocurre es que la frase slo puede ser cabalmente entendida dentro del

    universo cultural respectivo y yo slo estoy en condiciones de traducirla a mis propios cdigos; lo

    cual de por s es ya una deformacin de su sentido original profundo. Hay un dicho italiano que lo

    expresa magnficamente bien: Traduttore, tradittore. Inmediatamente, te dir que me sorprende un

    poco la lgica binaria que all se maneja y la escisin tajante entre el pensar y el actuar; la que,

    curiosamente, es propia de la racionalidad que se nos ha hecho adoptar a nosotros. Con estas

    salvedades, pienso que puedo darte dos respuestas divergentes.

    Por un lado, en una lnea de continuidad con la lgica que he seguido en esta entrevista, te dira que

    no es posible actuar sin habernos representado mentalmente, as sea en forma imperfecta y

    aproximada, la accin y los objetivos hacia los cuales se orienta. Incluso, aunque la accin adopte la

    forma de un reflejo, ese reflejo fue pensado y establecido como respuesta en un pasado

    impreciso; de modo que el pensamiento propiamente dicho parezca limitado a establecer

    sbitamente una relacin de identidad con situaciones similares ya vividas. Adems, cuanto ms

    compleja es la situacin y mayor la experiencia acumulada, tanto mayor y ms compleja ser la

    carga de pensamiento involucrada en cada nuevo diagrama de accin. Pero, en definitiva, es muydifcil establecer una rotunda lnea divisoria y el hecho de que nos planteemos el asunto en estos

    trminos responde a esa lgica binaria de que te hablaba. Tal vez nuestro propio y acotado discurso

    se extienda algn da y podamos decir que estamos pensactuando o actupensando; algo que hoy

    desborda las condiciones de posibilidad dentro de las cuales nos movemos. Mientras tanto,

    conformmonos con saber que el slo hecho de imaginar una sociedad contra el poder es la cima

    conocida de nuestras capacidades de destruccin y creacin.

    Pero tambin es posible articular una respuesta diferente, ms acorde con nuestra sensibilidad

    espontnea. Piensa, por ejemplo, en la siguiente frase de Rafael Barrett, una de mis fuentes ms

    duraderas de inspiracin tica: Estamos en camino; no sabemos adnde, pero no podemos

    detenernos. Y, es realmente as. Existen esas bases del pensar segn las cuales establecemos un

    cuadro de relaciones entre medios y fines como racionalizacin de la prctica; pero tambin hay

    algo ms. Los anarquistas sabemos aproximadamente qu queremos y, tentativamente, cules son

    los caminos que nos conduciran en esa direccin. Sin embargo, no tenemos ninguna certeza

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    respecto a un hipottico triunfo final; si es que hay un final. Y eso nos paraliza? Evidentemente,

    no! Por qu? Porque la propia prctica libertaria es un objetivo en s mismo y el slo hecho de

    transitar un camino propio constituye una meta y una victoria. O sea: pienso que el anarquismo y

    sus prcticas responden a su propia lgica y a su propia racionalidad pero el fundamento libertario

    nuclear no es ms que una intuicin y un deseo, un axioma y un punto de partida. Dicho de otro

    modo: el anarquismo tambin es enigma, sorpresa, azar, pasin, misterio, alzamiento y poesa. Y tal

    vez, en un mundo regido por el clculo contable como el padre putativo de todos los saberes, sea

    sa la explicacin ltima de por qu seguimos siendo anarquistas y estamos cada vez menos slos.

    ANA > Cmo la gente interesada puede hacer para recibir tus folletos? Cules son los ttulos que

    t ya lanzaste hasta ahora?

    Barret < Me pones en un apuro, Mosio, porque estoy obligado a ser coherente con lo que acabo

    de decir. (Risas) Yo no creo tener una obra en el sentido convencional del trmino y solamente

    guardo la costumbre de ordenar por escrito mis ideas; ideas que nunca consider acabadas ni

    dignas de una consideracin especial. Por supuesto que me importan en tanto ideas y prefiero que

    sean tenidas en cuenta antes que ignoradas. Pero mi mayor aspiracin es que esas ideas se

    incorporen al movimiento mismo y sean sobre todo momentos de una reflexin colectiva. Adems,

    creo no haber abordado todava los problemas de mayor hondura terica, lo cual ciertamente me

    preocupa y lo considero como una deuda con mis compaeros y conmigo mismo; una deuda que,

    dicho a modo de disculpa, no es slo ma sino del movimiento en su conjunto. Mientras tanto, en

    todos estos aos slo creo haber desarrollado una escritura de ocasin que no sobrevive muchoms all de las circunstancias que la vieron nacer. Aceptando esas caractersticas, te imaginars que

    nunca llev un registro de mis trabajos; quizs algo ms de un centenar de artculos publicados en

    diferentes lugares, con distintos nombres y adoptando muchas veces una firma colectiva. Tal vez la

    mayor parte de esas cosas no tenga demasiada utilidad al da de la fecha y yo mismo no sabra

    cmo hacer para reunirme con sus expresiones tangibles. En todo caso, y para no parecer

    demasiado antiptico contigo, puedo decirte que algunos de los artculos ms recientes pueden

    encontrarse todava en la pgina web de El Libertario de Venezuela.

    Sin embargo, estos descuidos de mi parte no deberan ser tomados como modelo sino todo lo

    contrario. Creo que debemos jerarquizar la elaboracin terica y dedicarnos realmente a producir

    ideas nuevas en ese terreno. Personalmente lo tengo definido como necesidad, pero hasta ahora

    sigo siendo un activista -algo maltrecho y sin la agilidad de otros tiempos- y no he sabido

    proporcionarle una dedicacin real. Y esa carencia puede volverse dramtica en Amrica Latina

    donde creo que sobran los dedos de una mano para contar los trabajos originales que apuntan en

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    esa direccin; como, por ejemplo, la Sociologa de la dominacin de Alfredo Errandonea o la Bitcora

    de la utopa de Nelson Mndez y Alfredo Vallota. Pienso que tenemos que elaborar pensamiento

    especfico sobre la regin en que actuamos, pienso que la renovacin terico-ideolgica es una

    urgencia y pienso tambin que este momento de auge no puede durar indefinidamente y que quizs

    no tengamos mucho ms tiempo para perder.

    ANA > Y qu problemas tericos son stos? Muchos desafos tericos se presentan para el

    anarquismo?

    Barret < En principio, creo que es bueno comenzar matizando y no realizar un ejercicio de estril

    masoquismo. Por un lado, y aun pese a una sensacin genrica de carencia, el movimiento

    anarquista ha avanzado en su renovacin terica y podran citarse algunos ejemplos en los que

    ahora no es posible abundar; y, por el otro, tambin cabe recordar que la teora en abstracto no lo

    es todo y que muchos de nuestros problemas estn siendo abordados y respondidos en la prctica

    misma. Pero siguen quedando algunos vacos, los esfuerzos de renovacin se mantienen

    generalmente aislados en su esfera intelectual sin articularse orgnicamente y con las zonas de

    mayor temperatura antagonista y quizs pueda resultar interesante definirnos un programa de

    trabajo en tal sentido.

    Intentemos revivir, por ejemplo, la atmsfera intelectual en la que cobra cuerpo el movimiento

    anarquista original. All encontraremos la influencia -directa o indirecta, conciente o inconciente, en

    proporciones variables segn los casos- del kantismo, del positivismo comtiano, del evolucionismo

    y de la dialctica hegeliana: una influencia que se ejerce tanto sobre las formas de producir

    pensamiento terico como sobre las propias representaciones de la sociedad y del cambio social.

    se es el sustrato desde el cual pensaron Proudhon, Bakunin y Kropotkin por cuanto ah residan las

    epistemes propias de su poca y all quedaban delimitados los confines y las posibilidades mismas

    del pensar. En forma muy gruesa y aproximativa puede decirse que se trata de un pensamiento

    centralista, arborescente, jerrquico, binario, etc. mientras que algunas tendencias de nuestro

    tiempo apuntan, por el contrario, a la adopcin de una alternativa localista, rizomtica, catica,

    compleja, etc. En fin; no creo que sea posible profundizar estas cosas en una entrevista y, a modo

    de justificacin personal, te dir que una buena seleccin de textos sobre el tema est contenida en

    Il pensiero eccentrico, realizada en Italia, en 1992,por el grupo editor de Volont.

    Ahora bien, las formas de pensar condicionan fuertemente a los objetos del pensamiento. Tomemos

    un ejemplo privilegiado y preguntmonos si hoy nos resultara satisfactorio contar con una teora

    del Estado completa y autosuficiente. La respuesta que yo me doy es negativa y que hoy deberamos

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    disponer, en lugar de lo anterior, de una teora del poder que lo concibiera como un no-lugar y

    como algo que no se agota en posiciones institucionalizadas de dominacin o en ciertos smbolos

    claves. Los parisinos derribaron la columna Vendme en 1871 y 130 aos despus los porteos

    quemaron sillones del Congreso, pero nada de eso produce una alteracin real sobre las formas de

    circulacin del poder en sociedad. La revolucin ya no puede ser entendida como la toma del Palacio

    de Invierno, en su versin leninista, pero tampoco como su destruccin y ni tan siquiera como su

    mtica sustitucin por un poder popular.

    Estos problemas son de la mayor importancia pero distan de ser los nicos. Carecemos tambin de

    una visin ms o menos acabada del proceso de globalizacin, de una actualizacin razonable de

    la vieja lucha de clases, de una conceptualizacin en profundidad de los nuevos movimientos

    sociales, de un modelo de organizacin y accin adecuado a nuestra poca y ampliamente aceptado

    y as hasta el infinito.

    Pero, te repito, no quiero ofrecer una imagen pesimista: pienso que los problemas tericos son

    reales y sera preferible tenerlos mnimamente resueltos o que el movimiento como tal adoptara un

    programa de trabajo en tal sentido. Aun as, entiendo que la prctica misma procesa sus propios

    avances, explora y encuentra caminos inditos. Nos movemos segn una lgica de experimentacin

    y de ensayo capaz de producir y ofrecer sus propios resultados. Eso tal vez sea suficiente en el

    actual momento de ebullicin por el que pasamos y, en lo personal, me conformo con no

    conformarme y esperar todava algo ms.

    ANA > Para descontraer, si t fueses un cientfico, que Frankenstein anarquista crearas? Cules

    seran tus personajes anarquistas en esta mezcla?

    Barret < La pregunta me toma por sorpresa y nunca me haba formulado las cosas en esos trminos

    pero igual acepto el desafo. Imaginemos, entonces, que es posible combinar a Bakunin, a Malatesta

    y a Buenaventura Durruti. Nuestro Frankenstein anarquista tendra, por lo tanto, aquella intuicin

    intransigente y salvaje de la libertad, aquella desmesura destructivo-creadora, aquella capacidad

    para romper todos los esquemas institucionales preconcebidos y, simultneamente, inventar

    mundos nuevos detrs de una barricada que nos legara Bakunin. Malatesta, mientras tanto, leagregara a nuestro Frankenstein una sistematizacin realista y su insobornable perseverancia para

    entablar dilogos libertarios con las gentes ms humildes. Y a Durruti le correspondera dotarlo de

    ese activismo nmade que siempre guard la entraable particularidad de pensarse no como una

    empresa de aislado herosmo ni como un empujn de lite sino en tanto parte de un multitudinario

    movimiento organizado que siempre estuvo en el origen de sus decisiones.

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    Pero, adems, el Frankenstein de nuestro tiempo es un hermafrodita al alcance de la tecnologa

    disponible y deberamos colocarle unas necesarias dosis femeninas en las personas de Louise Michel

    y de Luce Fabbri. Louise colaborara con su capacidad para proyectar su talante subversivo ms all

    de las barreras culturales, de modo que si a Frankenstein le tocara como a ella la prisin-exilio de

    Nueva Caledonia tambin podra organizar nuevamente una revuelta de los indios canacas. Y Luce

    se encargara de darle a Frankenstein el ingrediente de su serenidad, de su apertura mental, de su

    tolerancia y de su vocacin por tender respetuosos puentes entre los libertarios de todos los

    colores.

    Y, ya que estamos dejando volar libremente nuestra imaginacin, por qu no permitir que

    Frankenstein recorra las profundidades filosficas que recorrieron Michel Foucault y Gilles Deleuze,

    aunque stos no hayan sido propiamente anarquistas? por qu no dotarlo de la impronta andariega

    de Lber Forti y de Vctor Garca? por qu no dejar que se permita incurrir en el absurdo y en el

    humor vitrilico de Antonin Artaud, de Luis Buuel y de George Brassens? por qu no pensar que

    Frankenstein jams envejecera y siempre tendra la edad a la que fue asesinado Salvador Puig

    Antich? y por qu no tantas cosas ms de las que ahora me olvido? En definitiva, Mosio, tal vez

    Frankenstein no sea ms que el movimiento que t y yo integramos; con todas sus riquezas, su

    diversidad, sus contradicciones y sus incertidumbres sin resolver.

    ANA > Estamos acabando esta conversacin, y con certeza han faltado algunas preguntas, pero qu

    pregunta no hice que t quisieras haber contestado? (risas) Gracias por todo, la paciencia,

    generosidad

    Barret < Sea lo que sea que haya faltado, Mosio, puedo asegurarte que en esta conversacin he

    podido explayarme a gusto y sobre una gran variedad de temas. Adems, sera poco elegante de mi

    parte reprocharte la ausencia de una pregunta. De cualquier manera, me gustara cerrar ampliando

    una idea que no fundament debidamente y que, casualmente, utilic en mi primera respuesta y en

    la ltima: tender puentes.

    Hemos visto, incluso en detalles, que el movimiento anarquista est atravesando un nuevo perodo

    de despertar y en el mismo hemos localizado algunas de sus fortalezas y debilidades. Entre stasltimas pienso que habra que destacar una que me parece esencial y es que el movimiento estara

    resignndose a vivir en un estado de irremediable centrifugacin. Carecemos, como se ha dicho, de

    un modelo comn de organizacin y accin y eso ha dado lugar a una fuerte dispersin cuando no a

    rencillas inexplicables y fratricidas. Creo que esto obedece a la superposicin de corrientes y

    concepciones que no siempre reconocen la pertinencia de las dems y en ocasiones trasladan las

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    diferencias terico-ideolgicas y poltico-prcticas, equivocadamente, al terreno de los

    cuestionamientos ticos. Es esta situacin la que no debera prolongarse un minuto ms y ser

    sustituda por un clima de respeto, de reconocimiento y de discusin real de las alternativas

    existentes.

    El momento es fermental pero tambin conlleva una buena carga de confusin. Todava son muchos

    los cambios que debemos procesar y no parece inmediatamente posible que haya entendimientos

    que den lugar a federaciones totalmente incluyentes de alcance nacional. Pero s es inmediatamente

    posible la aceptacin recproca de unos y de otros y la admisin de que el actual diagrama del

    movimiento es de por s el el anuncio de algo nuevo. Los anarquistas no podemos ser rehenes de

    nuestro pasado porque nuestra orientacin bsica no puede sino dirigirse hacia el futuro. Y tender

    puentes hacia el futuro exige que tendamos puentes entre nosotros y que desarrollemos nuestra

    conciencia y nuestra vocacin movimientista, aqu y ahora, recuperando en el contexto y en la

    prctica de las redes el imprescindible ejercicio de la solidaridad.

    En fin, Mosio, te estoy infinitamente agradecido por esta conversacin y a travs tuyo le envo un

    fraternal y enome abrazo libertario a todos los compaeros de Brasil.

    Daniel Barret: [email protected]

    agncia de notcias anarquistas-ana