1. ANARQUISMO TRASHUMANTE Crnicas de crotos y linyeras
2. Osvaldo Baigorria ANARQUISMOTRASHUMANTE Crnicas de crotos y
linyeras
3. ADVERTENCIA AL LECTOR Este libro fue conocido como En Pampa
y la va. Crotos, linyeras y otros trashumantes en su primera edi-
cin de 1998, en una coleccin dirigida por Mara Moreno. Su revisin,
ampliacin y reescritura me lleva- ron, como autor, a considerar que
a esta versin le corres- pondaun nuevo titulo.A la inclusin de un
eplogo, de un nuevo captulo (el nmerocinco,que aportaun testimonio
fundamental eliminado de la versin anterior por expreso pedido de
la fuente) y de algunas actualizaciones motiva- das por el paso del
tiempo, se suma otra razn de fondo: anarquismo trashumante refiere
a una sensibilidad o tem- peramento, una inclinacin a la errancia,
una voluntad de andar cuya reivindicacin de la tradicin libertaria
reapa- rece una y otra vez en estas crnicas de vida. Coleccin Utopa
Libertaria Baigorria, Osvaldo Anarquismo trashumante - 1a ed. - La
Plata : Terramar, 2008. 160 p. ; 20x13 cm. ISBN 978-987-617-048-2
1. Anarquismo . I. Ttulo CDD 320.531 Mientras exista una clase
inferior, pertenecer a ella. Mientras haya un elemento criminal,
estar hecho de l. Mientras permanezca un alma en prisin, no ser
libre. Terramar Ediciones Plaza Italia 187 1900 La Plata Tel:
(54-221) 482-0429 ISBN: 987-987-617-048-2 La reproduccin de este
libro, a travs de medios pticos, electrnicos, qumicos, fotogrficos
o de fotocopias est permitida y alentada por los editores Queda
hecho el depsito que marca la Ley 11.723 Impreso en Argentina /
Printed in Argentina ANARQUISMO TRASHUMANTE 7
4. 1. INTRODUCCION A LA TRASHUMANCIA De msticos, truhanes,
caminantes y contemplativos. Se neg a los goces de la vida
tranquila y se hizo un ser de distancias; no am el hogar, que era
la sutura con el padre. (Ezequiel Martnez Estrada, 1953) Para ser
croto no se necesita tener nombre. (ngel Borda, circa 1930) Desde
principios del siglo XX, una subcultura de tras- humantes se ha
dedicado a recorrer las vas y caminos de la Argentina en fuga del
hogar sedentario, el trabajo per- manente, la propiedad, el patrn o
la ley. Uno de los lti- mos sobrevivientes de esa especie est
sentado frente a m, al otro lado de una mesa coronada por una pava
y un mate. Se trata de mi padre. Decir subcultura no significa que
fueron precisamente una minora. Clculos oficiales estiman que entre
las dcadas del 30 y el 40 el trazado ferroviario argentino era
recorrido por una masa que oscilaba entre doscientos mil y
trescientos ochenta mil sujetos que por sus actividades,
indumentaria y cdigos de comunicacin podan ser lla- mados, lisa y
llanamente, vagabundos. O en criollo, cro- tos y linyeras. Es
decir: el vagabundeo fue un comporta- miento social generalizado
entre los jvenes extranjeros y nativos de las clases sociales ms
bajas de aquellos aos. Segn Laureano Riera Daz, legendario
militante ANARQUISMO TRASHUMANTE 9
5. mudanzasde trabajo,entre el periodismo, la artesanay la
agricultura de subsistencia; cambios de vnculos, de pare- jas, de
amigos, de proyectos..., todo mi deambular por el mundo se me antoj
una ruptura con el hogar paterno. Nunca hasta que di los primeros
pasos en la investiga- cin que me llev a escribir este libro se me
haba ocu- rrido que los quince aos que pas con la mochila a la
espalda podan ser en parte herencia, continuidad, exten- sin de un
proyecto inconcluso. Slo al sentirse legitimado por mi propio
inters, l se anim a hablar de su experiencia. Recuerdoque cuando le
coment acerca de mis primeras lecturas sobre los crotos gracias a
las incitaciones de Ana Mara Ordez y Pedro Ribeiro, organizadores
de un grupo de rescate de la figura del croto histrico, se pas una
mano sobre la calva y asinti varias veces con la cabeza antes de
decir: Yo te puedo contar muchas cosas... Cuando era pibe anduve
varios aos entre los crotos. Pronto aprend que andar entre los
crotos significa que l mismo fue croto; que viaj en trenes de carga
por las provincias de Buenos Aires y Santa Fe; que trabaj en las
juntadas de maz, papa, batata y otras cosechas cuando pudo; que
pidi o rob si hizo falta; y que dur- mi a la intemperie muchas
veces. Todo esto fue salien- do de a poquito, entre mate y mate,
mientras crecan mis primeros borradores sobre esta subcultura. Le
en algn lugar que a los crotos de antes no se les conoca por el
nombre sino por un apodo le comento un da. A vos cmo te llamaban?
El Pibe Materia responde mi viejo. El apodo me lopusoun
crotoladrnquellamabanel PetisoEntrerriano, porque resulta que yo
tena otitis crnica y el odo me supu- raba. Entonces el
Entrerrianodeca queporahse me estaba escapando la materia gris. As
me qued ese nombre. Qu vida la de tu padre! suspira mi madre de
anarquista de Pergamino que conoci en carne propia esa forma de
nomadismo, alrededor de la Primera Guerra Mundial la mayora de los
trabajadores inmi- grantes o criollos acostumbraban a deambular de
un lugar a otro hasta encontrar su radicacin definitiva. En su
libro Memorias de un luchador social, Riera Daz describe a esas
masas trashumantes, sin radicacin fija, de todos los orgenes
nacionales y tnicos que poblaron la Argentina... Con excepcin de
las elites y la casta patricia y oligrquica, es poco probable que
exista en la Argentina una sola familia que no haya tenido un
linye- ra, ocasional o persistente, entre sus antepasados. Quiz sea
una exageracin, pero ste es precisamen- te el caso de quien escribe
estas lneas. EL PIBE MATERIA Tal vez por pudor, tal vez por temor a
la sancin moral de mi madre o de mi familia materna otro estilo,
otro origen, otras pretensiones en un hogar de inmigrantes ita-
lianos dedicados a actividades ms sedentarias o decen- tes, la
cuestin es que don Samuel Baigorria se las arregl para ocultar
durante casi cincuenta aos su inicia- cin a la trashumancia.
Incluso cuando su nico hijo se fue de casa a recorrerel mundo, el
viejo se qued callado. Cuando era muchacho, yo tambin anduve
bastan- te por la provincia deca apenas, cada vez que yo regresaba
y le contaba mis ancdotas de viaje. Y si no fuera por tu madre,
hubiera andado mucho ms. De modo que me acostumbr a verlo como un
hombre que no se atrevia aventurarse por ah porquesu mujer no
quera. Mis viajes a dedo porAmrica,desde la Argentina hasta Canad;
constantes cambios de lugar de residencia, de Mxico a
Espaa,pasandopor EstadosUnidos e Italia; ANARQUISMO TRASHUMANTE
1110 OSVALDO BAIGORRIA
6. existe en castellano desde mediados del siglo XIII con el
sentido de vagabundo, mendigo, pobre, bufn, pcaro, bellaco y
haragn. Proviene de truand, bribn, vocablo cltico relacionado con
los galos trugantos o trudanach, que originalmente quera decir
vagabundo, y tambin con el antiguo irlands trog, desgraciado,y con
el britnico tru, calamitoso.Truhn era la persona que con bufonadas,
ges- tos o cuentos procuraba hacer rer y divertir (y se supone que
tambin engaar y estafar) a las poblacionesmedieva- les. Ms tarde le
qued slo su sentido peyorativo. Lo mismo ocurri con nuestros
crotos. Claro que uno puede elegir transformar el insulto en
elogio. Se dice que Digenes de Sinope acept con gusto el epteto de
El Perro precisamente porque otros lo consideraban una injuria.
Desde un tonel precursor de los atorrantes que vivan en caos en la
BuenosAires de fin del siglo XIX, Digenes divulg los principios de
su maestro Antstenes y de la escuela cnica en la Grecia de los
siglos V y IV a. C. Tambin lo hizo desde un bosque de cipreses
sobre la colina de Kranein, cerca del santuario de Afrodita,
mientras tomaba sol tendido sobre la hierba. Parece que en esa
colina ocurri el famoso encuentro con Alejandro Magno, a quien
Digenes, tendido sobre sus espaldas, le habra dicho que se apartara
porque con su sombra le estaba quitando el sol. Hombresacostados
panza arriba,al sol, sobre la hierba. Hombres en camino con su
atadito a la espalda. Hombres que supieron por instinto aquello que
deca Oscar Wilde acerca de la vida contemplativa: la vida que tiene
por finalidad ser y no obrar, y no solamente ser, sino devenir,
hacerse, es la que nos da el espritu crtico. se es el espritu que
empuj a muchos jvenes de ori- gen trabajador, en la Argentina de
las primeras dcadas del siglo XX, a un devenir croto. Que no es lo
mismo que ciruja una palabra asociada con el oficio de recolectar
inmediato, como disculpndolo. Y esas cosas pasan cuando uno no
tiene buena familia. ENTRE NMADAS En realidad, siempre hubo
trotamundos. Y los motivos de esa trashumancia fueron, en general,
misteriosos para los sedentarios. A veces el detonante fue la
miseria; a veces, la incapacidad de soportarlas presiones
sociales,la rutina, las obligaciones; en otros casos, alguna prdida
afectivau otros problemasfamiliares; en muchos,simple- mente haber
escuchado el llamado de la aventura. Drop out, salirse, abandonar.
Dejarlo todo. Adems de los nmadas tribales,es decir, de los grupos
que se trasla- dan sobre distintas superficies de un modo
colectivo, con familias, enseres y organizacin social especfica, a
lo largo de la historia ha aparecido una y otra vez la figura del
individuo que abandona familia, vivienda, trabajo y vida sedentaria
para nomadizarse por cuenta propia. En principiose destaca el
monjeerrante o mendicante, el sabio sin casa, el mstico itinerante.
En esa imagen pre- sente en distintas tradiciones de Oriente y
Occidente se suelen proyectar ciertas inclinaciones espirituales,
la nece- sidadde autoexpresin y la bsqueda de una verdad que se
hallara fuera de los muros del sedentarismo, el trabajo fijo o la
rutina social. Pero hay que tener ambicin,talen- to o predestinacin
para irse al desierto, volver y fundar una iglesia. La mayora de
los vagabundos tuvo otras suertes: marginados, perseguidos o
condenados al ham- bre, fueron marcadoscon distintasdenominaciones
segn las miradas en parte condenatorias, en parte envidio- sas de
los asentamientos que los han visto pasar de largo o acampar por un
tiempo en las cercanas. En alguna poca se los llam truhanes. Esta
palabra ANARQUISMO TRASHUMANTE 1312 OSVALDO BAIGORRIA
7. de los siglos XII y XIII, cuando el orden medieval tradicio-
nal comienza a fisurarse. All aparece una deriva nmada entre los
clrigos vagabundos y escolares mendicantes que visitan los pueblos
cantando sus versos al amor libre, a la gula, a la embriaguez y a
la vagancia. Los goliardos as llamados por suponerse adeptos de un
mtico San Goliascontribuyen en laAlta Edad Media a difundirlas
leyendas del pas de Cucaa (en francs Cocagne, en ingls Cokaigne),
tierra de libertad, abundancia y holgan- za que existira hacia el
Sur y hacia el Oeste. Lejos en el mar, al Oeste de Espaa/ hay un
pas llamado Cucaa, dice un poema ingls del siglo XIV. Brueghello
pinta, con su montaa de azcar, sus tejados de pasteles y sus aldea-
nos sentados sobre la hierba esperando para abrir la boca cuando
uno de esos manjares se ponga a su alcance. Romnticos y aventureros
se lanzaron a buscar, por mar y tierra, la concrecin de estos
mitos. A principios del siglo XVIII, los coureurs-de-bois,
tramperos y caza- dores franceses, se distribuyen sobre la vasta
franja de bosques vrgenes que se extienden desde Nueva Orleans
hasta Quebec, encarnando para los europeos el espritu de libertad
en armona con la naturaleza del Nuevo Mundo. Y durante el siglo
XIX, la intervencin romnti- ca en las artes y estilos aviva aun ms
el fuego de ese deseo de fuga del centro hacia los mrgenes y
periferias. Luego, la irrupcin del movimiento obrero aade un
corte,una grietafundamentalen esahuella. Un universo de familias
proletarias hacinadas en las ciudades de Europa primero, y de
Amrica despus, genera una intensa activi- dad poltica, sindical e
intelectual contra el capital indus- trial, comercial y financiero.
La lucha por la reduccin de la jornada laboral incluye el sueo de
una sociedad en la cual no se trabaje ms que tres o cuatro horas
diarias. Esa lucha de base o de vanguardia es colectiva, gremial,
partisana, pero tambin irrumpe, aqu y all,en el deseode botellas,
diarios viejos, entre otros residuos y desechos, para revenderlos
en corralones y depsitos. Y mucho menos, mendigo, aunque
ocasionalmente el croto poda pedir para comer, en general prefera
trabajar o expro- piar. Croto es, como veremos, un trmino poltico.
Naci segn la etimologa ms aceptada en 1920, a partir de una
disposicin de Jos Camilo Crotto, gober- nador de la provincia de
Buenos Aires, que permita a los trabajadores golondrinas viajar
gratis en los trenes pro- vinciales de carga. Todo lo cual habra
incentivado la costumbre ya existente de tomarse estos trenes para
seguir la ruta de las cosechas, o simplemente para viajar de un
pueblo a otro sin pagar boleto cuando el trabajo escaseaba. Pero
algunos dicen que el origen fue otro. Yo difiero declara Martn
Finamori, un criollo de ms de noventa aos que anduvo en la va buena
parte de su existencia. La primera vez que vi el nombre de Crotto
asociado a un linyera que andaba con su bolsito al hombrofue en una
caricatura del diario La Prensa. Porque cuando Irigoyen mand la
intervencin a la provincia de BuenosAires, salien ese diarioun
dibujodel gobernador, con su mono al hombro, junto al ttulo Se va
Crotto. Sea comofuere, crotos fueron llamados todoslos que se vean
acurrucados sobre los techos de los vagones de los trenes que
surcaban el campo. Por supuesto que la historia comienza mucho
antes, que siempre hay una prehistoria, que una palabra
nuncaalcanza a explicarlo todo, pero aqu seguiremosunapista: la de
quienes vieron en la trashuman- cia una va para encontrar,
precisamente, su propia huella. EL PAS DE LA CUCAA Esa
huellaconduceen primerlugar hacia Europa, hacia una
bohemiaconectada con la vidaestudiantil e intelectual ANARQUISMO
TRASHUMANTE 1514 OSVALDO BAIGORRIA
8. LA SUERTE DEL ANDARIEGO Una aclaracin: la huella del
vagabundo no es idnti- ca a la del homeless. Mientras que los
habitantes sin techo de toda urbe son una muestra de exclusin
extre- ma, forzada, impuesta por la sociedad de mercado, el croto
sigui voluntariamente el rastro que lo llevara a un lugar de
no-pertenencia. El croto no se defini por la carencia que implica
la preposicin sin. Su estilo fue ms la renuncia que el despido. Y
ms el abandono del hogar que la prdida de la vivienda. Esa huella
puede conducir hacia el mar, los bosques, las montaas o las pampas,
pero conduce sobre todo hacia s misma. La tierra extraa, la
separacin, es la suerte del andariego dice el hexagrama nmero 56
del I Ching. Aquel que tiene pocos amigos, se es el andarie- go. El
andariego no quiere otra cosa que andar. La hue- lla es un fin en
s. El camino es un destino. Ser uno solo y nada ms, porque una
piedra, un viento, un ruido, ya son compaa subraya JosAmrico Bepo
Ghezzi, el crotoms famoso de la RepblicaArgentina. Herclito sera
uno de los nuestros, exagera Eugenio Rosalini, croto y profesor de
filosofa, durante la Cumbre de los Crotos de Mar del Plata, en
1996. Porque, como deca Herclitode feso, El Oscuro, en el siglo IV
a. C. las cosas se dispersan y se renen de nuevo, se aproxi- man y
se alejan. Como los trenes. Como las cosechas de trigo o de maz.
Como los vagabundos que se encuentran en un cruce de vas y se
desencuentran en otra. Y es en uno de esos cruces donde se produce
mi encuentro con El Pibe Materia. fuga que, siempre, es personal.
Como Johnny, el persona- je del cuento de Jack London El apstata,
muchos ado- lescentes hiperexplotados en insalubres fbricas
textiles o metalrgicas un da abandonan trabajo, hogar y familia
para votar con los pies y treparse al primer tren de carga que los
lleve hacia la libertad: Despus del crepsculo, con las primeras
sombras de la noche, un tren de mercancas se detuvo sobre la esta-
cin. Mientras cambiaban unos vagones para dejarlos en la va muerta,
Johnny se desliz a lo largo del convoy. Abri la puerta de uno de
ellos y, con dificultad, se enca- ram para entrar. Luego cerr la
puerta. La mquina silb. Acostado, en la oscuridad, Johnny sonrea.
Amrica del Norte llam hobo al vagabundo que via- jaba en trenes
cargueros de Este a Oeste o de Norte a Sur. La base socioeconmica
de esta fuga fue el movi- miento internacional de capitales, que
aument la inver- sin en vas comerciales de zonas perifricas, zonas
que por sus recursos naturales y su bajo costo de produccin
permitan obtener materias primas y vender manufactu- ras en nuevas
reas de un mercado en expansin. As, mientras crecan en Europa las
masas de migran- tes desterritorializados por el movimiento
internacional de capitales, a lo largo y ancho de Amrica muchos
vie- ron la oportunidad de deambular gracias a trabajos esta-
cionales, como las cosechas, la estiba, las barracas y depsitos
portuarios. Y uno de los ms importantes puer- tos de destino fue
Buenos Aires. Desde aqu, extendin- dose tierra adentro sobre la
telaraa de los trayectos ferroviarios, se despleg esa deriva
apropiadamente lla- mada como un andar en la va. ANARQUISMO
TRASHUMANTE 1716 OSVALDO BAIGORRIA
9. 2. LA TRADICIN ITINERANTE De los atorrantes, los vagabundos
alemanes, los tirabombas, la importancia del ferrocarril, las
cosechas y el hombre de la bolsa. Huelga general para toda la vida!
(Gregor Gog, 1929) Yo crea que todos los crotos eran ladrones mi
madre, sentada a la cabecera de la mesa del comedor, se abanica con
una revista. Parece tan sorprendida como yo de los relatos de mi
padre. Ves por qu nunca le dije nada? l me mira de costado. Ella es
muy sugestionable. Pero mam tena su parte de razn. Las familias de
inmigrantes con oficio como la de mi abuelo materno, que era
sastredesconfiaban de los que no tenan ocupa- cin fija. Los
inmigrantes sin oficio constituan el 75 % del total de los recin
llegados a Buenos Aires alrededor del 1900. Si no encontraban
trabajo, o si tenan que espe- rar varios meses hasta la prxima
cosecha, pasaban a engrosar las filas del submundo marginal,
portuarioy ori- llero, en crecimiento desde 1880 en adelante. EL
DEVENIR ATORRANTE En esa poca, la palabra atorrante comienza a
apare- cer en versos populares y crnicas periodsticas para
ANARQUISMO TRASHUMANTE 19
10. milagro, de los residuos de la ciudad, de lo que llueve
providencialmente, del aire, de nada. Pero el caso es que vive sin
recurrir al dao. Entre la crtica y la alabanza, los cronistas de la
poca dibujan una imagen imprecisade esa tribuurbana en la que
podancontarse napolitanosque se ganaban la vidahacien- do girar la
manija de un organito, franceses que abandona- ban la ribera
paralargarsea caminar por el campoy exabo- gados alemanes que mal
que les pese a sus apologis- tas, antes de morir de hambre o
dedicarse a la mendici- dad, preferan buscar comida en un gallinero
ajeno. Este conglomerado de extranjeros tambin vena a sus- tituir a
un personaje que el empedrado de las ciudades expulsaba hacia el
campo: el mendigo de a caballo. A lo largo de todo el siglo XIX, la
figura del jinete mendicante, que viva en las orillasde la ciudad
pero recorralas calles cntricas, represent a una especie de hijo
bastardo del gaucho nmada que para escapar de la injusticia de la
civilizacin haba escogido vivir a la intemperie pampea- na. Por
contraste, ese mendigo de a caballo dependa de las ddivas de la
ciudad. De todos modos, segn cuenta Emilio Daireaux en Vida y
costumbres del Plata (1888), acaso por el mero hecho de ir a
caballo, no era vulgar ni desdeado, era una especie de gaucho
hidalgo, poco a propsito para el trabajo y que no juzgndolo digno
de l, se convirti en brujo, adivino, decidor de la buena ventu- ra,
poseedor de remedios cabalsticos, algunas veces payaso, que finga
estar loco o tonto para excitar la com- pasin del pueblo y alegrar
los barrios o cuadras. El atorrante, por su parte, fue el europeo
sin trabajo que se instal en las orillas, tratando de evitar con
alti- vez el hbito de la limosna. Producto del cruce entre
corrientes migratorias y un nuevo sistema de relaciones
socioeconmicas en la Argentina, particularmente en el rea urbana,
el atorrante es un sujeto social que as como referirse a los
residentes de los grandes caos que yacan a lo largo de la ribera
portea, desde la barranca de la Recoleta hacia el sur. Segn Fray
Mocho, fue el escritor Eduardo Gutirrez autor de JuanMoreira
quienutili- z esa palabra por primera vez en el diario La Patria
Argentina: la compaa que fabricaba esos caos, destina- dos a las
obras sanitarias en construccin, era A. Torrant, nombre de marca
que habra quedado grabado como un estigmaparalossquatters de
laviejaBuenosAires. No obs- tante, el epteto puede tener otro
origen, asociado con el verbo atorrar dormir que ya exista en el
vocabulario argentino por lo menos desde 1870. Atorrante sera aquel
que, como siempre duerme, nuncatrabaja. Sin embargo, los atorrantes
tenan su dignidad: no eran mendigos, segn admite Fray Mocho (bajo
su otro seudnimo, Fabio Carrizo, en una Caras y Caretas de
diciembre del 1900), sino gentes que ms por desabri- miento de la
vida, por voluntad, abandonan los halagos y comodidades que pueden
brindarle los recursos o sus familias y se retiran a un paraje
solitario a llevar una existencia exenta de las molestias que
puedan producir en su organismo las exigencias de la vida diaria.
Otros relatos acerca de esta minora han sido menos irnicos. Jos
Mara Salaverria escriba en Tierra Argentina, Madrid, en 1910: El
nombre de atorrante lo expresa todo; equivale a holgazn, hambrn,
vagabundo. Pero no se parece a ninguno de sus hermanos europeos. No
es el pcaro espaol, ni el pordiosero italiano, ni el vagabundo
francs; participa de ciertas cualidades de sus congneres, sin ser
igual a ellos. El cheminaux francs es quien ms se le asemeja; pero
este vagabundo de los caminos de Francia incurre con frecuencia en
el robo o la rapiera campestre, en tanto que el atorrante no roba
ni perjudica a las huertas y gallineros. Tampoco pordio- sea. De qu
vive, en ese caso? Nadie lo sabe. Vive de ANARQUISMO TRASHUMANTE
2120 OSVALDO BAIGORRIA
11. con pantalones cortos, sombreros tiroleses y capas de lana.
Catorce mil de estos wandervogel sirvieron en la Primera Guerra
Mundial, y una cuarta parte de ellos murieron en combate. Ms tarde,
muchos de los sobrevi- vientes se volvieron nazis. La influencia de
ideas socialistas libertarias y anarcoin- dividualistas en el
movimiento obrero y estudiantil euro- peo pronto sera el detonante
de otro tipo de vagabundo, ms internacional que tirols, ms ateo que
goliardo, ms lumpenque burgus. En el perodode entreguerras se pro-
duce un fenmeno de errancia masiva en direccin a los bosquesy
campos de Europa.Jvenesalemanes,holande- ses, suecos, noruegos,
daneses, etc. salen cada primavera a andar con un atadito al
hombro, durmiendo bajo las estrellas y trabajando en las cosechas
de trigo, fruta o lpulo para cerveza. Segn Osvaldo Bayer, hacia
fines de los aos veinte antes de que el crecimiento de las ban- das
de choquenazisbarrierancon este fenmeno se cal- culaba que slo en
Alemania deambulaban cincuenta mil vagabundos: toda una subcultura
que haba inventado una jerga propia con ms de dos mil vocablos, y
un lenguaje de signos y sealesque dejabantalladasen las cortezasde
los rboles,cerca de las carreteras, para avisar a otros, por
ejemplo, si en la prxima aldea haba policas, o perros bravos, o
prostitutas. En su libro Landstreitcher, Knut Hamsunnarr la vida de
estos seres orgullosos, individua- listas, enemigos de la
autoridad. Bayer observa que, denominndose a s mismos monarcas, se
juntaban sobre todo en isla de Fehmarn, en el mar Bltico, donde
despus de trabajar en las cose- chas se gastaban su dinero en las
tabernas y prostbulos, realizaban desfiles y festivales, y se
enfrentaban con la polica, a quien ridiculizaban en versos y
canciones. Haba entre ellos personajes como Pitz, de quien se deca
que haba sido compaero de caminatas de Mximo casi no exista antes
de 1880 segn observa Leandro H. Gutirrez, tampoco es registrado
despus de 1930: La palabra que lo designaba puede haber
sobrevivido, pero no aquel sujeto especfico a quien ella evocaba.
No puede decirse lo mismo de los crotos: aqu, pala- bra y sujeto
establecen puntos de contagio que reprodu- cen estilo, costumbre,
linaje de minora dentro de una tradicin subterrnea en la historia
de Occidente. MONARCAS DEL CAMINO En Alemania ya exista la tradicin
del wanderer, del errante o vagabundo, que Hermann Hess retrat en
su novela Knulp. ste fue el nombre del personaje que se las
ingeniaba para no trabajar, que coma y dorma en la casa de
numerosos amigos que envidiaban sus aventu- ras, y que saba seducir
a las chicas de todos los pueblos que atravesaban su camino. Pero
Knulp un da envejece, enferma y se quiebra. Escapando de un
hospital en el cual iban a internarlo, al final se encuentra solo,
mori- bundo y cansado en medio de una tormenta de nieve y, entre
aoranzas de una infancia feliz, se pregunta cmo fue que la vida lo
llev a ese lugar. As llega a sostener un dilogo final con Dios,
quien le muestra, si bien tar- damente, su vocacin o llamado: Knulp
tuvo que ser un vagabundo para llevarle a los sedentarios un poco
de msica, de alegra y de nostalgia por la libertad. Otros wanderers
no esperaron tanto para asumir esa misin y se largaron alegremente
al camino. Una de las formas de esta tradicin, sobre finales del
siglo XIX, fue el movimiento llamadowandervogel (pjaroserrantes):
ado- lescentes alemanes de origen burgus que, inspirados tal vez en
los antiguos goliardos, salan de mochileros, com- ponan canciones y
acampaban en los bosques, vestidos ANARQUISMO TRASHUMANTE 2322
OSVALDO BAIGORRIA
12. a grupos de expropiadores (partidarios de la accin armada).
Al enterarse de la represin militar que termina con la vida de unos
1.500 peones rurales desarmados (segn cifras de los anarquistas),
su conmocin es tal que decide tomar la decisin que cambiara para
siempre su derrotero: atentar contra la vida del jefe militar res-
ponsable de los fusilamientos. La historia es conocida y ha sido
narrada de un modo magnfico por Osvaldo Bayer: Wilckens arroja una
bomba de mano al paso de Varela en la calle Fitz Roy, es herido por
varias esquirlas, no puede huir muy lejos, ter- mina en la crcel.
All ser ejecutado con un tiro en el pecho por un nacionalista de la
Liga Patritica Argentina llamado Prez Milln. Y a partir de ese
momento ser inmortalizado por decenas de versos y alabanzas. As,
Miguel ngel Roscigna, en un artculo que apa- rece en el peridico
Anarchia, de Severino Di Giovanni, llega a elogiar la figura de los
vagabundos que al estilo de ese gran linyera que fue Kurt Wilckens,
con su mono al hombro, insometibles, inadaptables a la esclavitud
del salario..., recorren el mundo de punta a punta, atacando y
desgarrando en mil formas el falso principio que some- te a los
pueblos: la autoridad. MAS CROTO QUE LINYERA La
palabralinyera(alprincipioconghen lugar de y) era usada en la
Argentina para designar a quien llevaba al hombro ese atadito de
ropa que los italianos denominaban quiz irnicamente lingera
(delneologismo lingeria: lencera o ropa interior). Todo parece
indicar que los pri- meros linyerasfueron italianos, diceAlicia
Maguid,la hija de Jacobo Maguid, dirigente histrico de la Federacin
Libertaria Argentina (FLA). En un ensayo titulado Los Gorki. Eric
Muhsam, quien en contra de la idea marxista del marginal como
lumpenproletario, sigui las ideas de Bakunin y fund un grupo
llamado Vagabundos. Gregor Gog, quien organiz el primer congreso
interna- cional de vagabundos en Stuttgart en 1929, en donde se
proclam la huelga general para toda la vida. Y Jost Pompold, cuya
consigna era el da que todas las mujeres del mundo ejerzan la
prostitucin comenzar el verdade- ro clima revolucionario. CONTRA LA
ESCLAVITUD DEL SALARIO Uno de esos personajes fue Kurt Gustav
Wilckens, el vengador de losfusilamientos de la Patagonia,que matde
un bombazo al teniente coronelHctor B. Varela en 1921. Wilckens,
que era de una familia de la alta burguesa, no lleg a ser
trashumante en su Alemania natal sino en Estados Unidos, a partir
de 1910.All recorri el pas con un atadode ropa al hombro,
trabajando en las cosechas, en fbricas de envasesde conservas y
pescados en escabeche, en minas de carbn, participando en asambleas
y organi- zando luchas sindicales. Varias veces termin despedido de
sus trabajos y encarcelado; finalmente, fue expulsado. Pero en vez
de quedarse en Alemania, volvi a cruzar el Atlntico, esta vez en
direccin al sur: la Argentina sera el destino donde alcanzara la
estatura de hroe. Aqu tambin Wilckens vivi como un linyera y traba-
j ocasionalmente en las quintas de frutales, en los huer- tos y en
los puertos de la Patagonia. Cuando estalla la rebelinpatagnica de
fines de 1920,Wilckens ya vive en Buenos Aires, donde la polica lo
tiene fichado por sus vinculacionescon gruposanarquistas
porteos.Aunquees un anarcopacifista,un antimilitarista influidopor
las ideas de Tolstoi, tambin respeta y conoce personalmente
ANARQUISMO TRASHUMANTE 2524 OSVALDO BAIGORRIA
13. principio, a los cosecheros; o sea, a los que iban a
trabajar a las juntadas de maz o trigo y despus se volvan a sus
casas. En cambio, croto se llamaba a aqul que andaba siempre en la
va, a vecesen las cosechas y otrassin traba- jo. Porque era bravo,
eh? No era una vida para cualquie- ra. Yo te dira que un croto no
se hace; nace. Por supuesto que no estuve de acuerdo con esta lti-
ma afirmacin me pareci retrica, aunque opt por callarme. Con el
tiempo aprend que era exacta. EL HOMBRE DE LA BOLSA Si la deriva de
las bohemias urbanas consisti en deambular por ambientes variados
dentro de una misma ciudad segn las solicitaciones del terreno y
los reen- cuentros que a l corresponden (Debord), el movimien- to
de la bohemia rural fue, por el contrario, en direccin a los
espacios abiertos y poco habitados. Sin duda, el ferrocarril
constituy, como dice Alicia Maguid, el decorado indispensable para
la puesta en escena de nuestros crotos. Se haba extendido a lo
largo del pas segn la estrategia que ms convena al capital ingls,
que incentivaba el desarrollo de ciertas regiones agroexportadoras,
como la pampa y el litoral, en detri- mento de otras. Con fletes
reducidos para los productos manufacturados que venan del exterior
principalmente textiles fabricados en Gran Bretaa e incrementos
para las artesanas que venandel interior, el trazadode las vas se
concentren un 90 por ciento en BuenosAires y en las provincias del
litoral: la meta era abaratar los costos de extraccin y transporte
de materias primas para que stas pudieran desembocar rpidamente en
las zonas portuarias y conquistar mercados para los productos
importados. El itinerario de la deriva crota en aquellos aos sigui,
crotos: la militancia trashumante, publicado en 1970, Alicia seala
que durante la primera dcada del siglo XX ya era popular una copla
en jerga criollo-genovesa: De Tucumn in Salta/ de Salta in Santa
Fe/ la pobre linghe- ra/ marcha sempre a pie/ Per qu?/ Per que no
ge die.... No ge die, expresin asociada probablemente con el
italiano non guadagna, no gana (dinero). Los linyeras eran, en su
mayora, trabajadores golondri- nas que, como las aves migratorias,
venan cada primavera en vapores de tercera clase, viajando a veces
en la proa o entre los puentes, se quedaban tres o cuatro meses
para las cosechas, y volvan a Europa alrededor de mayo a gastarse
el dinero que haban juntado. Sostiene Julio Mafud en La vida obrera
en la Argentina que en la primera dcada del sigloXX entraban al pas
unos 100.000 trabajadores golon- drinas por ao.El atadode ropaque
llevaban a cuestas, con el tiempo, pas a llamarse el mono, tal vez
sugiere Hugo Nario por la semejanza con la costumbre de los gitanos
de andarpor los pueblos con un monito al hombro. El mono se armaba
con una bolsa de arpillera con las cos- turas abiertas para guardar
la ropa, y se anudaba en dos puntas para que el brazo pasase entre
las ataduras, pudien- do as llevarse cmodamente al hombro. Ms
tarde, la descripcin de golondrina dej de apli- carse a la mano de
obra europea que vena a trabajar tem- poralmente al pas para
designar a todos los que iban y volvan de las cosechas a sus
hogares distantes, en su mayora criollos. Y el trmino linyera
comenz a ser sus- tituido por el de croto. Palabra de consonantes
fuertes, breve, agresiva, til para sealar con un dedo a ese recor-
te criollo de una larga deriva. Yo te voy a decir cul es la
diferencia entre croto y linyera interviene mi padre, con cierto
aire de suficien- cia, cortndose un pedazo de budn de pan que cocin
mam para acompaar el mate. Se les deca linyeras, al ANARQUISMO
TRASHUMANTE 2726 OSVALDO BAIGORRIA
14. Crotos que ayudaban a fundar bibliotecas populares, sin-
dicatos agrarios, conjuntos de teatro, grupos de lectura y estudio.
Y crotos filsofos que aadan a las lecturas de Malatesta, Kropotkin,
Bakunin, Faure, Fabbri, Reclus y Ferrer, los libros de Jos
Ingenieros, Gorki, Tolstoi, Stirner, Nietzsche o Schopenhauer,
adems del casi olvi- dado Mikhail de Panait Istrati. Monarcas de
los caminos del ferrocarril, los crotos de aquellos aos fueron una
especie de elite de los mrge- nes, una contracultura itinerante que
quera sentirse libre, fluida e inasible frente al poder, el patrn y
la poli- ca. Sus vidas fueron la propaganda en actos, la puesta en
escena de lo que otros escribiran, como seal el dra- maturgo
Rodolfo Gonzlez Pacheco en los aos 20: Es el bohemio de la ciudad
trasladado al campo. El mismo tipo romancesco y belicoso. El mismo
hombre, libertario por esencia, de pie al margen de las vas, como
el otro de pie al margen de las sanciones burguesas. Dejen lo
seguro por lo inseguro, llamaba Andr Breton, desde Pars, en la
misma dcada. Dejen, en caso necesario, una vida cmoda, lo que se
les ofrece para el porvenir. Partan por los caminos. Los crotos no
necesitaban siquiera enterarse de que existan esas con- signas. Ya
haban escuchado su propio llamado. por lo tanto, las lneas frreas
que conectaban las zonas cosecheras. Trigo, lino, cebada, alpiste y
granos eran juntados en los primeros meses del verano en Santiago
del Estero, Santa Fe, Buenos Aires, La Pampa y el sur de Crdoba. La
cosecha de maz una de las ms solicita- das de mano de obra
comenzaba en febrero en el norte de Santa Fe y despus continuaba en
la provincia de Buenos Aires. Tambin haba cosecha de papa y batata
en Buenos Aires, algodn en el Chaco, yerbatales en Misiones,
obrajes madereros en Santiago del Estero, Santa Fe y Chaco, azcar y
tabaco en Salta, Tucumn y Jujuy, y recoleccin de fruta en Ro Negro.
As comenz a dibujarse esa caricatura del hombre de la bolsa que,
con la barba crecida, las ropas desechas y la bolsita a cuestas,
merodea las casas del imaginario colectivo. Slo en los ltimos aos
del siglo XX y, en particular, gracias a las investigaciones de
Hugo Nario se empez a rescatar del pasado la figura del croto que
deambulaba de cosecha en cosecha. Pero as como siem- pre ha sido
equvoco colgarle esa etiqueta a todo aquel que vive abandonado en
la calle, tambin lo es creer que el crotaje de la primera poca era
slo un mundo de bra- ceros rurales en busca de trabajo. Haba crotos
fugitivos de la ley, la familia o el sistema salarial. Haba peones
rurales pero tambin delincuentes, desde rateros hasta asaltantes a
mano armada. Crotos que vendanartesanas, baratijas, biyuterade la
poca. Crotos que cuandoenvejecan se compraban un carritoy un caba-
llo para realizar ese reciclaje primitivo que fue el cirujeo.
Crotos que cazaban nutrias, zorros y vizcachas. Crotos militantes,
con la bolsita cargada de libros, volantes o peridicos anarquistas
(bsicamente La Protesta y La Antorcha) que llevaban a los rincones
ms alejados del pas. Crotos que se instalaban como maestros de
pueblo sin ttulo para alfabetizar a los habitantes rurales.
ANARQUISMO TRASHUMANTE 2928 OSVALDO BAIGORRIA
15. 3. TERICOS DE FOGN De la militancia nmada, las lecturas y
discusiones, la campaa de ideas y el ngel de la libertad. Cada uno
es siempre libre de abandonar a su capricho, de hacer bando aparte
si esto le conviene, de quedar en el camino si est fatigado, o de
tomar el camino de vuelta si est aburrido. (Joseph Djacque, 1858)
Corra el ao 1931. Mi padre, con sus diecisis aos a cuestas, y
apenas con tercer gradoaprobado en la primaria, decide abandonar el
trabajo de lavacopas que tena en un bar de Mataderos situado en
Tellier (hoy Lisandro de la Torre) y Rod porque las cuentas ya no
le cerraban: se haba jugado la mayor parte del sueldo al billar y
no tena dinero parallevarle a su mamy cincohermanos.Entonces se le
ocurre no volver a casa y largarse a andarde croto. Pero antes fui
a un restaurant del barrio a juntar pro- visiones. Me senten una
mesa que estabacercade la ven- tana. Ped de todo: para empezar,
vermouth con su corres- pondiente picadita. Despusuna parrillada
completa, vino, postre. Cuando termin de comer, esper a que el mozo
estuviera dado vuelta, cerca del mostrador, y sal corrien- do. Me
persiguieronvariascuadras.Al finalme esconden un potrero y no me
encontraron ms. Enfil para La Tablada. El mozo todava me debe estar
corriendo. As empez la trashumancia de quien sera conocido en
ANARQUISMO TRASHUMANTE 31
16. circulacin de ideas. Mi padre fue siempre un lector vido
que form buena parte de su cultura literaria y poltica gracias a
las influencias de los anarquistas que frecuent en la va. Aos ms
tarde me dara a leer los autores que haba aprendido a querer en su
juventud: Alejandro Dumas, Julio Verne, Jack London, Anatole
France, Vctor Hugo, Len Tolstoi... Ya mi saco est deshecho/ se me
ha roto el pantaln/ por eso es que me encamino/ hacia la revolucin
eran los versos annimos que se cantaban en los fogones. Que me
miren por delante/ que me miren por detrs/ yo soy siempre un
libertario/ que va contra el capital. Por qu haba tanto anarquismo
en esa trashumancia? Lgicamente, el discurso anarco sobrela
libertad debaser msafna loscrotos que cualquierotrodiscurso
polticode la poca. Por otra parte, los peridicos y grupos anarquis-
tas siempre se interesaronpor politizara estosvagabundos. Hay, al
lado de las vas, bajo los puentes, a travs de las montaas, los
desiertos y los bosques, innmeros proletarios rebeldes a la
explotacin de la autoridad y la moral burguesas deca La Antorcha,
el 1 de mayo de 1925. Lingheras, hermanos nuestros! Los
Iconoclastas, Los Intelectuales, Los Incrdulos o El Sembrador de
Ideas fueron algunos de los grupos organizados por esos
trashumantes politizados. El Manifiesto, Alba Libertaria, La
Rebelin, Pampa Libre, algunos ttulos de las incesantes
publicaciones cratas que nacan en cada pueblo donde pona los pies
alguno de esos militantes nmadas. Uno de los textos ms ledos en las
ranchadas a lo largo y ancho del pas era la Carta gaucha, escrito
en Tandil por Luis Woollands, bajo el seudnimo de Juan Crusao. El
texto intentaba reproducir la jerga criolla hasta en la ortografa:
Yo deseaba que todos aprendie- ran de golpe parhaser enseguida noms
la revolusin y la va como El Pibe Materia. En La Tabladase acerc a
un fogn alrededor del cual estaban tomando mates unos lin- yeras.
stos lo invitaron a quedarse, y le hablaron de la cosecha del maz
que en esos momentoscomenzaba en la provincia de Santa Fe. Por qu
no te vens con nosotros, pibe?, le dijo uno. Yo no s cosechar maz,
respondi el Pibe Materia. No importa, te enseamos. Y as fue como se
enganch con ellos. En un tren de carga, partie- ron esa misma
noche. Mi viejo aprendi a cortar la chala con la aguja maice- ra y
llenar esa bolsa llamada la maleta, que se ataba al cinto y llegaba
hasta el suelo. La bolsa se arrastraba por el surco, entre las
piernas; por cada una le daban treinta y cinco centavos. Haca diez
bolsas por da, y alguna vez quince. Pernoct en estancias o a la
intemperie, recorri los campos techiando sobre los vagones de
carga, ven- di baratijas cuando hizo falta.
Comprabacadenitas,estampitas religiosas,libros de cocina en un
pueblo y despus los venda en otro. Cuando se me acababan, peda. A
eso le llambamos hacer la catlica. O directamente Isabel La
Catlica. LA MILITANCIA NMADA Un nuevotipode sujeto, de
personalidadmarginal,cra- ta por instinto, crecaen esoscamposen las
primeras dca- das del siglo XX, sealando los posibles rumbos de una
mutacin de la existencia social. Una de las opciones era el devenir
croto como viaje de conciencia, o sea, vaga- bundear para lo que ms
tarde se llamara bajar lnea. En las ranchadas, los que no saban
leer escuchaban las lecturas en voz alta que realizaban los ms
militantes a la luz de los fogones.sta fue el aula donde crotos
jve- nes como El Pibe Materiacomenzaron a interesarse por la
ANARQUISMO TRASHUMANTE 3332 OSVALDO BAIGORRIA
17. ya estaban en lucha contra los abusos de la patronal.
Atraves huelgas, represin, intento de toma del estable- cimiento
por parte de los obreros, despido y crcel. Y luego reinici su
travesa por las provincias argentinas. Borda fund sindicatos de
trabajadores navales, estiba- dores y peones rurales, en Entre Ros
y en Buenos Aires. Ayud a crear clubes deportivos, bibliotecas,
peridicos comarcales, conjuntos filodramticos en remotas pobla-
ciones rurales, a las que llegaba croteando en trenes de carga.Y
recogiancdotas, reflexiones, cuentosy poemas que fueron publicados
post mortem como Perfil de un libertario por la editorial
Reconstruir en 1987. En esos textos se retrata el pas de los crotos
desde la experiencia directa, en un tipo de crnica con poca timi-
dez ante la seduccin de la apologa:La autoridad, la ley, no
figuraban de ningn modo; la hermosa libertad brilla- ba en todo su
esplendor. Los vagabundos encontraban all un clima, un ilimitado
campo de seguridad y tranquila estancia, dice Borda acerca de una
estacin ferroviaria alrededor de la cual solan acampar los
linyeras. Como por acuerdo tcito, cuando unos llegaban otros
partan. Sabido es que los crotos nunca quedan fijos en lugar algu-
no. Ellos estn siempre partiendo. El cambio constante, andar, andar
en una fiebre que empuja, que compele, y ellos se van siempre de
todas partes por muy bien que alguna vez los traten. Y hablando
prcticamente de s mismo, Borda relata: Siguiendo el rastro del
primer vagabundo que anduvo de a pie por estas pampas, que reneg
del caballo porque lo consider un humano, y de otro que andaba en
su sangre buscandosenderosno holla- dos, se puso en la huella. Se
intern siguiendo la lnea verde del horizonte, terminando por
enamorarse de remo- tas lejanas a las que puso empeo en alcanzar.
Borda reuniel primerglosariode modismosy lunfar- das en el habla de
los crotos.Y recogi un refraneroque quedarnos dueos del pas...
Todos los pobres comeran entonse y tendran con qu vestirse sin
gastar nada; basta con que todos trabajasen un poquito. Y quin iba
a ser tan maula pa no animarse a trabajar tres o cuatro horas por
da, ques lo que le tocara a cada uno?. Pap, es cierto que haba
tantos anarquistas entre los crotos? pregunto, todava algo
incrdulo, mientras l cambia la yerba del mate. Casi todos eran
anarquistas sentencia El Pibe Materia. Conla vida
quehacan,quotracosa podanser. DESCALZO Y LIGERO Mario Anderson
Pacheco, Enrique Balbuena, Marcos Riskin, Francisco Martnez,
Anacleonte, son algunos de los nombres que Alicia Maguid recuerda
como ejemplos del militante que llegaba con su palabra hasta los
parajes ms alejados del pas. Aunque tal vez la mejor personi-
ficacin de ese sujeto fue ngel Borda. Nacidoen EntreRos en 1901,
quien luego sera uno de los fundadores de la FLA se acerc a la vida
de linyera a los catorce aos. Despus de dejar su casa, se puso a
tra- bajar en un horno de ladrillos, en un potreroen cuyos alre-
dedores acampaban caminantes y viajeros. Y a causa de una pelea, en
la cual muri un hombre, tuvo su primer cada en una comisara. Fue
castigado con cepo, grilletes y barra. Tras su libertad, con apenas
quince aos, comen- z a vagabundear por su provincia y por la de
Buenos Aires. Aprendi muchos oficios, entre los cuales destaca el
de croto saquetero o estibador. En medio del clima de agitacin
desencadenado por la Revolucin Rusa, Borda march hacia el Chaco
aunque en vez de tren, utiliz los barquitos y lanchones que
navegaban el Paran e ingres en la madererade La Forestal,cuyos
trabajadores ANARQUISMO TRASHUMANTE 3534 OSVALDO BAIGORRIA
18. Hay dos categoras: el que se pelea con la mujer y se va de
la casa; y el otro, que va a hacer, como quien dice, campaa ideal.
Va y explica cmo tienen que hacer, que luchar, que organizarse. As
era l (ngel). No per- da la ocasin en decirles que era necesaria la
organiza- cin... El croto idealista realmente nunca perdi ocasin de
plantear las luchas. O bien la emancipacin de la mujer o la del
hombre. Ahora las luchas sociales son dis- tintas, no? Ya no se
crotea como antes. Nostalgias de otros tiempos, cuando andar en la
va era tambin una militancia..., y cuando una pareja poda encontrar
su equilibrio entre libertad y compromiso. Yo comprenda que l haba
luchado tantos aos, libre de andar de aqu para all, que necesitaba
que, aparte de que lo quisieran, comprendieran su ansia de
libertad. Yo saba que si lo trataba de atrapar, como quien dice, en
dos das se iba a ir. Entonces trat de res- petarle su libertad...,
pero tambin ojo que peda la ma, no? Que por algo me llamo Libertad.
comparte dichos gauchescos con otros provenientes de la inmigracin
europea. Vado scalzo e vado leggero, sensa robba e sensa pensiero
(voy descalzo y voy liviano, sin cosas ni pensamientos) deca un
refrntalo-croto, hacien- do quizas eco a la deriva linyera de
Arthur Rimbaud:Sin hablar, sin pensar, sin dolor ni tristeza/ el
amor infinito ascender en mi ser/ e ir lejos, muy lejos, por la
natura- leza/ feliz como si fuera con alguna mujer. EL NGEL DE LA
LIBERTAD En verdad, para la mayora de estos hombres, la mujer
concreta, de carney hueso,fue el factorsedentarizantepor
excelencia. ngel Borda, no obstante, se las arregl para crotear en
nombre de la causa aun despus de casarse y de tener una hija. En
una vivienda de Villa Lugano donde se conservan las esculturas que
haca ngela partirde ra- ces de rboles, su esposa, Libertad, pudo
aportar testimo- nios sobre aquella vida a Ana Poliak, la directora
del film Que vivan los crotos. Lo que se dijo en esas grabaciones
nunca fue editado dentro del montaje de la pelcula, pero aqu
aparece en parte gracias a la gentileza de Poliak. Lo que buscbamos
juntos es, justamente, lo que antes se llamabala revolucin
socialson las palabrasde Libertad, quien aprendi el arte de esperar
con paciencia el regreso de su marido de aquellas croteadas.
Mujeres crotasno ha habidogran cantidad. S de algunamuchacha que
anduvo, pero no mucho, no es comn. Ha habido el caso de una familia
que se va a la cosecha, pero sta no era la idea de la crotera, no?
El croto de antes era otra cosa. Era la lucha, era ensear a luchar,
no? Estuvieron casi treinta aos juntos. ngel muri en 1980. Durante
esa convivencia, Libertad adquiri una mirada poltica acerca del
mundo de los crotos: ANARQUISMO TRASHUMANTE 3736 OSVALDO
BAIGORRIA
19. 4. LNEAS DE FUGA De linyeras expropiadores, crotos
violentos, saqueteros, cuchilleros, xitos, fracasos y regresos.
Trabajadores del mundo: unos y dejad de trabajar. (Jim Haynes,
1978) En la vida uno anda siempre como perdido sen- tencia El Pibe
Materia, revolviendo el agua donde hier- ven los tallarines. Pero
en la va, de croto, uno anda como encontrado. l siempre fue medio
poeta suspira mi madre, cndida como nunca, mirndolo con admiracin.
Supongo que se habrn enamorado mucho. Sin embargo, la imagen que
ella me trasmita de l, a lo largo de mi niez y adolescencia, no era
tan feliz. Mi viejo apareca como un honesto y esforzado trabajador
con poca fortu- na y a merced de un mal carcter que lo haca cambiar
una y otra vez de empleo; un hombre que se peleaba con los patrones
y que no aguantaba en ningn trabajo. Lo cual nos ocasionaba una
tremenda inestabilidad. sta es, a grandes rasgos, la imagen que
qued grabada en mis memorias. No obstante, las ancdotas del tiempo
en que l fue croto le aaden otra pincelada al cuadro. Yo era medio
ladrn solitario en esa poca ase- gura El Pibe Materia. Despus me
correg. Lgico: una gallina, una oveja ajena, una chacra medio
descuidada eran presa fcil para quienes deambu- laban de una
cosecha a otra. ANARQUISMO TRASHUMANTE 39
20. Gonzlez Pacheco, quien adems de dramaturgo fue director de
La Antorcha, en un artculo titulado, precisa- mente, Ladrones. Lo
nico que est por verse es si los que les roban a ellos no son de la
misma data, de una autntica moral ladrona: apropiadora... Cul es el
fin del que roba?Acaparar. O, cuanto menos, sacarleel cuerpo al
trabajo y la esclavitud que es su derivado inmediato. Para librarse
de ser esclavos se juegan la libertad. El Dandy es el apodo de
Germinal Cerella, un hijo de anarquistas que a su modo se libr de
la esclavitud del salario: primero fue croto, despus pistolero, se
dedic al contrabando y al juego clandestino, y termin disfrutan- do
de sus ahorros en un chalet de dos plantas en la loca- lidad de
Ituzaing en compaa de una esposa francesa que vena en viaje hippie
desde Katmand y que cono- ci en las islas Canarias. Germinal muri a
los noventa y dos. Su mujer tena cuarenta y cinco aos menos. Haba
mucha gente del hampa entre los crotos informa El Pibe Materia. Yo
conoc pistoleros famosos en su poca: el Chileno, Facha Bruta,
Boquita. ste el apodo se lo gan porque tena la jeta as mi viejo
abre las manos en un ademn que indica el tama- o posible de una
boca. Otros eran ladrones de poca monta. Como uno que se llamaba As
de Basto. Cuando un grupo entraba a robar en alguna casa, l
enfilaba siempre para la cocina: se llevaba ollas, sartenes, cace-
rolas... Tena una obsesin con eso. El vagn en el que viajaba As de
Basto pareca una batera de cocina. Haba tambin personajes que deban
cuentas a la jus- ticia y que se perdan entre los vagabundos para
pasar desapercibidos. Cada tanto, algunos de stos reunan una banda
para dar un golpe. El Pibe Materia tambin rob en compaa, aunque sin
mucho xito.Elgolpe mayor fueconunamigo alquellama- ban El Platense,
en una tienda de ropas e indumentarias. Eran trabajadores tan
dignos y con tanto sentido de la responsabilidad social sola
justificar Hctor Woollands, el hijo de Juan Crusao que no
trepidaban en arriesgarse a recibir algn chumbo de los cuidadores
del capital y en cambio no se sometan a la bajeza y a la humillacin
de ir a solicitar limosna de puerta en puerta. Exageraba, por
cierto. Algunas veces mi viejo altern el pedir de puerta en puerta
con llevarse, en algn des- cuido, lo que se le pona a mano. Una vez
yo andaba haciendo la catlica por el pue- blo de Henderson,
provincia de Buenos Aires reme- mora, mientras hace fuerza para que
no le tiemble el pulso al servir tres platos de fideos con salsa
casera. Resulta que yo iba a pedir a las casas particulares y a los
comercios que encontraba abiertos. De repente me encontr con una
armera en la que no se vea a nadie; estaran por el fondo. Entr y
claro, al hacer ruido tenan que haber salido a atender. Era su
obligacin. Pero como no sali nadie, vi unas armas en una vitrina,
abr y saqu un revlver calibre 38. Por qu? Bueno, ya que ah no me
daran nada me lo llev. La necesidad obliga.
Noledurmucho.Mientrasdorma,otrocrotoselorob. En esa poca no le
decamos robar, sino expropiar correga El Dandy, un linyera nacido
en Mar del Plata y criado en Mataderos entre guapos y orilleros.
Desde Proudhon, sabemos que la propiedad es un robo. LINYERAS
EXPROPIADORES No conozcolos detallesde la teora,pero parece que en
las discusiones de los militantes de entonces, algunos hacan
diferencia entre expropiar y apropiar. Desde que se comprobque la
propiedades un robo, no hay ms ladrones aqu que los propietarios,
escriba Rodolfo ANARQUISMO TRASHUMANTE 4140 OSVALDO BAIGORRIA
21. Latente o abierta,la guerra diran Deleuze y Guattari es
entre mquinas sociales sedentarias y nmades. Dos polos de un
delirio, advierte El Antiedipo: un polo segre- gativo, paranoico,
fascista, que desde una posicin cen- tral afirma: soy de la clase y
raza superior; y otro polo nmada, esquizo, perifrico, que sigue las
lneas de fuga del deseo y dice: no soy de los vuestros, soy de la
raza inferior, soy una bestia, un negro. La gente honesta me dice
que no hay que huir, que no est bien, que es inefi- caz, que hay
que trabajar para lograr reformas. Mas el revolucionario sabe que
la huida es revolucionaria, with- drawal, freaks, con la condicin
de arrancar el mantel de la mesa o de hacer huir un cabo del
sistema. CROTOS VIOLENTOS Mi padre conoci en 1948 a Laureano Riera
Daz, cuando este ltimo era dirigente panadero del Gran Buenos
Aires, durante una famosa huelga de veintids das que el gremio, por
cierto, termin perdiendo. Daz haba sido un tpico ejemplar del
linyera que andaba de pueblo en pueblo llevando sus ideales a
cuestas. Y en su libro Memorias de un luchador social aparecen
estampas de ese universotrashumante. Pero su miradasobre este ro
linyera que corra por las vas no incluye ninguna conce- sin a una
supuesta conciencia de clase o espritu sin- dical. Al contrario,
all aparecen crotos trabajadores y ladrones, libertarios y
apolticos, solidarios y aprovecha- dores. La itinerancia linyera
era una especie de escuela de vida para muchos activistas
sindicales de aquellos aos, casi como un mulo del viaje al
extranjero que acostum- braban hacer los jvenes alemanes de
familias burguesas para perfeccionarse en sus estudios. Riera Daz
la defini como un aprendizaje para la militancia social. Porque
Mientras l simulaba que estaba eligiendo gneros, en un descuido del
patrn El Platense ech mano del burro la caja registradora.Pero no
pudo sacar ni monedas; el patrn se dio cuenta de inmediato y
tuvieron que salir corriendo en distintas direcciones. El Pibe
Materia enfil hacia el descampado. Cuando perdi de vista a la gente
que lo vena persiguiendopolicas incluidos, se diri- gi hacia un
alambrado.Se quit las zapatillas,retrocedi varios metros descalzo
sobre las huellas que l mismo haba dejado, y despus se escabull
debajo de los alam- bres, sobre una zona de pasto bien crecido, en
direccin a una zanja seca. En ella se acurruc, en espera de las
voces que se acercaban. Escuch a pocos metros cmo sus perseguidores
intentaban dilucidar el rumbo del ladronzuelo; mencionaron que
mejor sera volver con unos perros. El Pibe Materia decidi que no
poda mover- se de su refugio; asomando la cabeza sobre los
pastizales, observ incluso el Ford de la patrulla policial
rastrillando el campo hasta que lleg la noche. Esper. Ya era madru-
gada cuando se anim a salir, sigilosamente, para cortar camino en
direccin a las vas del ferrocarril. Estaba ves- tido, como la
mayora de los crotos, con un pantaln y camisa azul de dril igual a
las que usaban los trabajado- res de la estacin. Cuando lleg a sta,
ya casi clareaba el da y poda pasar por un catango que iba a su
trabajo. Mir a lo lejos unos crotos que empezaban a despertarse y
hacer un fogn. Home, sweet home: la ranchada. Se uni a ellos; ya
estaba fuera de peligro. Ms que masas, conglomerados o multitudes,
los cro- tos formaban grupos de afinidad, bandas transitorias,
manadas cuyos integrantes se unan para una changa o cacera, y se
separaban en otro cruce de vas. Esta movi- lidad, como se
comprende, nunca fue del agrado de la polica. Osvaldo Bayer afirma
que entre vagabundos y policas siempre hubo una latente guerra
abierta. ANARQUISMO TRASHUMANTE 4342 OSVALDO BAIGORRIA
22. stas fue la que derrib a un estibador en las cercanas de
Ingeniero White, en presencia de Riera Daz: el hombre qued
retorcindose sobre un charco de sangre. Lo lleva- ron a la
asistencia mdica. Pocas horas despusmuri por una hemorragia
interna. Pero el trabajo deba continuar. Riera Daz se haba acercado
a la estiba, junto a algu- nos compaeros, en busca de un trabajito
temporario. Como la salida del tren estaba retrasada, de pronto se
necesitaron ms manos. El anarquista se prendi en la tarea. Pronto
se dieron cuenta que era novato en el oficio. As que le largaron
una bolsa desde de muy alto y giran- do, con remolino, como se
acostumbraba decir. Riera Daz se agach, la dej pasar hasta que se
estrell contra el suelo, y sac el revlver que tena oculto debajo de
la faja. Disparhacia arriba.Hubo gritos,insultos,genteque corra a
ocultarse de los tiros. Daz escap con sus com- paeros antes de que
llegara la polica. Jams se enter si ese da hubo algn muerto,pero
segn l mismo asegu- ra nunca derram una gota de sangre inocente.
ENTRE CUCHILLEROS Era una tica peculiar, que combinaba elementos de
la influencia crata con la tradicin orillera que desprecia- ba a la
cobarda como a la autoridad. Un culto libertario al coraje, que
sostena valores como el arrojo, la destre- za y la temeridad en el
combate. El Dandy croteaba siempre con un cuchillo en la faja. Y se
entrenaba con otros compaeros, como en el arte de la esgrima,
primero con las palmas de las manos, luego con las hojas
envainadas. A ese entrenamiento le llamaban canchar. Primero se
ensea con las manos pona la dere- cha de filo y la mova como un
cuchillo. Uno pega un un luchador tiene que saber, igual que un
albail o un herrero, con qu materiales tiene que trabajar y, sobre
todo, conocer a su pueblo, tal como es y no como lo pin- tan
literatos y metafsicos. As,RieraDazanduvo msde un
aoporlasprovincias de BuenosAires,SantaFe,EntreRos,Santiago
delEstero, Tucumn, comprobando en sus viajes, con profunda angustia
la ausencia de ideales en muchos de aquellos marginales, librados a
una cierta brutalidad viril, compa- drona y pendenciera hacia sus
propios compaeros. Como ejemplo, relata una pelea entre crotos
saqueteros (estibadores). Estos crotos trabajaban en la carga y
descar- ga de bolsas de cereal (trigo, avena, lino,etc.),
quellegaban a pesar entre setenta y ochenta kilos. Las cargas podan
hacerse en vagoneso buques, o en galponespara su alma- cenamiento.
En este ltimo caso, haba que subir corrien- do con la bolsa a la
espalda hasta ocho o nueve metros para alcanzarla punta de la
estiba (as se llamaba a la pila de bolsas). Siempre ocurran
accidentes; segn Julio Mafud, la indemnizacin por un brazo o pierna
rota poda llegar a $100, pero la muerte apenas cotizaba $200. Los
saqueteros se sentan diferentes al resto.Solanves- tir alpargatas
de tela fina, chirip o un amplio pantaln piamonts, pauelo,
sombrero, y tenan costumbres que los distinguan de los otros
linyeras, por sus bravuconadas y alardes de destreza con las
pesadas bolsas de cereal. Por ejemplo, para cargar un tren, alguno
soltaba las bolsas y otro las tena que esperar, una mano en la
cintura y la otra con la palma hacia arriba para amortiguar el
impacto sobre sus espaldas; luego, deba correr hacia el vagn y
mandar la bolsa de un envin hacia adentro. Largue sin miedo/ no
estoy en pedo, desafiaban los veteranos desde abajo al que iba a
soltar la bolsa. O lar- gala muerta/ patu hermana la tuerta. La
bolsa muerta era la que venahorizontal, la que caa planchada; y una
de ANARQUISMO TRASHUMANTE 4544 OSVALDO BAIGORRIA
23. Ahora, lo del entrenamiento es cierto. Una vez estbamos
entrenando, con el vasco Macroff,y resulta que yo levan- t sin
darme cuenta la rodilla.Me dio un puntazo sin que- rer, ac en el
muslo. Sabs lo que hizo el vasco? Corri a buscar una cuchara, me la
puso sobre la pierna justo abajo de la herida, recogi un poco de la
sangre que sala, y despus puso a calentar la cuchara sobre el fogn.
Cuando se calent, me ech la sangre caliente sobre la herida.
Enseguida par de sangrar. Qu cosa, no? Y quin era ese Macroff? Qu
nombre raro para un vasco... Sera un apodo. Era un tipo muy
derecho, todos lo queran en La Tablada. Andaba siempre con una
boina. Al poco tiempo lo agarr un tren. Quedaron los pedaci- tos
para engrasar las vas. Y El Dandy? se andaba entre los crotos slo
cuando lo buscaba la justicia. Ah nadie lo iba a encontrar. Al
final, pag con la crcel. Se meti con la banda del Pibe Cabeza, lo
agarraron, le habrn probado algunos hechos y estuvo no s cunto
tiempo en la Penitenciara de Las Heras. Vos sabs que el Pibe Cabeza
era un defensor de los crotos. Se cuenta que al norte de la
provincia de Santa Fe agarr a un sargento que maltrataba a los
linyeras y lo at con alambre fardero a la va de un tren. Despus, al
Pibe lo mataron en Mataderos en 1937, en un tiroteo con la polica.
El Dandy, en cambio, tuvo otra suerte. Pas de croto a bacn. Aunque
se hubiera comido algu- nos aos a la sombra. Eso es lo que se dice:
que con el botn escondido, pas toda la vida sin trabajar. Me lo
cuenta en clave de picaresca, con admiracin por el
sobrevivientequeno ahorr medios paraevitar serperde- dor y que
construy su historia de xito en la ilegalidad. Porque un vagabundo
precisa tener talento para desplegar su deseo de ser rey. Y valenta
para salir de la miseria a cachetazo y el otro pa!, devuelve, eso
es canchar, es la prctica, como la esgrima. Despus se sigue con
palitos. Y despus con los cuchillos envainados, para no lasti-
marse. Aunque... Sola mostrar con orgullo una cicatriz en el
antebrazo. Este puntazo me lo dio un tal Artiles. Porque l me
tiruna pualada, as,de punta,y eso se considerauna trai- cin a las
reglas. Estbamos practicando... Yo tena 18 y ese muchacho 24 aos. l
trabajaba en un horno de ladri- llos; era de Necochea y famoso para
el cuchillo. Resulta que yo cuando canchaba tena la mana de
levantar la mano, y Artiles me deca baje la mano, carajo!, porque
si tensla manolevantadate puedenganarabajohizoun gesto de tirar una
pualada al vientre y entonces, chau, perdiste. De abajo siempre te
va a entrar el cuchillo. Y entonces? Estbamos canchando y yo lo
tena a mano, lo llev reculando hastala mesadel hornode ladrillos y
l se queda como apretado contra la mesa y cuando me ve as, me tira
la pualada. El cuchillo estaba envainado pero claro, de punta, me
lo clava ac en el brazo. Entonces yo tiro la vaina al suelo y con
el cuchillo pelado, le digo peleame. Y el tipo? Cay de rodillas.
Cortame, hermano, cortame, gritaba. Lloraba como un chico. Te peda
que lo cortaras? S, porque era contra las reglas lo que l hizo.
Pero yo quera pelear. Y qu hiciste? Nada, quedamos amigos, como
siempre. La amis- tad es una cosa sublime. Mi padre, como es lgico,
tiene su propia versin de ese training cuchillero. Yo nunca vi
crotos con cuchillos envainados afir- ma. El cuchillo se llevaba as
noms, a la cintura. ANARQUISMO TRASHUMANTE 4746 OSVALDO
BAIGORRIA
24. 5. ABAJO EL TRABAJO De errantes, desheredados, pistoleros,
guapos, malandras y banqueros. "Abajo el trabajo y quien lo trajo."
(Juan Filloy, Caterva, 1937) "Nosotros somos los vagabundos, los
mal- hechores, la canalla, la escoria de la socie- dad...
Trabajadores: queris emanciparos? Pues venid a ser criminales con
nosotros." (El Perseguido, 1890-91) Cuando lo conoc ya no pareca un
dandy pero an merecaese apodo.Tena anteojosredondoscomo los que
usaba Lennon, barba blanca, camisa y pantaln nuevos, zapatos de
cuero. Caminaba con dificultad, apoyndose en un bastn de madera
fina, a causa de una hemipleja. Y se ergua con dignidad a sus 85
aos. El problema princi- pal: estaba marcado por portacin de nombre
propio. Germinal es todo un apelativo en la historia del anar-
quismo. En especial, dentro de los individualistas. Esta corriente
poltica y existencial, al contrario de lo que puede pensarse, no
implicaba necesariamente el aisla- miento de cada uno dentro de la
ficcin llamada "indivi- duo"; al contrario, sola incluir cooperacin
con seres afines aunque renuentes a la actividad organizativa
(incluso obrera). Una a esos seres una fuerte sospecha: el ansia de
organizacin siempre tiende a ser liberticida. punta decuchilloo
pistola.Peroquiz yquizseslanica palabra que tal vez pueda decirse
en este caso necesita cierta predestinacin en el derrotero de sus
lneas de fuga. DE REGRESO Por su parte, El Pibe Materia vagabunde
slo unos pocos aos. El retorno a la casa materna result tan sor-
presivo como la partida: todo fue sin avisar. Cuando vol- vi a
Mataderos, vena vestido con una bombacha como la que usaban los
gauchos. Mi madre me mir y dijo: Quin es ese campesi- no?. No me
reconoci. De ah pas a la filas del subproletariado de ciudad. Fue
canillita, lustrabotas,ayudantede cocinero, pende panade- ra y ms
tarde maestro en todas las especialidades: estiba- dor, palero,
maquinero, amasador, facturero... De croto a obrero. Saba hacer
medialunas, masas finas, todos lostipos de pan.Cuando se cortaba la
corriente elctrica, poda ama- sara mano. Comoerafcil conseguir
changasporun da, una semana, una quincena, cambiaba una y otra vez
de panadera; en ninguna dur ms de unos pocos meses. Sigui igual
despus de casarse y del nacimiento de su hijo, o sea,yo. Lo mximo
que permaneci en una panadera fue un ao y medio, y eso fue para
completar el tiempo que necesitaba para jubilarse. El cambio de
lugar de trabajo fue quiz su manera de extender la trashumancia en
la ciudad. Al final se jubil con $230por mes,durante los aosen los
que un pesoargentino se converta en un dlar. Y por qu dejaste de
crotear, all por los aos 30? le pregunto, a quemarropa. Y... Por
nostalgia responde. Nostalgia de qu? Nostalgia del regreso.
ANARQUISMO TRASHUMANTE 4948 OSVALDO BAIGORRIA
25. mientras me guiaba un ojo en un barco en las islas
Canarias. Ella tena 23 aos, vena de Katmand, andu- vo por toda el
Asia y quera ir a Sudamrica. Yo tena 64. Ya hace ms de veinte aos
que estamos juntos. Alicia y yo nos miramos.Chalet,barco, islas
Canarias? Donde estaba el linyera que vinimos a entrevistar?
Esqueyo pasportodas lasescalassocialescomen- z a relatar de un modo
casi defensivo, como si nos leye- ra el pensamiento. Viaj en los
techos de los trenes y tambin en barco, como un pash. Primero, que
con los milicos de los aos 70, para un anarquista con un nom- bre
como el mo no era muy inteligente quedarse en la Argentina.
Segundo, me haba rajado del pas con la guita que les saqu a unos
tipos que estaban en el nego- cio del oro. As que por ac no poda
aparecer. En fin, la pegu. Pero qu te puedo decir: todo lo que soy
se lo debo a mi pap. se s que fue un luchador de toda la vida: no
fumaba, no beba ni jugaba al ftbol. Al ftbol lo consideraba un opio
de las multitudes, como todos los verdaderos anarquistas. Yo
siempre segu su ejemplo. Parece que el viejo acostumbraba llevar a
sus hijos a esos picnics en la Isla Maciel donde muchos portaban
armas para hacer prcticas de tiro en el monte o los bal- dos.
Germinal recordaba con una cruza de orgullo y nostalgia ese amor
del padre por las armas de fuego y la transmisin a los hijos de una
cierta pasin expropiato- ria. Es imposible reconstruir con
fidelidad el ritmo de su relato; refino y edito como puedo las
esquirlas de esa crnica oral trashumante, que a veces pareca no ir
a nin- guna parte, como la deriva linyera. Germinal era un narrador
veloz, que disparaba fragmentos prontos a inte- rrumpirse ante el
cruce de una ancdota imprevista o a disolverse para siempre en una
nueva historia. Pero aquella vez no fue la primera que yo viaj en
barco, eh. Qu te penss. Conozco el mar desde chiquito. Grupos
autnomos de afinidad, como Los Atorrantes, Los Desheredados, La
Expropiacin, Los Hambrientos de Barracas, La Libre Iniciativa, El
Errante y El Descamisado, entre otros, proliferaron desde fines del
siglo XIX en la Argentina. Algunos de ellos editaron peridicos con
tiradas de miles de ejemplares, donde rei- vindicaban la
antiorganizacin, el hecho agitador, la unin espontnea: "Los
individuos deben unirse toda vez que quieran llevar a cabo un acto;
una vez realiza- do lo que se proponan realizar, el grupo queda
disuelto". El Perseguido fue el ms importante de esos diarios. El
siguiente en importancia fue Germinal. Es sabida la antigua
costumbre, entre familias liberta- rias, de bautizar a los nios con
sustantivos solemnes, notorios, destacados segn referentes mticos o
histri- cos. Pero al viejo calabrs Vicente Cerella anotado como
Chiarelli por los oficiales de inmigracin se le fue la mano: sus
hijos fueron Mayo, Numen, Luz, Minerva, Iris Anarqua (quien tuvo
que ocultar su segun- do nombre con frecuencia), Ateo (quien termin
anota- do como Amrico) y Germinal. LINYERA PASH Fui a visitarlo una
tarde calurosa de febrero junto a Alicia Vergili, ex alumna y
periodista que me acompa sin olvidar de llevar su grabador, por
fortuna, a la prime- ra, segunda y tercera entrevista. l nos invit
a sentarnos en el living, sac una cerveza de la heladera y le pidi
a su joven mujer que encendiera el ventilador para que nos
sintiramos cmodos. Ella tena una sonrisa breve, melanclica. Era
delgada, de pelo negro corto, hablaba poco. La present como Lul; me
son a nombre falso. Nos conocimos en el 77 la seal con la cabeza,
ANARQUISMO TRASHUMANTE 5150 OSVALDO BAIGORRIA
26. pap significaba que le estaba diciendo a todo el mundo que
yo todava no era suficiente hombre para defenderme solo. Me enoj
con el viejo y me fui de casa. ARRIBA DE LA BOSTA Los primeros
vagabundos que conoci eran artesanos: "vendan baratijas", recuerda.
Pero su mentor en la vida de linyera fue un escritor espaol: Rafael
Ambrosio de la Santsima Trinidad Ruiz de las Cruces Snchez Games
(no Gmez), un nombre que Germinal disfrutaba repetir de un tirn,
como si estuviese venciendo a un trabalen- guas, para agregar luego
su versin abreviada: Ruiz. Parece que este Ruiz public un libro en
Crdoba, Visin serrana. Germinal no recordaba cundo, ni lo tena
consigo, pero me mostr una foto del autor. Una figura de bigotito
con las puntas retorcidas hacia arriba, boina y polainas, una
estampa de principios del siglo XX que introdujo al joven linyera
en esa bohemia diurna que viajaba gratis en los techos de los
trenes. Vos ac no tens patrn, me deca Ruiz. Slo por eso, ya la va
es superior a todo. Si trabajs, sos tantero (trabajar por "tanto",
la bolsa de maz o lo que fuere) pero siempre es provisorio, por un
tiempito. Despus queds libre. Y me mostraba a los catangos, los
emplea- dos en las estaciones del ferrocarril: ah estaban, atados,
encadenados a un pueblito de mierda. Vos sabs por qu les decan
catangos? Es el nombre de unos gusani- tos que se forman debajo de
la bosta. O sea: cuando en el campo levants la bosta y la das
vuelta, ves catangos. Empleados de estacin. Calcul: les pagaban un
peso cincuenta por da, y todava les descontaban treinta y cinco
centavos por la comida. No eran gusanos? Si jun- tando maz se
ganaba treinta y cinco o cuarenta centavos Porque resulta que
cuando la Semana Trgica, en 1919, mi viejo era capo de la FORA en
Mar del Plata. As que una noche rodearon la casa y lo vinieron a
buscar. Pas dos aos en la crcel de Baha Blanca. Y cuando sali,
decidieron expulsarlo a Italia. Pero como l tena mucha parla,
convenci al juez que no poda separarse de su familia.Al final, la
justicia dictaminque el gobierno nos tena que pagar el pasaje a
todos. As que viajamos en el Principesa Mafalda. Pasamos un ao en
el pueblito natal de mi viejo: Rossano, provincia de Cosenza;
despus nos volvimosa BuenosAires. Siempre viajamostodos juntos,
pero como mi viejo no poda entrar legalmente al pas, tuvo que
bajarse en Montevideo y entr a la Argentina un tiempo ms tarde.Yo
tendra entre diez y once aos. Poco despus de su vuelta empec a
linyerear por mi cuenta. La familia se estableci en el barrio de
Mataderos, donde Germinal conoci a los primeros guapos y malan-
dras. Entre stos construy su carcter, con toda esa inclinacin al
combate y a la fuga. Por causa de una pelea, tuve que irme para
siempre de mi casa a los catorce aos. Resulta que yo andaba de
novio con dos hermanitas; ninguna de ellas lo saba. Pero se enter
un to de ellas, un personaje orillero, que un da me vino a ver. "A
ver vos, me dijo, ands de novio con mis dos sobrinas?" Y me dio una
trompada en la pera que me dej mareado. Me met corriendo adentrode
casa pero no a esconderme,sinoa buscarel revlver de mi pap. Ojo que
yo saba que era menor, que ese tipo me haba golpea- do delantede
todos y que por lo tanto yo no la iba a pagar con la crcel. As que
sal a desafiarlo. Pero el tipo ya no estaba.Ahora, esa noche,
cuando mi viejo volvi del traba- joy seenter,sali a buscarlo.
Loencontrdormido,lo sac de la cama a trompadas, lo dej de hospital.
Y yo entonces me enoj. Sabs por qu me enoj? Porque vivamos en
Mataderos, no s si me entends. Y lo que haba hecho mi ANARQUISMO
TRASHUMANTE 5352 OSVALDO BAIGORRIA
27. un arreglo. La seora me contrat para espiar al marido. Me
pagaba diez o veinte pesos por da, no me acuerdo. Le hice bien el
trabajo; hasta averig que el tipo tena una casa de juego ah en
Tandil. Despus me fui, no iba a andar de vigilante toda la vida.
Con la guita que junt, me compr un Colt. Volvi a las cosechas. Pero
ya con el talento y la herramienta para empezar a ganarse la vida
de otro modo. Adems, tena debilidad por la ropa fina, l siem- pre
lo deca. Tal vez era uno de los pocos crotos que lle- vaba sbanas
en la bolsa al hombro. S, el mo era un monito bien armado, limpito
porfiaba. Eso de las sbanas es la primera vez que lo escu- cho le
advert. Pero s, llevaba una o dos sbanas.Apenas llegaba a un arroyo
me lavaba toda la ropa.Yo era buen mozo y me gustaba vestir bien.
Una de las debilidades que tenamos los porteos eran los trajes, los
zapatos, las camisas bor- dadas, la ropa interiormandada a hacer a
medida.As que cuando poda, me mandaba a hacer ropa, qu te cres.
QUIEN PREFIERE LA CADA A los 17 aos, otra pelea torci para siempre
el rumbo de su viaje. Yo era empleado de un vasco que se llamaba
Villegas Iturralde, de Tandil. Le haca de manejante en su carro. Me
tratababien, comamosde todo, lo acompaaba a beber sus buenos vinos,
por supuesto que nunca fui borracho, en mi casa me haban enseado
otra cosa; as que yo esa vez estaba tranquilo, simplemente beba un
poco con el vasco Villegas, en una pulpera. Resulta que cay un tipo
recin salido de la crcel de Sierra Chica, un la bolsa. Cuando un
hombre haca veinte bolsas, eran ocho pesos. Claro que haba que ser
rpido. Pero esas excursiones eran fructferas. S, era linda la va.
Germinal junt maz, trabaj de matarife, y tambin de "manejante" (el
que conduca las carretas, general- mente de diecisis caballos, en
las que llevaban las cose- chas al puerto). Hasta tuvo una breve
ocupacin de detective para una esposa traicionada por su marido.
Estbamos en la Sierra de Tandil con Ruiz y ste me dice: "Vos and a
buscar agua que yo junto unos cagajones para hacer fuego". Unos qu?
En Espaa as se le deca a la cagada de los caballos. No a la bosta:
porque para los chanchos, era bosta; para los caballos, cagajones.
Entonces voy unos 600 metros a buscar agua y, cuando vuelvo, Ruiz
seala a una seora que estabalejos,sobre la terrazade un casa que
parecaun castillo. "Esa seora vino a preguntarme si haba visto
pasar a un tipo con traje marrn, rengo, que caminaba junto a otra
mujer con velo. Parece que lo anda buscan- do", me dice Ruiz.Yo
apenas escucho eso rumbeo para el castillo."Adnde vas?Ven para ac",
me grita Ruiz.Yo, nada: haba visto la oportunidad. Llego entonces
al casti- llo y saludo:"Buenastardes".La seoracontesta:"Buenas
tardes". "Lindo da, no?" "Lindo da, s".As va el dilo- go, hasta que
la seora pregunta"Ustedes de ac?"."No, yo soy tuberculoso, enfermo
de los pulmones, y por reco- mendacin mdica me paso todo los das
por las sierras". "Ah" dice la seora, y ah cae: "Usted no vio pasar
a uno con traje marrn que camina un poquito rengo?" "S, le digo,
iba con una seora con un velo". Le doy la descrip- cin que me haba
anticipado Ruiz y entonces la mujer baja y se vuelve como loca, me
agarra del brazo: "Dnde est, dnde est?". "Momentito, seora, qu se
yo dnde est, lo vi pasar noms". Y bueno. Ah noms llegamos a
ANARQUISMO TRASHUMANTE 5554 OSVALDO BAIGORRIA
28. particip en varios asaltos. Lleg a unirse al grupo que
operaba con El Pibe Cabeza. Y parece que fue uno de los pocos
sobrevivientes de aquella banda legendaria. Por cierto, como
confirm mi padre, pag sus andanzas con cinco aos de crcel en la
Penitenciara de Las Heras. En febrero de 1937, desde la sombra le
escribi un poema a Julio Gordillo, alias Pibe Cabeza, recin abatido
por la policaen Mataderos. Me lo ley: "l muri al caer el da/ un
martes de carnaval/ y el rbol que al caer lo vio/ pobre, vencido de
muerte/ compaero de su suerte/ tambin des- apareci/ Pero ahora
quiero yo/ cantarle a la sociedad/ si es vencido en realidad/ quien
prefiere la cada/ porque en ley pierde la vida/ pero no la
libertad". El diario Germinal, que lleg a tirar 2000 ejemplares
hasta su final, en 1898, afirmaba que en el mundo del futuro "slo
los necios trabajarn". Y este Germinal que portaba nombre propio a
conciencia quiso vivenciar una parte de aquel mundo en el presente.
En la dcada del 1950 se dedic al contrabando de autos en la clebre
zona franca del paralelo 42. Ah cay de nuevo, despus de un
ametrallamiento en la regin del Maytn. No se puede usar armas de
guerra para reprimir a tipos como nosotros le protest al comandante
de la Gendarmera; nos haban disparado con una ametralla- dora de
pie. Me lo cont en la segunda entrevista, con esa voz agriada por
la edad que qued registrada en la cinta del viejo grabador. Dijo
que aquello haba ocurrido como a las tres de la madrugada. Venan
por un camino desierto del sur y, de repente, son la metralla
frente a los autos. Aquel que conduca Germinal recibi dos tiros,
uno que entr por una ventana y otro que le revent una goma.
Germinal gir el volante de un tirn para dar la vuelta, hacindose a
un lado para que no lo chocaran los otros dos vehculos que venan
detrs. E intentaron regresar a tal Palacios, que lo conoca al
vasco. Y como yo era por- teo y ese tipo era paisano, l me entr a
buscar. Yo era arisco, cosquilloso. Empezamos a discutir por una
cosa o por otra, no s si por la guerra del Paraguay, y el vasco
Villegas, con el nimo de parar la pelea, me pidi que fuera a buscar
los caballos. Entonces este Palacios me ofrece un redomn que tena
el dueo de la pulpera. Sabs qu es un redomn? Es un caballo que
cuando lo subs puede empezar a corcovear; ahora cuando anda, anda.
Yo me cri entre caballos, ah en Mataderos, les conozco todas las
maas y las trampas. Entonces vi que este Palacios le pona el recado
al redomn, pero que lo cinchaba corrido; o sea, en vez de cincharlo
ac (al medio), lo cincha ac (un poco ms adelante de la barri- ga
del animal) y entonces el caballo mete la panza y te corre la
cincha; o sea, vos lo aprets pero no queda firme el recado.
Imaginate, un redomn, que poda empezar a corcovear, y con el recado
as... Yo lo mir a Villegas, y Villegas fue a cincharlobien al
caballo,porquel tambin se dio cuenta de que el Palaciosese me quera
hacer pasar un papeln.Y bueno,mont.El caballopeg un salto y yo le
met palo y palo, y sal. Lo ms bien; fui a buscar a los otros
caballos, volv. Pero ah s, al volver, fui directo al Palacios ese y
le dije: "Ah lo tens a tu caballo, todo reventado por los golpes
que le di". Entonces el tipo sac el cuchillo. Yo me tena fe para la
pelea, para m era una fiesta, era cristalizar mi deseo de probarme
con el cuchi- llo. Peleamos. Y lo cort. Pero no vi el final. No s
si qued vivo o muerto. Porque se arm un lo brbaro en la pulpera,
Villegas tuvo que sacar una Full uno de esos revlveres francesescon
tambor, y dispar cuatro o cinco tiros. Ah, aprovechando la
confusin, yo agarr el mono y me fui a cortar campo. Nunca supe qu
pas. Germinal aprendi lo ms rpido que pudo a dejar de crotear sin
convertirse en catango. Con su primer Colt, ANARQUISMO TRASHUMANTE
5756 OSVALDO BAIGORRIA
29. un pibe, que ahora debe andar por los 50 y pico de aos. Me
acuerdo que yo tena mi oficina en la calle Suipacha, casi esquina
Crdoba, un semipiso con todos los chi- ches, empleados, mucama, en
fin. Una vez me llevaron a un juzgado en lo criminal por culpa de
un empleado mo, que haba emitido un montn de pagars, en una de las
tantas operaciones de quiebra. Sabs cmo se aviva- ron? A ese
empleado se le ocurri hacer todos los paga- rs para la fecha del Da
de los Inocentes. Qu bestia. Cmo va a hacer ese chiste? Por suerte,
el caso lo saqu en seguida a un tribunal en lo civil. Pero cmo
llegaste a tener esa oficina? Pagars, empleados...? Par que te
cuento lo de Uriondo. Un hombre de veras. Recto. Idealista. Un da
me viene a ver a la oficina y me dice: "Tengo que operar al nene
del corazn. Hice cuentas, y pens que el nico que me poda tirar un
cable era Germinal". As me dijo. Resulta que su nene tena cinco
aos. Y yo tena un fangote de plata, pero pensaba: y si todo lo que
hay en la caja de seguridad y en el banco no alcanza? Porque me
imaginaba que la operacin iba a salir una fortuna. Lo iba a operar
Liotta, en el Hospital de Nios, te imagins. Le dije: "No hay
problema, Emilio, pero cunto preciss?". "Diez mil pesos". Ah...
Bueno. No era tanto. O sea: mucha guita en los aos 50, pero para m
era una estupidez. Sabs por qu era una estupidez? Porquesaba cmo
conseguirla. No era un gil que me des- lomaba laburando. Para m la
guita vena fcil. Y por eso tambin se poda ir fcil.As que no lo dud:
enseguida le di no diez, sino veintemil. Uh... Uriondono lo
podacreer ni los quera agarrar. "Ac est la plata y punto", le
insis- t. "Ac hay un motivo por el cual se demuestra que la plata
puede servir para algo".Yo pensabay sigo pensando as. Para eso
sirve. Qu importa cunto necesits: se con- siguey punto.Uriondoal
finalagarrlos veintemil, claro. toda velocidad en la direccin por
la que por haban venido. Pero no pudieron llegar muy lejos; en el
Maitn la Gendarmera ya haba dispuesto una barrera. Cuando lo
desgrab, Alicia Vergili no pudo ubicar en la cinta cuntos ms aos de
crcel tuvo que pasar por esa segunda cada. Haba tanto en aquel
relato; detalles que el tiempo borra. Y QUE TRABAJEN LOS NECIOS
Despus me volv un bacn Germinal, satisfe- cho, destap otra cerveza.
Estuve en quiebras fraudu- lentas, en el negocio del oro, hice
mucha guita. Viv en distintos lugares, compr una finca en Misiones,
despus viv en Concepcindel Uruguay, en Necochea, Mendoza... Ahora,
ac. Miraba a su alrededor, al interior del chalecito de suburbio.
De repente, la cronologa avanzaba a los sal- tos, las ancdotas se
resuman en tres palabras. Y queda- ba claro que haba cosas de las
que prefera no hablar. Vos viste que la plata no tiene dios ni
bandera. Entonces, si hay que conseguirla, slo hay que pregun-
tarse cmo, y punto. Nada ms. Gracias a ese pensa- miento mo alguna
vez pude ayudar a los amigos. Por ejemplo, a Emilio Uriondo. Sabs
quin era Uriondo? En Los anarquistas expropiadores, Osvaldo Bayer
traza un perfil de Emilio Uriondo, uno de esos militan- tes armados
de las primeras dcadas del siglo XX, forma- do junto a Miguel ngel
Roscigna y Severino Di Giovanni. Un criollo de pura cepa,
levantisco, leal, auto- didacta. Un expropiador de verdad, que
robaba para financiar al movimiento libertario y que luego volva a
su trabajo habitual de albail. Qu tipo. La madre era india, sabs.
Uriondo tuvo ANARQUISMO TRASHUMANTE 5958 OSVALDO BAIGORRIA
30. estara de esa influencia. Fue cuando vi esto claramente,
con toda la fuerza de mi conviccin de anarquista, y toda mi lgica
de hombre lcido, que entr en la fase actual, la comercial y
bancaria..., de mi anarquismo". Ms que una lgica, una paralgica. O
una muestra de la ilimitada potencia del habla, capaz de
justificarlo todo. Claro que un discurso satrico no debera usarse
para desacreditar una lucha, una sed, un ro que empuj a tantos
hombres y mujeres contra la corriente del capi- tal, las clases y
el Estado. Pero entre las muchas formas de ser anarquista (e
individualista), la de Germinal se aproximaba demasiado a la de
aquella caricatura. Sabs qu pasa l no tena paciencia para discu-
tir con otra lgica que no fuera la de cierto common sense
construido en la va. Yo, en todo lo que hice, siempre trat de
conseguir el mayor producto con el menor esfuerzo. Es una ley que
todo el mundo busca, sigue y obedece. Aunque no lo diga. Una ley de
la va? Tambin hay otra: el acaparador, el propietario termina
siendo esclavo de "su" propiedad, de "su" dinero. "Propiedad, en el
sentido burgus de la pala- bra, significa propiedad sagrada"
(mientras que) ser libre de alguna cosa significa simplemente
carecer o estar exento de ella" (Max Stirner). Tal vez por eso los
vagos contemplativos de la novela Caterva, de Filloy, gastan y
prodigan como aristcratas el dinero "confiscado". Tal vez por eso
lo mejor es soltar, no aferrarse a ningn punto fijo, territorio,
posesin.No recortarotra porcin de suelo para despus tener que
defenderla entre rejas o paredes.Y no dar nunca por seguronada de
lo que se tiene.Ni siquie- ra el relato de un testigo presencial
grabado en una cinta. Esto ltimo lo aprend de golpe; en la tercera
visita, la entrevistasederrumbapenasllamamosa lapuerta. Esavez,
Germinal no ofrecicervezani silla para sentarse a la mesa. No
quiero que escribas nada de lo que grabaste El chico se oper, todo
un xito. Pero qu pasa? Al mes Uriondo viene, y me los devuelve. Los
veinte mil enteros. Qu lo pari. Te das una idea de la clase de tipo
que era? Creo que me doy una idea. Pienso en esa actitud al mismo
tiempo pcara y heroica, de guerrero y de buscn, de rebelde y de
aprovechador con capacidad para hacer cierta reconversin de su
destino. Por supuesto que des- confo de la veracidad de algunas
zonas del relato de Germinal, de su orgullo delincuencial, de la
ligereza con que se puede fanfarronear en medio de una historia de
xito ilegal. Pero tambin me acuerdo del mito del linye- ra rico,
millonario, esas leyendas urbanas que solan irrumpir cuando se vea
a algn vagabundo con su bolsa al hombro: "Dicen que ese croto tiene
millones escondi- dos". Quiz no eran leyendas. En El banquero
anarquista, Fernando Pessoa propo- ne un discurso argumentativo
satrico acerca del dinero. Habla de la acumulacin de capital
financiero entre los enemigos de la sociedad burguesa. Dice: si se
quiere destruir esas ficciones sociales que llamamos Estado,
religin, dinero, si se quiere eliminar esas formas que nos subyugan
y dominan, habra que subyugarlas o colo- carse por encima de ellas
para librarse de su influencia. En especial, dedicarse a dominar la
ficcin llamada dinero para no ser sometido por ella. Pero, contina
la argumentacin, esto nunca podra lograrse huyendo de la
civilizacin a comer races y beber agua de los manan- tiales. Nunca
sera posible rechazar por completo el dinero indispensable para
sobrevivir. "Cmo subyugar al dinero combatindolo? Cmo hurtarme a su
influen- cia y tirana no evitando su encuentro?", se pregunta el
argumentador de Pessoa antes de detonar su bomba ret- rica: "El
mtodo era slo uno: adquirirlo, adquirirlo en cantidad suficiente
como para no sentir su influencia, y en cuanto mayor cantidad lo
adquiriese, tanto ms libre ANARQUISMO TRASHUMANTE 6160 OSVALDO
BAIGORRIA
31. Mi viejo se encogi de hombros ante el desenlace de la
entrevista. Debe estar en deuda por alguna mejicaneada sen- tenci,
utilizando el clsico trmino lunfardo para la accin de llevarse todo
o parte del botn robado. Lo cierto es que mantuve mi palabra. Slo
fui tenta- do por algunos colegas a realizar una traicin diminuta,
casi imperceptible: pondra un seudnimo para contar una pequea parte
de esa crnica de vida. Y as lo hice: gracias a algn recuerdo
borroso de mi padre, en la primera edicin de este libro inclu un
par de prrafos atribuidos a un linyera de Mataderos supuesta- mente
denominado El Dandy. Los aos siguieronsu paso. GerminalCerellamuri
en el 2004. La fuente ya no corra peligro, haba dejado de existir.
Entoncesempec a sentirmelibre para rescatarpor completo ese elusivo
pedazo de memoria. Y reproduje todo lo que me conten estas
pginas.Palabrasms, pala- bras menos, aqu lo nico ficticio es el
apodo. hasta aqu me dijo, directo a los ojos. No mientras yo est
vivo. Me qued sin palabras. Ya haba preparado una lista de
preguntas para cubrir las perforaciones que exhiba el relato. Acaso
querra dinero, pretendera cobrar por las entrevistas? No lo
mencion, no pareca necesitarlo. Sabs qu pasa: todava me pueden
andar buscando. Mir que mucho de lo que te cont, para la justicia,
no prescribe. Adems,hay otra cosa: Germinales un nombre nico, nadie
lo tiene. En el mundo del hampa, hubo un solo Germinal.Que fue
anarquista. Y linyera. se soy yo. No recuerdo qu le dije, protest
dbilmente, pero al final tuve que aceptar, asegurarle que no
arriesgara su nombre en un libro. Acaso un alias? Tampoco quiero.
La historia que te cont, simple- mente, borrala. Porque cuando
salga publicada, alguno se va a avivar de que soy yo. Todava andarn
pensando que les debo algo, y por ah hasta tienen razn. Quiero
vivir tranquilo los ltimos aos que me quedan. Promet respetar su
voluntad. Nos despedimos. Pero en las diez cuadras que caminamos
hasta la esta- cin Ituzaing, Alicia y yo no pudimos dejar de
pregun- tarnos qu le habra hecho cambiar de opinin despus de haber
permitido que grabramos varios casetes. Me parece que lo que l hizo
nunca fue muy revo- lucionario reflexion ella cuando ya bamos en el
tren. Dice que su padre fue un verdadero anarquista, pero l? Se
habr colgado la chapa, la etiqueta para jus- tificar los robos, los
asaltos. Y ahora no querr que otros anarcos se enteren de esas
cosas. Puedeser. O que apenasnos contalgunos hechosy no otros. O
que minti, exager en torno de algunas hazaas y despus le entr
miedo. El fugitivo, el vagabundo que esconde su tesoro, el
perseguido: figuras que tambin cul- tivan paranoias, mitomanas,
obsesiones de la intemperie. ANARQUISMO TRASHUMANTE 6362 OSVALDO
BAIGORRIA
32. 6. BOHEMIA EN PAMPA Y LA VA De los linyeras a caballo, una
biblioteca en la cueva, las Tres Maras, la comuna de maz y los
matrimonios viriles. No tiene amo; no labra el suelo; dificil-
mente sabe lo que significa gobierno. (Samuel High, 1829) Tiene
alrededor de un siglo. Camina rpido, con la espalda algo
inclinada,