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Financiado por:

Gijón | Asturias | marzo 2012

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7 Prólogo

11 Introducción

15 ¿De qué hablamos cuando nos referimos a indígenas?

19 Indigenismo

23 El contexto geográfico

27 ¿Hasta cuándo?

33 El Buen Vivir

39 Los trece principios del Buen Vivir

49 El arte del Buen Vivir

53 Catálogo de piezas

índice

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Prólogo

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Una publicación más para aburrir a la gente con charletas pachamamistas sobre “El Buen Vivir”? ¿Un nuevo espacio new age? ¿Un intento más de educar a esta sociedad occidental “descarriada” desde una autocon-cedida superioridad moral? ¿Un nuevo balcón para pregonar ideas y/o hacer propaganda po-lítica o partidista?

Definitivamente, NO. Esta publicación, no sólo no es eso, sino todo lo contrario.

El texto que ahora tienes en tus manos preten-de ser un espacio de experimentación, de tra-ducción, de interpretación; un ejercicio de bús-queda de semejanzas culturales, un lugar para explicar el concepto del Buen Vivir sin más in-tención que la divulgativa y experimental.

Sabemos que en cualquier ejercicio de inter-pretación y posterior traducción de un con-cepto siempre hay algo que se pierde, siempre hay matices que no se desarrollan. Asumimos ese riesgo con la misma certeza que confia-mos en la riqueza que genera el mero intento del intercambio cultural.

Concebimos este texto como un paseo con la chaqueta al hombro por un concepto muy antiguo y muy conocido por todos: “El Buen Vivir”. Un paseo con aires nuevos y frescos

que reordene la –muchas veces intenciona-da- mística que rodea a los llamados pueblos indígenas, intentando acortar las distancias fí-sicas y cosmológicas que nos separan, que en muchos casos son mucho menores de lo que nos muestran y de lo que parecen.

La apuesta arriesgada de combinar ensayo con arte contemporáneo, obedece (como se desarrollará más adelante) a la demanda im-periosa de la población de generar nuevos diálogos a partir de nuevos lenguajes. O’DAM ONGd, como viene siendo habitual, asume con valentía este reto y pone en marcha toda su maquinaria creativa haciendo valer aque-llas palabras del famoso filósofo y poeta brasi-leño Orides Fontela, “sólo porque me equivoco encuentro lo que estoy buscando”.

No podemos dejar pasar la ocasión de reflejar aquí nuestro agradecimiento a quienes hicie-ron posible toda esta aventura. A la Agencia As-turiana de Cooperación al Desarrollo por creer en esta iniciativa. A todas aquellas personas y colectivos que no vamos a citar por eludir el riesgo de que se nos olvide alguno, pero todos y todas sabéis quienes sois. A todos vosotros, a todas vosotras, nuestro más sincero agrade-cimiento.

Salud y Puros Éxitos.

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Introducción

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l eje central del texto que sigue a conti-nuación son los trece principios que vertebran el Buen Vivir. Antes de abordarlos conside-ramos oportuno aclarar algunas cuestiones necesarias para comprender el concepto del Buen Vivir. Por ello, los primeros capítulos abor-dan temas relacionados con “lo indígena” para llegar al Buen Vivir propiamente dicho.

El capítulo titulado ¿Hasta cuándo? inten-ta poner un poco de orden en aspectos, que a nuestro juicio, son aún oscuros, confusos o erróneos, y que dificultan el entendimiento entre culturas y la buena vecindad.

El libro incluye imágenes de piezas de arte contemporáneo creadas expresamente para este proyecto. A estas piezas se las acompaña de textos curatoriales que complementan y refuerzan las propias obras.

Entendemos este texto como un acercamien-to sensorial al Buen Vivir y para ello nos he-mos valido de cuantas herramientas hemos tenido a nuestro alcance. El propio texto ha sido concebido como una pieza más del pro-yecto.

El Buen Vivir es un proceso inacabado que im-plica directa o indirectamente a un gran nú-mero de personas y colectivos.

A lo largo de los últimos doce meses hemos intervenido artísticamente espacios de Gijón, Oviedo, Avilés y Mieres. Creamos y mantene-mos el espacio web http://elblogdelbuenvivir.wordpress.com.

También hemos involucrado en el proceso a más de 200 alumnos del Colegio Público de San Juan de los Arcos de Oviedo, que han par-ticipado en actividades y recibido información sobre El Buen Vivir.

Se ha diseñado una exposición itinerante que llevará el concepto al mayor número de muni-cipios posibles y ya se trabaja en la composi-ción de una nueva muestra que sea capaz de llegar a nuevos públicos y beneficiarios.

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¿De qué hablamos cuando nos referimos a indígenas?

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l término “indígena” aparece definido en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española como “originario del país que se trata”. Atendiendo al lugar de origen del ser humano (África) resulta obvio que la mayoría de los pue-blos no son originarios de las tierras que habi-tan. Incluso a quienes hoy en día se denomina “indígenas” son poblaciones emigrantes y es posiblemente que fuesen exterminadoras de posibles pueblos anteriores a su llegada. Su residencia prolongada (con lo indeterminado y relativo del término) les ha determinado en buena medida ser considerados hoy en día como “indígenas”.

El propio término “indí-gena” (originario de las “Indias”) es una absoluta imprecisión y un tremendo error. Recordemos que Cristóbal Co-lón llegó a tierras americanas pensando que desembarcaba en “Las Indias”. Fue por este motivo que los habitantes de aquellas tierras (que encontraron por error los españoles a su llegada) fueron considerados a lo largo de la historia como “indígenas”.

Hay posiciones que defienden que ser indígena es pertenecer a una determinada “raza”. Este mismo criterio parte de otro grande y tremen-do error. Para los científicos resulta imposible definir una raza humana biológicamente. Sólo se puede definir por los rasgos culturales.

“La raza, al igual que la etnicidad en general, es una categoría cultural y no una realidad bioló-gica. Es decir, que los grupos étnicos, incluidas las razas, derivan de contrastes percibidos y per-petuados en sociedades particulares, en lugar de clasificaciones científicas basadas en genes comunes” 1.

Lo que sí resulta correcto, es hablar de “grupos étnicos”. Estos grupos étnicos se definen por compartir una determinada cultura, lengua, religión, historia, territorio, antepasados y pa-rentesco. Esta categoría de “grupo étnico” no es sólo atribuible a los pueblos con residencia en el continente americano anterior a la llega-da de Cristóbal Colón. Grupos étnicos también son los que habitan en Europa, Asia, etc.

Definir “indígena” por oposición a “europeo” o “blanco” es un atropello y una infravaloración de lo considerado “indígena” o “indio”. Su pa-trimonio cultural es lo suficientemente amplio como para ser definido de manera autónoma.

Atropello mayor supone referirse a “los pue-blos indígenas” como un todo igual y unifor-me. Nada tiene que ver un shuar de la selva amazónica ecuatoriana con un quechua andi-no, por ejemplo. Queda claro que no nos refe-

1. Phillip Kottack, Conrad. (2006) Antropología Cultu-ral. Madrid: McGraw-Hill.

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rimos sólo a la apariencia física sino a rasgos como patrones de residencia, filiación, religión, etc.

Coloquialmente se aceptó “indígena” como opuesto a “industrializado”, “europeo”, e inclu-so “capitalista”. Más adelante analizaremos los intereses que se esconden detrás de es-tas generalizaciones y atribuciones. Nosotros concordamos con el antropólogo mexicano Guillermo Bonfil Batalla en que “la categoría de indio designa al sector colonizado y hace re-ferencia necesaria a la relación colonial”2.

No se puede obviar la existencia real de di-ferencias entre grupos étnicos y el lugar de residencia de éstos. Pero a pesar de esas dife-rencias, en sentido amplio, los asturianos o los vascos no son ni más ni menos indígenas que los tepehuanos de México o que los mandinka de Gambia.

Es tan sólo la relación histórica que establece el antropólogo mexicano en su definición la que nos aproxima de manera más esclarece-dora al concepto, y no criterios como el tiempo de permanencia, rasgos biológicos e incluso culturales.

2. BONFIL BATALLA, Guillermo. (1992): Identidad y plu-ralismo cultural en América Latina. Buenos Aires: CE-HASS.

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Indigenismo

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E l “indigenismo” aparece en el diccionario de la R.A.E. con dos acepciones. La primera: “es-tudio de los pueblos indios iberoamericanos que hoy forman parte de naciones en las que predomina la civilización europea”. La segun-da: “doctrina y partido que propugna reivindi-caciones políticas, sociales y económicas para los indios y mestizos en las repúblicas ibero-americanas”.

Ambas acepciones reducen a Iberoamérica el área geográfica de residencia del objeto de estudio. Como hemos visto anteriormente se trata de una imprecisión. Sin embargo, para nuestras pretensiones resultan muy apropia-das estas dos acepciones ya que nos permiti-rán estructurar el discurso siguiendo los dos ejes propuestos, por un lado el académico y por otro el político.

Existen otras definiciones como la de Alejan-dro Marroquín: “el indigenismo es la política que realizan los estados americanos para aten-der y resolver los problemas que confrontan las poblaciones indígenas, con el objeto de inte-grarlas a la nacionalidad correspondiente“3.

El indigenismo más académico, por referirnos de alguna manera, busca el estudio y la rique-

3. MARROQUÍN, Alejandro (1972): Balance del indige-nismo. México: Instituto Indigenista Interamericano.

za del conocimiento en la diversidad de grupos étnicos existentes. La antropología ha jugado y juega un papel importante como disciplina más allegada al área. Los usos que posterior-mente se le dan al conocimiento extraído del estudio son múltiples y no todos bieninten-cionados.

De estos usos podemos derivar en la segunda acepción a la que anteriormente hacíamos re-ferencia y que se relacionaba con intenciones políticas. Estas intenciones se resumen en tres grandes tendencias:

1. Homogeneización cultural2. Rescate ideológico3. Integracionismo

Para muchos gobiernos de estados multiétni-cos la homogeneización cultural sigue siendo la panacea para el desarrollo. Gobiernos como el de México han creado todo un vasto cuerpo institucional orientado a homogeneizar cultu-ralmente a los más de 65 grupos étnicos que cohabitan en el país. Bajo la premisa de que un país culturalmente homogéneo es más fácil de gobernar y desarrollar, a menudo los gobiernos crean sistemas de educación acul-turadores, practican el abandono y aislamien-to de los grupos y una serie de estrategias to-talmente orientadas al etnocidio.

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Pero tampoco es necesario llegar a México para ver como determinadas políticas pue-den mermar una cultura y un pueblo. Tal es el caso de Asturias, donde una gestión mediocre ha condenado a la desaparición las diferentes lenguas locales y ha ido eliminando progresi-vamente rasgos culturales. Pese a los esfuer-zos por aniquilar lo asturiano, aún sigue vivo.

La segunda intención política que muchas veces se esconde detrás del indigenismo es el intento de rescatar ideologías europeas que tuvieron su auge en el siglo XIX. Relativamen-te reciente, pero bien arraigada entre algunos sectores, se acostumbra a querer ver en la vida “comunitaria” de los grupos étnicos -mayori-tariamente de Latinoamérica- muchos parale-lismos y simetrías con la ideología comunista.

Debemos ser tajantes en esta disociación y dejar claro que de ninguna manera “vida co-munitaria” y “comunismo” son lo mismo.

La tercera y última categoría de esta división que proponemos, nos lleva al “indigenismo in-tegracionista”, claro predecesor del etnodesa-rrollo. El integracionismo parte de la premisa que los diferentes grupos étnicos se encuen-tran marginados de la vida económica, políti-ca y cultural de un país; y por lo tanto, de su desarrollo.

Por ello, el integracionismo pretende apoyar este proceso de manera delicada para occi-dentalizar poco a poco al “indígena” y que éste se pueda beneficiar del desarrollo.

El contexto geográfico

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P ara entender tanto la vida comunitaria como el Buen Vivir tenemos que dedicar una líneas a describir el contexto en el que viven la mayoría de los grupos étnicos de Latino-américa.

La mayoría de los territorios ocupados hoy en día por los indígenas4 no se corresponde con los que ocupaban antes de la llegada de los europeos. Los pueblos precolombinos, en su huida de la colonización, dejaron atrás los te-rritorios fértiles y más propicios para el desa-rrollo de la agricultura y la ganadería, que eran los que habitaban hasta ese momento.

Los asentamientos se reorganizaron en las zo-nas altas e intrincadas, de difícil acceso y con condiciones más difíciles para la vida huma-na. Es por este motivo por el que los sistemas montañosos de Latinoamérica y las zonas sel-váticas del continente son actualmente el lu-gar de residencia de estos grupos étnicos.

En esos parajes donde la naturaleza lo da y lo quita todo, el individuo no es nada por sí mis-mo. Pasar el día con vida precisa de la colabo-ración de todos los integrantes de la familia, clan o comunidad.

4. Para facilitar la lectura asumimos en esta publica-ción el término “indígena” como sinónimo de grupo étnico y somos conscientes de su imprecisión.

La vida agrícola en los altos andinos, practi-cada de la manera tradicional, es lo suficien-temente dura como para que una familia sea incapaz de lograr un cultivo sin la cooperación del resto de sus vecinos. Si no hay cultivo no hay alimento y sin alimento no hay vida. Así de sencillo.

Por lo tanto, vivir en comunidad (la vida co-munitaria) muchas veces es una necesidad si se quiere seguir con vida, no necesariamente una opción.

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¿Hasta cuándo?

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E n este apartado queremos desenmas-carar lo que a nuestro modo ver son impe-dimentos para el entendimiento mutuo y la vecindad. Estos impedimentos son mitos, fal-sas creencias, bulos, constructos teóricos po-líticamente intencionados, etc. que se han ido forjando a lo largo de los últimos años, y que necesitan ser revisados si queremos que “occi-dente” comparta o recupere El Buen Vivir.

Los pueblos precolombinos atesoran una cos-movisión diferente a la llamada occidental. Pese a las diferencias, son más las similitudes. Los indígenas, como los europeos, tienen sus sistemas productivos, su religión, sus sistemas de parentesco, su arte, etc. En las siguientes páginas nos centraremos en aquello que une, en lugar de separarnos:

1. Buenos y malosConsideramos errónea, capciosa y negligente la tendencia extendida de querer contraponer a los indígenas y a los europeos, ofreciendo una imagen distorsionada de ambos.Ni el europeo es el ser ignorante, individualista y alienado que muchas veces se presenta, ni el indígena es el ser prístino, puro y en armonía que nos venden. De ninguna manera.

2. Individuo vs ColectivoDebemos de distinguir muy claramente en-

tre indígena como ser individual y como co-lectivo –comunidad-. No todos los indígenas (ni siquiera de la misma comunidad o de la misma familia) tienen la misma opinión ni orientación política. Como todos, son seres individuales que se agrupan en comunidades de la misma manera que los asturianos sien-do seres individuales se agrupan en pueblos, villas y ciudades, habitando entre los vecinos discrepancias y coincidencias de pareceres. Existen intereses creados para mostrar que los indígenas tienen unidad de pensamiento y ac-tuación. Pero no es así.Acostumbramos a escuchar en occidente bar-baridades como “en representación del pue-blo quechua” o “el pueblo aymara dice que…” A todo aquel que ha tenido la suerte de vivir con alguno de los pueblos indígenas, lo prime-ro que le sorprende es la disparidad de crite-rios y la gran división política que existe en el seno de las comunidades. De la misma mane-ra, también se sorprende uno por el alto grado de participación democrática que practican. Como en todas sociedades existen mecanis-mos de compensación.

3. Comparaciones odiosasGarantizar la subsistencia de 20.000 indivi-duos no es lo mismo que garantizar la de 200 millones. Las necesidades son claramente dife-rentes y los caminos a seguir para dar respues-

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ta a estas necesidades también. Por lo tanto, la comparación entre sociedades no dará mu-chos frutos, como tampoco lo hará la exporta-ción de sistemas de organización social.

4. Esa fina línea El sistema económico tradicional de los grupos precolombinos no era un sistema basado en el acopio de bienes y materiales. Las diferencias sociales, como es de entender, no existían en la proporción y tamaño que lo hacen en las so-ciedades industrializadas, pero existían.Actualmente, por clara influencia del exterior, muchos de los individuos que pueblan estas comunidades indígenas muestran un interés por lograr una situación económica benefi-ciosa para ellos y sus familias, muchos acaban emigrando.El devenir de la historia y el intercambio cul-tural ha dejado cosas buenas y cosas malas. Corresponde a cada quien establecer la línea que separa lo positivo de lo negativo.

5. Ni de aquí ni de alláHay quienes se afanan en no catalogar como “indígenas” a aquellos que emigran de sus co-munidades en busca de un futuro que –ellos- consideran mejor.Es curioso, pero desde occidente se trata de ob-viar la existencia de individuos indígenas que deciden abandonar sus comunidades tempo-

ral o definitivamente. Consideramos este acto como una nueva imposición colonizadora que obliga a los individuos precolombinos a vivir bajo ideales europeos, tratando de conservar una especie de museo humano.Existe una realidad que no se puede obviar. Las comunidades indígenas están sufriendo despoblación y abandono. En muchos casos los jóvenes prefieren aventurarse a ser asala-riados en las ciudades que a permanecer en sus comunidades.Nada diferente que lo que ocurrió en los años 70 y 80 en Asturias cuando los pueblos em-pezaron a terciarizarse por la salida masiva de jóvenes en busca -deliberada- de un futuro económico.Una vez en las ciudades estos jóvenes pasan de ser “indígenas” a ser “pobres”. No hay ex-pectativa laboral, la discriminación y el racis-mo se hacen manifiestos y los jóvenes traspa-san rápidamente esa doble frontera; ya no se les considera indígenas pero se les margina por ello y fuera del paraguas cultural que le ofrecen sus comunidades pasan a vivir bajo el umbral de la pobreza.Muchos de estos indígenas aún cuando están en las ciudades siguen manteniendo las mis-mas costumbres y tradiciones que tenían an-tes de emigrar.Sin duda alguna, el sistema es cruel con esta población.

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6. La ausencia de oportunidad no supone ni virtud ni culpaCuando no existe la capacidad de elegir entre dos alternativas, y sólo se dispone de una, no se le puede presuponer al individuo ni la vir-tud por la sabiduría en la elección ni la conde-na por elegir la alternativa errónea.Así, si podemos elegir entre viajar solos en co-che o ir en transporte público, y elegimos la primera, desde un criterio ecologista sería san-cionable. De la misma manera, si no tenemos más elección que ir a pie, porque no tenemos ni coche ni transporte público, tampoco se nos puede tildar de virtuosos porque en realidad teníamos ausencia de oportunidad.

7. El Mito del Buen SalvajeColón en sus escritos manifestó haber llegado al paraíso natural, poblado de seres “natura-les”, según su terminología.Este mismo mito colombino ha sido resucita-do con fuerza por aquellos sectores que, para-dójicamente, más críticos son con la coloniza-ción y neocolonización.Se intenta ofrecer una imagen superlativa de sus vidas, sus creencias, modos de organi-zación, ideología, etc. en un intento más por crear un antagonista de ese “europeo” con-sumista, urbanita y alienado (tan real como minoritario), que por ofrecer un retrato ati-nado.

8. El Mito del europeo individualistaViene siendo normal que para ensalzar a unos haya que enterrar a otros. Lo que es a todas lu-ces injusto e incorrecto. Se intenta imponer la imagen del europeo despojado de cultura que dedica sus horas a consumir frenéticamente y que venera al dios “dinero”.

Nos gustaría simplemente recordar los gran-des pactos sociales que se han instaurado en las sociedades “occidentales”. Estos pactos son manifestaciones rotundas, descomunales y evidentes del alto concepto de ciudadanía que se maneja en occidente. El sistema educativo, el sanitario, el de circulación vial, el derecho, el de vivienda, etc. No se puede infravalorar estos grandes acuerdos alcanzados entre ciu-dadanos que regulan su convivencia. La convi-vencia de cientos o miles de millones de per-sonas. Entender, asimilar, respetar y hacer que se respeten estos acuerdos es la muestra más clara de que en occidente aún existen las so-ciedades y las civilizaciones, aunque a muchos les interese lo contrario. Desgraciadamente en los últimos años expe-rimentamos un retroceso evidente y una clara involución.

9. Aquellos maravillosos años.La historia del ser humano está marcada por constantes movimientos migratorios. Recor-

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damos una vez más que los pueblos a quienes hoy denominamos “originarios” del continen-te americano no lo son realmente. La llegada de nuevos pobladores a zonas ya habitadas bien podría ir acompañada de luchas tribales. Tenemos el reciente ejemplo de los aztecas. Dentro de este ir y venir humano en busca de alimento o riqueza, se enmarca la llegada de los españoles a América. Este desembarco, como la mayoría de los que se produjeron, fue acompañado de luchas, matanzas, tropelías y engaños. Querámoslo o no, la historia hu-mana está plagada de estos hechos. Hoy en día tenemos ejemplos frescos como es Irak y Afganistán. Todos ellos tan sancionables mo-ral y humanamente como reales.

Existe una corriente fuerte que se niega a aceptar el devenir de la historia y a asumir que –efectivamente-, por suerte o desgracia, la co-lonización se produjo y trajo consigo toda una serie de hechos y acontecimientos que des-embocaron en la actualidad. Renegando una y otra vez de la colonización y recordando aque-llos maravillosos años, tratando de hacerlos presentes de nuevo, no habrá camino para el entendimiento y progreso de las civilizaciones. ¿Qué sería de España si viviera anclada en un remoto pasado anterior a suevos, vándalos, alanos, fenicios, griegos, cartagineses, y un lar-go etcétera?

10. No es magiaSe han instalado en el subconsciente de mu-chos de los individuos de las sociedades “oc-cidentales” una serie de verdades que no son tales. El ritmo frenético de estas sociedades hace que se consuman contenidos, informa-ción y recursos naturales a velocidades de vér-tigo. Para lograr entender El Buen Vivir es pre-ciso frenar, reflexionar sobre aspectos básicos y desmontar este gran circo.Abrir un grifo y que salga agua no es cuestión de magia. Miles de seres humanos se han vis-to implicados en la construcción de la canali-zación de la red hasta que llega al grifo de tu casa. Darle al interruptor y que se encienda la luz tampoco es magia. Comer mandarinas en agosto o que todos los días haya en tu super-mercado lubina, besugo, salmón, panga, etc. tiene su coste al medioambiente.

Los grupos étnicos de Latinoamérica llevan un ritmo de vida en consonancia con la naturale-za. Cuando sale el sol empieza la vida, cuando se pone es hora de dormir.

El ritmo de crecimiento de las plantas y árbo-les marca la dieta básica. Esto mismo sucedía en la España de los 50 y los 60 hasta la fuerte expansión de los mercados, que convirtieron en normal algo que per se es antinatura.

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E l Buen Vivir tal y como se conoce hoy en día es un concepto que nos llega de la mano de algunos de los grupos étnicos de América Latina. No obstante, este concepto, con las ló-gicas adaptaciones y matices, también forma-ba parte de la filosofía clásica europea, y tam-bién del pensamiento moderno como recoge Ernest F. Schumacher o Manfred Max-Neef. En definitiva el ser humano, estuviera donde y cuando estuviera, siempre reflexionó sobre eso: vivir bien.

El concepto, presente desde antaño en la cos-movisión andina, ha alcanzado una espec-tacular repercusión en los últimos años y ha logrado plasmarse en la constitución de dos países, Bolivia y Ecuador.

Lamentablemente, los gobiernos de Morales y Correa sólo han utilizado el concepto de mane-ra propagandística y electoral. Sus idílicos pla-nes de gobierno que proclamaron a los cuatro vientos el compromiso con los derechos de la “Pachamama” (Madre Tierra) se convirtieron, como suele ser habitual, en atentados contra ella.

Errores políticos aparte, El Buen Vivir que tra-bajamos en esta obra es un concepto extraí-do de la sabiduría andina, principalmente de los quechuas (Sumak Kausay), aymaras (Suma

Qamaña) y mapuches (Küme Mogen); eso sí, traducido o reinterpretado para la puesta en práctica en esta sociedad europea.

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Dicen los quechuaparantes y expertos en len-guas andinas que se pierde mucho contenido al traducir al español “Sumak Kausay”. La Coor-dinadora Andina de Organizaciones Indígenas (CAOI) explica El Buen Vivir de la siguiente ma-nera:

1. El “Suma Qamaña” (El Buen Vivir) para los ay-maras: “todos y todo somos parte de la Madre Tierra y de la vida, de la realidad, todos depen-demos de todos, todos nos complementamos. Cada piedra, cada animal, cada flor, cada es-

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trella, cada árbol y su fruto, cada ser humano, somos un solo cuerpo”.

2. El “Sumak Kausay” (El Buen Vivir) para los quechuas: “los territorios no son sólo un es-pacio geográfico, son el pasado, presente y fu-turo. Son los bienes naturales, es la soberanía territorial, nuestra organización, pensamien-to, espiritualidad, economía y cultura. Es mu-cho más, por todo es integral. Ahí se vive y se convive”.

3. El “Küme Mogen” (El Buen Vivir) para los ma-puches: “estar en equilibrio y en armonía, es-tar bien y no tener enfermedad. Es prevenir las cosas y pensar lo que se hace, criar bien a los hijos en contacto con la naturaleza. Se traduce en el respeto que se debe tener a la ñüke kuxa-lwe (madre naturaleza). Buena vida, equilibrio corporal y espiritual, armonía personal y fami-liar: küme küpanche, familia buena y feliz”.

El Buen Vivir expresa el deseo por una vida ni mejor ni peor que la de otros, si no simple-mente buena. Los indígenas académicos que se han encargado de llevar el término fuera de sus fronteras originales hacen especial hin-capié en que El Buen Vivir es diametralmente opuesto al Vivir Mejor. Dicen que Vivir Mejor implica consumo de bienes, competencia, in-dividualismo, etc. Desde su óptica en occiden-

te las personas se afanan en Vivir Mejor. Esta opinión que a priori puede no admitir discu-sión podría llevarnos a un laberinto filosófico que se escapa del objeto de estudio. ¿En una democracia quién tiene la autoridad moral y legal suficiente para determinar cuáles son las necesidades de cada individuo?

Para simplificar el asunto y no perder el pun-to de análisis, asumimos que los críticos del Vivir Mejor se refieren al consumo exagerado –con lo relativo del término- de materias pri-mas procedentes todas ellas de la naturaleza, y por tanto finitas. Tener un avión, diez coches y veinte casas significa extraer de la naturaleza el material suficiente para fabricarlas, algo que puede parecer desmedido para las necesida-des de miles de millones de personas y normal para unos pocos cientos. La cuestión se presen-ta menos relativa cuando valoramos que para que una persona posea todos esos bienes se perjudica y se empobrece a otros.

Además la naturaleza es uno de nosotros, noso-tros somos naturaleza, por lo tanto expoliar a la naturaleza significa expoliar a un semejante. El Buen Vivir es la vida en plenitud. El Buen Vi-vir es la vida en armonía de todos (y no sólo los seres humanos) los que habitamos en este planeta. El Buen Vivir es saber vivir con los rit-mos de la naturaleza marcados por la luz del

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sol y las estaciones del año. Es respetar a los demás (no sólo los seres humanos).

Dedicar el tiempo preciso a cada cosa. El Buen Vivir no es una posición política sino una prác-tica vital y filosófica, un concepto tan amplio como la vida y tan particular como cada una de las acciones que llevamos a cabo cada día.

Al ser El Buen Vivir un concepto holísitico resul-tan esclarecedores para el entendimiento los trece principios de obligatorio cumplimiento elaborados por los aymaras.

Según ellos estos principios recogen la esen-cia del Buen Vivir, y son:

Saber comer (Suma manqaña)Saber beber (Suma umaña)Saber danzar (Suma Thokoña)Saber dormir (Suma IkIña)Saber trabajar (Suma Irnakaña)Saber meditar (Suma LupIña)Saber pensar (Suma amuyaña)Saber amar y ser amado (Suma mañana munayaSIña)Saber escuchar (Suma ISTaña)Saber hablar (Suma aruSkIpaña)Saber soñar (Suma SemakaSIña)Saber caminar (Suma Sarnakaña)Saber dar y recibir (Suma Churaña, Suma kaTukaña)

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Los trece principios del Buen Vivir

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pesar de la necesidad de la sensi-bilización de “pancarta y megáfono”, consi-deramos que la mejor vía de acercamiento a los individuos de las sociedades europeas es la utilización de los mismos lenguajes que ellos utilizan, dígase arte contemporáneo, re-des sociales, lenguaje digital, etc. Por ello, re-huimos deliberadamente de la utilización de elementos tradicionales a nuestro juicio des-gastados, como la policromía, la utilización de imágenes que evocan seres roussonianos o el uso de lenguajes incitando a rebeliones que nunca llegan. Rehusamos de utilizar estos ele-mentos sabiendo que aún existen espacios y momentos para su uso, aunque éstos habiten –en muchas ocasiones- en la historia.

Asumiendo este desafío de “traducir” El Buen Vivir a la que nosotros consideramos la rea-lidad social, política y cultural de sociedades como la asturiana o la española en general, pasamos pues a afrontar los peligros del este primer versionado.

1. SABER COMER (Suma Manqaña)

En España el 45.2% de los alumnos/as5 pade-ce de sobrepeso. La obesidad es mayor en los

5. Estudio de Prevalencia de Obesidad Infantil ALADI-NO (MSPSI) 2010 - 2011.

alumnos (22%) que en las alumnas (16,2%). Se demuestra que el porcentaje de sobrepeso es superior en aquellos alumnos que tienen apa-ratos como consolas, dvd o tv en su dormitorio.

La obesidad infantil es, sin duda, la antesala de enfermedades crónicas como la diabetes, la hipertensión, cáncer o enfermedades cardio-vasculares. El estudio revela que la obesidad afecta más a las clases sociales desfavoreci-das. El consumo de alimentos “chatarra” y de grasas suele ser mayor en estas clases.

El ritmo de vida que se impone (y que se deja imponer) lleva a considerar la alimentación como algo “que hay que hacer” y no como lo que es, algo básico para la salud y el bienestar del ser humano. El Buen Vivir dedica tiempo a cocinar y preparar lo que será la fuente de la energía para pasar el día. Vivir Bien es también elegir un buen momento, el espacio apropiado, la cantidad justa y la buena calidad de los ali-mentos. Si “somos lo que comemos, lo que pen-samos y lo que hacemos”. ¿Qué queremos ser?

2.SABER BEBER (Suma Umaña)

Pese a lo que pudiera parecer, “saber beber” en El Buen Vivir no hace referencia a la capacidad de soportar el alcohol. Saber beber hace refe-

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rencia a la importancia de la bebida en el ser humano. Las bebidas alcohólicas entran den-tro del concepto, pero como un tipo más de los muchos que existen y no como tema central.

Sobra recordar en este texto la importancia de la hidratación para el ser humano, cuyos efec-tos positivos se manifiestan en la piel, la tem-peratura corporal o el estado de nuestros riño-nes. Donde queremos hacer hincapié es en la función social de la bebida. Bebidas como el café, el té, la sidra, la cerveza, el tequila, el vino o el mezcal, son en diferentes culturas, bebi-das eminentemente sociales. Por bebida so-cial entendemos aquella que suele ser bebida en comunión o aquella que está presente en acontecimientos, rituales o reuniones.

Saber Beber es sentarse a compartir una taza de café con un amigo, recrearse en su sabor y buscar la excelencia del momento. En Etiopía, la cuna del café, la ceremonía tradicional im-plica compartir obligatoriamente tres tazas de “bunna”6: abol, tona y baraka, garantizando así que se genera el tiempo suficiente para compartir.

Saber Beber es disfrutar de las bebidas alco-hólicas en su justa medida, es decir, esa que

6. Bunna es el término en una de las lenguas locales para denominar al café.

viene marcada por la salud y el disfrute antes, durante y después de la ingesta.

3. SABER DANZAR (Suma Thokoña)

La danza ha estado siempre presente en la his-toria del ser humano. Nos ha servido para con-tar historias, para practicar rituales religiosos, políticos, sociales, sexuales, ritos de paso, etc.

El número de movimientos del cuerpo huma-no es infinito. Cada cultura pone énfasis en unos determinados movimientos y ritmos, de-finiendo así su estilo, y expresando a través de éstos, sentimientos e ideas. En algunas cultu-ras la danza sirve para entrar en comunicación con los dioses o entrar en estado de trance. Tal es el caso de los indígenas tepehuanos del Norte de México que llegan a bailar cinco días seguidos cumpliendo su ritual del “mitote”.

Para los “indígenas” Saber Danzar implica co-nocer las tradiciones, los rituales, las normas sociales imperantes y además, mostrar interés por ellas. Conocer los bailes reafirma la perte-nencia del individuo a una comunidad.

Como vemos, el baile observado con una pers-pectiva antropológica, significa mucho más que divertirse y moverse de un lado a otro.

Incluso los bailes repetitivos de ritmos elec-trónicos que se practican en las discotecas son un fiel reflejo de la sociedad. En ellos ve-mos representados valores, modos de relacio-namiento (incluido el no relacionamiento), el concepto de belleza, etc.

Saber Danzar para El Buen Vivir es sinónimo de saber compartir y de sentirse miembro de una comunidad, reconociendo en ella una identidad colectiva. Todo ello sin olvidar claro está, la diversión, el disfrute y el juego.

4. SABER DORMIR (Suma Ikiña)

Una de las características del Buen Vivir es que todo está interrelacionado. Todos los prin-cipios dependen unos de otros. Por eso, para Saber Dormir es preciso saber trabajar, saber comer, saber beber, etc.

Saber Dormir significa el reposo de cuerpo y alma que llega de la mano de la caída del sol y que termina con el alba. El noctámbulo es un ser eminentemente urbano y propio de sociedades industrializadas. En lugares donde no hay luz eléctrica la vida nocturna es mucho menor y el número de noctámbulos es muy reducido. El ser humano es un ser vivo que ne-cesita vivir de día y descansar de noche. Vivir

al contrario de estos ritmos es posible, pero no por ello saludable y natural (la luz eléctrica es una creación cultural).

Saber dormir es escuchar el ritmo que impo-ne la naturaleza y alejarse de distracciones que impidan el descanso que el cuerpo mere-ce. También es tener la tranquilidad y el relax necesario para que llegada la hora los ojos se cierren y el sueño nos invada.

5. SABER TRABAJAR (Suma Irnakaña)

Sabido es que “trabajar dignifica al ser huma-no”. El ser humano es un ser productivo que encuentra en el trabajo la materialización de esa productividad. Saber Trabajar no hace tan-ta referencia a la capacidad técnica para de-sarrollar una actividad sino a la comprensión genérica del sentido del trabajo.

Saber trabajar sería aceptar el trabajo como una actividad social (necesaria para el individuo y la sociedad), comprender el lugar que cada uno desempeña y ejercerlo con dedicación y entre-ga, huyendo de esa otra máxima quechua que es “ama quilla”, es decir, “no seas ocioso”.

La mayoría de las comunidades indígenas conservan modos de organización del traba-

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jo similares al clásico “concejo” practicado en Asturias y León. Es decir, reuniones de vecinos donde se toman decisiones importantes para la comunidad/pueblo y donde se reparten las tareas a realizar. Aunque prácticamente des-aparecido en la actualidad, el “Concejo” o sus equivalentes fue un órgano respetado y va-lorado, de gran contribución para los pueblos asturianos. La mayoría de los grupos étnicos latinoamericanos aún se sirven del poder de la “asamblea” comunal para organizar el trabajo y la vida de vecinal.

Saber trabajar es también saber procurarse los bienes y recursos necesarios para salir adelan-te y criar a los hijos; todo ello minimizando el impacto creado en el medio natural en el que vivimos. Porque, como ya sabemos, todo es ar-monía.

Saber trabajar es sentirse realizado y repre-sentado en el trabajo, ya que nuestro trabajo habla por (y de) nosotros.

7 y 8. SABER MEDITAR Y SABER PENSAR(Suma Lupiña y Suma Amuyaña)

Aunque estos dos principios aparecen clara-mente diferenciados en la cosmología aymara, nosotros los explicaremos conjuntamente para

simplificar su entendimiento y por considerarlo más apropiado teniendo en cuenta la realidad cultural del potencial lector de este libro.

Saber meditar no se refiere a una posición cor-poral determinada combinada con una res-piración particular. Saber meditar, en su clara relación con el Saber pensar, hace referencia a una actitud en la vida, a una mirada abierta y profunda. Sin duda alguna, estos principios guardan gran relación con algunas prácticas de religiones como la budista.

La meditación budista, como a la que aluden estos principios, es una herramienta que nos permite desarrollar la atención plena, es decir, la capacidad de vivir plenamente en el aquí y ahora. Nos enseña a ver la vida con profundi-dad con el ánimo de comprender la realidad tal como es.

Saber meditar y Saber pensar, percibirse del lu-gar que uno ocupa en la naturaleza.

Contribuir al orden natural con todos nuestros actos, tratar de no molestar a nadie, cuidar el entorno que nos da la vida. Saber meditar y Saber pensar para mantener y dar vida. La filosofía andina destaca la dimensión de lo infinito. En contraposición con determinadas religiones, por ejemplo la católica, que propo-

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ne el principio y el fin (alfa y omega), para los pueblos andinos no existe tal finitud, existe el infinito.

8. SABER AMAR Y SER AMADO(Suma Mañana Munayasiña)

Cuando hablamos de Saber amar y Ser amado en El Buen Vivir no nos referimos sólo al amor entre personas.

El Buen Vivir preconiza también el amor la naturaleza (Pachamama) y el amor que la na-turaleza nos tiene a los seres humanos en la medida que nos proporciona vida.

Saber amar y Ser amado es dar y recibir, es sa-ber dar y saber recibir. No olvidemos que todos los principios están relacionados.

9 y 10. SABER ESCUCHAR Y SABER HABLAR (Suma Istaña y Suma Aruskipaña)

Dada la relación directa de estos dos principios decidimos traducirlos conjuntamente, siendo conscientes de su importancia individual.

El Saber escuchar y Saber hablar, como vecino y como dirigente, puesto que los cargos direc-

tivos en muchas comunidades indígenas van rotando. Las buenas autoridades saben escu-char las peticiones de sus vecinos. Cada quien tiene el derecho de expresar sus ideas y prin-cipios, todo ello desde el respeto en las formas y el fondo de un Saber hablar. Saber hablar co-municando ideas, siendo propositivo, transmi-tiendo el mensaje, no imponiéndolo.

Si examinamos nuestras conversaciones dia-rias observaremos la cantidad ingente de frases y palabras que emitimos carentes to-talmente de sentido alguno. Frases hechas, muletillas, pensamientos redundantes, repeti-ciones y repeticiones que nos alejan del verda-dero intercambio personal que se produce en una conversación.

Saber hablar expresando nuestros pensamien-tos propios y no aquellos con los que continua-mente nos bombardea la propaganda comer-cial o política. Argumentar de manera correcta y elegante nuestras ideas construidas a partir de nuestra experiencia personal y del enrique-cimiento derivado del diálogo con los demás (Saber escuchar).

En muchas ocasiones cuando alguien habla con nosotros descartamos su exposición a los pocos segundos y centramos nuestra atención en nuestro propio pensamiento; es decir, en lo

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que vamos a responder independientemen-te de lo que la otra persona nos vaya a decir, perdiendo así la esencia del Saber escuchar y eliminando cualquier comunicación.

11. SABER SOÑAR (Suma Samkasiña)

De todos los principios expuestos quizás sea éste el más relativo y el más difícil de asumir en occidente, donde la ciencia ha desterrado y desacreditado al mundo paranormal. Pese a ello, explicamos en las siguientes líneas qué es el Saber soñar para los quechuas.

El sueño es una actividad de gran importancia para muchos indígenas. Los sueños pueden contener mensajes del rico mundo espiritual y hay que saber interpretarlos puesto que son importantes para la suerte y la salud. Todas las mañanas muchos indígenas hacen esfuerzos para recordar y dar explicación a cuanto soña-ron. No es de extrañar que todas las mañanas la primera pregunta del día sea ¿Qué has so-ñado esta noche?

La oniromancia está muy arraigada en la zona andina. Se suele utilizar para detectar enfer-medades, fuentes de males y problemas así como profecías. Como vemos, los sueños co-bran vital importancia para los andinos. En

occidente, por qué no, seguimos soñando con un mundo mejor. Mientras tanto hay quien se obstina en no querer interpretar nuestros sueños.

12. SABER CAMINAR (Suma Sarnakaña)

Las piernas y el caballo son los “medios de transporte” más extendidos entre los indíge-nas. Caminando se llega a todas partes. Para estos grupos étnicos caminar adquiere otra dimensión y sentido. Algo similar a lo que ocurría en la Asturias anterior a los sesenta, donde lo normal era desplazarse entre pueblo y pueblo a pie. Hoy en día, pese a que la distan-cia física entre Gijón y Oviedo –por ejemplo- sigue siendo la misma de antaño, la percep-ción mental de ésta se ha hecho mínima por la rapidez y la comodidad del trayecto actual en cualquier medio de comunicación disponible. Lo que fue normal antes -recorrer esta distan-cia a pie-, hoy en día es impensable, salvo que lo cataloguemos como “deporte”.

Saber caminar no es sólo saber mover las pier-nas una y otra vez para generar movimiento, es saber desplazarse aprovechando nuestras fuerzas. En las sociedades fuertemente indus-trializadas –y las que no lo son tanto- cada vez son menos las personas que optan por cami-

nar. Las consecuencias son archisabidas: con-taminación, obesidad, tráfico, enfermedades vasculares, etc.

Saber caminar, algo tan elemental y tan olvi-dado.

13. SABER DAR Y SABER RECIBIR(Suma Churaña, Suma Katukaña)

Relacionado especialmente con algunos de los principios ya expuestos, Saber dar y Saber recibir es la base para la vida en comunidad. No caer en el egoísmo, olvidar el ego, dar con las mejores intenciones y recibir con gratitud.

Muchos de los pueblos indígenas tienen ins-taurados “sistemas de reciprocidad”. El más puro es el “sistema de reciprocidad genera-lizada”. Éste se da entre personas ligadas es-trechamente. Cuando se da algo no se espera nada a cambio, no se llevan cuentas. También existe lo que se conoce con el nombre de “sis-tema de reciprocidad equilibrada”, donde exis-te una necesidad de devolución de bienes. Es decir, yo doy una cabra, pero espero que en el futuro usted me de maíz de su cosecha por un valor aproximado al de mi presente. Este sistema garantiza un reparto de los bienes en sociedades donde no existe abundancia.

Por último, existe la “reciprocidad negativa” donde se toma los bienes ajenos sin esperar devolverlos.

En cada cultura varían los códigos de educa-ción y comportamiento a la hora de dar y reci-bir, adaptarse a ellos y respetarlos serían tam-bién una manera de Saber dar y Saber recibir.

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El arte del Buen Vivir

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aber vivir o Vivir bien siempre ha sido un arte y, como tal, la mejor –y más difícil- ma-nera de transmitirlo es practicarlo. Así, nuestro trabajo es un proceso –aún inacabado- que se reafirma cada día en nuestros actos y que se socializa a nivel primario en la interactuación con semejantes. El arte del Buen Vivir ha de-sarrollado acciones que van desde el ensayo hasta la intervención de espacios públicos y que han involucrado directa o indirectamente a más de cuatro mil personas.

Estas colaboraciones fueron en si mismas, no sólo una oportunidad de sensibilización sobre el propio concepto de El Buen Vivir, si no parte de la propia obra.

El Arte del Buen Vivir ofrece al espectador la posibilidad de reinterpretar el concepto y apro-piarse de él. De hecho, uno de los aspectos más relevantes del proceso fue este fenómeno de apropiación, en el que el sujeto apropiador afirmaba haber tenido alguna relación con el Buen Vivir a lo largo de su vida.

Estos lazos de vecindad emocional se estre-chan y fortalecen aún más una vez el espec-tador se familiariza con el proyecto, recono-ciendo todos y cada uno de los principios que forman El Buen Vivir.

El arte proporciona, como decía Dewey, una experiencia. “El arte como experiencia” nos permite interiorizar experiencias estéticas como muestras de nuestro potencial para vivir de una manera más plena e inteligente.

Del mismo modo El Buen Vivir nos enseña el camino para alcanzar la armonía. Así, El Arte del Buen Vivir es eso, la representación de principios para que el espectador se apropie de ellos, facilitándole la labor y evitándole así aquellos calvarios que experimentaban los ar-tistas románticos ingleses en su exploración más radical del arte, cuando se ataban –como hizo William Turner- al mascarón de proa de un bergantín para sentir la furia del mar y el poder de la naturaleza.

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Catálogo de piezas

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l Buen Vivir no cree en la existencia de no lugares. Todo es naturaleza, todo es como dicen los pueblos originarios andinos: Pachamama. Por tanto, nosotros seres humanos pertene-cemos a esos espacios y ellos nos pertenecen a nosotros. Sin embargo, la percepción visual de ciertos espacios parecen deshumanizantes, son los que denominamos espacios perdidos.

Proyecciones nocturnas.mov realiza una recu-peración simbólica de esos espacios y plasma de manera temporal El Buen Vivir en ellos. Una furgoneta, un generador eléctrico y un equipo de proyección sirven para acercar, para devolver El Buen Vivir al lugar que un día ocu-pó en ellos. Las imágenes seleccionadas para la proyección en loop son las que ilustran las entradas de elblogdelbuenvivir.wordpress.com.

Proyecciones nocturnas en espacios públicos de Oviedo, Gijón, Avilés y Mieres.

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Proyección en el Palacio de los Deportes de la Guía, Gijón.

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Proyecciones nocturnas.mov.Proyección en Santullano, Oviedo.

Proyecciones nocturnas.mov.Proyección en la Travesía de la Industria de Avilés.

Proyecciones nocturnas.mov.Proyección en el Polígono Industrial de Mieres.

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omo decía Jean Paul Sartre “el hombre está condenado a ser libre. Condenado, por-que no se ha creado a sí mismo y, sin embargo, por otro lado, libre, porque una vez arrojado al mundo es responsable de todo lo que hace. El existencialista no cree en el poder de la pasión. No pensará nunca que una bella pasión es un torrente devastador que conduce fatalmente al hombre a ciertos actos y que por tanto es una excusa; piensa que el hombre es responsable de su pasión. El existencialista tampoco pensará que el hombre puede encontrar socorro en un signo dado, en la tierra, que lo orientará, porque

piensa que el hombre descifra por sí mismo el signo como prefiere. Piensa, pues, que el hom-bre, sin ningún apoyo ni socorro, está condena-do a cada instante a inventar al hombre”.

Para los débiles de espíritu y para los que care-cen de volición, el artista señaliza la montaña asturiana con indicaciones hacia “El Buen Vi-vir”, hacia “El Mal Vivir” o “Sin Rumbo”, banali-zando las decisiones humanas y convirtiendo la vida en un simple pero incierto camino.

Intervención en la montaña central asturiana.

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on el Mar Cantábrico al norte y Los Pi-cos de Europa al Sur, en el medio de un paraje natural se encuentra un bloque de hormigón que afea en paisaje. La mano del ser humano, el hecho cultural frente al hecho biológico.

Este cubo aparentemente carente de sentido es un depósito de agua de altura. Fue cons-truido para luchar contra los incendios que durante el verano se producen en la zona y de-vastan el monte y con él la vida. Los helicópte-ros antiincendios cargan sus inmensas bolsas de agua en él y después salen al rescate de la naturaleza. Unos seres humanos construyen y otros destruyen.

Como un susurro de amor y admiración el artis-ta graba en este depósito la inscripción “El Buen

Vivir”. El texto sólo es perceptible para quien se acerca al depósito con el ánimo de verlo (está situado lejos de toda carretera), de conocerlo, de saber algo más sobre él, demostrando una clara conexión con muchos de los principios del Sumaq Kawsay.

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Señalética. Depósito de agua. Montaña oriental asturiana.

Depósito de agua. El Buen Vivir.

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ed fugit interea fugit irreparabile tem-pus” o “Tempus fugit” –en su versión abrevia-da- (Pero huye entre tanto, huye irreparable el tiempo) rezaba la famosa frase de Virgilio. Esta pieza reflexiona sobre el paso y la huida del tiempo, las sociedades y las culturas.

El concejo asturiano de Caso (Asturias) tiene una parroquia que se conoce como Caleao o Calio en asturiano. Parte de esta parroquia vive bajo la amenaza de ser inundada para la cons-trucción de un embalse. Un embalse que los vecinos rechazan por su inutilidad dada la exis-tencia de múltiples centrales hidroeléctricas en

la comunidad y abundancia de agua y energía. En esa hipotética inundación varias majadas serían anegadas y perdidas para siempre.

Las majadas tuvieron una importancia superla-tiva en Asturias. Pese a ello son pocas las que se han librado de la ruina y abandono. Majada de 120 minutos se realiza en una majada en ruinas de la parroquia de Caleao. Para la realización de la pieza se necesitó cubrir una ruta de monta-ña de 9:20 horas abriendo huella en la nieve, porteando durante ese tiempo una bombona de gas helio y varios globos gigantes.

“S | majada de 120 minutos |

Varios globos se inflaron con gas helio y se co-locaron suspendidos en el aire sobre las ruinas de las cabañas que un día dieron cobijo a los pastores. Pasados 120 minutos los globos (de material altamente biodegradable) son solta-dos a la atmósfera hasta desaparecer en ella.

La pieza toma como fundamento de fondo la discusión mantenida por Leibniz y Newton (absolutismo y relacionalismo). Los globos flo-tando sobre las cabañas derruidas evocan du-rante los 120 minutos que duró la suspensión, la existencia de aquel tiempo pasado en el que la majada tenía vida y aquellas construcciones

tenían sentido, en el seno de una sociedad que las consideraba necesarias.

Transcurridos los 120 minutos, los globos se sueltan y abandonan el techo de las cabañas para perderse poco a poco en el cielo, perdien-do en su ascenso todo el significado original y transmitiendo un sentimiento desgarrador de pérdida y abandono, que recuerda a la situa-ción de la majada de Caleao y otras muchas majadas asturianas.

Majada de 120 minutos se compone de video y fotografía.

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Majada de 120 minutos. Suelta de globos.

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una “alfabetización integral” que contribuye a la “apropiación” no sólo de la pieza en sí, sino también de la esencia del Sumaq Kawsay o Buen Vivir.

Los más de 200 escolares, sus familias y el per-sonal del centro educativo, convivirán con esta pieza durante toda su etapa escolar y estable-cerán una relación personal e independiente con ella, dando lugar a nuevos fenómenos que el artista estudiará y clasificará en los próxi-mos años.

on la participación del colegio público San Pedro de los Arcos de la ciudad de Oviedo, del colectivo artístico Kritikal Worx (Oviedo) y de las concejalías de Cooperación Internacio-nal y Educación del Excmo. Ayuntamiento de Oviedo, se organizó una intervención en el muro del patio del centro educativo.

Los 13 principios del Buen Vivir fueron reinter-pretados y adaptados a los destinatarios de la acción -los más de 200 escolares del centro- y transformados en un graffiti de 90 metros.

También se formó y repartió material de sen-sibilización sobre El Buen Vivir.

Con esta pieza el artista trabaja en un nuevo y más amplio sentido el concepto de “apropia-ción” de Chartier. En un país como España don-de el hábito de la lectura está entre los más pobres de la Unión Europea, el artista consi-dera el graffiti como un nuevo medio (Chartier tomaba el digital) para popularizar la cultura y no circunscribirla solamente a determina-dos círculos. El artista concibe la pieza como

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Muro del C.P. San Pedro de los Arcos. Antes de ser intervenido.

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Intervención del muro.

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Principios del Buen Vivir.

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Muro intervenido.

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ara vivir mejor hace falta dinero, para vivir bien actitud”. Bajo esta premisa el artis-ta concibe esta pieza de video de 15 minutos. Esta serie de alegorías visuales del Buen Vivir recogen escenas próximas y cotidianas de la Asturias rural y urbana.

Este video es la visión más íntima y particular del artista de toda la serie del Buen Vivir, asu-miendo el reto de nombrar –con imágenes- lo innombrable y realizar asociaciones difíciles.

“P | relatos mudos del buen vivir |

l ritmo frenético de consumo y produc-ción de materiales agota poco a poco a las fuentes naturales. La Madre Tierra, la Pacha-mama para los pueblos precolombinos, es quien nos provee de las materias primas para la producción de bienes. La Madre Tierra da la vida, hay que proteger a la Pachamama como a una madre.

El artista recupera el poético tatuaje popular en los brazos de los legionarios españoles de los años 80: “amor de madre”.

Catalogado como inferior y kitsch por muchos, el artista encuentra un paralelismo claro entre esta desvirtuación del tatuaje y la devastación a la que es sometida la Madre Tierra. El artista defiende la autenticidad del tatuaje y la pro-funda carga sentimental del mismo como si defendiera con él a la Pachamama.

Para ello realiza una intervención en la mon-taña central asturiana y dibuja en una ladera nevada un corazón atravesado con una flecha con la inscripción “amor de madre” en su in-terior. La pintada se realiza con spray biode-gradable.

E | amor de madre |

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Clip extraído del vídeo. Intervención.

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Amor de madre.Intervención.

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ara dar a conocer El Buen Vivir se realiza una exposición itinerante con diversos mate-riales del proyecto.

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l propio catálogo del proyecto ha sido concebido como una pieza más. El catálogo recoge todo el proceso del Buen Vivir y aúna

el espíritu del proyecto, presentado de manera gráfica y asequible para el lector. Realizado en colaboración con Gráficas Asturias.

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“Para vivir mejor hace falta dinero; para vivir bien actitud”

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Edita: LA ESTAFETA EDICIONES

Primera edición: marzo 2012.Autor: Alberto ValeaFotografías: Zuleyka Piniella y el autor.Diseño e impresión: Lorena P.S. Gráficas AsturiasEste libro se puede copiar parcial o totalmente citando la fuente

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