LACAN, La Familia Fragmento

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  • 8/6/2019 LACAN, La Familia Fragmento

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    La Familia, JACQUES LACAN

    El complejo y la relatividad sociolgica

    El anlisis psicolgico del Edipo seala que se lo debe comprender en

    funcin de sus antecedentes narcisistas; no queremos decir por elloque se instaura fuera de la relatividad sociolgica. El resorte ms

    decisivo de sus efectos psquicos, en efecto, se origina en el hecho deque la imago del padre concentra en s la funcin de represin con la

    de sublimacin; pero se trata, en ese caso, de una determinacin

    social, la de la familia paternalista.

    Matriarcado y patriarcado

    En las culturas matriarcales, la autoridad familiar no se encuentra

    representada por el padre sino, por lo comn, por el to materno. Unetnlogo, guiado por su conocimiento del psicoanlisis, Malinowsky,

    supo comprender las incidencias psquicas de ese hecho: el tomaterno ejerce el padrinazgo social de guardin de los tabes

    familiares y de iniciador de los ritos tribales, mientras que el padre,aliviado de toda funcin represora, desempea un rol de proteccin

    ms familiar, de maestro de tcnica y de tutor de la audacia en lasempresas.

    Esta separacin de las funciones da lugar a un equilibrio diferente delpsiquismo que, segn el autor, puede ser demostrado por la ausenciade neurosis en los grupos que observ en las islas del noroeste de

    Melanesia. Este equilibrio demuestra en forma acabada que elcomplejo de Edipo es relativo a una estructura social, pero no otorga

    fundamento alguno a la ilusin paradisaca, contra la que el socilogodebe, cuidarse constantemente: a la armona que comporta se le

    contrapone, en efecto, la estereotipia que caracteriza en las culturas deeste tipo a las creaciones de la personalidad, desde el arte hasta lamoral; ese reverso nos debe llevar a reconocer, conforme a la presenteteora del Edipo, cun dominado por la represin social est el mpetu

    de la sublimacin, cuando estas dos funciones se encuentranseparadas.

    Por el contrario, la imago paterna proyecta la fuerza original de la

    represin en las sublimaciones mismas que deben superarlaprecisamente porque est investida por la represin; la fecundidad del

    complejo de Edipo se basa en el hecho de que articula en tal antinomiael progreso de esas funciones. Esa antinomia acta en el drama

    individual, y veremos como se confirma en l a travs de efectos dedescomposicin; pero sus efectos de progreso superan en mucho a ese

    drama, al estar integrados en el inmenso patrimonio cultural, idealesnormales, estatutos jurdicos, inspiraciones creadoras. El psiclogo no

    puede descuidar esas formas que, al concentrar en la familia conyugallas condiciones del conflicto funcional del Edipo, reintegran en el

    progreso psicolgico la dialctica social engendrada por este conflicto.

    Que el estudio de estas formas se refiera a la historia constituye ya undato para nuestro anlisis; en efecto, el hecho de que la luz de la

    traicin histrica slo se observe plenamente en los anales de lospatriarcados, mientras que afecta solamente en sectores reducidos-precisamente aqullos en los que se realiza la investigacin de unBachofen- a los matriarcados, subyacentes por doquier en la cultura

    antigua, se origina en un problema de estructura.

    Apertura del vnculo social. El momento crtico que Bergson definien los fundamentos de la moral se relaciona, en nuestra opinin, con

    este hecho. Sabemos que l reduce a su funcin de defensa vital esetodo de la obligacin mediante el cual designa el vnculo que cierra

    al grupo humano en su coherencia; y que reconoce, en formacontrapuesta, un mpetu trascendente de la vida en todo movimiento

    que abre ese grupo al universalizar ese vnculo: doble origen quedescubre un anlisis abstracto, que se vuelve, sin duda, contra sus

    ilusiones formalistas, pero que sigue limitado al alcance de laabstraccin. Ahora bien, si a travs de la experiencia tanto [86]el

    psicoanalista como el socilogo pueden reconocer en la prohibicin dela madre la forma concreta de la obligacin primordial, igualmente

    pueden demostrar un proceso real de apertura del vnculo social en

    la autoridad paternalista y decir que, a travs del conflicto funcionaldel Edipo, ella introduce en la represin un ideal de promesa.

    Si se refieren a los ritos de sacrificio a travs de los cuales las culturas

    primitivas, an las que han alcanzado una concentracin socialelevada, realizan con el rigor ms cruel -vctimas humanas

    desmembradas o sepultadas vivas- las fantasas de la relacinprimordial con la madre, podrn leer en ms de un mito que al

    advenimiento de la autoridad paterna le corresponde el temperamentode la primitiva represin social. Este sentido, legible en la ambigedad

    mtica del sacrificio de Abraham que, por otra parte, lo relaciona

    formalmente con la expresin de una promesa, aparece tambin en elmito de Edipo: para comprenderlo no se debe descuidar el episodio de

    la Esfinge, representacin no menos ambigua de la emancipacin delas tiranas matriarcales y de la declinacin del rito del asesinato regio.Cualquiera que sea la forma, todos estos mitos se sitan en el alba de

    la historia, muy lejos del nacimiento de la humanidad de la que losseparan la duracin inmemorial de las culturas matriarcales y el

    estancamiento de los grupos primitivos.

    Segn esta referencia sociolgica, el hecho proftico al que Bergsonse refiri histricamente, en tanto que se produjo bsicamente en el

    pueblo judo, se comprende por la situacin de elegidos en la que seubic a este pueblo, como partidario del patriarcado entre grupos

    entregados a culturas maternas, a travs de su lucha convulsiva por

    mantener el ideal patriarcal frente a la seduccin irreprimible de esasculturas. A travs de la historia de los pueblos patriarcales, se observa,de ese modo, como se afirma dialcticamente en la sociedad las

    exigencias de la persona y la universalizacin de los ideales: lodemuestra el progreso de las formas jurdicas que eternizan la misin

    que la Roma antigua vivi tanto en potencia como en conciencia y quese realiz a travs de la extensin ya revolucionaria de los privilegios

    morales de un patriarcado a una plebe inmensa y a todos los pueblos.

    El hombre moderno y la familia conyugal

    Dos funciones de este proceso se reflejan en la estructura de la familiamisma: la tradicin, en los ideales patricios, de formas privilegiadas

    del matrimonio; la exaltacin apotetica que el cristianismo realiza enlo referente a las exigencias de la persona. La Iglesia integr esa

    tradicin en la moral del cristianismo, al ubicar en el primer plano delvnculo del matrimonio la libre eleccin de la persona; de ese modo,

    determin que la institucin familiar franquease el paso decisivo haciasu estructura moderna; nos referimos a la secreta inversin de su

    preponderancia social en beneficio del matrimonio. Inversin que seproduce en el siglo XV con la revolucin econmica de la que

    surgieron la sociedad burguesa y la psicologa del hombre moderno.

    En efecto, las relaciones de la psicologa del hombre moderno con lafamilia conyugal son las que se proponen al estudio del psicoanalista;

    este hombre es el nico objeto que ha sometido verdaderamente a suexperiencia, y si el psicoanalista observa en l el reflejo psquico de

    las condiciones ms originales del hombre, puede pretender lacuracin de sus flaquezas psquicas sin comprenderlo en la cultura que

    le impone las ms altas exigencias, sin comprender, del mismo modo,su propia posicin frente a este hombre en el punto extremo de laactitud cientfica ?

    Ahora bien, en esta poca es ms difcil que nunca comprender alhombre de la cultura occidental fuera de las antinomias que

    constituyen sus relaciones con la naturaleza y con la sociedad: no sepuede comprender, fuera de ellas, ni la angustia que expresa en el

    sentimiento de una transgresin prometeica frente a las condiciones desu vida, ni las concepciones ms elevadas en las que supera esa

    angustia, al reconocer que se crea a s mismo y a sus objetos a travsde crisis dialcticas.

    Papel de la formacin familiar. Este movimiento subversivo y crtico

    en el que se realiza el hombre encuentra su germen ms activo en trescondiciones de la familia conyugal.

    Para encarnar a la autoridad en la generacin ms cercana y bajo una

    figura familiar, la familia conyugal ubica esta autoridad al alcance

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    inmediato de la subversin creadora. La observacin ms comnpuede comprobarlo a travs de las inversiones que imagina el nio en

    el orden de las generaciones, en las que reemplaza mediante supersona al padre o al abuelo.

    Por otra parte, el psiquismo se constituye tanto a travs de la imagen

    del adulto como contra su coaccin: este efecto opera mediante latransmisin del Ideal del yo, y por lo general, como ya hemos dicho,

    de padre a hijo. Comporta una seleccin positiva de las tendencias yde los dones, una progresiva realizacin del ideal en el carcter. Las

    familias de hombres eminentes se originan en ese proceso psicolgico

    y no en la supuesta herencia que se debera reconocer en capacidadesesencialmente relacionales.

    Por ltimo, y sobre todo, la evidencia de la vida sexual en los

    representantes de las coacciones morales, el ejemplo singularmentetransgresor de la imago del padre en lo referente a la prohibicin

    primordial, exaltan en grado sumo la tensin de la libido y el alcancede la sublimacin.

    El complejo de la familia conyugal crea los logros superiores del

    carcter, de la felicidad y de la creacin, para realizar en la forma mshumana el conflicto del hombre con su angustia ms arcaica, para

    ofrecerle el recinto ms leal en el que le sea posible confrontarse con

    los rigores ms profundos de su destino, para poner al alcance de suexistencia individual el triunfo ms completo contra su servidumbreoriginal.

    Al proporcionar la mayor diferenciacin a la personalidad antes del

    periodo de latencia, el complejo proporciona a las confrontacionessociales de ese periodo su mximo de eficacia para la formacin

    racional del individuo. En efecto, es posible considerar que la accineducativa en ese perodo reproduce en una realidad ms cargada ybajo las sublimaciones superiores de la lgica y de la justicia, el juegode las equivalencias narcisistas, de las que ha surgido el mundo de los

    objetos. Cuanto ms diversas y ricas sean las realidadesinconscientemente integradas en la experiencia familiar, ms

    formativo ser para la razn el trabajo de su reduccin.

    De ese modo, si el psicoanlisis manifiesta en las condiciones moralesde la creacin un fermento revolucionario que slo puede captarse en

    un anlisis concreto, reconoce, para producirlo, que la estructurafamiliar posee una fuerza que supera toda racionalizacin educativa.

    Este hecho merece ser sealado a los tericos -cualquiera que sea elcampo al que pertenezcan- de una educacin social con pretensiones

    totalitarias, para que cada uno concluya de acuerdo con sus deseos.

    Declinacin de la imago paterna. El rol de la imago del padre puedeser observado en forma notable en la formacin de la mayor parte de

    los grandes hombres. Vale la pena sealar, as, su irradiacin literariay moral en la era clsica del progreso, desde Corneille hasta

    Proudhon; y los idelogos que en el siglo XIX realizaron las crticasms subversivas contra la familia paternalista no fueron los menos

    marcados por ella.

    Pero no somos de aqullos que lamentan un supuesto debilitamientodel vnculo familiar. No es acaso significativo que la familia se haya

    reducido a su grupo biolgico a medida que integraba los ms altosprogresos culturales? Un gran nmero de efectos psicolgicos, sin

    embargo, estan referidos, en nuestra opinin, a una declinacin socialde la imago paterna. Declinacin condicionada por el retorno al

    individuo de efectos extremos del progreso social, declinacin que seobserva principalmente en la actualidad en las colectividades ms

    alteradas por estos efectos: concentracin econmica, catstrofespolticas. El hecho no ha sido formulado acaso por el jefe de un

    Estado totalitario como argumento contra la educacin tradicional?Declinacin ms ntimamente ligada a la dialctica de la familia

    conyugal, ya que se opera a travs del crecimiento relativo, muysensible por ejemplo en la vida norteamericana, de las exigencias

    matrimoniales.

    Cualquiera que sea el futuro, esta declinacin constituye una crisispsicolgica. Quizs la aparicin misma del psicoanlisis debe

    relacionarse con esta crisis. Es posible que el sublime azar del geniono explique por s solo que haya sido en Viena -centro entonces de un

    Estado que era el melting-pot de las formas familiares ms diversas,desde las ms arcaicas hasta las ms evolucionadas, desde los ltimos

    agrupamientos agnticos de los campesinos eslavos hasta las formasms reducidas del hogar pequeo burgus y hasta las formas ms

    decadentes de la pareja inestable, pasando por los paternalismosfeudales y mercantiles- el lugar en el que un hijo del patriarcado judo

    imagin el complejo de Edipo. Como quiera que sea, las formas de

    neurosis predominantes a fines del siglo pasado son las que revelaronque dependan en forma estrecha de las condiciones de la familia.

    Estas neurosis, desde la poca de las primeras adivinacionesfreudianas, parecen haber evolucionado en el sentido de un complejo

    caracterial, en el que, tanto por la especificidad de su forma como porsu generalizacin (constituye el ncleo de la mayor parte de las

    neurosis), podemos reconocer la gran neurosis contempornea.Nuestra experiencia nos lleva a ubicar su determinacin principal en la

    personalidad del padre, carente siempre de algn modo, ausente,humillada, dividida o postiza. Es esta carencia la que, de acuerdo con

    nuestra concepcin del Edipo, determina el agotamiento del mpetuinstintivo as como el de la dialctica de las sublimaciones. Madrinas

    siniestras instaladas en la cuna del neurtico, la impotencia v la utopa

    recluyen su ambicin, tanto si l sofoca en s mismo las creacionesque espera el mundo al que llega, como si, en el objeto que propone asu rebelin, ignora su propio movimiento.

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