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Número 8 Revista Exarchia

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En el número 8 de revista Exarchia nos centramos en Europa, en el mito y en la construcción actual de esa Europa unida que esconde más una unión monetaria que una unión de pueblos. Además no hemos querido olvidarnos en el editorial del conflicto de Ucrania, descontextualizado en los medios masivos de comunicación, por tanto incomprensible para la gran mayoría. 2-3 Europa imposible 4-6 Todo por la deuda 7-9 Ecuador: de la esperanza del cambio a la explotación del Yasuní 11-13 Opinión: La mentira de la convergencia europea 14-18 Fishman: La guerra de los periodistas 1 19-20 La contracrónica: ¿quién mató al libro? 21-22 La cultura, pegamento de la Unión Europea 23-24 El papel de los lobbies en la UE 25-26 Las emociones del centauro

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02 europa imposible

04 SISTEMA-MUNDO

04 todo por la deuda

07 ECUADOR: de la esperanza del cambio de modelo a la explotación del Yasuní

11 opinión: la men-tira de la conver-gencia europea

14 Fishman: la gue-rra de los periodis-tas 1

19 CULTURA(S)

19 la contracró-nica: ¿qUIéN MATó AL LIbRO?

21 la cultura, pega-mento de la unión europea

23 TIEMPOS (POSt) MODERNOS

23 el papel de los lobbies en la UE

25 las emociones del centauro

nº8septiembre2014

Colaboradores/as de este número:Nacho PillonettoVictor GutiérrezEsther MartínGaspar M.B.Miguel DíezManuel BayónJose Miguel Mayo

Fotografía:Jesús DíezDaphne B.S.Irene Muñoz

Diseño y maquetación: Esther MartínGaspar M.B.

Edición digital:http://revistaexarchia.org

Exarchia es una revista de pensamiento crítico, culturas y ciencias socia-les. Nace con la preten-sión de establecer un diálogo entre el mundo estudiantil-académico, la realidad social y las luchas populares.

Contacto:facebook.com/Revis-taExarchiatwitter: @revistaexarchiaemail: [email protected]

Este número ha sido maquetado bajo el ritmo de ‘Era preciso’ de Sophy Zoo

Dep. Legal: DL VA 630-2013

este número de revista exarchia trae varias

reflexiones en torno a europa.

para el próximo número el tema central será lo

electoral como forma de representación política. os animamos a aportar

reflexiones.

Viñeta: Jose Miguel Mayo

Foto portada: estatua a la madre patria en Kiev. Esther Martín

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Las elecciones europeas del pasado 25 de mayo han transcendido y han dado mucho que hablar por el terremoto electoral que ha supuesto el primer golpe serio al bipartidis-mo en este “revival” de restauración borbó-nica en la que el Estado español lleva inmer-so 36 años.

A nivel europeo el seísmo también se ha he-cho notar con un derrumbe generalizado de las lógicas políticas que imperaban en la Eu-ropa liberal en la que estamos sumergidos. Estos nuevos movimientos no han aparecido de la nada, de hecho esta situación no es más que una réplica de la verdadera sacudida que se extiende por Europa: la restructuración de la economía mundial tras el fin de la glo-balización.

Uno de los pilares del pensamiento con-temporáneo de las sociedades europeas es la idea que hizo popular el politólogo esta-dounidense, Francis Fukuyama, de “El fin de la Historia”. Es decir, ya vivimos en el “mejor de los mundos posibles”, se acaba-ron los movimientos porque la democracia liberal ha vencido a todos sus enemigos y

está aquí para quedarse como el “menor de los males”.

En la memoria de varias generaciones so-bre el horror, la barbarie de las guerras y la miseria descarnada se ha construido ese imaginario de que la “paz” que “nos hemos dado entre todos” es el fruto de todos los es-fuerzos y luchas del pasado. Que toda esa gente que peleó y murió por ideales nobles, desde 1808 a 1978, desde Villalar de los Co-muneros a Stalingrado, lo hizo para que hoy pudiéramos vivir como vivimos.

Esa percepción de “El fin de la Historia” ha calado muy hondo en Europa. Por eso, hay quien se resiste a ver que estamos en el epi-centro de ese terremoto tras vivir alrededor de 20 años en “el mejor de los mundos po-sibles”. El propio continente se ha visto a sí mismo desde esa perspectiva que ha sido alimentada desde las instituciones construi-das en torno al mercado común, como si la Europa actual hubiese roto con su trayecto-ria y se hubiese “autoconstruido” de cero, tras los “errores del pasado” y las “guerras entre hermanos”. No hay que olvidar en este

EUROPA IMPOSIBLE

“Contradiccions que no son post-modernesRevolucions naixent en academies?”

Mc Zoo – Escenes quotidianes vol I

momento el más que importante papel que ha ju-gado la cultura para afianzar el imaginario de esa Europa artificial y que transciende a su recorrido histórico. Y es que a veces la cultura se deshace de su potencial reivindicativo y se pliega a los dicta-dos dominantes.

Pero el seísmo es imparable y esa Europa im-posible en la que hemos vivido se resquebraja.

Frente al modo de pensamiento hegemónico para el que la Historia es una colección de fotos, trastos y relatos almacenados en los museos, decimos alto y claro que no se puede mirar desde fuera, que siem-pre somos y construimos Historia. Que la Europa en la que hemos vivido es conceptualmente impo-sible, porque la Europa “democrática” y “unida” no ha aparecido por la decisión de los pueblos de Europa, sino por el desarrollo de sus industrias y su economía y así sigue siendo hoy, bajo la atenta mirada de los “lobbies”. Por eso, la cuestión de la deuda es hoy lo que está vertebrando Europa; es su esencia, no es un simple error provocado por una crisis o un unas instituciones corruptas. Frente a la idea de que “la historia acabó” tenemos que señalar a Ucrania para ver que nada más lejos de la realidad. Lo hemos visto más veces en los úl-timos años y el diagnostico es claro: las revolucio-nes, los golpes de estado o la resistencia popular siguen siendo posibles. Para romper con esa visión imperante del “fin de la Historia” hay que ver en el conflicto de Ucrania una realidad cercana y que nos envuelve, con intereses encontrados de los que somos parte, en vez de una causa lejana con la que podemos elegir solidarizarnos, como si no fuese cosa nuestra.

En este momento es más necesario que nunca reto-mar el hilo de pensamiento crítico que desbanque esos discursos que o bien ocultan los conflictos que existen o bien los plantean tan mal que son un obstáculo.

La academia en lugar de ser ese lugar de referencia donde el pensamiento crítico es la principal herra-mienta para analizar la realidad, se ha acomodado en el discurso postmoderno, líquido y relativista. Difícilmente podemos esperar que desde los cen-tros de investigación se analice la realidad en bús-queda de un cambio social y no estén al servicio de la institución o empresa que financie el estudio. Por ello, debemos compartir y socializar el pensa-miento, sacarlo a la calle, para darle un cariz real-mente transformador y revitalizarlo. Que seamos todas y todos quienes tengamos acceso a esa herra-mienta para el cambio.

Exarchia sigue teniendo el objetivo, en la medi-da de sus posibilidades, de hacer de puente entre lo académico y lo popular. Seguimos apostando por analizar la realidad de manera crítica, por citar fuentes para que el lector o la lectora puedan se-guir indagando, ya que no pretendemos que nues-tro punto de vista sea absoluto y el único válido y además, confrontamos discursos dentro de la línea transformadora para seguir avanzando.

Revista ExarchiaSeptiembre 2014

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TODO POR LA DEUDAPOR ESTHER MARTÍN

La cultura de la deuda se extiende. Se percibe en la vida cotidiana cuando hay estudiantes que piden préstamos para costearse sus estudios universitarios1 o familias que tienen que hacer frente a una hipoteca y a unos gastos que cada vez son más difíciles de pagar y que incluso pueden desem-bocar en un desahucio. Pero además, desde hace unos po-cos años, la llamada deuda pública; es decir, la cantidad de dinero que un estado debe a empresas, bancos e institu-ciones fuera y dentro de sus fronteras, se ha convertido en la principal preocupación de dirigentes políticos y de mercados. En nombre de la deuda se han justificado recortes, privatizaciones y hasta el Partido Popular y el PSOE se han puesto de acu-erdo para cambiar la “sagra-da” Constitución sin ningún tipo de consulta ciudadana. En concreto, el artículo 135.3 que reza “Los créditos para satisfacer los intereses y el capital de la deuda públi-ca de las Administraciones se entenderán siempre incluidos en el estado de gastos de sus presupuestos y su pago gozará de prioridad absoluta”. Es decir, antes que la sanidad, la educación, los servicios sociales, las pensiones y las necesidades de la población, hay que pagar la deuda. Tan tajante como real.

La modificación de la Constitución se adelantó a la firma del Tratado de Es-tabilidad, Coordinación y Gobernanza (TSCG)2 que establecía que los países fir-mantes se comprometían

a que su déficit público no superase el 60% de su PIB y que esta regla debía incor-porarse al derecho interno de cada país, preferible-mente en la Constitución. Este acuerdo se apuntaló con la promulgación de la Ley Orgánica 2/2012 donde se establece la intervención de Comunidades Autónomas o la disolución de administra-ciones que no cumplan los plazos. La retahíla de leyes que aseguran el pago de la deuda frente a la preser-vación y mejora de los dere-chos sociales hace difíciles de creer algunas promesas electorales.

Este no es problema nuevo, sino que, de manera

más reciente ya que a histo-ria de la deuda tiene miles de años, la deuda de los años 80 y 90 ya ahogó a los países del Sur. En los 70 con la lla-mada crisis del petróleo, los estados que controlaban el mercado mundial de crudo provocaron una subida de precios que tuvo como resul-tado un gran crecimiento de sus ingresos. Ese excedente de dinero fue invertido en el sistema bancario que salió en búsqueda de nuevos mercados donde de manera irónica “se invirtió en su de-sarrollo” a través de créditos. En la década siguiente tras la explosión de una nueva cri-sis del petróleo, hubo menos dinero en circulación y con Estados Unidos demandán-

dolo para hacer frente a su gasto militar y espacial, es-talló la situación en América Latina. Después del estallido, desde el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial se diseñaron los Programas de Ajuste Es-tructural cuyos principios rectores eran la austeridad, la desregularización labo-ral y la privatización de los servicios públicos. Era neo-liberalismo en estado puro y las consecuencias sociales fueron nefastas.

Poco se aprendió de aquel-la experiencia y hoy en día el discurso imperante sigue la misma línea. El FMI o la Troika en su conjunto siguen presionando a los Estados

Pegatina “La troika no manda aquí” en Lisboa. Foto: Daphne B.S.

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para que apliquen medidas muy duras e inasumibles. Por ejemplo, en mayo los hombres de negro exigían al Gobierno español que diese facilidades a las empresas para bajar aún más los suel-dos o que aumentase el IVA en productos con impuesto reducido. Por otro lado, el ministro de Hacienda dis-cutía en agosto con las au-tonomías 255 propuestas de ahorro para cumplir con sus objetivos de déficit -ya que se preveía que no iban a poder-. Parece difícil que esta lluvia de ideas, que recoge más recortes y privatizaciones, se vaya a aprobar en el corto plazo, con las elecciones lo-cales, autonómicas y gener-ales tan cerca. Entre las sug-erencias de las comunidades autónomas -que pueden considerarse una hoja de ruta para los próximos años- se encontraban copagos san-itarios, reducciones en ayu-das a comedores escolares, el aumento del ratio alumnos/profesor, la introducción de

contratos por objetivos en lo público o la reducción de jornada y de sueldo a fun-cionarios.

La deuda como mecanismo de control

Todos esos recortes se siguen justificando en nom-bre de una deuda todopo-derosa, pero ¿cómo se ha generado? Vicenç Navarro introducía una de las causas en un artículo de 2012 don-de hablaba del propio diseño del euro y del sistema finan-ciero europeo. Tal y como explicaba, el Banco Central Europeo (BCE) imprime dinero (como cualquier banco), pero en lugar de prestarlo a los estados con un interés del 1% (lo tiene prohibido por la propia UE), lo hace a la banca pri-vada que a su vez compra la deuda pública de los estados europeos a un interés más alto. De esta manera el en-deudamiento sigue crecien-do, mientras que la banca se

sigue enriqueciendo. No hay que olvidar en este sentido la transferencia de fondos públicos para “rescatar” a la banca que ha supuesto unas pérdidas millonarias para el Estado español, especial-mente sangrantes en casos como el de Caixa Catalunya en el que el Estado ha perdi-do 11.600 millones de euros.

De esta manera se crea un círculo en el que la misma banca privada a la que esta-mos “rescatando” mediante fondos públicos es la que exige el pago de una deuda y unos intereses que actual-mente han alcanzado casi el 100% del PIB de la economía española. Lamentablemente no se puede saber quié-nes son exactamente los acreedores del gobierno. En 2012 Sabino Cuadra, diputa-do de Amaiur, preguntó en el Congreso cuáles eran las entidades que poseían la deuda española, pero no obtuvo respuesta ya que se veto la pregunta aludiendo

al “carácter reservado de la información”.

Con motivo de la presen-tación de su nuevo libro en España, Silvia Federici, ac-tivista feminista y conoce-dora de los mecanismos de la deuda debido a su estan-cia en Nigeria durante los años 90, definía la deuda en una reciente entrevista como “un instrumento de gobierno, un instrumento de disciplina y un instrumento que instituye relaciones de clase disgregantes. […] La deuda es una relación de clase en la que desaparece el trabajo, parece desaparecer la explotación (si bien la deuda es en sí un tremendo método de explotación) y desaparece la propia relación de clase porque instituye una relación individual con el capital, con la banca, en vez de una relación colectiva. Desaparece la cara reconocible del patrón, que ahora es el banco. Es un mecanismo que crea sentido de culpa

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en vez de empoderamiento.”

Ese sentimiento de culpa es el que se ha intentado pro-mover entre las clases popu-lares desde el inicio de la cri-sis con el mantra de “haber vivido por encima de nues-tras posibilidades”. Una frase cada vez menos creíble de-bido a los escándalos políti-cos que ponen sobre la mesa la corrupción estructural que ha gobernado las in-stituciones: el despilfarro de dinero público en obras de-sproporcionadas y muchas veces innecesarias, el coste inflado de los presupuestos iniciales hasta duplicarlos en algunas ocasiones y la mal-versación fondos públicos entre otros.

Alternativas

Para salir de esta deudoc-racia, parece imposible creer que pagar la deuda sea una solución ya que encadenaría al conjunto de la sociedad al imperio de la banca. Desde la izquierda se proponen dos alternativas, que aunque aparentemente son pareci-das, tienen diferencias sus-tanciales.

Formaciones como Izqui-erda Unida o Podemos pro-ponen una auditoría de la deuda. Se trata de un instru-mento de control externo que examina qué parte de la deuda pertenece a bancos y a entidades y cuál es real-mente pública. Esta investi-gación estaría realizada por órganos independientes de las instituciones. Un ejemplo es Ecuador que creó una co-misión formada por miem-bros nacionales e internac-ionales para determinar qué parte de su deuda era ilegíti-ma y odiosa. Después de un año de estudios, se deter-minó que más del 80% cor-

respondía a refinanciamien-to y solo un 20% a proyectos de desarrollo. Esta opción no implica una ruptura con las instituciones que han creado esta situación.

Por otro lado, las marchas de la dignidad que con-fluyeron en Madrid el pasa-do 22 de marzo incluyeron como uno de sus lemas

MÁS INFORMACIÓN

1. Por qué el pago de la deuda es una trampa mortal. Unidad Popular de Clase. Febrero, 2014.

2. En deuda. David Graeber. Editorial Ariel, 2014.

3. Tabla: 255 propuestas de las CCAA para recortar el déficit. Fuente: El País.

4. Plataforma ciudadana de Auditoría de la Deuda (PACD) - auditoriaciu-dadana.org

principales, a propuesta de Red Roja, “no al pago de la deuda”. Esta posición con-sidera que si el pueblo no ha participado en las decisiones políticas y económicas, no se entiende que tenga que ser el responsable de pagar los desmanes políticos y finan-cieros ajenos a él. Esto con-llevaría romper con el marco de la Unión Europea y salir

del euro, cuyos beneficios se reparten de manera desigual entre los estados del centro y la periferia de Europa.

El debate que queda en-cima de la mesa es si de ver-dad se puede resolver esta situación crítica sin romper con las instituciones que lo han provocado.

Carteles que anuncian las marchas por la dignidad. Foto: Jesús Diez

ECUADOR: de la esperanza del cambio de modelo a la explotación

del YasuníPOR MANUEL BAYÓN

La Iniciativa Yasuní-ITT fue uno de los buques insig-nia del gobierno del Ecuador presidido por Rafael Cor-rea. Proponía no explotar el petróleo del bloque 43 de la amazonía ecuatoriana donde se ubican los campos Ishpin-go, Tiputini y Tambococha. Se encuentra ubicado en el Parque Nacional Yasuní, donde habitan comuni-dades de los pueblos indí-genas Waorani, Kichwas, y los pueblos indígenas en ais-lamiento voluntario, Tagaeri y Taromenani, que se aden-traron en el Yasuní huyendo de la explotación petrolera.

Es además uno de los lugares más biodiversos del mundo, por ejemplo, una hectárea del parque contiene tantas especies distintas de árboles como todo Canadá y Esta-dos Unidos. A cambio de dejar el petróleo bajo tierra, la comunidad internacional debería aportar la mitad de las utilidades que reportaría al Estado la explotación del crudo pesado que contiene el bloque 43, rebautizado como Yasuní-ITT.

En realidad, la Iniciativa Yasuní-ITT fue gestada por los movimientos sociales, en

una sociedad impactada por el desastre social y ambien-tal generado por Chevron-Texaco en los años 70, 80 y 90 del S.XX. Organizaciones indígenas, ecologistas y de derechos humanos han pro-pugnado desde entonces por una sociedad democrática, en la devastación de las so-ciedades que tuvieron la mala fortuna de tener bajo su territorio el combustible más preciado no sea la única forma de pensar la mejora de vida de las personas que viven en Ecuador.

La presión de estas organi-

zaciones cristalizó en distin-tas campañas como “Ama-zonía por la Vida”1, creada en 1989. Un hito de esta organi-zación desde abajo contra los desmanes de la explotación petrolera fue el conocido como el “Juicio del Siglo”, en el que 30.000 personas campesinas e indígenas de la Amazonía2 interpusieron una demanda contra Chev-ron-Texaco, que fue ganada en 2011 en los tribunales ec-uatorianos, lo que ha impli-cado una condena histórica que reconoce los daños pro-vocados por la empresa y la obliga a indemnizar con 16

Marcha de Yasunidos de entrega de las más de 750.000 firmas el 12 de abril de 2014, tras seis meses de recogida de firmas por todo el país, en un acto festivo de celebración por superar las 584.000 firmas necesarias para

llevar a cabo la consulta popular. Fuente: Miriam Gartor, http://mirgartor.wordpress.com/.

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mil millones de dólares a las familias indígenas y camp-esinas para compensar los daños y remediar el medio ambiente3.

La Iniciativa Yasuní-ITT se aprobó con Esperanza Martínez, una de las funda-doras de Acción Ecológica, como asesora de Alberto Acosta, ministro de Energía y Minas. Sin embargo, la presencia de fuertes lobbies petroleros dentro del go-bierno hizo que se aprobara un “plan B” en caso de que no fuesen reunidas las dona-ciones internacionales, que implicaba extraer petróleo del bloque 43-ITT. La visión antiextractiva salió reforza-da en la nueva Constitución del Ecuador de 2008, con la novedosa declaración de los Derechos de la Naturaleza y la definición de Ecua-dor como un Estado como plurinacional, lo que in-

cluye amplias prerrogativas en todo lo relacionado con territorialidad indígena, y lo que es clave para el Yasuní, la prohibición ex-presa de explotar los re-cursos de los territorios de los pueblos indígenas en aislamiento voluntario. La Constitución declara-ba además una moratoria minera en todo el país, o el-evaba el Sumak Kawsay, la vida en plenitud conceptu-alizada por la cosmovisión indígena en armonía con la naturaleza, a principio rec-tor de la vida del país.

Ello implicaba romper con la desastrosa experiencia petrolera de 40 años de en-deudamiento, renta petrol-era y neoliberalismo que provocaron una espiral de sucesivas crisis económicas y la destrucción de la Ama-zonía norte ecuatoriana. Los peritajes realizados para el

juicio contra Chevron-Texa-co son concluyentes respecto a los daños a la salud, con un incremento radical de en-fermedades como el cáncer, las malformaciones congé-nitas, los problemas derma-tológicos o de infantilismo (problemas en el desarrollo de niñas y niños). Estas afec-taciones se deben a los ver-tidos de petróleo, químicos y aguas de formación a los ríos y esteros que de los que bebe la población, así como a la cercanía de los meche-ros que queman el gas, cuyas cenizas son fuertemente contaminantes. A nivel so-cial, los daños han implicado el desaparecimiento de dos pueblos indígenas, los Te-tetes y Sansahuaris, y todo un cambio de la vida social y económica. La contami-nación hace inviable la caza y recolección propia de los pueblos amazónicos, y el cul-tivo de pueblos campesinos

e indígenas. Ello implica un encadenamiento productivo a las empresas petroleras, pasando las comunidades a mendigar puestos de empleo a quien está destruyendo su vida.

Según una reciente publicación1 la explotación petrolera provoca además una violencia estructural que se centra de forma es-pecialmente contundente en las mujeres. La forma de ocupar el territorio de las empresas petroleras implica una fuerte militarización que asegure las inversiones, contrata mayoritariamente hombres, lo que radicaliza las relaciones desiguales entre mujeres y hombres a nivel de las comunidades, y llena el territorio de hom-bres bajo una fuerte explo-tación laboral, lo que hace proliferar el alcoholismo, los prostíbulos y las violaciones a las mujeres. La ruptura de los ciclos de reproducción de la vida, las dificultades de cultivar las chacras, un trabajo mayoritariamente femenina en la Amazonía, y el aumento de las tareas de cuidados, cambian com-pletamente la vida cotidiana de las mujeres. Todos estos impactos sociales tienen como trasfondo la acumula-ción de capital en la que son protagonistas las empresas trasnacionales, que generan unos mínimos impuestos captados por el Estado, Esta

Mapa que sitúa el parque nacional de Yasuní dentro de Ecuador. Fuente: drapose.net

la Iniciativa Yasuní-ITT fue gestada por los movimientos so-ciales, en una socie-dad impactada por el desastre social y am-biental generado por Chevron-Texaco.

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estructura económica primario-exportadora, de carácter rentista y afian-zadora de las oligarquías petroleras ha posibilitado no realizar las imprescindi-bles reformas tributarias y agrarias que mejoren las al-tas inequidades que se dan en Ecuador y toda América Latina. Lamentablemente, la salida de Chevron-Texaco en los años 90 del S.XX fue sustituida con la llegada de empresas estadounidenses, canadienses, argentinas o españolas (Repsol continúa explotando el bloque 16 en el corazón del Parque Yasuní), y en la última etapa empre-sas chinas.

La Iniciativa Yasuní-ITT generaba una propuesta al mundo que superase esta forma de “desarrollo” prima-rio-exportador en el que el continente lleva más de 500 años inmerso, y garantizaba el cumplimiento constitu-cional respecto a los Tagaeri-Taromenani. Sin embargo, desde la aprobación de la Constitución de 2008, las posiciones dentro del Go-bierno ecuatoriano favora-bles al extractivismo han ga-nado la partida. Por un lado abriendo el país a la meg-aminería metálica ausente hasta ahora en Ecuador, y por otro, llevando a cabo una licitación petrolera que de-fine toda la Amazonía centro y sur como susceptible de explotación. Esta estrategia extractiva restó credibilidad a la Iniciativa Yasuní-ITT, lo que sumado a dudosas designaciones al frente de la misma y al nulo compro-miso de los gobiernos de los países europeos, estadoun-idenses o asiáticos respecto a la deuda social y ecológica que están provocando sus

Foto de la marcha de mujeres amazónicas que llegó a Quito en octubre de 2013 desde Puyo, que contó con decenas de mujeres que llegaron desde las comuni-dades de distintas nacionalidades indígenas que se enfrentan a la XI Ronda Petrolera en el centro-sur amazónico. Fuente: Miriam Gartor, http://mirgartor.wordpress.com/

Mapa oficial de los clanes de indígenas aislados. Fuente: Ministerio del Am-biente

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empresas, hizo que fuese re-caudada una cantidad muy escasa frente al mínimo de la Iniciativa.

El 15 de agosto de 2013, Rafael Correa derogó la Ini-ciativa, anclando su decisión en la necesidad de desarrol-lar el país para acabar con la pobreza y en la fiabilidad absoluta de la técnica para solamente afectar al uno por mil del territorio del Yasuní. Ello conjugado con la aus-encia total en el discurso presidencial del empobre-cimiento generado por la explotación petrolera en las áreas en las que se asienta o la de presencia en el lu-gar de los pueblos Tagaeri-Taromenani. En respuesta, las organizaciones ecologis-tas, de derechos humanos, feministas, estudiantiles, etc, se articularon en torno la campaña Yasunidos1, con el apoyo de las organizaciones indígenas o sindicales. Sin embargo, la particularidad respecto a otras moviliza-ciones en el pasado de Ecua-dor es que hay una multitud de jóvenes que han ido con-struyendo un sujeto político urbano que ha considerado al Yasuní como el epicentro de la lucha por una democ-racia más directa y partici-pativa, que creció con este nuevo paradigma discursivo de llevar a cabo una mejora de las condiciones de vida en Ecuador sin destruir la natu-raleza.

Durante los meses de ago-sto y septiembre convocaron marchas masivas que fueron fuertemente reprimidas con limitaciones de la protesta y violencia policial. Desde octubre la estrategia se cen-tró en la consecución de una consulta popular que preguntara “¿Está usted de

acuerdo en que el gobierno ecuatoriano mantenga el crudo del ITT, conocido como bloque 43, indefinida-mente bajo el subsuelo?”. La Constitución del 2008 per-mite convocar una consulta recogiendo el 5% del padrón electoral, lo que equivale 584.323 firmas, a lo largo de 6 meses. Las y los Yasunidos ocuparon las calles con las zapateadas, una novedosa forma de protesta en la que se baila el sanjuanito, un baile indígena de la sierra andina, a la vez que recogían firmas. Se ubicaron por todo el país decenas de puntos fi-jos y lograron posicionar el tema de forma preponder-ante en el debate público y los medios de comunicación, sumando apoyos en buena parte de la sociedad ecu-atoriana y mundial. Además, cuestionaron el propio dis-curso proexplotación, con estudios técnicos respecto a las posibles afectaciones1 u ofrecieron alternativas económicas para obtener los recursos que proporcionaría extraer el crudo del ITT2 (lo que se lograría con una tími-

da subida de impuestos a las mayores empresas del país). Las encuestas muestran que más del 70% de la población quiere una consulta que re-vea la decisión presidencial.

El 12 de abril fueron en-tregadas por Yasunidos más de 750.000 firmas, en una emotiva marcha que recorrió Quito. El Consejo Nacional Electoral que debía realizar la verificación de las firmas ya había mostrado durante la recogida de firmas un posi-cionamiento político aline-ado con el gobierno impro-pio de un órgano regulador de la democracia, pero el jarro de agua fría llegó con la invalidación de casi 500.000 firmas, lo que ha dejado hasta el momento la con-sulta popular por el Yasuní en punto muerto. Yasunidos ha denunciado el proceso por fraude, documentado a través de diversas estrategias faltas de transparencia o un incomprensible rigor de for-ma por parte del CNE. Los recursos de impugnación a la anulación de firmas no han dado frutos en la justi-

cia ecuatoriana, por lo que el colectivo ha anunciado que se acudirá a las instan-cias de justicia internacional. Por el otro lado, avanzan los trabajos para llevar a cabo la explotación. El 15 de agosto se cumplió un año de la derogación de la Iniciativa, pero también del colectivo Yasunidos, que ha situado en la primera plana del debate público la necesidad de su-perar el extractivismo. En el Yasuní no solo se juegan los derechos constitucionales de los Tagaeri-Taromena-ni, el Parque Nacional o el modelo económico del país, sino la posibilidad de pensar el mundo desde coordena-das distintas, que nos lleven a decisiones verdaderamente democráticas, en las que la población pueda decidir si se sigue apostando por la acumulación de capital como principio rector, o son posicionados los derechos y la reproducción de la vida como la base del cambio.

NOTAS

1. Web de Amazonía por la Vida: www.amazoniaporlavida.org

2 Web del Frente de Defensa de la Amazonía: www.fda.org.ec

3 Web de los demandantes: www.casotexaco.com

4. La vida en el centro y el crudo bajo tierra, el Yasuní en clave femini-sta: www.territorioyfeminismos.org

5. Web de Yasunidos: www.yasunidos.org

6. Estudio “El 1x1000 no existe en el territorio”: www.geografiacriticae-cuador.wordpress.com

7. El llamado Plan C del CDES: www.observatorio.cdes.org.ec

11sistema-mundoEl pasado 16 de julio, varias

asociaciones profesionales de ingenieros y funcionarios de alto rango dieron una rueda de prensa[1] en la que de-nunciaron que 7 años des-pués de la implantación de “Bolonia” las titulaciones an-teriores siguen en un limbo internacional. La homologa-ción internacional, cacareada y prometida por quienes de-fendían la reforma, no se ha hecho para los titulados con planes anteriores a los “adap-tados” al EEES. La principal denuncia es que la parte po-sitiva de “Bolonia” –la inter-nacionalización de los pro-fesionales universitarios- no sólo no se había cumplido sino que se ha dificultado, haciendo a los profesionales del Reino de España “compe-tir” en desventaja con el resto de trabajadores de Europa.

En concreto el conflicto surge para las carreras con duración de Licenciatura, como las ingenierías supe-riores o la arquitectura, que en el Marco Internacional de Calificaciones (EGF por sus siglas en inglés) se han homologado –por omisión- con un nivel 6EQF, el mismo que los Grados. El sistema universitario de referencia del Sistema universitario Es-pañol es el sistema Francés, que es del que se “copia” his-tóricamente la estructura de títulos y formas de enseñar. Señalo esto para subrayar que en Francia se hizo esta homologación en 1999, en la génesis de la reforma univer-sitaria. Varias intervenciones al final de la rueda de prensa se preguntaban: ¿De quién es la culpa de este error? ¿Qué ocurre para que en el Reino de España este trámite no se haya hecho?, sin que se acer-tara a dar ninguna respuesta ni cercana, como mucho se apuntó hacía “los gobiernos

que no han hecho nada”. Va-mos a repasar como hemos llegado a esto.

La reforma del Sistema Universitario vino abande-rada por un bloque político y de opinión que vociferaba, y aún hoy lo hace, que todo el sistema educativo con la universidad a la cabeza era una institución monolítica, petrificada y antigua que necesitaba modernizarse de forma radical y rupturista. Como alternativa se plantea-ba y plantea imitar el mode-lo de otros sistemas univer-sitarios, especialmente de las culturas anglosajonas, mientras se destacan unos

aspectos mientras se obvian otros. Se ha repetido macha-conamente el ejemplo de la relación entre la universidad y la empresa en EEUU pero poco se ha dicho de la enor-me cantidad de financiación pública de esas universida-des. En una época de fiebre europeísta, en la que se trató de aprobar con referéndum la constitución europea, se abrazaron a la promesa de la internacionalización del Sistema Universitario para poder acometer la reforma rupturista que buscaba ese bloque. La reforma univer-sitaria venía con la promesa de que el sistema universi-tario sería igual en toda Eu-

ropa, y que sería indiferente estudiar en cualquier siste-ma universitario del EEES. Pero esa no era la realidad. El EEES lo único que apor-taba la internacionalización es un método para homolo-gar y comparar los títulos de diversos sistemas. Cosa que el Estado Español aún no ha legislado, demostrando el interés real que había por esa internacionalización. Efec-tivamente, la culpa de esta falta de homologación es de quién podía haberla previsto y aplicado y no lo hizo. Esto son las mismas personas que gestionaron la transición en-tre modelos, que diseñaron el sistema actual y que por cierto, impusieron a palos. La cadena empieza en los gobiernos entre 1998 y 2008, pero también por gran parte de las estructuras universi-tarias que colaboraron con el proceso. Lo que no queda tan claro entonces es para qué se hizo toda esta refor-ma.

Lo que sí se ha produci-do es la desintegración de las carreras profesionales en multitud de títulos que as-piran a competir entre sí. A la vista de los efectos, parece que esto fuera el objetivo de la reforma dejando el resto de aspectos –internaciona-lización, investigación, fi-nanciación, docencia…- en segundo plano. Frente a una enseñanza superior que se correspondiera con una pro-fesión definida –y regulada por ley- se ha establecido una enseñanza superior de competencias fragmentadas que cada individuo va com-prando y que le sirvan para venderse en el mercado de trabajo. No cabe duda que este cambio tan brusco de concepción no puede ser algo exclusivo del sistema universitario, sino que está

OpiniónPOR GASPAR M.B.

LA MENTIRA DE LA CONVERGENCIA EUROPEA

Los únicos sistemas universitarios con grados de 4 años y postgrados de 1 año son el turco, el esloveno, el chipriota

y el español.

12sistema-mundodentro de un cambio brusco dado en toda la sociedad.

Esta desintegración de los títulos ha producido situa-ciones como la derivada de que los títulos en el Siste-ma Español sean de 4 años de grado y 1 de postgrado, mientras que en casi todo el resto del EEES son 3 años de grado y 2 de postgrado- precisamente los antiguos primer y segundo ciclo o in-geniería técnica y superior. Actualmente se baraja por parte del gobierno dar liber-tad a las Universidades de adoptar el modelo que pre-fieran, 4+1 o 3+2, haciendo que titulaciones que condu-ciendo a un nivel de forma-ción igual -el 6EQF interna-cional- duren un año más o un año menos según el lugar en que se estudien aún sin salir del Reino. La crítica que cualquier estudiante podría hacer ante este despropósito salta a la vista.

Pero las implicaciones de esta transformación en los títulos van más allá de lo estudiantil. En la primera mitad de 2014 han empeza-do los trámites por parte del gobierno para la aprobación

de la Ley de Servicios Profe-sionales (LSP), que regulará la actividad de aquellas pro-fesiones que necesitan estar colegiadas para ejercer, ba-sándose en el borrador pre-sentado en agosto de 2013. La colegiación profesional supone una manera de que los propios profesionales decidan sobre sus asuntos de forma colectiva y autóno-ma por un lado, a la vez que avala a cada profesional en el ejercicio de su profesión ante la sociedad. Hasta hoy, el funcionamiento es concep-tualmente similar al de los gremios medievales, para-digma de gestión del trabajo comunitario en Europa. En la práctica se trata de orga-nizaciones corporativas que actúan como intermediarios entre las instituciones y los profesionales, haciendo una labor “para-institucional” a coste 0 y claro, fuera del control partidista. La gran mayoría ha respondido con contundencia contra el an-teproyecto presentado para la LSP[2], que anula la obli-gatoriedad de colegiarse para practicar muchos de los tra-bajos que a partir de ahora pasarán a estar bajo regula-ción estatal directa y exclu-

yendo a estas organizaciones de capacidad de interven-ción. Esto, sumado al cambio de paradigma de los títulos que complica enormemen-te la tarea de los colegios de agrupar a trabajadores según su profesión, apunta hacía un escenario sin colegios, tan sólo con aseguradoras que hagan de aval ante cada pro-fesional por separado. Vemos un paralelismo claro entre la desintegración de los títulos en competencias que cada individuo puede comprar y la forma en que se plantea gestionar los servicios pro-fesionales después: reducir la profesión a una suma de individuos inconexos entre sí. Parece que esto vuelve a apuntarnos que la reforma universitaria - el “Plan Bo-lonia”- estaba mirando más hacía dentro que hacía fue-ra. Entonces, lo que parece es que efectivamente, el Plan Bolonia fue un grandísimo timo. Y quienes lo defendie-ron y aplicaron o bien fueron unos absolutos ingenuos o bien sabían perfectamente lo que hacían.

La situación actual es por tanto de callejón sin salida. Se puede seguir huyendo

hacia delante, como apunta el gobierno junto a los Con-sejos sociales-conglomerado de empresas e instituciones que operan en las universi-dades- con propuestas como la de dar libertad para elegir la duración de los grados. O se podría empezar a plantear una reforma universitaria que en vez de venir marca-da “desde arriba” –Bruselas, el mercado, el gobierno de turno…- se empiece a definir por la comunidad universita-ria y la sociedad que la sos-tiene, cosa que a día de hoy no sólo no se ha ni esbozado.

Frente a una enseñanza

superior que se correspondiera con

una profesión definida –y regulada

por ley- se ha establecido una

enseñanza superior de competencias

fragmentadas que cada individuo va

comprando y que le sirvan para venderse

en el mercado de trabajo.

[1] Rueda de prensa IIE, UPCI y FEDECA: http://www.iies.es/El-Gobierno-no-ha-prepara-do-al-pais-para-Bolonia_a3805.html[2] Por ejemplo el COIIM: http://www.coiim.es/rrii/Notas%20de%20Prensa/nota_an-teproyecto_ley_10_07_14.pdf

13sistema-mundoEn relacción con el an-terior artículo, merece la pena rescatar el siguiente párrafo de Panagiotis Satiris en “Teorizando la uni-v e r s i d a d - e m p r e s a . Preguntas abiertas y algunas posibles respuestas.” Traducción al castellano publicada en “De la nueva miseria. La universidad en crisis y la nueva rebelión estudi-antil” de J. Fernández, M. Urbán y C. Sevilla. Akal, 2013.

Por tanto me gustaría sugerir que la mejor manera de describir la función “hegemónica” actual de la educación superior sería como la de un proceso complejo de “internalización” de los cambios en el mercado laboral y de los procesos laborales y de acumulación capitalista en el seno de la edu-cación superior entendiendo esta, fundamentalmente, como un aparato hegemónico. Esta internalización e introducción de las realidades de la producción capitalista y el sometimiento de la educación a los impera-tivos de acumulación capitalistas no se limita, exclusivamente, a los cam-bios en la financiación de la universidad, a la creciente importancia de los vínculos con la industria o la importancia de la investigación ligada a la empresa como fuerza motriz de toda cultura académica. Toma, a su vez, la forma de cambios no únicamente en el valor relativo de los títulos uni-versitarios sino en el concepto mismo de grado y su sustitución por una individualizada “cartera de títulos”. Así, los cambios que se han producido en lo relativo a los títulos generan nuevas fragmentaciones, jerarquía edu-cativas y procesos de individualización que responden a las nuevas reali-dades de los centros de trabajo.

Propaganda Vallisoletana contra Bolonia del ciclo de movilizaciones 2008/2009

19cultura(s)

La concentración empre-sarial tanto en el sector edi-torial como en las agencias literarias ha herido de muer-te al mundo del libro

¡Vaya veranito! Si no te llevabas una buena novela a la playa, a la piscina o, sim-plemente, al sofá de tu casa, podrías haber matado el rato leyendo la crónica rosa del sector editorial. Lo tenía todo: personajes ambiguos, giros inesperados, intriga... Eso sí, dependiendo de en qué medio se leyeran las no-ticias cambiaba mucho la voz narradora. Por ejemplo, si uno agarraba El País se daba cuenta de que estaba ante un relato policíaco con el estilo clásico de Agatha Christie (“¡Alguien ha matado al li-bro! ¿Quién será?”). En cam-bio, quien se haya informado de las entradas sobre el tema en la página web La patrulla de salvación habrá disfruta-do con un estilo de escritura mucho más cercano al sórdi-do humor de Boris Vian. De una manera u otra, parece que todo el misterio gira en torno al asesinato del sector editorial. En eso, al menos, todos están de acuerdo.

Según el último “Avance de resultados” que todos los años presenta en los meses estivales la Federación de Gremios de Editores en Es-paña, la sangría económica del sector alcanza ya unos niveles dramáticos. La fac-turación en el mundo del libro ha descendido en casi un 12% con respecto al año anterior, que por cierto tam-bién descendió con respecto al anterior, el cual también bajó con respecto al ante-rior... Resumiendo, que en 5 años la víctima ha perdido un tercio de su sangre (se factura prácticamente un 30% menos).

La contracrónicaPOR VICTOR GUTIERREZ

¿quién mató al libro?

Como es lógico, nada más darse a conocer estos datos, los medios de comunicación (preponderantemente los impresos) empezaron a pu-blicar una serie de reportajes en los que, como si de una rueda de reconocimiento se tratara, se exponían ante el público a los posibles culpa-bles. Entre los sospechosos nos encontramos a la nú-mero 1, una vieja con cara agría y una camiseta con el eslogan “Lehman Brothers is cool” (alias, la crisis). El nú-mero 2 es un chico joven con un poco de acné y un parche en ojo (alias, el pirata). Y por último, no podía faltar, el número tres: un cable de ADSL cuya picadura puede ser mortal (alias, la “interne-te”). Para los periódicos tra-dicionales, la pregunta sobre quiénes son los culpables es fácil. ¡Todos! ¡Todos ellos han apuñalado a su retoño! Pero, para otras muchas per-sonas hay algunas pistas que no cuadran en la escena del crimen. Repasémoslas.

Matrimonio de conve-niencia

El 27 de mayo se anunció

a bombo y platillo un feliz enlace: la todopoderosa y omnipotente Carmen Bal-cells se iba a fusionar con Andrew Wylie. Todos los co-mentaristas dedicaron loas a dicho matrimonio aunque, sinceramente, olía a cha-musquina. Para quien no los conozca, Balcells es la agente literaria más importante en el ámbito hispanohablante. En su cartera han dejado manuscritos escritores como Márquez, Cortázar, Vargas Llosa... Por su parte, Andrew Wylie, apodado El Chacal, es como Carmen en el mundo anglosajón pero con mucho menos amor propio y con mucho más poder.

Es decir, que si bien es cierto que gracias a los pri-meros años de Balcells y a su genial criterio literario he-mos podido disfrutar de es-critores de primerísima talla, con Wylie esto sería mucho más difícil. Él suele trabajar sobre seguro y solo ficha a grandes estrellas mediáticas. Así pues, estas dos mega-agencias literarias con políti-cas empresariales tan dispa-res se unen. Lo que implica que Balcells puede tener una

jubilación más que tranqui-la, y que El Chacal obtiene una posición privilegiada cuando la lucha de Amazon se traslade al mercado hispa-nohablante.

Fagocitosis empresarial

Por otro lado, aunque ya estemos acostumbrados a este tipo de nuevas, la con-centración en el sector edito-rial sigue creciendo. Planeta parece que está reclutando a todas las tropas posibles para marchar sobre el muro y de-fender así Invernalia del ata-que del maligno Jeff Bezos (dueño de Amazon) y de sus secuaces. Explica la Sargen-to Margaret, en una entrada publicada el 1 de julio en el blog La patrulla de salvación, que Planeta y Penguin Ran-dom House están “condena-

La facturación en el mundo del libro ha descendido en casi un 12% con respecto al

año anterior, que por cierto también descendió con respecto al anterior, el cual

también bajó con respecto al anterior...

20cultura(s)

dos” a fusionarse. La verdad es que dicho planteamiento no es ninguna locura si se analiza con perspectiva la historia de dichas compañías durante los últimos 10 años.

Esto supondría un enorme golpe sobre la mesa. Según la última clasificación publi-cada por Publishers Weekly sobre los grupos editoriales más importantes del mundo, Grupo Planeta ocupaba la octava posición con una fac-turación de 2.161 millones de dólares en 2013 y Ran-dom House la quinta con 3.664 millones en ese mis-mo año. La suma de ambas implicaría una facturación global de 5.825 millones de dólares, por lo que se con-vertirían en el tercer sello editorial más importante del mundo (solo por detrás

de Pearson y Elsevier) y por supuesto en la Editorial más grande del mercado hispa-nohablante.

Así pues, en un hipotético futuro no muy lejano, sería relativamente sencillo que se diera la siguiente situa-ción: una macroeditorial, en colaboración con una macroagencia y con todos los críticos literarios del país (asalariados de dicha ma-croeditorial debido al poder accionarial de estas empresas en sus medios), facturaría el 90% del total del sector, por lo que puede condicionar a su antojo los avatares del mundo literario mediante premios amañados y hercú-leas campañas de publicidad.

Entonces, ¿quién es el asesino?

Pues, pese a que todos han querido inculpar a los mayordomos (“la crisis”, “el pirata” y “la internete”) pa-rece que estos personajes no hicieron más que robar los dientes de oro al cadáver una vez estaba agonizando en el suelo. ¿Está esto mal? Pue-de, pero no son los verda-deros culpables. El informe forense señala que la causa del fallecimiento es un lento envenenamiento mediante la masiva concentración em-presarial en el sector.

Cada vez son menos los que pueden vivir de escribir y, a su vez, los autores cada vez están más condicionados por las grandes marcas que les pagan el sueldo (y que

son las únicas capaces de ha-cerlo). El nivel baja y, como es lógico, los lectores ter-minan hasta la coronilla de empezar libros y asquearse antes de llegar a la página 50, por lo que se lo piensan dos veces antes de gastarse unos 20 euros en el libro de turno. Mientras tanto, los críticos literarios de medios supues-tamente rigurosos y serios siguen actuando en su pecu-liar obra de teatro recitando de memoria y sin errores su guion. Y, claro, como la in-mensa mayoría del público tiene dos dedos de frente huele el pastel a kilómetros. Al final, hay tantos culpables que uno no tiene más reme-dio que frotarse los ojos y esperar con ansia la nueva entrega de este estupendo fo-lletín literario. ¡A ver quién carga con el muerto!

Librería en Exarchia, Atenas. Foto de Esther Martín.

21cultura(s)

LA CULTURA, EL PEGAMENTO DE LA UNIÓN EUROPEA

POR VÍCTOR GUTIÉRREZ

Mientras los movimientos euroescépticos ganan adeptos en los países miembros, desde Bruselas se trata de instrumentalizar el arte como un elemento cohesionador e identitario

¿Qué significa ser eu-ropeo? ¿Hay más relación entre un portugués y un bra-sileño, o entre un español y un alemán? ¿Existe algún aspecto en la conducta, en los valores o en la forma de entender el mundo, compar-tido por la mayoría de los ciudadanos que conforman la Unión Europea? Inmersos en un periodo de enorme incertidumbre, indefinición y escepticismo, las institu-ciones comunitarias han desarrollado con ahínco du-rante los últimos veinte años una serie de políticas activas encaminadas a inculcar en los ciudadanos las respuestas a estas preguntas con mayor o menor fortuna.

La cultura es uno de los factores más importantes

para determinar la cohesión de un grupo social. Muchos han sido los regímenes y sociedades que se han dado cuenta y es fácil encontrar en los libros de historia multi-tud de casos en los que, para bien o para mal, los organis-mos de poder estatalizan la literatura, el cine o el teatro para dotar de identidad a una nación. Ya sea con un objetivo defensivo frente a una cultura dominante que amenaza con barrer de la sociedad cualquier resqui-cio artístico minoritario, o con un propósito integrador y centralizador frente a la heterogeneidad que ame-naza con fragmentar la uni-dad nacional, el caso es que la instrumentalización del arte se ha dado y se da.

Antía María López Gómez, profesora en la Facultad de Ciencias de la Comunicación de Santiago de Compostela, plantea en su libro Políticas de Comunicación e Identi-dad Cultural un interesante repaso a las actuales estrate-gias político-económicas que se siguen desde los or-ganismos de gestión occi-dentales. “Cuando fracasa el estado –explica María López en su estudio– la cultura se convierte en uno de los elementos más impor-tantes en la vertebración del territorio. La dimensión identitaria es un factor ca-paz de vertebrar, cohesionar e incluso otorgar sentido a la organización social y a la participación política de los agentes sociales”. Esta reflexión es un interesante

punto de partida para anal-izar cómo se ha combatido desde Bruselas el descrédi-to de la UE como entidad supranacional mediante “políticas culturales”.

Las políticas culturales de la UE

Para comprender en qué punto nos encontramos en la actualidad es necesario mirar al pasado, concreta-mente a comienzos de la dé-cada de los 90, y destacar las leyes que después constituy-eron las bases de la política comunitaria en la gestión cultural. En primer lugar, no se debe olvidar que desde los comienzos más remo-tos (con la constitución de la CECA) la mayoría de los tratados internacionales que firmaron los estados miem-bros versaron sobre asuntos económicos. Consecuente-mente, los primeros acuer-dos en asuntos de gestión cultural comunitarios siguieron también esta senda.

Para la profesora María López Gómez, con la firma del Tratado de Maastricht en 1991, la cultura pasa a ser entendida como un bien, un servicio, es decir, una ac-tividad equiparable a otras muchas dentro del régimen general de libre circulación de mercancías. La UE adoptó así una visión mercantilista de la cultura, al igual que habían hecho otras institu

22cultura(s)

ciones como la UNESCO años atrás.

Durante toda la década de los 90, trabajaron dura-mente en la armonización legislativa entre los países miembros (sobre todo, en el campo de la fiscalidad y del mecenazgo). El objetivo que se perseguía desde los organismos comunitarios era conseguir una industria audiovisual y editorial capaz de competir en el mercado global con potencias como Estados Unidos. En cambio, cuestiones como la protec-ción del patrimonio cultural, los intercambios no comer-ciales o la creación artística eran responsabilidad exclu-siva de los estados miembros y, por consiguiente, se puede decir que no había una es-trategia colectiva de futuro.

Después de más de diez años trabajando en este sen-tido, se observa un cambio de tendencia en los organ-ismos comunitarios. Sim-plificando, dos pueden ser las razones de este giro en las políticas culturales eu-ropeas: en primer lugar, se constató después de grandes inversiones y varios intentos que era muy difícil compe-tir con la potente industria cinematográfica y editorial americana; en segundo lu-gar, se comenzó a desarrol-lar un fuerte movimiento social de desapego hacia el europeísmo que se ha ido agravando poco a poco hasta llegar a los resultados de la reciente campaña electoral. En suma, ni se había conse-guido explotar la veta de oro de la cultura europea, ni se había fomentado el espíritu europeísta.

Así pues, en una etapa histórica en la que la identi-dad cultural europea cada

vez está más discutida, se han lanzado varias campañas (con enorme financiación) durante los últimos meses destinadas al mecenazgo y la promoción de artistas den-tro de los estados miembros. Por ejemplo, se ha hecho una fuerte apuesta por consolidar una imagen de marca de “es-critores europeos” mediante la creación de un premio literario destinado a autores noveles. Quizás en un futuro cercano exista una gener-ación de narradores notables de países tan distantes (liter-ariamente hablando) como Chipre, Macedonia, Di-namarca o España que tenga como nexo de unión en este galardón. No obstante, su repercusión mediática en la actualidad aún es mínima pese a la valía de muchas de las obras seleccionadas (¿quién conoce a Cristian Crusat, último español en recibir este premio?).

Europa Creativa

Ahora bien, todos estos premios y eventos quedan en un segundo plano después de que hace unos meses se anunciara la que será la gran

apuesta europeísta por la cultura, una dotación de un fondo de 1.460 millones de euros al proyecto “Europa Creativa”. Según el gabinete de comunicación de la UE, este proyecto quiere pro-mover “la diversidad cultur-al y lingüística, ayudar a los sectores cultural y creativo en su adaptación a la globali-zación y la era digital y abrir el acceso a nuevos mercados y públicos internacionales”.

Para conseguir los obje-tivos mencionados, el plan contempla ayudas económi-cas para más de 250.000 ar-tistas con la intención de que sus obras se distribuyan fuera de sus países de origen. Por la misma razón, se crearán ayudas para la distribución de películas, así como ayu-das para la traducción de 4.500 libros. En definitiva, se trata de fomentar un es-pacio común de distribución y consumo cultural europeo.

Cuando se anunció esta dotación económica desti-nada al sector cultural, mu-chos políticos expusieron ante la opinión pública una justificación mercantilista.

“Las artes y las industrias creativas —que desem-peñan un papel esencial en la economía europea y representan cerca del 4,5% del PIB de la UE— dan em-pleo a más de 8 millones de personas”, explicaba la pro-pia institución en una nota de prensa. A finales de los 90, esta justificación podría ser verosímil. Sin embargo, si se analiza con perspectiva las políticas culturales de los úl-timos 10 años una respuesta meramente economicista pecaría de ingenua.

Tras las crisis identitarias vividas en algunos de los países miembros con más poder, desde Bruselas se ha hecho una gran apuesta por la cultura como cohesio-nador identitario. Por esta razón, se pretende generar una homogeneidad tanto en el mercado de consumo cultural (es decir, que todos los europeos puedan leer los mismos libros o ver las mis-mas películas), como en el aspecto educativo y univer-sitario (véase Bolonia). Den-tro de unos años se verán los resultados, esperemos no lamentarnos.

23cultura(s)

Últimamente Europa está de moda. O mejor dicho la Unión Europea. Las in-cesantes noticias sobre las penurias del sur de Euro-pa o la política de la UE en los conflictos armados que sacuden el mundo son un buen ejemplo de su fama. Ya casi nos han hecho olvi-dar que hace sólo unos po-cos meses pudimos celebrar la fiesta de la democracia a nivel europeo: las elecciones al Parlamento. Por un breve espacio de tiempo tuvimos la oportunidad de olvidar todos nuestros males y re-cordar lo afortunados que somos al poder disfrutar de un sistema político demo-crático que da oportunida-des de gobierno a cualquier partido y propuesta. Todos tuvimos la oportunidad de participar para cambiar todo aquello que nos disgustaba. ¿Resultado? Irónicamente y contradiciendo al filósofo griego Heráclito: “nada cam-bia, todo permanece”.

Pero cada vez que se su-cede este ritual democrá-tico –no muy exigente en principio, sólo tenemos que ir a depositar un papel en una urna sin necesidad de informarnos previamente- siempre aparecen comenta-rios que ponen en duda la utilidad del que, para mucha gente, es el único día en el que se sienten partícipes de la democracia. ¿De qué sirve votar? Eso se preguntan al-gunos y acaban concluyendo que las elecciones son sólo una forma de participación democrática dentro de otras muchas posibles: manifes-

tarse para reclamar ciertos derechos en la vía pública, participar mediante las aso-ciaciones de la sociedad civil en la política institucional… Esto en el mejor de los casos, ya que la otra forma de ac-tuar cuando uno se pregunta la utilidad del voto es la de concluir que todo está perdi-do y que no merece la pena hacer nada en la vida públi-ca. La comodidad también tiene su justificación, ¿acaso creías que no?

Los orígenes económicos de la UE

Dejando de lado la cues-tión de si son útiles o no las elecciones al Parlamento Europeo –eso es algo que habrá que decidir con algo más que una conversación entre cañas-, podemos re-flexionar un momento sobre la realidad del poder en la UE y arrojar algo de luz a la pregunta con la que iniciába-mos la reflexión.

Ya desde sus orígenes la UE tuvo un papel esencial-mente económico. Esto re-sulta evidente en su primera formulación como Comu-nidad Europea del Carbón y el Acero (CECA) allá en el 1951. Esta fue la primera organización comunitaria y nació inmediatamente des-pués de la Segunda Guerra Mundial ante la imperiosa necesidad de reconstruir económicamente el conti-nente europeo. Así, se acor-dó poner en común la pro-ducción de acero y carbón de Francia y Alemania bajo una alta autoridad común en el marco de una organización

abierta a la participación de otros países europeos como Italia, Bélgica, Luxemburgo y los Países Bajos. Posterior-mente en 1957 se continua-ría trabajando sobre la base de la libre circulación de mercancías, servicios, per-sonas y capitales para formar la Comunidad Europea de la Energía Atómica (CEEA o EURATOM) y la Comu-nidad Económica Europea (CEE).

Lo interesante de todas es-tas primeras formulaciones y antecedentes de lo que luego sería la UE a partir del 1992 (Tratado de Maastricht), es que la motivación económi-ca de las grandes corpora-ciones estuvo siempre im-pulsando todos los esfuerzos de unión comunitaria. Y esto no debería extrañar a nadie, pues parece que la historia nos enseña que la economía es el mayor motor de la his-toria.

El papel de los lobbies en la UE

Dicho esto cabría pregun-tarse sobre el papel que hoy en día juegan las grandes corporaciones en la política de la UE. Parece evidente que en sus inicios la UE era un negocio entre particula-res, pero ¿y ahora? ¿Cuánto de evidente es la influencia de las grandes corporaciones en la política de la UE?

Pues bien, se calcula que alrededor de 2500 lobbies concentrados en torno a Bruselas, epicentro del poder político y económico de Eu-ropa, influyen determinan-temente en la adopción de

políticas comunitarias . Los lobbies, entendidos como grupos de presión que inte-ractúan con políticos pro-fesionales, originariamente tenían una connotación po-sitiva, ya que permitían la participación ciudadana en los procesos políticos. Pero rápidamente se redujo a los intereses de las élites eco-nómicas. El problema apa-rece entonces cuando estos lobbies son en su mayoría grandes corporaciones mul-tinacionales y sus intereses no suelen coincidir con los intereses de la mayoría de las personas.

Además, los lobbies no ejercen su poder de una manera evidente, sino que operan en la sombra, a me-nudo en secreto y de forma confidencial. Hay, por tanto, una tendencia sutil a conver-tir la política europea en una “lobbicracia”, algo de lo que ya alerta el Observatorio de Corporaciones en Europa. Este observatorio se dedica a desenmascarar y luchar por sacar a la luz quiénes son las personas que mueven los hi-los en la toma de decisiones en la UE, cómo operan y qué vínculos guardan con la élite política de UE.

Las consecuencias de esta tendencia ya se están vi-viendo y cada vez resulta más evidente que la presión ejercida por las grandes corporaciones, cuyo único objetivo es conseguir regu-larizaciones en su beneficio, está generando una influen-cia descontrolada sobre la normativa europea que se traduce en un aumento de

EL PAPEL DE LOS LOBBIES EN LA UE

POR MIGUEL DÍEZ

24cultura(s)la desigualdad social en toda Europa .

¿Quién forma parte de un lobby?

Por otro lado y según la reflexión anterior, cuando se habla del poder económico que dicta las políticas públi-cas se está aludiendo a los grandes mercados, pero se podría preguntar, ¿quiénes son esos grandes mercados que dominan el mundo? Ante la necesidad de poner cara a aquellos que consi-deramos responsables de nuestra situación, se suele responder que las grandes corporaciones y se señala di-rectamente a los presidentes de tales corporaciones. Pero aún podríamos preguntar, ¿el poder de las grandes cor-poraciones está centralizado en la figura del presidente?

Si se analizan las fuer-zas de poder en las grandes corporaciones todo apun-ta a que el poder, más que centralizado en la figura del presidente, está distribuido de una manera desigual en-tre los múltiples accionistas. Estos accionistas pueden ser incluso simples ciudadanos particulares que participan de las empresas mediante la posesión de acciones, en-trando a formar parte de la red distributiva del poder –aunque también es cierto que su capacidad de acción es bastante limitada, no se puede responsabilizar igual a

un simple ciudadano que in-vierte sus pequeños ahorros en negocios de dudosa mo-ralidad (en la mayoría de los casos ni es consciente de qué se hace con su dinero) que al ideólogo y ejecutor de un tipo de negocio en concreto-. En este sentido se podría de-cir que el poder es semejante a la circulación sanguínea, la sociedad está atravesada en-teramente por el poder .

Dada la complejidad de la distribución del poder resulta muy complicado poner caras al poder, transformando to-talmente la responsabilidad y añadiendo complejidad al ejercicio de rendir cuen-tas. Este es, precisamente, el punto clave de la naturaleza del poder actual: su carácter diluido y no-centralizado. Y es que cada vez resulta más complicado mantener la clá-sica imagen del poder como la relación entre el rey y los súbditos. El entramado de las relaciones de poder que hemos generado nos puede hacer responsables a todos nosotros.

Quizás ya no es una cues-tión de creer que el poder es algo que poseen determina-das personas y que, por tanto, se puede controlar limitando sus acciones por medio de la ley o incluso de la fuerza. Cuando hablamos de los lob-bies no estaría de más mirar-nos a nosotros mismos y ver si eso que llamamos lobby es algo tan lejano y apartado

de nosotros como creemos. Pero este ejercicio de auto-crítica no debe terminar en una asunción de la culpa sin más, sino que debe servir para comprender que pre-cisamente todos y cada uno de nosotros tenemos la llave para transformar nuestra si-tuación. Vivimos en socie-dad y no podemos escapar de todo lo que no nos gusta, es un principio social básico y no debe generarnos mayor problema, pero lo que sí que podemos es hacer pública nuestra situación y, posicio-nándonos con unos valores que se adecúen más a nues-tras expectativas vitales, es-perar que otros en nuestra misma situación compartan un proyecto de vida diferen-te.

1 Lietaert, M. y Moser, F. (2012): Los negocios de Bruselas. Coproducción Bélgica-Austria; blue+green communication / Visualantics / Not So Crazy! Productions. 2 Se puede consultar una síntesis del informe Benchmarking Working Europe 2012 en castellano en el siguiente enlace: http://www.1mayo.ccoo.es/nova/files/1018/Benchmarking2012.pdf 3 Esta imagen del poder como una red que todo lo atraviesa y de la que todos participan en mayor o menor medida se encuentra en autores como Michel Foucault, particularmente en su libro La micro-física del poder.

se calcula que alrededor de 2500

lobbies concen-trados en torno a

Bruselas, epicentro del poder político y

económico de Europa, influyen

determinantemente en la adopción de políticas comuni-

tarias

25cultura(s)

Desde hace algunos años una parte cada vez más rui-dosa del espectro mediáti-co ha resucitado la figura de Gramsci para defender su trabajo “construyendo hegemonía”. La hegemonía [1] es un concepto funda-mental para entender cómo funciona la dominación en las sociedades complejas, en las que existe una ideología dominante que configura un sentido común [2]. Si la he-gemonía es una herramienta tan poderosa para mantener un orden social, desactivar-la es imprescindible para provocar cambios sociales reales. En ese sentido quie-nes se han subido a un plató a ponerle la zancadilla a los discursos hegemónicos han apuntado en una dirección correcta, aunque hayan re-corrido poco camino en esa dirección.

En el siguiente artículo miraremos el interior de esa ideología dominante para subarrayar el peso que tiene lo irracional en la construc-ción y el mantenimiento de las hegemonías y, por lo tan-to, el peso de lo irracional en su destrucción.

El ser humano: animal irracional

La importancia de lo irra-cional en las comunidades humanas hay que buscarlo en los propios orígenes de

la especie. Para este fin nos serviremos de la obra central de Lewis Mumford, El mito de la máquina.[3] Mumford sostiene que el verdadero rasgo distintivo de nuestra especie eran sus capacidades irracionales conferidas por su hiperdesarrollado cere-bro. Afirma que cualquier especie mantiene comporta-mientos racionales desde el punto de vista de la super-vivencia –por ello hay mi-llones de especies distintas a la humana en el planeta-, sin embargo el ser humano se caracteriza por su capacidad creativa, capacidad de origen irracional, lo que le permite

adaptarse a entornos de for-ma mucho más rápida que la proporcionada por la evolu-ción biológica.

Esta irracionalidad ha supuesto siempre una ame-naza para la propia especie, pues es el rasgo que hace que tanto individuos como colectivos humanos atenten contra su propia supervi-vencia. Es por ello que para el autor, el mayor reto de nuestra especie ha sido cons-truir un sistema de Mitos, Ritos y Símbolos –la Cultu-ra- que permita compartir esa irracionalidad con la co-munidad y así darle un uso

positivo para la superviven-cia. Pone como origen de la cultura la necesidad de com-partir y gestionar los sueños -visiones extrañas y mágicas que cualquier humano tiene pero que no explica viendo su alrededor- por parte de los humanos primitivos. En este sentido contra la creen-cia de que el ser humano está en una permanente guerra con la naturaleza exterior por su supervivencia, para lo que desarrolla la tecnología; propone como la auténtica “guerra” la que la humanidad libra contra su irracionalidad mediante la cultura. Sostiene que todos los grupos huma-nos que sobreviven compar-ten un grado de desarrollo cultural paralelo –creencias, rituales, simbología, lengua-je-, mientras que los grados de desarrollo tecnológico varían enormemente entre esas comunidades –econo-mías recolectoras, agrícolas o post-industriales-. Eso si-túa la cultura en el centro de la Historia. Sin embargo Mumford no rebate toda la Historiografía materialis-ta, sino que apunta a la más que evidente realimentación que existe entre medios tec-nológicos de producción y medios culturales en las so-ciedades, dando su merecida posición a la cultura como parte indisociable de la téc-nica humana. De esta forma abre el camino hacia la te-sis central del libro según la

Las emociones del centauro POR GASPAR M.B.

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cual “la máquina” en tanto que técnica humana es una construcción social y por tanto, nunca es autónoma de la sociedad. Pero ese tema se escapa de lo que apunta este artículo.

La cultura se define en-tonces como un sistema de mitos, ritos y símbolos. La Cultura es entonces lo que mantiene unidas a las co-munidades humanas y tiene un origen fundamental en la irracionalidad humana, en las emociones y sentimien-tos.

La política mítica

Volviendo a las socieda-des complejas y autoritarias actuales miramos las ideo-logías según un prejuicio racionalista. Partimos del supuesto de que la ideología es un conjunto de lógicas e ideas racionalmente explica-bles, cuando según el punto de vista anterior, la ideología en tanto que cultura tiene un sustrato fundamentalmente irracional. El análisis de las ideologías como sistemas de racionalizar mitos se ha he-cho fundamentalmente con las ideologías más explícita-mente mitológicas – ideolo-

gías de corte religioso o to-talitarismos-, pero también hay trabajos más generales al respecto.

Adrián Huici, en Estrate-gias de Persuasión,[4] analiza la relación entre mito y polí-tica en el marco de un estu-dio más amplio de las estra-tegias de marketing político y mercantil. Para empezar se define la política como la actividad del poder en la so-ciedad. Para Huici es funda-mental aclarar que en la acti-vidad política el uso de mitos pasa por desnaturalización de esos mitos para mantener tal sólo su carga emocional y de vínculo comunitario en un marco racional. Para este uso define 3 pasos:

1ºManipulación del len-guaje, extensión de unos tér-minos y estigmatización de otros.

2ºApelación a viejos mitos y síntesis de otros nuevos.

3ºMovilización o desmovi-lización de la sociedad.

Este proceder se puede ob-servar en casi todos los pro-cesos políticos de la Historia, con diferencias en función del grado de conciencia mí-tica de cada sociedad.

Huici subraya la trascen-dencia que ha tenido este

fenómeno especialmente a partir de las corrientes ro-mánticas del siglo XIX en las culturas “occidentales”. La aparición de corrientes filosóficas y de pensamien-to calificadas como “anti-intelectuales”, irracionales y míticas – autores como Nietzsche, Sorel, Marinetti o en menor medida Ortega y Gasset- han sido la puerta de estrategias políticas abier-tamente míticas como las que utilizaron los fascismos europeos. Pero la apelación al subconsciente colectivo, su permanente construcción y sustitución, es una caracte-rística de toda forma de po-lítica. Así la personalización de la política electoral es un proceso característico de las sociedades con estados democráticos-liberales por el que los programas electo-rales son sustituidos por la imagen de la persona candi-data, sustituyendo la política racional por las emociones de adhesión que pueda su-poner la imagen o la retórica de una determinada persona carismática.

El poder de la cultura con-tra la cultura del poder

Hace aproximadamente un año y medio, Bardo Edi-ciones sacó Ars Magica Ci-vis. 8 relatos míticos que son lugares comunes en la ideo-logía dominante de nuestra sociedad, justificados en un mar de notas a pié de pági-na y un epílogo que repasa algunos de los temas trata-dos en este artículo. El Es-tado del Bienestar, Europa, La Razón, La Máquina o La

Transición son algunas de las figuras destripadas en el lenguaje mágico y misterio-so de la mitología. No es un estudio completo de los mi-tos que componen la ideolo-gía dominante, pero supone un estimulante ejercicio de reflexión en clave subcons-ciente sobre sujetos que so-lemos discutir en clave analí-tica. ¿Conocemos cuales son las figuras subconscientes que mueven a nuestra gente a movilizarse o a conformar-se?

Por otro lado la comu-nidad antagonista también maneja sus códigos míti-cos, simbólicos y rituales. Las tradiciones comunista, libertaria, feminista, autó-noma, ecologista o inde-pendentista arrastran unos sustratos emocionales que se manifiestan constantemen-te en las formas de exponer discursos, la estética de la propaganda, la forma de re-lacionarse entre compañe-ros o la apelación constante a determinados mitos. Ese sustrato emocional de cada comunidad es la primera frontera con la sociedad que convive inmersa en los mi-tos, símbolos y rituales so-ciales hegemónicos. Por otro lado, la construcción de con-tra-hegemonías capaces de abrirse hueco en la sociedad pasa inevitablemente o bien por reformular los mitos de las comunidades antagonis-tas o bien por la extensión de estos mitos a amplios secto-res de la población por algún cambio en las condiciones culturales o materiales. ¿Co-nocemos nuestros mitos o simplemente actuamos a su merced?

[1] Blog: Les Communards ¿Qué es la hegemonía? [2] Felipe P.G. La ideología, un concepto polémico. Revista Exarchia nº4. [3] Lewis Mumford. El mito de la máquina. Técnica y evolución humana. Pepitas de calabaza. 2013.[4] Adrián huici. Estrategias de persuasión. Mito y propaganda política. Ediciones Alfar. 1996.[5] Ars Magica Civis. Los mitos del ciudadano demócrata y sus usos mágicos actuales. Bardo Ediciones. 2013.

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*Gramsci utiliza la imagen del centauro como representación del sistema: una unidad orgánica mitad fuerza bruta, mitad racionalidad y consenso.

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EXARCHIAnº8

sep2014

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Cerca de la frontera entre los estados español y portugués en el Atlántico. Foto: Daphne B

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