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La Inocencia Hereditaria E E MILIANO MILIANO G G ONZÁLEZ ONZÁLEZ LA INOCENCIA LA INOCENCIA HEREDITARIA HEREDITARIA EDICIONES MESTER 1

Gonzalez Emiliano - La Inocencia Hereditaria

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Sobre narrativa mexicana fantástica

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Page 1: Gonzalez Emiliano - La Inocencia Hereditaria

La Inocencia Hereditaria

EEMILIANOMILIANO G GONZÁLEZONZÁLEZ

LA INOCENCIALA INOCENCIAHEREDITARIAHEREDITARIA

EDICIONES MESTER

Digitalización: Innombrable

Revisión y corrección: Innombrable (necroteka)

Agradecimiento a: Hsiang el guardián (Club de Lectores de Libros Inconseguibles)

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Emiliano González

Todos los derechos reservados© Emiliano GonzálezEdiciones MesterRío Guadalquivir núm. 75, México 06500, D. F.Primera edición, julio de 1986

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La Inocencia Hereditaria

A Beatriz

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Emiliano González

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La Inocencia Hereditaria

CITA DE INFANCIA

El viejo parque duerme bajo el sol. En la Biblioteca Amado Nervo crecen las espigas del domingo, y la silueta del escritor se dibuja bondadosamente, inclinada, señalándome hacia un horizonte interior. Lo entiendo y bajo al parque vacío. Dos leones de bronce en la fuente, uno encima del otro, son bañados por un chorro de agua cristalina. Monto al más cercano y abro la boca para recibir el chorro y saciar una sed de años. Arriba, nubes modernistas figuran senos de nereidas.

En la Biblioteca Amado Nervo las espigas son cubiertas por estallidos de musgo verde fosforescente.

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Emiliano González

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La Inocencia Hereditaria

LA INOCENCIA HEREDITARIA

I

La niña del catafalco rojo

abre sus ojos de eclipse

desnuda entre las rosas

desnuda entre la muerte

Con dedos marfileños

los chinos jorobados

sus lámparas encienden

porque el sol se ha apagado

y el aroma de las rosas

en el jardín cerrado

y el aroma de la muerte

en el rojo catafalco

son inciensos a la luna

triste máscara de oro blanco

II

De los ojos de la luna

surgen dos enormes falenas negras

que descienden lentamente ...

para tapar los senos

de la niña del catafalco rojo

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Emiliano González

mientras los chinos jorobados

agitan sus abanicos

en silencio

(abanicos ovales

de motivo europeo

o asiático:

la bella y la bestia

la dama y el murciélago)

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La Inocencia Hereditaria

VISIÓN

Cuando al atardecer

el cristal bruñido refleja

ramas azules

y cielos escarlatas

la bella chupadora de sangre

arrastra cascadas de cabellos rubios

sobre las hojas secas

Entregada a su propia imagen

—capricho o delirio—

recorre los jardines del palacio

donde las fuentes solitarias

guardan silencio y ranas

piensa ella

en homenaje a un dios ambiguo

y al subir con lentitud enferma

los peldaños de jaspe

—vetas en espiral y lunares verdes—

la sombra sangrienta de su capa

oscurece de rojo las estatuas

de raros efebos

que flanquean la entrada

con gestos de divino cansancio

La bella chupadora de sangre

se recuesta sobre el mármol tibio

hasta que los últimos rayos del sol

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Emiliano González

llegan a lamer su garganta

por la que ruedan

perlas rojas de saciedad

e iluminan de pronto

la cabellera

semejante a la pena

dorada de un sauce

sobre quietas aguas estigias

pero entonces ya el cristal bruñido

refleja ramas blancas

y cielos de raso negro

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La Inocencia Hereditaria

LA MUSA

La musa ya despliega sus alas de vampiro.

Su boca, una ventosa voraz, aplica al cuello

del joven sacerdote, y el purpurino sello

se ensancha mientras arde su amor en un suspiro.

A cambio de su sangre, la musa lo alimenta

con esa leche amarga que fluye de sus senos:

dos péndulos albinos, dos péndulos obscenos

que tienen un relente de cuerpo que fermenta.

Entre los muslos grises, de vellos erizados,

como gusanos fofos colgando de una ojiva

en torno de la vulva destilan su saliva

infecta siete falos rojizos y atrofiados.

Las alas membranosas repliéganse y acaba

el himeneo oscuro del joven con la harpía.

Entonces los cuadernos se llenan de poesía

que a la razón disuelve, que a la virtud socava.

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Emiliano González

LA DROGA

Desde los musgos cae

el agua helada sobre

la boca de la incierta

diosa.

Platicamos.

Algo

semejante a un fantasma

de plata fluida

recorre las blancas

columnatas.

Yo enumero delicias

pero tu voz parece anunciarme

la inminencia del verde

sacrificio:

brillan de pronto

los helechos

y una salamandra del color de la lama

se desliza entre los muslos

de la diosa, ahora enojada.

En ese drama sin razón

tus ojos piensan

y le encuentran más belleza

que un tosco pene entre senos aristocráticos…

Yo anoto la impresión

en mi álbum de ciencia y de poesía.

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La Inocencia Hereditaria

LEYENDA

Gemaba sus diademas

el hada de la selva

entre las grandes hojas

y las lianas nocturnas

El camino al palacio

de los placeres

estaba empedrado de esféricos

rubíes

y las plumas blancas

de los faisanes

se posaban en los ciborios

con el silencio de los siglos

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Emiliano González

SENSACIÓN DE HASHISH

Tras el verde misterio de los ramajes

donde sangran los egipcios lotos

y las víboras se enroscan en el sueño

del pantano

cuyos fétidos inciensos

van perdiéndose en las bóvedas del templo

en las bóvedas del templo de la jungla

vesánica

Tras el verde misterio de los ramajes

tras el misterio verde y silencioso

se ha dormido mi alma

y los dioses hieráticos la miran

con sus ojos de jaspe venenoso

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La Inocencia Hereditaria

EL VAMPIRO

Bajo los rizos que, dorados áspides, cubrían la frente de ese rostro emblemático, se abrían dos ojos como astros matutinos de brillo letal, apreciados desde lo alto de una pirámide en un mundo perdido, y dos labios como pétalos de sangre, cálidos y hambrientos, de alguna flor crecida en los invernaderos de la noche. Miraba con la ironía de las esfinges muertas, que nunca dejarán de reír. La túnica se abría a la altura del sexo, en cuyo centro giraban la locura en forma de una esmeralda y el deseo en forma de un elegante zapato de corista.

En la mesa, la copa vacía nos hablaba de sus más recientes delicias. La servilleta de seda, llena de manchas rojas. ¿Quién había abierto el libro de su apetito, cerrándolo espantado al leer las primeras líneas y sentirse el delicioso manjar de un ídolo vivo?

Lo cierto es que se oyó un grito escalofriante, como el resumen de una tragedia en que los enmascarados fueran niñas disfrazadas y el amor una carroza llevada por caballos en delirio.

Los asistentes a la cena fueron dejando, uno a uno, el salón del palacio, internándose por los jardines que la nieve amortajaba y esfumándose entre los juncos secos y las ramas podridas de esa región, conocida como El Antro de los Duentes.

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Emiliano González

JARDÍN ROMANO

La casa de la diosa

se adormece

al sol.

Nada turba la obsidiana

de los raros espejos.

La brisa ya no mece

las frondas. Un coro

de niñas va cantando

a lo lejos.

La escama prodigiosa

de una iguana

brilla como verde

porcelana.

El sátiro de oro

que muerde

el sol

desaparece cuando

un chorro brota de su caracol.

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La Inocencia Hereditaria

CUENTO DE HADAS

Inmóvil junto al arco sutil de mármol rosa

miraste el gran palacio, el mar, la escalinata.

Soñaban pavos reales de azul y de escarlata

en el jardín exhausto de la tarde morosa.

Un raro cocodrilo de marfil y de plata

decoraba la fuente como nota curiosa;

más allá deslizaba su perfidia sinuosa

un áspid, entre juncos: la lujuria escarlata.

Desearte, oh princesa desnuda, entregarte...

Amar y ser amada por los monstruos del arte,

amada por el cielo que te dora los ojos.

Amada por el ibis cuya blanca silueta

se recorta, divina como frase de esteta.

en la suave penumbra de los helechos rojos.

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Emiliano González

MELUSINA

Yo, que siempre me vi obligado a optar por las sombras, fantasmas de negro corazón, bebí el agua que brota en los musgos del jardín de Melusina, la bella ordenadora de ritos, para evaporar mis obsesiones nocturnas en la caída de sus cabellos solares. Perseguí el vuelo de su sombra musical hasta los bordes, llenos de liquen, de la fuente encantada. Se encendió una lámpara o un cometa. Una serpiente divina, enroscada en las formas voluptuosas de la hechicera, narró una historia aterciopelada de ladrones en patios llenos de perfume. La princesa Melusina, jugando con piedras preciosas, acostada bajo el sol, desnuda, entregaba su cuerpo de niña a las miradas de un paje enamorado.

Las colas luminosas de los pavos reales fueron eternizadas en constelaciones, que podemos apreciar en este libro de encuadernación opulenta, obra de un portugués, y las raras gemas letales de la princesa son ahora lo que llamamos la Luna de los Sabios, diadema sideral que actualmente se conserva en el atrio número quince del Templo Equivocado.

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La Inocencia Hereditaria

LA ESFINGE

Ondulan cada noche las arenas

doradas del silencio en mi memoria.

la púrpura del miedo es una gloria

Que tiñe mis insomnios y mis penas.

Al bíblico desierto me encamino

por sendas que ha elegido mi recuerdo:

necrópolis infame donde pierdo

cordura y lucidez, donde alucino…

Los ojos de la esfinge de granito

soberbia que, postrándome, contemplo

se llenan, poco a poco, de Infinito.

Y empieza ya a insinuarse, al ver las filas

de adeptos que penetran en el templo.

un verde misticismo en sus pupilas.

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Emiliano González

ESPECTÁCULO

Ha llegado el gran sapo con sus enfermedades

al teatro sumergido de la fascinación.

En su túnica roja se ven ocho deidades

lujuriosas en busca de la putrefacción.

Afrodita le escupe su famosa saliva

en la boca sin dientes al anciano ladrón;

se derrama en las piernas de la hermana suicida

que por darlo a la muerte me negó el corazón.

Reza lúgubres nombres, hermanita podrida,

que tus senos son falos de tu condenación.

Reza letras de sangre, que por darme la vida,

en un duelo de sombras, cuando yo se los pida,

Afrodita y el sapo dejarán la función.

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La Inocencia Hereditaria

CONDUCTA SOCIAL

Esos rostros dibujados

por la mano asesina

de una muchacha

encadenan el deseo del unicornio

a la tienda de sueños ortopédicos

del boulevard Saint-Michel

donde no existe careta sin ganas de volar

ni par de piernas sin ojo que las mida

Es posible contemplarlo todo

desde la calle si despertamos en febrero

ya que en marzo resultaría un juego

invisible como el de la bella doctora

clavando la treintava jeringa

en el trasero del castigado

niño-modelo de la escuela

¿Nos atreveremos?

Parece una boca pero es una puerta

ligeramente abierta

hacia la fragancia azul

del jardín enfermo

que humea en la trastienda

“Y la lepra es oro"

dice uno de los dientes

dejando de ser hombre

para convertirse en caballo

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Emiliano González

Esto alcanza por fin los oídos

de la suprema directora

y la expulsión termina en danza

entrega de injustos premios

y suspiros de niñas entre besos de látigos

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La Inocencia Hereditaria

BELLA DURMIENTE

De un fondo oscuro de fotografía

surgen las silenciosas relaciones

de mi hija con el sapo

y la careta abandonada

a la lluvia que engaña

los barómetros

Dulce careta informe

Pasión que desenrosca sus anillos

para servirle de corona

a la reina de los cabellos muertos

Daga peluda que el fango escarba

antes de alzar el vuelo

hacia la gruta de los pájaros enfermos

donde la luz escurre entre diamantes

de añoranza y espanto

Abriendo las puertas de la calle del eco

invitado por los muslos vírgenes

y las colinas blancas de la noche

aspiro el aroma lascivo de las oxálidas

que ascienden tentaculares por los muros

del palacio de las constelaciones

y al llegar al último salón te encuentro

deseada

intocable

durmiendo un sueño apacible

entre tus muñecas

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Emiliano González

Un sueño que fluye entre bosques

donde no ladran perros

Inocencia que va a dar al mar ambarino

de quietas aguas

Mar convertido súbitamente en escalera

en sombra que trepa la escalera

y en niña que me clava los colmillos

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La Inocencia Hereditaria

CEREMONIA

A Bram Stoker

ILa bella maestra cruel

me ha conducido entre la espesura

hasta la puerta carcomida

y las esfinges

del anticuado Neón Hotel

señalándome el camino con su látigo

Las lecciones amargas

y la contemplación

privilegiada de sus piernas

y del murciélago vivo que adorna

su frente lunar

y de los collares de calaveras

en su cuello de faraona

son sólo el preludio de la misa

que en el calor nocivo

de esa habitación redonda

se sucede lujosamente

IISiluetas en la lámpara china

de un dios abyecto

nos enlazamos como en los grabados

obscenos de la antigüedad

En posturas renacentistas

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Emiliano González

o de la contrarreforma

somos el clavo y el martillo

el mar y los peñascos

la dama y el patíbulo

mientras la lluvia escribe

una historia de ensueño

sobre el techo de vidrio

del Neón Hotel

Después ella vuelve a ser maestra

y yo el obediente alumno

castigado por no saberse

la regla del tres

o el ornitorrinco

o los deberes cívicos

o la distancia entre el planeta de las niñas inglesas

y la calandria superior

IIIElla chupa mi sangre y recupero la infancia

un hermoso crimen

presenciado por dos Hermanas de la Caridad

a través de una ojiva

una charla secreta

del amante cornudo

con la institutriz perversa

Llagas de una muñeca

grandilocuente

que sangra rocío en una noche de traición

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La Inocencia Hereditaria

PASEO DOMINICAL

El viejo capitán inglés

enfermo de canibalismo

perdura en esta imagen

de laca y mármol negro

Si avanzan a la otra sala

verán a la luna devorada

por el telescopio herrumbroso

y ataúdes para monjas

fabricados según la moda

de 1907

pero es mejor contemplar

a la hiedra moteada

enredándose al cuello del capitán

y volver sobre nuestros pasos

hasta la entrada del museo

donde se apiñan las escolares

alrededor de la última adquisición

titulada El Hermafrodita Amarillo

Es sólo una caja de cartón

de la que surgen colas de gato negro

Sin embargo conviene

fingir interés y aguardar un poco

hasta que la directora se disuelva

para cortar algunos mechones rubios

y volver a la casa.

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Emiliano González

EL OCASO DE LOS CURAS

Obsesión que desarrolla órganos podridos

en la casa verde de las moscas

iluminada por calaveras

fija en la memoria como una extraña herramienta

después de los festines del silencio

Obsesión del noble español y del poeta francés

por la irrupción de vacas

en un cementerio llamado iglesia

muchos años en la carroza imaginaria

conversando los dos en un idioma

de campanarios sangrantes

Obsesión de las grietas en las viejas escuelas

donde se inscriben los itinerarios

de las larvas sepulcrales

como una historia lejana

bajo sauces perversos en la noche:

Magia de lo posible

devorada por magia de lo imposible

(Todos los curas lanzan alaridos)

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La Inocencia Hereditaria

HELIOGÁBALO

Sería necesario acudir a la diadema de Venus

a la brujería mineral

de los poetas menores y eternos

a una larga túnica de pesadillas

o al mono de los ópalos

pero esta vez la lira desobediente

se escuchó a sí misma hasta la muerte

y en el carruaje de los cien caballos

alcanzó el circo terminal

donde los enanos mueven las palmas

mientras aúllan las máscaras de los dioses

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Emiliano González

EL HERMAFRODITA

Vieja ilustración

roída por las ratas

en un almanaque

a medianoche

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La Inocencia Hereditaria

CASTILLO

Se deslizan silencios

como ratas

por galerías de espejos circulares

donde sangran los mármoles

Las telarañas devoran murciélagos

en las bóvedas

La luna llena

es lienzo para espectros

Grandes falenas grises

adornan los tapices

como ojos de agua sucia

en el desierto

Por debajo charlan

las momias

con un ritmo de sueño

de los armoriales

y de las columnas

cuyas raíces son

cabellos de espanto

enredándose en los muros

cuando se abre la puerta

de las alucinaciones

a la hora de la campanada negra

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Emiliano González

POEMA

En el salón del ojo del sueño mineral

hay una muchacha con senos de esmeralda

que estudia mapas astronómicos

bajo la luz dormida de los pájaros

No está sola en su ataúd

La vieja de los lentes cuadrados

observa el ritmo sexual de su respiración

conservando la noche en sus graves cuadernos

con pastas de ópalo demente

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La Inocencia Hereditaria

OLIMPIA

Los más húmedos verdes

fosforecen poco antes

de la aparición de los murciélagos

La luz es de ultra-tierra

y baja hasta el pantano

sin conducir al viento

Las piedras grises

envían batracios grises

hacia los juncos

Todo calla

Bajo mármoles enfermos

ríen las diosas

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Emiliano González

VENECIA

Último sol mediterráneo

irisa los domos, los caballos

y el león.

Risa de muchachas.

Exposición de senos

en los muelles.

Jóvenes doradas

meditan a la sombra

de los platanares.

Ojos en blanco.

Fuentes de semen

en las plazas.

Hombres persiguen niñas.

Los poetas ancianos

venden el alma por un retrato

obsceno de Bellini.

Han desaparecido las monedas

de papel

necesarias para cruzar

el puente negro.

Hemos quedado aquí

en Florián

saboreando helados de coco.

Lentas noches azules

del Adriático ...

Música de cámara

invita al sueño.

Golpeteo del agua

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La Inocencia Hereditaria

en la madera despintada.

Desfilan recuerdos

como las colas de los vestidos

de mujeres antiguas.

Orquídeas anaranjadas

aparecen sobre el muro blanco

donde orinaba el ángel del amor.

Las gaviotas se posan

en la cabeza de una estatua

abandonada.

La noche tarda.

Caminamos.

Nos besamos en el jardín umbrío,

frente a los gatos rojos.

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Emiliano González

OSAM SPARE

Anacoreta de las máscaras chinas

y de los jabalíes

y de los ángeles con alas de fragancia

que velan

sobre la mesa de marfil,

entre los manuscritos más famosos

del diablo.

Eremita del Soho

que vende sus cuadros al súcubo

y a la prostituta roja y sagrada

en las tardes de la Exhibición.

Masturbándote vives

vidas pasadas, contemplas el sol

de loto, el mismo que contemplaba Memnón,

Tu imagen brota en las nubes

azules del pebetero de oro,

tu rostro en la postura de la muerte.

Singularidad del monstruo,

amores con la vieja hechicera

que es más joven que Venus

y más redonda.

¿Puedes volver a la prehistoria

quitándote mil máscaras?

(En la penumbra del estudio

huele a macho cabrío)

Las calles de Londres son un secreto

menos profundo que el placer de Narciso.

Firma las hojas blancas

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La Inocencia Hereditaria

una mano sin cuerpo.

Vegetaciones raras,

como el placer sinuosas

o como el orgasmo de un dios loco.

Droga del verano,

música de las ninfas oscuras,

jeroglífico dulce,

brama de silfos amarillos

o espiral de emblemas venusinos.

El mago habita una selva tropical

custodiada por dos leones alados.

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Emiliano González

EN UN PUERTO

Siluetas verdes

nadan en la pared

Me extiendo en la cama

del cuarto de un hotel

olvidado

Lejos

cantan las sirenas

y se organizan fiestas

en las blancas terrazas

Sobre la arena

sandalias sensuales

de bañistas

palmeras fálicas

lamidas por la brisa

y cocos para beberse

la mañana

¡Fresca vida recuperada

tan dulce como el cuerpo

de mi novia adolescente!

Sobre la pared

las siluetas verdes

hacen el amor con las siluetas rojas

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La Inocencia Hereditaria

LA OFRENDA

La carne blanda de las ninfas

resplandece al tacto de los ágiles

silfos de la selva del Bien.

Peinan las ninfas

cabellos de luz

y muerden orejas con suavidad.

Las lenguas se entrecruzan

en el agua divina

y bajo las cascadas

la risa es como un vitral

que se rompe

al influjo místico de la primavera.

Reflejos dorados en el agua

columnas y raras esfinges

y una diosa lasciva que se ríe

con tanto amor de niña

enlazado como hiedra al falo

sedoso de un verano gimiente.

¡Oh sol, propicia estas nupcias

realizadas bajo tus alas!

Desnudas sacerdotisas de un culto

milenario

llegan las ninfas hasta el templo

en ruinas

y mientras se mece el incensario

y algo como un sueño magnético

vibra sobre los charcos sagrados

los silfos eyaculan en sus bocas

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Emiliano González

orgasmo fantasmal

pero sabroso

y sobre todo ajeno al

progreso de la humanidad.

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La Inocencia Hereditaria

EL FIN DE LA ERA DE ACUARIO

Es necesario cruzar las selvas interiores

que prodigan el voluptuoso musgo

para llegar a donde Ana sopla en vidrio

fabrica esculturas de cristal

y eterniza crepúsculos bizarros

creando un Egipto de mineral opaco y fresco

Es necesario atravesar el desierto de las arenas blancas

donde el viento gime como un fantasma

para llegar a donde Sara pinta paisajes lisérigicos

que son chupados literalmente

por espirales de vapor y de nubes satánicas

Es necesario internarse por el valle de los cráteres dormidos

en que se levanta un incienso color ceniza

para llegar a donde Laura percibe el mundo

a través de las redes azules

del humo de sabroso cáñamo

y se coloca una máscara de reina egipcia

para su viaje erótico

sintiendo cómo a su alrededor

las palmeras ondulan al influjo

espeso de la hierba sutil

Es necesario finalmente desnudarse

y nadando por un mar tranquilo

llegar a donde Ana

Sara

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Emiliano González

y Laura entre

las rocas verdinegras

aguardan también desnudas

mirando los círculos concéntricos

que producen en el agua

las gotas que caen

de sus trenzas mojadas

y compartir con ellas

la manzana jugosa del deseo

la nueva manzana

sin serpiente

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La Inocencia Hereditaria

VOLUPTUOSIDAD

Con el viento, el ave

de florido plumaje se estremece.

Los edénicos templos a lo lejos

tiemblan como raros espejismos,

opalinas memorias de tiempos idos

que de pronto renacen. El estanque

destella reflejando paraísos:

mujeres de leyenda con los senos erguidos

y piernas que el sol lustra

y muchos arcoiris, ondulantes reflejos

de la mañana tibia.

La escritora de los ojos oscuros

encuentra sensuales arcaísmos

entre el musgo secreto de una vieja novela

escrita bajo frondas de luces y de trinos.

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Emiliano González

NOTA para "El ocaso de los curas":

Una noche de 1984 acababa yo de leer unos versos de Benjamín Péret referentes a una vaca que llegaba hasta el altar de una iglesia, cuando de pronto mi mujer entró al cuarto y me dijo, riendo, que había leído, apenas un momento antes, una crónica de Alfonso Camín sobre el novelista español Antonio de Hoyos, que hablaba... ¡de la irrupción de vacas en una iglesia de la Nueva España!

Ofrezco este ejemplo como prueba de que la Magia existe, en este caso manifestada como fenómeno telepático»

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La Inocencia Hereditaria

LOS RITUALES DE LA DANNA

Sigo la estela descrita en las aguas por un cisne rosado, de alas cremosas, ante la confusión de los follajes. Algunos batracios de piel moteada, ranas, lagartos diminutos, beben sol, entre las curvas flores extáticas. Una mujer de encantos ambarinos envuelve a los espíritus friolentos del bosque en los cálidos senos que surgen de su escote estrellado, como enormes consuelos, y la túnica transparente resbala por sus muslos en movimientos acariciadores. En besos leves, la brisa adora su cabellera, que desparrama bucles móviles en las aguas contemplativas, donde las ninfas enamoradas persiguen caprichosas floralias. Del fondo del estanque surgen los cánticos de la madrugada y responden coros de niñas desde el valle, donde se recogen las flores que ofrendarán a la Diosa.

Son niñas de cuerpos dulces, niñas silvestres llamadas Ruiponche, o Carmen, de faldas moradas y bancas, que llevan anudado el cabello con cintas de seda amarilla de las que cuelgan, a veces, borlas azules. Niñas de manos gordas y rodillas iluminadas, cantando extrañas tonadas salvajes y delicadas, mientras abren las puertas del día a la belleza del verano, que ha elegido para sus fiestas una profusión de carnes estupendas, de almas amantes, de frescos deseos infantiles. Las niñas penetran, junto con las mariposas, al interior de la colina, donde las aguardan esbeltas columnas de un templo en espiral, mosaicos policromos que el musgo lame, cubierto de rocío...

Una niña toca las paredes tibias del santuario, donde las conchas y las algas, pintadas por un exquisito, mezclan sus trayectorias con otros motivos acuátiles, peces e hipocampos, dirigidos hacia horizontes de vago idealismo.

(Los dedos de la niña han dejado una huella deliciosa en la pared del templo y en la página de este libro.)

Los cánticos de la madrugada cesan cuando las niñas descubren al visionario, juvenil aparición imprevista, que ha pasado la noche aguardándolas en ese lugar apacible, con el sexo erecto. La sola presencia de las niñas propicia, férvido, el chorro. El visionario tiembla de sorpresa, de timidez y de delicia cuando las niñas, en un gesto simbólico de asentimiento, depositan sobre el suelo maravillesco la aromática ofrenda recogida en el valle, para esta ceremonia lasciva, de deleites inesperados, y rompen a reír.

Desde la remota floresta se escuchan de nuevo los cánticos de la madrugada, y las ninfas enamoradas persiguen caprichosas floralias.

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Emiliano González

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La Inocencia Hereditaria

ÍNDICE

CITA DE INFANCIA..................................................................................................................................... 5

LA INOCENCIA HEREDITARIA.................................................................................................................. 7

VISIÓN......................................................................................................................................................... 9

LA MUSA................................................................................................................................................... 11

LA DROGA................................................................................................................................................ 12

LEYENDA.................................................................................................................................................. 13

SENSACIÓN DE HÁSHISH....................................................................................................................... 14

EL VAMPIRO............................................................................................................................................. 15

JARDÍN ROMANO..................................................................................................................................... 16

CUENTO DE HADAS................................................................................................................................. 17

MELUSINA................................................................................................................................................. 18

LA ESFINGE.............................................................................................................................................. 19

ESPECTÁCULO........................................................................................................................................ 20

CONDUCTA SOCIAL................................................................................................................................ 21

BELLA DURMIENTE................................................................................................................................. 23

CEREMONIA.............................................................................................................................................. 25

PASEO DOMINICAL.................................................................................................................................. 27

EL OCASO DE LOS CURAS.....................................................................................................................28

HELIOGÁBALO......................................................................................................................................... 29

EL HERMAFRODITA................................................................................................................................. 30

CASTILLO................................................................................................................................................. 31

POEMA...................................................................................................................................................... 32

OLIMPIA.................................................................................................................................................... 33

VENECIA................................................................................................................................................... 34

OSAM SPARE........................................................................................................................................... 36

EN UN PUERTO........................................................................................................................................ 38

LA OFRENDA............................................................................................................................................ 39

EL FIN DE LA ERA DE ACUARIO............................................................................................................41

VOLUPTUOSIDAD.................................................................................................................................... 43

NOTA PARA "EL OCASO DE LOS CURAS":.....................................................................................44

LOS RITUALES DE LA DANNA................................................................................................................. 45

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Page 48: Gonzalez Emiliano - La Inocencia Hereditaria

Emiliano González

La inocencia hereditariade Emiliano González, se acabó de imprimir el día 15 de julio, de 1986, en los talleres de Impresora Eficiencia (Emilio Carranza 88-3, CoL Zacahuitzco), en México, D. F. El tiro fue de 500 ejemplares impresos sobre papel Cultural de 37 kilos. Edición al cuidado de Guillermo Rousset Banda.

Orso Arreólaeditor

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