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CHICAGO, ILLINOIS, JUNIO 2016 NÚMERO 133 HOMENAJE A EDUARDO CHIRINOS TANYA VICTORIA: AL CALOR DE LA NOCHE POESÍA ITALIANA DE HOY TONY HASBÚN: HAZ LO CORRECTO

Contratiempo 133 - Junio 2016

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Esta edición cuenta con un dossier preparado con esmero por la escritora Giancarla di Laura y que cuenta con textos de poetas recordando al poeta. Gracias a Mabel Manzano, de MaRe Unidad-Performance y la Sociedad del Amor, quien ha compuesto una portada dedicada al mismo Chirinos e inspirada en el poema Ridiculus Mus (Epístola a Horacio Quinto Flaco).

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CHICAGO, ILLINOIS, JUNIO 2016 NÚMERO 133HOMENAJE A EDUARDO CHIRINOSTANYA VICTORIA: AL CALOR DE LA NOCHE

POESÍA ITALIANA DE HOY

TONY HASBÚN: HAZ LO CORRECTO

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La crítica es parte fundamental para el avance, sobre todo si viene acompañada de propuestas y acerca-mientos que promuevan el mejoramiento de lo que se analiza. Ahora bien, el análisis sin esfuerzo, sin potencia física, no es palanca sino estorbo. Por donde se vea, la crítica es la mejor avenida para encontrarnos en una dialéctica. Este número cuenta con una mi-rada crítica a nuestra reciente celebración de Poesía en Abril, a cargo de Febronio Zatarain. Tiempo Extra trae la ficción del escritor Antonio Zavala. Mientras, José Castro Urioste entrevista a una leyenda de las letras españolas, el escritor José María Merino. Pasan-do por el Caribe, Abril Troncoso entrevista al joven empresario del Hip Hop dominicano Tony Hasbún. Desde el sur adentro, Florencia Valdes habla de nuevo sobre cine ecuatoriano que dedica su mirada al tema indígena. En el campo del teatro, Tanya Victoria nos habla de la puesta en escena de The Heath of the Night. El Deshoras está a cargo de Xánath Caraza, quien ha seleccionado y traducido un contingente de poesía

italiana que anduvo recogiendo mientras disfrutaba de festival en festival. Gracias a la Caraza, una abejita dedicada a la palabra poética. Durante las actividades de Poesía en Abril, se llevó a cabo un sentido home-naje a la obra y figura de un admirado amigo, el poeta Eduardo Chirinos. Como lo prometido es deuda, esta edición cuenta con un dossier preparado con esme-ro por la escritora Giancarla di Laura y que cuenta con textos de poetas recordando al poeta. Gracias a Mabel Manzano, de MaRe Unidad-Performance y la Sociedad del Amor, quien ha compuesto una portada dedicada al mismo Chirinos e inspirada en el poema Ridiculus Mus (Epístola a Horacio Quinto Flaco). Los invito a adentrarse en este universo de palabras como mejor les cuadre. Extiendo esa invitación al diálo-go. Contratiempo es de ustedes. Gracias a todos los voluntarios y colaboradores. A los que participaron en Poesía en Abril, a los arcángeles del Proyecto Caracol. Gracias por su trabajo, su saliva y sudor. Por poner la obra en la palabra. Seguimos fuerte.

JUNIO 2016 • NÚMERO 133

TIEMPO EXTRA3 ClavosCrystal Vance Guerra

4 Una conversación con José María MerinoJosé Castro Urioste

5 Tony HasbúnAbril Troncoso

6 Ver el cine sobre indígenas con otros ojosFlorencia Valdés

7 Al Calor de la NocheTanya Victoria

8 De la vida y la muerte en el istmoGerardo Cárdenas

9 Close encounters of the third kind40 años despuésMarco Escalante

10 La crítica: el mejor abonoFebronio Zatarain

DOSSIER11 Eduardo Chirinos (1961-2016). Homenaje Giancarla Di Laura

12 Chirinos: revisitando Lima durante la guerra internaPaolo de Lima

14 Lima revisitedEduardo Chirinos

15 Esperando la llamada de EduardoJosé Antonio Mazzotti

16 Carlos López DegregoriPaul Firbas

17 Raúl Mendizábal

18 5 instantáneas en memoria de Eduardo ChirinosRoger Santiváñez

MIRADA CÓMPLICE20 CaracolRey Andújar y Stephanie Manríquez

DESHORAS22 Poesía italiana contemporánea. Xánath Caraza. Beppe Costa, Stefania Battistella, Anna Lombardo, Stefano Lori, Andrea Garbin y Zingonia Zingone.

contratiempoDIRECTIVAEllen Wadey Placey, Helen Valdez,Jochy Herrera, Moira Pujols, Rey Emmanuel Andújar

DIRECTORA EJECUTIVAMoira Pujols

DIRECTOR EDITORIALRey Emmanuel Andújar

DIRECTORA DE ARTEOlivia Liendo

CONSEJO EDITORIALAndrea Ojeda, Catalina María Johnson, Julio Rangel, Luis Alejandro Ordóñez, Marcopolo Soto, Noelia Cruz, Olivia Liendo, Kim Potowski, Rafael Franco, Rey Emmanuel Andújar, Stephanie Manríquez, Verónica Lucuy Alandia

COLABORADORESArturo Richardson, CHema Skandal!, Febronio Zatarain, Gerardo Cárdenas, Ignacio Guevara, Jochy Herrera, Jorge Frisancho, Marco Escalante

DISTRIBUCIÓNSouth Side Weekly

La revista contratiempo es una publicación gratuita que se imprime y distribuye diez veces por año a la comunidad hispanohablante de Chicago

contratiempo is grateful for the past and

present support of The Chicago Community

Trust, the Richard Driehaus Foundation,

the Field Foundation of Illinois, the Illinois

Humanities Council, the Illinois Arts Council,

the City of Chicago Department of Cultural

Affairs, the International Connections Fund

of the MacArthur Foundation and individual,

institutional and corporate donors, and

the contribution of writers, artists and

volunteers who make our work possible

© contratiempo nfp1900 South Carpenter, Chicago IL 60608. (312) 427 5450

INFORMACIÓN SOBRE LA REVISTA, PUBLICIDAD O SUSCRIPCIONES: [email protected]ÍO DE COLABORACIONES:Gerardo Cárdenas [email protected]ÍO DE ILUSTRACIONES Y FOTOGRAFÍAS:Olivia Liendo [email protected]ÍTANOS EN: contratiempo.net

issuu.com/contratiempofacebook.com/Contratiempo@revcontratiempo

La portada es una obra original para contratiempo de Mabel Manzano Casasnovas, egresada de diseño digital y bellas artes de la Escuela Altos de Chavón.

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POESÍA

Poema de Crystal Vance Guerra. Poeta de origen mexicano nacida en Chicago. Clavos es parte de su primer poemario.

Ilustración: Dimapf

Clavosjamás he sabido sacar clavos

pésima restauradorao amante de todo recuerdo

los clavos quedanen su lugar

mi carne los encajacada vez más

y cada vezmás difíciles sacarsi es que quisiera

que quisiera enterrada como los clavosolores de amores estancados

deseos desecadosquemados por esperar tantos soles

sueños encerrados en tiempos y espacioscuántas veces he amado

clavando poesía entre ambos labiospero jamás dándole voz y menos canto

y en momentos que quiero ver claroveo pero apenas y me callo

mar abierto adentroy la brisa enrojece mis ojos

la gangrenapena llena sangre corre por cada vena atravesada por hierro

heridas o herradurapara mantener la postura de un corazón sin fisura

del ser y alma unidos como cuando concebidos clavos para unirlos o clavos para partirlos

entrepiernas medito meollosombligos

lengua excavando porosno te ahogues en un vaso de agua buscando pozos

ojos brotantesfuentes puentes a lo latente estallando en el presente

la nada es nada hasta que es algoresalto

clavos sueltos suelto clavosdesplomando minas mis uñas campos de guerra

donde mi mente se come mi cuerpoy mi espíritu queda suelto

pero mis dedos

acostumbrados a jugar con fuegoy voltear tortillas

van para el arranque

la raíz no se olvidacada gota llovidasangre universal

mi vida mía

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LITERATURA

A demás de ser miembro de la Real Academia Española, José María Merino (La Coruña, Galicia, 1941) posee una amplia y diversa obra

literaria que ha merecido premios como el Nacional de Narrativa, el Torrente Balles-ter y el Nacional de la Crítica, entre otros. Recientemente, ha publicado una versión contemporánea de Calila y Dimna (Madrid: Editorial Páginas de Espuma, 2016). En esta conversación que sostuvimos en su apar-tamento en Madrid, Merino se refiere a su relación con Calila y Dimna —una colección de cuentos del siglo XIII—, al trabajo del escritor durante un regimen como el fran-quista, a las políticas editoriales actuales, al surgimiento de nuevas tecnologías.

¿Cuál fue el motivo para recuperar Calila y Dimna?

Tengo una antigua relación con Calila y Dimna. El primer libro de cuentos que yo leí fue Cuentos viejos de la vieja España y allí hay varios relatos preciosos que provienen de Calila y Dimna. Luego, cuando hice una antología del cuento español del siglo XX, me interesé por los antecedentes del cuento en España. He rastreado muchísimos cuentos pero al llegar a Calila y Dimna descubrí un libro de una riqueza de matices psicológicos, con estructuras com-plejas, con cuentros dentro de otros cuentos y con una serie de referencias metaliterarias.

¿Le parece que Calila y Dimna es un libro fundacional?

Es el primer libro de cuentos de nuestra lengua castellana.

¿Cree usted que ha modernizado al libro?No, no, yo no lo he modernizado. Yo he

transcrito en un castellano de hoy lo que está ahí, respetando la melodía del libro. Es un libro ejemplarizante en el cual son tan importantes las historias como los compor-tamientos, y todo esto hace que tenga una contemporaneidad tal que parece que se refiere a la gente de nuestro días.

Usted publica su primera novela, La novela de Andrés Choz, en 1976. Franco muere a fines de 1975 y antes de eso usted ha publicado varios poemarios. ¿Cómo era desarrollar el trabajo de escritor bajo el regimen franquista?

Bueno, si uno quiere ser escritor, es escri-tor en el periodo que sea. A veces no se puede publicar, pero de todas maneras uno puede

ser escritor. Durante la dictadura de Franco estábamos rodeados de un clima hostil y había que saber cómo afrontarlo. Yo estaba vincula-do a una generación que quería desligarse de una época donde predominaba el experimen-talismo, por un lado, y por otro, al realismo socialista. Sin embargo, los grandes cuentistas de ese periodo son realistas pero no dentro de la estética del realismo socialista, que concebía la literatura como un arma de combate. En todo caso, a pesar de las condiciones represivas del franquismo, escribíamos de todas maneras, y publicábamos de todas maneras.

Usted ha cultivado tanto la poesía como la narrativa. ¿Cómo la escritura de un género literario ha influido en el otro?

Es que yo tengo una poesía muy narrativa. Hace unos años me propusieron publicar mi poesía reunida y noté que muchos de mis poemas eran minicuentos. Yo creo que la poesía no es una palabra en el tiempo, es la palabra sin tiempo aunque pueda ser una poesía social como la de Neruda. La narrativa, en cambio, está en el tiempo. El hecho que yo hubiera realizado una poesía que tenía un fuerte carga narrativa, me permitió que pasa-ra, diría naturalmente, al cuento y a la novela. Ahora, a mí la poesía me enseñó a valorar la palabra. En la poesía uno aprende que cada palabra tiene su peso, su lugar, su sabor.

¿Y qué diferencias encuentra usted entre la escritura del cuento y la escritura de la novela?

La novela se va haciendo en el camino. El cuento lo ves o no lo ves. Y si uno no tiene la idea clara del cuento, es mejor no tratar de escribirlo. En cambio con la novela es dife-rente porque se va haciendo en el proceso de escritura, y es en este proceso donde uno encuentra respuestas narrativas que origi-nalmente no las había pensado ni imaginado. Claro, por otro lado, yo tengo colegas novelis-tas que respetan fielmente el plan de la novela hasta el final del proceso de escritura.

Usted tiene varios libros en colaboración. ¿Cómo ha sido el desarrollo de esos proyectos?

Bueno, depende del género. Por ejemplo para mí sería imposible escribir una novela en colaboración. Si se trata de un libro de cuentos, lo que es posible es repartirse los cuentos. En el caso de un libro de viajes también puede funcionar la colaboración porque uno se puede repartir los capítulos y los espacios con cierta facilidad.

¿Qué piensa usted de las políticas editoriales actuales?

Mire, yo creo las políticas editoriales de hoy en día están matando a la gallina de los huevos de oro. Pensar que el libro que debe ser publicado es el libro de venta fácil, es un peligro. Ahora, a eso hay que agregar la penetración de las nuevas tecnologías que, por un lado, son maravillosas, pero que las estamos utilizando de una manera superficial. Las nuevas generaciones saben mucho de juegos de ordenadores, pero están cada vez más desconectados de la ficción. Y la ficción es sustancial para el ser humano. Es el pensa-miento simbólico lo que nos construye como seres humanos, y allí aparece la ficción. No es el ser humano quien inventó a la ficción, es la ficción la que inventó al ser humano.

Entonces, ¿la ficción le parece parte de la condición humana?

Claro, la ficción es sustantiva. Si no tuvié-ramos ficción, seríamos unos primates más dedicados a pegarnos unos a otros.

Y volviendo al tema de las nuevas tecnologías, ¿le parece a usted que éstas, con el surgimien-to del libro electrónico, pueden hacer desapa-recer al libro tradicional?

Sería absurdo que el libro tradicional no conviviese con el electrónico. Yo me pregun-to por qué un libro de poemas no va a estar en papel. En primer lugar, es un objeto pecu-liar, con sus propias características, y en este objeto tenemos la perspectiva completa del libro. En la tableta, en cambio, no tengo esa totalidad a la vista, a primera mano. Lo bue-no del sistema electrónico es que en una sola tableta se pueden llevar una cantidad de tex-tos y eso resulta formidable. Pero a pesar de eso, por qué tenemos que eliminar al libro. Es más, creo que el solo hecho de plantear esa posibilidad, me parece peligrosísima. A lo mejor ciertos textos puede ser electrónicos, pero la poesía y la ficción por qué no pueden seguir estando en forma de libro.

José Castro Urioste es un escritor peruano nacido en Montevideo, Uruguay. Realizó su doctorado en Literatura Latinoamericana en la Universidad de Pittsburgh. Ha publicado Aún viven las manos de Santiago Berrios (novela), entre otros libros. Su obra Ceviche en Pittsburgh fue llevada a las tablas por el Teatro Aguijón.

Una conversación con José María Merino

“No es el ser humano quien inventó la ficción, es la ficción la que inventó al ser humano”José Castro Urioste

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MÚSICA

T ony Hasbún es el nómada del movimiento Hip Hop dominicano. Lo conocí en Nueva York, cuando organizamos para el Comisionado

de Cultura una plataforma poética con do-minicanos de la diáspora. La maestra Loraine Ferrand me facilitó su contacto. Tony Hasbún es uno de los empresarios más jóvenes de la industria latinoamericana de Hip Hop. Su sede es la Cooperativa empresarial Lo Correc-to, en República Dominicana, su tierra natal. Tony comparte estas responsabilidades con el manejo de su propia compañía de talen-tos: Tony Hasbún Company, una plataforma que proyecta jóvenes de la industria cultural. “Vivo en Los Ángeles, pero regrese a RD para organizar el movimiento. Trabajar con nuevos talentos. Que produzcan y puedan establecerse económica y espiritualmente”.

Antonio Manuel Hasbún Vialet es también actor. Nos cuenta que desde niño actuaba en obras de teatro en el colegio. Y que gracias a la preparación recibida de la maestra Loraine Ferrand para la obra de teatro Ciudadano Cero, protagonizada por Rey Andújar, se espe-cializa y adquiere los conocimientos que más adelante le permitirían descollar en la indus-tria del cine hollywoodense.

Este empresario multifacético ha actua-do en las películas Malibu Country, City TV Hollywood, The Nanny y Happily Divorced, entre otras. Tiene además una ocupadísima agenda comercial en República Dominicana. En 2008 se produjo el documental de Hip Hop Lo Correcto, una suerte de mapa que recorre las influencias del Hip Hop alrededor de la juventud, la sociedad y la cultura en la República Dominicana. El exitoso documental fue producido en colaboración con Funda-ción Prensa Quisqueyana y Oscar Grullón. Como miembro fundador de la compañía de Hip Hop dominicano Lo Correcto, apoya igualmente eventos de integración social, como la competencia de Break Dance Domi-nicano Furia Urbana, manifestación cultural de relevancia internacional cuyo propósito es lograr que todos reconozcan que la cultura urbana (Hip Hop) no es dañina como expresan algunos medios, demostrar que sus actividades son saludables, desarrollan la creatividad del individuo, el trabajo en equipo y el espíritu de competencia. En la actualidad, Hasbún se encuentra produciendo varios programas de radio en su emisora Kabina 34, que puede ser escuchada en www.kabina34.caster.fm

Su empresa es familiar, cuenta con el apo-yo de su madre, la Sra. Vialet y su hermana

Milagros Hasbún. No solo se enfocan en la producción multimedia de los talentos con los que trabajan, sino que al mismo tiempo se dedican a la elaboración de campañas pu-blicitarias, sección de fotos, musicalización, jingles, anuncios publicitarios, entre otros servicios. Recientemente, Tony Hasbún En-terprises abrió la puerta de los estudios de Lo Correcto a autores dominicanos para crear una colección de audiolibros para donar a las escuelas públicas.

Este joven, cuyo liderazgo estriba en su servicio y ejemplo diario de disciplina, responsabilidad y talento, no solo impre-siona por las cualidades referidas, sino por

un sentido de solidaridad y honestidad muy marcado. “No es ahora, pero el tiempo es ahora / Lo Correcto sigue haciendo historia / Con respeto, valor y con honra”.

Abril Troncoso estudió publicidad en UNA-PEC, Santo Domingo y en la Universitat de Girona, Barcelona. Escritora y performera, diseñadora y profesora de joyería. Hermana-dora de países y conferencista internacional, es además directora de gestión del Centro Cul-tural de Miches. Vive en la periferia Kiskeyana domesticando al animal de adentro. [email protected]

Tony Hasbún

Haz lo CorrectoAbril Troncoso

Fotografía cortesía de Tony Hasbún

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CINE

T odo festival sobre cine latino que se respete tiene la obligación de mostrar documentales o ficciones sobre los desafíos que enfrentan

los indígenas de nuestras latitudes. La edición número 28 del festival Cinélatino de Toulouse, que se llevó a cabo en el mes de marzo en el sur de Francia, no fue una excepción.

Hija de la laguna, del peruano Ernesto Ca-bellos, destaca el extractivismo que merma la cultura de los pueblos autóctonos y el trabajo de la activista Nélida en la lucha contra las compañías mineras. El argentino Pablo Agüero, por su parte, se fue al suroeste de su país para visitar las tierras habitadas por mapuches, lue-go colonizadas por alemanes, donde diferentes cultos se han desarrollado. Ambos largometra-jes, que abordan ampliamente la perspectiva femenina, encontraron su lugar en la sección documental Descubrimientos.

Si su calidad es innegable, hay que decir que se inscriben en una forma clásica de represen-tar la vida de los pueblos indígenas. Una narra-tiva que irá poco a poco evolucionando gracias al primer largometraje del guatemalteco Jayro Bustamante. Una ópera prima que pudo ser financiada gracias a los éxitos que cosechó en una precedente edición de Cinélatino.

Recordemos que Ixcanul, de Jayro Busta-mante, laureada el año pasado en el prestigioso festival de Biarritz, en Berlín y nominada al Oscar como mejor película en lengua extranjera impactó por su calidad fotográfica y por su origi-nalidad: una cinta hablada en lengua kakchikel.

En Ixcanul, las aventuras de María, una joven adolescente que desafía a un volcán y a un matrimonio arreglado abrieron la puerta a nuevos paradigmas que han hecho suyos Ana Bojórquez y Lucía Carreras.

Ana Bojórquez y Lucía Carreras invitan al espectador a ver de otro modo las cintas que hablan de los indígenas. Su largometraje La casa más grande del mundo, presente en el

Festival Cinélatino de Toulouse, es una tierna fábula que nos llega desde el altiplano.

Esta producción mexicano-guatemalteca, también presente en el pasado Festival de Bia-rritz, es una tierna fábula de infancia protagoni-zada por Rocío. Una pequeña que pertenece a la comunidad maya mam. Todos los días acom-paña a su madre que lleva sus ovejas a pastar. Pero, a punto de dar a luz, ya no puede cumplir con sus obligaciones. A Rocío le toca entonces asumir esa gran responsabilidad, puesto que de su rebaño dependen los ingresos de su familia.

La alegría de “hacer como los grandes” se convierte rápidamente en angustia cuando pierde a la ovejita más pequeña y luego al resto de los animales. Todo por estar jugan-do. La cámara de las cineastas filma con delicadeza y maestría la belleza del altiplano, y con cariño los andares de la protagonis-ta que, superando este ritual improvisado, empieza a dejar atrás la niñez.

Sin hacer crítica social, Bojórquez y Carreras nos dejan entender que en ese hu-milde hogar sólo hay tres mujeres y pronto un bebé. ¿El padre? Quién sabe. La abuela, que es jefa de familia, habla su lengua y la pequeña le responde en español. Como en Ixcanul, esta lengua materna es una música que dice lo esencial.

Esta ficción, que evoca la difícil vida en una región aislada, no es un manifiesto sobre la condición de las mujeres indígenas en este país centroamericano. Es precisamente por eso que es interesante. Lo que le importa al espectador es saber si Rocío con sus mejillas rosadas podrá enfrentar sus miedos y cum-plir con su tarea. Si podrá ayudar a su abuela y a su madre en el parto.

De la periferia al centroSi durante décadas los indígenas tuvieron

“un lugar subordinado” o marginal en la pro-ducción artística de la región, como lo señala la

investigadora argentina Silvana Flores, el final del siglo XX y el principio del siglo XXI han visto llegar documentales así como ficciones que ponen al centro de la intriga a las comunidades indíge-nas. Se puede destacar, entre otras cosas, toda la producción en torno al movimiento zapatista en México.

Más recientemente son los propios indígenas quienes han pasado detrás de la cámara en Boli-via. En tierras de Evo Morales se produce un cine comprometido con las luchas sociales. Lo que se ha fomentado con el Plan Nacional Indígena Ori-ginario de Comunicación Audiovisual (CLACPI).

Para Gabriela Zamorano, “una de las par-ticularidades de este sistema a diferencia de otros en América Latina es que utiliza mucho la ficción como herramienta pedagógica para hacer pasar los mensajes, discutir sobre la reali-dad en la que se vive y tratar de transformarla”. Zamorano, quien es investigadora del Centro de Estudios Antropológicos del Colegio de Michoacán, ha estudiado esta producción. “Me llamó mucho la atención que se utiliza mucho la ficción como una forma de intervenir en la realidad” escribió en el sitio web del Clacpi.

“Nos interesa entender cómo el proceso de rodaje de videos sobre contextos que no han sido visibles en la escena nacional crea, con la participación de actores indígenas no profesio-nales, dirigentes, autoridades, comunicadores, integrantes del público, un espacio común de debate, negociación y desacuerdo en torno a realidades que no han sido visibles en la escena nacional con el fin de concebir futuros políti-cos distintos” agrega Zamorano.

Sin alejarnos totalmente de esta visión so-cial, estamos probablemente ante el nacimien-to de películas con otro sabor, como Ixcanul y La casa más grande del mundo. No es casuali-dad que estas nuevas voces tengan acento de Guatemala, donde las comunidades indígenas están organizadas y exigen su visibilidad. Esta-remos pendientes de la tendencia que se dibuja en los próximos festivales de cine de enverga-dura como será el de Cannes en mayo o el de Biarritz en septiembre.

Florencia Valdés Andino es periodista. Trabaja para Radio Francia Internacional, la cadena francófona francesa, TV5 Monde. Se especializa en la información internacional, en los derechos de las mujeres en Latinoamérica y en la actuali-dad cultural. En este ámbito, se enfoca en el cine latinoamericano, la pop cultura y el circuito de exposiciones en París. Mexicana, vive en Francia desde hace diez años.

Ver el cine sobre indígenas con otros ojosFlorencia Valdés

Nélida Ayay, protagonista del documental Hija de la

Laguna.

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TEATRO

P ara concluir su vigésima quinta temporada, la compañía Shattered Ball presenta The Heat of The Night en su casa del Witt Theatre. Esta

puesta en escena es un grave comentario al mal social que acapara las noticias ma-ñaneras, haciendo uso de interpretaciones actorales sórdidas, provocativas y creando un ambiente de tensión entre los actores y el público. Al calor de la noche se basa en la novela policíaca del mismo nombre, de la autoría del neoyorquino John Ball. Ball trabajó como crítico musical, columnista en New York World-Telegram & Sun, fue locutor de una emisora de radio de Washington y director de Relaciones Públicas del Instituto de Ciencias Aeroespaciales. La trama plantea una historia de crimen y suspenso, típico de novela policiaca. A pesar de que se basa en los prejuicios raciales de 1965, este tema sigue vigente, ya que en 2016 es todavía un fenómeno complejo y destructivo.

La narración nos sitúa en una pequeña ciudad en el sur de Mississippi. Durante su rutinaria ronda nocturna, el policía Sam Wood, con reputación de engreído y sexista, descubre un cadáver. Cumpliendo con sus obligaciones convencionales, arresta a un hombre negro que se encuentra descansando en la estación de policía. Como pan nuestro de cada día, el agente lo ubica como el pre-sunto responsable del cadáver que encontró. Para qué indagar más, si es negro es culpable. Tras el interrogatorio del jefe de la policía Billl Gillespie, el detenido resulta ser Virgil Tibbs, un inspector de la policía de Filadelfia. La intriga y el racismo denotan múltiples estupideces y humillaciones con las que Sam Woods, Virgil Tibbs y Bill Gillespie tienen que lidiar para trabajar en conjunto.

En 1967 la novela fue llevada al séptimo arte en una producción que contó con los actores Sidney Poitier y Rod Steiger como

protagonistas de un film que recibió cin-co de los siete premios Oscar a los que fue nominado. Aunque Sidney no recibió ni una nominación, su línea- “Me llaman Señor Tibss” quedó inmortalizada. Tras el éxito de la película, Sidney Poitier repitió su persona-je de Virgil Tibbs en dos secuelas. La película ganadora del premio Oscar fue la primera en adaptarse a una serie de televisión.

La compañía Shattered Ball ha produci-do más de 60 obras de teatro. Producciones como El mensajero del miedo, El juicio de Núr-emberg, La casa de hojas azules y ¿Quién teme a

Al Calor de la NocheTanya Victoria

Virginia Woolf? han otorgado a Shattered Ball 102 nominaciones a los premios Jeff Awards (han recibido 42 premios). El reconocimiento “Jeff” fomenta el crecimiento artístico de la comunidad teatral de Chicago. Estos pre-mios se establecieron en 1968 y cada año se evalúan más de 250 producciones.

Tanya Victoria pertenece al consejo editorial de contratiempo y vive en Chicago, donde escribe, entre otras cosas, sobre teatro.

The Heat

of The Night, Witt TheatreFoto: Joe Martinez Jr.

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CRÍTICA

N ingún acto escapa a la cadena de consecuencias que se desatan a lo largo de la historia. El inter-vencionismo de Estados Unidos

en Centroamérica llevó a las dictaduras mili-tares, que llevaron a las guerrillas, que inclu-yeron el desastre del Irán Contras, que abrió las puertas al tráfico de drogas, que desembo-có en la violencia de los carteles y el control territorial por parte de violentas pandillas, muchos de cuyos líderes se formaron en las broncas calles y cárceles de Los Ángeles y de otras ciudades de EE.UU.

La cadena de acontecimientos seguirá dándose: la violencia tiene ese carácter cíclico, esa alma de hidra a la que le cortas una cabeza y le surgen muchas más. Esta es la historia que cuenta el periodista salvadoreño Óscar Martí-nez en A History of Violence: Living and Dying in Central America, un volumen publicado por el sello británico Verso, y que es una recopilación de artículos escritos por Martínez en el sitio de El Faro, y que revelan la violencia endémica en Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua.

Al contrario de estrellas de la farándu-la como Jorge Ramos, que se hace filmar atravesando el Río Bravo para aumentar los ratings, Martínez auténticamente vive en las trincheras y se juega el pellejo para escribir sobre algo que está desangrando a una región de por sí castigada por la historia.

Martínez ya había logrado con La Bestia llamar la atención sobre la tragedia de los inmi-grantes que amontonados sobre los trenes que cruzan México buscaban llegar a Estados Uni-dos y cuyo periplo resultaba un infierno por el constante abuso de las autoridades mexicanas, los riesgos inherentes al viaje, y la amenaza de secuestros, violaciones, torturas y asesinatos de parte de los carteles que los esperan antes que lleguen a la frontera, donde realmente tienen poca o ninguna esperanza de cruzar.

Partiendo de hechos – El Salvador y Hon-duras convertidas en dos de las naciones más violentas del mundo por su tasa de asesinatos – Martínez indaga por calles y callejones para conocer de primera mano las historias de quie-nes son peones en el tablero global del narco, el tráfico de seres humanos, y el tráfico de armas.

Las explicaciones más sencillas ubican la violencia centroamericana en la presencia en el istmo de las maras, las pandillas formadas por inmigrantes en Estados Unidos y que luego se han reproducido en el istmo por la vía de de-portaciones. La extrema violencia de las maras las ha convertido además en tema mediático, por cuanto los medios están interesados en el

impacto visual más que en el contexto.Martínez, sin florituras de lenguaje

ni protagonismos, nos muestra una ac-ción constante cargada de contexto: las maras son parte del entramado, y el en-tramado es el lejano pero omnipresente mercado de las drogas en Estados Unidos que no deja de exigir, como un moderno Heliogábalo, la continua satisfacción de sus apetitos.

En A History of Violence no sólo la vida no vale nada en Centroamérica, sino que aquellos que logran sobrevivir sólo tienen dos opciones para escapar del fuego cruza-do: la participación por activa o pasiva en la omnipresente corrupción política, o la fuga, la incierta y tal vez más peligrosa promesa de la migración.

Compuesto por 14 capítulos, cada uno de los cuales constituye un reportaje separado, A History of Violence desnuda el estupor de la desesperanza para millones de centroa-mericanos. La única salida es estar callados, no moverse, no hacer olas, para ver si de esa manera no caen bajo la mira de la violencia. Y aún esa solución es precaria.

Especialmente desgarradores son el capí-tulo 13 —“Las oraciones de la Unidad Policial Antipandillas de El Salvador”— donde todo un barrio de San Salvador es repentinamente evacuado porque una de las maras, Barrio 18, ha decidido lanzarse contra sus residentes y les ha dado un plazo…y las cámaras de televisión están prontas y hambrientas para transmitir, en vivo, la evacuación.

O el capítulo 10, “Los hombres que arras-tran clavos” que relata como tres grupos –dos de ellos de maras—se disputan el control de las prisiones salvadoreñas, un hecho que en la primavera del 2011 resultará en una masacre en la prisión de Apanteos. Las pri-siones se convierten en una realidad paralela, magnificada, distorsionada, de una realidad externa de guerra abierta.

En el prólogo, Jon Lee Anderson explica que a final de cuentas, la intención del libro es explicar al lector estadounidense que los centroamericanos no emigran hacia Estados Unidos, sino que en realidad huyen de una vida imposible. En el enrarecido contexto previo a las elecciones presidenciales de no-viembre hay que preguntarse si alguien presta atención a la diferencia.

Gerardo Cárdenas es escritor y periodista mexica-no. Reside en el área de Chicago.

De la vida y la muerte en el istmoGerardo Cárdenas

A History

of Violence:

Living

and Dying

in Central

America

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CINE

E n su espléndido libro Film, a Sound Art, Michel Chion describe el cinema verbocéntrico como aquel donde todos los elementos visuales giran en

torno a la palabra. Los actos de fumar, comer, beber, moverse de un lugar a otro sobre el es-cenario, están allí para darnos la ilusión de que estamos viendo una película, y no un diálogo o un discurso. Las acciones se limitan a puntuar las palabras, a dar un ritmo a lo hablado.

Igualmente, creo yo, se puede hablar de un cine tecnocéntrico, donde todos los elementos argumentales de una película giran en torno a un fin: la aparición estelar de los verdaderos protagonistas de la historia, es decir, los efectos especiales. Elementos primordiales del modelo adquieren consistencia definitiva en la primera aventura espacial de Steven Spielberg: Close Encounters of the Third Kind, que no es exac-tamente un filme tecnocéntrico, aunque gran parte de la audiencia haya acudido a verla por la novedad de sus efectos.

En el cine tecnocéntrico, los argumentos, si bien no son idénticos, siguen patrones si-milares. Antes de una catástrofe, o de la apari-ción de los extraterrestres, somos testigos del desenvolvimiento rutinario de una familia de clase media cuya armonía es siempre aparente –todas están marcadas por el conflicto matri-monial o el divorcio, o por una insatisfacción existencial que se agrava en la memoria de los sueños truncos. En cuanto la anormalidad irrumpe en este cuadro suburbano, el padre casi siempre se redime a través del sacrifi-cio; y los hijos, testigos de su gesta heroica, recuperan gradualmente su fe en la familia, que al final aparece como una institución que la adversidad pone a prueba y fortifica. Hay variantes secundarias que casi siem-pre oponen al científico genial y al político corrupto, o que incluyen visionarios cuya voz nadie escucha. Cuando el evento es mundial, el filme puede transformarse en un mosaico étnico cuyo centro siempre está ocupado por el héroe yanqui. Los filmes tecnocéntricos también son anglocéntricos.

Una vez que todos estos elementos argu-mentales son activados en función del modelo, la película funciona por sí misma, como los juguetes que se prenden solos en cierta escena de Close Encounters. Se puede incluso hablar, en estos casos, de un dispositivo argumental, un blueprint que facilita la reproducción infini-ta de este tipo de películas, cuyos ejemplos más recientes son 2012 y St. Andreas. En estos últi-mos casos el dispositivo se despliega de forma tan pura, que el argumento aparece como mero

pretexto, como convención dramática que juega con la impaciencia del espectador, que está allí no para contemplar los avatares de los personajes, sino los detalles de la destrucción.

Antes de Close Encounters se filmaron, por supuesto, muchas películas que combinaban drama y ciencia ficción. Pero los efectos espe-ciales eran tan arcaicos, que no podían compe-tir con el peso de la historia, por primitiva que fuera. Hoy vemos estas películas como extra-vagancias destinadas a colmar los archivos del llamado “cinema de culto”, o un archivo aún más triste, el del “cinema trash”.

Ahora, la película de Spielberg, si bien instaura parcialmente un modelo, no se acopla exactamente a él. Lo que la salva de la fórmu-la y el tedio es el enriquecimiento formal y conceptual de los dos polos que la articulan: el drama familiar y el evento extraordinario. Esta-blece de este modo un equilibrio que elimina la tentación tecnocéntrica.

Dos ejemplosLa aparición de Jillian, como alternativa

romántica al desgaste de la vida conyugal. A diferencia de la esposa de Dreyfuss, enfocada casi siempre en las necesidades cotidianas de la familia, Jillian es una mujer visionaria y contemplativa. Su espacio no es el suburbio, sino el campo abierto. Casi como el ángel a la virgen María, los extraterrestres la eligen para su particular “anunciación”. Solamente una mujer con tal sensibilidad podría comprender el cansancio rutinario de Dreyfuss, que en el momento en que la película comienza se halla tan disminuído por el entorno doméstico, que inconscientemente anhela un rapto de fanta-sía. Si el drama familiar adquiere densidad en la película, es por ese beso de Dreyfuss y Jillian: beso cósmico y poético que suprime, de golpe, todas las convenciones del amor pragmático. Aquí no hay un retorno al paradigma familiar conservador, no hay lugar para la reconcilia-ción; todo lo contrario, se augura el principio de una nueva vida donde el amor es un fenó-meno mutable y en gran parte irracional.

En cuanto a los efectos especiales, hay que ver cómo Spielberg organiza sus escenas en función de la fascinación y no del horror. En este sentido, la importancia de la sonrisa, como signo de revelación, resulta esencial para comprender cabalmente el filme. Más que la aparición de las naves, uno recuerda la sonrisa de Dreyfuss al escuchar la música que producen en su intento de enriquecer el contacto. Es más, esa sonrisa identifica la película entera, porque marca el retorno

de un personaje agotado a la riqueza meta-física de su infancia. En rigor, su sonrisa es también una señal para nosotros, nos insta a contemplar la película con la misma apertura infantil con que el hijo de Jillian se entrega a las luces de las naves espaciales.

Las naves, por cierto, no anticipan el rea-lismo industrial de filmes posteriores. Poseen, más bien, una naturaleza lúdica: en lugar de volar, danzan; sus luces intermitentes remiten a las ferias. Las más de las veces aparecen como criaturas traviesas que han escapado al control de la nave madre. Esta suerte de animismo le otorga a la película un tono especial en que se funden lo cósmico y lo íntimo, el universo infinito y el hogar estrecho.

Luego está la música. Como instrumento de comunicación que prefigura una concordia universal, sí. Pero también como símbolo de un cosmos clásico donde los astros no cho-can, sino que están orquestados en función de una armonía precisa regulada por la provi-dencia. El final de la película es un concierto interestelar e inclusivo que un francés dirige en suelo americano. La gradual transforma-ción del alfabeto sonoro que Kodaly sistema-tizó para educar a los niños en una sinfonía compleja que dota al encuentro de una dimensión emotiva y estética, anticipa el des-tino de la música como agente cohesionador del universo, como idea sensorial que evoca la antigua concepción de la armonía celeste.

“Close Encounters” es una película de fuerte contenido religioso. Pero el ritual de la apari-ción de las naves, donde se cruzan los avan-ces de la ciencia y el temblor de la fe, es una liturgia legítima que se abre a la multiplicidad del universo, y en esa medida es lo opuesto a esas liturgias espectaculares de los sectas que alquilan estadios para presenciar el nuevo advenimiento de Cristo.

Es más, la de Dreyfuss, es la historia de una ascención moderna. Su viaje espacial, firmemente anclado en necesidades terrestres, enfatiza la mortal aridez de una vida pragmáti-ca regulada por los mecanismos de la produc-ción y el consumo. Si a algún lugar se dirige el cosmonauta, es a uno donde no hay fábricas, ni oficinas ni negocios. Solamente asombro…

Marco Escalante, ensayista peruano, reside en el área de Chicago.

Close encounters of the third kind

40 años despuésMarco Escalante

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DEBATE

Q uiero iniciar esta columna con un comentario crítico que envié al Consejo Editorial de la revista contratiempo a unos días de haber

terminado el pasado festival de Poesía en Abril:“Estimados miembros del consejo editorial

de la revista contratiempo. Hace más de seis meses le escribí a Moira Pujols, directora ejecu-tiva de contratiempo, y a Gerardo Cárdenas, di-rector editorial en ese momento, para manifes-tarles mi preocupación porque tenía más de un año sin ver la revista en los lugares habituales donde la recogía, y que además muchos de sus lectores asiduos que me conocen me habían preguntado que dónde la podrían conseguir. Moira me respondió diciendo que tomaría cartas en el asunto, pero las cosas siguen igual o tal vez peor. Cuando la revista apareció en mayo de 2003 se sacaron 5000 ejemplares que se distribuyeron en Chicago y en algunos su-burbios. Ese tiraje se mantuvo por varios años y la revista se había vuelto parte de la vida de las bibliotecas públicas, de los Colleges y universi-dades, de Pilsen, de la Villita y de sus cafés y de sus centros comunitarios. Después bajó su tira-je a 4000 pero los espacios regulares se seguían cubriendo, pero no sé qué pasó en los últimos dos años que lo único que queda de la revista es su eco; y gracias a ese eco se han dado los dos últimos Poesía en Abril, gracias a ese eco se siguen haciendo eventos en la librería Donceles y en Cultura in Pilsen..., pero los ecos se acaban y si no se vuelve a escuchar a leer a distribuir la revista contratiempo, todo lo que está cimenta-do en ella se desmoronará.”

Como era de esperarse, Moira Pujols y Ge-rardo Cárdenas reaccionaron contra lo escrito; reproduzco la respuesta de Gerardo en la que de algún modo se sintetizan las dos:

“Hablemos de ecos, Febronio Zatarain, que al parecer te gustan tanto. ¿Tú crees que con ecos se organizan nueve festivales internacio-nales de poesía a los que han venido poetas de la talla de Zurita, Cardenal, Mestre, Carreto, Sicilia, etc? ¿Tú crees que con ecos se consigue la participación del Poetry Foundation? ¿O que se participa en ferias internacionales? ¿O se consiguen residencias artísticas en el Chicago Cultural Center? ¿O el apoyo de fundaciones? Y para ser ecos, bastante que acudes a los eventos, sobre todo cuando hay fiesta al final. Al parecer esas si las oyes bien. Pero a la hora de organizar, ni ecos de ti. Todo depende con qué oreja se oiga. Y sí, gracias también por los augurios.

Hasta aquí las citas.Si usted analiza, lector, mi crítica es a la

falla que se ha dado en la distribución en los últimos dos años. contratiempo dio a luz en mayo de 2003, y su distribución fue consistente por toda una década. Con respecto a su calidad en diseño y contenido, hace aproximadamente

ocho años Carlos Tortoledo, director del Museo de Bellas Artes Mexicanas en Chicago, en una reunión con el Consejo Editorial, nos comentó que él ha viajado por todo Estados Unidos y que ha visto algunas publicaciones en español, que nuestra revista estaba por encima de todas, que sin duda era la mejor. La revista en diseño y contenido, con algunos altibajos, ha mantenido su nivel, y lo dicho por Tortole-do creo que sigue siendo válido.

Pasemos ahora a analizar la palabra “eco”. A lo largo del siglo XX muchos poetas de His-panoamérica y España estuvieron por cortos y a veces largos periodo de su vida en Estados Unidos: Jorge Luis Borges, Octavio Paz, Luis Cernuda, Gloria Fuertes y tantos otros, invi-tados primordialmente por una Universidad o porque fueron galardonados con alguna beca. De esas decenas de poetas de habla hispana que visitaron Estados Unidos en el siglo pasado el único que dejó una huella palpable en la comunidad latina, y en específico en la comu-nidad mexicoamericana fue Octavio Paz. ¿Por qué? Porque él cuando estuvo en California a fines de la década de los 40, le sorprendie-ron aquellos jóvenes de origen mexicano que usaban pantalones bombachos sostenidos por tirantes y sus sacos muy holgados, y lo inspira-ron para escribir ese gran texto mítico-históri-co titulado “El pachuco y otros extremos”, con el que inicia su Laberinto de la soledad. Paz, con este ensayo, aró la parcela mexicoamericana, y cualquier estudioso social interesado en lo méxicoamericano (incluso algunos poetas la-tinos), toman como punto de referencia a Paz, a veces para cuestionarlo, a veces para legiti-marlo. Los otros grandes y poetas de la lengua hispana no araron en la tierra cuando pisaron Estados Unidos; araron en las nubes; no vieron a mediados del siglo XX al puertorriqueño y al dominicano en Nueva York, no vieron al mexicano y al puertorriqueño en Chicago. No hay duda de la influencia de Borges en la co-munidad académica y literaria estadounidense; pero su persona, su voz viva no maravilló a un inmigrante hispano ni tampoco a su hijo.

Los poetas latinoamericanos y españoles invitados a Poesía en Abril han dejado huella en Chicago no por las Universidades que parti-cipan, sino por la revista contratiempo: Los poetas bajaron del Olimpo, como diría Nicanor Parra. Y gracias a esa bella escalera de contra-tiempo Antonio del Toro, Ernesto Cardenal, Hugo Mujica regaron con sus críticas los poe-mas en español nacidos en Chicago; gracias a esa escalera los poetas de Chicago pudieron leer a la par de Coral Bracho, Juan Carlos Mestre, Héctor Carreto, Raúl Zurita y algunos otros. Los peldaños de esa escalera llamada contratiempo son sus lectores; de ellos han salido los escri-tores, a veces con experiencia, a veces novatos,

que participan en sus talleres literarios; también de los lectores han salido los miembros del Con-sejo Editorial y también muchos colaboradores. Y la revista ha descuidado a esos lectores en los últimos dos años porque contratiempo desapa-reció de los lugares públicos ya mencionados. Esta escalera se ha descuidado, y su reputación de más de una década la ha sostenido. Esos mi-les de lectores en los últimos dos años sólo han escuchado el eco de contratiempo porque han dejado de recibirla, oyen que existe pero ya no la ven, ya no la leen, no porque no quieren sino porque no está en ningún lado. Si queremos que los poetas sigan bajando del Olimpo hay que estar renovando los peldaños.

Ahora me gustaría hacer dos observacio-nes del pasado festival de Poesía en Abril: en primer lugar la ausencia casi absoluta en el estrado de poetas locales, sobre todo de aque-llos que se han ganado cierta reputación y que han participado en los festivales de otros años. Pienso en Jorge García de la Fe, en el propio Gerardo Cárdenas que estuvo como maestro de ceremonias pero no leyó su poesía, en Olivia Maciel, en Johanny Vázquez, en Rafael Franco, en Elízabeth Narváez-Luna. A los tres últimos, por ejemplo, ni siquiera los vi en los dos even-tos más importantes. Y tienen toda la razón al protestar de esa manera. Entonces para qué la escalera. Pareciera que los responsables de la organización quisieran mantener a los poetas invitados en una torre de marfil para que no se contaminen. Y para la poesía lo mejor es la contaminación. Baste comparar el evento realizado en DePaul University con el llevado a cabo en un parque de Pilsen: luego de escuchar a cuatro poetas locales de Prohibido leer, Raúl Zurita y otros dos poetas no leyeron como lo hicieron en DePaul, y dijeron sus poemas de memoria; por ello, el evento se elevó.

La segunda observación es que hubo cierto descuido sobre lo que antecedió en el estrado a los poetas. Debe supervisarse y “curarse” todo lo que vaya a decirse en el estrado. Tanto el ho-menaje que se le hizo al poeta peruano recién fallecido Eduardo Chirinos por parte de alum-nos de De Paul, como también las tres poetas que abrieron en el evento de Pilsen fueron muy de amateurs. Y no es culpa de las poetas ni de los alumnos de De Paul. Es responsabilidad de los organizadores que todo texto o perfor-mance que se vaya a decir o a interpretar tenga cierto nivel de calidad. Corregir los textos y ensayar los performances es fundamental.

Me despido con una frase del escritor mexicano Jorge Ibargüengoitia: Toda crítica es destructiva. Yo agregaría: sólo se vuelve cons-tructiva si el aludido la escucha.

Febronio Zatarain es escritor y miembro del con-sejo editorial de contratiempo.

La crítica: el mejor abonoFebronio Zatarain

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E n La Habana, Cuba, el día de su partida, el 17 de febrero, coincidimos varios amantes de la poesía y amigos íntimos, cercanos y seguidores de

Eduardo, que por casualidad compartirmos la triste noticia de su fallecimiento. Así deci-dimos -Mazzotti, De Lima, y yo- hacerle un homenaje a nuestro querido Eduardo. Ahí nació la idea del dossier… Al día siguiente nos encontramos con el escritor dominicano Rey Andújar, quien se encontraba en la isla con ocasión de recibir el Premio Latinoamericano Narrativa ALBA 2015 y que muy amablemente nos invitó a publicarlo en la revista contratiem-po, cuya base se encuentra en Chicago, Illinois. Un grupo de allegados, y familiares en literatu-ra, mandamos nuestros textos -poesía, ficción, anécdotas- para compartir con nuestra querida gente y compañeros de ruta nuestra agradable relación con el poeta Eduardo Chirinos.

Abrir en diálogo…Pensar en la poesía de Eduardo Chiri-

nos es disponer de tiempo para imaginar, visualizar y comprender los giros poéticos, la intertextualidad con grandes textos litera-rios universales y para reflexionar sobre lo efímero de la existencia.

Desde sus primeros poemarios podemos identificar una voz culta, madura, y a la misma vez inocente, perspicaz y lúdica. El yo poético se desdobla en diferentes tonalidades y crea una multiplicidad de voces y sujetos. Conti-nuamente se nota una importancia sobre la poesía en sí, ya sea conceptualizando tanto el ejercicio poético como definiéndola. Chirinos demostró desde sus inicios ser un ávido lector de los clásicos y un continuo creador de pasti-ches literarios. Esas referencias intertextuales definitivamente lo colocan como un poeta posmoderno en el sentido que incorpora tex-tos pertenecientes a otras épocas y culturas y crea un giro para repensar, o reflexionar sobre algún tema específico. Los temas del amor, la muerte y su búsqueda de identidad son aña-didos y cuestionados en su obra. Con mucha reflexión y madurez, Chirinos publicó más de una docena de libros, incursionó en diversos géneros y ganó varios premios.

Entre sus poemarios se encuentran: Los cuadernos de Horacio Morell (1981), Crónicas de un ocioso (1983), Archivo de huellas digitales (1985), Canciones del Herrero del Arca (1989), entre otros.

Además de un excelente escritor, fue un extraordinario ser humano, su gran don de lector le permitió combinar historias de diversos tiempos y culturas. Amante de la literatura peninsular y gran conocedor de los poetas del Siglo de Oro, Eduardo Chirinos mantuvo una gran admiración por ellos ya que se nota la gran influencia de esos maes-tros a lo largo de su obra.

Giancarla Di Laura. Houston, 25 de abril de 2016

Eduardo Chirinos (1961-2016)Homenaje

Giancarla Di Laura

Foto Cortesía: University of Montana

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Tomado de mi libro Poesía y guerra interna en el Perú (1980-1992), publicado el 2013

en New York por The Edwin Mellen Press.

En su poemario Canciones del Herrero del Arca (Lima: Colmillo Blanco, 1989), Eduardo Chirinos incluye un poema titulado “Lima Revisited” (110-11), el cual se publicó por pri-mera vez el 14 de febrero de 1988 en Altavoz, suplemento cultural del diario limeño La Voz. En realidad, son tres breves poemas en uno, unidos bajo el mismo tema de la ciudad de Lima y su deterioro. Esta representación es sumamente interesante e indicativa de la manera en la que Chirinos incorpora en su poesía el devenir de la guerra interna peruana (1980-1992) a finales de la década del ochenta. En “Lima Revisited” aparecen tanto un sujeto poético como una multiplicidad de voces: los sujetos se constituyen como voces ajenas que van formando el discurso. El poema está dedi-cado al escritor peruano Nilo Espinoza Haro, tal vez porque este autor en 1987 había publi-cado el libro Azaroso inventario de las visiones, testimonios y recordatorios de Chinchinchín en la Ciudad de los Reyes (Lima: Arte/Reda, 1987), nombre con el que se conoce a Lima desde su fundación en 1535 y puesto en honor tanto de los Tres Reyes Magos como del emperador Carlos V y su madre, la reina Juana.

Azaroso inventario es un conjunto de cuentos cuyo eje temático gira en torno a la palpitante vida de Lima desde un escenario caótico e infernal, pesadillesco, marcado por la crisis económica, política y social de los años ochenta, que da un fondo muy claro de caos, con atmósferas feéricas y técnicas literarias vanguardistas, en algunos casos contado desde una voz narrativa coral con un

cargado humor negro. El personaje principal, Chinchinchín, se pasea por el pasado y presente de la ciudad y cuenta de manera sarcástica una suerte de historia no oficial, desde el virreinato hasta los años ochenta, por la que desfilan locos y locas, familias numerosas habitando surrealista-mente quintas destartaladas. Tam-bién hay cuentos relacionados con la violencia política. Uno de ellos aborda (desde una narración que asume un disloque de escenarios en el que las ciudades de Lima y Huanta se superponen) la desaparición en 1984 a manos de las fuerzas del orden de un perio-dista, Jaime Ayala Sulca, en el contexto de la época más cruda de la guerra en Ayacucho. La lucha por “tomar” la palabra, como parte de la dinámica de la violencia “simbólica” a la que hace referencia Slavoj Zizek en su libro Violence. Six sideways reflections (New York: Picador, 2008), en este caso ocasiona la re-presión directa y desatada contra un valiente periodista.

Efectivamente, Jaime Ayala, como corres-ponsal de guerra en Ayacucho del diario La República, reportó numerosos casos de desa-pariciones forzadas por parte de la Infantería de Marina, en cuya base militar funcionaba un centro clandestino de detención y tortura. En su Informe Final, la Comisión de la Verdad y Reconciliación “ha logrado determinar que el periodista Jaime Boris Ayala Sulca fue víctima de desaparición forzada, tortura, tratos crueles, inhumanos o degradantes y ejecución arbitraria por parte de integrantes de la Marina de Guerra, en el cuartel ubicado en el Estadio Municipal de Huanta en agosto de 1984. La CVR considera que estos hechos

se enmarcan en un contexto generalizado de desapari-ciones forzadas, torturas y ejecuciones arbitrarias existente en esa época en la provincia de Huanta en el departamento de Ayacucho” (Lima: PUCP y UNMSM, 2003, 119).

En ese sentido, la visión de Lima plasmada por Azaroso inventario recibe respuesta o comentario en “Lima Revisi-ted”. En el primero de los tres fragmentos, “No me digas que fue un sueño”, puede apreciar-se claramente una conciencia de la guerra y la miseria en general: “Esto es Lima, Antonio. / Los dioses la han llenado de muertos”. El personaje Antonio es presentado como un sujeto

Chirinos: revisitando Lima durante la guerra internaPaolo de Lima

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cercano al sujeto poético desde la coloquia-lidad del lenguaje del habla limeña (“tirando cintura”, “bien plantado”, “cafetín de mala muerte”), abandonado a su suerte (“los dioses lo han dejado tirando cintura”) y habitando espacios marginales de la ciudad (“un cafe-tín de mala muerte”). El poema introduce la voz del personaje a modo de fragmento de diálogo (“‘-Una cerveza’, pide”, o el sujeto poético comentándole a Antonio lo que es Lima en el presente del texto). El Antonio del poema es tanto una alusión a su amigo el poeta peruano Antonio Claros (1939-2006) como al poema “El Dios abandona a Anto-nio” del escritor griego Constantino Kavafis (1863-1933). Los muertos que inundan Lima por decisión de “los dioses” aparecen nueva-mente en el siguiente apartado “Noche cada cien años”, pero personificados en la muerte misma, “danzando” de manera despreocupada en la cotidianidad de la ciudad:

la muertedanza entre los desperdicios, muestrasu triste dentadura en los transportes públicosalza su falda y nos enseñaun sexo abochornado (110).

Se presenta, así, el deterioro en general que inunda la capital peruana. Un deterioro (“los desperdicios”) que tiene a la muerte como protagonista. En el apartado final, “Hombres, mujeres, niños...”, el poema sitúa su visión en los habitantes anónimos y populares que ocupan la Lima de hoy (“transportes públi-cos”), aquellos sobre los que la muerte danza. Estos personajes son tanto obreros de cons-trucción (“hombres con el torso desnudo / descargan bolsas de arena o de cemento”) que después de la jornada laboral liberan energías

y departen bebiendo “litros de cerveza”, como vendedores ambulantes (“mujeres de rostro duro / pregonan tamales, emolientes, licores”) o niños cuya inocencia ya sabe de la “codicia” y el nerviosismo. Todos ellos se encuentran hermanados por habitar “en cualquier calle de Lima” bajo el manto común de la muerte danzante. Pero si bien el poema pone de ma-nifiesto la pobreza cotidiana desde una visión de cierto desprecio, el material narrativizado no deja de declarar, implícitamente, el triunfo del achichamiento de la sociedad. Esta visión distanciada (“esto es Lima”) se expresa desde el título mismo “Lima revisited” que indica el espacio distinto desde el que se sitúa el sujeto poético y que alude directamente a la gran transformación (intromisiones idiomáticas extranjeras incluidas) por la que ha pasado Lima en las últimas décadas. La utilización de la palabra anglosajona “revisited”, que quiere decir “revisitada”, vuelta a visitar, vista con nuevos ojos, está diciendo que ya no es la Lima antigua señorial (la otrora dis-tinguida “ciudad de los Reyes”) la que se ve en las calles. El sujeto poético ha adquirido una nueva conciencia de que ya no se puede hablar de esa otra Lima: el relato adquiere un tono de costumbrismo “basurizado” (el texto habla de la Lima violentada, tugurizada). Si por ejemplo en su poema “Beatus Ille. Historia natural”, incluido en su primer poemario Cuadernos de Horacio Morell (Lima: Trompa de Eustaquio ediciones, 1981, 36-37), aunque publicado por primera vez en el segundo nú-mero de la revista de poesía (SIC), en julio de 1980, teníamos simplemente a unas tímidas vaquitas alienadas de su suerte, una metoni-mia con el que el poema deploraba la acele-rada transformación del campo a causa de la industrialización, subrayando la situación de

proletarización creciente entre los campesi-nos peruanos; nueve años después finalmente todo colapsó: ese ha sido el resultado de la suma de violencia estructural más violencia política “en cualquier calle de Lima, etc”. Un etcétera que engloba de manera general al revisited país. Así, la antigua distinción clásica entre urbs como espacio y estructura física frente a la civitas u orden civilizado que ha-bita y controla la urbs empieza a perderse en el poema de Chirinos, el cual termina no solo de manera circular, sino como un continuum infinito y monótono, del cual parecería no haber escapatoria ni alternativa.

En suma, el tratamiento de la violencia política durante los años de la guerra en Chirinos se plantea desde un discurso que registró el progresivo deterioro de los espa-cios propios de la ciudad tanto letrada, como en su poema “Se desmorona la pared” (Archivo de huellas digitales. Lima: Copé, 1985), como real (“Hombres, mujeres, niños...”). Los lími-tes entre el mundo urbano y el mundo rural, entre civilización y barbarie, se hacen poro-sos por el impacto de la guerra en todos los ámbitos de la vida cotidiana, incluso aquellos que no experimentan de manera directa dicha violencia. Por eso, al recalcar el avance de la violencia institucionalizada o estructural, es-tos poemas de Eduardo Chirinos no dejan de hacer oír los ecos de los estruendos violentos que reaccionan ante esa violencia.

Paolo de Lima. UNMSM - Universidad de Lima

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Para Nilo Espinoza

“No me digas que fue un sueño” Cuánta ausencia en las calles.Los dioses han abandonado a Antoniolo han dejado tirando cintura, bien plantadoen un cafetín de mala muerte. —“Una cerveza”, pide.Qué espuma borrará su boca, qué amargorinundará su sangre. Esto es Lima, Antonio.Los dioses la han llenado de muertos.

Noche cada cien añosHemos acostumbrado nuestro dedoa posarse en las llagas más horribles: la muertedanza entre los desperdicios, muestrasu triste dentadura en los transportes públicosalza su falda y nos enseñaun sexo abochornado, noticias de periódico,cáscaras de plátano,el sonido del viento agitando la noche.

Hombres, mujeres, niños...Hombres con el torso desnudo descargan bolsas de arena o de cementolas apilan junto a una construccióny beben litros de cervezaen cualquier calle de Lima.Mujeres de rostro duropregonan tamales, emolientes, licoresy enormes senos que palpitan bajo el solen cualquier calle de Lima.Niños en la edad de la inocenciamiran con codicia a las mujeressonríen entre ellos y nerviososcorren detrás de una pelotaen cualquier calle de Lima, etc.

Eduardo Chirinos. Canciones del Herrero del Arca (Lima: Colmillo Blanco, 1989, (110-111)

Lima RevisitedEduardo Chirinos

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(Texto leído en el homenaje que se le hizo al poeta en la galería Dédalo de Lima el 4 de abril del 2016, día en

que Eduardo Chirinos hubiera cumplido 56 años).

Fue una tarde soleada de 1978 cuando, recién ingresados a la Universidad Católica, Eduardo y yo nos encontramos un poco por habernos ya observado y otro poco por haber oído hablar uno del otro. Eduardo mismo recordaría ese encuentro cuando escribió una hermosa nota para una antología mía, El zorro y la luna, pu-blicada en 1999. En ella recuperaba detalles de nuestra primera conversación y de la inmediata sintonía que se dio entre nosotros. 1Y es que el encuentro del 78 nos hizo amigos desde el primer minuto. Ambos compartíamos los mismos intereses; teníamos una proceden-cia social parecida. Sobre todo, éramos igual-mente tímidos. Dos muchachos de 17 y 18 años con aspiraciones literarias que empezaban a reconocerse. Yo, por ejemplo, venía escribien-do poesía desde los 11 años, pero nunca había tenido un amigo poeta. En general, mi mundo estaba poblado de lecturas, de una visión utó-pica de la vida, que espero no haber perdido. En Eduardo encontré ideas parecidas, y un gran sentido del humor y de amor a lo lúdico. También se me hizo evidente que se trataba de una persona de enorme sensibilidad, que no era indiferente a los cambios de ánimo de los que lo rodeaban ni al mayor o menor afecto que le brindaran. Un poeta en estado puro, de los poquísimos que he conocido.Conversábamos, así, mucho de poesía, inter-cambiábamos lecturas, organizábamos recita-les y publicábamos revistas y fanzines. Junto con Raúl “Chino” Mendizábal formamos un pequeña collera (los Tres Tristes Tigres) que se fue agrandando con otros amigos como Ciro Alegría, César Ángeles y más tarde los sanmar-quinos Róger Santiváñez y Domingo de Ramos. Casi sin quererlo, nos dimos cuenta de que

formábamos una generación. Fuimos de este modo testigos del desarrollo de los Cuadernos de Horacio Morell, primer libro de Eduardo, y poco a poco recibíamos con alegría la noticia de los sucesivos premios que lo hicieron cada vez más conocido dentro y fuera del Perú. Hoy es unánime su prestigio como excelente poeta.Pero más allá de su merecida reputación internacional, quiero recordarlo como ser humano y como amigo, porque al perder a un gran amigo el mundo se vuelve un lugar más solitario, más amargo y oscuro. Los amigos se ganan con el tiempo y nos irradian su calor por largos años. Nos abren los ojos, nos acompa-ñan en distintas aventuras y proyectos. Perder a Eduardo ha sido y sigue siendo un golpe muy difícil de asimilar.La noticia de su partida me llegó por una amiga que llegaba a Cuba justamente cuando yo empezaba en La Habana una serie de activi-dades literarias. El golpe fue súbito, pues nada más una semana antes había conversado con él por teléfono y habíamos quedado en que yo le llevaría a los Estados Unidos ejemplares de la antología Demasiado frío para ser primavera que Ediciones Matanzas le acababa de publicar en la isla. La enfermedad le impidió llegar él mismo a presentar el libro en Cuba, país que siempre había querido conocer.Era casi ritual entre nosotros saludarnos por nuestro cumpleaños. El mío, en marzo, siempre aparecía iluminado con sus pala-bras afectuosas, que solían encerrar alguna pequeña broma sobre lo viejos que nos estábamos poniendo. Yo le retrucaba cada 4 de abril que pronto nos veríamos en Lima o en algún otro lugar.Esa llamada o correo de cumpleaños, siempre con el encabezado “De parte de Eduardo”, como para que no se confundiera con ningún otro saludo; esas palabras amables que siempre suge-rían un próximo encuentro, ya no vendrán más.

Como suele decirse, Eduardo “se nos adelantó”. Quiero recordarlo siempre con una sonrisa, ahora que hace “demasiado frío para ser pri-mavera” y que los demás continuamos el viaje hacia el mismo lugar. Guárdanos sitio Eduardo; tú que siempre supiste ser el primero, el más generoso, el más noble.Que todos los poemas del mundo te acompañen.

José Antonio Mazzotti es un escritor y poeta peruano.

1 La nota apareció con el título de “Una vieja fotografía en

blanco y negro” en El fingidor. Revista de literatura, núm 1,

junio 2003, pp. 57-60.

Esperando la llamada de Eduardo

José Antonio Mazzotti

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Una voz salida de los Vosgos / Anoche me tendí en la cama de mi madre e intentaba dormir.

En la almohada un semicírculo de Vosgos rodeaba mi cabeza. También había Vosgos a mis pies y a mi mano izquierda y a la derecha. Brillaban como si alguien hubiera encendido fogatas en sus riscos y dejaban pasar el agua y mis pensamientos.

Anoché dormí rodeado de Vosgos y casi parecía un santo mendigo o una virgen a la que han vestido con un manto de frío y estupory no era entre las sábanas suficientemente buenoy no era un pavoroso insecto en la flor más insignificante de su jardínni una marca de sudorni sus anteojos que trataban de distinguirme cuando cumplí once años.

Anoche dormí en la delgada y tibia forma que ella había dejado impresa ávido de una simetría de una contención de una voz salida de los Vosgos que me dijera:

sosiégate,ya es tiempo de que enciendas fogatasy le ruegues al viento que te golpee con sus brazosya es tiempo de que pongas un huevo en la cama de tu madrecon cientos de agujas dentroy una tinaja de vino para apaciguar tus labiosy sed.

Carlos López Degregori (1952). Entre sus libros de poesía están Lejos de todas partes (1994), Aquí descansa nadie (1998) y Una mesa en la espesura del bosque (2010). Recientemente han aparecido en Colombia y Chile dos antolo-gías de su poesía: Campo de estacas (2014) y Herida de mi herida (2015).

Carlos López Degregori

Como un muchacho de barba y mochilallegaba a sentarse sobre una mesaen algún salón de letras de Pando. Y cada semana ese hombre de voz distintasoltaba poemas de mimeógrafoque desbordaban nuestra Lima tristonahasta las orillas de Ítaca o Lisboa.

Él era el maestro,el poeta finísimoque fijó su voz entre los versos de Daríoy su entonaciónen mi cuadrivio.

Un poeta de barba y mochilaescuchando un viejo dictadoreligaba palabra y experienciaen algún salón de letras de Pando.

Paul Firbas es escritor y profesor de Literatura Latinoamericana en Stony Brook University, Nueva York.

Paul Firbas

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DOSSIER

L as palabras nos definen, es el legado de Eduardo.

Su lucha contra la gran objetivi-dad, desde la naiveté; contra las más

acendradas trampas de cuándo y cómo los hechos reifican y por qué necesariamente así, fue, es su lucha a través de sus versos.

Él era un niño, puro, voluntariamente puro; aherrojada, gozosa y sacerdotalmente puro; sus argumentos en defensa, su felicidad a pulso, sus versos, atestiguan esa lucha.

No estoy seguro de cuántas batallas ganó, de lo que sí estoy seguro es de sus intentos, nada vanos; eso lo convierte en uno de mis héroes.

Como las de los niños, algunas se perdieron en inocencias y decepción sorprendida pero aun asombrada (y esperanzada: los niños no dudan, ellos creen), y que aunque “vencidas” no claudicaron en su esencialidad; él supo escoger la esencialidad, buen reducto, y no por conveniencias, sino por convicciones de quien participó del amor con su “shining armor”, obliterada batalla.

Eduardo es quijote, ganador de la guerra, buen hijo, buen hermano, buen esposo, buen padre de sus criaturas elegidas y por elegir; léelo.

Buen amigo.Mi amigo, mi hermano.Mi honor.

Raúl Mendizábal. Triste tigre. 12 abr 2016

Raúl Mendizábal

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DOSSIER

UNO: Conocí personalmente a Eduardo Chirinos en su

casa de la calle Paul Harris en Miraflores. En realidad, ya lo había conocido por las referen-cias que José Antonio Mazzotti me había dado de él en conversaciones ocurridas en el Patio de Letras de San Marcos. Esto debe haber sucedido hacia 1978 o 1979. Mazzotti estudia-ba literatura tanto en San Marcos como en la Universidad Católica, de modo que había en-tablado amistad con Chirinos en los predios del fundo Pando y –un poco después- forma-do el comité de la revista Trompa de Eustaquio junto a Raúl Mendizábal. En tanto editores de dicha revista aparecieron como tres tristes tigres en la hoja de créditos. En esos tiempos los tres habían obtenido primeros o segundos premios en los Juegos Florales de la Católica. Fue así como el crítico Ricardo González Vigil –a partir de una nota en el Dominical de El Comercio- los denominó como la nueva gene-ración poética del 80.

Aquella noche hubo una fiesta en casa de Eduardo. Me parece recordar que era con motivo de celebrar uno de sus premios. Yo asistí –llevado por Mazzotti- con mi musa y compañera de entonces la poeta Dalma-cia Ruíz Rosas. Cabe mencionar que en esa reunión me reencontré con Raúl Mendizábal, con quien había compartido el Jardín de la Infancia y los primeros años de la primaria en el colegio Salesiano de Piura, de donde somos oriundos ambos; y a quien no había vuelto a ver desde aquel lejano tiempo, ya que Mendizábal abandonó Piura para irse a vivir a Lima poco después de esos días de la temprana niñez. De modo que fue un gran reencuentro al ver que los dos estábamos unidos por la poesía y su destino que era el que nos juntaba de nuevo en esa propicia ocasión, en casa de Eduardo Chirinos.

A partir de entonces una cordial amistad me unió a Eduardo.

DOS: Era un día domingo

como a las tres de la tarde. Habíamos quedado en reu-nirnos en casa de Dalmacia en Miraflores. Corría el verano de 1982. El poeta de la generación del 60, Carlos Henderson, estaba de visita en Lima. Como Eduardo lo conocía –por una entrevista realiza-da el año anterior para el suplemento dominical La Imagen de La Prensa, que editaba nuestro buen amigo Nilo Espino-za- él fue el contacto para ir a ver al autor de Los días hostiles. Aquella tarde nos juntamos Eduardo, Pepe Mazzotti, Dalmacia, Patri-cia Alba y quien redacta este testimonio. La casa donde se hospedaba Henderson quedaba por la Avenida Costanera, rumbo al Callao, área que yo no manejaba mucho sino por mis lecturas adolescentes de La ciudad y los perros de Vargas Llosa. No sé cómo averiguamos y decidimos tomar un microbús desde Miraflores que transitaba por la Avenida del Ejército. Nos hemos su-bido todos al vehículo que estaba casi vacío siendo un domingo en las primeras horas de la tarde. Me parece recordar que era por los días de Carnavales, así que los palomi-llas de Santa Cruz nos lanzaban globos de agua por las ventanas del carro. Recuerdo que nos hemos estado riendo por la situa-ción y un globazo impactó en la cabeza de Patricia mojándola todita. Esto la decidió a abandonar la empresa y nos dijo que se bajaría en el próximo paradero, cerca de la casa de una tía suya donde haría una pascana. No sé quién llevaba una cámara fotográfica. De modo que hay fotos de esa tarde en el microbús que nos conducía a la jato de Henderson. Una vez he visto dichas imágenes en un álbum de Dalmaci-ta. Yo tenía en mi biblioteca el libro Ahora

mismo hablaba contigo Vallejo

del poeta, una her-mosa edición de Arte

Reda, el legendario sello de Víctor Escalante, publicado

en 1976. Cogí el ejemplar y lo llevé conmigo en nuestra visita a su autor.

Henderson se mostró complacido con ello y mientras nos invitaba un suculento lonche

en la sala de la casa donde se alojaba, escribió una dedicatoria para los cuatro poetas jóvenes que iban a verlo, en la primera página del libro. El volumen era mío, pero como ahora tenía una sola dedicatoria para los cuatro visitantes, decidí que José Antonio lo guardara en su casa. Y allí se quedó para siempre.

TRES: Por los días en que Eduar-do Chirinos colaboraba en

La Prensa, tuvo la gentileza de hacerme una entrevista ya que yo andaba promocionando un nuevo libro que publicaría pronto titulado Trabajo. Para poder hacerlo mi amigo Oscar Orellana había impreso un talonario con bonos de pre-publicación, modalidad muy en boga aquella época. De modo que algunos patas –al enterarse- me invitaban para entrevistarme –en los medios en que chambeaban- con el fin de promover la compra de bonos y anunciar el nuevo poemario. Así fue como Eduardo –con la bondad sin par que lo caracterizaba- me pasó la voz para una interviú en La Imagen de La Prensa. La hicimos en un café aledaño a la Plaza San Martín. Y al volver a su oficina en el diario

5 instantáneas en memoria de Eduardo ChirinosRoger Santiváñez

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DOSSIER

nos encontramos con Nilo Espinoza, a quien yo conocía desde 1975. El editor de La Imagen me invitó –en ese momento- a escribir en el suplemento. De modo que pronto empecé a colaborar allí con notas literarias, reseñas de libros, y entrevistas.

Pero lo que quiero contar es lo que pasó una tarde de aquellas, en que yendo a dejar mi nota en La Prensa me encontré con Eduardo en las oficinas de La Imagen. Después de con-versar con Nilo nos despedimos y enrumba-mos hacia la calle. Caminamos por el jirón de la Unión-comentando los 5 metros de poemas de Oquendo de Amat que yo llevaba en la mano- hasta llegar a la esquina del cine Colón en la Plaza San Martín, donde –en aquel tiempo- partían el “bussing” y los colectivos a Miraflores. Al llegar a la esquina, y en un acto que no dudo en calificar de performance Eduardo toma la contratapa de mi ejemplar y comienza a moverse hacia atrás, desplegando notoriamente eso: la tira de 5 metros de poe-mas que conforma el libro. Fue un instante de pura reivindicación poética. La gente aglomerada en la concurrida esquina miraba sorprendida y en estupor –sin entender nada- lo que hacían ese par de locos cogidos –de un extremo a otro- por esa tira de papel impreso que pendía en el aire. Fue un rapto de libera-ción el que realizamos Eduardo y yo, inme-diatamente sobreentendido lo que estábamos haciendo: romper la alienada rutina urbana desplegando poesía, y la poesía de Oquendo [como a él le hubiera encantado por supuesto] proporcionándonos –y a la gente también- el gratuito y lúdico acto que nos sacara del asfi-xiante tráfago citadino de Lima, la horrible.

CUATRO: Eran los días del Movimiento

Kloaka, verano de 1983. Eduardo nos invitó a la fiesta que por su cumpleaños hizo en su nueva casa de la Avenida Brasil. Llegó toda la mancha

original del colectivo y además los muy jóvenes simpatizantes –entre quienes recuerdo vívamente a Fernan-do Bryce, Charo Checa y Gisella Orjeda-. El tono discurría normal-mente: comimos, bailamos, cantába-mos, conversábamos y bebíamos en un ambiente de franca amistad y camaradería hasta que –de súbito- se acabó el trago. En-tonces ocurrió lo inesperado: Nuestro pintor –el pintor del Movimiento como le decíamos- Enrique Polanco divisó un inmenso y dorado botellón de whisky guardado en una vitrina del comedor. Siguiendo un impulso abrió la vitrina y sacó el botellón para beber y empezar a repartir el trago entre todos los concurrentes. Grande fue la sorpresa para el papá de nuestro amigo Eduardo –el verdadero dueño del whis-ky- y tras proceder a quitárselo de las manos a Polanco, nos echó a todos de su casa. Eduardo- claro- se mostró apenado por toda la situación, pero –ni modo- tenía que acatar la decisión de su padre. Salimos pues a la gran noche veranie-ga limensi y –como se dice en el Perú- calabaza calabaza, cada uno a su casa.

CINCO: Querido Eduardo: Ahora que te has ido,

sé que viniste a despedirte de mí el día de tu viaje, porque –mientras me duchaba- mis pensamientos se centraron en ti y me pregun-té cómo estarías en esos momentos? Luego me enteré de tu partida y entonces recordé todo lo que aquí he rememorado como una forma de vencer a la muerte y rendir un homenaje al excelente amigo y al grande poeta que tú fuiste, eres y por siempre serás. Corazones apretados entre nosotros.

Roger Santiváñez / abril 2016, junto a las aguas del río Cooper, sur de New Jersey

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MIRADA CÓMPLICE

Photos by Sandy Steinbrecher, 2016. www.sandrasteinbrecher.com

E ntre los misterios y bellezas del caracol, sobresale su concha. Lo de llevar un escudo a cuestas es una concepción fabulosa. Una suerte de metáfora de la nostalgia. El inmigrante sabe de estas cosas; carga un armazón espiralesco, logarítmico, efímero, intangible, invisible, que nos

insufla con valor para hacer frente a los retos de un nuevo entorno. A orillas del Lago Michigan, Caracol se insta-

la como un punto de encuentro para relacionar el desarrollo de la comunidad y la naturaleza, en cuanto a la incorporación de ideas y ma-teriales que influencian el espacio público. En palabras de Georgina Valverde, una de las protagonistas de este proyecto, Caracol es a su vez una manera de usar la cultura, lo que tiene un significado muy especial para el inmigrante que, por definición, carga su casa a cuestas. De modo que, esta pieza de arte público funciona como núcleo de la memoria e identidad y nos ayuda a reflexionar sobre los resultados que se obtienen mediante las interacciones entre el inmigrante y la cultura y espacios que encuen-tra en el nuevo lugar. “Caracol es un terruño donde podemos arraigarnos públicamente para proyectarnos como fuerza cultural”.

La base del Caracol es una forma universal: un espiral, abundante dentro de la naturaleza y siempre presente en el sentido cíclico de las civilizaciones, una mesa/mural que funge como una superficie de trabajo o esparcimiento. A esta instala-ción también se le atribuyen otros componentes con múltiples funcionalidades: escenario, bancas y un juego de rayuela basado en el sistema numérico mesoa-mericano. Otro de los pilares de este proyecto es la coherencia entre el espacio, el diseño y los materiales utilizados: piedra, madera, y otros materiales reciclables. Pero citar los materiales no es suficiente… podríamos decir que esta es la par-te práctica del proyecto, ya que existe un lado metafórico, poético si se quiere: nos referimos a la línea narrativa que parte desde el esfuerzo de artistas, poetas,

amigos, amigas, colaboradores y vecinos involucrados en este proyecto, porque la piedra cobra vida con el esfuerzo del poeta.

Esta es una instalación que nos reta a reflexionar sobre el entorno. Nos invita al descubrimiento multicultural de la ciudad de Chicago y a la apreciación hacia nuevos hábitats. Diana Solís, otra de las artistas encargadas de este proyecto,

resalta que “Conecta a muchos de nosotros con Chicago en una forma muy especial. Por ejem-plo nuestra familia creció en Pilsen, y fuimos sumamente afortunados de tener la oportunidad de visitar las orillas del lago y disfrutar de los par-ques y museos. Caracol ahora se presenta como un espacio que cambia con los colores del lago y sirve como plataforma de intercambio social y cultural y a la vez, como santuario espiritual para los contemplativos. Estoy muy orgullosa de ser parte de este proyecto”.

El espacio estará disponible a partir del 18 de junio, y al igual que en la antigua Mesoamé-rica donde la concha del caracol se encontraba latente en rituales para convocar a la comuni-dad y a los dioses durante ceremonias, de esta misma manera Caracol convocará a nuestras comunidades a interactuar culturalmente fue-

ra de sus vecindarios para conectarse con otros medios, sonidos, tradiciones, y públicos. Gracias a Georgina Valverde, Diana Solís, José Terrazas, Tim Burke y Moira Pujols, por su empeño y esfuerzo en la construcción de esta pieza, un espacio que demuestra que en este mundo hay gente que aspira a celebrar la paz en un mundo mejor para todos.

Caracol es un proyecto cuyo diseño, instalación y programación de dos años fueron otorgados por concurso a contratiempo dentro del contexto de Gathering Spaces, una colaboración entre el Field Museum, el Chicago Park District y un importante y variado conjunto de artistas y organizaciones de nuestra comunidad.

CaracolRey Andújar y Stephanie Manríquez

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MIRADA CÓMPLICE

Celebra la inauguración de Caracol el 18 de junio con actividades a las 11:20 AM y 2:45 PM. Participan Rey Andújar, Son Monarcas y los artistas de Caracol. ¿Necesitas transporte? Escribe a [email protected]. Más info en la contratapa y en Facebook/Caracol-A Gathering Space.

Photos by Sandy Steinbrecher, 2016. www.sandrasteinbrecher.com

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DESHORAS

Tuve la fortuna de pasar el verano de 2015 en Italia, principalmente en Venecia y en la isla de Murano. Agradezco la invitación al Festival Internacional de Venecia La palabra en el mundo, la palabra como acción de paz y, así mismo, la participación en el Festival de

Virgilio en Mantúa, Lombardía. Tuve la gran oportunidad de presentar mi poemario, Sílabas de viento, en el Instituto Cervan-tes de Roma y, sobre todo, caminé por calles históricas, ciudades literarias y conviví con un sinfín de poetas. Un mundo poético contemporáneo se abrió ante mí como fichas de dominó que caen una tras otra en la mesa donde jugamos. Una miríada de poetas me llenó con sus cantos, poetas italianos/as contemporá-neos/as y otros tantos de otros países. Fui a Italia con la inten-ción de empaparme de poesía y poner atención a lo que esos poetas compartían en cada una de sus presentaciones.

La selección de poetas y poemas que a continuación presento es apenas una introducción a todas esas voces que aún resuenan en mi memoria. Poetas italianos/as contemporáneos/as, guerre-ros y guerreras de la palabra, artivistas, directores de festivales de

poesía, editores y columnistas son los que aquí presento, pero, sobre todo, los catalogaría como poetas de corazón grande, que lo dan todo por la poesía. Italia con su gran tradición literaria, artística y musical sigue siendo un lugar innovador, donde la charla, la poesía, la música y el arte son el pan nuestro de cada día. Así mismo incluyo fotografías de otro poeta y fotógrafo que nos muestra su visión de Italia a través de su lente de cristal. Disfruten de esta selección y traducción de poemas.

Xánath Caraza es escritora y viajera. Su poesía ha sido ampliamente publicada, premiada y traducida. Emma Trelles ha dicho que en su poesía las palabras tienen una fuerza que levanta las cosas. “Leerla es encontrarse con un cancionero verdaderamente americano”.

Fotografías por Luca Artioli. Nació en Mantúa donde actualmente radica. Es poeta, novelista y fotógrafo. Desde el 2012 se ha en-focado en la fotografía. Disfruta de la gente, sus emociones, su curiosidad y la forma en que se relaciona con sus alrededores, con su arquitectura, humana o natural.

Poesía italiana contemporáneaSelección y traducción por Xánath Caraza

Fotografía:Luca Artioli

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DESHORAS

Aunque ahora que la luna

Aunque ahora que la lunaque valía cuando estabasya se fue.Aunque ahora que la luna, tú no estás aquíy me pregunto si también las estrellas juegan contigocomo tú y todavía me pregunto si en la tierradonde voluntariamente fuiste, existe la misma lunay el mismo mar. Aunque ahora que la luna regrese,si tú quizá regresas, serás diferenteno estarás conmigo otra vezno tengo más luz o estrellas en universos perdidosfrecuentemente mis pensamientos eran para tiy no encuentro a nadie, busco en vanoque la luna regrese mientras tú no estás.Tú no eres más y me pregunto si la luna juega bromasy engaña o tiene cómplices o tiranos de amoraquella luna que no está.Y yo aquí sentado frente al umbraly tú miras a otro cielo, otro mardonde la luna que no está aquí¡Existe allá!

Beppe Costa

La Tierra (¡No es el cielo!)

El polvo rodea casas destruidasojos abiertos de niños que sonríena pesar de la oscuridad a su alrededorpensé que naciste para aprender

mas la Tierra ¡no es el cielo!

no para conquistar, desanimar, o derrotar.Quisimos aprender a caminarpara descubrir si la también la luna tiene ojoso si podíamos alcanzarla en un vuelo

mas la Tierra ¡no es el cielo!

y todos son listos o tontospersuadidos por palabras o bombaspara conquistar un pedazo de tierra

mas la Tierra ¡no es el cielo!

por cada pieza tomada u ocupadaotras se desvanecen en el polvo¿hay razón para vivir?

mas la Tierra ¡no es el cielo!

mientras muchos pelearon guerras en nombre de Diosotros no hacen más que entrar al cielopero la Tierra en la Tierra se queda

Beppe Costa nació en Sicilia, vive en Roma. Desde 1976 fundó la casa editorial Pellicanolibri. Entre sus poemarios y libros de narrativa encontramos: Impaginato per affetto “Premio

Alfonso Gatto”, Anche ora che la luna, Rosso: poesie d’amore e di rivolta, La terra (non è) il cielo! y con Stefania Battistella, Dell’amore e d’altre abitudini.

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DESHORAS

El tiempo

Hay un momento en el queel tiempocomienza su actome siento atadade manera legalmientrasdeseo vivirsin dejarhuella de edady asíinexplicablementellega la recompensa a mi corazón

Stefania Battistella

Stefania Battistella ha publicado Briciole di pensieri e di ve-lluto, L’amore m’ha fatto fragile, Primo giorno senza futuro. Oriunda de Cimadolmo se muda a Roma en 2011. Ese mismo Fotografía: Luca Artioli

Orquesta (solista)

Mi piel cosida a la tuyatensa y vibrantesomos tambor frenéticoritmo de vidapronunciamiento de los eventos del tiemponosotrosreunimosel batir del corazóncomo pasosfuertes y fijoshacia un baile nuevovientre y cuelloen las miradasque queman

año fue anfitriona del Festival Internazionale Città di Sassari. En diciembre de 2012 gana el Premio Internazionale Città di Ostia per la Poesia.

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DESHORAS

Las nubes convertidas en bombas

Mis nubes-garzas han escapado-es inútil escrutar el azul, mis pupilas dilatadas-las nubes trasformadas en bombas, ahorael cielo se precipitasobre las dalias, las fresias, tus tulipanes mis dientes de león

y la negra sombraalarga la sombrava más allá de este inmenso cieloretumba más allá de nuestras risasy las nubes-bombasderraman una ancha y grande boca-¿Será el ogro del tiempo?-

Todas las flores que me has regaladoya son cristales frágiles pétalos desilusionadosestambres mutilados savias estériles

que yo no puedono puedo retener entre las manos

Anna Lombardo es oriunda de Locri, vive en Venecia. Su poemario Anche i pesci ubrianchi fue traducido al inglés en 2001. Es direc-tora del Festival Internacional de Poesía en Venecia, la Palabra en el mundo, la palabra como acción de paz.

Anna Lombardo

¿Es verdad que hace tiempo?

Y, ¿es verdad que hace tiempo aguas límpidas y purasnutrían toda la tierra?

Y, ¿es verdad que hace tiempo también -límpidos y puros-atravesaron la tierra juntos?

Y, ¿es verdad que hace tiempo el tiempo era justoy los colores polícromos?

¿es verdad que hace tiempo?¿es verdad?

Rastros dentro de nuestros corazonesdejan surcos invisibleshagamos volver la memoriacultivemos todo alrededor de la tierra

Fotografía: Luca Artioli

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DESHORAS

Los ojos ciegos del adivino

Arcano, enigma,misterio, acertijo,rompecabezas, esfingeTramas llenas de dudaExhaustas de risade los más sinceros ecos¿Dormir? ¿Morir?No tolero la derrotaAfrontaré el destinoa ritmo de gacelay con la gracia de una mariposa,ojos ciegos de topoy el valor de una mangosta

escrito también la novela, La giovinezza di Shlomo. Organiza el Festival Internazionale di Poesia Virgilio y el Premio Naziona-le di Poesia Terra di Virgilio.

Stefano Lori

Regalo del mar

La concha en el cardumen,en el arnés de la red,de la ley, el eco reenvíaVoces antiguas de la Naturalezacrecen y salendel hueso de las olases la voz del saberque resuenay que regresadescalzas y virginales Gotasnuevamente regaladas

Stefano Lori nació en Mantúa. Incursiona primero como dramaturgo con I Grandi del cinema - Tinto Brass. Sus poe-marios son Gocce scalze, Sottopelle y L’anima aggiunta. Ha Fotografía: Luca Artioli

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DESHORAS

1.

en el sur hay una playasu silueta es una cola de ballena

el mar se come sus orillastragalos troncos las madrugadaslos esqueletos de los peces

detrás hay una selva que llaman parquealberga manigordoscariblancos osos perezososy las aves que pregonanlluvias torrenciales

sólo queda una tira de arena candente

una niña desnuda camina cegada por sus visiones

la funámbula solitaria sabe

el peligrono mora en los costados

2.

el sol veraniegoestimulanuevas clorofilas obliga las hojasal verdor de tu presencia

Látex

Y mis manos se vuelven lodolátex llevo sobre los ojospresiona los pensamientos obsesivoscomo chupar el interior de los huesosun viñedo donde se sacrifica músicase interpone en mi narizy la clavícula se vuelve adolescenteaquel tenue rayo de luzcomo una línea amontonada de borregosde rodillas, amor, como garbanzosmuelles jadeantes, gritosdentro de la almohada veo un mar encerrado

Refugio

Deshago tus trenzas en látexpongo una mano sobre tu vientre planoforzándola a refugiarlo pululante de la vidala desaparición del serel no ser serenoforzándola a refugiarlos ojos la lengua los labios partidosla obsesión de la urgenciala emoción de la cariciaforzándola a recordar la nochecabellos con esenciaque colorean la nochecomo lianas que llevan desueño en sueñomeciendo la mera crucifixiónde nuestros arbustos vitales

Andrea Garbin ha publicado los poemarios Genesi dei sensi, Lattice y Croce del Sud. En los Estados Unidos ha publicado una selección traducida por Jack Hirschman, Border Songs. Es fundador del Mo-vimento dal sottosuolo y dirige la colección de poesía contemporánea Le Zanzare. En 2015 recibió en Rumania el Gran Prize International Orient-Occident for Arts, Curtea De Arges Poetry Nights.

Andrea Garbin

Zingonia Zingone cuenta con cinco poemarios, una novela y una obra teatral. Sus poemas han sido traducidos a varios idiomas y publicados en diferentes países. Es fundadora de “Il grido e il sussurro”, columna de poesía internacional de la revista digital italiana MINERVA.

Zingonia Zingone

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Opening Ceremony 10:00 am

Open House 11am-3pm

Sankofa for the Earth

Presentation: 11:20am, 2:15pm

Sounding Bronzeville Presentation:

11:45am, 1:45pm

La Ronda Parakata Presentation:

12:45pm, 1:45pm

Set in Stone Presentation:

12:00pm, 2:15pm

Caracol Presentation:

11:20am, 2:45pm

Burnham Wildlife CorridorE. 47th Street and Cornell Drive, Chicago 10 am - 3 pmOpening ceremony followed by a walk along a woodchip trail featuring five community designed gathering spaces.

For general questions or information on group bike rides, transportation, parking and ADA accesibility:[email protected]@chicagoparkdistrict.com

facebook.com/rootsroutesbwc

Caracol open house: 11:20 AM with Rey Andújar and Caracol artists and 2:45 PM with Son Monarcas! Build kites and write a poem! Need transportation? [email protected] More on the project on pages 20 and 21. MORE INFO at facebook.com/Caracol2016

Son Monarcas