25

PUBLICACIONES · actancial que presenta Greimas, aun a sabiendas de sus limitaciones y operatividad. Lo importante en nuestro trabajo no es confirmar la validez del modelo de Greimas,

  • Upload
    others

  • View
    2

  • Download
    0

Embed Size (px)

Citation preview

PUBLICACIONES

DE LA

CAJA DE AHORROS PROVINCIAL

DE LA EXCMA. DIPUTACION DE ALICANTE

Editorial Confederación Española de Cajas de Ahorros .

Registro de Empresas Editoriales, número 936, del Ministerio de

Información y Turismo.

63

l.S.B.N. 84-7231-505-3 Depósito Legal: A. 590-1979

Presentación y compilación de J.L. Román del Cerro

Colaboran: Mariano Baquero Goyanes

Francisco Javier Díez de Revenga Emilio Felíu García

Lee Fontanella Joaquín Gimeno Casalduero

Ricardo Gullón Ricardo Landeira

Miguel A. Lozano Marco Ivette E. Miller

Manuel Moragón Maestre Julio Rodríguez Puértolas Juan L. Román del Cerro

José Rubia Barcia Enrique Rubio Cremades

HOMENAJE A GABRIEL MIRO Estudios de crítica literaria

En el centenario de su nacimiento, 1879-1979

ALICANTE, 1979

XXV Aniversario de la Fundación d e la Caja de Ahorros Provincial (1954-1979)

INDICE

P<ig.

Presentación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11 Jl:.~-...;: L. ROMAN DEL CERRO

La novela lírica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15 RICARDO GULLON

:..a radical esenc ialidad de Sigüenza . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35 _OSE RUBIA BARCIA

E.J modelo ac tancial en El libro de Sig üenza. Capflulos de la Historia de España.. ..... .... . .... ... .. .. ....... . ... . . . ..... . ... . . . . .. ..... 53

jLA:"J L. ROMAN DEL CERRO y EMILIO FELlU GARCIA

:..O mujer de Ojeda e Hilván de escenas... . ..... .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75 E...'iRIQUE RUBIO CREMADES

Úl tom o a L os pies y los zapatos de En riqueta. Novela corta de Gabriel Miró 101 MIGUE L A. LOZANO MARCO

L~ cuentos de Gabriel Miró . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 123 ·1ARIANO BAQUERO GOY ANES

Decadentismo, pesimismo, modernismo: Los cuentos d e Gabriel Miró. . . . . . . 149 JLLIO RODRJGUEZ PUERTOLAS

La ironía y el humor en la novelística de Gabriel Miró . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 161 Y\'EITE E. MILLER

Objeto y símbolo en Gabriel Miró. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 185 • L.o\NUEL MORAGO N MAESTRE

La estética de las tablas y estampas de El humo dormido . . . . . . . . . . . . . . . . . 209 LEE FONT A N ELLA

~firó y Galdós: La revelaci ón de un personaje . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 225 JOAQUIN GIMENO CASALDUERO

Gabriel Miró y los poetas del 27 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 243 F. ]A VIER DIEZ DE REVENGA

Tres cuanos de siglo de crítica mironiana . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 265 RICARDO LANDEIRA

9

E modelo actancial el Libro de Sigüenza:

pítulos de la Historia de España

J.L. ROMAN DEL CERRO E. FELIU GARCIA

Facultad de Filosofía y Letras de Alicante

53

E :ector del Libro de Sigüenza se habrá preguntado insistente­:e por la clave interpretativa de los iterns narrativos que cons­

,..._.M'r_,.., el conjunto del libro. A nuestro juicio, la técnica narrativa e::rp eada es la causa de la dificultad de interpretación, obligando ;e: análisis muy pormenorizado del texto, sin el cual se pierde el

.. ·de del relato, y, en consecuencia, se recurre a una lectur"' e apretación tópicas.

_ ·uesrro empeño se ha dirigido al análisis de la estructura que b\4ce en el relato. Para ello, nos acogimos a un método de inves­- ción actancial y lo aplicarnos a la primera parte, y pórtico del ro. los «Capítulos de la Hz'storia de España», que consta de seis

ca.rraciones diferenciadas y dedicadas cada una a temas distintos: rucia, Enseñanza, Revolución, Deporte, Hidráulica, Política),

rmando una unidad autónoma.

La reja interpretativa que hemos aplicado a los relatos es el modelo actancial gue induce Greimas (1) a partir de los estudios de Propp y de los catálogos de las funciones dramáticas que presenta Souriau. También Tesniere (2) concibe el enunciado de una frase como conjunto de funciones vertebradas en derredor del predicado. Y mucho más recientemente, la semántica generativa analiza el sis­tema de la competencia lingüística en configuraciones de predicados semánticos, entendidos corno operaciones o funciones mentales de úpo elemental que realiza el cerebro.

t) A.J. Greimas, Semántica Estructural. Madrid: Gredos, 1971.

(!) L. Tesniére, Eléments de syntaxe structurale. París: Klincksieck, 1959.

55

El hecho, pues, de que no se haya abandonado el análisis por funciones, sino que incluso se siga potenciando, nos ha animado a intentar desentrañar la estructura del relato mironiano, acudiendo al análisis actancial. Definitivamente, postulamos la organización actancial que presenta Greimas, aun a sabiendas de sus limitaciones y operatividad. Lo importante en nuestro trabajo no es confirmar la validez del modelo de Greimas, sino más bien descubrir qué sucede al relato cuando se le aplica una reja interpretativa dada: en qué se homologa a ella, pero, sobre todo, en qué se resiste, de modo que aparezca en superficie su configuración específica. Por último, hemos de señalar que, para Greimas, el modelo actancial mítico establece la relación Sujeto/ Objeto, como una relación de deseo; nosotros la dejamos abierta a cualquier nexo entre los dos ejes actanciales.

Con estas puntualizaciones, pasamos ya a definir los diversos actantes que aparecen en los ejes del Sujeto y el Objeto. En éste último se establece un modelo simple que va desde la categoría actancial del Remitente del .Objeto al Dest·inatario del mismo. Es decir, la acción del Sujeto no sucede por azar, sino que proviene de un «de donde» y se proyecta a un «hacia donde», que enmarcan, en un nivel más general , la acción puntual que se relata. En el eje del Sujeto concurren la categoría actancial del Ayudante, que actúa en el mismo sentido del Sujeto, y la del Oponente, ·que obstaculiza o niega la acción del Sujeto. La estructura Actancial queda esque­matizada así:

1 Destinatario j

~ Oponente

Al no fijar la relación Sujeto/ Objeto como relación de deseo conviene puntualizar, al menos, en qué dirección deba establecerse así como el papel del Remitente, cuya función está íntimamen¡e conectada con la relación Sujeto/ Objeto. Pensamos que el Objeto es al relato, lo que el performativo a la frase (3), como se explicita más adelante.

(3) O. Parisi y F. Antinucci , El~mmli tb' Gnzmmatica Turin; Boringhieri. Li

56

Relato 1: EL SEÑOR DE ESCALONA (*) Qusticia)

En el presente relato, un Sigüenza «que no piensa en el maña­na, perezoso, sin memoria y voluntad», Sujeto de la acción narrati­va, realiza una crítica de la Judicatura en una doble vertiente: el acceso a la misma (oposiciones) y la administración de justicia. Crítica que nace de la propia ideología del Sujeto, expresada de forma genérica en las citas bíblicas «no os acongojéis diciendo: ¿qué comeremos o qué beberemos, o con qué nos cubriremos?» y «los lirios del campo no hilan ni trabajan y que los pajaricos del cielo no siembran, ni siegan, ni allegan en trojes ... » (567), y concretada en sus propias palabras: «¿y para esto nos afanamos, y sufrimos, y empeñamos nuestra pobre hacienda?» (571). En el Remitente, y junto a esta ideología, concurren dos anécdotas referidas a unas oposiciones de Sigüenza y a un juicio al que éste asiste. El señor de Escalona, mentado en el título del relato, desempeña en el mismo la función de Ayundante. Respecto a su relación con Sigüenza cabe destacar que a partir de un determinado momento, ambos se pre­sentan coordinados, formando un solo sujeto, un sujeto plural.

Es de observar la ausencia de Oponente, caso frecuente en el Libro de Sigüenza, lo que viene dado por la existencia de una ideo­logía preestablecida que no va a sufrir revisión alguna en el relato.

1 Remitente ) J--O_b_J_· e_to__...Jt---~) 1 Destinatario 1

- Ideología de S. -Crítica - Judicatura - Anécdota

1 Ayudante 1 )

Sr. de Escalo na - Sigüenza

Si hay una ideología preestablecida, anterior al texto, ésta es la

(*) Las citas textuales corresponden a: G. Miró, Obras completas. Madrid: Biblio­teca Nueva, 1969.

57

ideología del autor; en nuestro caso, la ideología de Miró. Su existen­cia nos lleva a plantear la relación Sigüenza/ Miró, cuestión frecuente­mente aludida entre los estudiosos de su obra. Para Jorge Guillén (4), Sigüenza será «el equivalente de un Gabriel privado más que de un público Miró» , si bien señala que nunca un novelista se agota en uri solo personaje. Quien para Guillén es un alter ego representa para M. Baquero Goyanes (5) la <<Sensibilidad y voz dolorida de Miró». Y en opinión de R. Landeira (6), Sigüenza no es proyección de Miró, sino trasunto del autor, con el que comparte la misma esencia ético­estética». Queda clara, pues, la íntima conexión entre autor y per­sonaje. Pero creemos que esta relación es lo bastante compleja como para resistirse a cualquier estereotipo. Si Sigüenza es una parte de Miró, ¿qué sucede con el resto? El autor se manifiesta, como vere­mos, a través de diversas voces en los relatos. Pero, además, en ocasiones la verdadera presencia del autor en el texto vendrá dada por la complementariedad de varias de esas voces.

El relato que nos ocupa es introducido por un narrador que al final cederá la palabra al propio Sigüenza sin volver a recuperarla. Podemos distinguir cuatro secuencias yuxtapuestas que denominare­mos:

S .1 - consejos de amigos S.2 - oposición S.3- juicio S. 4- carta al señor de Escalona

Las tres primeras están contadas por un narrador omnisciente; y la última, que aparecerá como secuencia englobante, por el propio Sigüenza, y en forma epistolar. No existe progresión temporal real, o cuando menos no es lo más importante; hay tan sólo una sucesión de secuencias que giran en tomo a la segunda, que es el núcleo de una visión retrospectiva.

Podríamos decir que el relato tiene una forma epistolar impura; parte de la carta dirigida al señor de Escola está elidida y susti­tuida por una narración más amplia, pero fragmentada. Observa­mos, pues, no sólo elipsis de acciones, sino también una cierta eli­sión estructural.

(4) J. Guillén, Lenguaje y poesÚl. Madrid: Alianza , 1972, p. 177 .

(5) M. Baquero Goyanes, Perspectivismo y contraste. Madrid: Credos, 1963, p. 84.

(6) R. López Landeira, Gabn'el Mt'r6: Trilogía de Sigüenza. Chape! Hill: ed. His-panóftla 1972, p. 143.

58

""-:'~;__.~.c. se constituye en narrador interno, al tiempo que el de --.::..A-~-.. se Cll:liierre en narratario. Si el relato tuviera forma epis­

d eaor tendria una información menor, al ser el na­--"-__ .___.. _ ~::aaje de la secuencia nuclear - la más extensa, por

- ron lo que habría silenáos, que son los que el narra-es ...,'h;;¡;• ·ene a suplir. La existencia de éste está impuesta por

:::I:::::::~ ce! n arratario. Lo único que hace es facilitar una ...:::.::==&:t:::-::::r necesaria para el lector, y que el destinatario de la

pasee. Por eso, una vez alcanzado por el lector el mismo ro::J.Oci.miento del narratario, ya no vuelve a intervenir el .

recuperando la palabra que había cedido a Sigüenza.

-.....:.-.o"-• \e se ha indicado, el contenido ideológico - Remitente actancial - aparece explicitado en las citas bíblicas (7)

- -o vn::J<ulas y en la lamentación de Sigüenza con que se cierra cz;::::::-=m:o. Pero. además, se manifiesta tácitamente a través de

::.::!:r::!!:=:=2.;ed.ns recursos, como la ironía, que en ocasiones le lleva a d:::::::::z=::::i-tz.ci situaciones o personajes. Tal es el caso de los oposito­

tsee:-;:dos como un enjambre «que recordaba las rudas y her­==::::::!:s ~paranzas que hace el padre Homero de los combatientes

- • (570); o el del magistrado-mandarín Ponce de León. C'll':lia comporta una actüud ante el objeto, y es, por consi­

:::::::::r:2.,., hzno reveladora. Existe un ú ltimo punto de interés, y es el ~ere a una de las constantes del Libro: el relativismo. Hay ~o una aparente contradicción cuando nos encontramos a

:=:t::::!a - e: Sigüenza «que no pensaba en ese día inquietador»­;:;!I:S:=xi.n en e: dia de mañana (8). Pero no es tal, si bien leemos el

o se dan dos concepciones diferentes de ese día de mañana: fÚ:ot''l a. en la que ser juez representa ser «dueño del lugar» y -e~v2. por dieciseis mil reales lo menos» (568) y otra, en la que =n:arura supondría poder «escribir libros peregrinos», a la par cnasrruir una «venturosa Arcadia» (568). Y es ante esta última

::e;C!;!IO:m· ;ca que Sigüenza acepta opositar, resolución que adopta lo olridemos - «con alguna tristeza, como resignándose a ese

p:¡C!lrf·o ~ aumridad del mando» (568).

La. eliroria de Sigüenza se trasciende a sí misma, al establecer-

- :::...zs ~nes y citas textuales de los Evangelios son frecuentes. Así como los ~ cervantinos entre otros: cEo aquella época , un ministro de gracia y .JFSici;¡p rle cuyo nombre no quiero ni puedo acordarme ... • (568).

El mbravado es del autor: •¡Quizá en el sosiego de la Judicatura - porque el - de su partido judicial una venturosa arcadia - pudiese escribir libros pe­

~.=x.s d dia de mañana( Sorprendióse pensando en el día de mañana» (568).

59

\

se un paralelismo con la Historia de España, que da nombre a esta primera parte del Libro de Sigüenza, apareciendo la dualidad his­toria!intrahistoria, nada novedosa por otra parte. ¿Existe alguna conexión entre este Sigüenza de los Capítulos de la Historza de España y el Gabriel Araceli o Salvador Monsalud de los Episodios galdo­sianos?

Relato 2: EL SEÑOR CUENCA Y SU SUCESOR (Enseñanza)

Sigüenza se dirige hacia Orihuela y coincide en el tren con un hidalgo que lleva a su hijo a l internado de los jesuitas. Este encuen­tro provoca en él una retrospección hacia sus años «de convictorio» en dicho colegio, produciéndose un enfrentamiento dialéctico entre ambos.

Sigüenza se sitúa como Sujeto actancial, mientras que el Hidal­go aparece como Oponente. La oposición entre los dos personajes está marcada por sus diferentes caracterizaciones: un Sigüenza com­pasivo frente a la severidad del hidalgo. El Sujeto critica la deshu­manización de los métodos educativos de algunos centros de ense­ñanza y se muestra claramente contrario a los internados. Para ilustrar su postura narra a su compañero de viaje la dramática his­toria del Señor Cuenca.

El Remitente, una vez más, está constituido por la ideología de Sigüenza y por la anécdota referida por éste en apoyo de sus argu­mentaciones. El pensamiento de Sigüenza se explicita en la conver­sación con su interlocutor. El esquema narrativo está formado por:

Sujeto: Objeto: Remitente: Destinatario: Oponente: Ayudante:

Sigüenza Critica Ideología de Sigüenza + anécdota Enseñanza Hidalgo

En cuanto a las voces del relato, de nuevo parece un narrador omnisciente junto a Sigüenza-narrador, si bien existen marcadas diferencias respecto de lo observado en El Señor de Escalona. Es el que ahora analizamos un relato en marco. siendo Sigüenza el narrador de la anécdota referida al Sr. Cuenca, y teniendo, como en el caso anterior, un narratario: el hidalgo, camarada de viaje. La situación entre Sigüenza y e] narratario es presentada por un narrador exter-

60

no cuyo cometido es perfilar el marco en que se inscribe la remem­branza de Sigüenza. Podemos representarlo gráficamente como sigue:

Rl R2 Narrador Sigüenza-N arrador Anécdota Narratario ;Lector

La presentacwn situacional introductOria -a cargo del narrador externo omnisciente - tiene un marcado carácter lírico-descriptivo. El cambio de narrador, que comporta una alteración en el tono, se da después de una fórmula introductoria del estilo directo: «Sigüen­za le dijo»: ... «Al recuperar la palabra el primer narrador se pro­duce una elipsis violenta. Veamos el texto:

«Entramos en la iglesia. Y me estremecí angustiadamemc. El cabello y las sienes me sudaban un hielo derretido. En el presbiterio había un ataúd estrecho, blanco, rodeado de cirios. y demro de la caja, muy amarillo y muy largo, ví al pobre señor Cuenca, que me sonrió, a mí me sonrió, ¡lo juro! y me sonreía como mostrándome sus pantaloncitos largos del uniforme de gala.

El padre del colegial encendió un cigarro; envolvióse de hu­mo y murmuró tosiendo» (574).

El primer párrafo pertenece a la narracwn de Sigüenza (R.2) . mientras que el segundo lo enuncia el narrador externo, se inscribe en R.l, y hace alusión al narratario de la anécdota, padre del su­cesor del señor Cuenca. La intervención final de éste resulta un tanto absurda, dado que no se adecúa a la isotopía marcada en R2.

Es constatable el uso constante de elipsis. Además del caso ya citado, aparece elidida la voz de Sigüenza en su diálogo con el hidalgo. Así, cuando se vuelve hacia éste, el narrador nos dice que «le con­fesó algo de sus recuerdos de convictorio» (572); en este caso, el dis­curso es susti tuido por una proforma. Un segundo tipo de elisión se da al reflejar en el texto las intervenciones de uno solo de los inter­locutores, como si presenciásemos una conversación telefónica:

<<El hidalgo le interrumpió:

¿Y no volvería usted a esos años? ¿No le parece a usted que es una tristeza muy sabrosa la de la niñez. del colegio? ¿Que no? ¡Pues cómo! ¿Que si tuviese usted hijos no los traería donde usted estu · vo?» (572).

61

- «Y eso ¿qué importa? - decía el hidalgo - . ¿Qué tiene que ver eso con dar crianza, con educar a los hijos? ¿Usted tiene hijos? ¡Ah, vamos! ¿Que tiene usted dos hijas? Pues perdóncmc, pero creo que debe usted malcriadas. ¿Que sí que las malcría? ¿Que sí. dice usted que sí? ¡Hombre, por Dios!» (572).

Entre las dos intervenciones del hidalgo que acabamos de citar, el narrador ha tomado la palabra para presentar en estilo indirecto un largo monólogo de Sigüenza, conjugando así , perfectamente, la diégesis y la mímesis.

En esta «Conversación» se hace patente una característica miro­ruana ya aludida: el relativismo, unido en esta ocasión a la presencia de diferentes perspectivas - las de los dos personajes - al considerar la tristeza de manera diferente. Cuando el uno considera que la tristeza de la niñez es muy sabrosa, el otro le responde que es «seca y helada, sin ese perfume de la lejanía».

Relato 3: EL PASEO DE LOS CONJURADOS (Revolución)

Sujeto: Objeto: Remitente:

Sigüenza Crítica

Destinatario: Ideología de Sigüenza - anécdma Realidad

Oponente: Ayudante: Viejecitos

La visión que se nos da de la situación parece responder a cierta técnica cinematográfica; el acercamiento desde una panorámica a un plano medio sugiere la existencia de un observador que utilizara diversas lentes para centrar paulatinamente su atención en un punro determinado. Esta descripción ocupa la mayor parte del relato .. 1· contiene una intervención del narrador a modo de sentencia. que no hace sino reflejar el pensamiento del autor:

«El paseo ha ido envejeciendo y despoblándose. Cuando e' hombre progresa abandona los gustos y lugares que cuidó y quiso otra generación. Y parece que los lugares preteridos empiezan a d~}-'~"'flT{;e en el abandono lle~an a l.a categoría de «monumentos»,

_ nde=.a de e • -- ;;_ : :: -t ....; e • _:...:.?da dt ... tod.2. 'ti.a las f re·

Notamos como esta aseverac10n en contra del progreso - idea que volverá a aparecer en otros relatos - interrumpe la descripción. Hay una intromisión del autor que eclipsa por un momento al na­rrador con sus digresiones.

La descripción enmarca la relación de la anécdota que forma pan e del Remitente, y que en esta ocasión tiene a Sigüenza corno narratario y a los viejecitos como narrador interno colectivo. El aparecer Sigüenza corno narratario no impide que al final del relato desempeñe un papel activo, cuando interpreta la historia que le han contado, que sin tal exégesis podría parecer una parábola in­completa.

Sigüenza, a través de la anécdota, y mediante su sentencia final, se dude de la cruda realidad, simbolizada por el jorobadito, que acompaña siempre a «los más dulces ideales».

Los viejecitos, que desempeñan la función de Ayudante apare­cen tipificados - «un señor como estos señores ( ... )» (576) - y sin­tácticamente coordinados, dado el alto grado de fusión; existe entre ellos una verdadera comun·ión, que se manifiesta, incluso, en la identidad de sus rasgos definitorios:

«Entrambos viejecitos son calmosos; tienen el bigote lacio ( ... ) Uno vestía de luto, el otro de color de tierra; pero no importaba, porque las ropas de los dos viejecitos parecían iguales» (576).

La complejidad de este cuento se debe, muy probablemente a la confluencia de varias voces diferentes. Así, tenemos:

- narrador externo omnisciente

-autor que se manifiesta en las digresiones antes aludidas

- narrador interno , a su vez complejo, puesto que está consti-tuido por dos personajes

-narratario, Sigüenza, que tras escuchar el relato de los vieje­citos, deja oir su voz a través de una nueva sentencia

Autor -J,

Narrador 1

r·--- -- --SENTENCIA·.,y Viejecitos-narradores 1 anécdota 1 Narratario-Sigüenza Lector

1' L - - - - - - - -- - - Digresiones - - - - - - - - - - - - - ...i

63

Es de destacar, por otra parte, como peculiaridad relevante, que el Sujeto actancial - el que realiza la crítica- oficia en el cuento como narratario.

Relato 4: UNA JORNADA DEL TIRO DE PICHON (Deporte)

Sujeto: Objeto: Remitente: Destinatario: Oponente: Ayudante:

Sigüenza Crítica Ideología de Sigüenza + anécdota Crueldad del hombre buen amigo, señores socios

Sigüenza, partiendo de su ideología, expresada en sentencias como <<¿no es inmoral que los niños aprendan a gozar y apetecer la muerte de un palomo? (580)», critica la crueldad de los hombres, tomando como referencia los lances que contempla desde los alre­dedores del Tiro de Pichón. En la estructura actancial del cuento vuelve a aparecer la función de oponente encarnada en el buen amigo y los señores socios; es decir, diferentes manifestaciones super­ficiales de un actante. Este hecho refuerza la oposición actancial al Sujeto, cobrando el relato una fuerza poco común en cuanto a su contenido crítico.

El buen amigo (Op. 1) trata a Sigüenza de hombre ridículo y a sus lástimas de enfermizas, y presenta un contraargumento consis­tente en otra secuencia de mayor crueldad, realizada por hombres civilizados, «europeos de verdad» (579). Trata, pues, de minimizar y justificar los hechos que causan espanto a Sigüenza, hiperbolizan­do una situación semejante.

Los señores socz'os (Op. 2) le acusan de «embustero», pero se limitan a negar detalles de su argumentación, como es el punto re­ferente al perro de la borlita.

El narrador omnisciente - único que aparece en este relato ­nos ha presentado· 'a Sigüenza contemplando la escena desde fuera del recinto del Tiro de Pichón.

Esto produce un alejamiento del Sujeto con respecto a los per­sonajes que intervienen en la secuencia, y que son, todos ellos, Opo­nentes. Recordemos cómo en el relato 2 el hidalgo - Oponente-

64

~-tiapa en los hechos rememorados por Sigüenza, dándose el .,. <D dist:anciamiento en Sujeto y Oponente.

Ya hemos hecho alusión anteriormente a la ironía de Sigüenza, _ 'riene a notarse otra vez aquí, y con mayor fuerza, si cabe. Al

oüucir el narrador al Op.l lo hace en los siguientes términos:

cAfonunadamente, encontró un buen amigo, que le sosegó diciendo:

- sospecho que eres un hombre ridículo. Tus lástimas son enfer­mizas( ... )» (579).

- o se puede entender, sino es 1romcamente, el sosiego que le ~oporciona afortunadamente este buen amigo con tales palabras. Por otra parte, el deseo, expresado al final del cuento, de cortarle d rabo al perro, para evitar el enojo de los tiradores, es igualmente i..-ónico, ya que no reniega de ninguno de sus argumentos, sino que :se limira a modificar un elemento meramente circunstancial.

Relato 5: EL PECECILLO DEL PADRE GUARDIAN (Hidráulica)

Sujeto: Objeto: Remitente: Destinatario: Oponente: Ayudante:

Sigüenza Crítica Ideología de Sigüenza Abandono del campo

Padre Guardián

. + entorno

Sigüenza, en su caminar por el campo alicantino, lo encuentra en un estado de total abandono y decadencia. Descubre el convento de Nuestra Señora de Orito «junto al tierno alborozo de una verde huerta cercada» (581 ), que resultará hallarse en las mismas condi ­ciones de los campos -circundantes. A la vista de tal situación consi­dera críticamente las causas de semejante deterioro. Aparece un Ayudante actancial en forma de dos personajes: el padre Guardián y el pececillo, siendo éste una transposición simbólica del primero.

El principio del relato es fundamentalmente descriptivo, y tiene como función reforzar una isotopía en la que se inscriben Remitente y Destinatario. Podemos distinguir en el cuento: una reacción lírica ante la situación del campo, en la voz del narrador, que ocupa toda

65

esta pnmera parte; y una crítica de esa Situación, sus causas y con­secuencias, puesta en labios de Sigüenza. Miró se sirve, así, de estas dos voces, que resultan complementarias.

El narrador nos sitúa ante un pueblo «perdido en la soledad»; las masías, «cerradas por la emigración»; los bancales, «yermos»; el camino, «sin una huella» ... Todo ello viene a reforzar la impresión de abandono y soledad: «no había nadie en toda la tarde» (580-1) .

Recordemos que este mismo tema era el núcleo de la digresión del autor que hemos señalado en el relato 3: «Cuando el hombre progresa abandona los gustos y lugares que cuidó y quiso otra gene­ración ( ... )» (575). Una idea que aparecía de forma tangencial en El paseo de los conjurados, se convierte aquí en tema central. Es de destacar, no tanto la recursividad de esta idea, sino la distinta pre­valencia que adquiere en uno y otro relato.

A este abandono, deterioro y soledad se resisten a modo de oasis un «rodal de sembrado fresco y vivo» donde Sigüenza halla reposo, una «verde huerta cercada», una «huerta viciosa» (581) que rodea el convento. Abundando en las contraposiciones, el autor destaca la oposición entre lo viejo/ lo nuevo:

ciprés venerable, secular 1 escalera nueva, reciente, con un ladrillo de cada color.

Los personajes que intervienen en la segunda parte están des­critos a través de modelos tópicos: el portero tiene «barbas de ima­geru>, y el Padre Guardián, «Cabeza de Jftpiter ermitaño» (581 -2) . De la misma forma , la estación del pueblo es «una de esas estacio­nes desamparadas» (580).

El Padre Guardián tiene varias transposiciones simbólicas, for­mando parte la última de una alegoría, en la que los dos planos serían:

(tarro de cristal)

pece~llo ~ balsa > huerta >Desaparición abandono

P. guardián ~ convento ~ pueblo / t revitalizado

(convento abandonado)

Cuando el Padre Guardián dice a Sigüenza que pida la balsa

66

para el pececillo, dado que «balsa sin huerta no es posible>> (583), se 1mplica el deseo de una revitalización de la huerta. El Padre Guardián (el pececillo) necesita del convento restaurado (balsa), im­posible de conseguir sin la vuelta de los fieles. La conclusión, por ianro, es la necesidad de acabar con la situación descrita a lo largo del relato; como dice el mismo Sigüenza, «lograr la expansión y delicia de esta huerta» (584) .

Relaro 6: RECUERDOS Y PARABOLAS (Política)

¿Qué estructura podemos conferir a esta estampa?, ¿qué significa­ción tiene como culminación de los capítulos dedicados a la historia de España? Son dos cuestiones esenciales, y que parecen no estar suficientemente aclaradas.

Recuerdos y parábolas es un relato de cuidadosa elaboración arquitectónica, en donde se rompe el esquema uniforme de los anteriores capítulos, y también la estructura general del libro. El ensamblamiento de las distintas partes y secuencias es complicado . Una primera lectura del capítulo deja al lector con la sensación de no haber llegado al fondo de su significación. Una lectura más

- .:: :.·-..:;:da a descifrar alguna de las claves del relato, pero sólo ro detenido análisis es posible desentrañarlo. Es decir, Miró

.... ;:garuzado el material de tal modo, que implica en el lector la lectura analítica.

¿Qué estructura tiene el capítulo? digámoslo de entrada, aunque en un primer momento pueda sorprender: la estructura del Discur­so Escatológico de los Evangelios (cf. Mateo 24, Marcos 13 y Lucas 21 ).

Es evidente que el hombre muerto del relato tiene rasgos de Cristo; estampados por el autor de modo claro y reiterativo. Sin embargo, esto puede ser anecdótico a nivel estructural, si no se inscribe en el verdadero ámbito del relato, el del Discurso Escato­lógico. Para probar y revelar su estrecha relación, pondremos ambos textos en sinopsis, y como referencia, el evangelio de Marcos.

67

HOMBRE MUERTO

DISCURSO ESCA TO LOGICO

(Me 13, 5-28)

(Escatológico: relación al futuro)

Texto

Mas por esos d'ías oigáis hablar de guerra se levantará nación contra na­ción y reino contra reino habrá terremotos Pero cuando veáis la abomi­nación de la desolación erigi­da donde no debe. el sol se oscurecerá, la luna perderá su resplandor, las es­trellas irán cayendo del cielo

Rasgos de Cristo en el hombre muerto:

Milagro de oratoria. - Emoción y sustancia de vida y de saber. - La yerma viña. - La casa está llena, llena de amigos y discípulos. - Los discípulos se han dormido despu~s de cenar. - Este hombre acude a todos los menesteres. - Abrió sendas, sendas de paz; algunas no las caminaba nadie.

Una mañana lo mataron.

HOMBRECITOS

Entonces bulleron hombre- (v.6.) citos, que chillaban aguda-mente jurando que eran lo mismo que el muerto. Y no los creían.

PARABOLA DEL PAVO (v.28) Y DEL PERSEGUIDO

68

Vendrán muchos usurpando mi nombre y diciendo: «yo soy», y engañarán a muchos.

De la higuera a prended esta parábola: ( ... ).

Hemos de pensar que el Discurso Escatológico es el pórtico del relato de la Pasión, tema sobre el que Miró ha escrito detallada­mente y, en consecuencia, debía de estar muy familiarizado con dicho discurso. Entrando en la sinopsis de los textos podemos notar la afinidad estructural de ambos. La palabra escatológ·Z:co del título, significa relativo al futuro, y Miró, al utilizar en el título recuerdos, hace una clara referencia al pasado, remitiéndonos a un pasado evangélico, que ya profetizó lo que se nos va a relatar. Efectivamente, Miró presenta, en primer lugar, al hombre desapareddo utilizando las mismas referencias y conceptos del discurso. A continuación, llega el que será hombre muerto de modo que, sin lugar a dudas, pro­yectemos la figura de Cristo sobre él; y por fin, aparece una multi­tud de hombrecitos suplantadores del muerto, tal y como refiere el discurso evangélico. Acaba éste con la parábola de la higuera, y paralelamente. Miró incrusta la parábola del pavo y la del hombre perseguido. Así como la referencia a Cristo es diáfana, la referencia al Discurso Escatológico está sólo insinuada, incluso disimulada:, aunque el paralelismo estructural del relato mironiano y el del evangelio es innegable y establece el significado que Miró da a la Historia de España. Miró parece concebir la historia como un eter­no retorno, tal y como ejemplifica la parábola del perseguido, que concluye diciendo: <<y hallaron que habían vuelto a su ciudad y a sus hogares» (587), e introduce esta parábola afirmando la univoci­dad del pasado y del presente, de la ausencia y la presencia, cuan­do dice: «le parece a Sigüenza que la ausencia que inquieta y se siente de un modo complejo y agudo y hondo llega a confundirse con la presencia» (586) . Y efectivamente, la parábola del perseguido está referida al hombre desaparecido, es decir, al primero de los líderes políticos mencionados, hombre aborrecido que desaparece de la escena política , y sobre quien la multitud se preguntaba: «¿Y si volviese?». Y esos temores se van a cumplir, no porque él vuelva, sino porque , de tanto perseguirle, se encuentra, a pesar suyo, a la cabeza de la multitud y dentro de la ciudad, cerrándose así el cír­culo del eterno retoTno.

Miró realiza una crítica de la sociedad en su perspectiva políti­ca, sin circunscribirse a la faceta gubernamental; es decir, a la mis­ma estructura de poder que genera toda sociedad. Ahora bien, este pensamiento mironiano podría estar inspirado en la concepción existencial de Nietzsche, quien piensa en la existencia como el eter­no retomo; sin embargo, el pensamiento mironiano queda ilumina­do desde la escatología, desde ese momento preñante que se proyec­ta hacia el futuro, cumpliendo punto por punto lo que ya fue

69

===-=---------- ------

anunciado. El momento puntual de su sentido es retrospectivo, nunca prospectivo. Por eso, su historia de la sociedad española es una historia escatológica.

Hay que reseñar la fuerte trabazón que realiza Miró para en­samblar los Recuerdos y las Parábolas, de modo que éstas hacen que la anécdota se trascienda a sí misma sirviendo de ejemplo transmisor del pensamiento. Recordemos el final de la parábola del pavo y la continuación del relato:

«Abrióse una puerta de lo hondo y llameó el soleado corral y salió un pavo que tropezaba en sí mismo, lívido y rojo de gula; subióse a la mesita y picoteó vorazmente en la cazuela.

Y salió otro hombrecüo pisándose de la prisa que traía por subirse a la mesa de España» (586). (El subrayado es nuestro).

La suspensión muestra claramente que la parábola es un pa ­réntesis aclaratorio que ha venido a interrumpir el hilo del relato. La conjunción se hace a través del paralelismo entre el pavo y el hombre cito

R A B e Pl P2 =

R

Recuerdo Referencia al hombre desaparecido Referencia al hombre muerto Referencia a los hombrecitos Parábola del pavo, referida a los hombrecitos (C) Parábola del perseguido alusiva al hombre desaparecido (A)

Igualmente, conecta Miró el relato con la parábola del perse­guido. El recuerdo, antecediendo a la parábola - que va a ser el punto final de la primera parte del libro - nos recuerda:

70

«Y comenzaron las gentes a pensar en el hombre desaparecido Sin salir de su apartamiento , se le veía que miraba, y sonreía y al ­zaba su frente lo mismo que en las horas de vocerío y de humo ( ..

Cuanto más se apartaba aquel hombre más se le miraba y se oían sus pasos y se pronunciaba su nombre ( ... )» (586).

E inmediatamente comienza la parábola del perseguido, de

modo que ésta deba referirse al hombre desaparecido, primer líder político que nos ha recordado el relato y al cual se le aplica la últi­ma y substanciosa parábola del perseguido.

Conviene, por último, notar cómo el modelo actancial sólo mantiene el remitente escatológico, desde donde se critica al desti­natario, o sociedad política, no apareciendo el eje del Sujeto con sus Ayudantes y Oponentes. El mismo Sigüenza se retira, aparecien­do esporádica y circunstancialmente. Nos encontramos, pues, con una discontinuidad estructural respecto a los relatos anteriores, que obliga a una lectura diferente y que abarca y trasciende las cinco narraciones anteriores.

• • • La estructura actancial de los relatos analizados del Lz"bro de

Sigüenza - y la estructura narrativa general del mismo- muestra unas constantes uniformes y unas resistencias, tal y como se com­prueba en el cuadro adjunto.

Relato: 1 2 4 5 6

SUJETO Sigüenza Sigüenza Sigüenza Sigüema Sigüenza

OBJETO Critica Critica Crítica Crítica Critica

REMITENTE ldeologf:a de ldeologfa de ldeologfa de ldeologfa de ldeologfa de

Sigüenza Sigüema Sigüenza Sigüeru.a Sigüen.za +An~cdota + AMcdota +Ankdota + An~dota + Entorno

DESTINATARIO Judicatura Enseñanza Realidad Crueldad Abandono del campo

OPONENTE Hidalgo - buen amigo

-Sres. socios

AYUDANTE Escalona Viejecitos P. Guardián

Sinopsis del modelo actancial de los rel4tos.

En la visión de conjunto resalta , sobre todo, la existencia de lugares actanciales vacíos, ' que se han resistido al modelo. Destaca particularmente el caso del relato 6, que, como hemos visto, repre­senta una discontinuidad estructural. En los cinco relatos preceden­tes es de notar la alternancia en la aparición de los actantes Ayu ­dante y Oponente, no dándose éstos simultáneamente en ninguno de ellos.

71

El actante Sujeto es siempre Sigüenza; si bien éste tiene, como p ersonaje, diferente naturaleza y relevancia en los diversos cuentos, siendo protagonista de los relatos 1 y 5; personaje secundario en el 2; narratario en 3; y testigo en el 4.

La relación Sujeto/ Objeto es de deseo en los relatos mitológi­cos. Ahora bien, parece obvio señalar que no nos encontramos ante esta clase de relatos, sino más bien ante unos relatos ·ideológz'cos, que, según T. Todorov (9), son aquellos entre cuyas unidades no existen relación directa, de tal forma que «acciones aisladas e inde­pendientes, realizadas a menudo por personajes diferentes revelan la misma regla abstracta, la misma organización ideológica». El Obje­to - la crítica realizada por Sigüenza - se configura como perfor­mativo (10) del relato; es decir , como transmisor de la intención comunicativa del Sujeto. Esta nueva conformación de las relaciones actanciales tiene su importancia, y se proyecta en el tratamiento del Remitente, punto de partida del Objeto.

En los cinco relatos, el Remitente aparece doblemente confi­gurado por la ideología de Sigüenza y por la anécdota o entorno. Los «contenidos» ideológicos son presuposiciones, implícitas o explí­citas, que dan sentido y origen al Objeto mismo, a la intención del Sujeto.

Pensamos que la función desempeñada por la anécdota -o, en su caso, el entorno - es la de adverbial del performat·ivo. Trascen ­diendo las palabras, conviene ejemplificar su alcance: el adverbial del perfomatz'vo (1 1) es aquella parte del enunciado que queda fuera de la intención comunicativa, y cuya función estriba en moti­var, razonar, valorar, situar al mismo perforrríativo. Una pregunta que se formulase «¿Salimos de viaje lloviendo?» tendría como per­formativo o intención el cuest-ionar sobre la conveniencia o no de realizar un viaje; pero no el preguntar si llueve , que es un hecho fáctico para los interlocutores. En consecuencia, llovz·endo no está dentro de la intención comunicativa del hablante, sino que motiva la pregunta; es decir , se comporta como adverbial del performativo. En el dominio narrativo que nos ocupa, la anécdota contada y el

(9) T . Todorov, ¡Qué es el estructuralismo? Poética. Buenos Aires: Losada, 1975, p. 84s.

(10) El término, aplicado a la lingillstica por Austin, fue retomado con éxito en los estudios de semántica. El sentido con que nosotros lo aplicamos es el que le confieren: D. Parisi y F. Antinucci (Op. cit.).

(11) A. Puglielli y D . Parisi, «Avuerbwli performativi» en Studí per un modello del linguaggio. Roma: CNR, 1975.

72

entomo o situación que rodea a Sigüenza cumplen esta misma fun­ción, pues son motivaciones de la enunciación intencional, que, por consiguiente, deben ser consideradas como constituyente del Remi­tente. Ya hemos indicado (ver relato 1) que la historia de Sigüenza se trasciende a sí misma; lo mismo podemos decir de las historias en que participa de una manera más o menos directa. Estas no constituyen el centro del relato, sino que son mero pretexto para que el Sujeto exprese su verdadera intención.

El Destinatario, que a veces aparece expreso en el subtítulo de los cuentos, es en los cinco primeros un aspecto parcial de la reafi ­dad social española. En Recuerdos y Parábolas lo será la política en su sentido más amplio, el etimológico. A lo largo de los Capítulos se va, pues, de lo panicular a lo general, de lo concreto a lo abs­tracto.

En los casos en que aparece Ayudante, éste se encuentra ínti­mamente relacionado con el Sujeto, siendo variable, sin embargo, el grado de fusión entre ambos actantes: mínimo, en el caso de los viejecitos del relato 3, a cuya amistad «acercóse ( ... ) invitado del reposo de sus vidas» (576); medio, en el del padre Guardián (relato 5), con el que se establece una verdadera comunicación de ideas; y máximo, en la relación Sigüenzalseñor de Escalona , llegándo am ­bos a actuar como sujeto plural, presentándose sintácticamente coordinados:

«Y el levantino y el castellano se dieron los brazos, y se quiSte­ron. y se sintieron fuertes, corroborados por la dulce amistad» (569).

Si, como acabamos de ver, la ralación de Sigüenza con los Ayudantes es estrecha, no sucede lo mismo con los Oponentes, con respecto a los cuales hay un alejamiento intencionado. Así , cuando el Oponente es un personaje de la anécdota remitente, Sigüenza no participa en la misma , contemplándola desde fuera (relato 4); por el contrario, cuando éste se encuentra dentro de la anécdota, S<'

convierte al Oponente en narratario externo a la misma (el hidalgo en el relato 2).

• • • ¿Cómo se manifiesta el autor en el texto? Una primera forma

de hacerlo es a través de las unidades seleccionadas y las relaciones establecidas entre ellas; pero, además, - recordemos que se trata de relatos ideológicos - Miró se hace presente adoptando diferentes voces. Ya se ha aludido, al principio de este trabajo, a la significa-

73

-·~-----------------------------------------------------------------

ción de Sigüenza como parle de Miró. Este recurre a veces al narra­dor para plasmar alguna de sus ideas por medio de digresiones. Teniendo en cuenta, por otra parte, el perspectivismo - patente de diversas formas en el Libro de Sigüenza (12) - , podemos concluir que el pensamiento del autor está representado en la obra por varias voces (una suma de perspectivas). entre las que adquiere par­ticular relevancia la de Sigüenza.

El texto presenta una cierta dificultad de lectura, para lo que concurren diversos factores: junto a la estructura paratáctica, que supone una discontinuidad entre los relatos, interviene otro tipo de discontinuidad interna, representado por las frecuentes elipsis; a esto se suma el perspectivismo, la complejidad de las voces que transmiten el sustrato ideológico, y la ambigüedad semántica de determinadas frases clave, así como su procedencia. Esta concomi­tancia de tan diferentes elementos configuran al texto como un ((rompecabezas tridimensional» , en el que el lector tiene que colocar cada pieza en su sitio, debiendo además decidir cuál es la cara adecuada, que deberá mostrar: Este es el desafío de Miró.

(12) A modo de ejemplo podemos citar el relato OtTa taTde, en el que las ideas contrapuestas de Sigüerua y su amigo Martinez - ¿D. Quijote y Sancbo?­reflejan, por complementariedad, el verdadero pensamiento de Miró.

74