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Pero en términos individuales, el periodo de la juventud imprime signifi- cados muy importantes en la historia de las personas, pues como lo señalan diversas teorías sociológicas y psicológicas es durante este tiempo que los individuos deciden su futuro y se plantean los escenarios posibles en los que se desarrollarán como adultos. Dos de las dimensiones o espacios más importantes para los jóvenes son la escuela (para aquellos que tienen la fortuna de poder seguir estudiando, dadas las condiciones estructurales tan desiguales de la sociedad mexicana) y las expe- riencias de amistad y pareja, en las cuales se puede incluir no sólo las de novi- azgo (entendido en términos formales), sino todas aquellas que involucran el conocimiento y la vivencia de amor, sexualidad, autoconocimiento y descubrim- iento del otro, ya sea desde una perspectiva romántica o más bien práctica. Los artículos que se presentan en este número dan cuenta de estos espa- cios, desde la perspectiva de investigadores educativos que han analizado el fenómeno juvenil en México: Eduardo Weiss, presenta la perspectiva de la vida de los jóvenes en la escuela; por su parta Olga Grijalva Martínez, escribe sobre la importancia de la conformación de grupo de amigas y amigos en la escuela y; finalmente Joaquín Hernández, expone el binomio amor sexualidad. El siglo XXI significa grandes retos con respecto a los jóvenes de todas partes del mundo, porque quieren hacer escuchar su voz, porque quieren partici- par en la esfera política de sus países y en el ámbito nacional, porque quieren estudiar, porque quieren trabajar, porque quieren divertirse; necesariamente el mundo que se quiera construir, debe ir de la mano de los jóvenes. La juventud es un término social que surgió con las sociedades modernas y capitalistas, y hasta hace no muchos años no era digno de análisis ni de atención. Actualmente, las cosas han cambiado, y se han establecido algunas premisas básicas e imaginarios sociales; por ejemplo, si eres joven debes estudiar y prepa- rarte para que luego puedas ser parte del sistema productivo y un miembro activo de la economía y de la sociedad. Así, si eres joven y no estudias, y lo peor, no trabajas, eres estigmatizado, eres un “ni-ni”, con toda la carga moral que conl- leva dicha etiqueta. Y si además, siguiendo esta premisa del sentido común social, los jóvenes son quienes participan en mayor grado en actos violentos, entonces ser joven es ser peligroso. Hay que decir que en la mayor parte de las culturas occidentales moder- nas se considera a la juventud como una etapa de transición entre la niñez y la adultez, ligada a un proceso de desarrollo de la autonomía personal para incorpo- rarse al proceso productivo e independizarse de la familia de origen. La Organi- zación de las Naciones Unidas (ONU) sitúa este periodo de la vida entre los 15 y los 24 años, pero en el caso de México, diversas instancias públicas la consid- eran en un rango más amplio de edad que va de los 12 a los 29 años de edad. Los organismos internacionales ponen especial énfasis en esta etapa debido a que las decisiones que toman los jóvenes impactan en la formación y desarrollo del capital humano a largo plazo. Es por ello que reconocen la necesi- dad de fortalecer tres sectores estratégicos: ampliar las oportunidades con una mayor cobertura a servicios de salud y educación de calidad, desarrollar las capacidades de los jóvenes para que cuenten con información completa y adec- uada al momento de tomar decisiones, y ofrecer programas de compensación para superar los efectos de las malas decisiones como un sistema de segundas oportunidades. JESÚS TERÁN AURORA TERÁN FUENTES Y JOSÉ MATÍAS ROMO MARTÍNEZ Suplemento sobre Estudios Internacionales para la Jornada Aguascalientes Marzo 2014 Coordinadores: Aurora Terán Fuentes Soren Héctor de Velasco Galván Diseño: Alejandro Márquez Díaz del Castillo No. 12 La Juventud. José Clemente Orozco. Colegio de San Ildefonso. http://commons.wikimedia.org/wiki/File:JuventudOrozcoSICDF.JPG?use lang=es Editorial

Jesús Terán 12

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Suplemento de La Jornada Aguascalientes

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Pero en términos individuales, el periodo de la juventud imprime signifi-cados muy importantes en la historia de las personas, pues como lo señalan diversas teorías sociológicas y psicológicas es durante este tiempo que los individuos deciden su futuro y se plantean los escenarios posibles en los que se desarrollarán como adultos. Dos de las dimensiones o espacios más importantes para los jóvenes son la escuela (para aquellos que tienen la fortuna de poder seguir estudiando, dadas las condiciones estructurales tan desiguales de la sociedad mexicana) y las expe-riencias de amistad y pareja, en las cuales se puede incluir no sólo las de novi-azgo (entendido en términos formales), sino todas aquellas que involucran el conocimiento y la vivencia de amor, sexualidad, autoconocimiento y descubrim-iento del otro, ya sea desde una perspectiva romántica o más bien práctica. Los artículos que se presentan en este número dan cuenta de estos espa-cios, desde la perspectiva de investigadores educativos que han analizado el fenómeno juvenil en México: Eduardo Weiss, presenta la perspectiva de la vida de los jóvenes en la escuela; por su parta Olga Grijalva Martínez, escribe sobre la importancia de la conformación de grupo de amigas y amigos en la escuela y; finalmente Joaquín Hernández, expone el binomio amor sexualidad. El siglo XXI significa grandes retos con respecto a los jóvenes de todas partes del mundo, porque quieren hacer escuchar su voz, porque quieren partici-par en la esfera política de sus países y en el ámbito nacional, porque quieren estudiar, porque quieren trabajar, porque quieren divertirse; necesariamente el mundo que se quiera construir, debe ir de la mano de los jóvenes.

La juventud es un término social que surgió con las sociedades modernas y capitalistas, y hasta hace no muchos años no era digno de análisis ni de atención. Actualmente, las cosas han cambiado, y se han establecido algunas premisas básicas e imaginarios sociales; por ejemplo, si eres joven debes estudiar y prepa-rarte para que luego puedas ser parte del sistema productivo y un miembro activo de la economía y de la sociedad. Así, si eres joven y no estudias, y lo peor, no trabajas, eres estigmatizado, eres un “ni-ni”, con toda la carga moral que conl-leva dicha etiqueta. Y si además, siguiendo esta premisa del sentido común social, los jóvenes son quienes participan en mayor grado en actos violentos, entonces ser joven es ser peligroso. Hay que decir que en la mayor parte de las culturas occidentales moder-nas se considera a la juventud como una etapa de transición entre la niñez y la adultez, ligada a un proceso de desarrollo de la autonomía personal para incorpo-rarse al proceso productivo e independizarse de la familia de origen. La Organi-zación de las Naciones Unidas (ONU) sitúa este periodo de la vida entre los 15 y los 24 años, pero en el caso de México, diversas instancias públicas la consid-eran en un rango más amplio de edad que va de los 12 a los 29 años de edad. Los organismos internacionales ponen especial énfasis en esta etapa debido a que las decisiones que toman los jóvenes impactan en la formación y desarrollo del capital humano a largo plazo. Es por ello que reconocen la necesi-dad de fortalecer tres sectores estratégicos: ampliar las oportunidades con una mayor cobertura a servicios de salud y educación de calidad, desarrollar las capacidades de los jóvenes para que cuenten con información completa y adec-uada al momento de tomar decisiones, y ofrecer programas de compensación para superar los efectos de las malas decisiones como un sistema de segundas oportunidades.

JESÚSTERÁN

AURORA TERÁN FUENTES Y JOSÉ MATÍAS ROMO MARTÍNEZ

Suplemento sobre Estudios Internacionales para la Jornada Aguascalientes

Marzo 2014

Coordinadores: Aurora Terán Fuentes Soren Héctor de Velasco GalvánDiseño: Alejandro Márquez Díaz del Castillo

No. 12

La Juventud. José Clemente Orozco. Colegio de San Ildefonso.http://commons.wikimedia.org/wiki/File:JuventudOrozcoSICDF.JPG?uselang=esEditorial

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fue, tenía muchas materias reprobadas, un profesor le “habló mal” y ya no aguantó, se metió en una una banda, se embarazó, mejor se fue a trabajar para ganar dinero. No pocos jóvenes, después de ver que fuera de la escuela los traba-jos que se ofrecen a las personas con sólo secundaria son aburridos y mal paga-dos, intentan regresar a las escuelas. Los sistemas escolares lo dificultan, los jóvenes muchas veces tienen que comenzar de nuevo en el primer semestre pero en otra escuela. En diferentes países buscan soluciones a esa problemática; en Argentina, por ejemplo, han inaugurado “escuelas de recursadores”. Tanto los jóvenes que agarran la curva durante el bachillerato como los que han regresado después de haber salido, hablan de un aprendizaje importante en su curso de vida: “me volví responsable”, “maduré”. Sin duda, la vida juvenil resta tiempo a las obligaciones académicas ¿pero es un tiempo perdido? La búsqueda, el acercamiento y la convivencia con parejas es una parte importante de la vida juvenil, como muestra el artículo de mi colega Joaquín Hernández, en este suplemento. Aprenden a través de experiencias diversas a conocer el otro género, cuidarse y cuidar de la otra persona; de esta manera aprenden a conocerse a sí mismos. Es sus conversaciones con otros, desde la mirada de otros y con ellos, construyen sus criterios. Por ello consideramos la vida juvenil no solo como un espacio de diversión sino como un espacio-tiempo de formación con los pares.

Ser joven y ser estudiante se convierte cada vez más en sinónimo. En todo el mundo, los jóvenes pasan gran parte de su tiempo en las escuelas o el transporte. De ahí que la escuela se ha convertido en un espacio de vida juvenil. El libro de Dubet y Martuccelli (1998) En la escuela, un estudio reali-zado en Francia, muestra que los estudiantes de bachillerato son sobre todo estrategas del oficio de estudiante, calculan el tiempo de dedicación necesario para las calificaciones que consideran necesarios. En estudios mexicanos sobre el sentido del bachillerato el significado más importante para los jóvenes es obtener el certificado, principalmente para poder acceder a la educación superior o para poder obtener un empleo formal (dicen: “ya para cualquier trabajo piden el bachillerato”). Pero también aparecen expresiones como: vengo para “ver a mis amigos”, para “encontrarme con la novia” y “en casa me aburro”; es decir, la escuela se constituye en un espacio de vida juvenil. Esta vida se despliega no sólo antes y después de clases y en los recreos sino también invade los tiempos de aula; durante los trabajos grupales o en equipo se discuten películas, programas de televisión, la fiesta anterior, donde va haber reventón, y cuales chicos se acercaron a la compañera. Pero no todas las escuelas proporcionan tiempo y espacio a las jóvenes. En algunas escuelas tecnológicas suelen echarlos fuera -¡a los centros comerciales!- tan pronto suena el timbre, para no tener que lidiar con problemas. Los jóvenes tienen que combinar su vida juvenil con las exigencias de ser estudiante. La mayoría invierte el tiempo necesario para lograr sus metas escolares: pasar raspando, calificaciones medianas o notas excelentes para lograr cupo en una buena carrera. Un recorrido típico de paso por el bachillerato inicia con un primer semestre lleno de expectativos y buenos propósitos académicos, luego la vida juvenil jala la atención: los amigos, las novias, las fiestas. Tanto la familias como las escuelas suelen dar mayores márgenes de libertad a los jóvenes, ya no hay prefectos (como en secundaria) que vigilen la entrada a clases. Muchos jóvenes abusan de esa libertad, y no falta quienes se meten en problemas de alcohol, de bandas, o de embarazo temprano. La mayoría agarra la curva y en los últimos semestres se pone las pilas, se dedica más al estudio. Hoy en día, en toda América Latina, casi todos los jóvenes que lograron terminar la secundaria inician el bachillerato, pero un buen número de estu-diantes lo abandona en los primeros semestres. Las causas son variadas y gene-ralmente se combinan: surgió un problema económico en la familia, el padre se

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EDUARDO WEISS

Doctor en SociologíaDIE- CINVESTAV IPN

Sistema de Bachillerado del Gobierno del Distrito Federal. Instituto de Educación Media Superior (IEMS), 20 de septiembre de 2013, Autor: Lucía Villegas, Recuperada de: http://commons.wikimedia.org/wiki/File:Mural_de_Artes_Pl%C3%A1sticas.JPG?uselang=es

Jóvenes y escuela

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Direcciones electrónicas de contacto:

Aurora Terán [email protected]

Soren Héctor de Velasco Galvá[email protected]

Los individuos contemporáneos al relacionarse con instituciones sociales (iglesia, familia, trabajo, escuela) fragmentadas, dadas las transformaciones de las últimas décadas, se tienen que responsabilizar de su trayectoria vital. Diver-sos analistas de la sociedad señalan que el individuo de la actualidad tiene que vivir asumiendo una actitud de cálculo sobre las posibles acciones, de evaluación frente a las posibles consecuencias, y sean las que sean, hay que enfrentarse a ellas. Dado que las instituciones ya no son marcos de acción y contención de los individuos, en este contexto globalizado y ante la creciente destradicionalización de la sociedad, nos preguntamos qué sucede con las relaciones de amistad entre los individuos. Para los jóvenes sigue siendo de suma importancia contar con un grupo de amigos(as) con quienes compartir el tiempo y diversas actividades. A diferen-cia de otras generaciones, los jóvenes de la actualidad pasan mucho tiempo en la escuela y es ahí donde construyen sus vínculos afectivos con sus pares y forman grupos de amistad y compañerismo. Las amistades pueden surgir en distintos momentos: cuando llegan a una nueva escuela, porque cursaron el ciclo anterior en la misma escuela, otros(as) se conocen desde la infancia y vienen del mismo barrio o pueblo. Las identificaciones entre los jóvenes contemporáneos surgen, como nunca antes, en aspectos considerados de mucha importancia en el mundo juve-nil: la ropa, las marcas, la música, la tecnología, los lugares de ocio, las activi-dades de diversión y los temas de conversación. Estas identificaciones con sus pares, del mismo lugar o de países lejanos, les ayudan a construir una red de relaciones sociales (amigos, compañeros, novias, novios) y también sirven de base para alejarse de otros jóvenes considerados diferentes. En cada grupo juve-nil los jóvenes resaltan aquellos aspectos con los que sus integrantes se identifi-can entre sí, en cambio los gustos perso-nales diferentes se hacen a un lado para mantener la cohesión grupal o se ocultan o niegan para seguir perteneciendo. En algunos grupos de jóvenes es importante estudiar y ser buen alumno(a), para otros(as) es más importante divertirse y hacer relajo; otros en cambio tratan de mantener un equilibro entre las demandas escolares y las activi-dades juveniles. Los jóvenes también están en la búsqueda y con el deseo de contar con buenos amigos, y cuando los tienen, intentan conservarlos. También esperan ser buenos(as) amigos(as) para los otros(as) que han confiado en ellos(as), servir de apoyo y compañía cuando les necesitan: “siempre nos apoyamos, cuando tenemos un problema pedimos ayuda a otro y nos apoyan con lo que pueden…” Los grupos de amigos(as) en la escuela se transforman con el paso del tiempo, por diversas razones y en muchos sentidos: 1) porque la coordinación escolar reorganiza los grupos cada ciclo escolar y sin tomarlo en cuenta envía a los amigos y amigas a distintos grupos; 2) por motivos personales de los estudi-antes, que solicitan cambio de grupo o de turno, ya sea por conflictos con sus compañeros o con profesores, también porque prefieren otro turno o porque empiezan a trabajar; y 3) por reprobación, deserción, baja escolar, cambio de escuela o de residencia.

OLGA GRIJALVA MARTÍNEZ

Doctora en CienciasUniversidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca

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La separación de los amigos(as) a distintos grupos de clases provoca que ya no compartan los mismos horarios ni actividades escolares y por tanto el tiempo que pasan juntos(as) se reduce. Una dificultad que enfrentan es que los grupos de amigos(as) ya formados no acepten nuevos integrantes. Sin embargo para otros(as) chicos y chicas, la separación no afecta su amistad, pues continúan reuniéndose en la escuela y fuera de ella. Estos cambios también pueden tener su lado bueno, pues al ser enviados a otros grupos tienen oportunidad de conocer a nuevas personas, si están dispuestos a ello. Para los y las jóvenes que tienen dificultades para hacer nuevos(as) amigos(as) la escuela puede dejar de ser divertida y pueden sentirse solos(as). En los grupos de amigos(as) también ocurren problemas, malentendidos y conflictos, y en algunos casos puede terminar una relación. Los amigos pueden sentirse incomprendidos por el otro y hasta traicionados. Las relaciones difíciles y conflictivas que los jóvenes llegan a vivir con sus pares les hacen dudar de la amistad: “Hay personas, que revelan tus cosas. Por eso digo que no hay amigos”. Casi todo lo que hacen o dicen los adolescentes y jóvenes está bajo la mirada y la evaluación de los pares; a veces los señalamientos son hechos con buena intención, entre amigos(as), pero otras veces las críticas son para lastimar al otro(a) y avergonzarle. Los problemas que se presentan en las interacciones entre amigas(os) son de distinta índole. Por celos: “ay, me cambias por aquélla”; por diferencias: “se consiguió otras amigas por conveniencia”; por reclamos: “me empezaron a reprochar todo”; o por el novio o novia: “me dejaron de hablar porque le había “bajado” al novio”. Algunos conflictos pueden ser tan sutiles que sólo los invo-lucrados se enteran, pero otros son dramáticos y sobrepasan el círculo de amigos(as). Los y las jóvenes tienen distintos modos de encarar estas situaciones y distintos recursos emocionales a la mano. En los grupos de pares las semejanzas y diferencias siempre están presentes en un sinfín de temas y situaciones (creencias religiosas, hábitos, costumbres), en los intereses juveniles (música, vestimenta, consumo, ocio) y en los valores que orientan conductas (responsabilidad, respeto, honestidad y confi-anza). Los jóvenes, en las experiencias con sus pares, se enfrentan a sentimientos como la alegría, el amor, los celos, la envidia y la desconfianza. Los encuentros y desencuentros entre compañeros y amigos, aunque a veces son dolorosos, son una fuente rica de aprendizajes. Los cambios y transformaciones que se dan en los grupos de pares son parte de la experimentación de ser joven en el proceso de construcción de las identidades.

La formación de grupos deen la escuelaamigas y amigos

Dibujos de Bruno Aranda, 23 de febrero de 2013, Baparanpe. Recuperada de: http://commons.wikimedia.org/wiki/File:Dibujos_de_Bruno_Aranda.jpg?uselang=es

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En los tiempos de la Modernidad líquida, las fronteras culturales entre los países se vuelven flujos interactivos. Las experiencias culturales se viven en el contacto simbólico, sea por imágenes o con las expresiones vía los programas de televisión o en la Internet, ya no sólo en la experiencia cercana (Bauman, 2004). A nivel mundial, la relación de los jóvenes con la experiencia amorosa aparece como algo común en la sociedad. La juventud y el amor inundan los medios de comunicación y también la vida cotidiana en las ciudades. No obstante, el discurso del amor pasión es reciente, pues aparece en el siglo XVIII, y es una afirmación de la relación de pareja basada en el vínculo amoroso, en oposición a los acuerdos entre familiares o la conveniencia económica.

EL VÍNCULO ENTRE EL AMOR Y EL EJERCICIO DE LA SEXUALIDAD.

Existen diversos cambios en las prácticas socioculturales que han conducido al pleno reconocimiento del amor pasión; entre otros, se cuenta al desarrollo de los métodos anticonceptivos, la separación del placer y la reproducción en las relaciones afectivas y la prolongación de los años de vida. Pero la vivencia del amor y la sexualidad es compleja. En la sociedad existen diversos recursos en los que se muestra esta experiencia, tales como películas, canciones o novelas, pero que requieren la inmersión del joven en la relación amorosa. Las chicas todavía buscan la vinculación entre el sentimiento amoroso y la entrega sexual. En tanto los chicos aprenden a escuchar y son receptivos al sentimiento amoroso (Alberoni, 2004). Aunque, por supuesto, existe el ejercicio de la sexualidad sin un vínculo afectivo, como las relaciones momentáneas al influjo de la atracción. En una investigación sobre los jóvenes en un bachillerato, en la Ciudad de México, la sexualidad es vivida como una experiencia ambivalente: deseada

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JOAQUÍN HERNÁNDEZ

Doctor en Ciencias.UPN Ajusco

pero sujeta a miedos. El ejercicio de la sexualidad se asume como un encuentro de un otro con quien se tiene un sentimiento romántico, de tal manera que los acuerdos y compromisos diluyen los miedos de su ejercicio. La sexualidad es experimentada como una actividad práctica y como una parte de su crecimiento como personas (Hernández, 2008). Aparece un sentido general de la sexualidad como un ámbito de la expe-riencia a explorar, ensayar y disfrutar. Las chicas, en una forma activa y segura, ejercen su sexualidad más ligada a los sentimientos y aprenden a cuidarse con métodos anticonceptivos. Los chicos también exploran y disfrutan de su sexuali-dad, siendo cada vez más expresivos. Ellos experimentan el amor y la sexualidad como distintas situaciones que van desde el enamoramiento, el desarrollo de la pareja y las complicaciones de la vida afectiva. Aprenden a recrear formas de relacionarse afectivamente, tales como los amigovios (ser pareja cuando se pueda), los frees (relación momentánea) o relaciones más tradicionales como el noviazgo. También se genera un aprendizaje intenso acerca del sí mismo (exploración de emociones, comprensión de vínculos y proyectos compartidos) a través de un otro, en un diálogo continuo que los acerca. En la medida que los adultos y los jóvenes platiquen acerca de la experiencia amorosa, pueden ser resignificadas las expresiones culturales de otros lugares en nuestra sociedad.

ReferenciasAlberoni, F. (2004) El misterio del enamoramiento. Barcelona, Gedisa.Bauman, S. (2004) Modernidad líquida. Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica.Hernández, J. (2008) El Trabajo sobre la identidad en estudiantes de bachillerato: reflexividad, voces y marcos morales. México, Universidad Pedagógica Nacional.

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Aurora Terán [email protected]

Soren Héctor de Velasco Galvá[email protected]

Caras Mural. Santiago de Chile, 11 de diciembre de 2011, User:Clondetitan. Recuperada de: http://commons.wikimedia.org/wiki/File:Caras_mural.jpeg?uselang=es

Amor y sexualidad en los jóvenes