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ENSILAJE EN MICROSILOS ADA día va teniendo mayor importancia el •—/ empleo de los plásticos en agricultura y ga- nadería. Su consumo aumenta para trabajos de fumigación, toldos para proteger cosechas, ma- quinaria, transportes o ensacado de abonos, re- vestimiento de embalses, canales, etc. A nosotros nos llamó poderosamente la aten- ción la posibilidad de que pudiéramos guar- dar forrajes en sacos de plástico siguiendo las clásicas normas de ensilaje: troceado y enér- gico apisonado. Confesamos sinceramente que los primeros ensayos llevados a cabo, en el año 1964, fue- ron catastróficos. Empleamos sacos de polietile- no y polivinilo, usados previamente en el en- vasado comercial de abonos. Eran, sencillamen- te, los sacos que posee todo agricultor al ad- quirir sus abonos químicos. Seguirnos ensayan- do varios tipos de sacos y, en general, fueron muy pocos los sacos que conservaron un buen ensilaje. Hicimos la prueba de introducir un saco dentro de otro y al aumentar el grosor, sinónimo de impermeabilidad (por las dos ho- jas del saco), tuvimos francos éxitos. Compren- dimos que el problema del ensilaje en sacos de plástico radicaba precisamente en la imper- meabilidad. Encargamos a un fabricante de plásticos nos confeccionara sacos con plásticos de grosor de 500 y 1.000 galgas. Los 25 sacos que ensayamos de cada grosor (total, 50 sacos) dieron resultados excelentes y venimos em- pleándolos desde 1966 a plena satisfacción. Denominamos el ensilaje con sacos de plás- tico «microsilo», por tratarse de un auténtico silo pequeño cada saco. NATURALEZA DEL PLASTIC° Y MEDIDAS DEL SACO El problema que presentan los plásticos con- siste en que envejecen rápidamente. Si se em- plean grosores de 100 a 300 galgas solamente se pueden emplear durante una campaña de ensilaje. Es más, en grosores pequeños son fá- cilmente porosos y, por tratarse el ensilaje de una auténtica conserva, es imprescindible evi- tar la total penetración del aire, bien por po- rosidad o por la facilidad en agrietarse o rom- perse. Hemos ensayado sacos de polivinilo y po- lietileno. Los máximos resultados los hemos ob- tenido con polietileno. El grosor ideal de la lá- mina es de 500 a 1.000 galgas. Este último (1.000 galgas) es el que usamos a plena satis- facción. Deben estar fabricados (fondo del sa- co) con técnicas de soldadura al calor, existen- 97

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ENSILAJEENMICROSILOS

ADA día va teniendo mayor importancia el•—/ empleo de los plásticos en agricultura y ga-nadería. Su consumo aumenta para trabajos defumigación, toldos para proteger cosechas, ma-quinaria, transportes o ensacado de abonos, re-vestimiento de embalses, canales, etc.

A nosotros nos llamó poderosamente la aten-ción la posibilidad de que pudiéramos guar-dar forrajes en sacos de plástico siguiendo lasclásicas normas de ensilaje: troceado y enér-gico apisonado.

Confesamos sinceramente que los primerosensayos llevados a cabo, en el año 1964, fue-ron catastróficos. Empleamos sacos de polietile-no y polivinilo, usados previamente en el en-vasado comercial de abonos. Eran, sencillamen-te, los sacos que posee todo agricultor al ad-quirir sus abonos químicos. Seguirnos ensayan-do varios tipos de sacos y, en general, fueronmuy pocos los sacos que conservaron un buenensilaje. Hicimos la prueba de introducir unsaco dentro de otro y al aumentar el grosor,sinónimo de impermeabilidad (por las dos ho-jas del saco), tuvimos francos éxitos. Compren-dimos que el problema del ensilaje en sacosde plástico radicaba precisamente en la imper-meabilidad. Encargamos a un fabricante deplásticos nos confeccionara sacos con plásticos

de grosor de 500 y 1.000 galgas. Los 25 sacosque ensayamos de cada grosor (total, 50 sacos)dieron resultados excelentes y venimos em-pleándolos desde 1966 a plena satisfacción.

Denominamos el ensilaje con sacos de plás-tico «microsilo», por tratarse de un auténticosilo pequeño cada saco.

NATURALEZA DEL PLASTIC°Y MEDIDAS DEL SACO

El problema que presentan los plásticos con-siste en que envejecen rápidamente. Si se em-plean grosores de 100 a 300 galgas solamentese pueden emplear durante una campaña deensilaje. Es más, en grosores pequeños son fá-cilmente porosos y, por tratarse el ensilaje deuna auténtica conserva, es imprescindible evi-tar la total penetración del aire, bien por po-rosidad o por la facilidad en agrietarse o rom-perse.

Hemos ensayado sacos de polivinilo y po-lietileno. Los máximos resultados los hemos ob-tenido con polietileno. El grosor ideal de la lá-mina es de 500 a 1.000 galgas. Este último(1.000 galgas) es el que usamos a plena satis-facción. Deben estar fabricados (fondo del sa-co) con técnicas de soldadura al calor, existen-

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tes en todas las instalaciones fabriles de plás-ticos.

Las medidas ideales del saco son las si-guientes:

Altura: 1,45 a 1,50 metrosAnchura: 0,50 a 0,65 metros

La capacidad del forraje ensilado, con estasmedidas, depende, claro está, del contenido enhumedad del forraje o subproducto a ensilar,pero vienen a contener, en forrajes corrientes,de 65 a 90 kg. por saco.

La industria española de plásticos está per-fectamente capacitada para elaborar, pues tie-ne existencia y utillaje, sacos de polietileno de1.000 galgas con el fondo bien soldado.

MODO DE EMPLEO

Con nuestro sistema de ensilaje, esto es, em-pleando los sacos «microsilos» de material plás-tico, se puede facilitar enormemente y a bajocosto la conservación y distribución del ensi-laje. Admite también cualquier tipo de produc-to para ensilar, bien sean gramíneas, subpro-ductos industriales (orujos), leguminosas, hier-bas de vegetación espontánea, siempre y cuan-do se sigan las normas que para cada produc-to forrajero vamos a detallar.

El objetivo del ensilaje con estos sacos deplástico es idéntico, como ya he dicho, al delos grandes silos (trinchera, zanja, metálicos,al vacío, torres de hormigón, etc.): evitar la pre-sencia en su interior de bolsas de aire que es-tropearían el contenido. Eliminar el exceso de

sacos «microsilo• llenos de ensilado de forraje, conser-vados en el interior de un almacén.

oxígeno es el fin de todo ensilaje perfecto. Unavez ensilado el forraje es fundamental evitarla ulterior entrada del aire (oxígeno) en el in-terior de los sacos. La atadura de los mismosdebe hacerse con las precauciones siguientes:

Se introduce el forraje picado y se apisonaenérgicamente con un bastón. Luego se aprie-ta lo más posible el muñón de atadura paraque comprima el contenido del saco (reducirtotalmente la cámara de aire). No hace faltaproceder al vacío con ningún aparato. El mu-ñón de atadura debe efectuarse según la téc-nica de doble atadura o «atadura de pellejo devino»: una simple, como un saco corriente, yla segunda atadura doblando el sobrante delprimer muñón. De esta forma, el mismo hiloque ha atado la primera servirá con su sobrantepara efectuar el segundo atado. De esta formano hay manera posible de que el aire puedapenetrar en su interior. Se colocan los sacos,una vez atados, descansando todo su peso en-cima de la atadura (invirtiéndolos).

GRAMINEAS

Si para ensilar se quieren utilizar cerealesy gramíneas en período de crecimiento (cen-teno, cebada, trigo, maíz forrajero, raygrás, et-cétera), no es necesario adicionar ningún con-servador. Se trituran finamente, introduciéndo-los en los sacos y apisonándolos enérgicamen-te con un sencillo bastón. Se emplea una do-ble atadura. Se dejan los sacos llenos, en elmismo campo donde se ha segado el forraje,cerca de un camino, para su fácil transporteen invierno, o, mejor, se introducen en un al-macén o bajo cubierta de chapas galvanizadasu cemento-amianto, que descansarán encima delos mismos sacos llenos. Repetimos que no espreciso ensilar o amontonar los sacos bajo cu-bierta, ya que aguantan perfectamente las in-clemencias del tiempo (verano e invierno).

La duración de estos sacos de 1.000 galgases de cuatro años, si no tienen roturas. Los fa-

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¡Máquina corta f orra les congl tubo de carga para lle-nar los sacos de plástico.

Detal!e del terminal del tubo con dispo-sitivo para sujetar los sacos. La mallapermite la salida del aire y evita que

salga el torra,'e del saco.

bricantes de plásticos venden unas cintas ad-hesivas, las cuales, a manera de parches, secortan con unas tijeras y pegan directamenteen los orificios que se pueden produz-ir. Es unsencillo sistema de gran eficacia.

LEGUMINOSAS

De todos es sabido la dificultad de ensilarperfectamente y sin previo marchitamiento laalfalfa y los tréboles. Nosotrw los ensilamosprocurando que, al entrar en el saco, s ..‘ les adi-done un 2 por 1(X) d. yeso de albañil y que,a ser posible, se reparta bien pulverizado. Pro-curamos que, al ensilar la alfalfa, esté flori-da y en un punto de endurecimiento del 70al 75 por 100 de humedad constitucional. Leadicionamos el yeso de albañil a medida quese va llenando el saco. Este sistema es altamen-te económico. El sulfato anhidro de cal (yesode albañil), que por cocción ha perdido abun-dante agua constitucional, al ponerse en con-tacto con la masa húmeda d2 la alfalfa se re-genera ea sulfato hidratado y absorbe el aguadel medio ensilado. Por otra pane, el ión SO,

es selectivo contra las putrefacciones butíricasque pudieran presentarse, si el apisonado nohubiera sido enérgico. Todo ello conduce auna perfecta conservación.

ORUJOS DE VINIFICACION

Es tal vez el producto) más interesante, porsu baratura, para ensilar en zonas vitícolas.Procede de los calderines de destilación o delavado de piquetas. Estos dos tipos tienen el50 por 100 de humedad. Pueden ensilarse sinconservador alguno. No obstante, es interesan-te adicionar el 1 por 1(X) de sal de cocina, pa-ra contrarrestar o equilibrar el aporte de salespotásicas de los orujos, para que se nivele larelación sodio-potasio. Repetimos, que, a efec-tos de conservación, este aporte de sal no esobligado.

FORRAJES O SUBPRODUCTOS DIVERSOSPARA ENSILAR

Ya nos hemos ocupado anteriormente de losproductos forrapros que se pueden ensilar, así

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como de los orujos. Ahora bien, en toda lageografía hispana hay multitud de forrajes es-pontáneos que, en gran parte, se pierden. Te-nemos el caso concreto de Andalucía y Extre-madura, donde, en cuestión de dos semanas(primavera) y en otoñadas lluviosas vegeta unaformidable alfombra verde que el ganado nopuede consumir. La sobrante en primavera seseca por los calores del verano y la de la oto-ñada se seca también por las heladas inver-' tales tempranas.

Además, este forraje se produce en zon as

donde las máquinas no pueden entrar (pen-dientes, dehesas con tupida masa arbórea, cam-pos pedregosos, etc.). Ahí es donde el sistemadel «microsilo» entra en toda su plenitud. Sesiega el forraje y se va introduciendo en el sa-co de plástico, con un enérgico apisonado, pues,en general, no se habrá podido triturar fina-mente, por carecer de máquina cortaforrajes.Se ata bien el saco (doble atadura) y se vandejando al aire libre, alrededor de una encinao árbol cualquiera. Pueden colocarse unos 25a 30 sacos. Se dejan hasta que, en invierno, serecogen para llevarlos a los establos. No hacefalta máquina alguna cortaforrajes, ni ensila-dora; todo agricultor puede llevar a cabo estatécnica sencilla.

Otra ventaja de este sistema es que no haynecesidad de llevar a cabo ningún transportede forrajes, desde el monte o prado, al silo.Se llenan y apisonan los sacos en el mismocampo donde también se guardarán hasta elinvierno, cuando se necesiten. Tengamos encuenta que este ahorro de transporte en vera-no (época que todo tiempo disponible es po-co) es muy importante. El «microsilo» se dejaen el mismo campo y el ahorro de transportees total.

También puede emplearse el «microsilo» encultivos hortofrutícolas (alcachofas, coles, etc.),con la ventaja que, por ser unidades de ensi-laje independientes, sea cual fuere la cantidaddisponible se puede ya conservar. Por el con-trario, en los grandes silos es preciso disponer

de un gran volumen forrajero para poder em-plearlos.

Nosotros hemos preconizado la utilidad del«inicrosilo» en una instalación de ovejas delPirineo. En los puestos montañosos, por las des-igualdades de sus terrenos y piedras, es difí-cil mecanizar el corte de hierba, pues ningunamáquina puede entrar. Pero la guadaña sí pue-de hacerlo. Un hombre dallando y otro hombreensilando en «microsilo», durante los tres me-ses de junio, julio y agosto, vienen a ensilarhierba espontánea, recogida entre peñascos ypendientes, con un peso de unas 70 toneladasde forraje almacenadas en 1.000 sacos. Estosdos hombres son los mismos que vigilan lasovejas cuando están pastando y tienen que vi-vir en las alturas, con sus rebaños.

RESUMEN

Hemos querido divulgar en este artículo unsencillo sistema de ensilaje, a base de sacosde plástico, que nosotros llamarnos «microsilo».

Creernos que es del mayor interés para loslabradores o ganaderos carentes de instalacio-nes de silos y utillaje para la recogida de forra-jes o ensilado de subproductos (orujo).

Se puede ensilar hierba de montes en losque la maquinaria no puede entrar. En estecaso, rápidamente después de segada, sin tro-ceado, se introduce en el saco y hay que lle-var un meticuloso y enérgico apisonado con unbastón, para compactar toda la masa ensilada.

No hace falta maquinaria ni instalacionesde ninguna clase. El costo actual (1969) de es-tos sacos de plástico de 1.000 galgas es de14 a 16 pesetas unidad, pudiéndose empleardurante tres a cuatro campañas, siempre ycuando no se rompan, por lo que hay que tra-tarlos bien.

La facilidad de no tener que transportarlos,¿i medida que se van llenando, a almacenes oci la propia granja y poderse guardar al aire li-bre en pleno campo, ahorra transportes en elmomento del llenado.

IOSE ANTONIO ROMAGOSA VILA

Del Cuerpo Nacional Veterinario

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