El Salvaje en El Espejo - Barthra

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    g. . B A R T R

    El Salvaje en el espejo

    EJ.i ( 1599 )1

    COORDI - NACION DE DIFUSTON CULTURAL

    UNIVERSIDAD NACIONAL AUTONOMA DE MEXICO

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    PR 6 L OGO

    Durante el siglo xvt , acompariando a los conquistadores, llegaron a America unosseres extraiios cuya identidad es intrigante. Aunque parecen simples comparsasen el gran teatro de la conquista, al detenemos a estudiarlos descubrimos que sonportadores de una inmensa carga simb6lica. Es posible que scan tarnbien losguardianes de antiguas claves que nos ayuden a entender la identidad de laHamada cultura occidental. Estos seres misteriosos hicieron su entrada espectacu-

    lar en el corazOn mismo de la gran ciudad de Tenochtitlan donde se extendia laorg -ullosa plaza mayor de Mexico sobre las ruins de los templos aztecas pocosarios despues de haber sido conquistada por los esparioles. Cuando en 1538 dosambiciosos monarcas europ eos el emperador Carlos V y Francisco I de Fran-cia firrnaron por fin la paz, despues de muchos arios de sangrientas gue1ras, elvirrey de Mexico y los conquistadores decidieron engalanar la plaza mayor conlos regocijos de una gran fiesta. Los representantes de la vieja y civilizada Europarealizaron unos festejos cuyo extrano sirabolismo no puede menos que sorpren-demos: en medio de la gran polls representaron, ante los sin duda admirados ojosde los nahuas conquistados, el maravilloso espectaculo del salvajismo occidental.

    El primer dia de la m agnifica fiesta, segim cuenta el cronista Bernal Diaz delCastillo, "amaneci6 hecho un bosque en la plaza mayor de Mexico, con tanta

    diversidad de Ai-

    boles, tan natural como si alli hubieran nacido".1

    Parecia ocurriren la urbe un retorno magic() y barroco de la naturaleza selvatica, invocada por loscivilizadores europeos ante los nuevos altares y palacios de la plaza cristiana. Elbosque artificial de la im.aginaciOn europea se implantaba, como en un suerio, enla ciudad conquistada. Era como un encantamiento:

    Habia en medio unos arboles como que estaban caidos de viejos y podridos, yotros llenos de moho, con unas yerbecitas que parece que crecian de ellos... Ydentro en el bosque habia muchos venados, y conejos, y liebres, y zorros, y adives, y muchos generos de alimanas chicas de las que hay en esta tierra, y dosleoncillos y cuatro tigres pequelios... 2

    El sirnulacro de bosque fue ideado por un caballero natural de Roma, descen-diente de patricios segtin se decia, a quien habiase encomendado la organizaciOnde la fastuosa celebraciOn_ Aunque fue el ingenio de los salvajes mexicanos el que

    1. Historia oerdadera de in conquista de la Nueva Espana, p. 607.2. Loc. cit.

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    se puso en obra para lograr el maravilloso artificio de un bosque en la plaza mayorde Ia ciudad, los actores del teatro salvaje no fueron ellos. Otros extranos salvajesdebian suplantar a los recien descubiertos y conquistados indios:

    Y habia otras arboledas muy espesas algo apartadas del bosque, y en cada una

    de ellas un escuadrOn de salvajes con sus garrotes anudados y retuertos, y sarbssalvajes con arcos y flechas; y vanse a Ia caza..., y salen a la plaza mayor, sobrematar la caza, unos salvajes con otros revuelven una cuestiOn soberbia ent ireellos, que fue harta de ver como batallaban a pie; y desde que hubieron peleadotin rato se volvieron a su arboleda. 3

    i _Quienes eran estos hombres salvajes que festejaban con su exotismo grotescola paz firmada en Aigues-Mortes por los soberanos europeos? Una representaciOnde dos de ellos puede verse todavia hoy en la fachada plateresca de Ia casa deMontejo, en Merida, Yucatan. A todas laces no son una imagen de los indigenasamericanos: son autenticamente europeos, originarios del Viejo Mundo. Son hom-bres barbados desnudos, con el cuerpo profusamente cubierto de vello, armados

    de unos garrotes similares a los bastos del antiguo juego de naipes. zQue hacianestos salvajes europeos en la tierra de los salvajes americanos? LPor que los con-quistadores europeos llegaron acompanados de un hombre salvaje?

    En este libro me propongo investigar la identidad del hombre salvaje europeo.Los medievalistas saben muy bien que se trata de un estereotipo que arraig6literatura y el arte europeos desde el siglo xu, y que cristaliz6 en un tema precisofacilmente reconocible. Sin embargo, el mito del homo sylvestris desborda concreces los limites del medioevo; si examinamos con cuidado el tema, descubrimosun hilo mitico que atraviesa milenios y que se entreteje con los grandes problemasde la cultura occidental. Lo verdaderamente fascinante del mito del hombre salva-

    je es que se extiende durante un larguisirno periodo de la historia, desde suantiquisima encarnaciOn en el Enkidu babilOnico hasta nuestros dias.

    Esta extraordinaria continuidad ofrece singulares problemas metodologicos pa-ra comprender las raices del mito y su larga evoluciOn; al mismo tiernpo, nosofrece una gran oportunidad para explorar ampliamente las condiciones y proce-sos que han auspiciado el surgimiento de la idea (y la praxis) de civilizaciOn, tanestrechamente vinculada a la identidad de la cultura occidental. El hombre llama-do civilizado no ha dado un solo paso sin it acompaila - do de su sombra, el salvaje.Es un hecho ampliamente reconocido que Ia identidad del civilizado ha estadosiempre flanqueada por la imagen del Otro; pero se ha creido que la imagineriadel Otro como ser salvaje y barbaro contrapuesto at hombre occidental hasido un reflejo mas o menos distorsionado de las poblaciones no occident -ales,una expresiOn eurocentrista de la expansion colonial que elaboraba una versionexotica y racista de los hombres que encontraban y sometian los conquistadores ycolonizadores. Yo pretendo, por el contrario, demostrar que la cultura europeagenerO una idea del hombre salvaje mucho antes de la gran expansion colonial,idea modelada en forma independiente del contacto con grupos humanos extra-

    3. Op. cit., pp. 607- 8.

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    2. Un hombre salvale armado de su garrote contempla las razas monstruosas deEtiopia, dibujadas de acuerdo a las clasicas descripciones de Plinio.

    3. En America dos salvajes barbados, con ramas floridas en las manos, sostienenel escudo imperial de Carlos V. Capilla Real de Tlaxcala.

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    4. Un hombre y una mujer salvajes custodian unescudo de armas en un vitral flameco pintadohada 1450,

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    5. Rubio, blanco y barbado, este hombre salvaje amenaza al mundo con su garrote desdelo alto de un inocente aguamanil aleman del ano 1500.

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    nos de otros continentes. Quiero, ademas, demostrar que los hombres salvajes sonuna invenciOn europea que obedece esencialmente a la naturaleza interna de lacultura occidental. Dicho en forma abnipta: el salvaje es un hombre europeo, y lanotion de salvajismo fue aplicada a pueblos no europeos como una transposiciOnde un mito perfectamente estnicturado cuya naturaleza solo se puede entender

    como parte de la evoluciOn de la cultura occidental. El mito del hombre salvaje esun ingrediente original y fundamental de la cultura europea. 4

    En ningim momento pretendo negar o minimizar las profundas tendenciasetnocentristas y colonialistas presentes en la historia de las mentalidades euro-peas. Estoy convencido de que la falta de una cabal comprensiOn de la histOriaprecolombina del hombre salvaje europeo puede oscurecer considerablementenuestra vision de la conciencia colonialista y de las imagenes occidentales sbbrelos habitantes del Nuevo Mundo. 5 Sin embargo, el mayor interes que a mi juiciotiene el estudio de este grupo primitivo imaginario europeo radica en las jivesfundamentales que nos proporciona para entender la civilizaciOn occidental, esaidea indispensable pero escurridiza que se ha ido elaborando a lo largo de mile-nios. Como antrop6logo estoy interesado tanto en el analisis de los mitos como en

    el estudio de los Ilamados grupos primitivos. Al tratar de descifrar Ia identidad deestos salvajes traidos por los conquistadores europeos, se me ofrece Ia preciosaoportunidad de aunar mis intereses para estudiar al hombre salvaje como mito; y para mayor deleite tengo la posibilidad de estudiar la historia y la etnografia deeste mito en el contexto de la cultura que ha creado la notion moderna de civiliza-ciOn, la cultura occidental. Mi primera impresi6n, al observar a los salvajes euro-peos que liegaron a America, fue que esos rudos conquistadores habian traido Supropio salvaje para evitar que su ego se disolviera en la extraordinaria otredadque estaban descubriendo. Parecia como si los europeos tuviesen que templar.lascuerdas de su identidad al recordar que el Otro su alter ego siempre haexistido, y con ello evitar caer en el remolino de la autentica otredad qua losrodeaba. El simulacra, el teatro y el juego del salvajismo de un salvajismo

    artificial evitaba que se contaminasen del salvajismo real y les preservaba suidentidad coma hombres occidentales civilizados.

    4. Los salvajes representados en la portada de la casa de Montejo en Merida han lido Ilamados "indioslanudos" por Manuel Toussaint, con lo que introduce una gran confusiOn at implicar que elan 'ma representaciOn

    curiosa de los habitantes del Nuevo Mundo. A pesar de que se percata de que se trata de un elemento gOticomedieval incnistado en un contexto plateresco y de que son similares a los hombres salvajes que adornan laportada del Colegio de San Gregorio en Valladolid, Toussaint desconoce Ia tradiciOn iconografica del salvajeeuropeo ("La casa del adelantado Don Francisco de Montejo en Merida de Yucatan", pp. xvu-xvin). Los salvajesde la portada de San Gregorio fueron realizados por SimOn de Colonia en el Ultimo decenio del siglo xv y sonparte de la larga tradiciOn europea, no un reflejo de las razas exOticas de mundos lejanos (lose Maria de Azcarate,"El terra iconogralico del salvaje").

    5. Tan fuerte era el estereotipo del hombre salvaje europeo que hasta en Ia ediciOn de 1694 del Dictionnaireuniversal de Antoine Furetiere se describe a los americanos, que son lampinos, como seres peludos: "Sauvage, se

    dit aussi des hornmes errants, qui sont sans habitations reglees, sans Religion, sans Loy, sans Police. Presque toute

    Arnerique s'est trouvee peuplee de Sauvages. La plus part des Sauvages vont nods, et sont velus, couverts depoil - . R. Alcides Reissner, ri indio en los diccionanos. Extgesrs lexica de un estereotipo, p. 93, afirrna que la descripciOnde los indios como velludos es "on pequeno desliz de la informaciOn - , con lo que muestra desconocimiento de lalarga tradicin del estereotipo del salvaje en Europa. Tanto Antonello Gerbi (La disputa del Nuevo Mundo, pp.93-96) como Anthony Pagden (The Fall of the Natural Man, pp. 22-23) mencionan brevernente el terra del salvajeeuropeo. Igualmente Luis Weckmann (la herencia medieval de Mexico, 1:89-91; n:570-71) se refiere al home sylpestris.

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    Con esta idea me lance a un viaje por Ia tierra de los hombres salvajes occiden-tales: los agrioI de Grecia, los anacoretas velludos coptos, los homines sylvestres delos Alpes, los adivinos de Brocellande, las damas velludas de la estirpe de RaueElse y otros seres fascinantes que poblaron la imagineria occidental antigua y medieval. Como etnOlogo m e interese en sus ritos y costumbres, en su lengua

    y sus creencias, en su historia y su economia. Con asombro e ingenuidad mepercate de que estaba asistiendo a la creacian misma de Ia nociOn del Otro, queme estaba batiando en las fuentes primordiales de la idea occidental de otredad,tan intimamente conectadas al nacimiento de la vida civilizada. El mito del horn:bre salvaje, de profundas raices populares y apoyado en una larga tradiciOn oral,creciO en gran medida al margen de las teologias hegemOrticas y no fue sino hastael Renacimiento que comenzd a expandirse en los territorios de la cultura culta. Eneste ensayo he querido hilvanar una serie de reflexiones sobre el desenvolvimien-to de este mito, desde su florecimiento en la Grecia clasica hasta la Esparia cervan-tina. Como siempre ocurre, el estudio de los hombres salvajes nos dice Inas sobrenuestra civilizaciOn que sobre la escurridiza presencia en la historia de estosextrafios seres.

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    a Quien es el hombre salvaje? busca? LQue representa? He intentado dar unarespuesta a estas preguntas y no obstante al final del periplo creo necesariovolver a plantearlas. Para guiar mis reflexiones finales acudire a un ejemplo quesintetiza, a mi parecer, la complejidad del problema: cuando Nietzsche trata dedibujar la tragedia del hombre, da un salto de veinticinco siglos para enfrentarseal hombre salvaje de los antiguos griegos, Sileno. Cuenta Nietzsche siguiendo aA polodoro la leyenda de Midas, el rey frigio que logra capturar al salvaje Silenoy lo fuerza a revelarle que es lo mejor para los hombres. El rey Midas, que queriacomprender el sentido de la vida humana, recibe una respuesta contundente:

    Estirpe miserable de on dia, hijos del azar y de la fatiga, por que me fuerzas adecirte lo que para ti seria muy ventajoso no oir? Lo mejor de todo es totalmenteinalcanzable para ti: no haber nacido, no ser, ser nada. Y lo mejor en segundolugar es, para ti, morir.'

    De esta forma Nietzsche descubre en la antigua sabidoria popular griega, reve-lada por Sileno, la have del pensamiento tragico: el dolor y el sufrimiento ppr launidad perdida del hombre con la naturaleza. Pero imaginemos durante on mo-menta a modo de experimento mental que las cosas ocurren al reves: Sileno,

    rey del bosque, atrapa a Midas para preguntarle sobre el sentido de la vida de lossalvajes. LQue responders Midas?

    Criatura de la necesidad y del ocio: perteneces a una estirpe perenne y salvaje, jno meobliques a decirte lo que no puedes entender! Lo mejor para ti es imposible: nacer, ser yexistir en un solo y efimero dia; adernas, no estar condenado a contestar las preguntas delos hombres.

    El salvaje guarda celosamente un secreto, durante muchos siglos ha sido elguardian de arcanos desconocidos: posee las claves de la tragedia, oculta losmisterios del cosmos, sabe escuchar el silencio y puede descifrar el fragof de lanaturaleza. El salvaje ha sido creado para responder a las preguntas del hombre

    civilizado; para senalarle, en nombre de la unidad del cosmos y de la naturaleza,la sinrazOn de su vida; para hacerle sentir tragicamente el terrible peso de su

    "I. El naranienlo de la lragetha,3:52.

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    individualidad y de su soledad. El salvaje permanece en la imaginaciOn colectivaeuropea para que el hombre occidental pueda vivir sabiendo que hubiera sidomejor no haber nacido o, mas bien, para poner en duda a cada paso el sentido desu vida. En esta forma, paradOjicamente, el salvaje es una de las claves de lacultura occidental.

    La historia del salvaje europeo hasta el siglo xvt muestra Ia asom brosaxontinui-dad de un mito prenado de resonancias modernas. Tal vez lo mss notable es IalecciOn que nos da esta suerte de prehistoria del individualismo occidental:Ia otredad es independiente del conocimiento de los otros. Fue necesario buscaren la historia antigua y medieval los hilos esenciales que bordaron al salvaje en latela de la imaginacin europea; solo asi fue posible comprender que Ia historiamoderna del hombre salvaje descubierto por los colonizadores, exaltado por la

    -ilustraciOn, estudiado por los etnOlogos es tambien el desenvolvimiento de unantiguo mito: el salvaje solo existe como m ite. Pero fue preciso mirar atras, muy lejosen Ia historia, para desembarazarnos de las telaraftas que envolvian al salvaje conla iliisiOn de una presencia avalada tanto por Ia dominaciOn colonial como por lasciencias sociales especializadas en su estudio: el salvaje, martir y al m ismo tiempoobjeto de la curiosidad cientifica, era un fenOmeno delimitado y tangible que seofrecia a los europeos como una extraordinaria oportunidad para asomarse alespejo de la otredad. Pensar que la otredad del hombre salvaje era un fnito de laimaginacion europea parecia una audacia inadmisible que ofrecia el peligro deocultar tanto el etnocentrismo occidental como la dom inaciOn colonial. Sin embar-go, el mito del hombre salvaje como hemos visto no es simplenTente unaemanaciOn ideolOgica del colonialismo: su larguisima historia atestigua Ia presen-cia de un mito de largo alcance cuya naturaleza es polivalente y dificil de explicar.Por ello fue necesario hacer la h istoria precolonial de los salvajes europeos, en unabUsqueda por comprender su naturaleza niitica.

    lino de los resultados de esta bUsqueda ha sido Ia reconstrucciOn de la largahistoria de un rnito pleno de claves para interpretar la cultura occidental. El mitodel hombre salvaje alberga una gran riqueza metafOrica y es un terreno abonadocon multiples significados. Como se ha visto, me he inclinado menos por interpre-tar el mito y mas por permitir que eI mito sea un vehiculo para interpretar losorigenes de la idea de una civilizaciOn occidental. Por ello he desdenado un tantoel contexto para dar prioridad a la continuidad del mito. En cada epoca las funcio-nes de las Ieyendas y mitos sobre los hombres salvajes fueron diferentes; sinembargo hubo ingredientes comunes que permitieron su continuidad. A_hora bien,hay que reconocer que estos eslabones que arliculan la continuidad no fueronnecesariamente en cada etapa los elementos que definian los vinculos delmito con la sociedad que le servia de soporte. Creo que el eslabOn quia une unaleyenda con otra a traves del tiempo debe entenderse Inas a traves del momentoposterior que en funcien del momento previo.

    Esta relativa autonomia del mito podria parecer sustentada en el enganosopostulado que establece la existencia de un vehiculo o lenguaje permanente eindeleblemente impreso en el espiritu humane, cuya funciOn mediadora funda-mental apareceria a cada momento de la historia de la mitologia. Este postuladoestructuralista no es convincente, como tampoco la idea segue la cual habria una

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    97. El caballero ha capturado o eso cree el al hombre salvaje. Ahora, en susoledad de conquistador, se siente seguro de su identidad. Se vuelve para hacerlela eterna pregunta, pero el salvaje cautivo no le contest&

    estructura mitologica originaria que se fue expandiendo gracias a ciertas cualida-des o virtudes intrinsecas de un "primer motor" mitico creado por un destello,genial o accidental, humano o divino: una especie de Big B ang mitolOgico.

    El problema radica en que la estructura rnitolOgica del hombre salvaje es tam-hien, para la cultura moderna, el origen mismo de una civilizacian que se revuelvecontra su cuna primigenia. Por ello el salvaje ha sido convertido en un objetoprivilegiado del pensamiento y el arte modernos, y transformado 'en un conceptoracional y cientifico que pretende captar v definir la otredad de las sociedades nocivilizadas. El mismo "pensamiento salvaje" senala la presencia de un universomental regido por el tnythos y opuesto al logos. El logos del etnologo ha intentadoexplicar el mythos del salvaje, pero ha encontrado innumerables dificultades. Meparece que, ante los obstculos de un logos que no logra explicar cabalmerite almythos, es necesario realizar tin viraje drastic, que puede parecer aunque no loes un retorno: intentar explicar el logos por el mythos.

    Es decir, he querido buscar algunas claves de la identidad y la razOn occidenta-les en su propia mitologia; quiero reinterpretar la idea de un pensamiento salvaje

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    (productor de mitos) no como una nociOn racional, sino como un mito. De estaforma es posible reconocer la presencia de un profundo impulso mitic-o en el senode la cultura occidental: un antiguo horror y al propio tiempo una gran fascina-ciOn por el salvajismo. Es precis escapar, hair de la bestialidad natural del hom-bre salvaje. Al mismo tiempo aparece la tentaciOn, la atracciOn por el buen salvajeposeedor de tesoros y secretos invaluables.

    El enigma de la larga continuidad del mito del hombre salvaje no se disuelvefacilmente. Al rechazar la presencia de una estructura permanente o de una fuerzatrascendente, y al no aceptar tampoco la explicacien de un impulso original fulgu-rante, nos enfrentamos al problema desde otra perspectiva: Ia concatenaciOn mita-lOgica milenaria tiene una estructura legica mas clara si Ia leemos al reves, de erashacia adelante, a contrapelo del fluir de la historia (que es lo que hice en loscapitulos precedentes, aunque la exposiciOn sigui6 grosso m od() la secuencia tem-poral). Por ejemplo, desde la perspectiva moderna podemos decir y ha silodicho que el mito del hom bre salvaje es una expresiOn del contrapunteo entre lacultura y la naturaleza. Pero este contrapunteo, que no es solo una forma racional,sino tambien uno de los mas caros mitos de la cultura occidental, es un mito quecontribuye a dar coherencia a la larga cadena del ser salvaje. Cada epoca, comohemos visto, elabora su hombre salvaje, con sus peculiaridades -chstintivas. Elagrios griego es muy diferente del homo sylvestris; la idea hebrea de salvajismo nocoincide con la nocien renacentista. Y no obstante, estos mitos forman parte deuna cadena, estan vinculados entre si.

    Los mitos, tal como se presentan en cada horizonte cultural, no parecen conte-ner las causas de su evolucien y concatenaciOn: por el contrario, todo parececonspirar para condenarlos a la inmutabilidad y, por tanto, a perecer si el contextoque los rodea cambia. Lo que perinite comprender su sobrevivencia es el hecho deque algunos elementos de los mitos con frecuencia aspectos marginales seadaptan a las nuevas condiciones. En este sentido, la evoluciOn de los mitospresenta pantos de articulacien similares a esos equilibrios interrumpidos quepuntfian Ia evoluciOn biolOgica de las especies, o a esas redes imaginarias delpoder politico que generan texturas de legitimaciOn capaces de atravesar largosperiodos de tiempo. 2 Ciertas facetas, posiblemente marginales en su epoca, delmito del salvaje medieval fueron rescatadas por la imagineria renacentista paradefinir con ironia el nacimiento de un nuevo tipo de hombre; lo mismo habiaocurrido con el homo sylvestris, que tome del salvaje tragic() de los griegos elemen-tos para dibujar el perfil del sentimentalismo amoroso. De esta forma, rasgos quepodrian haberse perdido en la noche de los tiempos, son rescatados per una nuevasensibilidad cultural, para tejer redes mediadoras que van delineando los limitesextemos de una civilizaciOn gracias a Ia creation de territorios mitioos poblados

    2. \tease "Punctuated equilibria: An Alternative to Phyletic Gradualism"' de Niles Eldredge y Stephen Jay Gould. Encuentro on sintomatico y estimulame paralelismo entre este mo(deloque p -t plica los cambios evolutivosmediante la presencia de poblaciones ma rgina:es clue crecen en aquellas Areas donde se debilitan los mecanismoshorneostAticos estabilizadores tipicos de cada especie, con mi propio (-studio de los procesos legitimadores y mediadores en las sociedades modernas, donde las estructuras normales huscan peligrosamente su continuidaden una confrontaciOn con los marginales enemigos del poder constituido (yease mi libro Las redes imaginarias del

    poder po litic o).

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    98. Un dibujo ingles de principios del siglo xlv muestra la tragedia del hombre salvaje,acorralado por perros domesticados, en una lucha permanente no se sabe si por escaparde la naturaleza o de is civilizaciOn.

    de marginales, barbaros, enemigos y monstruos: salvajes de toda indole que cons-tituyen simulacros, simbolos de los peligros reales que amenazan al sistema occi-dental.

    Estos peculiares encadenarnientos histOricos permiten que la travesia milena - riadel mito del hombre salvaje nos-revele rasgos fundamentales de la Hamada civili-zaciOn occidental. En este libro solo he contemplado lo que podria llamarse lahistoria premoderna del mito del salvaje, y este vistazo nos ha permitido descu-brir algunos resquicios insospechados de la idea de otredad, sin la cual no sepuede concebir la civilizaciOn moderna. Esta obsesiOn occidental por el Otro,

    como experiencia interior y como forma de definicion del Yo, ha velado la presen-cia de otras voces: el Otro ha ocultado al otro. Mi esperanza es que, en la medida enque el hombre occidental comprenda la naturaleza mitica del salvaje europeo,pueda enfrentar la historia del tercer milenio, una historia cuyas desgracias previ-sibles e imprevisibles tal vez puedan ser atenuadas o incluso evitadas si el Occi-dente aprende por fin que hubiera podido no existir, sin que por ello los hombressufrieran mas de lo que sufren hoy por haber perdido tantos caminos que qu.eda-ron abandonados tan solo para que, si acaso, la voz melancOlica de algunos poetaso la curiosidad de raros eruditos los evoque. La Europa salvaje nos ensena quehubieramos podido ser otros...