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El Investigador es una publicacion con tematica retrofuturista de distribucion gratuita. - Numero 32 - - OCTUBRE - - Mexico 2013 -

El investigador octubre 32

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Uno de los retrofuturismos más explotables, el Clockpunk, es traído en esta ocasión por el equipo detrás de "El Investigador", la revista retrofuturista del mundo hispano parlante

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- Numero 32 -- OCTUBRE -- Mexico 2013 -

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“EPPUR SI MOUVE”Como algunos habrán notado, este mes nos retrasamos unos días y por ello ofrecemos disculpas, a ustedes, estimados lectores, y a todo el equipo que trabaja para que salgamos a tiempo; realmente lamentamos este contratiempo que nos hace darnos

cuenta de que después de todo somos humanos y cometemos errores, pero también está en nosotros mismos decidir rectificarlos, así que ya estamos en línea con este nuevo número de información en Español.

Esta vez el tema central es el Clockpunk, un retrofuturismo rico en opciones que suele ser dejado de lado. Tenemos dos artículos que nos ayudan a definirlo y darle forma pues cuando alguien dice “Clockpunk” suele desorientar a todos, y son

pocos los que conocen sus bases. En este número hay literatura, leyendas y hasta cine relativo al Clockpunk.

Pero también, para aquellos que esperan su dosis de vapor, en la Biblioteca Bizantina encontrarán un listado de libros Steampunk en Español que quizá les interese leer. Así como una reinterpretación de los logos de famosas bandas de rock de la mano de

nuestro querido Mr. Xpk.

Y bueno, con todas las peripecias ocurridas en el último mes, solo me queda decir que cualquiera puede afirmar que la Tierra es el centro del Universo, pero quienes ponemos nuestro granito de arena para que El Investigador salga cada mes, sabemos,

como Galileo Galilei que “eppur si mouve”.

Araceli RodríguezEditor en Jefe

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N. InmunsapáDIRECTOR GENERAL

CONSEJOEDITORIAL

LA PRESENTE PUBLICACIÓNES PRODUCCIÓN DE

Araceli Rodríguez (Von Marmalade)

EDITOR EN JEFE

Mr. XpkDISEÑO EDITORIAL

COLABORADORESAlejandro Morales Mariaca,Detective Robber LeBlancS,Josué Ramos, Patxi Larrabe,

Profesor Lecumberri

La presente publicación respeta el derecho de autor, por lo que cada una de las ilustraciones usadas en el presente número. Fueron ob-tenidas de maneras legales mediante diversos stocks

comerciales.

Las ilustracionesson propiedad de cadauno de sus autores.

Clockpunk: del Renacimiento al Siglo XXI

El Hombre de Palo

Mainspring

Expedientes H

Letras Ajenas

From Hell

Biblioteca Bizantina

Victorian Music Hall

Kinetoscopio

Clockpunk: a la espera del Renacimiento

En El Archivo

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Puede que el siglo XIX y la tec-nología del vapor sea lo más popular de Retrofuturismo en este momento, pero aunque es un universo no es el único.

Existen cuando menos otros 4 géneros (o subgéneros ya que no se han puesto de acuerdo los eruditos) y entre ellos está el Clockpunk.

La base del Clockpunk es simi-lar a la de los otros: explora el cómo sería el mundo si ciertos desarrollos tecnológicos, que ocurrieron después, hubieran ocurrido durante el Re-nacimiento y/o si ciertos inventos re-nacentistas hubieran sido creados en masa en ese período.

Tal como ocurre con otros géneros del Retrofuturismo el sufijo punk se le ha sido anexado, sin que tenga mucho (o nada) que ver y cre-ando la mayoría de las veces confu-siones.

A diferencia del Steampunk, el Clockpunk no puede sencillamente centrarse en “la tecnología del re-

nacimiento” puesto que mientras la revolución industrial o la Época Vic-toriana son dos momentos claros en toda Europa y su expansión a otros ter-ritorios, el Renacimiento por su parte

fue distinto, al grado que abarca los siglos XV y XVI y es un movimiento cultural en sí mismo.

Sin embargo sí puede concen-trarse, más que en un movimiento, en un momento ideológico como lo fue la llamada “Era de los Descubrimien-tos” que comienza con la impren-ta de Gutenberg en lo tecnológico, el Protestantismo en lo social y los viajes de los exploradores como Vas-co da Gama, Magallanes, Zheng He y Colón.

Los personajes que habitan y dan vida a un universo ambientado en el Clockpunk son bastante duales, por un lado aquellos que pertenecen al régimen de la edad media; aferra-dos a conceptos arcaicos y mal en-tendidos, llenos de oscurantismo. El

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clero y la realeza sosteniendo a las formas feudales bajo hipocresías, alianzas y conspiraciones.

Todos ellos llamados bár-baros o góticos por su contraparte: el Homo Universalis el ideal concebi-

do por León Battista Alberti cuando dijo: “el artista en este contexto social no debe ser un simple artesano, sino un intelectual preparado en todas las disciplinas y en todos los terrenos” de esta forma los protagonistas del Clock-punk son hombres conocedores de cul-tura, deporte y arte, llamados también Polímatas (que conoce, comprende o sabe mucho).

Hombres educados en las Uni-versidades que precisamente no tenían áreas de estudio específicas, ya que eran, como su nombre lo indica, es-cuelas dedicadas al estudio del univer-so a través de las ciencias, la filosofía y la teología; además se esperaba que una persona educada supiera cuando menos dos idiomas, tocar un instru-mento y escribir poesía o literatura en-tre otras cosas.

Así pues la ideología de este género es aquella de los llamados

hombres del renacimiento o políma-tas, independientemente de su época lo dejan claro nombres como: Imho-tep, Pitágoras, Avicena, Zhuge Lian, Abbas Ibn Firnas, Roger Bacon, Nico-las de Cusa, Da Vinci, Miguel Ángel Bounarroti, Galileo Galilei, Pascal y María Gaetana Agnesi, entre muchos otros.

El Clockpunk, aunque posee la tecnología mecánica de poleas y engranes, la máquina primitiva con fuerza cinética no se basa en ello, sino en la maravilla del ser humano que conscientemente le dio la espalda a un sistema obsoleto, oscuro y manip-ulado del cual ya se había cansado.

Seguiremos hablando de este y otros retrofuturismos en el futuro, cuando el pasado nos reencuentre.

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por Patxi Larrabe

Toledo, una fría mañana de otoño de 1582. Una extraña figura avanza por la calle de las Asaderías pidiendo limosna entre los transeúntes. Se inclina en una reverencia cada vez que recibe un maravedí, aunque jamás da las gracias.

De hecho, fue el propio emperador el que requirió en su corte de Toledo los servicios de un célebre relojero italiano llamado Giovanni Torriani. Juanelo Tur-riano, como se lo conocía en Toledo, era un ingeniero, matemático, astrónomo y relojero autodidacta nacido en Cremona hacia 1500.

Este inventor, comparado con el mismísimo Leonardo Da Vinci, fue el creador de maravillas como el Cristalino, un astrario capaz de marcar la hora y se-guir los movimientos celestes del Sol y de la Luna, y un planetario.

Ambos ingenios mecánicos sin precedentes. Además, fue llamado por el papa Gregorio XIII para remodelar el cal-endario juliano e instaurar el calendario gregoriano, que es el utilizado actual-mente en la mayor parte del mundo.

Aunque su obra cumbre, la que también supuso su triste final, la componen dos Artificios, enormes obras de ingeniería hi-dráulica y mecánica que desafiar-on los límites impuestos por el Tornillo de Arquímedes y pudieron elevar las aguas del río Tajo hasta lo alto de la ciudad, a más de cien metros de desnivel.

Arruinado por el desco-munal desembolso de dinero que significó construir no uno, sino dos Artificios, Juanelo Turriano terminó sus días en una casa de la calle de las Asaderías sólo, con el carácter agriado y totalmente arru-inado. Es precisamente en esta época de lenta agonía en la que se empieza a dejar ver un pequeño autómata en las cercanías de la

Por sus ropajes podría de-cirse que se trata de un monje; sin embargo, su apenas medio metro de altura delata que este mudo pedigüeño esconde algo más bajo su hábito.

Nos encontramos en pleno Siglo de Oro español, el período de mayor esplendor creativo que se ha vivido jamás en España prácticamente en todos los cam-pos artísticos, desde la pintura hasta la arquitectura, pasando por la literatura y la música.

Aunque la capital se había trasladado a Madrid en 1561, To-ledo seguía gozando de parte del esplendor que había vivido como capital del imperio de Carlos I de España y V de Alemania, Emper-ador del Sacro Imperio Romano Germánico.

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casa del inventor. Cuentan las ley-endas toledanas que “El Hombre de Palo”, como se le conocía, simula-ba un hombrecillo hecho de made-ra y funcionaba con un mecanismo de resorte al que se le daba cuerda con una llave. Era capaz de girar e inclinar la cabeza, mover los ojos de un lado para otro, abrir la boca y golpearse el pecho con la mano derecha mientras subía y bajaba la izquierda.

Puntual cada mañana, el “Hombre de Palo” salía de casa de Juanelo y recorría la calle hasta llegar al palacio arzobispal, recol-ectando comida y limosna de los curiosos viandantes.

Pero su investigación en el campo de los autómatas no ter-minó en este curioso ingenio. “Los veinte y un libros de ingenios y máquinas de Juanelo” constituye

una verdadera enciclopedia tecnológica de lo más avanzado de la época. Aunque su autoría está en duda, se atribuye pop-ularmente a Juanelo Turriano, y organi-zado por temas concretos, aporta mapas, ilustraciones y descripciones detalladas de molinos portátiles, presas, relojes de bolsillo, observatorios astronómicos, autómatas soldado, simuladores de com-bate, máquinas volantes y hasta una ame-tralladora rudimentaria.

No obstante, no ha sido hasta hace poco que esta extensa y magnífica obra sobre ingeniería y mecánica ha po-dido ver la luz. Los militares de la épo-ca no dudaron en esconder los escritos y declararlos secreto de estado.

¿Qué habría sido del genio de Juanelo si no se hubiera arruinado por culpa de la terrible administración públi-ca de la época? Lamentablemente poco ha llegado de su talento hasta nuestros días, salvo un montón de anécdotas que caminan con un pie en la historia y otro en la leyenda. Pero ¿y si en realidad el destino del “Hombre de Palo” no fue la hoguera, como se ha creído durante estos siglos?

A finales de la década de 1970, un artilugio mecánico del siglo XVI llega al Instituto Smithsonian de Washington, procedente de Ginebra. La descripción concuerda con “El Hombre de Palo” de Juanelo Turriano y, más increíble aún, su complejo mecanismo de cuerda sigue funcionando a la perfección. ¿Podría tra-tarse realmente del autómata de Juanelo? Todo parece indicar que sí; no obstante,

un cambio en la política del museo a principios de los 80 hace que el ingenio acabe encerrado y no se vuelva a estudiar.

Lo que sí que es un hecho indis-cutible es que la antigua calle de las Asaderías de Toledo no existe ya. En su lugar, nos encontramos con la calle del Hombre de Palo, una estrecha callejuela arraigada en la tradición popular de esta em-blemática ciudad y que presenta una placa que reza:

Por esta calle paseaba el autómata de madera, construido por el relo-jero de Carlos V, Juanelo Turriano, ante el asombro y la perplejidad de la muchedumbre.

En la revista on-line de literatura y arte Blackbird puede encontrarse un extenso ensayo sobre el mon-je autómata del Smithsonian y la hipótesis de que se trata en verdad del “Hombre de Palo”, así como un vídeo del mismo en funcionamien-to:

http://www.blackbird.vcu.edu/v1n1/nonfiction/king_e/prayer_

introduction.htm

En la web http://www.leyendasde-toledo.com hay información sobre las distintas leyendas de Toledo, in-cluyendo la del “Hombre de Palo”, así como visitas guiadas de la ciu-dad.

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“The Mainspring of the world winds down”

- Archangel Gabriel

Mainspring ha sido cataloga-da como Steampunk por ser una obra situada en la Era Victoriana en la que el Imperio Británico gobi-erna el hemisferio Norte.

Sin embargo el vapor no rep-resenta la energía usada por los habitantes de este mundo sino que son los mecanismos de reloj los que imperan, por lo que popularmente se le denomina Clockpunk, siendo la novela que encabeza el género.

Cuando comienzas a leer Mainspring, lo primero que no-tas es su entorno particular que se mueve en base a engranes meticu-

losamente colocados en sus lugares, ninguno está de más, todos tienen una función específica y si alguno se detuviera, traería consecuencias catastróficas.

En este universo, Dios es un relojero que al terminar de crear el universo, lo dejó funcionando como cualquier otro mecanismo.

Los planetas giran en torno al Sol mediante un mecanismo gigante, esto es conocido como “Orbital Track” (vía orbital). La Tierra se une a esta vía gracias a la Pared Ecuatori-al, que es básicamente un engrane de-scomunal que encaje en la vía orbital.

Conforme la Tierra gira, el movimiento la hace girar alrededor del Astro Rey.

La historia principal gira en torno al joven e inocente aprendiz de relojero Hethor Jaques, el cual es visitado una noche por el arcán-gel Gabriel quien le advierte que el impulso primario de la Tierra está disminuyendo y debe arreglarlo.

La novela sigue la búsque-da de Hethor por encontrar com-pañeros que le asistan en su mis-

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ión; aunque al principio obtiene ayuda de un bibliotecario de Yale y un aventón a Boston, nuestro ca-rismático protagonista descubre que el hecho de estar en medio de una misión divina no es garantía de apoyo de ningún tipo, de hecho hay bastantes obstáculos en el camino para asegurar que no restaure el lla-mado “Mainspring”.

Gran parte de la historia de-scribe los intentos de Hethor por evitar a sus enemigos y conseguir ayuda, la cual casi nunca está donde él espera.

Mainspring, más que una historia alternativa es una historia paralela, un universo muy similar al nuestro pero con sus diferencias esenciales, no solo por el funciona-miento orbital de cada astro sino por detalles que provocan el deseo de saber más, como el hecho de que Jesús no fue crucificado sino que fue aplastado brutalmente por el gran engrane, con todo y eso, la

realidad creada por Lake es bastante reconocible. En cuanto a los escenar-ios, son como una clase de tributo a las historias pulp de corte de mundos perdidos.

Hethor se mueve entre extrañas y exóticas localidades durante su búsqueda, en ellas se encuentra con otras tantas sociedades interesantes.

Ya el universo de Mainspring en sí merece poner este libro en los “must read” de cualquier amante de la ciencia ficción, el pulp y los retro-futurismos. Y dicho sea de paso, si el Clockpunk algún día se levanta y llega a algo tan o más grande que su hermano de vapor, será Mainspring donde habrá comenzado a tomar forma.

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Por: Detective Robber LeBlancS

Leyendo un poco algunos textos históricos sobre grandes inventores desde la revolución industrial, me en-cuentro con los honores que varias unidades de medición Internacional y códigos llevan su nombre, verbigracia: el Ohmnio, el Voltio, el Hertio, el Am-perio, el Culombio entre otros, el am-perio es una unidad básica del Siste-ma Internacional junto con el metro, el segundo, el kilogramo, Kelvin, Mol y Candela, los otros son unidades derivadas.

*El amperio o ampere [símbolo A], es la unidad de intensidad de corri-ente eléctrica.

Forma parte de las unidades básicas en el Sistema Internacional y fue nombrado en honor al físico y matemático francés André-Marie Ampère (1775-1836); inventó el primer telégrafo eléctrico y junto a Francois Arago el electroimán, en 1827 formuló la teoría del electromagnetismo.

El amperio es la intensidad de una corriente constante que, man-teniéndose en dos conductores para-lelos, rectilíneos, de longitud infinita, de sección circular despreciable y situ-ados a una distancia de un metro uno de otro en el vacío. *El culombio o coulomb [sím-bolo C] es la unidad derivada definida como la cantidad de carga desplazada

por una corriente de un amperio en un período de tiempo de un segundo, es la medida de la magnitud física de can-tidad de electricidad [carga eléctrica] y también se define como la cantidad de carga transportada en un segundo por una corriente de un amperio de intensidad de corriente eléctrica; fue nombrada en honor del físico francés él fue el primer científico en establecer las leyes cuantitativas de la electrostáti-ca, además de realizar muchas investi-gaciones sobre:magnetismo, fricción y electricidad, también estudió la elec-trización por frotamiento y la polar-ización del mismo.

Introdujo el concepto de mo-mento magnético, sus investigaciones científicas están recogidas en siete memorias, en las que expone teórica-mente los fundamentos del magnetis-mo y de la electrostática.

En 1777 inventó la balanza de torsión para medir la fuerza de atrac-ción o repulsión que ejercen entre sí dos cargas eléctricas, y estableció la función que liga esta fuerza con la dis-tancia. Con este invento, culminado en 1785, Coulomb pudo establecer el principio, que rige la interacción entre las cargas eléctricas, actualmente con-ocido como Ley de Coulomb.

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*El ohmio (símbolo Ω letra griega mayúscula omega] es la unidad derivada de la resistencia eléctrica en el Sistema Internacional de Unidades. Su nombre es en honor al físico alemán Georg Simon Ohm (1789-1854), autor de la Ley de Ohm y se define a un ohm-io como la resistencia eléctrica que ex-iste entre dos puntos de un conductor, cuando una diferencia de potencial constante de 1 voltio aplicada entre estos dos puntos, produce, en dicho conductor, una corriente de intensidad de 1 amperio (cuando no haya fuerza electromotriz en el conductor).

*El hercio, hertzio o hertz [símbolo Hz], es la unidad de frecuencia nom-brada en honor al físico alemán Hein-rich Rudolf Hertz (1857-1894), quién descubrió la propagación de las ondas electromagnéticas. El nombre fue esta-blecido por la Comisión Electrotécnica Internacional (IEC) en 1930. Este fue adoptado en 1960 por la Conférence Générale des Poids et Mesures: Con-ferencia General de Pesos y Medidas, reemplazando el nombre anterior de ciclos por segundo (cps).

el Morse, fue ayudado también en la puesta a punto del aparato telegráfico por Joseph Henry, cuyo nombre des-igna a la unidad eléctrica de la induc-tancia, y por Alfred Vail, tío segundo de Theodore N. Vail, quien más tarde fundaría con Bell la primera y más grande compañía telefónica. Alfred L. Vail (1807-1859) jugó un papel princi-pal en el desarrollo del manipulador telegráfico y del código que lleva el nombre de Morse. En él se emplean dos señales eléctricas básicas: un im-pulso corto (un “punto”) y otro largo (una “raya”), y cada letra del alfabeto se representa por una combinación de “puntos” y “rayas”, separados por períodos cortos.

*El voltio, o volt, [símbolo V], es la uni-dad derivada del Sistema Internacion-al para el potencial eléctrico, la fuerza electromotriz y la tensión eléctrica, re-cibe su nombre en honor al inventor y físico italiano Alessandro Volta (1745-1827), quien en 1800 inventó la prime-ra batería eléctrica: la pila.

*Un henrio o henry [símbolo H] es la unidad derivada para la inductancia eléctrica en el Sistema Internacional de Unidades. Es la de un circuito cer-rado en el que se produce una fuerza electromotriz de 1 voltio, cuando la corriente eléctrica que recorre el cir-cuito varía uniformemente a razón de un amperio por segundo. Su nombre fue dado en honor del físico america-no Joseph Henry. Mención especial recibe el Código Morse, porque su patentador Samu-

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Por: Alejandro Morales Mariaca

Leonardo di ser Piero casi se ha quedado dormido debido al continuo y suave bamboleo de su vehículo, una espe-cie de insecto mecánico de gran tamaño con tres pares de extremidades que le per-miten un grácil y veloz movimiento gra-cias a un no muy complicado mecanismo de poleas y contrapesos.

En teoría el viaje tendría que haber sido en carruaje, pero los caminos de aquella parte del mundo no son pre-cisamente los más accesibles, por lo que Leonardo no tardó en diseñar para sí mis-mo un medio de transporte más adecua-do para la ocasión.

Unas cuantas gotas de lluvia caen sobre su rostro despabilándolo, en el acto maldice su escasa previsión, pues una fuerte tormenta no tarda en caer sobre él y su peculiar vehículo no le ofrece el menor abrigo para dicha eventualidad. Transcurridos unos pocos segundos ya se encuentra completamente empapado e incómodo. Por suerte el resto de su ropa y los cuadernos de notas se encuentran a salvo dentro del baúl que siempre lleva consigo; pero a menos que consiga pron-to un refugio la situación no dejará de serle desfavorable.

La zona por la que viaja es agreste y peligrosa, llena de soldados turcos y mercenarios europeos que pelean una guerra ya bastante añeja. Aunque en hon-

or a la verdad todavía no se ha topado con ninguno de ellos.

Es más, ya han pasado varios días sin que haya visto a otro ser humano. Básicamente todas las ciudades y aldeas por las que ha cruzado las ha encontrado en ruinas y del todo despobladas. No es de sorprender.

El último de los gobernantes de aquella región arrasó con todo aquel que se opusiera a sus designios. Pasarán todavía muchos años hasta que estas se recuperen. Mientras tanto, la vegetación y las alimañas del bosque reinarán a sus anchas.

En situaciones normales alguien como di ser Piero no tendría nada que hacer en aquellas extrañas y lejanas tier-ras, sin embargo, esta no es una situación normal. Si lo que ha escuchado es verdad, muy cerca de su posición debe encon-trarse un antiguo y abandonado monas-terio de nombre Snagov, en el cual vive un peculiar personaje que parece estar en posesión de una tecnología nunca antes vista, la cual podría ser la clave para de-sarrollar sus propios inventos.

Por supuesto, la información bien puede ser nada más que un mito, simples habladurías de la gente. Pero de ser cier-ta… de ser cierta valdría todas las penur-ias e incomodidades por las que ha at-ravesado.

Su mente se llena con maravillosas ideas, con artilugios tan grandilocuentes que su utilidad y propósito se concibe después de que su forma es representada por las imágenes de su mente.De la nada un relámpago estalla en el cielo, iluminando todo a su alrededor. Al principio no puede creer lo que sus ojos contemplan, se niega a dar crédito a aquella ominosa imagen. Tan solo ha durado un instante, pero su visión ha ca-lado profundamente en él, despertando un miedo básico y primordial, casi sal-vaje. Instintivamente cierra los ojos y se encoge sobre sí mismo, al hacerlo mueve accidentalmente una de las palancas de su vehículo y este pierde el control hasta que cae por una escarpada pendiente.

***

Cuando recobra el conocimiento lo primero que nota es la ausencia del viento mordiendo sus huesos, después nota el dolor. Con lentitud se incorpora y se descubre en el interior de un viejo edi-ficio de ladrillo y mampostería. Hasta su nariz llega el olor a moho, polvo y algo que no es capaz de identificar, pero que enciende una alarma en su cerebro.

—Confío en que se encuentre bien —suelta una profunda voz cuyo propietar-io se oculta de Leonardo en algún lugar de la sala donde se encuentra.

—¿Qu…? ¿Quién es? ¿Qué es este lugar? —replica él entre oleadas de dolor. —Sufrió una fea caída —continúa la voz, omitiendo sus preguntas—.

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Es afortunado de no haberse roto algún hueso. Su carruaje, bastante pecu-liar si me permite decirlo, ha quedado completamente arruinado.

—¿En dónde estoy? —En el monasterio Snagov. Yo soy su morador —tras decir esto el hombre manipula algún artilugio y el lugar se ilu-mina con una luz purpurea de extraña lu-minosidad que brota de delgados tubos de metal que se encuentran repartidos por los muros. No es muy brillante, pero basta para que Leonardo pueda ver los detalles del lugar en donde se encuentra y también a su anfitrión—. Le encontré bajo la lluvia a pocos metros de aquí. Este es un lugar peligroso, hay lobos y otros hijos de la noche que no ven con buenos ojos el que se invada sus territorios.

Leonardo no dice nada ante seme-jante declaración y en vez de eso observa a aquel hombre. No es particularmente alto, pero sí corpulento y musculoso. Su apariencia luce fría e inspira cierto espan-to. Tiene la nariz aguileña con las fosas na-sales un tanto dilatadas, un rostro pálido y delgado, adornado con unas pestañas muy largas que dan continua sombra a unos grandes ojos grises y bien abiertos, como de depredador.

Carece por completo de pelo fa-cial y sus pómulos sobresalientes hacen que su rostro parezca aún más enérgico. Ya no es joven, pero parece como si el ti-empo simplemente hubiese dejado de cor-rer para él. —¿Cómo funciona esta ilumi-nación? —pregunta al fin el italiano, cedi-endo a su curiosidad.

—Con gas de pantano comprimido en tubos de bronce, la llama se obtiene a través de la fricción de una piedra de fosforo y metal.

Ampliamente sorprendido, di ser Piero está apunto de decir algo al respec-to, pero entonces su atención se centra en todos los artilugios y aparatos que se encuentran descuidadamente distribui-dos por la sala. La mayoría de ellos lucen inacabados, el resto, aunque burdos, son tan extraños que su utilidad se le escapa

del todo. Tanto unos como otros son sin duda la obra de una mente privilegiada.

—Veo que le interesan mis apara-tos —dice el Morador de Snagov mirándo-lo con suspicacia.

—Son cuando menos interesantes. —La mayoría de ellos son única-mente pasatiempos. Tengo una mente inquieta y demasiado tiempo libre. Tal como ya lo habrá constatado, no hay mu-cha gente por estos lares y las noches son particularmente largas.

—Mi nombre es Leonardo di ser Piero y he venido de muy lejos para ver con mis propios ojos su tecnología, la cual estoy seguro puede beneficiar mis propias invenciones.

—Ya veo, ha venido para aprender. Dígame maestre di ser Piero, ¿le gusta la historia?

—Como a cualquier hombre culto. —Verá, esta parte del mundo es rica en historia y ha sido el escenario de grandes batallas y de nobles actos de heroísmo. A pocos kilómetros de este lu-gar se encuentra el castillo de los señores de Valaquia.

—No tengo interés en conocer los registros de esa sangrienta estirpe —protesta el italiano.

—Habla como un hombre igno-rante —replica el morador visiblemente molesto por el comentario—. No importa, siéntase con la libertad de estudiar mis artilugios y aprenda cuanto desee.

Leonardo se incorpora y con cau-tela se aproxima a una de las máquinas del morador. No está del todo convencido de darle la espalda a aquel perturbador hombre, pero su curiosidad innata ter-mina por imponerse y pronto se pierde en las complejidades y variaciones de los mecanismos de relojería de los artilugios.

Pasados unos minutos el italiano siente un hálito frío en la parte posterior de su cuello. Instintivamente se da vuel-ta y se topa con la figura del Morador

lanzándose sobre él. Todo sucede a gran velocidad y Leonardo apenas si puede ver la figura de su atacante, cuya boca se encuentra muy abierta, mostrando unos colmillos exageradamente desarrollados.

El forcejeo entre ambos es violen-to, tanto que las ropas de Leonardo termi-nan por desgarrarse, lo que deja a la vista un crucifijo de plata que este lleva colga-do al cuello con la ayuda de una cadena. Al mirar aquel objeto cruciforme el Mora-dor lanza un agudo chillido y retrocede varios pasos mientras alza sus manos in-tentando ocultar su rostro.

Confundido por lo que acaba de presenciar, el estudioso se queda mo-mentáneamente paralizado, pero no tar-da en recuperar el control de su cuerpo y abandona el monasterio a toda la velocid-ad que le permiten sus miembros.

Corre tan deprisa que no se da cuenta que entra en un bosque. No, no es un bosque, al menos no uno normal, se trata de un extenso campo en el que lar-gas y gruesas estacas de madera surgen de la tierra.

En cada una de aquellas estacas hay esqueletos empalados en diversos es-tados de descomposición. Fue la visión de aquel macabro campo de muerte la que en un principio le hizo perder el control de su vehículo.

Pronto deja atrás ese bosque de pesadilla y en su mente no queda duda al-guna sobre la identidad del hombre que, a pesar de la distancia, todavía escucha gritar desde su tumba en el monasterio Snagov: Vlad III Draculea, príncipe de Va-laquia.

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Esta no es la historia idealde caballeros y hadas que buscas.

Olvida la idea de encontrarreinos ideales y parajes de ensueño.

Esto es Gaia, y cuanto más recorras sus parajes, más te envolverán

su incertidumbre, su negruray la lucha eterna que de ellos emana.

http://armandovaldemar.bubok.es/

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Por: Profesor Lecumberri

Siempre sea de tener cuidado con los regalos a los niño, porque en el papel lustrado y moños brillantes en ocasiones nos traen delicias encantadoras…

habitaciones vacías, movimientos rápidos, ruidos debajo de la cama, ojos de botón, bocas con dientes…

Thomas Otto y su familia se mu-daron a una mansión elegante y magní-fica en Key West, Florida en 1896; pero nunca imaginaron que entre sus pare-des se viviría el infierno, y a sus puertas el horror más mórbido.

Los Otto eran una familia muy estricta en cuanto al trato de sus sirvi-entes y en múltiples ocasiones llegaban al grado de darles malos tratos, malos pagos y horas duras de trabajo. Sin embargo fue esto lo que provocaría la venganza de una sirvienta y el famoso muñeco poseído.

En el año de 1906, el muñeco le fue entregado al hijo, Robert Eugene Otto por una sirviente haitiana que, de acuerdo a la historia, fue despedida por practicar magia negra y vudú. Se dice que la Señora Otto despidió a cuatro de sus empleados cuando los vio en el jar-

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dín en una cer-emonia que, ella

creyó, era brujería. Pero la venganza de una

sirvienta sería implacable.

Esta joven le regalaría a Eugene, llamado cariñosamente “Gene”, un muñeco de nombre Robert que solo le traería miedo y sorpresa a su famil-ia. La sirvienta dio al juguete muchos rasgos físicos que recordaban a los del joven Gene, incluso se dice que Robert tiene cabello de Gene y aunque parezca imposible, el cabello que ahora tiene el muñeco cambió de color.

Fue poco después de la entrega del terror que consumiría la vida de to-dos los Otto que se empezó a sospechar del presente de la sirvienta y se dieron cuenta de algo espeluznante respecto al muñeco; ya que los padres de Eugene lo escuchaban constantemente hablando con la figura de paja; después creían que el muñeco de hecho podía hablar en voz baja, polvorienta y sinuosa, incluso se le podía oír responder a preguntas di-rectas y amables haciendo que Gene se agitara al grado en que su madre y los sirvientes se preocupaban con él.

El muñe-co Robert se trans-formó en su único com-pañero de juegos; y a donde fuera él, el muñeco iba, dormía con él y se le reservaba un lugar en la mesa a la hora de la comida momento que Gene aprovechaba para darle pequeños bocados de comida al juguete de forma siniestra y entre risitas cuando sus pa-dres no veían.

Esta clase de relaciones entre niños y juguetes no es extraña, y sin embargo, con el paso del tiempo esto adoptó una naturaleza muy bizarra. Una relación macabra de juegos inocentes, pláticas directas y actos oscuros.

Conforme los días transcurri-eron, el niño ya solo respondía a su nombre medio: Eugene, o Gene para abreviar; y cuando su madre lo re-prendía por alguna razón, Eugene le in-dicaba que “Robert” era el nombre del muñeco y no el suyo, regalándole una parte de su personalidad y su alma a su gemelo de paja. En ocasiones, la madre encontraba a su hijo acurrucado en una esquina del cuarto, con el muñeco sen-tado en una cama o silla; mirándolo.

Pero lo peor estaba por llegar, los objetos de la habitación de Gene eran arrojados a través de la habitación por una fuerza fantasmal y brutal.

En ocasiones encontraba a algún juguete mutilado y se podían escuchar risitas provenientes de la habitación del niño.

La gota que derramó el vaso y mostró la verdadera naturaleza del terror de paja y ojos de botón que su hijo llamaba Robert, cuya naturaleza era la más mórbida, grotesca y abominable fue la ocasión en que el muñeco fue hallado sonriendo con un cuchillo en su mano, a los pies de la cama de los dueños de la casa.

Fue así que la familia huyó despavorida.

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La ser-vidumbre comenzó

a renunciar y los fa-miliares de los Otto decid-

ieron que era tiempo de hacer algo. Así, una tía abuela recomendó que los padres de Gene le arrebataran el muñe-co y lo pusieran en una caja en el ático, donde el juguete residió por muchos años. Pero esta medida de prisión para Robert no lo detuvo del todo porque en ocasiones se podía oír los pasos del monstruo en la madera crujiente del áti-co.

Al morir el padre, Gene recibió el hogar de su niñez como herencia; donde decidió vivir con su esposa. Gene se volvió un artista creyendo que la casa era espaciosa y lo proveería con un lu-gar perfecto para pintar.

Fue rápido al ático para recogió al muñeco amigo de su infancia tortuo-sa, dándole tanto afecto que su esposa comenzó a preocuparse. Gene regresó a sus hábitos enfermos, llevaba a su geme-lo de paja a todos lados, y lo sentaba en una silla pequeña para que los viera mientras su esposa y él dormían. Con el

tiempo, el matrimonio se volvió amargo y la esposa de Gene enloqueció y murió de causas desconocidas. Pero la sombra de Robert estaba sobre ella y su esposo.

Gene murió poco después tam-bién, como su esposa en circunstan-cias únicas, abrazado a su muñeco en la habitación preparada por Gene para Robert. El macabro juguete permaneció en la casa abandonada hasta que la fa-milia restauró la mansión en la que tan-ta locura resonó entre sus muros baña-dos de negros deseos y venganza.

El juguete fue mudado de nue-vo a su prisión al ático pero sus pasos recorrerían ya pronto en varios lugares de la casa. Una nueva familia tomó la residencia y la hija menor, una niña de diez años, se volvió la nueva dueña del muñeco; no pasó mucho tiempo antes

de que la pequeña comenzara a gritar desgarradoramente du-rante las noches, diciendo que Robert el maldito se movía en la habitación y que incluso fue víctima de ataques en varias ocasiones.

La leyenda dice que al tratar de dibujarlo o tomarle una foto, debes preguntarle de forma amable o de lo contrario te lanzará una maldición. Si el muñeco accede, su cabeza asentirá diciendo que sí; pero si no, y de todos modos trazas el dibujo o tomas la foto; una maldición caerá sobre de ti y de cualquiera que te acompañe. Y aún peor si se te ocurriese reírte de Robert la mal-dición mas mórbida y negra caerá sobre tu futuro.

“Siempre sea de tener cuidado con los regalos a los niños: soldados de plomo, cajas de sorpresa, mejillas maquilladas, rostros de porcelana y hueso… ruidos debajo de la cama… ojos de botón…bocas con dientes… en la puerta una

maldición.”

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Por: Josué Ramos

El Steampunk no es algo nuevo, de nuestro siglo XXI. Nació allá por los 80 en el seno de la literatura, de hecho, de la mano de K. W. Jeter (“Morlock Night”, 1979; “Infernal Devices”, 1987), Tim Powers (“Las puertas de Anubis”, 1983; Gigamesh, 2010) y James Blay-lock (“Lord Kelvin’s Machine”, 1987). Estos tres autores, veinteañeros por en-tonces, escribieron estas novelas identi-

ficándose con los temas desarrollados por Jules Verne y H. G. Wells en su día y atraídos por la estética de las épocas Victoriana y Eduardiana.

“Morlock Night” e “Infernal De-vices” desarrollan tramas repletas de inventos mecánicos y autómatas; “Las puertas de Anubis” combina el viaje en el tiempo con egiptología y el dominio británico de Egipto; y “Lord Kelvin’s Machine” está protagonizado por un lord Kelvin envuelto en un universo ucrónico.

En paralelo al trío de colegas californianos es justo destacar a Bruce Sterling y William Gibson, más conoci-dos por sus obras cyberpunk, por pub-licar poco después “La máquina dif-erencial” (1990; La Factoría de Ideas, 2006).

La relación de Sterling y Gibson con el cyberpunk tuvo un mayor efecto en la narrativa, el cine y la cultura pop y por eso esta novela (calificada por muchos como «cyberpunk histórico»)

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tuvo un mayor impacto en la ficción Steampunk que las novelas arriba cita-das.

Pero ¿qué pasó con esta litera-tura durante todo este tiempo? Podría decirse que desde entonces siempre estuvo presente, aunque con altos y bajos (y más bien bajos) durante todo el final del siglo XX y la primera déca-da del XXI, esperando a que los movi-mientos paralelos a la literatura termi-nasen de rescatarla.

Comenzó primero, eso sí, a cre-cer como moda, hasta quedar estable-cido a mediados de los noventa.

Así, durante ese tiempo de tími-do crecimiento, se fueron publicando poco a poco obras como la satírica “La Trilogía Steampunk” (1995; AJEC, 2008) de Paul di Filippo; la futurista “La era del diamante. Manual ilustra-do para jovencitas” (1995; Ediciones B, 1997) de Neal Stephenson; y “Luces del norte” (1995; Ediciones B, 1997), de Philip Pullman, como inicio a la se-rie “La materia oscura”. Sin embargo, sin contar todavía con el apoyo de toda la subcultura (o el mundillo de aficio-nados) que ahora lo sustenta, seguiría manteniendo sus altos y sus bajos, a rachas, hasta finales de la primera dé-cada del siglo XXI. Posteriormente, en paralelo al

renacimiento en Estados Unidos, la desaparecida AJEC comenzó a despun-tar como la editorial dispuesta a tirar del carro apostando por el género en nuestro idioma, publicando entre 2009 y 2011 novelas como “El secreto de los dioses olvidados” (2009), ucronía de Rafael González en la que Alemania gana la I Guerra Mundial; “Los relojes de Alestes” (2010), continuación espu-ria de Víctor Conde a “De la Tierra a la Luna”, de Julio Verne; “El baile de los

Y fue durante este período que los ecos llegaron con más fuerza a Es-paña y se comenzó a cultivar por los autores nacionales. Así, podemos citar como pionero a Eduardo Vaquerizo con su “Danza de Tinieblas” (Minotau-ro, 2005), finalista al premio Minotau-ro; aunque quizá haya sido “Tanato-manía” (Espiral Ciencia Ficción, 2007), de Sergio Parra, la primera novela en ser descrita por su editorial con el cal-ificativo de Steampunk.

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secretos” (2011), novela de terror de Jesús Cañadas en torno a una partida de rol Steampunk; y “Los horrores del escalpelo” (2011), donde Daniel Mares crea un alternativo Londres para Jack el Destripador.

Entretanto, Félix J. Palma dio inicio a su “Trilogía Victoriana” con el gran éxito que supuso su primera en-trega, “El mapa del tiempo” (Algaida, 2008), con la que ganó el Premio Ateneo de Sevilla 2008 y el Xatafi-Cy-berdark 2009.

Si bien es cierto que Palma no escribió esta obra teniendo al Steam-punk en mente, el crecimiento del mov-imiento corrió paralelo al éxito de sus obras, haciéndolo ganar en populari-dad y adeptos por toda la Península.

Dicho crecimiento y demanda de obras provocó además la traduc-ción de series extranjeras de éxito como “Leviathan”, de Scott Wester-feld, por parte de Edebé o las series de dos de las artífices del renacimien-to Steampunk en Estados Unidos: “El

Siglo Mecánico”, de Cherie Priest, de la mano de La Factoría de Ideas y “El Protectorado de la Sombrilla”, de Gail Carriger, en Versátil.

Por entonces, Palma ya comen-zaba a ser citado por algunas fuentes como el adalid de la literatura Steam-punk en español y terminaba de ga-narse el título, aunque sin pretender-lo, sacando su “Steampunk. Antología Retrofuturista” (Fábulas de Albión, 2012); con nombres como Care Santos, José Carlos Somoza, Marian Womack,

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Óscar Esquivias o Fernando Marías, convirtiéndose así en la primera an-tología del género escrita en español y publicada originalmente en España.

Curiosamente, en paralelo a este proyecto, dos escritores aficionados al movimiento (Paulo César Ramírez Vil-laseñor desde México y Josué Ramos desde España) estaban preparando la primera antología Steampunk his-panoamericana —buscando la par-ticipación de autores conocedores y cultivadores del género—, finalmente publicada como “Ácronos. Antología Steampunk” (Tyrannosaurus Books, 2013) con la inclusión de trabajos de Ángel Luis Sucasas, Jesús Cañadas, José Ramón Vázquez, Miguel Aguerral-de, Rafael González o Víctor Conde.

¿Está por llegar un boom en la literatura Steampunk española? Con el renacimiento anglosajón, la llegada de nuevas traducciones y la ayuda de los pioneros arriba citados, el Steampunk está comenzando a llamar la atención y hacerse un hueco, con buena acog-ida por parte del público. Editoriales como Tyrannosaurus Books, Edebé o Sportula (a la que agradecemos que recupere la serie Crónica de Tinieblas,

de Eduardo Vaquerizo) siguen adelan-te con sus proyectos Steampunk; y, al tiempo, otras comienzan a interesarse por él, como el sello Fantascy de Mon-dadori, o la colección Tesla de la rel-ativamente reciente editorial Dlorean (editora esta, por cierto, de la tercera antología Steampunk del país: “Steam-Tales. Antología Steampunk”, publi-cada poco después de “Ácronos” y de las novelas “El dirigible”, de Jospeh Remesar; “Lendaria”, de Josué Ramos y “La máquina del juicio final”, de Raúl Montesdeoca).

Tener al mercado anglosajón un par de pasos por delante nos permite ver cómo se desarrollan los acontec-imientos por allá y nos da la relativa ventaja de ayudarnos a ver qué podría estar a punto de suceder en nuestro id-ioma. En su caso, parece ser que la eta-pa de renacimiento y crecimiento Ste-ampunk está tocando techo o, quizá, entrando en una fase de estancamien-to. Parece ser que el atractivo de la es-tética victoriana clásica y la tecnología como centro de atención de sus histo-rias, aparte de las historias que se de-sarrollen, está comenzando a aburrir o saturar a los aficionados.

Es difícil de decir si España vi-virá a corto plazo un boom, aunque mucha gente está convencida de que así será, que acabaremos tocando ese mismo techo. Sí es seguro que su eterno atractivo y su actual éxito mantienen a algunos autores en su terreno y es-tán animando a cada vez más autores a cultivarlo tanto en español como en gallego o catalán; llevándonos aparen-temente a ese mismo destino. De mo-mento, y mirando al horizonte cerca-no, todo apunta a que el Steampunk tiene intención de quedarse y de seguir creciendo; así que, al menos, sería buen momento para tener en cuenta esa realidad.

El Steampunk puede apoyarse en su seductora estética o en el atrac-

tivo de su tecnología y su maquinaria para crecer hasta la cima pero… ¿por cuánto tiempo? Así que me preocupa más pensar en cómo será el Steam-punk que está por venir. Porque si nos paramos a pensar en que sus orígenes están en las obras de Jules Verne, de H. G. Wells y del cyberpunk sería ra-zonable que el Steampunk que está por venir se preocupase por algo más que por seguir una moda retro.

Que se preocupase por ahondar en sus tramas, en la crítica al uso inde-bido de las nuevas tecnologías o por la ansiedad que su uso genera en los usuarios, por la crítica a la explotación de los obreros o por la destrucción del planeta… por esos temas, en fin, que en pleno siglo XXI todavía compartimos con el siglo XIX y de los que el Steam-punk sabría abordar perfectamente, ganándose así su hueco como parte de la ciencia ficción por mérito propio.

Fuentes:The Steampunk Bible Jeff VanderMeer & S.

J. Chambers (Abrams Image, 2011)Tercera Fundación(http://tercerafundacion.

net/)An Educated Guess

http://austinsirkin.tumblr.com/post/59281610472/has-steampunk-peaked-

in-the-us

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Alejandro Dumas escribió Los Tres Mosqueteros, y Andrew Davis y Alex Litvak lo adaptaron para que el británico Paul W. S. Anderson di-rigiera la película estrenada en sep-tiembre del 2011 que fue duramente criticada. Pero no des vuelta a la pá-gina, si eres de los Steampunks que ya la vieron y no gustaron de ella, la razón es simple: No es una película Steampunk.

Ambientada en un siglo XVII al-ternativo, el plot nos dice que el jo-

ven D’Artagnan deja su hogar en la campiña Francesa para conver-tirse en Mosquetero del Rey, justo como su padre. En el camino a Paris nuestro protagonista se va metiendo en problemas a cada paso y retando a duelo a tres sujetos que resultan ser Athos, Aramis y Porthos. Al reunirse los cuatro, rápidamente se convierten en aliados en contra de su enemigo en común: el capitán de la guardia del Cardenal.

Mientras, el Cardenal Richelieu planea enviar a una espía a que robe las joyas de la joven reina Anne. La idea es usar las joyas como prueba de

Tecnología, artes marciales, airships, explosiones, intriga y más, en esta pieza que es per-fectamente clasificable como Clockpunk pues se desarrolla en el Renacimiento, y toma la tecnología y el pensamiento positivo de la época.

que está teniendo una aventura con el Duque de Buckingham. Si el rey Luis XIII cree que la reina le es infiel, no tendrá otra opción que declararle la guerra a Inglaterra y dejar al Cardenal como líder de Francia. Por supuesto que los Mosqueteros descubren esta trama y deben recuperar las joyas de la reina para antes del baile real.

Por: Araceli Rodríguez

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Por: Paulo César Ramírez Villaseñor

Es un hecho indiscutible que quien lleva la punta de lanza de los retrofuturismos en todo el mundo es el Steampunk, siendo en ocasiones el único reconocido por propios y extraños debido básicamente a su fuerte carga es-tética. De ahí, algunos más pu-eden o no haber escuchado hablar del Dieselpunk (Retrofuturismo que se inspira en la llamada “Era del Jazz”, dentro del periodo que abarca de los años 20´s a los prin-cipios de los 50´s) o el Atompunk (enfocado en la “Era Atómica” o “Era Espacial” en el periodo pre-digital entre 1945 y 1965, de acu-erdo a Bruce Sterling).

Lo cierto es que algunos pa-recen pensar que lo único que se necesita para realizar un Ret-rofuturismo es tomar un tipo de tecnología (vapor, motor de combustión, energía atómica…) y agregarle el sufijo “punk” o peor aún, que basta simplemente con tomar cualquier elemento o persona (elfos, hadas, Tesla, san-dalias…) y terminar con el ya mencionado sufijo. Para los es-tudiosos, escritores, promotores y artistas en general, que se han tomado la molestia de investigar al respecto es claro que las cosas no son ni así de simples ni así de vanas.

La realidad es que la única manera de realizar un Retrofu-turismo en forma es tomar el-ementos representativos de una era y mezclarlos con elementos modernos. Esto puede hacerse partiendo de una base histórica; tal como se realiza en la historia alternativa, agregando además ficción especulativa (lo que en es-pañol se conoce bajo el término de Ucronía) o simplemente to-mando estética representativa de la época, sea esta Victoriana, el período entreguerras o la para-noia de la guerra fría.

Hablando concretamente del Clockpunk tenemos que decir que es algo desconocido, o ha sido poco explotado debido a una combinación de situaciones. Primeramente el Steampunk se roba prácticamente toda la es-cena agrupando además sub-géneros como el “Steamgoth”, la “Gaslamp Fantasy” e incluso Steampunk en el viejo oeste que no deja de sentirse con el cono-cido sabor del “Weird Western”; de esta forma se tiene la idea que simplemente se debe aplicar la misma premisa que se entienda de Steampunk y aplicarla a cual-quier otro Retrofuturismo, origi-nando de esa manera múltiples fallos. Otra de las razones por la cual el Clockpunk no ha po-dido sobresalir es que muchas veces, algunos de sus elementos han sido absorbidos por el Ste-ampunk, como bien podrían ser barcos voladores funcionando con globos de gas, ornitópteros,

Clockpunka la espera del Renacimiento

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autómatas de cuerda o hasta pira-tas. Otra dificultad es que, si bien el Clockpunk puede situarse en el Renacimiento, este fue un perio-do diferente alrededor del mun-do, siendo también que dicho Retrofuturismo se inspira mucho más en la ideología del polímata, dando posibilidades para ubicar relatos en la antigua Grecia, Egip-to o el Imperio Bizantino, aunque más típicamente se establece en una Europa renacentista. La propia falta de comprensión del Steampunk entre algunos de sus seguidores, la proliferación exce-siva de loqueseapunk y la fuerte carga estética han creado un abis-mo lo suficientemente grande, como para que todo lo que no se muestre visualmente distintivo pase desapercibido, o peor aún ser confundido por Steampunk, teniendo -si acaso- la suerte de apenas ser mencionado.

Esto complica las cosas para quienes desean enfocarse en un universo Clockpunk; sin embar-go con eventos como la recién pasada EuroSteamCon que tuvo su mayor presencia en España no nos cabe la menor duda que el Retrofuturismo más destacado irá teniendo no solamente más y más seguidores, sino una mejor di-rección y enfoque bajo una línea más equilibrada que podrá tener estética, información y literatura tomadas de la mano. En la me-dida que el Steampunk se asiente no únicamente como gusto esté-tico, sino que se difundan todas sus vertientes artísticas (funda-mentado por ejemplo de la litera-tura y/o el cine) entonces podrán crecer otros retrofuturismos a la par.

Mientras otros retrofuturismos como el propio Dieselpunk van

abriéndose paso lentamente (jun-to con el Atompunk que sigue su huella de cerca) el Clockpunk se ha ido marchitando poco a poco; como una semilla que nunca dio fruto, ahogada entre el vapor del hermano mayor. Teniendo un pensamiento positivo, digamos que el Clockpunk ha quedado adormilado, a la espera de un re-nacimiento.

Una verdadera lástima pues es el más rico en su trasfondo histórico y aún tiene mucho por donde explorarse.

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