08 Abril Catequista

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    rio?, ¿cómo cambiarían las cosas si se imitara no a Tiberio,que sólo busca poder, riqueza y honor, sino a Dios, que pidejusticia y compasión para los últimos?

    Para Jesús, el reino de Dios no es un sueño. Es el proyectoque Dios quiere llevar adelante en el mundo. El único obje-tivo que han de tener sus seguidores. ¿Cómo sería la Iglesiasi se dedicara sólo a construir la vida tal como la quiereDios, no como la quieren los amos del mundo?

    La primera actuación de Jesús es buscar colaboradores parallevar adelante su proyecto. Jesús va “pasando junto al lagode Galilea”. Ha comenzado su camino. No es un rabino sen-

    tado en su cátedra, que busca alumnos para formar una es-cuela religiosa. Es un profeta itinerante que busca seguido-res para hacer con ellos un recorrido apasionante: vivirabriendo caminos al Reino de Dios. Ser discípulo de Jesús noes tanto aprender doctrinas cuanto seguirle en su proyectode vida.

    El que toma la iniciativa es siempre Jesús. Se acerca, fija su

    mirada en aquellos pescadores y los llama a dar una orienta-ción nueva a su existencia. Sin su intervención no nace nun-ca un verdadero discípulo. Los creyentes hemos de vivir conmás fe la presencia viva de Cristo y su mirada sobre cadauno de nosotros. Si no es Él, ¿quién puede dar una orienta-ción nueva a nuestras vidas?

    Por eso lo más decisivo es escuchar desde dentro su llama-da: “Venid detrás de mí”. No es tarea de un día. Escucharesta llamada significa despertar la confianza en Jesús, re-avivar nuestra adhesión personal a Él, tener fe en su proyec-to, identificarnos con su programa, reproducir en nosotrossus actitudes y vivir animados por su esperanza en el Reinode Dios.

    (“El Camino abierto por Jesús”, José Antonio Pagola, 2011)

    JUVENTUDES MARIANAS VICENCIANAS

    SECRETARIADO NACIONAL

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    Al finalizar la catequesis de este mes, oraremos a partir del

    texto evangélico de Mc 1,14-20. Nos encontramos con el momentoespecial en el que Jesús elige a sus discípulos y les pide que lo de-jen todo y le sigan.

    Ayudaremos a los Juveniles a interiorizar este texto y a com-partir, libremente, la respuesta que el Señor les da a cada uno eneste momento de su vida, especialmente en torno al interroganteplanteado en el texto de los Juveniles: “Jesús sigue llamando y…

     ¿quién sabe? Tal vez te llame a ti…”.

    Ayuda para el catequista:

    Jesús no enseñó una doctrina para que sus discípulos laaprendan y difundieran correctamente. Jesús anuncia másbien un “acontecimiento” que pide ser acogido, pues lo pue-de cambiar todo. Él lo está ya experimentando: Dios se está

    introduciendo en la vida con su fuera salvadora. Hay quehacerle sitio. 

    Jesús proclamaba esta Buena Noticia de Dios: “Se ha cumpli-do el plazo. Está cerca el reino de Dios. Convertíos y creed laBuena Noticia”. Es un buen resumen del mensaje de Jesús.Se avecina un tiempo nuevo. Dios no quiere dejarnos solosfrente a nuestros problemas y desafíos. Quiere construir jun-to a nosotros una vida más humana. Que cambiemos de ma-nera de pensar y actuar y que vivamos creyéndonos esta No-ticia que es la mejor noticia que podíamos escuchar.

    Nos puede sorprender que Jesús nunca explique directamen-te en qué consiste el “Reino de Dios”. Lo que hace es sugeriren parábolas inolvidables cómo actúa Dios y cómo sería la vi-da si hubiera gente que actuara como Él.

    Para Jesús, el Reino de Dios es la vida tal como la quiereconstruir Dios. Ese era el fuego que llevaba dentro: ¿cómosería la vida en el Imperio si en Roma reinara Dios y no Tibe-

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    los hombres por puro amor.

    La eucaristía es acción de gracias: La palabra «eucaristía» vie-ne del griego y significa «acción de gracias». La eucaristía esuna alabanza al Padre por la obra maravillosa de la salvación.

    La eucaristía es signo de amor y de unidad : El gesto que Jesúshace de partir y repartir el pan debe llevar, necesariamente, acompartir. Así lo entendieron los primeros cristianos. Por eso,un primer nivel necesario para vivir la eucaristía es compartirtodo lo que la vida nos ofrece: esperanzas, frustraciones, ale-grías, bienes... Pero hay algo más: quienes comparten el mismopan de la eucaristía forman un mismo cuerpo.

    El PAN y el VINO simbolizan el Cuerpo y la Sangre de Jesús, elalimento para los cristianos. Es la máxima expresión del Amorde Jesús por nosotros: dar la vida por los demás. A través delPan y el Vino recibimos a Jesús en nuestras vidas con el deseode tenerle cerca de nosotros y caminar con Él.

    La EUCARISTÍA es el sacramento del Amor. Es una fiesta llena dealegría donde damos gracias a Jesús por amarnos y quedarse con

    nosotros. Una fiesta en la que somos enviados a ser sus testigosy hacer vida su Reino de Amor.

    La celebración de la Eucaristía está llena de símbolos, ritos,palabras y accionesllenos de significado.

    A través del textoevangélico de los dis-cípulos de Emaús ire-mos descubriéndolos.

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    Jesús, durante su vida pública, perdonó los pecados a todosaquellos que se presentaban ante él con fe y con arrepentimien-to. Después de su resurrección concedió a los apóstoles y a sussucesores el poder de perdonar los pecados.

    Quien se acerca a recibir el perdón debe reconocer, ante sí yante Dios, las faltas cometidas, arrepentirse de lo que se hahecho mal y hacer propósito de enmienda, es decir, reparar eldaño causado.

    Seguidamente viene la confesión personal, que se realiza anteun sacerdote que representa a Cristo y a la Iglesia. El pecado esun mal hecho a Dios y a la comunidad de creyentes, y su confe-

    sión se hace ante aquel a quien Cristo dio potestad para perdo-nar y representar a la comunidad. El sacerdote, en nombre deCristo, acoge a quien se siente pecador, como el padre recibe alhijo pródigo que reconoce su culpa y vuelve a la casa paterna.

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