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1 VENCIENDO LA TENTACIÓN, AFIRMANDO LOS CORAZONES ENSEÑANZAS DE LA CARTA DE SANTIAGO JOSÉ LEONIS

ENSEÑANZAS DE LA CARTA DE SANTIAGO. Por José Leonis

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VENCIENDO LA TENTACIÓN,

AFIRMANDO LOS CORAZONES

E N S E Ñ A N Z A S D E L A C A R T A D E

S A N T I A G O

JOSÉ LEONIS

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JOSÉ LEONIS

ENSEÑANZAS DE LA CARTA DE

SANTIAGO

VENCIENDO LA TENTACIÓN,

AFIRMANDO LOS CORAZONES

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ENSEÑANZAS DE LA CARTA

DE SANTIAGO

VENCIENDO LA TENTACIÓN,

AFIRMANDO LOS CORAZONES

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A todos los cristianos que desean alcanzar el premio del supremo

llamamiento y saben que hay pruebas que superar.

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Contenido

Introducción 10

Capítulo I 14

Las pruebas. Una realidad en la vida del cristiano

Capítulo II 18

La concepción del pecado y la muerte. Capítulo III 24

Protocolo para superar la tentación

Capítulo IV 30

Los altos estándares de Dios. Favoritismo,

acepción y discriminación tan equivalentes

al homicidio o el adulterio Capítulo V 34

¿Puede un hombre tener fe y no hacer buenas obras?

¿Puede la fe sin buenas obras salvar a un hombre?

Capítulo VI 38

Una forma de medir tu crecimiento espiritual

(Stg capítulo 3)

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Capítulo VII 44

Sabiduría de lo alto vs la sabiduría terrenal.

Capítulo VIII 48

La génesis de las guerras. Santiago capítulo 4

Capítulo IX 53

¿Cómo encontrar nuevamente el camino a Dios.? Capítulo X 57

Nuestro deber como cristianos es restaurar al

caído y no ser jueces.

Capítulo XI 60

No somos autosuficientes, dependemos de Dios

Capítulo XII 62

Advertencia para los que atesoran riquezas en la tierra. Capítulo XIII 65

Afirmando nuestros corazones para la venida de Cristo

Capítulo XIV 69

Buenos modelos que seguir

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Capítulo XV 72

El poder de la oración

Capítulo XVI 75

Cuidado con extraviarnos

Capítulo XVII 79

La restauración es posible.

Conclusión 81

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Introducción

Epístola de Santiago

De los personajes bíblicos que llevan éste nombre: Santiago (en hebreo:

Jacobo) podemos resaltar a tres de ellos:

a) Dos apóstoles.

1. Jacobo el hijo de Zebedeo (decapitado por Herodes),

hermano del apóstol Juan. (Hch 12:2)

2. Jacobo el hijo de Alfeo. (Mt 10:3)

b) Jacobo el hermano del Señor Jesús. (Mt 13:55)

El autor:

Se describe que el escritor de la carta Universal de Santiago fue precisa-

mente Jacobo el hermano del Señor.

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Es probablemente el primer escrito del nuevo testamento (años 44-47

d.C)

De las primeras cosas que nos vienen a la mente de este personaje, es

su negativa al mensaje de salvación anunciado por el Señor, podemos

imaginarlo haciendo burla a las declaraciones que Jesús (su her-

mano) era el Mesías profetizado.

La Biblia nos enseña de personajes que se opusieron vehementemente

a los designios de Dios, pero fueron transformados y llegaron a conver-

tirse en herramientas útiles para Dios; este Jacobo entra en esta catego-

ría.

Los ejemplo:

1) Lucas hace mención de Santiago (Jacobo) en Hechos

(15:13), lo describe teniendo un papel de liderazgo en la Igle-

sia.

2) El apóstol Pablo en su carta a los Gálatas (2:9), nos refiere

que Santiago, era considerado columna y baluarte en la Igle-

sia de Jerusalén.

Usted podría ser aquel personaje que se resiste a cumplir su función en la

iglesia, de ser pilar, Jacobo nos invita a creer que si es posible pasar de la

incredulidad a una fe de acción.

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¿Cómo se describe el autor?

En la salutación (Stg 1:1) de ésta carta, él se describe como siervo

(esclavo) de Dios y del Señor Jesucristo.

En el tiempo de la esclavitud: La razón de ser del esclavo era su amo.

Precisamente éste es el mensaje que nos quiere transmitir Santiago, la

razón de ser del Cristiano es nuestro Dios, somos sus esclavos, nuestra

voluntad se la hemos dado a Dios.

El comprender esto nos ayuda a liberarnos de muchas dificultades, ges-

tadas precisamente al dar rienda suelta a nuestras voluntades contra-

rias a los principios de Dios.

“Hay camino que parece derecho al hombre, pero su fin es camino de

muerte.” (Pr 16:25)

“Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros

caminos mis caminos, dijo Jehová. “ (Is 55:8)

Nuestro Dios :

1. Tiene buena voluntad para los hombres.

“ Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer

como el hacer, por su buena voluntad” (Fil 2:13)

2. Tiene un buen deseo para el hombre.

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“ el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conoci-

miento de la verdad.” (1 Ti 2:4)

Podemos tener la plena certeza, que ser esclavos de Cristo, es lo mejor

que le puede pasar al ser humano, precisamente porque todo el bien

que puede desear el hombre viene de Dios.

“Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice

Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que espe-

ráis.” (Jeremías 29:11)

“ Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del padre

de las luces,…” (Stg 1:17)

Destinatario:

“Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo, a las doce tribus que es-

tán en la dispersión: Salud.”(Stg 1:1)

Las doce tribus que están en la dispersión. Estos eran hermanos (judíos

y gentiles) que habían sido esparcidos por varios lugares, a causa de las

persecuciones que los cristianos estaban experimentando (Hch. 8:1-4).

En esta carta, hay un deseo profundo de Santiago, porque vivamos un

cristianismo que sea el reflejo fiel de una vida transformada.

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Capítulo I

Las pruebas

Una realidad en la vida del cristiano

“Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas

pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia.

Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y

cabales, sin que os falte cosa alguna.” (Stg 1:2-4)

1.1). La declaración:

Las pruebas y tentaciones son una realidad en la vida del cristiano, ellas

llegaran. Se presenta de “diversas” maneras, es decir, tiene una gran va-

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riedad de presentación. Pueden afectar todos los aspectos de nuestra

vida: física, emocional, laboral, familiar, etc.

No debemos extrañarnos cuando tengamos que pasar momentos difíci-

les. El que vive una vida piadosa delante de la presencia de Dios, se con-

vierte en un perfecto blanco para Satanás.

Hay pruebas que son gestadas por nuestros malos deseos, hay otras

que están condicionadas por circunstancias de las cuales no se es cau-

sante: la muerte de un familiar, una enfermedad, las injusticias de

nuestros sistemas burocráticos, etc.

El espectro de cobertura de las tentaciones es amplio, por ejemplo:

Los deseos de los ojos:

Codiciar a la mujer de mi prójimo.

Desear hurtarle un bien a mi hermano.

Buscar la respuesta del examen en la hoja del

compañero. Etc.

Los deseos de la carne: (Gálatas5:19-21)

Adulterio, fornicación, orgias.

Inmundicia, lascivia.

Enemistad, pleitos, celos, ira.

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Homicidio.

Borracheras. Etc.

La vanagloria de la vida:

El espíritu de autosuficiencia y de poder.

1.2) Qué actitud debemos tener ante la prueba:

De gozo.

La razón:

a) Las pruebas indican que estamos viviendo fielmente a Dios.

b) Dios está a nuestro lado, no nos abandona.

c) Con Cristo somos vencedores.

d) Tenemos, toda la armadura de Dios para vencer las pruebas.

1.3) Los resultados de vencer la tentación. Alcanzamos:

1) “Paciencia” significa: Resistencia, aguante, rehusar a darse

por vencido, perseverancia en los tiempos difíciles.

2) Perfección: mayor convicción, firmeza en las promesas

de Cristo y santificación.

3) Cabalidad: sensatez, rectitud, buen juicio.

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Reflexión:

Hay muchas advertencias bíblicas, respecto a la importancia de mante-

nernos velando (atentos) para no entrar en tentación.

Es fundamental que nos replanteemos lo que decimos y pensamos

respecto a nuestra relación con Dios. Porque pudiese ser que estamos

dejándonos llevar por nuestros deseos concupiscentes, y nos estamos

engañando al pensar que no es tan grave nuestra situación con Dios.

“Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas,

mentimos, y no practicamos la verdad;” (1 Jn 1:6)

“ Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga “ (1 Co 10:12)

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Capítulo II

La concepción del pecado y la muerte.

“Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; por-

que Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie; sino que

cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y se-

ducido. Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el

pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte.”(Stg 1:13-15)

Una enseñanza ampliamente tratada en la Biblia, es la del pecado y sus

consecuencias. Sabemos que de todas sus consecuencias, la muerte

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espiritual es la que tiene mayor impacto, ya que se traduce en castigo

eterno si no nos arrepentimos.

2.1 ¿Cómo se gesta el pecado y la muerte espiritual?

Es una de las preguntas más importantes que debemos hacernos para

saber cómo lidiar con este mal.

Desde los primeros seres humanos creados: Adán y Eva, siempre se han

buscado justificaciones a las violaciones de las normas y principios mo-

rales, doctrinales, etc., establecidos por Dios; nos encontramos a Adán

culpando a Dios por haber comido el fruto prohibido, cuando le respon-

de a Dios: la mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo

comí. (Gn3:12). Adán le estaba diciendo al Señor: la culpa es suya, la ayu-

da idónea que me dio, resultó ser un estorbo idóneo, si me hubiese da-

do otra mujer esto no hubiese pasado. Por su parte Eva cuando fue

encarada dijo: la serpiente me engañó y comí. (Gn 3:13).

Es muy común que este mismo patrón de Adán y Eva se reproduzca en

la humanidad, al tratar de justificar nuestros errores culpando a otros

por nuestras malas decisiones; Aun los que reconocen su culpabilidad,

tratan de mitigarla al querer compartir la culpa con otras personas, las

circunstancias, etc., todo para hacer manifiesta la falta de arrepenti-

miento.

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Santiago nos enseña lo siguientes: “Cuando alguno es tentado no diga

que es tentado de parte de Dios” “ni él tienta a nadie”. (Stg 1:13.)

2.2 ¿Dónde surge el problema?

Santiago responde: Cuando somos atraídos y seducidos por nuestra

propia concupiscencia. (Stg 1:14)

2.2.1 Definición de término:

1) Concupiscencia: Deseo ansioso por cosas prohibidas por

Dios. Apetito desordenado de placeres deshonestos.

El deseo es una conducta propia de la humanidad, el problema sur-

ge cuando lo que se piensa o lo que se mira es algo prohibido y da-

ñino, se comienza a desear y sentirse atraído, seducido a ir tras eso.

El hombre toma su deseo, lo centra en lo dañino y lo prohibi-

do. Cuando empieza a fijarse y pensar en lo prohibido, el deseo y la

concupiscencia son concebidos en su mente. Lo que sigue es que se

materialice este deseo --- se da a luz (SE HACE MANIFIESTO) el pe-

cado y con él la muerte.

Debemos entender que la astucia de Satanás es grande, nos alimenta el

deseo concupiscente con los mejores escenarios para materializar nues-

tro deseo pecaminoso, nos ciega a tal punto que nos hace ver en el pe-

cado las mejores cualidades de aquello que comienzo a llamar felici-

dad, pero que en realidad es la muerte.

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2.3 El embarazo de la muerte.

En el primer trimestre de este embarazo, el cristiano pierde la comu-

nión con Dios, su bendición, su aprobación, constantemente su con-

ciencia le está notificando que su proceder no es correcto. Hay mucha

aflicción por defraudar a Dios. Si no se procede al arrepentimiento hay

que comenzar a buscar los mecanismos para callar la conciencia.

Segundo trimestre: se trata de buscar las mejores argumentaciones de

los que piensan que no son incorrectas mis acciones, se termina escu-

chando a personas que cuestionan la veracidad de las enseñanzas mo-

rales bíblicas, del castigo eterno, etc. Y a través de estos argumentos

tratamos de mitigar nuestra culpabilidad.

Tercer trimestre.: terminamos de nutrir los errores, perfeccionamos la

mentira y los pensamientos concupiscentes. Y por último, el parto, es la

presentación formal que Satanás con sus ángeles hacen del cristiano

que se ha entregado a una vida pecaminosa.

2.3.1 El ejemplo del rey David:

El circulo vicioso de mentiras que lo llevó al adulterio y al homicidio.

En un abrir y cerrar de ojos, el rey David, pasó de un deseo concupis-

cente por una mujer casada, a la materialización de su deseo, cometió

adulterio con Betsabé, mientras su esposo estaba defendiendo a su rey

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en la guerra. Pasó de un momento lleno de placer a la agonía más gra-

de que jamás había experimentado.

Precisamente el Apóstol Pablo nos advierte que los frutos de la carne se

hacen manifiestos, no importa que tan habilidosos podamos pretender

ser en ocultarlos.

Aun en medio del deseo pecaminoso, Dios nos envía mensajes para

señalarnos que no estamos obrando de manera adecuada, en el caso

del Rey David, su siervo le dijo:

“esa mujer hermosa por la cual me ha preguntado, es casada, es la mu-

jer de Urías”. Este mensaje fue ignorado por David.

La estela de mentiras en la vida de David crecía, cada vez más se sumía

en una vida de pecado. Al enterarse que Betsabé estaba embarazada,

trato de ocultar su pecado, quiso encubrirlo haciendo venir de la gue-

rra al esposo de Betsabé para que se llegara a ella y poder justificar el

embarazo.

La justicia de Dios no puede ser burlada, el plan de David de ocultar su

pecado fue infructuoso, la honorabilidad de Urías le impedía pasar un

momento de placer con su esposa, mientras sus compañeros seguían

en la guerra.

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Después de fallar en sus intentos, no le quedó más remedio al rey David

que dar instrucciones (ponerlo al frente de la guerra), que representa-

rían la muerte de Urías, como en efecto sucedió.

Reflexión: Dios abomina la lengua mentirosa y el corazón que maquina

pensamientos inicuos,... (Pr. 6:16-18)

“3 Porque los labios de la mujer extraña destilan miel, Y su paladar es

más blando que el aceite; 4 Mas su fin es amargo como el ajenjo,

Agudo como espada de dos filos. 5 Sus pies descienden a la muerte;

Sus pasos conducen al Seol.” (Pr 5:3-5)

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Capítulo III

Protocolo para superar la tentación

A través del estudio de la carta de Santiago, podemos concluir que las

tentaciones forman parte de las dificultades con las cuales tiene que li-

diar el cristiano.

Santiago nos comenta que “es dichoso el que soporta la tentación; por-

que cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios

ha prometido a los que le aman”.(Stg 1.12)

Si alcanzar la vida eterna, está íntimamente relacionada a la capacidad

del cristiano para superar sus pensamientos concupiscentes que lo con-

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ducen a la muerte espiritual, entonces debemos tener un protocolo que

nos permita salir airosos en el momento de la prueba.

Cuando el pensamiento concupiscente se está apoderando de nuestra

voluntad, resulta bastante obvio que necesitaremos ayuda para salir de

la dificultad. Se suelen no tener las mejores respuestas para salir bien

librados, es entonces que debemos entender que debemos pedir sabi-

duría de lo alto.

“Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da

a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.” (Stg1:5)

La contestación de nuestro Dios a esta falta de sabiduría, se da a través

de su manual de enseñanzas, la Biblia, cuando la lees y la escuchas.

Puede venir a través de un hermano con experiencia que Dios envía pa-

ra que nos aconseje.

Los pasos:

3.1) Prontos para oír: (Stg 1:19)

Debemos ser corregidos por Dios e instruidos en su Palabra para poder

encontrar las respuestas que nos ayuden a superar el pecado. La salida

de la cual habla el apóstol Pablo que Dios nos da durante la prueba.

Al escuchar, comprendemos las consecuencias de nuestras acciones y

su impacto no solamente en nuestra vida, sino también en la de las per-

sonas que nos aman.

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Podemos entender con mayor claridad que mi mal comportamiento tie-

ne implicaciones eternas y que es necesario solucionarlas con la mayor

prontitud.

“El oído que escucha las amonestaciones de la vida, entre los sabios

morará.”(Pr. 15:31)

3.2) Tardos para hablar, tardos para airarnos:

Esto quiere decir que debemos estar dispuestos a escuchar en lugar de

expresar nuestras propias ideas sobre el bien y el mal y sobre cómo una

persona se justifica. Debemos dejar de aferrarnos a nuestros propios

pensamientos.

No debemos reaccionar contra el consejo de Dios y las personas que

nos manda para brindarnos ayuda.

Hay que dejar nuestras razones y dejar que Dios me brinde la correc-

ción.

3.3) Hay que desechar (cortar) toda inmundicia y abundancia de mali-

cia (Stg 1:21)

La manera como lo presenta Santiago es que los pensamientos concu-

piscentes, el pecado, deben ser echados en la basura, porque son in-

mundicia (suciedad).

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Usted y yo sabemos lo que nos aleja de la bendición de Dios, es lo que se

debe desechar y no engañarnos al dejar una ventana abierta para que

tenga cabida nuevamente el pecado que nos está quitando la unción y

tranquilidad de Dios. Desechar es botar, no es guardar ni dejar latente.

a) No se puede recibir con mansedumbre la palabra de Dios im-

plantada—si primero no desechamos lo que nos hace pe-

car. Es fundamental recibir y perseverar en esa palabra ya que

es ella la que puede salvar nuestras almas.

b) El cortar — desechar--- refrenar, es equivalente a ser hacedo-

res y no solamente oidores. “Acercaos a Dios, y él se acercará

a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de do-

ble ánimo, purificad vuestros corazones.”(Stg 4:8)

c) El desechar tiene que ir acompañado del arrepentimiento. Deja

de haber risa por el pecado y por el contrario lloramos por ha-

berle fallado a Dios.

“Afligíos, y lamentad, y llorad. Vuestra risa se convierta en llo-

ro, y vuestro gozo en tristeza.”(Stg 4:9)

”Ahora me gozo, no porque hayáis sido contristados, sino porque fuisteis

contristados para arrepentimiento; porque habéis sido contristados se-

gún Dios, para que ninguna pérdida padecieseis por nuestra parte. Por-

que la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salva-

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ción, de que no hay que arrepentirse; pero la tristeza del mundo produce

muerte”. (2 Co 7:9-10)

3.4) Hay que ocuparse en buenas obras y en nuestra salvación, esto

nos acerca más a Dios y deja menos cabida a nuestros pensamientos

concupiscentes. Recuerde que la mala utilización del tiempo, más la

oportunidad, es igual a problemas.

“La religión pura y sin mácula delante de Dios el Padre es esta: Visitar a

los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y guardarse sin man-

cha del mundo” (Stg 1:27)

3.5 Reflexión:

El ejemplo de la corrección del rey David

Es muy frecuente que Dios utilice a otros creyentes para fortalecer, enri-

quecer y animar nuestras vidas, podemos encontrar la sabiduría, gracias

al consejo de hombre y mujeres que temen a Dios.

Un ejemplo maravilloso es precisamente la confrontación a David por

parte del profeta Natán, el cual llevó a su Rey por el camino del arre-

pentimiento.

Cuando David cometió adulterio con Betsabé, no se arrepintió de inme-

diato, incluso no lo hizo por iniciativa propia; Dios envió a su profeta a

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confrontarlo. Sólo tras la visita del profeta Natán (2 de Samuel 12) fue

que David confesó su pecado y se arrepintió, después vino la disciplina

de Dios de forma severa, y tras ella la búsqueda incesante del perdón y

la paz de Dios por parte de él.

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Capítulo IV

Los altos estándares de Dios. Favoritismo, acepción y discriminación tan

equivalentes al homicidio o el adulterio.

Por muchos años, hemos tenido la oportunidad de leer y escuchar ex-

posiciones sobre los escritos del Apóstol Pablo a los Gálatas, en relación

a los frutos de la carne y su consecuencia: no heredar el reino de los

cielos.

“Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación,

inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos,

iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras,

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orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, co-

mo ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no hereda-

rán el reino de Dios.” (Gálatas 5:19-21)

Dentro de este listado se enumeran faltas que catalogamos como gra-

ves y otras que las encajamos como menos graves, pero lo cierto es que

para Dios todas tiene implicaciones severas, ya que nos alejan de la vida

eterna.

De igual forma Santiago hace referencia a este concepto en lo referente

al favoritismo, acepción, discriminación y lo enmarca como una forma

de tentación que puede experimentar el cristiano.

El ejemplo: “Porque si en vuestra congregación entra un hombre con ani-

llos de oro y con ropas espléndidas, y también entra un pobre con vesti-

do andrajoso, y miráis con agrado al que trae la ropa espléndida y le

decís: Siéntate aquí en buen lugar; y decís al pobre: Estate tú allí en pie,

o siéntate aquí bajo mi estrado;”Stg2:2,3)

4.1) ¿Qué sucede cuando hacemos acepción, discriminación de perso-

nas?

Santiago nos enseña, que nos convertimos en jueces con malos pensa-

mientos. (Stg 2:4)

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4.2 Consecuencias:

Cometemos pecado y quedamos convictos como transgresores. (Stg

2:9)

El no hacer acepción de personas nos hace “cumplidores de la ley real,

conforme a la Escritura: Amarás a tu prójimo como a ti mismo,” (Stg 2:8)

4.3).La visión de nuestro Dios:

“…cualquiera que guardare toda la ley, pero ofendiere en un punto, se

hace culpable de todos.” (Stg 2:10)

El ejemplo: el que mata pero no comete adulterio, o el que adultera pero

no mata, de igual forma se convierte en transgresor de la ley. (Stg 2:11).

De esta misma manera, el que no comete adulterio u homicidio, pero

hace acepción o discriminación de personas, se convierte en transgre-

sor de la ley real: Amar al prójimo como a uno mismo.

Muy probablemente la diferencia entre las diferentes faltas morales

etc., que cometemos ante Dios, no estén relacionadas a implicaciones

eternas diferentes (todas nos alejan de la vida eterna), mas si a sus con-

secuencias en esta vida (personales, familiares, etc.) y a la mayor facili-

dad o dificultad para ser superadas.

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4.4 La conclusión de Santiago:

“Porque juicio sin misericordia se hará con aquel que no hiciere miseri-

cordia; y la misericordia triunfa sobre el juicio.” (Stg 2:13)

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Capítulo V

¿Puede un hombre tener fe y no

hacer buenas obras? ¿Puede la fe sin buenas obras

salvar a un hombre?

No es muy difícil poder determinar una de las tragedias más significati-

vas que experimenta la Iglesia en nuestros días, y es precisamente que

muchas personas profesan creer en Cristo pero no viven para Él, viven

para sí mismas y para el mundo, no llevan una vida justa y piadosa. La

única diferencia entre estas personas y los incrédulos es que en ocasio-

nes asisten a la Iglesia, pero hay poca diferencia entre sus conductas.

Ésta es una forma de tentación, profesar la fe sin obras.

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Santiago pregunta: ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no

tiene obras? ¿Podrá la fe salvarlo? (Stg 2:14)

En esta pregunta el hombre dice que tiene fe, pero es solamente lo que

dice él, no hay nada que demuestre que realmente cree en Cristo. No

vive para Cristo de modo justo y piadoso.

5.1 Este tipo de fe es categorizada como:

a) Fe muerta

b) Fe sin provecho

c) Fe vana, etc.

La respuesta es bien categórica, ésta supuesta fe no podrá salvarlo.

El ejemplo:

“ Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad

del mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros les dice: id en paz,

calentaos y saciaos, pero no le dais las cosas que son necesarias para el

cuerpo, ¡de qué aprovecha? (Stg2:16)

La conclusión de Santiago: “… la fe, si no tiene obras, es muerta en sí

misma.” (Stg 2:17).

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5.2 Una dura declaración:

…”También los demonios creen y tiemblan”. (Stg 2:19). Pero no hacen

las buenas obras que Dios nos demanda, de igual forma el decir que te-

nemos fe, o creemos en Cristo, sino está acompañada de las obras

es una fe muerta.

5.3 Hay dos ejemplos más que considera Santiago:

1) Abraham: demostró su fe con sus obras.

“No ves que la fe actuó juntamente con sus obras, y que la fe se perfec-

cionó por las obras.” (Stg2:22)

“Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a Dios, y le fue con-

tado por justicia, y fue llamado amigo de Dios.” (Stg 2:23)

Este verso nos plantea que la palabra creyó, involucra además la obe-

diencia expresada en las buenas obras.

Me recuerda mucho a el verso de Juan 3:16 “Porque de tal manera amó

Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel

que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna.”

Al igual que en el caso de Abraham y su fe obediente, la fe obediente en

Cristo se ve expresada en la obediencia, es por ello que el que realmen-

te cree en nuestro Señor Jesucristo obedece su enseñanza de Marcos

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16:16 “El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no cre-

yere, será condenado.”

2. Rahab: demostró su fe por su obra.

Cuando los espías de Israel eran perseguidos por los soldados de Jericó,

ella los escondió. Creyó en Dios y en sus promesas, por lo tanto ella ac-

tuó, puso su fe, en la obra.

Conclusión:

“Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin

obras está muerta.”(Stg 2:26)

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Capítulo VI

Una forma de medir tu crecimiento

espiritual: (Stg capítulo 3)

Santiago en su capítulo 3, trata un problema de gran trascendencia, el

mal uso de la lengua.

Nos es muy familiar frases como: “si no hubiese dicho nada en ese mo-

mento no me hubiese metido en este problema.” Esto está muy relaciona-

do al consejo dado previamente, seamos pronto para oír y tardos para

hablar.

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“El que guarda su boca guarda su alma; mas el que mucho abre sus la-

bios tendrá calamidad” (Pr.13:3)

6.1 El consejo para los que quieren usar su lengua como maestros:

Lo más probable es que usted haya tenido la oportunidad de ver como

ante dificultades que ameritan decisiones muy sabias, salgan al paso

muchas personas que pretenden ser los grandes conocedores de dicha

circunstancia, y utilizan su lengua para dar los consejos más devastado-

res que puedan existir.

“Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de vosotros, sabiendo

que recibiréis mayor condenación” (Stg 3:1)

La herramienta fundamental del maestro es precisamente la lengua,

con ella transmite o no todo el consejo de Dios.

6.2 Hay grandes responsabilidades que tienen los maestros:

1) Deben ser hacedores de la palabra que predican.

2) Deben dar buenos ejemplos.

3) Deben enseñar toda la verdad y el consejo de Dios. etc.

6.3 ¿Qué sucede cuando siendo maestro, no utilizo la lengua para dar el

buen consejo de Dios, sino mis propias ideas.?

Santiago responde: recibiremos mayor condenación.

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6.4. Porqué prestarle la debida atención a mi lengua?

“todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende en palabra, éste

es varón perfecto, capaz de refrenar todo el cuerpo.” (Stg 3:2)

Este verso nos responde claramente la interrogante, debemos prestarle

la debida atención precisamente porque con ella ofendemos de muchas

maneras.

El consejo: en la medida que controle mi lengua, tendré mayor dominio

propio sobre todo mi cuerpo. Es así, como la buena utilización de la

lengua es un medidor de cuan maduro es el cristiano.

La forma de hablar y el contenido de las palabras dicen mucho de lo

que hay en nuestro corazón. Esto nos enseñó nuestro Señor Jesucristo:

“El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas; y el

hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas. Mas yo os digo que toda

palabra ociosa que hablen los hombres, de ellas darán cuenta en el día

del juicio.” Mt 12: 35-36)

6.5 Dos ejemplo que ilustran la magnitud de la influencia de la lengua:

1) Los caballos y el freno en su boca. Con éste pequeño freno se controla

la dirección de todo el cuerpo del caballo.

2) Las naves y el timón. El que gobierna este pequeño timón, gobier-

na la gran nave como quiere.

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De igual forma la lengua es pequeña pero se jacta de grandes cosas.

(Stg 3:5a)

a) Con la lengua el hombre hace manifiesta toda su arrogancia, “se le

esfuma la humildad.” Es la idea de hacer planteamientos que resalten:

1) Mi autosuficiencia

2) Las habilidades

3) Los talentos

4) Las posesiones etc.

Olvidando que todo esto proviene de Dios.

b) La lengua es como un fuego que puede incendiar todo un bosque de

vidas y relaciones consumiendo y destruyendo todo a su paso. (Mentiras,

rumores, comentarios hirientes, etc.

La lengua tiene participación en:

1) Matrimonios destruidos

2) Amistades dañadas

3) Reputaciones arruinadas

4) Peleas creadas

5) Injurias provocadas. Etc.

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c) La lengua contamina todo el cuerpo y puede incendiar toda la vida de

un hombre desde el nacimiento hasta la muerte.

“Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta en-

tre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda

de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno” (Stg 3:6)

Todo el mal que podamos imaginarnos encuentra expresión en nuestras

palabras.

a) Palabras que maldicen

b) Palabras que llevan a lujuria

b) Palabras que conducen a la inmoralidad.

c) Palabras que expresan la perversidad.

e) Palabras que causan división. Etc…

6.6 La realidad:

“pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no pue-

de ser refrenado, llena de veneno mortal. Con ella bendecimos al Dios y

Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la se-

mejanza de Dios”(Stg3:8-9)

6.6.1 La corrección:

(Stg 3:19b)…Hermanos míos, esto no debe ser así.

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Nos da la idea que ningún hombre sin la asistencia, ayuda de Dios, po-

drá domar su lengua. Se requiere mucha dedicación, oración y sobre

todo la dirección de Dios.

6.7 Conclusión:

Esto nos dijo nuestro Señor Jesucristo:

“Más yo os digo que toda palabra ociosa que hablen los hombres, de

ellas darán cuenta en el día del juicio.” Mt 12: 36).

El apóstol Pablo, le escribió al joven Timoteo ,que él debía ser ejemplo a

los demás creyentes en palabras. (1 Ti 4:12)

El ser ejemplo en palabra, involucra la transformación de nuestra anti-

gua manera de hablar (Efesios 4:25-31) :

Dejamos de mentir y hablamos verdad.

Desechamos las palabras corrompidas y hablamos palabras

para edificación.

Dejamos las palabras deshonestas, por palabras cargadas

de gracia.

Nos olvidamos de las griterías y las palabras de maldición,

por palabras cargadas de bendición.

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Capítulo VII

Sabiduría de lo alto vs la sabiduría

terrenal.

“¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena con-

ducta sus obras en sabia mansedumbre. (Stg 3:13)

Hay algunas características propias de los hombres que han alcanzado

sabiduría de lo alto:

1) Se conducen bien y sus obras lo dicen.

2) Es manso --- humilde

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La sabiduría es más que un cúmulo de conocimientos teóricos, se rela-

ciona a la aplicación de los conocimientos (comportamiento, conducta,

etc.)

A la luz de la Biblia, un maestro sabio no es aquel que posee todo tipo

de información teórica o conceptos, es más bien una persona justa, mo-

ral, amable, que lleva a la práctica lo que sabe y enseña, que en efecto

muestra una buena conducta, en sus acciones.

“Y dijo al hombre: He aquí que el temor del señor es la sabiduría, y el

apartarse del mal, la inteligencia.” (Job 28:28)

7.1) Características de la sabiduría terrenal, animal, diabólica:

(Stg 3:14-16)

1) Se acompaña de celos amargo

2) Es contenciosa.

3) Causa perturbación.

4) Está tras toda obra perversa.

5) Cargada de hipocresía.

7.2) Características de la sabiduría que viene de lo alto: (Stg 3:17)

1) Es pura: “Bienaventurado los de limpios corazones por-

que ellos verán a Dios.”(Mt 5:8)

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2) Pacífica: El maestro sabio hace todo lo posible para man-

tener la paz y para crear la paz donde se ha violentado,

busca la reconciliación con Dios de las personas.

“Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie

verá al Señor” (He 12:14)

3) Amable: (justo, razonable, moderado) “Porque el siervo

del Señor no debe ser contencioso, sino amable para

con todos, apto para enseñar, sufrido. ”(2 de Ti 2:24)

4) Benigna: bondadosa.

5) Llena de misericordia: Sentimiento de piedad, compa-

sión, afecto y bondad. El maestro sabio extiende su

mano para ayudar al necesitado sin discriminación.

“Bienaventurados los misericordiosos porque ellos al-

canzarán misericordia.”(Mt 5:7)

6) Llena de buenos frutos: “Porque tuve hambre, y me dis-

teis de comer; tuve sed, y me diste de beber; fui foraste-

ro, y me recogisteis; estuve desnudo y me cubristeis; en-

fermo, y me visitasteis; en la cárcel, y viniste a mí. ( Mt

25:35-36)

7) Sin incertidumbre: Es imparcial.

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8) Ni hipocresía: El maestro sabio no trata de engañar a las

personas; no enseña una cosa y hace otra.

Reflexión:

“Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hace la

paz.” (Stg 3:18)

El maestro que realmente es sabio, obrará y luchará para que los hom-

bres tengan paz con cada uno y con Dios.

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Capítulo VIII

La génesis de las guerras

Santiago Capítulo 4

“¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de

vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros? (Stg 4:1)

La manera como Santiago aborda el problema del bien y del mal en es-

tos versos es comparándolo a una batalla, cuyo campo de guerra es pre-

cisamente cada parte de nosotros (nuestros sentidos, los deseos de la

carne).

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El apóstol Pablo nos habló de esta realidad:

“pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi

mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miem-

bros. !!Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muer-

te?” (Romanos 7:23,24)

Los malos deseos que gestamos en nuestra mente son los que dan ori-

gen a las guerras y los pleitos.

¿Qué hacemos con estos deseos? dejamos que nos venzan o muy por el

contrario los llevamos cautivos a la obediencia a Dios.

La falta de amor a Dios, manifiesta en la carencia de amor al prójimo y

la poca disposición para perdonar, son los ingredientes más exquisitos

que alimentan los más grandes conflictos en la humanidad.

Nuestro Señor Jesucristo nos dio una visión grandiosa de como alejarnos

de los pleitos:

“Amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos”, esto incluye incluso

a los que podrían ser etiquetados como enemigos.

”Codiciáis, y no tenéis; matáis y ardéis de envidia, y no podéis alcanzar;

combatís y lucháis, pero no tenéis lo que deseáis, porque no pedís. Pedís,

y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites.” (Stg 4:2

-3)

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Estos versos describen al hombre que vive sumido en los frutos de la

carne, es un individuo que quiere escalar hacia un supuesto éxito, fun-

damentado en:

La codicia, envidia, el homicidio, guerras, los deleites y pasiones

de la carne.

No le interesa que tiene que hacer, a quien tiene que mentirle, traicio-

nar, destruir, con tal de poder obtener aquello que le llena de placer y

satisfacción.

!!Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad

contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se cons-

tituye enemigo de Dios. (Stg 4:4)

El adulterio al cual se refiere este texto, es al adulterio espiritual, infide-

lidad a Dios cuando vamos en pos de los deseos de los ojos, los deseos

de la carne y la vanagloria de la vida.

Se nos hace una gran advertencia: si amamos al mundo, que sigue sus

propios caminos, que rechaza la voluntad de Dios, que se separa cada

vez más del creador, y vive impíamente, nos convertimos en auténticos

enemigos de Dios.

¿O pensáis que la Escritura dice en vano: El Espíritu que él ha hecho mo-

rar en nosotros nos anhela celosamente? (Stg 4:5)

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Una de las verdades Bíblicas bien fundamentadas, es la de que el cris-

tiano es templo del Espíritu Santo, por ende debemos alejarnos de las

prácticas pecaminosas.

El Apóstol Pablo nos mencionó esto también en:

1 de Corintios 6:19-20 “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo

del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios,

y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio;

glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu,

los cuales son de Dios.”

1 Corintios 3:16-17¿ No sabéis que sois templo de Dios, y que el

Espíritu de Dios mora en vosotros? Si alguno destruyere el templo

de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual

sois vosotros, santo es.

“Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da

gracia a los humildes. (Stg 4:6)

La buena voluntad de Dios está sobre el humilde, muy por el contrario

se aleja de los arrogantes y altivos que no se rinden a sus designios.

La palabra resistir hace referencia a la oposición de Dios sobre los so-

berbios.

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“Seis cosas aborrece Jehová, Y aun siete abomina su alma: Los ojos alti-

vos, la lengua mentirosa, las manos derramadoras de sangre inocen-

te,” (Pr. 6:16-17)

Este verso nos deja bien claro que dentro de las cosas que Dios abomi-

na esta precisamente los ojos altivos, es decir, la soberbia.

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Capítulo IX

¿Cómo encontrar nuevamente el camino a Dios.?

“Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros. Acercaos a

Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y voso-

tros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones.” (Stg 4:7-8)

Santiago, nos brinda en éstos textos, la clave para permitir que Dios se

acerque a nosotros, y cómo hacer que el diablo se aleje.

El cristiano tiene las herramientas dadas por Dios para que esto se cum-

pla. Primero debemos someternos a Dios, es decir, debemos darle

nuestra voluntad, a tal punto que haga con nosotros conforme a su vo-

luntad.

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Hay una parte que nos compete a nosotros y es precisamente la oposi-

ción que debemos hacerle al diablo, esto se fundamenta en un profun-

do deseo de agradar a Dios.

El resultado de esta sumatoria: sumisión a los mandamientos de Dios y

oposición a los deseos del mundo (los deseos de los ojos, los deseos de

la carne y la vanagloria de la vida), trae como resultado que el diablo

huya de nosotros.

Cuando le hemos fallado a nuestro Señor, debemos entender que si nos

alejamos de Dios, menos oportunidades tendremos para superar nues-

tros pecados.

Lo primero que debemos hacer es: reconocer que hemos pecado, nos

sometemos a su voluntad, resistimos nuestros deseos pecaminosos. Es-

to evidentemente es la fiel manifestación que en efecto queremos acer-

carnos a Dios, es lo que permite que Dios se acerque a nosotros.

Lo segundo: debemos trabajar con todo ahínco en eliminar la práctica

pecaminosa (es el equivalente a limpiar nuestras manos), debemos es-

tar bien claros que no importa como tratemos de ocultar nuestro peca-

do, para Dios siempre tendremos las manos sucias si no nos arrepenti-

mos.

El doble ánimo, también es categorizado por Dios como pecado, no po-

demos pretender tratar de complacer nuestros placeres pecaminosos y

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a la vez querer estar bien con Dios, he incluso brindarle culto sin haber-

nos arrepentido, debemos limpiar nuestro corazón.

”Afligíos, y lamentad, y llorad. Vuestra risa se convierta en lloro, y vuestro

gozo en tristeza. Humillaos delante del Señor, y él os exaltará.” (Stg 4:9-

10)

9.1 ¿Cómo saber si hay arrepentimiento real cuando hemos pecado?

Hay sentimientos que están muy ligados a un corazón arrepentido:

Hay aflicción y lamento por haberle fallado a Dios

Hay llanto.

La risa que le representaba el deseo pecaminoso--- deja de ser un re-

cuerdo satisfactorio y se convierte en lágrimas, el placer que le causaba

el pecado se transforma en tristeza profunda.

Muy por el contrario si persistimos en el pecado, nos sigue deleitando y

enorgulleciendo, nos estaremos acercando al pecado de muerte.

Unos de los ejemplos de agonía y desasosiego por haber faltado a los

principios de Dios, está bien representado por el rey David. Cuando por

fin reconoció su grave falta (adulterio, homicidio), busco ansiosamente

la bendición y el perdón de Dios.

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Salmos 6:1-4 “Jehová, no me reprendas en tu enojo ni me castigues con

tu ira. Ten misericordia de mí, Jehová, porque estoy enfermo; sáname,

Jehová, porque mis huesos se estremecen. Mi alma también está muy

turbada; y tú, Jehová, ¿hasta cuándo? Vuélvete, Jehová, libra mi alma.

¡Sálvame por tu misericordia!,”

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Capítulo X

Nuestro deber como cristianos es restaurar al caído y no ser jueces.

”Hermanos, no murmuréis los unos de los otros. El que murmura del her-

mano y juzga a su hermano, murmura de la ley y juzga a la ley; pero si tú

juzgas a la ley, no eres hacedor de la ley, sino juez. Uno solo es el dador de

la ley, que puede salvar y perder; pero tú, ¿quién eres para que juzgues a

otro? “(Stg 4:11-12)

Cuando el apóstol Pablo le escribió a los hermanos de Gálatas, les ense-

ño en el capítulo 6, la importancia de restaurar al hermano que ha caí-

do, considerando algunas características para el que quiere corregir:

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Debe tener un espíritu de mansedumbre y

Debe considerarse a sí mismo.

“Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que

sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerán-

dote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado. Sobrellevad los

unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo.” (Ga. 6:1-2)

Que sucede cuando el hermano caído trata de limpiar sus manos de pe-

cado y purificar su corazón, y nosotros, jugamos el papel de jueces que

ya han dado una sentencia: condena; nos dice Santiago que cometemos

los siguientes errores:

Queremos tomar el papel de Dios ----- que es el que da la

sentencia.

Cuestionamos y desobedecemos los principios que rigen

la ley real --- el amor al prójimo caído.

Todo esto trae como resultado, la menor posibilidad de poder restaurar

al caído.

Como miembros de la misma familia, debemos ayudarnos mutuamente

a sobrellevar la carga de los hermanos, esto no significa aceptar una vi-

da de pecado, más si conducirlo a un verdadero arrepentimiento que se

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traduzca en nuevos estilos de vida agradable para Dios. Debemos ser

de un mismo sentir.

Estos versos no excluyen las funciones de los que están encargados de

pastorear a la grey de: amonestar, disciplinar, exhortar, reprender.

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Capitulo XI

No somos autosuficientes, dependemos de Dios

“¡Vamos ahora!, los que decís: «Hoy y mañana iremos a tal ciudad, esta-

remos allá un año, negociaremos y ganaremos», cuando no sabéis lo que

será mañana. Pues ¿qué es vuestra vida? Ciertamente es neblina que se

aparece por un poco de tiempo y luego se desvanece. En lugar de lo cual

deberíais decir: «Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aque-

llo.» Pero ahora os jactáis en vuestras soberbias. Toda jactancia semejan-

te es mala. El que sabe hacer lo bueno y no lo hace, comete pecado.” (Stg

4:13-17)

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Gran problema para el hombre ha resultado la falsa creencia de ser au-

tosuficiente.

La autosuficiencia hace referencia a la percepción errónea de ser capaz

de planear y hacer las cosas sin depender de nuestro Dios.

En el ejemplo que nos plantea Santiago, tenemos a un hombre que:

Pretende controlar la existencia de sus días.

Está convencido de su permanencia en el tiempo.

Confía que por sus fuerzas únicamente, pondrá un negocio

y obtendrá grandes ganancias del mismo.

Todos estos planes los hace ignorando un gran principio de vida, cada

segundo de nuestra vida está marcado por la fragilidad que nos puede

llevar a la muerte en un abrir y cerrar de ojos.

De manera poética Santiago hace la comparación de la vida con lo efí-

mero de la neblina “Ciertamente es neblina que se aparece por un poco

de tiempo y luego se desvanece”

El Apóstol Pablo, también nos hablaba del presente, como el tiempo

que es aceptable para rendirnos a Dios, fundamentado precisamente

en que mi vida física en un futuro inmediato no está garantizado.

Nuestra soberbia es la que hace que ignoremos una gran verdad: «Si el

Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello.»

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Capítulo XII

Advertencia para los que atesoran rique-zas en la tierra

“¡Vamos ahora, ricos! Llorad y aullad por las miserias que os vendrán.

Vuestras riquezas están podridas y vuestras ropas, comidas de polilla.

Vuestro oro y plata están enmohecidos y su moho testificará contra voso-

tros y devorará del todo vuestros cuerpos como fuego. Habéis acumulado

tesoros para los días finales. El jornal de los obreros que han cosechado

vuestras tierras, el cual por engaño no les ha sido pagado por vosotros,

clama, y los clamores de los que habían segado han llegado a los oídos

del Señor de los ejércitos.” (Stg 5:1-4)

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Es muy probable que los ricos que se mencionan en estos versos sean

personas no convertidas que estaban maltratando a los cristianos.

Hay serias advertencias para los que acumulan riquezas y no las utilizan

adecuadamente en favor de los más necesitados, y más aún utilizan el

poder para maltratar a los más indefensos.

Se les deja saber a los ricos, que sus riquezas se han corrompido. Lo que

debía representar la bendición dada por Dios en favor del prójimo, se

ha convertido en deshecho, en inmundicia, mal oliente.

Dos de los elementos representativos de poder: el oro y la plata, se han

contaminado con moho, y están devorando poco a poco a los que se

jactan de ser ricos, este moho será fiel testigo de las riquezas que fue-

ron utilizadas para la vanagloria y humillación de los más necesitados.

Hay consejos dados por nuestro señor Jesucristo de donde es qué de-

bemos hacer tesoros.

“No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrom-

pen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo,

donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni

hurtan.”(Mt. 6:19-20)

Se no deja bien claro que no importa cuanta riqueza podamos atesorar

aquí en la tierra, estas no nos podrán librar en el día final.

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“Ni su plata ni su oro podrán librarlos en el día de la ira de Jehová, pues

toda la tierra será consumida con el fuego de su celo; porque ciertamen-

te destrucción apresurada hará de todos los habitantes de la tierra” (Sof

1:18)

”Habéis vivido en deleites sobre la tierra y sido libertinos. Habéis engor-

dado vuestros corazones como en día de matanza. Habéis condenado y

dado muerte al justo, sin que él os haga resistencia.” (Stg 5:5-6)

Tal vez estos versículos son la explicación a las palabras dados por nues-

tro Señor, cuando afirmaba que difícilmente los ricos entraran en el

Reino de los cielos.

El rico desarrolla un espíritu de autosuficiencia que lo aleja más y más

de Dios, sus riquezas son utilizadas para satisfacer sus placeres, y abu-

sar de los pobres.

“No oprimirás a tu prójimo, ni le robaras. No detendrás el salario del

jornalero en tu casa hasta la mañana” (Lv 19:13)

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Capítulo XIII

Afirmando nuestros corazones para la ve-

nida de Cristo

“Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor. Mirad

cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando con

paciencia hasta que reciba la lluvia temprana y la tardía. Tened también

vosotros paciencia y afirmad vuestros corazones, porque la venida del Se-

ñor se acerca. (Stg 5:7-8)

Santiago se dirige de manera tierna a los hermanos, animándoles a es-

perar sin desesperación la venida de nuestro Señor Jesucristo. Esta es-

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pera no es pasiva, tiene que estar acompañada de lo que el apóstol Pa-

blo denomino: “ocupados en vuestra salvación con temor y temblor”.

Se nos demanda que:

1. Afirmemos, fortalezcamos nuestros corazones,

2. Que tengamos mayor convicción en lo que hemos creído

3. Que pasemos por un proceso de crecimiento espiritual.

El ejemplo que se nos presenta es una comparación de la espera del la-

brador por el fruto de la tierra y la espera del cristiano por la venida de

nuestro Señor Jesucristo.

En esta espera hay algunos procesos que ocurren:

1) La tierra se prepara ------ nuestros corazones se afirman.

2) Se riega la semilla sembrada para que germine -------- nos ocupamos

en nuestra salvación, abundamos en el conocimiento de Dios.

3) Nos alegramos con los frutos obtenidos ------- nos alegramos por la

realidad de la vida eterna, y por la promesa de la segunda venida de

nuestro Señor Jesucristo, la cual está cerca.

“Hermanos, no os quejéis unos contra otros, para que no seáis condena-

dos; el Juez ya está delante de la puerta”. (Stg 5:9)

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Se nos reitera nuevamente las implicaciones de vivir juzgando, pleitean-

do y quejándonos de nuestros hermanos; podemos ser condenados por

ello.

La venida de nuestro Señor se acerca y no hay tiempo para perder en

disputas.

La espera más gloriosa de los cristianos:

A todo cristiano le es muy familiar aquellos versos de Hechos 1:10-11:

“Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se

iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blan-

cas, los cuales también le dijeron: Varones galileos, ¿Por qué estáis mi-

rando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cie-

lo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo.”

Precisamente en dicha afirmación se sostiene la esperanza más grande

de cristianos que han pasado de generación en generación.

Nuestro Señor Jesucristo ya nos había enseñado que el volvería nueva-

mente, nos transmitió su profundo deseo que estemos donde él está.

“En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo

hubiera dicho; voy pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y

os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que

donde yo estoy, vosotros también estéis.” (Jn 14:2-3)

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El apóstol Pablo nos habló con ilusión de aquel día, al final de su minis-

terio.

“He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.

Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el

Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los

que aman su venida.” (2 Ti 4:7-8)

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Capítulo XIV

Buenos modelos que seguir

“Hermanos míos, tomad como ejemplo de aflicción y de paciencia a los

profetas que hablaron en nombre del Señor. Nosotros tenemos por biena-

venturados a los que sufren: Habéis oído de la paciencia de Job, y habéis

visto el fin que le dio el Señor, porque el Señor es muy misericordioso y

compasivo.” (Stg 5:10-11)

Los modelos son muy importantes en el desarrollo del comportamien-

to. Una de la característica de un modelo es precisamente la capacidad

de ser reproducidos. Santiago nos alienta a superar las adversidades pa-

cientemente, sabiendo que hay hombres de Dios que lo lograron.

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Cuatro ejemplos son considerados por Santiago:

El labrador

Los profetas

Job

Nuestro Señor Jesucristo.

Ellos no se rindieron y nosotros tampoco debemos hacerlo. Al igual que

los profetas de Dios del Antiguo Testamento, que hablaron en el nom-

bre de Dios, de igual forma nosotros debemos hacerlo en nuestros días.

”Sobre todo, hermanos míos, no juréis, ni por el cielo ni por la tierra ni por

ningún otro juramento; sino que vuestro «sí» sea sí, y vuestro «no» sea

no, para que no caigáis en condenación.” (Stg5:12)

Los buenos modelos, no condicionan su obediencia a Dios, al cumpli-

mento de un deseo muy añorado. Toda buena dadiva y don perfecto

viene del cielo, es decir todo el bien que pueda desear el ser humano

viene de Dios.

Santiago, reprodujo en este escrito la enseñanza de nuestro Señor.

“Pero yo os digo: No juréis de ninguna manera: ni por el cielo, porque es

el trono de Dios; ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por

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Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey. Ni por tu cabeza jurarás,

porque no puedes hacer blanco o negro un solo cabello. Pero sea vues-

tro hablar: “Sí, sí” o “No, no” porque lo que es más de esto, de mal pro-

cede. (Mt. 5:34-37)

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Capítulo XV

El poder de la oración

”¿Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración. ¿Está alguno ale-

gre? Cante alabanzas. ¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los

ancianos de la iglesia para que oren por él, ungiéndolo con aceite en el

nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo le-

vantará; y si ha cometido pecados, le serán perdonados.” (Stg 5:13-15)

El amor de nuestro Dios se ve claramente reflejado en su disposición

para socorrernos, y en la facilidad que nos ha dado para poder comuni-

carnos a través de la oración.

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Podemos decir que la oración es necesaria en la vida de los cristianos, a

través de ella reflejamos que en efecto somos conscientes de la supe-

rioridad de Dios y que no somos autosuficientes, nos ponemos en sus

manos.

A través de la oración entramos en una relación de intimidad con Dios,

y le hacemos parte de nuestras tristezas, alegrías y necesidades.

Santiago nos da consejos prácticos

Si estamos sumidos en una gran aflicción (pesar, tristeza, agobio),

prueba, tentación.

Pidamos a Dios en oración que nos libere.

En los momentos de alegría

Agradezcámosle entonando alabanzas a su

nombre.

Hay enfermos entre nosotros

Llamemos a los líderes y oremos por ellos.

Algún hermano se ha extraviado de los caminos del Señor.

Oremos para que sea restaurado

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¿Qué obtenemos con la oración de fe?

1) El enfermo se restaurará.

2) El que ha cometido pecado se arrepentirá de sus faltas y sus pe-

cados le serán perdonados.

”Confesaos vuestras ofensas unos a otros y orad unos por otros, para que

seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho. Elías era hombre

sujeto a pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientemente para

que no lloviera, y no llovió sobre la tierra durante tres años y seis me-

ses. Y otra vez oró, y el cielo dio lluvia y la tierra produjo su fruto”. (Stg

5:16-18)

Si deseamos alcanzar la tranquilidad y sanidad espiritual es menester

confesar nuestros pecados, esto es fundamental en el camino del arre-

pentimiento y de la restauración.

Las oraciones de nuestros hermanos que nos aman profundamente,

contribuirán a que seamos sanados.

Santiago no enseña que la oración del justo es eficaz y nos muestra que

en efecto siempre ha sido así (el ejemplo de Elías).

“Porque los ojos del Señor están sobre los justos, Y sus oídos atentos a sus

oraciones; Pero el rostro del Señor está contra aquellos que hacen el

mal.” (1 de Pedro 3:12)

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Capítulo XVI

Cuidado con extraviarnos

“Hermanos, si alguno de entre vosotros se ha extraviado de la verdad y

alguno lo hace volver, sepa que el que haga volver al pecador del error de

su camino, salvará de muerte un alma y cubrirá multitud de peca-

dos.” (Stg 5:19-20)

a) Extraviarnos es posible:

A través de muchos años hemos tenido la oportunidad de escuchar en-

señanzas que dicen que es imposible caer de la gracia de Dios. Estos

versos que nos comparte Santiago, muy por el contrario les plantean

una gran realidad a los cristianos que han experimentado el perdón de

Dios a través de la sangre preciosa de Cristo:

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Es posible dejar de caminar con el Señor.

Es posible extraviarse de la verdad (perderse).

¿Cuál es la verdad de la cual nos podemos extraviar?

1. Nuestro Señor Jesucristo.

Juan 8:32 “y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.”

Juan 14:6 “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la

vida; nadie viene al Padre, sino por mí.”

2. La Palabra de Dios

Juan 17:17 “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es ver-

dad”

Esta seria advertencia a no extraviarnos de la verdad, también es repro-

ducida en otros escritos bíblicos.

1) El apóstol Pablo escribió lo siguiente:

“De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la

gracia habéis caído. (Ga.5:4)

“Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga” (1 Co

10:12)

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2) El apóstol Pedro nos dijo:

“Ciertamente, si habiéndose ellos escapado de la contaminación

del mundo, por el conocimiento del Señor y salvador Jesucristo,

enredándose otra vez en ellas son vencidos, su postrer estado vie-

ne hacer peor que el primero. Porque mejor les hubiera sido no

haber conocido el camino de la justicia, que después de haberlo

conocido, volverse atrás del Santo mandamiento que les fue da-

do. Pero le ha acontecido lo del verdadero proverbio: El perro

vuelve a su vómito, y la puerca lavada a revolcarse en el cieno.”(2

Pedro 2:20-22)

El apóstol Pedro nos comenta que es posible haber escapado de

la contaminación del mundo, haber conocido el camino de la jus-

ticia, pero volvernos atrás, a nuestra antigua vida de pecado

(extraviarse).

3) El apóstol Juan también nos enseñó que es posible extraviarnos

de la verdad :

“Mirad por vosotros mismos, para que no perdáis el fruto de

vuestro trabajo, sino recibáis galardón completo. Cualquiera que

se extravía, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a

Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo, ése si tiene al Pa-

dre y al Hijo” (1 Jn. 1:8-9)

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4) El escritor del Libro de Hebreos, nos plantea una verdad digna de

no ser ignorada.

“Porque es imposible que los que una vez fueron iluminados y

gustaron del don celestial, y fueron hechos participes del Espíritu

Santo, y asimismo gustaron de la buena palabra de Dios y los po-

deres del siglo venidero, y recayeron, sean otra vez renovados pa-

ra arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismo al Hijo

de Dios y exponiéndolo a vituperio.” (He. 6:4-6)

“Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido

el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los

pecados, sino una horrenda expectación de juicio, y de hervor de

fuego que ha de devorar a los adversarios.” (He. 10:26-27)

Estas duras verdades bíblicas justifican el consejo que encontra-

mos en Hebreos 2:1-3

“Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a

las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos. Por-

que si la palabra dicha por medio de los ángeles fue firme, y

toda transgresión y desobediencia recibió justa retribu-

ción, ¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una sal-

vación tan grande? La cual, habiendo sido anunciada prime-

ramente por el Señor, nos fue confirmada por los que oye-

ron,” (He 2:1-2)

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Capítulo XVII

La restauración es posible

Un concepto que se deja bien claro en los escritos de Santiago, es la po-

sibilidad de restauración del hermano caído.

“sepa que el que haga volver al pecador del error de su camino, salvará

de muerte un alma y cubrirá multitud de pecados” (Stg 5:20)

Cuando logramos que un hermano caído regrese a los caminos del Se-

ñor, hacemos que la sangre preciosa de nuestro Señor Jesucristo cubra

sus pecados.

“pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos

con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo peca-

do.” (1 Jn 1:7)

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El escritor del libro de Hebreos nos menciona que aun cuando el cris-

tiano haya perdido la senda de la verdad, es posible reencontrarla.

“Por lo cual, levantad las manos caídas y las rodillas paralizadas; y ha-

ced sendas derechas para vuestros pies, para que lo cojo no se salga del

camino, sino que sea sanado”. (He 12:12-13)

De igual forma el apóstol Pablo nos enseñó que cuando un cristiano no

está actuando de manera correcta, la misión de los hermanos es re-

prenderlo duramente, para que sea sano en la fe.

“… por tanto repréndelos duramente, para que sean sanos en la fe” (Ti

1:13)

Incluso nuestro Señor Jesucristo también nos enseñó que es posible la

restauración del hermano que ha pecado.

“Por tanto, si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele estando tú y él

solos; si te oyere, has ganado a tu hermano. Mas si no te oyere, toma

aún contigo a uno o dos, para que en boca de dos o tres testigos coste

toda palabras. Si no los oyere a ellos, dilo a la Iglesia; y si no oyere a la

Iglesia, tenle por gentil y publicano.” (Mt 18:15-17)

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Conclusión

Vivimos en una sociedad que es catalogado por el apóstol Pablo:

“como una generación mala y perversa”.

Sociedad cuyos tentáculos se están apoderando de nuestra juventud,

que destroza matrimonios y afecta el crecimiento de la Iglesias. En me-

dio de esta generación debemos procurar ser: irreprensibles, sencillos

y sin manchas, resplandeciendo como luminares.

Santiago nos lleva de la mano por el camino de la prevención y de la

restauración, con el fin que todos podamos obtener el bien más subli-

me que Dios nos ha dado: la vida eterna.

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Si se ha preguntado:

¿Cómo hago para alejarme de las tentaciones?

¿Habrá algunos pasos que me ayuden a librarme de una vida de

pecado?

¿Es posible extraviarnos de la verdad?

¿Puede un cristiano extraviado restaurarse?

Te invito a considerar importantísimas y prácticas enseñanzas que nos

dejó Santiago, el hermano de nuestro Señor Jesucristo, en su carta a

los hermanos de la dispersión.

Santiago nos lleva de la mano por el camino de la prevención y de la

restauración, con el fin que todos podamos obtener el bien más subli-

me que Dios nos ha dado: la vida eterna.

El que les comparte este pequeño escrito, es amante de la Palabra de

Dios y está plenamente convencido que una vida consagrada a Dios,

es posible, no desmayes, lo puedes lograr.