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Merinas II: un asentamiento del Final de la Edad del Bronce en el valle del río Guatén (Tajo Central, Toledo)

Merinas II: un asentamiento del Final de la Edad del Bronceen el valle del río Guatén (Tajo Central, Toledo)

Primitivo Javier Sanabria Marcos, Jacobo Fernández del Cerro,Fernando Sánchez Hidalgo, Jorge Morín de Pablos, Marta Escolá Martínez,

José Manuel Illán Illán, Luis González Carrasco, Germán López López,Mario López Recio, Enrique Navarro Hernández, Mercedes Sánchez García-Arista,

José Yravedra Sainz de los Terreros, Carlos Fernández Calvo*

* Área de Prehistoria del Departamento de Arqueología y Recursos Culturales deAuditores de Energía y Medio Ambiente, S.A.

Avda. Alfonso XIII, 72 – 28016 [email protected]; www.audema.com

RESUMENEn este trabajo se presentan los resultados de la intervención arqueológica llevada a cabo en el yacimiento de Merinas II, dentro del términomunicipal de Alameda de la Sagra (Toledo) motivada por las obras de construcción, en una zona de préstamo de la plataforma del nuevoacceso de alta velocidad a Toledo. Se excavaron un total de 10 estructuras subterráneas, en tres de las cuales se pudo comprobar la prepa-ración de las paredes y la base con un revestimiento de arcilla de cara a utilizarlas como depósitos de almacenaje. Una vez perdido su funciónoriginal se amortizaron con los desechos de la comunidad que ocupó el asentamiento. El estudio de los restos materiales contenidos en lasestructuras excavadas permite encuadrar cronológicamente el yacimiento en el Bronce Final.

PALABRAS CLAVEMerinas II; Udade del Bronce; Cuenca Tajo

ABSTRACTIn this paper the results of the archaeological works carried out in Merinas site (Alameda de la Sagra, Toledo, Spain) are presented. This exca-vation was made due to the construction of the new railway High Velocity Access to Toledo. It was excavated 10 subterranean structures, intree of that it was comprobated the wall and base preparation by a clay cover in order to use them as storage deposits. Once lost its originalfunction, this structures was used to contain the rubbish of the human comunity that lived in the settlement. The study of the material restscontained in this excavated structures allow us to fit chronologicaly the site in the end of Bronce Age.

KEYWORDSMerinas II; Bronze Age; Tagus Valley

INTRODUCCIÓN

La intervención en el yacimiento de Merinas II (Alamedade la Sagra, Toledo) surge a raíz del control y seguimientoarqueológico de las obras del “Proyecto de Construcción deLa Plataforma del Nuevo Acceso de Alta Velocidad a Toledo.Tramo Alameda de la Sagra-Mocejón”. Ya en fases previasde prospección arqueológica, se llegaron a localizar variospuntos de concentración de restos arqueológicos (Merinas I,II, III, IV y V), que permitían delimitar un área con eviden-cias de poblamiento prehistórico.

De esta forma, al llevarse a cabo los trabajos de excava-

ción y desmonte de los perfiles de los terrenos para la obten-ción de material de cara a configurar la plataforma ferrovia-ria, en el enclave de Las Merinas, se localizó el yacimientoobjeto del presente trabajo. Dentro del Programa de Vigilan-cia Arqueológica de la zona, se pudo comprobar, tras el des-broce y la retirada de la cobertura vegetal de los terrenos cer-canos al lugar del hallazgo, la extensión y amplitud del asen-tamiento, al localizarse, al menos, cuatro áreas o focos másanexos al mismo. Esto nos permitió documentar un pobladode mayor envergadura que el localizado en un primer momen-to, del mismo tipo que otros yacimientos de similar cronolo-gía ya conocidos en las cercanías del arroyo Guatén.

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Se procedió, en primer lugar, a la paralización de los des-montes y cualquier otro tipo de movimiento de tierras quepudiera afectar a los restos arqueológicos recién localizados.En segundo término, se ordenó la correcta señalización y bali-zamiento de todo el entorno del yacimiento, por un lado, lasestructuras negativas, habitualmente denominadas fondos decabaña, que se observaban en los perfiles de los desmontesy, por otro lado, todo el perímetro definido como yacimientoarqueológico que se extendía por toda la zona aneja.

El yacimiento se sitúa en el Término Municipal de Alame-da de la Sagra, a unos 800 m de la orilla izquierda del arroyoGuatén, y a unos 4, 5 Km al Norte del cauce del Tajo.

METODOLOGÍA

Los trabajos de excavación en el yacimiento de MerinasII se realizaron en febrero de 2004. La intervención se desa-rrolló con la mayor celeridad posible por las malas condicio-nes de preservación, ante el riesgo de derrumbe de algunasde las estructuras subterráneas localizadas en los perfiles delos terrenos a explotar y que habían sido seccionadas por laacción de las máquinas excavadoras.

Delimitada la zona de actuación con un mallazo, la super-ficie balizada podría alcanzar una longitud de unos 30 me-tros, distancia que separaba el primero del último de los fon-dos que se observaban en los perfiles de la plataforma quehabía dejado a la vista extracción de tierras por parte de lamáquina. Ante la imposibilidad de extendernos en superficie,sólo se abrió en área para delimitar las plantas conservadasde los fondos que se apreciaban en el perfil.

En total se documentaron 10 estructuras subterráneas delas cuales, en el momento de iniciarse la excavación, tan sólopermanecían intactas 7, como consecuencia de los despren-dimientos de los perfiles, unido a la práctica desaparición, porefecto de las máquinas, de uno de los fondos . Es imposiblellegar a calcular de forma estimativa cuál es el número deeste tipo de estructuras que pueden conservarse bajo tierraapenas a pocos metros del lugar en el que se desarrolló laactuación, ni la dimensión total del asentamiento del queformaban parte.

LA INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA

Se estableció un método de trabajo por parte del equipotécnico que consistía, en primer lugar, en la limpieza de losperfiles de los fondos con el objetivo de documentar posiblesestratigrafías en los rellenos de los mismos. Posteriormentese procedió a la apertura en área de la plataforma superiorpara delimitar los restos de las plantas de las estructuras con-servadas, y, por último, se inició la excavación de las mismas.

Para un mejor manejo de los datos en el campo y unaayuda a la hora de afrontar la excavación, se decidió indi-vidualizar cada una de las estructuras o fondos asignándo-las un número y una vez comenzada la excavación se re-gistraron cuantas unidades estratigráficas (UE) deparó cadafosa.

En total se excavaron 7 estructuras negativas de las de-nominadas fondos de cabaña (fondos I, II, VI, VII, VIII, IX yX), ya que, como se comentó anteriormente, dos de ellas (losfondos IV y V) se habían desplomado como consecuencia delderrumbe de los perfiles de la plataforma, por lo que sólo serecuperaron los fragmentos cerámicos y líticos que se encon-traban en su interior. Sólo en un caso, era tal la afecciónsufrida por el fondo que de éste solamente quedaban esca-sos centímetros de lo que fue la forma originaria del mismo(fondo III).

La gran alteración provocada por la extracción de tierrashabía seccionado, en algunos casos, más de las mitad de losfondos, por lo que la excavación en sí de los mismos se llevóa cabo siguiendo la forma que de las cubetas de aquéllos sehabían conservado; en unas ocasiones, se realizaba en piede frente a ellos, en otras, sin embargo, hubo que amontonartierra para crear una plataforma artificial para poder exca-varlos debido a la altura a la que se encontraban como resul-tado de los desmontes.

El proceso de excavación

La zona de actuación se centró, exclusivamente, en losperfiles de la plataforma superior creada por los desmontesde las máquinas dedicadas a la extracción de tierra, lugar enel que se localizaron las estructuras subterráneas. Se inter-vino en un área estimada de unos 30-40 metros de largo, dis-tancia que separaba la primera de la última estructura con-servada.

Tan sólo a la hora de documentar los restos de las plan-tas que quedaban conservadas de las estructuras, se abrióen área en lo alto de la plataforma, lo que permitió cuadricu-lar mínimamente algunos de los fondos . En alguno de ellos,como en el fondo II se pudo abrir en extensión un área deunos 16 m2 lo que supone mayor extensión abierta en plan-ta, ya que en algunas zonas ni siquiera fue posible realizarlopor los derrumbes de los fondos y, en otras, como en los fon-dos VI-VII-VIII, había sido tal la incidencia de los desmontesque tan sólo se había conservado poco más de la mitad delas estructuras.

Como ya se ha comentado con anterioridad, en primerlugar, se procedió a la limpieza de las secciones de los fon-dos con la idea de hallar posibles estratigrafías en los depó-sitos que rellenaban éstos. En ninguno de los casos fue así,ya que todos presentaban rellenos bastante homogéneos encuanto al tipo de relleno, por lo que no se pudieron definir

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distintos “sucesos” en la colmatación de los fondos . En se-gundo lugar, al abrir en extensión en lo alto de la plataformapara buscar las plantas y bocas de los fondos , pudo com-probarse aproximadamente la proporción de volumen perdi-do. Aún así, las plantas de cuantos se conservaban eran deforma circular u ovalada, y podría, incluso, aventurarse queel diámetro de los mismos oscilaría alrededor de 1-1,5 m,salvo algunas excepciones como el fondo IX que con unaforma ovalada parece superar esas dimensiones, siendo elde mayor tamaño de los excavados.

El análisis de las estructuras

La distribución de los mismos, a pesar de las alteracio-nes sufridas por el yacimiento, sí permite hablar de cierta con-centración, siempre manteniéndola con la cautela que otor-ga el no haber podido desarrollar el trabajo en extensión. Deesta manera, destaca la agrupación de los fondos VI-VII-VIIIapenas separados entre sí por 0,5 m, junto a su similitud for-mal así como en tamaño y capacidad, lo que puede indicaruna funcionalidad común. No cabe duda de que los trabajosde explotación de la zona, deben haber ocasionado la des-trucción de otras estructuras similares.

Al margen de las estructuras negativas denominadas fon-dos de cabaña, no se detectó ninguna otra evidencia arqueo-lógica del hábitat prehistórico, del tipo de suelos de ocupa-ción, cabañas, agujeros de poste o restos de zanjas de ci-mentación o estructura levantadas en piedra. De haber exis-tido alguna de estas estructuras, tal vez, debería haber apa-recido sobre los fondos, como en ocasiones se ha planteadoen otras áreas, pero en nuestro caso y vistos los perfiles delos terrenos en los que se encontraban excavados, este plan-teamiento carece de fundamento, por lo menos, en la zonaen la que se intervino. Es cierto, que las estructuras no sólose han visto alteradas por la explotación reciente, sino quetoda la zona se encuentra dedicada al cultivo del olivo y, envarios fondos, las boca y la parte superior conservada de losmismos se han visto profundamente dañadas por las raícesde los árboles (fondos VI-VII-VIII).

En cuanto a las secciones y formas de los fondos, la ex-cavación de los mismos ha propiciado resultados verdadera-mente interesantes, desde el punto de vista de la interpreta-ción y significado de éstos. En este sentido, los tipos de sec-ciones previas a su excavación, nos apuntaban a estructurascon forma de “saco” o “acampanadas”, que podría permitir-nos afirmar que nos encontramos ante estructuras destina-das al almacenamiento de productos agrícolas. Su funcióncomo silos, siempre planteadas para este tipo de estructuras,se ha visto totalmente confirmada con la excavación del ya-cimiento de Las Merinas II, gracias a la conservación de losenlucidos que revestían las paredes de los silos.

Los fondos V y X presentaban un manteado de arcilla de

color anaranajado que recubría las paredes de las estructu-ras lo que hace pensar en su revestimiento desde el iniciodel cuello del silo hasta la zona de inició de la base. Por elcontrario, en el fondo VII es la base la que presenta un es-trato compacto de color grisáceo que separaba el sustratogeológico en el que fue excavada la fosa, del presumible con-tenido del silo.

LA CERÁMICA

Nos centraremos ahora de manera somera en la defini-ción y caracterización de la diversa cerámica recuperada enlos distintos fondos de la excavación de Merinas II. Son va-rias las apreciaciones que se pueden hacer de la exhuma-ción de los materiales cerámicos; en primer lugar, el enormegrado de carbonatación en el que se encontraban, tanto alexterior como al interior de las pastas, presentando una capade aspecto blanquecino que resultó enormemente dificulto-so de eliminar en la limpieza de los materiales. En segundolugar, el alto grado de fragmentación de los materiales, yafuera como resultado de su deshecho como material inservi-ble por la rotura de los recipientes, ya como imposibilidad conla que nos hemos encontrado de poder definir y formular unatabla de formas y tipologías cerámicas.

En lo referente a las formas, el repertorio se centra ma-yoritariamente en materiales de perfil abierto, con bordesexvasados, en la mayoría de las ocasiones, que se dan enformas de tamaño medio y pequeño. Son fundamentalmenteformas abiertas como cazuelas y cuencos carenados, junto afuentes de perfil exvasado, en ocasiones profusamente de-coradas, las mejores representantes de este tipo de formas.Lo fragmentario del registro nos impide ir más allá en cuantoa la definición de estos conjuntos. Los tratamientos superfi-ciales, si aparecen, suelen ser bastante toscos aunque en-contramos algunos los espatulados y bruñidos.

Una característica bastante generalizada, junto a los per-files abiertos, son los bordes rectos en recipientes de peque-ño y mediano tamaño. Son pocas las formas cerradas quehemos encontrado entre los materiales.

Otro elemento destacado es la ausencia o bajo númerode recipientes contenedores de gran tamaño hallados en elyacimiento y la incorporación, casi en exclusiva, de formasde pequeño tamaño asociadas a la etapa de “Cogotas I”. Escierto que, como hemos dicho, nos basamos en unos porcen-tajes muy bajos y fragmentarios, pero esto no deja de ser unaconsideración relevante respecto al posible cambio de losgustos y modas de las formas cerámicas respecto a la eta-pa precedente protocogotas1. Volvemos a insistir en que este

1 Contrastan con los datos procedentes del yacimiento de Velilla (en estapublicación).

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es un interesante camino de reflexionar sobre las funciona-lidades y cambios de la cerámica, asociado directamente aun cambio de mentalidad de las formas de vida.

Sin duda alguna, son los fragmentos decorados con losdistintos motivos y técnicas los que nos han ayudado a lahora de la adscripción cultural del asentamiento. Éstos secaracterizan por la aparición mayoritaria de la incisión y enmenor medida la impresión, el boquique y las ungulacionesestando ausente la excisión, técnica siempre unida al bo-quique en la definición y caracterización de los grupos concerámicas de estilo “Cogotas I”.

Los motivos empleados en las decoraciones de los reci-pientes cerámicos recuperados en el yacimiento de Las Me-rinas II son los siguientes:

– Reticulado de trazos incisos sobre la carena, en oca-siones relleno de pasta blanca o formando una doblebanda bajo el cuello y en la panza de la cerámica.

– Espigado inciso en el borde exterior, sobre la línea dela carena, al interior y exterior del borde y sobre la in-flexión de una fuente carenada. También aparece so-bre la carena, acompañada de trazos incisos oblicuossobre la línea de espigas.

– Ungulaciones en una doble banda paralela al exteriore interior, rellenando triángulos incisos o decorando elexterior e interior de un mismo fragmento cerámico jun-to a un motivo inciso escaleriforme.

– Motivos de guirnaldas realizados con la técnica del bo-quique, que pueden llegar casi a la excisión.

– Zigzag inciso horizontal bajo una línea también incisa.– Una doble banda de trazos oblicuos paralelos rellenos

líneas incisas profundas.– Impresión de pequeños trazos de dos líneas vertica-

les paralelos.– Trazos de líneas paralelas de profundas incisiones.

LA INDUSTRIA LÍTICA

La industria lítica se caracteriza por desarrollarse mayo-ritariamente sobre lasca, siendo éstos los elementos más re-presentados seguidos de los núcleos mientras que las lámi-nas son escasas. El material pulimentado está formado enexclusiva por los molinos y es bastante numeroso. En elyacimiento destaca también el bajo número de los elemen-tos de hoz.

LA FAUNA

Del estudio faunístico realizado sobre los restos óseos delyacimiento de Merinas II se desprende que son los ovicá-pridos y la vaca los animales más representados en un con-junto muy pequeño de huesos recuperados.

CONCLUSIONES

La excavación de la zona del yacimiento de Merinas IIha permitido documentar un asentamiento de mayores dimen-siones que el intervenido muy sujeto a las limitaciones es-paciales motivadas por el carácter de la intervención.

Tras su excavación, las premisas iniciales que hablabanen favor de su interpretación de los fondos como cubetas dealmacenamiento, se han visto confirmadas con la conserva-ción, en algunos de ellos, de los manteados o enlucidos dearcilla que recubrían sus paredes y que servían para conser-var y proteger, durante el mayor tiempo posible y bajo lasmejores condiciones de preservación, el alimento proceden-te de la explotación agrícola. La utilización de este tipo deenlucidos a base de arcilla ya ha sido ha sido documentadaen yacimientos de la meseta Norte y optimiza la conserva-ción del grano ya que evita la pérdida del situado en contac-to con las paredes del hoyo (Bellido Blanco, 1996, p. 31). Suinterpretación como verdaderos silos de almacenaje de pro-ductos cultivados o recolectados como el cereal o la bellotano ha podido ser corroborado al no conservarse ningún res-to de semillas en el interior de los fondos.

Tras el final del uso y función de los silos como lugaresde almacenamiento, sucede su relleno con todo tipo de ma-teriales de deshecho, de tal manera que, esta fase de aban-dono del silo, es la que nos encontramos en la mayoría delas ocasiones, formada por rellenos o depósitos que, en al-gunos de ellos nos permite hablar de posibles estratigrafíasen su interior, lo que supone también un uso temporal del silohasta su colmatación definitiva. Esto es lo que ocurre en casitodos los fondos del yacimiento salvo el fondo II que es cor-tado por otra estructura que, al no poder excavar en exten-sión, no pudo ser delimitada completamente. Se trata de unsuceso diferente al resto de los acontecidos en el yacimien-to y que plantea dudas respecto a la sincronía o no de estasestructuras. Los escasos restos cerámicos recuperados enesta zona, no nos permiten valorar en términos temporales,ninguna diferencia al respecto, ya que se trataba exclusiva-mente de materiales fragmentos de pared sin ningún tipo dedecoración, que podría permitir afinar en la cronología.

Cogotas I en la Provincia de Toledo

El tratamiento del mundo de “Cogotas I” en la provinciade Toledo se caracteriza por la práctica ausencia de estudiosencaminados a su definición en la zona. Este hecho, duran-te muchos años, ocasionó su consideración por parte de lainvestigación como un área apartada del foco de expansióny desarrollo del fenómeno de “Cogotas” de la Meseta Norte.Dicho vacío, recientemente ha sido explicado en términos deuna falta de investigación más que de una existencia real delmismo (Carrobles, Muñoz y Rodríguez, 1994, p. 186).

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Esta falta de interés investigador en buen medida vieneprovocado por la mayor tradición investigadora de las etapasprevias, Calcolítico y muy especialmente el Bronce Antiguo yPleno, lo que ha relegado el estudio de “Cogotas I” a merasnoticias sueltas de la aparición de cerámicas de dicha etapaen distintas intervenciones, ya fueran con motivo de actua-ciones puntuales de excavación como en el Casco Históricode Toledo (Carrobles, 1990), como consecuencia de las pros-pecciones para la elaboración del Inventario Arqueológico dela provincia de Toledo o enmarcados dentro de proyectos detrabajo en áreas significativamente relevantes (FernándezMiranda, Mangas y Plácido, 1990; Muñoz 1993, 1998).

Por lo tanto, las únicas referencias que se poseen de laetapa de Cogotas I en la provincia de Toledo, entendida éstaen su sentido temporal más amplio, pasan por la recogidade materiales en superficie (Carrobles, Muñoz y Rodríguez,1994, p. 187) y su diluida e inexistente publicación en obrasde referencia.

De esta forma, la indefinición antes mencionada quedabien patente en la selección de dos obras de divulgación enla que queda bastante bien representado cuál es el conoci-miento actual de Cogotas en la provincia de Toledo. La pri-mera de ellas, un artículo de síntesis general de la Edad delBronce en la cuenca media del río Tajo (Carrobles, Muñoz yRodríguez, 1990) aparecido con motivo de la celebración delSimposio La Edad del Bronce en Castilla-La Mancha, el se-gundo, un trabajo de carácter comarcal (Rojas, 1999) cen-trado en la prehistoria de Talavera y sus alrededores.

Además de los hallazgos debidos a prospecciones su-perficiales, que son los que más datos han proporcionado,se han realizado algunas intervenciones en yacimientos clá-sicos en la bibliografía, como el del Cerro del Bú en Toledo(Álvaro y Pereira, 1990)2, el casco histórico de Toledo (Carro-bles, 1990; Prieto Vázquez, 1990) o actuaciones aisladascomo Golín de Puentes Caídas (Villa, 1990; Bueno, et al.,1999) o el más reciente e inédito del P.K. 43+600 de la ca-rretera CM4000 (Rojas, 1999). Además de estas tenemos no-ticias de recientes excavaciones en la provincia de Toledoque, probablemente, ayudarán a aumentar la información deesta etapa en la zona, pero que hasta el momento permane-cen inéditas.

Fruto del proyecto para la caracterización de las po-blaciones indígenas y el efecto de la romanización, durantefinales de los años 80 se llevó a cabo por miembros de laUniversidad Complutense de Madrid un elaborado progra-ma de prospección en la Cuenca Media del río Tajo (Fer-nández Miranda, Mangas y Plácido, 1990). Resultado del mis-mo fue la documentación de nuevos yacimientos a lo largode la margen derecha del río Tajo como El Quinto de Sese-ña e Higares (Mocejón), la Bóveda-Aceca (Villaseca de laSagra) o Camino de los Pucheros I (Borox) (Muñoz López--Astilleros, 1990, pp. 28, 50 y ss) Este trabajo fue continuado

y ampliamente desarrollado posteriormente por K. Muñoz(1993; 1998; 2001).

También se conocían otra serie de puntos como conse-cuencia de las prospecciones realizadas para la confeccióndel Inventario Arqueológico de Toledo, como Olivares de laFuente (Malpica de Tajo), El Testero (Numancia de la Sagra),El Carpio (Belvís de la Jara), Calaña (Albarreal de Tajo) (Ca-rrobles, Muñoz y Rodríguez, 1994, p. 188), La Muela (SectorI) de Arroyo Manzanas (Las Herencias) (Moreno Arrastio,1990) o los yacimientos de Fuente Amarga y Cerro de la Hor-ca situados en los pequeños cerros sobre el río Guatén (Pan-toja) (Rincón Moreno y Rayón Magán, 1990, p. 538).

En cuanto a los modos de vida de estas sociedades espoco todavía lo que podemos decir de ellas. Se ha presen-tado un modelo o patrón de poblamiento dual (Carrobles,Muñoz y Rodríguez, 1994; Muñoz 1993). Por un lado existi-rían los típicos yacimientos de fondos de cabaña, situadosen zonas llanas y abiertas, cerca de las fértiles vegas del ríoTajo y arroyos subsidiarios, o sobre pequeñas lomas y ce-rros elevados que controlan visualmente los corredores y víasde comunicación como por ejemplo ocurre en las terrazas delarroyo Guatón, intensamente poblado durante buena partede la Prehistoria Reciente, o en yacimientos como El Carpio,Olivares de la Fuente, Calaña, El Golín (Carrobles, Muñoz yRodríguez, 1994, pp. 186-187)

Por otro lado, se plantea un tipo de poblamiento en altu-ra, representado por yacimientos como el Cerro del Castillode Mora, Arroyo Manzanas (La Muela) y casco antiguo deToledo (Carrobles, Muñoz y Rodríguez, 1994, pp. 186-187),donde a modo de poblados nucleares servirían de centrosaglutinadores de los pequeños asentamientos que se distri-buirían estacionalmente por las llanuras aluviales de los ríos.Este es el modelo que se ha explicado para el caso del Pe-ñón Toledano es similar en cuanto a argumentación del pre-sentado en otras zonas cercanas, como el valle del Henaresque presenta enclaves en alto como El Ecce Homo o El Viso.

Dicho patrón representaría, también para algunos inves-tigadores, una misma dualidad en cuanto a la forma de explo-tación del territorio y actividades económicas desarrolladaspor cada uno de los distintos hábitats, pero como los mismosautores reconocen (Carrobles, Muñoz y Rodríguez, 1994, p.187), con lo exiguo de los datos no se puede ir más allá demeras elucubraciones que no cuentan, a nuestro modo dever, con el apoyo firme de una información muy fragmentariaen el momento actual de la investigación.

Esta información fragmentaria de la que hacemos men-ción, se reduce exclusivamente a los escasos restos de cerá-mica decorada con motivos y técnicas propios de “CogotasI” aparecidos en las diversas actuaciones ya mencionadas.

2 Recientes investigaciones retrasan la cronología del yacimiento al Hie-rro Antiguo (Fernández del Cerro, 2001: 11).

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Como también comentamos al principio, éstas se han vistoenglobadas en un gran saco definido como “Cogotas I”, sindiferenciar técnicas y motivos claramente pertenecientes auna primera fase de “Cogotas I” o “ProtoCogotas” vinculadosa una etapa del Bronce Medio, de aquellas otras que clara-mente sí deben de ser definidas como cerámicas de “CogotasI” (Bronce Final). Ante la imposibilidad de estudio, ya sea porestar depositadas en los Museos o por no haber sido publi-cadas, nos limitaremos a seguir considerándolas de formagenérica formas y decoraciones de “Cogotas I”, salvo en lasocasiones en las que sí podamos ir algo más allá en sus atri-bución cronocultural.

En definitiva, lo que hemos venido a plantear es la nece-sidad de una revisión de las pautas empleadas en la defini-ción del Complejo-Horizonte de “Cogotas I” en la provinciade Toledo, comenzando por la incorporación de nuevos es-tudios como los realizados en los yacimientos de Velilla yMerinas II que, ayuden, fijen e incorporen nuevos plantea-mientos y sirvan para definir de una vez y de forma clara laincorporación de los motivos decorativos de Cogotas I alsustrato del Bronce Medio-Final en este tramo toledano dela Cuenca Media del Tajo.

Con la intervención en el yacimiento de Merinas II culmi-na una etapa de prospecciones, seguimiento, control y ex-cavación enclaves arqueológicos, en la obra proyectada dellevar hasta Toledo la línea férrea de Alta Velocidad, procesoque representa la estrecha relación de esfuerzos, compren-sión y entendimiento mutuo de lo que debe ser por un lado,el desarrollo y avances propios de grandes proyectos de unasociedad moderna, con las exigencias de esa misma socie-dad por salvaguardar y conocer cada día mejor su rico Pa-trimonio Cultural.

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FIGURA 1. Situación del yacimiento.

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FIGURA 2. Planta del yacimiento (1); fotografía del fondo VII (2) y detalle del revestimiento de la base del mismo (3).

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FIGURA 3. Material cerámico del yacimiento de Merinas II.


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