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as Cremat Ila, Castellón) U n asentamiento en altura con ocupaciones del Mesolítico Recienteal Neolítico Final

El Cingle del Mas Cremat (Portell de Morella, Castellón. Un asentamiento en altura con ocupaciones del Mesolítico reciente al Neolítico final

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as CrematIla, Castellón)

U n asentamiento en alturacon ocupaciones del

Mesolítico RecientealNeolítico Final

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El Cingle del Mas Cremat (Portell de Morella, Castellón). Un asentamiento en alturacon ocupaciones del Mesolítico Reciente al Neolítico Final / coordinación David

VizcaÍno León; ledición cientÍfica Miguel Vicente Gabarda; edición técnica FranciscoJosé HernándezGarcía, equipo de autores Guillem Calatayud, Pere Miquel... eta/.1. -

Valencia: Generalitat Valenciana; Renomar; EIN Mediterráneo, D.L, 2010

192 p.: il. ;24 cm.

ISBN: 978-84-6 13-91 47 -9

l.Excavaciones arqueológicas - Valencia (Comunidad Autónoma). l. Vizcaíno León,David. ll. Vicente Gabarda, Miguel. lll. Hernández García, Francisco .José. lV Guillem

Calatayud, Pere Miquel-

El Cingle del Mas Cremat(Portell de Morella, Castellón).

Un asentamiento en altura con ocupacionesdel Mesolítico Reciente al Neolítico Final

Parque Eólico de las Cabrillas.

zoNA ut DEL pLAN eóuco vALENctANo

EI Cingle del Mas Cremat(Portell de Morella, Castellón).

Un asentamiento en altura con ocupacionesdel Mesolítico Reciente al Neolít¡co Final

Parque Eólico de las Cabrillas.Zona lll del Plan Eólico Valenciano

COORDINACION

David Vizcaíno León

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E E§P&&T

Editan RENOMAR S.A. y EIN Mediterráneo S. L.

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EDICIÓN CIENTíFICAMiguel V¡cente Gabarda

EDICIóN TÉCNICAFrancisco José Hernández García

EQUIPO DE AUTORES

Pere Miquel Guillem CalatayudMicromamÍferos

(Área de Arqueología y Paleontología. IVC+R. Generalitat Valenciana)

Sonia de Haro PozoAntracología (Arqueóloga)

María Pilar lborra EresZooarqueología

(Área de Arqueología y Paleontologia. IVC+R. Generalitat Valenciana)

Rafael Martínez ValleZooarqueología

(Área de Arqueología y Paleontología. IVC+R. Generalitat Valenciana)

Guillem Pérez JordáPa leocarpolog ía

(Gl Arqueobiología, lH, CCHS, CSIC)

Ramiro Pérez MiliánCeramología (Arqueólogo)

José Miguel Ruiz PérezGeomorfología (Doctor en Geografía Física)

5alvador Ten BarrónDiseño de láminas

Miguel Vicente GabardaArqueología y Estudio Lítico (Arqueólogo)

Amparo Valcárcel EstorsPalinología (Arqueóloga)

PORTADA Y DISENO

E.::Esther Vidal i Ros

MAQUETACIÓN E IMPRESIÓN

Martín lmpresores, S. L.

1.5. B. N : 978-84-61 3-91 47 -9

Dep. Lega I : V -2252-20 1 0

@ De la presente edición: RENOMAR S.A. y EIN Mediterráneo S.L.

@ De la obra: los diferentes autores.

TRABAJOS DE CAMPO

EQUIPO TECNICO TIECoordinador:

David Vizcaino León(Arqueólogo, EIN Arqueología S.L.U.)

EXCAVACIÓNPARQUE EÓLICO DE CABRILLAS

CINGLE DEL MAS CREMAT

Dirección:Miguel Vicente Gabarda

PLANIMETRIAHéctor Fernández Navarrete (Arqueólogo, EIN Mediterráneo 5.L.)

Arturo José Gómez García (Arqueólogo)Francisco José Hernández García (Arqueólogo, EIN Mediterráneo 5.1.)

Durante los últimos años hemos asistido a un procesodesconocido hasta ahora en nuestra profesión. Los nue-vos licenciados, ante las nulas perspectivas de dedicarsea la docencia o la investigación, optaban mayoritaria-mente por ganarse la vida ejerciendo privadamente laarqueología, proceso favorecido por un modelo eco-nómico que se sustentaba casi exclusivamente en el ex-traordinario crecimiento de la construcción y en una le-gislación autonómica que cargb a los promotores con laobligación de costear las intervenciones arqueológicas.

Nunca como ahora ha habido tantos arqueólogos vi-viendo de su profesión y paradójicamente nunca ha ha-bido tantos materiales y memorias huérfanas de investi-gadores que los den a conocer al resto de la comunidadcientífica. La deserción de los mejores profesionales enaras de un futuro digno nos ha llevado a un tiempo enel que se echan de menos nuevas ideas y propuestas,donde la reiteración, la falta de debate y la apatía in-vestigadora han sustituido al bullicio creativo de otrostiempos.

En este contexto cobra más valor si cabe el trabajoque ahora se presenta en el que se da a conocer uninteresa nte yaci m iento preh istórico descubierto d u-rante la prospección de un parque eólico en el interiornorte de la Comunidad Valenciana que fue más tar-de excavado como medida correctora impuesta por laAdministración ante el potencial científico del enclave.

No es mi cometido reflexionar en profundidad sobrela entidad del Cingle del Mas Cremat y lo que aporta ala investigación del epipaleolítico reciente y su tránsitoal neolítico, pero si lo es para despejar algunos tópicosy poner el dedo en la llaga de ciertos vicios que, a mi

juicio, arrastra nuestra investigación desde hace déca-das. Se ha insinuado en numerosas ocasiones, cuandono dicho expresamente, que la provincia de Castellónes pobre en ocupaciones humanas prehistóricas, que elmundo ibérico no alcanza las cotas de sofisticación deotras zonas y que entre Dertosa y Saguntum solo hayuna pequeña ciudad romana, que estamos, en suma,frente a poblaciones marginales, fuera de los grandescircuitos culturales y tecnológicos de la prehistoria y dela antigüedad.

En realidad ante lo que estamos es ante el abandonosecular de estas tierras por parte de los organismos queplanifican la investigación arqueológica, donde salvocontadas y honrosas excepciones, se ven pocos pro-yectos de investigación y se aprueban y financian aunmenos. Si a eso unimos el gran desconocimiento quede este territorio se tiene en centros de investigacióny departamentos universitarios, tendremos un retratopoco edificante pero realista que explica que se intentevestir de marginalidad histórica lo que no es sino des-conocimiento propio.

Un breve repaso al inventario de yacimientos en poderde la administración debería bastar para subsanar elerror, pero si cabía alguna duda, solo hemos de decirque en el transcurso de las prospecciones de las zonaseólicas y de otras obras públicas y privadas llevadas acabo en supuestas zonas marginales, se han llegado aquintuplicar los asentamientos conocidos en algunosmunicipios, se han excavado ciudades ibero-romanascomo Torre la Sal o el gran yacimiento neolítico anti-guo del mismo nombre, han aparecido enclaves delPleistoceno medio y numerosos yacimientos ibéricos enllano, se han descubierto el mayor número de necró-

pol¡s tumulares y de petroglifos de toda la ComunidadValenciana y se ha hallado arte parietal epipaleolíticoen abrigos. No creo exagerar si digo que posiblementesea necesario re-escribir algunos capítulos de nuestropasado antiguo a la luz de los nuevos datos.

La Comunidad Valenciana -permítanme la pedantería-,no es una Unidad de Destino en lo Universal y dema-siadas veces se pretende encorsetar la arqueologÍa yprehistoria regional en base a modelos que puede quefuncionen 200 km más al sur, pero que son extrañosen estas comarcas. Creo que nadie que esté en su sanojuicio se atrevería a negar la influencia de Ios camposde urnas en la formación de la cultura ibérica de las co-marcas septentrionales y su relación con el Bajo Aragóny valle del Ebro. Tampoco puede menospreciarse el im-portante papel de las sociedades del Neolítico final enla colonización de los valles más fértiles del interior ysu vinculación con el arte levantino, esquemático y conparte de los petroglifos que salpican las comarcas de EIsPorts, Alt Maestrat y Alto Mijares, mientras que algu-nas manifestaciones como el arte parietal epipaleolíticoson, por el momento, exclusivas de estas tierras. En esecontexto es en el que, a mi juicio, debe valorarse elaporte científico del Cingle del Mas Cremat, no es soloel volumen de información que proporciona, ni el buenhacer de los profesionales que lo han estudiado, sinoque su interés radica ante todo en el contexto geográ-fico y cronológico en que se integra.

El tránsito del epipaleolítico al neolítico en las comarcasseptentrionales ha sido objeto de duras controversiasen la comunidad científica, y si bien yacimientos comoel Cingle del Mas Cremat no son claves para dirimir lapolémica, si aportan valiosa información para escla-

recer cuestiones como la ocupación y explotación delterritorio y sus recursos o la cronología de los procesostecnológicos y económicos que se suceden entre la des-aparición de las sociedades epipaleolíticas y el Neolítico.Trabajos modestos pero serios y profundamente honra-dos como el que aquíse presenta nos ayudan a com-prender mejor una época de cambios en un territorionada marginal, aunque ciertamente diferente a lo quecabría esperar por la excesiva generalización de los mo-delos explicativos para el origen y desarrollo de nuestroneolítico.

En el Cingle asistimos probablemente al tránsito de unmodelo de explotación cinegética poco especializadoen el que paulatinamente se introducirá el ganadovacuno y posteriormente se generalizará la ganaderíade ovicápridos con un considerable aporte de anima-les silvestres en la dieta. Desconocemos si asentamien-tos como el de Torre la 5al responden a poblacionesplenamente neolitizadas a las que cabría oponer lasdel Cingle del Mas Cremat, de raíces ancladas en elEpipaleolítico, o si por el contrario se trata de los nris-mos grupos humanos que explotan de diferente modolos recursos que su ambiente les ofrece dependiendode la época del año o de las necesidades inmediatasdel grupo. La distancia geográfica entre ambos asen-tamientos y la cercanía cronológica de las ocupacionesparecen sugerir como cierta la primera explicación,aunque deberíamos ser prudentes y no descartar aunninguna posibilidad.

La abrupta orografía y la elevada altitud a que se en-cuentra el asentamiento (1270 m) son otras de sus pecu-Iiares características. Pudiera parecer que este tipo deocupaciones fueron excepcionales en el tránsito epipa-

leolítico-Neolítico, pero como veremos los datos confir-man que en ese momento la ocupación del territorio esprácticamente total y los modelos de explotación suma-mente complejos. Al respecto debemos mencionar quesolo con motivo de las prospecciones de la Zona Eólicall se descubrieron tres yacimientos al aire libre situadosentre '1050 y 1138 metros de altitud con cronologías quedeben ser similares al Cingle del Mas Cremat pero quedesg raciadamente no proporciona ron estrati g raf ía. Aello unimos el hallazgo de un yacimiento Neolítico enel Mas de'la Gasulla (Morella) a 1'180 metros de altituddurante las prospecciones de laZona Eólica I y los cerca-nos yacimientos del Mas de Nadal (Morella), Cova Foscay Cingle del Mas Nou en Ares, todos ellos situados porencima de los 900 metros de altitud.

Para la fase más antigua se interpreta el asentamientocomo un cazadero escasamente especializado en el quese abaten presas fundamentalmente en razón de su ta-maño, no de su especie, hecho que contrasta una vezmás con lo observado más al sur y se interpretan las pri-meras ocupaciones como la explotación de un ámbitoforestal a cierta altitud donde no es posible la especia-lización. No hubiera estado de más que estas afirmacio-nes se completasen con un análisis macro-espacial quetratara de buscar explicación a la poca especializaciónde los grupos cazadores recolectores del «Mesolíticoreciente» y en que medida esta estrategia adaptativapudo influir en el proceso de implantación del neolítico.

En suma, me es francamente muy grato poder prologarun trabajo como el que se presenta, fruto de la interac-ción, en este caso positiva, de tres factores tantas vecesenfrentados como son la empresa privada, la adminis-tración y la ciencia. Debería ser este un ejemplo para

que en breve vieran la luz monografías sobre la nec¡',tpolis de la Menadella, La Lloma Comuna y En Balag,-ayacimientos cuyo aporte científico es altamente refivante y que al tiempo prestigian a la empresa constriutora de los parques.

Josep A. Casabó B€rnaDirección Territor¿ - I¡ti

Consellería de Cultura y Deportes Genera,,:¿: .aerc¡iI

íruorc¡

Prólogo.

EL YACIMIENTO ARQUEOLÓGICO DEL CINGLE DEL MAs CREMAT

-t

INVESTIGAC!ÓN Y METODOLOGíAESTRATIGRAFíAY SECUENC¡A CULTURAL. . . .

GEOMORFOLOGíA Y SEDIMENTOLOGíA DEL CINGLE DEL MAS CREMAT,cERRo DE LAs CABRTLLAS (PoRTELL DE MoRELLA, cAsrELLóN) :'

MARCO GEOGRÁFICO Y GEOLÓGICOGEOMORFOLOGíA DEL CINGLE DEL MAS CREMATESTRATIGRAFíA Y SEDIMENTOLOGíA DEL SONDEO 7 DEL CINGLE DEL MAS CREMATINTERPRETACIÓN

BIBLIOGRAFíA

ESTUDIO DEL CONJUNTO INDUSTRIAL DE PIEDRA TALLADADEL YACIMIENTO DEL CINGLE DEL MAS CREMAT

ANÁLrsts DE Los REsros LíTtcos. pRoDucros BRUToS DE TALLA, NúclEos y AVIVADoSANÁLISIS DE LA INDUSTRIA LíTICA RETOCADA

BIBLIOGRAFíA

EsruDro cERÁMtco DEL yActMrENTo DEL c¡NGLE DEL MAs cREMAT. . . .

INTRODUCCIÓNLAS CERÁMICAsESTUDIORESULTADOS

CONCLUSIONESBIBLIOGRAFíA

ESTUDIO DEL UTILLAJE SOBRE PIEDRA PULIMENTADA YDEL INSTRUMENTAL DE MOLIENDA DEL CINGLE DEL MAS CREMAT

UTILLAJE SOBRE PIEDRA PULIMENTADA. INSTRUMENTOS CON EXTREMO CORTANTE

EL INSTRUMENTAL DE MOLIENDA: MOLINOS Y MOLEDERASOTROS ELEMENTOS: ALISADORES, ABRASIVOS Y PLAQUETASBIBLIOGRAFíA

I

EsruDto DE Los REsros óseos DE MAcRounuÍreRos y DE AVEs DEL cTNGLE DEt MAs cREMAT

EL MATERIALLAS ESPECIES

vRr-oRRqóN DE LA FAUNA DE Los NrvELEsereLrocneríR

Los MtcRounuírenos (RoDENTIA, tNsEcnvoRA y cHtRoprERA) DEL ctNGLE DEL MAs cREMAT

INTRODUCCIONv¡rooor-ocíRorscusró¡¡ rRroruóurcRsEcuENcrA cunnÁlca DEL ctNGLE DEL MAs cREMATA pARTIR DE Los MTcRoMAMírrnos (RoDENTIA E rNsEcnvoRA)CONCLUSIONESereLrocRnrín

EsruDro pALEocARpolóclco DEL ctNGLE DEr MAs cREMAT

urrooor-ocíRoescnrpcróN DE LAs EsPEcrEsereLrocnnrín

NruÁUSIS ANTRACOLÓGICO DEL CINGLE DEL MAS CREMAT

EL M uEsrREo ANTRAcoIóercorDENTrFrcAcróru rnxoruóulcl DE tos FRAGMENToS DE cnReóNrREsu LTADoS ANTRAcoIóc¡cosTNTERPRETAcIóru or Los RESULTADoSANEXOereLrocRaríR

ADORNOS, HUESO TRABAJADO Y DIVERSOS

ELEMENTOS DE ADORNOLA tNDUsrRra ósenDIVERSOSgleuocneríR

CONCLUSIONES

Especies que aparecen a lo largo de este volumen. Cuadro

.=,

. Mflqrulel Vicente Gabarda

lnvestigación y metodología

Estratigrafía y secuencia cultural

El yacimiento arqueológico del Cingle del Mas Cremat,se localiza en el término municipal de Portell deMorella en la comarca Els Ports, provincia de Castellón(f ig. 1.1). 5us coordenadas de situación U.T.M., son730487'1275/4487549'7179, y su altitud sobre el niveldel mar es de 1278 metros.

Figura 1.2 Cantil del Cingle del Mas CremaL

Miguel Vice

5e trata de un abrigo rocoso que ha perdido toda lavisera, desmontada en grandes bloques hecho que di-ficultó enormemente el proceso de excavación. La ocu-pación prehistórica del enclave se circunscribe al abrigo,desmantelado en la actualidad, y su inmediata platafor-ma sedimentaria asociada.

Dicho abrigo se ubica al pie del escarpe que recorta elcerro de las Cabrillas en su parte oriental, y es en estepunto donde detectamos la secuencia estratigráfica co-rrespondiente a las diferentes etapas de ocupación deeste enclave. La pared rocosa presenta escasos puntostransitables de acceso a la cumbre.

La pendiente de la ladera es alta, así la superficie bajcel cantil f ue acondicionada mediante abancalamientcsseculares, de época histórica, para aprovechar los abrr-gos del escarpe para uso ganadero, y las plataformaspara uso agrícola. La erosión diferencial ha creado losnumerosos abrigos o balmas alargados y poco profur-dos que circundan todo el cerro. Procesos geomorfoic-gicos (procesos de gravedad (caída de bloques), arro-yadas sobre arcillas, disolución cárstica, termoclastia Igelifracción), han marcado la evolución de dichos can-tiles. (fig. 1.2).

El yacimiento arqueológico está ubicado en el Cerrcde las Cabrillas (fig. 1.3), que alcanza los 1.349 m aealtitud junto al puerto del mismo nombre, en la vecir¿provincia de Teruel. Se integra en la zona montañcs¡del Sistema lbérico, compuesta por cumbres aplanaoasformando parte de una orla de relieves adosada al g=:-tor septentrional de la sierra de Gúdar, en su transicrc-'al sector del Maestrazgo. Presenta sucesiones litotc! -cas de rocas duras y blandas. Esto unido a la estruci--ra subtabular genera un modelado de cumbres pla:'a:

Ftgura 1.1 lJbicación geográfica del yacimiento y su situación en el ámbito de Las Cabrillas,

Miguel Vice

Figura 1.3 Alto de Las Cabrillas.

Figura 1.4 Red de drenaje; Rio de La Cuba.

Figura 1.5 Paisaje actual del entorno del yacimiento.

quebrado por una serie de escalones estructurales decontinuidad lateral a Io Iargo de los frentes de estratoscalizos, donde encontramos este yacimiento. Las lade-ras tienen morfología de talud sobre alternancias decalizas y margas y los principales cursos fluviales que lasurcan son Ia Rambla de Celumbres y el río de Ia Cuba(flg. 1.a).

El entorno del yacimiento presenta algunas formacio-nes de robles, carrascas, pinos negrales y arces. El pai-saje abierto actual a modo de páramos tiene su origenen la deforestación antrópica producida por el pasto-reo intensivo (fig. '1.5). Las cumbres de las lomas de lasCabrillas, y las zonas menos expuestas, se encuentrandesarboladas, cubiertas de matorral bajo y de una cu-bierta herbácea discontinua.

I. INVESTIGACIóN Y METODOLOGíA

El descubrimiento del enclave prehistórico de E/ Cingledel Mas Cremat es consecuencia de las actuaciones des-tinadas a delimitar la afección, que sobre el patrimoniocultural pudiera venir derivada, de la instalación de in-fraestructuras relacionadas con la construcción de unParque Eólico en el municipio castellonense de Portellde Morella.

A continuación exponemos una breve relación del pro-ceso de investigación que concluye con la presente pu-blicación de la memoria de la excavación arqueológicaefectuada en el año 2006.

1. PROSPECCTÓN Y ESTUDIO DE DETALLE (Octubre/Noviembre 2005)

El hallazgo del presente yacimiento se circunscribe ala campaña de prospecciones sistemáticas e intensivas

Figura 1 .3

Figura 1.5

realizadas en la zona de afección por la instalación delParque Eólico de Las Cabrillas (Zona 3 del Plan EólicoValenciano), durante los meses de Octubre y Noviembredel 2005.

La presencia de materiales prehistóricos dispersos enla ladera del cerro de Las Cabrillas nos indujo a pen-sar en la posibilidad que éstos vinieran derivados deocupaciones prehistóricas bajo los cantiles calizos, hoydesmanteladas.

En un primer momento, desconocíamos si pudiera per-manecer algún depósito arqueológico sin alterar, yafuera por la fuerte erosión en las vertientes de la loma,o por alteraciones de origen antrópico; pues la mayoríade abrigos se habían adaptado para uso ganadero (co-rralizas) y el sedimento que pudiesen albergar utilizadopara crear bancales. Aún así, determinamos la realiza-ción de sondeos arqueológicos en las zonas susceptiblesde albergar una estratigrafía intacta.

2. SONDEOS ARQUEOLÓCICOS (Diciembre 2005)

Dentro del programa de actuationes preventivas desti-nadas a eliminar cualquier tipo de afección que tuvie-sen las obras sobre el patrimonio arqueológico locali-zado durante las prospecciones, se inicia la campaña desondeos para concretar la entidad de dichos hallazgos.Efectuamos, en el entorno inmediato, un total de 13 son-deos manuales de idénticas dimensiones (2 x 1 metros).

Figura 1.6 Sondeo 7.

Así se documenta, mediante la ejecución del Sondeo 7(fig. 1.6), la presencia de materiales arqueológicos aso-ciados a estratigrafía inalterada; en concreto materiales

neolíticos, pertenecientes al Nivel ll. Planteamos la via-bilidad de una excavación en extensión del yacimiento,al tiempo que confirmábamos los datos aportados porla prospección del año anterior. lnmediatamente, al ra-tificarse la importancia del enclave, no se finaliza la rea-lización de dicho sondeo, comenzando la planificaciónde la posterior intervención arqueológica en extensión.

3. EXCAVACIÓN ARQUEOLÓGICA (Campaña 2006)

A la vista de la abundancia de materiales recuperados,el interés suscitado por los mismos, y la evidencia deencontrarnos ante un depósito estratigráfico fiable, seplantea la excavación en extensión del yacimiento.

Figura 1.7 Plano área excavada y ampliaciones'

Se pretende profundizar en la documentación de lasecuencia estratigráfica y continuar con el sondeo 7(Cuadros 2 y O. Por ello se decide ampliar la excava-ción seis metros cuadrados; cuatro en dirección Norte(Ampliación 1, Cuadros 3, 4,7 y 8) y dos en dirección Sur(Ampliación 2, Cuadros 1 y 5) (fig. 1.7). De ese modo, enla medida de lo posible, se intentarán aislar correcta-mente los distintos niveles estratigráficos y documentarlas posibles remociones antrópicas o naturales, si lasha habido. A priori, se considera área suficiente paraconfirmar la potencia estratigráfica, obteniendo un lotede materiales suficiente y minimizando los riesgos dederrumbes en los perfiles a vista.

Las peculiaridades del depósito impedían realizar unacuadrícula elevada. El trazado de la cuadrícula previaa la excavación planteó serias dificultades; se dividióla superficie a intervenir en cuadros de 1 m. marcadossobre el suelo, y a su vez, fijados a la pared rocosa delcantil mediante clavos y filamento elástico (fig. 1.S).

¡@B-t+v

.f-+-j,i.!

22

Proceso de excavación de forma manual (fig. 1.9) me-diante el sistema de coordenadas cartesianas propuestopor Laplace, prestando especial atención a la estrati-grafía sedimentaria, y normalmente empleado en yaci-mientos en cavidad. Se trabaja en los diferentes nivelesdetectados rebajándolos mediante capas artificiales. El

espesor de dichas capas varía según la complejidad delos estratos detectados, así se rebajan capas de 5 y '10

cm. aproximadamente.

Efectuamos un tratamiento individualizado del materialarqueológico y clasificación del mismo: cerámica, mate-rial lítico diverso, malacofauna, restos óseos, carbonesy otros. La totalidad de evidencias materiales se recu-peran empleando una Estación Total de topografía (fig.1.10), lo que permite el registro tridimensional para ellevantamiento de materiales y un exhaustivo tratamien-to informático de los datos documentados durante elproceso. Se convierte así en fundamental el necesariorepertorio fotográfico, referenciado mediante jalón,que complemente a lo anteriormente expuesto.

Usando el soporte informático procedemos al dibujo aescala de cada una de las capas y estratos detectados,asícomo de los perfiles estratigráficos de los cortes delsondeo (fig. 1.11).

Figura 1.8 Cuadricula área de excavación

Se realiza un cribado en seco en el propio yacimientcun posterior tamizado con agua a presión del resto :=tierra ya en laboratorio. Para ello se emplea un doL =cedazo de 5 y 'l mm. Además se efectúan recogidas .=lectivas de sedimento (10 litros por muestra) para crih ='mediante flotación con el fin de recuperar los mic'.rrestos vegetales y arqueozoológicos que no se puc =ran recuperar durante el proceso de excavación manL:

Documentación de todo el proceso y de las incidenc .,de la presente campaña en un diario de excavación.

Los materiales arqueológicos recuperados han si: -

estudiados individualmente. Además el tamizado c: -agua del sedimento permitió la obtención de restos -

=cesarios para algunos de los análisis realizados (semil =,carbones, restos de micromamíferos,...).

o Los restos de fauna recogidos (7736 fragme-'.óseos) han sido identificados y analizados por '.' :lborra Eres y R. Martínez Valle (Área de Arqueoi:: -:

y Pa leontolog ía. IVACOR. Genera I itat Va lencia n¿

. El estudio de los restos de micromamíferos (a ¡:"'-de los 330 litros de sedimento tamizado y lavad: .corrido a cargo de P. M. Guillem Calatayud (Are: -=Arqueología y Paleontología. IVACOR. Gener= :'-

Figura 1.9 ProL?\o de ex(ev¿(tot¡Carn¡saña 2006

Figura 1.10 Metodología.Estación Total de Topograt .

EI yacimiento arqueológico del Cingle del Mas Crerrat

Fig,Lra 1.11 Planimetría.

Valenciana). Agradecemos sus comentarios de granutilidad para la confecc¡ón de la presente publicación.

r La totalidad de carbones (213 muestras) fueron re-mitidos, para su estudio antracológico, a S. de HaroPozo (Arqueóloga).

. Se extrae una columna polínica (seis muestras). Eltrabajo de campo y laboratorio fue realizado por A.Va lcá rcel Estors (Arqueóloga).

. El análisis carpológico ha sido efectuado por G. PérezJordá (GlArqueobiología, lH, CCHS, CSIC.), partiendode las 54 bolsas de sedimento recogido en la máqui-na de flotación. Permitió la recuperación de semi-las seleccionadas de manera individualizada (cuatromuestras), para realizar las dataciones absolutas porAMS (Laboratorio Beta Analytic lnc. por Dr. M. A.Tamers y D. G. Hoods. Miami, Florida, USA).

o El estudio geomorfológico, geológico y sedimen-tológico ha sido realizado por J. M. Ruiz Pérez. (Dr.Geografía Física).

, El análisis sedimentológico (7 muestras captadas dela columna estratigráfica) se ha llevado a cabo en elLaboratorio de Geomorfología (Departamento deGeografía, Universitat de Valéncia) por P. CarmonaGonzález.

, Los materiales cerámicos y restos de barro cocido(1259 piezas) fueron estudiados por R. Pérez Milián(Arqueólogo).

, El estudio de la industria lítica (piedratallada;1737piezas, y macro-utillaje; 112 piezas), industria ósea(4 piezas), así como los adornos sobre malacofaunamarina y diversos, a cargo de M. Vicente Gabarda(Arqueólogo).

II. ESTRATIGRAFíA Y SECUENC¡A CULTURAL

El paquete estratigráfico presenta diferencias eviden-tes en cuanto a textura y coloración de los sucesivosniveles localizados. La serie estratigráfica del Cingle delMas Cremat comprende siete unidades sedimentarias,incluyendo la base del relleno, que contienen conjun-tos arqueológicos abarcando desde el Mesolítico re'ciente, (Niveles V y Vl), una ocupación que pudieracorresponder a un momento de transición al NeolíticoAntiguo (Nivel lll), y llegando hasta el Neolítico Final(Nivel ll) (fig. 1.12).

La reconstrucción de dicha secuencia hace patente lacomplejidad estratigráfica de este yacimiento, funda-mentalmente provocada por procesos naturales; ero-siones, percolaciones, desprendimientos y arrastresde grandes bloques. Hechos estos que dificultaron engran medida el proceso de excavación.

La presente intervención llega a los 2 metros de pro-fundidad máxima, alcanzándose el sustrato margosoen la base. Sobre dicha base se identifica en primerlugar, un estrato de origen antrópico, dividido en dosniveles, con restos culturales del mesolítico reciente;mesolítico geométrico. Hacia arriba, este nivel mesolí-tico queda fosilizado por desprendimientos de bloquesdel cantil calizo y acumulaciones de vertiente, forma-das por clastos subangulosos con matriz limoarcillosa.Entre estas últimas acumulaciones se intercalan nivelescon materiales arqueológicos que llegan hasta el neo-lítico final, conformando una secuencia desde media-dos del Vlll a inicios del lV milenio BP. Lateralmentese intercalan dos niveles de derrumbe principales congrandes bloques de varios decímetros de diámetro,uno posterior al nivel mesolítico y otro posteriof al ni-

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NIVEL VCAPAl

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vel neolítico. Este último con material aparentementemás f ragmentado y meteorizado (f igs. 1.13 y 1.14).

La preservación del registro sedimentario en este puntose debe con toda seguridad a la acumulación de gran-des bloques producida por el desprendimiento de lavisera del antiguo abrigo. Más abajo, la superficie seencuentra acondicionada por terrazas con gruesos mu-ros que retienen un espesor variable de sedimento.

El yacimiento de El Cingle del Mas Cremat presenta lossiguientes niveles estratigráf icos en orden descendiente:

lViguel Vlcente Gab¿rda

NIVEL l. Este nivel superficial está formado por clastoscalcáreos envueltos en una matriz arcillo-limosa. Sonmateriales muy sueltos con abundante materia orgáni-ca (tonos marrón oscuro), raíces y restos vegetales apa-recen concentrados en la f racción arena. El contenidoen carbonatos es el más bajo de toda la secuencia. Supotencia oscila entre 10 y 30 cm (fig. 1.15).

¿+

NIVEL ll. Este nivel se compone de clastos calizos su-bangulosos heterométricos alterados y una matriz for-mada por limos y arcillas, de tono grisáceo o negruzcoque incluye gran cantidad de materiales arqueólógi-cos. La malriz forma agregados milimétricos y centi-

Figura 1.12 Tabla unidades estratigráficas y secuencia cultural.

coRTE ESTRATIGRÁFtco suR NIVELESESTRATIGRÁFIcos

UNIDADESSEDIMENTARIAS

N IVELESnReu¡olócrcos

cnoruolocínRELATIVA

DATACIONESAMS (2 5i9ma Cal.)

Sustrato margoso,

i=

El ,ácrñlrento arqucologico del Cingle del Mas Cremat

Figura 1.1 3 Perfil estratigráfico Sur.

Figura 1.14 Perfil estratigráfico Norte.

métricos, con carbones, restos vegetales y un conte-nido apreciable de materia orgán¡ca y carbonatos, asícomo rnateriales arqueológicos. La coloración grisácearesponde a la incorporación de componentes de ori-gen antrópico (cenizas). En la parte inferior del nivel sereconoce una laminación con matriz de c.olor marrónoscuro, con concreciones de carbonato. Potencia delNivel ll; entre 50 y 60 cm (fig. 1.16).

Figura 1.15 Sección E-W. Cuadros 2 y 6. Niveles l-ll-lllA.

Hay que hacer constar que el Nivel ll es la unidad sedi-mentaria, junto con el Nivel lll, más fuertemente afec-tada por el desmonte de la visera del abrigo, hechoeste que ha imposibilitado la excavación del mismo entoda la extensión del sondeo abierto, a excepción dedos metros cuadrados aproximadamente (Ampliación 2,cuadros 1 y 5) los cuales nos han permitido coordenarlos materiales arqueológicos recuperados e identificarlas laminaciones internas de d.icha unidad (lla y llb, deunos 10 cm. cada una).

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25

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Figura 1.16Figura 1.16 Fotografía detalle Nll.

Figura 1.17 Fotografía detalle Nllla y Nlllb,

NIVEL lll. Unidad sedimentaria gravemente afectadapor el derrumbe de la cubierta del abrigo, su potenciaosc¡la entre 60 y 70 cm. Dentro de ella se distinguen dossub-unidades, si bien ambas comparten rasgos comunes.

NIVEL lllA. Nivel de clastos angulosos heterométricosalterados con escasa matriz limosa y arcillosa de colorpardo oscuro. La fracción arena es rica en orbitolinasy agregados carbonatados y el contenido en materiaorgánica se mantiene elevado. Potencia del Nivel lllA;entre 20 y 30 cm (fig. 1.17).

NIVEL lllB. Este nivel contiene una acumulación debloques de caliza, en ocasiones de varios decímetrosde diámetro y margocalizas ricas en orbitolinas en laparte inferior. La parte superior incluye bloques y can-tos calizos angulosos muy alterados con una matriz muyheterométrica limosa, arcillosa y arenosa marrón o par-da, rica en carbonatos. La fracción arena incluye granosangulosos alterados con costra de carbonato. Potenciadel Nivel lllB; entre 30 y 40 cm (fig. 1.18).

N¡VEL lV. Nivel de margas de color marrón claro ama-rillento, de estructura hojosa. El elevado porcentajede arenas en los análisis (67,4 %), con predominio dearenas gruesas, corresponde en realidad a los fósilesde orbitolinas contenidas tanto en el sustrato margosocomo en el cantil. Este nivel es el de menor contenidoen materia orgánica y el de mayor contenido en carbo-natos. Corresponde a un primer desmonte de la viseradel abrigo. Su potencia oscila entre unos pocos centí-metros en la zona Este del yacimiento, hasta los 20 cm.junto al cantil rocoso.

NIVEL V. Nivel heterométrico formado por arenas y li-mos arcillosos de tono gris oscuro y algunos fragmentos

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Er _r:c,rrii:rt,) arqueológíco d€§ ei 9'é del r\¡!as Cremát

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Figura 1.18 Sección E-W. Cuadros 2 y 6. Niveles ll-lllA-lllB-IV.

Figura 1.19 Fotografía detalle NV.

Figura 1.20 Sección E-W. Cuadros 2 y 6. Niveles lV-V-Vl-Vll.

Figura 1.21 Fotografía detalle NVl.

Figura 1.22 Fotografía detalle NVll.

tamaño grava muy alterados que al desahacerse pasana engrosar las fracciones de textura menor. El eleva-do porcentaje de fracción arena (45 %) correspondeprincipalmente a orbitolinas. Contiene carbones y uncontenido abundante en materia orgán¡ca y carbonatos,además de restos arqueológicos. La potencia del Nivel Ves de unos 10 cm. aproximadamente (fig. 1.19).

NIVEL VI. Nivel de arenas con arcillas limosas de tonosgrisáceos y fragmentos de marga (separado del anteriorpor un finísimo horizonte margoso, no detectado enla totalidad de la extensión abierta a excavación). Aligual que en el nivel 5 el elevado porcentaje de arenas(54,5 o/o) se debe a la presencia de orbitolinas desagre-gadas de las margas. Disminuye el contenido en materiaorgánica, mientras el contenido en carbonatos es muyelevado. Presenta materiales arqueológicos. Potenciadel Nivel Vl; entre 10y 12 cm (figs. 1.20y 1.21).

NIVEL Vll. Sustrato margoso gris-amarillento estéril,base de la secuencia estratigráfica. Estrato de margasque presenta también laminaciones más compactas(calizo-margosas). Se encuentra levemente alterado porprocesos de circulación hídrica, percolaciones de agua,y alguna madriguera de micromamíferos (fig.1.22).

El análisis de la estratigrafía nos permite destacar cier-tos caracteres:

Los niveles se disponen horizontalmente en direc-ción N-S, existiendo un claro buzamiento en direc-ción E-W (pendiente de la ladera), desde la zonaque estaría bajo visera hacia el exterior del abrigo.Cuanto más nos alejamos del cantil calizo, el propio

Figura 1.20

Figura 1.19

I

Figura 1.22

buzamiento del sedimento unido a la erosión handeterminado la desaparición de parte de la estrati-grafía asociada a la plataforma inmediata al abrigo.Esto provoca que sea en la parte Sur de la excava-ción (Cuadros 1 y 5), donde los niveles arqueoló-Eicos han permanecido prácticamente inalterados,proporcionando la mayor fiabilidad estratigráficade toda Ia secuencia.

La primera ocupación del abrigo (7700 CAL BP,Mesolítico Reciente, documentada en los NivelesVl y V) se situaría directamente sobre el sustrato demargas, que pudiera haber sido acondicionado dealgún modo, aprovechando la existencia del abrigopoco profundo. El elevado contenido en carbonatos(más del 80 %) de dichos niveles mesolíticos puedeser consecuencia del goteo de aguas carbonatadasdesde el techo y paredes del cantil calizo, dondese formarían revestimientos de carbonato cálcico.Aquí los procesos de disolución y reprecipitaciónactúan en combinación con procesos de meteori-zación f ísica como el hielo-deshielo, favoreciendopequeños desprendimientos de f ragmentos de mar-ga carbonatada (Nivel lV). Así, son los niveles me-solíticos los que han permanecido inalterados bajoese desmonte de las paredes del abrigo.

En un momento intermedio entre los Niveles Vl yV se produce un importante derrumbe de la vise-ra del abrigo (Nivel lV de la secuencia estratigráfi-ca) formándose un depósito con bloques calizos ymarga en la base que recubre y preserva los nivelesmesoliticos (Niveles Vl y V). Este hecho nos obliga a

excavar únicamente los cuadros 5,6,1y 8 de dichosniveles, reservándose por seguridad los restantescu ad ros.

Los niveles superiores (Niveles lll, ll y l) incorporandesde entonces un depósito coluvial que incluyeabundante fracción gruesa en forma de clastoscalizos subangulosos y heterométricos, aportadosdesde la pared del escarpe del Alto de Las Cabrillas.Finalmente, la visera del abrigo acaba por derrum-barse totalmente tras la ocupación neolítica (acu-mulación de bloques, sobre todo, en la parte oc-cidental del yacimiento), quedando el perf il de lapared practicamente recto (Cingle). Hacia el techode la secuencia se incrementa el contenido en sedi-mentos f inos (limo y arcilla), y en materia orgánica,apreciándose una sensible disminución en la pre-sencia de carbonatos.

Las sucesivas ocupaciones no invaden a las prece-dentes. Tampoco se detectan intrusiones en formade cubetas o zonas de contacto revueltas que pue-dan afectar la distribución horizontal de los paque-tes sedimentarios.

Destacar la coherencia evidente en la correspon-dencia de niveles arqueológicos, materiales locali-zados y dataciones obtenidas.

Por las caracterÍsticas del enclave y la extensiónabierta a excavación, no se puede realizar un análi-sis microespacial ni de dispersión de materiales.

29

José Miguel RuizPérez

Geomorfología y sedimentologíadel C¡ngle del Mas Cremat,

Cerro de las Cabrillas (Portell de Morella, Castellón)

Marco geográf ico y geológico

Geomorfología del Cingle del Mas Cremat

Estratigrafía y sedimentología del sondeo 7 del Cingle del Mas Cremat

Interpretación

Bibliografía

L -a

I. MARCO GEOGRÁFICO Y GEOLÓGICO

Relieve.- El Cingle del Mas Cremat se localiza en la partenoroccidental de Ia provincia de Castellón, en el mu-nicipio de Portell de Morella y la comarca de Els Ports.Está ubicado en el Cerro de las Cabrillas, en un entornomontañoso de cumbres aplanadas o alomadas disecta-dos por la red de drenaje hacia la Rambla de lasTruchaso de Celumbres y el río de la Cuba (afluente del ríoCantavieja) (f ig. 2.1). Dicho cerro alcanza 1349 m de al-titud junto al puerto de las Cabrillas, ya en la provinciade Teruel.

El Cerro de las Cabrillas forma parte de una orla derelieves adosada al sector septentrional de la sierrade Gúdar en su transición a la zona de muelas delMaestrazgo (Cordillera lbérica). Las alternancias lito-lógicas de rocas duras y blandas y la estructura sub-tabular generan un modelado de cumbres aplanadasy monótonas accidentado por una serie de escalonesestructurales de gran continuidad lateral a lo largo delos frentes de estratos calizos. Las laderas tienen morfo-logía de cantil-talud sobre alternancias caliza-marga. Laescorrentía superficial drena a través del barranco delPeral y el barranco de la Cova Antolá hacia el congostode la Rambla de las Truchas (af luente del río Bergantes-Guadalope, en la cuenca del río Ebro), hacia la cual hayun f uerte encajamiento (desnivel de unos 210 m).

Clima y biogeografía.- A partir de los registros de losobservatorios de Vilafranca y Castellfort, el clima sepuede definir como subhúmedo mesotérmico conpoco déficit en verano y poco superávit en invierno.El Cerro de las Cabrillas se encuentra algo desplazadodel máximo de precipitaciones situado entre Vilaf ranca(716 mm anuales) y el Penyagolosa. Hacia el norte yoeste de esta zona las precipitaciones disminuyen a

l\1,:;r¡l

624 mm anuales de Castellfort y poco más de 600 mmen Fortanete. El régimen estacional (Otoño-Primavera-Verano-lnvierno) se caracteriza por dos máximos, unoprimaveral entre abril y junio y otro otoñal. La sequíaestival queda atenuada por numerosas tormentas -lasmás violentas procedentes de la zona de Teruel- y laprecipitación de verano es superior a la de invierno.Las temperaturas medias anuales rondan los 11 oC, concierta amplitud térmica anual y un período de heladasque va desde noviembre a finales de abril. La media delas mínimas de enero ronda los 0 oC, mientras la mediade las máximas de julio se acerca a 26 "C. La inf luenciamediterránea se manifiesta a menudo en forma de nu-bes bajas o nieblas.

Las condiciones bioclimáticas sitúan el área en el pisobiogeográfico supramediterráneo de ombrotipo sub-húmedo, asociado a formaciones de quejigal (Quercusfaginea) con carrascas (Quercus ilex subsp. rotundifolia),pinos negrales (Pinus nigra) y arces (Acer monspessula-num). El paisaje abierto actual a modo de paramerasse debe en buena medida a la deforestación antróplcapor un pastoreo intensivo secular. Las cumbres ventea-das de las lomas de las Cabrillas están desarboladasy cubiertas de matorral bajo dominado por el erizo(Erinacea anthyllis). Las paredes calizas están a vecescompletamente revestidas de hiedra (Hedera helix). Enlos ambientes f rescos y húmedos situados al pie del es-carpe del Cingle del Mas Cremat una de las formacionesmás características son las guillomeras de Amelanchierovalis, que se desarrollan en amplias manchas sobreladeras antiguamente pastoreadas. En estos sectc -

res, donde el suelo retiene mayor humedad apareceabundante matorral espinoso (rosales, endrinos, r'n¿-juelos, espinos de tintes), junto con cerecinos (Pru""-:mahaleb), algunas carrascas e incluso algún arce i,4:= -

Geomorfologia y sedimentología del Cit'lEle del Mas cremat"Cerro de las Cabri!las (Portell de Morella, Castellón)

fulonspessulanum). Pequeñas manchas de carrascal seobservan al pie del escarpe oriental de las Cabrillas. Enzonas menos expuestas como bancales abandonadoscrecen aulagares (Genrsta scorpius), con tomillos, plan-tas espinosas y una cubierta herbácea discontinua.

Marco geotógico y geomorfología estructural.- Desdeel punto de vista estructural, se trata de una zona depliegues muy amplios donde predominan las serieshorizontales o subhorizontales y una tectónica de des-compresión. El conjunto presenta un aspecto tabulardonde sólo destaca la presencia de una gran estructuraanticlinal de dirección norte-sur, el Anticlinal Portell-LaFoz (Vilafranca). En su núcleo se encaja el congostode la rambla de las Truchas y afloran las formacionesdel Jurásico superior, mientras los flancos -Las Cabrillasse sitúa en el flanco occidental- están constituidos porunidades del Cretácico inferior.

En Las Cabrillas sólo afloran materiales correspondien-tes a la breve transgresión del comienzo del Cretácicoinferior (Hauteriviense-Barremiense) y del Aptiense(Bedouliense). Desde las cumbres más altas de lasCabrillas hasta la rambla de las Truchas se suceden lospisos del Bedouliense superior (calizas con Toucasias ymargocalizas), Bedouliense medio (margas con Plicatula,calizas detrítlcas y margas), Bedouliense inferior (arcillasrojas de Morella), Barremiense superior (calizas bioclás-ticas), Hauteriviense-Barremiense (calizas detríticas ybioclásticas, margas, arenas y areniscas) y Valanginiense(calizas de la transición Jurásico-Cretácico) (lGME, 1981).

La estructura geológica y el encajamiento de la red dedrenaje determinan los principales rasgos morfoló9icos(fig.2.2). Desde el borde nororiental de Gúdar haciaVilafranca se observan dos niveles o rellanos morfo-lógicos que arrasan calizas cretácicas. Por un lado, lasaltiplanicies culminantes de Gúdar y de la Muela deMonchén y, por otro lado, las rampas existentes enposición intermedia entre dichas cumbres y los vallesencajados (Simon, 1982). Éstas últimas constituyen unaorla en torno al macizo de Gúdar en la que se asientanCantavieja, lglesuela y Vilafranca y que se prolongahasta las Cabrillas. La primera superficie correspondea la penillanura fundamental del Plioceno que suce-de a la distensión del Mioceno medio y que bisela lascapas mesozoicas (Cretácico superior en Monchén). Lasegunda superficie estaría encajada en la primera du-rante una fase posterior (plio-cuaternaria). En muchossectores dicha superficie no es más que un rellano es-tructural elaborado sobre las calizas aptenses subhori-

)zontales. El extraordinario encajam/rento de la superfi-cie pliocuaternaria se vería favorecida por la existenciade un nivel intermedio blando y fácilmente evacuable(facies Utrillas).

La evolución geomorfológica se completa durante elPleistoceno superior-Holoceno con fases de incisiónfluvial y de regulación de vertientes que configuran elrelieve actual. Según Ginés y Mateu (1977), durante laúltima fase glaciar los procesos periglaciares contribu-yeron significativamente al modelado de las laderas delAlt Maestrat (depósitos periglaciares, grézes /itées, can-chales, involuciones). La erosión fluvial ha modelado loselementos más llamativos del paisaje como el congostode la rambla de las Truchas con sinuosos meandros en-cajados. El resultante de esta evolución son una seriede escalones o escarpes de gran continuidad lateral,desarrollados en los estratos calcáreos más potentes, yladeras de perfil rectilíneo o ligeramente cóncavo haciala base.

II. GEOMORFOLOGíA DEL CINGLE DEL MAS CREMAT

El yacimiento del Cingle del Mas Cremat está situadoal pie del escarpe que limita las cumbres aplanadas delas Cabrillas en su parte oriental hacia 1270 m de al-tura (fig.2.3). El escarpe, de entre 5y7 m de altura,presenta escasos puntos franqueables de acceso a lasuperficie culminante. Más abajo del cantil la superficiefue acondicionada mediante un abancalamiento porencima de una ruptura de pendiente para aprovecharlos abrigos del escarpe y las plataformas situadas al pie.La pendiente media de la ladera es moderadamentealta (> 30%).

La erosión diferencial a lo largo del plano de estrati-ficación modela un escarpe de pequeño salto y grancontinuidad lateral con numerosos abrigos o balmasalargados y poco profundos en el contacto entre lascalizas con Toucasias del Gargasiense y las margas ymargocalizas con Plicátulas del Bedouliense (Cretácicoinferior) (fig. 2.a). Una serie de procesos geomorfológi-cos controlan el retroceso y la evolución de los cantiles.Dichos procesos están en función de la litología, el re-lieve y las condiciones bioclimáticas. Los más relevantesson los procesos de gravedad (caída de bloques en losfrentes rocosos), arroyadas sobre margas, disolucióncárstica de las calizas y procesos relacionados con el fríoo la helada (termoclastia, gelifracción). También se hanobservado formas solifluidales en margas en la laderaseptentrional de las Cabrillas.

Figura 2.1 Situación del Cerro de las Cabrillas en el centro derecha de la imagen visto desde la Sierra de Gúdar.

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Figura 2.3 Aspecto de la Loma de la5 Cabrillas en la fotografía aé-rea de 1 956. Se observa la estratificación subhorizontalsobre calizas y margas y redes de fracturas y diaclasas. Elpunto señala el yacimiento del Cingle del Mas Cremat'

Abrigo con visera o balma producido por erosión dife-rencial próximo al yacimiento del Cingle del Mas Cre-mat.

Figura 2.4

La erosión diferencial produce la socavación de la basemargosa del escarpe y el desarrollo del abrigo hastaque se produce el desplome de la visera y el despren-dimiento de bloques. Las calizas recifales bedouliensesque forman el escarpe sufren una extremada fractura-ción y diaclasamiento lo que favorece el agrandamien-to de las grietas por disolución cárstica y el desprendi-miento de grandes bloques que dejan muescas angu-losas en la pared. Dichas muescas son posteriormente'suavizadas por disolución lo que da un modelado deperfil redondeado a la roca. El material detrítico (blo-ques y clastos) recubre la ladera margosa subyacente deforma desigual (fig. 2.5).

La disolución química se ve favorecida por el clima sub-húmedo y las precipitaciones relativamente elevadas.Los sectores más bajos de la ladera están sometidos a

arroyadas concentradas que desmantelan los niveles demargas durante las f recuentes tormentas primaveralesy estivales (fig.2.6).5i bien la altitud próxima a 1300metros no permite el desarrollo de un modelado pe-riglaciar auténtico, sí se observan formas y depósitosasociados a la helada, especialmente en las cumbres delCerro de las Cabrillas y en las vertientes septentrionales.La gelifracción contribuye a la trituración de la roca ya la formación de canchaleras de plaquetas o clastosfinos y la crioturbación (movimientos diferenciales) queafecta a los suelos margosos.

Se ha podido reconocer la potencia y las característi-cas de los depósitos de vertiente que aparecen bajo losescarpes de Cabrillas en diferentes sondeos arqueoló-gicos realizados en la zona, así como en cortes artifi-ciales realizados por la construcción del parque eólico.

Dichos depósitos tienen una potencia muy desigual

EL=ú'Jir--- v

I

Figura 2.5

Figura 2.6

Figura 2.7

Bloques de caliza desprendidos del frente de escarpe delCingle del Mas Cremat.

Las margas de /a base de la ladera están expuestas aincisión y lavado por arroyadas.

Depósitos de vertiente sobre las margas al pie delcantil. Clastos heterométricos con abundante matrizarcillolimosa de tono marrón oscuro, raíces y materiaorgánica.

(generalmente de pocos decímetros a un metro)y estáncompuestos por clastos finos con matriz limoarcillosa detono marrón oscuro, muy sueltos y con abundante ma-teria orgánica y restos vegetales bajo un revestimientobien de clastos pequeños sin matriz o bien de herbá-ceas. Sobre las margas y como residuo de meteoriza-ción en las calizas pueden aparecer arcillas rojizas. Laacumulación de grandes bloques, los revestimientos decanchaleras de clastos finos y la densa cubierta herbá-cea limitan la erosión a lo largo detoda la ladera (figs.2.7 y 2.8).

III. ESTRATIGRAFíA Y SEDIMENTOLOGíA DELSONDEO 7 DEL CINGLE DEL MAS CREMAT

El estudio sedimentológico del yacimiento arqueoló-gico del Cingle del Mas Cremat consistió en un reco-nocimiento de los depósitos del sondeo 7, donde serecogieron 7 muestras para su análisis en laboratorio.El sondeo tiene unas dimensiones de 4 x 2 m y cer-ca de 2 m de profundidad máxima alcanzándose unsustrato margoso en la base (figs.2.9 y 2.10). Sobredicha base se identifica en primer lugar, un nivel an-trópico con restos culturales del Mesolítico Reciente,Mesolítico Geométrico, que está fosilizado por des-prendimientos de bloques del cantil-visera calizo yacumulaciones de vertiente formadas por clastos su-bangulosos con matriz limoarcillosa. Entre estas últi-mas acumulaciones se intercalan niveles con materia-les arqueológicos que llegan hasta el Neolítico Final,conformando una secuencia desde mediados del Vllla inicios del lV milenio BP. Lateralmente se intercalandos niveles de derrumbe principales con grandes blo-ques de varios decímetros de diámetro, uno posterioral nivel mesolítico y otro posterior al nivel neolítico.

Figura 2.5

Figura 2.6

Figura 2.7

I

Geomorfología y sedimentología del Cingle del Mas Cremat,Cerro de las Cabrillas (Portell de Morella, Castellón)

Figura 2.8 Canchalera de c/astos finos en la vertiente septentrionalde las Cabrillas.

Este último con material aparentemente más f rag-mentado y meteorizado.

La preservación del registro sed¡mentario en este puntose debe con toda seguridad a la acumulación de gran-des bloques producida por el desprendimiento de lavisera de un antiguo abrigo. Más abajo, la superficie se

encuentra acondlcionada por terrazas con gruesos mu-ros que retienen un espesor varlable de sedimento, yaque la roca madre (margas) aparece en otros sondeoscercanos a poca profundidad.

La descripción estratigráfica de los niveles y la reco-gida de muestras se realizó en la sección meridionaldel sondeo, ya que estaba menos perturbada por losdesprendimientos de la antigua visera que la secciónseptentrional. Se consideraron 7 niveles estratigráfi-cos enumerados de techo a base y se recogieron untotal de 7 muestras de sedimentos en los Niveles 1 al6. No se muestreó la base (sustrato margoso inalte-rado). Se realizaron análisis texturales, determinacióndel color Munsell, contenido en materia orgánica yen carbonatos en el Laboratorio de Geomorfologíadel Departamento de Geografía de la Universidad deValencia. La situación de los niveles y de las muestrasrecogidas se señala en la figura 2.11y en la columna es-tratigráfica con los datos de los análisis sedimentarios(fig.2.12). Un resumen de los rasgos sedimentológicosde las muestras analizadas se recoge en la tabla 2.1.Los resultados de los análisis texturales se presentanen forma de histogramas de frecuencias y curvas acu-mulativas (figs. 2.13 y 214.NIVEL 1. Este nivel superficial está formado por clas-tos calcáreos envueltos en una matriz arcillolimosa. En

las texturas arenosas predominan las f racciones 7-9phi (0.076-0.02 mm). Son materiales muy sueltos conabundante materia orgánica (tonos pardos oscuros),pequeñas raíces y restos vegetales concentrados en lafracción arena. El contenido en carbonatos es el másbajo de la secuencia (muestra n" 1).

NIVEL 2. Este nivel se compone de clastos calizos suban-gulosos heterométricos alterados y una matriz formadamayoritariamente por limos y arcillas con predominiode las fracciones 6.5-9 phi (0.0111-0.002 mm) de tonogrisáceo o negruzco que incluye sílex y cerámicas neo-líticas. La matriz forma agregados milimétricos y cen-timétricos, con carbones, restos vegetales y un conte-nido apreciable de materia orgánica y carbonatos, asícomo restos óseos. La coloración grisácea responde a

Figura 2.9 Figura 2 10

Figura 2 11Figura 2.9 Situación del sondeo adosado al escarpe.

Figura 2.10 Vista hacia la sección septentr¡onal del sondeo.

Figura 2.11 Sección meridional del sondeo. Situación de los nivelesdescritos

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Geomorfo¡c;r¿ )'sedinlentclogr.: cle0 Crngle del ñ/las CrenlaiCetro de I- f Abri¡las I.Portc-ll de ltlorella. Castctló!r)

tr:e¡.? 2 i 2 C¿t¿cierlsticas sed¡mentarias de la columna estratigráfica del yacimiento del Cingle del Mas Cremat'

:=::r¡¡,¡:¡,{a¡bre 2006 Un¡dades sedimentariasNúmeromuestra Color

textura (fracción fina)arena limo arcilla

materia orgán¡ca % Carbonatos % Cronologia Facies sedimentaria

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la incorporación de componentes de origen antrópico(cenizas). En la parte inferior del nivel se reconoce unazona con matr¡z marrón oscuro y sílex con concrecionesde carbonato (muestra n' 2).

NIVEL 3A. Nivel de clastos angulosos heterométricosalterados con escasa matriz limosa y arcillosa (predo-mlnan los rangos 4.5-9 phi / 0.044-0.002 mm) pardooscura. La fracción arena es rica en orbitol¡nas y agre-gados carbonatados y el contenido en materia orgánicase mantiene elevado (muestra n' 3A).

NIVEL 38. Este nivel contiene una acumulación de blo-ques de caliza, en ocasiones de varios decímetros dediámetro (muestra n" 3B). lncluye bloques y cantos ca-lizos angulosos muy alterados con una matriz muy he-terométrica limosa, arcillosa y arenosa marrón o parda,rica en carbonatos. La fracción arena incluye granosangulosos alterados con costra de carbonato.

NIVEL 4. Se compone de margas de color marrón cla-ro amarillento, de estructura hojosa (muestra n'4)' El

elevado porcentaje de arenas en los análisis (67,4%),

con predominio de arenas gruesas (-0.5-0 phi / 1 '41-1'0mm), corresponde en realidad a los fósiles de orbitoli-nas contenidas en el sustrato margoso. Este nivel es el

de menor contenido en materia orgánica y el de mayorcontenido en carbonatos.

NIVEL 5. Nivel heterométrico formado por arenas ylimos arcillosos de tono gris oscuro y algunos frag-mentos tamaño grava muy alterados que al desha-cerse pasan a engrosar las f racciones de textura me-nor. El elevado porcentaje de fracción arena (45%)corresponde principalmente a orbitolinas. Contienecarbones y un contenido abundante en materia or-gánica y carbonatos, además de restos antrópicos y

óseos (muestra n" 5).

NIVEL 6. Nivel de arenas con arcillas limosas de tonosgrisáceos y fragmentos de marga (separado del anteriorpor un delgado horizonte margoso). Al igual que enel Nivel 5 el elevado porcentaje de arenas (54,5%) sedebe a la presencia de orbitolinas desagregadas de lasmargas. Disminuye el contenido en materia orgánica,mientras el contenido en carbonatos es muy elevado.Materiales mesolíticos (muestra n" 6).

NIVEL 7. Sustrato margoso gris-amarillento estéril en labase del sondeo (roca madre).

Las analíticas efectuadas permiten caracterizar el am-biente sedimentario y su relación con los procesos y loscambios geomorfológicos producidos en el yacimientodel Cingle del Mas Cremat. Sólo de forma secundariapodemos hacer referencia a los cambios ambientales.Los resultados del análisis de tamaño de grano se mues-tran gráficamente mediante histogramas de frecuenciay curvas acumulativas en las figuras 2."13 y 2.14. Los sedi-mentos ref lejan las características de la roca madre. Losclastos y bloques de los horizontes superiores procedende la caliza, mientras las arenas gruesas de los horizon-tes inferiores proceden de las abundantes orbitolinascontenidas en las margas calcáreas. El escaso transporteen un medio coluvial se manifiesta en la nula seleccióngranulométrica con distribuciones polimodales.

En primer lugar, las características texturales de lasmuestras reflejan una clara diferenciación entre los ho-rizontes superiores (1 al 3) y los inferiores (5 y 6) a partirdel nivel de derrumbe (38). Los Niveles 1 y 2 contienenlos mayores porcentajes de limo fino y arcilla con escasoporcentaje de arena. El Nivel 3 es más heterométrico,incrementándose el limo grueso y la arena. El Nivel 4muestra una concentración de arena gruesa y gravaque corresponde a orbitolinas y fragmentos de marga.

losé N4iguel Ruiz Pérez

Los Niveles 5 y 6 muestran también agrupaciones defrecuencia en las fracciones de arena gruesa (orbitoli-nas), arena fina y arcilla.

Destacan además los elevados porcentajes de materiaorgánica en los Niveles 1,2,3A y 5. En el primer nivelpuede atribuirse a las condiciones ambientales actuales(densa cubierta vegetal) bajo los escarpes de Cabrillas yen los niveles antrópicos (2,3 y 5) a los aportes de caza,leña o alimentos. Los análisis de calcimetría muestranconcentraciones de carbonato cálcico en el Nivel 2 y, so-bre todo, en los Niveles 4,5y 6 con valores superiores al80%. Los clastos calizos de los Niveles 2,3Ay, especial-mente 3B se encuentran muy alterados por disolución.

IV. INTERPRETACIÓN

La interpretación del registro sedimentario descritodebe insertarse en la evolución geomorfológica de la-deras excavadas en estratos subhorizontales con rocasde diferente dureza. En el cantil calcáreo situado a laaltura del yacimiento, se observan procesos de retroce-so del escarpe y, por otro lado, hay grandes bloques decaliza sobre el talud existente al pie. Esto hace suponerque originalmente hubo un saliente calizo o visera. que,posteriormente, se ha derrumbado. Los grandes blo-ques desprendidos (algunos de varios m3) han favoreci-do la preservación del registro sedimentario del taludcoluvial adosado a la pared rocosa vertical. El análisisgeomorfológico, estratigráfico y sedimentológico delyacimiento ubicado en este talud coluvial facilita la in-terpretación de los procesos y la evolución geomorfoló-gica del abrigo, cuyo techo correspondería a un salientecalizo diferenciado por la erosión de las margas másblandas del nivel inferior. La siguiente figura (2.15) deLaville (1980) puede ilustrar esta evolución, matizandoque en el caso del Cingle del Mas Cremat el sustrato

Tabla 2.1.- Resumen de datos sedimentológicos de las muestras.

1 5YR 2.5/1 black 10,43 34,26 5 5.31 17,5 9,89 1 20-30 cm

2 2,5y 411 dark gray 5,43 41,87 52,70 55,5 4,75 2 Neolítico 60-80

3A 1OYR 3/3 dark brown 16,76 33,92 49,32 324 3,94 3A Neolítico 100-110

3B 7,5YR 5/3 brown. 26,13 26,01 41,26 61 2 3B

4 2,5Y 616 ol¡ve yellow 67,41 1 1.90 20,69 8 6,6 0,53 4 145

5Y 4/'l dark gray 45,11* 23.0 5 31.84 78,8 4,39 5 Mesolít¡co 1 50-1 60

6 10YR 5/1 gray 54,51* 14.56 30,93 84,4 1,91 6 Mesolítico 161-170

esta fracc¡ón ¡ncluye abundantes orbitolinas y agregados

43

C¡eomorfología y sedimentología del Cingle del Mas Cremat'Cefio de las Cabrillas (Portell de Morella, Castellón)

@- O 6 - @ N @- O 6- < 6- 6 @-@ O-N @- @ 6- OOO-NO+6@Éo

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escala (Phi)Figura 2.13 Histogramas granulometr¡cos,

José M gue, r-:

@O@-0N@m0<6Om@6NO@6O?oNm§m@N@

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Figura 2.14 Curvas acumulativas.

Geomorlologia y sedimentología del Cingle del Mas Cremat,Cer¡o de las Cabrillas (Portell de Morella, castet¡Ón)

de la ladera situada bajo el abrigo es de margas y node calizas.

l-a o,cr.rpación inicial mesolítica (Nivel 6) se situaría di-ía{tamente sobre el sustrato margoso que pudiera ha-be,r sido rebajado o acondicionado aprovechando una'origo con visera poco profundo. Los Niveles 4, 5 y 6in.corporan un porcentaje importante de fracción are-nosa (en torno al 50%) que no corresponde a granossrl no a orbitolinas desagregadas de la marga calcáreaque formaría la pared interior y, posiblemente, el techodel abrigo original. El elevado contenido en carbona-tos (más del 80%) de los niveles mesolíticos puede serconsecuencia del goteo de aguas carbonatadas desdeel techo y paredes del abrigo, donde se formarían re-vestimientos de carbonato cálcico. Aquí los procesos dedisolución y reprecipitqción actúan en combinación conprocesos de meteorización física como el hielo-deshielo(fig. 2.1 6), favoreciendo peq ueños desprend i mientos defragmentos de marga carbonatada.

Sobre los niveles mesolíticos se produce un importantederrumbe del techo del abrigo (Nivel 4 y 3B de la se-cuencia estratigráfica) formándose un depósito con blo-ques calizos y marga en la base que recubre y preservalos niveles mesolíticos. Este nivel de derrumbe puedeincluir además el relleno de grietas de disolución y acu-mulación secundaria de sedimentos f inos en los huecosentre bloques.

Los niveles superiores (1 al 2) incorporan desde enton-ces un depósito coluvial que incluye abundante frac-ción gruesa en forma de clastos calizos subangulososy heterométricos, aportados desde la pared del escar-pe y el borde de la muela de Cabrillas. Sin embargo,desaparecen las orbitolinas que caracterizan los nive-les inferiores. Finalmente, el abrigo acaba por derrum-barse totalmente tras la ocupación neolítica (acumula-ción de bloques en la parte occidental del yacimiento),quedando el perfil de la pared aproximadamente recto.Las nuevas condiciones favorecen la edafogénesis y laincorporación de materia orgánica a partir de la cu-bierta vegetal, limo fino y arcilla hacia el techo de lasecuencia.

Se advierte una meteorización postdeposicional (al-teración de los clastos, disolución y reprecipitaciónde carbonatos). Asimismo, en los niveles antrópicos 2(Neolítico) y 6-7 (Mesolítico) puede haber una repreci-pitación de CaCO, en torno a residuos de combustión.Los Niveles 2, 5 y 6 muestran rasgos antropogénicos

con acumulación de cenizas, carbones y huesos entreotros fragmentos antrópicos. Teniendo en cuenta laestructura del derrumbe que recubre los niveles me-solíticos, cabe la posibilidad de contaminación de losniveles inferiores por partículas que migran desde losniveles neolíticos.

El asentamiento inicial en El Cingle del Mas Cremat seproduce con posterioridad a un contexto paleoclimáticomás frío, un episodio corto y agudo centrado en 8.200BP (Boreal), tras el cual se produce un mejoramientodel clima (período Atlántico) (Uriarte, 2003). Este nuevocontexto favorece la ocupación de espacios de montañaa casi 1300 m de altura como en el caso de Cabrillaso la cercana Cueva de los Toros (Cantavieja). Existenpocos registros paleoambientales y paleoclimáticos dereferencia para el período Mesolítico y Neolítico an-tiguo entre el 8.000-6.000 BP (Bergadá, 1998). SegúnFumanal (1994) hacia el 8.000 BP el ambiente climáticomás estable y regularmente hÚmedo favorece la eda-fogénesis y la regeneración del manto vegetal. Haciael 6.000 BP se comienza a acusar la incidencia del óp-timo climático (episodio más templado y húmedo) queperdurará hasta el 4.500 BP aproximadamente. Dichaautora señala unas condiciones bioestáticas con mayoractividad de flujos cársticos y regeneración de vegeta-ción y suelos, mientras hacia el final del Holoceno sepasa a unas condiciones rexistáticas con tendencia de-nudativa en las vertientes. Las condiciones ambientalesdel óptimo climático parecen manifestarse en la mayoractividad química sobre los niveles neolíticos, especial-mente en el nivel 3 (en los cantos con concreciones decarbonato y corrosión).

Los registros paleopalinológicos en la zona del Maestrazgoy, en general, en las montañas de la Cordillera lbéricaoriental son muy escasos (González-Sampériz, 2004). Noexisten secuencias continuas para el Pleistoceno final-Holoceno o corresponden a zonas muy alejadas comoel Valle y delta del Ebro o la turbera de Torreblanca(Dupré et al., 1994) en contextos biogeográficos biendiferentes. En la zona próxima a Cabrillas existen datospuntuales para la Cova Fosca en Ares del Maestrat (Yll,1988). Según el análisis palinológico realizado allí lascondiciones climáticas más hÚmedas y cálidas durantela primera mitad del Holoceno favorecieron el máximodesarrollo de la cubierta forestal, aunque ya durante elperíodo meso-neolítico se inicia una posible deforesta-ción antrópica. 5e produce una disminución de Pinus,el aumento de Cupresaceae y Gramineae, así como la

6

Jc:é [,iiErei Rrz Pérez

desaparición de especies de árboles caducifolios comoBetula, Corylusy Ulmus. Durante el Holoceno superiordisminuye el pino y aumenta la carrasca y en los niveleshistóricos más recientes hay un incremento de espaciosabiertos ocupados por arbustos heliófilos y pastizalesxeróf itos.

Algunos registros aluviales de la cuenca de los ríosGuadalope-Bergantes, a la que pertenece este yaci-miento al pie de la muela de Cabrillas señalan picoserosivos en la edad del Bronce que pueden tener unorigen climático o estar desencadenados por el augedel pastoreo (Fuller et al., 1996). El estudio de acumula-ciones de ladera (Gutiérrez y Peña, '1998) permite iden-tificar una fase de acumulacíón entre el final del Broncey la época lbérica, coincidiendo con la Época Fría de laEdad del Hierro (900-300 a.C.).

La importante cubierta arbórea que debía haber duran-te el Holoceno inferior en esta zona contendría el sedi-mento en las laderas. Tal vez a medida que se abriera elespacio para su aprovechamiento ganadero se favorece-ría su remoción por procesos de arroyada. Es probableque las condiciones climáticas del Holoceno medio (mástempladas y húmedas) desencadenaran desplomes enlos abrigos de Cabrillas al favorecer los procesos quími-cos (agrandamiento de grietas en las calizas) y la inci-sión de las laderas margosas.

Figura 2.15 Evolución de un abrigo rocoso según Laville et al.,(1980), tomada de Farrand (2001).

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*l"l'./É¡r-

Figura 2.16 Goteo y formación de carámbanos de hielo en losabrigos de Cabrillas. La superficie rocosa muestrarevest¡ m¡entos de CaCO r.

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l

If -¡--- _

Estudio del conjunto indnstrial de piedra talladadel yacimiento del Cingle del Mas Cremat

Análisis de los restos lít¡cos.

Análisis de la indusÚia lítica

Consideraciones finales

Bibliografía

Productos brutos de talla, núcleos y avivados

retocada

I. ANÁLISIS DE LOS RESTOS LíTIcos. PRoDucTosBRUTOS DE TALLA, NÚCLEOS Y AVIVADOS

Se recogen aquí las primeras conclusiones del estudiode los mil ciento siete restos de talla, núcleos y avivadosrecuperados, en el yacimiento Cingle del Mas Cremat,durante el proceso de excavación del sondeo 7, en elaño 2006. De ellos el mayor número de individuos secorresponde a productos brutos de talla que suman milsesenta y dos restos, en tanto que se recogen trece nú-cleos, veinte avivados de núcleo y doce golpes de buril.Lo exiguo de la muestra recuperada, y su variabilidad ennúmero en cuanto a niveles identificados, impide unacomparativa fiable. Si bien se observa a grandes ras-gos, en el paso del Mesolítico (Niveles V y Vl) a la plenaadopción del modelo Neolítico (Nivel ll), unos módulosde soportes laminares en tamaño cada vez mayores.

Metodología

Se realiza el estudio del conjunto de los restos aten-diendo a cuatro apartados:

1. ProCuctos brutos de talla. En éste se separan aten-diendo a la forma; lascas, lascas laminares, láminas,indeterminados (chunks) y cúpulas térmicas. Se dife-rencian los productos enteros de los fragmentados, yéstos a su vez, según su grado de fragmentación, enproximales, mediales o distales. Hemos consideradocomo entero aquel producto bruto de talla que con-serva desde el talón hasta el rebote. Fragmento proxi-mal a aquel en el que está presentetalón y bulbo depercusión. Fragmento distal al que sólo conserva elrebote y medial al que no posee ninguna de las par-tes identif icadas en los anteriores.

)

M gue Vicente Gabarc¿

Los indeterminados o chunks no presentan caracte-rística específica. No se identifica plano de percusiónalguno ni negativo de extracción de lascas o láminas.

Las cúpulas térmicas se deben a la acción f ísica delcalentamiento de la masa lítica. Al no deberse a unaacción antrópica deliberada no se consideran pro-ducto de talla.

En los restos se ha estudiado la materia prima en laque están conformados, su carácter interno o corti-cal. En el caso del sÍlex, al no disponer de un estudiode la zona en cuestión que identifique la cantera deprocedencia ni posibilidad de realizar comparativasmineralógicas con el contexto litológico local, se haprocedido a una división atendiendo a una carac-terización macroscópica, basada principalmente enun reglstro del color, textura, transparencia e inclu-siones. Así esta clasificación debe considerarse unaaproximación preliminar.

Por lo que respecta al tamaño del grano que pre-sentan los materiales silíceos, hemos diferenciadoen base a tres parámetros; Fino, Medio y Grueso.Hemos podido atestiguar que el grano f ino predo-mina en todos los colores y en todos los niveles delCingle del Mas Cremat, excepto en el color blanco ygris oscuro, donde el grano f ino y el medio están enporcentajes similares. También se ha contempladoel grado de alteraciones que presentan las materiasprimas; concreciones, alteraciones térmicas y mecá-nicas, porcentualmente.

Para el estudio de los productos brutos de talla ente-ros se ha seguido el sistema propuesto por Bagolini(1968) plasmando las dimensiones de los restos en

t-

Estudio del conjunto industrial de piedra talladadel yacimiento del Cingle del Mas C¡'enrat

)

restos de algún accidente de talla o imperfecciónde la materia prima que evitaría la obtención desoportes laminares regulares. Se obtienen gol-peando el núcleo desde el mismo plano de percu-sión. Presentan una cara inferior con las caracte-rísticas propias de toda lasca o lámina, y una carasuperior en la que pueden diferenciarse diferentesplanos de lascado. Su talón suele ser siempre unfragmento ancho del plano de percusión y perpen-dicular al frente del núcleo reavivado.

4. Golpes de buril. Los restos recuperados correspon-dientes a esta categoría se han estudiado aparte delresto de avivados. Los buriles que muestran señalesde desgaste han podido ser reavivados, bien por ex-tirpación de un nuevo recorte de buril sobre el gasta-do, bien retocando aún más la truncadura si la hay'

1. NIVETES I Y II. PRODUCTOS BRUTOS DE TALLA,NÚCLEOS Y AVIVADOS DE NÚCLEO

El estudio de los Niveles I y ll se realiza conjuntamente,debido a que las piezas detectadas en el nivel superfi-cial (l) venían claramente derivadas del contacto con el

Nivel ll, por tanto los consideraremos un único nivel decara al análisis lítico.

Los restos recuperados en este nivel según las catego-rías analizadas se reparten del siguiente modo:

Productos brutos de talla 51

N úcleos 3

Avivados de núcleo 2

Golpes de buril 2

Total restos Niveles I Y ll 58

Productos brutos de talla

Los 51 productos brutos de talla suponen el 100% delos recuperados durante la excavación del Sondeo 7 yampliación. Según su estado de conservación se distri-buyen de la siguiente manera:

clragramas correspondientes por niveles. La cantidad.ie efectivos líticos según niveles ha impedido realizar<,áliculos estadísticos con más profundidad dejandoestos trabajos pendientes para posteriores campañas,de excavación en las que se consigan series suscepti-'cf es de los mismos. Así agrupamos las categorías endos apartados, Tamaño y Forma. Dentro deltamañose diferencian en cuatro apartados; Micro, Pequeño,Medio y Grande. En la forma se han separado lasLascas, de Lascas laminares y Láminas.

En el apartado de fragmentos, los proximales se hanestudiado atendiendo al tipo de talón que conservan'

2. Núcleos. Clasificados según la propuesta de Laplace(1973). 5e ha considerado además su grado de agota-miento, alteraciones post-deposicionales y el tipo demateria prima sobre el que se realizan.

3. Avivados de núcleo. En este apartado se diferenciantres grupos; láminas de cresta, avivados del plano depercusión y avivados de frente de núcleo.

. Láminas de cresta. Son productos de preparaciónde la materia prima para la obtención de aristaspreferentes para la extracción laminar' Su longi-tud es siempre el doble de la anchura y presentansección triédrica. 5e diferencian las primeras de lassucesivas crestas. Las primeras se caracterizan porposeer, además de su cara de lascado, en las otrasdos caras un retoque bilateral que partiendo deuna arista central llega hasta los bordes de la lámi-na. En las sucesivas crestas sólo se aprecia retoqueen uno de los laterales de la arista, no estandopresentes ni el punto de percusión ni el negativodel bulbo, localizándose, en el otro lateral, el pla-no de lascado dejado por la primera cresta.

. Avivados del plano de percusión. Tabletas' 5onproducto de la regularización del plano de per-cusión debido a alteraciones en el mismo quepueden marcar la sucesiva producción laminar'Presentan una cara inferior en la que se aprecianlas partes comunes a toda lasca. Su talón suele serun plano de lascado del frente del núcleo y en loslaterales conserva la arista entre el plano de per-cusión y el frente del núcleo y zonas proximales deplanos de lascado en los que se aprecian puntos depercusión y bulbos en negativo.

. Avivados de frente de núcleo. Aparecen en el re-gistro producto de la necesidad de eliminar los

Productos enteros 15

Fragrnentos proxima les 20

Fragmentos mediales 7

Fragmentos distales ,

lndeterminados 5

Cúpulas térmicas 1

54

La totalidad de los restos están fabricados sobre sílex.Según su carácter; interno/cortical y su estado de con-servación se distribuyen de la siguiente manera:

I nterno 44 (86'3%)

Co rtica I 7 (3'7%\

Alterados 19 Gi'3vü

Respecto a la presencia de córtex, en el conjunto de ma-teriales del Nivel ll, se observa que los elementos que nolo presentan se sitúan alrededor del ochenta por cientodel total (gráfico 3.1). Los que tienen la mayoría de lasuperf icie cubierta de córtex ofrecen un porcentaje muybajo, alrededor del uno por ciento. El espesor del córtexes fino, varía entre 0'5 y 2 mm. Presenta aspecto roda-do, indicándonos el contacto con la acción erosiva delagua, que habría producido ese redondeamiento en losnódulos de origen. Presencia masiva de córtex calcáreo,aunque también se detecta la presencia de otros conintrusiones ferruginosas principalmente.

Las alteraciones detectadas han sido provocadas por elfuego en diferente grado, llegando a un porcentaje dematerial alterado térmicamente en torno al37o/o.

Tomando como basei los datos proporcionados por to-dos los elementos líticos silíceos podemos estableceruna primera división según tonalidades derivadas delanálisis macroscópico, como se refleja en el siguientegráfico (gráfico 3.2).

En cuanto a las dimensiones en longitud y anchura de losdieciséis productos brutos de talla enteros, hay que des-tacar que ninguno de ellos sobrepasaría el tamaño micro,menores de cuatro centímetros. Así según su tamaño yforma se distribuyen como se señala en la tabla siguiente:

De ella se aprecia, total preponderancia del tamañomicro. Sólo uno de los fragmentos proximales, no cuan-tificados en la tabla, sobrepasa en cuanto al tamaño losseis centímetros.

Predominio del formato Lasca (53'3o/o), doblando enporcentaje a Lascas laminares (20Vo) y láminas (26'70/0).

Gráfico 3.2.- Materia ima. Gamas de color. Nivel ll.

oo=o

Migue V cente

Material retocado

Blanco

Gris Claro

Gris Oscuro

Beige

Negro

Material no retocado

Blanco

Gris Claro

Gris Oscuro

Beige

Negro

Marrón

co1joo

Gráfico 3.1.- Presencia de córtex. Nivel ll.

Primer Orden

Segundo Orden

Tercer Orden

Lasca laminar

55

ll ,, --i ,: .i - lr.'.1 .L , ri): i!,til.lrl r[. l, ' i"L]l.ll

--r-1C!-.tcs brutos de talla, nÚcleos y avivados de núcleo.

Productos brutos de talla, avivados de nÚcleo y lám¡nas

=-7

¡ i¡v:l li.Ello referido a los productos brutos enteros, si bien enlos productos fragmentados el porcentaje se mantieneen los mismos parámetros.

Tipos de talón

De los cincuenta y un restos, sólo treinta poseen algúntipo de talón. En la siguiente tabla se recoge la distribu-ción de los mismos según se encuentren en un productobruto entero, o en un fragmento proximal:

Atendiendo a los talones que poseen tanto los sopor-tes enteros como fragmentos proximales se obtlene la

siguiente distribución segÚn formas:

L§O l0 (33'3%) 'l (3'3%) 7 Q3'3%)

DIEDRO 121etv") 0 0

PUNCTIFORME 4 (B'3%l 1 (3'3%) l1 (t"*/"t 6 (2o"/ü

rncrrnoo -iru'r*l 1o o 2(6'7%)

CORTICAL l2$'i%) 0 O 2 (6'7%)

'18 (60%)

2 $'7%\

TOTAL 20 $e'tv") 2 16'6'/") 8126'7"/ü 30 (1oo%)

De lo anteriormente expuesto se puede concluir:

o Alto grado de fragmentación de las piezas recupe-radas.

Presencia testimonial, con porcentajes que no lle-gan al 10% de los tipos de talón diedro y facetado,en todas las formas.

Predominio del talón de tipo liso sobre el resto,siendo el más abundante en las formas dominantes.

El segundo tipo de talón, en porcentaje, predomi-nante es el puntiforme (20%).

. Los talones de tipo diedro, puntiforme y facetado,sólo existen en la forma de lasca, con porcentajesrealmente bajos.

W7

Figura 3.2

Lt50

DIEDRO

PUNCTIFORME

FACETADO

CORTICAL

TOTAL

2

12

. Los talones corticales se han definido en una cate-goría diferente a los lisos, si bien podrían haberseenglobado en los mismos

. El tipo de talón que presentan los soportes lami-nares es predominantemente liso.

. Las muestras recuperadas, por su exigüidad, nopermiten completar su análisis con ningún tipo decálculo específico.

Núcleos

Sólo se recuperan tres núcleos. Dos son prismáticos deun plano (fig. 3.1, 1 y 2). Están fabricados sobre sílexlocal. Están agotados. El caso del núcleo G2-1 (fi¡,3.1,2), presenta alteración térmica.

El caso de la pieza '13, núcleo amorfo, presenta altera-ciones térmicas y desilificación, así como restos de per-cusión en uno de sus extremos.

Estos núcleos de pequeño tamaño nos demuestran unaprovechamiento exhaustivo de la materia prima, lle-gando al agotamiento. A la vista de los escasos restosde primer orden, el proceso de desbastado se realizabaen un lugar diferente al yacimiento, lugar en el quese obtenían las preformas de las que se extraían, pos-teriormente y ya en el abrigo rocoso, los soportes autilizar. Los dos núcleos prismáticos intentan mantenerla cara de lascado en un frente estrecho, presentandoun modo de explotación frontal.

Avivados de núcleo

. Avivado de f rente de núcleo de laminitas, 1.Presenta en su cara dorsal dos planos de lascado.A causa del grado de fragmentación que presentano se aprecia en su totalidad el plano de percusióndel núcleo del que procede.

. Avivado del plano de percusión, 1. Tableta perte-neciente a un núcleo de láminas/laminitas.

Golpes de buril

Se recuperan dos individuos (G3-3 y Gl0-3). (fig. 3.1, 3 y a)

2. NIVET III. PRODUCTOS BRUTOS DE TALLA,NÚcLEos Y AVIVADoS DE NÚcLEo

Lo exiguo de la muestra recuperada en este nivel (15elementos) no permite un estudio de los productosde desecho en el proceso de fabricación de artefactoslíticos referidos a esta ocupación del Cingle del MasCremat. Si bien enumeraremos los mismos distribuyén-dolos por las categorías estudiadas.

Productos brutos de talla 1 5

Núcleos 0

Avivados de núcleo 1

Golpes de burilGolpes de buril 0

Total restos Niveles I y ll l-Todos los restos están fabricados en sílex (gráfico 3.3).Un 670/o del material presenta concreciones calcáreas.

El avivado de núcleo corresponde a una tableta perte-neciente a un núcleo de láminas(fi¡.3.2,6). En la f igura3.2, se reproducen figuras de fragmentos de láminas(fis.3.2,7, I y 9).

3. NIVEL IV. PRODUCTOS BRUTOS DE TALLA, NÚCLEOSY AVIVADOS DE NÚCLEO

El Nivel lV, se considera estéril en cuanto a ocupaciónhumana del abrigo. Si bien se recupera un único frag-mento de sílex que debió venir derivado del Nivel lll, enconcreto una lasca.

4. NIVEL V. PRODUCTOS BRUTOS DE TALLA, NÚCLEOSY AVIVADOS DE NÚCLEO

En este nivel se recogieron ochocientos setenta y sieterestos de talla que agrupados según las categorías quehemos estudiado se reparten de la siguiente manera:

Productos brutos de talla 846

8N úcleos

Avivados de núcleo l5oGolpes de buril

Total restos Niveles I y ll 877

Productos brutos de talla

Los ochocientos cuarenta y seis productos brutos detalla suponen el '100% de los recuperados durante elproceso de excavación.

Estudio del conjunto industrial de piedra talladadel yacimiento del Cingle del Mas Cremat

Grafico 3.3.- Materia prima. Gamas de color' Nivel lll.

Material no retocado

Blanco

Gris Claro

Gris Oscuro

Marrón

Negro

Rosa

Material retocado

Bla nco

Gris Claro

Gris Oscuro

Marrón

Atendiendo a su estado de conservación se distribuyende la siguiente manera:

Productos enteros 219

Fragmentos proximales 216

Fragmentos mediales 103

Fragmen{os distales 234

lndeterminados (chunks) 35

Cúpulas térmicas 39

Respecto a la presencia de córtex, en el conjunto de ma-teriales se observa que los elementos que no lo presentanse sitúan alrededor del noventa por c¡ento del total, losque tienen la mayoría de la superficie cubierta ofrecenun porcentaje muy bajo, alrededor del dos por ciento

(gráfico 3.4). El espesor del córtex es fino, varía entreO'5 y 1'5 mm. Presenta aspecto rodado, indicándonosel contacto con la acción erosiva del agua, que habríaproducido ese redondeamiento de los nódulos de origen.Presencia masiva de córtex calcáreo, aunque también sedetecta la presencia de otros con intrusiones ferruginosas.

De la totalidad de restos recuperados en este nivel:

835 (98'7%) están fabricados en sílex.9 (1'01%) en caliza.1 (0'01%) en cuarcita.1 (0'01%) en calcedonia.

El material recogido en este nivel presenta alteracionestérmicas (24o/o de los restos), y concreciones de natura-leza calcáre a (16'40/o).

Los ochocientos treinta y cinco restos fabricados en sí-lex, según su carácter cortical o interno, se distribuyende la siguiente manera:

lnterno 749 (8s'7%)

Cortical 86 (10'3%)

Tomando como base los datos proporcionados portodos los elementos líticos silíceos recuperados en elNivel V podemos establecer una diferenciación segúntonalidades derivadas del análisis macroscópico, comose refleja en el siguiente gráfico, (gráfico 3.5).

Aquídocumentamos una presencia de tonos rojizos queno detectamos en los niveles superiores. Apuntamosla posibilidad de que las causantes de dicha presenciasean alteraciones térmicas, pues a nivel visual en el sí-lex de color amarillo o marrón se producen cambios decoloración que llegan al rojo oscuro, si en los nóduloshay contenidos apreciables de hierro.

En cuanto a las dimensiones en longitud y anchura delos doscientos diecinueve productos brutos de talla en-teros, hay que destacar que una mínima parte sobrepa-saría el tamaño micro, menores de cuatro centímetrosen longitud y/o anchura. AsísegÚn su tamaño y forrnase distribuyen como se señala en la tabla siguiente:

Cooooa

a

a

a

dpoo

58

L

10 (4'6%) 1 (o'45%)

0 30 (i3'7%)29 tB'z"/") 1 (o'45%)

4t8"/"t 0(o%) i0(o%)

De la anterior tabla puede deducirse:

. Ausencia de los tamaños Medio y Grande.¡ Dominio absoluto del tamaño Micro (98'2%) sobre

el Pequeño (1'8%).. Predominio absoluto de la forma Lasca (81'3%)so-

bre Lascas laminares (5%) y Láminas (13'7oh). Elloreferido a los productos brutos enteros, si bien enlos productos fragmentados el porcentaje varíanotablemente como apreciamos en la tabla infe-rior. Apuntamos como origen del alto índice defragmentación laminar a la producción de microli-tos geométricos. Así tenemos:

Total I 4321sr,ur"¡ 23 (2,7"/,) 321 pl,s"/") 35+39 (8,3%)

Tipos de talónDel total de la muestra recuperada del Nivel V ocho-cientos cuarenta y seis restos, poseen talón un total decuatrocientos treinta y cuatro. Atendiendo a los talonesque poseen tanto los sopoites enteros como fragmen-tos proximales se obtiene la siguiente distribución se-gún formas:

Lrso

DIEDRO

182 (qrg"/t 12 l2'i%) 8l eoy") 281 164'i"/t

11 \2's%) 0 3 (o'7%) 148j"/ü

FACETADO

CORTICAL

TOTAL

!: s]!) 3 to'tv¡ | to rz'wo E^ rr""1 5 (¡'0"¡) O 2 ,o,rr", ll <r,*^

De lo anterior se puede concluir:

¡ Alto grado de fragmentación de las piezas recupe-radas. En el caso de las láminas apuntamos, comoya señalamos anteriormente, una posible relación' con Ia fabricación de microlitos geométricos.

. Predominio del talón liso sobre el resto, siendo el. más abundante en las formas dominantes.

. Presencia testimonial, con porcentajes que no lle-gan al 3%, de los tipos de talón diedro y facetado,en todas. las formas.

. El segundo tipo de talón, en porcentaje, predomi-nante es el punctiforme (22'60/o).

Gráf ico 3.4.- Presencia de córtex. Material. Nivel V.

! Primer orden5egundo Orden

i¡-I; Tercer orden

Gráfico 3.5.- Materia prima. Gamas de color. Nivel V.

Material no retocado

Material retocado

eü##,t.:+

oOo

B la nco

Gris Claro

Gris Oscuro

Beige

Negro

Marrón Claro

Marrón Oscuro

Rosa

Naranja 0,3%

Rojo 0,5%

Granate 0,2%

ooooo

B lanco

Gris Claro

Gris Oscuro

Beige

Negro

Marrón Claro

Marrón Oscuro

Rosa

Estudio del conjunto industrial de piedra talladadel yacimiento del Cingle del Mas Cnemat

. E tipo de talón que presentan los soportes lami-nares es predominantemente liso. Si bien el tipopunctiforme alcanza en estas formas una repre-sentación considerable.

. Predominio del talón liso sobre el resto, siendo el

más abundante en las formas dominantes.. Los talones corticales se han definido en una cate-

goría diferente a los lisos, si bien podrían haberseenglobado en los mismos

. Las muestras recuperadas, permitirían completarsu análisis con algún tipo de cálculo específ ico enestudios posteriores.

Núcleos

Se recuperan ocho núcleos repartidos en los siguientesti pos:

. Prismáticos:5 (62'5%) (fig. 3.3, 12lfig.3.a, 15 y 17).

De los cuales cuatro son unipolares (50%), y unobipolar con dos planos opuestos (12'5%).

. Discoides:3 (37'5o/o) (fig. 3.3, 1Olfig.3.4, 18). La

pieza 917 corresponde a un núcleo discoide, mul-tipolar recurrente centrípeto, presentando unaextracción pref erencial (f ig. 3.3, 10). La pieza18 (fig. 3.4, 18) está realizada sobre lasca espesa.

Todos presentan un alto grado de agotamiento.También se aprecia en la mayoría de ellos alteracionesde origen térmico. Parecen estar fabricados todos ellosen diferentes variedades de sílex local. A la vista de laescasez de restos de primer orden, dichos núcleos de-bieron ser desbastados y testada su calidad fuera dellugar de ocupación, probablemente en el propio lugarde recogida del sílex.

Los núcleos prismáticos, (fig. 3.3, 121fi9.3.4, 15), des-tinados a la producción laminar, no parecen presentarpreparación en su cara de lascado. Debieron aprovecharconvexidades o aristas naturales para ello. La talla se

realiza intentando mantener la cara de lascado en unfrente estrecho, así muestran un modo de explotaciónfrontal. La pieza 1798 (fig. 3.4, 15) presenta huellas dehaber sido utilizada a modo de percutor.

60

$€

Figura 3,3 Núcleos, avivados de nÚcleo, productos brutos de talla.Nivel V.

"L.

<¿-

ryyrefl

Figura 3.4 Núcleos, avivados de núcleo, productos brutos de talla.Nivel V.

Figura 3.5 Material no silíceo. Nivel V.

m

Avivados de núcleo

5e recuperan diecisiete elementos:

Láminas de cresta 3. Todas de segunda generación.G9.3.10,64).Avivados del plano de percusión, 5.

Avivados de frente de núcleo 9. El reavivado y manteni-miento de dichos frentes se realiza con golpes directoso inversos, desde la plataforma principal, en ocasionescon golpes transversales al propio frente' (fiq.3.3, 111

fig. 3.4, 16).

Todos ellos están fabricados en sílex.

Golpes de buril

5e recuperaron ocho ejemplares. (fig. 3.3, 13 y 1$.

4.1. MATERIAL NO SILíCEO. NIVEL V

Se recuperaron ocho elementos merecedores de unanálisis aparte. Nos referimos a cuatro cantos rodadosde caliza, tres fragmentos de otros cantos calizos y unalaja caliza, de morfología rectangular.

De los cantos calizos completos, tres los hemos clasi-ficado como percutores (fig. 3.5, piezas 440, 1025 y2155). Las evidencias de su uso como percutores/reto-cadores son claramente visibles; depresiones, cúpulas,evidencias del impacto continuado sobre todo en losextremos afectando al pulido natural de la superficiedel canto rodado. Todos presentan un alto grado deergonomía, sus medidas permiten un cómodo agarrey sus morfologías, más o menos circulares, son óptimaspara su cometido.

Dentro de los fragmentos hemos incluido un cantoprácticamente completo, (fi9. 3.5, pieza 837), a ex-cepción de dos extracciones que interpretamos comoproducto de su uso como percutor, del cual aún con-serva huellas. Ello dota a este artefacto de aspecto dechopper. Además parece que tras la fractura siguió uti-lizándose, pues presenta escamaciones sobre los nega-tivos de las extracciones que sólo pudieron realizarsetras la f racturación.

Otro análisis particular merece la laja caliza de morfolo-gía cuadrangular que presenta en uno de sus extremosextracciones bifaciales (pensamos que originadas de lospropios impactos), mientras en el opuesto se aprecianescamaciones y huellas de impacto. Pensamos que esta

herramienta pudo haberse empleado a modo de cincel,pieza (fig. 3.5, pieza 838).

La procedencia de dicho conjunto debemos de buscarlaen los cauces cercanos, tanto del Río de La Cuba, comodel Barranc de Carabasses, distantes a menos de un ki-lómetro del yacimiento.

5. NIVEL VI. PRODUCTOS BRUTOS DE TALLA,NÚCLEOS Y AVIVADOS DE NÚCLEO

En este nivel se recogieron ciento cincuenta y cinco res-tos de talla que agrupados según las categorías quehemos estudiado se reparten de la siguiente manera:

Productos brutos de talla 149

Núcleos

Avivados de núcleo

Golpes de burilTotal restos Niveles I y ll

Productos brutos de talla

Los ciento cuarenta y nueve productos brutos de tallasuponen el 100% de los recuperados durante el procesode excavación.

Atendiendo a su estado de conservación se distribuyende la siguiente manera:

Productos enteros 62

32

9

39

2

Fragmentos proximales

Fragmentos mediales

Fragmentos distales

lndeterminados (chunks)

Cúpulas térmicas

De la totalidad de restos recuperados en este nivel:

. 148 (99'3o/o) están fabricados en sílex.

. 1 (O'7o/o) en caliza.El material recogido en este nivel presenta alteracionestérmicas (34% de los restos), y concreciones de natura-leza calcáre a (29o/o).

Los ciento cuarenta y ocho restos fabricados en sílex,según su carácter cortical o interno, se distribuyen dela siguiente manera:

62

lnterno 130 (87'8%)

Cortical 18 (z'2"t")

Presencia de córtex (gráfico 3.6). En el conjunto de ma-teriales estudiados se observa que los elementos queno presentan córtex llegan a un porcentaje de casi elnoventa por ciento del total, los que tienen la mayoríade la superficie cubierta por él ofrecen un porcentajemuy bajo, alrededor del tres por ciento. El espesor delcórtex es fino, varía entre 0'5 y 1'5 mm. Presenta aspec-to rodado, indicándonos el contacto de dichos nóduloscon la acción erosiva del agua, que habría producidoese redondeamiento de los mismos. Presencia masivade córtex calcáreo.

Tomando como base los datos proporcionados por to-dos los elementos líticos silíceos recuperados en el NivelVl, podemos establecer una división del mismo segúntonalidades derivadas del análisis macroscópico, comose refleja en el gráfico 3.7.

En cuanto a las dimensiones en longitud y anchura delos sesenta y dos productos brutos de talla enteros,hay que destacar que ninguno sobrepasaría el tamañomicro, menores de cuatro centímetros en longitud y/oanchura. Así según su tamaño y forma se distribuyencomo se señala en la tabla siguiente:

De la anterior tabla puede deducirse:

. Ausencia de los tamaños Pequeño, Medio yGrande.Dominio absoluto deltamaño Micro.Predominio absoluto de la forma Lasca (90'3%) so-bre Lascas laminares (1'6%) y Láminas (8'1%). Elloreferido a los productos brutos enteros, si bien enlos productos fragmentados el porcentaje varíasensiblemente como apreciamos en la tabla infe-rior. Así tenemos:

Total 111 e4's"/,t 3 e./ü 28 (18's%) 7 e,1"/ü

Gráfico 3.6.- Presencia de córtex. Material. Nivel Vl.

Material retocado

oa

Primer Orden

Segundo Orden

Tercer Orden

a

a

Blanco

Gris Claro

Gris Oscuro

Beige

Negro

Marrón

Rosa

Gris Claro

Gris Oscuro

Negro

Bei ge

oo

Gráfico 3.7.- Materia prima. Gamas de color. Nivel Vl

Material no retocado

oooo

5(8'r%) 0 0

Lasca laminar

0 (o%) 6262 (rooy") 0 (o%)

Estudio det conjunto industrial de piedra talladadel yacimiento del Cingle del Mas Cremat

lirp,os de talónrlt:l ioia de la muestra recuperada del nivel V, cien-i,l (-u¿i'e nta y nueve restos, poseen talón un total de'-or.,tnia y uno. Atendiendo a los talones que poseen.¿nro los soportes enteros como fragmentos proximales:- ,:'biiene la siguiente distribución según formas:

LlSo 43 t41'2"/") 1 rr r..r l0 11'. 54(ss'¡,"1

DI|DRO 5 (5's%) 0 0 5 ,s:oo

P'JNCT FORME 24 t26'4"/")

'I (i'r%)

1 0,1"/") 4 e'411") 29 \tt'g"tü

FACETADO 0 0 1(1'1%)

CORTICAL 2 \1'2"t")

75 $3'6"/")

0 0 2-2",

IOTAL 2 \z'z"tü 14 oz'sv¡ 91 (1oo%)

De lo anterior se puede concluir:

. Alto grado de fragmentación de las piezas re-cuperadas. En el caso de las láminas apuntamos,como ya señalamos anteriormente, que podríaestar relacionado con la fabricación de microlitosgeométricos.

. Predominio del talón liso sobre el resto, siendo elmás abundante en las formas dominantes.

. Presencia testimonial, con porcentajes que no lle-gan al 6%, de los tipos de talón diedro y facetado,en todas las formas.

. El segundo tipo de talón, en porcentaje, predomi-nante es el punctiforme (31'9%).

¡ El tipo de talón que presentan los soportes lami-nares es predominantemente liso. Si bien el tipopunctlforme alcanza en estas formas una mayorre prese ntació n.

. Predominio del talón liso sobre el resto, siendo elmás abundante en todas las formas.

. Los talones corticales se han definido en una cate-goría diferente a los lisos, si bien podrían haberseenglobado en los mismos

. Las muestras recuperadas, por su limitado volu-men no permitirían completar su análisis con nin-gún tipo de cálculo esPecíf ico.

Núcleos

Se recuperan únicamente dos núcleos globulosos, des-tinados a la obtención de lascas. Ambos presentan unalto grado de agotamiento. También se aprecia en ellosalteraciones de origen térmico.

Avivados de núcleo

Se recuperan dos únicos elementos:

Avivados del plano de Percusión, 2.

Todos ellos están fabricados en sílex.

Golpes de burilSe recuperaron dos ejemPlares.

6. REFLEXIONES FINALES

Dentro de una comparativa entre niveles del yacimientoCingle del Mas Cremat, a modo de conclusión, y a ries-go de redundar en lo ya expuesto, podemos apuntar:

. Los soportes tienden a presentar tamaños cada vezmayores. De la preponderancia del tamaño Micro,en los niveles mesolíticos V y Vl, se pasa a una im-portancia cada vez mayor del tamaño Pequeñocon la plena implantación del Neolítico en el lllmilenio BC, Nivel ll.

. Si bien porcentualmente no hay una variación sen-sible en cuanto a la producción laminar, si se apre-cia un progresivo aumento de tamaño en dichossoportes conforme ascendemos en la estratigraf ía.

. El estudio de los talones no permite dilucidar unadiferencia sustancial en el tratamiento de los nú-cleos.

. Explotación de sílex de procedencia local.Mostrando en todos los niveles una asociaciónentre soportes alargados y laminares con sílex degrano fino.

Hay que señalar que la ausencia de estudios sobrefuentes de aprovisionamiento de materiales silíceosha limitado en gran medida el estudio de materiaspflmas.

En las siguientes gráficas se realiza una comparativa delos tipos de talón conservados en cada uno de los nive-les que por cantidad de materiales recuperados así lopermitían (gráficos l).

También se reproduce porcentualmente la presencia deformas entre soportes poniendo en relación todos losniveles del Cingle del Mas Cremat. Atendiendo tantoa productos brutos de talla como a material retocado(gráficos ll).

Por Último (gráficos lll) mostramos porcentualmente la

anchura de los soportes laminares en los Niveles ll y V.

64

7. GRÁFICOS

GRÁFICOs I. TIPOS DE TALÓN CONSERVADO POR NIVELES

NIVEL II

liliquel Vicente Gabarda

GRÁFICOsII. PORCENTAJES DE FORMAS

PRODUCTOS BRUTOS (ENTEROS Y FRAGMENTOS)

NIVELVI

NIVEL V

NIVEL III

NIVEL II -l-4A 50 60 7A B0 90 100

10

e-

6

4

¿

0 filLescas-Lam, 0 10 2a 30

II LisoFacetado

I PunctiformeDiedroCoftical II. Otros

Lascas-LamLascas

I Lárir".

MATERIAL RETOCADO

N IVELVI

NIVEL V

NIVEL III

NIVEL IIa -r-Laseas-tam.

! riso! Facetado

Diedro

§ CorticatI Punctiforme

NIVEL VI I§I OtrosLascas-La m.

Lascas

Láminas

50

40

JU

2A

10

0 IELámlnas

II LisoFacetado

DiedroCodical

LaBcás

t-4-ú

! Punctiforme

)

-::r-ii.'.r rrrdustrial rt pie:i t §l 3a..... i:i ringlede! M SCferrr¿1

DE ANCHURA EN SOPORTESGRÁFICOS III.RELACIONESLAMINARES. NIVELES II Y V

NIVEL II

:,É\::c\

-:r\: :i\

: :r: r?

i r-,::ri I1r -

03 0,4 05 06 1,00.7 08 09

NIVEL V

20,00%

I 8,00%

16,00%

14,00%

12,00V0

I 0,00%

8,00%

6,00%

4,00%

2,000/o

0,00%

! Porcentajes sobre el total de soportes laminares

llraa --:-0,3 0,4 0,s 0,6 0,7 0,8 0,9 1,0 1,1 1,2 1,3 1,4 1,5 1'6 1,7 1,8 1'9 2,0 2'1 2,2 2'3 1'4 2,5 2,6

I Porcentajes sobre el total de soportes laminares

II. ANÁLISIS DE tA INDUSTRIA LíTICA RETOCADA

Para la clasificación de los útiles y piezas retocadas delCingle del Mas Cremat hemos utilizado la lista tipo deJ. Fortea (1973). Su distribución por tipos se refleja en elsiguiente cuadro (tabla 3.'l), en el que se indica su dis-tribución por niveles en cifras absolutas y porcentajes.5i bien en el estudio de los materiales por niveles indi-vidualizados, hemos ampliado o modificado levementela misma, adaptándola al presente estudio.

R3

R4 1

R11 1 0,8%

pl 1 4,/" | 5 14,1"/" .l 8'3%

8114!o32',5Y0'I

Lba 1 2 1'60/o

u toM1 8 6'6o/o

M3 I 1 o'8%M3 1 0'8%-lllD1 4o/o .16'7%D1 1 4o/o )1 16'7%

|

D24+D33

D5 2 8o/oD5 2 8o/o

D6 1 4Yo+ r- 4 3'3%

ToTAL 25 16 ¡121 12

Tabla 3.1 .- Cuadro tipológico Cingte del Mas Cremat. Todos los niveles'

1. NIVEL II. ESTUD¡O DE MATERIALES. MATERIALRETOCADO

El conjunto de materiales recuperado correspondientea este nivel, aunque exiguo en número, aporta infor-mación suf iciente para realizar una primera aproxima-ción a su estudio. Así ciertos elementos que aparecenrepresentados en este conj unto revelan su importan-cia por su significación crono-cultural. El retoque plano,geometrismo puntual, técnica del «doble bisel», tallalaminar con productos de mayor tamaño, presencia depiezas astilladas, las puntas de flecha; estos elementosson considerados como un elemento característico delas industrias de tradición neolítica, y en este caso seenclavaría en la primera mitad del tercer milenio a.C.,Neolítico Final (Martíy Juan Cabanilles, 1998).

En el estudio se han integrado los materiales de losNiveles ly ll, pues los del nivel superior vienen deriva-dos sin duda del Nivel ll.

Estudio de los materiales

1.- Raspadores

Se han recuperado cuatro elementos. Su clasificacióntipológica es la siguiente:. Raspador simple sobre lasca. Dos elementos, pie-

zas352 (fig. 3.6, 28a)y G1-3, raspador simple sobrelasca de cuarcita (fig.3.6,27a).

. Raspador carenado. Un elemento, pieza G10-1. (fig.3.6,25a).

. Raspador sobre lámina (fragmentada). Un elemen-to, pieza G1-4. Presenta muesca inmediata al f ren-te de raspador (fig. 3.6,26a).

2.- Perforadores

Sólo se recupera un elemento correspondiente a estegrupo; perforador sobre lasca. Pieza G1-1, (f ig. 3.6,24a). Hay que reseñar que la pieza n" G10-2, (fig. 3.8,32), si bien se clasifica tipológicamente como láminacon denticulación, presenta un apuntamiento perfo-rador en su extremo distal.

3.- Buriles

Dos ejemplares:. Buril simple con un paño, sobre lasca. Pieza 53. (fig.

3.6,21a).. Buril simple, lateral, sobre fragmento proximal de

lámina/laminita. Pieza 3a9. (fig. 3.6,22a).

Migue Vicente Gabarc¿

Tabla 3.2.- Estudio tipológico, individuos y grupos. Nivel ll.

ot

Raspadores 4 160/o

Raspador simple sobre lasca 2 8 o/o

Raspador carenado 4 o/o

Raspador sobre lámina/laminita 4 o/n

Perforadores 40k

Perforador sobre lasca 4ak

B u riles z 8 o/o

Burilsimple un paño 4 o/o

Buril simple, lateral, sobre fractura 4 o/o

Láminas/la mi nitas retocadas 4 'l60/0

Láminas/laminitas con retoque marginal 4 1604

Muescas - Denticulados 4 160/o

Lasca con muesca 4o/o

Lasca denticulada 40k

Lámina denticulada 2 80/o

Geométricos

Seg mentos 4%

Segmento Doble Bisel 40/o

Puntas de flecha 2 8o/o

Punta foliácea 1 4ak

Punta de cara plana/romboidal I 4o/o

Pieza astillada 40k

Lascas retocadas , 120/o

Lascas con retoque marginal 3 12o/o

Pieza con retoque plano 40k

Útiles compuestos 40/o

Raspador-buril 1 4a/o

D i ve rsos 40k

¡

Estudio de! coniunto industrial de piedra talladade! yacinriento del Cingle del Mas Cremat

É5ó

Figura 3.7 Material retocado. Nivel ll'

€1á »'lw----1

Figura 3.6 Material retocado' Nivel ll'

4.- Láminas y laminitas retocadas

Forman uno de los grupos cuantitativamente más re-presentados, si bien su número no deja de ser extre-madamente bajo, cuatro ejemplares. Todas presentanretoq ues marg ina les conti n uos. Piezas "109, 238, 334 yc3-5. (fig. 3.7,23, 24y 251fi9.3.8, 33).

5.- Muescas y Denticulados

Muescas y denticulados suponen un grupo, al igualque el anterior, bien representado dentro del conjunto.

Su distribución tipológica, siguiendo la propuesta cla-sificatoria de Fortea, es la que sigue:

. Una lasca con muesca. Pieza G10-6. (fig. 3.8, 31).

. Una lasca con denticulación, fracturada. Pieza G10-7. (fig.3.8, 30).

. Dos láminas con denticulación. Piezas 253y G10-2.(fig. 3.8, 32y 3a).

6.- Geométricos

Tan sólo disponemos de un efectivo enclavable eneste grupo. Se trata de un segmento, fragmentadomesialmente, realizado con la técnica del Doble Bisel.Pieza G1-2. (fi1.3.7,27). Sus dimensiones conservadasson: 1'2 x1'2x 04 cm.

7.- Puntas de flecha

Ya señalamos la importancia crono-cultural de la pre-sencia de estos proyectiles en el nivel ll. Se recogendos ejemplares.

. Una punta de flecha foliácea doble, con retoqueplano cubriente bifacial. Pieza 62. (fi7.3.7,21).Susdimensiones son: 4 x 1'5 x 0'4 cm.

o Una punta de flecha romboidal con apéndice late-ral. El retoque plano es cubriente en su cara dorsale invasor en la ventral. Muestra fractura por im-

' pacto en su extremo distal, a modo de recorte deburil. Pieza 206. (fig. 3.7,22). Sus dimensiones son:3"1 x 1'3 x 0'4 cm.

8.- Pieza astillada

Se recupera una única pieza. De tendencia cuadran-gular, de pequeñas dimensiones (1'7 x 2'2 x 0'7), pre-senta extracciones y astillamientos bifaciales. piezaGa-1. (fig. 3.6, 20).

IViguel V cente Gabarda

9.- Lascas retocadas

Tres elementos recuperados. Todas realizadas sobrefragmentos proximales de lasca. Presentan retoquesimple marginal. Piezas;7,26y G'l0-4. (fig.3.6, 19lfig.3.7,28 y 29).

10.- Piezas con retoque plano

Una única pieza recogida. Posee un retoque plano,cubriente y bifacial. 5u morfología no correspon-de a ningún morfotipo determinado, y su soporte,aunque fragmentado no es laminar. Apuntamos laposibilidad de que este realizada sobre sílex tabular.Pieza G3-4. (fig. 3.7, 26).

11.- Útiles compuestos

Un elemento recogido. Se trata de un Raspador-Buril,realizado sobre lámina retocada, pieza G2-2. (fig. 3.6,23a). El buril se clasifica como simple lateral con dospaños.

12.- Diversos

Una lasca con retoque en parte bifacial, alternadocon astillados. Podría tratarse de una pieza astillada.Pieza G'10-5.

Las puntas de flecha recogidas son radicalmente dife-rentes en su factura. Por un lado la pieza 62, (fi1.3.7,21), fabricada mediante un cuidado retoque plano,en paralelo, bifacial, con un espesor mínimo 04 cm.Porotro la pieza 206,(fi9.3.7,22), configurada prác-ticamente de manera unifacial, mediante un retoqueprofundo, denota una factura mucho más tosca. 5ibien nos importa el hecho de la aparición en esteestrato de estas puntas de flecha bifaciales, elementocaracterístico de momentos finales del Neolítico.

También representativo de este momento es el desa-rrollo del retoque plano, evidenciado en la pieza G3-4,(fig. 3.7, 26), clasificada tipológicamente como piezade retoque plano como antes explicamos. Es éste otroelemento industrial que nos enclavaría crono-cultural-mente esta ocupación.

La única pieza astillada recuperada, pieza G4-1, (fig. 3.6,20), también es un elemento propio de las industriasneolíticas.

El geométrico recuperado, segmento de círculo a doblebisel, posee un gran tamaño en comparación con el

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Material retocado. Nivel ll

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otro elemento recuperado en el Nivel lll, doblando sulongitud aproximadamente. El fenómeno del aumen-to de tamaño de los geométricos, parece desarrollarsedurante el Neolítico.

Muescas y denticulados. Con cuatro individuos tienecierta representatividad en la muestra pero no deter-minante. Se utiliza indistintamente como soporte, ensu configuración, lascas y láminas.

Láminas y laminitas retocadas. Destaca la pieza 334,(fi9.3.7,23), que dentro del conjunto de láminas delCingle del Mas Cremat, podemos catalogar como gran-de. Sus dimensiones son: 6'8 x 2'5 x 1'2 cm.

Út¡les de sustrato; raspadores y buriles, se mantienenen niveles bajos pero representativos. Lo mismo sucedecon los perforadores.

MD3+MD4

MD1+MD2

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G

Dl

Puntas

Lam. Ret.

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Gráf ico 3.8 - Porcentajes por grupos tipológicos. Nivel ll.

Nos encontramos ante un conjunto industrial clara-mente ubicado en el último cuarto del V Milenio BP, elmodelo neolítico está plenamente asumido. Al utillajelítico antes descrito hay que añadir el material de mo-lienda recuperado en este nivel, la hachuela de piedrapulida, punzones de hueso, material cerámico, las evi-dencias carpológicas y faunísticas, redundando en elhecho de encontrarnos en un momento avanzado delNeolítico, con una economía productora de alimentos.Según la seriación de Bernabeu (2002), basada en elestudio de las cerámicas impresas cardiales, nos encon-traríamos en el momento definido como Neolítico llB(Com plejo Post-l m preso).

Material retocado. Nivel lll

2. NIVEL III. ESTUDIO DE MATERIALES. MATERIALRETOCADO

Tan sólo se recuperan, durante el proceso de excavación,seis útiles correspondientes al Nivel lll. Lo limitado delárea excavada, pudiendo provocar que se intervinieseen un área marginal del yacimiento en estas cronolo-gías, unido a que la ocupación del enclave durante estemomento pudiera ser puntual, explicarían esta escasez.Obviamente tan limitada cantidad de efectivos no per-mite estudios porcentuales ni de otra índole. Pero sinembargo documentamos por primera vez en la secuen-cia del Cingle del Mas Cremat la presencia de algúnelemento director, caso del segmento realizado con latécnica del doble bisel.

Estudio de los materiales'1.- Burlles

Un ejemplar: Buril simple múltiple, sobre lasca.Pieza G'11-1. (f iq. 3.8, 39).

2.- Truncadura

Truncadura simple recta, realizada sobre soportelaminar muy alterado térmicamente, presentandonumerosos negativos de cúpula térmica. Pieza G12-1.(fis. 3.8, 38).

M icrolitos Geométricos

3.1.- Segmento

Un único microlito geométrico recuperado en elNivel lll. Segmento de círculo realizado sobre sílexblanco, el arco está conformado por retoques abrup-tos (doble bisel). Pieza 577 (fi7.3.8,37).5us dimensio-nes son: 1'5 x 0'8 x 0'4 cm.

Pieza astillada

Se recupera un elemento. Pieza G11-2. (f ig. 3.8, 36).De forma cuadrangular y pequeñas dimensiones (1'4x2'2 x 0'5), presenta extracciones y astillamientos bi-faciales.

Lascas retocadas

Dos elementos recuperados. Ambas presentan reto-que simple marginal. Piezas a27 ffi¡.3.8, 35) y G12-3.

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Figura 3.9 Material retocado. Nivel V.

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Truncadura simPle recta 1 16',10/o

G eométricos1 16'7%Segmentos

Segmento Doble Bisel 16'70/o

Pieza astillada 1 16'7o/o

Lascas retocadas 2 33'20/o

Lasca con retoque marginal 2 33'20/o

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Tabta 3.3.- Estudio tipológico, individuos y grupos' Nivel lll'

Como antes mencionamos, la pieza 517 (fig' 3'8,37),presenta modo de retoque en doble bisel en la realiza-ción del arco del segmento. Este hecho es de especialrelevancia pues parece que la presencia del doble biselen la realización de geométricos, junto a las primerasaportaciones cerámicas como sucede en el Cingle delMas Cremat, no se documenta antes del primer terciodel séptimo milenio BP (Utrilla y Rodanés, 2002)' Segúnautores este momento se denomina:

Epipaleolítico Reciente Fase C (segunda mitad/iniciosVl milenio BP), según la propuesta de Juan Cabanillesy Martí (2002).

Mesolítico Final (6400-6000 BP), según propuesta deGarcía (2005).

Mesolítico Geométrico. Fase de Transición (primer ter-cio/finales Vll milenio BP), según la periodización pro-puesta por Cava (1994) y Utrilla et a/. (1998)'

3. NIVEL V. ESTUDIO DE MATERIALES. MATERIALRETOCADO

Este nivel es el que aporta mayor cantidad de materia-les. El presente estudio se apllca a los ciento veintiúnútiles recuperados. Tanto el Nivel V como el Nivel Vl noaportan materiales cerámicos.

Estudio de los materiales

'1.- Raspadores

Se recuperan doce individuos, suponiendo un elementoimportante en el conjunto. En el porcentaje de materialretocado llega al 10% del total.

Su clasificación tipoló9ica es la siguiente:

. Raspador simple sobre lasca. Cinco elementos, pie-zas 811,954, 1238, 1406 y 2358' Dos de ellos se

clasifican como microrraspadores (unguiformes);piezas 811 (fig. 3.9, 41) Y 954.

. Raspador sobre lasca retocada. Dos elementos: pie-zas281 Y 1464.

o Raspador circular. Un elemento. También de tama-ño micro (1'4x1'4x 0'5) Pieza 1210' (fig'3'9,42)'

. Raspador sobre lámina (fragmentada)' Un elemen-to. Pieza 1236.

o Raspador denticulado. Dos elementos' La pieza557 (fig. 3.9, 44) es un f ragmento que presentael frente de raspador denticulado' La pieza 2087(fig. 3.9, 40), se realiza sobre lasca nucleiforme deaspecto macrolítico.

. Raspador doble. Presenta los dos frentes de raspadoropuestos y alternos a la vez. Pieza76l (fig' 3'9, a3)

2.- Perforadores

Se recuperan cinco elementos correspondientes a estegrupo. Los apuntamientos se consiguen mediante reto-ques bilaterales Y/o alternos.

. Perforador sobre lasca, cuatro. Piezas 471, 1833,1834 y 1519 (fig. 3.9, 47 y 48). Destaca la pieza 451,con doble perforador y muesca entre ambos apun-tamientos, (fig. 3.9, 45).

. Perforador sobre lámina, uno. Pieza 547' Muestramuesca inmediata al apuntamiento' (fig' 3'9, 46)'

3.- Buriles

Con ocho ejemplares, supone un grupo ciertamente re-presentativo dentro del conjunto (6'60/o del total)'

. Buril simple un paño. Tres individuos, piezas 466,1460y G14-62 (fig. 3.9, s1).

. Buril simple dos paños, diedro. Uno, pieza 2099'

. Buril simple lateral, sobre fractura' Tres elementos,piezas 271,843 y 1967 (f ig. 3.9, 49)' Destaca el burilrealizado sobre fractura distal de lámina, que a

su vez presenta, opuesto a la faceta, un retoquesimple continuo, pieza 1967 (f¡g. 3'9, 50)'

. Buril simple múltiple. Pieza 1421(fig' 3'9, 52)'

Migue Viceot: G'

4.- Laminitas con borde abatldo

Dentro de este apartado incluimos las láminas y lami-nitas que presentan retoque abrupto conformando undorso. Grupo realmente representativo del presenteestudio: vei ntidós efectivos.

. Laminitas con dorso abatido. Dos elementos, pie-zas 363 y 1083: la pieza 363 presenta doble dorso.(fig. 3.11,76).

. Laminitas apuntadas con dorso abatido. Una, pie-za 1079.

. Laminitas apuntadas con espina central (TipoCocina). Una pieza 291 (fi¡.3.12,88).

. Laminitas apuntadas con dorso abatido arqueado.Tres elementos, piezas 483 (fig. 3.12,89),2201 y2526.

. Fragmentos de laminita con borde abatido. Hayautores que clasifican los geométricos fragmen-tados en el grupo D8 de la clasificación de Fortea,o incluso en el FR1. Hemos decidido incluirlos eneste epígrafe para distinguirlos de las Truncaduras,y para cómputos estadísticos a nivel de soportes,tratándose realmente de fragmentos de laminitacon borde abatido. Asíse recuperan 15 elementos,suponiendo un grupo de representación notableen el presente estudio. Las piezas 567 y G13-25 po-drían pertenecer a fragmentos de triángulos TipoCocina, pues parecen conservar parte del apéndiceen el dorso, además de la concavidad. (fig. 3.11,71,72,73,74,75 y 77)

5.- Láminas/laminitas con retoque marginal

Forman el grupo cuantitativamente más importantecon veinticinco ejemplares, debido a su propio carácterheterogéneo. Presentan en general retoques margina-les, en diferente grado, unilaterales/bilaterales y conti-nuos. (fig. 3.10,54,56, 58, 59, 60 y 65).

Hay que destacar que en la mayoría de casos el sopor-te laminar se encuentra fracturado, sólo dos de ellasse recuperan enteras. La localización de las fracturases: trece fracturas proximales, mientras que la frac-turación distal la documentamos en una única pieza;la fractura doble, distal-proximal cuenta con nueveejemplares.

Fiqura 3.10 Material retocado. Nivel V.

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6.- Muescas y denticulados

Se recuperan doce individuos, suponiendo un elemen-to de importancia en el conjunto. En el porcentaje dematerial retocado llega al '10% del total. Además hayque reseñar que algunas piezas, caso de los dos perfo-radores antes mencionados, presentan muesca si bienno se computan en el presente grupo.

Siguiendo la propuesta clasificatoria de Fortea tenemos:

. Lascas con muesca. Tres elementos, piezas 752,2366 y 1077. La pieza 752, (fig. 3.10, 63), es unagran cúpula térmica que al saltar recoge Ia muescade la pieza a la que pertenece.

Lascas con denticulación. Un elemento, pieza2486.Lasca espesa de aire macrolítico.

Láminas/laminitas con muesca. Dos elementos, pie-zas 1365 y 2490 (fig. 3.10, 66).

o Láminas/laminitas con denticulación. Seis elemen-tos. Cinco de ellos se acogen con exactitud al pre-sente grupo siendo estrictamente laminitas condenticulación; piezas 902, (fi1.3.10, 61), 952, ('fig.3.10, 64), 1523, (fig. 3.10, 62),2363 y 2475. La pieza952 (fig. 3.10, 64) destaca de las cuatro anteriorespor estar realizada sobre una lámina en cresta desegunda generación.

Un caso aparte merece la pieza 1787 (fig.3.'10, 57), clasi-ficada como útil denticulado si bien se trata de un claroútil macrolítico, de talla bifacial, aspecto nucleiformeque presenta retoques escamosos (ecail/ées) y delinea-ción denticulada.

7.- Truncaduras

Se recuperan nueve ejemplares de truncaduras o frac-turas retocadas, llegando porcentualmente al -7'4o/o deltotal. (fig. 3.11,78 y 79). Predominan las truncadurasoblicuas (seis piezas) frente a las transversales o rectas(dos piezas). Aparece una pieza clasificada como trun-cadura doble (G13-42) que pudiera corresponder a unmicrolito geométrico de difícil clasificación.

Todas ellas, excepto la pieza 869 truncadura recta sobrelámina retocada, se encuentran opuestas a algún tipode fractura.

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Figura 3.12 Microlitos geométr¡cos Nivel V.

8.- Microlitos Geométricos

Se han recogido ocho microlitos geométricos, a losque deberían sumarse los fragmentos de laminitas condorso y truncaduras microlíticas como f ragmentos degeométricos rotos o inacabados. Las piezas fracturadaspero que, en el caso de los triángulos la espina central,conservan algún rasgo inequívoco de pertenecer a al-gún grupo tipológico determinado se han incorporadoal mismo. Todos ellos han sido fabricados en retoqueabrupto, no se documenta elemento alguno realizadoa doble bisel.

8.1.- Segmentos

Un elemento, pieza 9a8 (f ig. 3.12, 90). Microlitogeométrico que presenta la silueta de un segmen-to de círculo, de carácter rectilíneo y estilizado, cuyoarco se obtuvo mediante retoque abrupto. Sus di-mensiones son:2'4 x 0'4 x 0'2 cm.

8.2.- Trapecios

Tres elementos recuperados.

. Pieza 263; trapecio simétrico. (fiT.3.12,87). Sus di-mensiones son: 0'8 x 0'8 x 0'2 cm.

. Pieza 2097; trapecio alargado con lado pequeñoconvexo. (fig.3.12,86). Sus dimensiones son: 2'2 x0'5 x 0'2 cm.

. Pieza G13-26; Trapecio con la base pequeña retoca-da. (f ig. 3.12, 85). De morfología simétrica aunquese encuentra levemente fracturado. Sus dimensio-nes son: 1'3 x 0'9 x 0'1 cm.

8.3.- Triángulos

Cuatro elementos recuperados.

. Pieza 1148; triángulo con dos lados cóncavos (TipoCocina). (fig. 3.12, 83). Fragmentado, aún presentael apéndice en el dorso. Sus dimensiones conserva-das son. 1'4 x0'6 x 0'2 cm.

. Pieza 1192; triángulo con dos lados cóncavos (TipoCocina). (fig. 3.12, 84). Fragmentado, aún muestrael apéndice en el dorso. Sus dimensiones conser-vadas son: 'l '6 x 0'6 x 0'2 cm.

. Pieza 1195; triángulo con dos lados cóncavos (TipoCocina). (fig. 3.12, 81). Prácticamente se conservaentero. Sus dimensiones son: 1'3 x 0'7 x 0'2 cm.

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- Pieza 2362; triángulo con dos lados cóncavos (TipoCocina). (fig. 3.12, 82). Fragmentado, aún muestrael apéndice en el dorso. 5us dimensiones conser-vadas son: 1'6 x 0'6 x 0'2 cm.

9.- Microburiles

Con nueve elementos recuperados supone el7'4% del material retocado. (f ig. 3.11, 67, 68 y 69)Tipológicamente se reparten de la siguiente forma:

. Proximales; tres elementos, piezas 1242, 1478 yG13-14. El tipo de talón conservado en todos elloses el liso.

. Opuestos a f ractura; dos elementos, piezas 236 y 867.

. Distales; tres elementos, piezas 230,507 y 1547.

. Un microburil Krukowski, pieza 1785. (f ig. 3.11,10).

'l 0.- Lascas retocadas

Cuatro elementos recogidos.

10.'l .- Lascas con retoque abrupto

Una pieza 224, presenta retoque abrupto directo enun flanco y retoque simple inverso en el otro (f ig3.1 1, B0).

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Estudio del conjunto industrial de piedra tailadadel yacimiento del Cingle del Mas €remat

10.2.- Lascas con retoque marginal (fig. 3.10, 53).

Seis piezas 470,472,1082, 1186 Y 2491.

En cuanto a los soportes sobre los que se fabrica el uti-llaje observamos que un760/o de los útiles están realiza-dos sobre lámina/laminita. Estamos ante una industriadesarrol lada pri nci pa I mente sobre soporte leptol ítico(microlaminar), encaminado a la producción de micro-litos geométricos.

Algunas piezas podrían considerarse útiles macrolíti-cos, caso de 1787, 2486 y 2087. Esto se co.rresponde conlo que ocurre en otros yacimi'entos del Bajo Aragón,(Costalena, Secans) donde también se aprecia una co-existencia de útiles macrolíticos y microlitos geométri-cos. En cualquier caso las piezas macrolíticas suponenun porcentaje del 4o/o de todo el utillaje retocado delNivel V. La disminución progresiva en el número deefectivos macrcílíticos parece ir acompañada de un au-mento en elgrupo de los geométricos y productos la-minares durante f inales del noveno milenio y primeramitad del octavo BP (Utrilla y Rodanés, 2OO2).

Dentro de los microlitos geométricos tenemos por unlado un equilibrio (o leve dominio) entre triángulos ytrapecios (cuatro y tres respectivamente). A un primermomento de predominio de los trapecios sobre trián-gulos, en fechas antiguas del octavo milenio, se super-pone otra en la que se'invierte la proporción, aproxi-madamente en el segundo tercio del mismo. Todos lostriángulos de retoque abrupto identificados presentandos lados cóncavos (Tipo Cocina). Los trapecios, sin em-bargo, muestran variabilidad formal; asítenemos untrapecio achaparrado tipo tranchet, un trapecio muyalargado con dos lados cóncavos y otro simétrico conla base pequeña retocada. Hay que reseñar que el seg-mento así clasificado, es muy alargado y el dorso descri-

. be un arco muy abierto, pudiendo ser clasificado comolaminita de borde abatido arqueado.

Por otro lado, todos los geométricos, y los fragmentos,presentan modo de retoque abrupto, no se documentae'n el Nivel V la presencia del doble bisel. Este hechoes de especial relevancia pues parece que la presenciadel doble bisel en la realización de geométricos no sedocumenta antes del primer tercio del séptimo milenioBP (Utrilla y Rodanés, 2002).

Esta incorporación masiva de geométricos, en el casodel Cingle del Mas Cremat, va acompañada de un buenporcentaje de laminitas de borde abatido arqueado, ycon espina central (TiPo Cocina).

Los perforadores. Se recogen cinco elementos, supo-niendo el4'1Yo de todo el utillaje retocado del NivelV. Su presencia se ha considerado como un elementocaracterístico de industrias de tradición neolítica, si bienaquí parecen tener un sitio destacado dentro del con-junto industrial mesolítico del Nivel V.

Útiles del sustrato: raspadores, buriles y láminas retocadas.

En el caso de los raspadores su pres'encia dentro delconjunto del utillaje es representativa, prácticamente el10%. Destaca que de los doce elementos asíclasificados,cinco puedan catalogarse como microrraspadores o ras-padores unguiformes, no llegando en ningún caso a losdos centímetros de longitud del soporte. Uno de losraspadores, pieza 2087, podría englobarse dentro delconjunto de útiles macrolíticos. En general el grupo deraspadores del Nivel V presenta variabilidad tipológica'

En cuanto a los buriles computados, en número de ocho,alcanzan cierta representación porcentual en la secuen-cia,6'60/o. También muestran variabilidad de tipos.

Dentro de las láminas retocadas, hacemos referencia a

láminas de retoque simple o continuo. En ellas tenemostodo tipo de posición del retoque (directo, inverso, alter-no) o de amplitud (profundo, marginal). Es por ello queeste grupo tipológico (D2) tiene tantos efectivos, vein-ticinco llegando a un porcentaje del 2O'7o/o del utillaje.

En la siguiente gráfica reproducimos una comparativade determinados tipos de retoque, donde se aprecia laincidencia del retoque abrupto en el Nivel V, y comoesa tendencia se va suavizando al ascender en la se-cuencia. Además reflejamos la ausencia/presencia delretoque en doble bisel y la aparición del retoque planoen cada uno de los niveles del Cingle del Mas Cremat'

NIVEL VI

NIVEL V

NIVEL III

NIVEL II

400/o 50o/o

I ABRUPTO = DOBLE BISEL I PLANO

Gráfico 3.10.- lncidencia del retoque plano, abrupto y doble bisel, en

la configuración del utillaie. Por niveles'

30o/o

76

\);(),F).J t.r)itr G

Los microburiles. Los nueve individuos recuperados(uno de ellos tipo Krukowski, realizado a partir de undorso y no de una muesca) indican que los geométricosse fabricaron con la técnica de microburil.

Muescas y denticulados. Grupo tipológico con ciertarepresentación dentro del conjunto de útiles, 10% deltotal, que aumentaría de añadir las muescas que pre-sentan varios perforadores. 5e observa una preferenciadel soporte laminar marcando en ciertos casos estadiosintermedios en la fabricación de geométricos mediantela técnica del microburil.

Las Truncaduras. Sucede, como en el grupo anterior,que las truncaduras microlíticas pudieran estar rela-cionadas con la fabricación de microlitos, pudiendo serconsideradas fragmentos de geométricos rotos o in-acabados. Truncaduras, propiamente microlíticas, do-cumentamos un total de seis, que podrían sumarse algrupo de fragmentos de geométrico (lba11) redundan-do aún más en el carácter geométrico de esta industria.

Lam Ret.

MD3+MD4MDl +MD2

MG

FR. MicroFR

lba 11

lbaP

B

R

I

I

Oorb 5oA 10% 15% 20%

Gráfico 3.11.- Porcentajes de grupos tipológicos en el Nivel V. En coloramarillo los geométricos y fragmentos de geométrico.

.AM NAR

GEOMETR CO

uacnorirco I0% 5% 10% 15o/o 20o/o 25% 30o/o 350

Gráfico j.12.- Agrupación porcentual en macrogrupos tipológNivel V: Macrolítico (MDl+MD2), Geométrico (G+FrG+M) y Lam(MD3+MD4+D2+lba).

Raspadores 12 9'9%

Raspador simple sobre lasca 7 I s'gY,Raspador circular 1 0'8%Raspador sobre lámina/laminita 1 0'S%

Perforador sobre lámina/laminitaBuriles

Buril simple un paño

Buril simple dos paños

Buril simple, lateral, sobre fracturaBuril múltipleLáminas/laminitas retocadas

Láminasilaminitas y fragmentos con borde abatido 22Láminas/laminitas con borde abatido 2

Láminas/laminitas aountadas con borde abatidoLáminasi laminitas apuntadas con espina central (1ipo Cocina) 1

Láminas/laminitas aountadas con borde abatido arqueado 3

Fragmento de lámina/laminita con torde abatido (Frag. 15Geométricos)Láminas/laminitas con retoque marqinalLáminas/laminitas con retoque marginalMuescas - DenticuladosLasca con muesca

Lasca denticulada

Truncaduras 9 7'4o/o

Truncadura simole recta 2 1'lo/o

Truncadura simole oblicuaTruncadura doble 1 0'8%Microlitos Geométricos 8

to de retoque abrupto 1 0'8%Trapecios 3 2'5okTrapecio simétrico 1 0'8%Trapecio con dos lados cóncavos 1 0'8%Trapecio con la base pequeña retocada 1 0'8%Iriángulos 4 3'3o/o

con dos lados cóncavos (Tipo Cocina)

lVlicroburiles 9 7'40/o

Microburil I 6'6okMicroburil KrukowskiLascas retocadasLasca con borde abatidoLasca con retoque marqinal

1 , 0'8%7 5'80/o

1 0'8%6 5o/o

4 1',3%tzwzt 1noiao"t"

Tabla 3.4.- Estudio tipológico, individuos y grupos. Nivel V.

Estudio del coniunto industrial de p§edra talladadel yacimiento del Cingle del Mas eremat

50eb

40s

30h

2096

t0%

0%

Graf ico 3.1 3.- Relación porcentual de útiles confeccionados medianteretoque abrupto. Nivel V.

16

14

12

10

ó

6

42

0

' -- I Negro

: Gris Claro

Microburiles

Gráfico 3.14.- Tipos y materias primas. Nivel V.

5egún la división por tonalidades, derivada del análi-sis macroscópico, de los elementos silíceos del Nivel V,

hemos realizado la anterior tabla en la que se apreciala elección de la materia prima para la realización dedeterminados tipos. En concreto aquí hemos ref lejadotres grupos; geométrlcos y fragmentos de geométrico,lascas y laminitas con dorso y microburiles.

La industria del Nivel V se enclava claramente en mo-mentos mesolíticos, en concreto en la fase geométricaa-cerámlca, que presenta niveles de triángulos y trape-cios de retoque abrupto en proporción similar, triángu-los con espina central (Tipo Cocina), presencia impor-tante de microburiles, primeros segmentos estrechos deretoque abrupto, incremento de las laminitas de bordeabatido, presencia testimonial de útiles macrolíticos yausencia del doble bisel en la configuración de las ar-maduras. Según autores este momento se denomina:

Epipaleolítico Reciente Fase B (inicios/mediados Vll milenioBP.), según la propuesta de Juan Cabanilles y Martí (2002).

Mesolítico Reciente Fase B (7000-6400 BP), segÚn pro-puesta de García (2005).

Mesolítico Geométrico. Fase de Triángulos (finales Vlll/primer tercio Vll milenio BP), según la periodizaciónpropuesta para la cuenca del Ebro por Cava (1994 yUtrilla et a/. (1998).

4. NIVEL VI. ESTUDIO DE MATERIALES. MATERIALRETOCADO

Durante el proceso de excavación se diferenció el NivelVl, en cuanto a que la coloración del sedimento varióde negro a gris claro, aunque se contempló la posibili-dad de que ambos niveles perteneciesen al mismo mo-mento ocupacional del enclave. La diferencia de color,no en textura, composición ni granulometría, pudodeberse a procesos post-deposicionales (pequeñasarroyadas, afección de micromamíferos) que hubieranalterado el contacto entre el paquete del Nivel V, decoloración casi negra, y el del NivelVll, base del abrigocon componente margoso de coloración amarillenta.También redunda en ello el hecho de su escasa po-tencia e irregular distribución. El estudio de la exiguamuestra de materiales del Nivel Vl parece corroborarlo detectado durante el proceso de excavación. Noparece detectarse diferencia de entidad con el NivelV, pudiendo englobarse el estudio de ambos nivelesen uno sólo. Aquí los hemos estudiado por separado,con entidad, si bien no descartamos su unificación enposteriores estudios.

Estudio de los materiales

1.- Raspadores

Hemos clasificado como raspador la pieza 2664. Su cla-sificación tipológica es la siguiente:

. Raspador simple sobre lasca retocada.

2.- Perforadores

Se recuperan un único elemento correspondiente a estegrupo tipológico. Los apuntamientos se consiguen me-diante retoques bilaterales y alternos.

. Perforador sobre lasca. Pieza 2616.

3.- Buriles. Buril simple lateral con dos paños. Realizado sobre

laminita, pieza 1734.

I Beige

I Marrón

Blanco

f Rosa1r I

l-rriingr os Tr¿péc os SegmentoS Frag. Geom- M croburl es tBA

--* I Gr¡s oscuro

78

4.- Láminitas con borde abatido. Fragmentos de laminita con borde abatido. Hemos

decidido incluir los fragmentos de geométrico eneste epígrafe para distinguirlos de las Truncaduras,y para cómputos estadísticos a nivel de soportes,tratándose realmente de fragmentos de laminitacon borde abatido. Así se recupera 1 elemento,pieza G16-1. (fig. 3.13, 96).

5.- Láminas/laminitas con retoque marginalDos elementos recuperados. Piezas 1700 y 1742.

Hay que reseñar que en ambos casos el soporte laminarse encuentra fracturado. La localización de las fractu-r-áJ €s.' urra fiz'cüura dr's-fa/ (f rf,nC) y-urTa rtacfura obül'e,d i sta I -proxi mal (17 42).

6.- Muescas y denticuladosUn elemento recuperado, pieza 269'l . Lasca con muesca.(fig. 3.13, 93).

7.- Truncaduras

Se recupera un único ejemplar de truncadura o fractu-ra retocada, se trata de una truncadura oblicua (pieza1699) sobre lámina retocada, se encuentra en su extre-mo distal. (fig. 3.13, 94).

8.- Microlitos Geométricos5e ha recogido un microlito geométrico, fabricado enretoque abrupto, no se documenta elemento algunorealizado a doble bisel.

8.1.- Trapecios

Un elemento recuperado.. Pieza 1588; trapecio con dos.lados cóncavos. Sus

dimensiones son; 1'2 x 0'9 x 0'2 cm. (fig. 3.13, 95).

9.- MicroburilesDos elementos recuperádos. Tipológicamente se repar-ten de la siguiente forma:

. Proximales; una pieza'1711. El tipo de talón conser-vado es liso. (fig. 3.'13, 91).

. .Distales; una pieza '1710. Extremo distal de láminasobrepasada. (fig. 3.13, 92).

10.- Lascas retocadas

Un elemento recogido.10.1.- Lascas con retoque marginal. Pieza 1885.

Tabla 3.5.- Estudio tipológico, individuos y grupos. Nivel Vl.

En cuanto a los soportes sobre los que se fabrica el uti-llaje observamos que un 58'3% de la industria está rea-lizado sobre lámina/[aminita.La industria del Nivel Vl se enclava claramente en mo-mentos mesolíticos, al igual que el Nivel V. Ya hemoshablado de la posible incorporación, en un único con-junto, de ambos niveles, cara a posteriores estudios. Enconcreto en la fase def Mesolítico Geométrico a-cerá-mico, que según autores se denomina:Epipaleolítico Reciente Fase B (inicios/mediados Vttmilenio BP,), según la propuesta de Juan Cabanilles yMartí (2002).

Mesolítico Reciente Fase B (7000-6400 BP), según pro-puesta de García (2005).

Mesolítico Geométrico. Fase de Triángulos (finales Vlll/primer tercio Vll milenio BP), según la periodizaciónpropuesta por Cava (1994) y Utrilla eta/. (1998) para la

Raspadores B',30k

Raspador sobre lasca retocada 8'3%

Perforadores 1 8',3";

Perforador sobre lasca 8'3%

Buri es 1 8',3{0

Buril simple lateral dos paños 8'30k

Láminas/laminitas reto.adas

Láminallaminitas y fraqmentos con borde abatido 1 8'3o/o

Láhiilas/[aminitas con retoque marginal 16'lok

M uescas/Denticu lados

Lasca con muesca

Truncaduras 1 ' g'3o/o

Truncadura simple oblicua 8'3%

8',3%

Geométricos

Trapecios

Trapecio con dos lados cóncavos 8',3%

Microburiles

Lascas retó'tadas

2 '16',7 0/o

ll 8'30/o

Lasca con retoque marginal 1 8'3%

TOTAL 12¡12 lOOnOOy,

Estudio del conjunto indq¡strial de piedra talladadel yacimiento del Cingle deI fúlas Cremat

r\;\i\F)FIv/L./

/\V# #@N'G

Figura 3.13 Material retocado. Nivel Vl.

III. CONSIDERACIONES FINALES

El estudio de los materiales líticos del Cingle del MasCremat confirma a grandes rasgos lo detectado du-rante el proceso de excavación. La ocupación de esteenclave presenta varios momentos, en concreto desdeel Mesolítico Reciente hasta el Neolítico Final, perfec-tamente identificables en las industrias de los NivelesV y Vl, por un lado, y Nivel ll, por el otro. Así se reve-la de gran importancia, en cuanto a lo que se refiereal tránsito hacia la adopción del modelo productor dealimentos por parte de los grupos de cazadores/reco-lectores del Mesolítico. En concreto, sería el Nivel lll elque podría aportar información sobre cómo se lleva acabo ese proceso en la zona en que nos encontramos.

El inicio de la ocupación del Cingle-del Mas Cremat co-incide con la fase avanzada del Mesolítico Geométrico,Niveles V y Vl; importancia de los microlitos geomé-tricos, equilibrio o si acaso leve dominio de triángulosTipo Cocina sobre trapecios de retoque abrupto, uno delos trapecios con la base pequeña retocada, no se do-cumenta el doble bisel en la confección de los mismos,presencia de laminita con espina central Tipo Cocina,primeros segmentos alargados, microburiles, presen-

cia de útiles macrolíticos, laminitas de dorso abatidoarqueado... En definitiva el conjunto es muy coherente,permitiendo relacionarlo con otros yacimientos de estemomento; en el Bajo Aragón este momento estaría re-presentado por el nivel 4 de Botiquería, el nivel llb deSecans, c3 de Costalena y c.inf. de Pontet. También enelValle del Ebro; nivel ll de Forcas, llb2 de Atxoste,el ni-vel lll de Aizpea y lll inf. de Mendandia. Las datacionesobtenidas por C14 sobre semillas de Corylus sp.:

. Nivel Vl: CAL BC5740-5620

. Nivel V: CAL BC 5750-5630Así, el Nivel V del Cingle del Mas Cremat, presenta unconjunto de materiales inmerso en esta última fase delgeometrismo, previa al desarrollo o aporte de las prime-ras evidencias materiales que después se identificaráncon la expansión del Neolítico por estas comarcas (pri-meras producciones cerámicas, retoque a doble bisel,..).

Estos elementos antes mencionados (primeras produc-ciones cerámicas, retoque a doble bisel) aparecen enel Nivel lll, inmediatamente superpuesto al Nivel lV(prácticamente estéril en materiales arqueológicos). Sibien, como ya mencionamos, el pobre conjunto de ma-teriales recuperados de dicho Nivel lll no permite sinoesbozar breves pinceladas. Así se recupera un segmentocon retoque en doble bisel, además de documentar-se la producción cerámica, permitiéndonos pensar enun momento de transición al Neolítico, o incluso en unmomento de implantación del mismo. Sólo una exca-vación en extensión permitiría obtener la informaciónnecesaria para determinar con exactitud el tipo de in-dustria asignable al mismo. La fecha obtenida por C14(datada por semilla de Sorbus sp.) del Nivel lll: CAL BC5040-4790.El Nivel ll, última ocupación del enclave. Presenta unconjunto de materiales característicos del complejoneolítico en su postrera fase. Ya hemos hecho referen-cia a los materiales en él recuperados en apartados an-teriores, sólo reseñaremos la presencia de las puntasde flecha, los productos laminares más grandes y lapresencia del retoque plano, en cuanto a la industrialítica sobre materiales silíceos. A lo anterior habría queañadir las restantes evidencias recogidas en la presentememoria; los materiales cerámicos recuperados, los úti-les de molienda, la piedra pulida, presencia de anima-les domésticos y cereales cultivados. Todo redunda enlo apreciado en el presente estudio de la industria. Ladatación obtenida por C14 sobre semilla de HordeumTriticum: CAL BC 2900-2840.

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EI

J

lRamiro Pérez MiliánIITI

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del yacimientoI Mas Cremat

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I. INTRODUCCIÓN

Los restos cerámicos localizados en el yacimiento delCingle del Mas Cremat, se distribuyen en los nivelessuperiores de la importante secuencia estratigráficadocumentada. Aunque es necesario señalar, que la en-tidad de la industria cerámica es menor, en compara-ción a la importancia de los restos recuperados de otroselementos de la cultura material, como por ejemplo laindustria lítica.

El volumen de restos recuperados durante los trabajosarqueológicos, asciende a 750 fragmentos aproxima-damente, que se reparten de la siguiente manera en lasecuencia estratig ráf ica :

160

140

120

100

80

60

40

20

0

Gráfico 4.1.- Fragmentos cerámtcos. Nivel ll capas 1 a 8 (n"1-8), NiveltltA (n" 9) y Nivel lllB (n'10).

En este estudio, los escasos y minúsculos f ragmentoslocalizados en los Niveles lV y V, no han sido tomados

Ramrro Pérez lvliliár

en consideración debido a su evidente percolación so-bre estos niveles,

Dicho estudio ha sido realizado a partir de la contabili-zación y análisis de los f ragmentos cerámicos, aunquehan sido descartados los fragmentos inferiores a los 2-3cm de lado. Somos conscientes de que la utilización deotras variables, como el peso o el número mínimo deindividuos, aumentan la fiabilidad del estudio, pero ennuestro caso el índice de f racturación, es decir, el tama-ño de los f ragmentos, es similar en toda la secuenciay la obtención del NMI resulta sumamente complejaal encontrar en todo el conjunto muy pocos elemen-tos identificables (labios, formas, bases, decoraciones,etc..) y presentar las pastas diversas coloraciones frutode cocciones mixtas (oxidante-reductora), además deestar en muchos casos, las superficies erosionadas oco ncreci o na da s.

II. LAS CERÁMICAS

Todas las cerámicas recuperadas están hechas a mano ypresentan, a grandes rasgos, las siguientes característi-cas morfológicas y técnicas: Un alto índice de f ractura-ción que no permite reconstruir ningún perf il completo,tan sólo intuir algunas formas. Los únicos galbos iden-tif icables nos remiten a formas simples, derivadas de laesfera, y sin puntos de ruptura que marquen las distin-tas partesde la pieza, como el cuello, el borde, o la base,Aunque existen algunos ejemplos de formas abiertas,seguramente pertenecientes a platos o fuentes.

Las escasas bases identificadas son del tipo aplanadas ylos elementos de prensión se reducen a un fragmentode asa de cinta recuperada en el Nivel lllA y un arran-que de otra del Nivel lllB.

E5

Estudio cerámico del Yacimientodel Cingle del Mas Cremat

Respecto a los labios, tan sólo señalar, la presencia delabios aplanados, biselados y redondeados, en los por-centajes presentados en el gráfico siguiente'

! Eiselados

€ Redondeados

! Aplanados

Figura 4.1 Perfil simple reconstruido a partir de cinco- fragmentos. Es el eiemplo que permite unarcconstrucc¡ón más completa (Nivel ll)'

Fígura 4.2 Fragmentos de recipientes o soportes fabricados segu-ramente con barro.

Gráfico 4.2.- TiPos de labios.

Las decoraciones, por su parte, representan un índiceinferior al O,3oA del total, ya que sólo han sido locali-zados 2 fragmentos decorados en el Nivel ll' El prime-ro de ellos es un fragmento de pequeñas dimensiones,decorado con una línea incisa, junto a la que apareceuna impresión de punzón; el segundo fragmento tieneun tamaño mayor y pertenecía a un vaso realizado conpasta grosera, de color negro, lo que indica su cocciónreductora. El estado de conservación es bastante defi-ciente como puede apreciarse en la erosión y escama-ción de la superficie exterior del vaso, que es dondese localiza la decoración formada por series paralelasde impresiones realizadas con algÚn instrumento romo,como un punzón de punta redondeada. El resultadoson unas impresiones de tendencia circular que al rea-lizarse crearon rebordes de arcilla a su alrededor, lo queda un aspecto bastante grosero a la superficie exterior'Es probable que la decoración cubriera gran parte delvaso, ya que el fragmento recuperado se encuentra cu-bierto casi en su totalldad por series de impresiones, a

excepción de las zonas erosionadas.

Las pastas suelen presentar diversas coloraciones, loque parece indicar cocc¡ones mixtas (oxidante-reduc-tora), en la mayoría de los casos, aunquetambién hayaejemplos de cocciones exclusivamente reductoras' Estas

suelen deshacerse con facilidad, fruto seguramente deunas temperaturas de cocción no muy altas'

Por su parte, los desgrasantes utilizados pueden ser detamaño grande y su presencia abundante en muchos

,u1

fragmentos, aunque también existen otros ejemplosde la utilización de desgrasante de tamaño pequeñoy escasa presencia. Los materiales que hemos podidoidentificar a partir de un examen visual son: fragmen-tos de caliza, casi siempre utilizados en las pastas conmayor presencia de desgrasante y mayor tamaño; ycuarzo, casi siempre utilizado en las cerámicas con me-nor presencia de desgrasante y de menor tamaño.

Respecto al tratamiento de las superficies, poco po-demos decir, puesto que la mayoría de fragmentosse encuentran concrecionados o erosionados. En losfragmentos que puede apreciarse la cara externa, éstasuele presentar un aspecto rugoso e irregular, aunquetambién existen bastantes ejemplos en los que puedeapreciarse un alisado de dichas superf icies.

ilt. ESTUDtO

Para clasificar las cerámicas, respecto al grosor de lasparedes, hemos establecido tres categorías: hasta 6 mm,de 6 a 11 mm, y grosores superiores a los 11 mm, resu-miendo los resultados en unas tablas que más adelantecomentaremos.

También hemos establecido tres categorías respecto a

la calidad de las pastas, basándonos en el tamaño ycantidad de desgrasante utilizado en su elaboración:

. Tipo A: cerámicas con desgrasante abundante ygrueso, que se deshacen con facilidad.

. Tipo B: cerámicas con una densidad media de des-grasante y tamaño medio.

. Tipo C: cerámicas con desgrasante de pequeño ta-maño y pastas más compactas.

Como acabamos de ver, el conjunto cerámlco documen-tado en el Cingle del Mas Cremat, presenta bastantesdif icultades para realizar su estudio. Ya que el estadode conservación de las cerámicas, en el que destaca elalto índice de fracturación y las concreciones y erosio-nes que afectan a muchos fragmentos, impide la re-construcción de formas y el estudio de los tratamientossuperf icia les.

Por lo que son básicamente el grosor de las paredes y lacalidad de las pastas, las variables que podemos utilizarpara comparar el conjunto internamente e intentar ob-servar si existe alguna diferencia entre los niveles quehan proporcionado restos cerámicos (Nivel ll y Nivel lll).

IV. RESULTADOS

Los resultados de la comparación entre el conjunto ce-rámico localizado en el Nivel ll y el conjunto localizadoen el Nivel lll debe ser valorado siempre teniendo encuenta las diferencias existentes entre el volumen demateriales recuperados en cada uno de ellos.

, Finas (0-6 mm)

Medias (6-11 mm)

(! Gruesas (+ 11 mm)

Gráfico 4 3 - Grosor de las paredes. Nivel ll

í¡;: f inas (0-6 mm)

Medias (6-1 1 mm)

Q Gruesas (+ I1 mm)

fLy'4,

Gráfico 4.4.- Grosor de las paredes Nivel lll

La comparación entre los grosores de las paredes delos conjuntos cerámicos del Nivel lly del Nivel lll muestra algunas diferencias entre ambos conjuntos, ya quemientras en el Nivel ll predominan las cerámicas congrosores medios y se documentan cerámicas con paredes gruesas, en el Nivel lll las cerámicas de paredesfinas y medias tienen la misma representatividad y nose documentan las cerámicas con paredes gruesas.

Por su parte, las gráficas obtenidas a partir del aná s s

de la calidad de las pastas, ofrecen como resultado n ¿.interesante, el predominio de las pastas de menor:=lidad (Tipo A) en el Nivel ll, seguidas muy de cerca ::'

Estudio cerámico del Yacimientodel Cingle del Mas Cremat

Ia;p,astas Tipo B y una menor presencia de las pastas demayor caldad (Tipo C). Mientras que en el Nivel lll losporIeniajes se invierten, de manera que son las pastasriel Tirco C as mayoritarias, seguidas por las del Tipo B

y ron una presencia menor las del Tipo A.

O ripo aO Tipo B

O fpoC

Gráfico 4.5.- Calidad de las pastas. Nivel ll.

Tipo ATipo B

Tipo C

Gráfico 4.6.- Calidad de las pastas. Nivel lll.

En este punto nos gustaría destacar, que son las capas5, 6,7 y 8 del nivel ll, las que han proporcionado el 60%de.l total de las cerámicas recuperadas.

Otros aspectos como-los tipos de labios documentadosy los porcentajes que muestran, son difíciles de valorardebido a lo exiguo de la muestra.

Recapitulando, podríamos resumir las características delconjunto de cerámicas del Cingle del Mas Cremat en lossiguientes puntos:

. Cerámicas muy f racturadas y erosionadas o con-crecion ad as.

o Ausencia de perfiles comPletos.

. Las escasas formas que pueden reconstruirse per-tenecen a perfiles simples, entre los que puedeidentif icarse alguna forma abierta.

¡ Ausencia casi total de las decoraciones.

o Ausencia casi total de los elementos de prensión.

o Predominio de las cerámicas de paredes medias ygruesas en el Nivel ll.

o Predominio de las pastas de menor calidad en elNivel ll.

. Predominio de las cerámicas con paredes finas ymedias en el Nivel lll.

. Predominio de las pastas de mayor calidad en elNivel lll.

V. CONCLUSIONES

Al margen de las cerámicas que muestran las caracterís-ticas citadas, existe un pequeño grupo de fragmentosrealizados seguramente con barro, los cuales se carac-terizan por tener pastas de color naranja claro, sin des-grasante visible pero con improntas de materia vegetal,que se erosionan con gran facilidad, debido a lo cual, lagran mayoría de restos presentan formas redondeadasrin d"finit. En muchas ocasiones este tipo de materialessuele asociarse a restos de material constructivo, inter-pretación que no descartamos para algunos de estosrestos. Sin embargo, la presencia de fragmentos conelementos identificables, como un labio, u otros conpartes definidas, nos inclina a pensar en la existenciade recipientes o soportes realizados con este material,encontrando su paralelo más cercano en los recipien-tes localizados en el fondo de algunas fosas/silos de laCova de les Bruixes (Rosell) (Mesado et a/', 2005). Losrestos recuperados en el Cingle del Mas Cremat, apa-recen documentados mayoritariamente en el Nivel ll, ysalvo el fragmento de labio que podría ser identificadocon algún tipo de recipiente, el resto de fragmentoscomo mucho tienen alguna superficie regular, que nopermite relacionarlos con ningún recipiente o soporteespecífico y por tanto son todos restos informes.

De los resultados del estudio del conjunto cerámico,nos gustaría destacar las diferencias existentes entreel conjunto cerámico localizado en el Nivel lly el delNivel lll. El primero está formado por cerámicas en las

aeo

88

que las pastas de menor calidad son las predominantesy existe una mayor presencia de recipientes de pare-des gruesas. Mientras que en el segundo encontramoscerámicas donde las pastas de mayor calidad son laspredominantes, junto con los recipientes de paredesf inas y medias.

Otro aspecto que será necesario valorar, son las dife-rencias en la densidad de materiales documentadosen cada uno de los niveles. Cuestión, esta última, queprobablemente habrá que poner en relación con la in-tensidad de ocupación del propio yacimiento.

Atendiendo a la datación absoluta obtenida para elNivel ll, tendríamos que situar la cerámica localizadadentro de las últimas fases del Neolítico.

Desde nuestro punto de vista, la escasez de decoracio-nes, el dominio de los perf iles simples y la presencia deformas planas, son los mejores indicadores para refren-dar la datación de dicho conjunto, a los que podríamosañadir el predominio de los recipientes de paredes finasy medias frente a los de paredes gruesas.

Estas características parecen situar a la industria cerámi-ca del Nivel ll del Cingle del Mas Cremat en las últimasfases del Neolítico ll (Bernabeu,1995) o entre el NeolíticoFi na l-Eneolítico (Martí y J uan Caban i lles, 1 998).

Para el primero de estos investigadores, las principales ca-racterísticas de la industria cerámica de este período son:

. Drástica reducción de las cerámicas decoradas.

. Aumento de los recipientes planos.

. Desarrollo en la producción de cerámicas finas(<de 5 mm).

. Pérdida de la importancia de las asas como ele-mento de prensión, siendo sustitu¡das por los apli-q ues.

. Mayor peso de las formas carenadas y con hombro.

lncluso se especif ica que durante el Neolítico llB, entrelas escasas decoraciones se encuentran presentes lasdecoraciones incisas e impresas de punzón, que suelenaparecer combinadas formando triángulos incisos relle-nos de impresiones. En nuestro caso, tal vez el fragmen-to decorado con una línea incisa, junto a la que aparece,una impresión de punzón, podría corresponderse coneste tipo de decoraciones.

Ramrro Pérez h¡liliar

Por su parte el Nivel lll posee una datación absolutaque lo sitúa en el Neolítico Antiguo, datación que vieneacompañada de un escaso, pero significativo conjuntode materiales, segmento con retoque a doble bisel, ce-rámicas, animales domésticos y cereales.

Las conclusiones del estudio cerámico, tan sólo per-miten destacar las diferencias existentes entre losrestos cerámicos localizados en el Nivel ll y el Nivel lll.Diferencias que se muestran tanto en el volumen delmaterial recuperado, mucho mayor en el Nivel ll, comoen los otros indicadores que hemos utilizado para lacomparación, la calidad de las pastas y el grosor de laspa red es.

La ausencia de decoraciones cardiales en el conjuntode cerámicas localizadas en el Nivel lll resulta difícil devalorar si tenemos en cuenta lo exiguo de la muestra.5in embargo, esta situación no es única y se reproduceen otros yacimientos de áreas cercanas como el BajoAragón. En yacimientos como Pontet y Secans, la escasamuestra de cerámicas recuperadas en los Niveles delNeolítico Antiguo, también dificulta la valoración sobrela ausencia de decoraciones cardiales.

Por otro lado, las cerámicas del Nivel ll, a pesar de re-presentar un volumen de restos mayor que las del Nivellll, tampoco aportan muchos elementos que permitananalizar el conjunto a partir de las formas, decoraciones,elementos de prensión, tratamiento de las superficies,etc. Por lo que tan sólo vamos a enumerar algunos ya-cimientos que presentan niveles arqueológicos con lacronología propuesta para las cerámicas del Nivel ll delCingle del Mas Cremat.

Teniendo en cuenta, que los paralelos deberán buscar-se siempre, desde el estudio y comparación de toda lacultura material. Algunos de ellos son :

. La Cova de Dalt del Tossal de la Font. (Gusi yAguilella, 1998)

. La Cova Puntasa. (Gusi y Palomar, '1996)

. La Cova del Petrolí. (Aguilella, 2002-2003)¡ La Cova de les Bruixes. (Mesado, 2005). La Cova dels Diablets. (Aguilella, Olaria y Grsi,

1 999)

E**«di* e**rim!cr¡ de§ ya*§m[cn**,del Cingle de* Mas Cvemet

Figura 4.3 Ejemplos de labios y bases recuperados, y Únicosfragmentos decorados.

Figura 4.4 Fragmentos de perfil con mayores dimensiones.

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::: l*

.+

guel Vicente Gabarda

B

Estudio del utillaje sobre piedra pulirnentada ydel instrumental de molienda del Cingle del Mas Cremat

Utillaje sobre piedra pulimentada. lnstrumentos con extremo cortante

El instrumental de molienda: Molinos y molederas

Otros elementos: Ali res, abrasivos y plaquetas

¡. UTILLAJE SOBRE PIEDRA PULIMENTADA.INSTRUMENTOS CON EXTREMO CORTANTE

Los útiles en piedra pulimentada se documentan enel registro arqueológico desde los inicios del procesoneolitizador, asociados al desarrollo de la agricultura,vinculándose su funcionalidad al trabajo de la maderay también de la tierra. Si biensu sola piesencia no evi-dencia el encontrarnos a nte-com un idades productorasde aJimentos, pues como otras innovaciones y avancestecnológicos (casode la cerámica), aparecen en deter-minadas zonas (Valle del Ebro) vinculados á gruposcaza-recolectores, o no plenamente neolitizados.

Estas piezas se caracterizan por poseer un filo pulimen-tado cortante en un extremo de la pieza. Conformanel grupo tipológico, dentro del utillaje pulimentado, demayor complejidad. Así los tipos principales se diferen-cian por la forma del bisel que conforma el filo (Orozco-Kóhler 2000), siendo clasificadas como hachas aquellaspiezas que presentan un bisel simétrico, y como azuelaslas que lo tienen asimétrico. Las primeras se emplearíanpara talar, y las segundas para labores de vaciado y des-cortezado de troncos.

En EICingle del Mas Cremat se recupera una única pie-za realizada sobre piedra pulida. Se trata de un hacha,de pequeño tamaño, pues presenta un filo con bisel si-métrico. Müestra pulido en su extremo proximal, talón,dejando una superficie roma.

Está fabricada sobre fibrolita. (La fibrotita es una delas variedades de silimanita; silicato de aluminio poli-mórfico); Es un material exógeno en el entorno, cuyaprocedencia exacta desconocemos, si bien se docu-mentan afloramientos del mismo en todo el terreno

metamórfico de los Montes de Toledo y de Somosierra,en especial en Guadamur, El Cardoso, Montejo, ElHorcajo, Prádena, Horcajuelo, etc.; llegando a abun-dar en la falda septentrional de Somosierra, ya en laprovincia de Segovia, entre Cerezo de Arriba y Cerezode Abajo. En Puig Ferral, Cadaqués (Gerona) apareceen forma de cantos rodados. También está citada enSierra Morena, Bajos Pirineos y muchas otras localida-des tales como Matallana en Guadalajara, peguerínos(Avila), Amuero (Cantabria), Catí (Castellón) y petrel(Alicante).

Aparece en el Nivel ll, capa 5, enclavable cronológica-mente en el lll milenio BC, donde ya se aprecia la evi-dencia de una economía productiva. Su presencia indicacon seguridad la llegada de objetos manufacturados, omaterias primas, procedentes de zonas relativamentealejadas, con la consiguiente implicación de contactos orelaciones difíciles de precisar. Estas piezas de pequeñotamaño suelen asociarse a actividades relacionadas conel trabajo de la madera, siendo habituales (aunque noespecialmente abundantes) en contextos neolíticos demultitud de yacimientos de esta cronología en el medi-terráneo occidental.

Tabla 5.1.- Utillaje pulimentado Ni_vel il, capa S. Cingle del MasCremat.

t

95

Figura 5.1 Hacha en fibrolita.

Estudio del utillaje sobre piedna prxllnrentada ydel instrumental de nrolienda dei Cinr¡ie del Mas Crer:at

Oo

Normalmente estas piezas de reducidas dimensiones,con rasgos morfológicos similares a las piezas de ta-maño mayor, fueron tratadas tradicionalmente comocarentes de f uncionalidad práctica. No parece ser elcaso de la recuperada en El Cingle del Mas Cremat. Enella se aprecian huellas de uso que discurren desde losextremos del filo hacia el interior de la pieza, así comoalgún descamado en el filo. Apuntamos a que su pe-queño tamaño se debe, sobre todo a que es un materialexógeno, de difícil acceso, lo que implica un aprovecha-miento máximo del mismo.

ll. EL ¡NSTRUMENTAL DE MOLIENDA: MOLINOS YMOLEDERAS

Estos elementos se reúnen en una serie variada de ma-terial lítico no incluido normalmente en el utillaje depiedra pulimentada. El instrumental de molienda sueleestudiarse diferenciado del anterior grupo.

Este instrumental se relaciona con el proceso de trans-formación y moltura del grano. Se compone de una pie-dra inferior; muela, y otra superior; moledera o manode molino.

La muela presenta una morfología más o menos plana,conformada por piqueteado, y que adquiere su ulterioraspecto pulido a base del uso continuado mediante elmovimiento de vaivén realizado por la moledera capazde triturar el grano depositado entre ambas. Este hechole acaba confiriendo, a la superficie activa de la muela,cierta concavidad.

Así ambas piezas presentan, resultado de esta acción,en sus zonas activas superf icies pulidas.

En El Cingle del Mas Cremat se recuperan gran cantidadde fragmentos y piezas relacionadas con la molienda.

Este utillaje se confecciona con rocas procedentes de suentorno inmediato, litologías de origen sedimentario:calizas, microconglomerados y areniscas.

Destacar que aunque los molinos se emplean normal-mente para moler grano, también pudieron emplearsepara triturar minerales u otro tipo de materiales. Asíalgunas de estas piezas presentan restos de ocre aso-ciados.

Todos los elementos relacionados con esta actividadaparecen exclusivamente en el Nivel ll (también en el

j

Gi -1 I\4OLINO,FRAG.

IV]OLINO.FRAG.

9X5.9X3,4 SECCIÓN PLANO-CONVEXA PRESENTA OCRE ARENISCA

G-2 7,2X6,6X3,3 RUBEFACTO ARENISCA

G IMANOMoL|No, 4,9X3,9X3,4FRAG.

SECCION CONCAVO-CONVEXA PIQUETEADO.PULIDO ARENISCA

G ABRASIVO 4X3X2,4 SECCIÓN PLANA PRESENTA OCRE FI BROLITA

Tabla 5.2.- Utillaje de molienda Nivel L

G8-1

G8-2

G8-3

il

il

MANOMOLINO.FRAG. 7X6X5

MAN0 [/0LrN0 FRAG 6,7X5,2X3,6

PLANO-CONVEXA GRANO GRUESO

GRANO FINO,RU B E FACTO.

PIQUETEADO ARENISCA

PLANO-CONVEXA PIQUETEADO-PULIDO ARENISCA

MOLINO.FRAG 10,4X8,3X3,4 PLANO-CONVEXA GRANO FINO.RU B E FACTO.

ARENISCA

ARENISCAG8-4 MANO MOLINO 13,8X8,7X4,1 CONCAVACONVEXA GRANO FINO PRESENTA ESTRIAS

G8-5

G8-6

IV]OLINO FRAG,

IlIOLINO FRAG.

6,9X5,1 X4,5

:6,4X6,3X2,4

PLANA GRANO FINO PUL DO ARENISCA

PLANO-CONVEXA GRANO FINO.RU B EFACTO.

ARE N ISCA

G8-7 il

G8-8 il

I\4OLINO FRAG,

IV]OLINO. FRAG,

8X6,1 X5,5 PLANA GRANO FINO PIQUETEADO.PULIDO ARENISCA

9,5X7X3,5 GRANO FINO PIQUETEADO-PULIDO ARENISCA

PIQUETEADO-PULIDO ARENISCAG8-13

G3-1

G3-2

G4-1

G42

3

IV]OLINO.2 FRAG, 5,6X4,8X2,4 PLANO-CONVEXA GRANO FINO

RUBEFACTOil IVOLINO. FRAG, 9,7X5,3X2,8 CONCAVO-CONVEXA PU LIDO AREN ISCA

AREN ISCAil IVOLINO FRAG 4,9X3,8X2,1 RU B EFACTO PU LIDO

iilIil

J

J

3

MOLINO. FRAG.

MOLINO. FRAG.

IVIOLINO. FRAG,

9,4X7,8X4,8 PLANO-CONVEXA

14,3X10,5X6,1 PLANO-CONVEXA,I9X1 4X5,5 PLANO-CONVEXA

RUBEFACTO PULIDO ARENISCA

RUBEFACTO PULIDO ARENISCANUDETALIU TULIUU ANEI\IJLH

GRANOMEDIO PIQUETEADO-PULIDO ARENISCA

14

15

11

20

71

MOLINO FRAG. 11,2X7,8X6,6 P|-ANo-CoNVEXA GRANOGRUESO. PIQUETEADO-PULIDO ARENISCAPRESENTA OCRE

1 8X1 3X6,1

7,3X5,4X4,1

5,4X4,1X2,8

5,4X4,9X3,1

CONCAVO-CONVEXA GRANO GRUESO PULIDO ARENISCA

PU LIDO ARENISCA

ARENISCA

ARENlSCA

il3 MOLINO FRAG. GRANO GRUESO

MOLINO. FRAG. GRANO GRUESO

36

40

44

4B

92

146

151

160

190

il3 MOLINO. FRAG.

MOLINO. FRAG.

6,9X6,3X3,9 PLANO-CONVEXA RU BEFACTO. PIQUETEADO-PULIDO ARENISCA

5,3X4,5X4,1 CONCAVO-CONVEXA GRANO FINO. PIOUETEADO EN 2 ARENISCARUBEFACTO, CARAS

MOLINO. FRAG.

MOLINO,2 FRAG

il

il

4

4

7,2X5,3X5,2

9,5X8,4X1,1

1 5X8,4X6,8

GRANO GRUESO ARENISCA

RU BEFACTO

RUBEFACTO

ARENISCA

MOLINO. FRAG AREN ISCA

MOLINO, FRAG 8X4,1X3,1

18X13,6X1 1,5

1,4x7x2,4

5,4X4,2X3,4

RUBEFACTO PULIDO ARENISCA

il

il

6

6

1

MOLINO, FRAG PIQUETEADO-PULIDO ARENISCA

PIQUETEADO-PULIDO ARENISCAMOLINO, FRAG.I

RUBEFACTOil MANO I\4OLINO. FRAG. PIQUETEADO-PULIDO ARENISCA

Tabla 5.3 - Utillaje de molienda Nivel Il.

Figura 5,2 Fragmentos de molino y moledera del Nivel ll'

Estudio de! utillaje sobre p¡edra pulimentada )'del instrumental de rrrolien§a del Cingle del Mas Crerñat

Nivel l, superf¡clal; tabla 5.2, si bien interpretamos queéstos proceden del inmediatamente inferior Nivel ll; ta-bla 5.3). Estas piezas se encuentran ausentes en el restode la estratigrafía del Cingle del Mas Cremat.

Resultado de la intensa acción del fuego, aprec¡ada enel Nivel ll, es la alta fracturación de las piezas, así mu-chos fragmentos recuperados de microconglomeradosy areniscas pudieron pertenecer a muelas o manos demolinos. La combustión se aprecia en estos restos líti-cos, presentando coloraciones roiizas.

Es en este Nivel ll donde se documenta las prácticas demolienda. En este momento podemos hablar de unaeconomía productiva, vinculada al desarrollo de la agri-cultura, en El Cingle del Mas Cremat.

lll. OTROS ELEMENTOS: ALISADORES, ABRASIVOS YPLAQUETAS

Junto a estos útiles aparecen también plaquetas-abrasi-vos de morfología y tamaño diverso. Se trata de arenis-cas de grano normalmente muy fino, apuntándose unautilización probable como pulidores o afiladores, rela-cionados con la fabricación de otros Útiles en materiales«blandos» (hueso, asta, madera, conchas, otras piedras).

.I. NIVEL II

Recuperamos abundantes restos de arenisca (gres) degrano fino y morfología plana, que como ya menclona-mos anteriormente se relacionan con diversas activida-des económicas (tabla S.+).

Si bien no podemos atrlbuir a ninguno de ellos una fun-ción específica, pues se encuentran altamente fragmen-tados, en muchos casos por la acción del fuego.

2. NIVEL III

En este nivel, tan sólo se documenta, en la superficie ex-cavada, una plaqueta de arenisca fragmentada. Destacael hecho de la ausencia de utillaje de molienda, sobretodo con la abundancia del mismo en los niveles supe-riores (Nivel ly ll). Esto parece corroborar la ausencia eneste momento, y en niveles inferiores, de estos útiles ypor ende de una economía productiva al uso, cerealística'

3. NIVELES V y Vl; NIVELES MESOLíTICOS

lncluimos la descripción y valoración de una discretacantidad de elementos líticos, algunos presentan mar-cas en su uso, mientras que en otros no se reconocen

I

Mrgu€

AFILADOR-PULIDOR

AFILADOR-PULIDOR ',D:t/:-.

ARii !::

A;.:'. !::

7,9X4,6X2,1 I ABRASTVO

PLAQUETA-PERCUTOR 12X10X2,1 ESTRÍAS DE ABRASIÓN Y

PERCUSIÓN

3 FRAG

2 FRAG.

G8-9

G8-10

G8-1 1

G8-1 2

G7

G3-4

G3-5

G4-3

il

il

il

il

il

lrliil

I 1,5X7,9X7,8

3,2X2X0,9

3,5X1,4X0,4

8,6X5,5X2,8 ABRAS]VO

Tabla 5.4.- Alisadores, Abrasivos y Plaguetas. Nivel ll.

Tabla 5.5.- Alisadores, Abrasivos y Plaquetas. Nivel lll

V 2 PLAQUETA

3 PLAQUETA

1 PLAOUETÁ

:i:', I-::i:',:.--rt.;¿-

2643

2650

2661

7668

V

V

2

2

2

PLAQUETA

PLAQUETA

PLAQUETA

Tabla 5.6.- Alisadores, Abrasivos y Plaquetas. Niveles V y Vl. Niveles Mesolíticos

Ls* r:li ,-l I tlll "} s l:r pi clr ¡r &§rn acla;rt I instr ir' t ld 'rro!* d ¡l lC§ (Jl d !iril s t.r ni t

huellas que nos aprox¡men a su posible función. Se trataen todos los casos de plaquetas-abrasivos de morfolo-gía y tamaño diverso (tabla 5.6). Son arenlscas de granonormalmente muy fino, apuntándose una utilizaciónprobable como pulidores o afiladores, relacionados conla fabricación de otros útiles en materiales «blandos»(hueso, asta, madera).

El hecho de que estos últimos soportes no sean pro-pios del entorno del Cingle del Mas Cremat nos obli-ga a su individualización y estudio. Por razones que nopodemos determinar f ueron acarreados, utilizados yabandonados por los grupos mesolíticos que ocupanel yacimiento.

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I:}¿. J

M' Pilar lborra EresRáfael Martínez Valle

Et:lt

a

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j_ rr- =

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El material: '

Las especiesj

Valoración de la fauna de lés niveles

I = á_ Bifliografía--3

t

1

,

I

. Estudio de los restos óseos de macromamíferos- y de aves de[ Cingle del ñllas Crerríat

,t

E)

'bÉ

I. EL MATERIAL

Los restos óseos proceden de diferentes niveles estrati-gráf icos que abarcan desde el octavo al tercer milenio.En total hemos contabilizado 5.'150 huesos y fragmen-tos óseos que se reparten de forma desigual: existe unmayor volumen de restos en los niveles del Mesolíticoreciente y en los del Neolítico final y son muy escasosen los demás (tabla 6.1). Esta abundancia relativa tienesu origen no sólo en la intensidad de los aportes sinotambién en los diferentes grados de f racturación encada etapa de ocupación del asentamiento.

NR identificados 4 311 28 1 562 123 , 1101

686 4041NR no identificados 8 159 31 10 2549

33,1 8 43 08 41,11 1 8,06% ldentificados 33,33

% No identificados 66,61 66,81 56,92 | 58,83 81.94 84,8 18,62

21 3852

NR TOTAL 12 65 51 488093111171 135

Tabla 6.1.- Relación de restos óseos estudiados en el Cingle del MasCremat.

El gráfico 6.'l presenta el porcentaje de restos determi-nados anatómica y taxonómicamente, respecto a losindeterminados donde hemos agrupado las pequeñasastillas de diáf isis tanto de animales de talla media ypequeña (mesomamíferos) como de los de talla mayor(macroma m íf eros).

En aquellos niveles con ocupaciones humanas más fre-cuentes o de mayor intensidad el grado de fragmenta-ción es más acusado, sobre todo como conseeuencia delpisoteo de los restos ya partidos para extraer la médula,es decir; que se pueden establecer al menos-dos fasesen la fragmentación de las astillas. Por el contrario en

los niveles de menor actividad (lV y lll) a pesar de quetambién se hayan determinado f racturas antrópicas, laincidencia del pisoteo es apenas relevante.

il INV NVI

ir.: % identificados % no identificados

Gráfico 6.1.- lmportancia relativa de /os restos óseos identificados yno identificados en los niveles del yacimiento

Tabla 6.2.- lmportancia relativa de los f ragmentos no identificados demeso y macromamíferos según su tamaño en los níveles donde estosson superiores a 50 restos.

9080106050403020100

N N

Fragmentos de restos de mesomamiferos

deOalcm 112,10 58,53 58,75

1 a 2 cm | 39,29 22,48 20,70

I a 3 cm 29,31 17,49 17,35

3 a 6 cm 8,33 0,39 1,31

Fragmentos de restos de macromamíferos

I a 3 cm 6,35 0,75 1,31

3 a 6 cm 3,91 0,35 0,58

Estudio de los restos óseos de maeromamíferosy de aves del Cimgle del lMas Cren¡at

7 0,00

60,0 0

5 0,00

¿10,00

30,00

2 0,00

r 0,00

0

Meso de0alcm

Meso de1cm

Meso de Meso de Macro de Macro de1á3.m 3a6(m 1a3am 3a6cm

- N.ll - N.v -- N.Vl

Gráfico 6.2 - Representación gráfica de la proporción de fragmentosno identificables según su tamaño.

En el conjunto analizado hemos identificado un am-plio registro de especies (tabla 6.3), principalmente se

trata de taxónes silvestres, como el caballo (Equus ca-ballus), el ciervo (Cervus elaphus), el corzo (Capreoluscapreolus), el rebeco (Rupicapra rupicapra), la cabramontés (Capra pyrenaica), el jabalí (Sus scropha), la

ardilla (sciurus vulgaris), la [iebre (Lepus granatensis)y el conejo (Oryctolagus cuniculus). También hemosidentificado restos pertenecientes a carnívoros, comoel lobo (Canrs lupus), el lince (Lynx pardina) y el zorro(Vulpes vulpes).

Entre las especies domésticas destacan las ovejas (Ovts

aries) y las cabras (Capra hircus), asícomo el bovino (Bos

taurus), el cerdo (Sus domesticus) y el perro (Canis famí-liaris), presente en el Nivel ll.

Dado el elevado grado de fracturación y la presencia deespecies de talla similar (corzo, rebeco, cabra y ovicapri-nos) hemos establecido una categoría de «pequeñosrumiantes» en la que agrupamos los fragmentos queno pueden atribuirse a nivel específico pero que por la

talla pertenecen a alguna de estas especies

Finalmente tenemos que indicar la presencia de aves, se

trata de huesos pertenecientes a grajillas (Corvus mo-neduIa), paIomas (CoIumba bravia), perdices (A|ectorisrufa) y turdidae indeterminados. /

Tabla 6.3.- lmportancia absoluta y relativa de /os restos identificadosd istri bui dos por especies.

N.VI

N.V

N.il

20 40 50 80 100

I Domésticos Silvestres

Gráfico 6.3.- lmportancia relativa de las especies silvestres y domésti'cas en los niveles que han proporcionado un mayor NR.

I

NR NR o/o NR lo NR o/o NR ok NR o/o

Caballo 357

Uro 2 036 3 244

Ciervo 46 12)0 4 14)9 2 7851 204 16,30 50 40,65

Corzo 1',t 292 351 4 51 14 52 q )5 B 650

Iabra l\4ontés 1l 3,02 4 ).¿"

Rebeco 85 15,12 8 650

Pequeño Rumiante 0sl 9 ,14 1 1t )o 165 29¡36 26 21 t4

aba I 11 4,51 1l 231 8 6 51

Carnívoro 6 1,07 3 ),44

Torro 0]1

L nce 1 0,1 8

Ard a 10 178 l 24t

Conejo/liebre 2 0,53 2 1.14 5 q,89 10 8,1

Vac¿/Toro B6 21,81 4 14,29

0vicaprino 96 25 46

Iabra 9 )20

Ove a 10 265

Sus sp, 8 23 08 5 17 86

Perro 3 080

Aves 7 1,86 ) 114 0.16

TOTAL NR 37i 28 562 123

't06

Las especies domésticas sólo están presentes en el Nivelll y lll y las principales son el grupo de los ovicaprinos,seguidas por el cerdo y el bovino. En los Niveles V y Vltan solo tenemos presencia de silvestres, aunque subsis-te la duda respecto a un resto de bovino del NivelVlalque nos referiremos en el apartado dedicado al estudiode las especies.

El Nivel I apenas ha proporcionado restos y existen du-das respecto a su atribución. En total sólo ha propor-cionado 12 restos óseos de los que 4 son de ovicaprinos:un incisivo derecho, un fragmento de molariforme su-perior, una diáfisis de fémur con marcas de fractura enla diáfisis y una diáfisis de tibia. El resto son pequeñosfragmentos no identificables: 6 de mesomamíferos de 1

cm de longitud de coloración marrón, propia de habersido quemados y 2 de macromamíferos de 3 cm.

El Nivel ll ha proporcionado 377 restos identificablesentre los que predominan los domésticos con una im-portancia relativa del77o/o. Aunque los ovicaprinos sonnuméricamente los más abundantes, hay que destacarla importancia de los bovinos y los cerdos. Las tres espe-cies presentan una importancia similar, en lo que cons-tituye un modelo no observado en otros yacimientoscontemporáneos.

En e! Nivel III, para el que se han distinguido dos momen-tos, los restos son muy escasos al igual que otras eviden-cias de cultura material. Esta escasez parece correspon-derse con una débil intensidad de oCupación humanacircunstancia que es aprovechada por otros depredado-res que ocupan la cavidad y aportan restos de microma-míferos. En el Nivel lll contamos con tan solo 28 restosidentificados específicamente, 15 identificados en el lllAy'13 en el lllB, y 37 de mesomamífero indeterminado.Entre los restos identificados destaca la importancia delos silvestres. Cinco restos de suido no han podido atri-buirse con seguridad a la forma doméstica o a la silves-tre. De manera que los únicos restos que con seguridadcorresponden a animales domésticos son los de vacuno.

El Nivel lV corresponde con un momento de caída debloques, por lo que de considerarlo un nivel de ocupa-ción ésta será de muy baja intensidad. En este nivel hay17 restos, de eJlos 2 de ciervo,4 de corzo y 1 de peque-ño rumiante. El resto son fragmentos no identif icables;8 de mesomamífero y 2 de macromamífero.

Los Niveles V y VI son los más ricos e[_qgitos de todala secuencia. En ellos solo se han identificado restos de

Tt/' Pi ar bcr.¿ : -Rafae lv'lariirez .,-

silvestres, entre las que domina el grupo de los ungula-dos, siendo el ciervo y el rebeco las especies prioritarias.A ellas sigue el corzo y en igual importancia la cabramontés y el jabalí.

Abundan los restos de pequeños rumiantes, categoríaen la que agrupamos los fragmentos que no puedenatribuirse a nivel específico pero que por la talla per-tenecen a alguna de las especies identificadas: corzos,cabras y/o rebecos. Así, considerando este grupo, la im-portancia de los ungulados de talla media sería similara la de ciervo.

A los ungulados siguen los carnívoros, los lagomorfos yla ardilla. Esta última especie aunque aquí aparece conporcentajes bajos, queda mejor representada si incor-poramos los restos clasificados en el apartado de mi-cromamíferos, donde está presente junto al erizo, conporcentajes del8,7Yo y 8,3%o, respectivamente sobreun total de 23 restos. Es importante este comentarioporque en otros yacimientos como la Cova dels Blaus(Martínez Valle, 1995) hemos documentado la cazayconsumo de erizos.

II. LAS ESPECIES

1. LOS MAMíFEROS DOMÉSTICO5

Los mamíferos domésticos tan sólo están presentes enlos niveles más recientes de la secuencia: los Niveles l,ll y lll y hay dudas respecto a la atribución de un restodel NivelVl.

El bovino (Bos tauruslLos bovinos domésticos están presentes en los nivelesmás recientes, en el ll y en el lll. En el Nivel ll con un22,8104 y en el Nivel lll con un 14,29%. El premolar ter-cero identifiiado en el Nivel lllB, presenta unas dimen-siones (L: 19 x A: 20) que entran en las medidas de losdomésticos.

La tabla 6.4 presenta los elementos del esqueleto iden-tificados en el Nivel ll y en el Nivel lll.

En el Nivel ll los restos pertenecen a un número mínimode dos individuos adultos, uno más joven que el otro,edad deducida por el desgaste de los molares.

En el Nivel lll los restos pertenecen a un ejemplar adul-to-joven, ya que las diáfisis presentan el aspecto de unanimal inmaduro y en los dientes eldesgaste no es muyacusado.

¡,

rO;

Esludio dc. los restos óseos de nTacrornár!1ífer6§y de avzs del Cíngle del lVlas Crenrat

CráÉofrgt. I

udeua@. 46

l¡ladtr¡la + dientes

tli=nies r_rprriores 2

lIryrip-' i¡Íeriores 7 2

trillle-< irgt. 3

hl-imero diáfisis 2

Rdio P,l

Radio diáfisis 1

Radio D,]

Fémur P 1

Carpa les 1

Escafoi des 1

Metacarpo diáfisis 9

Calcáneo 1

lvletatarso P 1

Metatarso D 1

Falange I C 1

Falange 1 D 1

Falange 2 C 2

Tabla 6.4.- Relación de restos óseos pertenecientes a Bos taurus.

Sólo el Nivel ll permite un comentarlo acerca del apro-vechamiento de la especie ya que en el resto de lasunidades su presencia es testimonial. Aquí la frecuenciade las unidades anatómicas nos indica mayor presenciade restos de patas y craneales, mientras que los restosdel cuerpo y de los miembros anterior y posterior sonmuy escasos.

Algunos restos presentan marcas de carnicería que evi-dencian una manlpulación carnicera en el propio abrigo.Hemos identificado fracturas en la porción distal de ladiáfisis de un radio (fig. 6.1) y debajo de la epífisis proxi-mal de otro radio y en las diáfisis de los metapodlos. Aestas marcas de fracturación hay que añadir señales decortes en la superficie medial de una 2'falange, cortesen el ramusvertical de la mandíbula y dos cortes en lasuperficie lateral de un calcáneo.

También se han identificado marcas de carnívoros comomordeduras sobre una segunda falar¡ge, en la super-ficie articular de una mandíbula, y s&[9el extremoproximal de un calcáneo.

Figura 6.1 Fragmento distal de radio de Bos taurus.

Las medidas de los restos recuperados son las siguientes:

dr ,25 13t4 31

dr 75,5

dr 62

tz 81 46 24 13 26,5 | 13 )) E 13

dr 25 16 )4

dr 21 19 50

dr 34 14.6 54,5

tz 68

dr 24 A' E 21qf

lz 31

iz 28 22 22 35

dr 28 1l Z) 32

l

I

'l

dr 23

dr 22,6 12 19,5

Los ovicapr¡nos: La oveja (Ovis ariesl y la cabra(Capra hircusl

Este grupo de especies sólo está presente en los nivelesmás reciente de la secuencia.

Cuerna frgt.

Cráneo frgt.

Maxilar frgt.

Mandíbula frgt

Mandíbula + dientes

Dientes superiores

5

9

4

4

14

1

Dientes inferiores

Cervica les

Vértebras frgt. 7

'10Costillas frgt.

Escápula D

Húmero diáfisis

Radio diáfisis

Ulna diáfisis 4

4

6

5

Pelvis frgt.

Fémur diáfisis

Tibia diáfisis

Cap-trapezoide 1

1

6

1

Metacarpo P

Metacarpo diáfisis

Metacarpo D

Astrágalo

Ca lcáneo

Cuneiforme

l\,4etatarso P

Metatarso diáfisis

Falange I C

Falange 1 P

Falange 2 C

Ta bl a 6. 5.- Rep rese nta ci ó n esq u el éti ca ovi ca p ri nos

Los restos del Nivel I pertenecen a un ejemplar adulto.En el Nivel ll tenemos restos de un mínimo de 5 indivi-duos; 3 adultos, un juvenil y 1 infantil. De los animalesadultos del Nivel ll uno es una cab{1que tendría unaedad de 7-8 años, otro es una oveja de 4-5 años, y el

tercero un ov¡caprino de 6-8 años. El juvenil fue sasiFcado a una edad de 18 meses y el infantil con 6 meses.

Su importancia relativa en el Nivel ll es de un 30,50f-Debido a la fragmentación de los restos ha sido difkildistinguir entre oveja y cabra y son pocos los restos dbcrlminados para ambos taxones; 9 de cabra y '10 de ot eftL

La representación en conjunto de sus restos nos ¡ndicaun dominio de restos craneales, sobre todo mandíbulasy piezas dentarias sueltas. Seguidos por el mismo nGmero de elementos conservados de cuerpo y miembroanterior, luego sigue el miembro posterior, después lapata anterior, posterior y finalmente los dedos (las p+tas juntas quedarían por detrás del miembro anter¡(r,seguido por el posterior).

Figura 6.2 Fragmento de mandíbula de ovicaprino.

Al igual que en los bovinos hay marcas de carnicería ensus restos. En los húmeros y fémures predominan las frac-turas en la mitad de sus diáf isis. En las costillas y en un cal-cáneo también hay evidencias de estas marcas. Los cort6producidos durante la desarticulación de los miembrosson visibles en la superficie basal-lingual de dos mandibulas (fig. 6.2). También sobre el cuello de una escápuhse observan profundos cortes producidos al desarticularla escápula del húmero. Finalmente hay que señalar l¿presencia de tres huesos quemados, un húmero, un radióy un metacarpo, que presentan una coloración negra.

Algunos restos presentan marcas de carnívoros, cotrK)un astrágalo con mordeduras en la superficie distal y bdiáfisis de un metapodio.

Las medidas que hemos obtenido son las siguientes:

Estudio de los restos ésec¡s de nña€r{t r-a ' íferogy de aves del Cingle del §\llas Cre 'at

tl

tz

228 39

2124 19

dr 17 75 36,5

Oveja

dr IB 20

Cabra

dr I 10

dr 12

10

8,5

24

973Los suidos (Sus sp)

Los Niveles ll y lll han proporcionado un número nodesdeñable de restos de suidos. El Nivel ll ha propor-cionado 87 lo que supone un 23,08o/o y el lll 5, que re-presentan un 17,860/o.

Su clasificación espdcífica resulta muy problemática,dado el estado de fracturación del material, la falta derestos con caracteres diagnósticos (Helmer, 1987) y susdimensiones. No disponemos de restos postcranealesde individuos adultos mensurables por lo que hemostenido que basar las comparaciones en rFstos dentarios.Las medidas de los molares identificad{ so¡ similaresa las de jabalíes actuales de la coleccióniáreferencía,

pero también entran en los límites de animales domés-ticos de otros yacimientos. Como ejemplo mostramosvarios gráficos, que incluyen restos de cerdos (La Vital,Cingle ll, Cendres lA) y jabalíes (colección, Cingle ll Jab,Mendandia , Zatoya).

M1 INFERIOR2018't61412

. 10Ls6420

x

5

La VitalCingle ll

10 A '15

Cendres lACingle ll Jab

M2 INFERIOR

20

i- Colección

25

+ *A

18161412

11086420

+ La Vital o

0510152025A

+

Colección i: Cingle ll x Cingle llJab

M1 SUPERIOR

X't8161412

L 1086420 10 15

AMendandia

25

iz

10 1,4 8,5

12 1 215

l1

11.5 7

z 12.5 8 20

d, r ro to,s zj16 5 30

18

1 8.s

G9 9

246 13 B '1625,5 14z

+ Cendre lC I o A Cingle ll x La Vital

Los restos más abundantes en la muestra del Nivel Il sonlos de la cabeza con 42 restos (flg. 6.3). Los del miembroanterior y posterior son escasos, igual que los de cuerpoy patas.

Figura 6.3 Fragmento de hemimandíbula de Sus sp.

Respecto al número de individuos y sus edades de sa-crificio, en el Nivel ll disponemos de restos de cuatroindividuos: uno de 1'l meses, otro de 1l'a19 meses ydos adultos. El ejemplar de l1 meses ha sido identi-

ficado a partir de una mandíbula derecha con un d4gastado y un m1 y m2. El ejemplar de 'l'l-19 meses hasido identificado a partir de una mandíbula con p4, m'ly m2y m3 erupcionando. Ambos ejemplares presentandimensiones que podrían corresponderse con cerdosgrandes o jabalíes pequeños.

Algunos de estos restos presentan marcas de carniceríacomo las fracturas de despiece y los cortes de desarticu-lación. Hemos identificado una fractura en un centro-tarsal, cortes de descarnado sobre el cuerpo de una es-cápula y de desarticulación en el ramus ascendente deuna mandíbula. Hay que señalar, además, la presenciade huesos quemados que dejan una coloración marróny negra sobre los restos: 20 fragmentos de una escápulaquemados y una escápula distal quemada.

Cráneo frgt.

Maxilar + dientes

Maxilar frgt.

Mandíbula frgt.

MandÍbula + dientes

13

4

Diente fragmento

Dientes superiores

Dientes inferiores

Canino

Torácicas

2

12

4

1

Vértebras frgt,

Escápula D

J

2

20Escápula frgt

Pelvis frgt.

Fémur P

Fémur diáfisis

Fíbula diáfisis

3

2

I

1

Fíbula D

Carpal

Metacarpo D

Ca lcáneo

Centrotarsal

Metatarso diáfisis

2

1

1

1

Metatarso D

Falange 3 C

Tabla 6.6.- Representación esquelética cerdo

M2 SUPERIOR

{_)2018161412

L 10I6420

* Cendres lA i.

15

15

A

Mendandia A Cingle ll

M3 SUPERIOR

2520 30

La Vita I

,a

25

20

10

+ La Vita I

A

* Zaloya

40

Mendandia

5010

Esiudio de los rest s o* § cle m er mami cr s

y de aves del Cing§* del Mas Cnemat

Otras alteraciones son las mordeduras de carnívorosque afectan a las superficies más blandas como son laszonas art¡culares: mordeduras en un metapodio lateral,sobre la superficie distal de una escápula y en la super-ficie distal de un calcáneo.

El perro (Canrs familiaris)

En el Nivel ll se recuperaron tres restos de perro: unhumero distal, la raiz de un diente y un canino, que su-ponen un 0,80% de la muestra identificada específica-mente. Los tres restos pertenecen a un ejemplar adultosegún el desgaste que presenta el canino.

Sobre el húmero distal se observan unas marcas finasde carnicería que se producen durante el descarnadodel hueso (fig. 6.a).

Figura 6.4 Húmero distal de Canis familiaris'

2. LOS MAMíFEROS SILVESTRES

El uro (cf Bos primigeniuslLos restos de uro son escasos y de atribución dudosa. Losencontramos en los Niveles V y Vl en los que suponenun 2,44o/o y un 0,36%o. respectivamente. En el Nivel V losrestos son un incisivo dr (decidual), y una tercera falangecompleta y en el NiveiVl un sesamoideo, un fragmentodistal de falange 1 y un fragmento de maxilar.

Dado que los Niveles V y Vl parecen corresponder a unmismo momento, todos los restos pueden atribuirse ados individuos: un infantil (diente decidual) y un adulto,de pequeño tamaño. (

Dos de estos restos presentan modificaciones realizadasdurante el procesado carnicero. El fragmento de falan-ge primera presenta fracturas concoideas en su diáfisis,producidas por el impacto de la percusión. Esto pareceun ejemplo clásico de fracturación para extracción de lamédula, practica propia de grupos cazadores-recolecto-res. El fragmento de maxilar presenta señales de fuego.

La falange tercera se conserva entera (fig. 6.5). Por suestado de osificación parece corresponder a un ejem-plar adulto aunque no podemos afirmar esto de formataxativa. Sus dimensiones nos remiten a un animal depequeño tamaño, de hecho sus dimensiones coincidencon las de un ejemplar doméstico de la Cova de L'Or.

Figura 6.5 Falange tercera de Bos sP

dr 56 71

Tabla 6.7.- Medidas Uro.

El caballo (Equus caballusl

Tenemos un resto en el Nivel lllB con una ¡mportanciarelativa de un 3,57%, es un molar primero o segundoinferior que perteneció a un individuo de unos 6-8 años(fis. 6.6).

Figura 6.6 Mola inferior de Equus caballus.

La descripción del molar. Doble lazo en «u» aguda; ento-cónido circular;valle ext. Sobre istmo; pliegue pti. Doble;

-¿-

p rotocon ido convexo; h i pocó n ido convexo; m etacon i dooval con pedúnculo corto; y metastílido anguloso.

El ciervo (Cervus elaphus)

El ciervo es una especie presente. en todos los nivelesanalizados, con escasos restos en los Niveles lll y lV yuna presencia abundante en el Nivel V. Su importanciarelativa es de 12,20% en el Nivel ll, de 14,29Yo en elNivel lll, de 28,57o/o en elNivel lV de 36,30% en elVyde 40,65% en el Vl.

La representación esquelética por niveles es la que semuestra en la tabla 6.8.

Asta frgt.

Cráneo frgt

Mandíbula frgt.

Dientes frgto.

D¡entes superiores

Dientes inferiores

Cervica les

Torácicas

Lumbares

Vértebras frgt. 20

Costillas frgt 1E

Escápula frgt.

Húmero diáfisis

Húmero D

Radio diáfisis

t.Jlna P

Ulna diáfisis 1

5Fémur diáfisis

Fémur D

Tibia diáfisis

Rótul a

Carpa I

Metacarpo P

Metacarpo diáfisis

Metacarpo D

Maleolar

Ca lcá neo

Tabla 6.8.- Representac¡ón esquelética por niveles del ciervo.

Los Niveles ll, V y Vl son los de mayor contenido fósil.Si hacemos el aporte de elementos por unidades ana-tómicas, observamos que tanto en el Nivel ll como enel V y Vl, el aporte al Cingle del esqueleto animal es elmismo. Se caza y se transporta casi entero. (tablas 6.9y 5.10, y gráfico 6.4).

Cabeza 13 28,26 59 28,92 78 63,93 | 137 42,02

Cuerpo 7 15,22 328

MAnterior i 7 15,22 12 25 32

M Posterior 5 10,87 16

17

1311

13,93

45

11Patas 14 30,43 76,41

14 22

Tabla 6.9.- Partes anatómicas del ciervo.

Cabeza 28,26 42,02

Cuerpo

M. Anterior

M. Posterior

Patas

15,22 17,58

15,22

10,87

9,82

13,80

30,43 21,78

Tabla 6.10.- Partes anatómicas Niveles ll, V y Vl.

Las edades de abatimiento documentadas en el Ñivel lles de dos individuos, uno adulto y otro que no supera

21

'10

6

1

10

10

lvletatarso D

Falange 1 P

Falange 1 D

Falange 1 fg

Metatarso diáfisis

§tL, '

{r¡sr{:rits§y s avss del €§m le

§§ § a3 a(r& ae* &§ re a*

40

30

20

10

los dos años de edad. Para el Nivel V hay dos adultos,uno de los cuales es más joven que el otro (subadulto)y para el Nivel Vl los restos son de un individuo adulto.

Las modificaciones sobre huesos son las producidaspor los procesos carniceros, destacan las fracturas queparten los huesos en porciones menores, los cortes dedesarticulación y en menor medida las marcas de des-carnado. Otras modificae-iones son las alteraciones pro-ducidas por el fuego y finalmente las mordeduras decarnívoros sobre las zonas más blandas de los huesos.

50

Cabeza Cuerpo M. Anterior M. Posterior Patas

* N. ll * N.VyVl

Gráfico 6.4.- Representac¡ón anatómica del ciervo.

En el Nivel ll las fracturas se observan sobre las diáfi-sis, también hay cortes de desarticulación o de peladosobre una segunda falange. Los restos de esta especiequemados son escasos tan solo 4 y son escasos tambiénlos huesos que presentan mordeduras (2 ejemplares).

Los restos del Nivel lll, son en total 4. Uno de estosrestos presenta marcas de carnicería; se trata de unavértebra cervical en las que observamos cortes de des-articulación (fig. 6.7). Este mismo resto presenta marcasde mordeduras de carnívoro.

En los Niveles V y Vl las marcas de carnicería sobre loshuesos son más numerosas. Las fracturas son abundan-tes, no solo en las diáfisis de los huesos largos sino tam-bién sobre la superficie basal de las mandíbulas, sobrelas vértebras quedando procesos articulares de tamañomuy reducido y sobre las falanges (f ig. 5.8). Esto es con-secuencia de un aprovechamiento exhaustivo de todoslos restos y de la fracturación de los huesos para extrac-ción de la médula.

Figura 5.8 Fragmentos de falanges de Cervus elaphus.

También son patentes los cortes de desarticulación enalgunos huesos como en las mandíbulas, en los meta-podios (fig. 6.9), debajo de las epífisis, y sobre la zonaarticular de las ulnas.

Figura 6.9 Metapodio proximalde Cervus elaphus.

Las marcas de descarnado no son muy abundantespero se observan sobre todo en fragmentos de diáfisis.Finalmente hay 38 restos quemados con una coloraciónnegra, marrón y gris. Nos ha llamado la atención la ele-vada fracturación de los molares aislados y la abundan-cia de fragmentos de esmalte. Sin duda esta fragmenta-ción de los molares es consecuencia del aprovechamien-to de mandíbulas y maxilares y de la acción posterior delpisoteo sobre los dientes sueltos.

Los huesos quemados son 38 en el Nivel V y 6 en elNivel Vl. La coloración que presentan es negra y marrón,y negra y gris.Figura 6 7 Fragmentos de vértebra de Cervus elaphu{

Uno de los restos de esta especie presenta marcas decarnívoro (de perro o de carnívoro silvestre). Sorprendeque en un nivel de intensa ocupación humana apa-rezcan huesos marcados por carnívoros. Dado que enyacimientos mesolíticos franceses (Vigne, 2000) se hadocumentado la presencia de perros no podemos dejarde mencionar la posibilidad de que los cazadores delCingle tuvieran perros que mordieran los desperdiciosde comida acumulados en el asentamiento

EI corzo (Capreolui capreolus)

Este cérvido está presente en todos los niveles analiza-dos, destacando su importancia sobre todo en el NivelV. Su importancia relativa es de un 2,92o/o en el Nivel ll,de un 3,57o/o en el Nivel lll, de un 51,14yo en el Nivel lVde un 9,12% en el Nivel Vy de un 6,50% en el NivelVl.

En el Nivel lV aunque su importancia relativa es alta, enrealidad son pocos los restos identif icados tan solo 4 hue-sos, además en toda la muestra sólo hay 7 restos de tresespecies, por lo que no podemos considerar este valor.

La representación esquelética por niveles es la siguiente:

l'it¿r t¡c

Falange 2 C lFalange2P 1 1

Falange 2 D

Falanqe 2 fg

I 1

Falanoe 3 C 1

Tabla 6.11.- Representación esquelética por niveles del corzo.

Si agrupamos los datos del Nivel V y Vl y los trasladamosa un gráfico observamos que el miembro posterior y laspatas son las unidades mejor representadas. (gráfico 6.5).

Este gráfico presenta diferencias con lo observado enel ciervo, ya que los restos del miembro posterior sonmucho más abundantes.

Tabla 6 12 - Partes anatómtcas

50

40

30

Cabeza Cuerpo M. Posterior M. Anterior Patas

Gráfico 6.5.- Representación esquelética del corzo.

Respecto a las edades de abatimiento observamos queen el Nivel ll los restos pertenecen a un individuo adul-to. En el Nivel V hay dos adultos y un juvenil con lasepifisis distales de MC y MT no fusionadas y denticióncon d4. En el Vl hay restos de un adulto que podríancorresponder a uno de los adultos del Nivel V.

20

10

Cabeza

Cuerpo

M. Posterior

t3 21,61

3,3 32

2 3,33

26,67

45,00

M Anterior 16

Patas 21

Mandíbula + dientes

Dientes inferiores

Radio P

Tibia diáfisis

\\

También hay diáfisis quemadas de color gris y negro'Una ulna izquierda presenta una fractura para extrac-ción de médula y cortes de desarticulación sobre el pro-ceso articular (fig. 6.11).

En el Nivel Vl hay una primera falange con dos cortessobre articulación distal en la superficie caudal'

Figura 6.13 Mandíbula y serie molar de Capreolus capreolus'

La cabra montés (CaPra PYrenaica)

Esta especie es escasa y sólo está presente en los NivelesV y Vl con una importancia de un 3,02o/o y de un 3,25o/o

respectiva mente.

Figura 6.10 Fragmento de astade Capreolus caPreolus.

*Figura 6.1 1 Fragmento de ulna

de Capreolus caPreolus.

En el Nivel ll hay un asta unida a una porción de cráneopor lo que podemos deducir que el animal fue abati-do en verano-otoRo (fig' 6.10). Otros restos presentanmarcas de fracturación como metapodios y húmeros'Hay una tercera falange quemada de color gris y negro'

Un radio presenta mordeduras y arrastres producidaspor un carnívoro.

En el Nivel V abundan las marcas de carnicería' Hay ti-bias con cortes de descarnado sobre cresta tibial, diáfi-sis de tibias y metapodios fracturados (fig' 6'12)'

Figura 6.12 MetaPodio Proximalde Capreolus caPreolus.

ü

1I

.cI,'Ít''

Cuerna frqt.

Diente fragmento

1Dientes superiores

Húmero diáfisis

Radio diáfisis

I thra altaTtsts 1

Carpales

lvletatarso D 1

sesamoideos 2

2Falange'1 P

Falange 2 CI

1

1

Metatarso P

Tabla 6.13.- Representacló n esquelética cabra montés'

70

60

50

40

30

20

10

0

Si agrupamos los restos en sus correspondientes unida-des anatómicas, la representación gráfica es la siguiente:

Cabeza Cuerpo M. Anterior M. Posterior Patas

Gráfico 6.6.- Representación anatómica de la cabra montés.

En los Niveles V y Vl hay un adulto en cada uno y en elVl además hay un infantil neonato representado porambos metápodos separados.

Algunos restos de cabra montés presentan marcas decarnicería. En el Nivel V hay dos fragmentos proximalesde metatarsos fracturados en mitad de las diáfisis, unadiáfisis de tibia fracturada y un fragmento de radio.

Figura 6.14 Falanges de Capra pyrenaica.

Una tercera falange del Nivel V presenta marcascombustión (fig. 6.1a).

El rebeco (Rupicapra rupicapra)

Los restos de rebeco se identificaron en las muestras delos Niveles V y Vl. En el Nivel V con una importancia del15,12% y en el NivelVl con una importancia del 6,50%. La

distribución de los restos en estos niveles es la siguiente:

de

Maxilar + dientes

Mandíbula frgt.

Mandíbula + d¡entes

Diente fragmento

Dientes superiores

Dientes inferiores

Vértebras frgt

Escápula D

Húmero diáfisis

Húmero D

Radio P

Radio diáfisis

Ulna P

Fémur diáfisis

Tibia diáfisis

Carpal

Metacarpo P

Metacarpo diáfisis

Metacarpo D

Astrágalo

Centrotarsal

Metatarso diáfisis

Metatarso D

Sesa moideos

Falange 1 P

Falange 2 P

Falange 2 fg

Falange 1 D

Falange 1 fg

Tabla 6.1 4.- Representación esquelética rebeco

50

40

fn

20

10

Estttdi de los rcst¿:s ó§e§§ de macvarlramifer s

y rle aves del eingNe det Ma§ cremat

Si agrupamos los restos del V y Vl en unidades mayoresdel esqueleto, la representación gráfica es la siguiente.

60

Cabeza Cuerpo M. Anterior M. Posterior Patas

Gráfico 6.7.- Representación anatómica del rebeco.

El estudio de las denticiones y del estado de fusión delos huesos nos ha permitido identificar en el conjuntode los Niveles V y Vl un número mínimo de dos indivi-duos adultos y uno infantil-juvenil con dentición deci-dual y un metapodio no fusionado.

Al igual que en las otras especies cazadas, en el rebe-co también están presentes las marcas de carnicería.Hemos identificado fracturas para extracción de mé-dula en tres restos del Nivel V: un fragmento proximalde radio-ulna (fig. 6.15), una diáfisis de fémur y un frag-mento distal de primera falange.

Figura 6.15lJlna proximal de Rupicapra rupicapra.

Las marcas de cortes también están presentes en losrestos de este nivel: en un carpal, en un centrotarsalcon marcas de desarticulación y en una diáfisis de me-tatarso (fig. 6.16). Algunos restos como un fragmentodistal de escápula están quemados.

Figura 6.16 Carpal y centrotarsal de Rupicapra rupicapra.

Al igual que observamos en restos de otras especiestambién hay restos mordidos por carnívoros en estecaso una falange 2 con mordeduras.

Eljabalí (Sus scropha)

Los restos de jabalí se recuperaron en los Niveles ll, Vy Vl. En el Nivel ll hay 17 restos que suponen el4,51o/ode la muestra analizada, en el Nivel V, 13 restos quesuponen un2,31o/o de la muestra y en el Vl, 8 restos quesuponen un 21,14o/o del total identificado

Las unidades anatómicas que hemos identificado sonprincipalmente restos del cráneo y piezas dentarias delos maxilares y de las mandíbulas (fig. 6.17). En los NivelesV y Vl hay restos del miembro posterior y de las patas.

Tabla 6. 1 5.- Representación esquelética iabalí.

En el Nivel ll hay dos individuos uno de 14-20 mesesy otro adulto. En el Nivel V y Vl los restos son de dosindividuos viejos.

No son numerosas las marcas de carnicería, tan sólohemos identificado una fractura en la basal del cuerpo

Cráneo frgt. 2

Maxilar + dientes 1

Mandíbula + dientes 4 1

Dientes fragmentos a 3

Dientes inferiores 10 1 4

Tibia diáfisis )

Fíbula diáfisis 3

Fíbula D 1

Metatacarpo P

Falange 1 D

Falange 3 C

de una mandíbula en el Nivel lly cortes en un fragmen-to proximal de metacarpo que también está quemado.Otros restos con marcas de combustión son una primerafalange distal quemada color negro y marrón y un me-tacarpo proximal.

Figura 6.17 Molar tercero de Sus scropha.

2.1. LOS CARNíVOROS

Carnívoros indeterminados. En el Nivel V y en el Vlhemos identificado restos muy fragmentarios pertene-cientes a un carnívoro indeterminado. Hay 6 en el V y 3en el Vl. Por su morfología y tamaño parecen pertene-cer a un lobo, canrs /upus aunque dado su estado no seasignan a especie.

El lince (Lynx pardinal

El único resto de lince aparece en el Nivel V y es un mo-lariforme y su importancia relativa es del 0,18%.

El zorro (Vulpes vulpes)

De zorro tenemos un resto en el Nivel ll que supone un0,27o/o de la muestra. Se trata de una mandíbula izquier-da que esta quemada con una coloración gris/blanca.

2.2. LOS LAGOMORFOS

Conejo (Oryctolagus cuniculus) y liebre (Lepus grana-tensrs)

Este grupo de especies está presente con escasos rgslgsen lqs Niveles ll, lll, V y Vl. Su importancia relativa es dbun 0,53% en el Nivel ll, de un 7,"14o/o en el Nivel lll,-deun 0,89o/o en el Nivel V.y de un 8,13% en el Vl. Se tratade animales adultos, a excepción del Nivel Il donde hayun infaniil.

En el Nivel ll los restos son de conejo. En el lll hay unadiáfisis de fémur con mordeduras y una mandíbula deliebre (fig. 6.18). Y un húmero no fusionado de conejo.En el V hay una mandíbula de liebre.

o';*d{$-ra

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Figura 6.18 Mandíbula de Lepus granatensis.

Cráneo frgt

Maxilar frgt.

3

Mandíbula + dientes

Dientes inferiores

Húmero P

Húmero diáfisis

Radio diáfisis

Fémur diáfisis

Tibia diáfisis

Tabla 6.1 6.- Representación esquelética conejo.

En el V hay una diáfisis quemada y en Vl también hayde lagomorfos quemados de color negro y un radio conmordeduras.

2.3. LOS ROEDORES

La ardilla (Sciurus vulgaris)

Sus restos se recuperaron en los Niveles V y Vl, se trataprincipalmente de incisivos y de algunos fragmentosde diáfisis de húmeros y de tibia. En el Nivel V hay 10restos que suponen un 1,78o/o y en el Vl, 3 que suponenun 2,44o/o.

La primera cuestión que cabe plantearse es el origendel aporte. El estudio de las marcas desarrollado porP. Guillem no ha aportado datos concluyentes sobre elagente de aporte. En cualquier caso que aparezcan estosrestos en los de máxima ocupación del abrigo nos lleva aplantear la posibilidad de que las ardillas fueran cazadaspor el hombre con fines culinarios o con otra finalidad(aprovechamiento de la piel). Ya hemos mencionadocomo en otro yacimiento de cronología anterior, en losniveles epipaleolíticos de la Cova dels Blaus se documen-ta la caza y consumo de erizos (Erinaceus europaeus)-

3§ §f !'§r ¡.

2.4. LAS AVES

Las aves están presentes en el Nivel ll con 7 restos quesupone un 1,86% de la muestra, en el lll con 2 que su-pone un 7,14% y en el V con 2 con un 0,36%. Se tratade restos pertenecientes a grajillas (Corvus monedula),palomas (Columba bravia), perdices (Alectoris rufa) ytu rdid ae indeterminados.

III.VALORACIÓN DE LA FAUNA DE LOS NIVELES

Los contextos estratigráficos con un mayor contenido fó-sil, son los Niveles Vl, V y ll. Es por ello que nos extende-remos en el comentario de estos momentos correspon-dientes al Mesolítico reciente y al Neolítico medio/f inal.

1. LA FAUNA DE LOS NIVELES VI Y V

Tal y como ya se ha expuesto en anteriores apartados, losNiveles V y Vl corresponden a un mismo contexto cultu-ral y probablemente a un mismo momento cronológico

La fauna de ambos niveles es muy similar en cuanto afragmentación y también en cuanto a la presencia deespecies. Por estos hechos valoraremos en conjunto losdos niveles.

AvesConejoi liebre

ArdillaLlnce

CarnívoroJabalÍ

P. RumianteRebeco

Cabra MontésCorzoCiervo

Uro

¡ 0,29¡ 2,19E 1,90I 0,15¡ 1,31ri 3,07

1 3,58n 3,07

8,76

27,88

37,08

§r 0,73

0102030

Gráfico 6.8.- lmportancia relativa de /as especies N. V y Vl' - '\.

Los restos óseos se encuentran en un aceptable estadóde conservación, con las corticales poco alteradas pordisolución, a pesar dé que muchos huesos presentanun redondeamiento de sus aristas producto de haberestado en contacto con el agua.

Estos niveles estratigráf icos corresponden a una faseavanzada del Mesolítico reciente. En el gráfico 6.8 que-da reflejada la importancia relativa de las especies. El

espectro faunístico que encontramos es amplio y está

formado por especies silvestres, con abundancia decérvidos y suidos todas ellas indicativas de un biotopoforestal muy bien conservado.

Una especie presente en la muestra analizada y quenos remite a condiciones climáticas húmedas, con eco-sistemas de bosque y praderas, es el rebeco (Rupicaprarupicapra). En este mismo tipo de paisaje hay que situarel uro (Bos primigenius) presente por un reducido nú-mero de restos.

La presencia de cabra montés, que constituye juntocon el jabalí la cuarta especie en importancia, no per-mite extraer conclusiones paleoambientales, más alláde señalar que en el radio de explotación de recursosdel yacimiento se incluían cresterías rocosas y terrenosquebrados.

Tal y como se observa en el gráfico 6.8 el ciervo, elrebeco y el corzo, son las especies que cuentan conun mayor número de restos, es decir que fueron lostaxones que proporcionaron un mayor volumen derecursos alimenticios a los cazadores del Cingle. Laabundancia de restos clasificados como pequeños ru-miantes, categoría en la que incluimos astillas de diá-fisis que pudieron pertenecer a corzos y/o rebecos, noscorrobora esta importancia que tienen el rebeco y elcorzo por detrás del ciervo en importancia económicaen el yacimiento.

Tras estas especies se situarían los jabalíes y la cabramontés con valor idéntico y por detrás de ellas las pe-queñas presas (linces, lagomorfos, ardillas y aves).

En lo referente a criterios de selección de presas, engeneral predomina la captura de adultos. En cuanto alciervo, los animales abatidos son dos (machos) adultos,en algunos casos de tallas muy elevadas, también hayun subadulto. Y lo mismo se puede plantear para losrestos de corzo, también dos adultos de buena talla y

. también hay un infantil. De rebeco hay dos adultos yun infantil. Para la cabra montés hay un adultoy un in-fantil. La misma tónica se observa entre los jabalíes, talcomo se desprende del estudio de los desgastes mola-res; se prima la captura de animales adultos, individuosgrandes (machos) y de peso elevado.

Esta evidencia, es decir la captura de adultos, en uncontexto de cazadores con arco, implica que la selec-ción está primando la cantidad, es decir conseguir elmayor volumen de carne, tal vez no para un consumoinmediato sino para su almacenamiento, mediante el

120

I

secado o el ahumado. Para contrastar esta hipótesis esimportante valorar las frecuencias de las unidades ana-tómicas y las marcas de descarnado.

Las unidades anatómicas representadas en estos niveles,corresponden en su mayor parte a elementos de laspatas (falanges y metápodos) y del cráneo, y en menormedida del resto de las extremidades y una muy bajafrecuencia del esqueleto axial, lo que estaría indican-do una selección en el consumo in situ de las unidadesde menor contenido cárnico y menores posibilidadesde ser procesadas para su conservación. La escasez derestos axiales sugiere un transporte de los «lomos>r delas presas a otro lugar, más patente en los pequeñosrumiantes que en el ciervo.

Cabeza Cuerpo M. Anterior M. Posterior Patas

-* Ciervo *- Corzo * Cabra Montés -: Rebeco

Gráfico 6.9.- Representación esquelética de las especies silvestres,Nivel V y Vl.

Las marcas antrópicas que hemos identificado son muyabundantes, principalmente se trata de pequeños cor-tes e incisiones localizados en las zonas de inserción delhueso con el músculo, por lo que se trata de marcas dedesarticulación, y por otra parte incisiones y cortes detrayectoria más fina y más desarrollada que afq.ctqn ala diáfisis de los huesos y por tanto estaríamos antemarcas de descarnado.

Las fracturas son muy evidentes, especialmente en lasfalanges y los metápodos, lo que nos indica un proce-sado exhaustivo de las piezas abatidas.

Otro tipo de alteración sobre el hueso es la acción delfuego, hay un número elevado de huesos quemados,un 11,25%:o del total de muestra analizada. En su mayo-ría se trata de astillas indeterminadas con una colora-ción negruzca y en pocos casos blanquecina, lo que in-

dica combustiones (de baja intensidad, es decir fuegospequeños y/o de baja duración)

Entre los materiales identificados se constata la presen'cia de un resto óseo trabajado procedente del Nivel Vcp 3. Se trata de una astilla de canino de jabalícon lasuperficie interior de la dentina pulida. Hay cuatro res-tos o fragmentos de punzones en la capa 2 y uno en lacapa 3 del Nivel V.

La característica más destacada de la fauna de los ni-veles mesolíticos es la baja especialización, es decir quenos encontramos ante un conjunto exponente de unalto grado de diversificación en la caza, que contrastacon lo conocido de otros conjuntos contemporáneoscomo Cocina (Dos Aguas) o el Tossal de la Roca (Vall d'Alcalá), donde se observa una orientación preferente ala caza de una especie como es la cabra montés. En elCingle del Mas Cremat se está explotando un paisaje fo-restal en el que no es posible acceder a grandes agrupa-ciones de animales. Las condiciones ambientales favo-recen otro tipo de actividad cinegética como es la cazaselectiva de animales de talla elevada pertenecientes auna amplia gama de especies. Este grado de seleccióny el estudio de las unidades anatómicas seleccionadassugiere un transporte selectivo de los recursos cárnicosa otro asentamiento. Desde esta perspectiva el yaci-miento tendría la finalidad de cazadero estacional, talvez de carácter estival, dada la edad de algunas presas.

Un comentario aparte merece la falange 3 de un bovinoidentificada en la capa 2 del Nivel V (C4 57 CU l-ll N VCP2). Ya nos hemos referido a ella en el apartado dedi-cado al uro a propósito de sus dimensiones, muy peque-ñas, más propias de un animal doméstico que de un uro.Para explicar su presencia en este nivel cabe plantearque provenga de los niveles superiores, el Nivel lll don-de Bos taurus está presente, pero el hecho de que elNivel lV recordamos, un nivel de caída de visera, sellaralos niveles mesolíticos hace improbable esta posibilidad.

A pesar de que seamos conscientes de que los datostodavía son muy parciales y que provienen de un son-deo podemos plantear otra posibilidad para explicar lapresencia de este resto en el Nivel V. Las fechas abso-lutas obtenidas en los niveles del Cingle nos remitena un momento reciente de la secuencia mesolítica, unmomento contemporáneo de las primeras ocupacio-nes neolíticas en las tierras valencianas (5.600 Cal BC).Retomando el modelo dual para explicar este momen-to nos encontraríamos en la denominada Fase O ó de

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interacción entre los colonos neolíticos y las poblacio-nes mesolíticas locales (Bernabeu et a/', 1993). En estecontexto de interacción este autor plantea el intercam-bio de productos entre ambos grupos, intercambio enel que no debemos excluir determinadas especies ani-males. No sabemos en qué medida estos intercambiospueden hacerse extensivos a animales domésticos, encaso de aceptar esta hipótesis encontraríamos un marcoexplicativo para justificar la presencia de un resto do-méstico en un contexto de cazadores mesolíticos. Untema del máximo interés que merece ser tratado conmayor profundidad cuando las nuevas excavaciones enel yacimiento proporcionen un mayor volumen de res-tos óseos.

2. LA FAUNA DE LOS NIVELES IV Y III

En el Nivel lV los restos faunísticos son muy escasos: tansólo 17 huesos y fragmentos óseos, de los que 7 perte-necen a herbívoros silvestres como la cabra montés, elciervo y el corzo, especie mayoritaria.

Esta escasez de restos de macromamíferos del Nivel lVcoincide con una abundancia de restos de micromamí-feros, lo que estaría indicando una baja frecuentaciónhumana en estos momentos.

Del mismo modo el Nivel lll que culturalmente pertene-ce a una fase avanzada del neolítico antiguo, presentaun porcentaje elevado de restos de micromamíferosy tan sólo ha proporcionado 65 huesos y fragmentosóseos, de los que hemos identif icado anatómica y taxo-nómicamente 28. Los restos pertenecen a caballo, bovi-no, ciervo, corzo, suido, conejo Y ave.

La especie con más restos es el suido; se trata de restosfracturados de buen tamaño cuyas dimensiones entranen los rangos de variabilidad de los jabalíes y de loscerdos domésticos del neolítico antiguo, por lo que a

falta de restos en mejor estado o de una muestra más'abundante, no podemos concretar más. Una'pr'qblemá-tica similar presenta el resto de caballo, aunque én estaocasión nos inclinamos a favor de su perteneñcia a unanimal silvestre. La présencia del caballo (Equus caba-llus) nos indica un ambiente húmedo, con praderas degramíneas. Esta especie es muy frecuente en los regis-tros holocenos con cronologías más recientes del neolí-tico final como en el del yacimiento de Fuente Flores, yen otros yacimientos como en el yacimiento Eneolíticode la Ereta del Pedregal (Navarrés), donde también seha identificado el asno silvestre (Equus hydruntinus).

Así pues los únicos restos pertenecientes con seguridada una especie doméstica corresponden al bovino (Bostaurus), que aparece tímidamente representado en lamuestra. En cualquier caso cabe destacar la ausencia deovicaprinos siempre presentes en los yacimientos neolí-ticos del mediterráneo peninsular.

Ahora los restos de cérvidos, entre los que el corzo es es-pecialmente abundante, son más numerosos que los decabra montés. Este predominio de restos de corzo no se

ha documentado en otros yacimientos de la ComunidadValenciana, ya que aunque la especie está presente enCova de L'Or (Beniarrés), Cendres (Teulada) o Cova Fosca(Ares) nunca es mayoritaria, tal y como se observa en elMas Cremat. ¿A qué obedece ésta marcada preferencia?.A falta de cotejar esta información con otros datos delregistro, todo parece indicar que el paisaje del entornodel yacimiento ha cambiado y que en esta transforma-ción la presencia de bovinos domésticos puede ser unfactor determinante. La apertura de claros en el bos-que para el establecimiento del ganado bovino pudosuponer un factor limitador a la presencia de ciervos yno tanto para el corzo mejor adaptado a los matorralesespesos y a los pastizales generados para el pastoreo.

Desde esta perspectiva el cuadro general que parecetraducir la fauna de estos niveles es el de una implan-tación pionera de bovinos domésticos en un territoriode altura por parte de unos grupos que practican lacaza como una actividad fundamental. En esta valora-ción será determinante poder concretar si los restos desuidos corresponden a formas domésticas o silvestres.

3. LA FAUNA DEL NIVEL II

La fauna del Nivel ll pertenece a los momentos finalesdel Neolítico. En general el estado de conservación es

aceptable si bien los huesos presentan un mayor nivelde alteración de la cortical que en niveles inferiores, loque interpretamos como consecuencia de la coloniza-ción del depósito del abrigo por plantas vasculares, enun ambiente bien iluminado.

Ahora y por primeravez en la secuencia arqueozooló-gica del yacimiento las especies domésticas son predo-minantes con un porcentaje global que supera el70%.Entre ellas predominan el bovino, los ovicaprinos y loscerdos con valores superiores al 20o/o-

Las especies silvestres son las propias de momentos an-teriores, aunque ahora corresponda el predo'minio alciervo. Hay también algunos restos de ave, entre los

122

II

que hemos identificado restos de paloma, de perdiz yde un túrdido, que parecen corresponder a un aportehumano. El estudio de las edades de sacrifico de losanimales domésticos apunta una búsqueda preferentede carne, antes que de productos secundarios. Entrelos bovinos se observa un sacrificio de adultos y a pesarde que se mantengan hasta edad avanzada, no hemosidentificado en estos restos ninguna patología ósea queindique su uso como animales de tracción, tal y comosi hemos documentado en los yacimientos del tercermilenio de Jovades (Cocentaina), Arenal de la Costa(Ontinyent) o La Vital (Gandía).

En los ovicaprinos el panorama es de una escasa diversi-ficación con la muerte preferente de individuos adultos:una oveja de 4-5 años, un ovicaprino de 6-8 años y unacabra que tendría una edad de 7-8 años y en menormedida subadultos.

Entre los restos de suidos, que por sus dimensiones po-demos clasificar como cerdos, se constata el sacrificiopreferente de adultos y en menor medida de entre 1

y dos años.

Las frecuencias de las unidades identificadas permitenobservar como en el abrigo están mejor representadastodas las partes del esquele!o. Hay muchos restos cra-neales, astas, maxilaies y mandíbulas, pero igualmenteestán presentes los elementos del miembro anterior, losdel posterior, las patas y los huesos del esqueleto axial(costillas y vértebras). Esta circunstancia parece cumplir-se para todas las especies con la excepción del bovino.

A diferencia de lo que observábamos en los niveles me-solíticos ahora el abrigo parece que puede considerarsecomo una unidad de producción y al mismo tiempo deconsumo y desde esa perspectiva podemos definirlocomo un hábitat más estable y polifuncional.

En estos momentos hay una fragmentación menos in-tensi¡a {e los restos óseos, es decir no se trocea hastael mtrqdo el esqueleto como ocurría en la fauna de losNiveles Vl y V. En este Nivel ll encontramos mandíbu-las y maxilares entéros, trozos de asta bien conserva-dos, articulaciones distales y proximales de los huesoscompletas. Ahora el troceado no tiene por finalidadla extracción de la médula sino generar unidades deconsumo para ser cocinadas. Las marcas de carniceríason menos frecuentes, es decir ha¡¡ un porcentaje bajode incisiones de desarticulación y de descarnado, lo queincide en la misma lectura de consumo de carne cocida.

Abundando en esta lectura de los cambios en el prrcsado de la carne, ahora los huesos quemados tan sóloalcanzan un porcenta je del8,12o/o del total de la mues-tra analizada, es decir la mitad de los que observába-mos en los niveles mesolíticos.

Entre estas especies domésticas debemos mencionartambién el perro del que hemos identificado algunosrestos correspondientes a un animal de talla media, ma-yor que los ejemplares del Neolítico final identificadosen Jovades, Niuet, Ereta del Pedregal o Arenal de laCosta.

Entre los restos de fauna se ha identificado un frag-mento de punzón en el Nivel ll (Generales) realizadocon diáfisis de tibia de ovicaprino, de una tipología ca-racterística del Neolítico f inal.

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Pere M. Guillem Calatayud

Los micromamíferos (rodentia, insectivora ¡l chiroptera)del Cingle del,'Mas Cremat

lntroducción

Metodología

Discusión tafonómica

Secuencia climática del Cingle del Mas Cremat a partirde los micromamíferos (rodentia e insectivora)

Conclusiones

Bibliografía

I. INTRODUCCIÓN

El estudio de los micromamíferos (Rodentia, lnsectivoray Chiroptera) del Cingle del Mas Cremat nos permiteasomarnos al pasado desde distintas perspectivas. Lasensibilidad que manifiestan estos pequeños seres vivosante cualquier alteración del paisaje, ya sea por motivosnaturales (oscilaciones climáticas) o antrópicas (defores-ta ci ó n, pa sto reo;'-a ciiv-¡ da d es a g ríco I a s, i n ce n d i os, etc.),nos permite establecer las condiciones ambientales detiempos pasados. Al mismo tiempo, podemos interpretarpautas económicas, culturales, etc. de Homo Sapiens.

Los micromamíferos son sensibles a las oscilaciones cli-máticas. Las asociaciones faunísticas y los porcentajesde las especies representadas en los distintos niveles se-dimentológicos del Cingle del Mas Cremat son el reflejode estos cambios climáticos y, por lo tanto, nos permi-ten realizar reconstrucciones paleoambientales de lazona. Los cambios climáticos suelen estar acompañadosde cambios faunísticos. Las especies que necesitan derequerimientos ecológicos estrictos para desarrollar suciclo vital, si se alteran estas condiciones ambientales,tienen escasas alternativas: emigran, se extinguen oevolucionan. Este mecanismo unido'a otros aspectosde la evolución ha conseguido sembrar nuestro planetade una enorme diversidad de formas de vida.

Además, nuestro eStudio está reforzado con aportacio-nes tafonómicas a partir de las cuales vamos a poderaveriguar quien o quienes son los principales responsa-bles de la formación del agregado osífero y si éste estásesgado por procesos postdeposicionales (arroyadas,fuego, agentes meteorológicos, etc.). Una vez aislado elpredador podremos establecer los ritmos de ocupaciónantrópica del Cingle del Mas Cremat.

La observación detallada del documento (Aguirre,1992), que en nuestro caso son los huesos de los micro-mamíferos que han sobrevivido a la fosilización, per-mitirá descifrar las alteraciones que éste ha sufrido, ono, antes, durante y después de la muerte, y con suerteseremos capaces de interpretar la historia implícita queguardan estos huesos. Aspecto que no siernpre resultafácil, pues los yacimientos arqueológicos, tanto al airelibre como en cavidad, están «vivos>r. Los cambios queregistran los huesos una vez depositados en el interio'del sedimento, suelen suprimir unas pistas o añadirotras, enmarañando más si cabe la interpretación deiregistro fósil.

II. METODOLOGíA

En la obtención de los micromamíferos del Cingle detMas Cremat hemos seguido los siguientes pasos.

Primero se obtuvo el sedimento durante el mismo pro*ceso de excavación arqueológico, se respetó la entidasdel estrato y se excavó en capas artificiales cuando lapotencia del estrato sedimentológico así lo requiricPosteriormente el sedimento fue lavado, tamizado co-cedazos de 1 cm, 0,5 cm y 0,5 mm de luz. Finalmente lcsrestos óseos se separaron del sedimento con la ayudade una lupa binocular. Con el fin de cotejar el aumen:oo el descenso por estrato y capa de los restos óseossiempre hemos estudiado la misma cantidad de seo -mentos 30 Kg. De este modo las oscilaciones de las ca.-tidades de micromamíferos en el Cingle del Mas Crem,tno están relacionadas con la mayor o menor cantidacde sedimento lavado tamizado, si no que obedece a r=riables tafonómicas, como después podremos obsena-en la discusión de los resultados.

Los micromamíferos (rodentia, inseeti ';ra y chir ptera)del Cingle del Mas Cremat

Una vez recuperados los restos óseos su observación seconvierte en el paso previo a la obtención de informa-ción. Para examinar detenidamente los huesos hemosrecurrido a la lupa binocular marca Nikon 5MZ-U y he-mos trabajado a 20 ó 40 aumentos.

Se han clasificado los huesos por especie, por unidadanatómica (vértebras, costillas, fémures, húmeros, etc.)y por su lateralidad (izquierdo, derecho). También in-cluimos todos los procesos que han conseguido modifi-car la morfología del hueso ya sean antrópicos (pisadas,fuego, marcas de descarnado...) o no (tipo de fracturas,la erosión que provocan los jugos 9ástricos de los pre-dadores sobre la cortical de los huesos, mordeduras decarnívoros, etc.).

La distinción de las especies la hemos realizado princi-palmente a partir de la morfología, si bien en Sorex sp.a pesar de los datos biométricos no hemos podido aislarla especie, ya que nos encontramos ante un grupo detaxones muy próximos morfológicamente (Sorex minu-tus, Sorex araneus, Sorex coronatus y Sorex agrarius).Las medidas han sido tomadas mediante un micrómetroacoplado a la lupa binóeu,lar, pero ante la escasez delmaterial recuperado no sé entra en la discusión espe-cíf ica.

1. PARÁM ETROS TAFONÓU ICOS

Una vez recuperado el materialfósil del Cingle del MasCremat, hemos intentado distinguir, si los hay, los dis-tintos procesos de alteración que rapaces o carnívorosdejaron plasmados después de haber cazado, comidoy digerido una presa. A partir de este momento se po-drá identificar la especie o especies responsables de lasconcentraciones de micromamíferos (roedores e insec-tívoros) del yacimiento arqueológico en estudio, a noser que en la formación del agregado osífero haya in-tervenido la muerte natural.

Los distintos motivos de alteración, registrados en loshuesos del Cingle del Mas Cremat quedan englobadosen tres capítulos: representatividad, fractura y erosión'En el enfoque tafonómico utilizamos principalmente lametodología desarrollada en los trabajos de Andrews(1990). No obstante, hemos introducido algunas va-riaciones porque como ya demostramos en su día, delmismo modo que se han descrito distintos patronesde alteración de micromamíferos relacionados con elpredador que los come (Andrews, /bidem), cada pre-dador altera de forma diferente las distintas especiesconsumidas (Guillem, 1996). Por eso en este estudio los

índices utilizados salvo excepciones son los empleadospor Andrews, pero sólo harán referencia a la represen-tatividad, fractura y erosión de Apodemus sp'

Métodos para calcular la representatividad de loshuesos

Para calcular con criterios objetivos la representativi-dad de una unidad anatómica en el conjunto total dehuesos utilizamos la fórmula Dodson y Wexlar (1979):

R-FOXlOO/FTXNMI

Donde F0 se corresponde con la frecuencia observadao al número de cada elemento esquelético encontradoen el conjunto fósil. FT con la frecuencia teórica de re-presentación de cada elemento esquelético estimadopara un individuo (1 cráneo, 2 mandíbulas, 2 fémures,2 húmeros, 56 falanges, 20 metapodios, 54 vértebras.'.).NMI con el número mínimo de individuos calculado apartir del hueso más abundante por capa y estrato.

La relación entre el esqueleto postcraneal y el craneallo estableceremos dividiendo los húmeros, radios, ulnas,fémures y tibias, por maníbulas y maxilares y dientes. El

resultado final se multiplica por '100. PC/C X 5/8. DondePC equivale a la suma de húmeros, radios, ulnas, fé-mures y tibias. Y C a la suma de mandíbulas, maxilares,incisivos y molares.

Compararemos húmeros y fémures con mandíbulas ymaxilares. Húmeros + Fémures/ Mandíbulas y Maxilares'

La pérdida de elementos distales de las extremidadeslas calcularemos al dividir el número de tibias y radiospor el de fémures y húmeros.

La proporción relativa de molares e incisivos aislados se

calculará a partir de los alvéolos vacíos en mandíbulasy maxilares. Molares aislados/ Molares desaparecidosen mandíbulas y maxilares e lncisivos aislados/ lncisivosdesaparecidos en mandíbulas y maxilares.

Métodos para calcular la fractura de Ios huesos

En los huesos postcraneales (húmeros, cúbitos, fémuresy tibias) distinguiremos 6 morfotipos: entero, epífisisproximal, epífisis distal, diáfisis, epífisis distal diáfisis yepífisis proximal diáfisis. Los índices de'fractura se ob-tendrán a partir del recuento de elementos completosy las partes fracturadas, después calcularemos las pro-porciones de los fragmentos en relación al total de cadahueso (húmeros, cúbitos, fémures y tibias).

130

I

En el maxilar distinguiremos 6 morfotipos: entero conarco cigomático, entero sin arco cigomático, M1 y arcocigomático, M'y M', alvéolos y M1 ó M2.

En las mandíbulas consideraremos 7 morfotipos: ente-ras, con ramas ascendentes rotas, diastema y mandibu-lares, diastemas con mandibulares rotos por la parteinterior, mandibulares, alvéolos y sin diastema.

Las roturas de molares e incisivos también serán tipifi-cadas (rotas o enteras) y los porcentajes se elaborarándistinguiendo entre los molares ubicados en el interiorde los alvéolos y los aislados de sus alvéolos.

En este capítulo quedan englobados aquellos huesosque no han sido fracturados durante el proceso de mas-ticación, pero que han perdido alguna de sus partes(epífisis, proximal, diastema, etc.) durante el procesode digestión (c. p. de M. Pérez Ripoll).

Métodos para calcular erosión de los huesos

Para observar la acción que ejercen los jugos gástricosde los predadores sobre los molares e incisivos de laspresas, hemos mirado todos los huesos con una lupabinocular a 20 ó 40 aLlmeltos. Nos limitaremos a mirarla corona de los dientes y.la parte distal de los incisivosy calcularemos los porcentajes de molares e incisivoserosionados por los jugos gástricos.

En el resto de los huesos analizados nuestro interés haquedado centrado en las epífisis proximales de fémures,cúbitos y radios, y en las epífisis distales de húmeros,tibias, calcáneos, astrágalos, falanges y metapodios deindividuos adultos. Los resultados se expresarán en por-centajes.

Métodos para calcular las marcas de los huesos

Se observará la cortical y el reticulado de los huesospostcraneales (huesos, cúbitos, fémures y tibias) con elfin de detectar las posibles marcas que los predadoreshan realizado sobre los huesos de las presas.durante elproceso de la masticación o el despiece.

2. FOTOGRAFíA

Los procesos de f racturación, erosión, marcas y altera-ción postdeposicionales, erosión de los molares por ju-gos gástricos, alteración de los huesos por hongos, etc.,han sido documentados a partir de fotografías toma-das con un Microscopio Electrónico de Barrido HITACHI4100 y en un Microscopio Philips XL 30 en Modo de AltoVacio (HIVAC). Durante la realización de este trabajo

r¡r¡ ir (irrilem f ¿

siempre hemos contado con la ayuda inestimable delDr. Julio Company, a quien estamos muy agradecidos.

il1. DtscusrÓru rnroruÓMtcA

Los predadores (accipitriformes, fa lconiformes, estrig i-formes y carnívoros) alteran el esqueleto de las presasdurante el momento de la captura, cuando las comen ya lo largo de la digestión. Las mandíbulas con sus dien-tes, picos y garras, f racturarán los huesos de la presaantes de ser engullida. Éstas sufren nuevas agresionesa su paso por el tubo digestivo e incluso las partes másduras de la mismas (mandíbulas, maxilares, dÍentes,incisivos, fémures, ulnas...), serán erosionadas por laacción de los jugos gástricos y muchas partes del es-queleto desaparecerán en su totalidad. Los restos nodisueltos (huesos, pelos, dentina de los insectos...) vanformando, a causa de movimientos en el estómago dela rapaz, una masa ovoide que acaba regurgitando yse conoce como egagrópila (Gosálvez, 1987) (fig.7.1).Los carnívoros expulsan estas partes mediante heceso en algunas ocasiones por vómitos. Los cánidos sonproclives a tales comportamientos, gracias a una buenaproporción de fibra muscular estriada de contracciónvoluntaria en el esófago (MacDonald, 1991).

Figura7.1 A y B: egagrópilas de Strix aluco (cárabo) y C, D y Eegagrópilas de Tyto alba (lechuza común).

Tanto egagrópilas como excrementos pueden acabardepositados en nidos, posaderos o letrinas en el interiorde una cueva. Cuando se deshacen, los huesos quedanesparcidos sobre la superficie y pueden sufrir nuevasalteraciones antes de quedar englobados dentro delsedimento. Este periodo debe ser breve, de lo contrarioel documento desaparece. Mientras tanto, quedan amerced de las pisadas de los mismos predadores quelos han depositado (Andrews, 1990), de la acción delos insectos (Dodson, 1973), del transporte del agua(Dodson, 1973) y, cómo no, de la acción destructora

1l:

¡

Los ¡rricromalníferos (rodentia, insectivora y ehiroptera)del Cingle del Mas Cremat

que puede provocar cualquier agente meteorológico(Behrensmeyer, 1978). La alteración química puede lle-gar a mod¡ficar la cortical de los huesos mediante eldesarrollo de bacterias (Nabaglo, 1973; Korth, 1979) ya part¡r de las mismas reacc¡ones que provocan los ex-crementos depositados por los predadores (Andrews,1990). No debemos olvidar las distintas modificacionestafonómicas que los mismos huesos pueden registrardespués de formar parte del sedimento del yacimiento(recristalización y oxidación entre otros).

El Cingle del Mas Cremat presenta una peculiaridad. Losanálisis geomorfológicos indican la existencia de una pe-queña cavidad durante la formación del NivelV. Despuésse registró una caída de visera y el yacimiento arqueoló-gico quedó ubicado al abrigo de un cinto que protegíaa sus ocupantes de los vientos del norte. Al lado mismodel yacimiento se abren otras pequeñas cavidades.

Figura 7.2

En la foto de la izquierda lasraíces han alterado este fémurizquierdo de Apodemus sp. de/Nivel lll del Cingle del Mas Cre-maL lJna vez alterada la corticallos huesos empiezan a agrietar-se (sup.derecha). En la foto de-recha se observa como la corticaldel'hueso ha sido alterada porlas mordeduras de un roedor.

En este contexto varios son los predadores que hanpermitido la apdrición de los micromamíferos en lossedimentos del yacimiento arqueológico. En la forma-ción del agregado osífero, y en su conservación, ha in-fluido el mismo ritmo de sedimentación del abrigo. Enlos Niveles lV lll y ll, ante la inexistencia de la cavidad,la acumulación del depósito sedimentario tuvo que serlo suficientemente rápida como para que el documen-to no quedara destruido por la acción de los agentes

meteorológicos. Los huesos de los micromamíferos queestán expuestos al frío, agua, luz directa del sol, etc., enun período de tiempo breve empiezan a agrietarse, s¡

estos mecanismos continúan actuando los restos óseospronto quedarán reducidos a pequeñas esquirlas o in-cluso desaparecerán (fig. 7.2).

Además, los agentes físicos, como las raíces de las plan-tas, han alterado la morfología de los huesos de los mi-cromamíferos. En algunos niveles (Nivel lllB) este meca-nismo ha actuado de forma tan intensa que incluso hadificultado y/o impedido la identificación de la especiea la que pertenecía un determinado resto óseo (fig. 7.2).Muchos de los restos óseos depositados han sido pisa-dos por los mismo predadores que han contribuido enla formación de este agregado osífero (Andrews, 1990)o incluso por los hombres. En otras ocasiones la corticalde los huesos ha sido alterada por mordeduras de losmismos roedores. En todos los niveles se documentanhuesos quemados. En yacimientos como en Cova Negrala acción del fuego ha destruido considerabler¡entelos restos óseos de micromamíferos en algunos niveles(nivel Vlll) y ha impedido una caracterización climáticacorrecta (Guillem, 1996, Guillem, 2001).

Figura 7.3

Muchas fracturas de /os huesosde micromamíferos del Cingledel Mas Cremat después de pa-sar por el estómago de Vulpesvulpes presentan los bordesredondeados. A la izquierda seobserva la epífisis distal de unhumero de Apodemus fractura-da y con la fractura redondeadapor la acción de los jugos gástri-cos. En la fotografía del centrolos jugos gástricos han alteradoconsiderablemente un húmero de Apodemus. En la de la derechalos jugos gástricos de Vulpes vulpes han erosionado la dentina y elesma/te de un molar de Apodemus. Además, la dentina se está frac'turando por efecto de la deshidratación.

132

Todas estas interferencias postdepos¡cionales actuaránsobre la estructura de unos huesos muy debilitada, yaque éstos habrán pasado por los tubos digestivos áeunos predadores que alterarán considerablemente loshuesos de las presas consumidas. Como veremos pos_teriormente nos estamos refiriendo principalmente aVulpes vulpes (zorro común) y a Strix aluco (cárabo). porlo tanto muchos de los índices que vamos a presentar acontinuación no encajan perfectamente con los patro_nes de conservación observados en nuestra colecciónde referencia (Guillem, 1996).

¿Pero por qué consideramos que en la formación delagregado osífero del Cingle del Mas Cremat han in_tervenido predadores? ¿por qué no ha intervenido lamuerte natural?

El agregado osífero del Cingle del Mas Cremat no tieneun índice de representatividad elevado y la cortical delos huesos o el esmalte de incisivos y molares tienen alte-raciones que podemos relacionar con las provocadas porlos jugos gástricos de los estómagos de los predadores(carnívoros o estrigiformes) (fig. 7.3). Además los huesospresentan un elevado grado de fracturación. Todos estosaspectos conf irman que en la formación de este yaci_miento fósil a influido el hábito y el comportamiento dedeterminados predadores y no la muerte natural. En losyacimientos donde ha intervenido este último mecanis_mo los huesos suelen presentar un elevado índice de re_presentatividad, no presen e podamosrelacionar con las provoca e los jugosgástricos, los índices de fr jos y el nú_mero de taxones presentes cido, entreotros aspectos. En contextos distintos la hibernación ycría de algunas especies como los quirópteros puede pró_vocar concentraciones importantes de estos mamíferosalados (Sevilla, 1991y Guillem, 1997).

Representatividad

Los niveles que permiten una discusión tafonómica via_ble desde el punto de vista estadístico son los Niveles lV,lllB, lllA y ll. El NivelV es muy pobre en restos óseos de'Apodemus sylvaticus (tabla 7.1 y gráfico7.t).

Los huesos mejor representados son los incisivos y losmolares en los Niveles lV, lilB y illA (tabla 7.1), luego es_tarían las mandíbulas y maxilares principalmente en el

la conclusión de que el Nivel ll se aísla claramente deresto de los niveles arqueológicos (gráfico 7.1).

Rapaces diurnas y carnívoros suelen ser los cazadoresque más destruyen los huesos de los micromamíferos(Andrews, 1990, Fernández-Jalvo, 1992y Guillem, 1996).Los perfiles que observamos en el gráfico 7.1 nos recuer_dan a los que podríamos contemplar en agregados osÍ-feros de carnívoros, si bien los porcentajes del Nivel ll seasemejan más a los que se registran en el grupo de lasestrigiformes o rapaces nocturnas actuales (gráfico 7.1).

Tabla 7.1.. Representatividad de /os huesos de A, sylvaticu s del Cingledel Mas Cremat. En el cómputo de c¿lcáneos, asirágalos, escápitas,costillas, vértebras, metapodios o falanges se han tenido en cuenta to_das los taxones ante la dificultad de aislar estas unidades anatómicasdesde el punto de vista específ ico. A la izquierda de la barra se ref leiael número de restos, a su derecha el índice Dodson y Wexlar (1979j.

En la conservación o destrucción de los distintos hue_sos debemos considerar la intervención de varias va_riables: morfología, estructura, tamaño del huesoy el predador que provoca la alteración. Los huesosque tienen una mayor representatividad tienen unaestructura sólida o tamaño grande (incisivos, molares,húmeros, fémures, tibias), mientras que los huesos clemenor tamaño (calcáneos, astrágalos, costillas, vérte-bras, metapodios y falanges) tienden a desaparecer asu paso por el tubo digestivo del predador. Además

Mandíbula O I0 r'o ^E 39i13.lt 32t22,86 5126,32 83u ))ttt,tJMaxilar 0 11t12,64 2y:,16 44t31,43 5t26,32 8911 1!llncisivo 8 87t1o| 2gttloo 95t67,86 19/100 504

Molar 2 35t40,23 153t51,52 140/100 15t78,g5 315

Fé.", , 3t3,45 zota:|- zsnl ,ea , ,r},u..11:! , 5t5,4r ¿ut6,/3 tllltt | ]!!,u ' 5s

Tibia 3 4t4,60 39t13,i3 34t24,26 gt4t,3t 89

Pelvrs 0 0 5/1,68 I I /7,86 4lZ1 ,OS 20Calcaneo 0 4/4,60 25t8,42 t 8i 12,86 7ti6,B4 54

Astrágalo rt 6/6,90 jt2,36 AUi- ZrcSl ZlHúmero ] 0 8t9,20 z+n,oe | 2jt1s ] oi:l,ss 59

Radio 1 1fi,15 14t4,71 14t10 4t21,05 34

9"1 2 8ts,2o 3il12,46 24ti1,.14 5t26,32 76

Escápula O 2t2,30 3tj,O1 1)t:¡,14 5nq:, Á-^-+itt - ^ i

Vértebra 6 I 6n)6 ?o/n?R ,r,, * \ ',^ l;.Vértebra 6 6t0,26 30/0,38 1011,85 24t4,68 136

Falanse 3 2/0,08 uo,oi lTato,» | ,tnnrl] ,sdnge 5 ¿tu,u8 3/u,04 | 3610,92 1112,01 55

L fE I re8l ,* T 653 I * l,-,

l-os micrornan¡íferos {rodentla, i¡'rseetivora y chiroptera)r§el Cingle del Mas Cremat

hay una clara relación entre mayor f ractura y menorrepresentatividad, cuando más fracturados están loshuesos mejor actúan los jugos gástricos de los preda-dores sobre éstos (Andrews, 1990 y Fernández-Jalvo,1gg2). Por lo tanto podemos valorar la hipótesis de queen el Nivel ll ha sido una estrigiforme la responsablede la concentración de restos óseos de micromamíferos.Por otra parte, el escaso porcentaje de mandíbulas ymaxilares de los Niveles IV y lllB ofrece un patrón deconservación similar al que se observa en los huesosprocedentes de letrinas de zorro común (Guillem, 1996y Guillem, 2OO0). Sin embargo no debemos descartarla posibilidad de que estos índices de representativi-dad estén modif§dos por las interferencias postde-posicionales que hel,'nos comentado anteriormente. Porejemplo, las arro[ldas pudieron arrastrar los huesos demenor densidad provocando la baja representatividadde costillas, vértebras y metapodios de los niveles ar-queológicos del Cingle del Mas Cremat.

Tabla 7.2.- Representatividad de los huesos craneales y postcranealesdel Cingle del Mas Cremat.

Por otra parte, observamos que en este patrón de re-presentatividad se conservan mejor las mandíbulas ymaxilares que fémures y húmeros, salvo en el Nivel ll(tabla 7.2).Los valores de los Niveles lV, lllB y lllA nosrecuerdan a los observados en los conjuntos óseos pro-cedentes de egagrópilas de Strix aluco (71) o en Martesfoina (62). El índice del Nivel ll es semejante al docu-mentado en los conjuntos de micromamíferos consumi-dos por Tyto atba (111) o Asio otus (100) (/brdem,1996)-

Los fémures y húmeros están mejor representadqs quetibias y radios (tabla 7.2) en el Nivel lV y lllB. Por su par-te, los índices elevados de los Niveles lllA y ll nos recuer-dan a los observados en los conjuntos procedentes dealgunas rapaces nocturnas como Strx aluco (100), Ti'toalba (104) o Asio otus (108) (lbídem,1996)'

Fractura

En la fractura de los maxilares y mandíbulas (tablas 7.3y 7.5) volvemos a observar que los Niveles lV y lllB pre-sentan una fractura similar a la registrada en los restosóseos de micromamíferos procedentes de posaderosde rapaces diurnas o de letrinas de carnívoros (Vulpesvulpes, Felix catus, Martes foina y Genetta genetta). En

los Niveles lllA y ll están menos fracturados y los índicesnos recuerdan más a los observados en el grupo de lasrapaces nocturnas, si bien el Nivel ll presenta un núme-ro reducido de efectivos.

Entero 0 0 0 8/1 8 0

Entero sin arco cigomático 0 0 2t7 14132 7t40

Sólo M1 y arco c¡gomático 0 0 0 0 0

Sólo M2 y M3 0 0 0 3t7 0

Sólo alvéolos 0 0 0 0 0

Sólo M1 o/y M2 0 11/100 27 t93 19143 3t60

Tabta 7.3.- Fractura de los maxilares de A. sylvaticus' El número de laizquierda refleja el tanto por ciento del Cingle del Mas Cremat.

120

100

80

50

40

20

0

a;'=úldoo=E>

o

.9=o!e9¿gsggE

d!ñ9

u<=- lv - lllB - lllA - ll

Gráfico 7.1.- Representación gráfica del índicé Dodson y Wexlar (1979)de /os restos óseos de A. sylvaticus del Cingle del Mas Cremat.

En los Niveles lV y lllB se conservan mejor los huesoscraneales que los postcraneales, principalmente por elelevado número de incisivos y molares. En el NivellllAel índice ha subido considerablemente (61) respecto alos niveles anteriores. En el Nivel ll los huesos postcra-neales están mejor conservados que los craneales (112).

Este índice es semejante al registrado en los agrega-dos osíferos actuales de Falco tinnunculus (119), Tytoatba (122) o Asio otus (1"14). Mientras que el índice delNivel lV (27)y lllB (41) (tabla 7.2) es semejante al regis-trado en Athenee noctua (47), Vulpes vulpes (35) o Felxcatus (43) (Guillem, 1996).

6 10 96 0 0

IV 24 140 71 61 45

IB 134 518 41 65 91

A 118 311 61 6'l 104

il 31 44 112 108 100

Los índices que reflejan la pérdida de molares en maxi-lares y mandíbulas (tablas 7.a y 7.6) se asemejan a losobservados en los conjuntos de egagrópilas de rapa-ces nocturnas (Guillem, 1996). Una vez los molares deApodemus han quedado aislados de mandíbulas y maxi-lares en los Niveles lllA y ll, al igual que ocurre en losconjuntos procedentes de letrinas actuales de Vulpesvulpes, cuyos jugos gástricos se combinan con las po-tentes mandíbulas, acaban por destruir los alvéolos demandíbulas y maxilares, principalmente si estos estándesprovistos de molares.

Tabla 7.4.- Pérdida de molares en los maxilares de A. sylvaticus de/Cingle del Mas Cremat.

Tabla 7.5.- Fractura de mandíbulas de A. sylvaticus del Cingle del MasCremat.

Tabla 7.6.- Pérdida de molares en mandíbulas de A. sylvaticus del Cin-gle del Mas Cremat.

le:s \i G!rilern

En la mayoría de los predadores los molares aisladosdesaparecen frente a la acción corrosiva de los jugosgástricos, más que mandíbulas y maxilares. En el Cingledel Mas Cremat ocurre lo mismo en el Nivel lllA y ll, sinembargo en los Niveles lV y lllB no se han conservadolos alvéolos de las mandíbulas y maxilares, una vez es-tos han quedado desprovistos de sus molares corres-pondientes (tabla 7.7). Este mismo modelo de conser-vación lo hemos podido observar en predadores conpotentes jugos gástricos como sería el caso de Vulpesvulpes y Falco tinnunculus.

Tabla 7.7.- Molares aislados de A. sylvaticus del Cingle del Mas Cremat.

Los molares e incisivos f racturados (tablas 7.8 y 7.9) pre-sentan unos porcentajes elevados, si bien suelen ser in-feriores en el Nivel lllA y ll. 5in embargo, en nuestra co-lección de referencia sólo Vulpes vulpesy Martes foinafracturaban los molares y en porcentajes muy bajos 12y 2Yo respectivamente

Por otra parte, los porcentajes de incisivos fractura-dos de los Niveles lV y lllB están muy próximos de losregistrados en Vulpes vulpes (44), Martes foina (41) oGennetta gennetta (44), es decir de los índices registra-dos en el grupo de los carnívoros.

Tabla 7.8.- Molares fracturados de A. sylvaticus del Cingle del MasCremat.

Entera 0 0 0 5 0

Apófisis rotas 0 2 4 11 1

Diastema y mandibular 0 5 25 1

Diastema y mandibularroto en la parte inferior 0 0 1 8 2

Mandibular 0 0 1 1 1

Alvéolos 0 0 1 6 0

5in diastema 0 0 1 0 0

0 0 0 0 0 2 0 0

0IV 0 8 0 6 11 17,14

0B 0 44 0 18 109 16,51 11,16

A 0 0 65 0 75 1.33 0,71

il 0 1 10 10 5 70 1 3,33

135

En estos elevados porcentajes de fractura registradoshan debido de intervenir otros procesos tafonómicospostdeposicionales, incluso algunos restos óseos de mi-cromamíferos se han podido f racturar durante el mismoproceso de excavación o durante el lavado tamizadodel sedimento. Por otra parte, volvemos a recordarque las pisadas antrópicas, el fuego, las pisadas de lospredadores, etc., son algunas de las variables que handebido incrementar la fractura de molares e incisivos.

Tabla 7.9.- tncisivos fracturados de A sylvaticus del Cingle del MasCremat.

La fractura observada de húmeros, ulnas, fémures y ti-bias (tabla 7.10) vuelve a marcar diferencias entre losNiveles lllB y lllA. En el Nivel lllA se conservan algunosde estos huesos enteros, de hecho es el único nivel entodo el yacimiento que presenta este patrón de conser-vación. El resto de los niveles tienen escasos efectivos yno permiten mayor discusión.

Finalmente, la erosión de los molares (tabla 7.11) ofreceunos porcentajes elevados en los Niveles lV y lllB, índiceque desciende en el Nivel lllA y sobre todo en el nivel ll(40%). Éste último no está muy lejos del33% de los mo-lares erosionados de Strx aluco en nuestra colección dereferencia. Por su parte los Niveles lV y lllB con el 91,06%y el 65,520/o de los molares erosionado3 presentan unosvalores muy similares a los observados en el grupo delos predadores diurnos o en el grupo de los carnívoros.

Por su parte, los porcentajes de incisivos erosionados(tabla 7.12) recuerdan a los mismos valores que docu-mentamos en su día (Guillem, '1996) en el grupo de lasrapaces diurnas y el grupo de los carnívoros. Estos mis-mos porcentajes en el Nivel ll estarían más cerca de losvalores de incisivos erosionados procedentes del grupode las rapaces nocturnas.

Tabla 7.10.- Huesos fracturados de Apodemus sylvaticus del Cingle delMas Cremat. Ep.= epífisis; prox.= proximal y diá-= diáfisis.

A partir de todos estos datos, como conclusión, diría-mos que nos es imposible saber el predador o los pre-dadores que han intervenido en la formación del agre-gado osífero del Nivel V.

En los Niveles lV y lllB todos los índices apuntan a que elprincipal responsable de la concentración de microma-míferos es un carnívoro y, dado el elevado porcentajede molares erosionados, podríamos pensar que estepredador es Vulpes vulPes.

H úmero r-'lEntero

Ep. prox. 3I

Diáfisis

Ep. distal

Ep. prox. diá.

Ep dis. diá 2 l', 15 11 3

Una

Ep. prox.

Diáfisis

Ep. distal

Ep. prox. diá. 1422lEp. dis. diá

Fémur

Entero

Ep. prox.

Dráftsts

Ep. distal

Ep. prox. diá.

Ep. dis. diá.

Tibia

Entero

Ep. prox

Diáfisis

Ep, distal

Ep. prox. diá

Ep. distal diá.

136

Tabla 7.1 1 .- Erosión de los molares de Apodemus sylvaticus del Cingledel Mas Cremat.

En el Nivel lllA es el ú'rrico donde se documentan algu-nos maxilares, mandíbulas, húmeros, ulnas, fémures ytibias enteras. Las rapaCes nocturnas (Tyto alba, Strixaluco y Asio otus) apenas si fracturan estos huesos. Elresto de los índices observados son muy similares a losregistrados en el Nivel ll. TodoS estos aspectos nos estánindicando que el predador principal responsable de laformación de este agregado ósifero en los Niveles lllA yll debió ser Strix aluco. En el Nivel ll el 40% de los mola-res erosionados así parece confirmarlo, sin embargo enel Nivel lllA este índice es algo superior (51%).

Tabla 7,12.- Erosión de los incisivos de A. sylvaticus del Cingte del MasCremat.

¡V. SECUENCIA CLIMÁTICA DEL CINGLE DEL MASCREMAT A PARTIR DE LOS MICROMAMíTENOS(RODENTIA E TNSECTTVORA)

Los resultados que se exponen proceden de la lecturade las connotaciones climáticas que se desprenden delos requerimientos ecológicos de dos órdenes de micro-mamíferos (Rodentia e lnsectivora), que a su vez estánrelacionados con los aspectos tafonómicos que hemosexpuesto con anterioridad.

La concentración de micromamíferos en este yacimien-to es resultado principalmente del depósito de egagró-pilas de rapaces nocturnas (Strix aluco, Nivel ll y lllA) yla formación de letrinas de carnívoros (Vulpes vulpes,Niveles lV y lllB).

En la valoración climática va a tener especial impor-tancia las f recuencias registradas de cada especie, asícomo las asociaciones faunísticas y la presencia o au-sencia de determinados taxones en cada nivel. Con elloseguimos el mismo procedimiento que el utilizado por J.Chaline (1972) y por la mayoría de investigadores de laPenínsula lbérica (Altuna, 1972; Ruíz Bustos, 1976; PérezRipoll, 1977; López, 1980; Zabala,1984; Alcalde, 1986;Pemán 1990; Sevilla, 1986; Martínez Valle, 1995; lborra,2004; Cuenca-Bescós et a/., 2008...)

Estas f recuencias pueden estar interferidas por las mis,mas alteraciones que ha registrado el agregado osífe-ro durante el proceso de fosilización. Por ejemplo, losincisivos y molares de Terrícola duodecimcostatut y engeneral los de los microtinos, suelen desaparecer conmayor facilidad durante el proceso de fosilización quelos de los múridos (Apodemus sp.), situación que con-sigue reducir ligeramente los porcentajes de microti-nos; posiblemente la distinta morfología de los molaresde ambos grupos influye en este mecanismo (Guillem,1996). Este proceso también se ha documentado en elCingle del Mas Cremat.

Además, los porcentajes de los taxones pueden estarmediatizados por las tendencias alimenticias de lospredadores responsables de la concentración de mi-cromamíferos. Ya en su día el profesor J. Chaline (1977)enfatizó sobre esta misma cuestión y llegó a la con-clusión de que los problemas, que podían derivar enlas interpretaciones paleoclimáticas a partir de análisisde los micromamíferos, eran mínimos y no anulaban,en todo caso, la lectura que se pudiera hacer cje lasmismas.

0 0 0 0 0 ) 0 0

rv I z i: 6 83,33 )o 28 ']00 i 91 ,06

B o 13 39 56 41 1) 106 68 87 65,52

IA 13 17 65 46 15 40 72 55,56 51 09

2 l 42,86 3 o 31,5 40

0 0 0 0 0 0 0 0

IV 2 0 2 100 58 59 98 31 .98,36ItB 6 0 6 100 243 210 90 90,22

ilA 8 0 11 72,73 t0 93 33 90 70

il 1 0,l

100 1 16 43 15 47,06

tn

Los micromamrf eros (rodentí , insectivora y eh¡rcpt !'§)d=l Cingle del Mas Crenrat

Los estudios realizados sobre los hábitos alimentariosde Stnx aluco (cárabo común) (López-Gordo, 1974,López-Gordo et a/., 1976, Villarán y Medina, 1983, en-tre otros), confirman la enorme diversidad en cuantoa especies capturadas entre las que predominan lasespecles más abundantes del territorio que ocupa(paisajes arbolados), de ahíque la especie más cazadasuela ser Apodemus sylvaticus (fig.7.q en detrimentode los microtinos. Los insectívoros, y más concretamen-te Crocidura russula, constituyen en muchos casos uncomponente esencial después de los roedores. Por lotanto, en los Niveles ll y lllA el porcentaje de Apodemuspuede estar ligeramente sobrevalorado.

Figura 7.4 Molar superior (Ml) derecho de Apodemus sylváticus(ratón de bosque).

Vulpes vulpes (el zorro común) presenta unas marca-das tendencias alimenticias. En süs excrementos, en lamayor parte de Europa, allídonde los múridos son másabundantes que los microtinos, éstos aparecen en ma-yor cantidad (Blanco, 1988). Por otra parte, suelen evi-tar comer topos y musarañas (Macdonald, 1977). Estoshábitos tróficos se traducirán en una escasa representa-tividad de insectívoros en los Niveles lV y lllB.

En el Cingle del Mas Cremat creemos que estas interfe-rencias (postdeposicionales o alimenticias) no han sidolo suficientemente contundentes como para anular lalectura paleoclimática a partir del análisis de los micro-mamíferos (Rodentia e lnsectivora).

Si recurrimos a la presencia o ausencia de determina-dos taxones en los distintos niveles del Cingle del MasCremat, y a porcentajes de los distintos taxones, la lec-tura paleoclimática es la siguiente:

En el Nivel Vl no se han documentado micromamíferos.

En el Nivel V se ha registrado la presencia de Sciurusvulgaris (ardilla común). Es una especie arborícola quehabita en todas las zonas forestales de la región pa-leártica y ocupa principalmente los bosques de conífe-ras y caducifolios. De hecho su distribución está ligadacon la presencia de pinares tanto mediterráneos comomontanos y subalpinos, y también con la formación dedeterminados bosques caducifolios, como los hayedos(Gozálbez, 1987).

Erinaceus europaeus (erizón común), también está pre-sente en este mismo nivel. Es un insectívoro de requeri-mientos ecológicos sobre todo medioeuropeos. Prefiereprincipalmente un ambiente húmedo y no por ellorechaza ecosistemas mediterráneos, si bien en climasmás secos presenta densidades de población más bajas.Ocupa zonas boscosas, sobre todo allí donde predomi-nan los caducifolios (Gozálbez, lbídem).

Ambas especies (ardilla común y erizo europeo) no sue-len registrarse habitualmente en asociaciones faunísti-cas fósiles.

La ardilla común también ha sido documentada enCova Fosca (Alcalde, 1988), durante la Fase lll (7.510t160bc, 6.9301200 bc), momento en el que se desarrollaronunas condiciones climáticas más húmedas que las actua-les. Así lo indican las formaciones boscosas de caducifo-lios termófilos formados por Ulmus (olmos), Alnus (ali-sos), Castanea (castaños)y Betula (abedules). En puntosmás elevados como la Mola del Milá o Mola d'Ares, sedesarrollaría un bosque abierto de coníferas y encinascon grandes claros (Yll, 1988).

Unas condiciones climáticas muy parecidas, que se ca-racterizaron por el desarrollo de condiciones climáticashúmedas, se han documentado en la unidad ll de laCova de les Bruixes (Rosell), y se ha relacionado con elóptico climático (Mesado et al., 1997).

I

En la turbera de Torreblanca los análisis palinológicos(6.280t85 bp y 6.040170 bp) nos definen un paisajesimilar. Pinus podría estar formando importantes ma-sas forestales en los relieves del interior, mientras queQuercus haría lo mismo en las depresiones más cercanasa la costa (Dupre et al., 1994).

Así pues, en el Cingle del Mas Cremat durante elMesolítico Reciente se desarrollaron unas condicionesclimáticas muy húmedas. El elevado porcentaje de mi-crotinos confirmaría este dato. Estos micromamíferos al-canzan densidades demográficas elevadas allí donde lascondiciones climáticas son húmedas. Terrícola duodeci-mcostatus que se caracterizan, entre otros aspectos, portener unos molares sin raíces y de crecimiento continuo,come principalmente hierba, raíces, tubérculos, todotipo de estruc\ras vegetales suhterráneas suculentas ycon abundante \ateria orgánica. (Gosálbez, 1987). Estetipo de alimentdción es rica en sílice y éste provoca eldesgaste de los molares. Las especies vegetales her-báceas se desarrollan mejor en condiciones climáticashúmedas. Sin embargo, en ambientes climáticos medi-terráneos los múridos (Apodemus sp.) suelen alcanzardensidades de población mucho más numerosas que losmicrotinos. Aquellos a diferencia de éstos desarrollanunos hábitos alimenticios más generalistas. Pero comenprincipalmente semillas, piñones, bayas, frutos y todaclase de granos. Los'molares con raíces están plenamen-te adaptados a este tipo de alimentación.

Figura 7.5 Monticulos de tierra procedentes de galerías excavadaspor Terricola duodecimcostatus.

Por otra parle Terricola duodecimcostatus (fig. 7.5) esuna especie de costumbres excavadoras y pasa granparte de su vida bajo tierra. En su distribución influyeclaramente la presencia de suelos excavables, ni muy

,.-i1l ri

pedregosos ni muy arenosos y ocupa siempre espaciosabiertos (Gozálbez, 1987). Junto a Mus spretus, especieque se ha documentado en el Nivel ll, es el taxón derequerimientos ecológicos más mediterráneos.

Por lo tanto, a partir de los micromamíferos documen-tados en el Cingle del Mas Cremat se detectan unascondiciones climáticas muy húmedas, que permitieronla formación de densos bosques de pinos y coniferas enlos que vivian Erinaceus europaeus (erizo común), Sciurusvulgaris (ardilla común) y Apodemus sylvaticus (ratón debosque). Junto a estas formaciones boscosas se desarro-llaron espacios abiertos ocupados principalmente porTerricola duodecimcostatus (topillo común), que al mismotiempo nos está recordando el desarrollo de suelos ex-cavables no muy pedregosos y más o menos compactos.

En el Nivel lV las condiciones climáticas difieren de lasregistradas en el Nivel V, los topillos tan sólo represen-tan el 22,50o/o (tabla 7.13y gráfico 7.2) del total de losmicromamíferos. La humedad ha debido descenderrespecto al nivel anterior. No obstante, en el Nivel V elescaso número de micromamíferos ha podido distor-sionar las frecuencias. Sin embargo, como podremosapreciar después en el Nivel lll estos porcentajes, contodo, tampoco son excesivamente bajos.

En el Nivel lllB se ha registrado un porcentaje de topi-llos de 23,170/0. Esta frecuencia es mucho más elevadaque la que documentaríamos actualmente en cualquierletrina de Vulpes vulpes (zorro común) o de cualquierestrigiforme en ambientes mediterráneos. Una vez más,estos porcentajes de topillos nos confirman las carac-terísticas climáticas húmedas de estos momentos, queademás queda corroborada por la presencia de un in-sectívoro (fi1.7.6).

Aunque los restos óseos de este insectívoro son escasos,las dimensiones de la única mandíbula inferior medibleentran dentro de la variabilidad que ofrecen las man-díbulas de Sorex araneus (musaraña de cola cuadrada),Sorex coronatus (musaraña tricolor) o Sorex granarius(musaraña ibérica). Para aislar estas tres especies se hanelaborado diversas fórmulas discriminantes a partir depará metros cra nea les o ma nd ibu la res (Brunet-Lecomtey Delibes, '1988; López-Fuster y Ventura, 1996 y López-Fuster et a|.,1999). Pero estas medidas reflejan una no-table variación clinal que se traduce en un progresivoaumento de tamaño hacia el Este peninsular. De estemodo, allí donde aparecen en simpatría estos tres taxo-nes se produce una convergencia de la talla, y serán

L<¡s ,rüenonra,-.í* r s {r I ¡ , ins ctiv ra y chir rl'tera}del Cingle del trlñas : r§¡i'.4*

los aná isis bioquímicos o cromosómicos los que podránestablecer una diferenciación específ¡ca inequívoca.

Figura 7.6 Mandíbula izquierda de Sorex sp. (musaraña), vista labial

Sorex coronatus es una especie de requerimientos bá-sicamente atlánticos y, a pesar de que ocupa una granvariedad de hábitats, prefiere principalmente los sue-los húmedos, veranos suaves y con desarrollo arbóreo.Ocupa los bosques caducifolios, mixtos y de coníferasque se desarrollan en prados alpinos, subalpinos y at-lánticos. Su distribución altitudinal abarca desde el niveldel mar hasta los 2.200 m. Se localiza en la mayor partede Europa occidental hasta Holanda, Alemania sudocci-dental y Suiza. En la Península lbérica se distribuye prin-cipalmente por la zona Norte, desde Galicia hasta losvalles de los Pirineos más occidentales de Cataluña, elvalle de Arán y el valle de Boí (López-Fuster et a/', 1985)'

Sorex araneus tiene unos requerimientos de tipo cen-troeuropeo. Se distribuye principalmente por Europaoriental y central. En la Península lbérica se ha docu-mentado en zonas del Pirineo, Prepirineo y en la regiónoriental húmeda del Montseny (5anz-Coma, 1979). Es

una especie de requerimientos centroeuropeos. Viveen zonas de vegetación boreoalpina y eurosiberiana, yse encuentra en bosques de coníferas, mixtos y caduci-folios. En Cataluña se distribuye entre los 600 y 2.300m.s.n.m. allídonde la precipitación anual media es su-per¡or a los 800 mm. (López-Fuster, 1983).

Sorex agrarius se distribuye a lo largo del Sistema Centraly la fachada atlántica. En el Sistema Central suele ocu-par los pisos bioclimáticos supra y oromediterráneo quese caracterlzan por tener una temperatura media anualque oscila entre los 3" y los 15"C, inviernos fríos o muyf ríos, y una precipitación superior a los 600 mm anuales'En estas sierras es frecuente, sobretodo, en formacio-nes boscosas de hayedos, pinares o robledales. Hacia el

Oeste peninsular ocupa el piso bioclimático mesomedi-terráneo hasta alcanzar la costa atlántica y se instala enzonas con densa vegetación y relativamente hÚmedas.En Galicia y el norte de Portugal la especie ha sido locali-zada en la región eurosiberiana en formaciones boscosasde robledales y plantaciones de Eucalyptus y P. Pinaster(López-Fuster et a/., 1987 y López-Fuster, 2005).

En la fachada central mediterránea no se ha descrito lapresencia de estos taxones, el Cingle del Mas Crematconstituye su cita más oriental durante el Holoceno, yaque estos sorícidos están presentes a lo largo de lassecuencias pleistocenas de la Cova del Bolomor deTavernes de la Valldigna y la Cova Negra de Xátiva, si

bien en su día las identificamos como Sorex minutus(Guillem, 1996).

Actualmente en las Cabrillas se registran precipitacio-nes que superan los 700 mm anuales, las temperaturasmedias están por debajo de los 11'C y la vegetaciónestá fuertemente antropizada. En estas condicionesclimáticas, con excepción de la fuerte degradación dela vegetación, Sorex sp. todavía podría estar ocupandoestas tierras.

Por lo tanto, los micromamíferos del Nivel lllB delCingle del Mas Cremat nos están indicado la formaciónde un paisaje eminentemente forestal desarrolladobajo unas condiciones climáticas húmedas en las quevivían Apodemus sylvat¡cus, Sorex sp. y Eliomys quer'cinus. Entre estas masas forestales se abrirían espaciosabiertos en los que excavaría sus galerías Terrícola duo-decimcostatus. En este paisaje se desarrollarían prade-ras húmedas con formaciones de juncos, nicho ecológi-co que actualmente suele estar ocupado por Microtuscabrerae (topillo de cabrera) (Ayarzaguena et a/., 1976).Pero estas praderas húmedas no tienen porque estarligadas a la presencia de riachuelos permanentes, puesel topillo de cabrera a diferencia de lo que ocurre conla rata de agua (Arvicola sapidus) no precisa de aquasestables para poder vivir (López, 1980). Por lo tantoM. cabrerae es otro indicador de condiciones climáticasmás húmedas que las registradas actualmente y de unamenor degradación vegetal.

En el Nivel lllA las condiciones climáticas y el paisaje nodebieron cambiar mucho con respecto a la situacióndescrita anteriormente. La asociación faunística prácti-camente es la misma que la de los niveles anteriores ylo mismo ocurre con los porcentajes.

Esta situación climática parece que cambió en el Nivel ll.No obstante, nos sorprende que siga presente Sorexsp. en un momento cronológico (4000_3000 Bp) en elque se ha documentado una nueva crisis climática ca_racterizada por el descenso de las precipitaciones y elincremento de los meses con déficit hídrico (BurjaÁs yRiera, 1996; Ros, 1996 y pantaleón_Canot et al., 1996).

En latitudes más meridionales el bosque mediterráneode los alrededores de los yacimientos arqueológicosempezó a ser sustituido por otras formaciones ,"g"_tales a lo largo del Neolítico ll B. Durante este períodola palinología registra un incremento del pino (Dupré,1995), y se produce una pérdida progresiva de la co_bertera coluvial en Coya de les Cendás, Cova de l,Ory Ereta del Pedregal (Fumanal,-t995). El estudio antra_cológico de CenrdG\Badal, 1995) refleja la sustituciónde la formaciónt secündaria de pino árrasco por unmatorral muy degradado. En Niuet (Bernabeu y Badal,1990) y Falguera (Carrión, ,l999) también se constata laprogresión de las especies heliófilas (pinos, romeros, le_guminosas, jaras, brezos, etc.). Durante este mismo mo_mento en Cendres y Bolumini, la presencia de Terricolad u od eci mcostatus ha descend ido considera blemente,están desapareciendo,los suelos profundos poco pe_dregosos y excavables (Guillem, 1999). En el Cingle delMas Cremat los topillos continúan manteniendo unosporcentajes elevados, si bien se ha caracterizado la pre_sencia de Mus spretus (ratón silvestre),especie ligadacon la formación de garriga (Gosálbez, 1gg7).

8,1 0 0 8,7 11,39 34,18 0 0 30,43 01230 0 7q 0 5 70 0 0 lf 0170

IB 0 1.99 2,65 0 5,29 64,9 0 1,32 23,17 1,61 15tIA 0 1,69 1,67 0 5 63,33 0 8,33 20 0 i60

II 0 5 5 0 15 50 5 0 20 o l20T-abla 7.13.- Porcentajes de /os micromamíferos del Cingte del MasCremat.

v. coNcrustoNEs

El descenso de los restos óseos de micromamíferos en

segunda hipótesis descansa en la gran abundancia derestos arqueológicos del Nivel V.

Siguiendo el mismo argumento, ante la gran cantidadde restos óseos de micromamíferos (taüla 7.1) en losNiveles lV lllB y lllA, la presencia humana debió de sermuy esporádica. lncluso en el Nivel lV, estéril desde el

lllB r s1

0 10 20 30 40 so 60 70 80 90 100

23

70

60

20

Gráfico 7.2.- Representación de los porcentaje de los micromamíferosdel Cingle del Mas Cremat por niveles. En el lado izquierdo det histo_grama se reflejan los niveles, en el lado derecho et NMt de roedores.

§E§E

-^---- -5-

§- s micrornarnífer s (rot'entia, i secti ra i elrirorrtera)del Cingle del Mas §¡sr:ra{

punto de vista arqueológico, pues en este nivel se hanregistrado huesos de micromamíferos quemados.

Teniendo en cuenta que en el Nivel lV y lllB fue Vulpesvulpes el principal predador que provocó la acumula-ción de micromamíferos, y considerando su biología,podemos presuponer que durante los meses de marzoa agosto las visitas humanas a la zona debieron ser es-casas. De no ser así, la elevada cantidad de restos óseosde micromamíferos, documentados en estos niveles delCingle del Mas Cremat no hubiera sido posible. Los cla-nes de los zorros se desplazan a otros lugares de cría sison molestados por la presencia humana. Por lo tantoestos restos óseos se depositaron principalmente entreprimavera y verano en los Niveles lV y lllB.

En los Niveles lllA y ll, al ser Strx aluco el principal res-ponsable de la concentración de micromamíferos, re-sulta más complicado"fijar la estación durante la que seformó la concentración de micromamíferos. Los cárabospueden formar agregados importantes de egagrópi-las cuando crían o cuando descansan en posaderos. Sinembargo, el escaso número de efectivos en el Nivel ll(tabla 7.1), puede estar relacionado principalmente conuna mayor presencia antrópica. Cuando el cárabo esmolestado por la presencia de Homo sapiens se refugiaen otros lugares más seguros para criar o descansar.

Por lo tanto podríamos pensar que Homo sapiens utili-za el Cingle del Mas Cremat de forma más permanentey continuada en los Niveles V y ll, mientras que en losNiveles lV y lllB Homo sapiens visitaría el lugar sobretodo a finales del verano y principios de otoño, permi-tiendo de este modo que Vulpes vulpes utilizara la zonapara poder criar a su prole, actividad que los zorrosrealizarían entre marzo y agosto o septiembre.

Toda esta historia se desarrollaría bajo un escenario enel que predominaría un paisaje preefninentemente fo-restal, en el que los pinos negros (Pinus nigra), los pinossilvestres (Pinus silvestris) y caducifolios (Fagus sylvati-ca, Quercus faginea, etc.) serían las especies vegetalesdominantes. En este ecosistema es en el que Sciurusvulgaris y Erinaceus europaeus y Sorex sp. encontraríanel nicho ecológico más idóneo donde vivir. Un paisajeen el que se desarrollarían claros en los que Terricoladuodecimcostatus excavaría sus galerías y formacionesde juncos ocupadas por Microtus cabrerae. Un lugar enel que Vulpes vulpes y Strix aluco, entre otros predado-res, pudieron criar a sus cachorros dada la abundantediversidad e intensidad de micromamíferos.

Y en todo este proceso Homo sapiens en un primer mo-mento como cazador recolector actuó como una especiemás (Nivel V). Tan sólo mucho tiempo después (Nivel ll)se aprecia con claridad un cambio de mentalidad y de ac-titud respecto a la naturaleza, ya que émpieza a domes-ticarla. De hecho la presencia de Mus spretus estaría re-lacionada con la sustitución de las formaciones boscosaspor las de garriga, en un momento en el que además seregistra un descenso de la humedad, que en las Cabrillasno fue lo suf icientemente intenso como para provocar ladesaparición de especies ligadas a requerimientos ecoló-gicos húmedos como sería el caso de Sorex sp.

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flletodología

I Descripeión de las especies

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I. METODOLOGíA

En este trabajo presentamos los materiales de semillasy frutos recuperados en la campaña de 2006. El trata-miento de las muestra se ha realizado mediante unamáquina de flotación que incluía en el interior una cri-ba de 1 mm. de luz y en el exterior, para recoger laflotación, una malla de 0'25 mm. Posteriormente lasmuestras han sido triadas con la ayuda de una lupa bi-nocular trabajando entre 6 y 15 aumentos.

El material aparece muy concrecionado por lo que enalgunos casos se ha tenido que proceder a una limpie-za del mismo mediante la inmersión en una soluciónde acido acético y agua destilada. Posteriormente parala determinación del mismo se ha recurrido tanto a lacolección de referencia como a los diferentes atlas y ar-tículos especializados (Brouwer-Stahlin, 1975; Renfrew,1973; Berstch, 1941; Montegut, 1971; Beijerinck, 1976;Jacquat,1988).

La contabilización de los restos de semillas y frutos esúna cuestión controvertida en la bibliografía arqueoló-gica, por la dificultad de valorar los factores de índoletafonómica que condicionan la conservación de los res-tos. En este trabajo nos encontramos con el análisis deun sólo asentamiento, un abrigo rocoso hoy desmante-lado, en el que pueden existir diversos tipos de conjun-tos. Contamos con materiales que han sido utilizadoscomo combustible de diferentes estructuras de com-bustión de carácter doméstico y con los desechos queaparecen en las diferentes capas diferenciadas. Bienes cierto, que existen materiales más susceptibles queotros de conservarse, ya que su fragilidad condicionasu carbonización o su destrucción completa al transfor-marse en ceniza (Boardman y Jones, 1990).

Hemos considerado la muestra como unidad de aná-lisis y únicamente hemos valorado los restos que con-servaban suficientes criterios para ser determinados,excluyendo los fragmentos. La unidad básica de con-tabilización ha sido diferente según el tipo de análisisque se pretendía realizar. En los recuentos de las es-pecies cultivadas sólo hemos considerado las semillas ylos frutos, excepto en aquellos casos en los que algunaespecie estaba indicada únicamente por la presenciade fragmentos de la planta que no eran semillas, eneste caso estos restos también los hemos contabilizadocomo individuos. Por contra en los recuentos globaleshemos valorado como individuos tanto las semillas yfrutos como aquellas partes de las plantas que nos per-mitían identif icarlas.

La cuantificación del material la vamos a realizar enfunción de la frecuencia de aparición de cada uno delos taxones. Los porcentajes los calculamos según la dis-tribución porcentual, ya que esta forma de represen-tación facilita la comparación entre los diferentes con-juntos (García Ferrando, 1985, 57). La frecuencia comométodo de recuento tiende a suavizar las diferenciasobservadas en el número de restos, pero consideramosque es un método adecuado para que las concentracio-nes documentadas no alteren la lectura.

II. DESCRIPCIóN DE LAS ESPECIES

Los materiales recuperados en la campaña de 2005 co-rresponden tanto a restos de especies cultivadas cómode silvestres.

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1. ESPECIES CULTIVADAS

Sólo hemos constatado entre las especies cultivadasla presencia de cereales, hecho que por otra parte esla más frecuente en estos yacimientos, en los que lasleguminosas, aunque presentes desde el inicio de laneolitización, son generalmente mucho menos abun-dantes.

Figura 8.1 Especles cultivadas.

- Hordeum vulgare L. y Hordeum sp. (Cebada) (fig.8.1,1y 2)

Desde el Neolítico antiguo se introducen en la Penínsulalbérica dos tipos de cebada, la variedad vestida y la va-riedad desnuda. Las cariópsides de ambas cebadas sonde sección aplanada y en la cara ventral presentan unsurco ancho y ligeramente desviado. Las diferenciasentre ambas variedades se pueden establecer princi-palmente por las marcas que las glumas dejan en lacara dorsal en la variedad vestida. Al mismo tiempopor la acción de estas mismas cubiertas el contorno quepresentan estas es más anguloso generalmente hexa-gonal, mientras que las de la variedad desnuda son másredondeadas.

En nuestro caso sólo podemos confirmar que una ca-riópside recuperada en la Capa lV pertenece a la varie-dad vestida, mientras que las otras están muy alteradasy no podemos confirmar a que tipo corresponden, porlo que les damos una definición genérica.

- Triticum aestivum-durum, Triticum aestivum tipocompacto, Triticum sp. (fig. 8.'1, 3 y 4)

Hemos incluido en esta denominación a los diferentestrigos desnudos, el tetraploide (Triticum durum Desf)y los hexaploides (Triticum aestivum L. y Triticum com-pactum Host), ya que no resulta posible distinguirlosa partir de las cariópsides (Van Zeist, 1976y 1980). Losrestos se caracterizan por presentar un surco estrechoen la cara ventral y una forma muy abombada en ladorsal. Algunos individuos tienen una forma más cortay redondeada que diversos autores asocian al tipo com-pacto (Alonso-Buxó, 1995, 23). Por otra parte hay unaparte de los individuos que están alterados y que noconservan elementos para conf irmar si se trata de trigosdesnudos o por contra si corresponden a alguna de lasvariedades vestidas (Triticum monococcum y Triticumdicoccum) que se desarrollan en la franja mediterráneadesde la neolitización.

2. ESPECIES SILVESTRES

2.1. LEGUMINOSAS

- Vicia-lathyrus (fig. 8.2,7)

La única leguminosa determinada presenta una formaprácticamente cuadrangular y aunque tiene la super-ficie muy alterada, se puede observar la zona del ger-men en un lateral, aunque el hilum no se conserva. Las

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dimensiones de este individuo (3,4 x 3 x 2'9 mm.) y lamorfología la acercan a las determinadas en los nive-les epipaleolíticos de la Cova de Sta. Maira aunque enninguno de los dos casos tenemos elementos que nospermitan ni tan sólo confirmar el género al que puedanpertenecer.

2.2. FRUTOS

- Corylus avellana (Avellana) (fi7.8.2, 1)

Los restos de avellanas conservados corresponden afragmentos de pericarpio. Presentan la cubierta exter-na lisa y la interna presenta una serie de nerviaciones.Las cubiertas de avellana son esféricas, aunque presen-tan la base ligeramente aplanada y más rugosa y unaterminación ligeramente apuntada en el otro extremo.El hecho de que no se conserve más que el pericarpioes un hecho habitual ya que la acción del fuego des-truye con más facilidad el fruto que la cubierta (Mason,lee6).

- Juniperus phoenica (Sabina negral) (fig. 8.2, 6)

Se conserva una semilla alargada de base ligeramenteaplanada y de terminación apuntada, con la sección re-dondeada y la superficie lisa y brillante.

- Rubus fruticosus (Mora) (fig.8.2,2)

Aquenio en forma de media luna, con las dos caras li-geramente abombadas y con la superficie formada poruna serie de cavidades angulosas e irregulares.

- Sorbus (fig. 8.2, 4 y 5)

El otro grupo más numeroso es el de las rosáceas. Sonmayoritariamente pomos que en muchos casos se con-servan enteros y en los que ha sido posible observarlas sernillas del interior, corresponden a Sorbus. Los po-mos tienen un diámetro que oscila entre 6 y '10 mm.,.lasuperficie exterior en algunos casos es lisa y en otrospresenta una serie de arrugas que pueden estar ocasio-nadas por la deshidratación o por la carbonización. Elpatrón celular de la superficie es generalmente liso. Ensección la parte carnosa tiene un aspecto esponjoso yen el pericarpio se observan dos lóbulos, conteniendocada uno de ellos una semilla. Junto a los pomos seconservan también una serie de semillas de Sorbus deforma alargada y de sección apuntada. La base es re-dondeada y el extremo presenta una terminación apun-tada. Estos pomos deben corresponder a Sorbus aria oSorbus aucuparia, aunque es cierto que actualmente

en el País Valenciano sólo se desarrolla la segunda deestas especies.

- Taxus baccata (Tejo) (fig. 8.2, 3)

Se conservan algunas semillas de forma ovalada, de sec-ción abombada, con la base ligeramente truncada y el ex-tremo apuntado. En la superficie de la semilla se puedeobservar una estructura celular formando alineaciones yla semilla aparece cubierta por restos de la parte carnosa.

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Figura 8.2 Especies silvestres.

Estudio paleocarpológ§cedel Cingle del Mas Cre, at

3. LOS MATERIALES PALEOCARPOLÓGICOS

Los materiales recuperados en esta campaña (tabla 8.1y gráfico 8.1) nos aportan un amplio conjunto de restosque corresponden a las dos fases de ocupación. Ambasson de gran interés ya que en el interior de Castellónhasta el momento prácticamente carecíamos de datosde niveles neolíticos y el grado de información era to-davía más pobre en lo que respecta a los últimos gru-pos de caza-recolectores. Hasta el momento en el PaísValenciano sólo teníamos algunos datos de la Cova deSta. Maira (Castell de Castells) (Aura et a1.,2005) corres-pondientes a la fase antigua del epipaleolítico.

En los niveles del Neolítico Final sólo se conservanrestos de cereales, trigos desnudos, y un fruto o bayaque no hemos podido determinar. Entre los cerealessólo constatamos la presencia de los trigos desnudos,tanto en sus formas laxas como en las compactas. Porla información que tenemos hasta el momento de otros

yacimientos valencianos, durante las fases finales delneolítico entre los cereales se produce un predominiode los trigos desnudos, con un descenso destacado delos vestidos, y entre las cebadas se va produciendo unareducción de las formas desnudas por párte de las ves-tidas (Pérez Jordá, 2005). Estos cambios parecen estarrelacionados con una selección de aquellas especiesque mejor se adaptan a las nuevas características dela agricultura desarrollada. La posible introducción delarado permite el paso de una agricultura básicamenteintensiva a una extensiva y en este proceso se han se-leccionado las especies que mejor se adaptan. Al mismotiempo pensamos que tras algo más de dos milenos deagricultura se han generado variedades bien adaptadasa las diversas características ecológicas de los diferen-tes territorios, lo que aportaría una mayor seguridad alas comunidades humanas que pasan a reducir el nú-mero de especies cultivadas, abandonando un sistemade producción inicial que se basa en la diversidad de

Tabla 8.1 .- Restos de semillas y frutos recuperados.

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cultivos como forma de intentar asegurar una mÍnimacosecha. Estamos de todas formas lejos de poder de-terminar si esta es una realidad en todo el territorio,ya que la mayor parte de los datos están centrados enun ámbito muy concreto. Habrá que esperar que en elfuturo la ampliación de los trabajos en otras zonas nospermita confirmar o desmentir esta tendencia.

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ficación. Lo reducido de la muestra y la duda sobre lacronología de los materiales no nos permite valorar porel momento la ausencia de trigos vestidos. La reducciónde estos últimos imaginamos que se produce durante elNeolítico Medio, aunque es cierto que se'trata de unafase muy mal conocida actualmente.

Los restos de especies silvestres corresponden principal-mente a frutos de especies comestibles. Tanto las morascomo los Sorbus son frutos que de forma habitual hansido recolectados para ser utilizados como alimento,por lo que resulta fácil entender que los agricultoresneolíticos los aprovecharan como complemento alimen-ticio. Es cierto que no es habitual una presencia tandestacada de frutos silvestres, por lo que habrá quepensar en factores como la ubicación montañosa o lafuncionalidad del asentamiento como factores que pue-den estar favoreciendo la importancia de esta actividad.La presencia de las semillas de la sabina y del tejo hayque relacionarla más bien con una presencia accidentalfavorecida por la recolección de ramas de este arbustopara ser utilizadas como combustible.

El contraste de los niveles del Mesolítico reciente es des-tacado. 5ólo se constata un grano de cebada vestidaen el nivel de contacto entre ambas fases. El resto delos materiales corresponden a diferentes frutos y a unaleguminosa. El dato más novedoso con lo que teníamosconstatado hasta el momento en el País Valenciano esla presencia del avellano. Esta es una especie muy fre-cuente en diferentes yacimientos de la mitad norte pe-ninsular, en el País Vasco y en Cataluña (Zapata, 2000;Buxó, 1997), mientras que hasta el momento en ningúncaso se había documentado al sur del Ebro, que parecíaactuar como un límite de esta especie. De hecho en losyacimientos de la mitad norte la avellana es la especiemás representada, mientras que en los de la mitad surlo es la bellota, siendo las dos cada uno de las zonasla especie más recolectada. En ambos casos se tratade especies muy nutritivas, fáciles de recolectar y dealmacenar y muy abundantes. En este caso no hemosconstatado la presencia de bellotas. Aunque el estudioantracológico constata la existencia de Quercus en suentorno. Por lo que creemos que más que en la abun-dancia de estos su ausencia debe estar justificada máspor una decisión humana que por un condicionanteecológico.

Tras las avellanas destaca la presencia de pomos deSorbus. Los pomos ya hemos comentado que en granparte conservan la parte carnosa, por lo que no deben

Neo. Final Neo. Antiguo Mesolítico

E Cereales I Silvestres I Frutos I Leguminosas

Gráfico 8.1.- Distribución porcentual de los diferentes grupos deespecres.

En el Neolítico Antiguo junto a los restos de cerealesse documenta la presencia de silvestres. En este casohay que ser prudentes con la lectura de los materialesya que la datación de este nivel se obtiene a partir deun resto de So¡bus, un fruto silvestre, por lo que notenemos la certeza de que los restos de domésticos co-rrespondan efectivamente a'esta fase y no sean intru-siones del nivel superior. Todos los cereales son especiesintroducidas,desde el inicio de la neolitización, si bienes cierto que nos falta información sobre la rapidez conla que estos se introducen hacia el interior.

Entre los primeros se documentan tanto la cebadacomo los trigos desnudos. Los restos de cebada de estenivel no nos permiten definir a que variedad correspon-den, aunque podemos pensar que la cebada vestida re-cuperada en el Nivel lV corresponda en realidad a estafase o al Neolítico Final. Los trigos representados son, aligual que en la fase posterior, desnudos y no podemosconstatar la presencia de tipos vestidos. Todos los datosque tenemos hasta el momento de las fases iniciales dela neo.litización, provienen de las comarcas centrales. Secaracteriza, como hemos comentado antes, por una im-portante diversidad de cereales. Lo que interpretamoscomo un sistema agrario conservador que pretende deesta forma asegurar las cosechas a partir de la diversi-

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^..=':stado en contacto con un fuego vivo que los' ..' =: :erado más intensamente. No podemos af irmar: s= .'aIa de desechos o de frutos que se introducen,-'-:^ . a leña o si por el contrario para una mejor con-):',.a on de los f rutos se recurría a un secado con la

=, -r¿ de fuego. Esta es una práctica que igualmente:- -:. buye a una mejor conservación al reducir las po-,. Cades del desarrollo de hongos (Wiltshire, 1995)'r:r3 en todo caso nos inclinamos por pensar que pre-s-niblemente se trata de un producto recolectado parae consumo humano. lgualmente podemos descartarque sean aportados por animales, ya que en este caso,tras la digestión, sólo se conservarían las semillas y noos f rutos enteros. Los ejemplares mejor conservadosestán partidos por la mitad, lo que constituye una prác-tica de conservación habitual. Los pomos se cortan yde esta manera es más sencillo proceder al secado queasegurará su conservación durante un periodo prolon-gado. Estos pomos ya f ueron determinados en la Covade Sta. Maira (Aura et al., 2OO5) y parecen ser uno delos frutos que con más frecuencia se recolectan, ya queconstituyen una importante fuente de azÚcares.

La presencia de leguminosas en contextos de socieda-des caza-recolectoras es un hecho que ya se pudo ob-servar en la cueva de l'Abeurador (Vaquer et a/., 1986)y más recientemente en la Cova Ce Sta. Maira. La car-bonización de estos restos debe ser accidental, ya quese suelen consumir en verde y para asegurar su con-servación se recurre simplemente al secado. En nues-tro caso y ante la dif icultad de determinar los restosal no conservar la ornamentación exterior de la testa(Butler, 1991), no podemos confirmar ni la especie ni elgénero. Pero nos encontramos ante restos que podríancorresponder con especies que se desarrollan de ma-nera silvestre como Lathyrus latifolia, y que por tantopudieron haber sido recolectados por los ocupantes delenclave. No tenemos elementos para plantear que larelación que los humanos mantenían con este grupof uera diferente de la que establecían con el resto defrutos presumiblemente recolectados.

En el momento actual de la investigación no podemosobservar si Ia presencia de f rutos y semillas en nive-les que abarcan desde el Magdaleniense Final hasta elEpipaleolítico supone alguna modificación en el com-portamiento de los grupos humanos que habitan esteterritorio con anterioridad. Esta ausencla casi absolu-ta de datos, si exceptuamos algunos datos puntualescomo los piñones, aceitunas y bellotas de la Cueva de

Nerja (Hopf, inédito; Badal, '1990) o los ya citados deSta. Maira, no nos permite plantear por el momento si

en este momento se está produciendo una explotaciónmás intensa de los recursos presentes en el territorio osi por el contrario hay una continuidad sólo alteradapor los cambios que se están produciendo en la vege-tación de este territorio. En este caso en los niveles delNeolítico Medio incluye la presencia de abundantesrestos de Sorbus, por lo que podemos pensar que estapoblación mantiene una actividad recolectora comocomplemento a su dieta. Habrá que valorar igualmen-te si la desaparición de las avellanas es un abandonode su recolección o responde a una desaparición de losavellanos de esta zona.

El trabajo desarrollado en esta cueva es una muestra decómo la aplicación de un sistema de muestreo adecuadonos permite obtener una amplia información sobre unade las actividades que constituirían la base de la alimen-tación de estas comunidades. Aunque somos conscientesde que hay un grupo destacado de recursos vegetales queserían explotados (tubérculos, tallos, hojas, etc.) (Holdenet a1.,1995), pero que no hemos constado arqueológica-mente, la recolección parece centrarse especialmente enuna serie de frutos abundantes y de fácil recolección yalmacenamiento. Al mismo tiempo la nueva documenta-ción de las leguminosas parece ser un nuevo ejemplo deque estas también fueron un recurso utilizado.

Aunque siempre resulta problemático hacer una trasla-ción de los materiales arqueológicos a la realidad, losescasos análisis de paleodietas realizados sobre esque-letos parecen señalar que una base importante de laalimentación la constituyen los productos de origenvegetal. En este sentido la práctica totalidad de las es-pecies documentadas han sido explotadas por los gru-pos humanos hasta la actualidad, por lo que una vía deaproximación sería el desarrollo de modelos etnoeco-lógicos como propuso G. Hillman (1989), como vía paraplantear cual es la potencialidad del territorio.

Hasta el momento parecía constatarse que la principaldiferencia entre los asentamientos de la mitad nortede la Peninsula lbérica (Zapata, 2000; Buxó, 1997) y losde la mitad sur (Aura et a1.,2005) era la ausencia deavellanas y quizás una mayor diversidad de recursosexplotados entre los últimos. Este caso es un ejemploen el que se vuelve a constatar la importancia de lasavellanas en un yacimiento que está entre la mitadnorte y sur peninsular, bien es cierto que a una altituddestacada y con unas condiciones climáticas que posi-

blemente estén generando las condiciones adecuadaspara su desarrollo.

Guillem Pérez tordá. Gl Arqueobiología, lH, CCHS, CSIC

Agradecimientos; Este trabajo se ha realizado en el marcodel proyecto "Origins and Spread of Agriculture in the wes-tern Mediterranean region".(ERC-2008-AdG 230561 )

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rt

Sonia de Haro Pozo

i1 :-

:. .--.-==-' E['m uestreo-aÉtfacológico

-ldentificáGión táxonómica de los f,qggmentos de carbón

Resu ltados antracol69 icos- :.-¿ ll

ación de los resultados - ---

ánexo

Bibliografía

Anál isis antracológ icodel Cingle del Mas Cremat

t

I. EL MUESTREO ANTRACOLÓGICO

En el análisis antracológico efectuado en El Cingle delMas Cremat se han examinado un total de 1471 f rag-mentos de carbón disperso que proceden de diferentesniveles arqueológicos diferenciados en el sondeo 7. Parasu recuperación se ha realizado un muestreo exhaustivodel carbón que se encontraba en el sedimento. Algunosde los niveles arqueológicos se han subdividido en capascomo ocurre en el Nivel ll, Nivel lllB, Nivel V y Nivel Vl.

II. IDENTIFICACIÓN TAXONÓMICA DE LOSFRAGMENTOS DE CARBÓN

Para realizar la identificación taxonómica se ha obser-vado y cuantificado los tipos de células de cada frag-mento de carbón, y se han comparado con las de ma-deras actuales carbonizadas y con diferentes atlas espe-cializados en anatomía vegetal (Greguss, 1955; Greguss,1959; Jacquiot, 1955; Jacquiot, Trenard, Dirol, 1973;Schweingruber, 1978; García, Guindeo, de Palacios, 1996y García, Guindeo, Peraza, de Palacios, 2003).

Así en El Cingletaxones:

del Mas Cremat se han identificado 8

I I !. RESULTADOS ANTRACOLÓG ICOS

1. NIVEL II

Se han analizado un total de 304 f ragmentos de carbónidentificándose cinco taxones: Pinus nigra-Pinus sylves-tris, Quercus caducifolio, Quercus perennifolio, Acer sp.y Rosácea. Como podemos observar en la tabla 9.1, en

Acersp Arce

Corylus sp Avellano

Quercus caducifolio roble/ quejigo

Quercus perennifolio carrascar coscoja

Rosácea

P!s¡dú¿ t€rchtnthuS

F¿r¡,li¿ rle l¿s Rosáce¿s

(ornic¿br¿

Pinus nigra-Pinus sylvestris Pino negro/ pino silvestre

Iaru-< barr;t; Teio

CAPA 1

CAPA 3

CAPA 5

CAPA 6

CAPA 7

149 49,01Total Nivel ll

Tabla 9.1.- Frecuencias absolutas (N) y relativas (%) de los fragmentos de carbón analizados en el Nivel ll del Cingle del Mas Cremat.

-4o!o.E?PCOJ!,;2c)

ox,ro1

:- r,s 3s capas donde se ha recuperado carbón el taxón^-- r''ecresentado es el roble de hoja caduca, seguidor: 3 -c negral y/o silvestre y de carrascas y/o coscojas.

:r- .-,ro iado se ha realizado una curva donde se rela-- r'r e número de fragmentos analizados con el nÚme-': f,. taxones identificados. En ella se puede observar: -e d cha curva empieza ha estabilizarse alrededor de¡s clen fragmentos de carbón y a partir de ahí no se-an identificado nuevos taxones. Por lo tanto pode-l.los considerar que los 304 fragmentos de carbón quese han analizado en este nivel ofrecen unos resultadosf iables tanto a nivel cualitativo como cuantitativo.

Rosácea

Quercus caducifolio

Quercus aerennifolio

Pi nu s n ¡ gra -p ¡ nu s sy lvestr ¡s

o 50 1oo 1 50 200 250 300 350

Fragmentos de carbón analizados

2. NIVEL I¡IA

Se han analizado un total de 208 fragmentos de carbónidentificándose tres taxones: Pinus nigra-Pinus sylves-tris, Taxus baccata, y Quercus perennifolio. SegÚn latabla 9.2 en el Nivel lll el taxón mejor representado es

el tejo que aparece en porcentajes que superan el 95%del total de carbones recuperados en este nivel.

En la curva taxonómica donde se relaclona el nÚmerode f ragmentos analizados con el número de taxonesidentif icados puede observarse que empieza ha estabi-

lizarse alrededor de los sesenta fragmentos de carbóny a partir de ahí no se han identificado nuevos taxo-nes. Por lo tanto podemos considerar que los 208frag-mentos de carbón que se han analizado en este nivelofrecen unos resultados fiables tanto a nivel cualitativocomo cuantitativo.

Tabla 9 2 - Frecuencias absolutas (N) y relativas (%) de losfragmentosde carbón analizados en el Nivel lllA del Cingle del Mas Cremat.

Quercus perennifolio

P¡ nu5 n ¡gra-P¡ n us sylv estr¡s

Taxus baccata

50 100 150

Fragmentos de carbón analizados

3. NIVEL IIIB

Se han analizado un total de 171fragmentos de carbónidentificándose seis taxones: Pinus nigra-Pinus sylves-tris, Taxus baccata, Quercus caducifolio, Quercus peren-nifolio (carrasca y/o coscoja), Corylus sp. y Rosácea.

En la tabla 9.3 se puede observar que el taxón mejorrepresentado sigue siendo el tejo superando el64%,seguido del pino negral y/o silvestre, del roble de hojacaduca, de la carrasca ylo coscoja. También aparecenrepresentados los avellanos y las Rosáceas aunque conporcentajes más modestos.

oo

=PCOJ

=o1coxf§F

28

16

44

29 43.94 5

85 76,58 ) 1,80 1 0,90

lv-64i-l - r1r5 l l tuTabla 9 3.- Frecuencias absolutas (N) y relativas (%) de losfragmentos de carbón analizados en el Nivel lllB del Cingle del Mas Cremat

En la curva taxonómica que se ha realizado para sabersi los resultados son fiables podemos observar que em-pieza ha estabilizarse alrededor de los noventa frag-mentos de carbón y a partir de ahí no se han identifi-cado nuevos taxones. Por lo tanto podemos considerarque los 177 fragmentos de carbón que se han analizadoen este nivel of recen unos resultados fiables tanto anivel cualitativo como cuantitativo.

Corylus sp

Quercus perennifolio

Quercus caducifolio

Taxus baccata

Rosácea

P ¡ nus n i g ra - Pi nus sylvestrí s

0 20 40 60 80 100 120 140 .160 180 200Fragmentos de carbón analizados

4. NIVEL V

Se han analizado un total de 461 f ragmentos de car-bón identif icándose seis taxone s: pinus nigra-pinussylvestris, Taxus baccata, Quercus caducifolio, euercusperennifolio (carrasca y/o coscoja) , Corylus sp. y pistaciaterebinthus.

Según la tabla 9.4 el taxón mejor representado es elpino negral y/o silvestre con un porcentaje que superael 95% del total de los carbones analizados en este ni-vel arqueológico. Destacar la presencia de la cornicabraque ha sido identificada por primera vez en este niveldel yacimiento.

En la curva taxonómica que se ha realizado par. >:-:si los resultados son f iables podemos observar ,1 ,r,. :curva empieza ha estabilizarse alrededor de :s.- =-fragmentos de carbón y a partir de ahí no se h¿.:, ,:=-tif icado nuevos taxones. Por lo tanto podemos .:o^:derar que los 461 fragmentos de carbón que sc - i -analizado en este nivel ofrecen unos resultados fi¿i =,tanto a nivel cualitativo como cuantitativo,

Quercus perer¡'i: :

Corylus sp-

Taxus baccata

Pistacia terebinthus

Quercus caducifolio

P¡n us n¡g ra-P ¡ nus sylvestr¡s

100 t50 200 250 300 350 400

Fragmentos de carbón analizados

5. NIVEL VI

5e han analizado un total de 321 fragmentos de carbónidentificándose tres taxones: Pinus nigra-pinus sylves-tri s, Q u e rcus cad ucifol i o, Q u e rcus pe ren n ifo I io (ca rras-ca ylo coscoja). El taxón mejor representado es el pinonegro y/o pino silvestre superando el 97o/o del total decarbones analizados en este nivel. También aparecenrepresentados los robles de hoja caduca y la carrascay/o coscojas aunque con porcentajes prácticamente in-sig n if ica ntes.

En la curva taxonómica que se ha realizado para sabersi los resultados son fiables podemos observar que lacurva empieza ha estabilizarse alrededor de los cin-cuenta fragmentos de carbón y a partir de ahí no se

oE.9+=PC0)

=2OJ

OrXl(oF0

-5oE(§#+PCOJP2OJc9roF

Juz. Total Nivel V 2J9 z o,t3 l z 0,43

Tabla 9.4.- Frecuencias absolutas (N) y relativas (%) de tos fragmentos de carbón analizados en el Nivel V det Cingte del Mas Cremat

Análisis antracoló9icodel Cingle del Mas Cren'ral

han identificado nuevos taxones' Por lo tanto pode-mos considerar que los 321 fragmentos de carbón que

se han anal¡zado en este nivel ofrecen unos resultadosfiables tanto a nivel cualitativo como cuantitativo'

Tabta 9.5.- Frecuencias absolutas (N) y relativas (%) de los fragmentosde carbón analizados en el Nivel Vt del Cingle del Mas Cremat'

0 50 I OO I 50 200 250 300 350

Fragmentos de carbón analizados

IV. INTERPRETACIÓN DE LOS RESULTADOS

La estabilización de las curvas taxonómicas obtenidasen los distintos niveles arqueológicos nos permite rea-lizar un diagrama antracológico donde se puede obser-var la evolución de los taxones identificados a través delos diferentes niveles arqueológicos diferenciados en el

Cingle del Mas Cremat.

trata de una asociación meso-supramediterránea de tie-rras calcáreas y ombroclima subhúmedo' Estos quejiga-res aparecerían acompañados por caducifolios como el

arce, y por algunas rosáceas que formarían parte de las

orlas espinosas que caracterizan estos bosques' En zo-nas con menor humedad los quejigares aparecen acom-pañados de carrascas como lo demuestra la presenciadel taxón Quercus perennifolio' En este caso' aunqueanatómicamente no pódemos diferenciar si se trata

En el Nivel lllA desciende considerablemente el porcen-

de la temperatura durante este periodo o en todo caso

una disminución de las heladas en esta zona de mon-taña que fomentaría el aumento de las poblaciones de

este taxón.

En el Nivel lllB aumenta la presencia de pino' aunqueel taxón dominante sigue siendo el tejo' También au-menta ligeramente la presencia de quejigo y de carras-

cas junto con algunos caducifolios como el avellano ylas Áosáceas. El avellano es una especie rara en nuestraprovincia, aunque actualmente aparece de forma es-

pontánea en eltérmino de Vilafranca (Pitarch, 1995)' Se

trata de una especie mesofanerófita que vivé en bos'!ques y matorrales caducifolios'

En el Nivel V hay un cambio rebpecto al taxón domi-nante ya que desaparece el tejo y aumenta especta-cularmlnte el pino que podría indicar un aumento de

las heladas. Por otra parte se mantiene la presencia dequejigos y desciende ligeramente las carrascas y el ave-

lianb. famOién destacar la presencia de la cornicabra'especie que aparece en etapas de sustitución de bos-ques climáciCos caducifolios.

Por último en el Nivel Vl se mantiene la tendencia delNivel V, ya que el taxón con mayor porcentaje siguesiendo el pino. Descienden los quejigos y aumenta li-geramente las carrascas.

oESzEPCOJ

=0r1cox«,F

r62

=t¡JÉ

=Juót¡¡J\,z(JU

NrvELilrA aNIVELII . :--r--

0 20 40 60 80 100

lllitilf_._ I_ l020020020

ll

l.T1

l

I

t]-

I¡ln

!ll .a--i020

Nota: El símbolo "O" significa presencia con porcentajes inferiores a 0,50%

Tabla 9.6'- Diagrama antracológ¡co realizado a partir de las frecuencias relativas det análisis antracológico realizado en el yacimiento arqueológicoEl Cingle del Mas Creimat.

Figura 9.1 Sección transversal deRosaceae sp. (Tr. x 60).

Figura 9.2 Sección longitudinal radialde Taxus baccata (R. x 800).

Figura 9.3 Sección transversal deQuercus caducifolio (Tr. x 80).

r63

.( r¡l': r ; lrr:r;:ir)ii)(ticrli-, Cir:¡i,: ::..1 l.l.-: Crurn¡ti

V ANEXO

Quercus caducifolio

Pi nus n i gra - P i nus sylvestr ¡s

Quercus perennifolio

IN D ETE R IV INAB LE

Quercus caducrfo io

Quercus caducifolio

Pi nus n i gra- P i n us sylvestr ¡ s

770 P i nus ni gra-Pin us sylvestri s

172 Pi n u s nig ra-P i n us sylvestrts

a1) P i n us ni gra-P in us sylvestris

788_ I

190

FRUTO

Pi nus n i gra - Pi n us sylvestr¡s

ts1 Quercus caducifollo

192 Pi nus nigra- P i nus sy lvestri s

81 5 Pi n us n i g ra-Pi nus sYlvestr is

908 Pistacia tereb¡nthus

909 Pi n us nig ra-P i n us sylvestrt s

910 Pinus nigra Pinus sYlvestris

911

917

ñ

Pi n us n i g ra-Pin us sylvestr t s

I Pinus nigra-Pinus sylvesüis

I Pinus niqra-Pinus sylvestr¡s

914 Pi nus n i gra- P i nus sy lvestris

91 5 Pinus nigra-Pinus sYlvestris

973

974

915

Pi n us nigra- P i n us sylvestri s

Pi n us nig ra- P i n us sylvestri s

P i nus n i gra' Pi nus sylvestris

1029

1 080

1 085

1107 Pinus nigra-Pinus sylvestris

1109 Pi n us nigra- Pi n us sylvestri s

1112 Pi n us n igra- P i n us sy lvestr¡s

1162 Pi n us nigra- P i n u s sylvestri s

I 201 Pinus n igra- Pi nus sylvestris

1218

1219

1264

Pi n us nigra- P i n us sylvestri s

Pinus nigra-Pinus sylvestrts

Pi n us nigra- Pi nus sylvestris

1265

1266

I, Pinus nigra-Pinus sylvestris

-lPiru*igrnPinussylvestris

1 283

1 285

Pi nus nigra- P inus sylvestr¡s

INDETERfM INABLE

I 307 FRUTO

Taxus baccata, Pinus ntgra-Pinus sylvestris

439 | Pinus nigra-Pinus sylvestris

Pi n us nigra-P inus sylvestris

'¡ Taxus baccata, Pinus nigra-Pinus sylvestris

Pinus n i gra- Pi n u s sylvestr¡s

521 1 Pinus ntgra-Pinus sylvestr¡s

552 | Pinus nigra-Pinus sylve5tr¡s

I Pinus nigra-Pinus sylvestris

t

1 308 Pi nus n igra- Pi n us sy lvestris

I Pinus nigra-Pinus sylvestris1435

1484 t Pinus nigra-Pinus sylvestris

1 485 I

NO CARBON

1 528I INDETERMINABLE

1562 Pistacia terebinthus

1926 Pin us n igra-Pi n us sylvestris

Pi nus n igra- Pi nus sylvestris1927

2051 Pinus nigra-Pinus sylvestris

Pinus n igra- Pi nus sylvestri s2052

2053

2101 Pin us n igra- P i nus sylvestris

2137 FRUTO

2156

2203 INDETERMINABLE

2204

2205 Pinus nigra Pinus sylvostns

2206

2225

Pin us n igra- Pi nus sylvestris

Pi n us n i gra- P i nus sy lvestri s

2315 Pinus nigra- Pi n us tyfurtt!:2434 1 Pinus nigra.Pinus s!,h,estis

2554 Pinus nigra- Pi nus sylvestris

2 555 NO CARBÓN

1748 Pin us n igra- Pi n us sylvestrisT

Pi n us n igra - Pin us sy lvestris17 49

1 820

1821

1822

1823 Pinus n i gra- Pi n us sy lvestris

1 831 FNo cARsoN

1 868 Pi n us n i gra- P i n us sylvestri s

1 869 INDETERI\4INABLEI

Pinus nigra-Pinus sylvestrisI 878

1879 Pinus nigra-Pinus sylvestris

I 880 Pin us nigra-Pi n us sylvestris

1 881 Pinus nigra-Pinus sylvestris

1 882 INDETERI\4INABLE

1937I

Pinus nigra-Pinus sylvestris

1 980 Pnus ngra Pinus sylvestris

2518 Pinus nrqra.Pinus sylvestils

2601 Pnus nryra Ptnos svlvesüis

2602 ¡lnus nigra Pinus sylvestris

P i n us n i g ra- Pi n u s sy lvestris

2621 P i nus n igra- Pinus sylvestris

2622 )!, n u t n i gra- P i n u s sy lvestri s

Pinus nigra-Pinus sylvestris2623

2637

2644

Pi n us n i g ra- Pi n us sy lvestris

2645

INDETERMINABLE

Pinus nigra-Pinus sylvestris

2658

2669

Pin us n igra-Pi nus sylvestris

P i n us n i g ra- P i n us sylvestri s

2682 P inus ni gra-Pi nus sylvestris

2700 Pi n us n igra-Pi n us sylvestris

2713 Pi nus n igra-Pi nus sylvestris

27 11 P i n us n i g ra -P i n u s sylvestri s

2122 Pinus nigra-Pinus sylvestris

2726 Pin us n igra- Pi n us sylvestris

2129 Pi n us n i gra-Pi nus sylvestris

2733

2136

P i nus n i gra-Pr nus sylvestr¡s

INDETERI\4INABLE

) Pinus nigra-Pinus sylvestris

Pinus nigra-Pinus sylvertris

Pinus n igra- Pin us sylvestris

Pinus uq a- Pinus sylves trrs

I einus:y21nu':yt,y,*Pi nus nigra-Pi n us sylvestris

I e m !1g ra - e i n r11tve stri s

Pinus nigra-Pinus sylvestris

FRUTO

Quercus caducifolio

INDETERMINABLE

INDETERMINABLE

1 600

1 601

1602

1 650

Análisis antracoló9ieodel Cingle del Mas er€mat

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La industria ósea

Diversos

Bibliografía

I. LOS ELEMENTOS DE ADORNO

Una de las manifestaciones más personales que nosha legado el hombre prehistórico son sus elementosde adorno. Éstos suelen precisar de transformaciones,manufacturas que conviertan un soporte natural de-terminado en un elemento susceptible de ser suspen-dido o añadido a la indumentaria; colgante o elemen-to de collar.

En la secuencia estratigráfica del Cingle del Mas Cremathemos recuperado hasta siete moluscos marinos conperforación, todos ellos pertenecientes a los niveles in-feriores: N.V (6 elementos) y N.Vl (1), enclavables en elMesolítico.

La única especie representada es la Collumbella rustica,cuya recogida se constata desde el Paleolítico, pero segeneraliza en momentos Mesolíticos.

Añadimos en este epígrafe un canino atrofiado de cier-vo (N.V), el cual si bien no conserva completa su raí2, sievidencia presencia de marcas así como parte de lo quesería la perforación realizada para su suspensión.

También se recuperan fósiles de bivalvos susceptiblesde haber sido empleados para tal f in. Finalmente seincluye en este apartado el estudio de los fragmentosde ocre recogidos en el yacimiento.

Todos estos dispositivos pertenecen a momentos me-so líticos.

1. ORNAMENTO SOBRE MALACOFAUNA MARINAEste es el soporte mayoritariamente empleado a la horade elaborar los adornos en el Cingle del Mas Cremat.

Como ya hemos mencionado se circunscribe exclusiva-mente a la especie Collumbella rustica, hecho éste derelevante importancia en cuanto implica selección delsoporte a trabajar, documentado en gran cantidad deyacimientos mesolíticos del Valle del Ebro, con la con-siguiente carga distintiva y de coherencia de grupo. Lafunción de estos elementos responde a característicasidentificativas y de información social.

Figura 10.1 Ornamento sobre malacofauna marina.

1.1. EL SOPORTE

-Collumbella rustica (1.)

Género con una concha de tamaño medio, ovoide, deespiral poco elevada, con abertura estrechada median-te un engrosamiento dentado.

Especie cuya concha posee una última espira grandey ventruda, borde de la abertura angular en la parte

171

aso trabajado y ivcrsos

superior, base de la columela con dos engrosamientos.Color blanco a amarillo, con bandas rojizas o negrasque forman un enrejado irregular, las espiras superioresde coloración violeta, la parte superior de las espirasinferiores presenta manchas rojizas y blancas, aberturablanca, el espacio intermedio entre los dientes de colorpardo oscuro.

Aparece regularmente y con mucha frecuencia en elfital superior del litoral rocoso, algo por debajo de lasuperf icie.

1.2. ANÁLISIS TECNOLÓGICO

Todos los moluscos recuperados presentan perforación,más o menos irregular, de sección cilíndrica, realizadapor presión-percusión indirecta externa desde el bordede la boca (labio externo), posiblemente con algÚn ins-trumento de sílex, apuntado y fino. Esto se aprecia enque el orificio resultante, practicado en la pared opues-ta a la boca del rnolusco, tiene una morfología irregular,presentando, la superficie externa, levantamientos ydesconchados, producidos por abrasión profunda, cir-cular, con estrías.

1.3. TIPOLOGíA

Todos los elementos recuperados pertenecen a la cate-goría de colgantes o componentes de collar.

Se cumple la tendencia observada ya en yacimientospaleolíticos, donde la representación de ornato sobrebivalvos resulta escasa. Las concentraciones de conchasmarinas observadas por nosotros en el litoral castello-

nense (Serra d'lrta, Orpesa, Peníscola,..), con su diver-sidad de especies susceptibles de ser recogidas y em-pleadas como ornato, nos induce a pensar en una selec-ción cultural de la Collumbella para su utilización comocolgante, referida sobre todo a períodos Mesolíticos.(tabla 10.1)

1.4. CONCLUSIONES

La presencia de estas conchas es habitual en todoslos yacimientos del Mesolítico y Neolítico Antiguodel Valle del Ebro desde mediados del sexto milenio:Padre Areso, Costalena, Botiquería dels moros, Pontet,y Angel 1 y 2, en el Bajo Aragón; Forcas ll, Chaves yOlvena en el Alto Aragón, los más occidentales deZatoya, Aizpea o Fuente Hoz en Navarra y Álava; asícomo en el Languedoc y sudeste francés (Barandiarán,1978; Barandiarán y Cava, 1989; Beguiristaín, 1987;Utrilla y Rodanés, 2001-2002; Utrilla y Domingo,2001-2002; Guilaine et al., 1979).

El yacimiento del Cingle del Mas Cremat se encuentrabastante alejado del litoral marino. Este hecho determi-na el importante papel que debieron jugar estos ítemscomo elementos ornamentales-simbólicos, ya que impli-can recolección en medio litoral marino, transformación(perforaciones) y posterior uti I ización. Ta m bién propor-cionan información sobre la existencia de vías de inte-racción-comunicación de largo alcance que permiten elacceso a estos recursos; ya sea por desplazamiento delgrupo, o, por intercambio con otros.

La preferencia por esta especie de molusco mediterrá-neo, y la distancia del enclave con respecto a la línea de

638 V Colgante Collumbellarusttca

Perforaciónen boca

Percusión ndirecta-presión Fig,l 0,1 2 Falta ápice

120 V

1286 V

Colgante Collumbellarust¡ca

Doble perforaciónen boca

Percusión indirecta-presión Fig.1 0.1 -1 Conserva dibujo del enrejadooriginal, Falta ápice

Colgante Collumbellarustica

0,8x0,6 cm. Perforaciónen boca

Rubefacta.No conserva la espiral

1 481 Colgante? Collumbellarust¡ca

Frag, espira y bordepa lata I

Fracturada

2518 Colgante? Collumbellarust¡ca

0,6x0,6 cm. Frag. espira Fracturada

G.4

2564

Colgante Collumbellarusúaa

Perforaci ónen boca

Percusión indirecta presión

Sin identificar 0,4x0,2 cm,

Fig.1 0.1 -4 Falta ápice

Tabta 10.1 .- Cingle del Mas Cremat Distribución por niveles de los adornos sobre malacofauna.

I

costa (80 km en línea recta), evidencian por un lado laposibilidad de movimientos directos de estos grupos, ypor otro Ia existencia de verdaderos intercambios entreestas comunidades, facilitando Ia distribución de ideasy objetos por zonas alejadas de su punto de origen.

La alta movilidad de estas poblaciones, ya sea median-te desplazamientos cíclicos, temporales (estacionales oanuales) parece fácilmente asumible a juzgar por el tipode asentamientos y su dinámica ocupacional. Más com-plicado parece establecer las interrelaciones entre ellos.

La evidencia de esa reciprocidad material entre asenta-mientos lejanos en el espacio, referida a estos períodos,podría determinar la dinamización de las innovacionesneolíticas por dichos conductos.

2. ORNAMENTO SOBRE PIEZAS DENTARIAS

De este tipo de elementos tan sólo se recupera un ca-nino atrofiado de ciervo fracturado a la altura de laraíz (fig. 10.2), donde se adelgaza y se perfora para serutilizado a modb de colgante. Su aspecto geminado yredondeamiento proximal deben ser los condicionantesde su elección como elementos de adorno_

Figura 10.2 lncisivo atrofiado de Cervus EIaphus.

Tenemos constancia de su recogida, transformacióny utilización desde el Paleolítico Superior. Entre eEpipaleolítico y el Calcolítico se recupera el interés poreste tipo de adornos, presentes en gran parte de lasestratigrafías del valle del Ebro, con vigencia cronoló-gica amplia.

La técnica empleada podría haber sido un primer ras-pado de la superficie de la raí2, seguramente con uninstrumento de sílex, hecho éste que deja unas estrÍasverticales sobre la dentina de la pieza. Esta operaciónrealizada a ambos lados del incisivo suele dejar una sec-ción bicónica del orificio.

Es la técnica más f recuentemente utilizada para per-forar piezas dentarias, documentada en yacimientoscomo la Cova de les Cendres (Moraira).

3. OTROS ELEMENTOS ORNAMENTALES

En este apartado incluiremos dos fósiles de bivalvos ma-rinos que presentan posibles evidencias de haber sidoempleados como ornatos, además de un fragmento deconcha de bivalvo fósil con añadidos de ocre.

Tenemos en primer lugar la valva izquierda de un bi-valvo fósil de especie indeterminada que presenta unaperforación a la altura del vértice. No podemos deter-minar si dicho orificio ha sido realizado por el hombreo sí por el contrario se aprovechó esta perforación na-tural para su suspensión. (tabla 10.2)

El segundo elemento localizado es otro bivalvo fósil,que en este caso aparece completo con las dos val-vas, y que presenta unas muescas laterales, a amboslados del vértice, a modo de rebaje, producidas por.incis ión.

Ambos elementos son dudosos en cuanto a su poste-rior utilización como colgantes, si bien apuntamos enel presente estudio esta hipótesis.

Colgar'te? Rhynchonella 2,6x2,5x1,1 cm, Perforación en vértice?

Colgante? Terebrátula 2,2x1 ,9x1,2 cm. lncisión en el vértice?

1,1 x0,8x0,3 cm. Present¿ manchas de ocre

Tabla 10.2.- Cingle del Mas Cremat. Adornos sobre conchas fósiles.

Recuperamos también fósiles sin marcas de trabajo:

1808 V Sin identificar

1674 V Sin identificar

Adornos, hueso trabajado y cliversos

Tabla 10.3.- Cingle del Mas Cremat. Relación de fósiles recuperados.

Hay que reseñar que otros materiales perecederos, casodel ocre abundante en el Cingle del Mas Cremat (NivelesV y Vl), pudieron emplearse para el ornato personal' La

importancia de la pintura corporal es evidente en la ma-yor parte de pueblos cazadores-recolectores estudiados.

Materias colorantes. Se recuperan 22 muestras de ocre:n" inventario 582, 476, 537,774, 907, 1784, 1922, 1923,2050, 2108, 972, 1028, 1086, 1310, 1311, 2049, 2376, 1871,1872,2620,1888 y 2698. 5ólo dos de ellas presentanestrías de utilización como lápices (n" 2376 y 2698-fi9.10.3, 4). Reseñar que todas las muestras de ocre perte-necen a los ñiveles mesolíticos (V y Vl). La utilización deesta materia colorante (ocre) presenta amplia var¡edadde usos: se relaciona con actividades 9ráficas (decora-ción de diferentes soportes; pétreos, óseos, cerámicos odecoración corporal), enmangamiento de piezas líticas,conservación de alimentos, fines medicinales o rituales'

II. LA INDUSTRIA ÓSEt

En el yacimiento del Cingle del Mas Cremat se recuperancuatro piezas de hueso trabajado, todos ellos en el Nivelll, Neolítico Final. Se trata de elementos apuntados.

Esta familia engloba a todos aquellos instrumentos quepresentan el extremo distal apuntado' Es el único gru-po representado en la industria ósea del Cingle del MasCremat.

Hay un predominio absoluto de los punzones, con tresindividuos (G10-1, G10-2 y G10-3), siendo el cuarto ele-mento de dudosa clasificación (G9-1) (fig. 10.a).

Figura 10.4 lndustria ósea recuperada en el N¡vel ll (Neolítico Final).

1. PUNZONES

Los tres ejemplares considerados como punzones deeconomía están realizados sobre diáfisis hendidasde meso-mamífero, presentan señales de facetado ouso en la zona distal apuntada. Se observa cierta in-tencionalidad en la acomodación del soporte para laconfiguración final del instrumento, el canal medular,fracturado oblicuamente acaba en una aguzada puntaconseguida mediante biselado por abrasión.

- G10-1. Punzón sobre tibia de meso-mamífero, se en-cuentra fragmentado en su parte distal.

- G1O-2. Punzón sobre tibia de meso-mamífero, se en-cuentra muy fragmentado, conservando únicamenteel extremo Punzante.

- G10-3. Punzón sobre metatarso de ovicaprino, aun-que fracturado conserva el arranque de la epífisisdistal.Figura 10.3 Fósiles y materiales colorantes (ocre).

2. INDETERMINADOS

Un único ejemplar G9-1. Se trata de un elemento apun-tado de sección cónica, opuesto a un pequeño bisel. Enun principio barajamos la hipótesis de que se tratase deun anzuelo.

Los punzones recuperados en el Nivel ll del Cingle delMas Cremat, son abundantes durante el Neolítico, sien-do frecuentes durante el lll milenio en otros yacimientosvalencianos como en la Ereta del pedregal (Fletcher eta/.,1964). En Cova de l'Or aumenta su presencia conformeavanza el Neolítico y durante el Eneolítico (Martí, 19SO).En general, serían útiles con los que se desempeñaríandiversas actividades domésticas, como pueda ser la per-foración de materiales blandos, por ejemplo pieles.

It. DtvERsos

1. CUBO DE PIRITA

Reseñar el excepcional hallazgo de un cubo de piritaen los nivelés mesolíticos del Cingle del Mas Cremat.Este mineral en contextos arqueológicos se relacionadirectamente con la obtencién del fueqo por mediode la percusión.

En la mayoría de contextos arqueológicos donde se re-cuperan evidencias relacionadas con la obtención y usodel fuego, éstas'consisten en estructuras de conteñcióny protección del mismo (hogares), restos carbonizadosde combustible y otros materiales, sedimentos rubefac-tados, etc. Así obtenemos información sobre la exis-tencia del fuego y sus aplicaciones, pero no sobre losprocesos y herramientas necesarias para su obtención.

F.igura 10.5 Cubo de pirita, fragmentado, recuperado del Nivel V(M eso I íti co Reciente).

La arqueología ha intentado subsanar este vacíode información recurriendo a la Etnografía y a taArqueología experimental. Gracias a ello se ha llegadoa la conclusión de que existieron fundamentalmentedos modos de producción del fuego en la prehistoria:por fricción de dos fragmentos de madera, y por per-cusión. No entraremos aquíen la discusión sobre la ma-yor antigüedad de uno u otro sistema de generar com-bustión, aunque pensamos que su utilización depende,fundamentalmente del medio en que se produce.

El método de percusión consiste en el golpeo de doselementos entre sí para obtener chispas que, al contac-to con alguna materia combustible, originen el fuego.Como demuestrán diversos estudios etnográficor y

"*-perimentales los elementos utilizados principalmenteson el sílex, o cuarzo, y algún mineral sulfúrico, funda-mentalmente pirita o marcasita.

La experimentación demuestra que aunque el golpeode dos elementos silíceos produce chispas, estas no sonfuncionales para producir fuego, ya que no poseengran poder calorífico y se extinguen con rapidez.

A diferencia del caso anterior, el golpeo de herramien-tas de sílex contra pirita produce mayor número dechispas, más duraderas y de mayor poder calorífico, ypor tanto inflamable. Las causas de estas diferenciasdebemos buscarlas en las características pizoeléctricasde este mineral. Es el más frecuente de los sulfuros yuno de los minerales que cristalizan con mayor facilidad,siendo típicos los cubos más o menos equidimensiona-les, como el localizado en el Cingle del Mas Cremat. Setrata de un elemento relativamente frágil.

La distribución de afloramientos de pirita en la penínsulalbérica es amplia: Orense, Lugo, Asturias, Cantabria,Guipúzcoa, La Rioja, Soria, Teruel, Gerona, Barcelona,León, Murcia, Almería, Jaén, Huelva, Sevilla, etc.

Por cercanía al yacimiento pensamos que el origen delcubo localizado en el Nivel V del Cingle del Mas Crematdebería buscarse en las minas de Teruel o La Rioja.

Los restos de pirita descubiertos-en contextos arqueo-lógicos aparecen en un amplio abanico temporal, des-de el Paleolítico Medio-Superior hasta la Edad de losMetales, a pesar de ello no son abundantes. Ello quizásse debe a las características de la propia pirita, puestoque al ser un óxido de hierro se descompone con facili-dad en determinados ambientes.sedimentarios.

175

En el Paleolítico Superior se conocen descubrimien-tos de pirita en Chaleux (Bélgica), Laussel y Pincevent(Francia), Vogelherd (Alemania), etc. En el Mesolíticoeuropeo tenemos los casos de Star Carr (lnglaterra),Cuvensee (Alema nia), M u lleru p, U lkestrup, Mag lelyn gXVlll y Svaerdborg (Dinamarca). Un número bastanteimportante de tumbas del Neolítico y de la Edad delBronce en Europa contuvieron varias herramientas desílex y piezas de pirita para hacer fuego.

En la Península lbérica son muy escasos los yacimien-tos donde se han encontrado restos de pirita, normal-mente en contextos f unerarios; La Tarayuela (Ambrona,Soria), el dolmen de 5an Martín (Laguardia, Álava) y elmonumento funerario de Tres Montes (Las BardenasReales, Navarra).

El cubo de pirita recuperado en el Cingle del MasCremat se encuentra fragmentado, presentando con-creciones de color marrón-granate que son una capa degoethita (limonita u ocre), posiblemente generada porla propia oxidación del mineral de hierro.

En conclusión, consideramos que el cubo hallado en elNivel V del Cingle del Mas Cremat fue utilizado, muyprobablemente para la obtención de fuego medianteel método de percusión con un útil de sílex.

La experimentación ha demostrado una serie de patro-nes de marcas de uso en instrumentos líticos que se rela-cionan con la obtención de f uego mediante la percusióny frotamiento contra pirita. Estos elementos síliceos, devariada morfología, desarrollan en un extremo un fren-te redondeado, generado por el golpeo contra el mine-ral, con melladuras, pequeñas muescas y lustre brillante.Debemos apuntar que en el registro material del Nivel Vdel Cingle del Mas Cremat no hemos encontrado ningúnútil 1ítico con estas marcas en el área excavada.

2. ANALISIS PALINOLÓGICO [Amparo Valcárcer Estors]

2.1. MUESTREO Y TRATAM]ENTO DE LAS MUESTRAS

Durante octubre de 2006 se realizaron los muestreospolínicos en el corte sur del sondeo. Esta zona del ya-cimiento corresponde a un abrigo, el cual ha perdidotoda su cornisa. La numeración de las muestras se iniciadesde el nivel más profundo del corte sur, con el núme-ro 1, siguiendo la numeración hacia el nivel superficial.En total se recogieron 5 muestras.

Los sedimentos f ueron tratados según el método quí-mico clásico (GCl, HF, KOH) con una posterior concen-

tración en líquido denso (1. de Thoulet) filtrado sobreCOrCa.

En los trabajos de laboratorio se añade una cápsula deun polen exógeno: el Polypodium. Una vez finalizadalos tratamientos la aparición de este tipo de taxón nosindica que el tratamiento ha sido correcto y que la au-sencia de otro tipo de granos se debe principalmentea su mala conservación, como ha sido el caso de estem uestreo.

2.2. RESULTADOS

Los resultados tras el análisis químico y físico realizadoen el laboratorio de Palinología y Geomorfología dela Universitat de Valencia de las 5 muestras tomadas,fueron negativos, ya que se mostraron prácticamenteestériles a excepción de algunos pólenes de Quercusperennifolia y pináceas, sin poder determinar especie.

Muestra 1: Nivel Vl, no ha aportado ningún grano depolen al ser un nivel perteneciente posiblemente a unazona de hogar o próxima a ella, ya que se observa almicroscopio numerosos restos de microcarbones.

Muestra 2: Nivel V, al igual que la muestra 1 no haaparecido ningún grano de polen, considerándose lamuestra estéril.

Muestra 3; Nivel lV se ha podido observar la existen-cia de 5 granos de Quercus perennifolio, y 4 granos deChenopodiáceas.

Muestra 4: Nivel lll, ha dado como resultado 4 granosde Pinus sp.

Muestra 5: Nivel ll, que no ha deparado ningún granode polen.

Eltotal de granos de polen recuperados en las 5 mues-tras suman 15 granos, un número demasiado bajo queno permite aproximarse al paisaje que rodearía alCingle del Mas Cremat en varios momentos cronoló-grcos.

El polen de Quercus tan sólo se puede diferenciar deaquellos que son perennifolios de los caducifolios. Eneste caso el grano de Quercus es de morfología peren-nifolia, al que posiblemente podríamos asociar con lacarrasca/coscoja, ya que nos encontramos en una zonadonde su ecología es óptima, así como las chenopo-diáceas. Debido a la deforestación y otras labores an-trópicas la carrasca ha quedado reducida a unas áreas

muy concretas. Sin embargo, es posible que duranteel Ñeolítico, existieran en l¿ s cercanías bosques de ca-

rra sca I es.

(h

(br lli."

Coltr l?if

Coú1210 1,

( oú I:oq

líticos (N.ll y lll), como en el caso de La Cova de Les

Cendres (Moraira).

Los escasos granos de Quercus encontrado en las lámi-

nas no nos fermiten tener.?::i:ln:il:lilo^::TJ-la existencia de un carras-osibilidad de relacionar suo acomPañan de sustrato

arbóreo, debemos ser muy cuidadosos con esta poslble

hipótesis.

Respecto a la presencia de Pinus es imposible determi-nar su entidad, ya que puede estar debido a un gran

bosque de pinos."i.uno al yacimiento' el cual aÚn no

ñ.nii" suf ri'do la deforestación por trabajos agrícolas y

de pastoreo, o bien que dada la morfología de su 9ran9ÁáV" p"Aiao despla'zarse, incluso centenares de kiló-rnáaro, hasta depositarse e I los sedimentos estudiados'

Los pólenes de Cheno podium, suelen estar ligados'junto a otros taxones no encontrados aquí' a la pre-

senciadelhombreySusactividades(cultivos,pasto-reo), que originan cíertas formaciones incluidas en el

Che noipod ío-Scl e ra nthea Hadac (1 967)'

Los altos índices de representatividad de las

Chenopodiáceas, pese a sus limitaciones' son un buen

instrumento para reconocer e interpretar el tipo' inten-l¡á"J v duraiión de la actividad humana' Para ello es

precisó un buen conocimiento de la amplitud ecológi.-

:.;i.; caracterÍsticas de las especies involucradas' asi

coÁo de las condiciones edáficas de la zona' También

hay que tener en cuenta que las actuales economías ga-

nuá"rut y agrícolas no pueden servir como prototiposúnicosdereconstrucciónparalosmomentosantiguos.Del mismo modo, el desarrollo y empleo de distintasherramientas de cultivo, influiría en la composición flo-rística de las malas hierbas'

Las Chenopodiáceas pueden ser indicadores de comuni-

áaaes rudárales y bordes de camino' por lo que siempre

habrá que tener en cuenta el contexto en las que se

encuentran ya que, según éste, podrían tener distintosiig;iti."Oor, o"ta" r.nédiot nitrófilos como halófilos ei n"cl uso cond iciones cli máticas pa rticu lares'

Por lo tanto, y como conclusión es imposible determinarel tipo de paisaje que rodeaba el yacimiento entre el

Vll y lll milenio a.C., ya que las muestras se consideranestáriles por su bajo número de taxones' y ninguno de

losconservadossondeterminantesparaaproxlmarnos

rápidamente, lo que conlleva en algunas ocaslones a

una representatividad de éstos'

2.3. CONCLUSIONES

Las conclusiones que se derivan de los resultados del

ai paisaje. 5in embargo no se descarta la presencia depó1enes en niveles que no hayan estado en contactocon el fuego, por lo que se deberían de recoger másmuestras en ese caso.

3. DATACIÓN AMS [Beta Analytic lnc.]

El análisis carpológico efectuado por G. Pérez Jordá (GlBioarqueología, lH, CCHS, CSIC), permitió la recupera-

ffi§p ffi§ oFSample Data

llcut - l.lll-ilr:,\lrll't.l ll\N,\l \ \lS r\\lS-\tatldat'd tluiirurr

ción de semillas seleccionadas de manera individualiza-da (cuatro muestras), para realizar las dataciones abso-lutas por AMS (Laboratorio Beta Analytic lnc. por Dr. M.A. Tamers y D. G. Hoods. Miami, Florida, USA).

A continuación reproducimos la tabla con los resultadosobtenidos, y a los que ya hemos hecho referencia en losanteriores apartados de la presente publicación.

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Iiirdiocarbon Ag;t-r

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\\ ',1 \'-lS -\lrlS-siurrilrrrrl Je lír trl\l \ li-Rl \l IJI{l: It(li \-t'\41 \ I-r (scetlst: ¡iciJ,'alkali'aciclI \l( t\lA (- \l lllR.\ ll(lN : C:rl tl( 57-10 ti> 5(¡2Ú (Ca! BI) l6q0 io i-t701

Daies are reported as RCYBP (radioearbon yeárs before present,''prerient" = J950A.D-) By lnternationai convention, the modernreference siandsrd was 95% of the C14 content of the National8L¡reau of §tándards' Oxalic Acid & eálculated uslng the Libby e14helf,¡le (5568 years). Quoted errors represent 1 standard deviationstati¡tics (68% probability) & are based on combined measurementsof thts sample, background, and modern refére¡1ce standards

1,,1.á5urEC C1l/tl!? rirlli,: weie a?lafl31ca'e:atrvir io lt'É FOB I

írleír1olrúilal slandarC anll lhE BCYBÉ iges \tFre oúlrrlairzerl ttr25 E¿r mrl ll ihe ralio and age ar¿ accorrlpar,rr:il by lr:r t'r lhef !l1e

C l3 C 12 valLre was esllrnatsc i¡aserl on rf,1]es lYP i¡i !i ihenr¿teilal tyfre ThE quoled res!ll5 are NOT:alloratr¡d ic laie, lalt.jJrs CalrtJ:atlotr lú calEnda. years Sl'rJu,i, irE caliUlafed l9'TqlhP |.rilivenl ..f,al C14 3.te

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Equipo de autores

Conclusiones

- =¡.-

El Cingle de Mas Cremat está ubicado en el Cerro de lasCabrillas, que alcanza los 1.349 m.s.n.m. y forma partedel Sistema lbérico. Dicho cerro se integra en una orlade relieves adosada al sector septentrional de la sie-rra de Gúdar en su transición al sector de muelas delMaestrazgo.

Las condiciones climáticas sitúan el área en el piso bio-geográfico supramediterráneo de ombroclima subhú-medo en el que se podrían desarrollar formaciones bos-cosas de quejigales acompañadas de carrascas y pinosnegráles. Sin embargo el paisaje actual está muy de-forestado por la presión antrópica relacionada con unpastoreo intensivo. Las cumbres de las Cabrillas estándesarboladas y cubiertas de matorral bajo.

Durante el Mesolítico reciente, y coincidiendo conuno de los momentos de mayor humedad durante elHoloceno, estas características f isiográf icas permitieronel desarrollo de amplias formaciones boscosas de pinonegro-silvestre (Pinus sp.), acompañados de avellanos(Corylus sp.), tejos (Taxus baccata), etc., que se desarro-llarían bajo unas condiciones climáticas más frescas queen la actualidad como asíparece confirmar el análisis an-tracológico del Cingle del Mas Cremat. El análisis de lassemillas también ha documentado la presencia del ave-llano y pomos de Sorbus. Estas características paleocli-máticas, además, han podido ser cotejadas a partir delestudio de los micromamíferos que indican el desarrollode unas condiciones climáticas muy húmedas y la for-mación de praderas ocupadas por distintas especies detop i I I os (Te r ri co I a d u od eci m costatus, M i cr otu s ca b re ra e).

En estos bosques el espectro faunístico que encon-tramos es amplio y está formado absolutamente por

especies silvestres, entre las que destacan aquellas queestán relacionadas con un biotopo forestal muy bienconservado y húmedo: rebeco (Rupicapra rupicapra),jabalí (Sus scropha), y con praderas como el asno silves-tre (Equus hydruntinus).

Los cazadores-recolectores mesolíticos van a utilizarde forma amplia la riqueza de este nicho ecológico. El

Cingle del Mas Cremat sería un cazadero estacional, talvez de carácter estival, dada la edad de algunas presas.Cazan principalmente individuos adultos con el fin deconseguir el mayor volumen de carne y almacenarla unavez secada y ahumada. En esta estrategia de supervi-vencia también cuenta la baja especialización, aspectoque también está relacionado con las connotacionesque se desprenden de un paisaje forestal. En su dietatambién introducirían avellanas de gran valor energé-tico y servales ricos en azúcares.

Desde elpunto de vista de la industria lítica el inicio dela ocupación del Cingle del Mas Cremat coincide con lafase avanzada del Mesolítico Geométrico, Niveles V yVl, caracterizado por la importancia de los microlitosgeométricos, por el equilibrio o, si acaso, leve dominiode triángulos Tipo Cocina sobre trapecios de retoqueabrupto, (uno de ellos con la base pequeña retocada),por la presencia de laminitas con espina central TipoCocina, por la documentación de los primeros seg-mentos alargados, microburiles, y laminitas de dorsoabatido arqueado. Hay además útiles macrolíticos yno se documenta el doble bisel en la confección demicrolitos.

En definitiva un conjunto muy coherente que nospermite relacionarlo con otros yacimientos de este

-- t--:.:o, En el Bajo Aragón estaría representado por= - .. .1 de Botiquería (Barandiarán, 1978), el nivelc j: Secans (Rodanés et al., 1996), c3 de Costalena:a.¿nd arán y Cava, 1989) y c.inf de Pontet (Mazo y'.'rr:es, 1992). También en el Valle del Ebro; nivel llde:i.cas (Utrilla y Mazo, 1996),llb2 de Atxoste, el nivel lll:e Aizpea y lll inf. de Mendandia (Aladay, 2005).

Las dataciones obtenidas por C14 sobre semillas deCorylus sp.: Nivel Vl: CAL BC 5740-5620 y Nivel V: CALBC 5750-5630, serían coherentes con esta afiliación in-dustrial, fechas que además son asimilables a las CalBC a 1 sigma del Pontet c.inf (5470-5300), Costalenac3 (5650-5050) y Botiqu ería 4 (5750-5660) (Fernández,2006,31, Tab. 8). Y en un mismo sentido deberíamosincluir las dataciones de los niveles 2b (5710-5630) y 3(5840-5735 y 5835-5750) del Cingle del Mas Nou (Oláriaet a/., 2005).

En la misma zona del maestrazgo, en la cuenca alta dela Valltorta, se ha localizado otro yacimiento compara-ble: el Cingle del Más de Martí, ubicado en el Barrancde Sant Miquel a escasos 200 m del Abric Centelles,auque en este caso carecemos de fechas y la secuen-cia está en fase de def inición (Fernández et a1.,2005).Aquí el Nivel 3 presenta una industria mesolítica, enla que predominan los trapecios con retoque abruptosobre los triángulos, y también se han registrado frag-mentos cerámicos (17 fragmentos). Desde el punto devista faunístico, el ciervo es la especie mejor represen-lada (lbídem, 883) e industrialmente encuadraría en laFase A del Mesolítico reciente (Fernánde2,2006,38), sibien se han podido identificar la presencia de armadu-ras características de la Fase B como los triángulos conlos dos lados cóncavos de Tipo Cocina, que también sehan registrado en el Mas de Sanq próximo a la Valltorta(tbídem,40).

Así, el Nivel V del Cingle del Mas Cremat, presenta unconjunto de materiales lnmerso en esta última fase delgeometrismo, previa al desarrollo o aporte de las pri-meras evidencias materiales que se identifican con laexpansión del neolítico por estas comarcas (primerasproducciones cerámicas, retoque a doble bisel,...). Estoselementos aparecen en el Nivel lll, inmediatamente su-perpuesto al Nivel lV ( prácticamente estéril en mate-rlales arqueológicos). 5i bien, como ya mencionamos,e pobre conjunto de materiales recuperados de dicho- . el ll no permite sino esbozar breves pinceladas. Asís3 'ecupera un segmento con retoque en doble bisel,

además de documentarse la producción cerámica, per-mitiéndonos pensar en un momento de transición alneolítico, o incluso en un momento de implantacióndel mismo. Sólo una excavación en extensión permitiríaobtener la información necesaria para determinar conexactitud el tipo de industria asignable al mismo. Lafecha obtenida por C14 (datada por semilla de Sorbussp.) del Nivel lll es 5040-4790 CAL BC.

El Nivel ll, última ocupación del enclave. Presenta unconjunto de materiales característicos del complejoneolítico en su postrera fase. Reseñaremos la presenciade las puntas de flecha, los productos laminares másgrandes y la presencia del retoque plano, en cuanto ala industria lítica sobre materiales silíceos. A lo anteriorhabría que añadir las restantes evidencias recogidasen la presente memoria; tres fragmentos de punzonesrealizados con diáfisis de tibias de ovicaprinos, de unatipología característica del Neolítico final, los materia-les cerámicos recuperados, los útiles de molienda, elhachita de piedra pulida, la presencia masiva de ani-males domésticos y cereales cultivados. Todo redundaen lo apreciado en el estudio de la industria lítica. Ladatación obtenida por C'l4 sobre semilla de HordeumTr iti cu m; 4850 I 47 90 - 47 7 Ol 4620 CAL B P.

En lo referente a la producción cerámica observamos enel presente Nivel ll dos grupos de cerámicas. Un primergrupo, formado por las cerámicas en el que las pastasde menor calidad son las predominantes y existe unamayor presencia de recipientes de paredes gruesas. Yun segundo grupo, donde estarían las cerámicas loca-lizadas a partir de la capa 6 del nivel, donde las pastasde mayor calidad son las predominantes, junto con los-recipientes de paredes f inas y medias.

Existe un pequeño grupo de fragmentos realizados se-guramente con barro cocido, los cuales se caracterizanpor tener pastas de color naranja claro, sin desgrasan-te visible pero con improntas de materia vegetal. Enmuchas ocasiones este tipo de materiales suele asociar-se a restos de material constructivo, sin embargo, lapresencia de fragmentos con elementos identificables,como un labio, u otros con partes definidas, nos inclinaa pensar en la existencia de recipientes realizados coneste material, encontr¿ndo su paralelo más cercano enlos localizados en el fondo de algunas fosas/silos de laCova de les Bruixes (Rosell). La escasez de decoraciones,el dominio de los perfiles simples y la presencia de for-mas planas, son los mejores indicadores para enclavar

dicho conjunto, Estas características parecen situar a laindustria cerámica del Cingle del Mas Cremat en las úl-timas fases del Neolítico ll (Bernabeu, 1995). Durante elNeolítico llB, entre las escasas decoraciones se encuen-tran presentes las decoraciones incisas e impresas depunzón. En nuestro caso, tal vez el fragmento decoradocon una línea incisa, junto a la que aparece, una impre-sión de punzón, podría corresponderse con este tipode decoraciones.

Ahora y por primera vez en la secuencia arqueozooló-gica del yacimiento las especies domésticas son predo-minantes. Entre ellas predominan el bovino y los ovica-prinos domésticos, que por vez primera se documentanen el yacimiento, y por los cerdos. Entre estas especiesdomésticas debemos mencionar también el perro, delque hemos identificado algunos restos. Las especies sil-vestres son las propias de momentos anteriores, aunqueahora corresponda el predominio al ciervo. Hay tam-bién algunos restos de ave.

El estudio de las edades de sacrifico de los animales do-mésticos apunta una búsqueda preferente de carne, an-tes que de productos secundarios. Entre los bovinos seobserva un sacrif icio de adultos y no hemos identif icadoen estos restos ninguna patología ósea que indique suuso como animales de tracción. En los ovicaprinos el pa-norama es de una mayor diversificación. Entre los restosde suidos, se constata el sacrificio cuando superan losdos años y en edad adulta.

Las frecuencias de las unidades identificadas permitenobservar como en el Nivel ll están presentes todas laspartes del esqueleto, de todas las especies. Esta circuns-tancia debe interpretarse como que ahora el abrigo sipuede conslderarse como una unidad de producción yal mismo tiempo de consumo, y desde esa perspectiva

:0!rra oP

podemos definirlo como un hábitat más estable y poli-funcional. En estos momentos hay una fragmentaciónmenos intensiva de los restos óseos. El troceado no tie-ne por f inalidad la extracción de la médula sino generarunidades de consumo para ser cocinadas.

En el Nivel ll sólo se conservan restos de cereales, trigosdesnudos, y un Fruto o baya que no hemos podido de-terminar. Pensamos que tras algo más de dos milenosde agricultura se han generado variedades bien adap-tadas a Ias diversas características ecológicas de Ios dife-rentes territorios, lo que aportaría una mayor seguridada las comunidades humanas que pasan a reducir el nú-mero de especies cultivadas, abandonando un sistemade producción inicial que basa en la diversidad de culti-vos la forma de intentar asegurar una mínima cosecha.

Del estudio de carbones se desprende que en el Nivelll existía una vegetación arbórea donde predominabanlos quejigos. 5e trata de una asociación meso-suprame-diterránea de tierras calcáreas y ombroclima subhúme-do. Es en este momento cuando esta formación arbóreaempezó a ser sustituida por espacios ocupados por lagarriga. Los requerimientos ecológicos de Mus spretus,especie documentada en este nivel arqueológico con-firman esta interpretación. Por otra parte, la documen-tación de Sorex sp. ratifica las condiciones climáticashúmedas del momento.

El Cingle del Mas Cremat fue utilizado a Io largo deun período cronológico muy dilatado, un tiempo enel que se produjo el paso de una economía cazadora-recolectora a una economía productora de alimentos.Algo similar se detecta en otros yacimientos de la zonacomo el Abric del Mas de Martí (Albocásser). Este usocontinuado de los abrigos parece traducir una continui-dad poblacional a lo largo de este proceso de camblo.

Botiquería

Costalena c3s

Pontet cinf

C. Mas Nou Á

Cingle del Mas Cremat

tvl.rolíti.o

-¡r.ro

GrA-13267 6830 5134-5663 Barandiarán y Cava,2000

GrN-14098 6420 Barandiarán y Cava, 1 989

GrN-14241 6370I

5467 -5299 Mazo y Montes, 1992

Beta:1 70713 6160 40 5120-5620 0laria etal,2005hueso Beta-1 7071 5 6920 40 5870-s720 Olaria efal,2005

51 40-5620 Vicente ef a1.,2009

5 750-5630 Vicente etal,2009

5618-5012

carbón

hueso

Mesolítico semilla Beta-232342 6150 50

semilla Befa-232341 6800 50

Tabla 11.1 .- Diferentes dataciones de la secuencia regíonal.

Conclusrones

Con ello no planteamos un modelo autocton¡sta deneoliii¿,ac ón como el elaborado a partir del yacimien-io de Cova Fosca (Olaria, 1988), severamente contesta-rlo (Ma-r-ti y Hernández, 1988; Bernabeu, 1995, Zilhao,1993), simplemente no negamos la posibilidad de que-rean las mismas poblaciones cazadoras recolectoras lasque a o largo de un proceso prolongado y gradual va-yarn introduciendo pequeños cambios culturales y eco-nóm cos (Martínez Valle et a/., 2008).

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.--

Bos primigeniusUro

Lynx pardinaLince

Erinaceus europaeusErizo común

Bos taurusToro

Orictolagus cuniculusConejo

Microtus cabreraeTopillo de Cabrera

Canis familiarisPerro

Ovis ariesOveja

Mus spretusRatón silvestre

Canls lupusLobo

Rupicapra rupicapraRebeco

QuirópteraMurciélago

Capra hircusCabra

Sus scrophaJabalí

Sciurus vulgarisArdilla

Capra pyrenaicaCabra montesa

Sus sp.Cerdo

Sorex sp.Musarañade dientes rojos

Capreolus capreolusCorzo

Vulpes vulpesZorro

TerricoladuodecimcostatusTopillo común

Cervus elaphusCiervo

Apodemus sylvaticusRatón de bosque

Alectoris rufaPerdiz

Equus caballusCaballo

CrociduraMusaraña común

Corvus monedulaGraja

Lepus granatensisLiebre

Eliomys quercinusLirón careto

Columba braviaPaloma