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Eco y Narciso

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Page 1: Eco y Narciso

Ópera "Narciso" de Domenico Scarlatti Olga Pitarch - Stéphanie d'Oustrac

http://glarcar.blogspot.com.es

Page 2: Eco y Narciso

Eco era una oréade (ninfa de la montaña) del monte Helicón, que amaba su propia voz. Fue

criada por ninfas y educada por las Musas.

Hera, furiosa cuando supo de ello, culpó a Eco de entretenerla en

connivencia con Zeus, y ya que la entretenía con aquellas charlas

incesantes, la condenó a no poder hablar, sino solamente podría repetir el final de las frases que escuchara.

Parlanchina y alegre. Con su charla

incesante entretenía a Hera, esposa de

Zeus. Y estos eran los momentos que él aprovechaba para

mantener sus relaciones

extraconyugales.

Page 3: Eco y Narciso

Avergonzada, abandonó los bosques que solía frecuentar, recluyéndose en una cueva cercana a un riachuelo.

Page 4: Eco y Narciso

Narciso era un muchacho precioso, de encanto irresistible, hijo de la ninfa Liríope.

«Hasta tanto no se conozca a sí mismo», replicó Tiresias. De modo que la madre se aseguró de

que el hijo no viera nunca su imagen en el espejo

Su madre, ansiosa por averiguar el

destino de su hijo, consultó al adivino

ciego Tiresias. «¿Vivirá hasta la ancianidad?», le

preguntó

Page 5: Eco y Narciso

Al crecer, el chico resultó ser extraordinariamente hermoso y despertaba amor en todos cuantos lo

conocían

de modo que para ganar confianza y seguridad en sí mismo dependía de que los demás le dijeran cuan bello era. En consecuencia, se convirtió en

un joven absorbido por su propia persona.

Aunque nunca había visto su cara, podía adivinar a través de

las reacciones ajenas que era bello; pero

nunca se sentía seguro,

Page 6: Eco y Narciso

Narciso daba largos paseos sumido en sus cavilaciones, y uno de esos paseos le llevó a

las inmediaciones de la cueva donde Eco moraba.

Ella le miró embelesada, quedando prendada de él, pero no reunió el valor suficiente para

acercarse.

Eco le esperaba y le seguía en su paseo, siempre a distancia,

temerosa de ser vista, hasta que un día, un ruido que hizo al pisar una ramita puso a Narciso sobre

aviso de su presencia, descubriéndola

Narciso encontró agradable la ruta que

había seguido ese día y la repitió en más

ocasiones.

Page 7: Eco y Narciso

¡Vete!, gritó airado. ¡No puede haber nada entre alguien como tú

y el bello Narciso!

¡Narciso!, suspiró Eco tristemente; y desapareció avergonzada,

murmurando una oración silenciosa a los dioses para que

este joven orgulloso pudiera algún día saber lo que significaba amar en vano. Y los dioses la oyeron.

¿Quién está ahí?, gritó él.

¡Ahí! , regresó la respuesta de Eco. ¡Ven aquí!, dijo Narciso, bastante

irritado.

¡Aquí!, repitió ella, y corrió desde los

árboles, extendiendo sus brazos para

abrazarlo.

Page 8: Eco y Narciso

Narciso regresó a la laguna para beber y observó el rostro más perfecto que había visto nunca.

Instantáneamente se enamoró del

impresionante joven que tenía delante

Page 9: Eco y Narciso

¡No me desprecies de ese modo!, le suplicó Narciso a la imagen.

Soy el que todos los demás aman en vano.

¡En vano!, gritó Eco desde el bosque con tristeza.

Se sonrió, y el bello rostro le devolvió la sonrisa. Se inclinó hacia el agua y besó los

rosados labios, pero su contacto rompió la clara superficie y el bello joven se desvaneció como

un sueño. Tan pronto como se retiró y se quedó quieto, la imagen

regresó.

Page 10: Eco y Narciso

Una y otra vez Narciso se acercó a la laguna para abrazar al bello joven, y en cada ocasión, como si de

una burla se tratara, la imagen desaparecía.

¡Ay de mí!

Narciso pasó horas, días y semanas contemplando el

agua, sin comer ni dormir; tan solo

murmuraba:

Page 11: Eco y Narciso

Pero las únicas palabras que le llegaban eran las de la infeliz Eco

Los dioses se conmovieron ante la visión de tan bello cadáver y le transformaron en la flor que

ahora lleva su nombre.

Por último, su apesadumbrado corazón dejó de latir y quedó frío e

inmóvil entre los lirios acuáticos

Page 12: Eco y Narciso

Y dicen que allí se consumió de pena

Eco, tan quieta, que llegó a convertirse en

parte de la propia piedra de la cueva...

Eco se retiró a su cueva, donde permaneció quieta, sin moverse, repitiendo en voz baja, un susurro apenas, las últimas palabras que le

había oído ... "qué estúpida... qué estúpida... qué... estu... pida...".

hasta que no quedó nada de ella excepto su voz; e incluso hoy en día solo se le deja

decir la última palabra pronunciada.

Page 13: Eco y Narciso

‘Narciso.Tu olor.Y el fondo del río.

Quiero quedarme a tu vera. Flor del amor.Narciso.

Por tus blancos ojos cruzanondas y peces dormidos.Pájaros y mariposasjaponizan en los míos.

Tú diminuto y yo grande.Flor del amor. Narciso.

Las ranas, ¡qué listas son!Pero no dejan tranquilo el espejo en que se mirantu delirio y mi delirio.

Narciso. Mi dolor. Y mi dolor mismo.

http://[email protected]‘Narciso‘‘ Federico García

Lorca

Giuseppe Domenico Scarlatti

(Nápoles, 26 de octubre de 1685 - Madrid, 23 de julio de 1757)

Compositor italiano de música barroca afincado en España, compuso varias óperas para el teatro privado de la reina polaca Casimira. En 1.719 se trasladó a Londres a dirigir su ópera Narciso en el King´s Theatre.

Los fragmentos en esta presentación son 'Vieni, o caro‘ - 'Mio bel sol‘ y 'Non

lo credo, non lo spero'