Click here to load reader
Upload
carlos-
View
1.432
Download
0
Embed Size (px)
Citation preview
Ópera "Narciso" de Domenico Scarlatti Olga Pitarch - Stéphanie d'Oustrac
http://glarcar.blogspot.com.es
Eco era una oréade (ninfa de la montaña) del monte Helicón, que amaba su propia voz. Fue
criada por ninfas y educada por las Musas.
Hera, furiosa cuando supo de ello, culpó a Eco de entretenerla en
connivencia con Zeus, y ya que la entretenía con aquellas charlas
incesantes, la condenó a no poder hablar, sino solamente podría repetir el final de las frases que escuchara.
Parlanchina y alegre. Con su charla
incesante entretenía a Hera, esposa de
Zeus. Y estos eran los momentos que él aprovechaba para
mantener sus relaciones
extraconyugales.
Avergonzada, abandonó los bosques que solía frecuentar, recluyéndose en una cueva cercana a un riachuelo.
Narciso era un muchacho precioso, de encanto irresistible, hijo de la ninfa Liríope.
«Hasta tanto no se conozca a sí mismo», replicó Tiresias. De modo que la madre se aseguró de
que el hijo no viera nunca su imagen en el espejo
Su madre, ansiosa por averiguar el
destino de su hijo, consultó al adivino
ciego Tiresias. «¿Vivirá hasta la ancianidad?», le
preguntó
Al crecer, el chico resultó ser extraordinariamente hermoso y despertaba amor en todos cuantos lo
conocían
de modo que para ganar confianza y seguridad en sí mismo dependía de que los demás le dijeran cuan bello era. En consecuencia, se convirtió en
un joven absorbido por su propia persona.
Aunque nunca había visto su cara, podía adivinar a través de
las reacciones ajenas que era bello; pero
nunca se sentía seguro,
Narciso daba largos paseos sumido en sus cavilaciones, y uno de esos paseos le llevó a
las inmediaciones de la cueva donde Eco moraba.
Ella le miró embelesada, quedando prendada de él, pero no reunió el valor suficiente para
acercarse.
Eco le esperaba y le seguía en su paseo, siempre a distancia,
temerosa de ser vista, hasta que un día, un ruido que hizo al pisar una ramita puso a Narciso sobre
aviso de su presencia, descubriéndola
Narciso encontró agradable la ruta que
había seguido ese día y la repitió en más
ocasiones.
¡Vete!, gritó airado. ¡No puede haber nada entre alguien como tú
y el bello Narciso!
¡Narciso!, suspiró Eco tristemente; y desapareció avergonzada,
murmurando una oración silenciosa a los dioses para que
este joven orgulloso pudiera algún día saber lo que significaba amar en vano. Y los dioses la oyeron.
¿Quién está ahí?, gritó él.
¡Ahí! , regresó la respuesta de Eco. ¡Ven aquí!, dijo Narciso, bastante
irritado.
¡Aquí!, repitió ella, y corrió desde los
árboles, extendiendo sus brazos para
abrazarlo.
Narciso regresó a la laguna para beber y observó el rostro más perfecto que había visto nunca.
Instantáneamente se enamoró del
impresionante joven que tenía delante
¡No me desprecies de ese modo!, le suplicó Narciso a la imagen.
Soy el que todos los demás aman en vano.
¡En vano!, gritó Eco desde el bosque con tristeza.
Se sonrió, y el bello rostro le devolvió la sonrisa. Se inclinó hacia el agua y besó los
rosados labios, pero su contacto rompió la clara superficie y el bello joven se desvaneció como
un sueño. Tan pronto como se retiró y se quedó quieto, la imagen
regresó.
Una y otra vez Narciso se acercó a la laguna para abrazar al bello joven, y en cada ocasión, como si de
una burla se tratara, la imagen desaparecía.
¡Ay de mí!
Narciso pasó horas, días y semanas contemplando el
agua, sin comer ni dormir; tan solo
murmuraba:
Pero las únicas palabras que le llegaban eran las de la infeliz Eco
Los dioses se conmovieron ante la visión de tan bello cadáver y le transformaron en la flor que
ahora lleva su nombre.
Por último, su apesadumbrado corazón dejó de latir y quedó frío e
inmóvil entre los lirios acuáticos
Y dicen que allí se consumió de pena
Eco, tan quieta, que llegó a convertirse en
parte de la propia piedra de la cueva...
Eco se retiró a su cueva, donde permaneció quieta, sin moverse, repitiendo en voz baja, un susurro apenas, las últimas palabras que le
había oído ... "qué estúpida... qué estúpida... qué... estu... pida...".
hasta que no quedó nada de ella excepto su voz; e incluso hoy en día solo se le deja
decir la última palabra pronunciada.
‘Narciso.Tu olor.Y el fondo del río.
Quiero quedarme a tu vera. Flor del amor.Narciso.
Por tus blancos ojos cruzanondas y peces dormidos.Pájaros y mariposasjaponizan en los míos.
Tú diminuto y yo grande.Flor del amor. Narciso.
Las ranas, ¡qué listas son!Pero no dejan tranquilo el espejo en que se mirantu delirio y mi delirio.
Narciso. Mi dolor. Y mi dolor mismo.
http://[email protected]‘Narciso‘‘ Federico García
Lorca
Giuseppe Domenico Scarlatti
(Nápoles, 26 de octubre de 1685 - Madrid, 23 de julio de 1757)
Compositor italiano de música barroca afincado en España, compuso varias óperas para el teatro privado de la reina polaca Casimira. En 1.719 se trasladó a Londres a dirigir su ópera Narciso en el King´s Theatre.
Los fragmentos en esta presentación son 'Vieni, o caro‘ - 'Mio bel sol‘ y 'Non
lo credo, non lo spero'