Resulta preocupante el hecho de que el fracaso escolar sea uno de los grandes problemas de los sistemas educativos y que esté tan generalizado mundialmente. Se dan algunas excepciones en que la educación ha resultado exitosa en mayor o menor grado.

No se puede perder de perspectiva que son los estudiantes el producto que

recibirá la sociedad puertorriqueña, son los próximos profesionales, obreros,

gobernantes y sobretodo los futuros padres de familia.

A lo largo de la historia de la humanidad la institución de la familia ha jugado un rol significativo en el desarrollo de las sociedades, tan es así que algunos sociólogos la han considerado como la base de la sociedad.

Esta aseveración explica la relevancia o el impacto que tiene la familia en el desempeño de los alumnos en su proceso educativo.

Barberán (2002) atribuyó el fracaso escolar entre otros factores a causas exógenas, es decir, todas aquellas causas que rodean al niño pero que son ajenas a él, como la familia, la propia escuela o la sociedad en general.

En cuanto a las causas personales se pueden encontrar las orgánicas, las cuales afectan al niño de manera física o sensorial, como pueden ser los problemas visuales, auditivos y otros.

También incluyen las intelectuales, que surgen como consecuencia de un desajuste entre la edad cronológica y la intelectual.

Las afectivas que suelen darse en niños que carecen de estos lazos o que son excesivamente protegidos.

Pereira y Pino (2002) argumentaron que los cambios sociales tan vertiginosos han afectado los estilos educativos, donde los padres, en la mayoría de las ocasiones se sienten incapaces de adoptar modelos para educar a sus hijos puesto que aquellos patrones en los que ellos se educaron resultan ya inadecuados.

Buscando unas explicaciones distintas a las ofrecidas hasta ahora sobre las causas del éxito y fracaso escolar, Barreiro (2001) expuso que las creencias que tiene el profesor acerca de cuáles son las causas del rendimiento escolar son fundamentales.

Los profesores guían su tarea docente futura induciendo además, en la creación de expectativas del alumno y, en el último término, en el rendimiento del mismo.

De acuerdo a estos datos 58, 225 puertorriqueños cuentan con menos de noveno grado. Alrededor de un 11% de estas personas no saben leer y un 25% son analfabetos funcionales.(Torres & Figueroa,2003).

Perseverancia, orden, paciencia, confianza, fortaleza y responsabilidad son las virtudes necesarias para el éxito del alumno en sus estudios.

El fracaso escolar, es un fracaso personal, es un debilitamiento en el desarrollo de las virtudes morales, que son imprescindibles para el desarrollo de cualquier actividad bien hecha, no sólo de los estudios. (Amador, 2001)

Los estudiantes pueden ser motivados, pero no motivados para aprender en la forma que los maestros y las escuelas prefieren.

Los maestros tienen una gran competencia por capturar la atención de los estudiantes: video juegos, la televisión, videos de música y la internet. (Erwin, 2003)

Motivar a los estudiantes implica fomentar sus recursos internos, su sentido de competencia, autoestima, autonomía y realización. (Navarro, 2003)

Según González, se necesita imponer una disciplina y un orden en el seno familiar y en las aulas. La disciplina y el orden contribuyen a que el niño tenga mejores resultados escolares, más seguridad en sí mismo y mayor autoestima.

Glovka sostiene que las madres están dispuestas a aprender sobre métodos apropiados por el desarrollo del niño para ayudar a sus niños a prepararse para la escuela.

Debido a esta clase preparatorio, muchas madres aprendieron cómo llegar implicadas en la sala de clase de su niño y muchos continuaron la implicación a través del año de escuela.

El autor encontró una asociación entre el nivel de la educación de la madre y la atención del niño en pre-entrenamiento.

Los niños de edad escolar cuyo padre participó en la crianza temprana, no solo se notan considerables ventajas en cuanto al cociente intelectual, más sentido del humor, capacidad de prestar atención un tiempo más prolongado y mayor interés por aprender.

Incluso la participación del padre en la adolescencia crea un sentido más seguro de su centro de control y la capacidad de resistir la presión de grupo ya que está más seguro de sus propios valores. (Brazelton, 1994)

La mayoría de la información descrita en esta presentación fue obtenida de revistas, libros y páginas de internet.

La búsqueda de revistas se hizo a través de la base de datos de Wilson Web Education Full Text y Education Index Retro y Pro quest Education Journals.

En cuanto a las páginas de internet se hizo una búsqueda intensiva a través de “Google” y la información obtenida de los libros fueron de la Biblioteca General de la Universidad de Puerto Rico Recinto de Mayaguez.

La conclusión a la que pude llegar sobre la revisión literaria en cuanto a cómo afectan los patrones de crianza y socialización en el éxito o fracaso escolar es que no existe un estudio concluyente sobre lo que provoca el éxito o fracaso escolar y que éste es atribuido a múltiples factores.

Sin embargo no cabe la menor duda de acuerdo a la data estudiada de que la familia, iniciadora de ese proceso de socialización y los patrones de crianza que emplea , es uno de los factores pilares en el éxito o fracaso escolar.

En cuanto a la búsqueda de la información acerca del tema fue un poco tediosa la labor ya que el tema aunque tiene importancia en la actualidad su estudio ha sido poco.

Amador, C. (2001). Los estudios y las virtudes humanas. In Ediciones Palabra, S.A. (Ed.), Los estudios y el desarrollo intelectual (pp. 7-24). España: Colección hacer familia.

Barberán, Y. Causas del fracaso escolar. Mujer Actual. Recuperado el 1 de mayo de 2009, http//www.mujeractual.com/madres/11ymas/10html

Barreiro, F. (2001). Un reto en el siglo XXI: El fracaso escolar, perspectiva del profesorado . Revista de Ciencias de la Educación, 187, 325- 329.

 Brazelton, T. B. (1994). Padres y madres. In Su hijo: momentos claves en su desarrollo desde el periodo prenatal hasta los seis años. (pp. 477- 488). Barcelona: Grupo Editorial Norma.

Erwin, J.C. (2003).Giving students what they need. Educational Leadership, 61 (1), 19-23.

Glovka, K.L. (1999). A parenting program for Hispanic mothers of preschoolers. Retrieved May 1, 2009 from http://www.cyfc.umn.edu/spanish/investigar001.html

González, P.J. (1999). El éxito y el fracaso escolar. El País, Recuperado el 1 de mayo de 2009, http://www.infent.org/aplicaciones/esfuerzo.htm

Navarro, R.E. (2003). El rendimiento académico: concepto, investigación y desarrollo. Revista Electrónica Iberoamericana sobre calidad, eficacia y cambio en educación, 1 (2). Recuperado el 1 de mayo de 2009, http://www.ice.deusto.es/Rinace/reice/vol1n2/Edel.htm

Perreira, D.C., & Pino, J. M. (2002) . Un programa de intervención pedagógica sobre educación familiar en el ámbito comunitario . Revista de Ciencias de la Educación, 189, 21-37.

Torres, L., & Figueroa, S. (2003). Las familias en la sociedad puertorriqueña. In Introducción a la Sociología, una mirada a lo invisible. (196-219). México: McGraw- Hill Interamericana.