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Docente y alumnos ESCUELA EL CORAZÓN, ROVIRA, TOLIMA

Cuentos del Corazon

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Este es e proyecto de los alumnos y docente de la Escuela EL CORAZON, Rovira, Tolima

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Page 1: Cuentos del Corazon

Docente y alumnos

ESCUELA EL CORAZÓN,

ROVIRA, TOLIMA

Page 2: Cuentos del Corazon

Un nuevo día había llegado y nuestro amigo el Sol ya estaba listo para salir.Desde bien temprano, ya estaba preparándose para que el día fuera " Un Gran Día ".Sin darse cuenta llegó su hora y el cielo se vistió de luz y color.

Nuestro amigo el sol estaba muy contento, pues ninguna de esas nubes traviesas habían venido a tapar su resplandor hoy.Desde el cielo, veía a los niños jugar y reír en el parque, la playa... y se sentía feliz porque sabía que en parte era gracias a él.Observando a un grupo de niños, escuchó como contaban lo que iban a hacer cuando se hiciera de noche, el Sol escuchó muy atento como uno de esos niños decía: " Que ganas tengo de que se haga hoy de noche, porque son las fiestas de mi pueblo y esta noche van a celebrarlo, llenando el cielo de brillante cohetes, cohetes que son como estrellas..."

El Sol se puso muy triste y no quiso seguir escuchando. El también tenía ganas de ver esos cohetes, pero sabia que no podía ser.Llegó la noche y el Sol se escondió. Esa noche estuvo muy triste pensando en lo bien que se lo estaría pasando todos viendo esos bonitos cohetes.Tan triste estaba que estuvo varios días sin salir, se pasaba todo el día escondido.

Un día cansado de esa soledad decidió salir y se dio cuenta de que todos al verle estaban muy contentos y se notaba que le habían echado mucho de menos.Entonces se sintió muy feliz y se dio cuenta de que, aunque no siempre podemos hacer lo que nos gusta debemos sentirnos felices de lo que somos e intentar que todos los demás también lo sean

Page 3: Cuentos del Corazon

Hace mucho, mucho tiempo, nuestro mundo y el mundo de las hadas estaban separados por un cristal mágico. Y tal era el poder de este cristal, que sólo las hadas veían lo que pasaba al otro lado.Pero por aquel entonces, nuestro mundo no era como lo conocemos ahora. Todo él era de un color gris opaco: las casas eran grises, la gente era gris, incluso el cielo era siempre gris... Mientras, en el país de las hadas el color brotaba por todos lados. Rojo, verde, azul, amarillo... todo era color y alegría.Sin embargo, existía un ser, un hada joven y hermosa, que se sentía muy apenada por el mundo triste y gris en el que vivían los humanos.Iris, que así se llamaba, lloraba amargamente por ello y soñaba con poder cruzar el cristal y poder llevar un poco de alegría al otro lado.Siete de sus mejores amigas idearon un día un plan: con polvo mágico de sus alas construirían un puente de un mundo al otro y, así, Iris podría cumplir su sueño. Construirían un arco para Iris con los siete colores de cada una de sus alas.Y dicho y hecho: gracias a este arco de colores, nuestra amiga traspasó el cristal mágico hasta nuestro mundo. Y tal fue su emoción, que gruesas lágrimas brotaron de sus ojos; lágrimas que, al filtrarse a través del Arcoíris, se mezclaron con el polvo mágico de las hadas y, para sorpresa de todos, llenaron de color aquel mundo gris.

Desde aquel día, cada cierto tiempo, Iris y su siete amigas recargan de color nuestro mundo. Piensa en ello cada vez que veas un arcoíris y finas gotas de lluvia mojen tu cara.

Page 4: Cuentos del Corazon

La linda María, hija del guardabosques, encontró un día una nuez de oro en medio del sendero.- Veo que has encontrado mi nuez. Devuélvemela -dijo una voz a su espalda. María se giró y se encontró frente a un ser diminuto, flaco, vestido con jubón carmesí y un puntiagudo gorro. Podría haber sido un niño por el tamaño, pero por la astucia de su rostro comprendió la niña que se trataba de un duendecillo.- Vamos, devuelve la nuez a su dueño, el Duende del Bosque - insistió, inclinándose con burla.-Te la devolveré si sabes cuantos pliegues tiene en la corteza. De lo contrario me la quedaré, la venderé y podré comprar ropas para los niños pobres, porque el invierno es muy crudo.-Déjame pensar..., ¡tiene mil ciento y un pliegues! María los contó. ¡El duendecillo no se había equivocado! Con lágrimas en los ojos, extendió el brazo para darle la nuez.-Guárdala - le dijo entonces el duende: tu generosidad me ha conmovido. Cuando necesites algo, pídeselo a la nuez de oro. Sin más, el duendecillo desapareció. Misteriosamente, la nuez de oro procuraba ropas y alimentos para todos los pobres de la comarca. Y como María nunca se separaba de ella, en adelante la llamaron con el encantador nombre de "Nuez de Oro"

Page 5: Cuentos del Corazon

Había una gran cabaña de madera en el bosque donde todo el mundo decía

que vivía una bruja muy mala, muy mala. Nunca nadie se había atrevido a

entrar. Un día mientras recogía hojas para un trabajo de su escuela, un chico

se acercó a la cabaña. La curiosidad le llevó a entrar al jardín, y luego se

acercó a una de las ventanas de la cabaña, pero no pudo ver nada. Como

quería saber lo que había, pensó que no le pasaría nada, y entró en la casa.

Parecía que estaba vacía que no había nadie. Pero al fondo divisó una

viejecita que removía la cuchara junto al fuego. Se acercó con mucho cuidado,

y la tocó en el hombro.

- Buenas tardes, señora.

- Hola muchacho - respondió ella. ¿ No tienes miedo de mi. ?

La pobre anciana estaba muy arrugada y no tenía dientes. El muchacho dijo

que no. La anciana se puso muy contenta e invitó al muchacho a merendar. Le

contó que de joven había sido un hada buena, pero cuando se había hecho

mayor todo el mundo, sin preocuparse en conocer la verdad, creyó que era

una bruja, y no podía ir a la ciudad.

Ya se había acostumbrado a vivir sola en aquella cabaña, pero siempre le

gustaba pensar que algún día alguien entraría a verla. Y así fue.

Como el muchacho fue tan amable con ella, le dijo que le pidiera un deseo,

pues se lo concedería. Y el muchacho de buen corazón viendo a la anciana tan

contenta por su visita le pidió que su jardín se convirtiera en un parque infantil

para niños.

Y así fue, todos los niños jugaban allí y la anciana les hacia la merienda,

siendo muy muy feliz al saber que la gente ya no le tenía miedo. Y todo el

mundo la llamaba cariñosamente la bruja cocinera.

Page 6: Cuentos del Corazon

Tenía un campesino un fiel caballo, ya viejo, que no podía prestarle ningún servicio. Su amo se decidió a no darle más de comer y le dijo: - Ya no me sirves de nada; mas para que veas que te tengo cariño, te guardaré si me demuestras que tienes aún la fuerza suficiente para traerme un león. Y ahora, fuera de la cuadra. Y lo echó de su casa. El animal se encaminó tristemente al bosque, en busca de un cobijo. Encontrase allí con la zorra, la cual le preguntó: - ¿Qué haces por aquí, tan cabizbajo y solitario? - ¡Ay! - respondió el caballo -. La avaricia y la lealtad raramente moran en una misma casa. Mi amo ya no se acuerda de los servicios que le he venido prestando durante tantos años, y porque ya no puedo arar como antes, se niega a darme pienso y me ha echado a la calle. - ¿Así, a secas? ¿No puedes hacer nada para evitarlo? - preguntó la zorra. - El remedio es difícil. Me dijo que si era lo bastante fuerte para llevarle un león, me guardaría. Pero sabe muy bien que no puedo hacerlo. - Yo te ayudaré. Túmbate bien y no te muevas, como si estuvieses muerto. Hizo el caballo lo que le indicara la zorra, y ésta fue al encuentro del león, cuya guarida se hallaba a escasa distancia, y le dijo: - Ahí fuera hay un caballo muerto; si sales, podrás darte un buen banquete. Salió el león con ella y, cuando ya estuvieron junto al caballo, dijo la zorra: - Aquí no podrás zampártelo cómodamente. ¿Sabes qué? Te ataré a su cola. Así te será fácil arrastrarlo hasta tu guarida, y allí te lo comes tranquilamente. Gústale el consejo al león, y colocase de manera que la zorra, con la cola del caballo, ató fuertemente las patas del león, y le dio tantas vueltas y nudos que no había modo de soltarse. Cuando hubo terminado, golpeó el anca del caballo, y dijo: - ¡Vamos, jamelgo, andando! Incorporase el animal de un salto y salió al trote, arrastrando al león. Se puso éste a rugir con tanta fiereza que todas las aves del bosque echaron a volar asustadas; pero el caballo lo dejó rugir y, a campo traviesa, lo llevó arrastrando hasta la puerta de su amo. Al verlo éste, cambió de propósito y dijo al animal: - Te quedarás a mi lado, y lo pasarás bien - y, en adelante, no le faltaron al caballo sus buenos piensos, hasta que murió.

Page 7: Cuentos del Corazon

Había dejado de nevar y los niños, con muchas ganas de

jugar, salieron de casa y empezaron a corretear por la

blanca y resplandeciente y blandita nieve.

La hija del herrero, tomando puñados de nieve con sus

manitas, de forma muy hábil, se entrego a la tarea de

moldearla.

- Haré un muñeco como el hermanito que hubiera deseado

tener, se dijo.

Le salió un niñito precioso, redondo, con ojos de carbón y un

botón rojo por boca. La pequeña estaba entusiasmada con su

obra y convirtió al muñeco en su inseparable compañero

durante los tristes días de aquel invierno. Le hablaba, le

mimaba…

Pero pronto los días empezaron a ser más largos y los rayos

de sol mas cálidos… El muñeco se fundió sin dejar mas

rastro de su existencia que un charquito con dos carbones y

un botón rojo. La niña lloro con desconsuelo.

Un viejecito, que buscaba en el sol tibieza para su invierno, le

dijo dulcemente: Seca tus lágrimas, bonita, por que acabas

de recibir una gran lección: ahora ya sabes que no debe

ponerse demasiado el corazón en cosas perecederas.

Page 8: Cuentos del Corazon

Había una vez una aprendiz de hada madrina que era mágica y maravillosa, y la más lista y amable de las hadas, pero también era un hada muy fea, y por mucho que se esforzaba en mostrar sus muchas cualidades, parecía que todos estaban empeñados en que lo más importante de una hada tenía que ser su belleza.En la escuela de hadas no le hacían caso, y cada vez que volaba a una misión para ayudar a un niño o cualquier otra persona en apuros, antes de poder abrir la boca, ya le estaban gritando:

- ¡Fea!, ¡Bicho!, ?Lárgate de aquí!

Aunque pequeña, su magia era muy poderosa, y más de una vez había pensado hacer un encantamiento para volverse bella; pero luego pensaba en lo que le contaba su mamá de pequeña: “Tú eres como eres, con cada uno de tus granos y tus arrugas; y seguro que es así por alguna razón especial...”Pero un día, las brujas del país vecino arrasaron el país, haciendo prisioneras a todas las hadas y magos.Nuestra hada, poco antes de ser atacada, hechizó sus propios vestidos, y ayudada por su fea cara, se hizo pasar por bruja.Así, pudo seguirlas hasta su guarida, y una vez allí, con su magia preparó una gran fiesta para todas, adornando la cueva con murciélagos, sapos y arañas, y música de lobos aullando.

Durante la fiesta, corrió a liberar a todas las hadas y magos, que con un gran hechizo consiguieron encerrar a todas las brujas en la montaña durante los siguientes 100 años.Y durante esos 100 años, y muchos más, todos recordaron la valentía y la inteligencia del hada fea.Nunca más se volvió a considerar en aquel país la fealdad una desgracia, y cada vez que nacía alguien feo, todos se llenaban de alegría sabiendo que tendría grandes cosas por hacer.

Page 9: Cuentos del Corazon

Esta es la corta historia de unas pompas de jabón que decidieron viajar hasta donde el viento las llevara: querían conocer el paisaje que las rodeaba.Con la primera ráfaga de viento levantaron el vuelo y descubrieron millones de colores que se mezclaban: verdes, azules, naranjas, amarillos, dorados, marrones,...Colores nuevos, colores diferentes, colores inventados, colores que olían bien.Todo era maravilloso. La luz del sol las acariciaba y las hacía cambiar de color.Ellas podían distinguir los grandes árboles, la hierba fresca, los pájaros danzando en el aire y el agua susurrante de un riachuelo.Con la segunda ráfaga de viento volaron aún con más fuerza y algunas ¡plaf!, se mezclaron con el cielo.En su paseo descubrieron al pastor con sus ovejas que las miraban con curiosidad, a la ardilla y al mapache, y también a las hormigas obreras.Reían nerviosas, llenas de curiosidad y en su vuelo pudieron ver cientos de mariposas que como ellas se dejaban llevar. No había ninguna mariposa igual.¡Qué tesoro y qué sorpresa descubrir tanta belleza!.También ellas son muy bellas, les susurra el viento, aunque duren tan poquito tiempo.Y es que durante el paseo han ido desapareciendo, se han llevado con ellas sensaciones y recuerdos: de montañas gigantescas¸de valles soleados, de hojas secas y olor a naturaleza.

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Debajo de una encina, justo en medio del prado más hermoso que existe en primavera, está el hormiguero más grande del mundo.Hace mucho tiempo en otro prado parecido a este había muchos hormigueros diferentes. Unos más grandes que otros pero todos llenos de hormigas. Todas querían tener el mejor hormiguero de la comarca. Pero la lluvia no se dio cuenta de eso y empezó a caer y caer hasta que los hormigueros desaparecieron.

Imagina cuántas hormigas sin casa. En aquél prado inundado no podían volver a vivir y decidieron buscar un lugar mejor.Lo encontraron y llegaron a un bello prado soleado, lleno de mariposas, escarabajos, flores y hierba fresca.Algunas hormigas, las más trabajadoras, se pusieron manos a la obra, hasta que una hormiga les dijo:-¿Porqué no unimos nuestras patas y hacemos un solo hormiguero?. Grande, pero donde podamos vivir todas juntas. Si hacemos eso, viviremos mejor y acabaremos el trabajo antes.Todas las demás hormigas se miraron: ¿colaborar todas juntas?, decían. pero si somos diferentes.-¿En qué? preguntó la hormiga..Y no sabían la respuesta.¡Colaborar todas juntas!, qué idea tan fantástica. Trabajaban de día con la luz del sol y de noche con la de la luna y la compañía de los búhos. Enviaban exploradores a buscar la mejor cosecha de cereales, las mejores casas del pueblo para encontrar el pan recién hecho.Al cabo de unas semanas tenían el mejor hormiguero. Nunca una hormiga había visto algo así. Era tan grande que había más habitaciones y galerías que hormigas. Pero disfrutaban tanto de colaborar juntas que siempre tenían un lugar para hormigas viajeras que estaban de paso.Por eso, m ira bien donde pisas cuando paseas. Puede ser que pienses que estás encima de un montón de tierra y sea el hormiguero más grande del mundo.

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A Miguel le daba mucho miedo ir al colegio.¿Qué te da miedo, cariño? Le preguntaba su mamá. Y Miguel no sabía por dónde empezar.Le daban miedo: Los niños mayores, Las profesoras de gafas de cristal grueso y voz chillona, Las letras y los números que adornaban las clases, El olor desconocido del lugar, que le recordaba a la consulta del médico,El portero con su uniforme gris y su gran bigote, El pasillo estrecho que conducía al comedor, En fin, casi todo lo que había visto esa misma mañana cuando había acompañado a su madre a la reunión de padres.El primer día de colegio a Miguel le temblaban las piernas. Como le había prometido a su madre no lloró, pero tenía un nudo en la garganta. Entonces vio que no era el único. Los demás niños también parecían asustados y a algunos los lagrimones les corrían por las mejillas. La maestra les sonaba los mocos, les hablaba con voz suave y les ofrecía juguetes de colores.Ya está bien, dijo la señorita Isa que tenía una bonita sonrisa. No lloréis niños. Os voy a contar un cuento. Entonces se hizo el silencio y su dulce voz les transportó a un mundo de fantasías.Poco tiempo después, Miguel le habló a su madre de sus nuevos amigos: Pablo, Luís y Malena. Pablo era rápido como un león, a Luís le gustaba la música y Malena sabía trucos de magia. Les gustaba jugar a esconder el tesoro, que era una piedra blanca como un huevo que enterraban en la arena. También al poblado indio y a los cazadores de dinosaurios. Los cuatro tenían las rodillas magulladas y se peleaban y hacían las paces varias veces al día.¿Ya no te da miedo el colegio? Le preguntó a Miguel un día su mamá. Yo nunca he tenido miedo, mami, le contestó el niño. Su madre sonrió. No se trataba de una mentirijilla, sino que Miguel ya se había olvidado de todos sus miedos.¿Quién puede tener miedo al cole? Se preguntó Miguel con curiosidad. Si es un lugar estupendo.

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