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Diseño IV Daniela Di Bella Monografía Vicisitudes de la producción artesanal colombiana en la posmodernidad. Paola Marcela Trocha Sánchez Maestría en Gestión del Diseño 3 31/10/2016

Vicisitudes de la producción artesanal colombiana en la ...fido.palermo.edu/servicios_dyc/blog/docentes/trabajos/35153_129015.… · proyectuales de las artesanías en relación

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Diseño IV

Daniela Di Bella

Monografía

Vicisitudes de la producción artesanal

colombiana en la posmodernidad.

Paola Marcela Trocha Sánchez

Maestría en Gestión del Diseño

[email protected]

1136411745

0089939

3

31/10/2016

Facultad de Diseño y Comunicación Maestría en Gestión del Diseño / Licenciatura en Diseño / DISEÑO 4 Nombre: Paola Trocha

TP3 - PREINTEGRACIÓN / SÍNTESIS PARCIAL Producción artesanal colombiana. Vicisitudes de la producción artesanal colombiana en la posmodernidad a. Título del informe monográfico (breve, claro, conciso)

b. Abstract

o resumen (100 palabras)

c. Palabras clave (10 palabras en orden de importancia o alfabético)

A partir de casos/ejemplos se pretende esbozar algunas variaciones que han afectado a la producción artesanal de comunidades indígenas colombianas en los tiempos posmodernos. El análisis inicia en el pasaje de las transformaciones productivas a partir de las valoraciones proyectuales de las artesanías en relación con la dicotomía arte/artesanía. Asimismo, desde la antropología del diseño, se busca identificar por un lado, las conexiones que existen entre el cuerpo y su interacción con estos objetos, y por otro, estudiar su contribución a la construcción social de su usuario. En esta transición de tiempo se tienen en cuenta otros procesos como los avances tecnológicos y la instauración de un modelo de sociedad hiper-consumista.

En virtud de comprender las transformaciones a nivel proyectual y productivo de las artesanías, es necesario ubicarse cronológicamente en el tiempo para suscitar aproximaciones sustentadas bajo su contexto histórico. De esta forma, las modificaciones de la producción artesanal deben ser entendidas, de manera reflexiva, a partir de las valoraciones proyectuales de las artesanías en referencia a los enunciados que se han realizado desde la perspectiva del arte. A su vez, es preciso considerar el desarrollo técnico del oficio artesanado de la época como factor constituyente de las bases del diseño como disciplina en la era industrial. En este sentido, la revolución industrial marcó un punto de inflexión para el oficio, y con ello abrió paso hacia nuevos modelos productivos que distinguen dos sociedades distintas: una sociedad de producción (moderna) y otra sociedad de consumo (posmoderna). Esta diferenciación de épocas es inferida como parte de procesos sociales dinámicos que, junto con una tecnología disruptiva, afectaron los modos de producción de las artesanías indígenas. En efecto, el propósito de las comunidades artesanas es explotar los recursos de su territorio para convertirlas en estrategias que aumenten su competitividad en el mercado (Benedetti, 2014), y así perfilar su producción a una sociedad de consumo. En este punto, algunas instituciones que apoyan al sector artesanal, buscan recursos del diseño para afianzar la competitividad. De igual manera, algunos artesanos se apoyan en los medios de comunicación y el internet como fuente de inspiración para sus nuevos diseños. Sin embargo, estas fuentes están cargadas de signos, terminan desvirtuándolas. Diversas alteraciones acarrean el paso de un modelo social basado en la industrialización a otro basado en el consumo. Sin embargo, los resultados de ambos modelos son objetos o productos dirigidos hacia un perfil de usuario. Por tanto, es preciso analizar el vínculo con el cuerpo desde sus dos niveles: físico y social.

Campo, Producción Artesanal, Artesanías, Oficio, Antropología del Diseño, Cuerpo, Posmodernidad, Cultura Digital, Hiper-consumo, Simulacro.

d. Síntesis escrita de la relación, reflexión y aporte, entre el tema y los puntos a y b

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Definir y explicar de manera clara, citando y fundamentando (APA), cuáles son los vínculos y rela-ciones concretas entre el tema elegido y los ejes de tratamiento temático vistos en clase:

(300 palabras)

La dicotomía entre arte y artesanía se naturaliza debido a la construcción histórica, social y cultural que se ha desarrollado a lo largo del tiempo, en aras de cimentar fundamentos distintivos entre las mismas. Sin embargo, las consideraciones de las artesanías dentro de las artes, se deben enmarcar dentro del campo correspondiente, sin ignorar que existan circunstancias donde se puedan presentar canales de difusión. Desde esta perspectiva, Bovisio (2002) define la oposición arte/artesanía como una “construcción cultural de las prácticas concretas que ponen en circulación realidades materiales e inmateriales” (Bovisio, 2002:15) Lo anterior configura una estructura relacional entre los distintos agentes e instituciones que actúan en la producción, distribución y consumo del campo del “arte” y el campo “artesanal”. En otras palabras, para que las obras de arte y obras populares se determinen en tanto “objetos estéticos” valorados para su conservación y exhibición, hay que estudiarlas según su campo: como objetos de arte o como objetos artesanales. “Se demostró que en las cerámicas, los tejidos y retablos populares se puede encontrar tanta creatividad formal, generación de significados originales y ocasional autonomía respecto de las funciones prácticas como en el arte culto” (García Canclini, 1989:226). Es decir, la tradicional jerarquía entre “artes mayores” y “artes menores” que provienen del marco institucional de las artes (Calvera, 2004), donde se enfatiza en la distinción entre lo “bello” y lo “útil”, se desdibuja, ya que la valoración en torno a un objeto específico se realiza desde su campo. Por tanto, son sus agentes e instituciones las que están facultadas para elevarlas a determinadas categorías. Por esta razón, Bovisio (2002) realiza su estudio diferenciando los campos ya que cada uno tiene sus reglas, luchas y coincidencias. En complemento, García Canclini (1989) sostiene que es necesario realizar una investigación que contemple los cruces y convergencias entre estas cuestiones, como vía para salir del estancamiento en que se encuentran (García Canclini 1989:227).

“ P o p o r o ” . O r f e b r e r í a Colombiana. Museo del Oro, Bogotá.

C a a s t o u a t r o t e t a s ho ola llo . Et ia Eperara

“iapidara. Cau a, Colo ia.

a. Fronteras del Diseño y noción de campo social - Desde el arte (300 palabras)

- Desde el diseño (300 palabras)

A partir de la inventiva de los objetos artesanales bajo el marco de la cotidianidad y la utilidad, se forjan los vínculos relacionales con el diseño. Según Barthes, (1993) La definición concreta de objeto, es algo que sirve para una cosa, es decir, su creación está marcada por su función. Asimismo, se da por sentado que son el resultado de materias transformadas con manos/herramientas que, por su connotación, se identifican bajo el término de arte o de artesanía (Bovisio, 2002). En este sentido, las herramientas como recursos de apoyo y el saber-hacer del artesano para materializar las cosas, formalizan los distintos oficios como: la ebanistería, la cerámica, la tejeduría, que para la época, a pesar de ser trabajadas manualmente, estaban muy desarrolladas y ofrecía productos con excelentes acabados y calidad. La perfección de las técnicas enmarcadas dentro del contexto de la funcionalidad, cimientan las bases de lo que sería el papel del diseño en la era industrial, misma que determinó los parámetros productivos y estéticos a través de los lineamientos del

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Una circunstancia que se evidencia es el nuevo propósito que influencia la producción de artesanías. En las últimas décadas, la actividad artesanal ha ganado relevancia debido a que se ha fomentado la potencialidad económica de las artesanías. Es decir bienes y saberes ligados a la identidad cultural de un grupo étnico son considerados como recursos para el desarrollo local. En consecuencia, la producción de objetos artesanales se concibe bajo fines turísticos comerciales, donde “la estrategia consiste en dinamizar procesos de desarrollo endógeno a partir de los atributos culturales que otorgan una identidad definida y particular a un grupo” (Benedetti, 2014:18) Lo anterior, fundamenta los objetivos de la producción artesanal actual dirigidas a una sociedad de consumo, cuya misión sea explotar los recursos genéricos del territorio, los cuales se transforman en recursos estratégicos para impulsar la competitividad (Benedetti, 2014). Este nuevo propósito implicó cambios relevantes en lo social, en lo cultural, y sobre todo en lo productivo, que según Roca (2011) han sido provocados por una tecnología disruptiva. “El hecho digital es la tecnología disruptiva en el sistema productivo. Después de esto, la manera de ser competitivo y ser eficaz no va a ser la misma” (Roca, 2011) Para el autor, cada vez que una tecnología ha modificado el sistema productivo actual, está provocando consecuencias relevantes en los modelos sociales donde los procesos deben ser rediseñados y profundamente transformados. El modelo de producción artesanal en respuesta a fines de utilidad se modifica y cambia a un modelo de producción que responda ya no a una necesidad, sino a los deseos y anhelos de una sociedad inmersa en el consumo.Para estar enterados de las preferencias del mercado actual, los artesanos recurren a vías de comunicación, como la televisión y revistas, o a recursos tecnológicos como el internet, para ver las últimas tendencias e inspirarse de modelos que ven en estos medios para replicarlos en sus diseños.

b. La transformación del campo del Diseño

good design. Esto, de la mano con la revolución industrial, suscitó un punto de inflexión en la concepción de artesanías, especialmente para aquellas elaboradas por comunidades indígenas, las cuales se han valido de los recursos del diseño para generar fuentes de valor a su producción. Campi (2004) determina al diseño como principal herramienta competitiva ya que, “además de los beneficios económicos cabe señalar también los beneficios culturales, dado que el diseño juega un papel muy importante en la mejora de la calidad física, visual y estética del entorno” (Campi en Calvera, 2004: 151). Lo anterior guarda relación con la conversión de la estética en una estrategia económica, que encuentra en el modo estético su principal argumento de venta (Calvera, 2004:24). Es en este punto, donde el diseño cumple su responsabilidad social sirviendo de apoyo a estos grupos étnicos productores de artesanías.

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Desde la cultura digital (300 palabras)

Bisutería en Totumo. Córdoba, Colombia.

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El hiperrealismo para Baudrillard (1978), es la desmaterialización progresiva de la realidad, que se ha forjado paulatinamente desde la época clásica hasta esta sociedad hipercapitalista. De acuerdo al simulacro de tercer orden que, según el autor, corresponden a estos momentos de primacía de las tecnologías y sofisticación de las técnicas de distribución que simulan la realidad a través del éxtasis de la comunicación y reproducción. “las nuevas tecnologías y los modernos medios de comunicación producen una mediatización cada vez más profunda de la realidad, […] lo que abre a una situación de producción indefinida de signos” (Oittana, 2013:258) En el contexto artesanal, las fuentes de búsqueda de las tendencias que marcan la referencia de lo que el mercado desea en el momento, se realizan a través de una computadora o dispositivo con conexión a internet. No obstante, la infinidad de imágenes que se encuentran fácilmente tanto en la red como en los medios de comunicación, terminan, en algunos casos, desvirtuando la producción de artesanías, en vez de inspirar nuevos diseños. Esto ocurre por la desinformación de los artesanos en creer que para ingresar y estar afines con los circuitos de moda deben tener sus mismos parámetros. Ante esto, Oittana (2013) sostiene “la importancia que la comunicación y la información han adquirido en nuestras sociedades ocasiona la conformación de un tipo de sociedad en la cual el flujo de signos disuelve toda linealidad, toda trascendencia” (Oittana, 2013:259) Esta disolución de linealidad y trascendencia puede deformar el peso ancestral y tradicional de una pieza artesanal. La desmaterialización de lo real se debe al “dominio del signo sobre el significado, estallido de la referencia, precesión de los simulacros” (Oittana, 2013:267) hasta llegar a su colapso y en consecuencia, a su desaparición.

Bajo el marco de la utilidad o función para responder a una necesidad como motivo para la concepción de un objeto (Ortega y Gasset, 1998), las artesanías actúan como recurso de apoyo material en el quehacer cotidiano del hombre. La antropología del diseño se ocupa de indagar lo que vincula lo humano con el objeto, es decir, busca identificar las conexiones que existen entre el cuerpo en sus dos niveles: físico y social, y su interacción con los objetos, específicamente. Desde esta perspectiva, considerando al “objeto como una especie de mediador entre la acción y el hombre” (Barthes, 1993:247), se determina que a través del objeto se debe garantizar una conciencia participativa (relación objeto-utilidad-usuario), y a su vez, a través de él, se configura un compilado de información que revela la construcción social del usuario para el cual ha sido diseñado. En este sentido, la relación objeto-utilidad-usuario alude al nivel físico y biológico del usuario, ya que en este nivel es la corporalidad de la persona la que define los requerimientos antropométricos y ergonómicos del objeto, que si bien son parámetros cuánticos, son en esencia cualidades o atributos que deben vincularse externa e internamente con el usuario y con el contexto. Lo anterior guarda relación al concepto de proxemia abordado por Barreiro (2004), que

Bolso 90% otros materiales, 10% caña flecha. Etnia Zenú, Córdoba Colombia.

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Desde la sociedad del simulacro (300 palabras)

Desde la reconceptualización de la idea del cuerpo

Caña

Lectura Social del cuerpo.

(300 palabras)

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es la relación entre el uso del espacio y la distancia corporal, sin embargo en este caso, se analiza desde el contacto entre el cuerpo y el objeto. Por su parte, en el nivel social, el objeto como signo, brinda información que configura la “fachada personal” de ese individuo quien a través de su cuerpo buscar representar, intencionalmente o no, algo (Goffman en Barreiro, 2004:138). En otras palabras, “el cuerpo es “un producto social”, en el sentido de que de él se hace siempre una lectura social”. (Bourdieu en Barreiro, 2004:143)

-Desde el pensamiento de la posmodernidad (300 palabras)

La época posmoderna se cimienta en las últimas cuatro décadas del siglo XX, en Europa y Estados Unidos. Sin embargo, la década de 1960 significó el punto de inflexión de la modernidad luego de un listado de varios sucesos históricos, económicos, políticos y religiosos que forjaron los inicios posmodernos. De allí, la década de los 90s es considerada como la década de consolidación del mundo globalizado (Scatolini, 2011:342).La consolidación de la globalización incide aún más en el corte diferenciador entre lo moderno y lo posmoderno, ya que a través de ella, y junto con los medios, se afianza la circulación y el consumo. Este corte diferenciador entre las dos épocas Bauman (2002) lo distingue en dos sociedades distintas: una sociedad de producción (moderno) y una sociedad de consumo (modernidad líquida o posmoderno). El primer modelo, propio de los tiempos modernos, resolvía necesidades reales, es decir los productos valían por su valor de uso y durabilidad. Por su parte, el segundo modelo se basa en la circulación y el consumo de productos generados por necesidades creadas, por deseos o anhelos, convirtiéndose estos en el motor de la producción posmodernista, que alimentados por los medios de comunicación, la publicidad y los circuitos de moda incitan, junto con la industria, el consumo. En efecto, ambos modelos productivos tienen lugar en la producción artesanal indígena. Las artesanías eran elaboradas con fines utilitarios y de autoconsumo, siendo congruentes con el modelo moderno. Sin embargo, hoy son fines comerciales los que marcan su producción con el objetivo de circular sus productos al modelo de consumo. Esto es comprensible ya que para la mayoría de las comunidades el oficio artesanal representa su principal fuente de ingreso económico. Por tanto, esta circunstancia los llevó a elaborar piezas que fueran congruentes a las exigencias del mercado para permanecer vigentes en él y lograr su sustento.

Facultad de Diseño y Comunicación Maestría en Gestión del Diseño / Licenciatura en Diseño / DISEÑO 4 Nombre: Paola Trocha

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omunicación

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aestría en Gestión del D

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N

ombre: Paola Trocha

Artesanías

1er OrdenSimulacro

UtilidadBauman ”sólido)

Campo del Arte

Bello

Campo de artesanal

Lo útil

Proxemia ”Barreiro)Áreas de pautas,

Conciencia participativa

Producto social”Bourdieu)

Semántica del objeto ”Barthes)

Múltiples identidades

Fines Comerciales

Bauman ”deseo,anhelo)

MediatizaciónInfluencia medios de

comunicación e internet en la

prod. artesanal

TecnologíaImitación de

técnicas artesanalesBaudrillard ”hiperreal)

Desinterésde los jóvenes en ser

artesanosBauman ”Licuefacción

Sólido-líquido)Eco ”Modelos

culturales cambian)

2do OrdenSimulacro

3er OrdenSimulacro

Cambios económicos, sociales, culturales.Avances tecnológicos

”producción artesanal)

7

e. Desarrollo monográfico escrito de 10 carillas (verdana 10, interlínea 1y1/2, márgenes 2cm, se excluyen las imágenes y la bibliografía) Al referirse a un tipo especial de objetos, se da por sentado que son el resultado de materias

transformadas con manos/herramientas que, por su connotación, se identifican bajo el término de

arte o bajo el término de artesanía (Bovisio,2002)1. Esta distinción se naturaliza debido a la

construcción histórica, social y cultural que se ha desarrollado a lo largo del tiempo, en aras de

cimentar fundamentos distintivos entre las obras de arte y las artesanías. En efecto, hay una

tradicional jerarquía entre artes mayores y artes menores que provienen del marco institucional

de las artes (Calvera, 2004). Tal valoración, sostiene Álvaro Zamora2 (1996)

“Surge de la separación hecha por la crítica de arte en general entre lo “bello” y “lo útil”, por lo que todo este segundo gran apartado del arte (artes menores), al presentar claramente esta faceta de utilidad (pues casi todas su manifestaciones tienen su uso concreto, aparte de la belleza) fue considerado un arte inferior”. (Álvaro Zamora, 1996:283)

Resulta evidente que las artesanías han sido continuamente menos valorizadas. Tales diferencias

en cuanto a las consideraciones anteriormente descritas, implican que sus vías de

comercialización como su precio también difieran. Mientras que para una obra su precio se calcula

por varios motivos, como: el prestigio del artista, si éste aún vive, la oferta y demanda de

coleccionistas; para las artesanías su precio se basa en su costo de producción: material, tiempo

de trabajo, etc. (Bovisio, 2002:22-23)

María Alba Bovisio (2002), indaga las tensiones que se generan en estos espacios de difusión, de

contactos, de exclusiones, contaminaciones que se confrontan en el aspecto productivo con

posturas de varios autores expresadas entre los años 1970 y 1990, pero los trabaja bajo el

concepto de campo de Bourdieu. Desde esta perspectiva la autora define la oposición

arte/artesanía como una “construcción cultural emanada de las prácticas concretas que ponen en

circulación realidades materiales e inmateriales” (Bovisio, 2002:15). Lo anterior configura una

estructura relacional entre los distintos agentes e instituciones que actúan en la producción,

distribución y consumo del campo del “arte” y el campo de la “artesanía”.

Llegados a este punto, es preciso dirigir la atención hacia la producción de las sociedades

indígenas el cual constituye el eje central de este trabajo, por tanto el primer paso es definir qué

es artesanía. Para Jorge Fernández Chiti3 (2003), Filósofo y antropólogo argentino, la artesanía

es el resultado de una

1 Doctora en Historia y Teoría de las Artes por la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, docente e investigadora en la cátedra de Arte Precolombino de esa institución, donde también ejerce la docencia de posgrado, y Profesora de Arte Amerindio en la Maestría en Historia del Arte del IDAES/UNSAM. 2 Doctora en Filosofía y Letras de la Universidad de Zaragoza. 3 Realizó estudios en la Universidad de Córdoba, Buenos Aires y La Plata; y en el Seminario Mayor (filosofía y letras; historia; filología; arqueología y antropología).Además realizó y dictó cursos de cerámica.

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“Actividad productiva y creativa de carácter plástico manual e inspiración tradicional; de concepción, confección y planificación seriada; que se materializa en objetos, obras o piezas que responden a una necesidad funcional o de uso cotidiano, decorativo, mágico, religioso, etc.; con un ingrediente estético o decorativo necesariamente presente; facturada en un taller doméstico o profesional reducido, sin procesos tercerizados; mediante técnicas manuales y no manuales pero nobles, genuinas y de control personal por parte del artesano; cuya producción es restringida y destinada a un mercado reducido, de ferias, o comercial pero conocido por el artesano”. (Fernández Chiti ,2003: 25)

Esta definición es muy completa ya que abarca a la artesanía desde su concepción, modos de

producción, hasta su contexto comercial. Sin embargo, la característica de “inspiración tradicional”

enmarca a los objetos artesanales producidos dentro de una comunidad específica que plasma su

idiosincrasia, sus técnicas ancestrales y tradicionales en cada artesanía. Estas virtudes han

otorgado al oficio artesanal ser responsable del repertorio de elementos de identificación y

representación nacional de los países modernos. Es la adquisición de conocimientos, a través de

un objeto que revela, un territorio, una historia y una cultura distinta a la que ya se conoce.

El valor otorgado a las artesanías se debe a su modo de elaboración, producción y a la carga

cultural inherente de cada pieza. En cada región rural de Colombia se realiza alguna actividad

artesanal que viste de colores y texturas al país, considerando el oficio como una labor que resalta

las diversas tradiciones. Desde esta perspectiva, se trona difusa la valoración del oficio artesanal

como “arte menor” pues alrededor de ellas se construye sentidos de pertenencia, y más aún

cuando algunas piezas artesanales, elaboradas por indígenas son apreciadas y expuestas en

museos como cualquier otra obra proveniente de las Bellas Artes.

En relación, García Canclini (1989) sostiene,

“Se demostró que en las cerámicas, los tejidos y retablos populares se puede encontrar tanta creatividad formal, generación de significados originales y ocasional autonomía respecto de las funciones prácticas como en el arte culto. Este reconocimiento ha dado entrada a ciertos artesanos y artistas populares en museos y galerías”. (García Canclini, 1989:226)

Para García Canclini (1989), tanto antropólogos como folcloristas, que conforman parte de los

agentes o instituciones del campo artesanal, son los que exaltan la producción de la cultura

indígena, y son ellos mismos quienes tienen la facultad de elevarlas a otras categorías. En

palabras de Dickie (1997), “las obras de arte son arte como resultado de la posición que ocupan

dentro de un marco o contexto institucional” (Dickie, 1997:17), por tanto, el mundo del arte4 no

tiene un sentido acotado, por el contrario, comprende una variedad de participantes y estructuras

sociales. Para Dickie (1997), un artista siempre produce su obra dentro de un marco o un campo

que lo rige, aun cuando no tenga contacto directo con las instituciones que la conforman, pero si

guarda relación con los demás actores semejante a él (otros artistas/artesanos). Además de ellos

y el público, hay otros participantes complementarios que desempeñan roles fundamentales para

que algo se catalogue como “arte”: por un lado, productores y directores de museos. Por otro

4 Dickie se refiere al mundo del arte como ese espacio donde se crea arte, y que involucra a artistas como personas individuales o grupos que interactúan con ese mismo mundo.

9

lado, periodistas y críticos expertos en el tema. Y por último, un grupo conformado por

historiadores del arte, antropólogos, teóricos, etc. Todos estos actores constituyen el campo sea

del arte o de artesanías, pero son ellos quienes confluyen para determinar cuándo una pieza se

puede catalogar o no como arte.

En afinidad, Campi (2004) sostiene que las distinciones o consideraciones artísticas de una cosa

no sólo se deben a la actividad creadora, sino que depende en gran medida a la aceptación

sociocultural que éste alcance dentro de los actores del “campo”. En este sentido, la autora se

apoya en las definiciones de campo de Becker Y Bourdieu, donde el primero lo considera como la

constitución por diferentes elementos como: la enseñanza, la profesión, los clientes, el público,

etc. Por su parte Bourdieu, además de reconocer a estos elementos, sostiene que es la lucha

entre ellos lo que mantiene al campo en una constante ambición de sus actores por posicionarse y

prevalecer. En este sentido, para que las obras de arte y obras populares se determinen en tanto

“objetos estéticos” valorados para su conservación y exhibición, hay que estudiarlas según su

campo: como objetos de arte, como objetos artesanales o como objetos de diseño.

Como se mencionó en párrafos anteriores, las artes aplicadas o las artes menores son aquellos

oficios como la ebanistería, la cerámica, la tejeduría, que para la época, a pesar de ser trabajadas

manualmente, estaban muy desarrolladas y ofrecía productos con excelentes acabados y calidad.

Estos saberes y desarrollo de las técnicas para transformar los distintos materiales, junto con la

revolución industrial, forjaron el inicio de lo que sería más adelante, las diferentes disciplinas

como son: el Diseño Gráfico, Diseño Industrial, Diseño de Interiores, Diseño de Indumentaria, etc.

La revolución industrial fue un hecho que marcó un precedente en los modos de producción de la

época, la reducción de las técnicas del artesanado a métodos más rigurosos, señala el momento

en que la técnica pre-moderna de producción artesanal va desapareciendo. Lo anterior, por

supuesto, desencadena un profundo cambio social, ya que todos los artesanos dejan de

desempeñar su oficio por ser éste más costoso frente al industrial, por tanto el trasfondo

económico y cultural se ve, por ejemplo, en el surgimiento de la clase media, que para aquellos

tiempos no existía. (Ricard en Calvera, 2004:90)

Sobre el contexto de cotidianidad y la utilidad como pretexto inventivo de las artesanías, se

cimientan las bases de lo que sería el papel del diseño en la era industrial. La industria determinó

los parámetros productivos y de estética a través de los lineamientos del good design, esto marcó

pautas de diseño enmarcadas dentro del racionalismo: la forma sigue a la función. “Un producto

bien diseñado es aquel cuyas formas tiene una coherencia integradora en que nada les sobra ni

10

les falta para cumplir la función asignada” (Ricard en Calvera, 2004: 92) Por su parte, Munari ve

al diseño industrial, específicamente, como una disciplina proyectual, para él

“El diseñador, en cambio, no se dedica a piezas únicas ni tiene categorías artísticas en las que catalogar su producción. Para el diseñador no existen el arte puro y el arte aplicado. Cualquier problema, tanto si se trata de proyectar un vaso como un edificio residencial, tiene la misma importancia. El diseñador no tiene una visión personal del mundo, en sentido artístico, sino un método para afrontar los diversos problemas del proyectismo” (Munari en Calvera, 2004:40)

Ambas apreciaciones, tanto de Munari como de Ricard, se enmarcan dentro de los diseñadores

que conciben al diseño distinto del arte (época fundacional que distingue Calvera), a pesar de los

años que separan a los autores. En este sentido, se evidencia con claridad las pautas que se

dictaminan al interior del campo del diseño. Ahora, si el campo artesanal, está atravesado por la

utilidad en un contexto cotidiano y el campo del diseño está la funcionalidad en un contexto

industrial, entonces, ¿cómo fue la transición de las artesanías, específicamente aquellas

elaboradas por comunidades indígenas, después de la revolución industrial? Ha pasado mucho

tiempo para que los recursos del diseño entraran a apoyar a los grupos étnicos productores de

artesanías. Esta convergencia se dio por dos razones: la primera, porque el diseño también tiene

responsabilidad social y cultural; y la segunda por la conversión de la estética en una estrategia

económica (Calvera, 2004:24).

Particularmente el sector artesanal colombiano inició a perfilar sus productos hacia una estrategia

económica con el apoyo de Artesanías de Colombia, entidad gubernamental adscrita al Ministerio

de Industria y Comercio, y al Ministerio de Turismo, cuya misión es contribuir al progreso del

sector mediante el mejoramiento tecnológico, la investigación, el desarrollo de productos y la

capacitación del recurso humano para impulsar la comercialización de artesanías del país.

Paradójicamente, este acompañamiento inició alrededor de la década del 70 (Fries,2015), diez

años después de la época a la que Scatolini (2011) señala como el punto de inflexión de la

modernidad luego de un listado de varios sucesos históricos, económicos, políticos y religiosos que

forjaron los inicios posmodernos. Cabe destacar que estos acontecimientos iniciaron en Europa y

Estados Unidos, por ello en América Latina los cambios se reflejaron poco después. De allí, la

década de los 90s es considerada como la década de consolidación del mundo globalizado

(Scatolini, 2011:342). Citando a Daniel Bell, Lyotard y Toffler, el autor sostiene que “la sociedad

posindustrial se identifica con la sociedad de servicios o tercierizada, telematizada, construyendo

una sociedad totalmente informatizada” (Scatolini, 2011:343)

La consolidación de la globalización incide aún más en el corte diferenciador entre lo moderno y lo

posmoderno, ya que a través de ella, y junto con los medios, se afianza la circulación y el

consumo. Este corte diferenciador entre las dos épocas Bauman (2002) lo distingue en dos

sociedades distintas: una sociedad de producción (moderno) y una sociedad de consumo

11

(modernidad líquida o posmoderno). El primer modelo, propio de los tiempos modernos, resolvía

necesidades reales, es decir los productos valían por su valor de uso y durabilidad. Por su parte, el

segundo modelo se basa en la circulación y el consumo de productos generados por necesidades

creadas, por deseos o anhelos, convirtiéndose estos en el motor de la producción posmodernista,

que alimentados por los medios de comunicación, la publicidad y los circuitos de moda incitan,

junto con la industria, el consumo.

“Hoy, lo que da ganancias es la desenfrenada velocidad de circulación, reciclado, envejecimiento, descarte y reemplazo –no la durabilidad ni la duradera confiabilidad del producto–. En una notable inversión de la tradición de más de un milenio, los encumbrados y poderosos de hoy son quienes rechazan y evitan lo durable y celebran lo efímero, mientras los que ocupan el lugar más bajo –contra todo lo esperable– luchan desesperadamente para lograr que sus frágiles, vulnerables y efímeras posesiones duren más y les brinden servicios duraderos”. (Bauman, 2002:19)

En afinidad con esta distinción del modelo de industrialización basado en la producción, y el

modelo de consumo, basado en la circulación se encuentra Baudrillard quien sostiene que el

cambio de un modelo a otro fue generado por el avance y la perfección de las técnicas de

comunicación y percepción ocasionando alteraciones sociales y culturales. (Baudrillard en Oittana,

2013:255) Para Roca (2011), si existen cambios relevantes en lo social, en lo cultural, en lo

productivo, y en todos los ámbitos de la sociedad, es porque se está hablando de una tecnología

disruptiva que los ha provocado. En este sentido, el avance y el perfeccionamiento de las técnicas

de comunicación que habla Baudrillard, tienen lugar gracias a la irrupción de lo digital. “El hecho

digital es la tecnología disruptiva en el sistema productivo. Después de esto, la manera de ser

competitivo y ser eficaz no va a ser la misma” (Roca, 2011) Para el autor, cada vez que una

tecnología ha modificado el sistema productivo actual, está provocando consecuencias relevantes

en los modelos sociales donde los procesos deben ser rediseñados y profundamente

transformados.

Las artesanías, marcadas siempre por cumplir una utilidad concreta, han sido un recurso de apoyo

material en los quehaceres cotidianos de comunidades indígenas. Es decir, son objetos utilitarios

que se elaboraron en principio para el autoconsumo, y no tanto para su comercialización. Un

ejemplo de ello son las artesanías elaboradas en Ráquira Boyacá, en Colombia. La producción de

este pueblo se caracteriza porque elabora objetos funcionales para satisfacer necesidades

cotidianas, y utilizan como recurso de su entorno geográfico el barro para materializarlas (ver

figura 1).

Figura 1. Tomada de Algunas artesanías típicas de Ráquira

12

Las consideraciones mínimas a tener en cuenta para el desarrollo de un objeto, deben contemplar

el vínculo con la anatomía y creencias del usuario a quien va dirigido. Tales consideraciones

encarnan un diseño como “una unidad (a su interior) y determinan su desempeño en relación con

el contexto (lo externo)” (Juez, 2002: 84). En el caso del pocillo de barro, elaborado por los

artesanos de Ráquira, es un recipiente hecho para beber líquidos. Su área de pauta principal, es

decir la función que indica el propósito que lo define, es su concavidad que permite recibirlo y

mantenerlo dentro (unidad interna). Sin embargo, se identifican otras tres áreas de pautas

secundarias relacionadas al contexto, estas son: el asa para la manipulación o agarre, la arista

redondeada para el contacto con los labios, y su base para garantizar un anclaje firme con otras

superficies planas.

Estas agrupaciones funcionales emergen luego de realizar un análisis con intención y atención, de

lo contrario pasan por desapercibidas. Si bien hay parámetros dimensionales dentro de un objeto,

que son cuantificables: en este caso el tamaño del asa para insertar un dedo, el redondeo del

borde para no lastimar los labios; terminan siendo cualificables ya que están cargadas de

atributos vinculados externa e internamente con el usuario y con el contexto. Lo antedicho, son

parámetros que aluden a la corporalidad o aspecto biológico del cuerpo del usuario, es decir, se

responden en un nivel físico. Dadas estas condiciones, el objeto adquiere un significado en su

usuario, con lo cual éste se convierte en una prótesis o extensión real de su cuerpo. Es aquí donde

el vínculo entre las dos partes (sujeto/objeto) se fortalece, dando lugar a la conciencia

participativa a la que Juez (2002) hace referencia.

La conciencia participativa es un triángulo que involucra objeto-usuario-utilidad. Si en la acción de

manipular el objeto hay una completa conexión que integre los tres elementos, la ejecución de la

tarea va a ser casi imperceptible. En afinidad, Barreiro (2004) distingue a la proxemia desde la

perspectiva del uso del espacio en relación a la distancia corporal. Sin embargo, para este trabajo

el concepto se abordará considerando al “objeto como una especie de mediador entre la acción y

el hombre” (Barthes, 1993:247), es decir se analizará desde el contacto entre el cuerpo y el

objeto. Cuando se realiza una acción, no se está atento con el objeto que ayuda a hacer la tarea,

“el objeto, como prótesis, se convierte temporalmente en extensión real de nuestro cuerpo; y

también por momentos, aquello sobre lo que se actúa se diluye de la atención y se integra en

unidad con el utensilio y el usuario”. (Juez, 2002:77). En definitiva, si un objeto no actúa como

prótesis la dicotomía sujeto/objeto se romperá. En este sentido, el deber del diseño, en específico

del diseño industrial, es garantizar la conciencia participativa.

Por otra parte, Juez (2002) sostiene que los objetos son parte de la historia de la humanidad, los

cuales entran en interacción con el hombre, quien a su vez vincula estos objetos y los toma como

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propios si éstos son semejantes al entorno biológico, histórico, cultural y afines a las creencias de

la comunidad a la cual pertenece. En este sentido, el objeto como signo configura un compilado

de información que revela la construcción social del usuario para el cual ha sido diseñado. Un

ejemplo de ello es la pieza artesanal insignia de la etnia Zenú, el sombrero vueltiao. Antes de ser

proclamado símbolo cultural de Colombia, el sombrero era asociado con el campesinado, y su

uso connotaba a lo pobre y ordinario, ya que en esa época era utilizado por personas oriundas de

las zonas rurales. Incluso antes de llamarse sombrero vueltiao, se llamó sombrero indiano. Esto

guarda relación con el segundo nivel del cuerpo, el nivel social, ya que ejemplifica cómo, a través

de la cultura y del tiempo histórico en el que viva una persona, se puede determinar su

construcción social. Citando a Douglas, Barreiro (2004) sostiene:

“Las propiedades fisiológicas del cuerpo son, pues, el punto de partida para la cultura que hace de mediadora y las traduce en símbolos significativos: «en un sistema de símbolos naturales» (1988: 12). Esto significa que el cuerpo es un medio de expresión altamente restringido, puesto que está muy mediatizado por la cultura y expresa la presión social que tiene que soportar”. (Douglas en Barreiro, 2004:130)

En este sentido, se empieza a organizar los grupos sociales donde el cuerpo revela su posición

social. Bourdieu (2002) explica la distribución de las clases sociales de los agentes que participan

dentro de un determinado campo social.

“En efecto, los individuos reunidos en una clase que está construida bajo una relación particular, pero particularmente determinante, llevan siempre consigo, además de las propiedades pertinentes que constituyen el origen de su enclasamiento, unas propiedades secundarias. […] Es decir, que una clase o una fracción de clase se define no sólo por su posición en las relaciones de producción, tal como ella puede ser reconocida por medio de indicadores como la profesión, los ingresos o incluso el nivel de instrucción, sino también por un sex-ratio, una distribución determinada en el espacio geográfico (que nunca es socialmente neutra) y por un conjunto de características auxiliares que, a título de exigencias tácitas, pueden funcionar como principios de selección o de exclusión reales, sin estar nunca formalmente enunciadas (es, por ejemplo, el caso de la pertenencia étnica o de sexo)” (Bourdieu,2002:100)

En la figura 3 se puede realizar una lectura social de las personas que se encuentran en la

fotografía. Independientemente de su reconocimiento a nivel mundial, la lectura se puede realizar

de acuerdo al atavío y las huellas históricas de cada uno de ellos, se puede establecer su posición

social.

Figura 3. El Príncipe Carlos de Inglaterra y Camila Parker durante su visita al Museo del Oro en Cartagena, Oct. 2014.

Tomado de http://colombianewyork.com

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Después de su proclamación en septiembre de 2004, el sombrero vueltiao adquirió otro

significado, pasó de ser un objeto campesino a un símbolo cultural de una nación, con lo cual

cambió su significación. Ahora, usar el sombrero implica que su portador represente: identidad

colombiana, patriotismo, orgullo, etc. Es decir, el objeto habla por esa persona, de su grupo

social, de su identidad (ver figura 4). “El cuerpo, del que hemos hablado, se configura como un

procedimiento calificador de otras informaciones, entre las que destacan la propia identidad

personal, el indicador del grupo, la adscripción y la pertenencia a determinados grupos”.

(Barreiro, 2004: 138-139).

Figura 4. Comisión colombiana de atletas para juegos olímpicos Río 2016. Tomado de http://colombia.as.com/colombia/2016/08/06/masdeporte/1470446964_652739.html

Barthes (1993) considera que un objeto no debe ser absorbido sólo por su función. Para el autor,

los objetos siempre tienen un sentido el cual desborda a su uso. Alrededor de los sombreros

tejidos en caña flecha se han experimentado transformaciones a nivel de técnicas y diseño que

resulta interesante analizar. Una de esas transformaciones ha sido la perfección de su técnica de

trenzado para la fabricación de los sombreros finos, aquellos de 29 y 31 vueltas, que como bien

son llamados, la cabeza de quien lo lleva ostenta lujo, dinero, y una alta posición social. Además,

personalizan el sombrero con el nombre de su dueño, y producen otra tipología de sombreros

llamados los “sombreros gomelos” (figura 5), cuyo diseño transmite juventud y modernidad.

Baudrillard (1978), sustenta que dentro de los niveles de simulacro, el cuerpo ingresa, dentro de

las líneas de consumo, objetivizado como una mercancía más. Es así como el objeto (sombrero

“gomelo”) como signo construye un estereotipo de juventud y modernidad, el cual responde a las

creencias infundadas por el sistema capitalista. De allí que con “la exaltación de la cultura

consumista el cuerpo se transforma en mercancía y pasa a ser el medio principal de producción y

distribución de la sociedad de consumo” (Baudrillard en Barreiro, 2004:131). En este punto, el

cambio de un diseño de sombrero tradicional a otro diseño de sombrero más fresco y juvenil se

generó en respuesta a los lineamientos de consumo.

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Figura 5. Sombrero gomelo. Tomado de http://www.lacalenita.com/artesanias_category.php?id=24&idS=35

En referencia a esto, LeShan y Margenau en Juez (2002), sostienen que “en la vida cotidiana cada

uno desempeña varios roles sociales de acuerdo a quién sea en soledad, en el trabajo, con amigos

o con desconocidos, ante la enfermedad o participando en juegos, junto a la pareja o frente al

jefe” (LeShan y Margenau en Juez, 2002: 68). En este sentido, el sombrero fino configura la

apariencia de esa persona para una posterior lectura social. Barreiro (2004), distingue la

interpretación de cuerpo de Bourdieu (1986): “el cuerpo es “un producto social”, en el sentido de

que de él se hace siempre una lectura social: entre cuerpos “distinguidos” y cuerpos “vulgares”

(Bourdieu en Barreiro, 2004:143). Es decir, el objeto como signo, brinda información que

configura la “fachada personal” de ese individuo quien a través de su cuerpo buscar representar,

intencionalmente o no, algo. (Goffman en Barreiro, 2004: 138)

Ejemplos como el sombrero “gomelo” reflejan los nuevos propósitos que influencian la producción

de artesanías. En las últimas décadas, la actividad artesanal ha ganado relevancia debido a que se

ha fomentado la potencialidad económica de las artesanías. Es decir bienes y saberes ligados a la

identidad cultural de un grupo étnico son considerados como recursos para el desarrollo local. En

consecuencia, la producción de objetos artesanales se concibe bajo fines turísticos comerciales,

donde “la estrategia consiste en dinamizar procesos de desarrollo endógeno a partir de los

atributos culturales que otorgan una identidad definida y particular a un grupo” (Benedetti,

2014:18)

En consecuencia, ha llevado a que la dimensión cultural de un pueblo se conciba como aspecto

fundamental de desarrollo local. Por tanto, las nociones de identidad cultural y patrimonio

traducidas en bienes tangibles o intangibles adquieren relevancia ya que poseen elementos

distintivos o de diferenciación. Lo anterior, fundamenta los objetivos de la producción artesanal

actual dirigidas a una sociedad de consumo, cuya misión sea explotar los recursos genéricos del

territorio, los cuales se transforman en recursos estratégicos para impulsar la competitividad

(Benedetti, 2014). Estas estrategias según Santos5 (2008), buscan consolidar el oficio artesanal

5 Especialista en actividades de Formación en el Campo Del Arte. la Artesanía, el Diseño, el Marketing y la Comunicación.

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en los segmentos bajos del mercado, para luego reposicionarlos en segmentos más cualificados.

Para ello, los aportes del diseño serían: generar productos artesanales con valor agregado, calidad

y establecer pautas de organización de la producción, comercialización y promoción de las

mismas.

Los artesanos de los municipios de Montelíbano, Planeta Rica y San Antero en Córdoba, Colombia

son los más destacados en la elaboración de artesanías de totumo. Este árbol crece de manera

silvestre y tiene diversos usos: del tronco extraen la madera para elaborar herramientas; la pulpa

del fruto es un ingrediente para la preparación de un jarabe medicinal; y su corteza se transforma

y se talla para hacer cucharas y vasijas para beber, como objetos de autoconsumo, pero también

elaboran elementos de bisutería y decoración del hogar con fines comerciales (ver figura 6).

Figura 6.Artesanías en totumo elaboradas con fines comerciales.

Tomado de Aborígenes Diseño Artesanal

Lo anterior guarda relación con la estética como estrategia económica, a la cual Calvera (2004) hace referencia,

“La dinámica social y económica por el simple hecho de que se ocupa de la configuración estética de las mercancías, sea éstas materiales o digitales, y, así, su modo de ser es visto como el vehículo para esa estrategia económica y de marketing que encuentra en el modo estético de aparecer su principal argumento de venta” (Calvera, 2004:24)

Esto implica que el modelo de producción en respuesta a fines de utilidad se modifique y cambie a

un modelo de producción que responda ya no a una necesidad, sino a los deseos y anhelos de una

sociedad inmersa en el consumo. Bajo esta perspectiva, Bauman (2002) aporta:

La “necesidad”, considerada por los economistas del siglo XIX el epítome de la “solidez”-inflexible, permanentemente circunscripta y finita-,fue descartada y reemplazada por el deseo, que era mucho más “fluido” y expandible […]Ahora el deseo le toca el turno de ser desechado. Ha dejado de ser útil: tras haber llevado la adicción del consumidor a su estado actual, ya no puede imponer el paso. Se necesita un estimulante más poderoso y sobre todo más versátil para mantener la demanda del consumidor en el mismo nivel de la oferta. El “anhelo” es ese reemplazo indispensable: completa la liberación del “principio del placer””. (Bauman, 2002:81)

Para estar enterados de las preferencias del mercado actual, los artesanos recurren a vías de

comunicación, como la televisión y revistas, o a recursos tecnológicos como el internet, para ver

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las últimas tendencias e inspirarse de modelos que ven en estos medios para replicarlos en sus

diseños.

“Las nuevas tecnologías y los modernos medios de comunicación producen una mediatización cada vez más profunda de la realidad, de la naturaleza, de la vida. Mediatización de la imagen, del sonido, de la experiencia íntegra, lo que abre a una situación de producción indefinida de signos. Baudrillard constata que la publicidad, la moda y los mass media constituyen el centro de irradiación de los signos”. (Oittana, 2013: 258)

Si bien las comunidades artesanas son personas, en su mayoría de bajos recursos, esto no impide

que los medios masivos de comunicación y vías tecnológicas como el internet lleguen a ellos. Esto

es posible ahora, porque el acceso a una computadora o celular con conexión a internet hoy en

día es más incluyente, y representa una fuente de búsqueda importante de tendencias que marca

una referencia de lo que el mercado desea en el momento. Sin embargo, en algunas ocasiones,

estos medios en vez de inspirar nuevos diseños de artesanías, terminan desvirtuándolas. Un caso

particular se evidencia en la etnia Zenú, ellos trabajan la caña flecha, una palma propia de su

región de asentamiento. Como muchos otros artesanos, indagan y buscan en internet nuevos

modelos para sus diseños y así estar afines con las exigencias del mercado. No obstante, lo que

muestran estos medios son además de diseños, materiales y colores que marcan la tendencia en

vigencia. En el caso de los zenúes, ellos tomaron el cuero, telas sintéticas y elementos de

bisutería para anexarlas a sus productos en caña flecha, tanto los utilizaron que sus productos

eran 90% en otro material (cuero o sintético) y 10% caña flecha, su material autóctono (ver

figura 7)

Figura 7. Elaboración propia. Artesanías en caña flecha y cuero.

Esto ocurre por la infinidad de imágenes que se encuentran fácilmente en la red y en los medios

de comunicación y también por la desinformación de los artesanos en creer que para ingresar a

los circuitos de moda deben tener sus mismos parámetros. Ante esta situación, Oittana (2013)

sostiene:

“La importancia que la comunicación y la información han adquirido en nuestras sociedades ocasiona la conformación de un tipo de sociedad en la cual el flujo de signos disuelve toda linealidad, toda

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trascendencia. Baudrillard cree que esta pérdida de la trascendencia se evidencia en la disolución de la instancia referencial –valores, finalidades, significados” (Oittana, 2013:259)

Tomar la información suministrada por estas vías como el camino seguro para estar afín a los

lineamientos del mercado, puede terminar disolviendo toda linealidad, trascendencia y todo el

peso ancestral y tradicional de una pieza artesanal, como sucedió en este caso. Hoy en día el

trabajo de las instituciones que velan por el desarrollo artesanal en Colombia, es infundir en los

mismos artesanos el valor que tiene su técnica en cualquier producto, y que ésta debe prevalecer

por encima de los demás materiales.

Sin embargo, no todos pueden tener un sombrero original tejido por los propios indígenas Zenú.

Es en este punto, donde en palabras de Baudrillard (1978) la simulación viene a copiar o falsificar

lo real. Con la fórmula matemática, descifrada por Puche Villadiego6 (Ver figura 8), se puede

identificar el número de pies de las trenzas elaboradas de caña flecha, y así determinar si el

sombrero vueltiao es de 15, 18, 21,24 o 29 vueltas. La fórmula matemática es la siguiente:

Figura 8. Fórmula del sombrero vueltiao según Puche Villadiego

Paradójicamente, esta fórmula matemática llegó a los chinos, quiénes con la ayuda de la

tecnología la implementaron en una máquina y empezaron a fabricar miles de sombreros,

obviamente a un menor costo. “El señuelo de la representación fiel de la realidad ha tentado al

arte occidental desde el Renacimiento, sobre todo en la producción mediocre destinada al

consumo masivo” (Arheim en Levis, 2011:30). Para Levis (2011), la imagen es el resultado de un

simulacro digital producto de una modelación de raíz matemática (Levis, 2011:24). En este caso

no es una imagen sino un objeto resultante bajo las mismas condiciones: una fórmula

matemática, una tecnología, un simulacro producto de la ausencia del hombre. Un millón de

réplicas sintéticas fabricaron los chinos con intención de ingresarlos al país, es así donde “lo real

no es ya sólo objeto de representación, ahora también es objeto de reproducción indefinida,

infinita. La realidad se disipa, se volatiliza por exceso” (Oittana, 2013: 257). Es este exceso de

reproducción lo que condena a la desaparición de lo real y dé paso a lo hiperreal.

Las antiguas discusiones sobre las consideraciones y las valoraciones de las piezas artesanales en

relación a los enunciados de las Bellas Artes son ideológicas. Tanto las Artes, como las artesanías

y el diseño se encuentran inmersas en procesos sociales dinámicos que no se pueden ignorar. Por

tanto, es necesario evaluarlas dentro de su mismo campo para poder dilucidar sus cruces y

6 Ingeniero civil de profesión, pero antropólogo, sociólogo, educador, escritor y cuentero por convicción. Aportó estudios significativos a la etnia Zenú.

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convergencias. Es decir, es preciso entender los objetos pertenecientes de determinado campo,

como objeto producto del saber hacer o del proyectar. (Bovisio, 2002)

Por otra parte, con los distintos casos expuestos se puede ver la manera en cómo los lineamientos

de estos tiempos, a través de los medios de comunicación y de la tecnología, afectan de igual

manera a las comunidades indígenas. Se suele creer que ésta porción de la sociedad, en su

mayoría asentadas en zonas rurales consideradas muy arraigadas a sus tradiciones culturales, son

ajenas a estos cambios. La realidad es otra. Ellos al igual que el resto se encuentran inmersos y

activos en este dinamismo de transformaciones y flujos culturales, que si bien pueden afectarlos

tardíamente, de igual forma modifican sus lineamientos establecidos. Asimismo, en los casos

expuestos en referencia a los objetos artesanales y los aspectos de vinculación con el cuerpo, dan

cuenta que los puentes de impacto se configuran en congruencia a la dimensión biológica, cultural

y social. Desde esta perspectiva, el diseño de objetos debe tener en cuenta a su usuario en su

nivel físico para cumplir con requerimientos antropométricos y ergonómicos, los cuales a su vez

deben articularse con su nivel social, para ser afines a la cultura y sociedad en que se encuentre.

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Bibliografía

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