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¡Preparemos el niñito Jesús!
Las chicas del Apoyo Escolar de la tarde estuvimos trabajan-do en un proyecto de artesanías.
Para enseñarnos a hacer collares y alfileteros de tela recibi-mos la visita de Maxi y Angie, ambas enfermeras del Hospital Universitario Austral. Las dos, además de su trabajo en el
hospital, hacen artesanías súper lindas y divertidas! Hicimos collares con telas, cuentas de plástico, cintas, dijes. Nos encantó recibir estas visitas, y aprender a hacer cosas
tan lindas! Muchas gracias Maxi y Angie por ayudarnos!!!
Gracias a la visita de las chicas, y a través del proyecto pudi-mos comprobar que aunque tengamos una profesión u ofi-cio, siempre se pueden hacer otras cosas, que es lindo
hacer cosas con las manos, y si es para ponernos lindas, mu-cho más!
Como nos gustó tanto, y dada la cercanía de la Navidad, las seños nos propusieron hacer un “Niño Jesús” para los pese-bres de nuestras casas. Y acá se los enseñamos!
Suplemento artesanías Notichicas
Materiales: 1 bolita de telgopor de 1,5 cms de diámetro Acrílico color piel 1 retazo de tela blanca de 12 cms x 12 cms Lanitas de variados colores 1 retazo de arpillera de 10 cms x 10 cms Hilo y aguja Virulana o esponja metálica (un retazito) Algodón
El niñito Jesús para nuestro pesebre
Pasos: 1 . Pinchar la bolita de telgopor con un palillo, y colorearla con acrílico color piel. 2. Tomar el troz de tela blaca, y coserlo haciendo una bolsita 3. Rellenar la bolsita con algodón 4. Cerrar con pequeñas puntadas la parte de debajo de la bolsita, y colocarle en la otra punta el palillo con la bolita coloreada 5. Con marcador indeleble, dibujar las facciones del niño Jessús 6. Decorar con las lanitas el trozo de arpillera, haciendo de esa manera la mantita del niño. Pegar en la cabecita el retazo de esponja de acero, o virulana, haciendo las veces de pelito.
¿ Viste qué fácil? ¡¡¡Hacé el tuyo para esta Navidad!!!
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En la casita leímos un cuento que queremos compartirlo con Uds. Acá va...
UN COLCHON PARA JESUSUN COLCHON PARA JESUS
Hace tiempo un viajero, en una de sus vueltas por el mundo, llegó a una tierra que de entrada no-mas le llamó la atención, por la belleza de sus arroyitos que cruzaban los campos, refrescando el
sembrado y calmando la sed de los bichitos. Habiendo caminado un rato se encontró con las casitas del pueblo, sencillas y coloridas y con sus puertas abiertas de par en par. No podía creerlo, ¡él venía de un lugar tan distinto!
Se fue acercando y su sorpresa fue aún mayor, cuando tres hermanitos salieron a recibirlo y lo invi-taron a quedarse en su casa. La mamá y el papá de los chicos lo invitaron a que se quede con ellos unos días.
El viajero de nuestra historia aprendió muchas cosas que se hacían en esa casa. Hornear el pan, tra-bajar la tierra, ordeñar las vacas, y levantarse tempranito para aprovechar bien el dia. Nuestro viajero fue aprendiendo y compartiendo muchas cosas con esa familia, pero había algo que
él no podía descubrir el significado. Cada día y a veces varias veces al día, el papá, la mamá, y cada uno de los hermanitos, se acercaban a un rincón del comedor donde habían colocado las figuras de madera de José y María, un burrito
marrón, una vaca con un ternerito y algunas cosas más… Allí despacio, dejaban una pajita, una hoji-ta, una ramita, justito entre Maria y José. Con el correr de los días el colchoncito de pajitas iba au-mentando y se iba poniendo bien mullido.
El viajero miraba con atención y asombro ese gesto cotidiano de esta familia que escondía para él, un misterio especial. Y no se atrevía a preguntar por temor a perder el encanto que le producía ver
esto. Quizás el misterio de aquella familia y de ese pueblo tenía que ver con las pajitas... Cuando le llegó al viajero el momento de partir hacia otras tierras sintió que se iba de ese lugar con el corazón tranquilo y descansado.
La mañana de la partida el viajero miró a la mamá y le dijo: “Sólo quiero hacerle un a pregunta an-tes de partir ¿Por qué ponían entre Maria y José esas pajitas?” Entonces el más pequeño de los her-manos contestó. Es que nos estamos preparando para la Navidad. “Con esas pajitas le vamos
haciendo a la Virgen un colchón para que tenga donde acostar a Jesús”. Y el hermano del medio agregó: “Por cada actitud de amor, por cada servicio que hacemos, por cada sonrisa que damos a alguien con quien nos cuesta estar, ponemos una pajita para Jesús. Si amamos poco, Jesus va a te-
ner un colchón muy finito, pero si amamos mucho va a tener un colchón gordo y calentito!”. En ese momento nuestro amigo el viajero sintió ganas de quedarse con esa familia hasta la noche buena, pero sabia que su tarea era seguir viajando y hacer conocer a los demás pueblos el misterio
de aquella familia y su colchón para Jesús. Así este „cuento llegó hasta mi y ahora a ustedes…
Uno de nuestros niñitos
Jesús, esperando su
“colchoncito”...
Algunas ideas que propusimos de “pajitas” para el Algunas ideas que propusimos de “pajitas” para el
pesebre…pesebre…
Sonreír aunque estemos cansadasSonreír aunque estemos cansadas
Ayudar a mamá en aquello que más le cuestaAyudar a mamá en aquello que más le cuesta
Hacer las cosas cuando me las piden, sin demoraHacer las cosas cuando me las piden, sin demora
Ayudar a mis compañeros de claseAyudar a mis compañeros de clase
Tratar bien aún a los que me tratan malTratar bien aún a los que me tratan mal
Respetar a los papásRespetar a los papás
Rezar un Ave María por alguna persona que lo ne-Rezar un Ave María por alguna persona que lo ne-
cesite… Son sólo 15 segundos, y ayuda tanto!!!cesite… Son sólo 15 segundos, y ayuda tanto!!!