Tamara Campos

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  • 7/27/2019 Tamara Campos

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    TTMMAARRAA

    JOS ANTONIO CHICO LPEZ

    VALLADOLID 2009

    SEGUNDA EDICIN

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    Diseo de mapas y fotografa: Fernando Alejo

    Maquetacin: Dara Chico Lpez

    Revisin: Ana Mara Fernndez Arenas

    ISBN:

    Depsito legal: VA4371999

    Impreso en Espaa. Printed in Spain.

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    A todos los nacidos en Tmara, raza dehombres libres, hacedores de su propio

    destino.

    El autor

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    Los beneficios de la presenta edicin quedanntegramente a beneficio y conservacin de laIglesia Real de San Hiplito de Tmara

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    PRLOGO

    Escribir un libro de historia es como intentar obtener una imagen ntida en uno de esos espejos antiguos

    que cuelgan en las paredes de las viejas casonas. Por mucho que intentemos limpiar su superficie, laimagen que refleja permanece difusa, irregular y llena de pequeas o grandes manchas que impide unavisin perfecta y detallada del objeto que hemos puesto ante l.

    Podemos tener una visin global, aunque sea algo borrosa o distorsionada, podemos identificarel objeto -con frecuencia reconocernos a nosotros mismos-, pero no podremos evitar que aparezcan esospuntos oscuros que ocultan una parte de la imagen real.

    Slo se nos permite actuar sobre el cristal, quitar el polvo acumulado en la superficie, pero esimposible hacerlo sobre la fina lmina metlica que se protege tras l. Si lo intentsemos, noconseguiramos ms que agrandar las zonas oscuras e incluso destruir por completo ese frgil soporte quees el que en realidad -aun con sus imperfecciones- produce el efecto mgico de la reflexin.

    El escritor de la historia ha de conformarse, pues, con tratar de completar y reconstruir la imagenms prxima posible a esa realidad desaparecida de la que nicamente quedan unos trazos difusos.

    Identificar las partes visibles, interpretarlas, clasificarlas, asociarlas, o interrelacionarlas y tratarde deducir lo que en algn momento contuvieron las zonas ahora ocultas es una tarea ardua, delicada ypaciente; que ha de hacerse con un mtodo claro y riguroso, si se quiere completar el retrato de lo quepudo ser esa realidad.

    Los documentos histricos en diversas formas, los restos arqueolgicos, el legado artstico quean se conserva y la pervivencia de determinados rasgos culturales y sociales son los elementos de que elhistoriador dispone para desarrollar su trabajo.

    Mediante el uso correcto de los elementos, el escritor podr llegar a interpretar cmo fueron las

    estructuras econmicas, polticas y sociales, el desarrollo intelectual y artstico y la evolucin histrica dela poca objeto de su estudio.

    La investigacin meticulosa le exigir esfuerzo y tiempo, le aportar algunas alegras y bastantessinsabores y las ms de las veces slo le compensar con la satisfaccin de haber estado trabajando parala recuperacin de un trozo de la memoria colectiva y del pasado de la comunidad a la que pertenece.

    No me cabe duda de que la investigacin histrica llevada a cabo durante muchos aos porJosAntonio Chico Lpez para acercarse al conocimiento de la historia de Tmara tiene todos esoscomponentes y sin duda ha tenido tambin unas grandes dosis de ilusin y cario por tratarse de algomuy prximo a l, su propio pueblo. Porque al indagar en el pasado de su pueblo lo ha hecho tambin ensu propia historia y la de sus antepasados, con la carga emocional que ello comporta.

    Pero no se ha limitado a escribir una historia localista, ha aprovechado la evolucin eimportancia histrica de Tmara como ncleo fronterizo entre los antiguos reinos de Castilla y de Len

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    Tmara6

    para inscribirla en el contexto histrico de lo que hoy son la provincia de Palencia y la Comunidad deCastilla y Len. No resultara difcil establecer similitudes entre Tmara y otras localidades diseminadaspor toda la regin que un da jugaron un papel importante y tuvieron un peso especfico propio y que conel paso de los tiempos se han visto relegadas e incluso en peligro de desaparicin.

    La recuperacin y reivindicacin de ese pasado mediante trabajos como ste no pueden quedarse

    en un acto de nostalgia o aoranza, deberan servir tambin para potenciar las posibilidades de desarrollode este tipo de localidades y recobrar la esperanza en un futuro mejor.

    La publicacin de este libro es posiblemente la mayor compensacin que Jos Antonio ChicoLpez puede recibir por todo su trabajo y dedicacin. Con ello ver culminada la ilusin de recomponerla imagen borrosa de ese viejo espejo al que un da se enfrent y del que durante mucho tiempo ha tratadode sacar los trazos que le permitieran dibujar este retrato de la historia de Tmara que ahora presenta asus paisanos.

    Ellos son los primeros destinatarios del libro; pero sin duda ste ser tambin un instrumento tilpara otros historiadores que podrn encontrar en l referencias para contrastar y profundizar susinvestigaciones y una obra atractiva para todos aquellos interesados en conocer algo ms nuestra historia

    J.M. Santamara

    PPRREESSEENNTTAACCIINN

    A ti, amable lector que acabas de coger este libro en tus manos, permteme que te haga una

    sugerencia y te explique la razn de este libro.

    La sugerencia es muy sencilla. En tus manos no tienes una obra literaria, no soy ningn estilista;

    ni siquiera me las puedo dar de investigador, y menos de erudito de la historia. Si quieres calificarme de

    alguna manera, dame el calificativo de paciente aprendiz, por haber pasado muchas horas tratando de

    encontrar agujas en un pajar, que a su vez me han costado dinero, amn de tiempo, pues soy consciente

    no ahora, sino desde que tengo uso de razn de que en Espaa, al estudioso y al investigador cuanto

    menos se le ayude mejor. As andamos de cultura.

    A pesar de todo, las cosas ltimamente han cambiado. Cuando empec este estudio en la dcada

    de los cincuenta, lo primero que te pedan al llegar a un archivo era el carnet de investigador (cuyo

    reparto estaba muy restringido) para dejarte pasar y, si no lo presentabas, gentilmente te decan que no

    poda ser. Por ello, tengo que agradecer fundamentalmente al prroco de Tmara, D. Elicio Franco, a losPP.Benedictinosde Silos, a los PP. Cisterciensesde San Pedro de Cardea, y en especial a D. Aniano

    Mediavilla, prroco de Santoyo, que pusieran a mi disposicin sus archivos y bibliotecas; y sobre todo a

    este ltimo, que adems, sin tener conocimientos previos, me enseara a leer documentos antiguos.

    En el libro solamente he tratado de reflejar lo que he encontrado en mis horas de estudio y como

    yo lo he entendido, lo cual no quiere decir que no admita otra lectura. Por eso, si esto te parece un

    autntico ladrillo, no temas que me d por ofendido, ya que reconozco que son datos y ms datos

    acumulados a lo largo de estas pginas, que tal vez no te agraden por no estar destinadas al divertimento.

    La razn del libro es muy sencilla: me dola no poder hacer nada por un pueblo del que sal a los

    14 aos, y al que siempre he querido. Por esto ltimo senta mucho que cada da fuera a menos, y cada

    da estuviera ms empobrecido en todos los aspectos, sobre todo en el cultural. Y no menos me dola que

    lo que se publicaba en torno a l, no siempre estuviera bien enfocado ni respondiera a la realidad. Eran

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    Tmara 7

    publicaciones fruto de datos utilizados de unos por otros ms que de datos contrastados por documentos.

    ste fue el motivo por el que acomet este empeo cuyo resultado tienes hoy en tus manos.

    Finalmente, si en algn momento encuentras alguna crtica que te parece cida, sta no va contra

    la persona, a la que siempre trato de respetar, solamente va contra su modo de obrar en esa circunstancia

    concreta, expresando mi parecer en desacuerdo con la actuacin.

    La investigacin la termin prcticamente hace 25 aos; y qued dormida hasta la fecha de hoy,

    por no tener tiempo para ponerme a escribir. Hace unos meses me lanc a terminarlo y hoy te lo presento.

    Acgelo con indulgencia.

    El autor

    PRESENTACIN A LA SEGUNDA EDICIN

    Con alegra presento esta segunda edicin de mi libro TMARA; edicin que ha sido

    ampliamente corregida y aumentada con relacin a la primera.

    Nunca pens que vera con mis ojos este nuevo aparecer de la obra que un da escrib con tanta

    ilusin; pues pensaba que sus destinatarios seran un pequeo grupo de personas interesadas en conocer

    las races, cultura, y manera de ser y vivir de sus antepasados. Poro mi gozo es grande al constatar que

    ese grupo es ms numeroso de lo que en un principio estim. Para ellos vaya mi ms profundo

    agradecimiento, pues de ellos es, y no mo, el mrito de que el libro vea la luz por segunda vez.

    Tambin hemos incluido en el mismo unas cuantas lminas que ilustran los conceptos y noticias

    que en l se expresan.

    Tmara 2009

    El autor

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    CCAAPPTTUULLOOII

    TTMMAARRAA

    De dnde viene el nombre de Tmara? Desde el primer momento, nos parece oportuno el

    sealar que este nombre no tiene nada que ver con ningn vocablo rabe. La palabra Tamar (dtil oterreno poblado de palmeras) no tiene nada que ver con lo que nos ocupa. La dureza del clima, la aridez

    del terreno, la constitucin de su campo (fuerte y arcilloso), es lo menos propicio para pensar en un oasis.

    Este topnimo tiene que tener otra explicacin y vamos a tratar de drsela.

    Ms visos de probabilidad tiene el que este nombre indique cantidad de ramaje de encina,

    roble, nogal o pino. Si consideramos la situacin de la ubicacin de Tmara, en la falda de un

    montculo, y a la sombra de una gran ladera que baja desde Palacios del Alcor, no nos parecera extrao

    que, hace veinte siglos, toda esta zona estuviese ricamente poblada de cualquiera de las tres primeras

    especies (no de pinos, que no han sido conocidos en la zona hasta la repoblacin forestal de los aos

    cincuenta).

    En este caso, Tmara podra ser muy bien el lugar donde hacinaban, amontonaban o cortaban

    las ramas que previamente haban sido tradas del monte (en la actualidad, no lejos del pueblo, se

    conservan an montes con encinas).

    En este sentido, el Tama-ae como voz latina, equivale al griego Tamein, aoristo, 2 de infinitivo

    del verbo tmno (cortar). De esta misma raz salen las siguientes voces : Tamarice, usado por C. Plinio

    Segundo (Fontes Tamaricae), Tamaricum, usado por Serbonius Largus, y Tamariscus, usado por

    Palladius Rutilius Taurus Aemilianus.

    Ciertamente, esto tiene sentido, y hay muchos argumentos a su favor que vamos a tratar deresear:

    1) En poca romana aparece frecuentemente el nombre de Castro-Tmara, lo cual indica, al

    menos, un campamento militar y el nombre donde estaba ubicado. A tal efecto no hay ms

    remedio que resear las palabras que transcribe Argaiz cuando dice: Tamaritae in margine fluvi

    iberi, condita est a Flavio Celiano duce en el ao 537 despus de Cristo; pero si esto fuese

    verdad en todo caso sera el Castrum, que no el Vicus, que sin duda es anterior. No

    olvidemos que estamos leyendo un cronicn escrito diez siglos despus. En este sentido, sera el

    lugar donde esos soldados cortaban y hacinaban la lea y ramas.

    2) A cuatro kilmetros de Tmara, existe un lugar llamado en la actualidad Rombrada, perosu nombre latino hasta el siglo XIV es Ferrombrada, este es un nombre latino compuesto de

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    Tmara Jos Antonio Chico Lpez

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    ferrum (hierro) y la palabra brada que deriba del latino bractea (hoja o lata de metal delgada),

    quedando el nombre de ferrobracteatorcomo el operario que laminaba el hierro, la plata o el

    oro.

    Si a esto aadimos lo que hasta hace algunos aos ha sido muy frecuente a los arados y tractores

    que, al labrar las tierras del campo de Rombrada, se encontraban indicios de tierra quemada (hornos),entonces hallamos una explicacin lgica: Tmara era el lugar donde se hacinaba la lea que

    necesitaban los hornos de Ferrombrada para laminar el hierro que, en corazas y en armamento, usaba la

    Legio que estaba en Osorno (antiguaDessobriga), a 20 kilmetros. Estos grandes hornos tenan que ser

    alimentados con lea de encina, cuyas ramas se cortaban en un lugar cercano al monte, justamente a uno

    y medio o dos kilmetros. Esta lea le serva tambin a Frmista, la antigua Frumentaria (campo de

    trigo), slo a 7 kilmetros.

    Tmara y Ferrombrada ocupaban un lugar de privilegio en su situacin; por sus

    inmediaciones pasaba la va romana que, partiendo de Pallantia (Palencia), atravesaba sus campos y

    terminaba en Julibriga (Reinosa). Muy cerca, justamente por Osorno, conflua otra va romana que,

    partiendo de Lacbriga (Carrin), terminaba en Segisama Julia (Sasamn). En las cercanas de estoslugares, Escipin Emiliano se asent con un ejrcito de 60.000 hombres y, avituallndose en esta zona de

    Tmara-Osorno, porPallantia se dirigi al valle del Duero y de all a la ciudad de Numancia que

    asedi.

    En las Guerras Cntabras, las tropas de Augusto tambin se avituallaron en esta zona y el

    mismo Augusto, teniendo su campamento en Segisama Julia, en el ao 29 a.c. llev su ejrcito, la IV

    Legin Macednica, por el valle del Pisuerga hastaAracillum, cerca de Reinosa.

    Los campos de los vacceos, tierra de campos, y la Frumentaria Frmista, sirvieron de

    avituallamiento a las legiones que por aqu pasaron, adems de enviar a Roma la vigsima parte del trigoque recolectaban y que serva para fabricar el pan gratuito destinado a la plebe.

    Estos razonamientos lgicos no contradicen, a su vez, otra teora que tambin consideramos

    verdica y digna de ser reseada. Las plantas o arbustos tamaricceos, son muy frecuentes en Europa y

    son propios de las riberas. Antes, hemos sealado la aridez del terreno de la villa de Tmara, pero esto

    no est en contradiccin con dos factores importantes, uno, que a medio metro hay abundancia de agua

    en el subsuelo; y dos, que toda la villa estaba rodeada de una pequea corriente de agua la cual

    descendiendo del pramo del citado Palacios del Alcor, se divida en dos arroyos: uno en direccin al

    norte, rodeando la mitad del pueblo hasta prcticamente morir en el antiguo camino que lleva a Santoyo

    (hoy carretera); y otro en direccin al sur, que tambin bordea todo el pueblo hasta finalizar casi en el

    mismo lugar en que termina el anterior. Estas vetas de agua, hoy prcticamente desaparecidas, fueron lasque alimentaron el foso que rodeaba toda la muralla de Tmara en tiempos medievales. No es extrao,

    por tanto, que abundase en medio de la humedad este gnero de plantas tamaricceas, pasando a ser el

    lugar de las tamaricceas.

    Con todo lo anteriormente reseado, nosotros nos vamos ms lejos, y nos inclinamos a pensar

    que es de origen celta. La palabra Tamartiene tendencia a sealar corriente de agua, ms bien escasa,

    (antes hemos aludido a estos arroyos). En este caso, sera: el castro rodeado de una corriente exigua de

    agua. Su raz es frecuente en la meseta castellana en hidrnimos y topnimos: Tmara, Tamarn

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    (Burgos), Tamariz (Valladolid), Tamarite (Huesca) compuesto de raz celta y del bero ite, ro

    Tamarguillo1

    Segn Modesto Lafuente en su Historia de Espaa T. 1, en el centro peninsular habitaron los

    celtberos; y en la zona que nos ocupa ms concretamente, una de sus tribus, los vacceos.

    etc.

    Por el norte limitaban con los cntabros; por el poniente, con los astures y vettones; por el

    medioda con los carpetanos; y, por el oriente, con los arvacos y murgobios.

    Su territorio comprenda las actuales provincias de Valladolid, Palencia, Burgos, Segovia y

    buena parte de las de Len y Zamora, todo lo que llamamos actualmente Campos.

    Ciudades vacceas fueron:

    Lobera - Quintanilla de Onsoa - Pertillejo- Valbona en Indacio (Arroyo Valbuena) - Intercatia

    (Villagarca de Campos) - Viminancium (Monte de Oca) - Autraca - Merbriga - Lacbriga - Abia -

    Bargiacis (Paredes de Nava) - Sepontia - Paramica - Gella - Abocella - Rhauda - Segisama (Sasamn) -Julia o Julibriga (Reinosa) Pallantia (Palencia) - Eldana - Congium o Contia (Cuellar) - Cauca (Coca) -

    Sentica u Ocellum (Zamora) - Sarabia - Bardulia (Castilla la Vieja) - Eldaa (Dueas) - Libia (Villaln) -

    Maliaca (Benavente) - Porta Augusta (Torquemada) - Tendica (Melgar) - Octodorum - Pintia

    (Valladolid) - Castrum ... (Castrojeriz).

    Tal vez algn da, los eruditos puedan poner, con exactitud, despus de la palabra Castrum, la

    palabra Tmara, como asiento de poblacin.

    El P. Enrique Flrez en su obra Espaa Sagrada, en el Tomo 5, habla abundantemente y con

    erudicin sobre el tema que nos ocupa.

    Hay un argumento que, en este campo, nos parece importantsimo. En el reino Unido de

    Inglaterra, entre los Condados de Cornualles y Devon, en el suroeste de la isla, fluye el ro Tamar, que

    nace en el norte de Cornualles, cerca del Canal de Bristol, y discurre hacia el sur, a lo largo de la frontera

    entre Cornualles y Devon, hasta el Canal de la Mancha, concretamente hasta Playmout Sound, donde

    desemboca formando un largo estuario de 21 kilmetros.

    El Tamar tiene una longitud de 96 kilmetros; en su mitad, navegables. Su cuenca ocupa un rea

    de 1.510 kilmetros cuadrados, y sus principales afluentes son el Tavy, el Lyd y el Ottery.

    Pues bien, este ro, llamado Tamar, es designado

    con un fonema idntico a la palabra Tmara, es la mismaraz y en el caso presente tambin sirve para designar una

    corriente de agua, pero con las siguientes caractersticas:

    - La zona entre Cornualles y Devn fue

    un clarsimo asentamiento Celta.

    - En esta zona, el uso del latn y su

    influencia en la formacin de sucesivos idiomas fueron muy escasos por no decir nulos.

    - Es una zona donde abundan los dlmenes (montculos artificiales y monumentos

    funerarios) celtas.

    1 Manuel F. de Escalante tiene un estudio sobre estos temas al hablar del Valle del Olaiz.

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    Tmara Jos Antonio Chico Lpez

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    - Abundantes fonemas celtas, en la zona indicada, sirvieron para la formacin del

    idioma galico, tal como hoy se conoce.

    A lo anteriormente reseado debemos aadir otras dos consideraciones, que encajan

    perfectamente en lo ya reseado en este captulo:

    - Los celtas, ya desde el siglo IV antes de Cristo, eran expertos fabricantes dearmamento: jabalinas largas, espadas largas y cortas adornadas de bellos pomos en oro,

    escudos redondos, yelmos bellsimos, corazas e incluso carros de combate que

    adornaban con vistosos esmaltes. Estas afirmaciones, no nos pueden llevar a pensar

    que los romanos asentados en Tmara y Ferrombrada aprovecharon las tcnicas que

    cultivaban los celtas? Parece una conclusin lgica.

    - La sociedad celta acostumbraba a reunirse tribalmente detrs de fortificaciones

    cerradas que llamaban castros, donde colocaban sus chozas, sus animales y sus

    graneros; donde tenan su templo y desarrollaban su vida social. Todo ello concuerda

    perfectamente en nuestro caso.

    La palabra castro sirve para denominar los sucesivos poblados fortificados o castros de todo

    el noroeste de la pennsula ibrica, aun cuando es ste un tipo de hbitat relativamente comn durante

    todo el primer milenio a. de C. en casi todo el territorio peninsular extendindose desde el bajo Duero,

    por el norte de Portugal, por Galicia y Asturias y por toda la Meseta. Estos castros o asentamientos

    humanos pertenecen al ltimo periodo de la edad del bronce, mas su apogeo se haba dado en la segunda

    mitad de la edad del hierro, tiempos en que estos poblados o citanias se protegan tras fosos y murallas

    concntricas, mejorando as sus condiciones defensivas. Por eso, a ser posible, solan utilizarse sobre una

    colina, aprovechando las faldas o vertientes de la misma. Por su interior, sin gran orden, se distribuan las

    viviendas, normalmente de piedra u otros materiales (segn la regin) y suficientemente abastecidas de

    agua.

    La conquista romana, lejos de abandonar estos castros, produjo simplemente una

    transformacin de los mismos, dando lugar a un sincretismo de la cultura2.3

    Con todo, hay alguna diferencia entre el castro celta y el castro romano:

    - El castro celta es :

    * defensivo

    * socio-politico, con residencia habitual de sus

    moradores

    * generalmente, en torno a una colina u otero* con fortificaciones de piedra

    * all moraban todos los miembros de la tribu

    * eran permanentes

    - El castro romano era:

    ofensivo, o cuando menos dominador de carcter militar

    generlamente, en sitios estratgicos o llanos, donde sus pesadas mquinas de guerra, como arietes ycatapultas, pudieran moverse con mayor facilidad 4

    2 Para mayor informacin ver: Microsoft ENCARTA 98, Enciclopedia.3 Fotos: Castro celta y castro romano

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    Tmara Jos Antonio Chico Lpez

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    solan ser temporales, segn durase la campaa, o el invierno si eran causa hiemandi.Todo ello nos hace pensar que Tmara ya ha cumplido su segundo milenio, y que el enclave

    poblado de Tmara, antes de ser romano fue un castro celta.

    Tal vez, los pocos enterramientos que perduran detrs del castillo puedan arrojar algo de luz

    sobre este tema.

    4 Los arietes se asentaban sobre armazones y rodillos, lo mismo que las catapultas. quellos se utilizaban para abrir brecha en lasmurallas, y stas, para abatir fortificaciones. Segn autores antiguos, esas mquinas de guerra podan sobrepasar los 68.000 kilos ynecesitar la fuerza de ms de mil hombres para moverlas.

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    CCAAPPTTUULLOOIIII

    TTMMAARRAA RROOMMAANNAA YY VVIISSIIGGOODDAA

    En el captulo anterior, aludamos a un Castro-Tmara

    romano. El nombre de Castro-Tmara fue frecuente hasta el siglo

    X, aludiendo, como su mismo nombre indica, a un campamento

    militar romano y a la funcin que tena como apoyo logstico de la

    legin de Osorno.

    Tal vez, de esta poca romano-cristiana del siglo IV,

    venga la devocin a San Hiplito, un soldado romano; mas esto lotrataremos en el captulo correspondiente.

    Al producirse la invasin de los brbaros, en el siglo IV,

    desconocemos si quedaban romanos en Tmara o solamente haba

    descendientes.

    De la poca romana1

    Como prueba de autenticidad de estos hallazgos romanos, se muestra una carta de Pantalen S.

    Casado, en relacin a los bronces hallados en Tmara, para solicitar el correspondiente informe.

    ,

    nos quedan: unos apliques y dos

    bustos de bronce, Hrcules y

    Pomona (otros dicen que

    Pomona es un satiriquillo,puede que se trate de Apelos). Son dos bustos destinados a la

    ornamentacin de lechos. La diferencia entre ambos es ms de estilo

    que de tamao. Pomona o Apelos se nos muestra sujetando un fruto

    en la mano derecha y unos racimos en la tnica, que sostiene con la

    mano izquierda; asimismo se aprecian otros frutos en el cabello.

    Hrcules es un busto con pupilas incisas, diadema, cabello modelado,

    y con barba.

    1 Bustos romanos encontrados en Tmara. Estn desde principios del siglo XIX en el museo Arqueolgico Nacional de Madrid.

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    Tmara romana y visigoda Jos Antonio Chico Lpez

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    No queda ningn otro vestigio, y tampoco se han encontrado documentos, por lo cual, ante la

    falta de datos, nos es difcil hacer historia.

    De la poca visigtica, tampoco quedan vestigios escritos; pero tenemos el nombre de algunos

    pagos (tierras de labranza) que nos indican claramente que fueron asentamientos visigticos.

    2

    Por otra parte, dado que Tmara est dentro de las tierras consideradas como los Campos

    Gticos, no es extrao pensar que en su trmino permaneciese una poblacin visigtica

    3

    Ncleos fundamentales del asentamiento visigtico entre los aos 400 y 450, son puestos por

    Rheinhardt y despus reproducidos por el Marqus de Lozoya. Entre stos, estn las localidades de

    Herrera, Villadiego, Clunia, Hornillos, Tmara.

    y cristiana. Sonnombres visigodos, perpetuados hasta nuestros das, los de los siguientes pagos, todos ellos asentados en

    el trmino de Tmara: Bernabeto, Gondumior, Milisendra, Doa Godina, Morm.

    Estas localidades desarrollaron luego un papel importante en la historia de Castilla la Vieja.

    Respecto a Tmara, en los pagos de la Milisendra y de Gondumior (ste claramente

    visigtico), se encontraron cermicas, y suponemos que futuras excavaciones puedan ayudar a esclarecer

    los tipos de asentamientos humanos en esta poca.

    La alusin de ciertos documentos a la existencia de un antiguo templo en esta zona tambin nos

    habla claramente de asentamientos visigodos. Sabemos con cierta seguridad que en tiempos de Eurico

    (475), Tmara exista como tal y, sobre todo, con toda certeza en tiempos de Leovigildo (568 569

    586), pues la lnea divisoria de su reino con Cantabria

    pasaba porTmara.

    Los nombres anteriormente citados, nos hablan

    de asentamientos gticos en la zona, y dentro de lo quehoy es el trmino municipal de Tmara. Ello nos da pie

    para intentar averiguar cmo fue, a travs de los siglos, el

    vivir y el hacer de estos antecesores nuestros, que

    ocuparon este suelo 1500 aos antes que nosotros.

    Los ostrogodos y visigodos, en el 376,

    presionados por los Hunos, atraviesan el Danubio y

    2Foto Carta de Pantalen S Casado, Para mas informacin sobre estos restos verhttp://descargas.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/antig/01316164222804850868802/025910.pdf?incr=13Foto Restos visigodos

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    Tmara romana y visigoda

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    comienzan a asentarse en terrenos propios del imperio romano, viviendo segn las leyes de Roma, por

    concesin del emperador Valente; y aos ms tarde como pueblos federados, en el 382, bajo el

    emperadorTeodosio.

    En el 406, junto con otros pueblos brbaros (vndalos, suevos, alanos), atraviesan otro ro, esta

    vez el Rin, invadiendo Las Galias. San Jernimo en una de sus cartas nos transmite:Innumerables yferoces naciones han ocupado las Galias han devastado todo en Alpes y Pirineos. Y las mismas

    Espaas ven como se acerca la muerte

    Muerto el general Stilicn, ao 408, el nico hombre capaz de detener la invasin el godo

    Alarico, aprovechando la ocasin, invade Italia y recorre toda ella con total tranquilidad. En el 409,

    llegan a los Pirineos, entrando porRoncesvalles, noticia que nos trasmiten Pablo Orosio y el cronicn

    de Indacio: El hambre lleg a tal extremo que las gentes se alimentaban de carne humana, y las

    madres, una vez muertos sus hijos, se alimentaban de sus cuerpos despus de cocinarlos. En el 411, los

    que entraron en la Pennsula se repartieron sus tierras y las antiguas provincias romanas: Gallaecia y

    Btica para los suevos y vndalos; Lusitania y parte de la Cartaginense qued unida al imperio.

    Antes hemos aludido a los visigodos como pueblo federado a Roma; lo cual no fue obstculo

    para que Atalfo en el 415 atravesase de nuevo los Pirineos y se asentase definitivamente en la Pennsula

    siguiendo como pueblo federado,4

    Despus que Walia venci a los alanos y a los vndalos y que dot con abundante cargamento

    de trigo para los romanos; -condiciones estipuladas en el tratado-, que se cumplieron totalmente al pasar

    los vndalos al frica y dejar la Pennsula en el 429. As surge el llamado reino de Tolosa, antecesor del

    reino visigodo de Toledo y al que perteneci Tmara.

    segn el acuerdo que se firm entre Walia y el emperador

    Constancio.

    Sabemos que Tmara era frontera con el reino de los suevos en tiempos de Eurico. Esta misma

    situacin geogrfica va a hacer que durante un periodo de 15 20 aos, nuestra zona va a estar entre dos

    pueblos: los suevos que reinaban en Galicia y los visigodos que lo hacan en Tolosa.

    Probablemente a mediados del siglo V, en tiempos del suevo Rkhila (los tiempos de mayor

    esplendor del reino) Tmara fue sueva por un tiempo aproximado a una dcada y con toda seguridad

    estuvo envuelta en los vaivenes polticos de los dos reinos, como parece indicar la crnica de Indacio

    donde nos transmite la noticia de episodios violentos en toda esta zona.

    A Rkhila le sucede en el 448 Rekhiario, el cual tuvo que replegar su reino a instancias del

    emperadorAecio, limitndose a Galicia y Lusitania, inicindose el declive de este reino en los tiempos deLeovigildo en los que desapareci.

    Desde el 448 es seguro que Tmara deja de ser sueva para pasar en pleno derecho al reino de

    Tolosa y como tal la veremos en el 476, cuando Eurico promulg su famoso cuerpo de leyes Cdigo de

    Eurico.

    Al menos en la primera poca de la invasin visigoda, Tmara sigui siendo el Castro, nombre

    con el que ha pasado a la historia; mxime si, como hemos visto, era un pueblo fronterizo durante el siglo

    4 El foedus era una forma jurdica por la cual fueron aceptados los godos en el imperio romano. El Imperio pona el terreno (permitiendo el asentamiento): suerte o sortes y los colonos pagaban las tercias: Otros autores piensan que estas suertes nose dieron aqu y eran innecesarias dada la gran cantidad de terreno deshabitado que haba en la Meseta, ya que en estas fechas sufrauna abundante despoblacin, y probablemente las masas visigodas se asentaron en ella sin ms.

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    Tmara romana y visigoda Jos Antonio Chico Lpez

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    V y muy probablemente el VI, lo cual hara que la villa estuviese sometida a un Cmites que tendra el

    mando supremo y subordinados a una serie de oficiales llamados Tiufados, Milenarios, Quingentarios,

    Centuarios y Decanos, segn su rango.

    Eurico fue el gran rey de Tolosa, extendindose sus dominios al norte de los Pirineos y al sur de

    los mismos, poseyendo sus tierras en pleno dominio pues el imperio Romano de Occidente ya habadesaparecido en el 468. Por eso, ocup la Lusitania y lleg hasta Mrida; de esta poca, probablemente,

    son los asentamientos tras el ro Duero. Eurico sigui siendo arriano, pero no parece que crease

    problemas a los monasterios y a la iglesia.

    Lo que s result una autntica calamidad para la zona y para casi toda la Meseta fue la

    ocupacin porLeovigildo de una extensa comarca correspondiente a las actuales provincias de Palencia,

    Burgos, Logroo y Cantabria sobre el 574-578 5

    En la poca visigoda, Tmara no se libr de periodos de duras sequas con grandes hambres

    sobre todo en el reinado de Ervigio, en el 687, que se volvieron a repetir entre el 702 y el 708, en tiempos

    de Witiza. Entre el hambre y la peste, murieron la mitad de los habitantes de la Meseta

    Entre los siglos V y VII, ya morando en el pueblo, ya al amparo del Monasterio o Abada,

    vivieron, adems de los militares, tres clases de personas:

    Los Libres: Artesanos, comerciantes, labradores, profesiones liberales. Eran Los posesores.

    Labraban sus tierras y pagaban sus tributos.

    Los Privati: Estaban bajo la proteccin de una entidad superior, trabajando para los

    potenti. Sobre ellos ejerca la proteccin, en este caso: la Abada, la Iglesia o el Ejrcito.

    Los esclavos y equiparados a ellos.

    Dos ltimas cuestiones nos quedan por tratar en el presente captulo: la de la demografa de este

    tiempo en Tmara y si esta localidad era ya villa.

    1.- El recinto amurallado de la actual villa es del siglo XI, y el hecho de que entonces fuese un

    castrum supona una defensa en torno a l. Esta defensa habra sido antes, probablemente, otra muralla

    de la cual no quedan vestigios; pero todos los indicios nos hacen sospechar que la muralla que hoy existe

    se construy sobre las defensas anteriores; y que el circuito actual del municipio coincide, en extensin,

    con el que tuvo en pocas muy pretritas.

    Diramos que el nmero de habitantes estara entre los 800 y los 1000; este dato lo facilitamosslo como probable, y la razn es clara; en la villa, no slo moraban los habitantes propios, sino que

    haba un indeterminado nmero de metros cuadrados destinados a servicios -guarda de ganado, tenadas,

    cuadras, corrales, etc.- que entran dentro del estudio demogrfico, pero que no estn habitados por

    personas

    5 San Milln de la Cogolla anunci profticamente este desastre: En la cuaresma del 574 ha sabido que un castigo terrible se ciernesobre la regin de Cantabria e inmediatamente pasa aviso que renan todos los notables- de la comarca. Le llevan en un carro puesacaba de cumplir 100 aos, est hidrpico y apenas puede moverse; sin embargo habla con viveza y transmite la divina embajada;reprende los crmenes y anuncia el castigo si no se sigue una penitencia inmediatamuchos piensan quechochea Milln montade nuevo en su carro y vuelve a su tierra un ejrcito de Leovigildo arrasa la tierra y saquea la ciudad de Amaya Justo Prez deUrbel, Ao Cristiano T. II.

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    Tmara romana y visigoda

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    2.- El nombre de villa es de origen romano. La villa era una agrupacin de patrimonios o

    porciones de explotacin agrcola; cuyo conjunto daba lugar a las Villae, aunque tambin se usase

    para designar lo mismo el trmino fundus.

    La villa tena un modo de explotacin agrcola muy claro: todo dependa de quin era el

    indomicatum. Si ste era el rey, la villa era de realengo; la villa era de seoro, si era un seor; si erade una abada u otra institucin eclesistica, la villa era de abadengo.

    El indomicatum sola cultivar sus dominios sirvindose de siervos (ya fuesen libres, colonos o

    esclavos).

    Por lo que sabemos, Tmara siempre fue villa de realengo, lo cual supona que, adems del

    Monasterio, hubiese una serie de familias campesinas que cultivasen sus predios y parcelas, y esto daba

    lugar al Conventus publicus vicinorum (equivalente al actual Concejo).

    De esta poca romano-visigtica, datan las primeras noticias sobre un monasterio dedicado a

    San Miguel en Tmara; y, curiosamente, se habla de abada

    Sabemos que siglos ms tarde hubo un priorato que dependi de la Abada de San Pedro de

    Cardea (Burgos), y de cuya existencia tenemos actualmente clarsimos vestigios.

    De todo ello se hablar en el captulo correspondiente a iglesias y monasterios.

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    CCAAPPTTUULLOOIIIIII

    TTMMAARRAA RRAABBEE??,,TTMMAARRAA DDEESSPPOOBBLLAADDAA??

    Se puede hablar de una Tmara despoblada? Muchos de los historiadores, sobre todo a partir

    de Claudio Snchez Albornoz, son unnimes al sealar que, desde la parte norte de la cuenca del Duero

    hasta Cantabria y Picos de Europa, todo fue abandonado y se convirti en tierra de nadie desde el ao

    711, con la invasin de los rabes y la cada del reino visigodo. Por tanto, zona despoblada desde el siglo

    VIII hasta la segunda mitad del siglo IX, y, a partir de esta fecha, habra de nuevo una repoblacin de los

    terrenos abandonados.

    Durante los siglos VII al IX, en sus primeras dcadas, se

    fueron despoblando paulatinamente las comarcas situadas entre el

    Duero y los montes Torozos y del Cerrato. Las gentes huan de

    aquel pas maldito, devastado alternativamente por sarracenos y

    cristianos. Una a una, se fueron arruinando todas las villas, aldeas

    o ciudades que en aquellas tierras se alzaban hasta entonces. En la

    segunda mitad del siglo IX, fue preciso colonizar de nuevo la

    meseta. Ordoo II y Alfonso el Magno, primero, y sus hijos y

    nietos, despus, hubieron de realizar un gran esfuerzo, para volver

    a la vida la extensa zona1

    En el caso de Tmara, cabe pensar que no hubo excepcin, que el antiguo asentamiento

    visigtico desapareci ante la presin musulmana y que, por lo tanto, corri la misma suerte que los

    diversos asentamientos de la meseta castellana.

    .

    2

    1Snchez Albornoz, Estudios sobre las instituciones medievales, las Behetras

    Pero la labor de un historiador es la de dudar de todo si

    2 Sobre la desolacin de la meseta, muchos autores modernos piensan que no se dio una desolacin total, sino tan solo parcial: muy pronto se inici la resistencia segn las crnicas y documentos del siglo XIlo cierto es que esta resistencia fue cobrando

    aliento aprovechando las dificultades internas del reino musulmn(se va logrando). la liberacin de la meseta que los

    musulmanes haban evacuado en gran parte ya que no totalmente despoblada; esta extensa regin, predominantemente rural y conescasos y reducidos ncleos urbanos desde tiempos atrs, qued convertida durante siglos en tierra de nadie en sentido poltico,

    ya que ni el Islam, cuya autoridad no superaba la cordillera central, ni el rey de Asturias, que no contaba con los medios suficientespara garantizar su defensa, podan considerarla como suya EUNSA Los Bordes del Imperio CAROLINGIO T. IVClaudio Snchez de Albornoz, piensa que las repoblaciones se hicieron con masas de poblaciones nuevas (montaeses del norte,

    leoneses, mozrabes refugiados en Asturias, etc.

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    Tmara Jos Antonio Chico Lpez

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    no est seguro y la de contrastar hasta la ltima tilde si sta no tiene explicacin; y aqu nos encontramos

    con una que, al menos, merece la pena ser considerada. La tilde es la siguiente:

    En un traslado de bulas hecho en Tmara el 20 de agosto de 1478, por Pedro Chico Vallejo,

    escribano de la villa, escribano de cmara del rey D. Juan y escribano pblico de sus reinos y seoros,

    hemos encontrado una del papa Benedicto III a la Iglesia de Tmara (la de las nueve villas) que dice as:A todos los que visiten la Iglesia, 140 das de perdn; en la misma bula, confirma todas las

    indulgencias anteriores y lanza excomunin a todos los que fueran contra lo dicho, y al que retuviera algo

    propio de la iglesia e no pueda ser absuelto sino por la Santa Sede Apostlica, sino en el artculo de la

    muerte

    Analicemos esta noticia:

    1 Es un traslado de una bula, no un original

    2 Realizado muy tardamente, en el siglo XV

    3 Hecho por un escribano de crdito

    4 Benedicto III rein de 855 a 858)

    5 Si la bula realmente existi y el traslado es cierto, Tmara tena que tener ya una

    cierta importancia para poder obtener una bula papal, lo cual presupone una poblacin

    asentada, con un culto, una iglesia y unas funciones litrgicas; todo lo propio de una

    comunidad cristiana.

    Sabemos que Ordoo II recuper y pobl Amaya en el ao 860; y que, en este territorio,

    Alfonso III hizo repoblaciones entre el 866 y el 910, y Garca I sigui repoblando entre el 910 y el 913.

    Todos ellos, como reyes de Len.

    Qu pensar de todo esto? Muchos detalles hacen pensar que tal bula no existi, o no fue de este

    papa, sino posterior; o, lo ms probable, que se hizo el traslado de una bula falsa. Reseamos y

    analizamos el hecho, pero suspendemos el juicio. Creemos, sin embargo, que tiene ms visos de

    probabilidad que el antiguo poblado visigodo fuera repoblado nuevamente en tiempos de Ordoo II, tras

    haber sufrido una devastacin total como el resto de la meseta.

    Luego concluyamos que durante siglo y medio Tmara estuvo reducida a un montn de ruinas

    visigodas que no fueron ni rabes ni cristianas. Su repoblacin parece ser que se hizo hacia ltimos del

    siglo IX o principios del X, y por uno de los mtodos clsicos de repoblacin. En este caso a travs del

    monasterio de San Miguel.

    No parece que el mtodo de repoblacin fuera la presura; esto es, una masa indeterminada de

    colonizadores, que en sus orgenes debi de estar constituida por astures, gallegos, cntabros, vascones

    libres y leoneses; pobres, que se dirigan a la meseta con ansias de tierras y de fortuna, buscando un

    asentamiento libre y rural. De ordinario, como disponan de muy pocos bienes, slo podan ocupar

    pequeas propiedades, y se vean obligados a vivir al amparo de los muros de ciudades o a prestar sus

    servicios en los castillos de seores poderosos.

    Otros como Ramn Menndez Pidal, Pierre Davidpiensan que no ha habido emigraciones masivas durante el siglo VIII en

    dicha zona; por consiguiente, autntica desolacin. Tampoco se registraron en los siglos IX y X inmigraciones importantes, sinouna permanencia bsica de la poblacin campesina de tales regiones en definitiva, la repoblacin a la que aluden las crnicas de

    aquel tiempo puede valorarse como una mera reorganizacin poltico-administrativa ( nombramiento de condes, obispos,

    restauracin de murallas, etc. ECUNSA La cristiandad europea de los reinos T. IVFoto: Benedicto III

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    Tmara rabe? Tmara despoblada?

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    La manera concreta de repoblacin a travs de un monasterio sola ser la siguiente: Esta

    institucin tena, por lo regular, muchos colonos y siervos; disponan de instrumentos para la explotacin

    del terreno y podan ocupar extensos territorios, originando as grandes propiedades. Parece que ste fue

    el medio que le toc en suerte a Tmara por las razones que vamos a exponer:

    - Exista ya el monasterio de San Miguel, al que hemos aludido anteriormente; ya que lapuerta de entrada a la Iglesia data de esta poca.

    - Y su edificacin, al menos en parte, es de ltimos del X, o principios del XI.

    - La muralla que rodea al pueblo es tambin de principios del XI.

    - Simultneamente, aparecen las Nueve Villas con una federacin propia,

    probablemente de una manera inicial; bajo un conde o abad (gobernador) y, despus,

    con un gobierno no federado.

    - Finalmente, contamos con la leyenda existente en una familia -que ha permanecido

    durante diez siglos y que se ha trasmitido de padres a hijos- segn la cual un antecesor

    suyo llamado D. Pero y su hermano Arnoldo, abad y noble (ambos leoneses) fundaronel monasterio de San Miguel y un antiguo seoro sobre Tmara.

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    CCAAPPTTUULLOO IIVV

    LLAASS NNUUEEVVEE VVIILLLLAASS DDEE CCAAMMPPOOSS

    No se puede entender la disputa de Castilla y de Len por las tierras situadas entre el Cea y el

    Pisuerga, con su desenlace final en la batalla de Tmara, si no se contemplan unas realidades previas que

    van a estar presentes a lo largo de cien aos.

    Por un lado, tenemos el reino leons, sometido a muchos vaivenes y convulsiones. Es verdad

    que est consolidado; pero la fragilidad de sus fronteras, (la lnea del Duero no est an lo

    suficientemente fortificada), la minora de edad de muchos de sus reyes, la ambicin de los nobles y la

    presin de los rabes hicieron que la parte sur de ese reino sufriera tremendos cambios y sinsabores

    durante muchos aos

    De otro lado, una fuerza emergente, Castilla, encerrada entre otros reinos cristianos, trataba de

    abrirse paso y asentarse como potencia en medio de un mundo hostil y de una sociedad ya previamente

  • 7/27/2019 Tamara Campos

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    Tmara Jos Antonio Chico Lpez

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    institucionalizada.

    No era desdeable la fuerza musulmana del sur. Si la invasin primera haba despoblado toda la

    meseta castellana, segn el sentir de casi todos los historiadores, la repoblacin fue dursima, ya sehiciese por presura ya estuviese protegida por algn monasterio o seor feudal. Las razias o incursiones

    de los rabes eran demoledoras; y las producidas en el reino de Len, muchas veces, terminaban en

    rapia y fuego que aniquilaban sus cosechas sometiendo a sus gentes al hambre y a la muerte.

    La dificultad de las comunicaciones no propiciaba la solucin de los problemas; y a stos,

    frecuentemente, se contestaba cuando ya estaban olvidados o cuando la solucin se haba tomado ya a

    espaldas del poder central. Todo ello dio lugar a que los concejos en muchos sitios se agrupasen y,

    asesorados por los homes buenos, estudiasen los conflictos y aplicasen sus propias soluciones.

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    Las nueve villas de Campos

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    En el caso que nos ocupa - las nueve villas de Campos - el problema se agravaba

    considerablemente.

    Estaban los ambiciosos condes de Carrin y los no menos

    ambiciosos Ansrez, de Monzn de Campos, pelendose

    constantemente por cuestin de lmites entre sus respectivos condados;y pasando de la obediencia del conde castellano a la del rey de Len o

    viceversa, segn soplasen los vientos del inters; o bien alindose

    entre ellos cuando haba una vctima que despojar.1

    En medio de todo este caos, las nueve villas de Campos y una

    de ellas Tmara, como ltimo bastin (en teora) del reino de Len.

    Enfrente, el nuevo condado de Fernando de Armentales que, partiendo

    de Melgar de Fernamental, haca de cua para terminar en

    Santoyo, justo enfrente de Tmara, a 4 kilmetros. Y en medio de las dos localidades, la divisoria

    (terica) de un reino, el de Len, y un condado, el de Castilla. Tmara y Santoyo tenan fuertes murallas,

    cuyos vestigios an pueden ser hoy contemplados.

    Castilla, como fuerza emergente, no se fiaba de Len, desde tiempos de su fundador, el conde

    Fernn Gonzlez. Las reticencias entre condado y reino fueron frecuentes y como tales saltaron al

    romancero:

    Buen conde Fernn Gonzlez,

    El rey enva por vos

    Que vayades a las cortes

    Que se hacan en Len

    Que si vos all vais, conde

    Daros ha buen galardn

    Daros han a Palenzuela

    Y a Palencia la Mayor

    Daros han las Nueve Villas

    Y con ellas a Carrin

    Daros han a Torquemada

    La torre de Mormojn

    Buen conde, si all no ides

    Daros han por traidor

    Este romance hace alusin a la entrevista que tuvieron a orillas del Ro Carrin Sancho de Len

    y el conde Fernn Gonzlez, entre los aos 956-957: Lleg mandado del rey de Len que fuese a cortes

    y que l desase el condado. El conde, cuando ovo leydas las cartas que el rey enviara desto, envi por

    sus ricos onmes et dxoles: todos sabedes que el rey me quiere muy grand mal e cierto so que non podr

    escapar que no sea preso o maltrecho; et digo vos que si ir non quisiere a aquellas cortes, que me

    pueden reptar, e ms vale ser muerto o preso que non facer mal fecho que despus hayan los parientes

    de retraer.

    Las nueve villas se encontraban por un lado con los condes de Monzn, los Ansrez, que nunca

    fueron partidarios de Castilla; y por otro con los de Carrin, que fueron enemigos irreconciliables de

    Fernn Gonzlez y de sus sucesores y emparentados con los reyes de Navarra. Ansrez emparent con

    la familia real de Navarra y metidos de lleno en la corte leonesa por el matrimonio de Sancho y Teresa,

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    Tmara Jos Antonio Chico Lpez

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    hermana de Fernando Ansrez, el mismo que fue aliado de Sancho el Craso cuando pretendi recobrar

    el trono perdido de Len y se present a orillas del Duero con un ejrcito musulmn, proporcionado por

    Abderraman III, llagando a apoderarse, primero de Zamora; luego de Sahagn y, finalmente, de Len en

    el 960

    Entre el 957 y los primeros meses del 958, los castellanos dudan entre Ordoo IV y Sancho elCraso, pasando definitivamente, en el 961, a la autoridad de Ordoo IV, el rey impuesto por Fernn

    Gonzlez hasta que fuese expulsado de Castilla despus de la restauracin de Sancho el Gordo.

    En fecha incierta, el mismo Fernn Gonzlez funda en Tmara el Barrio de la Serna, donde

    hizo buenas aquellas palabras del romance: los que yo me hube ganado poblelos de labradores. Quien

    no tenia mas que un buey, dbale otro, eran dos. Al que casaba su hija, doile yo muy rico don. Al que

    faltaban dineros se los presto yo..., lo curioso es que este

    barrio se acoge a la proteccin de la2

    Su hijo, Garc Fernndez, conde de Castilla, y su

    mujerAba, tambin harn guios a Tmara; segn Argaiz

    da el monasterio de San Miguel de Tmara a San Pedro

    de Cardea, y Prez de Urbel recoge esta misma nota en su

    obra El condado de Castilla, pero esto nos resulta difcil

    de aceptar. Ms bien creemos que el conde de Castilla no

    pretenda dar el monasterio a Cardea, porque ni era de l,

    ni estaba en su territorio (fuera de su condado). En aquella

    fecha el monasterio era independiente.

    abada de San Miguel:

    Cada da que amanece, por m hacen oracin, no lo hacan

    por el Rey, que no lo merece non, l les puso muchos pechos

    y quitaraselos yo.

    Lo que claramente pretenda el conde era crear un clima de confianza y acercamiento poniendo

    el monasterio (que lo cita sin precisar exactamente su ubicacin), de alguna forma, bajo la influencia de

    Cardea. La cita exacta es: ... un monasterio de S. Michaeli, qod est situm sub Castroxerit, territorio

    pro nomine S. Michaeli, locum super Pisorica , traducido: Un monasterio de San Miguel que est por

    debajo de Castrojeriz y sobre el Pisuerga. La cita es de lo ms inexacta, pero muy diplomtica; por un

    lado, cita dos realidades de su reino, Castrojeriz y el Pisuerga; por otro, alude a un monasterio de San

    Miguel que est, bajo y sobre. El documento es del ao 9763

    No es la nica referencia de este conde en estos aos por esta zona. Dos aos antes en el 955, un

    tal Obeco Daz y Melo vende una casa en Villa Pelayo, por un manto y un caballo rucio, que vala C

    (cien) sueldos, (reinando) Ordoo in Legione, Ferdinando Gundisalviz in Castella

    .

    4

    1 Foto Sancho de Navarra

    .

    2Foto Abada de San Miguel Tmara de Campos3 Ver tambin: Yepes, Crnica, I, escrito IX, pg. 22.4 Becerro del Monasterio de Dueas, Palencia, Cdice 41, F.10. El Becerro de las Behetras de Castilla, en su primera edicin enSantander en 1866, nos resea los siguientes trminos:

    Solariego: lo perteneciente al antiguo solar de la nobleza

    Fondasera: servicio que se prestaba personalmente para el trabajo en los fosos de las fortalezas, y tributo para reparar las mismas

    Serna: porcin de tierra de labor y el tributo de acudir a labrarlaYantar: tributo que se pagaba para el sustento del rey

    Martiniega: tributo que se pagaba por San Martn, 11 de noviembre

    Infurcin: tributo que se pagaba al seor en dinero o en especieAbadengo: lo perteneciente a cualquier comunidad religiosa

    Realengo: lo perteneciente al rey

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    Las nueve villas de Campos

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    Y en estos aos, en fecha incierta, Garc Fernndez comes dona a San Isidro de Dueas

    varias villas, entre ellas, Santiago del Val. Tanto Villa Pelayo como Santiago del Val estaban muy

    prximas a Tmara a dos y tres kilmetros respectivamente.

    Lo cierto es que esta zona, harta de tanto vaivn poltico, decide erigirse en una especie de

    gobierno entre autnomo y concejil. Las villas son: Amusco, Pia, Amayuelas de Arriba, Amayuelasde Abajo, Tmara, Villa Onielo (desaparecida), Ferrombrada (hoy ermita), Alba y San Esteban;

    tenan trminos comunes y un gobierno federado que se reuna en asamblea anual en Tmara a

    campana taida Acudan a esta asamblea los hombres buenos elegidos en las otras villas.

    Como cua y enfrente de estas villas, estaba el condado de Fernn de Armentales. Ego,

    Ferrant Mentales... pobl esta villa que dicen de Melgar de Suso et Bobadilla, Santa Mara de Pelayo,

    Quintanilla de Villegas, Santiago del Val, Santoyo, Melgar de Yuso, Fitero de la Vega, Fitero del

    Castillo, Finojosa de Roano, Peral Castiello e estas villas se llegasen a juzgar a Melgar de Suso.... La

    presente fundacin y su fuero otorgado por Fernn de Armentales, es aprobado por el conde de Castilla

    Garc Fernndez: Seor de Castiella otorgo estos fueros a estas villas de Fernant Mentales, por

    servicios que me fizo como buen vasallo a Seor (septiembre del ao 988).

    Este Fernn de Armentales, parece ser que era descendiente de los condes de Amaya5

    Aade a continuacin el cronista que en su tiempo, esto es en el siglo XVIII las gentes de los

    alrededores acudan el segundo da de Pascua de Flores y tambin del Espritu Santo a or las misas ypresentar ofrendas por el alma de Fernan de Armentales y de los dems all enterrados, que eran sin

    duda, familiares suyos

    . Se

    piensa que fue enterrado en la ermita de San Milln que exista junto a Itero del Castillo; en ella haba

    cuatro sepulcros y en uno de ellos esta inscripcin: Obiit in pace fmulos Dei Fredinandus Armentares

    die... al parecer el que transmite la noticia no pudo leer ms, solamente la palabra era y restos de unos

    rasgos que parecan cifras romanas. Fray Justo Prez de Urbel supone que era la cifra: Era de.., esto es

    el ao 990.

    6

    Tal vez una ubicacin aproximada del condado de Fernn de Armentales y de las villas de

    Campos nos ilustre mucho sobre el tema.

    .

    Situacin de las nueve villas y la contraofensiva del condado de Fernn de Armentales.

    No se ha pretendido hacer un mapa a escala, tan solo es una aproximacin y como tal se ha de tomar la

    ubicacin de cada una de las villas sealadas.

    Seoro: territorio perteneciente al seor5 Antigedades de Espaa, T. I., pg. 207.6 Coleccin Salazar de la Academia de la Historia. El Condado de Castilla de Fray Justo Prez de Urbel. Simn Nieto, Los antiguos

    Campos Gticos de Palencia.

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    Tmara Jos Antonio Chico Lpez

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    Todas estas villas, excepto Tmara, con el correr de los aos y despus de la batalla de su

    nombre, pasaron a manos de seores.

    Amusco y Pia, pasaron al dominio de los Manrique y el ducado de Njera, al marqus de

    Aguilar; las Amayuelas terminaron en el seoro de Amayuelas, de D. Bernardino Manrique. Tmara

    siempre fue villa de realengo, y mantuvo por decirlo de alguna manera su independencia concejil; y bienpudo hacer bueno para poner en un hipottico escudo de armas el lema Ni rey, ni seor7

    Esto influy de tal manera en el carcter de las gentes de Tmara, que se puede decir de

    nosotros que somos una raza de hombres libres hacedores de nuestro propio destino. El nacido en

    Tmara ha defendido siempre su propia libertad con uas y dientes, y no ha tenido ningn problema en

    salir de su pueblo e irse a otro sitio cuando las circunstancias as lo requeran; pero -eso s- volviendo

    siempre los ojos a Tmara.

    .

    Consideramos oportuno el resear lo siguiente sobre la distribucin de Merindades.

    En el cuadriltero formado por Astudillo, Santoyo, Frmista y Tmara, confluan y en suspagos se juntaban 4 merindades:

    - Merindad de Cerrato: a ella perteneca Astudillo, y tuvo por cabeza unas veces

    Palenzuela y otras Baltans.

    -Merindad de Castro: con cabeza en Castrojeriz (herencia de Fernn de Armentales).

    A esta merindad perteneca Santoyo y el resto de pueblos del condado como

    avanzadilla de Castilla.

    - Merindad de Monzn: herencia de los Ansrez, con cabeza en Monzn, a ella

    pertenecan Amusco y Tmara en una poca muy tarda. Esta ltima anteriormente, y

    por ms de cien aos, tuvo merino propio. En la confirmacin de los privilegios que

    tiene la iglesia de Tmara, llevada a cabo por los Reyes Catlicos, se alude al merino

    propio de Tmara.

    7 Ver Silva Palentina, p g. 49. Memoria de pueblos y edificaciones antiguas en campo de Tmara o cercanas:-Ferrombrada: sita entre Tmara y Amusco, donde hoy se encuentra la ermita de N. S. de Rombrada, era una de las nueve villas

    de Campos y, entre las desaparecidas, la ltima en hacerlo. En el privilegio del Yantar, Alfonso XI el Justiciero haba gravado a

    esta villa con 250 maravedes que en adelante para siempre jams debera pagar a la iglesia de San Hiplito de Tmara. Fue laFerrombrada, romana.

    - Amusquillo: otra de las nueve villas. Situada en la vertiente norte del pramo de Palacios-Valdespina, con frecuencia, en el labrado

    de las tierras se descubren restos de edificaciones. Desapareci en el siglo XIV.- San Miguel de Alba (o Alba) y San Esteban de Alba: la primera en el llano, y la segunda a la altura de Amusquillo, en la senda de

    los frailes. Con todo su pomposo nombre de Villa, eran caseros o pueblecitos muy pequeos. Tambin desaparecern en el sigloXIV. Si bien en San Esteban de Alba debi de quedar alguna edificacin hasta el siglo XVI, como cenobio franciscano.-La Milisendra: fue un poblado visigtico, desaparecido con la invasin de los rabes, que estaba situado a la izquierda del camino

    de Tmara a Santoyo. Hoy es un pago rstico

    En terreno de Tmara hay otros pagos que pueden indicar por su nombre que en algn tiempo hubo edificaciones o asentamiento depersonas. As, Bermudo (Villa Bermudo o Carre-Bermudo), Los Reales y Villa Pelayo, entre la Milisendra y la ermita de Ntra. Sra.

    de Quintanilla, ya en campo de Santoyo. Villa Pelayo desapareci en el XVI, despus de dar lugar a un famoso pleito entre los

    pueblos de Tmara y Santoyo.(6). ..abundaron en Castilla durante los siglos XI al XIII los pequeos y medianos campesinos libres exentos de trabajos

    seoriales, en abierta disparidad no solo con la monarqua leonesa, sino con todo el occidente europeo. En consecuencia, la

    sociedad castellana apareca ms igualitaria, menos apegada a la tradicin y ms renovadora y dinmicaaquel talante innovadorse manifestara, por ejemplo, en las normas legales que regan su vida diaria (fazaas) de los jueces populares castellanos, frenteal derecho escrito, culto, del liber judicorum vigente en Len cabe suponer tambin que una parte, al menos, del campesinadocastellano-leons habra permanecido apegado a sus tierras, con lo que no se habra producido una despoblacin absolutaECUNSA Ensanchamiento del Occidente cristiano T. IV

    VALDEON Historia de la edad media: Sociedad y economa. En Castilla, el becerro de Behetras, registra, muy poco tiempo

    despus de 1348, numerosas entidades deshabitadas. En el Obispado de Palencia, se ha estimado que se despoblaron ms del 20 n lasegunda mitad del Siglo XVI e indican con toda nitidez la tendencia dominanteEsto hace descender la mano de obra; en el 1351

    en Valladolid se afirma que no se labraban las heredades de pan y vino y los cannigos racioneros de Burgos hablan deheredades vacas.

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    Las nueve villas de Campos

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    - Merindad de Carrin: perteneciente al reino de Len y en ella estaba Frmista,

    Poblacin de Campos y pueblos de alrededor.

    El libro de las Behetras en Castilla, adjudica a Tmara dos seores: uno a la orden de San Juan

    de Jerusaln y otro al abad de Cardea, lo cual nunca fue cierto, aunque haya motivo para hacer estas

    adjudicaciones:

    - La orden de San Juan de Jerusaln tuvo bajo su mando la encomienda del hospital de

    peregrinos. En el captulo correspondiente, daremos cumplida respuesta a este

    planteamiento. Tambin tuvo la encomienda de Villa Pelayo. Pero nunca de Tmara

    - La adjudicacin al abad de Cardea viene dada por la fundacin que hizo Fernn

    Gonzlez de un barrio pequeo de esta villa el de la Serna pero no de la villa entera.

    El resto de Tmara siempre permaneci como villa de realengo, sin ningn tipo de seoro ni

    civil ni eclesistico8

    8 Ver Silva Palentina, pg. 50, nota 6.

    .

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    Tmara

    CCAAPPTTUULLOOVV

    LLAA BBAATTAALLLLAA DDEETTMMAARRAA

    Los orgenes de la batalla tienen como escenario la Tierra de Campos, los territorios entre el Ceay el Pisuerga disputados entre Len y Castilla desde el siglo XI.

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    Tmara Jos Antonio Chico Lpez

    32 Tmara

    Dicha zona haba sido incorporada a Castilla en tiempos de Sancho III el Mayor, y Bermudoquera recuperarla. Fernando I por su parte consideraba esa zona como dote de su esposa Sancha,hermana del rey leons, que se haba casado con Fernando I.

    Las tropas de Fernando I, ayudadas por las de su hermano el rey de Navarra Garca Snchez, vencieron aBermudo III que perdi la vida en la batalla, supuestamente a manos de su cuado. Autopsias realizadas

    en el siglo XX demuestran que sufri heridas en el bajo vientre, comunes en otros caballeros medievalesuna vez desmontados. Muerto Bermudo sin descendencia, el trono pas a su hermana Sancha, quiencedi los derechos a su marido Fernando I el cual se coron rey de Len

    El Silense nos dice que el litigio entre los reyes de Castilla y Len se deba al deseo de posesin

    de las tierras comprendidas entre el Cea y el Pisuerga. He consultado muchsimos autores e historiadores,

    y todos dan por buena esta afirmacin del cronista de Silos. No obstante, cuanto ms analizo dicha

    afirmacin menos lgica me parece.

    Las preguntas que me plantea y que me hago a m mismo son varias:

    1

    2.- Cmo un rey, en plena poca expansionista (no olvidemos que es una poca derepoblacin), va a limitar su reino, en este caso por el sur? Renunciara, de antemano, a la

    posible posesin de unas tierras que siempre podran ser agregadas a la corona.

    1.- Cmo puede un rey, a no ser que sea un

    insensato, dar en dote a una hermana la mitad desu reino? Las tierras entre el Cea y el Pisuerga

    abarcan casi un rectngulo cuyos lmites seran,

    aproximadamente, stos: al norte, Saelices,

    Carrin, Frmista, Castrojeriz; al sur, el ro

    Duero; al este, Castrojeriz, Osorno, Astudillo,

    Quintana del Puente y al oeste, Saelices,

    Mayorga, Valderas, Montamarta y Zamora. En realidad, todas las frtiles tierras de Campos,

    antiguos Campos Gotorum, y muchas tierras limtrofes; en una palabra, el granero de Castilla.

    3.- Los reyes leoneses se consideraban sucesores de los visigodos y, por tanto, caba una cierta

    tendencia a reconstruir el antiguo estado visigtico con la reconquista de los terrenos ocupados

    por el Islam. Aqu, un rey parece obrar de una manera distinta, o al menos incomprensible.

    Adems, pronto va a surgir en Len el concepto de Imperio. La idea de dar una dote de estas

    caractersticas a una hermana parece tambin contraria a esta idea imperial.

    Estas razones me llevan a hacer una interpretacin distinta de las noticias transmitidas por el

    Silense y, tal vez, a cambiar la expresin las tierras por un indeterminado unas tierras. Creo sera unamejor lectura. Pero esta interpretacin lleva a preguntarnos qu tierras; porque tierras en litigio es claro

    que haba.

    No seran las tierras que, como hemos visto en el captulo anterior, estaban sometidas a un

    vaivn constante? Sinceramente nos inclinamos a creer que s.

    Si seguimos nuestra tesis, nos encontramos con que estamos hablando de dos cosas distintas,

    encerradas en una misma realidad. Por un lado, hay una dote, bastante menor de la que en un principio se

    supona y restringida a una parte de espacio entre dos ros; dote que tal vez el rey concedi ms que de

    buen grado, forzado por una realidad del momento. Por otro lado, unas tierras que siempre estuvieron en

    1 Foto Placa situada en la plaza de Tmara

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    Batalla de Tmara

    Tmara 33

    el punto de mira de unos y otros, ya por la fertilidad de sus terrenos ya por su situacin geogrfica ya

    porque, durante cien aos, fueron en realidad terrenos de nadie; donde unos y otros se consideraron

    dueos y seores. El apunte histrico que a continuacin reseamos de los cien aos anteriores a la

    batalla pretende dar luz sobre este asunto.

    CIEN AOS DE HISTORIA ANTES DE LA BATALLA:Ordoo I de Len (850866), inicia en la dcada del 850 al 860 la ocupacin y repoblacin de

    la meseta. Lo hace por un conjunto de circunstancias favorables. Aprovecha la rebelin de los mulades

    en Toledo, que origina la muerte del obispo Eulogio, y tambin aprovecha el que la presin de los rabes

    sea menor sobre su reino.

    En el 860 repuebla Amaya segn los Anales Castellanos.

    Alfonso III, hijo y sucesor de Ordoo I, ve al ro Duero como posible divisoria y fortaleza; eso

    hace suponer un deseo y determinacin firmes de reconquista y repoblacin. En el 880, las incipientes

    fuerzas castellanas se centran en los ncleos de Ubierna, Haro, Pancorvo y los Picos de Lara(comienzo de Castilla), continuando la obra de los Foramontanos que, en el 814, habiendo salido de

    Malacoria, vinieron a Castilla. Ya en el 870 apareca Fitero del Castillo a orillas del ro Pisuerga. En el

    873, Diego de Pocelos fundaba San Pedro de Cardea, y NuoRodrguez,Castrojeriz.

    En estos momentos, Tmara y el resto de las nueve villas ya estaban repobladas y confederadas

    entre s. Len, ayudado ya por laicos ya por monjes, en esta poca hace un esfuerzo tremendo de

    repoblacin; y probablemente de estos aos, como ya hemos apuntado en otro captulo, data la

    reestructuracin del monasterio de San Miguel de Tmara como abada independiente; siguiendo la

    norma comn a esta poca, el surgir de los monasterios ms antiguos de Espaa: Sobrado, Samos, Silos,

    San Miguel de Escalada, Matallana, Meneses, etc.

    Los ltimos aos de Alfonso III son oscuros y difciles de interpretar, por falta de datos.

    Sabemos que muere en Zamora en el 911.

    Ordoo II (911-924), casado con Sancha de Navarra en tercer matrimonio, genera a su muerte

    serios problemas por los pretendientes que hay al trono de Len: Fruela II, hijo de Alfonso III, y los

    hijos de Ordoo II. Mientras, Castilla sigue afianzndose.

    Con la muerte de Fruela II, tras un breve reinado, vuelven las disputas sobre la sucesin en el

    reino leons, que terminan en el 926 colocando en el trono a Alfonso IV el Monje, hijo de Ordoo II.

    Pero Alfonso deja el reinado en el 930 y le sucede su hijo Ramiro II. ste se casa con su cuada Urraca,mientras Fernn Gonzlez, conde de Castilla, lo hace con Sancha, viuda de Ordoo II, y hermana de

    Urraca de Navarra, lo cual converta a Ramiro II en cuado del navarro y pariente del conde de Castilla.

    Ramiro II rivaliza con el castellano en plazas conquistadas: Madrid en el 932, Osma en el 933,

    Simancas en el 939; consolida la lnea del Duero con Ledesma, Salamanca, Rivas, Baos. Mientras, el

    castellano lo hace en Seplveda.

    Despus de la Batalla de Simancas, Castilla sigue reclamando las tierras en litigio. Ramiro II

    las requiere y atrae a su causa a Assur Fernndez, conde de Monzn y rival del castellano Diego Muoz,

    conde de Saldaa y Carrin.

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    Tmara Jos Antonio Chico Lpez

    34 Tmara

    En el 943, encontramos a estos dos condes presos en Len y sin condado, pero en el 947,

    Ordoo III, hijo de Ramiro II casa con Urraca, hija de Fernn Gonzlez. ste recupera de nuevo el

    ttulo de conde de Castilla.

    En el 956, muere Ordoo III y de nuevo se reanudan las discordias sobre las citadas tierras. En

    estos aos, se ha fortalecido considerablemente la lnea del Duero, pero se avecinan tiempos muydifciles para los reinos cristianos. Abu mir Muhmad ben Abi `Amir al Mafari (Almanzor, en

    cristiano), va a entrar en accin inmediatamente.

    A Ordoo III le sucede su hermano Sancho el Craso con la ayuda de Fernn Gonzlez, a pesar

    de haber un hijo del rey Bermudo ; pero las frecuentes actitudes dictatoriales de Sancho el Craso

    hacen que el conde castellano intrigue en la corte de Len y pretenda colocar en el trono a Ordoo IV -

    hijo de Alfonso IV-, al cual casa con Urraca, viuda de Ordoo III e hija del propio Fernn Gonzlez.

    En el 962, Fernn Gonzlez expulsa de su reino a Ordoo IV y le separa de su mujer. Sancho el

    Craso se reafirma de nuevo como rey en Len hasta el 966, fecha en que muere y le sucede su hijo, un

    nio, Ramiro III. Pocos aos despus, en el 971, morir Fernn Gonzlez y le suceder en Castilla su hijoGarc Fernndez.

    Veinte aos durar la plaga de Almanzor con su paso tormentoso por los reinos cristianos.

    Los magnates y condes leoneses, poco a poco, irn abandonando a Ramiro III, quien muere en

    Astorga el 26 de junio del 985, habiendo sido tambin abandonado por Almanzor, con el que haba hecho

    alianza y vasallaje.

    A Ramiro le sucede Bermudo II, hijo de Ordoo III.

    Inmediatamente, logra expulsar a los mahometanos de los lmites de su reino. Esto provoca unafortsima reaccin de Almanzor que, en el 987, logra que Bermudo II abandone Len y se refugie en

    Galicia.

    En el 988, nuevos ataques de Almanzor contra Len; y esta vez ayudado por los Ansrez de

    Monzn que consideraban al leons como un rey usurpador.

    Len, sin rey, (refugiado en Galicia) y todo destartalado por Almanzor. Las tierras de Campos

    constituyen un gobierno independiente bajo la autoridad de los Banu Gmez, familia protegida por

    Almanzor. Esto hace que el conde castellano Garca Fernndez se apreste a defender las tierras del Cea al

    Pisuerga.

    Almanzor, despus de muchas campaas y de un lgico desgaste de razias y de guerra, necesita

    un tiempo para reponer su ejrcito y para el avituallamiento. Da, por tanto, un respiro a castellanos y

    leoneses. Este tiempo es aprovechado porBermudo II para apoderarse nuevamente de Len; en alianza

    con el castellano Garca Fernndez, casndose con una hija suya, Elvira, y sin olvidar al peligroso

    Almanzor, a quien regala, para su harn, a su propia hija Teresa.

    Del matrimonio del leons y de la castellana nacer Alfonso V. En el 990 muere Garc

    Fernndez de Castilla y le sucede su hijo Sancho. Almanzor vuelve a la carga en el 995, arrasando

    Carrin y vengndose de los Banu Gmez como traidores a su causa. Esto hace que el rey leons trate de

    atraerse a su partido a los notables de la tierra de Campos. En el 997, el 10 de agosto, llega Almanzor a

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    Batalla de Tmara

    Tmara 35

    Compostela, destruyendo todo lo que encuentra a su paso; y veja cuanto puede a los cristianos, hasta el

    punto de hacerles llevar a hombros hasta Crdoba las campanas del sepulcro de Santiago.

    En el 999 muere Bermudo II en Galicia; siendo coronado ese mismo ao, el da 11 de octubre,

    Alfonso V como rey de Len. En el ao 1000 una tremenda ofensiva hizo que Almanzor asolara toda la

    tierra de Campos y Castilla entera, por ello no es extrao que despus de la derrota dijesen los cristianosque ste haba sido sepultado en los infiernos.

    Del 999 al 1012, salvo sustos propiciados porAlmanzor que ya ha iniciado su declive, la tierra

    de Campos vive aos de relativa paz y tranquilidad; Alfonso V en Len y Sancho en Castilla se toleran

    porque en medio de ellos est la reina Elvira (madre del leons y hermana del castellano). En el 1012 se

    alteran las relaciones y, en el 1013, la situacin se hace muy tensa y difcil.

    El castellano, con fuerte presin, reivindica las tierras del Cea al Pisuerga. Alfonso V atrae a su

    causa a los condes de Monzn y Saldaa; y esto hace que el castellano tenga que reflexionar antes de

    actuar.

    Entre los aos 1020 y 1022, de nuevo rumores de guerra que, una vez ms, aplaca una boda,

    nuevamente la poltica de matrimonios para arreglar situaciones de lmites: la boda de Alfonso V con

    Urraca, hermana del rey de Navarra Sancho III el Mayor. El castellano, una vez ms, tiene que

    envainarse la espada ante una hipottica guerra, pues poda tener por enemigo al navarro, el cual, en una

    confrontacin blica, no dejaba de ser muy peligroso en aquellos momentos para Castilla.

    En esta poca, aparecen en Espaa los Cluniacenses, monjes de San Benito segn la regla de

    Cluny.

    En el 1028, muere Alfonso V y le sucede un jovencito Bermudo III que permanece bajo la

    tutela de una madrastra, Urraca de Navarra, cosa que facilita enormemente las maniobras de Sancho IIIde Navarra en Len. Tanto es as, que la influencia del navarro se haca notar en todos los reinos

    cristianos.

    En el 1029, en plena minora de edad de Bermudo III, su hermana Sancha debe casarse con

    Sancho Garca de Castilla y junto con la boda, como dote al castellano, irn las tierras del litigio entre el

    Cea y el Pisuerga, con lo cual una vez ms se solucionaban los problemas. Planteado, planeado y

    bendecido por el navarro y aceptado por los contrayentes, se llev a efecto.

    El que menos pintaba en esto era el propio Bermudo III que lo primero que deba hacer era

    afianzarse en su reino, despojarse de la tutela de una madrastra navarra y alejar los fantasmas castellano -navarros que invadan su reino. Por eso, la palabra dote no dejaba de ser un escarnio para el leons;

    aunque la Crnica General nos diga que entreg a su hermana al castellano: diosela con placer. Tal vez

    lo que dio con placer fue la hermana, las tierras eran otra cosa.

    Pero el mismo da de la boda, todo se vino abajo. Diego Rodrigo y los Vela (hijos del conde

    Vela y del conde Flavinio) refugiados en el castillo de Monzn no pensaban lo mismo, y tien en sangre

    los manteles de la boda, asesinando al conde castellano. Ocasin que inmediatamente aprovecha Sancho

    III de Navarra para convertirse en conde de Castilla alegando los derechos sucesorios de la princesa

    castellana Munia, su mujer y hermana del conde asesinado.

    Poco despus, y todava en minora de edad de Bermudo III, el navarro castellano Sancho IIIde Navarra y conde de Castilla pasar este ttulo de conde de Castilla a su hijo Fernando, e invadir las

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    Tmara Jos Antonio Chico Lpez

    36 Tmara

    tierras del Pisuerga al Cea. Caen en su poder Zamora y Astorga, y en el 1034 el mismo Len, donde se

    proclama emperadora Sancho III el Mayor.

    No pona en vano Sancho sus ojos en Len, ya que se consideraba que en este reino se haba de

    hacer la instauracin del antiguo reino visigtico, y por esta misma causa a Bermudo III se le consideraba

    Emperador, y as le llama el mismo Sancho el Mayor Imperator dominus Veremundus y como tal lereconocan el abad de la Oliva (Imperator Veremundus). En una carta dirigida a su esposa Gisberda,

    Ramiro de Aragn dice: Regnante imperator Veremundus in Leione... Esta idea imperialista an estar

    muchos aos vinculada a Len y lo veremos en documentos que afectan a Tmara.

    A su muerte, Sancho el Mayor, en este mismo ao 1034, dejar el reino de Navarra, bien

    aumentado con tierras castellanas de Burgos y Santander, a su hijo Garca; y el condado de Castilla,

    bastante disminuido por el este y aumentado por el oeste, a su segundo hijo Fernando, con el ttulo de rey.

    Mientras, Bermudo se refugia en Galicia.

    2

    En el 1035, Bermudo III rehecho, ataca al castellano y recupera las tierras de la dote,

    pretendiendo desposeer a su cuado del ttulo de rey. Se reanudan las hostilidades entre el rey y el conde;

    ste con un imponente ejrcito de castellano - navarros (estos ltimos propiciados por su hermano Garca

    de Navarra, ya que juntos haban dado muerte en Tafalla a su hermano Ramiro rey de Aragn), acampan

    en Astudillo. Juntos esperan la acometida del bravo rey leons. El de Len, probablemente acamp en la

    plaza de los Ansrez, Monzn de Campos, siempre proclives a Len. Y el 4 de septiembre de ese mismo

    ao 1037, en la llanura entre Tmara y Frmista, justamente en la lnea divisoria del antiguo condado de

    Fernn de Armentales y del concejo de las nueve villas, se enfrentan los dos ejrcitos. Bermudovalientemente muere en la batalla y Fernando I se proclama rey de Castilla y Len, siendo coronado

    como tal en el mismo Len el da 22 de junio de 1038 con la dignidad Imperial. As, un vascn hereda

    por parte de su madre el condado de Castilla, y por conquista el reino de Len, pero de aqu en adelante

    el cetro de Espaa no estar en Len, sino en Castilla y aqu surgir la rivalidad entre la nobleza leonesa

    y la castellana.

    En el 1032 Bermudo III alcanza la mayora de edad, rpidamente

    se recupera y en el 1034, muerto Sancho IIIde Navarra, de nuevo aparece en Len la

    capital de su reino y lo primero que har

    ser limpiar a Len de navarros,

    empezando por la reina Urraca de Navarra,

    su madrastra. Nuevamente hay ruido de

    espadas, pero una nueva boda aplaza la

    guerra. Sancha, hermana de Bermudo III y

    viuda de Sancho Garca - el conde

    castellano asesinado - se casar con

    Fernando, conde de Castilla por designacin de su padre, y la dote de laboda, otra vez, las tierras del Cea al Pisuerga. El joven rey leons tiene que tragar y pasar por ello una vez

    ms. Tal vez, lo hizo como pago de la salida de los navarros de Len.

    Desde este momento campos de Tmara se convirtieron en lugar de veneracin por parte de los

    reyes de Castilla

    2 Fotos Fernando I de Castilla a caballo y Bermudo III

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    Batalla de Tmara

    Tmara 37

    El Silense, que lleg a tener noticia de los hechos de aquella jornada, nos describe la bravura

    del infortunado Bermudo, montado en su famoso caballo Pelayuelo, tratando de arrastrar con su ejemplo

    a los valientes leoneses constreidos por la recias y apretadas escuadras que forman los castellano -

    navarros;3

    Despus de muerto, tampoco goz de muy buena fama; Lope de Vega en el drama El primer

    Rey de Castilla, pone al joven Bermudo como pendenciero y fanfarrn. Fernn Prez de Guzmn ser

    ms indulgente con l aunque los elogios vayan para Fernando que no dej de ser un navarro ambicioso,

    oportunista y con pocos escrpulos, como demostr con su hermano Ramiro de Aragn y ms tarde con

    su hermano Garca de Navarra.(2)

    el rey de Len rompe con su mpetu las lneas enemigas, pero stas se van espesando y pronto

    encuentra una muralla de lanzas densissimum cuneum, stricta hasta incurrit. Derribado de su caballo,

    no retrocede; llegan caballeros en su defensa y hasta siete cayeron sobre l haciendo de escudos vivientescon sus cuerpos septem super eum ex militibus suis acerbatim occubuerunt. Pronto se extendi por

    todo el campo un grito de victoria, Bermudo, el joven rey, haba muerto. Nunca tuvo buena estrella y al

    final le abandon. Si algn da se escribe la historia de los reyes valientes de Espaa que por fuerza del

    destino perdieron la corona, entre ellos hay que poner al joven Bermudo.

    4

    Dos reyes, sus comarcanos,

    de Navarra e de Len

    fueron en una sazn

    vencidos, e porque no

    fue bien fecho entre cristianos,

    mucho menos entre hermanos,

    fago fin a la questin

    Loores a los claros varones de Espaa

    Dos cuestiones quedan por resear.

    1.- El lugar de la batalla. El Silense y con l varios autores resean el lugar de Tamarn,

    provincia de Burgos, como sitio en el que se dio la batalla; otros prefieren sealar a Tmara

    como el lugar adecuado. Queremos ser imparciales, y ms siendo lugareos, pero si

    reivindicamos el lugar de la batalla para este pueblo es porque encontramos, como otros autores

    han encontrado, serios argumentos para poderlo hacer. No los vamos a repetir aqu porque ya

    estn sobradamente reseados y recopilados por otros5

    3 Juntos Navarros y Castellanos salieron a reprimir el mpetu con que los leoneses avian (sic) ya entrado en trminos de Cantabria,segn dice el monje de Silos ( el Silense) a quien seguir de aqu en adelante por ser autor que vivi en ese sigloEl rey D.Bermudo persuadido de su corazn brioso, y de poca espera, arrim las espuelas a su famoso cavallo (sic) Pelagiolo y entrose pormedio del ejrcito enemigo .Berganza: Antigedades de Espaa T. I pag. 338

    .

    4 El rey D. Fernando, luego que comenz a reinar no tard en tener guerra con su cuado D. Bermudo, rey de Len, el cual,segn en la historia de Len queda escrito venci y mat en una batalla, en aquel lugar llamado Llantada de la rivera del Carrin,siendo el rey D. Fernando ayudado de D. Garca Snchez, rey de Navarra, su hermano mayor Garibay, Historia Libro XI T. II.Impresin en ANVERES en 15715 Historia de Astudillo de Anacleto Orejn pag 108: Se ha discutido mucho acerca del sitio en el que se dio esta batalla, estnunos por Tamarn y otros por Tmara; los que alegan por la primera opinin se apoyan en muchos documentos antiguos que dan aeste lugar el nombre de Tamarn, como el Silense, Pelayo de Oviedo, los AnalesCompostelanos, los Toledanos, los Complutensesy el Arzobispo Rodrigo Ximnez, sin embargo los que precisan ms el sitio estn todos a favor de Tmara. El mismo RodrigoXimnez, dice iuxta fluvium carrionis y esto conviene muy bien aTmara que dista del Carrin ocho o diez kilmetros. ElTudensedice:in ripa fluminis Pisorga, sobre el valle del Tamarn. Aunque habla del valle delTamarn, todo lo demspuedeaplicarse a Tmara, pues desde las alturas que estn en el valle de Tmara se domina perfectamente la cuenca del Pisuerga de la

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    No se puede probar ms de lo que prueba Anacleto Orejn, pues creemos que lo hace

    totalmente, citas que aduce, los razonamientos que hace y los documentos que aporta.

    No obstante, hay que resear que el Silense no fue testigo de visu, sino de odas y cuando

    Lucas de Tuy dice que la batalla se dio entre las riberas del Pisuerga y del Carrin, no hay otro

    trmino entre los dos ros ms que Tmara, que dista unos ocho kilmetros de cualquiera de losdos ros; mientras que Tamarn (Burgos) est a ms de cuarenta y el ro ms cercano es el

    Arlanza, muy lejos del Pisuerga y no digamos del Carrin.

    2.- Otra cuestin es la leyenda de que el cuerpo de Bermudo fue expuesto en la iglesia del

    castillo. Cuando hablemos del hospital de peregrinos, hablaremos de esto. Ahora, solamente

    reseamos que, adems de no haber nunca castillo en ese determinado lugar, en aquella fecha la

    iglesia romnica actual an no se haba construdo; as que mal pudo estar en ella Bermudo III

    de cuerpo presente, cuando la iglesia estaba an ausente.

    La divisin entre nobles castellanos y leoneses que genera la batalla de Tmara divisin a la

    que anteriormente aludamos-, va a estar presente en el reinado siguiente y en los nietos ybiznietos de Fernando I, 6

    cual dista unos ocho kilmetros, pero como estas alturas casi estn equidistantes del Pisuerga y del Carrin y desde ellas sedominan ambas cuencas, lo mismo se puede decir que est cerca del Carrin ( D. Rodrigo) que cerca del Pisuerga ( el Tudense). Locual no puede afirmarse de Tamarn que, como dijimos, dista del Carrin ms de 50 kilmetros, y del Pisuerga ms de 30. Yadems no est entre las dos cuencas del Pisuerga y el Carrin, sino entre el Pisuerga y el Arlanzn. Tampoco puede aplicarse msque a Tmara lo que dice la Crnica General Estaba ya cerca al Carrin, en un lugar do dicen Llantada, en el valle de Tmarn.Aqu hay una confusin, porque Llantada no est en el valle del Tamarn, sino en otro valle cerca del Pisuerga que dista de Tmaraunos diez o doce kilmetros; de todos modos Tamarn dista muchos ms, Llantada est cerca de Lantadilla en la que est hoynuestra Seora de Llantada. Adems en Tmara hay una tradicin acerca de la batalla, perpetuada en los nombres que dan a algunostrminos uno de los cuales se denomina Los Reales

    y en parte va a ser causa de otro episodio de histrica trascendencia

    que le toc vivir a la villa de Tmara. Estamos aludiendo a los pactos de Tmara, objeto de

    estudio del prximo captulo.

    En la misma obra del citado autor en la pgina 13 aade: esta misma importancia se comprueba por la escritura del presbteroVelasco, por donde se ve que Astudillo es ya cabeza de Merindad o seoro con sus alfoces correspondientes, uno de los cuales eraTorre; se confirma tambin por el hecho de que el rey D. Fernando I el Magno tena un palacio en esta villa que tal vez le sirviera

    de cuartel antes de la batalla de Tmara en la que venci y dio muerte a Bermudo III rey de Len y aade: as se dice en el fuerode Castrogeriz de Castrillo, opsculo, pgina 205.6 His peractis, praefactus rex Ferdinandus venit et obsedit Legionem, et pos paucos dies coepit eam, et intravit cum multitudinemaxima militum, et acepit ibi coronam, et factus est rex in regno Legione et Castella (Pelagii ep. Ovetensis Chronicas)

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    CCAAPPTTUULLOOVVII

    LLOOSS PPAACCTTOOSS DDEETTMMAARRAA

    Nuevamente tenemos que remontarnos casi 100 aos atrs para poder estudiar y comprender laimportancia que tuvieron para Castilla - Len los pactos de Tmara; no nos basta con poner una fecha y

    decir que en Tmara se hicieron las paces entre un rey castellano - leons y un rey aragons y que fueron

    sellados aqu en junio del ao 1127. Consideramos que los hechos, todos, deben ser explicados si tienen

    explicacin. Cuando se trata de hechos histricos, muy pocos son fortuitos de verdad, aunque muchas

    veces se presenten como tales; la inmensa mayora o son preparados, para que produzcan determinados

    efectos, o son propiciados por el pueblo al que siempre mueven unos resortes que antes se han sembrado

    y cuidadosamente se han preparado; o bien han sido propiciados por malas polticas de peores

    gobernantes. Lo que simplemente se soluciona con el paso del tiempo, no es solucin, pues la solucin

    que el tiempo suele dar es el olvido.

    Fernando I a su muerte, en 1065, divide su reino entre sus hijos. Castilla para Sancho el

    primognito; Len para Alfonso, Garca se quedar en Galicia y a sus hijas Urraca y Elvira, los

    Infantados de Zamora y Toro.1

    Pronto surge una alianza entre Sancho y Alfonso, y aqu una vez ms se cumple el refrn

    castellano reunin de pastores, oveja muerta; aqu la vctima, de momento, fue Garca. Como una vez

    que se cata el meln, hay tentacin de seguir comiendo, surgen las hostilidades entre los dos aliados

    hermanos y en Lantada (Lantadilla, una vez ms en la misma frontera entre los reinos de Castilla y

    Len) se dirime la cuestin. Ahora la vctima y el perdedor es Alfonso que primeramente es hecho

    prisionero retenindolo en Burgos y ms tarde mandndole al destierro al reino de Toledo (que era reino

    vasallo de Len); todo ello permite aSancho

    coronarse rey de Len en la misma capital del reino leons.Urraca, la hermana, y cmo no! Pedro Ansrez, conde de Monzn, conjuntamente van a tramar otra

    intrigante alianza, con una nueva vctima, en este caso el mismo rey Sancho a manos del caballero

    Bellido Dolfos.

    El siete de octubre muere el rey castellano - leons, a pocos metros de su alfrez Rodrigo Daz

    de Vivar, el Cid, que no pudo hacer nada por defender su vida. Alfonso, llamado por su hermana

    Urraca, vuelve precipitadamente y en Burgos tiene que jurar en Santa Gadea no haber tenido parte en la

    1 La moderna interpretacin histrica, no gusta de hablar de divisin del reino, porque afirman: No era un reino, sino cuatro (Garca,

    Len, Castilla y Navarra); por lo tanto loque se hace, ms que dividir laherencia, esdevolver a cada parte su propia identidad. Escierto que el autor no est carente de razn, mas en el caso presente bueno es tener en cuenta otros puntos de vista de Fernando I: su

    poltica anexionista, su afn por investirse de la dignidad imperial -propia de los reyes de Len- y sus pocos escrpulos con todossus hermanos. Todo ello le permiti imponerse atodo y a todos con un afn de unidad, de tal manera que sus propios hijos trataronde volver a hacer realidad en sus reinos lo que antes haba hecho su padre.

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