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Repercusión del humanismo en la religión El humanismo tuvo una gran repercusión dentro de la religión, ya que consideraba al hombre el centro del universo, frente a la tradición medieval, en la que Dios y las creencias religiosas eran el eje de la vida. Dicho con otras palabras, el humanismo es la adoración o reconocimiento de la afirmación del hombre de tener derecho a la soberanía y el señorío. El humanismo presenta un giro hacia la satisfacción de las necesidades humanas, tanto materiales como espirituales, y la realización del potencial humano, aquí y ahora. El humanismo por lo tanto, carece de mucho interés en lo sobrenatural y lo teológico , o en la otra vida. Estas nuevas ideas provocaron muchas revueltas en el seno de la religión, e incluso castigaron con medidas intimidatorias a aquellos que opinaran en contra o de diferente manera a lo ya establecido. El humanismo no siempre niega la existencia de Dios. De hecho, Erasmo, el fundador del humanismo, no hizo ningún intento por negar la realidad de Dios. En lugar de ello, sostuvo que Dios busca impedir la auto-realización del hombre. En la mayor parte de sus primeras obras, Erasmo ataca las prácticas corruptas de la Iglesia y el escolasticismo racionalista fomentado por los clérigos. El humanismo defiende que el hombre debe ser su propio señor y soberano, determinando para sí mismo lo bueno y lo malo en términos de su propio auto-interés.

Repercusión del humanismo en la religión

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Repercusión del humanismo en la religión

El humanismo tuvo una gran repercusión dentro de la religión, ya que

consideraba al hombre el centro del universo, frente a la tradición

medieval, en la que Dios y las creencias religiosas eran el eje de la vida.

Dicho con otras palabras, el humanismo es la adoración o

reconocimiento de la afirmación del hombre de tener derecho a la

soberanía y el señorío.

El humanismo presenta un giro hacia

la satisfacción de las necesidades

humanas, tanto materiales como

espirituales, y la realización del

potencial humano, aquí y ahora. El

humanismo por lo tanto, carece de

mucho interés en lo sobrenatural y lo

teológico , o en la otra vida.

Estas nuevas ideas provocaron

muchas revueltas en el seno de la

religión, e incluso castigaron con

medidas intimidatorias a aquellos

que opinaran en contra o de diferente

manera a lo ya establecido.

El humanismo no siempre niega la existencia de Dios. De hecho,

Erasmo, el fundador del humanismo, no hizo ningún intento por negar

la realidad de Dios. En lugar de ello, sostuvo que Dios busca impedir la

auto-realización del hombre. En la mayor parte de sus primeras obras,

Erasmo ataca las prácticas corruptas de la Iglesia y el escolasticismo

racionalista fomentado por los clérigos.

El humanismo defiende que el hombre debe ser su propio señor y

soberano, determinando para sí mismo lo bueno y lo malo en términos

de su propio auto-interés.

Los humanistas dentro de la iglesia

colocan la soberanía en el hombre; ellos

llegan a tener una confianza religiosa

gracias a su experiencia dentro de la

religión, por lo tanto la gracia y la

justificación de Dios no son motivos

suficientes para llegar a tener esa

confianza religiosa, es decir, el hombre es

el centro de la religión, y no Dios.

Lutero sostuvo que Dios actúa sobre los

seres humanos a través de la ley y de los Evangelios.

La ley representa las exigencias de Dios, ya que permite a los seres

humanos mantener cierto orden en su

mundo, su comunidad y sus propias vidas a

pesar del profundo alejamiento de Dios, del

mundo, de sus semejantes y de sí mismos

provocado por el pecado original. Y también,

la ley acerca a los seres humanos a Cristo

por la necesidad del perdón de los pecados.

Dios también se relaciona con los seres

humanos a través de los evangelios, donde

se narra el sacrificio de su hijo para la

salvación de la especie humana.

En conclusión, el humanismo rompió con la

visión del mundo, ya que consideró al hombre como el centro del

universo, por lo tanto puso en duda los pilares fundamentales de la

iglesia.

Erasmo de Rotterdam