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JOAN COT QUE EL CAMINO SE HACE ALANVAK

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JOAN COT

QUE EL CAMINO SE HACEALANVAK

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Nací el 22 de septiembre de 1916 en Puigcerda, una pequeña ciudad fronteriza de la Cerdanyaespañola. Mis padres, Norbert Cot Blanc y Dolores Rigola Girvers se casaron en Puigcerda .Mis abuelos maternos con mi madre tenían allí un comercio: fabricaban el famoso chocolateRigola. Mi padre vendía y compraba ganado.

Tuve a una hermana mayor, Elisa y a dos hermanos menores, Víctor y Norberto. Mi madre,de joven, recibió una educación francesa en el instituto de Pamiers, y tuvo el primer diplomade piano de Cerdanya. A veces, acompañaba, tocando, las películas mudas que sepresentabanen el cine de la ciudad.

Yo iba a la escuela católica de las Escuela Pías en San José de Calasans en Puigcerda, escuelaúnica y que se pagaba. A los alumnos de familias acomodadas se les guardaba en el colegiohasta las 7 de la tarde. Los de clases medias, hasta las 5, como yo . Los más pobres no teníanescuela, y se quedaban en la puerta. La particularidad de la escuela era la misa obligatoriacada día; ¡recitar el Ave María cada hora, y el rosario a las 5! ¡Pero, sobre todo, se nosprohibía hablar catalán, nuestra lengua materna, la que hablábamos en casa! ¡Cuando elmaestro nos oía, éramos castigados! ¡Cuántas líneas me tocó escribir durante mis estudios!!"no hablaré catalán, no hablaré catalán "Creo que ya fue entonces cuando empezó para mí una forma de rebelión interior

Una de las cosas de aquella época que recuerdo perfectamente es la adquisición de mi primerabicicleta ¡entonces, fue la tercera bicicleta de niños que se veía en Puigcerda! Incluso, yohabía exigido la marca Dilecta, ¡la que había ganado el "Tour de France"en 1927 o 28!Debo confesar que la escuela adonde iba no me interesaba mucho, debido a su aspectoreligioso.¡Más me apasionaban el fútbol y el "Tour de France!" y mi madre ibarepitiendo:"em trenques mes sabots que Uibres!"

Los jueves íbamos de paseo obligatorio con los curas a Font Romeu, y es mucho más tardecuando comprendí que aquel recorrido seguramente que nada tenía de inocente, y que lassotanas, por supuesto, bien podían facilitar un pequeño contrabando....

Mi padre, teniente de la alcaldía de Puigcerda varias veces, creó e inauguró la gran Feria deganado en noviembre de 1929, con concesiones para el ganado francés que tenía derecho deentrar en la ciudad. Inauguró también la estación internacional de Puigcerda y de la Torre deCarol. Favoreció la llegada del tren de la Torre a Hospitalet, y de La Molina a Puigcerda(1922), y, en aquella ocasión, el mismo rey de España, Alfonso XIII, se desplazó, asi como elobispo de Urgell. Esta expansión resultó económicamente importantísima para toda Cerdanya,española y francesa.

Para la Navidad del 29, mi padre hizo un viaje a Barcelona para curarse: le dio un ataquecardiaco y, al coger el tren, falleció. Esta pérdida fue para mi familia el principio de nuestragran desdicha. Mi madre se quedó viuda con cuatro hijos, uno de los cuales sólo tenía dosmeses .Las dificultades comenzaban: en efecto, la demás familia no se preocupó por nosotros:al contrario, aconsejaron a mi madre cerrar la tienda que tenía, ¡lo que fue un error terrible!Desde entonces ya no entró en casa ningún ingreso.

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Desgraciadamente, mi abuela materna, mujer muy activa, falleció poco después dejando ungran vacío.

En aquel entonces, en España, las familias solían incitar a uno de los hijos a entrar en religión.Era una tradición, y no sólo en los medios modestos.También, en la escuela y en casa,intentaron convencerme. Me negué con fuerza, pues, por una parte, no me sentíaparticularmente creyente, y, por otra parte, la educación recibida en la escuela más bien mehabía disuadido. Mi padre, él, quien tenía estudios franceses, quería enviarme a Francia paraemprender una carrera de veterinario. Al morirse, todo esto se desvaneció.

En 1930, como cada año, se celebraba, en Puigcerda, el aniversario de la liberación de laciudad contra los carlistas (1873), y se honraba al General Cabrinety, quien había liberado laciudad. La fiesta consistía en un desfile militar de carabineros y de las autoridades locales.Aquel día, cuando se estaba pronunciando el discurso oficial, yo estaba allí, y, de repente, oíuna voz elevarse de la muchedumbre, la del padre de mi amigo Morer, y que gritaba: " ¡Abajola inquisición!!" Se le detuvo en el acto: aquellas palabras me chocaron, y, al mismo tiempo,me interpelaron, y a veces pienso que aquel espíritu de rebelión, de cierta forma, despertó enmí, de manera vaga, la noción del concepto de libertad.Al evocar esta impresión, otro hecho acude a mi memoria: cuando tenía 7 u 8 años, mi padrepresidía una asociación de defensa de la ciudad, y, cuando el golpe de estado de Primo deRivera, en 1923, se negó a quitar la cinta catalana atada a la bandera española. Por esto, se ledetuvo unos días, y fue destituido de esta función.Porfín, el hecho nacional que más me impresionó en aquella época fue el sublevamiento deGalán y García Hernández en Jaca: este episodio de los años 30, del que se habló mucho, fueun verdadero detonador de mi conciencia política.

A la muerte de mi abuela, me fui a Barcelona para aprender un oficio: pensaba, después de miservicio militar, instalarme en Puigcerda. Mi madre pagaba mi aprendizaje con dificultad enuna tienda de tejidos que se situaba Carrer del Carmen n° 8: trabajé allí durante 4 años.¡Grande fue mi decepción al ver que mi tío, hermano de mi padre, quien era proprietario deuna tienda importante en esta misma calle, ni siquiera me propuso trabajar con él! ¡Prefirióverme de aprendiz en la tienda de al lado!! Es decir, verme compartir la vida de un aprendiz,lo que, entonces, consistía en ganar poco, con un derecho de salida de 4 horas al mes eldomingo, dormir en el mostrador, y no tener ningunas vacaciones que me permitan ver a mifamilia, ¡a la cual pues no vi durante todo este tiempo!

Es en 1931, es decir al principio de este aprendizaje, cuando la República española fueproclamada: República que dio fin a la la Dictadura de Primo de Rivera, la cual había sidoseguida por el almirante Aznar y el general Berenguer, periodo que fue cruel para Catalunya:en efecto, fue dirigida por un director de la Diputación nombrado por Madrid: MartínezAnido,quien, más tarde, sería un colaborador de Franco en la guerra civil. Este creó elsindicato llamado "Los Pistoleros", el cual asesinó a muchos dirigentes sindicalistas catalanes,entre ellos destacan "el Noy del sucre", Layret, y muchos otros. También, durante estadictadura, se cerró el campo de fútbol de Barcelona por considerarlo hostil a la dictadura.

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Fui testigo de la proclamación de la República, ¡y este acontecimiento cambió completamenteel curso de mi vida! Unos días antes, como cenaba en Barcelona en casa de mis tíos Víctor yEmilia Cot, rodeados de los cuatro hijos, los cuales eran todos dentistas, una discusión seentabló sobre las elecciones municipales. Dos de los hijos eran de derecha, y los otros dos,más jóvenes, más bien republicanos catalanistas. Escuchaba yo con interés, sin decir nada,pues entonces, a mi edad, no se acostumbraba, pero mi simpatía iba a los más jóvenes.

El domingo, dia de elección, hubo gran efervescencia en las Ramblas, en la sede del diariocatalán que anunciaba los resultados parciales favorables a los republicanos. El lunes, meprecipité a las Ramblas para saber lo que pasaba. ¡La casualidad quiso que viviera aquellosmomentos históricos! Un grupo de unas 200 personas empezó a bajar las Ramblas: concientede que iba a pasar algo inaudito^ me junté a ellos. Nos dirigimos hacia la Generalitat, PlazaSan Jaume. ¡Partimos unos 200, luego ya eramos unos 400, luego unos 600! Llegamos unosmiles cantando el himno catalán prohibido por la dictadura, "Els Segadors", en efecto noconocíamos la letra del himno republicano. También cantamos el estribillo de La Marseillaise.Encabezaban el desfile los jefes de la izquierda republicana: Macias, Companys, Aygudé,Venture Gasol etc En la plaza San Jaume, subieron al balcón del ayuntamiento Macias yCompanys, el cual echó el retrato del rey gritando: "proclamo la República Catalana!". Losresultados nacionales confirmaron el triunfo de los republicanos. La República fueproclamada sin una gota de sangre, a pesar de la proposición que hicieron al rey 4 generalescomo Sanjurjo, Cavalcanti, de luchar contra, proposición que el rey descartó, alegando que noquería derramar sangre del pueblo español...Abdicó y se fue a Suiza...Dos horas antes de la proclamación, un grupo de manifestantes abrió el terreno de fútbol deBarcelona, y el presidente del Club de la época, creo que se llamaba Sales, fue elegidodiputado de Catalunya: ¡siempre fueron relacionados el equipo del Barca y el catalanismo!

En mi trabajo, me encontraba aislado. Dormía en la tienda con los demás aprendices.Trabajaba desde las 8 de la mañana, tenía una hora para comer, y acababa a las nueve de lanoche. Me afilié al Sindicato mercantil en 1932, calle Porteferrisa. Al encontrarme solo enBarcelona, el sindicato se volvió para mí como una segunda familia: yo era el más joven,todos me tomaron cariño, me llamaban "el gamin". Una huelga se declaró, la cual paralizótodos los comercios de Barcelona asi como los bancos. Reivindicaban los derechoselementales sobre las condiciones de trabajo. Al cabo de tres días ganamos 80% de nuestrasreivindicaciones, apoyadas por Macia contra el patronado, firmando un Aulo establecido porla Generalitat. Eso nos permitió poder dormir donde queríamos, aumentar el sueldo, cerrar alas 7, y tomar 8 días de vacaciones al año: ¡huelga decir que nuestra vida cambió bastante!!!

Es entonces cuando me afilié a la Unión Socialista de Cataluña (1932). Era el más jovenafiliado ; eso me permitió conocer a muchos de los dirigentes sindicalistas y republicanos.

El 6 de octubre de 1934 Companys proclamó la República catalana. Fue vencido. Como yohabía participado al movimiento con el Sindicato del trabajo, me refugié en San Cugat DelValles, donde trabajé en casa del señor Canal, miembro de la Izquierda Republicana, hasta lainsurrección militar de 1936. Cada domingo, con las Juventudes Unificadas, hacíamospaquetes para enviarlos a los prisioneros hasta las elecciones del 36. En Barcelona existía ungrupo llamado Ateneu Enciclopédico Popular, el cual, cada sábado, daba conferenciasgratuitas sobre temas sociales y políticos.

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Es asi como pude escuchar a Maurin, presidente del POUM; Gorking; Colomer, Jordi Arqué,Pestaña, Carbo, el Nin, etc...anarquistas, comunistas expulsados, catalanistas, y que pudetener acceso a libros de bolsillo que valían 1 peseta y que me permitieron formarme sobreestos temas . Entre ellos, el libro que me marcó en aquella época fue un libro traducido delinglés, de un filósofo llamado, si no me equivoco, Abel, y que terminaba por la frasesiguiente:"sin tolerancia no hay vida posible": toda mi vida intenté aplicarla a mis acciones.

El 17 de julio del 36, asi como iba bajando las Ramblas, encontré al diputado Trabal, y meanunció el sublevamiento general militar contra la República: nos despedimos: él se dirigióhacia los Juegos Olímpicos que presidía : estaba desesperado por la situación. Yo me dirigíhacia mi sindicato mercantil .Me confirmaron el movimiento: reinaba una gran efervescencia .El sindicato mobilizaba a los militantes para edificar barricadas en Barcelona. Los dirigentesMarti y Villella, del sindicato, se opusieron a que yo fuera, por ser demasiado joven. Insistímucho, y acabaron por ceder, y, con un grupo de camaradas, fuimos al final de la Ronda SanAntoni, cerca de Drassanes.

Hacia las 6 de la mañana, un regimiento de soldados del cuartel de Lepante, mandado poralféreces iba bajando la Ronda San Antoni, los soldados a la derecha y a la izquierda, y, en elcentro, el alférez, que tenía un sable en la mano. Estas tropas de Lepante fueron atacadas porlas milicias antes de llegar al final de La Ronda donde estábamos. Después de media horahubo unas luchas muy fuertes delante del cuartel de Drassanes entre los grupos de la CNT ydel POUM y los militares del cuartel. Allí fue matado uno de los dirigentes de la CNT,Ascaso, y el teniente Garrido ( hermano del general Aranda Garrido quien, durante aquel día,se encontró al lado de Lluis Companys) . Por otra parte, cuando los soldados que llegaban porla Ronda San Antoni estuvieron a nuestra altura, los tiroteos empezaron, pero los soldados nocontestaron a las órdenes y muchos se juntaron con nosotros y nos entregaron sus fusiles,unos Mauster nuevos. Sus jefes fueron hechos prisioneros por las milicias y desaparecieron.Mientras los tiroteos continuaban en el cuartel de Drassanes, los soldados, con las fuerzas delas barricadas y la población, formaron una manifestación que se dirigió hacia la Plaza de laUniversidad. Iba aumentando a medida que avanzaban con banderas republicanas y catalanasy todo tipo de armas. Llegados a altura del colegio Josep De Callasans, los curas, en sotana,desde lo alto de la terraza, disparaban con fusiles ametralladores: un niño de unos 13 años fuetocado mortalmente, lo que provocó tal tensión que los manifestantes derrumbaron las puertasdel colegio rompiendo y echando todos los muebles que encontraban: crucifijos,sillas,estatuas etc...y acabaron por poner fuego al local.

Siguió la manifestación hacia la Plaza de la Universidad, pero no podía avanzar porque habíaun cordón de milicianos CNT y POUM que intentaban apoderarse de dos piezas de artilleríade los insurrectos, lo que consiguieron. Bajó entonces hacia las Ramblas y por la calle SantaAna para quemar las iglesias donde se encontraban concentraciones de insurrectos. Primero lamanifestación atacó la iglesia de Belén , luego la Mercé, luego Santa María, y se dirigió haciala catedral. Allá la muchedumbre era inmensa y muy motivada. En la entrada de la catedralestaba Lluis Companys con el general Garrido y el jefe de la policía, Escofet. Encima de unasencilla mesa Companys se dirigió a la muchedumbre para pedirle que respetara la catedral yque no la quemara diciendo: "catalanes, no quemaremos la catedral, haremos de ella unmonumento histórico para Barcelona y Cataluña, os lo pido". La manifestación respetó lavoluntad del presidente, y se dislocó en varias direcciones, y yo me fui al sindicato paraesperar las órdenes. Siempre, en mi vida, recordaría este momento extraordinario: allí realicéla envergadura de Luis Companys, al ver cómo este hombre, sólo con su fuerza moral y suconvicción, consiguió detener a una masa enfurecida y enloquecida capaz de todo!

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Por la tarde, la lucha siguió Plaza de Cataluña donde las milicias del POUM y CNT habíantomado 2 baterías de artillería y las dirigieron hacia la Plaza de Cataluña donde los fascistasse habían reforzado en el hotel Colón, que era el centro de operación de la Falange, asi comola Telefónica, la cual estaba ocupada también por un grupo de las camisas negras italianas. Lalucha se organizó con la ayuda importante de la Guardia Civil fiel a la República y losguardias de asalto, dirigidas por el general Escobar, que será fusilado más tarde en Montjuich.La lucha resultó muy dura pero organizada. Al cabo de unas horas los republicanos tomarontodo el sector. Donde la lucha fue muy fuerte fue en el convento de las monjas carmelitas,hacia la calle Mallorca, que fue asediada por las fuerzas populares hasta la rendición. Misamigos integraron los diferentes sectores de combates. Había cierta confusión. Unos gruposde acción se formaban. El día siguiente, al saber que el sublevamiento militar había fracasadoen varias ciudades españolas, me fui a la Generalitat donde se formaban grupos para ir alfrente de Aragón. Yo fui interesado por la columna que tenía que ir a Mallorca por serdirigida por el grupo de La Generalitat.

Tomé contacto con mi familia para tener informaciones de Puigcerda. Los míos estaban muyinquietos por la suerte de mi hermano Victor, el cual estudiaba en un colegio de Escuelas Píasde Alella. No teníamos ninguna noticia. Por relación sindical, al cabo de unos días, un comitéde la CNT de San Cugat Del Valles me facilitó para ir a Alella. Encontramos la escuelaquemada sin noticias de nadie. Pero, al cabo de unos días, el Cónsul de Dinamarca trajo a mihermano. También, tranquilizado, pregunté por la columna de Mallorca Companys-Maciapara integrarla, pero el conde Ciano había desembarcado con los italianos allí, y la operaciónfue anulada. Trabajé entonces varios días con el sindicato: controles, convocaciones,etc....Estaba decidido a irme al frente de Aragón, cuando un hecho terrible ocurrió enPuigcerda: la represión brutal de elementos incontrolables que mataron a 28 personas entre lascuales 2 mujeres. Al aprender esto, mi familia me rogó que volviera a Puigcerda donde todoresultaba difícil. Entonces me fui, y me quedé allí, pues mi madre, muy practicante, teníamiedo a las represalias. Como a muchos le robaron todo lo que tenía: dinero del banco, unacasa... Mis hermanos siendo jóvenes, nos encontramos en una situación crítica. La monedafue anulada y se estableció un sistema de bonos que lo hicieron todo difícil. Fue creada unaorganización libertaria de estilo anarquista con el Cojo de Málaga. Según los consejos deVanancio, comerciante en Puigcerda, y que conocía mi formación de vendedor de tejidos, elCojo de Málaga me envió a dos de sus hombres y me pidió que organizara la Cooperativa(tejidos, mercería, etc..) Me negué, pero él insistió y tuve que aceptar ya que me precisó queno me dejaría salir de Puigcerda. Durante este periodo tuvieron lugar unas eleccionesmunicipales para elegir a un comité local. Me encontré, sin haberlo solicitado, sobre una lista.Se hizo un voto directo a mano alzada y fui elegido. Me negué a participar al comité por seréste a mayoría anarquista, lo que no correspondía a mis orientaciones.En la comarca lasituación se agravó. Mi hermana trabajaba entonces en una cooperativa de sastres. Las cosasse volvieron a normalizar cuando la Generalitat logró hacer aplicar la ley .

Entonces me decidí a volver a Barcelona. Allá alistaban para las brigadas que se formaban.Fui matriculado con un grupo de catalanes a una brigada andaluza con destinación aPenarroya ( 73 brigadas mixtas). Al cabo de unas semanas en Andalucía, intervenimos en elsector de Penarroya, muy importante para la República. En la toma de Pozo Blanco,ocupamos una gran manufactura de cerdos: "La Salchi" ¡y lo aprovechamos para distribuiruna cantidad enorme de jamones! En este mismo sector de la Sierra Morena, operábamosdelante de Fuenteovejuna. Las posiciones respectivas estaban muy cerca , unos 3 kilómetros,con un calor tremendo. Temamos un litro de agua por día por soldado.

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En la guerra, a veces, ocurren cosas que ni siquiera se le ocurriría a uno poner en una película,y que, sin embargo, son auténticas: así, en aquel espacio andaluz, cada cual a su puesto, por lanoche, en cada lado, republicano y franquista, unos cantantes, con la guitarra, entonabancantos andaluces, y, ¡a través del canto, con la misma pasión, se respondían unos a otroscomo suele hacerse en ciertos cantos flamencos!...!el tiempo de una canción nos olvidábamosde que éramos enemigos! Tomamos Pozo Blanco,Valsequillo, etc.. y llegamos a 30kilómetros de la provincia de Córdoba donde estuvimos obligados a pararnos por falta demuniciones. Me nombraron caporal, luego sargento. Entre los jefes de brigada el ambiente eramuy bueno: era dirigida por dos diputados socialistas que apreciaron mucho la aportacióncatalana (Cañete, diputado de Sevilla, Pérez Zambrana, abogado de Pozo Blanco,comandantes Raya de Málaga, Azcarraque, Campos), comandantes de brigada BartoloméFernandez y Paco Diaz: la brigada intervino en el Peñón de Peñarroya varias veces, asi comoen el sector de La Sierra Morena. El primer contacto operacional de mi unidad era de ocuparlas trincheras para tomar el Peñón de Peñarroya^ Durante una de estas operaciones, unteniente de mi compañía, llamado Faico, fue matado con arma blanca por las tropasmarroquíes. Este episodio nos afectó mucho, pues lo apreciábamos todos, y su muerte nosinspiró un sentimiento de venganza...Poca más tarde hicimos prisioneros a 9 marroquíesmercenarios. La compañía, todavía resentida, quería fusilarlos: el capitán Campos no loaceptó y los enviamos al estado mayor. Un día descubrimos un saco de tabaco querecuperamos y que nos partimos. En Cabeza Mezada fui herido en el muslo derecho. Estaoperación de gran envergadura donde las brigadas andaluzas lucharon con un ardorextraordinario, exterminando varias formaciones moras, fue dirigida por el generalrepublicano Miaja. Cuando ya fui curado en un hospital de retaguardia, el SIM quisoenviarme en otra brigada: insistí para que me dejaran integrar la mía, la 73 mixta, brigada dechoque, lo que apreciaron los cuadros militares al verme regresar. Al volver a mi unidad, elcomisario de la brigada me propuso ser delegado político de la compañía, lo que acepté. Estetrabajo consistía, al lado del capitán, en defender la República en el seno del ejército. Meencontraba a gusto entre estos combatientes andaluces, analfabetas en su mayoría, peroexcelentes en la lucha y la amistad. ¡El acogimiento de las poblaciones de estos pueblosandaluces era siempre caluroso y generoso! Yo venía de Cataluña y no me había imaginadoque este Sur español fuera tan miserable! Recuerdo que una joven iba mirando mi reloj depulsera con envidia y curiosidad: ¡resulta que era la primera vez que veía uno! Pero era unagente que no vacilaba en dejarnos el único colchón que tenía en su pequeña casa! Con laresponsabilidad de 145 camaradas (efectivo de una compañía), me encontré con una mayoríade analfabetas: recibían correo pero no podían leerlo ni, por lo tanto, contestar. Se me ocurriópedir a Paco Diaz, mi superior, que me autorizara a crear un delegado cultural para ayudar anuestros camaradas a leer y escribir las cartas asi como aprenderles. Recibí las felicitacionesde mi superior, y la idea fue aplicada a toda la brigada.

Siguió la guerra: mi brigada intervino en varias operaciones, y fuimos transportados encamiones en la provincia de Toledo, en San Bartolo de las Abiertas hacia septiembre del 37.¡Allá también el acogimiento de la gente fue excelente! Entonces el comandante me anuncióque habían bombardeado Puigcerda pero que no tenía más informaciones. Pasé 3 semanas sinsaber nada. Aprendí más tarde que las bombas cayeron en la estación, y que el centro no fuetocado.Allí uno de mis amigos, Josep Gay, fue matado con muchos otros.

En el frente de Toledo, la comida que nos servían no llevaba sal porque no nos quedaba. Lacompañía se negó a comerla. Entonces fui enviado a Cuenca a buscar sal mineral.

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Luego nos afectaron a la pérdida de Teruel, en marzo o abril del 37, en contacto con elenemigo, a altura de Monroyo, y, retrocediendo cada día, llegamos al Ebro. En este sector,terreno muy difícil, un amigo de Puigcerda, José Caparroz, que estaba en mi compañía, fue abuscar de su propia iniciativa la bandera republicana que había quedado en un local y la trajo.Fue felicitado por su acto de valentía. Es un amigo a quien perdí de vista al cruzar el Ebro.Las fuerzas fascistas, en su avanzada, emplearon su superioridad mecánica y controlaban lascarreteras con pequeños blindados italianos y la infantería ocupaba las bolsas. Allí quedamosbloqueados en el Mas de Barbarans, y el Estado Mayor me pidió consejo por ser catalán, parasaber qué dirección tomar, pues, por más seguridad, habíamos destruido toda ladocumentación y arrancado todos los galones. Les aconsejé tomar por Francia, lo quehicieron. Cuando estuvimos cerca del Ebro, resulta que los puentes estaban todos destruidospor la aviación. Sólo quedaba el puente férreo defendido por las Brigadas Internacionales.Antes de cruzar el Ebro, la caballería mora nos cortó en dos, una parte se quedó prisionera ynosotros pudimos llegar al puente: sigo teniendo la impresión de que Caparros se quedó en elotro lado, pues nunca más lo vi. Aquel día el capitán de mi compañía, un santanderino que sellamaba Lanvin, murió en el puente del Ebro. Fue un hombre ejemplar para nosotros, fiel a laRepública y muy bueno. Cuando íbamos a hacer un golpe siempre decía: "¿quién vieneconmigo?": ¡no creo que todos los capitanes tengan este tipo de actitud antes de una batalla!Todavía hoy es una persona a quien echo de menos. Teníamos que cruzar el Ebro y temíamosser hechos prisioneros antes... Un amigo catalán, Calvet, me calmó, pues yo no sabía nadar, yme dijo: "no tengas miedo, nos ataremos los dos con una cuerda, y, nadando, tiraré deti..".pero ¡cuando llegué delante del Ebro, cuando vi el río y su caudal, comprendí que aquellono era el Rahur de mi pueblo, y que lo que me proponía mi amigo era imposible! Y quedaclaro que si no hubiera podido pasar por el puente, me hubieran hecho prisionero

Un dia estábamos a unos kilómetros de Tortosa, ocupábamos un pueblo desierto: unos amigosencontraron un conejo: ¡una verdadera ganga pues llevábamos un mes comiendo fríoiLedimos el conejo a una habitante quien nos cocinó una riquísima paella: nos imaginábamos yadisfrutando con el plato: ¡una paella! ¡Casi ya no recordábamos el gusto que tenía! ¡Tantosmeses tragando lentejas!! Nos íbamos a sentar para comerla cuando un toque de corneta nosanunció que los fascistas llegaban al pueblo la paella se quedó en la mesa... ¡y nos fuimospitando!!..!a lo mejor la saborearon los fascistas!

Aquella misma noche cruzamos el Ebro y nos invadió una gran tristeza viendo Tortosadestruida, y descubriendo esta tierra catalana que no habíamos visto desde hacía tanto tiempo,completamente desolada La aviación seguía ametrallándonos todavía y muchos de nuestroscompañeros fueron matados Nos refugiamos en un campo de alcalchofas que noscomíamos crudas, sin saber lo que iba a pasar. Allí viví un hecho de los más tristes de miexperiencia de la guerra: 3 mujeres jóvenes, de unos treinta años, se presentaron a nosotrospidiéndonos si teníamos un poco de pan. Les dimos lo que nos quedaba. Nos agradecieronofreciéndose a nosotros, lo que rehusamos con viveza, diciéndoles que nuestras mismasfamilias podían vivir la misma situación: es una escena dramática que nunca olvidaré...Lasayudamos lo que pudimos para que puedan alcanzar su ciudad.

Desparramados, habíamos perdido todo contacto con todo: al final nos reunimos y llegamos aGarcía, donde encontré a mucha gente de mi brigada. Poco a poco nos íbamos restableciendo,y se reformaron unas brigadas. La mía fue la 59. Los mandos militares eran dominados porjefes comunistas: Lister, Campesino, Modesto y otros y se nombraron a los caporales,sargentos, tenientes y, en prioridad, los que habían pasado por la Escuela Popular. Elresultado fue positivo, y la unidad militar se recompuso.

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Un día que iba al Estado Mayor, encontré a un compatriota de Puigcerda que estaba deguardia en la puerta. Nos reconocimos, y me confesó que se estaba muriendo de hambre. Erabarbero, un buen barbero de la CNT. Entonces propuse a mi Estado Mayor aprovechar suservicio, lo que hicieron. Más tarde, durante un bombardeo, todo fue destruido y perdícontacto con él. El volvió a Puigcerda y dio noticias a mi familia, agradecido por lo que yohice por él, considerando que le había salvado la vida. Sólo lo volví a ver muchos añosdespués, en 1977, en Puigcerda

El tiempo pasaba y seguíamos en el sector del EbroEn julio del 38, una noche, nos cargaron en camiones y transladaron a Maquinenza. Cruzamosel Ebro sobre un puente flotante. Ocupamos mucho terreno al enemigo, por sorpresa, en unsector muy difícil de piedras ...y tuvimos que fortificar, pues los fascistas contraatacaban.Pasamos y volvimos a pasar el Ebro 3 veces con barcas. No conseguíamos tomar la trincheranecesaria a la continuación de las operaciones. Mi responsabilidad de Comisario hizo queconocía las órdenes del estado mayor: consistían en ocupar un pueblo, Fayón, donde existíauna pasarela que permitiría pasar material ligero para dirigirnos hacia Gandesa donde seencontraba el Estado Mayor franquista. Los refuerzos del estado franquista fueron muyimportantes: tropas marroquíes, Tercio, Requetés. La lucha fue muy desigual como siempre.Pasé un mes en el Ebro, y, durante todo aquel tiempo, la aviación fascista nos visitaba dosveces al día, ¡cuando, del lado republicano, nunca vi un solo avión, ni pieza de artillería!Ocupamos 4 posiciones, y, la quinta, nunca la podimos alcanzar. Las órdenes del ladorepublicano eran muy duras y severas. Una mañana atacamos: el capitán Campos de micompañía fue matado, asi como dos tenientes. Siguiendo mi responsabilidad, me descubrípara reunirme con la compañía cuando un mortero de 150 estalló y me hirió en la columnavertebral. Fui transportado al hospital de campaña sin conocimiento. Allí me cuidaron, y, contres compañeros, nos evacuaron a Tarragona, y, luego, por un tren sanitario, a Gerona.Recuerdo que, al salir, las enfermeras, que eran inglesas, nos pusieron un paquete de cigarillosamericanos en el hombro. En Gerona me enyesaron y me cuidaron. Por falta de camas, vistala cantidad de heridos del Ebro (Serra de Panduls y Serra de Caballs) me transportaron paraseguir cuidándome al hospital de Olot: allí tuve la suerte de encontrar al capitán Blasi, con elcual simpatizamos y que se ocupó mucho de mí.

Mi padre tenía dos primos y primas en la Seo de Urgell. Una se casó con el comandanteAranda Garrido. Fue él quien proclamó la República el 14 de abril en la Seo de Urgell. Sumujer y sus hijas durante la guerra fueron a Age para poder comer, y, entonces, mi madre lehabía pedido que me hiciera venir cerca de él. Cuando estaba en el hospital de Olot, vino averme: me dijo que éramos los únicos republicanos de la familia, y que estaba muy orgullosode mí. Me abrazó y me dijo que cuando saliera iría con él: "¡es demasiado tarde!" le contesté.Una comisión militar me envió a casa, en Puigcerda, pues un oficial no tiene derecho alcuerpo auxiliar. Mi primera reacción fue la alegría de volver a ver a los míos a quienes noveía desde hacía más de 2 años. Y también ellos de aprender que estaba en vida. Estaba con lafractura abierta: mi madre quiso curarme pero no tenía ni alcohol ni medicamentos; el hospitalde Puigcerda no pudo ayudarla. Al cabo de 3 días me fui para Barcelona viendo laimposibilidad de curarme en Puigcerda. Andando con muletas, me presenté carrer Montaner,al Estado Mayor, donde se encontraba mi jefe principal, el general García Gallardo. Tuve queimponerme para encontrarlo: ¡lo esperé durante 2 horas! Fui a saludarlo, y me hizo entrar ensu oficina particular. Le expliqué mi situación, y le pedí un trabajo para seguir luchando por laRepública. Me contestó que ya había hecho bastante.

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Me ofreció un paquete de cigarillos y un café; después de averiguar mi trayectoria civil ymilitar me dio su confianza: me pasó de Comisario de Tierra a Sanidad (8 de octubre del 38)y me mandó a Olot en la agrupación del hospital de Gerona: era necesario, de maneraconfidencial, descubrir el socorro blanco de la quinta columna introducido en los rangosrepublicanos. Lo acepté. Sólo tenía que darle cuentas a él personalmente. En efecto, descubría un grupo de gallegos ( quinta columna) que hacían un trabajo de desmoralización cerca delos heridos. Fui felicitado por el general por haberlos descubierto.

Seguí en Olot mis obligaciones de comisario en un pabellón del hospital. Es asi comodescubrí que muchas anomalías se producían en las cocinas: los enfermos solían comer poco,también los encargados de la cocina recuperaban los buenos restos y los vendían al mercadonegro. Los denuncié, y, al ver como los niños de Olot pasaban hambre, propuse al alcalde deOlot que les distribuyera estos restos. Fue un éxito muy gratificador, y fui felicitado por estetrabajo.Un día recibí a un señor, magistrado de Madrid, refugiado en Olot, quien me dijo tener 5hijos. Me pidió si podía distribuir más cantidad para sus hijos porque los catalanes no queríanvenderle de comer. Lo hice. La distribución de la comida siguió haciéndose hasta laevacuación de Olot, es decir más o menos 3 meses. Durante mi presencia en Olot, cuando losnacionalistas avanzaban hacia Tortosa, los comisarios políticos fuimos convocados enGerona. Allá nos informaron de que querían formar un batallón de ametralladoras. Nostransportaron a Calella, y, a nuestra gran sorpresa, averigüé que, en una iglesia abandonada, seencontraba una cantitad inmensa de ametralladoras rusas nuevas. Después de la comidarecibimos una contraorden de volver a nuestros puestos, pues no había tiempo para organizareste batallón. Volvimos a nuestra base. Una mañana, muy temprano, recibí la visita de unosquince militares armados con fusiles ametralladoras: los mandaba el coronel Lister, quienquiso averiguar si yo estaba a mi puesto. Quedé impresionado por su dureza ya que me dijo¡"tienes suerte de que te encuentres a tu sitio sino te hubiera saltado la tapa de los sesos!"Luego se fue a Banyoles donde mandó fusilar al estado mayor del hospital por abandono depuesto, entre los cuales se encontraba el prestigioso doctor Chimeno.

El avance nacionalista del invierno del 39 lo cambió todo: el miedo lo paralizaba todo. El jefesuperior, doctor Cunillera, (creo que era diputado de Tarragona), huyó a Francia con un grupoimportante de médicos y familiares, abandonando todas sus responsabilidades, lo que provocóuna situación caótica en todos los servicios. Su puesto no fue reemplazado. Los quinceúltimos días antes de la llegada de los fascistas fueron desesperados.Los bombardeos seacercaban. ¡El personal hospitalario tenía miedo, y muchos ya no se presentaban al trabajo!¡Los heridos quedaron casi abandonados!. Con un capitán médico, el señor Blasi, y otrocomisario, decidimos convocar cada servicio, y, sala por sala, preguntamos "¿quién quierequedarse? ¿Quién quiere marcharse?" Fue mitad-mitad. El problema eran los heridos. Los quepodían andar escogían salir o quedarse. Para los otros, el problema era crítico. Parecían locoscuando se veían solos bajo el bombardeo. Decidí intervenir. Tuve la suerte que un primo demi padre, el general Arando Garrido, tenía el mando militar de la zona. Le pedí la posibilidadde hacer pasar las camionetas llenas de objetos que huían hacia Francia por el hospital paracargar a los heridos. Pues el general Yague, cuando tomaba una ciudad, mataba a todosdiciendo: "vale más matarlos que alimentarlos", y los heridos temían a que se les mataran ensu cama. Así, con los camiones, pudimos salvar a toda esta gente. Creo que es el acto de mivida del cual soy más orgulloso. Cargamos la leche, el café, lo que quedaba, y lo distribuimosa los que, en las carreteras, empezaban la Retirada

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Estábamos en febrero del 39... Empezó nuestra salida hacia Francia me encontré enFigueras: una gran decepción me esperaba: en la estación muchos vagones estaban repletos dezapatos destinados a los republicanos:: nos calzamos, ¡pues muchos de nosotros iban muy malcalzados! Estos vagones fueron recuperados más tarde por las tropas fascistas

Siguiendo el éxodo militar y civil, con pena y muchas privaciones, llegamos a la frontera dosdías después. Nos encontramos en el puerto de Ares, delante de Prats de Molió. Un caminoque nos llevaba a los hitos de la frontera. Situación deplorable: los camiones, los coches,cargados de todo y de nada, no podían entrar en Francia pues no había carretera: ¡se losechaba desde lo alto de la montaña con todo lo que contenían! Al cabo de este paso,encontramos a las autoridades francesas ( "gendarmerie", militares, "gardes mobiles", la CruzRoja que hasta ahora nunca había visto durante la guerra...).Uno tras otro fuimos desarmados ,registrados.... nos confiscaron los cuchillos. ¡Nos sentimos completamente desposeídos de loque nos había servido a defender la República! Nos llevaron a Prats de Molió, en uncampamento vigilado por los guardias senegaleses y los "spahis" para dormir, sin agua nicomida. Los ancianos, las mujeres, los niños daban pena El día siguiente, en formación,nos llevaron hacia Francia, a Amélie les Bains, y una comisión civil y militar de suboficialesnos hizo la pregunta siguiente: ¿"Franco o Negrín ?". Había que contestar rápidamente.Según la respuesta, el guardia móvil nos separó y formó 2 grupos. Personalmente, viví estemomento con mucha tristeza viendo que muchos de los que habían entrado el día antespasaban al lado franquista: ¡ unos militares se arrancaban los galones, echaban su gorra en elrío!¡En aquel momento comprendí que la República no podía ganar, pues muchos latraicionaron!!!

Fuimos internados en un campamento provisional en Prats de Molió y Amélie les Bains. A losque optaron por Franco se los llevaron hacia España en camiones. Se les dio doble ración decomida...Más tarde aprendimos que los encerraron en campos de depuración y muchos allímurieron...Nosotros, los que habíamos optado por la República, fuimos desplazados hacia elinterior en diferentes campos: Saint Cyprien, Arles sur Tech, Argeles...Estando herido, desdeAmélie les Bains pasé a Saint Cyprien y de aquí a Argeles. Lo que fue terrible es quesepararon a los hombres de las mujeres y niños, y las familias se encontraban en camposdiferentes. Los campos fueron cerrados con alambres. ¡Nos vigilaban los senegaleses y losspahis que se mostraron muy duros con nosotros! Teníamos que estar a 4 metros de losalambres, sin barracas, sin higiene, sin agua potable, sin noticias de nuestras familias...Alcabo de unos días, nos dieron tablas y pudimos construir pequeños barracones. Los primerosdías, los heridos no eran curados, y a los médicos españoles que se encontraban allí, se lesprohibió practicar. El agua salía de las pompas a 40 metros del mar y no era potable. En elcampo de Argeles, cada mañana, una treintena de compañeros morían a causa del agua queprovocaba una fiebre intestinal. Al principio, para comer, nos echaban la comida de loscamiones como a animales...Poco a poco, los refugiados se organizaron según los grupossindicales y políticos para sobrevivir...A los heridos nos llevaron a Arles sur Tech dondehabía una organización medical. Nos trataban mejor. Allí vendí mi bolígrafo de plata parapoder enviar un telegrama al cura de Palau de Cerdanya, primo de mi madre, para avisarle deque iba bien. Mejor organizados, recibimos la inspección del sous-préfet y del conseillergeneral Baptiste Pams. En catalán pude explicarle mi situación. El día siguiente, me envió aalguien que tomó mis datos y me hizo un papel autorizándome a ir a Cerdanya. Al recibir laautorización salí del campo sin dinero y sin saber dónde pasar la noche.

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Conservaba una gabardina neutra asi como el uniforme sin insignas ni galones y me paseépor la ciudad....Delante de una tienda de alimentación, estaba mirando el escaparate, cuando,de repente, sentí una mano en el hombro: me di la vuelta sobresaltado: un hombre me dirigióla palabra: ¿"Qué hace aquí señor comisario?" ¡Entonces reconocí, atónito, al señor que, enOlot, me había pedido más comida para sus hijos, magistrado de Madrid, y que también sehabía refugiado en Arles sur Tech! Me invitó a su casa, precisándome que uno de sushermanos le había enviado unos dólares de América, y que vivía en un "garni" con su familia.Pude lavarme, cambiarme; conocí a su mujer y a sus cinco hijos que mucho me agradecieronpor lo de Olot. Se ocuparon de mí con mucha simpatía y me acompañaron al autobús paraentrar en Cerdanya después de haberme dado 200 francos. Me compró un diario francés, elIndépendant, y me aconsejó que me pusiera en la mitad del bus y que abriera el periódico parapasar más incógnito, lo que hice. ¡Siempre eché de menos no haberle preguntado su apellido,pues me hubiera gustado conservar su relación! Me fui a casa del cura de Palau, quien mealojó durante unos diez días, lo que me permitió avisar a mi familia y también recuperar. Estecura, muy franquista, me hizo varias preguntas, y, más particularmente, me preguntó si mehubiera gustado entrar en España. Mi respuesta fue negativa, pues me habrían detenido, e,incluso, él no habría podido hacer nada entonces para mí. También me presionaron el conde yla condesa de Tilliéres, quienes tenían su propriedad en Palau, y que eran grandes amigos demi tío, para que volviera a España. Persistí en mi negación. Mi tío respetó mi decisión y mepropuso ir a Cuba donde estaba su hermano, director de las Escuelas Pías. Me negué, pues nopodía abandonar a mi madre y mis hermanos. En la misma casa del cura vivía un comisariorepublicano de Barcelona, quien era el marido de una sobrina de la criada, el señor Juanes.¡Esperábamos saber lo que sería de nosotros!

Al final de la guerra Franco ocupó la frontera con tropas del Rif. El tratado de los Pirineosestipula que ninguna fuerza colonial debe encontrarse a 22 kilómetros de la frontera. Lasautoridades francesas pidieron que se retiraran. ¡La respuesta fue inmediata y los franquistascontestaron que se retirarían si los refugiados republicanos ellos también se retiraban a másde 22 kilómetros! El día siguiente, fuimos convocados por orden del préfet: teníamos que irtodos los refugiados a un punto preciso. Nos llevaron a la estación internacional de la Tour deCarol donde nos esperaba un tren (vagones de mercancías). Al pasar por el pueblo deCáldegas hicimos una pausa : uno de mis amigos pidió a uno de los curiosos que nos mirabanpasar si podía darle un cigarillo. El hombre, el señor Gineste, proprietario, le adelantó lacolilla que estaba fumando: el amigo español le echó a la cara. La casualidad quiso que,mucho más tarde, este Gineste fuera hecho prisionero en Alemania durante la guerra mundial,y que su mujer tomara a un español para reemplazarlo en las faenas del campo; cuando, alfinal de la guerra, Gineste volvió, yo le pregunté si nunca había pensado en aquel ademán yque su propriedad fuera salvada por un español. ¡No me contestó!

Mi grupo llegó tarde: los vagones ya estaban llenos. Con mi amigo el comisario Juanes nosencontrábamos en el escalón del vagón. Frente a nuestro tren se encontraba el pequeño trenamarillo de Cerdanya que va a Villefranche de Conflent y que yo conocía muy bien. Eran losantiguos tranvías de París: no tenían puerta. Oí que la máquina eléctrica del tren amarillo seponía en marcha: estaba calentándose. En un minuto grité a mi amigo Juanes "me escapo,¿vienes?" "No", me contestó. ¡Sin vacilar un segundo, salté del tren, corrí unos metros, y, enmarcha, cogí el tren amarillo que se iba asi como solía hacerlo a veces cuando cogía el tranvíaen Barcelona! En aquel momento, los guardias móviles silbaron para que el tren se parara: los"cheminots", que, en su mayoría, formaban parte del Frente Popular, en vez de pararse, dieronmás velocidad y me escondieron hasta la estación de La Cabanasse. Allí me refugié en casa demi tío Bigorre quien era el alcalde. Le expliqué lo que acababa de hacer: almorcé con ellos yme dijo: "debo acompañarte de donde vienes".

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Delante de mi inquietud, me dijo: "!No te asustes, el comisario principal es un amigo deescuela!. No puedo guardarte aquí, pues las órdenes son muy severas." Con su coche, unaBuych, me llevó a la Tour de Carol al comisario aquel, ¡sorprendido al ver delante de él al quese había escapado del tren! Después de enfurecerse contra mí, se calmó. ¡Yo no comprendíanada a su francés! Porfín me preguntó si alguien, en Cerdanya, me podía acoger. Pensé enRamón Russell, mi primo agricultor en Ur. Me dio un papel que me permitía quedar 8 días.Asi, pues, fui a casa de mi primo, el cual me recibió muy cariñosamente. ¡Desde entoncessiempre he pensado que aquel tren amarillo seguramente me había salvado la vida pues nuncamás supimos nada de Juanes, el que no quiso saltar!

El día siguiente fui a Bourg Madame a encontrar a los amigos del Frente Popular francés.Insistí para obtener una prolongación de estancia. Gracias a ellos y al señor Salvat, alcalde,obtuve, de manera excepcional, el derecho a una estancia de un mes renovable. Entré, feliz, aUr, e intenté, en la medida de lo posible, con mi herida, ayudar a Ramón y a su mujer en laalquería. Poco a poco, me fui restableciendo, ¡pues, entonces, no debía pasar los 50 kilos! Enla primavera, los labores del campo eran numerosos: ¡hice lo que pude! Después reemplacé eltrabajo de medio obrero y casi formaba parte de la familia. Era en abril del 39.

El tiempo pasó hasta la declaración de la guerra mundial (septiembre del 39). Todos losrefugiados españoles( muchos temporeros) nos presentamos al ayuntamiento para ponernos alservicio de Francia. Al alcalde, el señor Francois Fabre, le tocó mucho esta iniciativa. Eltiempo pasó y fuimos más respetados. En aquellos momentos, recibí por relación política unaautorización y un pasaporte para ir a México donde el decreto Cárdenas nos daba derecho aun trozo de terreno para instalarnos. ¡Cuando Ramón los vio, los rompió y los quemódiciéndome que mi plaza estaba con ellos! Convocados por el servicio prefectoral, pidieron unnúmero de refugiados para trabajar en las obras en el Puymaurens y en Fontpedrouse. Miherida me prohibió ir. Seguí trabajando en Ur. Hasta la partición de Francia en 2 zonasestuvimos tranquilos. Al llegar en Ur, tomé contacto con el delegado del partido socialistacomarcal, Dominique Bassau, quien nos ayudó mucho. Los alemanes ocuparon la Franciaentera, y el miedo empezó a invadirnos. Nos convocaron en el ayuntamiento de Ur, y unoficial alemán nos pidió, en español, que hiciéramos un paso adelante los que erancombatientes del ejército rojo. ¡Un oficial militar republicano refugiado se dirigió entonces aloficial alemán y le contestó que no éramos combatientes del ejército rojo, sino del ejércitorepublicano! El alcalde quedó atónito. El alemán le replicó "todos sois combatientes contra el"Axe" o sino no estaríais aquí. Pero su franqueza y su valor merecen mi respeto". Eramos 33;nos dieron un número, y teníamos que presentarnos el día siguiente en los acaballaderos dePerpignan, lo que hicimos. Nos controlaron, nos sacaron una foto, y nos incorporaron en unacompañía de trabajadores, la Organización Tod, para fortificar la costa del Roussillon. Yo nopodía manejar las herramientas a causa de la herida. ¡Me presentaron a una comisiónprecisando que no era rentable! ¡El menú cotidiano eran topinambures al agua, lo que,efectivamente, no debía darme muchas fuerzas! Me hicieron pasar una visita medical, y elmédico francés me dijo:"te daré un papel y te largas de aquí lo más pronto posible", ¡lo quehice sin esperar! Volví a Ur : me dejaron tranquilo.

En aquella época, los alemanes pedían mano de obra, y, muchas veces, los españolesreemplazaban a los franceses. En el campo, cuando los hombres franceses eran prisioneros, seautorizó a los españoles a reemplazarlos: se les daba 150 francos al mes, comida yalojamiento en el pajero incluidos. La proprietaria tenía un papel, y, si no estaba contenta, lorellenaba, y se podía despedir al español y enviarlo a la Organización.

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Los amigos socialistas franceses, y un diputado catalán, Trabal, nos facilitaron una tarjeta de"séjour", lo que era muy importante para nosotros. Finales del 43, conocí a mi futura esposaque trabajaba en casa de Ramón, oriunda de Bolvir (España), llamada Concepción Bosom. Enaquel entonces, mi primo Ramón decidió, por razones personales, volver a España. Decidimoscon Concepción casarnos. Lo que hicimos en 1944, y seguimos con la explotación agrícolapues mi primo nos facilitó la instalación. Nos quedamos hasta 1952. A fuerza de muchotrabajo conseguimos llevarlo a bien .Tuvimo tres hijos. Mi situación agrícola me permitióayudar un poco a mis compañeros: les presté un par de bueyes para cultivar sus pequeñastierras, les di semillas, pues algunos vivían en condiciones muy difíciles y cada año les dabaun saco de patatas y trigo. En el mismo periodo, fuimos convocados, todo el pueblo, por elseñor alcalde, el señor Fabre. Nos leyó una circular del préfet en la cual nos invitaba a tomar aun niño de Perpignan en casa porque en la ciudad pasaban mucha hambre. Con seis o sietecompañeros españoles levantamos la mano para aceptar. Asi guardé durante 6 meses a unniño, Luis Bonnet. Lo que nos asombró es que los proprietarios del pueblo no semanifestaron, y, el alcalde, avergonzado por su actitud, nos felicitó, y atribuyósistemáticamente un niño a cada uno.

Durante la guerra mundial, desde el 39, no quedé inactivo. En relación con el partidosocialista francés, y la resistencia catalana y española que se encontraba en Perpignan, en elrestaurante Sales, entré en la Resistencia. Fui nombrado delegado de fronteras por laConyucción Republicana Resistente de Catalunya. Al terminar la guerra, fui reconocidooficialmente por la Préfecture. Mi trabajo consistía en ayudar y alojar a los compañerosrefugiados que pasaban a España clandestinamente por motivos diferentes, reunir dinero paralas familias de los prisioneros, pasar "tracts" e información. El jefe principal era Gilis Ferran,y el delegado que lo sustituyó era el general Gamez Florencio, quien fue mi jefe antes depasar la frontera. Estos contactos me llevaron a la Resistencia francesa más organizada.Entonces entré en relación con el maquis de Quérigut (MUR) (1942), 5 mouvementAAM/F/TR) al servicio de Claude Parent, Héctor Ramonacho y Alexandre Filiberti, de correoy agente de informaciones. Transporté material de radio, pasé a la gente por la montaña viaBarcelona...hasta la liberación. Una vez, cuando pasé a un alsaciano por la red habitual, fuedetenido por la policía en España. Naturalmente los alemanes trabajaban en colaboración conla policía española. Este alsaciano habló, y, el día siguiente, la policía alemana nos detuvo amí y a cinco amigos, y nos trajo a la Tour de Carol, en el local de la Gestapo. Interrogados,mal tratados, fuimos perquisicionados a nuestros domicilios. Por negligencia y sorpresa, a dosde nuestros amigos, Riera y Simón, se les encontraron cartas comprometidas sobre laResistencia. A Simón, el hotelero, le encontraron dólares y un fusil. A los demás no nosencontraron nada. Nos guardaron 4 días separados y fuimos liberados 4 de nosotros. Encuanto a mí, creo que es un comisario, el señor Senso, quien intervino. A Riera y a Simónnunca más los volvimos a ver: se dijo que fueron transportados a Compiégne y no supimosnada nunca...esta alerta nos obligó a más prudencia y vigilancia, pero seguimos con nuestrotrabajo.... Una noche, recibí la visita del vicario de Puigcerda, amigo de mi familia, quien eraresponsable de la hilera española de los pasos de la frontera, Juan Domenech. Había sidomonaguillo con él de niño y era un amigo. Me dijo saber lo que yo hacía y me recomendó serprudente. Me dio noticias de mi familia a quien veía cada día ya que mi madre, en efecto, eramuy practicante. Con cierta ironía, me dijo al marcharse "¿quién habría dicho un día queestaríamos en el mismo vagón?" La resistencia de Toulouse lo condecoró más tarde, y,descubierto por la policía franquista, fue pegado, injuriado, y deportado en la isla de FernandoPo; luego lo desterraron en República Dominicana, y no volvió a España sino cuando lademocracia. Escondió a menudo a gente en casa de mi madre a expensas suyas.

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En estos actos de la Resistencia, el secretario del PS llamado Dominique Bassau me presentóa un assureur de Prades, cuyo nombre no recuerdo, el cual me confió varios ejemplares deldiario clandestino Combat. Mi mujer Concepción transportó unos cientos ejemplares 3 veces,escondiéndolos en su corsé, desde Prades hasta Ur, en el tren en el cual se encontraban losalemanes. ¡Sólo realicé más tarde el gran riesgo corrido por mi familia si se hubieradescubierto!!

Parent fue detenido por la Gestapo de Toulouse: se escapó de la comisaría matando al alemánque lo vigilaba. Se escondió unas horas en el Jardín des Plantes y luego vino a Ur con muchasdificultades. Su cabeza era puesta a precio. Pasó dos días escondido en casa, y se reunió conel maquis en los camiones de la leche.La señora Llanta, una vendedora de ganado de Perpignan, me confió un trabajo que acepté:tenía que ir a Montélimar a transportar un vagón de ganado, y recoger al hijo de un amigojudío suyo, el señor Marx, el cual era condenado a muerte por los alemanes. El hijo decidióintegrar las Fuerzas Libres en Inglaterra. De vuelta tenía que servirme de escolta. Me fui puesa Montélimar. Al bajar en la estación, fui arrestado por la Gestapo italiana para sercontrolado. Me llevaron a la ciudad cerca del coronel: me interrogaron sin brutalidad. Pasé 4días en el hotel Emperador en el cual los italianos ocupaban 2 pisos. La proprietaria del hotelvivía en el tercer piso y me preparaba la comida. Yo no tenía el derecho de salir. Erainterrogado cada día. El cuarto día pedí a la señora, que era muy buena conmigo, quepreviniera a la gendarmerie afín que intervinieran. A las dos se presentó el capitán. Habló conel coronel italiano y les expliqué que estaba aquí para vender ganado. Me liberaron. El capitánme aconsejó que me fuera lo más rápidamente posible. Fui a encontrar al responsable delganado y lo embarcamos con el hijo del señor Marx.. Salimos para Perpignan sin problemas,y acompañé al joven a la señora Llanta. El tiempo de fabricar su carné de identidad y vino aUr de donde lo llevé a la antena del paso para España. Llegó en Londres, y, después de laLiberación, su padre me agradeció: supe que su hijo fue teniente en la RAF. Lo hice demanera benévola y la señora Llanta me pagó los gastos.

Unos días después de la Liberación, hubo muchas actividades entre los miembros de la red: laparte de acción más importante de Quérigut atacó, con, en su cabeza, a Claude Parent, unconvoy alemán en la Quillane: unos camiones transportaban los archivos de la Gestapo yfueron detenidos. Hubo tiroteo importante: allí se encontraba el médico Marrot, el gendarmeCasanova y Parent que dirigía la operación con otros "maquisards": 3 alemanes fueronmatados y un cuarto herido fue hospitalizado en Puigcerda. Parent recibió una ráfaga deametralladora y fue herido en el brazo asi como el gendarme cuya oreja quedó arrancada. Losarchivos de la Gestapo fueron traídos al maquis. Parent fue transportado a espaldas de uncompañero unos kilómetros antes de ser transportado en Quillan donde fue operado.Quedóparalizado mucho tiempo del lado izquierdo. Cuando aprendí todo esto, me puse a disposicióndel comité de liberación que se había formado en Ur, y que organizaba el control de lafrontera y cerca de Llivia. Aplicábamos las consignas que consistían en no dejar pasar a nadie.Hice un mes de guardia en el puente internacional de Bourg Madame durante 15 días denoche y 15 de día, con los "gendarmes", los aduaneros, los FFI, quienes habían recuperado supuesto. Más tarde pensé en lo cómico de la situación: ¡yo, refugiado republicano, estar deguardia a unos metros de los franquistas españoles y en el mismo puente! La vida siguió...Loscuatro puestos que ocupaban los alemanes en la Tour de Carol (Gestapo, SS, Gendarmerie,Douanes ) se vaciaron: habían huido a España. Las fuerzas reunidas de los alemanes,armados, en formación y en número muy importante, pasaron la frontera hacia España en undía: nadie, de nuestro lado, podía detener aquella salida...

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He conservado contacto con todos estos amigos de la Resistencia mucho tiempo después, y,cuando escribo estas líneas (7-2001) Parent sigue viviendo en Mont Louis...Existe un libro"Histoires héroiques de la Résistance. Histoires pour tous. Numero spécial" que explica laactividad de estos resistentes, y, en particular, los hechos heroicos de André Parent (Claudeera su nombre de guerra). El libro fue hecho por el coronel Rémy.

Terminada la guerra, nuestra lucha no terminó El franquismo estaba en plaza y lasrelaciones con Francia eran difíciles. Los refugiados españoles como yo, comprometidos en laResistencia francesa, hemos creído que sería el fin del franquismo con la victoria de losaliados; ¡en Yalta, declararon que no quedaría ningún dictador en Europa! ¡Vaya decepción!Y Franco, como Salazar, salieron reforzados ...Nuestra lucha de todos los partidos ysindicatos se volvió a organizar, lo que Francia toleró. Las fuerzas más organizadas del PCespañol, muy activas, constituyeron los guerrilleros: entraron en España por el Valí de Aran, yeste golpe fue fatal: ¡muchos muertos y prisioneros! ¡Fue un desastre! Personalmente, no teníarelaciones con estos grupos, aunque, indirectamente, podía ayudar cuando me era posible..

Por razones familiares, mi mujer estando enferma, cambié de oficio: abandoné la alquería ycompré un comercio en Castelnaudary en 1952, le cual conservé hasta mi jubilación en 1983.Llegando en esta nueva ciudad que no conocía antes, volví a encontrar a un amigo político,quien estaba conmigo en la proclamación de la República en Barcelona, y que fue fundador ysecretario del partido socialista catalán al cual me afilié en 1932, Juan Aleu. Trabajaba deelectricista cuando, en Barcelona, hacía de profesor en la Escuela de Artes y Oficios . Muyactivo, muy culto, conocía a todos los líderes políticos y era amigo íntimo de Pau Casáis. Lospartidos socialistas tienen derecho, en su estatuto, a ser reconocidos en todos los países. Aleume presentó a todos los parlamentarios del departamento del Aude el día en que se puso laprimera piedra en el pantano de los Cammazes, en 1952. Todos eran amigos de la Españarepublicana, y siempre nos facilitaron su ayuda. Militante, colaboré a todas lasmanifestaciones democráticas: soy uno de los fundadores de la Federación de los Padres deAlumnos CORNEC de "L'Ecole Supérieure" y del Lycée Jean Durand asi como de laAmicale Laique de Castelnaudary. ¡Intenté siempre en mi vida de ciudadano francés ser fiel alos valores republicanos que cantábamos aquel 14 de abril del 31, bajando las Ramblas, y sigodefendiéndolos!

Estimados lectores que habéis tenido la paciencia de leer el resumen personal de mismemorias. Sin ninguna pretensión ni interés de vender un libro ( ¡uno más!), en mis horas dedescanso que me permite mi vejez, he tomado la pluma para dejar a mis hijos estos recuerdosde mi vida, pues cuando desaparezca les podrá interesar. Pues cuanto escribo puedeaveriguarse...aún se podría detallar más. Mis hijos me han dado la fuerza de llevarlo a cabo.Para mí ha sido una manera de recordar a estos amigos y gente desaparecida a quien quierodedicar estas líneas como homenaje a todos los que han defendido a mi lado la libertad.

Castelnaudary, le 20 Juillet 2001

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