8
1 LO QUE PERMANECE INCONSCIENTE NO SE TRANSFORMA: LO QUE PERMANECE INCONSCIENTE NO SE TRANSFORMA: LO QUE PERMANECE INCONSCIENTE NO SE TRANSFORMA: LO QUE PERMANECE INCONSCIENTE NO SE TRANSFORMA: IMÁGENES DE UNA DISOLUCIÓN IMÁGENES DE UNA DISOLUCIÓN IMÁGENES DE UNA DISOLUCIÓN IMÁGENES DE UNA DISOLUCIÓN Presentación de Una arqueología del alma. Ciencia, metafísica y religión en Carl Gustav Jung, por su autora, en el Parque Cultural de Valparaíso. Editorial Universidad de Santiago de Chile, octubre 2012, 1ª edición Lucy Oporto Valencia He aquí el sol, que arrancándose del mar que lo abraza y envuelve, se levanta victorioso, abandonando el cenit y toda su obra gloriosa, para volver a hundirse en el mar materno, en la noche que todo lo cubre y todo lo reengendra. Por cierto que ésta es la primera imagen que pudo pretender simbolizar al destino humano: en la mañana de la vida, el hijo se separa dolorido de la madre y del hogar para elevarse a su apogeo, luchando sin cejar contra un cruel enemigo al que cree frente a él, pero que en realidad lleva en sí mismo: el peligroso anhelo del abismo propio, de ahogarse en la propia fuente, de ser arrastrado hacia el Reino de las Madres. Su vida es una lucha incesante con la muerte, una violenta y transitoria liberación de la noche que está siempre al acecho. Esta muerte no es un enemigo exterior, sino una intensa ansia personal de la quietud y la calma profunda de un no-ser consciente, de un dormir lúcido en el mar del devenir y el perecer. Aun en su esfuerzo supremo hacia la armonía y el equilibrio, hacia las honduras de la contemplación filosófica y las cumbres del entusiasmo artístico, busca la muerte, la inmovilidad, la saciedad, el reposo. (...). También el sol sacrifica su máximo poder para correr adelante hacia los frutos del otoño, que son semillas de renacimiento. C. G. Jung, Símbolos de transformación (1912 / 1952) 1. Jung, el proceso y el producto acabado 1. Jung, el proceso y el producto acabado 1. Jung, el proceso y el producto acabado 1. Jung, el proceso y el producto acabado La vasta obra del psiquíatra e investigador suizo Carl Gustav Jung (1875-1961) muestra una impresionante coherencia en su devenir, desde sus inicios, en que describe los complejos como magnitudes afectivas, a partir del experimento asociativo, hasta sus elaboraciones tardías acerca del arquetipo en sí, la sincronicidad, la ecuación personal del investigador, y sus relaciones con la alquimia y la física moderna. Se trata de una obra en dinámico despliegue, que se amplifica desde dentro como un organismo vivo, un árbol antiguo o un ser extraordinario y misterioso, fiel a su íntimo requerimiento, aun en medio del dilema, la confusión o el extravío de las sendas en busca del conocimiento de sí y el fondo de la realidad. Pero la mezquindad que evalúa la creación desde la perspectiva del producto acabado, cosificable y transable como mercancía destinada al consumo masivo y sin alma en

Presentación jung pcdv

Embed Size (px)

DESCRIPTION

Texto completo que la investigadora Lucy Oporto leyó durante la presentación del libro "Una Arqueología del Alma: ciencia, metafísica y religión en Carl Gustav Jung", el 25 de julio de 2013 en el PCdV.

Citation preview

Page 1: Presentación jung pcdv

1

LO QUE PERMANECE INCONSCIENTE NO SE TRANSFORMA: LO QUE PERMANECE INCONSCIENTE NO SE TRANSFORMA: LO QUE PERMANECE INCONSCIENTE NO SE TRANSFORMA: LO QUE PERMANECE INCONSCIENTE NO SE TRANSFORMA: IMÁGENES DE UNA DISOLUCIÓNIMÁGENES DE UNA DISOLUCIÓNIMÁGENES DE UNA DISOLUCIÓNIMÁGENES DE UNA DISOLUCIÓN Presentación de Una arqueología del alma. Ciencia, metafísica y religión en Carl Gustav Jung, por su autora, en el Parque Cultural de Valparaíso. Editorial Universidad de Santiago de Chile, octubre 2012, 1ª edición Lucy Oporto Valencia

He aquí el sol, que arrancándose del mar que lo abraza y envuelve, se levanta victorioso, abandonando el cenit y toda su obra gloriosa, para volver a hundirse en el mar materno, en la noche que todo lo cubre y todo lo reengendra. Por cierto que ésta es la primera imagen que pudo pretender simbolizar al destino humano: en la mañana de la vida, el hijo se separa dolorido de la madre y del hogar para elevarse a su apogeo, luchando sin cejar contra un cruel enemigo al que cree frente a él, pero que en realidad lleva en sí mismo: el peligroso anhelo del abismo propio, de ahogarse en la propia fuente, de ser arrastrado hacia el Reino de las Madres. Su vida es una lucha incesante con la muerte, una violenta y transitoria liberación de la noche que está siempre al acecho. Esta muerte no es un enemigo exterior, sino una intensa ansia personal de la quietud y la calma profunda de un no-ser consciente, de un dormir lúcido en el mar del devenir y el perecer. Aun en su esfuerzo supremo hacia la armonía y el equilibrio, hacia las honduras de la contemplación filosófica y las cumbres del entusiasmo artístico, busca la muerte, la inmovilidad, la saciedad, el reposo. (...). También el sol sacrifica su máximo poder para correr adelante hacia los frutos del otoño, que son semillas de renacimiento. C. G. Jung, Símbolos de transformación (1912 / 1952)

1. Jung, el proceso y el producto acabado1. Jung, el proceso y el producto acabado1. Jung, el proceso y el producto acabado1. Jung, el proceso y el producto acabado La vasta obra del psiquíatra e investigador suizo Carl Gustav Jung (1875-1961) muestra una impresionante coherencia en su devenir, desde sus inicios, en que describe los complejos como magnitudes afectivas, a partir del experimento asociativo, hasta sus elaboraciones tardías acerca del arquetipo en sí, la sincronicidad, la ecuación personal del investigador, y sus relaciones con la alquimia y la física moderna. Se trata de una obra en dinámico despliegue, que se amplifica desde dentro como un organismo vivo, un árbol antiguo o un ser extraordinario y misterioso, fiel a su íntimo requerimiento, aun en medio del dilema, la confusión o el extravío de las sendas en busca del conocimiento de sí y el fondo de la realidad. Pero la mezquindad que evalúa la creación desde la perspectiva del producto acabado, cosificable y transable como mercancía destinada al consumo masivo y sin alma en

Page 2: Presentación jung pcdv

2

cualquier nivel –incluyendo, entre otros, el movimiento de la Nueva Era, el budismo pop y la llamada autoayuda, o bien, el arribismo epistemológico, como lo denomina Miguel Orellana Benado (1955), y la defensa de intereses corporativos en esa línea–, también se ha posicionado respecto de Jung, persiguiendo desrealizar, neutralizar y tergiversar sus aportaciones originales, con enconada virulencia. Ejemplos son el ensayo de Edward Glover (1888-1972), Freud o Jung (1949), que es un extenso ataque ad hominem contra Jung y su obra. O El Cristo ario (1997), de Richard Noll (1959) que, a través de una retórica efectista destinada a alimentar la morbosidad de los consumidores, sobre la base de falsas expectativas de revelaciones sórdidas, acaba lumpenizando a Jung, reduciendo su imagen a la de un delincuente. Un tercer ejemplo es la reciente película de David Cronenberg (1943), Un método peligroso (A dangerous method, Reino Unido, 2011). Éste es otro intento de cooptar a Jung para el redil de la teoría sexual de Freud, mediante su infantilización y envilecimiento. Esta película, que surge poco tiempo después de la publicación de la primera edición de El libro rojo, de Jung, recién en 2009, ostenta, además, un odio profundo por los asuntos del espíritu, reforzando así esta especie de reducción programada del autor a la pretendida falta de originalidad e inconsistencia de sus teorías, y la ridiculización de sus conceptos, como el de sincronicidad. Pero Jung se mueve. Y una aproximación no reduccionista a su obra consiste en acompañarlo en su intrincada búsqueda, observándolo desde el devenir de su proceso. Pues la perspectiva del producto acabado impide apreciar el alcance, valor y compromiso de Jung con su investigación, dando lugar a falsas contradicciones, descalificaciones y simplificaciones inaceptables. La perspectiva que busca comprender al autor y su obra en el devenir de su proceso, en cambio, revela a Jung como el auténtico e incansable investigador que sin duda fue, abierto tanto a la posibilidad del fracaso y el error como a nuevas preguntas y descubrimientos. No obstante el peso del espíritu de su época, dominado por el positivismo y el arribismo epistemológico de modo unilateral, su pasión por el conocimiento, en orden a responder la pregunta por la naturaleza de lo psíquico, demostró ser más radical y cuestionadora, pues expandió los horizontes de la ciencia en una dirección olvidada: la necesidad del conocimiento de sí como premisa de su realización, a partir de las aproximaciones de Jung a la alquimia y la física moderna, que consideran al observador en sus procesos. Y frente a las escisiones psíquicas derivadas del conflicto moral, que constata en los inicios de su investigación, él busca integrar elementos, a través de la proposición de conceptos y analogías que relacionan lo físico y lo psíquico, cuerpo y alma, espíritu y materia, instinto y arquetipo, pasado, presente y futuro, cuyo horizonte es la unidad entre conciencia e inconsciente y la transformación de la personalidad. Este estudio busca, por un lado, dar cuenta de ese proceso de constitución de la conceptuación de Jung, observada en el tiempo. Y por otro, profundizar en los vínculos entre ciencia, metafísica y religión, y su fundamentación, con el fin de iluminar el presente. 2. El pervertido Reino de las Madres en Chile2. El pervertido Reino de las Madres en Chile2. El pervertido Reino de las Madres en Chile2. El pervertido Reino de las Madres en Chile La tensión no resuelta o la disociación entre conciencia e inconsciente, es el trasfondo de toda tragedia humana; de catástrofes psíquicas individuales y colectivas como las guerras y crisis sociales, políticas y religiosas; y de la decadencia, descomposición y hundimiento de las culturas. La energía de los procesos psíquicos se mueve o se estanca, dependiendo de las relaciones entre conciencia e inconsciente, y de cuán real y activa sea la

Page 3: Presentación jung pcdv

3

disposición a desarrollar la capacidad de conciencia que, según Jung, determina la humanidad del ser humano. El límite que separa la autoconciencia del estado de inconsciencia es muy frágil. La espiritualización o realización de la conciencia supone decisión, esfuerzo, tolerancia al dolor físico y psíquico, constante observación de sí. De la penosa elaboración de los contenidos del inconsciente colectivo, esto es, las imágenes arquetípicas y su valor afectivo, a través de su amplificación, deriva una progresiva transformación de la personalidad. Así, la conciencia se va diferenciando del inconsciente, indeterminable e insondable como una marea infinita o un ser sin tiempo. Este devenir corresponde al proceso de individuación, que Jung comparó con las iniciaciones arcaicas y la obra de los alquimistas, en razón de la misteriosa transformación, tensión, lucha, sufrimiento, peligro e incertidumbre inherentes a estos movimientos del alma, cuyo horizonte era la humanización y transfiguración de la materia muerta en un cuerpo espiritual y sutil. Indagaciones en esta línea, acerca de las relaciones entre el cuerpo y el alma, formaron parte de ciertas vanguardias. Por ejemplo, a través de su teatro pobre, concentrado en lo esencial, Jerzy Grotowski (1933-1999), buscaba abrir la percepción y hallar un cauce para las energías olvidadas. Pero lo que permanece inconsciente no se transforma. Según Jung, el instinto, referido a formas típicas de acción que se repiten uniforme y regularmente, sólo puede devenir consciente a través del arquetipo, que es su imagen. La actividad inconsciente sin elaborar, por el contrario, adquiere el carácter automático del instinto, lo cual impide su transformación. Un ejemplo pasmoso de ese marasmo en Chile, es el entendimiento de la figura de la madre y la maternidad, mutilado y reducido a su dimensión fisiológica e instintiva. Esto ha dado lugar a la naturalización de una imagen anquilosada e inmune a la crítica, desconectada de la realidad y su contexto. En Chile, domina el arquetipo de la madre, en su versión maligna, regresiva y unilateral, precisamente porque se lo considera sólo desde su dimensión instintiva, y no desde la elaboración de su imagen por la conciencia, que permitiría ampliar su entendimiento en vistas a su transformación, más allá de las necesidades inmediatas del cuerpo. La imagen de la madre sin elaboración, confinada deliberadamente o no a ese estado de inconsciencia carente de conocimiento y de alma, es uno de los ejes de la enfermedad moral de Chile. Ha derivado, entre otros casos, iguales o peores, en la absoluta aberración que significa el caso de la niña de 11 años, violada por su padrastro y embarazada, y traicionada por su propia madre, quien optó por defender a su pareja. La niña está condenada a parir ese hijo, a su vez condenado, porque, en realidad, ni ellos, ni su salud física y mental importan en absoluto. Sólo importa la defensa de esa primitiva imagen de la madre, cuyo culto irracional ha conculcado sus derechos como personas impunemente. La perversión y anquilosamiento de esta imagen impide que se legisle acerca del aborto, que las mujeres tengan una real autonomía, desarrollo de su conciencia, inteligencia y autoconocimiento, sentido de la responsabilidad y opciones de vida dignas, más allá de la miseria de no ser más que un cuerpo sin alma, reproductor del sistema y de la especie, en cualquiera de sus variantes. Aquí, el fundamento de la vida misma se torna dudoso. Pues un estado de inconsciencia perpetuado, naturalizado, negacionista, cruel y mentiroso, es útil y funcional tanto a la proliferación seriada de una vida sin sentido, como a la rentabilidad

Page 4: Presentación jung pcdv

4

del modelo capitalista y su demanda de mano de obra barata disponible, tan desechable como sus madres destruidas, alienadas y sin futuro. Y en razón de ese culto irracional a la madre, disolvente, indiferenciador, carente de sujeto, y mutilador de la identidad profunda, es que Michelle Bachelet (1951) ganará las próximas elecciones. Porque la intensidad de la posesión por esa imagen arquetípica representada por ella, es más poderosa que la memoria acerca de su incompetencia con ocasión del cataclismo de 2010, y de su traición a los estudiantes en 2006, y más recalcitrante que la dictadura de la Concertación de Partidos por la Democracia, cuya obsecuencia con las transnacionales y la derecha, la destrucción de los sistemas públicos de salud y educación, y sus leyes para la impunidad, son responsables de la ruina moral y espiritual de Chile y, sobre todo, del envilecimiento del pueblo y su complicidad con los vencedores. Ahora bien, las características de esa ruina se asemejan a las de un progresivo hundimiento en lo materno-originario: destrucción gradual de las facultades cognitivas, desafección y muerte de los sentimientos, negligencia depravada y pérdida del juicio de realidad, incapacidad de respuesta, reducción encubierta de la vida a necesidades básicas, instintivas e imperiosas, incluida la depredación en todos los niveles, mezquindad organizada, mecanismos de defensa básicos y mentirosos, cinismo, abandono, desidia, voluntad de envilecimiento, lumpenización y disolución sin límites, autocomplacencia, falta de iniciativa, comodidad, negacionismo, inmunidad a la crítica, insidia, y destrucción del sentido moral en favor de los viles prestigios del poder, la perversión, la traición, la impunidad y la psicología del vencedor. Éstas son, además, las características del mundo miserable levantado por el neoliberalismo. En cuanto concepción económica y filosófica, también arraiga en una imagen arquetípica, que sólo en apariencia contrasta con la anterior: la de un ave rapaz y maligna, como la que Violeta Parra (1917-1967) plasmara en El gavilán, su obra maestra, compuesta a fines de la década de 1950, prefiguración del fascismo y el espíritu fascista en Chile. Pero en realidad no existe una oposición entre estas imágenes. Pues el gavilán de Violeta es el envés de esa imagen arquetípica de la madre, el espejo de su corrupción y perversión, como resultado de su extrema unilateralidad y endurecimiento. Parte de este proceso de disolución es, por otra parte, la imagen de Valparaíso permanentemente azotada por los elementos: agua, tierra, viento y fuego, debido, entre otras causas, a la negligencia depravada de las empresas y la defensa de sus intereses corporativos, como lo muestra el terrible episodio de la rotura de la más extensa de las cañerías matrices de agua potable, administradas por ESVAL. El torrente de agua, lodo y desperdicios destruyó y dañó varias viviendas, en otra versión del terrorismo ambiental latente y explosivo que hace patente la radical precariedad y miseria de esta ciudad, cada vez más inhabitable, frente a su falsa imagen turística y patrimonial, disociada de esta realidad atravesada por la catástrofe. Como si estuviese en una situación de guerra permanente, soterrada, invisible. O condenada a retornar periódicamente a la masa confusa de los alquimistas, pero sin elevación, ni ennoblecimiento, ni transformación, ni redención de la materia muerta, ni semillas de renacimiento.

Page 5: Presentación jung pcdv

5

3. Dimensión política de la vi3. Dimensión política de la vi3. Dimensión política de la vi3. Dimensión política de la vida interiorda interiorda interiorda interior Las imágenes arquetípicas están presentes en la realidad de modo diverso, inconscientemente preformadas. Subyacen a las concepciones acerca de ella, en cualquier ámbito del saber y el comportamiento, pudiendo llegar incluso a poseer a las personas y las cosas, más allá de lo psíquico. El desarrollo de la capacidad de conciencia exige la elaboración tanto del contenido de aquéllas como de su valor afectivo, para su transformación y la ampliación del conocimiento de sí, que constituyen la base de toda forma de conocimiento. La irrupción de una imagen arquetípica puede ser el germen de nuevas ideas creadoras y constructivas. Pero también de los más feroces actos de maldad, tanto individuales como colectivos. Si poseer capacidad de conciencia es lo que determina la humanidad del ser humano, entonces la decisión acerca de la elaboración de los contenidos inconscientes y la integración de la personalidad, frente a la irrupción de un arquetipo o instinto, constituye un problema ético de primer orden. Más allá de las modas, coqueteos con lo indiferenciado, imposturas de transgresión, y apologías del fin del sujeto, la labor filosófica continúa siendo la misma que en sus inicios: hacer inteligible la realidad, pero ahora en toda su extensión traumática per se, aunque eso signifique necesariamente enfrentar la dura y asquerosa verdad, en cualquier circunstancia, más allá de los mecanismos de defensa inherentes a la preservación de la vida. Pues tampoco ésta debiera limitarse al ciego instinto. Pero si sus proliferaciones seriadas demandan enormes cuotas de inconsciencia y mentiras, entonces también su fondo, ser y sentido deben ser problematizados y pensados, incluso hasta lo inconcebible. La dimensión política de la vida interior se sustenta en el reconocimiento de la realidad del alma, una de las principales tesis de Jung, según la cual, el alma es la entidad real en grado sumo, la condición del mundo como objeto, y el a priori de toda actividad humana. Pues la realidad no se reduce a su dimensión concreta, material y exterior, sino que también abarca contenidos psíquicos que nunca fueron conscientes durante la vida de un individuo o comunidad, como los arquetipos del inconsciente colectivo. Los conflictos sociales, políticos y religiosos también derivan de confrontaciones entre concepciones e imágenes interiores, cuya elaboración supone el reconocimiento del peso de su realidad. En Chile, la ruina planificada de los sistemas públicos de salud y educación, como forma de control social, es funcional al estado de inconsciencia que impide procesar dichas imágenes. La salud mental se atiene al reino de la cantidad, la eficiencia, la rentabilidad, la desidia y el conformismo que alimentan a la impune industria farmacológica, excluyendo la actividad terapéutica profunda, reservada sólo a la élite privilegiada que puede financiarla. La dimensión política de la vida interior lucha contra la extinción del espíritu y su entropía disolvente y recalcitrante. El presente momento histórico en Chile no es claro respecto del alcance de sus ansias de transformación, ni de su nivel de conciencia. La acción y lucha exteriores son necesarias. Pero sin una vida interior que procese sus imágenes para hacer inteligible la realidad en todo su rigor, dichos esfuerzos de lucha se agotarán en un presente inmediato, festivo y destructivo, sin efectos duraderos. Un ejemplo de dicha dimensión política de la vida interior se encuentra en Violeta. Su presencia irradiante y profunda encarna el alma de Chile. El poema Defensa de Violeta Parra, el más lúcido gesto de amor, y única donación trascendente de Nicanor hacia su

Page 6: Presentación jung pcdv

6

hermana, da cuenta de la insólita conexión de ella con ese mundo ignoto, antiguo y olvidado, así:

Los veteranos del Setentainueve Lloran cuando te oyen sollozar En el abismo de la noche oscura ¡Lámpara a sangre!

Violeta era capaz de conectarse con el alma profunda de otros seres, e incluso de las cosas, al modo de los machis, en la cultura mapuche, convocando así al mundo de los espíritus y su sabiduría perdida, para dar forma a sufrimientos inenarrables en busca de una imagen dotada de conciencia. Nicanor se refiere aquí a los sobrevivientes de la Guerra del Pacífico, o tal vez a los espíritus de sus muertos, cuyos traumas anticiparán otros horrores colectivos y disoluciones, que Violeta plasmó simbólicamente a través de El gavilán, que prefiguraba su propia muerte violenta y el golpe de Estado de 1973. El sociólogo Eugenio Tironi (1951), uno de los esbirros de la Concertación, director de contenidos de la franja televisiva del NO, director de comunicaciones del gobierno de Patricio Aylwin (1918), antiguo militante del MAPU, principal socio de la consultora Tironi Asociados, y miembro del directorio de la transnacional eléctrica ENERSIS, entre otros cargos y cuotas de poder, se place en su miseria, usando el plural mayestático, llamando a “resignarnos a nuestra condición de seres miserables”, según sus declaraciones en una entrevista ofrecida a Dauno Tótoro (1963), para un documental. La consultora de comunicación estratégica que él encabeza, ha asesorado a CELCO y otras empresas, en proyectos altamente lesivos para Chile, a través de la construcción de imágenes mentirosas, manipuladoras, cooptadoras y destructoras de la conciencia, presentes en discursos y defensas corporativas que es necesario examinar detenidamente, con el fin de desmontar su impostura y vacío. Su mundo miserable, su cinismo autocomplaciente y rentable que ostenta con orgullo frente a la juventud, posicionado y legitimado desde su falsa autoridad en el mundo de las imágenes, expresa la única herencia real de la Concertación, pronta a reinstalarse desde su memoria corrompida, triunfalismo y soberbia por tiempo indefinido, prolongando así la extinción del espíritu, su disolución en lo materno-originario, y la muerte de Chile. Pero sus agentes nunca, nunca tendrán la estatura moral de Salvador Allende (1908-1973), padre y madre a la vez, como lo demostrara la implementación de políticas públicas bajo su régimen, destinadas a erradicar la desnutrición, y proteger la infancia y la salud de la población, a través del impulso dado a los consultorios de atención primaria, entre otras medidas, cuyo horizonte último era la auténtica independencia y soberanía de Chile. Tal vez, haya tenido el charisma de la maternidad espiritual, el mismo que, según Jung, permitió a Richard Wilhelm realizar su magnífica traducción del I Ching y otros textos de la tradición sapiencial china, incluso a costa de su vida. 4. 4. 4. 4. Actualidad de la lucha con los demoniosActualidad de la lucha con los demoniosActualidad de la lucha con los demoniosActualidad de la lucha con los demonios Los conceptos básicos de arquetipo e inconsciente colectivo, y la tesis de la realidad del alma, constituyen la base de la investigación de Jung, acerca de la naturaleza de lo psíquico. Ésta es una variante contemporánea del platonismo, cuyo referente último es la búsqueda del mundo invisible, inmutable y desconocido que fundamenta el visible y

Page 7: Presentación jung pcdv

7

mutable, a través de la elaboración, interpretación y amplificación de imágenes, en torno a un sujeto de conocimiento inconsciente. El foco de las relaciones entre ciencia, metafísica y religión, es el entendimiento del alma como la entidad real en grado sumo. De estas relaciones y métodos se desprende la epistemología amplificada de Jung, constitutiva de su arqueología del alma, cuyo núcleo es el conocimiento de sí, frente a la tiranía de la unilateralidad de la conciencia, disociada de su raíz inconsciente, causa de la psicopatología del Occidente moderno. Las tentaciones de San Antonio, también conocido como “tríptico de Lisboa”, óleo sobre tabla pintado en el siglo XV, cobra plena actualidad en esta época de decadencia. Hieronymus Bosch (c. 1450-1516) retrata a San Antonio abad, uno de los primeros Padres del Desierto, fundador del movimiento eremítico y el monacato egipcio en el siglo IV, en medio del hundimiento del Imperio romano. Bosch, quien pintó 22 versiones sobre la vida del santo, se basó, entre otras fuentes, en el relato de San Atanasio de Alejandría (c. 295-373), que expone su guerra interna y externa con los demonios, desde una aguda conciencia del pecado e impureza ante Dios. Los monjes se internaban el desierto, un espacio imposible, con el fin de vivir sólo para Dios, bajo un régimen de soledad y silencio, austeridad y despojamiento radicales y extremos, en busca de una purificación y completa sumisión a Su voluntad. Bosch también pinta en un extremo final, las postrimerías de la Edad Media, haciéndola fulgurar por última vez en sus obras, antes de su definitiva extinción. La tabla central ilustra la portada de este libro. San Antonio aparece desdoblado en el tiempo, casi invisible. Al interior de un sepulcro en ruinas, con la imagen de Cristo crucificado en su fondo oscuro. Y en el centro del cuadro, en una edad madura, desde donde interpela directamente al espectador. La primera imagen corresponde a la etapa anterior a su internación en el desierto, a los 35 años de edad, donde permanecerá durante 20 años. En esta escena sobrecargada de elementos, San Antonio es la única presencia humana, y su mirada es la única manifestación consciente y dispuesta a la comunicación, como fuera de campo, fruto de su larga y solitaria consagración. La segunda imagen lo muestra rodeado por una proliferación de demonios, monstruos alados, híbridos, seres indiferenciados y multiformes, y por aguas estancadas, oscuridades siniestras y sin fondo, promiscuidades festivas y escenas de guerra, bajo un cielo contaminado. Pareciera resumir los sucesivos ataques por los demonios, si bien uno de los más violentos que padeció tuvo lugar durante su vida en el sepulcro ruinoso, poco antes de internarse en el desierto. Para Félix Schwartzmann (1913), los Infiernos de Bosch son una pesadilla de la naturaleza, cuyas deformaciones expresan un hundimiento en lo instintivo, pensado como corrupción del impulso vital mismo y extravío de lo viviente en aberraciones orgánicas. Éstas son imágenes de un vacío inhumano, de un proceso de disolución de la conciencia y muerte del sujeto, de una degeneración y desrealización radicales, terminales, negados por esa masa de seres malignos, que el santo resiste desde su vida interior consagrada y en lucha. San Antonio sólo está vinculado a su modelo: Cristo tentado en el desierto, y luego crucificado en la más absoluta soledad, traición y terror, en la hora del poder de las tinieblas, la hora del abandono de Dios. Y desde ese vínculo busca comunicarse con el alma del espectador, más allá del tiempo y el espacio. Iniciado hace 15 años, el presente estudio fue concebido como un arma de guerra para resistir la enconada decadencia de esta época, dejando registro de otros procesos de disolución, y otros enfrentamientos con presencias demoníacas destructoras de la conciencia

Page 8: Presentación jung pcdv

8

y el alma, en toda su extensión y maldad, tanto a través de la elaboración y amplificación de imágenes como del desmontaje de sus simulacros. Dichos procesos abarcan una o más generaciones en Chile, aquéllas que sólo han conocido el fascismo, desrealizadas y carentes de identidad, frente a los prestigios de lo nuevo y la autocomplaciente corrupción de la memoria. Fue escrito desde la lenta y acumulativa observación del vacío de un mundo en proceso de extinción, el del espíritu, en medio de los estertores de la fiesta y el hedonismo de la sociedad de consumo, como lo llamara Pier Paolo Pasolini (1922-1975), encubridores de la alienación, la barbarie y la muerte, la ignominia y el oprobio como modos de sobrevivencia, y proliferación entrópica y sin forma. Este libro es el símbolo de esa travesía, en lucha con los demonios de este tiempo y espacio, los del Chile de la postdictadura, convertido en el último círculo del Infierno que, según Dante Alighieri (1265-1321), está reservado a Lucifer y los traidores. Pues la vida y muerte de su autora pertenecen a una etapa epigonal de la humanidad y de Chile, como antilugar y antipatria. Y escribe y continuará escribiendo desde allí, porque aquéllas también son parte de ese proceso de extinción. Valparaíso, julio-agosto 2013 Texto leído con ocasión de la presentación de Una arqueología del alma. Ciencia, metafísica y religión en Carl Gustav Jung, realizada en el Parque Cultural de Valparaíso (PCdV), Sala de Lectura, el jueves 25 de julio de 2013. Participaron Francisco Sazo, académico del Instituto de Filosofía de la Universidad de Valparaíso, y Luis Felipe Figueroa, Director de Editorial Universidad de Santiago de Chile. La actividad fue introducida por Justo Pastor Mellado, Director del PCdV. Una semana después, en la madrugada del 2 de agosto, se incendió por tercera vez la Iglesia y Convento de San Francisco de Barón, en Valparaíso, considerada monumento nacional y patrimonio histórico.