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1 Grupo TAR Moreno Linares, José Robles Castro,Fátima Romero Trevilla, Fernando [ingeniería hidráulica romana] Descripción del acueducto que une Tejada con Itálica desde Tejada hasta la Pisana.

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    Grupo TAR

    Moreno Linares, JosRobles Castro,FtimaRomero Trevilla, Fernando

    [ingeniera hidrulica romana]Descripcin del acueducto que une Tejada con Itlica desde Tejada hasta la Pisana.

  • INDICE

    1. INTRODUCCIN HISTRICA..3

    a. Historia..4

    b. Historia: poca romana.6

    2. CARACTERIZACIN DEL ENCLAVE....7

    a. Geografa...7

    b. Hidrografa....8

    c. Clima...9

    d. Demografa....9

    e. Litologa...10

    f. Vegetacin y agricultura..11

    3. INFRAESTRUCTURAS ROMANAS..12

    a. Descripcin de la zona en 1783.15

    b. El valle, las dos Tejadas y las fuentes.....18

    c. Recorrido y trayectoria.....21

    4. CONCLUSIONES...31

    5. BIBLIOGRAFA...32

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  • 1. INTRODUCCIN HISTRICA

    Escacena del Campo se halla situada en pleno Campo de Tejada y cuenta con un trmino municipal de 135 km2 y ms de 2000 habitantes que viven principalmente del cultivo de sus a famadas legumbres y de los cereales. Ilustracin 1: Escacena del Campo

    Los orgenes de Escacena del Campo se remontan a la Prehistoria. Los Turdetanos y los Tartessos, con su halo de leyenda, habitaron la antigua poblacin conocida como Tejada la Vieja, hoy un importante yacimiento arqueolgico dentro de los lmites del municipio. La ocupacin de la actual Escacena del Campo es posterior al reparto de tierras que sigui al fin del dominio rabe en Al-Andalus. Con respecto a su inters turstico y patrimonial, este municipio cuenta con una iglesia declarada Monumento Histrico Artstico, la de El Divino Salvador del s. XVI y la Ermita de San Isidro Labrador, en la aldea de Tejada.

    Cuenta, adems, con una sierra de gran inters natural y cinegtico en la zona conocida como Pata del Caballo.

    Ilustracin 2: Fotografa de Escacena del Campo

    Historia

    En el trmino de Escacena del Campo existen numerosas pruebas de su antigedad. Hay restos arqueolgicos que remontan a mucho antes de la

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  • ocupacin romana, plena Edad del Bronce.

    Los turdetanos, los fenicios, los cartagineses y, finalmente, los romanos poblaron sus alrededores. Pero no se puede hablar de Escacena del Campo sin referirnos a los asentamientos de las dos Tejadas.

    Ilustracin 3: Restos arqueolgicos de Tejada la Vieja

    Tejada la Vieja fue fundada por los tartessos. Los poblados que predominaban en esta poca eran los pequeos asentamientos dispersos formados por cabaas y dedicadas bsicamente a actividades agropecuarias. Sin embargo, la intensa actividad metalrgica que se desarrolla en esta zona y el comercio que genera, desembocan, en el S.VIII a.C., en la construccin de una importante ciudad que se convierte en centro comercial y de distribucin de mercancas desde las zonas mineras. Tejada la Vieja, emplazada sobre un cerro, dominaba el acceso desde la costa a una importante zona metalrgica centrada en la obtencin, manipulacin y comercializacin de la plata, el cobre y el plomo.

    Ilustracin 4: Restos arqueolgicos de Tejada la Vieja

    Algunos de estos yacimientos han permanecido hasta nuestros das, como las Minas de Ro Tinto y Aznalcllar. Desde Tejada la Vieja se transportaba el mineral hasta el ro Guadiamar, entonces navegable, y de all, hasta la costa.

    Las dimensiones del recinto amurallado as como la existencia de la

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  • propia muralla nos indican la importancia de este enclave, que alcanza su mximo esplendor gracias a los contactos comerciales y culturales con pueblos orientales venidos desde el mar, fundamentalmente los fenicios.

    El mayor auge se detecta durante los siglos VII-VI a. c. de cuya poca aparecen piezas de cermicas a torno de origen fenicio, que contrasta con la cermica bruida que fabricaban los habitantes indgenas. Debido a este desarrollo econmico, el asentamiento llega a convertirse en ciudad organizada. En la segunda mitad del S.VI a. c., sufre una crisis econmica y sus habitantes abandonan la ciudad para irse a sitios ms favorables como Tejada la Nueva.

    Tejada la Nueva cobra importancia durante la dominacin romana tras la crisis econmica de Tejada la Vieja, convirtindose en el siglo II a. c. en una de las ciudades ms importantes del bajo Guadalquivir bajo el nombre del Ituci. Todava hoy se conservan los cimientos de los torreones de la muralla. Como muestra de la importancia que tuvo, se puede destacar la acuacin de varias monedas distintas.

    Cuenta la leyenda, aunque este hecho no est contrastado histricamente, que en el lugar que hoy ocupa Tejada la Nueva naci la emperatriz Pompeya Plotina, que adquiri este ttulo al contraer matrimonio con el emperador Trajano. As el nombre de Escacena vendra del trmino latino scatius, que hara alusin a una de las villas que exista en esta zona.

    Tras el paso de los romanos, ya bajo el dominio visigodo, entramos en un periodo de decadencia para esta comarca. No entrar en otro periodo de esplendor hasta la ocupacin musulmana, hacia el ao 713, conocindose ahora con el nombre de Talhyata. En el siglo VII, las murallas se reconstruyen y amplan casi al doble la extensin original. Se construyen molinos hidrulicos y se fundan las huertas de Tejada, que todava se cultivan en la actualidad.

    En 1253, el campo de Tejada cae en manos de los cristianos pasando a depender de la ciudad de Sevilla. De este periodo hay constancia de una

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    Ilustracin 6: Fotografa del entorno de Tejada

  • batalla en la que fueron derrotados los musulmanes. Se cifran en 20000 los combatientes muertos y hechos cautivos. El lugar donde se desarroll esta batalla se conoce como Cerro de la Matanza.

    Tras la reconquista, la poblacin de Tejada empieza a trasladarse hacia los pueblos de los alrededores debido a las enfermedades que causaban las aguas pantanosas propias del lugar en que se haba levantado la primitiva ciudad. A partir de este momento, la poblacin de Escacena queda ubicada en su emplazamiento definitivo.

    Hasta el siglo XIX pertenece a Sevilla, pero en 1833 se crea la provincia de Huelva y Escacena pasa a depender de ella. En 1860 se producen nuevas modificaciones en los lmites municipales, que benefician a Escacena al incorporar tierras de Andvalo a costa de su vecina Berrocal.

    Historia: poca romana

    Durante el dominio de Roma, a partir del siglo II a. C., la ciudad de Tejada la Nueva o Ituci, como por entonces se conoca y se nombraba en los textos, era una de las ms importantes del Bajo Guadalquivir, como manifiesta la acuacin de monedas que, curiosamente, mostraban caracteres latinos y pnicos. Ello indica una antigedad y unas relaciones intensas anteriores con los pueblos cartagineses. Antonio Delgado, en su obra Medallas autnomas espaolas (1873), nos habla de tres monedas diferentes que se acuaban.

    Este territorio sufre una intensa romanizacin y se observan intensas relaciones comerciales con la ciudad de Itlica en las mrgenes de aquel ro. Tambin se han hallado restos de un antiguo acueducto que conduca las aguas desde las inmediaciones de Ituci hasta Itlica. Adems de Tejada, hay constancias arqueolgicas, de esta poca, de un poblamiento de villas rsticas o pequeos caseros, en los parajes ahora conocidos como Fuente Seca, El Pelandrero, Cerro de las Laderas, Prado Luna y tambin en el fuerte de El Castrejn. Precisamente, frente a otras teoras que hacen hincapi en un origen rabe, Gordon, M. y Ruhstaller, S. (1992) mantienen, siguiendo la tesis de R. Menndez Pidal, que la forma primitiva del nombre de Escacena

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  • vendra de villa Scatius, de procedencia romana, y que sera una forma toponomstica o sufijo para designar el nombre de una villa o casero rural romano. El topnimo Campo se aadi despus al de Escacena por encontrarse enclavada en el Campo de Tejada.

    2. CARACTERIZACIN DEL ENCLAVE

    Geografa

    Sus coordenadas geogrficas son 37 24' N, 6 23' O. Se encuentra situada a una altitud de 173 metros y a 61 kilmetros de la capital de provincia, Huelva.

    El ncleo de Escacena del Campo, muy cerca del lmite provincial con Sevilla, se halla emplazado sobre un pequeo cerro o cabezo que domina la campia. Presenta una forma muy irregular, estrecho y alargado, con casi 40 kilmetros de Norte a Sur. Limita al Norte con El Madroo; al Este, con Aznalcllar, Sanlcar la Mayor y Castilleja del Campo; al Sur, con Chucena y Manzanilla; y al Oeste, con Paterna del Campo y Berrocal.

    Pascual Madoz (1845) nos dir de Escacena que el terreno es llano, tierra calma de labor y en parte de montes y de sierra que forman cordillera al Norte de la poblacin y a dos leguas de distancia; en lo general, es tenaz y de secano, habiendo hacia el lado en que estn las ruinas de Tejada algunas

    huertas que se riegan con las aguas del arroyo de Chardachn y otras; en la actualidad se roturan algunas tierras en la falda de los montes, los cuales abastecen a la villa del combustible necesario.

    La forma del trmino, su historia geomorfolgica y la combinacin de elementos naturales y humanos dan como resultado que Escacena del Campo se encuentre a

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  • caballo entre dos unidades paisajsticas muy contrastadas: el Andvalo y la Campia. Frente a la mayor orografa, antigedad de los terrenos, suelos pizarrosos y zonas boscosas de la primera, la campia es de formacin geolgica reciente, con suelos arenosos y arcillosos y campos cerealsticos, salpicados con olivos.

    Hidrografa

    En cuanto a la red hidrogrfica, al Norte de Escacena tiene lugar el nacimiento del ro Corumbel, que desemboca en el Ro Tinto. Sin embargo, gran parte de la escorrenta superficial vierte hacia el ro Guadiamar. Entre estos pequeos arroyos que recorren la campia, destacan Sequillo, Tejada, La Caera, el Barbacena, que sirve de lmite con Sevilla, y el Arroyo Alcarayn, que se convierte tambin en lmite con respecto a Manzanilla y Chucena. Se caracterizan por ser de caudal muy irregular y durante la mayor parte del ao estn secos, aunque con frecuencia, en pocas de lluvias, desbordan sus lechos habituales, erosionando gravemente las deleznables y deforestadas tierras de campia.

    Clima

    El clima se puede catalogar como mediterrneo ocenico. Sin embargo, su posicin alargada y la orografa le hace conferir ciertas diferencias entre la mitad sur y la septentrional, con matices continentalizadores que se hacen ms patentes hacia el Norte. La temperatura media anual es de 16,8 C, mximas en julio y agosto, con registros medios de 26 C. Los meses invernales alcanzan temperaturas suaves de unos 10 C. La presencia de heladas se hace muy rara en la mitad sur y ms frecuentes hacia el norte. La oscilacin trmica anual se sita en torno a los 16 C. Las precipitaciones

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  • medias sobrepasan los 800 mm., al Norte y los 600 mm. al Sur. Presentan dos mximos de lluvias en otoo e invierno.

    Demografa

    No se han encontrado datos exactos referentes a la demografa de los asentamientos romanos de Tejada, que es lo que nos ocupa pero s conocemos la extensin de Tejada la Nueva o Ituci que era de 12 hectreas, adems de contar con una muralla con bastiones en sus lmites, lo cual es una evidencia de la importancia de este asentamiento.

    Tabla 1: Datos demogrficos en los ltimos aos

    Evolucin demogrfica de la zona en los ltimos aos:

    1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2011

    2.202 2.190 2.174 2.140 2.156 2.162 2.182 2.174 2.154 2.077

    Litologa

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  • Ilustraciones 8 y 9: Mapa de la litologa de Andaluca (arriba) y mapa litolgico de la zona estudiada (abajo)

    Como sealamos con anterioridad en el apartado de geografa y como se puede observar en las Ilustraciones 8 y 9, el terreno del trmino municipal de Escacena, donde se encontraban los asentamientos de Tejada, est compuesto fundamentalmente por arcillas, calcarenitas, arenas, margas y calizas. Adems de estar prximas a zonas de suelos pizarrosos, de cuarcitas y rocosos (Sierra Morena).

    Vegetacin y agricultura

    10 Ilustracin 10: Mapa de la vegetacin de la zona de estudio

  • Por lo general las especies arbreas del campo de Tejada son las encinas, los acebuches y los alcornoques. Como se puede observar en la figura 10, el terreno en la actualidad es mayoritariamente de uso agrcola al igual de como lo fue en el siglo II a.C. que gracias a los manantiales y a los pequeos afluentes cercanos hicieron que estas tierras fueran idneas para el cultivo. Esto hizo que la agricultura fuera la fuente principal de la economa de la ciudad de Ituci y de todo el campo de Tejada y en general de toda la Btica (otras 9 villas romanas prximas a Ituci nos sugieren la importancia de la explotacin agrcola en la zona).

    3. INFRAESTRUCTURAS HIDRULICAS ROMANAS

    Comenzaros haciendo un breve anlisis sobre los distintos sistemas que existan en la poca romana para, posteriormente centrarnos en la canalizacin que nos ocupa u objeto de estudio.

    Para ello nos apoyaremos en varios escritos de la poca. El primero de ellos trata sobre la primera sistematizacin de ingeniera hidrulica, desarrollada por Marco Lucio Vitruvio (siglo I a.C.) recogida en los libros octavo y dcimo

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    Ilustracin 11: busto de Vitruvio

  • de su De architectura. El libro octavo trata, entre otros, de las maneras de encontrar agua, de las propiedades del agua de lluvia, de las propiedades del agua caliente, de las caractersticas de clebres fuentes, ros y lagos, de cmo se conoce la calidad de las aguas, del modo de nivelar las aguas y de los instrumentos necesarios para ello, de los distintos tipos de canalizacin y de la construccin de pozos y cisternas. Por su parte, del libro dcimo cabe remarcar las partes siguientes: clases de rganos para sacar agua, ruedas de agua y molinos de agua, la cochlea, la mquina de Ctesibio y los rganos hidrulicos.

    Otro escrito sobre el que nos apoyaremos es Historia Natural de Plinio el Viejo (c. 23-79 d.C.) que est repleto de referencias al agua, fuentes, acueductos, propiedades medicinales, si bien estn ubicadas sin ninguna intencin de investigar sobre los fundamentos de la hidrulica existentes hasta el 79 d.C., fecha del fallecimiento del autor. Por otro lado debemos rescatar a Sexto Julio Frontino (c. 30-104 d.C.) y su obra De aquaeductu urbis Romae, rico en detalles sobre las formas de abastecimiento que posea Roma, el nombre, descripcin y fecha de construccin de todos los acueductos que abastecan la capital, el tipo de trabajos de

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  • mantenimiento, la organizacin administrativa existente para controlar tal aparato de infraestructuras y una buena muestra de las formas de medida, longitud y capacidad, empleadas en torno al 97 d.C.

    Como hemos podido comprobar, son relativamente numerosos los textos clsicos que poseen alguna referencia a la hidrulica romana. Sin embargo, gran parte de ellos estn exclusivamente destinados a las obras de la propia ciudad de Roma, de tal modo que, en la mayora de ocasiones, la morfologa y funcionalidad de estas estructuras no puede ser extrapolable a las dems ciudades del Imperio. Las soluciones tcnicas asociadas al sustrato indgena correspondiente a cada caso particular poseen, en ocasiones, una mayor trascendencia para la interpretacin de una determinada estructura.

    Vitruvio advierte de la necesidad de buscar agua clara y cristalina aunque no seala el modo de encauzamiento de esta agua. Los modos de encauzamiento son diversos en funcin de dnde se tome el agua, ya sea el origen en un manantial, una presa, un embalse, etc. Una vez elegido la fuente de agua hay que transportar el agua hasta la ciudad. El medio de transporte es uno de los mtodos ms conocidos y estudiados: a travs de un acueducto.

    Los acueductos son unos canales largos que permitan movilizar el agua de un lugar a otro. Estos sistemas de distribucin de agua se usaron desde el ao 300 a.C. y en muchas ocasiones estos acueductos continuaron en uso durante la Edad Media e incluso en tiempos modernos, gracias a arreglos y restauraciones. Los romanos eran maestros en el arte de la construccin y la administracin, le daban tal importancia al agua que eran capaces de construir acueductos tan grandes que llegaban a suministrar a ciudades de hasta un milln de habitantes desde una distancia de 90km. Adems sus ingenieros estaban preparados para seleccionar el agua. Separaban el agua de alta calidad, usada para beber y cocinar del agua que serva para regar o limpiar.

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    Ilustracin 12: escultura de Sexto Julio Frontino

  • Los acueductos eran canales construidos con una mezcla de caliza y arcilla calcinadas y a prueba de agua, piedra o ladrillo y siempre manteniendo una inclinacin constante respecto al suelo. Las canalizaciones tenan un grueso de ms o menos 2 varas (poco ms de un metro y medio). Para que el agua tomara presin se almacenaba en grandes depsitos construidos junto a los manantiales.

    La mayor parte de los acueductos romanos eran subterrneos y una mnima parte estaban construidos al aire libre mediante muros de sostn y cuando era necesario debido a desniveles bruscos en el terreno se usaban puentes con arcadas.

    En los tramos subterrneos la conduccin estaba dotada de una serie de aberturas superiores situados a una distancia de un actus entre uno y otro (unos 35,5m), servan de acceso para poder desempear tareas de mantenimiento y limpieza. Se denominan spiraminas y veremos sus usos ms adelante en nuestra canalizacin. Cuando el agua llegaba al centro de la ciudad, abasteca las fuentes y edificios pblicos.

    Una vez analizados distintos aspectos de la ingeniera hidrulica romana, y caracterizadas las fuentes del terreno podemos centrarnos en el caso que nos concierne.

    Descripcin de la zona en el 1783

    La existencia de este acueducto, la conduccin que una Tejada e Itlica, era ya conocida desde el Renacimiento. En mayo de 1783 el erudito Padre Zevallos, tan dedicado a los vestigios de la ciudad, recibi noticias sobre algunos restos del acueducto, y se desplaz hasta las fuentes de Tejada, siguiendo durante toda aquella jornada el recorrido del mismo. El relato de ese viaje, sumamente interesante para nosotros porque es el nico que lo sigui

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    Ilustracin 13: canalizacin romana

  • completo y porque en su poca vio mucho ms de lo que queda hoy:

    Las razones antecedentes me hacan dificultar cmo haban preferido las aguas de Tejada las de la Sierra: para entenderlo mejor fui a reconocer los vestigios del Aqeducto, que viene de Tejada, el 31 de Mayo de 1783. Me acompa D. Diego del Corral, alcalde de la villa de Gerena, que me haba hablado de aquellos sitios con mucho conocimiento, y se ofreci mostrrmelos. Fuimos desde Gerena hasta Tejada, notando muchos parages donde duran vestigios del Aqeducto. Las fuentes de Tejada nacen en lo bajo de un valle que viene de Norte Medioda, donde estuvo aqulla antigua poblacin. Luego que brotan las aguas, forman lagunas, que quieren ocultar su

    surgente... y desde ellas advert los principios del Aqeducto. Segu por todo el da los muchos pedazos que restan de esta grande obra. Notamos las muchas veces que se ocultan bajo los cerros que se atraviesan en su viage, y los valles y parages bajos donde vuelven aparecer pedazos de la misma fbrica. Entre estos puntos de terreno hay una relacin clara, y no deja duda de que es de la misma obra el vestigio que se dej las espaldas de un cerro y los que vulvense descubrir la cada del mismo cerro. En algunos sitios, como al pie del monasterio del Retamar, de monges basilios recoletos, es manifiesta la fbrica del Aqeducto, que es de pilastras y arcos rebajados, sobre los cuales dura todava el encaado de las aguas dirigindose hacia Itlica. Dura esto por un tramo muy largo, por lo ms bajo de la Dehesa de las Dueas: sigue su viage hacia la Pisana, durando la arcada hasta la orilla del ro que corre al Oriente de dicho cortijo: la corriente del agua ha derribado algunos arcos, y la mitad del ltimo que ha quedado est para caer dentro del mismo ro.

    A la orilla oriental de ste no prosegua el Aqeducto sobre arcos, sino sobre muralln slido, que existe y no es muy alto: sub encima de l y vi el encaado, que conserva todava el estuco que le dieron, cuando serva al curso de las aguas. No tiene media vara cabal en cuadro, y est descubierto al cielo y al aire. Este paredn sigue desapareciendo segn que va subiendo el terreno, hasta que se pierde sume dentro de l, como le sucede en otros sitios antes y despus. Ya aqu se nos acab el da y no pudimos ir a buscar su salida de aqul terreno elevado.[].

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  • Ilustracin 14: restos del canal

    La fbrica de ste es siempre semejante desde Tejada hasta la muralla de Itlica. Es tan igual en dimensiones, forma y materiales, que parece haberse hecho en un da de una misma mano. Su grueso es poco ms o menos de dos varas, su alto es segn lo pide el terreno. Donde ha de pasar arroyos ros, se compone en arcos de la misma arquitectura y tamao. El calibre de la fbrica se reduce a hormazos, de los que los romanos aprendieron de los antiguos espaoles, macizados de piedra, granza, cal y arena lquida. Las dos superficies de este muro estn vestidas de una pared por cada lado, fabricada de ladrillos cortados y raspados por la frente, que hara esta obra al parecer ms vistosa de lo que pide un edificio rstico.

    Esta misma forma, medidas y calibre le not, desde donde junto al citado valle de Tejada hasta cerca de Itlica. La atagea cauce por donde corra el agua es de dos varas de ancho, y por donde se descubre mejor su hondura, que es por cerca de la Pisana, baja ms de una tercia; pero subira ms cuando la fbrica estaba entera. Conserva en algunos sitios el estuco de que estuvo rebocado este cauce cuando corran las aguas por l. Despus de esta evidencia, no me qued lugar razonar contra la fama comn de que el Aqeducto de Tejada venia Itlica, aunque no haya hoy quien pueda responder las razones que me parecan persuadir lo contrario. La obra fue sin duda espantosa, porque consideradas las vueltas y rodeos que toma, se podr computar que corra por cerca de nueve leguas, grandeza que acaso no tendr ejemplar en algunos de los Aqeductos antiguos y modernos... Esta

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    Ilustracin 15: restos de la aldea de Tejada

  • sola fbrica basta para mostrar la soberbia y magnificencia de Itlica, donde no se reparaba en los inmensos gastos que pedan tales obras para proveerse de unas aguas que se imaginaran entonces mejores que lo son realmente en el da de hoy. Esta obra, sin duda magnfica, se puede creer haber sido hecha en el imperio de Trajano y por su cuidado, pues es de las fbricas tiles que sirven una ciudad, y tales eran las que dicho emperador gustaba construir por todas partes; y si en otras ciudades de Espaa levant Trajano magnficos Aqeductos, ms verosmil es que proveyese su patria Itlica del que tena y traa con tan sumo gasto desde las fuentes de Tejada.

    El valle, las dos Tejadas y las Fuentes Grande y Pequea

    En la zona de cabecera que estudiamos estn implicados el valle con sus manantiales, los emplazamientos arqueolgicos de Tejada la Vieja y Tejada la Nueva, y los modernos pueblos de Escacena del Campo, Paterna del Campo, Manzanilla y Castilleja del Campo, todos ellos menos el ltimo en la provincia de Huelva. El gran valle est situado entre los municipios de Escacena del Campo y Paterna del Campo, algo ms hacia el sur. La parte del valle que ms nos interesa est hoy dentro de la hacienda Pealosa. Es una llanura extensa, que se caracteriza por su extremada fertilidad. Ello es debido a la humedad permanente de todo el valle; por todo l hay numerosos manantiales, entre ellos los llamados Fuente Grande (el principal), Fuente Pequea, Fuente de la Reina Mora (Ilustracin 16), Manantial de Tejuela, Fuente de los Serranos, Pozo de Arijuela, Fuente Vieja, Fuente el Aguila, Manantial

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    Ilustracin 16: Restos de la Fuente de la Reina Mora

  • de Charrito, Pozo de la Atalayuela y otros ms pequeos, que a su vez dan origen a numerosos arroyos (Junquillo, Sequillo, Fuente Vieja, Fuente Seca, El Alpizar...).

    Nos encontramos pues, con un valle de extrema vascularizacin hidrulica, y privilegiado para todo tipo de cultivos. Estas condiciones extraordinarias en una zona no muy favorecida hidrolgicamente debieron de influir mucho en la configuracin de estos asentamientos Tejada la Vieja y Tejada la Nueva (Ituci, ms hacia el sur, dentro del valle). El nico vestigio de importancia es la llamada Fuente de la Reina Mora, a unos 200 m al sur-oeste, y que guarda una estrecha relacin con los restos que se hallan en la llamada Fuente Pequea. Apenas quedan vestigios de la construccin que seguramente cea el manantial.

    Tras esta breve introduccin sobre el condicionamiento del valle y su topografa, se puede entrar ya en la descripcin de lo que forma, propiamente hablando, la cabecera del acueducto de Itlica, su caput aquae. Algo hacia el centro del valle se encuentran dos de sus manantiales: al este, la llamada Fuente Grande, que es el mayor de todos; queda junto al camino que sale desde la carretera Escacena-Aznalcllar para servir al mencionado cortijo de Pealosa. Entre las fuentes Grande y Pequea hay una suave altura, un cerrillo, lo suficiente como para no poder verse la una desde la otra. Al oeste de l, se halla la Fuente Pequea: se ve un rehundimiento en el terreno, menor que el de la Fuente Grande. Tiene unos 40 m de longitud mxima. El nmero de bloques aqu acumulado es tambin grande, pero son de arenisca sin formas muy definidas. En el punto de mxima humedad quedan restos de una tpica construccin de recepcin, muy parecida a la de la Reina Mora junto a Tejada la Nueva como aparece en la siguiente foto y en la grfica 1 mejor explicada.

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  • Ilustraciones 17 y grfica 1: fotograra de la Fuente Pequea (arriba) y esquema de la fuente pequea (abajo)

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  • Se trata de un alineamiento rectangular de sillares de piedra (piedras labrada por varias de sus caras) oscura y muy alisada, que es la que aflora en el subsuelo de toda la zona, con 5,80 m de fondo por 4,70 m de lados, aunque seguramente stos seran algo ms largos. A una distancia de 0,70 m al interior de ese rectngulo hay otra alineacin de sillares que presentan un canal central de 0,20 m. Por fin, en la parte central de la fuente aparecen otros tres sillares, formando caja, que enmarcan lo que propiamente es el manantial, y que en la actualidad est cegado por una arenilla fina. Entre las dos alineaciones exteriores deba de haber cierta profundidad, que estara llena de agua. Los restos hallados en la Fuente de la Reina Mora son similares a estos, como adelantamos anteriormente.

    A unos 50 m al noreste de la Fuente Pequea hay un tercer manantial, con un nuevo rehundimiento, y que conserva buen nmero de sillares tallados, algunos de ellos in situ; otros han sido volcados all por los labradores. Esta fuente estuvo unida a la anterior por un canal al igual que lo estuvieron la Fuente Pequea y la Fuente Grande. Este sistema de aportaciones de unos

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  • manantiales a otros hay que ponerlo sin duda en relacin con la fecha de construccin del acueducto, es decir, en el primer tercio del siglo II d.C., por el hecho de que, una vez decidida la obra, es lgico que se intentaran aprovechar al mximo los recursos en caudal de agua de las fuentes mayores.

    Recorrido y trayectoria.

    A continuacin analizaremos el recorrido que ha de hacer el acueducto:

    Grfica 2: Pendiente de la conduccin completa, la zona de nuestro estudio va hasta el km 27.

    En esta grfica se representa el perfil del recorrido del acueducto. Nuesta parte se desarrolla en 27 km, entre Tejada la Nueva, en la cota de los 80 m, y la zona de la Pisana (entre los trminos municipales de Gerena y Olivares).

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  • Se aprecian muy bien los picos que indican un recorrido subterrneo y las vaguadas (zonas ms bajas de los valles) que sealan un cruce levantado sobre arcos u otro procedimiento, por ejemplo, elevacin de la substructio (construccin que sirve de sustento o base al canal de la conduccin). Estos ms de 40 metros de desnivel aseguran la llegada sin problemas del agua por su propio peso cumpliendo tambin con la indicacin de Vitruvio de 1/2 pie por cada cien, es decir, un 0,5% = 5 mm/m,

    En los 10 primeros kilmetros nos encontramos con valles demasiado anchos por lo que es preferible su rodeo aunque sea mucho recorrido, la zona ms alta, hasta que se encuentra un punto en el que la distancia requiere menos arqueras.

    Las zonas subterrneas cuentan todas con sus lumbreras o pozos de inspeccin, a diferentes distancias. Algunos tramos son muy largos (con casi cinco kilmetros) o tienen una gran profundidad (28 m bajo el suelo).

    En cuanto a las partes en superficie, lo ms caracterstico de ellas es que casi todo el tiempo el canal va bastante elevado del suelo, sobre un macizado de mortero revestido enteramente de ladrillo.

    A continuacin veremos el aspecto descriptivo del recorrido, en direccin oeste-este, es decir, partiendo de su nacimiento, definiendo ste y precisando todos los restos del mismo.

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  • Ilustracin 18: Plano del tramo 1 y 2

    1.- Primer subterrneo y tramo de El Campanario.

    Despus de realizarse las conexiones, se ve cmo enfilaba la conduccin el borde del camino de Pealosa y, separndose poco a poco de l, se perda. Ello se debe a que atraviesa la primera parte de su recorrido en subterrneo. Aqu no se observan lumbreras; a su salida va a parar a terrenos del cortijo llamado El Campanario. Se conservan unos 200 m de la subestructura de la conduccin, que ha perdido casi todo su revestimiento de ladrillo. Como se observa en el plano, escribe una amplia curva, aflorando algunos restos ms entre el sembrado, en direccin NE; cruza la carretera Aznalcllar-Gerena y vuelve a hacerse subterrneo.

    2.- Segundo tramo subterrneo. Este tramo es bastante largo. El acueducto, para evitar el valle, demasiado largo y bajo, efecta un rodeo hacia el sur, alejndose del trmino de Aznalcllar. Va bordeando la meseta, siguiendo su cota, hasta aflorar en superficie para cruzar el arroyo de Barbacena (aqu hay

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  • restos de la subestructura hormigonada, pero en lamentable estado). El arroyo lo cruzaba con un solo arco. A continuacin vuelve a introducirse en tierra para salir, casi un kilmetro ms al norte, y cruzar el arroyo de Tamujoso o de las Cuevas. Nuevamente se entierra, y sale a la altura del cortijo de Garci-Bravo.

    3.- El cruce del arroyo de Santa Mara. Aqu slo se conservan los machones de grandes pilares que fueron arrancados hace mucho tiempo, cruzando la vaguada del arroyo. El acueducto, al pasar por este valle, se anexionaba el agua de las fuentes cercanas. Despus de enterrarse nuevamente, y girando ya hacia el norte, reaparece para cruzar el arroyo del Pilar Viejo, en trminos del cortijo del Negro.

    4.- Los Arquillos. Despus de unos 4 km de recorrido subterrneo, bordeando la meseta, aparece por el oeste, pasando cerca de otro manantial que debi tambin de aadrsele. En el cruce del arroyo de Los Arquillos los vestigios se reducen a un trozo grande de conduccin, al que precede un reguero de materiales que nos da la direccin; dos cepas de pilar, a 3,50 m una de otra, y dos espigones, uno en cada borde del arroyo, donde deba apoyarse el arco central. Despus de cruzar el arroyo tuerce hacia el NE, rodeando el cerro de enfrente por su ladera sur, para cruzar el ro Agrio.

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    Ilustracin 19: Plano del tramo 3 y 4

  • 5.- Tramo del ro Agrio. La conduccin llega rodeando el cerro, con una altura de 1,60 m y, tras salvar una hondonada, contina unos 200 m, de los que apenas queda nada, y cruza el ro oblicuamente, sistema que se escoge para que no sufran tanto las bases de los pilares con los embates de la corriente; el ro baja aqu con una fuerte coloracin rojiza, debido a que viene de los terrenos de la zona minera de Aznalcllar.

    Ilustracin 20: Plano del tramo 5, 6 y 7.

    6.- El Chaparral. A partir del Agrio, y en una distancia de 1.100 m, el muro serpentea cerca de la carretera Aznalcllar-Gerena, cruzndola en dos ocasiones. En las lminas se ofrecen las partes mejor conservadas, entre ellas una alcantarilla pequea, sistema para evitar que la estructura compacta corte el paso del agua de lluvia de uno a otro lado, y que se repite en varias otras ocasiones tienen 21 cm de largo, siendo de mejor calidad que en el sector siguiente de Los Frailes.

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  • Ilustracin 21: restos del muro que soportaba la canalizacin.

    7.- Paso del arroyo de Los Frailes. Recordando al viaje del Padre Zevallos: ...En algunos sitios, como al piedel monasterio del Retamar, de monges basilios recoletos, se manifiesta la fbrica del Aqeducto, que es de pilastras y arcos rebajados, sobre los cuales dura todava el encaado de las aguas dirigindose hacia Itlica. Dura esto por un tramo muy largo, por lo ms bajo de la Dehesa de las Dueas; sigue su viage hacia la Pisana....

    El arroyo de los Frailes, es de poco caudal, pero bastante profundo. La conduccin, que vena recorriendo El Chaparral, al perder cota, se levanta nuevamente sobre arcos, esta vez en una longitud importante, cercana a los 300 m, disminuyendo luego la altura de los arcos segn el terreno vuelve a ganar cota, y salvando as todo el hueco. Una vez cruzado el arroyo se ve obligado a continuar sobre arquera dirigindose hacia la Dehesa de las Dueas.

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  • Grfica 3: Estructura del alzado de la arquera sobre el paso del Arroyo de los Frailes. (Dibujos de R. y M. Blanco Santiago, L. Recasens y C. Grau).

    Grfica 4: Esquema de los restos de la arcada en el paso por la Dehesa de las Dueas

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  • Ilustraciones 22 y 23: Restos de la arquera del paso del arroyo de Los Frailes-Cortijo de las Dueas

    8.- Tramo subterrneo de Carcahuesos. Cuando ya no es posible seguir bordeando la meseta por alejarse demasiado, se hace nuevamente subterrneo, cortndola por el punto ms estrecho. La cota llega arriba a los 73 m, mientras la conduccin discurre por los 52, luego la obra est desarrollada aqu a 23-25 m de profundidad. La galera debe de tener al menos 1,50-1,80 m de altura por 1,50 de ancho y bveda de medio can.

    Las lumbreras son los nicos restos visibles. Llamamos as a los spiramina o pozos que se distribuyen a lo largo de la superficie, y que tienen o pueden tener cuatro misiones:

    -Durante la construccin, se comienza un tnel por cada extremo de la perforacin prevista y, en superficie, los spiramina pueden servir para bajar y subir hombres, materiales y escombros.

    -Una vez terminada la obra, sirven para airear el agua y filtrar la de lluvia (a veces hay combinacin de lumbrera y pozo de decantacin de la misma

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  • agua que lleva la conduccin).

    -Pueden actuar como vlvula de escape si en algn momento crece de intensidad la presin (esto es ms corriente en los sifones, pero puede darse en subterrneos normales).

    -Son tambin las vas de supervisin, reparacin y limpieza

    Ilustracin 24: Fotografa de una spiramina

    Vitruvio dice que, en principio, se debe prever una cada dos actus es decir, entre 125 y 140 m (un actus 240 pies = 71 m.). Pero las distancias variarn segn la calidad de las aguas o la dificultad del terreno.

    9.- El cruce del ro Guadiamar. El acueducto aflora nuevamente al asomarse al valle del ro Guadiamar, el Maenoba de la Antigedad.

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  • Ilustracin 25: Cruce del ro Guadiamar desde la orilla occidental

    El valle del ro es aqu bastante ancho, unos 250 m, y el acueducto lo cruzaba elevado. El Guadiamar ha debido ser, aparte de navegable, un ro de gran caudal y temibles avenidas. Seguramente por esa razn el acueducto lo cruza tambin oblicuamente, para defenderse de la corriente; esta arcada deba de estar particularmente bien construida, con pilares mucho ms gruesos que en el Agrio o en el arroyo de Los Frailes, y provista de tajamares (parte que se adiciona a las pilas de los puentes, aguas arriba y aguas abajo, en forma curva o angular, de manera que pueda cortar el agua de la corriente y repartirla con igualdad por ambos lados de aquellas); su aspecto deba de ser formidable (los restos de la orilla este estn en bastante buen estado) en una longitud de cerca de doscientos metros.

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  • Ilustracin 26: Tramo del cruce del ro Guadiamar. Restos de la llegada del ltimo arco, en el margen

    oriental.

    10.- Despus del Guadiamar y La Pisana. Una vez atravesado el ro ms grande al que se debe enfrentar el acueducto, contina mediante canalizacin sobre muretes hasta que en la zona de la Zahrda vuelve a tener un tramo subterrneo que va por la zona de la Pisana.

    4. CONCLUSIONES

    La potencia hidrulica y la existencia de un gran nmero de manantiales (al menos quince) en la zona del campo de Tejada la hizo extremadamente frtil y aprovechable surgiendo as los yacimientos de Tejada la Vieja y la Nueva

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  • en los que a comienzos del siglo II a.C. se inicia la construccin del acueducto de Itlica, realizndose con ese fin una recogida del caudal de estas fuentes. En poca tarda, al decaer Itlica y abandonarse el cuidado del acueducto y el aprovechamiento hidrulico del valle, sobrevienen inundaciones incontroladas. El agua estancada da lugar a una situacin insalubre, que acabar provocando el despoblamiento de Ituci. Tras una mejora en poca rabe, se abandonar definitivamente.

    Teniendo en cuenta los diferentes factores que hemos explicado a lo largo de este estudio, de cul es el camino ms idneo en esta zona, el cmo sortear las dificultades del terreno, la arquitectura de las canalizaciones y de los estudios realizados en el laboratorio acerca de los morteros, se puede volver a construir un acueducto de dichas caractersticas ya que se dispone de material necesario en la zona y alrededores (arenas, cal, arcillas y piedras). Los factores que fallaran seran las fuentes, porque parece ser que no generan la misma cantidad de agua que hace varios siglos, de hecho no se han encontrado muestras ni indicios de que sigan activas. De todas maneras actualmente no habra necesidad de rescatar dicha conduccin ya que la demanda hidrulica de la zona est cubierta. Podra rescatarse en algn caso el acueducto que traa agua desde Sierra Morena hasta Itlica (que se muestra en la ilustracin 20 en un color rosa) pero no para consumo humano, debido a su calidad, sino para la agricultura y la ganadera de las fincas y terrenos colindantes.

    Intentando extrapolar los conceptos estudiados e intentar darle aplicacin al estudio ms all del territorio investigado podemos decir que toda esta ingeniera es aplicable a cualquier zona que pueda necesitar de alguna gestin hidrulica posible. Siempre y cuando haya en sus proximidades una buena fuente de captacin de agua, ya sean manantiales o ros y que cumpla los requisitos que establece Vitruvio en sus libros Octavo y Dcimo de De Architectura sobre la calidad de las aguas pero adems de todo esto en la medida de lo posible ayudarnos de las nuevas tecnologas y de los conocimientos actuales para intentar mejorar los dispositivos y aminorar costes.

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  • 5. BIBLIOGRAFA

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