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PAIDOS CONTEKIOS ALISONLURIE l:,... M,"',' Tftulos publicados: l, T. Le Mouél, Crítiu dela efiacia 2. i, M. Pérer Tornero y otós. La sedarritin dek opubatia 3, C. T, Mccee, Cómo sobreoiair a bs ies¿os dela tecnología ítodfina M, Drrrf rc (comp.), I a Tfurta, patrimonio conúz R, J, Gergcn, EIy sat*ado Q, Pontíng, Hktoia tndt del mundo T, Sllcr, Mk dlláde ks banrra ik la mente 1,,Mty, La necasidad del mito R,Moorc y D, Giltette, La nueaa mascalinidad N. Aubcrt y V. De Gaulejac, EI cosn de la exceleneia C. Olicvenstein, E/7o patanoico A. Lowen, La espiitualidad del caerpo A, Lowct, La experiercia dcl placer G, Minoís,Hktoia dclbtfmto L, Tizer,L¿ bísaucd¿ dcl Plsc¿r T, NícKenna, El aenjarár lot dio¡ct A,Lurie, EI ktty4ie fu Ia noda EL LENGUAIE DE LA MODA Una interpretación de las formai de aestir I ú, t, 9, 10, t1 t2. lJ. t4, lJ. ló. t7. S,edtotonoe palaoe ¡lt bm.llañc.At r. Ma¡loo

Lengua Jed Elam Oda

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PAIDOS CONTEKIOSALISON LURIE

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Tftulos publicados:

l, T. Le Mouél, Crítiu de la efiacia2. i, M. Pérer Tornero y otós. La sedarritin de k opubatia3, C. T, Mccee, Cómo sobreoiair a bs ies¿os de la tecnología

ítodfinaM, Drrrf rc (comp.), I a Tfurta, patrimonio conúzR, J, Gergcn, EIy sat*adoQ, Pontíng, Hktoia tndt del mundoT, Sllcr, Mk dllá de ks banrra ik la mente1,, Mty, La necasidad del mitoR, Moorc y D, Giltette, La nueaa mascalinidadN. Aubcrt y V. De Gaulejac, EI cosn de la exceleneiaC. Olicvenstein, E/7o patanoicoA. Lowen, La espiitualidad del caerpoA, Lowct, La experiercia dcl placerG, Minoís, Hktoia dcl btfmtoL, Tizer, L¿ bísaucd¿ dcl Plsc¿rT, NícKenna, El aenjar ár lot dio¡ctA,Lurie, EI ktty4ie fu Ia noda

EL LENGUAIEDE LA MODA

Una interpretaciónde las formai de aestir

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10,t1t2.lJ .t4,lJ .ló.t7. S,edtotonoe palaoe

¡lt bm.llañc.At r. Ma¡loo

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Titulo o¡isinal: Th¿ lansase of rlotb¿sfubl;c¿dien inglés poi Bloo-m.bury Publishing Ltd , Loodres

T¡aducción de Femando Inglés Bonilla

Cubierta de Vícto¡ Viano

1.' e¿i ir, 1994

' i .D, úi', bao 1,. ; -- -ubkJdr

r- L¡ lq_.1¡ Eprcdú.iós 'obl

o Fdrd...ú óó.. po

-,rq' ...o.oo o¡o.rd:Eir&o. dEprcndidol¿

-PDs¡tr¡ t d¡ dru b!.roo dr n-@FbB d..rr, o.di4k ¡lquik' o

@ 1981 y 1992 by Alison Lürie@ de todas las ediciones en castella¡lo.

Ediciones Paidós Ibérica, S.4.,Mariano Cubí, 92 - 08021 Barcelonay Edito¡ial Paidós, SAICI,Defensa, 599 - Buenos Ai¡es.

ISBN: 84493-0004-5Depósito legal: 8-6.031 / 1994

Imorcso cn G¡áfiqucs 92, S.4.,Toi¡assa, 108 - Sair¡ Ad¡iA dc Bceós (Barcclona)

¡r¡pr.ro cn Erp¡n¡ . Printcd in Sp¡in

Pa¡a Ted,y para Alfred

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v& Sumario

Prefacio

1. La manera de vesri¡ como sistema de signos2. Juventud y vejez .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .3. Moda y épocas4. Moda y Jugar5. Moda y posición social . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .ó. Moda y opirión7- Color y estempado8. De hombre y de mujer9- Moda y soto

Bibl jografía básica ..--. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .CédiLos de Ia¡ ilusrr¿cio¡es

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2l5579

103

169241235259

295299

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Prefacio

Como casi todas 1as lengr:as habladas y escritas, el lenglaje de larloda está siempre en continuo embio. Las nuevas ideas y los nuevoslcnómenos exigen palabr:s nuewx y también nuevos estilos. De vez encuando resucita una vieja palabra o un viejo estilo, a menudo con elsiqnificado un tanto modificado. En los años transcurridos dcsde quecsrc libro se publicó por primeravez, casi todas las corientes políticas,rrrcirlcs y culturales se han visto reflejadas en 1o que decimos, pero tam-Liún cn kr que vestimos, hasta el punto de que aunque no estuviésemos¡l cr¡rricnre de las noticias siempre se podía intentar adivinar lo que(.rtáb¡ (,.urriondo a nuestro al¡ededor

I'rob,rblcnrcntc, el arance más llamativo de la p¿sada década fue el(r,rtiloo don)inio dcl mundo por pane de los medios de comunic¡-rrin. (;,rfirN ¡r li iolovisión ví¿ satélite, hechos que se producen en lasprnc' nrís nnrrrt,rr rlcl gl,rbo los podemos ver ya de fo¡ma casi instan-t¡lr¡ rn Ducslnt si¡r clc cstar. Al tiempo que los vemos, uleemos" (onr,rlirrtcr¡r'"trrr,,') |' quc ni¡4nifican las indumentarias de sus protago-nrtn. ( luu(l( ' vcnx)s ¡ ün dir igcntc cxtranjero vesrido de uniforme,lerhr, irrr," ,¡,rc r.t)r. \crrr ,r Lrrr sistcnr,r p,r l í t ico autocr' i t ico impuesto

¡, 'r l ,r lrr lrrr lJrtr.r i¡ t í l ' r ,o rr*irrr rr.rci,rnrr l isnro; Ios tr.r jcs y hs cor

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12 IL LI\GL,AJI ol I ^

\Jnnn

batas occidentalcs parecen ¡¡uncia¡ un deseo de agradxr o .uando me'nos de impresionar : periodistas o dirigcnres polítlcos occident:les.Corno dijo en agosto dc 1991 un locuto¡ de telelisión, bien cs icrdadquc dcspués de los hechos ocurridos en la cx Unlón Sor,ié¡ic.:, "hubiésemos podido nnaginar que el golpc dc Esrado ruso iba ¡ li¿c¿s¿r cuan-do vimc's a todos aqr,ellos adefesios con sus tmjes griscr baratos que lesiban dcmasiado grandes, corno directores de sucursal cercanos a la jubi

lación'.Iintrcranto, los programas de televisión csradounidenses se siguen

tnnsmitiendo atodo elg1obo, y sc siguen copiando los estilos que mues-tr¡n, espccialmente por parte de los hombres. l¡s honbres de nego-cios dc casi todo el mundo vjs¡en cono los honbres de negocios nortermeric¡¡os o h¡itánicos, especialmente cu¿üdo n.goclen conoccidcn¡ales. Y ran e¡tendido está yr e1 dcsco dc llevar 1a rop: de 1asnaciones econónica y políticamcnte prósperas, que la erportación deprenclas usadas en Occidcnte se h¡ conr-e¡¡ido en un rent.rble negociode gnndes proporciones. En muchos paises de1 Tercer \'Iundo, jórenes

obreros pueden llegar a pagar sus salarios de una senana por u¡os pan'taloncs vaqucros, o una chequeta o una *miseta nofte¿nlcricanxs, x me-nudo sin preocup:rse (o posiblcnrcnt sin cntenderlos) por los texrosxnp¡esos en sus ctrquetas.

Aunque la comunicación ent¡e n¿cioncs sc ha v"eLo más rápida,y los estilos más internacionalcs, dcnro de Amé¡ica v Europa se haproducido un movimiento en se¡¡ido cont¡.uio. El n¿cionalismo inrc-rior va en aumento, y lo mismo ocu¡¡e con e1 t¡¿je étnico en las rribus.Muchos barrios, cspccialmente en las gnndes ciudades, están menos in-tcgrados de lo que esraban:ntes, y algunos miembros de mino¡ias étnicas y r.rciales han comenzado a adoptar lo que casi se podLla llarnar

Casi todos los ¿f¡oamericanos, por ejemplo, han dcjado de intentar

"arreglarse' (estilarse) elpclo. Por conrra, nuchos hombres aprorechansus ápretados r;zos natunles pan grabarse dibujos e incluso mcnsajcsen el cue¡o cabelludo, o p¿r¿ t¿l1nr elegantcs fo.nas escultóricrs quesemejan turbantes o fe.es. Unos pocos se dejan crecer hrgas v sinuos¡strcnzas enmarañadas que inspiran quiéranlo o no u¡ consnlcnbl¡grado de Érror a cu.iquien que se 1os cncucntra cn L¡n¡ c.rlle v,li¡¡rl¡.Algun:s mujeres afroarncricanas adopran esrilos sjn¡il¡rL': or.r' li.rrrbcl los y cornpl icados pein¡dos con t locc¡¡s d¡ ¡J, lqr,h. r . ,1,n r .r l . r ' rn lz.rs. Un¡ r .en¡¡ j ¡ ¡ñ¡di t l ¡ , l ¡ t ¡¡1,^ i . r ," ¡r i ' , . ' ,1," , ' , ¡ , , ,

¡ i . , r los¡, . r r r1r . r" ' f , ' ,1, , ) , r r I I r ( , , ! ' I \ ¡ , t Lr . ,L, l ' , .11,r ,1, , ,1,1, , .1" l '1, ,

y lacio intenta copi:rlos, el resultado que consiguc es, por reqh gcrrrral, un aspecro desaliñado y p:rtérico.

El c¡mbio económico, com¡¡ la iden¡idad étnica, h.r segrido rctl,jándose en la noda. Durante la mayor parte de los ochcnt¡ l.u ll,¡n,.,das "democr¿cias occidcntales" gozaron dc un periodo de consrrv.r,Insmo y prosperid:d. A menudo se comparó esra déc¿d¡ con l.r le 1,"años cincuen¡a; pcro en esta ocxión, a medida que los ricos sc h,r í¡|más ricos, los pobres se empobrecían aún nás, y ia rna,vori,r dc l,r , Ldadanos de clase media rambién pcrdían terreno.

[n ]os años cincucnta, er.r principalncnte el cosre de los Lcji,l,x vLr nreno dc obr¡ 1cl que dife¡enciab¿ 1: vesti¡rente del honbrc url,.r',,'. le cl3se aha dc la del hombre de clase nedia baj:r , y lo misnr<, , r 1, , icon sus cspos:s. A menudo, a un¿ dist¡ncia dc rrcs metros, s¡'r|,, u'r , ¡pcrro podí: disr inguir un ¡raj€ que costab¡ 2C dól.rres dc orm qLr, , ,"t ¡sc 200 ó 2000. Pe¡o cn los:ños ochen¡a, como en l . r Eur,rp.r Jcl . ,1 , 'XVllt. l¡ dife¡encia entre los ricos y el resro dc los ciudrd.uos r .r11' ,',Jr i t . rnto que se cxprcsaba en el corrc ¡ , también en los tc j iJ<,s v , rr 1,tonfceci¡ l ,n l -os hombrcs que tnbajrban conro sirnplcs ot iLinisr.r ' r rst í . rn los clásicos rnjes de paño de tres borones o ropr conxrv,rLl , ' , r ,1,1/¡))r i nr i r¡ t r . rs quc los l in¡ncie¡os discut ian sus ducioy¡ rrcgrr i , r ,1,, , , i lL,no dc dl , l ¡ res vcsr ic los con diseños ir : r l i ¡ ros <, tn,¡ccsL.s ,r , ¡rr Llrr l ¡ ,| , , r 'urntrn¡cntc r1c clrquerr cruz,rda.

l . . r di l ¡ rcnci .r cnr,c er in¡o vestían l ¡ sccrcr¡r i . r , l i p¡, lcn,f . r ¡ i l , ,1,l r . rrr l ierr t . r ¡ l . r ' prcnr l . rs cxclusiv;Ls que i lusrr.rb¡n 1¡s p,, l ) l i , . . r f i i , i , , . , , l ,

'1 , . ¡ l r ' . r l . r . rh. , ¡¡ ,sru¡.r cr.r . rún nr¡v¡¡¡ ' . L¡s r tv isr.rs ¡¡ ,sr, . ,1, .r , sr . rv, ,l , lLr, . r ' ,1. s.r , . , scnr irr . rrrs¡.rcnrc. ," . . , ,n". . t " . , ¡1, ;" , f . , l , t . rs ¡ , , , r . r1 , , , 1. ,,1r , , , . r ,1,1 , , ,11'1, , . r l , . r luer.rs rul , icrr . rs Jc lenLejucl . r ' I L i l ,^ t1. , , , , , 1,1, r , , r . r . , , , , , I ' ic , l r l I ' r1. i , " . ¡ enu.¡r . r l . r I nr i r r . rs ¡rrr r t l . r r , l r r l , i , ,11, , , , . r r l r l , r Lr . r l ' r j . r< l , r r . r r ¡ r rc qrr is ict cvir . r r , ¡uc 1.r v i , ,1r . r r r , , Lr . , ' ,1r . ,

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l4 EI- TI]NGUA]E T]F L{ \1ODA l5

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ropas, y con mayo¡ claridad que en ninguna otra cosa en la ¡educciónde la exhibición osremosa. Los hombres y mujeres ricos guardan susropas más llamativas para la vida privada, y en público visten con so-briedad para no arraer sobre sí la envidia y posiblemente la violenciade los menos a{orrunados. En ot¡os est¡atos sociales hay menos perso-nas que quieran (o que se puedan permitir) parecerse a las est¡ellas delcine y la teievisión, o a esas personas que se hacen millona¡ias de ¡e-pente y a menudo ven ahor¿ esfumarse süs millones de la noche a lamañana. Antes bien, las clases medias prcfieren imirar el vestir de quie'nes han sido (como ellos mismos dirian) "discretamen¡e ricos" durantegeneraciones, porque su riqueza se basa en la posesión de tjerras y ensegur:rs inversioncs familia¡es de baja rentabilidad.

En épocas como éstas los diseñadores alcanz¿n el é¡rito o 1o mantienen dándo a sus modelos y a sus tiendas una aureoia de prosperidady privilegio heredados. Personas a quienes el College of Henldf ja'

más reconocería :ntepasado alguno duermen bajo edredones de plumade oca en mansiones al estilo de los castillos francescs ,v, si lo puedenconseguir, en auténticos castillos franceses. Se disfnzan de explorado-res africanos con sus pantalones a la altun de l: rodilla y sus safarispár¿ pas¿r fines de semana en Cornualles o en el cabo Cod. O, aúnmás incongruente, pxrecen tenatenientes y doncell::s escocesas con sustrajes y chaquetas hechos de tartanes de clan hereditarios que no hanhe¡edado de nadie, sin tener er cuenta su xutenticidad** ni la antiguaverdad de que, atcepto a los niños, los cuadros gr:ndes y chillones haccn parecer gordo y ridiculo hasta al más esbelto y refinado.

En tiempos de depresión, Ia nostalgia por un pasado mejor reempleza a la esper¿nza de un futuro mejor. La sencillez y la comodidad,no la diversidad y la emoción, se vuelvcn prio¡itarias; y casi todos aso-ciamos la sencillez y la comodidad con el pasadq con nuestra primerainfancia. De ahi la ¡ecobrada popularidad de algunos estilos de los años

'' !n I¡glatef¿ gabinere de e¡orce ¡obles tund¡do en t484 quc, c¡ dclendcnciadkecta deia Coro¡¿, tie¡e comoprincipal tunciór hoy er dialaconcsión y registrode emblemas y escudos de arms. Aún conse.ú, ¿ded!. alguna de lo funciones cerenonials que tenia en la Ldad Media. tT.l

't'r El rd!án es un diseno tqtil de cu:dros qrc sc considcn ti¡icamme crocés.En Escocia es un emblema familiar dc significado heál¡lico. Cono pneba dc h rntigiicdad dc ur tarán como dis¡i¡tiro de un¡ f¿mili¡ o cl¡n se exisc ¡,,cun,fnr.r' lo !ni.ie eúe¡te, por ejeñplo aFo¡h.do .ctñtos ¡1. n,icnrl'r.\ Jf c'¡ fin),1ii rtr¡! n,l,' ¡

cuarenta y cincuenta, cuando los que ahora conrrolan la industri,r ,1"ta moda enn jóvenes.

Un hecho ¡elacionado con éste ha sido elprestigio cada vcz m.r¡',,de 1as ll¿madas "fib¡as simples naturales': lana, seda, Iino y algod,lr.Ahora, estos m¿te¡iales se asocian subliminalmente no sólo al pas.rJr,,sino a antiguas vinudes como Ia honradez y la {ranqr¡eza: como si urrvendedor con una chaqueta Ha¡ris Tweed+ auténtica no pudicsc crrg.rñane co¡ la misma facitidad que ot¡o con chaqueta de orlón.

Una excepción a esta tendencia ha sido, no obstante, la piel. Arrrque es verdad que es una fib¡a n¿tu¡al, en los ochenu se convirti¡i . nun signo de la más insensible indiferencia hacia los problemas Jc l,rsespecies en peligro ¡ po¡ e¡tensión, hacia el medio ambienrc c¡ gc,rrral. En muchas ciudades, los propios usuarios de abrigos de picl v,rrp la especie en vias de ertinción. Si salen a la calle, corren cl ricsri,de que los insulten y les digan obscenidades y,/o los rocícn con pinturrrde color rojo sangre. El ¡esultado ha sido un d¡ás¡ico desccnr ilc Lrsventas de piel, y que de vez en cuando se pueda ver lo que p.rrccc ulabrigo de visón o de castor decondo con un gran rótulo dondc se pLrcde lee¡: ESTA ?IEL ES FALSA.

El consumo ostentoso en elvest ido aún sobrcvivc cn dos áml, i t ¡rs:ias vidas privadas de los ricos urbanos y las vidas públic* dc l,,s p,,1,",urb¿nos. En los locales de moda y en los bailes dc cariclacl rixl,rvi¡ w'pueden ver esmóquines, cosrosisimos trajcs laqos y sofisricetl,rs joyrs.y el adorno más deseable pan una ficsra cs un discñador dc rrrxl¡. Ii,,c l otro extremo deL espcctro social , entre los mi"mb.ts dc l ,"ur l ¡ . ,1"b.rrrios rn:rrginales, l:r ropa cam aírn cs cscnciaLpan la rcput.r,:irirr y l,rxu¡ocst imir. Pir t icuLrrmente imporranrc cs posccr l ¡ marc^ c() fr .err i l .. , ¡ / ¡d(,r i de piely de z:rp.r t i l las deporr ivas. Esras úl t im.rs, ,r juzg.rr 1r,rc, inr, , sc hs rcprcsent.r cn Ios mcdios dc conrunicecir in, t icrrerr ¡rn l , rj ,n. l ( ' p, , l ) fc! f l nr isnro signi f icado mít ico quc los :rut<,n,¡ iv i lcs r ie, ,c, ,

¡ . ,n Lrs nr is,rc,rud.r l . rJos. l .os rnuncios hs prcscnrrn clc l . r rrr isrrr ,r l , ' rrrr . r , c, 'n, , ' ,n ' jct , 's nr is ic,rs quc ( l ,x.rr in .r sLrs posccclorcs r lc veLr i r1.r , l .l r r , rz.¡ v vir i l i r l , l l v,b¡r .n,r r¡r¡ lcs. ( i rn frcrutnci ,r c l tcxto pLrbl i . i r . rr i , ,c, i , r rde.rrr¡r , i . r l , r . , y w rrr i l iz. , rr l . r ! , , , i$r1.,s l ínciÉ r , , j . rs p,rr .r rr . rrr . . rr Lr. , rc l . r , ¡ r r , h.rr l l . j . ¡ i l , ) . , r r ¡ , r ! ,1,)s c, ,c l rcs y l . rs z,r1, . t i l l .u. ( ]Lr . r r r , l , , l , ", l rcrr t , r ¡ r r t l r r r i , , lcr rL. r r t r , t rpo r l , ¡ , r r ,nt l , r t r r Í r r , n ¡ , , rnr . l , rs ¡rul l , l

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Iti rL rINGLTATF D! L{ \IoDA

Sin embargo, para el consumidor normal la moda de los ochentatenía poco interés- A pesar de los desesperados esfue¡zos de los diseña-do¡es, la evolución de la ropa femenina parece habe¡se ¡alentizado odetenido, como había ocurrido poco antcs con la de hombre. Un hombre con una chaqueta de $ort y unos panúloncs de hace cincuenra añosapenas provocaría el más mínimo comentario; ni siquiera los vestidosde los años cuarentaparecen ll:mativamenrc pasados de moda. Por pri.mela vez es teóricamente posible, con una discretísima manipuiacióndel largo de 1os dobladillos, l1era¡ la misma ropa dur:nte veime años.

La de los ochenta fue, por supuesto, una década cspecialmente desa-lentadora par:1.* mujeres. En muchas parres de1 mundo los movimienrosnacionalistas y fundamenralistas las devolvie¡on ai aislamiento doméstico y a la rop¿ g¡uesa y represiva. En algunos paises árabes las mujeresque no llevaban puesro un pañuelo en la cabeza, o rn \elo o nL chador,se arriesgaban a quc las lapidaran en las calles. En América y Europafueron más las mujeres que empezaron a tnbajar fuera del hoga e iniciáron una car¡e1a profesional, pero ganaban menos de dos rercer¿s panesde 1o que ganaban los hombres y púcticamente no ocupaban ningunpuesto directivo. Al mismo riempo se vieron sometid¿s a un bombar-deo cada vez más inrenso de c¡ídcas antifeministas y amcnazadas conperder cl control sobre su áct;vidad p¡oc¡eadora. Aparecieron historiasen los periódicos sobre mujeres a 1as <¡ue habían despcdido de sus tn-bajos por no ser lo suficientemente .at¡activas, o nfemenin¿s", o incluso por no llevar maquillaje (aunque, como señalaban algunos periodis-tas, a ningún hombre lo podrían habcr despedido por no ser atractir,'oo masculino).

La propaganda contra los derechos dc las mujeres fue tan eficaz quemuchas jór'enes tr:bajadons empezaron a declarar que aunque tuviesen una profesión no enn feministas. Pan probar estq hacia finales dela década habian adoptado una fo¡ma de ves¡ir extr:ña e incongruente.Dc las caderas hacia a¡¡iba vestían ropas formales, formidables incluso,en colores como negrq azul marino, moradq carmesi y verdc musgo;ics gustaban los fulares de tallas muy gr¿ndes (algunos casi del tamañode una capa), la bisuteria y las chaquetas largas con anchas hombrens.Pero debajo de todo esto ller,aban escuetas faldas, finas rnallasytaconestan altos que les hacían tambalea¡se si daban un paso más largo queotro. Cuando una muje¡ con csta indume¡taria se sentab¿ derr:is dcuna mcsa, t¡atando con e1público o con subordinados, parccía poderosa v madun. Pe¡o cu¿ndo se Jcvantaba y salía dc dctrás de l.r nrcsr p.rmhablar con un superior sc rcvel.rbr inscsur.r v .rniñ. , ,1,¡ .

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L r¡ "aru. :ón rx. .e¡¿ - ) e, . J lgJn \en r{ io Jnr

e\qJr,?otrenrcr Indunenr¿r i r fue el l l ¡n¡do "¡oo¿ oe len.e r . r . . , - r s.¿l id¿. ro-rr¡rn¿-. pooula, iz.rdo po ta e,rrel . r ¿.1 ", , ¿ V""" ' , , , . rpamer \ r . r1. elh y ¡u\ nu.h.rs r ' r1jrador.r . p:re, í ¡n ror¡ lnc,rr_, r l Ir¿Dre\. r 'ero urr \e¿unJa nirud; revelab: que en rc.r l id¡o..r . , . "d. .rablr mu) bren proLegida. B¿ro ( l r . r .o ¡ lo. .n,r¡e, , 1o. ."r . . , r 1, ,\o\ te.re\ rb¡r , t rrmemenre emb;l lenado,1 rero.z¡do.. y l ¡s n.rr . r l .^, ,prernrs dc \ed. l t ¡ . tev¡b¡n cnfurc1¿d¡, er ¿l t¡ . bor¡, oe. u<ro . t . . , . : , ,

A lo qur oe rerdad .c o¿¡, c i¡r ." , 1. , , . , , "" , , . - . ; . .ra rrrnt¿sra n-aroq Jr.rrr . poorl .U z.rd:. en . ón- cs v . n pe r(JrJ, . j , . . , . r l

- ro!o\ e.

^:r l?) cof lenpn.r ineo,. pe\( r io e"rnio. q r , ¡ , , , . ,lguno.. .e ouFden l teg¡. ¡ enrender co¡no o:ne Je ur. , rcnJ, rr . i . , : .ne?r n¡cn i r \e.rr .nenrr dcter, i r¿. H: l nu.h¡, . " , . r . ¡1, ,o, . r . , , , . ,1.1 : "

d: , ' . l h rnd n ien,o ( !onomico. I¡ . r ; , i . ecot. t ¡ . , . ¡ , i ¡ . : , , . , . ,e, oe, lo. i ¡ conrd¡. r t¿gur v c l . l r rc en,erenrd. . . , , " , i r . " . , , , , . . , , , , ,nr \ .1 l rmu\ (omp¡iero\ . que no, pLeoer cor rrb;¡ . un. .n¡ ,1. , . .1 , lmol1¡1. I ' r l ¡ \ \ rd;de.. qr ier ,e lo pr,ue pern i : i r , , .

" ' l 1, . ,^ , , , , ,oarrotes en las ventan¿s, evitando usar cl tnnspone púbtic,r y r.,l.lpor ' . , c.r ' l * r rr rz que h¡ c¡ ido. l ¡ ro. h". l , , l r I

"r ' l , . , . l , , . ¡ , , . , , ,

sros cu r \ ¡ndo mJ\ J io\ aue prob,blenenrc i rn . l . .s"r i r . . , , r , . ,

. r \o er,ue e\rrrrrr qL¡( er cpo, ¿\ (

^mo é.LJ'r ru,ot-u.( , . rÁ¡, " I r \ .1.on\e4 do{n un a.p. . o.rd.r rez nj . inrpn rrnrrdrI . r . , . l r . I , .c'almenre en la vida pública, doninan los colores oscuro, y I,,, r"ji,i,^truesos y. en lugar dc insinuarla, ta forma dcl c"".po s" ai . t .ut . , ' t , "¡ , ,protccrorus crpas dc r€la. En muchos c¿sos la ¡opa dc ¡rocl¡ h.r cn,r,,.z,rd<, .r prreccr una arm.rdur¿. Ve¡,os p..

"r,r *i"a._. .]" .,

"-., 1,, :,,

. .s, , ¡ ' r ,p, r .Jnbt. . . .oh- I r , , .1: . r . tucer pe.-rJ. , . , , . n, t . , , , , ¡ , i , ,i ,LLr¡1.r . ! ¡ r i . , \ _n, tn¡ . Ic r , . l , , .o, , t r . r . r , ,nnr¡_z. ,Ju. t , \ ,1r . , . r . . r . , , . \¡nr5cn¡,rn 'n l t icronc\

( tc {L¡cr¡ tns mi l i t r rcs, grucsrx y ,rborrLr,r .1,rs .r lu i .r l , \ . ( tuf i .ú,c,ür l ¡ . rrnr.r¡ lLrr¡ . rcolchrct¡ dcl l : rpó¡ ¡nr iqL¡¡, , v rr . r j (s ¡ i r¡r{,(.h( .ubi(

'r(,\ {t(. 6.,rr,.rs dc. pt,istic. ,, ,; p-t,*,i1""i. ' ";,s]1.,,;;' r ,^ q ' , f t , . r '1\1,) lu l l r rc lrr l t icv.r lcs t l t , b.r .rrr : r .

, , I1¡r i , , r , . , , . , , ¡ . , . r . , \ , , , t . , , . . . , ,1, , . , , ¡ , r , . t , , r . , r r r r , , , , . t , , . . (J, , i , , , . . 1. , ,r l 'a,r \ , , , ' \ , ,1 \ r i . , . r , . \ . ,1r i , , r , , r rFr, , . , , . { . . , r . .1 . . , " , . , ,

' , . . . , ; . , ,1, , , . . ,1,¡ ' ¡ '

r . r r r . ' . i , ,J , . , r , \ ' r ' r t . r . , , , , ) . I i , ,^ , ,1, , . , , , . .* 1, I . t , . , r , . | , . . l r , . , . r . r . lr ' , " .xr"J " , r ' r ' . , ,^ ' " . , , ¡ . r r2. , . t . . . . r , , , . ; , . , ,^ , . r , .1 . t , , ; r , , , . , , , ,J. , . . . . , . . . ) .t1.r , , r ' | . r t , , ¡ . r1, t . , , t , v," , r j j . , , , l | r , , ¡h. , 1r , i , , , , t , , r , r1, . , ¡ l I r i , . r r r r r . i , i l , .Lr | . r, , , , . . , , , , , , , , , , j , , , , , , r " , f ¡ . , , ! ! , ¡ , r1,¡ , , ¡ , ! . , , ¡ , . , , , r t , " , , , , I ' r r , , , . , r , ¡ r , . , , ,, r , | , t , ' ! ' , ' , , , t , ! t , ¡ t , , , . , , , , , , , , |1, , , ,1 ,1, l . r .1, , \ \ 1, . , \ , , , , , , l , 11, , , , ,

Page 8: Lengua Jed Elam Oda

18 EL rlNGU^lE DE L{ \loDA

que empieza a esta¡ xsustada, qujzá más asustada de 1o que jamás 1o

llemos estaoo ¿nÉs.Como alicionada a la historia de la ropa he tenido que recurrir a

las obr:s de los pro{esionales. Quiero reconoce¡ mi deuda con E¡nestr-

ne t ¡ner por \u o!'n lhe cl'angn2\Vo,ld c¡t ta'hion. cor R¿,hel H'

Kempe' pór r-o.r ; , '2, . Jr ne. I rver Por lkcConc¡ 'e Hi"oryofCo"ame

arut Fashion;' Ge<'ltre¡ Sgutre por Dress and Soo ery y Doreen Yarwood

oor lhe f aqclopaedu ¡l lvorld Ca" une. Cundo t u ve que bu'or e¡em

olo, "ob..

áp¡ v ." i1". con, rero. que ind:casen l¡ edad cl¡se soci¿1.pro..d.n. i ¡ ,

"pinione. y car icrer de.u' u 'uar ios. no 'e podian cor 'ul

i . r la ' hi . ror i^ d, l ¡" re"t inenr¿". Alonun¡dam{ nre )a \e f¡bi¡ reco-p: l ¡do un¿ :nnen'¡ c¿r,rd¿d de d.rro' . recog:do' a lo l : rgo de ".r ' r io 'c iento' de ¡ io. por hombre. l nujeres de 'en' ibi l id¡d fuer¡ de lo co-

mún, los escritoies b¡itánjcos y noneamericxnos. Todos recordamos 1os

casos clásicos -la seño¡ita Havisham con su viejo traje de novia, Gatsby

exhibiendo su colección de luiosas camisas-, pe¡o de hecho en la ma-

yoría de las grandes novelas y obr:s de teatro rebosa este tiPo de mate

rial. En algunos casos, por desgr:rcia, sus autores asumreron que toclo

el mundo iabría lo que se quería transmitir con un determinado ropa-je, pero ya se han perdido esas connotaciones; ro obsta¡te' a menudo

. l . jgni i ic¡do . igue e.r¿ndo claro Siempre que n'e h¡ ido posibl<. he

derado que eslos experros n¡Dlen por mr'L na u., qre * empieza a per ' . r en e lo. rodo e' mundo se d¿ c¡¡en-

ra de que lr rop., ' igni f ic: ; lgo. ' mu"h¡ ' d. l¿ ' meiore ob'enacione'pro.eden de per.ona. . on L' que di ,cur i e 're pro¡.c 'o. Quen i ; exore

iar mi gratitud aJoshua Bishop, Alexander CockburÍ, Betsy v Ronaid

Dworkin, Barban Epstein, David Jackon, Melanie Jackson, Diane John-son, I-ouis Lapham, Diana Mell¡ James Merrill, Lady Antonia ?inter,

Hila¡v Rubinstein, Dan Schwanz y John Stallwonh¡ Joe Fox, Roland

Gant y Nigel Hollis aporraror gran cantidad de información y demos-

trrtoo ade-át ,ttte nótable dosis de paciencia cuando mi manuscrito

empezó a alargarse, y por tanto a rcti$arse, cada vez más. También es-

rol ¡qr¡decid¡ : lean VcNutL. cula peric ia evi tó rnu.ho' elore' ''

Lncorr r¿r l ¡ : luq n. ione. pla un l ibro co-o -re

¡ con'e5uir con

er¡ . r iLrd .u. drro ' e ' rn rnb,r jo,ompl icado y a rece" agotrdo'que

poner prueb,Lrorennciadcpropio 'yermñn' Fn nomb'edeDo' '

i '¿1., I .n e mio qr i ' ier: dar la. gracia" .r Lodo. lo ' qre ros av'udaror.

*"".ialmente a Aithu¡ v Audrev Abeles, Pat Ballou, Phil Blumberg'

* 'ifr¿. . sr.: Brert hinoi¿ del traíe t l¿ noda, Madrid' Ci¡¡1n 11989

rRtr.Acro

l \4¿nli Bol.delL T.rn,r Burtcr. Kir c¿ll¡h¿n. Su,¿n Fber,ote.:.rl lv r ,,l l ,-"Yj,,

nl,íu"f 'dl{:ne I,reem;r..Jut:e.car¡nr. s.,vn Kmmj,,L,./rc¡rn r_er¡rer. J,m M¡,,.F,ed VtD¡rr¡t_. Anre \4ur_oe.JutiJ p,ie. V¿rci¡ P¿n¡ma. \¿oni pa.c¡1. M¿rv prr rm¿n, V icn¿el fevser. N u," ' Tl" . "y, l ; t : ] i f .y ! rephcn Rubir . wend¡ Shadqe,t , Cord", , r , , ,ne. nope )rn rh. \her.rr Sm rh. JerD I . t hon p,on, René lweirr , . , I r .,q ¡urp¡n. Koben¡ v: tenre. Anne \al i ¡ch, Verdv V¿rrken r M lroíe weu\h. \obre rodo queremo, d¿r la. g-¿cr¿¡ ¿ la bibliore.¿ á.1 ¡.,,nron m5r r lure or technotogy de \una yorl . \ ¡ j ¡ nue.tro ¡ .p. . i ¡ l r r .o(crmrenro r qurne. no. pre.r .uon ,u, forognri" . t ¡mi l i r re, , .nr, , .

" , , , , .i,?il:i:í"1;H#ili.:"ll :;ifl:llt.?irn<,John.or M'^

Page 9: Lengua Jed Elam Oda

CAPÍTULO

1I¿ manera de vestir

como sistema de signosLa rcpe s i¡eitable. B¡áda ñdos que el hobilidio dela me¡É hecho visible.

I^M L^w, S4)h in Costane

Desde bace miJes de eños el primer lengraje que ha¡ ur iliz¿do losser€s ¡uma¡tos pera comunierse ha sido el de la indumen¡a¡i¡. Mucho,¡t:" de q.ue. p me acerque e u*ed por la calle lo suficienre pa¡a queP:demo: !ab_lar. usred ya me esá comunjc¿ndo su sexo, su ed¡d r'l¡clas€ soo¿J a ta que perenece por medio de lo qr,e ller,s puesro: v Áuvposrbtemenrc me esrá_dando imponanre información 1o des;níormi_

:'."-tl11r" l" profesió¡. su p¡ocedencia. su penonalidad. sus opinio_

nes, gulos..deseos s€xüales y esado de humor en ee momenro. Quizá13-11orsisa

*eresar con paiabns lo que estoy ob..r*nao. p.io .._grstro de torma r¡conscienre l: ioformación: y simultjne¿menie usted¡ace lo mrsmo respedo a mi. Cu¿¡do nos encontramos y enrablamo"conversación ya nos hemos hablado en una lengua más itigua y uni_va¡sd.

La afirmación de que la m¿ne¡a de vesrir es un lengu¿ie, aunque ¿vccca sc torñule con ca¡¡ de haber,e enco¡r¡edo r,n llarillo ,oirnr.Én c.¡a,, no es nuevá. Balzac, en Hija de Eaa \18j9). se;¿lab¡ qLre pr"aun¡ murCr cl vcst¡do cs .una manifesr¿ción conrinua de los pen,amien_lot mfu fnr¡mor, un lcnguaje, un simbolo.. Acr""1,n.",., .;" j;"";;;¡lc¡ ard¡ wz r¡ár cn bogr, los sociólogos nos dicen que también L moda

Page 10: Lengua Jed Elam Oda

22 rL LLNcu,{E Dr rA rloD^

e\ un lenLurie de ' iEno' , un ' i rcm¿ no verb¿l dc com'rnr ' t¿ciór ' t l es

rruc' urr l"¡rr t rrncé\ Ro ¿nd ts¡-rh( ' . po- eienplo. er ' I ¿ ' ertermed¡-

des del ves¡ido", habla del vestu¿rio teat¡al como un tiPo de escritu¡a

cuvo elemento básico es el signo.\o.,b*:rre. ningun' dc e'ro ' ¡urore' h¿ l leS¿do r porcr de n; ' i -

f ie.roro que pa-e.e "b'

o: q.re r i l . ¡ indumenr¡r i ¡ e ' un¡ lenglr ' debe

dc rcner un 'oc¡bul¿r io 1 , i , go.á' ." ."r"" .1 re'rñ de lJ ' Iengu¿5'

Por supuesto, como ocu¡re con el habla humana' no hay una sola len

c.r¡ de l¿ inounenL¿,i¡ ' rno much¡. : un¡" ( 'on'o el l 'n lardá 1 el rre-

i i . l rnrr - . t . ionrd." <nrre ' i 1 orra' ( .on'o el vr\o) ' ! ' i uni '¿5 Y

dentro de-cada lengua de la indumentaria hay muchos dialectos y acent<x

distintos, alsunos "casi

ininteligibles para los miemb¡os de la cultur¿ ofi

cial. Por otia parte, como ocu¡¡e con el habla, cada individuo ticne su

propio repenorio de palabras y emplea variaciones personales de tono

y significado.

E! vocABULA¡lo Dr tA MoDA

r{ iltA¡iERA DI vrsTrR cor{o slsTEilt^ D! s(;Nos I I

el caso de oer,on¡s con un gr.rd:rropr Lin.r :co. es p^,;ole quc \ f , , , , , r Ir t <nre. o rmper1le¿ble. o po q-. .e" : i l 1, .r . ,

ponerucrd erc m¿ de L n b¿i¡Jor moi¡do: dc igu.r ' ro. m.r. t . r . per, ,r , . .de r oc¡bul¿r io I n- ; rrdo Lr, .rn l . r , oler i r l . r . ¿No?. o adier i r o. con,, , . . , .40- o .malo, . I 'ero. como ñcurre. on b ergrr I rbhda. r . r l<. .1. . , i , ,nes suelen da¡nos info¡mación, aun cuando no sea rrrás que cl cquiv rlenLe dc l ¡ ¡ l i , m¡c ón " Ve r ne , i r cr id¡d" el ¡ ,p, . . ro qL,c , .nr, , , , ¡ .Y rambién .rqui \ l t imirs. I n nue,rr¡ e rhu ." , ."rrr"

"n or,r .

-u. l . , , .

cienas prendas son tabú para cienas personas. Muy pocos hombr<s,por mucho l¡io que Gngan o por mojados que esrén, se pontlrírn rrlre5rrdo de rnLter. (orno r:mooco urüzar. ]n pr j . rbr l5 \ ¡r¡re\ co.r lñ \r Icrt tamenLe m¡,?\ r tJo.o^. que , n nue,r n . r l run .e cñn. ide ¡n , \ t , . r t icamenre femeninas.

Plr-¡snes ¡ncuces

Ad.mis dc,onener -p¡ l¡ora.- ou< ,on - :bj . e ' l rn6u"je Je rr rr . ument¿rir . . (omo el h¡bl¡ . r¿mbién irc r¡e p.rLor. l . .oo.rn,, ¡ , , , , , .guas, palabras de origen autóctono y barbarismos, palabras dialectrlcs.coJoq u ; l i 'mo,. oahbm, de .r .gor r velgrr i .mo,. I : ,p- .ndr. . r , , r i r , , . ,rur.nucr. (o l¿. buen* inirac oncd se ur i i , , rn dc ¿ mi,mJ lo nr , ,1,r , .un e.. I i rur o rn hab . lnre pu, uer u,.r lo. r , . r i .n o.: p.r j " I ¡ i . , r l , r . r ,df culrur" .€rudic ión o in¿en.o. { o ' roocu..ccone \¡ol¿¡-1. , , , , r .Lrpo dc -p¿lJbr¿.. .c .uele emple¡. mu\ prcJmenr, . . norr i " t r . ! r r . . . .una.en L¡na: un solo camafeo victoriano, unos zapatos de platelirrnr,rde los años cuarenta (ia llamada .moda topolino,) o

"" A,"1..,

cduardiano" de terciopclo, nunca un atuendo iomplero. Un conjuntocomplero compucsto por prendas arcaicas procedentes dc un únii,, pcnoclo, lc1os de p¡o,vecrxr una imagen de elegancia y sofisticación, d.rir cntcndcr que v¿mos a un baile de máscaras, que estamos hacicni|r, ,n, , .1 ' , , , l r ' r . ,Lro

^ - n: pel ' , u h. o que ro, . . . rmó. ( \ h.bi , . , , , r " . , , i ,l , 'k \ J ' , ,1 ' i ( iL,L¡.^ . I 'or . ,1ru ¡ , . r r : . . l , n.rc l" dc o-en, l , ¡ , Jc v.ui . , , ,1, , , -. . ' \ , r , \ , , ' , r . , . .uh ! rc, , , , . , r 'e,un., t i ¡ l . rJ re.r , ¡ l .on.L¡.¡ p<ro, , , \L- . r . , \ . .

' l r ' l . t r . , lJrr¡ .n,r \ . ,u, i1 i , rsr({ , ¡ ¡ , \ (sr j t (*( luefn.on, i , . ic l l0.¡{r i l , , l i j l1 l ,

L l ' l . l ' ¡ r i , . , . l , . l ' r . n,nr, , r r r r ¡ f r \1, i . r ( t ! . . . r r r lat i l \ . 0 rJ idtrr , I ,kht i¿, t . ú l tz. \1, . , , , , , r ,1 l l \ . .1 , , r , , , , t , , , , t . , .L l r t , , l . t . r ú. , . , v i ! , , i .L 1t817 tec ) I . t1r ,nt ! t " . \ t r t t , .I ' , " r ,1, , ¡ , ( , ' , . . ,1 ' L, , l .L, . , , ,1t . I1, , , . , , , j .1, t , .1, , . , , , , t , , , t , t , , t , r1t , ,V , , t1( , , , , , t , , i

, r i , , , , t1, , r Lrr , ' t ' 1

" ' , t . ' , t . . ,1, L i rL, , r , , t , .L '

" ' r t r ¡ , t i , . , , . ,

, , r . r , , r , I t , t l l

El vocabulario de la indumentaria incluye no só1o prendas de ves-

tir, sino también peinados, complementos., jo¡as' rnaquillaje y adornos

coroorales. Al menos en teo¡ja! este vocnbulanlo es tan amPlro o mas

que ei de cualquier lengua hablada, pues incluye cualquier prenda, cual-

q"i"t pei""do y.t"lq"ier tipo dc adorno corpo¡"l que se haF podido

ii*""t' ¡-it. E" t"-páctica, por supuesto, los recursos de u¡ indivi-

drro a est. .."pecto prreden ser muy limitados. Los de un aparcero del

¿ntiquo (oest¿, americano, po¡ eiemplo, podían restr;ngirse a cinco o

diei"palab¡as" con las que sólo se llegaban a c¡ear unas cuantas (o¡a-

ciones'" prácticamente desnudas de cualquier adorno y que só1o cxpli

c¿rian los concePtos mas básicos. Por otra pane, una persora cle las que

se dice cue dictin la moda puede tcne¡ a su disPosiciór larios cientos

d. .pala'b'""', co" l"' quc podrá formar mila de "o¡aciones" distintas

que;xpresxún una amplia gama de significados Del mismo modo que

á1 h"biunt" -.dio

de iualquier idioma conoce much::s más palabns

de las que suele usar en la conversación' todos somos capaces de com_

prender el signific¿do de estiios de ropa que nunca nos vamos a Poner'' l - legi , ¡ tp¿,cn un¿riend¡ocn": '¿.e 'oei 'n 'no'r de<r ib¡rno'

¡ ro.o;o*ni 'n-o.. Oc¡ ' on¿ln-enre. pnluPu¡ro.,n ¡r¿ Jc' ' ' ion"entran en jucgo consideraciones pácticas: considemciones so|lre l¡ co-

. , , . j ' , , ' ,1. i . , ' . ' : ¡ " ' , . , . 1r , | l ' ¡ ' , r r ' i r r ' l r l v , l r rc ' r ' l ¡ r ' r ' r l r r" r r t " r

Page 11: Lengua Jed Elam Oda

L\ \{ANIRI DI] VEST]R COMO S]S'III{A Df S1GNOS

plicar rales reaccionesi esto s€ conoce ya como la Ley dc Lavcr.é1, la misma indumentaria seú

2524 fr r!Ncl..\l! DE r,{ rloD^

Un¡ rn¿cla de pre¡das nrod{ns, trr.¡!

.6i n¡t6 )¡ q¡:nlcff Pn{¿ sugerr ox'

grn. l ¡ :J rr{ 'J " .o tu. . inL"nul Ob'

. rm" . t 'hr ndio("qut i ! . ieB"). rL lhombre r los úlcdF bhncos .ontdlpoÉn.os de h nújci A'r.¡tcs ¡ud les

ilv¿1 nüsi.rl r1 al.c libre, 1969. ts¡tor¡iIi!

v uorisinal,,. Por lo tan¡o, esto se Pone con frecuencia de moda en aque

ilos s..to.es d. lo indu"tria del anc v del cspectáculo en los quc se fa

bric¡n v venden celebidades instantáneas.

,ql u ' . ¡-¡ ,c¡ .mo', -

e.<r ' ia l el ,gi ' rquel o ' que rrn i ' ' t rol ' 1 ' rr l

\ e io. . \ ¡ r \o) un impcrr e.rbl . .on"deplr . r ; .ob' ' ro. l ( - "

(c ' '

con unas botas (e¡ 1963 e1 ennr m de Ia morla) en Ia in¡ugur¡crtin

<te una exposición o en un reatro produciría la mism¡ scns¡cir;n dt rr

dículo y repulsión q"e el uso de cicrt . rs pnhirms rrrur cn l" 'gr crr "1 ' r

óooc¿ pcro v¡ dcs{¿s¡d¡s' t : ¡ ' t ;s t ¡ : , ¡ tn l t : t : l , io¡¡ . Lrr¡ , J, l , \ r r ' , i " r - l i l ' r ' " ' '1" ' I r " '1 ' r ¡"" i '

c*r i r , ' ' . , 1 v¡ I ¡11, , i ,1, , 1, , , , , . i r , , ' ¡ ' , ,1"" , i ' r ' ' r " r r" l " r ' i ' 1"" ' \

Según

IndecenreDesvergonzada

PasadaHo¡ro¡osaRidiculaGraciosaPintorescaEncantador¡Román¡icaP¡eciosa

10 años antes de su tiempo5 años antcs de su tiempo1 año antes de su tiempo

1 año después de su tiempo10 años después de su tiempo20 años dcspués de su tiempo30 años después de su tiempo50 años después de su tiempo/0 años después de su tiempo

100 años después de su tiempo150 años después de su tiempo

Laver posibiemente exagera la capacidad tlaumátic¿ de la nod¡ ve,nidera, que hoy en día quizá no se considere más que extnña o fe¿.Y por supLrcsto habla del conjunto completo u "oración". La velocidadcon que una .palabra" se pone de moda y deja de estarlo puede v.uiar,

en la ' lcngu,r. h¿bl¿dr, ) e\ .r i r15.

P,u,un rs rxrn,rN.pn-ls

La aparición de prendas ertranjeras en un vesruario por lo demásirilígena tiene una función similar al uso de palabns o frases onranje-r¡' cn cl h¿bla no¡mal. Este fenómenq que es común en cie¡tos circu,l,n. pucde tener varios significados distintos.

[n princr lugar, por supuesro, puede scr un signo deliberado de,'rigen nrci<,nal cn aLguien que, en genera.l, tanto en lo lingüístico como.rr 1,, quc sc rcfiere .r su indumcntaria, no tiene acento. Con f¡ecuencia*tr rrrcns,rjc se cxpresa ¡ cravés del tocado. La mujer norte.rmericano-I .r t r , , r( ! , ¡ ( , 'n u¡r vcst ic l<, occident¿l pero con un compl icado peiaado,,, rl,r.,1, ,, rl ir,¡bc fornrdo en Oxford quc remata su traje Savile Row,, ' r ¡ Lrr ru¡ l ' . ¡ rr . , rros t l iccn qr i f icamente que no han sido asimi lados¡, . , , , '1, ' , ¡ l i , . r l rcrrrc¡ quc sus i r lcrs y <,piniones siguen siendo las propias,1, , , , . ' . , . i ' . . , 1, , , , , , " . , . , r , , . ' . . 1 ¡ , , , . , , , .p. . q1,( r \Lr !ún ropr o.c -, l , r r r . r l I ' r , , , ¡ r r , l l , r . r , , r ¡ ( , \ . ¡ (1, , ( ) u i ¡ ¡c inrdo n:rr ivo tendernos a rer lo, l , r . , r 1, , r ,1, , . , , ,1 ' , , . r ' , " . ' r , r ,

' r , ,1, , r , ' ; ¡u,r , , , r r r r . r I . r i r ¡Junrcn¡¡r i ¡ inversa

Page 12: Lengua Jed Elam Oda

26 EL TINGLNJ]] DE IA I{ODA LA IfAN¡RA DE \TSTIR CO\IO SI5'I'III{ Df, ÍG\OS 27

! ' r , r " . r l l r , , t )Ltrr ' , L! , { , ' . . , ) r , )1. 'n, t ) . r r , t r1 i ' . i , t rc( l ' t ) . r ' . ! . ,, tD,, tD' ,1 ' , t r ! , ' , ' , \ r , , r , , ¡ ' . ' t r ' l , t rk,r . i l r i r \ , ,1, , , , , , ' r ¡11l l . r r r r t r i . i , f , r r t r r r ( , t tsL

'l , ' l l ! \1, , " t r1t ' , ' ,1, ' . , , , ' . ' l ' r . ' ( i ' r " t r1.1, ,n] ' . . . . ' l ¡ r , t r . , ' . \ f f l l , , { (

l t iL, . l ¡ i ¡ , [ , r i , '

-la mujer oriental con kimono y una gorra de plástico para la lluria,

o <l jcqre con.r, rúni ,r n. l i r . r y un bombin netro l^s Prece 'omr-ca. Estas vestimentas parecen :nunciar que quienes las llevan, aunque

físicamcnte no se encuenüen a gusto en su nuevo país, tienen la cabeza

1lena de ideas occidentales a medio cocer. A los turistas anglonortea

mericrnos quizá les viniese bien tene¡ en cucnta este principio cuando

viajen a lugres muy ¿róticol Muy posiblenente, 1os panicipantes en

un viaje organizado tocados con sombre¡os mexica¡os o con go¡ros rusos

de piel de oso les parecen igual de ridículos ¡' mentecatos a los natura-

les de los países que visitan.Más a menudo, cr,ando se lleva un¿ soJa prenda ertranjera, cono

cuando se deja caer una palabra o una {rase extranieras en la conversa-

ción, no se pretende proclamar la procedencia de quien la lleva o su

devoción hacia otro pais, sino indicar sofisricación. También puede ser

un medio de pregonar su riqueza. Cuando vemos un lujoso reloj suizq

sabemos que su propietario lo compró en su propio pais despu& de

pagar un precio tres veces superior al de un buen reloi de otra naciona-

lidad, o quc se gastó todavia más dinero en viajar hasta Suiza.

ARGor Y PArA¡R As vur-cAREs

La ¡ooa info¡mal. como el habl¡ informal, suele ser holgada, desen-

fadada y'con mucho colo¡ido. Con f¡ecuencia contiene Io que se Po-dria llamar "palabras de argot": pantalones vaquerosJ zaPat;llas de tela,

eo¡ms de béisbol, delantales, batas de algodón floreadas y otns por el

estilo. Estas prendas no se podrian llevar en uaa ocasión solemne sin

causal desaprobación, pero en cicunstáncias ordinarias pasan sin el más

-ínimo .o-.rtturjo. i-as .palabras vulgares" en el vestir, por su parte,

aportan énfasis y llaman inmediatamente la ¿tención casi en cualquier

.ir.,lostan.i", .omo o.urre en el habla. Sólo los más bábiles pueden

emplearlas sin me¡ma de su reputación, y aun asi hay que usarlas de

tb¡ma cor¡ecta- Una camisa rasgada y sin botones o el pelo enmaraña_

do pueden significar {uertes emociones: Pasión, dolo¡, Iabia, descsPe¡a'

ción. Son más efectivas si 1a gerte sabe que normalmente eres asea<lo

en el vesti¡ igral que las palabrotas de una persona bie¡ hablada ticnen

más fuerza que 1as de quienes son comúnmente deslenguados'Las prendas que son los equi"alentes en el vesti¡ de los "tacos" tic-

nen m¡yor impacto cuando aparecen mmmente )¡ como Por casuill

dad. La mujcriduardirnr, ¡l lcv¡nr¡rse l,r pcs.rd.r t;rlth quc lL llcq'rl'r

Page 13: Lengua Jed Elam Oda

28 [ r-ENGUAI! Dr L{ oDA

hasta el suelo para poder subir al tranvía, parecía no darse cucnta deque ponía al descubieno unas vaporosas enaguas de encaje y mediasnegras bordadas. De igral manera, la ejecutiva actual que va sin sostén,alapoltse sobre su mesa en unareunión, puede fingir no darse cuentade quc se le trensparent¿n los pezones x tr¿ves de la blusa de seda. Qui-zá no lo sepa conscientemente; nos encontramos aquí en la arnbiguarcg;ón de la intenciór frente a la interpretación que tantos problemasha causado a los lingüistas.

En el habla, los té¡minos de argot y los vulgarismos pueden acabaren el diccionario como pálabns ¿bsolutamente respetabla; lo mismoocu¡¡e con las modas coloquiales y vulgares. Las prendrr o los cstilosque entr¿n en el voc¿bulario de ia moda procedentes de un: fuente co'loquial normalmente ticnen una vjda mxyo¡ que las que empiezan comovulgarismos. Las botas de ch::¡ol hasta el muslo, que empezaron a usarlas más atrevid¿s de las llamadas "mujeres de alqulen como señal deque estaban dispuestas a ayudar a hacer realidad cie¡tas fantasías ma¡-culinas, entraron y slieron con relatim mpidez de la alta moda, mien-tras que los pantalones wqueros fuercn genando terreno de form¡ másgradual, pasando de sus orígenes como ropa de tr¿bajo al vestuario informal, luego al de negocios y finalmente a la ropa de etiqueta, y esrántodavia inmersos en una lenta evolución.

Ao¡rrrvos v aovannros: LA DlcoRAcIóN DE !A VEsTIMTNTA

Aunque la idea es atractiva, no parece posible equiparar las distintasprendas de vestir a las diferentes partes del discurso. No obsrante, sepuede defender la considención de los adornos y los complementoscomo adjetivos o adverbios -modifi<¡do¡es de la o¡"ción, que es el conjunto completo-pero se debe recordar que los adornos y complemen-tos de una época son componentes esenciales de la indumentaria de otr¿.Hubo un tiernpo en que ios zapatos se ataban de verdad con hebillasy los botones de las mangas de una chaqueta se usaban para asegu-rar los puños vueltos h¡cia ar¡iba. Hoy estos botones, o ios bestoncillos de cob¡e unidos de unos zapatos de Gucci, son meros vestisios dexquéllos y carecen de toda función ¡eal. Sin embargo, si faltan se piensaque la chaqueta o los zapatos se han dereriondo y que ya no se pucden

thmbién los complcmcntos sc pucrlcn considc¡.rr cscnci. , lcs crr u¡¡ .rvcst imcn¡r. Fn los ¡ños cu¡r¡nt¡ v cir¡r rrrr t . r . ¡r , r , j , r r¡ ,1, ' . r rrr . r rrLr¡ , r

r^ IL{NFRA D! VISTIR CO\,fO SIST \Í{ DE SrcNOs 29

no esuba correctamcrte vestida si no llevába guantes. Emily post, cnÍe otros muchos, lo dejó bicn claro:

, Po- vpus,o. um renpre Io, gurntc, e- )a ie e. i r . ¡ r r nbié r ¡oE e|e. LJ nLr É- krd¡deim(nre " leSsLe,.(mpre lo. l le"r .u¡ndo . . , ,

rue r d. . ¡-¡ . i ¡ rr .n et . rmpn. U\¿dto, . ier p,( . -un teatrq cuando uyáis a almorza¡ o a una ccna de gala o a un bailc...Una d¿n¡ ¡una s quir¿ los guanres pm dar la mano, en ninnín lus¡rn c. .cJ.rr¿nciJ. Fn or ¡cro. de er queL¡ rJ de p"t , re l^ pln¡. . orndd lr m¿nn ¡ l¿ | , t . rr ioná o ¿ .u. propio, nvirrdo,.

No obstanre, si pensaüos sólo en a<¡uelios complementos y a<1ornll5 qu€ r.rualmrnre \or opcion.rle,. rndri; ,enLido h.rolr oe ello. como

l. : t t""q".* l ' . ' r ¡nro. en e5,e.(nldo la.e prededi.r inguirun e*r,lo de r e* ir profu..rmcnre ¡dorn¡d" de or.o ml.

"enci l lo ¡-n.rrumJ, rndependrenremenre de l . r époc.r. Con o o.ur.e con { I hrblr . s m; dir _cr l comunrcr bren,on un esLi lodem¿.i .rdu reca.g.rdo..runque.u.rndoesro se consigue el resultadopuede,ser impresionante. Un traje cargadode complert<nroi l ¿cce,or io, <, f ic lque pa;ez.: , rbigrnrdo. p,eLen_croso o des(oncenrnLe. \oto mu' de vez en . Lr¿noo cl rodo rcr¿la ,o,bre c¡d¡ uno de lo, elemenro,1 el erecro dc,oniunro e. iu io.o.. legan_te y a menudo sumamente sensual.

Er CAM¡IANTI vocABUL{RIo D! LA MoDA

,9?To hrn señrLdo: merLrdo qu:ene, escr iben ,obre ta ropa. un

ncüvrduo nornJtque_r \ rporercimrdel umbal de h pobrc, , . r r renemucha, ma. p.enda. Je re.r . r oe l : r que ne.. , , r , o.r" . rb. , . , r .u. ,_po. n.tu.o renrendo en c:enrr 'o. lar:do. y lo, c¡nbio. o¡. r iempo.Por otra parte, a menudo descchamos prendás con poco o ningún isov .omprarto\ or,r \

.nuev.rs. ¿Po- qué ,c hr. e csro? L no, Jirm:n quetodo,e debe ¡ l . rvado de . erebro I que,e no,,or, . , . po, in," , . . . , coInc¡ci¿l . . Pem r j reor ia de la conspin, iÁn oar.r expt i . . , r to\ cJmbiosür mñl lJ t . r 'der de que rr rdopción de nuevo. e.r i lo. no,, mj. que(I . , ( \ul , . r(1. ' de un¿ .^niun enrre . odicio.o, d .enadore,. iabr icanre, 1r , l r ¡ , , r . ' . rc ¡ ,vr ' r ¡ , de mod¿.- r iere. . . reo yo. mero\ rund¡menro der, , , tu, t r , f (qt . , r ,nt ' . r t ,c, r<e. Cien.rmcnre,. r t¿ indu,rr i ¡de l¿ mod¿,tur/.1 lc tir¡\r.rfí.r qLrc I i'.lscrrlos tixl¡ nuest¡a ropa cada año y renováse_

1rr r t , j r . rL,

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30 tL LrNGr;^J! DE rA MoDA

mos por completo nuest¡o guardarroPa, pero este objetivo jamás se haalcanzado. En primer lugar, no es cieno, ni lo ha sido jarnás, que iagente vista cualquier cosa que se le sugiera. Desde que la moda se con-viniera en un gran negocio, 1os diseñadores proponen cada tempondauná impresionante clntidad de modelos. Los fab¡icantes sólo han ele-gido o adaptado unos cuantos modelos para producirlos en serie, perosólo unos pocos han tenido éxito.

Como ha señalado James Lave¡, las modas no son sino el reflejode las costumb¡es de la época: son el espeio, no e1 original. Dentro delos limites que irnpone la economía, lá ¡opa se adquiere, se usa y se

desecha de la misma forma que las palabras, pues sat;sface nuestr¿s ne-cesidades y expresa nuestras ideas y emociones. Todas las exhortacio-nes de los expertos en lenguaje no consiguen salnr términos pasadosde moda o convence¡ a la gente de que utilicen los nuevos "co¡recta-mente,. De igual maner¡, compraremos y üsaremos aquellas prendasque reflejan lo que sonos o lo que queremos ser en csc momento, y

las que no lo reflejen no las compnremos, por mucho que las arrun-cienabomboyplat i l lo.

Antiguamente, los artistas de la moda de mayor talento, desde \lonhhasta Mary Quant, conseguían adivinar cada año lo que el público querhque dijesen sus ropal Hoy parece que unos pocos diseñado¡es han con-servado esta habilidad, pero otros muchos ha¡ demostr¡do estar ¡an

irremediablemente perdidos como los diseñadores de la indust¡ia auto

movilística no¡te¡me¡icana. El ejemplo clásico es el de la maxifelda,un estilo que avejentó a las mujeres y las hizo parecer más gordas, im-pidiéndoles el movimiento en una época (1969) en que la juventud, ladelgadez y la energía estaban de plena actualidad. La maxifalda se pre'

senió con tremend¡ fanfarria y no poca decepción. Las revistas y losperiódicos sacaban (a veces quizá sin darse cuenta) fotos de escenas ca-

llejeras de Nueva York y Londres llenas de modelos pagadas vestidas

con faldas largas y fingiendo se¡ tr¡nseúntes normales, para dar la impresión a los lecrores de las más rcmotas aldeas de que las capitales ha-

bían capitulado. Pero tan intcnsos es{uerzos fue¡on en vano: la maxifal-

da {¡acasó ¡otundamente, provocando a quienes apostaron Por ella unbien me¡ecido desastre financie¡o.

La indust¡i¡ de la moda no es más capaz de conservar un estilo que

hombres y mujeres hayan decidido abandonar que de imponcr unoque se empeñen en no aceptar-. En los Esrados Unidos, por-cjcmplo.enormes presupucfos publ ic i ternrs y l . r incon<l ic iorr ' r l c,rrpcr.r i r i r t , lercvi*:rs conro V\ l t v l lvyr in no h.ú si , l , ' , . r ¡ , r ̂

,1. ' r l r ' r r . l " ' r t '1, t ,

lA N|!Nf,¡,{ Du \,rsTlR cor{o srsrflvl{ Dt stcNos 11

rq que durante siglos fue un componenre esencial del vcstuario de calle(y a menudo del doméstico) de todo el mundo. En 1¿ actualidad sob¡evi,ve principalnente como protección utilitaria contra el mal tiempo, comocomponente de la vestimenta ritual (en las bodas de etiqueta, por ejem,plo) o como indicador de la edad o de la excenrricidad individual.

Moo¡ l¿nsoNeu s¡n y ¡slqt

Como ocu¡¡e con el habla, el significado de cualquier prenda devestir depende de 1as ci¡cr¡nstancias. No sc .habla, en un vacio, sinoen un espacio y un tiempo específicos, cuyo significado puede versealterado por cualquier cambio que se produzc: en ellos. Como ocur¡i-ria con la f¡ase "Sigamos con estc maldito asunro", el t¡aje de cailc mxrrón de dos piezas con camisa y corbata a rayas muy marcadas, quecn la oficina significan energia y determinación, en un funcml o en unacomida campestre rendría una ¡esonancia muy distinta.

Segun Irving Goffman, el concepto de .ropa apropiada, dependepor completo de la situación. Llevar la ropa que se consider: .apropia-Ja' para una situación actúa como un signo de implicación en cJlá, y¡ ia pe¡sona cuyavestimenra no se ajusra a estos criterios es posible quesc la excluya de forma más o menos sutil. Cuando se dan otros signosLlc profunda implicación, las normas sobre la ropa apropiada puedenqucdar en suspenso. A las personas que acaban de escapar de un incen-r l ! , , , J" unr rnund¡ci , jn no.e br c.r .ura por i r .n pi iam: o ' i r pcirr,rr'; a cualquiem que irr!¡mpá en un acro social de etiqueta para dar¡¡n¡ nolicia impor¡ante se le disculpa por ir vestido con una camisetay l).rnt¡lones vaqueros.

Iin l.r lengua distinguimos entre alguien que dice bien una or¿ción.l.rrlnrcnre y con seguridad y dignidad y quien la dice mal. Tam-

I'ii¡r cn cl vcstido la forma es tan importante como la materia, y al¡rrzg.rr cl rigniiicado de cualquier prenda auromáticamente nos planr.r¡r¡l,r si nos csr.i l¡icn o si es demasiado grande o demasiado peque-ri,¡, \i ó vi(.jtr o nucvr y especialmente si está en buen esradq ligera-rrrrur .rrr rrg,rtl,r y sucia <, destrozada y rnugrienta. Pucde que la limpiezarr, ' r rrrrr¡rrc esró pr ix inr.r r la srnt id.rd, pero no¡malmenre se la consi-, l , . r . r rrrr l ¡ i r r , ' , l r rc.pcr.rbi l ic l . rd o ¡ l menos de rcspero ¿ uno mismo.Lrrrr l ' r : t * rrrr s i ; rr . t lc varrrs, ¡Lrcs i r l inrpio y aseado siempre suponcr,r r ' . , f . r " ( l , , | | r 'nr l \ ' y ( l i i ( r { r .

I | , ! , . t i r r , , . , , , , t , , , .1re\ , t ! , , \ , r l , ( \ r ¡ , , . t11. \ i r r rcr i .sporhl impic_

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32 EL IINCL¡I! DI J-A I\ÍODI , , ¡ fo \ l \1rN \ r r r sLarNU\ 33

no sólo es subjedla sino .tue ad€más es¡á sujcrx a los caprichos históricos v geográflcos de la moda, como ha demostrado Si¡ Kenneth Cla¡kcn The Nutle. En \a Inglaterr: y ios Estados Unidos dcl siglo XX, poreJemplo, tener un peso po¡ encima dc ia no¡ma se ha considendo poco¿¡r¿crivo l¡ como una merma de dignidad y saras; como dijo Emil1.Pos! en 1922,.la gnsa ¡iende a rcst¡¡nos disrinción; por tanto, quiensea propenso a la obesidad debe ser uknconservado¡, pam así conrrá-rrestar el cfecto,.l La persona con exceso de peso quc no obser-va estaregla corre el pcligro de parecer vulgar o incluso repugnantc. En la obraI.ottl J;nt. t)e loseph Connd, la vergüenza del corrupto crpitán holan-dl¡ Ia sul¡nva el hecho de que, pcse a su exccsiva goidura,'viste en pút)lico pij¿mas con ra.v.rs dc color naranjn y verdc.

I )rscuRso LxcÉNTRrco y coNrlNctoNAL

En el ves¡ido, como en la lengua, hay una posible gama de expre-

'rr;n quc ra desde la nanifesración más excént¡ica hasta l¿ más conven-, r,,n¡1. En un ext¡emo rlel espectro se encucntn aquella restimenra cur." clemenros indñidualcs o "p¡labns" son su¡mamen¡e mcoúgruen|es,'t,linitndo a quien 1a lleva (a no ser que csté sul¡ido a un escenario o

' .1"" . ' , J . . ¡ r r l r r r¿lr . rnorn¿pF,\ .1Jnu1 o,rut i r ropo. r 1. , , rL. , . nJJ I n. ,g r<mo.. p, , r . :enplo. ur , r o u\r In \pJ_r, rt. rle lcntejuelas sobre unas cnaguas victori.rnrs dc algodón suci.rs\ ' , , ¡ {) \ .h¡nclos negros dc goma. Si csta misma indumentar ia la usase1,,, h,,¡rbrc, o si el orden gnmariul normat de l¡ o¡ación se viesc alte,.,,1,, uno dc los chanclos puesto al revés encima de la obeza, por, r , J, , t , l , ) . r l c lccto de tocur¿ se¡ ia aún mayor.

| ¡ el crtrc¡ro opuesto del especrro esrá 1: indurncntaria quc cs el, . ¡rrrrr lo,rL de ur cl iché; sigue un est i lo est¡blecido en cada detal le e, i , , , r , i i , . , i ' , \ r . rnr incrnrenre a quien la l le la como médico, úz¡pre o pros

r, i r r . r i ' \ r t ' v.njmfn¡rs no son inlrccuentes, pues como han señalado,1,, . , , , , l l t , r , , \ l , r i r , in icos, " l ¡ idenri f icación con un grupo social y la1 ' r r , , ¡ , . r , , , r . r r ivr r r r i i s icmprc impi ican ar cuerpo numano y asu' ,1, , , ' , , ,

. , , , k \ ¡r1,r . . ' ( tu.rrr) m¿is sieni f icar ivo es un rol soci .r l para,¡ , , , , l r r , lL , , . , , r i , ¡ , r , ,1, .r1,1r c, quc se visre de una manera especial pa-

, , ,1, . , , i1,1 , , , ,1, , r LL.LrrLl , , ,L,sr , , lcssccontnpong.rn, la indumen¡ar i ¡

z¡ se h¿ conside¡ado una vinud. La obse¡vación dc san Jerónirno deque .1¡ purcza d€l cuerpo y sus ropas ponc de manifiesro 1: impurczadcl atma' inspiró a generacioncs de sucios y m:lolientes c¡niaños. Enlos años scscnra algunos Árp¡ies v misticos despreciaron la ropa dema-siado limpia y asead: como una scñal de compromiso con cl ¿s¡¿lljslzezr y de un apcgo dcmasiado gnnde a las cosas d€ esre mundo. Ha1't¿nbién una andpari¿ rurai y puebierina más extendida hach la pcrso-na que llera la ropa dcmasiado limpia, pulcm

-"'' sin arrugas. De este

hornb¡e o, con meno¡ f¡ecuencia, mujcr- se sospecha que es pocodc fiar, un z¡l¿me¡o o uD cstafado¡ de l¿ ciud¿d.

No obst,rntc, por lo general llev:r la ropa s"cia, errugad¡ o rora csinvitar almenosprecio y a la condcscendencia. Es¡¿¡e¡ccjón ¡o ¿s nuela:se ¡emonta de hecho a los elbores de 1¡ hum¡¡idad. En ta ma¡oría delas especics, un animal extraño en malas condiciones con s¿rna o conc1 pclo enmarañado y lleno dc bano- riene más posibilidades de seraracado por otros ¡nimiles. De igual manera, a las personas vesridascon andr:rjos es más fácil que sc 1as tnte mezquinamente. Un hombrecon un tr.rje limpio y bicn planchado que se caiga cn una calle del centro de Londres o dc Manhattan tiene nás probabilidades de que le q'uJ<n J . \ rnr¡ \p que orr" '<. t :Jo "r l - ¡ :oo. 'nu¿r; inro. .

En cier'.os momentos y lugeres una nochc ccrnda, un crllejónsolit:rio 1a sucicdad y los har:pos, como habla¡ en¡re dienres o congruñidos, pueden c¿usar aiarnla. En la novel¿ Crancies esperanzas deDickens, estos dos clcmcn¡os forman pane dc1 trror que sienre llpcu:ndo ve por primera vez al presidiario ivlagn'i¡ch en el cementcrio:.Un hombre hor¡iblc, con una ropa basta de color gris. con un gr:nhierro encima dc la pierna. Un honbrc sin sombrero, ,1' con ios 7-aPa-tos rotos, y con un tnpo viejo alrcdcdo¡ de l¿ cabez¿".

Una prenda no sóio aprece en un lugar y un nlomenrc concretos.debe "habl¡¡la" -esro es, vestirla- una perso¡a concreta. Hast¡ unasimple {nse cono "Quiero una copa", o una simple prcnda como unospantalones cortos o una camiset¿, tendún un aspecro mu-.' dilirenrexsociadas a un hombre de sesenta años, a una much¡ch¡ dc di¿ciséiso ¡ un niño r1e scis. Pero la edad y el sexo no son las únicas v.ti¡bl.-s¡ considcrar. Al juzg¿r un¿ prendá dc vesti¡ ¡ambién tend¡emos

"n .u"nL.t

los atriburos fisicos de Ja pcrsona que la llera pucst:r. ¡¡lujnd,,l.r cr¡aspectos como su altura, su Pesq su Posturar su riPo r.i.i.rl () ¡r'ri,,' \los rasgos y la expresión de su cara. El mismo les¡urr io l rr¡ i , . i ,1,1, r , , , , ,en u. l r Per.un | . r i r ' \ 1 .e¡ otra quc nos prrc7.¡ 1c. , 1. , sr¡rLLsr ' . L, i , l , . r r ¡ , r ' , , r . r ,1, t ' , , ,

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f,t LENGUA]E DE IA I1ODA LA }I-{N!LA D¡ 1¡E5T1R COI{O SISTIjIJA D! SIGNOS .15

¡ , ú r l, ,1, \ dn$ .on ptrntrlond kquros son c¡i idó¡rnos de cinruD pan $aio, püo r¡ib¡t,r,,l,! Lld.! lurlquie..ostr, d6d. un¡ úmirü tr un¿ blu* bo¡dada Gr¡nfjúlnen¡e, sb¡¡1,tr¡{

'r.tr '.r t).rr(.:.¡ un \ieno dc que en süs nr!nlczs nár elenrentalcs o ¡ii.¡s y,n igurtes,

r'r 'trtr\ ,1,1.',nró quc puedJr $ so.nl o cuLrElmcnL.

rhi.r, rrr i.n ilc significado que tnnsmiten unos npata de elefante, (o acarn-t',,',.r1,^). ¡. si v)n anchos por ariba y ceñidos por abajo. Cuando dostrrrl.rl,'rr\ !,r(lucros son idénticos a simple vista unx etiquera converrerrt, rlr¡rt.r'sicl:r al bolsillo trasero aporta útil info¡mación, identifi-,,r',1,' h t,f( n(l.r d,nro c.rn (los llamados vaqueros de diseño) o como¡,,rr nl.rrr ,lr l.rs rcb.rj;rs de unos gnndes almacenes. E incluso denro

'1, ' ' t , r r r l t r r r r . r , . r r rÉ. ' r i . r h¡v rrrnbién dr.r i rc ionq\: en Fue\rro in\r i rurohr rl. rlirirlns cucnrr um¡ de sus alumnos, .,los colgalos siempre lle-¡,1 | , '., l,\ l¡,,rcns llcv¡n \fnnglers y los dernás llevan l¡vis,.

Irrr irr¡rrriri, ¡r.rr.r cl ol¡scrv¡dor atento todos cstos estudiantes sólo.,r r¡lfrr x , ". ,J( , ,,¡r (¡¡r p.rm .rb:jo¡ arriba pueden llevar cualquier cosa,,1,1,1. , , ¡ , . ¡ , . , , , , , \ . ¡ ,1, . h i r . r , l , ' r h,rsr.r un¡ blus.r de cncaje. Gr:rmaricalmente,, ! r , r r l | , , , , i ,1r . , , , . , s iA| | , ¡e ( tuc (rr sus narurarezirs mas' l , r1 ' r t . r l . . , , , l i l r . r1 '1r . , \ t r ' r ' , , ) r . r ! \ , , r i ¡1r . r1rs, ¡ r tsc r lo r l is t inLas que

Cierosco¡junto¡ s.n el ¿qui"alenre dr un:expresióncon'cnrionrl o un.li.h¿ Erx iodumen

tria sigu. un e$ilo sttrblsc o .n todos süs ddal16, c idcntifiü ¿ luien la ll.!á cono nienbrc

de algú! grupo so.ial.econócido. Anudo p¡n Brn¡h Rail. 19/3

reflejaú cl más imponante o los conjugaú, a veces con ¡esul¡ados incongruentes, como en el caso de la secretaria cuyo sobrio traje oscuroque le da aspecto de eficiencia no oculta más que parcialmente una es

cotada blusa ceñida de colo¡ claro.La indumentaria cliché Puede a veces llegar a estandarizarse tanto

que sc la considere un "uniforme,: el traje de ra1'as finas con bombjny pamguas negro del hombre de la City londinense, por ejemplo, o los

pantalones vaque¡os y las camisetas de los alumnos de secunda¡ia. No

obstatrt., pot 1o general estas vestimentas sólo Pareccn unifo¡mes a los

extr¿ñosi los miembros del grupo sabnin ap.eciar diferencias significa

tivas. La co¡bata del hombre de negocios londinensc revelará a sus co-

legas la escuela a la que asistió; el corte y el tejido de su tnjc lcs pernri-

tiá ¡divina¡ su nivel de ingresos. Los cstudiantes dc sccundrri.t v¡¡

capaces de distinguir, de un solo vistazo, rtnos vaquclrs ntrcr^ ,1, 1,"

desgastados. los que l leuan prrchcs funcion,r les o dccor,rr iv,x, l " l ,^,¡ , ' .

c fán hechos j i roncs Por l , r t lc j , r , l ,v i i r , ¡ r r i . r r l ,^ l l ,vr ; , . r1 ' r . r r r I r ' ' , r ' l ,

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t6 LLl lNCL¡] [ ¡ r I^ \ I r ]DA

puedan ser social, jn¡clectual o estéticamcnte. Si esto es asi, tambiénnos podemos imaginar lo contrario, y de hecho mis propias compañeras dc Ia universidad y yo 1o haciamos treinta años atrás. De día llevá-bamos idénticos jerseys anchos sobrc un amplio surtido dc Pantalones,f¡ldas escocesas, faldas anchas dc algodón, rectas de ¿t¡e¿l o ceñidas fal-das de punto, pantaLones de esquiar y bcrmudas. "Somos todas buenascompañer:rs de cintura para arriba; pensamos y hablamos igual,', proclarnaba esta indumentaria, "pero como mujcres somos absolutamentedistint¿s."

EL riNl¡oRM¡

La fo¡ma más ext¡em¿ de ropa convencional es 1a indumentaria totalmcnte impuesta por otros: el unifo¡me. Da igual el tipo de unitor-me que sea: militar, civil o religioso; el vcsruario de un general, de uncartero, una monja, un mayordomo, un jugador de fú¡bol o una c¡ma-rera. Vesti de lib¡ca es ¡enunciar al propio derecho a actuar como in-dividuo; en términos lingüisticos es scr parcial o totalmcnte censur:b1e. lo que se hace, como lo que se viste, cstar:i determinado porautoridades extcrnas; en m¿yor o menor grado, dependicndo de queuno sea, por ejemplo, un mo¡jc tnpense o un úoy sro:rr. El uniformcac¡úa como un¿ señal dc que no debemos o no hace lalta que tratemosa alguien como un ser hum¿no, y dc que éste tampoco debe ni tieneque tratrrnos á noso¡¡os como tales. No es casualidad que quienes

"nten de uniformc, lejos de hablarnos con franqueza,v sinceridad, confrecuencia repitan mentir¡s ¡¡ccánicas. "Ha sido un placer tenerlo a bor-do,, dicen, "No me es posil¡le da¡}e esa infornacjón, o "El rloctor loatendeá enscguida.,

El uso constante de un rraje oficial puede tnnlormar hastatalpuntoa unapersonr quc le resulte dificil o imposible reaccionar normalmente. El doctor Grantl¡ el archidiácono de la nove\x The Viden 11'855),dc Anrhony Trollope, cs beato y ceremonioso hasta cu¡ndo cstá solocon su esposa: "No es hasta quc no se ha cambiado esc ctcrn¡¡ren¡enuevo sombre¡o de ¿la ancha por un gorro dc dormir con borla. v csossayos negros y brillantes por su acostumbrada ro1¡c de r¡¡t, cu¡ncl,¡ eldoctor Grantly habl:, mira y piensa como un homb¡e co¡ric¡t¡'

Quirarse un uniforme suele se¡ un ¿l iv io, como es r¡n al i i ' i<¡ r , , , r , r¡dir a un discLr¡so of ic i . r l ¡ : r vtccs cs trnrbiLln un siq¡¡¡ Je ( lcr¡ i i { ¡ ( LL rr¡do 1,rs coJegirhs r lc l , r h isror i , , ,1. l : l ¡ r ¡ ¡ ,1,r O(, ' r r r r , , r \ l i r r r ¡ ' , , '1

I A \rA\frlA D! \'fsTtR cor{o srst ,tA D¡ slcN{r! .17

r l , I o l r Chu, . \J( l ref r . . , j , r pñ, r r . ¡ . i " r . , . t ¡ ru, , ,a, . . , , iL( r , .' l / b rro. l \ o I lo, ( ^nr enr L¡r e, un t^rn(. r . r¡ . .one. qr. r . r i . r r q. , . J .

v.rr en Mount Sr. Schol.rsrica, pero en cuanto abrieron las r¡alct¿s sequuaron.los uniformes y se vistieron con faldas rojas y blusas chillo_ns. Se pintaron los labios, se pusieron los zapatos de los domin¡1os v.e pasearon por roda la casa sob¡e sus altos racones".

No obstante, cn cierras circunstancias ponerse un uniforme puedc\.r un:livro, o mcluso una cxperiencia agradable. ?uedc facilir¿¡ la tran_'icitin de un ¡ol a ot¡o, como señala Anthony powcll en Faces it M1/i¡¡c cuando describe su ingreso cn el ejército b¡itánico en 1939:

Hábh que olvidd* porcompleto dcrodo aquclio quc h¡bí¡ cons¡iru'do ru vrda sóto únas sem¡nas an¡es_ A cste es¡¡do nenúl con¡¡ibuí¡. l rn- i r ¡ ro de u-r t" r e. r t "" por ^ cr Dr r , : pr . . p jn pode' . . . rñ. n u¡.enr Jur. i , - . iJr e.c¡nJo, r¡ . r ,n o_*r, , ; ¡.n s'r'os.o'no v¿go¡es dc rre¡ o ba¡es.a

l ' , ¡ . ,1,r . , , , . iernque un :r i formepucdeo.r t r : r l¿. , ¡ , rnc¿. r , i, . ' . f r . ; . .1o9i , . . .

" i r . l r . " . ¡ ' , . , , n, ' ¡ , . : ¡ 'o¿¡Cer" j , - "

"_, ,,1, Lrr eirujano pucden conseguir disimular rLna consriruciór €ndeble, , l, '\ r dnorcs cle incompe¡cncia, invistiéndolos de dignidad y seguridad.

\ , , ' - .u qr , r ' r ryñ, Drne o,. tJ rop ci , t . e r .1 f"rn; e, ."nr ' . ' , , , , , . .n. . , nr . , de ib<nd¡ ncnr. . in,b" . . . tJerr i t i .L.rqr ien tol l , . r . , , , , , r ¡¡ mien$ro de un gmpo v a menudo Jo ubica dent¡o-clc un¡¡, rrr , ¡r í . r ; . r vcccs da inform¿ción sob¡e sus h¡zañas, como ocurre con| , ,,:,rl.rll,rs ¡l n¡ériro dc un sco:;r y 1:s condccoruciones de un g€ner¡I.

i\rnr¡Lrc .rlgunos deralles de un tnje oficial no vengan dicralos des_,1, . , , , ,1, .¡ , , r , , r .1 uso pueden l legar a tener Lrn signi f icado concrco. Ja_, ' , , . ¡ , ! i , { ¡ . r l . r que cn Cran Bretaña

1,.¡., liu l)i.n roco t.s opiniones retigiosas de un ctérigo se podírn,1,.1, , , rr 1rr 1, , qrr 1t$rbr ú d aet io. g lólbr un."dl ;"or;"1

- .Lrr L,,,, L rr.r In.rrrt., ¡n,b.,blementc er¡ ¿oo CÁ¿¡¡Á y eodneética. Si|'e\ , l , L i . r l , rL, . , r , , \ i , i , r dcl ¡ lzrcuel los roú¡ano cr¿l,¡ nanifesr¡ndo asj, , r ' , I , L i i , . r i , ¿. . t rLi , ] ie"k) ¿e Oford.r*

Page 18: Lengua Jed Elam Oda

.18 Lt^ cL\lE I,t L4 t\1OD1 LA !L{N¡R{ D[ vf,STrR CO\fO S]STEjVA D¡ s¡c\,Os

Ll.v¡r u¡ir.rme es ¡e¡u¡ci¡r |ruef¡o dot.ho rLliberad dc dPre5ión en¿l lc¡su¡je del $ti

¿ " r )_ r ' r o. l ¡c l ' Ion^e\r ' 'ño 'o ' ont ' " i -o. n¡ .0." .q d p"-o, ' j_ : gr i , raor ' . - lsr ' ' .p. o 'Á¡ l

' . . r " 'e 'póFólogr¡fii de Ke¡ H.yn¡¡. 1956

f ' pr"b¿hlc que en 'u di .eio :nic ir l 'odo. lo ' rni fo 'me. Lu' ie.en

L n v; lor . imból: . o 1 fue'en r¡r ' i . i le. Je " lce1 ( omo el coniunto que

viste :rctualmente una <.onejiro" ¿e PkyboyPero el traje oficial tiende

a congelar los cstilos de la época en que se inventó, y hoy los uniformes

del sielo XVI de los suard¡s de la To¡re de I¡nd¡es o el chaqué de esti-

lo ta¡áoeduardiano Jel mayordomo típico quizá simplementc nos pa

' , z. :n pr ' ,do' de mod¡. L¡ ' r ni iorne. m,l i r are' . , omo 'ei ; a Jamo

Lr\er, teniar cr p n. ip iu l¿ l in¡ l id¡d de " impre' ionar e;rcr : 'o.r terrorizar al enemigo" en el combate cuerpo a cuerpo (igual que los gri-ro 'de suerm.or que'e.rcompañrbar1. 1 lo. g.rc--ero"e J: ' fz ' rLar.c. con' .on¿nci¿, d; di¿$16.. ."quelero. y be.r ia ' ' . r l 'a ie. . A-r de'pué.

dc que la pólvora hiciese caer en desuso este tipo de lucha, ei dcseo deate¡¡orizar "sobrevivió hasta los tiempos modcrnos en formas testimoniales como la calave¡a del tocado de los húsarcs y las costillas desnu

das del esqueleto que originariamente se pintaban en el cuerpo del gucrre¡o y que más ta¡de se transformaron en las hileras dc botonc'

deco¡ativos de su gue¡¡ela".6

6 I trv.r, /r¡,?.. úr ¡i

Cuando una pcrsona viste de uniforme y obviamente no estj dcscmpeñando las obligaciones que éste lleva aparejadas, ello se ha lvrcndo a mcnudo con ia dejadcz personal, como en el caso de los solcl¡do, bo.r .hos de iucrgr por l¿s c¡ l le, . f . r esre.g'o. no oon.rr ,( , IJn' torme \e h¡ rdop.rdo como lo.m¿ de orore.,d públ . r . ) rrnro rr^nbres como mujeres han pa¡ricipado en mitines y m¿nifestácioncs vesti-1." : : l " , .

: r i rorme, del . iérc,o. t ¡ n¿r i r ¡ o L pot i , r . .on 'o 1ucrmp,, icrr .rnenre qucr ían decir -ror m i l i r ¡ . , pero., . j , r ," ,* ¿. " . . : ,mc/ lr d 'srcn\rón lo, Jcrer ho\ d. lo. homo.eru¿1e,, er. . . t n hc. , ,

relacionado con éste fue l:r costumbre de los át¡ptes estadounidenscs,du¡anre los años sesenta, dc usar elemenros de viejos uniformes nilnaia. Je I : grerra cir i l . l ; pr imera v l ¡ ,egunJr Suc-": mr ndi¿' . k,r¿. ropr. mri L. tre. d( r¿b¡n oerpteio. . r nucfo. de quiene, 1,. veian. e,p<. ir l_mente clando aparecian en manfestaciones contra la guen: de Vietnarn.Orro, como,cndí¡r el menvie que ' t* ,b.rn ;mptí . : i ro. que eru que, it^\ en melenudo con ra guer rr l " con ledcnda o la . h.rqrera e.r i ro F;,en-

i . . . i "?. . nr La coblde n, un mariquiru. que no e.r¿b¡ en,: . r r r ¡

\ r( ton¡\ ta guerrr ! . \ .no sol¡menr< en , .onrm de la gucrra . ruel e i rreccs:ria a la quc coria el pcligro de quc se lo llevaran.

lr¡.o(iu!Ncr^ y MA! cusro

, I nrre cl c l c\é \ l . r locur; . <t lenglaie d< t¡ i rdun enL¡r,¡ ¡c,be ro

,r . ¡ , Lr , r . , - 'edJde.. aao..dJ, de ¿:,cur,^: eto. u(rc r . sudei . into; ,nJ,, r,in, ironh, propaganda, humo¡ par:4os e incluso 1a""qr. ,ro *r¡ uuta,r-t rL,r pocsia.Igual qr.re el esc¡ito¡ de ta.lento combi"" p¿l"brrs. i;áge,,.., ¡r ,e r .rr , . ' . hLrb .rrn o, creido ve, iunr: : . . rr iergindo,e r qu. t . raic\en. i . l r r l<r p. "Jido el iu i¡ io (r ¡ vece. g¡njndo. ib." , . r l l .n i . r , ,epu,,_, r , , r r , . r r r . 'nren.¡enr. per,o4rs de LJenro hrn , ;do.rp¿ce. d. . combir ' . r r ¡" . r ' .1, , . , le

' . . r r r Jc. i+¡1e,.

" ,e i¿, I nu. , r . . nrr iur , ¡ errr :n jea, .

, , ' u ' , . ' l ' " . l l ,n ' ( c lo, J.n. i ¡ . re ¡r i ¡ ¡¡ t ió , per"on, l . M ieniru, que.." : ,In '

wi , ' . ¡ \ \ ( t . n. ,r rn . , r suir . ' e.r i lo de l ¡ ipo.; en l . r <1u< r iven. esro,r , , , r r t r r , . \ ¡ r . , rc¡( \ I nrn. t ¡ rm¡n l¿ moJ¡.onrrmpo. jner en cror s i jnrrr , l i r i r l r r . r l . Algunos <1c sus logros son celebradoi. , , ta hi"¡o. io d. ta¡rr !¡ . r , l \ . r { , .nlr¡ i , .omo cn todas las artes, debe de haber muchos ge_

¡.) , . f , . r , r . , .1. , r . , , r r , . i r . . r . r ' . ¡u, l rv rrr r , . r r , , r . r . , in r : lenro qrre g.nio, .

: , : , , ' , , , , , , , ' , , , , . . , . r , , \ t*r \ , , . r . , ¡ , , , r r . , , i , r , r , . l . . r r , . , , r . rdnhien., nopnr

, , ¡ r , . r , . r , " ¡ , . . ' r , t , , , ' , . , . . , , , , r , r , .1. . , . , , . r . , r j r r , r . I . r r r ; r | r ,^ . . . . .

Page 19: Lengua Jed Elam Oda

4C rr I-¡NGU-{[ Dr L\ rloDA

sus ropas son sinrplemente monótonas, sugiriendo una Personalidadpoco interesante pero coherente Otros pareccn tener una espec;al laci-

iid"d ¡a.".o-bina. ."lores, diseños y estilos de una lbrma que -cor1

razón o sin ella- sugiere torpeza y falta de arrnonía personal. En lzs

bostoníanas (The Bosronians, 1886), de Henry James, el mal gusto en

el vestir de la proragonista Verena Tarrant, presagia su confusión monl

y su -"1

g"si" pr-., los homb¡es Verena, quc riene el pclo de color

ioio i"t "i",

haie su primen aparición pública con "un vestido ma

rrón clarq con una forma que aBasilRansom le causó impresión, unas

enaguas amarillas y un gran fajín de color carmesi atado al costado;

mjcnt¡as, ¡l¡ededor del cucllo, y ca1'éndole sobrc su plano pccho luvenil, lle.aba una doble caden¿ de c"entas de ámbar". ! por si esto tuera

poco, Veren: también llevaba "un gran abanico rojo que mantenía en

constante movimrento,.Como cualquier lenguaje no verbal complejo, el vcstido es a veces

más clocuente que la lengua rnaterna dc quienes 1o llevan. Cien¿men-

te, cuanto más inaniculada es una persona verbalmente, más impor-

tantcs son l¡s manifesuciones que hacen sus ropas. Por su pane' 1as per-

sonas que tiencn un discurso verbal fluido se puedcn permitir scr algo

descuidadas o sos¡s vistiendo, como es el caso de ciertos protesores y

po1íticos. Tanbién ellos, no obsante, nos están diciendo a1go, pero puede

que no nos es#n dicicndo demasiado.

tos hombres y las muje¡es de unilb¡me no son los únicos que ile

v¿n ropas que no han eiegido por si misrnos- A todos nos vistie¡on asi

en un principio, y con frecuencia 1os últimos años de nuestra niñez

y los primeros de 1a adolescencia estuvieron marcados por las luchas

p¡m que no. oe:a 'en <lcgir nue.rro p "oio te ' rurr i ' : e I rermi¡ ve'

tales, para que nos dcjasen hablar por nosot.os mismos. Algunos no

conseguimos ganar esa batalla, o la ganamos sólo temporalmente hast:t

que nos conve¡timos cn ese tiPo dc homb¡es (o, ás r¡nmcnrc' nrulc

rcs) a quienes sus esposas, ma¡idos o mad¡es les eligan h r¡1.

Todos nosot¡os, sin embargo, incluso ya de rJulros. hc¡r,¡ 'i,1" c¡

uno u o¡ro momento agnci.rdos o destraci .rJos rc, : . ¡r , ' re ' , le 1 ' ' , r r ' l *

de vest i r conpradas por pericntcs o amiu,, ' l : r isrc u¡t r , r l . t l " ct t torc

nado, pues l levl rop.r c lc* i r1.r por ¡¡ , , ) \ . \ ' r . l )1 rr v ¡r"rr ' r ' r r ) r r r r : r

gcn !uc r icrrc J i r i . l , l , , r r . r r r r , i , l , i , r r , , . , r r r , l , ' .

L \Jr\NLR]\ DL \ESTIR Collo 5$II[IA LJI ÍG\OS ,II

r¡ r ui<co d, \en o.uo. q !<.e\. po ,upue,ro. el reg. l opu,oc .erI ' crreardo u r¡ t . rqrdor: t ¡ .o.br r qre . , . b ino, oor \ . r r 'o.rd ¡ <Ir¡cs lusto 1o que nos hacia falta, el escotado c¡misón de eneje quc per_mite a una rnujer de encantos más que modcndos ve.se a si misma comoun¡ euténrica belleza. A menudo, no obstante, el regalo se percibe comouna petición, v una.petición <¡.re es más difícit d¿ desar¡nder porquericne disf¡azada de lavor. Duranre mi primcr matri¡nonio vo tenía un* ' lo dp.res i , que pod.r : l l .o. l l ¡n¡ . k_oct c Bú.1. r ier .e) , . leurrx y f.rldas de algodón estampados de colores vivot. Mi s;cgÁ con-r1.rd:r cn convcrrrme cn una joven matrona de club de campo, ne rega_l.rl¡¡ trecucntemente blusas de seda clásicas de cuello minúsculo y jersJ¡rl< c¡chemira blancos, beiges o verdc pálido,t". yo n""."

-" p""1"

t! ¡) quc no podía regalar porque llevab¿n bo¡d¡d¿s nis inicialcs.Ponerse la ropa de otro es asumir simbólicarnenre su personalidad.

I"t,, es:sj ¡un cuando los motivos quc nos llevcn a ello sean hostiles.l t (rtr ttutual Frtend (18611865), de D;ckens, el profesor Bradley| 1, . . ,1 ' r , re { J i '1.¡z¡ c"r -b¡,J: . ropd, u.ror. o< e.r l , ,J"r . , , r . .p,_r ' . f . ¡ tu (or-rp.rrn ( rL( en.rcq-ecid. . . . por. l r , "_ q, . ,on d, rL i

.r\.\rr.rto quc Headstone plane comere¡. Al asumi¡ csta vesrimen¡allf,kl\r¡)nr se conviene li¡er¿lmente en un hombrc tan vil, depnvador' , rrlp.rble como Ride¡hood.

I r n¡cs¡n cuLtura el inocentc irte¡cambio de ropas es más habitual, r¡t,,. l,rs .rcLolescentes, qLrc c1e esta forma afirman no sólo su amisrad' . ' , , ' , , ' . ,1 j , , . : ider r .d¡d. grr t que In n Lcer - ,Jndo , n- i ,no. , rg"rr . \ t . , \ , , j . , . , n. , .m" iJ, . .T¡.o. Jmb,, .Dueaep(r \ i . r calJ\ id l, ,1, ,1r . , . r , , , , l . i , r o, u ,< e.r . . . . \oolo. .JuntJecr<\re

"r , ' , , , . , , , ! , r t f . . . . , . <. / , , lu .o 1r , unrJ , c. ior¡1. Cono¡nir| | , ,J,r \ \ r , ' , r ¡ r f r ¡ ' f i , r \p.e. , .nde8LJ'* .op;ni , jne.c:1clu.or ' . , , ¡ ¡ , . ' l r , . r " I o, , i r j ¡ .

' , . r 0u. . , , ¡ r . red.r un: g-. rnIr , : t , , c, , r ,n.r ¡ .1¡ni¡ i ¡ o cn un acto públ ico, eche un vistazo ai lácal1 t ' r ' l : , Í | |c! . \ r t r . rv .r tquren prcsc¡re cuyas ropas lc gustaría a usted l le, . , , , , , ¡ - , . , , , , . , ' i , i r ¡ .s i ( . \ . rsí , cse homb¡e o cs¡ mujer puede que sea un

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+2 LL al \TI1/r L\ \ laDi

MlNlrRAS Y DIsrRAcls

Quizá el aspccro r¡ás difícil dc la cor¡uniación por medio dc la

ropa sea cl hecho de que cualquier lengua quc sea cap:z de transmitr

información se puede usar también para transmi¡i¡ desinfo¡mación Sepuede mentir cn el lenguaje dc 1a moda i¡lua1 quc podemos haccrlo en

inglés, francés o latir, 1' cst ripo de engaño riene la ventaja de que por

lo general no sc nos puede acusar de que sea dcliberado. Ln ropa que

sugierc jLrr-entud o riqucza, al conrrario q"c 1a afirmación de que unoticne \-eintinuevc años € ingresos superiores a ias scis cilras, no se püe'

de conrradecir ni relutar di¡ec¡amente.Una mentira rcspecto .r1 vestir puede ser piadosa, inocente, "blan-

ca", como los trajes de bailc de la Cenicienta; puede ser dc disrintos

tonos de gris, o pucdc ser completamcnre negr:, como en el caso <icldis{r.z de h¡p;e ndical del info¡¡rante del FBI o el uniforme milita¡

rc'bacLo del espí:. I-a r."ntin puede ser voluntaria o involuntar.ia, comocuando los padrcs de una marimacho la engalinan con un verido d€

fiest¿ dc seda. Puede incluso ser inconscjentc. como pasa con el horll

brc <1ue inocentemcntc se pone un chalcco ¡' unas botas de cuero pan

i¡ a un ba¡ frccuentado por honrosexuales, o la scñora norteamcrrcanade viaje por Escocia vcstida con una faida escocesa que cn la tienda 1epareció malavillosr pero st'bre la c"al no ¡iene ningún derecho hcredi'

taric, (véasc nota referentc al tartán en e1 prc{acio). Si alguna vez se es

cribe una gramática completa del vcsrido rendrá que ocuparse no sólode est¿s forrnas de fr¡ude, sino de otr¡s muchas a l¡s qu€ se cnlrentanlingüistas y especialisras en serniótice: 1a ambigüed¡d, cl c¡' o¡, el autoe¡'

ó¿i . . . n r i , re pre¡ci" ' . I r or ' ¡ . l : rc ' r . 'or 'Ill vcs¡ua¡io te¿tnl, o cl disfr¿z en el scnrido coloquial. es un c:rso

especial c1" fn.de en el vestir, un fraude en e1 quc cl público coopenvolunta¡iamente. ¡econociendo que 1as ropas que ller¡ cl ac¡or, comrrlas palabr:s quc pronunci¿, no son su,1?s. A leces, no obsranre. lo qucpara un actor no es rni quc un dislt.z provisional acaba tormando parte

dcl gurrdarropa cotidiano de algunos miembros de1 público l-r cuhura popular, que tanro ha hccho por d.rL honogeneid¿d ¡ ¡ucsrr¡ rid¡.

a1 mismo tiempo ha cont¡ibuitlc¡, casi par:dóiicamcntc, :r Pr.\.r\¡i I

incluso a invent¡¡ un¿ vestinlcnt.t crr.rctcrilric¡ ¡'or r:reilro dr ul.r i'¡,c ic clc proceso de rcal imen¡ación. A Ios ¡ ,rodurrr ,r is r l t ¡c l icul ,r . . 1 ' r , 'erao¡¡s ¿c Lcle\ is i . i ¡ ¡ rnurrc i , t lc . , i rnc l , i . r , ,1r , l . r ' r , ¡ r i r r ,1 ,1, , , , ,

i rst . rnt . i r . ' , , ¡ .1, , . , ' , ' , ' r r " ! . , r l . , r l . l . r , l ,v . ) r ¡ , , , , , , ,1,r , , i , , " , ' , r ' i r i , , ,, i , l t , , lLr ,* , , , i , I , | r I , i , , I , . ¡ | \ l , , , , , ,1 ,1 , , , '

L¡ \{ÁNIRA n! \¡lsltR COrl() StST¡\f^ Df SrcNOS 4r

diseñador de vestu¿¡io le asigna a Lrn actor que esté intrepretando elpapel de un robusro y atractivo mecá co un dctcrminaclo tr:je p.ueci-do a uno que ha visto en un ba¡ de la localid¿d. Los mecánicos autónticos, al ve¡ este programa y otros por el esriLo, aceptan inconsciente,mente este vestua¡io como característico, y a éstos los imiran otros queni siquicra han visto el programa- Iinalmente, la vestiment¡ se hacehabitual y por ranro gcnuina.

A medio camino ent¡e el vesruario teatr:i y el unifo¡me se encuen-tr:r la ropa rirual, la vcstimenta especial que adopramos pxr¡ lxs ceren,nirs importantes de nucstra vid¿: lacimiento (l.r mantilla dc bautisnro), bodas, funenles y otras ocasiones rrasccndentales que también

'uL:len lleva¡ aparcjado un discurso ¡itu¡l.

Vr'\TrDos PALA rL "Éxrro,

Un tipo de disfnz más ambiguo es ei vestuario que se escoge dcLi-h r.rdrrncnte siguiendo el consejo de orros con el lin de engañar al es¡r'u.rctor Hay libros y revist:rs que duranrc más dc cien aiios se h¡n, ^

u¡.rdo en traducir el lenguajc correcto de la mod¿, diciendo a hom-1",' v rlujcrcs lo que h:n de ponerse pan parcccr distinguidos, ricos,r,,li\r i.iclos v atnctivos a las person:s del sexo opuesto- Las publicacio-r,r Jir igidrs a quien solía denominarsc "1a mujer de crrer¿, le d¿ban,,'rrti,rs sobrc cómo atraer al "tipo correcro de hombrc": triunlado¡,,Inlr,tsto r csarse. Con indcpcndencia de la moda del rnomenro, siempre,, , , \ , , , r iLndrbr un¡ discretafeminidad: tej idos v colorcs suaves, f loresr ',,1.,rrr.' cn modesta profusión, el pelo ligeramente trás largo y riza-,1, ' , ¡Lr. . l rcsro de l¡s chlcas dc la of ic ina. E1 restu¡r io no ha de ser,!, ,l ,i,.,'i.klo .leru¡l (lo que al futuro marido le sugiere gasros) ni cstar,1,. i , , , . , . , ,1, , t ' , rs.r( l , ) ( lo que sugiere aburr imiento). Sobre todo, se deberrrr¡ ,rrrrrrr rrrr r l , l ic. l io equi l ibr io enr¡e 1o rccatado y lo scductor, un con, , I , , ' , , , , ,1, , re .r n, , .umcr ¿ los homb¡es y el otro a atraer al r ipo de1,, ,r ,1,r , , tu, r ! , , , , ¡ r i ( ¡r . . Los r icnrpos hxn cambiado algo, y ahora las¡ ' , ¡rr , , . ,1, r , r , r l . r r1c rcv*r l Lnmo Coszro¿ol laz p:recen haberse espe-, , lL ' , ,1, , , i , , l ( , , l . I l . r , rrui . r c lc crro¿ lo que ha de ponerse para en

,,rr , l '1" L r ,¡ ' , . , I | | I r , ' , . r (L| ( l ( h{rnrLrrc quc lcc I ' laybo1t, mientr$ que,1, ,1, 1, , . , , r i , , ,1, , . . , , l , , r ¡ , l i , . rer ln,oh.rccrtrenrealdañopsíquicore-

l l , l l l , ¡ , , , . , . , , , ,1, , - . / r , , , , r , , \ r , , , , , \ t l \ ' t l ;Dt , t \ Dr¡ :ss hr Suc.. t : , t , t | , l r , l \1, , , r ' ,

. ! ' \ , , l r ' , | , ' r r , r | r | i t r t r r l r lc l to

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IA LENGUAII DI I, \(]1]A o slsT¡rvt,\ Dr srcraos

?on quÉ rrtvauos Ro¡A: urrrrrJ^D! sr4T¿¡s y s¡xo

ll v6ri¡o, .onN otos lengx?ies, puedcs..a h vrz elo.ue¡Í I origi.J.1,. drn¡li rno.,le.rd Ton \xrolf!. e$ritor e*rdounid¿n'\e Colyrigh¡ ¡otogr¡li¡ at l93l bl Tho

cios sobre cómo han de elegir 1a ropa para dar una impresión de efica'cia, auto¡idad y fiabilidad a"n cuando sean incomperentes, débiles 1'l r lso.. Mul o1. qL r cr rrodo alguno e' ror-o. :o 'r iene que'u - ing r :e-¡ía de vestua¡io" se basa en investigaciones cientificas y en cncuestasde opinión. Al autor, apartándose de la tradición, también le interesaexplicar a las mujeres cómo promocionarse, no cómo cas¡rse. El sec¡e-ro, al parecer, es ilevar un "trajc-chaquet¿' ca¡o pero convcncional, delana, en un tono medio de gris o azul marino y con una blusa decente-mcnte escotada. Nada de jerscys, ni pantalones, ni colores dcmasiadoclaros, ni escotes, ni c1 pelo largo o excesivamcnte ¡izado.

Cualquicra que esté in¡e¡es¿do en la variedad escénica debe¡ía dc-scar que Molloy estuviese cquivocado; pero mi propj¿ cncuesra de op;nión, desgr:rciadamente, le da la razón. Una ejecutiva en r.ápido ascen-so cn un banco local me dice -de mala gana que "los trajes a¡.'udana disinguir:1:rs mujcrcs de las muchachas; sicmpre que ias muieresestén dispucstas a toler¡¡ tal distinción, que ése es ot¡o tem¿".

Licvamos ropapor algunas de las mismas razones por las que habla-mos: para que vivir y tnbajar nos resulte más fácil y cómodo, para proclamar (o disfrazar) nuestms identidades ypara atrae¡ la atención eróti-ca. James Lar-er ha denominado a estos motivos el principio de utilidad,el principio jeúrquico y el principio de seducción. Cualquicra que bayaasis¡ido recicntcmente a una gün ljesta o ¿ un congreso profesional re-cordará que la mayoría de las conversaciones gue no tnían una finalidad práctica (,,¿Dónde están las bebidas?", .Este es el programa paraesta *rde') estaban motivadas principalmente por el principio jer.irquico o el de seducción. De iglal forma, Ias ropas que se llevaban enesa ocasión, además dc ocul¡a¡ más o menos 1¿ desnudez de los presen,tes, se habían elegido pan indicar el lugar que ocupaban en ci mundoquicncs 1as vestían y/o p:n h:cerles parecer más atractivos.

Las primeras ropas utilitarias probablemente fueron fruto de l¿ improvisación. Enfrentados a clim¿s ext¡emos -inviernos gélidos, torren-ciales aguaceros o tórridos calores-, hombres y mujeres se colgabano se amarnban al cuerpo pieles de animales; sc ataban a la cabeza hojasrnchrs a modo de elemenules sombreros para protegerse de la lluviay se hacían rudimenrarias sandalias con tiras de cuero o coÍez¿, comohacen hoy las tribus primitivas. Esta ropa prorecton tiene una lalga his-toria, pero nunca ha aLcanzado gran prestigio. La prenda que tiene un.rfunción punmente prácrica es el equivalcntc exento de atractivo de laonción puramente enunciativa: .Está lloviendo', .Estoy trabajando enel jardín,'. Pero es difícil, en el vesrido como en el discurso, h¡ce¡ unaafirmación ¿uténticamente simple. El par de sencillos chanclos negrosque poncn de manifiesto que está lloviendo también pueden querer deci¡

"las calles están mojadas y no me puedo permitir estropear los zapatos". Si las calles no están dem¿si¿do mojadas, los chanclos tambiénpueden declmr caliadamente "Esta penona es sosa, tímida y remilgda,,.

A veces, con indeperdencia del chra, la u¡ilidad es en si misma un¡curlidrd ncgatirt. Por lo general, cuanto más aísla del agua un imper-nr(,¡ble, más 3ísla de la admiración, a mcnos que además se¡ de un col¡,r de moda o su corte sea actual o que, por cualquier otra razón, se,l.rluzc.r qrc cs c.rro. I-as botas ceñidrs de piel sintéticr que mantienenLr l , i rs r . r l icrrro v "rr" " cons cnn mcnos csrét ices que las bot¿s,1.¡ ' ic l rh, , , . r1r , ,1r : , , . , r . . ¡ i r r i , l . r r lc i , ,ncnrnrel agua y que por ranro," , ¡ ,1 ' , . , r ' , ¡ , ' , r , ' , , , , ' , . , , "1, , , ' ,11, f ( r . , , , r^1. l ,n i l i ¡ r iz¡ t l ¡xconlostrx is.

1, r , , ' ¡ , ' r , , , ¡ , , , 1, , ¡ . r r , r r l I , r , , ' , r r i . . . r r r r , r iv , r , r r , r r r t l r r h l lc

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IL LE:]CU{I DI LA IION\ L-{ ¡[Arf,n { D¡ \rESTrR COI{O SrSTrr'L{ D¡ S]GNOS 47

van personas que no ]a necesit¿n y que p¡obablemente ruÍce la necesi-t¿ún. El inmaculado delantal almidonado que llcva cl niño encima desu rraje de vestir o los guardapolvos a rayas que r:rnto gustan hoy endía a algunos estudiantes lucen mucho mejor en ellos que en las cria-das y los agricuhorcs a los que en un principio iban destinados.

Esta t¡ansfo¡mación de la ropa protecton en atuendo de moda tie-ne una larga historia. Como señála Rachel Kempe¡ el tipo de prendasde vestir que se ponen de moda con mayor npidez y de forma másgeneralizada son aquellas que originariamente fueron diseñadas para 1agucna, los trabajos peligrosos o los deportes fatigosos:

Las prendas creadx pan desviar la punta de una lana, las flech¡o los r:yos del sol poseen un arnno tipo de disthción inmcdina yesrán predestinadu a convertirse ennodapmhombrcs y mujcres. Sonabundantes los ejemplos contcmponincos: l:s omnipresentcs gafas deaviador que pueblan las bu¡s dc los b¿¡cs dc moda pu soheros, iosguantcs dc canens con agujcros que aprietan )os volantes de sosegadoscoches faniliar*, relojes de buzo de impresionante conplej;dad que jamás llegar,án a sumerg;ne en ninguna masa de agua n:is peligrosa quela piscina de un club de campo...?

RoPA MÁGICA

El sentido común y la mayoría de los historiado¡es de la indumen-taria han asumido que las eigencias impuestas por la utiiidad, por els¿¿t J o por cl scro deben de haber sido las responsables de la inven-ción de la ropa. Sin embargo, como a veces ocu¡re en los asuntos humanos! parece que tanto el sentido común como los historiado¡es esta-ban equivocados: los estudiosos nos han explicado recientemente queen un principio l: ropa tení: una finalidad mágica. Arqueólogos dedi.cxdos a dcsenterrar civilizaciones pasadas y antropólogos enrregados alestudio de tribus primitivas han llegado a la conclusión de que, comodice Rachel Kemper, "l¿s pinturas, los adornos y las rudimentarias ropas se utilizaron en unprimer momento para arrae¡ ]3s fue¡zas animn'tas positiv.rs y alej.u el mal,.s Cuando Cha¡les Da¡win visitó Tie¡ndel Fuego, un territorio frío, húmedo y desapacible asolado por cons-tantes vientos, se encont¡ó con que los nativos no llevaban otra cosa

7 Ri.h.l H Kcn,pcr- í¡t,,¡. fir 9

sobre el cuerpo que unas plumas en el pelo y unos dibujos simbólicos.Ios bosquimanos australianos actuales pasan horas enteras pintándosea sí mismos y a sus parientes con a¡cilla coloreada y sin más ropa enci.mr gue uno o dos amllLetos.

Por minúsculo que sca, eLvestido primitivo de c¡s; todas las partes¡cl mundo, como el habla primitiva, está lleno dc magia. Un collarrlc dientes de tiburón o un cin¡u¡ón de conchas de cauri o unas plumasri.ncn 1¿ misma función que una plegaria o ur sortilcgio, y puedenrccmplazar mágicamente -o más a menudo complementar- a un het hizo onl. En el prirner caso opera una forma de magia por contagio:sr errc que los dicnres de riburón dotan a quien los lleva de l¿s cu¿lid¡-rL,' <lc un vigoroso y afortunado pescador. Las conchas de cauri, Por

'rr ¡,rrrc, acrúan mediantela magiapor símpatía; al parccerse a los óryarr

^ rcnir.rlcs femeninosr se cree que ¿umentan o preservan la fertilidad.li¡ h v¡cicd¡d civilizada acrual,la creencia en los poderes sobrena

rrrr.rl<,s <lc l.r ropa -como la creencia en las plegarias, los sortilegios y1," lr-l¡irr¡ siguc cstando muy extendida, aunquc la denigremos llarrr.i,rl,,l.r "rrrpc*riei<in". l os ,rn u ncios :lirrnan que la aplicación a nue*rr, . rr . r , , rr*r r , ' , . r l r l l , , , , r ' r r"rr , ,s crrrys dc un cletcrrninado t ipo de loción1r. . , , ¡ , . r r , ¡ . r , l . r l . , t , ' ,1, 1."1. , " , , , . , , ' , i . ' r " , , rc. r ' r 'nr . : .o. ien,n, t , , , l , ' . r ' , , , 1 ' l ' , , ' ,1,1, ' , ' , ' t ' , r ' . r , , ( , ' ,1,1,r i i l i r , , t r ¡ ( ( lnr(sr Í t \cscnt!

Hor todritrs¿kn pFndrs sob¡¿nat(r¿1.r, incluso en 5ociedtrd6 muy rltrz?d¡. Un tnj. d.norir dneñado po.JeI N{ui¡ I sGni!ádo.o¡rntigros :inbolos nágicol indulda h atelhd¿ cDr¡i. püntr y ¡r luna ¿n.traro creci.¡tcL. yn¡e Antonia ¡nse¡i lóndr6, 1984.

Ji . ,

' l r ' . . * , i

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,18 rr Lr\r.¡Lrvr ¡r L\ \rr¡rr\ LA \r,\Nttu{ D! V!9TIR COrfO slslÉlr{ D! S](;NOS

ún atraídos hacia nosotros por el olor de un jabón conc¡eto. Nadie sec¡ee esos anuncios, decimos. Quizá no, pero actLramos como si nos loscreyérxmos: echémosle un vistazo al a¡ma¡io de nuest¡o cuar¡o de baño.

Los ropajes sobrenaturales de los cuentos populares europeos ixbotas de siete leguas, las,::rpas que hacen invisible y los anillos nágicos-no se han olvidado; simplemente se han tr¿nsformado, de tal fo¡maque hoy tenemos la estrella del atletismo quc sólo puede ganar una carreta con una gorr¿ o unás zapetillas concretas, el..poli,' de paisano quecree que nadie lo ve con su gabardina, y la esposa que se quita la alianz¿ pare irse a un motel con su amante. Los amuletos también siguensiendo rnuy populares: anillos de pelo de elefante para tener fuerza yuna larga vida, braz¡letes de cob¡e como ¡alismán contn la anritis...En ambos casos lo que operr es urra forma de pensamiento mágico comoel del aborigen austnliano: 1os elcfa¡tcs son fuertes v viven muchosañosi si nos f¡otamos consrantemente con su pelo podemos adquirirestas cualidades. El cobre es conducto¡ de la electricidad, y por tanroconduce los impulsos ne¡viosos hasta los músculos aga¡rotados c in-

'en' ible, . ¡ r 'ea medirnte 1a magia prrmir rre. por corr agio. . ono . orel brzaletc de pelo de elefante, o mediante la magia moderna, por contagio de la pseudociencia: el cobre "atrae y concen¡n los elect¡oncs in-contrclados,, me explicó un adepto.

La magia por simparía o simbólica rambién se emplea ¿ menudo,como cuando nos colgamos del cuello cr-uces, estrellx o alguno de 1ossimbolos actualcs de la fuerza y la solida¡idad femeninas, invocandoasí calladamente la protección dc Jesús, Jchová o Asta¡'té. Tales amuletos, por supuesto, los podemos llevar par: proclamar nuestra defensade alglna fe o eusa ¡' no como amuleto. O bien pucden tcncr simultá-neemente o secuencialmente ambas finalidades. El crucifijo ocuttobajo el uniforme dc la cscucla parroquial habla sólo a Dios hasta quealguna diabólica fuerza humana persuade a quien lo lleva pan {lue sequite la ropaj cntonces actúa ---o deja de áctuar como advertencia conü?el pecado y como talismán protector.

Las prendas de restir se pueder tr¿tar también como si tuviesen z¡'zr¡¿,la fue¡za sob¡enatural impersonal que ticndc a concentn¡se en los objctos. Cuando yo estabx en la universidad era habirual ponerse un jer-se¡ falda o sombrero "de la suer-te" concretos pára ir a los exáme¡es,y esta práctica aún continúa hoy en dia. Normalmente lo que openaquí es magia por contagio: la prenda elegida se ha conver¡ido en un.rprenda que da suerte por haberla llevado pLrest: con rnrcri,,rirl.rrl crralguna ocrsión cn h quc tuvinros suc,r . ! (J fo ' ( t , , . . ( 1. , 1, . ' , , r ' . ,1. , ,1, '

. r i r r ¡ , r , , ¡ , i , r . rr i . . r lgun.r pcrsona .r fortunada. Llevar estas prendas mági-, , rr , s c lr tei . r l r rr t rrrc h.rLr irur l cn los deporrcs, donde ¿ menudo sc les,r l r l r rrr ' , 1 'úlr l i , . r rrrcrrrc l , r r t : ¡onsrbi l id,rd de h suerrc de sus propieta-rr ,r \ r I ' i r r l i r l . r . . r l , r rrr l , 'n, ' sc c¡ insidcr¡ crusa de pe¡juic io v clc fr¡c1r, | , ' , . r r , ' r , r r . rr¡r l ¡ iúr¡ L ler,rr Jrrvicnrcmcn¡e en la magia de l :s ropas,¡" , . r1 '1, l r , , rr . ¡ ' " 1, , L,rrr i l i . , r iz.rr l rs qrc esr in con cl poder rr :rnsforma,Ir , r . r ' , : r r r . i ¡ i r , , , ,1, I r , r rLr . r ¡ , ' rc.¡rr l .

i \ ! , , , ' , , , . , , ,1. ,1,¡( l . r 1 ' r , r r , l . r ,1. l . ¡s, , , , r , 1, , ( \ ,ü in , r is o,a¡do se¡" , r r , , ,1, . . r11ru, , , , ,1, , , ,1 , , \ , . , t , r , . l , l r . r l " ' , l i t r rc l r rscs¡, t ie,rL: ioncsp.rrr

l i , , , , . , , , ,1, , , , , , , , , , r , , , , ,1.1 , , , ; . , . , j r , ' , 1 , " , , , 1 , , , i , 1 , ' , l , . i , , , l r l

rr,1tr, Lr L, ñrrxlnliJ nochtrs pe6o¡¡si,rr-1,! t,¡,r,i*hd.s nisi.lr tr rlsünrs

r'! tr,1\ lhr. \\i)(¡.. tr¡lch in&¡nxciontrlr , r ,1.¡ L.L, , l i ' r ) r ) iú J.¡ro. . .n l . r sonque,,rr , , , l . ¡ t r , l . r r i . ! t r i i | \ i f L¡ ru l k

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50 !T LENGUAJE DF L{ \4ODA LA I{A\\Efu{ DI \¡FsTIR CO]\{O SISTEMA DI SIGNOS 51

lleva el nombre del equipo de natación de su instituto, sugiere que aldarle la vuelta a la ropa la pane que va impresa queda en contacto directo con su cuerpo y ello pennite que el zaza actúe más di¡ectamente sob¡e ella.

Generalmente, la ropa no mágica también se puede lleva¡ al ¡e"éspor mzones mágicas. La costumb¡e de darlc la vuelta al delantal pamque nos cambie Ia suerte después de una serie de accidentes domésticosestá muy extendida en Gran Bretaña y en los Estados Unidos; yo mis-mx he visto hace¡lo en ia zon¿ norte de Nueva Yo¡k. Los jugadores

todavia le dan hoy la vuelta a su ropa antes de comcnzar a jugar, aun-que la púctica era mucho m& común en el pasado. En el siglo XWtr,cl estrdista británico Cbarles James Fox a menudo pasaba toda la noche sentado frente a las mesas de juego con el abrigo puesto de1 revésy la can ennegrecida para aplacr a ia diosa de la fonuna. O quizá paraesconde¡se de ella; según la tradición popula¡ la explicación normalpara darle la vuelta a la ropa es que confunde a los espíritus Con lacan teñida de negro y con los elegantes adornos de su fmc ocultos, Foxera invisible para la diosa de la fonuna; los malos espGitus que persiguen á las amas de casa no consiguen reconocer a sus víctimas y siguenvolando hasta enconu¡¡ a ot¡a persona.

Ro?As MAr-ivoLAs

En el polo opuesto a la ropa que trae buera suerte y &ito está laprenda de mal agüero. La versjón más habitual de ésta es el vestidqel traje o la camisa que (como algunos niños) parece at¡ae¡ o inclusos¡li¡ a buscar la suciedad, la grasa, la salsa de romate que se cae y otrospeligros. Enid Nem¡ que ha escrito muy perspicazmente sob¡e este tipode prendas para el Netr Yorh Times, sugierc que quizá tales ropas seanperezosas: .Preferirían quedarse descansando en un¿ pe¡cha, o en un¿caja, y por eso sc rebelan cuando se las saca de alli'.'O, añade, puedeque sean esnobs, reacias a relacjona¡se con gente vulgar. Sea cual fuerela causa, estas prendas tan propensas a los accidcntes ¡a¡amente se reforman, si es que :rlguna vez lo hacen, y una vez que se ha dcscubienoun¿ es mejor rompcr relaciones con ella inmediata¡nente. De no serasi, como las personas propensas a los accidentes, puede que nos aca_rree numerosos problcmas y posiblemente :rutént;cos dcsasires, conlir

tiendo alguna entrevistx importante o ura cita ¡omántica en una esce-na de fa¡sa o humillación. Más siniestra, y afortun¿damente más inf¡e-cuentg es la prenda que parece atraer los desas¡¡es haci¿ nosotros enlugar de hacia sí misma. Nemy menciona un vestido n¿ranja de linoque parecia haberle tomado manía a su dueña, una tal Margaret Turner, de Dove Publications. La ropa de colo¡ rannja puede provocarhostilidad en nuest¡a cultura, pero estc vestido párece que lue un casoespecial. "Mis amigas parecían más malv¿das, los hombres parecian másdistantes, y yo siempre tenía problemas con mi jefe", decía 1¿ señoraTurner. ..Y eso no e¡a todo. TimM el café, perdía el tren y se me averia

Hasta cuando nuest¡:s ropas no esrán investidas de esta especie depoder sobrenarural, pueden tener significados simbólicos que tiendena incremerb¡se con la edad. El hornbre que llega a casa del trabajo ydescubre que su mujer le ha timdo su raíd¿ chaqueta de lana llcna demanchx o sus viejos pantalones del ejércitq con f¡ecuencia se enfadamLicho más de 1o que parece justificar ia situación, y su enojo puedeir mezclado con un sentimiento de depresión e incluso de miedo. Nosólo haperdido unaprenda mágica; sc ha visto obligado a ver a su cón-yuge como su enemigol como ura persona que desea privarle de la co-modidad y la protección.

Un tipo más placentero de magia es el que se produce en el inter'c.rmbio de prendas tan frccuente entre amentes. En la Edad Media unathma a menudo entregaba su pañuelo o un guante a un cáballero po¡clh elegido. Cuando él entr¡se en batalla o luchase en un to¡neo lopondría junto a su corazón o se lo prenderia de1 casco. Ho¡ probablenrcntc porque es tabú que los hombres lleven prendas de mujea el tú-lico cs de dirccción únicx. Le ádolescerte se pone la chaqueta de béis-Ñrl dc su novio para ir al colegio; la secreraria que ha p¡sado l¿ nocheinrpulsivr y triunfalmente en el epa¡tamento de un amigo r.'uelve a esa,r l,r nr.rñ:rn.r siguiente con el impcrmeable Iondon Fog de él sobre latrr¡t.t con l.r quc fuc: la discoteca; y la esposa que, juguetona y cariño-r.r, v p.nr h p:rrtc supcrior del pij.rm¿ rojo de fnnela de su marido.lr¡r'rr<¡rc¡rcnrc l.r rnujcr se siente ran bien y tiene tan bucn aspecto,,'rr Lr ¡,rrrrri,r nrísic:r prcstad: que jamás l¡ de¡'uelve.

Itr,, si Lr rcl.r. il'n sc ,rgrir, cl significado del intercámbio se ve alte,r .rr l , , r r l r rr , , rrrr , rnr i t ¡r , , t lcvicnc m:r lc i ic ión. El arr iculo mágico puedeort , , r , ¡r r l rv, , lvo se, . , , , , r , ,uLl¡ , t n n,¡ l ¡s condiciones: manchado o a¡¡u-r t . r l , ' , , ' , , ' r - | , r r r r i r , r r - r lucrrr . rL lLrr .x Jc. ig,rrr i lkr . O pucdc destruirse, l , . l r l ' , . r ,1.r" , r r , . . , , ¡ r r , r lc t i r . r r . r Lr l , , r 'u, . r , , i , rc lusr¡ cort . r r lo a t i ras

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r.z ¡l L¡NCUAIE Df r-{ ¡IODA ;.1

pamvengarsc. Una forma de magia negra especialmentc refinada es do-nar la prenda a una institución benéfica, con la esperanza de que notarde en poné.selo

"n vagabundo borracho e incontincnte, a Pode¡ se¡

en algún lugar donde nuestrc anterio¡ amarte Pueda r,'erlo y reconocerlo.

Ro¡¡ t r ru¡oT|, Ar y l [ l tBr\ú Dr ,xtN\tóN

Como ocurre con la lengua oral, Ia comunicación a tr.rvés del vesti

do es más fácil y menos problemática cuando se persigue una sola fina'lid¡d: cua¡do llevamos una prenda únicamente pan estar c:lienres, asistira una ce¡emonia de cuaiquier tipo, proclamar nuestras opiniones polí-ticas, tener u, aspecto seductor o proregernos de la rnala suerte. Pordesgmcia, como ocurre con e1 habla, nuestros motivos para hacer cual-quier declaración pueden se¡ dobies o múJtiples. El hombre que va acompnr un abrigo de invierno puedc desear a un mismo tiempo que

lo resguarde del maltiempo, que parezc¿ c-xro y actual,gue proclarneque es una persona sofisticada y fuertc, que atr¡iga a un cierto tipo decompxñero sexual y que por ane de magia le contagie las cu:lidadesde Robe¡t Redford.

Natur:rlmcnte, a menudo es imposible satisfacer todos estos requisitos y hacer todas estas manifcsraciones a l¿ vez. Aunque no entrcn encont¡adicción unas con otras, es posible que la p¡enda ideal de nuestr¿fantasia ¡o esté a la venta en ninguna de las tiendas a las que podamosacudir, y si lo esrá quizá no nos podamos permitir comprarla Por tan-to, igual que con el habla, ocurre a menudo que no podemos decir loque realmente queremos porque no disponemos de las upalabns" co-rrectas. La mujer que se queja rutinariamentc de que no tiene nada queponerse se encuentn precisamente cn esta situación. Cuando esté deviaje por el extranjero, seguramente se desenvolveÉ muy bien en tien-das y trenes, pero no podú salir a cenarr Pues su vocabulario es taÍlimiodo que proyectaria un¿ mala imagen y quizá ha¡ía el ¡idiculo.

Acteralmente todas estas dificultades se ven agnvadas por mcnsa¡escontradicto¡ios sobre el valor de la ropa en generxl La ética Protest¿n-te hacía hincapié en el rec¿to y la sencllez en e1 vestir. La limpicza es-

taba próxima a la santidad, pero las galas y Ja pompa eran cosa del diablo y el hombre y la mujer serios no tenían tiempo pan tamañosdesatinos. Incluso hoy en día, declanr que no prestamos dem¿qiada a¡en-ción e Io que nos poncmos es proclamar nuestra vir tucl v nr¡ r¡¡ . r inrcn

tc h,rccrn¡x ¡crccd,rr t 's , r l rcspcro Jc I ,x r lcnr ' is s; i r , ' r )r l ' r rr ' " . rJ rrr i \ r t r"

tiempo los anuncixntes y los expertos en moda nos dicen que dcbcrnosvestir bien y usar cosméticos para, según dicen ellos, libe¡ar la belleza

"natunl" que llevamos dentro. Si no "nos preocupamos de nuestro as-pecto.. ni s.r . . rmo. lñ n-ejnr de nñ\ñrro..n: .mo. . rue,tro. p;r iente.nos regañan y a los amigos les damos lástima. Hacer m¿l¿ba¡ismos inteniando conjugxr estas demandas contradictorias es diticil y con fre-

Cuando dos o más deseos o exigencias entran en conllicto, un¿ consecuencia psicológica frecuente es manifestar algún trastorno de la ex-presión. En este sentido, uno de los primeros teóricos del vestido, elpsicólogo J. C. F1üge1, veia toda 1a rcpa humana como un síntoma neu-rótico. Desde su punto de vista, el decoro y el deseo de ser objeto deatención son emociones irreconcilixbles:

...Nucs¡n ¿ctitud haci¿ la ropt cs ab initio ambkalcntc', por usarel inestimable térnino que los psicoanrlistas hrn inrroducido en la psicología; esramos intentando s¿tis{acer dos tendenci¡ contndicrori¡s...A este respecto el descub¡imiento, o en todo caso c1 uso, dc 1as ropuparece recorda¡ en sus rspecros psicológicos, el proceso de des¡rrollodc un síntoma ncurótico.ro

Flügel no está considenndo más que una oposición; no contemplasiquien 1a confusión neurótica que se puede producl cuando entnnen conflic¡o tres o más motivos, como a menudo ocur¡e- Dado esteestado de cosas, no se¡ía de extrañar que encontr.isernos en el lengu:jedc la indument¡¡ia el equir,alcntc dc los rrastornos psicológicos del ha-bl¡. Onemos, o más bien veremos, el ta-rtamudeo repetitivo del hom-bre que siempre lleua la mism¿ chaqueta o los mismos zapxtos, independicntemente del tiempo que haga o de la siruación en que secncuent¡e¡ el balbuceo infantil de la mujer que se afe¡ra ¿ los vol:ntesy e los lazos dc su primcra juvcntud; y esos embarazosos lapsus de lalcngur -o mejor de la ropa- cuyos ejemplos más clásicos son una b¡a'

sucta abiena o un: combin:ción que asoma por debajo del vestido,r,,nn signos, embos, de un c¡ro¡ social. Ta¡nbién aprcciaremos los sig-rr, n tlc unr rngustia interior más pasajer:r la .roz' demasiado chillon:r,',n¡cr'.r quc nos deja más exhaustos 1os ojos que los oidos con los colo,rs ,leslunrbr.rnto v l¡¡s rlisc ños estridentes, y la gris rnonotonía equiva-l , r r r , . r Lr r , . , ¡ , . r , i , l . r l ,1, ,1,v.¡r Lr v¡ ,2.

¡ , r ,

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I l r rN.rr \ l f nr r \ r f )D\

El vestido es un aspecto de 1a "ida

humana quc dcspierta podcrososscntimientos, unos intensamente ag¡adables y otros sumamente desa-gndables. No es casualidad que muchos de nuestros sueños gircn cnrcrno a clegantcs vcstimcnras; tarrpoco 1o es que una de las más comu-nes y perturbadoras pesadill¡s humanas sea la de vernos anosot¡os mlsmos en público inapropiada y/o incompletamentc vcstidos.

Parr algunas pcronas, la tarea dia¡ia de elegir la ropa que se vana poner es tediosa, opresira o incluso espantosa. A veces estas pe$onasnos djcen que la moda cs innccesaria; que en el mundo ideal del futurorcdos vesti¡emos una especie de mono idéntico' lavable, imperrneable,flexible, de temperatura regulable; atemponl, sin edad, asexuado. "¡Quécomodidad, qué descansob, dián, "¡No tener que preocuparnos másde 1o que nos vamos ¿ poner para una entrevista de trabajo, una citaamorosa o un funenll"

Cómodo, quizá, pero no exactamente un descanso. Tal utopía nosprovocaría a 1: mayo.ía e1 mismo tipo de escalofrío que nos producíave¡ en televisión un estadio lleno de ¿¡letas del bloque comunista conidénticos atuendos deportivos voceando consignás al unísono. A cásinadie le gusta quc 1c digan lo que ha de ponerse más de lo que le gustaque le indiquen lo que riene que decir. No h:re mucho, en Belfast, cuatrocientos presos rcpublicanos irlandescs "sc ncgaron a llevar cualquiertipo de ropa, pasándose día y noche cubie¡tos con sábanas",1' en lugar de ponerse sus uniformes de presos. Ni siquiera 1es satisfizo la ofe¡'ta de vestirsc con ropas civilcs; insisticron cn que o se ponian las ropasque habian tnído o no se ponían nad:. La indument¡¡ia es libenadde expresión y uno dc los privilegios, si no siempre uno de los place-¡es, de un mundo lib¡e.

CAPITULO

Juventud y vEezErrcFZo... Lnveiero...He de llerr los pantaloncs con los bajos vudtos

(rhe Lore Sons of J. Alfred Prufroch)

Casi desde su invención el vestido se ha usado para difcrenciar lajuventud de la vcjez. En l:s tribus primirivas, la inicjación de los mu'

chachos y las muchachas a Ia vida adulta es¡aba marcadapor la entrega

de nuoas ropas y ornamenús de adultosi csta mismn costumb¡e sc ha

scsuido a mcnudo en 1as llamadas sociedades civilizad¿s. Cuando un

muchacho alcanzaba la mayoría de edad en la Roma antigua, se desPo-jaba de su túnica corta y adoptahalz toga drilis En los Est¿dos Uni-

clos, hasta hace unos cincuenta años, el ioven cambiab: ios pantalones

.,,.tos por los largos en un rirual de igLral signilicado.DuÁntc la Edad Mcdia y a lo largo de varios siglos posteriores la

inf¡nci:r terminaba en torno a la edad de siete años, con f¡ecuencia an

res. l-os niños muy pequeños lleraban tr:ies o vesridos largos y habix

p,,cr cliierencia cnrre la ropa de niño y 1a de niña.rEnrre los tres y los

'rr' .rñ¡rs cl niño se convení¿ en un hombreci¡o y la niña en una mu-

r, ¡ ir.ri cntonces vcstían versnrncs reducidas de los m¡¡delos adultos. Poca

,, ' r i r rsrn.r

, , , r¡ . ' i , ' , r ¡ * h.rci . r . r lo quc para nosotros es ahoú una nece

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56 rI I¡NCUAJI D¡ LA NIOOA JU\¡NIID Y ![l!Z 57

L¡ r¡v¡Ncrór¡ o¡ u rNDUM¡NTAIIA JUvrNt

En la segunda mitad del si¡llo XVIII, Jean-Jacques Rousseau y susdiscipulos propusieron una visión nueva de 1a infancia como un estadoindependiente y natural, y del niño como un ser vxlioso eÍ si mismoy no como un adulro imperfecto de corta esratura. Dcmandaben uncambio; no sólo en la educación de los niños, t¡mbien en su ropa. Rous.e¿u ¿.on,ei¡o¡ cn su F,nt! ,o t l 'mrle). que

...los miembros de un niño quc aún esrá creciendo han de esta¡ lib¡cspan novcrsc con facilidad denrro de sus ropar¡ nad¿ debe obsraculizarsu credm;en¡o ¡i su ¡lovinicnro. Lo mejor es llev¡r a los niños conprendas tan amplix como sca posible y después ponerles ropr suclta,sin inentu defini¡ 1a siluera, que no es más que orn m¿ner¡ de defornúla. Sus defecros de cüerpo y de mente se pueden ¡chas¡ a ]a mhnacausa: al desco dc hacer de ellos homb¡es antes dc ticmpo.

Es¡os criterios no ta¡da¡on en comenzar a manifesta$e en una nue-va imagen de los niños. Las niñas, en lugar de ir con aros y corsés, aho-ra seguían usando los scncillos y cómodos vestidos escotados de muselina de su primer: infancia. Esre privilegio se fue extendiendogradualmente a niños cada vez mayores, y hacia la década de 1780 estosvestidos a menudo se llevaban hasta bien entrada la adolescencia. Almismo ticmpo, a los niños se les quitó el abrigo largo, el chaleco ceñi-do, ia camisa de cuello alto y los calzones co¡tos que habian llevadosus padres. En su lugar vesrían chaquetilla cona, camisa con cuello blandode solapa y pantalones largos. En la década de 1790 los pantalones secmpezaron a abotonar sobre la chaqueta, produciendo lo que recibióel inquietante nombre de "traje de csqueleto". Lo siguieron llevandodunnte los cuarenta años s;guiertes la mayo¡ía de niños dc cntre t¡esy sictc años. l-as zapatillas planas y los cones de pelo sencillos susritu-ycron a las pelucas cmpohadas que seguian estando de moda ent¡e los

l:xrn^v c^Ncr,\ ^NTrcuADA:

El rsrrlo IG¡l Gn¡¡r¡vrr

l . . rs nr¡r l . rs i ¡ , l . r , rr i l rs i , r rnxlucid¡s ¡ f inales dcl s iglo XVII I aún nosr^rr l r , rrr Lr l r i l r . rr . , ¡ ' ' r l . r ' i l rst¡r . i ¡ ,ncs dc I¡ ¡r t ista inglesa Ketc Gree-r . , \ \ . ¡ \ . A,r , , lu, , r ' , l , l ' , , ¡ . . , t , . ' , . r i f , , ) rcnLrscl icrc l , rsdc1880y1890,l ¡ ' . , ' , , i , , . ,1 ' r , , t " ' , , . ¡ , , r ,11," , i r rL rrrr i ¡ l , r r r ¡ , r r , ¡ , , r r ¡ r t ¡ i : rs dc un

Har¡ fln¿les del sielo ¡vIIl sc leria ¡ los niños ricos como adultos cn 'niniatuñ.

con rodslai ex¡nvrs¡n¡e' moreris dc Ir noda dé los m¡ror6. ¿l?rn,.q¿k|re' hdrc¡s Utrld ttu'n! Í rcn¿n4 de Ltr€illi¡re, 169s

sidad obvia en 1os niños: la libertad de movimientos para la actividadlisica. los ¡etratos medicvales y renacentistas muestran a niños peque-ños vestidos con todas las extnvagantes molestias de la mod¿ adulta,gorguens, miriñaque, pantalones acolchados, faldas que se anasrnbanpor el suelo, zapatos de tacón al¡o v sombre¡os con ia pane superioratestada de plumas y flores.

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58 r,L rli\cu J¡ Dr r^ rroDn

siglo ¿ntes, que ia ¿utor¿ consideÉbx más pintorescas y bellas que lasde su tiempo. Su obm alcanzó tal popuiaidad que pronto empezó atene¡ influencia sob¡e la ropa infantil en boga. Las mad¡es de finalesdel siglo XIX y principios del XX con frecucncia vcstian a sus rctoñoscon vestidos estilo Greenarva¡ y el llamado .,vestido est&ico" de la épocacasi le debe tanto a sus dibujos como a 1as teorías prernfaelistas sobrelo medieval. Incluso ho¡ las hilas de familias ¡icas todavía van a 1asfiestas con trajes inspirados en la t¡adición G¡eenaway; y lo mismo ocu-rre, de vez en cuando, con sus m¿d¡es. Sin embargo, este vestuario (que¿ctualmente se conoce en Gr¡r Breteña como e1 looÉ "Laur¿ Ashley,,por la diseñadon que lo reintrodujo) ya no revela necesa¡iamente nin-guna inclinación estética.

La auténtica niña Kate Greenawa¡ pertenezca a ia época que penenezca, lleva un vestido que le llega hasta e1 suelo o hasta el tobillo. Lasfaldas de las jóvenes no empezaron a aconarse hasta la década de 1820, ylo que revelaron en un p¡ime¡ momento fue¡on unos calzones largos decolo¡ bla¡co con ribetes de encaje. Aunque también éstos se fue¡on ¿b¡e'viando con el tiempo,la sensibilidad victo¡iana hacia las impJicacionessexuales de 10 que llamaban .los micmbros femeninos" siguió existien-Jo. En u ra épocl en que p:ern, : c? Ln \^ncepro r¿n.uge.r ivo quelas bien torneadas patas de los pianos se ocultaban púdicamente conbrocados de flecos, la longitud de la falda de una joven estaba cuidado'samente regulada. Un aniculo del Hatper\ Bazaa¡ de 1868* contieneun diagnma que indica la altura apropiada para diferentes edades, des-de los cuatro años (usto por debajo de la rodilla) harta los dieciséis (ustopor encimx de los bordes de las botas). Hay que señalar que la mujeradulta de la époe lleraba un miriñxque con el que iba ba¡rjendo el suelo.

?a¡¿ los chicos, el estilo Greenaoay no duró más allá dc la décadade 1830. El propio Charles Dickens, que había ller,¡do en su momento*tnje de esqueleto", 1o desc¡ibe en Sketcbes h), Boz (18381839):

...uno de aquellos ropajes azules de paño en 1os que se solía contin¡ra los niños antcs dc quc aparcciesen los cinturones y las túnicas... unaingeniosa invención pu *hibir la simerria de 1a figun de un muchachoaprisionándolo en una chnqueta nuy ceñidá, co¡ úna deconLn a hilendc botoncs cncima de c¿da honbro, dondc después se ab¡ochab¡n lospantalones, de nodo que 1as piernx parecian colgar de los sobacos.

'Un¿. l . l rspr¡¡ersrci Ís ienrninrs¿strd.ünidenseslubl iüdtrpo.pr iner\¿z¿. ls6tsob.e el modelo dc Itr bülnr.!¡ D.r /i,7:ri .l! h qur !)nritr¡ sus mr¿.irl.s dc nr{h. üi le.l¡lp¡r'r i lhrn¡sc lr,¡,ri /,r/J,': I uf un: ¡. l.\ nr(ilr.s I r)n ul.(r\ i(!{.\ J. o,'J., ¡. !L¡rrn.r . r l ¡ \ l f ,L.r l^ l r r r l , \ | r l l

JU\'T,NTUD Y \T]¡Z 59

UN u¡n o¡ coNrusloNEs: El rRAJE DE MARTNERo

Las túnicas a las que alude Dickens, que a nosotros nos parecen ves-tidos co¡tos de falda a¡nplia, las siguieron trtilizxndo los niños de treso ,ietc ¡ño, h¿.t¡ l¿ déc:d¿ ¿e 18r,0. époc.t er que e npez:ron .r ,uvi-tuirse por diversas combinaciones de chaqueta y pantalón y también,cada vez más, por el tmje de narinero. Esta vcstimenta, introducidapor primera vez a finales del siglo XVIII en las escuelas donde se pre-pamba a los muchachos para su ingreso en 1a Madna, prcnto empezó¿ ve¡se en niños de todas las edadesy de ambos sexos. (La versión feme-nina, por supnestq llevaba falda en lugar de pa[telones cortos o bom'bachos.)

Aunque los trajes de marinero fueron enseguida indumenta¡ia deuso común pan niños y niñas tanto en Noneamérica como en la EuropacortiÍental, dorde más de moda estuvie¡on tue er Gmn B¡etaña. Aun-que cuando más se veían era en r'rcaciones y en loc¿liddes coster¡s,de ningún modo se limita¡on ¿ estos escenarios. A principios del sigloXX, ei traje de marinero o la blusa de marinero eran, ciertamente, laindumenr¿¡ia normal de diario para niños y niñas de clase medi¿, comopodemos ver en las ilust¡aciones de los lib¡os de litentu¡a juvenil dela época. En la ciudad y cn cl campo, en el propio país y en el extranjero, en azul marino para el frío y para diario o en blanco para el veranoy las ficstas, 1os niños británicos iban proclamando que su país domi-naba los m¿¡es. No fue hasra despr:és de la segunda guen: mundial,momento en que Gran Bretaña ya había cedido su dominio y su pode'río naval con¡aba menos en la escena internacional, cuando e1 trije demarinero comenzó a perder popularidad. En un campamento de vera-no pan niñas al que asistí ert¡e 1940 y 1941, nuestro uniforme de galapara los domingos era una blusa ma¡ine¡a blanca y r.rna falda con unp.rñuelo dc scda roja. Con este atuendo, cada fin de seman¿ nos sentál)rmos en elporche del edificio principal a entonar cxnciones patriótic.rs, con frecuencia de te ma marir'ero: lexanda anclas y Sailing Sailingcnn clos dc las favoritas. Como pregunta Paul Goodman después derrrr.r dcscripción de ceremonias simila¡es ¡ealizadas en su campamentotic vcr.rno: "¿Adónde ibamos todos, alli sentadosl'.

( ;u.rndo L¡ llevaban niños va adolescentes, la indumentaria náuticat,rí.r signilic:rd<,s ;rdicion:rles y a veces contradictorios. Podia expresarrrr .r r , r . . r . . rnr¡ ' . r h rrr í , r . ¡ , 'nr,r cn l ¡s histor ias dc Arthur Ransome sol ' , . , , , . ¡ , in. , , r . .1, ,1, ' , , . r ¡ t ," . , ' 1 ' r l i . r sLrrrr i r unr bclLez:r mimada e hi-

t " , , , ! ,1, / , ,1.¡ , , , " , , ,1, ,1, l r , l ; , , , , , .1 l r , , l r . r , l , , ¡ r lcc.uorcc,rñ¡xcic l : rno

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!L LINGLI-IT DI LA ITODA

vela de Thonras Mann ¡4rerte en Veneú4 cvya <rrajc dc marirc.o ;n-glés,' le daba .un exquisito ai¡e de niño consentrdo,.

Er .r.¡lño o¡ ¡¡¡.uÁ,: rL TR-qr FAUNTLERoY

Dunnte su apogeq los tnjes de rnarinero gozaron del faror de aduhosy niños. Otro estilo juvenil introducido x finxles del siglo XlX, aunque admirado por ios ¡radres, era detestado por casi todos los niños pe-queños alos que se lo imponí:ru. Se tnraba. por supuesrc,. delrr.rjc F,runrlcn,¡ popul.rr izrclo $cro r to invcnt. t t l , , ) ¡r , r I r , rr tes I I r gson lkrrrerrvJihr j , rJ, , ¡ r , r I tcr- i , ¡ . ,11 Jt i r r l ¡c,r l . r . 1,r i r , , r . , ' .1 i , i , , r ,* ,1, \1, , ,1)¡ , / /

!1tnje de ñIj¡¿rcc.úó uniio¡d.dc c¿np¡n.¡to. Es¡s¡n¡s, fo¡ogr¡fildrsen Nu¡v¡ Yorken 1913, $rá¡ a nás d¿ ci¿nb .in.uürá liló¡rdios dd mr

pequeño loftl (1866). En su forma original, consistí: en un,r chaquctade terciopelo negro o azul zafiro y unos panraloncs bonbachos quese ponían sobre una blusa blanca con un gr.rn cuello Vandyke de encaje. Se completaba con un fajin de seda de ditercntcs colorcs, medias deseda, esc¿rpines con hebillas, una boina enorme de terciopelo y largosbucles. Esta indumentaria parecía inspinda dnectamente en cl rctratode Jonathan Buttall pintado por Gainsborough y conocido f¿milia¡ncntc c<¡no -fhe Blue Bo1; para los padres tenia un significado román'rico y aristocr{tico, evocando los cuadros de niñcz dc Carlos Il y Zosrrcs mosqueteros d,e Dumas. Quizá no sea coincidencia que esta indunrent:lria apareciese en una époc:l en que laropa de etiqueta de los hom-l,rr' ¡dultos e¡a uniformcmcntc monórona, formal y solemne.

{lcdric, cl héroe epónimo d,e El pequ(.ño /orc|, no es de ningin modout u¡¡lhco¡lcllq c¡¡no se <lenomin¿ba a un muchacho demasiado pro-rnir io ¡rr l . r ' , , r rr i rns. S,rbc defenderse e impone¡se f¡ente ¿ ot¡os chi, ," ,1, rL*1.r , r , , ,1,r ,- , . r1, , . rr l rxr lcportcs. Su indumcntar ia, s in ernbargq

El r¡jc dc nüri¡úo corro n undndndcl er.¡nm. :dol¿sccnf.: Tad,io.n tarersióo .¡remtrrotáfiü de .n!¿,r¿ ¿, t¿,¿dJ.dE 'l bomrs \hnn. 1971

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62 IL Tt\CLA]I DL IA MOÍ]A

nes de muchachos irgleses y no¡reamericanos se hicjeron adultos concspantosos recuerdos de cuardo los obligaban a lle.varla, y los autorcsde libros pan niños Ia usaban como indicativo de que un personaje er:cn el mejor de los casos un blandengue y en el peo¡ un chivato ilorica.

La mala rcputación dcl traje Fauntleroy se pudo deber en parre asu p¿recido con el vestido estético de la época para hombre. Este conjuntq que se diferenciaba del de Cedric en que incluía una corbata suelta,1o adoptó de forma más destacada Oscar \lilde. En 1882, $filde ¡ecorrió Estados Unidos vestido con bombachos de rerciopelo negro y ri-zos en el pelo, hablando de poesía a grandes audiencias que Io adora,ban y posiblemente influyendo en la elección de la señon Burnett encuanto al vestua¡io de sus dos hijos y de Cedric. El poste¡ior juicio yencarcel¿miento de \lilde arrojó una sombra no sólo sob¡e el papeldel esteta sino también sob¡e la indument¿ria que había vesrido, queen lo sucesivo se vio oscurameme conraminada. Entre las consecuen-cias finales de su deshonra quizá deberíarnos contar, por ranrq no sóioa una genención de escrito¡es abu¡¡idamente va¡oniles y estéricamenretímidos, sino también a la libención de miles de niños de sus ásperoscuellos de encaje y sus ceñidos trajes de terciopelo.

PANTAI¡NES coRTos Y ¡oMlAcHos

Aun después de haber escap:do del atuendo Far.¡ntleroy, los mucha-chos siguieron llevando pantalones conos dunnte muchos años, r¿rtoa diario como cn las ocasiones especiales. Lo más probable en que l1e-€sen pantalones co¡tos hasta los siete u ocho años; después 1o más se,guro es que se pus;er¡n p:ntalones bombachos como los que usabansus padres para jugar al polo o montar en bicicleta. Es este un tempra,no ejemplo de la norma aún en vigor hoy en día de que las ropas deportivas del adulto son la ropa de diario del niño. Este principio se haextendido ya a los deportes mayoritarios, y 1os niños de ambos se¡os(especialmente 1os chico$ ran al colegio con camisetas de fú¡l¡ol, chándal y zapatilias deporrivas en miniatum, a mcnudo bl¡sonados con I¿insignia de su equipo favorito.

En los Esados Unidos los pantalones iargos para niño pequeño seempez¿ror ¿ vender en la década de los 20, pero no cran demasjadof¡ecuentcs. G¡¡dualmcntc sc fue bajando 1a edad a la que se ponian losprimeros pant.r lones lrrgos, h.rst :r quc hrci .r 1e10 incluy, l ¡ ,s niñ,x r t ,t rcr l cu¡tr , , . rñ, 's l , ,s l l rv.r l , . r rr , rspcci .r l r rcrrrr ¡) . , f . r i ' ,q.rr A, rL, . , l , ¡ ! . r)r . ,

6l

' r. tr \\'i l\LL .,r,.1 v$ri¡o ¡lelr;po us¡lo pó¡ el pequeñó l¡¡¡l ftut1eroy: chrqueta dr Lercio.

t\r, nnl,,) !l '.rl..o ), bonbr.hosi merlirs r1e sedr, sapines cor lazos y nelenr ¡i:a¡lx. lflr ¡.úr'.' 11( l h, ) o,ii N¡r muejn a Vild¿ disrandd r¡ Nuevi YorL en l332 sobr lá belldz., 1,,, \,rjl, '{t^ ¡( ¡ ¡ ¡,.|[ v hs botd ¿lcs d. los nin.ros d. l¡s nontan6 Ro.osas, qü.

. . , j , , : l . . . | ' l '

b ' , \ ' ' i ¡o d, \o. . , . . . / .

, . r r Nr ' rr , . ¡r¡r i ¡ l , . r 1,x ¡ , . rrr t . r l<,ncs cortos son estr ictamente una prenda

' l ' \ , , . , , , " \ 1 , . l ' , '1 . , 1l | ( , , . , r l l , , r r r r . r , | ¡ , . r . , , , l r l , , r l ' . r ¡ t . rL,rc. eortos r los largos lue

| , r ' . ¡1, , ,1, , ' l l ,L l , ' , ' ,1, , r"" , 1," . , , , , r1¡ ' r ¡ ¡ ( . . f ! ¡ , l rn\v)n( lcprnt¡-

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EI- J-ENCLAJ! D! L¡ ].LOD.{ 65

1ón cc,¡to. Er los oscu¡os y frios dias de invierno, los parios de recreode las escuelas elementales están moreados dc dcsnudas rodill¿s llenasde bultos y cicatrices ¡' dolorosamcnLc cnrojccidas, entre ios pantalones conos de color gris o azul marino y 1os calcctines gises largos. Elsentido común aconscjaría quc sc cubrieseni pero el sentido común rienepoca rclcv¿ncix en 1¡ histori¿ dei r.es¡ido. Además, históricamente, lasrodill:rs desnuclas siempre han sugerido dureza varonil: están asociadasa las vestinentas milit¡res de los antiguos britanos, de los antiguos vnodernos escoceses con sus tipicas faldas, de exploradorcs forjadorcsde imperios y de heroicos futl¡olistas. CLrbrirlas scria un signo de debilidad nacional.

lll l¡c¡-lv¡ ¡¡ uq INouM¡NTARL{ IU\¡ENIL

Aparte de unos cuantos supcrvivientes, el concepto de modelos especiales pan 1os niños de mayor edad está hoy en día en suspenso. He-mos vucho, en e{ecto, ai sistema medieval, que reconoce la infancia cor¡oU||+(.JoindePendienreperor i . r . ¡ lo 'n: in 'conn¿l menos como se r.isten sus mayorcs para jugar. Lsto quizá sea apropiado, pues física y socialmente los niños c¡ccc¡ ahor¡ con mayor rapidez que antes. En 1a década dc 1860, por ejemplo, la edad media a laqrr ; . iÁr.rc rore:nt- i . ¡n¡ . rer i rn 'u prne":¡ los 16 años y medio, ¡' a las niñas que aún no los habian cumpl;do sc 1as vestía, rruy apropiadamente, como niñas: con ceñidos corpi-ños y faldas:mplias corras, con calzones o calce¡incs largos blancosdebrjo.

Hoy la edad media dc 1a aparición de 1a regla es de once ¿ños o rnenos.Incluso a los dicz aigun¡s njñas llev¿n p 1o que se liama "sosrénde enrrenamicnto', completamente inútil excepto como señal de quela niña ¿c¿bará convirtiéndose en mu;er. También la ropa extcrior dcniñá, ha5tx 1os tres y cuatro años, se diseña a menudo parr sugerir (oquizá para alentar mágicamente) e1 desarrollo de c¡¡acte¡ístic¿s sexu¡les secundarias. La amplitud de la falda sugicrc unas inexisten¡es cadens y sobre el minúsculo pecho plano se perfilarr pecheras y se las ilen:r

Nloo.r r vtpz

El paso de la madurez : lo <1uc sc ha dado en llam¡rr los ¡ños do¡¡dos ha es¡ado rna¡c¡do a mcnudo por un cambio en la fo¡ma de ves¡i¡.En oc¡siones el cambio es deliberado y brusco. Así, en la ol¡ra de Co)ette La lin tle Cberi,Léa prsa de ser uru beil: y voluptuosr cortesanair <un¿ rnclana sana... con pesadas mejillas vpapad:', culo sencillo tr:jeeh.rqucr.r .prociamaba la ¿bdicación, la ¡etr¿ctación dc 1a ferninid:d yun.r especie dc dignidad asexLrrda". A menudo e1 cambio de aspectoes nr.is gladual v más inconscienre. A lo largo de un periodo de varios.ritx, no inducidos por ninguna fuerza crterior sino más bien comos, sruviemn bajo un: suene de pausado sorrilcgio, los jubilados se po,,.,, .rqucll¡s ropas que cn su sociedad son los signos acostumbrados,1. t . ¡ cLl¡J.

\rl i,\ l.r.r(¡n\ t).üc.(¡r (lcttrrrinar cstos signos. Unos son pricricos:¡ , , , r r1, r , r¡ ,1, , . 1. , \ t \ . , \ , , , i , \ ,1, . , r) . rv1,f c(h. l suclen rener problemas de,, , ,1,1. , , , , , ¡ \ 1, . t , , , ,1,1.1. ,1, , , \ , . ,1. i , 1 ' . r ' , ¡ ' r , rctcrsc Jel l r ío se convicr

, | , r | , i r 1, , , , t , \ t . r ( / | , , L, t i ( , , , , . r c l is ic¡ . ( londe. , , , , r , ! , . r , t , , , . . t t , , , , i , . , I , I , . I I IL,LI I l r ¡ ! . rs

L dnmtnüción d. h edrJ Ejr 9u. s. pnr¡u.e h p¿nr¡r¡ ntcnsrnr.ió. l¡ hr¡ .rflohrloe in.l\. ¡n.icilido ld l:brnrrt.s, r hor s¿ ¡rr¡r ¡ lis ninrs ¿e die, r.n.e iñoi r ponc¡.nnn¡.nDe\ ¿¿ ltr lcne.h r.luLr ttt ¡t,rcr yrii?/,¡ de fúr

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66 I,L LENGLJAJI D! LA XODA

tiras de teia llamadas,&sda para calentarlas. No obs¡ante, sólo se co¡si

deraban apropiadas para personas ancianas; en los demás cnn un signo

de debilidad ó afemin¿micnto. En tiempos más recicntes,las bu{andas'

lo. !o, ,o. I lo ' p, , lco. h¡r tcnido ur . ign: i . rdo ' imi l r" L le ' r - p<¡-

¡o. .h¡ le ' en un d.¡ ¡ lur" 'o -¡n-bién .ug:er. \eje. ' . ' runque P,r(ac ' 'g-nifica¡ ¡simismo enfe¡medad o excent¡icid¿d.

En otros casos, una dererminada prenda que no es en sí misma más

caliente que orras prendas similares sc ha quedado como indicado¡ de

vejez. El ch:l gris de ganchitlo que üon se xocia al concepto de "abuela"no es rnejor para protegerse de las corricntes que un chal rojo o verde

del mismo tipo de labor; la chaqucta de punto marrón o gris de hom

brc asociada con la jubilación y a menudo también con los achaques

da menos protección quc un jersey del mismo pcso. Por qué se asoctan

estos modelos con cl paso de los años es dificil de expiicar Por supucs-

ro, lleran mucho tiempo en circulación y puede haber una tendencia,

como ocure con otra¡ cosas, a que las ropas que llevaba¡ nuestros abuelos

cuando nosot¡os é¡amos jóvcnes se nos ilueden fijadas cn la mente como

el vestido caracterlstico de Ia veiez. Este Proceso, srn emb¿rgq no es

invariable, cualquiera que fuese njño en la década de los 60, ea Inglate

rra, por ejemplo, probablemente vio a su abuela con minifalda.

Er rrAE T LrR

Un const¿nte indicado¡ dcl paso de los años en los homl¡¡es ha sido

el traje talar. A menudo es también un signo dc eminencia y de poder

tcmporal o espirirual. En su fonna ciásica, cste ¡ipo de ucstimenra apa-

rece como la toga hasta el suelo de Grecia 1' Roma; nos resulta familiarpor las estatuas de dioses y empcndores, y se puede ver en las rasijas

grieg.rs. El traje tal.u también aparece en los mosaicos bizantinos y cn

la esiultura y las ilustraciones de manuscritos medievales. I¡ Ileva¡on

los homb¡es de cdad o irnponantes durante el Renacimienro y hasta

bien entrado el siglo XVIII, adoptando diferentes {ormas según cam-

biaban las modas, pero conse¡vando sus significados. En ei ¡ea¡¡o seconr in ócn el ve.r¿r:o, .orocic loP:rr lo ' , rn. : rn" ' . ¡ " - r ' ! r ' ;gr I

tr¡dicionalmente ¡ ?olonio, Lear y otros ciudadanos vener¿blcs, mien

rras que a Hamiet, a Edgar y al principc Hal se los visre con iubóny calzas. (Falstaff, para cuya edad y posición social seria rpropirdo un

rnje tal .u, también suele l lcv¡¡ nredias t lc calzón. c<¡rr t" i r ' l i ' ¡ r i ' in . r l

públ ico dc quc n¡, l ¡ . r . r l ¡ ¡¡J,¡¡ . t l ¡ , Lr, Lrcrrr .rr ¡rrr , r t ' t

67

Durante el siglo XVIII el vcstjdo hasta el suelo se fue ¿bandonandogradualmente como prenda de vestir en público, incluso por parte delos ancianos. Ha sob¡evivido, no obstante, en el vestido ¡itual de cie¡-tor profesiones, principalmente de la medicin¿, la religión y la ley. Lasvestirnentas de los sacerdotes y las togas de muchos jueces norreamericanos y de todos los británicos descienden de esta tradición. I-o mismoocurre, por supuesro, con la toga académica de los e¡uditos universita-rios, y también con la de los semianalfabetos gr¡du¡dos de secundariaen cirno, p.r i .e, . qu:en(, . , in emb.rgo -quizi por un .err 'n- ienr, co-lec¡ivo de falta de mé¡itos, quizá por economía , tienden a llevar togas considerablemente más cortas.

Aunque los seglares dejaron de usar en público el traje 1argo, en privado aún sc pudo ver duranrc al menos cien años, más bien en formade camisón de dormir largo. hs pijamas son una adquisición relatir,a,men¡e reciente de la civilización occidenral, aunque en Oriente los conocen desde hace siglos. Antes de 1900Ia mayo¡ía de los homb¡es deEuropa y América usaban camisones largos para dormir: de manga larga, abiertos hasta abajo y casi siempre blancos, como un disfraz de fan-txma; su longitud podía va¡ia¡ dcsde mitad del muslo hasta el suelo.

Cuando se prueba un modelo nuevo, la gcneración más vieja cs porlo general la última en dejar dc lado e1 antiguo. Incluso una vez quelos pijamas esraban 1a ampiiamente extcndidos y los habían populari-zado películas de Hollywo<¡d como Sucedió ana ¿ocre (Ir H¿ppenedOne Night, 193,1), 1os camisones de noche largos de algodón bl:ncoo tnnela roja los siguicron usando los ho¡nb¡cs conse¡r.:do¡es de mayor edad, cspecialmente en las zonas ¡u¡:ies. Llevar ropas de diario untanto anticuadas cs otro signo reconocido de la vejez, y de quc se tiencn opiniones y c¡eencias aÍricuadas, como veremos después.

También parece ser un principio general que si una prcnda está dis,poniblc en disrintos largos, la ella más lrga la llera*in las personasnris vicjas. Si nos fijamos cn grabados y pinturas de la époe podemosvcr c¡ue cuando cl camisón de do¡mir era una prenda de uso común,l,,s hombres más viejos los llevaban más largos. El de un hombre mLryi,,vrn scgunmcnte era bastante corto, o a io mejor simplemente se iba.¡ (1,,r nrif con su c¡misa normal. La misma rcgla es de aplicación a lar, ' t ) , r , le ,rui . r . AerL¡¡ lnrcnrc sc ucnden más camisoncs corros (y esos

t i ¡ , , . , r ¡ . , , r i ! , ^,

I , ,s pi j , rnus dc panralón cono) a tas adol , ' , . , , r , . \ , , i i . . , . , , , , . . , , ¡ , , .1. , , r r \ . , r ¡ , , ¡ j ( , ¡1,s( lcnrryorcdad.Lasmuje¡esrr i . . r , , ¡ . r r . r r r1, , , , , , , , ¡1,1,¡1 . , l ,v . , i 1. ,1,1 ' ' r r ' l . r r iv . , , ¡ ,cntc m. is l ¡ re¡s, in,1,¡ , , , ,1 ' , , r , " , , r , , l , l . r l , , t , , , . , 11, . r , . , , r , . r l . r I r , ' r Ierrr¡ , . t t \ r ( ) (s. . icr .

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I INCLA]Entr1rfnr{ 69

L1p¿[úa S,e¿ió tnn "ode

119:1,1) poFuhrizó eluso d. pijalrÁ dc homb't pan ambos rroscláú.tr¡ colbú .on el pi¡m¡ de chr! cáble .¡ l¡ sentr cúnl ds h ¡cLid¡la

tamenre, Io que se les indica que han de hace¡. En pleno apogeo dela minifalda, por ejcmplo, una ¡evisu femenina noneamericana publi-có una guía sobre el lar.go apropiado de los dobladillos pan nujcresde dife¡entes ed¡des. En una fotografia :parecian trcs generaciones desonrientcs amas de casa de clase media vcstidas con modelos idénticos.La {alda de la abuela apenas dcja qLre le asomen las rodillas; la de lamad¡e es unos dicz centímet¡os más corta y la de la hija úene otrosdiez ccnrimet¡os menos. Ho¡ por supuesto, las tres nos parccen comola desdichad¿ ancian¡ dcl poema infantil que se quedó dormida junto

al camino rcal, le conaron las enaguas y sufrió una crisis de identidad:

Comenzó a agitarse y comenzó a temblar;t onenzó, rc i r 1 .oncrzó.r lor : r . . .n[ened compasión de mi, yo no soy en absoluto así!,

En l.r historia de1 trajc apcnas hay unas pocas exccpcioni' r h n'¡J.r.Cuauto más l¡rgo más viejo". Unr cs h nrnt i l l ¡ Je 1,.¡1,r , , r , , ' l l t l , itu¡ lnrc¡r i c ' , p,rr 1, , r rcrr ,^, c l ¡ , ,bI . ¡ , 1. , f9, ,1, ' , , l l ' ' , ¡ , , , l , 1 l ' r ' r ,

y 1as de niños muy grandcs pueden medir hasta casi dos merros. Escomo si hubiesen con¿do ias {ald:s (aunquc no el cuerpo ni las mangas) de la mantilla de bautismo para que le sirvan al homb¡e o a la mu,jer qrc ese niño habá de ser algun día. La prenda es asi el equivalenterextil de un sortilegio mágico, más necesario en siglos anteriores, cuan-do tantos niños no conseguían vivir hasta h:ce¡se adultos. Tienc t¿mbién ot¡¿r cualidadcs simbólicas, indicadas por su tndicional blancun(cn nuestra cultun, color de la pureza y la inoccncia) y la dclicadezade sus tejidos.

EL CABELI¡ coMo rNDIcaDoR DE I-A ¡DAD

Con el paso dc los años, cl c¿bello dc los seres huolaros tiendc ¡perder su pigmentación y se vLrclve primero gris y despuós blanco. Elpclo gris ha sido siempre, po¡ ranrq un indi¿io .ic l¿;d¡d, aunque ¿veces un indicio cngañoso. En el siglo XVIII, cuando r¿nto hombrcscomo mujcres se empolv:ban el pelo o llevaban peluca, una belleza depcloblan.o poJiaren. o e. i ,éi .aio. . r< pen.rbr qu( 1", n/o. htrnc.,r+ulr¡b. , f¿,o e.ccl .r* p:r .r c l .ur i . ¡ qu, rrnj . tn un.r i r f luen.,¡ .u¡vizante y rcjuvenecedor¿. Duranre casi todas las demás épocas ha pre-vrlccidq sin embargo, la opinión contraria, y cuando e1 pelo se habiavuclto gris o blanco sc teñia para devolverlo a su tono original o n cual-i¡uier otro para disimular e1 aspecto de avejenramiento. En cl pasado,Lrs sustancias que se utilizaban eran muy {ucrtes y a menudo realrnenr. pclig¡osas; el resuhado nornuimente sólo conseguía engañar a rnuyt)ocrs personas y hacía disninuir la reputación de quien las usaba al ,^, , i^ ' J<.qrrer ( , no ,e lo . re i ¡1. Ho) el Jn(Jereñ r( p( tu h¿ evo-l ' , , , , , , , . r . to h . r r un purró / r qJe ( or r - . cuen. i ¡ e. i rpo.rble dcre.r a-1,,, y si llega .r merccer alguna rcprobación ésta es muy poco enérgica.l,l hccho de que el presiderte Reagan s€ tiñera el pelo era algo que se,1.'l'.r por sentado y que le granjeaba las simpatías de rnillones de nor

quc hacen lo mismo.l'.,f,r l,x hombres, :r 1o largo de toda la historia, un importante indi

, ', '

,lr1 ¡'.rw, t1c los años h¡ sido la ba¡ba corrirla, especiairnente la gris, , l ' l , r r , . r . ¡ i l los r ;Lrrr¡ ,r c l ís icos, cuatdo casi rodos los va¡ones iban1,, . , , , . , \u ' : r({ , Á, l . ¡ L, ¡r l ' . r l . ¡ l l , r ' . t , . ¡n l , ,s hombres y los dioses ancianos:l , ¡ t ' , ¡ , . , ,Vr, . , , , , , .N,t , r , i , , , , ( , , , , , , , ,1r , . r j ( r , r l , r r .hsbrrb.rssLrgcr ianpo,, l , r r , r r r ¡ , , , r . r1 l , r , r r r r , , r , , , , ' , . , , , r1,rr , , ,1, . ,1,1, , f i ( t , r ( t , r1)r¡ t vdc\xbi,1, , , , , , , ' , , , . , , , , , , .1. , , r ' , , . r . , 1, , , , r i1, , , , , r , ,

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7t7A IT LE\GUAJT DT L{ JúOI)A

q, iceo. l levrb.rn br-bJ. t n l ¡ en cr : r ; ¡ r " . laabundrncirJ, pelo tu. :

I^- r"u. rdo r¿mo;¿r .or l ¡ ed¡d, l ¡ ¡¡ tor id¡o ¡ , , ' :b id.Lrra A Io 'patriarcas y profctas bíbJicos, los ercmitas y los padres de Ia Iglsia Moi-

ia", solonió" y Noé, lsaias y Ez:quiel, san Antonio y san Jerónimo-

'e l" . .ucle repre'err .r con h g.r ' brrbr ' Pcr 'or¡ io n¡ ' io 'eno cono

Jacob y Daviá, normalmcnte aparecen con la cara bien afcirada. Dios

Padre siempre aparcce con una gran barba; Jesús, por su parte, suele

llevar una barb¡ bien cuidada y con frccuenci¿ bastante reconads' del

tipo que esté más de moda en la época en qLre lo pintc el anista'

VEsrIDos Dr AcuERDo coN NUESTI,1. EDAD

Lrs se¡es humanos no siempre representan verbalmente la edad que

tieren. Las personas de medjana edad o aun mayorcs uiilizan de 1'ez

en cuando jergas umodernas,, aunque a veces cstén un Poco pas¿das

de m"Jr lo ' 1orcn.. de uno y "rro '<¡o i rrenran i-rpre' :"nr ' ' t 'uiguales o a sus mayores con declaraciones juiciosas 1' formales y ltiii-

zindo palabras complicadas.I-o mismo ocu¡re cn el lenguaje de la in-

duneni¡r;a. ln cualquier gran reunión social es posible ver a personas

vestidas dnás jóvenes" o .más vieias' de lo que p¡esc¡iben los usos vr-

q¡rre. . ( or \ . e. l .e o incor ' . ienrcnen e. .J roP¡ e\ un n.erui , . y t ' t

Lensajc que mdos 1os presentcs comprenden instintivamente. Así po

demos esta¡ a la defensiva -ya sea en cl sentido positivo, ya en el nega-

rivo, según las prefercncias de cada uno de aquellas penonas que quie'

¡en que se las rca como espontáne.rs, amantes de las bromas e impulsirx;

d. qui .ne' qu' .r .n qr" jucuemo. . or el l " ' v lo ' . or ' ; r ' ¡ -o ' . I ^ c- -

, r . 'n. ' 1 l . 'p. .Jo."n '" . 'u.e ' r" .e.rnfLrr ie. PoJen'o ' r¿ ' ro ie" e -

a la defensiva de aquellas personas que estén dcseosas de asumi¡ nues-

tras responsabiiidades, soluciona¡ nuestros problemas, perdonarnos

nuestros errores, cuidarnos, decirnos 1o que hemos de pensar v manejarnos. Los clementos dcl vestido q"e nos dan ta1 información pueden

ser muy sutiles, un tono de color ligeramcnte más subido en 1¿ fald¡

o 1a co¡b¿ta, un co¡batín sueho o tres o cu¿tro centímelros menos d'

{¡lda.En ocasioncs se producc una desrjación más evidente t:nro resptc

ro al código verbal cono al indumenta¡io Los adult<¡s h¡l¡lan cr¡nr"

niños pequeños, a veces entrc sí¡ los niños precoccs o ' I | ' i | ' ' ' ' ¡ r I '^ c"¡

funden y/o csc.rnd.r l izrr ¡ su\ nr i ) , ( , ( ' \ ' ¡s¡nLL l ' . r l . r ' r ' 1" ' r i " \ 'L l

¡ rJrc ( l rc. , r r r ,7r . r l " . I r l r ¡ ¡ i . , ¡ t , ' l , r r , ' , r ¡ r , r r , , ' ' " I ' r ' r r r ' ' l ' ' l ' r

moda, donde suelc componar la misma respuest¿ sumamenre c¡ític¿.Se apera que las personas vist¿n de acue¡do con su edad, y casi todasl¿s sociedadcs han impuesto s¿ncioncs contn el uso de vestimcntas pro-pias de otra generación. Est¿s s¿nciones v:¡ían, scgún 1a rigidez de lasociedad v la severidad de ]a olinsa, desde l¿ burla c¡¡iños¡ hasta 1a conden¿ al ostracismo.

EL co¡¡lRo vEsrrDo DE BoRxrco

Vestir con ropas más propias dc personas ma,vores dc lo que realmente se es es algo <1ue por lo general se he rrat¿do con ma-vo¡ indL¡l-{er . . , ru< lu rnreno. tn el . r ; d. l , n iñ. I d". ere ¡ñ. \ que.< ponecl vestido de su nadre y experimenra con sus cosméricos por lo gcnc-rrl sc consid€m como una gracia, siempre y cuando sólo 1o haga oca-sionalmcnte i, en la intimidad dc su casa o en la de una amiga. Iodocl mundo reconoce que 1o único que hacc es jugar. ?e¡o si habituat-¡renrc va al colegio con las r.rñas y los labios pintados dc rojo y conun pequeño bolso de mano, los axrraños la miraán con desaprobación,L,s ot¡os niños sc burlarán de ella y su prolesor puede que se quejc alos padres. A éstos también se los conside¡a¡á ¡esponsables si un niño¡equeño llega a1 colegio con una ropa nás propia de personas dc rnayor cdad que é1 o (1o quc en la actu¿lidad es lo mismo) que sea dema-

'i.rdo lormal para un día de diario.Unos aios dcspués, las s¿nciones contn c1 uso cle ropas más propias

tlc pcrsonas de mavor edad 1as suelen aplicar los compañcms del niño.Si, no obs¡antc, la dife¡encia no es demasiado gnnde, puede que al ;n-lr'.rct<,r en lugar de castigario se lo admire. El mrLchacho que se ponerrr t r.rjc pan ir al baile de su escuel¡ de secund¡¡ie puedc lcvantar mira,l,s dc envidia y también de desprecio; a La joven que logra salir de casa

'rr quc lc digan que suba a su habitación: quitarse lo <pc llcva en lar,rr,r ¡ucde <1uc sus amigas la traren como a un: especie de heroína.

( ), for supuesro, se pucde neter en serios problcnas. Un ejemplo, l,i'it rr cs cl que se relata en lranhie 1 ta bocla (A Member of the \ted,1,,,!1). ¡( Crrson McCullers, cula protagonista de doce años, Frankie,,-.r,i i,rrros¡r cn un¿ desdichada rransición de niña a mujcr. Durante,.1 \ , . , . ! ¡ , , Jc l9+. i crr quc discurre la acción, Fmnkie está en lo <1ue losr lr r , , ¡ ' ' 'L qr 11., , , r . , , , , ' , i . , t ! " i , i , in l imin¡ l (o umbnl); como dice McCu-Ll, , . , . L. , , ,1,1,. L, . , . , , , , I t \ | . ¡ , , , . ¡

' i r r , rr . t luras qu"- and.rb¡ rondanclo los¡" , r r . r l , . ,1, Lr . , , . , . ' , , , , , ' , ,1, , 1, . ,

" , 'L, . r r , , r ' r l p.rc l fc sc nr¡ fchó de casa\ , l , t " , ,

" t , ,1, I , , , '1 , , , l , , t ' r , ¡ , ' l r r r r r . r , l i , ,1f i lc i r r rp i r la

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72 L[\cr:.\lr Dr Lt \1oD,1

balar al pueblo una mañan¿ co¡ su mejor vestido dc organdi rosa 1'con .1ápiz de labios y Sweet Screnade'. En esta cultuta, como cn otrasnruchas, los niños se ponen más la ropa de adulto para las ocasio¡csformales, y cl vestido de frankie, sin ningún géne¡o de dud¡s, hab¡í¡

sido más apropiado en una niña de doce años pa¡a:sisti¡ a una lies¡ao ir r l: iglesia. Pcro en un¿ situación de dia¡io, aunque no llevase los

labicx pintados, esta ropa es más propia de una pcrson¡ nrucho ayo¡que ella, corno sugicre el siguiente conentario de Big N{ama, la :dii i

na negr:r: "Q"é vestido tan bonito llevas. f esos zaparos de platal lare'

ces una chica mayor dc cdad". Frankie comete la imprudcncia de entrrr vestidx xsí cn el Blue Moon Café, del que ella sabe que es "un lugarprohibido para los niños,'. Alli conoce ¿ un soldado inexpcno v borracho al que elh lc parece "un bombón" 1o suficientemcnte ma-vor para

pasar un bucn rato. Frankic, que no se d¿ cucnta de lo que csrá o.u'

rricndo, no acab¿ vic¡lada por mu,v poco.A menos quc scan clanmente una form¡ de disfrrz, los tnjes de ves

tir de adulto en un niño más pequeño quc Innkie pueden ser muvpcrrurbadores, pucs sugieren precocidad sexual. Es Por csra tazón, qur

zá, que los enanos adultos de ios ci¡cos, con sus caras de bebés envejeci-dos, sus Lrajes de raso y sus diminutos esmóquines, hacen que nos stn-ramos ¡¡n incónodos. El niño que sc riste -o que 1o risten- con ropade adulto dc dia¡io nos perturba menos. A merudo asumimos quc tie-

ne prcocupaciones y rcsponsabilidades dc adulto: la litentura victo¡iana esrá llena dc cs¡os "hornbrecitos" v <mujercrtas'.

DespLrés de la adolesccncia, vestir con ropa de pet:on¿ mrlor ho'cn dír simplernentc implica vesti¡ más fo¡malmente o más cons€rvadorarnente quc nuestros iguales. Puede r¿¡srnitir inio¡mación sob¡e nues

tras opiniones politicas, nucstro origen social o nuestros gustos culturJes. O puecle quc tal indumentaria se asuma por f¿zones pragnáücasl lpr" . . " oel ereLJL!úrñ\er qreq. i . o.rrc e-más respeto seguramcnte se pondú un tnje oscuro v gáias d€ monturlgruesa. Si es holnbre, quizá se dcjc bigore, 1o quc, co¡¡o la brrba, ¡icn-

de a sugcrir edad, :unquc dc forn: rnenos c-spectacular incluso un granbigote r::rr vez añade más que unos pocos años. Y, Por suPuero. el rrr o

les pucdc salir por la culata: un bigote muy espeso o mu]' arLrticroso.cn una cra joven, podria parecer quc se hubiese comprado en el dcp,,,t¡mento dc jugueres de unos grandes almacencs

Te¡¡bién es posiblc vcst i rse con nrpa propir d. fo ' , ' r rr . f r , rr¡ , r , '

p.rr . r unr ocnsi<in cspeci f icr : c<, , ,scruir qLrt ' l r ¡ , r r r r I r r r ' r r r"rrr : r l ' r r

o corrsc¡1LLi , r ¡ r . ,1, . , , , , r LLr, . , 1, , , ,1, ' i , , r , , r , I :

JL\r \ rLO Y vuLZ 7)

gida o, en el caso de hs muj€res, a¡racr a hombrcs mayores que ellaso tvitar que su parej: teng.r l: impresión de estar cometiendo esrrLpro.No obsra¡te, un engaño dclibcrado y transitorio de este tipo suele es,tar limitado siempre a los .rdolescentes.

Er sonn¡co vrsrDo rrf coRDERo

\¡estir con rcpas propias de personas de menor edad de h que real-ment€ se tiene parece habcr sido sicmpre más h.rbitual clue lo contra-rio, aunque sólo sea porque los adultos tienen más conrrolsobrc lo qucse ponen qur: los niños v dunnte un periodo más largo de tiempo. Conmode¡¿ción, esto está bien recompensado en la socicdad occidcn¡¿1co¡tempor{nea, dondc cl adjcrivo .joven" tiene un v:lor positivo cu.rndose aplica a cualquierprenda o peinado, o incluso a cualquier plato, autoT . op( Lr( . \ . r . i i . r rpe

"n i r , " r^ j , ,

venes, actua¡ como jóvenes v hablar cono jovenes, s:Lzon¿ndo nues¡¡oc¡nsado discu¡so de personas de mediana edad con frascs y latiguillosde mod¡. Sobrc todo, se nos insta ¿ r-esti¡ como jóvenes, y los csLilosmás dnpares p:In hombre y mujer sc cnsrlzan en los textos publicita-r ios con cl c¡ l i f ic¿t ivo de. lóvenes,, o por 1o menos dc,, juvcni lcs ' .

Exagerar la nota, no obstantc, siempre se ha tr¡t¿do con du¡eza. Elrirlículo v el clesprecio se ceban en el hombre o h mLrjcr dc nás dceLrarenra años quc usa jerga de ndolescenre o que inrenta sin é¡ito disi'rruLar los signos natur.rles de l.r edad; ci avance de l¿ cinrur:, el retroce

", del pelo, cl cutis que se marchita y los rizos que enc¡necen. DcsclcL,r tiempos clásicos,la li¡entur¡ h¡ cstado llen¿ de person:jes cómicos

' ie¡os v ro t.rn viejos que fingen el vestir v 1as maneras dc los jóvenes.l.r nrujer mavor que cac rn csrc crror es especi:lrnente susceptible de, lrre:c h techc de.borreqo 1€st ido de cord€ro,. pero los honbrcs norrr r'n nineún modo innuncs. lll primo Feenir, el ancirno galán del),,tl'a t hito, "ran

j.,ñenil de silueta v de modos, tan bicn acicahdo",, , r:rr.r Iiquñ ran objcb de burla como su pariente 1¡ Ilustrísima Seño-|.L \1, $ r (,¡, ¡unque ¡o inspira el mismo horror, quizá porque es :r ellaI l , , , , , r . . r qu. sc nos permite re¡ en 1¿ int imid¡d de su baño.

l '1, ,1, , r , , ' , , , , . , l , , , ' ¡ r rnr i i ¡¿nl . rmrno; lafornasclcrrruinó,I , , ,1, . '1, , , , lL. , j , , , , .qns!c l rqrcdaronennl*he

, ¡ ' , I r 1, ¡uso oL!.rúr icr vl , l r , , , ,1 L ' i . , t , , r | r , rLr¡ , L i , . j r .

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l

I

I

7+

El delito de vestir de forma dcnasiado iuvcnil se l¿lon en conso-

nancia con 1a enr.ergadun del escándalo. Un c¿so dudoso se iuzga como

un simple desatino: el vestjdo o el tr¿ie lig€rrmente iuveniles, como el

lcnguaje ligeramenre ingenuo, sugiere que se es un Poco nm¿duro, que

se cstá deseoso dc se¡ aceptado por personas más jóvencs o que nos ali'

rrnmos de manera un tanto paútica a 1¡ jurentud. Cuando el desfase

de ed¿d cntre l¿ vestimenta y quicn la viste cs ma,vor, al infracto¡ se

le considen no sólo ¡jdículo o patético, sino además una vergü€nza so

cial lnbulanre, el equivalente indu'¡cn¡¡rio de quien mientc descara

damente sobrc su ed¿d. lln ese caso, sin embargo, 1a vergüenza es ma

yo¡ pues la ropa nuncr sc queda callada.Una disparidad exrrema enrre edad y vcstido, como en el caso de

la señom Skewton, se considcra repugnantc o incluso cspantosa. No

está ciaro por qué esto ha de ser así. No hay razón lógica para que una

mujer de scsenta años que lleve un vestido de iovencit¿ nos ponga eü

fcrmos o nos ater¡e cuando, por separado, el vestido y Ia muier nos dejarian indiferentes. Er.identcmente, su yuxtaposición csrá quebrantan

do a1gún poderoso tabú; algo prohibido sc está diciendo en e1 lenguaje

de 1¿ indumenu¡i¡. Posiblement el mensajc prohibido tenga que vcr

con la persistencia de 1a sexualidad cn la vejez, un fenómeno que hasta

hace poco sc pasaba po. alto o se legaba. Sin embargo, los últimos eños

l'"".u"tcn p1"do "nu -ejoria

<le csta situación, y las normas actual

mente vigertcs sobre 1o que un anciano o una anciana pueden ponerse

son también nás relajadas. El "borrego con rop¿ de corde¡o" también

h: desaparecido en mayor o rncnor grado dc la novela scria, a1 menos

como objeto dc rerror.El adulto de cualquier edad que se viste más como un niño que co o

un aduito joven es un caso especial En ocasiones, el mensaje de tal in-

dumeltaria es de tipo sexual' es una a¡r¿cció¡ consciente por la paido-

fili¿. En otros casos, la ropa infantil anuncia quc un hombrc o une mu-jcr fisicamente maduros mdavia son mental o emocionalmcnte niños.

Las fotogr:{ias de ¿dultos ret¡asados a menudo los muest¡an lestidos

con pantaloncs cortos o con vestidos dc niña pequcña ¡ en 1a lncr:tu

ra, trmbién 1.r ropa infanril sc acept¡ corio siqno dc innr rlutcz pcrnr.t

¡enLc. Tennesscc \ \ r i l l i ¡ms l¡ us.r dc cstr lom¡ r .rrrr" ¡ ' Lr 'L I rL r t r t r / i

too ú oist t l (1 ' ta\) . tLn sLr 1r ' i r r . r rL,c.r i l , 'A i , r , "" r" ' 1 ' l r \1rr ' r

II IT\(;LAJI D¡ I,\ \I)D¡

¡i¡da, cc¡rinr, c¡bccc¡nre, con los ojos e¡rcjecido\, acurncada, cono

un fardo dcs¿liñ¡do, en una gnsienta b¡ta de inncl¡

75

, , , , , t ,1\ , t , , t t , , , r r , { { rnr i ro y o¡o 1¡rdivd p¡.¡ ¡ . fc¡ i t rc, . ! , ! , r

" . 'D1t ' . , 'd '$, t ( i , ' .nr nr .nt¿ l l .s t rn hr

Lr nptr intrntil urx,li po¡ adrlos súgic.. nm¡dunr ¿mo.io¡rl. Ll pdnrlo erilo .^li.ú orrl ptrn de Itrs mr$illar' quc lldaú Juln H¡vdo¡ cn L .br de l¿nnesee \¡illians ¡12¿d ¡ir.'n l ( l9a5) .oñp¿nebá d cfcüo dd ¡nj.lrrg. de gÑ, w en e\Fe.irlmenL¿ llxür.ivo or uxi¡f,x en {tnr !¡si rod6las rntr¡¡6 ¡dulra aiitr¡.lFl. ¡zrd. ose Lr nab.n.on uni pd.r¡n..t.

villas, como para la novia-niña de la película.Baf, Dol/ (1956), quc prcsró*¡ nombre a un estilo de ropa de dormir fcmcnina.':

Nrños Dr v!i'{No

l)¡r¡ las pcrsonas normales llevar ropa de niño corstituyc un tabú,

¡' r. cs un tabú que sólo opera en cl mundo más co¡idiano. Cu¿ndo..r e.r,i jugando, y especiaLrnente en vacaciones,las normas se rclajan.| .r r'¡.r (tuc sc suclc llevar en vacaciones tiene en todas pxncs on llama-

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!I- LL\GUAJI DT L^ T!T(TD^

aquellos que más frecuenremcn¡e se disfrutan entrc lxs edades de, diga-mos, siete v docc años: escalar montículos elev¿dos y tirarsc rodandopor ellos, explorar bos<1ues, dormiry cocinar al aire libre yjugar a scn-ci1los juegos competitivos de balón. P¡.a estas acrividades scncillas perofísiemente fatigosas se ponen el tipo dc ropa resistente, de abrigo yde coiores vivos que se suelc ver en los niños privilcgiados de escuelaselementales: vaqueros, jerseys, cazadoras, parkas y pantalones dc esquiar,tc¡dos elios en los colorcs primarios que sueLcn aparecer en los carrelesque ha1' en 1as aulas de dibujo de las escuelas elementales: rojo bombero, verde musgo, amarillo sol, .rzul cielo. Se evita todo adorno y cstampado que no sean las rayas o los cuadros. Y, como los rnuchachos ymuchachas de la edad que procLaman tener dunnte el ricmpo que dur¡n sus v¿caciones, suelcn presumir bastanre dc su equipo, aunque aho-ra han sustituido el cuchillo de cxplondor de cinco hojas y la linternacon luces de dos colo¡es por la panfernalia más refinadr y mucho másc¡n de los a¡rículos de camping que se pueden compmr en cie¡tos co-mercios espccializados.

77

tivo parccido con la rop¿ de niiio, a mcnudo con l¿ de niños ciena-mente muy pequeños.

El cent¡o tu¡ístico donde estoy escribiendo este capítuio (Kcy West,Florida) está lleno de adultos vestidos de niños pequeños e incluso debebes. Ller,,an modelos idónticos a los que se venden en 1os departamentosde ropa infantil de los grandes almacc¡es: f¿ldas y pantalones de cinru-ra elástica, polos y camisetas con cuellos abicnos fáciles de saca¡ v cie-- .c ' r pre. ión v pe e e, {au( ¿l-o, ' l .e l l :m¿n -no ro\ l . F. ,a. ' p (nL,$sencillas esrán f¿b¡icad¿s con los materiales tr¡dicionales de la ropa debebé jersey de algodón, seersuchery poliester- y vjenen en 1os colo,¡es tr¡dicionales, rosa plido, amarillo pálido, azul celeste, verde Iimay blanco. A menudo llevan impresiones o aplicaciones de peregrinasimágenes de pájaros y animales, siendo actualmente el pingüino y elc¡imán los f¡vo¡itos. Ot¡os de estos niños de ver¿no llemn camiserassueltas o camisetas cst¡mpadas con alegres diseños infantiles de flores,peces o barquitos de vela.

Estas prendas, que en casa o en una oficina se consider¿¡ían escan-d¡losas o ridiculas, están perfectamente diseñadas para el fin que pre¡cnden. Proclaman al mundo que ios adultos o incluso ancianos quelas llevan son cn l¿ actualidad niños hononrios, con licencia pa¡; jugaren la arena, chapotcar en las cálidas olas, comer suaves, dulces y pegajosos alimentos que normalmenre lcs están prohibidos y darse paseosmontados en un tren turístico en miniarura que es muy similar a lostrenes de juguete que hay en los prrques de atnccioncs para disfrutede los niños más pequeños.

I n re e'ro ' fe i ,e, r furro p-demo' re- r uro, po.o, r ; r i 'L.rs qr.no han podido, o no han querido, beber de la fuen¡e de 1a juventudhxta saci ar plenamente su sed. Llevan clatavio negro o marrón de concconse¡vado¡ de su vida cotidi¿n¿, ¿ menudo complcmentado con ex,presioncs de impaciencia o desaprobatori:s. Otros, más numerosos, sevis¡en de niños sólo de cintura para arriba; de ese punto hacia abajollevan faldas o pantaloncs y zxpatos de vestir en lugar de 1a: sandaliaso las playeras de niño. E¡ ocasiones se ve a una de estas pcrsonas quees un bebé hasta los tobillos pero que conserva 1os zapatos de cordoncsy los calcetines o los zapatos oscuros cerr?dos del mundo c1e los nego,, io ' .1¿rz¡nJo¡ i<l i requi tocorur.q-e<.r<Li .amenre ingz, . r .n. j .de que rún rienc Jos pies sobre la tierra.

Los tu¡istas que se ran de vacaciones:: la mo¡¡aña cn lugu de.rla costa tarnbién se visten conro niños, pero conro unr¡s r¡ rñ, ̂ .rlqo rn.ri ,ores. Semiót icamcntc csto cs b.rsr.rnrc.rproJr i . l l i , , I 'L , . , , . t ' l ' , , , , . ' , ' r l

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CAPÍTUL o

3Moda y épocas

Co¡úq plinerq qui¿n e.€s, y después¿dórDate en cosecuencia.

Eerccrc, -D;.r6os, 3.1

Aunque con frecuencia se ha censurado a los individuos por vestircon mpas poco acordes con su edad, la propia moda ha cometido eveces este mismo ddito. En ciertos periodos de la historia toda una gc.neracióa de corderos -por no mencionar a algunos lobos- se ha pucstoropa de borregol m otras époc.as los estilos imperantes en ropa de hom.bre y de mujer han sugerido una madurez avanz¿da, dando incluso olos j&enes un aspecto de persona de mediana edad. Estos lr¡ivencs dcla moila no son a¡bitr¿rios ni caprichosos, como han afirmado algunosde los que han escrito sobre el vestido, sino el signo externo y visiblcde profundas alteraciones sociales y cuiturales. Como dicen los soció'logos norteamericanos, "los cambios en las moda¡ fundamenta.les dclvestido indica¡ cambios en los roles sociales y en los conceptos quelos miemb¡os & ese sociedad denen de sí mismos".r

La adooción de estilos iuveniles ha atr¡ído más la atención de lo¡hiso¡iado¡es del vestidq quizá porque se sueie produci¡ de manem más

¡. c@l¡c Burh y Pittf t n¡.t¡ O¡ !h. Di..ppanna of Knick*r: Hypothoo for Lh"Funclión.l ArdFh of fh. tftS.hE' dcJ,dúla5., hsd.l ol h.ial Pt crolos', vol 5l (D tryod.l9ú0). lay r|t .¡rtr . . lr . ' r '

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8C rI LINGL¡I! DE L-{ \{)DAti1

i

r€pentina.'fal cambio, sin embargo, nunca afccta sólo ¿l r.estido: antesal conrr.uio, todo el ordcn a¡te¡io¡ de las cosa¡ empreza a pe¡ecer unr-lorme, rancio y represivo. La invención, c1 cxperimento, 1a nor.edad _r',sobre todo, la juventud sc ponen de moda; las propias modas conrien-zan a imitar ia ropa de niño. A veccs los estilos que se copian son con,ternpor':ineos, pcro rnás i nenudo son aquellos que la úhima gcncra-ción de adul¡os ller''aba cuando cllos nismos er¡n pequeños. Al ponerse*to' r ' " , lc l ' ̂ . . . . j r or. .hm rnno ¡r j ' . ane r e q. . ,c r icg., , . , o, upel puesto de sus padres o a prrcccrse I ellos en ningún sentido. Por e1contrariq prelieren hace¡se los niños, o scguir sióndo1o.

L¡ n¡vorucró^' RoMÁNrr(:^ ¡N r-A MoD-{

A finales dcl siglo XVIII, la ropa en -¡' llevaba mucho ticnposiéndolo ext¡eruadamcnrc formal, rigida y sofiticada. Las person:sadineradas dc ambos sexos llevaban prend:s pesadamente acolchadas ¡'emb¡llen¿das, con encajcs, dorados y bord:dos que les hacían parecertattas de cumpleaños ambulantes. los pies los ilevaban estrujados enpuntirgudos zapatos de tacón ¿l¡o. Las cabezas de los hombrcs iban ca¡-gadas con pelucas empolvrdas llenas de rizosi l¿s de las mujeres, concomplicades estructur¿s de pelo auténtico y falso quc podía llevar horas .l-reglar y que a veccs alca¡zab¿n alturas asombrosas: se pu€den le¡cn retratos de Ma¡ía Antonieta y las damas de su cone. Algunos hombres elegantcs llcgaron casi igual de lejos: el estilo nacaroni, insta,tnóocn torno a 1//0 por jóvenes dandis inglcscs que ¡xbian esr¡do en h.llia, incluia un exagcndo copere ren¿t¿do con un e¡¡¡año tocado. CuandoY:nkee Doodle Je puso una pluma a su somb¡ero v lo ll¡mó l4aca¡o-ni't estal¡a imitando ¡ estos galanes; no se traraba, cono yo creia, deque hubiese decorado su rricorn;o coD pasta.

Au r,1uc cn 1., . ¡ ,o. .r d. I r . re\olu. ior- .. . pr"dujo u

' . , . ;L ' " \ " . , ,< io. m:. 'en. i l o. e i . r ¡ r , le. , e.¡e.

luc consecuenci¿ de tales agit.rciones, sino una manifesración má¡ cieuna rransfornración gcnerxlizada de c¿r.{cter político. social l cuhural.Ya anLcs de 1776 el movirniento ¡omántico, con su énlasis en 1o sencillo y natura.l, había comcnzado a reflej:rse en la ropa. Ello fuc cspccialmcnte evidente en Inglaterra, donde 1os volante-s de encaje pan ios hom-bres y los inmcnsos aros de los r.estidos de hs mujeres contcnr¡r,n ¡

: D. : ld¡ ¡ ( l r . . , i , , i , , , . i1.r{ L \ : , , , 1r , , , , .1

desaparecer a principios de la décrda dc 1Zl0. Las modas no¡teamcrica_rd' . €.r : " ,^n r l . r - n¡ le, : . . :u rq:e - un¡ c: . n¡ d i , r . n. i ¡ . , " r , " e, \ . ,b r l r <r p o! nci . . L revoluciór h z" ¡o. .o p"r re_,31,. i . . , . ,e ' :J. . I n.ucl-o. J. lo. prJre.- . nu¡dor. . . . |n¡b ,

I a t , ,n-rr o <j \ " \

gdn.e y rr . r grJo, gu; p-e, r e. e rdo l : r r}a víspen dc la Revolución, cuando

"l pu.Slo 11"""

"but;; t", d;ri,,-

. .o"e. d. c l r .e", et r ¡ , ido v " .

* . l - , " , i , ,d" . .1 i ,o,r . r r r , ,e q: iLr-or ro. ¿ro.) ¿. ro\¿, . No ob.rrnte. , .n ur; , , i , i , poco. r iener t i .np"para compr:r o drseñar tmjes nuevos, y el ciudadano Robespierre, cuin_do envjaba a los nobles a la guillotina, iba vesuoo con prcn<ras muyo¡r( ,d¿. r n rr , ,bJ. . rJ" , rdo,r . , . Ur¿ \ , / lb-' ¡dr l r . . r , . r lFgror er i lo. n¡ , , rno1,, . p.n.r . in,¿r.1" ¡ lo,que r p-edon:nab.rr <n I ' g r . r - ru. ¡ mj. u o<.¡u¡¡ i indolo. ror : '_

Hacia 1800, las mujercs y 1os hombres de ¿r¡bos 1¿dos dcl CanalJ.^ i¿ \ l¿n. l r ' l le. . rb:n , I r rpo d. r"p; , qre pod rn h¡ou n¡d"Je

:,ro. : e.r . ru b,r r .u. dr 1,u.et nr nruv e. , o.rCo. ¡ Je r . r l lc aJro pa-:

1". n : iere. . . ,e r , i la, c l - qucLr. . r rdorro. r p¡rr¡ tune. Lt¡n.- . od( ¿r,e D-rr o. , rurnb.c.. L¿ ocluc¿. y o, oeir ;Jo. con.pt*rd+ \ ,L, i ¡r de ¡do o.¡ .o ¡ - , , . r l ,er lo n¿. . o ' tu r o. : . r ,pecr" mn n.r : rr l . I : .l . ¡ ld¿..rh"br¡r e ' ¡nr¡dooel ,u(1" p.r ueir .J i der ub . - ru lo, ,ooil lo (r lurd do. e.r L r r , r r tunLi le. n- , J i ¡ . b l . r r* . . y I r per,or: , ,1e "n_I 'o ' - . .1". . ¡ . ¡ . 'on ¡ . , ' - ¡ z. ,o¡ i t l ¡ . otrr r . . { t iuat qrr to porrra., i , B r , . \ord.* . - r r . pructar hrr t r , . ruc u, , , , t I qubte. , ¡ o-l.r infancia, estas prendas :nLrnciaban La energia iniantil, h esponranei-tled y ia sensibilidad ror¡ánticr de quiencs 1:s llevab:n.

l,()s pRrNfrRos vlcToRl¡Nos: L{ Ntñ'taA ToNTA y rA ADollsctiNT¡ LÁNCUIDA

A medlda que el movimicnto ¡omántico sc adentrab: en su segun_,l,r tencr:ción, producicndo la poesía ran rica y tan llena de cololidorlc Kc;us, Bvron y Shelle_v. las modas comenzaron ¡ cambir. Et vestido1.,¡.nino. aunque conscrvando su forma tubular básica de talle aho,t J¡,2¡, nris rico cn rdorno y colorido. Gradu:rlmente, las fildas y lasr¡. , rr{ . r ' sc cns,rrr t h.rmn. .r¡rrecicrcn las gorgueras, los accesorios y losr.¡ / , ' \ , I r . r \ ¡ i rLLr, r , r r , , \ , r ,a .r¡r t ¡ ,z in)n I parecer lánp.rras dc tocador1, , ,1)L, l . , i r , - I | , , t , , , | , , , ,1, ' , . . r r r r , t r , r l r e,rnrhir i t r r ro. r : rmbién grnó, ' , , '1 i , , , , ¡ \ , ' . , , ' , ,1, . t , , , . r , t , , : t , , , , . r ,1, . ,11r,1i ,c,¡su.r l rop.r-

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Il2 II trNcu,lf D[ l-,\ \l()DA E3

Ltr jo'o rcin¿vido¡n r trjur¡b¿ ¡l lJ*l.le belh?r dc rrincipior de ltr époü ridó.nm¡i er pcqlcn¿ | 6bdú, con s.úd6 ojdDeg.os y l¡ boc¡¡¿queñr. Ltr rein¡ b¡iia¡-do .ón su .lrrido, cl ¡rin.ipe Albeúo, c¡

de aire caliente, esta mujer apenas parecía tener la fuerza suficiente panmantenerse cn posición venical sin Ia ayuda de sus ropas. La cabezale caia desmayada y gácil sob¡e el delic¿do cuello, que se alzaba sobreunos hombros cidos, cuanto más caídos mejor. Entre 1830 y 1820,

"cuanto más sc parecían los hombros de una rnujer a la parte superiorde una botella de champán más sc la admiraba".r

La ropa sc metamorfoseó par:r ajusta-rse a este nuevo ideal. Las fal,das se dejaron caer otra vez hasta el suelo y las enormes mangas hcnchidas se desmayaron débilmente sobre les muñecas hasta deshincha¡-se por completq pulcros pliegues y ga.lones sustituyeron a los lros ylos volantes de los prime¡os años de la década de 1830. El:specto dealegría infantil se desvaneció; y el corte de los vestidos acenruxba ¿horala sumisa inclinación de los hombros caídos. Con esras ropas las mujelcs andaban y se movian con menos vigor. I-os corsés más l:rgos y lasf¡ldas mái pesadas hacían que las mujeres sc doblasen bajo su pcso, mien,tras que los profundos cuellos, los pañuelos de prieto encaje y los cha-lcs de abultados flecos hacían que a Las mujeres que vesría¡ a la modalo rcsult.rsc difi, il o inchso imposible levantar demasiado los brazos,p,r,i. rrrl, ' .sí,1,. r, li, v*rr cncrnrrdor desampro. También su pelo perdió

, I , , - t , ú1 , ' t t . r1r , t t , j r , , ta

ñuclo r-rano. I r ; icro, 'u pe.hrr; de p, lono ' t .h¿le.o de ' ¡)¿" " " '. .ñ idoip"n. io 'c.de..rnLide.ol" ' ¿vel ¡n¡ H¡. '¿ 18.r0 ta l - rb ; que

¿,oo e' ¡¡ le. ;do el m"dclo o< pr ir . i ¡ r :o ' dc l¿ éo' . ¿ vi . tor i ¡na: el t ¡-

rón elegante y pornposo y la mujer artificiosamene ado¡nada e infan

ú1, inmadurá tanto de mente como de cuerpolos treinta años siguientes contemplaron \ariaciones sob¡e este tema

,rue han desc¡ito po¡ ir':tenso los historiadores de Ia moda. P¡imcro lle

eó la ¿pariencia de niñita tonta de la década de 1820, toda cintas, bor-

L" y b".1.', -ang",

henchidas y desmesundos sombreros listos para

el vuelo. Ser pequiña y delgada era ahora una ventaja: se sxcaba el ma-

\or pro.c.h; da l ¡ . m¿no.. lo 'p i t ' i , r 'c in 'u: 'd:rr i rura ' "c l pe

cho'c el 'mir¡b¡ o,e " . ,h"t¡ . " r '

uel lo ' l ; 'o ' r ipo ch; l t o11o'rei '

ren estxs ropas! la supe¡ficialidad e incluso la inanidad se habían

convertido e¡ caracteristicas femcninas descables Se prefería la igno-

l¿ncia' que implic¿ba inocencia' al ingen;o )' el juicio, que sugerían ta-

¡nilia¡idad con (cuando no experiencia de) la impureza La Don Spen

low de Datil Coppe,fetd, con sus gemidos y sus pucheros v sus miedos

infantiles, es un buen ejemplo de este tipo de mujer rctratada veinte

años más tarde, cuando süs carencias se habían hecho más evidentes'

Geoffrey Squire, en su genial estudio D¡ess ¿zd Socrery ha señaladc

oo" en "l

troo"cr'..o del siglo XIX el ideal fcmenino que reuclaba la

moda enveieció gradualmente La ropa de muier evolucionó desde 1os

sencillos vestidoi blancos dc muselina de 1800 (que, aunque él no 1o

d:q¡, 'e podr,an comp.rnr perfe. ' rn enr< con r¡ roPr d" b.bi) h¿'L¿

lo. erue.". ' ruie ' w"

'e de mrrron.r de o-:r . ip io ' d ' l ' ig 'o XX Fr l810.

l , muier rde" l .n 'pw,o) I s¿reJrrcn 1820and:b"po lo ' ' iete - ocho

' lñ^. ; I hr . ; r la mir . ,d d. l id; . ,¿, ,¿. '8 lo 'eh¿bi¡cor ' - idoen,n¡adoleicente sensible, rec¿tada y retr¿ída, en ¿bsolum ingcnuamente in

solcnte. Las buenas nluchachas de las primens nolelas de Djckens son

con fr.:cuencia de cste tipo, desde Rose Maylie y florence Dombev (;Ian

to lx niña como la nuje¡ Parecían exPresarse a un tiemPo en su her-

moso rosrro y en la fr.igil delicadeza de su silueta") hasta la pequcña

Dorrit. También Jane EYre presenta este irspecto al mundo' con independencia de cuál pueda se¡ su conlusión mtenor-

La be1la dc priniipios del periodo victoriano, tal como se la repre-

senta en las ilusüaci;nes y los grabados de modas de la época, era de

constitución pequeiia y delgada como la propia ¡eina Vicro¡ja Tenia

los senos poco desarrollados y el talle estrecho' grandes ojos negros ¡'ouros. nin:r iz ni barbj l la de la quc habl:r1 ' 1a boquitr d ' ¡ in ' in l c jos

,1" prr" ."r qr" " ' ruui" .c

.r punr" d" " l " ' . r rsc

, 'n cl ¡ l r ' ' """"1r rn"h'

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Il MGL,!¡ DE IA NTODI

los bucles y la vitalidd; ahora estaba partido por la mitad y peinado

hacia atús en dos suaves alas caidas.I-os cosmdos de su sombrero des-

cendi¡n y se 1e cc¡raban sobrc h c.ua, impidiéndole la visión por am

bos lados, como las anLcojeras <1e un cab:Ilo. Esta incómoda fo¡ma de

roc,u, p " . l ¡n¡b, er j t r , ¡rncnr, que qL ie¡ lo l leurb. ' ' r ¡ oer¡ ¡do de

l ' . ,d. , l .en. ;b.p¡r¡ ."oo-, ' l , n ' i "d,d. l . ' rnu'r i rud Ar nsmot ie-¡-po! e\pr(.Jor per le.r .rn. rre la iJ< de que r-nr nure- b^r ' 'a habrir de

i ." . ¡" ' - " , . , r : ' " , " ""¿ t i ' :ó, ' rm:t¡¡¡ y e ' r re.rr de mLnd^.queno

sc le iba ¿ exrravi¿r 1¿ mirada en su paso por 1a vida

Habria que seña1ar, claro, que Ia muier de principios de la época

victoriana ei¡ un ideal, no una realidad Las mujeres cula personalidad

y atributos físicos se ajustaban a la rnoda inpcrane lo adoptaban dc

buen grado, como hacen ¿ctualmente O¡¡as eran menos albnunadas:

Dunntc losprimcros cincuentaaños del siglo XIX, cuando l¡ Inodano tenía oto obje¡ivo qle creu ura fági1 bcllezr juienil ide¡liz¡da,hs mujcres gnndes, cné.sicas y de rnediana cdad a menudo no teniannás ahcrnativr quc pareca cóniicas o ttiP,ics si se sentian incl;nad¡a cumplir con 1as *igencias de la rnoda.r

Quicnes no quisicran pareccr aniñadas y desv:lidas, o quiencs fisi-

ca¡¡cnte no estuviesen dotadas, endrian que optxr Por no ir a la moda,

al menos por €1 momcnro.

EL HoMRR! vrcroRl\No Y su ¡ARBA

Confonne pasaron los años, los estilos par: ambos sexos füe¡on nla_

durando gnduaimenre, siendo ios hombres quienes en un Pnmer mo'

meno llev¿ron h delantel¡ de forna considerablc. Ya hacia nedi¿dos

de siglo habian comenzado a abe¡dona¡ sus coloridos paiuelosde cue-

llo, sus elegantes abrigos aiustados al cuerpo, sus ceñidos pantalones ,vsus cscarpines planos. E1 honbre ideal ya no er: un ioven esbclro y ro

mánticofahora era gnnde, incluso corpulento. Durante 1a úkima pane

del siglo no era ninguna desgracia ser gordo, y la f¡ase "un hombre de

elcgante figura" implicaba dimensioncs que ho,v cn dia sugcririan una

tendencia a ser induigcnre con uno mismo 1' un inmincnre araquc al

r ( : . r ) l r ( ! s,¡ t r r . / ¡ , , , , , / \ ' r ' ¡ ' l , / r / ¡ r ' ¡ ¡ . r ,LLr r ' '

La ropa de hombre :centuaba esrc aspecto de desnesura. Los ¡b¡i-gos más holgados y los pantalones más amplios sugerían o daban acomodo a un exceso de peso; la apariencia de ser airo se aumentaba conunas botas de tacones considerables y un alto y b¡illante somb¡ero decopa. También empeza¡on ¡ imponerse ios colorcs más oscu¡os, y amediados de siglo e1 negro era el único color respetablc para un tr.rjede noche respetable. En público el hombrc eleg¿nte solía lievar un b¡stón o un par¡guxs como signo de su poder masculino y su auroridad.Cuando hacía {río se ponía un pesado abrigo que a menudo pcsaba aúnmás de lo normal porquc se le ¿ñadí¡n una o más esclavinas; a vccesesta indumen¡a¡ia en tan larga y ran amplia que ¡ecordab¿ a la túnicar¡adicionalmen¡e asociad¿ con la vejez y la autoridad.

Las barbas corridas y los bigotes que se pusie¡on de moda durantcla segunda mitad dcl siglo XD( aumenraron este aspecto de madurez.rPara un histo¡iado¡ social el lenómeno es sumamente llamativo, puesduran¡e los cicnto cincuenta años ante¡io¡es la mayoría de los hombresinglcses v norteamericanos habian sido lampiños. Los barbudos er:ntan ¡:ros que en 1/94 para una dama de Filadclfi¿ e¡¿ tan asombrosover por las calles de aquella ciudad un elefante como dos homb¡es conbarba juntos. La barba abundante, especialmente ia barba sin arreglar,era un signo de extrema vejez y/o de descuido y cxccntricidad¡ posibli-mente incluso de locu¡¿, como la espcsa barba blanca <1uc llevó el reyJorge III dunnte los últimos ¡ños de su vida. |n 1¿ histo¡i¡ de \t¡shington Irving, la barba gris hasta los pies de Rip Van \íinkle es lo pr.i-mero que llama la atención a sus antiguos vecinos cuando dcspiert:r dcsu largo sueño:

Todos lo mira.on con igurles muestrar dc sorpresa y, sie,npre qucap¿rreban la visra de éi, inr¡riablcmcn¡e se ¿c¡rici¡ban l¡ barbilla.

Y cuando regresa al pueblo:

Un¿ cuadrill¡ de ex¡nños niños le seguia de ccrc¡, abuchejndole asus espaldas v scñ¿lddo su b¡ba gris. hs perros, tanbié¡, ... lc t¿dn

Ll osrr,,L isnr. . pen.rs rún peores soLian ser el destino que aguardal, . r . r . u.¡ l l ¡ r , r , . r r l l r r r rrpcL inrsc cn no ¡feir¡rsc. hn 1830, por ejem

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tL | INC¡,\IE LL rA \]Of 1

plo, cuando un hombre con barba de nombre Joseph Palmer se trxla-dó a Fitchburg, en Massachusetrs, nadie del pueblo se dignó dirigirlela palabm. Le rompieron los cristales y los niños le riraban picdras cuando,.rh.r . l - rp, :"ror o an or*tó pibl 'crmente y .o¡" 'e enPeña.e cr 'e-guir llevando su barba le negó la comunión. Finalmente, Palme¡ fue

aracado en la callc por cuatro hombres- I-o tir¿ron al suelq le lastima-ron la espalda e intentaron afeitarlo por la fuerza; él sacó un cuchilioy rcpelió el ataque. Como resultadq lalmer (no sus asaltantes) tue,urestado y enviado a prisión por un año.

lero mientras Joseph Palme¡ se consumía en la circel (aún restaru-

damente barbado), se produjeron algunos signos de que el clima empc-zab¿ ¿ canbiar. Ya en la década de 1800 unos pocos homb¡es se habían

dejado crecer unas discretas patillas, y hacia las décadas de 1820 y 1830algunas de estas patillas, como las del novelista inglés Edward Bulwer-Lytton y las de su amigo el conde Alf¡ed d'O¡sa¡ habian comenzadoa deslizarse poco : poco la una ¡l encuentro <1e la otr¡ Pata encontr:usefurtivamenrc debajo de la barbilla. En 1852la revista hit\ ülinbarghMagazine vaticinó el retorno de las barbas, 1. durante los años siguienr, ' r : publ icaciore' b

' j r rc¡" ' no rc¡ ner i .¿n6 (omcr/¿ro.r ¿ r<.o-

mendarlas, scñalando que no sólo la Biblia sino también l¿ "Natu¡ale-za" y la "Salud' las ¡ecomendab¿n.

Entonces, de repente, a ambos lados del Atlá¡tico, homb¡es dc to-

das las edades y profesiones cmpezaron a dejarse crecer el pelo facial;

hacia 1860 cualquier reunión pública podía mosta¡ una floreciente cosecha de b¿rbas, mos¡achos y p:ti11as (que más ta¡de sc conocie¡on cone\ noml¡re de sitleburns en honor dei general Ambrose Burnside, el héroe de la guerra civi1, que las lucía muy exuberantes) Este extraordina-rio fenómeno vegetativo runca ha sido Plen¿menre explicado Unosautorcs lo han at¡ibuido a la influencia de la glerr: de Cimea,v/o dela guerra civil nortcame¡ican¿, cuando a los sold¡dos les ¡esultaba difí-cil afeitarsc reguiarmente en cl campo de batalla. Aunque esto quizápudo contribuir a alentar la nueva moda, hay que señalar que las barbas no se hicieron populares durantc orras guerras anteriores, en las quc

¿feita¡se dcbía de resultar igual de dificil. También se ha suger;do que

los noneame¡ic¿nos cstaban imitando al presidente Lincoln; sin embargo, Lincoln no se dejó la barba hasta 1860, momento en que mu-

chos de sus contemporáneos ya la lleraban.Sca cual fuere su causa i¡mediat¡, la ba¡ba venia bicn a la im¡ee¡

mascul ina t1e f inalcs del s iglo XIX. El entusi¡rmo juv,r i l , , , ' t , intnt

h:rbí.r s ido rccnrplrzrr lo por l . r sr i l i l . r ¡rxpcr ir l . r , l r i , r" , , . , " ' . t 1 "" '

ma,Vicroria. no era ya una delgada jovencita sino una marron: gorde-zucla. También en No¡te¿mé¡ica el hombre ide¡t había envejccidoiEt jo-ven y vgoroso parriora revolucionario, erplorador o colonizador, ya noera de principal imponancia para el biencstar del país. b quc ahára sequeria eran hombres en 1¡ flor de la vida: hombra de autáridad, pesoy consistencia, incluyendo rambiér la consisrencia en el sentido fiiico.

Amuchas auro¡idades les pareció que estos prósperos patriarcx necesitaban y merecían las barb;s. Segú; la we*ninsie, aeiieu é,e ns+,la.b:rba sicrnpre se había.idcntifiiado con la scveridad, la dignidaáy la tue z.r . (odr. el l ¡ cu¡ l id¿cle, po. i ¡ ; ! -r , en e\o, mon-enLo,r v er¿el inr ,o, omplemcnLo :"o,c. .oor¡" l . ,Jren , ¿ m¿cut iJ¡d. . Un¿guía noneamericana.de la etiqrueta,, The lllustatett Booh ofManners, annro oecla mxs rotundámente:

...1¿ barba co¡¡idr es Io n¡ás natunl, más cómodq nás satL,dabtc, másexpresrq digniticado y he¡moso.. La n¿¡unleza dio ¡l homb¡c u¡¿ bar_ba pan su uso y su ltlleza... Los dioses y tos héroes ner:b¿n barb¡...s

Históricamenre, el ¡einado univers¿l de la barb: fue breve. A principios de la década de i880 comcnzó a desapa¡ece¡, o más bien a enco-gerse. Como por obra dc un lenro proceso de deforestación, el bosquequedó reducido a sirnples parcclas di matornles, patillas y espccialmentcmostachos, algunos de cllos verdader¿mente exuberantes. Desde al¡e_dedo¡ dc 1890 hasta 1920, a la mayoría de los homb¡es nor¡eame¡ic¿nos y británicos les salió pelo solanente sobre el labio supcrior. Lasr:zones par¿ esr€ cambio están poco claras. El bigore, como la l¡a¡ba,tlcnde a €nvejecer, aunque no demasiado. También sugiere dignid:d yauroridad; sin cmbargo, no parecc tener relación con las ideas dc patr iar¡ado, sabidu¡h o fe religiosa. Quizá, conforme menguaba la esra-bilidad y el tamaño de la familia victo¡iana, cor et desccnso d€t í¡dicedc nat.rlldad 1.la crecienr€ parricip¿ción de las mujcres en la fuerza detnbrjo, r'.r casi no habían hombrcs que quisieran parccer uEl padre de

L,rs vu¡,ru's vJcroRrINAs: ÁNcEL D! L,\ cAsA y R¡INA DE rA BELTEZA

L, , , ) , , i ( , l , l ( . r l s i11Lri ,1 cnr ierdo dLrr:rntc h pr imera mirad clel s iglo\ l \ 1, , . . r . i1, . r , , , . , . r r l r . ¡ , , r r , , , , , r ¡ . ¡ 1r50. Ahor i v¡ no l ¡ rs¡al¡a con

t

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88 I I LTNT U,!L DI L1\LOT \ 89

ser inocentej cariño$ y decorariva; la mujer reaimcnte admirable eraun dechado de

"irtudcs en cuanto al gobierno de la casa y a su capaci-

dadprra h org:nización doméstica, ya fuese de una mansión de canpocon un se¡vicio de treinta personas o de una humilde ca-sita Aunquesiguiese siendo sumisa, dulce y recatada, ahora además sc suPonia quetcnía recursos, que er-apúctica, caritativa, devota ¡ sobre todo, profun-damente maternal, capaz de educar y guiar a los muchos hijos que de'bía tener. Fue ésta una época de grandes familias, ¡esultado de un dcs-censo en los índices de mortalidad infantil; fue también un tiempo demovimicnto demográfico desdc el campo a ia ciudad 1' los suburbios.Cada vez menos hombres trabajaban en su casa o en las cercanias, conlo que el patriarca victoriano tuvo que delegar al menos una pane desu auto¡idad.

La mujer ideal de mediados dc sig1o, a la vez divina y eficiente, el.ángel de la casa', gueda bicn representada por Marmee y su hija na-yor Meg en Mqercitas (Liftle \fomen, 1868), de Louisa May A1con.Al otro lado del océano, en un estrato superior de 1a sociedad, aparecelrecuenrem<nre e¡ l ¡ ' nov. l ¡ . de Tro'1op..

Una vez más, las modas cambiaron pra adaptarse complacientementeal cambio que se había producido en el ideal femenino. Las cu¡vas schicieron más rcdondas, los tejidos más pesados, ios colores más fúenes;los costados del somb¡e¡o sc reti¡a¡on de la cara, como para permitira Ia mujer que estaba madurando que riesc más el mundo, metafórica-mente y rambién {ísicamente. Las bellezas de la: láminas de moda yde las ilusrraciones popularcs de Ia época tienen ahora más edad;' unasilueta más ¡eliena; sobre todo, ocupan más espacio. Fuc ésra la épocadel miriñaque y más tarde del polisón, y la nayor imporrancia de lasmujeres en la csfera domésticay social se anunciaba con su gran corpu'lencia. La desmesura de las nodas tatnbién les pcrmitió a'rhibir la ri-queza de sus padres o sus m¿¡idos cn tod¡ su e¡tensión-

En las décad¿s finales dc1 siglo XJX,la mujer ideal siguió ganandotamaño;' edad. Su talla e¡a señal de una cada vez mayor presencia pú-blica; las mujeres iban ahora a la unive¡sidad en cif'as cada vez ma-vores! eram nuchas más las que tr:bajaban pan ganarse la vida y lucha-ban por consegun h igualdad iegal y polítie. ?ero aun cuando se quedxeen casa como un adorno, la mujer tardovictoriana y eduardiana cra fí-sicamente una c¡ia¡ra impresionante. La altura y el pcso por encim.rde la medi¿ habían dejado de ser un inconveniente y se convi,tió cnuna l¡aza a su f : rvor. T-os aurorcs conrparaban a sus htroin¡ ' ¡ , , rr ,1r,"¡ ' ,rhb.rndo us ploporci , ,ncs cl is ic.rs. ¡¡ I rs i icscr ibi , r¡ , , ' , , , , '

, ' ' t r , r t t r ,

gias y soberanas, fuesen cuales fueren sus origcnes sociales- La escultu-nlTrilb¡ dc La novela de George Du Maurier del mismo nombre (189a),no en más que una de t¿ntas beliezas de ta11a gigantesca.

Para aqucllas personas con ias que la naturaleza no habí.r sido generosa, como la he¡oína infar,t1l d,e Old Mottaliy, de Katherinc Anne Po¡-ter (1939), no habia esperanza:

...una belleza debe ser alta; independientcmcntc dcl color de los ojos,elpelo debe ser oscuro, cuanto mi mejor;1a piel debe ser pálidry sua-ve... Ella nunc¿ scri¿ ¿lta; v esro significaba, lógicrmen¡q que nuncaseria uná bellezá...

Podemos ver e}tipo ideal en fotografí:s de bellezas famosas comoMaud Gonne, Lily Langtry y Jennie Churchill, así como en láminasde moda de la época. Se traraba de una mujer de hechura corpulenta,con Ia figun propia de una próspen mediana edad: brazos rcdondosy cxrnosos, hombros anchos, caderas y trasero gnndes, y el pecho dematrona grande pero caído. Una pequeña cintura, conseguida con unrlgido y doloroso encorsetamiento, acentuaba la corpe,lencia por arri-ba y por abajo. Su pone cta eryuidq los hombros cuadrados; el men-rón prominente, el perfil griego, sus rasgos grandes y bien definidos,su expresión xmablemcntc au¡oritaria. La niña tímida de principios delsiglo XIX, con su aspecto de hada, se habia conve¡tido en 1¿ bellez¡

¿nesca" segun de si misma, pintada por Sargent y dibujada por Char-les Dana Gibson.

Las modas de la época h¿cían b¡il1a¡ a est¡ mar¡villos¡ criatura cntodo su esplendor y ofrccían a la mujer de dimensiones normales laesperanza de emularla. Había rígidos corsés acolchados para conseguirla figum en forma de S que estaba tan de moda, cub¡ecorsés adornadoscon cascadas de encaje almidonado para realzar el pecho, blusas coninmensas mangas infadas par: ensanchar los hombros, cuellos altos paraclerar y apoyar 1: barbilla y pesadas faldas que arrasrraban por el suelo.L¡s botas de conside¡ables tacones aumentaban la est¿tu¡¿ de 1¿ diosa;y su peinado alto, ahuecado sob¡e una est¡uctun de alambrc y crin yrcrn¡t¡do con un inmenso sombrero, le podia hace¡ crece¡ hast¿ treinr¡ ccn¡ímerros nrás. Como muestran las fotogra{ías de 1a época, csta in-,lrrn¡r,¡r¡r i., ,1.,1¡.r r l.r bclleza madur¡ un especro rndiante. Sin emba-rgo,Ls ,¡ ,uj , . ' , " r , r i ' j , ' , r , r ," l , , , fn, ,dis con frecuencia aparecian demacn

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l,9C LINCL lJI ¡f r 1 rfrDA

I-r nüjer iderl .lel p¿riódo ranlo!ic¡orirno e': altr, ,lc ptuPorio¡cs gcn¿r.srssi mnoü. Lrdy Randólph Chrrc¡lll, mrd't .l¿ \\:insdn Churchill ForóCnfir

das, y la Venus de bolsillo

r{(D^ Y ÉPocAs 9\

quedaba reducida a un desaliñ¿do fa¡do de

I

l-os ¡^sos v¡r¡¡r¡: HrJos Dr LA ÉpocA DEr 7Azz

Una segunda revolución en 1a moda tuvo lugar durante 1a primeraguern mundial e inmcdiatamente después dc clla, cu.rndo Europa y Norteamérica cntruon polírica, económica y culturalmente en lo que en-tonces se llamó "el mundo moderno". Una vez más, Ia jervcntud y lanovedad se pusieron de moda, y la propia moda se transformó para acen-tuar y proclamar la juventud. Milcs de mujeres entr:ron cn 1a segundadécada del siglo con silueta de reloj de arcna y s:lieron de ella con si-lue¡a de ¡lfombr¿ en¡ollada, aunque ¿ nenudo sóLo con la ayuda dedolo¡osos corsés y dietas de inanición.

Ya antes de la guern la silueta eduardiana había comenz¡do a dis-minuir, y hacia 191,t la ropa de mujer seguía lineas más o menos n¿¡u-rales. Du¡an¡e los años de la guerra, las modas siguieron siendo conservador:s, aunque las faldas fue¡on subiendo lcntamente desde el nivcldel suelo hasta justo encima dcl robillo, l¿cilitando la vida de muchasmujeres que rhora rrabajaban fuera del hogar o ser-vi¡n cotro entirmeras o miembros de los cuerpos auxiliares. Una vez cstalló la paz los do-btadillos siguieron subiendo con mayor rapidez y las cinruras ensanchándose. Los vesridos se convinie¡on en vesridos de saco muy cortosy escotados y a menudo sin mangas; los sombre¡os se cncogieron hastaquedarse en apretados gorri¡os acampanados. Las cur-vas pasaron demoda;se admirabr en carnbio la figura "de muchacho", pl¿n¿ tanto porclelante como por detr{s ¡' con largas y delgadas picrn:r"s.

Los histo¡i:do¡cs del vestido ha¡r propucsto diversas explicacionesp.rr.r ias modas de los años veinrc. Unos l:s han ar¡ibuido a la necesi-rl:rd de l:r espccic human.r de mantencr sus cifras, de compensar la pértiid.r dc pobLación de la primer: guerra mundial. Segrín esta teoría, lanr,r.l.r icnrcnin: tenia que ser scxualmente provocariva con el fin de ele-v.,r .l in(lice de natalidad. Pero aunque un deseo inconsciente de unarrr.rv,'r pnrercación puede habcr sido responsable de la libe¡t:d sexual(lc l.\ .rño\ vcinrc, no se puede prerendcr que la ropa de esta época,, , ' r 'Lnrrprcsir in Jt c.rr . rcrcrísr ic¡s sexuales secrndarias, fuese intr ínsc-, . , , , , . ¡ , r . , , , . i \ l ' , , ̂ 1 i . , , i \ . r

, ¡rr , l r r le l . r renorción .rnrer ior. Sc ha sugeri, 1 , , r . , , , , 1 ' ,1 , , , t , , , r l , , . t l . . , , , , , r , ' l ,^ l , ( , , ¡r1,rr \ Lr\ rrujcrrs cst;rb.rn :r t i r -

L, , i , r , 1, , , , , , , , ' , , , . r . ,1" . r , , ¡ r ' r , l ,orr l r r io. i ¡ r r t ,

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92 EL II\GUAJT D! LA ]\ft)DA 9l

: , r ' l : ,l L.¡ ¡nor frinr h iuknrüd e{rb¡ d. ¡rorh, y únro h.Drh¡'x.o¡ro nu¡¡$ r veshn prnr)r( i r i i i io!ox¿okren¡esLr jor¡n.rnú. ipx.hysunor ioIr ibujod. lohnHeld,hi jo. l926

No Iucron sólo las mujeres qLricnes rejuvenecieron enrre 1910 y 1920;t.,r¡l)i¡¡ l(,s hombrcs pddieron su corpulencia y su autoridad cduar, l r . rrr .s. Si w{LLinr,r c l r . , ' r ¡ ' i lc l h¡,nbre ideal a rr¡vés r1e los anunciosr 'Lrr : lL,sr , . r , : , , , : , , , l , Lr . : , r ' iv . r r r [ , l . r i ¡ ,cr . podemos r , .er que gndual, , , i , i , i . , . r , , I , , , , , ,1, , , , i i . , . l r l1, , ! , , , . i . i , ,v . , r . . , , runoshombrosmás

' r , , 1, , , , , , l , , " , r , 1,"1 ' l l , \ ' , , , r , , I i | r l , ,n.r( l l , r iJ i ( l | r

intentaban reemplazar a ios jóvenes varoncs que habian mueto en laprimera guera mundial.

Posiblemen¡e es¡r¡viese opcrando alguno de estos motivos o todosellos, pero un repaso de las fotognfías y las peliculas de la época dc-muestr:r que lar nujeres de los años veinte no parecian hombres, sinomás bien niños: las niñas qLre habian sido d;cz o veinte años ¿ntes y

Gn menor medida) los niños con los que habian jugado. Igual que an-tes, el reloj se habia atnsado, pero mientr¿s que cien ¿ños antes la mujer ideal había sido una niña buena e inocente, ahon cn un osado eincluso tr¿vieso m¿¡imacho. La joven emanüpada de los años veinteer.r alegre, coqueta y a mcnudo tcmenria en su búsqueda de diversióny sensaciones. Y aunque pudien tener la siluera de un muchacho ado-lescente, se, can en la de una niña pequeña: redonda y suave, con lanariz respingonr, los ojos de plaro y la boca dc piñór. El pelo conose le ¡iz¿ba sob¡e la cabez¿ como el de un niño, o se le pegaba a ellacomo cl dc un bcbó. (Só1o una minorí: llegó a adoptar el auténticocone de pelo de rnuchacho o "corte Eton", que en de un rigor pocofavorcccdor)

Las modas imitaban en generallas ropas que habian llevado las ni.ñas en las dos décadas ¡nteriores, con préstamos ocasionales de las deniño. Las mujcres llevaban vestidos sueltos tipo bata co¡ta o tipo sacoque terminaban justo por debajo de la rodilla y quc, o bien no teniancintu¡¿ o se ceñían a l¿ altur.r de las cadens; y se preferían los rejidosfinos y ligeros y los colores pálidos de la infancia: crema, beige, blancoy pasteles suaves. Tras casi un siglo de ropas muy ccñidas, cstos vestidossucltos y co¡tos dabxn a las mujeres el aspecto de niñas con l¿s blusasviejas de sus madres. Los adornos a gran escala, las enormes flores a¡tificiales de seda y terciopeio y las pesadas sartas de cuenras, al haccr qucquicncs 1os llcvabrn prreciesen pequeños en proporción, aumentabanei e{ecto de infantilismo.

Un estilo popular en los años veinte fue el r.estido conado a modode camisa, con ern cucllo desmesur¡do y un¡ co¡bata de lazo sueita deltipo que llemban los niños pequeños diez o vein¡e años a¡nes. Otrofavorito cra cl cucllo Peter Pan, así llamado por el héroe de James Ba'rrie, que, como recordaremos, era famoso sobrc todo por su negatiux h¡cerse mxyor. L¿s blus:s y faldas marineras las llemban ahora tantolas mujeres como las niñas, v los zapatos atados al tobillo con una corre.r o zap:tos .MruyJane,. que un.r vez lueron ¡¡adjcion¡lcs ,r, 1,,' ni'ñas, sc convinicron. co¡ l ¡ adici¡ in r lc u¡ t ¡cr in cLr l , . , r ' , , . ,

' , , I , . t i l , '

t r ¡ ,cnin, , r t i r i r , , i l ( l ( \ . ,ñ,^ \c i , ¡ r ,

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94 EL IIN'TAIL DL I,\ NÍOT] \

cial. Hacia principios de los años veinte es más un muchacho bicn pa-

recido que un hombre apuesto en la mitad de su vida, y con un tipo

a1 que ajustarse -atlético, osado, romántico, moderno-: un niño del

siglo XX. En la literatura opcraba el mismo proceso. La madurez deió

de estar dc moda, y las figuras paternas fuertes, calladas y seguns de

sí mismas que autores como Shaw, Hard¡ \le1ls y Conrad proponíanpan admiración de los hombres y pasión de las mujeres parccían anti

cuadas. Fue¡on sustituidos, cada vez rnás, por las {iguns filiales que sonlos hé¡oes de las novelas de Joyce, Lawrence y }-itzgerald: románricos,sensibles, impulsir.os, y también ocasionalmente débiles y a menudopsicológicamente inestables.

La moda, como de costumb¡e, se acomodó al nuevo tipo. La ropa

ya no sc diseñaba para hacer que los hombres parecicsen lo mi gnn-

dcs y fuertes posible. Se fabricaba con ejidos más ligeros y a menudo

con colores más pálidos: blanco, café claro, gris cla¡o, c¡ema. El cuel1o

duro alto estaba desapareciendo; las chaquetas eran más conas y los hom-b¡os menos acolchados. Los pantalones enn de ulle alto, sugiriendoun.r figura juvenil e incluso preadolesccnre. Se hicie¡on popular'"s las

ropas deportivas de todo tipo, y en las ocasiores informales, aun cuan-do no tuviescn intención de jugar al golf ni al enis, los homb¡es se

ponían con frecuencia Ios suéte¡s, los bombachos y las gorrx de viser:r

dc su inf¿nci¡.

Lo. ¡ ior rs, l r l r : ( Ht¡o\ \ .Hr ' { \ DLrFo\

Las modas infantiles de los años veinte pasaron a mejor vida con

mucha más rapidez que las del siglo anterior' El crach d'e 1929 y la de-presión económica quc le siguió hizo que la chica emancipada y su no-

vio pareciesen ridiculos y obsoletos. En épocas de c¡isis, la vi¡alidad

infantil parece frivola o incluso insensible: lo que se lleva es la se¡iedady la madure4 se admira a los homb¡cs varoniles y a las mujeres femeni-nas. La idea que se tenia en los años treinta de lapcrsona ¿tlactila, como

se reflcja en los anuncios y en la pantalla, era la de alg"ien prepandoy seguro de sí. Ios héroes tenían que parecer capaccs de ¡esisti los vicntos

de ¿dversidad así como dc hacer el amor ¡' realizar osadas hazañasr te

nian que se¡ por tanto más grandes y más fuenes. Con f¡ecuencir rc-

nian un aspccto duro y curt ido que en la éPoca de B¡r¡ v¡r , , r i v V¡ lc¡

t ino sc h¡brí¡ ¡ ,nsidcr¡do dcs¡ l iñ¡do. cLr¡n,1, ' r ¡" 1l"" lLr ' r r t ¡( r¡r .

95

l^ honbÉ r, muje6 de los rñ.s de L D¡pÉión r reiír ptrrp¡'t.e, rdultos.o¡p.krLes, I no n'nos JUqu¿n)n's, r.n r,|,ór .uñ r \ r r i1. S,n.L¡r ' l .wis r l )1rnl , lThoo|nr¡ , NLúr r , , k, l t ) r0.

La norma de bel leza femenin¡ t¡mbi in h.r tr í . r crr l , i . ¡ l . , . ¡ . . r el , i , . remancipada estaba pasada de mod¡; h nrujcr i le.r l r le | ,s .rñ, ,s r , ' r i l r . rtenia entre treinta y cuarentr ¡ños y un¿ bel lcz¡ el . ' rs i¡ . r rrr , is , ¡ , ' , r ," . ,{r¡cia infantil: Greta Carbo h¿bia sustnunlo .r t)hm lnrv. Al ¡rirr, ipio, a la beldad de los años trcinta sc la podr í.r habcr c¿lific¡il,r tlc honrbr una; pero hacia medi¡dos de la década la tendcncia sc había suavizrclo ¡r a la mLrjer ya no sólo se le permitía sino que se le alenuba a que,, ,r i ,^, n, .ho. L, l i rer¿r ur: celeb ó e,ro. nuer o, ' po, -qu'zi cr p.rml,,s inventó- 1. la moda los vistió. Los héroes duros y malrechos y lasIcroín.rs fuertes y apasionadas de S¡cinbcck, Dos Passos, Fxrrell, Cxinv el irhimo Hemingway parecian más favorecidos con las ropas scriasv tlc .rspccro ¡dulLo dc los años treinra.

I ln .ril, o dos después del cr,zcÉ los rrajes de hombre sc habían vucl-

',' ¡,¡.n ()\.u(,s v nás pes:dos, como para resguard:rrlos del viento y

l , r l lLrr i , r nr ienrr.r- cspenb.rn cn hs colas del p¿n. Con frecuenci¡ eran, r r z.r , l ,

" , ' r ¡ i r i . , r ,1, , urr . , crrvcr j , rc iun .rún rnayor Los panraloncs tcn,

, l i . , r , , " '

r ' . i ' r r , 1r , . . r 1. , , l , . r1rr , r . r rerr í . r un eont mis anpl io y unos1,, , , , ,1 ' , , . , , , , , , 1, , , , , , . ' l i , ' . 1 , L, ,1, .1,1, ' , , , t , , r2. i ¡ , . r ru r 'orrrr . r r rcsr,rro dis i

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96 I]] LEÑCUAJT I)¡ I '\ \JOI)¡

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É

| | "r¡¡rn¡do |¿d¡ dc supenllho d.lor 1ños.in.ucnk ttrnbié¡ lo llnban r r-s tos mñ.,

'o.ruso tG mua ¡..lu.nos ¿n l¡ o.riones ¡o.mjls. IdoSr¡fia Ltr D.rodrlr L¡nse, t9r:l

llcv.rban jerseys anchos y faldas, vaqueros v bermudas. L¿ moda di-rcñrdr pan el primer grupo se fotografiab:r vesrida por modclos arro-g.rnrcs v ncun;rrnicas de pómulos salientcs que rondaban los vcintiL ne,¡ . rñ¡¡sr Lr , l in. i i . , , l . ¡ p,r1l c l sequndo qrupo la vest ian adolescenres

., ! ! , ¡ , , ,1, .1! t ! r1,) c¡,nvcncron¡lmcnte sano. Ln real , , l .L, l , , . r I r , , , i r r r r r r r 1.1,rr , , , . , | , , , . , j , L , | , , . , f . r l r t . , Disml nuÉr en,t , r , i , i , , , , , , , t , ' , ' , r , , , ,1, , , , . .1, , . , 1.r Lr j r r i l r r "v i r r r l , r , r lcgrc"

97

mular la depresión ¡' el desánimo del propietario. Los abrigos sc alarga-ron, y muchos hombres llevaba¡ cl nucvo es¡ilo de zapatos con gruesassuclas dc goma que les resultaban tan úriles para p¿tearse las ace.¿s en

La ropa dc mujcr también ofrecia más protección contn ios elementos. Confo¡me ¡vanzab¿ l¿ déeda, aparecieron tejidos más gruesos Icolores más oscuros. Las faldas dcsccndieron hasra casi ios tobillos yse cubrie¡o¡ con abrigos más largos y pes¿dos, x menudo rematadosen su parte superior con altos )' acogcdores cuellos de pie. Principal'mcnq las mujeres desracaban así su r.olunrad y su capacidad para a1.udar a soponar l:s cary:s del mundo cuadrjculando litcnlncnrc sus hom-bros. Los tnjcs, abrigos, r'estidos, blusas, suéters e incluso los camisonesllel'ab¡n hombrems, fo¡rnando una linea púcticamente ho¡jzontal qucpodía llegar: prolongar la longitud natural del homb¡o hasra siete cen'tímctros, hacicndo que las mujeres que vestian a la moda pareciesenjugadores de rugb]' con el equipo completo.

M ¡r¡¡or ol i tuLo L\ : LoN\-r \L loNAtt \ \ ¡u \ iurr ! ' r ! \ ( rú\

Entre 1940 y 1955, aunque la ropa sufrió muchos cambios, siguiósiendo una ropa de adultos. El re.,e loo,l de la posguerm. con sus faldasmás largas, añadió años y dignidad a las mujeres, 1' el hombre, con susobrio traje de fnnela gris a medida, era su compañcro adecuado. Al-gunos homb.cs, cspccialmcntc cn Gran Breraña, fue¡on tod¿'í¿ máslejos, adoptando lo que se llamó el looÉ neoeduardiano c imitando noa sus padres sino a sus abuclos. Los jór.enes de clase ob¡en conocidoscomo tcddl áo1s (siendo Teddy el diminutivo de Edvard) vestlan unavenión exager:da de este modelo, con corbatas y panralones (..de rubo')e¡cesivamcntc cs¡rcchos, y zapatos o botas con tacones todar.ía más ¿ltos y punteras más afila¿as fu,inÉle-picherl:' Rechxzaron, no obstxnte.la chaqueta estrecha neoeduardiana, prefiriendo una línea de hombrosmás ancha y acolchada que ies hacia parecer trás musculosos.

En los:ños cincuenta hubo una cur;osa escisión en la mod:. Derepentc perccia qrLe h biese dos tipos distintos de muleres. Unrs er.rnmundan.rs y sofisticadas y llevrban ropa de adulto dc cicgantc y cuidr-do co¡tq el otro grupo Io componían .adolescenres, o "muchach.rs"quc podían rener cualquier ed¡d en¡¡e los t¡ece v los tr cint.r .ri,,s v qur

' i ( : ,n|r .n, J. , , , r f / ' l l ' i , l , " ' . , f , , l n: , 1 . , , ' '

h

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I

i98 [I. ]rN(:LAl! DL r¡ l\{oDA

y un vestido dc nso pan las fiestas, y con ropas sueltas informalesp:ra tliario.

99

Er- TRruN¡o Dr LA IUVENTUD

Aunque algunas de las prendas de los años cincuenta fuesen inlan¡iles, o cuando mcnos juveniles, no¡malmente cran la ropa de niños o

adolescentes l¡uenos, bien cducados y convencion:les, apropiados para

una sociedad que era bien educada y conv'encional aunque no fuese par-

ticularmentc buena. Entorrccs, a partir de pr;ncipios de los scsenta, una

nueva o1a de entusjasmo ¡omántico e innovación -politica, espirituaLy cultural, o más bien contracultu¡al- se ab¡tió sob¡e el ¡¡undo occi

dental. Al principio só1o unos pocos radicales sociales y csréticos parti

ciparon en lo que no ra¡dó mucho cn llam¿¡se 1a "cultun de la iurcn'tud". Una mayoria de personas rigidas en su forma de pensar y de

de¡echas en la de votar se sintieron ofcndidas o aburridas por la nuoamúsica, el nuevo arte y la nueva política, pero un estudioso atcnro de

la moda, obsc¡vando la ropa que se podla ucr por las crlles dc Europa

1. América, podría habcr augur.rdo que cn unos pocos años se iba a ¿don¡

¡ ernul : ra i ¡venruo en L'J¡ ' o¿ne.: ou<..cn¡ne.r le.L(ncr . rer o '

de treinta años ya se consideraba una vi¡tud.I-os c¡íticos sociales más escépticos han sugerido que este culto a 1o

joven era un homenaje que sc rendía al poder económico A mediados

de los sesenta l¿ mitad de lapoblación dc los Estados Unidos ¡enia menos de veinticinco años, y un tercio de 1: población de Fmncia tenia

menos de veinte. Como ios tiempos eran prósperos estos niños I' jóle

ncs disponi:n de ingresos abundantcs. Y en una sociedad conercial-mente sofisdcada los gustos, hábims, costumb¡es y:specto dc la ma1-oria tienden ¿ celebrarse y alentarsc.

La giorificación de 1o jovcn a finales de los sesenra y principios de

los setcnta es dem¿siado reciente como para necesita¡ de cxccsivas descripciones, y 1o mismo ocu¡re con el looÉ exagcradamente jurenil dc

la época. El aspecto quc estal¡¿ de noda cn las rnujeres era c1 de unaniña de entre ocho y diez.rños dc cara puntiaguda, ojos gnndes

-"'' iigu-

ra de adolcscente' piernas largas y delgadas, c"erpo menudo sin dcs.r

rrollar y cabeza proporcionalmente grnnde- Esra iuvenil siluet.r st c,rrrseguia con una dieta r igurosa a menudo f is imnrcnrc ¡ . l iqtr ,r (1uc .rr

esta época cuando s" hizo t . rmi l i , r r h ¡ . t l . th,r ¡¡r , rr r) I ¡ rrr ¡rr , t l 'cz I

se conscguí,r c lc un.r l i , rn¡ . , " i1, , r , ' r ¡ ' " , , r l i ' , r ' r , . r r ' r r , l r r r , l , ' , I

¡'.1o, pcinándolo hrcia atás y utilizando sccadores y pulverizadores,.r r¡rcnudo llenos de sustancias quc más tarde se descr:brió que eran su-rrr.rnrcn¡e tóxiss. Si se er: miemb¡o de una contracultura, sc podía con-*sLrir un clccro similar dejando <¡ue el pelo crecicse lib¡e en una mar¡rl.r srn prinar o en un rupido peinado afro.

I .r ropa de mujer era también ropa de niño. Algunos modclos re,,'r,l,rb¡n los de Los ¡ños veinre: los vcstidos sueltos, la s;lueta rectangu-Lrr. l,x w,mbreros pequeños y los cuellos, broches y adornos grmdes,,.t.r vrz .r menudo gigantescos. Pcro en esta ocasión 1a rnoda llegó toda-!i.¡ ¡¡,.n lejos. Las faidas, que habian comenzado a subir a fin¿les del, ̂ , i r , ucnt¡, . tc i ¡r¡ ,n r l descubieno la ¡odi l la cn rorno a 196j, y unos,, , . , , i r , , \ . r i ,^ ,1, . . ¡rr ,n r l l , io, ,n h.rsr:r c l medio muslo como las de las, ' , ¡1.¡ . . , 1, . , 1, , . ,1, , , . | , , , ,11.. , ; , , r ¡ l4, ¡ / r ' l I y c) rcst i rJo c<tto ba\ iol l de en¡,r , . , ¡ , r , . ¡ , ¡ , , , , , , , , r r r r r , , ,1," , ,1, , , . r t r , ' , . r ¡ , . r rcccnnr isr idículosquese-,11,, , , , , . , , , , , , 1, , , , , r , , , , ,1 Llr , ¡ , . r r , . i ,s , . r r l r . t r iscon ¡ lgunrcn

A tuu1.5 dc lor úG se$itr l¡ jóvcn6 nGdernr\ tc r.fian.omo ri iüer¡n niri¡t.-queñxs,d.n vc{iJoJ¡c itsodó¡ an.lios tmny coro\ t,¡!¿ros pli¡or. ¡l m¡quiu¡

É bhnqldbrr¡ bosv ág,¡¡drbr los ojos,.Ifudo unr Ím¡ir¡ cr¡ d¡ b¿bé. Itrnrdfts,196/. trdosnfir d. K.n Hq,mrn.

t

Page 49: Lengua Jed Elam Oda

100 LtNCtr¡ lL t r L1 \ ro l r{

fermedad glandular o adolescentes en edad núbil con ¡etnso mental

agudo.Exacramente igual que hasta cntonces, la ropa de mujer imitaba la

que llevaban ias niñas diez o veinte años an¡es. Pero el periodo i93G1950

úabía contcmplado irnportanres cambios en 1a indumentaria juvenii'

y estos cambios quedaron debidamente rellejados en l¿ evolución de

la moda de los sesenta. El vcsrido de saco de principios de este periodo

se parecia a l,rs batas de niño si¡ fo¡ma de los años treinta, mientras

que los 7ázs y 1os uajes pantalón que más tarde se hicieron populares

'ifl.jaban "l hecho de qLre durante 1a segunda guena mundial y des

pués de ella las niñas ernpezaron a llevar pantalones para jugar e inclu-

so para ir al colegio.%-bié" 1." ñ-b*"

'e deiaban el pelo más largo en 1os años se-

scntay/o se lo moldeabnn dc talmanera que aumentába el tamaño aPa-

¡ente de sus cabezas. Además, adoptaron de nucvo -o se negaron a

ab¡ndona¡- las ropas de su;nfancia. Las chaquetas conas sin cuello

y los largos y espesos flequillos con que los Beatlcs irrumpieron en Ia

escena internacional e¡an púcticamente una copia exacta dc lo que por

aquella época lucian los niños de clase media pa¡a i¡ a las fiestas Pe¡o

en muchos casos no hicieron f¿lta estilos nuevos; los hombres simple-

mcnre siguieron usando las ropas de jugar de su infancia: vaqueros' pan-

talones de pana, playerrs, jeneys, camiseras, cuellos vuehos y cazado-

ns. ! como los niños pequeños, preferian los colores vivos: rojo, verde,

amarillo y azu1. Lo que se ha liamado "la ¡evolución de los pavos rea-

les" la lleva¡on ¿ cabo homb¡es de muchas edades, niveles de renta y

convicciones políticas dife¡entes. Las camisas caras y las corbatas de di-

seño estanpadas con flores, estrellas y remolinos tenian más colorinesy eran a veces todalia más infantiles que los m& típicos trapos de 1:r

elegancia hippie .

EL ¡oo( DEr AlulLITo

Una cxcepción intercsante a la tendencia hacia las moda.s inllntiles

en los años sesenta y principios de los setenta se produjo cuando algu

nas personas jóvenes con frecuencia muy ióveres empezaror 3 ves

tirse como si fuer¡n muy vieias Aparecieron hombres jóvencs cn tor'

no ¡ los vejntc años con las gafas cuadradas y redondr dc unrurr

do¡¡da, las car¡ is¡s sin cuel lo de pcchen ,r lnidorr ' rr l r , l "

l " r l r rr ' l t r l r

l ¡n¡v loschi lcc,)sdfs¡h¡, .h ' rJ, ,s¡ .1( ' . . t l ' r , , l , " r r i r ¡ ' l , ' r r r t r

101

dades aún mayores, las jóvenes de edad similar adoptaron el "loo,4 deIa abueiita". Llevaban "ves¡idos de la abuelita', largos hasta el suclo,de cintura ancha, faldas de volanres hechas con estampados de algodónde guinga y percal y .gafas de la abuelita", a menudo sin cristales. Algunas veces, para completa¡ la indumenta¡ia, se cub¡ían los homb¡oscon un c\¡ l .on f leco' .

'e -ecogirn ,u, largr. meler.r , en un moio c,nhorqu l ias ¡ l lev.rban l¿ 'o.nb"a de oro.. l ¡ marihuanr v ,r lgunr. monc.das suelta¡ en un ¡idículo monedero de cuentas que sus propias abue-las no hab¡ían llevado ni muenas.

Y es que, por supuesto, el looÉ de *abueliro" o de .abL¡clita, no su-ponía en la rnayoria de los casos pareccrse a los auténticos abueLos dequienes to llevaban: significaba parecerse a ios abuelos de una ponadade No¡man Rock¡¡ell de los años cuarenta_ Y el mensaje de la indu,menraria no era conservador cn el sentido <1ue los padres de los jóveneshab¡ían entendido, sino más bicn ndical. Como ot¡as va¡iedades delvesri¿o hipp;e, ésta exprcsaba menosprecio y rechazo a los adultos dela época por considerarlos estrictos, farsantes, poco de tiar y belicistas.Pe¡o su mcnseje también er:r en algún sentido esperánzador, inciusoromántico, en cu¿rto se sugería una supuesta identificación con los norteamericanos buenos, sencillos y honestos de una generación anterioqpioner¡ incluso. Si no tenía más ¡emedio que hacersc mayor, decía 1:rmuchacha del traje de abuelira, quería ser como su bisabuelai no comosu repugnante madre, que había vorado a Johnson y Nixon y no veianada malo en el asesinato de las c¡ías de {oc¡ ni en los pueblos arrasados con napalm, ni en decorar la casa por dentro y por fuera con al-lombras de plástico.

Io¡rvu¡rr¡¡Oz

l-os años sesenta y setcnta fueron una época de gran exuberancia yv¡riedad en el vestir. Las ropas se trataban como si fuesen disfr:ces,y cualquien que obscrrase la calle principal de cualquier gran ciudad y de muchos pueblos de Gran B¡eraña o Norteamérica vería a per-

" 'n¡, di . ¡ , ¡2. ,J:s de beb;, . rbue r, . raqueros. pirur: , . girano.. ino o..n,1,1. , . r . ' . , , , ¡ , , i r .1. . r ¡ . r . ¡ r" . . . ¡b io, or i ¡nLr.e, . Robir Hood I I , r r lcIn,- l ) . . t ' . 1, , . i , rv, rrr , , r , r is csrmf¡ l¿r ios de los diseñado¡es - la blusat, .rr ' ¡ ' . r ' ,

' , r , , I r , - , l , | r , , I , r r l r , ,hle dc pepcl, la czadora de plást ico de

,, '1, , r 1 ' l , r , , . , , t ,1, ! r r . r Í ,1, l ¡ , r r , r e rUsi , rsr l . lntrct¡nto, Ias modas,¡, , r , | ' ,1, ! , , , t , , L¡r , ¡1 1.1., t , , . , , 1, . , \ rrr i , . r r l r . , ¡rrL, I , ,s p<,

,]¡ft¿

Page 50: Lengua Jed Elam Oda

102 !I LENGUAF DE I¡ MODA

' le¡n no r.ri¡do po' ¡ tui-h er {obn 7}r o.d¡¡s o/'a'adr (1970)' dudc '

unr

¡ iud de ñ¡vo' sn.ibiiid¡d h¡cn b, É106 hum¡nc bisicd lññt. . Io |r.t lcc¡onü coñú

ci¡lcs y rocids dc h clliu iñpcñnr. ftl

, Memás de deci¡nos la edad qLre úene un hombre o una mujer _o

la que desea apareDrán... ta ropa nos puede decir de dónde es. propor_croD¿ndonos úüormacrón sobre su origen nacionaJ. étnico o region;1.O nos puede decir el grupo nacional. ánico o regional con el que-quienra lleva oesea que se lo esocre-

Lmrcuas n<rr,u¡rnes v acENTos EXTRANIERoS

El caso.mrís obvio aquí- es_ el del extranjero vestido cor su treie típi_co nacional, eleqüulenre indumenr$io de uoa lengua exrnnien. Cuan_oo vemos a uná mu,e¡ mdra coo u¡ s¡ri. o ¿ un¿ japonesa con el rradi_cional quimono, las identifie¡nos de la misma manera que podríamosideatficar una lengua extranjem, sin que necesariamente comprenda-eos lo que se está diciendo. Sólo si nosot¡os mismos

"habhmÁ" abu-¡t indumcn¡a¡ie indi. o japonesa -esto es, sólo si conocemos el có?i,

Fo indumln!.rio dr ru cuftunr- nos podremos hacer una ide¿ delot mcnüJÉl cons¡ttA! q|¡a Ut¡l|mil.n a$a¡ p¡cndas.

Dlnrro rl¡ lu fn¡¡á ¡¡de!¡l¡¡ !¡mbi¿; ,c puedc dár el eoui\.á_

tenciales clieÍtes rebuscaban en los me¡cadrllos y er las ómbolas pa-

rroquiales.üuchos comentaristas sociales, incluyendo algunos de los que han

escrito sobre la ñoda, anunciaron que habia llegado la edad dor¿da de

la juventud. I-os fabricantes de ropa y las revistas de modas' ansiosos..,r .""lam^t un

"oota de mercado y escarmentados por el costoso tsa-

'caso de la maxifalda y otros drseños similares, comenzarotr a asegun¡¡

a los corsumidores que erari Personas maravilloses, libres, creativas, a

la¡ oue nadie podja ni quería manejar. Habíemos etrtredo eo uo nuevo,n ."cirrnre p.riod" de individualismq decian el predominio autocrá-

iico de los iiseñ.do¡es d. París, Iondres y Nueva York habia termina-

do para siempre. De ahora en adelantg todo el mundo vesti¡ía a su

Esta declaración era falsa por partida doble- En primer lugar, como

señalamos artes, no era cierto que los estilos del pasado siempre hubie-

sen venido dictados desde arriba- En segundo 1ug3r, y lo que es rnás

t¡iste, era un effo¡ c¡ee r qte el geenin{ de los Estados Unidos y del

resto del mundo occidental fuese a durar siempre. Hacia finales de los

setenta, una economla en dedive y un creciente envejecimiento de la

ooblación him que la infancia dejase de estar de rnoda. Actuar (y ves-

ii.) "¿ ru m¿n.o. ".

b"bía redefinido como narcisismo' los es¡iloc de

vid¡ conLraruftuntes como improcedeaLes. la potítica r¡dical como oÍi¡s-

cación desleal hacia los problemas reales y la práctica del soro libre como

unr incapacidad neurótica pln el comPmmiso emoc;onal'Ho¡, )a invención y el luego en el vesrir. el deleite i¡Jaodl en las

posibiÍidades del disf¡az, casi han desaparecido. I-os estilos ¡ománticos

del p¿r¿do recienre han sido reemplazados por roPas caras y conserva-

doá. lr -p,

de aduJros responsables. I a p:labca de mayor pre$igio

en Ia moda e" -cJá"ico'. y denLro de parámetros acrgados todo el muodo

se D¡rece. L,o que e\, según los senúmientos de cada uno. ur sigo de

diqnidad recuperadr o de jnocencia y libenad perdidas'

CAPÍTULO

Moda y lugarU¡ hóúbre sensto ev;rá cuidados-mút¿ @alqutr 6g0 parricular en suforma de vesú; esr¿ pdso¡a... v;sieigral on el nismo stlq que la pc-sona ,e¡sáras y distin$idas d€l lu,

LoD clssrRma c¿/¡¿i,r, hii¡ Dq

Page 51: Lengua Jed Elam Oda

104 l lNcr \ lE l 'L Li \ t ¡n\

lente, tanto indumentario como vc¡bal, de un¿ lengua extr¿njeÉ; x me-

nudo ambos aparecen juntos. Los agricultorcs amish y menonitas que

vive¡ cn comunidadcs aisladas de los Estados Unidos.v Canadá hablan

una solalen¡¡ua y lieran ropas disrinr.rs, igual que ocurre con los judlos

hasidim de Londres y de Nuera York. Al extraño todos lcs pueden so-

nar 1' parecer iguaics, pero los nicmbros de estas comunidades rr:cono-

ccn muchas djfcrcnci¡¡ sutiles de signfic¿do. Enrre los anish, por ejemplo, só1o los hombres cesados puedcn llevrr b.uba. ELtnje de los rarones

hasidim de la ciudad de Nueva York, según un reciente estudio, indica

seis grados distintos de comprorniso rcligioso, desde cl )'il cu¿si secu-

lar que sólo lleva c1 rraje oscu¡o cruzado no¡mal abomn¿do dc de¡echar izquierda, hasta el,Re&üe que tarnbión tiene barba corrida y rrenzasy visrc con Éa¡ore (una chaqueta ncgn larga), gor¡o de cibelina, l¡¿les

cier (un abrigo hasidim hecho de un tejido sedosoJ, shich ¡' zochen \zap¡tillas y calcetines blxncot.l

J-n otros casos lo que vemos cs el equiv:1ente indumentario dc un

acento exrnnjero y no dc una lengua cxrr:njera' prendas fabricada: enpaiscs no occidentalcs que imitan cl vestido occid¡:ntal Como ocu¡¡econ el habla. e1 accnto puede scr iuene o puede ser ran débil que sea

dificil dctcctarlo o ide¡tificarlo. Quicnes visitaban Europa occidentalprocedentes de los paises del Estc con f¡ecuencia vesrían traies labrica'

dos en sus países que, aunque se parecian a 1os nuesr¡osr tcnian alguna!

difercncias en el corte que sólo un sasrre podria desc¡ibi¡ co¡¡ect¡mcn-r , . Aun. l re l " ' ,J ,n ' . ro pou i ro. e: 'o l ic , r po- q re r , ! -^ r r o

esas roPas como exu¿nlc.¿s.A veces e1 accnto extranjero dc una prenda de vesrir es obvio y deli

ber.rdo. La mujer vestida a 1a moda quc se compr: toda la ropa en ei

extnnjcro está declarando, a quienes son lo suficicntcmen¡e sofistica-dos par.r identificar tal origen, que es rica ¡.que viaja mucho, v tam

bién posiblemente quc no le gusta 1a moda de su propio pals De ehi

c1 agravio a la nación que se produce cu:ndo la csposa de un prcsidente

estadounidcnse se compn Ia ropa en París, como hizo una vez Jacki:Kenncdy Onassis; o la insistenci¡ cn que los miembros de 1: tanilla¡eal britá¡ica vist¡n modelos de diseñadores nacion¿le-q ALrn cu¡ndo

no estén implicadas la alta mod¿ ni grandes cantidades de dine¡o. l.t

insistencia en el uso de prendas de vesti¡ hechas en el ertraniero sugic¡e el rechazo de1 propio pris en iarrc¡ de ot¡o El cám¡¡¡ Li.

1 s. l .nroPol l . ,Ti , , H\nlr(r , , ¡ ,n) , , : r r . . rn\1. ,n r : i , r l i

' I

1C5

la BBC que se compra sus prendas de vestir cuando viaja a los EstadosUnidos, o la cjccutiva estadounidense que l1em ropa hecha en kalia,son en aigun sentido ciudadanos inaginrios de l-os Aqeles y de ltona,v cabe esperar quc manifiesten algun<-,s de los rasgos que en la mentepopular se asocian con estas ciudades.

P.lists ol Mool r l¡scDos DE MoDA

La rnoda, al contrario que la ropa en gencral, rradicionalmcnte estásaLpicada dc tórminos extranjeros, p:reciéndose en es¡o a la conversa-ción de ciertas personas distinguidas. No dc cualquicr término oitr:njcro, claro, sino de aquellos procedentes de los paGes que en cada mo-mento están de moda; y es <1ue cn cualquicr ópoca unos paises estánde actualidad y otros es¡án deslasados. In que hacc quc un país est¿de raoda cn 1a nayoría de los c¿sos es l:r ¿lianza o el poder econótricoy político (aunque ocasionalmente seguirá cstando dc moda dunnte ¡lgún tiempo después de que su poder cor¡ience a declinar, como en elcaso de Fmncia). En su nivel más pro{undo, este fenómeno es la expre-sión del pensamiento mágico. Como el selvrjc quc sc ponc una pielde oso sobrc los hornbros, o que se prende plumas de águila en el pelqel adolescente conremporáneo europco, con sus Lelis, está pr:cticandola nagia por contagio: subconscientemente cree que el poder y la esté-ric¡ de Los Es¡ados Unidos están contenidos en esos vaqueros y que a.lponérseios, accedeé a esas supuestas "vinudes".

See eL resuirado dc un pensamiento mágico o de la adniLación poLlo:; ¡t¡ibutos exte¡nos del éxito, el proceso dc imi¡ación clc la moda sericne produciendo desde hace miles de años. En l¡ B¡erañe ¡omana losindigenas prósperos llevaban togas; tras 1a i¡vasión ¡ormxnda lo eles.rnrc tran los cstilos {r¿nceses. I-a ali¿nza entre Fr¿nci¿ ¡' Rusir en lasLlic¡das de 1890 v 1900 pu$ de modr los abrigc,s de piel p,rn rnujer

¡rirncro en Paris y después en Londres y Nueva York. Pero el présra-nr,r de estilos de una n¡rción domin¿nre o en ¿scenso no es sólo resuha-,1, rt¡ la ¿lianza: ¡¿mbién alecra a paises que políticamente son antago-rrisr.rs o quc inchso esrán cn guerra. A finales del XVI, dunnte el Siglo,1. ( )ro f \ f ¡ ¡ , ,1, I ¡ ' , ¡ ,1)d;rs ibér icas se hicicron popularcs en toda Eurot ! , . \ i , r , r i ' , , , l , " . , . r l , . r i ler¡¡ v l ¡s damrs dist inguidas:doptaron1., , , ' , , , , , , , '1 , ,1 ' \ , ,n, , ,1, Lr ¡ , ' 'Lr c.prñol . r . Lr ctcrrc i ta de la\" , ,1 r , , , | , , , l , , ,1, l r r" l r r r í r rs¡rñohrLrvicr inpronLo

f, i , , , , ,1,1, '1, ,1

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106 TL ]]INCLAJ]] DE I A I\fODN la7

l-¡nNda,co,nocutrl,ltri¿rl¿¡rutriqsepuedc"habh'.ona.¿mod!"ni.ro,q!c,n.r.d,:¡trm¿n( ldcnrlfic¡ r gnien l.lldr..mo nrtiro de rlsú. orru pris. lllrsorh BurL., pr.sid¿lr¿ d¿l¿ Cru, Rojr Es¡rd.u.idense, .e.ibie¡d. ¡ úes fu¡do¡arjós d. h (i!, Rorr ¡óriéti.tr en LrNri.¡cs Lrnid¡s en 19t6. Obsérvese especralmanLc alantho r d hrgo d.los prr:rlon¿r d¿ l.rruro\ y cl 6k¡o dr n' .¡bdl¡.

Cu:ndo no hay una sola nación poderosa, se pueden jlevar los cst;los de dos o más potenci¿s extr¿njeras, aunquc no¡malmente no se losponen las nlismas pcrsonas. A mediados del siglo XVII, como ha scña-lado Geoflrey Squire, los realistas ingleses tomaron sus nodas de l¡ Fr:nci¿ c¿tólic¿. Hombrcs y mujcrcs llcvaban el pelo largo y rizado. r' suropr cra sueka, ancha, suar.e. ¡ic¿ en colo¡ido e iba profusamente adornada con cintas, plumas y cncajcs r ;mitaclón dc l ¡ ' ¡ ¡r , ¡ l r ' , lc Yt r ' ,I lcs. Los pur iLrnos. por c¡n¡r , , . ¡L l ¡ ,pr . , ¡ ,n sul , , r , ,1, . ,1 l r i " l ' , , '1, t , r , ,

testante los homb¡es llevaban el pclo muy corto (de ahí el nombre de

"cabezas redondas" que se dio a los soldados dc Cromweil) y las muje-res lo llevaban muy estirado hacia atrás y cubierto co¡ una rccatadatoca. Las ropas puritanas, aunque podían estar hcchas de nso o de b¡o,cado, tenian un cor¡e conscrvador y eran de colores discreros, siendoel negro, el blanco y el gris los favoritos. (En 1a propia Holanda, comodemuesrran las pinturas de Rembrandt y Rubens, la ropa podía tenermucho más colorido y ser mucho más lujosa, pe¡o no exhibía las cx-tr:vagancias de ornamento que se podían apreciar en 1¡ cone l¡ances¿:los penachos hasta Ia cinru¡q las inc¡ust¿ciones de encajc dorado y lascascadas dc cintas ¡r tirx.)

Un país poderoso no necesita estar muy cerca pla quc sus modasse pongan de actualidad. Los cruzados que fueron a lucha¡ ¿ Tie¡n S¡¡¡aentre los siglos XJ y XllI tuvieron que soportar un arduo viaje de muchas semanas o meses. Sin cmbxrgo, a su vueha consiguieron tracrsea Europa una selección de estilos eróticos que hicie¡on fu¡o¡ ent¡e lac¡istiandad a¡istocá¡ica: cl turbante sarncenq los zaparos puntixgudosde 1os turcos y el tocado cónico judío. Los cruzados t¿mbién int¡odu-jeron colorcs nuevos como el azur y el lila, cuyos nombres conser,van su origen persa. A finalcs del siglo XJX, la eme¡gencia dc lapóncomo potcncia inte¡n¿cional estuvo acompañada de un: pasión porlos grabados, los abanicos, la ceúmica y especialnrcnrc cnrrc 1os esteias- las ropas japonesas que, al¡nquc a nolotros nos p.rrezcrn vic-torianas, cn aquella época se considemban oricntalcs. l-rs potlcnros vcren las pinturas de los primcros impresionir:rs y r¡¡rl¡ién cn l¡ obr,r clc\fhistlcr v Mary Cassatt. Un par de décadas dcspuis la cntnd;r de l{Lrsia en la primera gucrra mundi¿l, así como h visira de los l¡¡lLcrs ruy¡sr Pa¡is, hizo que la imaginación pública considerara a este país co-mo una gi¡n potenci¿ y provocó una epidemia de blusas, picles y fle

Cuando se ponen de moda los estilos dc un pais relativ¿menre poconcnudo.e debe : qr e e' .e pai. e ' e. .er.r ' o er e. .

' r"-uento de una campaña militar o económiqr popular o al menos deóxito tcmponl. La expansión dei comercio con China a finalcs delsi*lo XVII y durante el XVIII trajo como resultado un gusto por las se,,l.rs r¡rientales ¡uténticas o de imitación cstarnpadas o bordadar cor mc>I iv,x ci 'nr, , , I l ' , r , rbú, los cr is:ntemos y los dragones, así como por losr*r i , l , " r 1", . , , . r , r¡ ' i . rs r i ¡ r , qLr imono que r-emos en l . rs pinturas de\\ . ruf . , r ( ) r '

' l r r tn r . . ,1, . .L¡11, ' XVl l l f r i rcnr.rn.r ho¡nbrcs vcsr ic losr l | , , "1 ' , , , , , l , , , l l r , l ' , , , ' . . , . , " , ' r i ' . , ,^ , . , , v ' ' ¡hf , . ¡ ,s( lc.¡ . r r : \

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108 !L LINGUA]I DI fA I{oDA

chinos, posiblemente con el mismo espiritu que hace unos años animóa algunos de sus descendientes mode¡nos a lucir las chaqueras acolcha-das de algodón de los coolÁ chinos mode¡nos. Sin embargo, este último capricho fue más pasajero, sobre todo por los cámbios en los méto-dos de dist¡ibución mercantjl. En cl siglo XVIII se m¡daba meses entrae¡ un solo somb¡e¡o de coolldesde O¡ientq hoy en día King's Roado Madison Avenue pueden este¡ inundadas de chaquctas acolchadas enunas pocas semanasj y a un precio demasiado bajo como para que selas pueda considerar distinguidas.

A veces las campañas milita¡es o económicas se suceden con tantarapidez que las reuniones sociales en los.ambientes de moda empiezana parecerse al Día de las Naciones Unidas en una escuela infantil- En1804 la expedición napoleónica a Egipto creó una gran demanda de turbantes, camafeos y chales; la guerra de 1a independencia de 1808-1814persuadió a las damas de París y Londres para que se pusiesen sombre-ros de copa plana y pan que se cubriesen los hombros con lo que sellamó .chaquctas españolas". Po¡ encima de todo, las aventu¡as mili¡a-res de Napoleón se reflejaron en los estilos de adornos y complementos del vestua¡io m& que en la forma básica de las prendas de

"estir;era casi como si la propia diosa de la moda supiese que el imperio na-poleónico había de tene¡ una co¡ta vida.

EL pAsADo coMo MoDA: rL c¡t¡c clÁstco

Una de las cosas más ext¡rñas de la histo¡ia de las artes es cómo encietos momentos una cuitura muy anterior, nativa o exrranjera, adquiereuna popularidad extrao¡dina¡ia. A mediados del siglo XX< fue el Re'nacimiento italianq y un poco mas tarde la Edad Media. ?e¡o e1 c¿somás ll:mativo de este fenómeno tue Ia pasión por la Grecia y la Romaclásicas que recorrió Europa y América a finales del siglo X\¡III y quese adentró en cl XIX, condicionando no sólo c1 aspecto del mundooccidental sino *mbién su fo¡ma de ve¡se a si mismo. Los padres fr.rn-dadorcs dc la repúbiica americsna se creían herede¡os de la ci"ilizaciónde Grecia y Roma. Tanto en los Esudos Unidos como en Gran Breta-ña los políticos basaban sus discu¡sos en los modelos cllicos y construían sus casas de campo imitando la que ellos imaginaban que debióde se¡ l¿ fo¡ma de las villas ¡omanas. En F¡ancia la historia politic:rde Roma desde la república a la dict¡dun se conilc'n.," .n ,r¡'. rr.r' r rcrdé,:¿d¡s como ol¡edeciendo:r r lgún s.rrcJsr ic l , rcsL,n¡. , , , ' , , '1, , \ , l t ! , , t i i , ,

r!r()DA Y LUGAR 109

Napoleón Bonapane, que fue consecutivamenrc primer cónsul, cónsulvitalicio y emperador, se hizo pintar con unatoga reclinado sobre mobilia¡io ¡omano de imitación y bebiendo de copas rornanas completa-

En la imaginación popular de la época el estilo neoclxico cn lasc¡Jas, ios muebles y las ropas indicaba admiración por las virtudes clá-sicas y una rnonl genenlmente alta. Excepto cuando posaban pa* susretratos, los homb¡es no se pusieron lx toga -lo quc era una suerte,pues la prenda es especialmente poco apropiada pan el climr frío y húmedo del none de Eu¡opa , pero abandonaron las pelucas y los buclcsy sc dejaron cLpclo mr.ry cono para parecerse a los bustos de los césa-res. Por otra parte, la ropa de mujer se volvió esi violent¡mente clási-ca. Independientemente del ticmpo quc hiciese, ellas ti¡itaban dent¡ode ligeros vestiditos blancos de muselina, de cuello bajo y manga corta,que creían idénticos a las túnies que llevaban las mujeres gdegas y ro-manas; caminxban bxjo la lluvia y por el barro con sandalix ¡omanasde fina suela, protegidas sólo por un chal de estilo griego. Quizá noseá coincidencix que los comienzos dcl siglo XIX fuesen la gran épocadc la {ragilidad y La mala salud femeninas, especialmente de lo que seU¿m¿b¿n -dolerci^ de l" ' pulm,- 'n-". l róni .¡¡enr<. e\r¿\ ,op¿\ -rnpoco xprcpiadas distaban mucho de ser auténticas: en primer lugar, estaban hechas con piezas cosidas en lugar de ser un soio paño que envolviera el cuerpq y además se cogían con alfilcres. Por si fuera pocqestos vestidos eran inváriablemente blancos, mientras que la túnicr griegay romana se teñia de muchos colo¡es. ?¿ra la imaginación neoclásica,sólo f¿miliarizada con la estatuaria griega y romana, la indumentariaclísica siernpre era blanca como el mármol, pe¡o crmbién esto er¿ un¡equivocación, pues como aho¡a sabemos las est¿tuxs estxbxn pintadasoriginalmente en colores vivos que desaparecian con el paso de los años.La ropa de mujer de principios del siglo XIX no reproducíx realmcntcLas túnies de las vírgenes y matronas clásjcas, sino las batitas de lasniñas de Ia época: expresaba una sencillez no antigua siro juveril.

La moda femenina mjs ¡eciente no ha ¿bandonado completamcntclo clásico. bs tnjes largos de scda plisados de1 genial y axcéntrico pin-tor cspañoLMariano Fonun¡ popular entre las mujeres ricas y alicio-n.rcl¡s ¡l ¡¡rc Jc |,s primeros años de este siglo, est¿ban sacados cons-cu,rc,rr . r r r , , l , . , ¡ r" t , l ' ¡sc l is icos. Inclusotodavíahoyseveenocasioneslrr r r . r ¡ ,1, r r , ' 1, , , ' r ' r ¡ , . r ¡ ,1* ' ,n ()n c i ídr ) , p l is :do hecho de seda or ' . , ,1, ' , , ,1, , , ,1, ' , 1 1 , , , , , , , , t , . , , . r .1, ,1,r , , r nr, rr , .1( ' sc l lev.r con un peinado

. i . r , , , ' , , , , l , , , , ,1, . r ¡ . , , , , , , , , i l i f l . ¡ ' , ¡ r isn¡¡s cu¡ l id¡ t lcs

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110 r l TLNCLAtT r ,L l i N|n\ 111

El vc$ido "clásico" o "griceo, La r¿apre.ido púiódiúrne¡c en rr nod¡, aunquenündr h¿sidó lan populr ..n,o cn la dé-üdtr de 1300. Hó! suelees¡r hechodc nai,lon o!.liósrr, p.¡o iod¡rh 6 ú¡d .ion¡I,mente blür.o- y aú¡ se pienstr qnc iNlic¡nobhzr. purcz¡ r dis¡id¡ti ¡ L mDicr q¡.lo llm se l3 conpan ¡ memdo cor !nád;osx o nnr nini¿. ¡orosrdi¡ de Ho6. P

timos años Occidente h: pasado por una áfaga dc csrilos de inspin-ción chino-conunista, por una erupción de caftanes árabes yturbantesdei Oriente Medio, y po¡ otr¿ de blusas, chales y faidas bo.dadas r"sas,lenómeno cstc último <1ue se conoció con el e¡femisn¡o .l¿¿É de c¡m

Ta-rtl írNrco Y oRGULro ÉTNrco

Hace veinte o t¡einta añcrs la afirmación dc <¡rc los grupos érnicossc pucdcn distinguir a vcccs por su vestido podría haber provocado in'comodidad, cuando no una total hostilidad. El hecho de que la mayo-ría dc hs pcrsonas de las.,naciones desa¡¡olladas" tuviesen acceso ¡ 1¡ropa occidental económica lue motivo de ¿utocongratul:ción, no sólopor pane de 1os fabricantes sino también dc los dcfcnsorcs dc un mr¡n-do unido. Se daba por sentado <1ue la hornogeneiz¡ción de l¿ civiliz¡ción occident¿l en a l¿ vez inevitable y básicamente bucnx, x pcsar dcla pérdida de tipismo y u¡riedad cultural. Prácticamcnte lo primero quehacían muchos inmignntes al llegar a 1os Estados Unidos era desecha¡}a ropa que los identifica como greenborns:t y la na,voría de los negrosy los indios americanos con cul¡um evi¡aban deliberadamente cua.lquierprerd L q.re rec.ro^. u Lnic Lipi .o. I o, iq <, 4ei(?. ; .1r aL , ' , , .elocé¿no o saljó de los campos y las rcscrvas scgLiia lLevando pañuelosen la cabeza o cuero adornado con abalorios, pero pan sus descend;e.tes llevar ropas étnicas cxcepto cn vacacioncs o pan divcrsión dc l,rstLLristas- era algo casi desconocido.

Ho1-1:r expresión del origen n.rcional y la ictcntidacl óLnic.r por nrc-clñ del rcstido es con frecuencia un ¡sun¡o de orgulLo pclson.rl, y rveces también una {o¡¡ra grálica de afinnación políticr. ELcscocls cri¡docn Lond¡es v vestido con la indumentaria tipica de l;Ls Highlands, o,'l negro americano resrido con un rrrr,¿tir't están dccididos a que na-tlic oh ide quiénes son ni por un momenro. Tales vestime¡tas no son

l'.n.n,,r nrmrLdrtr qu: \c rpli.r tr.tulmente: urtr pü$m i¡exper¡ r fá.il de.!g.n¡r, '.

: t.,l.i.i, .L rignifi.trd. hol po.o te.tr¿n¡e. ile .inmis!¡nte rtcié¡ llegtulo,. Originri¡

' i, .!" '.

ilDiai.trd. lit¿rl d¿ lost¿rminos¿el rcmFudto. d$ignxba I u¡a-hd.uin¿lú.uúnd olen¡meú¿ t¡rmrdos. Ir.]

| , , , d. 1,., ,1" ún.r¿r ri!.s ..nle(id¡la tr imnrn; de h rcF. ribal rl¡iún¡. El ori,1, , Lr , l , r ¡ . , nr n i r . J¿ .ontorrs i r : prn uros proccdc d. 1¿ l . ¡g!¡ _vorub¡, h¡hLdl

i ' | ¡ N, ¡ , n, ! ,1, ' i t , ¡ r , i ¡ . \ 1. , ¡ . t rnó.n 1967 I Bcnni ig. f lhr icrnte

de nobleza, pureza y dignidad que habria sugerido en 1800. La muiclvestida con un traje de esre tipo se compar.r a mcnudo en c1 lengurjrpubl ic i tar io con una ninf¡ o una diosa. l lntrc¡¡nro. r¡ rr . r ( ¡ \ r , ¡ ' . ¡ . ()¡temporánea sigue ref lejando l¡ luch;, ¡ f po¡cr inr( | , i , , , , , , r l , l , , , L i l

Il&

-

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1,12 l.r TTNGUAJ]] D! rA MoDA

sólo un recordatorio o un desafio para el intruso; pueden ser rambiénun reproche a los miembros de otros grupos minoritarios que aún sepasean por Ia ciudad vestidos como la ma).oría. Cuanto más completasea la indumentaria étnica, rnás en scrio se supone que se toma. El es,cocés cuya única seña de su linaje es una corbata con los cuadrcs desu clan, o la mujer o el hombre negros que llera un recatado peinadoafro con su traje de calle, no amenazan a los demás, sólo nos están informando amable aunque firmemente sobre sus simpatías.

Cuando las personas de origen o linaje ortranjero adoptan deliberadamente la indurnent¿ri¡ nati\a, tienden a ponerse modeios algoanticu¿dos,los que llevaban ellos o sus antepasados cuando salie¡on desu tiena natal. El traje ce¡emonial de los es¡adounidenses de origen japonés, por ejemplo, es más conservador que el de la mayoría de losjaponeses contenporáneos. Asimismo, los coionos británicos que permanecen en las antiguas colonias cor frecuencia conse¡van las modas

y las actitudes políticas- r'igcntes en Cran Bretaña hace t¡einra años

EL cHrc ÉTNlco

La adopción del tr:je étnico por pane de personas que no son miembros del grupo en el que sc originó tiene implicaciones sociales de orrotipo. Si las ropas son lo que las revistas de mod¿ llaman "érnicas", esdecir, de1 Tcrccr Mundo, sugieren bienestar socialy/o intereses contncultunles, o una combinación de ambos. Esto cs 1o que ocurre con todotipo de ropa narila de campesino: las camisas, faldas, fulares y pantalo-nes de 1: India oriental; los cafrancs y las chilabas bo¡dadas de Mar¡ue-cos; los batiks indonesios; ios chalecos con flecos y las pulsens de turquesa de la lndia occidental; los sarapes mexicanos y las sandalias hech:sde piel dc carabao; etcétera. Para que sean auténdcas, csras prend¿s hande ser de .mate¡iales' natunlcs: algodón, seda, lana y piel. 5i son usa-das, tanto mejor, pues entonces poseen el rrana de sus propietarios ori-ginales, que son en 1a imaginación, aunque normatmenre no en la rcalidad, auténticos n¿tivos.

I u,u¡r iode r n, , ¡ :c i r r ico. dee.re ipo.e nreg?, . . i , .pen una o larias de las c¿tegorix siguienrcs: acupunturl astrologia, can-nabis, religión oriental, percepción exrrasensorial, canción/%1¡ r. dxnzalolÉ, medicina homeopárica, música india o ¡ lc l Co,.r¡ , , O¡i t ¡rc.masaje, meditac;ón. parro v hct . rncir n¡rr¡r¡1. \ , . , r r , , rnr r , ' r ¡ . i r r i , . r .

noDA y LUG¡R 111

Oxfam,+ energía solar, vegetarianismo, artesanía, yoga y Zen. El nú-mero de intereses y el grado de compromiso se pueden dcterminar observando hrsra qué punto es ¿xótica 1:r indumenta¡ia. Un atavío étnico(.o-nplero. p,Dec ¿ menre .rqrel en el qu. ,e . orbin¿r rr r u lo, pro,<de'r¡e5 Jedrq rro' pr i$Lerce. nundi,ra. . ,L<te.o reponder; un:per_sona quc dedica todo su riempo a la contracultum, a alguien quc estáimplicado profesionaLmenre en algunos de los inte¡eses anres relaciona-rJo.. l - r el . orro c¡.rremo de. e 'p.cro. r ."pa.onvencionrl , . r lp.rdade rcce\of lo, eró.rco. (un tut .r con e,r ;np.rdos ndio. ¡ un pe.rdo bru_zalete de plata, por ejemplo) sugieren una relación de'mero pasatiem-po cor uno o dos de ios component€s más respetables de la lista.

Dumnte los últimos años sesentay los primeros setenta el tnje étni-co acabó ent¡ando en la alta costura, y durante un tiempo significó pertenenci: a la generación <moderna,. Los resultados eran pintoresios;Tom \{tolfe, un siempre agudo observador de las modas contemporá-nea¡, describía la escena de un ciub dc moda londinense, el A¡erirusa:

rn el gnn salón, sólo los cam¡reros llera¡ car*¡s l¡tancas y corbar¡snegns Lá clienrelá se sienta en él beffeando, gorgotcmdo y tanzandorisorndas isnitugas en u¡ tunulto de chaquetas dc cuerq túnicas tin_dúes, lald¡ de anre, bo¡as de asesino de cieñ.os, carnisas dc duelq pa_ñuclos anudados a lá nucz, collares de cuen¡¡¡ de colorcs b¡t¡¡ceánd;ssobre la b:n;ga, cudhs ruehos ¡enontándose:t cncuentro dc las peti-ll35 a nediapapada. btusas indias dcss¿sr¿d¿s y nid¡s quc dejs ve; lospczones dc punta y las aureolas carmesi... Il lugar p-;."

". --"d..de g¡nn lujo delMcdirú.,ineo in*plicablemente nmdido por unr mr,rea dc cosores s¿lidos de una escena muhi¡udinaria de pasaje at nmxsta,El del¿ta\ Gsnsd Din y Atoz amatgo)

Hov, aunque ya no suelen ve¡se talcs escenas de ca¡naval, esros esri,los te¡cermundistas rcdavía apareccn a veces en las páginas de Togzey los llevan rnujeres distinguidas. Las prendas que eligen ricnden a ser,no obstanre, los resddos fistivos o c.t

-on;ul.r ¿. ias.rrlt.,rrs de 1""

(luc proccdenj y normalmenre son llamativos por su nreza, por su precioo por ambas cosas: los vestidos nupciales mexicanos con encaje iecho.r n,¡no v con cienros de diminutos pliegues, botas de piel cosida a manq

r . L, , r r , t ¡ , ¡ , , r r . ,n i l . , . i ¡nr idr . ,oarton¡ l Iundtrdr en Ingláurr, , , , , , , r , t , , \ , , t ,1.ú, , , ,1.¡ ,n. \ , ¡ , i r \ .1.da.tul lo

¡ t . ¡ t l . t ¡ t l , t , , t ! .1\1, ) ,

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114 IL LINGLÁ]¡ DT LA \IOD¡

ELuso¡cl .quelNespc. i ¡ l iJ l .scnnroJr l lxmin\cr ido.¿¡n.o,sugid¡Li¿ter:rso. ia l . i ¡ t¡.s$ ¡rt¡liñs an, omÉculrunles Cü¡¡d. la ¡óta .¡ .¡uté.ti.u -G¡¡.5, ¿¿tejidosnrur¡1.¡

t h.cl,¡ tor .trtircs cl comfmniso de qni.n.s l¡ llevrn s\ hrlo. 9u. .utrndo so¡ lmll¿s

coti.n Anurcio aP¡r. o.n ¿l .\ir ld'¡ ¡,Js. 193r.

blusas y chales prinorosamente bordados, sa¡is cargados de hilo dc oro

¡' brocado, cucntas de m¿¡fil a{ricano de intrincada talla y otns cosaspor el csilo. Aunque estas prendas son, sobre rodo, un¡ fo¡rna de con-sumo llamativo, ¡ambién sugicren un deseo dc parecer original o elroti

co y un interés al menos ocasional por cl Zen, el yoga, el vegetarianis-mo, etc. Después dc todo. 1a nujcr mundan: q"c visre un cafrán de

sed¿ tanbién se podí.r haber comprado un verido de diseño.

lll ¿'Hrc DEL SEGUNDo MUNDo: LATrNos Y Gtx{Nos

Lo que hoy en día se pod¡ía denoninar vestido delsegundo mundocada vez sc ve con menor frccuencia. El vestido folclórico dc las comu

nidades campesinas curopeas, por ejcmplo, aparece sob¡e todo en lesti-vales y en rcuniones familiarcs, donde el grado de identificación con

e1 .tcr¡uño, esrá en rclación muy dj¡ccta con e1 grado de inregridrddel t r . r je t ípico. Una f : ldr bordac{a o un¡ n¡ant i l la de encri i ¡ rnicLr l , rr

' ¡cntc f ¡v" .cc,r l , , ' " r cn o¡sioncs r¡¡rbi i ¡ sr 1.rs ¡ , r , ,1, l ! i r ' ! r l iLr . r r r

115

a un:r liesta normal, una mujer que desee dar una imagcn cautivadoramente extranlcra o simplcmente dar que hablar.

Unas pocas prendas folclóricas, como cl pañuelo pan la cabeza, sehan convertido en parte integr:rnte dc la moda normal y ya no rienenningún significado étnico espccial. Otras, sólo a medio asimiiar, siguenrcnie.rdo Ln , icn f i . rdo rmbigr " . t r suav;bcr; l¿r ino¡ne- i .¿r- . .on'u. b 'r t l¿. esr r ¡ l - ¡ , de pl icu,u<. ven i , , . , , .u, borone. d. ¡dor no, l ¡están empezando a usxr en vacaciones homl¡¡er de asccndencia no latina, cspecialmenre en Florida y en Califo¡nia del Su¡. En un cub¿noo en un est¡dounidense de origen mexicano, la guayabera no cs nás<1ue un signo de que se ha vestido para cenar, ir a una fiest¡ o salir dcnochc. Sin enbxrgo, en una persona no latina una camisa de este tipo,uciere f¡n- l i ¡ r io¿d .on Américr I rr in; y b planL.: un¡ rc r indi . ¡ . iá rde.: l iJ :de. l . r ' i r : . Lop c.r , como el ,e iJ iJmienro. t ¡ *ponr¡r , J:J yel sentido del ¡irmo. Ahora se intenta vende¡ est¡ camisa por co.reodcsde las páginas de fhe Net¡ Yarher como "sinón;mo de vida relajadae.infor¡nal,'. Aún csrá por ver si esta campañ: tiene éxito y cuál seúel efecto semiótico si lo consigue. Las modas ótnic.rs, como las modasnacionales, aparecen y dcs¡par€cen, y en esre proceso sus signilicadoscambian. El sombrcro tirolés, cn otro tiempo tan común en los tr¡nspones públicos, ahora identifica a quien lo lieva como a) L¡nx personxde,:scendencia suiza, austríaca o aiemana, b) un participanre cn unrexpedición ornitológica o c) un buen pedazo de memo.

Cierros grupos érnicos, aunque no estén asocixdos ¿ una sol¿ n¡-ción, han conseguido m:rnrener esrilos c¡¡¡cte¡is¡icos dur¡n¡e cicntosde ¿ños: el más conocido de ellos es e1 de los gitanos. Toda niña queha,va estado en una fiesta de disfr¿ces crcc s¡be¡ cómo es el vestido degrtano, pues es uno de ios más fáciles de improvisa¡ con los m¿terialesque terg:rmos a mano: Lrna laldr larga o un vesrido de colorcs vivos,un pañuclo anudado aLrededor dc la cabeza y todos los collares que pucdacncontnr cn el cajón de 1a córnoda de mamá. (Un zesruTo de gitanacs, c¡ realidad, una contradicción lingüística: según las creenciai gitanas las mujeres son marirnal -tabi, imporas de cintura para abajov siempre han de llevar indumentarias de dos piezas.) De vez cn cuan-iio la ropa .gitana" reaparece como moda, y se fotografía a las modciosr.csrid¡s con f¡l<l¡s de flores, blusas anchas recogid¿s, chales de seda conlle.r)s, t),,ñu, l,\ nruhi.olorcs, gr:ndes pendientes dc aro y abundantes(, , l . ¡ , , \ \ I '1,1.. , | , . ,1, , , , , , ( r¡ , rnJ¡, csros modelos l legrn ¡ l ,x co¡¡e., r , " . . .L l i l , ,LrL. , ' , ' r i , , . ' , , , , , ¡ , , , \ ,1, , , . \ . \ icrrrcn(rJcscrnprreccr)apasio-, i ! rL

' , , r . , , ¡ , , , , , ' , ' l t r i , , 1 r .^ j , j , j tb, t . \ , r i ,ñ,^t¡¡ l . fc\ ( . u¡

lr

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116 !L I,FNGUA]E Df L{ \JODX 1,17

sent;do respctable, por suPuesro)) los comPr¿n y se los Ponen I¡ mis

mo hacen, e¡¡óneamente, algunas rubias y pelirrojas, que acaban pare-

ciéndose no a Ca¡men sino a canarios amaest'ados' Para los hombres

el estilo gitano es a un mismo tiempo mis fácil ¡' más diflcii de asul¡i¡'

pues 1o {ue principalmente exige cs un determinado aspecto l-os hom'

tr",,ru. "on

por naturalez¡ musculosos, de piel oscura y pelo negro,

co''' ."fuIg""e' die"t." blancos, lo pueden conseguir sólo con.que se

pongan.t"nu ca-ir" oscura y un pañuelo de colores vivos anudado alre

iedár d.l co.llo. Par" "onseguir

un efecto nayor' se puede llevar un

solo oendiente de o¡o.Cuando 1os gitanos no erán de moda, el hombre o la muier que

opta por ponerse traje de gitano por lo gcneral emite señales de peli-

eio. Átá d:"clatattd,, conturrdent.-.nte s.tt uiolentas pasiones, sus há

Éito. "gitado", ',.'

genio vivo, su natumleza cclosa v quizás hasta su in-

solvencja financie¡a. Por supuesto este mensaje puede amoniguarse con

una conducta convencional, o con el uso simul¡áneo de prendas con

sienificados contndicto¡ios' una ¡ccatada blusa con unafalda de gitana

o"unas zaoatillas de depo¡te con el equivalente mascuJino Las perso

nas vestid;s de esta forma probablemente se verian muy marginadas,pues es probable que las rutinas de la vida diaria les irriten y les inquie'

t." ¡ " to u"r, se echcn atús a mitad de cualquier aventun

Mooe r.ncn,r r Juuí,r: !L DANDI Y 1A ./¡P

La indumentaria negra, especialmente la de los hombrcs negros' es

cxsj una lengua en sí nismz, como eI B\ach Englisú," y casi resulta tan

dificil de entende¡ como ésre para un extraño. Aunque sumamente ca'

racerística, es dj{icil describirla a no ser en é¡minos muy genenles,

tanto Dorque cambia iipidamente como por su gran influencia sobre

l" -oi¡

cn e.oenl. Como han señalado muchos aurores, 1o que e1 pe'

ti-et." o.gá 11""" hoy puede que esté en A4zire dent¡o de más o me

nos un ¿ño. Esto no cs un fenómeno reciente según un experto, e1 estr

lo conocido corno 1q tuagr e"" o PrEpie*"" Panhombres se originó

Lo.o . I 'er" l " o dn.s - ¡o l 'd I l

| . , / " . '

- , - , , "d" ' o. o

' o ' ' '

d" "d ¡ d

c!d"r.¡u,;l;s: d.f.ft;. s. usa er?.rpresión Pá.¡ desc.ibi¡ lÁ orod¡s hs c'runrLrs Ltrs

nr*les, cr., q". sc su¡.";dc¡tlfiü..ón los trlunnos de sr¡s cc¡¡os l¡ lietr s¿ ¡do'¡!r'

/i,r (hird.t po¡¡tu. tndnDral¡l¿nte n,u.hos de loJ ldirioos df 's

¡rnl n \ iir I L ¡ ! .i n Pi! l

s,ái d,l,ie,n¡ !.r dl.r frl" { ' , \ l , f r , ; , , ! t lu. , l ' t l l or , . "* l . r r ' , f ' i ' r r ' r " l r ' r r r '

en Ha¡lem, y hubo un momento en que las canisas de franela roja,r$ gorr¿s e,(oceü, ) l ¡ , . ¡m .¿. de ¡ lgodón .¡ cr- ,dr¡ , quc ¿For¡ se, cnd( n en c { ru. come,cio ' a pró,pero. habir¡nr^ Je t ¡ , u,brni / r , ion$del o,t¡a¡¡adio de las ciudades las llevaban e¡cll¡sivamenrc los regros.r

.Los negros urbanos son los dandis de hoy en dia, los auténdcÁ he'edero. ,dr Be¿u B,rmmel : ,u,- ' ¡ re.ucmuev"an ur i r rer i . po la ne.chun dc l r rop¡ ) po. e l J(r¿l le cr . l rer" nro en orro,rug., . . . )un talenro pam las combinaciones aud¿ces de colores y tejidos quc podri¿ 'er r <n, rd ¡ . r< un d ,eñ.rdor p-ofe. ior.r t . re hr p,e,ro de ,c . , ,eJ menudo lr e.pcciJ elegrn. i . r de 'o, z,p.r ' " , ¡ lo, ,onbrero, Je lo.¡egros, y algunos autores han sugcrido que rep¡esentan un inrcnto deniruniz¿r üe,cn. i ¡ ¡n, 'opomó{i- . , que lo, zrparo, . , iu.rado, i pur-u¿gldo' ) lo5 5()rb-ero. qJe rr¡ro gJ\r ¿"r I lo, negrñ,. i r \ en prm di . i_mur¡r \J\ gr¡rde\ pre\ y,u, c¿be,,¿, ma'r¡ Bs \ er. c. .ha.. Fro pare. eoudo.o: rgur ' \e podJ| l Jt trnr que e.ro, /¿pJto\ y c,ro, .onbr<-o. .on:r ; orgul lo, .r l lJmrdr de ¿ren, ión .obr. ,u, . , l . , , , " , , . , , . , . , . , . , t . ,

No .on .ólo lo. gaeg,re^ neg-o. r¡ r ienes l lev.rn op.r. inro,¡dor¡.de ¡ l ¡ r .o\rL.a. . i ro,¡nbién murho. neg.o. de mu1 di , r nra, prore_' ion.. más legír in¿,: Jepore.. publ . o. ,J. pe odi,Áo. rcrrru ¡ c inc.'nL,rc¿ pop-lJr ) n, q"cio. . A .rbogrdo,. pol r .o, , . lé igo, r ;mbi inse les pued€ ve¡ en ocasiones con una vc¡sión nodificada dc este too,6.f rJen o negro par; <l re.r Jo' .denu, rn¡rec. ,<nen, cr i . r . r . . . , rcstrellas dcl deporrc i. de los medios dc comunicación, y cs un comporente rponanre dr c ienr. D(queir , ,ompo.. one. po"r ic.r , pop. l ,re¡ quc,( l ¡rrr l r j J\en L - i5 de legcndario. D(r\unr i^ d(t h¿, ,pr

Para ser un dandi de éxito se neiesita dinero y buen gusto, v iradi. ior m¡nre lo. ne¿ro, qr, , hrn .on,egu do.epcr l r .e l t iardn d; l r pur,re,/r , rcnDre trn In\en do en ropa -n¿ grur pJr le d. . r , in;r ,o, : i\egur Ln e\ udro. en iqto \u gr.ro medro cn r"pa e? un ve rr , .púrciento superior al de los blancos. Muchos aL¡¡o.es han pucsto de relieveel . l ru ' i¿ ' n" delo. ncgro. por l r , rop¡. , ; r . r , , eteg.. ,nLo. y r . rnoiénp. lo, ¿droñovrle, ,rro, , eleg,rrL<.. Se h.r ,ugerido qu. e.ro, gu,ro,.! . lorr r de gr.r l r direro ¡soci :d r ¿ el lo, . r i<ner re ; , ión . or io, pro_blcmas quc han tenido tradicionalmente los negros para adquirir oirostip<,s de simbolos de posición social, como la penencncia a los clubesde c:rmpo y hs casas en b:rios de clase mcdia. Si esto es asi, a medida(tL,f ¡unr.r)re l.r igL'.rltlrtl de oponunidades 1: elegancia relativa de losrrc!ros ¡ , r , r l , ,1,- . , , r r , lcr .

it

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118 !L L[\GL],{JF ¡F LA I1OOA

El aspecto del lenguajc negro delvestido que hast¡ los ex¡r¿ños com-prenden es el peinado. El pelo estirado o "¿rreglado" se reconoce ac'

tualmente como un signo dc acomodación a los valores blancos' mien

tras que el peinado "natur¡l' o ¡i¡o -q rnás ¡ecientcmenre, los pcinados

de múltiples y finas trenzas- indican org'ul1o racial e intnnsigencia.Un curioso fenómeno de los años scscnta y setenta fue Ia imitación

dcl cstilo de pelo natural de los ncgros por pane dc los blancos ¡¡dica'

1es. Lo quc se llegó a conocer con el nombre de "afrojudío" (lo llevaron

hasta algunos SíASP)+ no lo adoptaron sólo aquellos que no tcnían

dificultad para hacerlo porquc se lo pernitía la ta.rtura de su pelo. Tam

bién lo consiguieron con la a1'uda de una dr{stica pcrmanenre algunos.negros blancos" cuyos ¡izos natu¡ales e¡¿n rcc¡os como velas. El efec

tq espccialmente en los rubios, era sumamente er.tl¿ño. Más recientc-mente, en 1979, sc imit¿¡on las rrenzas fin¿s dc l¡s ¡f¡ic¿n¿s nativas

y de l:s mujcres negns con conciencia étnica, prime¡o fuc Bo De¡ek,

la protagonisra blarca dc la pelicda n, la nujer ¡efcta, ¡' después 1as

mujeres atentas a la moda quc se sintieron atraidas por estc estilo de

peinado debido a su obvia dificultad y a su cose: la vc¡sión del s¡lón

de belleza lleg:ba a costa¡ en los Estados Unidos hasta ciento cincuen-ta dólares y se t¡rd¿ba t¡es horas en hace¡lo.

La existenci¿ de cs¡ilos tipicamentc judios, apane dc 1os que Ia lcyreligiosa prescribc a los miernbros de congregaciones ortodoxas, cs más

dud¡¡sa. La indument¡ria de la ?¡incesa Ame¡icana Judí4, o JAPi"' ha

sido el ¡rotivo de un canel cómico rnL,1' r'endido en las libre¡ias esra-dounidenscs, pero Ia rop.r quc allí se retrata no parece diferir mucho

dc 1a de cualquier niña rica y malcriada actual. Mc dicen mis inlor-mantes que es caracteristio 1a pasión por l:rs botas altas de picl y losjerseis de cachernira.

También se ha afirmado que 1os cxtravagantes pcinados ahuecadosy rigidos quc llevan algunas marronas judías rcproducen, quizá incons

cientcmente, las pelucas que tr¿dicionalmente adoptaban las muierescasad¡s en las comunidades onodoxas judias.

Hay un chiste que también sugiere que cicrros tejidos pucden estar

asociados en la mente popular con orígenes judios. Cuenta la histo¡i¡de dos nujcrcs que se encuenir¡n en un campo de golf. Una sc presen

't whtu Aido sdns t rkini (prókr¿¡t rlgloejón bhnco), ú¡trdouniJtns¡ dc orrs¿nno€uopeo ) .sp..i¡lr¡c¡t. bri¡áni.q

"obr 1o¡o.l,ru¿ Pentn!.( 3l¡.Lse !r.i doñ¡rn¿ il I

'"' s,clas d. ¡!iú ,4,,m4, ¡akd Iér riro que Jc'igr: r un: nrur.' j'"1; r r ' ' ' J" l:"

nc¡ i i . h, lu.¡ . .onsi¿.n mxrui iL, ! r . in l f i rJ i . in¡ f l ! , ¡ r ., l ( - '1, r r - r ' i ,n, ¡ , , , l i .L l i l , 1, ' . ' ¡ - t , l ¡ .1. , , !

, . , t l , l

lt9

ll pe,n¡d. ¡¡nnl n¿grq o trir., s. rc.o.no.r rúurlmcntccóúo un¡señtrl dc o.gr-llo órnico, ¿speci¿lmcnrc .urndo, .omo¡qui. se¡leird.es r¡rr.nL¿ lrg.. C.ncl,Isl¿nd. ¡orosnfir de Júry L. Thompson.

t¡ como la señora Cohen; la orre, una rubia de aspecto nórdico, comola señora Smith. Du¡anrc cl juego, la señora Snith r¡anda la bo1¡ fueradel campo y exclama "C), ;,e11,,.

- ¡Vava! ¿Es usted judial pregLrnta la señom Cohen.

- No ne lo puedo creer. Digr algo nrás en jL¡dío.De ¡cuerdo conresra la señor¿ S¡rith-. Llltrasuede:t

El lu1t uctoNer rnrríNrco: cA\ruFL^Ja u¡nANo

Hasta el presenre siglo el tnje rcgional, como cl habla regional, cralu¡ram€ntc car¿cterisrico, en ocasiones casi una lengua independienre_Hov cl equinlenre indumen¡ario dcl di¿lecto es menos llamativq pcromás persistcnte. Personas de La misma edad, ocupación y gustos vistendc n,rnrlli*inra scgún la parrc del pais de la <1uc p¡oceoan; no oDsranrr. r lc l , l , l , , r L, ' i , , ¡crferencias que causan 1as var iacioncs individuales,

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120 EL IT\CUA]I DI I A I\{(NI\ 121

l

lNlu,¡clrarir d¿ crmunrre urbano: .r¡ róp¡ rc¡ne l.s.olores or.lros o ¡pag¡do' ls silndrsr..t¿¡gulÍ¿s. las liner\ p¡rrlel¡ y l¡s .uad.i.ul¡5 ¿.Itr .iudtrd. La f..m¿ d. lós sonlYúo! d¿lo! üombks \e rcpirc o la form¡ ¡cl pno supe'nn de lós aurob¡rs t (si lcs damos ltr ruelk)flr los lInd .olgú.s. Tr¡b¿j¡dor6 c ,rndo el Purtu de l¡nd¡6. ¡oognii¡ d¿ H¿¡ri Cúi¿F

estas diferencia! rcgionales son rnás fáciles dc observar en masa, porejemplo en una asambl* polirica nacional o en un congreso profesional.

Dent¡o de l¡s islas británicas,los dialectos indumentarios, corno losoralcs, crán comenzando a desapareccr. Los galeses, escoceses e irlan-deses cultos 1a son difíci1cs de distinguir a prirnera vista de los inglesescultos. La única dife¡encia importantc que se conserva es entre la ropade ciuclad y la de campo, o, por decirlo de otla fo¡ma, cntre el es¡ilode londres y los estilos provinci:les, enrcndiendo que a veces se puc-den ve¡ "esúlos londinenses" cn ciudades como M¡nchestcr, Edimbu¡'go y Dublín. Por lo gene¡al, no obstante, la moda provincial británica,incluso en las grandes ciudadcs, lleva ent¡e dos y diez años de retrasorespecto a la dc Londres y alrededores.

Lo más cu¡ioso del vestido británico, ¡an¡o u¡bano cono ru¡al. cssu tendencia a seguir el principio de car¡uflaie. Le ¡op¡ de ctudad .¡

suelc {ab¡icar en colores que rccucrdan Lonrl idades i l r L 1, i , ,1 ' : t . tJ . .¡ rento,elh¡, l l í ¡ . I ¡ ¡scic losnuLros,xvl¡s.r¡ . r . , ) i , , r , ¡ r . , , , i , , ' r ' , , , .

azul marino y los tonos más oscuros dc1 gris. (En lugares con un climaalgo mcjor, como Brighton, son más habnuales Los griscs nás claros.)Estos tonos apagados y oscuros, como los de muchas ciud¡des británi-cx, sc alcgran con toques ocasionales de colo¡: cl rojo de un buz-ono de una co¡bata, el naranja y amarillo de un macizo de flores o dcuna blusa estamFda. Además, la ropa dc las ciudades británicas rieneun core y unos adornos con 1os que se pretende que la {igura humana,redondeada por naturaleza, parezca más rectangul¿r, a)'udándola a fun-dirse con ¡:l paisaje urb¿no. El disfnz es más complcro cn c1 caso delos r.arones, cuyo rrajc dc calle 1cl convierte en un ensamblaje de recrán-gulos acentuado por un pareguas v un malctín rcctangular. Se prefieren ios rejidos lucrtcs y lisos; si hay .rlgún estarnpado, suele ser rcctan-gular, siendo especialmente popularcs las rayas finas. Este esilo de ropade homb¡e sc cstableció : mediados del siglo XIX, un periodo dc desa¡¡ollo u¡banístico muy úpido, y ha persistido hasra la actualidad. ELúnico ombio significativo se ha producido en 1os tc,cad<,s: el ¿lto nc¡,ñón de chimenea" o sombrero de cop: fue des.rpreciendo gndLralmcntca medida que el gas y la elect¡icidad iban sustituyendo a las estufas decarbón, ¡educiendo el número de chimcncas aut¿ntica5 y con ello laudlidad de es¡os sombreros como forma de cam*laje.

La ropa de mujer del siglo XIX no scguia el principio del emufla,je, más bicn rodo 1o cont¡¿¡io. Los colo¡es vivos o pálidos, los adornosgnndes ¡' la abundancia de plicgLLcs y adornos redondeados hicierona las fémin¿s más visibles y vulnerables qLrc un conejo de peluche rosaen Piccadilly Circus. Sin emblrgo, dunnte ios últimos cincuenra añosla ropa de tr:bajo y de calle de la mujer sc ha vuelto cxsi t:n rectxngular y apagada cono la del hombre, y rarnbién ellas se pueden ferndircon el pa¡aje urbano si así io deciden. Hoy el traje de camunaje urba-no sc puede ver en todas las ciudades del nundo, aunquc ¡atulalment€es más común en aquellas quc más se parecen:r Londres en arquitectu-n )' ciima. Que prhcipalmente sirua para ocultar de posibles depreda,dores a ]os habitantes de la ciudad, o que les pe¡¡rita abala¡za¡sc conm¡)'or facitidad sobr€ su prcsar o arnbas cosar, probablemente dependel , rd ' ;duu.s<ouedeob.en¿r.noob,r¿ rr .<1ue.rrrrnn, jor , . . rn,ull.rn l.rs personas, qu€ cuanrc nrás apagado ]¡ ¡ectilíneo es su vestido.¡r,r rcr-h gorcr.rl nris ¡riunf¿dores son, en elscmido urbano de h p:1:

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\2) rL rr\!1,{lL Iir L1 ¡LOIj\ 1_t.l

EL CAMUFTAJ¡ RU¡AL y LA lAsroRA s1N ovqAs

El vestido ¡ur¿1 británico tanbién csrá basado en el principio de armonía con el ento¡no. Los colores preferidos son los dcl paisaje cam-pestre marones, c¿st¿ños, azules y verdcs, parricularmente los tonosapagados quc sc asocian con el tiempo húmedo. También se pucdcnvcr tonos de lavanda y brezo, especialmente en las .egioncs donde estasplantas crecen en forma silvestre. Y mientras que la ropa urbanatiendea csrar hecha con tejidos fuenes, como la piedra pulida y ei aslllto desgastado de un paisaje urbano, los tcjidos rurales suelen ser suaves y r.ellosos. lll ¿t¿¿¿d, la lana y la tela tejida en casa reproduccn la exturade la hie¡ba, de la co¡teza y de 1as hojas, mientras que la pana, el tejidorural tradicional, imi¡a no sólo el tacto del rnusgo sino ei ¿spccto deun campo arado. Con estos tejidos se haccn prcndas holgadas, arruga'd.ls y redondeadas que remedan ias fbrmas ¡edondeadas e irregr:laresdel paisaje: de1 arbusro, del árbol y de la colin:. Durante siglos, ésrashan sido las ropas que ha llevado elcampesinq ya menudo l: campesina.

Existe tambión, sin embargq lo que podriamos llamar ropa dc cam-po "tcatral,': prendas que pretenden sugerir asociacioncs runles peroque no son apropiaclas par¡ la vid¡ rural. En este momento el ejemplonrás llamativo cs e1 traje de pastora inglesa, también conocido comoel loo,É "Laur¿ Ashley". Este estilo imjt¿ no las ropas que lleva una auréntica p¿stoñ de una ópoca o un lugar históricos reales, sino las que llevaLiLtlc Bo-Peep en los libros infantiles. P¡esenta algodoncs esrampadosen colores pastel y blanco, ad¡rrnados con volanres, Iazos y ribetes deencajc dcl tipo que haria imposible l¿ labor e¡ el campq camisonesvicto¡ianos blancos de algodón, chalcs dc ganchillo y encaje, y zapatospianos de suela iina o ligeras sandalias que se des¡¡oza¡ian en cinco mi-rur" ' en.ualqu er.orr¡1. l .L¿ fr ,<. l iJ-rd io c. . Do, .uple.ro. I r rgurerror de diseño, sino parte esencial de l¡ indurnenraria de prstora con1a quc sc pretende sugerir valores y pl:ceres rurales sin ningún indiciodel arduo rnb:jo runl, ciertamentc para proclamar ¡lue quien la lleratiene 10 nrjsmo de criadora de ovejas que M:ria Antonieta de lechen.Ropas como éstas exigen contiluos lavados y planchados, tanto si seus¡n en el campo como en la ciudad (uno de los espectáculos más tis-tcs que se pueden ver en Lond¡es en un día de primavcn liuvioso sonlos dobladillos nojados y nanchados de barro de la paston urbana).l,¡ realjdad, no r''alen más que panuna vid: ociosa en cienas urbaniza-ciones de pulido césped.

{ , l n j d, prn, 'd,

r cr r ' r . . "1, \ . , t i . , \

c iadas con la inocenci¿, 1: juventud y 1¡ l ¡ninir l , r (1 r lnr i ls.r l . r . c i l r ¡ ,1ican un interés por las tareas dornésric.rs ¡¡rLieu¡<l¡r v t rr ' . r r iv.rs: i . r rr l i r rrr ía, tej ido a nano elabonción clc m.fncl . . r5. .r ,srur¡ v l ¡ , , r l . r l ¡ , t . . r rrdo e i .e ' ¡n er lJ. iuo,J. ! re i r i ,J . . 1, , , . . ( . ' i

' ' r r ' . . . . ' . " ' ,1.esta mesa o en este piso; el lLrgar que me corrcsponJc es,i cn cl j.r'rlílo en una casa de empo muy gnndc". Con los ¡ños La inJun¡cnt.rri¡de paston ha ido ad<luiricndo graduaimente Lrn significado más con-servador; o <¡rizá la histori: la hapasado por a1to. Originariamcntc asc,ciada con los parridos políticos I las escuelas progresistas de Hamp-stead. ahora sugiere una tendcncia conse¡v¡dora, o incluso ro1¡, y loque se llama "valores anticuados,,. Parcce apel:u ¡l instinto conservador y protector de los varoncs. .Yo me pondría ese ripo de indumenta-ri:", dijo una sccretaria de Londres quc proclamaba que ni mucna sevcstirír rsí. .si quisiera <1ue algún hombre mayor de la oficina se fijarat¡ , ¡ , i , . rLrr i , r r ip. quc quier: LLna dulce nru1{ou.,

l . l r , . rr , r i t , , , , , r1. , , ¡r i , r , , . ,L in w,hrevive rquí v 11lá en hs is las br i tán;, .1. , , , r , ,1, , , ,1,1, , ,1, , r l , " , , , tLr , . rzos lc l ¡x, , ,q in ismos cnclrgados del1, , ' , , , , ,

I , l ' , , , , , , , \ 1, , i ' , ' , , ' ,1,a,1, t rÁr. , t . \ . ( .n Lr ¡rr r ¡ . r l iJ¡c l t ic

rd droJas de PÑoo o h.h.ñ nodün¡,..n,o l¡ qu. u\ó¡llítrAnronic¡¡hú dd..i¿n¡os ¿nos. i¡¡ urr vefiói nu,w id!1li-,rd¡ d. hn un¿nuitr runl, wluid.nru-g¿rir uft d.li.x,li sen.ille, fcm.¡i¡¡ hásque ün¡ l¿lriliirnh,l c.n 16.ornlci Roprde Lrur¡ Ashl.t fon,s.trtír d. srllt F..r.

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12+ IL LINGUAI! Df, I-{ \IODA

miblemente no es sólo un deseo de comodidad lo que lieva al uso deesta i¡dumenta¡ia, sino ¡ambién la necesidad de recordar a los obse¡va-dores que hasra cl;assze más resperablc es esencialmente un vuonil gue¡¡illero.

I¡s estilos canadienses, lógicamenrg son más sutiles y, como el acentocanadieÍse, a menudo son dificiles de distingui¡ de los Estados noneños de los Estados Unidos. Sc tiende a las bufandas largas de lana, alos jerseys grandes (a menudo con dibr.rjos de renos cubistas y coposde nieve) y x los chalecos acoichados. Cuando hacc buen tiempo el ca-nadiense anglófono se pa¡ece individualmente a un estadounidense delMcdio Oeste, aunqLre cn grupo a veces se los puede identificar por suafición a los cuadros. Los canadie¡ses f¡¿ncófonos, por su pane, lucenun estilo algo más curopeo, y las mujercs en especial tienden a vestirde forma nás elegante o rnás llamativa; incluso en los días de invierno,con temperaruns bajo cero, se las puede ver abriéndose paso entre losmontones de nieve de las heladas cailes de Montreal con las piernas enfundadas en medias de n¡ilon y con botas de tacón con clavos.

B¡lúNtcos y EsrADouNtDtNsrs EN EL rxrRANJ¡Ro

Según c1 estereotipo popuLa¡ la moda estadounidcnsc y 1: británicason dos lenguajes independientes y rnL¡rl¡¡mcnte incomprensibLcs. tinla realidad, no obstan¡e (como la lengua est:rdounidcnse y la brninic,r),no son nás que dialeaos dife¡entcs, no muy difíciles dc cnrcndcr Lrn;rvez que se han asirniiado los principios lingüísticos básicos. El n.rlcn-tendido ha surgido sobre todo porque la gente se fija más cr los nntivos de otros paíscs cuando hacen turismq y los turistas británicos visren dc lorma muy distinra a Los est¿dounidenses, en gran medida porquesu idea de lo que significa viajar al ertnnjero es profundamente distinta.

Los Estados Unidos tienen una historia de aislamiento político yautosulicicncia económica; sus ciudadanos normalmente han considerado al¡esto del mundo como una zona catasrófica de la que las perso,nas ¡fonunadas o at¡evidas emignn a 1:.tierra promerida". Alternati-vamente, también pueden ve¡ a ot¡as naciones como meros lugares deintcrós turisric,¡ c¡ncrerizados por su pintoresquismq por el exotismoJc l . r l l , , r ¡ v 1r l . r rrr , r v ¡rrr 1¡ cxis¡enci¡ de ext¡añas cosrumbres. El tu, i , r . r , . . r r l , , , r r r , i , , , . , , l , r i . r i r ¡ r r rc l rxrr . rn jcroscpone,porconsiguien-r , . . i , , I , r . L ¡ , r , , ¡ , r r I r I , ¡ | r \ | . r I r rLr.r z, ,r . r r . rr . rsr rr i f ic¡ , o p.Lr:r una visi ta

, , , , , , , , , , , , , , , , , ,1 | , , i , , , , , , . , . , t , . , , , t , )k\ v ivr i r . rct , iv : r ,

t25

re un ¿specto b¿stante te¿ffal. El somb¡ero neg¡o con hebillas, el chaly la falda ancha y lalga de la campesina galesa, p¡obablemente se vercon mayor frecuencia en actores, bailarines folclóricos y cam:reras in-glesas, escocesas e irlxndesas, que en mujeres gales¿s no¡males. En Escocia, aunque los tnjes vcllosos dc ¿t¿e¿l son la prenda masculina pre-fe¡ida,los auténticos escoceses a veces usan el hilt. No obstante, a menosque estén en lxs Fuerz¿s Armad¿s, estos hombres son casi siempre deportistas, intelectuales o r¡iemb¡os de ]a alta burguesía y la aristocra-cix. A los visit¿ntes se 1es deberia advenir que el uso del kilt (nuncade an kilt)por pate de los ¡uristas se consjde¡¡ ¡jdículo e jncluso ver-gonzoso.

Aurvas Y c,lNUcÍJr

Aunque el traje típico de Gran Bretaña está empezando a ditumi'narse, el vestido colonial briránico continúa siendo sumamc¡tc car¿c-te¡ístico. A los aust¡:lianos, por ejemplq a rnenudo se los puede reco-nocer por su afición a 1as prendas que sugieren la búsqueda dec,mgurospor el interiorl!'! Camisas y chaquetas caqui, chabacanos chalecos depiel de oveja, botas :ltas de piel y el famoso somb¡e¡o de monte. Estasropas las pucdcn llevar igual mujeres que hombres. Otra peculiaridadde quienes proceden de "allá abajo;t't't es su afición a los pantalonesconos, prenda que no sólo usan cuando salen de su país sino que, se'gún cuentan quienes han estado al1i, da al paisaje urb:no de Australiaun especto único. No es nro que empresarios y tnbajadores acudana sus puestos de trabajo con las rodillas ¡1 descubierto dur¿nte 1os meses de verano, y hay quien dice habe¡ vis¡o a médicos con bata blancay pántalones cortos, a catedráticos con toga y pantalones cortos, y a:bogados vestidos formalmenre con chaqucta oscura, cucllo duro y cor-bata de regimiento, bombin... y pantalones co¡tos. Donde te¡mina Iamusculosa, peluda y morena piern¿ austr¿liana estos homb¡es llevabanconvencionales zapatos Ox{ord4>f+* negros y a veces hasta ligas. Presu-

" tsor¡¡ coloqui¡l de ll¡nar ¡ ¡urr¿li¡nos,v o¡&lic¡a- asrerirmdú. r¡ úl{n¡o ¡ !c.6* refiere ¡ Ios t¿¡coan¿dicosB r 3 r¡c6 ricnc Rnbién u¡ sisnj{icado d6pcctilo. [r]

'r'r ltefe.idr específictrmenre tr A$nlia.lap¿hbF o,¡¿:.*. de la qu. "i.!.¡ior é ¡q!írndu.. ión,r lndesieDprer l ¡ regióndspobhd¡. i ¡ id¡ l l l ¡nadcl int . r ior , lcAur.¿l ia. lorcsr. .sión, curlqnie. resión ¡o .ivil;¡d¡ cor stas dnddis¡ias. Ifl

+++l i rdn. . iónde/to,¡D,u,¿r,rr . rür inqlésinlormrl .Ausrnl i rvNr,r¡ l , ' ¡ l ' l l I

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l l r , TI LINGUAJI DI IA T{ODA r2/

mente bar¿t¿, que no vaya a suscitar envidi¿ y en la que no se note lasucicdad.

Cnn Bret:ña. ponu p:tne. s igue . iendo i-n:g narianerte un i npe-' io nundi¿1. s¡. c iud¡d¡no' r : r jan r ' e:rL-.rnjcro eomo'<pr6(nLrnL(\de la metrópoli, preocupados por mantencr 1a rcputación dc su paisy por dar un buen ejemplo a l:s mzas inferiores. Los británicos, portanto, cn lugar de vestirse informalmente pal¿ vixjar se ponen de tiroslargos, sean cuales fue¡en ias condiciones locales. Ho¡' en día aún sepucden ver turistas británicos (especialnente si nacie¡on antes de la segunda guern mundial) sudando callada y valerosamcntc con sus t¡¿jesde tres piezas y sus co¡b¿tas o con vesridos de manga larga, pantisy zaparos cerndos- en los extremos cl;m¿s vcnniegos de Atenx, Roma,Los Angeles y \fashington D.C. La legendaria costuml¡¡e británica decamb;arsc de ropa para cenar bajo lxs adversas condiciones de las colonia: también sob¡evive como una ¡endencia a vesdrse con ropa aún m&incómoda después del anochece¡.

Por supuesto hay muchos turisras británicos y cstadounidenses qucno se visten de una manera especial y por tanto no se les puede distin-guir de los nativos de la n¡ción he¡mam. Pe¡o, como son indistingui.bles, no se les distingre, y el este¡eotipo conrjnúa prospcrando. En con-secuencia nuchos estxdounidenses asumen que los b¡nánicos sonestimdos v ceremoniosos, mientns quc algunos británicos, igualmentedesencaminados, espenn que todos los estadounidenses sean relajadosy simples, incluso ordinarios. El grado de incomprensión depende, porsupuesto, de la región de los Estados Unidos de la que se tr:ne, comoocu¡re con el hablá. PaÉ un bostoniano co¡¡iente es mucho más dificil entende¡ la forma de hablar de alguien dc Atlanta, por ejemplo, queentender a un inglés de clase media. El lenguaje bostoniano de la indu-rnentaria cs, también, mucho más pxrecido al de londres que al delP¡ofundo Su¡:'

EL TRAJE T-rPIco Esr{DouNIDENsE

Aun ho¡ en que el paisaje de los Estados Unidos se está haciendocada vez más homogéneo, no hxy en ¡ealid¿d un estilo de vestido que

* Ei D¿4.toúr, h zo¡a de lor !$dos Lnldos que se.o¡sid¿n.rts riFi.¡E.r¿ slr¿ór.conservrdon, especialmente hs zonas má\ ¡1su. de ld Ertrd.s J¿ Geoqir.ALbrn:. \14\i'!l '

se pueda llamar típicamente americano. Un ccntro comcrcial de M¡ine puede parecerse superficialmente a otro de Georgia o Ca.lifornia,pero sus clicntas tendrán un aspecto distinto, pues 1a historia diversade estos Estados ha dejado su huella en el vestido.

En los Ilstados Unidos, como en Gran Bretaña, l¿ lorm¿ de vesti¡tipica de las distinras regiones se puede observar mejor cn los grandcscongresos n¿cional€s! donde fac¡o¡es como la profesión y el nivel deingresos son relativamcn¡c unitormcs, Ln cstas rcuniones se ponen clanmente de maniliesto las diferencias regionales, y las podernos confir'mar fijándonos en los distintivos que los estadounidenses suelen llev¡ren las conr-enciones con su nombre y su tugar de origen. se puedendistinguir cinco estilos diferentes: 1) el de la viej: Nuwa Inglatern, 2)el del P¡ofundo Sur,3) el deL Medio Oeste, 4) eL del Salvajc Oestc y5) ei del Lejano Oeste o c¿iifo¡niano. En zonas f¡onte¡izas, las indu'mcntarias normalmente combinxn est;los regionales.

I-os estadounidenses que no viajan demasiado denrro de su propiopais con frecuencia malinterpret:n l<,s estilos de otras regiones. I-r:x narurales de los Estados deLesre, por cjcmplo, percdcn haccr una lecturaerrónea de ia ropa del Lejano Oeste, creyendo qLre indica una mayorinformalidad o una mayor disponibilid¿d sexu¿1 de la que en realidad está presente en ella. El ejecurivo de aspecto indolenrc de Los An-geles, con su crmisa depor¡i\E des¿broch¿da y sus sandalias, puede enrealidad estar pendicnrc de la prinera oportunidad quc se le presentepara no dejarla escapar hasta un punto que escandalizaría a su colegade1 este. También se puede d¿¡ el e¡¡o¡ inve¡so' un califo¡ni:no del su¡puede descubrir con sorpresa que el natural de Nueva Inglaterra que¿c¿ba de cc¡noce¡, con sus trajes de colores sobrios y perfectamente abotonados, está harto de negocios y está deseando emborracharse o me

NokFsrt y suRrsrE: puRITANos y tLANTADotls

L,,s grrses y severos trajes de los colonos puritanos de Nueva Inglaro rr, v * srspcchas dc <1uc cl color y ios ado¡nos son una tr¡mpx,1..1 (li.,i)lo. h¡n d€jado su huella en la indumen*¡ia actual de los habi-r.r,rrc' ,lc cst¡ zonr. En cualquier gran reunión las personas procedenrc',1. c't.r p.rnc del p;ris irán vestidas con colores más osclrros -sob¡cr, r l , ' r r ' ¡ ro, qr i \ v.rzul ml ino,rmenudocontoquesdeblancoque

', . , , , , . ' ,1. , , , 1, , ' , , ' , .11, " v i r x pLrñrx .r lnr ic|m.rc1os clc ' la indumcnraria ptr-

III

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12E ¡l I-INGUAI¡ Df L{ \lOD-{ I2 '

ritana. Ios tejidos seún más lisos (aunque más pesados v a veces máscarot y las hechums Jnás simples, con menos de¡¡oche de tela: las jal,

das, las solapas y los ado¡nos serán más estrechos. La mayoría de loshomb¡es lleva¡án además rrajes y zapatos hechos en Inglatern (o dise,ñados para que parezcan que están hechos cn Ingiatern). La ley del camuflaje también operá en Nuera Inglaterra, donde los cielos grises ylos patajes urbanos oscuros y rectangulares están a la o¡den del día.

El vestido cancterístico del P¡ofundo Sur está basado en un climaque no requeria ropas pesadas y en un¿ economía que dunnte muchosaños eximió a los blancos de clase media y aha dc todo tipo de trabajomanual y abarató 1os costes de lelanderia I planchado de ropa.'Ho¡'los tnjes bl:ncos del planrador y su gusto por cl lino y 1os primorososy frágiles vcstidos largos de su esposa y sus hijas sobreviven aún en for-m: mode¡n¿. En nuestro congreso nacional imaginario los larones su,reños ilevaún trajes de colo¡es más claros -beigcs v grises pá1idosy se notará un cierto dandismo que se expresará en los puños fnncescs,las corbatas más caras, los tejidos más sedosos y las raps más anchas.La ropa de mujer seú mi flo¡e¿da, con tendencia a llevar lazos, volan-tes, encaje y bordados. Si es blanca, probablemenre seá Io más blancaposible un cutis pálido aún es el signo idcntificado¡ de una dama sureña, y en las mujcrcs la piel bronceada por el sol se considen poco cic-garte! excePto en turlstas.

Mtoro oasrr r sarv,yl orsrF: coloNlzADo¡ls y \AeurRos

los Est¿dos dei Medio Oeste norteamericano y de ias gr:ndes lianuras fue¡on colonizados por hombres y mujeres que tenían que hacersu tnbajo por sí mismos y <1uc se enorgullecian de ello. Eligieron ropafuerte y páctica cn la que no se notaba la suciedad, que sc lavaba muybien, era resistente y neccsitaba pocos planchados, hecha de guinga, del.insel-'toolse¡" y de lona- De esta ropa desciende la indumentaria ac-tual del habirantc del Medio Oeste."" Este estilo lo pucde ver cualquiel¡ en l¿ televisón esradounide¡se, donde lo lleran la ma_vo¡ía de lospresentadores de informativos, políticos, entrevistadores y actores dc

' Td¡ bss ncz.Lá d¿ hiló y lua o trlsodón r- la¡!. lT.l+ t F.¡ cl orlEinal, l,lil¿le Aht¡n?,, que designr ¡tr.¡o r un e{¿do!¡ L.r!rJr.1.,.,¡,1 ,

en sened (fftuds roliri.s nód¿nds o .o¡s¿n:dons, nlor.s 'ocialcs

.o.$\ nr ( ,I , , , . ,especít'jcr.ren¡e, ¿ !¡¡ tc^o¡¡ d¡ .,1¡s¡ hlJji ¡.1 \ e¡n, O¿rr Jr l,), Ir.'.r1.¡ L ,1, . I

anuncios de productos de cocina_ pe¡o aun cuando sea c¿ra, ia modadel Medio Oesre no lo es trn¡o como la del este; normalmente rambiénes más deporriva e informal. Ei intcrés de los colonizadores por 1: acri_vidad física y el ejercicio aún es inrcnso en esta pane del pa1s, y comoraultado 1os pajticipantes en nuesn? conv€ndón qo. p-oaar, j"ilt.a;oO*re. p.uecer: in mi. ,¿no, ) n¡, ¡ , ér ico, -y r jnoier r)s- mj.rorn,do\ que.u. .o leg:.Jel r o r hJ-ned" nore.- i del c¿lur" , .y hur¡Fdo \ur. su. ¡ : i . . rerdcnn h.r . i . r to, colo-. , ro.r .do. y rnrvon(. de lo, m¡i7r le. rralo. er tug¡. Je hr, i¿ lo. qr, .e, oe to, i . , to, d, I¡ ( te. |¿ m¿t^ . l 'evr" : r r c mi ' ¡s hl¡rc¡ , l i , ¡ , o r"n roorno\ rJnD. len blanco., y sus corbatas a rayas o ripo pañuclo ser.in de colo¡es más,rrosc : r ,s:nprdr. .on dibL¡ io. ¿ rrJ)ore\c lJq, , ¡ '1. c"npr:rr .(r i r ¡ ,ubna r ierdr, de \uer¡ yurL 1 tsoron.

f l tn ie taJi . ion¡ l del o. ' .e c:r . poi .upurro. el dct vaqurro r tc ,apo, ( t r . tJn renro de rqueIo. . lmpl io, e.p.r . io. .rbier

ro\. { \ te e! ( | ( . r rn qlre . , . h¿ r i . ro n eno, j r f lu.do por lo, de o .r . . .groncs. En cualquier convención nacional las personas proccdentes delSaivaje Oeste ser:ln las más fáciles de identificar. En primer lugar, suelcn .er .n. , ¿1r" , . ecrér , . ,6 ¡o, ¡ , ;yuJr r l , una,l )otr . . { lRuno\ pJede r l ler¡ , l , i rd¡menr.r , i . r o. , iJ .nr¡ Í . " rnplcL¿. ¡cquivalcnte de una voz cansina, de una fo¡ma de hablff a¡,as¡;do tasp,rlabras; pero hasta el más conservado¡ ¡evelará, o más bien proclam.r,r . i .por rediodc,u re,r ido. .e ter ' r . ld region:1. s, . , q, ."" | , . "" , " r -_\ . , ! ron urr . / rr¡ d< \e/ en currJo u. i , no.r for, : qee .engr que v( Joll¡ vida en los r¿nchos, o te llamarán pat o panlnef:t Un hombre vesticlor . ' , , e Llr lorrc.onrcn. ionr 'de o, neg^, ." . l lc"r t r r , r lz :do que¡()( reco'o¿m td, bot . de vrqLero o ur ,orrbr o de ¡ l . rr , \ . r I ,n _¡ ' l i . r cnpr la¡rbiér e, oo. 'bl¡ ¡¡¡ ¡ , , muic,e, I 'ercn t" , , , . r . , ,1 .¡"-' l r r ( r r \ \ l ¡ ld . Duedr I re.rcr un ( ñne o, c iJenr¡1. ( .pe. i ¡ l r renrc, i . r , ,¡xr clctús. luede qLre algunas lieven camisas o u""iiao. ..,o

"pt;,t.,.,rk,color rojo o azul marino imitando un pañuelo, o un ¡uténtic<,'o¡_rlLrclo cstampado de alJaodón anudado alridedor rlel cuello.

| | l¡¡AN() OLS¡',E: Á\¡ENTURIROS.t BEACH BO:|S

l,\ lr.rrl'¡as v mujeres que colonizaronelLc¡ano Ocste consrituian¡r, r : , , , t ! ) ! . rr , . r( lo ) , bas¡¡nre disoluto. La inquietud, el deseo de emo_

, r . , ' r r .

' . , t | - : | , , . .o, . p, . , , , .4. , ,1

' ' 'F: -

o l

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130 EL Ii\CUAJI I]I T.{ \ILJI]¡

cioncs, la espennza dc conseguir una tortunr en oro v a \rcces una neccsidad de burlxr la lcy 1os llevó a emprcnder el largo .v pcllgroso liajea tnvés de monoñar y dcricnos, o por mar, rodeando el c¡bo dc Ho¡nosI-n nás de un seltido cran aventureros, v con frecuencia legerzdoes;'gente dcsesperada. C¿lifornia er¿ un territorio en donde ¡adic les ib¡a prcguntar sobre su pasado, donde se accpraban fácilmente los carac¡e-res y 1as conductas poco conrencionales. Todavía hoy en quc. corrtodicc 1a canción cornrry, "Lodo el o¡o de Califo¡nia está en un b¡nco enpleno llcverly Hiils a nombre de orro", e11ug:r tiene lareputación de unEklondo. Hombres y muicrcs dispuestos a lugárselo todo er apuesr:rsarriesgadrs con la esperanza dc sacar un.r buena rajada, o deseosos dcdejar atr.is lios lcgales, fin.rncieros o persondes, a ncnudo se ian al Ocstc

l-¿s nod¡s celifb¡ni:n¿s actuales son en muchos senridos modas dea"enture.os 1'.'xcéntricos. Sca cual fuere la n¡oda en un derermi¡adomomento, l¡ vcrsión calilo¡nia¡a scrá más ext¡ema, más lariada

-r' po

siblemente por 1a inlluencia de la numerosa población hispana conmás colorido. La ropa suele se¡ más ceñida de 1o quc sc consider: aprcrpi.rdo en otros lugares y tiende a dcjar al descubie¡to más ca¡ne: es común en ambos se*os Ia inc.rpacidad pan abotonarse la camisa por encrma del diafngm.r. Las vinuos¡s am¡s dc crsa de clase tr:bajadora puedenilcvar ropas que en cuaiquier otr.r pane dcl mundo las identificrria comoputas baratas; rcrcditados empresarios v profesionales pucdcn vestirs:dc Lrna Iorma gue más a1 cste les harl: perdcr 1a mayoria de sus clicntcry ,1.c llamaria la ¿tención de Haciend¡, cuando no de la policir'

A Los naturales de C¿lifornia del Sur, y muchos orros de lo que aho-ra se ll¡ma el Cinturón del Sol (una flanja imaginaria tie tiern que secrticnde a lo largo de1 sur de los Est¡dos Unidos desde Florida a S¡nr:llarbara, pero excluyendo 1a mayor parte dcl Viejo Sur):"'tambión sc1os pucde idenrificar por sus bronceados perpctuos, que con frecuencirhacen que la piel de hs pcrsonas de ¡redian¡ cdad reng.r un ;sPe.r)dc cucro viejo pero caro y bicn bruñido. Los honbres pueden tanbiit:llcvar 1a indumenta¡i¡ conocida como .Su¡ llclt Cool,,: traje de col,lbeigc pá1ido. camisa con el cucl lo abierto (n mcnudo de un ¡ono n," 'oscuro <1uc el rraje), moc¡sincs de colo¡ c¡ema y galas de sol de ;r,.,dor. La ve¡sión femenin¿ dc csta indumentaria cs similar, erce¡r,r ,( r /u. . . q . . ' . ¡n ' . r , ,1 i , ' Jc r¡ .on i t .

" D¿.hi nrlr¡¡ci.i ¡srtrñ.1tr, eú pil¡b¡¡ I ¡nc.n irrl¿\ do' isn,ltr¡],\., : .., .rq le.rn¡.nl i ¡ i r .on. !de.¿¿rspcn¡! ' . r ! . s¡gu¿. \ i ! . i l : . r lo n. :5 |ñ is. . r ' r . . .x i rn¡ inJ f ioh¡r G¡ $p¿. i r l ¿ l !u. ¡ ¡ t t rLr .n l i J ,onl .n, ¡ , ( rL\r , i r : ¡

'"' Il s " ¡.1 ¡trn f,n.' Jr l !u,rr, I L I I

Dr¡*.qz ¡¡c¡o¡v¡r: purrr¡uos o¡t CnvrunóN n¡r- SoL y rAeuERos rr'R¡ANos

Algunas pcrsonas que lleran mucho tiernpo viviendo cn Californi¿v en ias orras regiones dc los Esrados Unidos quc tienen una idiosin-c¡asia indumcntaria definida se nicgan : vesrirse con los cstilos car¿cte-risticos de ese á¡ea. lln este caso el mensajc es claro: esras personas sondesgr:ciadas en ese lugar ¡,/o no quieren que nadic lcs atribuy.r los ras-gos asociedos con ó1. Est:s personas, si csrán deprimidas, prcden adopta¡ una lorm¡ de r,.esrir inprecisa y anónima; si csrán de buen humorpuede que uscn h indumenraria dc alguna otra región para proclamrr.rs1 su simparia hacia cl1a. En términos lingüísticos,lo que tenemos ct¡onces no es un acento regional, sino l: adopción consciente de un dia,lccto por parre dc un fo¡¿s¡e¡o.

En Los cen¡¡os urbano\ dcl oeste y el Lejano Ocste los banquerosv 1os expertos lin:ncieros de aml¡os sexos a r-eces adopran una formeJc hablnr más propia dcl este v un aspecto físico de \f:rll Srrecr parailar ta imprcsión de seriedad v rndición. Y ¿ctualmentc hay profesoresunive¡sita¡ios en CaLifornir del Sur que hablan con acento bosronirno,

'c pasan la r-ida entre las estante¡ías de las l¡ibliotec.ls, evitan la playav s€ vtsien con rop¿s que no suscitarian ningún comenrrrrio en Har-v:ud. Qulenes ilegan por primera vez a esra zon¡ a veces tom:rn a csrosh(,mbrcs y mujeres por profcsores visitantes procedcntes del este de losI:st¡do5 Unidos, v sc sorprenden al descubrir que llevan treinra o cuarcnt¡ ¡ños vivie¡do en California del Sur o <1uc han n¡cido allí inclL¡so.

I-r populrridad de los diversos estilos region:rles de h hdurnenta¡i:rc't¡Jounidense, como la de los dir-e¡sos esrilos nacion:les, esá relacio,,.rcl¡ ¡¡mbión con fac¡ores económicos 1' políticos. Hacc unos años 1as,r¡,xl¡s ¡ ¡renud,¡ se o¡iginrban en cl Lejano Oeste y la palabr;L "Calil,,rnir, in un.r prenda sc co¡side¡¿b¡ un ¡trac¡iro. Ito¡ cuando el po-r{,r l rl c¡c¡Lnric¡tc, demográlico se cstán desplaz¿ndo a los llsr¿dos1',, ̂lLrcr,,rts Je pcrr ólco rlcl suroeste, los esrilos de1 S:lvaj.- Oeste -parr, . , ,1.r rrcrtc l ¡x dc Tex.x- cstán en boga. Esra moda, por supuesro,¡r '

(\ rr1.r.r I )u¡.ürc Druchos :ños hombres que nunc¡ han cstado más,, , , . , (1, rLl , . r \ , . , r ( lue rn c1 *ukhaase de su l ¡arr io se h¿n puesrc la, ,r , lL lrr , , r . rr i . r Llel rrsrr ¡ . rr . r s igni f icar que son independientcs, durosl i , . , , , i r , . , , i / . , l , r u r¡ .r l ¡ istr ¡ , i ¡ le Flannery O'Cc,nnor, por ejempio,,1 . . r , r , . rr , , r , , r .Llr ,

" 1, , , l r .e, i t 'e vcsr ido con .un r ígido sombrero gr is

'1, , ' . , . r , . , , . t , . . , . ,1. . . , , t , , , . , , i , . . , r l , , r r , ¡ r rpr , , . r ln t i . , . , . , i r f , r( l ( ¡ . r .ün vcz to corrsiguen.

l , , ,L l , , , t , , 11 ,1 , ,1, 1, i , , , , , r r , , , r , ¡ , , r l r l r r r r , sc i ¡ . r i r r r rc, , ¡cn

Page 65: Lengua Jed Elam Oda

l.t2 ¡t. r.¡N(iu-!L D[ r.,\ \loD-{

_:. -

CAPÍ TUL o

5

cu¡.do el climx.ul!€l es trF¡óPndo. L.!

erilos qüe s¿ llevú c.ltr inltrncia s. r..!

t.nn más Lr¡d. conó.op¡¡c ad"l¡o L:s

indumentrils dc6ir:.tme adoinadrs d:

Ocr. ¡mern¡no, obrirment n¡i¡aci.r¿i.qlc bo-r se !¿n .. 1s ctrlls de las ciudtr,l:r

br !i.iú\ y dradouidense\ d!¡ir¡¡ di!?r

r¡'¡.nte ¡l¿ lo\ d¡ir¡.6 de 'rqucro 9ue rL:

ro. ún popuiarcs ¿nú¿ los n,ños I¿núldElnr n,n6 c¡ Los ¿no\ rdn!¿.urtmlr.in.urnk. Tu¿son, 19j3.

tado con el alejamiento de las rnodas extranjeras gue ha acompañado

¡1 ¡ecicnte ei¡o a Ia dcrech¿ de la política estadounidense En todos los

países, las é"pocas de aislacionismá y de indiferencia y beligenncia h:r-

cia el rcsto del mundo se han rcflejado normalmente en un recharo

de l¡s modas internacionales en favo¡ de los estilos nacionales. ¿ menu

do los del pasado. Hoy en día en los Estados Unidos está mul' de mod r

el lool de vaquero, y hastr en la ciudad de Nucva Yo¡k las calles esrjr¡

llenas dc diversos tipos del Salvajc Oeste Lnos se visten con ropis (1'

oeste ¿nt;cuádas y mu)¡ gastadas; orros con las prcndas llrí nuct.ts. i¡tpecables y de colores más vivos de los ranche¡os mode¡nos. ¡rl(nr I ¡\que unos pocos lle"an tnjes de Electric Couboy y Electrtt O'tyit ! J'

óolor neón y adornados con lentejuclas, como los que ller:rn c.r'' 'r'r"pre los músicos texanos de corn rr¡'rock

Moda y posición socialDesde el prjncipio.Le lo\ ¡icnpos elhombrc htr us¡do h roPl ptrr¡ lencerrus se¡rimidú¡oi de lrfcrio.iJad rpú llcsrr!lconve¡cinricn¡o de su $,

rcrioridad sobrc cl ¡e*o rle la crc¡-ción. i¡clL,idos los ¡riehbros dc süprcpia famili¡ysu rribu, t !!.r pro\oc¿r rdniñ.i,i¡ y ascgur¡se de que

La ropa diseñada par: mostrar la posición social de quien la llevaticne una larga historia. Igual que en las lenguas más antiguas aberndanlos títulos y las {órmul¡s de t¡at¿miento rebusc¡das, r¡mbién las modas h¡n indicado duranre miles de años el a.ito rango de sus usu:rioso su penenencia a la realeza. Muchas socicd¿des aprobaron leyes cono.rJ"s (ñTo &r.r ,k. r r r r p e,c bir

" p.of i l ' ' . l u\o dp.Li lo. \ t , .

. i l i .o.de oDr oor p.rrc J< cl . r 'e. , ,or , i f icr . dcp,. , " r r . . In. I rn lguo l-gipto sólo Las personas dc alta posición podian usrr sand¡liffj losltt rcgos y los rom¿nos controlaban cl tipo, color y número dc prcndastlc vcstir que sc usaban v los tipos de bordado con quc se podíin edorr¡.rr. Dur¡nte l¡ Edad Media prácticamenre todos 1os :rspectos del vesti,.1, , ,* , , \ , . , , , - r . ¡u d". , r r lgur luga o momen'o. Jur lue na, i ( , r¡,r'con mucho óriro. l-a *r¡crerístic¿ común a todas las leycs suntuarias

e¡¡r¡¡r, |¡ cJicr¡x conrra cl uso de cicrtas palabrrs, parece ser la difi, r r l t r l ¡ , rr , r i rn1r,nc, l , rs clurantc mucho t ic, , r¡ ,o.

I rr l r l r , ,1, .r t srguicrcn .rprobando leyes sobrc lo que podía ponerse,.r , l . r , 1, , ,1, ¡rr" ,rrr h.rsr.r ¡ l rcdedor dc i /00. pero a rnedida que sc

Lr; i , r , , r r r ¡4. t r { l

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Ll4 IT LLNGU,\]E DI IA \IoD-{ rfonA Y t()sraró\ socli\r.

dcs recursos ni la de los dere.hos soci¡tes... Los erxdounidenses sc,nosdesmesundos. gencrososv osrcntosos. Las esposas dc nues¡ros honbresncos es¡án lan Fdiánles con sus \rstidos .ono 1¿s princcs¡s y lás rei-n¡. Tienen derecho a el1o. Pero cuando quicnes ápenas se pueden permitir lloar rlpaca se empen¿n en ¡ravi¿rse con seit¿... et ¡unto s vo-dadcr¡nrenre ¡risre.r

LA tosrcró^- socrAl [N t-A ACTUAIIDAD: pltrM,{s D¡ LUJo y Ar-M^s A IfRoNEs

Ho1' cn día la simple osrcntación cn el vesrido, como cl encaje dcoro o plara, es menos h:biruaLde lo que fue en elpasado, pero las ropasson más que nunca ur signo de posición social. A ias esposas de nLrcstros hombres ricos ¡,a no se las alaba por su radiante vesrimcnt¿; porel conrmrio, cllas decLaran .on.r"nt.rn.n,"

"n enrrevist:s que lc, que

buscan cn su ropa cs que sea cómoda, conlb¡tablc, útil y práctica. leiq. ,"-n" h¡ ob* r¿do lum Wo're., i (mprr Luh¿ quc c.rr . ropr. .umo-dr. v p- i . r . r" lJ , hrn.onfndo pñ.o r ien po Jnre. .n l ¡ , r iend¡, nr i ,caras; adcmás, siempre sigucn las normas vigentcs de Consumo, Dc-t roche y Ocio Os¡entosos.

A ni . r" r i<nroo. r 1,<didr q, , l r . rop.r ,oe;J . r . , r .hon.. , hrnrdoh¿.,endo rrero. l l rmariv.r , . -pej i r Inrnre, . ¡o.r ,ez h¡n erdrcomás a Numir una aur€oL¿ de virtLrd moral. Un¿ guía dc l:s buenas manens publicada cn 1924 sugiere esro:

Un conzón rec¡o puede lari¡ deb¡jo del ¡brigo hccho jjrcncs, unbrillanre inrelccm r ¡uedc ¡]ar sobrc ei rnje d; curdros chillones yl¡ corbata am¡rilla, el hombre dcl tnje nído pued" se,

- *ti.u m"y

ó or. ,ednr. c. ,o. .ono rcst . , eencnt c. p".o l , "o, t re,ru. . . . ro,er . ,e.p.roir . .o :n , l r . ¡b,ro, . . ro. , . , ,e inpr.d,L,r¿\ranto par: si misnas como para los demás.+

I-o quc esto implica es quc un: persona que visrc mal probablemen-rc t¡mbién cs deshonesta, torpe y carece dc talento. Hoy esta idca estát.tn .rrnig.rda quc una de nuestras principales historiadoras dcl vesddo,Arnc I krlt.rnder, se ha negado a admirir quc la auténtica virtud puedari.r.use vcf:r rnv¿s de unas ropas fcas o raídas, como en el cuenm de

,1, / i / r , r i ¡ r , r r f j r l . t5t . t i r .

fueron debilit¿ndo las barreras de clase y la riqueza se Podia conveñir

rr i . i j . r l i r iprd¡nenre er J i . r in. i ; r . e ' r 'L.m¡ de i rd i '¿ i " r de l "

oo, ic ión 'oci .r l por m.J:o del color i l¿ fo ' "r¡ c"n- "2ó ¡ J ' ru nb -

le. Ln qu. .rc¡bo d* en.rnd" el . ¡ l ro r . ln5c tue. oo. el . "r '

¡ r 'o. <l co' e

cvidente dc una indL,mentaria: ricos tcjidos' ado¡nos suPerl-1uos y mo

delos dificles de cuid¿r, o, como dijo más tarde Tho¡stein Vcblen' Con-

sumo Ostentoso, Derroche Ostentoso y Ocio Ostentoso Como con

secuencia, se xsumía que lás personas que conociéscmos irían vestidas

con tanto lujo como les permitiese su nivel de ingresos. En ia obra de

Fielding lñn /ozes, por ejcmplo, todo el mundo juzga a los cxtrañospor \u \e\ t i rn.nr¿ ) lo. ' : r¿ <n.on"n¡r . i r . \ e\ro \e P'cre rrr 'o '1"oaleo natuml. Es un mundo cn el quc el rango lo indica de fbrma mul'

eáta el vestido, desde los harapos de Moll¡ la hija del guardabosque,

hasta el trajc de montar de Sophia \lestcrn, 'quc iba adornado-con tan

rico encaje" que "Panridge y el postillón saltaron al insrante dc sus si

llas. v mi patrona se lc deshizo en ¡evercncias 1' cn llamarla señori:'

con [ran ansia'. Las comP]jcadas Pelucas de este periodo conferían sta'

¿r5 en prfte porque elan a un rnismo úempo caras de comp¡]lr y caras

A principios dcl siglo X\¡III las ventaj:rs sociales dcl vestido osten

toso e;an taies que h;1a quienes no se lo podían permitir cconómica-

m€nte a menudo sc gastaban el dinero en engalan:¡se. Como es na¡u

¡al, los defensores del mantenimicnto dd statu quo deploraron esta

tendencia. En la época colorrial el Tribunal Gencral de Massachusets

decl¿ró su "tota1 abo¡¡ecimiento y aversión a que hombres y muieres

de humilde condición romen para sí la indumentaria de los caballeros.

que llevcn encaje de oro o plata, o botones, o punt¿s en las ¡odillas'

o qoe ."-i,'.n c.. g-ndcs bous; o que mujeres de igual nngo lleven

*i".tr"" a" *a" o g*,, o tulares .'.r Lo que los "hombrcs v mujercs

de humilde condición' -camPesinos o ¿rtesanos se supoúa que ha

bían de llevar era lino o lana burdos, mandiles de cue¡o' chaquet¿s dc

grmu/d. cnabJ¡ Jc ' "¡n<l¡ y orrr ' prrC, ' tmi lare'"

Vc. .ep; crc im..rdcl¡ prop:.r .ordi . :ón.ecor ' ide'ao, j ' id i ' ' l

\ ermvrqr re ) ¡Jcn' i ' d. ioer¡d¡merre enddio'o. I -rr ¡¡-8 un l : l '

d. n.qu. ' . l proi i . rdo., In. l -q¿Jo' Ur:do. r ' rn 'ul¡b¡ l ¡ re r"r ' c "

Es... por desgncia un hecho que, en los Enados Unidos. prcr'n Jc

m¡siada ¿tcnció¡ ¿l rcs¡jdo quienes no riencn ni la crcu* Llc 1'^ rt tl

I Gor l ¡ ( lÉ.n. l ¡ , ¡ , inr - ' l , r i t 'J . , P:$ 11l l

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t36 EL IT\CTJAJi DII LA ITOI]A i\10DA Y lOSrCr(_)\ S{X:rnr. t37

En l¿ vid¿ ¡c¡t. los hanpos ob"iamcme no se puedcn "¡tn'csa¡'con l¡ ninda buscando ¡1go bon;to debrjo porque en si msmos ]a 'Fpresan y tanbiin crem un esndo hrnpienro de alma El hábno de Ile

i'".."p1a.g""." pu.aq 'in

enbargo, producir um auténtic¿ dis¡inción

En una sociedad qLre piensa asi, no es de extrañar que muchos de

los q.,. o du."" pen", ".

pueden pcrmitir r'estir alpaca o su equivalen

t. Jo,l"roo, e1 poliéstc.- haga" l" impo"iblc por ltaviarse con sedx'

Los escritorcs populares )'a no se quelan dc que las P€rsonas de ¡ecu.r

sos modestos lleucn ropa impropia de su clase¡ atles a1 contnno, cr'Plr

can la rnejor forma de hacerlo: cómo ir, segun indica cl título de uno

de estos libros, vestidos para el &ito. En este moñcnto hai/ tanr¿s guias

de este tipo que puede-parecer sorprendente que no haya más.gent

q". sig, *' có"'.i"" Sin embargo, como seña1a una amiga mia ejecuti-

va, "la"ingeniería de vestuario no puede hacer mucho por ti si tienes

un trabajá asqueroso... o si formas parre de un eiército de candidatas

vestidas ;on implecable traje-chaqueta compitiendo todx p-or el mk-

mo ouesto de trabaio Como ocurre con el asesommie¡ro financiero'

cuan.ro po- f in r"do el nu.rou con\rgue Do¡er 'e de ¿c'rerdo 'ob"

dónJ

hry que:nvert i r . yr ha' que bu' ." t lo ' r r rFrF'e ' e ' r ot-ñ ' r 'o- ''Vestirse pam que los demás se ente¡cn de tu ¡¡'¡'5 profesional pre

senta ot¡os probÉmas. En primer lugar, evidenemente, es muv caro'

I l roven eic. ; r ; \o q-e .e.o.pr¡ u. ' r ¡ j . m," . , ' " " r 'u5' ' de :n ec' 'p

e.Ler.olonico o ur ' r *n-r." J. ur. , . ion. ' .n l^rru¿rl o en " 'L¿r; ]está renunciando x un determinado placer presente por un posible éri-

to futuro en una sociedad en la que la realización personal hedomsr:

es un derecho. En scgundo lugar' hay que pensar en los colegas' Parr

rnuch¿s Dcrson¿s. unas condiciones de trabaio agradables y unos cuan

ros pájaros en mano valen más que un posiblc ascenso volando. Al ofi-

cinist" q.'" ..i"t. co-o "u

jcfe los dcmás oficinist¿s pueden llegar a ver

lo.omo uo" peno""ftia, resenada y sin sentimicntos o como un pelot'rr

¿ la secreta¡ja vestida con tnje'ch:rqueta se la conside¡a pl:sumide r'

oretencjosa: ¡quión se habá creído ésta quc es p ¡ vestirsc asi? Por orrl

p".", - -"y

p..o p."bable que.alguien de quien sus igualcs descon

iían y por .l q"e si."ten antiP¿tía se convie¡ta en su supcrior' lrnr

bié";s;r".1¡f. "

l" icfa que q"ieran tcner empleados que risrrn cx rc

tamente como ellos, sobre todo porquc por lo gener'rl aqui)Lrs v'n rrt i'

t ^¡n.

H¡ l l io¡ ! r . t i , ! l ¡ 'n¡ t ¡ I l r , r1 . f i r l . ' l '11

jóvenes y puede que ya les saquen venraja en el aspecto fisico- Por suerte para los fabricrnrcs ha¡ no obstante, más dc una manera de eviden-cia¡ un s¡¿¿zs alto. Actualmentc, palabns como ,.sencillo", "{ácil de cuidar" i' "a¡¡1y6" pu"¿"n

"er clave en el lenguajc publicitario, pero ei lujo,

el derroche y 1a incomodidad en la moda siguen esrando presentes con

ADICIó^- osrr,NTos^: LA coMIDA y El lxcEso Dr RopA

La forma más primitiva de Consumo Ostentoso es simplemente con,sumir tanta comida <iuc nos volvamos ostentosos por nuestra propiacorpulcncia, conviniéndonos en cjemplo ambulante de persona quecome a menudo y bien. La gordura, frecuenremcnte un signo de altor¡¿rri er las tribus p¡imi¡ivas, también ha sido ob¡ero de admiraciónen sociedades más civilizadas. A finaies del siglo XIX es¡o e¡¿ comúnen Europa v los Estados Unidos ent¡e hombres acaud:1ados,los cuales,a menudo, como ha señalado Robert Brain, oestaban más orgullososde su perímetro que un jefe bangwa, siendo 1a gran panza un signo deimponente poder masculino. Er¿ un rasgo cultural entre los va-roneselemancs, para los que la gordura reflejaba riquezt y status".6 La mDjer de linales dc 1a época vicro¡iana ¡ambién e¡a : menudo tan genero-samente só1id: e iba tan bicn tapizada como sus mucbles.

En generJ, la talla que esté de moda parece variar según la escasezreal o imaginada dc comida. Cuando se sabc que un gran porcentajede la población está pasando hambre, lo que se lleva es es¡ar bien re11eno v comer opiparamente. Cuando (como en Inglaterra y Norteaméri-c¡ en la década de los 60) parece haber al menos fécuh suficiente parair tirando, lo que se lleva es estar delgado, demostrando así que uno

'r ¡iimenta a base de una cara dieta de proteinas cn lugar del pan,lasp.rtlas, las salchichas y las habichuel:s del proletariado. Ho¡ cuandol,,s precios de los alimentos esrán subiendo astronómicamente y los da-t,¡ v,bre el hambre en cl mumlo han llegado a llamar la atención hastafr h ¿¿l Jd.t¡rt1;t una r.ez más ha dcjado de ser neces:rio estar muyrlc ls. t( to prn i r : t la moda.

( )rm lir ma sencilla y ¡ndicion¡l de consumi ostenrosamenrc es 11evar,¡i.i\ n)¡.r quc el rcst<, c1c l¡ eence. .Mis,, por supuesto, es ur rermrno

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1-18 lrr LENajr-¡]E n¡ r ^

\r)DA

relativo: cuando casi todo cl mundo ibn dcsnudo, el sinrplc uso de roPlL

ya conicria prestigio. En el antiguo Egipto, por cjcmplo. los escia';o:y los siervos a menudo no licvaban n¡da cnci¡¡a, o a 1o sumo un mi

núsculo taparrabos; los arisrócntas sc ponían ropa no por decencia ni

para calenrarse, sino pan indicar su caregoría social. Hasta er ios cli

mas más f.io y en las socicdades rnis puritanas norm¡lmente ocurrcque cuanta más ropa llcve encima una pcrsona, más alLa es su posición

social. Este principio se puedc observar en c1 ane rnedieral I'ren.lcertista, dondc por lo gencral los campesinos llevaban poco roPs' nricn-

tr,rs q"e los reles (incluidos el Rc¡' y la Rein.r dcl Clelo) ib.rn cargados

de túnicns, capas y mxntos uno encirn¡ dc orro, hasta cn las escenas

de i¡tcrior L¡ ¡ecie¡tc moda de llelar varias capas dc ropa Puedc csr.tr

rclacion¿dq como se afirma a ucces, con 1a escasez de energia;rambiénes una bucna manen dc I'ci¡ un gr:rn guardarropa.

Ln curlquier reunión actunl, independientemcnte del motivo por

cl ,1ue se cel"b.c, se puede obscrvar que quicn más dine¡o tlene nás

-"r . . . , l ' . .n.rn ' . | " ' l 'o l bre. u<l i r l , t . -ch¡ ¡ : l ¡ ' r . ' "c ,

. l ; ' . rnpor l" . I ' r r , ' . ¡o lu rur( . r ¡e-1."" po- i r ' . r ' ; .or l re l

¡os al¡ededor dc los hombros. Esta dili¡encia se puede apreciar h:srr

curndo hace calor. lir un resraumntc al ai¡e libre, dLrrante un dia de

vcnno, los clicnrcs que más dincro tienen v que más tiempo hace qur

1o tienen sc'án los que llcvcn chaqueta y/o camisas y vcstidos de rnan-

ga larga. Si ei crlor sc hace realmenrc lnsoportablc puede quc sc arre

manguen, pero de tal lonn: quc no que¡,a d"da sobre i: lorgnud real

de las rrangas. En la p1aya, aunque los I icos se puedan ponet a chapo-¡car entre l¿s olas con I'añadorcs igual de corror que ios dc 1os demás.

en cuanto salen del agua sc precipit:rán a coger el osicnroso :lbornoz

de toalla. la b¡t¿ de scda o la camisa dc lino que hac. lLlego .on cl bañ:-

dor y rsi se rcstablece el i¡rl, 4ro.

DIvrsróN osr!\'rosA

Tambión se puede anurrciar l : r c.negoria a 1a que si pcncnece l l , t r r t

do más ropa de forma consecut iu en lugar d! l lc i .ul¡ t , ¡J¡ n ¡r i ' ¡ r , ,

t iempo. ladicionalmente! cuantas mjs p' . :nJas Ji* inr.r puc, l . r . rhr

bir una persona, más clcv:rdo es su irr¡ris; h rh I socicL1.r,l J, I ¡ r'.ni"

hizo posible estc t ipo de erhibicic in por i ¡ . l i , i ' i , i ' r ,1, l1 r , l r , l r r l

en ¡ruches ac¡ ir . id¡r les r l i l t rcnrc' . ¡ . , ,1¡ u,r .r LIL I . r . . L I I I , ' , ' , , I i ,

" 'r lumcnr, , : i , cs1.cci . r l . (1, ' , ¡ , , ,1 i , , 1, , , 1,1", , ,1, " '1 ' , ' ' ,

r r r , . , , i , " , , , ¡ . , . ,1,r !nr . . : . \ i ¡ ,p¡ . ! . ! t r l i l , l .5txr lsu¡¡d¡¡rop¡dco¡.al ,a l l ! rusr, J" , , . ¡ , ! ¡ f , ! , , . r . ! . I n, l , l ¡do qu. rgisrb¡ r . ¡ ¡ rún tuc. lab¡ po. l ! ddb! o.hó

' ,, | . ,:. ",d,lrúlr ) ur¡.hrqror dc irtrzl prn rrnphz:r su uih;roe. L, ,1, , . \ , . ,1¡r t ,ú,( l \ i , , . rn¡ l¿¡ le l r .Dibujor l . I lá já lov. .op,vr ighl¡r191r.

, L \ . 1! \ 1, . ' ñt q ' ,d, l i r

üoDAl]|osic()r.rsocl^L 139

. lLr¡e t6 1913 THE Pric€ 15 cenls

NIVYORKER8.

¿+-et

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14C !L LENGU-{E DE rA \1oD.1

E¡ e1 mundo de la buena socied¡d, el ies¡ido dese¡rpeñr un papelinponante en la expnsión de la cultun. Hay un resrido apropiado p,:, r1a tarde y otro pan l,s actiridades nocrurnrs. Hay cienas hdune¡r¡rirs prn hs bodas v otms pan hs fiesas de jardin. Los crb¿lle¡os us¡¡:un tnje pan los negocios v otro pan ccnar Alli donde la ciriliza.ñ¡ha lleeado ¡ su punro más rlto. e1 restido v h noda hrn llegrdo a rerpresión nás elegante y exquisita.r

El hombre contemporáneo no necesi¡a tener un chaqué, una ler.itr.un frac y un esmóquin (y los panralones, las camisas y los zapatos rjucgo) como cn la década de 1900. Tampoco 1a mujer ha de tener u¡trájc para la mañana, otro dc pasco, otro dc tarde, para tomar e1 tó. par;rmont¿r en coche y un tlaje de noche, cuyo uso se h:b¡í¿ conside¡¿d,¡sumarnente impropio y embanzoso en un momento o un lugar queno les correspondiesen. Actualmene la multiplic¡ción osten¡osa de l¡ropa sigue gozando de buena salLrd, pero hoy se hace más hincapii cnios deportes quc cn la vida social. La pcrsona vcrdadcnmcnrc clcgrnr.tendrá indunenta¡ia5 distintas p:rra jugar al terris, correr, ir de sicuisión (en invierno y en rerano), montar en biciclera, nadar, esqui.:r. iugar al golf y practicar ese anónimo y desagndable deporre conocidosimplemente como "hacer ejercicio,'. Si ademn pnctica deporres de equl-po o baile (ballet moderno, zapateado, folclórico o /isro) debe adqui:::todavía más jndumcntanas, todas cllas distintas. Desde un punro de i ir lutilitario no hay r¿zón para no jugar al golf con ropa de correr, o moltar en bicicleta con un tr.rje de baño en un día de calor, sólo que, p,,,supuesto, ocasionaría una drástica pérdida de prestigio.

Pan mantener (o, mejor aún, pan aLrmcntar) cl t¿rrj, no bar¡ jinl

plemcntc con tcncr indumcntarias distintxs p¿ra cada rctii'idrd ,1c¡r,t iva;también hay que tener indumentar ias ¡ donde el lo sea ¡elci . , lte, equipos de un presti¡lio convenientemen¡e alto. No r.aldri¡ L¡¡:'z¿p¡ti]]as de correr, una raqueta de tenis o un traje de brllet cLr.rlcs.¡ui,ra; han de llevar la marca y e1 nombrc dcl nodclo quc cn crdr nron, ,to se conside¡en los corrcclos, quc ticnden ¿ cambiar con r rnr r r r¡i,1, ,qLLe si tuvicsc quc citarlos todos aquí estarían desfasados cu,rnd,, " 1,,blic¿se el libro.

r1.)t)A Y toslcrÓ\ soc ¡r 141

MurrrPrrc¡cró^- osrn ¡rosr

Llerar una gran cxnt;dad dc ropa al mimo riempo es unr form¿pesada y a menudo desagradablemente ciuros¿ de Consumo Ostcnto-so; pone¡se una vestimenta diferenie p¿fa cada actividad es un €ngorro.Una forma al¡ernativa o complementaria para d€mostrr que se tieneuna posición soci.rl alt:r es tener muchas prendas de vesti¡ similarcs, delal manen que casi nunca llcvcs cxrcram€nre la ¡nisma indument¿¡ia.El polo opuesto a éste es la persona que como Maria Antonicra-nunca se pone 1o mismo dos reces. Hoy en díx tal cxrravagancia es rar.ry se considcra excesiva, pero la posesión de un guardarropa muy nutrido aún es algo que encanu a quienes se guían por lo que Veblen llamólos .cánoncs pccuniarios del gus¡o". F Sco¡¡ Fitzgerald, en un famosopasaje de su libro .cl graz Garsfo, describe el efecto que cxusa cn DaisyBuchanan la ejÍensa colección de camisas dc Jay Gatsby:

Sacó un montón dc c¿mn:s y ernpez-ó r tinrl:rs. unr ¡r¡s o¡r¡, delan¡e de noso¡ros, c¡rnis¿s de hilo fino y de sedr grucsa y fina fnnela, ilueperdian los pliegues conlbrne ibxn cayendo encin,¡ de l¡ rnes¡ cub¡ión-dol¿ e¡ muL¡icolor des¡1iño. Mientns nosot¡os l¡s edminib¡mos, él t¡¡jo míi y el suave y rico ,ronain se elevó ¡ún ¡rás: canisrs r nyu, congrccas r. a cuadros, dcl color del conl y en verde n¡¡z¡n¡, color dclarin& v ¡aúnjr pál;do, con nonognmrs de azul indio. Dc rcpcntc,con un sonido forz¡rlo, Daisy amagó la cabeza sobte hs crmisas y co-mozó a llonr rgiudrmente. .Es¡as ca¡risas so¡ una prcciosidd", d;josollozando, con la "oz.hogadr

entre los gruesos pliegres. "Mc cntristc-' . porq,e j r r 1, . r" , . ¡ r .np-o ' .¿. ."

Fil tipo concrcto de Consumo Ostenroso que co¡siste en la multi-

¡lic.rción de prendas snnih¡es es mucho más común cntrc l¡s mujeres.Irn l<,: hombres es más ¡¿ro, y sucle ir asociado al dandismo o ¿ 1¿ ad,luisición súbita de gnndes riquezas. como en e1 c¿so del conrrab¡ndis-r.r Jc licores Gaab,v. Un hombre que consig,.rc un ¡umento de sueldo, ' , ¡rLc,, l r r icnc u¡ns g¡nancias inesperadas suele cornpra¡ rn,ís c¿l idad,¡1. c.rrliJ.r.1. v no ¡iene necesid¿d de ponerse un tnjc diferente cada,lí.r I ), hcL h¡r. si se Lo viese variar su indumenta¡ia con tant¿ iiecuen, r.r ,,',r¡,' l,¡ h¡ccn sus colegas femeninrs se consideraría que cs prcsu-rrrr ,1, , v , . r¡r i rhoso, qLr izás hasra inestable. I -a nonotonía cn el vest i r, , , , l ' , . . . , ,1, \ ( f u¡¡ f ¡ l t ¡ n¡enor, :runquc r un hombre que se pusiese| | , , , . . , , | , , , , l ) . , r . ¡ ,1,r | ¡ , r . unr sc¡rr¡ :r c¡rcr l r prrn i r a la oi ic ina proba-,1, , , , , , r , , , ' , , , , , ,1 , , , i , , r ¡ r i th i r ¡ \u lnr/ . L l ¡ i r l ¡dnú,,¡ . ¡ . d! l

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)12 EL Lr ' CLr l . l r t l L1J¡LOI \ \ro1rr Y tlisrc oN so¡:rr\L !+t

En l.s rñoj ¡-_i,trtrnn,l.\ ho!,ii¡.s ronb las nu erts ¿iiiri¡r o!¡sn,mlm¿ntt $ ri,lu¡?¡ ustrnr1.rbngor d¡ iicl. r '¿.¿s

iLlénLi.o.: H¡rl.n, Nutvr l.rL l9rr. ¡l ruti,m,ir,1. rdbió¡ ün sie¡odt cDnrr,dro c)nen:.tr),:r rn DrrürÑ€, qL¿ ürnrbr r0c0 dól¡6ilo\ rb,isd ¡.In.¡!¡.h..o\(rbrn ial d.ih'ts ¡:J1 uo ¡olE¡{ir d. Jrm* \in Dr Z.¡.

la mayor partc de su sueldo en ropa. .Es imponrn¡isimo tener bucn

.rspecro", me explicó un¡ sccrctari¡ de ul¡ agcncie publicitaria londinense. "Si u¡a chica vive en casa con sus padres ése seú su gasro princip:Ll. Si rire por su cuenta! aunque comp.rrta un piso, es mucho más.1iiicil. Siempre tengo deudas por 1:r ropa; cuando quicro algo, voy y

lo pago con 1a trrjeta de c¡édiro. I'cro. bueno, ni¡a cstas bot¡s. NIe cos-r.ton ochenta y nuevc libns, pero emn r'rn Precios¿s quc tcnían que

", mhs. y, hacen qrLe me sienta lcnotren:rl, como un¡ adoLescc¡rc ou¡.r csrrcLla de cine. A ¡rdrs mis amigas Ics pasa igual '

NLifl RrrLLs osrr\Toso!: nrir y curro

,\ 1,, L.l¡,, dc [x siglos, la lbrm: nás popular de Cc,nsumo ()sten

r, ," , l ¡ . ¡ . iJ,¡ c l uso de ¡ej idos caros. Duranre muclo t iempo esto signi-tr, ,, ¡r ., rr1, x

'.rtcnes ad,rm¡scados. brocadcrs csrampados y tcrciopelos

,¡ , ' , , r , i . , ' . r r , . rn, , r , , r ¡ LL,¡ t rcnrcnclo coste de ¡ ic ' rpo y mano de ob.a.l l \ , , ,1 ' i ,1, , ,1r , ¡ r ,1, ' ¡ i , ¡Lr i r . r , lc c ' re t r l r ' Jr tc l . rs is rr l ¡ r ivemente

Por otrl prne, para una rnujer la variedad en el.¡estido es esencial.

), tal dcmanda de variedxd comienza üruy templ¿no. En los Esr¿dosUnidos a mrchas niñas de enseñanza secunda¡ia o aun más pcqueñaslcs rcsulta sum¡¡¡ente enb¿r¿zoso ponerse el mismo conjunto dos teces en la misma scmana, v no d;gamos y¿ en dias consecutilos. Auncualdo teng:n relatiramente poce r.cpa har.in gnndes estuerzos por com-binarla de {o¡mas distintas y por alter,:r el eiecto de conjunto con diversos complementos. Tan fuerte es este impulso que se suele prclirirla cantidad ¡ la c¿lid¿d, y l:s prendas de r.esti¡ de mala calidad peronuevas a las vicjas, por bucnas quc scan. En 1o tocante a 1a lucha porel srarzs, ésta puede se¡ 1¿ decisión co¡¡ecta: qu;zá las niñas no scancapaccs dc rcconoccr 1a ropa buena, pero cren¿menre s¿ben con.ir.

El sen¡imiento fer¡enino de vergüenza por la repetición pcrsisrc cnIa vicla adult¡. Uno de 1os cumplidos rnás mordaces que una mujer l€puede h:rcer a orra cs "¡Oh, rc has pucsto otra vez ese vefido ran monol,.(A los hombres, que no saben de eso, se 1es perdonan cros comerl¡lrr io, . ) (

^ , '1.u¡¡c:r , r ' inpul ,o . 'on inLr (n [ \ .J</ : ¿ n i - ' ro-e.con casi noventa años, aún le gustaba ponerse un conjunro distinto cadadia.para no ¿bu¡ri¡se,. Pero parece ser más fuerte entre 1as mujcrcsque tmb:rjan en Lrna oficina, pan las que el hecho de que una comp.rñer¡ llegue ¿l trabajo el m¿rtes con el mismo conjunto quc llcr.aba cl lunes cs prucba cvidente de que la noche an¡erior la pasó inespendamen-te en el piso de alguicn.

IJI uso constante de prend:s de vesrir nuer.x y dife¡entes es más ¡lc¡ti r,'o cuando rquellas personas a 1:rs que se dese rmpresroru¡ ¡e l€n ram-bjén cons¡:nternenre, a ser posible todos los días. También cs más efc¡d1.o s; cslas pe¡son¿s te son rel¡tiv¿men¡€ extrarias. Si vives y rrabalrsen una aldea solitaria cn mcdio del canlpo, casi todas 1as person:s qLreconozcas yn tendrán una idea basranre precisa de tu clase v tus ingrcsosy no les irnprcsionaú mucho que c¡mbies continuamente de rop.r. Srncrnbargo, si vir,'es en un¡ ciudad o ce¡ca dc clla v tr¡b¡jas en un¿ qr¡lcmprcsa, te veú mu,v a menudo la misma gente, p€¡o la nrxlori¡.jrellos sabrán muv poco dc ri. Te¡er uü \'ocabul¿rio indur¡en¡¡rio .r¡rplio y actualizado pasa a sel en esrcs casos una cuesrión Jc printr r in,portancia, espccialmcntc si tod¿vía no ¡e h¿s estabtecido socirl o prct.. i "nr lner.e. Por e,r rzon. ro, . d. . ' , i . , , lüactivanlente m:ntienen la industria de la mod¡ sean hor cn Ji.r i.r' j,,venes de ciudadcs como Londres y Nueva York.

Sin embargo, lo sorprendcnre cs hasta quó purL,, ¡rc, l , l ) . r . , ' , .1,rp. \^ \ t ,h*. , . i . , , , , . , . : . . . . | .p r lFi \ . '

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L+.1 Ir Lr:NCU^J! D[ lA \IODA ¡ ror,{ Y lo\larofa rolr{L 145

simple, pero el trabajo manual y 1os recursos natu¡ales son escasos, losmateriales que se prefieren son la 1ana, 1a seda, la piel y los géneros depunto. Cuando ap¡recie¡on, l¿.seda anificial" (nyón) y e1 nailon enncáros y se pusieron muy de moda. Pero como el prestigio de cualquiertcjido tiende ¿ mri¡r en relación directa con su precio por mctrq los te-jidos sintéticos perdicron distinción a medida que se fue abaratandosu producción; hoy en dia "poliésteo cs una palabla maldita en muchos cí¡culos. Aho¡:¡ se llevan los tejidos.naturales', no sólo por el pres-tigio :ctual de la naturaleza, sino porquc cuestan m& que los tejidosaltc¡nativos fabricados por el hombre.

El uso de pieles ypellejos dc animales pan indicar riquezatiene unahistoria variada. En el pasado, cuando Ia población mundiai de ganadoera más grande en proporción con 1a de persolas, sólo 1as pieles de losanim¿les menos comunes conferían presrigio. Quiencs se habían enri-quecido por su npacidad et la guerm o en el comercio podían cubrirsus suelos o sus camas con alfombras y rn:nt:s hechas con 1:s pielesde los animales más grandes y más peligrosos, como el tigre ¡' el oso,o podian llevar en las ocasiones {o¡ma1es vestimentas ado¡nadas o formdas con l:s pieles de animales exóticos. Los mercxde¡es llev¿ban túnicas adornadas con piel de castor, 1os nobles p¡efe¡1an l¡ ma¡¡a cibeli-na; los reyes (como todavia haccn en los acros ceremonialet seengalan¿b¿n con armiño. Pero las pieles y los cueros comunes e¡¿n clvestido de la gcntc conún. Un jubón de piel idenrificaba a un campesi-no, una chaqueta de badana a un pastor; las pieles de los animales sahajes más conunes como el zoro y el conejo estaban asociadas con ioscazadores y los proscritos.

Sin embargo, en e} siglo XIX, a medida que la rida salvaje sc ibahaciendo más ran, en'rpezaror ¡ ¡pa¡ecer los cuellos y los puños de pielc¡ 1¡ indurnentaria de calle, y se popLrlarizaron los manguitos y 1as escl.\'inas dc csrc mismo mate¡ia]. En ]a década de 1880 de pronto se pusodc moda .rdorn¡¡ los vestidos y complcñentos de mujer con animales.avcs c inscctos ¡uténticos o de imnación, y se usaban pequeñas csclarinas de zarigüeya, nrapachc y mana. Hacia la déc¿d¿ de 189c los al¡¡i,gos hcchos enteros de piel o fo¡ndos con clla habian comenzado a sugerir una gran cuenra bancaria más que una gnn limilia¡id¡d con l¡vida cn las selvas profundas.

Los primeros abrigos de piel los lleraron normalmenrc los h<¡¡Lrrc'.y no lue hasta finales de siglo cuando se empez.r()n ¡ r¡, ilc i¡,rnr.rgeneral izada en rnujeres. Dur:nre un . ienrpo l¡ moJ¡ luc ¡r¡v. i r u,¡ .rpareja que vist iese a 1a moda, por c jcn,¡ | , . prr l í . , . r1 ' . r r , , , , , r I 'L i1 ' l , , '

cor ;br igo. oe rr"p;che dé rLi .o. . De.oue, d. t r Cep,* iór dc tq2,, _rP<ür dc u. eJuer/o, d¡ lu. i ¡br icJrre, ) Jelo. o.r iodir : .e,pe.: . r iza_d.o, "n mo¿r

: ¡n .b i ibo de Dret . n un h.n b; . , , . "" .b. ; , " , . .

, .' rqno d¡ que qur<r lo l e\rbr { ? -rr p. Lonr ( \c; .r . ic.r o unr ¡ ,r .<l rdc to, depone. o Jr l e,peoi .u l" . ¡ merL¡dn:mb¡, ." .¿s. Lr un¡ mujer era una lorrna convencional de exhibir la riqueza, cstando las pielesmás nras.y mfu caras, como el visón y la maria cibelina, por encimade los pellejos de otns bestias más comu¡rcs.

El cucro, particularmente el de animaies domésticos como la v¿car ' r ,ore¡.r rdo ¡ ld,o mj, cn oor ¡ , , .oemocj¡ . tn. lu.ol-o) lJ,prendJ,h<.h¿' de cuc'o 'o o . :qner ¡uLénr i , o:¡d,r .1. . i pro(eoen de ¡nim¿le,ero i .o.r J. . rgr ;d.rble. c.moh | ,n r v, . t cr mjn.o.

" preoe;p-,

. r r r r \ r rnpt . ! . r r cLe hrr nece.,¡Jo ¿bu, d ' lnre d¡dic¿.r .n , i ¡en.r ,tediosas (eñirlas, trocearlas, labrarlas. erc.)

.En.los años sesenta y sctenta, cuando se vio <1ue muchls especiesaninales estaban en pcligro dc ertinción, los abrig;s de piet pc.d:ie¡onp"pr larrd,J Vu, h¿. , ¡ r . ,c. * r<5.rron r .onorrr to. y c,cord. . , ,nLodr\ / r \ prelc. que yr renirr en el oocro qcru¿ mcnre. runqd(.e, iguen vcndiendo abrigos hechos con ¡ieles d€ bestias salvajes cxóticas,se asoqan con el dcsprecio por los v:1ores rnedioambientales y con unaJi 'po., . -r igeramerre ¡re. n¡. .Por oLr¿ pr rr . l ler. : r t . rnr. de o,eir oPre,e. oe gin¿do \( co"r. t<r¿ , ñhcref le . .on l ¡ , ¡ , L i r ude, hu n ¡r :r¡¡ i r ,

' ¡úr c ' ¡ .eoLrbre. c\ !eprñ D.rrr ln, regerrr i rro. .

fueLi¡zA osf¡NTo$: v¡srlR DTNERo

Otra forrna primitim y simple de exhibir la ri<1uez¿ es vistiendo dincro auténüco. AntiglLamenre, los dientes de ribu¡ón, 1¿s cucntas deconcha y las monedas, asi como o¡ns muchas fo¡mas de inst¡umentoJe o¡eo.de.ur o leg: . .e ur i izrb:r prr : l . r .er io¡ . r , o p r . r .uo-n.rri . ¡ p, ! rdr. J( , e. .r ' , . I n l ¡ ¡ . ru üd¡o. in. lu,o.n pü* oel ; undo d.rueno se pueden us.r ni p:ra compr:rr el almuerzo, estas piezas mantiencnp.rr tc de su prestigio originai y a rnenudo se usan como accesonos der.r i , l ,^de¡ l r .o.rura.J o. qre r , , (e qu. J¿r ur e. ,c¿r,o bjrb¡,o.t . ¡ , , ' , , ,J ,er . ' . . r i¿. iár .cueror ien. r¿lor i r i rseco, nrunenre o

'1,,,':"." "* "" lovcríq aunque los diez ccnt:*-os y los seis peniques,n pl , t . r , ( tur ! . ¡ * i r . rn \u* iruido por alcaciorcs mrs D¡r¿r irs! en ocaslo_i i \ \ . , Lr¡ h i , ¡ r ¡1, 1, , ,1, , . , r \ v .o l l . r fc\

\ l i . . l , l , ' r , , , t ' , l , " r , , , " r , , . ¡ r ¡ r i r t r r . r r rc,rre, hs pcnonrs sc.rdor-

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146 rr LENGU^IE Dt LA r4o1rA

nen con trozos de roca y metai de alto 1'alor' Este mé@do de Procla-m¿r la propia riqueza tiene también la vcntaia de 1a sencillez, pues son

más las personas que conocen el coste aproximado de tales sustancias,

e"p.ci¡ln-erre cr-''lrdo l¡ noncd¡ loc¿l 'e b¡'¡ er ell¡. Fl recicnL¡ ¡unen

ro del p-ecio d. ' oro h¡ ho ho qL,. l , : rorer ia 'e lete mj ' que ¿nte".y que los diamantes, aunque su aumento no haya sido tan esPectacular,

..,nse..r.tr t., ott¡ctit . Mite¡iales como los rrbies y las esmeraldas, cuyop¡ecio de rnercado se conoce menos, o que son más fáciles de imita¡,

ion natur"l-.nte -.oos

populares. Es deseable que se puedan identifi

car instantáneamente e1 platino, aunque más cá¡o que el oro, nunca

fue denasiado popular porque casi nadie podia distinguirio de la plata

o el aluminio.

SrcNos GRUP IIs

La corpulencia y llevar prendas y adornos en gnn cantidad o evi-

dentemente ca¡os son signos de sraars que casi todo cl mundo puede

lee¡. L¡s mod¿lidades más sutiles de Consumo Ostentoso van más di¡i

gidas h¡ci¿ los sujetos del propio grupo que hacia el mundo en gener:rl;

iienen como función no impresionar a la multitud sino identifica¡se

como miembro de algún grupo lz.La indumenta¡ia del va¡ón b¡itánico de clase alta, por ejempio, cs

un cúmulo de indicadores semióticos. Segun mis informantes, este hom'

brc acostumbr¡ ¡ llevar camisas de nyas, a veces con cuellos blancos.

dejando que los puños asomen bastante y sremp¡e ¿brochadas en la mu-

ñece con gemelos. Lrs cucllos de camisa no han de se¡ ni dcnasiado

lergos y puntiagudos ni demasiado ¡edondeados, y nunca con botones

.Dc hccho, l¿ obsesión del caballe¡o es cvita¡ odos los e¡'t¡emos en

todo momcnto., Sus trajes, hecho por un nbuen" -esto es' magnífico-

sastre dc Savile Row, se embellccen con una se¡ie de pequeños detalles

que las personas observadoras notaún; por ejemplo, pueden llevar bo

t.lo"" aáici"""l.. en c1 puño de la chaqueta que se pucden abrochar

dc verdad, y un bolsillo billetero los pantalones scrún de talle bas¡antc

alm y por 1o general llevarán botones pan abrochar los tiranresr (Nun-

ca sc uia cinturón arcepto en los trajes dc campo, que a veces cn 1a Crtr

se llaman "trajes de vicrnes"' pues cn ocasioncs se usan p:rrr s.rlir cl lirr

de semana. Los honb¡es de más ed¿d quc de jórcncs lucnrn r lunrn'^

de escuel;Ls pr ivadas prcf ieren porcrsc LInr cinr.r . r l rct lcLt,rr , lc l . t ' inrt¡r ' t

. r :g. ' rd. r r . i , , r - n- . l , l , r l , ' r ' r , , l r r r r ' . i ' " " r r"r ' r .

MoDA y fosr(:¡óN socüa 147

linas y con chaleco. Este último nunca debe tener solapas, que son demxiado "vistosas" y .denuncian al pctimetre o incluso al ma¡icón".No hace mucho, cuando un político b¡itánico se vio envuclto en unescándalo homosexual, mis info¡mantes comentaban que no les exrra-ñaba en absoluto: aunque su traje, su sombrero y la cadena de su relojetan muy respetables, .las solapas de sus chalecos emn una ¡evelación

No es sólo la propia ropa lo que ha de ser corecto; Émbién 10 harde ser el cone de pelo y los complementos. .Un caballe¡o casi nuncalleva patiiLas ni un peinado que le tape las orejas"; si ricne bigote hade ser de ramaño moderado. Sus gafas han de scr de auténtica conch¿de tonuga o de monturas dondas, y dcbe llevar el tipo correcto de pa-raguas. <Los paraguas son un talismán tan mágico como ias varitas delas hadas. Han de ir bien en¡ollados, y preferiblemente no se han dcdesen¡olla¡ nunca, ni siqoiera cuando caiga un aguacero." No obstan¡e,los antiguos alumn¿¡s de Eron siempre llevan un paraguas desen

Aunque el observador ocasional podria no apreciar o malinterpre-tar estos detJles, quienes estén al corriente reconoceún la sastreria londinense propiamente dicha; igual que reconoceÉn el acento que signi-fica que alguien ha ido al tipo correcto (esto cs, suficientemenre c:ro)de escuela. Como también ellos han comprado en cl extnnjero, reconocer.án además la ropa cra de importación, como ¡econocerí¡n laspalabr:rs extranjems que se dejascn caer en la convers:ción. Para que seaaceptablc, esta ropa ha de ser del tipo correcto, y dc un país que esródc moda en ese momento. In ideal sería que no se pudiesen compraren el propio país: las modas extranjcras, como las palxbras extmnjeris,son más prestigiosas cuando no ¡esultan demasiado familia¡es. Una vezque se han aclimatado ya no son tan cúic, como la misma palabra cálc.Las camisetas francesas y las sandalias i¡alian¿s, en otro ¡icmpo el rrr?-r¡¡r¡¿ de ia moda, aho¡a no causan más sensación que las palabr:rs úor

Una ley similar dc disminución dcl ¡endimiento afecta a los rrposrlc ropa extnnjeros. El pañuclo triangllar de cabeza arado bajo la bar-l:ill:r. que originariamente apareció en Vogte como un complementocx,itico, cra tan útii y pronto se hizo tan {amili:r que era un indicadorrrcg.rtivo dc sraras. El quimono o¡ienral, una arractiva importación delrr.rlcs tlc sirlo, sc asociaba hacia la déc¿da de ios treint¿ con desaseadas

J, t,\,r,,, !1." 1.r..I r., ,r , l(i r.,l¡ (;.rl | .¡ Nisr HoLlin\ por c{r intornrádón.

Page 73: Lengua Jed Elam Oda

14E EL LENGUA]¡ DE L{ \{OI),\

mujeres fáciles, y hoy es un patrón habitual en los albo¡noces de toalla.

Pan que estos diseños puedan conservar algo de su Prestigio inicial han

de esta¡ fabricados con materiales muy costosos: el pañuelo de cabeza

ha de ser de lana tejida a mano y le úenen que b¡otar rosas pirtadas

a mano, y el quirnono tiene que ser de seda bordada con dragones

dor¡dos.

ETreuEfADo osrrNfoso

No hace mucho, los tejidos caros se podían distinguir a simple vis-

ta, y los hombres y mujeres que vestían a la moda ¡econocia¡ al mo-

mento la confección de Savile Ro¡¡ o un vestido de diseño parisino-

Sin embargo, en el siglo XX los materiales sintétjcos emPezaron a imi

tar la lana,la seda, el lino, el cuero,lapiel, el oro ylas piedras preciosas

cada vez con mayor exito. Al mismo tiempo ios procesos de fabrio-

ción fueron ganando en efiecia, de tal manera que un estilo nuevo que

estuviese de moda se podía copiar en unos pocos meses y venderse por

un¡ prne dc \u p.ecio or igln¿I. l - nLreturo. l¿ u¡pacidad e, onómica pan

.on,r. ' i 'o, ' .n io 'urn..re 'e h, exrendido ¡ ni l lone. de penona. que

eran ignor:ntcs de las sutilezas del vestir, e incapaces de distinguir la

lana del orlón o a Schiaparelli de Sea¡s. En consecuencia, hubo una

c¡isjs rnundial del Consumo Ostentoso. Dur¡nte un tiempo pareció que

a la mayoría nos iba a resultar imposible distinguir a los muy ricos de

Ios modoadamente ¡icos o de los simplemente acomodados minndo

lo que llemban puesto.Esta horrible posibilidad quedó desterrada con una audaz e inge-

niosa maniob¡a. Se observó que no hacía falta que una prenda de alto

starlr se pudiese reconocer por su meior calidad o que fuese más difíci1

de producir que otrás prendas: bastaba con que fuese evidenrcmente

más cara. Lo que se necesitaba en algo que incoraorxe al diseño el precio

de cada prenÁa. Esto fue muy fácil de consegui¡' t¡asl¡dando el nom-

b¡e del fab¡icante desde el modesto retiro en que habí¿ estado hasta

entonces en el interio¡ de la prenda hasta un lugar de relevancia en su

exterior. Zapatos, camisas, vesiidos, pántalores y bufandas corrientes

se m¿rcaron de fo¡ma cla¡a e indeleble con los nombres, monogr¡ma5

o logotipos de sus {abricantes. Se dio entonces exhaustiva publicidad

¿ los nombres o las m¿¡cas -utilizando una especie de técnica dc bom-

b¿rdeo de satur¡ción- par:r que se convirtiescn en p;rl:rhrrr frmili:rrcs

y sirv iesen dc guia r . lp ida perr conoccr cl pr.ccio Jr l , r r"¡" ' ¡ r l l l ' r l r r ' r

MoDA y r,oslctóN socLAL 14,

ban- Estos precios enn muy altos, y no porque Ia ropa estuviese fabri-cada con tejidos de superior calidad, sino porque los presupuestos pu-blicitarios e¡an eno¡mes.

Cuando este sistema se ensayó por primera vez, ciertos criticos seburlaron, afi¡mando que nadie en su sano juicio iba a pagar sesentadólares por unos pantalones con la etiqueta de Glo¡i¡ Vande¡bilt cuan-do otros más o menos idénticos con la etiqueta de Montgomery \fardse podían compr:u por doce. Otros sostenían que los consumidores quequisiesen llevar un monograma en sus camisas y pantalones querríanque tuesen su propio monograma v no e1 de algún industrial al queno conocian de nada. Como rodo el mundo sabe ahora, estaban equi-vocados. Pronto sc vio, cienamenre, quc hasta p¡oductos de calidad oLviamente inferio¡, si estaban etiquetados con cla¡ided y se sabia <iucer¿n deso¡bitadamente crros, iban a tener una aceptación cntusiastaporparte de los compradores. Hubq por ejemplq un gnn úoom en las ventasde unos hor¡o¡osos bolsos de plásrico marrón quc, como iban marca-dos con las letns "LV", se sabía que cosraban mucho más que otros bolsosde piel rnarrón similares pero no tan feos. Las camisetas de algodónque se descolorían o se deformaban a los pocos lavados pero que lleva-ban la palabra "Dion' impresa se prefcríxn e otras camisetas xnónimaspero que daban mejor resultado. Quienes las llevaban decían (o se dc-cía en los anuncios que decian) que se sentian 6eguro$. Después derodo, aunque la camiscta estuviese manchada y fuese estrecha, ¡odo elmundo sabi: que había costado mucho dinerq y si se esrropeaba dc-masiado siempre te podías compr:r otra del mismo tipo. Así, el Con-sumo Ostertoso, como ocune tan a menudq se fundió con el segundotipo de srzrzs indumenta¡io de Veblen.

D¡¡:nocgs osr¡Nroso: colcADURAs supERrLUAs

Históricamente habla¡do, el De¡¡oche Osten¡oso ha supuesto a me-nudo el uso de tela y ado¡nos obviamente innecesa¡ios cn la {¿b¡ica-ción de la ropa. La clásica toga representada en la escuitura griega yromana, por ejemplo, usaba much¿ más tela de la que realmente se ne-cesitaba para cubrir ei cuerpo, dejando colgar de un b¡azo el sobnntedc forn,¡ ¡rrístic¡ aun<1ue incómoda.

Annr | |. 'll,r¡rrlr.r h¡ escrito muy perspicazmente sob¡e el uso de col-¡ . r , i l r . r . . , r ¡" , l l r r . r , ,o, ,1 , r r rc nredicv¡I , rcnlccnr ista y ba¡¡oco. En 1¡l : I r , , t , . , t ' , , , ¡ ] l " , ¡ | '1, , ¡ ' I ¡ ,

, , r i i . r l , r rsr¡ ¡Lr¡¡¡r ' ¡ , l . r rch cr,r l ¡ nanufactu-

r¡gmú*

Page 74: Lengua Jed Elam Oda

150 rL IF\GUAJI D! L{ IIoDA

m más importaÍte. "el bien terrenxl básico". Un tejido bello era tan

admir¡ble como el o¡o o el vidtio soplado, y ocupaba mucho m'is es-

pacio. La posesión de ropa complicada-y can era prueba inequívoca

de domjnio social. No obñante, un solo aristócrata Posando PaIa su

retrxto no podía llel?r más que un atavio lujoso en cada momento La

exposición de muchos metros de terciopelo o satén detnG de él sugeri-

r i ¡ oue rcn'¡ mj. I qu< podia, <r rérnino" moderno' . lorrar las p:re-

oe..on é1. In" lu 'o un¡ vez q,e dei lon de Llev. l r 'e la ' prend. l ' inmen-

' ¡mente ¡mol ia" v que ¿'rrsrrbar po-el 'uelo.aJ n"eno*porprncde

lo. ho.br." , c l ." . ."o de rel¿ 'ob'n iuió cn el .ne: es n idcnre por eiem

olo en las pintuns de Hals y Van Dyck y en las escuhur¡s de Bernini-

hi ¡etnto áel conde de Derby y su familia, de Ia colección lrick' "muestra a la f¿milia al ai¡e libre, pisando la tierr: desnuda con a¡bustos en

orimer olano v árboles detás. Pero a la dcrecha del cuadro, detnis del'.oo,1", jurtto

" """ .olumna que podríamos imaginar que es parte de

.rn".r"". .irt.u..ttn -.tros

dc iela de color rojo oscuro caen en cascada

sobre el suelo desde no se sabe dónde. Tan hábilmente ertiende Van

Dlck e'Lo' pl ieg;e' qu< .u r idicul¡ in(on'e.uen' i¿ e5 mPe'-

ceDt ib le. . . . 'I ndicron¡lmcnre, como 'eñal¡ Hol l¿nde-. l¿ ' colgaduras 'upe' f lu rs

hrr ' ido no'óro ' ignode r iqL,ez.r I : ' : "ar .gor i ¡ ' ino1¡mbi¿n de wl i r

rror:1, J ngele.. ' , ,n io ' . mini-e ' y per 'on¿ic ' bibl ico' del ¿rte medieval

o- ,"rr"..nii"t" " -.rtodo

llevan metros y metros de seda y terciopelo

extra. Las colgadurx daban prestigio adicional por su asociación-con

el a¡te clásicol v por t¿nto con la nobleza, Ia dignidad v lo ideal Se

consideraba que 1as columnas de mármol y los pliegues imitando 1as

roLs (en oc¡. iune. Ioq¿. rulénr icat rr¡nJ"rm¡b¿n J poJir ia ' t 'o er

un"<r¡di . r r n¡ . ion¡ l I ¡ l empre'rrro ¡r ' 'ento cn un - ' ¡o i r in de l "

industri¿'. Como señala Hollande¡, la abadia de \Vestminster y el Ca-

pitolio de \lashingron esrán llenos de estas P¡etendidas metamofosis'

coneeladas en un mármol iabonoso.Fll

"*ceso de tela sob¡evive actualmente en ¡et¡¿tos de baja calidad,

coloc¡ndo a indust¡i¿les entndos en años, alcaldes y mujercs munda'

nas ante decor¡dos de colgaduras de terciopelo o brocado, cuyo presti

e io moml r económ:code,: lguna m:ren'c>re1Lc q're5e le ' l ransn-"e

i el lo ' . He "b'er":do

que ¿ lo ' ¡c¡démico' de á ro 'e lo ' PinLr r me

nudo de la siguiente guisa: posando ante cortinas de te¡cioPelo, con sus

,ogr", ,,r. -i..,",

y '"s

bl¡retes tntados dc una forma quc rccuc'clr

9. ^nn.

r].lh¡dor, ¿1. .ir, Págs r3 r9

\1oDA y posrcloN socr^r 151

la tnpería idealizada y tas aureolas almidonadas de los santos del Rena-cimiento. (Apropiadamente, las aureolas de catedÉticos y rectores soncuadndas cn lusa¡ de redondas.)

El uso de tela superflua cn la indumen¡aria nunca murió del todo.Durante la mayor parte delperiodo que sc extiende enrre 1600 y 1900,por ejemplo, las mujeres respetables de clase media y alta llevaban unminimo de tres enagLias; menos de esto se consideraba lastimoso y enseñal de descuido o pobrez¿. Las faldas se ahueqban con aros ypoliso-nes que proporcionaban una estrucru¡a sob¡e la que se exhibian gran-des cantidades de tela, al tiempo que las sobrefaidas, los miriñaques,los volantes y las colas demanáaban más tela superflua. Un vesido ala moda podía fácilmente requerir veinte o treinta ¡net¡os de tela. Losadornos ¡ebuscados cn forma de lazos, cintas, encaje, trenzas y floresartificiaies permitían un derroche de objetos que daba tod.rvia rnás pres,tigio. La ropa de hombre durante este mismo periodo ¿dmitia relativan en e po.o er, eso de tclJ ex. ep,4, n ,r roDr de cal le. J"nde lo, . rbr igo,largo' ¡ ampl ios y la, pe\¿dr,e* l r r :nJ\ errple¿b¡r rnerro ' derci¿ innecesaria, aumenrando enormemente su cosre y la aparente corpulencia de sus usuarios.

Una mirada a cualquier rcvista de moda actual ¡evelaú que hoy endía el uso de tela superflua, aulque a una escala mucho más nodesra,no está en modo alguro supcrado. La ropa cara a menudo es de cortemás generosq y la fotogra{ia de modas riende a sacar eL mryor particl<rposible de cualquier canridad adicional dc tcjirlo quc disporrgr cl tlist.ñador, extendiéndolo sobre sofás o haciónrloio flor.rr cn cl .rir,. tt,ry,rel más míse¡o exceso de tcla se puede rcnclcr yn conro sitrro rlr ¡,t,srigio: un anuncio recientc en el Net¿, l'o¡É Z¿rr.,r .rl;r{c.r Jc Lrrr p,rr.r[,cen¡imctros adicionales en e1 canesú rrascro dc l.rs c.rmis:rs Il,rr|.rw,ryque, segín dice enrrc sollozos el fabricante, le cuesrrn cinclrc,rta y dosmil dólares al año.

El derroche de rejido en forma de adornos, :unque es mcnos l1:m¿rivo que ¿ntiguamenre, aún persiste. Sin cmb:rgo, hoy en día r:rramen-tc ric¡c una finalidad púctica. Una camisa prestigiosa, por ejcmplo, llevaun bolsillo en el pccho dentro del cLral jamás se debe poncr nada:lacotumbre de llenarlo con plumas y lápices es un indicador de clasenrcclir b.rja, v rarnbién sugiere una personalidad exigente- Una estratar. nr.t rcl¡cionad:r con ésta, especialmente popular en el periodo de en-tlcgucrns. luc I.r cosrumbre de bo¡darlo todo con las iniciales del pro,¡,r't.rri,r. Iin .rlqrn<)s c.,!os esro puede que tuviera una función púctica,,, rnr,, rrr l,r r¡,rr:rcirin prr.r l.r col:rd:r, pero -lo que es más imponarte., , rr , r ' . ' l ) . r . r(n.nr. i \ , ) \ rc¡rr) \ , rnrrnrf c l costc dc h prenda.

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!L IINCUAJI I)¡ I-A I\fODA

I'IJI{SONAIIDADES SUPIRFIUAS

El carnbio de las nodas es una forma distinta y muy electiva de Derroche Ostentoso. Aunque no creo que cambien a capricho de diseña-dores y f.rbricantes -de scr así lo ha¡ian mucho mfu a menudo- esverdad que cuando los cambios sociales y culu'rales imponen un cambio en nuest¡o aspecto la industria de la moda se apresun a aprove-charse de e11o, y a sugerir en la publicidad que e1 vestido del año pasado no le haú ningun bien a nuestn reputación. Cuando los nuevosestilos no consiguen calar se intentan otr¡s esu?txgemas. Una ¡ecientees anunciar con poco sincero eÍtusi¿smo respecto a que la moda hamuerto, que en lugar de la tirania del JooÉ de este año" ahon tenemosun¿ serie de lo¿És individuales, a los que se dan nombres como clásico,{emenino, deportivo, sofisticado o ingenuo. La labor de 1a mujer libe-r.rda y bien vestida, sugie¡en los anuncios, es elegir e1 /oo,é -o, muchonejor y que muestra mayor liber:ción toda"ía, los loo,És- que van consu .estilo de vida". Se la anima, por ejemplo, a ser elegante y refinadaen el tr¿bajo, cntusiastay activa en el tiempo librc, dulcemene hogareña en el hogar con sus hijos e irresistiblemente serl en presencia delo que un depanamento de mi universidad h¿ dado en llamar su

"cónyuge-equivalente". Así, muy ingeniosamente, la vida misma se haconvertido en una serie de juegos de moda, cada uno de los cuales, comocorrer, bucear o jugar al tenis, demanda una indumentaria distinta qen este caso, un conjunto distinto de indumentarias (de invierno/de venno, de dia.zde noche, formal/infornal). Cuantos más looÉs diferentespueda asumir una mujer, más fascinante se supone que es: la penonalidad misma se ha conve¡tido en apéndice del De¡¡oche Ostentoso.

Tradicionalmente se sup_one que los hombres no tienen más <¡uc Lrnapersonalidad, un yo real. Ultimamente, sin embago, sedicentes "ingenie¡os del vestua¡io" los han alentado a dive¡sificar su aspecto exteriorpor razones practicas. Según estos expertos, el emprcsario norteameri-cano necesita dife¡entes conjuntos de ropa pam "inspirar confianza" (oentañar) á otros empresarios que habitan en regiones distintas de losEstados Unidos. Esta idea no es nueva, ni se ha limitado a las profesiores mercantiles. Un amigo periodista cuenta que de jovcn cambiabade ropa a propósito para adecuarse al trabajo que estuviese ¡e¿iizandoen c¡da momento. Cuando lo enviaban a entrevistar a personas ricas

i p"dc o,.r ' n¿rur¿le' de lo. f . r¿do. d( eJe. 'c ooni.r ropa" oue.u¡ iriesen que en uno de ellos: un traje Savile Row de fnneh dc c,,lor g,;soscuro, una camis¡ de A¡dré Ol ivcr o Tu, ¡bul l & i \* ' r . Lr, r , l , r i r : , rr

.ff&'.

rloDÁ Y I'OSICIóN SOCI,\I l,l

¡ier de un modelo que jamás se pudiese comprar cn Blotrrrirrgil.rlc 'y zapatos John lobb. "Lo que tienes que transnitlr a los ¡icos dc cLL,rlquier pane del mundo", explicaba, "es que no te supone un eslu€rzoiasí que 1o que te pongas nunca ha de ser completamente nuevo." Porotra pane, la ropa flamante en apropiada para ertrevist a los trol'lveau riche; y, como puede que éstos no reconociescn la riqueza a noser en forma muy cxplícita, él se ponía (un tanto a regañadientes, pcroel trabajo es el trabajo) una camisa con sus iniciales bordadas y zapatosi¡alianos con bo¡las.

Cu¿ndo lo enviaban al \fashington o{icial, este pe¡iodista sc cuida-ba de ves¡i¡se con t¡es o cuatro años de ¡etmso rcspecto a la moda neoyorquina. "\la:hington odia la moda, especialmente la moda de Nuev¿York. El mensaje debe se¡: no rne interesa la moda; soy un hombredel puebio, un tipo normal." Por *nto se ponía un traje de myas linasur poco arrugado, una camisa blanca y una corbata anodina. Antes desalir de Manhattan iba a que le corrasen el pelo más co¡to de lo rormal. Por otn pane, si io mandaban : California, o si iba a entrevistara un escrltor, un anista o un músico a cualquier lugar del país, intenta-ba dejarse el pelo largo o despeinarse u¡ poco. Se ponia unos pantalones informales y una buena chaqueta de itoeel sobre un jersey de cuc-l1o

"uelto; si al enrevistado le iba bien económicamente añadía a esta

indumentaria un reloj o unos zapatos caros. Había además otras indu-mentarias apropiadas -y asequibles- para el Medio Oeste, Toras, elsu¡ la Europa continental y Gran Bretaña.

Cuando este sistema funciona 1a no es derrochq y puesto que lasropx se eligen deüberadamente para que se fundan con su cntorno! tampoco se puede decir que sean ostentosas. lero como señaló el propioperiodista, 1as ropas por sí solas no pueden disfrazar a nadie, y el via-jante o la viajante que modela su guardarrop:r pero no su vozJ su vocabulario o sus maneras quizá sólo esté practicando el De¡roche Osten-toso si¡ su recompersa h¿bitual de aumento del sartzs, por no hablardel aumento de sus cifras de ventas.

OcIo osrlNToso: rNcoMoDtDAD ¡ INUTILIDAD

II.r¡ nrucho, mucho tiempo, el ocio er¿ mucho más ostentoso de1,, ,¡ , , , ' r , l , r , r 1, , 'y. Lr histor ia del t raje curopeo es r ica en est i los conl, " ,

, ¡1, . , r r I ' r , r r l r rr , . rr t r , inr¡osiblc rcr l izar cualquicr act iv idad producrL! . , , , ' . , , , r " ! t " , , r r , . . r r r l ' . , r r 1 ' , r r l sucl , , : ¡c l rc.rs r izrdru y cmpolva-

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]54 !L Lr\cüAT[ D! L^ MoDA

das del tamaño, color y textura de un gran caniche blarrcq faldas decasj dos metros de diámetro o con colas aún más la¡eas: tintineo de es-oaox . eremor aJer: griñore, a m:donrdo'. gorgu.""t p,n""l.' d. *.llo que impedían a quienes los llevaban ginr la cabeza o minr nadaque les cayese por debajo de la cintura; zapatos puntiagudos de tacóralto que hacían del caminar un tormentq y corsés tan apretados queera imposible doblar la cintura o respirar normalmente. Tales ropas pro-clamaban, exigian de hecho, una vida improductiva y Ia consrante asis

Estos estilos ostentosxmente incómodos y ociosos llegaror a su cul-minación a {inales del siglo XVIII en la cone de Ve¡salles. La revolu,ción politica e indumentaria que siguió liberó a ambos sexos temponl-mente, y a los hombres permánentemente, de la necesidad de proclamarsu incapxcid¿d a¡istocrática. La ropa de hombre se volvió, y lo ha se-guido siendo desde entonces, moderadamenre cómoda. Le modade mu-jer, por su parte, después de diez años escasos de comodidad y senc!.llez, úpidamente se volvió pesada una vez nrás y así siguió dur¿nre ioscien años siguientes.

Hoy en día, la ropa de 1a clase media u¡bana, aunque no suele causar dolor, entorpece cualquier tipo de actividad excepto las que menosesfuerzo demanda¡. Es dificil corre¡ o trepar con un traje de calle yunos zapatos de suela fina; y la cami$ blanc¿ o en colores pálidos, tanfácil de ensuciar que significa que se debe liberar de tener que realizartnbajo manual, corre el constante peligro de poner en evidenciaa quienIa llera con unos puños llenos de mugre o con el cuello sucio- EI trajede la mujer de ciudad es igual de incómodo. Habría que scñalar, sinembargo, que la incomodidad puede ser una ventaja en algunas situa-ciones. Una amiga que ¡ealiza a menudo investigaciones históricas enbibliotecas me dice que siempre se pone de punta en blanco pan ello.Si los bibliotec¿¡ios ven que sus aitos tacones, su elegante traje claroy la blusa de encaje le impiden buscar en las esranterías los pesados voiúmenes de documentos y de periódicos viejos que necesita, ser:in ellosquienes lo hagan y se los llera¡án hasta su mesa quitándoles el polvopor el camino. Si lleva un jerse¡ pantalones informaies y zapatos pla-nos, la dejanin que sea ella misma quien lo haga. La misma estr*agemaprobablemente también funciona¡ía con un hombre de mcdjana edad

| l

MODA Y POSTCIÓN SOCIr\r-

AucE Y CAÍDA DEL rnAJ¡ sAco

Ya han pasado casi doscientos años desde las manifestaciones máserrt¡em¡s d;l Ocio Ostertoso en la rop¡ de hombre, pero este princi-piq de lorma modficad4 sigue separando a los hombres de cuello blanco

de los de cuello azul.+ Aunque la camisa pueda ser ahom de color azulclaro, beige o a raJas, el s¿¿¿zs "de cuello blanco" aún viene señaladopor el traje de saco, r¡ue se generalizó a nediados del siglo XD{, cuan-do la clase media se había vuelto en gran medida u¡bana y sus ocupa-

ciones mayo¡ita¡iamente sedentarias. Como ]a spuntamos, el t¡aje de

saco es una especie de indumenta¡ia de camufl¿je imita los colores y

las formas del paisaje urbano. Cuando están bien hechos, la chaqueta

¿mpliade corte recto y los partálones de tubo tienen también una fún_ción de camuflaje personal ocul¡a¡ la suave ba¡riga y las piernas flacas

crr¿cterísticrs de las personas irnctivas que ya ha.n dejado de ser jóvenes.

El raje de saco, como ha seialado reciertemente John Berger, nosólo fevo¡ece ai inactivo, tambi& defo¡m¿ ¿l tnbajador. Se diseñó para

hombres que hacían poco o ningún trabaio físico y que por tarto er¿n

altos en ¡elación con su anchura; acomodaba y rexlzaba los gestos pro-

pios de actividades como caminar, senta$e, hablar y escribi¡ pero no

los de correr, lewantat o ar¡astr¿r pesos y excavar. Además, como se arru-gaba y se manchaba con {acilidad, aigía que se usase en lugares ce¡m-dos o por las calles de la ciudad. Cuando homb¡es físicamente activos

de hombros y pecho anchos y músculos bien desar¡ollados se Poníanversiones baratas del traje de saco parecían malfo¡mados, defo¡mes in-

cluso: como dice Berger, parecían "descoordinados, patizambos, pier-niconos, culibajos... bastos, torpes, brutotes".ro Hoy el trabajo físicoagocrdor y la constitución co¡ponl asociad¿ con él son menos frecuentes,pero eI mismo efec@ animalizador se produce siempre que un futbo-lista pro{esional o un luchado¡ se pone un traje de confección.

Elriunfo deltnje de saco hizo que el hombre nde cuello azul, ves-tido con su mejor rop:r estuviese en absoluta desventaja en cualquierconf¡ontación fo¡mal con sus .superio¡eso. Esta inferioridad estratégi.ca aún se puede apreciar en las negociaciones entre sindicatos y emPre-sarios, en las oficinas banc¡rias y casas de piéstamos y siempre que un

obrero visita un centro oficial. También, puesto que el traje deforma

' |,' In,¡,,.1 ' i,l,

", l,¡ tñl,r¡do'ts ¿rr¿"/¿r (dc cuello trzul) son los qu. rerliztrn tnb¡

j,\,1. r'r!, ¡, rr 'l 1 " B¡/, ,llJ¡ (1, ürllo b1.ú$) ún l.s,tue reJizm hes rdmi¡¡tnrn* [T]t i r l , lL,1r,1, , / ¡ r ' ¡1r f . r i4t l l

l'irfrM

Page 77: Lengua Jed Elam Oda

156

losob.(¡osn'c lcn$rDi:rncLo!d¿p..h.rd. l ,ombro:qLLr loslron¡ idd¿J¡!n.¡ : :¡¡nb órn¡niusrulorx. Cur.dosecomf.¡D u r¡¡ic s¡.o ;cgunftnr !¿! ¡lu¿Crj d¡D,¡l¡l,lL,g. o d¡m¡i¡do.nk.hq ¡lndol¿s nn rsper. d.for¡,! r ]rlniin¡olD: rli J i-r:n:r¡ !:.utrl'luiÉf.¡¡tor¡..ión.ón $ cu¡dn,fer. r.¡rqü{ir ¡.5ú ¡ü¡rnn, snI¿

al ar lcLa y disfrnza a la person: sin carácLc¡ puede d¡r ¡ es¡¡ úl t r¡¡ , ,unr vemaja inncrccidr cn la comperición seru¡1. Sin cn¡b¡rqo. n, , r , ,c las l rrs si tu¿cir¡nes soci .r l ¡ ¡dnr iLcn cl t rr j l i r s. ,co, in, ,1i , , , n, ,r . ¡r ,c jcnpl , ) . , r u i r l ¡ r r ¡ j r r r r . , r . , l i i r ¡ ,1, , r l , \ , i \ , i r . r ) , , i L, , r , r ¡ , r , , , L,r , i , , r ,

\10DA Y POSICIÓ\ SO(:IAL

lamcnrablc, manchado de faogo y barro, seguido por rLn fontancn, ci,nbotas de goma ¡' resistente e impecable ropa de f¡ena sin el menor in,:li

Útimamenre el tnje de saco Frece cstxr perdiendo terreno, especialmente fuer:r de las gnndcs ciudades y en profesiones cono la cnsc-ñanzr, cl pcriodismo y la arquitectur:r. Quizá estc cambio tenga quever con el hecho de que últimamente cstán más de moda los pasatiempos ené4icos como corrcr 1' jugar al tenis que depoftes ambulantcs comoel golf ¡' la caza. Han aparecido nuevos cstilos para adaptarse al hombre que poco,r poco h: id¡, des¡rrollando su muscul¿tun yyx no necesita escondcr La rripa. El oficinista poco at1ético que Iuzcx cstos mode-los corre, no obstante, un riesgo: de pronto se puede encon¡ra¡, débily regordetel con sus ceñidos panraLones de diseño y su c¡.1isx dc i¿r¡¡,csperando (él ¡ si además ¡iene mala suertc, también su novia) a quea1gún mec-ánico apuesto 1, ¿tr¿ctivo diagnostique lo que le pasa a su coche.

CoNsuMo y lNTRrrENIMtrNToi FL TRruNFo DE L{ TXTLAVAGANCIA

En los últimos tiempos los esc,rparates más osrentosos del consumohan sido el cine y 1a telcvisión. E1 derroche a gran escaia es una dc lascaractcrís¡icas de la indusrria cinetratográlica: derrochc dc ralento, de-rroche de energl:, derroche de nateriales, de¡¡oche de dinero y derroche de riempo, como sabc cual<1uien que hrya pas:do aunquc scilo scaun par de hons en un pl:rtó cinematogúfico. Dcsdc clpunto de vist.rde las teo¡ia¡ de Veblen, ¿qué podría haber más atr¿ctivo y que gcncra-sc na¡,or prcstigio?

L: extnv:gancia teatral, por supuesto, ticnc una dilatada histo¡i.r,pcro se ha visto sobrcpasada por la extravaganci¿ de 1: industria cinc-m.rrográfic.r. El vestua¡io del ¡eatro, por artístico que sea, está hechop,rr.r urilizarse mucha: veces: si una obra riene éxito cada prenda puedcv,p,rtar n.is hons de enérgico uso de las que soportaria en la vidr,r.rl. [n eL cine, sin embargo, meses de trabajo y miles de dólares se

t',,-1.¡ e.rsr¡r cn algo quc ¡ilo se va a usr¡ unos pocos n¡jnutos. ll],1,.,rr¡1,, nrÍs irmoso quizí sea el traje r1e bailc que llevaba Ginger Ror1, r, crr lr,ar nr¡. ,n h ptnunbra (Lady in the Dark, 1944) diseñado¡ , , t , . ¡ , r , . t \ , , , 1 1,r , ,1 ' , ' ' r l i r rr . r J. h pcl ícul ;1, Mitchel l Lciscn. Este mo-,1, , , , i ,1,r , , ,1, , , , , ' , , , . r i , l , ' , , , . i . e.rr . lc l mrndo, iba enryedr.rdo,1, L, , , r , rL

' l l , . ,L ' . , . , ,1, , , , r , ¡ , lc i is( ' ,n, ) , coró 15.000

El- l-f,\cu-{lL Dr L{ \roD,^

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l

158 rT L!N{;LAJ! D! LA TÍODA

El '.rudio.ir!¡,n.gúJi.o.

qüe rjlo \. us¡uná v¿, 6 un .jlmflo etremo de consü

-" o{.i,.\. F.r. cs cl m1s.:ro de rodos

lo usó Giog.r Ro8enen L¡',,,,r¿.¿, L¡e,,,¡¿rr (1eaa) e ib¿.lbieno,le l¿¡,cild¡

) ¡dorn¡do..n *ón;.ofó 15.000 dó13rcs.

De acuerdo, los principios del restu¿rio tcatral no se podían transle¡i¡ directamente ¿l cine ni a 1a televisión. La ropa para c1 escenario hade estar diseñada pan que tenga un efecto a gran cscala: la sast¡e¡ía finay los estampados suaves son invisiblcs más allá de la segunda fi1a, y todose ha de exagerar pala quc se pueda ver desde el fondo dc la sala. Además, en una película una cinta de un par de centímerros puede parcccrque mida tres metros, pudiéndose ver cada puntada. Pcro la importancia que Holly-ood dio a] vestua¡io, casi desdc los inicios, fue muchomás allá de l¡s necesidades del medio. Quizá no sea coincidcncia qLrela mayoria de los primeros magnares del cine enpezxsen cn el n€gocrode la moda. Antes de irse a Hollywood, Hary \fa¡ner hacia zaprlos.Sanuel Gold*'yn guantes y Adolph Zukor en peletero,,v los rr€s sellevaron consigo a la industria cinematognifica a amigos ¡' colegas dtlgremio tcxril.rr

r r . Dr l . lU.C¡tr l , \ ! I ) ¡ ¡ , \ i , . .Ln¡. / r , / ¡ i ru, ! r ' ' t ! . ¡ t t i ; 1 t j

Debido a la convención dramática y a l¿ distancia vxu.rl "rrL'.

.l

actor v el espect:dor, cl \€stuario te.lü¿l ha conseguido dar más ónhsisa la apariencia que a la re.iid¿d. [.] gran teatro, como scñala RolandBanhes en "Las en{ermcdades del vestido", sc apoya en el po<1er irnagi-nativo de1 espcctador, que es cap¿z dc "¡ransfo¡mu e1 nyón en seda

¡r las mcnriras en ilusión",'r en lugar de intentar confundi¡ su inc¡c-duLidad con detalles histó¡icos auténticos, bcileza formal o dispendioevidente. H¡sta en St¡atford on-Avon las io,w.rs son falsas y el armiño

1. 1a cibelina de los manros de los reyes son picl de conejo teñida o -mása menudo picl sintética, que no sólo cuesta menos sino <1ue es másligera pa,a llerar sob¡e el escena¡io.

Sin embargo, a 1os productores de Hollyrvood no les bastaban lasapariencias; exigían el uso de los mate¡iales mis caros aun cu¡ndo unsustituro más brrato consiguiera engañar a la cáma-ra. Adolph Zukor,por ejemplo, insistir en que los adornos de todos los tnies dc sus pelí-culas fusscn de piel auténtica, afirmando que ello cn "bueno pam elnegocio". En algr:nas de las fantasias cinemarogáficas de los años treintay cuarenta, hasra los extras ib¿n vestidos como rryes y rcinas. Para Ma"rk Anton;etd (1938) A¿¡ian discñó cuatro mil lujosos rraies auténticos,usando sedas, terciopelos, encaje y bordados genuinos del siglo XVII.Norma Shearcr, la protagonista del filme, se c.mbi:ba dc vcstoário t¡eintay cuatro veces y dieciocho de peluca, una dc cllas con di¡m¿ntes deverdad. Con cstos atavíos su movilidad, como la de María Antoniet¿,esrab: sevcramente limitada; esto no era un.r novedad en los filmes dcépoca de Hollywood, donde a menudo l¡s faldas e¡an tan ¿nch¡s qu€resultaba imposible ent¡¿r o salir de un c¿me¡ino con cllas puestrs O,en c1 extremo opuesto, cr¡n ran ceñidas e iban t¡n acor¿z¿d¡s de abalo-rios v bordados quc cl acror o la actriz no se podian sentar y ni siquiera caminar con na¡ur¿]id¿d.1r

La ropa como ósta, con sus ¡ebuscados adornos, su fantásrico coste,su incomodidad física y 1o inf¡ecucn¡e de su uso, recucrda no tanto ellestuario teaual como los aravíos tan extntaganremente adornados ycnjo,vrdos de la religión, asumidos só1o unos momentos calificados como.le imponancia sobren¡tural. Es así co¡ro debe ser, pues (como se hadicho r menudo) las cstrellas de Hollyrvood y de la televisión son para¡oso¡ros scmidioses, las deidades dc lo que es en más de un sentidounr v,ci,,h,l p.rrrnr. IiL monoteístro puro sicmpre ha sido una fc difí-

r,Í{rDA 1 f arJlcralN socJ¡ L

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EL LE\.ir,\tE Dr L,\ \J()r).\ M{n)i Y FOSIaÚ\ so(:r^r,

(:.¡ !lr l.L tL¡rio¡s ¡¡úr.iprle\ de L ¡iur¡¡ ri.rnirnr r.du¡¡di¡m Jr rhse rtrr.r¡ l¡ .!!ibi. . ; , d. l . r , i , rue,r i . r t r p id¡e. d¿ \L.sfoso\.brestrpc,{rn¡ Ctrann,mi l tü i6¡ t i { r ¡ r ¡opr.r .u.rnú mn .brio l'& que L in.¡pr.nrLi p.rn.utrlqui.r idj,i.l.rd Fr.düúiv¿, nüro. en!L r.,L!¡ .Jü, Á.rt:((! li !¿ñ.D Jr( ajoulL. $po\r d¿ r n iiDnr kn\ (r su anl¡L d. !,rtr

ro. El Consumo Vi.rrio por pa¡r€ dc los v¿rones es mucno mirs rarql)L,c\ se suelc pensa¡ qüe reb¿jx el -rtu¡rJ de quienes lo practican. Sincrrrbrrqo, en ocasiones se puede vcr en ciertos lugares a un apuesro jr:rv, rr ruvo clcgante rraje rcalzr la riqueza dc arguru !ruJer no r¿n:üacn-v.r , , ¡ ¡r is ¡ nrcnud<, de un hombre, que lo acompañan.

( l , ¡ , ¡r , , w, i r l . ¡ \ i l ) . , r , e l Gmsumo Vica¡ io nunca se h¡ l imirado al ,* , , , , . , r , , , , , , . ,1, , , ,1,- , r

' , , , , ' l ic i ¡ lcs dc u¡ indiv iduo dc al t . r posi_, , , , r . , , , t r 1, r r r Lr , r , r .Lr , , t , , \ , r , , ) \ | t , r rc.r lcz.r h¡n delec.rdo l ¡, , , , , , l , r , , , , , , . ¡ r t , r ¡ r . is , t , ¡ , , r r rs p. , r i r .nrcs.

eil r ¡l¡s¡racta. A h mcntc popular lc rcsulta incómod¿ 1a ide¡ de unsolo dios que encarna todas las cu¡lidades conocidas. Lo quc prcfierecs algo más cercano ¿1 panteón griego o romano! con dioses y diosasapropiados para cada virtud o para cada vicio admi¡¡dos: una Venus.un¡ Diann, un Mercurio, un II¿¡te. Y, como algunos peganos, tenemos¡endencia a des¡¡uir a nucsrros dioscs, o más bien ¿ sus m¿nifestacioneshumanas, ¿ inrer-valos t¡ecuentes, sustituyéndolos por otros nuevos, siguicndo asíc1 principio de Veblen sob¡e el Derroche Osten¡oso has¡aen nuestr.r vidr espiritual.

Co^-suMo vlcArlo

En ei siglo XJX, conro scñaló Vcl¡lcn cn The Theory ofthe LttsareCl¿ss, los hombres se r.ie¡on alivi¿dos de 1¡ necesidad de erhil¡i¡ su ¡i-qucza por medio de rop: can, deL¡ochadon e incómoda; lo que ha-cían era delegar esta tarea en sus esposas e hijas. Las mujcrcs sc convirrieron en 1os vehiculos de lo que Veblen llamó Ostentación \¡icaria.y cuanro más rico cr¡ un homb¡e uri lujosas e incónodas serian lasrop:s de sus parientes de sexo iemenino, ,v posiblcmc¡tc de su aman¡e.La mujcr victoriana y eduurli¿n¡ ¡ica era un objeto rebuscado ¡' caro.Rigidrmente encorserada v con hast¡ dicz cnagu¿s debajo de su largaf,rltla, necesitaba altura y fuer za muscular pan llevar una lndumcntari¡quc con frccucncia pesab¡ más de cinco kilos, srn conrar un sonrDrerolleno de flora y de fauna, un nrnguito, un bolso y un parasol con vc,lantcs. Dcsde ¡l¡ededor de 1880, sob¡e un cuello alto y ceñido elevabal¡ o¡r l , l l ¡ er r r jngu o q. . , :gcrrr

"rg. , l o.- rJo r , . pre.

h.rcia que le resultase más dificil dirigir 1a mirada a los mortalcs inferiorcs; también contribuia a ocultar la papada que a nenudo rcompa'ñ.rb¡ a la rellen¡ silue¡: de finales dc 1a época v,cronana.

Hoy muchas mujeres especialmenre las que carecen de empLo¡emunemdo- aún sirvcn dc vchiculos p:Lra l;r Osten*ción \iicaria, comoles exhortan ¿ h¿cer los intereses comerciales en anuncios qur animena sus lcctoras a "hacer que él se sienta orgulloso de ri,' u .oreulloso d¡que lo vean contigo". Se han hecho cier¡as conccsii,ncs a la cnrnriprción fcmeninl, y se suelen er.i¡¿¡ los ex¡¡emos de la jnconrodi.l.rcl. Pu <,cualquier nujer quc sca sinccn adnit i rá quc cl abr iqo l . rr{o dl r i . ' , , ¡que anunci: la r iquez.r de su mar ido cs más pcs.rJr¡ v ¡r j ' , l i f i ¡ i l ,1. ¡ , . rnejar <1uc la chaqucta dc r lun( i¡ qu. l l . ! ¡ , .n l l i . rn,¡ , , . r , ¡r , . . r , . , , , . , .dc oro v i l i ¡ ¡ ¡ ¡n¡cs s, , ¡ i r \ i i ¡ , i , ' , i r . ,1 ¡ ' ,L ' ,L, I , ' , . ' ,

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l t

r rLL"L{ lLr f r \ l r r rDl

En 1os siglos XVIII -r

XIX I¡ fas¡uosid¿d dc los ma1'ordonos, los crL.r

rlos y los cocheros dc una persona su akura ,v la elcgancia de su unrforme, o l¿ cantidad de corclón dondo dc sus libreas era un signo

importante de r:ngc,. Como h¡n señalado rarias ¡utoridades del c¿n-po del vestido, 1:L indutrenta¡ia dc cs¡os funciona¡ios solía ir muchosaños por dctrás de los estilos vigentes, posiblemente para sugerir que

se ha hcredado dinero y posición. Ho1,. cuando sólo unos pocos tientnsin'ientes, esta cosumb¡e sobrcvive más en la indument¿rie dc los se¡

r.idorcs públicos que cn Ia de los privados: los emple.rdos de gnndL.horeles y restaurantes; porteros, asccnsorisrrs, b<¡tc¡nes' mair¡es l'hi:¿iy cama.c.os. Asilos mu1, ricos, al menos simbólicamente. siguen erhr

bicndo su riquezr ¡ lolnos de sus sinientes.

AIR¡N rA osrrNTos,\

Quentin 8e11, cuyo {ascinante estudio On Hrnan fineti óa ta :a'

zón a Veblen :11 dcsignar la conpcrición econónica como la princip.rr

fuerza que opcra tras l:s vicisiLudes de 1¿ moda, ha sugerldo que a l:rs

c¿tcgorías de Consunro, Derroche y Ocio Ostentosos h:bría que:ri:dir l.r Af¡enta Ostentos¡, o el uso delibendo dc ropa que no sc a¡ustr

a l.rs no.mas del "buen gusLo". Su elicacj¿ obedece a h regla que sosrrenc que curnto m& importante es un acto para los participrntes. n.r;

cuidadoso y formal se¡á su rcsLido. En l¿s e¡tro'ist:s de selccción ¡epersonal, por ejemplo. cl futuro jefe pucdc, s; asi 1o desca. apateceL.t'rido con p,rnralones spo¡¡ v un jcrseYi ltx c¡ndrdatos. .runquc scin .l-

una posición social su¡trio¡, han de i¡ con ¡nie o re*irlo A re:e: L¡

imporrancia rel:tiva dc un :cro pnra li,s diferentes pariiciprnres e' nr'

riru.rl que cconórrica. como por cjemplo en un¡ bod¡, do¡J" l.rles¡mcnLas v¡n desde l¡s so{is¡icad¡s indumcnt¡¡r¡s de lr¡s conir:r-¿n¡:s l:¡'L I

l ¡s menos lbrm¡les de los prr icntcs lc ienos o los sinr¡r1e' tono' : idu i

amigo quc, crí t ico con estc cnlace o con elnrar¡ i rnonio en gen¡r¡L .r¡ . ,

dc a la ce¡emoni¡ con unos raqueror dcscolori¡l¡s r una ¡:¡t s¡ t rr .t

de fnnela cstá pr.rcticardo la Afren¡a Ostc¡r''osa. La rrlisrlt¿ rcgl.r |.r.,quc acudamos a f icstas dadas por personas que consiorr¡nros i r¡ . r r . , r , '

a nosotros con ropa relat inmc¡tc lnl¡rm¡l i cuancLo es¡¡ in:or n: : r , l .L,

se l1cva a ,rn punto en quc nuesrro desptcio haci¡ ei r¡r¡r t ¡¡ inr, , , rrcs ol¡vio nos estrnos co1¡portznJ. i Jc rorn¡¡ O;rc '¡r ,^¡nr, ¡¡ , \ ,

.os¿. U¡1 c\ tr . rraqem¡ sin¡ i l . r r l ¡ ¡J, ,nt rr¡ r . r¡rr l , i , : r r t" , r ' r r , r r ,

dciornrrqLr izÍr , r . i . , i ,L ' . l , l , . l , ' r r r ' r , , , r "

\foD¡ Y f(ilk roñ soctAl

1'os gurrd¿ffoprs esrán mucho ncjor equipados para l:r exhibición delco¡suno, el de¡roche v cl ocio. No cs un insulto directo lo que aquise pretcrde. sino una simple erasión de los "cánones pccuniarios del

Lrs person:s que deciden pr:cticrr le Afrenra Ostcntosa tienen queestar segl'ri]s, por supuesto, d€ quc se l¿s va a rcconocer al inst:nte enel acon¡ecimlcnto en cr¡csrión. Si no cs asi, co¡ren cl riesgo de que 1osexpulscn brxscamcnte de la licsta quienes picnsen que sc han coladocn e11a p.rn bcber gntis. Un¡ r.ez vi có¡ro c¿si le pas¡ esto a une estr€lla dcl ,ocA con t¡arbr de dos dí¡s v una camiseta llena dc manchas <1ue,por nzonc: de amistad ¿dolescenLc mezcladas, todo hay quc clecirlo,con un desprecio rotrl por cl ¿sun¡o-, acudió a la fiesta tle un sofisricado ¡uror. Su er¡o¡ fuc ¿sumir <1uc su car.r sería tan conocida cn el nun-do li¡er¡¡io como e¡ el dc L¡ industri¡ rnusrc¡r.

EI uso de la ropa ntrentosa con el fin principal de atr¡cr l¿ ¡renciiinnegatna -pan rnolesrar y ofender- también pucdc ser en algún sentido un¡ ¡eilindic¡ción d e :tatus. El punk úolescente, con su crrnisctansgada v nugrienra, v su equivalcrte fornal, el punk ¡d.,ts¡ con suc¿miseta con r:sg.rduns artilici:rles y serigratiada con una rcprcsenta-ción si¡nbólica dc la suciedad cn torma dc palabrotas, p"cden ier rdmirndos por sus iguales v quizá por novrtros mismos. Además, quienesusrn rales ropas son con lrccuencra personrs de bajo sraras v de pocopoder, pan quienes cl hecho de <1uc se tijen en cLlos _va es ,,.,1

"l.j..".

J]]lTL'S toR .\socl\cróN: íDolos Musr(:,\t,[s y D!¡()mtvos

Au¡que el lujo, cl derroche, ia incomodidad y 1a afrenta son los prin-crprles determinantes dcl s¡¿¡rs en el vcstido, pucclcn operar rarnbiéno¡ros irctores. El pcnsamiento mágico de ripo primirivo a vcces hrcer¡ue los estilos :sociados cc,n las personas de las <1uc se dice quc marcanl.r nri)i1.1 ¡n¡lguanlenre. por lo común nricmb¡os de La aris¡oc¡acia_.rsunr¡¡ una au¡eola de prestigio. lil peinado pompatlour, gue vó por1'r in,rn rez ñhd;rme de Pompndou¡ la querida de Luis X\¡, lo :rdoptar , ' r poco ilcs pués drm rs ¡efinedas de toda EL¡ropa que, por cst ricta que

qrsr.rb.rn dc identlficarse en su fa¡tasí¡ con la farnosa,, , , jL l L l l , , I . , , r , , ,1. , ' , ,ncnudo l . rs inst¿unn individuos del t ipo

,, , , , r ' , | , ) ,1 , t ,1,*, . , , , ) , , ) ivLiscul.r (prn i l isr ineuir las del, . . . , l . . L,¡r . , , , , , t ¡ , , , , l r , r , r . r r r l rscrrLL,¡ . rcscrtrr lcNic l

r , , , . , r I , r , , , / i r l , , t , ¡ 1, , r$, , , l i r l . r t .

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I

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lri 1 ¡L Lr:\(juAJt D¡ I x \{t)DA

i li vez como forma de homcnaje y como magia por simpatía. El ado-

lescente que viste con indument¿¡ia dc cue¡o acuchillado y vinilo a imi-

tación del grupo musical Kiss y que se pinta 1a ca¡a de blanco con tiza,

pretende impresion:n a sus amigos y asusrar y molestar a los antiguos'

iau: 'que pr.r c"n 'u. ido o. : la.hi . . r .or pein,rdo ¡ lo F¡rr¡h I ¡w,er

, 'p ' r* r . "n '" r ' ' . . ¡ . l q;c; . i r perciban.. n ur; mu:er igur lde, t é-

tica e infatigablemente ser1. Los medios de comunicación pueden más

tarde recoger estos estilos ¡ mcdiante un proccso que los autores britá

nicos Ted Polhemus y Lynn P¡octor han denomt¡ado motulízación,

h:rccr que pierdan gran parte de su significado original. En unos pocos

casos como ocurre con e1 peinado a 1o Farrah Fawcett, aunque no

con la ropa estilo Kiss- Ia nadalizáción es rzn completa que la ma.vo'

ría de las ¿sociaciones originales se diluyen, y entonces lleva¡ una de

terminada moda simplemente indica que se viste a 1a moda.

La ropa puede tarnbién adquirir prestigio por medio de la asociación con una activid¿d de alto rrarzs como la guerr: (la trincher:, la

chaqueta Eisenhowcr) o la explonción espacial (vinilo en tonos platea-

dos, relojes calendario). Las indumentarias que s€ usan P¿¡ia los depo¡

tes de alta categoría siempre han tenido una ma¡cada influcncia sobre

la rnoda. Un deponc de alta categoria, por definición, es el que requie-re una gr¿n canridad de equipamiento de eJevado precio o unas instala

cio¡es ca¡as o arnbas cosas a la vez idealmente, consumiá con gtan

rapidez bienes y scr-vicios. El gol{, por ejemplq cxige e} uso en cxclusi'va de muchas hectá¡eas de terrenos de gran valor, impidiendo así que

se dediquen al cultiuo, a l¿ const¡ucción de viviendas o al uso comer-cial; el campo de golf que sc haga en estas tierras habr.i quc limpiarlo

de hierbas, regarlo, segarlo y allanarlo constanteme¡tc con maqurnar¡a

de al¡o coste. Es un depone que se juega con una colección de caros

y especializados palos, tan numerosos y tan pesados que los tiene que

llew n cadd.ít, o hay que tr¿nsPortarlos en un vehiculo a gasolina;el juego adquicre prestigio adicionai con la pérdida constante de las cos

tosas pelotitas. Al fútbol americano, por otra pane, se puede Jugar e¡1

cualquier so1:r y con un sirnple balón que rara "ez

se pierde En co nse'

cuencia, la ropa que se sucle usar para e1 golf se ha convenido en ¡lta

modai la que se usa para el fútbol no.Tr¿dicionalmente, los deportes más prcstigiosos han sido aquellos

par¿ 1os que se neces;ta el concu¡so de ese animal tan caro que es cl

iaballo. Ent¡c elios se encucntn el polo,la equi¡ació¡ v sobn ¡odo l.r

caza dcl zorro, que Qucnt in Bel l t lescr i l ¡e con¡o "cl r¡r ' i ' " ' t r l ' i ' lc l ¡^

dcportcsvcl quchrrcni i l ¡ ,u,rc lecrr¡n, , is , lc , i r , \ " " " l r r" l I l ' " ¡ i

LtoDA y,oosrcróN soc|\l jr;,

sistel en la persecución de un "animal incomestible'l con ayuda dc un,rjauria, un gr:n núrnero de caballos, damas y caballe¡os, muchos de ellosvestrdos con un especie de uniforme, y una larga lista de desperfcctosal final, todo lo cual salc excepcionalmenre caro".-

Hoy la ropa ecuestre de todo tipo está rodeada de una aurcol¿ der¿¿lzi: ab¡igos con mucho vuelo y aberturas laterales que recuerdan vatamente a las chaquetas de montar; lustrosas botas de tacón alto; cami-sas y gorras de polo; pañuelos y corbatas decoradas con estampas ecuest¡es; b.oches y gemelos de oro con form¿ de a¡os equinos. La-rpersonasque llevan este tipo de ropa nos están informando (con frecuincia ve-nzmente) de que saben montar, y rambién (mcnos fiablemente) de quetienen un caballo propio, o de que se mueven en círculos donde es co-n-iente poscerlo.

A principios del siglo XX, cu¿ndo l¡s diversio¡es de ¡l¡o s¿¿¿zs emncl gol . y l . r nar egrción de re. reo. l . r rop.r in tormal de l -ombre y de mu-

mvcol¡nz¡ de o¿nr.¡ 'onc, bomb¡ch", . gor.r , Je got, . j . r -seys de cuello de pico y calcetines a cuadros; de panralones biancos defranela, blusas marinens, blazers azt1 narino y gá'ra"... C"o"ao

". pu

sieron de moda el tenis y el esquí hubo una epidcni¿de calcctines bl,rn-cos y z:p,rr i lh ' dc lona. . ¿ ¡ . ¡ de oun,o d. m¿ne¡ co, r . , . i ( r \ ) , r i , , . ,sos, gorros de lana v guantes :islantes. Estas prcnd¡s no ril() sf rlsxl),l|rc lando se pracr icab: el depone en cuest ión, s ino cn cLnlquiel r l r rrr Lrnidad imaginablq por ejemplo, habir pi j rnr is ¡ . ¡uf inf¡1) \ t ) i j r r¡ . ¡ \dc esquiador Muchos de estos est i los deporr ivos sc hrn c, ,nvcrr i , l , , y.ren señales de srarrs tan populares que no sc pucitcn ronrrr eonro sigrr0de que quien los lleva sabe jugar aI golf, navegaa csqui.rr o golpc.rr rrrr.rp€tota de tenis; ni siquiera de que desee aprender. Por orra parre, cl usode insignias deponivas simbólicas (camisx estampadas con bandens dcseñaies m;:rítimas, por ejemplo, o broches con fo¡ma de nqueta d¿ tenrs) se puede considerar que indica un cierto grado de entusiasmo yquizás hasta de pericia.

Haytambién prendas simbólies que con{ieren sraras porque llevanLr i r , ign.a de pre,r igio.o, c lubc,. <,cuel¿.. regimienLo, y o¡"¿" i r , r i ru-ciones simibres. Aquí la regla es que rcalmente debes habe¡ tenido re-l.rción con la organización cuyo distintivo ponas. El hornbre que llevaL¡nr camisa ado¡nada con dibujos dc hernduras y que no sabe montar.r c,¡tr.rllo resuha sencillamente patético; el del ú/aze,, esrilo OxJo¡d quc,,Lrnc.r prsii ¡r,r Oxford cs un canalla o u¡ timador. La ignorancia no

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11,6 ¡r LLNGU^I! DL llÁ l\loDA

es excusa, como han descubierto nuchos tu¡ist3s estadounidenses al sxlir

r l r . ¡ ' le co 1 .orb¿r r ' que ' ( . 'n Pr]ro r por 'u ' rr?. r : '¿" -¡r " ' oe'

cue ¡esulta¡on scr las de un famoso reginicnro británico Los es*dou-

i idens.r r . indig"on a,u. ' .2.u""d. ' s" encuentran por las cal lcs de

Munich o de Rona con algun joven de aspecto desaliñado quc ni si

qui . ru l - rL l . r ingé'pcrocue 1, . ¡ ¡ r " c¡m 'er¡ b l ¡ ' " ' rd: ' " e nor-

b 'c oc . ¡ . , . ; 'e¡rd¿.. l - r ' rpr ln-d: l¿ l ln¡ ¡ neno' ' l - ' ten¿" r '

relació¡ ofici¿l con es¿ universidad o que esté en contacro en ese nlo

mento con alguien quc la tenga (Se hacc .rna exccpción con los niños

pcqueños, a los quc quizás algún antiguo alumno les rcgale camtserrs

¿. i" "";"*";dai -"

la esperinza de que un d1a lleguen a vcsrir legiti-

mamente 1a talla mayor.) A juzgar por lo que se ve en ios centros co

mercialcs de muchas ciudades europeas, la mayo¡í¿ de las c¡mise¡as dc

las unive¡sidades amcricanas sc exporten en la actualidad al viejo con

tinente. I-sto puedc debersc en Parre a que en muchas dc las univc¡sid¿

des cs¡adounidenses más solisticadas hoy en dia sc considerr inf¿n¡il

llevar t:1es premlas en el campus después del primer año, aunque sor

admis;bles i¿s qüe prestan los :migos intimos de otras univcrsidades

t'or orrapartc,las cinisetas y chaquet:s que llevan la insignia de algúIt

cquipo universitario del quc se es rniembro no sólo son admisiblcs srrc¡

que trenen g]¡n Prestrgro.

SorrsrrcAclóN INVIRTTDA

Antigurmcnte, una prenda dc baja catcgoria era simplemenre aqur

lla oue no manifestaba el Consumo, el Derrochc o el Ocio Ostentoso''

1" q,re eo p,r. el .ottt-tio económica, práctica y cómoda de usa¡ \"

cstiba sujeia a las vicisirudes dc1estilo¡ no era un estorbo pan el rrat'r

ro f i . i ,o, ro .< Jrru;¿or. n i 'e - .np r . r r 'e cr 'uc ' ¡b. ' orL I r l

l -no. ,on..cr . ;11", . i r ¡dornñ. v e.r¿br h ' ha, . r<.r gu. l | 1r ' - ' I

sis¡ente como los tcjidos cascros, la pana, el percal o el cuero'

Hov esta ¡opa, donde todavl¿ existe' es relati¡'arnente car¡ dt l rbr i

.". y p.,r ."".o ." p..rtigio ha aumentado En ¡é¡minos lingiiistic"''

es ei eq"ivalentc de l¿s palabras y frases coloquiales e inspira el nr*rrt'

tipo de cordialidad y confianza. Actu¿1mcn¡e el extenso roc¡bul rr i' 'del vestido de las pcrsonas dc gustos caros puedc incluir rlgunt' 'l' ' 'tas unidades coloquialcs: una c¡¡ne de nrncl¡ ' r eu r '1r '^, ¡ . r e¡crrr l ' 'o un mono de c¡,1¡¡r c.rqui l i l u iLr . r r r r , ,1r I r ' ' l r " " r

" ' " " ' ¡ '1" ' r ', ich r lc.¡ l i ,1.r ' (sr . r \ I ) , , , , i11\ t l ( r i r . r r r ( I r , lL"

n10DA .a POsrClo\ 50CL{L

.ier¡'. picantc o irónico, y en nodo alguno rulgar. La norma, como c,,cl lenguaje hablado, parece ser qLic cn un conjunro completo sólo pucde apareccr una de estas prenrlas, v que sus aplicaciones prácticas o vul;1,<, l r rn de.o r t r r . . r , r .e . on u 1| u ma pie. , r . qrr .e;n o.rerro.amente caras. lor tantq La canisa de f¡ancla a cuad¡os se Llcra sobre unospantalones de ante v con una ame¡icana de seda; los r¡onos sc us¿ncon botas de cien dólares v se los adorna con media docena de pesadascadenas dc oro. La ropa extranjera de bajo sraas se usa a vcces r1e 1anisma m:nera, aunque como es exótica y además plcbeva se puede 1lc-var simultáneamenre más de una prenda de esra cl¡se. La indumen¡arianormal de los campesinos chinos,los br¡ceros indios o los pescadoresgriegos no necesitan más que uno o dos complen€¡ros caros pam ¡rlrns-torm¡¡se en sofisticrción.

La rop.r de trabejo sencilla y pasada de moda se h¡ visto sus¡i¡uida.rhon cn la b¿se de le cscal¿ de la moda por las prendas que imitanes¡ilos ¡eclenrcs de la al¡a moda de i¡ fo¡r¡a más barata posible. )i1 orlón y eL poliésrer sustituyen a l.r lana, el algodón y la seda¡ el viniloleemplaza al cuero; los adornos adhesivos sr.¡stituyen .r los piicgues, losplisados y los bonl.rdos¡ las costurls son estrechas y están malcosidas,li,s dobt¿di1]os son cscasos, los forros de mala caiidad o inexistemes.(luando están recién cornpmdas, estx prendas pueden engañar a ciertrs penonas dur:rtc algún tiempq cspecialment€ de lcjos; pero en cuanto¡.rsan por la laradora o La máquina de limpieza en seco qucda prtentesLr ve¡daden n¿turaleza. Curiosamente, esta caducidad crer su propiav.u icdad de De¡¡ochc Ostentoso. Cienos secto¡es del púbLico, pan quie-rr . lo. p- . . ^ . b¡ :o ' e i . ¡ " [ .m¿

'nod¡ .nn nr, i r rpon r r . t1u,l.r c¡lidad o la dur¡bi1idad, prelieren ral tipo de ropa. Son especialmen-tc ¡ropulares entre los niños de poco más de diez años, cuyas principale' prloridadcs son parecerse al resto de 1a pandilla y .rdaprarse a los,.rnrbios que experimenran el t.rmaño y la forma de su cuerpo. Por estar,r,,<i,r, ¡ ¡¡cnudo es difícil distinguir la clase social de la que proccdcn,, |

' i " , , . Jr r i . r Jr .nrre r .e.e y qu:nce.rño.. ¡ n. ru\ qtr( pene.

rr.zc.rn rl c:rr.to superior o inle¡io¡ de la socied¿d v se¡n lo suficienreni , r .o, ,p,r J ' . '<r . ór o en hc. hr J< l ¡ - l l , in

,,,'\.Jll o (lemas;do pobres para no poder compnr ningún ripo de

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fL LENCU^JI: l)¡ r,| \!()DA

La ropa de niño indica mu¡' clar:mente e1sr"r'r, pe¡o de forma r¡urdistinu a la de los ¿du1tos. A primcra vista, los niños de l¿ clase ob¡e¡¿parecen ir trejor vestidos qLrc los de clase media, especialmente cuandocstán con sus padres. Un domingo en cl zoológico, por ejernplo, lasniñ¡s llev¿¡in vestidos de f¡ntasía rclativamente delicados;]os niños 11evaún tnjcs cn miniatura o chaquetas de colores vivos con la insigniade algún equipo deponir.o. l¡s niños de clase media serán los que lGven pantalones de pcro, rejanos y camisetas.

Esta inversión aparente de 1as normas dcl Consumo Os¡eoroso esel ¡esult¿do de diferentes acri¡udes hacia la inf¿ncia. Par¿ un¿ famili¡rcspctablc dc clase obren o de ci¡se media baja, sus hijos expresan laaspir.rción de srarm¡ se los uiste, por ranro, para que indiquen (quizápar¿ predestinarles mágicamente) el futuro que ansian. De los hijos cl- i j : , d, t :m;l : . r ca". po- ,u parte. I" u n:. o q-" 'e . 'er¡¡ ¡ ' q¡¿ ¡g¡¿-len el sazrr de sus padres, y dc momento se los esrá poniendo a prueba. Por tanro, no es de extrañar, como han señ:lado

"a¡ios dc ios auto-

rcs que han escrito sobre el vestido, que a estos niños, desde finales delsiglo XVlIl, a menudo se los haya v€rido con ropa de sirvientes y deobrcros. Los niños ingleses de rnediados de la época victoriana llevabanguardapolvos de hilo o algodón como 1os de los granjeros;la bata blanca almidonada y con volanres de la coiegiala imit¡ba 1¡ de 1¿ doncclla.Ac¡Lralmenq los niños de clase media alt¡ llevan monos de pero de gran-jero y monos de cremallen cono los de los ol¡re¡os de una fáb¡ica. Noobsrantc, co ocasiones. especialmente cuando las llevan los niños pe-queños, estas vestimentas só1o son plcbeyas en la forma, no en el rn:teri:1 de gue estir hechas. Aunque los diseños sean iguales, los teiidosson más caros y/o más delicados y de colorcs más claros. Así vemosa niños que ni siquicr:r andan todavía vestidos con monos de luna¡es\ dc , . rc i"p. o de . o lor ¡zul oro.ap,rJ iJ- . ¡ c¡u< i . n , . .< : .c.¡ j .

a menos de un kilómetro de un conal: tcjidos qu€ proclaman el consumo y el ocio. Estas ropas expresan perfectamente el srarrs de hijo defamilia acomodad¿, expresan que es una pcrsona pequeia sin la ¡¡ásrnínima importancra cn comparación con sus padres, y normalmentedcdicada a ac¡ividades sencillas de bajo starzs; pe¡o esencialmentc sc nc¡indica que este niño según se nos pide que 1o veamos- es de un r¡¡.¡¿e'ál más delicado que sus contempoÉneos.

CAPÍTULO

Moda y opiniónTodos los inrcr$es rerrcnáles del hom'

bn los rbrochr, los abotorry lo er

'IHolns C¡utrLL, .ttol n¿J¿t,J.libro I, c¡pirulo VIII

A quicnes no comparten una Lengur o un di.rlec¡¡ lcs rtsult r JifíL il

comunicar cualquier idea a menos quc ésta se,r nru¡ simplc l" ' r c l c ' ' r r

t ¡ar io, cuando se reúnen personas quc trenen cn conrun l( i n) l () urr ' r

lensua sino un accnto v un rocabul¡¡io L¡ convcrs¡ci¡in cnscguiJ r *

toria fluida y compleja. Asimismo, quienes comp.uten un lensuric Jc

]a moda saben lee¡ la indumentaria del otro l¡usc¿ndo en ell¿ illo¡m¡

ción sobre cuestiones más pcnonales y complejas que la cdad, el ori-

gcn nacional o regbnal y la posición social Por medio de signos quepodrían pasa¡ inadve¡tidos pan un extraño, ellos pueden identificarsc

,nt. 1"r i.más .o-o -dicalis.

libenles, conscrvado¡es o reaccionarios'

v a menudo conseguirán adivinar incluso la profesión y los gustos cul

Aunque podria scr convenicnte, ya no resulta trn fácil distinguir a

l,,s alecr-s a un partido politico de los de ot¡o como 1o fue du¡¡n¡e

un rien'po en lalnglatcrn de1 siglo XVIII, cLrando los ¿Lúlgs llcvaban

lunrr, . ¡ '^r , ,^ s l i lo en la mcj i lh derecha y los tor les" en 1* izquierda.

\ , ' ,1, , , , , r , . i , , , , l , ' , r 1. , \ opinioncs pol i t icrs v socir les r menudo se

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II I-[\GLX]I DI I \ \IOD¡

\1Lr l.¡ m:lnifesrar con clocuencia cn la hdumenr¡ria. Cuan¡o r¡ás uni-lic.rdo y pcqueño sea el g,.upo. más suril y cxpresivo será, 1ógicanenre.su lcnguaje. Una habitación lle¡a dc alunuros de secunda¡ia o uni,,-ersi-trrios, indunentariatrenrc hornogénea para un exrraño al grupo. se cla-silica lácilmenLc enTocÉs (jersci,s de punto grueso. camisetas v chaquetas de su equipo, pantJones de depone), grrlls (zaparos de lestlr.bolígrafos y tápices pr.endidos de la fopa, saf¡s pasadas dc modt. r/¡s;es (pclo más l:rrgo dc 1o normal, raqueros demasiado grandes o gasrados, manroncs indios. etc.) y ios desgarbados e ingenuos,r,r*', (rop:poco {avorecedora v gue les r,icne erande o pcqueñ:. eljdenrcmc¡¡ecomprada por sus madrct.

Mor¡s cosstnv¡oon,rs

Lrcluso en reunioncs que no son homogéneas en cuan¡o a ed¡d rprolesión opcmr ciertas reglas generales. Los niemb¡os más consenadores dcl grupo tendcán a usar ropa que según los criterios del grupoes .conservadora", hecha con tejidos más pesados, de colorcs rel¿¡ir'¡-nrcnte ¿p¡gados )' de cortu'rccatadoi en comparación con 1os demás.esras personas vesrián dc torma más parecida a los adultos. Esro es asicon independcncia de la inclinación politica gcner,i del grupo, v se ap;i.:rpor igual a un congreso de las Hijas rle la Re.v'oiuc /

n Ámer üna;f:: qu.a un puñado de adolcscentes en paro rcux(os e! una esquns.

Cu¡ndo cl grLrpo erhibe con¡o medie cL¡a¡c¡ra o rnl! años, sus nien,bros nrás cons€rvad.,rcs, por regla gcner.rl, er.irarán las úi¡:n:s nolr¿¡des. A menodo su ropa iú unos años por de¡És de la norl¿ d..momcn¡o, m¡nilcstación simbólica de su apego a1 pasndo. Esro es particularmcnte cor¡ún cn ambienres cducativos, 1. a juzga: por las r:t.rcnci¡s liter¡.ias cn tai senrido sicnpre 1o ha sido. Por ejemplo cn irio\ela Dalnbq e h;ja, dc Cha¡les Dickcns. la anricuada pcJ.rrrerh d.ln¿esr¡o de cscuel¡, ei doctor Blimber, qLrcda indic:d.r por su rntieu,rdo Lraje negro "con los pant.tloncs acordon¡dos a lis rcdiil¡\ ! m.Ji.r,ceb o:r ,Je. i r .enJ, r .pó.r , r l .qr . . " , ,o. . r

r /o./¿r,srin¿,¿r¡rn.,, : prlibns f.1ür;jf¡r6 :1,,,!!tr :

É, icl!¡ iurtnn. Crdr rdo d. t{.\ riF.¡ {l,,.Ll¡ idlrri,.rd¡ r,,:,1 r :,, rl .lle es tnrpi! r, .uyr des.rif.ión rFo,ú L trlr.i¡ l)rl,o,¡\rL i¡r,:,, ,.. -rr Drú¿Lrr: t nr A,¡rÍtu itf.,rr¡i,,. l)AR. ..r.,¡!.!r,, I , :hF¿,t¡ncn.[ ¡ r lhei l rc i i ig i ¡ . , . ] l ( ¡ ¡ , ,n.r ,1, . ¡ , . ( , , r .1 . . r . . , ,r¿r. lu. i . i i . ( r rJ¡ !n! ] r . , , , , r i , , . , , r , , .1. , . , , , , ,, .L1r l

rÍ(nrÁ Y or,^rÓ\ l/1

ndoptado ya los p.rntaiones largos quc sc impusieron tr¿s l: RevoluciónFrances¡, Blimber se ¡fernba a los pantalones po¡ la rodilla de fin¿lesdel siglo XVIll. Ac¡ualmente se puede obscrvar cl mismo des{ase cnlas ¡euniones académicas. Hoy, Los pro{esores más pedrntcs y conser-va-do¡es aún 1leuan modelos de los años cincuentx: trnj€s oscuros de trespiezas, camisas de teia de color blanco o azul pálido y corbatas oscurascstrechas. Las pous profcsoras que han sobrevivido dc csta época pa¡ria¡c¿l sin hacerse radicales o feministas visrcn de una fonna igual dcantigua.

Cuando 1¡ mode misma se vuelve de repentc juvcnil, l¡ resistenciade las pcrsonas de na,vo¡ edad a abandonar es¡os estilos nnt;curdos esmás genenlizada. Esto ocurrió dcspués de la primera gucrra mundial,y como resultado las fotogratias familiares dc principios de los años vcintemuestran r menudo una extreñe n€zcolanz¡ de indumcntarias. Algunos de los sujetos de mayor edad visten en gnn mcdida co¡ro h¿bri¡nvestido diez o quince años antes, y a menudo conseflan sus corpulcn-ras figuras eduardianas. Otros protagonistas de la misma fotografía sonr¡ucho rnás dclgados 1. llevan hs cortas e infanriles modas de la /¿zzlge. Idéntico lenótreno puede ¿preciarsc cn fotogr:fi:s de finales delos sesenta, donde quiencs no compa¡t€n l¡ cultun dc la juventud llevan elegantes ropas iormales de :dulto quc lorman un ortr¡ño co ttas-rc con c1 peLo largo y hs pintorcscas indumenta¡ias de sus famili¿¡es.En algunas {otos dc csta épocr, miemb¡os dc difcrentes generacioncsni siquiem parccc que pertenezcan ¿l mismo país, y no digamos ya al¡ mism¡ familia.

Cuando h moda pasa de tener un aspccto juvenil r mostür un as-pecto dc nadurez, como ocu¡rió dunnte los años setenta, La transicióncs nás suave. Como l¡rs ¡uevos estilos frvo¡ecen a quicncs ya han cumplido los treinta :rños, las p€¡sonns m¡dul¡s cnseguida los xdoptan, mien-rrrs <1uc 1os jóvenes ate¡tos e la mod:r pueden i¡ madurando con el1¡/\lgunos adolescentes pueden seglir vistiendo dc fo¡ma inl¿ntil c in-l,,r m.n. pcro cuando salen del colegio y cmpiezan a buscar Lrabajo, que

1r'r 1rr ecnenl es eseso en estás ¿pocasi sucumben a Ia moda imper:nrc lln consecuenci¿, cn las Iotognfias i.rmiliarcs casi todos los mayorcs,1, viinrc años parecen perteneccr a La misma cultula, un signo clrro,1, ,¡uc h.r remitido el conflicto genencion:I.

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t72 !L LE\GU-{E DTJ L{ I4ODA

Er úrrmo ¡¡ DqAR DE LADo r¡ vrEJo

Un tipo especial de conservadurismo indumentario ocurre en aque-llos que siguen usando las ropas y los peinados que mas les {avo¡ecíanen su juventud. Este fenómeno no se limrta a quienes son conservado-res en Io político; de hecho, puede ser más gene¡alizado ent¡e los r¡dj.cales, que carecen del mismo impulso por adaptarse a los tiempos. Seha sugerido que la edad de una mujer se puede fijar de {orma muy pre-cisa por su peinado, aunque \ala vestida a la última moda y se hayaestirádo la piel de la c¿i¡. Según esta teoría, las ondulaciones alisadasde los años t¡einta identifican a alguien nacido entre 1905 y 1915; losmechones lisos más largos terminados en rizos (coúo en los años cua-renta) sugieren una fecha de nacimiento ent¡e 1915 y 1925. Las com'plicadas estructums enlacadas de los sofisticados años cincuenta y el alternativo pero igu¿lmente o¡denado "cone a la pluma,t de aquella épocaaún son del gusto de muchas mujeres nacidas ent¡e 1925 y 1935, mien-tr¡s que el pelo ehuecado, cárdado, peinado hacia atnis o que por cnal-quier otro medio se peina pára que ocupe una porción de espacio aéreosuperior a la que naturalmente le corresponde¡ía, como er¿ habitualen los años sesenra, indic¡ una Iecha de nacimienro comp¡end;da enrre194s y 19ss. Y aunque quizá sea dernasiado pronto para juzgarlq 1ahay indicios de que muchas mujeres nacidas entre 1945 y 1955 var xconservar los peinados "Sasoon" lisos y de formas geoméricas de suorime¡a iuventud.

Es* misma .congelación, del atilo capilar de la juventud tambiénse da en los hombres, que pueden segui¡ pidiendo a sus barberos lomismo de siempre o un ligero recorte durante cincuenta años, o al menos hxsta que el av¿nce de las entradas haga necesario un ajuste. Algunos de los primeros admi¡ado¡es de F¡ed Astaire que ahora andan porlos sesenta años aún mn por áhí con une r¿ye lateral baja y el pelo dela parte alu de la cabeza aplastado, mientras que algunos devotos deElvis Presley, que ahora andan por los cuarenta, conservan un moden-do tupé con briilantina. El peinado ahuecado del ex presidente Reagandataba de sus días de actor cinemarogr:áficq aliá por los años cuarenta.

Como lo que se puede encontr¡¡ en las tiendas cambia con et pasodel tiempo, es más difícil y por tanto meros habitual afe¡r¿¡se a losestilos que llevamos en nuestra juventud, aunque una prenda favorita(quizá con poderes mágicos) podamos consenaria y usarla dunnte mrr.

' ' r . i rk l . dc r¡uid ¡D mud,os r i7,^ y.or lN r ,ur , ¡ " ' ' ' l ' t r l . r , l \ ! ,1 1I I

Y___ --..i

En h ñúsi.¡lopJr h tup¡ 6 un i.diüdors.niótico senc L¿ i¡dümeúr¡i¡ y el pci¡¡do del inúrprctc le dice I supúblno lo que pued¿ slcff: el mnjun'b decuüo co. flros tiá büb¡süsiertnnúsnr/,1&. el peimdó afro I el rnie d¿lL,nr6 sisnifi.rn r,/, d.onjunio de vrqucrc irdic¡ núiiú dc stilo ddry ¿,¿D{¡¡m I clpein¡dó co¡ brillanrinr r .a'niil psicodéliü, ro¿¡. A un múnco qu.sepuise el ripo d¿ ¡op¿ i¡coredó p¡nel rilo de músir que lne pr.bablenenr. lo abucher¡irn p¡n qu. dsrpx¡e.¡rc

cho tiempo- En ciertos casos, el hecho de aferrarse a indum€ntaaas pas¿

das de modapucde convenirse en algo absolutamente neu¡ótico o inclu-

so p¡rol ieicñ. fn l¿ l i tenru r . el ejcmplo cl j ' ico e' el de Mi* H¡vi*

h¡n er l¿ novcl¡ de Dicken' Crande" ¿'p¡nnza.. . r la q.re de:aron phn-

tada eldia de su boday no se quitó el traje nupcial dunnre t¡einta años:

lb¿ vesrida con ricos tejidos -srtenes, encaie ysedx todos en blanco. Los zrpatos eran blancos. Y llevaba un largo velo blanco colgándolc.lcl pclo, y en el pelo flores nupcialcs, pero el cabello lo teni¿ blanco. .

tlintonccslvi que todo... lo qt¡e debe¡ía ser blanco, h¡bí: sido blmconruch" tiempo atrás, y habir perdido ei lusre, y cstaba apagado y arnarillenr,r Vi i¡rc h novir que h¡bí¿ dco¡ro del vestido nupcial se habia,r ,rr , hir . r l , , , ¡ , , , , , , r l ecst id.) y como l¡s t lores.

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EL rINCIJ^JI] DIl I A I\fODA

I1('' DIVTRIIDA O ¡UINAS ]NV'RSIONIS

Entre personas razonablemenre sensatas, el hecho dc que una indumcntad¡ concreta h¿y¿ que leerla como r:rdical o como conse¡vadondepende dc muchos f¿ctores, entre los cualcs se cuentaÍ la edad y Iaposición social del usuario, cl contexto social y la situación política yeconómica del momento. En épocas de expansión, como los años se-senta, la ropa en gencnl tiende ¿ se¡ más infantil, informal, inventivay dc colores más vivos. (Ocasionalmcnte se vuelve decididameme ridi-cula.) En los anuncios se recornienda la ropa cara caljficándol¿ de "ex,citante" y "dive¡tida"- I¡s tonos apagados parecen monótonos y pocor lcgrrr , . .1.u, ,1r ierreore.óner¡ l ' . . r i¿. u"u.poco..enr imelo.rnás de dobladillo y menos vuelo en una falda, o una camisa blancalisa con un¡ co¡b¿ta oscun- se convic¡_te en señal de conse¡r.adu¡ismopolítico ¡' soc;al.

L ' rop.r ,er, i l . r . in,ul ' , : ¡ Je." lore. neurro, quc cr e.ro ép".rse denomina dc manen eufenisrica .clásica,, cs el distintivo de los tiem-pos de crisis o de deprcsión económica y social. En ralcs momentoslas palabras que más de moda cstuvie¡on en el periodo amc¡ior ¿sumen connotaciones negativ.ls. (Excitante" y "atrevido' están p¡sadas;la "ropa diverrida" del año anterior p:rece ahora esrafalaria y ridícula,y una originalidad excesiva en el vesrido sugiere que lapersona en cues-tión es poco de {iar o que no consigue captar las realidades seri:rs dela vida. l,os colo¡es vivos y los estampados visrosos pareccn chilloneso incluso vulgares, y las estanterías de las rebajas se llenan de repentcde colores ¡ubí, violeta, nannja y cachernira ve¡de esmenlda, asi comode vestidos, corb:tas y camisas con estampados I rt Noa'le¿ q.ue natllcqulere.

La ropa chillona y llamativa puede estar de moda en hs épocas conserv?dons, pero sólo en lugares muy concretos, de los cuales el mejorejemplo actual es la dhcoteca. Una de lar ca¡acrerisr;cas de ur¿ e¡a con,scrvadora es que las ropas y las costurnbres diu¡nas y nocrurnas, o formales e informales, están mucho más difcrcnciadas que en orns épo-crs. En el siglo XVIII, por ejernplo, los modales públicos de Jx person:,sque vesrian á la moda emn sumamcntc formales, y su discurso cn 1osactos fo¡males cra ce¡emoni:l y rebuscado. En privado, o en ocasionesmenos oponunas, se dejaban de lado tanto el ves¡ido formal como iosmodalcs fo¡m¿les. Cuando se quiraban las pelucas empolvadas con bucles dejaban al dcscubieno un caballero rnu¡, bajito v con ñccucnci.rdcsgreñado; de igual rnanere. cuando los honbrcs v i . , ' ¡ , , ¡ , i , ' , . ,1,1 ' i

glo X\rIiI no conversaban en prosa dieciochesca' su drscurso era grose

menudo hast: oDsceno.'D"raí¡e la revolución culturalde los años sescntay setental cuendo

ia rooa de dia¡io era una espcci€ de disfmz, vcsrirse para ir a una fiesta

con irecucncia no sisnificata más que poncrse una camisa limpia o la

camisa far-orita. Ho¡en día se puede llegar a producir una tr¿nslorm¿

ción completa, pues los hombres y muieres ióvenes se despojan ansio-

sos del uniforme gris o azul marino con que se hrbian <vestido Parae1 éxito" 1' 1o cambian po¡ indumenta¡ias de baile que, aunque a veccs

abu¡de en ellas tanto eicoLor como la ropa de una década antes, sucLe¡

ser nás caras y de co¡te más recatado que aqLréllas

En époc¿s áe in,ruie¡ud v de conse¡radu¡ismo hay una preferencia

por los valorcs só[ios en ;das las árcas Las prendas caras (una chr

queta de pclo de camello, los diamantes, un ab¡igo dc piel) sc anu.ncian

n" c,,m" l.i,,s e¡rocionrntes sjno como "buenxs inversiones", t¡lisma

res,ru,,1 r ' . i r ' . , quien los l icve .una sens¿ción de segu¡idad". Se pref ic-

, , , , l l , . , , r , , ' , ,1, . v, l i . rs¡rcto sól id¡ , ; los r¡uel¡Les suelcn se¡ Pesados

Ld p¡dres ] lóshiros, en ls f.ú$¡ií¡ fj

nili¡r.s t.ma.ls.n Ld ai'osrrEnla, ¡ k

.es p¡r..ír,tne pcrEne.ies.n ¡cültnñs¡¡

un¡¡ e,ncLuso x ptris6d¡ti¡io\' Crlito'nE

L9l2 lobsr¿Jí¡ de BilL OF€ns

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176 EL II\GLIAJE DT LX \ft)I)\

de los Est¿dos Unidos especielrnenrc en los de los partidos m.is .,,1senadores- hay un llamarivo predominio dcl rojo, el blanco y cl ¡,'rlnl¿rino Cuendo ap¿recen en relcvisión, los c¡ndidatos políticos esta-dounidcnses c.rsi siempre lloan estos colorcs en combinación, aunqueel elemento rojo (sin lugar a dudas por sus asociaciones marxistas) scsueLc mantene¡ en niveles minimos-

Moo¡s n¡¡tc¡t¡s I rrsrnu¡s

E1 tipo de radicalismo politico que conlleva una idenrific¡ción conta chse obrcra a menudo se cxpres: en et uso dc ropa.de ob¡ero": monos, camisas tejanas, botas gru€sas con puntens reforzadas y en casosert¡emos los unifo¡mes arrug:dos de algodón de color azul o gris de1os campesinos chinos. Entre los jóvenes, los monos de pero son el signo actual del radical politico o social intr:nsigente alguicn que todaviaacude a las manifes¡aciones de proies¡a, que sc rnoviliza conrra las visitas de jefes dc Estado extranjeros y/o que vive en una comuna radical.

Para que sea significativa, la ropa dc obrero se debe llevar como unconjunro conrple¡o; una sola prenda combinada con más ropa dc moclasimplemente sugerirá un toque dc sofiticación. La indumen¡a¡ia ndi-c,¡l cs también su¡ramcnte efectiva en situaciones donde constituye unaAf¡en¡a Osrcntosa: un¡ li€sra dc eriquetaj una rcunión f¿mili¿r conscr\?dora, una r€unión de negocios. Cuando sólo se llcva info¡malmen¡cen cl campo o en el barrio, etr:dicalismo de1 propier.rrio suclc ser másuna cuestión dc conpromiso privado que de compromiso público. Uncaso especial es la tcstimenta de obrero que tanto gusta a elgunos pintores, cscritores v músicos ¡ más recienrcmcnte, a direcrores cincrnatogúficos v reatnlcs mienrns realizan su rrbajo: lo quc Antonia Frxerhr denon;nado el d¡fmz dc Jos a¡tistasr¡mbién-son tr:rbajadores". Pararl pintor o e1 cscuhor esta ropa riene, por supuestq vent;Lj:s prácticas;.u ,rc{opeión por parrc dc quienes tienen por herr:mientas cl 1ápiz 1', I p,rpcl. o por p:ne de acrorcs y actrices, es purarnente simbólica. Ar,¡ is h i¡durnenrari¿ de estos <nbajadores,' sólo es superiiciai o simlr',li¡.rnrrntc ¡utln¡ica, co¡no cn Other People's irlo/.^ (19s0), de \ti-l l ¡ , , , r , rr , ¡ Ll¡ ,nt [ ,c r lcscr ibe ¡ l dircctor de una película de televisión

, . 1, , , rL, ¡ r r , r i . L. j r r r ( t . r [ ) j j rn. l r f . roquc, ' , r , l , , : l i i , . , , ¡ , , ,1.1

rt.n.n¿ rterqtr¡, ñ:tuJ! ¡f r¡ri.t¿nle. uerabtr r nre.udo r.pr d¡l o..:. ¡.1 r;ro.óu:¡¡ ¡. Lpeli.ultr", r..fdind.r¡s ¡ norlLror J polblemenr¿ tr si Di!¡o s! trpJ lrnológiro dr r:luen t¿ne'¡so. l'or sutu.s(o. iu¡.x 1u¿ rquerc, F¿r. trho¿r ri.n. !n .¡i.h. a ru.g. .an ¡lindomenúrir. r.nreñlír ¡. Mi.l,3.l Erar publi.rdr ¿r el .\i-r ln,¡ ¡t,¿r, trsl

y a nenudo de estilo antigm. Si c1 vinje hacia los valores conse ado-res es pronunciado, cualquier originalidad o infornalidad destacada enel vestir puede indicar radicaiismo político 1-lo social. La pcrsona cuvaropa se vuelve más conservadora pucde, pues, estar respondiendo sin-plemcntc al espiritu de los tiempos, o pucdc estar expresando un cam,bio en su propia imagen, o ambas cosas. Cuando lnnmv Carrcr llcgóa la prcsidcncia de los Estados Lnidos a mcnudo se 1o forografirba conpantalones vaqucros i, un jeLsev de cuello al|o. Aproxinatlamente unaño después, sólo se io veía con rújes oscuros conr.encioneles.

Cuando una óp,.lca de crisis va acotrpañada, cono ¡ menudo ocurre, por una creciente xenolobia v un¡ desconlianza o em'idia hacia lasotras nrciones, puede lieear r producirsc un rechazo roral h¡ci¡ los es-tilos i' l.rs prendas dc vcsrir extnnjeros. Ya lo se 1leva dar Ia impresióndc quc nuestn ropa está hecha_en fnncia o en halia. o que esrá inspL-r¿da en cos¡umbres narivas de Al¡ic¿ v Asia. A¡res l¡ien. ia moda mir ¡bacia cl pasrdo de la propia nación cn busc¿ de inspiración.

Otro dato quc nos puede servir de guía sobrc cl tcmperaurenro polí t ico y Ia imagen internacion¡l de un qrupo o de un jn¡ l i . i , luo c, , l

sndo dc rcpro( lucci( in de los.olores d¡: l ¡ b¡nJi ,r r i . . , " i . , ' , . , r , ,1, .rAcrr¡ l ¡ rcn¡, . cn 1, ,s conqrcs, , ' ¡ ' ,1 i r i , , " r , , , r , , , , t ,

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l-I

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I ;lj EL L!\ctr¡T¡ Di L,1 \l.n,.1

de ral ropr de Lrahjo, e1 mono o: de panr colo. grnuza, h canrsr.

de cLLJros gnndcs rojos r rzules. Llcrabr botas qrc c¡¡n intrecuer¡c.

por scr dc color plrta; v rlcb¿io de c¡da sobaco, en color ganuz3 3 ruego con cl mono, hrbir unos parcles cosidos quc par..i¡¡ sinboli,l,

l¡ exreción dc sudor de un obrcro.

No cs ú¡ic¡nente a conservado¡es i' radicales a quicnes se puedeidentificar por la ropa. Las opiniones centristas quedan aProPradamen-te indicadas con pre¡das suares, cómodrs, calientes (tibias más bien,

cono sus ideas), dc colores agndablcmente difunlinedos (las mezchsrojiz.rs son Lrs favoritls). En GIan Bretaña los socialistas de la genera

ción nás antigua también llevan este tipo de ropa lor otn p:rte. el

ext¡emismo, tanto de izquierdas como de rlercchas. tiende n cxpresrseen lincas angulosas, tcjidos fuertes (a nrcnudo brillantes) y colores de

tinidos.

PRorLsa socIAI-: rL PUNí ¿oof

La protcsta y el descontcnto social ¡iendcn r adopur alguna indu

mcntaria c.tr¡cterística. l ns lxatniks- lc:s teddl bols y los zoo r srr irer dcla posguerra; los zrods, los ¡oc,t¿¡r de los cincuenta, los s&rrr."Á 1' los

órp¡ies dc los sesenta, todos sc .'xpresaron clocuentemente cn cl lengu.rje dc la moda. Hoy cn día el alejamiento de los velorcs comunes 1rl c\-ponen con igualf lu idez los est i los que en un pr inc¡ mornento se l la-

maron prnk y mí adcl¡n¡e ¿et¡ ¿-¿¡,¿.EI pnnk ktok original ap.rreció en Lond¡es ¡ fin¡les de los setcnt:.

entre rdolesccnres de clase obrcn con empleos nlarginales o descnplea-dos. Sc caracrerizaba por el pelo muy corro reñido en colores llamatjvos n¿d¿ n¡turales, con l¡ecucncia un ama¡illo muv p:ilido, a reccs ro¡o.

verdc, nannjr o azul. La can la ller'¿ban crnpoh'ada de blanco páliCo.1os ojos muv ncgros y los l:bios mu1' pinrados En cuanro a ia rop:

el rojo, cl ncgro,\' el b1a¡co eran los colorcs Prete¡idos l-osl¡rr:tr lle'::rban cazadons dc cuero negro y pantalones decondos con ¡:chuel:s n¡c-

r , . . . r , ) . . , r l erb.u- ' ¡ : ¡ r i '<1. .ncs violentas y/o pornográficas, a ncnudo de viol¡cir¡ncs v .rsesrna¡r¡'.La ropa rasgada,v rn.rncharla ar¡ificialnen¡e, sutcre con !¡ormcs 1r1rperdiblcs, dejaba al dcscubierro porcioncs de carne pi l i i | r rnlrrmrzr

que a rnenut l , , rc reír m¡cul l ¡d¡ v co¡ i r¡ñ¡rr , \ ' Lr. t ' ( r , ' r" , -)r

r ' '¡ ,c f i r i r l ,xcr , , l , r . r lc¡ , ¡ r l , ¡ , r r , , , , r1 i 1, i . i , , " '

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rln-,i¡orlqu.¡rrsó.dCnnB¡.hñrrtnrn6¡¿l$ften¡trtenirl.rfi¡trlid¡¡ rlo co¡sigrió-d( !¡rot¡.nr.i!n$ F¿nu.b¡I..r: r únÍrpuefus Aü¡qüc {. orig nó ..tr. r¡ol¡5.¿¡(( d..l¡r¡ r:!¡ild!n, p¡onro lo.opi.rrcn nru.Los ó\Én.r d. cl.¡c nd i¡,v ¡lrr. rlguror J! los dJcrirJ,lrür ¡qtri .!¡ trn Jnhu britrnk úorpler.

¡ode¡ndo el cuello v se LLs¡br prra atar una pie¡na a la o¡r¿. L.rs chic¡spr# también podian llevar es¡a indrLmcnraria, o podíxn v¿ri¿rl¿ conpantaloncs cortos, fallas con una ¿bertur¿ en el lado, suéteres dc ango'ra ceñidos y sandaiirs de tacón alto; sus amigos prcferían las botas mili

En el lenguajc dc l¡ indun¡entaria, esto e¡¡ una demand¡ de aren-ción. asi como un grno de rabia contra quienes deberían haber presta-Jo atnción a estos jóvenes en el pasado, y no 1o habían hccho: padrcs

¡ue eran demasiado inmaduros o que estab:n demasiado agotados;pro-l.sorcs y rnbajadores soci:les insensibles o incapaccs; un estado tlel bien.sL.u :rl que prrecía no interesrrle el bienestar de estos chicos y quc,,,' rtní:r rnb:jo pan cllos. L¿ jndumenta¡ia de mo¡o¡ist¡, las cadenas

' . r ' , r r l ¡ i l l . , . , l , . r lc i r¡r . l . rs manch.rs de s.rngrc,v les cicaLriccs autént i

, , . r , , r i r ,1. , l ¡1, i , i , i , r ,1.r . , ,n. . r ( , ¡ i , rnconof in.r l id¡dofcndcr

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180 ¡l I_¡NCLrAJ! D! LA ItODr\

y amenazar. EÉ necesario llegar a estos extremos pa-ra conseguir algu

na reacción, porque la ropa de calle de finales de los sesenta y principios de los setenta ya era bastante extravagante, y porque el hombre

v la muier normales estab¡n muy familiarizados con la violencia y el

sexo por los medios de comunicación.Ai mismo tiempq otro s xpec"os del pank look solicitaban no sólo

atención, sino también el cariño y el cuidado que damos a los niños

muy pequeños, especialmente a los he¡idos. Después de todo, ¿dóndesj no habíamos visto antes ese pelo al estilo de los pollitos, esas carasplidas arañadas y esas rodillas peladas, esos pantalones y esas camisas

r¿sgadas, esas chaquetas y esas botas de talla demasiado gnnde o dema

siado pequeña y a menudo rncdio desabrochadas? En cuanto a esa ma¡

capzai que es el imperdible gigante atravesando una mejilla o el lóbu'

1o de una oreja, no podía menos que recordar a todas las mad¡es ese

terible momento en que le clan¡on uno idéntico a su hijito querido

en lugar de al pañal. La cadena que unía una pie¡na a la otr¡ no só1o

sugería violencia, esclavitud y pervenión sexual: tam6ién obJigaba a

quien la llevaba a andar con los pasos cortos, mcilantes y conmovedo-

res de un niño cue empieza a andar.Era este doblÉ mensaje, procedente de un bebé cruelmente amena-

zador e infeliz, lo que h acia áel punk ktoh algo tan pro{undamente per-

turb¡dor. La mayo¡ía de los estilos nuevos sólo caus¿r so¡presa, des

dén, diversión o admi¡ación; el punh look provocó simultáneamentesertimienrcs de rabiá, culpa, compasión y miedo; era una moda que

alanzaba hacia 1a protesta política, posiblemente hacia la acción poJíti

ca. El reciente equivalente estadounidense, conocido cono neu aate,

es una ve¡sión adulterada de su original, de intención más teatral que

se¡ia. No está asociada cor la clase ob¡er¿ y da menos importancia a

los símbolos relacionados con la figur¿ del bebé heridq lo que es lógi-

co dado que los niños estadounidenses tienen mrís posibilidades de sa

lir malc¡iados oue de que se los ab¿rdone. La noda new w'aw, ade'

más, se suele [*"t di no.h. para ir a {iestas, bares, discotecas y

concjertos; r3¡a vez se muestn en público de día. Por tanto, como er¿

de esperar, el neu rta"..te looh ha protocado relativamentc pocos agn-

vios; su principal mensaje parece ser que algunos adolescentes están abu

rridos e inquietos (¿dónde está entonces la novedad?) y buscan emocio

nes baratas y relativamente seguras.

dn6{'

MoDA Y orrN(lN

Cor¡¡orutroro soclAt: ¡L ptE¡pir ¡¡)ox

El ot¡o estiio emergente de finales de los setente, el dcn,¡nrin,r,t,,preppie look, tvro sr origen en Noneamérica en lugar de en Gr:rn llrr.taña y no expresaba protesta social sino confo¡midad soci¡I. De hcch,,.no era un estiio nuevo. sino un renacimiento de los estilos suburbanosestadounidenses más convencionales de los años cincuenta v o¡incipiosde los resenta. lo que en aquel la époc: .e l lamó " nrod¡ ' oe club de . ¡m-po". Fue muy popular en los centros de la ft.y league: en Ia obrz dePh,tipR orh Goo¿fu Col"mhs (r959),8rcn¿aPztimkin, la bella alumnade Radcliffe* entusiasta de los depones, suele ir con bermudas de co-lo¡ ma¡¡ón, un cinru¡ón de ranán y un polo blanco con un pequeñocueilo vuelto.

El preppie look se catacterizaba por el tipo de ropa que usaban losadolescentes de los ca¡os inte¡nados estadounidenses y can¿dienses:treeeds, txrtenes, bld7,ers, jerseys de lana Shetlancl o Fair Isle, pantaloresde terliz, polos, camisas de tela Oxfo¡d, de madús y de franela a cuadros grandes. Todas estas prendas seguian las reglas normales de la in-dumentari¿ conservado¡* estaban fabricadas con tejidos relativamentepesados (por lo gene.¿l naturale$, emn de diseño anticuado y dejabanpoco espacio al gusto personal o a la imaginación. La elección de mo-delos era sumamente limitada, y para que fuesen co¡¡ectos todos tedanque l1e*r la etiqueta del fab¡icante "co¡¡ecto" y proceder de la tienda<co¡rect¿,. Se preferían los colores simples primarios, haciendo hinca-pié en la tríada patriótica compuesta por el rojo, el blanco y el azul,mís un mxrrón neutro. El objetivo era dar la impresión de que no sólotú sino toda ru familia llevaba varias genenciones siendo rica e insuls¡,negando y al mismo tiempo, po¡ supuesto, sugiriendo una inquietudsocial profundamente araigada.

Io que distingría al preppü looÉ de los modeios de club de crmpode los años cincuenra er¡ la identidad de sus usuarios. Estas prendasinfo¡males las lleoaban ahor¿ no sólo los adolescentes de inte¡nados yde cienos centros educativos. sino también oe¡sonas en to¡no a los t¡eint¡o cuarenta años, muchas de las cuales no habrían sentido el más mini-mo inter& po¡ este tipo de ropa sólo unos años antes. Por otra parte,el prepp;e look ya se podía ver en lugares y en ocxsiones que en los añoscincutnrr h:rbrian exigido una vestimenta más formal. Se podía ver a

¡r7,¡,a. ,lc.rrrh,s scxos vestidos con camisas de madrás a cuadros, pan'

\ . , " , ,1,r ' , -1," , , " ,1, r , i r ' t , ,

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II II LINGIIAJI D¡ T,\ TmDA

ulmes de terliz ], suéteres Sretl¿rd conicndo en elegantes restauI¡n-r"-s, en 1¿s o{icinas de grandes emprcsas v en fiestas nocturnas, así comocn aLrlas y pist.rs de tenis.

Aunque los elementos que componían elprep¡ie /r,oÉ estaban pasa-dos dc moda, éste teni: cie¡tas carac¡erísticas originales. Una era la costumbre de 1o que sc llamó kyering:llevar trcs, cuat¡o o inciuso náscapas

"isibles dc tcla sobre la pane superior del cuerpo. Un prepple po-

día llevar (de dentro hacia afuen) un jerse-v de cucllo vueko, una o doscamisas de algodón, un suéter de cuello redondo, un chaleco dc plu-món o un blazer de I¿na y un abrigo amplio, a rnenudo con una gnnbufanda de l:n¡ cub¡jcndo el conjunto Con estc agobiante Lynzg puc-de que se prctendiera en pane consumir dc forma ostentosa, pero irm-bién se sugeria preocupación por la crisis energética mundial ¡. un sentimiento t¡n intcnso de ansiedad por calentarse y por la supervivcnciaque, en rclación con ella, hasta las atlas y las oficin¿s estadounidenses,pcsc a lo alta que suele estar la calefacción, parecían frias. Un efectosecunda¡io de esta acumul:ción de capas de ropa fue que sc desdibujóla imagen corporal e incluso las dife¡encias sexuales, de tai forma que.excepto por 1: longitud del cabello, con frecuencia no se podia distin-guir a un joven pre¡ple de una joven ¡rqppie. Cuando proycctaban al'gún tipo de:ureol: sexual, és¡a e¡a de sano atletismo o de zalameriaprepubescente: una especie de calor de oso de felpa.

La otm caracte¡ístic¿ sobresalicnre de la moda p?epy'ie era €l uso quehacía de botonaduras innccesarias. Los zapatos iban adornados con 1¡zos, corchet"s y pasadores sin función alguna; los pliegues de las faldassc sujeraban con imperdiblcs o con hebillas; tiras dc cue¡o o de telaaseguraban inneccsarianrente los puños de 1os guantes, las pretinas dcf:ld:s y pantalones y ios hombros de los impermeables¡ hasta 1os picosdc los cuellos de las canisas se abotonaban p:ra que no pudieran escaparse. Ropas como ésras son un signo de que se está lirnirando o rcprimiendo algo o a alguien. Significativamente, enlz ropt punh apareciauna cantid¿d ¿ún nayor dc botonaduras, pero aquí cl ciecto era de violencia y energia sexual apenff control¿das. Lá5 ubicuas crenaller:s ¡a rrknornalrnenre se dejaban bajadas, y los imperdibles cogian prcnda r.rsgadas y de pequcño tamaño que parecían a punto de desprenderst rlclcuerpo d.snudo; atravesados en 1a mcjilla o en un lóbu1o sugerian qucla carne misma se estaba abriendo. Aunque el look de prEpies v pL'nl':er¿ en c.lsi todos sus detalles igual de dispar que las personrs quc [^l leval¡an, aml¡os est i los ¡ransn¡ni¡n sinrból ic¡n. ¡ t I . r . , , rs t i , ' , r r , i r rL¡,mundo. o Lrn¡ ¡c,v,n.r l iJ . rL l . ,n "r i , , ¡ r '1 i r , , , ,1, , r , , , " '

rtrs opiniones poliri.as I só.ialcs nás bic¡ cow¡¡¡n¡n:les s¿ nrd,ún .on ¡opa ius., .ó¡¡i.l. Lrno:r. mienrd: quc ¡l.xt¡m no cicnLlc r *prts*e en l¡tr müdds, tidos br l1.rt6

' .ol. l.(¡i. F.rgmen¡r ,lel .ómi..\'lr. \ilbe¡i D,¡r}.. ¡.losr sú¡¡io¡d¡. i979

El] c.\¡Erro: cABrzAs R¡DoNDAS y clvr¿ftas

Como s¿be todo el quc ha,va conocido los años sesenta, ios pcina-J,x (cs¡cci.rlnr. nre los de hombre) pueden ser un inportante indicrJ, ' r 1, , ' l i r i , , , l ) , \ ,1. { t , ,c Io\ ronanos corraron l¡ ¡relen¿ a los miem-I , , , - ,1, , , , , , , lL, l , i ,L ' . , r . ¡ ,1, , . . ¡ ¡ tu,¡n,np,rr . re l nucado dc csclavos,,11, 1, , , , ' , ,1, 1, , ' i " ' , , . ,1 l , ¡

' i ,1, ' L,n. i ¡n,¡ dc scnidumbrc. ¡ ,r ! , , . , , , , , ' , , , , , , , , 1, , , , , r1,1, ,1 I , , , r , i , ' i , ' , le \ í , r ) i \ . r ( ) t , . l

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184 !L II:IGI]AJT DI IA ITOD¡

pelo cortado al cepillo de los mihares y de los presos, y las cabezasafeit:das de los rnon;es, implican reglamentación y disciplina, ya seaimpuesta desde fuera o autoimpuesta. lor otra parte, el pelo más largode 1o norm¿l ha indic¿do siempre libenad y libeninaje. Segin sea 1alongitud que signifique lo conse¡'ador o lo r:dical dependc, no obs-tante, del esrilo de la política de la época.

En ia época de la guerra civil inglesa el ndicalis-o em iustero vsc llc'r,aba el cabello corro. A los seguidores puritanos de Olir.er C¡omwell se los conocía como "cabezas redondaw por 1o cono que llo'abanel pelo; sus xdve$xrios realist^s, o cáraliers, que vesrian lujosamente ydisfrutaban de los placeres de la vida, llevaban el pelo largo y rizado.En la puritana Nueva Inglaterra, y¿ en 163,1 sc promulgó una ley con-tra cl uso dcl pelo lago por parte de los hombres, y más avanzado elsiglo los super-visores del Harvard College prohibie¡on ¿ los estudian-tes lleva¡ rizos o cmpolvarsc. La asociación cnrre radicalismo ¡' pelocorto se prolongó hrsta el siglo XVIII. Muchos líde¡es de l: ¡evolución:meriena ¡' también 1os jacobinos franceses 1)evaban pcinados que enla actualidad apcnas parecerían un poco desgreñados, mienrras que lostorles y los aristócratas gustaban de llevar largas y sofisticadas pelucasy de ponerse polvos en la cara.

El movimien¡o ¡omán¡ico introdujo un nuevo tipo ndical de pelorevuelto. Lrs jóvenes más os.rdos se cepillaron el pelo al revés a propósito sólo como señ¡l de su independcncia rcspcc¡o a la rest¡icción con-vencional. Las greñas que nos ¡esultan familia¡es por los retratos de 1ospoetas románticos ingleses se asociab:n en la mente popular con 1assimpatías radicales y también con la licencia poérica. Hacia finales delsiglo XDa un hornbre cuyos rizos fuesen inusualmente largos debla serescritor, artista, músico o especialmente si también llcvaba barba-un revolucionario anarquistr (posteriormente, un bolchevique o un comunista). Estas ¡sociácioües todxvíx oper¿n cn la xctualidad, ¡unqucmuchos arrisras llevan,va ei pelo bastante corto 1' la población masculi'na de paGes como Rusia y China m con el pelo paieitemente corto.

Aunquc c1 pelo corto cn un hombrc al que no se conside¡e a¡tls¡aha sugerido durante rnuchos años puntos de r.ista r¿dic¿les, no sc pucde decir qt'c haya una longirud absolura que esté e¡ relación con uncierto gndo de radicalismo; lo que cuenta es la longitud relrtila. l nun mundo de cortes de pelo al cepi l lo y dc pclo corto por dcrr. is v p,,rlos lados, los pulcros pein¡clos de los p, imcrx r i .n,¡ ,^ (1, 1," l j ( . ¡r lóp.r ' r . r . '

' r . r1 ' r ' l ; , ,1. 1 . l ' , . ' . ' , , , ' . " i " ' . r ' , "" t l

.u l , ,nqirrrr l . I ) , , , . r r , l , \ \ , \ , , , r . r r ¡ , r , i ¡ , r , ' , . ' L, "1, t , " ¡ , ' r

cuándol.s B¿¡tld s¡lrtr.on a l¡ irN¡ ,n1c.nr.i.nxl, sus ¡trPidos Ilcluillo\ v ntr ürres !n 'uclo

innrb¿n.on crsi tot¡l exr.tnud lo que lor n ñ.r brráricos v $udoun idenss dc blena l¡milü

5c ponir¡ prc i.d¿Jiera.N. obsx¡rq crr in¡umcnairs $ !ú'ibhn 'uno peltgrÓ$¡rnte

*iid.,. i".q"" ..'..*b." qE John, l¡ul, ceorgc I R,ngó no t¿nhn lrcmión d"¡ ¡ Pü-

".. --'. "¡'"t,- -.".*,¡1.". .i"o ,lue * h"biu co'*dno rsínnmos ¡au¡úblico

los priilesiós inhú¡; ¡lcl iueso ¡unioso y.lc la ntrniierrión lib.e,l.los imPulsos

poLi¡ic¿ masculina se podia dete¡minar a la vism de la Longitud del c:

tello y de las patlllas (el pelo femenino, pan alivio de muchas muieres,

er¡ trenos comunicarivo). No obstanre, con clprso dcL riempo hubo

ol¡e rD, i . ¡r unr ' .c¡rr r , j , . ¡ t 'h. I r rn nom, rro d¡Jo. r l td.Jor de lq-0'

.olo Lo' c"nscr ' ¡dor. ' -nj . r . . . r 'c r-¡nr, ' l rn¡b¡n .or, ' Jc pel" q 'e

en los ¿ños cincuenta los hab¡ia m¿rcdo como ,e¿¿riÉs locosi+ y mu

chos ndicales sociales y politicos comprometidos iban por ahí con el

oelo a lo afro de un met¡o de largo o con melenas lacias casi por la

cin¡un. El cabello había adquirido ral importancia simbólica que una

comcdia musical de gran &ito esraba dedicada por cnrero x celebr¿rlo:r'f

En los años setenta, confo¡me disminuía el D'rom econónico y el

clinr de opinión se hacía más conservador, el pelo de los homb¡es em-

y,c;," .r ,,'ntr.rerse, y hacia finales de 1a década apenas er¿ un Poco más

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1116 r:L LrNGL^t! Dr L^ r\foDrr

largo, :runque algo más abultado, que en los años veirte. La va¡iedadcra ahon mucho menor, pero aún se podía clasificar los peinados comoconse¡vadores o ndic¿les. william Thourlb¡ uno de los nuevos "insenieros de vestuario" estadounidenses, adve¡tía a sus alumnos que paracasi todo el mundo, .el pelo largo denota un estilo de vida anísrico,estético, romántico e informal. La disciplina, la seriedád y la étjca em-prcsarial no las sugieren el pelo laqo... Todos los estuüos que he con-seguido encontrar indican que en la sociedad estadounidense las per:onas de más de cuarenta años no se fían de nn hombre al que el pelole cul¡ra las orejas o ]e sobrepase el filo del cuello de la camisa".'

En cuanto a las mujeres, el principal mensaje del cabello ha sjdo siem-prc dc tipo sexual más que po1ítico y social, aunque en ocasiones haasumido por asociación un signficado politico. De la muchacha guese cortó e1 pelo dunnte la segunda década de este srBlo se sospechabaque deseaba e}derecho al voto y otros tipos de libertad más personales;y en los años sesenta un peinado afro espeso en una mujer podía ind;car radicalismo político además de gustos contmculturales. Más gene-: lnenre. la" muiere' que l le 'ar el pelo er r izo.,onpa,ros o muy re.cogido (ya sea con redes, con sorros o con horqui[as) sugieren hábitosde dominio de sí mrsmas que van acompañados de ideas conservado-ns. Entre las mujeres estadounidenses y británicas dedicadas a Ia poJíticx, se puede observar cómo l¡s afili¡das ¿ los partidos Conservadory Republicano llevan peinados más estilizados que sus adversarias delos partidos Socialista y Demócrata. I-o mismo se puede decn de lasesposas de los polít;cos, a1 nenos de las que simpatizan con la ideolo-gia de sus maridos.

L¡ ¡¡¡g¡ v LL glemt: D! LA \I¡TUD A LA \'[rANiA

A lo largo de los siglos el pelo facial masculino ha proporcionadograndes oponunidades para la expresión de 1a opinión. La barba co¡ri-da, por cjemplo, ha significado según las épocas autoridad paterna, ins'piración espiritual, violenci: radical y genio anístico, quedando determinado su significado particular por otros dealles de la indumen¡a¡iay el aspecto físico, y po¡ si en un momento dado las b¿¡bas se considenban o no respet:bies. El pelo facial también ha sido a menudo un¡guía sobrc 1a profcsión de las pcrsonas. Se podría escribir un pequeño

1. Villi¡m fhóü¡Ly, r,,,.1r¿ Vbtl vaa WL¿: /¡.^¿r ¿, /rML. t,,¡.. t,,1-, l0/, ll.r

MoDA Y ol,NlóN 187

tratado sobre el significado de los diversos tipos de barbas y patillasde finales del siglo XtX. Tal ob¡a inclui¡ía las ba¡bes bíblicas dcl liderrcligioso; las barbas rectangulares de ingenieros y ciendficos como Charles Darwin; las espesas pero bien arregladas barbas de los oficiaies dclejército y 1a marina; la barba puntiaguda estilo Vandyke popular entrea¡¡is¡as como llhistle¡; las patillas largas o lzndrearíes" xoctzdas connobles y estadistas ingleses como Gladstone (¡ de fo¡m¿ mas sutil, conlos clérigos); y las barbas largas y desgreñadas dc poetas como \fhitman, I-ongfellow y Tennyson. I¡s representantes imaginarios de las na-ciones también usaban estilos tipicos: a John Bull se 1o podía recono-cer por sus patillas rizadas y ondulantes, y alTio Sam por sus dispersasba¡bas de chivo blancas.

En la década de 1880las barbas y las patillas comenz¿ron a encoger,dejando a menudo un rastrojo de pelo encima del labio superior. Tam-bién en esto había muchos mensajes y muchos estilos posibles. Un bi-gote podía ser ancho o estrecho, cono o largo, poblado o ralo, ¡ectoo forzado a adoptar sofisticadas formas. El gran mostacho cuclasopaso bigote de morsa era el preferido de los oficiales del ejército y colonizadores del Salvaje Oeste y, en una versión ligeramente abrevi¿da, delantiguo oficial del ejército y supuesto coloniz¿do¡ Theodore Roose-velt. El bigote tipo manillrr con su c¿ída bar¡oca y sus puntas encrespadas se asociaba con los b¿rberos y por tanto (como todavía ocurrchoy) con los cuarretos de barberial"' El bigote fino retorcido era confrecuencia el preferido de aristas y músicos, algunos de los cuales t¿rnbién consenaban la barba larga, estrecha y afilada, o barba ;mperirl.

Segín el Chronicle de Chicago de 1903, en cl bigote se podír lccrel carácter y también la profesión. Las puntas hacia:rriba inclic,rb,rrr'mnidad y dandismo; un bigore de pelo grueso y duro, quc parccír rc-forzar el tradicionalmente rigido labio supcrior, indicaba estoicisno.La sensibilidad y los gustos artísticos se m¿ni{est¡ban con un Lrigotcsuave y sedoso, con las puntas caidas. El egoista tcstarudo llcvaba prtillas largas y estrechas, mientras quc las del caballero refinado o crudiroer:n tupidas y reconadas.

A la lista se podrían añadi¡ cienamentc 1os largos bigotes negros dclos villanos de la ficción y más rarde de la escena y la pantalla, como

' l{d.ibdn n' nomb¡e ¿c L/d D,,la¿rv púso ¡aje de h obn dd dÉnrurgo i¡glés Tont)\l¡ ttr ,túra.oj Ca" í8a8) 9!e en h inrerp¡eració¡ que hizo d. ¿l d elor udv].(1

^ \ rhdn l lü, t ¡ . ' l r ¡ r ¡ f f i l l ¡ . ITI"' ( r,trr.r' ¡. v!,..r ¡!(!lLnxs f¡ l

Page 93: Lengua Jed Elam Oda

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Il r l , r [L r!NGL'.AJI Dr r_A mOD.\

l , ̂ quc .e rc, u<rce el rnalr :do a,em al eje. : . r un: hiporeca o : l : rarr lJ pobre pe o honrudJ heroín¡ ¡ l ¡ , , i ¡ , der rrer. Fn l¿ obru de H:rdrT^, Dt ,b.4 lk" . t l .b i5ore negro b:en j , rcqhdo.on p.n,^, . ,o. . idr. d<l .educrur de T6.. \ lec D U bervi l c,e adv;ens 1¿ sn .u o,;mcra aparición junto con su indumenta¡ia a la última, "g;rn imp;cable,.chaqueta parduzca, bombachos del mismo tono, co¡bata blanca,cuello con las puntas hacia arriba y guantes de rnonta¡ de color ma,rror. . . qr e \( de,. , :be como.- l ¡r¡r ie ¡ ;pico de un _rpuc,ro y ior<nd¡nJi ¡ i i , ion¿do ¡ lo, ,¡b¿l lo. , . f : , cor cse r"pecL..or el qre pe,, i -gut r erg;ña a Tcs. Mj ' ' rde. d- ' .Jnre un brer i per iodo dr ar.epcrLir ienro.rpare.c l le ' ¡ndo un rr¿ie. .emjc.en"¡ ̂. "n rn rb.e" n.r ,o.(orbrr bl¡n.r ¡ - . rnr i , urd.r . p,r ; l la. ,mpe.:b'etenre c, idad;". ñro'u pa, ion e. dena. irdo fu<ne para Alec I r ¡elrc a ,u. modo. rrrer io_rcs. .e ;reira l . rs oar iJh, 1. -cor un r ru]e o< rueel de moderno e*¡¡o¡_.1o y un -b goL. regro-) d¡noo o¡,ror o.colo,.1, i" ,:rcomcte l¿ ruin¿ toral de la heroína de Hardy.

Por desgracia para novelis*s, diseñado¡es cscénicos y estudiosos delc¡:ner n . . . ul ino. f ¡c i¿ los rño, rc inLe l : n¿ror i¡ Je lo. bi¡otes sch.rbi .rn qLreo.rJo en un mero rer ig o u | ¡bi¿n de,rpdrec do p,;r . oñp cro. \ l r \pu(¡" b. 'bJ.qJe,obre\ i r ieron pcnenccian ¿ hombre. deedJü. a ¿tr ' , r r . o ¡ c\c¿nr n. o, . D¡mnre Io. -einrrrnorpo.r,- iore,,* itodos los homb¡es iban perfectamente nsurados o usaban pequeños bigotes. Algunos de estos cstilos se asociaban con dete¡min¿dos ¡ansoso especialidades de la c:rre¡¿ milir¡r. Tanto en tos Estados Unidos coíoen Gran Bretaña 1os bigotes más grandes y más sofis¡icados se conside,.ab.m exr ' tño. e nJese¡ble,. Depcndiendo oe ,u rormr. .LBeri¿n rr ,u¿r iLl¡d l ¡ in¡ ¡ la p.r , ión i l ic i r . r . , t d¡rdi ,mo ran.é,, . ' b. ,ndot. , j . rnomexicano o siciliano, el estoicismo y la melancolía escandinava, la ines,crutabilidad china, la melancolía rusa y el botchevismo y (tns ia ascen_siónde Hi¡le¡ al podcr) la paranoia teutónica. par¡ et h;;bre no¡malun.brgote como éstos cn personas de origen anglosajón cr: como la apa-r i . ió ' l J( unr \ ierb.r c, ,rrar i . r 1 pe' igro,, er ,u i , r .¿;. . L U-U,.

" l - i , ._

no\ qL( l r l lc! : r5e un ,abio repurrdo como sh¡q o F., uo. ,e con. idez.ba un .amaneramiento bastante desagradable que probablenente scrdootrb; pr"a b¿rbi i l ¡ p(qJeñr.

En los.vejnte años úl t imos, sin embaryo, et pr is,r i r .h.r , . rrr t , i , r , l , , Aa,rbos l ¡dos dcl A¡ l lnr i ( ) \c t , ¡ pr , ) ( tuci , j ; , 1, , , i , , . , . r , , , , t , , | l , , , , . , , , , , ,

proyecto de reforestación. Han surgido nuevos tipos de barbas y bigo

ies con nuevos significados, y se han recuperado algunos de los viejos

csdlos. Hoy irnmente se ven las barbas largas corridas excepto en imá-

genes de Santa Cl¿us, de Dios y de los Patriarcas y Profetas bíblicos

Á l"s hombre. qre l ¡ . l ler . :n. 'e¡n

cu¡ l* lueren 'u 'm"r i ro 'or ig i r . r -les, se los puede llegar a considerar figuras paternas excéntricás. Por otr¿

pafte, la hrba ¿filada Vandyke sc asocia ahora con una autoridad me-

nos benevola. Al diablo se lo rePresenta Popuiarmente cor ese tiPo de

barba, y hoy en día ésta ya no designa al nrtisra; sugiere por contn aJ-

guien que quicre o r ,ene que rP¡-enr¿r qu. Pñ\ee l¡ ' t ¡ r . ! ' rer ' ' t i . ¡ oue

en r m(nle popul¿r \e r .o. :¡n con Srrrrá' : e ' orgr l 'o 'o. eleganre. co-

tés, aparentemente cncantador, ricq meticuloso, siniestro y de gustos

y hábitos extranjeros.La sotabarba cona, que en el siglo XD( en tíPic¿ de los marinos'

hoy sc ve más a mcnudo en ¿ftisras comerciales y en decoradores, qu-e

eüstan del aspccto a¡c¿ico de este tipo de ba-rba; en una versión modifi'

cada, en la que se dcjan crecer las patillas hasta por encima de la linea

de la ba¡billa, cstá ¡elacionada con Ab¡aham Lincoln y por tanro' a1

menos en 1os Estados Unidos, con la sabiduría y la integridad de los

pioneros; aún se pucde ver en ocasiores en hombres quc tienen una

imagen de sí mismos con la cual encajx este tipo de ba-rba o se puede

ver favorecida por ella.Sin embargq en la actualidad estos estilos idiosincrásicos de barba

son relati¡amcnte inf¡ecuentes- Hoy en dia las barbas bien arrcgladas

de mediana longitud y sin una forma particular son b:stante l¡ecuen

tes, aunque no tanto como hace diez ¿ños. Se asocixban entonces, como

ha ocu¡¡ido dur¡nte más de un siglo, con la actividad creativa, y las

Ilevaban por tanto algunos Pintores, escritores, músicos e invertores;

ahon también se ven, aunque con menor f¡ecuencja, en editores, críti

cos, arqüitectos y gente del teatro.EL mensaje de la barba moderna estándar dependc en gran rncdida

de la longitud del cabello de que sc acompaña. Con el cabcllo lar¡¡o,

implica qustos e intereses bohemios y/o una profesión ¡elacionada con

las arres. Con cl pelo de medianalongitud la b¿¡ba se hace más respeca

ble y sugiere maáurez y una originalidad intercsante, pero ni antisocial

ni agitatlore. Muchos profesores universitarios llevan la barba y cl ca-

l¡ello,l, ^r., nr.,ncr,r. Es imposible parecer infrntil o complcramente

r, , , , , , ' l l , r . ro, l , ' l ' . , r 1, .r . r , lL rhí posiblementc sLL popular idad en el mun-,1, , , , ,1, , ' , , ' , ¡ " r , l lu rrr , , r r r t l , 's r r icnrbn,s misióvenes dcl c laustro,

r , ' , , " , ,1, , l ¡ , , r , ' , . , l ' " . , r , , r i l r r r l . ¡ , , ' ¡ 'Lrs ¡ lunn¡x.

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190 ¡r L¡NCU^II Df r-^ MODA

Cütrnro má' lrrso r mí; sleho tuese cl c¡b€llo

-1- h barb¿ de u scrilor. co¡ mis tucr

adefenditrltr libeñrd de dpresión ¡la inspiación .reniu vrL vhirman, poer¿

Cuando ]a ba¡ba estándar se combina con un cabello más cono delo normal sugiere seriedad, un saber especializado y a menudo una li'gera inflexibilidad de ideas. Esta combinación se suele apreciar en científicos investigadores, médicos e ingenieros, y es casi estánda¡ en los "ex-perlos, cuando presentan sus descub¡imientos en público, ya seancientí{icos auténticos, 1a actores que aparecen en la telcvisión djsf¡¿za-dos de cientificos. Po¡ alguna nzón, cuanto menos familiares y tran-quil;zadores son estos descubrimiertos, más probable es que procedande detÉs de una emboscadun facial. De lo que estamos habiando aquí,sin lugar a dud¡s, es del viejo este¡eotipo del alquimista o del magoba¡bado, sabio pero muy posiblemente peligroso.

En cie¡tos cí¡culos, incluso ho¡ cualquier tipo de barba es sospe-choso. Empresarios, poliricos y rniembros de las profesiones m¿s convencionales suelen esta¡ en contra de ellas, quizá en partc por su xo-ciación con los mor.imientos ndicales de 1os sesenta. Como señal¡\íiliam Thourlby:

Las barbas son como las g¿fas dc sol. Micn¡¡r 1as llccs sol¡rc l¡ c¡r¡nadie conseguiú conocerte dc rcrdad ni cg&1a fiusc deri. Las pcr*,nlcre¡tivas, los artista¡, los directores anísticos y los csc¡tores vm l.r crcepciones que pueden llevrr barba. Pan ti, su bagrje, su cdu,r, irirr. 'rrhonndez y su fururo no t ienen imporuncir curndo cúlú). .ú , ,1, ' . r

2. Ihou¡by,1, , ¡ / . r i r l l l

l r l

En otras palabras, las pe¡sorns crexiivas proceden de malos ambien_tes, van a escuelas iradecuadas, no se puede confiar en ellas y por logeneral acabarán mal.

El bigote parece atravesar hoy una época de transición, posiblemenrc de declive. Hace unos años fue muy popular. El efilo Prelerido cfae}bigote poblado qLe se extendíaun poco más allá de laboca: se pensa-ba que implicaba energia, dominio y poder masculino Cuanto más largoe¡a el mostacho, más fL¡e¡za tenia el mensaje; algunos se acercában ala: proporciones del bandido mcxicano tipo ?ancho Villa. Este bigotedc macho sehizo poptlar entre los desperadoes dc Madison Avenue yMayfair; también lo llevaban nuchos homb¡es de cla';e obrcra, espe-cialrncntc los de origen no anglosajón. Pero el propio éxito del bigotede nacúo como signo puede que fuera su perdición. A fin¡les de losaños setenta se empezó a pone. de moda entre los homosexuales, y alte¡mina¡ la década se habia conve¡tido en un indicador gay en lugarescomo Nueva York y San F¡ancisco. I¡s homb¡es de estas ciudades alos que no les gustaba que personas de su mismo sexo {uesen tms ellosy les hiciesen proposiciones deshonestas comenzaron entonces x x{ci-rarse el bigote. El hecho de que esta tendcncia se exdenda a sectoressin una cultura ga1 significativa, o el que una moda homosexual, siempre inconstante, vuelva a cambiar, permitiendo que el bigote de nzaclosobreviva, aún está po¡ ver.

FoTLAF rlMpoL{r

Unos hombres llevan barba toda su vida; para otros la barba es unmatorral que brota de la noche a la mañana y que enseguida se detieneCuando un hombrc se ha ido r¿surando dr,ran¡e muchos años siemprees significarivo que de pronto se deje barba, tanto más' por supuesto,si al final se hace permanente. Vari.rs Pueden se¡ las caus:s de esto Eldescubrimicnto de does o inclinaciones a¡tísticas a menudo se expresacn cL crecirniento del follajc facial, y también la idcntificación con a1-gún sistema dc crcencias religiosas o intelectuales, particularmente con,*lucllos cuvos fundadores eün notablemente barbudos (Marx' Freud,

.lun¡;). tiunnto más largo y exuberante sea el nuevo aditamento cxpjlar,v rLr,rnt,' nrí'." parezc¡ al de Dios Padre, más probable es que su pro'

¡'r'r.rr i,' sc h.ry.r dcsirn.rdo r si mismo profeta o sabio del sistemr en

I l r r . r l r . rr [ . r r , rrrr l , i i r r pucLlc,r¡r .rrcccr tcmpor.r lmcnte en hombres que

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t92 TL LINGt \II ¡T L1 ,\'LUDA

han co¡tado recientemente algún lazo profesional o personal impor,tante. Los estudiantes universitarios que salen de casa por primera veza menudo se dejan crecer el pelo facial en cuanto fisiológicarnente pue,den hacerio, como prueba de que ya se es adulto. No¡maimente estasvellosidadcs duran poco, y si consigren sobrevivir hasta el último añode carrera casi siempre se esfuman antes de llegar a la enrrevista parasu primer trabajo importante o parr una beca de investigación. Mástarde, dun¡te la crisis masculinx de los cuarenra o cincuenta años, ha¡'una nuev¿ época de crecimienro. El hombre que acaba de dejar a sueslosa o que ha dejado su trabajo o a ambos, con frecuencia deja dcafcitarse dumnte un tiempo. La barba resuirante, conforme se vala de-.rr .ol l rnJ". le propo.c onani lo, di fe,enre. ¡specio\ \u(esivos ¿p,opiados ¡ las fases de desar¡ollo ps;cológico y sociai que está a punto de;rrar esar. f . dec . . pr imero h.rce qu. p.rezcr que ,e ha vi , ro

"orprend -do por Ln d(.r"r-e r¡rud. un¡ inund.¡ción, u ' , . . rcmoro o un ,ncendio: de.pun hrce que p:rez.a un g;rduL nj , rarde un marino cuyob:ro ha naulng:do ¡ oor ulrmo un del incuenre. Al f in¿|, el hombrevuelve con su esposa o a su tmbajo (o a una esposa y un tnbajo muysimilares) y se quita la barba; o bien cambia definirivamente de vida,en cuyo eso la barba (si se ie permite sobrevivir) adoptasu forma finaly se convierte en pa¡re jnregnnte de su nuera personalidad.

Aleita¡se una ba¡ba o un bigote tras nuchos años de llevarlos ram,poco carece de significado. Con frecuencia sugiere un giro hacia el convencionalismo; por otra parre, puede tener relación con el mantenimienrode una imagen cxistente. El pelo facial tiende a perder su color natunlanres que e1 de la cabeza, y los hombres que se dejan la barba para identificarse como jóvenes radicales, anistas, inteJectuales o como personascon auto¡idad pueden afeitisela a medida que aparecen las can:s.

EL soMBRERo sIM¡óLIco l¡ EL soMBRERo urllr$xro

Tradicionalmente cualquier cosa que se lleve sob¡e 1a cabeza, trn¡rsi c¡ece de forma natural como si no, es un signo de la mente que h.rvdebajo. Por tanto, e1 sombrerq como el cabellq expresa ideas v opini,,nes. Como la cabeza es una de las pates más vulner:bles del cucr¡rr,.muchos sombreros t;enen también una función prorecio¡ir, prc\ofvrldo a sus usua¡ios de los rigones del cJima y de la agres;(jn hu¡rr.in.¡. t:lsomb¡e¡o dc homb¡e del s iglo XIX y pr irc i¡n>s Jr l X\. r¡rrc cr l i I rmo cxtremo dcr iv.rbr Jcl c¡sc,) n)( l i .v,r1, pr, , r ,11í.r . r , ¡ l r r rr 1, , l l rv.r l , r

t93

tanto físie como psicológicamente. La alta copa desviaba los golpes;el ala protegía la cara dc la luz solar fuene y de las miradas indiscretas;la fo¡ma convencional expresaba la convencionalidad de la mente quecubría. En genenl, cuanto más xlto era el sombrero, más elevada enla clase social de quien lo llevaba y/o rnás convencionales eran sus ideas:el a¡istócr¿ta con su chistera y e1 hombre de la Ci4r londinense consu bombín er¡¡ unos testa¡udos. El inconvenien¡e, simbólicamente apropiadq de tales sombreros es que enn fáciles de derribar si alguien seatrevia a hace¡lo. Los obreros y los muchachos, por su parte, llevabango¡ras de rcla, de un aspecto no tan impresionante pero más fáciles detirar; su prestigio, el poco que tenia, resultab¿ más difícil de dañar conun ataque direcro.

También los sombre¡os de mujer tenían significados simbólicos im-portantes, ?uÍque 1o que aquí prevalecía er¡ más el rol social que laposición. Durante la mayor parte del siglo XD( todas las esposas, viu-das y solteronas respetables se cubrí¿n 1a cabeza no con ono sino condos tocados simbólicol Ercepro en el caso de las jóvenes solteras, unatocadoméstica hecha en muselina o seda, adornada con encaje y/o cin-tar, era una parte esencial de la indument¿ria cotidianx. Se la poníanal le"antarse y sólo se podia prescindir de ella en los actos sociales nocturnos. Por lo geneml esta toca era blanc,r, expresándo la pureza y deli-cadeza convencional de la mente que habia debajq si ia mujer est.rbade luto podía scr negra (color más apropiado como recipiente de pcn-samientos tristes) o podía ir adornada con unx cinta txmbién negm.

Cuando la mujer de clase media sa1ía de su c*a, incluso par:r pasearpor eljardín, se ponia un sombre¡o o una cofiá e¡cima de Ia toca, sila llevaba. Así protegia sus más puros y privados sentimieitos, cubriéndolos con una representación rebuscada ). convencion¡l de 1: limini-dad pública de Ia épocr. A una mujer bien vestidr que apareciese enpúblico sin su sombrero, o sin una toca (si €m 10 suficientemente ma-yor para llevarla), se le solía atribun que padecia con{usión cmocional,quc tenía algún trastorno mental o que era de monlidad relajada.

Hacia l¿ década de 1890 las rocas ya las había dejado de lado todocl mundo excepto las ancianas o las mujeres excepcionalmente recata,l.rs; pcro los sombreros dc hombre y de mujer siguieron prosperando,lu¡¡ntc los cincucnta años siguientes, ofreciendo una notable va¡iedadr|r lr,r.nrrs cx¡nri'.r', li¡ los Estados Unidos el somb¡e¡o e¡a un simh'1, ' ¡1, , ¡ , ¡¡¡ ' , l , r rrr t i ¡ r , rrpcei:r l . |ucro¡ éstos los ¡ños dc la emign-, i , i r r , rrr , ' ¡* .r , r ' . , r ' r , , l r , l . r , ¡rr , , l , ""rrr l , , r lc.rb.r rn carg.rmento tr :s otro,1, , , , r r ¡ ' . r r r , , . . , , , , , . ¡ ,1,r , r , , , , ¡ r r r , r r ' . , ¡ r r . r í . r r , l " i ¡ rc l , r ¡ ,qrccl losno

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I] LENGLü]¡ ]]L L{ \f)])X

2) que sc dirigía a una ccrcmonia de cualquier tipo o 3) qrLc tcnía rnás

Aún se usaban en de¡crmin¿das ocasioncs sombre¡os estrict¡menteutilitarios: gorros de lanr de punto cuando hacía trío, suestes de plástico o impermeables para l¿ lluvia, sombre¡os flexibles dc paja y gorrasde bé¡bolde alsodón (algunas con viseras de ccluloide de cotor verde)pm el sol deslLrmbr:nte. El presrigio de tooos eembargo, muy bajq v muchas personas prcferian pasar frío, mojarseo no ver bien antes de ponérselos, especi:rLnente en las ocasiones másformales. A veces, para protegerse contn los erenclosr sc ponlan unsomb¡ero simbólico viejo, pese a lo poco efcctivo que esto ¡esultaba.Al somb¡e¡o de ficltro tiporQdora+ de hombre había quc darie formadespu& de cada torrnenra, y el fieltro flexiblc se conve¡tia e¡ un p¿steimalcocido.los somb¡eros simbólicos de muje¡ enn aún más l.ulne¡a-bics. L¿ rueda de cxro ¡lel neu looh cmpezab¿ a votar cn cuanto selevantaba la más ligen brisa, ct elegante sornbrero tle paj: de los añoscincuenta se marchitaba y el sombrcro sin ala estilo Jackie Kenned¡con su velo simbólico, no tení¿ la más minima utilidad.

La desaparición del sombrero simbólico du¡nntc 1os treinta ¡ños últimos es uno de los capitulos más exrr¡ños de tod¿ ta his¡oria de 1a in-dumentaria. Después dc <1ue casi todo el mundo Ilev¿se la c¡bez¡ ccrcmonialmenrc cubie¡ta durante siglos, de repente dejarorr de h¡cerlo, vello a pes¿¡ de los descsperados sollozos ¡' ias amenazas proccdcnL.:s rlcla industria de la moda. Sc montó una extraordinaria carnp.rña prblicitaria: se ¡eco¡daba a los consumidorcs que nunca se habí:r visro cn público a un: ¿uténtica d¡ma o a un caballero <1LLc no llev¡sen sonrLrrcn¡;se les advertía que e1 abandono dcl sombre¡o dejrria sh rnb.rj<, r milcsde personas v scrian millones los que sc vcrian aquejados de entrirnicntos v dc neumonía. Iodo fue en rano; cad¡ año habia nás homb¡esv muje¡es que iban con l¿ cabeza descubicna.

t)unnte los años finales de los sesenta y los prime¡os de l¡ décadade los setenta el único entusiasmo real por los tocados se produjo entre1¡x nrie¡rl¡ros dc la contracultura, quc adoptó va¡ied¿des excénr¡icas de.,nrtrrdos simbólicos con un ánimo lúdico o s:nírico. Durante un tiernpor,"l,r ¡rrnilestaci¡5n poiitica o concicno ¡l ai¡e lib¡e er¡ una nuhitud1,,,r rrriguc.rnre de gorros de piel de mapache, sonl',, f,^ (1. f.,.¡l par.r el sol, pañuelos de gitano, brillantcs chistens ne

L,1. ,ú ' ¡ . r ! , . t t r .1.r . ,h unl)¡r lÉprsnr¡ !L l .hobr.póninrdeS doü So'¡brci , . , r . , , , t , , , ¡ 1, , ¡ , r , , l ' (LL' l r I , ) t t r r r , , f !n.r t . r ud r . (1, . r rvfutr . f t l

t']¡n l.s eurot.o¡ {tue emignLr¡n rlNnrroMun¿., h rc!¡-¡u signo t¡¡.funtdcrbtr r .lel ¿\ito deh.orsccu.nnr dr u.¿

.n¡ldrd rm.ri.¡nr L.\ hombfes qu¿ scló r¿irn prr.rir r llmban ¡r¡les r \o¡'breos pt¡ ¡ {j.suiB.d.losr¡¿.r¡¡út¡ eci¿¡ ll¿srdos, )- rÉtirn ¡ nr.sP.r\ r ¡ slsliii.s l, jo, ,ru¿ Fodi¡n DuluLl, \lin

eran greenlronr.s ignor:rnres, o quc Pertenecian a una clase social suPe

rior ;ln dc la m;yorh de los cmigrantcs, se cuidaban en cx¡¡emo dc

Oc¡so v c,lío¡ DEr soM¡RERo slMtorlco

Tr.rs 1a segunda guerra nrundial, el sombrero simbólico comenzó

.r d\rrDlec( . \4ute-e\ ¡ , ¡ . qL! Lr^ ' p-.o ' r io ' anre' 'o 'e 1. ' l_;L- 'c . u-r i , o ' . ,1 d<.u,¡* . in 'on l l r . ; . n; ' iq. ic ' rpr"air r l : r 'nde 1a csquina, ¡ho¡a se anudaban un pañuelo a la ubcza o iban con

la cal¡ez¡ descubie¡t¿. En los ¿ños cincuenta el somb¡cro shbólico de

muier sólo era obliqatorio p:ra l.rs ocasiones fo¡males: conidas en l¡

.j.,ird,.."nion." d. negocios, ir a la iglesia; hacia 196C era opcionrl

en tod:s partes. Se scguían fabricando y vendiendo somb¡eros de ¡¡u

ier, p. o .obr. ,odo como corrplcrcrro ' J. . "zr ' "l ,nbi in de.rpar. . ;ó el .on,b . ro ' imb" o o< | "-b* 'PU

l

l , 'ee!nd: L.r .r" i n-urdir ' , runque dc rorrrJ r t j g- L I h 1' I ' ', , .q"u..1 ápl- . . , ' i " b

' jn 'c" ru. e 'e un o' rL n . r ' ' i r ' r " l I '

dico-un somb¡ero de fieltro, cl viajantc de cor¡ercb u¡ so¡rbr'r"l'

copa baja y el obrero una gorr.r, lo más normal cra quc no 'c

i" ¡L[rrsen. En los Esudos Unidos ocurr i ¡ lo n¡ isnro: ¡ l I i ¡ ¡ I . in. lLt" ' ' l

t r" 'gnn ciudad, a un hombrc quc l ld ' rsc un ",nrbrer

<' s irrr l ' ' l l i r " l ' " " r t ' l ' '

bucn t icrrp, ' se i t ' r1r , r , i . t l ) , t1,( , , ¡ , r r r l r r r r r r t l rL I '

Page 97: Lengua Jed Elam Oda

¡]- LINGUA]¡ DE IA MODA

gra., rntiguos ctsco' mJirarc' y sombrero' de pri¿ aoo'n¡dos co-n 0o'e"

iru ' t i^ d-e 'erd¿d

o oe prpel. Qriene' no l rnrb¿n 'omb'ero frecuen

temente se ahban una ti¡aie cue¡o o una banda con lentejuelas alrede-

do¡ de la cabeza a la manen india (en ocasiones con utra pluma enhies-

r¡) . o,r iz¡ o¿r¿ n"antener aqrupada. 'u ' idea' ur ranLo dispenas' quizj

pa,:a . i .bo"r"r . el h. . h. d" qu. po 'u m.nre rondaba algun: idea ob-

Es interesante señal.u que Ia desaparición del somb'e¡o convencio-

nal coincidió con una dústica simplificación de la etiqueta En todos

Ios actos, menos en los más {ormales, se olvidaron las reglas de proce-

dencia y de asiento- Se presentaba a los extnños dando sólo sus nom-

br.s d. pila, a -.""do "in

tener en cuenta categoría, edad ni sexo; caje

¡os. caÁareras y auxiliares de vuelo se Presentaban al público con un

simple "Hola, me llamo Billie" En lugar de hablar sobre el tiempo

o lai noticias del día, personas que sólo hacía cinco minutos que se ha

bian conocido comenzaban a discribi¡ su esrado de ánimo y a revelar

detalles intimos de sus vidas; este proceso, cono cido como letting ít all

banp out:t a menudo tenia reflejo literal en la indumentaria- I-o que

o¿re' . i ¡ c,r¡r renlendo lug¡r rrnto en lo que 'e ret icre J vesr ido con-o

, l r ' .o ' ,u.b' . . .n. ' . . l rndono,:er vo pJbl ico forr¡ '¿l ' rmbolrz¿dopor el sombrero. Homb¡es o mujeres que en otro tiempo se habian

ientido deseosos o incluso ansiosos por asumi en público un papel

uni{orme ahora querian actual en todo mome¡to como individuos es

portáneos. Un "caball€ro" 1,a no se quitaba su sombrero simbólico ante

,rna "d"-a, prt" most* el rcspeto convencional debido al sexo fe¡ne

nino: ya no tenia sombrero que quttarse.

EL RrroRNo DtL soMBR¡Ro: E! rsrLo vAQlitRo Y ¡L ?AÑuEro

En los años sesenta y setenta la e\tinción del somb¡e¡o simbólicrr

Dxrccía casi tan cierta como la de la paloma migratoria No obstantc.

ahor.r parece estar iniciando un timido ¡etorno. Este movim;ento c()

-enró ho"e utto"

"ños en el Salvaie Oeste de los Estados Unidos c<¡rr

la crecienre popularid,rd de los sombreros de "aquero

entre quiencs n"

.on urqu..ol-Hoy ona mayoria de hombres de esta parte del pris' r''

'| ^si

.o¡.cido .n i¡sl¿s. el igniiic¡do hefti dc ¡¿,s ¿,¡ cs colsr (inf¡) r nd"'¡" ' 'li: 'h ropa pr¡ que sc scquci el rnLilo tiguRlo dc 6itr exP¡dión es, en clccio,

"n¡llrr ' ' I

t."" r"l,¡a" .; 0."".,P-.. ¡or ocrhrr l¡ cmocnrno oi "'i'¡'rir!! ü)d'!rr o' l l

MODA Y OtrN.rÓN t'¡/

pecialmente de Texas, llevan un tipo u otro de somb¡ero "del Oeste,,y lo mismo ocurre con muchas mujeres.

El sombrero de vaquero, originariamente elemento componente dela ropa pdctica de faena de los hombres que tenían que recorrer a caba-llo la¡gas distancias en u¡ clima hostil, se fue cargaodo a lo largo delsiglo pasado de significado simbólico. Básicamente sugiere dureza e independencia, pero este mensaje tiene rnuchas sutiles variaciones posi-bles, dependiendo entre otras cosas del color y la fo¡ma dcl somb¡eroy de sus adornos. La convención hollywoodiense Sombre¡o Blanco =Buenq Sombrero Negro = Malo aún funciona: ios hombres que de-sear apaiecer como personajes rebeldes o desesperados prefieren los co,lores más oscuros y las personas de orden los más claros. Los tipos depersona ambiguas, sutiies o reservadas pueden preferir los tonos grisáceos, mientns que los tostados y marrones que reproducen los coioresdel paisaje del Oeste ios lleran (o se cree que los llevan) los hombresnaturales y realistas. Las ci¡rtas de cL¡e¡o liso de los sombreros, sin lugara dud:s debido al principio de la magia por contagio, sugieren la vidasencillay ia energía física del animal a la que unavez pertencció el cuero; Ias cintas ca¡as labr¿das a mano y los adornos de plata y plumasimplican un estilo de vida ambicioso y una abultada cuentá co¡rierte.La forma del somb¡e¡o del Oeste cs rambién una fo¡ma de comunicación. En general, cuanto más alta es la copa, más alt¿ es la autoesri-ma de quien lo lleva; cuanro más ancha es el ala, más estrecha es suconexión con las ¡ealidades de la vida al ai¡e lib¡e en ]¡s llanuras delOeste, donde resguardarse del sol, la lluvia y el polvo son cuestionesde vital importancia.

En los últimos años los sombre¡os del Oeste han comenzado a muftiplicane fuen del $1vaje Oeste. Actualmente se venden en Nuera Yo¡ky en bndres, aunque quienes pueden permitirse paga¡ sus precios (en-trc ellos Bob Dylan y eL rey de Suecia) aún los encalgan a Texás H¿ttc¡¡ de Housron. A veces el rnensaje que tr¿nsmiten estos somb¡eroscs un¡ men cuestión de sofisticación, pero con {recuencia, especiaLnenteeu.rnilo forman panc de un conjunto del Oeste compieto o parcial, sepucilcn lccr como una guía para descubrir el carácter y la posición so-, i , r l t lc quien los l lcva.

lrrrrtt¡nri¡, eLsombrero uriliurio se está haciendo cada vez m& aceFt.rbL, cspcei.rlncnte cntre los hombres, cuyo cabello ¡elatir.amente co¡toy r rry.r ¡,r,¡r.nsir'rn x li cxlvicie los hacen vuinerables a los rigores del, l i r l . r . I , " 1yr r .x r l r , l ¡n,r ¡ún sc ¡rnsidcr¡n vulgares si quien los l levar,¡ , , , | | , . i . , ,L. , I | , r , , ,1, , , . rñ, ,s. ¡ r . ro y,r h,ry,r l tLrn,uivns más rcspetables,

Page 98: Lengua Jed Elam Oda

ti

198 EL LENCUAJf, DT LA \IODA

tl $nbe¡o del ocre o d€ uquúo s loY

un rcnplejo obj¿b simbólico Un rú

..¡ un sonrbEro ncg¡o que sa de .oPa ru

y qúc eytr d¿cor¡do cón obÉnx úns,

cono NfejenPlo!lüm¡, ¡o5 dice qüc cl

peMn¿ic que inb!Ér é n¡ladq egolray *¡an¿drncntc rico. Er¿ torognía pu

Llci¡üü d. Lrrr H'súan ¡o, l, facnnóLippin & Cmt, l¡s Angcles

aleunas de las cuales han comenzado a asumi¡ significados simbólicos

pápios. El sombrero de piel negr: que se puede doblar hacia abajo pa':

i"or' las o..i"" los dí"' ic mucho frío está asociado con los homb¡es

d.'m"di"nu ed.d y de origen o intereses propios del norte de Europa'

Está también el somb¡e¡o irlandes flexible de a'eel, anpliamente anun'

ciado como un somb¡ero favoreccdor pan ambos sexos: en realidad no

I¡votce ¡ nlncuno, pero r iene l¿ 'cnr,r ja dc que no hav n;ng¡r¡ ' ip"de pre.:pir¡c ió-n r .uo.a que puedr drr le un .r 'pecro peo' que el qu'

u i i "" . . r" el . ¡mpo eqi ,orrbrero * b¡ ' r¿ntc re'Pet¡bler en l ¡ ' i t r

áad, "in

emb".go, quien 1o llem da la imPresión de penenecer a un¡

a¡istooacia rural difícil de distinguir del campesinado'

La gona plana de lana que tradicionalmente se lleraba antes pa'-r

p¡acti; el g;if, el tiro y otros muchos depones es otro posible sonr-

Lrero ,tilitarjo, y octualmente quizá el más popula¡. En zonas ru¡¡lt'

o subu¡b¿nas puedc da¡ un cieno estilo v gracia a la jndumentari¡ Srrr

embargo, al honbre q're lleva en la ciudad una gorn de este tipo {'

1o cal i f ic¿ au¡omátjcamente "n purrto por dcbrjo J ' l r ¡r 'sn n;n s ' t t i ' t l

. lu. , ,vcl , , r l , . ,o.1, 'urcqir ' , r r r ' ' . I ¡ r rc. l , ' ¡ " i " " " !Alr ' r "

so dc poseer una finca en l¿s ¿fue¡as de la ciudad que haya bauriz.rtl,,con el nombre de Pinos Ahos o El Rese¡vado.

Las mujeres a las que les gusta parecer marimachos o caballeros 1ievan algún tipo de sombrero utilitario, aunque normalmente no por ra-zones puramentc utilitarias. Más a menudo, cuando hace mal tiempo,se protegen la cabeza con pañuelos, y aquí ricnen un amplio vocaberla-rio de posibilidades expresivas. El tejido de que esté hecho el pañuelopuede tener relación con la temperátun de la calle, o puede scr un indicador de clase a la lana se la conside¡a a¡isrocr.itica, a la gasa, propiade nuevos ricos, a la seda, distinriva de clase media ala, al algodón, declase media o de personas creativas y los tejidos sintéticos son propiosde clase obre¡¿. Ot¡a consideración impoftante es ia form¿ de atarseel pañuelo, ya sea convencionalmente bajo la barbilla, exóricamente enla nuca, o en lo alto de la cabeza a modo de tu¡bante o en plan asisten-ta. Pero probablemente lo más signilicativo sea el color (si lo tiene) delastampado del pañuelq que, cono el color y el estampado en gencrd,rnn'rr ' ren una . tmpl i . r v¡r icd:d J< 'ur i le ' e impñrlrnre\ men.¡re\ per-

Page 99: Lengua Jed Elam Oda

CAPÍTULO

Color y estampadots1 lin¡el a pújudici¿l paú lá slud,aflige a los ojos codiciosos ¡ ¿demás,4 f¿lso, pus Dios habria h€cho ¿ lasoveias de color p,i¡pun si El hubieoquerido que la ropa de lana fuen

CoMMoDúNUs, siglo Itr

Hay cie¡tos tipos de información sobre otras personas que se pue

den comunicar aunque exista una barrera lingüística. Quizá no seamos

caoaces de entende¡ ciertos dialectos, pero cuando oímos una conversa-

"i3n d.

"""s leng,'"" enseguida podeÁos distinguir si los hablanteses

tán aker¿dos o jbur¡idos, alegres o tristes, confiados o teme¡osos. De

igual manera, hay cienos aspectos del lenguaje de la moda que los pue-

de lee¡ c¿si todo el mundo.El primero y más impo¡ta.nte de estos signos, y el que causa mayor

v má inmedia:o impactq es el color. Los psicólogos han descubierto

oue una simple mi.ada a dis¡ inrot colore. nos alren la presión <rngl i

nea, los latiios del anÁn y el rirmo de la re'piración. igual que oír

un sonido disco¡dente o un acorde musical a¡monioso. Cuando alguien

viene hacü nosot¡os lo primero que vemos de lejos es el color de su

ropa; cuanto más se acerc,:, más espacio ocuPa este color en nr¡estrc

camDo visu¡l y mayor elecro causa en nueslro )i\lema nenioto L¡s

colo.. . uiuos qu.. . unular entre si , como lo. .onido tuen* o l¿' ro_

ces altas, pueden llegar a daña¡nos la vista o da¡nos dolor de cabezai

los cohrcr rulvo y rrmoniosos, como la música y las voces suaves, nos

crnor¡r)|l¡ñ o noa aolilStn. El color en el vestido es también como el

Page 100: Lengua Jed Elam Oda

242 E- LrN(:LArr DE L \roD¡

tono de la voz cn e1 habla cn cuanto quc pucdc r lLcnr por cornpl loel signilicrdo de lo que "dicen" otros aspectos de ia indurnen¡a¡i¡: diseño. tcjido y ad<,rnos. Igual que ocurre con 1as palabrls ,.¿Quiers b.rl' r .or n r"o) * pLrede .u.u-:r r in d" rele o e pF ro .o 'odesafio tarnt ién el efecto de un traje de noche blanco es mu¡ ditirartc el de uno cscarlata dc tcjido ¡' csrampado idénricos. En cicrLrs c¡rcunst.rncias .rlgunos tinres, como elgunos tonos de voz, sobrep:san 1osl in". 'J . . ; . . , . " rc. ¡ ¡ ¡o, : . r ! , - , ' , . j . r . ! , r -dor de bols¡ ¡ecil¡iendo a sus clien¡es con un tnje de tres piezas c{e ro-1o¡ ros¿, se¡i¿n como personas chiil;ndo rnu-v fuene.

Aunquc a mcnudo cl color cs indicat ivo dcl cstado dc inino. r¡es de ningún modo una guia infalible. En primer lugar, la conlenclóipucdc prescribir ciertos tonos. El empres¡rio urbano h¡ de lle,;r u',tnje azul marino, gris oscuro o (cn ciertas rcgiones) marrón o tosrrdo.y puede expresar sus sentimien¡os sólo a ¡r¡1'és de su elección de canrsa y corbat;r, o sólo de la corb:ta; ,v :un rqui las posibilidades resper.rbles pueden ser muy lir¡it¡d¡s. La conr.ención ramblén altera e1 signi.' i . , .1" J( 'o ' . . , " r . . .sun. l ,u5.r- 'e l l le 'oe' 1:e.e.e. Icolor rojo cn la oficiux no es lo nljsno que en un¿ discotec¡r i. el ¡i:n:po caluroso permie llevar los colores pálidos que nos darian una rp:.¡ienci¡ rnucho más form,rl y fúsil en pleno rnuerno.

Hay más problcmas. Algunas pcrsonas pucrlcn s,irar colons qr.les gustan por la creencir o la ilusión de que son poco iar,oreceJor.'s.n:(ntar, , r . r ( u n. r ' . .J .n 1. . ' r . " . " r . . q . n"- . . ¡ l r er .e ro ,

tan por razoncs sinbó1icas, porquc son nienbros o segritiores rlc ur:cierto equipo de fútbol, por ejen4no. Además, :lgunos segui¡or€s J,la moda pucdcn clcgir c icrros mnos simplcmcntc porque c"t r io * 11.ran. Hay t.rmbién un factor económico: e:icepto los ¡;cos o Lor cr¡:.r'.rganres, casi nadie t iene más de uno o dos abrigos. lnpernerble., , , ll¡ornoces al¡rismo ¡ie¡rpo; 1os que tienen sc 1os han dc poncr coinLrJ rro no con la rnoda del momento. Un abrigo de invie¡no de cr,l,,r .,¡¡r i l lo chi l lón, comprado cn un arrebato d¡ cuk¡rr¿ tn ocruhrr. ¡r , ,1,tener que abrig.rr la más negn depresión de febrero: rocio l, qu, ,r', ,cs quc cn algún momcnto su usua' io fu" f" l i r

" " l nrrnos rL:r , ,

-¡ , , ,nr. ,

También hay que recordar que el e*ado de inrnr, , . . r l , , , , ¡ rr , , , , ,l r edad. la posición sc,ciai o ias eas poJír lc.rs. I 'L¡¡ I , r ¡ . . , ' , , r ,

' , .

cLrrso dc un díe. El hombrc quc l lcgr :r1 LiLb., j , , i . r l r , 1, .1, i i i . , , , r .azul , r una corb.rra .r juero l , , rc i , r I , , 1, ,

" , , ,1, I . ,1, ,r , , , ' , , , 1, , ,

c¡co!)L¡;rdov¡rr)r l r r rstr . r i , ' r r , ' ,1rrr l , 1, . r1. , ' , " , , , , , , , '

aolon Y $1,{MF\D!

1la¡nada tcLefónica de su am,rnte que, si 1as palabns tulierrrrr I rl 1! l' 'le h¡bría puesto l¿ corbata del rnismo rojo quc l¿ cara T¡n¡biil " ' " '

'o . . r e-or-eo. que <".p" dc p I e l uu' ur" ' ' '

. , n e J. lo ro Ie¡ . r de orrr : r r rur i r l l r r Jnr Lr( ' r r ' J l^rerr r i : r ' 'de sris es tan diljciL de

'cr como un r¡tón, mientns quc las que vistcn

co; rojos, rosas y naranjas chillones ¿traen ¡ los Prct€ndicntes como

t,. ilni", -n "'".hn

."1,¡r ¡tr¡cn ¿ Lis insecLos (v a veces Las polinizan

con isual rapidcz).¡ii,l'o.nit. hob.h q"" señ,r1rr quc el eiicto de cualquier color en

el vestido qued: modificado por los colores que lo acompañan- En ge-

ncral, habría que asumir por tanto que las siguientcs observrcron€s se

:pli*n sobrc todo 'r indumentarras compuest¡s e¡tcramente o c¡sr Por

completo cle un solo color.

NrcRo, BLANco Y GRIS

T¡es rle los coLo¡es más comu¡cs e irnpor¡¡nres del vestido ncgro'

o r . \ S ' . - . ré.r . rrn. rr no \or '? lor(" n" ' or"enr ' -rc io¡e' J '

1. , . , - , . . : . p i . * , . iu ¡- lu luJñ. el lo. . e.o.. i r lnr, rre l - ' do' pr i '

meros. esrán ;uv crrsados de significados convencionales, r¡no dc los

.r" . .po' d^er ' r ' r . . .Jc i ¡or . i r t r ¡ . r< hor ' rcn¡ m" ' ,q1 ,p 'n ' ; r

. Lrbl I de blrr ' .u ' ) n(gru\ ' c\ Lr crn ' h ' ' ru" 'o l o lor ret

. i , , r ; ,1 " . "

. , o r 'd. . l ' tc 'oerL e\ ' ! "nu PUeo "n en r "r¡ l

qJr e.r nr , -ó ' . o ro ' j e 'cue' r l r 'Jro " l r er" ' "ncJ¡d

tin : pardo, s:,nrojándose cono consecuenci¡ de una rlta presiótt stu

e";"i. ¿i alcoúoLsmo, o tempolal¡rentc a ¡esul¡¡s dc un cslue¡zo'

ie 1e cólen o la uergüenza. Es dudoso mérito tlc es¡¡s Pervn¡s dc co

lor r¡¡r.ón claro ¡oiáceo qLLe se ha,van denominado a sí nismos contr

L.r raza "blane', ¡' que ha1'an asignado e1 término "negro" a la perso-

"..u,r* oi.] ." d.,.'n cieno ¡onó narrcin o dorado La consecuenci¡

Jc estc iLieso semántico ha sido asociar la piel rlc color murón cl¡ro

,r;sá.co con la vinud y h limpieza' v la picl de color marrón o dorado

¡,r el naL, la sucietlad y el peligro

l l , \N( 1r: r , r n i / \ . lN()cENclA Y 5r¡J LrJ

, I ' , , , . ' i ,1, , 1, , , . rrrrs r le qrc sc invent¡se l ¡ r : ¡z¿ "b1¡n

' l r ' r " 1 " '

1" "r ' nf")

Page 101: Lengua Jed Elam Oda

)a+ r¡N6U Jr DE tA IrODA

de las montañas de picos nevados donde mo¡aba¡ los dioses. Est¿baconsagrado a Zeus, rey de los dioses: blancos caballos ti¡aban de su carro y blancos eran los animales que sacrificaban en su hono¡ sacerdorcsvestidos de blá¡co. En la Iglesia cristiana, el blanco es el color del gozoy la pureza celestial, y está asociado con la Pascua y la Resurrección.En el a¡te cristiano, Dios Padre, como Zeus, suele llevar una larga úni-c¿ de color bianco.

En la vida secula¡ el blanco siempre ha simbolizado la pureza y lainocencia. IÍgicamente, las indumcnta¡ias completamente blancas lasllevan con mayor frecuencia ios bebés y los niños muy pequeños. Amenudo se ponen de moda pan lx jóvenes solteras, y a veces (comoa principios del siglo XIX) para rnujeres de todas las edades. Las másinocentes he¡oinas liten¡ias suelen i¡ de blanco en su primera apari-ción, especialmcnte cuando -como a la Tess de Hardy o a la DaisyMilier de HenryJames- les esper.r un finaltúgico. Al ser tan fáci1 demanchar tanto física como simbólicamente, elblanco siempre ha goza-do de la aceptación dc quienes desean manifestar riqueza y posiciónsocial por medio del consumo ostentoso de derergenre o demosrrandoostentosamente que están libres de tener que realizar tr:bajo manual.I o suelen lleva¡ tradicionalmente quienes paricipan en depones de altosrarru como el tenis y el polo, especialmente en la competición profe-sionxl.

Quizá porque se mancha con tanta facilidad, o guizá por su eterna¿sociación con el nacimiento y los primeros años de la infancia, las ves-tiduras completamente blancas a menudo han sugerido delicadeza, eincluso enfc¡medad o debilidad física, especialmcnte cuando el tejidocs frágil. Ios enfermos, en ia literatura y en la escena -asi como enla vida reai , a menudo visten tal úpo de ropa, e incluso hoy la mujerque desea parecer especialmente inocente y delicada puede que se pon-ga una indumenra¡ia cornpletamente blanca. Sin embargq al hombreque la imita no¡malmente se le considera excéntrico y faruo.

Br-lNco u,rnrmr,, MÉDrco y coLoNrAL

En la actualidad cie¡tos roles sociales y cierras profesioncs nos p.rrcce que requieren indumentarias blancas. En algunos casos, csrr nccesi-dad es de fecha ¡eciente el tr:rdicional tr.aje de novia blinc(,. p,)f (j.

"rplq sólo t iene unos cincucnta años. Hasta los años vci¡rc ur¡.r rr , 'vr .rnormalmente se ponía un tr . r jc dc nochc de cur lquicr co|,r , ¡rr , . l , t r r"

se bien, pero igual podía ser rosa que arnarillo, azul o verdc l)es¡rri'

de ia boá" se coo*nia en su mejor vest;do de fiesta Hoy en cli,r ir

may,o¡ía de l,s ióvenes se casan con un conjunto especial complctamentc

blanco de conc antiguo y un tgjido que gencmlmente se asume que

es símbolo de inocencia y pureza, y que sólo se 1o pondún una vez

en la vida. El blanco se consid€r¿ inapropiado para quienes se cxsan

er segun¿as nupcias o pára las novias cuyo embarazo es demasiado evi

dente. runque en este último caso a veces se ¡ompe la norma Un es-

céptico poáría preguntarse Por qué se há tenido que poner de moda

esia iod,.,menrrti. ca¡a y arc¿ica en un momento en que 1os cambios

en las costumb¡es sociales y Ia existencia de mcdios para el control de

la natalidad ha hecho qüe sea mucho menos Probablc que antes que

una novia llegue al matrimonio pura y virgen P¡udencc Glynr, co-

mentarisr¿ erudita y sagaz de la moda b¡itánica, ha sugerido quc la no

vi¿ mode¡na o bien "quiere un momento manvilloso, escapista y ro-

mántico en una vida por 1o demás gris" o, quizás' nal lleva¡ un vestido

a¡caico está declarand; su opinión inconsciente sobre Io ¿rcaico de la

ceremoda misma".rTambién es posible que la tunción del mje de no-

via blanco y del velo sea de caúcter mágico. que al Ponérselo lá novin

anule sus experiencias anteriores, de tal forma que Pueda ent¡ar en el

mar¡imonio emocional y simbólic¡mente, aunque no físicamente,

Con ante¡io¡idad al siglo XX, la limpieza y la devoción no iban

nece$riamente ásociadas a Ia salud, y los rnédicos' queriendo parecer

\er io\ v ( ompc'enle\, 'e \ e\ t i rn con _opr o' . urr v ' "b ' : ' r ' El de<ub_:-

. i .ntá de lo ' gér. .n. ' , r r higiene. 1 l¿ rnn' l "rn¡ción de lr ¡cdi ' i

na de un a¡te incieno en una ciencia inciena, cambió iodo eso Ei mé-

dico ya no era una especie de anesano habilidoso que nos podía alivia-r

los achaques y los dolores, Pe¡o a1 que runca invit¿rían a ceÍar en las

-.io..' ir"as; ah"o e.a una figura con autoridad divin¿' un á¡bitro de

1" uid" v la -,t.ne.

Erte ser deificado adoPtó gradualmente una vesti-

-.ot. b1""." in-"""lada, que en la actualidad es la opción estándar

de la profesión médica. Como renian que evitar cualquier sugerencia

sobre su oropia debilidad o enfe¡medad, los médicos y las en{ermeras

lLe"aban iopas de tejidos resistentes rígidos como el cartón A los Pa-.i"ntes tamtién se los viste tradicionalmente de blanco, pero sus ropas

son dc unr rr'xrur¡ muy diferente. Cuando ingresas en un hospital, o

v¡s i (lr. r. h r¡rn rrn rcconocimiento médico, te quitan la rrlpa que

l " l -1"4

| \ ' , ' |

ir*rlry¡E

Page 102: Lengua Jed Elam Oda

l.r fop¿ birn.¿ v d.li.id..on rai¡á rugi¿.¿r nicrudo .nlcrn.d¡d. Et v$rido tuso !sucto d..olo.ril o. dcnasia¡ó laryo )trptrn t.r niengütrd¡ tigur¡ ¡. quiú to ltcv¡.preÉ u.x noñrjtr. Jutro con rus,rcjiir¡shurdid¡ r Ns.j.\ b¡r.nrs_ h ropr h diú11 lue tueü su pfden dicnr q!. a. .r,i nu,;endo de tüber.ulos¡. D¿,dt¡l¿ k/¡/¿,1353. de Willitrm L windus.

20ó fI L¡NGIJA]¡ DF I A I\IOI)A COIOR Y IsT\\LLAJ¡ )

ción. LI¡'o de ios casos más famosos 1' más ambigui" 'l' l'l

"'lonial británico en l¿ literatura ocurre en la novcla Lonl lttt"l' t

"nd. lim (que sólo es un lorden la desdeños¡ denomi¡ación dr su' "' "

",rñe¡on úa abandonado un b:rco que se hundla con ul carg"n''"t"

l. o"h,,.i.nto. p.reg.i"os nativos. Siempre vis¡e de blanco imnrcul'r

du. 1,, q,.," ".pr.'¡

sáiicamente su incr:rable idealismo v su identific;L

.lá" .- fr" to¿i.;i.n* románricls del imperio b¡itánico Es ¡ambién

un signo de ialsa inocencia <1ue tiende al desonocimicnto dc si mismo

" de su mundo, v nos recuerda que una de Las pocas a5ocraclon€s nega-

rivas dc l¿ blancum cs la coba¡día.

NtcRo: TRIsrtrzA, cullA Y soFISTIcAcIÓN

E1 nee¡o. lo contrario del bianco, es eL color de 1a noche y dc la

...'rid¡á. Durantc miles de años h¿ simbolizado cl dolor' el pccado

1, la mucrte. Es, por supuesto, el color tr:dicional del 1"to' v cn la mi-

io l , . ; . ¿. . . . r l¿ n . ,erre r \nr rúni r n 'gr : O ru d '

' , r . ' " re: ' ione. r , i ' ¡ r . ig-r ' e ' ' " r e l " er i 'n" r<l i5ro '" o 'e ' u l t "ot

i¡,'.eoció,' "iml,óli.a

dl 1¡ vida sensual: los monjes v los avaros' los

saceráotes y 1os sabios frecuent€mcnte visren dc ne¡aro Al i$¡al quc el

; i , . . . . . , : .o. ¡co ¡or o 'obren¡ .rr¿l p 'ro 'cn l" ' pod' oc,h

" ' . . . r r id¡d mi.oue co, lo ' Je l¿ luz LJ' l : r ' iJ"

r ' r r( l u r ' ven'- ]do

" üe l ¡ ' - ,e, d ¡ g, i 'g¿. ' ' npr. ' i ' renJerugr" rror r ' ¡n 'L hrrr 'L ' '

lo. \e.ni . . ro.r o - .

pr :c. ic"r te ' dcI t n;gtr . lc ; rL r ' ; ' ou¡¡

blar.o ugi"r , rno. .n,r¡ .c l n.gr¡¡ ru4\re 'or i ' i ' r ' ror t lJ- d ' ' fue

; : ; :J. . . ; . ,d" . .* . ; . . . " r . """ . n i . .o " ' ,

err . ' ic , . " J I I J"

nás oscu¡o de la vid¡: de1 mal, del infonunio y de 1a mucrte'

Pcse a 1o siniestras quc puedan ser algunas de esles ¿socr¿cnnes' la

rcpa nee,¡ h¿ estado dc moda en m"chas épocas ,r' lugares <lcsde el si-

eLá XtVi A¡ne HolLanáer, en Seeing Tbrough Clo¡¿¿J' hr indag¡do en

i¿ hkto¡ia de esta moda con norable agudeza y erudición Como seña-

u'o Je c"nj-r t" ' reó o' Por ( n ero 4 ' r \ P^ (rr¡ro

pu-J. ren<' nr .no' nrn rr . ¡Jo' r u¡rd r"do <r n Lnd^ \ I !c ' r 'do

i.. -,t".. ';"*

o cla¡os. la entrada de un ho¡nbre o una mujer de

n"*.n o*¡" **. u".nortre impacto dramático Dependiemlo de 1'r

'l',1.";i;. '' ¡.1 "*il"

¿" L¡ inclumi¡taria, el ¡ecién llegado pucde parc-

. , . ' , r " , ' , l ' ¡ " | i , , " Lu^'or- l ' ¡d" ' ' u" lq re

' ' I | , r ' i JcHrnle( l '

, l . r LL,, , , , l , , , | ' , , , ,1, , , , l , r ¡r , , i r r ,1c*s¡cr.rc iórr qLrc h:rce quc el

llevas y te la cambian por una prenda blancuzca, informe v fina qucse ata inelicazmente por la espalda con lazos o brocha a presión, comouna ba¡i¡a dc niño. Asi, 11 mismo riempo que re privan de 1a identidadindumentaria quc tú has elegido (en ese tipo de lenguaje, te dcjrn sinhabla), te tnnsforman en una c¡i¿tura semidcsnuda, desvalida e inar¡i-culada que ni siquicra cs capaz de vestirse sola. (En algunos hospitalesy salas de reconocimiento más ¿h¿, la trdicional ropa infantil es dccolor azul muy cl.ro, sugiriendo confianza y docilid¡d, además de ino-cencir y desamparo, y por ranto implicando quizá que se tIa a tle unbebé algo mayor.)

La rigidez y ta forrnalidad er¿n también el dis¡in¡ivo de la indumen,Laria t¡¿dicional del hombre inglés dc los trópicos, aunque no cl dc 1amuja hglesa, quc norm¿lmenre esraba hecho de ligcn y delicada mLr-sclina, de sarén y de encajc, como convení¿ a su presLLnra dclicadez.ry desamparo. lo que se puede denomina¡ blanco colonial b¡nánico.aunque r¡ra v€z se usx en la actualidad, nos ¡esuha llmiliar por hs pcliculas y los dibujos animados. El vcstido y e1 sombrero, ¡mhos d! c{,lolbl¿nco, de la mujcr, y la canisa, los pantalones largos o crr rrx v el '.rl.rcot, todos ellos blancos, dc1 varón, eran púcticos en L¡¡ clinr.¡ c,rlur¡,,y soleado. Pero la insistencia bri¡ánica cn 1a limpicz.r pcletr.r i crr 1.rausencia de arrugas dc estas prendas rambién h.rcir Jc r l l . , ' r , rr , , r1,r , ,portát i l de i ¡d¿rr, y tr : rnsfo¡m¡b¡n sinb<'¡ l ic¡nrcnrt Lr , \ LLt ' . ! , i , , , , i Itar y 1: cxplor.rc i r in cor¡ ,c,c i ¡ l r r ¡ iL,sr iL i . r rv i , r , , {1. i , , ,1, ," , , , r . , , , ,1

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.r08 rl uNcLAlr Dt tA,\t(rDA

fcro de l¿ cork danesa p¿rezca falsa, ignolante, supedicial o ingenua.Los novclistas han jugado a rnenudo con estas conf;onraciones y"ambigúcdades, tanto en la ficción popular (las sotanas negras de los mal.m-dos monjesy de las beltas y peligrosas d'rh lad;as de"la novela gótica)como en la iirera¡ur¿ seria: en la novela de Hawthorne La leta iscark-ta (The Scarlet Letrer), por ejemplo, tanto e1 clérigo adúltero AnhurDimmesd¿le como el vengativo marido agraviado Roger Chillingwor-th

cLr.r lquier r rcro esr i lo cue de un a.pe. ro damir i . o : qu:en lo v;sL.rc 'r , de. in)Jo r po rcne de "nod.r. y cl r"o del negro no ha . ido un¡excepción. Hacia finales del siglo XVI la ropa reg¡a se puso de moc¡¿en la cone español¿ para ambos sexos, aunque modificada con la adición de un cuello blanco o gorguen A par-tir de este momento, ia ropanegra de etiqueta para hombres siempre fue acompañada de algún óque de blanco en el cuello y/o las muñecas, sugi.iend" q"¿á q;.

""n-que puJie.:r ,elomb-io. o i rc lu.o pel igro,o.. por debrro enn no_b e\ \ pL o\ :_ v rr . ¡br<n. por \upue.ro.queno ib. :n verr ido,deneg.opara ocultar Ja suciedad. Las mujeres conseguían el mismo efecto concol i : , . ,<1o' ¡ ,o.¡ . bl¡nco,. ¡urque ro l lerasen un . uel lo o ur pañre-ro ocl i ¡ rrmo color.

Como los estilos de las naciones politica y económicamente domi-nanres tienden a universalizarse, no es de extrañar que e1 negro españolpronto se pusiese dc moda en Holanda e Italia, y también cn Inglate-rra, donde hacia finales de siglo Jo llevaban los concsanos de IsaÉel vcon frcc¡.n. i ¡ l ¡ reir¡ ni .m¿. i n <mb¡-go..u¡ndo roo" e nurd,¡dootr un¡ noJ.r er ,eguida der; Je .e. rn: .¡ v ¡p¿, jon¿rre v ,e cor-vierte primero en una moda convencional, para pasar después a ser simplernente resperable y finalmen¡e monótona. Tal fue el destjno del co-1or ncgro español. Hacia mediados del siglo XVII estaba pasado de moda.y sugeria vejez, sobrio profesionalismo y piedad retigiosa: lo llerabanlos clérigos puritanos y sus familias, y tamiién los cJmerciantes prósperos y piadosos. Durante los cien años siguientes o incluso r¡ás allá,c l regro.on d.enro. h an.o. era má".e"peLrb e qur moderno o.urev -do. No fue h¡r¡ l . ' -e!4lJcior r"mjnr i ¡ . u¡noo -c.obro p¿rr, d- \usobrecogedor efecto original.

Durante la segunda rnitad del siglo XIX, como ha señalado A¡ncHolJ:nde-. hrbo do, r ipo, d. rop¡ "cgn.. .e l re¡ ' ro.ob o. . , . r r , . r , i , ,nr l ) ¿bneBrdo. v e ncgro d rnjr ico. ,o, iL¿rio v Ji , r i rcu ,1, . . ' r rrdos, enlple¿dos, abogados, médicos, c1érigos y ancianos ltcv¡b¡¡ cl ¡,.gro sobrio; los r icos,r , modernos ct negr.o rJramático. to quc Jisr i ¡¡r i . r

t09

a uno de otro era la riqueza de los tejidos y la sofistisción del discño.más, por supuesto, el aspecto fisico 1, la clase del usua¡io:

...eI ¡eg.o "cmocionái" podía ser de delicado rerctopelo, l¡n¿ fina o se-dos: gasa, de complicado corte y rebuscados adornos ¿ veces brittantcs.El nego neutro en econónico y dundero, v dishul¡ba la¡ n¿nchrs.r

En la vida ¡€al (como sugiere Hollander) y también en Ia ficción,estas categorías podrían quedar difuminadas. La muchacha pobre consu sencillo vestidito neg¡o, como Lizzie Hallam en Nuesno común amigode Dickens, podia ser prescntada, o prcsentarse a si mism¿, como r¡n¡heroína dr:rmática, mientras que ancianas respetables y raciturnas po-dían gastar gmdes sumas en s¡tenes y velos negro azabache.

N¡cno o¡ ru¡o

La moda victoriana para ei luto puso de negro a muchos b¡itánicosy esradounidenscs durante años, y a1.udó a hace¡ de és¡c e1 colo¡ másrespetabie para la ropa de mujcr entre las personas de más de sesentaaños. En los Estados Unidos se espcnba que la gcnte vistiese dc lutodunnte un año rras h muerte de los padra o los hijos, y seis mesesen el caso de abuelos o hermanos; hasta a los niños más pequcños seles ponian trajes negros. Se suponía que una viuda o un viudo tcniaque llorar visiblemente la muene de sus cónyuges duran¡c d<¡s años,y podía oprar por hace¡lo permanenremente, como 1¡ reina Victo¡i¡.Para los Lombres, cuya ropa de diario era de colores oscuros, l¿ indu-mentaria de luto no exigía una gmn alteración de1 guardaropa, perop:ra las mujeres suponía un ajuste complejo y caro. Como las famiLiasvictorian:s er:n grandes y la tasa de monalidatl alta, a veces se debióde considcrar que no mcrecia la pena tomarse la molestia de encargaro hacerse ropa de color, espccialmente dado que había muchos estilosy grados de luto posibles: podia ser monótono i, melancólico, elegantey dramático, o incluso scxualmenre excitanre.

Hoy en dia el luro fo¡mal sólo se obse¡va cn los jefes de Estado,v muy pocos hombres visten de blanco y negro, excepto en las bodasv tn los b¡ilcs rL,sociedad. El traje de etiquera masculino sc ha conve¡-t i t i . rn ¡r .rr l , , r , l i , l . r c,r l ¡ indur¡enrar ia de of ic iales i , funcionarios, y

. . . . . , t , ! , t . I t , t t t \ . t , ¡ . , \ / / \Na

,¡4d¡ry¡*ei,

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2ta EI- LINGUAJ! D¡ LA IIODA

DrinciDalmente de los camareros en los rcstaunntes caros En el escena

iio, ni ob"t"r,t., .o-o ha señalado Anne Hollander, "el personaje dia-

L; '1. . ."" -p,

a. " lquar

ncsra de hombr cnr 'errá 'u s¡bo' h¡r¡

bienen,rrdoc . ig lo ú . f ' . ' r ' : ieLpropiadopanel .mago plr .DÉ

cul¡, incluso de iía. Durante la primera mitad del siglo XX fue la in-

dumentaria quc se identificaba popularmente con lavileza sexual; como

la versión diurna (lcvita regra y Pantalones a raFs) fut la indumenta-

ria que sc identificaba p"p"lr'-"nt. con la vileza financiera v po'

1itica,.l

NEGRo DE NrcocJos, BoH¡Mlo Y NEGRo MARI¡N BTANDo

Para hombres, el equivalente contempor'íneo del blanco 1' negro del

,;güXlx ".

.l t'rl. gi;s muy oscuro' la camisa blanca lisa y 1a corbata

"Jg* *t'-h",

"";, it¿umentaria clue, como su predecesora, puede ser

-ánó,o.t , . ' . , : , " . , pero qu, hol ' r oi¿

' ¡nmcnre e' 'dnn' i t ica '

suei"re por el . ;Fr nr 'o 'er ied:d. equi l :br io. {or nr l idrd v doninio de

' i i , . ' .o. L ' en-pre' .r ' ia ' o p-ulcronale' ' ¡ rrbién l lev¿n ¡ 'ece' un

tr¡ ie nesro wn" 6tu' . , o ' rn.r ' to ' ¡ ' 'oro de roru¿rio sugieren e" ' :

. ,mbin-,ció" pr '¿.*. ," un ele.ro de ¡uto' id¡d y dominio¡c devco'

.ei¡ r . rund¡m, nre pyr gererar corf ianza " ¡ fe 'r ' Aún n Puede \<'

. i 'J.1, . , . * ' ' i , . . .g 'á que x hi ' " popurar.po .pr i rnea. 'ez er lo '

¿ño' . inc,er '¿.csPeci¿lnenleermuie-e'de udrd 1 'a de m¿\ de trerr

ta años. Se suele lleva¡ con accesorios de mucho colorido y coa una

o tlos piezas de joyería caras, y es el equivalente contempoúnco del res

p" 'rbü ' r 'én resro o r .r p"pel i r . : de l¿ n¡rr"n¿ r icror i¡n¡' E1 negro "dnilático"

también se puede "cr

en la actualid¿d En oca-

, ione. Jp¡_e( e er un .orrexló ( on\e1.ro1¡1. con'o c¡¡rdo u ra ¡dore'

' .nte ourl¿ o n' i ¡ d¿ ' r .u ' pad'e' pa'a oue e d<icr po"ere ur t .e<'-

do negro nur c, ñ:do y Pruvo,¿ri \o P¡r¡ : ¿ ur b¿i le ¡*<b¡¿nJ¡ el

; ; . ' , ; . " ' . r r l " " ' , . . " ;pañe'a' de .1a", . Pero to ' e;cnPl" ' n"¿' t ien: l i

. rL i .oL d. ' , i rdunert¡r i ¡ roninr ic¡ 'omoler¿n' n e rcgn dr e ' te s -

s lo '< l - ¡n p,oducido lue: de l¿ 'o ' ieJ¡d bu guev De -r lo ' uno.d'

L, n j . du¡dero. h¡ . id" lo q¡e Anre Ho hnder 11rr ' r -nc¡t" b l c

nrjo moderno". En este estilo, la prenda esencial para ambos scros cs

un jersey negro de cuello vuelto. Con frecuencia sc llcva con un<x prn-

."to"* n"grá' ¡." a caso dc las mr-rjeres, con unr frlclr ncgr't v ntc

coloR Y rs¡awADo t|l

dias o mallas rambién negral l-os hombres bohemios mode¡nos suc-len llevar el pelo más largo de 1o que está de moda y a menudo ller,anba¡ba. En cuanto a las mujeres bohemias modernas, es habitual el pclolargo iaciq aunque no es esencial; lo que importa, no obstante, es queno haya signos de visitas al peluquero. E1 negro bohemio moderno ruvosu origen en Paris tras la segunda guerra mundial y enseguida se con-vinió e¡ l¿ indumenta¡ia esránda¡ de los intelectuales, anistas y estudiates be¿tnik. Conla adición de los pantalones v:queros, aún se usa

Rclacionado con el negro bohemio está el estilo que Anne Hollan-der llama "negro bailarina,, que se ca-racteriza por los leotardos, las za-p¿tillas de balet y (pára las mujeres) las faldx de bailc negr:rs. Comoseñala esta autora, lo popularizó en los Estados Unidos Ma¡tha Gr:a-ham. En la actualidad parece que lo usan bailarines profesionales y aficionados de muchas escuelas (ballet, baile moderno, étnicq claqué ycomedia musical), en ocasiones con la susritución de prendas de colorpor las negras (se prefie¡en los tonos oscuros y subidos de rojo, azuly verde). Esta indumentaria parece indicar un concepto sensible y se-rio de la viday una devoción i¡¡esistible hacia elpropio arte, y a veceslo l levan. ¿demás de l¡ ' b¡ i ly in¡ ' . la. acrr ice.. mú.ico' . pinroru. y poetas que desean tr:nsmitn el mhmo mcnsajc. Una ve¡sión modificadadel negro bohemio o de bailarina, que combina el jersey y las mallasnegras con una falda amplia hecha de mahón myado, 1: introdujo yaen 1943la b¡illante diseñ:don estadounidense Claire McCardell. Conva¡iaciones en el colo¡ y la longitud de la falda, esta indumenraria ixhan llevado mujeres intelectuales y del mundo dei ar¡e durante casi cua-

Un tipo más arnenazador dc conjunto completamente reg¡o, quetambién data de ios años cuarenta, es lo que se podría llamar "negromotorista". Este loo,é, favoriro de los adolescentes de dase obren GnGran B¡etaña se los conoció como rocÉers) y popularizado por una delas primeras pelícr:las de Marlon Bnndq ¡9lzal(The \rild One, 195a),estaba muy inspirado e¡ 1os estilos de los fascistas italianos y los SSnazis, aunque esta conexión nn vez se ¡econocia públicamente. Incluíacazadora y boras de cuero negrq pantalones negros, c¿mrsetas o je¡seysncgros y grandes gafas oscuras. Las cazadoras y los pantalones solían¡dornarsc con brillantes crem:ileras, broches a presión y pasadores, y.r ¡rcnuil,¡ r.rrr¡l¡iirr con insignias impresas en colores fluo¡escentes. Elclcero r tr ' , r , rr i r rrrr , ,n.r . ' t , r i , r<lLrmcnrar ia d¡ba a quien la l levaba el as¡"rr , ' ,1, orr 1ra ' r ¡ ' ¡ r ¡ r , r . 1.r i ,ü1, ' ( lc r rnr pcl ícuh de ciencia f icc ión,

"*¡Uiüfu¡o

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212 IL IINGU J! DI I.A MOOA

Unó dc los srilos nis du¡dcros d¿ét si

glo $ lo qu! sc hr ll¡¡rdo .resú bohe

mio ¡roderno". Lr Pr¿nda blsictr Prñ nruje¡.s un jeNy ncsm de cucllo !üelb co¡

un¿f¡ldtrcoúpldamenk ncgn o de color

Erc conjunto io¡oBm{i?doc¡ 1943 Por Srd

Gú$r¡rn, nós p¡rece hol co'¡Pletrnc¡E

un efecm quc se ircrementá cnormemente en la ¿ctualidad con el uso

obligatorio de cascos de plástico que parecen cabezas de hormigas mons

GRI5: MoDEsrrA Y MIsrERro

t I er i ' , q. ,c ¡o e' ni negro ni bl¡nco. ' ino un" . ombrr¿' ión J ' 'do. co-nu ¡ :o. , e. ur . ol" i . rnb:guo c ;rdef inido qLq ere n:pl ' 1 \r

'ma, huno y crepúsculo, condiciones que desdibuian las formas -v

1rr

colores. Una ináumentaria compleramcnte gris puede ser indicio di

oue ouien lo lleva es un individuo discreto y retnldo, alguien ilue ¡rofi.re p"'". inad".nido o alguien que, 1o quiera o no' sc confurulc ¡'rr

e l p¡ i . ¡ i<,conoocu e.on t ly e ' i *"" . .n robru' l ' Vrr¡ : r r r rV'" l r

4 l Ja"o Jo rhe l ighrhor 'cr ' , u;nuo un, n-. \ ' r .h. ' r r r ' r ' v I ' l v 1"" ' : r ' '

" ' io ." t" t ' " t , imi;¿n. .Se des"rneció.. ." ' cuc'r t i c l n¡r t l t l ( ) f " ! ! r

' lv ió m¿is disc¡eta quc nunc;r .on su vcsr i i l i ro c 'rr lp let t r t t ' t t t ' 11tt '

l - . r rop,r gr is r :rml ' i i r r sL¡qicn ( l rre, l rr icrr l . r l l rvr '^ "rr ' t 1r ' ' ' ' t r ' t t " '

¡ l

Lr ¡opá negr¡ pu.de cvóc¡.lo\ ¡odcrd deL¡oscu¡ ¡l y arbió¡ lor de I¡ lü2. Con\ü ¡úri.¡ negn anclD t ftkr$tr *nd¡li¡s abid* el ¡cc¡¡ 6 rulneDbl.y no rtsülti ¡¡¡¿n?:¿dor L.s .eñidrs w r¡sifen¡es prcn¡as de r!.ro ¡e color lr.gromo¡orút¿, r nodo d! i.rhrlu'r ru8i..cnrgFnón ) violen.ir, sp.lixlmentc ru¡¡do,c.mo¡tui, vrn decoud¡icotr iDstsn rrnzn san ¡¡¡¡.,sc¡, 1967. F{ros,Jfi¡ ¡f

teriosa, ambigua, enigmá¡ica. Tras rnorir 1a señora Ramse¡ Lily Bris-coe, tratando de ¡cco¡da¡la, vc su imagen en gris, como fantasmal ysilenciosa. Esto es ace¡tado, pues los fantasmx, cuando oo

"pare..o.onsáúnas o mo¡tajas, a menudo llevan una versión compietamentc grisde sus ropas anteriorcs, como la Elvin de la obn d,e teatro t./n eEktabnlón (Blithe Sptr;r), de Noel Coward. (Esta moda de la ropa sobrena-tutal prcJ< que lc deba algo r l h<.ho de qre dunrre nucho, ¡ño, 1. .inr , ' ¡ .af i : ' . oor medio u< l ¡ .u¡ les,olemo. re, ¡ lo,prirnian en bianco y negro, o bien, más a menudo, en tonos dc gris.)

iintre los vivos, csto depende en gr:n medida del tono de griiquesc use. Un ron<, oscuro, como en elfamoso "traje de franela gris, delIrorrr l , r ' r1, , rr isrr i , r ( , , ¡ l i , rmist¡ de los años cincuenta, puede sugerir, , ' , r \ , ¡ r , , , ' i , l . . , , , , , ¡ i , . i , , t L , , r i , ¡ , i ( 1.7: L,¡ ocLrtr .rmicnto de ta i ¡div iduat i ,,1. , ,1 I ' , , ' , , . , , , , , . , , , , .1, , , ,1, , , , ,n. ,1, . . , t , , , . ¡xrrnr lg i t . . rs.Anrcdidrqueel

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I1.1 LLLL' .1\LL' t \ \ f , ¡ I / \

" lo ' ¡ D

-" " . . 11 r ' , , r . " ; , - " 'd , ró - "

nú a ú.rudo s rprcrr.o¡ ui:r ón com¡]tm:emc gris Lic \u PruPia rot¡ L ¡on (or

be|| CliL¡.n \irebb ] P*S v..d tn ¿,ir ¡¡nt l,.lon, dc Noel Co*¡rd (191r)

sris se ¿ce¡ca al ne'¡ro sucle h¡ce¡se más vivo,v dominante, l' Puedeisumir también ¿lgunos de sus significados ncgativos. A medid¿ quc

, lgr . .c. . .e- . r . ( r ' . r lLr¡ r:¡c,rnLo refin¿do o un refin¿r¡icnto enc¿ntador, surileza,v sensibi)i

,l.rrl. Un gris mu¡, c1.rro sugicrc que l¿ i¡occncia del usüerio esta rnr

1,rct,rrd,r rlc conocimiento dcl mundo, Posiblementc de trúÉza o p.

't. | ¡ l4i,lllot¿n:h, ,lc George Eliot. cuando Do¡othe¡ risi¡a Ron¡

Junnrc sL, lu ¡¡ Jc nricl, su crcciente desilusión con su m¡¡ido' ¡si comt'

su inoccrci.r ¡, su r,inud csenci:rles, sc cxpresan dc cs¡a lo¡ma Cu¡ndo\ l i l lLadisl¿r,se la cncuentrn en cl \ ¡at icano la descr ibe dc la sicuiortc

fo¡m¿:

lcstida con los roP¿jes gises de los cuái1ueros, su lars¡.¡P¡. ¡lr: Lr'rr'rLhr l cuel lo, ib¡ eci¡dr h¡ci¡ ¿¡ús desde 1os b¡rzos. r 'unr ¡rr i i ' " . r nr ' ' t r 'sin guantes sen'ia dc alrnohrdr a 1a mejilh, desplazrndo un ¡'r " lr'" ' '¡trís 1a bl¿nca Locr de castor qu¿ le enm¿rcrb¡ l¡ r¡ri , ri url L rl\ ' :r

De gris v blanco, con una aurcole blanca, Do¡od¡r.r ,. ,,',, , ',

,sanr.r secular; elamigo rrLista de L.rdislar- . que quierc pinLrr l . r . ,11.. ,1, ' ,1¡ i estiría dc monja. En la Inglaterr: victorianr, el grn y el bl,rnc,, c,., Lrlos colo¡es del meclio l"to. La indumentarir de Dorothcr sugiere .1sjtant,-, pi.did.r como cestidad, 1. d: ralor a 1a implicación de que su marrimonio es físic.r v emocionalncn¡c un frac¡so.

RoJoi AMoR [ ]¡-{

EL rojo, .rnre todo. es el color dc la sangre. Tr.rdicion¡rl¡renrc simbo-liz¡ l¡ fuerz¿, l¡ r nalid¡cl v cl c¡lor, as1 com¡¡ la existcnci: dc un peli-gro inminente. como cuando se ¿nuncia con una luz roja. FisioJógica-r¡ente, esre color proclucc ¡l verlo un aumento de la prcsión sanguinea,del ritno dc h rcspiración y de los 1atir1c,s dcl conzón, preparándonosp.rn cmprender una acción lisic¡ inmcdiar¡. Si l¡ ¡ercción es intcns¡.como urontar e¡ c,ilcn, podemos liter. mente "vcr cn rojo> conl¡rme1a sangrc nos sube al cerebro¡ agit.rr un trapo roJo xnt€ un tofo! presumiblcmen¡e, ti€ne el nlislro efecto. La pasión sexu¿1 e¡hibe tambiénuna bandera roja: tanro lx homb¡es como l:s mujcrcs, cLLando se excirr¡. cnmjr.cn (se ruborizan). No es dc cxLnña¡ po¡ tanrc, que las pren-das de colo¡ esc¡rl¿t¡ o carmcsí sc halan asociado tf¡dicionalmcntc con1.r agresión y con cL deseo. L.rs ch.rquetas rojas dc los soldrdos y loscazador¿s dc zor¡os, los les¡idos rojos quc lLevan ciertas.rnujens dcLa lida'¡'en la histori,r y cn la literatun, son ejem¡los oblios. En e1

pr<l . ¡ r , ,^ j1 ' , rn¡n ' i . -<

u, . 'q

no aceptado de la sexu;Llidad ardicnte. En Ur ¡ranvía llarnado deseo (AS¡¡ee¡c¡¡ Name<l Dcsin:, L9a7), de Tennessee Villiams, Blanche Dubois rparcce primero con unlvestimcnra cngañosam.'nt€ nocentc alucgocon su nombrc:,.\r¡ vtstida erquisitamenre con un tnje bl:rnco de ra

foro5o cucrpo, collar y pendientes dc pcrlas, gu:rnres blancc,s I' som'L.n'ro". Sin emb.rrgo, en prii,ado llev.r un quimono rojo, dcscrito en las,r.o¡¡cionei csc¿nicas como una.l:¡¡¡ de s¡tón csc¡rlata,, rer,'e]¡ndo así,lui rn rcrlid.,d es impun, una ninfón,ana de hecho.

h1 quc doninc la agresión o el deseo parecc dcpcnde¡ ranto del tono,1. r('jo quc se llete como de 1;L sinración. En genenl,los rojos quc ticndenlir3r.rnrenre brcia mondo ¡,/o neg¡o parecen tencr una releción más, l i ' , i r . , . , , , , . l .cro. EL br iLhnte c.rrmcsí ' rLcrciopel:rdo

de la rosa dc da-

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2t6 !L LENGU-{[ I)T LA \IIT]DA

masco se asoci¿ a menudo con la pasión activa; un carmesí oscurecidoparece sugerir una capacidad para 1a pasión que, aunque pn:funda e intensá, está en la actualidad satisfecha o dor'¡ida- Un rojo con tenden-cia a naranja, por su parte, parece conducir más hacia la agresión. Comoesc¡ibe Goethe en s.:, lloria de los colores,

El lado activo está aqui al nráximo de su enetgia, v no hay que er.rt:'ñrse dc que a los hombres impetuosos, robustos y sin educación lesplazca especialmcnte este color Ent¡c 1as naciones sahaies sc ha obserudo unive¡salmente un¿ inclinación hacia él.r

A los niños, como señala Goethe, les gusra el color rojo; aunqueesta obse¡vacjón la hizo en 1810, aún la podemos confirmar en cu¿l:quier clase de una escuela elemental. Sin embargo, cuando la cantidadde rojo de una indumentaria es pequeña, puede se¡ difícil adivina¡ susignificado; una corbata de color rojo vivo puede indicar energia físicay un inte¡és irtenso por 1a vida, o puede ser señal de radicrlismo polírico.

Los tonos más débiles, desde el rosa oscu¡o hasta el rosa camarón,parecen tencr relación con los afectos- Un ¡osa fuene es el colo¡ tI¡di-cional del amo¡ romántico, tanto sexual como emocional. A medidaque se ra añadiendo blanco (pureza, inocencia), el contenido sexu¿l disminuye y finalmente desaparcce. EI rosa 1o suelen llevar con mayor {re-cuencia, en nuestn sociedad,las rnujeres de mayor edad y las ninas preadolescentes, de las que se supone que tienen en común un sentimientode fuenc afecto, pero no de pasión. Cuanto más vieja o mJs joven seala mujer, más pálido es el rono de rosa que se cree apropiado para ella,como podemos ver en los anuncios y en las estanterias de las tiend¡-sde ropa. El rojo vivo, couencionalmente, está restringido a las muje'¡es en los aiborcs de su sexualidad, y se piensa que es muy poco fa'orecedor (es decir, impropio) para quienes ya han superado esta erapa Porotla parte, no se pjcnsa que sea poco favorecedor para ios hombres mayores, aunque el que tiene más de cincuent¿ años y se pone una camisae..¡r ' ¡ r ¡ e.r . i rc i r incic¡rdo. com" . . r . .o.ga" v¡rone. m¡ io ' . re ' . 'derech" ¿ un r lo po enciat 'err ; o rgre ' : .o

a T.linn \\inlA¡rs von Cñ(r],!. Z¿,¡ d a;l.,,r. ri¡ i.rl. fu, r-(

A¡,r¡flrl¡: JUVENTUD, ¡srEtANT^ Y AIEGRiA

El amarillo b¡illante, el colo¡ dcl sol, aumenta la presión sanguínea'

el ritmo de la respiración y los latidos del corazón igual que e1 rojo,

aunque ei efecto no es tan sostenido. Se asocia con la 1uz, la alegria,

la juventud y la esperanza. Ace¡tadamente, las omnipresentes insignirs

v pee¿Lin.r ' que hrc, poc., not o 'den,b,rr que 'onr ie 'emo' o que P¿tj-

' . . "r r . "r""

dia ei¡ r por lo ¿ener¿r d( e 'rF.olor ' t l -n inglé' colo

quial, se¡ "ama¡i1lo" es ser un cobarde, quizá debido a que cuando te-

nemos miedo la sangre a menudo se nos m de la can, dejándola de

un color más ama¡illento que antes. Este significado de ia palabra no

se tnnsfiere, sin ernba-rgo, a 1a ropa )El ama¡ilio es un color frecuentc en la ropa de niño, especialmente

cn Ia de los bebés y los que empiezan a andar, y manúere su poPul¿rt-

dad hasta la adolescencii. Con el paso de los años se h¿ce menos habi-

tual, aunque los tonos más claros (quizá representando- una juventud

v un oorimismo modit ic¿do' l lo. . icue¡ ¡ t¡ndo lo ' ¡dulLo' . po o ée'n.ol ,o. . -do p.ure de unr ino.rn"n'r" , n 'uhr,olor ' FI homb' ' o

la mujer vestidoicon una camisa o un vestido de colo¡ amarillo cl¡¡o

se asume que sor Penonas optinistas y ertrove¡tidas, o ¿l menos que

en ese momento se sienten bastante aleg¡es y sociables ?or otra parre,

los adultos que ller,an conjuntos compietos de color amariilo marga*

na o manrequilla (a menos que estén de vacaciones o en el club de carn-po. y a veces hasta en tales casos), se juzga quc son un poco tontos o

i.-"4"-". t¿r.tr" -is

populares, para los adultos' son los amarillos

oscurecidos: oro, que poiasociación sugiere riquezay prosperidad ma-

L. i r . o guL.¡g¡n-b, . rz, : l r jn v cur1. en, lo ' que unr : r tu ' i "n de mr

lÁn rerro.o rontmr'{n¿ l¡ lmpre' lon dc 'n8en.ro enlu' lJ5r lo

En cienas pro{esiones la ropa de color amarillo intenso se usa por

razones utjlita¡ias. Los impermeables, los pantalones y el sucste de co-

Lor amarillo de los pesedores y los bomberos los hacen más visibles

en 1a oscuridad, la biuma, el humo y la niebla; los uniformes que utili

za la policia cuando hace mal tiempo, por la misma razón, son con

frecuencia de este colo¡. Además de ¡ene¡ un valor pr.ictico, proyccran

una sensación de energía ¡' optinismo que bien podría ser útil en una

siruación de c¡isis.

Page 108: Lengua Jed Elam Oda

218 EL t¡\cuAj¡ Dr LA MoD^

Azut-: AnüoNí{, HoNISTIDAD y F!

El azul, color dcl cielo y de las montañas lejanas, esrá asociado corla distancia; como señala Goethe en su Ieoría de los colores, "una supet{icie azul parece retirarse de nosot¡os... Pero igual que cuando se alejaun objeto que nos agrad¿ ros aprestamos a jr tr¡s é1, por lo mismo nosgusta contempla¡ el azul, no porque él avance hacia nosotros, sino por-que nos arlasrla tÉs de sio.5 ?sicológicamente, el azul tiene un electotranquilizador, reduciendo la presión sanguínea, el ritmo de la respin-ción ¡' los latidos del coraán; se ha asociado tradicionalmenre con Iaarmonía, la serenidad y ei descanso. En la Edad Media el azul en e1color del amante legítimo y del siervo fiel, y hoy conserm parre desu significado. Siempre ha sido un colo¡ habitual en la ropa de trabajo:el campesino o el aprendiz medier,al a menudo llevaban una rúnica ;,unas caizas de un color moy parecido a los pantalones y las camisasvaqueras actuales. El azul rambién simbolizaba la fe en el sentido ¡eli-gioso, y por e"xtensión la humildad y la devoción; en el arre religiosoestá asociado cor la Virgen María, 1a sierva de Dios. Políticamente, enGran Bretaña irnplica opiniones consenadoras, una aceptación leal delsatu quo. Como explica Britannus en Clsar 1 C/eopata, de GeotgcBernard Shaw (1898), .el azul es cl color que ller,an rodos los b¡itanos debuena posición. En la guerr¡ nos teñimos el cuerpo de azul, de tal manera que ¿unque nuest¡os enemigos nos quiten la ropa y la vida no puc-dan quitarnos la dignidad".

Actualnente, en la mayo¡ia de las nacjones occidenrales, el azul esel colo¡ más común en la ropa. En vacaciones cualquier muhitud, vis-ta desde lejos, se convie¡te err un esrampado moteado de blanco, ¡osra,do y toda la gama del azul, desde el pálido hasta el marinq con acentosocasionales dc rojq rnarrón o negro. Cuando Ia multitud se componemayoritariamente dc jóvenes el azul es rodavía más dominantc, debidoa la ornnipresencia de la ropa vaquer¡ en esr€ grupo de edad- No obstante, por si mismo el azul de este tipo de ropa no se debería interpre,tar como indicado¡ dc armonía, honndez, humildad o cualqu;en delas otras cualidades asociadas con este color Pero sí se puede asumirque qurenes suelen acompañar sus vaqueros de un Je¡sev o urra camis.tazul son nzonablemente rectos y trabajadores y que se conforman con1o que la vida Jes ha deparado.

L¡ mezcla del blanco con el azul, como ocurre con el rojo, lrrxlcr.r

i /¡¿, pr¡. /30 /31

coroR Y EsT¡-\llADo 'I!

la enerqía del mensaje. El azul claro sugiere reverencia más qtrc Lrrr.r rrr

tensidJ de la fe religiosa, comodidad más que Profunda ¡ehjación' $

fuerzo seguro más que tnbaio fisico intenso; par: el empresario.o le

.mpre,ar i¿ con.erv¡dore' e ' L ¡ |ernat ir¡ rradicion¡ ' ¿ l ¡ ' ¡n" i ' ¡ o

l ¡ b lu.¡ b l ¡n.¿. t r 'u¡ l queel ,o.¡ .e.un.olor i rec¡en'eennrñ¿'r nu-j.."s rn"y"..", au"q"" in ambos cxsos imPlica un caricter más tranqui

1o y más reservado que el rosa.A mcdida que el azul tim hacia negro, se hace más serio. El azul

marino es el negro sin sus coÍno¡aciores más oscums de mue¡te y pe-

cado, aunque collseffa su tono de importancia solemne, e incluso par-

te desu sohsticación, si bien de ningrin modo toda ella Al mismo tiem

pq aún lleva consigo las connotaciones favo¡ables del ¿zul' declar¿ndo

que quicn lo 1leva es hastá cierto Punto equilibndo, trabajador v digno

ie confianza. Se encucn¡n' por i¡nto, muy comprensiblemcnte! entrc

los p¡efe¡idos po¡ tI¡bajadores de todo tipo de profesiones, desde el ban-quero inver. i ;n;ra hatr e 'em¡le:do de uni gr 'ol :nera''

Fl gr i . . que apagl y 'uaviz,r e ' :gni I ; . rdo de rodo' lo ' colores t :ene

. l ' . i . i 'o

. ' .no "obr. . l

azul . l - lcolordel . rp ' rz. l r r r rnonia¡ l ; rchi ' r

ción, mezclado con cantidades de gris cada vez mavores' implica suce

sivamente resignación, melancolía y tristcza. En inglés coloquial las pcr-

soras que estan Gzules" esrán ¿eprimidas, pero ruamente llevan este

colorp;imario; por contra, muy a menudo van con matices dc gris ¿zu-

l . rdo y con.omo nr, ione' de azul y g ' i ' .

R€SP¡T{BTLTDAD ?RITLA.RIA Y cIiA¡AcÁNERíA sTcuNDARIA

I¡s colores secunda¡ios, el nrr¡nja, el verde y el púrpum, so¡ me-

nos frecuentes en la ropa que los primarios, especialmente en épocas

conservadoras. hdividualmenre, y aún más cuando van combinados,

'ugieren lo rnu'L,al . lo or iginr l - lo peculr ;r : un reirdu e\rrnP¿Jo cn n¿

oi j" . g. ' 'y pú'puo pure.e mis l l . rmrt ivo y mi ' er 'ór i .oque el mi 'no

dis"n"." 'oj", "-a'illo

y azul. En ciertos países' el naranjase utiliza

r rnenuoo D¡r¿ l r ropr de .ezuridao por 'u ¿lr¡ I isbi ' id¡d (mi ' i r ' u '"

quc l ; del rm:r i l lo i . Ln. rgenrc' de tni i i .o lo ' ccl i ' . r ' por h no'he

u l,rr ."zado.." en ios bosques lievan prendas de un naranja brillante,

i¡si fi;sforc.cente. En parte, quizá, como consecuencia de 1o anterior,

c,¡c c, ,1, ' , 1, .r l lc l , l lo.r s i fani f icar pel igro Y a ser una l l¿mada de xten-

, i , i , r | . r . ¡ l i , i , "¡r , le , ,^¡ , , l , l , rncr, .r l nrr .rnja suaviza cl mensaje' aunque

,, , , ,1, 1r ,"1, , 1," l r , , ¡ r , | ' r , " , I , | . r *cr , r t lc I I ¡ rc Kr ishna cicr tancnte

Page 109: Lengua Jed Elam Oda

220 !r LEr{cu,\TÍ D[ tA t4oD-{

están llam¿ndo la atención cuando lan por las calles de las ciudadesb¿ilando v cantando con sus rúnicas de color nannja claro; ¡ si se vacon prisa por llegar a algún sitio, o si se es padre de un adolescenrer,'ulnemblc, pueden representar un aur¿ntico peltro En la vida coriente,lleva¡ un vestido o un traje naranja, o incluso de colo¡ melocorón, al-baricoque o ros:r salmón, es exigir que se fijen en uno. (En pequeñasnciones -un cinturón o una bufanda, por ejemplo- esros colores pueden parecer simplemente alegres.)

VEI¡E: pRoscRlTos, HADAS E IRL{NDrsEs

El verde es, por supues¡o, el colo¡ de la hie¡ba, 1os ;írboles y todoslos cultivos, del campo y no de la ciudad. Una luz roja hace que nosperemos y nos avjsa de un pelig¡o, o, en ciertas áreas urbanas, dc untipo de púctica sexual peligrosa. E1 verde nos ianza a la iibened de Iajungla y del bosque. Lo lier.an, más caracrerístiemente, el proscrito RobinHood (originariamentc, según algunos esrudiosos, Robin \lood)+ y su

Al ser el color de la vegetación, el verde tiene antiguas y fuenes connotaciones con la fe¡tilidad y el crecimiento. Es e1 color que tradicio-nalmente sc asocia con la magia y lo sobrenatural. Las hadas de Gr¿nBretaña suelen vesti¡ de verde y a veces tiencn los ojos verdes, el pelovcrde y hasta la piel verde, como el Homb¡e Vc¡de del folclore y elCab¿llero Ve¡de de la le1.enda medieval, que pueden de¡iva¡ de diosesnaruralcs pag¿nos- Vesri¡ de verde a menudo impiica una conexión conlos poderes dc la naturalez¿ o con la fue¡za vital. En la obn de Virginv. \Ioolf AI Jiro, la señor:r Ramsey, a la que se p¡esenra como unaespecic dc diosa secular de la natu¡aleza, Ileva un chal vcrde con el quecub¡e el cáneo dc jabalí que en el lib¡o sirnboliza ia mue¡re.

Durante la época de auge de la magia y de 1a libenad, f¡ente a l,:-srestriccioncs urban¿s de finales dc 1os sesenta y principi os de los seten-ta, el ve¡de fue casi tan popular como cl azul entre los mdicalcs; Iostonos preferidos eran el verde musgo, el verde guisantc y especialmenrcel verde oliva (quc mezclaba el ve¡de con un marrón terroso "narur:rl,).

+ gtrbrír ¿qui l¿ nnna ¡liliÉncir,lue cuando .n csp¡ñol ludimos ¡ .rf r(¡!n¡.¡. ¡, I'l¿re¡d¡ nrgl6r co¡ro Robin Hood Gotrúundo .1 no¡iúc cn su ldDr.riginrl

"d ".t,,,,, to¡ , s isni l i . r " . ipuch¡ .osdi r l .udlo ¡ . uo rhr igd r !u. .u¿ls¡ rn ' . h . ,1.¡¡ . i .1, , , , - ,1, ,s. lc l laDx l tob¡r dc l . ! RoirL 's 1"1,ü!us $ un,, ,1, ¡ ,^

"qDit ' , ¡ ,1, , . ,1, ¡ , , , ,¿ I

cr()LoR Y tsL^Ñlf^ l r r r r l

Hoy en día son menos habituales, y si no hay en l¿ ir¡.lurrrrrrt ¡r r¡ ' 't r' "s igno.que lo"conrnoigan. \epueden rom¿rcono'u¡.-rr ' i ' ' l 1 ' r r" '

pár la i 'o. ' . r l , r i re l ibre y de ur inreré' por l . r : . rdi . , . r ¡ o l" r ' r r r ' ¡ '

ios natur¡les, las tuentes de energía alternatiras, Ia acción ecológica v

La otra asociación imponante del "erde

para los anglosajones es con

el origen o ia nacionalidid hib"'nesa, " -.n"do

con simpatías republi-

ca¡as o xntibritáiicas. Hubo un tiempo cn que exhibi¡ en klanda si

quicz un troro de reh terde en un acro pol i r i . " g 'aue. in ' lu 'o i . rLidi-

co. oue. la. ¡uror id¿Jes e"r¿brn..omo dic<' .r vreia erción. "colgandoa hámbres y mujeres por vesti¡ de verde>. Hoy perduran algunas de

estas asociacjones. Er lrlanda del Norte, la preferencia por el verde de

los p¡nid¡¡ios de la independencia se puede notar en Ia televjsión Al

sur¡e h f¡ontcra, también la compra y la exhibición de corbat¿s, bu-

i ¡ rd¿s y icncy. de co or ve-der ivo-¡ deIr¡ ie 'deun¡¿r¿1'ut i rmen-re ue.do."- e ' en cieno .enr id^ unr r f rn-rción Pol '

ic¿. que no piel

de su tue¡za cuando el hombre o la muier irlandeses viaian o viven en

el extranjero. Para las personas de ascendcncia irlándesr, más que de

nacionalidad irlandesa, el uso del ve¡de es menos serio; sin embargo,

es costumbre suya vestirse con alguna prenda ve¡de el día de San Pat¡i-

cio:+ Como son muy pocas las personas que compmn roPx que sólo

se pucda usar una vez al añq cualquiem que posea un vestidq una ca-

misa o un jersey de un color verdc panicularmente vivo es muy Probable que tenga nombre i¡laÍdés o algún antepasado irl:ndés.

PÚRPURA: RL{IJZA Y VIII-GARIDAD

El mondo era originalmentc el color más ca¡o para la telx' Pues el

tinte que se utilizaba para conseguirlo se sacaba de una especie muy

nra dic¡ustáceo. Como consecuencia! er ml¡chas sociedades princi-palmente la de la antieua Bizancio este color estab¿ reseflado pa¡¿

ia nobleza. "Vestir l" púrpuo" llegó a significar ser de sangre noble,

c incluso en la actualidad ia ropa que utiliza la familia real inglesa en

las ceremonias dc co¡onación es de un terciopelo púrpura oscuro. La

invención de los tintes dc anilina en el siglo XIX hizo que el colot real

fucse más fácil de conseguir, y durante un tiempo muieres de todas las

c¡tcgorías soc;alcs se deleitaron con ioPas de deslumbrtnte m.rgenta,

! \ r t r r ) r ' . " " , L | r ' ,n i { lc l r l ]ndxr nL l t { iv id¡ l \ . .dcbr c l ' ] i ¡ 1/ d. m}b lTl

Page 110: Lengua Jed Elam Oda

222 EL r¡NGUAt! D¡ LA \4oD^

ci-uel; ¡ orquidca. .rdemj. oe roio tuego y . !zul elé. r r ico. Sin ernbargo.hrc r f inale' de

' ig lo e'ro, colore, quim:co, inretr ,os haoirn come;r-do ya a caer en desgracia: ahora se decia que eran chillones y poco favo,recedores, y estaban asociados con la presunción y Ia Lulga¡idad. Ésreer¡ e.oeci¡ lmenLe el c.o d< lo. pi "pu"a" y los nor:dol eu¡ndo la ¡¡o-rrgoni ' rr de l ¡ norel¡ oe F. \ ,a. F¿'. tet Lna habitoaón,an vt,u,¡+Room s'rh I \ iewl sc pron elc J un hombre quc no le conriene, suerror se expresa en el lenguaje de la moda. El .vestido nuevo de color.erezafdeT Lrc¡ lha sido ¡n fra,¡ ,o. , led.r un a,pecro derras:aJo m;ci .lenro.. nos cLenr¿n. y,u propi: m.rdre la c"mprrr.on ur l lamen.o.Como.novia del ¡ico, esnob, frio e intelectual óecil Vise, Lury quedaatr:rpada (como implica el nombre de su promerido) en un to;D;1 Alintentar complacerlo, ella reprime sus jntereses y simparías naturalesy. como. con.ecuen. ia. esro lc da un .r"prcro de ir ' ,o lu¡o y deb l id, :J.me¡¿rorrca y lrterá]mcn¡e.

.- fn ' la , .gund.r +er¡: mund:¡r lo, pú-purus r i ro, y lo, púrpun"ror, /o\ go¿¿ron dc dn¿ cierta re. uperución. Acru¿lmerrc oL¡a veu h¿ncardo en de'gracia. I io. ¡"csore, de re*u¡r iose ret,eren r el los comocolo¡es "de ciase media !aja,. Lrs tonos más apagados del púrpun si_guer. no obn¡n¡e. esr¿r-do d< moda. ¡ ¡ún cun.ena¡ p¡ne oe,u ¡ureol¡org ndl d€ rr¿l , , e,pecir l . Lo. ro ror LiruelJ ¡ brezo sugieren . iqre,:y elegancia, y se ¡refieren para la ropa de fiesra. Cuando el púipumse mezcla con el blanco señala una a¡isrocr¿cia de mente y alma_másque d< r iquez.r I pode : prece mol ic:r r ,n ref in:nr ienro ¡ ,nu..n, iU -l idar l ¡r i . r ic.r o e.nocion¡i espe. ir le ' . El homb.e con u.r¿ cániu o<colo¡ l¿r,anda, la anfitriona de una fiesta vestida con traje largo de co-lor l i l : . prrcen rener {u prercnd(r lo) pcr.ep. ione, mi" r ina, v grvo.mr( relrn¡do\ que \u\ In! ¡do' ve. dñ, d( rul o 'o.¡ . L¡ desi tr¡ . óncontempoúnea deJ colo¡ lavanda como un indicador gal tiene"que ueren p¡¡t€ con esras asociaciones. Cuando el púrpum se mezcla con elgris,la impresión de sensibilidad se incremenÁ y ie hace almismo riempo más ambigua. Ios malvas y violetas suavcs son los colo¡es de los

'ueño, 1 la. v i . ione.. de l ¡ . i lu, iore, 1 lo. en.arr.rmienro,.

M,lnnóN: rsralnroll, rcoNoMí{r ¡RAT¡RNrD^D

El marmn, aunque técnicme¡te una mczcla de nannj¡ y ncgr¡ csrjmejor considerarlo cono color por derecho proptu. Sc rs()c;,r (.,)n Lr

' r Ero\ iAni ln, . . !nn¡, , r , r , r ¡ , ¡ ! r , iL i f . , t . , t \ t r t l , , I t r l

22]

rierr¿ y con la ¡atunleza, pero con 1a natumleza en estado letárgico:

con el otoño y el inviernq no con la Primrvera ni el veráno. Es el co-

Ior de la Lie¡r¿ ar¿da, de los campos en invicrno y de 1a madera curada

o acabada: sugiere segurid¡d, estabilidad, fue¡z¿ En los países occiden-

tales es el colo¡ más habitual para la ropa de campo; los diseñ¿dores

de vestua¡io también lo recomiendan para los hombres y mujeres de

negocios que trabajan fuera de las principales ciudades y quieren inspr'

rar simpatía y confianza en sus ie{es, sus empleados y sus clieftes

Como tinte, el ma¡¡ón siempre ha sido banto y fácil de conseguir'

Un mar¡on cla¡o es el color natural del algodón, el lino y la lana sin

blanquear, y también de los cueros; y son comures las sust¿nc1as que

se utilizar para dar un tono m¿rrón más oscuro a los tejidos y los cue

ros. I-os m¡rrones pxrdos y g¡isáceos son txmbién los colores en losque menos se ve la suciedad, y en una época anterio¡ a la aparición

ie las lavande¡ias ¿utomáticas, en la que el iabón cra caro y el agua pal¿

Iavar habia que sacarla de un pozo o del surtidor público y después

calentarla al fuego, ésta erx una ¡ecomendación importante. Estos co

lores natunles apagados los preferían también el ascetismo religioso y

la moralidad puritana, que desconfiaban de las prendas de vesú¡ de co-

Iores "ivos,

considerándolas causa del orgullo y 1a lujuria, ambos peca

minosos en sí rnismos y motivo de pecado en las pe¡soras. El marrón

y el cxtaño se convinie¡on por tanto en los colores de la piedad, la

Dobreza. la economia y l¡s ambicioncs modestas.^

I-os ma¡¡ones medios y oscuros son discretos, tranquilizadores, sóli-

dos; sugieren seguridad y tr:baio arduo A menudo también implican

unaausencia de pretensiones sociales, que puedcn por supuesro combr-

nane con una posición social alta, indicándose esta última por medio

de 1a tela y el ione de la indu¡nenta¡ia. Un m¿r¡ón ama¡illento es el

color ideai para el camuflaje; siempre ha sido el preferido de los leña-

dores y de aquellos cazadores que no co¡ren ningún peiigro de que les

disparen coÁpañeros de caza Poco diestros. Está asoci¿do, por tanto,

con las profesiones y las actividades de esPárcimiento que se suelen de-

sarrollar en los bosques' eza, pesca, tala de árboles, acampada, arcur

sionismo y otras por el esilo. El tono del marrón verdoso conocido

como oliva o caqui se ha converddo en el preserte siglo en el colo¡

habitu:rl del unifo¡me de campaña. Actualmente, incluso en el traje de

p.risrnr,. titnc un aspecro militar y sugiere acción práctica y agresiva

Sin lrr11.u .r ,lrrrl.rs ¡,,r cstr razón, ¡aramente se usa en la ¡opa de fiest:l.

l r l r ¡ . rrr , , r r ' ' l r r , ' , | ¡ rr su prr¡ tc, es habitu¡ l t rnrc PaÉ el tnbajo como

¡, . r r . ' , 1," r , ' l . ' l ¡ v, ¡ , . i l i , l , ' y c*,rble. conrbinrn, :1o l , r encrgia y el

's{ru*¡'

Page 111: Lengua Jed Elam Oda

221 COLOR Y ESTII\II\DO

ce desde lelos a unos panhloncs con parches: básicamente azul vrque,ro, pero moteado con todos los colores del arco iris.

Aparte del camrleón, el hornbre es el único ¿nimal que puede cam-biar de piel para adapta¡se a su entorno- Dc hccho, pxr¡ func;onxr cone¡ito ha dc haccrlo así. El individuo cuya ropa no entra den¡ro dc lagama reconocida de colorcs para una situación concreta llam¿ la ¡ten-ción, norm¿lmente (aunque no siempre) una atcnción desf¡vor¡ble.Cuando un niño dcja su camaleón en el suelo y éste no se vuelve ma-rrón sabemos que la mascota es¡á gravcmcntc cnfcrma. De igual modo,a los homb¡es o las mujeres que empiezan a ir al tnbajo con colorcsdi . .orequero,y un.r r . i r -J, 'L i"a,< lo. mir¡c"npre. . rp. l . ior ¡ .o-pccha. Si no se ponen de respetable beige azul, marino o gris en unplazo razonablc dc tiempo, sus compañeros saben que no van a esta¡por allí mucho tiempo más.

EsrAM?ADo Y DEcoRAcróN

Desde un punto de vist¿ utilitario no hry recesidad de que la roparaya decorada con adornos o con bordados, o que esté hecha con tel¿sestampadas. Conro estas complicaciones aumentan innecesa¡iamente elcoste de las prendas, siemprc ban conferidosraas. Por lo gener.rl, cu:ntomás complejo sea el diseño ¡' más colores se usen, mayor es el prcsrigiode la prcnda. Sin embargo, también es verd:d que en un¡ tel¡ de colo-res lisos es más lácil ve¡ las manchas quc cn una tela estamprda, y unavcz quc el uso de máquinas pan tejer y est.rmpar hizo que las telas estampadas fuesen relativamcntc bxntas su r¿¿lr5 declinó un t:nto. Actualmente no ha1' mucha diferencia de prcstigio cntrc la ropa estampa-da ¡. lisa, a menos que sean estamp:das a mano. La ropa que se veclaramente que se ha decorado después de haber pcgado las piczas (por1o gener:l con bordados o aplicaciones) sigue siendo un anuncio exce-lente del ConsL¡mo Ostcnroso. Las prendas más prestigiosas son l¿s quecombinan grandes áreas de tejido liso claro y {ácil dc manchar con ar-ristic¡s dccoraciones hechas ¿ m¿no.

El núme¡o de estampados posibles es infiniro. Adcmás, cualquicr

¡,rtrón concebible se puede producir en una gama inmensa de combi-n.rcioncs rle c,rlores v csrimpxrlo o tejerlo en una arnpli: v:riedad dercj l r l ,^ l ' , ' r . i , , ,1 ' l i l ie.¡r . ¡odemos dist inguir enrrc cstampados abstrac-1,\ . ,1,{

' ' , , , ' i , , , . i . , ¡ r ' , , r r ,zel . ,s rurrcl . rbl ls (o ( les¡gi :}dablet de l íne3

\, ,1, , ¡ , , , , , ¡ , , ,1, , , ¡ , r , - . , , r r r r ivor, i tor rnue\rrnn objcros o símbo-

!L LT\GU¡JI DE L,'\ \Id)^

calor del rojo con 1a seguridad del marrón. Según los diseñadores devesLuario, es uno de los pocos colores que son efecrivos t¡nto profesionrl con o ' . ' uJn, nre. v r¡nrñ pJ,r honbre, c"nro p¡-: nuie-e.. r ,rmb,(n n u) p"pr larer la rrqu re(,r h: ,n Io, F.r¡Jo. L nio. , . lo.

establos se pinten tndicionalmente de este colo¡ igual quc 1as casas (especia.lmentc las de campo) se pintan tradicionalmenre de blanco. Se-miótic¡mente hablando, tal eleciión es aprop;ada. Tanto el estabio comol¿ üsa dc campo son cscenario de r:bajo físico y de actividad sexual:el xlmacenamlcntoy el consumo de alimcntos,l¡ procreación y la criaa,za; pcro.el establo es secular, y la casa -cenrro de una vida famiiiarespürtualmcnte lcgirlmada- cs sagrada.

El m¿ffón mu]' claro castaño o beige- es cl más ¡eutro de todoslos colorcs, el menos cornunic¿tivo. Nois casualidad que e1 derectiveclásico del teatro y del cine visra con una gab¿rdina de colo¡ casraño.El cspí: también puede llevarla, pero debajo {luizá haya toques de negro stnicstro o gris misterioso. En sí rnismo, el casraño no cs ni alcgrcniLr i 'Le._r i ¡cr i ru p* 'o. Qu ere. orct icrrq o,ulL.r . . l , <m"cione..o d. l \ r hrcer lo por r ,r , ,one. pro¡e. io.r ;1e.. : mcnudn Icr¡r : , .c_nrnt¿¡ias quc son completanente o en su mayor pa¡re de colo¡ castañoo berge, a veccs con la adición dc un gris convencional. Cuanto r¡ás( hm\ ún <.ro. \ ̂ o * . r r j . Dr"b,ble e. . ro ob. : r re. q-c .c f : . , r < <brdo r"n-L, ,cr pr a d.mo,rrur , l . ,ara, p"r medio del r or , ¡no O-

CoLoR Y coNFoRMtDA¡

El estado dc ánimo de una nultitud, igual qr,e el de un indn.iduo,a menudo se puedc leer en los colores de la ropa. En 1a o{icina de unagün.empresa, o en un congrcso profesjonxl, suele darse un predoml-

o cle colores convcncionales como gris, azul marino, beige, marrónctaro y blxnco, sugir;endo una actitud general de seriedad, rnbajo arduo, neutralidad ysiaas. Ese mismo grupo de pe¡sonas en una comnl¡c np{\" \ ( .unr ¡ . r , . r J. ,e l¿i :do, ¡zule. . -oo.y r . r rñ i , \ . ! . , r .qu<.dernr lo y

'e de. Por ' r no. hr , e r _nr o . . - r , .a, re r .n l ,las luces giratorias con extremas combinacioncs dc púrpun, c,rr nrc'i.naranja, turquesa, o¡¡, plata y negro. t_a tendenci¡ de los mirint, v l,^congresos polí t icos también sc pucdc juzg,rr por su col ,r . I . r , r , ' r ' ,

'vadorcspr€sent.¡ncolo, .ssUr!(s{) f f i ¡ r r r i i t r . ( \ t , , . , i . ,1, , , , , , , , , .1 , , i . ) , ' , , ,1cl¡ .oyelrzol nrr i r r r , , r r r i , r r r r . r r , l r r rLrrr . rn, . r r r t , . r , r , , , , I t . , t , , , ,

ir

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226 r r r rNr,L \ t r r iL ra Ni \ ¡A 227

1os, aunque en la pnicticr estas categorías se funden unas cn otras. Sepuede hablar también de estampados geométricos y no geométricos.Aunque cual<1uier estampado quc se repita a io largo o ancho dc 1a tlaes técnic¿mente regular, 1a repetición puede estar ran espaciada, o eldibujo puede scr tan grande, que la regula.idad no sea r.isible en una

'lbdos los estarnpados obviamcnre geométricos, incluidas las rayas,los cu:dros y 1as inágenes regularmente espaciadas de cualquier cosa,desde osos hormigueros hasta zinnias. parecen tene¡ ¡elación co¡ cl de-sco de ordena¡ de alguna forma el unive¡so. Las rayas, por ejemplo.parecen expres¡¡ a mcnudo un esfuerzo organizado, un deseo o unacapacidad dc "seguir l:r linea" trazarla po. uno mismo o por orrr.'s. Porasociación, pueden sugcrir seried:rd y recritud. El tipo de eduerzo en,r . ,L iónprr . .cJ.p.rderCel¡¿n.\u,"J, r . r '1 t . .T" r" n. 'tiendcn a sug€rir esfuerzo físico organizado del tipo que necesiran 1osmiembros de un equipo dcportivo; las ralns estrechas parccen rener masque ver co¡ la acrivid¡d mental y el ordcn intlectual. Los tened,¡rcsdc libros, los conr:b1es y los oficinis¡as se suelen representar a menudovestidos con cimisas o blusas estampadas con cl ripo de ralas más estrechas cn blanco y negro o en :zul narino y blenco, imitando las Lineas de un lib¡o de co¡tabilidad, ¡' sugiriendo atención y energla dedicad¡s a ordcnar asuntos detall¿dos. Ln cicrtos casos. no sólo la ¡¡chu¡ade las nyas puede ser informativa, también puede serlo su cvidenci¡.El traje a myas fitas dc1 jugador tredicional se difc¡cncia del r:je delbanqucro o del agente de bols¿ no sólo cn el co¡re sino en 1¿ definició¡mucho mayor de las rayas. Los dos homt ¡es están rclacionados con.-:lcular las posibilidades de una gr:n inversión, pero se puede rer quc cljugador lo hace de forna nir abicrta y sin ningún aire dc cstar por.encim¿ de1 afán dc luc¡o.

En el pasado reciente se podian rcconocer al inst:nte dos tipos csptciales de vestimentas r nyas, que se nnit:ban a mcnudo en l¡ ¡¡,¡LlrUno er¿r cl dc los osados pant¿lones y camisas con n1-as bhncrs v r.gras verticales tipo preso, quc iconogr.ificamente sugdi.rrr l,^ 1.r, r,,r,.parJelosdeunacárccl .FL¡er¡delosn¡u,¡xcstcc. t , , , r1 ' , , i , , , ¡ , , , , r i , , , ,1frccucnciaenpi j , rmrsvcrn, is,rres.quc* r , r , , l i ' , , r ,.p,rrr l l r ' ¡ . , r . , r11.r" , 1, , ,1", 1, ,"r , , , ' i ' r L.L, i , , , ' r ' r ' r " , r , ' , ' ,

monio es una cspccie de encucelamiento. (A r,'eces esta ropa dc nochcde presidiario incluso llevaba inprcsos gnn<1cs números, como los uniformes de prisión originales.)

Las rayrs horizontales azulcs y blancas se han asocido con los m¡-rinos y con el mar desde hace más de cicn años; quizás imiten la lineadel horizonte. El jcrscv a nyls de marino francés, descubierto por losturist¿s c1e la Riviem en los años veinte, pronto sc puso de moda enel rcsto dc 1os países occidentales. En un principio tenía un airc clcgan¡e y europeo, además de náL¡tico: sugeria barcos de vapor de prnneraclase y eros yates, cruce¡os por €l Mediteránco o por el C¿ribe. lronto estuvo tan copiado y era tan fácil de conseguir que perdió su asocia-ción con 1a riqueza ¡r la elegancia. Hoy en día, cspccialmente cuanclos.'llcv¡ con panralones blancos largos o cortos de lona, aún evoca lan,r ,q.r , i , ' , , r , . r rrrr¡uc .rhon en ba¡cos nás pequeños y senci l los.

l.r¡ frt d. ,¡r.r fns d¡l¡srLor.uno ddel +¿1r¿ d. L,ols¿, rúu.il¡ hs .olLdrnarde ü. lif,'. de .o¡¡rbiliL]]d. Obsó.r.¡nhDbi¿n lx.rmnr negnr l¡ corb¡ri bl.nctr de su rnigo qE, J indi¡ los.olor.sh¡bnurles del rrrje d¿ crll., imtli.¡u!¡l¡Érnin d¿ lG ralo6 .oñlDcion¡l.i Alixr]m- ylulÉ ()nrins en ün1rcp,sor¡ión,te ¿7t.,¡ 1 ¡1,J (cuy\ .rnd l).lls)

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LLN;L 1lL r ' t I c \ r r r r ' \

T,rlr,rN¡s v r:u¡onos

l-,or cstanpadtx de cuadros rambién itrplican estue¡zo ordenado, ¿u¡que de un tipo rnenos lonn.J y colectivo. Los tcjidos dc rartán v a cur-dros puece que se us¿n con mr¡,or frccuencia en los deportes indiridu¡lcs como cl tenis,v el golf; v las r.r,vas en 1os depones dc cquipocomo el fútbol y el rugbl'. (l-as irxlumentarias a ravas de los 1-óquelsse pucdcn crplicar por cl hccho de que hs carrer¿s de eballos son u¡:.conpetición entre equipos de dos unirhdes, dc caballo ¡, jincte, en hsque ln coopención cs cscncial.) Como ocurre con las rar'-es. suele sucedcr <1uc cu:rnto más pequeño es el cuadro, rnenos latigosa cs 1a ectir i-dad lisic.l. I-os tejidos de cuadros grandcs sc consideran apropi.rdos p.rr.rprofcsioncs quc crigen gnndes mor.imientos. especialmente al airc :ibre: agricultun, rransporre de rrolcos, trabajos dc const¡ucción. c¡z¡.taln de árboles y acampada. Los cuadros más pequeiros parecen apropiados prra Lmbajos dc olicinr y prra .rcriridades lúdic* como c1 go1f.la pesca y la naveg,rción.

Los tarrancs scncilios que combinan el blanco v o¡ro color c¡ c,rntidadcs iguales se suelen denorninar ..cuad¡os de guinga,, incluso cu.rn-do est,'in hechos er sed,r. lana o rcjidos sintéricos. Lo más lrecuen¡e e.quc combincn cl blanco con los colores prnmr;os, rojo o azul. Sc aso"cian h.rbi¡urlmente con ¡c¡i"id¿rles ¡unlcs sc¡cillas y anticLrrdas. r sLr

s;<rrr r r l - r iu, . r ór . rh. o.p.-11", - ' \ ¡ .u r bc . .tablc. A menudo se ¡socian con 1¡ cocin¡ r. l¿ conirl:r los liblx Lite,a ' . . ip. . r . 'uelenl l . r r r 1r 'J, . u .pq,e¡ . r ' , -

mcsas dc cocin¡ v de restaulanre m.rn¡eles de cuadros granrlcs.T¡:dicionalnen¡e, sob¡e todo en el ¡ert,o v cl cinc 1: guinga a crr

dros rojos o azules la ll"van Ios h'rbit,rntcs del medio LuLal o de pL:cb-o.pcqucños. tiuendo estos tejidos los llevan otro ripo d¡ ¡cnon¡s

':ri.sofisticad.rs, pueclc que estén cxpr.:sando simplemenre energia ri¡¡l r ',,cl dcsco dc una rida más sencilla. En ot¡os casos. epecilntnt rurldo el res¡o de h indumenta¡i¡ es lormal o rl.,,r conro un di¡c¡ror ¡r¡ ís¡ ico oest ido con un trajc Savi lc Rol dc color gns oscuro r u n., . , ,n, is:r de guing.r de color rosa podernos sospech:r un¡ ¡¡cr,¡ 1.¡¡,.. ,; ¡i:,¡,

Hay otros estanpados dc ran, in cu¡ t lcncn .rroci .rrrons . ' ¡ r . : . r1, ' :1os cu'rdros rojos v blancos muw gnndes de los l rñ¡11,, , , . : L ' . , . r , l ,

t ipo m:ntel rni l imerrado f ,rvor i tos dc .rrquiccLo. i , rqrr , , r , . , ,1, L, ' , , ' ,

tes; y el cuadro dc nrdrí docolor lJo dcl ¡rr¡¡ ' r , . , i 1, , ' , , , r , , , , ,1, , , ' ,lndividuales pr.rct ic.rdos t lc l i , rn¡¡ ¡ . , l , r l l l , , ' . , . ' , , r Li t r . , , r lr i orr¡cr i r i r i ,1.r1. I L, , . i ' , ¡ ¡ . t r , ' i ' , , , , ,1,

lengua independicnte. es el t¡rtán de los h¿bit¡ntcs de las Highlandsescoccsas. lgual que el vcrdc de los irhndcscs, estos ¡¡rtancs tlenen ur

a¡tiguo signific¡do politico. También cstuvie¡on prohibidos por ln lcybrnánicr unr 1c¡'aprob.lda por clparlamento cn 1746 convirt;ó cl uso

dc t¡rtanes en Escocia cn un deliro polírico; esta ley sc rcvocó en 1785después de muchas protestas. Incluso hoy la erhibición de ta¡tancs de

cl:n es a n¡n"do un acto político. Es tartbión sumament. into¡matiior ¡omo c¡da clan ticnc uno o más esrampados c¡rlcrcrísricos, uni Pcr-son.r iniir m:da puede identiiica¡ ¡i propicL,rrio de un chel o un kil¡

con¡o dcscendienre de una familia deter¡ninad¡ en¡re nrás de cien f¡mi-lirs anriguns. O t.rmbién, menos fclizmente. pucdc advertir con disgus

r,r qu, nl.qún i :rnqui o .rlgún vs.cr,zr,4" exhibc promiscu¡mcnte un tarrin lbr: el quc no ticne ningún doccho hereditario. Hoy en dí;r tan

Jc'.,t,¡,ru¡¡clos sL:cesos es¡á¡ cspecialmentc dcstinados ¿ los ¡niemb¡os,lr l, ̂ .l.L¡es S¡rrv¡rt. Clordon y V,rllacc. Sus tartancs ancesrrales, quc

1, , " , r ,,, lrlrl,i,,.,loncs de colr parriculrrmcrtLt agr.rdables, csLán .rho

, , , LL, , i , , , r . . . , , . , , , ,Lr , r / f r i l .ntr , " ' fN. . t ¡$ úrn!

, t . , , .n I

'*ffiru'.Il

raftr¡i..r L.s.uidros 5u.l¡n n,g.rt t.trL'aro ¡du. r'tr menn¡o los lll nnr |.rs...bqut n ro,¡¡n Lr idtr tnsc.nJ. \ú in ' . .n1l,iir un n.rie de .u.aL¡, gi¡ds .. , unrüdi¡¡ r Ln$ zrpr l i lhs r¡ b¡ l l . t ¡ r .nes, .l,¡l¡rln! F'r ,n¡i.:¡ .o.rFo¡, r. trhlczú¡.i.o r nonl (!l u.tin.t n¿gr, j grtr¡i ¿l .ri!i¡rl, isúrl qr¡ .n .n: n,O ¡¡¡bi.tr Demins. .s.rnor¡,a úirifi F.1í,.1. doünid¿n\r S¡I¡r¿irn.o, 19sr. fobgr¿fir J! ln rú alun¡Lithr¡.

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210 ¡r LENCUAIE DE rA rfoDÁ

¡a ¿mpliamente ¡ep¡oducidos comercialmente, y no sólo los lleran quic-

ncs no son escoceses sino que se usan ¿demás en palagua-s, paPeler"s.maletas y hasta para vesti¡ a los animales de compañía-

LriNAnr.s Y FroRrs

Igual quc las líneas rectas sugicren orden y control, las líne¿s cu¡va'rsugieren libertad y relajación. I-os estampados de lunares, en 1os quelos circulos están dispuestos en una cuad¡ícula rectangular, son interesantcs desde un punto dc vista semiótico porquc combinan los exrrc_mos de lo rectangular y 1o cu¡vilineo. El efecto de esra paradoja, quizálógicamcnte, parece ser el humor. Cuanto m& gr::ndes son 1os círculos, más gnnde y más {isico es el humo¡. l¡s lunares gr:ndes, dc1 tipoque tradicionalmente lleran los disfraces de palaso, sugieren farsa, caidas y bromas pesadas. los luna¡es de t¿maño medio o del ramaño dcuna moneda implican alegrí: y vitalidad: 1os estampados de esta er:tensión se utilizan ¿ menudo en los vestidos de fiesta, los peleles, los pijamas y la ropa infantil. Ios lunares un poco más pcqueños parecen cstarasoci¿dos con un humor en gr:n medida verbal, que puede scr sencilloo sofisticado dependiendo de los colores que se uscn. Comediantes !c¡'trales y televisivos de ambos sexos optan por este tipo de est¿mpados:par:r los cómicos varones 1¿ co¡bam de luna¡es (con liecuencia corbatrde lazo) es casi un distintivo de su profesión. Cuando los lunares so,rmuy pequcños, predominan los ángulos rcctos, y lo que se P.oycct.res simple buen humor o (especialmente cuando se usan el blanco

-v cl

negro) ingeniq sáti¡a e i¡onía de una notabie sofisticación.los csrampados figurativos suclcn combina¡ la: lineas rectas y 1;r'

cur-vas en una cuadricula que puede ser evidente o puede estar ocuL..dependicndo del diseño, combinando así una cie¡ta c¿¡tidad dc libcrtad e individualid¿d con una cie¡ta cantidad de o¡dcn convencion¡I.La mayoria de estos estampados consisten en pcqueñas imágenes de lbrnr.rirregular (una raqueta, un bxrco, un ramo de tlores) quc sc repitcn .rintervalos regularcs. Estos diseños parecen simbolizar.r veces l.t c:rp.t.idad o el deseo de quien los lleva de con¡¡ola¡ algún grupo dc i,bjct,".de se¡es o de conceptos. Así, el pesedor deponivo pucdc lltr,u trrr.rc¿misa con truchas o atunes impresos y cl alumno de cnsc¡r¡r¡z.r rl,mental una con l¡s l " t ras dcl al¡eced¡¡ io. Otn posi l , i lnhl . ' , ¡ r ' , l , 'objetos represcntcn a quien 1os 11eva. l . r i rxor cuyo jersct t . , ,1, , , , t t , l , 'con la imagen de un os<, rojr , ¡ur le u*c,r ' , ' , , , \ ¡ , , . , , , , , i ¡ , , , ' , 1 ' , ! '

LU rR\ : AI I IAOC

na cáiida, luerte y cariñosa; los banderines de una univcrsidad en la ch¡queta de un adolescente pueden proclamat quc é1(o sus padres) sc con-sider¿ a sí mismo mate¡ial escolar. Es important€ ¡ecordar, no obst¿nre, que un estampado puede no significar 1o mismo para quien lo llevaque para cl observador no informado. El hombre que lleva una camisacon un estampado de peccs puede haber nacido en febrero bajo el sig-no astrológico de Piscis; la mujer que llcva a Bruin" en el pecho puedeque ro \e ené pre\(nrJndo ¿ ' i n. i 'm¡ .omo t n o\o.amante de ios animales salvajes o una pcrsona cuyo nombre es Baer:+"

En la ropa de mujer los diseños representativos más comunes son,con dife¡enci¿, los botánicos. Ios estampados dc flores, especialmentc,parecen simbolizar la flminidad, y los hay de tan¡¡s vlied¡des comomujeres los liemn. Las flores pueden ser diminutas y delicadas o desco-munales y atrcvidas, para adapt:rse así a una amplia diversidad de en-c,mro femcnino, desde 1: pequeña Nell hasta Ca¡men. Pueden se¡ conocidas o ert¡añas: rosas para la belleza clásica, hibisco para la mujcrfatal. Las margaritas pueden sugerir que quien las llera es una sencill¿muchacha de campo, las orquídeas una sofisticada fLo¡ de invernaderoÁrboles, helechos, hicrbas, {rutas y verdulas otrccen más posibilidadessimbólicas. (La frecuencia con quc aparecen las m¿nzxnas en la ¡oPaprcmamá, por ejemplo, no puede ser lbrtuita.) Y todas estas plantasse pueden reprcsenrar en muchos estilos, desde el botánic¿mcnte exrc-to (a veces acompañadas dc sus nomb¡es latinos) hasra el totalmentcdecoratir-o e impresionista. La observación sugiere que las muieres prác-ric¿s y realisras, con aleuna expericncia como jardineras, pre{ieren lasplantas auténticas con sus colores natur¿les. Las manchas abstractas queno crecen ni en la tierm ni en el mar son más habitualcs en la rop:de mujcres que, por las circunsrancias que sex o por inclinación, estánun r¿nto aisladas del mundo n¿tur¿I.

Hubo un tiempo en quc 1os hombres y también las mujeres lleva-ban ropa cubiena con diseños flonles. No obsrante, desde aproxirra-damente 1800, excepto algun chalcco floreado, la decor¡ción botánicaestuvo Limitada al sexo femenino durante más de cicnto cincuenta áños.La explosión conrracultunl de la década de los sesenta, con su relaja'mien¡o de las no¡mas en la ropa masculina, hizo qere estuviesen permi-riclas las crmisas y las corb¡t¡s de llo¡es, c incluso que se pusicsen de

', l, , L, , ,)! ¡,r¡! rn lr\ tibuh\ v co i ,!ruü,r populrr. 1.o..¡¡ d¡

, , ,1 , . r , , , , , , .1 ,1 | t j , , , ,1 l ! t , \ l l l

r . , ' , l , r r ' , . ,1. , , . , r , ' I l l

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zll_t r_l II LENGU,qE DE LA \ OD^

Ltu tlo¡es qnnde\ prEcc¡ sug¡rir ¡¡a n*,unlezr femenina sereu¡¡,cnrc l¡ica. Er¡señon qüe bailtrtrni'¡¿d¿¡rc¡rccn ur paFlue de Nsrrk. en f,¡uN¡ lers.i cn 1969.se p¡esentr ar.nsm¡ como u¡ g n núodc úrgrrnas. lbr(,grfia ¿e Ken Herman.

bargo, la impnsión sobre ella dc palabns y frases rcales es un fenómc-no ¡elativ¿mente ¡eciente. En la ac¡ualidad los sombreros, 1as bufan-das, las chaquetas v especialmenrc 1as camise¡as hacen la función de car-teleras, complemenrando el lenguaje de la moda y permitiendo a unageneración que se ha educado con la televisión comunica¡se con 1osamigos y establecer cont¿cto instan¡áneo con los desconocidos. En oca-siones el n€nsaje irnpreso cs simplemenre una ma¡c¿, afi¡mando c1s¡¿-¡l'ls a tr¿vés del Consumo Ostenroso. Como me oqlicó una vez un ado-lescente, "las camise¡as Adidas son las mcjores... Bueno, la verdad esque son pr':icricamente iguales que las demás, pcro cuestan más y llevanla marcx puesta". Pero hay muchas más posibilidades. La ropa:oualpuede anunciar preferencias de productos o gustos culturales, opiniones politicas, pertenencia a organizaciones reales o inaginarias, una per-sonalidad rcal o imaginaria, inclinación sexual i, estado de ánimo actual. Como hay productos y servicios con ios tluc ¿ menuoo se regararopa "legible", no es difícil reunir una amplia colección. ALrnque quie,ras, a 1¡eces no sabes cómo decirlo, y asi puedes expresar la idea, c1 impulso o el entusiasmo del momento: puedes let it atl hang ont litenl¡, simbólicamente, pues lás cam¡eras sc suelen ilevar por fuen de lospantalones o de la falda, p:ra que se vea la inscripción complcta.

rnoda para todos los hombres, excepto los más conse¡vadores. Los ana-listas sociales ¡elacionaron lo quc a veces se ilamó .la revolución dclpavo rea1, con la revolución sexual dc los sesenta, y celebr,:ron la nuev:libenad del hombre pan expresane indumentariamente además de emo-cionalnente. El rein¿do del pavo real rcsultó ser brer.e. ¿Adónde se hanido todas las flo¡es? A las estanterías dc las t;endas de ropa usada, casitodas. Hoy en dia la única oportunidad que tienen la mayoría dc Ioshombres par.r llevar ropa con estampados botánicos es en sus vacacio-nes en ios cent¡os turísticos, dondc se estilar l¡s llamadas ca¡¡is¡ h¿waianas. Allí pueden elegj¡ los estxmpados que mejor expresen 1a parrrlemenina de su personalidad, y aparecer en público como 1a ingcnu.rremilgada, la sirena tropical o la mamaíta cariñosa que habria¡ s;,I,si hubiesen tenido la sue¡¡c de nacer mujeres.

La deconción de l , r rop.r con Jisc¡os si , , ¡ l ¡ i l iL r^ {) ,11J,. ! , , r . ¡ ' L, ) , ! \dc objctos nrrLrrr lc ' es r . rs i r . , , , . ¡ ¡ ¡ r i t r , . , . ( , , ¡ ) ( ' 1. , , , ,1 ' . , , , , , , , , , , , , \ , , r ¡ . , ,1

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o8

CAP

De hombre y de mujerUn visitute llegado de Mrte quecontenplce a u hoobre con lwitay soúbrrc de copa y a u¡a mujercon ú¡ úiriñaque nuy posiblemen-te opondrla qoe penenecen a spe

Iñs L^.¡ú, ne CoMív Histarr ofC^ttme ónd F8bian

Antiguamente, a menudo se proponía el recato sexual como propó-sito dd vestido. Nos dice la Biblia que fue esta la razón original deluso de la ropa: Ad.án y Eva, al darse cuenta de que estaban desnudos,

"cosieron hojas de higuera y se hicieron unos ceñidores". No obsta¡te,históriemente, la vergiienza parece haber desempeñado un papel muypequeño en la historia del vestido- En el antiguo Egiptq Creta y Gre-cia el cue4ro desnudo no se considereba impúdicq los esclavos y losadetas habitualmente iban sin ropa, mientras que las personx de altacaregoría lle.raban prendas que por su corte y por la forma de envolverel cuerpo con ellas dejaban al descubierto gralr parte del mismo ct¡an-do d sujeto estaba en movimiento.

Alguaos autores modernos creen que el ocultarniento deliber¿do deciertas partes dd cuerpo se originó no como una forma de reprimirel inteé ssual, sino como un mec¡nismo inteligente para despenar-Io. Según esta teoríá, las ropas son el equivalente fsico de comentarioscomo .ifengo un secreto'; son uru provocaciór¡ una incitación. Es ciertoque aquellrr prrtcr dc la figura huma:ra que se considera¡ sexualmentecxcilantea ¡ manudo & trpan de tal forma que se ex¿ger¿n y se atrael¡ ¡tcnción h¡cl¡ ¡llr¡, Lr pcnonrr ataviadas con envoltorios y lazos

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236 I r r f r i 1 \ tLrrLr{ \ ¡oDi I)I HOI,IBRT Y DI IIU]IR

'---;i' .;':++ ';;lrr orr ptrr¿. ii.ü¿¡po hrnüno d.snud¡ n. es For lo senerrl n'¡ rxciünt", ."n", p.,"1"d.i.Lb,¿n ,rüLe.¿s virnin u .¡ürpo nud¡u l.t,sr1i¡ ¡e Ellioú EFnt, l96s

cur¡do uno se ecostumbr¿ ¡ el1o, igual que los nntiguos, parcce:rlgosimplcmcnte rrilial. Incluso por sí solo un cuerpo humano sin adorrlos cs con ir€cuencia meno! excirant€ que uno vestido, ), las indumen_tarias más cstimul¡ntes son aquellas que al misno tiempo ocültan yrevelan, como LLn regalo cuyo sugercntc cnvokorio deia ad;vinar las de-lici:s que csconde.

Tano si fuc ésra la causa inici¡l como si no, desde ios primcros tiem-pos una función importrnte de la rc,pa hr sido foment¿¡ la ¿ctividaderórica: que 1os hombres y las mujeres sc sinriesen atnidos mutuamcn-te, rsegunndo así la supervivencia de la espccic. Para conseguir la má-xir¡¡ lenilidad, he¡¡os de elegir pam haccr el amor ¿ Person¿s dcl scxoopuesto ,v no de1 mismo que el nuestro. Un objctilo l¡ásico del vestidocs, por tanto. diferenciar a los hombres de l¡s mujcres. En algums épo-.as csta separación es absoluta' lo que un hombre pucde llevar sin ningún problema no se lo puede poner una mujer y viceve¡s¡. Como cabí:r csperar, en estas épocas cl índice de natalid¡d suclc se¡ elto. En o¡:si¡oc.rs. como la nuestra. muchas prendas de vestir son scnualmente inrcrc.r¡,l,inrlcs. v el índice de natalidad es más b:rjo. Sin embargo, inclu-

',, r,, i.r ¡¡ru.,li,l.,d l¡ r¡rvorír rl,: hs prcndas de vesrir se puedcn identi-I i , r r , , ' r , r , ' , l , l r , , r r l , r i , , t lc l ru jo.conrorecordarácualquicraqLrehayr1, . t , , , ,1, , , " , , , , , , , ' , , , ,1, . ,1,) , , . r r i ! { \ t ) . , r r L, f . r t , ' )mhol i hcn¿f ic i .

.-' )ffij':t::.-i:rr . :'?ii". ": ..

Lr rcpr qu¿ áL r¡¡¡ro.j.¡rpo o.uúr revela, I qur :onr, u¡ rctrl. oredn,abic.{o ros irNit¡¡ im¡ginrrl.,lue lxrd.bijo, ü.¡. t¡lic o¡¡ln¿,Fuo ¿f{¡o eGd.. Jen Hrlor', ñrt 6hd.nnid¿xe.foogr¡il¿ dc Nikol¡s NJIDI

de colo¡es b¡illantes tienen e1 mjsmo efecm sobre nosorros que un tgalo de cumpleaños: provocan nuestn cu¡iosidad. nos excitan; cstamo-.deseando abrir cl paquete.

El cuerpo desnudo sin adornos, por contra, no es rntrínsecamerlr.muy excitxntc, cspccialmen¡e cuando el desnudo es mayoritario. La obr.rde lr,gres le Bain Z¡c, donde veinte dcsnudos rellenitos se ven atnp.rdos en un¿ est¡uctur¡ circular que reproduce sus generos¿s cu¡\,as, pucde parecer -como dice Kenneth Clark .c¿si solocantc".' Sin la gr¡lfigura que hay en priner plano, dice este auto¡, "¡oda es¡¡ con¡tr¡sición podria haccrnos sentir un ligero mareo". En l¡ r,id¡ rc¡l un¡ crtcsiva desnudez puede tene¡ el mismo elccto. iVluchos risn¡n¡cs rl, c.r¡rparnentos nudistas af i rman quc h r is ión dc rrr¡¡ c¡rn¡ . ,1 l t ' ¡ r l , i ¡ , r , ,producc crnsarrcio y un.r scns.rcir !n ,1. ) iqo., i r r , l i ' ¡ ,^, ,1, , 1r, '1,1,,1 ' .

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i i \ ( L \ t r r ¡ l , \ \ roDA

E. l: iconogñ1ir de h infrDcü- hs niñ.¡se rePrcscnran r menud. como llo¡cs. nornrl.renE c¡ on dc.ondo inr¿rioro cn rnrrdí. VLirc Plai¡s. \!ea Y.rl. 19j+

Gmrr¡s o¡ cor¡n RosA y NAvts EspAcr^t.Es AZUTES

L¡ dife¡enciación sexu¡1 en cl vestido comienza en el momenro delnacimiento, con la asignación de canastillas, juguetes, ropa de cuna,vmuebles de color rosa pálido para las niñas y dc color azul pálido par:los niños. EI rosa, cn nuestra cultura, está asociado con la sensibilidad;el azul con el se¡vicio. Lo que esto implica es que la niña se inte¡esar.:ien el futuro por la vida de los afectos¡ el niño por gan.use la vida. Según van creciendq el azul cla¡o se convie¡te en un color habitual enla ropa de niña -después de odo, las rnujeres han de trabajar ademásdc brrrer , pero cl rosa es ra¡o cn los chicos: la vida emocional nunc¡es demasiado v¿¡onil.

En 1:r primen infancia la ropa de niña y de niño con f¡ecLrcncia esidéntic¿ en corie y en tejido, como rcconociendo el hecho de que suscuerpos son muy parecidos. Pero la ropa hecha especificamenre pareniño suele se¡ de colo¡es más oscuros (especialmcnte verde musgo, :zuJma¡inq rojo y ma¡rón) y suele ir estampada con motivos ¡elacion¡do,con los deportcs, el transportc y los animales saiv¡jes. Lr ropr d. .iñ.res dc colores más pá1idos (especialnente rosa, amarillo v verdr) \, !.1decorada con flores y animales domés¡icos. Se sugiere asi quc c) ch,r,,seni dado a los juegos vigorosos y que har{ largos vi:jes; l.r chitlc ,1,,.dar.l cn casa y criará plant:s y pequeños mamife¡os. Usros nrn i\,^ t,u,den taml¡ jén simbol izar a quicncs los 1lc ' r . . rn, c1 ¡ iñ,) , \ r . ) , , , , , , , ,1, , , , . . , ,

Dl] rro\'nRf r ]I \lülFR

\ lor ninos. por su pr.c, se los ¡epresenu.ón,o ¡nin¡16 sh¡j6

-r n.nülmen¡e.rptr

rcccn ¿l airc librc ,+¡¿'!r', 1952. d¿ An

o un tigre sonricntc, La niña una flor o una gatit¿.r Hay tlmbi¿n unatendencia a quc lx ropr de niño sea más anch¿ en los hombros y lade niña en las cader¿¡, ¿nticipando así sus silueras de:dultos. L.r ropade chico y de hornbre también da relieve a los hombros con rayas hoÍi-zontales, cha¡¡eteras o canesús hacicndo cont¡astes de color. l,a ropade chicr v de mujer da relieve a las caderas )' al trasero por medio depliegues,v adornos estntégic¿mente situados.

HoMBR¡s R¡cr¡.\_curAüs y MUJERTS RTDoNDITA5

incluso en los niños, la ropa de vestir tiende a ser diferentc para cadase¡o en cu¡nto

'r su lbrma, además de en el color y lcx ¡dornos. E¡la adolesccncia casi todo lo que nos ponemos incorpora indicadores tra-dicionalmentc masculinos o femeninos: ent¡e ellos, par: honbrc, la pren-da que se abrocha hacia La derech,r y el conjunto c1ásico dc chaqu€r:r,camisr y corbata; para mujcres, la prenda que se abrocha hacia la iz-quierla, 1os volanrcs y los lazos, los zapatos de trcón alto y la falda€n ¡od¡s sus ror mas.

Lr rop:r de hombrc siempre se ha diseñado p:ua sugerir dominioií'!co 1./o social. Tradicionalmente, las cualidades que hacen atractivo

' 1. t r , ( r , i - \ , ( , , . . .N.ntrr . ! \ i r ¡ r ¡ ¡ r l lü¡g.soi( lh ldhoodú Ameri . ¡ ¡ Cuhrrc",. , r , , , , r ' \ \ , i , \ l ¡ ' t r

1 r , ( . ' s . l ' . , , | . . , " ¡ r" . 1;r¡¡r \ ¡ l a: t l tuL, te7t .

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244 EL IINCL AIL LE r \ [fOD^

a un homb¡c son la esratüra y Ia fircrza muscul:r. Antiguamentc estaprelerencia era de tipo púctico: casi todos los hombres eran campes;nos, cazadores o guerreros, y las r¡uJeres que se unian a un hombregrande y fuerte tenían más posibilidades de sobrcvir.ir. Laropa de hom-bre tcndía, por tanro, a agrandar el cuerpo medianrc cl uso de coloresfuertes y tejidos voluminosos, y a dar rclieve a 1os rasgos angulosos conformas rectangllares y puntas agrdas. Esta ropa sugería o llamaba laatención sobre unos músculos bien desa¡¡ollados en piernas, hombrosy brazos, por medio de calzas, pantalones y chaquetx ceñidas;¡' aumen-taba la anchura de ios hombros y el pecho con acolchados.

El traje de saco moderno) por su paftc, aunque con frecuencia csde color oscuro y siemprc de corte recrangular, disimula u oculta todaslas características que se supone consriru)¡en 1¿ belleza masculina: hombros anchos, cintura y cader:s estrechas, vientre liso y piernas muscu-losas. Pcro, como señalamos antes, par: un hombre quc carezca de es-ros atributos c1 traje de saco es farorecedor. Si está bien conado puedeocLrltar un pecho hundido o una bariga incipienr.-. Y hnto si un hombrees de complexión atlética como si nq este tipo de traje hace que la atención se aparte de sus cualidades físicas y sc centre en su posición económica o social. El tr.rje de saco er un indicador de clase media, y en unmundo en el que la penenencia a una cla,;e social es una garantía deprosperidad más segura que la mera fuerza muscula¡, una ve¡sión canpuede teoer considerable encanto erótico, especialmente para las muje,res que buscan marido y no amante.

L¡ indumenta¡ia fcnenina, dur:nte la mayor parte de la histo¡ia mo-derna europea, cstaba diseñadapara sugcrir aptitud para la matcrnidad.Ponla de ¡elieve los con¡ornos ¡edondeados, hacía hincapié en los reji-dos ricos v suaves, y rendía a cent¡a¡ el inte¡és en los scnos y ei estóma,go. Se consideraban atnctilas la eneryía, la fuerza y 1a salud. y se exprcsabm por medio de colores vivos y brillantes y tn¡cs largos de cone¿ncho con cu¡vas muy marcadas, que a mcnudo acomodal¡an v favo¡e, r ¡ l ¡ n-- ierenb¡r¡z¡d¡. T. l r .oode -op¿.ep"cJ, 'erer r r . \ ¡ .pinturas del Rcnacimiento y el Barroco y (de una forma algo más refinada) en las del rococó.

Fmcruo¡o nonÁsrrc¡

Sin cmbargo,.r pr incipios dcl s ig| , XIX up.rncir l u¡r , ,u¡¡ , i t [ . r l t ,n¡cnin¡, . Sc rcdcl in i ¡ i . r L, ' ¡ ¡ , , j f ,$ ( t , , i , , ' . , , , . . , , , r i r . r r i ,1, , Í , r , r , , , , r r r ,

DI H¡\INPT ! DE J¡LL]Its l.t I

,\ prin.ipios de L época yi.coiian¡ h .ópase d¡eñrb¡ ptrn qüe lns mujc..slr¡!.iriendelicrilrs y desrmp}¡d¿s. Sc lloúan lór r-jidos lig*6 y üsns, ro\ c.rors rítidos,Y lás lind\ mid¡. I%M¿ \¡,8rr,¡,1¿ ] r,¡lD¡¿ru ¡rn¡d'?¿. de \Í xfhir. t$r6.

los niños r.los ángeles: criaturas débiles, tímidas e inocentes de ne¡viossensibles y pudor vulnerable quc sólo podian esta¡ ve¡daderamente segur:s y felices bajo la protección de un hombrc. Se admiraba la ligerezay la ingilidad fisicas, y lo que por entonces se llamaba "salud ¡obusta"se considenba burdo ;, de clase bajr. La palidez y ia delicadeza, sonro,jarse y desmay:rse fáciLmente y estar tir¿da por los sofás eÉ cos¿ ¿edamas; 1a fuerza y el vigor eran características de criadas vuigares demejillas sonrosadas y ancha cintura y de rnbajadoras de fáb¡icas. Cua¡¡omás inútil y desralida parecicse una mujer, más alta se suponía su posición sociai y más clegante y bella se la percibía.

l-as modas de principios de1 siglo XD( estaban discñadas para darun aspecto dc {rágil inmadu¡ez. Poni¡n de ¡elieve 1: debilidad de la es-tructura y de la sustancia mediante el uso de colores pálidos y tejidosdelicados y láciles de estropear. Más inquietante era el hecho dc queestas ropas perpetLraban la enc¿ntado¡a mala salud de quienes las lu,cían al obligarlas a llevar zapatillas de suela fina y vestidos cscotadoscle manga corta hechos de muselina semitranspxrente. Cuando se usa-l)r c¡ los ¡irc¡dos salones dc baile y en las caliejuelas cubicrtas de nievev l,,rrrr. sr i r i¡r, ilt rrpr cr.r casi una ganntía de 1os ¡esf¡iados con fie-I ' r , ! l , ' . ,1, ,1, ' , , . ,1, ¡ l rq.rr¡r . r que on trn f rccucn¡cs cn hs novclas de

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r.L rf\crjrlr r)r Lx 1r()Dr DF HOT1BRL Y ]JT ¡{LJIR

.lmc Austcn v dc las hcrmanas Bronté; viendo los retraros de 1a época.no es de exrrañar que h risis fuese ia enlirmedad más tenida de aquel

L¡ ¡¿oo¡ o¡ r¡ D¡tsrLrDAD: rL coRsÉ

Haci¡ Ia década dc 1830, 1:rs modas de mujer ofrecian algo más deprorección contra el clima, pero siguieron sugiriendo -,r' lbmcntando-la fragilidad física. l-a intlumenraria de princi¡rios de la época r.icroria-n¡ no sólo hizo a las mujeres parcrer déhilcs v dcsvalidas. E1 principaLasente de esta debilidad, cono h¿n señ¿lado ¡ruchos auro¡es, fL¡e el co¡séque por entonces sc \¡cía no conro una simple modx s;no como un¡necesidad fisica. La "est¡uctun, de las dar¡as, se pensaba, era exrrema-damcntc frági1: sus músculos no podi:n mantenerlas en pie sin a1.uda.Como otms muchas crccncj¡s de tal indoie, ésta tenía que hacerse realidad por obligación. A 1¿s niñas bien educadas, con 1,r mejor de lasintenciones, las comprimían en versiones juveniles del co¡sé a la ¡empnna ed.rd de trcs o cuatro años. Gndual pcro inccsarltcmcntc! sus corióssc ib¿n haciendo más laryos, más rigidos y más ceñidos. A1 llegar a1final de la adolescencja iban nctidas cn jaulas de pes¿da lor¿ reforzad¿con b:rb¿ de b len¿ o acero, y a menudo se les atrofiaban los múscu-los dorsalcs hasta c1 punto de no poder senrarse ni estar de pie dur.rntemucho tiempo sin apo¡'arse. El corsé Lambién dcformaba los órganosinternos y h.rcia irnposible respirar hondo. Como consecL¡encia l¡ mujer que ibr vestida a 1a moda sc sonrojaba y sc desma¡'aba con faciId:i.sufría de falt.r de apetito y de molestias digesrir.as. y se sentía débiL rc¡nsada al haccr un esfuerzo excesivo. Cuando se quitaba el corsé Lrespalda empezaba a dolerle enseguida, y a leces scguía sin podcr rcspirar bicn porquc había tenido las costill:s oprimidas dur:n¡e muchl,

Sob¡e esta debilit¿do¡a prenda de base la mujer victoriana !1er:rl'.rvrrias capas de camisoncs, trcs o cuatro enxgu¿s nás, un miriñaque run vcstido 1¡rgo que podí: lleva¡ has¡¡ veinre [retros de gruesr 1:rnr ,,seda ¡' que con f¡ecL¡encia tambió¡ iba cmb¡llen¿tlo cr cl cor¡ino rllev¿ba ¿do¡nos ¿dicionales de tela, cinr.r,v abalorior. Cuudo uli.¡ f,casa añadía un pcsado chal de lana y ur er¡n s(¡n¡ l . r( ,ú, ( t . . , , r . r¡ , , . , ' ,1plumas, f lores. c inras ¡ ' velos. En tot¡ l poi l i , r l lo. , , crrrr . ! 1,r , , , \ , tLLi ,cc k i los dc rope; u, t cscr i to, , lc l . r ¡ t ) ( ) , . r . 1, , , , . r , r ,1, , t t r i t t \ r , , , , | , lc , r rg,rexcesiv, , . r { , r i ,Lrrr¡r" , , i r , , ' , , " , , , , , , ' , l i ' i , , , , , , ' r , , , , , , ,

' , ,

Lr ¡1Lr¿, r i.¡¡r,inr bi¿n v{' i lLv¡bi d¡.n¡¡ !d¡ c¡Dridrd tr\onrbn,sr Lle ,opi. PoJh llcv¡¡(..mo ú s¡.r torrt haú nü$. úp.r ó ¡úr mís b¡io ¿l rstido l¡\.inco enxsur qur s. ¡nNtrrn:,lui no qoün de ninsúnnodo lstosibllid¡ds Fll rsri¿., el $mbrero y l¡ .¡!r ¡nadiinm:s kil6 t.,hritr (Obrtkr, nd obr¡t.. ,t!. src rnunciq :unque ensrlzr h lil,crtJ dc hnui¿, nrdsnr ép{ni.r kl¿r.a.Sas. iúr h r.fr¡sent¡ con ,:prtx de trcrin rto ¡ sc,Jirige

jcr rcspetabLe. ?ero incluso con todo estc pcso a la espalda l.r dam: vicroriana no iba protegid¿ contra cl clime, pues la moda (especialmentcl.r modr de nochc) a nenudo erigi:r que llerase descubic¡tos el cuello,1os hombros y et pecho.

Con esta indumcn¡¡¡ia era difícil move¡se o andar vigorosamente,

1-casi imposiblc correr. le¡o entonces l¡s damas no "andaban,, puesen el discu¡so educado no tenian picrnas -más bien se.deslizab¡n"o se "desplazab¡n" po¡ el suelo como ura aspiradora, ¡' por supuestono corrian. En una emergenci: io apropiado en desma,varse, confiarsea la protección de1 caballcro más ce¡cano.

N{ás imponanrc aún que h justifieción rnédica dcl corsé en su jus

Liiicación social. Se considenba a 1as mujeres el sexo ¡r,is débil no sóloiisjcemente sino también moralmente: slts mentes! sus volunra¡les y tam-bién sus cspaldas eran débiles. Una dema podía ser pura e inocente, por\upuesro! pero esa purezl e inoccncii sólo se podian conservar con vi-Lil.rncir cc,nsrrntc. Por tanto no debia i¡ a ]a universidad ni ejercer una

¡ 'r , ' lc, i , ' , , , ; ' , , , ,1"1,í . , v ir j r s in una d.rnr dc compañia¡ no debia vis i tar

1, . . I . ,1, ' , ' , ,1, , , r r 1, , , ¡ r l ¡ ¡ r . : v ¡ , , l .bí¡ vu ninql , ¡ . t obrr dc rc¡ t ro

I

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244 t l r rNGC lr DE rA , \ IODA

ni ieer ningún libro que pudiera encender su imaginación: hasta Sha-kespeare era peligosq excepto en la versión olpurgad¿ de Thomas Bo¡¿dler. Pese a csta protección,la rnujer de principios de Ia épocavictorianacoría el peligro constante de conveñi¡se en víctima de la lujuria delhombre y de su propia debilidad. Necesitaba estar al mismo tiempoapoyada y con{inada en una indumen¡aria de múltiples capas y fuene-menre reforzada, que haría del acm de desvestirse un proceso difícil ydemasiado largo.

Pese a tan grueso blindaje contra un ataque frontal, la mujer de me'diados de la época victoriana a menudo er¿ fácjlmcnre accesible desdeotm dirccción, puesto que no llevaba ropa interior como la mode¡na.Si quería podía ponerse lo que se llamaban "calzoncs" -¡oPa inte¡io¡ancha compuesta de dos secciones indepcndientes, unidas sólo por lacintura y por lo demás completamente abierta , pero estos conferíanmás sa;ra' que protección. Aunque esto dejaba a la d¡ma victoriana emb:razosamentc cxpuesta en caso de ¿ccidentes, la ropa interior cerradase consider¿b¿ indecentc porque imitaba la de hombre. Las ieministasvictorianas ilama¡on más ta¡de la atención sobre esta contndicción: ladoctora Mary rX/alker, por ejemplo, scña1ó que "si los hombres fuesenrealmente lo que profesan ser no obligarían a las nujeres a vesti detal maner:r quc las facilidades para el vicio fucsen siempre tan asequiblcs".

Habría que señ.rlar que estos extremos de molestia e incomodidadlos sufrían principalmente las mujeres, sobre todo 1as más ricas, pueses unx regla unive¡sal que cuando la ropa es incómoda, la ropa dc altacategoria será rodavía más incómoda. Las mujeres tnbajadons (otcepto cuando cstaban de vacaciones) usaban ropas más ampli:s y más scn-cillas y corsés mucho más sueltos, y arrastraban una carga de tela mucho más ligen.

LA MUFR coMo ARTícuLo DE LUJo

¿Por qué soponó la mujer de principios de la época victoriana hsmodas de esa m¡ma época? En parte, no cabe duda, porque los hon-bres las admiraban y las describían como bellas, elegantes y cncanradoras. Pe¡o también, cienamente, porque creían en 1a propagrnd.r dclmomento: considemban la ropa que las aprisionaba v las dclir ru ¡l¡rcomo médicamente necesaria y morrlmente respeoble. Les ccñi.t.rs .rt.rduns se asociaban cn la menre popular con 1a vi , tud: un.r nrui , r l , icr ,vcsLida cuyos corsés fucscn poco ccñi i |x, p, ,r r icr qu. l r ¡- .

'u i , ¡ , I

DI HOI{BRE Y D! TTUJtrR 245

mentaria, era probablemente una mujer fácil. No obstante, en el casode una joven de recursos relativamente modestos, si sus zapatos y susguanta ibarr Io suficientemente ceñidos, su vesido era apropiadamente delicado y llevaba el co¡sé atado de tal m¿ner¿ que apenas lc dejabarespirar, podía espenr que se la admir:se. Podia convertirse incluso, consuerre, en la mimada, consentida y rccluida esposa de un hombre con

En una sociedad patriarcal, una mujer inúril, ronta y bonita es elobjeto máximo de Consumo Ostentoso. I¡s homb¡es ricos decidcn con-pr¿¡ y mantener a ral tipo de mujer como signo dc su propio podereconómico y sexual. I-o de menos cs su aspecto físico' puede ser unaodalisca regordeta, una dama vic¡o¡iana o una r¡¡bia tontadcl siglo XX,del tipo muchachita insignifiente (actualmcnre una especie en vías deertinción). Sin embargq para conseguir el márimo de 5¿¿rrr, tal mujerno ha de tener ninguna urilidad práctica. Ha de ser incapaz de escribira máquina, de cocinar, limpiar, cuidar a los niños, controlar una ha-cienda o ller,¡r las inversiones; todas estas cosas l¡s han de hace¡ em-pleados asalariados. ldealmente, la ropa que lleve esta mujer ia identili. ¡ . j como un ¡niculo de lujo. l r rubir ront.r

'e 'upone qu< t iene un.rsalud de hierro y un boniro bronceado, pero su ceñido vesrido de raso,sus tacoaes de agujay sus largas y quebradizas uñas esmalt¿das comoel corsé y el miriñaque de La dama victorian¡ ponen dc manifiestosu prestigiosa inutilidad.

I¡rs vestu¿¡ios de la dam: victoriana y de la rubia tonta son ejem-plos del principio aún en vigor segun el cual la ropa que hace difícilla vida de una mujer, y que la hace estar en situación de inferioridaden la competición con los hombres, siempre se considen sexualmenteatracti . Esto no sólo es:sí en el caso de las prendas ceñidas y quemarcan la silueta, sino también en la-s modas grlesas y desmañadas, comolos zapatos de plataforma y la falda larga. Como señaló Thorstein Veblen hace más de cien años, ola razón sustancial pa-ra nuestro tenaz xpe-go a la falda no es más que ósta: es üJa y estorba a quien la lleva a cadapaso, y la incapacita para cualquier esfuerzo productivo".r La muierque dccide usar ta1 tipo de ropa está anunciando a todo el mundo quequiere estar en situación de inferio¡idad en la vida en relación con loshombres; los hombres la recompensxn por esto encontlando ¿tl¿ctivásI e a y x su ropa.

I l l , ' ' \ i r

, ' h, r r , ¡ , .1 i tú¡r ietnClr ' .úr 172

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EL vi:srrDo EsrÉTIco y Er Dr LA REFoR14A

Ln una époc.r sumamentc patrircal, como tueron los años centrales del siglo XIX, scgún ha señalado Janes Lave¡, Ias indumentariasde hombre y dc mujer tienden ¿ esta¡ claranente difirenciadas, y a cual-quien que adopte en públjco el vestido del sexo opucsto probablemente se 1o considera,i cscandaloso o incluso repugnante. La crmpaña dcAmelia Bloome¡ a f¿vor de la falda pantalón en 1¿ década de 1850 fueacogida con burlas y condenad¡ ¡l ostracismo social. Aunque dio nombrea una prenda;' fracasó por completo. Treinta años despues, cuando apa-rccieron las primems reformas de éxito parcial en la ropa de mujer, nose tlató de im;taciones de modelos masculinos: sirnplemente rntcnra-ban moderar los aspectos m& incómodos y dolo¡osos de la moda fe

El vestido estético ¡' de la ¡eforr¡a dc la déc¡da de 1880 seguia losestilos de la época, aunque esta ropa er:a de cone más amplio y tenial : . mrng.r. n.r ' ; rc\ .r , . A no, ' rro ' e '1.¡ . rop¡ ' no' p;re.err mur r icro-rianas; sin etrbargo, en aquella época se considenron revoiucionariasy se las creia parecidas a la indumenr¡¡ia rnedielal o rcnacentis¡a. EiMovimiento dc Reform¡ del Vestido también se preocupó por lo qucllcvaban las mujeres deb:rjo dc ésre. Unos cuantos radicales aconseiaronel abandono del corsé; sin embargo, la mayoría simplemente pensabaque había que remodela¡lo pal: quc diese el sopone "necesario" sinuna constricción excesi"¡ dc la cin¡u¡a. La introducción dc la "ropa in'rerior natunl' dc lana (Jaeger) o ¿lgodón (Acncx) dio a ias mujeres mayorprotección frente a1 clima (y frenre a un ataque repentino). Sólo unaminorín, lo obstante, adoptó el vestido reformado, y fueron principalncntc intlccruales de clase media, socialistas y bohemias, el mismotipo de personas que hoy van a las manifest¿ciones ant;nucleares, co'Dlen aljmcntos naturales y escriben poesla.

L,l uu¡rn sun:nr-rcr-lnalNTE LIBET-{DA

La más convencion¡l mujer de finales dc la épocr vicrorirn:r v dcla época eduardiana, aunque ya no sc la suponía inlinril r frigil. cstrtr.rlejos de 1o que según 1os cri¡e¡ios ac¡u¡les se c<¡nsiclo¡ un¡ ¡ruiLr lil'i

246 !L LENGU-{[ D! IA \4OD,\

" ¡ /o¿,¡¿^, inJunffr r : J. n) t r , , , , - " ' , ,d, , , , . 1, I " r , 'n, !n1," , i l ,^ r , ¡ ' l l ' * l ' r I

DT HO\{¡R[ Y DI TILI]TR I

rada. Aunque su .rspecto era regio, como les succdió a casi tocLas i.rs rci

nas de los últimos ¡ños su libcnad se vio acotada por obligacioncs y

¡est¡icciones. A menudo se l¿ ll:maba .divina". i' como es costumbre

con las diosas, sc la ponia en un pedestal, que es un lugar incómodo

si apane dc deia¡ que te vcneren quicrcs hacer algo más. Si tc mueves

1o Áás -i"i-o

.oi.". .i riesgo dc caerte, de conve¡tirte, scgún l¿ fl¡sc

popular en aquella época, cn unr "mujcr caidx'JEl fcminismo de la primera gencración, como h¡n señalado los his

toriado¡es del vcstido, no libcró a la mayoria de las n ujeres de las volu-

minosas y engoladas ropas de la época En muchos sentidos, las modas

femcninas de aquel tiempo eran de hecho más agobianres que las dc

mediados de sigio. Antcs c1 co¡sé acababa en I.r cinrura o iusto por de

bajo de ell,r, dando así acomodo a los muchos embamzos de la muier

de p¡incipios del pe¡iodo victo¡i¿no. Ahora los ¡vances de la mcdicin¿

habían hicho descender la mo¡t¡lidad inf:rntil, y ya no cra necesa¡io

ni estaba de moda tene¡ muchos hijos El corsé t¿¡dovicro¡iano se ¡lar-gó h¡sta medio muslo, resrringiendo dr.ásticamentc la locomoción. Poco

i poco comenzó a empujar e1 pecho hacia adelante y 1as caderas hacia

atás, crerndo la silueta en forma de ese con su monopecher':r calda y

su monotnse¡o saliente. Sobre e1 co¡sé se llevabe un cubrccorsé, unx

camisola, rarias enaguas y vestidos con faldas que arrastraban por cl

suelo y colas. Todas estas prendas iban ricarnente adornad¿s con enc¿je, volantes, altbrzas. cintas y bordados, y estaban en conrinuo peligro

dc arrugarse o mancnane,La mujer normai que tenía un rnbajo u opiniones indcpcndientes

podia llevar, en lugar de un ves.ido largo con ¿dornos de encaic, un

traje de lana o de hilo de co¡te nás sencillo (cl traje sastrc) con una

b1usa, una corbata y un c¿noti¿ de pai¿ imitando los dc homb¡e. lero

esta imitación era superficial. Debajo de la ropa cl corsé ela igLral de

incómodo v ¡estricti.,'o que sicmpre, y cuando lerantaba su pesada fal-

da mos¡r¿ba un batibu¡¡illo de linas enaguas y medias de encaje El men-

saje dc esra indumcnta¡ia es¡¿ba cla¡o: 1a supuesta eficacia o la tuerza

in¡clectual "masculinas" enn sólo exte¡nas; por debajo,la mujer scguírpenencciendo ¿1 sexo más débi1. Sin embargo, llevar este tipo de ropa

no significaba necesariamenre acept.rción del statu quo ltl¡:unas lemr'

nistas la llcval¡an delibcndamente pan confundir o desarmar a sus opo

ncnres, de hecho, va¡i¡s dirigcntes del Movimiento de Liberación er¡n

i.rmosrs por su elegancia. Esta estntegema se utilizó tambjén dlrnnte

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248 EL TIN(;IJ,IIT DE TA IIoD{DI IIOj\I¡RF Y LJL J

la jamiento gndual del corsé y una subida de l : r l . r lL lr , , ¡LL, ,1, , , , , I

sucLo aLrededo¡ de 1905 v, hacia 1912, estab,r por crreirrr . r , l , l r , " l ,

Una vez que r las muje¡es les ¡esultó más fácil respir.rr ¡, ¡.r Lr,, r. ',

,'cola con 1a que tropezar estabxn en mejor situación dc p.rnici¡,.rr . ,Los deportes. Algunas, aunque a nuestros ojos ¡ún en condici¡¡ncs,lLabsurcla dcsucntaja, entraron en la comp€tición prolesionrL. A iLu.rlcsdc laprimen guern mundial la rop.r de mujer en ye r€lativamenre Poeoresrric¡i'¿, pero xún estrb¡ condicionada por el sexo y de ningún modoera tan cómod¡ como 1a dc homb¡e. Se produjcron dive¡sos intentL,scontra¡¡evolucionarios -particularmente, la in¡roducción de 1¡ faldetubo , pcro por lo general no prosperaron. Sin erlrbxrgo, como en todos los periodos de tr¡nsición, consritu.veron una guía útil sobre 1asopiniones poliricas y sociales de las mujeres que las llev¿ban.

La ropa de los años veintc sc pensó que represcntaba la r¡irim: libertad prr.r l.rs mujeres, y ciertamenre fue un alivio par.r cua.lquien quc¡uviese la edad suficiente prr.r h:ber llcvado los estilos c1e vcintc añosanres. Sobre todo, esta ropa rcdujo drásricanentc cl riernpo que h:bí,rque dedicar a lavarla, plancharla, arreglarla y simplemente a vcstirsey desvestirse. L'r mujer que se conó cl pclo que.rntes le llcgaba hastala cintura, por ejemplo, se ahorral¡¡ v¡¡ias homs x la semanr que ¿ntesempleaba en cepillarLo, lar-rrlo y secarlo, rrcnzarlo por la nochc y ha-cerse un cop€re montándolo sobre est¡uctur¿s de tela mctálica y pelopostizo todas l¿s nañrnas.

Los restidos dc los años veinte ¿ mcnudo llerab¡n cuellos o co¡ba-tas dc niño, pero no er:n m:is qrLc toques divertidos para Lrna indulrenta¡ia indud¿blemcnre femenina: rleclaraban <1ue quien los llevaba rcníael encanro de un rnuchacho, pcro que no eru un muchacho. Las andanadas de los crlticos de la época contra las mujcrcs hombrunas y loshornb¡es ¿feminados nos parecen hoy cxageradrs. En las fotografias delos años veinte hombres y nujeres se p:recen mr,cho; pero esto se debca que embos se parecen mis a los niños, y en la inf¿ncia 1¡ difcrcnciaen¡re ¡mbos sexos es menos pronLLnciada. Incluso con srL cuello BusterBror¡¡n o ?ete¡ l¿n, 1a joven emancipada tle los años veinte (como lachica de una gcncmción antes, con su camisa y su corbatn t¡n masculi-ntrt sólo es m¿sculi¡a dc cintura par.r arriba. Dc ahí hacir abajo, sui¡kl.r, sus medias de seda v sus escarpincs proclanan que básicamcnre

tn h d¿.rdr dr r3e0, r me¡i¿a qur lx\ mrjeF\ ¿np-rdr tr ¡1btrj¡r lusr de üs rr pa:ti.iptr. ¿. ¡os d¿F.res, xptr.e.ie'on ¿snLos más *ntillos.v nás mrsculino. Lr uu'jrr ¿mrn.ip¡h ohbaÉlon Fodn lloár G.mnr, cortar. chqucú v sonl,rcro nuyFrt. os ¡ ld ¡¿ rur .omrn¡ori¡¿ós 'a.b¡.J. DcL,iió ¡. $h n¡!¡,.¡rrri¡. nf oLshr', !.gun lic*ido un ..i¡do .or\¡ Yrris.{¿r d.c¡¡gus. sugir ¡nd. gr.i¡iclm.r( qu. ¡. D.n,.nro su c'n¡¡fll)¡.ió¡s¡]. drsüp¿Íi.irl ¿Lt,r tN /'¡+ S¡,¡¿r )J!,]7,J", d.J.h¡ Sintü Sr'!¿rt, 1397

la scgLrnda olcada de la liberaciónde 1a nLrjer. por parre de Glo¡ia Stei

LA cHrc^ MoDTRNI

Á principios del siglo XX se logr:ron ai.ances susta¡ci¡lcs cr¡ l.r r.fo¡¡¡a del ves¡ido. Lenramente, las nuieres empez,rron ¡ lih.r.r'r ,1,la obl igación de actu:rr como ¿nuncio ¡mbul¿¡¡es de su ¡ , , f i , , ,1,sanprro v dc la r iqucz'r dc sus prr icrtcs r , . rro,r is. (S,¡ rn, l , . r ' , t , ' . , 1, ,c l ¡ iue ¡rr lLr¡ v l . n inqLi¡ ¡ ¡ r ¡1, ' h. , r , , , ¡ ¡ l ¡ i ,1, ' ) I lL, l ' , , , , r , i , , :

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250 I.L LT\(JUA]E D! LA \TODA Dtr HOM¡RI, Y D!] .\'IiJ]TR 2:1

MuI¡REs !N PANTAl-oNrs

L¿ refo¡m¿ de 1¿ miud i¡ferio¡ de la indumcntaria femenina se pusoer ma.cha scriam€nt€ en la década de 1890, cuando a la introduccióndc la bicicleta siguió lainroducción de l¿ falda pantalón pan las ciclis-tas. Aunque al principio sc dijo qLre era poco femenina e incluso escandalosa, la falda pantalón en de hecho voluminosamente decente. Al{inal se ac¿bó ¡ceptándolx de forma gcne'alizada, posiblemenre porque nadie podía confundirla con la ropa mascutrn:.

Ios pantalones auténticos t¿¡da¡on mucho mas en gcner:lizarse comopremla de vestir femcnina. Has¡a los años veinte las mujeres y 1:* muchachas no empezaron a llevar pantalones, ni laryos ni conos, ni panpractic¿r deportes ni pala uso jnformal. EsÉ nuevo estilo lue ¡ecibidocon desaprobación y con burlas. Se dijo a las mujeres que estaban muyfeas con pantalones, y que querer llwar pantalones -cn nuesr¡a cul¡u-ra, desde hace siglos, símbolo de la autoridad masculina- no e¡a naturaly scxualmente era poco atractivo. Sin emb¿rgo,la moda sc extendió,y a mediados de la déc¿da de los treinta una mujer podia ir de excursión rl campo, ;ugar al tenis o cultivar el jardín con ropa que no la iimitasc. Esta libe¡tad, sin ernbargo, se reducí.r a la faceta privada c infor-mal de la vid¿. Ponerse pantaloncs para ir a la oficina o a una liestaem impensablc, y c"alquier mujer que apareciese en un ¿cto d€ etjquc-ta con un traje pantalón se asumía que era una bohemia excéntrica yprobablemente lesbiana. La mayoría de las escuelas y universidades insistiero¡ en cl uso de la falda para asistir a clase y entrar en la bibliotc-ca hasta la déqda de los sesenta, c incluso en Ia actualidad esra costumb¡e sobrevirc cn ocasiones. En l¡ F¡ick Collection Library dc NucvaYork a las mujeres se les puede negar el acceso si no llevan fllda; en-e. ep.r .n . . e"n'e. a ur: l r dr prn i , ul : rn.r .e ;nr i ¡ua ¡ po, o .r tn:ctiva pala uso de lectoras ignor:ntes de esta no¡ma.

La mujer que llevase pantaloncs anÉs de 1960 sólo estaba libendaexteriormentc. Dcbajo de la ropa iba más apreratla, estrujada y expri-mida que en los años vein¡e. El sostén ie tjraba dcl bus¡o hacia los hom'bros y le daba 1a forma que por entonces se llevab¿, a menudo con l¿ayLrda de alambres o de ¡ellenos falsos. l¡s tirantcs dc este sostén no¡-malmente se claraban en 1a carnc, dejando dolorosas rojeces en los hombros y alrcdcdor de1 cuerpo, a juego con las doloros¡s rcjccs quc (lcj.t-

ba más abajo la ceñida faja e1ást ica. r lasta les n,ujcrcs csl ,c l t . , ' r ' . r l ' , , tfa jr , pues 1a si iuct" qrc csr¡b.r dc nr,xl¡ L¡ ' i n, , reni . , c. , , l . r . r ' r r i r r . r l r1. , ' ,yuntr , rscr, , ¡ t ,nr incnrcs.co,¡ ' i ,1,rr l , , ! , , l r i i , I l , , t r i , , I i . , l , i . r , , , i L

na otra fo¡ma deco¡osa de suietar las obligatorias medias: a menos que

h talda tuese muy amplia, cualquier liguero dejaria una embanzosa mar-

c¡ leb.¡ i , ' ¡c el l¡.

;!ÉjI

Lr.evolu.!ón de 1¡ roP¡ inlo.nlil |rrl}¡,üjefes r l¡s l&tn6, que oncnzó en nx

rñ.s \cint. r geneÉlizó en 16 t i¡E !fe

.onjunb, inpe$rbl. dr 1920. ¡ún se Po'drh úrr ho): Ll¡¡ Ho{lnan, sünoñI

tenlcut¡ ftrn¡i¡r 1919

I

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252 rrr. LLNGUAIE D¡ lA ¡lOD,1 IJF HOTltsR} Y DIT T 1¡!R 251

IDA Y cAsr vuElr{ A L^ I-ItrRr{D

, Los cincuenta y principios dc los sesenLa fueron los años det üaf,Doozr, de la solid:ridad y de la rnística femenina, ¡ como suele ocurriien las épocrs parriarcales, la ropa de mujcr y la de hombre eran marcaJ:menre Ji , r in.¡ . . I ¡ ¡u;<r d. l nc: lvok ¡ e l -onore del rn j< oe rz-' rc l ¡ ! - i , ren i r r . i luer . . . ¡ , i r . rn dirercnr<. . onn .u, ¡buelo. . 5 in embargo, fue en esta época cuando los pantaiones de mujcr empezarona ab¡i¡se camino hacia Ia respetabilidad. Ai principio adoptaron for,mas bastante pccuiiares y poco favorecedoras. los popularis pantalones ode torcroo o .capris", por ejemplo, venían cn extraiios coló¡es chi-llones y tenían un.r incómoda pata muy estrecha que acababa quincecentímctros por encima del tobillo, como si hubiesen encogido al la-varl¡¡s. A mcnudo se lievaban con blusones premamá, fo¡mando un con-junto que recordaba el de un paje rnedieval. Se acompañaban de zaparu\rr , ¡ . , ,c.hol purr i r ¡ rdo,-¡ r in lus: r . ruda. r . r r 'n.Jmodo,_

.omñ lo. que ,c l lcr¿b¡r , r lo. , jg lo. Xt \ ¡ \V E,ra :ndurenLar:aera apropiada, pues la .rtosigada c inexperta nadre de 1os años del Da11l'¿om -al contmrlo qllc sus progenrtores_ no tenia sirvicntes y se veíaobligad: a haccr de c¡iada de su marido y

'u, ",rrn..o'o' hijos.

A finales de los scsenta los pantalones dc nuje¡ finalmente se volr i , -on .- legrnrs v re.per.rhl<.. r l ¡ ,oor inrer io. d. .apare. ó o rdop olo- 'nr ' Inulen. i \J, . YJ ¿n,e. dc que ,e n . i : .e h .egrnJa o e;dr J. l "liberación de la trujcr, la larga lucha por 1a comodidad y 1a tibenadcn rl vestido fcmenino parccía habersc ganado por fin. La apariciónde los pantis liberó a las mujeres de los feos y a menudo dolo¡osos dnpositivos de goma, metal y plistico que utilizaban para sujerarse las me-dias. Un:vez más se permitía tene¡ curvas de la cintun para abajo, adernás de arriba, y millones de fajas se tiraron a1 cubo de l; basun, dondcpronto se les unieron millones de sujeLadores con rellenos y alambres.Durantc los ¿ños sctetta, las mujeres de rodar las edadcs se ponían trrjcs pantalón o pantalones solos para ir a trabaja¡ pan ir a fiesras, rlteatrq a restaunntes elegantes y para liajar en vuclos inrernacion¿les.Norm¡lmente se llevaban con cómodos zaparos o botas dc tacón b.r¡,.Los ¡cdacto¡es dc moda afirmaban, y 1as mujeres lo creian, quc |x m,,los tiempos habían pas:do para siempre.

Sin embargo, en los úl t imos años se han producido hquierur* , ,cortes v p:Lrece cstxr cobrando fuerza un n¡ovir¡ ic¡ lo co¡rr .rrrrr , , lL,cio¡¿¡ io. Si se es pesimista, los ¡ i los scscn¡¡ v scr lnr.r s, ¡ , r , . ,1, , , , , ,s implcmenre conro un.r épocr rL r i . ror i . r r , , \ i \ i , , i r . , l t ) , l , , r t i , , | , t . i

Las hl¡lr enrc.hrs t l.s z.rpÍor d. G.ónrLo htrren qu.l¡¡.¡ivi,trd normll sca difí.il e i¡cluso pcligros¿ Ltr ptul$ionil qu.ll4a ere tipo dc rop¿ csi pro.hmúdo úr.el Dun,lo qu. quicrc er¡r en rnuaciór dclnfe¡n,r rd .cstcco r los hombrc, J oth.mbr$ lb pr.mi¿n enconriindols ¡r¡.rivr ¡ ¿llii r r su ropr. l'úosniír d. BillCunning!¿¡r publiüdtr en ,i¿ r\m Yor¡

1¿ historia de ]a moda iemcnina desde 1910 hasra 1¿ actualidad se puedever como una scrie de campañas de ma,vor o menor éxito par:r haccrque la mujer vueLva a adoptar un es¡ilo incómodo, no sólo con los pro-pósitos de Ostentación Vicria y de ascgunrse la propiedad serual, sinorambién y cadr vez más p¿f¿ pcrjudicarl¡s en su competenci.r prolcsio-

na1 con los homb¡es. La talda tubo, 1: faja, Los sombreros inestabies

de Las déc¿das de los diez y los cu.uenta, Los vestidos embanzosamenteconos de los años veinte y sesent4 son elementos <1ue han contribuidoa lsta maniobra. En la actualidad sus recu¡sos estl¿tégicos más efect;.uos son el calzado ,v la exigencia dc esbeltez.

EL zAtATo coMo AxNrt{ EsrRATi.cIcA

Los jn¡en¡os dc limita¡ la mo"ilidad de la mujer obs¡aculizando susn,,x inicnros son antiguos y casi universales. Los pies at.rdos dc las jó-

r.,rc. chinas de clase alta ¡' la costumbrc nigerian: de cargar las piernas,1, l,rs mujcrcs con kilos dc pcsados co¡dc,nes de cobre son ejemplos, rr , . rr , ' . . ¡ , , , ' , ' r r , io cl mundo sc h¡n ut i l iz.rdo estntagcmas simi la

r l

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t r LTNCLA]I nt I \ [ r ]D\

res pal? asegur¿¡se de quc una vez que se ha a¡np3do 3 una nujer no

se pueda escapar, y que ¿unque se quede no te Pueda scguir. I-o queparecc ¡aro es que todos cstos recursos los hayan pe¡cibido los hom-bres, y también las nujeres, como algo bello. El pie de 1oto, que a nosotros nos parcce una deformidad, fue admindo apasionadamente enChina dur:ante siglos, y cn la actualidad, en la sociedad occidental, acasi nadie le p:reccn feos los dedos conprimidos por el calzado mo-dernc,. Los zapatos de tacón alto y punta estrecha que durante la mayorparre de este siglo han sido un componente esenci¿l de ia indumenra'ru de la nujc

" .on' :der¿n.c\Jr l . r lenre ¿tr¿cr i \o ' . cr P¡r 'e Porau<

hacc que las piernas parczcan más largas -una pierna extendida es laseñal biológica de disponibilidad scxual en v¿¡ias especies animalesy porquc producen 1o que 1os antropólogos llaman <prvoneo de co¡te-jo". También hacen que estar de pie, aunque sea poco tiemPo, sea doloroso, que caminar sea agot:dor y correr imposible. Los anda¡es r¿ci

lantes y dc puntillas se considcran provocativos, quizá porque ganntizanque ninguna mujcr que los lleve pucda correr más de prisa que el hombre que la persigle. Lo peor dc rodo es que, si sc llevan continuamcntedesdc la adolescenci¡, dcforman los músculos de los pies y las piernas,de tal manera que resulta ¡odavia más dolo¡oso y difíci1 caminar conzaPxtos Planos.

Liter:l y figuladamente, los zapatos modernos de mujcr son los queimpiden quc clla corra igual de rápido que é1. Como podi restilicarcualquicra que los haya llevadq es dificil conccntmrse en eltnbajo cuan-

do los pies te están matando, especialmente si estis que tc cacs de hambre porqoe sólo has desayunado medio pomclo y un café para manre-

ncrce cinco kilos por debajo de tu peso ideal. Hubo una época, durantel^ ' ¡ño. '< '<nr¡ ) .e,e.rrr . en oue ro en nece'ar i . pr ' ; - oor e..¡ ' i ru¿ción de infe¡iorid¿d ¿ rnenos que se optase por ello. Sin embargo, du-r¡n¡e los últimos años las mujeres han empezado ¿ usar otn vez zaPatos estrechos de tacón ¿lto, jncl.rso con pantaloncs; y los estilos mís

de noda son los que, como los zuecos y 1as sandalia¡ ¡t¿dos con unatin por ei tobiljo, dan menos apo¡,o a los pies y haccn que camnarse¿ sumamenre di{ici].

D! Hoi\Jll]lr Y rJE \rLUlLR

pantalón tanto en la ropa de dia como cn La de noche Sc ha conve¡tidoen un indicador de baja posición social, especialmcnte cuando está hc-

cho de poliéster, i' nn ¡mhicntes de cl¿se n¡edia. Lo hasustituido el<raje con faldao, ¡ecomendado como la indumentaria apro-pi¡o¡p¡rr L,rr--encl n¡ndode o' r .a" ' i^ . . que Por 'JPUc{o.eha de llevar con pantis y tacones. Otro signo inquietantc cs el estrech¿miento de la falda hasta el punto cn que gestos normaies, como sentar-se en un sofá bajo o saltar un ch¿¡co, ¡esulten dificiles

lrudence Glynn, que trabajó como periodiste especializad.r en mo-das en el T¿r¿¿s londinense, fuc de las primeras que señaló l:rs conrra-

dicciones internas de gran parte de 1a moda posfeminjsta. Los zaPatosde plataforma y Los zuecos que sc hicieron popularcs durante los añossere¡ta, po¡ eiemplo, se suelen fab¡ic¿r con una horma ancha que nocomprima el pic; sin embargo, p.odL,cen una foma de andar torpe y

desmañad.r ¡ además de ser difíciles de m:nejar, son peligrosos, provo-

cando a menudo g¡¿ves lcsiones. Como dicc Prudence Clynn, "por su

aLtura pretenden sarisface¡ el ins¡into de las muiercs respecto a ser más

altas y por tanto más imponanes en comparación con Lrs hombres

Por su estructur:a, que hacc que caminar sca sumamente <1ifícil, preten

den sa¡isface¡ e1 instinto de seguir siendo vulnelablcs".+Otro estilo popular de 1a época, conocido como l¿¡oÉ Annie Hall,

por la ropa que lle"aba Diane Keato¡ cn la pellcul: del mismo nom-bre, er: ambiguo en un sentido más complejo. llsencialmente suponiallerar ropa de hombre auténrica: elegantes trajes de tres piczas, chalecos, camisas, corbatas y somb¡eros en colores claros -bcige, hueso, tos-

tado y gris-, a menudo con aspecto de los años veinte Todos se llev¿

ba mu1' grande y suelto: cuellos abienos, camisas muy anchas por luen

dc los pentalones, mangas y patrs cnrolladas. Está ropa se acompañabacon grandcs bolsos y bisutría estrafalaria c infan¡il: ceúmica, maderay hojalata pintadas.

El uso de ropa de hombre puede significar muchas cos¡s distintas.En los años treinta, acrrices sofisticadas como M¿¡lenc Diet¡ich, vesti-

d¡s con sombrero de copr, fr:c y trajes de elegantc co¡te, Proyectabansoflsticacnin, poder y un peligroso erotismo. Los pantaloncs y los jer

rcvs de h época dc la guera, y los tejanos y p¿ntalones de los xños se-sent: v principios de los setcnra, suponían scrias llamadas a la igualdad

hl es¡ilo Annie Hall dene un doble mensaie. Anuncia que quien

I I r ¡ .o. , ( ; \ ' ' .

, ¡ / . í td, . p ig 5: j

CoNrn¡xr*vorucló¡¡ v AMtsrcúrDAD

Sc han producido úhinr¡nrcn¡t t , r ix s is,r( \ r lc qu. rr , , t ,xJ, , 1. . t

b icn , r I ¡ mr¡ jc, i r r r lc¡cnr l i . r r r , . t r , ¡ , , cs I r qrrr lLLr l r , l , , r : , , r r ,1, I r r ' r r ,

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256 IL '-ENGUAJi

D! LA MODA

El l,oÉ AnnG HaU en vdsió¡ de Ditrne Ka-

ton. L? cLrquera la cmiel el sonb¡s¡o

der:lhsgñnd6 hd¿un enüjúo de dri-nrho que a los hombEs les re$lÉ hn-quilizadó¡, pú.s s Nidente que sólo 6dj!8¡ndoy que errulid¡dno s ¡o snftis¡.

emerG gnnde Pm Pon. e ltr roPr .le euós.

lo llera es una buena chica, una cama¡ada' no misteriosa y delicada-mente femenina! siro un marimacho fácil de tntar y dispuesta a todo,casi como un amigote más. No ra a pedir que Ia protejan de la lluviani va a montar el espectáculo por rener que estar de Pie en ur Partidode fútbol. ?¡obablemente disfruta con los depoftes activos y se le danbien (aunque {astidiosamente bien, competitivamente bien). Además,por su chapa de Snoopy se puede ver que tiene sentido del humor yque en el fondo no es más que una niña.

No ob'r¿nre. ¡ l mi 'mo t :empo e'ra rop: tnn'mic un ir i r rr .o nr(rsaje antifeminista. Como se suele llevar con va¡ias ¡all¡s de más, rccucrd¡a un niño disfmzado con las cosas dc su padre o de su hcrnt.tn,t ntryot'par¿ hacer una gracia, e implica: "Sólo estoy jugrntl,rr crr r¡.rli.l.rl rr¡'

soylosuf ic ientencntemayorprr:rponcrnrcL:s¡¡nr l l ¡ ¡¡<rLlcrrrr l r , rrrr l r rr 'o pan hecer un tr . rL, .r i " t lc h<¡nrbrr ' " . I is istc rr , / , - l ' ,1" , l r r lu l t ¡ , i r r , l ,

D! HOIlÍ¡RI Y D¡ MUIIR 257

fu¡sión, no de autoridad: invita al hombre a tomar el mandq áun cuandoél mismo <e¿ t.rn incomperenrc como lo. per.on:jes ql,e inre-prerd\7oody Allen.

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CAPITULO

Moda y sexoU¡ dulce dsorden e¡ el etidoda voluptuGidád á l¿ rcp¿.

Además de deci¡nos si las personas son de sexo ma¡culino o femeni-no, la ropa nos puede decir si les interesa el sexo, y si es así qué tipode soro les interesa. Por supuesto, esta inlo¡mación puede ir más o me,nos disfrrzada. La ropa que se usa par: ir a trabajar, por ejemplq sesupone que disimula la s*ualidad en lugar de darle ¡elevancia, y queoculta por complem cualquier gusto e¡ótico concreto. En ¡ealidad, hastala indumeotaria más seria puede contener indicaciones eróticas, perocua.lquier¿ que se v¡ta pan n a trabajar como si estuviese a punto deirse de juerga es gobable que suscite cotilleos hostiles o algo todavía peor.

Por otn partg en los actos sociales cualqüer persona ¡elativ?mentejoven que no mya vestida con alguna intención quedará mal. En conse-cuencia" la ro¡n de colores vivos y so<y la utilizan a veces personas quequie¡m que se las admirg e ircluso que se la.s amg pero a las que noles inte¡esa demasiado ata¡se a nadie. En ocxiones, ciertos detalles dela indumentaria sugieren los auénticos sentimientos de estas pe$onas:los puios del impermeable var muy ceñidos a la muñeca con hebilla¡y las puntas de los cintumnes aparecen fastidiosamente aprisionadas;l¡ c¡misa ca¡mesí abiene c?si haste la ci[tur¿ descub¡e no sólo una ca-dcnr dc oro, sino una carniseta o un sujetador lisos de a.lgodón blanco

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264 EL rI\'GUAJI DI LA \1OOA 261

y aspecto dcsalcntador; los lazos de la blusa de gasa semitnnsparenteo los cordoncs dc csos zapatos de ante tan a la moda están atados colun apretado nudo doble.

La ropa antisexual rambién la puede imponer una auto¡idad externz. Los mother bubbanls'! quc faciliraban los misioneros par.r cubrir ladesnudez de los isleños dc los marcs dcl Sur son un ejemplo clásico,y aún hoy los uniformes escolares -cspccialmcnte los de las niñasa menudo parcccn discñados para desalentar el inte¡és e¡ótico. El unilbrne de preso puedc tcncr la misma finalidad. Con f¡ecuencia, comoseñala Rachel Kcmpcr, a la "prostituta vestida elegantemente, cuandoentn en la t¡en¿, le dan zap:tos ox{ord negros con racones cubanos,.¡1.<r in. . . r . 'L iJ" , ' i , " , J. r rg",1. . . ) ,upJ nr, ;^ lpletamente desgartados e inútiles".r Ot¡os p¡esos, ranto homb¡es co¡romujeres, pueden suf¡ir el mismo tipo dc humillación.

Como señ¡l:r He¡¡ick, la holgun y el desorden en el vcstido úenenur atr¿ctivo erórico. I-¿ ropa suave, suelta y de tonos cálidos sugiere ü?-dicionalmente una personalidad c,ilid¿, info¡mal y afectuosa, y la prendrque la parcialmente desabrochada nuestr: fngmentos de carnc y adcmisimplica que seri fácil conseguir la desnudez total. Por otra parte, unaexcesiva pulcrnud sugiere una personalidad excesiramente controlada yposiblemenre reprimida. La ropa ceñida, muy abroch:da y abotr,"arl.(si no de;aque se rnarque la figun) se piens: que da cabida a una personaestricra y eróticamente reprimida. Los tejidos tuertes y crujientes gabardinas, algodones almidonados y tejidos sintéticos rigidos tambiérparecer, ncgar 1a sensualidad, y lo mismo ocurre con los colores grjsesy apagados. Cuando la ropa de colo¡es mo¡tecinos se lleva al mjsn,,,ticmpo inusualmente ceñida e inusualmente pulcn, los obsen'¿dori'sospechar.in no ya un desinteés se¡¡ual sino incluso impotencia o frigitlcu.

Una actitud positiva hacia el sexo puede ser ta¡nl¡ién obvia o suril.Las personas jóvenes e ingenuas pueden ir con tejanos muy ajustrd,xy camisctas con cl mcnsaje nur'nlrs rs A vARM pussy;"" hs pervrn.r'dc mayor cdad y más so{isricadas rransmirirán cl mismo tipo dt nrcnsaje por medios mcnos l lanat ivos. Y aqucl las pcrson¡s culrx i rr tcrrw.erót icos son infrccucnrcs o incluso cstán prohibidos cnr iLir i r r tn.r l*tcxt i lcs quc son invisibles cxcepto para quicncs conoccn cl c, iJ i r¡ '

,vdt . t H,hb"1n..rn rús.ntr¡ d, . d i , .n, ism.m,i , l i r ¡ ¡ i " \ , ¡ , ! ( , i , ' , r

r . { i ,n, ur l l r r lxq. . ru. l lNrhiAi . f . r i i , j , . r } ,1*r ,n i , ' r . ,1, , n, , t , ' ,1," ,1, , '

I l t r ln l h.r , t ) . ' . r^r ,u | ¡ L)' ' r ' , t rn 11 r i , , l \ , r r l 1, , ¡ . 1, '

Las reviras po¡nogát;6 ptrn mroquntrs erin llena\dúih.Livd nujr¡s.on ¡opr] botr d¿.uerc neso, r,.u1lqú¿¡ .onjunb h¿.ho de de ntrte.i¡1, run,lue setr mur.cem,1c v de cona elegrne, tiene srf,s.onnorÍi.nes Hono¡¡la.llnan, dp¿ña en judo r un¡ de hs p.ot¡sonisr¡ d. h súi. tdd ¡in l¡J r¿,srl,zJ.

Trrr, erlr r curno

El aspccro más sensual de un¿ prend¿ es el material de que está he-cha. Hasta cieno punto, e1 tejido siempre simboliz: la piel de la perso-na que hai, debajo: si es ll¿mativ¿mente ¡esbaladizo o lanoso, ásperoo suave, grueso o fino, inconscientemente ¿t¡ibuimos estas ca¡:rcte¡isri-cas a quien lo lleva. El hombre que viste con unos pantalones y unacamisa dc pcsada lana se xsume que <tiene la piel gruesa' en el sentidoquc csta expresión tiene en inglés coloquial' emocionalmente duro yquizás insensible. El hombre que viste con un lrgero tnle d,e shantungsc asumc quc .tiene 1a piel su¡ve": sensible, posiblemente susceptible.

Uno dc los mensajes textiles más antiguos es el uso de pieles de ani'nr.rlrs. Los cazadores primitivos se vestian con los cueros de las bestias,¡uc h.rbían mataclo para asumi¡ la natunleza mágica del oso, el lobo,' cl rigrc. Inclurc ho]., los hombres y las mujeres que tlevan pieles de.r,i¡¡¡.rles n¡, s<l1<, cstán c,.,nsumiendo ostentos¡mente, t¡mbién se estánI ' r ,* .rrr . rrr , l , r , , i , : r is¡r ,rx.()nro.rninr¡1cs. H.rsr:r qué punto ha,v:r que

, l

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l()nr¡r cn scrio csta prctcns;ón dcpcnde de la cspecic a la quc pc¡tcnez-ca la piel. Llevar cuero, por lo común, no supone afirmar que uno seaur)¿ !tca, una terner: o un toro, aunque en ocasiones se pueda atribuireste último significado a unas chaparreras o a una chaquera de flecos.Más a menudo, el cue¡o simplemente sugiere la idea de conracto sexualcon la picl dc quicn 1o llcva; dcpcndicndo dc cóno sc haya tiatado,puede presentarla como unapiel lisa y fuerte como la chaqueta de cue-rc negrc de un motorista, o suave y vellosa como un vestido de ante,Las pieles menos comunes pueden rener significados más complejos.Un: chaqueta o un chaleco de garnuza, por ejemplo, pueden sugerirun idilio apasionado, mientras quc si son dc caimán, scrpicntc o lagar-to podrían predecir un encuentro caro, algo lrío y cenagoso. Sin em-bargo,los zapatos y los bolsos de cocodrilo no pueden tnnsm;tir n¿damás frio que el exceso de riqueza.

VrNUs coN PIrLrs

La piel es más apropiada quc cl cucro para convcrtir simbólic¡mcn-te a su usua¡io en un animal. A veces el mensaje es simple el ruso consu gorro y su abrigo dc picl de oso es un oso ruso;la muchacha queva a su primer baile con un abrigo nuevo de piel de corde¡o es un¡oveja c¿mino del mercado. En otr¿s ocasiones, es poco probable quea una prenda de piel se le atribuyan las caracteristicas de un animal concreto. La perversid:d egocént¡ica del visón,la lal¡oriosidad ol¡sesn,a drlcastor, el ruidoso ardor maternal de la foc¡, no se h¿n de esperar nec.sariamente de las mujeres (u hombres) que se vnten con sus pieles, aunquces evidente que existen casos de tal mimetismo. En primer lugaa la mryoría de los compradores dc abrigos dc picl dcsconocen la co¡ducr"de los animales de los que proceden, lo único que quieren deci¡ es "Sorun animal muy caro>.

Sin embargo, la personalidad de algunos animales peludos está t.rrrbien est¿blecid¡ en la tradición popular que es inei.irable que tornreparte del mensaje indLrmentario. La timidez y la fecund;dad Jc1 <ucj,'tienden a tnnsferirse ¿ quienes lleran abrigos hechos de piel.le con, i,,.aun cuando esté teñida de marrón o dc ncgro. De las mujcrcs quc llrv:n estos abrigos a menudo se espen que sean "conejitos" en cl scnt LJ,'lDlay&ry: scr ligcnmente (aunque encantadc,n-ente) ront,'s,

"u.,1",.'r,apasionadas y apt.x prn tener gnn c.rntrd.rd dc hijos (o. J.r,l,' 1,,' .N.,,,, ,-.médicos acLualcs, un grrn rrúnrcro, l . .n,1' . , r . , i ,^)

26.i

El zorro, por otn p:ne, cs, en la tradición popuLar, astuto, ulientee independientc, y la mujer que lleva su piel se asume <1uc companealgunas de estas cualidades, que es un: .zorra,.+ Esta piel se hizo popu-la¡ du¡ante los años veinte, cuando las cualidades zorr¡nas comenzaban a parecer atractivas en una mujer; fue en 1925, por ejemplq cuan-do la ingcnios: novela lz dy into Fox d,e Da.lid Ga¡nctt se convi¡tió enun &ito de ventas inte¡n:cional. Unos años despues se pusieron de modalos abrigos de paño rematados con eno¡mes cucllos de piel de zorroque tapaban casi toda l.r cara: con ellos 1a mujer de ia época de la Depresión miraba a un mundo salvajemenre competirivo desde una máscara de piei, como un animal cxurivo pero inteligcnre y astuto.

Hay dos usos concretos de la picl cn la indumentaria femenina quemerccen especial mención: uno es lapráctica, común en los aiios rr€in-ta y cuarenta, dc llevar ¿l¡ededo¡ dc su cuello una o más picles de animales completas (por 1o general zorro, a veces visón), con patas, colay cabcza, mostrando los afiLados colmillos y con los ojos de crisal pe-queños y brillantcs. No está claro si el zorro o el visón reprcscntabanla naturaleza animal dc la mujer que lo llevaba o si eran una especicde tro{eo que representaba aL homb¡e o a los hombres que habia caza-do, colgados alrcdedor del cuello a la manera primitiva, como en algunos retratos de Diana Cazadora.

Otra prenda de piel muy simbólica fue el manguirq que se pusodc moda a principios del siglo XD( y gozó dc aceptación hasra la sc-gunda guerra mundirl. AL principio los manguiros se hací:n de plu-mó¡ de cnn€ o de p;eles aas como man¡ cibelina, piel de oso o chinchilla. Una vez que los cisnes se convi¡tie¡on en especie protegida yque se encarccieron todas las pieles, e1 manguito em más normxlmentede piel de cordero, de foca o de visón. Como es evidente en inglés poret antiguo significado vrl.gar ¿.e la pllzbn naÍ]Í+ la ujer que llevabauno llevaba un simbolo visible de sus pancs pudendas, que ella rcpre-sentaba como peiudas, sLraves, delicadas v calienres. En un dia de f¡ioun hombre dc su predilección podía ser invitado a poner la mano encl manguito de su acompañante, alentando así su esperanza de una opor,¡unided similar pero menos simbólic¿ en el futu¡o.

: r'nilu..ión mts o mcnos tnent de¡ar l,l} Mjl kcr¡]tu¡re, .muje. a"!r¡, c ro. orú\ [rili.].]o..on erlla clcg¡m.:.ono mrcho s*u¿lorn( fÉcrn:. N¡dtrquercr co¡ l¿.on-¡¡ tr lt, mí5 perortrriyr y sc!úh de h expFsión sttrñoh. [T.]

'' rr\ li p.nrbri nrl6rgucrcnn¡ór rn¡luci¿ndoc.mo "m¡¡gtrno,. Se ntilizrprndcs g¡x., , { r . , , , ! \ , L , ¡ , n, i ¡ i r l

IL LI]\(]UA][ DÉ LA \rcDN

Eh

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)64 tT LENCUAII DE ] A I\Í]DA

CutRi,os Drco¡-A¡os: BRoNc¡A¡o Y TlqruAlrs

Además de ponerse las pieles de los ¿nimalcs, los hombres ¡' 1as mu'jcrcs pueden alterar las propias prr: aumentar (o disminuir) su atncti

vo sexual. En primer lugar, pueden cambiarse el color de la piel, acla-¡irdola o oscu¡eciéndo1a para que se ajustc a los cánones de bellezavigentes. Durante muchos siglos el bronceado fue signo de atguien que

tnbajaba al aire iibre; indjcaba po¡ tanto una Posición social de clasebaja. Las damas y los caballeros tenian 1a rez plida; de hecho, cuantomás blanc¡ fucsc la piel de una dama, más bella sc pensaba que era.Como consecuenci¿, las mujeres e incluso los homb¡es se esfo¡zabanpor evitar 1: exposición al sol, la toca y el pansol victorianos, por ejemplo, no eran sólo decor:tivos y simbólicos, también ser-r'ían de somb¡illas

Sin embargo, a principios del siglo XX muchos empleos de baja c:tegoría obligaban a trabajar un gran número de horas bajo techo, nadrrnás quc con dos semanas de lacaciones a1 ¡ño. Un intenso b¡onceadointegral implicaba que se tenía tiernpo 1' dinero sulicicnres pan tumba¡se ¿1 sol. Si se vivía en ciertos países norteños, csrc em esPeclalmcn-te prestigioso dur¿nte los mcses de invierno, pues suge¡i¿ un cáro des_plazamiento a1 sur. El bronceado se conside¡aba t¡mbié¡ e¡ótico. e¡pane porqt'c sugeria saludablc ejercicio al aire 1ibre, que en estc sigloha sido por lo común algo arcitante, y en parte por la crecncia generalizadr de que las personas de piel más oscura (latinos, árabes, negros)son más sensuales.

La mod¿ de los bronceados, según 1os hisroriadorcs sociales, la rrrventó Gabrielle Chanel en 1920, y los primeros aparecieron en la Ri

viera francesa. A 1os pocos años púcticamente no h¿bía héroe ¡omintico que no estuviese b¡onceado. Las heroínas siguicron dunnte ,rlgúrrtiempo más con su divina blancun, pero hacia los años trcint¡ t¡nrbién muchas de cllas tenían la piel dorada o aún más oscura. cor¡o Nl

cole Dive¡ cn la obn de Firzgcnlá 9uze es h nocle (Gnder Is thc Niitht.

1934), de la que se dicc que "su espal<1a, dc un mar¡ón ¡nanni¡clo, ¡il,¡tnada con una sarta de pe¡las color crem¡, brillaba baio cl sLn,. Sil err r

bargo, en cierus zonx como el su¡ de los Es¡¡dos Unid<x v l.r' c,,1,'nias b¡i¡ánic¡s los l¡ronceados no llegaron a poncrsc nuncr <1, ttlrlt

Cuando se t iene un cl ima caiuroso, una gren pobl.rc i , in ol , rer r , i , 1".1oscura y una econornía rural en Ja quc h mrv,rr ' ¡ rrrc t lL I t r ' rh.r¡r ' t i ' r , , 'se ¡eal iza al a i ¡e l ib¡e. un¡ pic l r l , i ' n,rrr , ; " , , ¡ , , , ' r r l r , ¡ , r r r r"1/ / r '

Cuendol¡xmic,r l ¡ , ¡xt lc l tht t t r t t l r l ¡ , , ,1 '1, ,1, l , ¡ , ¡ r , ' r , r r r r , r t r , r r r t ,

r i ¡ ,br lu ¡r . rb.rr t , , , , , , ' ¡ i , t ,1,r , , ,1, . , , t , r ¡ \ . r , i , ' r r , '

265

las a¡enas de Niz¡, Miami Beach o Santa Monica, no se daban cuentadc que treinta o cuarenta años después iban a estar xgrictados, a-r¡uga-dos y envejecidos antes de tiempo como palos vieios, ni que de esa ma-nera aumentaban eno¡mementc sus probabilidades de padccer un cán-cer de piel. Cuando estos pavos fueron

"ol"iendo al co¡¡al dur¿nte los

años sescnta o setenta estos b¡onceados intensos dejaron de cstar rande moda, y hoy e1 color preferido es un beige rnedio.

Un método más doloroso pero potcncialmenre menos perjudicialdc ,:1tenr la piel es por medio del tatuaje. Tradicionalmente, este anelo practican principalmen¡e los homb¡es de cl¡sc obrera, sobre todo losmarinos; pero con el t¡ato se descubre que un número sorPrcndentede mujeres incluso en ocasiones mujeres aristócntas- lleran un¿ rosxo una mariposa grabada en algún lugar ínrimo. Además del dolor ini-ciaL, el principal inconvenicnre del tatuaje es que con cl tienpo se embo¡¡ona, de tal mancn que empieza a pareccr un dibujo hecho continta dc color puesto bajo un grifo. También es difícil quitarlo si se ac-cede a ot¡o estr¿to social o si rompes con la persona cuyo nombre, rodeado de corazoncs y flores,llevas marcado en el cuerpo. Los tatuajcspequeños cn un lug:-r visible del cuerpo de una persona de clasc nediasugleren un pasado tormcntoso y averltru:ero, y a menudo que se hase¡rido en la armada o en la m¿¡in¿ mcrcante; a muchos hombrcs ymujeres, según mis investigacioncs, ies ¡esultarr ser''u¡lmentc cstimul¡ntes.bs diseños más grandes ¡' más anisticos, cspccialmente esos t¿tuajesde estilo japonés que cubren la mayor parte del cuerpo o la espalda ycontienen muchas figuras enrrelazadas, son mcnos populares: uno demis informedores me decla que er¡ como hace¡ el amo¡ con una al-

PTNTUR-{ Y Pot¡'os

La fo¡ma más fácil dc decomr la piel es con cosrnéticos. En siglospasados no ere raro que los homb¡es, además de las mujeres, los usascndiscretamentei en la actualidad se supone que só1o las mujeres se pintan, aunque sc dice que el difunto conde Mountbatten usab¡ colorctev rcflcjos azules en el pelo. Los homb¡es m:is convencionales puedenunt.rrse la piel co¡ g¡?sas y astringentes, u optar Po¡ ole¡ 3 trgre o xiuenr i'icjo, o bien a un¿ realjzación idealizada de estos olorcs, como

' 'l,ri cualquien que hava estado alguna vez en una cuadn o en 1¿ j.lul¿,1, l ,^ l roncs delzoo. Para contrarrestar La sospech¿ de: l !n¡ inamicnro.

l

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)66 !L L!\CLAJT DI LA \]OD¡ )67

Un *ceso de pclo, .amó e¡ h dbezr comoe¡ el clerpq sueie aninalid¡di rlgün¡súu,eres, y ünos !o.or hómbrs, rfifm¡nqne 16 re\ül¡r sunmdre eórico en ¿l s{oopueno. F¡¡oent¡ ds Do¡ S.yder

Er noNo r,¡ruoo y rA MUñrcA D[ plÁsrrco

Uno de los signos más coúunes de ura sexualidad activ¡ ha sidosiempre la exhibición dc cabello. Ent¡e los hombres, aunque cl estilocapilar es principalmente un indicador político y social (como ya sugc-rimos), a menudo tiene un significado erótico secundario. Los monjesy los sacerdotes t¡adicion¡lmente se han rasur: o la mayor parte delp€lo o se lo hxn dejado muv cono como señal de celibato y dominiodc s1 mismos. Quizá por esto ra¡a vez se ha encontr¡do atractivo e¡ótico en una calva reiucientc, aunque los científicos nos digan que la calvicie en el varón cstá asociada con la abundancia de hormonas mascu-linas. Por otra partc, las ba¡bas exuberanremente suaves y scdosas y l:srizadrs nclcn¿s byronianas están asociad:rs en la mente popular conuna naturaleza apasionada. La exposición deliberada de vello corporal¡r.\.ulino (especialm¿nte en el pecho) se considera señal de vigor ser L'.r1. .runquc no todas las mujcres (ni todos los hombres) se sienten atrai-( l .N t( , . c l t ipo "nnno peIudo".

I r¡ l.¡ ,¡¡¡vorí,, dc Lrs socic,hdcs. que l;rs mujcrcs nclultas tengan pclo, ' ,

, l , " , ' ¡ ' ,

, . ,11i , , , ¡Lr , v. . rsurrrL e i , ,c l rw, ic , rprccir . Sin cnrb.rrgo,

los cosméticos de hombre siempre se venden de un modo mu1. viri1,col¡o ha señ¿l¿do Robert Bliin:

[Los fab¡ic¡ntes] tienden a rpclar al gucrrcro, al macho, cumdo rc¡-den cos¡,édcos ¡ 1os honb¡es; l¡oxeadores, tutbolistas y jugadores decriilueL aruncian perfumes y cremas. Se dice a los hombres que los pro'duc¡os 1cs huán scntirsc os¿dos, ¡cmcnrios, fucnes, doninantes, vigorosos, enérgicos e i¡¡eresa¡¡es.2

Esa osadía, esa temeridad y todo lo demás son absolutamcntc anifi-ciales. Como se ha señalado a menudo, los cosméticos, los perfumesy los jabones 1o que hacen es ocult¿r y elimina¡ los olores natur¿l€sdei cuerpo humano qu€ una vez sirvie¡on co¡¡o señales sexuales. Senos está condicionando para que rech:cernos los mnnos olores que enotro tiempo nos excitaban, y pai¡ que exijamos que los seres humanosexuden un olor veger:l o quimico.

Convencionalmente, el maquillaje femenino se ve como medio dedisfmzar la edad y las imperfecclones. De hecho, es¡o sólo lo hacc d¿manera parcial su principal efecto es crear la apariencia de enardeci'miento erótico: los ojos agrandados, los labios dilatados y enrojecidos.el arrebol de ia piel. El maquillaje se ha usado también pan dar la im-presión de que una cara se ajusta al ideal vigenre. Como ¡esultado, unagnn mayoría dc mujcrcs dc 1os años vcinte pxrecian tene¡ la boquj¡¡de piñón. Cuando las modas madun¡on, durante la depresión y La sc-gunda gucna rnuntlial, 1as mujeres mostraron su so{isticado escepricismo estrechando los ojos y arqLreando permancntcmcnrc 1as ccjas. Lnlos años sesenta, cu¿ndo el mundo cornenzó ¿ cambia¡ o¡ra rez. lo'ojos se volvieron arrificialmcnLc gandcs y rcdondos por ia sorprc.r.unefecto inc¡emenudo porlas sombns oscunsy 1as largas 1 pes.rjos.r.pestañas que los rodeaban. Confornc sc cnr¡¡ccian l¡s n¡oJ¡s. l¡x L,bios se volvie¡on de color tranón pálido y n,is t.udc ros.r pil <,r,l,l.r,co, des¿parecjendo f inalmerte casi por com¡lctor t lurrnrc un r ien¡, ,las mujeres casi sólo tLrvleron ojos. I l , r jo 1.r ;nf luc,,c i . , . lc lx , ¡ , , ¡ i ¡ r i , , ,tos quc propuenaron ln vut l t : r a J.r nrrurr lcz,r y l , r l ibcr,rr i , ! r ¡ , lc l . r rr , , ,jeL dur.rnte 1os rños \c lc,r t¡ . ¡ruch.rs ¡¡uj . r* .r I ' . r r , , I , ' r , . r r , , rr ¡ ' , r , , , r1plct<, c l rmqui l l , r jc . I l ¡ l ¡ , rc¡u.r l iL l , r t l ¡ ¡ ,u. (sr¡ , , ( r , i , , , . , , i11, ' , . , , r i ,1, , tt r i , rví , r l , , , lcr lcñ.rr ¡ , . r r r r I l . r i rLvorrLrr l v, . r . i r , " l . r '1. , ' i , r , , , , , ' r r* . , ,

I

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269268 IL LLNCUAfÉ DE IA \IO¡A

en los países occidentales esta vellosidad ha sido objeto tr¿dicionalmentedc un fuerte rechazo, y se ha eliminado rigurosamente mediante afeitado, ceray electrólisis. (Hasta el vello púbico se ha considendo indesea-ble se dice que aJohn Rusirin, el histo¡iador victoriano especializadoen arte, le repugnó hasta el punto de quedar impotente descubrir, ensu noche de bodas, que su esposa no estaba igual de lisa que una estatuade nárnol.) Para lx femini-stas contempoúoeas está aditud es una fo¡made opresión patriarcal, y parte de la exigencia masculina de que las mu-jeres se transformen en muñecas de plástico pintadas. I-os p:rtidariosde la acción ecológica, los cultivos orgánicos y la medicina herbariason también mu)¡ p¡opensos a ver el vello corponl como un cultivon¡run . tn l ¡ ¡cru¡ l idrd. po'

' ¡n 'o. no er raro ver ¡ murere. cu' 'ss ¿;. i

las y piernas prcsentan una floreciente vegetaciór. Analizando el resrode su vestimenta se las puede clasificar como a) feministas convencidaso b) partidarias de la contracultura. Por su parte, a las mujeres de sobacos poblados y piernas espinosas, si no están en proceso de t.ansfo¡ma-ción hacia uno de 1os tipos anterjo¡es, simplemente se ias consider¿ descuidadas y desascadas.

RAPUNZT! Y coMPAñíA

El pelo largo siempre ha sido un atributo imponante y legendaricrde la feminidad. Es una caracteristica de las protagonistas de los cuen-tos de hadas, incluyendo á Rapunzcl, cuyos rizos eran tan largos y t:ngruesos que la brujay el principe podían subir por ellos como por un:tcuerda. El cabello largo y exuberante es la marca tmdicional de la mujer sensual en casi todos los tiempos y países. En el arte cristiano, porejemplq a Maria Magdalena se la suele representar co¡ el pclo larqohasta los pies.

En la tr¡dición europea el pelo largo y suelto se ha asociado c¡sisiempre con la juventud, y a menudo con 1a

"irginidad, rcal o suptrcv

ta. De niña una mujer llevaba e1 pclo hacia abajo, a veces con rrcnz.r'.Al hace¡se adulta o al casarse se lo subia siguiendo las costumbrcs l<,..r-les. Se lo podía trenzar formando una corona, cono en much¿rs c,¡¡rrrnidades campesjnas, se 1o podía cubrir con un griñón o un¡ t¡rc¡ ,1,encaje, levantarlo en una empolvad: fantrsía d;eci¡¡cl¡oc.¡. r' c.rrrl,r l,'pan hacer un copetc cduardiano. Sin cmbar.gr ' . r l r , r vcz * 1, , , , ' , r , r l , , rEn l¡ jnLinidad dc l ¡ ¡ lcobr nr,r t l inronir l ( , , t r t r l r , . , t r i r rr , ' r r i . r l ) Lr t ,

" . ,

dcs:rprrccí.r . L,s buclc ' sc , ler¡ ,r . t l ' . t r ¡ v 1,, , l r r , l ,^ r l , t , , , r r¡ , , r l1. ,r , r r l ' . , ¡ ,

El p€lo lá¡go, .spcso w suelto es un sign. rDdicion¡l de h scxualidad l¡nc¡i¡¿. t ¿t¡üs detódó tienpo ),lugr Lo h¿n ehbFdo como ttrl. A nedi¡los {lel siglo fD{ s ¿dnn¡ban de ioFñi huy 6r(ial los rt6 como ésro\. R¿tda de h (1"1 B.I¿ hknd¿¡"J, 1866, d. Gu$¡E coürbe¡

"la suprema hermosur: de la mujen' quedaba liberada para deleite delhomb¡e.

La moda del pelo cono en las mujeres data dc la década de los veinte, aunque antes hubo ejemplos pasajeros de la misma. En un principiosignificó libertad e independencia, incluyendo a nenudo la libertad yla independencia eróticas, y durante ua tiempo se invirtió la vieja re-gla, una chica que llevase el pelo muy cono 1o más probable era queestuviese disponible sexualmente. No obstante, hacia la década de loscua¡en¡a se habían ¡establecido los significados tradicionales, y la mu-chacha atnctiva llevaba el pelo cuando menos por los hombros, mientras que la universitaria, la profesional o la esposa conse¡vado¡as 1o lle-vaban con una tupida y rigida permanente. Só1o las artistas y lasbohemias lleraban el pelo verdaderamente largo, y solian hacerse unmoño o recogénelo en una cola dc caballo.

Sin embargo en los años sesenta y principios de los setenta las mu

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2/a IL LENCUAJI DE I-A \4OI]1 271

jeres jóvenes empezaron otra vez 3lleva¡ el pelo largo ahora por lo generál co¡ la r¡F en medio. La moda exigia quc fuese lacio; si no eraasi naturalmente, los rizos los podía eliminar una amiga o (con másdificultad) la misma propietaria. Este peinádo era compatjble con -ya lcccs provocador de- la pérdida de la virginidad y el matrimonio,como lo habia sido en los siglos anteriores, pero no er: aceptable ene1 meredo de trabajo. A las alumnas mias que lievaban el pelo largo,cuando llegaba la hom de gnduarse y buscar tnbajo, a menudo se lespresentabe un gr¡n conflicto a consecuenci¡ de esto. Corta¡se el pelo(o incluso recogérse1o) les parecía un signo de que se habían vendidoal sistema, como se lo parecía a sus contempoúneos va¡ones, y a vecessc cncontraban con e1 problema añadido de que a sus novios Jes gusta-ba su pelo largo.

En la actualid¿d las melenas hasta la cintura son poco frecuentesexcepto en los jóvcncs, pcro clpelo más largo de Jo normal, en todoslos grupos de edad, tiene su significado tradicional: ideas ¡omán¡icas,ardor emocional y a menudo disponibilidad sexual. Un cote de pelorepertino y d1ástico implica ¡echazo de estas cualidades, y por tartolas mujeres contempor.ineas a menudo están sometidas a la p¡esión desus maridos o am¡¡tes par¿ que se mantengan alejadas de la peluque-rí:. Al mismo tiempo experimentan una presión en sentido opuesropor parte de sus je{es actuales o potenciales en su puesto de tr:bajo,estal¡leciéndose el conflicto clásico en¡re querer y deber.

RuBAs, MoRrNAs Y PrLtRRolAs

La tladición sicmpre ha asociado el color y la textur: del cabellocon la personalidad, especialmente en las mujeres, sin ninguna jusrifi-cación aparcnte, aunque ¡o se puede infr¿vxlor¿r el efecto de se¡ tr¿tada desde muy niña de acue¡do con un este¡eotipo. Las rubias, nos handicho, son las preferidas de los cabalieros y (quizá como ¡esultado deello) tiencn más gncia; las morenas son más profundamente emocionales; las pelirrojas son fogosas y apasionadas. bs colores definidos i¡-dican una personalidad fuertq los colores apagados y rnortecinos (ru-bio ceniza, castaño ntón) una pcrsonalidad más retraída. Las person:rsde pelo lacio son serias, a veces solemnes; las personas dc pel<,,iz. oso¡ alegres, posiblemente frívolas.

Durante sigtos se creyo ¡tuc el pclo dornd,, , ,n, lul¡ l i ) ( , ¡ i ¡ ( , r . , . i . , ,1,l ¡c io ni t lcn¡.rs i ¡do r izrdr i )cr . l , ' r r . i . , l , * , l '1, , , i 1. , \ , , , , , j , , , - . ¡ , . . , ¡ , , ,

jeres romanas de la époe c1ásica y del Renacimiento se lo aclaraban,sc lo tcñían y se lo rizaban para conseguirlo, y era un atributo convencional de las princesas de los cuentos de h¿das. Sin embargo, en e} sigloXIX, época cn que sc apreciaba mucho en las mujeres un carácter prolundamente emocional, la mayoria de las bellezas del arte popular tc-nían el pelo lrrgo y de color castxño oscuro. También en la linaturahabía una preferencia por las r¡orenas. A las rubias no¡m¿lmente selas retrataba como "lige¡as de c*cos,': ingenuas, frívolas o algo todavíapeor.En Mitl,llemarch, d,e George Eliot, por ejemplo,la noble, abnegada y morena Dorothea se contrapone a la superficial, egoísta y rubiaRosamond. El pelo rojo, en 1a imaginación popular, indicaba pasióny un genio vivo; era un inconveniente para un hombre y una grave des'gracia par:r un: mujer. La pelirroja más famosa dc la literatun victo¡ia-na es Becky Sharp .la del pelo arenoso", la ambicios¿ antihe¡oina sinescrúpulos de la obn de Thackerzy La feria cle las oanilacles (\anityF1i¡ 18471848). F.ste prejuicio continuó cn cl siglo XX. La heroinaepónima de la obn de L. M. Montgomerylna de las Ejas Verdes \Anneo{ G¡een G¿bles, 1908), un libro infantil tremendamcnte popular qu€aún es muy leído en la actualidad, dcclara que "no podía h:ber nadapeor que el pelo rojo". Por tantq ella trata de teñírselo c1e negrq pero1o único que consigue es que se le ponga vcrdc; la implicación es queno hay nada <1ue pLreda disfnzar un remperamento pelirrojo.

En este sigio los rizos rojos o amarillos han dejado dc scr Lin incon-veniente, pero las asociaciones tn¡dicionalcs pcrmanecen. Las ¡ubias sonmás a menudo las proragonistas de la comedia o el melodram¡r las r¡orenas, del misterio o la tragedia. los rizos srLgieren humor, y de unapelirroja se espera qLre sea tempestuosa. La novedad es la existenci¿ deopciones. Los avances técnicos p:n dar color, rizar y estirar el cabcllopcrmiten a cualquiera quc tcnga riempo y dinero pam ello cambiarseel pelo como se cambiaría de somb¡e¡o. Si asi lo decide, una merjerpuedese¡ sucesir':mente una ¡ubia chispcantc, una morena sofisticada o unapeliroja excénrica; o puede conservar permanentemente cualquier colory texturl que v3,va con su personalidad. como consccucncia, los esre-reotipos se han reforzado, y aunque no te crmbies el pelo es probableqr. L, i . r , u.u<n p"r Él r qu. l ( r ' iLen ei .or .c.u. rc i ¡ .

Los hombrcs tienen la misma libe¡tad de elección, pero la ejercencon menor f¡ecuencia. Ya no es necesa¡io se¡ moreno además de altov cuapo paÉ ser un héroe, y no sc crcc quc la personalidad masculina¡¡r¡bie drásticamente con e] colo¡ del c¿bel]o como c¡mbia con su lonqiru(l. No obstantc, cl pcb mbio muv cl¡ro o rojizo (cspeclalmente

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si es rizado) es un iazl;cap para cl hombrc en e1 terreno profesional¡como estos colores se dan con mucha f¡ecuencia en los niños peque-ños, sugieren inmadu¡ez e impulsividad.

S¡ñ¡r¡s s¡xu¡r¡s: EL lorso l,rqo

En 1¿ ¿aualid¡d, como antiguamentc, c;cftos dcrallcs dc la indumentaria transmjten un mensaje sexual directo. La ropa de color rojo vno,enseña¡ una cantidad dc carnc mayor de lo nornal y 1levar prendasccñidas que marcan la silueta son signos universalmen¡e ¡econocidos.Una enunciación simplc, a vcccs cruda, es la que se hace con 1¿ faldadesabrochad¿ has¡¿ la cintura, con la minifalda extncorra, con e1 jcr-sey fino que marca los pezones, y con el bulto de los pantalones que,como decia Mae \flest, indica qLre un hombrc sc alcgra dc vene. Hahabido a veces ot¡os indicadores aceptados de la se¡ualidad. A ¡nedia-dos del siglo XIX, por ejempJo, sc asumía que 1a mujer que llevaba e1tocado üruy echado hacia delante, cegándole la visión del mundo porambos lados, era decente y timida¡ quien llevaba el tocado echado ha-cia la parte traser.r de la cabeza sc asumía quc era "disoluta", es deci¡.indeccnte y quizá l:sci"a. Más recientemente, en los años cincuentaulla mujer bien edlrcada llcvaba guartes normalmente cortos y de aLgodón bl:nco siempre que existía la posibilidad de quc lc prescntasen a algún cxtraño. Si se le olvid:ban o los extraviaba ¡, tenía que tocarla m¿no de un honb¡e desconocido con 1a suya rlcsnuda, esta muierer¡ conscicntc dc habe¡ emitido intencionadamente o no- una señal

l-.1 indic¿dor sexual más unive¡salmente ¡econocido cn 1as nujcrcses, sin embargo, c1 bolso o Ia cartera. Quizá fueran los freudianos quiencs primero est:blecieron di¡ectamente la conexión, pcro cl uso en inglés del término¡rrrse'! pxrx designar 1¿s partes pudentas limeninas d¡¡¡de principios del siglo XVII. La erprcsión inglesa o// áag (bolso r;ejo)pan des;gnar a una mujer rnayor poco atnctir.a tie¡e alrcdedor dr cicnaños, y puede que subliminalmentc sca la rcsponsablc dc ln rcndfnci.ifemenina a descchar los bolsos en cu¿nto se es¡¡ope:n lo nrls rrininr,'.Como resul¡ado, las tiendas dc segunda msno esrán llcn.r\ ¡( h,,1"^vicjos, a menudo boisos caros que, aunqr¡e €r:n cn ¡cr lc.r , ' , . r . r ,1, , ,1,u,o. I ¡ r . ido. ' l ' ; , ;dn.p. .u.p r ; . . ' , i . , .

Por supuesto, no es só1o sexo lo quc comunica €l bolso. Su contenido, por ejemplo, pucde representar el contenido de la mentc, o servi¡a la vez de ca¡net de identidad y de equ;po dc ¡cparaciones. No obstante, al rnismo ticmpo el bolso ¡¡ansmi¡e info¡mación erótica, aunquesóLo sea a los ojos de quien lo contempla. Según mis informantes va¡ones, un bolso con cierres, hebillas y cremalleras sugiere una mujer queguarda férrearnente su intimidad fisica y emocional, una mujcr a la queseá dificil llegar a conocer en el sentido vulgar y en el bíblico. Uncesto de paja con La p,:rte superior abierta sugiere una petsonalidad abier-ta v confiada: rlguien que es emocional y sexualmcnre más accesible.Un bolso puede también scr pequeño o grande, rígido o bhndo y dccolo¡es vivos u oscu¡os. Puede tene¡ muchos departarncnros, sugi¡ien'do una mente organizada o una mujcr que desempeña rnuchos papelescn La vida; o puede constar de un solo depanamento en cl que va todo¡evuelto. El bolso puede ser t¿mbién extrcm¡damente .,femenino,

suave, floreado y de aspccro fágil- o puede pa¡ecer un ¡raletín dchombre La ejecutiva que llera al mismo tiempo un bolso y un maletínparece tener dos identidades sexualcs con¡radictorias; quizá por esta r:Lzón,los asesores de vcstu¡rio desaconsejan ené¡gicamente est: pnictica.

Dicen los psicólogos,luc el bastón o el paraguas en¡ollad¿¡ son unsinbolo masculino cuando aparecen en los sucños, i' cn la vida rea.lse puede ver a menudo a los hombres usando estos objetos sirnbólicospan hurgar y golpe,:r o pan llamar a un t:xi de una lorma quc corro-bor: estr interpretación. Los bastones o los cayados son poco frecuentes en la actualidad, excepto en hombres que realmente 1os necesitan,pero e1 pamguas sigue siendo popular. Como cabía esperar, el paraguaser su \€rsión másculina ticnde a ser grande y pesado, y suele ganar pres'rigio por su capacidad para desplegarse instantáncamcnrc. Un paraguasmaltrecho, pequeño o 1o que es pcor- ,1ue funcione m¡l es un motiro de vejüerza que r nerudo pre.< erc<. .o J ñ, n^\ qJc .e pre.u-mr algún significado erótico. Por supuestq cuando el paraguas se despliega asLrme una torma menos fálica,lo que puede ser la razón dc qucLos hombres b¡itánicos de chse alta mantcngan los suyos muy enrollaJ,x i r¡r l r rw, bajo un gran aguacero.

, , , ' l , r ,1r , .1 " 'n¡brcro m¡scul i ¡o sc hr considcrado un siml¡o]o se-

, ' , ,1 ' l , , i , r \ | . rw. l . r . íp, ,c.rs dc Jor¡ in io mascul ino ha¡

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:71 LL\CL-{IL DL L{ \iOD1 t , , '

Cütrndo l¿s nrujeres r pond roftr,L lrombre su¿l¿n . fumú u¡r d ig i idrd.¡n. id!

':ble,I rr.es u¡tr ern ¿let:n.itrI s.ft

i.r.nln. nhnene Dierri.l en l9ri¡_o(osnlir ¡c h .ole..ió¡ Lr.rr Car

por rsi decirLo, cl simbolo mismo de su vapulerda autoridad: el so,,,b¡e¡o l-lexible.,r 5i es¡a teoría cs corrccta, la reciente tendencia al ¡lr.rJ" ' ¡ ,b,eru ' . , , :uer" ouede .er . ignr i i ,ar ivr.

Otros detalLes de la indumcnraria masculina han tenido un signilicadc, sexu:1 y social reconocido. En el siglo XIX la cantidad dc pcchcn dc 1a camisa que se enseñaba indicaba la posición de un homL¡n.en la escala de ]a virtL¡d al vicio: cuan¡¡ más tela se mostr¿b.r, me¡o.dc tiar era. Un aspecto discreto y abotonado disringuia al caballcro correc¡o o al comerclantc o cmplcado respetable de cuyo honor se podí,rfiu una dama o una pobre muchacha trabajadora. El jugador no dcmr' ;¡d, ' ¡h cr,<ñ¡b mi. p.ch.ra, el corrp)ero . inve.gr ier zrqre,ea¡, ,recharla de cualquier oporrunidad crórica enseñaba tod.rvir más, y ,,menudo llevaba demasiadas jo1as. Ho¡ el exceso de joyxs en cr¡rlqui.n de los sexos es un indicador de clase media bga o de nouxeau ríck .pero .iene tanbién insjnuacioncs dc rclajamrcnto scnsual.

Una corbatr de homb¡e puede t:rmbién ser sirnbólica se¡ualmcltc.especlalmente si es de colorcs vivos o sj es inusu:1 en a1gún sentiJo.

James I-aver señrla que ei sacerdote católico, <1ue no Llcva corbara, crti.simbólicamente c¿str¿do",+ mientras que el anticuado clérigo evangí-lico brnánico siemprc llcvaba una corbata blanca, .como ctueriendo indic.lr que er: potente pero puro,. Siguiendo la tesis de Laver, sc podrí.rproponcr quc las cstrechas co¡b¡t¡s de co¡dón ent¡el¡z¿do o de dr".rsde cuero que e menudo gustan de llevar los ancianos csradounidcnscssugieren un marchilrmiento o un¡ desecación de las pasiones. Otro posible indicio cs clprñuclo quc llcv.rn en el bolsillo exterior del pech"de la chaquera los hombres bien vestidos. Según un periodisra conocido nío, un pañuelo de c:chemin saliendo descuidadamente del bolsiLlo. especialmcntc si cs rojo, anuncix.Puedo xrreglrrlo'; el1ino blancopulcramente doblado itrplica un desinrerés temporal o permancntc porcL scro. v I'rs mujcrcs dcberíán inrerpret¿rlo cor¡o una bandera de tregur.

I'COS IXTTRIOR¡S I INTIRIORES

, , . , " r n* i" , "n+ir

o-m-rciór.pequerno.que.ru.r .n, ,J | ,u¡ ¡)pr sob.e i¡r¿rj, edad, ocupación, opiniones, humor y gustr,r,"rr . r lcs puede hacer <1ue nos rcsLrl tc di f íc i l dccidir lo quc nos v:rrrru.r

coincidido con los sombreros altos pr.r lcx bonbrrs. ¡r¡r r ,11," , I ',,r¡,

brero de copa de los puriranos y l ¡ únr im Jc ros ' i ¡ r , , , i . r , r , , ' t , ' ,

e l advenimiento de l . r "nuer '¡ mui,r" e¡ l ¡ d, i r l r , l , l rs: . ! LIL ,rchos hombrcs rdopL:rror c l c.rr , , r i i . , ¡ rL, . , r ' , ' ,1 i i , , , , , i ' ,1, , , lt ¡ r ¡ tn¡¡crdr Y h. , . i , J , ) ,1, \ ,1, . . r ' l ' , ' , , ,

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276 Ir I t' CUAJr I't I \ \r¡D\

poner. I/) que ocur¡e a nenudo en tales casos es que la capa exteriorrcpresentx a la persona externa o pública y la inrc¡ior a su yo íntimo.Cuando ambas capas son visibles el mensaje, aunque contr¿dictorio,es fácil de leer. La mujer del práctico traje de lana gris y 1a blusa rosacon volantcs cs un r¡tón scrio y rrabajador con un alma frívola y feme-nina. Por otra parte, si lleva un tnje curvilíneo de sed¡ de colo¡ rosasobre un suéte¡ liso de color gris, sospechxmos que está íntimame¡tcpreocupada o deprimida, con independencia de Io cordiales y encanra-dores que sean sus modales.

H,:y nrch; ' co nh n.rciorc ' pn, iblc, dc mcr.r jc . l ( e or e i ler io-.Un:r indumentaria puede ser infantil por tuera y aduln por dentro, comoel dclantal dc volantes de colorcs vivos sobrc cl scvcro vcstido negroque informa a los invitados de que están ante una profesional seria quesólo está jugando a cocin.r. Puede se¡ info¡mal y rústica por fuera yerrbana por dentro, como c1 tnjc dc pana marrón claro del arquirecroque se usa con una camisa y una corbara formales para transmitir a susclieotes Ja seguridad de que sus casas no se van a salir dc1 prcsupuestoni se van a caer O puede ser de clase alta por fuen ¡' de clase baja pordent¡o, como ocu¡¡e con el elegante tnje iraliano del cantante de ¡ocÉ.dcbajo dc1 cual una camiset¿ con una lata de ce¡veza ga¡¡nt;za a susfans que en el fondo todrvia es un chico durq agresivo y de clxe obren.

Aun cuando los estilos de la capa interior y de 1a exterior sean iguales, puede que haya una di{crcncia significativa de color. Alguien cu,vavisible capa interior de ropa sea de color rojo, por ejemplo, puede estarhablándonos del calor y la pasión que hay debajo de su apagado crt"rior. No obstante, cuando una combinación de color .va es convenclon:r1, su significado es más convencional que pe¡sonal. Llev¿¡ una can¡isa bl¡nca con un tr:lje oscuro no significa que seas serio por fucra ¡'honesto y honr.rdo por dentro, sirnplemente que est€ tipo de crr.icrcrsicmprc sc ha consider¡do deseable en el mundo empresarial ¡ prolcsional. La indu¡¡entaria invena -el tnjc blanco 1' la camisa oscun dcljugador sugiere alguien cuyo caácter y cuyos motivos son algo rurbios, indcpcndientemente de 1a sencillez y el enc¿nto dc sus mrrl;rlcs

ALAvíos íNTrMos

A vcces, por supuesto, I ; r cap.r intcrnr dc r , , ¡ . , r . , , , ,1, i . r t . ' ¡ ' , ' 1,exter ior, y sólo los ¡ lorLun¡J¡,s ¡ ' ¡ r i r i lcr i . r , l , " l l . r1rr . i , r . r ' , ,1. ,

1, , , ,c lc l ¡ ¡snr<¡¡c¡r ,x¡¡ , i ' i , r r , ,* . r r r , ' ,1, , , ' . ,1,¡ , , ' , , r , l ¡ , r ,1, , . , , . ¡ , , , r .L l r :

cipiente o en cualquier vcstuario público- se produce cuand,, u',,persona a la que considenmos at¡activ¿ se quita l¿ ropa y rcvela un n uc!,,mensaje escrno en su ropa intcrior. De hecho, a menudo no disp<,rr,mos de una clave real sob¡e 1¿ identidad e¡óticx de una pcrsonr h¡\r,rque no vemos esta indumentaria privada.

La ropa interior asexuai, tanro de homb¡e como de mujer, cs in rrrcdiatamentc obvia. Suele ser blanc4 apagada, sin adornos, 1' está hech.tcon tejidos poco sensuales como clpopelín; a menudo es:1go and,.r.Si está limpia y nueva, puede indicar virginidad, cast;dad permancnrco temponl, o una ligera tu¡b¿ción ¿nte las cucstiones {isicas. Cuanil,,la ropa interior tiene un tono grisáceo o amarillo y el e1ástico cstá .1.,ramente deformado no es sólo asexual sino anrisexual. Repele acriv,rmente el erotismo, y puede quc ésa sea ia intención que se persiga; i",plica dcscontento con el propio cuerpo, posiblcmcnte co¡ todos l,¡cLrerpos. Las penonas que se empeñxn en insinuarse a los propietariosde tales prendas se están bLrscando problem:s.

La ropa inrerior atractiva es más difícil dc describir, pues depend<'mucho del gusto personal. Por cjcmplo, ambos senos €stán en deecucrLlosobre 1o que hace que unos calzoncillos sean eróticos o incluso dcccn-tes. Púc¡icamente todo lo que se puede dccir cs que los hombres dcclase media y de clase alta dc más de cincuenta años parecen inclinarscpor los calzoncillos de pata de colo¡ bl¿nco, azul o marrón cla¡o, lisoso a nyas. Iodo 1o demás io considcran de baja categoría, vulgrr incluso, y creen que los calzoncilLos ajustados son malos para 1a calidad clcsu cspcrma, cuyo descenso puede horroriza.les au¡que no tengm .rlrbiciones de paternidad. Los homb¡es co¡se¡r,ado¡es de menos dc ci¡'cuenta eños prcfieren calzoncillos ajustados normalcs de colo¡ blanco.Considcran Los calzoncillos de pata pasados dc moday anticuados.lrishomb¡es menos conserv¡dorcs, si tienen la barriga r.rzon¿blementc phntr,puedcn llev,:r Jrps, a menudo blancos pero a veces marroneq rojos, verdcso azules. Pa¡a los más modernos csros sl4s ya se venden en muchoscolores vivos y con estampados exóticos. Hay también quien no llevrcalzoncillos, una páctica que unas mujeres consideran emocionante y

A la mayoría de las mujeres de menos de cincucnta años pareccngustarle los sáps de colores pero no ultramo<lernos- srempre y cuindo un hombre tenga el tipo apropiado p:rn lievarlos. Sin crnbergo, p:tnrr¡t¡r i'l sexo va asociado con algún otro tipo dc ropr intcrior (posiL>le

'r , ' , r , Lr ,1, ' . l lc ' . rban sus prdrcs. srs pr inr, , , 's rn, .¡ , rr .s ,) sus . , , ¡¡ . , , i re\

rr \ , , , , , , ) \ , , , ,1, ' l , , , l i , r l . i ' - ¡ r^, , . r , i r .Lrrr ,

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27u II TL\GU,{]L IJÉ L \ \I'¡\ )7 '

Dn¡lrc los rños en qü.lri !.1í.u1.¡ ñtr

ban som.tldtrs x h censur¿,l¡s r.t¡..r p.l

s¡brn niucho tieDro en .onü¡]rió¡. ¡u lqu. no dejre vü d.nsir¿., efi prdtr ,

¡.turbr rcmo equiv¡lcnrc simb¿rli.o rlf L

de\nu¿¿z, r .oDo co¡s¿cü¿n.i li .o.ninr ión de $¡¡ con cnüie s. .nYir , l , I

ün simbdo dólno cn L 'ilh

rtd. ¡l,ab(,1,larlot tr UtL. ,r4¿r nan.¿| r96a

quicr rdad que s€ sientc demasiado vieia o demasiado cxperta para 1lc

varLa blancr, y dcmasiado .fina" para llevarl.r negra o de cualquicr crr

lor dcfinido. A menudo le gust¡ sentirsc cosmopolita, Posiblemenl.parisina, pues Las mujeres francesas tienen f¿m¡ dc lleva¡ lenccrir dc

encaje dc color tostado o marrón.El rosa. con una buena canddad de encaje, es e1 colo¡ favo¡it¡r rlc

lL nr j . c '<1uevenel r -m.¡ .c onr inu"¡ sí mism¡s como hcroínas romántic¡s. El c¡¡r ino heci.r sus p,rncs rrr ' is' ¡ ' , ' . r ' ! . ' ¡ - r . r . 'z"r

\ . l " l t , r ¡ r ' ' r ' ¡ ' , ' , r " ' r i r '

En materia de camisetas tampoco hay mucho consenso. Unos lasrechazan por principiq otros las erigen. La camiseta blanca sin man,gas asociada con los obreros la adminn quienes considenn el sexo comoalgo de clase obrcra, o quienes considenn serl a 1: clase obrcn. Lascamisetas blancas comcncionales tienen susr&as y también los ienenlas de colo¡. Hay incluso personas que se excitan con só1o pensar enla ropa interior dc fibra anudada o térmica, que para la mayoría de 1osoccidentales sugiere simplemcnte origen escandinavo o una voc¿ciónpor la vida al aire libre.

LrNcrRíA: ¿ruRA, RoM,(NncA o ATASToNADA¡

Cualquiera quc se haya pasado últimamente po¡ la sección de lencería de unos grandes almacenes sabe que cuando ias mujeres compnnIencería la mayoria la p¡efic¡cn blanc¿. Si eligen orro color a menudocs por razones prácticas: evitar la aparición de un sosrén o una combinación fantasmales bajo una blusa o un vestido scmir¡¡nspa¡enie. Lesgustan los encajes y los volantes, pero en cantidades moderadas: lo quequieren en su vida privada es parecer inocentes, naturales y guapas. Algunas dcponistas prefieren la ropa interior que es blanca pero lisa yajustada, libre dc todo adorno. La implicación erórica de tal ropa interior (no se puede llamar lencería) es que e1 scro es un deporre de con-tacto corporal, una buena forma de ent¡ena¡se. Sl su ropa interior de-porti\,? es llamarivamente funcional (por ejemplo, ponerse Lrn sosténspoz para acudir a una cita amorosa) puede que vcan ei acto amo¡osocomo una especie de :ctividad compctitiu, una comperición en 1a que.como nos han advcnido Kinsey y sus discípulos, el hombre pucde l1e¡l3r er scgunoo.

Como l¡ lencc¡í¡ bl¿nca de encajc es fácil de conseguir y evira elproblcma de combinar 1os colores, muchas mujeres suelen llera¡la, añadiendo un camisón negro o un sostén rojo, o una cnagua floreadr dr:vez en cuandq a menudo porque sc 1a ha regalado algún honbre. Siel hombre no les gusta mucho, l¿ llevan con mcno¡ frecuenci¡. Consciente o inconscientemente, saben que estos resatos pucdcn ser ncnr.rjes además de tributos sexuales: indirecras de que podrirn scr rr.i'.rperimcntales, más agresivas o más ¡ec¡r¡das cn h .rm.t.

La ropa de color tostado, beigc o crudo Lrcc quc r.r l r , , l . r ¡ ' i . ) ,1. , ' . rcomo 1¿ oscun parczc¡ s<nrosrda. v.s ¡" , r . ( )n\ iqr i , r i r , l , \ , , , , r , .1, , , ,Susicni f ic id,¡cscl({ , ) , , rcv,r i i , ¡ . r ,1, ' : , .1r , ¡1r , , i l i l r r r , r , , ,1, , , ' ,1

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2lJ lt80 !L TIJ'GUAJI DI LA \f]L]X

incluso mucho antes de la noche de bodas, se arriesga a scr rccibjdocon mi]adas de dolor,\' con suspiros medio contenidos, cuando no ¡e-chazado con dolo¡es de cabeza y con 1ágrimas. Cuando la mujcr qucr¿r" vez l1e\a un c¿misón de colo¡ ¡osa se pone uno, puede estar p1'dicndo calladamente, o invocando mágicamente, una experiencia sentimental. La lence¡ía de tonos rosas no se debe¡ía confundir con 1a qucse suele 11amar "de colo¡ melocotón, o "color carne", aunque no separezca a ninguna frura conocida ni a la picl humana. La ropa interiorde este colo¡ es una rnala señr.l a menos que la lleve una mujer de pieloscurl, pües hacc quc un cutjs claro parezca ¿mxrillento, estropeadoy sucio. La mujer que la lleva o es daltoniana o r.isualmenre es insensi-ble. Por supucsto esto no es una contr¿indicación para hacer el amo¡pero tampoco es ninguna recomendación, y sc dcbcría tomar cn scriosi se está pens¿ndo en es¡¿blece¡ una relación de convivencia, i¡clusoen una relación no scxual.

L: ropa interior negra, en la imaginación popular, sicmpre es erótica. No obstantc, cuando es de corte discreto, puede indica¡ rambiénun carácter práctico, pues el negro siempre parcce asexdo y en é1 nose nota la suciedad fácilmente. Esta ropa interior negn v así de sencillala llevan a mcnudo las mujeres reflexivas e intelectuales que se tomanel sexo mu¡' en serio. Por otra parre, la lenceria ncgra transparente d€enc¿je es sofisticadn, atrevid: y en ocasiones tiene impiicacion€s per-versas. Las mujeres qr.rc Ia prcficren son mfu propensas a aburrirse conlas parejas, ios lugares y las posturas sexuales; rambién cs mcnos probab1e quc sc incorporen en la cama exclamando entre lágrimar "¡Oh, estoes terriblel ¿Qué estoy haciendol'.

Las pocas mujeres que llevan h¿bitualmente sostén, b¡agas y panrisde color mjo tampoco dián esto, aunque pueden ser dife¡entes en ot¡ossentidos. Este tipo de mujer a menudo seú apasionada, pero puedc tam'bién rener genio, y pucdc quc disfrute con las escenas de celos,1' gueprefier: e1 sonido de los portazos y de los plaros al rompcrsc a la núsica de Mozart.

Aunque el blanco, el coior tosrado, cl rosa, e1 ncgro ) el rojo (\'clinsufrible color carne) son los colores más comunes p:n la tenceri.r.frecuentemente se pueden encon¡ra¡ otros. Sin cmbargo, sc suclcn conrprar o usat par¡ expresa¡ un es¡¡do de ánimo (azul reccprir(,. \'i,,lcr.rsoñador, amari l lo alegrc, naranja l iamativo) más quc p.,rul , , r in1,,rn,ción erót ica. T¿mbién existe la ropa inter ior csr.rnrp.r t1.r . 1r, : i . r ¡ , r ,o.r lcon mot ivos f lor :Jcs. { lu ) , r , , ¡ . , . r r . , i , , r . ' , ¡ , , ,* , rt ;Lnun¡fe¡¡ in i , i ¡ i l , l . l i , . r l r , , , r " l , , ' . r " t ,*r '1 i , , ,1r . r , , , r , , ,1, , . r , , , .

Otro de los diseños preferidos es el selvático, que imita la picl dc1 1co-pardo o, con menor frecuencix, del tigrc. Como cl nombre indica, estediscño anLincia que quien 1o lleva es un animal carnívoro sahaje. Aunque suene amenazador, l.r investigación sugicrc quc estos leopa-rdos ytigres de nailon son menos peiigrosos de lo que parecen, y trat:dos adecuadamente pueden resultar gatitos.

MoDAs r^- LA ANAToMíA

Aunque elproceso reproducto¡ no ha c¿mbi¿do mucho con el pxsode los ¿ños, 1o que a 1os hombres les resulta atractivo dc 1as mujeressi parece cambi:r regularmente. El psicólogo J. C. Flügel {ue el prime¡o que propuso una teo¡í¿ de la¡ "zonas erógenas cxmbiantes', segúnla cual las panes del cuerpo fcmcnino <1ue se conside¡an e¡citantes sevan descubriendo ¡' alte¡nando de fo¡ma sucesiva y ordenada. L: cancterística elegida no necesita tener ninguna concxión na¡ural con ]a se'xualidad: a Los hombres de mediados de la época victo¡ian¿ les entusiasmaban los homb¡os rellenitos, blancos y caidos; en la década de 1900se producía una agitación tremenda por vislumb¡ar un ¡obillo bien ¡o¡-ncadq y cn los años rreinta la espalda era un foco de at¡acción e¡ótica.

Algunas de estas modas amtómic¿s parecen mer¡mente arbitrarias,resultxdo, como sugicrc Flúgcl, del aburrimiento y la excesiva familiaridad con orras partes del cuerpo. Otns pueder tener una explic¿ciónpr.áctica. El interés medieval por el vientre redondeado, por cjcmplo,renía un c¿¡ácte¡ funcional en una época de alta monalid¿d, cuandoel emba¡azo consrante er¿ necesario p¿r¿ mxntener estable la población.En los años veinte y treinta la excitación <1uc provocaba la pierna feme-nina celebraba et hecho de que las mujeres se habían vuelto más nóvi.les e independientes; y la exposición dc los pcchos bajo blusas translú-cidrs o ccñidas aprincipios de los se¡en¡avino acompañada de un interésrenovado por el amamantamiento. Dado que hs modas, como los sr¡c-ños, responden a múltiples determinanrcs, puede ser significativo quecsras ropas ¡ranspa-rentes o semitransparentes, que en ocasiones ¿denásde las mujercs también lleoaban 1os hombrcs, apareciesen en coincidenciacon la moda de la apertura -o semiapertura- intima en grupos de en

A r.cces, 1a porción de la anxúnría qr¡e en cada momento se consi-,1,.,., ¡r, itrn¡c sólo se enseña en la sociedad menos educad:. En circuns-

, , , , . , , 1r r . r l , lcs sc suclc rccul;r i r vrf isr ic¡c{a¡rcnr€, proc€so en el que

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282 f,r IINGL:AJ! DE l_.{ t\fon¡ 281

t,: .::dial, cuando una vista poste¡ior de 1¡ actriz Betty Gnble en bañadorse convirtió en la forografía favori¡a de los soldados. Dcspu¿s dcsaparc-ció otr¡ vez de la moda y tue reemplazado por los senos y reprimidocon la faja dumnte casi veinte años. Sin cmbargo, en los años setenta,las lajas se convirtieron en un signo de velez o mojigatería; las nalgasreaparccicron como foco de interés erótico mientras que disminuyó elpecho. Hoy en día ios pechos muy grandes sc considcnn un inco¡vc-niente v en ciertas tiendas se venden tarto <sostenes ¡educto¡es, comopantis elásticos "de linea naruraL" quc acomodan o provocan un desdobl¿miento t¡ase¡o. Los vaqueros, tanto de hombre como de mujer, rie-nen un cortc con cl que se pretende llam¿r la atención sobre un traseroredondeado, en lugar de comprimirlo en un monotnsero p1ano. Es di-fíci1 decir lo que signific¿ todo esto. Ur ¿u¡or muy interesante que haesc¡ito sob¡e la moda, el antropólogo Robcn Brain, ha scñalado no obs-tante que en las especies ani¡rales el "al¡ultamienro y la coloración delLrasero cs particularmente visible en aquellas especies que rieren losmachos más agresivos y pendencieros".t

No son sólo 1as distintas panes del cuerpo; también los distintostipos dc cucrpo se ponen y se p¿san de mod¿. Según cánones modernos, la belleza edu:¡diana era horrorosamenre pálida y obcsa; Twigg¡la niña-mujer ideal de ios años ses€nta, ahon nos parece una víctimade 1¡ anorexia. Los es¡ilos de casi todas las ópocas están diseñados parxfavorecer:1a rnujer que se ajusta al iderl del momento, yparapermitirquc la mujer que se xp¿rta un poco de este ide¿l se acerque a é1. Sinembargo, puede que a cualquier persona cuyo aspccto natural cstó muylejos de dar la talla la moda la afee positivamente. La ropa nen looh-sofisticada, de complicado conc y rígida- dc la época poste.ior a 1¿segunda guern mundi¡l ¡esultaba favorecedora para las rnujeres alusy csbcitas, pcro a las bajas y regonlet:s las h:cia parecer globos. Actu.imente esth de moda los ho¡rbros cuadndos y una complexión adéti-c¡, y a 1a nrujer culll pequeña estaturay cula figura rechoncha habrianhecho de ella una belleza vic¡oriana, le resulta difícil cncontrar un vcs-tido que no le haga parecer que lleva hombrens de rugb¡

En ocasiones ¡parccc un cst;lo que no favorece a nadie. A finalesde los años cincuenta las mujeres llevaban chaqu€tas y vestidos de co¡-tc muy cuxdrado e informe! o muy estrechos por ¿rnú y ¿c¡mpnados por abajo, que, al contnrio quc los raporosos trejes largos de diez.rños antes, no p.uecian tene¡ unavida rtística o emocional propi:r, pero

; Rolrn Br.ii. o¡ .rr. piC. 111

Dunnle.in.ucnu inos, ¡loli¡rada,r.nk.le 1910 a 196c. .l Lr¡.ro i.n¡nj¡o fri.riúrrenLc dciptuió d.l¿ ¡,od¡ r dc l¡

'rra, desd.nadó pó. d¡.irrdorcs y r+ri

ú o !o¡ lÁ I¡¡s. Snr ú¡bdgc dur¡¡ri¿ scgurll¡ gucr¡ )undiJ rerprfe.ióbrer¡¡rcnt., co'¡o r tDede rtre.,rr e. ¿{lf¡nos¡ forogqfii d. l¿ acúi, ci.emtrtogúfiú¡.ftt G,rbl¿. P.r ¡qüel .ron.es ¿serc¡n¡o se c.nti¿drbtr mnv \We'tnr¿, nl.lu¡o Ísidq arnqüe s¿gnn los ún.nestrctu¡les únb h p¡se de L señorit¡ Gr¡-ble ..mo su ligun pr.e.en rtprimnh\.

a menudo se exagen. Dunnte la época t¡ , r lov icLrr i . , r ¡ . r . ¡ , , r . , r rr ¡ ,1, ' .e l inte¡és se cent¡ó e¡ el t rascro, quc sL' .ns( i ; . rb.r e¡ l . r ¡ , . r , r , l r , r . , l ,1,1cancán y <1ue se c 'xrgenbr con L' l pol i . ' ,n. 1, . , 'Lrr1rr i , ' ,1, , ,1, , ,1,¡ ' . , .e l ¡ r ¡scrc volv i r i ¡ t , r , . ,s, rL r¡ , , ' l ¡ ,1" , . , ' , r , . , ' , , , ,1, i , , i , . , i , , i

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284 ¡I, ]T\CU,\T[ DI LA I'IODA 285

ve6ión conrempo¡.irea de sus cusicas scdas con flecos y s¿rt¡s de cucntas.La ¡ubi¡ tetuda de los años cincuenta, con su elevada peluca color pla-tino, se ha convcr¡ido en ura estrella de la núsica car.tnttj.la, bal4 dallde los años sesen¡a f¡unce ei ceño y sc abraza en la intimidad dc mu-chos do¡mitorios.

Aunque persistan esrilos de at¡activo erótico, con el paso de los rños,:lgunos de ellos han cambiado de significación, peLcs el lenguaje de lamoda, como el lcnguaje hablado, contiene términos cuyo signi{icadocambia con el tiempo. Hoy en día, el maquillajc ocular muy tuerte yano es distintivo de 1a rigresa devorador: de honbres, sino de la ¿dolesccnre coqueta. Similares c¡ml¡ios evolutivos se han producido en el equir¡len¡e indumentario de hs palabns prohibid.*: el jency ceñido, la blusadesabrochada hasta el ombligo.

A veces un estilo persistc, pero lo llevan tipos difcrcntes de personas. En la década de 1900, por cjenplo, las modas nocturnas para lasjóvencs soltens se diferenciaban cla¡amente de las modas para matro'nas y soleronas. Ura (chica" que podía tener treinta años, usaba teji-dos finos y colores pálidos, a menudo blancos. Una mujcr llevaba te'jidos m,ís pcsados y más ricos, normalmenre en tonos más vivos o másoscuros, a menLrdo negros. A la joven soLten que aparecia con un traicde noche que s" nadre podría lle"a. con toda propiedad un saténescotado de color rojo rubi o verde esmcnlda con ¿do¡nos de azaba-che, por ejemplo- se la consideraba rnuy disoluta o malc¡iad¡ En laaccualidad los signos se han invenido. L¡s muchachas bien educadasvan al baile con tnjes dc color rojo, nannja y verdc fosforescente, queles ma¡can 1: silueta. Sus madres, por el contrario, llevan ropa de fiestade ¡ecatado co¡te en cl mismo su¡tido de colores limitado que prelieren pan el dí:, marrón, tosradq negro, blanco y azul claro o m.uino.Una posible razón para esta meramorfosis es que sc ha producido uncambio en la moral;dad scxu¡l. Los aristócntas eduardianos, aunquedc palabn defendian 1a virtud y exigían llegar virgen ai matrinonio,dcspués permitían una discrcta promiscuidad. Hoy a las mujeres ióvenes dc cLase social alta, como a las jóvenes de algun:s tribus polinesias,1es esrá permitido tácitamente tencr relaciones sexuales y vivir un pocola vida antes del mat¡imonio. Sin embargo, después de la boda se espen dc ellas que se porten bicn o que se marchen.

E1 tipo rnasculino de mod¿ también cambia de una época a la si-guiente, aunque no todos los homb¡es cambian con ella. ?rudencc Glynnsugiere que la ropa de hombre potencia "cl atnctivo sexual o la prcrro-qrri'., rcrritorial, la oferta de1 nido scgLrro, dependiendo del clima so-, .,1. L, l'roo ¡r',lominrb.rn ios dercchos te¡¡i¡o¡iales:

se negab.rn a adaptarse a ia forma de sus nsua¡ios- Po¡ con¡¡a nos en-volvían como los dcsmesundos disf¡aces de canón de una {iesta escol.rr . I a urr. . r rentaja de es.r rop.r e. qu< h.rcia qu. parec;csr quc 'e e.ta-ba ligeramente cmbarazada, tan¡o si lo estabas como si no, simplificandolavida de las rnadres deI baby boom. Lrt :urla'restiment¿ aprop;ada paralos ¿ños del .misticismo femenjno", cuando se suponía que todas lasmujeres encajaban cn cl molde esránda¡ del "ama de ca¡¿ feliz".

En Seeing Through Clo¿lres, Anne Hollander scña1a que e} cuerpohumano, como sc rcprcsenta en la pintura y la escultur¡, cambia de{orma para adaptarse a las modas de la época; que "todos los dcsnudosdel arte desde que comenzó la noda actual van vestidos con los fantasmas de las ropas <1ue les falt¡r, f¡ntasmas ¿ veces sunamente visiblcs".6La fotogr:fia, más que liberar nuestra pcrccpción del cuerpo, ha con-t¡ibuido a ¡tarla más a la moda. Po¡ medio de una elección a¡bitnriade modelos y poses, parece ofrecer una prueba científica dc que rene-mos -o debe¡íamos tener la figurt correcta pan 1a ropa contempo-ránca. Alposar pan los fotógrafos, ios desnudos t¿rdovictorianos saca-ban el tmse¡o como si llev¡rxn polisones; los dcsnudos de los años veinteadoptaban unos andares dcsgarbados de adolescentes y los desnudos delos cerarenta escondían la barriga y las caderas y sacaban el pecho paraconseguir lasilueta culiplana y pcchugona que entonces se considerabamás descablc.

La anatomí¿ humana no siempre se ajusta a la moda del mornento,pero) por suefte! tampoco sc ajusta a ella el gusto e¡ótico. como consecuencia,las mujcrcs de rrasero plano o los homb¡es con ba¡ba co..ida,o con cualquier otnpeculiaridad física que no esté de moda en ese monentq por lo general siempre encuentran a alguien para quienes repre-sentan la belleza perfecta.

EsrIIrs ERóTIcos: I-A vAMpIR¡ii y Er pAvo RuL

En diferentes épocas se consider:n serl difercntcs cstilos de presen-tación pcrsonal, además de dife¡entes ¡ipos corponles. Aquí hav un.rsuperposición mayo¡ y quizá sea correcto decir quc son pocos los ti-pos psicológicos que pasan por completo de moda e¡ó¡ic¡mcn¡c h¡bl¡¡do. La vampiresa de ojos grandes, carnal y sensu¡l dc |,s ¡n,^ vci,¡t,aún se puede ver en los acontccinicntos ¡r t íst icos. . rrr , , t ' . r i l . r ¡ , , ' r , ' r ¡ . r

6. ¡nr. H,, l l . i .J . , . n. ," | t l , , , i l I L t l , , . t . . r ' r l

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./lj{) !L LE\CIJ lI D¡ r_A \ÍODA

I-o quc ¿que]]¿s l*iras, chaqués y g:bancs ajur¡dos decia¡ a las nu-jeres en que los honbrcs quc los 1is¡ban en¡... c¡paces de:ponar unnido bicn ¡nueblado e¡ el que guardrr scgum a lm henbns y á hscrias. I¡s itrtrusos ronaban posesión dc ios conzones v los l¡u¡eles dceros honb.es por su cucnta y riesgo./

Exr¡ANJiiRos, frcEs cot¡os y cu¡R4N?¡s

La idea dc que las personx de cie¡ras nacionalidades son más ser1,tiene unalarga hlstoria, y aunque no hay una prueba objetiva que apo,ye esta creencia, ha sido causa de muchas sorpresas agradables pan algunos. Cuáles scán los extr:njeros a los que se considere más ser¡r de-pende del individuo y rarnbién, hasta cieno punto, de la época. En 1osaños veinte, much¿s mujeres estadounidenses y b¡itánicas soñaban conque las raptan un jcque, a menudo personificado en la est¡ella cinema,rognífica Rodolfo Valenti¡o.l.r,s latin lcne¡s áe ambos saros fueron populares en los años treinta, y en los setenta 1os asiáticos, especialmenrelos que tenían una aureola de sabiduría misrica, hicieron gr.an númerodc conquistas. Como el sunido dc estos tipos sery que se lievan en unmomento dado, por 1o general, no es lo suficientcmente grande parasatisfacer la demanda, los quc no están incluidos en la nómjna a vecesaumentan su encanto sexual poniéndosc 1as prendas exóticas apropia-d¿s: en los años setcnta 1¡s camisas Nehru, los abalorios de marfil ydc latón y las sandalias de piel de carabao. En las fantasías dc algunosobser-vado¡es, tales indumentarias implicaban, incluso p¡ometían, exó-ticos y místicos arrebatos eróticos dei tipo que se describc c¡ elK¿za

Por supuestq a todo el mundo no le resulta atncrivo el tipo popu-Iar de la ¿poca. Afortunadamenre hay siempre una va¡iedad de este¡co-tipos donde elcgir; de hecho, un solo país puede proporcionar más deuno. Una mujer puedc vestifte con un quimono oricntal de sed: decolor ncgro bordado con dragoncs de oro pan parecerse a la nujcrdngón; o puedc 11evar un quimono floreado dc color rosa v nol.le\- , ru, . . j , . . i ; | . . r peto p"Jl ,ug. . i | - q, . . , , r ,er an .u n . r . . , ,n.¡ |cienre como una gcriúa. A veces el a¡rac¡ivo crórico sc l¡¡c¡liz¡ ¡ris ecrc¡ c lc cas¿, de t . r l maner¡ quc, por ejemplo, el neovorquir , , , , el l , ' r r , l inrnsc 1)ucoc Poncrse roPr dc rronlc pi i r pro]1.r . u|r .r I ' r ' . r r t . r¡ ! \ rL.r

¡greste, micntras que el leñador o la leñado¡¿ ¿uténticos adoptan untnje oscuro eleg:rnte para decir a los demás quc prcfieren una experien-cia e¡ótica sofisticada.

Otra ilusión frecue¡te es que los miembros dc las orlas clases socia-les esrán más dotados sexuxlmentc. QrLienes no han c¡ecido ent¡e ellosa menudo pár€cen creer que los ricos y las personas de xlta cuna siem-pre €s¡án en ello y sienten agitación erótica sólo con ver un abrigo demana o la etiqueta de un sastrc ca-ro. Orros piensan que la clase t bre'acs más natural, más sensual y más apasionada. Esta última c¡eencia hatenido frecuente rellejo en 1x moda, y quizá sea en pane responsabler1c la popularidad de los monos de carpintero o de mecánico y dc los

Itrsevs de pescador, como lo es del estremecimicnro que sienten:rlgu-rr.r ¡or, ',r.r. rr,iinrdas curndo oyen habl.u de forma directá y gnmati-, . r1: , L, r , 1 ' . , ' , , ' r r rer. , r ,brc rcm¡s cr<i t icos. lncluso hay personas que

2U/

,;1

Rodollo \Ucntnro cn ¡l etd (192r). Suindun.nldii, ¡unquc ta.nLlamenre no sadénüa,G un.onp.ndio del¡ indume.r¡ri¡de,,¿¿¡¿ e\prd¡, drs¡, ána¡r (aun.qu.. to que $ mii.uúr., no 11*¡ ifle),c¡¡r¡¿coo el cuello ¡6iero, inmens¡ úpi

t bo¡¡s rtrs de .uüo ¡do¡n¡h con

+"!t

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288 IT] I,FNGLIA]E DI IA I1ODA ]N'

piensan que la ropa de tmbajo es más a¡¡activa cuando está arrugadao m¿nchad¿, convirtiéndosc cn eJ equiralente indumen¡ario del lenguate sucro.

A veces el estremecimicnto de 1o exótico y el esrremccjmierto delo proletario se combinan, provocando una erupción de camisas de pasodores griegos, capas de policia italianq blusas dc ma¡ine¡o f¡ancés _r.panrrJ"ne. oe gau. ho .r g, rr ino. Hace uno. rr io, .e p,,o o< mod¿ ertre las mujercs (y entre algunos hombres) 1o que se podría llamar "ropáde tr:bajo pam climas calurosos': pantaiones de algodón de color claroen csLopilla o tejido crsero, ceñidos alrededor de la cintura con una cuerdacorrediza, junto con varias capas de camisas, chalecos y chaquetas delo. r i ,mo' rer ido. . r r ¡ rdo. , l lcr¡n .o l ¡ . . o con rei : ro, . r r ¡ up¡sugieren la rcalización de un arduo traba¡o para una causa púctica y/ohurnanita¡i¡. Sin embargo, más a menudo el efecto campesino se con-tmr¡cstaba con unas eleganres sandalias de tiras fina: v de mcón aho,delgadas br.rfandas de color pálido y relucicntes cadenas y brazaleres deo¡o. Lx indumentaria ¡esultantc no parecía indicar un interés por plantar habas ni cocer pan, sino más bien un¡ identificación lis¡iva con cl?¡ó¡imo Oricnte. Aunque la mayoria de estas ropas estaban hechas enla Indi¿, este esrilo solia ¡ecibjr el nomb¡e de "loo,l del harén,. Sugeríauna sarLralidad aquiescente y no liberada ¡ como en los años veinre,una :cti¡ud acogedora hacia los jeques. Fue especialmente popular enLondrcs, que por aquel entonces cst¿ba recibiendo la invasión dc ár¡

AMoR y MUIRü: rr ¡N¡ERMo y El ¡stEcrRc)

Una de las formas especializadas de a¡racrivo erótico más persisten-tcs cs Ia que conecta el amor y 1a muerte, a veces ran es¡rcchamenteque sólo lo quc está d:ñado o es peligroso puede levantar pasiones. En1a época romántica dc finales del siglo XVIII y principios del XIX. elinstinto sexual y el deseo de mucne ib¿n: menudo enrel¡zadi¡s. Nosólo se admiraba la fragilidad y la delicadeza; pa¡¿ muchos ¡o¡ri¡¡icosia enfcrnedad ¡eal e¡a sa¡ualmcnte excit¿nre. La preferida en h rul'crculosis pulmonar, cuya fiebre ¡ha daba un rubo¡ llb¡il ¡ l¡s nrciill.rsy brillo a los ojos, remcdo de1 ardor sexual; también sc crci.r ¡i,r pr,,ducía una sensual idad sobrenarunl v cnfcbrecid.r in,r¡rb," .r ,^

Los f inos ves¡ idos blanc¡,s dc murcl in¡ Llc i . r i ¡ , r . r 1,r l r , rrr . r l , . r r . , .in leccioncs rcspir . r ror i rs v r , rnrbie,¡ i , ¡ , i r . ¡ l ' . ' r ¡ 1. , , , , , , i , . . ¡ ,1, ,1, , r , i , ,1, 1

enfermo q como han señalado algunos autots conrempoúneos, la morta)a del cadáver. El La¿lies' Monthly Museum de jv,nio de 1802 h¡b1¿ dc.el fantasmal vestido ajustado completamente bJanco, como una mor-rr :a. que l le".¡n L' mu:ere' . quc pr c ' en deJ'z¡r .e cono e'p<cLro\. corsus sudarios ma¡cándoles las fo¡maso.s Tan provocxtiva cra csra indu-mentaria que las protagonistás de la novela gótica siempre han llevadodesde entonces alguna vcrsión de ella, normalmente en forma de cami-són- Semióricamente esta elección es muy apropiada pues, como est€tipo de novela de terror, combina el aúactivo e¡óúco de l¿ inocencia

Pam los victorianos la rnuerte ela tan interesan¡e que, además de almo¡ibundo, tambión al dolicn¡e se Ie encont¡ab¿ at¡¿ctivo sexual. Auna viuda, si en;oven, se le asumía que se €ncontnba en un estadode emotividad intensa que hacía que resultase fácil aprovecharse de ella.Su presunta disposición a se¡ "consolada, ¿ convertlne en una iivlu-da alegre,- en objeto de muchas bromas de malgusto. También pue-de que fuera una razón para justificar las estrictas normas sobre lx ropay la conducta a observar durante el luto, que si no se seguían efan mo-tivo de escándalo y sospecha.

Incluso una vez que la vida se extinguia, la sexu¡lid¿d continuaba.La lirerarura y el folclore del siglo XJX están llenos de cspírirus apasio-nados que persiguen a sus amantes todavíá vivos, como Cathy en Czz-brcs bonascosas $Yuthering Heigh*, 1847), o que se le\antxn dc su tumbapara esrrecharlos en un abr¿zo de barro y frío, como en los cuentosde Edgar Alian Poe. Con frecucncia estos espírirus llevan la c1ásic¿ morraja blanca, a veces manchada de sangre, creando una imagen que aúnhoy hace que unx bata blanca larga estampada o ¿dornada con nrxnchas de coior rojo resr¡l¡e un poco inquietante.

Dricuh Y VA,vPr¡rr-rA

Un aparecido romántico más violento es e1 "ampiro,

quc regresa dela tumba no par: perseguir a quicncs ama sino para chuparles la sangre.El más fanoso de ellos es, por supuesto, Dúcula, e1 héroc o el villanode la novela del misno título de Bram Stoker (1897). Su continua popularidad es mcrecida, pues combina los at¡aaivos de lo exótico, lo arjs-rocráticq la enfermedad, la muene y la ambigüedad scxual. Es extran-

r Cir.rl , , i Ir l?.$(ti !\hs. Drs rr¡l ¿tá.$, trie il

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290 I¡,IIGUAIE Dl] L{ VODA ¡loDA Y SEXO ,r) |

do, como e1 de pastora o JooÉ Laura Ashley, que todaví.r goz.r tlc ¡r,puiaridad en Gran Bretaña, erplota ocasionalmentc este interís Un,rñ r

dido reciente a esta indumentaia es una enagua con ribctcs dc coc.ri.

que deliberadamente se deja que sobresa.lga varios cenrímetros por tlt

bajo de la {alda; adernás de hacer el consumo ostentoso, imit¡ l.r ser¡rr

consciente seducción de la niña que no sabe que ra enseñando su Iirrrl r

ropa interio¡ blarce.Antiguamente sólo e¡an fácilmente identificables aquclla minorí,r

de homósexuales que querian pxrece¡se a los miembros del se*o op,r"s

to. La mayoría de los heterosexuales creian, por tanto, que rodos |rs

hombres homoser-uales llevaba¡ estilos ma¡cadamente {emeninos y cluc

todas las mujeres homosexuales vestían con ropa de hombre Hoy crr

día, una vez que han salido a la luz, es evidente que la mayoría dc Lx

homosexuales se visten como todo el mundo, al menos cuando es¡in

en l¿ sociedad mixta. Muchos ga;ys, de hecho, han adoptado ya el lool

de "macho', y para el observador ocasional parecen más masculinos

que la mayoria de los hete¡osexuales.e Lleran ¡opa de trabajo (especial

me¡te cuando no están trabajando)' camisas de cuadros grandes, teja-

nos, camisetas, monos y gruesos zaPatos de t¡abajo; también les gusta

la ropa del Oeste, panicula¡mente los somb¡eros y las botas de vaque

ro. Para completar Ia imagen, a menudo se dejan grandes y tupidos bi

gotes y se entrenan duranres hor:rs en el gimnasio para desarrollar los

Para {acilita¡ una vida erótica actira y diversa, muchos gals emplean

un sistema de signos indumentarios. Como ha señalado Hal Fischer,quienes desean desempeñar un papel activo o masculino llevan un ma-

nojo de llaves, un solo pendiente o un p:ñuelo en el bolsillo trase¡o

del lado izquierdo; quienes prefieren desempeñar un papel pasivo o fe

menino, llevan uno o más de estos indicado¡es en el de¡echo. Si van

de cuero (sadomasoquismo) 1as mismas señales son válidas, pero las ac

tividades a las que invitan son algo distintas.Ha¡ por supuesto, alglnos homb¡es, tanto homosexuales como he

terosexuales, que se visten deliberadamente con ropa de mujer. Peter

Ackroyd ha distinguido tres tipos, cada uno de los cuales tiene una in-

dumenta¡ia cer¿cre¡istica. En primer lugar están los transcxuales' quc

se sienren mujeres con cuerpo de hombre. Para ellos, vestirse de nujea

n1ás que excitante, es psicológicamente satisfacrorio, y suelen ponersc

"l tipi de

'opa que 1lc'¡ría normal-cnrc un,r muicr r"¡'ct:rl'lc dc

'"

' r l . ' l l f " ' ,

, ! , r r , . L ' / /

iero. conde y también bisexual: aunque sus victimas favoritas son mu

i..." ióu"r'.. ino..",.. "n

camisón, ambién ataca a los hombres jóve-

.r.r. é. ."ru.t"tir" po. lievar traje de eti<¡ueta completo y una esclavina

nes:r t ipo n ur. i i l rgo, y r iene el pclo net 'o b¿.tanre'¡rgo Fl ¿t¡que

d.b, j . "1,

* ," , v iol ;c ión ' imból ica. v t i 'e repire de+ru¡e a la per-

,or¿ , , ' l ¡d¡, qu. nn muere. \ rno que \e convierte rambién en vampi-

' -o, .n ,no d. lo. erenido. . La le¡endr dr asi expre' ión dnmiLic:

¿ ia c¡eencia decimonónica de que e1 amor sexual ilícito es debilitado¡

y además crea hábito, sicndo literalmente un "destino Peor que ta

Más recientemcnte la liberación de la mujer, o alguna fuerza más

siniestr¡, ha c¡eado a Vampirella, r,na protagonista de cózic cqa indu-

mentaria es una especie de disf¡az de Dnculina de 1a era espacial, esca-

so v revelado¡ de las formas Su aspecto es el tradicional: pelo negro,

""ra bl"o.a y l"bios a"ormalmente rojos, con la inspirada adición de

largas uñas rojas. Tan arquetípicamente terroríficos y escalofriaates son

es;s personxjes que cua\uiei hombre o mujer de pelo negro v tez pá

lida que se ponga ropa de etiqueta completámente negra Proyeda un

erotismo destru¡tivo, a veces sin una intención consciente Ot¡os, por

suDuesto. pueden asumir esta indumentana como un mens¿ie sexual

,lciib.odo. ¡"t"ul-."te, por ejemplo, el uso de prendas de cT ero ne-

gro c ' un.r .eñr l :ceptad.r de que l . r P€rsor¿ qJe r ' \ l lew es '¿dom¡so-qu:"r¡ I de que le ¿l t¡e i rr<rp'err- el P¡pel de rn'o o de escu\o e. l ra

inocua fantasía o en la peligrosa rcalidad.

Lls uÁs ¡crr,ro¡s oRrLLts DEL AMoR

llav ot¡os intereses sexuales minoritarios que se encuentr¡n bren re'

p 'e.eni¿do' cn el ue.r ido. La f¿'crr¡ción decin'onónic¿ oor l¿ in ¿ncr¿'

por ejempo, h¡ 'obrer ir ido en el " ig lo

X\. Re'oer¡ble' t : ro ' ;¿. lo- '

i .¡t"trrr-.on sentimentalismo de los encantos de los niños, especiaf

mente de las niñas; otros mcnos resperables, como Íos in{orma SÉPhen

Mxc.¡s en The Other Vicrorlaas, simplemente los compraban Hoy el

infantilismo en el vestir es¡á pasado de moda, pero los niños aún son

objeto de interés sexual para una pequeña y por fue¡zasecrct¡ minorí¡,

y úay otre mi"o.iu má"implia a la que le gusta imaginarsc r sí rlisnr's

v "

i"s pa..jo" c"r"do enn niños. Tales in¡e¡escs son probrblcnrtrrtc

i ."po"" i l , les d. " lg"n,s

de hs mod¡' rnás infr ' r r i l t ' qrrc I vr. r ' ¡ t

. i " i -"nt" "n

la ro¡r dc dormir. I l , r ' r , r Lrrr c ' r i l ' ' n rr r¡¡ : r l r t r ' r rr¡ ¡ l ) r ' ' ¡ r ' r

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292 ]]I, I-ENCUAJE DI LA \IODA 29j

r¡s honosdual* u¡banos,te los lsadosUnidos han ddr¡ólladó ü códiso i¡dü¡rc¡trio q¡c iniorúá á las posibles prejs sdualB de sus pre{¿Éncia úóri.n. Iotognfia tomada dc G,, S¿r,¿¡nJ, de Hal

zado por los medios de comunicación, y en el peor una cruel pa¡odiade ]a fealdad femenina.

Las iesbianas, la mayoría de las veces, son imposibles de distinguirde otras mujeres, aunque como actualment€ suelen scr fe¡vo¡osas feministas tienden a usar poco o ningún maquillaje y optan por llevar pan,talones y zapatos cómodos. Sin embargo, unas pocas se han dejado elpelo extremadamente cono y prefieren llevar emisas, chaquctas y abrigosde hornbre y no de mujer. Aunque hay en ocasiones tr¿nsexuales feme-ninos, son raros los travestidos femeninos; como seña1a Ackroyd, .laropa masculin: no tiene "valor erótico", debido a que en nuestn cul-tura a las mujeres les ¡esulta muv fácil disponer de ella".', Hoy en díac:lsi no se dan casos de mujeres vestidas de homb¡e, aunque a finalesdc La época victoriana, cuando la costumbre todavia prohibia a las mu-jeres llevar ropas masculinas, e¡an f¡ecuentes en el tearro. Es inte¡es¿nteseñ¿lar que las mujeres que llevan ropa de hombre suelen vesri¡ comocaballe¡os, o incluso como aristócratas, mientras que los hombres quellevan ropa de rnLrjct, a menos que sean t¡ansexuales, rara vez parecen

Además de estos estilos minoritarios de atr¡ctivo e¡ótico ¡econoci-do hay muchos más que sólo han arraído a una audiencix muy limita-da. Probablemente jamás ha existido una prend: que no haya figuradoen la vida sexual de alguien en algrin lugar. Actuxlmente en cran Bre-taña, por ejemplo, hay una sociedad dedicada al uso de prendas dc ves,tir de caucho para la lluvia del tipo que se ¿soci:l con el John de A.A. Milne, que como se ¡ecorda¡á llevaba unas enormes botas de agua,un enorme sombre¡o impermeable y una no meros eno¡me gabardinaimpermeable. ?ara quienes esrén inte¡esados, hxy rambién grndes jer,seys, panralones, guantes, cnpas y mascarillas impermeables.

E¡ las ciudades b¡itánicas y estadounidenses más gnndes se vendenotros muchos tipos de ropa peculiar diseñados par:r esrimuiar muy diversa experiencias eróricas. Por ejemplo, hay en el mercado ropa inre-rior comestible, que se come¡cializa con el nombre de Cand,y\ Bihiniy Cant\pants y está drsponible en fres¿, f¡ambuesa, naranja, limón ylima; hay también un sostén con gusto a regaliz llamado ?aczps. Silas ropas fuesen palabras, éstas serían como habla¡ con la boca llen¿.

Algunos lectores de esre lib¡o sentiún un¿ cierta incomodidad pe-gajosx al pensar en ponerse tales prendas, o las otras aquí descritas. ?ue-dcn record¡r ¡ Tho¡€au cuando nos aconsej¿ desconfi,r de cualquicr

misma edad y posición. En segundo lugar, i' mucho m& frecuentes,están los úavcsr;dos, la mayoria de los cuales son heterosexuales y a me-nudo están casados. Pa¡a ellos el uso de ropa femcnina cs sexualmente*citante, y las indurnentarias que eligen son con frecuencia exagemda-mente {emeninas y eróticas de una fo¡rn¡ anticuada no delibenda. Sinembaryo, como señala Ackroyd, pan el obser-vado¡ atento cltmvestidono parece de verdad femcnino, pues norm¿lmente "inconsciente o sub-reptici¿mente dejar.i indicios sobre su género masculino... Un tnvestido nunca olvida -y nunca nos permite que olvidemos que es un hom-bre con rop:r de muje¡,.r0 Finalmentc, cstán Ios profesion¡le5 oaficionados que van disfrazados de rnujer y que suelen ser homoscxü¡.les. Como dice Ackroyd, el homoscxual vcstido con rop;r dc nujcr "¡,,rodia y se mofa de 1as mu1erer'.rr El dislnz de mrjcr típico c'. cn clmejor de los casos, una caricarun intcligcntc dcl :t'ucr iú) li¡r('nin, ' .\rili

L0 r t ,L ^,1

, \ ,1. r¡4n /r" r ' . ¡ - r , 1l

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294 EL T!:'GIIAJI DI I-A MODA

empresa que ¡equien ropa nueva. Cieramente, siempre que llega a nues_tras vidas una prenda nueva en forma de compn, regalo o trueque, me-rece la pena que nos preguntemos Io que pretendcmos -o lo que pre_tende quien nos Ia da- que esta p¡enda digá sobre nosotros que nopodamos decir con la ropa que ya no nos ponemos. Pero pensar enserio en lo que vestimos es como pensar en serio en Io que decimos:sólo se puede hacer de fo¡ma ocasional o nos encontr.rríamos mudos,comoletamente incaoaces de vesti¡nos.

li,í" geneml-""t.,1" idea de que hasta clrando nos callamos nuest¡¿ropa cstá hablando a voces a todo el que nos ve, diciéndole quiénes so-mos, de dónde somos, qué nos gusta hacer en la cama y otl?s muchascosxs íntimas, puede ser inquietante. Llevar Io que llera "todo el mun-do" no es solución para este problema, como tampoco lo sería decirlo que dice rooo cl nundo. lodo' conocemos : penonas que intent:nhacer esto; pero aunque su imitacjón de "todo el mundo" tenga si¡o,su ropa no se queda callada¡ antes bien, emite sin parar Ia informaciónde que se trata de un hombre o una mujer convencionales, y posible-menre poco de fiar. Podemos menti¡ en el lenguaje de la moda, o in-tentar decir la verdad; pero a menos que váyamos desnudos y seamoscalvos. es imposible esrr callado.

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Créditos de las ilustraciones

C¡ríruo l: I-A M.INERA DE \,.¡lfB. coMo srsfEMA DE srcNos

Fotograffa de Ken Heyman, 1969.Fotogr:fia de Ernst Haas. Magaum Photos, Inc.Reproducida con autorización de British Railways Board.FotognÍía de Marvin Schwa¡tz, 198LFotogr¡ffe de Ker Heymaq 1956.Fotograffa de Thomas Victor Copl.right @ 1981 by Thomas

Fotogr:ffa cortesía de Photographic Service, Bowling Green Sta-te Udveniry Bcrwling G¡een, Ohio.

Cerírvro u: Juw-wrrm v vc¡rz

52 Nicolx de Largilliére, El pinci?e James Franci Edwarcl Stuaty u hamana, 1695. The National Ponrait Gallery londres.

PÁG.

2023303l3439

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59 Thomas Nast, Oscrr Vilde. Harper's Bazar,10 de junio de 1882.Fotogr:{ía de Geof{rey Clements conseguida gracias a la co}abor¿-ción de la Costume lnstitute Libmry o{ the Metropolitan Mu-seum of A¡t.

61 Fotografía conesia de Teenform, Inc64 Esce¡a de Suced,ió un¿ noche, 7934.Fototr;'i1a O 1980 by Colum-

bia Pictures I¡dust¡ies, Inc. Por conesía de Columbia Pictu¡esCorporation.

71 Fotografia cortesía de The The¿t¡e and Music Collection, Mu-seum of the City of New York.

CA?íTUr¡ j: MoDA Y É¡ocAs

79 Po¡tada de cancione¡o, "Lapolka de la ¡eina y el príncipe Alber-too, 1840. Iotogn¡fía O BBC Hulton Pictu¡e Librar¡ londres.

86 Fotografia de Ba¡nud, 1888. The National Ponrait Gallery,I-ond¡es.

89 John Held, hijo. Ponada de ia ¡evita Life, 1926. Colecú.6nGranger

91 \lide \forld Photos, Inc.93 Mother and ChiLl" San Francico,1952. Dorothea Lange. Colec-

ción fotográfica del Museum o{ Modern Art, Nuew Yo¡k. Reproducida con auto¡ización de The Oakland Museum.

C,tríruro 4: MoDA Y lucAR

102 Fotografía reproducida por cortesia de las Naciones Unida.106 Vestido de Alix, 1938. Fotognfía de Horst P Horst. Cortesía de

Vogue. @ 1938 (renovaáo en i965) by The Condé Nast Publica-tions, Irc.

110 Anuncio en Tbe New York T¡z¿es, 26 de feb¡e¡o de 1981. Foro-grafía de Charies Trary. Reproducida con au¡orización de SaksFifth Avenue, Nueva York.

115 Fotografía de Jerry L. Thompson, 1973.116 Fotogr.rfía de Hen¡i Cartier'Brcsson, 1951. Mrgnun Photos, Ine.119 Fotognfía de Sally Fear, 1978,p¡n I/ ,¿ Orsr'?c', ( i( ; i ,r tm l\1ss

Ltd.

an-¡DlTos Dr LAS TLLJSTRAC1ONIS

CApíTUro t: MoDA Y PosIclóN socrAl

135 Ponada de Constatin Alajálov, e Nez' )'orÉe6 junio de 1945, re-prodncida por corresia del The Neo Yorher' @ 1945,1973'TheNew Yorker Magazine.

139 Fotografía de James Van Der Zee, 1932. @ James Van Der Zee,1969.

152 I otogr¿f'r de \ ir Beni¡min qrone. Reprodu, id; con .rurorizaciond. '¿ colección Sir Benjan'rr (tone. Birmingf¡m Publ:c Libnries, Inqlatera.

154 EscenaÁe Una muier en hpenuml,ra, 1944. Copyright O by Uni'versal Pictu¡es, una división de Universal City Studios, Inc Po¡cortesía d€ MCA lublishing. Una división de MCA, Inc

157 Hermanos Brown.

C¡rÍruro ó: lvIoDA Y oI'INIóN

171 Fotografía de Bill Owens, 1972. Magnum Photos,.lnc.172 Fotografia de Michael Evans, 1981. Por co¡tesia de la Cas¡Blan

ca, \(ahington D.C.179 ?osy Simmonds,,4/rs. VeLPr\ Diary @ 1979 bv Posy Simmonds'

Por . orte.i¡ de JonrLh:r Cape T td.181 Paul Mccartney, Ringo Starr, George Harison y John Lennon'

Colección Granger.186 Valt Vhitman. Fotografía de Mathew Brady. The Libmry of Con

gress, \flashin4on DC19a Forogr:fia de iarry Hagmar O 1981, CBS,Inc. Reproducido con

autorización de CBS, Inc., Lippin & Grant v Larrv Hagman'

C,rr,íruro 7: CoLoR Y ¡srAM?ADo

202 \fillian L. 'ü/indrs, Demasi¿áo tddq 1958. The Tate GalleryLond¡es.

208 Fotogra{ía de Sid Grossman, 1948209 Forogr¡Jía de Ken Heyman, 1967.ll0 Fotognfía conesía de The Theatre and Music Collection del Mu

wunr , ' l r l , r t i rv of Ncw Yt¡rk.

301LL IINCUA]I DE IA IiODA

Page 150: Lengua Jed Elam Oda

342 EL r¡NGU.1.J! D¡ r,a MoDA

223 Fotografía cortesía de The Theat¡e and Mruic Collection tlel Mu-seum of the City of New York.

225 ForognÍí.a de lmogen Cunningham, 1953.228 Fotografía de Ken Heyman, 1969.

Cerfuuro 8: Dl nor'rlnr v or uu¡ra

232 Fotognfía de Nikolas Mura¡r The Ioternarional Museum of Pho-tography en George Eastrnan Housg Rochester, Nueve York.

233 Fotografía @ 1968 by Ellior Eñ¡itt. Magnum Phoros, Inc-235 A¡d¡ew \lyeth, Faratoay (detalle), 19S2. O 1971 by Andrew

Vyeth. Colección priaü Fotognfía conesía de T'he Brandf's'inefuver Museum.

237 Y. !/hir,e, Flormce Nígbtingale y su betnana Pd.fttetnpe 1836-The Nationel Potr¿it Gallery londres.

239 Anuncio de Virginia Slims, 1974. Coo autorización de Püilip Mo-rris Incorporated.

244 John Singer Saryert, El señor LN Phelps Stoke ! esPoa la97. TheMetropolita:r Museum of Art. I-egado de Edith Minturn PhelpsStokes, 1938.

249 Fotografía de Bill Cunningham para Tle New York Tines,29 deagosto de 1979.

252 Escena de Annie Hall. Fcr"ogl.,lÁa @ 7977 United Artists Corpo

CerÍruro 9: MoDA Y sExo

2s7 Thames Television Copyright.The Mansell Picture Collection, I¡ndres.

265 Gustave Con¡bet, Retrato dz Jo (La Bellc lrlár'd,xise) 1866, "fheMetropolitan Museum of Art. I*gado de la señor¿ H. O. Have-meye\ 1929.

270 Colección Larry Car.275 Esceta de Un¿ mujer marcadz A l96o,Metro-Goldwyn-Mayer,

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278283288