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P OR INICIATIVA de Vladimir Ilich Lenin, la Ter- cera Internacional o Internacional Comunista se fundó en para que bajo el liderazgo de los bolcheviques promoviera la revolución mundial. 1 Des- pués de múltiples cambios de objetivos y formas de or- ganización Josef Visarionovich Stalin la disolvió durante la Segunda Guerra Mundial. En la lucha por preservar la seguridad de la URSS el dirigente ruso necesitaba demos- trar a sus aliados en el combate total contra el nazifas- cismo que el gobierno de la Unión Soviética se disociaba de una organización cuyo objetivo había sido derrocar el régimen burgués y el sistema capitalista. En la comunica- Las vicisitudes de La Internacional Comunista* Daniela Spenser : CIESAS. . * Este ensayo bibliográfico es un avance en el estudio de la Internacio- nal Comunista en México basado en los archivos rusos. En colaboración con Rina Ortiz, la autora del ensayo está elaborando cuatro volúmenes de documentos que, bajo el título general La Internacional Comunista en México, profundizarán en algunos de los temas aquí señalados. Los documentos de la Internacional Comunista se encuentran en el Archi- vo de la historia sociopolítica del gobierno ruso en Moscú que la auto- ra examinó extensamente en . 1 La Primera Internacional o la Asociación Internacional de los Traba- jadores fue creada por Karl Marx en y disuelta en . La Se- gunda Internacional existió entre y . La Tercera Internacional se conoce también como Komintern por la abreviación rusa de Komu- nisticheskii Internatsional. En ruso, su género es masculino, por lo que el sustantivo Komintern debe emplearse como masculino. Sin embargo, en la literatura sobre el tema se emplea también como la Comintern, por su asociación con la Internacional Comunista. Aquí emplearemos el género masculino y la letra inicial K. Espíritu Santo, mixe, Vittorio D’Onofri,

Las vicisitudes de La Internacional Comunista*

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Page 1: Las vicisitudes de La Internacional Comunista*

P OR INICIATIVA de Vladimir Ilich Lenin, la Ter-cera Internacional o Internacional Comunistase fundó en para que bajo el liderazgo de los

bolcheviques promoviera la revolución mundial.1 Des-pués de múltiples cambios de objetivos y formas de or-ganización Josef Visarionovich Stalin la disolvió durantela Segunda Guerra Mundial. En la lucha por preservar laseguridad de la URSS el dirigente ruso necesitaba demos-trar a sus aliados en el combate total contra el nazifas-cismo que el gobierno de la Unión Soviética se disociabade una organización cuyo objetivo había sido derrocar elrégimen burgués y el sistema capitalista. En la comunica-

Las vicisitudes de La Internacional Comunista*

Daniela Spenser

: CIESAS..* Este ensayo bibliográfico es un avance en el estudio de la Internacio-nal Comunista en México basado en los archivos rusos. En colaboracióncon Rina Ortiz, la autora del ensayo está elaborando cuatro volúmenesde documentos que, bajo el título general La Internacional Comunistaen México, profundizarán en algunos de los temas aquí señalados. Losdocumentos de la Internacional Comunista se encuentran en el Archi-vo de la historia sociopolítica del gobierno ruso en Moscú que la auto-ra examinó extensamente en .1 La Primera Internacional o la Asociación Internacional de los Traba-jadores fue creada por Karl Marx en y disuelta en . La Se-gunda Internacional existió entre y . La Tercera Internacionalse conoce también como Komintern por la abreviación rusa de Komu-nisticheskii Internatsional. En ruso, su género es masculino, por lo queel sustantivo Komintern debe emplearse como masculino. Sin embargo,en la literatura sobre el tema se emplea también como la Comintern,por su asociación con la Internacional Comunista. Aquí emplearemosel género masculino y la letra inicial K.

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Espíritu Santo, mixe, Vittorio D’Onofri,

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ción oficial a los partidos comunistas nacionales el voce-ro de Stalin en el Komintern, Georgi Dimitrov, alegó quela organización internacional fue disuelta para otorgar-les a los partidos una autonomía y fortaleza mayores.2

Desde sus orígenes, el Komintern ha sido estudiadopor amigos y enemigos, ha sido objeto de innumerablesestudios académicos y sujeto al escrutinio de las agen-cias de inteligencia del mundo entero. Si bien los estudiossobre la Internacional Comunista nunca han dejado deproducirse, a partir de los años ochenta se han multipli-cado fuera y dentro de la Unión Soviética. Desde la aper-tura de los archivos soviéticos en los años noventa, lamisma producción se ha enriquecido historiográfica ymetodológicamente, aunque no han faltado publicacio-nes polémicas y controvertidas.

A continuación presentaré algunos de los recientes de-bates y enfoques sobre la Internacional Comunista quehan surgido a raíz de la apertura de los archivos. El acce-so a los nuevos documentos estimuló una crítica de la his-toriografía creada durante el periodo de la guerra fría asícomo de la literatura revisionista que surgió en reacción ala literatura anticomunista.3 Además, señalaré algunos delos temas que han sido repensados gracias a la discusiónsuscitada a la luz de los nuevos documentos. En la últimaparte del artículo me centraré en la revisión historiográfi-ca y en el debate sobre la trayectoria del Komintern comoel partido de la revolución mundial primero, que despuésde que la revolución había sido “traicionada”,4 pospuestao abandonada, se transformó en uno de los instrumentosde la política exterior del estado soviético.

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Teotitlán del Valle, zapoteca del Valle, 3

2 Paolo Spriano, Stalinism and the European Communists, Verso, Lon-dres, Inglaterra, , pp. -; Alexander Dallin y F. I. Firsov (eds.),Dimitrov & Stalin, -. Letters from the Soviet archives, Yale Uni-versity Press, New Haven, , pp. -.

3 Michael Brown, Randy Martin, Frank Rosengarten, George Snede-ker (eds.),“New studies in the politics and culture of U.S. communism”,en Monthly Review Press, Nueva York, .

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EL KOMINTERN Y LA APERTURA IDEOLÓGICA EN LA UNIÓN SOVIÉTICA

La apertura ideológica y la transparencia de información(glasnost) —promovidas desde por el secretario ge-neral del Partido Comunista Mijail Gorbachov en laURSS— dieron luz a nuevos estudios sobre el Komin-tern; sin ellas hubieran seguido guardados bajo llave onunca escritos. Cuando solamente algunos historiadores,como el director del Instituto del marxismo-leninismodel Comité Central del Partido Comunista de la URSS,Fridrij Firsov y sus colaboradores, podían consultar losarchivos del Komintern, existía todavía la esperanza deque la Internacional, como la organización mundial delos trabajadores, podía ser reivindicada. Era cierto que losarchivos revelaban las atrocidades que Stalin había come-tido en contra de los colaboradores cercanos de Lenindesde mediados de los años veinte, en contra de las direc-ciones enteras de los partidos comunistas nacionales,como fue el caso del partido polaco en los años treinta,las imposiciones de tácticas que a la postre demostraronser desastrosas como la lucha contra los socialdemócra-tas a principios de los años treinta en Alemania cuandoel nacionalsocialismo demostraba su lado tenebroso.Pero los estudiosos como Firsov consideraron estos he-chos como errores que no deslegitimaban el movimien-to comunista y su organización, el Komintern. Por lomenos en , Firsov todavía creía que el estudio “de laexperiencia histórica y la recuperación de la verdad histó-rica ayudarían a desarraigar completamente el estalinis-mo y a restaurar y desarrollar mejor el concepto de Lenindel movimiento comunista. Sin duda, la apertura de losarchivos del Komintern contribuirá a ese objetivo”.5 Deacuerdo con las ideas que subyacían al proyecto de peres-troika (reconstrucción) antes de que la URSS desaparecie-ra y el Partido Comunista fuera temporalmente ilegalizadoen , los intelectuales en la Unión Soviética, como Fir-sov, creían en la posibilidad de democratizar el sistema

soviético. Fue esta esperanza la que influyó sobre el retra-so de la investigación crítica y a fondo de la historia delKomintern. Sin embargo, durante los años de la perestroi-ka tuvo lugar una interacción entre el discurso académi-co y el público que permitió sacudir algunas de las tantotiempo acariciadas verdades sin que el régimen abandona-ra las interpretaciones centrales del pasado soviético co-mo su adhesión a las enseñanzas de Lenin y el leninismo.6

El ambiente intelectual en la URSS cambió cuando elsistema soviético se desmoronó y hacía falta una expli-cación de su abigarrado pasado y su progresivo debilita-miento. Inicialmente al menos surgió la tendencia debuscar a los culpables del descalabro político del colosodel este, empezando por el enjuiciamiento del PartidoComunista de la URSS. En Boris Yeltsin, el nuevopresidente, mandó abrir los archivos del Comité Centraldel PCUS para que los archivistas sacaran a la luz públi-ca los documentos que pusieran en evidencia que el par-tido era una organización criminal y debía ser puestafuera de la ley. Aunque este arranque de apertura de losarchivos tuvo como consecuencia la aparición de docu-mentos jamás vistos, no se trataba de una investigaciónsistemática. Una vez reemplazado el inicial estado de áni-mo por la urgencia de la institucionalización del nuevorégimen postsoviético, los archivos del Comité Centraldel PCUS volvieron a cerrarse.7

A diferencia de la interpretación política de la historiade la URSS, la nueva rendición de la historia del Komin-tern recibió un empuje sin precedentes en , cuandolos archivos que contenían los distintos fondos relativos

Desacatos

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4 La alusión es al trabajo de León Trotsky, La revolución traicionada,publicado en .5 Fridrij Firsov, “What the Komintern’s archives will reveal”, en WorldMarxist Review, vol. , enero de , p. .

6 Andreas Langenhol, “History between politics and public: historio-graphy, collective memory, and the archival revolution in Russia”, enKritika, núm. , vol. , verano de , pp. -.7 Patricia Kennedy Grimsted, Archives of Russia five years after: “purve-yors of sensations” or “shadows cast to the past”?, International Institute ofSocial History, Amsterdam, , p. . Gracias a esta primera, aunqueerrática apertura de uno de los archivos más resguardados, contamoscon un importante acervo que revela, entre otros datos, la periodicidady los montos de financiamientos otorgados a los partidos comunistaspor el PCUS. Véase Rossiskii gosudarstvennyi arjiv noveishei istorii,fond . Este fond fue microfilmado por la compañía Chadwyck-Hee-ley de Gran Bretaña y varias copias están depositadas en las bibliotecasde Estados Unidos. Agradezco a Leonora Soroka, archivista de la insti-tución Hoover en la Universidad de Stanford, por haberme propor-cionado las fotocopias del fond relativas a los partidos comunistas deAmérica Latina y la información sobre su peculiar adquisición.

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a las actividades del Komintern se abrieron al público engeneral. A partir de entonces, los historiadores podíanexaminar las estructuras de los órganos públicos y al-gunos secretos de la Tercera Internacional y de los fon-dos de los partidos comunistas nacionales. Acervos comolos archivos del KGB y los personales de los altos fun-cionarios del Estado y del partido soviético permanecie-ron, salvo contadas excepciones, cerrados. No obstante, ydespués de haber superado la tradicional desconfianzahacia el poder, los historiadores soviéticos eran los pri-meros en empezar a develar la compleja historia que engran parte había sido oculta. En búsqueda de la verdadhistórica y sin preparación metodológica para digerir laavalancha de tanta información, algunos historiadores yperiodistas sucumbieron a confiar ingenuamente en loshechos históricos como la fuente de la verdad sin some-ter los documentos a una interpretación crítica.8

LOS NUEVOS ENFOQUES

Según la línea oficial soviética hasta antes de la época deglasnost y de la apertura de los archivos, el Komintern erauna organización que había rendido grandes servicios alestablecimiento y la consolidación de los partidos comu-nistas, a la convocación de las fuerzas revolucionarias delmundo, a la movilización para la lucha contra el fascis-mo, la guerra y en favor de la paz, de la independencia y

del socialismo. Presentaba al Komintern como el mode-lo de una organización que servía al pueblo trabajador yhacía avanzar las ideas del marxismo-leninismo. Estaversión destacaba las virtudes de la multiclasista alianzaantifascista del frente popular de los años -, mien-tras que apenas mencionaba el papel primordial de Sta-lin en la gradual pérdida de la vitalidad y la autonomíadel Komintern frente a los aparatos del partido y delestado soviéticos. Dejaba del lado la influencia de Stalinen la conversión del Komintern en un brazo de la políticainterna y exterior de la URSS. Las purgas de los dirigen-tes bolcheviques promovidas por Stalin en los aparatosdel Komintern y en las direcciones de los partidos co-munistas durante los años veinte y treinta no merecíansino una mención de paso. El pacto de no agresión entreStalin y Hitler, firmado en , no figuraba como un he-cho de importancia. Es cierto que la versión oficial de lahistoria del Komintern era crítica de las tácticas sectariasde finales de los años veinte conocidas como “clase contraclase” y “el social-fascismo”, tácticas que habían separa-do a los comunistas de los socialdemócratas y debilitadosu lucha común contra el fascismo. Sin embargo, des-pués de haber hecho el balance, los historiadores soviéti-cos presentaban el legado histórico del Komintern comopositivo en áreas como el internacionalismo proletario,la lucha revolucionaria, la unidad obrera, la lucha por laliberación nacional, por la democracia y el socialismo,todo ello de acuerdo con los principios revolucionariosmarxista-leninistas.9

A medida que cambiaba el ambiente político e ideo-lógico de la URSS en los años ochenta, los historiadoressoviéticos no sólo incorporaban nuevos temas al estudiosobre el comunismo internacional, sino que modificabanel énfasis en sus estudios respecto a los historiadores dela época anterior. La libertad de expresión y la pérdidadel temor a la persecución abrieron la posibilidad tambiénpara que los autores no académicos publicaran libros querecogían las experiencias y los recuerdos de los protago-nistas de la historia y de las víctimas del régimen soviéti-co. De hecho, la memoria colectiva se convirtió en una

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8 Kevin McDermott, “Rethinking the Comintern: Soviet historiogra-phy, -”, en Labour History Review, vol. , parte , invierno de, pp. -. Sobre el acceso a los archivos de KGB, llamado el Ser-vicio Ruso de Inteligencia Exterior a partir de , véase Amy Knight,“The selling of the KGB”, en The Wilson Quarterly, invierno de ,pp. -. Knight examina los estudios supuestamente basados en losarchivos del KGB, y explica sus limitaciones porque se basan en docu-mentos entregados a los historiadores, en lugar de que los historiado-res tengan la libertad de seleccionarlos por su cuenta Una excepciónfue Vitali Chentalinski, De los archivos literarios del KGB, Barcelona, Ana-ya & Mario Muchnik, . Sobre los archivos, véase además Diane P.Koenker y Ronald B. Bachman (eds.), Revelations from the Russian Ar-chives. Documents in English Translation, Library of Congress, Washing-ton, , p. XVII y XX. La falta de acceso al acervo de Stalin ha sidoquizás la que más ha preocupado a los historiadores y periodistasrusos, quienes veían que “el que controla el pasado, controla el futuro”.Véase Kennedy Grimsted, Archives of Russia five years later, p. ;Langenohl, “History between politics and public”, pp. , -. 9 McDermott, “Rethinking the Comintern”, p. .

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fuerza poderosa que contribuyó al derrumbe del régimensoviético, pues el recuerdo sistematizado del pasado for-taleció a la oposición política. Los textos que surgieronde este movimiento de derechos humanos, llamado Me-morial, conservan un innegable interés historiográficopues reflejan cómo los grandes procesos en contra de lasoposiciones y las políticas del estado se vivían en la coti-dianidad de los hombres y las mujeres, las familias y losgrupos sociales que se sustraían al poder del estado.10

Uno de los personajes de la Revolución bolcheviqueque en la Unión Soviética estaba fuera de la discusión crí-tica hasta entonces era Vladimir Ilich Lenin. De repente,Lenin fue incluido como tema de estudio y de polémica.Inicialmente, los historiadores se limitaron a deslindar lafase leninista del Komintern de la estalinista lo cual los lle-vó a concluir que Lenin jugó un papel constructivo en losprimeros años de la existencia del Komintern, mientrasque al asumir Stalin el liderazgo del partido en los añosveinte, distorsionó sus enseñanzas e ideas políticas. En es-tos estudios Lenin fue descrito como sensible a las con-diciones y tradiciones nacionales, y el Komintern de sucreación fue caracterizado como una organización en laque la toma de las decisiones era colectiva y flexible enel espíritu del centralismo democrático.11

Sin embargo, al avanzar el estudio de los documentos,sobre todo de los aparatos de la dirección del estado, delpartido y del Komintern, los historiadores pusieron enduda el espíritu democrático de la Internacional aun ba-jo el liderazgo de Lenin. Citando una carta de Clara Zet-kin, la edecán del comunismo alemán, acerca de la actitudaltiva e intervencionista del Comité Ejecutivo del Komin-tern hacia los partidos extranjeros, el mismo Firsov llegó

a cuestionar el funcionamiento democrático del Komin-tern aun en su primera fase. El estudioso ruso argumen-tó que de esta actitud a las directivas de Stalin había sóloun paso. Sin mencionar el nombre de Lenin, los historia-dores como Firsov admitieron que desde el principio elKomintern estaba centralizado e interfería en la vida in-terna de los partidos. A su vez, los periodistas que basa-ban sus artículos en los documentos de los archivos, comopor ejemplo los decretos tempranos del gobierno sovié-tico y los escritos del propio Lenin como los llamados aluso de la coerción y terror contra los campesinos ricosconsiderados “enemigos del pueblo”, exhortaban a los lec-tores a romper con los esquemas ortodoxos de pensar.12

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San Juan Teitipac, zapoteca del Valle, Vittorio D’Onofri,

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10 Véase Edvard Radzinsky, Stalin, Doubleday, Nueva York, ; Pavely Anatoli Sudoplatov, Special Tasks. The Memoirs of an Unwanted Wit-ness —a Soviet Spymaster, Little, Brown, Nueva York, ; Langenohl,“History between politics and public”, pp. -; Veronique Garros,Natalia Korenevskaia y Thomas Lahusen (eds.), Intimacy and terror:Soviet diaries of the s, The New Press, Nueva York, . Aunqueno se puede generalizar, no hay que desdeñar el interés monetario delos autores y de las casas editoriales para que estos libros se escribie-ran, pues su valor comercial no ha sido nada desdeñable.11 Fridrij Firsov, Kirill Shirinia y Valentin Sirotkin, ‘The Komintern”,en Soviet Life, núm. , marzo de , pp. -; Dmitri Volkogonov,Lenin, Novosti, Moscú, . 12 Koenker y Bachman, Revelations from the Russian archives, p. XVIII.

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La táctica de frente unido que Lenin adoptó en haprovocado uno de los debates más polémicos. Tradicio-nalmente los historiadores rusos interpretaban su adop-ción como el medio para forjar la unidad de la clase tra-bajadora comunista y socialdemócrata, revolucionaria yreformista, y para responder a las necesidades obreraspor alcanzar mejorías materiales ante los ataques de losempleadores, del fascismo y de una futura e inevitableguerra. Los historiadores citaban este proceder de Lenincomo un ejemplo del pluralismo en su pensamiento y co-mo el correctivo al pensamiento sectario que siguió trasla toma del poder en que propagaba la teoría de laofensiva total al capitalismo Sin embargo, poco a poco elpapel de Lenin y de la táctica del frente unido, como la fle-xibilización de las posturas iniciales del dirigente bolche-vique, se empezaron a ver más bien como la continuación

de su lucha ideológica contra el “social-reformismo”y co-mo parte de la estrategia del Komintern por alcanzar larevolución mundial por otros medios.13

Aunado a lo anterior, los mismos historiadores rusosreconocieron que la posición de los bolcheviques en tornoa la política del frente unido no era homogénea. Lenin, en-tre otros, creía en su viabilidad como el camino para atraera los obreros al comunismo y consideraba la alianza conlos dirigentes socialdemócratas como una necesidad.Otros dirigentes eran más pesimistas acerca de los resul-tados de una alianza de compromiso y concluyeron quesi la táctica del frente unido no dio los frutos esperadosfue porque los comunistas, como Lenin, sobrestimaron la

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Santa María Jicaltepec, mixteca de la Costa, Vittorio D’Onofri,

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13 McDermott, “Rethinking the Comintern”, p. .

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inminencia del colapso de los partidos socialdemócratasy subestimaron la influencia de estos partidos entre losobreros europeos. Estos argumentos a favor y en contrade la táctica del frente unido como un proceso democra-tizador al interior de las filas comunistas contribuyerona que la discusión se abriera a interpretaciones alterna-tivas y la historia se volviera más compleja. La visiónmaniquea, la división entre héroes y villanos y la separa-ción nítida entre la historia definida por la dirección le-ninista como opuesta radicalmente a la estalinista si bienno fue eliminada del todo quedó en entredicho.

En los años noventa los historiadores rusos llevaron lainterpretación del Komintern más lejos aún y adoptaronla explicación del fracaso del frente unido como conse-cuencia de la subordinación del Komintern a los intere-ses de la seguridad del estado y como una táctica que fuediseñada para derrotar el reformismo y no para colabo-rar con él. Esta interpretación se parecía más a la posiciónmonolítica que en las décadas anteriores habían propa-lado los estudiosos empapados en los paradigmas de laguerra fría.14 Sin embargo, la interpretación de los pro-cesos históricos del comunismo nacional e internacio-nal apenas empezaba.

Si bien la apertura de los archivos del Komintern erael primer paso necesario para entender mejor el devenirde los partidos comunistas, a su vez la historia de lospartidos era una de las claves para comprender la his-toria del Komintern en su totalidad, pues los partidoseran considerados como las secciones nacionales de laTercera Internacional. Este nuevo impulso dado al estu-dio de la Internacional Comunista atrajo en los añosnoventa a decenas de historiadores y científicos socialesrusos y extranjeros a Moscú para emprender el tantotiempo postergado estudio de las trayectorias de los par-tidos comunistas nacionales, de los movimientos so-ciales que los partidos se propusieron dirigir y de lasrelaciones de aquellos partidos con los diversos aparatosdel Komintern.

LA CRÍTICA DEL REVISIONISMO OCCIDENTAL

Igual que los soviéticos, los estudiosos del comunismo enlas universidades europeas y norteamericanas reorien-taron en los años ochenta los enfoques sobre el Komin-tern y sus enlaces con el mundo exterior. En respuesta ala historiografía de la guerra fría por un lado, y de la or-todoxia comunista de los voceros partidistas por el otrolado, a finales de los años setenta surgió la corriente revi-sionista. Su característica principal era el esfuerzo porrecuperar la historia de los hombres y las mujeres mili-tantes que no figuraban en los anales de la historia ofi-cial ni se mimetizaban con los aparatos de los partidos.Era una historia que trataba de desideologizar la narra-tiva y el análisis, de buscar la diversidad y la autonomíade formas de pensar, de actuar y de organizarse de lagente común, independientemente del partido.15

El revisionismo corregía, además, la miopía ideologi-zada de la historiografía que parecía estar al servicio delanticomunismo de la guerra fría. Esa corriente conside-raba los partidos comunistas nada más que correas detransmisión de los “dictados” de Moscú y al comunismocomo parte de una conspiración internacional de la URSSpara ocultar su ambición por expandirse más allá de suesfera de influencia europea. Hecha la crítica, los revisio-nistas recuperaban la historia autóctona del comunismonacional, regional y local, pero dejaban del lado la dimen-sión internacional de esta historia. Retrataban a los acti-vistas en su vida cotidiana, organizados por el partidopero no siempre subordinados a él incondicional y cie-gamente, recuperaban la multiplicidad y la polivalenciade las relaciones entre los obreros organizados y los sinorganización, entre ellos y los dirigentes y con miem-bros de otros gremios y grupos sociales. Lograron, ade-más, demostrar las condiciones históricamente dadas en

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14 Daniela Spenser,“Los archivos de la Internacional Comunista en Mos-cú”, en Memoria, núm. , enero-febrero de , pp. -.

15 Maurice Isserman, Which side were you on? The American Commu-nist Party during the Second World War, Wesleyean University Press,Middletown, Connecticut, ; Roger Keeran, The Communist Partyand the Auto Workers Unions, Bloomington, Indiana, ; a este géne-ro pertenece también James Scott, Weapons of the Weak: everyday formsof peasant resistance, Yale University Press, New Haven, .

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diferentes países que permitieron que los partidos comu-nistas tendieran a atraer, o a repeler, a los movimientossociales. Si bien los historiadores revisionistas lograronrecuperar la historia olvidada o minimizada por los mis-mos comunistas, en el proceso de la revisión de las co-rrientes que criticaban dejaban de lado los enlaces de loscomunistas con la URSS y con el ámbito internacionaldel Komintern. Uno de los argumentos para procederasí era porque las historias que privilegiaban las relacio-nes entre los partidos comunistas y la URSS solían ser de-terministas y predecibles como si no hubieran existidootras opciones, mediatizadas por la diversidad y las ex-periencias individuales y colectivas y porque, a final decuentas, las relaciones con la URSS subsumían la dimen-sión social a la política.16

La corriente revisionista recuperaba la diversidad socialy cultural de la historia comunista, pero al excluir la di-mensión internacional de la tradición comunista, subesti-maba la identificación y la lealtad de los comunistas haciala Unión Soviética.17 Así, la tarea que se le presentaba a lanueva historia del comunismo tenía que volver a hacerla conexión entre la historia del movimiento obrero, elcampesino y la cultura de la izquierda local, regional o na-cional por un lado, y el ámbito internacional por el otro.

La reconexión entre la historia de los partidos comu-nistas nacionales y el Komintern y la Unión Soviética delos años veinte, treinta y cuarenta se facilitó con la aper-tura de los archivos. El acceso a las nuevas fuentes estimu-ló una franca explosión de trabajos sobre los vínculos ylas articulaciones entre la Internacional Comunista y sussecciones nacionales. Los libros que inundaron las biblio-tecas y las librerías en los años noventa fueron a menudoresultado de colaboraciones internacionales o colectivas.

Los nuevos estudios lograron esclarecer viejas incóg-nitas como el origen y las circunstancias de importantestomas de decisión, tanto en el ámbito nacional como enMoscú, que cambiaban el curso de la historia y las vidasde las personas.18

Pero así como surgieron estudios de alta calidad me-todológica, aparecieron en el mercado libros que busca-ban resaltar el lado oscuro de la historia comunista. En laprimera fase de los nuevos escritos sobre el Kominternhubo quienes se dejaron llevar por lo sensacional de losdocumentos y los reproducían sin ningún enfoque criti-co hacia las fuentes. El Komintern fue descrito tambiéncomo una banda de aventureros que después de

había desviado la historia soviética de su curso normal.Esta interpretación se debía a que los mismos documen-tos se prestaron a la adopción del punto de vista policia-co, pues muchos de los expedientes abiertos a la consultahabían sido generados con la lógica inquisicional y enfunción de recoger información para monitorear la con-ducta y el pensamiento de los cuadros comunistas. Ade-más, los expedientes reflejaban las circunstancias de ab-soluto secreto en las que habían sido compilados.19

Al lado de la lectura policiaca de los documentos,aparecieron estudios que encontraron en los nuevosacervos la confirmación de las viejas tesis de que de prin-cipio a fin la Unión Soviética y el Komintern mante-nían a los partidos comunistas sometidos ideológica yorganizativamente y los partidos servían los intereses

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16 Eric Weitz, Popular communism: political strategies and social histo-ries in the formation of the German, French, and Italian communist par-ties, -, Ithaca, Nueva York, Western Occasional Papers, , ,p. .17 Geoff Eley,“International Communism in the Hey-Day of Stalin”, enNew Left Review, núm. , mayo-junio de , pp. -; Geoff Eleyy Ronald Grigor Suny, “University of Michigan Project on Internatio-nal Communism”, en International Labor and Working-Class History,, otoño de , p. ; Randi Storch, “Moscow’s archives and thenew history of the Communist Party of the United States”, en Perspec-tives, vol. , núm. , octubre de , pp, -.

18 Brigitte Studer, Un parti sous influence. La parti communiste suisse,une section du Comintern -, L’Age d’Homme, Lausanne, ;Peter Huber, Stalins Schatten in die Schweitz. Schweitzer Kommunistenin Moskau, Chronos-Verlag, Zurich, ; Mikhail Narinsky y JurgenRojahn (eds.), Centre and Periphery: The History of the Comintern in theLight of New Documents, International Institute of Social History, Ams-terdam, ; Kevin McDermott y Jeremy Agnew, The Comintern. AHistory of International Communism from Lenin to Stalin, St. Martin’sPress, Nueva York, ; Pierre Broué, Histoire de l’Internationale Com-muniste, Fayard, París, ; Tim Rees y Andrew Thorpe (eds.), Interna-tional Communism and the Communist International -, Man-chester University Press, Manchester, ; Tauno Saarela y KimmoRentola (eds.), Communism. National & International, SHS, Helsinki,; Antonio Elorza y Marta Bizcarrondo, Queridos camaradas. LaInternacional Comunista y España, -, Planeta, Barcelona, .19 Brigitte Studer y Berthold Unfried,“At the beginning of a history: vi-sions of the Comintern after the opening of the archives”, en Interna-tional Review of Social History, vol. , , pp. -.

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soviéticos antes que los intereses nacionales. Esta co-rriente, desarrollada sobre todo en Estados Unidos, seha distanciado del macartismo —la persecución políti-ca y judicial de comunistas y liberales en los años cin-cuenta mediante cargos excesivos, sin prueba y por aso-ciación— para luego recurrir a los nuevos documentoscomo prueba de que el senador Joseph McCarthy exa-geró una realidad existente. Los mismos estudiosos delcomunismo norteamericano retomaron la polémica conlos revisionistas de los años setenta, que había terminadoen un impasse gracias a la falta de documentos fidedignos.Ahora, con los documentos a la vista, estos estudiososvolvieron a los temas que trataron antes de la aperturade los archivos como por ejemplo los relativos al finan-ciamiento del movimiento comunista en Estados Unidospor parte del Komintern y al espionaje de los comunis-tas norteamericanos a favor de la URSS. Como dijo unode los expositores de esta corriente, el debate continúa.20

Mientras que los historiadores de todo tipo y de variospaíses buscaban nuevos documentos en los archivos so-viéticos con las más diversas herramientas conceptualesy metodológicas, un grupo de historiadores franceses pu-blicó El libro negro del comunismo, en el que se propusohacer una síntesis global del fenómeno como la historiadel terror, análoga al totalitarismo de Hitler. El rescate dela memoria del terror era una obligación moral.21 Asícomo los historiadores que encontraron en los archivosla confirmación de las tesis elaboradas décadas antes de laapertura de los fondos documentales, los autores de Ellibro negro del comunismo —sin haber investigado en losarchivos y sin haber esperado los frutos de los estudios deotros— volvieron a rescatar el enfoque totalitario de la his-toria, planteado después de la Segunda Guerra Mundial

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Juchitán, zapoteca del Istmo, Martha Toledo,

Klehr, John Earl Haynes y Fridrij Firsov, The Secret World of AmericanCommunism, Yale University Press, New Haven, , pp. -; JohnEarl Haynes, Harvey Klehr y Kyrill Anderson, The Soviet World ofAmerican Communism, Yale University Press, New Haven, .21 Stephane Courtois et al., El libro negro del comunismo. Crímenes, te-rror y represión, Planeta, Barcelona, , p. .

20 John Earl Haynes, “The Cold War Debate Continues”, en Journal ofCold War Studies, vol. , núm. , invierno de , pp. -; Harvey

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por Hannah Arendt y novelado por George Orwell.22 Se-gún uno de los críticos de los autores y del polémico libro:“La base de su comprensión del comunismo era el argu-mento esencialista de que esta ideología tan sólo podríadar lugar a regímenes políticos represivos donde el poderse concentrara en una pirámide vertical con un líder en suvértice, cuya fuerza se sustentara en el recurso al terror.”23

Así, mientras que los archivos del Komintern permitíanque la historia se volviera cada vez más compleja y mati-zada, los autores de El libro negro del comunismo ofre-cieron una versión de condena moralista, una historiaesquemática, basada en tipologías y clasificaciones delterror en lugar de “profundizar en la comprensión de lasdiversas causas del comunismo y su evolución en el sigloXX hasta su extinción”.24 También del otro lado del derri-bado Muro de Berlín quedaba mucho trabajo por hacer.

LOS TEMAS CENTRALES

Entre , año de su fundación, y , cuando fue disuel-ta, la Internacional Comunista pasó por varios cambiosideológicos y etapas organizativas. Su significado ha sidodebatido durante décadas, pero los historiadores no po-dían darle una explicación fundamentada mientras quelos archivos del Komintern permanecían inaccesibles. Unavez abiertos, los acervos demostraron que los temas tra-dicionales seguían vigentes pero que hacía falta repensar-los a la luz de los nuevos documentos. Los temas relevan-tes de la historia del Komintern sobre los cuales había quevolver a reflexionar eran, por ejemplo, el significado y laperiodización de la idea de la revolución mundial que ledaba la razón de ser a la Internacional Comunista, y losnexos y las articulaciones entre los partidos nacionales yla Internacional. Hacía falta un examen del seguimientoy la adopción de las líneas políticas que el Komintern for-mulaba y emitía, los partidos comunistas recibían y de

múltiples maneras adaptaban a las condiciones de cadapaís. Sólo así se podían historizar y problematizar los lla-mados “dictados de Moscú”.

Había que revisar el tráfico de las comunicaciones enla otra dirección, de los partidos a Moscú, así como los de-bates que las cartas e informes de los partidos suscitabanen los diferentes órganos del Komintern y del PartidoComunista de la URSS. Si bien el estudio de las comu-nicaciones en las dos direcciones y entre los ramales dela organización ayudaba a cuestionar al Komintern comoun monolito, con los nuevos documentos los historia-dores han podido distinguir entre el discurso y la acciónde los partidos, de sus dirigentes y las organizaciones debase. El examen de los desencuentros entre los dirigentes

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22 Hannah Arendt, Origins of totalitarianism, Penguin, Londres, 8;George Orwell, Animal farm, Penguin, Londres, .23 James Hughes,“Los intelectuales franceses y el terror comunista”, enRevista de Libros, núm. , mayo de , p. .24 Ibid., p. . San Lorenzo Teitipac, zapoteca del Valle, Vittorio D’Onofri,

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en Moscú y los de cada país ha permitido avanzar en el es-tudio de la cultura política nacional, regional y local y endesenterrar la historia social del comunismo. Compa-rados con la adopción de los “dictados de Moscú”, comoel sometimiento de los partidos y dirigentes a la políticadiseñada fuera de la región de su puesta en práctica, se hapodido estudiar el progresivo debilitamiento de la autori-dad de las dirigencias nacionales frente a la Internacional.En el nexo entre los partidos nacionales, el Komintern y lapolítica exterior de la URSS estaba la raíz del otro fenó-meno de la historia comunista: la rusificación del Komin-tern y la bolchevización de los partidos. La dominaciónde la Internacional Comunista por el PCUS y la crecienteinterferencia de la organización internacional en la vidade los partidos ha permitido poner de manifiesto que amedida que el Komintern perdía su autonomía frente alPartido Comunista de la URSS, los partidos nacionalesperdían su autonomía frente al Komintern.

Otros temas centrales de la historia del comunismointernacional revisados desde la apertura de los archivoshan sido ligados a las personalidades del partido bolche-vique: Lenin, Trotsky, Stalin, Nikolai Bujarin, ChristianRakovsky, Karl Radek y otros.25 La historia personal delos dirigentes bolcheviques marcó la historia de los par-tidos comunistas nacionales en la medida en que los di-rigentes de los partidos se identificaban con uno u otroy con las corrientes políticas y de pensamiento que re-presentaban. La lucha por el poder y por la definición delrumbo del partido que tenía lugar en la URSS, sobre todoen los años veinte, se trasladaba inevitablemente a lospartidos nacionales aunque no necesariamente como sucopia al carbón. Muchos de los personajes del comunis-mo soviético fueron exiliados, desaparecieron en loscampos de trabajo forzado o durante los procesos fa-

bricados en su contra en los años treinta. La persecuciónde los dirigentes bolcheviques en la URSS tuvo una ré-plica en los países cuyos partidos comunistas formabanparte del Komintern. Nuevamente, los documentos delos archivos soviéticos, y los estudios basados en ellos,nos permiten entender las formas en que estos procesostuvieron lugar en el ámbito local y nos permiten descri-birlos con mayor detalle.26

Los cambios periódicos de las tácticas del Kominternhan sido otro de los temas que la apertura de los archi-vos permitió estudiar a fondo. Se ha visto gracias al estu-dio en los acervos de los partidos comunistas nacionalesen el archivo de la Internacional Comunista que no cadapartido actuó de la misma forma ni que los cambios tu-vieron el mismo efecto sobre todos los partidos al mis-mo tiempo. Por principio, el Komintern no reconocíalas peculiaridades nacionales ni las raíces culturales delos pueblos y los cambios tácticos como la adopciónde la alianza multiclasista contra el fascismo en los añostreinta, llamada el frente popular, debía aplicarse por to-dos los partidos comunistas. Los estudios recientes pro-porcionan datos que evidencian que la colaboración en-tre los obreros comunistas y socialistas en un frente contrael fascismo data de cuando Hitler llegó al poder enAlemania, dos años antes de que el Komintern adoptarael frente popular como su táctica general. Entonces, lospartidos comunistas como el checoslovaco y el francésadoptaron la política aun cuando la respuesta del Komin-tern fue tacharlos de oportunistas.27 Cuando finalmentefue adoptada, en Francia, por ejemplo, tuvo un enormeeco en las filas comunistas porque los socialistas y loscomunistas habían llegado a la conclusión de tener quecerrar las filas junto con el Partido Radical para hacer

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25 Neil Harding, Leninism, Duke University Press, Durham, ; Ri-chard Pipes (ed.), The unknown Lenin, Yale University Press, New Ha-ven, ; Robert Service, Lenin, ; Pierre Broué, Rakovsky, ou larevolution dans tous les pays, Fayard, París, ; Andrea Graziosi, “G.L. Piatakov (-): a mirror of Soviet history”, en Harvard Ukrai-nian Studies, vol. XVII, núms. -, junio de ; Anna Larina, This I ca-nnot forget. The memoirs of Nikolai Bukharin’s widow, N.N. Norton,Nueva York, ; Amy Knight, Beria. Stalin’s first lieutenant, PrincetonUniversity Press, Princeton, New Jersey, .

26 Kevin Morgan, Harry Pollitt, Manchester University Press, Manches-ter, ; John Callaghan, Rajani Palme Dutt. A study of British Stali-nism, Lawrence & Wishart, Londres, ; Knight, Beria. Stalin’s firstlieutenant; Lars T. Lih, Oleg V. Naumov y Oleg V. Jlevniuk (eds.), Sta-lin’s letters to Molotov, Yale University Press, New Haven, . La iden-tificación de dirigentes nacionales con los bolcheviques en desgraciacomo Trotsky ha tenido consecuencias funestas para la vida interna demuchos partidos comunistas, pues tildar a alguien con el epíteto de trots-kista era suficiente en los años veinte para que cayera en ostracismo yen los años treinta para que fuera liquidado físicamente.27 Wolikow, “Aux origines de la galaxie communiste”, p. .

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frente al ascenso del fascismo en Europa. En cambio, suadopción tuvo que imponerse en países como México, endonde los comunistas no veían bondad alguna en unirsecon un movimiento obrero organizado que considerabanla derivación de una Confederación Regional Obrera Me-xicana corrupta y subordinada al Estado.28

Aunado a lo anterior, los nuevos estudios de la tra-yectoria del Komintern han permitido reemplazar laahistórica noción de que de principio a fin era un brazointernacional del estado soviético o un monolito domi-nado por Lenin y luego por Stalin. Uno de los temas queiluminó este pasaje de la historia del Komintern era lareconstrucción de sus estructuras y del proceso internode la toma de las decisiones. El estudio de los debates en elKomintern nos permite afirmar que, al menos en los añosveinte, los asuntos que concernían a los partidos comu-nistas se discutían en un ambiente de diversidad de opi-niones en los secretariados que eran organismos auxi-liares del comité ejecutivo del Komintern encargados delos asuntos de cada región geográfico-política. De Amé-rica Latina estaba encargado primero el secretariado la-tino y, a partir de , el secretariado latinoamericano.Al abolirse los secretariados a mitad de los años treinta,según los estudiosos de los cambios en la estructura de laorganización, terminó también la discusión hasta extin-guirse cualquier intercambio de ideas; de allí en adelantelos dirigentes nacionales eran responsables a un círculoestrecho de funcionarios del Komintern.29

Tradicionalmente también la historia del Kominternha sido dividida en nítidos segmentos de tiempo que los

historiadores transferían casi mecánicamente a la histo-ria de los partidos, como si la totalidad fuera la suma delas partes. Los nuevos estudios han demostrado, sin em-bargo, que los cambios en las estructuras de la Internacio-nal y las formas como se articulaba el Komintern con lospartidos no necesariamente correspondía a los perío-dos comúnmente aceptados. Un ejemplo entre varios esel principio y el final de la táctica del frente unido. Ofi-cialmente iniciada en y suspendida en , en lapráctica tenía una fuerza más allá de lo que podía lograruna directiva del respetado Komintern. En las tradicionesde las organizaciones obreras la solidaridad de los opera-rios en las fábricas tenía raíces profundas que las directivasdel Komintern violentaban sin desarraigarlas del todo.30

Tampoco parecen precisos los años como el añofundacional del Komintern y como el año de su di-solución. Varios estudiosos del tema han señalado que elinternacionalismo y la búsqueda de la revolución mun-dial estaban en la agenda de los bolcheviques aun antesde que llegaran al poder. Lenin mismo propuso la idea defundar la Tercera Internacional en después de quelos socialdemócratas de la Segunda Internacional habíanapoyado la agresión bélica de sus gobiernos nacionales.Por el otro lado, aunque es la fecha oficial de su fun-dación, no fue sino hasta cuando auténticas delega-ciones extranjeras se reunieron en Rusia Soviética paraparticipar en los debates del Komintern. En la ma-yoría de los participantes eran rusos, bolcheviques ori-ginarios de las regiones que habían formado parte delimperio ruso o extranjeros que habían sido prisioneros deguerra y se adhirieron al nuevo gobierno. Los que llega-ron de los países occidentales porque evadieron el blo-queo de Rusia Soviética impuesto por las tropas inva-soras, no representaban a organizaciones de masas. Encambio, el representante de la Liga Espartaca alemana,quien tuvo el mandato de su organización, se opuso a lafundación del Komintern por aquella razón.

Asimismo, aunque el año de se conoce como el desu disolución, el Komintern siguió funcionando y diri-

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28 Eric Weitz, Creating German Communism, -. From popularprotests to socialist state, Princeton University Press, Princeton, New Jer-sey, ; John Santore, “The Comintern’s united front initiative ofMay : French or Soviet inspiration”, en Canadian Journal of History /Annales Canadieunes d’Histoire, vol. XVI, núm. , diciembre de , pp.-. Los documentos sobre México que se publicarán en el volu-men de la serie La Internacional Comunista en México en la p. de-mostrarán el nexo entre el acercamiento de Vicente Lombardo Toledanoal aparato del Partido Comunista de la Unión Soviética y su compro-miso con la política del “frente popular mexicano” y con el presidenteCárdenas.29 Inessa Iazhborovskaia,“The Logic of the Development of the Orga-nisational Structure and Mechanisms of Administration in the Comin-tern”, en Narinsky y Rojahn, op. cit., pp. -; Grant Adibekov y Eleo-nora Shajnazarova,“Reconstruction of the Komintern OrganizationalStructure”, ibid., pp. -.

30 Kevin Morgan, Harry Pollitt, Edward P. Johanningsmeier, ForgingAmerican communism: the life of William Z.Foster, Princeton Universi-ty Press, Princeton, New Jersey, .

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giendo las actividades de los partidos comunistas demanera encubierta de acuerdo con las necesidades de lapolítica soviética del momento que incluía el apoyo brin-dado a los guerrilleros comunistas que en los países ocu-pados por Alemania combatían al nazismo y luego durantela guerra fría para que la URSS mantuviera apoyos enlos países que le eran adversos.31

Otra fecha que entró en los anales del comunismo co-mo definitoria es el año . En el Sexto Congreso delKomintern se presentó a los delegados un panorama dela situación internacional radicalmente diferente de laque existía hasta entonces y la línea a seguir por los par-tidos comunistas tuvo que adaptarse a ella. De la esta-bilización del capitalismo y de la coexistencia entre laURSS y los países capitalistas, la situación mundial cam-bió, según el Komintern, a la crisis del régimen y la pró-xima confrontación entre los dos sistemas políticos. Deallí se derivó la perspectiva de la inminencia de la revo-lución proletaria y los partidos comunistas tenían queprepararse para encabezarla.

Los estudios de esta coyuntura, basados en los nuevosdocumentos, demuestran una y otra vez que esta lecturade la historia hecha por el Komintern no coincidía con laexperiencia ni de los partidos comunistas ni de los obre-ros, y que fue sujeta a arduos debates antes de que los par-tidos se sometieran a ella. El viraje a “la izquierda”, quesignificó el repudio a la socialdemocracia en Europa y alos gobiernos de la pequeña burguesía en México, se llevóa cabo eventualmente, pero no antes de tener que cambiarlas direcciones de los partidos y de hacer una limpiezade las oposiciones adentro de las organizaciones.32 Loscambios en las direcciones de los partidos obedecían a lasdificultades de hacer adoptar líneas políticas que no

correspondían a los momentos históricos de las seccio-nes nacionales. Para resolver estos desfases en las coyun-turas claves, nuevas líneas requerían de nuevos hombresque el Komintern se encargaba de imponer.

LAS MUTACIONES DE LA IDEA DE LA REVOLUCIÓN MUNDIAL

Uno de los temas centrales en la historia y la historiografíadel Komintern reelaborado después de la apertura de losarchivos rusos es el significado de la idea y la cambiante

Santa María Zacatepec, tacuate, Vittorio D’Onofri,

31 Rojahn, “A matter of perspective: some remarks on the periodiza-tion of the history of the Communist International”, en Narinsky y Ro-jahn, Centre and periphery, pp., -.32 Morgan, Harry Pollitt, op.cit.; Ted Morgan, A covert life: Jay Lovesto-ne, communist, anti-communist and a spymaster, Random House, Nue-va York, . En México, el cambio de la dirección del partido en que encabezaba Rafael Carrillo por Hernán Laborde se originó en laresistencia del primero de abandonar la línea del frente unido y pro-mover la fundación de la Confederación Sindical Unitaria de México(CSUM). Los documentos sobre el tema se presentarán en el volumen de la serie La Internacional Comunista en México.

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práctica de lo que era la misión del Komintern: promoverla revolución mundial. Según la leyenda negra del comu-nismo, “[n]ada más acceder al poder, Lenin soñó conextender el ardor revolucionario primero a Europa y lue-go a todo el mundo”.33 La reciente reflexión sobre la ideade la revolución mundial no ha cambiado la conclusiónde que el propósito original de Lenin era unificar al pro-letariado de todo el mundo por todos los medios posiblespara conquistar el poder detentado por las burguesías, yluego de Stalin de recurrir al movimiento comunista in-ternacional para defender “el socialismo en un solo país”.Sin embargo, en los años noventa los historiadores sevieron compelidos a volver a historizar y a refinar el análi-sis del proceso histórico ante la desaparición de los regí-menes en Europa central, oriental y Rusia que fueron laderivación de la original revolución mundial.

Frente a la historiografía anticomunista, los historia-dores nos han recordado que la idea de la revoluciónmundial pasó por una larga gestación empezando aunantes de la Revolución francesa y definida a partir de ellacomo la emancipación universal de los explotados y lasupresión de la propiedad privada para alcanzar la distri-bución de los bienes de la naturaleza y del fruto del tra-bajo por medio de la insurrección armada.34 Lejos de serla ocurrencia de un individuo, la idea de la revoluciónmundial era inherente al pensamiento radical decimonó-nico que los bolcheviques adoptaron como suya juntocon el análisis clasista de Marx y Engels y la exhortaciónde “proletarios de todos los países, uníos” del Manifiestocomunista ().35

Los bolcheviques como Lenin y Trotsky consideraronel derrocamiento del Gobierno Provisional en octubre de

como el primer triunfo de la larga trayectoria haciaaquella ineludible revolución. Sin embargo, no creían po-sible la consolidación de la Revolución bolchevique enRusia mientras sus enemigos encontraban apoyo en lasburguesías fuera del país. Además era evidente la preca-riedad de la Revolución de Octubre en sus primeros añosdebido al sitio en que la tuvieron los ejércitos occiden-tales y de Japón junto con los ejércitos blancos rusos, lasdistintas oposiciones al nuevo régimen entre los mismoscomunistas y otras fracciones socialistas, y entre los cam-pesinos y obreros no bolcheviques.

El estallido de la revolución en Europa era su esperan-za. Visto desde la óptica de Rusia Soviética al fin de la Pri-mera Guerra Mundial en , el escenario europeo erasemejante al ruso antes de la revolución y parecía ser uncampo fértil para la irrupción de revoluciones similaresa la bolchevique. Los imperios alemán, austrohúngaro yel otomano se desintegraron, y en Alemania y Hungríasurgieron islotes revolucionarios que, sin embargo, fue-ron reprimidos por los herederos republicanos o mo-nárquicos del poder imperial. No obstante esas derrotas,en la situación mundial parecía confirmar la con-vergencia entre la teoría y la práctica de la revoluciónmundial. Los bolcheviques interpretaron el descontentosocial y las economías en decaimiento en Europa, juntocon su convicción que Rusia Soviética representaba elamanecer ideal de un futuro sin la explotación capitalis-ta, sin la dominación de la burguesía, la instauración dela fraternidad y la emancipación universales, como el ini-cio de una nueva era. Si bien era evidente que los paíseseuropeos de la posguerra resintieron los efectos del con-flicto bélico, los bolcheviques creyeron que el deseo delos pueblos de la paz iría de la mano con la revoluciónigual que había sucedido en Rusia.

Pero la revolución en los países europeos no estallódebido, en parte, al reordenamiento territorial y políticosegún los principios de la autodeterminación de los pue-blos propuestos por el presidente norteamericano Wood-row Wilson. Después de la desintegración de los imperios,las pequeñas naciones liberadas de la dominación impe-rial formaron sus estados con gobiernos constitucionalesrepublicanos o monárquicos, mientras que los obrerosalemanes radicales —la esperanza de los bolcheviques

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33 Stephane Courtois y Jean-Louis Panne, “La Komintern en acción”,en Courtois et al., El libro negro del comunismo, op. cit., p. .34 La redefinición del comunismo no era el único legado de la Revolu-ción francesa; el otro, no menos radical para la época, era el constitucio-nalismo y la institucionalización de la vía parlamentaria hacia lasuperación del régimen feudal. Véase Geoffrey Stern, The rise and de-cline of International Communism, Edward Elgar, Aldershot, Inglate-rra, , pp. -.35 Eric Hobsbawm, “La revolución mundial”, Historia del siglo XX, cap., Grijalbo Mondadori, Buenos Aires, ; Jakov Drabkin, “The ideaof the world revolution and its transformations”, en Narinsky y Ro-jahn, op. cit., pp. -; Karl Marx y Friedrich Engels, Manifiesto comu-nista, Grijalbo, Barcelona, , p. .

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entre y — sufrieron derrotas dobles: por partedel gobierno socialdemócrata que los reprimió y porparte de sus pares que eran adversos a la política in-surreccional. Así, después de la ofensiva revolucionariainicial, la revolución mundial no se produjo, mientrasque la rusa logró sobrevivir a pesar de los ataques paradestruirla.36

La literatura reciente sobre el Komintern, dirigido to-davía por Lenin antes de que cayera enfermo en , haadelantado la fecha del cambio de rumbo de la políticamundial soviética. Basándose en los nuevos documen-tos, algunos historiadores aducen que el mismo Lenin per-dió la confianza en la viabilidad de la revolución mundialdespués de que Rusia Soviética firmó el tratado de pazcon Alemania en , fue derrotada en su intento porconquistar Polonia para el régimen comunista en ,y cuando en introdujo la Nueva Política Económicamediante la cual reintrodujo las antes abolidas relacio-nes de mercado y la pequeña propiedad privada.37

A mediados de los años veinte, la idea y el contenidopolítico de la revolución mundial cambiaron no sólo por-que la revolución proletaria no se había producido enEuropa capitalista (ni se produciría en China agraria) si-no también gracias a la influencia de la percepción de unala del partido bolchevique que la perspectiva para rea-lizarse se alejaba a medida que las economías capitalistasse consolidaban en Europa y Estados Unidos. La nuevaorientación dada a los partidos comunistas —adoptadapor el Komintern en — era adaptarse a esta nueva einesperada realidad. Con la nueva línea la Internacionalestrechó la supervisión de la adopción de las nuevas tác-ticas para no perder la adhesión de los partidos, los sin-dicatos y los grupos simpatizantes con la Revoluciónbolchevique.38 “El socialismo en un solo país” expresaba

la confianza de Stalin de que la Revolución bolcheviquepodía existir independientemente de la revolución mun-dial en los países industriales. La revolución mundial noera insustituible.

La crisis económica mundial que estalló en con-firmó y fortaleció la convicción de los bolcheviques queel sistema económico y político derivado de la Revoluciónde Octubre era superior al “decadente” capitalismo. Elviraje que el Komintern implantó en su seno y extendió alos partidos comunistas fue el resultado de la interacciónde la percepción de que la Unión Soviética sería atacadapor las potencias capitalistas pero también de la lecturamarxista de la historia que enseñaba que una crisis capi-talista era la “partera de la revolución” mundial. En con-secuencia, el viraje del Komintern significó no sólo larealización de una nueva línea, que requería de nuevoshombres para llevarla a cabo, sino la idea de que la revo-lución mundial era impensable sin la defensa de los in-tereses de la Unión Soviética, la “matria” del proletariadomundial.39 Una de las consecuencias del establecimien-to de la nueva línea política, que condenaba a la socialde-mocracia y a la pequeña burguesía como las expresionesdel fascismo, fue la polarización de las ideologías y lasorganizaciones de trabajadores radicales y reformistas.40

Frente al ascenso del fascismo sin embargo, la idea de larevolución volvió a adaptarse a las nuevas circunstan-cias. Poco a poco la lucha por la revolución mundial setransfiguraba en la lucha contra el fascismo y el nacional-socialismo. Aunque todavía en —un año despuésde que Adolf Hitler llegara al poder en Alemania desman-telando los sindicatos como uno de los primeros actosdel régimen nacionalsocialista— Stalin declaró que en laconciencia de las masas alemanas maduraba la idea delasalto revolucionario al poder,41 en el VII Congreso delKomintern en la directiva a los partidos comunistas

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36 Hobsbawm, Historia del siglo XX, p. -.37 Orlando Figes, A People’s Tragedy. The Russian Revolution -,Penguin, Nueva York, , p. , , ; Pipes (ed.), The unknownLenin, p. .38 Jakov Drabkin, “The idea of the world revolution and its transfor-mation”, en Narinsky y Rojahn, op. cit., pp. -; Aldo Agosti, “Worldrevolution and world party of the revolution: evolution of two con-cepts”, trabajo presentado en la conferencia Historia del Comintern a laluz de los nuevos documentos, Moscú, - de octubre, .

39 Drabkin, “The idea of the world revolution”, en Narinsky y Rojahn,op. cit., p. .40 Hay que insistir, sin embargo, en que las nuevas relaciones estableci-das entre el Komintern y sus secciones no podían ser uniformemente im-puestas debido a la diversidad de las situaciones y culturas nacionales.41 Richard Grunberger, A social history of the Third Reich, Penguin,Nueva York, , p. ; Drabkin, “The idea of the world revolution”,p. .

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volvió a cambiar de la lucha contra la socialdemocraciaa la lucha contra el fascismo. A partir de entonces, larevolución mundial fue un objetivo relegado frente alnazifascismo y su discurso bélico, anticomunista, anti-democrático y antisemita.

El cambio radical de línea, de confrontación entre co-munistas y reformistas a la colaboración en los frentespopulares, era al mismo tiempo una admisión que larevolución mundial dejaba de ser una prioridad, o queera equivalente a la defensa de la Unión Soviética de susenemigos. Esta política se complicó debido a los proce-sos fabricados en contra de los dirigentes del PCUS y ladesaparición masiva de destacados cuadros delKomintern fue opacada por la Guerra Civil Española yla política exterior soviética que buscaba el statu quo enEuropa.42 La expresión más fehaciente de que cualquiermedio era válido fue exigirles a los partidos comunistasdel Komintern que apoyaran el pacto de no-agresión en-tre Stalin y Hitler en para poner a la URSS a salvo dela próxima guerra, sin participarles que incluía el repartode Polonia, la anexión a la URSS de los estados bálticos,de Bukovina y Besarrabia.

La idea de la revolución mundial perdió en realidadtodo sentido durante la Segunda Guerra Mundial. Supartido, el Komintern, perdió la razón de ser. En laTercera Internacional fue abolida sin la participación delos partidos comunistas nacionales en esa toma de deci-sión. De allí en adelante, la sección para la política exte-rior del PCUS se encargó de las relaciones con los parti-dos comunistas del mundo.43

CONCLUSIONES

Si bien el renovado interés de los estudiosos rusos en elKomintern fue una de las respuestas al intento de MijailGorbachov por reconstruir en la URSS el socialismorealmente existente, la investigación a fondo de la

Tercera Internacional no empezó sino hasta después deque este proyecto demostrara su futilidad. Al abrirse losarchivos del Komintern, el nuevo interés en el tema haproducido estudios originales en sus enfoques, métodosy problemas, al lado de trabajos que buscan arreglar lascuentas con el abigarrado pasado personal y colectivo desus autores.

En , los custodios de los archivos cerraron algunosde los acervos del Komintern. De acuerdo con el endure-cimiento del gobierno ruso frente a los países occiden-tales, en Rusia se perdió el interés en revelar el atribuladopasado de la URSS. Aunado a lo anterior, las cabezas delas instituciones y los archivos se daban cuenta de la avi-dez de la academia, los medios y las empresas de infor-mación, occidentales sobre todo, por conocer los archivosy pagar por el acceso a la información. De esta manera,mientras que los archivos se cerraban al público en gene-ral, se llevaban a cabo (están llevándose a cabo) proyec-tos de colaboración internacional en beneficio académi-co y económico de las instituciones rusas que carecen deun adecuado financiamiento propio. Así, por ejemplo, através del Consejo de Europa, el Consejo Internacional deArchivos y el Servicio Federal de Archivos Rusos se em-prendió la digitalización de las guías a los acervos del ar-chivo del Komintern. La empresa en informática GaleGroup de Michigan, Estados Unidos, así como Chad-wyck-Heeley de Gran Bretaña, han microfilmado exten-samente en el archivo del Comité Central del PCUS queestá cerrado casi en su totalidad al público. La Bibliotecadel Congreso en Washington ha logrado microfilmar lagran parte del archivo del Partido Comunista de EstadosUnidos. De esta manera y a pesar de que algunos archivosen Moscú dejaron de ser accesibles, en las bibliotecas exis-ten ya miles de documentos disponibles para su estudio.

El comunismo ha sido, sin duda alguna, uno de los fe-nómenos más importantes del siglo XX. Es alentadorpoder constatar que, dada la complejidad del fenómeno,su estudio apenas ha empezado y no se podrá conocer entoda su extensión y profundidad hasta que no conozca-mos el conjunto de las relaciones entre la organizaciónque quería ser mundial y totalizadora, y las experienciasnacionales, regionales y locales que redefinían aquel pro-yecto unificador.

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42 Kevin McDermott, “Stalinist terror in the Komintern: new perspec-tives”, en Journal of Contemporary History, vol. , , pp. -;Wolikow, “Aux origines de la galaxie communiste”, pp. -.43 Ibid., p. .