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I.M.E.S. E.C.E.M.E. TRABAJO DE INVESTIGACIÓN MONOGRÁFICA. AUTOR : Mayor Walter Berger FECHA : 15 de Octubre de 2003. I – INTRODUCCIÓN. A . Título de la Monografía. Génesis de la autonomía de la Banda Oriental y surgimiento de la soberanía de la Provincia Oriental. Estructura de la Provincia Oriental en el año 1813. Significación y trascendencia del Gobierno Económico y de la Constitución Provincial del mismo año. B . Enfoque del Tema y Metodología de trabajo. Habiendo analizado el título del Tema planteado, se desarrollaron tres subtítulos relacionados con la cronología de los hechos, en los que se dividió el estudio, a saber : 1 . La génesis de la autonomía de la Banda Oriental y el surgimiento de la Provincia Oriental, relacionado con el “pasado” del hecho principal y en el que fueron analizados todos aquellos sucesos y factores que pudieron influir en mayor o menor medida sobre el proceso emancipador e independentista de nuestro país. 2 . La estructura de la Provincia Oriental en el año 1813, el “presente” y objeto fundamental del estudio que se desarrolló. Aquí se describen y analizan los principales acontecimientos políticos de ese año, particularmente la creación y funcionamiento del Gobierno Económico de Canelones y el proyecto de Constitución Provincial. 3 . La significación y trascendencia del Gobierno Económico y de la Constitución Provincial del año 1813, el “futuro” del objeto fundamental del estudio, que también constituye la base de las conclusiones finales sobre la influencia en la evolución posterior del proceso de independencia nacional y regional. Cada subtítulo fue, estudiado, analizado e integrado con los múltiples factores que intervinieron, tratando de llegar a conclusiones que se han simplificado en su concepción para lograr el objetivo marcado en el espacio mandado. 1

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I.M.E.S. E.C.E.M.E.

TRABAJO DE INVESTIGACIÓN MONOGRÁFICA.

AUTOR : Mayor Walter Berger FECHA : 15 de Octubre de 2003. I – INTRODUCCIÓN. A . Título de la Monografía. Génesis de la autonomía de la Banda Oriental y surgimiento de la soberanía de la Provincia Oriental. Estructura de la Provincia Oriental en el año 1813. Significación y trascendencia del Gobierno Económico y de la Constitución Provincial del mismo año. B . Enfoque del Tema y Metodología de trabajo. Habiendo analizado el título del Tema planteado, se desarrollaron tres subtítulos relacionados con la cronología de los hechos, en los que se dividió el estudio, a saber : 1 . La génesis de la autonomía de la Banda Oriental y el surgimiento de la Provincia Oriental, relacionado con el “pasado” del hecho principal y en el que fueron analizados todos aquellos sucesos y factores que pudieron influir en mayor o menor medida sobre el proceso emancipador e independentista de nuestro país. 2 . La estructura de la Provincia Oriental en el año 1813, el “presente” y objeto fundamental del estudio que se desarrolló. Aquí se describen y analizan los principales acontecimientos políticos de ese año, particularmente la creación y funcionamiento del Gobierno Económico de Canelones y el proyecto de Constitución Provincial. 3 . La significación y trascendencia del Gobierno Económico y de la Constitución Provincial del año 1813, el “futuro” del objeto fundamental del estudio, que también constituye la base de las conclusiones finales sobre la influencia en la evolución posterior del proceso de independencia nacional y regional. Cada subtítulo fue, estudiado, analizado e integrado con los múltiples factores que intervinieron, tratando de llegar a conclusiones que se han simplificado en su concepción para lograr el objetivo marcado en el espacio mandado.

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C . Bibliografía empleada.

Archivo Artigas Tomos VIII y IX

El Ciclo Artiguista. Tomo 2

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II – DESARROLLO.

A . La génesis de la autonomía de la Banda Oriental y el surgimiento de la Provincia Oriental. Habiendo fijado en los Sucesos del Año XIII el objeto fundamental de este estudio, y obedeciendo al principio histórico de que los acontecimientos históricos no se producen por generación espontánea, aislados de otros acontecimientos anteriores o concurrentes en el tiempo; a continuación se procederá a revisar los principales hechos ocurridos previamente a 1813 y que pudieron tener mayor o menor influencia en el desarrollo de los acontecimientos de aquel año trascendental. Para una mejor organización del estudio se dividirá este desarrollo en dos, primero, los antecedentes y factores que pudieron originar el proceso emancipador en la Banda Oriental; y, segundo, aquellos factores que comenzaron a modelar los rasgos más significativos de la autonomía provincial Oriental, es decir los acontecimientos que van desde el inicio del proceso emancipador en el Río de la Plata hasta 1813. 1 . Antecedentes y factores que influyeron en el proceso emancipador e institucional del Río de la Plata. a . Antecedentes y factores. (1) Evolución administrativa, política y económica de la Región del Río de la Plata durante la dominación española hasta el S.XIX. (a) La génesis de la Región. El Río de la Plata fue explorado inicialmente por la corona española, esperanzada en descubrir la plata y el oro que un mito o un error geográfico habían ubicado en estas tierras. El primer Adelantado, Don Pedro de Mendoza, y sus Capitanes, exploraron tenazmente la cuenca del Plata; cuando verificaron la falsedad de la leyenda, España olvidó el estuario y su región, tipificándola como “zona de ningún provecho”, según figuraba en la cartografía oficial de la época. Para entonces, ya había sido fundada Asunción (1541), la que se convirtió en el núcleo colonizador del resto de la región. Desde Asunción, y siguiendo el curso del Paraná, se fundó Santa Fe (1573) y, por segunda y definitiva vez, Buenos Aires (1580). De esta forma el Río de la Plata se fue integrando al cuadro geográfico e histórico de España; no fue por el designio de la corona ni por la codicia de un Capitán de la conquista, fue por el impulso de la primer sangre americana, que se negó a vivir o morir olvidada en un rincón extraño de América, sino que quiso abrirse al resto del mundo conocido. Tras las pobrezas y penurias iniciales de este primer impulso, y por el mandato natural de la geografía, esta zona se fue transformando en el eje de comunicaciones y de la economía de vastas regiones que allí convergían. En los primeros tiempos el intercambio fue solo regional, productos de agricultura, de granja, carne, una incipiente industria : fabricación de lienzos, géneros de lana, ponchos y frazadas; vinos y aguardientes; fábrica de carretas, y una industria y comercio de cueros. Para vincularse con Europa era preciso una salida, un puerto de mar autorizado, pero hasta que Buenos Aires no fue habilitado como tal, la región se debatió en una miseria apenas mitigada por el intercambio con piratas patrocinados por los enemigos de España que mezclaban sus intenciones hostiles con las comerciales del contrabando. La importancia del comercio alcanzada y su estratégica posición empujaron a altos funcionarios de la corona a solicitar la jerarquización de la región. Al principio fueron

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permisos ocasionales, las primeras exportaciones desde Buenos aires datan de 1587, pero las importaciones por este puerto sólo eran un tránsito para mercaderías que iban hacia el Alto Perú. Esta injusta situación, más la proliferación del contrabando con portugueses y holandeses provocaron el antagonismo con Lima, los comerciantes de esta ciudad protestaron reclamando la clausura del puerto atlántico. Los limeños vencieron en la primer pulseada logrando limitar el comercio a través de Buenos Aires hacia 1622, pero este hecho no amilanó a los platenses quienes afirmaron su conciencia regional, fortalecida en ocasión de la creación de la Gobernación del Río de la Plata en 1617. En el Siglo XVIII, la aparición del cuero como mercancía fundamental del Río de la Plata para el comercio exterior, cambió la situación. Se produjo la independencia de la región de sus anteriores lazos administrativos, y se mudó la importancia relativa de las zonas del interior de la región hacia las llanuras del litoral. Los múltiples usos del cuero lo hicieron constituirse en la más importante mercadería de la región; y, cuando comenzó a interesarle al negociante europeo a partir de la segunda mitad del Siglo XVII como materia prima industrial insustituible, adquirió un gran valor comercial y el tráfico se intensificó, sobre todo mediante el contrabando, la salida inevitable a las restricciones de la Metrópoli. El fenómeno del cuero inauguró el empuje portugués hacia el Oeste, quienes fundaron Colonia del Sacramento en 1680 en busca de controlar la Banda Oriental del Río de la Plata, dando inicio a una larga disputa en la que se impusieron los españoles y quedando como consecuencia la fundación de Montevideo en 1724 y la aparición a la realidad regional de la Banda Oriental. Coincide con esta época la decadencia del Potosí y su extracción del plata. Esta circunstancia se conjugó con la del auge del cuero, para que el flujo de mercaderías europeas en lugar de irse al Norte para trocarse por plata, viajase al Sur para abastecer a la población portuaria y sus alrededores productores a cambio de cueros. Con el tiempo, el cambio en las legislaciones reales y los tratados internacionales provocaron un incremento del intercambio legal e ilegal que enriqueció y pobló la región, creando las bases de la prosperidad y de una proyección inimaginable en aquel entonces. (b) El Régimen de Indias. Sin profundizar más en el proceso de la conquista ni analizar los incuestionables títulos de dominio de España en las Indias, se procederá a estudiar la estructura del Régimen de Indias y su impacto en el proceso histórico de la región del Plata. i . Derecho Castellano y Derecho Indiano. Siendo la América española un patrimonio original del Reino de Castilla y León, era lógico que se aplicase el derecho castellano. Pero los nuevos problemas que se presentaron en los dominios de ultramar originaron una copiosa legislación especial, que fue coleccionada en 1680 bajo el reinado de Carlos II, en la llamada “Recopilación General de Leyes de Indias”, las leyes que se dictaron posteriormente no fueron recopiladas. Estas leyes abarcaban las pragmáticas, reales cédulas y reales órdenes dictadas por el Rey o su Consejo de Indias, así como las ordenanzas de los Virreyes, Capitanes Generales o Reales Audiencias que fueron sancionadas por la corona. Su conjunto constituye el “Derecho Indiano”, cuyas normas en parte proceden del derecho castellano, en parte de instituciones indígenas supervivientes y adaptadas a las nuevas circunstancias de la dominación hispánica, y en parte también de las nuevas situaciones creadas por la conquista y el coloniaje que requerían soluciones originales. La existencia del derecho indiano no desalojó al derecho castellano de su vigencia en América. Se estableció un orden de prelación según el cual debían aplicarse primero las

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Leyes de Indias, pero si este no era aplicable a determinada situación debía recurrirse a las leyes castellanas. ii . Características Generales del Régimen. - Confusión de los Poderes. Como en el resto de los Estados europeos de la época, en el Imperio español no existía la división de poderes. Esta división se esbozó, en la práctica, en Inglaterra a partir de la Revolución de 1688 y fue formulada teóricamente por Montesquieu en 1748. En los organismos del gobierno indiano es frecuente la acumulación de los poderes ejecutivos, legislativos y judiciales. Por otra parte estos organismos solían tener un ámbito jurisdiccional no muy definido, por lo que eran frecuentes los conflictos entre ellos por sus respectivas competencias. Esto, que parecería ser una falla del sistema, difícil de explicar dada la minuciosa planificación y la estricta regulación de la corona, se puede atribuir al hecho premeditado de funcionar como mecanismo de control para evitar que algún organismo prevaleciera sobre otros y de que a partir de las fricciones se controlaran mutuamente. El hecho de que frecuentemente acudieran a la corona para resolver esos litigios jurisdiccionales evidentemente robustecía el poder central. - Planificación y Asimilismo. La Estructura del gobierno indiano fue establecida de acuerdo a una planificación minuciosa y rigurosamente concebida. Aún los días y horas de las sesiones de los organismos estaban predeterminadas. También había un sistema de información y archivo que no dejaba lugar a la improvisación. La legislación era realizada en base a la acumulación de datos y a la experiencia registrada. La designación de los funcionarios se realizaba en base a los méritos y antecedentes recogidos en fojas de servicios y de acuerdo a un escalafón no muy alterado por favoritismos. Una de las tendencias básicas de esta planificación fue su tendencia asimilista, es decir, de trasplantar lo más posible las instituciones de la península y la aplicación de criterios uniformes para regir los territorios de la monarquía. - Descentralización. Esta tendencia, que parecería ser contradictoria a las anteriores, en realidad las complementaba, predominando una u otra actitud según las conveniencias de cada situación. Por la gran distancia que separaba al gobierno central de América, muchas situaciones debían resolverse sin esperar ni pedir opinión de los órganos supremos. Por otra parte, muchas veces las reales cédulas llegaban a América con retraso, cuando su aplicación ya no correspondía a la situación. En estos casos, la autoridad encargada de su ejecución declaraba solemnemente :”se obedece pero no se cumple”, suspendiendo la vigencia de la orden recibida y comunicando a la corona las razones de dicha suspensión. La corona terminó por sancionar este procedimiento como una norma usual de gobierno y aceptaban comúnmente las decisiones de las autoridades subordinadas. Otra consecuencia de la distancia y la descentralización de hecho que operaba, fue el auge en América de la autonomía de las Cortes y de los Cabildos, particularmente de estos últimos, que se transformaron en instituciones fundamentales del régimen indiano mientras en España sus poderes eran absorbidos progresivamente por la autoridad real. iii. Autoridades residentes en la Península. - El Rey. Era la cúspide del aparato político administrativo de las Indias. En los primeros tiempos del coloniaje coexistían dos principios reivindicatorios de la autoridad real, uno que daba al monarca la suma del poder público, “el rey es la ley”, y el otro, en que la soberanía le había sido delegada y que reconocía a las instituciones representativas de la voluntad general una potestad independiente que a veces osaba contradecir al rey.

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- El Consejo de Indias. Constituido en 1524 como órgano independiente y autoridad suprema en el gobierno de los territorios de ultramar. Integrado por un Presidente y cinco vocales, resolvía por sí solo los asuntos corrientes y sólo consultaba previamente al rey en decisiones de mayor importancia. Sus atribuciones eran tanto legislativas, como judiciales y ejecutivas. - La Casa de Contratación. Fundada en 1503, tenía sede en Sevilla ( aunque posteriormente se estableció otra en La Coruña ) y estaba destinada a organizar y fiscalizar el comercio y la navegación entre España y Las Indias. iv . Autoridades residentes en América. - Adelantados. El Adelantazgo era una institución originada en las luchas de Reconquista contra el musulmán, con origen y estilo feudales fue trasplantada a América en la época de la Conquista. Tuvo una vida efímera, pues desapareció a fines del Siglo XVI, para ser reemplazado por las autoridades regulares nombradas por la Corona ( virreyes, etc.). - Virreyes. Fueron la autoridad de mayor jerarquía entre los gobernantes radicados en América. Recibían el tratamiento de Alteza. Sus funciones eran básicamente ejecutivas, aunque también poseían poderes legislativos y judiciales. Mandaban las Fuerzas Armadas, nombraban magistrados y funcionarios, salvo los de nombramiento real directo y los cargos de los Cabildos. Legislaban por medio de ordenanzas, que luego eran sancionadas por el Consejo de Indias. Presidían las reales audiencias aunque sin interferir con la labor judicial de éstas, pero tenían facultades judiciales propias, como ser presidir tribunales especiales. Repartían tierras; acuñaban monedas y dirigían la hacienda pública. Su mandato, en la práctica, fue de duración variable e indefinida. - Capitanes Generales. Sus atribuciones fueron principalmente militares, aunque también ejercían el gobierno civil en sus jurisdicciones. En las postrimerías del coloniaje habían seis Capitanías Generales : Cuba, Puerto rico, Guatemala, Chile, Venezuela y Filipinas. Durante la invasión francesa de la Península se crearon tres más, una de ellas en la Banda Oriental, después de la abolición del Virreynato del Río de la Plata. Por su ubicación se destaca que las Capitanías Generales se erigieron en aquellos lugares más amenazados por un ataque extranjero o por la rebeldía de los nativos. - Gobernadores, Alcaldes Mayores y Corregidores. Estos eran funcionarios que gobernaban circunscripciones de un Virreinato, dependientes del Virrey. Las gobernaciones fueron demarcaciones extensas, mientras que la autoridad de los Alcaldes Mayores y Corregidores no rebasaba por lo general los límites jurisdiccionales de una ciudad. El procedimiento para su designación era diverso. El Gobernador de Montevideo era designado directamente por el Rey. - Reales Audiencias. Eran los órganos supremos en materia judicial residentes en América. También desempeñaban funciones gubernativas. Según los casos eran presididas por el Virrey, el Capitán General o uno de sus miembros, los cuales eran llamados Oidores. Las Reales Audiencias actuaron como tribunales de primera instancia en los delitos contra el Estado y en los juicios eclesiásticos referidos a la potestad ejercida por la corona sobre el gobierno de la Iglesia y la percepción de sus rentas. En los demás juicios civiles y criminales las audiencias obraban como tribunal de segunda instancia, recibiendo las apelaciones contra las sentencias dictadas por los magistrados inferiores ( Alcaldes de los Cabildo, etc, ).

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Entre su funciones gubernativas estaban las de sustituir al Virrey, al Capitán General o al Gobernador en casos de vacancia, tomando en tal emergencia la denominación de Audiencia Gobernadora. Fiscalizaba también el accionar de otros organismos. Su labor interfería considerablemente con la de los virreyes y otros magistrados, lo que produjo múltiples conflictos de competencia. - Reales consulados. Eran organismos destinados a fomentar la actividad económica, particularmente el comercio, con facultades judiciales en esta materia. - Cabildos. Los Cabildos Americanos procedían del trasplante de los Concejos Municipales de Castilla. Su nombre completo en América fue de “Cabildo, Justicia y Regimiento” y sus miembros fueron llamados cabildantes, capitulares o regidores. Los Cabildos tuvieron una gran importancia y protagonismo en América debido a la gran distancia que separaba las poblaciones y la dificultad de las comunicaciones, lo que además le otorgaba un amplio margen de autonomía, una de cuyas expresiones fue el “se obedece pero no se cumple” que ya citamos. Cabildo Cerrado y Abierto; cuando se denominaba simplemente “Cabildo” se hacía alusión al Cabildo Cerrado, es decir, al cuerpo constituido por un número limitado de regidores establecido por la ley, que celebraba periódicamente sesiones ordinarias. El Cabildo abierto era, en cambio, una asamblea general convocada con carácter extraordinario para resolver algún asunto de gran importancia, estos cabildos congregaban a todos los “vecinos”, entendiéndose por tales aquellos individuos que tenían “casa poblada y linaje conocido”, es decir, jefes de familia, propietarios y radicados en el lugar, y con “limpieza de sangre”. Funciones del Cabildo; éstas abarcaban todas las que hoy son propias de la esfera municipal, además de otras funciones gubernativas y judiciales. Ejemplo de algunas de sus funciones fueron : construcción y conservación de las obras públicas, del alumbrado, de la higiene y la asistencia sanitaria, la regulación del abasto y el comercio minorista, construcción y atención Iglesias, hospitales, asilos y cementerios; fijación de normas para la enseñanza, manutención de escuelas primarias y otros iì¥Á�9 ���ð�¿���������������y���

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una liberalización del comercio con las colonias; en materia religiosa : el predominio del Estado sobre la Iglesia en todas las cuestiones temporales. ii . El Reformismo en América. - Reformas Institucionales. La política reformista de los Borbones se extendió a América, donde se produjeron muchos cambios. Inspirados en el afán centralizador, las reformas afectaron el orden político-administrativo procurando concentrar el poder de todos los resortes del gobierno y de la administración en manos del rey. El Consejo de Indias perdió casi todos sus poderes , pasando a ser un órgano de consulta, mientras el gobierno efectivo de América pasaba a la Secretaría de Despacho Universal de Indias, creada en 1717 por Felipe V y desempeñada por un Ministro de la Corona. En 1776 se creó el Virreinato del Río de la Plata. En 1782 se dictó la Ordenanza de Ejército y Provincia, extendiendo a las Indias el régimen de Intendencias ya implantado en la península. El territorio del Virreinato del Río de la Plata se dividió en ocho Intendencias ( Buenos Aires, Córdoba del Tucumán, Salta, Paraguay, Cochabamba, Charcas, Potosí y La Paz ) y cuatro Gobernaciones ( Montevideo, Misiones, Moxos y Chiquitos ). El Virrey ejerció el cargo de superintendente y administró directamente la Intendencia de Buenos Aires que abarcaba el litoral platense con excepción del territorio de la gobernación de Montevideo. Los Intendentes eran nombrados por el rey y les correspondía las funciones de justicia, policía, guerra y hacienda -funciones que antes correspondían a los virreyes, audiencias o cabildos-. En el territorio de cada Intendencia se crearon circunscripciones menores gobernadas por Subdelegados nombrados por los Intendentes -los que sustituyeron a los Corregidores-. El régimen de Intendencias puede ser considerada la primer constitución político-administrativa impuesta en el Río de la Plata, y tendría mayor importancia que las Leyes de Indias (a las que suplieron) en el proceso emancipador, ya que muchas de sus disposiciones pasaron al régimen nacional o provincial en formación, y las cuatro atribuciones o funciones de los intendentes poco a poco se transformaron en secretarías o ministerios. El centralismo de los Borbones acentuó la exclusión de los criollos de los cargos públicos importantes. Los Borbones preferían nombrar europeos, franceses o italianos, antes que americanos. La rivalidad entre españoles americanos ( los criollos ) y españoles europeos se acentuó como consecuencia de esta política, acrecentándose el espíritu autonomista que se iría transformando en anhelo de independencia. Otro factor de irritación fueron las atribuciones de los Intendentes, que se imponían a las de los Cabildos donde los patriciados locales habían visto representadas sus aspiraciones autonomistas. - Reformas comerciales. Los cambios en el régimen comercial afectaron extraordinariamente a las colonias, es a raíz de esos cambios que comienzó a tener gravitación económica la zona rioplatense con sus puertos de Buenos Aires y Montevideo, que se convirtieron en activos centros de intercambio comercial. La tendencia general en la evolución del régimen de comercio indiano a partir del Tratado de Utrecht es de progresiva liberalización. Aunque este proceso de liberalización se vio limitado, salvo excepciones, al ámbito interno del Imperio Español, en efecto, la metrópoli prohibió a sus colonias el comercio libre con el extranjero, lo que constituiría una de las causas de la posterior emancipación de los países americanos. Algunos de los cambios más importantes fueron :

- La supresión del régimen de flotas y galeones por el sistema de navíos de registro.

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- La autorización para el tráfico intercolonial. - El Reglamento de Libre Comercio de 1778. - Excepciones en el comercio con el extranjero : las

establecidas en el Tratado de Utrecht, autorizaciones a los países neutrales durante la Guerra con Inglaterra, autorización limitada al comercio con Inglaterra en épocas de la Revolución Francesa

El mantenimiento del monopolio español, a pesar de las franquicias otorgadas al comercio por la reforma, se constituyó en un hecho difícil de soportar por la clase burguesa mercantil deseosa de ampliar sus operaciones, y el contrabando, lejos de desaparecer como se pretendía, se incrementó, ya que la disponibilidad de nuevos capitales permitió mayores inversiones. Por otra parte, el esfuerzo del gobierno español por erradicar los focos de penetración del comercio clandestino, condujo a la firme determinación de éste por mantener la Banda Oriental como antemural hispánico contra la penetración portuguesa. Sin duda que la nueva organización administrativa descrita entre las Reformas Institucionales respondió a una preocupación de la corona de asegurar en el Plata un eficaz funcionamiento del régimen comercial colonial, ya que la mayor utilidad en el Río de la Plata eran las rentas aduaneras de Buenos Aires. El predominio económico del puerto sobre el interior decidió a la metrópoli a favor de la centralización en Buenos Aires. Para la Provincias interiores -Cuyo, Córdoba y Tucumán- significó una dependencia de Buenos Aires y con ello un fuerte golpe a su desarrollo económico y un freno importante a los afanes lucrativos y de predominio político y social de su patriciado, con la consiguiente hostilidad hacia la nueva Capital regional. El régimen de Intendencias tuvo resistencias, particularmente en la región del litoral, Santa Fe, Entre Ríos, Corrientes, y la Banda Oriental -principalmente esta última por el puerto de Montevideo- se resistieron a la pretensión de Buenos Aires de someterlas al puerto y aduana únicos. Sus patriciados locales lograron burlar el cerco mercantil y fiscal bonaerense mediante el contrabando y el comercio interregional con las provincias del interior, principalmente Córdoba, con la región de las Misiones, y con el Sur de Río Grande. Particularmente Montevideo se haría centro del más enconado antagonismo con la Capital, prosperando rápidamente gracias a su puerto, sobre el que la Corona iría agregando ventajas y privilegios que lo fueron excluyendo progresivamente de la subordinación virreynal. El crecimiento económico de la región a partir de la instauración del nuevo régimen, sumado a la incapacidad de la industria española de satisfacer las necesidades crecientes de la floreciente región, y los cambios de la situación europea a fines del Siglo XVIII y principios del XIX -particularmente la invasión napoleónica de España- condujo a un régimen de comercio de mayor libertad que el propuesto por el Régimen de 1782. El libre comercio colonial a que se vio obligada España, más el comercio libre de hecho realizado por las colonias, más la escuela liberal encabezada por la industria británica, provocaron una división en la clase mercantil rioplatense. Un sector el de los consignatarios de los comerciantes peninsulares que importaban mercaderías españolas y exportaban carnes saladas y cueros a España, eran los usufructuarios del régimen de monopolio establecido ( aunque también participaban del comercio ilícito ). En el otro sector estaban los defensores del libre comercio, que introducían mercancías de los países neutrales o de colonias extranjeras, se beneficiaban de las múltiples formas de contrabando, comerciando entre otros con Inglaterra; es una clase en constante ascenso, que va absorbiendo la mayor parte del tráfico y que se integra con lo más selecto de los patriciados criollos, asistida por un grupo de letrados que redactaba escritos, para

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defenderla de decomisos y registros, y reclamaciones o petitorios para ampliar el margen de sus negocios. - Otras Reformas. Cambios en la administración de las poblaciones indígenas, en 1718 se abolieron las encomiendas y en 1767 fueron expulsados los jesuítas de las Misiones Guaraníticas. Los indios quedaron sujetos a la autoridad de funcionarios laicos como corregidores, subdelegados y tenientes gobernadores; las consecuencias con respecto a las Misiones fueron desastrosas, en poco tiempo se destruyó la labor civilizadora de los misioneros y las poblaciones quedaron arruinadas. Muchos de ellos emigraron hacia el sur de la Banda Oriental, incorporándose a la incipiente población de esta región. En general la situación del indio empeoró con el nuevo régimen. La expulsión de los Jesuitas fue un hecho vinculado a la lucha de los partidarios de la Ilustración contra las tendencias conservadoras de la Iglesia encarnadas por la Compañía de Jesús, sin analizar las razones de la expulsión, para América constituyó un serio revés; no sólo se arruinaron las Misiones sino que también descendió considerablemente el nivel de enseñanza superior, atendida en gran parte por los jesuitas, que fueron reemplazados por profesores de inferior calidad. (d) Consecuencias de esta evolución que pudieron influir en el futuro proceso de emancipación. i . El Virreinato nació gracias al impulso de los españoles afincados y los primeros criollos, sin mayor apoyo de la corona que no creía en el potencial de la región, esto evidentemente reforzó el espíritu de autosuficiencia y emprendedor que ya era intrínseco en el español, así como la sensación de ser “arquitectos de su propio destino”. ii . La dureza de la vida de los primeros años debió forjar un sentimiento regionalista que perfiló las identidades que harían eclosión en el proceso independentista. iii . El advenimiento de la dinastía borbónica trajo aparejada una actitud oficial totalmente contrapuesta a la del patriarcalismo y descentralización de los Austria respecto a Las Indias, encaminándose rápidamente a la configuración de una verdadera situación colonial. Al colocar a los Intendentes, ministros plenipotenciarios de confianza del monarca, por encima del Consejo de Indias, el nuevo régimen asestó un duro golpe a los privilegios forales y localistas, aunque a menudo el temor a los cambios radicales y un excesivo respeto al pasado, determinaron que muchas reformas tuvieran una dudosa eficacia. El nuevo sistema también excluyó a los criollos de muchos asuntos que hasta ese momento decidían, lo que creó animosidad contra los europeos y fue el germen del impulso emancipador regional. iv . Las nuevas medidas económico-sociales vigorizaron las fuentes de riqueza y combatieron los privilegios excesivos de algunos sectores como la nobleza y el clero. v . El espíritu autonomista y libertario natural del español tenía un clima propicio dentro de la política indiana de los Austria, con la aplicación por ese régimen del derecho Público tradicional castellano-leonés, que ponía por encima de la ley escrita la vigencia superior de los postulados jusnaturalistas del bien común, justificando así el general menosprecio de la ley y el arbitrio legítimo de “obedecer pero no cumplir”. Pero la fuerte centralización institucional impulsada por los Borbones produjo un profundo cambio en esta situación, y aquel espíritu primitivo

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español se enfrentó al nuevo régimen, hasta que el sentimiento criollo de emancipación se constituyó en afán de autodeterminación y gobierno. vi . El régimen de Intendencias, instaurado en 1782, estableció una serie de disposiciones que cambiaban el régimen de Indias, muchas de ellas serían recopiladas para integrar las bases del régimen nacional y provincial post independentista, y las cuatro funciones atribuídas a los Intendentes poco a poco se irían transformando en secretaría o ministerios de los nuevos gobiernos. vii . La centralización fiscal, aduanera y administrativa de Bs.As. impuesta sobre el resto de las Provincias incrementó el resentimiento y la hostilidad hacia la ciudad privilegiada, particular atención merece el crecimiento de Montevideo ( el otro puerto marítimo ) y su claro enfrentamiento con el puerto rival, constituyéndose, muchas veces, en líder de la resistencia regional. viii . Se produjo una división de la clase mercantil y los hacendados entre aquellos partidarios del comercio exclusivo con España y aquellos afines al libre comercio. ix . La necesidad de inclinarse cada vez más hacia el contrabando para satisfacer las necesidades, que el estricto régimen comercial no permitía, hizo contemplar este comercio ilegal como “lícito” o al menos admisible, constituyéndose a la vez en un elemento de desobediencia. x . El régimen borbónico que nació con un espíritu centralizador para fortalecer los lazos de dependencia de América con España, terminó en el aspecto comercial operando el fenómeno inverso. xi . El centralismo político-administrativo y los cambios institucionales operados provocaron una pérdida de la autonomía a la que estaban acostumbrados los españoles americanos, la exclusión de éstos de las decisiones importantes de la región los enfrentó, hasta llegar a la hostilidad, con los españoles europeos y fermentó las ansias autonomistas que ya se veían aparecer en América. xii . El aumento de la influencia de Inglaterra en la región, espoleada por un comercio ilegal ejercido al amparo de franquicias otorgadas por la metrópoli, aportó los términos de la escuela comercial liberal que enarbolaba la pujante manufactura británica. xiii . El crecimiento económico de la región, en particular de la zona portuaria de Buenos Aires y Montevideo, que serían los centros políticos más importantes del proceso emancipador del Río de la Plata (2) Características de las población, la economía, la administración y el espíritu en la Banda Oriental.1 La Banda Oriental en los inicios del descubrimiento fue rotulada de “tierra sin ningún provecho” por la inexistencia de metales preciosos, o de especies animales o vegetales de rendimiento apreciable, y por estar poblado por un bajo número de indios salvajes. O sea que no existían, entonces, posibilidades de enriquecimiento rápido, que era lo que los conquistadores ansiaban; es por eso que la ocupación efectiva de la Banda no la realizaron éstos sino colonos, y recién en los siglos XVII y XVIII. Estos colonos eran por lo general de extracción social humilde que no se habían podido ubicar en regiones más atractivas de América, muchos de ellos eran criollos desplazados de las villas vecinas rioplatenses. Pero para que esta colonización sucediera fue necesario primero la generación o aparición de una fuente de riqueza practicable, y ésta surgió con la introducción de la 1 Extractado de Curso de Historia Nacional y Americana, Tomo II, Las vísperas de la Primera Independencia. Roberto Ares Pons. Montevideo,1974.

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ganadería que se procreó rápidamente en esta tierra generosa, y así, la tierra sin provecho se transformó en una rica zona ganadera muy codiciada. Las primeras poblaciones estables se instalaron detrás de los rebaños salvajes de ganado, de aquellos introducidos a comienzos del siglo XVII. La proliferación del ganado vacuno, además, cambió la fisonomía de este territorio; aumentaron las cantidades de pumas y jaguares, y perros cimarrones en jaurías de extrema peligrosidad. El suelo, hollado por miles de animales, se deterioró perdiendo sus pasturas originales. El indio se habituó a la carne vacuna transformándose en cazador de este ganado, y , con el tiempo, en domador de potros y jinete lo que lo convirtió en un formidable guerrero montado. Pero, el cambio más importante originado por el ganado fue la atracción que ejerció sobre el hombre blanco, determinando las incursiones de los vaqueros y el asentamiento de poblaciones civilizadas. En la época colonial el territorio de la Banda Oriental perteneciente a España se extendía hacia el Norte mucho más allá de las actuales fronteras, abarcando inicialmente toda la zona que hoy comprende al Estado brasileño de Río Grande do Sul. Con este marco general como referencia, a continuación se resumirá la actuación de los diferentes elementos colonizadores de la Banda Oriental. (a) Las Misiones Jesuíticas y Franciscanas. A comienzos del siglo XVII, la Compañía de Jesús catequizó y redujo a numerosos indios tapes, pertenecientes a la familia guaraní, con los cuales fundaron varias poblaciones al Norte de la Banda Oriental, en la Cuchilla de Santa Ana, pero los malones de bandeirantes paulistas los obligaron a abandonar esos pueblos y retirarse con sus indios a los territorios próximos al río Uruguay y Paraná, donde levantaron las 31 poblaciones conocidas como Misiones Jesuíticas o Guaraníticas. Algunas de esas poblaciones se hallaban al oriente del río Uruguay, escalonadas entre la desembocadura del Pepirí Guazú y del Ibicuy. Fueron los siete pueblos de las Misiones Orientales. Estas poblaciones permanecieron bajo la administración de los jesuitas hasta su expulsión en 1767, pasando a depender entonces de las autoridades civiles. También en el siglo XVII, sacerdotes de las orden de los Franciscanos realizaron una labor similar a la de los jesuitas en el SudOeste de nuestro país, en la región próxima a la desembocadura del Río Negro, con los indios Chanaes y Yaros. Con ellos fundaron las villas o reducciones Sorianas: Santo Domingo, Víboras y Espinillo. En las villas Sorianas se desarrolló el primer germen de sociabilidad civilizada en nuestro territorio, donde se practicaron por primera vez la agricultura y los oficios que los franciscanos enseñaron a los indios. A la primitiva población indígena se le fueron sumando colonos criollos probablemente venidos del Paraguay. En su momento Soriano fue el Cuartel General de las fuerzas españolas durante el asedio a Colonia del Sacramento en manos portuguesas. Así fue que Santo Domingo de Soriano se fue convirtiendo en una villa colonial, y prosperó por el contrabando entre Brasil y el litoral rioplatense a través de los Ríos Negro, Uruguay y Paraná. (b) La población fluctuante. Durante la colonización de nuestro territorio, al igual que posteriormente hasta casi nuestros días, se verificó una característica importante que fue la presencia en el medio rural de una vasta población fluctuante, sin paradero fijo y de escaso arraigo. Esta característica era propiciada por la abundancia del ganado cimarrón y la necesidad de perseguirlo a través de grandes extensiones. Así, además de la población estable de las primeras villas, ya en el siglo XVII había otro elemento humano que se desplazaba a través del territorio y en el que se podía

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distinguir cuatro categorías : indios, bandeirantes o mamelucos provenientes del Brasil, piratas de ultramar, y vaqueros de origen hispano-criollo. (c) El surgimiento de un nuevo tipo étnico y social. De la mezcla de los diferentes tipos humanos que habitaban o transitaban por la Banda Oriental se originaría un nuevo tipo étnico y social, que se puede considerar definitivamente formado en el correr del siglo XVIII : el Gaucho Oriental. El Gaucho no fue un tipo exclusivo de la Banda Oriental, sino característico de toda las campaña ganadera del litoral rioplatense, existiendo también en el Sur del Brasil, pero se ha dicho que sólo en la Banda Oriental adquirió la perfección de sus caracteres, ya que en este territorio la presencia de la costa y de la frontera con Brasil, multiplicando las oportunidades para el contrabando y para la fuga, le otorgaban una libertad prácticamente ilimitada. El surgimiento del Gaucho se relaciona con el de las vaquerías y su desplazamiento a lo largo del litoral y seguidamente a esta Banda. A medida que la práctica errante de la vaquería se fue sustituyendo por el pastoreo sedentario de las estancias, el tipo gauchesco se fue modificando. Pero los rasgos originales del Gaucho fueron la vida errante, seminómade, y un salvaje amor a la libertad y a la independencia personal. (d) La consolidación de la dominación española. En 1680, el Gobernador del Brasil, Don Manuel Lobo, fundó sobre la costa del Río de la Plata una villa denominada Colonia del Sacramento, que fue el punto de penetración portuguesa más avanzado en nuestro territorio. Colonia fue muy importante en el proceso colonizador de la Banda Oriental, llegando a reunir 2.600 habitantes. Fue la avanzada del contrabando anglo portugués en el Río de la Plata, gravitando considerablemente en la vida económica de esta región y promoviendo directamente el surgimiento de la acción oficial española en esta banda del Río de la Plata; hasta que en 1777 la ocupó definitivamente Don Pedro de Cevallos, primer Virrey del Río de la Plata. Entre los años 1724 y 1730, se produce el proceso de fundación de Montevideo, como necesidad de frenar la penetración portuguesa. La principal finalidad para la que fue pensada Montevideo era de plaza fuerte y apostadero naval, durante sus primeros años el progreso de la nueva villa estuvo subordinado a este propósito. Pero el incremento de la ganadería, las ventajas de su ubicación y sus excelentes condiciones de puerto natural, pronto le dieron un giro mercantil a su desarrollo. La ocupación y semidestrucción de Colonia en 1777, la progresiva liberalización del comercio indiano y el crecimiento de su población, propiciaron a ese desarrollo dándole una privilegiada situación de hegemonía económica y política sobre toda la Banda Oriental y la convirtió en una seria rival de Buenos Aires. En 1800 la población de esta ciudad se calculaba en 15.000 habitantes. La presencia de Montevideo permitió la consolidación de la dominación española sobre la Banda Oriental y facilitó la colonización del interior, mediante la fundación de nuevas villas y la multiplicación de las estancias. Maldonado fue fundada por el Gobernador José Joaquín de Viana en 1755, incorporando a su población indios guaraníes emigrados de las Misiones en el curso de la Guerra Guaranítica. Salto probablemente se haya fundado en 1756, San Carlos en 1763 integrada con familias portuguesas procedentes de las islas Azores que el Ejército de ese país dejó desamparadas durante la campaña de 1762-63, Paysandú fue establecida en 1772, San José y Minas en 1783, Mercedes en 1789-90, Rocha en 1793. Y así prosiguió la fundación de poblaciones hasta totalizar las veintiocho existentes con anterioridad a la Revolución de 1811, sin contar los siete pueblos de las Misiones Orientales.

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(e) Panorama político-administrativo de la Banda Oriental. La Banda Oriental durante el coloniaje no constituyó una circunscripción político-administrativa, siendo su denominación meramente geográfica. Su territorio estuvo sometida a tres jurisdicciones distintas. Los siete pueblos de las Misiones dependían originariamente del superior de la orden residente en Candelaria. Después de la expulsión de los Jesuitas en 1767, el pueblo de San Borja quedó sometido a la autoridad del Teniente Gobernador de Yapeyú y los seis restantes al de San Miguel. Montevideo y sus alrededores, comprendiendo los actuales departamentos de Canelones y San José, y porciones de Flores, Florida, Maldonado y Lavalleja, conformaban la Gobernación de Montevideo, cuyos límites eran, por el Norte, la línea del “camino de los faeneros” en la Cuchilla Grande; por el Este, las Sierras de Maldonado; por el Sur el Río de la Plata y por el Oeste el arroyo Cufré. El resto de la Banda Oriental, con todas sus poblaciones, integraba la Intendencia de Buenos Aires, de acuerdo a la Ordenanza de Ejército y Provincia de 1782 dependiendo directamente del Virrey. (f) Panorama general de la Banda Oriental a fines del siglo XVIII. Cambios dignos de mención se produjeron en la Banda Oriental en la segunda mitad del siglo XVIII, que incidieron sobre su estructura económica. La ocupación española de Colonia del Sacramento, que ya mencionamos, eliminó un importante foco de perturbación y de contrabando, consolidando el control de Montevideo sobre la campaña, permitiendo la fundación de nuevas villas y estancias. Montevideo se convirtió en el centro principal de la Banda Oriental, ejerciendo una indiscutible hegemonía sobre el interior en todos los órdenes de la vida colectiva. A pesar que la jurisdicción de la ciudad, desde el punto de vista administrativo, no rebasaba los límites de la gobernación; por su importancia política y militar, así como económica, social y demográfica, su influencia se extendió más allá y funcionó como Capital de hecho sobre toda la Banda Oriental. La expulsión de los jesuitas y la consiguiente ruina de las Misiones afirmaron más la gravitación de Montevideo como único centro político y económico. Todo el comercio de la Banda, tanto de exportación como de importación, convergía en Montevideo, convirtiendo la antigua fortaleza en puerto único y emporio mercantil. Más aún, las malas condiciones del puerto de Buenos Aires determinaron que buques de ultramar prefiriesen atracar en Montevideo, donde se pasó a concentrar el embarque y desembarque de mercancías para todo el Virreinato y hasta para Chile. Montevideo también fue el beneficiario de la prosperidad resultante del Reglamento de Libre Comercio. En las postrimerías del Coloniaje, además del Reglamento de 1778 y otras franquicias, se otorgaron frecuentes permisos de excepción para el comercio con el extranjero, en las ocasiones en que España, envuelta en guerras, no podía abastecer a sus colonias. En tales circunstancias, las mercancías extranjeras importadas en América debían pagar el impuesto de círculo, o sea un triple almojarifazgo, como si hubiesen entrado a la península y vuelto a salir para ser finalmente desembarcadas en las Indias. A pesar del relajamiento del monopolio español que se produjo en esta época, el contrabando se acrecentó, lo mismo que el anhelo de la total libertad de comercio. Para comprenderlo hay que considerar que todas las franquicias que se acordaron fueron insuficientes, especialmente para el Río de la Plata. Siendo los únicos productos exportables desde la Banda Oriental aquellos derivados de la ganadería, principalmente cueros y carne salada, las posibilidades dentro del mercado interno de España y sus colonias eran muy limitadas. Sólo el comercio con el extranjero,

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particularmente con Gran Bretaña, podía asegurar a los productores rioplatenses una segura y amplia colocación. Con respecto a las importaciones, existía una situación similar. La insuficiencia de la industria española determinaba la necesidad de artículos manufacturados de otras naciones. La producción abundante y barata de las fábricas inglesas significaba una perpetua tentación para los importadores locales, especialmente después de las invasiones inglesas, en cuya ocasión los comerciantes británicos introdujeron grandes cantidades de mercancías. El ejercicio del contrabando fue, hasta el fin de la dominación española, la vía de escape de los anhelos de libre comercio, reprimidos por la legislación vigente. En nuestro país, la frontera brasileña fue la puerta principal de ese tráfico, por el cual se evadían los ganados vacunos en pie, los cueros y otros productos, a la vez que entraban, de modo incontrolable, alcoholes, tabacos, caballos, productos de la India y esclavos. Un rasgo característico de la Banda Oriental de esta época fue su dedicación a un solo producto natural exportable, el ganado. De los vacunos se aprovechaba y comercializaba no solamente la carne, el cuero, el sebo y la grasa, sino también las astas, crines, cerdas y pezuñas. Florecieron industrias manufactureras que elaboraban productos y subproductos de la ganadería, principalmente saladeros y curtiembres, así como otras industrias menores : fábricas de velas y jabones, etc. La ganadería era la columna vertebral de la economía y de la vida social; todo giraba en torno a esa actividad fundamental : el comercio, la industria, la política, la sicología de los habitantes y sus costumbres. En la Banda Oriental, aparte de las industrias mencionadas, fueron muy pocas las actividades productivas dignas de mención. La agricultura tuvo poco desarrollo. Se dedicaban a ella algunos vecinos de Montevideo y de Canelones, especialmente familias de origen canario, gallego y asturiano. El trigo era el cereal más cultivado, dando origen a una industria molinera que llegó a realizar pequeñas exportaciones. También existió algo de industria forestal, así como extracción de piedra y arena, que junto con la madera servían a las necesidades de la edificación en la Banda Oriental y también en las regiones vecinas, incluyendo Buenos Aires. La dedicación a la ganadería fue tan absorbente, que no permitió el desarrollo de otras actividades y engendró el desinterés y aún desprecio por ellas. El gaucho y el paisano no desarrollaron una industria doméstica que pueda compararse a la del campesino europeo. El orgullo exagerado del jinete criollo lo llevaba a considerar como indigna toda tarea que se hiciese a pie, actitud que determinó la despreciativa condescendencia con que veía al “canario”. Trabado por ese perjuicio, el criollo ecuestre, el Gaucho, no fue albañil, ni carpintero, ni alfarero. Su vivienda fue rústica e informe, elemental como el nido del hornero; más parecía un refugio provisorio que un hogar, propio de un errabundo siempre dispuesto a cambiar de paradero y perderse en el horizonte de las praderas sin fin. (g) Los sectores sociales en la vísperas de la Revolución. i . La población urbana. - El Patriciado. En Montevideo se concentraba casi la totalidad de las clases altas de la sociedad colonial. En ellas se incluían a los gobernantes y los altos funcionarios, los jefes militares y los superiores del clero; eran individuos cuya posición dependía fundamentalmente del cargo que desempeñaban. Junto a ellos se encontraba la gente adinerada, cuyos privilegios provenían de la riqueza y el dominio de la propiedad, a esta clase se la denominaba patriciado, pudiendo distinguirse en ella sectores diferenciados por su actividad

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profesional y su relación con la propiedad : terratenientes, comerciantes y letrados, y algunos industriales. Muchos individuos reunían características de varios grupos, por ejemplo el comerciante-hacendado fue una figura común en la sociedad colonial, el saladerista normalmente también era estanciero. En cuanto a los letrados (abogados, escribanos, etc.) solían también ser terratenientes, o se hallaban vinculados a comerciantes y hacendados por estrechos vínculos familiares, participando activamente en sus negocios. Otra distinción podría establecerse entre el patriciado colonial, atendiendo al origen, entre criollos y peninsulares. La actuación histórica del patriciado abarca desde los orígenes de Montevideo hasta la segunda mitad del siglo XIX, cuando se confunde con la burguesía que lo reemplaza progresivamente como clase dominante. Cuatro rasgos esenciales definieron el patriciado en la Banda Oriental : 1º. La radicación urbana, aunque su riqueza procedía fundamentalmente de la producción pecuaria, su radicación urbana era evidente; 2º. El arraigo tradicional, de la propia etimología de Patriciado que deriva de pater (padre en latín) se alude al carácter fundador de la clase patricia, integrante del núcleo inicial de la población y a la vez a la función dirigente y tutelar que ejercía o pretendía ejercer en la sociedad; 3º. El dominio combinado de la producción agraria y del comercio, este rasgo era claramente visible en el patriciado montevideano, compuesto principalmente por grandes estancieros exportadores y por la oligarquía mercantil que controlaba el comercio exterior, el patriciado colonial en la Banda Oriental tenía una mezcla de caracteres feudales y capitalistas en su estructura y una mezcla feudal y patriarcal en las relaciones sociales en la campaña; sin títulos de nobleza ni ínfulas aristocráticas, la llaneza de sus costumbres, desprovistas de todo boato y ostentación, le fueron características; 4º. Las tendencias oligárquicas y aristocráticas, a pesar de lo mencionado anteriormente, en la clase patricia montevideana aparecieron rasgos de orgullo por el linaje, una vaga e imprecisa noción de constituir una selección por el nacimiento, ligada a la idea española de limpieza de sangre, así como la conciencia del papel fundamental desempeñado en la constitución de la ciudad, aunque sin llegar de darle a esa clase el hermetismo de una casta social, si la imbuyeron de un cerrado espíritu de cuerpo con una cierta impermeabilidad para el ingreso de elementos extraños. - Peninsulares y Criollos. Aún en vísperas de la Revolución y durante la Revolución misma, no existió entre los sectores criollo y peninsular del patriciado un antagonismo radical, ni siquiera una separación tan profunda que hiciese predecir la independencia. Desde la fundación de Montevideo al inicio del proceso emancipador sólo habían pasado tres generaciones, los patricios criollos eran hijos y nietos de los peninsulares, no podía existir entre ellos y los coterráneos de sus antepasados la ruptura tajante que a menudo se ha sucedido entre pueblos marcadamente diferentes. El sector que abrazó la causa de la independencia se separó de la Madre Patria en lo político, más no en lo social y familiar. Tampoco hay que olvidar que la fidelidad de Montevideo a la metrópoli no se debió exclusivamente a la acción de los europeos, también hubieron criollos que se mantuvieron fieles al orden colonial y otros que adhirieron con tibieza o permanecieron indiferentes ante el movimiento nacional. Un nutrido sector del patriciado criollo tomó partido por la causa nacional y participó decididamente en la dirección del movimiento emancipador. Pero entre los sectores nativos, el patriciado resultó ser el eslabón más débil desde el punto de vista del surgimiento y afirmación de la nacionalidad; los gérmenes de una nueva nacionalidad, diferente de la hispanidad clásica, se incubaron mucho más vigorosamente en el gaucho y en el paisano, cuya idiosincrasia se formó en el medio ambiente americano. En cambio, el patriciado, por su radicación en el puerto único de la Banda,

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era el sector de la población más receptivo a las influencias y presiones provenientes del exterior; las que durante el coloniaje fueron provenientes de España, y una vez independizados fueron reemplazadas por las originadas en Francia e Inglaterra. En el Montevideo de principios del siglo XIX ya prevalecían numéricamente los criollos en las filas de la clase alta montevideana, aunque el núcleo peninsular era numeroso y muy fuerte en lo económico y en lo político. En el sector mercantil prevalecían netamente los peninsulares, dueños de la mayoría de las casas importadoras y representantes de las firmas de Cádiz que monopolizaban el tráfico indiano. - La Masa Popular. Además del patriciado y de los jerarcas, residía en Montevideo una abigarrada masa popular, integrada en su mayor parte por negros y sus descendientes en distintos matices de cruzamientos con el blanco (mulatos, tercerones, cuarterones) y con el indio (zambo), también habían mestizos y algunos indios puros. Esta masa constituía la clase trabajadora y estaba aplicada a tareas vinculadas al comercio, al consumo local y a servicios de diversa índole, eran figuras típicas de la sociedad colonial cuya clasificación oscilaba entre trabajador manual y comercio ínfimo, tales como el aguatero, lechero, panadero, y otros proveedores, mandaderos, etc; también fue numeroso el personal del servicio doméstico, que era desempeñado por esclavos. La mayor parte de las tareas pesadas que no requerían oficio calificado, y aún algunas artesanías, las realizaban los negros esclavos y libertos, que también ejercían un ínfimo comercio ambulante. Las industrias derivadas de la ganadería (saladeros, curtiembres, fábricas de velas y jabones, etc.) también contrataban un número considerable de obreros; también el acarreo de mercancías en carretas, que sostenía al gremio de sus conductores y a la industria de construcción y reparación de estos vehículos. La carga y descarga del puerto, realizada por negros libertos, era un trabajo de importancia decisiva en la vida de Montevideo. - Clase Media. Existen datos razonables para afirmar que en la sociedad colonial no existió una clase media como tal, diferenciada y con perfiles propios. Podemos ubicar en ese pequeño núcleo a los obreros y artesanos libres y de raza blanca, por su neta superioridad social sobre la mayoría de los trabajadores manuales, integrada por hombres de color y sin oficio calificado. Pero más que una clase media, eran individuos ubicados en una situación intermedia entre el patriciado y la masa del pueblo, y no llegaron a gravitar en la sociedad colonial. ii . La Población Rural. - Paisanos y Gauchos. Teóricamente se puede establecer una diferenciación entre paisanos y gauchos. Paisanos eran los trabajadores rurales afincados, con un lugar fijo de residencia y de labor, por ejemplo, estancieros propietarios, arrendatarios, puesteros, capataces, y simples peones; los Gauchos, en cambio, era el desheredado vagabundo, sin trabajo fijo, que se contrataba para changas ocasionales en las estancias cooperando en las tareas de la zafra o realizando faenas clandestinas, labores que alternaba con el abigeato, el contrabando y delitos más graves como el asalto a mano armada. Pero en los hechos, la frontera entre estos dos tipos humanos era muy difícil de precisar. Ambos amaban la libertad, las largas travesías, el cambio y la aventura. Sobre la vida y el carácter del Gaucho se ha escrito mucho, se ha denostado y sublimado por igual, pero al final se ha erigido como mito y símbolo de la nacionalidad. Algunas de las características de este futuro guerrero de la independencia eran : hijo del medio ambiente y de las circunstancias peculiares de su tierra y de su tiempo; amante por encima de todo de su libertad e independencia; con la costumbre de bastarse por sí

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mismo lo que le confería una dignidad y altivez peculiares; callado y taciturno por los largos días de cabalgadura en solitario; con un temperamento belicoso y de rápidas reacciones por la tensión del peligro continuo; sensible al amor y la amistad, prodigando por entero su gratitud a quien lo ayudaba; carecía de instintos de propiedad por el desarraigo de su vida nómade; era generosa y pródigo. En el juego, en el amor y en la guerra hallaba sus momentos de mayor exaltación. Despreciaba en cambio todo aquello que significaba atadura y monotonía. No en vano fue el gran instrumento de la independencia. El Gaucho y el Paisano se hallaban íntimamente ligados, en su origen y desarrollo, a las formas de ganadería extensiva y al ejercicio ecuestre. Todos los rasgos esenciales de su carácter se vinculaban a la condición de jinetes; su figura no se puede concebir sin la presencia del caballo, ese eterno compañero que eleva al hombre del duro suelo y le otorga la confianza en sí mismo y el señorío que, en todos los tiempos y lugares, han sido cualidades distintivas de los pueblos y sectores sociales formados por jinetes. - Canarios y Pulperos. Había en la campaña, ya en la época colonial, sectores sociales no ecuestres como los anteriores, numéricamente inferiores pero de gravitación socio-económica considerables, eran los mercaderes de radicación rural : los pulperos, y los chacareros o agricultores, a quienes el paisano englobó bajo la denominación de canarios, por ser buena parte de los colonos que originaron este sector social. Los canarios se circunscribieron a un cinturón de chacras alrededor de las poblaciones, principalmente Montevideo y Canelones. No eran jinetes, usaba el caballo como elemento accesorio de tracción y transporte; era pacífico y laborioso; carecía de la altivez y belicosidad del gaucho; normalmente tacaño y meticuloso; se aferraba a la tierra que cultivaba y anhelaba su propiedad exclusiva. Los pulperos se diferenciaban del resto de la población rural por la índole mercantil de su actividad, aunque solían combinar el ejercicio del comercio con la producción agropecuaria en pequeña escala. Su actividad tuvo una gran importancia económica y social, abastecían al poblador de la campaña de infinidad de mercaderías y compraban productos rurales para revenderlos en el mercado urbano, actuando como pequeños barraqueros y acopiadores. En el orden social, si bien la pulpería tuvo sus aspectos negativos, como el fomento del juego y del alcoholismo, también debemos reconocer que cumplió una función social imprescindible. En aquellas vastas extensiones despobladas, era el único centro de reunión y de sociabilidad que mitigaba un tanto el aislamiento del gaucho y del paisano; en la pulpería o en su contorno se realizaban o coordinaban todas las actividades recreativas de la población rural : los bailes, las pencas, las carreras de sortija, la riña de gallos, lo juegos de naipes y de taba, etc. (3) La influencia de la “Ilustración” en el proceso de independencia. (a) Descripción. La Ilustración o Iluminismo sirve para denominar una actitud del espíritu humano, una corriente de ideas y a la vez una época en la Historia de la Cultura que abarca los siglos XVII y XVIII, sobre todo este último. Su foco inicial se halló en Inglaterra, en la obra de pensadores como John Locke, pero los que difundieron los principios de la Ilustración en todo el ámbito de la civilización occidental fueron escritores franceses, especialmente el grupo de los enciclopedistas. Ideas políticas y sociales. El contenido ideológico de la Ilustración es muy vasto e implica una profunda revolución en las ideas y en la actitud vital de los hombres. Es muy difícil englobar en una definición la ideología de la Ilustración, pues ésta no era

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una realidad una doctrina, sino una corriente donde se albergaron múltiples posiciones diferentes. Las inquietudes de los filósofos de esta corriente se concentraron en torno a los problemas de índole política, social y moral; realizaron una crítica demoledora de las instituciones y costumbres de su tiempo, sometiéndolas a lo que llamaban “el tribunal de la Razón”. Para ellos la Razón era la principal facultad humana, a la que debía subordinarse la vida entera de los individuos y de la sociedad. Rechazaban, por el contrario, toda suerte de creencia, costumbre o institución basada en la tradición, en la autoridad o en la fe, que no se justificase clara e indiscutiblemente de modo racional. La crítica de estos filósofos se dirigió especialmente contra aquellas instituciones provenientes de la Edad Media, como los privilegios de los reyes, de la aristocracia y del clero. Aspiraban los hombres de la Ilustración al renacimiento de los derechos individuales, negados por el autoritarismo de las monarquías absolutas. Exigían la libre expresión del pensamiento, reclamaban las garantías sobre la seguridad de los individuos y sus propiedades que más tarde serían recogidas en la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano proclamada por la Revolución Francesa. Repudiaban el despotismo y la arbitrariedad, anhelaban gobiernos benéficos, amantes del progreso y la cultura. Un típico filósofo iluminista, Montesquieu, formuló la teoría de la división de poderes, según el ejemplo de las instituciones inglesas. Las ideas de la Ilustración recibieron también el nombre de filosofía liberal o liberalismo. Es importante aquí diferenciar los términos democracia y liberalismo que son diferentes y hasta antagónicos. La gran mayoría de los pensadores de la Ilustración fueron liberales pero no demócratas. No deseaban la participación efectiva del pueblo en el gobierno; se oponían a la concentración del poder en una sola persona, propugnaban por la separación de poderes y la creación de órganos representativos similares al Parlamento inglés, pero reservaban el manejo de esos poderes a las minorías “ilustradas”. Ideas económicas. También en el orden económico se proclamó como postulado primordial el de la “libertad”, lo que significaba eliminar todas las restricciones que trababan la iniciativa individual, la libre acción de los empresarios, que en el Antiguo Régimen se hallaba limitada por las reglamentaciones del Estado y de los Municipios, por los privilegios de los Gremios de artesanos y por las formas de propiedad feudal y eclesiástica. Es así que los economistas liberales rechazaban las viejas concepciones mercantilistas sobre la necesidad de la intervención del Estado en la vida económica y propugnaban una economía basada en la libertad de empresa. Por lo tanto, debía dejarse el proceso económico librado a su espontaneidad. La iniciativa individual de los empresarios, el libre juego de la competencia entre ellos, produciría naturalmente beneficios a toda la sociedad, aparejando la prosperidad general. El Despotismo Ilustrado. La ideología iluminista limitaba sus reivindicaciones, en los hechos, al ámbito de las clases ilustradas, que eran asimismo las clases privilegiadas por su fortuna y su ubicación social. Así se explica que esta filosofía haya sido tolerada por la aristocracia y el clero, entre cuyos representantes tuvo muchos adeptos. Varios filósofos pudieron realizar la prédica de sus ideas en las cortes reales. Intelectuales burgueses ocupaban cargos en el gobierno y la administración; en las cortes reales los grandes banqueros se codeaban con duques y marqueses; muchos aristócratas se vinculaban a los negocios de la alta burguesía y adquirieron su mentalidad. Es así que se produjo el curioso fenómeno del Despotismo Ilustrado, que consistió en la adopción por parte de algunos monarcas, de las ideas de las Ilustración.

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Los “Déspotas Ilustrados” aceptaron aquellos principios del Iluminismo que no afectaban sus prerrogativas ni limitaban su poder. En España el “Despotismo Ilustrado” se manifestó bajo la dinastía borbónica, principalmente en el reinado de Carlos III. (b) Conclusiones. La convicción sobre el progreso del conocimiento humano, el racionalismo, la riqueza, la civilización y el dominio de la naturaleza, se generalizó durante el siglo XVIII gracias a la Ilustración o Iluminismo. El evidente desarrollo económico y científico se creía asociado a esa corriente intelectual, sus paladines fueron las clases más progresistas económicamente, las más directamente implicadas en los tangibles adelantos de aquel tiempo : los círculos mercantiles, los financieros, los funcionarios con formación económica y social, la clase media educada, los fabricantes y empresarios. Evidentemente, la región del Río de la Plata no estuvo ajena a la influencia de esta ideología, la comunicación con los centros de irradiación de estas ideas era permanente pese a los intentos de censura de la corona española. La clase que representaba la Ilustración en el mundo civilizado tenía su par en el Río de la Plata, y fue la que lideró en muchos casos el proceso emancipador; algunos de sus integrantes habían venido de Europa y trabajaron imbuidos de la nueva doctrina desde una institución que por excelencia la propagó en el mundo : la masonería. Pero, de afirmar la importancia que tuvo la Ilustración en los ánimos de algunos líderes revolucionarios a decir que el proceso emancipador se debió casi exclusivamente a este fenómeno (como se ha escrito), hay un abismo, y sería simplificar el razonamiento analítico. (4) Influencia del proceso independentista de los Estados Unidos de América, y su legislación. (a) Descripción general del proceso y sus efectos. La revolución de las colonias inglesas de América del Norte se realizó en la segunda mitad del siglo XVIII, entre los años 1775 y 1783. En esa época, las posesiones de Inglaterra sobre la costa norteamericana se habían organizado en trece colonias, las que tenían sus propios gobiernos, organizados en forma similar aunque con algunas diferencias. En todas existía, en el ejercicio del gobierno, la división de poderes : ejecutivo (el gobernador), legislativo (consejo y Asamblea), y judicial (jueces y jurados). De acuerdo a su origen, los gobiernos coloniales podrían ser clasificados en tres tipos : Provinciales : era el sistema de gobierno en que el rey designaba al gobernador y el Consejo, y los pobladores elegían a la Asamblea y los jurados; De los Propietarios : eran aquellos que fueron fundados por un particular con autorización real y las gobernaba el fundador o el gobernador que él designara, pero los colonos elegían a los miembros del Consejo y la Asamblea; y el De Cartas : en estas colonias el rey había concedido cartas a los colonos que les permitían designar a todos los funcionarios del gobierno. Las colonias inglesas tenían entre ellas fuertes lazos de unión : su origen común, su dependencia de la Corona, ciertas tradiciones sociales y, además, las luchas que debieron mantener contra los indios y contra las colonias francesas vecinas. Estos elementos contribuyeron a formar entre ellas una unidad que facilitó la organización del país al obtener la independencia. En la segunda mitad del siglo XVIII los colonos ingleses en América del Norte gozaban de una situación política superior a la que tenían los pueblos europeos. Sin embargo, existían, frente a Inglaterra motivos de descontento por factores esencialmente económicos.

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Las clases superiores de la sociedad colonial norteamericana se hallaban disconformes con la organización económica establecida en la metrópoli, y sus integrantes fueron los protagonistas de gran parte de los actos de rebeldía que condujeron a la independencia. Una vez triunfante la revolución, los trece estados norteamericanos tuvieron que plantearse el problema de su inmediata organización política. La primer dificultad consistió en encontrar una organización política que estableciera una forma de gobierno efectiva sin disminuir las autonomías de las antiguas colonias. Para solucionar el problema se eligió una Convención Constituyente donde actuaron representantes de los dos sectores que ya se habían formado : los Republicanos, partidarios de la conservación de la autonomía política de cada Estado; y los Federalistas, partidarios de un gobierno central con grandes atribuciones. La Convención se reunió en Filadelfia, bajo la presidencia de Jorge Washington; allí, después de estudiar la realidad del país, los representantes de los dos grupos de opinión, elaboraron la Constitución Federal Norteamericana de 1789. En el sistema federal elegido, los Estados Unidos que formaban la unión conservaban sus gobiernos respectivos con autoridad y competencia en determinadas materias, pero cedían la dirección de los problemas generales y comunes a todos los Estados a un gobierno central creado a ese fin. Los norteamericanos establecieron un gobierno republicano, federal y representativo; organizando, por una parte, el gobierno central en sus poderes legislativo, ejecutivo y judicial, y por otra parte, las relaciones entre los Estados de la unión americana. La independencia de los Estados Unidos de Norteamérica causó una profunda impresión –por primera vez en los tiempos modernos- de gobernarse en forma de República. La “felicidad” alcanzada en ese país fue pronto conocida y envidiada en Europa y en América. En Francia los escritores y filósofos galos estudiaron su desarrollo y sus conquistas con deseos de imitarlas. La Declaración de los Derechos del Hombre, compuesta por Tomás Jefferson, llenó de infinitas ilusiones a quienes la leyeron. Sus principios, basados en los derechos naturales del hombre, databan de los tiempos de Grecia y de Roma, de los orígenes del cristianismo y de la Edad Media Española; pero nunca habían sido expuestos con tanta claridad y realizados de un modo más práctico. En Francia, la lectura de los textos constitucionales norteamericanos despertó ilusiones políticas de todos los hombres que ansiaban la restauración y convocatoria de los Estados Generales, suprimidos muchos años antes por el despotismo de los reyes Borbones. En la América española los ideales políticos norteamericanos penetraron a comienzos del siglo XIX. Antes de 1800 fueron conocidos de un modo muy superficial y no tuvieron una influencia apreciable. En el Río de la Plata se han hallado plenas constancias de que el estado político que imperaba en Norteamérica era admirado en secreto por muchos españoles en el año 1807. En gran medida contribuyó a esa propaganda el periódico inglés fundado en Montevideo, La Estrella del Sur, escrito a la vez en inglés y español. En 1811 fueron conocidos los textos constitucionales de los Estados Unidos, principalmente por una traducción del venezolano García de Sena. Más tarde hubieron otras traducciones que despertaron en los caudillos del Río de la Plata los deseos de organizarse en sus provincias de acuerdo con la forma política federal norteamericana. (b) Conclusiones. El caso norteamericano le aportó a nuestro proceso, además del ejemplo revolucionario, el modo liberal anglosajón, principalmente a través de sus documentos : Declaración de la Independencia de 1776, y las Constituciones Federales de 1789, y las Constituciones Estaduales; que influyeron el pensamiento liberal y la redacción de los documentos emanados. Esta influencia se

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tratará, más detalladamente, en el caso de nuestra Provincia Oriental, al analizar los sucesos del Año XIII. Por ahora, bastará concluir que el liberalismo anglosajón despertó mayores simpatías en el círculo patricio rioplatense por su moderación y por la similitud de las circunstancias entre las colonias del Norte y las del Sur de América. La revolución norteamericana dirigida por el patriciado anglonorteamericano, exento de todo radicalismo, había conservado intactos los privilegios de los grandes propietarios, incluso sus derechos a expoliar a millares de esclavos negros. Esta hipocresía liberal tranquilizaba al patriciado criollo de Hispanoamérica. Otro efecto derivado de aquella revolución, pero de características económicas, fue que Inglaterra, al perder sus colonias, tuvo la necesidad de buscar nuevos mercados en los dominios españoles de América, hecho que influyó para que dichos territorios consiguieran nuevas franquicias comerciales, o que se incrementara el contrabando. Finalmente, para este momento del análisis, cabe decir que han habido autores que pretendieron explicar nuestro proceso emancipador como una prolongación el norteamericano, al cual han presentado como la “piedra filosofal” de la nueva política. Nada más alejado de la verdad, si bien fue significativo e indiscutible el aporte del ejemplo norteamericano, hay que tener en cuenta que el liberalismo en Hispanoamérica tuvo el mismo origen remoto del liberalismo puritano inglés. En el siglo XVIII una ola liberal cubrió Europa y América, y dio los grandes frutos de la Independencia de los E.U.A., de la Revolución Francesa y de la Guerra Civil Hispanoamericana (el posterior proceso emancipador); era el mismo espíritu bajo distintos ropajes el que estuvo en todos estos hechos. Fueron nuevas ideas sobre el Estado y los derechos de los hombres. ¿o eran las viejas ideas medievales de igualdad y participación popular que derrocaban a las nuevas teorías absolutistas impuestas en distintas partes de Europa?. También se puede apreciar que había una diferencia filosófica entre los casos norteamericanos y los hispanoamericanos. Consistía en el fondo teológico sobre el que se apoyaban y justificaban los primeros, y en las razones jurídicas y sociológicas que servían de base a los segundos. En otras palabras, unos buscaban la justicia social en la Biblia, y los otros, en el derecho y la tradición histórica. (5) La influencia de la Revolución Francesa. La Revolución Francesa, como acontecimiento social y político, tuvo escasa influencia en el proceso emancipador rioplatense. Sí lo tuvo el conjunto de ideas de los filósofos del siglo XVIII, en los cuales se destacaban franceses, que inspiraron aquella revolución. Este conjunto de ideas conformaban el Iluminismo, que ya fue analizado. Fue el influjo de estas ideas, más que el ejemplo revolucionario, el que prendió en muchas mentes de las minorías cultas hispanoamericanas. La situación de América no necesitaba de la Revolución Francesa para iniciar la acción emancipadora, pero, como fue una fuente de irradiación de las ideas liberales, es considerada en este estudio. También es importante aclarar que esas ideas liberales se aceptaron en Hispanoamérica en sus postulados políticos, sociales y económicos; pero se desecharon aquellas reflexiones contrarias a los dogmas de la Iglesia, esta fue una de las causas de la abierta participación de los clérigos en la revolución hispanoamericana. Por otra parte, algún efecto menor pudo haber tenido la amenaza que representó la Revolución Francesa para la corona española. La corte borbona implementó algunas medidas para protegerse de los postulados contrarios a sus intereses, entre ellas, la persecución de agitadores liberales inspirados por el ejemplo francés, los que eventualmente pasaron a América y continuaron su labor revolucionaria.

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(6) Influencia de la ocupación napoleónica de España. A principios de 1808, Napoleón Bonaparte, Emperador de los franceses intentó intervenir en la política española sustituyendo al rey Carlos IV por su propio hermano José Bonaparte. Para eso logró que tanto el rey como su hijo y heredero, el príncipe Fernando, abdicaran y le cedieran sus derechos al trono; luego designó como rey de España a José Bonaparte. Una gran parte de la nobleza española aceptó esta situación, pero la mayoría del pueblo se levantó en armas contra los ejércitos franceses, y defendió los derechos al trono de Fernando VII en una Guerra llamada de la Independencia. La Guerra de la Independencia española, ocurrida entre 1808 y 1814, fue un movimiento antifrancés y nacionalista, pero, además, para una gran parte de la población, la guerra tenía un contenido liberal contrario al mantenimiento de la monarquía absoluta. Los patriotas españoles no sólo realizaron la guerra contra los ejércitos franceses sino que procedieron también a organizar políticamente el país. No aceptaron la renuncia al trono de los Borbones y decidieron que en ausencia de Fernando VII el pueblo debía realizar la labor de gobierno por medio de Juntas regionales. Como este gobierno popular, ejercido por numerosas Juntas, no tenía unidad de acción, se resolvió crear una Junta Central Gubernativa en Setiembre de 1808. Posteriormente, en 1810, esta Junta Central cedió sus facultades ejecutivas a un Consejo de Regencia que reunió una asamblea legislativa encargada de elaborar una Constitución para el reino. La crisis de la monarquía española, provocada por la intervención francesa, aceleró el enfrentamiento de las tendencias liberales y absolutistas, y el ejemplo de la formación de las Juntas de gobierno se propagó a América. (7) Influencia británica y de las Invasiones Inglesas. Gran Bretaña, salvo por las denominadas Invasiones Inglesas, no ejerció directamente una gran influencia en el Río de la Plata. La influencia británica se desenvolvió a través de presiones políticas y económicas debido a su rivalidad con España, pero no logró desmoronar el imperio español ni por la intriga ni por la acción militar; en cambio, el contrabando inglés, que fue una constante de la vida colonial casi desde sus orígenes, generó entre la población criolla múltiples intereses vinculados a ese tráfico ilícito, que la inclinaron a romper las trabas del monopolio y fueron un factor decisivo de la emancipación. En cuanto a la influencia ideológica, se destaca la influencia que en la clase culta hispanoamericana debieron tener las ideas económicas de Adam Smith. Por la importancia histórica del hecho, y particularmente por la proximidad en el tiempo con el inicio del proceso emancipador, se analizará seguidamente el efecto que pudieron tener las Invasiones Inglesas al Río de la Plata de los años 1806 y 1807, y la ocupación inglesa de Montevideo. Estas invasiones constituyeron un intento inglés de conquistar militarmente el Virreynato del Río de la Plata. Las causas que las provocaron fueron de orden político y militar : la rivalidad existente entre Inglaterra y España, y el poderoso desarrollo industrial inglés y la necesidad de nuevos mercados para su comercio afectado por el bloqueo continental establecido por Napoleón en Europa. El 25 de Junio de 1806, la flota británica al mando de Sir Home Popham llegó a la costa de Buenos Aires e inició de inmediato el ataque a la Capital del Virreynato, la que cayó días después. El Virrey, Marqués de Sobremonte, incapaz de encabezar la

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resistencia, se retiró al interior del territorio. La población del Virreynato quedó asombrada y atemorizada ante el desastre militar y la posibilidad de refuerzos que podía recibir el enemigo. Un grupo de pobladores de Buenos Aires hicieron llegar al Gobernador de Montevideo, Don Pascual Ruiz Huidobro, un informe sobre los ocurrido, y éste se dedicó a preparar la reconquista de la ciudad. Montevideo pasó a ser el lugar más importante, el Gobernador llamó a una Junta de Guerra que lo invistió del mando militar, el Cabildo, a su vez, el 18 de Julio y adoptando medidas reservadas hasta entonces solo al monarca, ante la ausencia de las máximas autoridades virreynales designó a Ruiz Huidobro como Jefe Supremo del Continente (refiriéndose al territorio del Virreynato). Los preparativos de la expedición de reconquista se hicieron rápidamente, el plan militar se hizo teniendo en cuenta la posibilidad de un ataque inglés a Montevideo, la fuerza reconquistadora se puso al mando del Capitán Santiago de Liniers mientras el resto del Ejército quedó a órdenes de Ruiz Huidobro para defender Montevideo. Liniers, francés de nacimiento pero con más de treinta años al servicio de la corona española, salió de Montevideo a Colonia el 23 de Julio y atravesó el Río de la Plata el 3 de Agosto. El 11 de Agosto, las fuerzas montevideanas reforzadas con elementos de Buenos Aires, iniciaron el ataque de la ciudad y se apoderaron de la plaza del Retiro. Al día siguiente avanzaron sobre la plaza municipal, donde después de un violento combate los ingleses se rindieron. Con la excepción de Popham, que se mantuvo en las aguas del estuario, la rendición fue completa y sin condiciones. La reconquista hizo de Liniers la primer figura de Buenos Aires y su población, en el Cabildo Abierto del 14 de Agosto, lo invistió del mando político y militar de la ciudad. La designación creó una situación irregular. Sobremonte no aceptó estas resoluciones pero, impotente para impedirlas, terminó aprobando el nombramiento militar de Liniers y delegó en la Real Audiencia el mando político. La certeza del envío de mayores contingentes invasores determinó en el Río de la Plata enérgicos preparativos de defensa. El Virrey Marqués de Sobremonte, llegó a Montevideo en Octubre tomando a su cargo la defensa de la plaza. A fines de ese mes, Popham, después de fracasar en un ataque a Montevideo, resolvió conquistar el puerto de Maldonado. Esta ciudad cayó en poder de los ingleses en Octubre de 1806 tras una heroica resistencia a cargo del destacamento de Blandengues y de los vecinos. Después de ocuparla, los ingleses saquearon la ciudad durante tres días. Entre tanto, el gobierno inglés envió nuevos contingentes militares al mando de Juan Whitelocke. Las operaciones militares continuaron, el 14 de Enero de 1807 más de cien barcos se presentaron frente a Montevideo. El ataque a la ciudad se realizó pocos días después dirigido por Sir Samuel Auchmuty que desembarcó en la playa del Buceo el 19 de Enero. El Virrey Sobremonte no pudo detener el avance inglés y se retiró al Miguelete. Ruiz Huidobro lanzó una división de más de 2.000 hombres que fue destruída en el combate del Cristo el 20 de Enero. Un pedido de ayuda a Buenos Aires se materializó en el envío de más de 2.000 hombres al mando del propio Liniers pero que habrían de llegar tarde, pues Montevideo fue conquistada el 3 de Febrero de 1807. Los ingleses en Montevideo. Sir S.Auchmuty no abusó de su victoria pues le interesaba lograr la simpatía y la buena fe de los pobladores. Se hicieron proclamas en donde se anunciaba que se respetarían la religión, la propiedad privada y la de las comunidades. Como órgano de propaganda inglesa, se publicó el primer periódico impreso en Montevideo : “La Estrella del Sur”. Se publicaron sólo siete números y estaba redactado en inglés y español, y realizó una intensa propaganda para demostrar los inconvenientes del régimen hispánico y las ventajas que ofrecía la soberanía inglesa,

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destacaba su libertad para tratar los problemas indianos y el respeto que tenían por los derechos individuales. Tras el Ejército llegó a Montevideo un número importante de comerciantes ingleses con surtidos de paños y manufacturas, producto de la nueva industria maquinista europea, hasta entonces desconocidos en Montevideo o logrados a precios elevados. La riqueza nacional encontró amplia colocación y los comerciantes de Montevideo obtuvieron artículos que fueron vendidos después, en la misma ciudad o en el Virreynato, con ganancias considerables. La dominación inglesa no produjo cambios fundamentales en la sociedad hispánica; pero los oficiales británicos, con una cultura general superior a la que había alcanzado Montevideo, trajeron junto con sus costumbres de buena educación en la vida diaria, un concepto distinto de la sociedad, del respeto a las personas, constituyendo un factor de renovación y ampliación espiritual de importancia. La ocupación militar no se redujo a Montevideo y Maldonado, se extendió a Canelones, San José y Colonia. La resistencia se manifestó con ataque realizados por pequeñas partidas de caballería que hicieron la guerra de guerrillas. La derrota inglesa en Buenos Aires. En Mayo llegó a Montevideo el General J.Whitelocke decidido a marchar sobre Buenos Aires. A fines de Junio los ingleses desembarcaron en las inmediaciones de la Ensenada y, después de derrotar a Liniers, avanzaron sobre la ciudad e intimaron su rendición. Buenos Aires estaba preparada para resistir bajo el liderazgo del Alcalde de Primer Voto Martín de Alzaga. Liniers logró llegar conduciendo los restos de sus fuerzas. La Batalla se libró el 5 de Julio y el General Whitelocke, derrotado, capituló con todo su Ejército. En la capitulación se arregló la inmediata desocupación de Buenos Aires, la entrega de Montevideo, la evacuación definitiva del Río de la Plata en el término de dos meses y el canje de prisioneros. Consecuencias de las invasiones inglesas. Las principales consecuencias se manifestaron en la actividad política y económica. En el político : Las invasiones dejaron en evidencia los inconvenientes de régimen hispánico y disminuyeron el prestigio de la autoridad real encarnada en el Virrey Sobremonte que no fue capaz de enfrentarla valerosamente; al obedecerse las aspiraciones populares más que a las Leyes de Indias (en el Cabildo de Montevideo del 18 de Julio de 1806 y en el Cabildo Abierto de Buenos Aires del 14 de Agosto de 1806) se realizó una verdadera evolución jurídica que sirvió para dar a los criollos una prueba de su poderío; aumentaron la rivalidad entre Buenos Aires y Montevideo; sin embargo la ocupación transitoria de Montevideo no afectó el sentimiento hispánico de los locales. En el orden económico : se concretaron algunas de las ventajas del libre comercio, los productos europeos abundaron y se abarataron, los productos regionales fueron solicitados y se valorizaron; una parte del comercio rioplatense fue directamente beneficiado por la situación creada por Inglaterra y anheló modificar el régimen comercial hispánico. (8) Influencia de las Rebeliones anteriores a 1808. Desde los inicios de la Conquista se produjeron rebeliones en América que tendieron en mayor o menor medida a la emancipación y que se pueden tomar como antecedentes válidos de la que incluye el tema de esta monografía. Trataremos a continuación los casos más significativos de los levantamientos de Conquistadores, Criollos, Indios, y Negros; y de cómo pudieron influir en el proceso emancipador producido a partir de 1808. (a) Rebeliones de los Conquistadores. Los conquistadores realizaron varios levantamiento en contra de las autoridades de la

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Corona. En ellos estaba profundamente arraigado el apego a los fueros medievales por lo que estaban siempre propensos a rebelarse en cuanto sentían que sus derechos estaban siendo avasallados de alguna forma. Algunos de ellos ya habían participado en la rebelión comunera contra Carlos V y habían marchado a América después de su derrota. Esperaban una gran recompensa a los peligros que enfrentaron y los sacrificios que hicieron durante la conquista, y estuvieron siempre dispuestos a enfrentar al mismo rey si sospechaban una amenaza a sus justos anhelos. Aunque cuando se levantaban contra disposiciones reales, aparentaban sublevarse solo contra los magistrados encargados de aplicarlas, bajo consignas de ¡Viva el Rey, abajo el mal gobierno! o ¡Viva el Rey, mueran los tiranos!, con lo que expresaban su acatamiento a la monarquía a la vez que se rebelaban contra sus órdenes y sus representantes. Rara vez llegaron más lejos que eso, como el caso del tirano Lope Aguirre que se proclamó monarca de un reino independiente en la región amazónica. Pero la tentación separatista ya se hallaba latente en los Capitanes de la Conquista. Entre los conquistadores del Perú surgió el proyecto de erigir una monarquía americana con Gonzalo Pizarro al frente. Tampoco escapó a los consejeros de la Corona el peligro de la independencia, en el siglo XVI advirtieron al monarca al respecto, instándolo a no permitir el engrandecimiento de los conquistadores. Entre las rebeliones de los conquistadores se destacó, por su magnitud, la de los encomenderos del Perú contra el Virrey Blasco Núñez de Vela, que fue decapitado por las huestes de Gonzalo Pizarro en 1546. La causa de este movimiento fue la resistencia a las Leyes Nuevas de 1542 que abolían la esclavitud del indígena y procuraban impedir la expoliación de que era víctima. (b) Rebeliones de Criollos. Las rebeliones de criollos no demostraron, antes del siglo XIX, tendencias separatistas. Se asemejaron a la de los conquistadores : no atacaban los fundamentos del sistema y sólo procuraban evitar algún abuso o derrocar algún jerarca. En el curso del siglo XVII se produjeron las llamadas rebeliones de los comuneros. Afectaron a la Gobernación del Paraguay y a la Ciudad de Corrientes, en el Río de la Plata; y a la región de Villa Socorro, en Nueva Granada. Aparte de su mismo carácter comunal o municipal, no hay mayores similitudes entre estos dos levantamientos. Se produjeron por causas diferentes y estaban distantes entre sí, en tiempo y espacio, aunque el fermento revolucionario dejado por los dos pudo haber contribuido al espíritu emancipador de 1810. El levantamiento paraguayo se centró en la ciudad de Asunción y se desarrolló en dos fases sucesivas, una en 1721 y la otra en 1730. La de la ciudad de Corrientes ocurrió en 1764. Ambas provocadas por la hostilidad a la Compañía de Jesús por la competencia de la producción misionera; y ambas esgrimían los derechos del “común”. El levantamiento de Nueva Granada se produjo en 1781, y sus principios cardinales consistían en la negativa al pago de impuestos no consentidos y en el ejercicio del derecho de resistencia a la opresión. Aunque en ninguno de estos movimientos se formularon intenciones separatistas, las ideas que los animaron entroncarían posteriormente con las ideas liberales en la gesta independentista. (c) Rebeliones de Indios. A partir del descubrimiento los levantamientos de los indios fueron hechos frecuentes en la América española. En la mayoría de los casos ocurrieron en la forma de arrebatos desesperados en reacción al hambre o ante algún abuso que superaba las formas de opresión usuales. Como se trataban de movimientos aislados, sin plan ni organización, las autoridades españolas fueron capaces de localizar las insurrecciones y aplastarlas cruelmente. Sin

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embargo, hubieron algunas sublevaciones de importancia, la mayor de ellas fue, sin lugar a dudas, la de Tupac Amaru, que se inició en 1780 en la Provincia peruana de Tinta y se propagó a todo el Perú y zonas limítrofes de Nueva Granada y el Río de la Plata. Su Jefe se llamó José Gabriel Condorcanqui, era descendiente de los Incas y adoptó el nombre de Tupac Amaru en memoria de uno de éstos. Puso sitio a la ciudad de Cuzco, mientras otros dirigente indígenas, los hermanos Catari, sublevaron el Alto Perú y atacaron la ciudad de Charcas. Tropas de los Virreyes del Perú y del Río de la Plata, luego de varios combates, lograron derrotar a los indios y tomaron prisioneros a Tupac Amaru y otros Jefes, que fueron ejecutados en Mayo de 1781, poniéndose de manifiesto una vez más los crueles métodos de represión de las autoridades coloniales. El programa de Tupac Amaru procuraba la abolición de la mita, los corregimientos y todas las formas de sometimiento y expoliación del indio. Al principio procuró lograrlo sin romper el vasallaje con la corona española, pero al progresar el levantamiento se decidió por la constitución de un estado independiente. En general, las sublevaciones de los indios siempre buscaron el separatismo, pues el sistema colonial estaba basado en la sumisión del indio y era imposible transformar esa situación sin romper los vínculos con la metrópoli. Otra sublevación importante, de características muy especiales, fue la Guerra Guaranítica ocurrida desde 1754 a 1756 que sostuvieron los indios de las Misiones Orientales, al negarse a aceptar los términos del Tratado de Permuta que los entregaba a la jurisdicción portuguesa. En esta guerra se dio la paradoja de que tropas españolas combatieron contra los guaraníes para entregar su tierra a Portugal, lo que al fin de cuentas no se hizo pues se anuló el tratado. (d) Rebeliones de Negros. Esta rebeliones se produjeron esporádicamente desde el siglo XVI, como las indígenas carecieron de una planificación y organización suficientes como para prosperar. Algunas tuvieron carácter separatista. Como la de 1555 en las minas de oro de Buria, Venezuela. Miguel, su jefe, se hizo proclamar rey, y las tropas sofocaron esta insurrección dándole muerte. A fines del siglo XVIII se difundieron entre los esclavos las ideas de la Revolución Francesa, sintetizadas en el lema “Libertad, Igualdad, Fraternidad”. La Revolución de Haití, la prédica de los deportados franceses de la Guayana, y las propias conversaciones de sus amos, contribuyeron a ilustrar a los negros sobre la nueva doctrina. Se produjeron varios alzamientos. Uno de ellos en Coro, Venezuela, por la influencia de los deportados a Cayena después del Thermidor. Otro en la Banda Oriental, donde un grupo de esclavos trató de organizar una pequeña República en una isla del Yí, bajo el lema revolucionario. (e) Conclusiones. El espíritu independiente, el celo que demostraban por sus derechos y la continua recurrencia a los fueros medievales para justificarlos, produjeron las rebeliones encabezadas por los primeros españoles en América; estas características permanecieron latentes en América, heredándose de generación en generación, y sin duda influyeron en el proceso emancipador. En el caso de las rebeliones de criollos no presentaron hasta el siglo XIX tendencias separatistas, y, al igual que la de los conquistadores, no atacaban los fundamentos del sistema, y sólo procuraban evitar algún abuso o derrocar algún jerarca. Ésta fue también una de las características del inicio del proceso emancipador final del Río de la Plata. Los levantamientos de los indígenas tuvieron menos influencia debido a que normalmente se originaron en arrebatos que fueron rápidamente aplastados por las fuerzas españolas. Pero, como respondían a las necesidades de un sector importante de la población americana, la población original, también repercutieron en el proceso emancipador, proceso del que participaron, si bien no como líderes, sí como guerreros.

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Las rebeliones de los Negros probablemente no hayan tenido influencia en la emancipación del Río de la Plata; por más que en otras partes de iberoamérica fueron importantes, en esta región los negros se movilizaron a instancias de sus amos o con la perspectiva de un futuro mejor. (9) Influencia de la masonería y los Jesuitas en la conciencia de autodeterminación iberoamericana. La Masonería comenzó a ramificarse en América en el siglo XVIII. A través de ella se infiltraron las nuevas corrientes ideológicas de filiación liberal. Las logias masónicas en algunos casos encarnaron la filosofía enciclopedista o el programa de la Revolución Francesa, en otros el liberalismo de cuño anglosajón. Durante las invasiones inglesas del Río de la Plata, se plantaron las semillas de varias logias de este tipo. Pero, además existieron logias propiamente hispanoamericanas, creadas con el propósito exclusivo de la emancipación, suele discutirse el carácter masónico de las mismas. Las logias masónicas constituyeron, por sus características propias de secreto y clandestinidad, organizaciones aptas para conspirar contra el antiguo régimen. La Gran Reunión Americana, fundada en Londres por Francisco de Miranda, con el objetivo expreso de promover la emancipación de las colonias españolas, tuvo una especial trascendencia en la revolución hispanoamericana. Contaba con varias filiales en ciudades europeas. A la de Cádiz pertenecieron San Martín, Alvear y otros dirigentes que luego fundaron en Buenos Aires la Logia Lautaro, de tan importante papel en el proceso rioplatense. Sin embargo, al final se trasformó en la herramienta de una clase dirigente para tratar de imponer sus ideas y hacer prevalecer sus intereses. Los Jesuítas expulsados del Imperio Español en 1767 también conspiraron en pro de la independencia americana. Veían a su mayor enemigo en la Corona Española, que era responsable no sólo de su expulsión sino también de la disolución de la Orden decretada posteriormente por el Papa bajo la presión de los soberanos adversos a la Compañía de Jesús. Algunos Jesuitas exiliados en Inglaterra colaboraron con los planes de Miranda. La influencia de los Jesuitas fue más allá que la propia de su acción directa evangelizadora, sus principios filosóficos eran contrarios al liberalismo pero también apoyaron los esfuerzos independentistas en contra de la Corona española. b . Conclusión general sobre las causas del proceso emancipador. Se han analizado varios antecedentes y factores que contribuyeron a definir las posibles causas del proceso emancipador rioplatense. Como conclusión general se resume los siguiente : Debido a la ineficacia del Régimen Indiano y de las Instituciones de la Corona española para resolver los problemas sociales y políticos de Hispanoamérica y para desarrollar su actividad económica; a lo que se agregó la difusión en América de las nuevas ideas de la Ilustración; el ejemplo de los Estados Unidos de Norteamérica; las influencias británicas y francesas; y la creciente importancia de los criollos en la sociedad colonial, los que, a fines del siglo XVIII, ya formaban un sector social de importante actuación en la actividad económica, pero a los que el centralismo hispánico mantenía apartado de los cargos administrativos reservados para los españoles y europeos; se inició, catapultado por la crisis de la monarquía española durante la invasión napoleónica, un proceso que tuvo en su comienzos las características de una guerra civil en la que no se expresaba, al menos abiertamente, ningún interés separatista, pero, como veremos más adelante, se iría transformando

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paulatinamente en un proceso emancipador hasta convertirse en abiertamente independentista. 2 . Biografía del Jefe de los Orientales, Gral.José Artigas, hasta 1811 En el momento decisivo de la revolución, cuando la situación requería un elemento catalizador y una fuerza motora que impulsara la acción, apareció José Artigas, quien llegaría a convertirse en el Jefe de los Orientales y alma mater de los conceptos fundamentales de INDEPENDENCIA, REPÚBLICA Y FEDERACIÓN. Seguidamente, se presenta un esbozo de su biografía hasta 1811, extractado del “Proceso Histórico del Uruguay” del historiador Alberto Zum Felde, tan solo para recordar sus antecedentes. Cuando se describan los acontecimientos históricos relativos al proceso emancipador, su nombre aparecerá permanentemente, y se podrá calibrar la extensión de su influencia sobre los hechos centrales analizados de esta monografía. “Nacido en Montevideo, hijo de hidalgos colonos, de solar y casa conocida, Artigas recibe, en el Convento de los Franciscanos, la instrucción que se da a los jóvenes burgueses de la ciudad. Llegado a mozo, va a atender una hacienda de su padre, internándose en Casupá. Allí se hace hombre de campo; adquiere los hábitos y las energías propias del medio; se adiestra en los trabajos violentos y peligrosos de la ganadería en su época. Conoce íntimamente el gaucho y se identifica con él. Pero pronto la vida de la estancia no le basta; una inquietud montaraz le llama a cambiar de pago y de vida; movido por una oscura necesidad de acción, deja la hacienda de su padre y su posición de mozo rico. Se hace acarreador de ganados cerriles, acaparador de cueros, combatiente, acaso, en ocasiones. Al frente de partidas cimarronas recorre las cuchillas, las sierras y los ríos y los montes, de una punta a otra del país, volteando hacienda bravía, cuereando, monteando, peleando con partidas portuguesas, adiestrándose en el rumbo y en la pelea. Así adquiere nuevo y más profundo conocimiento del territorio, así conquista nuevas y más difíciles aptitudes. Su audacia, su coraje, su destreza, su energía, le van creando prestigio entre el gauchaje, y aún entre los estancieros. Necesitados éstos de una defensa contra las continuas depredaciones del cuatrerismo y del contrabando portugués, defensa que la autoridad española no puede darles, los hacendados proponen a Artigas organizarla y ejercerla por cuenta de ellos; y así, al mando de una fuerza armada, pasa a ser Guarda General de Campaña. Creado el Regimiento de Blandengues por el Gobierno de Montevideo, Artigas ingresa en él y pronto es Capitán. Se encuentra en las invasiones inglesas y toma participación en sus episodios. En esta nueva posición conoce la milicia, aprende la táctica veterana, adquiere la actitud militar del mando y la organización. Así, pasando de una a otra posición, va integrando su personalidad con nuevas facultades; y así preparado le encuentra el alzamiento de 1811. Cuando Artigas desembarca en la Calera, volviendo de ofrecer sus servicios a la Junta Revolucionaria de Buenos Aires, ya todo el país está alzado. Partidas sueltas se van incorporando y engrosando las columnas. Cada estanciero criollo ha reunido y armado al gauchaje del pago, poniéndose algunos a su frente. De los montes salen bandas de matreros, dirigidos por el más prestigioso. Los rancheríos y poblaciones quedan sin hombres : todos van buscando incorporarse. Cada columna o cada partida tiene un jefe propio, su caudillejo local; falta el hombre de prestigio superior y de capacidad militar que los reúna a todos, a quien todos reconozcan, que de unidad y dirección a todas sus fuerzas : Artigas es aclamado Primer Jefe de los Orientales”.2 2 Proceso Histórico del Uruguay. Alberto Zum Felde. Ediciones ARCA. 5ª.Edición, Montevideo, Abril 1967.

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3 . El Proceso revolucionario emancipador en el Río de la Plata hasta 1813. El proceso emancipador de Hispanoamérica puede considerarse que se inició en 1808, y, en su primer etapa, generalmente asociada al tiempo que duró la “prisión” de Fernando VII ( hasta 1814 ), se caracterizó por el movimiento juntista y los primeros movimientos armados que enfrentaron a los juntistas y los partidarios de mantener en el poder las viejas autoridades coloniales, y muchas veces a los juntistas entre sí por rivalidades regionales y de fueros. El movimiento juntista americano de 1808 y 1809 es una consecuencia de los acontecimientos de España y se desarrolló a imagen y semejanza del movimiento juntista de la península. La justificación doctrinaria y las finalidades proclamadas son las mismas en los dos movimientos. Caducada la autoridad real, la soberanía volvía al pueblo. El pueblo, único depositario de la soberanía en ausencia del rey, debía establecer nuevas autoridades, o confirmar las antiguas por una nueva delegación de soberanía. Estas concepciones jurídicas se hallan presentes, explícita o implícitamente, en todas las manifestaciones del movimiento juntista. La base de estas formulaciones se encuentra en la tradición representativa del pueblo español, en las cortes y municipios medievales, y en el carácter usufructuario de la monarquía española. El movimiento juntista proclamaba su fidelidad a Fernando VII, exiliado y “prisionero” de Napoleón Bonaparte, no reconocía las abdicaciones de Bayona aunque hubiesen sido voluntarias, pues le negaba al rey el derecho de disponer de la Corona sin consultar a la nación. La creación de las juntas emanadas de la soberanía popular tenía por objeto consolidar los derechos del monarca legítimo, preservando a los pueblos de la amenaza de la invasión napoleónica y protegiéndolos de cualquier maniobra del usurpador. La actitud del movimiento juntista con respecto a los antiguos jerarcas fue variable; cuando se desconfiaba de ellos, por suponerlos “afrancesados” u otras razones, buscaban su destitución, cuando esos jerarcas participaban de los móviles del juntismo solieron conservar su mando, aunque compartiéndolo con la nueva autoridad de origen popular, la Junta. Las principales juntas constituidas en América fueron, según su orden de aparición :

- La de Montevideo, el 21 de Setiembre de 1808. - La de Chuquisaca (Bolivia), el 25 de Mayo de 1809. - La de Quito (Ecuador), el 10 de Agosto de 1809. - La de Caracas (Venezuela), el 19 de Abril de 1810. - La de Buenos Aires, el 25 de Mayo de 1810. - La de Bogotá (Colombia), en Julio de 1810. - La de Chile, en Setiembre de 1810.

A continuación, se describirá el proceso emancipador en el Río de la Plata hasta 1813, enfocando los acontecimientos sucedidos en la Banda Oriental, para luego desarrollar conclusiones sobre cómo pudieron influir en los suceso posteriores del Año XIII. a . Descripción general del Proceso. La descripción se llevará a cabo ordenando los acontecimientos cronológicamente y jalonando la redacción con los hechos más destacados : La Junta de Montevideo de 1808, El Motín Juntista de Buenos Aires, La Junta de Mayo de 1810, La Actitud de Montevideo y de la Banda Oriental ante la Junta de Mayo, La Revolución en la Banda Oriental, y El Conflicto con el centralismo porteño.

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( 1 ) La Junta de Montevideo de 1808. Los acontecimientos rioplatenses obedecieron al influjo de los cambios acaecidos en España, pero gravitó también sobre ellos un factor puramente local : la rivalidad entre los puertos de Buenos Aires y Montevideo, cuyo origen se remonta a la fundación de esta última y se agudizó a partir de 1778 con el Reglamento de Libre Comercio, llegando a una enconada pugna en la que participaron hasta las autoridades de las ciudades respectivas y originó un distanciamiento que exasperó el sentimiento localista, y gravitaría sobre el desarrollo posterior de nuestros países. Debe hacerse notar que, por lo general, las autoridades metropolitanas como el Rey y el Consejo de Indias fallaron los pleitos entre las dos ciudades favoreciendo los intereses de Montevideo, quizás para poner freno a las ínfulas localistas bonaerenses, o siguiendo la técnica normalmente utilizada por el gobierno español en América de “dividir para reinar”. El resultado de las invasiones inglesas ahondó aún más las diferencias entre los dos puertos. Otros factores de fricción fueron : la elección popular de Liniers como Virrey, la designación por éste ( sin las facultades correspondientes ) de Elío como Gobernador de Montevideo en sustitución de Ruiz Huidobro, la adhesión posterior que le profesó Montevideo a su Gobernador, el enfrentamiento del Gobernador con el Virrey por problemas de jurisdicciones que unió a los montevideanos alrededor de su jefe político en una manifestación colectiva precedente a la Junta de 1808. Los acontecimientos de 1808 en la península tendrían hondas repercusiones en el Plata, produciendo la escisión entre los gobiernos de Buenos Aires y Montevideo. En este proceso desempeñaron un papel decisivo las gestiones de tres comisionados que llegaron a estas tierras : el Brigadier Joaquín Javier Curado del gobierno portugués, el Marqués de Sassenay del francés, y el Brigadier José Manuel Goyeneche de la Junta Local de Sevilla. La abdicación inicial de Carlos IV a favor de su hijo Fernando VII después del motín de Aranjuez, la política pública posterior de Carlos IV, el rechazo del enviado francés, la jura prematura de Montevideo a Fernando VII, la duda inicial de Buenos Aires, las dudas sobre el partido del Virrey Liniers (francés de origen), la prisión del enviado de Napoleón en Montevideo, las instigaciones del enviado portugués contra Liniers en Montevideo, y la amenaza de invasión portuguesa a la Banda Oriental del Río de la Plata, terminaron en el enfrentamiento entre el Virrey y el Gobernador de Montevideo. El 20 de Setiembre llegó a Montevideo desde Buenos Aires el Capitán de Navío Juan Antonio Michelena, había sido enviado por el Virrey Liniers para reemplazar a Elío, a quien destituyera según decreto del 17 de Setiembre. Lo que siguió fue un fuerte altercado entre Michelena y Elío que llegó a la violencia física. Elío expulsó a viva fuerza a Michelena, quien se dirigió al Cabildo donde recibió el reconocimiento de los regidores. Pero el pueblo salió a la calle manifestando tumultuosamente su adhesión a Elío y su repudio al reemplazo enviado por Buenos Aires. Ante la exigencia popular, el Cabildo decidió convocar para el día siguiente un Cabildo Abierto para discutir la situación. La indignación popular llegó a un extremo que puso en peligro la vida de Michelena quien debió huir de la ciudad y regresar a Buenos Aires. A las diez de la mañana del día 21 de Setiembre de 1808 se reunió el Cabildo Abierto. El pueblo acudió en gran número a la Plaza Mayor. Al no dar cabida la sala de sesiones a todos los concurrentes, se decidió que se eligiesen 55 diputados. La Asamblea así formada resolvió que la orden de Liniers debía “obedecerse, pero no cumplirse”, debiendo Elío permanecer en la ciudad y en su cargo de Gobernador. Ante los reclamos de la multitud, el Cabildo Abierto se constituyó en Junta de Gobierno

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presidida por el Gobernador Elío, dándose cuenta al Virrey y a la Real Audiencia de Buenos Aires, así como se envió a un comisionado ante la Junta de Sevilla a la que Montevideo reconocía como suprema autoridad del reino. La audiencia de Buenos Aires contestó la comunicación montevideana afirmando la ilegalidad de la Junta de Montevideo e intimando su inmediata disolución. La Junta se negó a esta exigencia y defendió airadamente su posición. La ruptura fue total. Montevideo se emancipó completamente de sus lazos con Buenos Aires y asumió el control del interior de la Banda Oriental, en el transcurso de esta escisión ambas partes adoptaron medidas de fuerza, no llegando a la lucha armada aunque fuerzas porteñas ocuparon Colonia en Noviembre de 1808. Esta separación perduró hasta el 29 de Junio de 1809, fecha en que arribó a Montevideo el nuevo Virrey nombrado por la Junta Central Gubernativa, Don Baltasar Hidalgo de Cisneros quien traía consigo reales órdenes de la Junta Central en las que se felicitaba a Elío y a la Junta de Montevideo por su fidelidad y buenos servicios, a la vez que se disponía la disolución de esta última. Lo que se hizo de inmediato, entendiéndose que la llegada del nuevo Virrey hacía desaparecer la causa principal de la creación de la Junta. ( 2 ) El Motín Juntista de Buenos Aires. En el transcurso de la escisión rioplatense se produjo en Buenos Aires un intento de derrocamiento de Liniers, acompañado por la creación de una Junta similar a la de Montevideo. El 1º. de Enero de 1809, en ocasión del relevo de los miembros del Cabildo, y cuando los miembros entrantes y salientes regresaban del fuerte de recabar su confirmación por el Virrey, la multitud comenzó a proferir gritos tales como : “¡Queremos Junta!, ¡Viva Fernando VII!, ¡No queremos ser mandados por franceses!”. Es evidente que todo respondía a un plan preconcebido por el partido peninsular integrado por los ricos mercaderes monopolistas. Aparentando ceder a las demandas de la multitud, se reunieron en Junta los miembros salientes y entrantes del Cabildo, más algunas otras personalidades. La reunión se realizó en la sede del Cabildo, proponiéndose la instalación de una Junta Suprema Independiente, la que no prosperó pues pesaron más los lazos que ligaban a Buenos Aires con la península; se decidió, al final, establecer una Junta de Gobierno similar a la de Montevideo y exigir la renuncia de Liniers. Invitados por el propio Liniers, los miembros de la Junta recién constituida pasaron al fuerte a conferenciar con él. Allí le presentaron su demandas, accediendo Liniers a renunciar. Pero, en esas circunstancias, ingresaron los Jefes de los Cuerpos de Milicias criollas, quienes se opusieron a la renuncia del Virrey, mientras sus tropas en la plaza dispersaban a los adictos a la Junta. Disuelta la Junta y fortalecido Liniers en su puesto, éste mandó prender a los dirigentes del alzamiento y los desterró al puerto de Río Negro en la Patagonia, de donde los rescató una fragata enviada por Elío y los condujo a Montevideo recibiendo asilo. Este acto de fuerza aumentó la tensión entre las dos ciudades. ( 3 ) La Junta de Mayo de 1810. En Febrero de 1809 la Junta Central Gubernativa designó como nuevo Virrey del Río de la Plata a Don Baltasar Hidalgo de Cisneros, quien llegó a Montevideo el 29 de Junio. Entre las órdenes que portaba el nuevo Virrey, se hallaba el nombramiento de Elío como Inspector y Segundo Comandante de las

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tropas bonaerenses. Esta designación fue resistida por los Jefes de los cuerpos criollos, quienes concibieron el proyecto de impedir por la fuerza que Cisneros asumiera, y mantener en el puesto a Liniers. Los distintos grupos del partido criollo se reagruparon, Belgrano se reconcilió con Saavedra de quien se hallaba distanciado. En casa de Pueyrredón se reunieron los jefes militares criollos y algunos europeos, también se encontraba Belgrano; pero la conspiración no prosperó por la firme actitud de Liniers que no atendió las propuestas de los jefes militares y se dispuso a entregar el mando sin ofrecer resitencia. Por otra parte, Cisneros, al tanto de la tensa situación reinante en Buenos Aires, dejó sin efecto la designación de Elío y permaneció en la Banda Oriental, requiriéndole a Liniers que se trasladara a Colonia para entregar el mando, cosa que éste hizo. Esta actitud y los resultados de la entrevista que mantuvieron ambos gobernantes, tranquilizaron a Cisneros y, contraviniendo órdenes de la Junta Central que disponían el traslado de Liniers a España, le permitió retirarse a Córdoba. Cisneros comenzó su gobierno con una política apaciguadora, pero ésta no dio los frutos que esperaba. Los partidarios del partido peninsular y del criollo se oponían a él, unos por no ser lo suficientemente duro, los otros por suponerlo –con razón- contrario a todo movimiento de autonomía. Lo acusaban al mismo tiempo de “afrancesado” y “godo”, y así la autoridad del Virrey comenzó a socavarse, a lo que se sumó el desprestigio en que comenzó a caer la Junta Central Gubernativa. Se acrecentaron la agitación de la opinión pública y las actividades conspirativas. Los rumores de subversión llegaban hasta desde las Provincias. Cisneros, incapaz de consolidar su autoridad, inició la represión, que sólo logró caldear aún más los ánimos. El fantasma de una ocupación total del territorio español por los franceses creció en el correr de 1809, hasta que pareció ser un hecho inminente. Si esto sucedía ¿qué pasaría con América?, ¿se sometería al invasor francés?, ¿se independizaría?, en este último caso ¿qué autoridades y qué régimen deberían adoptar las colonias? ¿en quién recaería la soberanía cuando no estuvieran los organismos de gobierno peninsular?; Todas estas interrogantes agitaban la opinión pública, cada posible solución tenía un grupo detrás que la defendía en aras de sus intereses. En este período, el partido criollo se solidifica, uniéndose civiles y militares que deponen sus resquemores; el partido peninsular, por el contrario, sufre un momento de desorientación y debilitamiento por la prisión de su jefe, Martín Alzaga. El 13 de Mayo llegó la noticia que, ante el avance francés, la Junta Central se había trasladado a Cádiz y allí había acordado disolverse, delegando el poder en un Consejo de Regencia. La noticia se difunde, y del 18 de Mayo en adelante se produce una intensa actividad política por su causa. Ante esta noticia, y en caso de caducidad de los órganos de gobierno peninsulares se planteó la duda de qué forma de gobierno se debería adoptar en América. Según el criterio del partido criollo esta caducidad ya se había producido pues sus doctrinarios consideraron ilegítima la constitución del Consejo de Regencia. El 21 de Mayo el Virrey anunció oficialmente las noticias de la península, tratando de atenuar la gravedad de la situación española y asegurando que la monarquía española subsistiría en América debiéndose esperar a un arreglo entre Vierreynatos. Estas declaraciones no conformaron al partido criollo que ya aspiraba a la autonomía y no deseaba esperar a un arreglo entre Virreynatos. Además, esta solución dilatoria hizo presumir a los criollos que se intentaba desconocer sus derechos a favor de las jerarquías coloniales. Los ánimos se exacerbaron, se produjeron revueltas, la multitud, enarbolando enseñas a favor de Fernando VII, exigió la deposición del Virrey. Esta manifestaciones lograron la convocatoria de un Cabildo Abierto para el 22 de Mayo.

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En el Cabildo Abierto se enfrentaron, básicamente, dos posiciones antagónicas : el partido criollo o autonomista que sostenía que el Consejo de Regencia era un órgano ilegítimo, y por lo tanto la soberanía debía volver al pueblo y éste debía crear nuevos órganos de gobierno, en este caso proponía una junta de gobierno que asumiría la dirección del Virreynato; y el partido españolista o peninsular que afirmaba que no se había producido ningún cambio esencial y que debían permanecer en su puesto las antiguas autoridades. Después del debate, se pasó a la votación, cuyo resultado se dejó para ser comunicado al día siguiente. El 23 de Mayo, los resultados de la votación dieron a favor de la cesación del Virrey una mayoría de 155 votos contra 69, debiendo ser sustituido por una Junta que se formaría según estimase el Cabildo; hasta que fuese nombrada la Junta, el Cabildo gobernaría interinamente. Durante el 23 de Mayo se produjo una maniobra contrarrevolucionaria desde el Cabildo que se aproximó a Cisneros y le propuso la presidencia de la Junta a formarse. Cisneros aceptó, pero exigió primero que se consultase a los Comandantes de los Cuerpos Militares, éstos respondieron negativamente pronunciándose por la destitución total del Virrey. El Cabildo entonces le anunció al pueblo el resultado de la votación del 22. El 24 de Mayo se reunió nuevamente el Cabildo, intentando darle el gobierno a Cisneros en Junta con otras personalidades y esperar la llegada de diputados del resto del Virreynato. En esa misma sesión el Cabildo aprobó un reglamento de trece artículos para regir el funcionamiento de la Junta y sus relaciones con el Cabildo, que podría considerarse el primer esbozo constitucional rioplatense. La formación de esta Junta causó gran agitación y oposición de la facción autonomista, lo que llevó que la misma resignara el mando en el Cabildo aquella misma noche, al no contar con la confianza popular. El 25 de Mayo por la mañana se reunió el Cabildo para considerar la renuncia de la Junta. Inicialmente, se decidió sostener la Junta, pero ante la presión de algunos sectores de la población que manifestaban en la calle, y a la falta de apoyo de los Jefes de las Milicias, decidieron pedir la renuncia a Cisneros, quien accedió de inmediato. La multitud que se hallaba en la plaza no se conformó y pidió la destitución de toda la Junta, y la constitución de otra (de los miembros propuestos, dos eran españoles, un detalle de significación que evidencia que la separación nacional no era una idea firme), más el equipamiento de un cuerpo de 500 hombres para promover la adhesión de las provincias. El Cabildo accedió a las exigencias del grupo insurgente de la plaza, sin esperar una consulta popular que se propuso en determinado momento, Reunido nuevamente el Cabildo en sesión privada, instaló la nueva Junta a la que denominó Junta Provincial Gubernativa de las Provincias del Río de la Plata. Las primeras medidas de la Junta la enfrentaron con los órganos del régimen colonial y con el Cabildo, originando las primeras crisis de la Revolución. Aunque hubo algunos intentos contrarrevolucionarios como los movimientos de Córdoba y Mendoza, los territorios que hoy forman los territorios de las Provincias argentinas se plegaron al nuevo régimen, nombrando las ciudades sus respectivos diputados. (4) Actitud de Montevideo y de la Banda Oriental ante la Revolución de Mayo.

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La Junta del 25 de Mayo envió al Cabildo de Montevideo un oficio comunicando su instalación, solicitando el reconocimiento como una autoridad suprema del Virreynato y exponiendo las razones del cambio de régimen. Se presentaba la Junta como “salvando las incertidumbres en que está envuelta la verdadera representación de la soberanía”. Acompañaban a este oficio otros documentos, entre ellos una comunicación de Cisneros dirigida al gobernador militar de Montevideo, en la que manifestaba su conformidad con la nueva situación y pedía el nombramiento del diputado que, en representación de Montevideo, concurriría al Congreso próximo a realizarse. Para resolver esta situación, el 1º.de Junio se reunió un Cabildo Abierto en Montevideo que resolvió reconocer al Consejo de Regencia y no enviar el diputado a Buenos Aires. El 15 de Junio, en Cabildo Abierto, se recibieron las declaraciones del Dr.Paso, enviado de la Junta de Buenos Aires para lograr la adhesión de Montevideo a la causa revolucionaria. Después de las exposiciones, el Cabildo decidió no reconocer a la Junta de Buenos Aires mientras ésta no reconociese al Consejo de Regencia. En el resto de la Banda Oriental, en general la posición adoptada fue la opuesta a la de Montevideo. Hay que tener en cuenta que existía una muy seria rivalidad y tensión entre Montevideo y los restantes pueblos de la Banda. La actitud del puerto único, asiento de las autoridades coloniales y sede del patriciado mercantil y latifundista que extraía sus beneficios de la situación privilegiada en desmedro de la población rural. Este mismo patriciado, más los emigrados de Buenos Aires, se reunieron en Montevideo para sostener el régimen colonial, convirtiéndose esta ciudad en el baluarte de la resistencia regentista en el Río de la Plata. Mientras en la campaña y en las villas del interior, donde germinaban con más intensidad los sentimientos autonomistas y el incipiente espíritu nacional, se prestó reconocimiento a la Junta de Mayo en la que vieron un germen independentista y autonomista con el que se solidarizaron con la esperanza de emanciparse de la tutela y el monopolio mercantil de Montevideo. Las únicas villas del interior que por decisión de sus Cabildos se negaron a hacer el reconocimiento, identificándose con Montevideo, fueron San José y San Juan Bautista (hoy Santa Lucía). Ante esta situación, el Brigadier Joaquín Soria, Gobernador Militar de Montevideo, se proclamó como único jefe de la Banda Oriental, aglutinando en una sola jurisdicción a todo su territorio. Por medio de la fuerza militar, Soria presionó sobre la campaña y las villas del interior para que se desdijeran de su adhesión a la Junta. Una tras otra, las villas depusieron su actitud inicial, sometiéndose a Montevideo. Además, Soria envió una expedición naval para dominar la costa entrerriana y mantener, a través de los ríos, el enlace y coordinación de fuerzas con otros centros contrarrevolucionarios como Córdoba y Paraguay. Al frente de esta expedición iba el Capitán Juan Michelena y en sus filas figuraban Oficiales criollos de verdadero prestigio como José Artigas, Rafael Hortiguera y José Rondeau. La Junta de Buenos Aires encomendó al Comandante General de Entre Ríos, Díaz Vélez, la defensa de la zona, pero éste no pudo impedir que Michelena ocupara, el 6 de Noviembre, Arroyo de la China (hoy Concepción del Uruguay) y enseguida Gualeguaychú y Gualeguay. Desde Gualeguay Artigas fue destacado hacia el interior en persecución de efectivos juntistas, llegando hasta Nogoyá, replegándose posteriormente a Arroyo de la China. En esta zona permanecieron las fuerzas montevideanas hasta fines de Enero de 1811, cuando, ante la amenaza del Ejército de Observación porteño al mando de Martín Rodríguez, Michelena se retiró, cumpliendo órdenes del nuevo Virrey Francisco Javier de Elío.

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Entre tanto, el 7 de Octubre de 1810, había llegado a Montevideo el nuevo Gobernador, José Gaspar de Vigodet, poniendo fin al interinato de Soria y Salvañach, y al dominio político de Salazar. (5) La Revolución en la Banda Oriental. Planteada la ruptura entre Montevideo y Buenos Aires, y después de actuar con las tropas montevideanas en Entre Ríos para sofocar los brotes “juntistas”, Artigas abandonó la causa “regentista” junto con el Teniente Rafael Hortiguera, el cura párroco de Colonia José María Enriquez Peña, y seis de sus hombres, pasando a ofrecer sus servicios al gobierno porteño de la “Junta Grande”, ahora órgano representativo de todas las Provincias. Este fue, sin dudas, uno de los hechos más trascendentes de la marcha de la revolución en la Banda Oriental. El 28 de Febrero de 1811, Pedro Viera y Venancio Benavides, al frente de un grupo de paisanos, luego del llamado “Grito de Ascencio”, y contando con el Alférez de Blandengues Ramón Fernández, ocuparon en el mismo día, la villa de Mercedes y al día siguiente Santo Domingo de Soriano. Poco después, San Salvador o Dolores se incorporó al movimiento y Pedro Viera marchó hacia Paysandú; mientras en Belén otra partida patriota bajo la dirección del Comandante Francisco Redruello y los hacendados Julián Laguna y Manuel Pintos Carneiro, se pronunciaba por la revolución. De forma parecida se propagó la revolución por todo el interior, encabezada por prestigiosos hacendados, estancieros, medianeros, curas párrocos, comerciantes y capataces. Estos acontecimientos causaron gran impresión en el gobierno porteño, que designó a Manuel Belgrano como General en Jefe del Ejército de la Banda Oriental; y confirió a José Rondeau y a José Artigas los despachos de Tenientes Coroneles, con los nombramientos de Segundo Jefe del Ejército y Jefe de las Milicias Orientales respectivamente. El 9 de Marzo, Artigas partió de Buenos Aires, atravesó Santa Fe y Entre Ríos, cruzó el Río Uruguay a la altura de Paysandú y se dirigió a Mercedes, donde, el 11 de Abril, arengó a los Orientales alentándolos a luchar a favor de la Junta de Buenos Aires en contra de los “regentistas”. El 10 de Abril Artigas había sido designado Segundo Jefe interino del Ejército de la Banda Oriental mientras Rondeau, que se hallaba en la Bajada del Paraná, no se incorporase. Una vez que Belgrano llegó a Mercedes, dispuso al Ejército en tres fuerzas, al Norte una al mando de Manuel Francisco Artigas, al centro y con la misión de sitiar Montevideo otra al mando de José Artigas, y una tercera a cargo de Benavides que se dirigiría sobre Colonia y de ahí rumbo a Montevideo hasta unirse con José Artigas. Las operaciones de estas fuerzas, que iban rindiendo las poblaciones a su paso, destacándose el combate de Paso del Rey y San José, donde fue herido de muerte Manuel Antonio Artigas, se complementó con las acciones de Manuel Francisco Artigas que se apoderó de la región Este de la Banda, incluyendo Minas, San Carlos, Maldonado, la fortaleza de Santa Teresa, y Rocha. El 22 de Abril, Una Junta de Guerra reunida en Buenos Aires sustituyó a Belgrano por Rondeau al mando del Ejército de la Banda Oriental, nombrando como Segundo Jefe a Martín Galain. El relevo de Belgrano, debido a una investigación sobre la expedición al Paraguay, causó cierto descorazonamiento en algunas zonas de la Banda por el prestigio que aquel Jefe tenía. Los progresos del Ejército juntista forzaron a Elío a enviar una fuerza que tratase de volcar la situación en su favor mediante una victoria decisiva, con este propósito, puso al Capitán de Fragata José Posadas al mando de las fuerzas regulares de la guarnición de

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la Plaza reforzadas con efectivos de la marina y de milicias, quien estableció su Cuartel General en San Isidro de las Piedras, para esperar allí a los revolucionarios. La Batalla de Las Piedras. José Artigas con sus fuerzas se mantuvo, por efecto de las lluvias, en la villa Nuestra Señora del Guadalupe de los Canelones hasta el día 16 de Mayo, fecha en que inició su avance hacia Las Piedras conociendo la presencia enemiga en aquel lugar. El 17 de Mayo se le incorporó su hermano Manuel Francisco con 304 hombres, con lo que la fuerza de Artigas alcanzó los efectivos de 400 infantes y 600 jinetes. El 18 de Mayo se enfrentaron las fuerzas Artiguistas y las montevideanas que ascendían a 1230 hombres, finalizando la lucha en una victoria patriota. Esta victoria dio a las Milicias Artiguistas el control de toda la campaña Oriental, quedando los regentistas encerrados en la Plaza de Montevideo. El triunfo de Las Piedras tuvo repercusiones en toda la región del Plata, decidiendo a muchos por la causa juntista que se había visto afectada por el fracaso de Belgrano en el Paraguay. La Junta bonaerense le dio a Artigas el empleo de Coronel del Cuerpo de Blandengues de la Frontera de Montevideo. El Primer Sitio de Montevideo. El 20 de mayo, las milicias Orientales iniciaron el sitio de Montevideo. Al día siguiente, Artigas intimó a Elío la rendición de la Plaza, para evitar la “efusión de sangre y todos los padecimientos que causa la discordia entre hermanos”. Simultáneamente se dirigió al Cabildo, exhortándolo a interponer sus buenos oficios en pro de la concordia. Dentro de la línea de lealismo fernandista y en subordinación a la autoridad que lo había investido de la autoridad militar que portaba, el Caudillo aspiraba a consolidar la paz mediante el reconocimiento de Montevideo a la Junta. Elío desoyó la intimación, contestando verbalmente que no se rendía. Ante esto, Artigas trasladó su campamento al Cerrito y cerró el sitio de la ciudad, y Elío decidió limpiar la plaza de la gente sospechosa de adhesión o simpatía a la causa de los “insurgentes”, un grupo de treinta y una familias patriotas fueron expulsadas, otorgándoles cuatro horas de plazo para dejar la ciudad, igual suerte corrieron nueve religiosos de San Francisco. Poco después, el Jefe de los Orientales cambió su campamento del Cerrito hacia el Cordón. En aquel momento sus efectivos alcanzaban unos mil hombres regulares, más una multitud de voluntarios. En acciones y escaramuzas libradas en los primeros días del asedio, pudo apoderarse de varios cañones y unos ochocientos fusiles, con los que suplió la general carencia de armamento que afligía a su hueste. El 1º. de Junio se incorporó al sitio, José Rondeau, al frente de 2.800 hombres, 12 cañones y obuses, estableciendo su cuartel general en el Arroyo Seco. Formalizado el sitio en la línea que iba desde Punta Carretas hasta el Arroyo Miguelete, pasando por Tres Cruces y Arroyo Seco; a partir de ese momento no se produjeron movimientos militares de importancia sino simples acciones de hostigamiento. Por lo demás, las fuerzas sitiadoras no contaban con suficiente artillería ni elementos de asalto como para poder doblegar las poderosas defensas de la Ciudadela y bastiones de Montevideo; mientras que los “empecinados” montevideanos no tenían efectivos como para combatir con éxito a los patriotas en campo abierto, pero dominaban el mar con su Escuadra. En esta situación, el Virrey Elío pidió ayuda a la Corte portuguesa establecida en Río de Janeiro. El auxilio se concretó en el envío de un Ejército de alrededor de 3.000 hombres al mando del Capitán General de Río Grande, Diego de Souza. El 23 de Julio, la vanguardia portuguesa ocupaba Melo; el 5 de Setiembre, con todas las fuerzas reunidas, entraban en Santa Teresa, abandonada por su guarnición, y dos días después ocupaban Rocha, también evacuada. Finalmente, el 10 de Octubre, el Gral. de Souza

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entraba en San Carlos; y dos días después en Maldonado. Ya con anterioridad había enviado fuerzas hacia el Centro y el Litoral, con vistas de atacar el Ejército sitiador de Montevideo. La situación militar de la revolución en el Plata, por entonces, se veía seriamente comprometida. Por una parte, el Ejército del Alto Perú había sufrido la derrota de Huaqui (el 20 de Julio), dejando abierto el camino de Tucumán para la contraofensiva española de las fuerzas limeñas; por la otra, en la Banda Oriental, el avance portugués amenazaba cercar al Ejército sitiador de Montevideo, y desde las Misiones, Paysandú y la costa entrerriana, interrumpir las comunicaciones a través del Río Uruguay. Además, la Escuadra naval de Montevideo, que había bombardeado Buenos Aires el 15 de Julio, bloqueaba su puerto y cerraba el acceso de los ríos Paraná y Uruguay. Inglaterra también estaba interesada en la paz. Aliada del Consejo de Regencia español en la guerra contra Napoleón, le preocupaba el conflicto con las Provincias americanas que debilitaba la unidad de la monarquía hispánica y las perturbaciones que sufría en su comercio con aquellas debido a la guerra. De ahí que instruyera a su ministro ante la corte lusitana, Lord Strangford, para que presionara a Buenos Aires y Montevideo a hacer la paz. En Agosto de 1811 se iniciaron tratativas entre la Junta bonaerense y el Virrey Elío que culminarían, luego de constituido el primer Triunvirato, con la firma del Armisticio de Octubre. En el transcurso de las gestiones cumplidas por delegados porteños y montevideanos, y en las que a los Orientales no les cupo participación directa alguna, tuvieron lugar dos importantes asambleas en las que éstos ejercitaron, por primera vez el “uso de su soberanía”. La primera de las asambleas se realizó en el Cuartel General de Rondeau, establecido en la Panadería de Vidal; la reunión debió realizarse en la noche del 10 u 11 de Setiembre, con la asistencia de más de un centenar de hombres representativos del Pueblo Oriental. Allí, los diputados de Buenos Aires expusieron las causas que obligaban al armisticio y al retiro del Ejército sitiador, pero ninguna de ellas convenció a los Orientales, quienes plantearon que el vecindario podría a sostener el sitio mientras el Ejército salía al encuentro de los invasores. Los enviados de Buenos Aires regresaron informando de los inconvenientes con que habían tropezado y haciendo responsable a Rondeau del no cumplimiento de su cometido. La segunda Asamblea de los Orientales fue convocada por Rondeau a pedido de éstos, a raíz del acuerdo preliminar suscrito por Elío con el comisionado porteño Dr.José Julián Pérez, y tuvo lugar el 10 de Octubre en la quinta conocida como “La Paraguaya”. En presencia del Dr.Pérez, los Orientales presentaron el plan de levantar el sitio y replegarse para ocupar una posición militar más ventajosa y atacar a los portugueses con una fuerza al mando de Artigas. El mismo Artigas aceptó el plan, y seguidamente los Orientales lo declararon su General en Jefe, designándolo como “Jefe de los Orientales”, como dio en llamársele desde entonces, y prometieron no dejar la lucha en esta Banda hasta expulsar a sus opresores. El 23 de Octubre, en una Asamblea espontáneamente reunida en las márgenes del río San José, sobre el Paso de la Arena, el Pueblo Oriental, como diría el mismo Artigas, “después de la ratificación de los tratados de Octubre, él pudo constituirse y se constituyó, si no bajo las formas más o menos propias, al menos bajo las más legales”, siendo la primera resolución el repudio del armisticio; la segunda, continuar la guerra por sí; y la tercera, la decisión de abandonar el suelo patrio. Esta constitución del Pueblo Oriental como entidad soberana, en la histórica jornada del 23 de Octubre de 1811, sería recordada, en términos muy precisos, por los jefes divisionarios artiguistas al Triunvirato bonaerense en oficios del 27 de Agosto de 1812,

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en los cuales estimaban que el armisticio había “roto el lazo (nunca expreso)” que ligaba la obediencia de los Orientales a aquel gobierno y que, por consiguiente, éstos, en el goce de sus “derechos primitivos” y viéndose como “abandonado por sí solo pudo mirarse como el primero de la tierra y en uso de su soberanía inalienable pudo determinarse según el voto de su voluntad suprema. Allí celebramos el acto solemne, sacrosanto siempre de una constitución social, erigiéndonos una cabeza en la persona de nuestro dignísimo conciudadano Don José Artigas para el orden militar, de que necesitábamos”. El Éxodo del Pueblo Oriental. De acuerdo con las cláusulas del armisticio, Rondeau abandonó la Banda Oriental con su Ejército y algunas familias orientales, embarcándose en el puerto del Sauce (actual Juan Lacaze) con dirección a Buenos Aires. Por su parte, Artigas, designado por el Triunvirato, “Teniente Gobernador del Departamento de Yapeyú”, en las Misiones, se dirigió con sus fuerzas hacia el Norte. El 2 de Noviembre, Artigas y su pueblo se hallaban en la costa del Perdido y el 3 en las Puntas del Cololó. Entre el 11 y el 13, cruzaron el Río Negro por el paso de Yapeyú; y el 14, se instalaba el Cuartel General en Arroyo Seco, ocupando de inmediato Paysandú, de donde partieron el día 21. El 1º.de Diciembre acamparon en el arroyo Quebracho; y el 4, en Chapicuy; el 7 llegaron al Daymán; y alrededor del 10, iniciaron el cruce del Río Uruguay por el Salto Chico, operación que concluiría hacia fines del mes. Allí permanecieron hasta Abril de 1812, pasando, entonces, a la desembocadura del Ayuí donde permanecieron hasta fines de Setiembre, en que iniciaron el regreso. Componían la columna del Éxodo, unos 6.000 hombres en armas que iban seguidos de 846 carruajes con 4.435 personas, según consta de las cifras ajustadas del Padrón de las Familias Orientales confeccionado por orden de Artigas el 14 de Diciembre de 1811. Fueron extremas la situaciones de miserias y estrecheces sufridas por el Pueblo Oriental durante la marcha y aún en los campamentos del exilio. Aquella situación colectiva, en la que se aunaron el estoicismo ante la adversidad con el coraje y la decisión por la libertad, crearon en aquellos Orientales la conciencia de un destino común, y el espíritu propio de una Nación. (6) El Conflicto con el centralismo porteño. Mientras en la Banda Oriental se vivían los acontecimientos del levantamiento del sitio de Montevideo, la primera invasión portuguesa y el Éxodo del Pueblo Oriental, el gobierno del Paraguay, amenazado también por la posible penetración portuguesa en su territorio, se había dirigido al gobierno bonaerense, de acuerdo con el pacto federal suscrito el 12 de Octubre de 1811, pidiéndole armas y municiones. El gobierno porteño contestó, el 20 de Noviembre, prometiendo el auxilio solicitado y haciendo saber que había instruído a Artigas para obrar en “armonía y concierto con las fuerzas al mando de V.S.”. Fue, entonces, que Artigas se dirigió al gobierno paraguayo, en un extenso oficio del 7 de Diciembre de 1811, del que fue portador el Capitán Francisco Arias. El Paraguay, a su vez en los primeros días de Marzo de 1812, envió al campamento Oriental al Capitán Francisco Bartolomé Laguardia, trayendo consigo un cargamento de yerba mate y tabaco para los milicianos artiguistas. Al informar de su visita, éste se expresaría en términos elogiosos respecto de Artigas y del estado militar de las fuerzas a su mando. Sin embargo, la misión de Laguardia y las reiteradas comunicaciones con el gobierno paraguayo no darían los resultados que Artigas esperaba. En Agosto de 1812, el enviado confidencial artiguista Dr.Andrés Campana informaba a Miguel Barreiro del recelo de las autoridades paraguayas respecto a la verdadera posición de Artigas y sus fuerzas que temía fueran utilizadas por Buenos Aires contra aquella Provincia. Por lo demás, los

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avances portugueses sobre su frontera, habían decidido al Paraguay a negociar la paz con los lusitanos, que éstos fácilmente admitieron por haberla ya suscrito con el gobierno de Buenos Aires por el tratado Rademaker-Herrera del 12 de Mayo de 1812. La permanencia Oriental en la costa entrerriana, había sido una oportunidad propicia para estrechar relaciones entre Artigas y varios hombres representativos de la zona y los jefes guaraníes de las Misiones, estos últimos a través del propio hijo adoptivo del Jefe Oriental, Andrés Guacararí y Artigas, el célebre “Andresito”. El conocimiento de Buenos Aires de la correspondencia y relaciones del Jefe de los Orientales y el gobierno paraguayo, suscitó sus recelos y el temor de ver anarquizada su autoridad. Artigas y sus Orientales, mientras había subsistido el peligro portugués, significaban un antemural defensivo de la retaguardia de Buenos Aires; pero, debido a la firma de la paz con la corte lusitana, por el tratado del 24 de Mayo de 1812 y resuelta la evacuación de la Banda Oriental; y dada la significación adquirida por Artigas, el gobierno bonaerense decidió reanudar las operaciones sobre Montevideo bajo su mando directo. En Noviembre de 1811 Francisco Javier de Elío había declarado disuelto el Virreynato del Río de la Plata y se había embarcado para España dejando a José Gaspar de Vigodet como Capitán General y Gobernador de la Banda Oriental, quien había reanudado las hostilidades, por vía marítima, contra Buenos Aires. En esta circunstancias, el Triunvirato bonaerense designó a uno de sus miembros, Manuel de Sarratea, con el rango de Representante y General en Jefe del Ejército de Oriente y Capitán General de la Banda Oriental del Paraná, quien instaló su Cuartel General el 14 de Junio de 1812, en el Salto Chico occidental. Dos días después, Artigas le reconocía, junto con su Ejército, y simultáneamente renunciaba a su grado de Coronel de las Milicias Patrióticas, señalando que en adelante sólo ostentaría el de Jefe de los Orientales. Sarratea no aceptó la devolución de los despachos militares de Artigas, quien, por entonces y sin abandonar sus recelos, optó por mantenerlos. Pero el conflicto estalló cuando Sarratea dispuso el orden de las marchas para retornar al territorio Oriental, en el cual las Divisiones Orientales eran incluídas dentro del titulado Ejército de Operaciones de Oriente y sujetas directamente al General en Jefe, sin que las órdenes debieran pasar por intermedio de Artigas, su Comandante directo y natural. Esto significaba la práctica disolución del Ejército Oriental y el desconocimiento flagrante de Artigas como su Jefe inmediato, por lo que éste reaccionó, con una serie de enérgicos oficios, en los primeros días de Agosto de 1812, en los que definía lo que, cronológicamente, habría de ser el fundamento de la Orientalidad como entidad política autónoma. Entonces, Sarratea cambió su táctica, y mediante halagos y ascensos atrajo a varios Jefes Orientales y figuras civiles y familias de origen montevideano. Esta actitud, en particular la de algunos hombres en quienes había depositado su confianza y hasta su afecto, resintió el ánimo de Artigas y desde aquel momento, quizás, “tuvo predilección por los gauchos, pues le he oído decir que había encontrado más virtud en ellos que entre los hombres de educación”, según Ramón de Cáceres. En filas Orientales cundió el disgusto y la indignación, el 24 de Agosto se hizo una reunión en la que se propuso la ruptura con las autoridades bonaerenses y la formación de una junta de gobierno propia. Pero esta conducta fue severamente reprimida por Artigas que ordenó el arresto de los promotores, entre los que se hallaban sus parientes Miguel Barreiro y Fernando Otorgués. Sin embargo, el Caudillo, cediendo ante gestiones conciliatorias, autorizó a los Jefes Orientales a dirigir dos oficios, fechados el 27 de Agosto de 1812, al Triunvirato y al Cabildo de Buenos Aires, confiados a un

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comisionado prestigioso, Manuel Martinez de Haedo, donde aquellos definían, en términos precisos, el sentimiento autonómico del Ejército Oriental. Poco después, a mediados de Octubre, las fuerzas de Sarratea completaban el cruce del Uruguay, seguidos por algunas familias Orientales. Rondeau, a su vez, con la vanguardia, cruzaba el Río Negro, por el paso de Mercedes, dirigiéndose a poner sitio a Montevideo. Pero éste sería iniciado el 1º.de Octubre de 1812, por contingentes Orientales, al mando de José Eugenio Culta, incorporándose Rondeau recién el día 20. Algunos éxitos obtenidos por destacamentos montevideanos en el choque con los sitiadores, decidieron a Vigodet a buscar un encuentro decisivo, antes que el grueso de las fuerzas de Sarratea se uniera a las de Rondeau. Asi se libró el 31 de Diciembre de 1812 la acción del Cerrito que concluyó con la victoria de las fuerzas sitiadoras. Entre tanto, en Buenos Aires el gobierno había sido derrocado por el pronunciamiento cívico-militar de los hombres de la logia Lautaro y las fuerzas al mando de José de San Martín, el 8 de Octubre de 1812. Fue entonces, que el segundo Triunvirato comisionó a Carlos de Alvear para buscar una conciliación con Artigas. El comisionado porteño no llegó a entrevistarse con el Jefe de los Orientales por haber sufrido una caída del caballo y desde el pueblo de Arroyo de la China intercambió correspondencia con Artigas y luego retornó a Buenos Aires. La situación vino a hacerse más tensa por el encarcelamiento del agente confidencial artiguista en Buenos Aires, Teniente Vicente Fuentes, quien, habiendo logrado fugar, enteró a Artigas de la animosidad que existía contra él entre los hombres del gobierno y los ambientes políticos porteños. Entonces, Artigas, sin vacilar, cortó las comunicaciones de Sarratea y su parque, instalando su Cuartel General en la costa del Yi. Desde el mismo, dirigió un enérgico oficio al General porteño, que él mismo denominaría luego “Precisión del Yí”, en el que, luego de recapitular los hechos sobre el armisticio de Octubre de 1811 hasta la fecha (25 de Diciembre) le conminaba a repasar el Paraná. Sarratea, por su parte, buscó la mediación de algunos vecinos y Jefes Orientales para que procuraran un advenimiento con Artigas, los que se hicieron presentes en el Cuartel General del Caudillo y allí ajustaron el 8 de Enero de 1813 lo que dio en llamarse el “Acta o Pacto del Yí”. Por el mismo, Sarratea dimitiría el mando en Jefe depositándolo en Rondeau hasta la definitiva resolución del gobierno, retirándose luego a Buenos Aires; todas las divisiones y guarniciones de los pueblos de la campaña quedarían bajo las órdenes de Artigas, por cuyo intermedio se trasmitirían las órdenes del Comando en Jefe; y las tropas bonaerenses serían declaradas “Ejército Auxiliador”. Sarratea intentó suavizar las exigencias de Artigas, en especial la de su remoción del mando y en dilatar su cumplimiento, argumentando que no tenía poderes bastantes para ratificar por sí mismo el “Pacto del Yí”. Artigas, entonces, decidió apurar los acontecimientos, dando órdenes a Fructuoso Rivera para que se apoderara de las caballadas del Ejército auxiliador y se cortara el abasto de las haciendas para dichas tropas y el vecindario de extramuros. Una junta de jefes del Ejército porteño, resolvió aconsejar el abandono del sitio ante la falta de recursos indispensables para continuarlo; pero antes encargó a Rondeau y a Domingo French procurar una conciliación con Artigas. Este accedió a todo cese de hostilidades con la condición de que se activara en Buenos Aires la remoción de Sarratea, enviándose dos oficiales, uno por parte del general porteño y otro por la suya, para que gestionaran ante la superioridad dicha resolución. Con este propósito, Artigas designó comisionado ante el gobierno porteño a Tomás García de Zúñiga expidiéndole instrucciones en las que se reiteraban las exigencias del Pacto del Yí, e incluía en su artículo 8º. el programa de autonomismo Oriental : “La

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soberanía particular de los pueblos será precisamente declarada y ostentada, como objeto único de nuestra Revolución”. El mismo día que García de Zúñiga partía para cumplir con su misión, el 2 de Febrero, Sarratea lanzó un bando declarando a Artigas “traidor a la Patria” y prometiendo el indulto a todo desertor del Ejército porteño que se hubiera amparado en las tropas artiguistas, en cuanto se acogiera a las órdenes de Fernando Otorgués. Y en la misma fecha le escribió a Otorgués para que se separara de Artigas y adoptara las medidas que considerara mejores para castigar al “rebelde enemigo de la Patria José Artigas”. Simultáneamente, el montevideano Santiago Vazquez, comisionado por Sarratea, le hacía llegar un par de pistolas a Otorgués, incitándolo a asesinar al Jefe de los Orientales. Otorgués le informó al respecto a su Jefe. Mientras tanto, la Asamblea General había dispuesto comisionar al Dr.Pedro Pablo Vidal con el propósito de solucionar el diferendo entre Artigas y Sarratea; gestionar su reconocimiento por los Orientales y el envío de diputados por los mismos. Cuando el Dr.Vidal llegó a la línea sitiadora, el conflicto con Sarratea había hecho crisis; el 21 de Febrero, intimidado por sus propios Jefes subalternos, apoyados por la vanguardia artiguista al mando de Otorgués, Sarratea había resignado el mando en Rondeau y emprendido el viaje hacia Buenos Aires. El día 26, el Ejército Oriental se incorporó a la línea sitiadora. b . Conclusión sobre la influencia de este proceso en los sucesos del año XIII. Si en la historia previa a la Junta de Montevideo de 1808, se pueden hallar los gérmenes y antecedentes de la génesis de la autonomía de la Provincia Oriental, es en este período que hacen eclosión y terminan por dar a luz a la nación Oriental, asociada al concepto de pertenencia de la tierra al Este del Río Uruguay que había pertenecido al Virreynato del Río de la Plata y a la Gobernación de Montevideo, y que ya va perfilando la política e instituciones que elegiría para regir sus destinos; o sea, que se está ante una etapa más del surgimiento del nuevo Estado. Fue en los Congresos de Setiembre y Octubre de 1811, y en la peripecia del Éxodo, que se forjó la conciencia comunitaria de esa nueva entidad surgida de la Revolución : “el Pueblo Oriental en armas”. Era la primera revelación de la Patria, forjada en el infortunio de la traición y el Éxodo. Aquel cuerpo social, ya iba mostrando características de una República, enraizada en la altiva independencia de la herencia hispánica y en el sentimiento de libertad e igualdad del gaucho, que había elegido a José Artigas como su jefe, como Jefe de los Orientales. Pero será la oposición entre el autonomismo Oriental y el centralismo porteño, esa visión divergente de los objetivos de la Revolución, por una parte el proyecto político centralizador de la ciudad puerto de Buenos Aires y por otra el programa federal de la Banda Oriental, la que marque de aquí en más el panorama político del Río de la Plata, lo que será analizado a continuación. Es difícil afirmar exactamente, cuando el espíritu emancipador que alentaba la revolución de Mayo, pero aún leal a Fernando VII, se trastocó en el Pueblo Oriental y su Jefe, en una abierta intención independentista. Probablemente haya sido una consecuencia del Éxodo y la vida en el exilio, quizás tuvo mucho que ver la intervención portuguesa a instancias de los españoles de la Plaza, lo cierto es que, como veremos, al inicio de los acontecimientos políticos del 1813 la Independencia ya era uno de los principios motores de la Provincia Oriental. B . La estructura de la Provincia Oriental en el año 1813.

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Los fenómenos políticos no se producen por generación espontánea. Los hechos políticos no se pueden analizar aislados en el tiempo y el espacio. El primero puede considerarse una ley universal y el segundo un principio científico social; basados en ambos es que se presentan y analizan a continuación los sucesos del año 1813, el año en que se forjan los principios políticos artiguistas. Ya se han estudiado los acontecimientos históricos previos al año XIII, muchos de ellos son causas contribuyentes para la aparición de aquellos principios, en el estudio de este año fundamental encontraremos otras, y, al final, se tratará de determinar relaciones de causa-efecto y las consecuencias, concentrando el esfuerzo de análisis en los dos tópicos de esta monografía. El año 1813 fue muy complejo desde el punto de vista político; para hacer una descripción de los principales hechos no ha sido posible seguir un estricto orden cronológico, por eso, y para satisfacer la natural tendencia a la esquematización, el orden elegido ha sido, principalmente, el cronológico pero matizado con el temático cuando la sucesión de los acontecimientos lo ha exigido para una mejor comprensión. Por eso es que algunos hechos del año 1812 y de principios de 1813, que ya fueron presentados, se introducen en esta descripción como lógico nexo del proceso histórico anterior, como ser, el final del conflicto Artigas Sarratea; y otros, que pesar de tener una clara relación temática, nos son sucesivos en la presentación, es el caso del estudio de los dos proyectos constitucionales federales, el Nacional y el Provincial. 1 . Los sucesos del año XIII. El motín militar del 8 de Octubre de 1812 en Buenos Aires, dirigido por los adeptos a la Sociedad Patriótica y a la Logia Lautaro, trajo como programa la política radical proclamada por el Dr. Bernardo Monteagudo, en reacción contra a la política intrascendente del Primer Triunvirato. El reciente triunfo de Tucumán había levantado los ánimos alicaídos, la independencia parecía ahora posible, esta sensación era abonada por las proclamaciones de independencia de Caracas y Cartagena que se constituían en un estímulo más para la implementación de medidas extremas. “Cuando el mismo día del motín militar se pidió la convocatoria de una Asamblea Constituyente, el círculo lautarino, que traía de Europa el secreto patriótico de la Gran Reunión Americana, tenía como norte el establecimiento de un gobierno enérgico y la erección de un pueblo independiente”3. Pero, una vez que llegaron al poder, los nuevos adalides de la revolución se dieron cuenta que no era lo mismo la proclama que la acción, y la idea de independencia se fue enfriando de a poco. Trataron, sí, de llevar adelante una gran reforma del régimen indiano, cambio que auspiciaba la reciente constitución española de 1812. Por otra parte el triunfo español en Venezuela, y el cambio favorable a España en la situación peninsular, hizo que titubearan, y terminaron por considerar arriesgado cualquier resolución que rompiera definitivamente los vínculos con la metrópoli. Sin duda que esta postura se enfrentaría a la artiguista, ya definida para entonces por la independencia de España. Mientras tanto, los pueblos elegían más o menos libremente sus delegados al Congreso; de acuerdo al Reglamento respectivo emitido por el Triunvirato el 24 de Octubre de 1812, y el 31 de Enero de 1813 se instalaba en Buenos Aires la Asamblea General Constituyente de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Era el cuarto ensayo de Congreso, los tres anteriores habían caído por el imperio de la fuerza sin lograr sus

3 Las Instrucciones del Año XIII. Héctor Miranda. Edit.Barreiro y Ramos, Mdeo., 1935

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cometidos o habiéndolos desvirtuado; éste estaría destinado a una vida más larga ya que contaba con el apoyo del gobierno -o era manipulado por él- y con el de los ejércitos. Además, llegaba en un momento propicio, cuando la victoria le sonreía a las filas patriotas en el Río de la Plata, y los peligros del Norte y oriente se habían conjurado momentáneamente. Buenos aires, Córdoba, Mendoza, San Juan, Santiago del Estero, Catamarca, Rioja, Tucumán, Salta, Corrientes, Entre Ríos y santa Fe, estaban representados en aquella Asamblea por un conjunto heterogéneo y mediocre del que se destacaban algunas pocas figuras, y un grupo homogéneo de estadistas improvisados, audaces y sin escrúpulos que constituían los líderes de la Asamblea. La convocatoria a la Asamblea General Constituyente provocaría en la Banda Oriental una serie de hechos que definirían la política Artiguista alrededor de los principios básicos de INDEPENDENCIA, REPÚBLICA Y FEDERACIÓN, y el consecuente enfrentamiento a los fines espúrios de la oligarquía porteña. A continuación, se presenta una relación de los principales hechos. a . El Congreso de Abril. En este literal se estudiará lo actuado por el Congreso de Tres Cruces o Congreso de Abril en su sesión del 5 de Abril ( o las del 5 y 13 de Abril según la versión, como veremos). Desarrollando : la convocatoria del Congreso,; la Oración Inaugural, la jura de la Asamblea General, y las Instrucciones para los diputados Orientales. (1) La convocatoria del Congreso. En la Banda Oriental, la convocatoria de los diputados debió llegar al General en Jefe, Sarratea, en los primeros días de Noviembre de 1812. Debido al estado de la campaña, despoblada y devastada por la guerra; sumado al conflicto abierto entre el jefe bonaerense y Artigas, y el apoyo de la población al Caudillo Oriental, Sarratea consultó a Buenos Aires sobre la forma de concretar el llamado. El 14 de Diciembre recibió por respuesta que actuara según su “prudencia y actividad”; el 31 de Diciembre cursó órdenes para que se eligieran tres diputados : uno por los emigrados de Montevideo, otro por San Fernando de Maldonado, y el tercero por los pueblos de Entre Ríos. El 6 de enero de 1813 un Cabildo abierto en la ciudad de Maldonado eligió a ocho electores quienes eligieron a viva voz como su representante ante el Congreso al Dr. Juan Dámaso Gómez Fonseca, por aquel entonces cura rector de la Iglesia parroquial de “Nuestra Señora de la Concepción”, en Buenos aires, pero de antigua vinculación con Maldonado. El 15 de Enero fue elegido, por los emigrados de Montevideo, el Pbro.Dámaso Antonio Larrañaga. Éste nunca llegó a Buenos Aires, pues, una vez que apreció la situación reinante al pasar por el campamento artiguista, optó por regresar a su chacra de Miguelete, extendiéndole el poder a Tomás García de Zúñiga que ya estaba en Buenos Aires enviado por Artigas. La elección por los pueblos de Entre Ríos nunca llegó a realizarse. García de Zúñiga y Gómez Fonseca no llegaron a integrar la Asamblea, porque aquel cuerpo suspendió el 6 de Marzo la incorporación de los diputados Orientales. Posteriormente sería reconocida la de Gómez Fonseca, mientras que García de Zúñiga reiteraría su solicitud de reconocimiento sin éxito. La Asamblea se instaló el 31 de Enero de 1813, y dispuso que se procediera a su reconocimiento, haciendo circular la orden respectiva que establecía el ceremonial a que

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se ajustarían las tropas, los empleados políticos, los clérigos y todos los hacendados cabezas de familia. De esta forma, el ejército sitiador de Montevideo, recibió la orden de jurar acatamiento a la nueva autoridad legislativa, y el general Rondeau la trasmitió al Jefe de los Orientales. Artigas, pensando que este acto era demasiado grave para realizarlo sin previo acuerdo popular, y teniendo en cuenta que los pueblos Orientales no tenían representación en la Asamblea que debía reconocerse, comunicó al General Rondeau que aplazaría el reconocimiento exigido hasta la resolución del congreso que convocaría de inmediato, sin perjuicio de que él hiciese reconocer la Asamblea por la tropa de línea a sus órdenes. El 28 de Marzo, Rondeau puso en conocimiento al gobierno porteño la contestación de Artigas. El Triunvirato contestó a Rondeau el 6 de Abril, expresando que el Cnel.Artigas no tenía personería pública para convocar un congreso, que los diputados Orientales ya integraban la Asamblea, y que no admitiría demoras en el juramento requerido. Mientras tanto el 5 de abril, Artigas le comunicaba a Rondeau que el pueblo Oriental había determinado reconocer la Asamblea Constituyente, “bajo las condiciones del adjunto testimonio”. El acto de reconocimiento tuvo lugar el 8 de Abril, por parte de todo el Ejército sitiador, en horas del mediodía, hecho que fue comunicado al Triunvirato por Rondeau el 9 de Abril. Artigas había convocado a los pueblos de la Banda Oriental para un Congreso del que participarían los diputados libremente elegidos por ellos para representarlos, de entre aquellos vecinos que reunieran las “calidades precisas de prudencia, honradez y probidad”. De acuerdo a la circular del Jefe de los Orientales, el Congreso debía reunirse en su alojamiento y Cuartel General de las tropas Orientales, ubicado en la quinta de Don Manuel José Sainz de Cavia, en el paraje denominado de “las Tres Cruces”, el día 3 de Abril, pero la instalación debió postergarse hasta el día 5 por las malas condiciones climáticas que habían hecho intransitable los caminos. Sobre la integración del Congreso, con la documentación disponible, no se puede establecer con certidumbre qué pueblos estaban representados, excepto cuatro de ellos; o si hubieron diputados con representación múltiple, o si hubieron pueblos que no pudieron enviar diputados. De acuerdo al acta de sesión del día 5, el congreso sesionó con “los diputados de cada uno de los pueblos de la Banda Oriental del Uruguay,... los vecinos emigrados de aquella plaza –Montevideo- ... y los habitantes de extramuros”. Es importante destacar el índole social de los integrantes del Congreso, la mayoría pertenecía al sector económicamente más poderoso, predominando los hacendados, y , salvo algunos, estaba formado por quienes habían vacilado en el período anterior de la revolución; eran hombres, cuyos intereses y mentalidad, les llevó a aceptar en Abril de 1813 el programa autonomista de Artigas. En cuanto a las sesiones, hubieron tres, una el 5, otra el 13 y la última el 20 de Abril. La primera destinada a la Oración Inaugural, a considerar el problema del reconocimiento de la Asamblea General Constituyente y a elegir los diputados que representarían a la Provincia. La segunda, en la que se aprobaron las Instrucciones a los diputados. La tercera, después de una nueva exposición de Artigas, acordó la formación de un gobierno encargado de la administración de justicia y la economía del interior de la Provincia. Es posible que para esta última sesión se haya modificado la integración del Congreso y que se haya empleado el método de democracia directa para votar lo resuelto. También hay versiones que sostienen que no existió la segunda sesión, la el día 13, y que las instrucciones fueron resueltas el mismo día 5.

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(2) La Oración inaugural. La sesión del 5 de Abril se abrió con un discurso de Artigas, al que él mismo llamó “Oración Inaugural”, que tenía por finalidad comunicarle a los representantes los motivos de la congregación. Una de las más famosas frases del Jefe de los Orientales : “mi autoridad emana de vosotros y ella cesa por vuestra presencia soberana”, pertenece a la Oración Inaugural y representa la subordinación del Jefe ante la representatividad de la Asamblea convocada, sometiendo a la soberanía popular las grandes decisiones. Lo medular del discurso estaba representado por el temario, constituido por tres puntos principales : (a) Si se debía proceder al reconocimiento de la Asamblea General antes del allanamiento de las pretensiones Orientales encomendadas al Diputado García de Zúñiga. (b) Proveer del mayor número de diputados de la Provincia Oriental ante la Asamblea General. (c) Instalar una autoridad que restablezca la economía del país Dentro del discurso también se recapitularon las experiencias anteriores de los Orientales, enfatizando los incidentes con el Gobierno de Buenos Aires y su representante Sarratea. Una mención especial hay para la necesidad de concebir una Constitución que ajustara la conducta de los gobernantes y garantizara los derechos de los pueblos. En cuanto al reconocimiento de la Asamblea General, Artigas, demostrando una lógica desconfianza por el gobierno porteño y celoso de la autodeterminación de su Provincia, pero sin querer poner en peligro la unidad rioplatense, requiso que el Congreso por él reunido decidiera si se haría por obediencia o por pacto, marcando su opinión favorable hacia la segunda forma. (3) La jura de la Asamblea General. El mismo 5 de Abril el Congreso sesionó, y exhibidos y aprobados los poderes, y “representado el Pueblo Oriental como soberano”, designó, para analizar el reconocimiento de la Asamblea, una comisión integrada por tres de sus miembros, quines propusieron ocho condiciones para el reconocimiento, estas condiciones daban forma al reconocimiento por pacto que planteara Artigas, y ratificarían y ampliarían las que se elevaran por intermedio de García de Zúñiga. Las cinco primeras condiciones reproducen, con modificaciones acordes al nuevo momento histórico, las instrucciones dadas a García de Zúñiga. Las sexta y séptima definen la necesidad de un pacto confederativo, La octava condición preveía la representación oriental ante la Asamblea General de acuerdo al anterior régimen hispánico de las ciudades y los pueblos “con voto de Cortes”, jerarquía reservada a las comunidades con suficiente grado de evolución política como para contar con un Cabildo. Según esto, se elegirían dos diputados por Montevideo, como cabeza de Provincia; uno por la ciudad de Maldonado; y uno por cada una de las villas de Canelones y Santo Domingo de Soriano, que tenían Cabildos; y un representante por las villas de San Juan Bautista y San José, donde funcionaban “medios Cabildos”. En total fueron elegidos cinco diputados. (4) Las Instrucciones del Año XIII.

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La reglamentación de la Asamblea General Constituyente disponía que los diputados de los pueblos debían concurrir con instrucciones. De acuerdo a esta reglamentación, los diputados Orientales llevaron suyas para orientar sus gestiones en la Asamblea, las que son conocidas como las “Instrucciones del Año XIII”. La sesión del Congreso que emitió estas instrucciones pudo realizarse el mismo día 5 de Abril o el 13 de Abril, según versiones tomadas de diferentes documentaciones, divergencia que no se analizará en este trabajo. El programa político de las Instrucciones planteaba y resolvía tres órdenes de problemas teóricos y prácticos : (a) Problemas relacionados exclusivamente con la Provincia Oriental. - Límites territoriales : Arts.8 y 9. - Habilitación de puertos : Arts.12 y 13. - Leyes sobre bienes extranjeros intestados, multas, confiscaciones y territorios : Art.15. (b) Asuntos que afectaban a la Provincia en igual grado que a las demás unidades políticas. - Soberanía, libertad, igualdad y seguridad de cada una de las Provincias : Arts.4 y 11. - División tripartita de los poderes locales : Arts.5 y 6. - Libertad de comercio interprovincial : Art.14. - Constituciones provinciales : Art.16. - Milicias : Art.17. - Garantías contra el despotismo militar: Art.18 - Contra la opresión de Buenos Aires, quitando a ésta el carácter de Capital : Art.19. - Contra las violencias internas y externas : Arts.10 y 20. (c) Asuntos que se referían a la comunidad nacional, a todas las provincias argentinas concentradas en una sola entidad política. - La independencia : Art.1 - La federación : Arts. 2 y 10. - División tripartita del poder central: Arts.5 y 6. - Facultades del poder central : art.7. - Constitución Nacional : Art.16. - Forma republicana de gobierno : Art.20. (d) Debe señalarse la existencia de un cuarto orden doctrinal, que comprende los artículos 3 y 4 referentes a la libertad civil y religiosa, la igualdad y la seguridad individuales. Tanta trascendencia jurídico-política tuvo el documento que compendiaba las instrucciones para los diputados, que circuló como modelo entre las demás Provincias, y fueron compartidas sus conclusiones por Córdoba, Santa fe, Entre Ríos y Corrientes, que formarían, con la Banda Oriental, la Liga Federal en 1815 bajo las mismas bases establecidas en 1813. b . Los tratados de con Rondeau.

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El 6 de Abril de 1813, y debido a la situación existente entre el gobierno de Buenos Aires y Artigas con motivo del funcionamiento de la Asamblea General Constituyente, el Triunvirato decidió encomendar a Rondeau la realización de negociaciones tendientes a transar las diferencias existentes. El Triunvirato no reconocía en el Jefe de los Orientales ninguna autoridad para convocar a los pueblos de la Banda Oriental al reconocimiento exigido. Recordemos que el 7 de Abril, Artigas comunicó a la Asamblea General los documentos del 5 de Abril y se dispuso a prestar juramento al día siguiente, según se había convenido, junto al ejército auxiliador; el reconocimiento de los Orientales era –no lo olvidemos- por pacto, y condicionada. El 16 de abril, Rondeau comunicó a Artigas que el gobierno porteño lo había autorizado para tratar con él los relativo al “asunto de sus solicitudes y las del pueblo Oriental”. El 19 de Abril ambos Jefes llegaron a un acuerdo suscrito en tres protocolos, con un encabezamiento común en el que se enumeraban las facultades de Rondeau y de Artigas como Jefe de los Orientales, quien “expuso las pretensiones de las divisiones que militan bajo su conducta y las de la Provincia Oriental” y después de “conferidas y debatidas” se acordó el pertinente ajuste “que se remite al examen y confirmación del supremo gobierno”. Como se ve, Rondeau no actuó con plenos poderes sino a condición de que lo actuado fuese aprobado por el gobierno porteño. Mientras que Artigas actuó, en esta negociación, como ejecutor de las decisiones del Congreso de Abril. Como se dijo antes, los tratados fueron tres : “Pretensiones de la Provincia Oriental”, Pretensiones de las Tropas Orientales, y la “Convención de la Provincia Oriental”. Los dos primeros tratan sobre materia militar y sus implicaciones políticas, desarrollando las mismas cláusulas de las instrucciones dadas al comisionado García de Zúñiga más las primeras cinco instrucciones del 5 de Abril. El tercero de los tratados, es interesante, fundamentalmente, por su contenido político; “la Provincia Oriental entra en el rol de las demás Provincias Unidas del Río de la Plata”, dice, aclarando que el pacto con las demás Provincias es una “estrecha e indisoluble confederación ofensiva defensiva”, en donde “todas las Provincias tienen igual dignidad, iguales privilegios y derechos”. La Provincia Oriental quiere que se le deje usar su libertad, pero quedando sujeta “a la Constitución que organice la soberana representación general del Estado y a sus disposiciones consiguientes, teniendo por base inmutable la libertad civil”. Este tercer tratado, además, reivindica para la Provincia Oriental una representación total de cinco diputados, de acuerdo al número de poblaciones de la Banda Oriental y a que por Montevideo correspondían dos como cabeza de Provincia. Los términos de este acuerdo sobrepasaban las instrucciones de Rondeau. El Triunvirato los remitió a la Asamblea impugnando el artículo 4 de las “Pretensiones de las Tropas Orientales” que establecía la independencia militar de la Provincia Oriental poniendo sus tropas bajo órdenes de Artigas; y el artículo 1 de la “Convención de la Provincia Oriental”, por cuanto, formulaba proposiciones sobre la forma de organización a dar al Estado -la confederación a que aspiraba Artigas-. Sin duda las aspiraciones de los Orientales se enfrentaban a las hegemónicas porteñas, de ahí la objeción del Triunvirato. La Asamblea no se pronunció sobre este tema, pero la discrepancia del Triunvirato debió pesar mucho en el posterior rechazo de los diputados Orientales. c . El Proyecto Constitucional Interprovincial Artiguista de 1813. En 1813, en el Río de la Plata, hubieron cinco proyectos constitucionales, los primeros de nuestra historia común, cuatro destinados a regular las

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relaciones de las Provincias entre sí, y el restante destinado a regir la Provincia Oriental y que será analizado en el literal e.. A su vez, de los cuatro destinados a las relaciones interprovinciales, tres tenían un carácter unitario y uno de carácter federal. Los proyectos unitarios fueron redactados en Buenos Aires y eran : el correspondiente a la Comisión Oficial designada al efecto por el Triunvirato el 4 de Noviembre de 1812 y que elevó el suyo el 10 de Febrero de 1813; el de la Sociedad Patriótica presidida por Bernardo Monteagudo que también fue elevado el 10 de Febrero, y un Tercer Proyecto, anónimo, fechado en Buenos Aires el 27 de Enero de 1813. No corresponde a la finalidad de este trabajo el análisis de estos proyectos, tan sólo diremos que los tres respondían a los intereses de la oligarquía bonaerense. El conocimiento en la Banda Oriental de estos antecedentes, fue una de las causas de la réplica Artiguista de las Instrucciones Orientales de Abril de 1813. De estas Instrucciones surgen los dos proyectos constitucionales Orientales : uno de alcance provincial para la Provincia Oriental, y otro de alcance nacional para el conjunto de las Provincias Unidas de la América del Sur. Este último es el que será analizado a continuación. El Proyecto Federal estaba fechado en “el año 1813, cuarto de nuestra emancipación política”, y constaba de sesenta y cuatro “artículos de Confederación y Perpetua Unión”, y de una nota sobre los “puntos principales de la Constitución Provincial”. Siguiendo la técnica de las Instrucciones, mezclaba en su texto principios de la primera Confederación norteamericana de 1781, con otros de las Cartas de los Estados y de la Constitución de 1787, ajustándose a la traducción de García de Sena. En la faz orgánica, el más importante de sus principios era el de la división del poder público en tres : Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Aclarando que “Estos tres resortes jamás podrán estar unidos entre sí, y serán independientes en sus facultades”. Al igual que las Instrucciones del Congreso, organizaba un Poder Legislativo bicameral, dividido en Senado y Sala de Representantes, electo el primero por las Provincias y la otra por los Pueblos proporcionalmente a la población. La innovación más importante que se introdujo en este proyecto, con respecto a sus modelos de referencia, radicaba en el método electoral de los Senadores, en cuanto establecía el régimen de elección directa. El Poder Judicial era independiente y se confiaba a una Corte Suprema, y a jueces territoriales. El Poder Ejecutivo era de naturaleza presidencial o unipersonal, “se compondrá de un Presidente que ejercerá su oficio durante el término de dos años, debiendo ser removido en ese término preciso, sin que por ningún motivo o causa sea reelegido”. Cada Provincia designa su candidato, y el cargo rota “en suerte”. También era tratada la competencia del Congreso de las Provincias Unidas preceptuando, entre otras cosas, que sería responsable de : “... el solo y exclusivo derecho y poder de declarar la guerra y hacer la paz, excepto en los casos mencionados en el art.31 (el que prohibía a las Provincias empeñarse en Guerra, salvo que fuesen invadidas); de mandar y recibir embajadores; entrar en tratados y alianzas ...”; levantar y sostener Ejércitos; el comercio con naciones extranjeras; la acuñación de moneda; el otorgamiento de patentes de corso; imponer tasas, derechos, impuestos y sisas; y pagar las deudas. El Proyecto Federal consagrabo en forma detallada los derechos de las Provincias, terminando su articulado con una Nota sobre los puntos principales que debería contener la Constitución Provincial, sobre la base de la cual, la Banda Oriental confeccionó la suya poco después. También se establecían limitaciones y prohibiciones constitucionales para las Provincias, como ser : mandar o recibir de por sí embajadas extranjeras; arreglar

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tratados o pactos entre sí sin el consentimiento de las Provincias Unidas; mantener buques de guerra ( aunque sí autorizaba mantener Milicias ); empeñarse en Guerra sin el consentimiento de las Provincias Unidas. Este Proyecto federal atendía también : las principales normas para la elección de los distintos cargos públicos; los derechos individuales; y el procedimiento de reforma constitucional. d . El Gobierno Económico de la Provincia Oriental. En este literal se tratará el primer tópico de la monografía, el accionar del Gobierno Económico o de Guadalupe; consecuencia directa de la Oración Inaugural, su formación y funcionamiento fue coherente con las otras expresiones del pensamiento Artiguista en aquel año 1813. A su vez, fue la fuente directa de la que surgió el segundo de los temas centrales de este trabajo : la redacción del Proyecto Constitucional Provincial. Sucesivamente, se describirán : su proceso de creación, sus relaciones con el Gobierno Central, su gestión, y, finalmente, el proceso de su disolución. (1) Creación del Gobierno. El día 20 de Abril de 1813 el congreso de Tres Cruces celebró su última sesión, bajo la presidencia de Artigas, para resolver el tercer punto que éste había propuesto en su discurso inaugural del día 5 : instalar una autoridad local que restableciera la economía del país. En realidad lo que se reunió el día 20 fue una Asamblea popular integrada por el congreso y los representantes elegidos directamente por los “vecinos emigrados de la plaza de Montevideo por su adhesión al sistema americano, los habitantes de sus extramuros y gran parte de los que residen en los diferentes pueblos de la campaña” para instituir su primer gobierno civil. Existe una tesis que señala que los actos desarrollados entre el 5 y el 20 de Abril, corrientemente considerados como uno solo fueron en realidad dos : un Congreso representativo de los pueblos orientales que se encargó de resolver sobre los dos primeros puntos de la “oración inaugural”, y una asamblea directa, instituyente de su primer gobierno civil. Abierto el acto, Artigas tomó la palabra y expuso a la asamblea, los desórdenes, abusos y excesos que se notaban en la campaña, con grave detrimento de la tranquilidad pública y de la equidad social, males que él no se hallaba en estado de reprimir pues el principal objeto de sus atenciones era entonces el hostilizar la plaza enemiga, y dijo que sometía por consecuencia a la discreción del pueblo, la elección de los medios más eficaces para contener aquellas irregularidades. El congreso pensó que era necesario, en efecto, que se erigiese una autoridad que tuviera a su cargo “los cuidados de traer mantenimiento al sitio, conducción de bagajes, arreglo de caballerías y todo aquello que dice la mecánica del servicio de un ejército”; que “por otra parte era también preciso proporcionar a la Provincia algunos arbitrios para vestir las tropas y pagarlas, defender la propiedad de sus moradores, invitarlos a las sementeras y plantíos” y que “finalmente era necesario organizar la Provincia si se había de mantener un ejército capaz de hacer la guerra”. En consecuencia se resolvió, a pluralidad de votos, constituir “un cuerpo municipal que entendiese en la administración de la justicia y demás negocios de la economía interior del país, sin perjuicio de las ulteriores providencias que para este mismo propósito se tomaran por la Asamblea Soberana del Estado, con el acuerdo de los diputados de la Provincia”.

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Se acordó que en lo referente a la distribución de los cargos del nuevo gobierno, se tomara como pauta un Ayuntamiento de ciudad. En seguida se procedió al nombramiento de los miembros del cuerpo Municipal, quedando éste constituido en la forma siguiente : Artigas fue designado gobernador militar y sin ejemplar presidente del Cuerpo Municipal, “expresión con la cual se quería significar que era la que se confería una gracia especial para precaver que ni el agraciado ni otros pidan lo mismo alegando aquel precedente a su favor”4. Esta era un locución de origen español usada en las Reales Órdenes en que se concedían gracias especiales con la prevención de que no sirvieran de pretexto para pedir otros lo mismo. Para los otros cargos fueron designadas personas de arraigo en la Provincia, con prestigio propio por la posición y la actuación que habían tenido hasta entonces. Ex cabildantes, letrados, propietarios rurales y comerciantes, reunían en el conjunto las condiciones necesarias para desempeñar las funciones asignadas al nuevo órgano de gobierno y aseguraban la eficacia de su gestión. Tomás García de Zúñiga y León Pérez fueron elegidos Jueces Generales; Santiago Sierra, Depositario de los fondos públicos de la Provincia; Juan José Durán, Juez de Economía; el Dr. José Rebuelta, Juez de Vigilancia y Asesor en los casos en que estuviera impedido de actuar el propietario que lo era el Dr. Bruno Méndez designado también Expositor General de la Provincia; Juan Méndez y Francisco Pla, Protectores de Pobres; Miguel Barreiro, Secretario y José Gallego, Escribano Público. Esta integración tenía el carácter de un gobierno municipal “compuesto de los mismos individuos que componen un Ayuntamiento de ciudad, cuya pauta se ha seguido para la distribución de los respectivos empleos”, con la particularidad de que su jurisdicción se extendía a todo el territorio de la Provincia, entendiéndose por tal el especificado en el artículo octavo de las Instrucciones del Año XIII. El 21 de Abril Artigas ordenó que se publicara por bando, en la forma acostumbrada, lo resuelto en la sesión del día anterior, fijándose en los paraje públicos, para conocimiento de todos, y sacándose las correspondientes copias para las villas y lugares, y encargó “a todos los jueces estantes y habitantes de la Provincia Oriental” estuviesen a las deliberaciones, órdenes y disposiciones, escritas y de palabra, emanadas del nuevo gobierno. Con idéntico fin el propio Artigas la comunicó a los comandantes y autoridades de los pueblos. El órgano de gobierno así formado tuvo sus primeras reuniones bajo la presidencia de Artigas, en la línea sitiadora delante de Montevideo, seguramente en el propio alojamiento del Jefe de los Orientales, de la Quinta de Cavia, en Tres Cruces. Luego, a principios de Mayo, se trasladó a la Villa de Guadalupe –hoy Canelones- que fue elegida como lugar de asiento del gobierno pues se consideró que no convenía “tener estos consejos dentro del propio bullicio de las armas”. A la tranquilidad de aquel lugar se le sumaba la ventaja de su proximidad a la línea sitiadora donde quedaba Artigas. Como seguramente sería difícil la concurrencia de todos sus miembros, once en total, se acordó que el gobierno funcionase con la asistencia diaria de al menos cuatro de sus integrantes. Artigas, designado presidente del Gobierno Económico, actuó en tal carácter solamente en sus primeras actuaciones ya que, como lo había expresado en la reunión del 20 de Abril, los asuntos militares dominaban sus atención. Dejó de presidir las reuniones desde el momento que se instaló en Guadalupe. Sin embargo, no se desvinculó totalmente del Gobierno, ya que continuó orientando y dirigiendo sus

4 “Uruguay Independiente” pag.148, Pivel Devoto

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gestión al responder y dictaminar en las consultas que frecuentemente le formulaba sobre diversos puntos de su competencia. (2) Relaciones con Buenos Aires. Al contrario que la Junta Gubernativa del Paraguay, que reconoció de inmediato al Gobierno Económico de la Provincia Oriental, felicitando a Artigas por la presidencia del mismo y ofreciendo su alianza, el gobierno de Buenos Aires jamás reconoció al Gobierno Económico de Guadalupe. El 8 de Mayo de 1813, el Dr. Bruno Méndez en carácter de Vicepresidente del Gobierno Económico se dirigió a la Asamblea de Buenos Aires comunicando su instalación, detallando los cometidos que se le habían asignado, y ofreciendo su apoyo en la lucha contra el español. Esta comunicación encuadraba perfectamente en la posición política del Congreso de tres Cruces y estaba redactada en el tono que correspondía al carácter de un gobierno representativo de la soberanía particular de la Provincia. La Asamblea nunca contestó. Siempre guardó silencio respecto al gobierno de Guadalupe, como si no existiera. Ello, sin duda, estaba dentro del plan general que tenía el gobierno porteño de desconocer la formación de la provincia y su autodeterminación. El desconocimiento del gobierno Económico de Guadalupe estaba ligado al rechazo de los diputados a la Asamblea y a la no ratificación de los tratados firmados por Artigas y Rondeau. Contestar la nota del Vicepresidente Bruno Méndez hubiera significado reconocer implícitamente la existencia del gobierno y con ello el reconocimiento de un hecho que no se quería admitir : la soberanía particular del pueblo Oriental. Si la soberanía popular había sido la doctrina de Mayo de 1810 ya no era el dogma político por el cual luchaba el gobierno de Buenos Aires. Había sido sustituido por el de la obediencia a una autoridad superior, centro único de las resoluciones, y encabezado por elementos que se alejaban de la república como forma de gobierno y pretendían sustituir el yugo español por uno similar pero porteño-bonaerense. Ante esta situación, Artigas reprochó al gobierno de Buenos Aires su conducta en un nota que le dirigió el 29 de Junio de 1813, en la que, entre otras cosas le decía : “ Esta Provincia en uso de sus derechos inviolables y consecuentes a su convención sagrada, se vió en la necesidad de instalar un gobierno para su administración económica y sólo tardó en recibir un desprecio de su soberanía en tiempo que estuvo para dirigirle sus fraternales felicitaciones”. También se designó al Padre Larrañaga en misión ante aquel gobierno para el que se redactó unos “Conocimientos” en los que se consignaba los motivos de agravios que tenían los Orientales diciendo : “el desprecio inferido a su Gobierno Económico por la Asamblea Constituyente en no haber contestado a su primera y única comunicación del 8 de Mayo”. Como resultado de esa misión, el gobierno de Buenos Aires manifestó a Larrañaga, y éste trasmitió a Artigas en nota del 26 de Julio, sus condiciones para el restablecimiento de la concordia con el Jefe de los Orientales, deteriorada con motivo del rechazo de los Diputados y de los tratados suscritos con Rondeau. Dichas condiciones incluían la anulación de los resultados del Congreso de Abril al disponer una nueva elección de diputados a la Asamblea y una nueva elección de gobierno interno para la Provincia Oriental, todo lo cual debía hacerse de acuerdo a instrucciones que aquel gobierno giraría al General Rondeau. En contraste con esta actitud de la Asamblea bonaerense, su representante por excelencia en la Banda Oriental, el General Rondeau, ya el 7 de Mayo y en un oficio enviado al Gobierno de Guadalupe, lo había reconocido explícitamente al decir : “Me es muy satisfactorio el poder ya dirigirme para los negocios económicos y de

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administración de justicia que en los sucesivo se me presenten, a ese respetable Cuerpo Municipal por cuya reunión le felicito esperando de su rectitud y política muchas ventajas para la tranquilidad pública y prosperidad de la Provincia ...”. En seguida pasaba a plantearle el problema del abastecimiento del ejército en el invierno que se aproximaba, problema que el gobierno Económico atendió. Consecuente con esta conducta el General Rondeau mantuvo un estrecho contacto con el Gobierno de Guadalupe, no sólo por asuntos vinculados al ejército y a los problemas internos de la Provincia, sino también para poner en su conocimiento resoluciones de la Asamblea que le eran trasmitidas desde Buenos Aires. (3) La Gestión del Gobierno Económico. Ante la ausencia de los cuadernos que registraron los acuerdos del Gobierno Económico, se ha reconstruido, en parte, su labor, mediante las circulares que dirigió a los Cabildos y Alcaldes de los pueblos, así como de las comunicaciones y notas intercambiadas entre sus componentes y Artigas, Rondeau, y otros personajes de la época. De esta reconstrucción, se destacan las actividades que siguen, ordenadas por materias : Político-Administrativa, Administración de Justicia, Económica, e Higiene Pública (a) En materia Político-Administrativa. El gobierno procuró restaurar las autoridades de los pueblos del interior de la campaña : los Cabildos donde antes funcionaban, o los Alcaldes Pedáneos5 donde no habían Cabildos. En un acuerdo del 29 de Abril, presidido por Artigas, aprobó el acta de elección del Cabildo de Santo Domingo de Soriano que oportunamente había gestionado su reinstalación. El 7 de Mayo se expidió una circular a los pueblos instándolos a reinstalar sus autoridades municipales eligiendo los empleados correspondientes, y que, si por causa de la emigración de sus vecinos esto no fuera posible, se eligiesen Jueces Comisionados hasta que mejoren las circunstancias. Ante consulta de las autoridades de Soriano se decidió que los Cabildos tenían competencia para nombrar los Jueces Pedáneos en los pueblos de su jurisdicción. Para los pueblos no comprendidos en la jurisdicción de ningún Cabildo, Artigas dispuso que la elección del Juez la hiciesen directamente los vecinos de la localidad. Se creó la magistratura del Preboste, Oficial encargado, de acuerdo con las antiguas ordenanzas hispánicas, de celar por la tranquilidad y el orden en la campaña, persiguiendo malhechores y desertores, y haciendo cumplir los bandos y órdenes del Jefe Militar; aunque no se conocen las instrucciones que el gobierno les dio a los designados para esta comisión, se deben haber ajustado a las enunciadas. Se delimitaron las atribuciones de los Comandantes Militares y de los alcaldes, entre los que se producían frecuentes interferencias. En varios de estos conflictos jurisdiccionales le cupo al propio Artigas decidir, en un delicado equilibrio entre las autoridades civiles y militares para no menoscabar ninguna de ellas. Por ejemplo, en un conflicto acaecido en San José, Artigas dispuso que en los asuntos de naturaleza civil, y que eran de competencia del Alcalde, el Comandante militar no tenía “ninguna incumbencia”, pudiendo solo auxiliar al magistrado, prestándole la fuerza para hacer efectivas sus determinaciones. Otros choques se produjeron, normalmente por la acción de las partidas que, autorizadas por los Comandantes, salían a hacer acopios de ganados y caballadas o cortaban leña en perjuicio directo del vecindario; y de esta forma era sobrepasada la autoridad de los jueces. Frecuentemente estas autoridades reclamaban ante el Gobierno Económico por dichas partidas. Artigas, atendiendo las circunstancias, 5 Alcalde de aldea o partido rural que entendía solamente en asuntos de poca importancia y auxiliaba al juez letrado en las causas graves.

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la gravedad de las denuncias y tratando de equilibrar las posiciones sin permitir que los excesos de sus jefes y subalternos atropellaran la autoridad civil, normalmente llamaba a los inculpados a su presencia, oía sus explicaciones, y recordando sus servicios por la causa, los exculpaba, haciendo que se presentasen ante el Gobierno Económico para rendir las excusas del caso. El Gobierno Económico estuvo en estrecho contacto con Artigas, quien le tuvo informado de las alternativas de las relaciones con Buenos Aires. Intervino activamente cuando fue necesario perfeccionar los poderes de los Diputados a la Asamblea, luego de su primer rechazo, o realizar una nueva elección por la ciudad de Maldonado cuando renunció su diputado Dámaso Gómez Fonseca. Colaboró también en la designación de electores para el Congreso de la Capilla Maciel, circulando instrucciones para el buen orden del acto comicial donde se eligieron los diputados. Tuvo correspondencia oficial en materia de relaciones exteriores. Intervino en la cuestión de la prisión en Buenos Aires del diputado de Canelones, Felipe Santiago Cardozo. Recomendó a los curas párrocos, que además del cuidado espiritual de sus feligreses, animaran con sus sermones el espíritu patriótico. Quizás, el intento más ambicioso en materia político-administrativa realizada por el Gobierno Económico de Canelones fue el proyecto de Constitución territorial para la Provincia Oriental del Uruguay. Por la importancia y trascendencia del hecho, y por el objetivo de esta monografía, se profundizará en el literal e . El Proyecto Artiguista de Constitución Provincial. (b) En la Administración de Justicia. Ante la necesidad percibida por el Gobierno Económico de que la justicia se rigiese por los mismos términos en toda la Provincia, y originada en una consulta que el Cabildo de Guadalupe le formuló el 25 de Mayo sobre jurisdicciones civil y militar, gratuidad de la justicia, percepción de rentas públicas y régimen carcelario; en el mes de Junio envió una reglamentación a todos los Cabildos que uniformizaba los criterios sobre los diferentes asuntos planteados; en cuanto a la separación de jurisdicciones entre el Cabildo y los comandantes Militares, dispuso que desde ese momento los asuntos civiles o penales quedarían sometidos al Cabildo y sólo lo atinente “al servicio de la Patria” al Comandante Militar respectivo; los soldados veteranos, en cambio, estarían “sujetos en todo, por ahora, a sus jefes naturales, exceptuando los casos de desafuero, que en el gobierno antiguo se conocían, mientras no se haga la Constitución de la Provincia”. La administración de la justicia se estipuló que sería gratuita, suprimiéndose los derechos que cobraba el Alcalde por su firma. Igual concepto se aplicó a materias conexas, no se percibirían arbitrios por terrenos baldíos, ni se cobrarían aranceles destinados a las casa de abasto, ni el Alguacil Mayor los derechos de carcelaje, alimentaría a los presos con la carne que “a todos se dan de balde en la Villa” y de no alcanzar, se invertiría para ello parte de la renta de propios. Se encomendó al Cabildo la recaudación de esta renta al Cabildo, pues esas tierras eran patrimonio del pueblo. En cuanto a condenas, en un acta del 19 de Junio aparece una por el término de dos años por un delito de hurto, disponiéndose la remisión a Artigas “para su cumplimiento”. (c) En materia Económica. El Gobierno tomó una serie de medidas destinadas al restablecimiento de las fuentes de riqueza de la Provincia y al fomento de su producción agropecuaria, de las que destacaremos algunas. Hizo un inventario de bienes de los emigrados “con especificación de sus clases”, los que quedarían embargados en personas de “abono y confianza”, con lo que se esperaba

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restablecer la explotación de los bienes abandonados en pro de la recuperación de la economía provincial. Ordenó que se cobraran los alquileres de las fincas de los emigrados como recurso para el Fisco, pero gravando sólo a las familias pudientes, mientras que muchas casas quedaron en manos de gente pobre que no pagaban nada por ellas. Estos embargos no tuvieron carácter de ser una medida punitiva contra los españoles sino de salvaguardar la economía y el orden público. Muchos de estos bienes quedaron depositados por resolución del gobierno en la esposa e hijos del propietario emigrado y de éstos, los que volvían a sus casas, recibían nuevamente el depósito y la administración de sus bienes con la única responsabilidad de dar cuenta de ellos siempre que se les pidiere. Para incentivar la producción agrícola, el Gobierno ordenó a los Cabildos que proporcionaran toda clase de auxilios a los productores para sus sementeras y plantíos, pero conminando, también a los remisos para que se aplicaran a la labranza. Con esta misma finalidad le solicitó al Padre José Manuel Pérez Castellano, que desde hacía cuarenta años se dedicaba a las tareas agrarias en su chacra de Miguelete realizando observaciones y estudios, que le enviase por escrito el resultado de sus experiencias como agricultor con el fin de difundirlo entre los trabajadores de la tierra y propender de este modo al bien de la Provincia. El Padre aceptó el encargo y comenzó a ordenar sus conocimientos en la materia que quedarían recopilados en Las Apuntaciones recién a mediados de Febrero de 1814 (y serían editadas por primera vez como “Observaciones sobre Agricultura” por la Imprenta del Cerrito durante el sitio de Montevideo en 1848), por lo que el Gobierno Económico no pudo disponer de este valioso documento para mejorar la producción, pero muy útil resultó su iniciativa para el futuro y como reflejo de su interés en el mejoramiento económico de la Provincia. Con respecto a la protección de la riqueza ganadera dispuso la represión de las actividades de los “changadores que tienen talada la campaña, matando cuanto ganado encuentran por el aprovechar del sebo y pieles, que venden a cualquier precio a los extranjeros, por no ser suyas las haciendas que matan”. Con este propósito se resolvió hacer presente a Artigas y Rondeau, para que éstos trasmitieran a sus Comandantes Militares las órdenes circuladas para reprimir a los changadores mencionados. Se dieron órdenes para destruir los establecimientos que en las inmediaciones del Plata y del Uruguay organizaban a los changadores. Con el mismo propósito se le cursaron órdenes a los Comandantes de la frontera para que prohibieran el tránsito de ganado hacia el Brasil salvo permisos especiales sólo refrendados por el propio Artigas. Muchas veces eran los propios Comandantes Militares que realizaban el ilegal trasiego de ganado hacia el NE y esto originó una serie de reclamaciones que fueron cursadas al Jefe de los Orientales por el Gobierno Económico. En cuanto a la recaudación de impuestos el Gobierno encomendó a los Cabildos la recaudación de los que existían antiguamente ante la consideración que “nunca deben tener mejor aplicación que en el día, para socorro de las Tropas de la Patria que sitian la Plaza enemiga”. En cuanto a las cuestiones de proveer las necesidades del Ejército, proporcionándole víveres y medios para la confección de vestuarios, el gobierno nombró una Comisión para que recorrieran la campaña, acopiasen ganados para el abastecimientos de las fuerzas sitiadoras, y dotándola de amplias facultades para solicitar el auxilio necesario a todos los vecinos, declarando traidor a la Patria al que no apoyase la causa. (d) En materia de Higiene Pública. Procuró la difusión de la vacuna, facultó a Manuel Oliveira y Salvador García para formar un directorio o reglamento a fin de difundir “este preciosísimo tesoro”.

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(4) Disolución del Gobierno Económico. La disolución del Gobierno Económico se decidió cuando Artigas aceptó los resultados de la misión Larrañaga destinada a restablecer la armonía con el gobierno de Buenos Aires. Larrañaga había sido enviado por Artigas a Buenos Aires con cuatro documentos fechados el 29 de Junio : un oficio de designación otorgándole plenos poderes y un plazo de tres días para cumplir su encargo; un pliego de instrucciones; unos “conocimientos” explicativos de los hechos; y el texto de un oficio dirigido a las autoridades de la capital. En esta documentación Artigas recapitula los agravios y los hechos que lo alarmaban : el no reconocimiento del Gobierno de Guadalupe, la cancelación de los pasaportes de Tomás García de Zúñiga sin haber cumplido los cometidos de su misión, el rechazo de los diputados electos por el pueblo Oriental para la Asamblea General Constituyente, y la intervención del Comandante Hilarión de la Quintana en Salto. Las actitudes porteñas descritas por el Jefe de los Orientales, y otras, representaban obstáculos a las posibilidades de entendimiento entre ambos, sin embargo, aún a esta altura de los acontecimientos, Artigas creyó posible lograr un acuerdo y encomendó a Larrañaga en sus instrucciones la misión de intentarlo, sin menoscabar los intereses del los Orientales. La forma epistolar de los documentos dirigidos al gobierno de Buenos Aires eran duros, pero no alejados de la realidad de los acontecimientos sucedidos, era difícil esperar un buen resultado dada la prepotencia bonaerense, la firme posición de Artigas y los intereses encontrados de ambos. El 27 de Julio el Triunvirato responde a Larrañaga “las peticiones importunas del Coronel Artigas”, en una forma altanera y agresiva, poniendo en duda la representación del pueblo Oriental en la figura Artigas, no solo eso, sino que en ese mismo acto desconoce las actuaciones del Congreso de Tres Cruces, la diputación, y el Gobierno de Guadalupe. El gobierno bonaerense situaba el problema existente en el marco de una falta de subordinación de un gobierno provincial ante el central. Y como solución posible planteaba convocar a una nueva elección de diputados, reduciendo el número a cuatro para toda la Banda Oriental, sin especificar cómo se elegirían. Este planteamiento del gobierno central, por sí solo, no hubiese provocado la disolución del Gobierno Económico de Canelones, pero se agregó a otras, que completaban el círculo de la conspiración e influencia política de Buenos Aires; la actitud conciliadora de Larrañaga, durante y al regreso de su misión, que entró en el juego del Triunvirato; varios de los personajes que habían apoyado a Artigas, hacendados y comerciantes en su mayoría, que ahora no veían un futuro promisorio en la política artiguista; el mismo vicepresidente del Gobierno de Guadalupe, Bruno Méndez, que se había decidido a favor de la política bonaerense después del retorno de García de Zúñiga y Larrañaga – clara evidencia de este hecho es que en sus últimos momentos el accionar del Gobierno Oriental quedó supeditado al Gral.Rondeau -; la presión de García de Zúñiga, que había sido enviado por Artigas a Buenos Aires a instancias del diferendo con Sarratea y no había cumplido su misión, quien había sido ganado por la llamada “unión con Buenos Aires”; y por la natural presión que ejerciera Rondeau cumpliendo instrucciones de su gobierno. Otros factores que pudieron influir en Artigas para aceptar esta altanera propuesta fueron : la prisión del diputado por Canelones ( y agente artiguista encubierto ) Felipe Santiago Cardozo, a quien el fiscal solicitó se le aplicara la condena a muerte por traición y el juez le aplicó seis años de confinamiento en La Rioja; la ayuda paraguaya, con la que esperaba contar, había quedado en suspenso a la espera de la resolución de un Congreso General convocado por la Junta Gubernativa.

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El 9 de Setiembre Artigas le respondía a Larrañaga, en los términos propuestos por el Gobierno Económico, estableciendo su conformidad con el llamado a reunión de un nuevo Congreso y la sustitución del Gobierno de Guadalupe. Este Congreso sería el de Capilla Maciel. El gobierno Económico de Canelones cesaría definitivamente en sus funciones cuando el Congreso de Capilla Maciel, en su sesión del 9 de Diciembre, estableció el Gobierno Intendencia integrado por los Sres. Tomás García de Zúñiga, Juan José Durán y Remigio Castellanos quienes quedaron facultados “para residenciar por sí o por el que delegasen a los que han compuesto el gobierno Económico que ha expirado”6 e . El Proyecto Artiguista de Constitución Provincial. Entre las actividades político-administrativas del Gobierno de Canelones, que se mencionaron anteriormente, figuraba, quizás como la más ambiciosa, el proyecto de Constitución territorial para el cuerpo político de la “Provincia Oriental”, “libre soberana e independiente”; datado en el cuarto año de la Independencia de la América del sur (1813). Se ha atribuído su redacción al Dr.José Revuelta, integrante del Gobierno de Canelones y destacado por ser culto y hombre de letras, por los “relatos” de Alvear en los que dice que aquel habría sido “comisionado para dar Constitución a los pueblos libres de Nogoyá y de Gualeguay del Entre Ríos” El proyecto es una copia casi literal de la Constitución de Massachussets del 2 de Marzo de 17807, incluida en el libro de García Sena ( traducción de “La Independencia de la Costa Firme – Justificada por Thomas Paine treinta años ha”). Pero contiene algunas innovaciones que le dan originalidad propia. Como la publicación tomada de ejemplo, el documento se divide en dos partes diferentes : una dogmática, desarrollada en veintiún artículos del capítulo 1; y otra orgánica, comprendida de los capítulos 2 al 5, ensayando diversas soluciones sobre la forma de Gobierno y el Poder Legislativo, los Representantes, el Poder Ejecutivo y el Poder Judiciario. En las dos partes se respetan las bases de las Instrucciones de Abril del Año XIII, complementando la faz local de su constitucionalismo con el pacto federal recíproco de las diversas Provincias que forman el Estado. Del contenido de este proyecto constitucional se destacan los siguientes puntos : (1) Comienza estableciendo el pacto constitutivo, por los delegados de los pueblos de la Provincia Oriental, y se circunscribe el alcance territorial de la Constitución dentro del dualismo constitucional típico de los sistemas federativos. (2) Dentro del sistema federativo se le atribuye al Gobierno Central sólo los negocios generales del Estado y se le exige a éste la redacción de la “Constitución territorial” para establecer aquellos asuntos que les quedarían reservados a las Provincias. (3) Establece claramente la soberanía provincial cuando dice “el pueblo de la Provincia tiene él solo, derecho exclusivo de gobernarse como un Estado libre, soberano e independiente”, y la cooperación federativa al decir que ejercitará todo el poder o jurisdicción “que no es o pueda ser en lo sucesivo delegado expresamente en la Provincias Unidas juntas en Congreso”.

6 Documento suscrito por Rondeau y García de Zúñiga. Miguelete, Diciembre 10 de 1813. 7 El Ciclo Artiguista, Tomo 2, pág.143. W.Reyes Abadie. Mdeo.1968.

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(4) En la parte dogmática del texto constitucional (Cap.I) se consagran como derechos “naturales, esenciales e inajenables” el derecho a la vida, la libertad, la propiedad y la obtención de la seguridad y felicidad. Es un deber del Gobierno asegurarlos y proteger el cuerpo político. Si fracasa en estos objetivos el pueblo “tiene derecho a alterar el Gobierno”, lo que le daría el derecho de resistirse a la opresión o a levantarse en una insurgencia popular. También se incluye, a partir de estos derechos, la libertad de escribir y de imprenta, la prohibición del fuero militar, el principio de igualdad de los hombres ante la ley, la legitimidad de las distinciones basadas en los servicios hechos al público, el derecho de los pueblos de guardar y llevar armas para su defensa común, y el de juntarse pacíficamente y “representar al gobierno para la reforma de los abusos”. (5) En materia religiosa establece el “deber de todos los hombres en sociedad de adorar públicamente al Ser Supremo...”, admitiéndose que se haga en la forma que se estime conveniente sin afectar el culto religioso de la Santa Iglesia Católica. (6) En materia de instrucción pública se establece el derecho del pueblo y el deber de la legislatura de instalar establecimientos públicos de escuelas para la enseñanza de los niños y su educación, y que se deberá tener por ley fundamental y esencial que todos los habitantes nacidos en la Provincia debe saber leer y escribir. Se agregaba la obligatoriedad de los padres de enviar a sus hijos a la escuela “a fin de que logren la enseñanza de los derechos del hombre y de que se instruyan en el pacto social”. También marca como finalidad de la instrucción la preservación de “la piedad, religión y moralidad de sus habitantes”. De esta forma la instrucción pública trabajaría en función de los postulados religiosos y civiles de la Revolución. (7) En cuanto a la educación general y la cultura, el Poder Legislativo y otros magistrados deberían fomentar las ciencias y las artes, las sociedades públicas, y las instrucciones para la promoción de la agricultura, el comercio, los oficios, y la historia natural del país. (8) Sobre la justicia dice que debe ser libre y gratuita. También se consagran las garantías del proceso como derecho individual; la imparcialidad de los jueces; el derecho a la defensa; el principio de plena prueba; garantías contra pesquisas injustas o violencias sobre la persona, su casa, sus papeles, o sus posesiones; la necesidad de la orden judicial para privar de la libertad bajo la regla de requisitos probatorios previos. (9) No sólo se establecían derechos para el ciudadano, sino también deberes : como los de contribuir en los gastos de la protección de sus derechos, prestar su servicio personal o un equivalente cuando fuera necesario; la prohibición de recibir títulos de nobleza u honor, de retener presentes, pensión, oficio o emolumento de cualquier país extranjero. En caso de incumplimiento se podría sancionar incluso con la pérdida de la ciudadanía. (10) Las elecciones deberían ser libres y públicas; y todos los habitantes, teniendo las cualidades que se establecieron en su forma de gobierno tienen igual derecho de ser electores y elegibles; aunque, para ser senadores,

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representante o miembros del ejecutivo, se requería poseer una “propiedad dentro de la Provincia cuyo valor sea de $6.000 como mínimo y bienes muebles de hasta $3.000”. (11) En la parte dogmática se incluía el principio de la división de poderes como una garantía de la libertad, pues su fin es que “el gobierno sea de leyes y no de tiranos”. Era una forma, también, de organizar el gobierno mediante la distribución de competencias. (12) El Poder Legislativo sería bicameral, dividido en dos Salas : una permanente, el Senado, compuesto por siete miembros, elegidos indirectamente por una Asamblea General que se integraría a razón de tres electores por pueblo. La Sala de Representantes, que actuaría de forma esporádica, sería designada anualmente por los pueblos, a razón de tres representantes por cada uno. El Senado tenía las facultades legislativas típicas más el acuerdo de venias y acuerdos en materia administrativa, y asesoramiento al Gobernador. El Senado y la Sala de Representantes en un solo cuerpo debían fijar la fecha de las elecciones de los Senadores y Representantes de la Provincia, también para confeccionar la nómina de donde surgiría el titular del Poder Ejecutivo en las Provincias Unidas, y para elegir el Gobernador de la Provincia Oriental. (13) El Poder Ejecutivo sería desempeñado por un Gobernador de Provincia que se nombraría anualmente. Tenía derecho al veto, lo que originaría una nueva deliberación y aprobación de las dos cámaras para que la ley fuese sancionada. Tenía facultades limitadas en el orden militar y financiero, ya que necesitaba la aprobación del Legislativo para decidir algunos asuntos militares, y siempre para el empleo de los fondos públicos. (14) El Poder Judicial o “Judiciario” sería desempeñado por los respectivos Cabildos de las ciudades y villas; pero el régimen no se consideraba definitivo ya que el Poder Legislativo tendría el poder para “erigir y constituir tribunales de justicia que se hayan de tener en los pueblos de la Provincia”. Los Cabildos se auxiliarían con “jueces anunciadores” que eran verdaderos instructores. En cuanto a la Real Audiencia, con sede en Buenos Aires también perdería su jurisdicción de apelación sobre los nuevos órganos judiciales. El recurso excepcional de apelación sería ante el Senado y sólo en los casos de condenas a muerte. Los Cabildos serían elegidos “en pública plaza y en voz alta”, ejercerían además de las funciones judiciales, las municipales, su competencia tradicional, dándoseles normas para que los “pueblos encontraran en su gestión los medios de su felicidad”. (15) El último precepto de la Carta, destinado a facilitar la transición del viejo sistema colonial español al nuevo régimen republicano, establecía que las leyes anteriores practicadas en la Provincia, excepto el Tribunal de la Inquisición que quedaba totalmente abolido y aquellas que eran repugnantes a los derechos de los hombres libres que estaban contenidas en la nueva Constitución, seguirían aplicándose hasta que fueran revocadas o alteradas por la nueva legislatura. Incluso las anteriores autoridades civiles y militares continuarían ejerciendo los oficios que se le habían conferido hasta que los Poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial fuesen nombrados e investidos. f . El rechazo de los Diputados Orientales.

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A fines de Mayo de 1813 los diputados marcharon para Buenos Aires a incorporarse a la Asamblea General, y apenas llegaron se pusieron en contacto con personas interiorizadas en la política porteña para orientarse debidamente en lo relativo a los trámites de su admisión a la Asamblea. El 1º. De Junio presentaron sus poderes, y la Asamblea, en sesión secreta, resolvió ese mismo día su rechazo bajo el pretexto de que habían presentado como única credencial las cartas de aviso en que se les comunicaba su designación. La Asamblea, en realidad, había recibido los oficios de los respectivos pueblos representados, el acta del Congreso de Tres Cruces del 5 de Abril, y los comunicados de los nombramientos, sin embargo actuó como si los dos primeros documentos –los más importantes- no hubiesen existido. Diputados de otras ciudades habían sido admitidos solo con las actas de su nombramiento. Los Diputados Orientales insistieron, a los pocos días se dirigieron al secretario de la Asamblea invocando la legalidad de sus poderes y solicitando que en caso de no admitírselos se les devolvieran los papeles presentados. El secretario Hipólito Vieytes, que también era diputado, puso a consideración de la Asamblea el incidente, en sesión del 11 de Junio, renovándose con este motivo el debate sobre el tema. Hicieron uso de la palabra los diputados Pedro Pablo Vidal (Vicepresidente de la Asamblea), José Valentín Gómez, Tomás Valle y Bernardo Monteagudo, quienes sostuvieron que los poderes en examen eran “absolutamente nulos por incontestables principios”, los diputados Vidal y Gómez además, dirigieron términos violentos a la personalidad de Artigas. Alegando vicios en el procedimiento eleccionario y deficiencias en la documentación, la Asamblea aprobó el siguiente decreto : “La Asamblea General ordena que se devuelvan por el secretario en copia certificada, los documentos que han presentado los cinco individuos, que, como electos por la Banda Oriental, los han exhibido, por no hallarse bastante al indicado efecto, quedando por ahora en secretaría los originales. Vicente López, Presidente; Hipólito Vieytes, Diputado Secretario”. La razón capital que se adujo para el rechazo de los diputados fue que la elección de éstos había sido realizada en forma distinta de la que prescribía el Reglamento dictado por el Triunvirato. El Congreso Provincial, como elector de representantes, era, es cierto un mecanismo ajeno al sistema electoral vigente, que preveía la elección por ciudades separadas. Pero los Diputados Orientales exhibieron poderes dobles, los del congreso Provincial y los de los pueblos aislados, y si los primeros eran discutibles para la Asamblea no podrían serlo los segundos. La realidad es que esta meticulosidad se aplicó solo a los Orientales, es más, la misma autoridad –el Segundo Triunvirato- que había dictado el Reglamento era una entidad nacida de un motín militar, por lo que la subordinación a este documento debería ser relativa, máxime cuando los Orientales le habían prestado un precario acatamiento. Además el ambiente no era favorable a los rigores muy exagerados, los mismos individuos que integraban la asamblea argentina tenían mandatos de sinceridad electoral dudosa. El rigor aplicado a los Orientales debía tener un origen más profundo. El hecho era que la Instrucciones de los Diputados Orientales; que no eran un secreto para nadie, pues Artigas las había remitido en copia a todos los Cabildos provinciales; lo mismo que el Jefe de los Orientales, eran un peligro para la oligarquía lautarina y eran incompatibles con el tono moderado de la Asamblea. También pesó la lucha interna entre alvearistas y sanmartinianos –que sostenían los postulados de Independencia y Constitución-, en la que los Orientales habrían desnivelado a favor de los segundos, pero, con el rechazo predominaron los primeros.

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Los Diputados Orientales pidieron nuevos poderes, y Artigas –quien probablemente no se haya dado cuenta del fondo político del rechazo- y el gobierno de Guadalupe solicitaron a los pueblos el envío de los documentos requeridos, los que habrían salvado la formalidad requerida, pero como la causa de la repulsa era política, los Orientales no pudieron lograr su representación en la Asamblea General. El rechazo de los diputados causó una profunda conmoción en la opinión Oriental, lo que se sumó a los anteriores agravios para excitar en el ánimo de Artigas un progresiva dureza en sus actitudes que, en un principio, se orientaron dentro de un espíritu conciliador (pero no lo sería por mucho tiempo más). Los regentistas aprovecharon la ocasión para tratar de ahondar las divergencias mediante la publicación de folletos. El 1º.de Junio, en sesión secreta, la Asamblea aprobó un plan para retirar el Ejército de la Banda Oriental, el que se suspendió solo por la insistencia del Gral.Rondeau. Estos hechos crearon un clima angustioso, y Artigas, en consecuencia, decidió confiar a Larrañaga una misión en Buenos Aires. La comisión quedó establecida en cuatro documentos datados el 29 de Junio : un oficio de designación otorgándole plenos poderes y concediéndole un plazo de tres días para cumplir el encargo, un pliego de instrucciones, unos “conocimientos” explicativos de los hechos, y el texto de un oficio dirigido a las autoridades de la Capital. En estos documentos, Artigas recapitula los agravios recibidos; entre ellos el desprecio del gobierno Económico, el rechazo de los diputados, la cancelación de los pasaportes de García de Zúñiga, y la intervención militar porteña en el litoral; y le reclama al gobierno porteño el respeto por los intereses generales de los pueblos, advirtiéndole que la Banda Oriental no toleraría más provocaciones. Larrañaga cumplió su misión con un carácter conciliador alejado de la dureza expresada en los documentos de Artigas, quizás no acertó a interpretar en todo su alcance los fundamentos de la posición artiguista, o entró en el juego de los círculos de Orientales que –en un vuelco de la situación- propendían a la unión con Buenos Aires. En las causas de disolución del Gobierno de Guadalupe, ya se trataron detalladamente las repercusiones de la misión de Larrañaga. g . El Congreso de la Capilla Maciel. Decidida la reunión de un nuevo Congreso, y aprobada la misma por el propio Artigas a instancias del gobierno Económico de Canelones –previo contubernio entre el Triunvirato, Larrañaga, García de Zúñiga, Bruno Méndez, y un círculo de hacendados Orientales que ya no vislumbraban beneficio alguno en los principios Artiguistas-, el Triunvirato le impartió instrucciones a Rondeau para la convocatoria y organización del citado Congreso. De acuerdo a las instrucciones, Rondeau debería expedir órdenes a los Jueces Comisionados y Comandantes Militares de los diecisiete pueblos que menciona para reunir los “vecinos americanos” a fin de proceder al nombramiento de un congresal por cada pueblo, exhortando a los curas párrocos para que cooperen con su celo y luces para facilitar la tarea. Se prescindía en la convocatoria de Artigas y del Gobierno de Guadalupe, aunque, en unas “Notas” y reconociendo la autoridad real del Jefe de los Orientales en la Banda Oriental, se agregaba que “quizá convenga que la orden se comunique por conducto de Artigas o por el del Gobierno Económico, si se echa de ver que podrían dejar de obedecer aquellos pueblos la de Rondeau”. Los vecinos al mando de Artigas, nombrarían dos electores y los emigrados de Montevideo otros dos. Maldonado mantendría la incorporación de su diputado Gómez Fonseca.

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Los electores deberían tener plenos poderes para expresar la voluntad de sus representados, elegir los diputados a la Asamblea General e instalar un Gobierno Provisorio. Los electores se reunirían ante el General Rondeau, que presidiría el Congreso, elegirían tres diputados para representar a todo el pueblo Oriental, con la exclusión de Maldonado cuyo representante seguiría siendo Gómez Fonseca -radicado en Buenos Aires y electo en la instancia de Abril-; y seguidamente se procedería a la instalación de un “Gobierno económico provisorio que ejerza su autoridad en todo el territorio Oriental”. De todas las disposiciones que resultaren del Congreso se debería dar cuenta al Gobierno Central, reservándose éste la facultad de aprobar, reprobar o dar cuenta a la Asamblea General. El General Rondeau se puso en contacto con Artigas, probablemente alarmado por el tenor contrario a los intereses Orientales, conviniendo con éste citar de común acuerdo a los pueblos. De este contacto surgieron las convocatorias de ambos jefes, el 15 de Noviembre, y la del Gobierno Económico. Artigas, quizás interpretando que la nueva convocatoria era una satisfacción a sus reclamos o viendo la oportunidad de hacer prevalecer los intereses Orientales en la nueva situación tan contraria a los mismos, convocó a la designación de los electores para el congreso a reunirse en el Cuartel General de Rondeau, previa reunión de los mismos en su alojamiento para orientarse sobre los resultados de las Actas del 5 y 21 de Abril. Sin embargo Rondeau y el Gobierno Económico omitieron mencionar en la convocatoria el requisito de orientarse previamente sobre las actas de Abril. Esta omisión acarrearía graves dificultades que se presentarían posteriormente. En Noviembre se realizaron las elecciones de los representantes al Congreso. Con fecha 5 de Diciembre, El General Rondeau se dirigió a los pueblos comunicando el cambio de la sede del Congreso, de su Cuartel general a la Capilla del niño Jesús, en la chacra del extinto Francisco Antonio Maciel, en las márgenes del Miguelete, por lo que para la posteridad la reunión se conocería como Congreso de Capilla Maciel. Las sesiones del Congreso, tuvieron lugar los días 8,9 y 10 de Diciembre, con la presencia de unas veinte personas que representaban a los veintitrés pueblos de la Banda Oriental. En la primera se procedió a designar un Secretario, responsabilidad que recayó en Tomás García de Zúñiga, quien de inmediato mocionó que el General Rondeau fuese separado de la presidencia del Congreso por el cargo militar que ejercía, otros opinaron en contrario, Rondeau se retiró del lugar y permitió que los Orientales deliberaran, éstos votaron y resolvieron por mayoría que el General se mantuviese en la presidencia en virtud de su “conocida moderación y prudencia”. A continuación se aprobaron los poderes de los representantes dejándose constancia que los poderes de los representantes de dieciocho pueblos no hacían referencia alguna a la reunión de orientación con el Jefe de los Orientales. Se debatió entonces acerca de la actitud a asumir ante esta omisión, resolviéndose comisionar a García de Zúñiga y a Manuel Francisco Artigas para que invitaran al Jefe de los Orientales a concurrir al Congreso o mandase un delegado. Así terminó la primer reunión del Congreso el 8 de Diciembre. La sesión del 9 de Diciembre, comenzó con la lectura de un oficio de Artigas donde manifestaba que no concurriría y que atento al desaire que le hacían los representantes de los pueblos al no asistir a la reunión previa de orientación “no tenía qué exponer ni documento qué remitir”. Se discutió si se deberían suspender las sesiones, decidiendo continuarlas; seguidamente se eligieron los diputados para la Asamblea General de

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Buenos Aires, siendo elegidos los presbíteros Marcos Salcedo, Dámaso Antonio Larrañaga y Luis Chorroarín. Este grupo de diputados, al que se agregaría Gómez Fonseca residente en Buenos Aires, no podía ser más afín a los intereses porteños como se analiza en el numeral 2.f. La elección causó gran tumulto y protestas de parte de algunos presentes, sacándose a relucir nuevamente el asunto de la omisión de la entrevista previa de los electores con Artigas, el mismo Rondeau tuvo que intervenir recibiendo agrias quejas de algunos presentes, pero se terminó por ratificar las designaciones realizadas. La última actividad de ese día fue el análisis de una disposición del gobierno porteño sobre la creación de una municipalidad para gobernar la Provincia. Este punto fue debatido, oponiéndose la mayoría a la creación de una simple municipalidad y apoyando la formación de un Gobierno de Provincia, el que quedó formado por un colegiado de tres miembros con las atribuciones de un Gobernador-Intendente, que se regiría por las leyes y ordenanzas antiguas sobre la materia. La última sesión, destinada a la ratificación de las resoluciones adoptadas y a la firma de las actas, fue interrumpida por la llegada de una ayudante de Artigas –el Capitán Félix Gorgonio de Aguiar- que era portador de un extenso oficio donde el Jefe de los Orientales fundamentaba su desconocimiento de todo lo actuado en el Congreso. Artigas había admitido un nuevo examen de las resoluciones del Congreso celebrado en Abril, pero no estaba dispuesto a desecharlas, por esa razón había requerido la reunión previa de los electores con él. La no concurrencia de la mayoría de los electores a esa reunión representaba un agravio hacia su persona, en la que residía la autoridad que legítimamente le había otorgado el pueblo Oriental. A la vista de los actuado por el Congreso de Capilla Maciel, el Caudillo vuelve a adoptar una posición intransigente, exigiendo una consulta directa a la voluntad popular. Los congresales inicialmente quedaron perplejos, pero a instancias de Rondeau se decidió contestarle a Artigas que lo decidido y ratificado no se modificaría, las discusiones previas a la resolución fueron acaloradas entre los partidarios de la obediencia a Buenos Aires y los defensores de los derechos de los Orientales. Los congresales finalizaron su actuación dando posesión de los cargos del Gobierno Municipal y estableciendo los mandatos por un año señalando su residencia en el Miguelete. El Congreso no terminó en un clima de paz, se dice que Manuel Francisco Artigas, premonitoriamente, dijo : “temo algunos males”. El propósito del Triunvirato de Buenos Aires estaba logrado, habían dividido a los Orientales. h . La disidencia de Artigas y la “marcha secreta”. De acuerdo al propósito enunciado en su oficio del 10 de Diciembre al Congreso de Capilla Maciel, Artigas envió, al día siguiente, una circular a los pueblos, consultándolos sobre lo actuado en el Congreso y reiterando la necesidad de examinar con prudencia las actas del 5 y 21 de Abril que garantían la soberanía y seguridad de la Provincia Oriental. Todas las respuestas confirmaron su posición y ratificaron, expresamente, las decisiones del Congreso de Abril. Además, ordenó a todos los Comandantes Militares que no publicaran bando alguno que no hubiese pasado por sus manos; Rondeau le manifestó sus quejas al respecto, iniciando así un intercambio de comunicaciones, que finalizaría en el rompimiento cuando este último rechazó la propuesta de Artigas de convocar a un tercer Congreso y ordenó reconocer coactivamente las decisiones del último Congreso y el gobierno títere del Miguelete.

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El Caudillo Oriental decidió, entonces, retirarse del sitio con la mayor parte de sus fuerzas dejando dos divisiones en observación. Esta fue la llamada “marcha secreta” por el propio Artigas, que tuvo lugar en la madrugada del 20 de Enero de 1814. El lugar elegido para establecer el Cuartel General fue Belén, sobre el litoral del Río Uruguay, para, desde allí, combinar su acción con los Escuadrones misioneros, entrerrianos y paraguayos, en la lucha contra el centralismo porteño. El gobierno porteño, en la persona del Director Posadas y con la redacción de un Oriental, Nicolás de Herrera, secretario del gobierno, emitió un bando declarando a Artigas “infame, privado de sus empleos, fuera de la ley y enemigo de la Patria”, autorizándose su muerte en caso de resistencia y pagándose un premio de seis mil pesos al que lo entregara preso, vivo o muerto. Artigas, desde Belén, y enterado del decreto mencionado, le escribió a Posadas “Me batiré con cuantos quieran batirme a un mismo tiempo”; “ciego idólatra de la dignidad popular, ni V.E. ni Montevideo ni nadie, sellará el oprobio de los Orientales, sino sobre mi cadáver y el de las bravas legiones que me siguen”. Era la Guerra con Buenos Aires, he aquí, probablemente, el germen de la separación definitiva de la Banda Oriental de la Occidental. 2 . Análisis y consideraciones sobre los sucesos del año XIII. a . Sobre el Congreso de Abril. (1) La respuesta de los dirigentes de Buenos Aires, ante la consulta de Sarratea sobre la forma de proceder con la reglamentación del 24 de Octubre de 1812 (Reglamento electoral para el Congreso Constituyente) en la Banda Oriental, dejando librada a “su prudencia y actividad” la solución de los problemas aludidos, pautó la rigidez o flexibilidad arbitrarias que aplicaban en el cumplimiento de las disposiciones mencionadas. La representación acordada por Sarratea y los procedimientos electorales subsiguientes no se ajustaron al texto de dicho reglamento, aquí se aplicó una excesiva y negligente flexibilidad. Por el contrario, los Diputados Orientales elegidos a instancias de Artigas serían rechazados, entre otras “razones”, por deficiencias electorales y de representación, he aquí un exceso sospechoso de rigidez. Esta es una prueba más de la intrigante y solapada actividad de los dirigentes de Buenos Aires, quienes esgrimían para algunos argumentos legales, cuando en realidad estaban tratando de anular a potenciales oponentes que sostenían ideas nuevas, más afines con la realidad y necesidad de los pueblos. (2) El Congreso de Abril fue la primera experiencia cívica de carácter representativo de los Orientales, bajo la inspiración de Artigas, la representación popular radicaba en los vecindarios de los pueblos y partidos de su jurisdicción, manteniendo el espíritu municipal legado por España. (3) La Oración Inaugural planteó como uno de los temas a tratar por el Congreso la instalación de una autoridad que restableciera la economía del país, este fue el origen del establecimiento posterior del Gobierno de Guadalupe – uno de los asuntos de esta monografía-, que se denominaría Gobierno Económico justamente porque ese era el cometido original, pero que no terminó siendo el único.

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(4) La Oración Inaugural enfatizó la necesidad de contar con una constitución, un contrato, que ajustase la conducta de los gobernantes y protegiese los derechos de los pueblos, he aquí el origen del proyecto Artiguista de Constitución Provincial que se analiza en esta monografía (5) De la sesión del 5 de Abril se pueden destacar los siguientes puntos : (a) Fijó las condiciones que el pueblo Oriental puso al reconocimiento de la Asamblea General Constituyente y Legislativa de las Provincias Unidas reunida en Buenos Aires. (b) Fue la primer propuesta formal escrita en el Río de la Plata para la creación de una Confederación. Propuso hacer entrar en ésta a la Banda Oriental. (c) Implicó la creación de la Provincia Oriental, por pacto entre los veintitrés pueblos que existían en la Banda Oriental, y consiguientemente fue la primer expresión escrita de la misma como entidad nueva y soberana. (d) Estableció como condición final para el reconocimiento de la Asamblea a la libertad, y a nuestra Provincia como único juez de esa libertad. (e) Reconoció a la Asamblea como el órgano central de la confederación. (f) Organizó una estructura propia, surgida de la soberanía de la Provincia, para la diputación Oriental a la Asamblea. Esta estructura no fue la misma que la del Congreso que la creó, (g) Esta acta permitió que Artigas y las tropas orientales reconocieran y juraran la Asamblea sin vulnerar los derechos del Pueblo Oriental, y fue posteriormente una exigencia indeclinable de Artigas frente a Buenos Aires en defensa de aquellos, y base de sus luchas contra ésta. (h) En su conjunto fue una consecuencia directa de la Oración Inaugural, y no tiene una fuente inmediata norteamericana, como se ha insinuado por algunos autores. (i) Su contenido global expresaba el localismo Oriental y la necesidad de su defensa dentro de la unidad platense. (6) Las Instrucciones del Año XIII constituyeron un documento complejo y fundamental, que le imponía a los diputados una tarea difícil, convirtiéndolos en los voceros de los principios más avanzados de su época. Principios que chocarían con los menos elevados que perseguían los líderes porteños y sus intereses. (7) Los principios fundamentales de las Instrucciones del Año XIII se fueron elaborando poco a poco en la sociedad colonial y en el período revolucionario, terminando por resumir las aspiraciones de una época, marcando el punto decisivo de una evolución política, e iniciando un nuevo período de discusiones políticas e institucionales. Todos los proyectos artiguistas se basarían, de ahí en adelante, en estos principios básicos. Principios que se pueden resumir en tres, y que juntos se configuran en una verdadera bandera de lucha que esgrimiría el Jefe de los Orientales y adalid de la federación, ellos son : INDEPENDENCIA, REPÚBLICA Y FEDERACIÓN.

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(8) El principio de Independencia de las Instrucciones chocaría contra los objetivos de los dirigentes porteños encabezados por Alvear, estos propugnaban una corriente de opinión fruto de la situación internacional y de sus vacilaciones en el propósito independentista, así las instrucciones de los Diputados Orientales aparecerían ante la Asamblea General como un radicalismo inconveniente e inoportuno y sin duda tuvieron que ver en el rechazo posterior de los diputados. (9) Frente al rígido unitarismo de los proyectos constitucionales porteños, las instrucciones impusieron un programa federal que sirvió de fundamento a la resistencia de las Provincias. (10) El análisis de las Instrucciones del Año XIII implicaría un trabajo escrito mucho más amplio que éste ( el que ya ha sido encarado por prestigiosos estudiosos ), muchos aspectos de su concepción han sido soslayados, pero uno que no podemos pasar por alto es el concepto ampliamente difundido de que fueron copiadas directamente de los Artículos de la Confederación norteamericana de 1781, y de su Carta constitucional de 1787. Admitir esto no solo sería negar lo que hay de original en la obra Artiguista, sino desconocer las características propias que la diferencian y distinguen netamente de dichos modelos. La relación con los modelos citados se basa principalmente en el principio de federación. En realidad hubieron normas que se tomaron de los modelos citados; hubieron normas de los modelos que fueron descartadas; hubieron otras normas, que eran antagónicas entre los dos modelos, que fueron conciliadas; y hubieron normas de relevante originalidad doctrinaria Oriental. La relación que guardan las Instrucciones Orientales con el constitucionalismo norteamericano, es la misma que esta última guarda con las experiencias federativas primitivas. Por otra parte, la afirmación de la copia niega cualquier otro tipo de influencia como las que realmente existieron : la tradición hispánica, el iluminismo, el proceso histórico rioplatense, las características naturales de los criollos rioplatenses, la revolución social francesa, y los eventos en España. b . Sobre los tratados de con Rondeau. Estos tratados resultaron una prolongación de la actividad política anterior Artiguista; en ellos se recogieron las aspiraciones militares y políticas de la Provincia Oriental, de su relación con las demás provincias, y de la constitución del futuro gobierno general bajo el sistema confederado. Particularmente, la pretensión de organizarse bajo el sistema confederado y la de mantener una fuerza militar independiente bajo las órdenes de Artigas, chocaban con las aspiraciones hegemónicas y las dudas sobre el sistema republicano que imperaban en la clase dirigente porteña, lo que resultó en una profunda crítica por parte del Triunvirato, y su envío para la decisión de la Asamblea, en una forma que, aunque aquella nunca se expresó al respecto, influiría posteriormente en el rechazo de los Diputados Orientales. c . Sobre el Proyecto Constitucional Interprovincial Federal Artiguista de 1813. (1) El Proyecto Federal presentado por la Provincia Oriental se anticipó en muchos años al constitucionalismo provincial argentino.

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Contiene todos y cada uno de los grandes principios dogmáticos orgánicos que adoptaría la Nación Argentina en su Carta constitucional de 1853. (2) El proyecto era Oriental y estaba inspirado en las Instrucciones de Abril, a cuyos principios declarativos se ajusta en letra y en espíritu, guardando además perfecta concordancia y total armonía con la Constitucional territorial de la Provincia Oriental. Felipe Santiago Cardozo fue el portador del ejemplar a Buenos Aires -o acaso su redactor-, pero el documento respondía a la doctrina de Artigas, de la que es pieza fundamental, ajustándose a los postulados básicos de las Instrucciones, completando su constitucionalismo federalista. d . Sobre el Gobierno Económico de Canelones. (1) En cuanto a la asamblea que el 20 de Abril estableció el Gobierno Económico, se entiende que su integración fue mixta; una parte, por aquellos elegidos directamente de los “vecinos emigrados de la plaza de Montevideo por su adhesión al sistema americano, los habitantes de sus extramuros y gran parte de los que residen en los diferentes pueblos de la campaña”, y la otra, por la presencia de los diputados o congresales de Abril o parte de ellos. Se afirma esto en base al contenido del acta donde dice “la multitud de ciudadanos que estaban reunidos por sí y en representación de la Provincia”, reunidos por sí implica claramente participación directa en asamblea, y en representación designa la tarea de diputación. Tampoco es lógico pensar que aquellos diputados, que no son nombrados explícitamente como tales en el acta, hayan estado todos ausentes en una oportunidad tan trascendente como la de la elección del primer gobierno civil siendo los representantes de los “pueblos orientales”. Y, aunque formalmente los actos del Congreso de Tres Cruces y de la Asamblea del 20 de abril hayan sido diferentes actuaciones, en los hechos respondieron a un mismo acto político de Artigas derivado de la “oración inaugural” del Congreso de Tres Cruces, y por su proximidad en el tiempo y la coincidencia de algunos de sus protagonistas podemos considerarlos como un solo hecho político. (2) Es de resaltar el hecho de que la Revolución al darse formas orgánicas, haya adoptado como modelos instituciones del régimen que quería suplantar. Es lógico, si se tiene en cuenta que los Ayuntamientos o Cabildos fueron, dentro del régimen colonial, los únicos organismos de extracción y actuación democrática, siempre atentos al sentir de los pueblos, intérpretes de las aspiraciones de los vecindarios que regenteaban, y cuyos intereses defendieron frente a las autoridades superiores de la Colonia. Esto les confirió un gran prestigio y la confianza popular, de ahí que, en la primera hora de la revolución, los Cabildos fueron los depositarios de las inquietudes de los pueblos, alrededor de los cuales giró el proceso de disolución del régimen hispánico. El propio Artigas demostró siempre un gran respeto y una gran consideración por estos organismos, a los que ponderó y apoyó constantemente en su accionar. Además, era una característica del Artiguismo su capacidad de asimilación de las formas tradicionales hispánicas, de carácter y prestigio populares, en la organización institucional de su sistema. (3) Aunque el Acta de creación mencionaba el establecimiento de un “cuerpo municipal”, por la típica estructura que se le dio; en realidad el Gobierno de Guadalupe se trató de un verdadero Gobierno Provincial, ya que

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a sus integrantes, además de actuar corporativamente como órgano colegiado, también fueron investidos de funciones específicas, y porque excedía la jurisdicción normal del municipio extendiéndose a toda la Provincia. Otra característica de la extensión provincial del gobierno fue la elección de Artigas como presidente del mismo y de un vicepresidente que sería rotatorio, aunque ese puesto solo fue ejercido por el Sr. Bruno Méndez por la brevedad del ejercicio gubernativo. (4) La creación del Gobierno Económico fue un acto de soberanía de la Provincia Oriental que acababa de definir su posición política en el pacto de reconocimiento, en las instrucciones a los diputados a la Asamblea y en los tratados celebrados entre Artigas y Rondeau. La Provincia había adquirido su libertad en la revolución, la que había tenido por objeto la soberanía particular de los pueblos. En consecuencia, entraba en un mismo pie de igualdad con las demás Provincias en una confederación ofensiva y defensiva, declarándose desde ya sujeta a la constitución que emanase del Soberano Congreso de la Nación. A ese Congreso enviaría sus diputados en su calidad de Provincia libre. Esa Constitución debía garantizar a las Provincias una forma de gobierno republicana, organizada sobre el sistema federal, donde “a más del Gobierno Supremo de la Nación”,” cada Provincia formará su gobierno”. El hecho de la creación del gobierno interior de la Provincia encuadraba perfectamente en esa posición política y no hay contradicción con ella por la circunstancia de que el Gobierno Económico de Guadalupe no respondiera, en su estructura interna, exactamente al preconizado por cada Provincia en los artículos 4, 5, 6 y 7 de las Instrucciones del Año XIII, ya que fue un gobierno transitorio para el que no se llegó a fijar término a su mandato, funcionaría mientras no se resolviese el problema de la organización del Estado en la Asamblea Constituyente. El Gobierno definitivo de la Provincia se establecería recién cuando ésta se diera su constitución territorial en consonancia con la Constitución General de las Provincias Unidas que sancionase la Asamblea. Ese carácter transitorio trascendió a muchas de sus disposiciones que fueron establecidas con el agregado de “por ahora”. (5) La instalación del gobierno correspondió al esquema artiguista de la confederación en la etapa de pacto, puesto que la Provincia en el uso de su soberanía “que había adquirido” como “compuesta de pueblos libres”, cuyo ejercicio, además, el pacto debía garantir, necesitaba “instalar una autoridad” que entendiese en la “administración de la justicia y demás negocios de la economía interior del país”. (6) Al ejercer el gobierno de la Provincia a través de los Cabildos creados o a crearse, Artigas y el Gobierno de Guadalupe vuelven a recurrir a los órganos de raíz popular de la administración hispánica, y respetuosos de la soberanía popular, los integra por el voto del vecindario, sin distinción, sea directamente, al elegir a los capitulares, o a los Jueces, donde se carecía de ayuntamiento, o indirectamente, por la intermediación del Cabildo, en los pueblos dependientes. (7) Se debe destacar que el Gobierno Económico o de Guadalupe fue creado provisoriamente para restablecer la administración de la justicia, y demás negocios de la economía interior del país, así como apoyar el sustento del ejército en operaciones, a la espera de las resoluciones finales de carácter político-administrativo que tomara la Asamblea General Constituyente. Y que, su nombre más conocido : “Gobierno Económico”, se debe a que su instauración se originó en el último

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de los planteamientos de Artigas del día 5 de Abril, en su oración inaugural, donde pidió la instalación de una “autoridad que restablezca la economía del país”, quedando para la posteridad el término. (8) Aunque no se dispone de la información que contienen los cuadernos que registran sus acuerdos, se puede decir que el Gobierno Económico de Guadalupe cumplió, atendiendo las circunstancias de la época y la brevedad de su actuación, con los fines que se le asignaron al crearlo. Esto se deduce de acuerdo a las circulares que dirigió a los Cabildos y Alcaldes de los pueblos así como de las comunicaciones y notas intercambiadas entre sus componentes y Artigas, Rondeau, y otros personajes de la época. (9) A pesar de quedar definidas por el Gobierno de Guadalupe las jurisdicciones de Alcaldes y Comandantes Militares algunos desacuerdos entre autoridades civiles y militares continuaron. Una de las causas más frecuentes de estos choques fueron los abusos cometidos por las partidas que con licencia de sus comandantes extraían ganados y caballos o cortaban leña, con el consiguiente daño y perjuicio del vecindario y el desconocimiento de la autoridad civil. Frecuentemente estas autoridades reclamaban ante el Gobierno Económico por dichas partidas. Artigas, atendiendo las circunstancias, la gravedad de las denuncias y tratando de equilibrar las posiciones sin permitir que los excesos de sus jefes y subalternos atropellaran la autoridad civil, normalmente llamaba a los inculpados a su presencia, oía sus explicaciones, y recordando sus servicios por la causa los exculpaba, haciendo que se presentasen ante el Gobierno Económico para rendir las excusas del caso. e . Sobre el Proyecto Artiguista de Constitución Provincial. (1) Esta Constitución Provincial, destinada a funcionar dentro de otra de amplio alcance federal, fue la primera que se confeccionó en el Río de la Plata, integrando la formidable obra jurídico-política Oriental de 1813 que tan honda repercusión tendría en todo el Río de la Plata. Ella contribuyó a desenvolver el futuro proceso federal rioplatense. Aunque basada en líneas generales en la Carta del Estado de Massachussets, según la histórica traducción de García de Sena, presentó una serie de innovaciones y modificaciones que le trasmitieron una evidente originalidad. (2) Este proyecto de Constitución Provincial respetaba en todo las bases establecidas por las Instrucciones de Abril del Año XIII, complementando la faz local de su constitucionalismo con el pacto federal recíproco de las diversas Provincias que formarían el Estado. Quedaba establecido claramente en su texto, que los elementos del derecho provincial, en el Estado Federal, eran todos aquellos no delegados expresamente por la Constitución al gobierno general del Estado. (3) La definición de Independencia dentro de la Confederación está claramente establecida en este proyecto de Constitución. Conviene recalcar que la expresión “libre, soberana e independiente” debe ser interpretada como referida a la situación jurídica que corresponde a los estados-parte dentro del pacto confederativo. Pacto que esta Constitución definía con exactitud. (4) La Constitución reconocía de modo expreso la supremacía jurídico-política del Congreso General, al que debían comunicarse los

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hechos graves que pudieran sufrir las Provincias. También que, en Congreso, se designaría al Presidente de la Confederación. (5) Entre los derechos que consagra la Constitución es llamativo el de la resistencia a la opresión y de levantarse en insurgencia; aunque se debe apreciar en él, una clara influencia del espíritu de aquella ordenanza española de la soberanía que vuelve al pueblo en ausencia de la real autoridad o del mal uso de ella. (6) La norma en cuanto a la enseñanza primaria, que la imponía como una carga pública y una obligación familiar, era una solución muy avanzada para la época y superaba la fuente original, creyéndose que es una elaboración original Artiguista. (7) Es de destacar cómo la Carta de 1813 recogió una institución de corte típicamente español, los Cabildos. Lo hizo, evidentemente, por el gran prestigio e influencia que estos tuvieron durante la gesta revolucionaria. Depositaba en ellos el ejercicio transitorio del Poder Judiciario, los constituyó en electores de la Sala de Representantes, y además ejercerían sus funciones municipales propias, y servicios policiales de seguridad. (8) Muchas de las disposiciones de la Constitución contemplaban los traumas que la transición de un régimen a otro podían ocasionar, de ahí que muchas de ellas eran transitorias, destacándose las relativas a la organización misma del Poder Judicial y la de mantener las anteriores normas -excepto unas pocas que iban claramente contra el nuevo sistema- y autoridades, hasta que las nuevas fueran establecidas. f . Sobre el rechazo de los Diputados Orientales. El rechazo de los Diputados Orientales causó una crisis política de incalculables derivaciones, a la que se sumó una serie de actos hostiles dirigidos por Buenos Aires. Estos eran claros indicios de los propósitos hegemónicos del gobierno porteño, de su inescrupulosidad, y de su política artera; Artigas, no obstante, tratando de salvaguardar “el sistema general” de las Provincias y la autonomía de la Provincia Oriental, aceptó la solución de llamar a un nuevo Congreso pensando que era la oportunidad para concluir las diferencias con Buenos Aires y para ratificar la elección de los diputados y el establecimiento del Gobierno Provincial. En esto influyó el consejo de su enviado en Buenos Aires Tomás García de Zúñiga y el ex - vicepresidente del Gobierno de Guadalupe el Dr.Bruno Méndez. Sin embargo el nuevo Congreso, el de la Capilla Maciel, traicionaría estas esperanzas derivando a una ruptura casi definitiva. g . Sobre el Congreso de Capilla Maciel. (1) En la lista de pueblos mencionados por las instrucciones del Triunvirato a Rondeau, solo se mencionaban diecisiete de los veintitrés a que se refirió Artigas en su Oración Inaugural del 5 de Abril. Además, en las “Notas” mencionadas, se prevenía que por razones de urgencia y atendiendo a la “distancia y poca población” podría excusarse la convocatoria de los pueblos de Paysandú, Yí, Porongos, Pintado y Cerro Largo. Una atención especial hay que tener

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con el diputado por Maldonado, Gómez Fonseca; éste, de acuerdo a las pretensiones porteñas, debería mantenerse con tal diputación al contrario de los demás diputados elegidos en Abril y que fueran rechazados por la Asamblea, ¿por qué? Evidentemente Gómez Fonseca respondía ya a los intereses del Triunvirato. Otra incongruencia se daba en este caso ya que la elección del diputado por Maldonado se había hecho por el sistema de representación por ciudad, mientras que los restantes deberían ser electos en el Congreso por el sistema de circunscripción electoral provincial. (2) El sistema electoral impuesto por el Triunvirato estaba en abierta contradicción con el Reglamento del 24 de Octubre de 1812 para la representación a la misma Asamblea General. Este es un nuevo ejemplo de la escasa importancia que se le daba a los mecanismos electorales, o de la falta de escrúpulos al decidir o emitir normativas de la oligarquía porteña siempre que los electos respondiesen a sus intereses. Recordemos que se esgrimieron vicios formales para rechazar la primera diputación Oriental. (3) De acuerdo a las instrucciones del Triunvirato, éste pretendía controlar el Congreso Oriental y eventualmente anularlo si escapaba al control de Rondeau alejándose de sus intereses. (4) Comparemos la lista de los diputados a la Asamblea General electos el 5 de Abril con los elegidos el 9 de Diciembre : - 5 de Abril (por el sistema de ciudad). Larrañaga y Mateo Vidal por Montevideo. Dámaso Gómez Fonseca por Maldonado. Felipe Santiago Cardozo por Canelones. Marcos Salcedo por San Juan Bautista y San José Francisco Bruno de Rivarola por Santo Domingo de Soriano. - 9 de Diciembre( por el sistema de circunscripción electoral provincial ). Dámaso Antonio Larrañaga. Marcos Salcedo. Luis Chorroarín. Gómez Fonseca mantenía su diputación. En la comparación se aprecian unos cambios importantes. Gómez Fonseca se mantenía en su diputación sin considerarse su confirmación por el nuevo Congreso, este individuo, por su lugar de radicación y por el interés del Triunvirato de mantenerlo a pesar de los intentos de Artigas de sustituirlo, debería estar consustanciado con las política del gobierno de Buenos Aires. Salcedo y Larrañaga, que estaban en las dos listas, eran de un conocido temperamento conciliador; además, Salcedo era vecino de Buenos Aires. Chorroarín, otro residente en Buenos Aires y además un desconocido, sustituía a Bruno Francisco de Rivarola –electo en Abril y por quien Artigas había abogado para que se mantuviera como diputado. Otro de los diputados electos en Abril, Felipe Santiago Cardozo, estaba preso y confinado en La Rioja.

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La ausencia de Mateo Vidal o algún otro representante se explica, a priori, debido a que los diputados a elegir por el Congreso de Capilla Maciel según órdenes del Triunvirato deberían ser cuatro y no los cinco de la posición artiguista. De la comparación resulta que el gobierno porteño logró, con el nuevo Congreso, una diputación afín a sus intereses, y que sin duda sería bien recibida en el seno de la Asamblea General Constituyente. (5) Lo actuado y resuelto por el Congreso de Diciembre modificaba los actuado en Abril para beneficio de los intereses porteños, desconocía la autoridad otorgada a Artigas por el pueblo Oriental, y enfrentaba a los Orientales. Por un lado quedaban los partidarios de la “unión con Buenos Aires”, dispuestos a transar sobre cualquier punto con tal de obtener la tranquilidad necesaria para sus intereses económicos y su preeminencia social, y representados por el Gobierno-Intendencia del Miguelete; por el otro lado estaba la mayoría del Pueblo Oriental, fieles al Caudillo Artigas. g . Sobre la disidencia de Artigas. La conducta de Artigas, ante las actitudes de Rondeau y del grupo patricio que seguía el juego de Buenos Aires, fue lógica y coherente, no le dejaron otra opción que emplear el instrumento militar de que disponía para hacer respetar “la soberanía particular de los pueblos” ante el centralismo porteño. III - CONCLUSIONES. La significación y trascendencia del Gobierno Económico y de la Constitución Provincial del año 1813. Como conclusión final, se establece que : los principios cardinales de INDEPENDENCIA, REPÚBLICA y FEDERACIÓN, que aparecieron reunidos por primera vez en la historia rioplatense bajo la obra magistral del año 1813 -cuyo inspirador y ejecutor fue el mismo José Artigas-, constituyeron las bases jurídicas y políticas sobre las que se concibieron o instrumentaron tanto el Gobierno Económico de Canelones, como el proyecto de Constitución Provincial del año 1813. El Gobierno Económico representó, pese a su provisionalidad, un acto de soberanía de la Provincia Oriental, enmarcado dentro del esquema confederativo Artiguista, y coherente con todos los demás actos jurídicos-políticos del año 1813. Su creación respondió a necesidades circunstanciales, relativas al abastecimiento y mantenimiento del orden en la campaña, pero se constituyó en un acto de soberanía provincial que dejó en claro, en el Río de la Plata, que las Instrucciones del Año XIII no eran “papel mojado”, y que los Orientales estaban dispuestos a concretar aquello que habían escrito; he aquí la verdadera significación y trascendencia del Gobierno Económico de Canelones : el de haber sido el primero Gobierno de la Provincia Oriental. En cuanto al proyecto Constitucional Provincial Oriental de 1813, completó la extraordinaria obra del Jefe de los Orientales, y estuvo encaminada a encauzar políticamente la Revolución de Mayo en el ámbito provincial. Todas sus concepciones políticas serían después aceptadas, de un modo u otro, por las demás Provincias primero y por la República Argentina más tarde, en su recíproco y necesario esfuerzo de mutua coordinación institucional, esfuerzo que culminaría en la Carta Política de 1853 de la República Argentina, y en sus sucesivas revisiones, las que estaban de acuerdo con el

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ideario Oriental de 1813 y sus fórmulas constitucionales. La significación y trascendencia del proyecto de Constitución Provincial, complementado por el proyecto de Constitución Federal del mismo año, se evidencia en la influencia profética que tuvo sobre las Constituciones Provinciales y Federales argentinas, incluso hasta las vigentes en el día de hoy; lamentablemente, tan soberbio ejemplo documental no tuvo su prolongación histórica en la formación constitucional de nuestro país. MAY. WALTER BERGER

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