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n. : ¿pedmental", asít. \o basia con rcfe¡irse alrr-. ej,ritura a la letra y d)ic .¡e¡po Ia 1e, ei lutary

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HACER HISTORIA:LA OPERACION HISTORIOGRÁFICA

mitad de los años setenta y a pesa¡ de sll situación marginal en la insti-Certeau va a sel catapultado al p¡imer plano y va a desempeñar

is:1o de este ausmte, deic¿ . ,ionde se define contoia del creer.1 . sia búsqueda de sentiabe como una lustoria de

ia el esiatüto de un acto $Püriéilse le escapa- Quizá es

a::'-\rticula¡ el cleer o

n:e de la historia, entre elt€..te v Ia irredu€tibilidad ddI ie Ce¡teau historiador".T6

papel impotante en las nuevas definiciones de 10 que es la práctica ento¡i¿, al grado de que cu¿ndo fierre \ora ) lacquis Le Goifpubtican

h tJilogía Hacer histaria en callimard en 1924; tomán el título dá un artí-d¡Lo de Cerieaü escdto en 1970.1 En cuanto al primer volumen, dedicado¡ los "Nuevos problemas". abre con una co;hibución de Cerleau quede6¡e Io que él entiende por "ope¡ación hislórica".2 E,ta trilogi¿ Hncer¡irlofi, da prueba de l¿ inJluencia del discurso de l¿ revisLa A,1n;les de laErcera genemción como historia nueva, y múltiple, como lo muestra lacolección "Biblioth¿que des histoires" lanzada en 1971 por pierrc No¡aeri Galliñard.3 La plüralización de los €studios históric;s p¡etende afi¡-mar un-desllzamiento epist€mológico, especialmente ¡especto al modelobraudeliano. y poner en tela de juicio lo que se da como unita¡io, total,global €n Ia disciplina histórica. Segú.ri las definiciones dadas por Foucaulteñ L.a aqueoligla del sab¿l,4 desde ese momento la histoía ¡e escribe enplu¡al y 6in mayúscula. La disciplina históiica busca las vlas para 9u re-novación al instalarse al mismo nivel en Ia modenidad de las cienciassociales y consagra la diiatación espectacula¡ de un ámbito ya sin fronte-ras, multiplicando los temas nuevos¡ las series cuantificadas en la explo-ración de permanencias sin preocuparse más por u¡rificaciones y síntesisque prcduck en campos de investigación cada vez más dive$os.

' M, dc Certeau, "Faire de l'histoi¡e. Ploblémes de méthodee et prcbl¿mes de sns,,,Rahe,.ttc. dt <.,¿ae EliRicut(, i 5A loTOpp 481-520

,V dcc , ¡ reáu. " t 'op iohon nL ,or ; lue .enJ . Leco. .e t tNorJ ,Farpdpt ¡Dro , r , t t ,ldis, G¿llimard, 1974, DD, 3-41.

3 Ver E Doss€, ¡'¡,s¡o¡¡¿ a ,,¡¿ tt.s, des Aúales ¡t ¡d hou1ett¿ ttistoi/¿, país, La Découverre,1987, Éed, ¡¡e$esljocket, País, 1997.

a M, Foúcallt, L'ArcünloSie dt¡ sor¿¡4 Paris, Calliña.d, 1969.

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FRANqOIS DOSSE

Enh e estas direcciones en ia investigación, Certeau representa/ !r:su lugar inaügura1 entre las contribüciones compiladas en esta tdlogía, :,acceso de la disciplina a una renovación radical de sü reflexión epütEmológica. Además, Certeaü participa en un debate público organizadcen el marco de las "Semanas de los intelectuales catóIicos" con PierIENora y Raol Girardet en 1970 con el tema "Historia y est¡uctu¡a' :

Cerieau establece el vínculo necesado entre 1á rcflexión sobre la historiey la práctica histódca que participan con una única y misma inie¡roga-ción: en su caso, la elücidación de un siglo xvll religioso que se reveladiferente, sorprendente respecto a sü búsqueda original que trataba másbien de consolidar una identidad: "Iba en busca de algo en el siglo xvn.quepiesumía yo, era idéniico a 10 que yo era".6 Demuestra así,]a primacía del prcsente en el acio de escritura del historiador que rcmueve r.r¡' pasado qu€ ya no se mueve po¡ sí mismo y por eilo se encuentra deleg¿-do po¡ la sociedad a la que petenece para absorber las diferencias quevienen del pasado. En este debate, defiende la idea de "mesa común" deFoucault asícomo el concepto operatorjo de "esiructura" muyde moda,

Bücias al cual una ciencia de la diferencia histódca o €hológica es posi-bler "Desde este punto de vista, los métodos 'esiructu¡a listas' nos hacenel favor de darnos una categoría científica y un rigor a aquello que secori?i/tió, para nosotros, en una condición de la posibilidad del pensa-miento o del discu¡so".7 Por su parte. Pieüe Nora mide el aicance de los

. desplazamienios implicados cuando Foucauli düda del documento trans-fo¡mado en monumento. Esta problemática nueva abre, según é1, a laconsiitución deunahistoda totalmente nueva, atenta a las series largas, aIas discontj¡uidades y que pone fin a u¡a mitica y falacia unidad de la

r historia: "La historia global suponía üna historia lineal, una historia que'"'r podía ¡emitir a un sentido único".3 A pesar de una clara cercanía entreellos, Certeau expresá no obstante reticencias cr.rando Nora presenta lahistoria global corno una falacia. Histodficando este süstantivo,lo relati-viza como una nueva proyección del presente: "La historia global, ¿rn untipo de discurso histórico propio de un régimen diferente al nucsfo, quese nos ¿lol¿,¡ó una falacla. Pero es !|na'falacia'¿con respecto a cuál? R€s-pecto al nuest¡o que/ sencillamente, es ot¡o".9

Certeau está en ruptura con una tendencia afimada de Ia escuelahistórica francesa que ignora el surgimiento de 1() nuevo y desaparece alsucesobajoel peso delos fenómenos de larga duración, de los ciclos y de

5 "HistoiÉ et sh¡uctu¡e", d€bal€ M de Cert€au, P Nora v R. Cü¡dot, cn C¿,srf¿.1l¡baú¿ d úpl6sn t, R¿.h¿r.ll¿s ¿r l¿¡rb, Paris, DDB, 1970, pp. 165- 195.

óM. de Certeaü, i¡id., p. tó7.7 lbid.. Dr. 173-771.3P No;i. ¡üid.. D. 177."M deLerLcru . D¡d o . ,88 .

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r-. -iig¿oon, Certeau rcpresenta, pcr¡,.¡:!.i comprt¿das en esta rrilogia,d;:ó¡ radical de su rcflexión episFr: :n un debate público o¡ganizado,. :ri€lectuales católicos// con pierler: :1 iema //Histo¡ia y estructura,,.sio entie la reflexión sobre la histo¡ian .on una única y misma inter¡og¿_r'1 siglo xvlr ¡eligioso qüe se rev;lar ¡!:queda origin¡l que trataba m¿ísb. ¿n busca de algo en el si8lo Xv4¡e io era".o Demuest¡a asi la prima_Ir: del historiado¡ que remueve unL.ro v por ello se encuentra deiega_:e p¿ra abso¡ber las diferencias que3úende la idea de "mesa común,;deto.jo de "estructu¡a" muy de moda,€:r.ia histórica o ehológica es posi-ne:oclos'estructu¡alistas' nos hacennhhca y r.m rigo¡ a aquello que selj.ión de la posibitidad del p;nsa-, Pierr€ No¡a mide el alcancide los:oucauli duda del docümento trans-e¡n¡tica nueva abte, según é1, a late nuev¿,atenta a iag series largas, aa una mítica y falacia unidad de Lam¡ hisioria lineal, una hjstoria que\ pes¡¡ de una clara ce¡canía entIét.encias cuando Nora presenta lao:ific¡ndo este sustantivo/ lo rclati-prPsente: "La historia global, erd unn.regim€n di ferente al nuest¡o/ quer¡l¡cla' ¿con respecto a cuál? Res_

s oirll'.e: tendencia afirmada de la escu€la l.nienio de lo nuevo y desapar€ce al \'le l¡rta duración, de los ciclos yde t

r.:L, P Nóra y R. Ci¡a¡det c¡ C¿rs!/¿ ¿/)a ! i :0 , pp .165 195

MlcML D! CXR¡¡AU. EL CAM]NAN]A H¡RIDO

1o> ,/erd5. o de temporalidddes de orden geogrjfico p¿rr iden!ilic¿r eneUd\ perndnen( rdc sub) dcentes ¿ la dcc;on hum.úd, nos re(uerdd ia im.po¡tancia de los súcesos y define un enfoque muy innovador que arre_ ,mete cont¡a la ontolo€üación practicada en el discurso gráfico de1concepto de causalidad:Es el suceso en sí el quemodifica h ñistoria por.u srngül¿r id¿d. A5í puru, hay que rprehendir et atc¿rc" en su. proDrashuelhs: "\o sdbemo. lo que cc un \Lrce\o. fero algrmos de los criteriospara juzgarlo, son_los cambios epistemológicos qu; prcvoca,,.1o En estepunto/está c€rca de las posiciones de Foucault. Esta inversión de lo queesiá más a iba de1suceso hacia to que se mcuent¡a más abajo de é1, in;u-Surd r¿ m¿ner¿ tuLur¿ en que se ercr ibird la histor ia en torno d unddidlect izd. idndeld histor i¿ ydelr memorid. nero h¿bráquee"perar los¿rios o(hent¿ pdr¿ que e\tas posiciones se vL,el\ ¿n centrdl;s en ia Dr;Lti_ca en historia: m 1970, estas palabras permanecen en ruptu¡a con'la his_iorid dominante.

. Cua¡do se publica Ha cer hístoÍia, Ceteau está justamente termi_n¿ndo.una obr¿ de refle\idn sobre la pr¿cfica en hisLoria pdrd l¿s edi.io_nesCdl l imdrdbrioet hhr loprovi . ional de,Laproduccionáe ta histor¡a,. : r .''CerLeau qüerid pl¡bli(dr el Iibro en u¡¿ coleccion de bol\illo. t\o Dens¡_ba en¡bsoluto en l¿ "Bibi iothéques de" hjstoirer, . ¿ Sin embargo, 'pierreNora hd( e que Certe¿u entre d_la yd prestigiosa (olección. El Iib'ro con el|rulo Lne,cnlura de tn htrlol¡n.rrseconviertede inmedi¿to en u¡a ¡eferen_cia. El problem¿ planterdo en l¡ presentdcion de su autor. es sig¡ificah\ ode su rechazo firme ¿ permrtirse una poci.ión de portdvoz ¿e üna co_ffiente espüitudl: "No cscondo ni mrs trabajos ni mi; jnrcreses o el obretode mis investig¿ciones, pero,jesuita,es el 5igno de lln compromiso áe¡_sonaly nodeuna idenbid¿d social. Loexplic;ba ya en El estallido del'cris-¡rr4¡stlo. Desde entonces he rech"lzado ¿rticulos o progr¿mas sobre los"jesuitas", ya que se tratade un espejisñosocial y que e"n todo casoparami se tratadehacer y no dedeciro deapoyarseen úna imagen.Irla iuesen contra de mis convicciones señalándome así socialmen6,,,t,!- Certea u concibe la oper¿cidn histo riogrj I ica en Lrn in tervalo que se

sLtua entre e t-te¡guaie dcl dyer y el contemporjneo del h isroriador aomoespecralsta detsrgto \vU que prrt ió en busca de éste rL exhum¿r las iuen_les origin¿les de l¿ Compañi¡ jesuit¿ con IJ realizrcidn del M¿mor¡a¡ de

, , , t L t p , o . 1 , ü t \ ¿ . t \ t t ¡ a o c r r n á a t i n . 1 o r , c ¡ p , i , e , . l c - p u e s d e t ¿ p u b t n ¿ . i o a d e - t ¿ i (¡ d ' r ¡ rq .u , 2 Ldop l rd , ó r .ouer rb . (J I ¡¿ . , ,nna;< ióndp,d i " -uho t l!r¡tr\. 4 Ld mreriJn dp ro p, ¡vble c ur¡ nuevi rñma.dad de Lrptu, n.¿s 1r MáEó::

i.i::"".i1,1,:."'¿Ti*::J Lia¡,,r,d,d e pá r der om ¡ Lo que rru¡r r.a"e .or r¿

r2 P, Nora, ent evisr¡ con el autorr3 M. dc Cefeau, ¿'¿-t!¡c '1¡,1,¡610,r, Califrar.l,1975.r{M. de C€rteau, carta á Pierre No.a,4 dc ñarzo ¡te 1975.

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Fn-aNcots Doss!

Pierre Favre y 1a publicación en 1966 de Ia Colr¿spo de?rcta de Jean-tosePhSud& Ceftea11 se confronta con la resurrección imposible del pasado Subúsqueda erudita y minüciosa 10 lleva entonces a odllas que le dan la)en.acion de ¿lejdr-e cJda ve,. m;\ y <enrir sienpre mas preoenle l.t .tu-sencia y la alteridad delpasado: "Se ne escapaba, o másbien emPezabaa dame cuenta de qüe se me escaPaba. Fue de ese momento, siemprcreDartido en el tiemDo, cuando nació e1 histodadol. Es esa ausmcia la

,¡1)i q;e constitlrye el disiurso hisiórico".lsAouí.'Certeau toma el descübrimiento de la alteridad como consti

hrtivo dá género histódco y de la identidad del historiadot de sü t¡abajo. Insiste iues. en esta disiancia temporal que es fuente de Pioyección,lde imDlicación de la subietividad en histo¡ia. Invita a no conformarse conreconfigurar el Pasado tal como fue, sino a ¡econstruirlo, a reconJigurarloa partir de la distancia irremedíable entrc Presenie y Pasado: "iNo queese mundo antiguo y pasado se müeval Ese mundo ya no se mueve Lo

. remueve Lrno".16 Cert€au, quien consagró tanios años a trabajos de erudi'r ció& tiene clara la diferencia entre esta fase preliminar, previa, de la rela_

ción de las huellas docum€ntales del Pasado, y 10 que de verdad tue lareal idad del pdsddo. Lr oP"r¿ción hi . tor 'ogrdf i , ¿ no consiste Pue-. n¡ enrpro\eclar sobre el p.isrdo nJertrd- \ i<jones y nuestro lenBualc Presentes,lnien confo¡marse con una simpl€ acumulación erudita Elhistoriador seencuentra confroni¿docon estJ doble ¿Porid,err s i tu¿cion i¡eshrblc dira-\pado en Lrn movimienlo in(esante enlre lo que se Je escapa. lo que de- |ápare. ió prru siempre y.u obiet i \ o de querer moslr¿rere Prs¡do c¿duco.t

'' ege "haber sido" en el Presente al cual Pertenece Es esta misma tensiónque proPicia el que se engendre el vacío y la que Pone en movimiento elconocimiento histórico, Efectivamente, es en la medida en que esos cris_tianos del siglo xvll se Ie vuelven extranjeros, que Certeau Pasa de sererudito a historiadot p¡ofesional, LoexPlica cuando evoca su ProPia t¡a-yectoria de investigador que lo llevó de comPañero de lgnacio de Loyola,Pierre Favre, a Jean-toseph Sürin. La ntervención del historiador Presrj-pone hacerle un lugar al ot¡o, manteniendo al mismo iiempo la rclacióncon el sujeto que fabrica el discurso histórico ResPecto al Pasado, a loque desapareció.la hisloria "suPone u¡a dlst t,cit, que es el acto mismo -

de constitui$e comoexistente y pensant€ el día dehoy Miinvestigaciónme enseñó que al estudial a Surin, me distingo de él" u La historia remi-te pues a una operación, a una interrelación en 1á medida en que se inscri '

be en L¡n conjunto de prácticas Presentes. No es reduciible a un simPlejuego de espeios entrc un auior y su r¡¡sr document¡1. oero -e ¿poyJ en

r5 M. de Cef€au, "Histoire et sttú.tlre' , Rtcheghcs et d¿bats, 1970, P 764\6 lb id . ,p .168.17M. de Ceiteá!, ¿',A¡s!nt d¿ ¡'hfro¡¡¿, Paris, Mame,1973, P.158.

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ie :a Cir//espordetTcia de Jean-Josephürie.ción imposible del Pasado. Su!: entonces a orillas que le dan Ia-r.tir siemPre más presente la au_

ü:e escáPaba, o más bien empezaba1¡:. Fue de ese mommto, siemPrcó eL historiador. Es esa ausencia la

LÍlenio de la alteridad como consti-niidad del historiador de su traba- j

Fofal que es tuente de proyección,1LÉ:o.ia. lnvita a no conforma¡se con \iro a ¡econsirü o, a reconfigurarlo .r'€:lre presente y pasado: "iNo quer:l Ese mundo ya no se mueve. Lorq¡ó iantos años a trabajos deerudF-z iase preliminar, prcvia, de Ia rela-I ¡asado, y lo qu€ de verdad tue laLtonogrifica no consiste pues, ni en\;:oneJy nuestro Leng u aje pt"s"n t"t,frnulación erudita. EI historiador se'¿Fona/ en si tuacion inestable, aira-. ,rre lo que se le escapa, Io que des- |q!€rer mostr¿r esepasado caduco. t

rl perienece. Es esla misma tensiónio v l¿ que pone en movimiento el€. es en la medida en que esos cris-.t::njeros, que Certeau Pasa de sere\9lica cuando evoca suprcpia tra-le .ompañero de Ignacio deLoyola.intervención del historiador presu-x]endo al mismo tiempo la relaciónb.isiórico. Respecto al pasado, a louna rlifnncia, q e es el acto mismó_7ente eldía de hoy. Mi jnvestiSación

3l i i t jngo deé1".17 Lahisto¡ ia remi- rl¿ción enlamedida en qu€ se inscri- \Írtes No es reductible a un simple l,n: .¿ documental , Pero se apoya en, l

t::!,:)it et débtls,\97Q,p. ú4.

G l . t :ae ,1973,p .158.

I'IICH¡L DE CERIAAU. EL CAM]NANIE STRIDO

rod¿ un¿ seriede operddorespropros a este rnlerv¡ loquenun'd e.tá re¿l-mente esiabilizado.

En un polo de la investigación, está pues el que fabdca Ia historia '

en una rclación de urgencia con su tiemPo, dando resPuesta a sus solici- '.

tudes y consagrando sü energía para ser el que ilumina los caminos nohazados del presente. Pero el sujeto histodador no se reconoce como talsino por la alteración que le procura el encüentro con las divercas fo¡masde atteddad, en ta manera cómo Sürin descubre, maravillado,la palabradel Dobre de esoíritu: "Se descubre en la escena del otro. Habla dentro deesdpahbra venida de más allá y de la cual ya no interesa sabet si es deüno o del otro".r3 Para Certeau, el historiador esiá en el interior de esteuniver.o mo\ il del pensrmiento, en una pocturd de interroS¿cidn siem-pre abierta. Posición rigurosa por su renunciamiento a las facilidades desobrevola¡ que da Ia ilusión de ce¡rar los asuntos sütu¡ándolos de res-puestas, también está marcada por ulra proftrnda humildad exPresadapor ei principio de que "la historia nunca es segu¡a".le La resistencia dela otra faz de1 despliegue de los modos de inierpretación hace que sobre-viva una parte enigmática del pasado que jamás ha sido ence.rada. Losestudios abiertos por Cert€au, como el de ia mística o la posesión ilustraneste escapenecesario a la Pretendida maesiría en historia,

Al definü la operación historiog¡áfica, Certeau la alticula en tornoa tres dimensiones insepambles cuya combinación garantiza Iapertinen-cia de un géne¡o específico. En primer lugar, es prodúcto de un lugar'social del cual emana de la misma fo¡ma en quelosbienes de consumo sep¡oducen en emprcsas, A este rcsPecto/ insiste en el té¡mino mismo de"fabricación" y su connotación rnás utilita¡ia. La obra en historía se con-cibe entonces como el producto de un luga¡ i¡siitucional que Io sobrede_ itermina como relación al cuerpo social, estando al mismo tiemPo y con imás frecuencia pur¡mente impLciLo. lo que no se dice del decrr en histo '.

ria: "Es abstracta en historia, toda 'doctrina' que rcprima su relación con '

Ia sociedad... EI discurso'científico'que ío ¡dÚ14 de su relación con el'cuerpo' social no sabría articula¡ u¡a práctica. Deja dese¡científico Pro-blema central para el historiador Esta relación con el cuerpo social esprecisamente el objeto dela historia".20Ahí es donde está más celca de Iainspiración ma¡xista, como lo dice a Jacqües R€vel en 1975: "Pattí de Marx: ,la industria es el luga¡ /¿al e histódco entre la naturaleza y el hombrej lconstituve'el fundamento de la ciencia humana'. El'hacer histo¡ia'esefectiva;ente una 'rndustria"'.'?1 En la época modema,la historiografía

r¡ M. de Certeau, ¿, Fr¡k r¡ysh t r¿, l'aris, Gallimard,1982, p 320.1, M. de Certeau, tu poss¿rso, de Loudlr,op. ci¡,,ed.7990,p.7.t0 M. de C€rteau, ¿'Eüilr¡¿ d¿ ¡ histo¡t,ap,cit,,p.70,2r M. de cerr€au, entÉvisrá .onl. Revel, Palitiqre4rjorttl'hti, nor-di.. 197s, P. 6ó

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FR,\NqOIS DOSSE

'se desplieta a paltil de la constitución de un luga¡ social en el cual-se

ercuen{rdn especi¿l is l¿" que reconocen caP¿cldJde' conLrnes un D_edloque, ' on el iiernpo, paro de ld frse de pequenos equipos informrles a uno

. empre-a de r ipó i ¡du*¡ i¿I. t r .onocinienlo de las leres propu-.r e 'e

t"bio ""

pr" ' indi .p"*able con el l ' i ¡ de l -d ' er in,el '8 ibre l¿ ProducciónTru-ma q;e emdna de el ld. Pl te\ to hrstdr i(o

En segundo lugar, la historia es üna Práciica No es la Palabra sim_fple y noble de una interPretación desenca¡nada y desinteresada. Al con-

trario, siempre está mediafizada Por ]a técnica; su frontera se desPlazaI constantemente ent¡e io dado y lo creado, enire el documento y su cons-

'.. j tlucción, entre 1o supüestamente real y 1as mil maneras de decirlo' A este'i

respecto, ei historiador es aquel que domina ciefio número de técnicas

J desde el fechado de 1as fuentes, sü clasificación, hasia su redisiribuciónI

m función de ot¡o esPacio utilizando cierto número de operadoies A

este nivel, se desplieta toda üna dialéctica singularizante del sujeto his-

toriador qüe sufue Ia doble imPosición de la masa documental a la que se

encuenhá confrontado y la de tener qüe hacer elecciones: "En histo¡ia,- todo empieza con la a cci6n de Poner aparte, de reunir, de transformar así

" ¡ en 'docü;entos' cietos objetos rePa¡tidos de otra forma" " El historia-' i -dbr es tan tributario de los archivos de su éPoca como del Srado de iéc_

nica de los medios utilizados Para analizarla La revolución bJormática

modifica süstancialmente en est€ Punto los Procedimientos y muliiPlica

las potencial id¿de. de anal is is Cerlc¿u por ( icrto tomr en !uenla de

manera lúcida, esas nuevas posibilidades y se mantiene a distancla de

toda sacralización de la estadística Si bien el historiador debe utilizar lospro8resos fe¿lizados en el tefreno de ld cu¡nlili.aciin de lo- dalos no

áebé da¡se v sacri Éica¡ las singularidd des resislenies dej Pr)ddo Por ello,

Certeau daia primacía a la nolión de distancia y sitúa al historiador en Iaperiferia de l;s racionalidades adquiridas: "Trabaja en los márgenes Se

vuelve asíunmerodeador".ts Gracias a esta distancia iomada, Puede darse

Dor obieLo lo que l¿ rJzdn reprime pard ünllizar' como lo ha'e fouc¿ull,

i., revés, Asi es co-o el hi'toriadoide los años setent.r de buenr ga¡a se

daoorcdmpodcinvest igrcionelestudiodel¿brujer ia del¡ locu_¿ dela

l i teiatura popul¿r, de Oici lJnia, de lo 'c¿mPesinoq r l igual que t¿ntos

silen ios inte;rogados, tantas historias rotas, heridas y rePrimidas de la

memoÍa colectiva.En tercer lugat yestosevuelve el título m¡smo de su obla deePis_

temología históricá de 1975. la historia es esc¡iiura. A este respecto, Certeau

distingue la vieja historiografía, Pctco valorada en los años setenta, de

historiografia, definida como acto de escribtu la historiaies el recüerdo de

D M. de CeüeN, tÉctitM de I histúne, ap clt,P MaIb id ,P 91

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I r. -ur1 luga¡ social en el cual se.:aa.idades comunes, u¡ medio

c jPios equipos info¡males a unat-:ro de las leyes prcpias a eseie ..¿.er inteligible la p¡oducción

n: ir¡ctjca. Noes ta palabra simlcr-¡¿da y desrnreres¿da. Al con_ i:é.nica; sü frcnte¡a se desplaza'

o. enire el docümento y su cons-a: ]TLlmaneras de deci¡lo. Aesterrna cierto número de técnicasi.:.ión, hasia su redistribución::e.to número de operadores, Ai.: sintularizante del sujeto his-e _: masa documental ala quesee ta.er elecciones: ,,En historia,':.. de reu¡ir, de t¡ansformar asíc: de otra forma,,.22 El historia-i.J éFoca como dei grado de téc-¡¿r1¿ La revolüción informáticaio> pfocedimientos y muliiplicaaor cierto, toma en cuenta, de

5 v se mantiene a distancia den el historiador debe utilizarlos(u¡niificación de los datos, norejrstentes de,i pasado. po¡ elio,ar.ia y sitúa al histo¡iado¡ en las: "Trabaja en los mártenes, Sea dEiancia tomada, puede da¡sentrlizat como lo hace FoucaulLi ¡ios setenta de buena gana sede la b¡ujería, dela locura, dela?r¡p€sinos al igual que tantost:s, heridas y reprimidas de la

rtrro ¡rismo de suobra de epis_i¡rixra. A este ¡esPecto/ certeauloi¡da en los años setenta, det,Li l¿ historiai es €I recuerdo de

MICHEL DE CE(IE{U. EL C¿MINANIE HEfuDO

H"J::frT.::Il:T1",,:f.i:*:i::^'-" ", nuevo impu,so v laa *-*t"'¡ a" r,i,.,i"¿"á;;;";.:,",,111i"$"?."H:,T:".trÍ:#;9::pero se vüelve investigación conc¡eta tomando ;n conside¡ación las exi_i::::T:.1]19*j:j bs sopoftes materiales de r" q"" ." p"..ü"-"..1opcr¡cron. produccidn. trt¿ onensión se pre.td ¿ un¿ lechrrd renovadauer rnrrenl | .nrstorco y cudndo el medievaLj"ra Her\ p \y 'arf in sp conraera

;i: ;:.;,:L::;t"';'JJ:'fi,T.::i¿?;:iil :::ff T::.:::,"i.""j::H.:'ñ:?::;:ffi:rf iilt:l iiii'it;,il,itii.":::j:t ;lTlii::tj";::111u.,es

e, papel dporg¿niTddor der tüg¿r socr¿r que iomd td es( rihU-d

:.?::: ::l;,ff ::::: ji : t':j;irllJ, :il;jJ:.: liiT:iilt¿:;tr,: :1" [J""i:;?,lT::.:.jX:"{,j:i: J,:H;;ff 'j:T: i::i:fl".il^,il-ll-,li,ll*

,. p, n"_ae una parin¿ bldncd. insrituyendo l'llld nLrevd

;::lili::iJ;['::,'j.fl n :,;,,1,:: :"0*-'0",d obr¿ de ce.eau

;:i:'.TIil:.;::'?J#::?3,yJ":lj:,#jill:l*i:l'\*",ffidle¡ada de un.h¿cer reprimiendo los ftros fundr¿l*, o"rri"r."¿i". üooleros.ven nnla vuettd de Iorep¡jmicrocon loque Freud hacea Iahisto_::i,l"j::l]iTI g::,j,arse en un¿ demostración ri^*r. c*"", p,i"ii"_

¡: ::?::¡1iJ:";;1,:il',i::h,'¿:: ::: ;:ff X';'ii::h:iJí::::?F;i,:i:ilf ,.1flil'.:,';il'::f ::.:i'j..:t::i:: il:ff;ff ,:J,:lH i:la realidad histdrica. pueáe entonces vu\t¿eprster¡orogi(os, diacró".o..".,u,,.o o orllli'riilj:::*j'ffi;:;mrsmo fiempoque con esta ,diversiñ

cación de enfoques. serí¿ prerenciosoy crroneo suDoner que estos enfooues drferentcq puedan s;r recapiLu_la¡os.zb Asr pue5, nadd puede legi t imar el ocuoar iuatquier posiciJn de

..La Jteft ion que d¿ Cerreru al modo de escr iLL¡rd de l . ¡ hisror ia no

;::' ill ::, lTeü"'i::fl:: j' liii';:.i; ii::I1,": ;x;:j.lx:qued¿ conrrotada por h5 prjcricJs de t¿s que re<r1". , ,r"rr l1,,Éi" .1._

." ;"[#I,il ffi:*. .er rHr? y de rá x¡iversidad .te sai¡t Quenrin-€n yverines. 12

16 M. de Certeatr, entrevista con Jean Má¡ie Beñoisr, ¡.üce Cutture,1925.

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LP {\l\O,r DG!,

tr"?i:ll'#:tr":ll-"nesditura€n historia queda atraPada en

:,['jli,1i:i?*ffi ",Tf ,11$"*':."J#l[rs¡TJ:lilüry'ry**if i$":*'**+m*l**#tl'il*i"';*ffijifl ¿,tr'.ffi #i:,$*i,i1;,;Hl,';:";;rffj:':1**$j:jd";'#;*:*r$ur#:::l;,i"#lüfi$*#*¡lry11qg¡¡g¡¡i¡r;5...;H-ÉLt*Hi*:{;*:-ü'#ff 1üai#{'11$frffin$*É#ytfr=niffi*'*fr *ilfti*-l'#'l*r**rí**üil"*i*'' "¿3i:"1:li:Jil"oo?il i,Iil,"

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;¿,".'*fl"+ffi i]:',':ii[nli[h:[*;#*",;T::l[i;l',".:',:T,4ru:I:::"1 ::til:il "^i;"":)g ;..lll.x1

:7 M de Cert€au, L Ét¡ ¡o¿ d¿ I hirtane aP c¡l ' P 103

8 tb id , ,p . \4 .

:r í'ii"l¿lik vrnsl llri,ffi ítlili:;:!"'o'*11f li.l"l';

" t"-"'. tt' stoirc' routtt¡ ' ót c¡t 'P qa

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L-: in historia queda aüapada enL\':l::lie por la naturaleza de su es-:.:... ri.cjón que fab¡ica secretos y1:::. Tdmbién €s escritura pe¡for-:..r:mcción de un "sepulc¡o/'Pam:.:r:o de entierro. La histo¡iografía¡¿:..¡rite a una sociedad darse un'= .i¡ ai Preseiiteñrn esPacio ProI -:ia. ¿ lo muertoj Pero tambiénr:r¡ies".':8 La historiografía es en-':i el doble sentido de honrarlo y¡:pe1pe¡lo¡mativo de la fustoda

F::.:ica del situarse ¡especio a suú::nenial de nuestro ser hisió¡ico,r j::.:.y¡n, rl obrdo,3o esta dim€nsiónii:¡o de enierra¡ losmuertos que-:..1¿ física del objeto perdido. Lai.:.rón epistemológica de,eqte actor:Éf iido" del"no serya". Est\au-:ir¿ .: espara sierilpre inaccesiblel€ .¡. \'ivosdel pasador"Se fab¡icar:1;menie mudas/ lo que Pasó yar¡.¡re".rr Esta ausencia, gracias a laen ¡osición fija/ pero se conviertei¿ :uscita heterología, el logos del;:r¡lisis de la condición histórica

..:L n de este sepulcfo, el pasaje de¿: , " La conversión escriturariara.l¿n el actltar al asignaral lector

: .:. r.r iris¡o¡id, Certeau entra de lle-r :¡niidencialidad. La red de ami-::rr haccrvisibleeste largotrabajo::::rneo, publicado en revistas parar::1imidad y Piene Nora recue¡daI R.rvmond Aronr "Llegó hasta de-

MICHEL DE CER'IEAU. EL CAMINAN.I€ II¡RIDO

ci¡me qxe consideraba con muy poca alegría e1 ser publicado m la mismacolección_que Michel de Certeau, criticiindome severamente por haberloeditado".a Po¡ el contra¡io, su amigo Jacques Revel dedica n; menos detres páginas del semanario Le Nourel Obsel?atew a 1a obü, bajo el seudóni_mo_ de fransors I ehn ¿n.6 Coloca ld dpo(¿cion de Certe¿u en el conLF\iode la desconJi¿nzJ en contrd de ld- dmbicioner crenrfi(¿c tot¿iizdnres cle lahistoria. Toma esencialmmte de la demostración cetaliana, la idea oue lahistorid JcarL,d dl mito, pero spgin ?gt¿r de produc. idn que _on.asiiiem_p¡e boüadas por el historiador prcfesional. Además, dehás del lüsar co_mún "e8in

pl cr,¿l el conocimiento det p¡sddo informa "oore el pÁenre,

T¿cque. Revel reconoce el merito de Certedu de haber protUroi)rtlo e.t.rinier¡elación mostrando qüe la histo¡ia es contemporánea en tanto ouep¡ovee al p¡esent€ un sistema inteligibte: ,,El análisis histórico simbolizaas¡ ufla ¡eorganización real de lo social: al mismo tiempo lo garantiza,,.36Como un arqueóloto ral y como lo define Foucault, el histoiia<1or segúnCerteaü contribüye a volver a dar visibilidad a continentes desaparicrdos, y es sitnificaiivo que esta fútción sea recordada del lado de un esoe_cialista de la historia religiosa, es decir de un ámbito const¡uido en tom'o auna ausencia cada vez más evidente en el cu¡so de la modernidad. IacquesRevel re¡i,/¡ al mrsmo rrempo una e\ten\¿ entrevist.l con Certedu 5¿bre"Escritu¡a-e histo¡ia", esta vez con su p¡opio n ombrc pafi políliqtLe iu,jouttl'hui.37 Dvrañte.este diálogo, Certeáu valoriza Ia dirirensión pragmá,tica d€ laescritu(a dela hisioda que es segrjn é1, ante todo una opericiónque designa una actividad "yno un sistema desentido,,.38 El dis;ursol1opuede desasocia(se de las práciicas, v d esie respecro, se puede identific¿renLerteau una distdncia sign ificat:va r¿nto en relacion con el pdrddigmdestructuralista que postula ló arbit¡ario del signo. y en cierta; versi;nesuna chusura textual/ como en relación a la teoría del refleio que viene a se¡como congjderar l¡ historiograffa en u¡a simple relacjón d; exterioridadrespecto a la ¡ealidad, Iimitando la invesiigación a adecuaciones o inade_cuaciones entre el discursoy io teal, Po¡el contrario, reafirma ei estatutonrixto de la hisiorio$afía, calificándola de ,,ciencia ficción,,.3e Al nis¡notiempo, la escritura de la histo¡ia es, ante todo, acto de reconfiguraciónde las prácticas del presente: ,,De la rnisma manera, el ,h;cet-histo¡ia,entra/ como un caso particular, en una política del ,hacer la historia,.,,a0

s P Nora, entrevista con et altór

- _ $ F Le¡¡an 0aqu.s Revel),,,Les honh.eu6¡le nárioü eties,,,Le Na@ttObvtutew,

8 de septi.nbe de 1975.

,37M.d .CeÍeu ,J .RNer , "Éü i tu rec th is rone,enr r€ t ie , , ,po t i t iqunu jard ,hu i , \o r .

)

265

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¡r-Aricols Dl6sr

Fue su amiga Luce Giard quien hizo eco a la Publicación de ¡d

escñtws de lo histoia en €sPrit.ar Certeaü encuentra ecos también en 1as

revisias de histo¡iado¡es cuyo tono dominante es positivo, aún si los aü-

tores ¿le las recensiones insisten en las dificuttades de lectura Sin embar-go, invitan a Cerieau al programa de radio de Jacques Chancel en France

Inter "Radioscopie". Le Precisa que llegó a la hisioria "Por razones reli_

giosas ypor Ia filosofía",4'z conside¡ando esta disciPli¡a como 1a que tre-ie po¡ obieto las ¡elaciones entre ta razón y 1a violencia, el querer y lacovirntun, yen 6¡ las relaciones enire la actividad científica y 1os esPejis-más de unasociedad. Afirma de manera clara qüe su interés Por la histo-

ria proviene de ulla interroSación sobre €l hoy en día y critica mucho a

unt civllización del "hombre ostra, en el caParazón de su auto, de su

oficina"€ y que ha dejado al sujeto aPartado en al8rin lado al Srado de

elimina¡ hasia la cuestión dela muerte, siSno de una atrofia de la Posibilidad cle exisiir. ?artiendo de esta concepción certaliana, algu¡os creye-ron Doder fundar una p¡áctica desconstructivista, sobretodo en el muldoangiosajón. I'ero tal peispectiva no es manifiestamente la de Certeau quien

te;ina sll definición con lo que es 1a operación historiográfíca uniéndo-

la fuertementc, como Ricoeut a Lr¡a teoría del sujeto escindido, delcogi¡o

herido: "En 1a medida en q e nuesira rel¿ción al lenguaje es siemPre una

¡elación con 1a mr.¡erie, el discLlrso histórico es ]a rePrescntación Privile-giada de una'ciencia del sujeto'y de1 sujeto'tomado cn una divisiónconst i luy, nre'- Pero .on Lxr.r pucstc en eicen¿ de l . r i relr . ioncs qLc un

c,r¿lpo social mantiene con sú leng@ie".qEl espacio epistemológico definido Por la escritura en historia se

srtu¿. según Certeau. e¡ tcn. idn enlre ' ienci¿ y l ic. ión. lñr este mñti \ o

recha¿a l¿ f , r lc¿ ¿l terni l ¡v r pof l ¡ c lue ld hrstor i¡ dcberia dcfrnLrivamqntoromper con lanarraciónPara acceder al estatÜto d€ ciencia o ¿ ia inversa,

renunciara su vocación científica Para instatarse enel régimen de ficciónpura. Certeau reafirma esta tensión del discurso en hisioria con estréPitoen 1977, cuando dos revistas de PÍrblico Eeneral Le c€den süs colLrmnasiLc Magaziñe littórairc y las Nort'relles Littófibes Certeau tiene efectivamen-te el encargo de escribir una serie dc artículos con el título: "Historia:

¿ciencia o ficción?" para lasNout¡elles litlérdtes a5 En Io que concierne¡ la

;erie del Magazi e littérail¿ dedlcada a "Historia, una nueva Pasión",

1r L. Ci¡r.1, "L€ tralail d. voyages au P¡ys r]€s vivañts et des ñoits", EsPr¡l' nún' 2,

febrcro de 1976, pD.375-380.i:M. deCcrteau, "RadioscóPie", ¡rance tntcr,22 de ochrbrc d€ 1975

alM. deCertear ¡'É.t¡t¡rd d¿ l'hittutu,op cit,p l2A1iNo!,clldsl¡lúrat¿s,l3dconerodeL977:sc¡ierealizadaPorMdeCerteauque'oñhÉ-

ne su DÉs.nta.iñ; M D€tienne, "Lcs dieux de ¡otre histoire"; un¡ .ntr€vista Para Cn Ct¡¡'¡',

en h:ual Dafnipa Ceneau .on J.an chesneaux, M. d€ ce¡teaú, "De l'infüñatiqu€ ¡

l'mtn.opolo8ie"; D. Julia, "¡abriqler lcs.lercs"

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n ¡io eco a la publicación de LaEu encuenfta ecos también m lastr.jr¿nte es positivo, aúfl si los a¡.r-d¡icultades de lectura. Sin embar-idio de Jacqües Chancel en Francesqó a la historia "por mzones reli_do esia disciplina como la qüe tie-azón y la violencia, e1 querer y lal¿ ¿cüvidad científica y los espejis-¡a dara qüe sü interés Por la histo-¡e el hoy en día y critica mücho an ei caparazón de sü auto, de su)anado en algrjn lado al Srado der. sitno de una ahofia de la posibi-cerción certaliana, algunos creye-tructivista, sobre iodo en el mlmdo|¿lli,Sesiamenie la de Certeau quren)p€¡ación historiográfica uniéndo-oría deL sujeto escindido, del cogiioPlación al lenguaje es siemPrc unatórico es la representación privile-:l sujeto 'tomado en una divisiónen escena de las relacioneg qüe un

údo por 1a escritura en historia se.iencia y ficción. Por este motivo

l¿ hisioria debeía definitÍvarnenterl esiatuio de ciencia o ala ínversa,instaLarseen el ré8imen de ficción

I discurco en historia conesiréPitoco Seneral le ceden sus columnas:f .,ii¡¿s. Certeau tiene efectivañen-' ¿riÍculos con ei título: "Histo¡ialij:.'rni¿s.as Enlo que concierne a laa ''Historia, una nueva Pasión",

r:- vn¡¡ts et d€s ñoit6", ¡splil, n(rm 2,

E. :: lle óctubre de 1975.

-: :.rlizada Por M. de certeau que contie-r rctoú€"i und entrevista Pala E4 Cú¿t'4,¡:r \l d€ Ce¡teaú, "De l'info.úatiqúa á

MICH€L D¡ CERITAU. IL CAMINAX'TE HTRIDO

Ce¡teau paticipa en üna mesa redonda con Philippe Ariés, Jacques LeGoff, Emmanüel Le Roy Ladurie y ?aul Veynea6 pa¡a dar cuenta del entu-siasmo excepcional po¡ la histo a. Dürante este debate, Ce¡teau criticalas iiusiones propias a la eufo¡ia del momento. Mientras que Le RoyL¿dufie se JeSrd de qre la hi-Lor i¿ temáticd de ldrS¿ dur¿cio; enUp J to\proS¡amas escolares de la reforma Haby, Certeau pondera su entusiasmoa1 considera¡ que los manuales de historia siguen siendo fr¡idamental-mente autoritarios en la medida en que disimulan el modo de produc-ción de las representacionesr "E] manual habla de la historia, pero nomuestra su propia historicidad... impone el saber de una autoridad, esdecir, ulla no-histoda".az Le sorprende que los historiadores franceses nose hayan preguntado sobrc Ia €scdiura que es, sin emba¡go, el modo deexpresión de su disciplina, su p¡oducción misma. En cambio, advierteacerca de las ilusion€s propias a ci€Ías palabras como las de Le RoyLadurie según quien "en el último de los casos [. . . ] sólo hay hisroria cien-tífica cüantificable".a8 A este tipo de afirmación perentoria; Cerieaü replica que "pretendiéndose un contador, los histodado¡es ierminan siendocumtistas".4e Lo que está en juego es el giro historiográfico necesario qüeCerteauclama para qu€ la discipli¡a histó¡ica defina el lugarmismo qüele corresponder "Lo que en ese entonces estaba enjúego, era la capacidadde la historia para elucidarse como efecto de tócnicas contempotáneas,de ün medio social (una inteLLigenlsia ! |eercitáda), de 'posiciones' eco-nórnicas ypolíticas".e En este aspecto, es toda una maquina¡la que estáen el corazón de la p¡oducción de ia "ficción" histórica, un verdaderotrabajo de fábrica y Certeau lo compara con la rnanera en que Ia NASAelabora sus escenatios al llegar eL hombre a Ia luna, con la diferencia quese trata de escena¡ios del pagado, mediante archivos. Por ello, reglas, ymodelizaciones son pruebá de una cientificidad que "instala, en suma,las puertas dentro de las que se puede itazar elslalom del relato".sl

Emite asl algunas resewas ante lo que califica oe "isla afortun¿-da '52 que permitiria al historlador pensar que puede arrancar ¿ la hrsro-

s Le Mrgnzia¿ lit!érana, abri,l dé \977i tb¡d.,p.12s E. Le Roy Ladurie, ftrilots da l'¡¡Fro¡i¿r, ¡aris, callimald , t.1, \973, p.20.1eM.deCerteau,Mag¡zinelittí i/¿, abil de !977, p.1,6.

s, M. de Certeau, "L histo¡e, s.ience et fiction", en H6¡o¡r¿ ¿ | prrchafl¡t.,$¿ e|t/e seiafte úy ' . roa n¿d, c¿xh¡ rd . a8 , p 7 : l¿ te ¡ s d$¿,ó t t rdJ p" ,<e i re i , cn e r - ¡p ' r , c e . . .esu lhdo de ruméroqos provecros qup r .ñór t rn ¿ .o -7 Dp l . l ¡T¿ l q r . r ' ^nhrúpolóEie" , Naúúelles litténia, 13 20 d€ enero de l9Z; "L'histoüe das 6c pDlitnrue de la,c icncc . F r l , , i l .oc t -nov de lq8 .y ¡ r lo m¿t io l ¡c t rh ; -o ¡quc lh r , .o i rc ¡ r rp i . .a m.26, o.tubre de 1982, sin contar las po¡encias sobre €l tem¡.¡ Estados Unidos (Berkeley,nüzo de 1980) y en Canadá (Otiáwa, ab.ilde 1980).

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¡RANCOIS DOSSE

riograJía de sus relaciones ancestrales con la retó¡ica para acceder graciasa este "arrebaio estadístico",s3 a lo cientíJico incontestable y definiiivamente.s Ciertame.nie, coño 1() recuerda Certeau,la histo¡ia occidental seconstruyó oponiéndose a la ficción en nombre de su objetivo de verdad,pero el historiador, no pudiendo p¡entender accede¡ a un estado definiti-vo de la verdad, sólo puede hacer r€troceder el er¡o¡ a costa de larSasDrosDecciones eruditas: "!1erudito saca del error a 1as'fábulas'. El ie¡¡e-no que gana en ellas,lo adquiere al dia8nosticar lo fa1so".ss Esta búsqüe-da de 1() vedficable, de lo falsificable en el sentido popPeriano, confinó laficción del lado del error, mientras que el historiador encamaría el dis_curso de la ¡ealidad: "Desde ahí, se dePorta la ficción de1 lado de loirreal".56Ahora bien. segín Certeau, cualquier relato que restituya Io quesucedió insiituye 10 real, aun si cl modo de representación de este oPaca1a práctica que 1o hace posibler "La rep(esentación de 1as realidades histó-ricas es el medio de disimular las condiciones reales de su producción".s7Esto se agrega a su caracter terminante y Performativo, ya que esta más-cara qüe oculta las mediaciones qüe se siguieron Pata elabo¡ar io realhacemucho más eficaz esta fabricaciónen 1a medida enque es Percibidacomo [na prodücción direcia, una simple i¡aslación de] hacer al decirApoyándose pues en el arraigamienio retórico del discurso en historia,Ce¡teaü relativiza la p¡etención de estos úliimos a accedc¡ a un físicosocial gracias a 1os progiesos de la cuantificación. Certeaü recuerda elmomento de surgimiento de este sueño ial cual1o formüla Condorcet enel sislo xvlll, cuando se trataba de sentar las bases de una "matemáticasociál" en iorno al cálclrlo de probabilidades.53 Semejante esPeranza dedominio presuponía un enfoque desocializante de lo social, desde ahíconcebido como la ;imple suma de lógÍcas individuales Pudiendo servi¡de apoyo a un iratamiento matemático desconstrllctor de toda equivoci-dad. Semejanie proyecto sóLo se puede realizar a costa de iielio númerodercducciones quesacan del carnpo de investigación, Por estar fuera delalcance deloscálculos, "undesecho enorme, toda la complejidad socialypsicológica de las elecciones".5e Asi, Certeau saca a la luz esta doblePara-doja dc ficciones que fabrican algo teaL y de un supuesto teal que engen-dra simulacro y f icción. Si túa Pues el " todo cuani i f icable" de loshistoriadores de la nueva historia del lado dc un "estructuralismo ma-

s Ver C. D€tac¡oix, n Do$c y P Garia, ¡cs Cd,irrr l¡¡sro¡i4 16 ¿n Frnnú oP ¿it55 M. de Cefeau, "L histoi¡c, s.i.n.e et ¡iction", en Htsrot¿ c I psltth"na¡ys. rttr¿ 5ciene¿ el

sCDndo¡cer, M¿rl¡¿r¡¡rrorr.tsoc¡ía¿ Pnris, Hermam, 1974.3rM,deCerteau,"Lhistoire,scienceetfiction",cn¡t¡sroirc¿t]1s.lchar¡Use¿ltretciene{et

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co:1 la reió¡ica para acceder graciase¡.ltico i¡contestable y definitiva-la Ceñeau, la histoda occidenial sernombre de su objetivo de ve¡dad,Erder acceder a un estado definitiü:oceder el er¡or a costa de larSasc¿ del errcra las'fábülas'. El ier¡e-ag¡oiticar Io falso".ss Esta búsque-n el sentido popperiano, confinó la¡e el historiador encarnaría el dis-depo¡ta la ficción del lado de 10

u¿lqüer relato que restituya Io queio de rep¡esentación de este opacale €ntación de las realidades histó-liciones reales de su producción".s7e t performativo, ya que esta más-s€ siguieron para elaborar Io realn en la medida en qüe es pe¡cibidample traslación del hacer al deciro retórico del discurso en historia,stos últimos a accede¡ a un físicouantificación, Certeau rccuerda elio tal cual lo formula Condorcet enntar las bases de una "matemáticalid¡des-s Sernejante esperanza deocializante de lo social, desde ahí

icas i¡dividuales pudiendo serviro desconstrucior de toda equivocie realizar a costa de cierto númerob investigación, por estar fuera delrcrme, toda la complEidad social yerreau saca a la luz esta doblepara-J v de un supu€storeal que engen-s el "iodo cuantificable" de losI lado de u¡ "esiructuralismo ma-

t a: :..1rts histatiques et1 Frdflc¿, ap, ct.r. .n H Étoi¡e et psyehand\Jsa e\tr¿ sctene el

r ¿ñ Hisbn¿ .t tslcharalys¿ qtt¿ scieñc¿ ¿t

MICHEL DE CER'IEAU. E¡ CAM]NANI! H¡RIDo

crceconómico del sitlo y,x"ó0 aplicado al ámbito histórico_ Cie¡tos histo_riado¡es creye¡on solta¡ las ama¡¡as de la vieja retórica para accede¡ a lasriberd! del ! eroddero cientificismo, pero CerLe¿1, les avisa de esr ripo deriul ion: "Por el k ibuto que p¿gd ¿ la inJorm¿ricd. ,d hjsronosr¿h¿ nd.e.reer que no es und ricción 6r mientras que depmde cle un¿ Áez.r¿ ¿u¡si nació de una ruptura inicial con el mündo de la epopeya y de1 mito.Esta posición fundamentalnente inte¡media su¡ge det hecho de que lahistoria se sihia mke un discurso cerrado que es su modo de inteligibilidady un¿ práchcd que remire a und re¿lidJd. fst¿ ürima taffbien ; cti\ ideen dos niveles: eI real como corlocldo, es decir lo que el historiador mtien_de de 1o que fue el pasado, y lo real como implim¿¿o po¡ la ope¡ación his-to¡iogáfica en sí es dect 10 que remite a u¡a ,,práctica dá sentido,, 62Siendo pürto de partida de un p¡oceder científico, esto real es pues tam_bién resultado, producto te¡minado. La disciplina histórica se define comola que rclaciona estos dos niveles y mantiene pues al historiador en unequilibrio inelüctablemente inestable. Es este intervalo que hace necesa-rio u¡ trabajo constanre de diierencia(ión en torno d untlined tronlcrizdentre pasado y presente, cisum con frecuencia invisible por ser negadapo¡ la operación historiográfica misma: ,,Lo mueto resurge, dentro deltrabajo que postulaba su desaparición y la posibilidad de an;lilarlo comoun obieto. El estatuto de este lfñirc, necesario y denegado, caracteÍr.¿ lahistoria en tanto c¿r¿i¿ humafia".$ Es esta relación inte¡io¡izada ent¡epasado y presente que conduce a Cert€au a concebir ia lectura de la trad!ción pasada conlrontada con el deseo de vivi¡ en el hoy como una necesa-ria "herejia del presente''.@ L¿ definición de Ia opera¿rón historjoeráficacomo ¡esultádo de estos tres componenies: un lúgar, una pr¿ctica y unaescrjtura, no la toman realmente en cuenta los hiitoriadoris profeiiona-Iesen 1975.sin emb¿rgo.la pérdida progresjva del valorestru¡tur¿nre deIos paradigmas sobre los que se basa el discurso en historia hizo que elmedio fuera poco a poco más rcceptivo a lo qüe es una verdaclera muta-ción epistemológi(a de l¿ disciplina que acornpaña hoy l¿ prjctica de Iah¡storia en segundo grado, a l¿ hora de su doble giro herñenéutjco ypratmático.

Entre Michel de Ce¡teau y Paul Ricoeu¡ existió un intercambio f¡íomas que un encuentro que organizó la revista ConÍlafitalians, cúarrdo aPenas se acababa de publicat ei pdmer tomo de ?le ftpo y narración,65 EÍec-iivamente, el 2 de diciemb¡e de 1983 s€ lleva a cabo en el Centro Sévres.

' , v . d ;Cc ' redu. ¿ F , ¡n !4 d r t t i . ro ¡ . .aD. ¡ . .o 4 /ñ Ibíd., p. 4a.6 M. de Certeaü, ¡, ¡.iül¿ss¿ d¿ crcie, país, Seuit, ].9a7, p.7r.!, P Ricoeu lar¡rs.r r¿dl, parís, Seuil. 1983.

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FRANCOIS DO5SE

I nJ dirL usión en to no., '¿ oor¡ oe tu oeL¡r ' 'on'u p¿rt ic iP¿ ión ) la ' de

Certeau, le¿' l GrFi- . r ) f ierre le¿1 L¿b¿-r iere enlonce- det ¿no oe lr ra

. , , -r .¿de t , to-ol ' ia o" l Centro_¡v e-. L '1 reJ, iddd,el \erdddero FncLrentro

""* d;* "¡ . .

' *a j lug¡r nu' l -o '1d' t rrdF dc-Pr '¡sder¿]]¿r lrdr

deLerteru. con l¿ Prbt ic ¿r:on¿e Lt ne' t 'otn lah¡ lo ' 'n " iol ' r ' ¡70 "( Lanoo

ni. . . r t . "n* ' " q"" - ld epr-ren o o8id de lJ hi : lor i¿ enlrF su lenome

noloei, , l . l . r memori ' y -u ó ' lo ogid de lJ condic;ón hi) lór ic¿ \ LPL\e ¿

i.-*i'"ii¿'*r"" a" ' "i,eración

hiitoriográfica": "Adoptó' dehecho' en

. ' , "r *r-¿* l | r1* ' 1, " , f ru-fur¿

inddica delm-dvode N4¡heldPCcr_eJU'

¡unoie re t .nea qLe d¡r . onlcnrd05 di ferente' d puntos rmPo.Ldnle' -

i;;;;; ."*,i" ú"""". difiere de 1a de Certeau' sin oPonérse1e' Püesto

."" f ." ." ' r i i i "**1" entre lJ ¿se documenr¿l ) Lnd f¿cF de e\Pl i "

. ion omprer- ión prr¡ a rru rr la repre"enra' ion en hi ' tor i¿ qLe rPore-

""-"o "i ntlao ¿" fn ó..ti u¡a, sü realización escriLuraria Le tom¡ a Certeau

su conc;pción de la historiografía; "La r'rso, como Certeau' Para deslSnar

u tu op"r'a.iO" -is*u "n

ta que consiste el conocimiento hisió¡ico capta-

Ricocur toma iambién sü concePción del archivo como exPrcs'ón

de un luear social y no só1o espacial fucoeur concibe el lugar en Certenu

i.-. "ni

n..l¿" áif"tunte d¿ h que utiliza Raymon Aron que veía.en

ella una exie¡ioridad resPecto al sujeto en historja TamPoco lo emPLea

."." ü* *"¡* 0. f" . ¡b-ol ; t rz¡b¿ l¡ cr-ur¿ entre ro culro ) l " Polr ico

i" i"-" i . . c". i "r , l -"gun R:coeur ' ' roogd por und con"ePcrdn de l ' r hi '

toiá lomo l"stituci¿n del saber Próximo de las tesis de Habermas:iéerteau denuncia, a la ma era de J Habermas en la éPota en que este

:rbocab. l por un.1 reponrizacion de l¡s 'osr- humrnds l ! t aproPr¡"on

i" , i** !ü". '^ ' i , ' "o plu-al que suPueslarrerrte 'ost icne' el di>cur-

.. á" i,i r,'it,i.r.:!' 'q,,n

',.,rnao re''stiu en lñs rrios )ctenia r rds r'cic

."r l t iun", tqu".otp",hab¿ que in5tru-nenldl i2rbr¡ l " histor i ¡ con 1a

;: ; ; ;ñ"; ' ; " . , ; . ' " logrsmo mrr\ .st¿ un poco mecrnic 'st¡r ' en 2000

hiao",r, ptoponu ott, loctura de Ccrleru reco n ocien clo ¿n s us Poslclones

Lnáo roLuo ,n t"¡u. . ionisno en h ñedid'r e.r que CcrlP_u n.t se.cunlor

ma (un vüLver r 5i turr lJ Pocicton del l^:5tor iñdo' en 'J sncreda0 oL' on

se¡ o.r¡¿ dar ' uent, . le u; Proce-ñ consl ' tu l ivo de l '1 epislemoroFr¡ cr

i i . tor i r . Concr"t¿, on Certe-ru en su en oque d. ' ' ¡ rchiv ' comc rcn

vacion. e- de. i r cor¡o un P-Üceso d< l¿si fr '¿crórdetcrm.1¿dovLre¡oo:¡

' ' "1" ' ¡ . i i . , ' " . ' r l t I ¡ r lorr¿dor Prr ie dc csrJ disPocision dcl ' r 'h 'vo'

dc l ¡ orueb¿ documenr¡ l Tl l t grr remile en'on"cs I esl ' r 'édr: l rrDu'ron

ú P Ricocur, ¡, Mitoi'", in H¡nrir¿, ¡ Orl'¡¡ of ¿r¿

270

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.ee_,rr, con sü participación y las dett'arrié¡e, €nionces decano de la Ia-h rcalidad, el verdadero encuentro|o rnÁ tade, después de la Partida..':.¡n, Ia histoia, el aluido.66 Cuando

+:ía de la historia entre su fenome-de la condición histórica, vuelve a

riogriifica": "Adoptó, de hecho, enEc¡ del ensayo de Michel de Certeaulii'e¡entes a punfos importantes".6Tde Cert€au, sjn oponérsele, puestolo.nñental y una fase de exPlica-

fFseniación €n hisioria que rcPre-rción escritrüaria. Le toma a Certeaua uso, como c€rteau, pa.a designalne el conocimiento histórico caPta-

epción del archivo como exPresiónfucoerü concibe el lugar en Certe¡uI util;a Ra',.non Aron qüe veÍa en*o en histo¡ia. Tampoco lo emPleala cisura entre lo cúlto y IoPolítico.Éoga po¡ una concePción de la his_ó\imo de las tesis de Habelmas:Habermas en la época en que éstelas cosas humañas, Ia aProPiaciónsupuestamente'sostiene' el discur-istia en los años setenta a las tesisfumentalizaban la historia con ladsta un poco mecaniaista), en 2000,r¿u, reconociendo en sus Posiciones€dida en que Certeau no se confo¡-I historiador en sü sociedad de ori-!¡stiiuiivo de la ePiste¡nologfa en;u enfoque del archivo como archi-Iasiñcación determinado y li8ado añe de esia dispocisión del archivo,mit€ entonces a esta tedistriblción

IY{ICHEL DE CERTEAU !L CAII'NANIa H¡R]DO

del espacio mediante la que se efectúa eI gesio de apartar. Es ,,lo quepemite y io que p¡ohíbe".7o En este ámbiro, Certeau hab# llevad; aRicoer¡r a u¡a lige¡a inflexión respecio al uso que hacía de la noción dearchivo e Titmpo ! fiandcidr. A partir de ahí, lo Lrtiliza como ui1a formaen ¡uptura con el testimonio o¡al más afelrado a su materialidad insii-iucional, insistiendo en su carácter mudo, huérfano, que escapa a ün inter,locutor preci!o.

Ricoeur 1o calificó como uno de los ües maestros de risor de laepistemología de la historia, enire ias tesis de Elias y de Foucault, Ce¡teaueb rcconocido como dquel que "e cifü¿ a disLdnci;, respecto d l¿. t¿lsascontinuidades de la memoda y a las discontinuidades radicales d€I dis-cürso histórico, i¡sistiendo por el contra¡io m las ñúltiples formas devoLver a empledr el pas¿do en el presenLe. Ricoeur Jn¿li,/; ejta distancrdde Ce¡teau ¡especto a Foucal¡lt debido al a¡raigo de su búsqueda desdeuna antropología filosófica rnuy marcada por Ia referencia psico/psicoa-nalítica: "Es la brlsqueda de ese 'iugar' del disclrso histórico enhe lasmane¡as de hacet histoda que justifica que el psicoanálisis sea iomado encuenta po! tüla epistemología que pasa de ser intema al discuxso histórico a ser externa a éI rcspecto de las otras maneras de hacex historia, Es elierritodo mismo de la histo¡ia y su modo de €xplicación/comprcnsiónque se encuentra engrandecido de esia forña. Esta aperium meticulosa-mente dominada depende de nuevo del rigor de Ce¡teau,,.7l

70 M. de Celte¡u, L'Éü¡lrrr d¿ t histoig, ot'. cit., p.7a.71 P Bjaoent h Mahtoift, l'Hislore, I Aú1, ott. cit , p. 261

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18

HACER LA HISTORIA: UNA HERMENÉUTICA DELOTRO

Certeau atravesó eI estructuralismo pof dentro, apropiándose de lo me-jo¡ qr.¡e había en ese momento, pero sin comparti¡ las ilusiones cien¡ ficjstasde 1as máximas figuras de la epopeya estructu¡al. Se inspiró de 1a meto-dología estrrictu(alisia en el enfoque de los textos, pero también detectóun objetivismo inconsciente del estructuralismo q e siemPre rechazó. Elproblema central que plantea es el de la lectura de los texios del Pasado,y por consiguiente, su iiinerario de investiSador 10 hace pasar Por los tresestratos de análisis delos docümentos que logra Pensar en su conjuntoyno como exciusivos los unos de los otros: el tomar cierta distancia Paraobjeiivizar las ftrentes, el sacar a la luz su lógica estructur¡l iniema y lavuelta al sentido en rma hermenéutica del otro. En P¡imer lugat estámarcado profundamente po¡ las enseñanzas de Jean Orcibal con quienaorendiólas estrictas reelas de 1a erudición. La historia se siiúa cntoncese; el corazón de la textu;lidad y la filología clásica sirve de insirumentoesencial para clasificar y dar una coherencia cronológica a Ia historia delas ideas. Para él,la filología s€ vuelve Lrn "arte de leer", según la exp¡e-sión deMario Roques. En un segundo nivel, Ce¡teau realiza distincionesde inspimción csiructuralista en el interior mismo de la unidad del len-griaje. Es el caso, especialmente cuando se ProPone analizat el testimoniorecogido porJ€an de Léry de sü exPedición a Brasil en la segunda mitaddel siglo Xvl y de la cual Claude Lévi-Strauss había hecho el "breviariodel etnóiogo". De todoel viaje deJea¡ deLért protestante ca lvinista quesalió de Ginebmy descubrió a los tupinambá de labahía de Río antes deregresa¡ al punto de donde salió, desiaca, en esta relación de vjajc, undescubrimiento esencial: e1 del salvaje. Esta intrusión y el uso que le da

Jean de Léry inieresan a Cerieau, que Percibe el relato etnolótico comorn recorrido circular en ambos lados de una división que parte d€ unavisión binaria entre el ñundo salvaie y el mündo civilizado Pafa final-

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.\ HERMENÉUIICA DELlo

ror denho, aProPiiándose de lo me-I compartir las ilusiones oentficistasr estruchrml. Se insPiró de 1a meto-de los textos, pero también detectócturalismo que siemPre rechazó EIrla lectura de los textos del Pasado,v,estigador IohacePasar Por los iresE que loSra Pensaren su conjunto y)tros: el iomar cielta distancia palarz su Ló8ica estructural interna y laic¿ del oiro. En P¡ime¡ hrgar, esiá€ñanzas de Jean Orcibal con quiendición. La histo¡ia se sitúa entonceslolosía clásica sirve de i¡strumentoÉrencia cronológica a la hisioria de¡e un "arte d€ leer'// según Ia exPre-o n¡ el, Certeaurealiza distincionesrterior mismo de la unidad del len-lo se propone analizar el testimoniodi.ión a Brasil en la segunda mitadri Strauss había hecho el "breviarion de Léry protestante calvinista quepinambá de la bahía de Río antes de=ieca, en esta relación de viaje, u¡r¡e Esta intrusión Y elüso que le dare percibe el relato etnoló8ico comos de una división que Palte de una

É \ el ñundo civüzado Para final-

=

MIC!]¡L DE CERTIAU. EL CAMINAN¡E HERIDO

mmte complejizarce, al término de u¡a f¡acnrra interna del discurso queacaba por marcar la difercncia entIe u¡a faz de exte¡ioridad y de interio-ridad: "La bipoladdad inicial peli$osa y escéptica (ye/d.ades por aquí,eÍores pol d¡lá) es sustituida por un esquerna circula r consiruido sobre elt ántulo de tres referencias",l que son Gineb¡a como punto de partida yde regrcso, conJrontado a esta natu¡aleza extranjera y a esta humanidadejemplar en las que la alteridad del nüevo mundo se encuentra divididaentre, po¡ ün lado. un exotismo t por el otro, una esperarza ética/ segúneI deseo y la expresión que le da Jean de Léry Ista alte.ida4 este trabajodel otro en eI interior de Ia escritura occidental desemboca en una"hemenéutica del otro. Transporta al Nuevo Mundo eI apamto exegéticocristiano".'? Jea¡ de l,éry pmctica ya esta hermméütica süstituyendo elIenguaje teológico que es el suyo cuando sale de Gineb¡a, po¡ Ia activi-dad traductora de su punto de llegada. En cuanto a Certeau, redobla estaactividad traductora en la medida en que se encuent¡a confrontado conuna escdtura sumergida en el siglo xvl de la que hay que rendir cuentaen el siglo /ü. Pretende prcceder a una nueva operación de traducción enun texto doblemente egcindido por ia diferencia espacial que obra en él ypor la distancia t€mporal que nos lo vüelve ausente.

La comprensión que requiere a la traducción implica u¡a relaciónde diferenciación, preludio de un segundo movimienio que es el de Iaapropiación de la visión del ot¡o. Es desde el intedor de esta cadena inter-pretativa que Ce¡teau se sihia para estudiar cómo funciona en Su¡in Iareferencia a gan Juan de Ia Cruz, no como un simple júego de i¡fluenciasy de préstamos, sino puesto en el marco de una inmersión en Ia singula-ridad de dos obras que s6Io pefi ile"sabet quién es¿l sanJuan de la C¡uzde Surin".3 Privilegia pües lo que sigue al texto: su recepción. Es toman-do en cuenta los divergos ¡lejamientos y reutilizaciones de la obra y laplualidad de sus lecturas que se puede regtituir el afloramiento del se-creto de la obra. Así es como Ia tradición puede volver a ser lradiciónviva. portadora de prácticas a través de sus diversas metamofosis y ruptu-¡as. EI deci¡ es pues siemp¡e u¡ volver-a-decir, difercnte, situado en unaconfiguración inédita, Du¡ante eI siglo xvll, las expeciativas reliSiosasson puestas progresivamente al servicio de instituciones políticas dentrode una sociedad que se está volviendo laica y en Ia que el Estado mode!-no afirma su prirnacía. Este cambio surgido en el siglo \1/l con la Refor-ma/ se ab¡e al presente de Ia modernidad occidenial. El Eabajo dehistoriador de CeÍeau se reduce a hacer ver la actualidad de esta "ruphl-¡a instauradora". Ésta p¡ovoca el der¡umbe de una cosÍnología de tipo

r M. de Cerreán, ¡'¡rtt!¿ l¿ l'histoit¿, op. eit., p.23r-

I M. de Cef€au, t7üsc¡tda l'hisloilc, ott. cit,,D.43.

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FL{\,COrS DOSSE

holístico para dar lugar a üna espiriiualidad concebida como exPeienciasubjeiiva que dibüja "elitine¡ario del sujeto hacia su centrc" "

Esta lectura en palimpsesio, g(acias a 1a cual descubrimos las so-ciedades indígenas del B¡asil a través de la mi¡ada de un Jean de Léry asu vez transformado por su experiencia y dirigiéndose a süs contemporáneos para comunicarles 1() exfaño es Portadora de Prolongaciones fe-cundas en el iimbito hisiórico. Llega hasta converiü a antropólogos a lahistoda como es el caso de Franqois Hartog, para qüen la oPeración his-toriogáfica "queda, también, entre la voz (que se calló) y la escritura(que se haza en silencio)".s F¡aneois Hartog conoce a Certeaü alrededorde 1975 por medio de Marcel Detienne. Jean-Pjere Vernant y MarcelDetienne dirigen un pequeño gruPo de invesiigación en el que estáFraneois Hartog. En ese enionces, el SruPo irabaja la cuestión del sacrifi-cioen la Grccia aniigua6 y empieza a poner a prueba a la tradiciónsocio'lógica en el ámbiio del estudio del t€ma del sac¡i Éicio. Y sucede que Certeauvino a participar en estos irabajos. Además, Franqois Hartog se enterapor Detien¡e, en el momento en que PrePara sü tesis sob¡e Herodoto. de]a versión mecanografiada del estudio de Ce¡teau sobre Jean de Léry queUegdrl r ier Ln.dprl ¡r lo o" t n ¿sÍ ' I ura d' k ' l t i ' ¡ot in e^ loTc tn -u dndlisis sob¡e la manera enque Herodoto relata elmodo devida y de creencia delpueblo escita, el esquema de lectura de los mitos de Lévy-Straussno le €s de g¡an utilidad ya quc se encuent¡a conflontado a un texto deorden histórico. En cambio, el estudio de Certeaü sobre Léry es decisivoy le ofrece la posibilidad de conjugar unenfoque de o¡den antroPológicoe históricor "Enel fondo, traté de hace¡con Herodoto Io que Cerieau h¡-bía hecho con Léry. obviamente en una Perspeciiva difcrcnte".ó A estohay que agregar su interés por la iingüística de la enunciación, 1a deBenveniste, de la que Certeau iambién defiende la dimensión heurísticaDara el histo¡iador.'

La manerá en que el historiador Herodolo toma en cuenta laalteridadyhabla de ella a sus contemporánéos griegos,la manera en qllese dedica a una r€tórica verdadera de la alteridad para hablar de hechode su presente, el de una ciudad griega que lefLexiona sobre ]as Suerr¡smédicas: tales son los ejes de análisis de Hartog sobre aquel quien fuerapresentado comoel Padre de la historia que ulnovó Procediendo a cierto

4 M dcCe¡t€au, "Cultures ct sPirilualités ', Cor.i¡nxr,¡úm 19, nov 1966,t 155 F. FlnrloS, "LÉcriture des voy¡g¡s", en L ciald (ed ), Mú,¡¿ld¿ Cd/r¿¿r, cahie¡s Pour

nohe lemps, P¡rís, Cenhe G€o€0s ltnPntou,1987, P 1296M. Dehcú.,t CrstE d! src/¡y'd¿.¡ ¡Drls 8¡¿., Pa.is, C¡Llimard, 19797M.deCe.te¡!,"ltlüo-€raphie.t,'o¡alitó,onl'€sPacedel'aurrc:Léty,e^L'Ecr¡tttÍ¡¿

I hishne, op. eit, p. 215-244¡ F. Ha¡to8, enhevista con.l ¡ttor

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ü::ijad concebida como expedenciai ¡-l'€io hacia su cent¡o".4F:-¿. a la cual descübrimos las so-5:e la mirada de un Jean de Léry a1;:¿ ' dirigiéndose a sus contempo-, e. poriado¡a de prolongaciones fe-¡.::ta converiir a antropólogos a la

H¿Íog, para qüien Ia operación hisl¿ i oz (que se calló) y la escrituraH lot conoce a Certeau alrededor

-':rne. Jean-Pie¡¡e Vernant y Marcel)¡ de investigación en el que estág.,rpo lrabaja la cüestión del sac¡ifi-

Foner a Prueba a la tradiciónsocio-le del sacrificio. Y sucede que C€rteauAiemás. Frangois Hartog se entera

F¡epara su iesis sobre H€rodoto/ deLo de Certeau sobre Jean de Léry qüer'.i ,r-¿ ln /¡¡s¡o¡ra,' en lYl). tsn 5u ¡na-o relaia el modo devida y de c¡een-le.tura de los mitos de Lévy-St¡auss

F.uenira confrontado a un texto deo de Certeau sobre LéTy es decisivoun enf oque de orden antroPológico

:e¡ con Herodoto Io que Certeau ha-un¡ perspectiva dife¡enie".3 A estoinqüistica de la enunciación, la deér defiendc la dimensión heurísiica

aior Herodoto toma en cr¡enta larForáncos gflegos/la manera en quele ia alteridad para hablar de hecho=e que reflexiona soble las guerras; ie Hariog sobre aquel quien fueta.¿ que i¡novó procediendo a ciertq

, -_ :._nnr,, n(rm. 19, noq 1966, P. 15., a::,d (ed.), Mrc¡d¡ ¿l¿ Ce¡l¿r!, Cahie$ pou.

r. :'. Paris, Callimard, 1979..:.: ¿;pacedel auh¡er Ló¡y", e^L Ecriture de

M]CHEL DE CERT¡AU. EL CAMINANI¡ HERIDO

nLime¡o de desplazamientos decisivos que permiten emerger aI nuevogénero histódco.

Durante largo tiempo, Herodoto fue preseniado como ún fanta-sioso. EI trabajo de Fran{ois Hartog pe¡mite comprender 1á pertin€nciade dos calificativos apa¡entemente contradictorios, rm Herodoto padrede la historia, de la verdad por lo tanto, y al mismo iiempo padre de lasmentiras. Esto nos rcmite a la ambivalencia del discurso hisiórico com-pletamente en tensión entre 10 real y Ia ficción. Frangois Hartot presentasu tesis en 1979 en Besaneo& bajo la dirección de Pie¡re lévéque. Certeau,miembro del jurado junto con Pierre Vdal-Naquet, no sólo Ie expresa suentusiasmo, sino que interc€de ante Pierre Nora pa¡a apoyar sü publica-ción en la prestigiosa "Bibliothéque des histoires" en callimard: "El librome parece muy nuevo/ muy estimulante también, y además con un estjlomuy claro y elegante. A mi parecer, es una obra a la altura de 1a colecciónque pe.mite presentar las problemáiicas de una nueva genetación".e

Cert€au iambién dejó una profunda marca en A¡lette Fa.ge, u¡ahistoriadora innovadora. especialista en el siglo xv I, aunque sus inves-tigaciones la llevaron más cerca de Michel Foucault con quien publicóuñr obfr en 1982.r0 En su exploracion de p¡ l¡br¿s sbgularc" y en iu aren-ción al desorden, al sufrimiento, al padecer sin dolo¡ismo, ya sea en laspalab¡as recogidas en la calle.las p¡isiones,las gue¡¡as o atrapadas enlosarchivos,'r Arlette Farge recor¡e la ob¡a de aquellos que se interesan por]a escritura de la historiaiMichel FoucaulL Paul Ricoeur, Jean Ranci¿re yCerieau. Se entusiasma/ como histo¡iadora, por el asombro ante laalteridad. en un movimiento muy certaliano: "El encuentro con los seresquehablan desdeel corazón delos archivos de la policía suscita efectiva-mente alte¡ación. Alteración en los dos sentidos dei témino: ansioso deseniido y transformado por los demás".rz Los desplazamientos suscita-dos poresas alte¡acionestro llevan a un der¡umbe sino a ponet en tela dejuicio la homogeneídad, la continuidad en un trabajo que alcanza a laheterología talcomola concibeCerteau. La palabra ya no viene a ilusLrarun modelo/ pero a sacudirlo, a cambiarle los contornos. Si bien explicitasu tusto por los a¡chivos, Arlette Farge no se deja llevar por La fascina-ción posibler "Hay que mantener esta tensión extrema para hacer que lapalabra sea la de una alteridad a la v€z separada c igual, ext¡aña y fanri-Liai, fruto de lo singular y que de todas forñas busque la f¡ontera con elconju¡to organüado po¡ los ofros seres hablantes. - - La palabra es un éxodoy el historiador debe trazaf su viaje, lo inconcluso que va de lugar en

eM. deCerteau, carta a Pier¡e No¡a, r3 dcjul¡o de 1979." A. Fa¡ge y M. ¡oucault, ¿¿s DésordEs des far1ilks, Leth.s d¿ cncr¿t d.s Athíúe! de ln

8ds tll¿, !a ris, C allima¡d, col. " A¡chives" , 1982.tt A.latge, k Goúl de |'archi!¿, Páds, Seuil, 1989.t' A Far9e, D6 liaü port l'h¡srot¿, ¡arís, S€üil, 1992 p. 73.

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¡RANCOIS DOSS!

lugar".r3 Reconocemos aquí la huella de Cefteau, hasta en esta escriiuraque se codea con la i¡spiración literaria y 1a dimensión poética, al mismotiempo que propúgna estibar al género hisiódco con las amafias de laciencia: "Si bien el historiadol es un 'poeta del detalle', como escribeCerteaü" su escritura debe perseguir obstinadamente la rnión de los se-res v las Dalabras".14_

Ailette Farge ñantiene con Certeau una relación a la vez muy in-iensa y muy dividida, de hecho lo conoce desde hace mücho: su herma-no, Claude Eliet, fue jesuita, cercano a Ceteau. Siendo adolescente,escuchaba los debat€s entre Certeau y su hermano, sin realmente comprender lo que estaba en jueSo: "Recuerdo a uJl hombre fascinante, teníauna opinión para todo, muy vivo, muy excitado, encantado¡ y al mismotiempo mu) opaco ) asr siguio siendo h¿s a el fin' .1' Despucr. ru recorri-do la llevó más bien del lado de Foucault. Ranci¿re, 1u€go Chartier y sólomücho más tarde percibe a un segundo Certeau, lejos d€ sus recuerdosde adolescencia. con su obra de historiador. Mantiene enionces una rela-cion muy sugestiva con sus libros "teniendo con é1 una relación que noera de orden intelectual sino una relación más poética".16 Arlette Fargeencuentra entonces en sus esc¡itos un pocler, una energia c¡eatrva qüe sevuelve para ella fuente deinspi¡ación: "Anies de ponerme a escdbir unaobra o un librc, voy a sacar fuerzas de las páginas de Lnfáb ln fiística. F.riasacarde€sa percepción, de eseverboy de esa esc¡iiu¡a¡ una esPecie demanem de vivh la histo¡ia v ouizá de esc¡ibirla".17

Toma de Certeau alglnis de 1as posturas que definió del historia-dor yen primer lugar Ia capacidad de seguir asombrándose: "Pensar, porel cont¡año, es pasar; es interrogar est€ orde¡! sorprenderse que esté a¡í".13Más que fatalizare incluir la radicalidad delsucesoenlas Leyes causales,es necesario resiituir el asombro, la sorpresa de las irruPciones eniSmáti-casen Io que fue urlpresenie, Arlette Farge, ensu lectura de los archivos,toma de Certeau ese lugar dedicado al asombro, a la construcción de una¡eciprocidad, el de un encuentro con la alieridad. En el interior de estaaventüra hacia el otro es donde se entreteje "ese tipo de vínculo lniimo dedonde los historiadores pueden intentar comprender mejor Io eniSmático y lo inefable".le Otfa dimensión esencial de la hisioria quesacó a Ia luz

'5 A. Farge, ent¡evista con el autoi'óA. Fa¡ge, seninario del IHTP y de la u¡iveGidad d€ sainFQxentin-en-Yvclhes, 11

r3 M. de Ce¡teau, H¡sfói/¿ ¿r psychantllJs¿ attte sciúce et fct@¡, ParG, Folio Calliñard,\987, p.52.

" A, Fa.ge, semi¡ario del IHTI y de l. universidád de Saint Quentin-en-Yvelin€s, 11

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a i. Certeau, hasta en esta escriturai:r la dimensión poéiica, al mismoI€rc h¡ió¡ico con las amarns de laa 'ao€ta dei detalle', como esc¡ibec.:ti¡adamente la unión de los se-

-'-e¿u u¡a relación a la vez muy m-):!\-e desde hace mucho: su henna-¡:Lr : Cerieau. Siendo adolescente,l \ >u hernano, sin realmente com-u€:lo a un hombre fascinante, teníaü! e\citado, encantador y al mismoo hrsia eL fin".15 Después¡ su recorri-:a uli. Ranci¿re, luego Chartier y sólondo Ce¡teau. lejos de sus recueidosrr¿dor Mantiene entonces uJra rela-sxendo con é1 una relación que noL¿.ión más poética".16 Arlette Fargen Fodet una energía c¡eativa que sec: 'Antes de ponerme a escribir unae.aspágt as de Lo fábuln mística. F]uiL,o r de esa escritu¡a, una especie de

as rosturas que definió del historia-a i€*uir asombrándose: "Pensat Pore o¡áen, sorprenderse que esté ahí-".13d¡d del suceso en lasleyes causales,onresa de las i¡rllPciones enigmátiFarge, en sul€ctura de losarchivos,

ai:sombro, a la construcción de ünan l¡ alteridad. En el intedor de estárret€je "ese iipo de vínculo íniimo den:3r comprender mejor lo enigfnáti-€..iai delahisto¡ia quesacó a la luz

!-r'. . :rid¿d d€ SainfQuentin-€n-Yvelines, 11

-:: iji¿¡c! ¿rfcrio", Páús, ¡olidcaUimard,

.i,¿::idad d€ SaintQ!€ntin-€n'Yv€lines, 11

MIC}]IL DE C€RIEAU. IL CAMINA]\ITE lI!RID\,)

Cerieau, según Arlette Farge, fue ]a práctica del düelo: ,,La historiogralíae5 u ra manerd corlempor¿ned de l¿ prá, Lrcd del duelo. Se pscribe ¿ pdj-liJde una ru"en, i¿ y ,olo oroduce simuldcros. por md. cienrrÉicos quaésrossean".20 En esta función que se le asigna al historiadot se dibuj; una ta-rea importanie que conileva una hansmisión que compromete aquellosde los que estamos separados de por vida y que remit€ a üJl campo detrabajo indefinido, qüe se debe siempre volver a tomar, hecho de ffiacio-nes y de desafiliaciones: "Buscarla ausencia, decir el oho, fue unimpülsoque me dio La fabutn ryti,/ra, me dio la tuer,,¿ de t.abai¿r .on td p;labr¿ins:gnifcante de los rrá" humildes' .?

Según Certeau, al implicar la historia üna relación con €l otro au-sente, la escritwa del histodador paticipa en una práctica de distanciamiento en la que el sujeto histórico se da cüenta de qüe realiza un trabaio-obre un ob;elo que rerom¿ en ld histor iogrdt ia ' . t Es Ia plurdüddd delas sedimentaciones de los sentidos depositados en el espesor delpasadodonde encontramos el enigma siemprc presente de un acceso a lo realque tiene esta dimensión limite de figüra perdida. Como en LacarL quimle asignaba el lugar de lo imposible, Io real está i¡¡emediablemenie enposición del ausente "por doquie¡ s p esro y por doq)ler faltanfe,,.23 Si¡lembargo, este ausente está ahí enroscado en el inte¡ior mismo del prcsen-te, no como lo que perdura en una especie de conservación espe¡andoperiódicamente ser el objeto de interés, sino accesible a la legibilidad g¡a"cias a las metamoíosis sucesivas de las que es objeto en una invenciónPerPehiada al filo del tiempo porsucesos antigLros reconfigurados en cadaocasión. En este plano, Certeau le da la mayor importancia a la relaciónsieñp& cambiante insiituida porel presente con su pasado. "El ca¡ácterhistórico del acontecimiento no iiene por rasgo propio su conse¡vaciónfuera del tiempo, grácias a un saber que se mantiene intacto, sino al con-t¡ario su introducción en el tiempo de las invenciones diversas a las que'cede lugar"'.2a Al establece¡ uná correlación entre el poder de aperturadel descLrbrrmienLo delosiniciosdel pasadocomootro; rantos posiblesylas nuev¡s consirucciones elabor¡das por lo( hislorjadorec después delos sucesos, Certeau pone en evidencia la riqueza inm¿nente deiparddoque sólo pu€de revelarse conlaapertura de un nuevo espacio gracias a laoperación historiográfica. Un vasto continente, i¡m€nsos recutsos, se ofre,cen así/ no como puntos de apoyo pa¡a la rep¡oducción, sino como otrastantas fuentes de inspüación para vetdade¡as cieaciones en 1as fases de

a M, de Cer,éaü, b F|bl¿ nlsti4ra !a¡G, Cattimard, col. ,, Tei',, 198¿ p. 21.¿'4. Farge, senina.io, op. c¡l2 M. de Certeau, t',4bs¿¡r d¿I histDir¿, aD cit., D. \7i.¡ M. de certeau, ¡¡ ¡dt¡¡¿sse de cñn¿, ap. cit., i. t9B

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¡I|ANqoIS DOSS!

crisis y de der¡umbamienio de lo instituido, como posible recurso a otragramática de nuesira relación con e1 mundo

Desde esie punto de vista, CeÍeau incita a pe.nsar de manc¡a dife,rente el momento memo¡ial aciual al rechazar cualquier enfoque que sa-lie¡a de r.lna compulsión de repetición del objetoperdido. Por el conr¡a.io,define una historia social de l¿ memoria que vigila cualquie¡ alreracióncomo fuente de movimiento de 1a que hay que segür los efectos. Tienepo¡ objeto un ausente que actúa, un acto del que sóio puede darse fecuando es objeio de la interrogación de su otro: "Muy lejos de ser el re-licario o lapapelera delpasado, (la memoria) vive de c¡eer enlosposiblesy de esperarlos, vigilante, aI acecho".zs La repetición machacona sólo esaparente y pa(ece reunir ]a figura del pasado en 1as conmemoracionespresentes. Pero, de hecho, trasesta ideniidad formal, elhistoriado¡ aten-to a las piácticasensu significación para los acfores,püede leer una dife-rencia de naturaieza en el contenido del suceso invocado o reiterado. Lahistoria yano es entonces concebidacomo legado o carga, como 10 pe¡cl-bió y denunció Nietszche, si¡o L¡¡ desga¡¡amiento jncesanie, doblez en]a temporalidad- Tiene entonces la función de "desdoblar io que et iicm-po endureció" (Alphonse DLrpront). No hay ninguna jerarquización enesie tiempo estratificado ya que cad¿ uno de los momcntos de reactu¿-lización es en sí una rupiura instauradora que vuelve sris consccuenciasinconmensurables con lo que lo precede, La hisioda nace de csie encuen,troconelotro que desplaza las lineas delprescnteen un entrelazamieniode la historia y de 1a memoria: "El paralelo 'memo¡ia'/'historia' hace re-sonar al dúo 'yo'l 'tí1' que aquel no deja ver. Sugiere al oído una jntiñi-dad subyacente a la oposición visible (legible) que separa de la duracióninierior (la memoria) del tiempo del Otro (la historÍa)".26

Certeau no conoció Ia moda del tema de Ia memoria cuyo abusol iende ¿ reprimi lda hisrof ld, r hacer corto r t r(ujro en suc opera¡oles cnt icos Sin embargo, rel leyiono sobie loc lnsrrumcntn< 1ue permiren .on-seNar una distancia justa y problematizar estas dos dimensiones, estogracias a su paso por la obra freudiana ya que toma en crienta, desde eli¡ierio¡, "1o que Freud hizo á la historia". Siguiendoa F¡eud, asjgna efectivamente alpasado el lugardeloreprimido que regresa subrepticiamenteen un p¡esentc de donde fue excluido de la misma manera que el padrede Hamiet reBresa, pefo como fantasma.

Frente al le8ado memorial, el historiógralo no está en una actitudpasiva de simple reproducción, de exhumación dc la rar¡ación de losorígenes. Sus desplazamientos y reconfiguraciones remiten a un hacer auna p¡ofesión: "Sü trabajo es pues también un acontecimi€nto. Al ¡o re-

¡ M. dc Certca!, L'¡r!úti\o, d! quatidiú I Atts d.Í"n¿,\I980),París, Ca]lib¡rd, 1990, p 131:¡ M. d€ Ce¡teau, ¡¡ ¡al,/¿ r¡yst¡ qr., op. c ¡t., p 409

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i:jr:o. como posibie recurso a otra

€:r incita a Pensar de manera dife-r¿r rzar cualqr.der enJoque que sa-i.l obieto perdido. Por e.l contrario,)-: que \-igíia cualquier alteraciónre r¿! que seguir los efectos. TieneL :.io del qüe sólo Puede darse Ie¿. .Li otro: "Muy lejos de ser el re-r:¡¡ia) vive de creer en los Posibles:' i¿ repetición machacona sólo es-': r¿sado en las conmemoraciones€:li:dad formal, el historiador aten-a::.los actores, puede ieer una dife_i€i.uceso invocado o reiterado- La:¡ño letado ocarga, como lo Pe¡ci-¡:s¿¡ramiento incesante, doblez cnn.:ón de "desdoblar lo que el tiem-\¡ hay ninguna jerarquización enl uno de los momentos de reactua-rüoia que vuelve sug consecuencias$e. La hisiorianace de este encuen-iel presente en 1lll entrelazamientoLrnlelo'memoria'/'historia' hace re-let: !e. Suglere al oído una intimi-r lesible) que separa de la duraciónorro (la historia)".26l€i tema de la memoda cuYo abusoc¡rto circuito en sus oPeractotes cri-lc,i rnstrumentos que permiten con-n:iiza¡ estas dos dimensiones, eston: f¿ que toma en cuentS, desde elc: Siguiendo a Freud,asigna efec-i:rido que regresa subreP ficiamenteic i¿ la misma manera que el Padre

Fj.:oriógrafo no esiá en una actitud€Lrumación de la narración de los¡:r:r-:ufaciones rer ten a un hacer/ aI.:¡i¡n ün acontecimiento. Al no le-

: :. : :rn¿ (1980), Páís, Galimad, 1990, P 131

tr'flcHll- DE CERIEAU. !L CAMINANTE }IERIDO

petir, cambia Ia histo¡ialeyenda en historia-trabajo".r7 Las dos estrate-gias qüe despliega con el fin de dar cuenta de 1a pérdida y de señalar ladeuda, se ponen de manfiesto entre presente y pasado con procedimien-tos claros. Por uJl lado, la historiosmfía ambiciona salvar del olvido laspositividades perdidas; tiene por objeto referir contenidos al texto encü-bdmdo Ia ausencia de las figu¡as a las qüe trata de dar presencia al máxi-mo, engañando así a la muerte, "hace ao,¡o si estuviera ahí, obstiniíndosem consiruir algo verosímil y llenando las lagunas".23 El historiógrafo ta-cha pues su relación con el tiempo aun ftando despliega a la vez su propiodiscurso sobre el p€sente. Podemos oponer el momento del recubrimientode una histo a-memoda que se pensaba en la linealidad de ü¡a filiacióngenealógica, a la emergencia de ui nuevo régimen de historicidad talcomo se puede concebir hoy partiendo de la problemática f¡eudiana de laque se inspi¡a Michel de Certeau cuando ve en ella 1a posibilidad de pen-sar lo extraño cuando está marcada por los juegos y contrajuegos de tassuperviven ias y delas estratificaciones de sentido en un mismo lügar

Así es como eI doble giro he¡menéutico y pragmático iniciado porBemard Lepetit en el seno de la revistaAn¡alss desplaza la toialidad tem-poral del lado del presente de la acciónyponeen evid€ncia, desde luga-¡es estudiados en su singula¡idad, queelpasado no está cerrado, qüenoes cosa muerta para museificar, sino por el cont¡ario permanece siemp¡eabierto a nuevos sentidos. El régimen de temporalidades eslratificadas leParece pues a Bemard Lepetit, especialista en historia urbana, ejemplaren su estudio de la plaza de las Tres Culturas en la Ciudad cle México.2eRecuerda que el proyecto que remonta a principios de los años sesenta,es explícito y yuxtapone las ruinas de una pirámide azteca, un conventodel siglo XVI y un mscacielos moderno de dimensiones modestas. En unmismo espacio, el habitante de la Ciudad de México es llañado a pene-trar en t¡es temporalidades diferentes: Ia de las raíces indígenas, la delperiodo colonial y la de la mode¡nidad contemporán€a, ¡eüúdas y desti-nadas a acoger uná nueva clase media ascendente, en busca de legiti-rnidad y segura de su poder La plaza de las Tres Culturas da a leer unapági¡a de historia oficial. Sin emba¡go, este sitio de leSitimidad, instala-do en el corazón de la ciudad, se de¡rumbó dos veces: Ia primera vez en1968, auando el ejé¡cito disparó a la multitud estudiantíI.¡eunida en laplaza, provocando cientos demuertos, yla segunda vez en 1985, cuandoeI temblor afectó a toda la zona donde hubo más de mil mu€rtos. Estosdos acontecimientos dan a la plaza un sentido nuevo. Símbolo de laperennidad del poder en el tiempo, se convirtió en un lugar dramático,

':7 M. de Ce¡t€átr, ¡'¡c¡inru d¿ l'hiltóire, op. tit., p.292,:3 ¡üü . ,p ,a31,

" B. L¿petit, ponencia en el coloqüio de San Pete.sburgo consaErada a "Politica y sdie-dad €n Rüsia contemtorárea" 29 .te septieñbre de 1995.

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FMNqOIS DOSSE

teaho de tragedias coleciivas. Con este ejemPlo,lepetit obtiene la enseñanza de qüe el espacio urbano escapa a la intencionalidad funcional de

sus conceptores y reúne dimensiones tanto maieriales como inmaterialesde ayer y de hoy, que concuetdan y no concuerdan Al mismo tíempo, ellugar urbano está presente por comPl€to, volviendo a comPonet volviendo a apropiarse de los espacios antiguos segrjn nuevas normasi las forti_ficaciones se convierten en circunvalaciones, las antiguas estaciones defe¡rocarril se conviert€n en museos,los conventos s€ usan como casemasu hospiiales yenel lugar delnoviciado de Laval donde Certeau cürsó susestudios, construyeron un suPelmercado. El sentido social asignado a talo cual elemento nunca se lleva a cabo de foma idénfica y se refiere siem-pre a una prácticapresenie. Esta apreciación lleva a considerar que la ciu-dad no se puede estudiar como alSo inerte, cosificada para siemPre Porla ciencia, sino como üna categoía de la Práctica social. Este enfoque, im_plantado en espacios siiuados en el iiemPo. atento a la significación delactor también privilegia eljuego de escala esPacial y asimila pues la 8eo-grafía en sus útimos avances técnicos relativos a 1as rePresentaclones.

(ierteau establece este vínculo necesario enire hisioria y memoria,que debe sortear tanto el escollo del recübrimiento como el de la sePara-ciónradical "El estudio histórico Pone en escena el trabajo de la memo-

ria. Técnicamente, representa en ella Ia obm conkadictorja Efectivamente.a veces la memoria selecciona y transfolma exPeriencias anteriores Palaajustarlas a usos nuevos, o bien Practica el olvido que deja el lugar a unpreseniei a veces deja volve¡. en forma de imPrevistos, cosas que se creíanpuard¿d¡s y p¿sad¿s (pero que pueden no tener edld) y abre en l.r ¡ctua-i iao¿ lu uré. i -ru a" un' ,Lco de' ,onocido. l l rná- is is crenrir i (o \uerve rhac€I en unlaboratorio esásoperaciones ambiguas dela memoria".3o Estaperspecliv¿ dbre L¡n¿ posible hi.toria 5ocirl de I¿ memorja .üyoc efectosiobri la tristoriografiipostlLlan el Ienuncl¡miento a tod¡ po5ición gobre

saliente. Por el contrario, tal interacción se aPoya en la heterogeneidad de

Derspectiv¡s siempfe en movimlento como trntos otfos PLlesro\ de ob

ierváción destinaáos a rcsiituir Ia Plumlidad de las rniradas Posibles.Certe¿u peym.¡nece rtento en un¿ horr en que lod¡v'a no lletr lr fjebte

ronmem;r¿t iv¿ en contr¿ de tod¿s las rormrs dc anqu: losrmiento eñ ld

repeticion inc"r nsab le del PasJdo Po'ello "ustitu)e v¿, en el diilogo co1

el medieval ist¿ Ceorge. Duby, l r nociol de deudr con la de herFncrr:

"De esos anceshos, no es el heredero sino el endeudado",3l Desde 1978,

Certeau define pues el camPo de trabajo historiográfico como aqúel de la

30M. de Ce.teau, "Histori.ités ñysti.lu€s", ¡d.r./.¡¿s d¿sci¿ne religiar!'t 73 ]9a5

P 311 ,v"." ."¿onao ¿a z aeenerc de 1978 en el coll¿ge de lrance e¡he ceorges Dtrby,

lacoucs Bo¡nel, lean-Claud€ BrinSuiet Hlbert Ddisch, Juli! K¡isr€va yM deCe¡tcd!",

en ¿eorSes Dúby, ¡ ,4¡., 1978, P. 81.

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l€ eiemplo, Lepetit obtiene la mse-)e : ]a iniencionalidad frmcional de, ¿'1io maie¡íal€s como bmate al€slo .oncuerdan. Al mismo tiemPo, elso, lolüendo a comPonet volvien-

¡:os s€gÍJr nuevas nonnas: las fortiIaalones, Ias antiguas estacDnes deG aonventos se usan como casemasto Je l-aval donde Certeau cllrsó sus:¿Co. El senldo social asignado a tal) le io.ma idéntica y se refiere siem-f,]a ción lleva a considerar que Ia ciu-I herie, cosificada Para siemPre Por? ia práciica social. Este enfoque, im-tier¡.po, atento a la significación del=.ala espacial y asimila Pues 1a geo-)s relativos a las rePlesentacion€s.Inecesario entle histoda y memoria,¡e.ubrimiento como el de Ia sePara-,ne en escena el trabajo de la memo_b obr¡ cont¡adictoda. Efectivamente,L.forma expe¡iencias antedo¡es Pala.ti.a e1 oLvido que deja el lugar a unr¿ de imprevistos, cosas que se creranlen no teneredad) y abre en la actua_rido. El análisis científico vuelve a,nes ambiguas dela memoria",3o Estaa soaial de Ia memoria cuyos efectosnunciamiento a toda Posición sobre-ión se apoya enla heterogeneidad deto como tantos otfos Puestos de ob-pluralidad de las miradas Posibl€s.lora en que todavía no llega la fiebrelas lormas de anqüilosamiento en Ia)r eLlo, sustituyeya/ en el diálogo con!o.ión de deuda con la de helenciaio si¡o el endeudado".31 Desde 1978,t eio historioSráfico como aquel de ia

6 Rxhúch.s d¿ sci¿ke reli\ierse, t 73,1945,

i.: ¿! Coll¿ge de ¡iance enire CeorSes Dub,.: DanÉch, Júlia K¡ishva y M deCeneaü",

!rl

MICHIL D¡ CERIEAU. EL CAMINANIE HERIDO

combinación de u¡ distanciamiento y de üna deuda y ve en el h abal'o deGeorS€s Duby sobre el imaginario en la Edad Media, la posible rcstitu-ción de üna dimensión hasta entonces subestimada v deDendimte,la del¿ form¿üdad de Ias pracücas, de lds di\ ersd. rorma. de "unboüzacron,"Su investigación abrc la posibüdad de u¡a fomalidad de la h¡toria".3'?Lo qüe Ie interesa particularmente en eI anáüsis de Duby es ia implanta-ción de los jüegos complejos entre prácticas sociales y prácticas sitnifi-canies en el interior mismo de na conJlictuaiidad social siiuada. Elpasode una visión binaria a una visión ternada de Ia sociedad no funciona enDüby como simple reflqo de los mecanismos económicos. DesiSna másbien "1o que una sociedad percibe qüe falta en la organización de susprácticas".s Este j¡lego inteidiciplinario no se da como el p1mto de apoyode üna totalización sistemática ni como Ia construcción de un sistemaglobalizante. sino como un trabajo sobrc los límites que implica una plü-mlidad de perspectivas: "Para el historiador, el sacrificio consistúía tam-bién en el leconocimiento de su límite, es decit de lo qüe Ie quitan. Y lainterdisciplinari€dad no consisti¡ía en elabomr un a¡reglo toial¿a¡te, sinoal cont¡a o en placticar electivamente el duelo/ en ¡econocer la necesi-dad de campos diferentes".3a

La apertura de Cerieau a las artes de la memoria$ en sus relacio-nes con la historia,lo IIevó a distinguir dos formas de uso del tiempo: unavalora Ios lugares y la ot¡a las combinaciones temporales. EI primer usotiene por objeto tempo¡alizar un luga¡. fijarlo para la etemidad como esel caso del género hagiog¡áfico en el qu€ deentrada iodo se da y sufre unprcceso de descub¡imiento p¡ogresivo en una confroniación en la que ladefensa del lugar es el antldoto conha Ia elosión del tiempo. Perc Certeaupercibe oLro uso. combinatorio, del tiempo que iuega con su pluralidad:"una especie de tejido enúe un tiempo continuo y cisuras, sorpresas".roCerteau sugiere distingr.ir el "tiempo esperado", aquel delcazadoral ace-cho Dero oue también encontramos en las conve$aciones ordinarias enu¡a;impie espera, o aun en psicoánálisis con el fenórneno de latenciaque permite aI inconsciente ñanifestarse al aptovechaf cierias ocasiones.La segunda forma de tempoiaiidad sería el "tieñpo tejido", entrelazado,como €s eI caso en la conve$ación cornún en la que "se teje" a partir defenómenos de desaprobación. A esto, Certeau agrega u¡a te(cera formaconel "tiempo calado" con el queprosigue su metáfora de costura y que

3'F.A.\ares,LA da la 'tmo¡r, Pa¡is, Gallimard, 1975.36 M. de Certeau, en Écok ¿l Culttt¿st Dépkcer tes qu6tiot1s,M. d€ certeau en la FAPSE,

lcho des conée¡ces et sémhailes d'anthrcpolo8ie, s€meshe del verdo de 1978, cuad€rno núm. 13, ñavo de 1979, D. 47.

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¡naNcots DossE

califica de "tiempo remendado, es decir tiempono dominado, desempen¿rdo r.n¿ relacion pnlrF ur pro\eclo \ uego cu trop:e,,o. Frr.r !q. faccidente del tiempoprog(amado va a se¡ el que constiiuya el sentido".37

Esta equivocidad del tiempo es pa¡ticularmente pe¡ceptible en lasciudades nuevas que intentan cdturizar sitios con el fin de hacerlos 11evade¡os, dándoles ura diSnidad histórica adificiai, aitemando así condos temporaüdad€s difetentes en una especie de est¡atificación tempo-ral. La tiltima fo¡ma de práciica del iiempo es el "tiempo sinhuella", unaespecie de tiempo que no se puede capitaliza¡ dependiendo de Ia simplepérdida y Cerieau 1() sitúa del lado d€ ]a o¡alidad. La memoria es t(ans-formadora de Lugares al mediatiza¡ ias t¡ansformaciones espaci¿les conun modo de investidura de los momentos oportunos, clc las oportluidades aprcvechadas como otras tantas rupturas instaura.loras: "En su forma Práctica,Ia memoda no es una organización ya lista que se colocaríaahí. Se moviliza rela tivamenie setú¡ lo que acontezca".r3 Ce¡tea u no con-cibepues a la memoria como una dimensión petrificada, una simpte t¡¿-dición que museografica( Al contrario, no ccsa de habajar separada delos lugares que no 1e son propios, quedándose unida a fenómenos dealteración, naciendo subrepticiamente del otro: "La memoria viene demás allá, csiá fuera de sí misma, y desplaza".3,

Cie¡tas lecturas de Cerieaü Le dieron una importancia Darticularc o m o u n o d e l o - r . ' p r e 5 e n ¡ n r c 5 e n l j d n c ¡ d o e . / , , r o r r i . r . . , r n y l ó e n c e . r a¡on en un enfoquc pu¡¡me[te retórico de] discurso histódco denho deuna concepción exclusivamente discursiva de la historia. De hccho, paraCerteau como para Ricoeür,la hisfoda no espura tropoiogía quc haría deella una va¡iante de la licción. Porel cont¡ario, insisieen la apertüra patalr hi j ror i¿ de r¡¡ esprcio rn.diro rJredeoor Je Id bu-qucd" . tc una veiar. tque Ia distingue fundamentalmente del simple "efecto dc realidad" des-crito por Roland Barthes. El objeto de la hisioria así como la opefaciónmisma del historiador remiten a una práctica. a un hacer que va más alláde los códigos discursivos. La escritura de la histotia se siiúa pucs en unintervalo, siempre desplazándose,en r]na tensión enhe Lln decit y Lrn haccr:"Esta relación del discurso con un ¡n.e/ es interno a su objefo".4{)

El texto del historiadot sin que susiituya a rina f/rrls social o queconstítuya su reflejo, ocupa la posición de tcstigo y dc crítico. Lo inspiralá marca del sujeto de su enüncj¡ción, es decir/ por el deseo inscrito €n elpresente que ¡etiene la atención cte Certe¿u en el ensayo epistemoiógicohistórico de Paul Veyne, Aj o se escrib¿ ]a ltistar id.aL Clertamente ve en é1

r¡ M rte Certeau, ¿ ¡r¡e,rior ¡i! rtlor¡l¡¿¡, t. 1, d¡,..t¡., pp. 130 131

" lbi¿., p.132! v . d e c p . - , . r , ' r , . . , . . , . , , . . i . , . . , , r . , 1 . . . , r . o t .

q PVeyne,Co,",¿nrra¿.,t¡l'¡¡s¡oi¡¿,laris,S.ril, 1971.

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-:empo no dominado, desemPe-¡ . lüego sü tropiezo. Fracasa. El| -. e] que constituya el seniido".r/

a$cularmente PercePtible en lasz:: ;itios con el fin de hacerlos lle-:ói.a anificial, altemando así con¿ ¿-:aecie de estratificación temPo-::r:o es el "tiempo sinhuella", una

Fr:¿ltar dependiendo de ]a simPle:::- or¿Lidad. La memoria es hans-1S fansformaciones espaciales conn:os oPortunos, de las oPortunida--i:iuras instauradoras: "En su for-¡¿üación ya lista que se colocariao:ue acontezca".33 Óe¡teauno con-rensión petrificada, ulra simple traio. no cesa de trabajar seParada deueJándose ünida a fenómenos de:e .l.l otro: "La memoria viene de

cueron una importancia Pa icularl...ie delliugrlsli¿ lrfi y loencer¡a-:.. ,iel discurso histórico dentro derr.:!a de la historia. Dehecho, Para,:o es pura tropoloSla que haria deo:.f¿rio, insiste en la aPerturaParaejor de la búsqueda de una ve¡dadlei.imple "efecto de realldad" des-e -a historia así como la oPeración

F::ctic¡, a un hace¡ que va más allár¡ Je la hisioria se sitúa Pues en u¡ul¿ t¡nsión enfe un deciI Y un haceri:.' L'j intenro a su objeto" 40

¡ i!-.tiiuya a una p/rlis social o queir je iestigo y de crítico. Lo insPira, ¿i decir, por el deseo 'iscdto en ele::e.ru en e1 ensayo ePisiemoló8ico.. ir l¡istoriri.¡1 Ciertamenie ve en él

: : . . ; J , . , P P . r 3 0 - 1 3 L

l

MICHEL DE C!I{I¡AU. EL CAMTNANI¡ H¡ruDO

ia mañfesiación de un aire de libertad que sopla del sür sobre ]a capitalpara der¡umbar cierio número de convicciones demasiado cómodas. PeroCerteaü rep¡ocha a Ve)'ne que denuncie sin darse a conocer, esta¡ en con-tra pero sin estar ahí, y califica este proceder como salido de una "reióricade ]a erudición".4 Además, le Iasiidian los enunciados perento¡ios quedicen que de lo real nada existe si no es por el discu$o con 1as múltiplesafirmaciones de Veyne según las cüales "no hay...", "no existe...", tantasfórmulas no demoshadas y que instituyen una barrera textual cuyo re-sultado es intimidar al lector, sin dejarle ninguna salida. Las posicionesde Veyne compeien a una epistemoloSía en dicoiomía total que toma parasí iodas las separaciones antiguas que piensan de manera alternativa lovivido o lo formal, el hecho o la ley,lo contingente o lo n€cesario,lo con-creto o lo abslracto. - - "Esia filosofía del lenguaje nos vuelve a condüci¡ alviejo Aristóte1es".{ Sin embargo, Certeau ie ¡econoce a Veyne el médtode asumir el deseo del historiador en su relación con la fabricación de lahistoriar"Es una revolución eI i¡stalar al placer como criterio y regla. ahídonde reinaron primero,la 'misión'y el papel de funcionario político delhisioriador, luego la 'vocación' p uesta al servicio de una 'verdad' social yfinalmente Ia ley tecnocráiica de las instiiuciones del saber".s Si bien laintroducción del "yo" como fundadora de la operación historiográfica seconsid€¡a favolablemente, Cer teall no oculta sus reseryas ante la orienfa-ción de Ve,'ne cuando este último deja en suspenso Ia cuesiión de la rela-ción enhe eI hato del discurso histó¡ico y 1as p¡áciicas de una d isciplinandoinvita, a no abandonar uno de los polos constitutivos de la escritllta enhisto¡iai "Las cuestiones importantes quedan en suspenso. ¿Cuál s€rá laconexión entre este trato del discrrso y, por otra parte, I^s práclicas deter-minadas po¡ las instiiuciones técnicas de u¡a disciplina?"4 Este proble-ma fundamental tien€ que articularse tomando en cuenta el deseo en laescritura de Ia historia Eue no puede leducirse, como Veyne dice, a un"Yo, el pasado, hablo". La subjetividad individual requiere ser articuladacon las lógicas institucionales, con los lugares y con los medios, con lasconvenciones clüe regulan las prácticas y esta dimensión es un ángulomue o de la epistemología de Veyne.

Respondiendo á la solicitud d€ Luce Giard justo después de Iamue e de Ce eau, Pierrevidal-Naquet expresa en u¡a carta publicada{osu admi¡ación hacia quien ¡€co¡dara en 1975 que el historiador €sc¡ibe.

ar M. deCe¡te¡u, "Une épistéñologie de t ansitio¡: PaulVey¡e",,4rrnla, ASC ¡ún,6,noviembe-dicieúb!e 1972, p, 1318.

6 P Vda I Naquet, "LettÉ", en L Ciard (ed.), M. d¿ Cdr¿d¡, Cahiers pou¡ not.e tcnps,ParG, Cente Ceo.ges Ponpid ót, Da7, pp.77 74

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FRr\NCOTS L\ISSE

Sin embargo, no oculta sus reseñas, situando a Certeau dei lado de u¡relativismo y de un desconstruccionismo demasiado devastado¡ y abogapor su lado por "apegarse a ese vejestorio que es '1o ¡eal"'.47 Además,Vidal-Naquet indica que a Certeaü le habían PreocuPado las tesis nega-cionistas y que habían sosienido un intercambio ePisiolar a este rcsPectoSin embargo, sitúa a Certeau del lado de üna inquietante desrealizaciónque coÍe ei desgo de nublar 1as fronieras entre ficción e histoda. Ahorabien. como 10 acabamos de ver en la controversia Veyne / C€rteau, las Po-siciones de este ú ltimo no se prestan en absolüto a esie iiPo de crítica o deaprehensión ya que siempre estiín en iensión, en un intervalo entre dosilusiones: aquella en la que Ia realidad de la historia se daría en una rela-ción inmediata y transparente gracias a la escritu(a, y aquela amplia-mente compartida en los años setenta, en la que el historiador deberíaabandonar el relato para acceder a la verdad cieniífica g¡acias a la cua¡-tificación, por medio d€ la evidencia matemática. Ceiteaü demuestra entodo momenio su prcocupación po¡ anclar el discurso histórico €n sumate¡ialidad, sus apoyosy sus aiticulaciones a Ia masa documenial. Asupar€cer, el histodador debe ocasiona¡ desplazamientos yPasar de su sub_jetividad pe¡sonal a las lógicas de la institución, tomando iSualmenteenconsideración la historia de las iécnicas, de los Procedimientos de es-critura de la fustoria. En este sentido. es porlado¡ de una ePistemolosíaque no puede ser asimilada a la de Veyne, de la que señala las dificulta-des, aunque compa¡te con él la preocupación de Pensar la historia comoun relato verídico,

Roger Chartier, po¡su lado, pt¡so de relieve esia tensión, este inter-valo definido por Certeau y que permite evita¡ las falsas alternativas {6

Califica Ia operación hístoriográfica como Certeau, en tensión entre Pen-sar l¿ hisrori¿ como un¿ prácLicr .ientific¿ y al Inismo ticmPo "idenljfi-c¿¡ las vanaciones'de sul procedimiento) técnicos. Ias obligaciones queIe impone la insiitución del saber donde se produce o aun las retlasobligadas de su escritura".ae Cetteau se maniiene lejos de las ilusionescientificistas y recuerda Ia forma narrativa de la historia. Pe¡o si bien lahistoria es una narración, montada como intriSa, remite a una clase denaffación específica inspiradapor una brlsqueda dela verdad.ycon estemotivo.la ¡Lrstoria se8ún Certeau "nopuede de hecho considerarse comopura retórica o tropología que harían de ella una ficción, semejante a ohasficciones".so

a¡ R. Chartier, "Uhiskvien ou le savoir de l'autre",e¡L. Gi^ñ\ed.), M. d. Cút¿au, aPd¡t., pp.155-1ó8; reed. con eItitulo "SlratéEies et ractiqnes. De C.¡teau etl€s arts de laire",e At bo de k klaise, Patís, Albin Michel, 1998, pp. 161-u2.

8 R C\arner, Au bold de l4 frtais¿, oP cit,P 764

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. .:.ra¡do a Certeau del lado de u¡s::o demasiado devastador Y aboSa€:¡rio que €s '1o real"'.47 Además,e ..a¡ían preocuPado las tesis nega-nr¿:.ambio ePistolar a este respecto.o :e u¡a inquietante desrealizaciónrie:rs enire ficción e historia. Ahora:olirolersia Ve),ne/ Certeaü, las Po-r.1 ¿bsolutoaeste tiPo de crítica o den :e.iión, en un intervalo entre dosLi.e la hisio¡ia se da¡ía en una rela-¿s ¿ la escritu¡a; y aquella amPlia-rt:. en la que e1 tusto¡iador deberíar \ ¿rdad científica gracias a la cuan-r ¡aiemática. Certeau demu€stra enr ¿n.Lar el discurso histó¡ico en surl:.iones a 1a masa documental. Asur lesplazamientos yPasar de su sub-L¿ :nstitución, tomando igúalmentec-lii¡s, de los P¡ocedimi€ntos de es-). es portador de una ePistemologíar_evne, de la que señala las dificulta-curación dePensar la Nstolia como

¡so de relieve esta tensión, este intei-Í:1ite evitar las falsas altemativas.4sco:¡o certeau/ en tensiÓn enle Pen-nriiica y al mismo tiemPo "identifi-ienios iécnicos, Ias obliSaciones quedr.ide se produce o aun las reglasu se mantiene lejos de Ias ilusionesr¡iir¿ de la historia. Perc si bien Ia.¡no intriga, rernite a una clase den.i-!úsqueda de la verdad. y con esteo p uede de hecho considetarse comoLce ella una ficción, semejante a otras

¿ I ::::e", en L ciard (cd.), M. .le Cút¿or, op.s : : : : :hques .D€Ce¡ teau€t lesa i tsde fa i re" ,

MICII¡L D¡ CER1aAU. EL CAM]NANT¡ HERIDO

Certeaü da a 1a noción de práctica u¡a $an importancia que reco-Íe toda su obra, ya sea cuando escudriña 10 cotidiano, el arte de hace¡del siglo /.x o cuando concepiuaiiza ]a operación historiográfica. Uno desus textos más important€s, püblicado en ¿¡7 ¿s¡]/ifura de Ia historia, se rnti.tula: "La formalidad de las práciicasr del sistema ¡eligioso a la ética de lalustración (siglos XvI-xvnl) ". Las prácticas son objetos que 11arun la atención del historiador y también son constitutivas del trabajo del historia-dor Certeaü define la práctica dentro de una dicotomía enire estrategia ytáctica: "Llamo 'esirategia' a1 cálculo de las relaciones de fue¿a que sehace posible a parth del momento en que un asunto del querer o delpoder se püede aislar de r.üi 'ambiente'. Postula un sitio suscepiible d€ser circunsc¡ito en calidad de p/opro y por ende que sirva de base a ünagestión de süs relaciones con una exterioridad distintiva. La racionalidadpolítica, económica o científica se construyó con este modelo eshatégico.Llamo por eI contrario 'táctico' a un cálculo que no püede conta¡ con algoprcpio, ni por consigriente con una frontera que distinga al otro comouna totalidad visible. El único sitio de ]a táctica es ei delotro. se insinúaen é1, fragm€ntariamente, sin asirlo por compleio, sin poder mantenerloa disiancia. No dispone de una base donde capitalizar sus ventajas..."5rCuando Certeau define la noción de estrategia, designa su exierioridad,estableciendo una f¡ontera enhe un lugar de conocimiento. de capitaliza-ción del poder y un lutar para apropiarse y conquistar. Toma pues enconsideración la existencia de ün nivel extra-disct¡tsivo en €l cual se ins-criben y se despliegan las ambiciones estratégicas. Además, si bien la tác-tica no define ninguna exierioridad en la medida en que permanece internadent¡o del luga¡ del otro, se rnscúbe, según Certeau, no del lado del dis-curso por el que se identifica a la estrategia, sino del lado de la práctica,del hacet al inieriormismo de ia efectuación del acto.

Eslas distinciones'están enel cent¡o de ia Droblemática oue analizaCerteau como historiador cuándo idenrifica h ¿reciente disto;sion entrcel decir y el hacer en la crisis que resienten ciertos espiritüales del sigloXVI dentro de Ia Compañía de Jesús, La aspiración mística de aquellosque Certeaü califica de "santitos de Aquitania" y sobre todo de Jean-JosephSurin, cristaliza una cdsis de conciencia anteuna institución que tiende aencerraise en sí misma y a transformar su mensaje espiriiual en escolásii-co. Estos místicos viven una división interiot una v€rdadera separacióninterna entre las formas de la modemidad social v un deci¡ or¡e va nocorreqPonde d un hdcer. De esla escisio.1 "e da el desgrrrrmienin mi<trcoque se deja ver y se expresa como exigencia nueva, insatisfecha ante lasinstituciones existentes que rebasa por doquier. Lo que está en juego en el

5r M. de Certeau, t'Irr¿¡aúr drqútid¡¿n,t.1,Atts de Jtit¿, París, G¡llinard, ¡o]io,1990,

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Fzu\NCOIS DO55¡

giro de la modemidad que s€ ileva a cabo, según Certeau, entre el siglox\all y el xvÍI pero que se acentua aún más con 1a secularjzación genera-lizada de 1a sociedad del siglo /ü, es la regresiónde 1a instiiüción eclesialcomo lugar de enunciación de loverdadero: "La vida social yel compro-miso científico se exilian poco a poco de las enfeudaciones religiosas"-5rLa unidad del marco ieológico-político se romPe sucesivamente en losprogresos de la secülarización, la afirmación del Estado moderno y eldescubdmiento dela alteddad con el contacto de los nuevos mündos. Deestas múltiples ftacturas resulta un movimiento de exteriorización de Iacategoría de Io reliSioso que hasta entonces se daba en una coherenciaúnica y totalizante- Se encuentra enionces reducida a una exPresión Pu-ramente conti¡gente y se expresa en su totalidad El Poder Políiico iomaelrc1evo yIe coÍesponde incorporal las creencias. El Estado instrumen-L ¿ l i z d . o r e l i S i o 5 o ) l o q J e s e m o d r l r , ¿ . " e t u n C e r ( c ¿ u . n o e " t r n t o e l L o n -t€nido religioso sino "lapráctica que desdeese momenio hace funciona¡l¿ rel iSión ¡ l -ervi . io de un.r po. i r ic¿ dol orden

'

La enseñanza metodológica que saca Michel de Certeau para darcüenia de este giro en el plano histórico es esencial Po¡ su insisiencia en1a fo¡malidad de las prácticas. Si$ifica, en cfecto, que e] cambio no esianto en el contenido discu¡sivo en sí. sino cse intervalo cuya distorsiónse resienieprofu¡damente como la exPresió de üna crisis que no se pue'de supera¡ y que es producto de una distancia crecicnte entre 1a fo¡mali'dad de las prácticas y Ia de 1as rcpresentaciores: "Existe üna disociaciónentre la ex€cncia del d?.c¡l el sentjdo y la lógica social del /'arrer" 5a Entreesos dos polos, la exPeriencia mística exPresa las nuevas fo¡mas desubjeiivación de 1a fe, buscando mantenerjr¡ntas l¿s dos exigencias diso-ciadas por la evolución histórica.

Así Dues, Ccrteau nos invita a una travesía vivencial El hecho deexhumar el pasado;iempre es iluminado Por el devenir y debe nutri¡ lainvención de lo cotidiano. La paradoja de Ia confrontación de la exceP-ción ordinaria que representa Jean-Joseph Surin Pcrmite comPrcndermejo¡ el movimienio que crea las múltiPl€s formas de Ia rnteligencia as-tuta, la prolusión de las tácticas, la metis gríeta clue se usa erl la vidacotidiána del siglo xx. Una vez más, como en el caso de Ricoeur, el acon-tecimiento es maesho por su capacidad de alterar y Poner en ma¡cha:

"Lo esencial es volverse 'poroso' al aconiecimiento (1á palabra aparecefrecuentemenie), dejarse'alcanzar','cambiar' Por el otro, ser'altcrado'por é1, 'heiido"'.5s Todo este trabajo de erudición histórica es insPiradoen Certeau por el deseo dc iluminar su siglo, el sitlo xx, elucidando lo

s:M.decertc¡ú,¡'Ecritir.d. l l)istairc,Dp cit.,p. 155

t5 L, Giid, Le vatog. nlstiqr¿, Paris, cerf, 1988, P 166

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r:::o, según ceiteau, ente el siSlor. :[s con 1a secülarización genera-i: .e:resión de la institución eclesiali¿.ie;o: "Lavida social y el compro-) :i ias enfeudaciones ¡eligrosas".s2H.¡ .e rompe sücesivamente en losL-:na!ión del Estado modemo y el..¡..i¿cio de los nuevos mllndos- Denolimienio de exteriorización de lar.i¡nces se daba en una coherenciao:.es reducida a una exPresión Pu-si iotalidad. El Poder Político tomar:¿¡ creencias. El Estado instrumen-¿. >egún Certeau,no es tanto el con-i-de ese momento hace funcionarielorden".53ue .¡ca Michel de Certeau para dardao es esencial por su insistencia ent.a, en efecto, que el cambio no es;i. .no ese intervalo cuya distorsión).¡ resión de una cdsis qr,re no se pue-,diit¡ncia crcciente enhe Ia formali-t€i1t¿cionesr "Existe una disociación| ! la lógica social del t¿cer".s4Éfitrctia¿ expresa las nuevas formas dertener junias las dosexigencias diso-

L Jna travesía vivencial. El hecho den¿co por eldevenir y debe nutrir laoi¿ d€ la conf¡ontación de Ia excep--Joseph Srjrin permite comprcnderúitiples formas de la inteligencia as--:.ii triega que se usa en la vida

€o:no en el caso de Ricoeur/ el acon-id¡d de alierar y poner en marchal¿.ontecimienio (la Palab¡a aPaiecea¿mbiar'por el otrc, ser 'alterado'

Je ¿rudición histórica cs inspirado: su si8lo, e1 siglo Yü, elucidando lo

MICH¡L DE CERIIAU, EL CA INANIE IIIRIDO

que en 1971 califica de "rupium instau¡adora,,_ Segtin Certeau, e1 t¡abaiocobreel p¿.ddoesdeesLd'ormr.málogodJ Lr¿ba orra,, i rocomooperaclón pre,ente que .e .pl ica J ld- ecuJ. ione) per.on¿le, y cotec| iv¿i. :e.negÜgenle con cl pdiddo e-.ofrodei, i r lo intJ. tosln s.rber lo \ \ i \ i rpue-bajo su_ tutela, mi€ntras que la opemción historiográfica hace posibte pen-sdJ el tufuro dei p¿"ddo: t¿radot i .dmente. t¿ radjcion

"e a, pre. -

.¿mpode posibles . '6 | " opprJL idn hj \ tonogr¿f i ro "n."enrfu

pu. isu"on-iinuación €n 1os análisis de las maneras de hacer en la vidi cotidiana.Certeau detecta en ellas las manifestaciones polimorfas de ta inteligenciainmediata, hábil y hecha de astucias, de tácricas usadaspor los conisumi-dorcs que nose dejan reducir a la pasividad sino que próducen gracias asu manera singular de apfopiarse de los bienes cultu¡alcs. Estas técnicasde reap¡opiación subvie¡ten las divisiones dicotómicas enire dominaniesy dominados, p¡oducio¡es y consumidores. Representan otras tantas po-tencidl id¿des cre¿ir \ ¿c. Pdrd c¿l: f icJrt¿s. Cerrpdu vuerr c " rom¿r to áueDpügny lhmJbd ld. ' Lneds de anddn/¿" es de. i r tos re, orr t<loq traz¿dospor los niños auüstas fuera de ios caminos ya conocidos, de los itineradossolitados, de los vagabundeos eficaces que cortan el camino delos adultos.

- Tanto en el presente como en el pasado. 1as práciicas son, segúnCe¡teau. siempre consideradas como irréductibles alos discu¡sos auJlasdescriben o Ids proscnben. Iod¿ la in\erirg¡cjon de Ce¡te¡u esta hrbiLadapo¡esta tensión entre Ianecesidad de pensar la práctica y la imposibilidad de su escrilura en la medida en qüe la escritura se sitúa del údo dela estrategia, Sin embargo, la narración es la única manerá de dar cuentade la práctica. Páso diffcil, este desplazamiento es el que intentalaopera-ción histo¡iográfica en su ambició; de voiver a encontrar la muitiplici-dad de las prácticas dándoles una existencia narrativa.

. La manera en que Certeau logra dar cuenta de ias prácticas porrnedio de la escdtura, cónsiste en basa¡se en lo adquirido por una prag-mática del l€nguaje inspiradá en los t¡abajos de la lingülstica de la enu;-ciación deBenvenisteyen los kabajos sobre los actos de lenguaje de Austiny Searle. Gracias a la pragmáiica, Certeau logra restituir i; sintularidadd.e lo. flodus loquendi de los místicos, caracte¡izados por un habiar marca-do por la alte¡ación,la traducción y el exceso de marcos establecidos. Es-ta travesía de la experiencia nace de la desontologización del lenguaje ydela separación crecicnteenkela lengua deíciica y la experiencia réfe;en-cial propia de la modernidad: "Las ñaneras dehablar Éspirituales parti-c ipdnenestanueva pradmaricr Ade-Yl is. laciencia m,st i i¿corlr ibuy,,¡un derarrol lo ercepcion.rIde -1érodoc".5_ Ec en e dralogo. eldi¿logismo.donde se entrelaza ese lenguaje mísiico. La comunicación designa ;n acto

s6 M. de Celteau, ¡c C¡raair¡GneÉ.lnté,or cit.,D.46.t M. de Ce.tear! ¡, ¡arla rys tiqu¿, a[ cit., p. 17á.

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¡TGNEOI5 DTESE

ore conceni- i 'e l¿los, t rat¿dos \ poefr"" : Ll non bre m smo que simbo

li,/n toda es'¿ titerdfL,r¿ Íu-tica lemite,l ¡'to de h¿lrtd tel spec'h aa det

R. Searle) v a üna fünción 'ilocucionaria' (J. L Austin): es el EsPilittl 'el

que habla', dice San Juan de la C¡¿; es el locuto¡ o 'lo que habla"'s3

De esta tuavesía de la expeiencia inie¡ior, rcsulta ulr desplaz amiento

de la seDa¡ación entre lo verdadero y 10 falso La ciencia exPerimentaL

oue pr.dica Cerle¿u, de5pue' oe Srr i i_ deperde oe Lnd indere-minrcion

oresupu".ta cle l¿ drr is ion enlre lo verd"dero y lo r" lso 45'P' ' omo5urin

no se presenta en u¡ra postura de maeshía de la verdad frenie a Jeannedes Anges. Si la monji está Poseída Por los demonios, Sürin considera

oüe "saber cnándo dicen 1a verdady cuándo no. resulta delicado dal una

reela segur¿ e indubitable l"- I ¿ aren ion ¡ l¿. diverds ' l loddl idade- oel lengudje se redoblo en

Cefteau al tomar en cuenta el soPorie dei discu¡so que ¡ePresenta eL cuer-

Do. Efectivañente, todos los seniidos del iérmino están en el corazón de

ios análisis de Certeau, ya sea la corPoreidad, el coryus.el cuerpo social o Lo

oue hace cuemo en tanto commidad conftontada con la ausencia del cuer-

;o... Aquí también podemos identificar u¡a gran Proximidad entre los

lentros áe interés tie Certeau y losdeFoucault, esPecialmente en ese mo-

ñento, en 1976, cuando este ú1timo defin€ todo lm Programa de estudio

histórico de 1a microfísica Perfeccionada Por el Poder sobre los cuerPos,

l o o u e c ¿ . i f i c a , o m o ' b i o p o d e r " , e n l d p u b l r c ¡ ' , ó n d e s u P r i m e r \ o l u m e nde iri.rori¡ dc la -erualiá¡d.- fouca¡lt concibe ¿l ( uer Po cono alSo in-

aseouible quehace discurrir, como la fuente misma de una suma Protusade discurs¿s productores de ficclones, de simülacros del cuerPo, desbor-

dando la tradición de la modernidad Por su seParación absolutizada en-

tre el discurso Por un lado y el cuerPo Por el otlo Esta orientación es en

sr¿nmedidacómún a los dosproye tos foucal l t i¿no y.er lal i ¡no ¿unsi

Éerteau no puede ségurr ¿ Foucault con cu carE¡ ¿nliPsicoanalLlic" Pero

sobre todo, una difeiencia en la escala de análisis oPone la Primacía de

los modos de control del cuerPo transformado en cuerPo dominado, dis-

ciDlinado, ierarqüizado de Foricault al enloque de Certeau que, Parhen-dó tambi¡á deeie descubrimi€nto de ]os procedimientos delPodersoble

los cueroos, s.r .r ¿ la lu¿ en cada ocasiol I r< mul lrPlcs Poslbi l id ' ¡de< de

escape. iasmilyun,nsrur iJsdesolPg¿d¿senIr Pr ic l 'c¿ S€Aún Fou'rul l '

el cuerpo es atiapado en la red, prendido con alfileres en la tela de araña

,rue 1cl reiiene p;r todos lados, mient(as qrie el cuerPo según Certeau,

¡'emite a los reórridos incesantes que desbaratan las eshaie8ias del Po-der, a Lostrazos inve¡tivos, a ioscaminos de travesía y alaposibilidad de

' i i : ' - i " . : 1 , - , , , o u p u , \ . , o . ! e d , , L r J b . . . o r ' t . , - , - p , , p 2 B

' M r ; u . - . ' l H i o t M ' - " t t t ú a t a a r d ' o r r ¿ r ' ' - " 1 ' r ' t l ' 7 6

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o'.as: ''El nombre mismo qüe simbo-e:l ¿cto de habla' (el s/ eech act de I.l¿.3 0. L. Austin): es el Espíritu 'el

e: ei locutor o 'Io que habla"'.s3É r:e¡ior resülta un desplaza¡niento! lo ialso. La ciencia expe mental

ir. jepende de üna indeterminaciónKi¿dero y Io falso- Así €s como Surinae,.i¡ía de la verdad frente a Jea rcp¡r los demonios, Sudn considera

crándo no, ¡esulta delicado dar ulra

taLdades del ienguaje se redobló enI del discurso qu€ rcpresenta el cuer-t ¡el término están en el corazón derc:dad,elcory s, el cuerpo social o loroÍrontada con la ausencia del cuer-ii¿r r.ma gran proximidad entre losI Foucault, especialmente en es€ mo-leiine iodo un prcgrama de estudio|¿da por el poder sobre los cue¡pos,¡ publicación de su Pdrner volumenLu-lt concibe al cüerPo corno algo in-Lfuente misma de una suma Profusas. de simulacfos del cuerPo, desbor-lpor su separación absolutizada en-)o por el otro. Esta o entación es en:ios ¡oucaultianoy ce¡taliano, aun si¡on su carga antiPsicoanalítica. Peroüa de análisis opone la Primacía deslormado en cuerpo domi¡ado, dis-al enfoque de Certeaü que, Partien-: los procedimientos del Poder sobre¿sión las múltiples posibilidades de

i¿das en la prácfica. SegúnFoucault,dido con alfileres en la tela de atañan:¡as que el cuerPo según certeau,re desbaratan las estrategias del Po-inos de travesía yala Posibilidad de

r-...:. ti Poss.ssior de Lotdtt, aP. .it., P. 214.r i ::.',lr eút, Paris, Galliñard,1976

MICJ]€L D! CER'IEAU. EL CAM¡NANTE HIRIDO

hacer escuchar Lma voz que la esc tura esc¡itura¡ia no pueda reducir,rom¿ndo aci ví¡s siempre inediLds.

La cacería furtiva de Certeau atraviesa todas estas remporalidadestejidas como un recorrido de sí, constitu.ido por el embrollo de relaios, deoDlgacrones que reprcsentan otros tantos e¡[edos a través de ios que laübertad se ftagua su vía por caninos no Eazados, aquellos que per;útenla constitución de un sí mismo pam el otro.

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