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EXCLUSIÓN DE GÉNERO EN LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO NUEVAS FORMAS DE EXCLUSIÓN EN LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO MÁSTER COMUNICACIÓN Y EDUCACIÓN EN LA RED: DE LA SOCIEDAD DE LA INFORMACIÓN A LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO ASIGNATURA: EDUCACIÓN Y TRABAJO EN LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO PROFESORA: SARA MORGENSTERN ALUMNA: CARMEN CANTILLO VALERO Málaga, febrero 2009

Ensayo Educacion y Trabajo

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EXCLUSIÓN DE GÉNERO EN LA SOCIEDAD DEL

CONOCIMIENTO

N U E V A S F O R M A S D E E X C L U S I Ó N E N L A S O C I E D A D D E L C O N O C I M I E N T O

MÁSTER COMUNICACIÓN Y EDUCACIÓN EN LA RED: DE LA

SOCIEDAD DE LA INFORMACIÓN A LA SOCIEDAD DEL

CONOCIMIENTO

A S I G N A T U R A : E D U C A C I Ó N Y T R A B A J O

E N L A S O C I E D A D D E L C O N O C I M I E N T O

P R O F E S O R A : S A R A M O R G E N S T E R N

A L U M N A : C A R M E N C A N T I L L O V A L E R O

Málaga, febrero 2009

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“Las revoluciones tecnológicas no crean nuevas sociedades, pero cambian los términos en los que se desenvuelven las relaciones sociales, políticas y económicas” JUDY WAJCMAN, El Tecnofeminismo (Madrid, Cátedra, 2006)

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Índice:

Introducción ............................................................................................................................ 4

1.- Características de la Sociedad del Conocimiento .......................................................... 6

2.- Procesos de cambio en el trabajo y consecuencias ....................................................... 8

a) Cambios laborales en relación al género .......................................................... 10

b) Perfiles profesionales emergentes ..................................................................... 12

c) Crisis de la calidad en el empleo ........................................................................ 14

3.- Relación Educación y Trabajo desde la perspectiva de género ................................ 16

a) Mayores exigencias de cualificación .................................................................. 19

b) Demanda de conocimiento y características para el acceso al empleo ........ 20

c) Ciudadanía más participativa vs exclusión social ............................................ 22

4.- Conclusiones........................................................ ............................................................ 24

5.- Bibliografía......................................................................... ............................................... 25

6.- Webgrafía............................................................................. ............................................. 27

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EXCLUSIÓN DE GÉNERO EN LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO

Introducción

La sociedad de la información surge a raíz de la implantación y desarrollo de las Nuevas

Tecnologías, estas nuevas herramientas traen aparejadas nuevas formas de interactuar entre

los seres humanos y dan lugar a todo un entramado de redes sociales, dando lugar a la

aparición de una nueva sociedad: La Sociedad de la Comunicación.

La sociedad de la información nace después de la segunda guerra mundial y se

institucionaliza en la década de los 70‟. Se trata de un tipo de sociedad tecnocrática en la que

prima la información. Florece en un contexto postcapitalista, posindustrial, donde la

prescripción gerencialista de una sociedad que ha de seguir el destino tecnológico

prometido, se hace realidad mediante el uso del concepto de información que vislumbra un

horizonte en el que desaparecen el juego de intereses económicos, y se superan los

problemas habituales de desigualdad y explotación laboral1, haciendo posible una

democracia plena.

Esta visión gerencial y de pragmatismo empresarial la hemos encontrado anteriormente en

otras esferas de la vida y siempre relacionadas con una definición de éxito basada en la mera

utilidad económica (relación coste-beneficio, eficiencia, rentabilidad, el espíritu de

competencia,…) que, poco a poco nos han conducido hasta la actual valoración capitalista

del conocimiento y que no son más que la confirmación de esa estructura androcéntrica que

identifica la economía con lo monetizado y deja al descubierto una suerte de sesgos

androcéntricos subyacentes, en los cuales la visión femenina queda, como siempre,

invisibilizada.

En la época actual, la información y la socialización de la misma, constituyen el producto

principal para generar riqueza y poder; por tanto, el sentido de este trabajo, enmarcado en la

1 Esta idea de Mattelart, la encontramos desarrollada en la página 40 del libro La Crisis de la Ciudadanía Laboral, en el capítulo 1 – epíg. 2, donde Luis Enrique Alonso habla sobre “El management postmoderno: la globalización y el recrudecimiento del discurso tecnocrático”

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asignatura Educación y Trabajo en la Sociedad del Conocimiento, es mostrar cómo los

nuevos elementos de reestructuración en las relaciones de poder que representan las TIC,

continúan reproduciendo viejas formas de exclusión en la también Nueva Sociedad del

Conocimiento.

Por tanto, a lo largo del mismo, realizo una breve exposición del concepto Sociedad del

Conocimiento y la filosofía igualitaria que en teoría transmite; más adelante, analizo la

evolución del trabajo y las consecuencias generadas para la sociedad en general y el sector

femenino, en particular, intentando redefinir el concepto de trabajo desde un estatus de

igualdad en el que las actividades femeninas, hasta ahora invisibilizadas no se identifiquen

con cuestiones protagonizadas por las identidades de sujetos frágiles2, ya que esa nueva sociedad

política que se busca como salvadora de la crisis de la sociedad laboral, tal vez no esté

ausente en nuestra esfera económica, sino que lo haga con una doble presencia (en el

ámbito mercantil y en el doméstico), suponiendo todo ello la recuperación de la economía

femenina para los enfoques producción-reproducción.

A la vista de la necesidad de participación de las mujeres en el desarrollo y la apropiación de

la tecnología, definida como elemento esencial de la reestructuración de poder, se hace

necesaria la inclusión del tercer apartado de este ensayo (la relación de la educación y el

trabajo) como requisito indispensable para una inserción en la Sociedad del Conocimiento

en condiciones de igualdad.

Por todo ello, la idea principal de este trabajo es eliminar la visión binaria de la exclusión

como oposición al término de inclusión, para detectar los factores, presentes o ausentes en

la Sociedad del Conocimiento, que aumentan o disminuyen la vulnerabilidad, en este caso

de las mujeres, y que priva al resto de la sociedad de aquellos valores de nuestra cultura que

supondrían ese motor necesario para hacer resurgir una nueva ciudadanía laboral.

2 término utilizado por Luis Alonso Enrique en La Crisis de la Ciudadanía Laboral para definir los nuevos movimientos sociales sensibilizados, esenciales para encontrar nuevos espacios de comunicación entre el mundo obrero y los nuevos modelos de trabajadores dispersos… (pág. 254)

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1.- Características de la Sociedad del Conocimiento

Como características principales de la Sociedad del Conocimiento encontramos las

siguientes:

El Conocimiento se convierte en el factor decisivo para el desarrollo productivo y

social.

Surgen y se aseguran unos procesos de Aprendizaje Social como medida para

asegurar una retención del conocimiento y la consiguiente transformación social en

resultados tangibles, siendo en este punto crucial la Educación.

Definida a través de una aceleración del ritmo de cambio, sobre todo en la esfera

tecnológica, la cual desprende un exceso de información que agudiza una

percepción que no tiene por qué ser reflexiva (Alonso, 2007:80).

Se trata de una sociedad que cuestiona las percepciones, suposiciones y expectativas

tradicionales y socialmente aceptadas, considerándose preferentemente las

expectativas basadas en conocimiento sobre las normas fijadas; por tanto, el propio

conocimiento se encuentra constantemente sujeto a revisión y variación.3

Siendo éstos los rasgos definitorios de una Sociedad del Conocimiento, en la que estamos

inmers@s, hemos de ubicarla laboral e ideológicamente como una sociedad postindustrial,

sin ideologías, donde el trabajo se desmaterializa y la economía de la producción se

desvanece, dando lugar a una economía intangible de servicios, en la que se pone de

manifiesto una nueva estructura del empleo que evoluciona desde un trabajo manual basado

en la fuerza, hacia un trabajo intelectual y técnico enmarcado en una sociedad cuyo bien

más valorado es el Conocimiento.

Encontramos que el término "sociedad del conocimiento" resurge y se masifica a fines de

los años 90' compensando las carencias detectadas en la "sociedad de la información", la

cual sólo hace alusión a la base tecnológica que caracteriza a la sociedad actual4. En esta

sociedad aparecen nuevos conocimientos, así como el fomento de la alfabetización para

toda la población, se reconoce la existencia de una pluralidad de saberes, valorando, por

tanto, los conocimientos tradicionales y ordinarios, emanados de la propia experiencia

cotidiana, reconociendo ahora un lugar en esta sociedad los saberes no académicos ni

3 Esta defnición la encontamos ampliamente desarrollada en Krüger, K. (2006): "El Concepto de 'Sociedad del Conocimiento”. Universidad de Barcelona. Biblio 3W. Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales, (XI. 683). Doc. elect: http://www.ub.es/geocrit/b3w-683.htm. 4 Idem.

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científicos, considerados éstos como los nuevos actores constructores de dicho

conocimiento (personas mayores, grupos étnicos, mujeres...son legitimad@s como

portador@s de la información necesaria para realizar una construcción social del

conocimiento), ampliando la visión de valor de aquellos saberes olvidados, con el objeto de

ser sistematizados y tratados, garantizando su transmisión a generaciones posteriores.

En esta nueva sociedad se defiende el conocimiento ancestral heredado de comunidades

étnicas, la propiedad intelectual del saber y los derechos de comunicación de los

ciudadanos. Se arraigan los discursos sobre la importancia de la participación de la sociedad

en la deliberación y toma de decisiones políticas. La idea de „sociedad civil‟ se fortalece

mediante nuevas experiencias localizadas de acción colectiva en las que se defienden bienes

generales y comunes a toda la humanidad: educación, cultura, lenguas, recursos naturales...

Todas estas características han suscitado la idea de que nos encontrábamos ante un nuevo

modelo de sociedad incluyente, democrática, participativa y plural, pero en la práctica la

realidad es bien distinta, no sólo que se reproducen las desigualdades típicas de la sociedad

industrial, sino que ésta suscita otro tipo de desigualdades que aumentan aún más las

diferencias entre quienes disponen de los recursos y quienes carecen de ellos; fruto de esta

desigualdad encontramos la que se viene llamando "brecha digital", remarcando las

diferencias de las sociedades avanzadas que someten el uso del conocimiento a las reglas del

mercado. Vivimos en una sociedad donde todavía están pendientes de solución asuntos

como el aumento de la pobreza, la injusta distribución de la riqueza, la defensa de los

derechos humanos, la protección de los recursos naturales o las brechas sociales y digitales.

La sociedad del conocimiento cuestiona las formas tradicionales de producción,

organización y circulación del saber, provocando nuevas formas de exclusión, y en las que

participan las mujeres desde una doble perspectiva: por la adscripción al grupo social al que

pertenezcan y por la propia cuestión de su género (por ser mujer dentro de su grupo).

Apareciendo así distintos grados de vulnerabilidad dentro de un abanico protagonizado por

colectivos de mujeres que encuentran reflejadas características como la edad, discapacidad,

educación, clase social, etnia y entorno rural o urbano, que impiden la utilización de los

contenidos y servicios de conciliación que las TIC en un principio pudieran ofrecer, al no

adaptarse éstas a las necesidades particulares y el nivel cultural de cada persona o colectivo.

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Por tanto, para evitar esas nuevas formas de exclusión que pudiera presentar la Sociedad del

Conocimiento, sería conveniente redefinir conceptos, rediseñar formas alternativas de

circulación del conocimiento, estrategias y reproducciones arcaicas que encontramos

inmersas en una nueva tecnología, pero que nos evocan viejas lecturas del pasado, todo lo

cual pasaría por una recuperación de la mujer dentro de esa nueva sociedad que aparece,

descubriendo al cyborg que narraba Donna Haraway, esa criatura compuesta de organismo

y de máquina, que inserta en una alta tecnología en la que la información está controlada,

es capaz de trabajar, desear y reproducirse como un sistema autónomo de comunicación.

¿Serán los cyborgs -o las oposiciones binarias, o la visión tecnológica- capaces de sugerir que las cosas que

muchas feministas más han temido puedan y deban ser rehechas y puestas de nuevo a maniobrar para la

vida y no para la muerte?(D. Haraway, 1995: 67).

2.- Procesos de cambio en el trabajo y consecuencias

Actualmente presenciamos una serie de cambios en los sistemas laborales, protagonizados

por una crisis que aparece en forma de fuerte desempleo junto a la merma en la calidad del

propio empleo, pero esto no es nuevo, pues ya a principios del siglo XVIII Adam Smith

inicia el estudio de la división del trabajo, bajo una perspectiva economicista; a partir de ahí

distintos enfoques en la organización del trabajo han ido alternando posiciones más

sociales, hasta considerar como verdadero valor y único motor del cambio deseado al

capital humano5.

Tras finalizar la 2ª Guerra Mundial y hasta los años 70‟ el tipo de relación laboral fordista

existente en los países capitalistas se caracterizaba por la estabilidad en todos los aspectos:

duración indefinida del contrato de trabajo, jornada a tiempo completo, regulación del

sistema de promoción laboral, protección sindical… y como horizonte político alcanzar el

pleno empleo. A partir de los 70‟ estas normas de estabilidad empiezan a desmoronarse,

apareciendo en el escenario laboral nuevas y variadas relaciones que alteran la “estabilidad”

vigente en la sociedad de trabajo keynesiano-fordista. Sennett, R. (2000) en su obra La

Corrosión del Carácter. Las Consecuencias Personales del Trabajo en el Nuevo Capitalismo relata la

desaparición de aquellos empleos idílicos de las sociedades industriales en los que “el

5 Tesis desarrollada en Guerrero Serón, A. (2005): "La Oportunidad del Enfoque de las Competencias y de la Desigual Competencia por las Oportunidades Escolares y Laborales” pp. 65-87. En: http://www.fundaciontripartita.org/almacenV/publicaciones/documentos/4419_4104102005132528.pdf (19/01/2009)

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trabajador” conocía cuál iba a ser su trayectoria profesional, para ir apareciendo en el plantel

capitalista moderno multitud de identidades individuales y colectivas, que inmersas en un

ethos cooperativo del trabajo en equipo vienen, cuando menos, a “complicar” las relaciones

generacionales y la transmisión del conocimiento tácito a los sucesores, que como apunta

Morgenstern, S. (2000) en "La Crisis de la Sociedad Salarial y las Políticas de Formación de

la Fuerza de Trabajo" constituyen el punto de partida de toda política de formación

genuina.

A todas luces, podemos afirmar que nos encontramos ante una sociedad de servicios,

“posindustrial”, que dista bastante de aquellos planteamientos estructurados y jerárquicos

de una etapa sometida a las relaciones de confianza y participación de l@s trabajadores/as,

y así nos situamos en un mundo globalizado, donde el desarrollo de la tecnología como

nueva forma de producción, impone estándares de cualificación y trabajo competitivo, que

“obligan” a un reajuste continuo de los trabajadores para alcanzar el “alto desempeño”

demandado y que sólo se consigue mediante la flexibilidad y autoformación de individuos

que impidan, en todo caso, ser excluidos socialmente.6

En definitiva, encontramos que las formas en que se organiza el trabajo actualmente, giran

en torno a cinco dimensiones: prácticas de trabajo en grupo, autonomía de los puestos de

trabajo, reducción de niveles jerárquicos, integración de tareas y subcontratación, y

descentralización de las actividades7; desarrollándose formas de empleo en contornos más

borrosos y autónomos, haciendo valer cada vez más las capacidades individuales y

competencias8, que por otra parte, no dejan de ser una mera adaptación a las exigencias

laborales actuales, en las que se encuentran formas de flexibilidad sostenible9 que garantizan la

continuidad laboral en múltiples actividades a lo largo de todo el ciclo laboral sin disminuir

con ello la seguridad.

Y puesto que la productividad y el crecimiento económico ya no se sostienen en el esfuerzo

físico sino en esta cualificación antes apuntada, que valora sobremanera las cualidades

intelectuales y humanas; sería de considerar que la flexibilidad (tanto en sus aspectos más

6 Véase Morgenstern, S. (2005): "La Falacia de la Empleabilidad". Le Monde diplomatique /el -dipló, Año VII (78): 28-29, donde se describen el paso de aquéllos aprendizajes meramente instrumentales de oficios de épocas pasadas, hasta la actual formación flexible demandada por una sociedad que de no adaptarse, se vería excluida del mercado laboral. 7 Martín Artiles, A. (2005): "Cambios en la Organización del Trabajo. Formación,Cualificación y Competencias”, pp. 94-97, inserto en Fundación Tripartita para la Formación en el Empleo (2005): "Competencias, Igualdad de Oportunidades y Eficacia de la Formación Continua" 8 Idea de Castel y Haroche, 2001; citada en Alonso, L. E. (2007): La Crisis de la Ciudadanía Laboral. pág. 90.

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positivos como en los negativos) y el teletrabajo abrirán un gran campo al empleo y la

participación femenina.

Igualmente y aparejado a todo lo anterior, se produce una crisis de la calidad de empleo, que

consiste en una decadencia que no es achacable únicamente a la dificultad para crear

puestos de trabajo, sino a los cambios que se llevan a cabo en la organización del sistema

salarial y retributivo, y que ocasiona una inseguridad generalizada del empleo y una

devaluación en el trabajo. ¿Estas inseguridades y dificultades repercutirán de igual forma en

toda la ciudadanía?, ¿serán distintas las consecuencias en función del género?, ¿vendrán a

eliminar estas diferencias la Sociedad del Conocimiento?, son interminables las cuestiones

que se plantean ante el nuevo horizonte que abre esta nueva sociedad.

a) Cambios laborales en relación al género

A lo largo del siglo XX se producen grandes transformaciones a nivel económico, jurídico,

político y social, pero sobre todo son de gran importancia las producidas en la situación

laboral de la mujer, ya que a partir de los años 60' comienza un progresivo aumento de la

participación femenina en el mundo laboral. Esta incorporación "visible" no es más que el

regreso de la mujeres a un entorno del que habían estado excluidas, ya que las mujeres han

trabajado siempre: en entornos rurales, en el ámbito doméstico... de modo que el

posfordismo permite a las mujeres reincorporarse al ámbito laboral, aportando al mercado

sus capacidades profesionales e inteligencia, rompiendo así con aquel orden social impuesto

por un fordismo hecho a imagen y semejanza del hombre, en el que la mujer sólo tenía un

papel reproductor y doméstico, claramente separado del productor de mercancías asignado

al hombre.

Como consecuencia de los fenómenos generados por el modelo postfordista: medidas

flexibililizadoras o desregulizadoras, restructuración de puestos de trabajo,

reindustrialización de empresas, o descentralización productiva, acompañadas de la

aplicación intensiva de nuevas tecnologías y un resurgimiento de nuevas formas de

organización laboral, se ha conseguido modificar la naturaleza y la dinámica de las

relaciones laborales, produciendo un aumento desalentador en la precarización del trabajo,

9 Término de Gallino, L (2002) en Il costo umano della flexibilidad, Roma y Bari. Laterza que utiliza Luis Enrique Alonso en La crisis de la ciudadanía laboral . p.93 como conclusión de las nuevas formas de empleo.

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que al tratarse de un fenómeno complicado, a largo plazo conduce a la exclusión social que

propiciará la aparición de cada vez más franjas débiles y vulnerables en los mercados de

trabajo (Alonso, 2007: 201), como es el caso de las mujeres que al potenciar este sistema

una mayor desigualdad, desestabilización y desestructuración, impedirá que adquieran un

empleo de calidad, e incluso las que ya lo tuvieren pasarán a tener un empleo precario.

Se puede afirmar que todos estos cambios han incrementado la inseguridad y el

desconcierto de un sector de la población (jóvenes y mujeres) en relación al futuro;

igualmente los efectos desiguales que provoca la globalización, afectan principalmente al

terreno laboral de las mujeres y a la mayor exclusión social que todo ello puede acarrear.

En toda la bibliografía consultada para realizar este ensayo, he encontrado el término

flexibilidad, aplicado tanto a las tecnologías, la organización de la producción, al empleo, a

la gestión de la fuerza de trabajo, como a las condiciones de trabajo; utilizando la

flexibilidad como la característica principal y distintiva del sistema de producción

postfordista, con la que, por otra parte, se pretende diferenciar el actual período con la

anterior etapa fordista; presentada como la medicina que vendrá a curar todas las

enfermedades del fordismo y considerando la flexibilidad como la etiqueta que pretende

marcar las diferencias respecto de un periodo anterior estructurado, conocido como

"fordista".

Sin embargo esta flexibilidad ha venido a significar competitividad, incertidumbre,

temporalidad y precariedad laboral, que se han cebado en los sectores más débiles del

mercado de trabajo; por tanto, estas maniobras de flexibilización y de desregulación llevadas

a cabo en el mercado de trabajo afectan sobremanera a las mujeres, considerándose un

fenómeno de género, encontrando en esas cuidas a mujeres que se hacen receptoras de toda

esa variedad de contratos de trabajo flexible, que al no estar sujetas a una continuidad

permanente, encuentran trabajos a tiempo parcial, temporal o estacional precario; dándose

una feminización de la flexibilidad laboral que soporta mayores dosis de precariedad y de

exclusión social.

Este es el caso de la utilización del trabajo a tiempo parcial como una forma de flexibilizar

el tiempo de trabajo que ha recaído casi en exclusiva sobre el colectivo femenino. Es una

modalidad de contratación que no se utiliza mucho en España en comparación con otros

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países, pero que sin embargo, constituye una de las alternativas de flexibilización más

frecuentes, en la que predominan mayoritariamente las mujeres, dando paso a una

feminización de la contratación a tiempo parcial.

Por estos motivos consideramos la flexibilidad como una estrategia empresarial que

repercute negativamente en las condiciones laborales de los sectores más débiles del

mercado laboral, que suelen coincidir con los que se encuentran en mayor grado de

precariedad laboral y sujetos a una temporalidad incierta. Igualmente, este dato correlaciona

con la variable género, al repercutir negativamente en las mujeres; contribuyendo esta falsa

flexibilidad, que en un principio se auguraba como solución a la crisis laboral, a crear una

compleja precariedad laboral que vendría determinada por: los contratos de trabajo

temporales como norma, imposibilidad para negociar condiciones dignas, dependencia,

explotación, segregación, formación insuficiente, promoción inalcanzable, etc. y por

consiguiente un incremento de la inseguridad e incertidumbre de buena parte de l@s

trabajadores/as.

b) Perfiles profesionales emergentes

El anteriormente descrito sistema flexible de empleo, propiciado por la desjuridificación y

desregulación del trabajo, provoca que cada trabajador/a tenga una relación diferente con

su empresari@, aumentando aún más la brecha entre quienes pueden negociar un empleo

de calidad y quienes han de mantenerse en la precariedad. Sin embargo, la aparición de las

nuevas tecnologías posibilitan la adquisición de esa flexibilidad que se pretende para el

mundo laboral, haciendo realidad la construcción de un nuevo espacio-tiempo social, en el

que puede desarrollarse esa Sociedad de la Información10, en la que quizás sea viable una

relación laboral flexible, que no comprometa las condiciones laborales del sector (femenino)

mediante la aceptación de contratos parciales forzados, sino que considerando la Sociedad

de la Información como un espacio de expresión de la sociedad, o como lo denomina

Castells (1997:488), “el espacio no es un reflejo de la sociedad, sino su expresión... es la sociedad misma”,

ofrezca posibilidades para una organización y unas condiciones de trabajo satisfactorias.

10 En Echeverría, J. (2001): "Indicadores Educativos y Sociedad de la Información". OEI. Documento electrónico: http://www.oei.es/salactsi/indicadores.htm. Fecha acceso: 19/01/2009 podemos encontrar desarrollada esta idea.

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Por otra parte, la flexibilidad de las mujeres como trabajadoras se considera históricamente

muy superior a la de los hombres, haciéndose visibles en las estrategias realizadas para

compaginar trabajo y hogar. Esta flexibilidad unida a la contribución realizada por las TIC

en cuanto a la aparición de perfiles profesionales emergentes, en sectores que

tradicionalmente se han circunscrito al sector femenino, contribuye a mejorar la posición de

las mujeres. El acercamiento de la mujer a Internet, produciendo y consumiendo en una

Sociedad flexible y despojada de estereotipos, facilita la creación de nuevas identidades,

además de conectarlas, reforzando su autoestima y sus propias redes sociales y laborales;

identificándose concretamente con la movilidad geográfica y funcional, la demanda de

empleo emocional, el teletrabajo o las teleoperadoras de los centros de llamadas.

El uso de las TIC supone el resurgir de un nuevo paradigma en el terreno laboral, que nos

sitúa nuevamente ante una transformación de los modelos organizativos de las empresas, así

como del sistema productivo que vendrá empujado por la nueva demanda de l@s usuari@s

finales, quienes más exigentes solicitarán productos y/o servicios con mayor calidad,

novedad, cantidad suficiente... y puede que todo esto afecte de distinta forma según los

sexos. 11

Estos factores que caracterizan a la sociedad actual en general y a la Sociedad del

Conocimiento en particular, están incidiendo en la relación de la naturaleza del trabajo

creado y en la terciarización de la economía, y pueden desestabilizar las relaciones de poder

entre sexos encalladas en el sistema tradicional de división de roles laborales. Es indiscutible

que los clásicos modelos que se estilaban para analizar las manifestaciones del trabajo, en la

actualidad han dejado de ser útiles en el mercado actual, que se encuentra en constante

transformación, y del que mientras asiste a la progresiva erosión de los paradigmas del

trabajo tradicional, hace emerger nuevas taxonomías laborales, que se manifiestan de muy

diferentes formas en esos nuevos yacimientos de empleo que se sitúan entre la economía

competitiva y la economía asistida, para desarrollar una economía más solidaria12.

11 Serrano Pascual, A. (2005): "Impacto de las Nuevas Tecnologías en las Políticas de Igualdad de Género” Fundación Tripartita para la Formación en el Empleo, Doc. elect: http://www.fundaciontripartita.org/almacenV/publicaciones/documentos/4419_4104102005132528.pdf. Fecha acceso: 19/01/2009. 12 En Morgenstern, S. (2000): "La Crisis de la Sociedad Salarial y las Políticas de Formación de la Fuerza de Trabajo". Revista Latinoamericana de Estudios del Trabajo, 6 (11): 117-148, podemos encontrar los 17 Yacimientos de empleo propuestos por La Comisión Europea (1995), así el de gestión de energía y el deporte, agregados posteriormente.

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Por tanto, el desarrollo de las tecnologías de la información y la comunicación, el cambio de

los estilos de vida de la población, la globalización de la economía, la demanda de nuevas

necesidades y servicios como puedan ser: la educación a lo largo de toda la vida o la sanidad

para prevenir enfermedades y atender a enfermos, son algunos de los factores que han

condicionado la aparición y resurgimiento del mercado laboral en el sector servicios, que

aparece en muy diversos ámbitos y no únicamente como un creador de bienes, sino como

algo más enrevesado que puede propiciar un surgimiento de nuevos perfiles profesionales,

que a grandes rasgos situaríamos en la salud, educación, ocio y cultura.

Evidentemente todo este auge en el sector tecnológico y de servicios abre un filón a la

psicología social y de las organizaciones modificando las relaciones entre las empresas y

trabajadores/as, con el consiguiente reconocimiento de las cualidades personales, de

responsabilidad y relación con el entorno laboral, independientemente del sexo y que a su

vez disipará las discriminaciones que por este motivo pudieran producirse.

Un ejemplo de perfil profesional que emerge en la sociedad de la información y que

recupera habilidades hasta ahora despreciadas en un grupo de población igualmente

infravalorado (mujer gitana), lo encontramos en el proyecto “Callí Butipén” en el que estas

mujeres están accediendo a sectores de la economía en los que hasta ahora se encontraban

marginadas, ya que han demostrado poseer conocimientos y habilidades (sociabilidad,

creación de redes, referencia a una cultura ancestral, su aportación a la conformación de la

identidad andaluza…) que las legitiman ante el mercado laboral y por tanto en la Sociedad

de la Información.13

c) Crisis de la calidad en el empleo

Al comienzo de este epígrafe, en el punto 2 hacía un breve repaso de los cambios desde la

sociedad industrial de la época fordista y su repercusión en el empleo, hasta la aparición de

las nuevas tecnologías, deteniéndonos en el declive del empleo estable y las trayectorias

laborales del posfordismo; pasando de ciclos laborales con un único patrón de empleo a la

13 Se encuentra amplia información de estos programas en: http://www.unionromani.org, http://www.ecclesia.pt/pnciganos/

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total flexibilidad en el empleo caracterizada por la multiplicidad de tipos de ocupaciones y

actividades durante la trayectoria profesional.

Del mismo modo que se han transformado los ciclos laborales, otro aspecto modificado ha

sido la dimensión tiempo, que ha venido a desestructurar tanto la duración de la jornada

laboral como el ciclo de la vida profesional, que tendría que bandear esta flexibilidad con la

multiactividad, sin perder en el terreno de la seguridad; todo esto se consagra en una

sociedad postmoderna con varias velocidades, donde se encuentran los incluidos, los

recluidos y los excluidos (Alonso. 2007:110)

Estas tres magnitudes, edad, jornada y trabajo dan lugar a un sinfín de combinaciones que a

lo largo del imaginario laboral representarán distintas formas de inclusión o exclusión

conformando un tipo de sociedad que nada tiene que ver con sociedades pasadas. Además,

todas estas circunstancias inscritas en un ente que supera distancias, tiempos, rigideces,

como es la Red de Internet, conformarán un nuevo panorama laboral con todo tipo de

acercamientos y vínculos con la comunidad que exige y empuja hacia una transformación

del empleo y la sociedad en general, y, que han llevado a buscar nuevos modos de

replantearse la ciudadanía social desde una posición de pertenencia a la comunidad misma.

Por tanto, en un proceso de transformación tan profundo como el que nos encontramos

actualmente, donde se modifican los sistemas tecnológicos y de la producción, así como las

ubicaciones desde las que se realizan las transacciones económicas y mercantiles, resulta

muy complicado dar una única solución al problema de la incorporación al mundo laboral

sin abandonar a "los sujetos frágiles" a manos de un asistencialismo estatal; sino que la

trayectoria laboral descrita por cada individuo, variaría en función de una serie de

experiencias, relaciones, educación, etc. que configurarían un escenario múltiple de

realidades laborales que en ningún caso podrían adecuarse a un modelo único y fijo como

en el caso del “hombre” del modelo fordista.

Todas las formas nuevas de empleo surgidas, que ya se relacionaron en el apartado 2.b) han

venido propiciadas por una serie de cambios en procesos más generales de nuestra

economía y las nuevas tecnologías:

- La deslocalización del espacio laboral.- ahora es posible trabajar a distancia mediante

un ordenador conectado a Internet, la oficina ya no es el lugar dedicado al trabajo.

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- Los horarios ya no están tasados al estar la dimensión-tiempo difuminada.

- Se han industrializado los procesos de producción de servicios, aunque aplicando

unas formas de control que recuerdan a las plantas de producción del taylorismo y

fordismo (ej. Control de tiempos de trabajo, selección de frases a utilizar por las

teleoperadoras…)

- Existe una dualidad en cuanto a las tareas, ya que por un lado se les ofrece

autonomía individual y por otro se comparten las responsabilidades y se desdibujan

las jerarquías en los equipos de trabajo.

- Se arbitran formas de adentrarse en el terreno emocional y/o estético,

distanciándose de los requisitos meramente laborales.

- La economía se ha desmaterializado, centrándose en actividades intangibles

dedicadas, sobre todo a la información.

- Mediante la tecnología se han separado la producción y los servicios de sus

destinatari@s, existen múltiples servicios de teleasistencia que no requieren de la

presencia física de quien los presta.

- El conocimiento es el que decide y define cuáles son las cualificaciones

profesionales (en relación al puesto de trabajo) y en último lugar se establecen las

competencias (trabajador-educación-experiencia).

- Y, por último, reaparecen fórmulas de trabajo “just in time” que hacen pasar a l@s

trabajadores/as de la inactividad al sobreagotamiento por un exceso de trabajo.14

La verdadera cuestión estaría centrada en la posibilidad que esta crisis en el empleo, pudiera

ofrecer para generar formas más originales y enriquecedoras, que apoyadas en la Sociedad

del Conocimiento, vengan a restaurar positivamente esa adecuada incorporación de las

habilidades femeninas en un contexto laboral repleto de hándicaps.

3.- Relación Educación y Trabajo desde la perspectiva de género

El nuevo modo de organización del trabajo en la sociedad actual pasa por la

reconceptualización de las cualificaciones profesionales, hasta ahora catalogadas como un

14 Con mayor profundidad se encuentra desarrollado el análisis de las características del empleo en el ámbito de la Unión Europea (FLEXCOT, 2000; NESY, 2001) en el libro CASTAÑO, C. (2005): Las mujeres y las tecnologías de la información. Internet y la trama de nuestra vida. Alianza, Madrid. P. 174.

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indicador de la profesionalidad de l@s trabajadores/as y que se erigía como garante de un

puesto de trabajo para toda la vida; dicha cualificación se adquiere ya no por la experiencia

en un entorno laboral vitalicio o por la transmisión generacional como antaño, sino que ha

pasado a impartirse en ambientes más académicos, donde se definen las competencias

necesarias para la correcta adaptabilidad de la ciudadanía al mundo laboral cambiante y

flexible; encontrando aparejado a este nuevo vocablo toda una serie de modificaciones

sustanciales en el entramado socio-laboral que la rodea y que condiciona hacia diversos

ámbitos laborales, que como apunta P. Bordieu (1982) "la parte que le corresponde a las palabras

en la construcción de las cosas sociales"15introducen toda una serie de modificaciones en los

currículum impartidos en los centros escolares, pasando a ocupar un lugar preponderante

en la esfera educativa.

Por tanto, encontramos ahora más que nunca interrelacionados del mundo del trabajo con

la etapa educativa; ya no están tan delimitados los límites educación-producción-retiro,

donde el ciclo de la vida estaba organizado exclusivamente por el trabajo y en el que el

tiempo era una dimensión lineal y progresiva, que ciertamente en etapas fordistas estaba

“normalizado”16 , cada vez más la ciudadanía entra y sale de los entornos educativos y/o

laborales y los combina con etapas de retiro, para volver a incorporarse a alguno de los

contextos anteriormente expresados, o incluso compatibiliza varios de ellos, para adaptarse

a las exigencias del mercado de trabajo, que paulatinamente exige más capacitación

profesional.

Igualmente aquella carrera profesional que nos dibujaba la época fordista, definida con

características fundamentalmente masculinas, gracias a la incorporación de la mujer al

mercado laboral y de la integración de las TIC en la producción de bienes y servicios viene a

“imponer” la construcción de una sociedad en igualdad que no se apoye sobre una

estructura generadora de nuevas diferencias, sino que favorezca la igualdad en el empleo y

contribuya a erradicar la discriminación de género, al menos en teoría.

15 Frase de Bourdieu P. (1982), Ce que parler veut dire, Paris, Fayard.inserta en el ensayo de Tanguy, L. (2001): "De la Evaluación de los Puestos de Trabajo a la de las Cualidades de los Trabajadores. Definiciones y Usos de la Noción de Competencias", en E. Garza Toledo and J. C. Neffa (Eds): El Trabajo del Futuro y el Futuro del Trabajo, pp. 111-128. Buenos Aires: CLACSO; que utilize para enfatizar la importancia de las palabras en el entramado social y laboral. 16 El modelo de biografía laboral fordista está ampliamente desarrollado en el libro de Alonso “La crisis de la ciudadanía laboral” pág. 69-72.

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Efectivamente nos encontramos en una sociedad en la que la productividad y el crecimiento

económico se mantienen sobre la base de la innovación tecnológica, la cualificación y las

cualidades intelectuales y humanas, pero que viene aparejada a nuevas contradicciones para

el sector femenino de la población. La incorporación masiva de las mujeres al mercado

laboral es debida a que éstas han mejorado sus credenciales educativas y forman una bolsa

de cualificación que los empresarios aprovechan por un salario más bajo, en condiciones

más inestables que los hombres y con menos posibilidades de promocionarse a puestos de

responsabilidad. Predominan en los empleos temporales y a tiempo parcial y crecen en el

autoempleo. A pesar de este aumento del empleo femenino, la discriminación vertical

persiste y mujeres y hombres acceden a ocupaciones distintas. Las mujeres se concentran en

los empleos indirectos (70%); las categorías de profesionales-técnicas y administrativa-

ejecutiva, son las que aumentan más deprisa, aunque las trabajadoras de oficina sean las más

numerosas. Las categorías de empresarios-directivos y todas las de obreros manuales

cualificados, se mantienen como masculinas (90%). Las ocupaciones no cualificadas, tanto

manuales como no manuales, se feminizan a pasos agigantados (47%). El uso de las TIC

permite trabajar a muchas mujeres que anteriormente no podían hacerlo, y la investigación

nos muestra que para muchas mujeres ha supuesto “encontrar trabajo en la primera

entrevista”, “cambiar de empresa”, “poder trabajar como profesional independiente”

(C.Castaño, 2005: 140): Las mujeres y las tecnologías de la información).17

En lo tocante a la relación Educación y Trabajo podríamos percibir relaciones más

igualitarias porque el trabajo de las mujeres se hace más visible y ello contribuye a mejorar

su posición, aspecto éste muy valorado por las mujeres con mayor edad y experiencia

profesional (Profesoras, profesionales, secretarias de dirección,… apuntan que en las

comunicaciones a través de Internet priman los resultados y la eficacia en el trabajo, siendo

ventajosa esta circunstancia para erradicar las actitudes sexistas).18

Centrándonos en el sector femenino, podemos constatar que las posibilidades de mejora en

el empleo están relacionadas, en gran medida, con la mejora de las cualificaciones educativas

generales y, muy específicamente, con la adquisición por parte de las mujeres de habilidades

TIC que superen las de usuaria pasiva, alcancen, al menos, las de usuaria avanzada y se

17 Todos estos porcentajes se pueden consultar en gráficos y encuestas con datos desagregados por categorías, sexos, localidades en libro de Cecilia Castaño (2005): Las mujeres y las tecnologías de la información. Internet y la trama de nuestra vida. Alianza, Madrid. En concreto en el apartado El empleo femenino en perspectiva tecnológica: análisis del caso español. 18 En el libro “La Segunda brecha digital” de Cecilia Castaño nos ofrece los distintos perfiles de mujeres usuarias de TIC, en su capítulo 4 (pág. 158 a 162).

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adentren progresivamente en las de usuaria diseñadora TIC. La fluidez tecnológica resulta

imprescindible para la empleabilidad femenina.

a) Mayores exigencias de cualificación

A raíz de la implantación de la Sociedad de la Información, la aspiración de todos los

gobiernos estaba puesta en alcanzar la convergencia para llegar a la media de cualificación

de la Unión Europea; por tanto, en España se crea el Plan Avanza19 con el objetivo de

alcanzar esa competitividad en una sociedad globalizada, estableciendo como plazo el año

2010. Actualmente existe una diferencia notable entre las distintas comunidades sobre el

uso que se hace de las tecnologías, reflejándose en notables desigualdades en función del

territorio, tamaño, nivel cultural, nivel económico, … Para alcanzar una mayor equidad, se

está legislando intentando corregir esos desequilibrios, y mediante un enfoque de mayor

interactividad con las Administraciones, se pretende que la propia sociedad se vea reflejada

en ellas y esta mayor efectividad se traduzca en una mayor competencia de nuestro país ante

la Unión Europea.

Aunque para hacer competitivo a un país y a sus ciudadan@s, es preciso contar tanto con

una infraestructura que soporte la red de Administración, empresas y sociedad civil, como

con la adecuada formación de calidad de los ciudadanos. Pues como recuerda Tanguy “la

formación es antes que nada para las empresas, un instrumento de competencia económica y para los

individuos, un instrumento de acceso y de mantenimiento del empleo”20. Esta formación ha de ser

propiciada por políticas de formación para el empleo por parte de los Estados, que a su vez

encontramos definida por Morgenstern, S. teniendo en cuenta dos enfoques: uno se

personaliza en la alternativa del mercado y otro en el compromiso entre Estado, Mercado y

Sociedad Civil21, expresando la incertidumbre respecto a la coherencia de las propuestas

para llevarla a cabo.

19 http://www.planavanza.es/ 20 Esta frase la encontramos en la introducción que realiza Tanguy, L. (2001): "De la Evaluación de los Puestos de Trabajo a la de las Cualidades de los Trabajadores. Definiciones y Usos de la Noción de Competencias", en E. Garza Toledo and J. C. Neffa (Eds): El Trabajo del Futuro y el Futuro del Trabajo. 21 Morgenstern, S. (2000): "La Crisis de la Sociedad Salarial y las Políticas de Formación de la Fuerza de Trabajo". Revista Latinoamericana de Estudios del Trabajo, (p.6)

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En el apartado 3 hice una breve introducción de la interrelación entre el mundo laboral y el

académico, y la necesidad de relacionar las competencias adquiridas en el entorno

académico, que actualmente se han resentido por esta mayor exigencia de cualificaciones

profesionales; ya que encontramos que durante los últimos 50 años, el valor de la educación

secundaria ha cambiado dramáticamente: durante la década de los 50, un título de

educación secundaria era considerado una gran ventaja en el mercado de trabajo, y en la

década de los 70, un diploma de educación secundaria continuaba abriendo las puertas a

muchas oportunidades profesionales. En los últimos años, sin embargo, los avances en

tecnología han alimentado la demanda de fuerza laboral altamente cualificada,

transformando la educación secundaria en un requisito mínimo para entrar en el mercado

laboral; por lo que es preciso actualizar los conocimientos impartidos en los centros

educativos a tenor de las mayores exigencias de cualificación que nos impone la

liberalización de barreras laborales de la Sociedad del Conocimiento.

Esta mayor demanda de conocimientos ya venía demandada en los Acuerdos europeos para

alcanzar la competitividad y la cohesión social (La Agenda Social Europea aprobada por el

Consejo Europeo de Niza de 7, 8 y 9 de diciembre de 2000 (2001/C 157/02). El Consejo

Europeo de Lisboa fijó para la Unión Europea el objetivo estratégico de 'convertirse en la

economía basada en el conocimiento más competitiva y dinámica del mundo, capaz de crecer económicamente

de manera sostenible con más y mejores empleos y con mayor cohesión social'. Y, a la vista de esta

positivación normativa, se obliga a los Estados a definir las competencias laborales que nos

hagan crecer en el sentido apuntado anteriormente, así como los mecanismos de medición y

cualificación que representen esa profesionalidad rigurosa y competitiva22.

b) Demanda de conocimiento y características para el acceso al empleo

A lo largo de los anteriores apartados ha quedado claramente justificada la necesidad de

desarrollar la competitividad de empresas y trabajadores/as, apoyadas en la adquisición de

conocimientos, actitudes y valores, de modo que sean el elemento impulsor de su plena

integración en el mundo laboral; para lo cual Tanguy nos augura como estrategias de futuro

22 Como medida de evaluación de las competencias Tanguy establece tres procedimientos esenciales: la evaluación de las competencias requeridas por los empleos, la evaluación de las competencias adquiridas por los asalariados y la entrevista profesional que permitirá poner en correspondencia las dos distribuciones anteriores.

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dos opciones: una que pasaría por tomar en cuenta las competencias adquiridas por l@s

asalariad@s; y otra que se basaría en obtener todos los beneficios de la interacción

permanente entre la formación y la organización. En síntesis encontramos una correlación

entre el compromiso de la empresa en la modificación del orden puestos/capacidad y la

mayor cualificación del asalariad@, que debe poseer competencias ampliamente

susceptibles de adaptarse a las evoluciones tecnológicas y ser capaz de implementarlas;

condiciones que se obtienen mediante acciones de formación ofrecidas por la empresa. La

formación se encuentra así colocada en el corazón de la empresa, definida como una

actividad necesaria, específica y sin embargo "integrada en los dispositivos de

producción".23

Por una parte topamos con los saberes tácitos de los trabajadores, que como nos recuerda

Morgenstern, S.24 "Gramsci está convencido que en cualquier trabajo físico, aún en el más mecánico y

descualificado, existe un mínimo de actividad intelectual creadora. Si esta actividad no se desarrolla o no es

reconocida, ello se debe a la constelación de relaciones sociales que coartan este potencial humano", y por

otra, los departamentos e itinerarios instalados en los centros de formación, que mediante la

Formación en Centros de Trabajo consiguen acercar la actividad docente al trabajo

productivo.

Como medida para impartir los conocimientos necesarios que demandan las actuales

familias profesionales existe en Andalucía el Instituto Andaluz de Cualificaciones

Profesionales25, es un organismo adscrito a la Consejería Educación, que sirve de apoyo

técnico al Consejo Andaluz de Formación Profesional para promover la integración de la

FP del sistema educativo y para el empleo. El Instituto desarrolla actuaciones encaminadas

a establecer un Sistema de Cualificaciones Profesionales en Andalucía en el marco que

regula el Sistema Nacional, así como promover la implantación de un sistema de evaluación

y acreditación de competencias profesionales que incluye el reconocimiento de la

experiencia laboral.

23 Tanguy, L. (2001): "De la Evaluación de los Puestos de Trabajo a la de las Cualidades de los Trabajadores. Definiciones y Usos de la Noción de Competencias", nos define las competencias así: "se trata de un saber hacer operacional validado: - saber hacer = conocimientos y experiencia de un asalariado - operacional = aplicables en una organización adaptada - validado = confirmadas por el nivel de formación y luego por el dominio de las funciones ejercidas sucesivamente. 24 Morgenstern, S. (1991): "Antonio Gramsci: Hegemonía y Educación", en F. Gómez de Castro, et. al.: Socialismo y Sistemas Educativos. Madrid: UNED. 25 El Instituto Andaluzi de Cualificaciones profesioinales, depende de la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía, creado por Decreto 1/2003 http://www.juntadeandalucia.es/averroes/~iacp//index.php?option=com_frontpage&Itemid=1 (consulta 20-02-2009), su misión es la de establecer un Sistema de Cualificaciones Profesionales en Andalucía, que integre la Formación Profesional Reglada, Ocupacional y Continua, con criterios de calidad y compromiso de mejora continua.

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c) Ciudadanía más participativa vs exclusión social

En la economía mundial se han producido modificaciones positivas respecto a la posición

de las mujeres, ya que a medida que se incrementan las posibilidades de educación de éstas,

se favorece su participación en el mundo laboral. No obstante, varios informes 26 muestran

como paulatinamente se va reduciendo la brecha de acceso a la educación, encontrándonos

que la mayoría de las mujeres que acceden a los trabajos se encuentran mejor preparadas

(por tanto con mayores posibilidades para participar) que los hombres que, sin embargo,

son los que obtienen mayoritariamente los puestos de trabajo ofertados por las empresas.

Tras constatar el dato de la educación, seguimos observando que son los hombres quienes

ocupan los puestos de mayor responsabilidad y, aunque requieran mayor cualificación se

siguen asignando a éstos independientemente de su nivel de formación. No obstante, la

inmensa cantidad de mujeres con estudios superiores y su acceso al trabajo proporcionan a

los empresarios una bolsa con personal cualificado, flexible y autónomo que la empresa en

Red valora considerablemente. Por tanto, una incorporación al mundo laboral en estas

condiciones sería el baluarte para el auge de una nueva economía.

Muchos de los tradicionales empleos “femeninos” están desapareciendo (las mujeres

obreras de las fábricas se han sustituido por máquinas), sin embargo, las TIC crean nuevos

empleos que pueden ser ocupados por las mujeres. Determinadas fases de la producción

han sido desplazadas hacia otros sectores del mercado, por causa de la globalización y la

difusión de la tecnología. Así nos encontramos el sector de la confección, que utiliza

actualmente diseños por ordenador, lo que exige un conocimiento del lenguaje informático,

que solamente podrá ser llevado a cabo mediante un personal con cualificaciones más

elevadas que las que se requerían en la fase industrial.

La discriminación de género se sustenta en una brecha de poder, no de conocimientos. Pero

el saber, los conocimientos, la información, han sido tradicionalmente apropiados en

exclusiva por los hombres. A través de Internet el conocimiento y la información se hacen

más accesibles a muchas más mujeres y pueden serlo de forma compartida. Es decir, si se

crean redes de conocimiento y poder femeninas, en ellas pueden participar y beneficiarse

26 Los informes anuales emitidos por el PNUD muestran cómo se va reduciendo la brecha de género en lo relativo a la educación. Se puede consultar el formato digital del año 1999 en la siguiente dirección http://pnud.sc17.info/files/InfoMundiales/IDH%201999.pdf (fecha de consulta 13/02/2009)

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muchas más mujeres. Esto es importante para crear identidades femeninas que superen los

estereotipos. Lo es, asimismo, para defender los derechos de forma proactiva.

Para las mujeres, es evidente que las diferencias con los hombres no son de conocimientos

ni de capacidades; son de oportunidades: los hombres tienen más tiempo; el entorno TIC es

masculino; se ofrecen más productos y servicios para hombres que para mujeres. Por el

contrario, las mujeres son más prácticas, más pragmáticas, y se adaptan mejor a Internet y al

correo electrónico, le sacan más partido, porque tienen más capacidad de comunicación que

los hombres.

Los diferentes procesos históricos y las dinámicas sociales han hecho que en el caso de

Europa la ciudadanía substantiva suponga en los inicios del siglo XXI la presencia de tres

requisitos. En primer lugar, la existencia de políticas de redistribución del Estado de

bienestar, destinadas a garantizar un mínimo de dignidad, un mínimo que se ha reducido

como consecuencia de las políticas neoliberales. En segundo lugar, el reconocimiento de las

diferentes identidades culturales. Y en tercer lugar, la participación ciudadana. Algunos

expertos en temas de participación ciudadana afirman que se ha producido una disminución

del papel de la esfera pública como medio para la expresión y promoción de esta ciudadanía

substantiva.

En definitiva, la Sociedad del Conocimiento ofrecería la posibilidad de una sociedad más

participativa desde una doble perspectiva: creando vínculos sociales que van más allá de las

actuaciones realizadas desde los movimientos asociativos y generados desde los grupos

sectoriales que surgen como alternativa a la política generada por los distintos gobiernos y,

por otra suponiendo la representación e identificación de la alteridad, ocupando un lugar

preponderante, culturalmente hablando, aquellas identidades que en otro momento fueron

negadas o excluidas socialmente por no ajustarse a los arquetipos establecidos por una

sociedad de trabajo keinesiano-fordista.

Por tanto la idea de una Ciudadanía más participativa es fundamental en el entorno de la

comunicación social, que vendría a incidir en los distintos discursos políticos, enfocados a

promover la participación ciudadana desde actuaciones de voluntariado social, en las que

han de compartir las responsabilidades del Estado en atención a las necesidades sociales,

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papel éste que pretende utilizar la solidaridad como sustitutito de las respuestas públicas a

las necesidades de la ciudadanía.

4.- Conclusiones

A lo largo de este artículo he realizado un breve recorrido por la educación y el trabajo en la

Sociedad del Conocimiento, adentrándome en primer lugar en la identificación de las

características que definen a ese tipo de sociedad que cada día adquiere mayor valor; así

como las oportunidades y debilidades que, la mujer, considerada desde una posición

estereotipada, como el factor débil de la cadena de empleo, pudiere encontrar en ella.

Hemos hecho un repaso a las modificaciones que la crisis del empleo ha introducido en la

sociedad mercantil y los nuevos perfiles profesionales, que fruto de los mismos han venido

a modificar la visión gerencialista de un entorno laboral “encasillado” por perspectivas

tayloristas; por descontado, que la visión flexible y renovadora que ha introducido la Red de

redes (Internet) ha venido a revolucionar dimensiones que se creían inamovibles como: el

espacio, el tiempo, la localización; y que han situado nuestra perspectiva, la laboral también,

en otro hipocentro totalmente alejado del que creímos único e incuestionable porque era el

que asumimos como verdadero.

Esta reconfiguración de nuestras estructuras, nos ha hecho presuponer que debíamos

adaptarnos a otras realidades y que la Sociedad del Conocimiento nos aproximaría a

entornos distantes antiguamente, pero que en estos momentos estaban muy próximos; por

tanto, como ciudadan@s deberíamos aprender conocimientos y habilidades que nos

permitieran participar de esta sociedad que despuntaba con rasgos de equidad. Pero aunque

hayamos tratado los usos que pueden hacerse de estas herramientas para favorecer a grupos

y redes de mujeres, también hay que preguntarse en qué medida las TIC pueden estar

favoreciendo la proliferación de estigmas, estereotipos y prejuicios y el afianzamiento de

exclusiones, discriminaciones y dominaciones. Ya que nos hemos encontrado que emergen

usos y contenidos de la red que atentan contra las mujeres como la pornografía y la

violación a la privacidad y prácticas que incluso pueden poner en riesgo la libertad de las

mujeres como el tráfico de personas y otros delitos que todavía no están regulados por

legislaciones nacionales e internacionales.

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En definitiva, podemos afirmar que toda esta serie de contradicciones que hemos

observado en la Sociedad de la Comunicación con respecto a las mujeres: participación-

exclusión, equidad-parcialidad, oportunidad-dificultad…vienen a poner de manifiesto los

retos y oportunidades que esta sociedad ofrece para contribuir a la igualdad efectiva entre

hombres y mujeres. Realmente las tecnologías pueden contribuir a mejorar la calidad de

vida, pero no hay que olvidar que éstas no son neutrales respecto al género, por lo que

también, pueden convertirse en un elemento desequilibrador y fomentar aún más la

desigualdad. Es por tanto, preciso que en el Ciberespacio no se reproduzcan situaciones de

exclusión de género, fomentando la participación de las mujeres en la Sociedad del

Conocimiento, definida ésta como una sociedad tecnológica en la que las mujeres sean las

verdaderas protagonistas.

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