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783 Disfunción sexual vasculogénica José Mário Siqueira Marcondes dos Reis Margareth de Mello Ferreira dos Reis Valter Furlan Akash Kuzhiparambil Prakasan Capítulo 38 INTRODUCCIÓN La disfunción eréctil (DE) se define como la incapaci- dad persistente de obtener y/o mantener una erección del pene suficiente para una función sexual satisfacto- ria. I Consenso Latinoamericano de Disfunción Eréctil, 2002. 1 Un estudio reciente estimó que cerca de 152 millo- nes de hombres en el mundo presentan algún grado de DE, proyectando que el costo con el tratamiento de la patología en los siete mayores mercados farmacéuti- cos mundiales (EUA, Francia, Alemania, Italia, España, Reino Unido y Japón) alcancen valores próximos a 4 bi- llones de dólares en 2008. 2 Un estudio clásico, Massachusetts Male Aging Study (Feldman, 1994) 3 realizado en la ciudad de Boston, para la evaluación de la incidencia y prevalencia de la DE y sus factores de riesgo reveló que cerca del 52% de los hombres con edad entre 40 y 70 años presen- tan algún grado de disfunción eréctil, de éstos el 17,2% poseen disfunción mínima, el 25,2% moderada y 9,6% completa, con incidencia de 24 nuevos casos por cada mil hombres. En un estudio epidemiológico brasilero realizado en 2000, una muestra de 1.286 hombres, con edad entre 40 y 70 años, la prevalencia de DE fue del 40,8%. 4 En Brasil, datos del Instituto H. Ellis revelan 6.000 pacientes atendidos con el problema entre 1984 y 1994, con promedio de edad de 40 años y extremos entre 17 y 82 años. La DE, aunque no es fatal, tiene un gran impacto ne- gativo en la calidad de vida de los pacientes. Puede ser causada por factores psicológicos, neurológicos, hor- monales, vasculares o la combinación de éstos. El cuadro de DE asociado a isquemia arterial fue des- crito por Leriche en (1923) 5 como uno de los primeros síntomas de la oclusión aortoilíaca en hombres, pero aún hoy es frecuente la falta de asociación de los sínto- mas, dejando en segundo plano el aspecto de la sexua- lidad del paciente. Al realizar un inventario en 1.000 hombres, cerca del 12 a 14% con queja principal de DE tiene la enferme- dad del segmento aortoilíaco y el 1% tiene un aneuris- ma oculto. 6 El compromiso de disfunción sexual en mujeres ha sido pasado por alto hasta hace poco. En la enfermedad aortoilíaca existe dificultad de la lubricación vaginal (correspondiente a la DE en el hombre), estimándose que aqueja cerca del 30 al 50% de las mujeres ameri- canas. 7 ANATOMÍA Y FISIOLOGÍA DE LA ERECCIÓN El pene es el órgano masculino de la cópula, impar y mediano. Compuesto de dos cuerpos cavernosos y del

Disfunción sexual vasculogénica - amolca.com.co · Disfunción sexual vasculogénica capítulo 38 785 Vasos iliacos comunes Vasos iliacos externos (seccionados) Vasos ilíacos internos

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783

Disfunción sexual vasculogénicaJoséMárioSiqueiraMarcondesdosReis

MargarethdeMelloFerreiradosReisValter Furlan

Akash Kuzhiparambil Prakasan

Capítulo 38

INTRODUCCIÓN

La disfunción eréctil (DE) se define como la incapaci­dad persistente de obtener y/o mantener una erección del pene suficiente para una función sexual satisfacto­ria. I Consenso Latinoamericano de Disfunción Eréctil, 2002.1

Un estudio reciente estimó que cerca de 152 millo­nes de hombres en el mundo presentan algún grado de DE, proyectando que el costo con el tratamiento de la patología en los siete mayores mercados farmacéuti­cos mundiales (EUA, Francia, Alemania, Italia, España, Reino Unido y Japón) alcancen valores próximos a 4 bi­llones de dólares en 2008.2

Un estudio clásico, Massachusetts Male Aging Study (Feldman, 1994)3 realizado en la ciudad de Boston, para la evaluación de la incidencia y prevalencia de la DE y sus factores de riesgo reveló que cerca del 52% de los hombres con edad entre 40 y 70 años presen­tan algún grado de disfunción eréctil, de éstos el 17,2% poseen disfunción mínima, el 25,2% moderada y 9,6% completa, con incidencia de 24 nuevos casos por cada mil hombres. En un estudio epidemiológico brasilero realizado en 2000, una muestra de 1.286 hombres, con edad entre 40 y 70 años, la prevalencia de DE fue del 40,8%.4 En Brasil, datos del Instituto H. Ellis revelan 6.000 pacientes atendidos con el problema entre 1984

y 1994, con promedio de edad de 40 años y extremos entre 17 y 82 años.

La DE, aunque no es fatal, tiene un gran impacto ne­gativo en la calidad de vida de los pacientes. Puede ser causada por factores psicológicos, neurológicos, hor­mo nales, vasculares o la combinación de éstos.

El cuadro de DE asociado a isquemia arterial fue des­crito por Leriche en (1923)5 como uno de los primeros síntomas de la oclusión aortoilíaca en hombres, pero aún hoy es frecuente la falta de asociación de los sínto­mas, dejando en segundo plano el aspecto de la sexua­lidad del paciente.

Al realizar un inventario en 1.000 hombres, cerca del 12 a 14% con queja principal de DE tiene la enferme­dad del segmento aortoilíaco y el 1% tiene un aneuris­ma oculto.6

El compromiso de disfunción sexual en mujeres ha sido pasado por alto hasta hace poco. En la enferme dad aortoilíaca existe dificultad de la lubricación vaginal (correspondiente a la DE en el hombre), estimándo se que aqueja cerca del 30 al 50% de las mujeres ameri­canas.7

ANATOMÍA Y FISIOLOGÍA DE LA ERECCIÓN

El pene es el órgano masculino de la cópula, impar y mediano. Compuesto de dos cuerpos cavernosos y del

784 sección v Cirugía Vascular

cuerpo esponjoso que contiene la uretra. Los cuerpos cavernosos forman el dorso y los lados del cuerpo del pene. En su unión, existe un surco mediano inferior donde se sitúa el cuerpo esponjoso. El cuerpo espon­joso es más delgado que el cuerpo cavernoso, pero su porción terminal se dilata para formar el glande. Los cuerpos cavernosos son envueltos por una fascia poco elástica, la túnica albugínea. Y todos son circundados por un envoltorio fibroso espeso, la fascia de Buck. So­bre estos cuerpos hay una débil cobertura cutánea, sin tejido adiposo. Bajo la piel del pene y extendiéndose desde la base del glande hasta el diafragma urogenital está la fascia de Colles, que es continua con la fascia de Scarpa de la pared abdominal. El tejido eréctil del pene, presente en el interior de los cuerpos cavernosos, es formado internamente por estructuras sinusoidales, revestidas por endotelio cubiertas de músculo liso y pro­yecciones fibrosas de la túnica que componen el tejido de sustentación interno (Fig. 38­1).

La irrigación del pene se origina de la arteria puden­da interna (ramo terminal de la arteria ilíaca interna) que emite cuatro ramos para el pene, las arterias: dorsal del pene, bulbar, uretral y cavernosa (la más importante para el mecanismo de erección). De la arteria caverno­sa parten dos tipos de ramos, el primero se sitúa en el interior de las trabéculas y termina en una red capilar

que irriga el tejido cavernoso, mientras que el segundo asume forma espiralada (las arterias helicinas) y desem­boca directamente en los espacios sinusoidales.

El drenaje venoso del pene se hace por tres grupos de venas:

• El sistema superficial drena la piel y las estructu­ras externas a la fascia de Buck y se dirige a la vena dorsal superficial y de ésta a la vena safena, a la femoral o a la epigástrica inferior.

• El sistema intermediario drena el glande, la por­ción distal del cuerpo esponjoso y la porción distal de los cuerpos cavernosos, constituidos de venas circunflejas que drenan para la vena dorsal profunda, que a su vez drena para el plexo peri­prostático de Santorini.

• El sistema profundo drena las porciones proxi­males de los cuerpos esponjoso y cavernoso.

Todos los sistemas se comunican y forman el plexo retropúbico que drena para la vena pudenda interna y ésta para el plexo hipogástrico (Fig. 38­2).

La erección del pene es un evento neurovascular modulado por factores psicológicos y status hormonal. Es causada por estímulos parasimpáticos (originados de la porción sacral de la médula espinal de S2 a S4) y

Vena dorsalprofunda

Nervio dorsaldel pene

Arteria dorsaldel pene

Arteriascavernosas

Espaciossinosuidales

Arteriasbulbo-esponjosas

Túnicaalbugínea

Glande

Cuerpo cavernoso

Cuerpo esponjoso

Crura

Ramoisquiopúbico

Bulbodel pene

Fascia inferior deldiafragma urogenital(membrana perineal)

A BFig. 38-1. (A) Modelo esquemático de la disposición de los cuerpos cavernosos y del cuerpo esponjoso con su prolongamiento distal, el glande. (B) Pene en corte transversal, obsérvese la relación de los cuerpos cavernosos con las principales estructuras contenidas en el pene.

785capítulo 38Disfunción sexual vasculogénica

Vasos iliacos comunes

Vasos iliacos externos (seccionados)

Vasos ilíacos internos

Arteria pudenda interna

Ducto deferente y su arteria

Ramos prostáticos de la arteria vesical inferior

Arteria perineal

Arteria pudenda interna (del pene) en el diafragma urogenital

Plexo venoso prevesical(retropúbico)

Arteria del ducto deferente

Arterias escrotales posteriores

Vena cava inferior

Vena dorsal superficialdel pene

Aorta – parte abdominal

Vena dorsal profunda y arteria dorsal del pene

Fascia profunda (de Buck) del pene

Plexo cavernoso pampiniforme

Arteria testicular

simpático (fibras de T11 a L2), además de la inervación somática que se da por el nervio pudendo.

La erección ocurre como resultado de una serie de alteraciones en el flujo sanguíneo en los dos cuerpos ca­vernosos que constituyen la mayor parte de la masa del pene. Los eventos iniciales incluyen el tacto, el estímulo visual, el auditivo y estímulos de la imaginación que ac­túan centralmente. Esta activación del sistema nervioso resulta en la dilatación de las arterias helicinas y relaja­miento de la musculatura lisa de las trabéculas del cuer­po cavernoso. El influjo de sangre resultante inunda los espacios sinusoidales del cuerpo cavernoso, haciendo que el tejido trabecular comprima las pequeñas venas cavernosas contra el tejido conectivo que envuelve el cuerpo, manteniendo la erección.

Aparentemente, la vía más importante en el mecanis­mo periférico de la erección está mediada por el óxido nítrico. A partir de un estímulo sexual, hay liberación de óxido nítrico en las terminaciones nerviosas (no adrenérgicas y no colinérgicas) y, en menor extensión, en las células endoteliales. El óxido nítrico prontamen­te difusible estimula la guanilato ciclasa en las células de la musculatura lisa arterial y trabecular, aumentan­do la concentración de GMPc (guanosina monofosfato cíclico). Ese proceso facilita la disminución del calcio

intracelular, permitiendo el relajamiento de la muscu­latura lisa del cuerpo cavernoso y consecuentemente la erección. El GMPc es hidrolizado en GMP por acción de la fosfodiesterasis 5 (PDE 5).

La detumescencia es resultado de diversos factores por disminución de liberación de óxido nítrico, la inac­tivación del segundo mensajero (GMPc) o por la parti­cipación del sistema simpático en la eyaculación.8

Los sinusoides cavernosos, que en estado normal están vacíos, se dilatan a medida que la sangre arte­rial fluye hacia su interior, pasando de una presión de reposo de 5 a 20 mmHg a una presión media de 90 a 100 mmHg.

La erección puede dividirse en cuatro fases:

• Fase1, es la fase de flacidez o reposo del pene, contiene aproximadamente 60 ml de sangre, bajo una presión de 5 mmHg.

• Fase 2, llamada fase de tumescencia –después del estímulo, comienza a haber un rápido aumento del volumen sanguíneo y cambio lento de la pre­sión.

• Fase 3, la erección ocurre por la distensión máxi­ma de los cuerpos cavernosos y simultáneamente se procesa la oclusión venosa, que es cuando el

Fig. 38-2. Irrigación arterial y drenaje venoso del aparato genital masculino.

786 sección v Cirugía Vascular

volumen alcanza cerca de 130 ml y la presión se iguala a la presión media sistémica.

• Fase4 o de detumescencia, corresponde a la con­tracción del tejido muscular liso y vaciamiento de los cuerpos eréctiles.

ETIOPATOGENIA Y FISIOPATOLOGÍA

Hasta la década de 1980, la etiología de la disfunción eréctil era atribuida primariamente a causas psicogéni­cas. Con el mejoramiento de la técnica investigativa, la etiología orgánica ha sido documentada en cerca del 80% de los hombres con disfunción eréctil.9

Entre las causas orgánicas de la disfunción sexual, la enfermedad arterial es la más común. Los factores de riesgo vasculares son reconocidos como destacados en el desarrollo de la DE vasculogénica.

La edad, el tabaquismo, la diabetes melito, la hiper­tensión y la dislipidemia son factores importantes im­plicados en el manejo de estos pacientes. Kaiser et al., demostraron que la presencia de disfunción eréctil ar­teriogénica estaba asociada con la alta prevalencia de la enfermedad ateroesclerótica aparente, particularmente en hombres con más de 50 años. Izukawa (1997), relató la presencia de DE en cerca de 32,7% en pacientes con enfermedad coronaria comprobada.10 La presencia de placas ateromatosas se puede presentar desde la aorta con comprometimiento simétrico de sus ramos o lesio­nes aisladas de las arterias del segmento pudendo del pene. El tiempo de isquemia crónica puede promover la degeneración fibrosa del tejido muscular liso que compone el tejido cavernoso.11

El tabaquismo es factor de riesgo mayor para el de­sarrollo de disfunción eréctil, especialmente entre fuma­dores de más de 40 cigarrillos/día, según evidencias epidemiológicas.1 Los efectos del tabaco en el endotelio vascular y los nervios periféricos están bien descritos, ade­más del posible aumento del tono simpático del pene.12

La disfunción eréctil es una complicación común en los pacientes diabéticos. El papel de la neuropatía auto­nómica en la etiología de la disfunción eréctil en diabé­ticos está bien establecido, pero otros factores como la enfermedad vascular periférica, el tratamiento medica­mentoso con varias drogas y factores psicológicos pue­den contribuir de manera significativa.13

La hipertensión se correlaciona con una mayor in­cidencia de disfunción eréctil. Un estudio reciente que utiliza un cuestionario de validez del índice de función eréctil relató una incidencia mayor entre hipertensos que en la población general.

La asociación entre dislipidemia y DE se atribuyó originalmente a la enfermedad ateroesclerótica de los

vasos pélvicos. Más recientemente se demostraron de manera consistente alteraciones en el relajamiento del lecho vascular en pacientes dislipidémicos que mejora­ban con terapias hipolipidémicas.

El trauma pélvico es una causa importante de la dis­función eréctil, principalmente, en el paciente joven, siendo citada por Goldstein,14 la lesión ocasionada por andar en bicicleta por períodos largos.

Además de la ateroesclerosis y del trauma, se deben recordar otras etiologías que tienen abordaje terapéu­tico diferente. Así es que, en los pacientes jóvenes, las vasculitis sistémicas pueden, eventualmente, producir daños en arterias del segmento aortoilíaco, hipogástri­co, pudendo y pudendofálica. Otras causas de degene­ración arterial más raras, que llevan a la oclusión, son la malformación congénita del cuerpo cavernoso, displa­sias arteriales (hipoplasia).

El disturbio venoclusivo puede ocurrir por pérdida de la complacencia de los espacios lacunares del cuer­po cavernoso (alteraciones en el metabolismo del co­lágeno, trauma del pene, priapismo y enfermedad de Peyronie) y por la presencia de fístula entre los cuerpos cavernosos y el cuerpo esponjoso (Broderik, 1999).15

El resultado de todos estos factores etiológicos, inde­pendiente del agente causal, es el hipoflujo o la ausen­cia de un flujo arterial para promover la erección par­cial o total o una alteración estructural de los cuerpos cavernosos (Buvat, 1987, Carson, 1999).16, 17

SINTOMATOLOGÍA Y DIAGNÓSTICO

Las disfunciones sexuales están rodeadas de innume­rables tabúes. En nuestra experiencia, el tiempo medio de disfunción en que el paciente busca tratamiento es de cer ca de 4 años.18

El manejo inicial de los pacientes con DE consiste en identificar los factores médicos y psicológicos asociados con la enfermedad. El abordaje inicial debe ser condu­cido de modo que se estreche la confianza entre el mé­dico y el paciente. Una historia médica detallada, que reconozca los factores de riesgo modificables, además de una evaluación de la historia sexual con información sobre relaciones previas, estado emocional, inicio y du­ración de la DE, consultas previas e intentos de trata­miento son indispensables. Un examen físico dirigido, con énfasis en los sistemas genitourinario, endocrino, vascular y neurológico puede revelar hallazgos no sos­pechados, como la enfermedad de Peyronie, hipogona­dismo y cáncer prostático.

La evaluación vascular enfatizando el territorio aor­toilíaco es crucial. Sabemos que este territorio de vez en cuando denominado “silencioso” tiene una evolución