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ATALANTA APULEYO AMOR Y PSIQUE

Amor y Psique

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La fábula de Amor y Psique es uno de los mitos más bellos y significativos de la Antigüedad clásica.

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A T A L A N T A

A P U L E Y OA M O R Y P S I Q U E

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La fábula de Amor y Psique es unode los mitos más bellos y significati -vos de la Antigüedad clásica, así comouno de los que mayor influencia ha ejer-cido sobre la literatura y las ar tes, nosólo durante la época grecolatina sinotambién a lo largo de la Edad Media y elRenacimiento, e incluso hasta el sigloXVIII. Una buena prueba de que aún no hadecaído es la adaptación que el escritoringlés C. S. Lewis realizó de este mito amediados del siglo pasado, después dehaberla madurado durante toda su vida.

La única versión completa que con-servamos de esta historia mitológica sehalla inserta en medio de la variadatrama de relatos que integran la novelade Apuleyo El asno de oro, escrita enCartago en el siglo II de nuestra era. Trá -gica y obscena, mística y burlona, estaobra conserva todas las característicasde la literatura latina imperial, sin olvi-dar la esencia espiritual alejandrina dela que también es heredera.

En su largo y erudito epílogo, An to nioBetancor repasa exhaustivamente todaslas facetas que ha suscitado este mito:desde las abstrusas pirotecnias de losmitógrafos y gramáticos de la Antigüe -dad a las vibrantes visiones neoplatóni-cas que llegan hasta Ficino; desde lasdistintas interpretaciones psicológicasjunguianas a los estudios literarios másrecientes sobre el contexto cultural enque surgió. Asimismo analiza la esquivapersonalidad de su autor, hombre de le-tras y showman que, como señala EdgarWind, aprendió de Platón que las cosas

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AR S B R EV I S

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APULEYO

AMOR Y PSIQUE

ATA L A N TA2014

APULEYO Y LA FORTUNA

ANTONIO BETANCOR

TRADUCCIÓN

ALEJANDRO COROLEU

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Todos los derechos reservados

Título original: Amor et Psyche(Metamorphoses, libros IV, V y VI)

© De la traducción: Alejandro Coroleu© De «Apuleyo y la fortuna»: Antonio Betancor

© EDICIONES ATALANTA, S. L.Mas Pou. Vilaür 17483. Girona. EspañaTeléfono: 972 79 58 05 Fax: 972 79 58 34

atalantaweb.com

ISBN: 978-84-942276-8-4Depósito legal: GI-863-2014

En portada: fresco hallado en la Casa de los Epigramas, en Pompeya, Nápoles.

En contraportada: Eros, Marte y Venus. Pompeya, Nápoles.

Dirección y diseño: Jacobo Siruela

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o

transformación de esta obra sólo puede ser realizada con la autorización

de sus titulares, salvo ex cepción prevista por la ley.

Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Repro gráficos,

www.cedro.org) si necesita fotocopiar

o escanear algún fragmento

de esta obra.

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AMOR Y PSIQUE

ATA L A N TA2014

APULEYO Y LA FORTUNA

ANTONIO BETANCOR

TRADUCCIÓN

ALEJANDRO COROLEU

1 Apuleyo Preliminares 1_Ars Brevis (Apuleyo) 03/06/14 13:32 Página 5

Page 16: Amor y Psique

Todos los derechos reservados

Título original: Amor et Psyche(Metamorphoses, libros IV, V y VI)

© De la traducción: Alejandro Coroleu© De «Apuleyo y la fortuna»: Antonio Betancor

© EDICIONES ATALANTA, S. L.Mas Pou. Vilaür 17483. Girona. EspañaTeléfono: 972 79 58 05 Fax: 972 79 58 34

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ISBN: 978-84-942276-8-4Depósito legal: GI-863-2014

En portada: fresco hallado en la Casa de los Epigramas, en Pompeya, Museo Arqueológico Nacional de Nápoles.

En contraportada: Eros, Marte y Venus. Pompeya, Museo Arqueológico Nacional de Nápoles.

Dirección y diseño: Jacobo Siruela

Segunda edición

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o

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de sus titulares, salvo ex cepción prevista por la ley.

Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Repro gráficos,

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(IV, 28) Había una vez en una ciudad un rey y unareina que tenían tres hijas, notables por su hermosu-ra.1 Las dos mayores, aunque de aspecto encantador,aún merecían poder ser celebradas con alabanzashumanas; en cambio, la belleza de la más pequeña eratan excepcional y extraordinaria que la pobreza dellenguaje humano no podía expresarla, ni siquiera ala-barla suficientemente. Muchos ciudadanos y nume-rosos forasteros, a los que la noticia de tan singularvisión congregaba en ansiosa concurrencia, asombra-dos por la admiración de una hermosura tan inacce-sible, la veneraban, acercándose con devoción reli-giosa a los labios los dedos pulgar e índice de la manoderecha, como si se tratase de la propia diosa Venus.2

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1. El texto empleado para la traducción es el de la edición deR. Helm, publicada en la colección Teubner (Leipzig, 1968), delque, no obstante, nos apartamos en un par de ocasiones.

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Se había extendido por las ciudades más próximasy por las regiones vecinas el rumor de que o bien ladiosa, a la que había engendrado el azul profundodel mar y había criado la mollina de las olas espumo-sas, vivía entre el populacho, obsequiándole el donde su continua presencia, o bien que, por una nuevafecundación del rocío celeste, esta vez la tierra, y noel mar, había producido otra Venus, dotada de la florde la virginidad.

(29) Así, día a día, crece formidablemente esta cre-encia; la fama cada vez más extendida se esparce porlas islas más próximas, por una parte del continente ypor numerosos países. Muchos mortales, recorriendolargos caminos y surcando profundísimas extensio-nes del mar, acudían a contemplar el glorioso prodi-gio de aquella época. Nadie navegaba ya hacia Pafos,ni hacia Cnidos, ni siquiera hacia la misma Citereapara ver a la diosa Venus.3 Los sacrificios se aplazan,los templos son degradados; se pisan las almohadassobre las que se colocan las imágenes divinas, sonsuprimidas las ceremonias; ya no se coronan con flo-res las estatuas, y los altares, vacíos, son ensuciadoscon ceniza fría. Se dirigen súplicas a la doncella yhonran en un rostro humano la majestad de tan grandiosa; por la mañana, mientras la doncella pasea,aplacan el nombre de Venus, ausente, con sacrificios

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2. En señal de admiración. 3. Situados respectivamente en Chipre, Asia Menor y en la

costa del Peloponeso, Pafos, Cnidos y Citerea eran tradicional-mente lugares de culto de la diosa Venus.

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y banquetes rituales, y cuando pasea por calles y pla-zas el pueblo la invoca con flores y guirnaldas. Este desmedido desplazamiento de los honores

divinos hacia el culto de una muchacha mortal en -ciende con ardor los ánimos de la verdadera Venus,que, incapaz de contener su indignación, agitándosey sacudiendo la cabeza, dice para sí:

(30) «He aquí que yo, la madre primigenia de lanaturaleza, el origen iniciador de los elementos, yo,Venus, nodriza de toda la tierra, me veo arrastrada acompartir los honores dignos de mi majestad conuna muchacha mortal, y mi nombre, de fundacióncelestial, es profanado por la sordidez terrenal. ¡Tansólo me falta tolerar una dudosa veneración de se -gundo rango, teniendo que compartir los sacrificiosa mí debidos, y que una muchacha que al fin y alcabo es mortal pasee por todos lados mi imagen! Enbalde aquel pastor, cuya justicia y fidelidad pudocomprobar el gran Júpiter, me prefirió a diosas tanimportantes por mi aspecto eximio.4 Pero esta mu-chacha, sea quien sea, no usurpará, gozosa, mis ho -nores durante mucho tiempo: pronto haré que searrepienta incluso de su irreverente encanto». Y al punto llama a aquel hijo suyo alado,5 tan

temerario que, con sus malas costumbres, desprecia

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4. Se trata de Paris, pastor e hijo del rey de Troya, que esco-gió a Venus, antes que a Juno y Minerva, al haber de decidir cuálde las tres diosas era la más bella. Como recompensa, recibió aHelena, acción que motivó la guerra de Troya. 5. Cupido.

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la moralidad pública, y, armado con llamas y flechas,correteando por las noches por entre las casas de losdemás y desuniendo todos los matrimonios, cometeimpunemente tantas acciones deshonrosas y no hacenada bueno. A éste, ya de por sí frívolo y licencioso,Venus lo excita aún más con sus palabras, lo condu-ce a aquella ciudad y le muestra a Psique en persona,pues así se llamaba la muchacha.

(31) Después de haberle relatado toda aquella his-toria sobre la rivalidad en belleza, gimiendo y agi-tándose indignada, le dice: «Te lo suplico por loslazos del amor maternal, por las dulces heridas detus flechas y por las suaves quemaduras de tu fuego,concede a tu madre una venganza pero que sea com-pleta y véngate severamente de esta belleza rebelde.Haz, de buen grado, esto y sólo esto por encima detodo: que esta doncella sea poseída por el amor másapasionado del hombre más vil, un hombre al que laFortuna haya golpeado en su dignidad, en su patri-monio e incluso en su propia persona, y que sea tandesgraciado que no se pueda encontrar a nadie quese le asemeje en infortunio». Así habló y con los labios entreabiertos besó a su

hijo largamente y con ardor. A continuación, se diri-ge a las orillas próximas de la costa donde rompenlas olas y, pisando con sus pies rosados la cresta delagua de las olas centelleantes, se sienta sobre la sere-na superficie del mar profundo. Tan pronto comoella lo desea, y al unísono, como si lo hubiera pres-crito con antelación, no se hace esperar el homenaje

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de los habitantes del mar: acuden las hijas de Nereo,cantando cual coro, y Portuno, de barba hirsuta yazulada, y Salacia, con la falda cargada de peces,y Palemón, el pequeño auriga que monta sobre undelfín; por todas partes, saltando a través de la mar,acude también un grupo de tritones: uno hace soplarel sonoro cuerno marino, otro la protege del calordel sol abrasador con un velo de seda, otro acerca unespejo a los ojos de la señora, mientras otros, unidosa su carro en parejas, arrastran el carro nadando bajoel agua. Tal es el ejército que escolta a Venus cuandose dirige hacia el Océano.6

(32) Entretanto Psique, con toda su espléndidabelleza, no obtiene fruto alguno de su encanto.Todos la contemplan, todos la alaban, pero nadie, nirey ni persona de estirpe real, ni siquiera uno de laplebe se acerca a ella, deseoso de pedirle la mano enmatrimonio. Ciertamente todos admiran su aparien-cia divina, pero cual si fuera una estatua trabajadapor un artista. Ya hacía tiempo que las dos hermanasmayores, cuya discreta belleza la gente jamás habíapregonado, después de haber sido prometidas a pre-tendientes reales, habían celebrado bodas felices.

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6. Las Nereidas eran divinidades que vivían en el fondo delmar. Portuno era el dios de los puertos. Salacia era la diosaromana de las olas. Palemón, dios marino de origen griego, alque un delfín rescató de las aguas después de que su madre sesuicidara lanzándose al mar. Los tritones, servidores deNeptuno, poseían forma de hombre en la parte superior de sucuerpo, y de pez en la inferior.

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Psique, en cambio, virgen y sin que nadie la preten-da, quedándose en casa, llora su soledad, enferma decuerpo y herida en su ánimo; y, por más que subelleza a todos complace, en su corazón ella la odia. Por ello, el desgraciadísimo padre de una hija tan

infortunada, sospechando el odio de los habitantesdel cielo y temiendo la ira de los dioses, consulta eloráculo antiquísimo del dios de Mileto y suplica conruegos y sacrificios a divinidad tan importantebodas y marido para doncella tan desdichada.7 PeroApolo, aunque griego y de Jonia, en consideración alautor de esta milesia,8 responde así en latín:

(33) «En la cima de una montaña, deja, ¡oh, rey!,a la muchacha, vestida con las ropas propias paraunas bodas funestas. Y no esperes un yerno nacidode estirpe mortal, sino un monstruo cruel, feroz yviperino, que, volando con sus alas por los aires, atodos importuna y con su llama y hierro cada cosaconsume, a quien incluso el propio Júpiter tienemiedo, que causa pavor entre los dioses y horrorentre las aguas y las tinieblas de la Estigia».9

El rey, en otro tiempo feliz, tras oír la respuestadel oráculo sagrado, vuelve a casa apesadumbrado y

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7. Mileto era un santuario que albergaba uno de los dos orá-culos del dios Apolo.8. Apuleyo alude a sí mismo en cuanto autor de un relato que

pertenece al género de la novela milesia, novela de corta exten-sión cuyo primer autor conocido fue Aristides de Mileto, dequien el género tomaría su nombre.9. Laguna del mundo subterraneo.

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más profundas se expresan mejor en untono de ironía.

Apuleyo nace en Madauros (Argelia)en torno al año 125 de nuestra era. Suvida coincide con la Segunda Sofística,cuando una serie de autores de origengriego busca restaurar el prestigio de lacultura helénica en las ricas ciudades dela cuenca oriental del Medite rráneo queestaban bajo el dominio romano. Gra -cias a su holgada posición económicaestudiará retórica en Car tago y, mástarde, geometría, poesía y música enAtenas. En Grecia toma contacto con elplatonismo y los grandes centros de lasofística griega, como Samos, Pérgamoy Esmirna. En Oea, la moderna Trípoli,se casa con una viuda rica. Posterior -mente será acusado de haberla sedu -cido mediante artes mágicas, pero esabsuelto del proceso en el año 158 gra-cias a su brillante oratoria, que se con-serva íntegramente en su Apo lo gía.Durante la década que siguió a esteacontecimiento, Apuleyo logra consa-grarse en Cartago por sus dotes comorétor. Muere en torno al año 180. De suobra destacan sus discursos, como laApo logía y la Florida, sus tratados filo-sóficos, como De Deo Socratis, De Pla -tone y De mundo, y esa extraordinariamezcla indiscriminada de novela pica-resca, tratado mistagógico, pornografíay brillante ejercicio estilístico que essu novela Las Metamorfosis, que SanAgustín titularía El asno de oro.

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