180

Adelita y su magia

Embed Size (px)

DESCRIPTION

Adelita es una niña extrovertida y divertida que no tiene mas sueño en la vida que ser una de las mejores magas en su mundo de fantasia.

Citation preview

Page 1: Adelita y su magia
Page 2: Adelita y su magia

Página | 2

Autor: MªDolores Alonso Casañ

Isbn: 978-84-613-2204-6 Deposito: PM-1399-2009

Page 3: Adelita y su magia

Página | 3

Capítulo Primero-Quien soy, quienes somos

¿Alguna vez habéis visto a alguien tan insensato que

de una lata de atún saque un besugo vivo?

¡Estoy casi segura de que no!, soy Adelaida, bueno

llamarme Adelita, tengo ocho años recién cumplidos, y

vivo con mis dos tíos, Eduardo y Teresa. El de la lata

de atún es mi tío Eduardo, tenéis que verlo hacer

aquel tipo de magia tan extraña que con tanta

habilidad el solo efectúa.

Esperar un momento, quiero contaros como son

físicamente mis tíos para que así los conozcáis un

poquito mejor. Mi tío Eduardo fue a la guerra en los

años…. ¡Caray no lo recuerdo !,¡ Ya, sí, creo que lo

recuerdo, eran tiempos de por lo menos cuando los

indios apaches y todo eso de lanzas y cosas así, el era

un coronel de la vieja caballería !,¡ siempre contaba

cosas de sus batallas cuando nos sentábamos las

noches de navidad junto a la chimenea para abrir los

regalos, parecía que aquel tema le hacía sentirse

joven, púes ya se adentraba a la edad de los setenta y

nueve años, con aquel sobrepeso que llevaba encima,

por su gran tripa, y esos zapatones que le hacían

parecer mucho más alto e esterilizado de lo que

realmente era. Nunca dejaba a su buena pipa lejos de

él, ¡dichoso humo!, oía decir cada día a mi tía, mientras

Page 4: Adelita y su magia

Página | 4

con sus suaves manos, me peinaba el cabello cada

mañana.

La forma física de mi tía era gruesa, más tenía cuatro

pelos negros en la barbilla, los cual cuando se distraía

me encantaba estirar haciéndola rabiar.

Mi tío Eduardo, me decía constantemente, qué la tía

Teresa, tenia mostacho, ¡sí, eso que le llamáis bigote

muchos de vosotros!; aquella situación, me producía

una risa enorme, imaginando a mi tía, con aquella facha

gruesa, con bigote y una enorme barba.

¡Adelaida!— oí gritar a mi tía— ¡Otra vez

soñando despierta, bájate de las nubes, y haz

los deberes del colegio, o nuevamente

conseguirás que te vuelvan a suspender de

curso!— dijo mí tía entre regañadientes— ¡Y

esta vez, sí suspendes no habrá tarta de

chocolate ni regalos, ni nada, y mucho menos

magia!

¡Tía!— dije protestando— ¡No es justo!

Estudia y te diré lo que es o no justo.

Mi tía se acerco cariñosamente hacia mí, me sacudió

con cariño la melena, y sobre ella poso un beso. Era la

mujer, más tierna e encantadora para mi, de todo el

universo; ella, a diferencia de mi tío, no le gustaba

para nada la magia, decía que ello, era algo malvado

Page 5: Adelita y su magia

Página | 5

que debía dejar de existir entre nuestra familia. Pues

la hechicería, venía por parte de mis tatarabuelos

hasta llegar a mis padres, terminando en mí.

Aunque yo todavía, no soy tan buena como mi tío

convirtiendo las latas de atún en un besugo vivo, pero

estoy convencida que un día lo lograre.

Todo lo que he conseguido hacer en este tiempo es

hacerme solo un poquito invisible, digo un poquito,

porque lo mas que consigo hacer que desaparezca de

mi es mi dedo meñique. A mi tío la situación le parece

grotesca siendo una falta de educación por la buena

magia, en cambio a mi tía le parece todo un horror, de

que una niñita de ocho años ande escondiendo ya sus

pequeños dedos.

¡Dichosa mujer!— oí protestar a mi tío —

¿donde dejaste la poción que fabrique de

cuernos de murciélago?

¡Déjame en paz con tus dichosas pociones que

no quiero saber nada de ellas!— le respondió

enfadada Teresa.

¿Donde la metiste mujer? , ¡se de sobra que

solo tú has debido de ser, con esa manía tuya de

tener siempre las cosas guardadas bajo llave!

Page 6: Adelita y su magia

Página | 6

¿Y qué pretendías que Adelita le diera un sorbo

a la poción y cayera muerta burro?—respondió

enojada Teresa.

¡Ves, ves como has sido tú! ¡dichosa mujer del

demonio! ¡devuélvemelo inmediatamente!—

ordeno mi tío muy enfadado, dirigiéndose hacia

mi tía con los ojos encendidos.

Mi tía muy molesta por la actitud de mi tío, se dirigió

a paso ligero hacia la despensa del final de la puerta,

la abrió y busco una llave dorada, introduciéndola en

una pequeña cerradura, la abrió y saco aquella poción

del demonio, como decía mi tía.

¡Tómala pesado! – dijo mi tía casi echándosela

encima— ¡ten más cuidado la próxima vez, o te

la tirare por el agujeró de la pila!

¡Cuidado mujer, que esta opción es muy

potente!— dijo mío tomándola con mucho

cuidado.

¿Que has hecho tío?— pregunte emocionada y

curiosa al oír sus palabras.

Una cosa que no te puedo revelar Adelita— dijo

mi tío con una gran sonrisa.

¡No hay derecho!—proteste cruzándome de

brazos— ¡Quiero saber lo que es!

Page 7: Adelita y su magia

Página | 7

¡Poción de murciélago!—me respondió mi tía— es

todo lo que debes de saber de momento, ¿de

acuerdo pequeña?— insistió mi tía— ¿Hiciste los

deberes que te dije?

No – le respondí furiosa.

¡Pues ya sabes lo que tienes que hacer!—dijo mi

tía señalándome mi habitación.

Me dirigí muy enfadada a mi cuarto, no tenía ninguna

intención de hacer caso a mi tía en lo de estudiar, solo

sentía una enorme curiosidad, de saber que estaba

preparando mi tío con aquella poción, que según el

trato que le estaba dando tan cariñoso y minucioso,

debía de tratarse de algo genial. Cogí de la pequeña

biblioteca que disponía mi habitación, un libro de la

familia, eran fotografías de cuando mis papas estaban

vivos, pues ellos murieron cuando yo vine al mundo,

dicen mis tíos que fue un accidente de coche lo que los

mato, sin embargo, he oído decir a otros, que fue el

mago más poderoso del reino quien termino con ellos.

No sé quien dirá realmente la verdad, pero un día lo

sabré y entonces con mi magia, vengare a mis padres

si ha sido culpa del demonizado mago, quien termino

con ellos. Me tumbe en mi cama boca abajo, con el

libro abierto, y vi las fotos de mis padres, como me

saludaban y me hablaban tras ellas. Mi madre estaba

Page 8: Adelita y su magia

Página | 8

guapísima aquel día de su boda, con aquel traje crema,

y ese peinado suelto, que hacía parecer una diosa

hermosa, mi padre en cambio, parecía con aquel traje

horrendo negro, que venía de un funeral, esa foto, era

la única, con la que yo podía contactar con mis papas,

diciéndoles, como estaba, y como estaban mis tíos.

Siempre me hablaban y me decían que me querían, lo

curioso, era que siempre me decían las mismas

palabras, era como si tuvieran una grabadora puesta

en sus bolsillos, y siempre decían lo mismo, pero no me

importaba, porque todos los días, me decían que me

querían. Había también en aquel álbum familiar, una

foto de una mujer con una gran verruga marrón me

daba miedo verla, era una señora mayor, tendría por lo

menos unos ochenta y ocho años, o más, la foto era en

blanco y negro, y debajo de ella ponía,” Abuela

Adelaida “,Entonces yo me asustaba, porque tenía mi

nombre, estaba claro, que aquella mujer tan fea y

vieja, era de mi familia, pero no sé si realmente seria

mi abuela o mi bisabuela, pues el álbum era muy, pero

que muy viejo, de hecho cuando lo cogías, el mismo,

del polvo tosía, y eso que yo, siempre que podía y

recordaba, que en la casa aparte de Carlota la araña, e

Tina la rata, también se solía generar, un polvo

desagradable que rodeaba el hogar. Comencé a

Page 9: Adelita y su magia

Página | 9

aburrirme pensando en mis obligaciones, púes aunque

las estaba esquivando savia que tarde o temprano

debería de comenzar a efectuarlas, porque si una cosa

tenía claro, es que la tarta de chocolate que hacia mi

ti, estaba tan entrañablemente rica, qué era imposible

no comérsela con desespero. Recuerdo que el año

pasado, mi tía le añadió un pequeño ingrediente más a

aquella tarta, si, fue corteza de naranja, he incluso le

coloco un poquito de fresa entre medias de aquellos

cremosos pedazos de chocolate.

En esa ocasión, yo no savia que a mi tía le había dado

por rellenar aquella fantástica tarta, así que cogí un

cuchillo, y con mis torpes manitas tome un trozo,

convirtiendo la tarta en una gran pasta pegajosa en el

suelo. Que contar que mi tía me riño por no esperarle

a que fuera ella quien la cortara, pero en el fondo mi

tía rió, al ver aquel aspecto espantoso y sucio que mi

cuerpo llevaba.

¡Adelita! – dijo mi tía tocando insistente mi

puerta— ¡Los tíos nos vamos a la plaza!

Me levante deprisa de mi cama y corrí a abrirle la

puerta.

¿Puedo ir con vosotros tía?— dije tirándole del

vestido suplicante— ¿Porfía?

Mi tío miro a mi tía y esta me miro a mí.

Page 10: Adelita y su magia

Página | 10

Enséñame lo que has trabajado—dijo mi tía.

Arrastre inocente mi pie por el suelo comenzando a

hacer pucheros como si fuera un bebe buscando en mi

tía, esa parte de ella que la hacía sentir un poquito

culpable, para así conseguir mi objetivo, que era irme

con ellos a la plaza.

No me dio tiempo— dije en voz baja.

Entonces deberás de quedarte en casa—dijo mi

tía firmemente mirándome a los ojos

¡Te prometo que los haré cuando volvamos!—dije

insistente— ¿vale tía, tío?

Ambos volvieron a mirarse sin estar muy convencidos

por mis palabras, púes no era la primera vez que les

prometía algo y luego se me olvidaba cumplirlo.

Solo esta vez— dijo mi tío sin perder la vista de

mi tía nada convencida— pero debes de

prometer que no tocaras nada de la plaza.

¡Y mucho menos pedir nada!—dijo mi tía

rápidamente— ¡Tus tíos son pobres y ahora

mismo no pueden malgastar mucho! ¿oyes

Adelita?

¡De acuerdo!—dije con los labios fruncidos.

Aquello de no poder pedir nada, me enojaba

terriblemente, púes no tenía otra ilusión que mi tío me

Page 11: Adelita y su magia

Página | 11

comprara un cubo mágico, pero estaban muy caros,

veinticincos peonzas de gato.

¡Pero al menos podré decir lo que me gustaría

para navidad! ¿verdad tía?—dije con cara de

pena, esperando algo de piedad por parte de

ambos.

¡Solo decir, eso será todo! ¿conforme Adelita,

Teresa?—dijo mi tío mirándonos a las dos.

¡Está bien!—dijo mi tía a mi tío— ¡Pero lo que

dice tu tío he Adelita!

¡Sí!—dijo dando un salto de alegría al mismo

tiempo que abrazaba a los dos.

¡Vístete rápido!—dijo mi tío— te esperamos en

el coche.

El coche de mi tío, sí a aquella masa de hierro oxidada

se le podía llamar alguna vez vehículo, era un pequeño

camioncito abierto, repletos de tableros viejos; que al

poner en funcionamiento, era tal estruendo el ruido

del motor que hacía, qué hasta los mismos vecinos, y la

señora Margarita que vivía una calle más abajo

asomaban sus cabezas para decirle a mi tío. “¡Eduardo!

¿Que no te decides a cambiar de coche? ¡Mi hermano

tiene uno que está bastante bien, y lo vende barato! ”

O también “Eduardo tira esa chatarra de una vez por

todas, estas contaminando con ella la ciudad entera”.

Page 12: Adelita y su magia

Página | 12

Eso cuando no eran risas sarcásticas las que se oía. Y

es que en cierta forma, aquel coche, tenía más de

cuarenta y nueve años, pero seguía funcionando, según

decía mi tío, igual que el primer día. Mi tío le tenía

tanto acepto a aquel montón de chatarra, que aunque

le dieran por el mil peonzas de gato, no lo entregaría.

¡Por fin llegaste!— dijo mi tía haciéndose a un

lado para que pudiera sentarme junto a ella.

¡Si, ya estoy aquí!—respondí con una enorme

sonrisa.

¡Te arreglaste demasiado!—dijo mi tío

ofreciéndome una mirada burlona.

¡Déjala está bien!—repuso mi tía—si entre

nuevamente dentro de la casa a cambiarse

haremos tarde, y se irá Aramios.

Si tienes razón— le respondió mi tío

¡Tía!— dije cogiéndole del jersey que llevaba

puesto— ¿Quién es Aramios?

¡Es un señor que tiene como todos los de allí una

tiendecita de productos mágicos!—dijo mi tía

exaltada por el primer bache del camino.

¿Y que vende ese Aramios tío?—pregunte

curiosa.

¡De todo!—me respondió riendo— ahora silencio,

déjame que me centre en la conducción, no es

Page 13: Adelita y su magia

Página | 13

bueno que me distraigas, podíamos sufrir un

percance.

¡Si con este montón de chatarra no vamos a más

de quince kilómetros por hora tío!—dije

renegando, mientras mi tía hábil con una sonrisa

en la boca, ponía su mano en mi boca para

hacerme callar deprisa, mientras arrimaba sus

labios cerca de mi oreja y me decía

cariñosamente.

¡Si no te callas Adelita, conseguirás que tu tío

nos deje aquí en medio de la nada y tengamos

que regresar andando, ya lo conoces!

Mire a mi tía, y a mi tío, y he de decir, que sus

palabras me convencieron por completo, aquella zona

desértica que estábamos pasando, no era

precisamente uno de mis sitios favoritos en los que

andar, al menos si nos dejara tiradas en la senda de

los patos, podría ser que hasta me gustara, pero allí,

era todo kilómetros de tierra. Un día me dijo mi tía

que aquello tan desértico una vez había sido un campo

repleto de un esplendor verde apoteósico increíble.

Ciertamente yo no lo conocí, pues como ella decía, ni

siquiera yo había nacido, me hubiera gustado verlo con

ese verde que mi tía decía.

Page 14: Adelita y su magia

Página | 14

¡Estamos llegando!— dijo mi tío, mientras

reducía aún más la marcha de la camioneta.

¡ Creí que no llegábamos nunca!—protesto mi tía

Lo cual yo no dije nada, y mostrándoles una gran

sonrisa a ambos, me puse en medio de los dos,

tomándoles de las manos.

¡Anda Adelita!— dijo mi tío soltándome de su

mano— ves y mira lo que te guste.

¿De verdad puedo tíos?— dije extrañada

mirando a los dos.

Es peligroso que ande sola por la plaza

Eduardo— protesto mi tía

¡Ya es mayorcita!—respondió el— dale un poco

de confianza, además—dijo mientras me

miraba— es algo más responsable—esto último

lo dijo no muy convencido, e al mismo tiempo

que intentaba convencerse a sí mismo.

¡Gracias tíos!—dije yo dando un gran salto,

ofreciéndoles uno de mis grandes y sonoros

besos.

Sin perder ni un minuto más de mí apreciado tiempo,

por si se echaban atrás, Salí de inmediato hacia el

mismo bullicio del mercado.

¡ Adelita!— grito mi tía

Page 15: Adelita y su magia

Página | 15

¡ Si tía!—conseguí responderle ya demasiado

lejos de sus manos

¡Nos vemos en la camioneta en un par de

horas!—dijo finalmente mientras ella también

se iba.

¡Vale tía!—le respondió ya metida en el

mismísimo bullicio de gente.

Había muchos extranjeros desde Hombres acordeón,

a mujeres Arpa, debían de estar viniendo de tierras

lejanas a comprar pócimas que solo en la plaza podían

encontrar. Quien me extraño ver en un mercado como

aquel fue al hombre enano, un hombrecito de no más

de cuarenta centímetros con un genio terriblemente

espantoso, y muy, pero que muy grosero a mi parecer.

Los enanos, eran personas que no solían salir de sus

escondites casi nunca, solían vivir como los animales

en manadas de treinta a cuarenta metidos en cuevas

subterráneas, no solían hablar con nadie del exterior,

y cuando lo hacían, debido a no tener costumbre de

hablar, lo hacían muy groseramente, no siendo bien

recibidos allá donde fueran.

Hacía mucho tiempo que no visitaba la plaza, y que

deciros que realmente me encanto encontrarme allí a

mis anchas , sin nadie que en aquel preciso instante

mandara sobre mí, cuando vi al mago convertir a una

Page 16: Adelita y su magia

Página | 16

hermosa gallina, en un temible oso gris que termino

espantando a la gente de mala manera. Continúe

caminando unos metros hacia delante, y allí , junto

aquella parada horripilante ,llena de restos arácnidos,

se encontraba mi más preciado objeto, mi ansia de

deseo, el cubo mágico.

¡Tenia tantas ganas de tenerlo…!todos mis amigos

tenían uno, menos yo, mis tíos decían que todavía no

estaba preparada para tener ninguno, y yo opinaba

todo lo contrario.

Qué pequeña – me dijo la mujer de la parada,

una señora mayor con una nariz enorme— ¿vas a

comprarme un cubo o solo vas a mirar?

¡Solo mirar!—le respondí rápidamente con

vergüenza.

¡Valla, creí que serias una buena compradora, te

vi demasiada decidida al llegar a mi parada!—

sonrió con una sonrisa espantosa.

¡No tengo peonzas!— le respondí— pero si –

continúe hablando con la mujer— ¡me gustan

mucho sus cubos!

¿Por que no le pides dinero a tus papas y me

compras uno?— dijo inteligentemente la mujer.

¡Porque no tengo papas!—le respondí con

tristeza— ¡Y mis tíos son demasiado pobres!

Page 17: Adelita y su magia

Página | 17

¡Ya veo!— ya veo— dijo la mujer observándome

con detenimiento— ¿y donde están tus tíos?—

pregunto insistente.

¡Fueron a la tienda de Aramios!—respondí

rápidamente intentando leerle las intenciones a

la mujer.

¡Valla!— dijo ella desconcertada— ¡Dices que

son pobre pero le compran a Aramios, ese

tiparraco que es un vil roñoso y carero!—dijo

protestante.

¡Bueno señora!—dije algo temeroso por su cara

de enojo— gracias, me voy.

¡Espera pequeña!— dijo la mujer— voy a hacer

algo que nunca antes he hecho— dijo la mujer

poniéndose de pie— te voy a regalar el cubo

mágico que quieras.

¿De verdad señora?— pregunte extasiada de

alegría.

¡Sí!— afirmo ella— pero a cambio has de

hacerme un favor.

La mire por un instante, intentando imaginar que se le

estaría pasando por la cabeza, ¿y si me pedía alguna

cosa muy mala? ¡Deseaba tanto ese cubo!, ¡sí, pero no

haría nada malo, no señor!

Page 18: Adelita y su magia

Página | 18

Deberás de entrar a la tienda de Aramios con el

cubo, y decir a pleno pulmón, que la Rapiña de la

tienda diecinueve te ha regalado el cubo, y que

está haciendo los mejores precios del

mercado— dijo firmemente— ¡sí!—dijo ella—

¡con ello será suficiente!

¡Pero eso le quitara clientes a Aramios!— dije yo

protestando.

¡Ciertamente creí que deseabas un cubo mágico

pequeña!—dijo ella algo decepcionada por mi

preocupación.

¡ pero está mal hacer lo que me pide!— le

respondí

¡No pequeña!— dijo ella— esto se le llama

competencia de venta—río—cuando seas mayor

lo comprenderás. — finalizo ella— Bueno,

¿quieres o no quieres el cubo mágico?—me

pregunto como un ultimátum.

Apreté mis labios, y mire los cubos que me estaban

llamando a gritos, y elegí el azul.

¡Savia que eras una chica lista!—sonrió la

mujer— el azul es el mejor cubo mágico.

¿Que tiene de especial?— quise saber.

¡Eso lo averiguaras tu con el tiempo!— dijo

sonriente la mujer—porque hay ciertas cosas

Page 19: Adelita y su magia

Página | 19

que dispone el cubo, que solo podrás ver en él,

cuando seas una mujercita.

¡Ya lo soy!— respondí rápidamente.

¡No!— rio cariñosamente— ¡Todavía eres una

niña!—cogió el cubo que había elegido y lo poso

en mis manos— yo en cumplido con mi trato, se

buena chica y cumple con el tuyo.

Cogí mi aclamado y deseado cubo, y corrí desesperada

hacia la tienda de Aramios que estaba a rebosar de

buena clientela comprándole, unos de ellos eran mis

tasque al verme sonrieron sin darse cuenta lo que

llevaba en la mano. Comencé a gritar a pleno pulmón

las mismas palabras que la señora Rapiña del

diecinueve me había dicho que gritara, no paso más de

un minuto que la tienda se convirtió en un local vació, y

un bullicio de gente fue a parar a la tienda diecinueve.

¡Dichosa niña!— se abalanzo sobre mí el tendero

muy enojado— ¿Has visto lo que has conseguido

con tus voz arrones he?

Me retire hacia atrás aterrorizada al ver la cara

espantosa del señor Aramios, buscando el refugio

detrás de mi tía. Mi tío al ver el comportamiento tan

nefasto de Aramios, cogió su compra que iba a pagar

tirándosela a la cara muy ofendido, cogiéndole

fuertemente del pecho con una mano y le dijo.

Page 20: Adelita y su magia

Página | 20

¡Si te atreves hacerle daño a mi sobrina te

rebano el cuello!

Aquel hombre su rostro comenzó a convertírsele en

blanco.

¡Fuera!— nos grito a los tres— ¡fuera de mi

tienda, no quiero veros más por aquí!

¡Ni falta que hace!— le grito mi tía enojada—

¡mal tratador de niños, ya podrías tu,

sinvergüenza, qué a pedazos se te debería de

caer la tienda por ser tan usurero!

Dicho esto mi tía firmemente, me tomo de la mano y

salimos los tres fuera; a lo lejos, vi a la señora Rapiña

vender una tras otra poción mágica y cubos, se le veía

muy contenta, y algo extasiada por el excesivo

trabajo, pero su sonrisa era mayor.

¡No está bien lo que hiciste Adelita!— dijo mi

tío riñéndome.

Yo no le respondí ni una sola de las palabras que me

dijo mi tío echándome la culpa, porque savia que tenía

razón, pero, en el fondo, me daba un poquito lo mismo.

Pues la señora Rapiña había cumplido con su parte, y

yo con la manteniendo por fin, mi cubo mágico.

Page 21: Adelita y su magia

Página | 21

Capitulo segundo-Mis primeras Pruebas

mágicas

¡Valla esto es estupendo!— me dije a mi misma

cogiendo un pequeño librito que tenia debajo del

cubo mágico pegado— ¡son las instrucciones!

¡Adelita!— me llamo mi tía— ¡La comida esta

puesta en la mesa, ven a comer!

¡Voy tía!— respondí ansiosa de comenzar a

elaborar mis primeras pociones.

Deje estar el cubo, me sacudí aquel horroroso vestido

rosa con un lacito a juego que en aquel momento

llevaba puesto y Salí corriendo a sentarme a la mesa.

¡Creo que se te olvida algo Adelita!— dijo mi tío

señalándome las manos.

¡Valla!— dije dando un salto de la silla— ¡Lo

siento tío!—le respondí con una sonrisa.

Mis tíos se miraron y rieron.

¡ Es igualita que su madre!—rió mi tía al tío

Eduardo

Tiene sus ojos— respondió tristemente el

Se volvieron a mirar tristemente e intentaron cambiar

de tema.

¿Ya te lavaste las manos Adelita?— pregunto mi

tío, que veía venir corriendo hacia la mesa

nuevamente.

Page 22: Adelita y su magia

Página | 22

¡Si tío!— le respondí acomodándome a la mesa y

pinchando del plato una patata frita, que iba

dispuesta a meterse en mi boca— ¿Has

conseguido hacer algún conjuro nuevo?

¡Sabéis que no me gusta que habléis de magia en

mi presencia!—protesto mi tía.

¡Es imposible no hablar en tu presencia, porque

siempre estas presente!—le respondió mi tío

refunfuñando a mi tía, mientras me devolvía a

mí su mirada con una de sus enormes sonrisas.

¡Haré oídos sordos!— dijo mi tía cubriéndose los

oídos con las dos manos.

¡No seas cría!—renegó mi tío— ¿cómo vas a

comer si te cubres con las manos las orejas tan

grandes que tienes?— dijo esto último riéndose.

¡Siempre te metes conmigo!—dijo mi tía

levantándose de la mesa furiosa.

¡Siéntate mujer!— dijo mi tío intentando

disculparse— más tarde ya hablaremos Adelita

y yo de nuestras pociones—me dijo mi tío

mirándome con otra sonrisa.

¡Si tía no te enojes!—le dije animándola a

sentarse.

Page 23: Adelita y su magia

Página | 23

¡Está bien!— dijo mientras nuevamente tomaba

asiento— ¡pero si oigo otra vez la palabra magia

me iré!

¡Ho, Ho!— dije mirando hacia la ventana— ¡me

parece que no va a ser hoy tu día tía!— dije

mientras me levantaba de la silla, y abría la

ventana para que pudiera entrar por ella la

botella halada.

¡Odio todo esto!— dijo mi tía enfadada mientras

se metía en la boca una enorme patata.

La botella voló hasta la mesa y allí se poso, abriendo

su tapón, escupiendo de ella una nota que llevaba

dentro, la nota se abrió, y de ella salieron, dos

pequeñas piernas y dos manos, en medio del papel una

enorme boca con unos gran dientes, y comenzó a

narrar su contenido muy enfadada.

“Señor Eduardo y señor Teresa:

Es para mí un suplicio tener que mandarles esta

carta, pues aunque parezca que odie a su

sobrina, no la odio ni lo más mínimo, pero si hay

algo que no soporto, ¡es que en clase de

matemáticas comience a hablar de literatura,

en literatura de matemáticas, en ciencias de

magia, en informática de plástica, así todo,

estoy hasta la coronilla de ella y ruego que

Page 24: Adelita y su magia

Página | 24

tomen medidas!, sin más reciban un cordial

saludo de: La señorita Ruperta.”

La carta exploto cerca de las caras de mis tíos,

cubriendo sus rostros de cenizas.

¡Esa profesora tiene muy mal genio!— dijo mi tío

riéndose.

¡Adelaida!— dijo mi tía mirándome muy, pero

que muy enfadada— ¿qué significa esto, que

ocurre en el colegio?

Tome otra patata del plato llenando mi boca con ella

intentando aparentar que estaba ocupada comiendo y

no podía hablar.

¡Debemos de ir a hablar con la profesora de

inmediato Eduardo!— dijo mi tía perdiendo los

nervios.

Mi tío asintió con la cabeza a mi tía dándole la razón,

los dos me miraron algo decepcionados, y yo al mismo

tiempo comencé a sentirme un poco triste por su

enojo conmigo. Termine de comer, y me dirigí a mi

habitación, “estarán enojados conmigo, pero no por

ello me van a fastidiar mi primer conjuro”, me dije

sonriente para mí misma adentrándome a mi

habitación.

Me gustaría Eduardo— le dijo mi tía a mi tío—

que al menos nos dijera que está ocurriendo.

Page 25: Adelita y su magia

Página | 25

¡pero mírala Teresa, si tiene ocho años, está

todavía pensando en pajaritos y pretende esa

come niños de Ruperta que sea un clon perfecto

de las ilustraciones de los libros!

¡No está nada bien que pienses así Eduardo!—

protesto— ¡Pero nada bien!, sí ahora tu sobrina

no aprende, luego será como la vecina esa de

dos calles más abajo.

¡Estas como una regadera, sí señor, cada vez lo

tengo más claro!— protesto mi tío— ¿Mira que

comparar a tu sobrina con la señora Papona?

No pude evitar oír el comentario de la comparación, y

ante mi ingenuidad de no saber quién era dicha vecina

pregunte.

¿Y quién es ella tío?

Mi tía me dirigió una mirada furiosa y se dio la vuelta,

mientras mi tío al contrario de ella con una enorme

sonrisa me respondió.

No debes de preocuparte Adelita, es un poco

exagerada tu tía.

¿ Pero quién es ella?—insistí

Es una calabaza, sin cerebro alguno, todo lo

hace con los pies y sin pensar en nada de lo que

hace, por no saber, ni siquiera sabe escribir

“hola”.

Page 26: Adelita y su magia

Página | 26

¡Pues si que tiene mal concepto de mi la tía!—

dije agachando la cabeza.

Tu tía tiene razón y mucha Adelita, ¿qué ocurre

con tus estudios que no te centras?—pregunto

mi tío.

Solo es que me aburren— dije buscando una

silla donde acomodarme—son muchas horas

repitiendo lo mismo.

El estudio consiste en ello preciosa—dijo

frotándome el cabello de un manotazo— para

aprender hay que oír una y otra vez lo mismo

hasta que aprendes la lección.

Sí, pero es aburrido— respondí

Nadie dijo que aprender fuera divertido—

respondió mi tío

La magia lo es— dije rápidamente

Sí, pero para ser divertida te distraes

hablando—contesto

La señorita Ruperta no me cae bien—dije

intentando evadir sus preguntas.

Me parece Adelita que si no comienzas a

tomarte tus estudios más en serio y a centrarte

en eso que le llamas aburrimiento, té voy a

tener que expropiar tu cubo mágico hasta nueva

orden.

Page 27: Adelita y su magia

Página | 27

¡No por favor tío, el cubo no!— dije yendo

corriendo hacia él.

¡Hagamos un trato Adelita!—dijo mi tío ya con el

cubo en sus manos sin posibilidad de que se lo

quitara— Tu comienzas a tomarte los estudios

en serios, y yo a cambio, sin que se entere tu

tía—dijo mirando hacia atrás para asegurarse

de que no estaba oyendo—te enseñare a utilizar

el cubo.

¿Me lo prometes tío?—dije emocionada.

Te doy mi palabra si tú me das la tuya—afirmo

mi tío.

¡Ya la tienes tío!—dije dando un salto a sus

brazos para darle un beso—pero… ¿me

devuelves mi cubo….?

Mi tío me miro, miró al cubo dudoso y me dijo.

Si no te centras, tiraré el cubo bien lejos.

Gracias tío— respondí.

Tome nuevamente mi cubo y cerré la puerta para que

nadie volviera a molestarme otra vez, estaba

dispuesta a correr el riesgo que me solicitaba mi tío,

el aguantar el aburrimiento y a aquella mujer de tan

mal genio e incordiarte como era la señorita Ruperta.

La señorita Ruperta, era una mujer muy alta, casi uno

noventa, al entrar en clase, siempre tenía que agachar

Page 28: Adelita y su magia

Página | 28

la cabeza, y encima con aquel moño tan canoso elevado

que llevaba siempre de peinado, le hacía aparentar los

dos metros de altura. Su forma física que decir que

daba lástima, la mayor parte de clase, pensábamos que

debía de ser una mujer muy pobre y estar pasando

mucha hambre, púes era tan delgada como un palo de

escoba.

¡He Adelita abre!— Dijo Nerea desde el cristal

golpeándolo con insistencia.

Deje mi cubo y me dirigí a la ventana la cual abrí de

inmediato y entro Nerea por ella.

¡ Me ha contado un pajarito que ha llegado a tu

poder una de las cincuenta cartas que ha

escrito nuestra querida profesora!¿ qué te ha

llegado a ti?— me pregunto muy risueña casi sin

dejarme hablar— A mis padres le ha llegado una

de ¿ te acuerdas el otro día que faltemos a

clase porque nos fuimos todos a ver al señor

Sebas el del orfanato que lo está pasando fatal

por el fallecimiento de su señora?¡ Pues bueno,

tú no tienes ni idea de lo que la señorita

Ruperta les ha contado a mis padres de mi,

desde que en clase no estudio, hasta que a dos

por tres dejo de asistir sin causa justificada y

bla , bla, bla.

Page 29: Adelita y su magia

Página | 29

¡Es una bruja mala!— le respondí— ya lo decía

yo.

¡Bueno cuéntame!—dijo sentándose al lado de mi

cama impaciente.

¡De mi le ha dicho a mis tíos que cambio de

temas en clase, y que no presto atención, menos

mal que no ha dicho nada de que yo tampoco

asistí como a ti!

¡Se le habrá olvidado!—dijo sonriendo— ¡Por

cierto!—dijo mirando a mi cubo mágico— ¿de

dónde lo has sacado? ¡Guau, estos son de los

caros!

Me lo regalo una tendera de la plaza—dije

rápidamente.

¡Esta chulísimo! ¿cómo que te lo ha regalado?—

pregunto extrañada.

¡ ya ves, le hice un favor y ella me lo dio de

regalo!—le respondí

¿Y qué hiciste?— quiso saber—lo mismo también

me interesa a mi hacerlo.

¡Le espante todos los clientes a Aramios,

llevándoselos a ella!—dije algo avergonzada—

¡pero no voy a volverlo a hacer otra vez, no está

bien lo que hice!

Page 30: Adelita y su magia

Página | 30

¡Ja, Ja, Ja, Ja!— comenzó a reír cogiendo su

estomago Nerea— ¡Eso esta genial, es un buen

trato! ¿Ya sabes cómo funciona? ¿has hecho

algo nuevo?

Estaba a punto de hacerlo—le respondí.

¿Si, él que?—pregunto impaciente.

Pues…. Leer las instrucciones ¡claro!—le

respondí.

¡Valla, pensé que al tener tu tío habías

aprendido algún buen conjuro!—dijo

decepcionada— ¿me dejas probar?

Me retire un poco y deje paso a mi amiga para que

probara a efectuar un conjuro en el cubo.

¡Valla!— dijo nuevamente decepcionada— ¡estos

cubos son especiales!

¿Porque dices eso, no son como los otros?—

pregunte extrañada.

En parte si lo son, son del mismo tamaño,

aspecto, tocar….

¿pero….?—quise saber

¡Son de diferente color!— dijo rápidamente.

¿ Y qué tiene eso que ver?—pregunte

¡Mucho!—dijo ella—veras, yo no sé mucho del

poder de los cubos, pero si se por mi madre, que

los cubos amarillos tienen el poder de ver, los

Page 31: Adelita y su magia

Página | 31

rojos de sentir, los verdes del deseo, y los

azules….

¡Ya, dímelo me estas poniendo nerviosa!— dije

gritándole.

¡Vale, vale! los azules según mi madre, tienen el

poder de hacerte invisible, volar, transportarte,

del bien y…… del mal.

¿Que quieres decir?—pregunte acercándome

mucho mas a ella.

Si te equivocas de magia, puedes provocar un

caos de maldad—dijo ella retirándose un poco

hacia atrás del cubo—con la particularidad, qué

solo una persona, la única que la haya tocado es

su dueña o dueño, nadie en absoluto mas puede

hacer uso del cubo, púes sus conjuros no

servirían de nada en el.

El ruido de la puerta golpear distrajo nuestra

conversación tan entretenida.

Adelita ¿Quien hay contigo en la habitación?—

era mi tía.

Es Nerea tía—conteste rápidamente.

¿Y porque no ha pasado por la puerta como la

demás gente normal?—pregunto extrañada.

No se oyó contestación alguna solo risas detrás de la

puerta que permanecía cerrada.

Page 32: Adelita y su magia

Página | 32

¡Bueno está bien!— dijo mi tía— ¡Pero no arméis

demasiado ruido y recuerda lo que hablemos

Adelita!

¡Si tía!—le respondí entre risas.

Espere a oír sus pasos alejarse de la puerta, pará

abrir y asegurarme de que estaba lejos de mi

habitación.

¿Bueno dime que vas a hacer con él?— pregunto

Nerea impaciente

¡Está claro que me lo quedo!

¡Que lastima!—respondió Nerea— ¡Pensé que

por un momento me lo ibas a regalar!

¿ Y para que lo quieres si dices que tan malo

es?—pregunte

¡Para la colección!— dijo ella extendiéndose

tumbada en mi cama—mira—dijo metiendo su

mano en uno de sus bolsillos.

¿Qué es?—pregunte curiosa.

Es un cromo—respondió ella

¿Y….?— pregunte

¿A que este chulo?—dijo ella.

Si –respondí— ¿pero……..?

¡Jolines Adelita eres más corta que mi hermano

pequeño Yimi!—dijo ella mientras frotaba el

cromo con sus manos—mira ahora.

Page 33: Adelita y su magia

Página | 33

El cromo que era un enorme nogmo con una presencia

terrorífica comenzó a tomar vida, y hasta en la misma

habitación se podía escuchar los rugidos de la fiera y

el mismo aliento.

¿Que es lo que estás haciendo?—quise saber

Es una puerta—dijo ella

¿Y para que quieres una puerta así?—pregunte.

Para esto— dijo poniendo mi mano encima de

aquel cromo, dónde pude notar la mismísima

presencia diabólica del mal entrar en mi. —

¡Suéltame!

Nerea al ver la cara de terror que reflejaba mi rostro

separo mi mano del cromo inmediatamente.

No savia que todas estas cosas te producían

miedo—dijo ella—porque con el cubo azul, verás

a mas de a cientos.

Permanecí unos momentos acurrucada en una esquina

de la habitación aterrorizada por lo que terminaba de

ver y sentir. Podía notar como aquella bestia pasaba

junto a mi lado rozándome con sus garras, mí frágil

piel.

Debes de saber que tu cubo no es un juego—

dijo ella mas sensatamente—si quieres te puedo

llevar a alguien que tiene otro cubo igual que el

tuyo, así podrás ver su poder.

Page 34: Adelita y su magia

Página | 34

¿Y quién es ella?—pregunte algo más calmada

mientras mis ojos no cesaban de mirar a mi

alrededor.

Ella es Clavícula

¿Esa mujer tiene un cubo igual que el mío?—

pregunte mas asustada aún

Así es.

¿Y qué es lo que pretendes que me enseñe a

matar?—pregunte.

No—dijo ella—todo lo contrario, qué te enseñe

a dominar su poder, qué no sea el poder del

cubo el que te domine a ti.

No se—respondí— no me gusta esa mujer, ¿y si

me engaña y me enseña a hacer el mal?, ella no

es una mujer buena que digamos, además—dije

dando un pequeño salto sobre mi cama

quedándome sentada— me dijo mi tío que me iba

a enseñar a utilizarlo si comenzaba a traer bien

los estudios.

¿ Y…. los vas a traer bien?— dijo con aire

picaron

Eso intentare.

De todos modos— siguió diciendo ella— creo

que tu tío desconoce lo que te he contado, para

Page 35: Adelita y su magia

Página | 35

mí que se cree que es un cubo como cualquier

otro.

¡Mejor para mi, si no me lo quitaría!—respondí

rápidamente.

¡Anda no me dejes con las ganas de la

curiosidad, haz algún conjuro que lo vea

funcionar!—dijo agitada.

¿ Y qué puedo hacer, si apenas se hacer

conjuros?—pregunte

¡Prueba con el conjuro de la clase, aquel que era

tan fácil de hacer, seguro que el cubo funciona

con él! – dijo impaciente colocándose frente al

cubo de pie.

Está bien, probemos

¡Eso quería oír!—dijo riendo— ¡Toma!— dijo

entregándome unas raíces— necesitaras un

poco, me parece que aquí en tu casa escasea—

me dijo guiñando su ojo

¡Sí!—dije riendo— ¡No se qué problema tienen

aquí con las raíces de Topo!

Ambas comencemos a reír y hacer bromas sobre el

conjuro primero que iba a realizar aquel primer día no

sabía muy bien que saldría de allí, pues mi intención

era que saliera del una lechuza blanca con ojos de

diamante, pero todo lo mas que conseguí hacer

Page 36: Adelita y su magia

Página | 36

aparecer ante nosotras, fue un ratón con los ojos

amarillentos, no controlaba muy bien los conjuros, ¡que

le iba a hacer! Savia que era buena, y que algún día lo

conseguiría, pero también reconocía, que aún me

quedaban años de experiencia como maga …………..

Page 37: Adelita y su magia

Página | 37

Capítulo Tercero-Curioso Regalo

¡ Vamos, venga Adelita anímate!— dijo

estirándome de la camiseta Pedro

¡No quiero!— dije tirándome hacia atrás.

¡No esta tan fría el agua venga Adela!—insistió

Nerea.

¡Cojámosla entre todos!— dijo Vicente.

¡No, no quiero!—proteste.

Pero era demasiado tarde, mi protesta de nada sirvió,

entré todos me cogieron y sin dudar mas de si estaba

o no conforme con su decisión, entre risas y apuestas,

termine con el agua al cuello.

¡Me las pagareis!— les grite furiosa.

Sus respuestas fueron risas y carcajadas, una detrás

de otra.

¡Ya nos lo agradecerás algún día, tenias tarta de

chocolate hasta en el pelo!—dijo riendo Pedro.

Si, esos vainas eran mis tres mejores amigos, tenían

sus defectos como todos, pero sin lugar a dudas eran

los mejores. Pedro, tenia era el mayor de todos, tenia

doce años y os puedo asegurar que era el mejor en la

elaboración de pócimas raras.

A pesar de su aspecto delgado, pelo alborotado de no

haberse peinado en semanas, era uno de los

preferidos del profesor Gerardo, por su gran

Page 38: Adelita y su magia

Página | 38

facilidad en absorber la información, muy estudioso,

si, todo un orgullo para sus padres. Pero mi otro amigo

Vicente, aunque su forma física era gordita, tenía una

capacidad para el estudio atroz, de tal manera, que no

daba pie con bola, quiero decir que siempre metía la

pata allí donde iba. Sin embargo era un encanto, púes

su amistad era digna de saber escuchar. Nerea, era la

pelota favorita de la profesora Amparo, aquella mujer

de tan mala uva, era la imagen perfecta, aunque yo

más bien diría, que era un clon de mi amiga Nerea,

pues aunque no lo eran, parecían familia.

¡Sécate que te vas a constipar!—dijo Vicente

riendo.

¿Te crees gracioso verdad?—le pregunte

rabiosa mientras me arme de fuerza dándole un

fuerte empujón, que termino introduciéndole en

el agua helada del lago.

Todos comenzaron a reír, mientras intentaba secarme

el traje empapado de agua, y quitarme un pez morado,

que por la caída, se había posado enredado en mi pelo.

¿Que a que esta fría?—le pregunte burlona.

Vicente comenzó a llorar como un bebe, no sabía

nadar, y ciertamente, yo no lo sabía, creí conocerlo

perfectamente, pero esa parte tan importante e

escondida de su vida la ignoraba completamente.

Page 39: Adelita y su magia

Página | 39

¡Ayudarme por favor!— grito suplicante

mientras se hundía en el agua.

Todos por un instante nos miremos y comencemos a

reír pensando que de una broma se trataba para que

nos metiéramos todos en el agua helada, hasta que

comencemos a ver, que aquella situación no era

ninguna broma, Vicente el rollizo se estaba ahogando.

Pedro saco su vara de detrás de su pantalón, lanzando

contra Vicente un conjuro que le hizo elevarse del

agua, permaneciendo elevado en el aire, tosiendo e

intentando respirar con mucha dificultad. Lentamente

fue guiándolo hasta la orilla, dejándolo posar en el

suave césped.

¿Estás bien?— pregunte asustada sintiéndome

culpable—lo siento yo no sabía que…….

¡Eres odiosa!— me grito él, mientras tosía

continuamente agua dulce.

¡lo siento de verdad!—dije nuevamente

disculpándome—pero has de saber que tú

también eres culpable de mi estado— dije

levantándome del suelo en el cual permanecía

arrodillada junto a él— ¡Mírame, estoy

empapada!

Page 40: Adelita y su magia

Página | 40

Aún con su dificultad por respirar, y el susto de verse

casi en el fondo del lago, con su rostro algo

amoratado, volvió a reír a carcajadas.

¡Estabas muy graciosa!—dijo a pesar de su

estado penoso.

Todos nos quedemos mirando a Vicente y comencemos

a reír nuevamente.

¿Os gustaría que esta tarde armáramos algo

especial?—pregunto Nerea.

Yo no he hecho los deberes— respondió Pedro—

creo que no voy a poder ir

Nerea se quedo mirando a Vicente esperando una

respuesta de este.

Yo tampoco creo que pueda ir hoy, me parece

que pasare el día junto a la chimenea de casa

secándome.

Yo le prometí a mi tío que estudiaría mas

Nerea—le respondí a su mirada.

¡ En fin, que me tocara irme a mi sola!—dijo

renegando

¡Claro como a ti la señorita Amparo no te regaña

si vas con los deberes sin hacer……..!—protesto

Vicente

¡Pues vosotros os lo vais a perder!—dijo ella

intentando levantar nuestra curiosidad que

Page 41: Adelita y su magia

Página | 41

comenzaba a cobrar cierta forma— ¡Me voy a ir

a ver a Clavícula!

¡ Estás loca!— le grite

¿Para que quieres ir a ver esa mujer tan

horrenda?—pregunto Pedro

Porque siento curiosidad por las semejanzas de

los cubos—dijo dirigiéndome una mirada

relevante hacia mí con un guiño.

Los demás, guardaron un momento de silencio,

pensando en lo que terminaba de decir Nerea.

¿A qué te refieres exactamente?—pregunto

Vicente ya recuperado levantándose del suelo.

¿No les has dicho nada Adelita?—me pregunto

bromista

Pues………. –dije yo dudando – ciertamente no se

qué interés puede causar…

¡Todo!—dijo Pedro yendo hacia ella— ¿Porque no

nos lo has contado, no lo vas a enseñar?—

pregunto curioso— he oído hablar mucho de

ellos, pero ciertamente nunca he visto ninguno.

¡Es chulísimo!—chillo Nerea— ¡Tiene unos

colores realmente preciosos!, ¡Azules!

¿Y para que queréis verlo? Me dijo Nerea que

su mama le había contado que era peligroso— le

respondí

Page 42: Adelita y su magia

Página | 42

¡Mayor aún nuestras ganas de conocer de que

peligro estamos hablando!—dijo nervioso

Vicente por la curiosidad.

Bueno—respondí no muy segura— puede que más

tarde os lo enseñe.

¿Entonces vais a venir conmigo a hacerle una

visita a Clavícula o no?—pregunto nuevamente

insistente Nerea.

¡No!—le respondimos todos al mismo tiempo.

¡Lo dicho, yo me voy luego no preguntéis que no

os contare!—dijo dándose la vuelta para irse

enojada.

Pedro y Vicente se quedaron jugando cerca del lago

guardando las distancias con el agua, me sentía

cansada y quería llegar pronto a casa, antes de que mi

tía se diera cuenta que no había hecho ni siquiera una

hoja de los ejercicios de Ingles que me habían puesto

en la escuela. Un olor delicioso perturbo mi pequeña

nariz, siguiendo de puntillas aquel olor tan agradable

hasta llegar de donde provenía. Era mi tío, estaba en

el desván, preparaba nuevas pócimas.

¡Hola tío!— dije dándole un pequeño beso de un

salto.

¡Mira que bien, vas a ser tu mi primera

cobaya!—me dijo riendo mientras con una

Page 43: Adelita y su magia

Página | 43

espátula cogía aquella gelatina dorada y la

posaba en mi nariz— ¡a ver si funciona!

Espantada por no saber lo que era frote rápidamente

mi nariz echando aquella gelatina amarillenta al suelo.

¡Oye niña mocosa un poco mas de educación con

la gente pequeñita!—dijo aquella masa

moviéndose en el suelo, haciendo intento en

vano por subir por la pata de la mesa.

Yo mire aquella gelatina que permanecía debajo de mí,

tenía vida propia, y no savia como, pero le comenzaban

a asomar unos enormes ojos, una curiosa nariz

cuadrada y una enorme boca repleta de dientes

verdes.

¡Valla!—protesto mi tío— ¡otra vez le han salido

los dichosos dientes!—dijo enfurecido

agachándose al suelo para coger aquella cosa.

¿Qué es?—pregunte curiosa.

¡Es una exploradora!—dijo seriamente mi tío

mirándome a los ojos.

Del mismo modo que me miraba y sentía que realmente

me hablaba en serio, sentí en mi cuerpo un enorme

cosquilleo que me lleno de risa completamente.

¿Acaso te ríes de tu tío?— pregunto extrañado

ante mi actitud.

Page 44: Adelita y su magia

Página | 44

¡No tío te lo prometo!— dije sin poder parar de

reír.

Algo se había introducido por debajo de mi pequeño

pantalón corto naranja, he iba ascendiendo hacia

arriba de un modo, que me hacia tantísimas cosquillas

que no podía evitar de reír, comencé a moverme para

que aquella sensación tan rara parara, pero en vez de

ello se produjo más aún.

¡Estate quieta no te muevas!— grito mi tío que

se había percatado del problema— ¡Te está

subiendo por la pierna la pupina de la risa!,

espera te la quitare.

Cada vez reía y reía más, las lágrimas me saltaban de

los ojos y las muecas de los labios habían logrado

doler un poco.

¡Cuanto más te muevas mas se moverá ella y no

podré quitártela, para!—me grito mi tío.

¡No puedo!—dije riendo.

¡Ya está!—dijo finalmente— ¡La tengo por fin!,

¡Dichosas pupinas!

Era pequeña como un reloj, pero muy persuasiva en su

logro ya lo creo.

¿Para qué quieres eso tío?— pregunte cobrando

la compostura por momentos.

Page 45: Adelita y su magia

Página | 45

Todavía estoy pensando para que servirá, es

demasiado insistente en no dejar al

contrincante tranquilo, ni siquiera cuando le

gritas para que cese, debo de mejorarla más.

¿y la gelatina amarilla?

Eso es más complejo—se supone que es como

una mascota de compañía—dijo mirando a la

gelatina moverse de un sitio a otro muy

patosa— ¡pero siempre le terminan saliendo

dientes y le da por morder!—dijo mirándola

furioso.

¿Y cómo quieres que coma si no me das dientes

humano malo?—pregunto aquella extraña

gelatina.

¿Ves lo que te digo Adelita? ¡encima de dentuda

contestona!

Nuevamente reí, pero esta vez no era por ninguna

pupina, si no por el comentario de mi querido tío.

¿Que era lo que olía tan bien tío?—pregunte.

La has tenido en tu nariz—contesto el

¿ la gelatina parlanchina?— pregunte extrañada

Así es— respondió el— es azúcar siempre huele

dulce—e hizo un guiño.

Me quede un poco mas mirando lo que hacía, hasta que

oí el cerrar de la puerta de la entrada de la casa.

Page 46: Adelita y su magia

Página | 46

¡Eduardo!

Era mi tía llamando a mi tío, ¡Cielos que espanto! ¡Nos

iban a pillar con la magia puesta en la mesa!

Salí corriendo como alma que quema el diablo hacia mi

habitación, saque rápidamente mis lapiceros, libros y

apuntes ,colocándolos todos repartidos sobre mi mesa,

con la intención de que cuando mi tía entrara por la

puerta, creyera que había estado toda la tarde

estudiando.

¡Y ciertamente, me salió bien!

¡Mi querida Adelaida, que mayor y que estudiosa

te me estás haciendo, me alegro que estés

estudiando cómo te toca hacerlo y no liada con

ese estúpido cubo de magia!—dijo complacida—

¡Aunque no puedo decir lo mismo de tu tío

Eduardo que me está montando una suciedad

enorme en el desván!—dijo elevando algo mas su

voz, para que mi tío la oyera.

Mi tío recogió todos sus ungüentos y subió a recibir a

mi tía con un fuerte beso.

¿Que traes en esa bolsa tía?—pregunte curiosa

intentando ver el interior de la misma.

¡Es tu regalo de cumpleaños!—me respondió—

pero para el próximo claro—dijo ella con una

sonrisa.

Page 47: Adelita y su magia

Página | 47

¡No es justo!—proteste— ¡No tenias que

haberme dicho nada!

¡Tienes razón Adelita, pero lo he hecho!—rio—

pero bueno, como de aquí a tu próximo

cumpleaños queda mucho, y veo que nos has

hecho caso a tu tío y a mí, y estas estudiando,

te lo voy a entregar ya.

Me levante de la silla rápidamente abalanzándome

contra ella, posando un beso sobre sus enormes

mejillas.

¡ Gracias tía!—dije emocionada

¡Pero sin tan siquiera sabes lo que es!—dijo

riendo quitándome de su cuello.

¡Seguro que me gusta!—reí mientras abría

emocionada aquella bolsa marrón de cartón

blando— ¿Qué es?—pregunte sacando un palo

largo con dos puntas a ambos lados verdes con

insignias doradas en la punta.

Me dijo tu profesora que precisabas para tus

clases de magia de una Teodora o varita como

quieras llamarla— respondió mi tía.

¡Gracias tía!—volví a ofrecerle otro de mis

enormes besos— ¿donde la has comprado?

Se la he comprado a la misma mujer que según

tú te regalo el cubo.

Page 48: Adelita y su magia

Página | 48

Por un instante guarde un minuto de silencio.

¿Por algún motivo tía?—pregunte curiosa.

¡No está bien decirlo!—dijo entre

regañadientes— ¡pero bueno, como eres la única

sobrina que tengo y hay confianza en casa…… te

diré que es porque era la más barata de la

plaza!

¡Es perfecta tía, gracias!—volví a saltar sobre

ella.

¡Basta que ya no soy tan joven!—dijo entre

risas— ¡Suéltame!

Baje de sus brazos y la deje liberada.

Por cierto— dijo mi tía antes de cerrar la

puerta tras ella— me pregunto por ti y por el

cubo azul, me pregunto cómo te iba con tu

magia.

Dicho esto, cerró la puerta dejándome sola con

aquella varita en mis manos y un sinfín de

interrogantes a mis preguntas. ¡Casualidad que me

regalara un cubo de los más difíciles de conseguir, una

varita perfecta, con unos grabados maravillosos!,

notaba una sensación que no me terminaba de gustar,

sintiendo la necesidad de poder hablarlo con alguien,

¿pero quién?

Page 49: Adelita y su magia

Página | 49

Capítulo Cuarto-Mi primer Poder

¡Señorita Adelaida, siéntese de una vez bien en

su asiento, o tendré que expulsarla de la

clase!—dijo firmemente la profesora Ruperta.

Tiene muy mala leche—dijo bajito entre risas

mi compañera de pupitre Pepita.

Le respondí con una sonrisa, no quería por nada del

mundo que me tiraran de la clase, ¡y mucho menos que

llamaran otra vez a mis tíos!

¡Hoy toca la clase de pócimas, conjuros y

apariciones!—dijo la señorita Ruperta— ¿alguno

de ustedes han traído algún trabajo efectuado

de casa?—pregunto lanzándonos a todos una

mirada amenazadora.

Nadie se atrevió a moverse de su asiento, solo Toni,

que atrevido levanto su mano permaneciendo en

silencio.

¡Bueno!—dijo la profesora un poquito menos

molesta— ¡Por lo menos veo que hay alguien que

trae el trabajo hecho de casa, adelante Toni,

enseñadnos lo que has elaborado!

¿Puedo ir al servicio señorita Ruperta por

favor? ¡no aguanto más!

Page 50: Adelita y su magia

Página | 50

Un silencio atroz acompañado de un sinfín de

carcajadas, inundó la clase. La señorita Ruperta se

enojo mucho.

¡Valla usted señorito Toni, otra vez cuando haga

una pregunta así no me vuelva a levantar la mano

o se la terminare cortando!—dijo muy

enfadada— ¿alguno ha traído algo de su casa?

Metí la mano en mi bolsillo, dándome cuenta que sin

querer, tenia dentro del, una pequeña muestra de

aquella gelatina parlante que había hecho mi tío, me

arme de valor y levante mi mano.

¡ Señorita Ruperta!—grite

¡Bueno esto sí que es una novedad, Adelaida!—

digo ofreciéndome una de sus sonrisas

diabólicas— ¿no querrás ir tu también al

servicio cierto?

No –respondí rápidamente abriendo mi mano

ante ella para que viera aquella pequeña porción

de gelatina que no mediría más de un

centímetro y se movía ante ella.

¿Gelatina?— pregunto extrañada— ¿qué tiene

de especial su gelatina señorita Adelaida?

Es una mascota—dije firmemente, a lo que la

clase me respondió con un sinfín de risas y

carcajadas.

Page 51: Adelita y su magia

Página | 51

¡Ciertamente!—dijo la señorita mirando mi

pequeña masa de gelatina moverse entre mis

manos— ¿no cree señorita Adelaida que su

mascota, tiene un tamaño un

tanto!…..?¿Ridículo?

Puede hacerse más grande—le respondí—según

el azúcar que se le ponga.

Está bien—dijo impaciente la profesora por ver

qué era lo que me traía entre manos— ¡Tu,

Ismael y José, ir a la cocinera y que os den

cuatro o seis terrones de azúcar!

¡Señorita!—dije yo rápidamente— con solo la

mitad de un terrón bastara, si no podría crecer

en exceso.

¡Ya la habéis oído!—dijo dándole las órdenes

oportunas a los muchachos que salieron

corriendo hacia la cocina.

Ahora me encontraba en una situación realmente

engorrosa, pues la pócima que creaba la gelatina no

era mía, y seguro que preguntarían que estaba hecha,

y ciertamente, no tenía ni idea, ni siquiera tenía muy

claro que el azúcar en crudo la hiciera crecer. Mis

compañeros me miraban curiosos, hablando entre

ellos, sobre aquella pequeña masa que decían que era

Page 52: Adelita y su magia

Página | 52

mi mascota de cuarto, haciendo inconcebibles chistes

de mala gana.

¡Por fin habéis llegado!—dijo impaciente la

profesora cogiendo el medio terrón de azúcar.

— Bueno— dijo dirigiéndose a mi—Adelaida,

dime, ¿donde apoyamos a tu pequeña gelatina?

Creo que aquí en la mesa será sitio suficiente—

dije sin estar muy segura de mis palabras.

Apoye mi pequeña gelatina en el pupitre, la toque

suavemente y me agache muy bajito para decirle “por

favor crece un poco no me dejes mal”. Comencé a

deshacer el medio terrón de azúcar sobre ella, y

todos los compañeros de clase y la profesora se

acercaron todos hacia mí, para observar más de cerca

que era lo que ocurría.

Aquella gelatina no crecía, no hacia absolutamente

nada, y mis compañeros comenzaron a reír,

haciéndome sentir ridícula ante tan situación, ¡mi tío

me había dicho que está hecha de azúcar!, por ello

pensé que el azúcar era lo que le hacía hacerse

grande. Pero algo extraño ocurrió, unos segundos

después de haber pasado toda aquella vergüenza por

las risas de mis compañeros. La pequeña masa

comenzó a agitarse de un sitio a otro golpeándose

contra las paredes, mientras su color iba cambiando

Page 53: Adelita y su magia

Página | 53

de amarillo a verde, rojo, azul, gris, negro, blanco, oro,

hasta llegar al color plata, ahí se detuvo, quedándose

en medio de la clase, ante el asombro de todos,

elevado ante nuestros ojos echa una pequeña masa

redonda que comenzaba a cobrar una forma tras otra

hasta llegar a convertirse en un perro blanco de

pelaje precioso.

¿Como, como lo has hecho?—preguntaron todos

asombrados

Ciertamente yo no podía responder a algo que ni yo

siquiera tenía idea, la señorita Ruperta, se quedo

maravillada ante tal pócima milagrosa, pidiéndome

enseguida que le diera la receta. Desgraciadamente no

podía hacerlo, primero porque no la savia, y después

porque aunque la supiera no se la podía dar tampoco,

el descubrimiento había sido de mi tío, no mío, así que

no estaría bien quitarle su merito.

¡Debéis de reconocer que tenemos a una alumna

aventajada en nuestra clase de magia!—dijo

dando unos fuertes aplausos— ¡Bravo, señorita

Adelaida, lo ha hecho usted fabuloso!

Oí a todos mis compañeros aplaudir fuertemente un

merito que no era mío haciéndome sentir avergonzada

por tal situación.

Page 54: Adelita y su magia

Página | 54

Ha de saber señorita Adelaida— continuo

diciéndome la señorita Ruperta— que del mismo

modo que le envié una carta furiosa a sus tíos,

les mandare otra con un sobresaliente por su

ejercicio, y ya me contara usted cuando le

parezca –dijo bajando su voz— como lo ha

logrado.

Asentí con mi cabeza agradecida y volví a mi asiento,

allí ansiosa por las preguntas me esperaba Pepita, pero

la sirena sonó y toda la clase se levanto para ir

corriendo a la salida.

¿Como quedaste con la visita de Clavícula

Nerea?—le pregunte de regreso a casa.

Si hubieras venido te hubieses enterado— dijo

algo molesta—no fui.

¡Valla! ¿no decías que irías sola?—pregunte

nuevamente.

Sí, pero no tan sola— sonrió. — ¿echamos una

carrera hasta tu casa?

¡Vale!.—le respondí.

Comencemos a correr como desesperadas intentando

ser la primera en llegar, cuando un desconocido freno

nuestro camino.

¿Donde vais tan deprisa chiquillas?— dijo el

desconocido.

Page 55: Adelita y su magia

Página | 55

Su presencia era agradable aunque extraña, nunca

antes lo había visto por el condado, vestía con unos

pantalones de pana verdes holgados y una capa de

franela marrón, sobre su cabeza llevaba un sombrero

de copa con una pluma roja, tenía un enorme bigote

negro, una verruga espantosa en la mejilla, un bastón

con la cabeza de un dragón y unos zapatos negros,

grandes, horribles, con una puntera de color verde.

Quizás si lo hubiésemos visto en la oscuridad, en vez

de la claridad, hubiésemos salido corriendo pero sin

lugar a dudas.

¡No temáis!— dijo el desconocido— solo quiero

que me indiquéis donde está el colegio

Tradihouer.

¡Siga usted recto!— le respondió deprisa Nerea.

¡Gracias muchacha!—dijo el caballero

quitándose el sombrero.

Continuemos corriendo hacia mi casa, no habíamos

terminado la carrera, pero en el fondo estábamos

ansiosas por llegar y preguntarnos ambas por la

curiosidad de saber quién era aquel extraño del

camino.

¡ Hola chicas, lleguemos antes que vosotras!—

rio Sebas

¿ Qué haces aquí?—le pregunte

Page 56: Adelita y su magia

Página | 56

Esperaros – dijo Pedro

No puedo salir ahora—respondí

¡Nos ha dicho tu tío que puedes salir hasta las

siete!—respondió Vicente.

¡Está bien!—respondí ya vencida— dejo la

cartera y nos vamos.

¡No se te olvide el cubo queremos verlo!—dijo

Pedro.

Me quede mirándole por unos instantes, porque no

savia si debía o no sacar el cubo de la casa.

No me lo pienso llevar—respondí—pero si

queréis podéis asomaros a la ventana y os lo

enseñare.

Me adentre en mi habitación, dejando sobre la silla la

cartera, saque todos los deberes y los coloque sobre

la mesa, dirigiéndome posteriormente a levantar la

manta que cubría mi cama, me agache y saque el cubo

de allí, junto a él, había colocado mi varita, regaló de

mi tía, ¡que rabia, aún no lo había podido probar como

yo quisiera! Lo dirigí a la ventana y lo enseñe.

¡ Oye, esta chulísimo!—dijeron todos

Lo sé—respondí orgullosa—ahora lo voy a

guardar y nos vamos.

Me parece que va a ser que no— dijo mi tío

saliendo de detrás de mi—creo que tu y yo

Page 57: Adelita y su magia

Página | 57

tenemos que tener una pequeña conversación

sobrina.

Mis amigos se quedaron extrañados mirando a mi tío

Eduardo.

Nos dijo que podía salir hasta las siete señor—

dijo Vicente

Si, lo sé y lo siento muchachos, pero es muy

importante que hable de algo con mi sobrina,

mañana podéis volver a veros.

¡Jo!— oí decir a los muchachos mientras se

alejaban de la ventana.

Mi tío cogió mi cubo y la varita, haciéndome que le

siguiera hasta el desván.

No hace mucho ha venido una botella mensajera

a darme un recado—dijo mi tío mirándome.

Lo siento tío—dije agachando la mirada— no era

mi intención….

¡ Si no he terminado de hablar!—dijo riendo

¡Yo solo quería demostrar un algo en clase, no se

tío… por favor, perdóname no volverá a

suceder!—dije a punto de llorar.

¡ Todo lo contrario pequeña!—dijo mientras me

frotaba la cabeza— as conseguido hacer una

transformación, cosa que nunca he logrado

hacer yo, aparte claro esta de lo de mi betún—

Page 58: Adelita y su magia

Página | 58

dijo con una sonrisa—quiero que me cuentes

exactamente lo que has hecho para convertir la

gelatina en una mascota real.

Solo le puse medio terrón de azúcar— dije

temerosa—me dijiste que la gelatina estaba

hecha de azúcar, y como quería hacerla crecer,

púes pensé que si le ponía un poco mas de

azúcar crecería algo mas…….

¡Claro! ¿cómo no se me había ocurrido antes?

¡azúcar, eso faltaba!

Me hizo sentar en una silla y dejo mi cubo sobre la

mesa introduciendo dentro la varita para que no

cayera.

¡Vamos a ver!— dijo mi tío tomando en su mano

un pedazo de gelatina del tamaño de una pelota

de golf— ¿Qué hiciste para que se convirtiera

en aquel perro tan hermoso?—pregunto curioso.

Solo eche medio terrón de azúcar—dije

acercándome a la gelatina que tenía en su

mano—pero mi pedazo de gelatina era mucho

más pequeñito—le dije a mi tío—ese pedazo es

demasiado grande tío.

¡Tienes razón!— dijo quitando más cantidad

hasta dejar una cantidad similar a la que llevaba

Page 59: Adelita y su magia

Página | 59

yo en el bolsillo— ¿así está bien?— me

pregunto.

La mire con detenimiento y le respondí.

Si todo está perfecto.

¿De verdad que solo le tiraste azúcar?—

pregunto insistente por si había alguna cosa que

no le hubiese contado.

Asentí afirmativamente con la cabeza y deje a mi tío

con la gelatina y el azúcar.

Nuevamente volvió a suceder lo mismo, la gelatina se

quedo inerte sin hacer nada.

¿Por qué no funciona ahora?—pregunto

extrañado mi tío

Tarda un poquito tío—le respondí—de hecho, te

aconsejo que te retires un poco, sale un poco

saltarina.

Bien—dijo mi tío retirándose hacia atrás.

Pasaron dos minutos, tres, cuatro, cinco y veinte

minutos y la gelatina no se movió, no hacía nada en

absoluto.

¿He hecho alguna cosa mal?— me pregunto mi

tío impaciente acercándose más cerca de la

gelatina a la cual no perdía de vista.

No – le respondí— yo hice lo mismo.

Page 60: Adelita y su magia

Página | 60

Algo no funciona— dijo el mirando la gelatina y

dándole con el dedo diferentes vueltas,

buscando una explicación lógica— ¿el azúcar del

colegio como es Adelita?

Igual que el de casa tío— respondí

¿Y porque no funciona?—pregunto nuevamente

No lo sé tío, lo mismo solo fue suerte.

¿ Y el perro?—pegunto nuevamente

¿cual tío?

De la gelatina salió un perro según me ha

contado tu profesora, ¿Dónde está el perro?—

volvió a preguntar.

No supe darle respuesta pues tampoco había caído en

la cuenta del perro.

No lo sé tío, me imagino que se quedara en el

colegio…..— le respondí.

¡Demonios y mil demonios!— dijo renegando.

Me acerque despacito a la masa cubierta de azúcar,

en mi pensamiento había un ave preciosa, toque la

gelatina con el roce de la yema de mi dedo, y aquella

masa comenzó a agitarse brutalmente ante nuestra

perplejidad y asombro.

¿Que está ocurriendo?—pregunto mi tío

asustado

Está volviendo a suceder—le dije a mi tío.

Page 61: Adelita y su magia

Página | 61

Nos retiremos hacia atrás y nuevamente aquel pellizco

de gelatina comenzó a golpearse contra las paredes

con una furia entrañable, hasta terminar frente a

nosotros con su color final plata, detenido en el aire.

¿Que sucede?— mi tío estaba asombrado ante

tal situación y me tomo entre sus brazos por el

temor de que me sucediera algo.

¡Tranquilo tío no es peligrosa!—le dije riendo—

¡mira!

La gelatina se convirtió en un ave de enormes alas, con

los colores del mismo arco iris, sus ojos dorados, le

hacían aparentar el ser más entrañable y precioso de

la tierra. Mi tío me cogió de los hombros haciéndome

mirarle a los ojos.

¡Eres tu Adelaida!—dijo maravillado— ¡tú tienes

el poder del dominio!

Por un momento creí que mi tío me tomaba el pelo y

comencé a reír.

Lo digo en serio Adelita—dijo mi tío frotándose

los ojos— ¡Tienes un gran poder!

Solo pensé en el pájaro—respondí—cuando

toque la gelatina, pensé en ese pájaro.

¡Vale, probare de nuevo!—dijo el tío—esta vez

no la toques tu, la tocare yo Adelita ¿de

acuerdo?

Page 62: Adelita y su magia

Página | 62

Si tío— respondí mientras buscaba un sitio algo

más alejado del desván, tomando asiento,

mientras mi mirada se perdía en los intentos de

mi tío que nuevamente volvían a fracasar.

No Adelita—dijo mi tío— he vuelto a hacerlo, le

he puesto azúcar, lo he rozado con la yema de

mis dedos, y en mis pensamientos había un

hermoso gato azul.

Espera un poco— dijo ella— no es inmediato.

Permanecimos inmóviles mirando la gelatina que seguía

sin hacer mención, durante un largo rato.

¡Esto no puede estar ocurriendo!—dijo mi tío—

quiero que te acerques nuevamente a la

gelatina, antes de tocarla dime en lo que estas

pensando, ¿de acuerdo?

Asentí con la cabeza haciendo caso a mi tío y me

acerque.

Pienso en un bello pez con la cola del arco iris—

dije a mi tío antes de rozar con mis dedos la

gelatina.

Ante el asombro de nuestros ojos, nuevamente la

pequeña gelatina volvió a sacudirse contra las paredes,

convirtiéndose en ese hermoso pez, que solo yo tenía

en mi mente.

Page 63: Adelita y su magia

Página | 63

Adelita enséñame tus manos cariño— dijo mi tío

sin entender nada en absoluto.

Algo vergonzosa porque no entendía el motivo de su

curiosidad le ofrecí mis manos a mi tío. Comenzó a

mirarlas detenidamente buscando en ellas, una marca,

una cicatriz, algo que las hiciera totalmente

especiales, pero no hallo nada.

Has heredado un poder muy poderoso

Adelaida—dijo por fin mi tío—y el poder está en

tus manos.

Me quede algo inquieta mirándome las manos por el

comentario que terminaba de hacer mi tío, pero por

más que las miraba, realmente, yo tampoco veía nada

en especial. Mi tío quedo en silencio en el desván,

buscando alguna cosa que le dijera sobre mí poder

recién descubierto en el libro familiar.

Page 64: Adelita y su magia

Página | 64

Capitulo Quinto-Una pequeña carta para mi

Vamos a ver…..— me decía a mi misma con el

librito de instrucciones en la mano— aquí pone

que para hacer una poción de invisibilidad, hace

falta trigo, ¡Pues qué bien, no tenemos trigo en

casa!

¡Eso no es del todo cierto!—

Oí una pequeña vocecita cercana a mi oreja.

¿ Eres tu Carlota?—pregunte

¿Quien si no tu amiga Carlota podía ser?—

pregunto descendiendo de su telaraña.

No se últimamente cualquiera—respondí

dejando el manual al lado mío— ¿sabes donde

hay trigo?

¡Claro!—respondió ella alegre acercándose a

mi— ¡Trigo hay en el trigal!

¡ No me estas siendo de gran ayuda Carlota!—le

respondí

Quizás puede ser que lo sea yo— dijo la pequeña

rata Tina.

Agradecería mucho vuestra ayuda, pues llevo

intentando demasiado tiempo hacer una poción y

siempre hay alguien que me interrumpe—dije

rápidamente asomándome a la ventana,

Page 65: Adelita y su magia

Página | 65

cerrándola al mismo tiempo para que nadie me

volviera a interrumpir.

He oído a tu tío—me dijo Tina— y no es buena

idea que si verdaderamente como dice tu tío,

tienes el poder en tus manos, la utilices en ese

diabólico cubo.

¡Vale!—respondí comenzándome a enfadar— ¿me

vais a ayudar a encontrar trigo o me vais a dar

un sermón del cual tendré que arrepentirme?

Las dos me miraron por un instante dudando de su

respuesta.

¡ Claro que te ayudaremos!—dijo Carlota

Bueno…. – dije mirando a Tina que parecía estar

aún algo pensativa

¡Si te ayudare!—dijo finalmente— ¡Si sale mal

cualquier cosa no se te ocurra echarme la culpa

de nada! ¿de acuerdo?

¡Hecho!—le respondí agradecida por su ayuda.

Tina se fue directa hacia su madriguera e entro en

ella, saliendo con una pequeña bolsita de tela.

Aquí la tienes— dijo por fin—creo que será

suficiente.

¡Gracias!—le dije agradecida. — ¡Savia que eras

la mejor rata del condado!

Seguí leyendo el manual.

Page 66: Adelita y su magia

Página | 66

¡También necesitaremos, un dedal, moras,

bayas, cardo, un hueso de unicornio, pimienta,

amapolas, y un trébol de cuatro hojas!—cese un

momento de leer y recapacite en lo que

terminaba de leer— ¡Por favor quien escribió

estos ingredientes debía de estar loco de atar!

¿de dónde voy a sacar hueso de unicornio?

¿Del cementerio quizás?—pregunto Carlota

¡Eso es horrible, yo no profano tumbas!—dije

asustada por tal atrevimiento.

No las tienes porque profanar— dijo Carlota—

las misma hienas escarban y muchas veces

suelen dejar los huesos al descubierto.

¡ Pero es muy desagradable, además de que no

tengo ni idea de donde hay un cementerio de

unicornios!—dije rápidamente— creo que lo

mejor será buscar otra cosa más fácil

En lo difícil esta la emoción— dijo Tina

Si pero no quiero tanta emoción junta Tina—le

respondí, cerrando el manual y abriendo el viejo

álbum de fotos— veis— dije dirigiéndome a

Carlota y a Tina—siguen estando igual de guapos

que el primer día….

Te pareces mucho a tu mama— dijo Carlota con

una sonrisa

Page 67: Adelita y su magia

Página | 67

Si – dijo Tina—tienes su misma mirada

Y su sonrisa—dijo Carlota— yo tuve la ocasión

de conocerla

¡ Nunca me lo habías dicho!—dije algo

decepcionada

¡ Nunca me lo preguntaste!—me respondió ella

Dime lo que sepas—dije acomodándome en el

suelo—cuéntame cómo eran, en verdad, cuando

Vivian.

Ella era como tu—comenzó a contar Carlota—

una niña, preguntona, renegona, con esa mirada

comprometedora, algo mentirosilla, pero sin

embargo muy buena estudiante…— dijo

mirándome a mi— creo que lo de mal estudiante

saliste a tu papa, odiaba los libros—rio—tenía el

pelo más largo, suave y bonito de todo el

contorno, tuvo varios pretendientes, entre ellos

un gran mago muy poderoso, casi se la arrebata

a tu padre con su magia, pero tu padre fue más

fuerte que él y lo venció, tu madre fue siempre

una mujer muy cariñosa, maravillosa la cual te

adoraba de tal manera que era digno de un

cuadro .Te quería tanto que nunca tenía

suficientes palabras para su pequeña niña… era

tan sumamente perfecta…

Page 68: Adelita y su magia

Página | 68

¡Es muy bonito lo que me cuentas Carlota!—dije

alegrándome un poco— ¡Me hubiese gustado

tanto poder haberla conocido……!

Cerré mi álbum familiar, no sin caer en el esa pequeña

lagrima que mojo aquel libro viejo.

Odiaba ponerme triste, me levante del suelo y guarde

el álbum en su sitio.

Toma— dijo Tina entregándome un dedal— Lo

encontré el otro día cerca del vertedero

¿Lo limpiaste un poco?—pregunte cogiéndolo

con un poco de asco mientras observaba si

llevaba restos orgánicos.

¿Y tú qué crees, qué las cosas las guardo

sucias? ¡me estas ofendiendo!—respondió

enfadada Tina.

¡Vale, no te enojes, ya veo que está limpio!—

intente cambiar el tema.

¡Si pero te quedaste mirándolo detenidamente

con un asco que…….! —Carlota comenzó a reír a

carcajadas.

¡Sois unos completos desagradecidos!—

refunfuño Tina.

Cogí a Tina con mis manos y le ofrecí un beso en su

pequeña y respingona cabecita gris.

Page 69: Adelita y su magia

Página | 69

¡Bueno!—dije por fin— ¿Quien me trae un poco

de hueso de unicornio?

Creo que eso o bien puedes ir tu—me dijo

Carlota— o podemos llamar a Dragón para que

vaya a por un poco el.

¿Dragón?—pregunte extrañada— ¿No te

referirás a un dragón de verdad?

¡Por supuesto que no!— rió Carlota— ¿En que

estas pensando?

Subió rápidamente a su telaraña y dio un fuerte

silbido acompañado de un gran grito apagado ¡Dragón,

Dragón! Asome mi cabeza por la ventana e espere unos

segundos haber que era lo que sucedía mejor dicho,

ver quién era ese Dragón cual venia. Ante mi más

asombro, vi como un pequeño murciélago de no más

cinco centímetros de grande, volaba directamente

hasta la ventana.

¿Se puede saber qué es lo que ocurre que me

has despertado de mi sueño, dichosa araña?—

dijo medio adormecido, dando un gran bostezo.

¡Perdona Dragón!— dijo Carlota guiñándole un

ojo— ¡Precisamos que nos eches una pequeña

mano!

¡ Nunca mejor dicho!—rió mirando sus diminutas

manos

Page 70: Adelita y su magia

Página | 70

¡ Necesitamos hueso de unicornio!— le dije yo

rápidamente

¿Y esta quien es?— pregunto extrañado Dragón

Es una amiga mía— respondió Carlota— ¿puedes

conseguir hueso de unicornio?—pregunto

insistente.

¡Hombre…….!— dijo sacudiendo sus pequeñas

alas, al mismo tiempo que volvía a

desperezarse— como poder puedo, si, él

problema es como lo traigo, tienes que ser

sensata Carlota, ¡mira mi tamaño!—dijo

mientras se miraba él solo.

¡Lo sé!—dijo Carlota— pero no por tu tamaño

eres el peor—dijo guiñándole el ojo con una

enorme sonrisa— se que puedes traer un poco,

además, no hace falta que traigas un hueso

entero, con que traigas un poquito solo, aunque

solo sea polvo……

¡Bueno, si me lo pides así considerando que te

debo un favor desde hace varios años!, haré lo

que me pides, té traeré un poco de polvo,

porqué lo que es hueso…….. – volvió a mirarse

riendo.

¡ Gracias!—le dije rápidamente

¡ No hay de que niña!—me respondió Dragón

Page 71: Adelita y su magia

Página | 71

Me llamo Adelaida—le respondí

Ha sido todo un placer conocerte Adelaida—

dijo alzando el vuelo.

¿ Crees que tardara mucho en volver Carlota?—

pregunte ansiosa

No creo, es pequeño, como yo, pero muy

eficaz— dijo sonriendo.

Tina entro en su agujero y volvió a salir del

arrastrando con ella una pequeña y diminuta maletita.

¿ Qué es?— pregunte curiosa rápidamente

Es tuyo— respondió Tina— me lo dieron para ti

¿ Quienes?— pregunte cogiendo aquel pequeño

objeto

Los duendes— respondió rápidamente.

Lo cual mi reacción fue inmediata, comenzando a reír

a carcajadas.

¡No lo digo en broma Adelita!— insistió Tina—

¡Nunca te mentiría en algo así!

¡ Los duendes no existen Tina!— respondí

sonriente

¡Nunca has visto ninguno!— insistió Tina

cambiando su rostro hacia otro más serio— con

lo consiguiente no tienes derecho a juzgar si

existen o no.

Page 72: Adelita y su magia

Página | 72

Ciertamente Tina tiene razón— respondió

Carlota

¿Acaso los habéis visto vosotros?— pregunte

algo más interesada, por algo que desconocía

completamente

Tu madre era muy amiga de ellos—dijo Tina— y

concretamente de este.

¿Cual?— dije mirando curiosa por toda la

habitación, con la esperanza de que cerca de mi

hubiera alguno, y por fin poder ver algo, que yo

consideraba una fantasía, mito de un cuento.

¡ Por supuesto el que te hace entrega de la

maleta!—dijo Tina

¡Debí de imaginármelo!—respondí riendo.

Cogí la maletita con sumo cuidado entre mis pequeños

dedos, dirigiéndome con ella hacia la ventana.

¡Ten cuidado!— dijo Tina saltando hasta mi

lado— nunca la he abierto, con lo que no se su

contenido, pueden ser polvos mágicos, o

simplemente un documento.

¡Tienes razón, que tonta soy!— dije

rápidamente.

Cambie la ventana por una silla cara a mi pupitre

repleto de libros abiertos, hice un hueco entre ellos y

abrí aquella pequeña maletita, de no más de ocho

Page 73: Adelita y su magia

Página | 73

centímetros. En su interior, avía una pequeña nota

doblada con mucha precisión, y un poco de polvo rojo,

sacudí el polvo con sumo cuidado de la nota, para no

derramar ni un solo gramo y abrí la nota, ante la

curiosidad de mis amigos Carlota y Tina.

“ Apreciada Adelaida, sí recibes esta maleta, hoy por

hoy mía, mañana por mañana tuya, es porque mi

querida amiga la rata, té la hace entrega, es tu madre

una gran sabia, y de su mal sabe que padecerá tarde o

temprano, así que encomienda a mí, su ayudante el

duende sabio, que muy estrictamente escriba esta

carta. A llegado tu momento Adelaida de que conozcas

parte del mundo que desconoces, pero antes debes de

pasar la gran prueba, sin ella no podrás acceder a

nuestro mundo paralelo, qué aunque tú no veas,

estamos muy, pero que muy cerca de ti”. Por un

instante deje de leer aquella diminuta carta, con

aquella letra de la cual precisaba una lupa para leer, y

di una mirada rápida, levantando sabanas, moviendo

muebles y abriendo armarios, buscando aquella

personita llamada duende, qué decía estar justo a mi

lado, pero que yo no veía. Rendida de que finalmente

no iba a lograr verla, tome nuevamente asiento,

cogiendo otra vez la pequeña carta con la lupa. “Tu

buena madre dice, que eres muy lista y la pasaras sin

Page 74: Adelita y su magia

Página | 74

problemas, yo no opino lo mismo, veras, ahí dentro

tienes un poco de polvo rojo, se le conoce en nuestro

mundo como el polvo de la verdad, en el vuestro como

el polvo misterioso, debes de lograr con él una puerta

al otro lado, cuándo la logres, entonces estarás

preparada para nos, firmado, él duende sabio”.

¡ Ja, Ja, Ja, Ja!—reí— ¡ Duendes, puertas

paralelas, otros mundos, dios que disparate!¿ de

dónde sacaste esto Tina?— pregunte

¡Lo has leído, lo has leído!— dijeron ambos

sorprendidos.

¿Acaso os extrañáis que sepa leer?—pregunte

asombrada, por el misterioso asombro de

ambos— ¡recordar que voy al colegio, y mis

profesores, aunque alguno odioso—a, me

enseñaron a leer!

¡ Has leído la lengua de los duendes!— dijo

exaltada Carlota

¡Normal, es una letra muy normal!—respondí

riendo— ¿cómo no voy a leerla?

¡No!— dijo Tina— tu puede ser que la veas como

una letra normal, ¡terminas de encontrar tu

segundo poder Tina!

Nuevamente comencé a reír, pues pensé por un

momento que me estaban tomando el pelo, hasta que

Page 75: Adelita y su magia

Página | 75

comencé a comprender, qué no era ninguna broma de

mis amigos.

¡ Hacia muchos siglos que quitando tu madre,

nadie había logrado leer la lengua de los

duendes!— dijo maravillada Carlota

¡Pero si cualquiera podría hacerlo!— respondí sin

terminar de comprender—es una letra

pequeñita, pero muy clara.

¡ Enséñasela a tu tío!— dijo rápidamente Tina—

saldrás de la duda

¡Si!— respondió Carlota— tu tío no sabe leer la

lengua de los Duendes.

Cogí mi pequeña nota con la lupa, buscando a mi

querido tío, que demostraba una increíble delicadeza a

convertir un gato negro en un gato verde.

¡Tío! – dije tocándole con mi dedo su espalda

Mi tío dejo estar lo que tenía entre manos y se giro

hacia mí.

¿Qué quieres pequeña?—dijo rascándose su

enorme narizota.

Quiero que veas esto—dije haciéndole entrega

de la carta y la lupa

¿Qué es?— pregunto mientras se colocaba sus

viejas gafas de lectura, qué siempre llevaba

sobre su bolsillo de la vieja camisa.

Page 76: Adelita y su magia

Página | 76

Léelo –dije

Mi tío tomo el papel con sumo cuidado dirigiéndose

hacia una parte del desván, en donde entraba una luz

más brillante, observando con detenimiento la pequeña

letra que parecía estar viva sin parar de moverse.

La letra me es familiar—dijo mi tío

observándola con detenimiento mientras se

frotaba su barbilla— pero no logro entender lo

que pone.

¿Porque no consigues ver?—pregunte algo

extrañada, mi tío savia muy bien leer, no era

ninguna persona analfabeta.

¡No porque no entiendo este tipo de letra!—mi

tío me devolvió el papel— ¿Quién te ha dado

esto?—pregunto mirándome con cierta

incertidumbre—una vez—continuo

explicándose— vi una letra similar a esa, pero la

única persona en el mundo que podía entenderla

era tu madre.

¿ Quieres decir que no puedes leerla tío?—volví

a insistir

Así es pequeña—respondió el, así es.

Cogí mi nota y volví nuevamente hasta mi habitación,

allí permanecían a la espera Carlota, Tina y Dragón,

Page 77: Adelita y su magia

Página | 77

que terminaba de llegar en aquel preciso instante,

cubierto de un enorme polvo grisáceo.

Como no tenia donde colocarlo— dijo Dragón—

me lo tuve que llevar puesto.

Gracias, — le respondí, mientras limpiaba a

Dragón con un paño suave blanco, quedando el

polvo atrapado en el.

¿ Que tal la experiencia Adelaida?— pregunto

Carlota

¡Realmente espantosa!— respondí dándome por

vencida— ¡Teníais razón!

¿ De qué teníais razón?— pregunto Dragón

inconsciente de que iba el tema

No es cosa de tu incumbencia—respondió

rápidamente Tina

Pero si es de mi incumbencia venir sucio de

polvo de unicornio—respondió renegando Dragón

Tiene toda la razón—respondí yo—tiene

derecho a saberlo también el

Debes de tener cuidado con tus palabras—dijo

Carlota—con lo que cuentas a quien lo cuentas

¿Por qué?—pregunte nuevamente extrañada

Podrías poner al otro mundo en peligro—

respondió rápidamente Tina

Page 78: Adelita y su magia

Página | 78

¿Otro mundo?—pregunto Dragón— ¿De qué

otro mundo estáis hablando, acaso os habéis

vuelto hoy todos locos o qué?

¿ Como todos?— preguntemos los tres

extrañados mirándolo incrédulos a Dragón,¿ A

qué te refieres?— pregunte finalmente yo

A que hoy parece que el mundo está en cierto

modo al revés, están sucediendo cosas muy

raras— dijo Dragón—vengo del cementerio de

los unicornios, ¿y a que no sabéis a quien he

visto allí?

Nuestras cabezas se movieron al compás indicando un

enorme no.

He visto a la dichosa Clavícula, esa que decís

todos, o por lo menos he oído decir que es una

bruja de mal agüero

¿ Y qué hacía allí?—pregunte

No lo sé—respondió Dragón rápidamente— solo

te puedo decir, qué ella los huesos se los llevaba

en un carro que tenia atado a dos perros negros

de gran tamaño, por un momento temí por mi

vida, sí aquellos bichos, con esos enormes

dientes afilados, me hubieran visto, seguro que

no hubiese vuelto vivo, o al menos entero….

Page 79: Adelita y su magia

Página | 79

¡ Realmente no es tan extraño ver a una bruja

en un cementerio!—dije nada sorprendida— no

tiene nada de especial

Quizás eso no—dijo nuevamente Dragón— ¿pero

qué me dices de ver un pez de arco iris fuera

del agua, hablando con un gato negro?

Nuevamente nos miremos los tres y reímos a

carcajadas.

¿ Pero sabes lo que estás diciendo Dragón?—

pregunte nuevamente

¡Afirmativamente, y seguro como mis ojos

ciegos y mi radar súper!—contesto

rápidamente— ¡sé muy bien lo que vi, incluso, vi

a las mariposas de los hondos, volar entre las

cenizas de los unicornios!

¡Eso sí que es realmente sorprendente!—dijo

Carlota— las mariposas de los hondos no suelen

salir de sus cuevas, a no ser que….

¿ Qué?— preguntemos todos al mismo tiempo

Que la comida escasee— concluyo Carlota

Pudiera ser que hubiese poca comida en los

Hondos — respondí yo

No es normal— continuo hablando Dragón—es

una zona muy buena, por su alto contenido en

nutrientes, pero en fin—dijo intentando

Page 80: Adelita y su magia

Página | 80

cambiar de tema—os he traído lo que me habéis

pedido, tú y yo— dijo dirigiéndose a Carlota—ya

estamos en paz.

Gracias Dragón—dijo Carlota

De nada—respondió alzando el vuelo— si otra

vez queréis algo de mí—dijo dirigiéndose a

todos nosotros— no dudar en llamarme, pero

mirar el reloj, qué para algo esta, por el día

suelo dormir—esto último lo dijo refunfuñando

mientras alzaba el vuelo.

¡Adiós y gracias Dragón!—dije despidiéndome

de él.

Me encontraba realmente feliz, había hecho un nuevo

amigo, Dragón, era privilegiada como mi madre en la

lectura cifrada de los Duendes, y por fin, tenía todos

los ingredientes necesarios para poder hacer mi

poción de invisibilidad como decía el manual de cubo.

Solo había una cosa que me despertaba curiosidad, y

no quería quedarme sin saber lo que era.

¿ Que favor le hiciste a Dragón Carlota?—

pregunte finalmente

Le di de comer—dijo firmemente

¿Cómo?—volví nuevamente a preguntar

extrañada

Page 81: Adelita y su magia

Página | 81

Lo que oíste, le di de comer, lo encontré medio

muerto y le di de comer, sé me pudo haber

comido, pero no lo hizo, cosa que le estoy

enormemente agradecido.

Con lo cual serias tu quien le deberías un favor,

o en tal caso el no te debería ninguno porque

estaríais en las mismas— dije yo

Cierto —asintió Carlota—pero silencia tu boca

Adelita—dijo bajando la voz con una sonrisa—

que ha venido muy bien su favor.

Si, ciertamente – dije yo alegremente.

Page 82: Adelita y su magia

Página | 82

Capitulo Sexto-El Concurso que no llegue

Hoy era 25 de Julio, fiesta en nuestra aldea, la música

se oía desde el interior de las casas, un enorme

bullicio de risas, gritos y apuestas, sonaban por todos

los sitios. Lo más fantástico quizás para mi, fue el

salir de mi casa, y ver aquellos dos hombres colgados

en lo alto de una pancarta, colocando un cartel

publicitario con las siguientes inscripciones “Concurso

de magia, premio Cincuenta mil Peonzas de gato”.

“¡Genial, podía ser la oportunidad de demostrarme a

mi misma y a mis queridos tíos de lo que era capaz de

hacer, al mismo tiempo les haría entrega de algo de

dinero, cosa que no vendría nada mal para reformar un

poco el hogar!” Pero algo estirándome por debajo del

vestido me hizo descender de mi preciosa nube

encubierta.

¡Hola Adelita!, ¿te acuerdas de mí?

Como iba a olvidarme de ella, era Nerea, como yo una

niña, pero quizás algo diferente a mí, púes era una

enanita, genes familiares decían las lenguas.

¡Nerea!— grite emocionada abrazándola contra

mí fuertemente.

¡ Cuidado me vas a ahogar!— dijo riendo

¿Como por aquí, qué haces?—pregunte

Page 83: Adelita y su magia

Página | 83

Voy a apuntarme al concurso— respondió— ¿tú

también te vas apuntar?

Me quede por un momento un poco dudosa,

preguntándome, si realmente la nube se tenía que

hacer realidad o no, ¿contra quién tenía que competir,

qué tipo de magia podía ofrecer si era una novata?

¿Sabes quienes serán los concursantes

Nerea?—le pregunte.

No –respondió ella rápido— pero me da lo

mismo, he aprendido mucho en este tiempo, y

quiero participar, gané o no.

Quizás –dije yo— no lo sé, ni siquiera lo puedo

asegurar, no sé qué dirá mi tía de todo esto,

ella no es partidaria de la magia, ya lo sabes.

¡Mejor aun, demuéstrale que eres la mejor!—

dijo ella entusiasmada.

¿ Y quitarte a ti la posibilidad de demostrar lo

buena que eres?— pregunte algo chistosa

¡Inténtalo demuestra a tu amiga la enana

Nerea, qué en este tiempo has cambiado y eres

la mejor, aunque no gane yo!

¡Caray!, realmente me estaba provocando el ir

corriendo a inscribirme en el concurso sin pensar en

las consecuencias del mismo, y sin contar con mis tíos,

Page 84: Adelita y su magia

Página | 84

al fin y al cavo, ¿cómo se iban a enterar?, por lo menos

mi tía Teresa que odiaba todo aquello.

¿Vamos entonces Adelita?— me pregunto

insistente Nerea

No quise hacerme más de rogar, tampoco quería

pensar más, quería hacerlo, savia el castigo que me

podrían poner si se enteraban, pero también podía

saber lo que me esperaría si mi tía me viera llegar con

un premio de cincuenta mil peonzas de gato. Una

enorme cola salía desde una pequeña mesa de muy al

fondo, donde unos señores con túnicas negras y

alzacuellos verdes, permanecían sentados con

diferentes plumas hechizadas, haciendo inscripción a

todo aquel que deseara apuntarse al concurso.

¡Ven!— dijo Nerea estirándome nuevamente del

vestido.

¿ Donde quieres ir?— le pregunte

¿ No querías ver la lista de los concursantes?—

pregunto

Si – respondí mientras miraba ansiosa a mi

alrededor— pero me parece que voy a ser un

puntito sobre una i enorme, ¡esta todo el pueblo

aquí!

¿Entonces no quieres ver la lista?— volvió a

preguntarme extrañada.

Page 85: Adelita y su magia

Página | 85

Si claro, vallamos.

Salimos de aquella enorme cola, no sin antes haber

pedido nuestro turno a la señora que había delante de

nosotros, he iba a inscribir a sus dos hijos, Daniel y

Ferrer.

¡ Es una lista enorme!— dije protestando

Si pero me parece que las elecciones son

rápidas, solo puedes participar e ir pasando si

dispones de al menos un poder.— dijo ella

¿ Pero no dices que participar puede participar

cualquiera?— pregunte yo un tanto dudosa

Sí, pero pasar a la segunda fase, porque esto va

por fases, no puedes pasar si no tienes al menos

un poder.

Me quede mirando a la lista emocionada, al menos

sabía que tenía la oportunidad de pasar a la segunda

fase, pues yo tenía dos poderes, según me habían

dicho.

¿ Cual poder tienes tu Nerea?—pregunte

Quimioterapita – dijo rápidamente

¿ Qué es eso?— pregunte

Es el poder de… — dijo cogiéndome de la mano—

¡observa!

Page 86: Adelita y su magia

Página | 86

¡Fantástica, era genial, nos terminábamos de

desplazar sin mover ni un solo músculo de una punta a

otra!

¡ Es muy bueno!— le dije sorprendida

¿Cual es el tuyo Adelita?

El mío según me dicen mis amigos, leo la lectura

de los duendes y tengo el poder del dominio,

según dice mi tío.

¡Eso es genial, no savia que podías leer la

lectura de los duendes!, solo dos o tres

personas en el mundo tienen ese don— dijo

guiñándome el ojo.

Gracias—le respondí

Mire detenidamente aquella enorme lista de nombres,

había gente muy conocida en el pueblo, otra no tanto,

e incluso habían llegado extranjeros de otras zonas

para inscribirse en el concurso.

Me entro un poquito de pánico, el pensar que aun

quizás, no estaba lo suficientemente preparada, en

aquella lista estaba el profesor de magia de octavo

nivel, el profesor Andreu Futrí, competir con él,

realmente era una ingenuidad por mi parte, sabía que

no tenía nada que hacer.

¡Oye!— me volvió a tirar del vestido para que

volviera a mi mundo Nerea— ¿acaso te has

Page 87: Adelita y su magia

Página | 87

arrepentido? ¡venga vamos ya, nos toca ya

mismo, mira la señora que nos guardo el turno,

solo tiene dos delante de ella!

Creo que todavía no me voy apuntar, quizás el

año que viene, aún no estoy preparada para

competir con los mejores maestros.

¡No digas tonterías!, ¿acaso te crees que yo lo

estoy?, pero será genial participar, ganes o no.

— dijo insistente Nerea— ¿qué tienes que

perder?

Mi cubo mágico – dije rápidamente— si se

entera mi tía, que primero e suspendido el

examen de ciencias, después sin su permiso me

he apuntado a un concurso de magia que lo odia,

y para colmo, he hecho el ridículo ante el pueblo

perdiendo……..

¡ Eso es lo que te pasa siempre Adelaida, eres

una deprimida acojonada!— dijo algo molesta

Nerea

¡Está bien!— dije ofendida por el comentario—

¡Me apuntare!, pero más vale que hables con tu

madre y durante lo menos dos semanas me de

comida y techo, porqué te aseguro que mi tía me

va hacer la vida imposible.

Page 88: Adelita y su magia

Página | 88

¡Así me gusta, las chicas valientes!— dijo

agarrándome de la cintura con sus dos manitas,

colocándose de cuclillas.

Por fin lo había hecho, desobedecer a mis mayores,

algo que no estaba nada bien, ¡y todo por una media

apuesta rivaliza té que me hizo Nerea!

Ahora no solo tenía dos problemas, el examen y el

haberme apuntado, tenía un tercero más, la magia que

tenía que demostrar conocer. Abrí uno de mis tantos

libros y comencé a estudiar, debía de recuperar mi

suspenso si quería aquella torta tan buena de

chocolate…

Me ha llegado a los oídos que vas a participar—

dijo apareciendo Tina sobre mi mesa

Así es—le respondí yo— ¡es una completa locura,

y todo por culpa de Nerea!

¿ Quién es esa Nerea?— pregunto Tina

Alguien que no tenía que haber hecho caso, una

enana—dije dándole la vuelta a la página del

libro.

¿Que vas a hacer?—pregunto nuevamente—

¿pensaste en algo bueno?

No tengo ninguna posibilidad de ganar— dije

dando un fuerte suspiro desesperanzador.

Page 89: Adelita y su magia

Página | 89

¿Y para eso concursas, para no ganar, y llevarte

un castigo?— dijo ella extrañada

Si – le respondí—asid e lista soy, ya ves—dije

cerrando mi libro.

¡Eres más lista de lo que crees serlo Adelita!—

siguió diciéndome Tina— y lo vas a demostrar

ante todos, ¿Cómo llevas el portal?

¿ De qué me estás hablando Tina?—pregunte

¿Acaso ya no recuerdas los polvos rojos y la

carta?

¡ Claro que lo recuerdo!,¿ pero qué quieres que

haga con ellos?¡ no sé cómo utilizarlos!— le

respondí

¿Qué tal si en vez de cruzarte de brazos como

si fueras un bebe, hicieras algo al respecto?

¿ Y qué puedo hacer?— dije desanimada

¿Que tal hablar con tu tío?—dijo ella— el te

podría ayudar mucho.

¡Si a contárselo a mi tía rápidamente y que el

castigo me llegara antes de participar siquiera,

no creo que fuera la mejor idea, no señor!

¡Inténtalo!— insistió Tina— tu tío te aprecia

muchísimo, y si algo le caracteriza en especial a

tu tío, es que te apoya muchísimo con la magia.

Page 90: Adelita y su magia

Página | 90

Me quede paralizada en mis pensamientos, dudosa de

lo que Tina la rata me estaba diciendo, podía tener

mucha razón, estaba convencida que mi tío, podía ser

la persona más aconsejable para ayudarme.

¡ Muy bien Tina, has ganado, voy a hablar con mi

tío!—dije finalmente

¡Así me gusta, las chicas luchadoras!—respondió

finalmente con una enorme sonrisa, mientras

volvía a su agujeró.

Así que decidida ya con mi decisión, fui en busca de mi

tío que como siempre, él mejor sitio para dar con él,

era el desván. Que contar que cuando le di la noticia

tuvo dos reacciones, la buena y la mala, la mala por mi

cate en ciencias, la buena por haberme apuntado al

concurso, púes el también lo había hecho; ahora sí que

estaba perdida,¿ cómo iba a ayudarme a ganar si era

el uno de los participantes?.

Me regalo uno de sus besos familiares, y dijo que

estaba segura que sería inclusive mejor que él, iba a

ayudarme, me alegre muchísimo.

Tío – le pregunte— ¿alguna vez abriste una

puerta a otro mundo paralelo?

¿Te refieres aún mundo inexistente Adelita?

Bueno, no exactamente—le respondí—se supone

que existe pero que nunca se ha visto.

Page 91: Adelita y su magia

Página | 91

No—respondió— nunca lo he hecho, sólo hubo

una persona en la familia que según tengo yo el

conocimiento, podía hacerlo, pero ya no está

entre nosotros.

¿ Mi madre tío?— pregunte maravillada

¡En efecto sobrina!— dijo cogiéndome en

brazos.

¿ nunca viste como lo hizo?—pregunte

angustiada

Ciertamente no—dijo tu tío— pero tu tía

Teresa sí.

¡Lo que faltaba!, que pena, púes nunca sabría el

secreto de abrir la puerta paralela, púes ¿cómo le iba

a decir a mi tía tal cosa si ni siquiera quería hablar de

la palabra magia?

Tu tía era la mejor— dijo mi tío— hace mucho,

pero que mucho tiempo, fue la envidia en cuanto

a magia se refería.

¡ Pero si la odia!— dije protestando

¡Cierto!— respondió mi tío— desde que se fue tu

madre.

¿ Y qué puedo hacer ahora?—pregunte triste—

necesito presentar algo asombroso al concurso

No es buena idea presentar una puerta

Adelaida—dijo mi tío

Page 92: Adelita y su magia

Página | 92

¿Y qué puedo presentar?—pregunte

nuevamente.

¡Algo que sea realmente maravilloso y cautive al

jurado!

Eso ya lo sé— dije desanimada cada vez mas—

¿pero el que tío?

En ese preciso momento entro mi tía en el desván con

una bandeja con te, leche y galletitas de diferentes

formas.

Os he oído—dijo mi tía

¿ Que has oído tía?—pregunte algo asustada

Todo – dijo posando su bandeja en un hueco del

banquillo libre de trastos.

Me alce de los brazos de mi tío, y me puse delante de

mi tía muy asustada, las piernas me temblaban, al

mismo tiempo que mi voz, y mi susto termino con una

enorme bofetada sonora por parte de mi tía Teresa.

¡Esta bofetada Adelaida, té la estas llevando

por tres razones!— dijo mi tía muy enfadada—

¡la primera, has suspendido ciencias, la segunda

te has apuntado a un concurso de magia sin mi

permiso, y la tercera la más importante, me

habéis intentado mentir!—esto último lo dijo

mirándonos a los dos.

Page 93: Adelita y su magia

Página | 93

Mis ojos se cubrieron de enormes lagrimones, y mi tío

avergonzado bajo su cabeza.

¡Eres odiosa tía, te odio, té odio, té odio!— le

grite mientras le golpeaba rabiosa con mis dos

manos su enorme tripa.

Salí corriendo llorando hacia mi cuarto, y allí cerré la

puerta de golpe.

No está bien lo que hiciste Teresa— dijo mi tío

a mi tía, poniéndose muy serio.

¿Acaso consideras que está bien lo que ha

hecho?—pregunto mi tía muy enfadada.

No digo que este bien—siguió diciendo mi tío—

dijo, qué no se lo merece.

¡Hasta ahí podríamos llegar!—protesto mi tía

nuevamente.

¡Tú fuiste también una niña!—siguió hablando mi

tío, mientras yo no cesaba de oír y llorar desde

mi cuarto— ¡Acuérdate como te ponías cuando

tu padre te prohibía hacer magia en casa!

Eran otros tiempos— le corto mi tía

¡Acuérdate también, las malas notas que traías

del colegio!

Por eso lo hago—siguió diciendo ella— para que

las traiga buenas, los estudios serán su futuro,

¡no la dichosa y maldita magia!

Page 94: Adelita y su magia

Página | 94

¡Acuérdate también, las veces que mentiste a

tus padres para verte conmigo!

Un breve silencio se formo ante la discusión de mis

tíos.

¡ Fueron otros tiempos!— siguió diciendo mi tía

¡Tu eres toda una excusa Teresa, y no la

tienes!—finalizo mi tío saliendo del desván de un

portazo.

Oí un enorme silencio formase tras el portazo, al

mismo tiempo que unos enormes sollozos de angustia

por parte de mi tía, que se quedo sola en el desván,

dando algún manotazo que otro a ciertas pócimas

elaboradas por mi tío. Al cabo de unos minutos, sé

escucho abrir la puerta del desván, saliendo de ella mi

tía derrotada.

¿Acaso quieres que Adelaida sea un objeto de

muerte como tu hija?— pregunto mi tía

derrotada a mi tío.

No quiero eso— dijo mi tío muy enfadado,

aunque algo más tranquilo— solo quiero que

tenga la oportunidad de ser lo que es.

¿Y qué es?— pregunto mi tía— ¿acaso quieres

un monstruo en la familia?

¡Ella es especial y tú lo sabes Teresa—oí decir a

mi tío— sabes que Adelaida ha sido un cúmulo

Page 95: Adelita y su magia

Página | 95

de herencias familiares, cómo las ha obtenido

todas, no lo sé, será un don, pero las tiene!

¡ No quiero perderla como a mi hija!— concluyo

angustiada mi tía— ¡ no podría soportarlo

nuevamente!— la oí llorar

¡ven aquí!— dijo mi tío abrazándola fuertemente

contra su pecho— no volverá a ocurrir, estoy

seguro.

¿ Me lo prometes?— oí decir a mi tía

Tienes mi palabra— mi tío le dio un beso en la

frente a mi tía.

¿ Que necesita?— dijo finalmente mi tía

¿La vas ayudar entonces?— pregunto algo

extrañado mi tío, al mismo tiempo que contento.

Si

Quería saber cómo se abría las puertas al

mundo paralelo— dijo mi tío

¿Y por que ello precisamente?— pregunto mi

tía— ¿Qué no sabe que abrir puertas frente a

tanta gente no está permitido?

Ya le dije que eso para el concurso no podría

ser, que debería de crear algo más ingenioso,

más especial que cautivara al jurado, y yo sé,

que tú eras la mejor en ello—dijo mi tío

finalmente.

Page 96: Adelita y su magia

Página | 96

No me has respondido para que quiere abrir la

puerta.

No lo sé—dijo mi tío— quizás se lo deberías de

preguntar tu.

Mi tía se seco aquel manto de lágrimas que posaba en

sus pequeños ojos azules, dirigiéndose hacia mi

habitación, golpeó dos veces la puerta y entro en ella.

Yo permanecía acostada boca abajo en mi cama

desecha por las enormes patadas de rabia contenida,

abrazada a mi buen amigo el oso de peluche. Mi tía me

llamo, yo me gire con mis ojos aún cubiertos por

enormes lagrimas, con mis mangas las seque, y me

quede sentada sobre la cama, esperando que me dijera

lo que fuera y se marchara pronto.

Te voy a ayudar Adelaida— dijo por fin mi tía—

pero hay algo que me ha dicho tu tío y necesito

saber para qué precisas saberlo—dijo mi tía

tomándose una pausa, mientras mi atención se

hacía más pronunciada a aquellas palabras—

¿porque y para que abrir una puerta paralela?

No abrí la boca, simplemente saque la pequeña

maletita que Tina la rata me había dado tiempo atrás,

aún permanecía dentro de ella, él polvo rojo y aquella

pequeña carta, entregándosela a mi tía.

Page 97: Adelita y su magia

Página | 97

Mi tía extrañada ante aquella pequeña maleta que le

hacía entrega la abrió, cubriendo sus dedos de

aquellos polvos rojos, cogió la pequeña carta y la abrió.

Necesitaras esto—dije a mi tía haciéndole

entrega de una lupa.

No hace falta— dijo mi tía—esta letra es de

duende, nunca podría leerla, solo tu madre podía

hacerlo.

¿ Sabes cómo abrir una puerta?— pregunte

Hace demasiado tiempo que no lo hago—dijo mi

tía—no sé si podría hacerlo nuevamente.

¿ lo intentaras?— pregunte ansiosa

Creo que lo de intentar debería de ser cosa

tuya Adelaida, púes esta maletita por lo que

veo, ha sido entregada a ti—dijo mi tía haciendo

otra nueva pausa— ¿acaso te la entregado el

mismo duende?—pregunto algo extrañada.

No fue Tina –respondí algo más animada

¿Quien es Tina?— pregunto mi tío, que

permanecía en silencio detrás de mi tía,

escuchando nuestra conversación atentamente.

Ella es Tina— dije señalando a la rata de salía

de su agujeró.

¡ Qué asco es una rata!— dijo mi tía dando un

enorme salto a los brazos de mi tío

Page 98: Adelita y su magia

Página | 98

¡No hace nada!— dije sorprendida viendo la

reacción de mi tía— Tina me cuenta muchas

cosas, es mi amiga, bueno, ella y también

Carlota.

¿Otra rata?— pregunto mi tía con mucho asco

mirando a todos los sitios.

No Carlota es una araña—dije nuevamente—y es

muy buena.

Mi tío tranquilizo a mi tía haciéndola bajar de sus

brazos, mi tía no era peso pluma, casi termina con la

respiración de mi querido tío.

¿Has dicho que hablas con ella?— pregunto mi

tía aún mas extrañada.

¡ Y también con Carlota!— dije muy contenta

¿Entiendes lo que te dicen?— pregunto mi tío

también algo extrañado mirando hacia mi tía.

Así es— dije contenta

¿Ves como Adelaida es especial?— dijo mi tío a

mi tía.

¿ Y te están hablando ahora?— dijo mi tía

acercándose muy despacio a la rata para

obsérvala más de cerca

¡Ahora no!—dije riendo—¡ pero hablamos muy a

menudo!—respondí

Page 99: Adelita y su magia

Página | 99

¡Tienes un don maravilloso hija mía!—dijo

finalmente mi tía— ¡Ese don es único en el

mundo, y lo tienes tú!

Mi tía se emociono abrazándome fuertemente contra

su pecho.

¿ Queréis decir que vosotros no entendéis lo

que dice Carlota y Tina?—pregunte confusa

En absoluto entendemos nada—dijo mi tío—

¿desde cuándo hablas con ellas?

No lo sé—respondí alegre—desde hace mucho

tiempo

¿Solo las entiendes a ellas?—pregunto mi tía

nuevamente.

¡No!—volví a contestar ¡también entiendo a

Dragón!

¡Cielos santo!— grito aterrada mi tía mirando su

alrededor— ¡Un dragón!

¡No ese tipo de dragón!— reí nuevamente—

¡Dragón es mi amigo también, el es un

murciélago!

¡Qué horror!—dijo mi tía— ¡Tanto bicho suelto

en mi casa y sin yo saber nada!

¿ Que pone en la nota Adelaida?—pregunto

nuevamente mi tía

Page 100: Adelita y su magia

Página | 100

Dice que para estar totalmente preparada,

necesito pasar una prueba, y la prueba consiste

en abrir la puerta del mundo paralelo.

¿Y porque ese interés, como confiar en ese

duende?

Tina me digo, que el duende que escribió la

carta era amigo de mama. — dije mirando a Tina

con una enorme sonrisa.

¿De veras?— pregunto mi tía mirando a la rata.

Si –le respondí

Déjame que revise mis libros, veré si recuerdo

leyendo algo –dijo mi tía retirándose— ¡no me

llenes la casa de bichos!—dijo mientras se

alejaba con una sonrisa.

¡ Gracias tío!—conseguí decirle a mi tío

De nada Adelaida—respondió mi tío dándome un

apretón entre sus rudos brazos. — de nada.

Page 101: Adelita y su magia

Página | 101

Capitulo Séptimo-Cabezonería

Dos vasos de leche de burra, tres porciones de

mantequilla, cuatro hinojos de baya, tres gajos

de ajo, dos cucharadas de azúcar… ¡pero qué

asqueroso!

Dije dejando el libro de conjuros sobre la mesa.

¿Porque es asqueroso? Cuando la hayas

terminado ya verás el resultado. — dijo Nerea

mirándome atentamente.

¡ Me falta miel!— grite horrorizada

¡Espera yo te doy!— dijo mi tío entrando por la

puerta.

Mire el interior del cubo, realmente había tanto

potingue junto, qué no savia si hacia una poción, o la

receta de mi difunta bisabuela de un pastel.

¡Ale Adelaida!—dijo mi tío entusiasmado

haciéndome entrega de la miel— ¡Introduce tu

mano y muévelo!

¡No por favor!— dije rogando no hacerlo.

Ya sabes que esa parte te toca a ti Adela— dijo

Nerea—es tu conjuro para el concurso, y como

no des de una vez por todas con él, vas a

perder.

Page 102: Adelita y su magia

Página | 102

¿Y quien ha dicho que con este mejunje valla a

ganar algún premio? En tal caso, podría ganar el

premio de la consolación, ¡es horrible!

Dije tirándome al suelo sentada de golpe con los

brazos cruzados.

¡Animo Adelaida!— dijo entrando mi tía

Teresa— después de lo que os a costado

convencerme para que te ayude ahora no te

puedes rendir.

¡Que savia y cuánta razón tenía mi tía!, si ahora me

rendía, la disputa que días atrás había tenido con el

tío Eduardo, no serbia de nada.

¡ Esta bien!— dije levantándome de nuevo del

suelo, mientras mi estomago se revolucionaba

mirando aquel ungüento de ingredientes!— ¡ lo

hare!—dije girando mi cabeza hacia un lado,

mientras mi mano rápidamente se introducía en

aquel espantoso potingue— ¡ Es asqueroso!—

sollozaba

¿Y tú eres la que quieres ganar?— pregunto mi

tía burlona— ¡A esa pócima le falta un huevo de

avestruz!

¡Eso no por favor!— grite rogante.

Page 103: Adelita y su magia

Página | 103

¡O si, querida!— dijo mi tía con una sonrisa

mientras ante nuestro asombro hacia aparecer

de la nada un hermoso huevo.

¿Como, cómo lo has hecho?— pregunte

¡Magia, Adelaida, magia!— volvió a sonreír.

Pase más de dos minutos, removiendo aquello hasta

que se convirtió en una pasta verdosa de un enorme

olor desagradable, mis queridos observadores, tío, tía,

amiga, Tina y Carlota, viendo aquello que comenzaba a

subir aromáticamente tirándote hacia atrás, se

fueron retirando de mi lado llegando inclusive por un

instante, a sentirme completamente sola. Aunque no lo

estaba, allí los tenía a todos, agrupados frente a la

ventana que permanecía abierta de par en par,

sacando sus cabezas para tomar aire, y luego

ofrecerme una enorme sonrisa.

Es hora ya de que comiences a realizar el

conjuro Adelaida o se te terminara pasando—

dijo mi tío.

Busque la varita que me regalo mi tía, apuntando con

ella al cubo, pero no sé porque, mi tía me detuvo la

intención de hacerlo.

¿He hecho algo mal?—pregunte extrañada por

su reacción.

Page 104: Adelita y su magia

Página | 104

Si – dijo mi tía introduciendo su mano entre sus

batas anchas— debes de hacerlo con esta.

Era una varita completamente diferente a todas las

demás que había visto hasta el momento. Era alargada,

pero se podía plegar como un papel fino, en su puntera

había un pez dorado, y en su posterior un arlequín

plateado, tenía un gravado dorado en la central,

escrito en duende, y decía así “Mi varita dorada” “¡qué

tontería más grande de gravado!”, pensé para mis

adentros, podía poner otra cosa, pero precisamente

eso……

¿Bueno, que la vas a utilizar o no?—pregunto

insistente mi tía.

¡Claro que sí!— le conteste comenzando el ritual.

Como contaros que tuve que hacer cinco intentos

fallidos hasta que logre perfeccionarlo dominar el

conjuro. No me terminaba de gustarme parecía fácil

para realizar cualquier mago, cualquiera podía hacer

volar objetos por la habitación, convertir cosas, ver

puertas mágicas, no cruzarlas desde luego, pero si

verlas, ver el futuro, el pasado, el presente, todo

aquello era simple para mí, me costaba mucho

aprender, no lo voy a negar, pero si pretendía vencer

inclusive al mejor maestro de magia, precisaba algo

Page 105: Adelita y su magia

Página | 105

que fuera más superior a cualquier otro conjuro

conocido por todos.

¡ No me sirve!— dije convencida de mis palabras

¡Es muy bueno Adelaida!—respondió mi tía— ¡es

el indicado para tu edad, ganaras entre los

infantiles, estoy segura!

¡No tía, no quiero ganar entre los infantiles!—

dije muy seria mirándoles a todos— vosotros

me hicisteis ver y creer, que con el paso de

generaciones, he heredado de mis antepasados

cualidades únicas, y que yo, digamos, soy una

pequeña bola de cristal, repleta de enormes

secretos. Y los quiero ver.

Enormes risas sarcásticas cubrieron la habitación

silenciosa donde nos encontrábamos todos.

Todavía no estás preparada Adelaida—dijo mi

tío frotándome la cabeza con cariño—todavía no

¡Pues prepararme porque quiero vencer al gran

mago, al que derroto a mis padres!

Un amargo silencio inundo la habitación y solo mi tía lo

rompió con su leve voz.

Nadie ha podido asegurar en todos estos años

que tus padres fueran muertos por el gran mago

Adelaida, ni siquiera se encontraron los

Page 106: Adelita y su magia

Página | 106

cuerpos, lo sabes, simplemente se los trago la

tierra….

¡Pues yo quiero tener el poder de la regresión!

¿Como, que?— gritaron asustados todos al

mismo tiempo.

¡Estás loca Adelaida ya lo decía mi madre!—dijo

Nerea asombrada por mis palabras— ¡Mírate,

eres aún una niña pequeña como yo, ese poder

no te puede ser concedido aunque lo hubieras

heredado de tus antepasados! ¡es una completa

locura lo que dices!

¿Porque ha de ser una locura?—pregunte sin

comprender nada, pues si era tan poderosa

como decían, tenía que ser fácil el poder de la

regresión.

No es nada fácil—dijo mi tía acercándose a mi—

¡ni tan siquiera tu madre lo consiguió!

¡Es muy peligroso pequeña!—dijo mi tío—tan

peligroso que podría peligrar tu vida, no es cosa

de jugar a valientes.

¿Acaso lo habéis hecho alguno para juzgar

sobre su peligro?—pregunte esperando

respuesta de alguno de ellos, pero en vez de una

respuesta se escucho un enorme silencio— ¡Lo

savia, nadie lo sabe porque nadie lo ha probado!

Page 107: Adelita y su magia

Página | 107

¿No prefieres la puerta paralela que me digites

Adelaida?— dijo suplicante mi tía, intentándome

hacer cambiar de tema— veras, logre encontrar

la formación de las puertas del umbral.

Deje estar mi cubo y me dirigí a la pila donde me lave

las manos con mucha cautela, intentando quitar aquel

olor maloliente de ellas, siendo casi un suplicio infinito

de lograr.

Tiene mucho carácter—dijo mi tío bajito al oído

a mi tía para que no lo oyera.

Lo he querido—dijo agachando la cabeza mi

tía—igual que su madre, ¡cabezona!

Si—respondí— quiero el conjuro de la puerta

del umbral, pero también quiero el poder de la

regresión.

Sentí como Carlota ascendía por mis pantorrillas

rápidamente hasta posarse en mis hombros.

¿Sabes una cosa Adelita?— me pregunto

cariñosamente— como bien dices, la regresión

es un poder, no una formula de conjuros, si tu

no la posees, no la puedes elaborar.

¡Pero mis tíos han dicho que he heredado

diferentes poderes de distintas generaciones!—

proteste sollozando.

Page 108: Adelita y su magia

Página | 108

¡Ello no quiere decir que lo poseas!—dijo

intentando consolarme— ¡Además, ese conjuro

que terminas de hacer, como bien dice tu tienes

muy bueno!

¡No, no lo quiero!— dije cabezona, cruzándome

de brazos ante tal situación embarazosa para

mis seres queridos.

Mi tía se retiro de la habitación, y vino nuevamente

cargada con un enorme libro, que nunca antes había

visto.

Estos conjuros los escribieron tus padres, ya es

hora que los tengas tu – dijo mi tía dándome el

pesado libro.

Tenía un grabado muy bonito en la tapa, consistente

en cinco estrellas plateadas cruzadas con un dragón

blanco. Me dejaron a solas en el desván con aquella

pesada carga, y con mis amigas la rata y la araña, que

no tardaron ni un segundo tampoco en desaparecer.

¡Bueno!— me dije a mi misma— ¡mejor será

buscar un buen sitio para leer!

Mire a mi alrededor, el desván completamente sucio,

no era el mejor lugar, quizás en el exterior, junto a la

garrofera, hoy hacia buen día, era el lugar perfecto si

nadie te molestaba. Extendí sobre el suelo, una

pequeña manta azul celeste de algodón rizado,

Page 109: Adelita y su magia

Página | 109

tumbándome sobre ella boca abajo, dispuesta a abrir

el enorme libro, que parecía tener vida propia. Estaba

a punto de abrirlo cuando una voz me sobresalto.

¡Alto! – dijo una voz— ¿Quien eres tú, y quien te

ha dado permiso?

Asustada, me levante rápidamente de donde estaba,

mirando a mi alrededor desesperada, intentando

hallar aquella voz tan profunda que salía de algún sitio.

¡Contesta muchacha!— volví a oír la voz.

¿Donde estas?— pregunte asustada, mis

pequeñas piernas me temblaban— ¿quien eres,

que quieres de mi?

¡Las preguntas las hago yo!— contesto

rápidamente la voz.

¡Dime donde estas!— respondí aterrorizada, no

veía a nadie, pero si lo oía.

¡ Estoy enfrente mismo de ti!— respondió la voz

¿Donde?, ¡no te veo!

¡Estoy donde me has dejado, tirado en el

suelo!— dijo a regañadientes aquella voz.

Asombrada, caí de rodillas al suelo y cogí el pesado

libro con mis dos manos.

¡ Si, soy yo!— me dijo el libro

¡Caray, no sabía que los libros sin mensajeros

podías hablar!— respondí sonriente.

Page 110: Adelita y su magia

Página | 110

¡Nunca dije que no fuera un libro mensajero!—

dijo el—pero tú sigues sin contestar mi

pregunta, y sin ella, no te permitiré que

descubras mis secretos.

Me llamo Adelaida, y soy la hija de la dueña de

tus secretos— dije muy serena – y tu ¿cómo te

llamas?—pregunte curiosa.

Me llamo parlanchín—dijo dando una tos seca—

¡no digas nada que lo sé, y menos aún se te

ocurra reírte!

Comencé a buscar una boca o algo similar en las

cubiertas del libro mientras este no cesaba de hablar

y contarme sus hazañas grandiosas con mis padres,

pero yo por más que buscaba no hallaba nada.

¡Entonces aquel caballero de la plaza, dijo zas!

¡Ya basta!— dije algo enojada— ¡me agrada que

me cuentes cosas parlanchín, pero quiero saber

los secretos de ti, ábrete de una vez!

¡Si me hablas así, nunca me abriré!— respondió

ofendido.

¡Por favor!— le dije rogante.

¡Está bien, me abriré, pero solo un poquito!

Al abrirse, una enorme luz sonrosada se expandió

cubriéndome por completo, rodeándome con un aroma

fantástico a jazmín. Aquella letra, era perfecta, no

Page 111: Adelita y su magia

Página | 111

disponía de faltas de ortografía, tachones o cualquier

desperfecto. Pase la yema de mis dedos por aquella

letra escrita, era como sentir la mano de mi padre

junto a la mía. Una pequeña lagrima broto de mis ojos,

haciéndome sentir indefensa, seque mi lagrima

rápidamente con la manga de mi jersey e intentando

alejar mis débiles pensamientos que hacían ponerme

triste, comencé a abrirme un poco más a la alegría y a

mi objetivo, que no era otro, más que descubrir como

abrir aquella puerta paralela que me dijo el duende.

Al fin y al cavo, lo mismo, mis tíos tenían razón y no

debía de pedir más de lo que mi corta edad podía

ofrecerme, quizás, mas adelante podría vencer al

mago más poderoso.

Page 112: Adelita y su magia

Página | 112

Capitulo Octavo-Un nuevo maestro

¡Hola, niña! – dijo un duende dando un salto

enorme, colocándose a mi lado.

¡Que!, ¿de dónde has salido tu, quien eres?

¡Pumuky para servirla señorita Adelaida!— dijo

quitándose la pequeña gorrita en forma de dado

de la cabeza.

¿ De dónde has salido?— pegunte mirándole

detenidamente, aquel aspecto tan horrendo que

tenia, no mediría más de medio metro y olía muy

mal, por no hablar de aquel color tan feo de piel

amarillenta que disponía.

Soy el guía del libro— dijo sonriente

¡Valla!— dije con una sonrisa— así que tu debes

de haber conocido a mis difuntos padres.

¿Difuntos, como difuntos, cuando murieron?—

pregunto extrañado el duende.

¡Cuando yo era muy pequeña!— respondí

tristemente.

¡No, muertos no, no puede ser cierto!— dijo

alterado el duende, saltando por toda la

habitación, golpeándose contra las paredes

como un histérico.

¿Cuando los vistes por última vez duende

Pumuky?

Page 113: Adelita y su magia

Página | 113

¡Esta misma mañana!— dijo alterado.

El libro que sostenía en mis manos, cayo de inmediato

al suelo, dejando con la boca abierta ante tal

asombrosa noticia.

¡Disculpa duende, es que no te entendí bien!

¡Esta misma mañana los vi, estaban en el jardín

encantado, paseaban los dos cogidos de la mano,

como dos recién enamorados, y estaban tan

bien….., que me cuesta creer que hayan

fallecido!— dijo el duende algo más relajado

tomando sitio cerca de mí.

¡Debes de estar viviendo en otro siglo!— dije

sonriente— ¡claro, como eres la historia del

libro!

¡No!— dijo muy firme— ¡Duende nos se equivoca

casi nunca!, ven conmigo.

El duende tomo de mi mano y me dirigió hacia el libro

parlanchín.

¡Ábrelo!— dijo el duende.

Curiosa de mi, tome el libro parlanchín y lo abrí.

¡Colócalo en el suelo, si no será difícil pasar por

el!

¡Espera un momento! – dije yo asustada con una

sonrisa sarcástica — ¿acaso te has vuelto loco,

Page 114: Adelita y su magia

Página | 114

como pretendes que me meta dentro de un

libro?

¡Pasando dentro como no!— el duende se detuvo

un instante y se quedo mirándome por un

segundo— ¡caray que tonto soy, es cierto, eres

un humano, y necesitaras algo más que te

permita entrar!

¡ Valla, ahora te has dado cuenta!— respondí

sonriente

¿Descubriste el sentido del polvo rojo que te

deje en una cajita?

¿Así que fuiste tú?

¿Quien si no el duende Pumuky podía ser?—

respondió orgulloso

¡No, en varias ocasiones he intentado encontrar

el conjuro en el libro de mis padres para poder

abrir la puerta paralela, pero no hubo manera

posible, parlanchín no cesa de hablar, me

distrae, olvidándome por completo de lo que

estoy buscando!

¡Si, eso es un defecto muy malo que tiene el

libro!— dijo el duende. — Ven sígueme.

Seguí al pequeño duende, hasta la cocina, pasaba muy

despacito mirando hacia su alrededor, asegurándose

de que nadie pudiera descubrirle.

Page 115: Adelita y su magia

Página | 115

¡ Coge esos dos tarros vacíos de ahí arriba!—

dijo el duende

¡Lo lamento! – conteste mientras que mi mirada

se perdía en lo alto de la estantería— ¡Mi altura

no me permite llegar!

¿Acaso te crees que la mía si?— dijo el duende

enfadándose— ¡Utiliza tu magia!

¡ Tendría que hacer una poción para ello!— le

respondí

¿Pero qué dices niña, pociones ni cuernos de

unicornio? – el duende comenzaba a encontrarse

ofendido— ¡Tu eres la magia!

¡Yo no soy magia ni siquiera soy capaz de bajar

esos estúpidos botes!— dije enfadada, mientras

a mi asombroso enfado, le acompaño que

aquellos dos botes vacíos se posaban en mis

pequeñas manos.

¿Ves?, ¡lo has hecho tu sola, y sin ayuda de

asquerosas pócimas, en ello se diferencia un

buen mago a un títere de feria!

Seguí cogiendo las cosas que me solicitaba el duende,

sin todavía creer ni saber, como había logrado tener

en mí poder dos botes los cuales yo no alcanzaban a

coger.

Page 116: Adelita y su magia

Página | 116

¡Creo que ya lo tenemos todo!— dijo el duende

arrogante— ¡volvamos al libro!

Me hizo colocar todos los botes de cristal vacíos y

llenos alrededor del libro parlanchín.

¡Trae los polvos que te di!— dijo dándome un

pequeño empujoncito en el hombro.

Introduje mi mano en mi bolsillo y se los di.

¡No es bueno que los lleves encima, podrían

quitártelos y poner nuestro mundo en peligro!—

dijo el mirando los polvos detenidamente— ¿aun

tienes la varita de tu tía?

Si – dije yendo a por ella— ¡también tengo

esto!— dije alzándolo en el aire para que lo

viera.

¡Valla un cubo mágico, y muy difícil de conseguir

ya lo creo!, ¡tráelo para aquí!

Fui hacia donde estaba el duende, y me senté a su

lado.

¡Bien muchacha!— dijo el duende— ¡Vamos a

ponernos manos a la obra, yo voy a ser tu

maestro!

¡ Qué bien, gracias, necesitaba ayuda!— dije

alegremente

Page 117: Adelita y su magia

Página | 117

¡No tan deprisa niña, pues como ves, no soy un

maestro corriente, soy el maestro del libro,

nada más!

¡Pero no dejas de ser un maestro! – dije cada

vez mas emocionada por tal situación.

¡ Empecemos!— dijo el

¡Sí!.— respondí contenta

Me hizo sentar frente al libro y unto mi cabeza con

aquellos polvos rojos.

¡Lo que vas a ver ahora!— dijo el duende—

¡nadie en el mundo lo ha visto, solo dos humanos,

y ya te puedes imaginar a los dos humanos que

me refiero, debes de guardar lo que veas en

secreto, y lo que es más importante, debes

guardar el secreto de cómo abrir la puerta!

Asentí con mi cabeza y el duende se sentó a mi lado.

¡Debes de poner tu mano sobre el libro, y con la

yema de tus dedos, frota con firmeza pero sin

fuerza la cubierta del libro, sobre todo, el ojo

azul del dragón!

Hice lo que me pidió pero no sucedió nada.

¡Debí de imaginármelo, aun no estás

preparada!— dijo el duende poniéndose de pie

enojado.

¡Sí!— respondí yo— ¡Si que lo estoy!

Page 118: Adelita y su magia

Página | 118

¡ Pues demuéstramelo!— dijo el

¡Pero es que no sé que tengo que hacer!— dije

sollozante.

¡Utiliza tu magia, solo tú puedes hacerla, nadie

más!

Lo intentaba todo, pero seguía sin comprender las

palabras insistentes del dichoso duende. Entonces en

ese preciso momento abrió la puerta mi tía, y ante mi

susto, sucedió algo inimaginable, sentí como mi cuerpo

se envolvía en un viento cálido de color, que me cubría

por completo, un aroma cada vez mas fuertes a flor

de jazmín y azahar reposaba en mi nariz. Vi como mi

tía se quedaba espantada de pie, mirándome sin

reaccionar, como mi habitación parecía desvanecerse

ante mis ojos, como el duende sonreía y aplaudía,

mientras sentía su mano cogerse a la mía, note como

mi cuerpo se convertía en millones de partículas

pequeñas, tan diminutas que ya ni se veían,

perdiéndose dentro del interior del libro.

¡Adelaida, Adelaida!

Fueron los gritos de ahogo de mi tía Teresa que sentí

al irme volando de aquella habitación; hasta el

increíble mundo de los duendes.

Page 119: Adelita y su magia

Página | 119

Capitulo Noveno-El mundo de los Duendes

Desperté echada en el suelo más bonito que mis ojos

habrían imaginado y visto jamás, flores parlanchinas,

animalitos habladores, monos montados en

ciclomotores, hadas de todas formas y colores,

arboles cantores, setas andantes, agua seca, e incluso

el mismísimo cielo era diferente, se podía decir que lo

tenía en mis pies, ya que lo andaba pisando.

¿Donde estamos Pumuky?— pregunte aún algo

aturdida por el viaje.

¡Estamos en casa!— dijo alegre dando un fuerte

suspiro para sus adentros.

¿ Que es todo esto?— pregunte aun extrañada

Terminas de pasar una puerta mágica, tu mundo

real, y tu mundo imaginario por así decirlo,

porque como ves, este mundo existe. —

respondió con una enorme sonrisa — ¡Ven

conmigo!, ¡vallamos a concretar lo que me dijiste

de tus padres!

Todavía no salía de mi asombro, aquello era

simplemente ¡mágico!, nunca antes había estado en un

lugar igual, los habitantes eran simpáticos, pero ante

todo, se podía sentir la magia de aquel lugar, brotaba

en enormes cantidades, todo ello era encantado, pero

con vida propia, solo risas, alegría, paz, solo ello, era lo

Page 120: Adelita y su magia

Página | 120

único que se podía ver, parecía que en este mundo, la

tristeza no existiera.

¡ Ven iremos más rápidos con esto!— dijo

Pumuky

Tomo una flor del suelo, la estiro a lo largo y se subió

en ella.

¡Sube y agárrate fuerte! – me dijo

¡Si subo se partirá, peso demasiado! – dije

mirando aquella flor que parecía estar hablando

pidiendo algo de compasión.

¡Sube, aquí eres como aire, simplemente no

pesas!

No quise llevarle más la contraria, había comprobado

que el duende tenía un genio insoportable cuando se

enojaba. Paramos de paisajes hermosos pasemos,

aldeas que nos saludaban al pasar con sus manos, aves

que volaban junto a nosotros y preguntaban por

nuestro viaje, un maravilloso y largo viaje hasta llegar

a una vieja cabaña fabricada de mimbre y papel.

Comencemos a descender poco a poco hasta llegar

aterrizar en el suelo. Parecía que aquel lugar era un

poco frió, ya que tenían encendida la chimenea.

¡ Quédate un momento aquí, voy a rodear la

casa, asegurarme de algo!¿ de acuerdo?— me

dijo el duende

Page 121: Adelita y su magia

Página | 121

Asentí con mi cabeza he le hice caso, sentándome

sobre una pequeña piedra que había en el porche

de la pequeña casa acogedora.

¡Savia que te equivocabas!— dijo el duende con

una enorme sonrisa— ¡realmente te llegue a

creer!

¿A qué te refieres Pumuky?— dije algo

nerviosa, al mismo tiempo que temerosa.

¡Míralo tu misma!— dijo señalándome la puerta

de la entrada de la casa.

¡Debemos de llamar antes!— dije echándome

unos pasos hacia atrás.

Pero fueron otros pasos y otras manos las que

abrieron la puerta de par en par y dejaron ver la

figura de un hombre apuesto, alto, de robusta figura,

joven.

¿Quien anda ahí?— pregunto aquella vozarrón.

El duende voló hasta colocarse a la altura de los ojos

de aquel enorme hombre.

¡Creo que hay alguien que quiere verle señor

Ricardo!— dijo sonriente el duende.

El hombre miro hacia abajo, y allí estaba yo, con los

ojos repletos de lágrimas, llorando a moco colgado,

encogida de hombros y brazos sin saber que tenía que

Page 122: Adelita y su magia

Página | 122

hacer. Aquel hombre, asombrado se quedo mirándome

detenidamente tomándome entre sus brazos,

subiéndome hacia lo alto, buscando algo en mi que

pareciera aun más familiar de lo que ya le parecía.

¿Adelita?— pregunto. — ¿Te llamas Adelaida?

Mi voz quería salir de mi interior, pero era tan grande

la emoción sentida en aquel momento, que fue

imposible que de mi boca saliera un sí, en vez de ello,

fue mi cabeza la que se movió hablando por mis labios.

Aquel hombre, un extraño para mi, se trataba de mi

padre, se suponía por mis tíos que mis padres habían

muerto, o por lo menos eso habían creído ellos

durante todos esos largos años.

Que decir, que me cubrió de besos enormes y

abrazos, tanto mi padre como mi madre que de

inmediato al oír mi nombre salió a recibirme

cogiéndome en brazos y cubriéndome con sus cálidos

labios. Sus preguntas eran miles, las mismas que las

mías. Creo que la pregunta que más les dolió, fue

¿porque no volvisteis y me dejasteis allí con mis tíos?

Pues no pudieron darme una respuesta que realmente

me llenara.

En cambio, sí que vi otra cosa, sobre una cuna había un

bebe.

Page 123: Adelita y su magia

Página | 123

Es tu hermano – dijo mi madre— se llama

Cristóbal

Me hacerse despacito hasta la cuna, era tan frágil,

pequeñito y sonrosado, que daba miedo cogerlo en

brazos.

¡Puedes cogerlo Adelaida, adelante no muerde!—

dijo mi padre.

Cogí aquel niño entre mis brazos, aquella pequeña

bolita de carne de apenas seis kilos, era muy guapo,

llevaba puesto unos pequeños harapos de pañales.

Quiero preguntaros algo papas—dije

seriamente mirándoles a los ojos— ¿vais a

volver?

Los dos se miraron a los ojos sin saber si contestar a

mi pregunta o silenciarla allí mismo.

¡Tu hermano ha nacido en el mundo de la

magia!— respondió mi madre— pondríamos su

vida en peligro si lo sacáramos de aquí.

¿Pero yo he venido?— dije angustiada— ¡y estoy

viva mama!

¡Tu no naciste aquí cariño!— me respondió mi

padre con tristeza.

¡Tampoco me disteis opción alguna para elegir

donde nacer o vivir, simplemente me dejasteis a

Page 124: Adelita y su magia

Página | 124

mi suerte con mi tía, sin preguntarme siquiera

que era lo que yo quería!

El duende, viendo de que aquello se estaba

convirtiendo en una pelea familiar, prefirió no

entrometerse quedándose fuera de la casa, en cambio,

yo, que no comprendía nada, comencé a llorar como un

bebe.

¡No sabemos como lograste llegar al mundo de

los duendes sin daño alguno hija, pues tu madre

y yo casi morimos en el intento al abrir la

puerta!— dijo mi padre.

¡Pero estáis aquí, y estáis vivos!— dije

reprochándoles.

¡Lo lamento hija!— dijo mi padre intentando

consolarme con un abrazo.

¿Eso es todo lo que podéis decirme, que lo

lamentáis y ya está todo solucionado? ¿no

creéis que merezco algo más?— dije muy

ofendida.

Mis padres asombrados de mi llegada inesperada, e

preguntas que los dejaba sin respuesta, no podían

hacer más nada que silenciar sus labios.

¡Lo tenía que haber imaginado, nunca os e

importado ni un pimiento, por ello nunca

Page 125: Adelita y su magia

Página | 125

intentasteis venir a buscarme!— dije

cruzándome de brazos.

Eso no es cierto— dijo mi madre dejando al

pequeño en la cuna, tomándome a mí en su lugar

– Adelita, tu eres la niña de nuestros ojos, mi

querida pequeña, no entiendes nada, y aun eres

pequeña para comprender los motivos que nos

llevaron a quedarnos aquí.

¿Y por qué no intentas explicármelo? ¡lo mimo

hasta lo entiendo!

Mi padre no pudo evitar soltar una leve sonrisa de sus

labios.

¡No cabe duda que es hija tuya Soraya, tiene tu

mismo genio!

¡Que nombre más bonito!, pensé para mis adentros,

¿porque no me llamaron igual que a mama?

Está bien pequeña, te intentare contar hasta

donde considero que puedes entender— dijo mi

madre haciéndome entrar en una silla muy

cómoda de enormes brazos.

Tome asiento mientras vi a mi padre alejarse hacia el

interior de la casa con mi hermano pequeño en brazos,

volviendo cargado con una bandeja repleta de dulces y

chocolate caliente.

Page 126: Adelita y su magia

Página | 126

Nunca imaginemos que aquel día lograríamos

cruzar el umbral Adelita, pero sucedió, casi

termino con nuestra vida aquel cruce tan

precipitado, pues entre otras cosas no teníamos

ayuda del duende, tu tía nos despreciaba por

nuestra magia, y no aguantaba más vivir de su

caridad, tu padre no tenía trabajo, y las

pociones que vendía yo en la plaza apenas nos

daban para darte de comer.

¡Así que preferisteis hacer lo fácil, huir!—dije

cortante.

¡No te equivocas, buscábamos una puerta a un

mundo mejor para vivir allí los tres, sin

depender de la caridad excesiva de tu tía, mi

madre!, pero se complico, no sabemos porque

crucemos, y tú estabas allí, tan pequeñita,

echada en tu cuna de mimbre, llorando y yo no

podía ir a cogerte en brazos, mi cuerpo eran

partículas de polvo, estaba desapareciendo y no

podía poner fin aquello, no sabía parar.

¡Ya!— dije yo muy convencida— ¿y….?

¡Valla con la niña he!— rió mi padre— ¡Ale, ale

Soraya, tú la echaste al mundo con tus genes,

dale respuestas a la niña!

Page 127: Adelita y su magia

Página | 127

¡Te crees muy gracioso!— protesto mi madre—

durante mucho tiempo intentemos regresar a

casa, pero todo fue inútil, y cada vez que

estábamos cerca, a tu padre le daba un infarto,

no sabemos realmente el motivo, la cuestión era

que no podíamos volver.

¿Por eso decidisteis sustituirme por ese de la

cuna?

¡Adelita!— dijo mi madre escandalizada— ¡Es tu

hermano, no te consiento que te pases tanto!

Su mirada era furiosa y firme, realmente me llego a

producir temor.

¡Bueno, al menos sabrá la tía que estas aquí con

nosotros! ¿ no?— pregunto mi padre

La tía cree que habéis muerto— respondí yo— y

ahora pensara que también lo he hecho yo.

¿pero tu podrás volver no?— pregunto mi

madre— tu eres nacida en el otro lado.

¡Igual que vosotros!— les reproche yo— solo que

yo no sé nada de si sabré o no volver, ya que fue

el duende en quien insistió en hacerme ver que

me equivocaba.

Un torbellino de aire helado cubrió mis pequeños pies,

consiguiendo estremecerme.

Page 128: Adelita y su magia

Página | 128

¡Debemos de irnos ya de inmediato Adelaida!—

dijo el duende que parecía tener demasiada

prisa.

¡Estoy con mis papas Pumuky!— dije

protestante.

¡No preguntes mas niña, vayámonos, ya

volverás!— dijo el duende mirando nervioso a su

alrededor.

Me quede mirando con pesar el rostro de mis padres y

de mi pequeño hermano, no sabía si alguna vez volvería

a conseguir cruzar el umbral, y sentí un terrible

pinchazo en mi corazón.

¡Quiero quedarme con mis papas Pumuky!— dije

mientras me secaba las lagrimas.

¡No puedes quedarte niña, tienes que volver

rápidamente a tu mundo, tus tíos te necesitan,

sobre todo tu tío, está muy enfermo!

¿ Qué le pasa a mi tío?— pregunte asustada

¡Desde que te fuiste enfermo de tristeza y se

está muriendo!—dijo con una voz muy deprisa el

duende.

¿pero si no llevamos aquí ni dos horas?— dije

extrañada.

En tu mundo han pasado dos años— dijo el

duende.

Page 129: Adelita y su magia

Página | 129

¿Que estas queriendo decir, que llevo dos años

sin ir a la escuela y que me he perdido el

concurso de magia?

¡En efecto!— dijo el duende mientras guiaba a la

flor rápidamente hacia el lugar donde habíamos

aterrizado dos horas antes— ¡Tus padres si

volvieran al mundo real morirían, llevan mucho

tiempo viviendo aquí, para ellos sería su muerte!

¡No les comprendía cuando decían que no podían

volver! – dije sollozando.

¡Ahora te necesitan tus tíos, ya estarás con tus

padres en otra ocasión!— dijo el duende

cubriéndome el pelo con el polvo rojo— ¡Ahora

Adelaida, piensa en el calor de tu hogar, el amor

de tus tíos y desea volver!

Hice todo lo que el duende me pidió, y del mismo modo

que mi cuerpo desvaneció, volvió a aparecer en aquella

habitación en la cual un día había desaparecido.

Seguía igual que cuando me marche, estaba todo

intacto, a pesar de estar cubierto de grandes capas

de polvos, aquel olor a flor fresca había desaparecido

del aquel lugar.

Tengo que marcharme— me dijo el duende—

recuerda cuando me necesites, coge el libro

Page 130: Adelita y su magia

Página | 130

parlanchín, ábrelo, y llámame, estaré contigo al

momento.

¡Gracias por todo Pumuky!— dije mientras le

daba un fuerte abrazo despidiéndome de él.

Salí corriendo en busca de la habitación de mis tíos,

en la cama, con una mascarilla de oxigeno, pálido, sin

apenas vida, yacía mi tío Eduardo, tenía sus ojos

entreabiertos, su respiración era lenta, y muy débil.

¡Tío, tío!— corrí gritando hacia él.

¿Adelita, mi Adelita?— pregunto mi tío con una

voz muy débil.

¡Si tío, soy Adelita!— dije llenándole el rostro

de besos— ¡Perdóname tío!

Mi tío Eduardo hizo lo imposible por incorporarse en

la cama, se quito la mascarilla de oxigeno, y como si

una chispa de vida le hubiese salido del bolsillo,

comenzó a gritar mi nombre alegremente, poco a poco

y cada vez más fuerte, hasta llegar su voz a donde mi

tía tristemente perecía sentada cosiéndome un jersey

de lana, por si algún día volvía a casa.

Oí venir desde el pasillo grande zancadas, eran los

inconfundibles zapatos de mi tía, la cual al verme allí,

de pie, abrazada a mi tío Eduardo, se quedo paralizada

sin saber reaccionar, me tomo en sus brazos

cubriéndome de besos.

Page 131: Adelita y su magia

Página | 131

¿Donde te habías metido todo este tiempo

Adelita?—dijo mi tía mientras no cesaba de

abrazarme y besarme— ¡Creí que te había

perdido a ti también para siempre!

Sus lágrimas brotaban a borbotones enormes de sus

pequeños ojos.

¡Estoy bien tíos, me encuentro genial!—

respondí contenta de ver que mi tío, parecía

tener una cara mucho mas mejorada en apenas

unos minutos desde mi regreso.

No respondiste a nuestra pregunta— dijo mi

tía— te vi desaparecer ante mis narices, con

aquella cosa asquerosa, enana y amarillenta.

¡Sí!— dije sonriendo a mi tía— era un duende, el

duende del libro parlanchín.

¿A qué libro parlanchín te refieres Adelaida?—

pregunto mi tía extrañada.

Al que me regalaste de los papas.

¡ Ese libro no habla Adelaida!— dijo mi tía un

tanto horrorizada— lo he tenido años y nunca

me hablo

Quizás te tuvo manía— respondí yo haciéndole

una mueca. — ¡Mis papas no perecieron!

Page 132: Adelita y su magia

Página | 132

Mis tíos se miraron extrañados ante tal noticia y

seguidamente me miraron a mí, esperando alguna cosa

con más lógica.

Mis papas viven en el mundo paralelo al nuestro,

en el mundo de los duendes— dije con una gran

sonrisa— ¡y tengo un hermanito, se llama

Cristóbal, tiene meses, es muy guapo, rollizo,

son rosadito, blandito…..!

¡Adelaida cariño! ¿te encuentras bien, quieres

que te prepare la tía un vaso de leche

caliente?— mi tía parecía estar realmente

asustada por mí, pensó que quizás aquella magia

que se me llevo, me había devuelto con alguna

tuerca cambiada de sitio.

¡No tía estoy bien!— respondí rápidamente—

¡Están igual de jóvenes, no han envejecido nada

tíos, están muy guapos los dos!— dije tirándome

a la cama de mi tío.

Mis tíos continuaban echándose miradas entre ellos,

sin saber muy bien lo que hacer conmigo.

Me hubiese gustado mucho que hubieseis venido

conmigo tía.

Tus tíos están demasiado viejos para largos

viajes— dijo mi tío quitándole importancia a la

noticia tan grande que les había traído— no me

Page 133: Adelita y su magia

Página | 133

importa que mi niña pequeña haya vuelto un poco

tocada del ala, pues la voy a querer igual— dijo

rascándome la cabeza, se coloco sus zapatillas,

y como si lo que le hubiera sucedido fuera solo

un mal sueño, comenzó a caminar, logrando salir

al exterior, sentándose en una vieja mecedora

de mimbre marrón.

¡Estoy muy contenta de que hayas vuelto

Adelaida, tu tío y yo te necesitábamos mucho!—

dijo posando sus labios en mi pelo revuelto.

Page 134: Adelita y su magia

Página | 134

Capitulo Décimo-La Sorpresa

Era difícil pensar, que aquella aventura extraordinaria

descubierta del portal que me llevaba hasta mis

apreciados padres, pudiera ser olvidada con tanta

facilidad, les hable de ellos a todos mis amigos, sobre

todo a Carlota, que cuando me veía abrir la puerta ya

se estaba retirando a su placido hogar haciéndose la

despistada. Pasaba más horas mirando las musarañas,

soñando despierta y hablando sola, que pendiente de

mis estudios, que poco a poco fueron recayendo a

peor. Mi tía la veía como cambiada, no me reñía por

traer malas notas, me dejaba salir más rato con mis

amigos—as, y ante todo hacer magia en casa. Note que

algo raro estaba sucediendo, pero no lo veía, o no

quería verlo……

¡Adelaida, mira quien ha venido a verte!— mi tío

se retiro dejando asomar detrás de su espalda

a mi cuadrilla de amigos.

¡Nos alegramos de que por fin te hayas decidido

a venir con nosotros de acampada! – dijo riendo

Sebas.

Deje mi lápiz sobre el pupitre, encaminándome hacia

ellos.

¿De que acampada me estás hablando?—

pregunte extrañada mirando a todos.

Page 135: Adelita y su magia

Página | 135

A esta – dijo acercándome un folleto Nerea—

¡Nos lo pasaremos muy bien!

Me quede extrañada mirando a mi tío, y a mis amigos,

nunca hubiera imaginado recibir tan grata noticia,

¡Genial, mi primera acampada al aire libre con mis

mejores amigos, que más se podía pedir a la vida!

¿Es cierto tío? – dije mirándole a los ojos— ¿me

dejas ir?

Fue idea de tu tía— dijo el— dice que lo mismo

lo que precisas es un poco de aire sano, así que

fue ella quien organizo todo esto.

¡Pero no he aprobado las asignaturas!— dije

avergonzada.

¡Las recuperaras, se que lo harás, porque sé que

eres la mejor!— concluyo dándome un fuerte

apretón.

¡Bueno!— dijo impaciente Vicente— ¿Bienes o

bienes?

¡Pero….! – dije mirando a mi alrededor— ¡no he

hecho el equipaje, no tengo nada preparado,

teníais que haberme avisado!—proteste.

¡Eso lo soluciono yo ahora mismo!— dijo mi tía

apareciendo de la nada.

Con un arte de magia singularmente especial, comenzó

ante nuestra incógnita mirada, a preparar

Page 136: Adelita y su magia

Página | 136

mágicamente mi equipaje, ropa, linterna, mochila,

libreta, botas y demás utensilios, pasaban deprisa por

encima de nuestras cabezas, hasta una enorme y

gruesa bufanda de lana.

¡Debes de ser precavida, no se sabe el frio que

puede hacer fuera!— dijo sonriente mi tía,

mientras seguía guiando su magia hasta el

interior de mi equipaje inesperado.

¿Donde vamos entonces?—me encontraba

realmente confusa.

¡A que recobres tus capacidades mentales!—

dijo por fin chistosa Nerea.

Cierto o no sus comentarios, me apetecía realizar

aquella inesperada aventura.

¡Quiero que me llames Adelaida, cada noche

antes de acostarte!— dijo mi tía.

Así lo hare— le respondí— ¿pero que cuantos

días estaremos fuera?— pregunte mirando a

todos.

No más de siete y no menos de cuatro—

respondió chistoso Sebas.

¿Con quien vamos?— volví a preguntar ansiosa.

¡Chica parece un interrogatorio lo tuyo, para

algo que te regalan!..... – protesto Pedro.

Page 137: Adelita y su magia

Página | 137

¡Creo que es muy normal que sepa quien nos

lleva!— le respondió Nerea.

¡Os acompaña la señorita Ruperta!— dijo mi tía

con una sonrisa de oreja a oreja.

¿Como?— preguntaron todos asombrados ante

la noticia.

¿No nos iba a acompañar usted?—pregunto

Nerea

Así era, pero hable con vuestros padres, y

lleguemos a la conclusión, que aparte de una

buena aventura de diversión y juegos, puede ser

para vosotros también muy bueno para el

estudio.

¡ Pero si la señorita Ruperta nos odia!—

protesto Pedro

¡ Si tiene razón!— dijo Vicente

¡Esa mujer es mas mala que los mismos

demonios!—proteste yo.

¡No es tan mala!— dijo mi tía— solo es una

mujer solitaria, nada más que eso.

¡ Pero con muy mala leche!— dijo Sebas

¡Tener genio de vez en cuando es bueno, te

ayuda a permanecer en tu sitio en situaciones

difíciles, debéis de comprender que la vida no

Page 138: Adelita y su magia

Página | 138

son solo colorines de rosas!— concluyo ayudando

mi tío Eduardo.

Molestos, agachemos las cabezas, cargadas con

nuestras pesadas mochilas y salimos al exterior.

Un ruido como un enorme tractor, comenzó a

escucharse a kilómetros de distancia.

¡Es horrible, que campamento más malo vamos a

pasar, nadie me había dicho antes nada!— dijo

Nerea cruzándose de brazos.

¿Si te lo hubieran dicho, hubieras ido?—

pregunto Vicente.

¡Por supuesto que no!— afirmo Nerea.

¿Entonces queréis que le diga a la señorita

Ruperta y a vuestro padre que el campamento

se anula?—pregunto muy serena mi tía

mirándonos a los ojos.

Nuestros morros se fruncieron de coraje, pero ni uno

solo de nosotros dijo que se volvía a casa.

¡Lo pasareis bien!— dijo mi tío dándonos a cada

uno de nosotros una palmadita en la espalda.

¡Que remedio!....— dijimos todos al mismo

tiempo resignados.

Aquel ruido atroz, se encontraba cada vez más cerca

de nuestros oídos, hasta que concluyo parando justo

Page 139: Adelita y su magia

Página | 139

frente a nosotros con una tosca frenada, expeliendo

un humo espeso y negro.

¿Qué es eso?— pregunto Pedro señalando el

vehículo.

¡Calla!— le dije a Pedro dándole un pellizco en el

brazo— ¿acaso no lo ves, es un coche?

¡Hay dios! – suspiro para sus adentros Nerea.

¿Realmente llegaremos a nuestro destino?—

pregunto Vicente.

No lo sé— respondí con una sonrisa.

La señorita Ruperta bajo de aquel vehículo, que mas

bien parecía una guagua de feria ambulante, o mejor

aún, un tractor de campo, pero de los más viejos que

podáis imaginaros. Vestía un traje conjuntado de

pantalón y camiseta verde, y una Pamela de paja con

una pequeña pluma roja. Se fue directamente hacia

mis tíos y les estrecho la mano.

¡Me alegro de que entre todos hayamos

conseguido organizar una acampada educativa!—

dijo la profesora Ruperta dando una fuerte tos

seca, mirándonos a todos nosotros los rostros

de niños buenos que teníamos. ¡hay si en aquel

preciso momento nos hubiera leído nuestros

pecaminosos pensamientos...!—Me hubiese

gustado desde luego que el grupo hubiese sido

Page 140: Adelita y su magia

Página | 140

algo más amplio, ya sabe, como esto es

educativo…

¡Le agradezco su sugerencia señorita Ruperta!—

dijo mi tía estrechándole su fina mano— pero es

que no podíamos permitirnos más gastos.

¡Lo entiendo, no se preocupen, los chicos

estarán estupendamente bien a mi cargo!— dijo

la señorita Ruperta.

¡No me cabe la menor duda de usted, la tengo

por una de las mejores!— dijo mi tía, intentando

desprenderse de la mano de la profesora que le

había cogido gusto y no la soltaba.

¡Bueno chicos!— dijo la profesora soltando por

fin la mano de mi tía— ¡Ha llegado el momento

de marcharnos!

Un pequeño momento de silencio se produjo en aquel

instante, todos nos mirábamos, quemados por la

situación, pero a lo que mas mirábamos, era aquella

vieja tartana en la que debíamos de subir, ¡Y no

disponíamos de tapones para los oídos, señor que cruz!

¡Arriba mis muchachos!— dijo por fin la

señorita Ruperta intentando alegrar nuestras

caras— ¡las mochilas colocarlas arriba en el

portamaletas, y todo lo que no se pueda volar

con el viaje también!

Page 141: Adelita y su magia

Página | 141

¿A que se refiere con portamaletas señorita?—

le pregunto Pedro mirando aquel manojo de

hierros oxidados.

¡Descarado, comenzamos bien!— dijo

protestando la señorita— ¡Anda, darme las

mochilas, y todo lo que ocupe espacio!

Uno a uno fuimos entregándole el equipaje que

llevábamos, realmente consiguió acoplarlo arriba, lo

amarro todo con sumo cuidado y se aseguro de que

todos nosotros, sin excepción, lleváramos puesto el

cinturón de seguridad.

¡Muy bien, ya estamos todos!— dijo la señorita

Ruperta con una enorme sonrisa en sus labios,

colocando la llave de contacto en el coche.

¡Dios que ruido más mortal!— dije sollozándole

al oído a Nerea para que no me escuchara la

profesora, aunque dudaba de ello con aquel

ruido.

El transcurso del trayecto, fue lento y agotador hasta

llegar a un precioso lugar llamado el lago de los patos

saltones. Aquel nombre cuanto menos me hacia reír, al

considerarlo un nombre muy curioso y gracioso.

¡Menudo viaje más horrible hemos sufrido!—

dijo Pedro colocando su mano en uno sus

riñones.

Page 142: Adelita y su magia

Página | 142

Marta no bajo del vehículo mucho mejor Pedro,

Vicente, Sebas o yo misma, fue directamente a un

lugar apartado, donde desahogo con tristeza todas

sus tripas.

¡Esta bien chicos! – dijo la profesora – ¡creo que

acamparemos aquí mismo! Así que bajar las

mochilas del coche ¡y a montar entre todos las

tiendas!

La profesora Ruperta, parecía estar disfrutando de

aquella experiencia, cosa curiosa en ella, una mujer

que prácticamente odiaba los niños, y ahora estaba

con ellos, raro sí, pero creo en el fondo, que algo de

peonzas de gato había por medio, o cuanto menos,

alguna cosa importante de magia a cambio

¡Veo que os habéis apresurado, no creí que

fuerais tan rápidos en instalados!— dijo

maravillada la profesora, fijándose que

nuestras tiendas permanecían colocadas y

perfectamente alineadas.

¿Que podemos hacer ahora señorita Ruperta?—

pregunto Marta.

¡Podéis salir a descubrir cosas, pero recordar

de no ir demasiado lejos, hay muchos sitios que

aun están inexplorados!

Page 143: Adelita y su magia

Página | 143

¿Si, como cual señorita?— pregunto Pedro

dando un enorme salto.

¡Mejor será que no os los diga, podría meterme

en problemas!—sonrió.

¡Lo que ocurre, es que nos ha tomado el pelo a

todos!— dijo burlona Nerea.

¡Mañana iremos a descubrir sitios nuevos!— dijo

cortante la profesora Ruperta ofreciéndole a

Nerea una mirada retadora.

Aquel sitio realmente era precioso, arboles enormes

rodeaban nuestras tiendas, el sonido de los pequeños

animalitos del bosque, llegaban a ponerte la carne de

gallina cuando comenzaba a oscurecer. Por la noche,

las estrellas del cielo, parecían caer, la luna en

cambio, con aquellos enormes cráteres, daba la

sensación de tener una bonita y enorme sonrisa.

Pequeñas luciérnagas, se introducían en nuestras

tiendas, ofreciéndonos una grata iluminación natural,

que nada tenía que ver que nuestras linternas.

¡Escuchar!, ¿que os parece si contamos historias

de terror?—pregunto Vicente.

¡A mí me gustan mucho!— respondió Sebas.

¡Desde luego hace una noche perfecta para

ello!— dijo Nerea, mientras un escalofrió

Page 144: Adelita y su magia

Página | 144

recorría su cuerpo— ¿pero porque no dejarlo

para cuando tengamos unos años más?

Los demás menos yo, comenzaron a reír, yo diría que

era de la misma opinión que Nerea, las historias de

miedo me gustaban poco, por no decir nada.

¡Encendamos un fuego y sentémonos al lado de

él, contemos cosas de miedo!— insistió

Vicente— ¡Yo lo he visto en la tele, que los niños

lo hacen cuando se van de campamento!

¡Si niños normales!—proteste yo— ¡Nosotros

somos extraterrestres, así que deja el tema o

me chivare a la profesora Ruperta!— dije muy

enfadada.

¡No hace falta que te enojes tanto!— dijo

Vicente bajando un poco la voz—tampoco lo

decía en serio, era solo una sugerencia.

¡Si, si!— dijo chistosa Nerea— ¡Pero lo de la

hoguera sí que la podíamos hacer!

¡Esperar!— dije yo sacando de mi mochila la

varita.

¡Pero…! – dijo extrañado Sebas— ¿podíamos

traernos de casa nuestras varitas?

¡A mí nadie me dijo que no pudiera!— dije entre

risas.

Page 145: Adelita y su magia

Página | 145

Me coloque de pie frente a ellos y sacudí

enérgicamente la varita, mientras mis amigos miraban

curiosos la intención que tenia con ello.

¿Que estás haciendo?— quiso saber Pedro.

¡Ya lo veras!— respondí, insistente de ver que lo

quería hacer no me estaba saliendo nada bien.

¡Seguro que nos quiere tomar el pelo!— rió

Nerea.

¡Esperar y veréis!— dije cabezona de mi,

insistiendo con los movimientos enérgicos de mi

varita, mientras mi mente se perdía en otros

lugares incógnitos.

Por fin mi insistencia dio resultado, ante la

perplejidad de mis amigos, que parecían estar

maravillados de ver aquella pequeña cosa amarilla,

moverse entre ellos intentando esconderse del grupo

que le causaba temor.

¡Guau!— exclamo Pedro— ¡Pero…!— dijo

agachándose para verlo más de cerca— ¿eso no

es un duende?

¡Así es!— respondí orgullosa.

El pequeño duende me miro muy asustado sin

comprender lo que estaba sucediendo, mientras los

demás buscaban la forma humana posible de verlo sin

que se les escapara de su lado.

Page 146: Adelita y su magia

Página | 146

¡ Es muy escurridizo!— dijo Sebas

¡Os presento a mi amigo Pumuky!— dije

orgullosa— Pumuky vive en el país de los

duendes. — dije ofreciéndoles una enorme

sonrisa— ¡de donde yo permanecí unas cuantas

horas!

Pumuky busco refugió muy asustado detrás de mi

espalda.

¡Así que no estabas loca como decían todos!—

dijo Nerea intentando apartarme un poco para

ver el duende.

¡No, no lo estaba!— respondí sonriente— el me

enseño donde se encuentran mis papas.

Todos me miraron guardando un momento de silencio,

asombrados, esperando que les contara algo más.

¡Si los vi, a los dos, y tengo un hermanito que le

llaman Cristóbal, pero nadie me creyó!— dije

cruzándome de brazos.

¿Podríamos nosotros también conocer a tus

papas, y ver el mundo de los duendes?—

pregunto acercándose más Sebas— ¡me gustaría

verlo!

¡A nosotros también!— dijeron todos al mismo

tiempo.

Page 147: Adelita y su magia

Página | 147

El duende temiéndose lo peor, recupero su cordura

poco a poco, y armándose de valor, salió donde

nosotros lo pudimos ver mucho mejor.

¡Ni se te ocurra Adelaida, eso sería una locura,

ni se te ocurra hacer tal cosa!— dijo el duende

apresuradamente alterado.

Me rasque la mejilla y me quede mirando al duende,

del temor que le causaba aquella idea.

Puede que no lo haga si tu a cambio, te dejas

ver a quien yo quiera y les cuentes que

realmente vi a mis papas, que no estoy loca y

que mucho menos miento.— le respondí

¡Lo que me pides es una locura Adelita!—

respondió rogante el duende.

Pumuky abatido por el cansancio de mi insistencia,

comenzó a contar el cómo logre llegar a su mundo con

ayuda de mi magia interior, que aun o estaba del todo

perfilada, todos mis amigos eran un mar de preguntas,

tanto, que incluso llegaron a dejar a mi buen amigo el

duende en ciertas ocasiones, sin posible respuesta. La

señorita Ruperta, permanecía ajena a todo en su

tienda de campaña, podía ver su sombra desde fuera,

se notaba que estaba muy aplicada leyendo algún tipo

de libro interesante, o bien escribiendo en algún

Page 148: Adelita y su magia

Página | 148

diario, pues había una sombra acompañada en su mano,

de un objeto perfiladamente fino y largo.

¡Oye Adelaida, pasa aquí dentro, tu amigo es un

alucine, mira que cosas estás haciendo, es muy

raro!— dijo alegremente riendo Sebas.

Asome mi cabeza por la tienda, y todo lo que vi, es que

Pumuky se lo estaba pasando en grande, contándoles

historias y ofreciéndoles ciertos bailes extraños. Yo

preferí no participar más en aquellas aventuras, había

descubierto partes de cosas de mi vida que hasta el

momento desconocía, como que mis padres no habían

faltado y que yo era algún tipo de profecía. Aquella

sensación extraña, conseguía invadir mi alma de

preguntas sin respuesta y de mucha curiosidad a cosas

que aun desconocía.

Page 149: Adelita y su magia

Página | 149

Capitulo Once-Esos días en el Campamento

¡Venga lánzame la pelota de una vez Sebas!—

protesto Nerea— ¡Muy buen jugador dices ser,

pero no eres capaz ni de darle al balón! – rio

¿Si?— dijo desafiante Sebas mientras

preparada una buena goleada— ¡Ahora veras

niña arrogante!

La señorita Ruperta y yo, permanecíamos sentadas

bajo un árbol, sobre una enorme piedra, animábamos a

los muchachos a golpear el balón a base de gritos. La

señorita Ruperta parecía que aquellos aires

campestres le habían conseguido enderezar, pues

inclusive estaba más simpática con todos nosotros más

de lo habitual.

¡Lo siento!— se oyó rogante a Sebas mientras

corría a socorrer a Nerea.

Nerea había quedado echada en el suelo, con la huella

del balón colocada sobre su pálido rostro que se había

convertido en rojo. La señorita Ruperta y yo, nos

levantemos rápidamente y fuimos a socorrer a la

pobre Nerea, que permanecía tirada en el suelo, con

un incesante ¡Hay, hay, hay!

¡Es un animal señorita, tiro a darme! – protesto

lamentándose por el dolor Nerea mientras

intentaba incorporarse para ponerse de pie.

Page 150: Adelita y su magia

Página | 150

Vicente, Sebas, Pedro y yo, comencemos a reír a

carcajadas al ver, la cara súper roja de Nerea.

¡Ella se lo ha buscado!— dijo concluyente Sebas

cruzándose de brazos.

¡Eso no está nada bien Sebas!— protesto la

señorita— ¡Y vosotros que le estáis riendo la

gracia tampoco está nada bien!— dijo mientras

su mirada de pacifica cambiaba a molesta

enfadada— ¡Debería de darte vergüenza darle

un balonazo a una niña!

¡Ciertamente no me da!— dijo Sebas— ¡Que no

hubiese provocado, siempre hace lo mismo!—

protesto queriendo tener la razón.

¡Eres un idiota Sebas!— dijo llorando Nerea,

mientras sus enormes lagrimas caían a

borbotones.

Me acerque a ella e intente ayudarle a levantarse del

suelo, pero lo más que logre fue un rechazo por parte

de ella.

¡Dejarme en paz todos!— dijo Nerea

colocándose de pie.

Ante todos nosotros salió corriendo bosque adentro,

hacia el lugar no explorado, la profesora comenzó a

ponerse nerviosa.

Page 151: Adelita y su magia

Página | 151

¡Nerea, vuelve ahora mismo!— su voz sonaba

asustada.

¿Porque esta tan asustada señorita?— le

pregunte al verla temblar.

¡Os dije que había en el bosque una zona que no

estaba explorada! ¿verdad?

Todos asentimos con nuestra cabeza.

¡Y también os dije que por nada fuerais hacia

ella, que ya buscaríamos zonas inexploradas

otro día!

La señorita hizo una pausa mirándonos a todos, y

nuevamente volvimos a mover nuestras cabezas

ofreciéndole una confirmación a su pregunta.

¡Ese lugar hacia dónde va Nerea y que hay que

lograr que no se introduzca en él, el muy

peligroso!

¡Pero si esta inexplorado!— dijo Pedro sin

comprender lo que le intentaba decir la

señorita— ¿si nunca ha entrado nadie como

puede saber si es o no peligroso?

La señorita Ruperta trago saliva y no quiso contestar

a su pregunta.

¡Hay que evitar que llegue!— insistió saliendo

corriendo en busca de Nerea— ¡Ayudarme por

favor!

Page 152: Adelita y su magia

Página | 152

Nunca antes vi a la señorita Ruperta tan desesperada

y nerviosa al mismo tiempo. Tampoco sabía que la

señorita Ruperta no podía correr con facilidad debido

a que disponía de una pierna postiza de la cuales todos

los niños desconocíamos su existencia. Cual al caer al

suelo por su agitada lucha por correr tras Nerea,

pudimos comprobar, que la pierna de la señorita no era

de verdad. Todos paremos de correr por un instante

para ayudar a la señorita a levantarse del suelo,

mientras nuestros ojos veían como Nerea se

introducía en el oscuro bosque inexplorado.

Vi como la señorita Ruperta se le llenaban los ojos de

lagrimas, e intentaba abrazarnos a todos como si el

mundo para ella hubiera terminado en aquel instante,

haciéndonos sentir temerosos de lo que iba o podría

ocurrir a partir de entonces.

¡Volvamos al campamento niños!— dijo la

señorita Ruperta limpiando sus ojos con un

pequeño pañuelo. — solo espero que sea lista y

no se adentre mas de los matorrales rojos.

¿Que ocurrirá si lo hace profe?— pregunto

curioso Pedro.

¡No quieras saberlo!— dijo la profesora—

volvamos al campamento, deberé de hacer una

Page 153: Adelita y su magia

Página | 153

llamada para que me ayuden a sacarla del

bosque.

¡Podemos ayudarla nosotros!— le dije muy

animada en participar en una búsqueda.

¡Vosotros debéis de permanecer aquí!— dijo

dándonos una orden la profesora— ¿queda

claro? ¡no quiero ningún susto más!

Todos miremos a la profesora y asentimos con la

cabeza, mientras ella entraba en su tienda de

campaña, buscando un teléfono o algo que le fuera útil

para pedir auxilio.

Señorita – le dije estirándole del vestido— no

nos contesto cuando le preguntemos que pasaría

si traspasaba los matorrales rojos.

No es nada bueno, es todo lo que de momento

debéis de saber.

¡Puedo ayudarle a salir!— dije convincente.

La señorita Ruperta me miro con una sonrisa, poniendo

su mano cariñosamente sobre mi hombro.

Gracias Adelita, me has demostrado que eres

una chica muy valiente— dijo haciendo una

pequeña pausa— pero ya tengo bastante con

haber perdido una alumna como para perder a

dos, mejor estate aquí quieta con nosotros,

Page 154: Adelita y su magia

Página | 154

porque ahora mismo vendrán los refuerzos a

ayudarnos.

Un beso inesperado del ogro de la señorita Ruperta,

se poso sobre mi mejilla, dejándome perpleja ante

aquella reacción de ella. Si una cosa siempre me han

dicho mis tíos que era, no era otra cosa que ser

cabezona, así que no quise hacer caso a los avisos

constantes de la profesora, y despacito sin que nadie

me pudiera ver, me escondí entre piedras, ramas y

arboles, perdiéndome del alcance de todos. No podía

consentir que mi mejor amiga se extraviara en aquel

bosque, mientras unos energúmenos, lentos, vinieran o

no, en su busca, sabía que podía encontrarla, e iba a

hacerlo. Llegue hasta los matorrales rojos recordando

el aviso de la profesora Ruperta, allí me detuve y

busque por sus exteriores antes de dar el paso final y

introducirme dentro del espesor. Aquel lugar era muy

frió, tenebroso cuanto menos y el ruido de las

lechuzas escondidas en los huecos de los arboles, te

hacían ponerte la piel de gallina. Mire insistente en el

exterior, pero allí no estaba Nerea, no cabía duda,

había continuado camino hacia dentro de la espesura.

¡Bien!— me dije a mi misma dándome ánimos—

¡Adelante valiente, puedes hacerlo!— dije dando

un paso al frente.

Page 155: Adelita y su magia

Página | 155

Pero algo por detrás me toco el hombro,

deteniéndome de repente, logrando sacar de mis

adentros un grito de terror inesperado.

¿Pero que estás haciendo, acaso te has vuelto

loca, no oísteis a la profesora? ¡es peligroso!—

dijo Sebas.

¿Pero que haces tu aquí?— pregunte curiosa.

¡Si se ha metido aquí, ha sido por mi culpa!—

dijo angustiado— ¡lo menos que puedo hacer es

ayudarle a salir, o cuanto al menos pedirle

perdón y que vuelva!— Sebas dio una mirada

rápida al lugar de donde nos encontrábamos. —

¡Hace mucho frió aquí!

¡Sí!— le respondí— ¡Debiste de coger una

chaqueta!

¡Gracias por tu sugerencia, aunque ya es un poco

tarde!— dijo algo protestante Sebas.

¡Alto!— dijo una pequeña voz desde el suelo—

¿Dónde creéis que vais niños?

El duende Pumuky, permanecía de pie frente a

nosotros impidiéndonos el paso al frente.

Vamos a buscar a nuestra amiga— le respondió

Sebas muy seguro de sí mismo.

Page 156: Adelita y su magia

Página | 156

¡Eso no podéis hacerlo vosotros solos!— dijo el

duende— ¡necesitáis ayuda!— dijo rascándose la

nariz.

¡No podemos esperar!— le respondí— ¡no

sabemos que peligros puede estar corriendo ahí

dentro Pumuky!

¿Y habéis decidido ser vosotros quien la

rescatéis, poniendo en peligro no solo la vida de

vuestra amiga, si no las vuestras propias?—

pregunto el duende— ¿sabéis que vuestra

profesora esta en un mar de llantos

buscándoos, que piensa que la idea del

campamento no fue buena y que se quiere

morir?

Sebas y yo nos miremos y posteriormente nos

dirigimos hacia el duende.

¡Lo lamento Pumuky que así sea, pero es nuestro

deber encontrarla!— le respondí.

¡No permitiré que os adentréis ahí vosotros

solos!— dijo concluyente.

¿Y como nos lo vas a impedir Pumuky?— dijo

Sebas algo reptante.

¡Yendo con vosotros!— dijo sonriente Pumuky.

¡ No es muy buena idea!— le respondí

¿ Y porque no Adelita?— me pregunto Pumuky

Page 157: Adelita y su magia

Página | 157

Este no es tu mundo— le respondí

¡Claro!, ¡porque seas tu la elegida te lo vas tener

tan creído!, ¡Ja! — exclamo Pumuky.

Nuestros pasos se pusieron en marcha

introduciéndonos hacia la espesura del bosque

sombrío, mientras nuestros cuerpos comenzaban a

temblar por aquel frió tan embriagador.

¡Oye Adelaida!— dijo Sebas sin dejar de

caminar— ¿a que se refiere tu amigo con lo de

la elegida?

Le devolví una mirada con una sonrisa y no le dije

nada.

¡Mirar allí, junto aquellas matas!— grito el

duende señalando hacia delante— ¿es esa

vuestra amiga?

Fuimos corriendo hacia donde el duende nos había

indicado, llegando hasta allí, donde sobre el suelo

yacía una niña pequeña, malherida de no más de seis

años. Apenas se le oía el respirar, le di la vuelta y vi su

rostro, no era Nerea, ni siquiera se le parecía un poco,

era una niña muy guapa, de ello no cabía duda, sus

ojitos permanecían cerrados, intentaba abrirlos, pero

apenas podía.

¿Quien es esta niña?— nos pregunto el

duende— ¿La conocéis?

Page 158: Adelita y su magia

Página | 158

Sebas la tomo en brazos y la miro detenidamente.

¡Necesita ayuda urgente, debemos salir y

llevarla al campamento, que allí la socorran, está

muy débil, apenas respira!— dijo asustado

Sebas, al ver la piel pálida de la pequeña, como

respiraba con dificultad.

¡Mira esto!— dije dándome cuenta de una

pequeña forma que tenía en su piel incrustada—

¿que es?

Vi como mi amigo Pumuky, ponía su mano sobre su boca

tapándola con una exclamación de terror.

¡Me estas consiguiendo asustar Pumuky!—le

dije— ¿Qué ocurre, acaso la conoces?

¡Malo, malo, malo, muy pero que muy malo!— dijo

muy asustado.

¿Que es lo que es malo?— pregunto Sebas—

¡dinos algo que no sean tonterías!

¡Ella es lo malo!— dijo Pumuky reconociendo su

dibujo— ¡viene de nuestro mundo!

¿Que, como dices?— pregunte sorprendida.

¡Debiste de dejar al salir algún tipo de puerta

abierta!— dijo el duende mirando mas allá, por

si veía alguna cosa extraña mas.

Page 159: Adelita y su magia

Página | 159

¡Pero si vine contigo!— le respondí, mientras

veía el rostro de Sebas como iba cobrando el

sentido de la curiosidad.

¡Esta niña no puede ser llevada al

campamento!—dijo el duende— ¡Debe de ser

devuelta de nuevo a nuestro mundo!

¿Y como quieres que lo hagamos Pumuky?—le

pregunte preocupada— ¡No tengo ni el libro, ni

el cubo azul!

¡No te hace falta, recuerda lo que te dije!— ¡la

magia esta en ti, en tus manos!— dijo

tomándome las manos Pumuky.

¡No puedo hacerlo Pumuky!— dije asustada— ¡Si

vuelvo a irme, aunque solo sea un minuto, aquí

pasara por lo menos un mes, mis tíos no lo

soportarían otra vez!

¡Lo que dices en parte es cierto Adelaida!— dijo

el duende— ¡pero puedes parar el tiempo antes

de irte!

Sebas alucinando por nuestra conversación, no pudo

evitar soltar una enorme carcajada.

¡Parar el tiempo, haberse visto, tu amigo esta

como una cabra, si eso es, está loco!— dijo

Sebas riendo.

Page 160: Adelita y su magia

Página | 160

¡No estoy bromeando!— dijo el duende

poniéndose serio— Adelaida es una elegida, ella

es la recadera de los dos mundos.

¿Que quiere decir eso Pumuky?— pregunte

extrañada.

Puedes pasar cuantas veces quieras a nuestro

mundo, igual que volver al tuyo, o incluso ir a

diferentes mundos, ¿acaso aun no has

comprendido que eres especial, acaso no te das

cuenta que en las dos horas que has

permanecido en nuestro mundo que para el tuyo

son dos años, no has envejecido ni un solo

milímetro, cuando tus amigos sí que lo han

hecho?

Por un instante me detuve ante aquella pregunta con

respuesta, tenía razón, mis amigos habían crecido y yo

no, estaba igual que cuando me había ido, y según me

contaron mis padres, ellos en cambio no podían volver

pues sus años les vendrían de golpe ocasionándoles la

muerte.

¡ Eres la elegida Adelaida!— volvió a decir el

duende— y como tal debes de llevar esta niña a

nuestro mundo antes de que sea demasiado

tarde.— concluyo Pumuky

¡Dime como tengo que hacerlo!— dije nerviosa.

Page 161: Adelita y su magia

Página | 161

Si tanto te cuesta porque no tienes tus

herramientas de mano, que no te sirven de

nada, piensa que las tienes a tu lado, se

presentaran como imágenes expectantes, ello

te ayudara a utilizar tu poder.

¡Aun no estoy preparada Pumuky!— dije

sollozando.

¡Lo estas, y más de lo que imaginas niña, por ello

eres la elegida, en el momento pasaste a mi

mundo, supe que tu hora había llegado!

Dicho esto me puse manos a la obra centrando todas

mis fuerzas en verme rodeada de mis herramientas, el

libro, la varita y mi cubo azul.

¡Dime al menos como detengo el tiempo!— dije

rogante.

¡ Busca en tu interior!— me respondió Pumuky

¡Déjate de interiores y se realista, ayúdame!—

dije casi enfadada.

¡Deséalo, solo deséalo!— respondió Pumuky.

Sebas poso la niña en mis brazos y me abrazo

fuertemente deseándome mucha suerte.

Solo una cosa más Pumuky antes de irme— le

dije tragando saliva.

Dime mi niña valiente— sonrió el duende

Page 162: Adelita y su magia

Página | 162

¿Donde debo de dejar esta niña?, ¡no

pretenderás que llegue y la deje sobra la hierba

y me valla corriendo!— dije escandalizada.

Mas o menos si— dijo Pumuky sin estar

demasiado convencido—Porque si averiguan que

has sido tu la culpable de haber dejado abierto

un trecho del umbral, no se pondrán demasiados

contentos—dijo mientras arrastraba su

piececito disimuladamente por el suelo.

¡Tienes muy poca vergüenza lo sabías Pumuky!—

dije comenzando a enfadarme.

¡ Tu actitud no ayudara a esa niña!— dijo el

duende

¡Una niña que ni siquiera sé quien es!— proteste.

¿Si tu necesitaras ayuda, a que también

pensarías que importa quien soy, de donde

vengo o de que raza soy?— dijo Pumuky con otra

pregunta llegando a confundirme.

¡Vale está bien!— le dije enfada— ¡Dime como

paro el tiempo y vuelvo a tu mundo, porque al

menos, podías acompañarme!

¡Esa labor es tuya!— dijo Pumuky— ya te he

dicho, que el poder está en ti, y en tus manos,

¡comienza de una vez por todas a utilizarlo ya,

Page 163: Adelita y su magia

Página | 163

se está muriendo!— dijo comenzando a

enfadarse de verdad.

El tono amarillento del duende comenzó a cambiar a un

color marrón oscuro, aquello me asusto un poco. No

quise pensar más en el asunto, y sin saber como ni

cuándo ni dónde, simplemente sucedió.

Page 164: Adelita y su magia

Página | 164

Capitulo Doce-Gracias por tu Ayuda

Me vi nuevamente en aquel mundo que un día Pumuky

me mostró, la niña parecía por momentos estar

cobrando vida. La pose sobre el suelo y esta comenzó

a crecer en tamaño poco a poco, hasta pasarme de

altura por lo menos veintiocho palmos.

¡Gracias!— dijo la niña recuperada

misteriosamente de su salud. — ¡Te debo una!—

me ofreció un beso en su mejilla y salió

corriendo hacia el lago de petunias.

Lance un agradable suspiro, soñando por un instante

en volver al lado de mis padres, pero me sentía

responsable por mi mundo real, allí estaba todo

detenido en el tiempo por mi culpa, debía de volver,

era mi responsabilidad. Volví a centrarme en el último

sitio en cual había estado, y allí volví, Pumuky, y

Sebas, permanecían congelados como si fueran dos

helados, todo, incluso el mismo aire estaba detenido

ante mis ojos. No sabía como lo había logrado, pero

ahora tenía la segunda parte mas importante de mi

labor y la mas difícil, devolver el tiempo a la vida real.

No sabía muy bien si lo lograría, pero confié en las

palabras que Pumuky me dijo, “El poder está en ti

pequeña”. No lo dude más tiempo, he hice lo mismo que

Page 165: Adelita y su magia

Página | 165

con anterioridad había efectuado, notando sobre mis

mejillas una suave brisa.

¿Ya has vuelto?— me dijo Pumuky con una

sonrisa— ¿ves no fue tan difícil?

Asombrado se quedo Sebas que no cesaba de mirarme

maravillado.

¡Tú no eres de este mundo, tú debes de ser una

diosa o un milagro de los especímenes más raros

del universo! ¿quien te fabrico?— dijo Sebas.

¡Mi madre y padre!— le respondí riendo— o por

lo menos eso dicen mis tíos.

¡Bueno ya basta de broma!— dijo el duende

mirando a su alrededor—veo que has detenido

muy bien el tiempo, lo cual te felicito pequeña

Adelita, has progresado muchísimo y muy bien

en tu labor, pero ahora debemos de continuar

buscando a tu amiga la desaparecida.

¡Cielos santos, tenía razón, casi se me había olvidado

por completo, Nerea podía estar en peligro, y

nosotros aquí haciendo bromas! Busquemos

profundamente por el interior del bosque sin ningún

resultado más que unos ruidos enormes saliendo del

interior del mismo.

¿Que es ese ruido?— pregunto temblando

Sebas.

Page 166: Adelita y su magia

Página | 166

¡ Me parece que son maquinas!— le respondí

¿Como van a haber aquí maquinas?— pregunto

Sebas más tranquilos— ¡Esto es una zona

desconocida, eso es imposible!

¡Bueno!— le respondí— lo mismo la señorita

Ruperta exagero un poco, y no era tan

desconocido como ella pensaba, ni siquiera

peligroso.

¡Cuidado!— grito pasando por nuestro lado

corriendo como el alma que persigue el diablo

nuestra desaparecida amiga Nerea— ¡Es un

ogro, se ha escapado de mi cromo!

¿Que?— dijimos todos al mismo tiempo

asustados mirando al frente.

Nerea paso entre nosotros casi empujándonos para

salir corriendo buscando una posible salida.

¡Espéranos!— grito Sebas.

¡Sálvense quien pueda!— dijo Nerea con la

respiración agitada sin dejar de correr.

Realmente aquí ogro era enorme, sus rugidos sonaban

por todo el bosque haciendo temblar los mismos

arboles.

¡Vayámonos de una vez, ya la has oído! ¿a que

estas esperando?— pregunto Sebas.

¡ Quiero verlo!— le respondí

Page 167: Adelita y su magia

Página | 167

¡Chiquilla, aparte de cabezona como bien dice tu

tía, estas completamente loca, vayámonos!—

dijo estirándome del brazo.

¡Ahora iré!— dije insistente.

Todos comenzaron a correr desesperadamente

buscando la salida del bosque, yo en cambio, curiosa

por ver más de cerca un ogro, me subí en un viejo

árbol alto, cubierto de ramas, y allí espere al ogro

para verlo pasar. Su forma monstruosa, realmente me

dio tanto miedo, que creí por un instante que el tomar

aquella decisión de aquel momento había sido

totalmente una equivocación.

“Me dijo el duende que era especial, quiero probarme

a mí misma, quiero terminar con el ogro” me dije a mi

misma armándome de valor.

Buscando la magia, el poder, la concentración y el

valor, busque en mi la forma posible de terminar con

aquel ogro, pero veía que no iba a ser tan sencillo como

yo creía, pues debía de alguna forma, transportarlo a

algún lugar, ¡si al menos dispusiera de uno de los

cromos de Nerea…!

¡Claro! , ¡Como no lo había pensado antes!, el duende

me hablo de apariciones espectrales en objetos, podía

hacer aparecer espectralmente el cromo de Nerea

aquí mismo, y después introducir el dichoso ogro en el,

Page 168: Adelita y su magia

Página | 168

para posteriormente destruirlo y que no volviera

nunca más a aparecer aquel monstruo, ¡era genial!,

¿porque no se me había ocurrido antes? No lo pensé

mas y me puse en ello, aquello parecía que estaba

funcionando, el cromo espectral quedo elevado hasta

la altura de mi nariz, y vi como el ogro iba

envolviéndose apresuradamente en un manto luces y

rayos, convirtiéndose en pequeñas partículas doradas

que se introducían rápidamente dentro del cromo

espectral. El cromo espectral cayó al suelo,

destruyendo ante mis ojos, agotada por la cantidad de

magia utilizada en tan poco intervalo de de tiempo, caí

rendida al suelo.

¡Adelaida! – oía una voz familiar cercana a mi

oído. — ¿te encuentras bien?

Abrí uno de mis ojos y vi frente a mí la cara atontada

de Nerea.

¡Por fin dejaste de correr!— dije ofreciéndole

una de mis mejores sonrisas.

¡Si, ya me lo contó Sebas y ese amigo tuyo….!–

dijo mirando al duende para que le echara una

mano.

¡Pumuky!— dijo sintiéndose algo ofendido.

¡Eso, Pumuky!, ¿como estas?— insistió

nuevamente ayudándome a levantar— ¡He visto

Page 169: Adelita y su magia

Página | 169

como me ha volado mi cromo del bolsillo, era

algo alucinante, pero lo que más e alucinado ha

sido cuando he visto como tu novata como yo

has derrotado al ogro! ¿como, como lo has

hecho?—pregunto nerviosa al mismo tiempo que

maravillada.

¡Cosas que pasan!— respondí riendo— ¿volvemos

al campamento?

Los tres asintieron con la cabeza y nos dirigimos a

paso rápido hasta el campamento. Aquello se había

convertido en poco tiempo en una enorme búsqueda de

tres niños, policía local y militar nos dieron el alto al

vernos llegar, llevándonos hasta donde la profesora

Ruperta, sentada, junto con los demás niños, lloraba

nunca mejor dicho, a moco tendido. Sin querer saber

nada en absoluto de lo ocurrido, la profesora se

abalanzo a cada uno de nosotros dándonos un fuerte

abrazo.

¡Recoger todo, nos vamos de aquí ahora

mismo!— dijo la señorita Ruperta dando un

respiro de tranquilidad.

Poco teníamos que recoger, más que cinco mochilas,

las tiendas de acampada y la ropa que alguno de

nosotros habíamos decidido lavarnos a mano.

Page 170: Adelita y su magia

Página | 170

Capitulo Trece-De vuelta a la normalidad

La vuelta a casa fue agradable, hasta la señorita

Ruperta, por extraño que os parezca, comenzó a

cantar canciones junto con nosotros. Se le notaba

cambiada, algo allí le había ocurrido, y no debía de ser

nada muy malo, pues se le notaba muy feliz.

¿Que os a parecido el campamento?— pregunto

la señorita— ¡a pesar de esos pequeños

inconvenientes del día!— dijo girando su cabeza

hacia nosotros.

¡ Señorita por favor mire hacia delante

nosotros ya le responderemos!— dijo asustada

Nerea

¡Tranquila que este cacharro no anda mucho más

de lo que ya va!—rió la profesora.

¡Nos ha gustado mucho, a pesar de que nos ha

sabido a poco!— dijo Vicente mientras bajaba

su ventanilla y asomaba la cabeza por la

ventana.

¡No ha estado nada mal!— dijo una pequeña voz,

fresca y cortante— ¡pero podía haber estado

mejor!

La señorita Ruperta piso el freno del vehículo de

golpe, abalanzándonos todos nosotros hacia delante.

Page 171: Adelita y su magia

Página | 171

¿Quien ha dicho eso?— dijo algo asustada

mirando hacia atrás.

¡Lo he dicho yo, Pumuky!— dijo riendo el duende

sin dejarse asomar.

¿Donde estas que no te veo?— dijo bajando del

vehículo y haciéndonos bajar a todos nosotros.

¡Aquí!— dijo Pumuky con ganas de jugar,

pasándose de un asiento a otro— ¡Estoy aquí

señora!

¡Dichoso bicho o lo que seas, déjate ver!—

protesto la profesora.

¡Lo que usted guste!— dijo el duendecillo—

¡luego no se me queje si no soy de su agrado!—

rió el duende.

¡No me importa!— siguió protestando la

profesora— ¡asómate!

¡Esta bien!— dijo el duende dejándose ver—

¡Aquí estoy!

La profesora Ruperta dio un gran grito de espanto al

ver aquel pequeño duende amarillento tan feo,

montado en su coche.

¿Con que permiso has subido a mi coche lo que

seas?— dijo la profesora mientras se frotaba

del dolor el golpe sufrido en la frente.

Page 172: Adelita y su magia

Página | 172

¡Con el mío!— dije yo cogiendo al duendecillo en

mis brazos— ¡es mi amigo señorita, el me ha

ayudado mucho en todo!— dije mientras le

abrazaba fuerte a Pumuky.

¡Bueno!— dijo la profesora algo más calmada—

¡si lo conoces, y dices que es tu amigo puede

venir con nosotros!— dijo mirándolo con un poco

de asco—pero podías haber dicho que teníamos

otro pasajero mas, hubieras evitado esta

parada tan repentina.

¿Y el evitarnos hacer reír?— dijo chistoso

Pedro volviendo a cubrir su asiento en el

coche— ¡No a estado genial!— dijo chocando las

palmas de las manos de todos sus compañeros,

mientras reían por la broma.

La señorita Ruperta, hizo una pequeña parada en casa

de los dos hermanos, Vicente y Pedro, allí bajaron y

con un cálido beso se despidió de ellos.

¡Recordar, qué debéis de traer a clase un

resumen de todo lo que habéis aprendido en la

acampada!— dijo la señorita Ruperta mientras

se despedía de ambos.

Con cada uno de nosotros hizo lo mismo, hasta que me

llego mi turno, mi parada era algo mas especial a lo

visto, debido a que la señorita Ruperta aparco su

Page 173: Adelita y su magia

Página | 173

coche junto al porche, bajo y entro dentro de casa,

donde mis tíos, sentado junto a la chimenea,

permanecían hablando de sus viejas batallas.

¡Ya habéis llegado!— dijo mi tía alegremente

abrazándome fuertemente. — ¿pero no ibais a

estar una semana fuera?

La señorita Ruperta no había contado a nadie lo del

pequeño incidente del campamento, ni tenía intención

de hacerlo, debido a que quería conservar su puesto

en la tutoría y temía por su trabajo, así que me hizo

una mueca con el ojo, evitando que fuera su pequeña

delatora, y le seguí la corriente.

A pesar de su mal genio, había comprendido que la

señorita Ruperta era una mujer muy buena y que

miraba por los demás mucho, sin importarle si tenían o

no tenían dinero.

¡Tuvimos un pequeño percance con la aparición

de un oso y decidimos acortar las vacaciones!—

dijo la señorita Ruperta mirando hacia otro

lado, mientras sus pensamientos suplicaban

“señor perdóname por estas pequeñas

mentirijillas que termino de contar”.

¡Razón de más para que tome con nosotros un

buen café señorita, por favor, siéntese junto a

Page 174: Adelita y su magia

Página | 174

nosotros! – dijo mi tío Eduardo ofreciéndole una

cómoda silla.

¡No si ya me iba!— dijo la señorita Ruperta

sintiéndose culpable por la mentira contada.

¿Le sucede algo señorita Ruperta, acaso no le

gusta el café? , ¡le podemos servir tila o

manzanilla si lo prefiere!— dijo mi tía mirando a

la profesora que parecía tener el rostro un

tanto preocupado.

Les he mentido— dijo la profesora poniéndose

de pie— y les ruego que me perdonen por la

mentira que les he contado, no soy así.

¿Perdone, cómo dice señorita Ruperta?— dijo

mi tío extrañado por su comportamiento.

Les he mentido con referente al oso— dijo la

señorita

¡En efecto!— dije yo intentando salir en su

ayuda— ¡no fue un oso, fue un enorme ogro del

cromo de Nerea que se escapo y nos ataco a

todos, por eso estamos aquí antes de tiempo!

Mis tíos se quedaron un momento en silencio

mirándonos a mí y a la señorita Ruperta.

¡No Adelaida!— dijo la señorita con su sonrisa

apenada— no más mentiras— dicho esto se

coloco cara a cara a mis tíos y sin dejar de

Page 175: Adelita y su magia

Página | 175

mirarlos fijamente a los ojos, comenzó a narrar

la verdad de lo sucedido.

¡Me sorprende mucho su mentira señorita

Ruperta!— dijo mi tío algo decepcionado— ¡mas

proviniendo de una señorita de tan alto

prestigio como en casa y en distintos hogares la

toman!

La señorita Ruperta bajo la cabeza avergonzada y

aguanto todo el sermón del cual mi tío le estaba

ofreciendo.

¡Pero a pesar de ello, le sigo considerando una

muy buena mujer, para la educación de mi

sobrina y de los demás niños, así que por lo que

a mí me concierne, un oso les ataco el

campamento!— concluyo mi tío con una sonrisa,

dándome un pellizco en mi mejilla.

¡No sabe como se lo agradezco señor Eduardo!—

dijo la profesora— no sabría que hacerme sin

mis niños, y si este incidente llegara a mis

superiores me quedaría sin sueldo y empleo.

No se preocupe por los demás padres— dijo mi

tía— ahora mismo iré a sus casas y hablare con

ellos, usted, mañana valla al colegio como cada

día.

Page 176: Adelita y su magia

Página | 176

¡Gracias por todo!— dijo retirándose la señorita

Ruperta— ¡Por cierto se me olvidaba!— dijo la

señorita deteniéndose en seco— ¡Su hija tiene

un don fantástico! ¡tiene amigos que son

duendes!

Mis tíos sonrieron, acompañándola a la puerta de su

vehículo.

¡Nuevamente Gracias!— insistió la profesora.

¡Gracias a ti!— le respondí yo.

¿Porque Adelaida?— me pregunto curiosa del

mismo modo que alagada.

¡Por ser la mejor profesora que jamás hayamos

tenido!— di un enorme salto, estrellando mis

labios sobre sus cálidas mejillas.

La señorita Ruperta, se sintió un poco avergonzada,

pues note su rubor subirle por el contorno de las

mejillas, mis tíos y yo, nos despedimos de ella desde el

portal, aquella mujer, y aquel campamento inesperado,

me había enseñado muchas cosas de la vida, amar,

compartir, amistad, unión y que la verdad es siempre

nuestro mejor amigo ……………….

FIN

Page 177: Adelita y su magia

Página | 177

Page 178: Adelita y su magia

Página | 178

01.— Quien soy, quienes somos ……………… Pag.003

02.— Mis primeras pruebas mágicas ……….... Pag.021

03.— Curioso Regalo …………………………… Pag.037

04.— Mi primer poder …………………….......... Pag.049

05.— Una pequeña carta para mi ………………Pag.064

06.— El concurso que no llegue ………………..Pag.082

07.— Cabezonería ………………………………. Pag.101

08.— Un nuevo maestro …………………………Pag.112

09.— El mundo de los duendes ………………...Pag.119

10.— La sorpresa …………………………………Pag.134

11.— Esos días en el campamento …………… Pag.149

12.— Gracias por tu ayuda …………………….. Pag.164

13.— De vuelta a la normalidad …………………Pag.170

Copyright @ MªDolores Alonso 2.009.Todos los derechos reservados

Web. http://www.poemas-lecturas.blogspot.com

Email: [email protected] Mobil: 639.279.030

Urbanización el Regalón (Lliria-Valencia-España)

Page 179: Adelita y su magia

Página | 179

Page 180: Adelita y su magia

Página | 180

Esas pequeñas palabras de agradecimiento

Me gustaría poder agradecer, el apoyo de aquellas

personas que han estado a mi lado cuando más las he

necesitado. A mi hija Lydia y a mi hijo Luís Gabriel, a

mi queridísimo hermano Fernando y mujer, a mi

queridísimo esposo Vicente, y amigos. En especial, a

una buena amiga de la Infancia, mi gran y única amiga

del alma. Inmaculada Alabadi Cogollos. Pero ante todo

a la mujer que por ello he escrito este libro, porque a

pesar de sus años, sigue siendo una niña, a mi adorable

suegra, Carmen Monteagudo Landete. Sin olvidar a

esos maravillosos lectores como sois vosotros.

Gracias, por todo ello.