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COLECCION D E B A T A L L A S

Q U E L O S E SPA Ñ O LE S Y P O R TU G U E SE S

HA N GANADO EN EST A GUERRA A IO S

E X E R C i r O S I N V E - N C I B L E S

D E N A P O L E O N P R I M E R O

Emperador de los Franceses»

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v a l e n c i a :

POR L A V IU D A DE M ARTIN PERIS.

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BREVE ADVERTENCIA.

i ^ i e n d o el obj ero de esta batal la un E l o ­g i o de los Somecenes de C a t a l u ñ a , y c o m o p o r ot ra parce muc ho s igiioren l o que es es­ta clase de m i l i c i a , ha parecido co n ve ni e n­te dar sobre esto una breve ¡dea. En el Prin­ci pado de C a t a l u ñ a , Someten es codo v ec in o honrado , que defiende su patrias pues q ua n ­d o e l e ne m i g o invade su t e r r i t o r i o , ó a l g u ­na de si;s c i u d a d e s , entonces se t oca la c a m­pana del p u e b l o , que l laman de Someteriy y l o mi s mo se executa en las poblac i ones c i rcunvecinas : de este m o d o eu un m o ­m e n t o se j untan mi l lares de estos i lustres g uerreros , que sost ienen su n at i vo hogar. Se dir igen al ca mp o de batal la sin xefe a l guno, y s o lo con las armas que cada uno t iene ó puede adqui ri r; así se presentan al e ne mi go , á quien baten f u r i o s o s , ya emboscándose , ó y a escondiéndose en las breóas. C o m o el país de C a ta l uñ a es m on tu os o , con especia­l i d a d el que está mas cerca de los Pireneos, l os m i s mo s mo nte s , las hendiduras de los peúabcos , los desfi laderos y b a r r a n c o s , les s i rven de b a t e i i a s , fosos y terraplenes h e ­chos por la naturaleza ; c o n estas fuertes tr in­cheras , y e l fusi l en la ma no , desbaratan

l os batal lones e ne m i g o s , y hacen un s ervi ­c i o tan importance á la patria , c o m o un exérci to discipl inado en una vasta l lanura. Fui test igo ocular de esto estando en V i c h p oc o s meses hace. Ss d ir ig ió á aquel la c i u ­dad una c ol una de infantería y cabal lería francesa , l lega al C o n g o s : , cadena de m o n ­t a ñ a s , que por su s i tuación p od emo s c o m ­pararlas con las antiguas T e r m o p i l a s ; en m e ­nos de dos dias acudieron mas de l o . mi l Sometenes. Fue cal el espanto que c o n c i b i e ­ron las A gui l as de N a po l é o n , tal la c o n ­fusion y m i e d o , que se retiraron v e r g o n z o ­s a m e n t e , sin que un so l o C or ac e ro se a tr e­viese a transitar por aquel los cerros co ro n a­dos de valerosos Some te nes : l o que dio m o ­t i v o á que trabajase un papel t i t u l ad o ; , . R e ­tirada vergonzosa de los Franceses en el C o n - g o s t « que pienso publ icar en esta c o l e c c i o n . E n el mo me nt o que los Franceses desampa­raron aquel las m o n t a ñ a s , los Sometenes se v o l v ie r on á sus hogares. Su m o d o de pelear es m u y semejante al de los ant iguos C e l t i ­beros sus progenitores v a l i e n t e s , sin órdeti ni xefe a l guno que les ma nda : de este m o ­do han arrol lado repetidas veces al Francés o rg ul loso , á quien tienen un o di o y ren­cor implacable.

B A T A L L A SDEL CAMPO DE BARCELONA

Ó SEAE L O G I O

D E L O S S O M E T E N E S D E C A T A L U Ñ A .

enceremos, decía á noche un So­m eten animado de aquel esp ír itu , que triunfa g loriosam ente: v e n c e r í'tn o s re­p it ió segunda v e z . . . . y sin añadir otra c o s a , v e o que pone el fusil sobre el h o m b r o , y marchando con pasos acele­rados desaparece de nuestra vista. ¿Pues q ué? dixc entonces a d m ira d o , ¿v e n ce ­rá el S o m eten? ¿una gente sin d isc ip li­na? ¿sin táctica m ilitar? ¿sin luces? ¿ Y este ha de ven cer? ¿al Francés aguer­r id o ? ¿hecho á las armas? S í , pues la causa es diferente. Pelea este por la ra­p iñ a , aquel por su libertad; el enem i­g o por quitarnos la soberanía, nosotros por un Monarca p reso , y que le sa lva ­

remos á pesar de ex ército s , de ultrages, de asesinatos y de sangre. ¿ Q u é im por­ta le sepulten en un profundo subterrá­n eo ? D e a l l í , de allí mismo saldrá el eco de su v o z dolorida... . y a la hemos o i d o , ha resonado por todas p a rtes , y levantándose la nación del abatimien­to en que se ve ia a letargada, solo v e ­mos carros, esquadrones, fu s iles , com ­p a ñ ía s , formidables exércitos. L o dirá el Someten que mora en las chozas de los P iren eos, y entre montañas imprac­ticables , los de las llanuras, y países mas amenos de Cataluña. ¡Q u e alegría siente mi a lm a al nombrar estos Some- tenes! que es d e c ir , defensores ilustres de la patria y relig ión . N o dudemos que son ilustres y valerosos. D íg a n lo los diez intrépidos Sometenes de Cas- te l lga li y San F ru ctu o so , que se em ­boscan cerca del L ugar de San Feliu con la osada resolución de no regresar al campo sino montados en caballos franceses: díganlo otros no menos ani* i r o s o s , que vadean el L lo b rega t con tal a r r o jo , que asombra al enemigo.

siendo fruto precioso de esta hazaña, enclavarle dos cañones de á 24. que tenían cerca la T o rre de P rat , tom ar­le 8. caxones de balas de á 24. y al­gunas yeguas. ¿ Y esta es la gente in ­disciplinada? pero suple su v a lo r , y el in ven cib le ardimiento junto con la es­tratagem a dictada por la misma natu­ra le z a , y de la venganza que ella ins­pira. Para derrotar la caballería fran­c e s a , ¿necesitan los Sometenes planes de defensa, abrir trincheras, paralelas, y otras obras de fortificación? V e d un ardid ingenioso. E n m edio de la car­retera forman una mina que hacen v o ­lar , y entre el h u m o , el estrép ito , y las bocas que abre la tierra , perecen los soldados y caballos , ó m uertos, ó ahogados. Se liberta el mas valiente, ó el mas ven turoso; pero al retroceder se v e n rodeados de enxambres de abe­j a s , que de propósito les habian echa­do . Estos son los cañones que les pre­pararon los Sometenes de San P o i , C a ­lcila y otros pueblos, mientras que en la cim a de las montañuelas vecinas es-

tab aa acam-pados,.y riéndose de îa deri» rota del enemigo* Esto hace el Som e-t tçn de C ata luñ a, el Someten v ic to r io ­sa en BalJcrana, dos veces en M o lin s . de R e y , desde la Sierra de Belulla has­ta G ra n o llc rs , con especialidad en L l i- sá. de M u n , baxo la dirección de D o n !^rancisco de D eu , por lo que le nom- • liraix)n Com andante de aquellos apos- . táderos. ¿Si hablasen los campos de San A drián? dirían que los Franceses han sido allí derrotados por los $ometenes. ¿ y no diría lo mismo el que sepa igua­las triunfos al rededor del castillo de jVÍonbuy? ¿el que vea huir á su caba*? Hería en el L ugar de San F e liu ? ¿ ó m uerta, ó errante á vista de Casa-AIa- s^na? ¿avergonzada y fu g it iv a en los campos del Valles^? ¿sin aliento para penetrar en el C ongost? ¿temerosa de JÍcgar á las riberas del E b r o , corona­das de intrépidos Sometenes? ¿Q u ié n vence en Caldés de Estarach? el Some­te n ; y. fue este el que desbarató el p r i­mer ím petu de su orgullo y arrogancia, r¡o le dejw à Mantesa. ¡ Q u i •

, -'5^afrenta para el exército de Napolcbrt! L o s fastos que se formen de estas caiil-

'pañas dirán á las naciones venfdéras: U n o s rústicos Som eten es, con p a lo í ,

y con el simple f u s i l , por dos vfeeés •han arrollado en el Bruch á un exérciro 4ndcstructible“ {*}. ¿Qué m ás? handes- .baratado todo el plan m ilitar del ma- quiabciista M u r a t ; pues viéndose el general Chabran dentro los muros ¿“e T arrago n a con designio de venir á esta cap ita l, para unirse á M o n cey , y levantar aquí el solio de la tira­nía , retrocedió á marchas dobles á las montañas del Bruch , siendo ataca-

E n un discurso del diar io de M a n - resa 19. de J u l i o , increpando la debi l idad ' Yergonzosa de los habitantes de Barcelona, así hablan los Manresanos: >,íNo os avergüen-

l o que h i ci mos nosotros? Sin x e f e s , sin a rma s , sin m u n i c i o n e s , sin c a b a l l o s , sin ar­t i l ler ía , presentamos nuestros pechos á los a n t r o p o f a g o s , que aquí t e n e i s , en los en ade­lante m e m o r a b l e s , lugar del B r u c h , , y Casa- M a s a n a ” . . . sin embargo son públ icas las v i c ­torias.

$d o , b a tid o , molestado en varios punto* de su marcha por los Sometenes que sa­lían á los c a m in o s , sin x e f e s , s in or­den, pero con el fusil al h om bro, y con el odio de un verdadero Catalan. Parece hereditario en su raza este rencor im ­p lacab le , y como fieras salen de sus ca­sas al toque de la campana de Someten, E l h ijo que arrastrando por el suelo quiere abrazar sus ro d illa s , la tierna es­p o s a , que hace caricias de a m o r , hasta las conveniencias y regalos que disfru­t a , nada le retrahe, un ardor sagrado le devora , y sus labios solo pronuncian: „ j Francés im pio I ¡qu é violas el T e m ­p lo del S e ñ o r , profanas el sacro tálam o del amor mas puro é inocente , degüe** lias al anciano respetable que está b e­sando á su querido nietezuelo , é intro­duces la bayoneta en el pecho de la don­cella com p asiv a , que llora sobre el ca­dáver de su hermanito ya difunto! ¡A h Francés! c r u e l , in h u m an o , bárbaro y feroz, l ’ n Someten te h ab la , que aun­que su Jen:>uage sea tosco y desaliñado, con vo z imperiosa te increpa por su bo-

ca la naturaleza doliente y miserable­m ente abatida“ . N o lo dudes, arrogan­te F ra n cé s , una va lla insuperable te pondrá el Someten Catalan , pues en sus venas corre la sangre de aquellos es­forzados campeones , que devastaron e l imperio de C o n stan tin o p la , lo suje­taron , lo rindieron. E n sus elevadas al­menas se tremoló nuestro estandarte, y no las derribaron con el can o n , con el o b ú s , ó con el mortero. L an za contra la n za , pica contra p ic a , el pecho des­cubierto , y la garganta libre para que con desembarazo el enem igo pudiera segar la c a b e z a , he aquí el arnés, el p e t o , coraza y su morrion. Marte no les v istió de otra m an era, ni con otras armas demolieron el soberbio edificio d e la grandeza turca y griega. L o s muros de sus ciudades se asaltaron , sus torres quedaron rendidas, y derrocado su im perio sostenido por la fo rtu n a , por Ja sucesión del t ie m p o , y por un co­losal poder. 2Y el C a ta la n , h ijo de la v ic to r ia , temerá al Francés orgulloso? S o m e te n e s , vindicad vuestro honor.

vuestra í€pHt«ck)íi, c l - ho'gar 'patrìb, yel deber sagrado de la relig ion de vues­tros padres. Pero y a se que en vues¡- tro pechp se anida el sentimiento de la piedad mas acendrada, el afecto á una le y santa, y la eterna venganza al Francés . im puro, vano é irreligioso. S i con estas armas peíean ;; quién contra k)s Someteneg de Cataluña? ¿L es am&- drentará la caballería? ¿e l esquadron jordenado? ¿ios regim ientos de línea?

el tambor que toca avanzar ̂ dese ¿a batallad N o les asusta todo esto, ántcs bieiv les inspira un placer lison- g e r o , que en^gena su alma con dicho- £0 encanto. Apreciadores del v a l o r , v o l ­ved la vista á los Sometenes de la v i ­lla de Prats de Llusanés. Embriagados con el transporte de un alma dulce­mente exaltada por el amor á la pa­t r i a , se presentan á la Junta de M an- r e s a , ¿ y c ó m o ? ,, cantando y baylan- i lo al son de varios instrumentos de s’j p i í s , com o si fueran á presenciar un festin (*}“ . ¿Q ué anales nos presen-

(*) Diario de Manresa i j. de Julio 1808.

tali Igual h ech o ? T ú beílcósa Tebas, C4iyas calles y plazas ocupaba solo el v a l ie n t e , para confundir á l a Esparta orgu llosa , y Atenas fortificada: tú v a ­lerosa T e b a s , que mirabas con cariño ai C h e rso n e so , al P on to , los Mares, Peloponeso y toda l a A t i c a , ¿d i si has v isto semejante entusiasmo com o el de eítos Sometenes? N i aun R om a nos |H«sentará igual espectáculo en el qua­dro de sus victorias y m ilicia. Pero sí nos ofrece un rasgo de cobardía v e r­g o n z o s a , quando á vist^ del C apito lio jnraron las legiones R om anas, que no pasarian á España habiéndose desbara­tado siete exérciros delante de Numan- cia la indomable. Se sortearon las A g u i ­la s , para ver el soldado que debia com ­batir en E sp añ a: e l soldado que triun­fó en las Gaulas , que recogió laure­les en Albania-, que ven ció al va lero­s o G e r m a n o , y íixó-sus plantas v ic to ­riosas casi en el misrao parage donde nace el sol. Esto debTa recordar el fran­c é s altan ero , y hacer el m ism o con­cepto de Mantesa- que de N um ancia,

I Opues ambas son ciudades de España; Duhcsm e no lo con sid era , y arrebata­do de aquel fantástico ardor que le do­m in a: „M an resa quede hecha un m on­tón de escombros por rebelde“ ; así de­creta entusiasmado. Se dirige á ella una coluna de infantería de 3000. hombres, muchos caballos y algunos cañones. U n posta lleva á aquella ciudad ia noticia de que van á atacarla las tropas fran­cesas , y en un momento disponen to ­do el equipage para la batalla. ¿ Q u ié n lo apresta? L a campana que suena en los pueblos circunvecinos: llama á los Som etenes, y estos con gorros colora­dos , con fu s i le s , tal vez algunos lle­nos de m o h o , otros sin p ó lv o ra , y mu­chos sin arm as, se dirigen al B ruch. ¿ A d o n d e ? al B ru c h , al lugar del tro­feo para el S o m e te n , pues con aquel valor que le comunica la naturaleza, la sed insaciable de ve n ga n za , y una rabia d ev o rad o ra , triunfa del exército francés, quien se vu elve á Barcelona, sin cañones, sin guerreros, sin honor. E l Coracero (jueda m u e r to , Jas A g u i­

las to m ad as, y el orgullo de aquella nación abatido. S a la m in a , M aratón, P la te a , San Q u i n t ín , C arinas, T r e b ­bia y C arta g o : ¿quál de estas batallas servirá de modelo á la del Bruch? nin­guna. ¿ Q u á l mas gloriosa para el v e n ­cedor que la del Bruch? ninguna. ¿Quál mas ignom iniosa para el vencido que la del B ruch? ninguna. E l G r i e g o , el T e b a n o , e l P è rsa , el A lem án , el R o ­m a n o , ei C a rta g in é s , oponían picas afiladas al m ontón de aceradas puntas que presentaba el e n em igo ; ó una ba­tería bien pertrechada se proponía des­montar otra no menos guarnecida; un fo so se oponia á otro foso ; eran co ­munes los caballos de frisa ; e l alto terraplén era el fuerte escudo contra la muralla enem iga. ¿ Y en el Bruch? ¿Qué oponen los Sometenes á la caba­llería francesa adornada de morriones, petos y espaldares? ¿ Q u e á la tropa de línea? ¿Q,ué á los Zapadore? que ganaron la batalla de M aren go? ;Q u é á un exército ordenado , disciplinado y mandado por los mismos OficUIes,

que en Prusia y Polonia dieron tantas victorias á su Em perador? ¿ Y cóm o a llí triunfante el exército f ra n cé s , y aquí derrotado? ¿ a ll í recoge palm as, y aquí testimonios de afrenta? ¿ a l l í F e ­d erico , el sucesor y heredero del in ­ven cib le F e d e r ic o , h u y e precipitada­m e n te , y aquí no h uye el Someten? ¿ C ó m o huir? h uye el Francés disper­so y lleno de t e m b lo r , quando v o l ­vien d o la vista al m onum ento de su deshonra , aun piensa que le persigue su desgracia. A los muros de B arcelo­na se encam ina; ¿pero có m o ? aquí 20, soldados sin mochila : allá 8. estropea­dos : sigue el V e l i t e con el ánim o c a í­do , el tambor sin la c a x a , el oficial ha perdido el cab a llo , y hasta las bes­tias que conducían 8. cañones a lB ru c h , con las orejas caídas, paso lento y tar­d í o , vu elven con solo uno. jQ u é v ic ­toria para el Som eten! E ntonem os aquí un cántico de a le g r ía , y digamos re­g o c i ja d o s : “ E l in tré p id o , el valiente, ei fuerte , se ha coronado de gloria en el Bruch^S O í d l o , pueblos de C ata lu­

ñ a : o íd lo , ciudades todas de la H e s ­peria; e l Someten os abre la campaña, y presenta un tr iu n fo , que contribuye á vuestra común felicidad. ¿ Q u é sería de la España con la derrota del S o m e­ten en el Bruch? Manresa hubiera s i­d o reducida á pabesas, com o la infor­tunada C a r ta g o , ó como la miserable S iracusa , quando v o lv ió contra ella su furor el tirano D ionisio. ¡Moradores in­fe lice s! ¡edificios que la hermosean! j fábricas que sostienen su esplendor! todo arruinado, p erd id o, asolado. S ien­do y a la ciudad presa del lobo fran­cés , el exército victorioso hubiera re­forzado el de C h a b ran , que estaba en T a r r a g o n a , y reunidos se dirigirían á V a le n c i a , para aumentar los batallones de M o n c e y . ¿ Y com o hubieran resisti­do sus débiles muros á las fuerzas com ­binadas de los tres Generales enem i­gos? Arruinados serían , no lo dude­mos , ó la sangre valenciana debia l i ­bertarlos de la ruina. N o ; quedarían a p lo m a d o s , tanto monumento de g lo ­ria , que conserva esta ciudad escla-

recida demolido , la sangre inocente derram ada, el Santuario sin c u l to , los Altares sin sacrificad or, y los santos recintos en que habita la digna espo­sa del Eterno , llenos de inmundicia y hediondez. E l Tabernáculo serviría de pila en que bebiesen los caballos; los T em p los de establos y caballeriza; y las santas M onjas de objetos de pros­titución , como han servido en Jaén para el brutal D u p o n t .... Apartem os de nucsira vista tal quadro de execración y aborrec iii i ien ^ , mientras que la v e n ­turosa V alen cia puede exclamar regoci­jad a: „ S o m e t e n ilustre tú eres mí re- dentor‘ ‘ . ¿ Q u é vo z? ¿ L a o y e s , Som e­ten? ¿ N o ves en las riberas del T ú ria los toros de N in fa s , que saltan regoci­ja d a s , las N infas p lacenteras, orlada su frente con rosas y flores de sus jar­d in es , y con sonoros instrumentos en Jas m anos? ¡ Q u é saltos de a legría! ¡q u é p lacer! ¡Q u é v is t a , quando los jó ve n e s de sus campos se introducen en el fe s t ín , aquellos mismos que pe­learon por su patria y ven cieron! Por

t í han tr iu n fa d o , por t í , esforzada pro­genie de Marte , y por t í se han des­baratado los planes de M u ra t; por t í el exército francés en C ata lu ñ a , solo t iene por lím ites G ran ollers , Gerf)na, e l B ru c h , y M olin s de R e y ; por t í . . . . en este m om ento se figura ver la fanta­sía una respetable M a tro n a , con una lan za en su diestra , morrion en la ca­b e z a , y demás insignias de Belona. En un m apa que tiene desarrollado en su iz ­q u ie r d a , ve o un gran monte de agrada­ble subida , y un G e n io ricamente ves­t id o conduce á unos guerreros, que por el trage me parece ser Sometenes. i Q u é í s estol exclamé entonces: Subid zosos a l templo de la inmortalidad ̂ pro­nunciaron mis lab ios: allí está'vuestra corona , no pude decir m a s , pues el N u ­m e n desapareció; y o quedé sobresalta­d o , y en agradable éxtasis. ¡E l Some­ten libertador de España! ¡ó patria mia! ¡dexa que prorumpa en esta dulce e x ­presión en testimonio de eterno agra­decimiento! B ien conoció el astuto fran­cés las ventajas que le resultarían de

la conquista de M a n re sa , por lo m is­m o con nuevo ím petu , f o g o s id a d , y fuerza redoblada se dirige al Bruch : p e ­ro jq u é campo de matanza.’ A l pasar por allí aun me parece ver la tierra empapada en su sangre n e g r a , y que al exprim ir la menuda arena ¡ buen D io s ! ¿ qué o y g o ? esta v o z lu g u b r e , y espantosa: , , Ú n rústico guerrero nos ha hecho derramar esta sangre. P rim e­ra y segunda v e z hemos sido batidos, avergonzados y arruinados‘ *(*}. A q u í el eco m u e r e , y mi alegría se aum enta. Y a es hora que coronémos á este S o ­m eten ven ced o r , y que en montañas y llanuras , ciudades y d esp ob lad os, en las casas y otros monumentos de dura­ción , se grabe tan ilustre nombre. C o n ­voquem os al ta ll is ta , al que trabaja en bron ce, y al Poèta que se dexa arreba­tar de un soberano y poderoso estro. L evan tém o s epitafios, y colunas, id e- émos los carros de t r iu n fo , que R o m a

( * ) Léanse las batal las d e l á . y 14« de J n ni o de esta co l ec c io n.

¡agradecida consagró al conquistador V esp asiano. ¡ O Som eten! á todo eres acreedor por tu in tr e p id e z , inaudito h eroisn io , y porque la remota poste­ridad leerá de t í con asom bro: „ D e s ­truí al v e n ce d o r , triunfé del orgulloso, y llené de oprobio al exército del O m ­n ip o te n te , del Em perador irresistible“ .

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