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FILOSOFÍA Y MATEMÁTICA EN EL SIGLO XVII:
UN ACERCAMIENTO AL PROYECTO
DE LA MODERNIDAD
CARLOS ANDRÉS RODRÍGUEZ CORTÉS
MONOGRAFÍA DE GRADO
PROFESOR CARLOS B. GUTIÉRREZ
DIRECTOR DE MONOGRAFÍA
UNIVERSIDAD DE LOS ANDES
FACULTAD DE HUMANIDADES
DEPARTAMENTO DE FILOSOFÍA
BOGOTÁ. D. C.
2004
FILOSOFÍA Y MATEMÁTICA EN EL SIGLO XVII:
UN ACERCAMIENTO AL PROYECTO
DE LA MODERNIDAD
CARLOS ANDRÉS RODRÍGUEZ CORTES
UNIVERSIDAD DE LOS ANDES
FACULTAD DE HUMANIDADES
DEPARTAMENTO DE FILOSOFÍA
BOGOTÁ
2004
TABLA DE CONTENIDO
INTRODUCCIÓN 1 1. LA CRISIS DE LA ESCOLÁSTICA 7 1.1 La escolástica como método 8 1.2 Aristóteles y Platón 13 1.3 La lógica aristotélica – el conocimiento silogístico 21 1.4 Antecedentes particulares de la época moderna 24 1.4.1 El pensamiento renacentista 24 1.4.2 La iglesia: autoridad o autoritarismo- La Reforma Protestante
29
1.4.3 El desarrollo de la astronomía y su influencia en la transformación de la conciencia medieval
32
2. LA AURORA DE LA MODERNIDAD 40 2.1 La crisis de la especulación medieval y la necesidad de un nuevo método
40
2.2 Un ambiente de cambio: el impulso de los modernos 43 2.2.1 Del Organon al Novum Organum 46 3. FUNDAMENTACIÓN DE LAS LEYES DEL MOVIMIENTO 53 3.1 La física aristotélica y la física moderna 53
TABLA DE CONTENIDO
4. DEL LENTE DE GALILEO A LAS COORDENADAS CARTESIANAS
68
4.1 El surgimiento de la modernidad a partir de la concepción cartesiana de la ciencia y el método
68
4.2 En matemática ha llegado todo lo lejos que puede ir la mente humana
80
BIBLIOGRAFÍA 95
LISTA DE FIGURAS
Figura 1 Sistema aristotélico – ptolemaico
32
Figura 2 Descripción ptolemaica del movimiento de los planetas
34
Figura 3 Sistema copernicano
37
Figura 4 Apreciación geométrica de las leyes del movimiento
en el siglo XVI
54
Figura 5 Apreciación geométrica de las leyes del movimiento
en el siglo XVI
56
Figura 6 Geometrización de las operaciones matemáticas:
multiplicación y división
81
Figura 7 Geometrización de las operaciones matemáticas: raíz cuadrada
82
Figura 8 Segmentos de curvas de la mismo longitud y diferente forma
87
Figura 9 Representación en el plano cartesiano de la curva:
Y = 2X
88
Figura 10 Representación en el plano cartesiano de la curva:
Y = X4 – 8X2 + 10
90
1
INTRODUCCIÓN
La historia del pensamiento occidental ha presenciado el nacimiento de muchas
corrientes filosóficas diferentes, que intentan explicar el universo que rodea al
hombre. Cada una de ellas constituye un intento por entender la naturaleza,
predecir sus fenómenos y expandir las fronteras del conocimiento. En busca del
beneficio y del dominio de los fenómenos naturales, el hombre acogió en el siglo
XVII una nueva forma de conocer el mundo provocando una aparente ruptura1 en
el campo de la filosofía y de la ciencia que actualmente se conoce como
modernidad.
Esta empresa tuvo como eje central uno de los procesos más representativos en
la historia de la filosofía; a saber, la adecuación del modelo matemático para el
conocimiento de la naturaleza, lo cual trajo consigo un cambio radical en cuanto a
la manera como se fundamentaba antiguamente la ciencia. Para los intelectuales
del momento, ciencia y filosofía no podían seguir siendo un esfuerzo presuntuoso
por explicar los misterios del mundo a partir de una intuición suprahumana o de
una habilidad divina y extraordinaria, tal como sucedía en la escolástica,2 sino que
1 Permítaseme utilizar el término ruptura no en su sentido más radical, sino para dif erenciar distintos estadios de ref lexión f ilosóf ica. Renuncio a la idea de que la modernidad constituy a una nuev a época generada casi de la nada sin la inf luencia de ref lexiones y doctrinas pasadas. HABERMAS, Jurgen. Ensayos Políticos La Modernidad: Un proyecto inacabado. Madrid: Editorial Alianza, 1977. p. 266. “la modernidad expresa siempre la conciencia de una época, con contenidos cambiantes que se pone en relación con la antigüedad para concebirse a sí misma como el resultado de una transición de lo antiguo a lo nuev o”. 2 Durante los siglos XI y XII los teólogos cristianos enfocaron su mirada en las pautas intelectuales aristotélicas y aceptaron sus cánones como principios, lo cual condujo, además del origen de algunas
2
para ellos la filosofía debía encontrar su motivación en una explicación netamente
racional acerca de los problemas de la vida humana.
Desde el siglo XIII, la metafísica aristotélica se había convertido en el modelo de la
ciencia de la edad media. Tal vez, porque Aristóteles fue el único filósofo griego de
quien se conocían sus obras gracias a sus traducciones al árabe y posteriormente
al latín. La obra de Platón no tuvo ese privilegio y por tal motivo no fue tan
conocida.
La obra de Aristóteles, en su conjunto, constituía una verdadera enciclopedia del
conocimiento humano y era posible encontrar en ella, con excepción de
matemáticas y medicina, múltiples aproximaciones a los saberes que constituían
los intereses de la ciencia medieval; lógica, física, astronomía, metafísica, ética,
psicología y política. El legado aristotélico había entrado al ámbito de las escuelas,
de manera tal, que no sorprende el hecho de que en poco tiempo se haya
adecuado al sistema de las escuelas y se haya arraigado en ellas inmediatamente.
A ese respecto Koyré, dice:
...no es asombroso que para la segunda mitad de la edad media deslumbrada
y aplastada por esta masa de saber, subyugada por esta inteligencia
verdaderamente fuera de lo común, Aristóteles se convirtiera en representante
de la verdad, la cima y perfección de la naturaleza humana, el príncipe di color
univ ersidades como Paris y Papua, al lev antamiento de una corriente f ilosófica llamada escolástica. Durante este periodo se argumentó el origen del conocimiento sobre bases cristianas y la ciencia adoptó la lógica aristotélica como manual de uso. El impulso aristotélico f ue inmenso desde la Edad Media; posteriormente desde el Humanismo, y después en la f ilosofía de Descartes en el siglo XVII hay una reacción anti-escolástica que envuelv e a Aristóteles
3
che sano, como diría Dante. El príncipe de los que saben. Y, sobre todo, el
profesor. Aristóteles enseña y se enseña, se discute y se comenta.3
La lógica de Aristóteles proponía un método de conocimiento basado en
silogismos que sirvió de cimiento a la ciencia de la época escolástica.. La lógica
aristotélica, que explicaba el método silogístico y pretendía dar cuenta de las
cosas y de los hechos que acontecian en el mundo, partia del supuesto de que las
formas de pensamiento reproducen lo que ocurre en la realidad. Durante mucho
tiempo este sistema se mantuvo como modelo en el campo de la ciencia, pero
posteriormente se hicieron muchas críticas las cuales afirmaban que dicho método
era básicamente un método descriptivo y que su criterio de verdad solo se
encontraba en la relación entre una cosa y su enunciado, razón por la cual se
puso en tela de juicio su productividad y su aportación en el adquisición de nuevos
conocimientos. El pensamiento de los escépticos en cuanto al conocimiento
silogístico señalaba la imposibilidad de certeza en el enunciado, ya que la única
verdad capaz de proporcionar, era una verdad aparente y en otros casos,
simplemente inexistente.
La certeza basada sólamente en el objeto no representaba un verdadero método
para descubrir nuevos conocimientos, lo que desentonaba con el ascenso
paulatino de la investigación científica. Durante el siglo XV se produjo entonces
una enérgica crítica en contra de las escuelas y se fomentó una actitud de cambio
y un aumento en la conciencia sobre las falencias que el sistema silogístico
presentaba.
3 KOYRÉ, A. Estudios de historia del pensamiento científ ico. Madrid: Editorial Siglo XXI, 1978. p. 21- 22.
4
La principal necesidad que concurría en la mente de los filósofos, era encontrar un
criterio de verdad más humano y menos divino, garantizado, no por la voluntad de
Dios, ni por el conocimiento silogístico, sino por la razón y el intelecto humano.
Era necesario dejar de contemplar el cielo de la teología medieval y dedicarse a
deificar la naturaleza. Posteriormente, los modernos seducidos por Galileo se
convirtieron: del dogma eclesiástico a las leyes de la geometría, transformándose
en amantes de la rigidez y exactitud de la ciencia física.
La reclamación de estos filósofos fue el fruto además de la conjunción de algunos
hechos importantes, gestores de la <<nova aetas>>.4 Por una parte, la reforma
protestante con Lutero a la cabeza y más adelante con Calvino, sentaron
principios cuyo alcance superó el ámbito de lo propiamente teológico.
Proclamando el principio de <<libre examen>> restaron autoridad a la iglesia en
materia de fe y de moral, dejando a la conciencia autónoma del individuo, toda
decisión en cuanto a creencias y tradiciones. Esta concepción luterana no sólo
invadió el campo de la fe, sino que transformó también el ambiente intelectual y
fomentó el deseo de cambio y renovación del ambiente medieval.
Día a día la imagen de Dios era desdibujada y ya no era lo que por mucho tiempo,
(en épocas más clericales, que habían encontrado misterioso y oscuro el mundo y
recurrido a la fe para explicar lo que por vías netamente racionales parecía
imposible) había parecido ser. Conforme se replanteaba la figura de Dios y el
4CASSIRER, E. Filosofía de la ilustración. Bogotá: Fondo de Cultura Económica.,1994. p. 17 “ en el siglo XV se inicia el movimiento literario espiritual del renacimiento; en el XVIl lega a su ápice la ref orma religiosa; en el XVII el triunf o de la f ilosofía cartesiana cambia por completo toda la imagen del mundo”
5
papel de la iglesia, se fortalecía la seguridad y la confianza en el individuo y en su
capacidad de raciocinio.
Por otra parte, a nivel científico, convergieron muchas renovaciones y cambios de
perspectivas que revolucionaron la imagen que se tenía del mundo. Con la
aparición de la revolución astronómica, se fusionaron la observación del universo y
las matemáticas. En 1543 el astrónomo polaco Nicolás Copérnico publicó un libro
en el que explicaba los cálculos necesarios para predecir la posición de los
planetas suponiendo que la Tierra giraba alrededor del Sol, junto con Mercurio,
Venus, Marte, Júpiter y Saturno. En 1609 otro sabio italiano, Galileo Galilei, se
enteró que en Holanda había sido inventado un tubo con lentes a cada extremo
que permitía acercar y ampliar los objetos; empezó a experimentar y en poco
tiempo tenía lo que conocemos como telescopio. Galilei hizo con él algo nuevo y
atrevido que auguraba el nacimiento de la era moderna: lo apuntó hacia el cielo y
previó los grandes progresos del futuro5. Por primera vez alguien estudiaba el
cielo con algo mejor que la simple vista. Galilei observó los cráteres de la Luna, el
destellante reflejo de las inéditas manchas en el Sol y pensó por un momento que
era capaz de atrapar la sabiduría del cosmos y de la ciencia. El telescopio de
Galileo reforzó inmensamente la concepción copernicana del sistema solar,
destronó a Ptolomeo y a su sistema de la tierra como centro del universo y
proclamó a su creador precursor de la ciencia y del progreso moderno.
5 Ibid. p. 17. Desde el siglo XVI los descubrimiento a niv el científico se incrementaron permitiendo un desarrollo cada v ez may or de la ciencia que a f inales del siglo XVII y comienzos del XVIII así se percibía: “La ciencia de la naturaleza adquiere día por día nuevas riquezas, la geometría ensancha sus fronteras y lleva su antorcha a los dominios de la física, que le son más cercanos; se conoce por fin, el verdadero sistema del mundo, desarrollado y perfeccionado. La ciencia de la naturaleza amplía su visión desde la Tierra a Saturno, desde la historia de los cielos hasta la de los insectos. Y con ella todas las demás ciencias cobran una nueva forma.
6
De esta manera, los grandes logros alcanzados por la ciencia y también la reforma
luterana, amenazaron y posteriormente derribaron los cimientos del conocimiento
silogístico-escolástico confluyendo en un periodo de cambio en la conciencia
general y en un ambiente intelectual muy complejo conocido como modernidad,
resultado de grandes cambios y no generado espontáneamente de manera
abrupta como a menudo, de pronto en la condición de modernos, se tiende a
suponer6.
Uno de los protagonistas de la empresa moderna fue, sin lugar a dudas, Descartes
quien aportó desde la filosofía un nuevo método que a la postre sirvió de base a
todo el edificio de la ciencia desde el siglo XVII y que se mantiene aún en nuestros
días. Por esta razón la tradición ha hecho justamente de Descartes el fundador de
la filosofía moderna.
Toda la anterior exposición de temas se hizo con el fin de llegar a este último
filósofo para señalar que el propósito central de este trabajo es el de argumentar
¿Por qué su filosofía y sus conocimientos matemáticos respondieron a las
exigencias de los científicos y filósofos modernos? ¿Por qué surgió la necesidad
de un nuevo método científico? ¿Por qué ese método fue precisamente el de las
Matemáticas? y sobre todo ¿Qué papel juega la filosofía de Descartes en todo
este proceso? Todos estos son los interrogantes que se resuelven a continuación.
6 KOYRÉ, A. Op. Cit. p.9. “La historia no obra por saltos bruscos; y las netas div isiones en periodos y épocas no existen más que en los manuales escolares. ”
7
1. LA CRISIS DE LA ESCOLÁSTICA
"El cami no hacia la verdad está lleno de obs táculos y
sembrado de errores, y los fracasos son en él más frecuentes
que los éxitos. Por ello nos equivocaríamos al olvidar el
estudio de los errores : a través de ellos progresa el espíritu
hacia l a verdad. " 7.
A. Koyré
Comunmente se ha llamado escolástica al periodo comprendido entre el siglo XI y
el siglo XV y se suele dividir en escolástica temprana (1100-1200), alta escolástica
(1200-1300) y escolástica tardía (1300-1450). El término escolástica se hace
complejo en cuanto encierra primordialmente un aspecto metódico formal que
determina un elemento característico de la ciencia medieval y designa de manera
general, la forma de la ciencia de aquella época. Sin embargo, en múltiples
ocasiones se ha atribuido el término escolástica simplemente a la filosofía y a la
teología del medioevo, lo cual es, (a juicio propio) una visión simplista e injusta en
cuanto al sentido general y la complejidad que encierra el pensamiento medieval.
Si se atribuyera exclusivamente este carácter teológico-filosófico a la esencia de la
escolástica, se cometería el error de pensar en la simple desavenencia entre una
época y otra y, en la clasificación radicalmente diferente entre las dos. Pero no se
trata aquí de ver el surgimiento de la modernidad como generación espontánea,
7 La may oría de máximas La may oría de máximas que encabezan algunos títulos de este trabajo f ueron tomadas de: ARANGO, Iván Darío. La Reconstrucción Clásica del Saber: Copérnico – Galileo – Descartes, Medellín: Editorial Universidad de Antioquia, 1993.
8
como si fuera un trazo horizontal que llegando a un punto particular cambia de
dirección a gusto del dibujante y se convierte en otro vertical, pues ni el trazo
horizontal representa la escolástica, ni el punto a Descartes, ni el vertical a los
tiempos modernos. Sino que se trata de analizar un periodo de transición y cambio
en el que hay un paulatino abandono de las tradiciones y planteamientos
filosóficos existentes hasta el siglo XVI, para ser sustituídas por unas nuevas, que
a su vez conllevan a la construcción de un nuevo método de conocimiento del
mundo y de los objetos.
Lo anterior sea dicho para diferenciar por un lado entre ruptura y cambio y de paso
también, para evitar que el lector distraído piense, que (en una primera lectura de
los textos filosóficos) se tiende a interpretar como simple ruptura y no como una
transición.
Para ilustrar mejor este proceso de cambio, es importante hacer una breve reseña
de lo que fue la escolástica como método de conocimiento sin dejar de mencionar
los principales aspectos que generaron su propia crisis.
1.1 LA ESCOLÁSTICA COMO MÉTODO
Descartes es uno de los filósofos que propone un abandono total de las
tradiciones y planteamientos filosóficos sostenidos hasta el siglo XVII generando
un sentido de rechazo hacia cualquier opinión y reflexión filosófica precedente.
Así, lo da a entender en la segunda parte del Discurso del Método en donde
rechaza las opiniones que hasta entonces había dado crédito y decide sustituirlas
por otras mejores o por las mismas, una vez las hubiese ajustado al nivel de la
9
razón "... habiendo considerado finalmente que la pluralidad de votos no vale en
absoluto para decidir sobre la verdad de cuestiones controvertibles, pues más
verosímil es que solo un hombre las descubra que todo un pueblo, no podía
escoger persona alguna cuyas opiniones me pareciesen que debían ser preferidas
a las de otra y me encontraba por todo ello obligado a emprender por mi mismo la
tarea de conducirme. “8.
Y en la tercera parte de su discurso dice:
"… En los nueva años siguientes no hice potra cosa sino viajar de aquí para
allá por el mundo, tratando más de ser espectador que actor en todas las
comedias que en él se presentan a diario; y, haciendo una particular reflexión
en cada materia sobre aquello que podía hacerla dudosa y dar ocasión para
equivocarnos, erradicaba de mi espíritu todos los errores que podían haberse
deslizado en él con anterioridad. En esto no imitaba a los escépticos, que no
dudan sino por dudar y fingen permanecer siempre irresolutos; por el
contrario, mi único deseo era liberarme de la inquietud y rechazar la tierra
movediza y la arena con el fin de hallar la roca viva o la arcilla.“9.
Aquí hay, en efecto, una ruptura hacia la tradición y las opiniones del pasado; sin
embargo habrá que pensar en la siguiente posibilidad: si lo que se cambió, como
veremos más adelante, fue el método de conocer, los contenidos o mejor, los
problemas de los cuales se ocupaba la filosofía en la edad media, seguían siendo
8 DESCARTES, R. Discurso del Método, Dióptrica, Meteoros y geometría. Madrid: Ediciones Alf aguara S.A., 1981. p. 14. 9 Ibid p 22
10
los mismos, al menos en gran parte, y habían aparecido ya en pensadores
medievales. y en esa medida es probable cierto grado de perennidad.
Según esto, Koyré afirma que: "...a pesar de las apariencias, hay una verdadera –
y profunda- continudad entre la filosofía medieval y la filosofía moderna. Descartes
y Malebranche, Spinoza y leibniz, muy a menudo no hacen más que continuar la
obra de sus predecesores medievales“10.
Por otro lado, frente al ambiente de la teología, la literatura de finales del
medioevo sugiere una reacción de descontento y repulsión hacia toda la tradición
escolástica de manera lapidaria, especialmente hacia la autoridad de la iglesia.
Soto lo manifiesta diciendo: "La edad media es ese túnel vacío, es ese punto
medio que ni siquiera sirve de transición entre la antigüedad y la modernidad. Por
eso, presos de esta racionalidad, podemos pensar en el grito de Juan Meslier,
cuyo “Mi Testamento” publica Voltaire en forma póstuma y que literalmente dice:
Es necesario estrangular al último rey con los intestinos del último sacerdote“11.
10 KOYRÉ, A. Op. Cit.p. 16. 11 SOTO POSADA, Gonzalo. La Nuev a Edad Media: Una Aproximación Posmoderna al Medioev o. En El Trabajo Filosóf ico de Hoy en el Continente. Bogotá: Editorial ABC Ltda., 1995. p.340. También Soto Posada cita a Meslier describiendo el Mundo Mediev al de la siguiente manera: “En lo alto, una muchedumbre de bellacos hipócritas y f astuosos, cubiertos de seda y piel, quitaban a los pueblos, un poco por la f uerza y un poco por el engaño, bienes, paz, libertad y v ida. El hampa jactanciosa coronada o mitrada encadenaba a las gentes y querían que todos pensasen y hablasen y obrasen según agradaba a su capricho o servía a su v entaja; se v eía por todos los caminos millares de inocentes atribulados, perseguidos, desmochados, descuartizados por orden de Su Majestad el Rey cristianismo. Y los sacerdotes, para percibir el salario de la traición y tener asiento en el banquete y parte en el botín, predicaban a los pobres la renuncia a la riqueza, a los esclav os la virtud de la obediencia, a los débiles la obediencia a los poderosos. Los bisbiseadores de gabán negro no eran menos que los f anf arrones de casaca argentada. El pueblo acobardado padecía y callaba y el rey entre tanto cubría de oro y de babas a sus amantes, y los prelados así mismo tenían báculo y extendían el saco, un ojo en la sacristía y el otro en el burdel. Detrás del rey v enía el hacha del verdugo, detrás del sacerdote el tenedor de los diablos, uno y otro oprimían con ay uda de temor y se aprovechan del terror casi universal para quitar a todos lo que Dios a todos les había prometido”.
11
En este sentido, se piensa en la emancipación respecto a otros tiempos, a causa
del desprecio hacia el pasado, como la primera causa de la época moderna. Esto
puede ser verdad; sin embargo, el énfasis que propone este acápite titulado la
crisis de la escolástica se encuentra en la opinión general por aquel tiempo
predominante, de que el método de la ciencia imperante en la escolástica,
frustraba el conocimiento humano y encerraba al hombre en un mundo
predestinado por los designios divinos a comportarse según las normas de la
iglesia. El conocimiento de la naturaleza y de sus fenómenos en la edad media
era limitado, y no permitía conocer a fondo el funcionamiento de las cosas ni
tampoco las causas o principios de los fenómenos naturales. El conocimiento
cualitativo o descriptivo de la realidad que proporcionaba el método silogístico, el
único posible en ese entonces, limitaba el desempeño científico por brindar
sólamente descripciones de los objetos.
La escolástica entendida como método, tiene íntima relación con el papel de la
iglesia, pero va más allá del simple vínculo entre lo filosófico y lo cristiano. Los
escolastas procuraban fundamentar teóricamente la concepción religiosa del
mundo y por eso al entender la escolástica como método científico, se materializa
una exigencia propia de la especulación medieval; a saber, la importancia que se
debe conceder a la tradición y la autoridad.
A ese respecto Heidegger dice:
"....debido al cristianismo, la auténtica posesión de la verdad ha sido
trasladada a la fe, a la consideración de las escrituras y a la doctrina de la
iglesia como verdaderas. El supremo conocimiento y doctrina es la teología,
12
en tanto que interpretación de las divinas palabras de la revelación plasmada
en las escrituras y proclamada por la iglesia. Aquí conocer no es investigar
sino comprender correctamente la palabra que establece la norma y la palabra
de las autoridades que la proclaman. Es por ese motivo por lo que, durante la
Edad Media, en la adquisición de conocimiento adquiere la supremacía la
explicación de las palabras y las opiniones doctrinales de las distintas
autoridades 12.
En el medioevo la escolástica llegó a su apogeo en virtud de postergar la sabiduría
de la ciencia y del conocimiento científico, destinado al campo de lo mundano y lo
pagano. El desarrollo científico del hombre ocupaba, en relación con la sabiduría
de la revelación de las escrituras y la divina voluntad de Dios, un lugar inferior.
Durante la escolástica quien pretendía ejercer la ciencia, debía antes que nada,
apropiarse del conocimiento teórico que ofrecían los textos del pasado, como por
ejemplo los de Aristóteles, lo cual se entendía como una conexión hacia el
pasado. Dicho vínculo estaba influido por las decisiónes de la iglesia sobre cuáles
deberian ser los textos a seguir y cuáles no, puesto que las doctrinas practicadas
por los “científicos medievales” no podían ir en contra de los principios cristianos ni
estar por fuera de la cosmovisión de la iglesia. Por tal motivo, la teoría que contó
con el aval de la iglesia fue la aristotélica que se acomodaba en gran medida a los
requerimientos de la misma.
Hasta las primeras décadas del año 1100 tan solo se conocían de Aristóteles el
escrito de las categorías y De interpretatione, además de los comentarios hechos
12 HEIDEGGER M. La época de la imagen del mundo. Buenos Aires: Editorial Caminos de Bosque, 1968. p.68.
13
por Boecio. Después de 1130 se agregó la lógica nova a la llamada lógica vetus
gracias a las traducciones hechas por Jacobo de Venecia. De esta manera se
completó lo que se conoció como el Organon completo. Hacia finales del siglo XII
se establecieron estos escritos de lógica bajo el nombre de logica antiqua. La obra
completa de Aristóteles se dio a conocer en el mundo medieval entre la segunda
mitad del siglo XII y la primera del siglo XIII y se sumaron al conocido Organon los
escritos sobre metafísica, física, sicología y ética. Con todo el compendio de la
obra de Aristóteles listo para ser estudiado, la recepción en las universidades de la
lógica Aristotélica se produjo rápidamente (especialmente en la de París), y en
poco tiempo el pensamiento de Aristóteles pasó a ser el modelo de la ciencia, la
filosofía y la ética.
1.2 ARISTÓTELES Y PLATÓN
La lógica de Aristóteles resulta inseparable de su actitud crítica frente a su
maestro Platón y de una concepción de la realidad basada en el mundo y
clasificada de realista. Mientras que Platón separaba las ideas de la realidad
confiriéndoles un estatuto autónomo en un mundo perfecto y divino diferente al
mundo del movimiento en que vivimos, Aristóteles afirmaba que si bien las ideas
existen en el pensamiento humano, tienen un fundamento en la realidad sensible.
La filosofía de Platón se fundamentó en la refutación de dos corrientes de
pensamiento. Por un lado el idealismo de los eleatas, recibido de Parménides y
por el otro, el realismo Jónico que provenía del principio de Tales, que encontraba
en el agua el origen de todas las cosas.
14
Los eleatas sostenían la unidad del ser negando los fenómenos y el movimiento.
Por su parte los Jónicos admitían la pluralidad de fenómenos, a los cuales oponían
la unidad del principio. Tal unidad podía ser el agua como lo aseguraba Tales de
Mileto, o el fuego según Heráclito. Platón refutaba ambas teorías; si todo cambia,
tal y como lo sostenían los eleatas, la ciencia es imposible debido a que no hay
ciencia de lo mudable13. Para Platón la ciencia debe siempre fundamentarse sobre
bases permanentes.
La reflexión filosófica de Platón parte de su rechazo hacia la opinión común (doxa)
como valor cognoscitivo, puesto que sus juicios pueden ser verdaderos o falsos ya
que se basan en los datos de la percepción sensible, la cual puede ser cambiante
o mutable. Un conocimiento cambiante no es un verdadero conocimiento y por lo
tanto un conocimiento verdadero, para ser tal, implica que sea necesario y
universal aprehendido mediante la razón14. El proyecto filosófico de Platón es por
tanto, encontrar un fundamento ontológico para los juicios que se constituyen en
un conocimiento verdadero. Detrás de las apariencias cambiantes, Platón buscaba
realidades necesarias, absolutas e inteligibles, un mundo perfecto de ideas, que
fueran la base de la objetividad y de la necesidad lógica del saber. En el
Parménides se desarrolla claramente la tesis de la existencia necesaria del mundo
de las ideas:
“…sin embargo, Sócrates –continúo Parménides-, si, por las anteriores
dificultades y otras similares, alguien no admitiese la existencia de las Ideas de
13 ONIEVA, A. Platón, Estudio y Antología, Madrid: Editorial Compañía Bibliográf ica Española S.A., 1964 p. 73 14 J. PRUNES, A. Realidad, ideas y verdad en Platón. En: El problema de la v erdad, Buenos Aires: Editorial Biblos, 1998 p 59
15
las cosas o no distinguiese una Idea determinada en cada coso, no tendría
hacia dónde dirigir su pensamiento, ya que no admite que la Idea de cada cosa
permanezca siempre la misma. Con lo que se destruirá enteramente el poder
de la dialéctica.”15
Para Platón el conocimiento depende de la existencia del mundo de las ideas
donde se encuentran todas las verdades a las que se accede por medio del
pensamiento. Un verdadero conocimiento era para Platón aquel capaz de dar
razón acerca de algo y de justificar las razones por las cuales se entiende que
algo es verdadero. A partir de estos planteamientos Platón encuentra realidades
absolutas en un mundo de ideas inteligibles revelando así, un realismo ontológico,
pues no es la subjetividad la que constituye la ciencia sino un saber a priori e
independiente al mundo de los fenómenos y la realidad sensible: una racionalidad
objetiva que justifica este saber16. En busca del conocimiento verdadero Platón
expone la necesidad de un método llamado dialéctica, por medio del cual, el
pensamiento puede acceder al mundo de las ideas17 en forma de diálogo de
manera que permite, en el proceso de pensar, hacer presente la realidad pensada.
15 PLATÓN Parménides. Madrid: Editorial Alianza S.A. 1987. 135c p. 69 16 Ibid. p. 60 17 “ más para ello es preciso, primero pasar del mundo sensible al inteligible y, en este, el alma –nous- contempla las ideas y sus relaciones”. Ibid. p. 62. Con respecto al método dialéctico y su necesidad: “Tal se nos muestra –dije-. Y has de saber Glaucón, que a mi parecer, con métodos tales como los que ahora v enimos empleando en nuestra discusión no v amos a alcanzar nunca lo que nos proponemos, pues el camino que a ello llev a es otro más largo y complicado; aunque éste quizá no desmerezca de nuestras pláticas e inv estigaciones anteriores.” PLATÓN, República, Barcelona: Editorial. Altaya S.A., 1993 p. 193 IV 435d. Y también: “Decíamos (con respecto a la anterior cita), creo y o, que para conocer con la mayor exactitud posible éstas cualidades había que dar un largo rodeo al término del cual serían vistas con toda claridad; pero existía una demostración, afín a lo que se había dicho anteriormente, que podía ser enlazada con ello. Vosotros dijisteis que os bastaba y entonces se expuso algo que, en mi opinión, carecía de exactitud; pero si os agradó, eso sois vosotros los quienes lo habéis de decir.” p. 307 VI 504b
16
Tal como se afirma en la república: “ …cuando se ha discutido en discusiones
generosas entre interlocutores en los que ni las preguntas ni las respuestas son
inspiradas por la mala fe estalla sobre el objeto dado, la luz de la sabiduría y la
inteligencia con la máxima intensidad que soportan las fuerzas humanas” 18
Platón entendía la dialéctica como un método que consiste en conversar con
otros, pero también consigo mismo, hasta que, sobre cada uno de los puntos de la
materia discutida, se halla llegado con pasos muy ordenados a un consentimiento
efectivo entre sí y consigo mismo acerca de lo que se investiga19. Este
consentimiento permitía avanzar y progresar entre acuerdos similares para llegar
finalmente a la verdad. Al respecto Platón expone lo siguiente:
“… pues bien, aprende ahora que situó en el segundo segmento de la región
inteligible aquello a que alcanza por sí misma la razón valiéndose del poder
dialéctico y considerando las hipótesis no como principios, sino como
verdaderas hipótesis, es decir, como peldaños y trampolines que la eleven
hasta lo no hipotético, hasta el principio de todo; y una vez halla llegado a éste,
ira pasando de una a otra de las deducciones que de él dependen hasta que
de ese modo descienda a la conclusión sin recurrir en absoluto a nada
18 Carta VII, 344b. Tomado de: Op. Cit. Realidad, ideas y v erdad en Platón p. 62 19 la Dialéctica respondía según Platón a la posibilidad de encontrar v erdades indudables, pero más allá de un proceso simple y accesible a todas las personas constituía una tarea ardua y complicada que requería del ejercicio y el perfeccionamiento continuo. Así se puede apreciar en el Parménides: Op. Cit Parménides 136c p. 71 “…habrá que examinar las consecuencias que se siguen con respecto a sí mismo y con respecto a cada una de las otras cosas que hayas elegido, luego con respecto a muchas y f inalmente a todas; y también a los otros con respecto a sí mismos y con respecto a otro que ocasionalmente hayas elegido, tanto en el caso de que, puestos a suponer, se suponga que es, como que no es, si realmente tienes intención de conocer lo v erdadero. Es una tarea interminable, Parménides –dijo Sócrates-, y7 no sé si la entiendo bien …”
17
sensible, antes bien, usando solamente de las ideas tomadas en sí mismas,
pasando de una a otra y terminando en las ideas”20.
El mundo sensible es, de acuerdo con Platón, el conjunto de entidades y
realidades particulares cambiantes y múltiples, que se ofrecen a los sentidos,
mientras que el mundo de las ideas esta conformado por entidades universales,
eternas e inmutables que están más allá del tiempo y del espacio, y que se conoce
mediante la parte más excelente del alma: la racional.
Aristóteles, por su parte, sostiene que la teoría de las ideas se origina de la
necesidad de definir la esencia de las cosas. Al definir una esencia, se contiene el
concepto general o universal de ésta. Los platónicos le otorgaron a las esencias el
status de “Ideas” admitiendo como tales todo lo que se afirma universalmente.
Aristóteles no admite el carácter separado de las esencias puesto que si las Ideas
son esencias que existen separadamente de las cosas, entonces tendrían
existencia independiente. Según Aristóteles si las esencias de las cosas están
separadas de éstas, entonces no son propiamente sus esencias: “ …Además
parece imposible que la substancia esté separada de aquello de lo que es
substancia; por consiguiente , ¿cómo podrían las ideas siendo substancias de las
cosas, estar separadas de ellas?” 21
Aristóteles no rechaza toda la teoría de las Ideas de Platón, sino la existencia
separada de éstas. Por lo demás, es fiel a la línea de pensamiento platónico de
20 Op. Cit. , República VI p. 511b p. 320 21 ARISTÓTELES. Metafísica, edición trilingüe Madrid: Editorial. Gredos S.A. p. 70 99 1 b
18
que la ciencia verdadera es aquella que se centra en lo general y lo universal en la
búsqueda de la esencia común. Para Aristóteles, la esencia se encuentra en las
cosas mismas y no separada de ellas. Tanto para Aristóteles como para Platón, la
ciencia conoce formas o esencias (eidos). Pero para Aristóteles, el reconocimiento
de esas esencias como ideas, entes inteligibles trascendentes, que existen
separadas de las cosas y los objetos, constituía un problema insuperable22.
Según Aristóteles la teoría de las ideas duplica innecesariamente las cosas a
explicar: “… En cuanto a los que ponen las ideas como causas, buscando en
primer lugar comprender las causas de los entes que nos rodean, adujeron otros
iguales en número a éstos, como si uno, al querer contar, creyera no poder
hacerlo siendo pocas cosa, y contara después de hacerlas más numerosas “ 23
También Aristóteles sostenía que la hipótesis de las ideas no constituye una
verdadera explicación de las cosas sensibles pues “afirmar que las especies son
paradigmas y que participan de ellas las demás cosas son palabras vacías y
metáforas poéticas“ 24
Por otro lado , Aristóteles contradice a Platón cuando en el Fedón afirma que las
ideas son causas del ser y el devenir de las cosas sensibles. Precisamente las
ideas por ser estáticas e inmutables no pueden explicar el cambio: “… pero en el
Fedón se dice que tanto del ser como el devenir son causas las espacies; sin
22 MERLO. A. Realismo y verdad en Aristóteles. En Op. Cit El problema de la verdad p. 69 23 Op. Cit Metafísica p. 64, 99 O b 24 Ibid P 68, 99 1 a
19
embargo, aunque existan las especies, no se producen las cosas participantes si
no existe lo que será motor (la causa motriz o eficiente)” 25
De esta manera los problemas que sobresalen en la crítica de Aristóteles a la
filosofía de quien por mucho tiempo fuera su maestro, se producen al considerar
los fundamentos de inteligibilidad de las cosas, debido a la separación entre lo
sensible y lo inteligible.
Aristóteles propone una alternativa para dar solución a las falencias que
representaba la filosofía platónica. Dicha alternativa consiste en remplazar los
entes inteligibles por un principio de inteligibilidad y de ser inmanente a las
cosas26. La cosas que percibimos a través de los sentidos están compuestas de
materia y de forma, aseguraba Aristóteles27. La materia, es aquello de lo que esta
hecho el objeto, por ejemplo, el bronce constituye la materia de un busto, de la
misma manera que la madera constituye la materia de una mesa (por supuesto
una mesa de madera). Por su parte la forma es la determinación esencial de la
cosa, o en otras palabras, lo que hace que el objeto sea ese objeto; en este caso
un busto o una mesa.
25 Ibid p. 70, 99 1 b 3. También se encuentra alusión a este tema en 99 2 a 25: “en suma, siendo así que la sabiduría busca la causa de las cosas manif iestas, hemos descuidado esta causa (pues nada decimos acerca de la causa de donde procede el principio de cambio), y, crey endo decir la substancia de ellas (de las cosas manif iestas), af irmamos que hay ot6ras substancias; pero, al querer explicar cómo pueden éstas ser substancias de aquéllas, decimos f rases v acías”. 26 Parte de la argumentación fue tomada de: Op. Cit El problema de la v erdad p. 70 27 Un principio de inteligibilidad puesto en las cosas mismas y que percibimos a través de los sentidos es lo que f undamenta en últimas el porque de la af irmación de que el método silogístico solo brindaba un conocimiento descriptiv o o cualitativ o de la f orma y la materia de las cosas.
20
Si llegáramos a fundir el busto para hacer con su materia; es decir con el bronce,
un escudo, podríamos sostener de acuerdo con Aristóteles, que la materia (el
bronce) permanece y que lo que cambia es su forma. Si antes observábamos un
busto ahora observamos un escudo. Lo que hacia ser busto al busto no era su
materia sino su forma, puesto que la misma materia la tenemos ahora bajo otra
forma. En este sentido la materia es indeterminada e incognoscible y la forma es
el principio determinante que brinda a un objeto su propio ser y en esa medida
también su unidad; puesto que hace que el bronce sea una cosa en particular.
Esto constituía para Aristóteles el principio de inteligibilidad anteriormente
mencionado el cual podría resumirse de la siguiente manera: conocer una cosa es
conocer su forma y definirla es presentar el enunciado de su forma. Conocer algo
es conocerlo en tanto es algo, en tanto posee una forma28
Materia y forma no eran reconocidas por Aristóteles como cosas ni tampoco como
clases de cosas; estas representaban principios ontológicos de los entes sensibles
que no podían existir por separado puesto que todo ente es un compuesto de
materia y forma y a su vez, las formas de los entes sensibles solo son en la
medida en que se realizan en una cierta materia.
Por supuesto, esto es en resumen una de las cosas que contraponen la filosofía
de Aristóteles con la de Platón29, pero representa en todo caso una revaloración
filosófica acerca de lo que se puede conocer y la manera como se pueden llegar a
conocer los entes sensibles. Por tal motivo, la visión de Aristóteles en cuanto al
28 Ibid p. 70 29 El objetivo en esta parte no es elaborar un análisis detallado del contenido de la f ilosofía de Aristóteles. Solo se muestra una manera de entender una refutación de la teoría del mundo de las ideas de Platón por parte de Aristóteles.
21
conocimiento de los entes, es una visión que se determina a partir de la manera
como se presentan en la realidad sin necesidad de recurrir a un mundo complejo
de ideas tal como lo mantenía la doctrina platónica.
1.3 LA LÓGICA ARISTOTÉLICA – EL CONOCIMIENTO SILOGÍSTICO
La física en la época de la escolástica estaba constituida por dos grandes obras
de Aristóteles: El tratado del cielo y la Física. Esta última fue escrita entre el 335 y
el 332, mientras Aristóteles se encontraba en Atenas. Sin embargo en la Lógica ya
se enunciaba el contenido de la Física.
El voluminoso trabajo de Aristóteles tiene ante todo un gran valor histórico, pues
en él, se refleja la experiencia científica de toda una época, ansiosa de encontrar
en esta materia una explicación definitiva. La ciencia aristotélica busca el
conocimiento absoluto. A partir de definiciones y de principios deduce una serie de
proposiciones rigurosamente encadenadas para desembocar en la construcción
de un edificio perfectamente lógico30.
La aprobación de tan maravilloso compendio teórico en el estudio de la cultura
medieval suponía la aprobación de la autoridad eclesiástica, pero tal aval no se
consiguió sino después de un largo proceso; sólo después de revalorar,
reinterpretar y, en algunos casos de corregir algunos de sus escritos.
30 Esta es una referencia a los silogismos.
22
En las instituciones científicas medievales los docentes eran clérigos y estaban
atados a su fe y a la doctrina de la iglesia, lo cual condujo a que los textos de
Aristóteles fueran prohibidos durante un largo periodo de tiempo, debido a que sus
interpretaciones fueron consideradas en algunos casos, como contradictorias
frente a la ortodoxia cristiana en lo referente a la doctrina de la creación a partir de
la nada, la inmortalidad del alma y la doctrina de la divina providencia. Fue así
como se prohibió en 1210 impartir lecciones sobre los libri de naturali philosophia
de Aristóteles y posteriormente en 1215 se prohibió también su metafísica. En
1231 Gregorio IX, el Papa actual, confirmó la prohibición pero con la siguiente
aclaración: “hasta que sean corregidos”.
Los postulados de la filosofía aristotélica y todas sus obras conocidas, fueron
cuestionados hasta que una nueva interpretación de los mismos permitió que se
incorporaran al plan oficial de estudios. Tomás de Aquino tomó la concepción
aristotélica y la asoció estrechamente a la revelación judeocristiana. Gran parte del
mérito en esta nueva interpretación se debe al trabajo de este personaje, quien
logró que la filosofía adquiriera autonomía y, a la vez, que ocupase
necesariamente un sitio preferente en el edificio de la teología. El estudio de los
escritos de Aristóteles pasó del estadio de lo prohibido al de la obligación una vez
reformulados y reorientados los principios de su teoría. Luego de su corrección,
Aristóteles se convirtió en el representante por excelencia de los filósofos y su
doctrina en emblema de la ciencia.
El conocimiento que procuraba el aristotelismo constituyó una ciencia capaz de
responder preguntas acerca de la naturaleza y de proveer una interpretación del
mundo bajo la perspectiva de la teología pero con un carácter cientificista.
23
Para Aristóteles la realidad podía entenderse y predicarse a partir de un sistema
lógico de deducción llamado silogístico que consistía en determinar cuáles son las
condiciones generales en que, de unos juicios que afirman si el predicado es o no
inherente al sujeto y que se presentan en calidad de premisas de una conclusión,
se sigue o no, necesariamente a una consecuencia determinada.
El conocimiento que proporcionaba este sistema consistía básicamente en una
descripción en tanto que solo proporcionaba inferencias cualitativas acerca de las
cosas materiales que existen en la realidad. Este carácter descriptivo se convirtió
en la principal crítica a la ciencia medieval; dicha crítica estaba dirigida a señalar
cómo a través de los silogismos no se producía ningún avance en el campo del
conocimiento científico. En ese sentido el conocimiento adquirido mediante la
aplicación de los silogismos era solo un conocimiento supuesto y aparente. Lo que
representaba este sistema lógico, era la comprobación de algo que de antemano
ya se tenía como cierto y no, una verdadera herramienta útil de conocimiento
sobre la naturaleza. Por todas estas cosas, la opinión generalizada y compartida
por algunos filósofos, como Descartes, a puertas de la modernidad, era
precisamente la ineficacia de este sistema al no alimentar con contenidos siempre
útiles y nuevos, el inquieto espíritu científico del hombre moderno.
De esta manera lo expresa Bacon:
“… Pues en la lógica vulgar casi todo el esfuerzo se consume en el silogismo. Mas
los dialécticos no parece que hayan pensado seriamente apenas acerca de la
inducción; transmitiéndola con una leve mención y acordando apresuradamente
las fórmulas de la disputa. Yo, en cambio, rechaso la demostración por el
24
silogismo porque procede un tanto confusamente y saca la naturaleza de las
manos (…) el silogismo consta de proposiciones, y las preposiciones son palabras
y las palabras son signos y señas de las nociones. Así pues, si las nociones
mismas de la mente (que son como el alma de las palabras, y base de toda su
estructura y fábrica), estan extraídas mal y a la ligera de las cosas, y son vagas y
no b ien definidas, y limitadas; y finalmente, viciosas de múltiples maneras, todo
cae por el suelo. Así, pues rechaso el silogísmo.“ 31
En suma, el conocimiento silogístico fue caracterizado por mostrar interés en la
apariencia de las cosas y en sus cualidades sensibles, más no por procurar un
análisis profundo de las mismas que permitiera su conocimiento a cabalidad. El
pensamiento de los filósofos contradictores del Aristotelismo, era que una vez
obtenido este conocimiento abarcante de las cosas, sería fácil dar el siguiente
paso: poner al hombre por encima de todas las cosas, al único ser que tiene la
capacidad de transformarlas a su antojo y de sacar el máximo beneficio de la
naturaleza. De hecho, se debe tener en cuenta que el objetivo de Descartes no
era pasar a la historia como el primer filósofo moderno, sino convertirse en el
descubridor de un método científico capaz de facilitar el conocimiento del hombre
y de la naturaleza. Él pensaba que existían dos tipos de conocimientos
privilegiados: el de la medicina, capaz de lograr el bienestar del hombre al vivir con
salud y así disfrutar la vida, y el del conocimiento tecnológico que permitiría reducir
la carga de trabajo. Con estos objetivos en mente, siguió Descartes sus
reflexiones convencido de la nacesidad de un nuevo método y de la importancia
que tendría el modelo de proceder de las mátemáticas en su incorporación.
31 BACON. F. Novum Organum, Buenos Aires: Editorial Lozada, S.A., 1961. pp. 53, 54
25
1.4 ANTECEDENTES PARTICULARES DE LA ÉPOCA MODERNA
1.4.1 El pensamiento renacentista. Con el Renacimiento se inicia un proceso de
secularización que va creando las condiciones para el deterioro del papel
predominante que durante siglos mantuvo la Religión en la manera de actuar y de
pensar de los seres humanos. Desde entonces y de forma creciente, el hombre no
solo se enfrenta con nuevas fuerzas a los problemas “naturales” que antes asumía
como voluntad de Dios, sino que asume su cuerpo y el mundo que lo rodea como
algo más que un Valle de Lágrimas32. El enorme empuje creativo del
Renacimiento pronto logró un impulso cada vez más acelerado que resultó
volcando el interés de las personas en la curiosidad científica.
Entre los grandes financieros y comerciantes surgieron tutores que patrocinaron
estudios al margen de los realizados en los centros escolásticos. La teología que
había sido la disciplina representativa de la edad media dió paso al humanismo.
Mientras que aquella hacía de Dios el objeto primordial de sus estudios, el
humanismo fijó el centro de atracción en el hombre y, por extensión, en toda la
naturaleza. Intentaba implementar el respeto por la dignidad humana y se
preocupaba por el bien de los hombres, por su desarrollo multilateral y por crear
condiciones de vida sociales favorables para el individuo.
Es así como el humanismo ocupó en el siglo XV un lugar muy destacado en la
ideología de las clases burguesas que luchaban contra el feudalismo y las
concepciones teológicas del medioevo. Proclamaba la libertad del ser humano y
32 En la edad media era común pensar la v ida en la tierra como un paso obligado en el camino hacia la salv ación en el cielo, lleno de suf rimientos y padecimientos debido a la sumisión ante los dogmas de la iglesia.
26
combatía el ascetismo religioso. Se manifestaba en defensa del derecho del
hombre al placer y a la satisfacción de las necesidades terrenas. Este movimiento
inscrito en el contexto renacentista llevó a una época diferente, en la cual el
hombre parecía poseído de una actitud positiva y de un ánimo juvenil que lo
impulsaba a realizar nuevas experiencias en busca de lo nuevo y lo desconocido
por todos los rumbos. Durante el renacimiento los hombres se sentían inquietos,
perplejos e indecisos ante la prodigiosa abundancia de hechos que llegaban y se
recogían de todas partes. Con intrépida curiosidad ojeaban los libros de la
antiguedad y se sentían motivados por cuestionarlos y aprender de ellos. También
durante los viajes y las observaciones hechas en ellos en busca de lo nuevo y lo
raro; de plantas exóticas, costumbres extrañas y religiones diferentes, se
incrementó el apetito renacentista por el conocimiento de lo desconocido y por una
nueva comprensión del mundo. De esta manera, la vida pausada y la sumisión
por lo establecido durante la edad media, fue paulatinamente reemplazada por
una agitación tumultuosa y un anhelo de innovación.
Entre otras cosas, el renacimiento descubre la imprenta que trae como
consecuencia el rompimiento del lazo de rígida subordinación del alumno al
maestro en cuanto intérprete del texto, permitiendo un diálogo a solas con los
libros que, multiplicado por miles de copias, ponía nuevas ideas en circulación
descubriendo finalmente la infinitud y la homogeneidad del universo.
Haciendo referencia a lo anterior, Romero afirma que:
“…El nuevo sentido de la individualidad se convierte automáticamente en una
intensificación de las fuerzas del individuo, en una ampliación de su horizonte
27
en el conocimiento y en la acción. Se inicia, aunque no muy definida todavía,
la concepción de la historia como un proceso creador, y el hombre empieza a
sentirse dueño y responsable del mundo “ 33.
De ahí que, el dirigir la mirada hacia autores antiguos, daba el sentimiento de
haber hallado una cultura jamás imaginada en occidente. El descubrimiento del
nuevo mundo, de la pólvora y del cañón además de la confianza en las santas
escrituras, enorgullecían a Europa y la hacían sentir triunfante.
El renacimiento es sin lugar a dudas, una época crucial e importante para
comprender el desarrollo del pensamiento moderno. La importancia del
humanismo, el descubrimiento de la imprenta, el desbordado interés hacia el
estudio de la naturaleza y las inquietudes que despertó la reforma protestante
junto con el paulatino debilitamiento del sistema feudal, hacen del Renacimiento
una época enciclopédica y fecunda para la preparación de los espíritus hacia el
encuentro de nuevas explicaciones y nuevas respuestas acerca de los grandes
enigmas del universo.
Los hombres sabios del Renacimiento siempre estaban dispuestos a partir en
busca de nuevas experiencias y nuevos conocimientos. Por tal motivo por toda
Europa se multiplicaron los centros de vida intelectual abiertos a los nuevos
espíritus. A los príncipes les encantaba rodearse de personas sabias y eruditas
que alimentaran su conocimieto, les financiaban la publicación de sus libros,
33 ROMERO, Francisco. Historia de la filosofía moderna. México: Editorial Fondo de Cultura Económica, 1959. p. 10.
28
apoyaban económicamente los proyectos de fabricación de instrumentos
científicos y en otros casos, organizaban y ordenaban la implementación de
bibliotecas.
Las universidades también fueron receptoras de esta innovación intelectual
descubridora. Se crearon cátedras especiales, colecciones de historia natural y de
jardines botánicos. En fin, se crea un espacio adecuado para que florezcan las
nuevas ideas en una plataforma de cambio y mejora contínua.
La ciencia renacentista nace en contra del intelectualismo aristotélico buscando en
la antiguedad la manera de corregir o contradecir a Aristóteles. Ptolomeo, que no
era aristotélico, nunca fue tan educado y preparado como Copérnico, quien se
dedicó a refutarlo en nombre de los astrónomos pitagóricos. Los textos de
Pitágoras al igual que Platón y los neoplatónicos, fueron masivamente traducidos
hacia la segunda mitad del siglo XV y estudiados con gran atención. No obstante,
esta revolución antiaristotélica se desarrolló en el seno de una sociedad que tenía
categorías de pensamiento basadas en contenidos aristotélicos, por lo cual el
cambio se originó en medio de contrariedades. Irónicamente muchos de los
aristotélicos consagrados y fieles a su maestro van progresivamente derrumbando
la coherencia de su pensamiento, el cual se hacía muy difícil de comprender.
Estos sabios renacentistas nunca perdieron la preocupación por lo útil y por la
acción. El gusto por lo concreto y comprobable contribuyó al rechazo del sistema
Ptolemaico. Su interés por la acción práctica e inmediata dirigió la actividad de
algunos hombres que ya no se preocupaban por Aristóteles y sí por la mecánica
que les resultaba más benéfica y eficaz.
29
El principal objetivo renacentista en el campo de la ciencia era sustituir la antigua
racionalidad aristotélica por otra completamente opuesta. Mientras que los
aspectos místicos y dogmáticos anteriores condujeron a una mirada irracional
sobre la naturaleza, los planteamientos renacentistas trataron de ser cada vez
más exactos y precisos. Pero después de haber contribuido a la destrucción del
orden antiguo y dotado a la ciencia con valiosos conocimientos, el Renacimiento
resultó incapaz de concretar y crear un nuevo orden lo cual condujo a Europa a
una de sus mayores crisis intelectuales. El proyecto renacentista centró su interés
en los planteamientos de Galileo quien desarrolló ese nuevo sentido necesario
para la construcción de paradigmas verdaderos de conocimiento, basados en la
idea de la naturaleza escrita en lenguaje matemático. Este nuevo sentido es el que
tendría connotaciones realmente revolucionarias, puesto que es esa nueva
concepción matemática la que iría a permitir reemplazar la antigua concepción de
una naturaleza de substancias y cualidades por una integrada de fenómenos
observables, manipulables y cuantificables.
1.4.2 La iglesia: “ Autoridad o Autoritarismo” – La reforma protestante. Hasta
aquí se han expuesto brevemente, algunos de los factores que convergen en la
generación y el desarrollo de una nueva filosofía con contenidos siempre útiles
que demostrarían el alcance del espíritu humano y sus verdaderas capacidades.
Pero propiamente en el campo de la filosofía los cambios no se produjeron
estrictamente a partir del cuestionamiento de esta, sino que lo que se conoce
como modernidad filosófica tuvo grandes antecedentes en varios ámbitos de la
30
vida pública como el teológico y el científico,34 que repercutieron enormemente en
el florecimiento de los nuevos tiempos.
En el ámbito teológico, la iglesia marcó una diferencia notable en el campo de la
ciencia y en torno a ella se conduce gran parte del análisis en el presente trabajo.
Por un lado su imposición en la sociedad sometió a las personas a contemplar de
manera descriptiva las grandezas de la voluntad divina de Dios plasmada en la
naturaleza; y por otro, limitó el intelecto humano oponiéndose a ir más allá en el
estudio de esas grandezas y maravillas naturales35.
Pero como quiera que fuera, con la aprobación de la Iglesia o sin ella, el hombre
de la Edad Media centró su interés en explorar y describir el orden natural y las
cosas que le rodeaban, sin importarle el cambio o la novedad que sus
investigaciones pudieran ocasionar para la historia.
Sin embargo, los cambios se produjeron, e incluso alcanzaron a la propia iglesia, a
su estructura y a sus dogmas. Es así como se produjo la disolución de la unidad
de la cristiandad occidental o la rebelión universal, espiritual y por lo tanto social,
que se conoce comúnmente como La reforma. Esta duró desde su surgimiento,
aproximadamente doscientos años y se generó en el seno mismo de la escolástica
34 Además, claro esta, del ámbito artístico y el político, que no son en sentido estricto análisis detallados en este trabajo. 35 Hago ref erencia a esta característica de la teología y la ciencia medieval, no sin antes señalar que tal v ez las motiv aciones enmarcadas dentro de contextos de épocas distintas obedecían a intereses sustancialmente dif erentes. Por ejemplo si la motiv ación principal del hombre moderno es el ideal de progreso y conocimiento, no signif ica que sea la misma expectativa la que motiv ó al hombre de la edad media. Este punto sirv e para hacer énf asis en la oposición del concepto de ruptura entre épocas, pues solo se puede hablar de ruptura allí donde algo se considera igual.
31
medieval. Dicha inclinación, que tuvo como principal exponente a Martín Lutero36 a
principios del siglo XVI, separó de la iglesia católica romana a una gran parte de
Europa dando como resultado la consolidación de comunidades protestantes. La
principal causa que motivó a Lutero a emprender dicha revolución fue la
corrupción que imperaba en el ambiente de la iglesia. Los altos cargos
eclesiásticos ocupados a menudo por personas interesadas más por sus
actividades políticas y económicas que por predicar la fe y obrar de manera
acorde con la benevolencia que supone la defensa de la religión, dejaban al
descubierto la gran contradicción entre la teoría y la práctica. Pues mientras los
clérigos predicaban el ideal de humildad y pobreza, aprovechaban su condición
jerárquica para amasar grandes fortunas y disfrutar de una escandalosa riqueza.
Con la aparición del humanismo se trató de encontrar el verdadero sentido del
cristianismo en el análisis directo de los textos sagrados, poniendo en entredicho
la interpretación que de los mismos había hecho la iglesia. De manera que ya no
se veía a ésta como la guía infalible de los creyentes. Pero a pesar de los ánimos
de renovación y revaloración, (ideales de la reforma), por gran parte del sector
cristiano, los Papas trataron de mantener la estructura medieval de la iglesia y
continuaron gravando la economía de los fieles con elevadas contribuciones
encaminadas a salvaguardar el lujo de la corte vaticana37., las cuales justificaban
bajo el supuesto de que la salvación se obtenía a través de dichas contribuciones.
36 (1483-1546) Teólogo alemán nacido en una modesta familia de Sajonia. Estudió derecho en la univ ersidad de Erf urt en 1501 y en 1512 f ue nombrado prof esor de teología en la universidad de Wittenberg. 37 De hecho, el incidente que desencadenó la ref orma sucedió en 1513 cuando el papa León X procuró algunas condescendencias a los f ieles que contribuyeran con el f inanciamiento de la Basílica de San Pedro del Vaticano. Este incidente se conoce con el nombre de la bula de las indulgencias.
32
De ahí que la nueva doctrina que predicaba Lutero consistía en explicar el camino
hacia la salvación en virtud exclusivamente de la fe y no de las acciones que
según él, eran consecuencias directas de ella. La justificación por las obras,
propias de todo católico, representaba para Lutero una artimaña de la iglesia para
manipular utilitariamente a sus fieles. Lo que libraba al hombre de la condenación
y del pecado, era para Lutero, la fe que proporcionaba la adecuada lectura e
interpretación de la Biblia, y basándose en este argumento acusó a la iglesia de
haberse atribuido el derecho exclusivo a interpretarla a su voluntad y provecho.
Sea cual sea la evolución de la reforma luterana, ésta significaba claramente un
detrimento de la religión, y de la influencia de la iglesia católica en la sociedad
medieval. De esta manera, la autoridad eclesiástica interpretada por los
reformistas como autoritarismo, fue cuestionada y reestructurada como fuente de
una nueva atmósfera del pensamiento; una manera distinta de obrar basada en la
autonomía del individuo en cuestiones de fe, que representaba un claro
desprendimiento de las coerciones de la iglesia durante tantos años.
1.4.3 El desarrollo de la astronomía y su influencia en la transformación de la
conciencia medieval. De acuerdo con Koyré se puede afirmar que: "La física
moderna no debe su origen a la tierra solamente. Lo debe igualmente a los cielos.
Y es en los cielos donde encuentra su perfección y su fin” 38.
Este planteamiento tiene que ver con el gran avance de la astronomía durante la
Edad Media, lo cual influyó a su vez para el desarrollo de la física moderna. Y por
añadidura, sobre la transformación de la conciencia medieval. 38 KOYRÉ, A.. Op. Cit. Estudios de historia del pensamiento científico pp. 180-181
33
En primera instancia, el sistema geocentrista incorporado por Ptolomeo había sido
universalmente admitido durante 1400 años.
Figura 1. Sistema aristotélico-ptolemaico.
FUENTE:
Este sistema fue creación de Aristóteles, pero en el siglo II después de Cristo
Ptolemeo brindó una interpretación matemática que permitió explicar los
movimientos del sol, la luna y de los planetas, a partir del postulado del
movimiento circular uniforme al que se pensaba debían ajustarse todos los
cuerpos celestes.
Fundamentalmente este psotulado explicó el aparente movimiento de los cuerpos
celestes mediante dos sistemas alternativos: el de las excéntricas trayectorias
circulares, cuyo centro aunque próximo a la tierra, no coincide con esta y, el de los
deferentes y epiciclos en donde la trayectoria de los planetas es el resultado de su
movimiento circular uniforme alrededor de un centro, que a su vez, se traslada con
34
movimiento circular uniforme en torno a la tierra, dando así explicación a
aparentes anomalías como la del retroceso periódico de los planetas. Además, el
sistema de Ptolomeo introdujo unos puntos excéntricos llamados ecuantes,
respecto a los cuales el movimiento del planeta era uniforme, con lo que en
realidad, la velocidad del planeta en su trayectoria era variable. A partir del
sistema ptolomeico, se hicieron observaciones por casi dieciséis siglos.
35
Figura 2. Descripción ptolomeica del movimiento de los planetas.
FUENTE
El anterior esquema comparativo muestra los recursos geométricos empleados
por Ptolomeo para explicar y predecir los movimientos aparentes de los planetas.
En primer lugar, un esquema del movimiento de un planeta en un epiciclo
alrededor de un centro que a su vez gira en un deferente en torno a la tierra; en
segundo lugar, un esquema del movimiento del planeta en una excéntrica,
circunferencia cuyo centro no coincide con el de la tierra. En tercer lugar, un punto
excéntrico respecto al cual la velocidad angular del planeta es constante, aunque
ésta varíe realmente. Finalmente, en cuarto lugar, una combinación de epiciclo,
excéntrica y deferente.
36
Fue precisamente este aspecto del sistema ptolemaico, el de los ecuantes, el más
criticado posteriormente en el siglo XVI por Copérnico. Este criticaba la astronomía
ptolemaica por el carácter fragmentario de sus soluciones, pero ante todo por
haber abandonado el principio platónico de la uniformidad de los planetas, al
introducir entre sus artificios el punto ecuante. Es decir, a partir de la
presuposición errónea de que los movimientos circulares y uniformes constituyen
la clave de la armonía con el universo.
A pesar de su complejidad el sistema ptolemaico permitía explicar y predecir las
posiciones del sol, la luna y las estrellas con una precisión considerable por lo que
fue universalmente adoptado por los astrónomos musulmanes y cristianos
posteriores. Sin embargo, a principios del siglo XVI el sistema de Ptolomeo era
constantemente modificado y por consiguiente, difícil de entender e imposible de
explicar y mantener. Se había vuelto tan complicado que era necesaria una nueva
interpretación más sencilla acerca de la concepción del universo y de los
movimientos interplanetarios. Los problemas mecánicos planteados por la nueva
astronomía no podían ser resueltos por la mecánica imperante de la época; es
decir, por la mecánica de Aristóteles39 y sirvió para que los teólogos y aristotélicos
39 Ibíd. p. 187. “ El mov imiento para los aristotélicos es un proceso que af ecta al móvil, que tiene lugar “en” el cuerpo en mov imiento. Un cuerpo se mueve de A a B, de un cierto lugar situado encima de la tierra hacia ésta, o, más exactamente, hacia su centro. Sigue la línea recta que une estos dos puntos. Si durante este mov imiento la tierra gira alrededor de su eje, describe con relación a esta línea (la línea que v a de A hacia el centro de la tierra) un mov imiento en el que no toman parte ni esa línea ni el cuerpo que está separado de ella. El hecho de que la tierra se mueva por debajo de él no puede afectar a su tray ectoria. El cuerpo no puede correr tras la tierra, prosigue su camino como si nada pasara, pues, en efecto, a él nada le ocurre. Incluso el hecho de que el punto A (lo alto de la torre) no permanezca inmóvil, sino que participe en el movimiento de la tierra, no tiene
37
reaccionaran ante este hecho con una argumentación que no duraría por mucho
tiempo, ya que posteriormente Galileo y Newton demolieron sus objeciones con
una mecánica y una astronomía sistemática y ordenada.
En resumen, la teoría geocéntrica del universo desarrollada por Ptolomeo,
aseguraba que la tierra era el centro del universo y carecía de movimiento. En
cambio, la teoría heliocéntrica, desarrollada por Copérnico, explicaba cómo la
tierra y los planetas giraban alrededor del sol.
La primera formulación moderna de la teoría heliocéntrica del universo se le debe
a Nicolás Copérnico, quien desde 1496, durante sus continuos viajes se reunía
con algunos de los astrónomos y matemáticos más importantes de la época.
una importancia para su movimiento: lo que se produce en el punto de partida del cuerpo (después de abandonarlo) no tiene la menor influencia en su comportamiento.”
38
Figura 3. Sistema copernicano.
FUENTE
El sietma copernicano sustenta la existencia del sol como centro del universo y a
su vez, la de los planetas girando alrededor del sol, en órbitas independientes.
La originalidad expuesta por Copérnico reside en el método que utiliza para su
razonamiento. Los astrónomos que situaban a la tierra en el centro del universo
tenían que recurrir a complejísimos sistemas de círculos que giraban en otros
círculos para poder explicar los movimientos de los planetas. Basta con atender a
las explicaciones ofrecidas anteriormente y al cuadro expuesto en páginas
anteriores para darse cuenta de la confusa teoría de Ptolomeo.
39
La astronomía ptolemaica se ocupaba solo de observar, medir, suponer, calcular y
predecir las posiciones de los planetas sin introducir explicaciones causales de
ninguna clase. El sistema que propone Copérnico cuenta con la ventaja de poder
explicar todos los movimientos de la luna, de los planetas y del sol de una manera
muy simple, lo cual no sólo representaba una mayor acogida en la gente, sino
mayor utilidad en cuanto al conocimiento que a partir de allí se podía inferir. Esto
hizo eco en una gran parte de la población intelectual, influenciada ya por las
constantes transformaciones inspiradoras de la época y sirvió de marco para
incorporar otra concepción del hombre y del mundo que lo rodeaba, permitiendo a
nivel científico una revaloración de los métodos utilizados para explicar la
naturaleza y sus fenómenos.
Una vez más la perspectiva general de la época cambiaba en torno al lugar y la
función del hombre en el mundo. Transformando la manera de pensar de las
personas y preparando el terreno para la llegada, un siglo después, de la filosofía
cartesiana con la cual toma fuerza la idea y el concepto del método moderno.
40
2. LA AURORA DE LA MODERNIDAD
"Demasiado vano es el pensamiento de quien cree
introducir una nueva filosofía por el hacho de reprobar a
este o aquel autor; primero es necesario aprender a
rehacer los cerebros de los hombres y a hacerlos
capaces de distinguir lo verdadero de lo falso...”
Galileo
Como se decía en páginas anteriores, los cambios en la historia no se producen
abruptamente, sino que implican periodos de transición. De manera que el paso
hacia la modernidad estuvo precedido por el renacimiento, el cual se caracterizó
por el florecimiento de las nuevas ideas y sobre todo por la confianza del hombre
en sus capacidades para explorar el mundo y sus fenómenos, que lo conduce al
descubrimiento de un nuevo método científico.
2.1 LA CRISIS DE LA ESPECULACIÓN MEDIEVAL Y LA NECESIDAD DE UN
NUEVO MÉTODO
La crisis de la Edad Media se dibujaba más claramente a medida que se
consolidaban los procesos de transformación intelectual desde el siglo XV. Con el
advenimiento del Renacimiento desplegado por las diferentes corrientes
Humanistas, el deterioro de la autoridad de la iglesia como consecuencia de la
reforma, y los nuevos avances en el campo de la astronomía, se augura la
41
transformación de un horizonte de pensamiento, que ha de convertirse en el fruto
de la modernidad.
El perfil de la iglesia y de la sociedad medieval torna nuevos visos y enfoca su
interés ahora en cosas nuevas y experiencias fructíferas. Por tanto, la mencionada
crisis de la escolástica alude principalmente al panorama de este cambio y se
refiere puntualmente a la opinión unánime compartida por los filósofos modernos
acerca de los problemas y límites del pensamiento tradicional y, en consecuencia,
a la necesidad de incorporar un nuevo método de conocimiento y pensamiento
benéficamente productivo en pro del desarrollo humano. Como se verá más
adelante, (en el desarrollo de este trabajo) este método cobró forma en el modelo
de las matemáticas y de su incorporación por parte de Descartes (aunque no fue
el único), al campo de la investigación.
El pensamiento trdicional, encabezado por Aristóteles y su sistema de silogismos
fue remplazado paulatinamente por el modelo de conocimiento propio de las
matemáticas. En 1612 Galileo publica un discurso acerca de las cosas que flotan
en el agua. Allí40 se muestran claramente dos maneras de entender la razón por la
cual un objeto como el hielo no se hunde en el agua. La primera de ellas la
proporciona Delle Colombe, y constituye una postura escolástica característica de
la filosofía de Aristóteles y de corte silogístico. La segunda la hace Galileo e
intenta explicar el fenómeno desde bases mas sólidas y científicas. Esta disputa
40 Tomado de MARY, J.P, Galileo, mensajero de las estrellas, Editorial. Aguilar Universal-ciencias, Madrid 1990, pp. 98,99. En: ZULUAGA , C.M. Spinoza y Descartes: Dos v ariantes del método en los inicios de la modernidad, Tesis de grado. Universidad De Los Andes, Bogotá 1992
42
entre estos dos personajes sirve de ejemplo para demostrar el interés de algunos
por sustituir el antiguo método escolástico.
La opinión que dio Delle Colombe fue la siguiente: “…si el hielo flota sobre el
agua es debido a que tiene forma de placa; esta forma particular del hielo es la
que la impide hundirse en el agua. Sin esta resistencia formal, el hielo caería al
fondo, ya que forma parte de los cuerpos pesados”. Delle Colombe propone una
explicación de sesgo aristotélico al deducir que la forma, en este caso una
cualidad del hielo, es la que impide su hundimiento y no pensaba en la posibilidad
de que existiera una relación entre el hielo y el agua que fuera la causa de que se
presentara el fenómeno; es decir, consideraba completamente distintos a los dos
cuerpos. Por su parte Galileo sostenía que debía existir una relación entre los dos
cuerpos que hacia imposible el hundimiento del hielo, y afirmaba: “…En principio
cabe resaltar que una placa de hielo a la que a la fuerza se la inmerge hasta el
fondo del agua, remonta a la superficie tan pronto como se la suelta; pese a que
en este caso la resistencia del agua debería empujarla hacia abajo. No, no es una
cuestión de resistencia ni de forma: una bola de hielo flotaría lo mismo que una
placa. Se trata simplemente de que el hielo es más ligero que el agua. Hay que
renunciar a la posición estab lecida por Aristóteles entre cuerpos pesados y
cuerpos ligeros. Las palabras ligero y pesado no existen más que en relación la
una con la otra. No están por una lado las cosas pesadas y las cosas ligeras.
Simplemente sucede que una cosa es más pesada que otra“. De esta manera
Galileo cuestionó una explicación basada en la cualidad de la cosa y respondió al
fenómeno mediante relaciones establecidas por el intelecto entre una y otra cosa,
logrando inferir que si se considera de manera a priori que un cuerpo es más
liviano que el hielo, éste debe flotar necesariamente en el agua. Un criterio de
43
verdad como éste, puesto en el sujeto que conoce a través de relaciones que
conceptualmente se forman en su entendimiento y que desarrolla lógicamente
partiendo de la teoría para mostrar su aplicabilidad en la experiencia, permitía
establecer un tipo de conocimiento normativo y no descriptivo como el
proporcionado por el silogístico, que solo consideraba la posibilidad de adecuación
entre el enunciado y la cosa (por ejemplo en el caso anterior en donde al hielo se
le atribuía su capacidad de flotar de acuerdo a la deducción que se hace a partir
de su forma). Un método de conocimiento como el puesto en práctica por Galileo,
basado en relaciones entre una cosa y otra, permitía inferir premisas con las
cuales se podían deducir y predecir los fenómenos, lo cual servia mucho para el
ideal de avanzar en el conocimiento.
2.2 UN AMBIENTE DE CAMBIO: EL IMPULSO DE LOS MODERNOS
El único medio para acabar con el antiguo método escolástico era ofrecer caminos
alternos frente a las posibilidades de conocimiento tradicional, sustituyendo las
creencias por demostraciones y a la contemplación por verdades indefectibles.
Pero esto resultaba una tarea difícil para el inquieto hombre envuelto en el tardío
período escolástico; de ahí que la nueva mentalidad positiva que trajo el siglo XV,
produjo el impulso que se necesitaba para cuestionar su propio mundo y su propia
existencia.
El renacimiento es pues, la aurora de la modernidad. No de repente ni desde sus
inicios, sino gracias a sus causas y más aún a sus consecuencias; a ese
44
manantial de ideas desbordantes que reclaman al hombre como centro y maravilla
de toda la creación; gracias a todo un ambiente de cambio.
El hombre, aburrido del rumbo medieval, prepara un largo viaje en busca de
nuevas experiencias y lugares inexplorados. Alentado por su optimismo y la
confianza en la investigación, que promete ser la puerta a todo lo desconocido, se
llena de confianza y decisión. Confía en su capacidad de razonar, de pensar y
analizar, abandona el dogma de la iglesia y la tradición. En su equipaje renuncia a
portar la Biblia y, aunque todavía cree en Dios, cuestiona el hecho de que la
verdad acerca de los portentos de la naturaleza se encuentre allí. Decide
remplazarlo por un libro que a partir de ahora tendrá que ser reescrito,
reexaminado y reorientado; el libro de la naturaleza redactado en gráficos,
números y perfectamente accesible gracias a la geometría y a la mecánica
moderna. Emprende su camino llevando a cuestas siglos de penumbre y
apaciguamiento espiritual. Se le ve ahora animado, tranquilo y confiado. Motivado
cada vez más por el legado de sus compañeros de viaje: Bacon, Galileo y
Descartes quienes le brindan una nueva manera de conocer el mundo que lo
rodea.
Así pues, la principal empresa que produjo el ánimo renacentista fue la creación
de una nueva ciencia que serviría a la postre de fundamento para el mundo de los
modernos, cuyo nacimiento se sitúa en la renovación de las pautas aristotélicas y
en el examen atento y sistemático de los fenómenos de la naturaleza.
45
El rasgo fundamental que enmarca este inédito conocimiento es la interpretación
racional de los hechos determinados y comprobados bajo el rigor de las
capacidades mentales.
Un nuevo método; es decir una nueva ciencia, era la esperanza de los modernos
de avanzar en el conocimiento, y a la vez el intento por fundarla debería contener
algunas ventajas del antiguo método silogístico y eliminar al máximo sus vacíos y
falencias41. Pero, ¿en qué consiste ese nuevo método? ¿qué implica la esencia de
su surgimiento y más aún, a quién puede atribuírsele su creación?
Sin duda, esto no puede ser respondido directamente sino más bien analizado e
inferido. Este documento contiene la tesis que se comparte muy a menudo entre
estudiosos de la filosofía, de que la transición a la modernidad se dio en el marco
de la filosofía del siglo XVII y en el ambiente de las matemáticas, con la mecánica
y la física de principios del mismo siglo. Sin embargo, lo anterior no quiere decir
que se haga únicamente de la historia del siglo XVII el marco general del
surgimiento del mundo moderno; antes bien, quien se haya percatado de lo
expuesto en líneas anteriores se dará cuenta del verdadero sentido de la
transición a la modernidad; es decir, de su verdadera esencia. Para que dicha
tesis se haga más puntual y precisa, es menester mostrar de qué manera la
matemática y la filosofía son precursoras de aquella transición.
41 Algunas cosas del antiguo método se mantuvieron. Por ejemplo su modo argumentativo que ofrecía mucho rigor exactitud, lo cual permitía seguir paso, a paso el desarrollo de un silogismo determinando su validez lógica.
46
Resulta claro que Descartes se presta como paradigma exacto de este proceso no
sólo por ser un filósofo destacado de la época, sino por una faceta de su vida a
menudo desconocida, o por lo menos, no tan conocida como su filosofía. Es decir,
su papel como matemático y más exactamente a su gusto por la geometría.
Hacia el final de éste trabajo se verá a un Descartes que conjuga la idea de un
mundo ordenado y regido bajo las leyes de la geometría y del modelo de las
matemáticas. A continuación se expone la manera como Bacon rechaza el antiguo
método silogístico y más adelante, después de analizar las consecuencias que en
el campo de la física produjo pensar de una manera diferente a la manera
escolástica, se verá el papel de Galileo en todo este proceso de transición.
2.2.1 Del Organon al Novum Organum. Luego del derrumbamiento de la
escolástica, el siglo XVII trajo consigo una nueva concepción que remplazaría la
que por muchos siglos fuera la dominante. A ese respecto se puede afirmar que
tres personajes ejercieron gran influencia en el desarrollo de esta concepción.
Estos son: Bacon, Descartes y Galileo.
Bacon, en cuanto es el primero que expone de manera sistemática el método
inductivo que tanto ha influido en el desarrollo de las ciencias naturales y quien
expuso exactamente su fundamento, su desarrollo y posibles ventajas. La principal
contribución a nivel científico de Bacon se encuentra en su metodología. Galileo,
por ser ante todo un hombre de ciencia cuyos descubrimientos fueron
fundamentales en el desarrollo tecnológico de saberes ulteriores y a quien se debe
gran parte de la fundamentación de la concepción científica de Newton. Y
Descartes por ser un gran filósofo y matemático con el que se inició una nueva
manera de hacer filosofía que caracterizó el pensamiento moderno, y quién tomó
47
la matemática como paradigma de conocimiento y advirtió la estructura racional y
mecánica de la naturaleza.
Son estos tres personajes algunos de los protagonistas de lo que se ha
caracterizado como la época moderna y de quienes se exponen (en este trabajo)
sus principales contribuciones en el proceso de construcción y consolidación de
una nueva concepción en el campo del actuar y el pensar humano, que remplazó
la antigua metodología escolástica.
Así, con respecto a Bacon, y con el fin de determinar la verdadera importancia que
tuvo el descubrimiento de una nueva vía de investigación científica, es necesario
analizar en que momentos él, expone sus ideas metodológicas. Al respecto es
importante anotar que, producido el derrumbamiento de la escolástica se
cambiaron por completo la concepciones de la Física y de la Metafísica
escolástica y también la Lógica aristotélica basada en el silogismo.
Esto porque en palabras del propio Bacon:
“…Cuando existe un saber sistemático elaborado, el silogismo desempeña un
papel fundamental. Pero al perder validez los principios generales de tal
sistema, cae la premisa mayor del silogismo y con ella toda posibilidad de
razonamiento silogístico. En un mundo que quiere echar a andar por nuevos
caminos, para nada sirve el silogismo; resulta infecundo por ser incapaz de
descubrir nuevas verdades” 42.
42 BACÓN F. Nov um Organum. Buenos Aires: Editorial Lozada. S.A., 1961. p. 11.
48
El Novum Organum, publicado en 1620 es una obra claramente contradictoria del
Organon de Aristóteles. Dicha crítica a la lógica aristotélica se hace evidente
cuando se expresa de ella de la siguiente forma: “…Así como las ciencias en el
estado en que hoy en día se encuentran, son inútiles para descubrir cosas nuevas,
así la lógica que hoy día se emplea es inútil para la invención científica” 43. Para
Bacon la antigua lógica: “…Sirve más para fijar y consolidar errores, fundados en
nociones vulgares, que para inquirir la verdad, de tal modo que es más perjudicial
que útil” 44.
Tanto para Bacon como para los demás pensadores modernos el fracaso del
antiguo método brindado en la escolástica se debió a la nula productividad en
cuanto a la adquisición de nuevos conocimientos lo que resulta contradictorio al
juzgar la cantidad de libros que acerca del conocimiento se dieron a conocer en la
edad media. Para Bacon, el hombre necesitaba una herramienta o un método
capaz de procurar verdades indudables, acerca de lo que percibía a su alrededor y
que su ánimo por conocer lo obligaba a cuestionar. Según él, la ciencia que
predominó en periodos anteriores y los conocimientos adquiridos a partir de ella,
no eran confiables, ya que sostenía que provenían más del azar que del desarrollo
mismo de la ciencia: “…las ciencias que por ahora poseemos no son otra cosa
que disposiciones y arreglos de cosas encontradas antes; no métodos de
invención ni fórmulas para nuevas producciones” 45; además aseguraba que la
raíz y la causa de todos los males de las ciencias consistía en que: “…mientras
43 BACÓN F. Nov um Organum. Buenos Aires: Editorial Lozada. S.A., 1961. p 75 Af orismo XI. 44 Ibid. p. 75. Aforismo XII. 45 Ibid. p. 74 Af orismo XVIII.
49
que admiramos y ensalzamos sin razón las fuerzas de la mente humana, no le
procuramos los auxilios apropiados”46. Es claro en esta parte, que el auxilio que
necesitaba la ciencia, era la metodología que él pretendía instaurar.
De esta manera, la importancia que dio Bacon al descubrimiento de un nuevo
método radicaba en la esperanza de librar a la ciencia de la bruma de un pseudo-
conocimiento, ya que no consideraba los conocimientos anteriormente adquiridos,
como producto de un esfuerzo analítico y metodológico a partir de leyes
establecidas, sino como conocimientos que brotaban casualmente; sin un interés
metodológico a priori en la mente de quien se interesaba por descubrir algo.
Bacon intentaba mediante el abandono de la tradición, reorientar el papel de la
ciencia para buscar la manera adecuada de descubrir progresivamente los
misterios de la naturaleza.
La principal virtud que Bacon encontraba en la aplicación de un nuevo método era
la adquisición y el aumento de nuevos conocimientos con un fin productivo en el
campo de la acción y la praxis humana47. En efecto, la suma de conocimiento
hacia creer a Bacon en la posibilidad de dominar la naturaleza y por tal motivo de
incrementar el poderío del hombre sobre todo su entorno. Es por esto que
afirmaba que:
46 Ibid. P. 74 Aforismo IX.. 47 Ibid. p. 16. “Otra dif erencia radical entre los escolástas y los modernos como Bacon, era que mientras estos últimos procuraban un incremento del conocimiento bajo una concepción pragmática, los escolástas y los filósof os mediev ales bajo la influencia de las doctrinas de Aristóteles, asignaban al conocimiento validez al conocimiento en si mismo. Para el Estagirita, el más alto ideal del hombre radicaba en la mera contemplación y en el conocimiento de Dios. En poco difería la concepción del medioevo. Bacon acusa de inf ecundidad a tales doctrinas y a la ciencia que de ellas surge. Dice que dicho saber es inf ecundo como las monjas consagradas a Dios.”
50
“…A su vez hay otra causa grande y poderosa de por qué las ciencias hayan
hecho tan pocos progresos. Y esta es: que no se puede avanzar en línea
recta en una carrera cuando la misma meta no se ha colocado y fijado
claramente. Ahora bien, la meta verdadera y legítima de las ciencias no es
otra que la de dotar a la vida humana de nuevos inventos y recursos” 48.
El método debería convertirse en el principal instrumento puesto al servicio de
quien conoce, con el fin de determinar las causas de los fenómenos que
acontecen en la naturaleza, lo que llevaría al dominio total y al progreso paulatino
del hombre. Por tal razón decía:
“…Ciencia y poder humanos coinciden en una misma cosa, puesto que la
ignorancia del efecto defrauda el efecto. A la naturaleza no se la vence sino
obedeciéndola y lo que en la observación es como causa, es como regla en la
práctica.” 49
El criterio de utilidad científica inmerso en el discurso baconiano se convirtió en
uno de los principales alcances de su sistema, hasta el punto de ser considerado
por muchos como fundamento de la verdad científica. Pues el nuevo método se
vio regido por dicho criterio y la utilidad de la ciencia residió en la posibilidad de
conocer las causas y los efectos de los fenómenos de la naturaleza. No obstante
no hay que entender la defensa por parte de Bacon hacia el utilitarismo como un
juzgamiento de los descubrimientos científicos en virtud de su posible aplicación
48 Ibid. p. 122 Aforismo LXXXI. 49 Ibid. p. 72 Aforismo III
51
inmediata. Según el propio Bacon ese tipo de utilitarismo solo se encuentra en la
mente del vulgo y, ni para él ni para los pragmatistas contemporáneos se ha de
interpretar la utilidad de los descubrimientos científicos en tal sentido. El
fundamento inmerso en el pragmatismo baconiano reposa en la base del
conocimiento como finalidad del procedimiento científico y no en cada
descubrimiento particular de la ciencia50.
El novedoso método expuesto por Bacon es conocido como inducción, pero no
solo erróneo sino injusto sería sostener que Bacon fue el creador del método
inductivo. En efecto, este método fue utilizado por los primeros filósofos griegos,
pero Bacon ve en la inducción de los antiguos solo una suerte de "anticipación" de
la Naturaleza.51 El nuevo tipo de inducción supone escapar de los axiomas
sensoriales y de los hechos particulares, para llegar a principios más generales.
Esta opción es mucho más lenta y progresiva y vale para establecer los principios
que rigen la Naturaleza. Partiendo de la idea de la observación atenta de hechos
particulares se entiende que en la experiencia tienen su origen todos nuestros
posibles conocimientos y que es allí en donde reposa la validez de las inferencias
de quien desee revelar los secretos de la naturaleza. A partir de la experiencia se
lograría una suerte de colección de fenómenos que permitirían, mediante la
exclusión legítima y la eliminación de los hechos que convengan, deducir la
conclusión en virtud de los que se admitan. De esta manera, por medio de la 50 Ibid. p. 16 51 Ibid. p. 77. Aforismo XIX. “No hay ni puede haber más que dos caminos para indagar y descubrir la v erdad. El uno parte v olando de los sentidos y de los hechos particulares a los axiomas más generales, y partiendo de estos principios y de lo que cree v erdad inmutable en ellos, procede a la discusión y descubrimiento de los axiomas medios (y este es el camino en uso). El otro hace salir los axiomas de los sentidos y de los hechos particulares elev ándose continua y progresiv amente para llegar, en último lugar, a los principios más generales; este es el camino v erdadero pero todavía no probado.” Ver también: cita 26
52
inducción se podrían establecer nuevos axiomas y se alcanzaría la definición de
las nociones, tal y como lo explica a continuación:
“…Mientras que la inducción que ha de ser útil para el descubrimiento y
demostración de las ciencias y de las artes, debe analizar la naturaleza por las
debidas eliminaciones y exclusiones; y luego, tras un número suficiente de
negativas, concluir sobre hechos afirmativos, lo cual no se ha hecho hasta
ahora (…) y se ha de hacer uso de esta inducción no solo para el
descubrimiento de los axiomas, sino también para la definición de las
nociones. Y en verdad que en esta inducción está puesta nuestra mejor
esperanza” 52.
El dar razón de los fenómenos que acontecían en la naturaleza, constituía para
Bacon un novedoso objetivo en cuanto el conocimiento humano. Para Bacon era
posible mediante su metodología propuesta, es decir mediante la inducción,
proceder de manera sistemática, sin correr el riesgo de caer en el error, ya que en
virtud del análisis siempre ordenado y coherente de las causas y los efectos de los
fenómenos, era posible avanzar en el conocimiento de los mismos. Así pues, el
progreso humano estaría asegurado mediante el aprovechamiento del
conocimiento adquirido por el método que regiría todos los análisis científicos. La
necesidad de incorporar ese nuevo método a la ciencia, respondería a las
exigencias del hombre moderno deseoso de encontrar en lo nuevo un principio de
utilidad benéfico para su desarrollo.
52 Ibid. p. 147. Af orismo CV
53
3. FUNDAMENTACIÓN DE LAS LEYES DEL MOVIMIENTO
El descubrimiento de nuevas leyes del movimiento tuvo su repercusión no sólo
sobre la física, sino sobre el pensamiento filosófico de la época porque lo dotó de
una nueva concepción del mundo y del universo, que impulsó aun más al hombre
medieval a abandonar las viejas concepciones clásicas a cerca del cosmos y por
tanto a dejar atrás los viejos métodos de conocimiento y a estudiar la naturaleza
desde una concepción nueva y moderna. Es así como se produce el cambio de la
física aristotélica a la física moderna.
3.1 LA FÍSICA ARISTOTÉLICA Y LA FÍSICA MODERNA
La física moderna; es decir, la que tuvo sus orígenes en la mente de Galileo,
estudia en primera instancia el movimiento de los cuerpos, y tiene en la ley de la
inercia su principio fundamental. El principio de la inercia mantiene la idea de que
un cuerpo abandonado a sí mismo permanece en un estado de reposo o
movimiento tanto tiempo como este estado no esté sometido a la acción de una
fuerza exterior cualquiera que ésta sea. Dicho de otra manera:“Un cuerpo en
reposo permanecerá eternamente en reposo a menos que sea puesto en
movimiento. Y un cuerpo en movimiento continuará moviéndose y se mantendrá
en su movimiento rectilíneo y uniforme hasta que alguna fuerza exterior le impida
hacerlo“53.
53 Op Cit. KOYRÉ A. Estudios de historia del pensamiento científ ico. p. 181.
54
Este principio de la inercia de los cuerpos aparece de una manera tan clara y
evidente que jamás podría cuestionarse su validez. Sin embargo, en tiempos
anteriores a Galileo y Descartes es decir, en tiempos medievales, habría sido falso
y parecería un disparate.
Es por eso que Koyré dice que:
“…Este hecho no puede ser explicado más que si admitimos o reconocemos
que todas estas nociones “claras” y “simples” que forman la base de la ciencia
moderna no son “claras” y “simples per se e in se, sino en la medida en que
forman parte de un conjunto de conceptos y axiomas fuera del cual ya no son
en absoluto “simples“ 54.
No obstante, hoy en día el hombre está tan acostumbrado a la utilización de las
matemáticas y de su función en el estudio de la naturaleza, que requiere mucho
esfuerzo el darse cuenta del valor y la osadía que implicaba proponer
fundamentos totalmente nuevos de una ciencia natural y física igualmente
innovadora. La costumbre de los números y de las formas mensurables impiden
hacer justicia a la afirmación de Galileo de que el libro de la naturaleza estaba
escrito en caracteres geométricos.
Además de Galileo, otro astrónomo de la época intentaba dar cuenta del orden del
universo y del movimiento de la Tierra (lo que representaba una nueva concepción
54 Ibid P 182
55
de las leyes de la física). Este fue Nicolás Oresme55, quien sugiró nuevos sistemas
matemáticos para ésto.
Mediante las representaciones de Oresme y Galileo, se relaciona un movimiento
uniformemente acelerado o desacelerado con otro movimiento uniforme y con la
velocidad promedio de la anterior. Oresme representa los tiempos en la línea
horizontal ADB y las velocidades por la línea perpendicular AFC. La velocidad
media sería F y las áreas iguales del triángulo ABC y del rectángulo AFGB
representan los espacios correspondientes a los movimientos en cuestión.56
Figura 4. Apreciación geométrica de las leyes del movimiento en el siglo
XVI.
GALILEO ORESME
55 (1325 –1382). Matemático f rancés autor de una extensa obra científica sobre matemáticas y astronomía. Llev ó a cabo numerosas traducciones críticas de las obras de Aristóteles. Aplicó el cálculo de proporciones y la geometría al estudio del movimiento. 56 Op. Cit. La Reconstrucción Clásica del Saber: Copérnico – Galileo – Descartes, Medellín: Editorial Univ ersidad de Antioquia, 1993. p. 132-133.
56
FUENTE
Nicolás Oresme indicó en sus cuestiones acerca de los elementos de Euclides que
las distancias recorridas en intervalos iguales sucesivos de un movimiento
uniformemente disforme guardan entre sí la relación 1-3-5... es decir, la serie de
los números impares comenzando por 1.
Tanto las representaciones de Oresme como las de Galileo consiguen mostrar que
los espacios se suceden en la relación mencionada. Galileo representa el tiempo
por la línea AO y los tiempos así: en el tiempo AC un rectángulo, en el tiempo CI 3
rectángulos... Oresme representa los espacios por triángulos, así: en el tiempo BD
un triángulo BED, en el tiempo BA 3 triángulos comprendidos en DECA, y así
sucesivamente al prolongar la línea BEC que representa el movimiento
acelerado.57
57 Las representaciones de Oresme son tomadas de: CROMBIE y WARTOFSKY, y las de Galileo de su Diálogo sobre dos ciencias nuev as. En Ibid pp. 133, 134.
57
Figura 5. Apreciación geométrica de las leyes del movimiento en el siglo
XVI.
GALILEO ORESME
FUENTE:
Lo que menos interesa aquí es comprender cada uno de estos postulados de
manera justa. Estas representaciones independientemente de su exactitud y
complejidad, demuestran cómo para galileo y Oresmes existía una relación
geométrica entre el movimiento de los planetas y las leyes de la física. Estos
intentos por demostrar geométricamente las leyes del movimiento, muestran el
interés de la época por explicar matemáticamente los fenómenos de la naturaleza.
58
Otro ejemplo de la intención de Galileo de reproducir matemáticamente los
fenómenos de la naturaleza la encontramos en el siguiente texto, donde se
pretende establecer una diferencia entre las formas de entender de los hombres:
“… Conviene recurrir a una distinción filosófica, diciendo que el entender
puede tomarse de dos modos, es decir, intensive o b ien extensive, y
que extensive, esto es en cuanto a la multitud de los inteligib les, que
son infinitos, el entender humano es como nulo, aunque este entendiese
mil proposiciones, porque mil, respecto a la infinitud, es como cero; pero
tomando el entender intensive, en cuanto al término indica entender
intensivamente, es decir, perfectamente alguna proposición, digo que el
entendimiento humano puede entender algunas tan perfectamente, y
tiene de ellas tan absoluta certeza, cuanta tiene la naturaleza misma; y
tales son las ciencias matemáticas puras, esto es la geometría y la
aritmética, de las cuales el intelecto divino sabe infinitas proporciones de
más, porque las sabe todas; pero de las pocas entendidas por el
intelecto humano, creo que el conocimiento iguale al divino en la certeza
objetiva, pues llega a comprender su necesidad sobre la cual no parece
que pueda haber seguridad mayor” 58.
El papel de la matemática era tan importante para Galileo en tanto que una
demostración matemática se contrapone a la experiencia de los sentidos y
representa una experiencia de la razón. Para Galileo la comprensión de la
58 Tomado textualmente del artículo de Hernández Carlos A. Galileo Galilei, Opere, G. Barbera, Firenze, 1984, Vol. VII, pp. 128, 129, en: GUTIERREZ, Carlos B. El trabajo f ilosóf ico de hoy en el continente. Bogotá: Ed. ABC Ltda. 1995 p. 630
59
demostración no es solo algo que permite al espíritu intuir la experiencia posible
de la contemplación de la verdad, es la experiencia de la verdad misma.
“Intensivamente” la demostración es completa, perfecta.59 Gracias a la mate
matización de la naturaleza por medio de la demostración, es posible enfrentar la
filosofía de Aristóteles con una filosofía natural matemática a la que no le interesa
explicar la generalidad de los fenómenos, y que tiene como objetivo una tarea que
será siempre inacabada pero que ofrece seguridad absoluta en el espacio de su
acción. La nueva filosofía natural se ocupa de la develación universal en un
campo restringido de fenómenos, pero sus pocas verdades, sus pocas
demostraciones, son luminosas y perfectas.60
La complejidad que en la edad media encerraban este tipo de aserciones
innovadoras se hace evidente, pues el descubrimiento de aquellas cosas tan
claras para nosotros, como por ejemplo las leyes del movimiento, representaron
de acuerdo con Koyré, un esfuerzo considerable de entendimiento en otras
épocas: "…Es que ellos no tenían que describ ir o estab lecer estas leyes simples y
evidentes, sino que tenían que crear y construir el marco mismo que haría posible
estos descubrimientos“61 .
En efecto, el acierto que se puede atribuir a los filósofos de la modernidad radica
en hacer posible este tipo de pensamiento. Su logro implicó reformular el intelecto
además de dotarlo con una gran variedad de conceptos nuevos, transformaron
una concepción acerca de la naturaleza en otra completamente nueva y moderna;
59 Ibid p. 630 60 Ibid p. 631 61 Op Cit. KOYRÉ A. Estudios de historia del pensamiento científ ico.. p.182.
60
es decir, fomentaron una nueva filosofía natural gracias a la matematización de la
naturaleza.
La idea de una física y una nueva ciencia implicaba un abandono total de las
concepciones clásicas acerca del cosmos y del universo como una unidad
cualitativamente determinada y jerárquicamente ordenada en el que las partes
que lo componen (el cielo y la tierra) están sujetas a leyes diferentes. Esta idea no
sólo se transformó, sino que se reformó desde sus inicios gracias a lo avances de
la astronomía y a la labor de Galileo.
Las diferencias entre la física de Aristóteles y la física moderna ya empiezan a
parecernos evidentes. Sin embargo, no basta con afirmar superficialmente tales
diferencias, sino que para alcanzar un mejor entendimiento acerca de ellas habrá
que explorar un poco más allá en los fundamentos de cada una. Para este
propósito Alexadre Koyré provee un buen análisis sobre este tema.
Retomando el principio de la inercia, sobre el cual ya hay claridad, Koyré empieza
su análisis afirmando que en la ciencia moderna, el espacio se identifica con el de
la geometría y el movimiento es considerado como una traslación puramente
geométrica de un punto a otro. Por esto, el movimiento no afecta de ningún modo
al cuerpo que se encuentra provisto de él: "El hecho de estar en movimiento o en
reposo no produce modificación alguna en el cuerpo, esté en movimiento o en
reposo, siempre es idéntico a sí mismo. Como tal es absolutamente indiferente a
61
los dos. Por ello, somos incapaces de atribuir el movimiento a un cuerpo
determinado tomado en sí mismo“62.
Sólo se habla de un cuerpo en movimiento cuando se puede hacer referencia a
otro que a la vez está en reposo; es decir, a otro objeto que se supone se
encuentra en reposo. Por eso se puede atribuir movimiento a uno o a otro de los
dos cuerpos de manera relativa.
De igual manera que el movimiento no afecta al cuerpo que lo posee, el
movimiento dado no ejerce ninguna influencia en los otros movimientos que el
cuerpo en cuestión pudiera realizar al mismo tiempo. De esta manera un cuerpo
puede tener un número indeterminado de movimientos combinados sugún leyes
puramente geométricas, y, al contrario, cualquier movimiento dado puede
descomponerse según estas mismas leyes en un número indeterminado de
movimientos que lo componen.
Por otra parte, el movimiento se considera sin embargo, como un estado y el
reposo también como otro estado muy opuesto al primero. Por tal motivo hay que
agregar una fuerza para alterar el estado de movimiento de un cuerpo al de
reposo, y viceversa. Resulta que un cuerpo en estado de movimiento se quedará
indefinidamente ejerciendo ese movimiento, de la misma manera que un cuerpo
en reposo persiste en su reposo, y no se necesitará de una fuerza para
mantenerlo en su movimiento uniforme y rectilíneo, como tampoco se necesitará
para mantenerlo inmóvil o en reposo.
62 Ibid. p. 183.
62
“…El principio de la inercia presupone: a) la posib ilidad de aislar un cuerpo
dado de todo su entorno físico, y considerarlo como algo que se realiza
simplemente en el espacio; b) la concepción del espacio que le identifica con
el espacio homogéneo infinito de la geometría euclidiana, y c) una concepción
del movimiento y del reposo que los considera como estados y los coloca en
el mismo nivel ontológico del ser. “63
Sólamente a partir de estas premisas el principio de inercia parece evidente. Por
tal motivo no era extraño que estas concepciones fueran difíciles de admitir por
parte de los predecesores de Galileo. Para ellos y sus contemporáneos
aristotélicos la idea del movimiento como un estado relativo, persistente y
sustancial era tan absurda como contradictoria; de la misma manera que a
nosotros nos parecen las formas sustanciales proclamadas en la escolástica. Por
eso Koyré comenta:
No es de extrañar que Galileo haya tenido que realizar grandes esfuerzos
antes de haber logrado formar esta concepción y que grandes genios como
Bruno e incluso Kepler no lograran alcanzar esta meta. Realmente, incluso en
nuestros dias la concepción que describimos no es fácil de captar. El sentido
común es – y lo ha sido siempre – medieval y aristotélico64.
Koyré también analiza la concepción pregalileana aristotélica del movimiento y
del espacio para dar cuenta de algunos rasgos característicos que la oponen a la
física moderna.
63 Ibid. p. 184. 64 Ibid p. 184
63
La física de Aristóteles estuvo basada en la percepción sensible, y por tal motivo
era expresamente antimatemática; esto, por objetar la sustitución de hechos
cualitativamente determinados por la experiencia y el sentido común, por una
abstracción geométrica. La fisica aristotélica se niega la posibilidad de una física
matemática basada en: "…a) una heterogeneidad de los conceptos matemáticos
con los datos de la experiencia sensible; b) en la incapacidad de las matemáticas
para explicar la cualidad y deducir el movimiento. No hay ni cualidad ni
movimiento en el reino intemporal de las figuras y de los números.“ 65
La física aristotélica consideraba al movimiento como una especie de proceso de
cambio, opuesto al reposo, "...que aún siendo el fin y la meta del movimiento
debe ser reconocido como un estado66. La doctrina aristotélica suponía que todo
movimiento es un cambio, una actualización o corrupción, y que en
consecuencia, el cuerpo en movimiento no sólo cambia con relación a otros
cuerpos, sino que a la vez, el mismo está en un proceso de cambio. Por lo
anterior el movimiento siempre afecta al cuerpo que está en movimiento y por
consiguiente si el cuerpo está provisto de varios movimientos, éstos se
entorpecen y se obstaculizan.
Por otra parte la física aristotélica no contempla la posibilidad de identificar el
espacio concreto de su universo finito y bien ordenado con el espacio de la
geometría, de igual manera que no admite la posibilidad de aislar un cuerpo de su
entorno físico.
65 Ibíd. P 184 66 Ibid p 185
64
Los problemas de la física eran tratados necesariamente teniendo en cuenta el
orden establecido del mundo, considerando la posición natural del ser a la que un
determinado cuerpo debía pertenecer dentro de la naturaleza. De otro lado, era
imposible someter esos ámbitos de la naturaleza a las mismas leyes del
movimiento.
Las leyes lógicas del aristotelismo acerca del movimiento y de los cuerpos
afirmaban que los cuerpos terrestres se movían en línea recta, que los cuerpos
celestes se movían en círculos ( tal y como lo concebía Ptolomeo), que los
cuerpos pesados descienden y que los livianos tienden a subir o a elevarse.
Estas pautas de movimiento eran naturales y pensaban como contradictorio el
hecho de que un cuerpo pesado tienda a elevarse y que uno liviano tienda a caer.
Para los aristotélicos sólo violentamente había forma de que esto sucediera y de
efectuar otro tipo de movimientos no acordes con su lógica.
“ Está claro que (...) el movimiento, considerado como un proceso de cambio
(y no como un estado) no puede prolongarse espontánea y
automáticamente, que exige, para persistir, la acción continua de un motor o
de una causa y que se detiene de golpe desde el momento en que esta
acción cesa de ejercerse sobre el cuerpo en movimiento, es decir, desde el
momento en que el cuerpo en cuestión es separado de su motor (...) se
deduce que, como es evidente, el tipo de movimiento postulado por el
principio de inercia es totalmente imposib le e incluso contradictorio”67.
67 Ibid p. 186
65
De la misma manera que se aprecia la diferencia entre la física de Aristóteles y la
moderna a partir del ejemplo que he tomado aquí, a saber, el principio de inercia,
los enunciados que hacen parte de la física moderna acerca de las leyes del
movimiento, jugaron un papel definitivo en el cambio de concepción del cosmos y
del universo imperante en la edad media. Los argumentos aristotélicos y
ptolemaicos acerca del por qué la tierra era incapaz de moverse, se pueden
entender mejor ya que se han visto sus posiciones acerca del movimiento y de
las leyes que lo rigen.
Si la tierra se moviera, su movimiento afectaría a todos los fenómenos que se
manifiestan en su superficie de dos maneras diferentes. Primero, la velocidad de
ese movimiento a manera de rotación tendría una fuerza centrífuga de tal
amplitud, que en consecuencia los cuerpos no unidos a la tierra serían lanzados
despavoridamente hacia el espacio. Segundo, este movimiento rotativo implicaría
que una vez lanzado verticalmente un cuerpo que no estuviera ligado a la tierra,
se quedaría atrás con respecto al movimiento de la tierra; por ejemplo, una piedra
lanzada desde lo alto de una torre nunca caería a su lado (al de la torre), y si la
misma piedra fuera lanzada verticalmente hacia arriba, nunca caería en el lugar
desde donde en principio fue lanzada, debido a que en su trayecto hacia arriba y
el tiempo que tarda en caer de su vuelo, este lugar habría sido rápidamente
remplazado por otro y la piedra caería en este último.68
Hoy en día este argumento resulta algo inocente, pero es tan justo desde el punto
de vista de la física aristotélica, que incluso bajo la base de esta física es
irrefutab le. Para destruir dicho argumento se acudió justamente del concepto de 68 Ibid p. 187
66
movimiento de Galileo que reconstruye todo el sistema y que desarrolla otra
concepción acerca de este concepto. Ciertamente se habla de Galileo en estos
términos, pero el desarrollo de todo su esquema formal acerca del espacio y del
movimiento sólo tomó forma a partir de los análisis que de la física aristotélica
harían personajes como Copérnico y Kepler, quienes trataron de reformular el
sistema de Ptolomeo69 .
Sea cual sea el camino de reconstrucción de las doctrinas aristotélicas acerca del
movimiento, es con Galileo con quien se perciben más claramente las diferencias
entre los postulados de la fìsica medieval aristotélica; y la física moderna o
galileica. Además se conoce a Galileo como el jerarquizador matemático de la
naturaleza y pionero de la adaptación de los fenómenos de la misma, como el
movimiento, al reino de los números70.
69 Ibid. p. 188. Los razonamientos de Copérnico aplican las ley es de la mecánica celeste a los fenómenos terrestres, un paso que implícitamente anunció el abandono de la vieja div isión cualitativa del cosmos en dos mundos diferentes. Además Copérnico explica el tray ecto aparentemente rectilíneo (auque realmente describa una curv a) del cuerpo en caída libre por su participación en el mov imiento de la tierra¿ al ser este mov imiento común a la tierra, a los cuerpos y a nosotros mismos, para nosotros es “como si no existiera”. Los argumentos de Copérnico están basados en una concepción mítica de la naturaleza común de la tierra y de las cosas terrestres. La ciencia posterior deberá apoy arse en la relativ idad física y no óptica del mov imiento. Todo esto es imposible sobre la base de la filosofía aristotélica del movimiento y exige la adopción de otra f ilosofía “El libro de la naturaleza está escrito en caracteres geométricos, la física nueva, la de Galileo, es una geometría del mov imiento, del mismo modo que la física de su v erdadero maestro, el divus Archimedes, era una física del reposo” 70Ibid. p. 195. “ El mov imiento está subordinado a los números; incluso el más grande de los antiguos platónicos, Arquímedes el superhombre, lo ignoraba y fue a Galileo Galilei, <<este maravilloso inv estigador de la naturaleza>> a quien le correspondió descubrirlo”.
67
El espíritu científico moderno en la investigación científica, iniciado por Galileo
adquiere su caracteristica más importante en la matematización de la naturaleza
con análisis experimental.
Según Galileo, cuando se quiere observar la naturaleza y explorarla a fondo, no
se deben adelantar verdades sin antes hacer una serie repetida, consiente y
analítica de las experiencias y de análisis matemáticos que ofrezcan pruebas
realmente comprobables de aquello que nuestras hipótesis plantean. Dichas
hipótesis no necesariamente tienen que partir de la observacion, sino que
también podrían partir de la imaginación, pero para demostrarlas hay que
confrontarlas con la realidad de lo hechos. Sin embargo Galileo era conciente de
que no bastaba con la experiencia, había que formular preguntas acerca de lo
que se quería saber de la naturaleza y la efectividad de las respuestas
obtenidadas dependía del analisis matemático con que se efectuara dicho
procedimiento. El analisis matemático, la reflexión y la argumentación crítica
permanente debían conducir siempre, en la opinión de Galileo, hacia la verdad
tratando de eliminar al máximo los posibles errores.
68
4. DEL LENTE DE GALILEO A LAS COORDENADAS CARTESIANAS
" Dios puso la naturaleza al servicio del hombre,
Descartes dijo cómo. "
Si fue Galileo el precursor del pensamiento científico moderno, Descartes será el
precursor de la filosofía moderna, como se analiza a continuación.
4.1 EL SURGIMIENTO DE LA MODERNIDAD A PARTIR DE LA CONCEPCIÓN
CARTESIANA DE LA CIENCIA Y DEL MÉTODO
En el año de 1629, después de radicarse en Holanda, Descartes abandona el
proyecto analítico que había emprendido un año antes en las Reglas para la
dirección del espíritu y decide emprender otro distinto de orden “sintético-
metafísico“ de los cuales podemos dar cuenta en el Discurso del método y en las
Meditaciones metafísicas.
Gracias al convencimiento por parte de Galileo de que el mundo tenía una
estructura matemática, Descartes puede recoger dichas afirmaciones y llevarlas
hasta sus últimas consecuencias. Es Descartes quien percibe claramente la
crisis teórica de su época y quien comprende más profundamente el alcance y las
implicaciones epistemológicas que conlleva el surgimiento de una nueva ciencia.
Es él quien logra la reconstitución de las condiciones del saber después de haber
69
cambiado la forma de preguntar y de explicar los fenómenos de la naturaleza
cuando la necesidad de otro tipo de caracterizaciòn del intelecto se hace
inminente.
Descartes formuló una fuerte crítica a todos los saberes de su tiempo, a la lógica,
a la filosofía, e incluso a las matemáticas a pesar de ser esta la ciencia que
menos desconfianza le inspiraba, pues se oponía a verla convertida simplemente
en fórmulas para aplicaciones mecánicas. Descartes cuestiona todo cuanto le
han enseñado sus maestros y descubre que la incertidumbre que generan las
opiniones no puede conducir más allá que a contradicciones. Por este motivo
decide dedicarse a buscar la verdad por su propia cuenta embarcándose en un
proyecto de reforma intelectual radical que originó una transformación profunda
de la filosofía que desacreditó el escolasticismo. La búsqueda de un nuevo
método, era para Descartes, al igual que para Bacon, el motor de todas sus
indagaciones, lo cual supone una reacción en contra del silogismo. Para
Descartes el silogismo tampoco es la herramienta apropiada para conseguir un
verdadero conocimiento, pues por su medio solo establecemos una verdad a
través del entrelazamiento de dos premisas independientes gracias a un término
común a las dos, de las cuales no podemos tener certeza alguna; comprobar las
premisas equivaldría a interpretarlas solo como conclusiones, es decir, como
resultado de otras premisas entrelazadas de las que de igual manera no
tendríamos constancia. Así pues, el silogismo solo crea la incertidumbre en la
medida en que al tener por verdadero algo, únicamente nos mostraría una
incesante serie de presupuestos que dista mucho de la certeza y la verdad que
se pretendería encontrar. Descartes consideraba que el silogismo es inservible a
70
la hora de descubrir nuevas verdades y solo es útil para exhibir verdades
previamente logradas.
“es preciso advertir que los dialécticos no pueden formar según sus reglas ningún
silogismo cuya conclusión sea verdadera si no cuentan antes con la materia del
mismo, esto es, si no conocen previamente la verdad que deducen por ese
medio”71.
La forma silogística, concluye Descartes, refiriéndose a los escolastas, no les
enseña nada nuevo y es completamente inútil para los que quieren investigar la
verdad de las cosas, sirviendo sólo para exponer con mayor facilidad a los demás
las razones ya conocidas72
Por otra parte, en el Discurso del Método (1637), tal vez su obra más conocida,
expone la síntesis del método que conducirá todas sus investigaciones y en
donde finalmente deduce y construye su física a partir de principios de carácter
metafísico. El objetivo principal cartesiano radica en redefinir el juicio y distinguir
lo verdadero de lo falso para formar y componer juicios sólidos acerca de las más
variadas cuestiones y para guiar a la razón, o el buen sentido, hacia el
descubrimiento sistemático de la verdad y la eliminación del error.. Es por eso
que en su Discurso del Método dice:
71 DESCARTES R. Reglas para la dirección del espíritu, regla X. En Obras escogidas. Buenos Aires: Editorial Charcas, 1980. p. 76 72 Ibid. p.76
71
“…El buen sentido es la cosa mejor repartida del mundo, ya que cada uno
estima estar tan b ien provisto que hasta los que son los más difíciles de
satisfacer en cualquier otra cosa, no suelen ambicionar por lo general más del
que poseen. Al opinar de este modo no es verosímil que todos se equivoquen;
más bien esto parece testimoniar que la capacidad de juzgar correctamente y
de distinguir lo verdadero de lo falso, que es lo que propiamente se etiende
por razón, es por naturaleza igual en todos los hombres. Según esto, la
diversidad de nuestras opiniones no se origina porque unos hombres posean
más razón que otros, sino que proviene solamente del hecho de que
conducimos nuestras reflexiones por distintas vías y no examinamos
atentamente las mismas cosas. No es sufisiente, pues, poseer un buen
ingenio sino que lo principal es aplicarlo correctamente. “ 73.
También en el Discurso, Descartes reduce los innumerables principios de la
lógica tradicional a sólamente cuatro máximas, las que se suele conocer como
“Las Reglas del Método“ y que e l mismo expone de la siguiente manera: "Del
gran número de preceptos que encierra la lógica, creí que me bastarían los cuatro
siguientes, supuesto que tomase una firme y constante resolución de no dejar de
observarlos una vez siquiera“74.
Estas reglas son las siguientes:
1)Regla de evidencia: consiste en no proponer una cosa como verdadera si
antes no se ha conocido su evidencia. Esta evidencia debía conducirlo a
evitar la precipitación; es decir, a la prevención, admitiendo únicamente
73 Op. Cit. Discurso del Método. pp. 3,4 74 Ibid p 15
72
aquello que se presentara tan clara y distintamente a su espíritu, que no
tuviera motivo alguno para cuestionarlo y ponerlo en duda75
2) Regla de la división: Descartes exigía dividir cada uno de los problemas
en tantas partes como fuera posible y necesario para facilitar su solución76.
3) Regla del orden: consiste en la necesidad de conducir todos los
pensamientos de forma ordenada, así sea suponiendo orden allí donde no lo
hay. Así podría ir de los más simples a los más complejos77.
4) Regla de la síntesis: esta regla exige hacer revisiones amplias y
frecuentes con el fin de no pasar nada por alto y para estar seguros de no
haber omitido nada78.
La legitimidad de las reglas cartesianas en cuanto revolucionarias se debe a que
ellas postulaban en su época la idea de que es el sujeto humano el que construye
la verdad sobre el mundo y por lo tanto está en la obligación de desarrollar su
trabajo metódicamente, para ofrecer fundamentos que hagan aceptebles todas
las verdades descubiertas. Dicha fundamentación es la misma que busca
Descartes cuando aplica estas reglas a los saberes tradicionales con el fin de
entrever si son saberes firmes o, en caso contrario, saberes dudosos. La
reformulación del cartesianismo no tiene como objetivo la transformación de la
moral, sino de la filosofía, donde la diversidad y la falta de criterios han conducido
75 Ibid p 15 76 Ibid p 16 77 Ibid p 16 78 Ibid p 16
73
al escepticismo. Es Descartes, quien sabe que el entendimiento debe encontrar
sus condiciones y sus límites para que la acción y la voluntad tengan sentido y
fue él quien dedujo que todo saber propio de su época era un saber basado en la
evidencia de los sentidos y, entonces... ¿cómo podría ser un saber firme y
verdadero si los sentidos numerosas veces nos engañan?. Resultado de esto es
la determinación de Descartes de poner todo bajo el dominio de la duda79.
La duda significa para Descartes ante todo un método concebido para despejar
de todas nuestras aspiraciones al conocimiento y crear un método de
introspección subjetivo en busca de la verdad. No sólo es posible dudar de
nuestros conocimientos sensoriales, sino también de los más básicos
presupuestos científicos y de nuestra experiencia como producto del sueño. Más
simple aún, podemos equivocarnos; por ejemplo, sobre el calor y el tamaño de
las cosas, a causa de una iluminación defectuosa o deficiente, de nuestra limitada
vista, o de las ilusiones ópticas. "…O podemos ser presas de la ebriedad, la
alucinación o la locura . Desde luego, yo creo que estoy completamente cuerdo,
pero también lo cree ese Napoleón Bonaparte que vive en la granja estrafalaria
que hay camino abajo“ 80. Y continúa afirmando:
“…Pero, deseando yo en esta ocasión ocuparme tan solo de indagar la
verdad, pensé que debía hacer lo contrario y rechazar como absolutamente
falso todo aquello en que pudiera imaginar la menor duda, con el fin de ver si,
79 La duda adquiere en Descartes ciertas características. Es una duda v oluntaria; es decir, ha nacido como consideración metodológica a partir de su pensamiento: El ha decidido dudar. También es hiperbólica o excesiva y así lo demuestra la reflexión hecha en las meditaciones sobre un supuesto genio maligno. Su duda es metódica en tanto que es un artif icio para descubrir lo que es absolutamente v erdadero. Un camino que conduce a la verdad. 80 WATSON, R. Descartes. El filósofo de la luz: Barcelona: Editorial Vergara, 2003. p. 10.
74
después de hecho esto no quedaría en mi creencia algo que fuera
enteramente indudable. Así, puesto que los sentidos nos engañan, a la vez,
quise suponer que no hay cosa alguna que sea tal y como ellos no la
presentan en la imaginación; y puesto que hay hombres que yerran al razonar,
aún acerca de los más simples asuntos de geometría, y comenten
paralogismo, juzgué que yo estaba tan expuesto al error como otro cualquiera
y rechacé como falsas todas las razones que anteriormente había tenido por
demostrativas; y, en fin, considerando que todos los pensamientos que nos
vienen estando despiertos pueden ocurrírsenos durante el sueño, sin que
ninguno entonces sea verdadero, resolví fingir que todas las cosas, que
habían entrado en mi espíritu, no eran más verdaderas que las ilusiones de
mis sueños81
Descartes sostiene que se puede dudar casi de todo, de la existencia de los
objetos que comparten el espacio con los humanos e incluso de los humanos
mismos. También, de que tengo experiencia del mundo y de que actuó en él de
un modo que me permite predecirlo y entenderlo. Este método lleva a Descartes
a imaginar a un genio maligno en el interior de la mente humana, de naturaleza
malvada y con tal capacidad de poder, que provoca todas nuestras experiencias y
todas las creencias asociadas a ellas, con el único fin de engañarnos. Así pues,
Descartes decía:
“…Pero, yo ¿Qué soy ahora que supongo que hay cierto genio poderoso,
maligno y astuto que emplea toda su industria y toda su fuerza en
engañarme? ¿Puedo asegurar que poseo la cosa más insignificante de las 81 Ibid p 44
75
que he nombrado como pertenecientes al cuerpo, según mis antiguas
opiniones? Pienso con atención extraordinaria en todas esas cosas y no
encuentro ninguna que se halle en mi..“82
A pesar de que Descartes pone en duda todo saber anterior y ha desterrado a los
sentidos y al sueño del reino de la evidencia, no cae en el escepticismo puesto
que se cree capaz de llegar a la verdad por medio de la duda; es decir, en virtud
de que ésta es el punto de partida para lograr dicho objetivo y el método de su
investigación. En el régimen cartesiano puesto bajo el fantasma de la duda, sólo
hay lugar para una cosa: de la propia existencia de quien está dudando no se
puede dudar. Y así surge el famoso término algunas veces entendido muy
escolarmente, “pienso luego existo“; el “cogito ergo sum“; el “je pense donc je
suis“. Como sea, el término conjuga la idea de la propia experiencia
fundamentada por el pensamiento83 y la base inmutable sobre la cual puede erigir
su empresa: "… Otro atributo es el del pensar; este es el que me pertenece, el
que no se separa de mi, yo soy, yo existo; pero ¿Cuanto tiempo? el tiempo que
pienso; porque si yo cesara de pensar, en el mismo momento dejaría de existir.“84
El cogito como principio, es decir, como proposición inicial y fundamento de la
metafísica supone una relación entre él y una regla de evidencia. Si el principio
del cogito se acepta porque es evidente, la regla de evidencia ha de ser anterior
al mismo cogito como fundamento de su validez y la pretensión de justificarla en
virtud del cogito es una ilusión debido a que ese primer principio no sería el
82 DESCARTES, R. Discurso del método, Meditaciones metafísicas, México: Editorial Porrúa S.A., 1996. p 59. 83 Descartes entiende por pensamiento cualquier acción de la v oluntad, del intelecto, de la imaginación y de los sentidos; es decir, la naturaleza misma de toda nuestra existencia. 84 Ibid p 60.
76
primero, ya que este supone uno anterior. De esta manera el argumento del
cogito ergo sum sería una suerte de silogismo aristotélico al que le faltaría la
premisa mayor:
a) Si hay algo que piensa... existe
b) Yo pienso
c) Entonces, yo existo
Sin embargo Descartes en una carta dirigida al marqués de Newcastle en el año
de 1648 explica que:“ Cuando nosotros nos percibimos como cosas que piensan,
tenemos una primera noción que no viene de ningún silogismo; y cuando alguien
dice “pienso, luego existo,“ese tal no concluye su existencia bajo la fuerza del
silogismo, sino como algo conocido en sí:la ve por simlple inspección del
espíritu““85.
De esta manera el cogito ergo sum no es una deducción, sino una evidencia
captada por una intuición. Si la intuición es entendida aquí como:
“…El acto con el cual la mente llega a ser transparente a sí misma, la intuición
primera y fundamental será aquella con la cual llega a ser transparente a sí
misma la existencia de la mente; esto es, del sujeto que piensa. El cogito,
85 Tomado de: Descartes R. Correspondencia. Tomo II P 204. en: Prada Márquez B. I. Galileo, Kepler , Descartes. Creadores del pensamiento moderno, Bucaramanga: Sic Editorial Ltda., 2002 p 169 “quand nous apercev ons que nous sommes des choses qui pensent, c’est une premiére notion qui n’est tirée d’aucun sy llgisme: et lorsque quelqu’un dit: je pense, donc je suis ou je existe, il ne conclut pas son existence de sa pensée comme une chose cnnue de soi: il la v oit par una simple inspection de l’espirit”.
77
como evidencia existencial originaria, es la intuición existencial originaria del
sujeto que piensa” 86.
La única certeza que posee Descartes es la existencia de sí mismo como algo
que piensa. Se le plantea entonces el problema de saber si a esta conclusión o a
esta idea cierta, le corresponden realidades externas a su pensamiento; por lo
tanto, tiene la necesidad de establecer una idea que corresponda a un ser por
fuera de su propio yo: esa idea será la idea de Dios. A partir del cogito Descartes
encuentra un principio ontológico de toda realidad, tanto de las ideas que se
encuentran dentro de él como de las ideas que están por fuera. Este principio
será el único garante de su filosofía, de la objetividad del conocimiento y de la
ciencia misma.
Descartes prueba la existencia de Dios a partir de la idea de lo perfecto, siendo
esta noción de perfección la que le permite discernir cuales son los atributos
divinos. De ahí que pensaba que para conocer la existencia de Dios es suficiente
con excluir todas las limitaciones que tienen los hombres; es decir, las
imperfecciones. Tales imperfecciones y defectos (continúa planteando Descartes)
distinguen a los hombres de Dios, y también indican que éstos participan de su
naturaleza; y gracias a la voluntad que es infinita se puede comprobar que el
hombre es un ser semejante a Dios. La única garantía del conocimiento para
Descartes es Dios, puesto que es a la vez garantía de las ideas claras y distintas.
Así mismo nunca se podrá atribuir el error a Dios, sino a una imperfección de la
naturaleza humana87.
86 Ibid p 169 87 Basado en los argumentos presentados por Márquez Prada Blanca I. en su texto citado en la nota 49
78
De esa forma, el conocimiento se atribuía a Dios y estaba dado desde siempre,
por lo que correspondía a los hombres solamente descubrirlo. Así por ejemplo los
matemáticos como Descartes siempre discutían acerca del origen de las
matemáticas; de su descubrimiento o de su invención. Si las matemáticas son
una invención, entonces serían una construcción de la mente humana y les
correspondería un lugar aquí en el mundo. Por otra parte, si las matemáticas se
hubieran descubierto, entonces estaban allí antes que el hombre: “Bien en el
reino de las ideas platónicas o bien en la mente de Dios88. Descartes creía en la
certeza de las matemáticas y de su perfección (como la de Dios) debido a que
Dios así las creó. Para Descartes la matemática era una creación de Dios
perfecta, útil y cierta.
Descartes reconoce dos realidades fundamentales. Una, de tipo espiritual que él
describe como el pensamiento (res cogitans) y en la que se encuentran la
imaginación, el sentido y la voluntad; y otra, de tipo material (res extensa) de la
cual hacen parte todos los cuerpos o mejor dicho, todo aquello que no pertenece
al pensamiento. Esta última (la extensión) es según él, la única propiedad de los
cuerpos que se puede concebir clara y distintamente. Por lo demás, afirma que
cualidades como el color, el peso, el sabor, el sonido, etc. son secundarias
debido a que no se pueden concebir clara y distintamente. Según Descartes, el
ser humano consiste en una mente o alma espiritual, ilimitada, pensante y activa,
unida a un cuerpo material, limitado, irreflexivo y pasivo.
88 WATSON, R. Descartes El f ilósof o de la luz. Barcelona: Editorial Vergara, 2003. p. 184.
79
Este dualismo o separación entre la mente y el cuerpo hacen del universo
cartesiano un sistema simple, lógico y coherente, que le permite romper con el
modo de pensar sustancial de la escolástica procedente de Aristóteles. El mundo
de la escolástica compuesto de cualidades y significados ajenos a la matemática
sucumbe ante el sistema ordenado de formas y contenidos cuantificables que
desprecia las cualidades, las opiniones y los valores. Se desacraliza la
naturaleza, con lo cual nace una nueva concepción de ella valorada en modelos
mecánicos que explican de manera sistemática el mundo.
Esta metamorfosis de la ciencia con origen en las ideas de Galileo y llevada al
método con Descartes se hace posible gracias a la opinión compartida por ambos
de leer el mundo, no con letras sino con números y de identificar todos los
problemas bajo las leyes claras y universales de la matemática y de la geometría.
Comúnmente se suele llamar a Descartes el geómetra del mundo en virtud de su
interpretación matemática de los fenómenos físicos para solucionar los problemas
de la vida práctica, de la misma manera que se solucionan los problemas de
matemáticas. Descartes comprendió que se podía lograr algo maravilloso
mediante la aplicación de la matemática a los problemas mecánicos. Esta idea no
era del todo nueva pero él se dio cuenta que el análisis matemático que se usaba
para resolver problemas de geometría también era aplicable a los problemas
prácticos en física.
La filosofía entra con Descartes en los terrenos del conocimiento certero
derrumbando los límites que la habían encadenado durante tanto tiempo a ser la
ciencia del ser. Poniendo como carácter del conocimiento la conciencia racional,
instaura una visión intelectual radical que se puede entender como la
80
humanización del conocimiento. Galileo, y por supuesto Descartes, describen una
trayectoria intelectual realmente asombrosa; mediante sus interrogantes, sus
recursos y objetivos impusieron una dinámica al pensamiento que permitió
demostrar de la manera más edificante, la dimensión crítica y el alcance creador
de la racionalidad
4.2 EN MATEMÁTICA HA LLEGADO TODO LO LEJOS QUE PUEDE IR LA
MENTE HUMANA89
La época que vió crecer a Descartes le había impuesto la necesidad de conocer y
dominar la naturaleza para hacer que ésta se pusiera al servicio del hombre y le
ayudara a lograr una vida mejor, a hacerle más fáciles las cosas que requería
para satisfacer sus necesidades y sus deseos. No se debe olvidar que Descartes
fue un grán físico matemático. Explicó el fenómeno de la refacción (la proporción
entre los senos de los ángulos de incidencia y refacción para dos medios dados
cualesquiera es una constante), conocida como ley de Snell, y elaboró la
matemática de las cinco máquinas simples: palanca, tornillo, plano inclinado,
cuña y torno. Dió la descripción matemática correcta de la formación del arco iris
mediante la refacción de las gotas de agua. Y aunque Descartes no elaboró una
física matemática como la de Newton pero señaló la dirección correcta al
fomentar la aplicación matemática a la física90.
89 Titulo tomado de: Ibid. p. 181. Se seguirá en este acápite, parte de la argumentación del texto citado. 90 Ibid p. 184
81
Su logro más importante consistió en la unificación de la geometría con la
aritmética que se conoce hoy en día como geometría analítica. Esto hizo posible
el desarrollo de la matemática y su aplicación a los fenómenos físicos que
posteriormente conduciría al cálculo diferencial y la física Newtoniana.
Descartes se cuestionaba acerca de lo que se podía enseñar y respondía que
sin dudas, se podían enseñar las lenguas, la historia y también las
demostraciones ciertas y evidentes que convencen al espíritu, como esas de los
geómetras que no sólo lo convencen, sino que además lo halagan. Por otra parte
afirmaba que los pensamientos y las opiniones de los filósofos no constituyen una
enseñanza por el solo hecho de que sean dichos por ellos. Por ejemplo, Platón
decía una cosa, Aristóteles decía otra y Heráclito otra distinta; y ninguno de ellos
era capaz de demostrar con solidez las cosas que argumentan y muchas veces
recurrían a explicaciones en las que se mostraba menor claridad que la que hay
en lo que se quiere explicar.
También demostró que la aritmética basada en un conjunto de operaciones
(suma, resta, multiplicación y división, además de la extracción de raíces que era
considerada como una especie de división), guardaba una estrecha relación con
la geometría porque para llegar a conocer las líneas que se quieren encontrar
basta con agregar o restar otras. Tomando una línea correspondiente a la unidad
y tomando otras dos para encontrar una cuarta que sea a cada una de las líneas
dadas como la otra es a la unidad, se obtiene una operación del mismo sentido
que el de la multiplicación. Y si se halla una cuarta línea que es a una de esas
dos como la unidad es a la otra, se tendrá una operación como la división. Y
también se podría obtener una equivalencia con respecto a la raíz cuadrada o
82
cúbica al hallar una o varias medidas proporcionales entre la unidad y alguna otra
línea.
Considerando el siguiente gráfico, por ejemplo, en el caso de la multiplicación,
sea AB y sea preciso multiplicar BD por BC; basta con unir los puntos A y C,
trazando DE paralelamente a CA, siendo BE el resultado de esta multiplicación.
Figura 6. Geometrización de las operaciones matemáticas: multiplicación
y división.
FUENTE
O en cuanto a la división: si es necesario dividir BE por BD, después de unir los
puntos E y D y trazar AC paralelamente a DE se deduce que el resultado de esta
división es el segmento BC.
En otro caso, si se desea extraer la raiz cuadrada de GH, se agrega FG que
correspondería a la unidad y dividiendo FH en la mitad, tomando K como centro,
se traza el arco FIH. Posteriormente se dibuja sobre el punto G hasta el punto I la
perpendicular a FH y así se obtiene el resultado de la raiz cuadrada buscada, que
sería GI.
83
Figura 7. Geometrización de las operaciones matemáticas: raíz cuadrada.
FUENTE:
Descartes también pensaba que no era necesario trazar siempre tales formas y
líneas en un papel. Sostenia que era suficiente con nombrar a cada una de ellas
con una letra. Por ejemplo para sumar la línea BD y la GH (de la primera gráfica)
llamamos a una a y a la otra b y así se tiene a + b. En el caso de la resta sería a
– b. ab para designar la multiplicación, a / b para la división de a entre b , para
multiplicar a por sí misma se escribe aa o también a2. O para multiplicar una vez
más este resultado por a se escribe a3 y así indefinidamente. Para obtener la raiz
cuadrada de a2 + a2 se escribe √ a2 + a2. Y así se procede con operaciones
semejantes.
Cuentan los biógrafos de Descartes que caminando por las calles de Holanda
advirtió que unos hombres estaban reunidos discutiendo sobre un aviso alrededor
de un cartel. El texto se encontraba escrito en holandés pero entendió que se
trataba de un problema acerca de números y de cálculos geométricos. Por tal
motivo, pidió a un vecino suyo, el favor de traducirlo al francés o al latín. Aquel
hombre se llamaba Isaac Beekman y desde ese momento se convirtió para
84
Descartes en una de las más grandes influencias en su vida. No sólamente
compartían su interés por la geometría, sino que además coincidían en qué
deberían existir una serie de principios básicos a partir de los cuales, siguiendo
un conjunto de reglas simples, se pudiera hacer cualquier demostración. Según
cuentan, Descartes pidió la dirección de Beekman y al día siguiente le llevó la
solución del problema. A partir de allí y en medio de una fiel amistad, Beekman
fué testigo del desarrollo del método de Descartes y de su gran descubrimiento:
la geometría anlítica.
Este descubrimiento fue el resultado de las observaciones de Descartes en varios
campos de la física. Después de minuciosas observaciones y experimentos se
dió cuenta que muchos de los fenómenos en ese campo se presentan como
series de números y que estos podían reducirse a su forma algebráica. También
observó que era posible relacionar esos números con un plano (que
posteriormente llavará su nombre), y por lo tanto con curvas. Encontró que la
solución de las ecuaciones algebráicas pueden entonces manifestarse como
intersección de curvas en el plano, lo cual permitía resolver muchas expresiones
algebráicas de una manera general y simple. Tal descubrimiento sería de por
vida, el filtro mental de los pensamientos de Descartes y el lenguaje que en su
cabeza convertía todas las formas que veía, a números y a curvas.
Motivado por tal descubrimiento y por la aplicación general de las soluciones
algebráicas, por el método geométrico y por el rigor lógico de las demostraciones
geométricas Descartes se entusiasmó por conjugar sus conocimientos
matemáticos con sus reflexiones de tipo filosófico para así posteriormente, dar
forma a su objetivo principal que, como ya se ha visto, consiste en fundar una
85
ciencia capaz de encontrar una solución general para cualquier ecuación o
problema, cualquiera que sea su naturaleza. Descartes sabía que la aritmética
hacía posible resolver problemas mediante los números racionales, y que en
otros problemas era necesario utilizar otro tipo de números que permitiesen
marcar la relación entre el diámetro y la circunferencia de un círculo; es decir, los
números irracionales: esos números que existen en el mundo de las matemáticas
pero que no se pueden describir como magnitudes enteras. Descartes también
sabía que existe otro tipo de problemas que se pueden resolver sólo en la
imaginación, pero que en los hechos no se puede hacerlo.
Descartes se creía capaz de demostrar que algunos problemas, que tienen que
ver con cantidades contínuas, se podían resolver utilizando sólamente líneas y
círculos, mientras que había otros que solo podían resolverse gracias a curvas
producidas por un movimiento simple. Además pensaba que existian otros que
podrían solucionarse utilizando curvas generadas por distintos movimientos
simples en conjunto y que sólo existían en la imaginación.
Con esta clasificación y teniendo a la mano una solución especial para cada
problema, pensaba que no había nada que la geometría no pudiera descubrir.
Para Descartes, aún la magia, la unidad de los alquimistas y de los cabalistas,
tenía que ver con el orden y la medida. Debido a que cualquier objeto y cualquier
relación,(los números, las figuras, los astros y hasta el sonido), comparten las
medidas, estaba convencido que encontraría una ciencia universal que explicara
todo lo que puede preguntarse acerca del orden de las cosas, su forma y su
configuración. Todo el conocimietno debía fundarse en una matemática universal
con ciertas reglas, como las que seguía en sus procedimientos geométricos.
86
Muchos de los problemas de la vida real, como por ejemplo los de la armonía en
la música, la refracción de la luz en distintos medios, la caída de los cuerpos y el
movimiento de las mareas, se pueden resolver como si se taratara de un
problema aritmético en el cual se podría echar mano de la geometría al reducir
todas las ciencias a sus conceptos más sencillos. Si las reglas de construcción de
la geometría daban resultado para resolver problemas aritméticos y explicaban la
realidad de ciertos fenómenos, sin duda, este método geométrico aplicado
correctamente brindaría la solución de muchos problemas y finalmente se habría
consumado el objetivo del método cartesiano de reconstruir el mundo de la
experiencia a través de la razón.
Fue así como en el siglo XVII se dio cuenta de que en todas las cosas lo
matemático se manifestaba en la forma y la extensión. Pensó entonces que era
posible analizar todas las cosas desde el punto de vista geométrico y que se
podrían encontrar los principios que gobiernan las cosas de la misma forma en
que los geómetras son capaces de explicar las relaciones más complicadas a
partir de principios simples como el punto y la recta, y reconstruir dichas
relaciones siguiendo una lógica simple pero estricta. De esta manera, sería
posible determinar la suerte de todas las cosas y predecir los fenómenos de la
naturaleza.
Ahora de verdad se cumplía lo que comúnmente se decía. Dios puso la
naturaleza al servicio del hombre.
87
Descartes era fiel a la matemática, debido al rigor que esta ofrecía. Era un
verdadero genio matemático del cual ya se ha conocido su método y las reglas
que lo componen, la manera como procede y el secreto de su eficacia.
En efecto, en la actualidad se procede de la manera como Descartes quería;
reemplazando las cosas por números y operando luego sobre números en lugar
de operar sobre las cosas. Por ejemplo: si se desea saber cuánto líquido arroja
durante una hora una llave que vierte tres litros por minuto, se tienen dos
opciones: la primera, esperar y observar atentamente durante la hora contando el
número de litros que al cabo de la misma arroja la llave; es decir, haciendo la
experiencia o, la segunda solamente remplazar la cantidad que se conoce por un
número (en este caso tres, que son los litros que vierte la llave en un minuto), y
se razona así: si la cantidad es 3 litros en un minuto entonces el resultado será
sesenta veces tres litros en sesenta minutos (puesto que una hora tiene sesenta
minutos). Inmediatamente se multiplica en la mente sesenta por tres y por la
gracia de las matemáticas y en virtud de los números, se sabe que en una hora la
llave vierte 180 y no hubo que esperar una hora y contar litro por litro.
Los problemas más complicados se pueden, en últimas, reducir siempre a un
procedimiento mental de este tipo. Una vez reemplazados todos los datos de un
problema por los números, o en el caso del algebra, por letras y una vez
establecidas las relaciones que implica un enunciado; es decir, el problema, se
manipulan fórmulas en un mundo abstracto al que se llega siguiendo el camino
de los números sin tener que preocuparse por la realidad. Luego de cálculos y
reducciones, se vuelve del viaje con una respuesta aplicable; es decir, con una
88
respuesta que ahora se convierte en realidad en la medida que asegura el
resultado de la experiencia de manera certera y eficaz.
Así las cosas, se puede saber que un fenómeno, cualquiera que este sea, tiene
que ver con la ciencia sólamente si es posible expresarlo por un número. El
resultado del análisis anterior es evidente y resulta claro para quienes están tan
acostumbrados a las matemáticas y a los análisis de este tipo. Pero ¿es este, sin
más, el verdadero resultado de la nueva ciencia de Galileo Descartes? Sin duda
esto tan sencillo es la esencia de una nueva visión del mundo, pero su verdadero
alcance, es el siguiente:
Antes de Descartes, las formas no podían ser representadas por el número y por
tal motivo no pertenecían al campo de la ciencia. Por ejemplo: obsérvese las
líneas presentadas a continuación. Ambas tienen la misma longitud y a ambas
se les llama curvas91. Pero una cosa si es indudable, estas dos curvas no tienen
la misma forma.
Figura 8. Segmentos de curvas de la misma longitud y distinta forma.
91 En matemáticas a ambas se les denomina curv as, puesto que una curv a se def ine como una línea cuyo trazo es continuo.
89
FUENTE:
La longitud de ambas puede ser expresada en números y decir que las dos miden
cuatro centímetros. Tan sólo esta indicación es suficiente para poder reproducir
exactamente cada una, sin necesidad de calcarlas o de mirarlas nuevamente.
Pero, ¿qué sucede con la forma?, ¿qué hace que una sea una línea recta
inclinada ciertos grados con respecto a una línea horizontal?, y ¿qué la otra sea
curva y represente un arco o una parte de la circunferencia? Este es el verdadero
logro de Descartes: encontrar una manera de expresar la cualidad en términos de
cantidad y poder representar, por ejemplo, las características de una curva, por
medio de los números. Por simple que esto parezca, Descartes advirtió algo de la
mayor importancia: que el trazado de una línea se reduce a la posición precisa
de los puntos que la componen.
En un diagrama cartesiano o en un sistema de coordenadas cartesianas como el
que muestra la figura 9:
Figura 9. Representación en el plano cartesiano de la curva: y = 2x.
90
FUENTE:
Cada una de las X y cada una de las Y representa un número que corresponde a
la distancia respecto al 0 o al origen. De esta manera para designar cualquiera de
estas X o de estas Y, diremos en este caso (en el del digrama). Una X que
equivale al 1, otra que equivale al 2, que será lo mismo que decir: la X que se
halla a un centímetro y la X que se halla a dos centímetros de 0.
En el caso de una curva la cual se quiere expresar en números; es decir, cuya
figura se quiere aritmetizar, es posible también transladarla al sistema de
coordenadas haciéndola partir del punto 0. Distingamos sobre la curva puesta en
el plano algunos puntos suficientes próximos entre sí y nombrémoslos con letras.
Al atender a alguno de estos puntos se ve que se halla justamente encima de un
punto ubicado en la línea horizontal X y que se encuentra a la altura de otro punto
en la línea Y. esta doble indicación de la X y de la Y bastan para definir su
posición en el cuadro de coordenadas. A continuación todo se resuelve gracias a
la transformación de la curva en ecuación. La curva quedará configurada de la
siguiente manera:
Para A, X = 1 y Y = 2 (dos veces uno)
Para B, X = 2 y Y = 4 (dos veces dos)
Para C, X = 3 y Y = 6 (dos veces tres)
Para H, X = 5 y Y = 10 (dos veces cinco)
91
De esta forma cada uno de los puntos tiene su correspondiente número y por lo
tanto ubicación en el plano, y además se observa que Y siempre es, en este caso,
el doble de X. y ya se tiene la ecuación de esa curva Y = 2X. Se ha producido
entonces la transformación. Esta ecuación es por lo tanto, la expresión exacta de la
curva que se dibuja en el plano. Esta indica la naturaleza de la curva ya que se
puede trazarla sin haberla visto nunca y describirla sin necesidad de imaginarla.
Cuando la curva que se qiuere trazar es más compleja, también lo es la ecuación.
Por ejemplo: la ecuación Y = X4 + 8 X2 + 10 se representa como lo indica la figura
10.
Figura 10. Representación en el plano cartesiano de la curva: y = x4 – 8x2 + 10.
y = x4 – 8x2 + 10
92
FUENTE:
De esta manera gracias a la invención de Descartes, a su sistema de
coordenadas, una curva, es decir, una imagen sensible y concreta, algo que no
existía más que para los ojos, adquiere una nueva manera de existir; una
existencia abstracta pero más exacta y certera que la forma que ven nuestros
ojos. La ecuación de una curva revela y conserva todas las propiedades de la
misma y es capaz de decir si la curva baja, o si la curva sube o si en algún
momento no asciende ni desciende, cuál es su pendiente para cada punto, a qué
altura se encuentra un punto de la curva, e incluso la superficie que hay entre un
punto límite de la curva y otro.
Descartes logró así liberar a la geometría de la servidumbre que entorpecía su
evolución y logró llevar las figuras al espacio al hacerlas existir bajo la forma de
los números. Aseguró que la ciencia que se encargaba del estudio de estas
figuras (cualquiera que esta sea) se desarrollara automáticamente. A las
consideraciones complicadas y difíciles que suponían un esfuerzo y
concentración máximos, las reemplazó por un serie de combinaciones
algebráicas llamadas mecánica del cálculo. Los logros que alcanzó la geometría y
el conocimiento certero de las formas y las cualidades ahora cuantificables,
gracias al proceso de abstracción conseguidos por los números, es claramente
representado hoy en día por la ciencia y su alcance en la comprensión de los
fenómenos de la naturaleza.
93
La matemática permitió fijar un método de conocimiento certero y apropiado para
conocer la naturaleza, que se ha mantenido desde el siglo XVII hasta nuestros
días y que se mantendrá vigente cada vez que se pretenda analizar el
comportamiento de los objetos. Dada la exactitud de los cálculos matemáticos y
de su proceder riguroso, los filósofos y científicos posteriores a la edad media,
podían desarrollar un sistema tan confiable y práctico que era muy difícil no
acceder con el tiempo a conocimientos verdaderos.
Descartes formuló un método para entender los objetos a partir de números y
ecuaciones y además, en virtud de su condición de matemático, permitió
incorporar todo el rigor que exigía la nueva investigación científica. La manera de
operar y desarrollar el nuevo método de la ciencia, correspondía con la misma
manera de operar de los matemáticos y de los geómetras. Gracias a la
matemática es posible desarrollar el método de una manera rigurosa, ya que en el
proceder matemático se puede ir paso a paso con la confianza suficiente para no
caer en el error. Esta confianza permite deducir nuevas formulaciones a partir de
otras previamente obtenidas de igual manera que los matemáticos parten de
axiomas para deducir algo nuevo y tienen la posibilidad de devolver su
investigación y empezar de nuevo una vez se encuentren con un obstáculo o un
error. El desarrollo de este tipo de metodología matemática provee siempre
resultados confiables en la investigación y asegura el descubrimiento de cosas
nuevas, útiles para la ciencia y el progreso humano.
Una vez incorporada dicha metodología en el siglo XVII, se avanzó en el
conocimiento y se cambió la actitud mantenida en la edad media, en la cual no se
fijaban objetivos prácticos a la ciencia y se desconocía el sentido útil de la misma.
94
Esta nueva actitud, el rechazo hacia los dogmas de la iglesia, los nuevos
descubrimientos y la importancia que se dió a las matemáticas, gracias al papel
de los filósofos y científicos que se manifestaron en contra del pensamiento y la
ciencia medieval, como Bacon, Galileo y Descartes, tal y como se ha visto en
este trabajo, forman parte de esa nueva orientación del pensamiento humano,
conocida como modernidad.
95
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