Absceso Del Psoas

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ABSCESO DEL

PSOAS

Dr. NELSON NOLASCO

R3 CG

HISTORIA

Nesparehan, sacerdote de Amún de la XXI

dinastía en el antiguo Egipto, presentaba

características típicas del mal de Pott, con

prolapso vertebral torácico que producía

cifosis angular y un absceso del psoas

muy largo que drenaba hacia la fosa ilíaca

derecha.

Este hallazgo publicado por Ruffer en 1910

se ha convertido en el primer caso

histórico confirmado de tuberculosis

espinal complicada con un absceso del

psoas.

La primera descripción médica del absceso

del Psoas la realizó Abeille en 1854, con 8

pacientes que mostraron abscesos

piógenos, posteriormente lo hizo

Mynter, en 1881, bajo de la denominación

de “psoítis aguda”.

Reginal Fitz, en 1886, reportó el primer absceso cuyo origen fue una apendicitis. Rogers, en 1911, informó 7 casos atribuidos a infección de los gánglios retroperitoneales; y Berhman, en 1930 presentó 4 casos cuyo enfoque inicial fue errado al considerar como patología causal la apendicitis aguda, la artritis séptica de cadera y el mal de Pott.

Zadek, en 1950, tras evaluar 7 casos de

esta enfermedad postuló su origen a partir

de un hematoma sobreinfectado

localizado dentro de la vaina del Psoas.

Lam y Hodgson, en 1966, presentaron el

análisis de 24 casos de un absceso

piógeno obtenidos en un período de 4

años.

Desde la década de los 90 ha habido un

aumento en la incidencia del absceso del

Psoas, que guarda estrecha relación, con

el uso generalizado de técnicas

radiológicas no disponibles

anteriormente, y que permiten determinar

su presencia cada vez con mayor

frecuencia.

ANATOMÍA

El músculo Psoas, de forma alargada y

fusiforme se encuentra retroperitoneal, se

origina en los bordes laterales de la 12ª

costilla y los bordes laterales vertebrales

de T12, así como de los cuerpos

vertebrales de L1 a L5, para insertarse en

el trocánter menor del fémur al conformar

un tendón común con el músculo ilíaco.

Es inervado por las raíces de L2, L3 y L4

antes de la formación del nervio femoral.

Su actividad determina la flexión y

rotación lateral del fémur. El espacio

retroperitoneal es dividido en anterior y

posterior por la fascia de los músculos

Psoas ilíaco y cuadrado lumbar.

El espacio retroperitoneal anterior (prerrenal

o prefascial) suele ser asiento de

colecciones secundarias a fuentes

adyacentes: Riñón (absceso

perinefrítico), colon ascendente (absceso

apendicular) y descendente, asa duodenal

y páncreas, y gánglios linfáticos; en donde

es habitual encontrar E. coli como agente

causal.

En el área retrofascial, la fascia presenta

ciertas prolongaciones que delimitan 3

espacios independientes, que pueden ser

base de abscesos piógenos

principalmente, o con menos frecuencia

de origen tuberculoso.

Una vez se presenta la colección de tipo

piógeno esta puede permanecer

localizada y progresar a la curación, o

extenderse hacia áreas anatómicas

débiles, y terminar drenando hacia el

exterior.

CLASIFICACIÓN

La clasificación actual del absceso del Psoas es la propuesta por Gordin, la cual los subdivide en:

• Primarios: En los que no se puede determinar foco infeccioso alguno.

• Secundarios: En los que se evidencia un foco infeccioso contiguo o a distancia.

El origen de los abscesos del Psoas

primarios sigue siendo un enigma, se ha

propuesto la diseminación linfática o

hematógena desde un sitio oculto

asociado o no con un traumatismo u otro

factor de isquemia muscular que

favorezca la siembra en el músculo.

Para la variedad secundaria, los principales focos de infección son el óseo (espondilodiscitis), el genitourinario (pielonefritis) y el gastrointestinal, en donde cobra gran importancia la enfermedad de Crohn, la apendicitis aguda y las neoplasias colónicas. Se considera que sólo en un 20% de los casos se identifica el factor causal.

EPIDEMIOLOGÍA

Actualmente se reconoce una distribución

global para los primarios del 30 al 45%, y

para los secundarios del 55 al 70% de los

casos; confirmando el predominio de

estos últimos. Afecta al sexo masculino en

el 75% de los casos.

Por lo general el absceso primario ocurre en

menores de 30 años y se asocia con S.

aureus en el 85-90% de los

casos, mientras que el 80% de los

secundarios se origina a partir del tracto

gastrointestinal, en donde hasta en un

60% surgen como complicación de la

enfermedad de Crohn.

Otras causas que le siguen de lejos son

apendicitis (16%), desórdenes del colon

(11%), infecciones de discos

intervertebrales y osteomielitis

(10%), pionefrosis, infecciones

perirrenales, tuberculosis y

complicaciones postquirúrgicas.

En las infecciones entéricas, aunque se demuestra una gran variedad de organismos causales, es la E. coli el agente más frecuente aislado. De forma individual se considera la osteomielitis vertebral lumbar como la fuente más importante de diseminación del M. tuberculosis para causar abscesos secundarios.

En la última década los abscesos primarios

se han incrementado en pacientes con

enfermedades crónicas

debilitantes, inmunodeficiencias, ancianos,

usuarios de drogas endovenosas y

pacientes infectados con el VIH. De los

cuales el 80% de los casos son asociados

con el S. aureus.

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