13
3r DOMINGO DE CUARESMA – B LOS MERCADERES DEL TEMPLO

3 domingo Cuaresma - B

Embed Size (px)

Citation preview

3r DOMINGO DE CUARESMA – B

LOS MERCADERES DEL TEMPLO

Estaba cerca la Pascua de los judíos y Jesús subió a Jerusalén. Y encontrando en el templo gentes que vendían bueyes, ovejas y palomas, y cambistas sentados a sus mesas, formó de unas cuerdas un látigo y los echó a todos del templo, y esparció por el suelo el dinero de los cambistas, derribando las mesas. Y a los que vendían palomas les dijo: “Quitad eso de ahí, no convirtáis la casa de mi Padre un mercado”.Jn 2, 13-25

Es poco frecuente la imagen de Jesús enfadado y colérico. Su gesto es propio de los antiguos

profetas: quiere transmitir un mensaje rotundo, ¡la casa de Dios no es un mercado!

Esta lectura nos habla de la importancia de

un espacio sagrado para comunicarnos con

Dios. Pero ¿cómo es nuestra relación con

él? Cuántas veces nuestra oración se reduce a un pedir

incesante…

Cuántas veces nuestra relación con Dios es un regateo: tú me das, a cambio yo te doy. No

podemos empequeñecer así nuestro vínculo sagrado con el Creador. Dios no es un mercader.

Dejemos que Dios nos hable al corazón:

hagamos silencio y descubramos qué desea

para nosotros, en vez de centrarnos

solamente no lo que queremos de él.

Dios nos lo ha dado todo en Jesús. ¡Se ha dado a sí mismo! Y permanece junto a nosotros en la eucaristía. Nuestra oración debería ser de gratitud y alabanza. Él sabe todo lo que necesitamos, confiemos en su providencia.

Jesús siente el templo como casa de su Padre,

tan suya, que no puede consentir que

sea profanado y utilizado como un

mercado. Por eso lo defiende con uñas y dientes, con celo, en

un gesto provocador.

Pero los judíos se escandalizan. Piden a Jesús un signo y su respuesta los desconcierta: Destruid este templo y en tres días lo reconstruiré.¿Cómo puede amenazar una institución tan sagrada para ellos?

En realidad Jesús se está refiriendo a su propia vida, a su cuerpo, santuario de Dios. Habla de su muerte inminente y su resurrección al tercer día. Ve acercarse el momento culmen de su entrega total al Padre.

Muchos lo rechazan; otros lo siguen, atraídos por sus signos. Pero Jesús conoce a las gentes y actúa con prudencia. Sabe ver en el interior de cada persona y descubre sus intenciones. ¡No podemos engañarle!

Si deseamos crecer interiormente, aprendamos a depurar nuestra relación con Dios: que sea, de verdad, una amistad confiada, profunda y sincera.

Textos: Joaquín Iglesias ArandaBlog: http://homilias.blogspot.com