PRIMERA LECTURALectura del libro de los Hechos de los apóstoles 9, 26-31

Les contó cómo había visto al Señor en el camino

SALMO RESPONSORIAL Sal 21

El Señor es mi alabanza en la gran asamblea

SEGUNDA LECTURA

Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 3, 18-24

Éste es su mandamiento: que creamos y que amemos

ALELUYA

Permaneced en mí, y yo en vosotros -dice el Señor- el que permanece en mí da fruto abundante

EVANGELIO San Juan 15, 1-8

El que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador.

A todo sarmiento mío que no da fruto lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto.

Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros.

Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.

Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada.

Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden.

Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pediréis lo que deseéis, y se realizará.

Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos.»

Palabra de Dios

“PERMANECER EN ÉL”

constituye el núcleo del mensaje de este domingo

¿Qué he hecho, qué hago y qué debo hacer para permanecer con Jesús?

¿Cómo estamos unidos a Jesús?

“Quien cumple sus mandamientos permanece en Dios y Dios en él.”

San Juan nos dice:

En esto consiste la unión entre Dios y nosotros: en que hacemos lo que Él desea y cumplimos su voluntad.

La vida de fe consiste en una comunicación vital con Cristo . . .

la cual se inicia en el bautismo,

se fortalece con la oración y los sacramentos

y llega a su culmen en la Eucaristía,

anticipo del banquete eterno del cielo en que estaremos unidos

a Él para siempre.

DAR FRUTO:

La finalidad de esta unión vital con Él es producir frutos abundantes

Cada uno de nosotros está llamado a dar frutos como miembro de la Iglesia,

en la familia, como niño o joven, como profesional, como ciudadano.

El sarmiento no tiene vida propia;

necesita la savia, es decir, el Espíritu comunicado por Jesús.

Sin El “nada podemos hacer”

LA PODA:

“al que produce lo poda para que dé más fruto”

Debemos estar dispuestos a experiencias de purificación para arrancar de nosotros todo aquello que nos impide fructificar.

Son cortes que pueden doler, pero cortes liberadores.

Vamos a dejarnos podar por las tijeras de Dios

que son

su Palabra

el sacramento del perdón

No debemos temer las manos de quien hace la poda,

pues sólo Él sabe lo que verdaderamente conviene a cada uno de sus hijos

A veces nos cuesta ver la mano de Dios en esas “podas”

y no nos damos cuenta y no nos damos cuenta que son para nuestro bien.que son para nuestro bien.

Sirven para Sirven para sacarnos sacarnos

fortalecidosfortalecidos

Pero, ¿en qué consiste el fruto que Jesús espera de quienes

estamos unidos a Él?

El fruto de permanecer con Jesús es el amor

FRUTOS DE AMOR:

amar no sólo de palabra, sino de verdad y con obras