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-14- Mundo viernes 24 de junio del 2016

Camino a la paz tras más de 50 años de conflicto

Callan los fusiles en ColombiaHistórico ● El Gobierno y las FARC firmaron un alto el fuego bilateral y definitivo ● Los rebeldes entregarán sus armas a representantes de la ONU en un plazo de 180 días tras la rúbrica del acuerdo final.

Han tenido que pasar 52 años para que las armas de-jen de disparar. Ayer, en un histórico acontecimiento, el Gobierno Colombiano y las FARC firmaron un alto el fuego bilateral y definitivo, una antesala del acuerdo de paz final que se producirá en el corto plazo.

El pacto, rubricado en La Habana ante el secretario ge-neral de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, y varios presi-dentes de América Latina, establece los procedimien-tos para que unos 7.000 re-beldes se concentren de ma-nera temporal en 23 zonas y entreguen sus armas a la ONU en un plazo de seis me-ses tras el acuerdo definitivo.

Así, un día después de la firma de la paz, el Ejército

reorganizará sus tropas pa-ra facilitar el desplazamien-to de las estructuras de las FARC a las 23 zonas acorda-das. Transcurridos los 180 días, los combatientes debe-rán salir de esas zonas sin ar-mas y vestidos de civil.

El documento firmado ayer, denominado Fin del Conflicto, incluye garantías de seguridad y lucha contra las organizaciones crimina-les sucesoras del paramilita-rismo, así como la persecu-ción de conductas criminales que amenacen la implemen-tación de los pactos.

Esto constituye un punto de inflexión para las FARC, que no quieren repetir la experiencia ocurrida con Unión Patriótica, movimien-to político nacido del fallido proceso de paz de los años 80 y que en los años siguientes vio caer asesinados a 3.000

redaCCión mundo Las reacciones“Esto significa el fin de las FARC como grupo armado... ¡nos llegó la hora de vivir sin guerra!... El acuerdo final será en Colombia”.

“Las FARC haremos política. Esa es nuestra razón de ser, pero por medios legales y pacíficos, con los mismos derechos de los demás”.

“Este acuerdo valida la perseverancia de todos los que están en la búsqueda paciente de una solución pacífica”.

Juan manuel SantosPresidente de Colombia

rodrigo LondoñoJefe de las FARC

Ban Ki-moonSecretario general de la ONU

de sus integrantes.

–Lo que falta–En casi cuatro años de nego-ciación, las delegaciones lle-garon a acuerdos en temas como la reforma agraria, la participación de las FARC en política, la lucha conjunta entre el Gobierno y las FARC contra el narcotráfico, el re-sarcimiento a las víctimas, la erradicación de minas anti-personas, la salida de filas re-beldes de menores de edad, el blindaje jurídico y político a los acuerdos y la forma en que se juzgará a quienes per-petraron crímenes.

Uno de los puntos más im-portantes y sorpresivos del acuerdo de ayer es la acepta-ción de ambas partes del me-canismo de validación del pacto final de paz que avale la Corte Constitucional. Ac-tualmente, el alto tribunal

debate la constitucionalidad de un plebiscito para refren-dar ese acuerdo.

–Los protagonistas–“Que este sea el último día de la guerra”, dijo con voz temblorosa el cabecilla de las FARC, Rodrigo Londoño, alias ‘Timochenko’, al co-menzar su discurso.

Con el cese de hostilida-des, las FARC renunciaron a más de medio siglo de lucha armada contra las FF.AA., aquella que empezó en 1964 con una insurrección cam-pesina y que dejó un reguero de muerte y desapariciones forzadas (ver infográfico).

Durante la emotiva cere-monia en Cuba, donde las partes han estado negocian-do por más de tres años, el presidente Juan Manuel Santos estrechó la mano del cabecilla rebelde y anunció

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-15- Mundoviernes 24 de junio del 2016

afp

Santos estre-cha la mano de

Rodrigo Londo-ño, alias ‘Timo-chenko’, el jefe

de las FARC, ante la mirada

del líder cubano Raúl Castro.

que el acuerdo final se fir-mará en Colombia.

Santos le entregó a ‘Ti-mochenko’ un bolígrafo do-rado armado con una ba-la, como un símbolo de su compromiso con la paz.

“Hoy por fortuna, con lo que se acaba de firmar, damos vuelta a esta trágica y larga página de nuestra historia”, dijo Santos. “Hoy se abre un nuevo capítulo, uno que nos devuelve la es-peranza, nos permite em-pezar a cicatrizar las heri-das y le da a nuestros hijos la posibilidad de no repetir la historia que tanto daño le hizo al país”, agregó.

–Voz discordante–En tanto, el ex mandatario Álvaro Uribe, principal crí-tico del proceso, dijo que “la palabra ‘paz’ queda herida con la elevación del grupo terrorista FARC a la condi-ción de socio del Estado, o para-Estado o paramilitar, con el pretexto de combatir a otros criminales”.

En el país sigue operan-do el Ejército de Liberación Nacional (ELN), organiza-ción que podría llenar el va-cío que dejen las FARC, aun-que ya el régimen de Santos adelanta algunos acerca-mientos para firmar la paz con tal agrupación.

EntrEvista

claudialópezSenadora del Partido Alianza Verde

“Hay incertidumbres que son muy válidas”Si bien aplaude haber llegado a un acuerdo vital, esta congresista reconoce que su país está ante un proceso muy ambicioso que urge cuantiosos recursos.

p ara la perio-dista y sena-dora Claudia López, elegi-da para el pe-

ríodo 2014-2018, el de ayer fue un día histórico para el país.

— ¿Qué es lo más rescata-ble del acuerdo firmado?Llevamos medio siglo tratando de llegar a este acuerdo. Desde 1984, seis presidentes trataron de desarmar y desmovilizar a las FARC. El presidente San-tos ha logrado concretar este acuerdo con la garantía de que habrá verificación inter-nacional de que las armas se-rán entregadas y destruidas.

— ¿Le queda claro lo de las zonas de concentración?Hay incertidumbre en ese punto, serán 23 vere-das rurales que no tienen población civil, pero no se anunció dónde se ubica-rán. Sin embargo, se han puesto cinco condiciones que se están cumpliendo: una limitación geográfica, autoridades civiles que ga-ranticen los derechos de la población, el rol de los ga-rantes internacionales, la temporalidad de la zona y un reglamento claro de fun-cionamiento. Esto evitará repetir experiencias amar-gas como la de la zona de despeje en El Caguán, du-rante el gobierno de Andrés Pastrana, donde las FARC crecieron y se rearmaron en vez de desmovilizarse.

— Para algunos críticos del acuerdo, esto desem-bocará en impunidad.Faltan puntos de la justicia transicional que producen incertidumbres muy váli-das, sobre todo entre las víc-timas de las FARC que ob-viamente aspiran al máxi-mo castigo y sanción. Pero este es un proceso de paz negociada y ninguno de los 159 procesos de paz nego-

ciada que hubo en el mundo terminó con sometimiento a la cárcel de alguna de las partes que negoció. Siempre hay un nivel de sacrificio de la justicia plena y absoluta. Esa es la paz posible.

— ¿Está diciendo que los je-fes guerrilleros no pagarán ni un día de cárcel?Lo acordado es que quien se someta y colabore tendrá pe-nas de restricción en una zo-na determinada. No podrá salir del país y deberá reali-zar labores de reparación co-mo erradicación de minas, pero no en una celda de 2 x 2 m. Los que no se sometan sí cumplirán penas efectivas de cárcel de entre 15 y 20 años.

— ¿Qué puede decir de los retos que se vienen?Son importantes y difíciles. Tenemos que construir Esta-do en esa mitad del país que no tiene instituciones y erra-dicar esa ausencia y precarie-dad estatal. Eso no depende solo de desarmar a las FARC.

— ¿Qué crítica le haría a es-te proceso de paz?Me preocupa que es un pro-ceso muy ambicioso que re-quiere cuantiosos recursos y capacidades institucionales que hoy no se tienen. Además, el gobierno está asumiendo compromisos que después no le será tan fácil cumplir.

ap

Bogotanos de todas las edades salieron a la calle a festejar el acuerdo.

redacción mundo

“En un proceso de paz negociada como este, siempre hay un nivel de sacrificio de la justicia plena y absoluta”.

La senadora López señala que el apoyo internacional ha sido clave.

VÍCTIMAS DEL TERRORDESDE 1964

Amenazados306.641

Desplazados6’827.447

Asesinados265.708

Desaparecidos46.013

Otros(secuestrados,torturados, etc.)

281.670

Fuente: Reuters / “Clarín”

LA VIOLENCIA DE LAS FARC

ZO

NA

DE

INFLUENCIA

COLOMBIA

Bogotá

Presencia delas FARC

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-2- Tema del día viernes 24 de junio del 2016

Cómo escribir palabras de paz

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Bogotá. La firma ayer en La Habana de un acuerdo de cese al fuego bilateral y definitivo entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el go-bierno democrático del pre-sidente Juan Manuel Santos es, para efectos prácticos, el fin de la guerra.

Pocos días antes de este hecho histórico, entrevista-mos en la capital colombiana a los escritores que forman la primera fila de la delegación del país invitado de honor en la Feria Internacional del Li-bro de Lima. El fin de tan largo conflicto ya se sentía en el aire y era el tema obligado de con-versación. Ninguno de ellos se identifica políticamente con el presidente Santos, pe-ro al hablar de la inminente

firma de la paz, el res-paldo resultaba

masivo, incluso sobrecogedor, a las negociacio-nes iniciadas en La Habana en junio del 2012.

Para el es-critor Juan Ál-varez, hay cir-

Ningún escritor se identifica políticamente con el presidente Santos, pero todos respaldan la firma del acuerdo de paz.

Cincuenta años de guerra la convirtieron en una terrible costumbre. Ahora cambia ese paradigma brutal.

El fin de un conflicto en Colombia

Los escritores colombianos invitados a la Feria Internacional

del Libro de Lima reflexionan sobre el acuerdo de paz firmado ayer por su gobierno y las FARC.

cunstancias en las que un escritor, como ciudadano, tiene que tomar una posi-ción. "Yo no voté por Santos en ninguna de las dos elec-ciones, pero de haber sabi-do lo que iba a hacer, lo ha-bría apoyado. Este señor de la aristocracia tomó una de-cisión de un costo político enorme. El proceso de paz tiene puntos tan delicados como replantear la política antidrogas o la reforma agra-ria realizada violentamente por el paramilitarismo. Son decisiones sumamente libe-rales y progresistas", afirma.

Juan Gabriel Vásquez considera fascinante cómo un representante de la dere-cha burguesa tomó la deci-sión de sentarse con la sub-versión en la mesa de nego-ciaciones. Si existiera lógica en política, Santos sería la persona menos indicada pa-ra protagonizar este proceso. "No solo porque fue ministro de Defensa del gobierno de Uribe, sino porque dentro de una visión maniquea de la realidad colombiana, su en-torno social se lo habría im-pedido. Sin embargo, el país ha empezado a romper ba-rreras sociales. Ha dejado de ser tan predecible", afirma.

Sin embargo, como ad-vierte Vásquez, para los sec-tores más conservadores del

país, representados por Ál-varo Uribe, la paz puede re-sultar una gran amenaza a sus intereses: "Se trata de un sector acostumbrado a una guerra muy cómoda", afir-ma el autor de "Las reputa-ciones". "Uno de los grandes retos del proceso de paz fue vencer el clasista statu quo de la guerra. Para las clases medias y altas de Bogotá, ha-ce años que esta dejó de tocar sus vidas. Por ello, les resulta mucho más cómodo seguir apoyando una guerra donde mueren los hijos de los cam-pesinos que aceptar una sa-lida negociada al conflicto".

Para Antonio Caballero, escritor y columnista de la revista "Semana", más allá del problema personal entre Santos y su principal crítico, el ex presidente Álvaro Uri-be, hay que entender las di-ferencias entre los dos secto-res de la derecha política que ambos representan. "La de Uribe es una derecha rural, terrateniente, que ha sabi-do aprovecharse de estos 50 años de guerra. Buena par-te de sus tierras vienen del despojo iniciado hace cuatro décadas por los paramilita-res. Por lo tanto, la guerra le beneficia política y econó-micamente", afirma el autor.

Por el contrario, Santos representa a la derecha urba-na, industrial, bancaria, para la cual la paz le resulta mu-cho más conveniente. "Son dos derechas con intereses distintos", señala.

—Aprender a vivir en paz—La paz podría parecer una causa a la que nadie podría oponerse. Empero, como reconoce el escritor Sergio Ocampo Madrid, en Colom-bia el tema resulta enredado y difícil de comprender, pues reúne elementos perversos: por un lado, está la mega-lomanía del ex presidente Uribe y su proyecto político sustentado en la existencia de un conflicto armado en Colombia. Pero también la desconfianza del colombia-no común.

"La gente quiere la paz, pero de forma genérica. Si tú les preguntas si la paz conlle-va que los subversivos pue-dan hacer política, entonces surge el rechazo. La gente quiere verlos en la cárcel. No se entiende que este no es un proceso de rendición, pues las FARC no han sido derro-tadas militarmente", explica Ocampo Madrid.

Juan Gabriel Vásquez añade a esta desconfianza los ataques que todos los días ha sufrido el proceso de paz de parte de la oposición uribista, la cual acusa al go-bierno de entregar el país al comunismo internacional. "Buscan sabotear la oportu-nidad más clara que hemos tenido en 60 años para aca-bar con la guerra", señala.

Todos los escritores con-

Reacciones

“Acabada esta guerra, es muy probable que Uribe ya no tenga nada que proponer. Sin conflicto, no tiene espacio en este país”.

“Debemos separar el proceso de paz del gobierno de Santos. La paz es de todos, no es el éxito de un solo partido”.

“ Vivir toda tu vida en guerra es algo a lo que uno se acostumbra. Imaginar cómo será vivir en paz es muy difícil”.

Sergio Ocampo MadridEscritor y periodista

Juan Gabriel VásquezNovelista

Antonio CaballeroEscritor y periodista

sultados no conocen otra vi-da que aquella marcada por la guerra interna. "Es algo a lo que uno se acostumbra. Imaginar cómo será vivir en paz es muy difícil", confie-sa Antonio Caballero. "Se puede sacar cuentas, calcu-lar cuánto crecerá el PBI en tiempos de paz, pero la ver-dad, no sabría decir cómo se puede enseñar a pensar una vida en paz", dice.

Ciertamente, la guerra en Colombia ha sido una te-rrible costumbre, pero pa-ra Juan Gabriel Vásquez hay que empezar a cambiar ese paradigma tan brutal. "Hay 125 pueblos y municipios en Colombia que son puntos críticos de la guerra. Al día si-guiente de la firma de la paz, sus vidas experimentarán un cambio radical. La gente des-pertará en un país en paz. Es en ellos en quienes tenemos que pensar", añade.

EnriquE PlAnASEnviado especial