Vuela sin lites: lora tus sueos Vuela sin límites

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Vuela sin límites: logra tus sueños

Vuela sin límites

Logra tus sueñosMarcelo Orlando Miralles Iporre

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Capítulo 7

7. Accidentes e incidentes

Foto: Canberra, www.lloydaereobolivianofriends.com, En este ac-cidente salieron todos ilesos (2008).

Accidente de aviación es cualquier evento que involu-cra a una aeronave y que resulta en lesiones graves o mortales para sus ocupantes, terceros y/o la aeronave sufre daños que afectan su integridad e impiden que vuelva a volar sin una reparación mayor.

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Incidentes son hechos relacionados a una aeronave que no llegan a ser accidentes, pero que afectan o pue-den afectar la seguridad en las operaciones aéreas.

Para este libro, accidente es una situación de fracaso en la que se produce un daño irreparable ya sea este material, personal o con terceras personas afectadas, bajo la premisa de que no se puede regresar el tiem-po atrás y enmendar o evitar lo sucedido. Incidente es un fracaso llevadero del que podemos aprender y continuar con nuestro proyecto de vida sin mayores dificultades.

Bajo la premisa: “Lo que no se puede medir no se puede mejorar”, la industria aeronáutica le da mucha importancia a la investigación de accidentes, no para encontrar culpables, sino para aprender de los errores y enmendarlos, pueden presentarse en la fabricación del equipo de vuelo, el mantenimiento, las tripulaciones o los procedimientos de las compañías aéreas.

Los resultados de las investigaciones concluyen con reformas estructurales en la fabricación de las aero-naves, nuevas directivas de seguridad, cambio de pro-cedimientos, entrenamientos adicionales para las tri-pulaciones y ajustes en la filosofía organizacional de las compañías aéreas.

Los humanos estamos muy acostumbrados a deslindar responsabilidades, a buscar culpables y condenarlos, las leyes en general en todos los países son punitivas,

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pocas veces están orientadas a rescatar al que cometió el error y lograr un aprendizaje colectivo. La experien-cia de la aviación ha demostrado que es precisamente la segunda forma, la mejor manera de reducir las pro-babilidades de accidentes e incidentes.

Esa mala costumbre no solamente se aplica en el pla-no social, sino también en el personal, nos lleva al há-bito de justificar nuestros errores a través de la racio-nalización o la búsqueda de culpables para sentirnos mejor, pueden ser personas, situaciones u objetos, en realidad no interesa.

Pienso que lo más importante es asumir el error con hidalguía, analizar los hechos y su verdadero “por qué”, compartir las lecciones de la experiencia para generar un aprendizaje colectivo y así evitar que otros lo cometan.

Aquí puntualizo la diferencia entre error y negligencia:

Error es un hecho fortuito, aleatorio, no previsi-ble, que se presenta por primera vez y hace que nos equivoquemos, Es parte del proceso de una vida de éxitos, sirven como materia prima para el aprendizaje y desarrollo tanto personal como gru-pal, debe derivar en cambios de actitud, procedi-mientos y hábitos.

Negligencia es actuar de una determinada ma-nera a pesar de haber aprendido de los errores y a sabiendas de que esas acciones tendrán con-

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secuencias negativas o fatales; en la aviación la negligencia es castigada con el mayor rigor de la ley.

El negligente es un mediocre que regularmente cae en el abismo y arrastra a sus compañeros y seres queridos.

Negligente es la persona que tienta al error sabiendo las consecuencias negativas de sus acciones, con segu-ridad en algún momento derivarán en un accidente, en ambas dimensiones literal y figurativamente respecto a su proyecto de vida o a las cosas que afectan a los de otras personas, quiero puntualizar que no es negligen-te quien innova o desarrolla nuevos procedimientos.

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¿Por qué ocurren?

Los accidentes casi nunca se dan por hechos aislados, son el resultado de una serie de eventos con fallas múl-tiples desencadenadas a partir de un hecho concreto, a esto se le llama cadena de errores. Ese hecho inicial muchas veces es difícil de predecir, pero lo importante es estar preparado para que cuando ocurra seas el es-labón que la detenga.

Imaginemos una serie de dominós acomodados en fila en posición vertical, el hecho detonador equivale a em-pujar el primero, ese hará caer el segundo y así suce-sivamente hasta derribar todos. Pero si te das cuenta a tiempo, puedes cortar la cadena de errores y evitar el desastre.

Por otro lado, está demostrado estadísticamente que más del 80% de las fatalidades (muertes) en acciden-tes aéreos se producen por error humano, indepen-dientemente de cual haya sido el hecho generador, entre ellos falla de motor, fuego, problemas en siste-mas hidráulicos, de presurización, eléctricos y otros. También se dieron casos de accidentes inducidos por factores meteorológicos y otros donde no hubo falla al-guna ni condiciones adversas.

El ser humano toma las decisiones, tiene la capacidad de razonar, evaluar y plantear alternativas de solución. Por eso a pesar de este valor tan alto en las estadísti-cas no se reemplaza a los pilotos por robots. Es más,

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la automatización y la computarización en las cabinas va en incremento con el objetivo final de aumentar la conciencia situacional de los pilotos y reducir su carga de trabajo, eso les permite clarificar su mente para la correcta toma de decisiones.

Al ser pilotos de nuestra propia existencia debemos tener esto en cuenta, prepararnos para afrontar y en-frentar los problemas, ser ese eslabón fuerte que de-tiene la cadena de errores.

¿Cómo?, a través de un cambio de mentalidad, trans-formando la cómoda victimización (búsqueda de com-prensión y lástima por parte de los demás) en coraje y valentía. Ser víctima no soluciona nada ni permite volver el tiempo atrás, afrontar los problemas con co-raje abre la posibilidad de mejorar.

Mi padre Marcelo Miralles Bová siempre me decía: “En esta vida debemos ser solucionólogos y no parte de los problemas, los cobardes abundan, jamás le sa-ques el trasero a la jeringa”.

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Es que... un potencial peligro

Esta simple combinación de palabras representa el hábito más dañino para nuestras vidas, es la favo-rita de la gente mediocre, fomenta la flojera, impide el avance de las organizaciones, frena el desarrollo personal, genera complacencia, promueve la deja-dez, evita asumir responsabilidades y plantear al-ternativas de solución. En la aviación es un peligro en potencia.

Representa el hábito de ponerse el parche antes de que exista la herida, es el pretexto ideal para frenar posibilidades.

“Es que no me dijeron cómo hacerlo”.

“Es que no tengo tiempo”.

“Es que no me alcanzan los recursos”.

“Es que no soy bueno para eso”.

“Es que siempre se ha hecho así”.

“Es que hubo mucho tráfico, por eso llego tarde (¿Todos los días?)”.

“Es que tengo miedo”.

“Es que no me educaron bien”.

“Es que mi niñez fue complicada”.

“Es que…”.

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Por favor eliminemos esta plaga de nuestra sociedad, hagamos que cada individuo asuma sus compromisos y cumpla con sus responsabilidades.

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Resiliencia

En la aviación cuando se presenta algún problema o falla que puede derivar en accidente existen dos al-ternativas: mantener las competencias pese al estrés continuo (ser resiliente) o abandonarse y dejar que el accidente ocurra. Por lo tanto, ser resiliente no es una opción, es una obligación.

En las escuelas de aviación y las líneas aéreas se en-seña a los pilotos a mantener la calma, ejecutar proce-dimientos y tomar decisiones en situaciones de estrés, esto se hace en ambientes controlados como simulado-res o aviones reales sin pasajeros.

Se practican procedimientos que involucran fallas de motor, desperfectos eléctricos, fuego, pérdidas hidráu-licas, despresurización violenta, problemas en el tren de aterrizaje, por citar los más comunes. El objetivo si-gue siendo el mismo mantener las competencias pese al estrés continuo.

El término resilio significa volver atrás, regresar de un salto, resaltar, rebotar. Michael Rutter en su libro “Resiliencia: Algunas consideraciones conceptuales”, dice que “el término fue adaptado a las ciencias socia-les para caracterizar a aquellas personas que, a pesar de nacer y vivir en situaciones de alto riesgo, se desa-rrollan psicológicamente sanos y exitosos”29.

29 Rutter, Michael, (1993). Resilience; some conceptual considerations. Journal of Adolescent Health. 14, 8.

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Existen diferentes definiciones de resiliencia, las más aceptadas son la capacidad para:

1. Mantener las competencias pese al estrés continuo (mencionada en párrafos anteriores).

2. Hacer frente a las adversidades de la vida adaptándose positivamente.

3. Recuperarse después de un trauma.

Es importante ir más allá de las meras definiciones y aprender cómo sacar provecho en nuestras vidas con cada una de ellas.

La primera. Para mantener las competencias en si-tuaciones de estrés es imprescindible reprogramar el subconsciente, recomiendo leer el tema “Vuelo men-tal” del capítulo 1, ahí se encuentra la explicación de qué debemos hacer y porqué funciona.

La segunda. ¿Cómo podemos hacer frente a las ad-versidades de la vida y adaptarnos positivamente?

El mundo es sinónimo de evolución constante y abso-lutamente todo está en continuo movimiento, algunos son cambios sumamente sutiles y otros drásticos e im-previstos, pero parte de la naturaleza humana es la adaptabilidad, eso permitió que sobrevivamos y lle-guemos a ser la especie dominante del planeta.

Existe una frase que describe muy bien la receta respecto a este punto: “Lo que no te mata te hace

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más fuerte”30. Los seres humanos somos así, tanto física como psicológicamente.

A modo de ejemplo, nací en Oruro, una ciudad ubicada a tres mil setecientos metros sobre el nivel del mar, es un lugar semidesértico donde no hay insectos vene-nosos y cada que me tocaba viajar a climas tropicales las picaduras de los mosquitos comunes hacían de mi un verdadero monstruo, se infectaban y las ronchas eran tan grandes, que una simple picadura en la ceja era suficiente para parecer un boxeador que recibió un tremendo puñetazo en el ojo. Gracias a mi actividad como piloto, he sido picado tantas veces y durante tan-to tiempo que mi cuerpo ha adquirido inmunidad, aho-ra simplemente escuece un par de minutos sin dejar rastros.

Emocional y psicológicamente es lo mismo, hay que enfrentar la realidad con coraje, es prácticamente im-posible salir de una situación adversa si no la confron-tamos y llegamos a conocer a fondo, debemos hacerla parte de nuestra vida, actuar paso a paso buscando mejores alternativas, creando y ejecutando procedi-mientos, al igual que en la aviación se deben aislar los sentimientos de los problemas (no de nuestro ser),

30 La frase original es de Friedrich Nietzsche, filósofo, poeta, músico y filólogo alemán; esta decía “Lo que no te mata te hiere de gravedad y te deja tan apaleado, que luego aceptas cualquier maltrato y te dices a ti mismo que eso te fortalece”. Fuente: Osnajanski, Norma, 2019, Escritura mediativa: Un camino de autodescubrimiento y transformación, Argentina: Editorial Vergara,.

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no importa que tan doloroso o difícil sea, el instinto de preservación y la naturaleza humana de adaptación operará lenta pero eficazmente.

Llevar sentimientos en situaciones adversas hace que la carga sea mucho más pesada, ofusca la mente consciente y nos vuelve reactivos en vez de racionales. No digo que es un proceso fácil, pero con la suficiente práctica es posible lograr aislarlos del pensamiento, por lo menos momentáneamente.

Enfócate en los procedimientos hasta encontrar seguri-dad, luego puedes dejarte llevar por los sentimientos y dejarlos aflorar, ya que son parte intrínseca de la condi-ción humana. Puedes descargarlos a través del llanto, el grito, el abrazo y cualquier otra manifestación emo-cional, eso definitivamente te hará sentir mejor.

Esto me recuerda a un incidente cuando volaba como copiloto de un Boeing 727-200 del Lloyd Aéreo Bolivia-no. Éramos ocho tripulantes y llevábamos 152 pasaje-ros a bordo, tuvimos una falla de motor con fuego en plena rotación despegando de Cochabamba a Tarija, hicimos los procedimientos al pie de la letra, traba-jamos en equipo entre piloto, copiloto e ingeniero de vuelo, evaluamos la situación, consensuamos rápida-mente y tomamos las mejores decisiones. Fue un tra-bajo bastante frío, sereno y muy profesional.

Retornamos con un motor menos en un viraje amplio y sumamente bajo sobre la laguna de la Angostura; aterri-

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zamos de forma segura. Manipulando los controles esta-ba el comandante Alfonso Canedo Doering, creo que fue uno de los aterrizajes más suaves que experimenté.

Durante el vuelo todo fue parte de una rutina, pero al bajar del avión y ver la turbina quemada como papel carbónico recién me temblaron las rodillas, sentí fati-ga y dolor en el cuello y la columna por el estrés.

Como un paréntesis del libro, comparto esta pequeña anécdota: El pasajero Arturo Cuéllar Lage vivió una ex-periencia traumática en ese vuelo debido a la proximidad que tenía el asiento que ocupaba a bordo de la aeronave con la turbina que se quemó, días después del incidente en un gesto de gratitud me hizo llegar una plaqueta de reconocimiento que versa: “Por su destacada labor y pe-ricia al resolver una situación crítica del vuelo 842”.

Plaqueta. Foto: archivo personal 2004.

Colocada en un rincón de mi ofi cina se ve como un obje-to más, sin embargo, conmigo funciona como un recor-

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datorio de la importancia que tenemos para nuestros semejantes, del valor que muchas veces le restamos a acciones cotidianas, pero que muchas veces son las más importantes. Es un incentivo que me impulsa a seguir aprendiendo y dar más de mí mismo.

Lo rescatable de esta experiencia es la manera en que se encaró el problema, primero aislar los senti-mientos, segundo focalizarse en el objetivo (salvar vi-das), tercero ejecutar los procedimientos y trabajar en equipo. Quiero resaltar este último punto porque muchas veces cargamos solos con todo, no olvidemos que como humanos somos seres sociales, parte del éxito de nuestra supervivencia como especie fue la convivencia en grupos humanos31 y el trabajo en co-munidad32. Por lo que te recomiendo, no camines sola o solo en la vida, acude por ayuda, busca a quienes tengan objetivos similares o que hayan pasado por experiencias parecidas.

Pienso que enfrentar las adversidades para adquirir inmunidad (o endurecernos) es cuestión de práctica, se puede empezar enfrentando retos o situaciones pe-queñas que incomodan, proyectos abandonados, rela-ciones truncas, estudiar materias que consideres difí-ciles, o cualquier cosa que se vea cuesta arriba y llevas un buen tiempo esquivando, puedes ir cerrando ciclos, uno a la vez, trata de no dejar pendientes.

31 Familias, tribus y clanes entre otros.

32 Cacería, agricultura y posteriormente arte y tecnología.

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Eso incorporará en tu vida herramientas imprescin-dibles para la resiliencia, entre ellas se encuentran el coraje para enfrentar los miedos, la capacidad para aislar los sentimientos negativos asociados a la expe-riencia y la imprescindible perseverancia.

Con las satisfacciones que otorga cada pequeño éxito alcanzado, las situaciones adversas poco a poco se irán convirtiendo en algo positivo.

Enfrentarte todos los días a pequeños problemas, de-sarrollará en ti hábitos que te ayudarán a transformar las debilidades en fortalezas y amenazas existentes en oportunidades.

La tercera definición de resiliencia es la capacidad del ser humano para recuperarse después de un trau-ma. Creo que uno de los más fuertes que me ha toca-do vivir es la muerte de mis padres. Además, en el accidente de tránsito ocurrido fuera de mi país, cinco miembros más de mi familia quedaron heridos.

Mucha gente aún me pregunta “¿de dónde sacas-te tanta fortaleza para enfrentarlo, conducir más de seiscientos kilómetros y socorrerlos sin desmoronarte emocionalmente?”, la respuesta es simple, aún había que luchar por los que quedaron vivos, estaban muy mal heridos y derrumbarse no era una opción.

La vida constantemente nos pone pruebas en el cami-no, debemos sacar provecho y aprender de cada una de ellas, independientemente de si son buenas o malas,

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sencillas o traumatizantes. Para hacerlo posible enfó-cate en lo que realmente importa como el ejemplo que acabo de dar.

Es normal que los seres humanos reaccionen ante este tipo de eventos llorando, lamentándose, renegando, deprimiéndose, responsabilizando a otros del proble-ma, en algunos casos críticos hasta buscando revan-chismo y venganza. Esto no regresa el tiempo atrás ni cambia la realidad. Está bien si es el primer im-pulso, pero si se vuelve recurrente y se convierte en una forma de vida, lo único que logrará es impedir el progreso, envenenar el alma y deteriorar la salud, con-virtiendo a la persona en un muerto en vida.

Por tu propio bien canaliza tu energía enfocándote en los aspectos positivos, siempre saca algún aprendizaje para el futuro.

Existen innumerables situaciones traumatizantes a lo largo de nuestras vidas, algunas personales y otras en comunidad, aquí comparto una que vivie-ron mi abuelo, su equipo de periodistas y el personal del periódico33. Aprender a desarrollar la actitud co-rrecta es lo más importante.

Debido a la defensa intransigente de la autonomía universitaria que se hizo a través de las páginas del matutino y a raíz de un editorial que versaba: “A la

33 Enrique Miralles Bonnecarrere fue socio mayorista y director del periódico La Patria de Oruro – Bolivia desde 1946 hasta el año 2006.

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universidad no se entra con armas, sino con ideas”, los milicianos (mineros armados) afines al gobierno boliviano del año 1955, ingresaron a las instalaciones, arrestaron a mi abuelo y destruyeron todo, mi tío Enri-que Miralles Bová que apenas contaba con once años, evitó un desastre mayor arrancándole la mecha a la dinamita, las ediciones cesaron por un mes y al cabo de ese tiempo salió un boletín noticioso con la ayuda de una imprenta prestada.

A manera de reflexión transcribo el inspirador editorial que escribió mi abuelo Enrique Miralles Bonnecarrere 34:

Publicamos este boletín sobreponiéndonos a la des-gracia, para cumplir un deber con nuestro pueblo que nos ha entregado su afecto y devoción. Dentro de los límites estrechos de nuestras posibilidades y con la ayuda de otras empresas editoras que nos han prestado repuestos y materiales, vemos nueva-mente la luz pública.

Siempre fuimos enemigos de lo que llamamos la política de los lamentos. Consideramos totalmente inútiles las recriminaciones y hallamos que repre-senta una pérdida de energías entregarse a buscar al culpable. Siempre apuntamos hacia las fases constructivas, no hacia el lastre que impide mirar adelante.

34 Miralles Bonnecarrere, Enrique, (2/6/1955), Nota editorial, Oruro, Bolivia: Diario La Patria, p. 1.

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Por último, termino este tema con otra frase de mi abuelo que denota mucha sabiduría y ayuda a ce-rrar capítulos en nuestras vidas sin ofuscar el pen-samiento con la pesada carga de pendientes sin solución, él decía: “Lo que no tiene solución, solucio-nado está”.

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Esta edición se terminó de imprimir

en Editora SIC Ltda Oruro – Bolivia.

Febrero 2021

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