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SEMINARIO DE ANÁLISIS POLÍTICO: “CLAVES PARA PENSAR LA ACTUALIDAD POLÍTICA ARGENTINA” Derivas del Anteproyecto de Código Penal. Discusiones en torno a la (in)seguridad suscitadas por la presentación del ACP. 0

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SEMINARIO DE ANLISIS POLTICO: CLAVES PARA PENSAR LA ACTUALIDAD POLTICA ARGENTINA

Derivas del Anteproyecto de Cdigo Penal.Discusiones en torno a la (in)seguridad suscitadas por la presentacin del ACP.

Alumno: Pablo ManfrediLegajo: M-2478/3Ao: 2014INTRODUCCIN

El anteproyecto de cdigo penal presentado recientemente al ejecutivo de la nacin por parte de la Comisin para la Elaboracin del Proyecto de Ley de Reforma, Actualizacin e Integracin del Cdigo Penal de la Nacin suscit una serie de reacciones en el campo poltico que oblig a cada uno de los actores a reposicionarse de cara a una nueva cuestin abierta entre ellos. El presente escrito intentar enmarcarse dentro del primer eje propuesto por el seminario, a saber lo poltico y lo discursivo (su complejidad, relaciones, implicaciones en y de la simplificacin de lo real. Oposiciones antinmicas doxa- episteme; amigo enemigo; conflicto consenso; decisin construccin colectiva, etc.), para analizar algunas de las discusiones polticas suscitadas por el Anteproyecto de Cdigo Penal (ACP).El objetivo de este trabajo es determinar el modo en que se problematiza la (in)seguridad en la coyuntura poltica actual caracterizada por la presentacin del Anteproyecto de Cdigo Penal (ACP). En este sentido se analizarn tanto discursos que sostienen y apoyan el ACP como aquellos que lo critican a partir de la categora foucaultiana de problematizacin; para el pensador francs problematizacin no quiere decir representacin de un objeto preexistente, as como tampoco creacin mediante el discurso de un objeto que no existe. Es el conjunto de las prcticas discursivas y no discursivas que hace que algo entre en el juego de lo verdadero y de lo falso y lo constituye como objeto para el pensamiento (bien sea en la forma de la reflexin moral, del conocimiento cientfico, del anlisis poltico, entre otros) (Foucault, 1991: 231). Es decir, no podemos pensar por separado el hecho en bruto de un fenmeno y posteriormente su tematizacin. La tematizacin es parte constitutiva del problema en cuestin.

ACP, ANTECEDENTES Y REFORMA

El Cdigo Penal (CP) vigente fue sancionado durante el primer gobierno radical; fue impulsado por el diputado conservador Rodolfo Moreno (h) que desempolv un proyecto de Cdigo Penal de 1906 y lo present a la Cmara, logrando que se integre una comisin especial para estudiarlo, iniciando de este modo el proceso que culmin con la sancin del Cdigo Penal de 1921.El texto de 1921 permaneci en vigencia casi intacto durante ms de cuatro dcadas, pero a partir de los aos sesenta fue masivamente reformado por gobiernos de facto, en marchas y contramarchas dramticas (1962, derogada en 1963; 1968, derogada en 1973; 1976, derogada en 1984), hasta que esa prctica se convirti en algo habitual que fue, incluso, imitada por varios gobiernos constitucionales. No obstante, la arquitectura general del Cdigo se mantena en sus lneas maestras, aunque paulatinamente se iba desdibujando.Por otra parte, los numerosos proyectos integrales elaborados antes de 1983 para reemplazarlo nunca tuvieron xito: el de Coll y Gmez de 1937, el de Jos Peco de 1941, el de Isidoro De Benedetti de 1951, el de Ricardo Levene (h) de 1954, el de Sebastin Soler de 1960, el de la Comisin de 1974, la renovacin de Soler en 1979 y el de 2006. (Anteproyecto de Cdigo Penal, 2013)A partir del restablecimiento de la constitucionalidad a fines de 1983 se produjeron diversas reformas. En un comienzo se limitaron los efectos de la reincidencia y del resabio de la relegacin del artculo 52, introduciendo el derecho penal de registro, que no tena antecedentes nacionales, todo lo cual permiti destrabar complejas situaciones penitenciarias. Luego se sancion otra reforma que derog casi totalmente los textos introducidos por la dictadura militar en 1976.A partir de ese momento se inici un movimiento contrario en sentido marcadamente represivo e inorgnico, que se acentu en los aos de la administracin siguiente, con reformas parciales mltiples y con leyes especiales que introdujeron institutos premodernos, impulsadas por los medios masivos y por agencias extranjeras. (Anteproyecto de Cdigo Penal, 2013)El siglo XXI continu en esa lnea, pero se acentu al comps de una agenda meditica, que acab por desbaratar totalmente la arquitectura del Cdigo Penal de 1921, cuyo punto ms alto fue la llamada reforma Blumberg, que lleg al extremo de dejar totalmente incierta la cuanta de la pena mxima de privacin de libertad con el apoyo de una formidable campaa meditica y la debilidad del Congreso Nacional (y del ejecutivo que no pudo oponerse a las reformas), lo que no fue resuelto por la Corte Suprema de Justicia Nacional, por considerarlo una cuestin de derecho comn.En total, a la fecha, el ya casi inexistente Cdigo Penal de 1921 ha sufrido unas novecientas reformas parciales que lo hacen irreconocible.Por medio del Decreto 678 de 2012 la Presidenta Cristina Fernndez de Kirchner conforma una Comisin para la Elaboracin del Proyecto de Ley de Reforma, Actualizacin e Integracin del Cdigo Penal de la Nacin. Con la caracterstica de ser una comisin multipartidaria estuvo integrada por Ricardo Gil Lavedra (UCR), Federico Pinedo (PRO), la exdiputada Elena Barbagelata (FAP), Len Arslanin y presidida por el juez de la Suprema Corte de Justicia Ral Zaffaroni. Durante un ao la Comisin se dedic a debatir y redactar una propuesta para modificar el Cdigo Penal vigente. Los resultados del trabajo fueron plasmados en un Anteproyecto de Cdigo Penal presentado el 10 de diciembre de 2013 al ejecutivo de la nacin.

NOTAS SOBRE LA COYUNTURA

La idea de modificar el Cdigo Penal ya circulaba desde el ao 2004 cuando el Ministerio de Justicia cre una comisin dedicada a la elaboracin de un proyecto de ley de reforma y actualizacin integral del Cdigo; de acuerdo con ello un grupo de acadmicos trabajaron durante dos aos para la creacin de un anteproyecto, pero finalmente el propsito reformador no pudo llevarse a cabo. Debido a ello el 7 de mayo de 2012 se cre una nueva comisin con un propsito anlogo presidida por Eugenio Ral Zaffaroni e integrada por representantes de distintos partidos del espectro poltico.El resultado de la labor de la comisin, el Anteproyecto de Cdigo Penal, fue presentado al Poder Ejecutivo el 12 de febrero pasado. Es un documento de 584 pginas fruto de casi dos aos de trabajo que se nutri de numerosas sugerencias de instituciones pblicas y privadas, acadmicas y no gubernamentales vinculadas a la cuestin penal. Un documento que tiene una exposicin de motivos de 248 pginas donde se explica, artculo por artculo, por qu se proyect cada norma en la forma en que se lo hizo (www.testigofalso.com). Desde febrero la Secretara de Legal y Tcnica y el Ministerio de Justicia trabajan sobre el documento haciendo correcciones y modificaciones para que sea enviado al Congreso. Se esperaba que en la segunda mitad del 2014 fuese elevado para ser sancionado como ley pero an no hay fecha para ello.Si bien la Comisin de Reforma, Actualizacin e Integracin del Cdigo Penal inici sus actividades en el ao 2012, las crticas a la actividad reformadora comenzaron a llover desde varios sectores de la oposicin a partir de que el documento fue presentado al Poder Ejecutivo en febrero de 2014. Encabezando las crticas aparece el flamante partido Frente Renovador con su figura ms destacada Sergio Massa. Sus crticas giraron fundamentalmente en torno a la baja en cantidad de aos de crcel para delitos urbanos menores y apuntaron esencialmente a hacer del reclamo por seguridad urbana una serie de slogans polticos que lo colocan en un lugar visible dentro del escenario poltico en el marco de un ao pre-electoral. Dentro del espectro opositor al ACP retomamos fundamentalmente las crticas efectuadas por el jefe del Frente Renovador porque consideramos que es quien ms radicalmente se ha opuesto a su presentacin en el Congreso.Desde su intendencia en Tigre la preocupacin por la (in)seguridad fue su principal latiguillo proselitista y en este sentido asevera que el principal problema de la Argentina es la inseguridad. Para el Diputado Nacional la inseguridad, gracias a la cual adquiri su popularidad en Tigre, es tambin un problema a nivel nacional; y sta no es una sensacin, como supuestamente lo entiende el gobierno nacional, sino que constituye un problema de primer orden que debe ser atacado por el Estado cuya funcin es defender al ciudadano que vive dentro de la ley, que paga sus impuestos, que trabaja todo el da y que lo nico que quiere es vivir en paz y con tranquilidad.En una anticipada campaa presidencial Massa recorre distintos lugares del pas visitando a vctimas y familiares de vctimas de hechos delictivos, escucha las historias de las familias y recibe sus proyectos e ideas para mejorar la seguridad. Existen organizaciones como Asociacin de Familiares Vctimas del Delito, Madres del Dolor, entre otras, cuyo motivo de reunin es la cercana de algn familiar que haya sufrido un hecho delictivo. Estas organizaciones se renen con el ex-intendente de Tigre para compartir sus preocupaciones, ideas y proyectos para mejorar la seguridad. Una vecina de Mendoza comenta luego de la visita de Sergio Massa: Estoy muy agradecida de haber tenido un candidato que vino desde tan lejos Pudimos entregarle nuestros proyectos e ideas, y conversar con alguien que vino preocupado por nosotros. En este mismo sentido Osvaldo Quiroga asegura que el actual diputado logr transmitirnos muy simplemente cules son sus cimientos ideolgicos y su plan de seguridad, para anteponer los derechos de las vctimas antes que los de los victimarios. (www.frenterenovador.org.ar). De este modo los temores de la gente son recogidos y multiplicados por un candidato que se asienta sobre ellos para impartir su ctedra punitiva. En este sentido Massa asegura que: el desafo que tiene la Argentina es perderle el miedo a la palabra Orden. Hoy conviven en la gente sentimientos de miedo y de impunidad porque los delincuentes entran por una puerta y salen por la otra. Y para combatir esos miedos sostiene propuestas generar en cada ciudad un sistema de monitoreo coordinado, o pasar a una nueva fase con intolerancia a cualquier tipo de delito, o apostar a la profesionalizacin de las fuerzas. No es casual que el municipio de Tigre sea el primero en Latinoamrica que cuenta con una flota de drones que se suma a todas las dems herramientas de seguridad con las que ya cuenta: cmaras, mviles satelitales, botones de pnico para colectivos, transportes escolares y hogares, y el programa 0800 droga-no, entre otras. La relacin que se establece con la inseguridad es de lucha y la tecnologa es una herramienta muy importante para ganar lo que se considera una batalla contra los delincuentes; dentro de esta lgica el inmenso gasto destinado a la seguridad se considera una inversin, como dice Massa: es invertir en la vida de la gente (www.frenterenovador.org.ar).Por su parte, el diputado nacional y lder del Frente Amplio Progresista, Hermes Binner, consider que no cabe ninguna duda sobre la necesidad de reformar el Cdigo Penal, aunque cuestion el populismo penal generado en torno al tema de subas y bajas de penas en el marco de ese debate sin especificar mucho qu entiende por populismo penal. El exgobernador santafecino rescat del ACP aspectos vinculados a nuevas penalidades como los delitos ambientales y ciertos delitos laborales, cuya incorporacin al cdigo le parecen un hecho sumamente auspicioso. Sin apoyar demasiado la formulacin del ACP y criticndolo tibiamente el diputado nacional tuvo pocas apariciones pblicas en las que se refiri al tema (www.lacapital.com).Por otro lado el jefe de gobierno porteo, viendo hacia donde soplaba el viento, critic la reforma del Cdigo Penal y adelant que su bloque en el congreso votara en contra del proyecto pese a que el diputado PRO Federico Pinedo form parte de la comisin que elabor el ACP. Macri apunt que una reforma del Cdigo Penal debera llevar ms tiempo de discusin y se mostr confiado en que la presidenta Cristina Fernndez de Kirchner habilite en el Congreso un tratamiento "pensando en votar en un par de aos, porque no hay urgencia" (www.infobae.com). El jefe del PRO se mostr ms bien preocupado por el incumplimiento del Cdigo Penal vigente; en este sentido dijo: lo grave y urgente es lo que est pasando hoy en la Argentina con el abuso de la excarcelacin y el no cumplimiento de leyes que estn vigentes y resalt que Hay que debatir sin demagogias, sin populismos, fuera de un contexto electoral, sin oportunismos para tener un buen Cdigo aggiornado (www.infobae.com). La postura del PRO es no seguir la corriente de los sectores que plantean posiciones extremadamente blandas ni de otros que toman posiciones duras, pues con uno u otro discurso lo nico que ha sucedido es que la inseguridad empeor sistemticamente.Por su parte y sin mucha claridad la diputada Elisa Carri critic tanto la propuesta de reforma del Cdigo Penal, por considerarla intil en la lucha contra el narcotrfico, la trata de personas y la corrupcin estatal, como la consulta popular propuesta por Massa (http://www.elisacarrio.com.ar/).Por otro lado, Scioli defendi presentacin del ACP frente a las crticas esbozadas por al arco opositor al gobierno, y en particular cuestion la iniciativa de Massa de juntar firmas para oponerse a que el nuevo cdigo sea presentado en el Congreso.Frente a las crticas efectuadas por Massa, el coautor del ACP Ricardo Gil Lavedra respondi: Mi percepcin es que en estas condiciones es imposible hacer un debate en serio. La reforma es necesaria pero en estas condiciones, no (http://www.infobae.com/2014/03/08/1548648-massa-comenzo-la-junta-firmas-contra-la-reforma-del-codigo-penal). Aquellas condiciones a las que se refiere el ex-diputado de la UCR son las del contexto poltico pre-electoral, pues teme que la discusin en torno la reforma del Cdigo Penal sea capturada por sectores que de cara a las elecciones presidenciales de 2015 pretendan llevar a la campaa la negativa al nuevo cdigo. El problema sobre este punto es que la discusin en torno a la penalidad tiene una gran sensibilidad social y la mayora de los candidatos se muestran bien dispuestos a sacar provecho de ella.

CRTICAS AL ACP

Tras ser presentado al ejecutivo nacional el ACP fue duramente criticado por algunos sectores polticos de la oposicin, en particular el Frente Renovador liderado por el diputado Sergio Massa. La crtica que efectu este sector resulta llamativa porque fue muy enrgica y no tuvo demasiados pruritos en trminos jurdicos, fue muy pobre en estos trminos, pero an as logr consagrar una serie de slogans que tuvieron una gran difusin meditica y una fuerte eficacia poltica.Las crticas con las que el Frente Renovador se opone al ACP hacen hincapi en toda una serie de elementos que favorecen a los delincuentes en detrimento de los que son denominados gente; este ltimo grupo estara constituido, en palabras de Massa, por ciudadanos que pagan sus impuestos y que quieren vivir en paz. En su pgina de internet NoAlNuevoCodigoPenal (http://noalnuevocodigopenal.org/) presenta una lista de razones que explican por qu no debe sancionarse el Anteproyecto de Cdigo Penal, entre ellas se destacan las siguientes: Se reduciran las penas de 20 de los delitos ms graves del cdigo penal, y muchos se transformaran en excarcelables. Sobre estos 20 delitos ms graves del cdigo penal no hay mayor detalle, no se indica ni cules son ni con qu frecuencia son utilizados para sancionar penas por los jueces. Respecto a la excarcelacin de muchos de ellos tampoco se presta mayor explicacin; tampoco se aclara qu significa esta transformacin en excarcelable, es decir, si simplemente quedan absueltos o si el tipo de penas que se aplica no se desarrolla dentro de la crcel, ni cules seran los delitos cuyas penas sufriran esta transformacin y tampoco en qu circunstancias.Se eliminara la reincidencia: robar una o cien veces sera lo mismo segn el nuevo cdigo. La reincidencia es el agravamiento de una pena debido a que se ha cumplido otra por un delito igual o similar en un perodo de tiempo determinado; en este punto no se dice demasiado respecto de la importancia de la reincidencia, es decir, cules seran los efectos benficos que se espera de ella, ni cules han sido hasta ahora los resultados como para mantenerla en vigencia. Por lo dems, robar una o cien veces sera lo mismo segn el nuevo cdigo, se ha desmentido en numerosas oportunidades pues en el ACP se contemplan efectos adversos por antecedentes en cumplimiento de penas. Los delincuentes podran cumplir condena en su casa en el 86% de los delitos segn el nuevo cdigo. Sobre la prisin domiciliaria no ahonda en demasiados detalles, no especifica cules seran los delitos cuyas penas pueden cumplirse en el domicilio y cules deben cumplirse en prisin. Ms adelante agrega: El nuevo cdigo es un premio para los delincuentes: el 82% de los delitos sera excarcelable. Lo que tampoco aporta demasiada informacin pues en ltima instancia no queda esclarecido cules seran las ventajas de que una pena se cumpla en la crcel y no en el domicilio. Quizs se deba a una discusin ms de fondo que tampoco se plantea, que sera preguntarse para qu sirve la pena en ltima instancia.De aprobarse el nuevo cdigo penal, 17.000 delincuentes que hoy estn presos podran salir a la calle. Se desprende de este enunciado que ese nmero de delincuentes podra salir de la crcel y circular libremente por la va pblica, quizs se espera que automticamente uno asocie la idea de un delincuente circulando en libertad y un peligro inminente de que cometa un nuevo latrocinio, pero no avanza sobre sta que sin embargo insina poco sutilmente. Lo cierto es que tampoco se aclara en qu calidad saldran, es decir, si pueden salir de la crcel sin necesidad de cumplir ningn otro tipo de pena o podran salir para cumplir alguna de las penas alternativas que estipula el ACP; en este ltimo caso salir de la crcel no querra decir salir de la pena. Por otro lado, respecto al nmero 17.000 delincuentes no se brindan especificaciones, de dnde fue extrado o de qu modo fue calculado.El nuevo cdigo es un premio para los delincuentes: bajaran las penas de 146 delitos. Las variaciones que se implementaron sobre las penas son, como puede leerse en otras fuentes de informacin y en el propio ACP, variaciones sobre escalas penales; la frase bajaran las penas parece verse envuelta en una suerte de fetichismo donde las penas suben, bajan y bailan como deca Marx de la mercanca. Segn puede leerse en otros artculos, lo que se baj fueron, en general, los mnimos de las escalas penales; esto no quiere decir que efectivamente las penas en su aplicacin efectiva se vean mermadas en cantidad de tiempo dentro de la crcel, pues son en ltima instancia los jueces quienes determinan la cantidad de tiempo que un delincuente permanecer en la crcel segn el delito perpetrado y una escala penal sugerida por el Cdigo Penal. No est del todo claro qu quiere decirse entonces con la frase bajaran las penas de 146 delitos, lo que s est claro es que esta frase es ms rimbombante y tiene un efecto de slogan ms potente que la frase que correspondera: se bajaron los mnimos de las escalas penales para n delitos (http://noalnuevocodigopenal.org/repercuciones.html).Desde este punto en adelante, hasta el final del documento, utilizar el mismo modo de expresin El nuevo cdigo es un premio para y comienza a hacer un listado: narcotraficantes, asesinos, violadores, contrabandistas, secuestradores, torturadores, abusadores de menores, delincuentes de guante blanco, ladrones, criminales, extorsionadores, para los tratantes de menores y para los que le roban al campo porque, en cada uno de estos casos se castigara con menos cantidad de aos en la crcel para el delincuente (http://noalnuevocodigopenal.org/repercuciones.html).Hay otras cuestiones que critica el Frente Renovador, que no figuran en su pgina de internet sino que fueron declaraciones pblicas reproducidas en distintos medios de comunicacin, que son igualmente llamativas y merecen ser trados a discusin; dice Sergio Massa en una entrevista desgrabada por el diario La Nacin: Debemos recordar que este cdigo elimina la reincidencia, la reclusin y la prisin perpetua, la peligrosidad como agravante, (http://www.lanacion.com.ar) la cuestin de la reincidencia se repite ms arriba, respecto de la reclusin no est muy claro a qu hace referencia pues el ACP estipula como castigo la pena de prisin, que significa reclusin; quizs hace referencia a la prisin preventiva, en cuyo caso resulta evidente que para el diputado vale bien poco la experiencia de muchas personas que han sido detenidas durante meses por la medida de prisin preventiva y luego en el proceso fueron declaradas inocentes. Luego menciona que se elimina la prisin perpetua y adems agrega que si Rafael Videla viviera y el ACP fuese sancionado como ley, aquel podra salir caminando en libertad (http://www.ellitoral.com/index.php/diarios/2014/03/02/politica/POLI-07.html). Adems de la mentira flagrante que significa esta ltima frase, la pena de prisin perpetua nunca existi propiamente como tal en la Argentina; el pas suscribe desde hace aos a acuerdos internacionales por los que se establecen penas mximas de prisin de 35 aos. Uno tiende a dudar que una persona con ttulo de abogado lo desconozca, sin embargo hace mencin de ello con alardes de verdad consagrada y sabida por todos, como una verdad del sentido comn.Toda esta serie de crticas se ve acompaada de una campaa de recoleccin de firmas, dice Sergio Massa: Vamos a juntar cinco millones de firmas para impedir la reforma del Cdigo Penal que beneficia a los delincuentes. () El objetivo nuestro es que no manden el proyecto, tenemos que generar conciencia para que no llegue al congreso indic Sergio Massa (http://www.infobae.com). Frente a esta iniciativa reaccionaron con duras crticas varios sectores del arco poltico que haban participado en la elaboracin del ACP. De cara a ellas Massa asume una posicin de vctima y como un mensajero desinteresado afirma sigan atacando al cartero, que la noticia ya est en la gente, colocando del lado de los redactores del ACP una suerte de oscurantismo, de haberlo hecho a espaldas de la gente, y dejndose a l mismo en franca alianza con ella.La juntada de firmas se presenta como un modo de expresar lo que esa gente quiere, porque es a ellos en ltima instancia que se perjudica o se beneficia. En este sentido afirma: Darle la oportunidad al debate es precisamente abrir el debate a la sociedad. No se puede descalificar simplemente a quien quiere juntar firmas e involucrar a la gente en este tema (www.infobae.com), sumado a la junta de firmas en la calle, Massa junt tambin firmas digitales en la web; de este modo quien lo desee puede expresarse online, sin necesidad de salir a la calle, se ahorran el riesgo de que los roben, y ayudan a completar las cinco millones de firmas para que el ACP no llegue a ser discutido en el Congreso. Vale hacer mencin que ese mecanismo de juntar firmas para evitar que un proyecto sea discutido en el Congreso no est estipulado en ninguna legislacin vigente. Lo que existe es el mecanismo contrario, es decir, un proyecto que por mocin popular pasa a ser discutido en el Congreso, pero de ninguna manera est previsto que una mocin popular pueda abolir un proyecto de ley.Las crticas tomadas en consideracin para el anlisis son fundamentalmente las que efectu Massa al Anteproyecto de Cdigo Penal, pues se considera que es quien ha jugado ms a fondo esta carta para su campaa poltica y a partir de ellas se puede extraer un modo socialmente hegemnico de tematizar la (in)seguridad.

DEL CDIGO PENAL A LA (IN)SEGURIDAD

La operacin que caracteriza estas crticas es la de constituir a la penalidad como garante de la seguridad. Dentro de esta lgica una persona que se ve tentada de cometer un delito se sentira disuadida si las penas que estipula el Cdigo Penal fuesen ms severas. Con esta impronta la preocupacin por la (in)seguridad comienza a poblar las discusiones sobre la penalidad. En su artculo Cambios reales y supuestos en el sistema penal: las manifestaciones del giro punitivo publicado en la revista Delito y sociedad, el abogado Mariano Gutirrez sostiene que a comienzos del siglo XXI comienzan a emerger con claridad en los medios polticos y de comunicacin los casos de vctimas de la inseguridad, y con ello la extendida presencia del discurso de la (in)seguridad. En este sentido dice: En la primera dcada de este siglo en que la inseguridad comienza a ser la principal razn esgrimida en todos los debates legislativos de reformas penales importantes, dejando en un segundo plano otros tipos de razonamientos (Gutierrez, 2010: 64). Ya para mediados de 2001 con la (in)seguridad instalada en la agenda meditica y poltica se afirmaba que la ola delictiva obedeca a condenados o procesados que haban salido en libertad prematuramente.Sumado a la centralidad que tomaba la cuestin de la (in)seguridad en el debate pblico el autor seala otra tendencia en los debates parlamentarios de las leyes ms relevantes por sus efectos; esta tendencia se caracteriza por una muy notoria permeabilidad de la lgica legislativa a los hechos coyunturales y a las campaas de alarma (no importa si tienen su origen en una reaccin popular espontnea o meditica), su consecuente comportamiento espasmdico, el desprecio por la estadstica cientfica, el dato fiable, o la reflexin experta, y en su lugar, la reproduccin en forma de datos de impresiones de sentido comn o de verdades mediticas (Gutierrez, 2010: 64). Todo ello se daba ya previo al fenmeno Bloomberg; ste, segn el autor, slo marc el punto mximo de un modo de hacer poltica criminal, y sobre todo de una forma de dar respuesta a la demanda de seguridad de parte de los actores polticos. Se explica de este modo cmo la (in)seguridad comienza a ser un concepto cada vez ms amplio, presente y abarcativo en relacin al delito y la violencia. A su vez la (in)seguridad comienza a ser un objeto de intercambio poltico, una mercanca poltica a travs de la cual se busca la produccin de consenso poltico y en el lmite, electoral (Gutirrez 2010). Esta electoralizacin de la emergencia de la inseguridad urbana implic que las medidas propuestas y eventualmente puestas en marcha- para enfrentar este problema fueran deliberadamente concebidas como el reflejo de lo que piensa o siente la gente (Sozzo, 2007. En Gutirrez, 2010: 63). Se consigue de este modo que todas las propuestas polticas, como la profesionalizacin de las fuerzas de seguridad, instalacin de botones de pnico, creacin de nuevas policas (de proximidad, ciudadanas, etc) que apuntan a resolver el problema de la (in)seguridad gozan de un halo de legitimidad social.Otro elemento central dentro del discurso de la (in)seguridad es la legitimidad social y la fuerza poltica que adquiere la figura de la vctima. Ser vctima o familiar de vctima permite emitir un discurso aleccionante de qu manera todos somos vulnerables a la delincuencia y el modo ptimo en que debieran protegerse, fundamentalmente, la vida y la propiedad. La vctima goza de tal legitimidad social que es aupada por diversos sectores polticos con el fin de legitimar polticas regresivas respecto del delito pasando por alto y desacreditando recomendaciones cientficas y datos estadsticos. En este sentido tiene un mayor peso poltico-meditico la imagen televisiva del llanto de los familiares de una vctima de la inseguridad, con el encabezado que dice: otro crimen ms con un poltico que los acompaa y confirma con ellos la necesidad de implementar castigos ms duros, que el discurso de un especialista en la materia. El caso extremo de ello lo constituye Juan Carlos Blumberg en el 2004 cuando asista al Congreso a vigilar las sesiones y acusar a legisladores que se mostraban reticentes a sus propuestas.

ALGUNAS LNEAS SOBRE EL PENSAMIENTO DE LA (IN)SEGURIDAD

De lo anteriormente expuesto podemos avanzar algunas lneas generales respecto de cmo se piensa el problema de la (in)seguridad. En primer lugar existe un modo hegemnico de tematizar la (in)seguridad en donde sta aparece ligada directamente al delito urbano menor contra la propiedad y contra las personas, fundamentalmente efectuado por jvenes de barrios marginales. Resulta entonces que al asimilar el problema de la (in)seguridad al delito urbano menor, quedan por fuera un abanico de temas tales como la violencia de gnero, delitos fiscales, malversacin de fondos pblicos, que no son considerados parte de la problematizacin; o si son mencionados, ocupan un lugar marginal en las partidas presupuestarias.Por otro lado, en un artculo publicado en el marco del Congreso sobre Democracia realizado en septiembre de 2014, la Lic. Ginga sostiene que el modo en que se problematiza la (in)seguridad supone un modo correlativo de gobierno de la poblacin. De manera que la seguridad, as entendida, se ha constituido en el ltimo tiempo en el resorte, en el disparador privilegiado a partir del cual pensar y generar todo un conjunto de tecnologas de gobierno de las poblaciones que prefiguran, determinan y constituyen (o as lo intentan) los hbitos y las formas de comportamiento de los sujetos, los modos de hacer, los modos de sentir y los modos de pensar (Ginga, 2014: 1) El gobierno que no es ya del delito en s sino a travs del delito, alcanza y permea todas las instituciones de la vida cotidiana; constituye el resorte privilegiado para impulsar una cantidad de iniciativas de gobierno de la poblacin, generalmente legitimadas. Ginga argumenta que en aquellas instituciones tales como las familias, las escuelas, las empresas que en ocasin de sufrir la amenaza del delito en forma reiterada o con efectos letales, se desarrollan estrategias que van ms all de las posibles intervenciones de la justicia penal. En este sentido afirma como hiptesis fuerte que an si el delito quedara relegado a un lugar menos central en la obsesin pblica, es posible que la dinmica del gobierno a travs del delito no se vea alterada (Ginga, 2014: 3), las rutinas generadas al interior de aquellas instituciones no se veran modificadas.Otro elemento que se destaca en el mencionado artculo dentro del discurso de la (in)seguridad es el empleo de la nocin de riesgo. Segn Ginga el gobierno neoliberal desarroll una torsin de este concepto respecto de su predecesor estado welfarista. En este sentido la autora afirma que en las sociedades welfaristas, el desarrollo de programas y polticas, en lo que se refiere al delito y al control del delito, aspiraban a la normalizacin de un individuo identificado como problemtico, donde la intervencin del Estado y del saber tcnico y profesionalizado se conforma como rasgo distintivo, a la par de la implementacin de polticas pblicas de seguros sociales, como pensiones, jubilaciones, seguro de desempleo, entre otros (Ginga, 2014: 4). En oposicin, la forma en que es presentado el riesgo en nuestras actuales sociedades neoliberales es lo que ha permitido el desarrollo de nuevas tcnicas e seguridad y control como sera el caso de la denominada prevencin situacional y su correlativa responsabilidad de la vctima en la propia prevencin. En las sociedades neoliberales el delincuente deviene individualmente responsable (ms all de sus condiciones sociales, a diferencia de las polticas welfaristas), pues elige libremente inclinarse a cometer un delito sabiendo de antemano sus consecuencias penales. La introduccin de un pensamiento neoliberal de la delincuencia permite suponer que al aplicar penas ms severas un delincuente se sentir ms bien disuadido de cometer un crimen debido a un clculo de costo-beneficio. En el marco de este pensamiento cada individuo deviene responsable de s mismo y de tomar las decisiones acertadas segn su propio inters en un medio legal que se considera estable. Pero igualmente son responsables todos los individuos por su propia seguridad, de all la responsabilidad de la vctima que para prevenir el delito debe circular por la calle en determinado horario y no en otro, utilizar corredores seguros, llevar la cartera de tal modo, el celular en cierto bolsillo del pantaln, etc. De este modo el foco de la responsabilidad es desplazado desde el Estado hacia el individuo.En paralelo al desplazamiento anteriormente explicado ocurre otro a nivel de la funcin del Estado; ste ya no se centra tanto en proteger sino ms bien en brindar informacin acerca de la ubicacin de delincuentes, del riesgo que presentan, o de los pasos que deben tomarse para defender la propia comunidad. En este sentido Ginga sostiene que el Estado ya no es el nico responsable de mantener la Seguridad Pblica, se responsabiliza a los ciudadanos para evitar el delito en sus propios barrios, ya que son consumidores de informacin de cmo prevenirlo. (Ginga, 2014: 5)El gobierno de la seguridad no supone la eliminacin por completo del delito urbano, sino ms bien lo ingresa como problema de gobierno para ser mantenido dentro de marcos ms o menos aceptables para determinados sectores de la poblacin. En este sentido, el proceso de produccin de seguridad se encuentra vinculado al establecimiento de rutinas seguras de la vida cotidiana logradas a partir de las actividades de control y mantenimiento del orden y a procesos de ordenamiento y regulacin (Font: 1999, en Ginga 2014). En l se intersectan una red de mecanismos reguladores (no slo estatales) que mantienen como fin la consecucin de niveles de orden y tranquilidad que resultan razonables para ciertos sectores de la poblacin. (Brogden y Shearing: 1993, en Ginga 2014)

A MODO DE CONCLUSIN.

La discusin en torno a la (in)seguridad como cuestin de gobierno no constituye una novedad desatada por la presentacin del ACP, coincidimos con Gutirrez (2010) que quizs la novedad habra que buscarla por el lado de la intensidad con que se vive el sentimiento de inseguridad. En este sentido se sostiene que el problema parece estar planteado de tal modo que no existe, por parte de la mayora de los actores del espectro poltico, un inters en conocer ni atacar las causas de la inseguridad miseria, desocupacin, ilegalidad, desesperanza y discriminacin sino asumir y minimizar las consecuencias.En un ao preelectoral el problema de la (in)seguridad aparece altamente permeable a ser tomado en las campaas polticas para escalar posiciones en las encuestas, fundamentalmente, pero no exclusivamente, por los sectores inclinados a la derecha del espectro poltico y aupados por los medios de comunicacin hegemnicos. Por ms que resulte complejo abordar la discusin parlamentaria del Cdigo Penal en el marco de un ao preelectoral consideramos que es un tema necesario pues la intrincada legislacin penal vigente contribuye a que las medidas paliativas con las que se combate la inseguridad constituyan una serie de disposiciones de intolerancia selectiva contra el estereotipo del pibe chorro, es decir, los jvenes pobres de los barrios marginales precarizados del mercado laboral.Las encuestas ms recientemente publicadas a un ao de las elecciones presidenciales revelan que las figuras con ms intencin de voto son Macri, Massa y Scioli. De acuerdo al desempeo que cada uno ha llevado a cabo en sus respectivas gestiones podemos aventurarnos a pensar que la cuestin de la (in)seguridad no tomar cauces muy distintos a los que ya vienen en marcha. En Buenos Aires el aparato de seguridad no se ha modificado desde aquel fallido intento de reforma de Len Arslanin a mediados de la dcada de 1980; durante el gobierno de Scioli no se ha generado otro modo de afrontar la problemtica de la (in)seguridad ms que incrementando el aparato de seguridad otorgando mayores prerrogativas a la polica provincial. En Tigre podemos ver el despliegue de los megaoperativos de seguridad de Massa, filmados por innumerables cmaras y ampliamente difundidos por la mayora de los medios de comunicacin; toda una maquinaria escnica y meditica que publicita la represin a los delincuentes como cifra de una buena gestin. Y Macri en CABA que tampoco sale del esquema de pensamiento que postula que para lograr mayor seguridad hay que incrementar el volumen de las fuerzas de seguridad o combinar esfuerzos (siempre policiales) con la nacin y la provincia. Este escenario parece augurar un recrudeciemiento de la derecha en materia de seguridad.Imitando el gesto de Foucault en Vigilar y Castigar, podemos preguntarnos, as como l lo haca acerca del fracaso de la crcel, nosotros nos preguntaremos: de qu sirve el fracaso de las iniciativas, de las polticas pblicas de seguridad y de las ordenanzas que intentan prevenir el delito? En este sentido Ginga recupera un texto de la profesora de la UBA Susana Murillo donde sostiene que el miedo a la inseguridad no es la consecuencia indeseada, sino un estmulo buscado para alentar a la competencia individualista, la cual es el corazn mismo de la ciudad empresa, conformada por muchos empresarios de s mismos cuyo nico objetivo radica en buscar la propia utilidad. [] Ciudad empresa pensada como lugar de mercado donde los ciudadanos son llamados vecinos [o gente] y stos se transforman en empresarios competidores que juegan un juego constante frente al temor de perder la casa, los amigos, la vida (Murillo, en Ginga, 2014: 17). Podramos agregar que el estmulo tambin contribuye a alentar la construccin de comunidades que rechazan lo diferente, al otro frente a un nosotros, vecinos que pagan los impuestos y quieren vivir en paz; alienta a su vez, la fragmentacin social como una forma de vida y de gobierno en la ciudad, el vigilantismo de los propios ciudadanos, un mercado privado cada vez ms creciente de mercancas y sistemas que brindan seguridad, acrecienta el nmero de polticas e iniciativas que bajo el casi indiscutido argumento de prevenir el delito gobierna poblaciones obteniendo altsimos grados de legitimidad social y poltica.

BIBLIOGRAFA

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