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 349 TERCERA PARTE: ASOCIACIONES  CUARTA PARTE MENSAJES DE JU AN PABLO II A LOS MONTFORTIANOS Páginas 349 a 379

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    TERCERA PARTE: ASOCIACIONES

    CUARTA PARTE

    MENSAJES DE JUAN PABLO IIA LOS MONTFORTIANOS

    Pginas 349 a 379

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    CUARTA PARTE: MENSAJES DE JUAN PABLO II A LOS MONTFORTIANOS

    1. IMPROVISADO DISCURSO DEL PAPA JUAN PABLO II

    EL 20 DE JULIO DE 1987

    El 20 de julio de 1987, en el 40 aniversario de la canonizacinde Montfort, Juan Pablo II recibi en Castel Gandolfo a losmiembros del Captulo general de los Misioneros de la Compa-a de Mara. A ellos dirigi, improvisando en francs, laspalabras siguientes51 como respuesta a las que le dirigi elSuperior General de los Montfortianos: P. Grard Lemire.

    444. Gracias de su visita. En este da memorable en el que la Iglesia y sobretodo la Santa Sede y la Iglesia de Roma, celebran con ustedes el aniversario dela santificacin de la canonizacin de su ilustre Fundador, san Luis MaraGrignion de Montfort en la liturgia que celebramos esta maana. Era una granfigura en la historia de la Iglesia y sobre todo en la historia de la espiritualidadmariana de la Iglesia. Esta espiritualidad profundamente relacionada con los mis-terios centrales de nuestra fe sobre todo con el misterio de la Santsima Trinidad,con el misterio de la Encarnacin y de la Redencin.

    Es as como san Luis Mara nos ha enseado a conocer a la Virgen a travs deestos misterios. Tambin se puede decir que l ha invertido los caminos, o bien,que ha dado a estos caminos un nuevo complemento: puesto que tradicional-mente se pensaba que es por Mara que se va a Jess; l nos ha enseado a ir aElla por Jess, en estos misterios (misterio trinitario, misterio de la Encarnacin,de la Redencin). Pero, evidentemente, estos dos caminos de nuestro caminoespiritual se complementan.

    Es muy precioso conocer esta espiritualidad mariana de san Luis Mara Grignionde Montfort. Es muy precioso poder decir con l como ustedes lo han dicho y

    51 LOsservatore Romano en francs del 11 de julio de 1987. Esta traduccin que hice conserva elcarcter espontneo de la improvisacin. Estuve presente: Miguel Patio H..

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    cantado esta maana: Totus tuus ego sum et omnia mea tua sunt; accipio tein mea omniaet ego sum servus Mari52. Es una verdadera sntesis de laespiritualidad mariana, tal como la encontramos en el mismo Evangelio, con esteconjunto: Accipio te in mea omnia; As es como el apstol Juan recibi a laVirgen, bajo la Cruz de Jess en el Calvario.

    Ustedes han destacado que las dos notas, la nota misionera y la nota marianavan juntas. Esta es la caracterstica de su Congregacin; es especfico para sucongregacin, congregacin que toma su inspiracin de san Luis Mara Grignionde Montfort. Es cierto, y dira que est subrayado sobre todo en esta EncclicaRedemptoris Mater. Y, al mismo tiempo y sobre todo, se destaca en la doc-trina del Vaticano II, en la Lumen Gentium, captulo VIII, captulo marianode la Lumen Gentium: Mara en el misterio de Cristo y de la Iglesia.

    Mara est presente en estos misterios como Aquella que precede, que precedepor la fe, que precede a todo el pueblo de Dios. Entonces se habla de estaprecedencia, no solamente en el sentido de su dignidad; se habla de esta pre-cedencia sobre todo a causa de su actividad, de su misionalidad. Ella estsiempre en misin; Ella est siempre en misin desde la Encarnacin, pero sobretodo desde de la Redencin, desde el momento del Calvario en donde Ella fueenviada de manera especial, sin un mandato formal; Ella fue enviada en la fuerzade estas palabras: He aqu a tu Hijo He aqu a tu Madre

    Y entonces, Ella es desde este momento, Ella se convierte desde este momentoen una expresin de la Iglesia, de esta Iglesia que es misionera por su propianaturaleza. Entonces como tal, Ella precede, lo cual quiere decir que Ella se sitasiempre en el corazn de esta misin de la Iglesia, misin salvadora, misinredentora, (como) misionera de evangelizacin. Ella se encuentra siempre enmedio, en el centro, en el corazn de esta Iglesia que est siempre en misin.

    Por esto, su congregacin misionera y, al mismo tiempo de inspiracin profun-damente mariana, su congregacin da una expresin totalmente especfica a estaespiritualidad de san Luis Mara Grignion de Montfort, y, al mismo tiempo, deesta espiritualidad que emana del Vaticano II, de la cual mi ltima EncclicaRedemptoris Mater quera ser solamente un pequeo comentario.

    52 Soy todo tuyo y todo lo mo es tuyo; te recibo por todos mis bienes y soy siervo de Mara.

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    Les deseo en esta circunstancia de hoy, el xito espiritual que es propio, que espropio de los que han abandonado todo para servir al Seor y que lo hacen enun espritu, en un espritu de confianza realmente total, de confianza total a laVirgen, la Madre del Seor, en este espritu que fue vigorosamente predicado ysobre todo vivido por su Fundador.

    Muchas gracias por este encuentro. Que Dios les bendiga en su Captulo Gene-ral y tambin en sus trabajos apostlicos y misioneros.

    2. D E C R E T O

    20 DE JULIO DE 1996

    Acerca de las inscripcin de la fiesta de san Luis Mara Grignion de

    Montfort, presbtero en el Calendario Romano universal53.

    445. Entre los preclaros misioneros apostlicos debe contarse, sin lugar a du-das, san Luis Mara de Montfort, 1673-1716. Vivi totalmente inserto en eldesignio de la Divina Sabidura como esclavo de Mara, la Madre de Dios.Trabaj con todas sus fuerzas en confundir la sabidura del mundo con la locurade la Cruz para llevar al Pueblo cristiano a vivir conforme al Evangelio.

    Al ejercer su ministerio apostlico en campos y ciudades, ya en misiones ya enhospitales de varias dicesis de Francia, predicaba el amor de Dios solo, elmisterio de Cristo crucificado, Sabidura eterna y encarnada, la consagracin aJess por la Virgen Mara, la renovacin de las promesas bautismales, las inago-tables riquezas de la recitacin del Rosario. Su palabra de fuego y, sobre todo,el resplandor de sus virtudes hicieron fecundo su apostolado.

    Compuso cnticos sagrados y otros escritos, entre ellos el celebrrimo Tratadode la Verdadera Devocin a la Santsima Virgen, para llevar las almas de losfieles a Jess por Mara.

    El Soberano Pontfice Juan Pablo II, en su encclica La Madre del Redentor,afirma que una autntica espiritualidad mariana debe ser expresin no slo de ladoctrina de la fe sino tambin de la vida de la fe. A este propsito evoca muy

    53 Aunque el Decreto es de la Sagrada Congregacin para el Culto, fue realizado por voluntad delSanto Padre, y al expresar su justificacin, hace una sntesis muy preciosa de la vida y espiritua-lidad de San Luis Mara de Montfort.

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    especialmente la figura de san Luis Mara Grignion de Montfort: la espirituali-dad mariana, a la par de la devocin correspondiente, encuentra una fuenteriqusima en la experiencia histrica de las personas y de las diversas comunida-des cristianas que viven entre los distintos pueblos y naciones de la tierra. A estepropsito, me es grato recordar, entre tantos testigos y maestros de esta espiri-tualidad mariana, la figura de san Luis Mara Grignion de Montfort, el cual pro-pona a los cristianos la consagracin a Cristo por las manos de Mara, comomedio eficaz para vivir fielmente el compromiso del bautismo, No 48.

    En seminarios y noviciados del mundo entero, se han formado innumerablessacerdotes, hombres y mujeres consagrados al Seor, as como fieles laicos,sacando de la doctrina mariana de san Luis Mara Grignion de Montfort comode una fecundsima fuente, las orientaciones para su vida espiritual. No pocossantos y beatos, entre los que sobresale la beata Mara Luisa de Jess Trichet,encontraron en la espiritualidad monfortiana alimento para fortalecer su piedadhacia Cristo y hacia la Madre de la Iglesia. Tambin en nuestra poca, grupos yasociaciones marianas, que florecen por todo el mundo, se fundamentan en ladoctrina Mariana de san Luis Mara.

    Por tanto, el Soberano Pontfice JUAN PABLO II, al considerar cuanto han fo-mentado y siguen fomentando los escritos y ejemplos de san Luis Mara deMontfort la verdadera devocin hacia la Madre de Dios, en los pastores, reli-giosos y fieles, no slo respecto a la doctrina sino tambin a la prctica de la vidacristiana, ha decretado que el nombre de san Luis Mara Grignion de Montfortsea inscrito en el Calendario Romano universal y que todos puedan celebrar sufiesta, cada ao, el 28 de abril, como memoria libre.

    La nueva memoria ser inscrita, por tanto, en todos los Ordos para la celebra-cin de la Eucarista y la Liturgia de las Horas y reseada en los libros litrgicosque editen en el futuro las Conferencias Episcopales.

    Sin que obste cualquier indicacin en contra.

    Congregacin para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, el 20 deJulio de 1996.

    Antonio M. Card. JavierrePrefecto

    +Gerardus M. AgneloArzobispo Secretario

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    3. HOMILA DE JUAN PABLO II

    EN SAN LORENZO

    San Lorenzo, Francia, jueves 19 de septiembre de 1996

    Celebracin de las Vsperas de san Luis Mara Grignion de Montfort

    446. Queridos Hermanos y Hermanas,

    1. Con ocasin de la peregrinacin a las tumbas de san Luis Mara Grignion deMontfort y de la beata Mara Luisa de Jess, me alegra mucho celebrar laliturgia de las Vsperas con ustedes, personas consagradas, procedentes detodo el occidente francs. Agradezco a Mons. Francisco Garnier, obispo deLuon, y a los Superiores de la familia monfortiana las palabras que me handirigido a nombre de ustedes, lo mismo que a nombre de la comunidaddiocesana aqu representada. A todos les dirijo un afectuoso saludo.

    2. La lectura de la Carta a los Romanos que acabamos de escuchar, nos hablade la vocacin de la humanidad en Cristo. Desde toda eternidad, somosconocidos y llamados en Cristo a reproducir la imagen de Aqul que es elprimognito de muchos hermanos, Rom 8,29. En l, verdadero Dios yverdadero Hombre, el Padre nos ha mostrado el sentido de nuestra voca-cin. Entre el conocimiento eterno del hombre que el Padre tiene en el Verboy la llamada que dirige al hombre en el tiempo, existe un vnculo estrecho.Cristo sabe que su venida al mundo, y particularmente su pasin, muerte yresurreccin, deben revelar a los hombres su vocacin, inscrita por el Padreen el misterio de la Encarnacin de su Hijo. Consciente de ello, Cristo altrmino de su misin terrestre, dirige a los Apstoles esta exhortacin: Portanto, vayan a hacer discpulos entre todos los pueblos, bautcenlos con-sagrndolos al Padre y al Hijo y al Espritu Santo, y ensenles a cum-plir cuanto les he mandado. Yo estar con ustedes siempre, hasta el findel mundo, Mt 28, 19-20.

    3. De siglo en siglo, los sucesores de los apstoles y de muchos discpulos hantrabajado para cumplir esta misin que el Seor les confi. En la regin deustedes, san Luis Mara Grignion de Montfort fue uno de los ms notables.Me siento feliz de iniciar mi peregrinacin en tierra francesa bajo el signo de

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    esta gran figura. Ustedes saben que debo mucho a este santo y a su Tratadode la verdadera Devocin a la Santsima Virgen. Ya que mi visita pastoral seubica en gran parte bajo el signo del bautismo, hoy quiero ante todo poner derelieve el hecho que, en el espritu de san Luis Mara, toda la vida espiritualproviene directamente del sacramento del santo bautismo. As lo destaca unpasaje significativo del Acto de consagracin a Jesucristo por las manos deMara, redactado precisamente por Montfort. En el centro de este acto, hayestas palabras: Yo, - aqu se pronuncia el nombre; por ejemplo: Luis Marao Juan Pablo o Carlos - pecador infiel, renuevo y ratifico hoy en tus manos(entre las manos de Mara) los votos de mi bautismo; renuncio para siemprea Satans, a sus pompas y a sus obras y me consagro totalmente a Jesucristo,la Sabidura encarnada, para llevar mi cruz en su seguimiento todos los dasde mi vida, El amor de la Sabidura eterna, No 225.

    La llamada a vivir las promesas del santo bautismo es clara. En la liturgiabautismal se le pregunt a cada uno de nosotros: Renuncias a Satans, atodas su obras y seducciones? Y luego: crees? El acto del bautismo va ala par con la opcin por Dios, la opcin por Cristo, la opcin por vivir en lagracia del Espritu Santo. Esta opcin es, en cierto sentido, la victoria sobreel pecado original. La gracia sacramental del bautismo borra el pecado origi-nal. Pero el hombre que lo recibe debe tambin renunciar al pecado, paracorresponder as a la justificacin que se le ofrece por su fe en Cristo. En lagracia del bautismo, hay un cierto retorno al inicio, a los orgenes, cuandohaba que escoger el bien y no el mal, acoger la salvacin y no rechazarla. SiGrignion de Montfort hizo entrar esto en el contenido de su verdadera devo-cin a la Madre de Dios, lo hizo porque Mara, por voluntad divina, desde suInmaculada Concepcin, fue inscrita en el plan de Dios para superar el peca-do por medio de la justificacin recibida de la gracia que viene de Cristo. Esbueno que al comienzo de esta peregrinacin que me conducir igualmente aReims para celebrar los 1.500 aos del bautismo de Clodoveo, podamosconsiderar aqu, desde un punto de vista mariano, el significado esencial delbautismo.

    4. Al dirigirme a ustedes, hombres y mujeres comprometidos en la vida consa-grada, quisiera reafirmar que, en la tradicin de la Iglesia, la profesin reli-giosa es considerada como una singular y fecunda profundizacin de la con-sagracin bautismal en cuanto que, por su medio, la ntima unin con Cristo() se desarrolla, Vida Consagrada, No 30. Ustedes estn llamados a ir

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    an ms lejos, gracias a un don particular del Espritu, ibid., puesto queustedes escogieron practicar radicalmente los consejos evanglicos para se-guir a Cristo, y toman por modelo a la Virgen Mara, ejemplo sublime deperfecta consagracin, por su pertenencia plena y entrega total a Dios, ibid.No 28.

    La exigencia del compromiso de ustedes puede parecer a sus contempor-neos difcil de comprender y casi imposible de vivir. No se preocupen poresto! En realidad, fieles y humildes, ustedes dan un testimonio del cual elmundo tiene necesidad. Su libre opcin por el celibato, la renuncia a losbienes y la obediencia, constituye una respuesta a los interrogantes que mu-chos se plantean sobre los autnticos valores de la vida. Pues la prctica delos consejos evanglicos no tiene otro sentido que el manifestar, con un cora-zn indiviso, el amor infinito de Dios, suprema riqueza del hombre, y la belle-za liberadora de una dependencia filial y no servil, Ver Vida consagrada, No21. Ustedes tienen la vocacin de ser para el mundo signos vivos de Dios,reproduciendo la imagen de su Hijo Rom 8,29.

    5. Ustedes que vinieron a representar a los consagrados de todo el occidentede Francia, dan una imagen de la diversidad de los carismas que inspiran sucompromiso en la vida contemplativa o apostlica, en los institutos seculareso en la orden de las vrgenes consagradas.

    S que muchos de ustedes estn sufriendo muy preocupados por la disminu-cin del nmero de vocaciones y el envejecimiento de las congregaciones. Seles pide as misteriosamente una forma de participacin en la Cruz. Pero estaprueba, no es el final de una historia. Reconozco ciertamente la admiracinque suscitan la fidelidad, el celo, la creatividad de los religiosos y religiosasincluso de edad avanzada. La obra realizada por muchas congregacionesfundadas en la regin de ustedes ha sido considerable, para la reconstruccinde la Iglesia del siglo pasado, la educacin, el cuidado de los enfermos, laparticipacin en la vida pastoral. Se dice justamente cuan til es que el Evan-gelio sea anunciado con el acento del propio pas! Pongan en prctica hoycon entusiasmo los carismas de sus fundadores. Continen escribiendo lahistoria viva de sus congregaciones.

    Quisiera tambin rendir homenaje aqu a un gran nmero de misioneros quehan salido del Oeste de Francia hacia el mundo entero, a los que an estn

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    presentes en muchos pases. Y puedo decirles que siempre hay una grannecesidad de la presencia de personas consagradas en las jvenes Iglesias.

    6. El testimonio de ustedes y su apostolado son una riqueza para las comunida-des locales. Tengan la audacia de dar a conocer la calidad de su experiencia,el sentido de su espiritualidad y de los carismas de sus diversas fundaciones,la alegra de servir. Sea para el clero diocesano como para los laicos, lapresencia de los consagrados sigue siendo un precioso estmulo y con fre-cuencia un elemento indispensable para la evangelizacin. Atentos a las nece-sidades de nuestro tiempo y fieles a las intuiciones originarias, los consagra-dos, estoy convencido de ello, permiten a los jvenes comprender la llamadadel Seor a servirle con el don total de s mismos.

    7. La ofrenda de sus vidas tiene una misteriosa fecundidad, sea da a da o a lahora de la Cruz. Pienso en el sacrificio de muchos religiosos en nombre delEvangelio y por fidelidad a la Iglesia, en esta tierra o en tierras lejanas. Evocoaqu con emocin a los siete Hermanos trapistas de Nuestra Seora de lAtlas,recordndome que tres de ellos fueron monjes de la vecina Abada deBellefontaine. Como otros religiosos y religiosas apostlicos, han sido hastala muerte testigos puros y desinteresados del amor de Cristo en medio ahermanos en humanidad a los que no desearon otra cosa que servir. Conti-nuemos orando para que su sacrificio se convierta en fuente de vida y paraque su presencia ante el Seor sostenga a sus hermanos y hermanas de hoy.

    Quisiera concluir dicindoles de nuevo con las palabras de Grignion deMontfort cmo su vida encuentra todo su sentido en la persona de Cristo:Dios no nos ha dado otro fundamento de salvacin, perfeccin y gloria queJesucristo, Verdadera Devocin, n, 61. Orando con l, invoquemos al Se-or con la Santsima Virgen: T, Seor, ests siempre con Mara, y Maraest siempre contigo, ibid, No 63. Que la ternura maternal de la Madre delSeor les gue cada da en el camino de seguimiento de Jess para tributar alPadre en la unidad del Espritu Santo todo honor y gloria; hacernos perfectosy ser olor de vida eterna para nuestro prjimo, ver ibid, No. 61.

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    4. MENSAJE PARA LA CELEBRACIN DE LOS 50 AOS

    DE LA CANONIZACIN DE MONTFORT

    Vaticano, 21 de junio de1997

    447. Al Reverendo Padre William Considine, Superior general de la Compa-a de Mara;

    Al Reverendo Hermano Jean Friant, Superior general de los Hermanosde la Instruccin cristiana de San Gabriel

    A la Reverenda Madre Brbara ODea, Superiora general de las Hijas dela Sabidura

    1. La familia monfortiana va a abrir un ao dedicado a la celebracin del quin-cuagsimo aniversario de la canonizacin de san Luis Mara Grignion deMontfort, que tuvo lugar en Roma el 20 de julio de 1947. Con la Compaade Mara, los Hermanos de San Gabriel y las Hijas de la Sabidura, me alegradar gracias al Seor por la irradiacin creciente de este santo misionero,cuyo apostolado se alimentaba de una profunda vida de oracin, de una feinquebrantable en Dios Trinidad y de una intensa devocin a la SantsimaVirgen Mara, Madre del Redentor.

    Pobre entre los pobres, profundamente integrado en la Iglesia no obstante lasincomprensiones que afront, san Luis Mara tom como divisa estas senci-llas palabras: Dios solo. Cantaba: Dios solo es mi ternura, Dios solo es miapoyo, Dios solo es todo mi bien, mi vida y mi riqueza, Cntico 55,11. Enl, el amor a Dios era total. Con Dios y por Dios iba hacia los dems ymarchaba por los caminos de la misin. Consciente continuamente de lapresencia de Jess y de Mara, era con todo su ser un testigo de la caridadteologal que deseaba compartir. Su accin y su palabra no tenan otro fin quellamar a la conversin y hacer que se viviera de Dios. Sus escritos son igual-mente testimonios y alabanzas del Verbo encarnado y tambin de Mara,obra maestra del Altsimo, milagro de la Sabidura eterna, ver Amor de laSabidura eterna, n. 106.

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    2. El mensaje que nos dej el Padre de Montfort se fundamenta, de modoinseparable, en las meditaciones msticas y en la pedagoga pastoral del apstol.A partir de las grandes corrientes teolgicas difundidas por aquel entonces,expresaba la fe personal en funcin de la cultura de su poca. El estilo poti-co y, al mismo tiempo, familiarmente cercano a sus interlocutores, puedesorprender a nuestros contemporneos, pero eso no debe impedir inspirarseen sus intuiciones fecundas. Por eso, el trabajo realizado hoy por la familiamonfortiana es precioso, puesto que ayuda a los fieles a captar la coherenciaentre una visin teolgica y espiritual orientada hacia una vida intensa de fe yde caridad.

    San Luis Mara impacta sobre todo por su espiritualidad teocntrica. Poseeel gusto de Dios y de su Verdad, Amor de la Sabidura Eterna, n. 13, ysabe comunicar su fe en Dios, del cual expresa a la vez su majestad y dulzura,puesto que Dios es fuente desbordante de amor. El Padre de Montfort noduda en descubrir a los ms humildes el misterio de la Trinidad, que inspira suoracin y reflexin sobre la Encarnacin redentora, obra de las Personasdivinas. Quiere hacer captar la actualidad de la presencia divina en el tiempode la Iglesia. Escribe fundamentalmente: La forma en que procedieron lastres divinas personas de la Santsima Trinidad en la encarnacin y primeravenida de Jesucristo, la prosiguen todos los das, de manera invisible, en lasanta Iglesia, y la mantendrn hasta el fin de los siglos en la segunda venida deJesucristo, Tratado de la Verdadera Devocin n. 22. En nuestra poca, sutestimonio puede ayudar a cimentar de manera vigorosa la existencia cristia-na en la fe en el Dios vivo, en una clida relacin con l y en una slidaexperiencia eclesial, gracias al Espritu del Padre y del Hijo, cuyo reino con-tina actualmente, ver Splica Ardiente, n. 16.

    3. La presencia de Cristo domina el pensamiento de Grignion de Montfort: Elfin ltimo de toda devocin debe ser Jesucristo, Salvador del mundo, verda-dero Dios y verdadero hombre, Tratado de la Verdadera Devocin, n.61. La Encarnacin del Verbo es para l la realidad absolutamente centralOh Sabidura eterna y encarnada, [], te adoro profundamente en el senoy esplendores del Padre durante la eternidad, y en el seno virginal de Mara,tu dignsima Madre, en el tiempo de la Encarnacin!, Amor de la SabiduraEterna n. 223. La celebracin apasionada de la persona del Hijo de Diosencarnado, que se encuentra en toda la enseanza del Padre de Montfort,conserva hoy su inestimable valor, puesto que surge de una concepcin equi-

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    librada desde el punto de vista de la doctrina y conduce a una adhesin totaldel ser a Aqul que ha revelado a la humanidad su verdadera vocacin. Ojallos fieles puedan comprender esta exhortacin: Jesucristo, Sabidura eter-na, es todo cuanto puedes y debes desear. Anhela poseerlo. Corre en buscasuya, [] la perla incomparable y preciosa, ibid., n. 9!.

    La contemplacin de los grandes misterios de Jess va a la par con el de laCruz de la cual Montfort haca el mayor signo en las misiones. Con frecuenciaprobado duramente, conoci en carne propia su peso, como lo manifiesta enuna carta a su hermana a quien le pide orar por l para obtener de Jesscrucificado la fuerza para llevar las ms arduas y pesadas cruces, Carta 24.De da en da, practica la imitacin de Cristo en lo que llama el amor loco dela Cruz, en la cual ve el triunfo de la Sabidura eterna, Amor de la Sabidu-ra Eterna, Cap. XIV. Por el sacrificio del Calvario, el Hijo de Dios, se hizopequeo y humilde hasta el extremo, adquiriendo la condicin de sus herma-nos sometidos al sufrimiento y a la muerte. Cristo manifiesta as, de maneraelocuente, su amor infinito y abre para la humanidad el camino de una vidanueva. Luis Mara, quien segua al Seor y haca de la Cruz su morada,ibid. n. 180, da un testimonio de santidad al que tambin estn llamados susherederos en la familia monfortiana para manifestar al mundo la verdad delamor salvador.

    4. Para conocer la Sabidura eterna, increada y encarnada, Grignion de Montfortinvit constantemente a poner toda la confianza en la Santsima Virgen, taninseparablemente unida a Jess, que primero se separara la luz del sol,Verdadera Devocin, n. 63. Permanece como un incomparable poeta y dis-cpulo de la Madre del Salvador, a quien celebra como la que conduce segu-ramente a Cristo: Si establecemos la slida devocin a la Santsima Virgen,es slo para establecer ms perfectamente la de Jesucristo y ofrecer unmedio fcil y seguro para encontrar al Seor, ibid., n. 62. Puesto que Maraes la criatura escogida por el Padre y entregada totalmente a su misin mater-na. Al entrar por su libre consentimiento en unin con el Verbo, se encuentraasociada de manera privilegiada a la Encarnacin y a la Redencin, desdeNazaret hasta el Glgota y el Cenculo, en fidelidad absoluta al Espritu San-to. Ella hall gracia delante de Dios para todo el mundo en general y paracada uno en particular, ibid., n. 164.

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    San Luis Mara invita tambin a entregarse totalmente a Mara para acoger supresencia en el fondo del alma. Mara viene, finalmente, a ser indispensablepara esta alma en sus relaciones con Jesucristo: Ella le ilumina el espritu consu fe, le ensancha el corazn al infundirle su humildad, le dilata e inflama consu caridad, le purifica con su pureza, le ennoblece y engrandece con su ma-ternidad, El Secreto de Mara, n. 57. El recurso a Mara lleva siempre adarle a Jess un puesto ms grande en la vida. Es significativo, por ejemplo,que Montfort invita a los fieles a dirigirse a Mara antes de la comunin: Su-plica a esta bondadosa Madre que te preste su corazn para recibir en l a suHijo con sus propias disposiciones, Verdadera Devocin, n. 266.

    En nuestro tiempo en el que la devocin a Mara est llena de vida, pero nosiempre suficientemente clara, ser bueno volver a encontrar el fervor y eltono justo del Padre de Montfort para dar a la Virgen el verdadero lugar yaprender a orarle: Oh Madre de misericordia! Alcnzame la verdaderaSabidura de Dios, colocndome para ello entre aquellos a quienes amas,enseas, diriges. [...] Oh Virgen fiel! Haz que yo sea en todo tan perfectodiscpulo, imitador y esclavo de la Sabidura encarnada, Jesucristo, tu Hijo,El Amor de la Sabidura eterna, n. 227. Sin duda se requieren algunastransposiciones del lenguaje. Pero la familia monfortiana debe continuar suapostolado mariano en el espritu de su fundador, a fin de ayudar a los fielesa mantener una relacin viva e ntima con aquella a quien el Concilio VaticanoII honr como a miembro supereminente y absolutamente nico en la Iglesia,recordando que como ya ense san Ambrosio, la Madre de Dios es mo-delo de la Iglesia en el orden de la fe, de la caridad y de la unin perfecta conCristo, Const. Iglesia, n. 63.

    5. El ao monfortiano llama la atencin sobre los ejes principales de la espiri-tualidad de san Luis Mara, pero tambin es muy oportuno recordar que lfue un misionero de extraordinario resplandor. Ya desde su ordenacin, es-criba: Siento grandes deseos de hacer amar a Jesucristo y a su SantsimaMadre, de ir de manera pobre y sencilla, a hacer el catecismo a los pobres.Vivi en total fidelidad a esta vocacin que compartir con los sacerdotesque se le unieron. En la Regla de los Padres misioneros de la Compaade Mara, invita al misionero apostlico a predicar con sencillez, verdad,sin miedo y con caridad, y con santidad, no mirando sino a Dios, sin otrointers que el de la gloria divina y practicando primero l lo que ensea a losdems, n. 62.

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    Cuando se impone en la mayor parte de las regiones del mundo la necesidadde una nueva evangelizacin, el celo del Padre de Montfort por la palabra deDios, su solicitud por los ms pobres, su actitud de hacerse comprender delos ms sencillos y de estimular la piedad, sus cualidades de organizador, susiniciativas para prolongar el fervor por la fundacin de movimientos espiritua-les o para comprometer a los laicos en el servicio de los pobres, todo ello,con las debidas adaptaciones, puede inspirar a los apstoles de hoy. Una delas constantes en las numerosas misiones predicadas por san Luis Mara,merece ser destacada hoy: pide la renovacin de las promesas del bautismo,haciendo de este camino un prerrequisito para la absolucin y la comunin.Esto adquiere hoy una apremiante actualidad en este primer ao preparatorioal gran Jubileo del Ao 2.000, consagrado precisamente a Jesucristo y alsacramento del Bautismo. Montfort haba comprendido muy bien la impor-tancia de este sacramento que consagra a Dios y constituye la comunidad, ascomo la necesidad de redescubrir, con una firme adhesin de fe, el alcancede los compromisos bautismales.

    Caminante del Evangelio, inflamado por el amor de Jess y de su santa Ma-dre, supo conmover a las multitudes y hacerles amar a Cristo Redentor con-templado en la Cruz. Pueda l sostener los esfuerzos de los evangelizadoresde nuestro tiempo!

    6. Queridos hermanos y hermanas de la gran familia monfortiana, en este aode oracin y de reflexin sobre la preciosa herencia de san Luis Mara, lesanimo a hacer fructificar este tesoro que no debe permanecer escondido. Laenseanza de su fundador y maestro abarca los temas que toda la Iglesiamedita en la proximidad del gran Jubileo; va sealando el camino de la verda-dera Sabidura, que es necesario abrir a tantos jvenes que buscan el sentidode sus vidas y el arte de vivir.

    Acojo sus iniciativas para difundir la espiritualidad monfortiana, de la maneraque conviene a las diferentes culturas, gracias a la colaboracin de los miem-bros de sus tres Institutos. Sean tambin un apoyo y un punto de referenciapara los movimientos que se inspiran en el mensaje de Grignion de Montfort,para dar a la devocin mariana una autenticidad siempre ms segura. Renue-ven su presencia entre los pobres, su insercin en la pastoral eclesial y sudisponibilidad para la evangelizacin.

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    MANUAL PARA PREPARAR Y VIVIR LA CONSAGRACIN TOTAL A JESS POR MARA

    Confiando su vida religiosa y su apostolado a la intercesin de Luis MaraGrignion de Montfort y a la bienaventurada Mara Luisa Trichet, les concedode todo corazn, lo mismo que a todos los que les son cercanos y a quienessirven, la Bendicin apostlica.

    El Vaticano, 21 de junio de 1997

    Joannes Paulus II

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    CUARTA PARTE: MENSAJES DE JUAN PABLO II A LOS MONTFORTIANOS

    5. DISCURSO DE JUAN PABLO II

    VIII COLOQUIO INTERNACIONAL DE MARIOLOGA

    ROMA, VIERNES 13 DE OCTUBRE DE 200054

    A principios de octubre del ao 2000 se celebr en Roma el VIII ColoquioInternacional de mariologa, organizado por la familia montfortiana, sobreel tema: San Luis Mara Grignion de Montfort: espiritualidad trinitaria en comu-nin con Mara. El viernes 13 de este mes, Su Santidad recibi en audienciaa los organizadores, relatores y participantes en el Coloquio. El santo Pa-dre les dirigi el discurso cuya traduccin ofrecemos a continuacin.

    448. Amadsimos hermanos y hermanas:

    1. Me alegra acogeros hoy, con ocasin del VIII Coloquio internacionalde mariologa sobre el tema: SAN LUIS MARA GRIGNION DEMONTFORT: ESPIRITUALIDAD TRINITARIA EN COMUNIN CON MARA. Ossaludo a todos con afecto: a los organizadores, a los relatores y a los partici-pantes. Agradezco en particular a monseor Franois Garnier, obispo deLuzn, las cordiales palabras con que ha interpretado vuestros sentimientoscomunes.

    Este encuentro nos trae a la memoria el que tuvo lugar en 1706 aqu en Romaentre mi venerado predecesor Clemente XI y el misionero bretn Grignionde Montfort, que vino a pedir al Sucesor de Pedro luz y fortaleza para elcamino apostlico que haba emprendido. Pienso tambin con gratitud en laperegrinacin que la Providencia me concedi realizar a la tumba de estegran santo en Saint-Laurent-sur-Svre, el 19 de septiembre de 1996.

    San Luis Mara Grignion de Montfort constituye para m una significativafigura de referencia, que me ha iluminado en momentos importantes de lavida. Cuando trabajaba en la fbrica Solvay de Cracovia siendo seminaristaclandestino, mi director espiritual me aconsej meditar en el Tratado de la

    54 La Santsima Virgen Mara introduce al creyente en el centro mismo del misterio trinitario.(Losservatore Romano N. 43 27 de octubre de 2000 -Edicin en lengua espaola.

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    MANUAL PARA PREPARAR Y VIVIR LA CONSAGRACIN TOTAL A JESS POR MARA

    verdadera devocin a la santsima Virgen. Le y rele muchas veces y congran provecho espiritual este valioso librito de asctica, cuya portada azul sehaba manchado con sosa custica.

    Al poner a la Madre de Cristo en relacin con el misterio trinitario, Montfortme ayud a comprender que la Virgen pertenece al plan de la salvacinpor voluntad del Padre, como Madre del Verbo encarnado, que concibipor obra del Espritu Santo. Toda intervencin de Mara en la obra de rege-neracin de los fieles no est en competicin con Cristo, sino que deriva del y est a su servicio. La accin que Mara realiza en el plan de la salvacines siempre cristocntrica, es decir, hace directamente referencia a una me-diacin que se lleva a cabo en Cristo. Comprend entonces que no podaexcluir a la Madre del Seor de mi vida sin dejar de cumplir la voluntad deDios trino, que quiso comenzar a realizar los grandes misterios de lahistoria de la salvacin con la colaboracin responsable y fiel de la humildeesclava de Nazaret.

    Asimismo, ahora doy gracias al Seor por haber podido experimentar cuan-to habis profundizado tambin vosotros en este coloquio, o sea, que laacogida de Mara en la vida en Cristo y en el Espritu introduce al creyente enel centro mismo del misterio trinitario.

    2. Amadsimos hermanos y hermanas, durante vuestro simposio habis estudia-do la espiritualidad trinitaria en comunin con Mara: un aspecto que caracte-riza la enseanza de Montfort.

    En efecto, l no propone una teologa sin influencia alguna en la vida concretay tampoco un cristianismo por encargo, sin asumir personalmente los com-promisos que derivan del bautismo.

    Al contrario, invita a una espiritualidad vivida con intensidad; estimula a en-tregarse, con una decisin libre y consciente, a Cristo y, por medio de l, alEspritu Santo y al Padre. Desde esta perspectiva se comprende cmo lareferencia a Mara perfecciona la renovacin de las promesas bautismales,puesto que Mara es precisamente la criatura ms semejante a Cristo, verTratado de la verdadera devocin a la santsima Virgen, 121.

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    CUARTA PARTE: MENSAJES DE JUAN PABLO II A LOS MONTFORTIANOS

    S, toda la espiritualidad cristocntrica y mariana que ensea Montfort derivade la Trinidad y lleva a ella. A este respecto, impresiona su insistencia en laaccin de las tres Personas divinas en relacin con Mara. Dios Padre dio asu Hijo nico al mundo slo por medio de Mara y quiere tener hijos pormedio de Mara hasta el fin del mundo, ib., 16 y 29. Dios Hijo se hizohombre por nuestra salvacin, pero en Mara y por medio de Mara y quie-re formarse y, por decirlo as, encarnarse da a da, por medio de su amadamadre, en sus miembros, ib., 16 y 31. Dios Espritu Santo comunic aMara, su Esposa fiel, sus dones inefables y quiere formarse, en ella y pormedio de ella, a elegidos, ver ib., 25 y 34.

    3. Mara aparece, por tanto, como espacio de amor y de accin de las Personasde la Trinidad, y Montfort la presenta en una perspectiva relacional: Maraes totalmente relativa a Dios, y yo la llamara muy bien la relacin con Dios, laque slo existe en relacin con Dios, ib., 225. Por esta razn la Toda Santalleva hacia la Trinidad. Repitindole a diario Totus tuus y viviendo en sintonacon ella, se puede llegar a la experiencia del Padre mediante la confianza y elamor sin lmites, ver ib., 169 y 215, a la docilidad al Espritu Santo, ver ib.,258, y a la transformacin de s segn la imagen de Cristo, ver ib., 218-221.

    Sucede a veces que en la catequesis, y tambin en los ejercicios de piedad,se da por supuesto el aspecto trinitario y cristolgico, que en ellos es intrnse-co y esencial, ver Marialis cultus, 25. Por el contrario, en la visin de Grignionde Montfort la fe trinitaria impregna totalmente las oraciones dirigidas aMara: Te saludo, Mara, Hija amabilsima del Padre eterno, Madre admira-ble del Hijo, Esposa fidelsima del Espritu Santo, templo augusto de la sant-sima Trinidad, Mtodos para rezar el rosario, 15. De igual modo, en laSplica ardiente, dirigida a las tres Personas divinas y proyectada hacia losltimos tiempos de la Iglesia, se contempla a Mara como la montaa deDios, n. 25, ambiente de santidad que eleva hacia Dios y transforma en Cristo.

    Ojal que todo cristiano haga suya la doxologa que Montfort pone en loslabios de Mara en el Magnficat: Adoremos y bendigamos a nuestro nicoy verdadero Dios. Que resuene el universo y se cante por doquier: Gloria alPadre eterno, gloria al Verbo adorable. La misma gloria al Espritu Santo,que con su amor los une en un vnculo inefable, Cntico, 85, 6.

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    MANUAL PARA PREPARAR Y VIVIR LA CONSAGRACIN TOTAL A JESS POR MARA

    Implorando sobre cada uno de vosotros la asistencia continua de la Virgensantsima, para que vivis vuestra vocacin en comunin con ella, nuestraMadre y modelo, os imparto de corazn una especial bendicin apostlica.

    - EL PAPA Y MARA:

    UN FLECHAZO EN PLENA DOMINACIN NAZI

    El pontfice revela cmo comprendi el papel de la Virgen en su vida

    449. ROMA, 13 oct (ZENIT.org).- Juan Pablo II hizo confesiones inditas estamaana sobre los aos de juventud, en los que, en plena dominacin nazi, siendoseminarista, trabajaba en la fbrica Solvay de Cracovia: all descubri, el papelque tiene Mara en su vida y en la de todo cristiano.

    El pontfice abri su corazn a las confidencias al recibir a los participantes en elVIII Coloquio internacional de mariologa, organizado en Roma. El encuentroha servido para lanzar de manera oficial la peticin al Papa para que declaredoctor de la Iglesia a Luis Mara Grignion de Montfort, 1673-1716, uno de losclsicos de la espiritualidad cristiana, de quien el Papa ha tomado prestado ellema de su pontificado: TOTUS TUUS: Todo tuyo.

    En aquellas circunstancias trgicas para Polonia, evoc el Papa Wojtyla: Le yrele muchas veces y con gran provecho espiritual este precioso libro asctico deportada azul, que se haba manchado de sodio.

    Leyendo este texto, explic, el joven seminarista comprendi que la presenciade Mara en la vida espiritual de un cristiano no est en competencia con lapersona de Cristo, sino que deriva de l y est a su servicio.

    Entonces comprend que no poda excluir a la Madre del Seor de mi vida sindesatender a la voluntad de Dios-Trinidad aclar, que ha querido comen-zar y cumplir los grandes misterios de la historia de la salvacin con la colabora-cin responsable y fiel de la humilde Sierva de Nazaret.

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    CUARTA PARTE: MENSAJES DE JUAN PABLO II A LOS MONTFORTIANOS

    Juan Pablo II subray, de este modo, cmo Grignion de Montfort invita a viviruna espiritualidad que estimula a entregarse con decisin completa y consciente-mente a Cristo y, mediante l, al Espritu Santo y al Padre.

    Continuando con sus confidencias, el Papa explic por qu escogi como lemade episcopado y pontificado las palabras Todo tuyo, un acto de entrega aMara: Al repetirle cada da Totus tuus, y al vivir en sintona con ella, sepuede llegar a la experiencia del Padre en la confianza y en el amor sin lmites, ala docilidad al Espritu Santo y a la transformacin de s segn la imagen deCristo.

    Como record el obispo de Luon, monseor Franois Garnier, en su saludo alPapa, Juan Pablo II, durante su visita a Vandea, el 9 de septiembre de 1996, fuea Saint Laurent-sur-Svre para a rezar ante la tumba de san Luis Mara Grignionde Montfort. La influencia de este personaje en su pensamiento ya haba queda-do clara tambin en la encclica Redemptoris Mater. El mismo monseorGarnier, al saludar al Papa en nombre de las tres congregaciones religiosas quefund este santo, pidi oficialmente que sea proclamado doctor de la Iglesia.

    Doctor de la Iglesia es un ttulo que otorga el Papa o un concilio ecumnico aciertos santos para reconocerlos como eminentes maestros de la fe para loscristianos de todos los tiempos. En la actualidad hay 33 doctores, entre los quese encuentran 3 mujeres: santa Teresa de vila, santa Catalina de Siena y santaTeresa de Lisieux.

    En estos momentos, segn ha revelado el postulador de oficial de la causa, elpadre Battista Cortinovis, a los micrfonos de Radio Vaticano, la Congrega-cin para las Causas de los Santos est consultando a la Congregacin para laDoctrina de la Fe la conveniencia de hacer un pronunciamiento de esta impor-tancia. La Congregacin que dirige el cardenal Joseph Ratzinger ha nombrado auna comisin de consultores quien, en un determinado perodo de tiempo, ten-dr que dar una respuesta. Si el parecer es positivo, la Congregacin para lasCausas de los Santos preparar una positio, es decir, toda la documentacinnecesaria para demostrar la eventual proclamacin. En ese momento, al SantoPadre le corresponder tomar la ltima decisin.

    Luis Mara Grignon de Monfort fue beatificado por Len XIII y canonizado porPo XII.

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    6. CARTA DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II

    A LA FAMILIA MONTFORTANA

    Con ocasin de los 160 aos de la primera publicacin del Tratado de la Verda-dera Devocin a la Santsima Virgen, de san Luis Mara de Montfort.Vaticano, 8 de diciembre de 2003

    450. A los religiosos y a las religiosas de la familia monfortiana

    Un texto clsico de la espiritualidad mariana

    1. Hace ciento sesenta aos se publicaba una obra destinada a convertirse enun clsico de la espiritualidad mariana. San Luis Mara Grignion de Montfortcompuso el Tratado de la verdadera devocin a la santsima Virgen acomienzos del ao 1700, pero el manuscrito permaneci prcticamente des-conocido durante ms de un siglo. Finalmente, en 1824 fue descubierto casipor casualidad, y en 1843, cuando se public, tuvo un xito inmediato,revelndose como una obra de extraordinaria eficacia en la difusin de laverdadera devocin a la Virgen santsima. A m personalmente, en los aosde mi juventud, me ayud mucho la lectura de este libro, en el que encontrla respuesta a mis dudas, debidas al temor de que el culto a Mara, si sehace excesivo, acaba por comprometer la supremaca del culto debido aCristo, Don y misterio, BAC 1996, p. 43. Bajo la gua sabia de san LuisMara comprend que, si se vive el misterio de Mara en Cristo, ese peligro noexiste. En efecto, el pensamiento mariolgico de este santo est basado enel misterio trinitario y en la verdad de la encarnacin del Verbo de Dios (ib.).

    La Iglesia, desde sus orgenes, y especialmente en los momentos ms difci-les, ha contemplado con particular intensidad uno de los acontecimientos dela pasin de Jesucristo referido por san Juan: Junto a la cruz de Jess esta-ban su madre y la hermana de su madre, Mara, mujer de Cleofs, yMara Magdalena. Jess, viendo a su madre y junto a ella al discpulo aquien amaba, dijo a su madre: Mujer, ah tienes a tu hijo. Luego dijoal discpulo: Ah tienes a tu madre. Y desde aquella hora el discpulola acogi en su casa, Jn 19, 25-27. A lo largo de su historia, el pueblo deDios ha experimentado este don hecho por Jess crucificado: el don de su

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    Madre. Mara santsima es verdaderamente Madre nuestra, que nos acom-paa en nuestra peregrinacin de fe, esperanza y caridad hacia la unin cadavez ms intensa con Cristo, nico salvador y mediador de la salvacin, verLumen gentium, 60 y 62.

    Como es sabido, en mi escudo episcopal, que es ilustracin simblica deltexto evanglico recin citado, el lema Totus tuus se inspira en la doctrina desan Luis Mara Grignion de Montfort , ver Don y misterio, pp. 43-44;Rosarium Virginis Mariae, 15). Estas dos palabras expresan la pertenenciatotal a Jess por medio de Mara: Tuus totus ego sum, et omnia mea, tuasunt, escribe san Luis Mara; y traduce: Soy todo vuestro, y todo lo quetengo os pertenece, oh mi amable Jess!, por Mara vuestra santsima Ma-dre, Tratado de la verdadera devocin a la santsima Virgen, 233, Edi-torial Esin, S.A., Barcelona, 1999, p. 150. La doctrina de este santo haejercido un profundo influjo en la devocin mariana de muchos fieles y tam-bin en mi vida. Se trata de una doctrina vivida, de notable profundidadasctica y mstica, expresada con un estilo vivo y ardiente, que utiliza a menu-do imgenes y smbolos. Sin embargo, desde el tiempo en que vivi san LuisMara en adelante, la teologa mariana se ha desarrollado mucho, sobre todogracias a la decisiva contribucin del concilio Vaticano II. Por tanto, a la luzdel Concilio se debe releer e interpretar hoy la doctrina monfortana, que, noobstante, conserva su valor fundamental.

    En esta carta quisiera compartir con vosotros, religiosos y religiosas de lafamilia monfortiana, la meditacin de algunos pasajes de los escritos de sanLuis Mara, que en estos momentos difciles nos ayuden a alimentar nuestraconfianza en la mediacin materna de la Madre del Seor.

    Ad Iesum per Mariam

    2. San Luis Mara propone con singular eficacia la contemplacin amorosa delmisterio de la Encarnacin. La verdadera devocin mariana es cristocntrica.En efecto, como record el concilio Vaticano II, la Iglesia, meditando sobreella (Mara) con amor y contemplndola a la luz del Verbo hecho hombre,llena de veneracin, penetra ms ntimamente en el misterio supremo de laEncarnacin, Lumen gentium, 65.

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    El amor a Dios mediante la unin con Jesucristo es la finalidad de toda devo-cin autntica, porque -como escribe san Luis Mara- Cristo es el nicomaestro que debe ensearnos, es nuestro nico Seor de quien debemosdepender, nuestro nico jefe a quien debemos pertenecer, nuestro nicomodelo al que debemos conformarnos, nuestro nico mdico que nos debesanar, nuestro nico pastor que debe alimentarnos, nuestro nico camino pordonde debemos andar, nuestra nica verdad que debemos creer, nuestranica vida que debe vivificarnos, y nuestro nico todo en todas las cosas quedebe bastarnos, Tratado de la verdadera devocin, 61, o.c., p. 47.

    3. La devocin a la santsima Virgen es un medio privilegiado para hallar aJesucristo perfectamente, para amarle tiernamente y servirle fielmente ib., 62,o.c., p. 48. Este deseo central de amar tiernamente se dilata enseguida enuna ardiente oracin a Jess, pidiendo la gracia de participar en la indeciblecomunin de amor que existe entre l y su Madre. La orientacin total deMara a Cristo, y en l a la santsima Trinidad, se experimenta ante todo enesta observacin: Porque no pensaris jams en Mara sin que Mara, porvosotros, piense en Dios; no alabaris ni honraris jams a Mara, sin queMara alabe y honre a Dios. Mara es toda relativa a Dios, y me atrevo allamarla la relacin de Dios, pues slo existe con respecto a l, o el eco deDios, ya que no dice ni repite otra cosa ms que Dios. Si dices Mara, elladice Dios. Santa Isabel alab a Mara y la llam bienaventurada por habercredo, y Mara, el eco fiel de Dios, exclam: Mi alma glorifica al Seor. Loque en esta ocasin hizo Mara, lo hace todos los das; cuando la alabamos,la amamos, la honramos o nos damos a ella, alabamos a Dios, amamos aDios, honramos a Dios, nos damos a Dios por Mara y en Mara, ib., 225,o.c., p. 146.

    Tambin en la oracin a la Madre del Seor san Luis Mara expresa la di-mensin trinitaria de su relacin con Dios: Te saludo, Mara, hija predilectadel Padre eterno. Te saludo, Mara, Madre admirable del Hijo. Te saludoMara, Esposa fidelsima del Espritu Santo, El Secreto de Mara, 68. Estaexpresin tradicional, que ya us san Francisco de Ass, ver Fuentesfranciscanas, 281, aunque contiene niveles heterogneos de analoga, es sinduda eficaz para expresar de algn modo la peculiar participacin de la Vir-gen en la vida de la santsima Trinidad.

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    CUARTA PARTE: MENSAJES DE JUAN PABLO II A LOS MONTFORTIANOS

    4. San Luis Mara contempla todos los misterios a partir de la Encarnacin,que se realiz en el momento de la Anunciacin. As, en el Tratado de laverdadera devocin Mara aparece como el verdadero paraso terrenal delnuevo Adn, la tierra virgen e inmaculada de la que l fue modelado, n. 261.Ella es tambin la nueva Eva, asociada al nuevo Adn en la obediencia querepara la desobediencia original del hombre y de la mujer, ver ib., 53; sanIreneo, Adversus haereses, III, 21, 10-22, 4. Por medio de esta obediencia,el Hijo de Dios entra en el mundo. Incluso la cruz ya est misteriosamentepresente en el instante de la Encarnacin, en el momento de la concepcin deJess en el seno de Mara. En efecto, el ecce venio de la carta a los Hebreos,ver Hb 10, 5-9, es el acto primordial de obediencia del Hijo al Padre, con elque aceptaba su sacrificio redentor ya cuando entr en el mundo.

    Toda (...) nuestra perfeccin -escribe san Luis Mara Grignion de Montfort-consiste en estar conformes, unidos y consagrados a Jesucristo; la ms per-fecta de todas las devociones es sin duda alguna la que nos conforma, une yconsagra ms perfectamente a este acabado modelo de toda santidad; ypues que Mara es entre todas las criaturas la ms conforme a Jesucristo, esconsiguiente que, entre todas las devociones, la que consagra y conformams un alma a nuestro Seor es la devocin a la santsima Virgen, su santaMadre, y cuanto ms se consagre un alma a Mara, ms se unir con Jesu-cristo, Tratado de la verdadera devocin, 120, o.c., p. 83. San Luis Ma-ra, dirigindose a Jess, expresa cun admirable es la unin entre el Hijo y laMadre: de tal modo est ella transformada en vos por la gracia, que no vive,no existe, sino que slo vos, mi Jess, vivs y reinis en ella... Oh! si fuereconocida la gloria y el amor que recibisteis, Seor, en esta admirable criatu-ra... Mara os est tan ntimamente unida...; porque ella os ama msardientemente y os glorifica ms perfectamente que todas vuestras criaturasjuntas, ib., 63, o.c., p. 49.

    Mara, miembro eminente del Cuerpo mstico y Madre de la Iglesia

    5. Como dice el concilio Vaticano II, Mara es tambin saludada como miem-bro muy eminente y del todo singular de la Iglesia y como su prototipo ymodelo destacadsimo en la fe y en el amor, Lumen gentium, 53. La Madredel Redentor tambin ha sido redimida por l, de modo nico en su inmaculadaconcepcin, y nos ha precedido en la escucha creyente y amorosa de la

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    MANUAL PARA PREPARAR Y VIVIR LA CONSAGRACIN TOTAL A JESS POR MARA

    palabra de Dios que nos hace felices, ver ib., 58. Tambin por eso Maraest ntimamente unida a la Iglesia. La Madre de Dios es figura, typus, de laIglesia, como ya enseaba san Ambrosio: en el orden de la fe, del amor y dela unin perfecta con Cristo. Ciertamente, en el misterio de la Iglesia, quetambin es llamada con razn madre y virgen, la santsima Virgen Mara fuepor delante mostrando en forma eminente y singular el modelo de virgen ymadre, ib., 63. El mismo Concilio contempla a Mara como Madre de losmiembros de Cristo, ver ib., 53, 62, y as Pablo VI la proclam Madre dela Iglesia. La doctrina del Cuerpo mstico, que expresa del modo ms fuertela unin de Cristo con la Iglesia, es tambin el fundamento bblico de estaafirmacin. La cabeza y los miembros nacen de una misma madre, Trata-do de la verdadera devocin, 32, o.c., p. 30, nos recuerda san Luis Mara.En este sentido, decimos que, por obra del Espritu Santo, los miembrosestn unidos y son configurados con Cristo Cabeza, Hijo del Padre y deMara, de modo que todo hijo verdadero de la Iglesia debe tener a Dios porPadre y a Mara por Madre, El Secreto de Mara, 11.

    En Cristo, Hijo unignito, somos realmente hijos del Padre y, al mismo tiem-po, hijos de Mara y de la Iglesia. En el nacimiento virginal de Jess, renacede algn modo toda la humanidad. A la Madre del Seor se le pueden apli-car, con ms verdad que a san Pablo estas palabras: Hijos mos!, porquienes sufro de nuevo dolores de parto, hasta ver a Cristo formado en vo-sotros, Ga 4, 19. Yo doy a luz todos los das hijos de Dios, para que Jesu-cristo, mi Hijo, se forme en ellos en la plenitud de su edad, Tratado de laverdadera devocin, 33, o.c., p. 31. Esta doctrina tiene su expresin msbella en la oracin: Oh Espritu Santo, concdeme una gran devocin yuna gran inclinacin hacia Mara, un slido apoyo en su seno materno y unasiduo recurso a su misericordia, para que en ella t formes a Jess dentrode m, El Secreto de Mara, 67.

    Una de las expresiones ms altas de la espiritualidad de san Luis Mara Grignionde Montfort se refiere a la identificacin del fiel con Mara en su amor aJess, en su servicio a Jess. Meditando en el conocido texto de san Ambrosio: Que el alma de Mara est en cada uno para glorificar al Seor; que elespritu de Mara est en cada uno para exultar en Dios, Expos. in Luc., 12,26: PL 15, 1561, escribe: Qu dichosa es un alma, cuando... est deltodo poseda y gobernada por el espritu de Mara, que es un espritusuave y fuerte, celoso y prudente, humilde e intrpido, puro y fecundo!,

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    CUARTA PARTE: MENSAJES DE JUAN PABLO II A LOS MONTFORTIANOS

    Tratado de la verdadera devocin, 258, o.c., p. 162. La identificacinmstica con Mara est totalmente orientada a Jess, como se expresa en laoracin: Por ltimo, mi queridsima y amadsima Madre, haz que, si es posi-ble, no tenga yo otro espritu que el tuyo para conocer a Jesucristo y susdivinos designios; que no tenga otra alma que la tuya para alabar y glorificaral Seor; que no tenga otro corazn que el tuyo para amar a Dios con cari-dad pura y ardiente como t, El Secreto de Mara, 68.

    La santidad, perfeccin de la caridad

    6. La constitucin Lumen gentium afirma tambin: La Iglesia en la santsimaVirgen lleg ya a la perfeccin, sin mancha ni arruga, ver Ef 5, 27. En cam-bio, los creyentes se esfuerzan todava en vencer el pecado para crecer en lasantidad. Por eso dirigen sus ojos a Mara, que resplandece ante toda lacomunidad de los elegidos como modelo de todas las virtudes, n. 65. Lasantidad es perfeccin de la caridad, del amor a Dios y al prjimo, que es elobjeto del principal mandamiento de Jess, ver Mt 22, 38, y es tambin eldon ms grande del Espritu Santo, ver 1 Co 13, 13. As, en sus Cnticos,san Luis Mara presenta sucesivamente a los fieles la excelencia de la cari-dad, Cntico 5, la luz de la fe, Cntico 6, y la firmeza de la esperanza,Cntico 7.

    En la espiritualidad monfortana, el dinamismo de la caridad se expresa espe-cialmente a travs del smbolo de la esclavitud de amor a Jess, segn elejemplo y con la ayuda materna de Mara. Se trata de la comunin plena enla knosis de Cristo; comunin vivida con Mara, ntimamente presente enlos misterios de la vida del Hijo: No hay, asimismo, nada entre los cristianosque nos haga pertenecer tanto a Jesucristo y a su santa Madre como la escla-vitud voluntaria, segn el ejemplo del mismo Jesucristo, que tom la formade esclavo, Flp 2, 7, por nuestro amor, y el de la santsima Virgen, que sellam sierva y esclava del Seor. El apstol se llama por altsima honra siervode Cristo, Ga 1, 10. Los cristianos son llamados muchas veces en la Escri-tura sagrada, servi Christi, Tratado de la verdadera devocin, 72, o.c.,p. 55.

    En efecto, el Hijo de Dios, que por obediencia al Padre vino al mundo en laEncarnacin, ver Hb 10, 7, se humill despus hacindose obediente hasta lamuerte y muerte de cruz, ver Flp 2, 7-8. Mara correspondi a la voluntad de

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    MANUAL PARA PREPARAR Y VIVIR LA CONSAGRACIN TOTAL A JESS POR MARA

    Dios con la entrega total de s misma, en cuerpo y alma, para siempre, desdela Anunciacin hasta la cruz, y desde la cruz hasta la Asuncin. Ciertamente,entre la obediencia de Cristo y la obediencia de Mara hay una asimetradeterminada por la diferencia ontolgica entre la Persona divina del Hijo yla persona humana de Mara, de la que se sigue tambin la exclusividad de laeficacia salvfica fontal de la obediencia de Cristo, de la cual su misma Madrerecibi la gracia de poder obedecer de modo total a Dios y colaborar as conla misin de su Hijo.

    Por tanto, la esclavitud de amor debe interpretarse a la luz del admirableintercambio entre Dios y la humanidad en el misterio del Verbo encarnado.Es un verdadero intercambio de amor entre Dios y su criatura en la recipro-cidad de la entrega total de s. El espritu de esta devocin... consiste enhacer que el alma sea interiormente dependiente y esclava de la santsimaVirgen y de Jess por medio de ella, El Secreto de Mara, 44. Paradjica-mente, este vnculo de caridad, esta esclavitud de amor, hace al hombreplenamente libre, con la verdadera libertad de los hijos de Dios, ver Tratadode la verdadera devocin, 169. Se trata de entregarse totalmente a Jess,respondiendo al amor con el que l nos ha amado primero. Todo el que vivaen este amor puede decir como san Pablo: Ya no vivo yo, sino que es Cris-to quien vive en m, Ga 2, 20.

    La peregrinacin de la fe

    7. En la carta apostlica Novo millennio ineunte escrib que a Jess no sellega verdaderamente ms que por la fe, n. 19. Precisamente este fue elcamino que sigui Mara durante toda su vida terrena, y es el camino de laIglesia peregrinante hasta el fin de los tiempos. El concilio Vaticano II insistimucho en la fe de Mara, misteriosamente compartida por la Iglesia, ponien-do de relieve el itinerario de la Virgen desde el momento de la Anunciacinhasta el de la pasin redentora, ver Lumen gentium, 57 y 67; RedemptorisMater, 25-27.

    En los escritos de san Luis Mara encontramos el mismo nfasis en la fe quevivi la Madre de Jess a lo largo de un camino que va desde la Encarnacinhasta la cruz, una fe en la que Mara es modelo y tipo de la Iglesia. San LuisMara lo expresa con una gran riqueza de matices cuando expone a su lector

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    CUARTA PARTE: MENSAJES DE JUAN PABLO II A LOS MONTFORTIANOS

    los efectos maravillosos de la perfecta devocin mariana: Cuanto msganis la benevolencia de esta augusta Princesa y Virgen fiel, ms fe verdade-ra tendris en toda vuestra conducta; una fe pura, que har que no os inquie-tis de lo sensible y de lo extraordinario; una fe viva y animada por la caridad,que har que no obris sino por motivos de puro amor; una fe firme e inque-brantable como una roca, que os mantendr firmes y constantes en medio delas tempestades y las tormentas; una fe activa y penetrante que, como undivino salvoconducto, proporcionar entrada en todos los misterios de Jesu-cristo, en los fines ltimos del hombre, y en el corazn de Dios mismo; una feanimosa que os animar e inducir a emprender y llevar a cabo, sin titubear,grandes cosas por la gloria de Dios, y para la salud de las almas; en fin, una feque ser vuestra lumbrera ardiente, vuestra vida divina, vuestro tesoro es-condido y rico de la divina sabidura, y vuestra poderossima arma, de la queos serviris para iluminar a los que estn en las tinieblas y en la sombra de lamuerte, para abrasar a los tibios y a los que tienen necesidad de la caridad,para dar vida a los que estn muertos por el pecado, para conmover y con-vertir por vuestras dulces y poderosas palabras los corazones de mrmol yarrancar los cedros del Lbano, y en fin, para resistir al demonio y a todos losenemigos de la salvacin, Tratado de la verdadera devocin, 214, o.c., p.139.

    Como san Juan de la Cruz, san Luis Mara insiste sobre todo en la pureza dela fe, y en su esencial y a menudo dolorosa oscuridad, ver El Secreto deMara, 51-52. Es la fe contemplativa la que, renunciando a las cosas sensi-bles o extraordinarias, penetra en las misteriosas profundidades de Cristo.As, en su oracin, san Luis Mara se dirige a la Madre del Seor, diciendo: Note pido visiones o revelaciones, ni gustos o delicias, aunque fueran espiritua-les... Aqu en la tierra no quiero para m otro don, fuera del que t recibiste, esdecir, creer con fe pura, sin gustar ni ver nada, ib., 69. La cruz es el momen-to culminante de la fe de Mara, como escrib en la encclica RedemptorisMater: Por medio de esta fe Mara est unida perfectamente a Cristo en sudespojamiento... Es esta tal vez la ms profunda knosis de la fe en la historiade la humanidad, n. 18.

    Signo de esperanza cierta

    8. El Espritu Santo invita a Mara a reproducirse en sus elegidos, extendiendoen ellos las races de su fe invencible, pero tambin de su firme esperanza,

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    MANUAL PARA PREPARAR Y VIVIR LA CONSAGRACIN TOTAL A JESS POR MARA

    ver Tratado de la verdadera devocin, 34. Lo record el concilio VaticanoII: La Madre de Jess, glorificada ya en los cielos en cuerpo y alma, es laimagen y comienzo de la Iglesia que llegar a su plenitud en el siglo futuro.Tambin en este mundo, hasta que llegue el da del Seor, brilla ante el pueblode Dios en marcha como seal de esperanza cierta y de consuelo,Lumen gentium, 68. San Luis Mara contempla esta dimensin escatolgicaespecialmente cuando habla de los santos de los ltimos tiempos, forma-dos por la santsima Virgen para dar a la Iglesia la victoria de Cristo sobre lasfuerzas del mal, ver Tratado de la verdadera devocin, 49-59. No se trata,en absoluto, de una forma de milenarismo, sino del sentido profundo de landole escatolgica de la Iglesia, vinculada a la unicidad y universalidad salvficade Jesucristo. La Iglesia espera la venida gloriosa de Jess al final de lostiempos. Como Mara y con Mara, los santos estn en la Iglesia y para laIglesia, a fin de hacer resplandecer su santidad y extender hasta los confinesdel mundo y hasta el final de los tiempos la obra de Cristo, nico Salvador.

    En la antfona Salve Regina, la Iglesia llama a la Madre de Dios Esperanzanuestra. San Luis Mara usa esa misma expresin a partir de un texto de sanJuan Damasceno, que aplica a Mara el smbolo bblico del ancla, ver Hom.I in Dorm. B.V.M., 14: PG 96, 719: Unimos (...) las almas a vuestrasesperanzas, como a un ancla firme. Los santos se han salvado porque hansido los ms unidos a ella, y han servido a los dems para perseverar en lavirtud. Dichosos, pues; mil veces dichosos los cristianos que ahora se unenfiel y enteramente a Mara como a un ancla firme y segura, Tratado de laverdadera devocin, 175, o.c., p. 116. A travs de la devocin a Mara,Jess mismo escuda el corazn con una firme confianza en Dios, hacindolemirar a Dios como su Padre; le inspira un amor tierno y filial, ib., 169, o.c.,p. 111.

    Junto con la santsima Virgen, con el mismo corazn de madre, la Iglesia ora,espera e intercede por la salvacin de todos los hombres. Son las ltimaspalabras de la constitucin Lumen gentium: Todos los cristianos han deofrecer insistentes splicas a la Madre de Dios y Madre de los hombres, paraque ella, que estuvo presente en los comienzos de la Iglesia con sus oracio-nes, tambin ahora en el cielo, exaltada sobre todos los bienaventurados ylos ngeles, en comunin con todos los santos, interceda ante su Hijo, hastael momento en que todos los pueblos, los que se honran con el nombre decristianos, as como los que todava no conocen a su Salvador, puedan verse

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    CUARTA PARTE: MENSAJES DE JUAN PABLO II A LOS MONTFORTIANOS

    felizmente reunidos en paz y concordia en el nico pueblo de Dios para gloriade la santsima e indivisible Trinidad, n. 69.

    Haciendo nuevamente mo este deseo, que juntamente con los dems padresconciliares expres hace casi cuarenta aos, envo a toda la familia montfortiana una especial bendicin apostlica.

    Vaticano, 8 de diciembre de 2003, solemnidad de la InmaculadaConcepcin de la Virgen Mara.

    JUAN PABLO II