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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE SINALOA FACULTAD DE HISTORIA MAESTRÍA EN HISTORIA re LOS SINALOENSES: ENTRE GUSTOS MUSICALES, GOZOS Y REPRESENTACIONES. DE LOS CORRIDOS SOBRE NARCOTRÁFICO Y TRAFICANTES A LOS NARCOCORRIDOS (1970 – 2000) TESIS QUE PRESENTA JUAN ANTONIO FERNÁNDEZ VELÁZQUEZ PARA OBTENER EL GRADO DE MAESTRO EN HISTORIA DIRECTOR DE TESIS DR. EDUARDO FRÍAS SARMIENTO CULIACÁN ROSALES, JULIO, 2011

Tesis Narcocorrido Juan Antonio Fernández Los Sinaloenses entre gustos musicales

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Narcocorrido Sinaloa

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  • UNIVERSIDAD AUTNOMA DE SINALOA

    FACULTAD DE HISTORIA

    MAESTRA EN HISTORIA

    re

    LOS SINALOENSES: ENTRE GUSTOS MUSICALES, GOZOS Y REPRESENTACIONES. DE LOS CORRIDOS SOBRE NARCOTRFICO Y TRAFICANTES A LOS NARCOCORRIDOS (1970 2000)

    TESIS QUE PRESENTA

    JUAN ANTONIO FERNNDEZ VELZQUEZ

    PARA OBTENER EL GRADO DE

    MAESTRO EN HISTORIA

    DIRECTOR DE TESIS

    DR. EDUARDO FRAS SARMIENTO

    CULIACN ROSALES, JULIO, 2011

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    INDICE

    AGRADECIMIENTOS . . . . . . . . 5

    INTRODUCCIN. . . . . . . . . 7

    CAPTULO I: DE MSICAS, CORRIDOS Y NARCOCORRIDOS

    1.- Msicas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .21

    1.1. - Corridos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27

    1.2.- Los Corridos del periodo Revolucionario. . . . . . . . . . . 35

    1.3 De los Corridos de Narcotrfico a los Narcocorridos . . . . 39

    1.4.- Entre Hierba, Polvo y Plomo: narcocorridos. . . . . . . . 44

    CAPTULO II: El NARCOCORRIDO, VISIONES MULTIDISCIPLINARIAS

    2.1- Los estudios del Narcocorrido vistos desde la Sociologa. . 47

    2.2.- Los estudios del narcocorrido vistos desde la Etnomusicologa 57

    2.3.- Los Narcocorridos desde la perspectiva de Gnero. . . . . 64

    2.4. Los estudios del Narcocorrido abordados desde la Psicologa Social . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 66

    2.5.- Los estudios de Narcocorrido vistos desde la Historiografa. . 69

    2.6.- De las msicas de narcotrfico hacia los narcocorridos: un acercamiento desde la historia cultural. . . . . . . 75

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    CAPTULO III: CIRCULACIN DE LAS MSICAS DE NARCOTRAFICO, NARCOTRAFICANTES Y NARCOCORRIDOS.

    3.1.- Distribucin discogrfica en Culiacn de las msicas de narcotrfico a los narcocorridos. . . . . . . . . . . . . . . . . . 92

    3.2.- La difusin de las msicas de narcotrfico y narcotraficantes en la radio sinaloense . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 107

    3.3.- Otras formas de circulacin musical: el caso de los corridos annimos y la huipa. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 118

    3.4.- Intrpretes y sus espacios de actuacin: de las msicas de narcotrfico a los narcocorridos. . . . . . . . . . . . . . . 124

    3.5.- Circulacin de las msicas de narcotrfico a los narcocorridos: el caso de los sinaloenses de Tijuana a California. . . . . . . . . . . . 135

    CAPTULO IV: ENTRE LA FESTIVIDAD EL OCIO Y LA VIDA COTIDIANA DE LOS SINALOENSES

    4.1.- Consumos y gustos musicales de los sinaloenses: de las msicas de narcotrfico al narcocorrido. . . . . . . . . . . . . . . 155

    4.2.- De las msicas de narcotrfico a los narcocorridos: consumos de los sinaloenses en los ngeles California... ... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .168

    4.3.-Consumos y gustos musicales de los sinaloenses en Tijuana. . . . 191

    4.4.- Consumos y gustos musicales de los sinaloenses en Culiacn. . . 203

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    CONCLUSIONES . . . . 232

    ANEXOS. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 241

    FUENTES . . . . . 244

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    DEDICATORIAS.

    El presente trabajo es resultado de dos aos esfuerzo y mucho sacrificio, de una aventura que inici en febrero del 2009 y que culmina hoy, mas debo reconocer que durante ese tiempo no estuve solo, muchas personas me apoyaron para que esta investigacin concluyera satisfactoriamente:

    Agradezco a mi familia, en especial a mis padres Ricardo y Rita, este trabajo es gracias a ellos, lleva impresa la ilusin y confianza que depositaron en m desde el da que decid superarme de manera acadmica y personal al cursar mis estudios de maestra; tambin debo agradecer a mi hermano Jess, por el apoyo brindado, este trabajo es dedicado a ellos con mucho cario.

    Debo agradecer el apoyo incondicional de Denisse mi compaera, por siempre tener para m palabras de aliento cuando aparecan esos momentos de desesperanza; a quien por gracias del destino y de esta noble profesin tuve la dicha de conocer y ahora comparte conmigo este importante logro en mi vida.

    AGRACECIMIENTOS.

    Al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnologa (CONACYT) ya que sin el financiamiento otorgado durante dos aos consecutivos y la extensin de beca que me permiti realizar una estancia de investigacin al extranjero, el resultado de este trabajo no hubiera sido posible y con ello aprovecho para agradecer al Dr. James Wilkie, asesor durante mi estancia, por el apoyo brindado.

    A los maestros de la Facultad de Historia que me impartieron clase durante los cursos de maestra gracias a todos, por que de cada uno me llevo un aprendizaje importante no solo en mi desempeo acadmico sino tambin personal.

    Sin duda debo agradecer a quien fuera coordinador de esta maestra durante la primera etapa de mi generacin. Dr. Samuel Octavio Ojeda Gastlum, gracias por su confianza, apoyo y don de enseanza.

    Mi sincero agradecimiento al actual coordinador Dr. Rigoberto Arturo Romn Alarcn, por el apoyo institucional otorgado.

    Al Dr. Eduardo Fras Sarmiento. asesor; Dr. Samuel Ojeda Gastlum, Dr. Rigoberto Rodrguez Bentez quienes se desempean como lectores de este trabajo, gracias por sus comentarios y observaciones, sin duda tiles e indispensables para el mejoramiento de mi investigacin.

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    A las jvenes que se desempean como apoyo acadmico en dicha dependencia: Sandra Luz Gaxiola Valdovinos, Sara Nohemy Velarde Sarabia, gracias por su eficiente labor administrativa y sus dotes de paciencia hacia los alumnos, en especial hacia m que les di tanta lata.

    A mis compaeros de clase y amigos: Cruz Armando, Gerardo, Jess Antonio, Josafath, Julieta, Nuvia, Paulina, Reyna, Tala, Yesica, con quienes compart momentos inolvidables, muchas gracias a todos, este trabajo tambin es gracias a ustedes.

    No debe faltar mi agradecimiento a: Omar Hernndez, Roberto Milln, Miguel Higuera, Jorge Luis Urias Herrera, David Alans Longoria, Hctor Castro Ahumada, Antonio Santiago Len, Yuneiry Ramrez Topete, mis compaeros de licenciatura, y ahora grandes amigos, gracias por los consejos, las risas y las muestras de afecto hacia mi persona.

    A mi amigo, Guadalupe Zamora Medina, con quien comparto el gusto por la temtica, gracias por las charlas y las observaciones hacia mi trabajo.

    A mi amigo Luis Omar Montoya, con quien compart eventos y logros acadmicos importantes para mi formacin, mi ms sincero agradecimiento para l.

    A todas las familias y personajes del mbito musical y la radiodifusin que amablemente me compartieron sus ancdotas y experiencias expuestas en este trabajo.

    Culiacn Rosales, Julio 2011

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    INTRODUCCIN Los corridos mexicanos nacen y funcionan en un contexto social determinado a partir de una necesidad trasmitindose de una generacin a otra; forman parte de la cultura de una sociedad en la cual los protagonistas, eventos y temas, representan los acontecimientos, valores, creencias e historias dignas de ser contadas, que reflejan de forma concreta y sencilla la cotidianeidad y los eventos extraordinarios, que proporcionan identidad.

    Es precisamente esa sencillez en su conformacin musical lo que privilegia la posibilidad de desarrollar aspectos que involucran la memoria, preservando la tradicin oral como forma de conocimiento, instrumento que facilita su arraigo entre la sociedad mexicana.

    El tema de las drogas en la msica popular mexicana est presente desde mediados del siglo XIX, es por ello que consideramos importante estudiarlo en sus mltiples acepciones, desarrollndose en conjunto con el devenir histrico de la sociedad; un ejemplo seria durante la Revolucin Mexicana donde los corridos funcionaban no solo para transmitir informacin sino como medio de diversin y entretenimiento, tanto para la tropa revolucionaria, como los habitantes de las ciudades.

    Durante el movimiento armado revolucionario gozaran de su momento cspide reapareciendo esta temtica con objeto de denostar la figura de Victoriano Huerta, de quien era conocida su aficin por la marihuana, siendo protagonista de melodas que an perduran en la memoria colectiva de los mexicanos1.

    Cabe decir que estas composiciones no eran presa de los juicios morales, como lo son en la actualidad, por el contrario, en ese entonces gozaban del reconocimiento y aceptacin popular, a tal grado que canciones como La Cucaracha, gracias a la creatividad de Manuel M. Ponce, fueran interpretadas en piano y llevada a los teatros de revista como una forma de parodiar la situacin poltica y social del

    1 Ricardo, Prez Montfort, Yerba, goma y polvo. Drogas, ambientes y policas en Mxico 1900

    1940, Mxico, Ediciones ERA, CONACULTA, INAH, 1999, pp. 13 14

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    Mxico Revolucionario, siendo parte del disfrute de pblicos diversos, quienes gustaban de escuchar estas msicas.

    Esto nos habla tambin del arraigo de un gnero cuyos alcances llegaran a tal grado que despus de haber surgido entre las masas populares buscaba su reivindicacin social, lo cual es una muestra de la disolucin entre las divisiones de la alta y la baja cultura y un claro antecedente de la proyeccin del corrido como portavoz de la cotidianidad tendra en aos posteriores.

    En este sentido, continuando con la vigencia de dicha expresin musical durante finales de la dcada de los veintes y ya entrados los treinta las msicas de narcotrfico y narcotraficantes reflejaban el acontecer social e histrico derivado de la actividad ilcita de las drogas teniendo como escenario principal la frontera norte de Mxico2, es as como aparecen los temas Carga Blanca interpretada por Los Alegres de Tern que adems de convertirse en un clsico del gnero ha impregnado en la memoria colectiva de los habitantes del norte y noroeste de Mxico.

    La caracterstica principal de los corridos en este periodo (1930 1960) es relatar eventos que tienen que ver con el trasiego de droga hacia la frontera, en la mayora de los casos el mensaje que proyectan es de carcter moralista, aleccionando y previniendo sobre las consecuencias que implica dedicarse al negocio de las drogas.

    Es hacia la dcada de los setenta cuando reaparecen composiciones bajo la temtica del contrabando de drogas, entre las mas conocidas se encuentran Contrabando y Traicin (1973), La Banda del Carro Rojo (1975) interpretadas por los Tigres del Norte, agrupacin que se caracteriz por obtener reconocimiento a partir de entonces pues aunque sus integrantes son oriundos de Sinaloa, gran parte de su popularidad inicia sobre los lmites del ro grande3.

    2 De acuerdo a lo dicho por Ramrez-Pimienta, en relacin a los temas El Pablote y Por Morfina y

    Cocana sobre los cuales mencionaremos en pginas posteriores. 3 Rigoberto Rodrguez Bentez, Poblando el imaginario cultural: Los tigres del norte en ARENAS,

    Revista sinaloense de Ciencias Sociales, publicacin trimestral, Facultad de Ciencias Sociales y Humanidades, Universidad Autnoma de Sinaloa, Mazatln, Verano, 2007, pp. 100 102.

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    Sin embargo, si bien estos temas son mediaticamente los mas conocidos4, existieron composiciones que tambin fueron parte del gusto de la poblacin local, nos referimos especficamente a los habitantes de Culiacn y aquellos temas que fueron grabadas por agrupaciones cuyo rango de influencia se concentraba en dicha capital sinaloense.

    De este modo apareceran temas como Rubn Cabada (1971) y Tanito Martnez (1972), los cuales fueron sacados al mercado incluso antes que Camelia la Texana, mas sin embargo, debido a que se encontraban bajo el amparo de disqueras locales con poca o nula proyeccin nacional no les fue posible extender su xito e influencia, incluso solo el primero de estos temas fue regrabado en dcadas mas recientes, mientras que del segundo se conservan pocos ejemplares de su produccin, uno de estos lo presentamos en este trabajo. Otro de los aspectos que se abordan en este trabajo es que, contrario a lo que han apuntado otros investigadores5, el auge del narcotrfico y la promocin de sus msicas son dos fenmenos que no se dan de manera recproca, de ah que exista un contraste entre su produccin y su asimilacin por parte de quienes gustan de escucharlas.

    Si bien durante la poca de auge del narcotrfico, marcada dentro de los aos setenta, existan pocas composiciones en torno al trfico de drogas sacadas a la luz pblica en formato comercial, otras composiciones se convirtieron en representativas de una comunidad, a pesar de que nunca estaran bajo un estudio de grabacin.

    No es sino hasta la dcada de los ochentas, cuando el narcotrfico y la entidad sinaloense acaparan los medios de informacin que las composiciones en torno a esta actividad ilcita, sus actores y sus excesos, llaman la atencin de disqueras

    4 La versin de Contrabando y Traicin fue grabada en 1992 por el grupo de rock mexicano, La

    Lupita en su primer disco titulado Pa servirle a Ud, esto demuestra, adems de los alcances mediticos de la meloda que las formas de ejecucin instrumentista, implican el acceso y aceptacin por parte de pblicos diversos, al respecto vase Cesar Jess Burgos Dvila, Msica y narcotrfico en Mxico. Una aproximacin a los narcocorridos desde la nocin de mediador, Athenea Digital, n20, Universitat, Autnoma, de Barcelona, Marzo, 2011, pp. 105 106. 5 Entre los que se encuentra el socilogo Luis Astorga, trabajo que analizamos paginas mas

    adelante.

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    de impacto nacional y de esta forma se masifica su produccin y circulacin, llegando hacia otros espacios donde encuentra igualmente popularidad.

    Cabe mencionar que la interpretacin de las msicas de narcotrfico y narcotraficantes con tambora sinaloense y conjunto norteo facilitan su asimilacin y consumo por parte de aquellos que gustan de escucharlos, convirtindose en un recurso utilizado por diversas agrupaciones y compaas disqueras durante la dcada de los ochenta con el fin de ampliar su popularidad entre el publico sinaloense.

    De esta forma los consumos y gustos de las msicas de narcotrfico y narcotraficantes a los narcocorridos van de la mano con el gusto por los gneros musicales tradicionales en la regin, es decir, las msicas de tambora y bajo sexto sinaloenses adaptaron los temas sobre el narcotrfico, sus personajes y sus excesos al repertorio musical, en este sentido, las apropiaciones que los sinaloenses realizan se relacionan con la nostalgia al terruo y los orgenes, el recuerdo hacia situaciones ligadas a la cotidianidad.

    Es as como surge la configuracin de gustos musicales en otros espacios donde los sinaloenses se hacen presentes, de ah la inquietud de ampliar nuestro espacio de estudio, planteando a estas msicas como vehculos que conservan elementos de los cuales el individuo se apropia y trasladan consigo a donde vayan, en este caso nos referimos a la ciudades de Tijuana y Los ngeles, California misma que se caracteriza por albergar poblacin sinaloense, todo esto tiene cabida durante la temporalidad en la cual comprende nuestro estudio.

    Con ello se dara la libre circulacin de los corridos de narcotrfico, narcotraficantes y narcocorridos hacia un pblico ms amplio ahora desde la frontera con Estados Unidos hasta Sinaloa incrementando entonces la produccin discogrfica y de igual forma su presentacin tanto en eventos masivos, organizados por empresas publicitarias y de espectculos, como en fiestas privadas.

    Es en esta poca donde se discute sobre la apologa del narcotrfico a travs de sus msicas; el 2 de marzo de 1987, el entonces gobernador de Sinaloa Francisco

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    Labastida Ochoa present un programa estatal de justicia y seguridad pblica. En el convoc a la radio al cambio de programacin, suprimiendo la exaltacin de la violencia que segn el promova el corrido de traficantes, la peticin se extendi tambin a la televisin y la prensa escrita, en todo el estado, aos despus, Baja California Norte, hara lo propio, estas dos entidades sirvieron como punto de partida para que en otros lugares de la repblica, se tomara la misma medida.6

    Por ello nuestro estudio se centra en analizar el desarrollo del fenmeno particularmente en Culiacn, Tijuana y el condado de Los ngeles, estas ltimas, se caracterizan por concentrar gran afluencia de poblacin de origen sinaloense, todo esto con el objetivo de encontrar elementos que nos lleven a explicar los consumos que los sinaloenses gustosos de las msicas de narcotrfico al narcocorrido realizan y con ello no nos referimos al consumo desde el plano mercantil sino como parte de una apropiacin y asimilacin cultural de las familias sinaloenses radicadas en aquella ciudad fronteriza, entendiendo esto como un conjunto de prcticas donde se desprenden emociones, sentimientos, en torno a los cuales los individuos interpretan su propia realidad.

    En cuanto a datos concretos sobre migracin diremos que la tasa de crecimiento promedio en el estado de Baja California en las dcadas de 1970 -1990 fue de 3.6%; para Tijuana fue de 5.1%, intensificando su ritmo en el perodo 1990-1995 hasta alcanzar el 6.75%. Sin embargo, para el quinquenio 1995-2000 disminuy al 5.9%. De acuerdo con los datos anteriores, el crecimiento demogrfico en Baja California ha estado sujeto a una influencia importante en cuanto a movilidad de poblacin pues la mayor parte proviene de otros estados (41.24%). Los principales estados de inmigracin a Baja California son: Sinaloa (17.59%), Jalisco (12.91%), Michoacn (9.31%), Distrito Federal (7.76%), Nayarit (5.62%) y Oaxaca (4.0%)7 Por otro lado, de acuerdo al territorio que comprende el estado de California, la regin de los ngeles se compone de cinco condados: Los ngeles, Orange,

    6 Luis Astorga, Notas criticas, corridos de traficantes y censura, en Regin y sociedad, volumen

    XVII, n32, El Colegio de Sonora, 2005, pp. 146 147 7Datos oficiales obtenidos a travs del H. Ayuntamiento de Tijuana, consultados en http://www.tijuana.gob.mx/Dependencias/COPLADEM/demografia.asp [fecha de consulta, martes, 15 de junio de 2010]

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    Riverside, San Bernardino y Ventura de los cuales, el primero es considerado como principal concentrador de mexicanos en Estados Unidos, donde los sinaloenses actualmente representan (3.9%) del total. En cuanto al tejido urbano del condado de Los ngeles durante la dcada de los ochentas, era notoriamente multicultural, la poblacin latina se concentraba mayoritariamente en la ciudad de Huntington Park representando el 85% del total en 1980 y superando el 90% en los noventa, esto como consecuencia de la IRSA, en 1987, lo cual revela cual era el territorio de mayor concentracin de mexicanos en Los ngeles, durante ese periodo. En aos recientes, de las 160 ciudades que comprenden el condado de Los ngeles, seis son las ms importantes en cuanto a concentracin de sinaloenses de acuerdo al siguiente orden: Los ngeles (28.1%), Long Beach (4.8%), South Gate (4.8%), Huntington Park (3.6%), Lynwood (3.5%).8 Las cifras anteriores, nos dieron pauta para desarrollar la investigacin que presentamos en estas pginas, en el entendido de los desplazamientos poblacionales contribuyen tambin a la confluencia de elementos culturales, aquellos individuos que deciden emigrar hacia otros espacios, lo hacen trasladndose tambin con su cultura, manifiesta en diversos aspectos, uno de ellos las msicas, parte esencial de este trabajo. Anteriormente se han realizado trabajos relacionados con la temtica, sin embargo, solo se limitan a dar explicacin al desarrollo de dichas msicas a la par con el fenmeno del narcotrfico, y haciendo un recuento meramente biogrfico de intrpretes y agrupaciones que interpretan o interpretaron estos temas, dejando de lado los factores culturales que permiten su arraigo hacia otras regiones que a su vez fomentan los consumos y gustos por este tipo de composiciones.

    Por otra parte, refirindonos a Culiacn como espacio de estudio podemos decir que el arraigo de las msicas de narcotrfico, narcotraficantes y narcocorridos, entre quienes gustan de consumirlas se da a consecuencia de esta hibridacin cultural rural-urbano de la cual la capital sinaloense forma parte, es decir, estas

    8Guillermo Ibarra Escobar, Migrantes en mercados globales. Mexicanos y Sinaloenses en los ngeles, Mxico, UAS-DIFOCUR, 2005, pp. 106 118.

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    msicas expresan al igual que aquellas que ya por tradicin se interpretan en las notas de tambora y conjunto norteo, aspectos que el sinaloense apropia a su entorno, atributos que asocia con su sensibilidad, recuerdos y emociones.

    Por otro lado, a pesar de las contrastantes opiniones generadas en cuanto a la censura y difusin de los mismos, de lo cual toma parte tanto la sociedad como los medios de comunicacin y la industria musical, su produccin y distribucin persiste, lo cual indica la existencia de un gusto musical y un pblico consumidor; todos estos elementos ayudan a que las msicas de narcotrfico, narcotraficantes y narcocorridos continen vigentes dentro de la regin y temporalidad en la cual centramos nuestro estudio. Cabe mencionar que dicha temtica ha sido del inters de diversos investigadores, antroplogos, etnomusiclogos, y en menor medida historiadores.

    Sobre el inters de estudiar la problemtica de las msicas del narcotrfico al narcocorrido desde la ptica historiogrfica, se desprenden muchos elementos a considerar. En primera instancia diremos que este fenmeno, como parte de las msicas existentes en el entorno social de los seres humanos corresponde al reflejo de una problemtica que por s misma tiene un antecedente histrico. Pero adems de ello, las msicas, en este caso, bajo la temtica de las drogas, no solamente expresan sucesos ni comunican eventos versados entre la violencia y la trasgresin, estos tambin forman parte de un hibrido que expresa el sentir de una regin, retomando aspectos culturales.

    Estos aspectos que transcurren entre memoria, sensaciones, recuerdos y deseos crean, en el receptor, formas de subjetividad que son en s mismas adaptadas a sus realidades sociales conformando gustos y consumos diferenciados en torno a dichas msicas evocando situaciones ligadas a la cotidianidad de los individuos, de ah que se tome en cuenta tres entidades en especfico, Culiacn, Los ngeles y Tijuana, estas ltimas teniendo en comn, - como ya mencionamos la importante presencia de poblacin sinaloense.

    De acuerdo a lo anterior, se plantearon los siguientes cuestionamientos que sirvieron como gua de problematizacin en este trabajo. Cmo se desarroll el

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    consumo de estas msicas dentro de las dcadas 1970 2000, por parte de la poblacin sinaloense radicada en Culiacn, Los ngeles y Tijuana? Existen factores de orden cultural que lleven a la poblacin sinaloense radicada en otros estados, tomarlos como elementos de identidad? Existe un consumo diferenciado por parte de la sociedad sinaloense? Qu papel jugaron los medios de comunicacin y las compaas disqueras en cuanto a la difusin y percepcin de los estas msicas?

    De acuerdo a las preguntas anteriores se desprendieron una serie de objetivos de investigacin: Analizar las msicas de narcotrfico, narcotraficantes y narcocorridos como parte del consumo cultural dentro de tres entidades especificas donde la poblacin sinaloense posee gustos musicales compartidos y diferenciados; destacar las formas y medios de circulacin y apropiacin de estas msicas en los diversos grupos de poblacin sinaloense radicada en las ciudades de Culiacn, Los ngeles y Tijuana; contrastar las pautas de consumo que existieron en cada uno de los espacios, tomando en cuenta sus semejanzas y diferencias; analizar el papel que jug la industria musical y dems medios en la difusin de estas producciones musicales; contribuir al desarrollo y tratamiento del tema considerando que este sea una aportacin historiogrfica.

    A partir de los objetivos anteriores se desarroll la siguiente hiptesis a resolver. Entre 1970 y el 2000, en la regin del noroeste, particularmente las entidades de Los ngeles, California, Tijuana y Culiacn las msicas de narcotrfico, narcotraficantes y narcocorridos cobraron una importante difusin y con ello hubo una evolucin en cuanto al consumo y la oferta de dichas expresiones musicales, trasmitindose tanto en eventos masivos en sus diferentes espacios, como en fiestas privadas; todo esto facilita la libre circulacin y apropiacin de valores, iconos, figuras y conceptos compartidos por los grupos de familias sinaloenses que habitan en dichas ciudades en base a realidades sociales y culturales comunes que conformaron todo un gusto musical.

    Para poder explicar el arraigo de estas msicas, en espacios como son Culiacn, Los ngeles y Tijuana lo interesante a destacar es que generan distintas

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    representaciones por parte de quien los consume, si bien para algunos se trata de un mal musical, para otros pueden significar un vehculo que funcione como elemento de identificacin.

    Debido a ello, en toda esta regin, se gener un amplio mercado en torno a estas msicas del cual se adjudicaron empresas discogrficas y de espectculos, que propiciaron el arraigo del mismo. Las autoridades gubernamentales y la cultura oficial, fueron de la indiferencia a la censura con respecto al contenido de dichos temas, aspectos que surtieron poco efecto entre aquellos que gustan de estas melodas.

    Para un ptimo desarrollo del tema, es indispensable contar con un aparato conceptual con el cual desentraar elementos importantes que doten de fundamento terico a nuestra investigacin. En este trabajo se utilizaron planteamientos de autores como Roger Chartier, Pal Ricoeur, Pal Thompson, Michel De Certeau, Peter Burke, Gilberto Gimnez, adems de conceptos desde el plano de la musicologa, con autores como Christopher Small, Elie Siegmeister, Robin Maconie, Henry Raynor, Isabel Aretz, entre otros, esto nos permiti un mejor entendimiento de la problemtica y a la vez poder contar con los elementos necesarios para realizar nuestro ejercicio investigativo. Este trabajo se compone esencialmente a partir conceptos como: consumo cultural, regin sociocultural, gusto musical, identidad, imaginario, representacin, memoria, entre otros, los cuales fueron de gran utilidad como categora de anlisis para la interpretacin y comprensin de nuestro trabajo. De acuerdo a la metodologa utilizada, consideramos la oralidad, pues con ella se pretende encontrar los elementos necesarios para llevar a cabo gran parte de nuestra investigacin. La oralidad es sin duda fundamental para el anlisis de la poca contempornea cuando el investigador busca testimonios e informacin que las fuentes escritas no proporcionan; en este caso habr que destacar las opiniones de todos aquellos que participan en la difusin, apropiacin y arraigo de las msicas del narcotrfico al narcocorrido y sobre todo los grupos de personas

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    de origen sinaloense dentro de las entidades en las que centraremos nuestro estudio.

    Sobre los elementos de la historia oral, recurrimos a la obra de Paul Thompson, La voz del pasado, quien destaca la importancia de la historia oral en la reconstruccin histrica. Insiste en el valor de la historia oral se ocupa, especialmente, de problemas contemporneos asociados con la memoria colectiva o individual, con las tradiciones, con el estudio de las ideologas o de la presencia poltica o social de los grupos sociales e individuos sin voz y ausentes en las fuentes documentales. La fuente oral es nica y necesaria y responde a un viejo anhelo: las mayoras salen del silencio y entran en lo escrito de la historia.9 El autor remarca la necesidad de establecer un dialogo entre las fuentes escritas, acabadas y limitadas y las fuentes orales abiertas y vivas, porque unas y otras dan versiones diferentes, potencindose y diferencindose entre s, ante esto afirma que La palabras hablada ilumina la escrita, revitalizndola y dndole la perspectiva y el contorno humano adecuado.10

    Es decir que las pruebas bsicas de fiabilidad de las fuentes orales son las mismas que para otras fuentes: investigar la coherencia interna, contrastar y comprobar los detalles con otras fuentes, comparar la evidencia con un contexto ms amplio. Todas estn sujetas al sesgo y al valor de cada una de ellas el cual flucta segn las diferentes situaciones. Tanto as que en algunos casos la evidencia oral es la mejor y en otros es complementaria de las otras fuentes. Tras el rescate de algunos de los postulados de Paul Thompson sobre la oralidad, es de destacarse que este tipo de discursos estn invariablemente repletos de subjetividad; pero eso, lejos de constituir un obstculo, representa la mayor riqueza de este gnero de historia que se fundamenta, necesariamente, en fuentes subjetivas11

    9 Paul Thompson, La voz del pasado, Valencia, Instituci Valenciana D`Estudis I Investigaci,

    Edicions Alfons El Magnnim, 1988, p. XVII. 10

    Ibd., p. X. 11

    Ibd., p. 151.

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    En el caso que nos ocupa, analizaremos los resultados obtenidos a partir de diversos testimonios en torno de las msicas que corresponden a nuestro estudio esto para destacar la existencia de opiniones diferenciadas en cuanto a la aceptacin y rechazo de dichas msicas, desarrollndose de igual forma consumos diferenciados en nuestros informantes, a partir de estos elementos desarrollamos una mejor comprensin del fenmeno estudiado, en sus diferentes espacios ya mencionados

    Esto ltimo relacionado con los criterios para precisar la seleccin de nuestros entrevistados tomando en cuenta las variables de gnero, edad y lugar de origen de familias sinaloenses, en el siguiente orden: cinco familias en el condado de los ngeles y cinco familias en la ciudad de Tijuana, mismas que cuentan entre diez y veinte aos de residencia, es decir que se trasladaron a dichos lugares entre la dcadas de (1980 2000), otra parte de las entrevistas se realiz en Culiacn a personas que acuden de manera constante a estos lugares. Todo ello con la finalidad de comprobar la vigencia y el arraigo de esta expresin musical, as como rastrear las formas de consumo y los gustos musicales que se generan a partir de las experiencias y ancdotas expresadas por nuestros entrevistados.

    Por otra parte, en cuanto al trabajo de campo realizado en Culiacn se tomaron en cuenta ocho familias que habitan tanto en el medio rural y el medio urbano, esto para determinar los contrastes en cuanto a los consumos que los sinaloenses realizan en cada uno de los espacios as como su arraigo entre la poblacin, todo esto tomando en cuenta la temporalidad correspondiente a nuestro periodo de estudio.

    Otra de las fuentes utilizadas fue la prensa; consultando los acervos hemerogrficos de acuerdo a la temporalidad y objeto de estudio, a partir de las notas informativas, se analizaron las distintas opiniones que se generen en torno de las msicas de narcotrfico a los narcocorridos, as como tambin la propaganda en torno a estos y a las presentaciones de los grupos que los interpretan.

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    La discografa signific un punto importante para explicar no solamente la produccin sino tambin la circulacin de estas msicas, pero adems del disco existieron otras formas de circulacin musical como lo fue la radiodifusin hasta 1987, y de igual forma la tradicin oral, manifestndose en los pobladores de las comunidades sinaloenses, donde existen personas dedicadas a la composicin de corridos de narcotraficantes, que si bien no llegaron nunca a un estudio de grabacin impregnaron en la memoria y cotidianidad de sus habitantes, de todo ello hablamos en nuestro trabajo. Es por ello que otra herramienta que utilizada son las reproducciones en formato de cassete, grabadas por sus mismos compositores, mismas que no circularon comercialmente con la finalidad de analizar a detalle el contenido de la meloda interpretando el contexto en el que fueron realizadas y de igual forma destacar el papel de los consumidores buscando elementos que nos lleven a mostrar las formas en que quienes gustan de escuchar estas melodas las consumen y se apropian de las mismas.

    En torno a ello, se consultaron diversos acervos tras la bsqueda de dicha informacin: en primer plano se revis el Archivo Historico General del Estado de Sinaloa, donde se cuenta con una especie de fondos documentales respecto a la temtica, as como el Centro Regional de Documentacin Histrica y Cientfica (CREDHyC) y la Hemeroteca de la Universidad Autnoma de Sinaloa, donde se localiz el material de prensa utilizado para este trabajo. En cuanto al trabajo realizado fuera de la entidad, se utiliz material localizado en Chicano Studies Research Center, en forma impresa y digital, consultando la biblioteca especializada en torno a la temtica, esto ubicado en la Universidad de California, campus Los ngeles; de igual forma se consult la Biblioteca Municipal Benito Jurez, la biblioteca ubicada en el Colegio de la Frontera Norte y los acervos localizados en el Instituto Municipal de Arte y Cultura, todo esto en la ciudad de Tijuana Baja California.

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    De acuerdo a la informacin recopilada y detallada anteriormente se construy la presente investigacin, misma que consta de cuatro captulos que describo a continuacin.

    El primero lleva por ttulo De msicas, corridos y narcocorridos, donde discute el concepto de msicas, en sentido amplio del trmino a partir de construir una categora de anlisis, que la determine como una prctica social y cultural, con estilos, ejecuciones, pero sobre todo apropiaciones diversas por parte del pblico consumidor, otro de los objetivos de este captulo es demostrar la presencia de los corridos en diferentes momentos de la historia mexicana, esto para dar cuenta de los consumos, formas y funciones del mismo, dentro de estos se encuentran las msicas de narcotrfico, narcotraficantes y narcocorridos, con ello discutimos la utilizacin del trmino, el cual vara de acuerdo a la temporalidad que corresponde nuestro estudio.

    En un segundo captulo, titulado El narcocorrido: Visiones Multidisciplinarias realizamos un estado de la cuestin a partir de los trabajos localizados que abordan la temtica, destacando puntos importantes de cada investigacin desde diversas disciplinas, sociologa, musicologa, psicologa social e historiografa, donde hacemos mayor nfasis, con el fin de argumentar los aspectos primordiales de nuestra propuesta investigativa.

    De igual forma incorporamos el apartado titulado De las msicas de narcotrfico hacia los narcocorridos: un acercamiento desde la historia cultural, con el cual pretendimos exponer nuestra propuesta de investigacin, al fin de marcar los lineamientos que nos llevaron a desarrollar las inquietudes plasmadas en el presente trabajo, a medida que de acuerdo con la revisin en torno a los estudios sobre dichas msicas realizados anteriormente en el campo de la historiografa detectamos que estos presentaban una ausencia de elementos tericos.

    En el mencionado inciso discutimos sobre conceptos como mentalidad, imaginario y representacin, tres elementos que consideramos de suma importancia para entender las msicas que corresponden nuestro estudio y su vinculacin hacia aquellos individuos que participan y se apropian de los gustos musicales.

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    Por otra parte, en un tercer captulo titulado, Circulacin de las msicas de narcotrfico, narcotraficantes y narcocorridos, tomamos como referencia la existencia de discografa de las msicas de narcotrfico, narcotraficantes y narcocorridos y sus diferentes formas de circulacin, tanto por la participacin de las empresas discogrficas y de espectculos, como sus formas de acceso, a partir de los medios electrnicos, virtuales, esto para demostrar que al igual como circulan las msicas, del mismo modo se expanden los gustos musicales, de manera que estos no son exclusivos de una entidad en particular, sino que se involucran a travs de aspectos identitarios y migratorios, donde estas msicas satisfacen una demanda adaptndose a las realidades sociales de los individuos; de igual forma en este captulo se hablo de la existencia de otras formas de circulacin como la huipa y el compositor anonimo.

    En un cuarto captulo titulado, Entre la festividad el ocio y la vida cotidiana de los sinaloenses, abordamos elementos relacionados, con el papel simblico que adquieren las msicas de narcotrfico, narcotraficantes y narcocorridos, rompiendo con los lmites entre lo rural y lo urbano, que adems tienen presencia en otros espacios donde los sinaloenses se hacen presentes, contribuyendo a una hibridacin donde no solo la letra de las msicas toma importancia en el pblico consumidor de dichos corridos sino el conjunto de sentimientos que genera, pues al escucharlos su asimilacin oscila entre imaginario y representacin contribuyendo al desarrollo y remembranza de sus experiencias y emociones y con ello consumos diferenciados. Para ello nos fue de gran utilidad el trabajo de campo realizado a base de entrevistas con los cuales se busc interpretar las formas de consumo por parte de la poblacin sinaloense que comparte este gusto musical. Por ultimo invitamos al lector a que se adentre a las pginas que presentamos a continuacin.

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    CAPTULO I DE MSICAS, CORRIDOS Y NARCOCORRIDOS

    I.- MSICAS Estamos rodeados de msicas en tanto juegan un papel en nuestras vidas, forman plenamente parte del mundo social, insertndose en el campo de las culturas musicales; dicho campo se caracteriza por haber conservado la atencin a las formas sonoras y al contexto social cambiando a la par de las sucesivas definiciones de su objeto en tanto que es la expresin de los diversos grupos humanos. Al adentrarse al conjunto de relaciones que las msicas mantienen en el mbito sociocultural, nos permite una forma particular de entender el mundo a travs del espacio sonoro y su apropiacin en la sociedad.

    Sin embargo, las msicas operan no solo con sonidos sino con la escucha, esto refleja aspectos diferenciados del hecho musical, por un lado el sonido como seal acstica y el sonido como fuente cultural de percepciones, sensaciones, con lo que habra que poner especial atencin a las diversas maneras y disposiciones del escuchar, as en el mbito musical los estmulos sonoros viven, siempre ya reinterpretados por ejecutantes y oyentes en relacin con valores sonoros, esto remite de diversas formas a otro universo de experiencias que colabora en las maneras de recepcin en las culturas musicales12

    De esta forma, las msicas son consideradas tambin como artculos de consumo cultural, organizadas dinmicamente con la Historia de la que no puede separarse, teniendo en todos los tiempos funciones muy variadas. Esta lista de funciones se puede extender de manera casi indefinida, tan variadas son las circunstancias en las que los hombres de todas partes del mundo han descubierto las msicas como un elemento de valor positivo para llevar a cabo las tareas de la vida diaria en correspondencia con las necesidades objetivas de la sociedad, entre estas se

    12 Francisco Cruces (Coord.), El Sonido de la Cultura, Textos de antropologa de la Msica,

    Antropologa, Revista de pensamiento antropolgico y estudios etnogrficos, Madrid, Espaa, n 15 16, Marzo Octubre, 1998, pp. 5 47.

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    encuentra el entretener, elevar, proveer satisfaccin, emocin y ser a la vez un producto inmerso en la vida cotidiana de los individuos.

    Por tanto, tenemos que valorar el lugar y las potencialidades de las msicas, para ello es necesario examinarla objetivamente conforme fue apareciendo en diferentes momentos de la historia, considerar su relacin con la vida y la sociedad y como esa relacin fue evolucionando hasta nuestros das.13

    La funcin de las msicas a la larga, determina su forma y su estilo, cuando la funcin cambia, nuevas formas y nuevos estilos surgen y tienen a modificarse de acuerdo a las necesidades sociales, en esto influyen tanto las condiciones de interpretacin como los adelantos tecnolgicos en cuanto al desarrollo y utilizacin de instrumentos.

    Por ello, primer lugar habr que hacer unas distinciones bsicas: Msica: La idea que hay detrs o ms all del sonido. Composicin musical: La idea en sonido, imaginada habitualmente en relacin con unos instrumentos musicales. Ejecucin Musical: el sonido real producido por la interpretacin de las instrucciones del compositor y cuya posible aspiracin es transmitir su idea original. El sonido de las msicas14: percepcin por parte del oyente de la idea transmitida por la ejecucin musical o expresada en una caracterstica del entorno sonoro15.

    Las msicas establecen formas de anlisis y construccin de la memoria colectiva, su funcin consiste en recuperar el vnculo entre la manera de entender el mundo de los individuos a travs de la tradicin oral con un pasado vivido dentro de un tiempo y espacio determinados. En este sentido, nos referimos a una dinmica, donde entendemos las msicas como un campo de la expresin humana, en la que estn involucrados distintos niveles emisor, transmisor y receptor, este ltimo, generando una serie de respuestas diferenciadas

    13 Elie, Siegmeister, Msica y Sociedad, Mxico, Siglo XXI editores, tercera edicin, 1999, pp. 3

    21. 14

    Se toma el concepto msicas, a partir de construir una categora de anlisis que nos lleve a demostrar la funcin de la msica como una prctica social y cultural, con estilos, ejecuciones, pero sobre todo apropiaciones diversas por parte del pblico consumidor. 15

    Robin Maconie, La Msica como concepto, Barcelona, ACANTILADO, 2004, p. 26.

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    Msicas, por lo tanto, no son solo lenguaje, sino todo un conjunto de elementos que conforman una actividad significante, esto no se debe entender como un predominio de lo individual, de lo "personal". Se trata, ms bien, de una actividad colectiva. Sin embargo, la unin que establecen las msicas entre imgenes, sonidos, memoria, sensaciones, recuerdos y deseos crean, en el receptor, formas de subjetividad que son en s mismas adaptadas a sus realidades sociales. Una aproximacin al estudio de las msicas debe comprender la produccin, circulacin y consumo de sta. Las msicas ha sido siempre una forma de expresin de los pueblos y de las personas, las manifestaciones musicales van unidas a las condiciones culturales, econmicas, sociales e histricas dentro de un tiempo y espacio determinados Para poder comprender un tipo de msicas concreto es necesario situarlo dentro del contexto cultural en el que ha sido creado, ya que las msicas no solo estn constituidas por un agregado de elementos, sino por procesos comunicativos que emergen de la propia cultura.

    No es lo mismo sonidos que msicas. Ni siquiera los sonidos de una ejecucin musical se perciben siempre como msicas, Los sonidos son el suceso fsico que activa la experiencia de todos los oyentes, pero para que los sonidos sean percibidos como msicas requiere un acto de decisin individual. Lo que para un oyente son msicas pueden ser ruidos para otro. Lo que se percibe como msicas en unas circunstancias puede provocar una reaccin diferente en un lugar y un tiempo diferentes16

    Todo esto nos lleva a analizar a las msicas como una prctica social cargada de una amplia gama de cdigos o de convenciones, un depsito de reglas y significados, no obstante existe una multitud de formas de entenderla, como un conjunto de actitudes y valores compartidos, as como de formas simblicas a travs de las cuales se expresa y se encarna.

    Las msicas son entonces utilizadas para crear espacios culturales expresando formas colectivas de identidad incluso, en una misma localidad, estas msicas,

    16 Ibd., p. 29.

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    puede generar ciertas respuestas diferenciadas hacia la meloda, mismas que podran revelarnos aspectos en la relacin entre msicas, individuos y espacios, como parte de las interacciones sociales que se desarrollan en torno al consumo.

    Para poder averiguar que son las msicas y que tan musical es el hombre, necesitamos preguntar Quin toca, canta y escucha?, en una sociedad dada y preguntarnos Por qu? Lo que desmotiva a un hombre puede emocionar a otro y esto no se debe a ninguna calidad absoluta en las msicas en s, esto tiene que ver con el significado que han alcanzado dentro de una cultura o un grupo social en particular. Lo que realmente conmueve a las personas es el contenido de las msicas como un entramado de elementos que van ms all de la interpretacin musical, buena o mala, en cuantos a los criterios musicolgicos de su ejecucin. Sobre todo, las msicas parecen ser ms importante para los escuchas que la complejidad o simplicidad interior. No podemos explicar los principios de la composicin y los efectos de las msicas hasta que hayamos entendido mejor la interaccin entre la experiencia musical y la sociedad. La clasificacin que le dan las personas a las canciones por su forma o su funcin puede ser evidencia importante para desarrollar la valoracin de los efectos de las msicas, el valor de las msicas en sociedad y sus efectos pueden representar las caractersticas de una regin, es por ello que las msicas desencadenan una serie de apropiaciones diversas.

    Todas las msicas crecen a partir de experiencias humanas y tiene funcin directa en la vida social. En la medida en que las msicas son uno de los principales vnculos del ser humano y sus prcticas cotidianas, la historia de las msicas tiene por oficio reflejar estos aspectos dentro de la sociedad y la cultura, este debe ser descrito en trminos de las actitudes y los procesos involucrados en su creacin y de las funciones y los efectos del producto musical en la sociedad. De aqu se desprende que deban existir relaciones estructurales cercanas entre la funcin, el contenido y la forma de las msicas.17

    17 John, Blacking, Qu tan musical es el hombre?, en Desacatos, n12, CIESAS, otoo 2003,

    pp.149 -162.

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    Esta solo puede surgir a la vida dentro de la sociedad; no puede existir, tan solo como un impreso, porque supone tanto intrpretes como oyentes, nos referimos pues a que se encuentra abierta a todas las influencias que puedan ejercer a la sociedad y los cambios en las creencias hbitos y costumbres sociales; de tal manera que las msicas no pueden existir aislada del curso normal de la historia y la evolucin de la vida social, existe para ser interpretada u oda no como sonidos en la cabeza de su creador, ni como smbolos escritos o impresos en papel, sino como un verdadero sonido fsico, hecho por y para aquellos que desean obtener una satisfaccin de lo que el compositor les ofrece18

    Los momentos son importantes para dar cuenta de la relevancia de las msicas para crear ambientes, pues cada estilo musical se adecua al lugar y al entorno en el que se encuentre el escucha; de esta manera ciertos tipos de msicas son consumidos para complementar un acontecimiento, o simple compaa para el escucha, estableciendo atmsferas emocionales.

    Muchos eventos de la vida cotidiana incluyen las msicas como elemento trascendente de la convivencia. En una fiesta se canta y se baila para compartir un tiempo y un espacio importantes. En lo que respecta a las msicas mexicanas son un factor sociocultural establecido a lo largo de todo el territorio nacional con gneros, creadores, ejecutantes, y pblicos diversos. Una comprensin de las msicas debe incluir un reconocimiento del hecho de que estas no son solo msicas cuando se interpreta en traje y etiqueta sobre el escenario de una sala cara de espectculos, de que las msicas que nos son agradables son solo una parte de la vasta experiencia humana, que no hay normas rgidas en cuanto a las msicas de arte, popular, folclrica, mismas que se entremezclan constantemente y se originan unas de otras; desde el punto de vista cientfico, es igualmente importante, considerar y valorar las msicas de otras naciones y culturas, pues existe una cantidad enorme de msicas no hecha para

    18 Henry Raynor, Una Historia Social de la Msica, Desde la Edad Media hasta Bethoven, Mxico,

    Siglo XXI, Tercera edicin, 2007, pp. 2 17.

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    concierto, que incluso toma mayor significacin que las msicas interpretadas en una sala de conciertos para un auditorio19

    En la experiencia natural, en la percepcin instintiva y en la respuesta espontnea reside fundamentalmente la habilidad con la que el consumidor logra captar el curso cambiante y a la vez continuado de las msicas, la capacidad de entenderlas es materia de hbitos correctamente adquiridos en nuestra propia experiencia. Los gustos musicales son parte de un proceso de autodefinicin, las msicas han sido una manera importante a travs de la cual hemos aprendido a comprendernos a nosotros mismos como sujetos histricos, tnicos, de clase y de gnero.

    Las razones por las cuales los sujetos eligen cierto tipo de msicas se ligan estrechamente con los sentimientos y emociones que les causaba el escucharla, las experiencias humanas contribuyen a la construccin de sus gustos musicales, no elegimos nuestros gustos musicales libremente; tampoco nuestros gustos musicales reflejan nuestra experiencia de manera sencilla. El inters de los sujetos por ciertos placeres musicales especficos debe ser construido, dicha construccin es una parte esencial de la produccin de subjetividad, en este proceso los sujetos mismos tienen un papel que desempear (reconocimiento, aceptacin, rechazo, comparacin, modificacin); esto toma partes especificas en el rea de las prcticas culturales.

    De esta forma, las msicas han estado involucradas de manera medular en la produccin y manipulacin de la subjetividad, preocupada por reflejar la realidad social, pero adems ofrecer maneras con las cuales la gente pudiera disfrutar y valorizar las identidades que anhelan o creen poseer. Las msicas emiten mensajes dirigidos a aspectos de la vida cotidiana, las canciones asumen contenidos expresados entre ficcin y realidad encontraran en el escucha aceptacin o rechazo, segn el contexto histrico y los parmetros de referencia

    19 Elie Siegmeister, Msica y sociedad, Op, cit. pp. 22 26.

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    generacionales, es as como las msicas contribuyen en la construccin de una identidad.20

    Estos hbitos adquiridos no son universales, son reflejo de pocas y regiones diferentes que requieren ser aprendidos para poderlos entender. En este proceso de aprendizaje de una cultura por parte de los miembros de otra se produce la transculturacin, que conduce al establecimiento de nuevos desarrollos.

    Ninguna modificacin trascendental de las msicas cultas trada de Europa por los colonos se hizo posible en Amrica mientras la clase pudiente permaneci aislada del patrimonio popular, surtindose exclusivamente del repertorio importado del viejo mundo. Posteriormente surgieron especies musicales hibridas de sealada originalidad y valor regional21

    El corrido mexicano es uno de estos gneros que ha permanecido en la memoria colectiva del pueblo, producto de esta mezcla de culturas musicales, de ah la gran variedad de vertientes en cuanto a su origen. El corrido es encargado de dar a conocer, hazaas y acontecimientos que han formado parte de la historia mexicana; pero no solo eso, sino que adems se convierte en un vehculo generador de identidades, que cuenta con usos y consumos diversos.

    En el siguiente apartado discutimos sobre esta expresin musical, su funcionalidad, apropiacin y significacin, en sus diferentes momentos, por parte de pblicos igualmente variados, todo esto con el fin de dejar sobre la mesa elementos que sean tiles para un mejor entendimiento de esta problemtica. 1.1. - Corridos

    Es comn encontrarse con la idea que considera a los corridos mexicanos como una evolucin de los cantares de gesta y del romance espaol. Vistos como discurso, tanto las canciones de gesta como los romances tienen un proceso

    20 Hugo Armando Brito Rivera, Felipe Quezada, La Radio y la Construccin cultural de gustos

    musicales e identidades juveniles, un ejercicio de investigacin cualitativa, Mxico, Universidad Autnoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa, Divisin Ciencias Sociales y Humanidades, 2008, pp. 38 61. 21

    Isabel Aretz, Amrica Latina en su msica, Mxico, Siglo XXI editores, sptima edicin, 1993, pp. 174, 175. .

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    propio, son gneros que surgen en distintos momentos de la historia universal. Las primeras tienen su inicio en el siglo XI, asentndose en distintos pases, pero sobre todo en Francia y Espaa. El Romance en cambio emergi un tiempo despus, durante los siglos XIV y XV.

    La mayora de los trovadores fueron nobles, aristcratas y hasta reyes y componan canciones como una manifestacin del ideal caballeresco. Cuando comenzaron los trovadores cantaban sus poemas en la corte, despus contrataron a los juglares para que fueran ellos los intrpretes. Estos se encontraban al servicio de un aristcrata, deban atender a su amo y a los invitados de su amo de la forma que ellos desearan como un artista ambulante para ganarse la vida, deba ser narrador, cantante e instrumentista.

    La cancin que se difundi en Europa era primordialmente aristcrata, trataba de temas cortesanos y nobles. Siempre existieron plebeyos en las filas de los trovadores y de sus equivalentes, con los que el nacimiento aristocrtico, aunque fuera habitual entre sus miembros, no fue nunca un requisito para su ingreso.22

    Sin embargo, a diferencia del cantar de gesta, en el corrido mexicano los hroes no son caballeros, su origen no se encuentra en la aristocracia, esto nos compromete a buscar otra vertiente que nos brinde herramientas de similitud; uno de estos seran los romances de ciego, llamados de esta forma ya que era principalmente un invidente quien los cantaba de pueblo en pueblo para que la gente pudiera seguir mejor el suceso narrado, se trata de una literatura popular, una narracin cantada de los eventos ms llamativos del da, es decir, en lugar de ilustrar al pueblo con ejemplos, estaban ms preocupados por difundir un acontecimiento versado en la trasgresin.

    Estos romances comenzaron desde finales del siglo XVII a difundirse por todo Espaa convirtindose en uno de los gneros ms populares de entonces, trataron sobre bandoleros y matones andaluces. Podemos considerar incluso que

    22 Henry Raynor, Una Historia Social de la Msica, Ibd., pp. 58 60; vase tambin, Ren Jimnez

    Ayala, De los cantares de gesta y los juglares al narcocorrido, en Arenas, Revista Sinaloense de Ciencias Sociales, n12, Facultad de Ciencias Sociales, Mazatln Universidad Autnoma de Sinaloa, 2007 pp. 114 135.

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    algunos de los personajes, de hecho, reflejaban rasgos caballerescos a la manera clsica, - de gesta - pero ahora, en no pocas ocasiones el joven noble o hidalgo cuando menos se lanza, guiado por sentido de orgullo y prepotencia, a cometer desafueros y fechoras, digno de ser sus hazaas cantadas, exaltando a hombres que viven toda su vida fuera de la ley.23

    No es el objetivo sealar las diversas posturas sobre el origen del corrido mexicano, simplemente poner sobre la mesa su vinculacin con las tradiciones musicales europeas, ya que tomando en cuenta que las msicas han estado siempre ligada a la cotidianidad del individuo, el corrido mexicano entonces es producto de una interaccin de culturas y resultado de un devenir histrico, as como del desarrollo de una tradicin oral que poco a poco se fue convirtiendo en prcticas culturales por parte de una sociedad que se envolva en diferentes momentos y contextos de la historia mexicana.

    Antes de comenzar a hablar sobre la importancia del corrido dentro de la msica mexicana, mencionaremos la significacin y funcin que realiz el jarabe, esto debido a que durante la poca colonial e independentista fueron parte de toda una polmica en torno a su ejecucin y difusin, de igual forma como una prctica que en un principio fue propia de los grupos que comandaban el movimiento insurgente y que poco a poco fue entrando en el tejido de la poblacin en general. Estos mismos elementos tendran cabida en el corrido en aos posteriores, es por esa razn que creemos pertinente mencionarlos y hacer hincapi en como las msicas, en este caso, jarabes y corridos, tomaron fuerza posicionndose y conformando todo un gusto musical a partir de cumplir una funcin especfica, informar y entretener.

    Durante la poca Colonial, las msicas proveniente de las costumbres espaolas, se vieron amenazadas por una incontenible ola de msicas mestizas. Las seguidillas, fandangos y zapateados se convirtieron en gustados jarabes, jaranas,

    23 Miguel ngel Berlanga, Romances y corridos, un genero multiforme de constante recreacin,

    ponencia presentada en el 5to Congreso Internacional del Corrido, Culiacn Sinaloa, Mayo 2003, pp. 1 9

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    huapangos y corridos. Con el correr del tiempo, aquellas danzas y canciones de mestizos, negros y mulatos, generaron desconfianza, sospecha y finalmente la abierta persecucin.

    La iglesia conden todos aquellos cantos provocadores de transgresoras actitudes Para evitar la temida corrupcin de costumbres, se neg sistemticamente el permiso para organizar danzas y fiestas, pero a pesar de las prohibiciones, las impudicias de los cantos populares llegaron hasta los mismos templos; un sacerdote se quej de cmo al estar oficiando el organista ataco con estruendo en plena elevacin, el son de pan de manteca24; tal parece que la excesiva vitalidad y sensualidad de las producciones musicales propiciaron su mala fama. Aun as, perseguida y prohibida, las msicas mestizas lograron posicionarse en los distintos rangos de la sociedad

    A principios del siglo XIX las msicas en la Nueva Espaa, dependan mucho de msicos amateur y amantes de las msicas que pertenecan a las clases sociales altas, quienes tenan como meta imitar los modelos de la alta sociedad europea; esto sufrira un giro importante iniciarse la guerra de independencia, momento idneo para que los jarabes, se convirtieran en verdaderos smbolos del espritu nacional. Incluso el jarabe llego a ser adoptado como himno de las tropas insurgentes. Una vez consumada la independencia, los bailes y cantos se escuchaban por todo el pas, lo mismo en fiestas pueblerinas, reuniones de saln que conciertos de categora. Los jarabes antes perseguidos, ahora se bailaban y cantaban con el beneplcito de todos

    En este sentido, las msicas se convierten en un vehculo de expresin no solo de las clases populares, sino tambin de la clase alta, generando prcticas, usos y consumos distintos, los jarabes cumplan con una mayor aceptacin entre los pblicos convirtindose por excelencia en aquellos ttulos prohibidos, de los cuales fue imposible censurar.

    24 Yolanda Moreno Rivas, Historia de la Msica Popular Mexicana, Mxico, Editorial Ocano,

    2008, pp. 16, 17.

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    As al igual como lo fueran los jarabes en la poca independentista, el corrido, tiempo despus, pasara de ser parte de las msicas marginadas, catalogada como inculta y propia de las clases populares a convertirse en un gnero representativo del sentir nacionalista. Poco a poco el corrido mexicano conoci una poca de expansin y de gran aceptacin popular durante la segunda mitad del siglo XIX, como digno heredero de aquellas formas narrativas y picas el corrido se fortaleci combinndose con la produccin de coplas satricas, polticas y religiosas, durante la guerra con Estados Unidos (1846-1848) y de Reforma (1857-1861). Utilizado en muchas ocasiones como forma juguetona e incisiva, tanto conservadores como liberales encontraron en el corrido una manera de acceder a la poblacin que deba convertirse en apoyo sustancial de sus ideologas polticas, se narraron pues acontecimientos y situaciones nacionales con el afn de retratar e identificar a los mexicanos entre s, de esta manera, los corridos contribuyeron a la forja de cierto nacionalismo liberal decimonnico. La intervencin annima, la inspiracin de lo popular, fueron acogidas sin el menor rasgo de desprecio por los compositores de saln. La interaccin entre lo popular y lo culto era absolutamente normal25

    Aquellos aos que abarcan la derrota del gobierno conservador en 1860 hasta el inicio de la Repblica Restaurada, una vez vencido el imperio en 1867, muestran una riqueza en materia lrica y musical. Una gran cantidad de versos, coplas y canciones, la mayora de carcter satrico, muestran como diversas vertientes de la cultura popular transitaron entre poetas, literatos y acadmicos al mismo tiempo que estas piezas cantables y bailables se volvan accesibles para los sectores populares, la necesidad de una integracin nacional en despus de la defensa del territorio haba permitido una constante penetracin de mltiples expresiones culturales.

    Desde pocas anteriores, como ya mencionamos, bailes y formas musicales como el Pan de Jarabe, Los Panderos, y la Tirana, que en su momento fueron

    25 Ibd., pp. 18, 19.

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    perseguidos y prohibidos por la Nueva Espaa, haban surgido del mbito popular y ahora formaban parte del repertorio nacional, tanto en la calle como en los teatros se repetan sones, jarabes, valonas y corridos con versos chuscos que comentaban el acontecer que afectaba al pas.26

    Aunado a este fomento del nacionalismo la poblacin tanto del centro como de algunas ciudades de provincia se empezaban a reconocer con versos de origen popular como el que mostramos a continuacin.

    Amapolita morada del campo donde nac si no ests enamorada

    enamrate de m27

    Aun cuando existan expresiones lricas populares que acusaban muy poca presencia de aires culteranos, haba otras que mostraban el uso de palabras y nociones poco comunes entre las mayoras aunque la intencin de la pieza denotaban un fuerte sabor popular, un ejemplo de esto podra ser La Pelona pieza lrico-musical, que se puso de moda entre la tropa desde los aos cincuenta del siglo XIX, una de las estrofas a las que pondremos especial atencin es la siguiente.

    Ya no te quiero pelona porque no me da la gana porque me quieres tener borracho de mariguana28

    Tanto en el presente verso como en el anterior se puede mostrar la forma de expresin hacia los enervantes, en primera instancia, la amapola, como smbolo de la belleza femenina y en referencia hacia un constante amoro, mientras que en la segunda estrofa se hace referencia a la mariguana relacionando a esta como efectos de un desamor.

    26 Ricardo Prez Montfort, Cotidianidades, Imaginarios y contextos: Ensayos de Historia y Cultura

    en Mxico, 1850 - 1950, Mxico, Centro de Investigaciones y Estudios Superiores de Antropologa Social, 2008, p. 17,18 27

    Ibd., p. 20 28

    Ibd., p. 19

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    Ms all de las connotaciones afectivas hacia estos aspectos, lo interesante a destacar en este caso es la marcada tolerancia hacia las letras de origen popular en cuyo lxico se encuentra cierta alusin a las drogas, esto se repetira durante dcadas posteriores, haciendo referencia a ciertos personajes de la poltica mexicana, sabedores de su gusto por el consumo de drogas, de esto hablaremos ms adelante.

    Por otro lado, durante la poca porfirista, la cual se caracteriz por fomentar ideales de modernidad y con ello aparecen las msicas de pera y clsica, formndose la primera generacin homognea de autores de canciones mismos que formaban parte de la clase media y haban tenido una formacin musical influenciada por las costumbres europeas.

    El Porfirismo no slo ofreci todo el pas a la inversin extranjera [...], sino que en el ramo artstico, nos convertimos en la calca de los modelos europeos. Es bien sabido que Porfirio Daz amaba todo lo francs, que era en ese entonces el prototipo de la moda y el arte; pero es irnico que el avance musical francs no se arraigara en nuestro pas, los esfuerzos del Grupo de los Seis, que no fueron pocos, chocaron ante la tradicin de la escuela italiana, seguida por muchos maestros del Conservatorio29.

    Ese gusto por las msicas se puede demostrar, entre otras cosas, porque en las casas de familias pudientes y de clase media se dedicaba un espacio destinado a tocarse las msicas y desde luego a escucharse; en tal lugar, no poda faltar el piano y su taburete, por lo cual se puede decir que durante la poca porfirista, las msicas fueron parte de la vida cotidiana de los seres que habitaron ese espacio histrico, aunque sin unificar las clases sociales, pues el tipo de msicas que consuma y practicaba cada sector de la sociedad, reflejaba con exactitud la clase

    29 Edelmira Ramrez Leyva, Aficin y msica durante el siglo XIX en Mxico, en Tiempo y

    Escritura, publicacin semestral, n 13, Universidad Metropolitana, Unidad Azcapotzalco, Diciembre, 2007, consultado en http://www.azc.uam.mx/ [fecha de consulta, 31 de marzo 2010].

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    de dnde provena, de modo que, en este caso, las msicas no pudieron borrar la divisin de clases que imper durante el Porfiriato.

    En relacin a esto, ya encaminados hacia el ltimo cuarto del siglo XIX mexicano el corrido entr como aleccionador y noticiero musical cant las glorias de los rebeldes al rgimen porfiriano. Impresos en papel de china la mayora de los corridos se referan a acontecimientos que despertaban el inters popular sino es que el morbo y el asombro de todo aquello que alteraba la cotidianidad.

    Seguir el transito del siglo XIX al siglo XX mediante aquellas hojas sueltas con grabados y corridos bien podra servir de gua para conocer tanto el sentir como el lenguaje y los imaginarios de ciertos sectores que poco a poco ingresaban al mundo de los consumidores de noticias, aun cuando el analfabetismo se prodigaba en los espacios populares, no pareca faltar quien leyera estos versos y se prestara a difundirlos en plazas, talleres, fabricas, mercados y calles, as a travs de las msicas se busc impactar en la sensibilidad de la memoria inmediata.

    De esto nos habla Roger Chartier cuando hace alusin a las distintas formas en que es aprehendida la lectura, por parte de una sociedad hasta entonces considerada analfabeta, por lo cual no est exenta de realizar sus propios consumos a partir de sus maneras de leer.

    Debemos recordar que hay otros accesos al libro adems de la posesin privada; que los textos impresos no son todos libros ledos en el espacio privado, que la lectura no tiene que ser necesariamente solitaria y silenciosa y que no es necesario estar alfabetizado para leer, si por leer se puede entender escuchar lo que otro lee30.

    Damos cuenta de cmo se diversifican las formas de acceso a la lectura de estos textos impresos en hojas sueltas, otorgndole igualmente funciones y apropiaciones diversas, de acuerdo a la poca porfirista, los consumos que el individuo hace de los corridos y las msicas son influenciados por las condiciones

    30 Roger Chartier, Las revoluciones de la cultura escrita, Barcelona, Gedisa, 2000, p.159.

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    de clase - como ya mencionamos - sin embargo, no siempre ocurri de la misma forma ya que las prcticas y gustos musicales se adaptaron a las necesidades y cotidianidades de un pueblo que ahora se apuntaba hacia la revolucin, tomando como vehculo principal esta narracin hecha msicas aprehendida por la sociedad mexicana.

    1. 2.- Los Corridos en el periodo Revolucionario

    As resulta casi natural que los corridos adquirieran puntual relevancia durante el movimiento revolucionario, es en esta etapa donde el corrido logra mantenerse y toma auge gracias a la participacin de la incipiente industria editorial musical en el pas; los artesanos editores de las msicas realizaron los textos en las hojas sueltas.

    Esta fue la va por la cual el corrido viaj por todo el pas, portado por los cantantes de corridos, conocidos como cantores en el norte y como publicistas en el sur. Los cantantes se instalaban en las plazas, mercados y ferias, comenzando a entonar el nuevo corrido, resultando tambin un elemento importante para el fomento de la tradicin oral y la comunicacin entre las comunidades ms apartadas de la provincia mexicana, respecto a las formas de ejecucin e interpretacin musical, encontramos la siguiente nota.

    El corrido, generalmente escrito en tono mayor, alegre, y juguetn, contrasta con la tragedia escrita en tono menor que se canta lentamente y arrastrando las notas. Aunque el corrido es alegre, su ejecucin es simple hasta llegar a la monotona, la que no importa al pblico que escucha el canto, ansiosa siempre de saber cul es el fin del hroe cuya vida se est relatando.31

    Aquella serie de hechos conflictivos que cimbraron la vida nacional tena que verse reflejada en la expresin popular de una manera u otra. Su condicin de crnica cantada encontr en la revolucin una fuente inagotable de acontecimientos dignos de relatarse y cantarse. As pues, Revolucin y corrido se

    31 Amalia Milln, El Corrido Mexicano, en El DIARIO de Culiacn, 3 de Abril de 1956, p. 2

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    fueron convirtiendo en dos elementos prcticamente inseparables, en una especie de sntesis que contribuira a conformar una imagen del movimiento armado, es aqu donde se encuentra la raz de la vigencia de esta expresin musical32.

    Como parte del quehacer popular, el corrido sola quedarse en la ancdota localista, cuya referencia directa solo era identificable por un reducido nmero de revolucionarios. Sin embargo, no cabe duda que hubo una gran cantidad de corridos que segua contribuyendo a la formacin de mitos y hroes nacionales, sintetizando los anhelos de una mayora analfabeta y desprotegida, el corrido le cantaba a sus representantes y caudillos narrando sus hazaas con toda clase de evocaciones y detalles.

    El corrido de aquella poca nos habla de esperanzas de vida mejor, con la milpa que volver a florecer, con la cabaa que ser reconstruida y, entre ansiedades y angustias, en el fragor de los combates, la voz melanclica del cancionero de esperanza y valor al soldado valiente. Y as la lrica de la cancin, atraviesa triunfal la Rep. Mexicana enjugando lgrimas, consolando al triste corazn del campesino y prometiendo lo que an est en duda, si se habr cumplido.33

    Se ajust a las necesidades informativas y de recreo en la tropa en guerra y de los mbitos civiles refugiados en las principales ciudades. Adems de requerir muy pocos elementos para su interpretacin, el corrido cumpla con dos funciones bsicas de aquel ejrcito, comunicaba y diverta.

    Por las noches a la luz mortecina de la hoguera, los rebeldes formaban pequeos grupos entre los nopales y mezquites y tirados en el suelo junto a la botella de mezcal, que siempre hacia su aparicin oportunamente, hacan recuerdos de sus aventuras

    32 Ricardo Prez Montfort, Expresiones populares y estereotipos culturales en Mxico, XIX y XX,

    Mxico, CIESAS, 2007, pp. 53, 54; vase tambin Mario Arturo Ramos, Cien Corridos, Alma de la Cancin Mexicana, Editorial Ocano, Mxico, 2002, p. 17 33

    Amalia Milln, El Corrido Mexicano, Op, cit.

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    revolucionarias, eran canciones sencillas con las que se entretenan largas horas, y como para salir del ensimismamiento en que los sumergan los acordes de la guitarra, de pronto hacan vibrar los compases bulliciosos y burlones de La Cucaracha.34

    Sin embargo, los corridos de tema revolucionario no solamente se cultivaron en los ambientes militares y rurales. Tambin hubo presencia importante en los espacios urbanos, principalmente en la Ciudad de Mxico, donde cont con entusiastas asistentes al teatro de revista. Durante el periodo de 1910 a 1920 este teatro vivi momentos muy creativos que constantemente tocaron el tema revolucionario popular y sus expresiones musicales. Criticando e informando, ironizando y burlndose de todo cuanto aconteca en el Mxico Revolucionario.

    Estas imgenes y representaciones se repetan hasta el cansancio en piezas teatrales, en poemas de evocacin y no se diga en el propio cine sonoro con la temtica de la revolucin, que empezara a manifestar su popularidad, asimismo, los corridos, durante la Revolucin, tambin hicieron a veces de agentes dobles, informando a las distintas facciones de los avances, logros y fracasos de sus correligionarios o de sus enemigos, el corrido entonces sigui con un carcter testimonial.

    Las msicas populares como los corridos - se cultivaron ampliamente en los ambientes rurales de la guerra y la tragedia; aunque tambin encontr muchos entusiastas entre aquellos que se refugiaron en las ciudades. Siguiendo la capilaridad que unan a los mundos de la academia con los del pueblo, varios compositores se dieron a la tarea de componer canciones revolucionarias, abonando con sus creaciones al repertorio musical popular.35

    Uno de ellos fue Manuel M. Ponce quien pas parte del ao 1912 y todo el siguiente componiendo sus canciones revolucionarias, de las cuales realiz

    34 Agustn Vera, La Revancha, Mxico, Instituto Nacional de Estudios Histricos de las

    Revoluciones en Mxico, en Biblioteca Digital Bicentenario, Coleccin La Matraca, pp. 38, 39 consultado en www.bicentenario.gob.mx, [fecha de consulta 9 de abril, 2010] 35

    Ricardo Prez Montfort, Expresiones populares y estereotipos culturales en Mxico, XIX y XX, Op, cit. pp. 58 67

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    arreglos en piano, conquistando una rpida aceptacin, estos fueron un paso importante hacia un estilo musical nacionalista, esto por la popularidad que llegaron a gozar y porque algunas de ellas llegaron a ser consideradas verdaderamente revolucionarias, como ejemplo tenemos: La Valentina, la Adelita, junto con la Cucaracha, esta probablemente fue una de los corridos de la Revolucin ms frecuentemente tocados y cantados; aun hoy se les conoce y se les toca dentro y fuera de Mxico36

    De esto ltimo cabe mencionar, el hecho de que esta meloda haya sido adaptada por compositores surgidos en la clase alta e interpretada en piano, y al mismo tiempo se convirtiera en corrido, adems de ser un himno revolucionario entonado por las tropas al calor de los combates nos muestra que tanto en las ciudades como los campos de batalla de aquel Mxico revolucionario, la creatividad musical sigui el rumbo que le marcaba la Revolucin.

    Esta meloda ha tenido diversos cambios en cuanto a sus interpretaciones, ya que durante el movimiento revolucionario, se adapt de acuerdo a las posturas de los diferentes grupos armados, elaborando cada uno su versin de La Cucaracha, as surgieron cucarachas, villistas, carrancistas, zapatistas y huertistas, a este ltimo victoriano es a quien se le atribuye el apodo, por su supuesta adiccin a la marihuana.

    Tenemos entonces que la temtica sobre drogas ha estado presente dentro de las msicas mexicanas, desde mucho antes de que apareciera el trmino narcocorrido.Hablaremos lneas ms adelante sobre esto, discutiendo sobre la utilizacin del trmino as como la concepcin que existe de esta expresin musical, tanto aquella que es construida partir del juicio de las instituciones gubernamentales y el desarrollo de un gusto musical en torno a estas msicas.

    Por otro lado habra que afirmar que durante y despus del periodo revolucionario el corrido se consolid no solo como factor imprescindible en el repertorio musical popular mexicano, sino como vehculo para cantarle a personajes y

    36 Dan Malmstrom, Introduccin a la msica Mexicana del Siglo XX, Mxico, Fondo de Cultura

    Econmica, 1977, p. 54

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    acontecimientos locales, de esta manera, el corrido avanz entrelazado con el quehacer poltico durante las dcadas de los aos veinte y treinta, y en las campaas de proselitismo, nuevas rebeliones y resistencias populares subsisti lo mismo entre revolucionarios que entre reaccionarios.

    Bandoleros, asesinos, presos, fanticos, y en fin, toda una clase de transgresores a la ley continuaron como personajes recurrentes de los corridos, dentro de todo esto se encuentra el corrido de narcotrfico, como parte de la msicas populares, especficamente de la regin del norte y noroeste del pas, donde el acontecer histrico del trfico de drogas se hace presente y es representado a partir de esta expresin musical.

    1.3.- De los Corridos de Narcotrfico a los Narcocorridos.

    Para efectuar o acumular experiencias, es decir para integrarlas en la vida de individual y colectiva de los seres humanos, se necesitan conceptos, pues los conceptos permiten guardar o retener experiencias incluso cuando estas ya se han desvanecido. Se necesitan conceptos para saber lo que sucedi, en un tiempo y espacio determinados, precisamente porque cada palabra puede tener una multiplicidad de significados que se van adecuando a realidades igualmente diversas.

    En este apartado nos atrevemos a proponer una categorizacin sobre las diversas formas de interpretar o clasificar las melodas que hacen alusin a las drogas, como un elemento igualmente adaptable a circunstancias y realidades cambiantes y relacionadas con un contexto histrico en particular. Todo esto debido a que como ya mencionamos, la temtica sobre las drogas tiene una marcada presencia en las msicas populares mexicanas, mucho antes que apareciera el trmino conocido como narcocorrido.

    Para realizar este anlisis, partimos de la discusin que plantea Reinhart Koselleck, cuando refiere a la utilidad de los conceptos y su relacin entre el espacio y tiempo. Hablando especficamente de Narcocorrido, el significado de la palabra parece permanecer constantemente, sin embargo, las circunstancias cambian, al igual que las realidades.

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    Es por ello que conforme avanza el fenmeno de las drogas, en este caso, se transforma tambin su expresin musical distancindose del antiguo significado; de tal manera que, esta realidad histrica, en constante cambio, debe ser nuevamente conceptualizada, a partir de entonces, y una vez insertada la problemtica dentro de un contexto histrico determinado, el significado de la palabra cambia, es ah cuando la semntica debe encontrar una nueva forma de expresin con el fin de ajustarse de nuevo fielmente a dicha realidad.37 Es as como encontramos un antecedente de estas melodas, su aparicin se da en la dcada de los aos veinte y principios de los treinta como consecuencia de la ley Volstead, la llamada Ley Seca. Me refiero a los corridos de contrabando de alcohol; la primera composicin en torno a esta temtica se titula Contrabando del Paso grabado en Texas hacia el ao de 192838ms de acuerdo a la temtica que nos ocupa estos son corridos de contrabando mas no son corridos de narcotrfico. No es sino a partir de la abolicin de esta ley que se hace obsoleto el trfico de licores y los contrabandistas cambian el alcohol por las drogas.

    Segn uno de los investigadores de la temtica, Juan Carlos Ramrez Pimienta, establece que entre los primeros corridos de narcotraficantes sera El Pablote39, interpretado por el dueto entre Norberto Gonzlez y Jos Rosales. La grabacin fue hecha el ocho de septiembre de1931 en El Paso, Texas40 dicha produccin se hizo para el sello Vocalion que perteneca a la Brunswick Radio Corporation, a su vez una subsidiaria de Warner Bros Pictures, a continuacin mostramos la portada original del disco, en su versin 78 rpm.

    37 Reinhart Koselleck, Historia de los conceptos y concepto de historia, en Ayer. Revista de

    Historia Contempornea, Madrid, Asociacin de Historia. Contempornea Marcial Pons, Ediciones de Historia, S. A., N 53, 2004, p. 27 29. 38

    Guillermo E. Hernndez, En busca del autor de contrabando del paso, Aztln, University of California Regents, 2005, pp. 139 140. 39La versin original de la meloda puede consultare en [http://frontera.library.ucla.edu/] fecha de consulta 20 de diciembre de 2010. 40Juan Carlos Ramrez-Pimenta En torno al primer narcocorrido: arqueologa del cancionero de las drogas, a Jorurnal on Social History and Literature in Latin Amrica, Spring, 2010, pp. 81 83.

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    El Pablote Jose Rosales(Compositor), Vocalion 8450, frontera collection of Mexican American Music, University of California, Los Angeles Library.

    Respecto al tema, dicho investigador agrega que en cuanto a los corridos de narcotrfico se encuentra aquel que lleva por nombre Por Morfina y Cocana, grabado en San Antonio, Texas en 1934, la meloda cuenta de manera nostlgica las consecuencias que implican dedicarse al negocio de las drogas, la historia de un contrabandista al ser aprehendido por las autoridades. Pocos meses despus, en octubre del mismo ao bajo la misma temtica ante la aoranza de ser liberado tras cumplir una pena por trfico de drogas aparece El Contrabandista, mientras que Carga Blanca, un corrido de los aos cuarenta, contina con la misma temtica a diferencia de los antes mencionados, este es el nico que permanece en el tejido popular, a su vez ha sido grabado en numerosas ocasiones por agrupaciones diversas de las regiones del noreste y noroeste del pas.41

    41Juan Carlos Ramrez-Pimienta, Del corrido de narcotrfico al narcocorrido: Orgenes y desarrollo del canto a los traficantes, Studies in Latin American Popular Culture, volumen 23, University of Texas Press, 2004 pp. 21 41

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    Los Alegres de Tern, Los Contrabandistas, sus corridos y sus leyendas, direccin general: Jos Vaca Flores, fotografa (Luis Omar Montoya Arias)

    Esta sera una constante en dcadas posteriores, durante 1940 a 1960 la caracterstica principal del corrido de narcotrfico, es la narracin de sucesos relacionados con el ilcito de las drogas, donde se manejan posturas imparciales sobre lo ocurrido. Otras composiciones de estos aos critican a los agentes sociales que se dedican a dicha actividad aqu es ms importante destacar el hecho y la moraleja42no el personaje, como ocurrira aos ms tarde. Es hacia la dcada de los setenta cuando reaparecen composiciones bajo la temtica del contrabando de drogas, esto a la par de la participacin de la mujer en dichas actividades ilcitas, pues estas eran empleadas para transportar la droga hacia la frontera con Estados Unidos, convirtindose en las llamadas burreras, es en este contexto cuando surgen temas como: mujeres contrabandistas, pollitas de cuenta y la historia de camelia la texana en (1973).43 As pues, esta temtica

    42Dentro de las composiciones que destacan la moraleja como mensaje principal se encuentran aquellas que plantean la problemtica de la drogadiccin y sus consecuencias dentro del mbito familiar, esto en la obra musical de Los Tigres del Norte, como ejemplo tenemos el tema En que fall?, incluido en el lbum, La Reina del Sur, (2004), al respecto vase, Rigoberto Rodrguez Bentez, Op. cit, p. 111 112. 43

    Ibd.

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    continuara en la lnea de lo que llamamos corrido de narcotrfico, con la variante de que ahora es la mujer quien protagoniza las acciones delictivas44. Contrabando y Traicin es quiz una de las melodas ms conocidas mediticamente debido a la popularidad que se les adjudicara sus intrpretes oriundos de Rosa Morada, Mocorito, aos ms tarde, esta fue una de las tantas melodas que los identific e identifica entre los gustosos de las msicas de narcotrfico. Sin embargo, en aquellos aos setenta, donde el narcotrfico emerga en ciudades como Culiacn, como nuestro espacio de estudio, eran pocos los corridos que haba en circulacin, incluso antes de la camelia existan un par de composiciones grabadas por disqueras locales que si bien no alcanzaron a difundirse masivamente, aun impregnan en la memoria de no pocos habitantes culichis.

    Es aqu donde se abre otra de las clasificaciones que proponemos en este trabajo, pues ya no solo se habla de trfico de drogas, adems de ello se hace hincapi en los personajes, hazaas, logros y desventuras, damos paso pues al corrido de narcotraficantes, son ellos los protagonistas de estos mini-relatos de vida donde gracias a la contribucin e ingenio de los compositores, encargados de construir figuras emblemticas que contribuyen a recrear todo un imaginario, donde son proyectados como hombres, humildes, valientes, exitosos, caritativos y con una audacia considerable, suficiente para enfrentar o burlar las leyes, o en el peor de los casos, morir en la raya, teniendo como destino final, el hospital, la crcel o el panten.

    Estas melodas toman mayor presencia hacia la dcada de los 80s misma en donde los traficantes en su mayora sinaloenses, dejan de ser personajes ficticios, para convertirse en individuos identificados por la sociedad, en muchos de los casos, las

    44 Sin embargo, la participacin de las mujeres en el trafico de drogas no era algo nuevo, existen

    estudios que sealan la presencia de este fenmeno desde principios del siglo XX en ambos lados de la frontera sin importar la clase social de la que provenan, donde destacan los nombres de Mara Wendt e Ignacia Jasso, alias La Nacha, al respecto vase, Elaine Carey, Mujeres de armas doradas: el narcotrfico en Norteamrica (1900 1970) en Jorge Trujillo Bretn (coord.), En la encrucijada Historia, marginalidad y delito en America Latina y los Estados Unidos de Norteamrica (Siglos XIX y XX), Guadalajara, Universidad de Guadalajara, Editorial CUCSH, 2010, pp. 379 403

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    composiciones dedicadas a ellos funciona como una biografa en la cual se dan a conocer, de igual forma esto sucede gracias a los medios de comunicacin. Pero no solo se conocieron por sus andanzas en el mundo de la droga, muchos de ellos se hicieron notar gracias a las acciones realizadas por ellos, en beneficio a sus comunidades de origen.

    1.4 .- Entre Hierba, Polvo y Plomo: Narcocorridos

    Hacia la dcada de los 90s es ms comn encontrar melodas que no slo tratan sobre el contrabando de drogas sino que presentan a los protagonistas como consumidores de las mismas, en ese espacio en el que se da la transformacin del corrido de narcotrfico y narcotraficantes al narcocorrido. Existe pues un desplazamiento del individuo el narcotraficante - protagonista de un suceso como centro del corrido, hacia el goc, las celebraciones y los gustos que le otorga la actividad del trfico de drogas.

    Es decir, la temtica ya no trata solo de valientes duelos entre traficantes y autoridades sino de fiestas cargadas de drogas, ostentacin y excesos, el objeto principal pasa de ser el narcotrfico, sus riesgos y aventuras para convertirse en un corrido que enfatiza una vida llena de lujos y placeres del narcotraficante, adems de denotar la forma en la cual la droga le ofrece una sensacin de euforia y valenta, como un camino para alcanzar el xito y poder donde el objetivo principal es transgredir la ley para posteriormente disfrutar de las ganancias obtenidas, esto es a lo que finalmente llamamos como narcocorrido.45

    Ms recientemente hacen presencia los temas que aqu llamamos Murder corridos (corridos de asesinato). Muy similares a las los mensajes que expresa el Rap en Ingls o Gasgsta Rap Chicano, donde se narra de manera explcita y hasta cierto punto escalofriante - asesinatos vinculados a los crteles o plazas de las drogas en Mxico. Se les ha denominado de esta manera, pues es en Estados Unidos donde comenzaron a tener aceptacin, esto debido a que algunas agrupaciones e intrpretes de estos corridos realizaron sus producciones

    45 Juan Carlos Ramrez-Pimienta, Del corrido de narcotrfico al narcocorrido:

    Orgenes y desarrollo del canto a los traficantes, Op, cit., pp. 21 44

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    discogrficas en territorio norteamericano, caso particular de Los ngeles, California, donde se encuentran una gran cantidad de estudios grabacin, sin embargo, han llegado hasta que hoy comprende el noroeste de