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John Stott Los Desafíos del Liderazgo Cristiano Otros títulos de John Stott: Así leo la Biblia (con Jorge Atiencia y Samuel Escobar) CertezaArgentina Buenos Aires 2002

Stott LosDesafiosDelLiderazgo

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  • John StottLos

    Desafosdel

    Liderazgo Cristiano

    Otros ttulos de John Stott: As leo la Biblia (con Jorge Atiencia y Samuel Escobar)

    CertezaArgentinaBuenos Aires 2002

  • isbn 950-683-059-2

    2002 Ediciones Certeza Argentina, Buenos Aires. Queda hecho el depsito que establece la Ley 11.723. No se permite la reproduccin parcial o total, el almacenamiento, el alquiler, la transmisin o la transformacin de este libro, en cualquier forma o por cualquier medio, sea electrnico o mecnico, mediante fotocopias, digitalizacin u otros mtodos, sin el permiso previo y escrito del editor. Su infraccin est penada por las leyes 11723 y 25446.

    Las citas bblicas corresponden a la versin Reina-Valera 1995.

    Edicin: Adriana Powell Diseo y diagramacin: Pablo Ortelli Correccin: Adriana Riccomagno Certeza Argentina es un ministerio de la Asociacin Bblica Universitaria Argentina (abua) que tiene la visin de comunicar el seoro de Cristo sobre la totalidad de la vida.

    Contactos: Ministerio a universitarios y secundarios: (54 11) 4331-5421 [email protected] | www.abua.com.ar

    Editorial: [email protected] | www.certezaonline.com

    Ventas: Argentina. Tel./fax: (54 11) 4342-3835/8238 [email protected] Exterior. Tel./fax: (54 11) 4331-6651 | [email protected]

    Impreso en Colombia. Printed in Colombia

    Esta edicin se termin de imprimir en Editorial Buena Semilla,Carrera 31, n 64 a-34, Bogot, Colombia, en el mes de mayo de 2011.

  • Presentacin

    John Stott es conocido en todo el mundo por su expo si cin rigurosa de la Biblia y su discernimiento para apli car la al contexto contemporneo. Stott es autor de libros que son bsicos en una biblioteca cristiana: Creer es tambin pensar, Cristianismo bsico, La Cruz de Cristo, El Sermn del Monte: Contracultura cristiana, Sobre la Roca, Cmo comprender la Biblia, El mensa-je de Romanos, El mensaje de Efesios, Seales de una Iglesia viva, entre muchos otros.

    En este libro el autor enfoca cuatro problemas que son frecuentes entre los lderes cristianos, cualquiera sea su nivel de responsabilidad. Podramos decir que todo dis c pulo de Jesucristo enfrenta estos problemas cuando se

    isbn 950-683-059-2

    2002 Ediciones Certeza Argentina, Buenos Aires. Queda hecho el depsito que establece la Ley 11.723. No se permite la reproduccin parcial o total, el almacenamiento, el alquiler, la transmisin o la transformacin de este libro, en cualquier forma o por cualquier medio, sea electrnico o mecnico, mediante fotocopias, digitalizacin u otros mtodos, sin el permiso previo y escrito del editor. Su infraccin est penada por las leyes 11723 y 25446.

    Las citas bblicas corresponden a la versin Reina-Valera 1995.

    Edicin: Adriana Powell Diseo y diagramacin: Pablo Ortelli Correccin: Adriana Riccomagno Certeza Argentina es un ministerio de la Asociacin Bblica Universitaria Argentina (abua) que tiene la visin de comunicar el seoro de Cristo sobre la totalidad de la vida.

    Contactos: Ministerio a universitarios y secundarios: (54 11) 4331-5421 [email protected] | www.abua.com.ar

    Editorial: [email protected] | www.certezaonline.com

    Ventas: Argentina. Tel./fax: (54 11) 4342-3835/8238 [email protected] Exterior. Tel./fax: (54 11) 4331-6651 | [email protected]

    Impreso en Colombia. Printed in Colombia

    Esta edicin se termin de imprimir en Editorial Buena Semilla,Carrera 31, n 64 a-34, Bogot, Colombia, en el mes de mayo de 2011.

  • esfuerza por responder al llamado de su Seor y servirle en la misin.

    El primer problema es el desni-mo, o cmo perse ve rar bajo presin; el segundo es el problema del estanca-miento o la prdida de frescura espiritual; en tercer lugar, el problema de las relaciones o de cmo tratar a las per sonas con respeto; y por ltimo, el problema de la juventud o cmo ser un lder cuando uno es relativa mente joven.

    Estas reflexiones del reverendo John Stott fueron presentadas en 1985 durante el Encuentro Continental de Capacitacin, realizado en Quito por la Comunidad de Estudiantes Evang-licos de Amrica Latina. Sus conceptos y recomendaciones no han perdido vigencia ni frescura; por eso consi-deramos oportuna la presenta cin

  • de esta tercera edicin. El lector encontrar aqu un manantial que llega desde la Palabra de Dios para refrescar y renovar su vida y su ser-vicio.

    Los editores

  • Contenido9

    El desnimo35

    El estancamiento69

    Las relaciones personales

    101 La juventud

  • 1El desnimoCmo perseverar

    bajo presin

  • Las presiones sobre los lderes son intensas y quizs inevitables. Ellos son quienes cargan con las crticas que se hacen a la institucin; tienen la responsabilidad de tomar decisiones difciles; no pueden disponer fcil-mente de su tiempo para la familia.

    Los lderes tambin sufren desi-lusiones: discpulos que prometen mucho no siempre viven conforme a lo espe ra do, y algunos inclusive se alejan; grupos que parecen crecer empiezan a declinar en nmero y en visin. Un pro ble ma caracterstico es la soledad que se experimenta cuando se est en la cima y no hay compaeros en quienes apoyarse. Adems, estn las

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    tentaciones per sonales que el diablo utiliza para atacar a todos los lderes.

    Todos estos problemas pueden pro-vocar desnimo. Y el desnimo puede llevar a la prdida de la visin y del entusiasmo. La pregunta es: cmo perseverar bajo estas presiones?

    Podemos encontrar una reflexin al respecto en 2 Corintios 4. All tenemos una frase que se repite en los ver sculos 14 y 16 (en griego, ouk enkakoumen). La ma yo ra de las versiones traducen: No desmayamos. Otras versiones dicen: Nos negamos a caer en el desni-mo, o bien: Nada puede derrotarnos. Expresiones similares se repiten en 2 Corintios 5.6 y 8.

    El contexto nos muestra que en el captulo 3, Pablo pre senta la gloria del servicio cristiano. Pero en el captulo 4 revela sus problemas. En sntesis, su argumento es: En razn de la gloria del

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    ministerio, y a pesar de los problemas, ouk enkakoumen, no desmayamos.

    El texto nos sugiere dos preguntas: Qu problemas tentaron a Pablo a desmayar? Y en segundo lugar: Qu solu ciones o antdotos encontr?

    El velo y el cuerpoEn cuanto a la primera pregunta: Qu problemas ten taron a Pablo a desma-yar?, encontramos que hace alusin a dos dificultades. El apstol enfrenta un problema exter no y otro interno, subjetivo.

    Al primero Pablo lo llama el velo, en griego kaluma. Este es el velo que cubre la mente de los no creyentes y los ciega a la verdad del evangelio. El segundo problema es el cuerpo, soma. Es nuestro propio cuerpo, este frgil vaso humano que contiene el tesoro del evangelio.

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    El primer problema es espiritual: es la ceguera de las personas a las cuales predicamos el mensaje. El segundo es fsico: es nuestra propia fragilidad y mortalidad. Qu podemos esperar de una congregacin ciega y un pastor frgil? Creo que no hay otra cosa que cause ms desnimo a un lder que la combinacin de estos problemas.

    Dnde est el velo? En 2 Corin-tios 3.12 el apstol nos muestra que el velo est en la mente de las personas, no es obra nuestra. Podemos ser muy francos en nuestra prdica y hablar con claridad, pero los oyentes no perciben la verdad. Las causas de la ceguera humana son diablicas; y segn Pablo, afectan tanto a los judos como a los gentiles. En 2 Corin-tios 3.14, en la parte media del ver sculo, dice: Porque hasta el da de hoy, cuando leen el antiguo pacto, les que-da el mismo velo sin descorrer. Y otra

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    Bstate mi gracia,

    porque mi poder

    se perfecciona en la

    debilidad.

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    vez, en el versculo 15: Y aun hasta el da de hoy, cuando se lee a Moiss, el velo est puesto sobre el corazn de ellos. Pablo repite el concepto para hacer nfasis: los judos tienen un velo sobre su mente y corazn. Despus, Pablo declara que tambin los gentiles tienen un velo ya que a ellos el dios de este mundo les ceg el entendi miento (2 Corintios 4.4).

    No es este uno de nuestros mayo-res problemas en la comunicacin del evangelio? Explicamos las Escrituras de una manera clara, pero la gente no puede entender las. Las deletreamos de una manera tan sencilla que pensa mos que hasta un nio podra enten derlas, pero no las entien den. Las explicamos, razonamos con las personas hasta que creemos que se van a convencer, pero el velo permanece sobre sus mentes. Dudo que haya algo que desanime

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    ms que esto, y puede llevar a un l-der cristiano a una gran frustracin.

    El segundo problema es el cuerpo. Pablo escribe acerca del cuerpo en 2 Corintios 4.718. En el versculo 7, dice: Tenemos este tesoro en vasos de barro. Al igual que en una antigua vasija de aceite, hay un contraste en-tre el tesoro y su recipiente. No hay duda alguna de que Pablo se refera a nuestra fragilidad fsica. Por todo el cuerpo humano podran escribir-se las palabras Frgil: manjese con cuidado. La referencia inmediata del contexto es a la persecucin, en los versculos 8 y 9, pero el apstol tambin se refiere a esta debilidad en otros contextos. En 1 Corintios 2.3, dice: Y estuve entre vosotros con debilidad, y mucho temor y temblor. La debilidad de Pablo parece ser ms psicolgica que fsica: se refera al ner-

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    vio sismo natural que le produca ir a Corinto a predicar el evangelio.

    El tercer ejemplo est en 2 Corin-tios 12.79, cuando hace referencia a su aguijn en la carne. Y para que la grandeza de las revela ciones no me exaltara, me fue dado un aguijn en mi carne Y me ha dicho: Bstate mi gracia, porque mi poder se perfec-ciona en la debilidad. Parece tratarse de una incapaci dad fsica, quizs una enferme dad.

    Probablemente podemos aadir a esta lista nuestras propias fragilidades: puede ser que seamos tmidos, o tenga-mos tendencia a la de pre sin, o jaquecas frecuentes; todos estos son ejem plos de la debilidad del cuerpo hu ma no, de la debilidad del recipiente que contiene el tesoro del evangelio.

    Estos son dos problemas bsicos que no podemos manejar solos: no

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    Hay un contraste completo y absoluto

    entre un dios que ciega

    y un Dios que resplandece.

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    podemos levantar el velo en la mente de los otros y no podemos evitar la fragilidad de nuestra mente y nuestro cuerpo. Pero es a pesar de estos proble-mas, aparentemente insuperables, que Pablo dice: ouk enkakoumen: no desmayamos. Entonces, cmo pode-mos sobreponernos al desnimo que producen estos problemas?

    Antdoto contra el desnimo que produce la incredulidad Nos preguntamos qu antdotos haba encontrado Pablo ante estos dos pro-blemas. En realidad, debemos hablar de antdoto en singular porque, aunque los problemas son dos, solamente hay una solucin: el poder de Dios.

    Qu hacemos cuando las personas se rehsan a escu char el evangelio? Generalmente nos sentimos ten-tados a forzarlos a escuchar, a utilizar tcnicas psicolgicas y a mani pular

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    a las personas para que crean. Pero no obstante lo fuerte que pueda ser esa tentacin, Pablo la rechaza ro-tundamente. En 2 Corintios 4.2 dice: Antes bien re nun ciamos a lo oculto y vergonzoso, no andando con astucia, ni adulterando la palabra de Dios. Por el contrario, mani festando la verdad, nos recomendamos, delante de Dios, a toda conciencia humana. El apstol rechaza la manipulacin. Por el con-trario, su estrategia es presentar ms claramente el mensaje del evangelio.

    Recordemos el primer problema: El dios de este mundo les ceg el entendimiento, para que no les res-plandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios (2 Corintios 4.4). En el versculo 6 leemos: Porque Dios, que mand que de las tinieblas resplandeciera la luz, es el que resplandeci en nues-tros corazones, para iluminacin del

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    conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo. Aqu Pablo est haciendo referencia a Gnesis 1.23. Compara el corazn no rege ne rado del ser humano al caos primitivo, cuando todo estaba desordenado, vaco y oscuro, hasta que Dios dijo: Sea la luz y la luz resplandeci en la oscuridad. Esta es la figura que Pablo usa para referirse a la regeneracin; esto fue lo que le pas a l, camino a Damasco. El Dios que en el Gnesis dijo: Sea la luz, resplandece tambin en nuestro corazn. La regene ra cin es una nueva creacin de Dios, y no se lleva a cabo hasta que l dice: Sea la luz.

    Tenemos aqu dos poderes en con-flicto. En el versculo 4, a Satans se lo llama el dios de este mundo; en el versculo 6, Pablo habla del Dios de la creacin. El dios de este siglo ciega los ojos, pone un velo en la mente de las

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    per sonas. El Dios de la creacin, por el con tra rio, res plan dece y trae luz al corazn. Hay un con traste completo y absoluto entre ambos: uno es un dios que ciega, y el otro es un Dios que resplandece.

    Cmo podemos actuar en este conflicto? No sera una muestra de modestia y pru den cia alejarnos de la escena del conflicto? No debemos de-jar que estos dos poderes se enfrenten por su cuenta? No es esa la conclu sin de Pablo.

    En el versculo 5, el apstol dice: No nos predicamos a nosotros mis-mos, sino a Jesucristo como Seor, y a noso tros como vuestros siervos por amor de Jess. El diablo busca detener el resplandor de la luz, pero Dios est haciendo que resplandezca esta luz.

    Qu es esta luz? Es importante reconocer que es el evangelio. Al final

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    del versculo 4, dice expresamente: La luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios, y al final del versculo 6, para ilumina-cin del conoci miento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.

    El evangelio es luz; es el medio por el cual Dios vence a la oscuridad y resplandece en los corazones de las per sonas. Lejos de ser innecesaria, la evangelizacin es abso lu ta mente indispensable. Predicar el evangelio es el medio creado por Dios por el cual se puede derrocar al prncipe de las tinieblas. Es el medio por el cual Dios res plan dece en la mente de las personas. No podemos pene trar la oscu ri dad con nuestro propio poder, pero s puede ser pene trada con el poder de Dios cuando predicamos el evangelio.

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    Predicar el evangelio es el medio creado por Dios por el

    cual se puede

    derrocar al prncipe de las tinieblas.

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    Antdoto contra la fragilidad del cuerpoEl segundo problema al que se refiere el apstol Pablo es la fragilidad del cuerpo. Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios y no de nosotros (2 Corintios 4.7, cursivas del autor). Es im por tante notar la expresin para que. Ya antes Pablo haba dicho a los mismos creyentes:

    Y estuve entre vosotros con debilidad, y mucho temor y temblor; y ni mi palabra ni mi predi ca cin fueron con pala-bras persuasivas de humana sabi dura, sino con demostra-cin del Espritu y de poder, para que vuestra fe no est fundada en la sabidura de los

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    hombres, sino en el poder de Dios.

    1 Corintios 2.35

    La tercera mencin del problema est en 2 Corintios 12.7: Me fue dado un aguijn en mi carne Y en el versculo 9, agrega: Me gloriar ms bien en mis debi li dades, para que re-pose sobre m el poder de Cristo. (Y tenemos ah nuevamente la expresin para que.) Pablo utiliza tres veces esta frase para que, y no es por accidente. Este es el nfasis de ambas cartas a los corintios: el poder de Dios se demues-tra a travs de la debilidad humana y la vida de Dios se mani fiesta a travs de la muerte.

    En 2 Corintios 4. 10, Pablo expresa: Donde quiera que vamos, llevamos siempre en el cuer po la muerte de Je-ss, para que tambin la vida de Jess se manifieste en nuestros cuerpos. Y

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    en el versculo 12: De manera que la muerte acta en nosotros, y en voso-tros la vida.

    Es decir, estamos cargando en nuestros cuerpos la muerte de Je-ss, para que la vida de Jess pueda mani festarse en nuestra carne mortal. Poder a travs de la debi li dad y vida a travs de la muerte; ese es el tema de estas dos cartas.

    Entonces, qu hacemos cuando nos sentimos dbiles? Como Pablo, oramos para ser liberados del agui-jn en la carne, cualquiera sea. Dios puede liberarnos. Quizs se acaben esos fuertes dolores de cabeza o des-aparezca nuestra timidez pero tal vez no. Yo creo que las Escri turas y la experiencia nos ensean esta leccin, difcil de aceptar: con frecuencia Dios nos mantiene en debilidad para que su poder pueda manifestarse a travs

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    Tenemos este tesoro en vasos de

    barro para que

    la excelencia del poder sea

    de Dios y no de

    nosotros.

  • 30 | desafos del liderazgo cristiano el desnimo | 3130 | desafos del liderazgo cristiano

    de nosotros, a pesar de nuestra fragi-lidad.

    Quisiera compartir una experien-cia personal. Durante una misin en la Universidad de Sidney, Australia, perd la voz a consecuencia de una infeccin en la garganta. Qu puede hacer un predicador sin voz? Era la ltima noche de la misin y los estu-diantes haban llenado el gran auditorio universitario. Antes de comen zar, un pe que o grupo se sent junto a m y les ped que leyeran el pasaje de 2 Corintios 12. Oramos para que se quitara el aguijn en mi carne. Recuer-do que pusieron sus manos sobre m. Pero seguimos orando y declaramos que, si Dios se complaca en man-tenerme en mi debilidad, yo me regocija ra en mis enfer medades, para que el poder de Cristo pudiera descan-sar sobre m. Hice ma la expresin del apstol: porque cuando soy dbil,

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    entonces soy fuerte. Recuer do que tuve que acercarme a una pulgada del micrfono. Pareca una rana, croando el evangelio. No pude hacer infle xiones en la voz ni expresar mi per so na lidad. Fue simplemente un croar montono. Todo el tiempo estuvimos pi din dole a Dios que su poder se demostrara a travs de la debilidad.

    Honestamente, no fue la noche en la que hubo mayor respuesta. Pero lo que me anima es lo siguiente: he reg re sado a Australia muchas veces desde enton-ces, y en todas las ocasiones alguien se ha acercado y me ha dicho: Recuer da la noche en que predic en el audito-rio y perdi la voz?. Cmo podra olvidarlo!, es mi lgica respuesta. Y entonces me dice: Yo conoc a Cristo esa noche y le entregu mi vida. Ha sido una gran demos tracin de que el poder de Dios se muestra a travs de la debi li dad humana.

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    El velo que tienen las personas sobre su mente es muy denso. Nuestro cuerpo es muy frgil. Pero el poder de Dios puede penetrar el velo y sostener nuestro cuerpo. Por eso no desma-yamos, a pesar de las dificultades.

    Concluyo con otra ilustracin australiana, sobre la perseverancia. Samuel Moke, colono ingls en Sid-ney (donde algunos muelles llevan su nombre), se propuso a fines del siglo IX resolver un problema. Esta-ban expor tando carne de Australia a Europa, pero la carne se descompona antes de llegar. Moke decidi inventar un sistema efectivo de refrige ra cin. Se asign tres aos para reali zar lo, pero le tom veintisis! Vivi lo suficiente para ver salir de Australia el primer envo de carne refri gerada, pero muri antes de que esta arribara a Inglaterra. Alrededor de las paredes de su escrito-rio est pintado su lema, en la casa que

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    A veces Dios nos mantiene en debilidad para que su poder pueda manifestarse

    a travs de nosotros, a pesar de nuestra

    fragilidad.

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    ahora ocupa el arzobispo de Sidney. El lema est escrito veinte veces en esas paredes:

    Perse verar es tener xito

    Que Dios nos d la gracia para perseverar, confiando en su poder en medio de nuestra debilidad.

  • 34 | desafos del liderazgo cristiano

    2

    El estancamientoCmo mantener

    la frescura espiritual

  • El estancamiento es hoy uno de los problemas ms comunes del lide-razgo cristiano, aun ms grave que el desnimo. Cuando perde mos la frescura espiritual, nuestra visin empieza a desvanecerse y hasta puede disminuir nues tra fe. La gloria del evangelio puede empaarse al grado de que ya no nos emocione, de que ya no haya brillo en nuestros ojos ni entusiasmo en nuestra accin. En vez de ria chuelos de agua fresca empezamos a parecer agua estan cada. Cmo podemos, en medio de todas estas pre siones que nos acosan, no slo vencer el desnimo sino tam-bin man tener frescura espiritual? Personalmente, estoy con ven cido de

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    que la raz del estancamiento es, con frecuencia, la falta de auto disciplina.

    Quiero sealar tres reas de disci-plina: la primera es la disciplina del descanso y la relajacin; la segunda es la dis ci plina en la administracin del tiempo, y la tercera es la disciplina en la vida devocional.

    La disciplina del descansoLos seres humanos somos criaturas psicosomticas. De hecho, somos criaturas pneumatopsicosomticas por que somos cuerpo, mente y espritu. No es fcil enten der la interrelacin en-tre estas tres reas. Lo que s sabemos es que la condicin de una afecta a las otras. La con di cin del cuerpo afecta de manera particular nuestra vida espiri tual. Cuando me consultan por un problema espiritual, a veces advier-to que la solucin para esa per so na es

  • el estancamiento | 39

    revisar su ritmo de trabajo y descanso y, en lo posible, tomar se unas vacaciones. Cuando estamos can sa dos o enfermos no nos sentimos con ganas de pre-dicar acerca de Jesucristo. En cambio cuando nos senti mos bien fsica mente, las cosas son ms fciles; por eso es necesaria la disciplina del descanso.

    Descanso y tiempo para uno mismoEn primer lugar, es necesario tomarse un poco de tiempo para uno. Algunos cristianos son trabajadores compulsi-vos: piensan que si no trabajan maana, tarde y noche, no son buenos siervos de Dios. Ponen a Jess como mode lo, diciendo que Jess siempre estuvo disponible a todas horas. No es as; Jess no estaba disponible a todas horas.

    El texto que quisiera darles a los trabajadores com pul sivos es Marcos

  • 40 | desafos del liderazgo cristiano el estancamiento | 41

    6.45: En seguida hizo a sus discpu-los entrar en la barca e ir delante de l a Betsaida, en la otra ribera, entre tanto que l despeda a la multitud. Despidi a la gente para poder des-cansar y orar. Por lo tanto, no de be mos sentirnos culpables de tomar el tiempo necesario para descansar.

    Por mi parte, estoy muy agradecido por la siesta. No podra levantarme temprano si no tomara una siesta por la tarde. Recuerdo muy bien mi primera visita a Amrica Latina. Haba estado viajando por el conti-nente, y me en con traba en Argentina; en la ltima presentacin pblica en Buenos Aires, alguien me pregunt si haba aprendido algo en Amrica Latina. Rpida mente contest que haba aprendido tres valiosas leccio-nes: la primera, el gran beneficio de la siesta; la segunda lec cin era que estaba arrepentido del vicio ingls

  • el estancamiento | 41

    Dios saba lo que estaba

    ha cien do cuando nos dio un da

    de descanso cada siete.

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    de la puntualidad. En tercer lugar, me gus taba el gesto clido de besar al saludar. Agregu que, al regresar a Londres, tendra que olvidar me de dos de ellas pero he mantenido la cos tum bre de la siesta. Aunque nues-tras nece si dades varan de acuerdo a nuestros tem pera mentos, todos necesi-tamos tiempo adecuado para dor mir y para simplemente relajarnos y descan-sar. Tambin debiramos tomarnos un da de descanso en la semana. Me temo que yo mismo a veces no lo hago, pero creo que debemos obedecer con ms fidelidad el cuarto mandamiento. Si no lo hacemos, estamos preten dien do tener mayor sabidura que Dios; l nos hizo de tal manera que necesitamos el ritmo de un da de des canso cada siete.

    Durante la revolucin francesa, tra-taron de cambiar esto, y lo intentaron nuevamente en 1917, despus de la revo lu cin rusa; pero el experimento

  • el estancamiento | 43

    de hacer semanas de nueve o diez das fracas. Dios saba lo que estaba hacien do cuando nos dio un da de descanso cada siete, y no debemos pretender que tenemos mayor sabi-dura que l.

    Recreacin, indispensable para toda edadEn segundo lugar, quiero referirme a las actividades recrea tivas o pasatiem-pos. Mientras somos jvenes, nues tro pasa tiempo probablemente sea algn deporte; eso es excelente, ya que nos da la oportunidad de hacer activi-dad fsica con nuestros amigos. Aun si ya somos mayores para practicar deportes intensos, todos debe ra mos tener alguna acti vi dad recreativa. Una alternativa podra ser intere sarnos por algn aspecto de la natura leza. Los cris tia nos evanglicos tenemos una

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    buena doctrina de la reden cin, pero una pobre doctrina de la creacin.

    Me gustara animarlo a observar pjaros, por ejemplo; los que lo hacen, difcilmente tienen colapsos nerviosos, ya que el observar pjaros nos lleva a hacer ejercicio y a res pi rar aire puro. No tengo palabras para describir la magia de una maana temprano, despus de la salida del sol, cuando he ido a algn campo o algn sembrado para dis frutar de la vista, los sonidos y los olores de la natu ra leza. Es una experiencia incomparable. Adems man tiene ocupada la mente y la distrae de las presiones del trabajo. Tambin permite meditar acerca de la belleza y la com ple ji dad de la creacin de Dios. Si es posible, nuestro pasa tiempo de-biera hacerse al aire libre.

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    Es de esperar que los que

    estn casados dediquen suficiente

    tiempo a sus familias.

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    La familia y los amigosEn tercer lugar, pero no menos impor-tante, tenemos la familia y los amigos. En nuestro crculo familiar, sabe mos que nos aman y nos aceptan y pode-mos relajarnos. Es de esperar que los que estn casados dediquen suficiente tiempo a sus familias.

    Siempre he admirado a mi sucesor como Rector de la iglesia All Souls, en Londres. Michael Baughn es un padre de familia maravilloso. l y su esposa son muy felices, tienen tres hijos que ya son adultos, y son un ejemplo de vida familiar cristiana. Michael se propuso estar siempre con su fami-lia durante la cena. Esto lo decidi cuando sus hijos eran pequeos y seguramente cenaban tem prano. No importa qu estuviera haciendo, l de-jaba todo para ir a cenar con su familia.

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    Todos necesitamos tambin amigos fuera del mbito familiar, especialmen-te si somos solteros; es bueno orar para que Dios nos d alguien a quien podamos consi derar un amigo del alma, como solemos decir: alguien con quien podamos com partir profundamente nuestras experiencias espiri tuales.

    Me pregunto si valoramos lo sufi-ciente el regalo de Dios de la amistad. Cmo com pletaran el siguiente versculo, escrito por Pablo?: Cuando vinimos a Macedonia, cierta mente ningn reposo tuvo nuestro cuerpo, sino que en todo fuimos atribulados: de fuera, conflictos, y de dentro, te-mores. Pero Dios, que consuela a los humildes, nos con sol conCon qu? Cmo termina el versculo? Cmo consol Dios a Pablo cuando estaba cerca del colapso?

    Los cristianos superespirituales probablemente diran: Dios nos

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    consol con la afirmacin de su amor, o Dios nos consol con la presencia de Jess. Pero no es as como contina Pablo.

    Nos consol con la venida de Tito, termina el pasaje (2 Corintios 7.56). Es decir, la llegada de un amigo cer-ca no y las noticias que l trae. Dios utiliza esta necesidad humana de la amistad para darnos su consuelo y cuidado.

    Tenemos otro ejemplo de Pablo, al final de su segunda carta a Timo-teo: segn parece el apstol est en la prisin de Mamer time, en Roma, donde no haba ventanas sino sola-mente unos pequeos crculos en el techo, por los cuales entraba luz y se ventilaba la celda. Pablo no iba a salir de esa prisin, sino a travs de la ejecucin. Fue entonces que escri-bi: He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe

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    (2 Timoteo 4.7). Aqu est Pablo en la plenitud de su madurez, al final de su vida, y se siente solo. Era un gran cristiano, un hombre maduro, pero senta soledad. Escribe acerca de la presencia de Dios en 2 Timoteo 4.17: Pero el Seor estuvo a mi lado y me dio fuerzas, y escribe tambin acerca de la espe ranza de la segunda venida de Jess. Pero ninguna de estas dos reali dades le quitan el sentimiento de soledad que lo lleva a decir, en el versculo 9: Procura venir pronto a verme, y en el 21: Procura venir antes del invierno. Pablo tambin le pide que traiga su capa, porque tiene fro, y que traiga los rollos y los pergami-nos. Pablo era un autntico cris tiano, pero era tambin muy humano y no tena miedo de admitir su necesidad de tener amigos.

    En sntesis, tenemos necesidad de tomar tiempo de descanso; tenemos

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    necesidad de practicar deportes o pasa tiempos, y finalmente, tenemos necesidad de familia y amigos. Estas son necesidades humanas, y nunca debe mos avergonzarnos de admitir que las tenemos.

    La disciplina en la administracin del tiempoEn segundo lugar, quisiera considerar la disciplina en la admi nis tra cin del tiempo. Es muy conocida la expresin de Efesios 5.16: Aprovechando bien el tiempo, porque los das son malos. El tiempo es un bien muy valioso. Todos tene mos la misma cantidad: sesenta minutos en cada hora, y veinticuatro horas en cada da. Sin embargo, algunos lo apro vechan bien y otros no.

    Por lo general, los pastores y otros lderes en la tarea de la iglesia no te-nemos una rutina diaria formal, igual

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    Valoramos lo suficiente

    el regalo de Dios de la amistad?

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    cada da, de manera que tenemos que construir nuestro propio horario diario. Personalmente, encuentro que es til hacer una lista de las cosas que tengo que hacer; despus deter-mino las prioridades y trato de asignar a cada asunto el tiempo que creo que me va a tomar realizarlo.

    Por las maanas, me es de gran ayuda orar pensando y poniendo en la lista todo lo que voy a hacer delante de Dios. Manteniendo este hbito, uno rara vez se olvida un com promiso. Cuando alguien olvida que tiene una cita, le pregunto: Por qu cosas estu-viste orando esta maana? Creo que es de mucha ayuda orar poniendo la agenda del da delante de Dios. De esta manera, podemos afrontar con Dios todo lo que nos espera: tal vez una responsabilidad muy grande que pre ferira mos no asumir o quizs una persona con la cual nos vamos

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    a ver. Siempre encuentro que los pro ble mas se aminoran si los afronto en oracin antes de em pezar el da.

    El doctor Martyn Lloyd-Jones me dijo una vez que la presin sangunea influye en el horario de ms actividad de cada persona; algunas despiertan frescas y lcidas y se van cansando progresivamente a lo largo del da. Otras despiertan cansadas; a lo largo del da se van reanimando, y se en-cuentran en su mejor momento a las dos de la ma dru gada. Yo encuentro intolerables a estas personas, por que mi presin sangunea funciona de la otra manera. Me acuesto muy cansa-do, pero despierto fresco. Encuen tro mara villoso tener unas dos o tres horas antes del desa yuno, sin las interrup-ciones del telfono, cartero, visitas o familia; pero reconozco que todos somos dife ren tes y que no tenemos que imitarnos unos a otros.

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    Espero que tambin apartemos tiempo para leer. Necesi ta mos plantear-nos una meta realista; hay dema sia dos pastores y lderes que nunca leen; a la inversa, algunos semi na rios esperan que pasemos todas las maanas estu-dian do. Creo que todos podemos darnos un tiempo cada da para leer. Adems, deberamos apartar una maana, una tarde o una noche por semana, esto es, un perodo ms largo como de cuatro horas. Es de-cir, una hora diaria y una sesin de cuatro horas una vez a la semana, suman aproxi madamente diez horas semanales, en las que segu ra mente podemos leer un libro. Un libro por semana son cin cuenta o ms al ao; realmente creo que esta es una meta razonable que uno se puede imponer.

    Un segundo aspecto de la disciplina del tiempo, es algo que podra llamar das tranquilos. Yo tena solamente 29

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    Los problemas se aminoran

    si los afrontamos en oracin

    antes de empezar el da.

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    aos de edad cuando me designaron rector de la iglesia All Souls. Era una tarea superior a mis habi li dades y a mi expe riencia; las responsabilidades rpidamente me taparon y derriba-ron. Surgan eventos para los cuales haba olvidado pre pa rar me; despus empec a tener pesadillas de pastor: soaba que estaba a mitad de camino hacia el plpito, y repen tina mente recordaba que me haba olvidado de preparar el sermn! Supongo que en aquellos das no estuve lejos de sufrir un colapso nervioso. Pero un da fui a una con fe rencia para pastores y uno de ellos hizo una sugerencia muy sencilla, que es lo nico que recuerdo de esa conferencia. Hones ta mente, creo que me salv la vida. Dijo que todo pastor debera tomarse un da tranquilo al mes, alejarse de su familia y su con-gre ga cin, buscar intro ducirse en la mente de Dios, y esforzarse por ver

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    hacia el futuro en los prximos meses, para saber hacia dnde ir.

    Esa fue palabra de Dios para m. Inmediatamente mar qu en mi agen-da cul sera ese da al mes; puse una pequea T de tranquilidad, y le ped a un amigo que vive a pocos kilmetros de Londres que me permitiera pasar mi da en su casa; nadie ms saba dnde estaba, excepto mi secretaria, para el caso de que hubiera alguna emergencia.

    Apart para mi da tranquilo aquellas cosas que reque ran tiempo, serenidad y oracin: cartas difciles de con testar, problemas sobre los cuales tena que meditar, un artculo que te-na que escribir, la planifica cin de los prxi mos meses. Lo nico que puedo decir es que la carga se me aliger inmediatamente y casi nunca volv a tener pesa dillas de pastor. Estos das de tran qui li dad de cada mes se

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    volvieron tan importantes que durante unos diez o quince aos decid que fueran semanales. Recomiendo que por lo menos tengan uno al mes, especial-mente para mirar hacia el futuro.

    La disciplina devocionalOtra rea en la que es importante ser disciplinado para evitar el estan-camiento es la prctica devocional: la lectura diaria de la Biblia y la oracin.

    Los pastores y lderes cristianos necesitan conocer la tota li dad de las Escrituras. La mayor parte de las inter pre ta ciones errneas se deben a un conocimiento parcial de las Escrituras. El ms seguro de los prin-cipios her me nu ti cos es buscar una comprensin global de la Biblia; des pus aprendemos a interpretar

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    Dios est ms ansioso

    y deseoso de hablarnos que nosotros

    de escucharlo.

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    cada texto a la luz de su contexto, y la parte a la luz del todo.

    Martyn Lloyd-Jones me present hace veinticinco aos un original mtodo de lectura bblica. Es un ca-lendario muy simple, que se llama Pan Diario: Calendario de Lec tura Bblica. Fue escrito por un pastor escocs en 1848, para persuadir a su congregacin a leer toda la Biblia en un ao; quera que leyeran dos veces el Nuevo Testamento y una vez el Antiguo, para que pudie ran absorber la tota li dad de la Biblia. Esta es una disciplina bastante ardua, pero creo que es de gran valor: no se empieza el primer da de enero con Gnesis 1 a 4, y el 2 de enero se sigue con Gnesis 5 a 9 sino que, el primer da del ao, empezamos con los cuatro grandes comienzos de las Escrituras: Gnesis 1, Esdras 1, Mateo 1 y Hechos 1. Cada

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    uno trata de un nacimiento: Gnesis 1 es el nacimiento del universo, Esdras 1 es el renaci miento de la nacin des-pus del exilio de Babilonia, Mateo 1 es el nacimiento de Jess, y Hechos 1 es el naci miento de la Iglesia. Empezamos con los cuatro gran des comienzos y los seguimos a lo largo de un ao.

    Nada me ha ayudado ms para encontrar los temas de las Escritu-ras y ver cmo los pasajes se van interrela cio nando unos con otros. Mi prctica es la de leer tres cap tulos por la maana y uno por la noche. La lectura de tres captulos toma aproxi-madamente quince minutos, as que podemos aadir un poco de estudio a esta lectura general.

    Cmo podemos mantener fresca nuestra lectura bblica y evitar que se estanque y se vuelva rutinaria? Mi respuesta es que necesitamos llegar a ella con expectati vas; no debemos

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    empezar la lectura sin antes tener unos minutos de meditacin. Necesitamos recordarnos a nosotros mismos que Dios nos habla a travs de lo que dijo antes. l est ms ansioso y deseoso de hablarnos que nosotros de escuchar-lo. El propsito de la lectura bblica es escuchar la voz viviente de Dios, y necesitamos llegar a ella con una expectativa viva.

    La batalla por la oracinQuiero decir tambin algo sobre la ora-cin. Creo que todos la encontramos un poco difcil, sobre todo porque nos cuesta trabajo concentrarnos. Alguna vez han pen sado en esta paradoja? Cuando nos acercamos en oracin a Dios sabemos que estamos en comu-nin con l. Nada nos satisface ms; el tiempo se detiene y no tenemos prisa por terminar. En la oracin, nuestra comu nin con el Padre celestial es una

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    reali dad. A lo mejor no sucede esto con frecuencia, pero creo que todos lo hemos experimentado en algn momento y lo hemos encontrado pro-fun da mente satisfactorio. Siendo as, debe ra mos estar motivados a orar. Sin embargo, se da la paradoja de que, cuando se acerca nuestro tiempo de oracin, nos sobre viene una extraa aversin; cientos de ino centes alter-na ti vas se presentan en nuestra mente: escribir una carta, visitar un amigo, leer una revista, etc. Cul es la razn de esta ilgica reaccin? El diablo sabe que la oracin es el secreto ms grande de la vida cristiana, y est dispuesto a hacer todo lo posible por detenernos. Esta es la nica explicacin que pue-do encontrar sobre la resistencia a la oracin.

    Por lo tanto, quisiera compartir con ustedes algo que he encontrado muy til. Necesitamos ganar la batalla de lo

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    que yo llamo el umbral. A veces me imagino una pared muy alta, y a Dios del otro lado de la pared; all, en un jardn florido, l nos est esperando. Parece una idea un poco infantil, pero a m me ayuda. En mi cuadro mental, la nica manera de atravesar la pared para llegar al jardn es una pequesi-ma puerta, y delante de ella est el diablo con la espada en la mano, listo para pelear a cada paso para evitar que pasemos a la presencia de Dios. Es en este momento cuando necesitamos vencer al diablo en el nombre de Cris-to. Esta es la batalla del umbral. Pienso que hay muchos de nosotros que nos damos por vencidos en la oracin antes de haber ganado la batalla del umbral. La mejor manera de ganar esta batalla, segn mi expe rien cia, es usando las promesas de la Escritura.

    Cuando perd la voz durante aquella misin en Sidney, me faltaba todava

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    El diablo sabe que la oracin

    es el secreto ms grande de la

    vida cristiana, y est dispuesto a hacer todo

    lo posible por detenernos.

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    otra etapa de misin en Melbourne. Estaba exhausto ya al terminar la pri-mera serie y nada me resultaba menos atractivo que emprender la segunda.

    Realmente me senta cansado; lo nico que deseaba era tomar el prxi-mo vuelo y volver a casa. Segura mente este agotamiento tena en parte causas fsicas, pero tam bin haba una batalla espiritual; me faltaba entusias mo por el evangelio y me senta como si el Seor me hubiera abandonado.

    Estaba hospedado en el hogar de una fami lia cristiana; era el da antes de que comen zara la misin y saba que no podra iniciarla si no haba restaurado mi comunin con el Seor. Me encerr en mi cuarto a solas con l y estuve leyendo algunos pasajes de la Escritura. Dios escogi utilizar Salmo 145.18: Cercano est Jehov a todos los que lo invocan, a todos los que lo invocan de veras.

  • el estancamiento | 67

    Cercano est Jehov

    a todos los que lo invocan,

    a todos los que lo invocan de veras.

  • 68 | desafos del liderazgo cristiano

    Puedo decirles que despus de un tiempo se me aliger la carga y el Se-or se present ante m nueva mente; fui a la misin refrescado y confiado, y todos fui mos ben de ci dos por l.

    Estoy convencido de que, a travs de la autodisciplina en estas tres reas: descanso y relajacin, administra-cin del tiempo y vida devocional, el Seor bendice nuestra vida y renueva nuestras fuerzas para el servicio en la misin.

  • 3Las relaciones personales

    Cmo tratar a todos con respeto

  • El tercer problema del liderazgo cristiano que quisiera tratar es el pro-blema de las rela ciones, en particular, cmo tratar a las personas con respeto. Nunca se enfatizar sufi-ciente la importancia de las relaciones personales. La vida sobre la tierra consiste de relaciones entre personas. Generalmente vivimos en una red muy compleja de ellas. Porque ninguno de nosotros vive para s, dice el apstol Pablo. Ningn hombre es una isla, decimos tambin. Tene mos familia, amigos, colegas; estn las personas a quienes servimos, las personas que nos sirven, y todos ellos tienen derecho a nosotros. Por lo tanto, es verdadera-mente importante que aprendamos

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    a cultivar buenas relaciones. No sea que nos ocurra como a ese misionero al que le pre gun taron cmo se senta, y respondi que muy bien, excep to que no poda soportar a sus colegas misio ne ros, y no poda llevarse bien con las personas del pas al que haba ido a servir pero por lo dems le estaba yendo muy bien!

    Respeto por el valor de la persona: la creacin y la redencinEsta primera seccin se refiere a los fundamentos que tenemos los cris-tianos para mantener vnculos sanos. La base de una buena relacin es el respeto, y el respeto se basa en el va-lor. Sin embargo, es importante que tenga mos una perspectiva cristiana del valor; el valor de las personas no se mide por su profesin o por su agra-da ble personalidad, su posicin social,

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    el tamao de su casa o de su coche. El valor hu ma no es intrnseco. Esta es una diferencia bsica entre la men-talidad cristiana y la menta li dad del mundo, y afecta muy profunda mente las relaciones entre las personas.

    Los cristianos tenemos mejores funda mentos que otras corrientes para servir a los seres humanos, porque no lo hacemos por lo que creemos que van a ser en el futuro, sino por lo que ya son: no nos inspira la evolucin sino la creacin. Si la creacin es la primera base del valor humano, la segunda es la reden cin en Jesucristo.

    Un versculo que ha sido de gran ayuda para m es Hechos 20.28, que est en el discurso de despedida que Pablo dio en Mileto a los an cianos de la igle-sia en feso:

    Por tanto, mirad por vosotros y por todo el rebao en que el

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    Espritu Santo os ha puesto por obispos para apa cen tar la igle-sia del Seor, la cual l gan por su propia sangre.

    Ha notado la referencia que se hace a la Trinidad en este versculo? Ella es la base del cuidado pastoral de la igle-sia de Dios. Aunque el texto dice del Seor, algunos manuscritos dicen de Dios. Creo que la forma correcta es la segunda. La Iglesia de Dios fue ganada por la sangre de Cristo y el Espritu Santo fue designado guardin de esta Iglesia.

    Esto es de gran ayuda para m como pastor: tanto el Padre como el Hijo y el Espritu Santo estn compro me-tidos en el bienestar de las personas. Por eso es para m un privilegio estar involucrado en su servicio. Creo que necesitamos recordarnos con ti nua-mente quines son estas personas a las que estamos llamados a servir.

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    Somos

    preciosos

    para Dios.

    l nos hizo

    a su imagen;

    Cristo nos ama

    y muri por

    nosotros.

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    Honestamente, no todas las per-sonas a las que tengo que atender en la iglesia me resultan agradables A veces tengo ganas de decirles a algu-nos que se vayan, o salir corriendo yo mismo. Pero esa expresin de Pablo me ayuda a superar esta situacin. Mientras les estoy ha blan do en voz alta, tambin estoy hablndoles silenciosa-mente en mi corazn, dicindoles: A lo mejor no valen mucho de acuerdo a algunos criterios terrenales, pero ustedes son pre ciosos para Dios. l los hizo a su imagen; Cristo los ama y muri por ustedes, y es un privilegio para m servir les porque conozco su valor. Puede parecer gracioso, pero pensar as mientras hablamos me ayuda a cambiar mi actitud hacia ellos; puedo amarlos y cuidarlos. La base de una buena relacin es reconocer que el valor humano es intrnseco porque se debe a la creacin y a la redencin.

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    En nombre del Seor como trabajando para el SeorQuisiera compartir con ustedes un principio que me parece revoluciona-rio. En Colosenses 3.17, Pablo expresa: Y todo lo que hacis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Seor Jess, dando gracias a Dios Padre por medio de l. Y en el verscu-lo 23: y todo lo que hagis, hacedlo de corazn, como para el Seor y no para los hombres.

    Notarn que en ambos versculos se repite la frase: Y todo lo que hagis Aqu hay algunas pautas de aplica-cin universal que se complementan maravillosa mente. El versculo 17 habla de hacer cosas en el nombre del Seor Jess; hacer algo en su nombre es hacerlo como su repre sen tante o apo-derado. A la vez, el versculo 23 habla

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    de hacer cosas para el Seor, bajo sus rdenes, es decir, como siervos.

    De acuerdo al primer versculo, debo tratar a mi vecino como si yo fuera Jesucristo. Pero de acuerdo al segundo versculo, debo tratar a mi vecino como si l fuera Jesucristo. Cuando me comporto con una perso-na en el nombre del Seor, debo darle el respeto y la atencin que Jesucristo le hubiera dado. A su vez, de acuerdo con el segundo versculo, debo darle el respeto y la cortesa que le dara a Jesucristo mismo. En toda relacin, Jesucristo juega ambos papeles: debo tratar a mi prjimo como si yo fue-ra Cristo, y debo tratarlo como si l fuera Cristo mismo. Ambas pautas son revolu ciona rias y las dos juntas son doblemente revolucionarias.

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    Qu hara Jess?Segn el primero de estos verscu-los, nos acercamos a los dems en el nombre de Cristo: representamos a Jess. Somos sus embajadores sobre la Tierra. Aprendemos a consi derar a las personas como l las consider y apren demos a tratar a las personas como l las trat: honramos a las mujeres como l las honr, amamos a los nios como l lo hizo, mostramos compasin a aquellos que lo nece si tan, como l lo mostr, y nos humillamos para lavar los pies de otros como lo hizo l. La pregunta en cada situa cin es: Qu hara Jess?

    Charles Sheldon relata en su libro In his steps (En sus pasos) un suceso ocurrido durante la gran depresin hacia 1930. Era sbado y el pastor estaba senta-do en su estudio, pre parando el sermn.

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    Su texto era 1 Pedro 2.21: Porque tambin Cristo padeci por nosotros, dejn donos ejemplo para que sigis sus pisadas. De pronto son el timbre; el pastor solt una grosera en voz baja, se asom por la ventana y vio un hombre obviamente desem pleado. El pastor le dijo que estaba ocupado pre-parando su sermn, pero en seguida volvi a sonar el timbre. Cuando el pastor baj para hablar con el vaga-bundo, este le cont una larga historia de sufri miento y de desempleo. De alguna forma, el pastor lo sac de su casa lo ms rpido posible, para se-guir pre pa ran do su sermn. Lleg el domingo y dio un mensaje brillante y elocuente. Pero al terminar, oy un gran distur bio en la parte trasera de la iglesia; alguien estaba acer cn dose por el pasillo central y con espanto vio que era el mismo mendigo. Cuando lleg adelante, se dio vuelta y, dirigindose

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    Debemos tratar

    al prjimo como si

    fueramos Cristo,

    y a la vez como si l o ella

    fuera Cristo mismo.

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    a la congregacin, les dijo: He estado escu chando el sermn de su pastor acerca de cmo seguir los pasos de Jess Pas a explicar lo que ha-ba ocurrido el da anterior cuando haba ido a pedir le ayuda, y termin diciendo: Cuando me cerr la puerta, no pude dejar de preguntarme si Jess hubiera hecho esto. Y luego se desma-y de hambre.

    Creo que es fcil entender cmo esta experiencia revo lu cion a aquella iglesia. Al domingo siguiente el pastor desafi a la congregacin para que se compro metieran a no hacer nada sin antes preguntarse qu hara Jess en esa circunstancia. El resto del libro relata lo que le pas a cada una de las diferentes personas. Y aunque parte del libro es un tanto sentimental, hace un fuerte nfasis en que, no importa qu hagamos, debemos hacerlo en

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    el nom bre del Seor Jess, como sus representantes.

    A m lo hicisteisEn Colosenses 3.23 encontramos la pauta comple men taria, que es hacer todo para el Seor. Esta reco men-dacin se encuentra en medio de las instruc ciones para los esclavos. Estos deban ser obedientes y trabajadores, concienzudos y honestos: Por qu? Porque ms all de sus dueos terre-nales deban fijar su mirada en el amo celestial y hacer las cosas para l, y no para los hombres. Al servir al Padre celestial, serviran mejor a sus amos terrenales.

    Es decir que, en este segundo princi-pio, se cambian los papeles: el respeto y el honor que debemos darles a las personas no es solo el que Cristo les dara, sino el que Cristo recibira.

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    No es esto a lo que se refera Jess cuando habl del ministerio de amor con los que tienen hambre y sed, los enfermos y los pobres, los extranjeros y los prisio ne ros? En cuanto lo hicis-teis a uno de estos mis hermanos ms pequeos, a m lo hicisteis (Mateo 25.40).

    Este es el principio que podemos aplicar a todo lo que hacemos: es fcil y agradable limpiar un cuarto si estamos esperando una visita de Jesucristo. Podemos preparar una comida si estamos, como Marta, esperando que Jess venga a comer con nosotros. Es posi ble servir a un estu-diante como si fuera Cristo. Es posible escribir una carta como si Cristo fuera a leerla. Es posible visitar una casa como si fuera Jess el que viviera ah.

    A fines del siglo XIX haba un lder meto dista en Gran Bretaa, Samuel Chadwick; l cuenta acerca de algo

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    El respeto y el honor que

    debemos darles a las personas no es solo es el que Cristo les dara, sino el que Cristo

    recibira.

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    que aprendi cuando tena diez aos. Era el aniversario de la Escuela Do-minical, y el pastor invitado dijo algo que le llam la atencin: dijo que si fuera un lustra botas sera el mejor de su pueblo, porque lustrara los zapatos como si fuera a utilizarlos Jesucristo. Eso toc el corazn del niito, porque su trabajo en la casa era limpiar los zapatos de su padre, y l senta que era el peor trabajo que le pudieran asignar. Al da sigui ente, empez a limpiar los zapatos de su pap: comenz por las botas de hule, siguiendo el criterio de que es mejor hacer lo peor primero. Pero cuando termin record las pa-labras del pastor y observ las botas que haba limpiado; se pregunt si se veran bien en los pies de Jesucristo, y entonces las levant, limpin do las por segunda vez. Chadwick sostiene que este fue el acto ms impor tante que realiz en su vida: aprendi a hacer

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    las cosas para el Seor y no para los hombres.

    Creo que la Madre Teresa es un magnfico ejemplo con tem porneo. He visitado su hospital en Calcuta, y all est escrito el lema de estas Her-manas de la Caridad; son palabras de la misma Madre Teresa: Que cada hermana vea a Jesucristo en la persona del pobre. Cuanto ms repugnante el trabajo o la persona, mayor debe ser su fe y su amor para servir a nuestro Seor en su angustiante disfraz. Esa era su costumbre. Una vez dijo a un visitante: Veo a Cristo en cada per-sona que toco, porque l ha dicho: Tuve hambre, sed, estuve desnudo, enfermo. Es as de sencillo; cada vez que doy un pedazo de pan, se lo estoy dando a l.

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    Respeto al escuchar y al tomar decisionesAl aplicar estos principios, incorpo-ramos a Cristo en ambos extremos de la relacin. Por una parte, nos com por tamos en el nombre de Cris-to, como si furamos Cristo, y por el otro, nos comportamos por amor a Cristo, como si las otras personas fueran Cristo mismo, y nosotros le estuviramos sirviendo a l.

    Quisiera mencionar algunos ejem-plos al respecto. El primero tiene que ver con la necesidad de escuchar a las personas. Hacer callar a una persona, o rehusarnos a escucharla, es tratarla sin respeto, mientras que escuchar a alguien es expresarle que lo valora-mos.

    La Biblia habla mucho sobre escu-char. Opina el necio que su camino es derecho, pero el sabio obedece el

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    consejo (Proverbios 12.15). Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para or, tardo para hablar, tardo para airarse (Santiago 1.19).

    Tuve una experiencia muy significa-tiva hace quince aos, cuando todava era rector de la iglesia de All Souls, en Londres. En esos aos habamos organizado un equipo pastoral y nos juntbamos todos los lunes para tener una reunin. Leamos las Escrituras y orbamos juntos; despus, discutamos algn trabajo de la iglesia y revisba-mos las actividades de la semana. En una ocasin estbamos discu tien do acaloradamente algo importante, y en medio de la discusin uno de mis co-legas inte rrum pi, se volvi hacia m y me dijo: John, no ests escuchando. Tena toda la razn, no estaba escu-chando. Haba encon trado un poco aburrida la discusin y confieso que mi mente haba pasado a otra cosa.

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    El reclamo de ese colega fue algo muy im por tante en mi vida, y desde ese momento he buscado la gracia de Dios para poder escuchar. Creo que nues tras relaciones se deterioran cuando no nos escu chamos los unos a los otros.

    Escuchar es bueno en s mismo, por-que es una actitud de respeto. Adems, escuchar es teraputico, porque le da a la persona que est hablando la opor-tunidad de expre sar en palabras lo que le pasa. Cuando ponemos en pala bras los problemas, estos automticamente se aminoran, porque los ordenamos y observamos desde otra pers pec tiva. En tercer lugar, escuchar es un beneficio especial mente si estamos escuchando a personas con las que no estamos de acuerdo. Las personas que no con-cuer dan entre s generalmente se evi-tan; escriben en contra del otro o se arrojan granadas de mano a travs del

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    Escuchar es bueno

    en s mismo, porque es

    una actitud de respeto.

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    territorio neutral; levantan en la mente una grotesca imagen de la otra perso-na, con cuernos, patas y cola. Pero si tenemos el valor de enfrentarnos con esa otra persona, mirarla cara a cara y escucharla, descubrimos con sorpre sa que es un ser humano. Y no solamen-te eso, sino un her ma no o her mana en Cristo, y a veces hasta razonable!

    Esto ocurri en relacin a las Consultas sobre la rela cin entre la evangelizacin y la accin social. Dcadas atrs hubo un fuerte debate entre los que creen que la misin de la Iglesia es solamente evangelstica, y los que creen que la evangelizacin y la accin social van juntas dentro de la Iglesia. Arthur Johnston escribi un libro titulado The battle for world evangelism (El enfren ta miento sobre la evangelizacin al mundo), cuya tesis puede resu mir se en tres afirmacio-nes: 1. El Concilio Mundial de Iglesias

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    comenz con un gran entusiasmo evangelstico en 1910, pero gradual-mente fue perdiendo su mpetu evange lstico. (Coincido en que, desde el punto de vista histrico, este an-lisis es correcto y de mucha ayuda.) 2. El mo vi miento de Lausana est to-mando la misma direc cin segn aquella tesis de Johnston; se est vol-vien do liberal en su lectura de la Biblia y est abrazando un evan gelio social. 3. El villano de la historia es un hom-bre llamado Stott!

    Arthur Johnston y yo somos bue-nos amigos ahora, pero por entonces l haba escrito parte de ese libro en contra de m. Yo escrib una carta que el editor de Chris ti an ity Today public, de modo que ah estbamos, escribiendo el uno contra el otro. Pero despus le escrib personal mente y le suger que tuviramos una Consulta acerca del tema, y que nos viramos

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    cara a cara. Tanto l como yo estara-mos en el comit organizador y los dos nos asegu ra ra mos de que estuvieran bien representados los dos puntos de vista.

    Nos encontramos en Grand Rapids, Estados Unidos. Al llegar, casi sufr un desmayo, pues algunos resmenes ha-ban circulado con anterioridad y haba mucho desa cuerdo. Algunas opiniones eran groseras y hasta insul tantes; yo me preguntaba si podramos llegar a algn nivel de acuerdo. Durante los tres primeros das no avanzamos nada, ya que las personas solo buscaban expresar sus propias convicciones. Pero gradualmente empezamos a escu char nos los unos a los otros. No sola mente escucha mos lo que estaban diciendo sino lo que haba por detrs de lo que estaban diciendo, cules eran sus verdaderas preo cu pa ciones y qu era lo que real mente ansiaban pro teger.

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    Y entonces descubrimos que nosotros tambin quera mos proteger lo mis-mo. Una vez que nos pudimos escu-char, hubo esperanza. El resultado fue un documento que trata de la relacin entre la evangeliza cin y la accin so-cial. No expresa un acuerdo total, pero s alcanza un acuerdo sustancioso.

    Escuchar es productivo. Despus de escuchar, pasamos a la toma de decisio-nes. Aqu tambin, la mente cristiana y la no cristiana difieren. Los cristianos a veces asumimos muy fcilmente que, sin ms, podemos echar mano de los mtodos humanos corrientes para la toma de deci siones. En una estructura democrtica las decisiones se toman por simple mayora: 51 a favor, 50 en contra, gana la mocin.

    Hay muchas iglesias y cuerpos ecle-siales que toman decisiones de esta manera, pero estoy seguro de que esto lo angustia al Espritu Santo. Tomar

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    decisiones por una simple votacin de mayora demuestra falta de confianza en el Espritu Santo y falta de respeto a la minora. El Espritu Santo es el esp-ritu de la verdad y el amor, y aque llos de nosotros que tenemos una mente cristiana debe ra mos buscar acuerdo en lo sustancial.

    Quisiera terminar con otro ejemplo personal. La junta directiva de nuestra iglesia sola tomarse un da completo al ao, reservando para ese da de consulta asuntos impor tantes que era necesario debatir. En un ao en parti cular, el debate era si deberamos utilizar lenguaje moderno en los servi-cios. Debamos seguir dirigin donos a Dios como Vos, que miris, o como T, que miras? Por mi parte, pen-saba que debamos utilizar el lenguaje mo derno. Pero haba varias personas de edad avanzada en la con gre ga cin que amaban la belleza del lenguaje an-

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    Necesitamos respetarnos

    los unos a los otros y

    esperar que el Espritu Santo nos gue hacia una mente en

    comn.

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    tiguo. Hubo un debate acalorado. Era evidente que el grupo estaba dividido casi equilibrada mente; podramos ha-berlo resuelto a travs de una vota cin pero habamos decidido no utilizar ese mtodo de toma de decisiones. Al final del da les dije que dejaramos el asunto tal cual, esperaramos un ao ms, pensaramos sobre el asunto, oraramos, y si alguno quera, poda circular una carta expresando sus convicciones.

    Lleg el da del ao siguiente en que trataramos otra vez el tema y fui orando hacia el encuentro. Tuvimos un poco ms de dilogo. Finalmente, la decisin fue unnime a favor del len-guaje moderno, todos los domingos en el culto de la noche. Desde entonces no hemos regresado al estilo antiguo. Para m, fue un maravilloso ejemplo de cmo necesitamos respetarnos los unos a los otros y espe rar que el Esp-

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    ritu Santo nos gue hacia una mente en comn y nos d su tiempo para tomar decisiones.

    Estoy seguro de que podremos mantener relaciones ms sanas y res-petuosas si valoramos a las personas, sen ci lla mente, porque han sido crea-das y redimidas por Dios y si aplicamos este revolucionario principio de actuar en nombre de Cristo, por un lado, y a la vez tratar a nuestro prjimo como si fuera Jesucristo mismo.

  • 4La juventudCmo ser un lder

    cuando uno es relativamente joven

  • Es difcil ser lder cuando uno es relativa mente joven. La juventud es un perodo de mucha ale-gra y de gran privilegio; cuando somos jvenes somos fuertes y estamos llenos de energa, tenemos fe y entusiasmo. Es mara villoso ser joven pero, al mismo tiempo, puede ser extre ma da mente frustrante; la generacin de los mayo-res no siem pre confa en la generacin de los jvenes. Con frecuen cia los tratan como si an fueran nios; no aceptan fcil mente sus derechos y les cuesta trabajo aceptar los como lderes. Esta es una de las razones por las que con frecuencia los jvenes se irritan y se frustran.

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    El apstol Pablo toca este tema:

    Esto manda y ensea. Ninguno tenga en poco tu juventud, sino s ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, es-pritu, fe y pureza. Entre tanto que voy, ocpate en la lectura, la exhortacin y la enseanza. No descuides el don que hay en ti, que te fue dado mediante profeca con la imposicin de las manos del presbiterio. Oc-pate en estas cosas; permanece en ellas, para que tu aprovecha-miento sea mani fiesto a todos. Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto te salvars a ti mismo y a los que te escu chen. No repren das al anciano, sino exhrtalo como a padre; a los ms jvenes, como a her manos;

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    a las ancianas, como a madres; a las jovencitas, como a herma-nas, con toda pureza. 1 Timoteo 4.115.2

    Veamos nuevamente los versculos 1112: Esto manda y ensea. Ninguno tenga en poco tu juventud. Creo que se nota claramente la tensin en am-bos versculos. Por un lado, Timoteo haba sido puesto en una posicin de auto ri dad; era el representante o delegado del apstol Pablo en feso y, como tal, era su responsabilidad mandar y ensear. Por otro lado, era un hombre relativamente joven; esta palabra griega alcanzaba hasta la edad de 40 aos, y Timoteo probablemente an se encontraba en sus 30. En com-paracin con algunos de los ancianos de la iglesia probablemente se senta muy joven, y por lo tanto haba un peligro real de que despreciaran su juventud y recha zaran su ministerio.

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    Es posible que algunos de los ancianos se sintieran resentidos porque lo haban pro movi do por encima de ellos, y en conse cuen cia recha za ran su autoridad y su ministerio.

    Creo que muchos jvenes pueden identificarse con Timoteo. Cmo deben reaccionar los lderes jvenes si su ministerio es rechazado o cuestio-nado? No con enojo o resentimiento; no deben responder agresivamente ni pro mo verse a s mismos. Pablo descar-ta esto a cambio de (y el sino que en griego es un adversativo muy fuerte) otra alternativa, que J. B. Phillips tra-duce de manera muy clara: No dejes que la gente te desprecie por ser joven; pro cura que te admiren por ser ejem-plo para ellos en tu manera de hablar y tu conducta, en tu amor, fe y sinceri dad.

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    Cmo deben reaccionar los lderes jvenes si su ministerio es rechazado o cuestionado?

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    Cuida tu ejemploPablo le da a Timoteo seis consejos. El primero aparece en el versculo 12: S ejemplo. Si Timoteo quera que su liderazgo fuera aceptado, tena que dar un buen ejemplo. No desprecia-ran su juventud si podan admirar su vida. Este es el nuevo modelo de liderazgo que introduce Jess: es un liderazgo por el ejemplo, no por autoritarismo.

    Cuando nuestra autoridad es cuestionada, amenazada o resistida, tenemos la tentacin de imponernos por la fuerza. Tenemos que resistir a esta tentacin. Noten qu amplio debe ser el ejemplo y modelo: en palabra, en con ducta, amor, espritu, fe y pureza. Sera difcil exagerar las con se cuencias perjudiciales de un mal ejemplo o los bene ficios de un buen ejemplo.

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    El primer consejo a un lder joven es cuidar su conducta y ser ejemplo.

    Identifcate con tu autoridadEl segundo consejo que Pablo le da a Timoteo es identi fi carse con su auto-ridad.

    En el versculo 14 vemos que se refiere a las Escrituras. Pero despus, Pablo hace una pausa y agrega: En-tre tanto que voy . Esas palabras expresan su consciente autoridad apostlica; cuando l estuviera pre-sente en feso, l ejer cera la autoridad, l sera el maestro de la doctrina y de la tica, l resolvera las discordias y admi nistrara la disciplina.

    La pregunta era: Qu pasara cuan-do l estuviera ausente? Pablo le dice a Timoteo: Entre tanto que voy, ocpate en la lectura. Recordemos que Timo-teo no era un apstol. El verbo griego

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    leer es anagnosis, que siempre se usa en referencia a la lectura pblica de una peticin, de un testamento o de un do-cumento. Qu documento podra leer pblicamente Timoteo? Obvia mente, las Escrituras del Antiguo Testamento. Anagnosis se usa al men cionar la lectu-ra de la ley en Esdras, y en Nehemas 8.8; tambin se usa cuando se habla de la lectura de Jess en la sina goga de Na-zaret, cuando tom el rollo de Isaas. En los servicios de la sinagoga, la ley y los profetas siempre eran ledos. Pero segura mente Pablo no slo se refera a las Escrituras del Antiguo Testamento sino tam bin a sus propias cartas y a las cartas de los otros apstoles, ya que en otras partes ordena que sus mensajes sean ledos pbli ca mente. Os encargo encarecidamente, por el Seor, que esta carta se lea a todos los santos her ma nos (1 Tesalo ni-censes 5.27). Cuando esta carta haya

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    La exgesis cuidadosa de

    las Escrituras es esencial para el lder joven: cuando leemos las Escrituras,

    nos estamos identificando con nuestra autoridad.

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    sido leda entre vosotros, haced que tambin se lea en la iglesia de los laodi-censes, y que la de Laodicea la leis tam bin vosotros (Colosenses 4.16).

    En las asambleas cristianas siempre haba dos lecturas pblicas: no de la ley y de los profetas, como en las sina-gogas, sino del Antiguo Testamento y de las cartas y memorias de los apstoles. En ese entonces, cada igle-sia local empezaba a hacer su propia coleccin de las escri turas cristianas autorizadas.

    Pero, adems, haba otra cosa que tena que hacer Timoteo; no solamen-te tena que leer las Escrituras sino pre dicar y ensearlas. Predicar y ensear significa exhor tar e instruir. Esto ya era una costumbre en las sina-gogas; se haca primero una lectura y despus una instruc cin o exhortacin sobre ella; las asambleas cristianas conti nuaron esta prctica.

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    Esto es lo que Timoteo tena que hacer en ausencia del apstol, y es lo que tambin nosotros debemos hacer. La ex ge sis cuidadosa de las Escrituras es esencial para el lder joven: cuando leemos las Escrituras, nos estamos iden ti fi cando con nuestra autoridad.

    Ejercita tus donesEn tercer lugar, ejercita tus dones: No descuides el don que hay en ti (1 Ti-moteo 4.14). La referencia parece ser a lo que llamamos la ordenacin de Timoteo, durante la cual los ancianos impusieron sus manos sobre l. All le fue dado el ministerio proftico, y a la vez, le fue otorga do un don espiritual. La palabra griega es charisma. No nos dice qu charisma fue; a lo mejor fue la autoridad de predicar, junto con el poder del Espritu.

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    Para hacerlo, Timoteo no deba olvidarse de este don espiritual sino ms bien alimentarlo, tal como le es-cribe Pablo en 2 Timoteo 1.6. Timoteo tena que recordar que Dios lo haba llamado al ministerio y le haba dado el don para ello; deba tener presente que la iglesia haba reco no cido su llamamiento y sus dones al imponer manos sobre l. Si l ejercitaba sus dones y ministerio, las personas no despreciaran su juventud.

    Todos los dones espirituales son dones de ministerio, de servicio. Al ver nuestros dones las personas difcil-mente rechacen nuestro ministerio, porque reconocen que es Dios quien nos los ha dado para el ministerio.

    Muestra progresoEl cuarto consejo es complementario del anterior: Mues tra tu progreso.

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    Dice el apstol en el versculo 15: Ocpate en estas cosas; permanece en ellas, para que tu apro ve cha miento sea manifiesto a todos. Hasta ahora, Pablo se ha referido al ejemplo de Timoteo, su autoridad, su comisin y sus dones. Ahora le dice que su progreso debe ser evidente a los dems. Timoteo no solamente tena que estar consciente de su ministerio delegado sino que tena que mostrar progreso y mejora en el mismo. Deba crecer en madurez espiritual y en el trabajo. Las personas tenan no solamente que ver lo que era, sino lo que estaba llegando a ser.

    Creo que esta recomendacin es muy importante en relacin a los l-deres jvenes. A veces se los pone en un pedestal y supuestamente tienen que ser perfectos. Esto no slo es deshonesto sino muy decepcionante para otras personas; ningn lder es perfecto. Sin duda todos debe ra mos

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    identificarnos con las palabras de Pablo: No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosi-go (Filipenses 3.12). Procuremos, entonces, mos trar nuestro progreso. Por otra parte, demos a los jvenes la oportunidad de crecer y mejorar.

    Cuida tu coherenciaAhora pasemos al quinto consejo: Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina (versculo 16). Es importante ver cmo Pablo une su vida con sus ensean-zas; literalmente dice que debe poner mucha atencin, tanto en su persona como en su doctrina. La combinacin es significativa. No deba descuidarse a s mismo por ensear a otros ni deba descuidar a otros por preocu-par se por s mismo. Deba practicar lo que predicaba y apli car sus ense-anzas tanto a s mismo como a otros.

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    Demos a los jvenes

    la oportunidad de crecer y mejorar.

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    El equilibrio del liderazgo cristiano se en cuen tra cuando perseveramos en ambos aspectos; de esta manera nos salvaremos a noso tros mismos y a las dems personas. No es que Pablo est predicando la salvacin por nues-tros propios mritos; simplemente est advirtindonos que la fe sin obras est muerta, y que no sirve ensear a otros lo que nosotros no practicamos.

    Cuida tus relacionesEl consejo anterior nos lleva al sex-

    to. En 1 Timoteo 5.12 Pablo le indica cmo debe cuidar sus relaciones. En estos versculos resulta claro que la congregacin que tena Timoteo a su cargo era mixta: mixta en sexos, ya que haba tanto hombres como mu-jeres, y diversa en edades, ya que haba ancianos y jvenes. La edad y el sexo

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    de las personas deban determinar la actitud de Timoteo hacia ellas. En caso de ser necesario, Timoteo tendra que amonestar a personas mucho mayores que l; de ser as, deba hacerlo como una exhortacin y no como un regao. No repren das al anciano, sino exhr-talo como a padre. A los miem bros mayores hay que darles el respeto y el afecto corres pondiente a un padre. En otras palabras, hay que tratar a los hombres ancianos como padres y a las mu jeres ancianas como madres.

    Creo que es bueno reconocer la di-ferencia genera cional en la comunidad cristiana. Algu nas veces se me acercan estudiantes en Londres y me llaman simplemente Juan, aun que no los co-nozca, y no obstante ser mayor que sus padres o aun que sus abuelos. Creo que esto no es natural, aunque reconozco que hay aqu un elemento cultural; en las culturas africanas y asiticas,

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    los jve nes ni soaran con llamar a un adulto por su pri mer nombre.

    Por otro lado, Timoteo deba tra-tar a los hombres jve nes como hermanos, es decir, amndolos y no menos pre cindolos; tena que tratar a las mujeres jvenes como hermanas, amndolas tambin, pero con absoluta pureza y tomando las debidas pre cau-ciones para evitar la inmo ra lidad. Es decir, la iglesia local es una familia. En la con gre ga cin hay padres y madres, hermanos y hermanas. Los lderes cristianos jvenes deben ser sensibles a esas dife ren cias y no tratar a todos por igual sino tratar a los mayores con respeto, a su propia gene-ra cin con igualdad, al sexo opuesto con prudencia y limpieza, y a todas las edades y a ambos sexos, con el amor que une a la familia cristiana.

  • 120 | desafos del liderazgo cristiano la juventud | 121

    El lder cristiano sabe que su Seor

    es quien lo capa cita,

    lo nutre y lo acompaa.

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    Permtanme reiterar estos seis con-sejos, ya que aqu hay mucha sabidura para el lder joven:

    1. Cuida tu ejemplo. 2. Identifcate con tu autoridad,

    leyendo y exponiendo las Escrituras. 3. Ejercita tus dones, que evidencian

    el llamamiento de Dios. 4. Muestra tu progreso para que tu creci-

    miento espiritual sea obvio para todos. 5. Cuida tu coherencia, no permitas que

    haya dicotoma entre tus enseanzas y tu comportamiento.

    6. Cuida tus relaciones, tratando a los miem bros de la iglesia de acuerdo a su edad y sexo.

    Estas instrucciones apostlicas ayudarn a un lder joven a ejercer autoridad y ensear las Escrituras, como dice el versculo 11, sin que se desprecie su juventud o se rechace su ministerio.

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    El lder cristiano ha sido comi-sionado por Dios para una tarea de responsabilidad y servicio. Tiene exi-gencias y tensiones propias de todo lder, y enfrenta tambin pre siones y conflictos que derivan de la lucha espiritual que Satans libra contra el evangelio y quienes lo proclaman.

    Pero el lder cristiano sabe que su Seor es quien lo capa cita, lo nutre y lo acompaa. Si aprendemos a tomar en cuenta las enseanzas de nuestro Maestro, si obe de cemos sus man-damientos, si seguimos sus pisadas, entonces nuestro yugo ser liviano y podremos cumplir nuestra misin con eficiencia y con alegra.

  • Una iglesia viva responde al propsito con el que Cristo la fund

    y a las necesidades de la poca.

  • Descubre cmo podemos unir nuestra vida a la accin de Dios

    y ser, a la vez, de ayuda a otros.

  • Cinco hombres que permitieron que Dios actuara en ellos

    y a travs de ellos.

  • Este libro edificar tu vida y tu liderazgo, y te animar a ser un lder

    como Nehemas.