Simanacs - Armas en la arqueología madrileña de la Antigüedad tardía

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  • La cultura material

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  • ResumenDebido a la escasez de hallazgos documentados, el captulo referido al armamento de pocatardoantigua sigue siendo hoy en da uno de los ms desconocidos de la arqueologa penin-gular. La ambigedad que algunas de estas piezas presentan en cuanto a uso, militar o cine-gtico, ha venido a complicar el problema.

    Palabras clave: Armas, Visigodos, Madrid.

    AbstractDue to the shortage of documented findings, the chapter referred to the armament from LateAntiquity age continues being nowadays one of the most unknown themes of peninsulararchaeology. The ambiguity displayed by some of these pieces about its military or cinegeticuse, has come to complicate the discussion.

    Key words: Weapons, Visigoths, Madrid.

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  • El siglo VEl armamento constituye uno de los captulos peor documenta-dos de la arqueologa espaola de la tarda antigedad. El proble-ma se ve agravado, adems, por la escasa atencin que losinvestigadores han prestado a este tema, ya que en general loshistoriadores se han centrado sobre todo en los aspectos jurdi-cos y de organizacin militar que plantean las fuentes de lapoca, en especial la coleccin legislativa visigtica y la descrip-cin de la campaa militar de Wamba contra el rebelde Paulocontenida en la Historia Wambae regis de San Julin de Toledo[SNCHEZ ALBORNOZ, 1970; GRATE, 1982 Y 1983; GARCA MORENO,1987]. Slo un artculo presentado al Congreso sobre Visigodosy su mundo, celebrado en Madrid en el ao 1990 [ARDANAZ ET AL.1997], viene a rellenar parcialmente este vaco arqueolgico sobreun tema que, no obstante este escaso inters de la investigacin,no deja de tener gran atractivo.

    Para la poca de finales del Bajo Imperio los hallazgos dearmas, dentro incluso de nuestra pennsula, son relativamenteraros y en ocasiones resulta difcil discernir si se trata de verdade-ros tiles blicos o, como parece ser en la mayora de los casos,elementos destinados a uso cinegtico. El ejemplo ms clebrede todos quizs sea el problema planteado a propsito del famo-so cuchillo tipo Simancas, interpretado durante aos como armade guerra y que no es sino un arma venatoria. Lo mismo sucedecon algunas puntas de lanza y dardos, aunque aqu podra defen-derse en ocasiones una funcionalidad mltiple dada la simplicidad

    Armas en la arqueologa madrilea de la Antigedad tarda

    Rafael Barroso Cabrera y Jorge Morn de Pablos*

    del diseo. Slo en algunos ejemplos excepcionales de singularmorfologa es posible intuir el ms que probable uso cinegticode algunas de estas piezas.

    La regin madrilea no constituye, por desgracia, una excep-cin a la regla general: slo se han documentado algunos pocosejemplares de puntas de venablo y restos de un cuchillo tipoSimancas con su correspondiente vaina procedentes de los yaci-mientos de Valdetorres de Jarama y Tinto Juan de la Cruz (Pinto).De este ltimo yacimiento proceden tambin algunos fragmentosde hierro de lo que podran ser parte de una o dos hojas de espa-das [BARROSO ET AL. 2001A: 199-200].

    En cuanto a las lanzas, durante la excavacin de la fase de reu-tilizacin de la villa de Tinto Juan de la Cruz se documentaron dosmoharras fabricadas en hierro, una de ellas de unos 20 cm de lon-gitud y punta en forma de hoja de sauce (Fig. 1 y 2) y la segundacon aletas y un orificio en el centro de la hoja. Este ltimo detalleparece indicar que nos encontramos no ante un venablo o lanzacomn, sino ante un tipo de arpn. El origen de este tipo de armaes muy remoto, si bien su difusin tuvo lugar sobre todo a partirdel siglo IV [FEUGERE, 1993: 236-237]. Existen paralelos en los dar-dos y flechas utilizados por otros pueblos germnicos de la pocade las grandes migraciones populares, como los ejemplares fran-cos hallados en Lezville [SALIN, 1922]. Aunque resulta ciertamen-te difcil discernir acerca de su funcionalidad blica o cinegtica oincluso su posible ambivalencia problema que se vuelve a plan-tear con el resto de los objetos de este tipo hallados en la villatodo apunta a que se trata de un arma destinada a la caza. Estomismo parece desprenderse de la punta de lanza con orejetas, untipo presente en contextos tardorromanos pero raro en los yaci-mientos germnicos [KAZANSKI, 2002: 41].

    * Departamento de Arqueologa, Paleontologa y Museos Culturales de Audema, S.A.Avda. Alfonso XIII, 72 28016 Madrid.correo electrnico: [email protected]

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  • Afortunadamente, la falta de armas se compensa en parte conla calidad de una de estas piezas. Nos referimos al magnficoejemplar de escudo hallado en la villa tardorromana de Tinto Juande la Cruz (Fig. 3). En efecto, en el transcurso de las excavacio-nes de esta villa se recuper un excepcional escudo circular delque slo se conserva la parte exterior metlica. sta ira fijada aun armazn de madera (cuyos restos se hallaron carbonizadospor debajo de la plancha de metal) mediante unos remachesque sujetaban tambin una banda metlica de unos 5 cm deanchura que actuaba como refuerzo de la estructura. Fijadotambin mediante remaches, se coloc en el centro a modo deumbo una lmina ovalada, confeccionada asimismo en la mismaaleacin de metal.

    Lo que se conserva del escudo que muestra huellas de habersido parcialmente amortizado est fabricado en una gruesa lmi-na de bronce (con sustitucin del estao por plomo) y tiene unasdimensiones de 52 cm de dimetro y 0,3/0,4 cm de grosor.Dadas estas dimensiones y el hecho de que tendra un armazninterno de madera, puede hacerse uno a la idea del enorme pesodel escudo y la dificultad de su manejo. Justo debajo del escudo,sobre el pavimento de opus signinum, se encontr una barra de

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    hierro de seccin cuadrada y unos 15 cm de longitud y que pare-ce tratarse, sin lugar a dudas, de la manija de dicho escudo[BARROSO ET AL. 2001A: 200-202].

    Existen paralelos iconogrficos para este escudo en un relieveemeritense con probable escena de triunfo de un emperador definales del siglo III o comienzos del IV, donde aparece asociado ala figura de un brbaro [GARCA BELLIDO, 1949: 420; ARCE, 1982:362-363]. En el sarcfago de Alcaudete (Jan), del siglo VI,encontramos el mismo tipo de escudo portado por los soldadosdel ejrcito hebreo en la escena del duelo de David y Goliat[PALOL, S.A.: 17]. Hay que subrayar que a lo largo del siglo III d.C.se produce una evolucin en la tipologa de los escudos roma-nos que lleva a la sustitucin progresiva de los escudos rectan-gulares por los de contorno circular hasta entonces de uso pre-ferente por la caballera [COUSSIN, 1926: 496-499; FEUGERE, 1993:245-246]. Los ejemplos son muy abundantes y han sido recogi-dos en un amplio catlogo por J. C. N. Couldston [1990: 139-160]. Otros paralelos pueden verse en el escudo que porta unscholar del emperador Constancio en el disco de Kertsch (finalesdel siglo IV) [CORTS, 1987: 234], el que usa Estilicn en el dpticode Monza, el del emperador Honorio en el de Aosta o el que

    Fig. 2. Punta de venablo. Tinto Juan de la Cruz.Fig. 1. Punta de venablo. Tinto Juan de la Cruz.

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  • porta el signifer Lepontius en una estela de Saint Germain en Laye[COUSSIN, 1924: 498 y 507], paralelos todos que parecen apuntara una cronologa en torno al siglo V.

    Es posible que todo este material formara parte del equipo decaza del seor de la villa, como parece desprenderse de la apari-cin de la lanza con orejetas y la punta de tipo arpn, si bien resul-ta cuando menos extraa, aunque no incompatible con dichainterpretacin, la presencia de un escudo de estas caractersticasdentro de este contexto, en cuyo caso podra tratarse de un escu-do de parada, lo que de paso encajara bien con el enorme pesodel escudo. Por otro lado, hay que sealar lo desacostumbrado dela presencia de escudos en escenas cinegticas. En los mosaicosde la villa de Centcelles, donde contamos con un amplio reperto-rio iconogrfico de este tipo de escenas, no se encuentra ningnejemplar. Lo mismo cabe decir para otros ejemplos similares, sibien existen algunas excepciones a esta regla, como la escenacinegtica del mosaico de la villa de la Olmeda, en Palencia, aun-que en este caso se trata de una cacera de grandes fieras africa-nas que tiene poco que ver con el ambiente rural hispano.

    Sin ningn gnero de dudas, los cuchillos tipo Simancas debenadscribirse a este contexto cinegtico, y no resulta casual que un

    ejemplar de este tipo de machete junto con parte de su vaina hayaaparecido en la misma villa de Tinto Juan de la Cruz (Fig. 4) entre losmateriales amortizados despus de la destruccin de la villa[BARROSO ET AL. 2001A: 199]. Hay que sealar la aparicin en la faseprevia a esta destruccin de dos fragmentos metlicos pertenecien-tes a la cantonera de uno de estos cuchillos (probablemente delmismo de la reutilizacin) (Fig. 5), as como una punta de flecha y otrade lanza del tipo I de Caballero (Fig. 6), junto a dos hachas, diversaspiezas pertenecientes a arreos de caballera (Fig. 7 y 8) y dos cuchi-llos que parecen relacionados con un ambiente cinegtico y doms-tico tpico del modus uiuendi de la aristocracia rural romana provin-cial [IBDEM: 189]. Asimismo, los fragmentos de punta de lanza halla-dos en contextos de reocupacin en la villa alcalana de El Val y enTinto Juan de la Cruz habra que inscribirlos como elementos perte-necientes al dominus reutilizados posteriormente por el grupo debrbaros asentados en las ruinas de la villa [RASCN ET AL. 1991].

    Los siglos VI y VIIAlgo mejor, dentro de la caresta de los hallazgos de armas que

    caracteriza al panorama arqueolgico hispano, es la situacin paralos siglos VI y VII. Si en la fase precedente contbamos con el pro-

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    Fig. 3. Escudo procedente de Tinto Juan de la Cruz. Fot.o M.A.R. Fig. 4. Cuchillo tipo simancas procedente de Tinto Juan de la Cruz. Fot. M.A.R.

    Fig.5. Cantonera procedente de Tinto Juan de la Cruz. Fot. M.A.R. Fig. 6. Punta de lanza .Tipo I de Caballero. Tinto Juan de la Cruz. Fot. M.A.R.

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    Fig. 9. Infante del s V d.C. con un escudo del tipo al localizado en Tinto Juan de la Cruz. Fig. 10. Infante del s V d.C. Detalle del escudo

    Fig. 7. Freno de Caballo procedente de Tinto Juan de la Cruz. Tot. M.A.R. Fig. 8. Tope de arreo de caballera procedente de Tinto Juan de la Cruz. Fot. M.A.R.

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    Fig. 11. Elementos de adorno personal y armamento en el siglo V

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    blema de la funcionalidad de algunas de las piezas y su ms queproblemtica adscripcin al mundo brbaro, en este periodo elproblema de la funcionalidad prcticamente aparece descartadoa excepcin de los cuchillos/puales. En este caso, existen dudasrazonables que permiten afirmar que algunos ejemplares corres-ponden a cuchillos domsticos y no a armas propiamente dichas.Sin embargo, la opinin generalizada segn la cual cabe descar-tar como puales los ejemplares aparecidos en sepulturas feme-ninas debe matizarse. En los cementerios de Camino de losAfligidos y Cacera de las Ranas es habitual encontrar este tipo detiles en enterramientos femeninos. La costumbre se documentatambin en el mundo franco y parece relacionada con la expre-sin del status social del finado. En el mundo germnico se aso-cia la idea de hombre libre con la de portador de armas. Es impor-tante sealar la gran cantidad de cuchillos documentada en la lti-ma de las necrpolis citadas, nmero que supone un porcentajesignificativo (alcanza casi al 15 % del total) dentro de los ajuaresfunerarios de dicho cementerio [ARDANAZ ET AL. 1997: 443-445].

    Sin duda el arma ms llamativa de la panoplia del guerreromedieval es la espada, no tanto por su poder ofensivo (en esteaspecto su protagonismo cede ante las lanzas y las hachas decombate) como por su valor simblico como expresin de undeterminado rango social. Indudablemente el uso de las espadasdebi estar ms extendido entre los visigodos de lo que permi-ten vislumbrar las excavaciones arqueolgicas. San Isidoro, enun famoso pasaje de su Historia de Regibus Gothorum,Wandalorum et Suevorum (cap. 70) se hace eco de la destrezade los godos en el manejo de la espada y el arco, lo que conse-guan gracias al ejercicio habitual en justas y torneos.

    Y es que, en efecto, son rarsimos los hallazgos de espadas yde armamento en general en las necrpolis visigodas. Estosupone un claro contraste con lo que conocemos para el vecinomundo merovingio, al otro lado de nuestras fronteras, donde laaparicin de armas suele ser un fenmeno habitual de sus dep-sitos funerarios. La ausencia de armamento no es, sin embargo,exclusiva de las necrpolis visigodas peninsulares, sino que, porel contrario, se trata de un rasgo comn a los cementerios godosde la cuenca del Danubio o incluso de sus parientes ostrogodosen Italia.

    De la necrpolis de Daganzo procede el mejor ejemplar deespada del periodo tardovisigodo hallado en nuestra regin. Setrata de una spatha aparecida en la sepultura 11 con una hojaterminada en una gruesa espiga. Apareci junto a un cuchillo ydos puntas de lanza en lo que parece ser el depsito funerario deun guerrero (Fig. 12). Junto a la espada se document tambinla vaina de cuero con embocadura, cantonera y contera de plata.Segn sus excavadores, el conjunto vendra a fecharse en elsiglo VII [FERNNDEZ GODN-PREZ DE BARRADAS, 1931; MARTNEZSANTA-OLALLA, 1933: 30].

    Fuera del ejemplar de Daganzo slo podemos mencionar elhallazgo de una empuadura de spatha en el yacimiento de arro-yo Culebro (Legans) (Fig. 13). La pieza conserva parte del arran-que de la hoja. La espiga era una prolongacin de sta y se Fig. 12. Sphata, cuchillo y puntas de lanza (Daganzo)

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  • encontraba recubierta por unas cachas de madera que se hanconservado parcialmente y que probablemente iran despusguarnecidas con unas tiras de cuero. El extremo de la empua-dura estaba rematado por un tope plano al interior y de formapiramidal al exterior, de forma semejante a la que suelen presen-tar los ejemplares merovingios, una morfologa que lo distingue delas espadas romanas. Su hallazgo formando parte del relleno deuno de los silos proporciona una cronologa de la segunda mitaddel siglo VII [BARROSO ET AL. 2001B: 161 Y 179].

    Como tipo especial de espada hay que mencionar el sax oscramasax, un tipo de machete de un solo filo y tamao algomenor que el de una espada, pero mayor que el de un cuchillo.Se han documentado dos tamaos que quiz tengan correspon-dencia con la dualidad en la denominacin, si bien los diferentesautores suelen utilizar ambos trminos indistintamente para elmismo tipo de arma. El ejemplar procedente de Alcal deHenares posee unas dimensiones de 35,88 cm de longitud (8,34cm de mango) y 2,79 cm de anchura mxima de la hoja (Fig. 14).sta presenta seccin triangular, a diferencia de la espiga delmango que es de seccin cuadrada y termina en un tope asimis-mo cuadrado. Por el paralelo con otros ejemplares longobardos,se estima una cronologa de la primera mitad del siglo VII [ARDANAZET AL. 1997: 416].

    El guerrero de la tarda antigedad tena como principal armaofensiva la lanza y a esta regla general no escapaban tampoco losvisigodos. San Isidoro en su Historia Gothorum (cap. 69), ademsde revelar la preferencia de los godos por el combate a caballo,rinde admiracin hacia la habilidad que stos tenan en el mane-jo de las armas y afirma expresamente que combatan a caballono slo con lanzas, sino tambin con dardos.

    A diferencia de las espadas, la lanza es, adems, una de lasarmas mejor documentadas dentro de la escasez de restos de

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    Fig. 13. Empuadura de spatha (Arroyo Culebro, Legans)

    Fig. 14. Sax, Alcal de Henares

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    armamento que hemos venido comentando. En la regin madri-lea se ha documentado un ejemplar procedente del Cancho delConfesionario (Manzanares el Real) (Fig. 15). Tiene seccin rom-boidal y unas dimensiones aproximadas de 12,9 cm de longitud(5,8 cm correspondientes al enmangue) y una anchura mximade 2,1 cm [ARDANAZ ET AL. 1997: 418]. A este ejemplar hay quesumar las dos puntas de lanza ya citadas que formaban parte deldepsito funerario de la sepultura 11 de Daganzo (de 37 y 23 cmde longitud) [FERNNDEZ GODN-PREZ DE BARRADAS, 1931].

    Junto a espadas y lanzas, las hachas de combate venan acompletar la panoplia ofensiva del guerrero visigodo. Es sta unarma especialmente querida por los francos merovingios, entrelos que lleg a adquirir un carcter nacional: la francisca. La fran-cisca (Fig. 16), era un hacha arrojadiza destinada a quebrar lalnea defensiva enemiga. No es este el modelo de hacha queencontramos en un hallazgo casual en el trmino de Soto delReal (Fig. 17), hasta la fecha el del nico ejemplar documentadoen la Comunidad de Madrid [ARDANAZ ET AL. 1997: 425-426]. Setrata, por el contrario, de un hacha con pala de doble pico ytaln, de indiscutible origen romano, cuya aparicin en yacimien-tos de la Germania libera se relaciona con intercambios comer-ciales entre germanos y la Romania [KAZANSKI, 2002: 43]. Otroejemplar fue descubierto en la excavacin de los rellenos de lossilos de arroyo Culebro junto con otras herramientas de tipoagropecuario , lo que parece descartarlo definitivamente comoarma y suponer ms bien, como su propia morfologa sugiere, untipo de dolabrum [BARROSO ET AL. 2001B: 162-163].

    Queda, para terminar este captulo dedicado a las armas, refe-rirnos a los cuchillos/puales. Ya se ha comentado el problemade catalogar este tipo de piezas dentro de las armas por su posi-

    Fig. 15. Puntos de lanza procedentes de Cancho del Confesionario y de la Villa del Val.

    Fig. 16. Francisca procedente de Soto del Real).

    Fig. 17. Dolabrum, Arroyo Culebro (foto M. Torquemada).

    bilidad de uso en otras funciones bien sean stas domsticas obien cinegticas. En cualquier caso, resulta significativa la apari-cin de un numeroso lote de cuchillos en el cementerio visigodode Cacera de las Ranas (Aranjuez), donde se han documentadouna treintena de ejemplares. Encontramos otros ejemplares en lanecrpolis complutense del Camino de los Afligidos (dos pualescon enmangue de madera) [MNDEZ-RASCN, 1989: 146 y 157-

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    Fig. 18. Elementos de adorno personal y armamento en el siglo VI.

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    Fig. 19. Elementos de adorno personal y armamento en el siglo VII.

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    158] y otros cuatro (sepulturas 10, 11, 19 y 20) de la necrpolisde Daganzo [FERNNDEZ GODN-PREZ DE BARRADAS, 1931]. De estamisma necrpolis proceden otros tres cuchillos, a los que hayque sumar dos cuchillos procedentes del Cerro de las Losas (ElEspartal) [ARDANAZ ET AL. 1997: 420-421]. Es muy probable queestos ejemplares tengamos que ponerlos en relacin con otrasfunciones. En este sentido, estas piezas aparecen asociadas asilex. Su caso estara relacionado con la obtencin del fuego,siendo utilizado como estaban para obtener la chispa.

    Al lado de los cuchillos/puales hay que mencionar tambin lasvainas. Son raros los ejemplares conservados en los yacimientospeninsulares debido a la utilizacin de materiales orgnicos parasu fabricacin. Por las piezas documentadas en diversos yaci-mientos, se sabe que estaban realizados en cuero y madera aveces con refuerzos metlicos en uno o en ambos extremos. Sehan conservado, sin embargo, algunas de estas conteras de vai-nas de pual fabricadas en plata (Daganzo de Arriba) [FERNNDEZGODN-PREZ DE BARRADAS, 1931] , en oro (necrpolis de Azuqueca)o, ms comnmente, en bronce (Cacera de las Ranas, necrpoliscomplutenses) [MNDEZ-RASCN, 1989: 132 y 139] (Fig. 18 y 19).

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