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1 SAN BERNADO Y EL TEMPLE SAN BERNADO DE CLARAVAL San Bernardo nace en el año 1090 en Fontaine-les-Dijon (Francia). Sera el tercero de siete hermanos (6 varones y una mujer). Su madre muere cuando Bernardo tenía 7 años y eso sumió al joven Bernardo en un estado de tristeza permanente que parecía que nadie podía liberarlo. El apoyo de su hermana Humberlina seria crucial para salir adelante e integrarse en la vida social. En su adolescencia las ocupaciones de Bernardo se centraban en lo común de aquella época y su gusto por el estudio y la literatura, sin presagiar que más tarde tendría una fuerte vocación sacerdotal. Podemos igualar su caso al caso de otro santo de la época medieval como San Francisco de Asís. San Francisco en sus años jóvenes disfruto de los placeres y de la diversión hasta que la luz divina se derramo sobre él. Es evidente la similitud en sus vidas, ambos fundaron órdenes que desempeñaron un papel fundamental en Oriente. En Citeaux, existía un monasterio en el que se practicaba la Regla de San Benito y Bernardo sintió curiosidad por conocer esa extraña forma de entender el mundo. Empezó a sentir que todo lo que le rodeaba era demasiado trivial y por eso llego a pensar en ingresar en la comunidad del Cister. Tal fué su elocuencia a la hora de comunicar su decisión a sus familiares que 4 de sus hermanos y su tío también ingresaron en el monasterio. El joven Bernardo ya empezaba a mostrar algunos de sus dones como la elocuencia, su capacidad para atraer a los hombres a la religión, carisma...Por ello dirá el que era el terror de las madres y de las esposas.

San bernardo y el temple (1)

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SAN BERNADO Y EL TEMPLE

SAN BERNADO DE CLARAVAL

San Bernardo nace en el año 1090 en Fontaine-les-Dijon (Francia). Sera el tercero de siete hermanos (6 varones y una mujer). Su madre muere cuando

Bernardo tenía 7 años y eso sumió al joven Bernardo en un estado de tristeza permanente que parecía que nadie podía liberarlo. El apoyo de su hermana Humberlina seria crucial para salir adelante e integrarse en la vida social.

En su adolescencia las ocupaciones de Bernardo se centraban en lo común de aquella época y su gusto por el estudio y la literatura, sin presagiar que más tarde tendría una fuerte vocación sacerdotal. Podemos igualar su caso al caso de otro santo de la época medieval como San Francisco de Asís. San Francisco en sus años jóvenes disfruto de los placeres y de la diversión hasta que la luz divina se derramo sobre él. Es evidente la similitud en sus vidas, ambos fundaron órdenes que desempeñaron un papel fundamental en Oriente.

En Citeaux, existía un monasterio en el que se practicaba la Regla de San Benito y Bernardo sintió curiosidad por conocer esa extraña forma de entender el mundo. Empezó a sentir que todo lo que le rodeaba era demasiado trivial y por eso llego a pensar en ingresar en la comunidad del Cister. Tal fué su elocuencia a la hora de comunicar su decisión a sus familiares que 4 de sus hermanos y su tío también ingresaron en el monasterio. El joven Bernardo ya empezaba a mostrar algunos de sus dones como la elocuencia, su capacidad para atraer a los hombres a la religión, carisma...Por ello dirá el que era el terror de las madres y de las esposas.

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El padre Esteban Harding abad del Cister en aquella época, aprecio claramente los rápidos progresos del joven y junto a otros hermanos le encomendó la misión de levantar un monasterio en Langres. La belleza del lugar, la región, los boscosos árboles y la luminosidad hizo que Bernardo adoptara el apellido de Claraval desde aquel momento. Su dedicación, su entrega traspasó los muros del monasterio y pronto su fama se fue extendiendo, Claraval se convertiría en un refugio de espiritualidad y muchos hombres vecinos de la región, tomarían los hábitos para estar cerca del santo.

Su poder de persuasión, su sabiduría y los rumores de milagros atribuidos hacen que se

convierta pronto en una autoridad, su opinión comenzó a ser imprescindible para el pueblo las autoridades políticas, eclesiásticas requerían de su presencia para tratar cualquier tema:

• Participó en la rectificación del peligroso cisma que atormentaba a la Iglesia a raíz de la sucesión papal entre Anacleto II e Inocencio II, manifestando su apoyo a quien consideraba mejor para ese puesto: Inocencio II.

• La jerarquía eclesiástica le manda predicar en las zonas de la herejía albigense se hace fuerte, especialmente en Toulousse. Siendo difícil la empresa Bernardo logra resturar temporalmente el poder católico en esa zona.

• La convocatoria de la 2º cruzada fue igualmente importante. Fue un encargo personal de Eugenio II uno de sus grandes amigos. Su elocuencia fue tal que gran parte de la nobleza se ofreció a luchar contra los musulmanes, si bien los resultados de aquella cruzada fue un rotundo fracaso dado el comportamiento de los cruzados, muchos de la nobleza instaron a las autoridades eclesiásticas que reprendieran a Bernardo, puesto que fue su defensor e instigador para llevarla a cabo, si bien la elocuencia de Bernardo se volvió a manifestar para acusar abiertamente de que las derrotas fueron causadas por el comportamiento de los cruzados, y su ausencia de humildad y de solidaridad.

Murió el 20 de Agosto de 1153. Pocos años después en 1174 seria canonizado. Su labor dentro de la Iglesia fue fabulosa. Reputado doctor en materias teológicas, crítico

heroico de la frivolidad y de las modas, defensor de los pobres, difusor del culto a la virgen,

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guía espiritual de la MILITIA CRHISTI –CABALLEROS DEL TEMPLE. Con él la Orden del cister alcanzará prestigio y popularidad y se llegó a fundar alrededor de 70 monasterios.

DOCTRINA DEL MONJE CISTERCIENSE

La vida de San Bernardo siempre estuvo unida a la vida militar. De ahí que su filosofía

nunca estuviera ajena a una apología del sentido heroico del cristianismo y que participara en diversos documentos ligados al Temple, tal como revela sus epístolas, el santo mantuvo siempre en contacto con la Orden.

Su padre, Tescelin Sorrel era un miles. Sus cinco hermanos decidieron seguir la vía de las armas. San Bernardo optaría por dejar este camino para seguir el camino eclesiástica en 1112.

Al inicio de la segunda cruzada (1147-1149) proclamada por Eugenio II San Bernardo desempeñará un papel activo que se expresara entre otros gestos, en la predicación de la cruzada en distintos lugares de Europa: Alemania, Francia, Baviera, y Flandes.

Para San Bernardo el poder espiritual y el poder temporal pueden y deben reunirse para

andar el camino hacia Dios: “Las dignidades reales y las sacerdotales no pueden ser un lazo de unión más dulce, más

bello o más poderoso que el hecho de que ambas se encontraran unidas en la persona del

Salvador el cual deseo nacer en las tribus de Leví y de Judá a fin de que pudiera ser a la vez

nuestro sacerdote y nuestro rey. Además el combinó y enlazó esos dos poderes en su cuerpo

místico, que es pueblo cristiano, llamado en consecuencia por el apóstol “raza elegida,

sacerdocio real (1 Pe 2,9)”.

Además Bernardo recuerda que todos aquellos que están destinados a la gloria tienen titulo de reyes y sacerdotes / Ap. 1,6.

La característica de su pensamiento es la valoración de la humildad y de la sencillez. Al renegar de la fastuosidad de lo material. Hace de la sencillez una virtud. Estas ideas se encuentra además recogidas en la Regla de los Pobres Caballeros de Cristo, en el LIBER AD MILITIES TEMPLI: De Laude Novae Militae. Aparecen también en su abundante correspondencia.

Esta idea del mundo material vinculada a lo espiritual se funda en la primordialidad del contenido frente a lo engañoso de las formas. Fue muy crítico con quienes abusaban de su posición, y jamás utilizo su posición para adquirir bienes o privilegios:

Noto que crees que los bienes de la Iglesia son tuyos...

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Aquello que supera a una mesa sencilla y a un traje modesto debe considerarse sacrilegio

y robo....

Un último aspecto filosófico a destacar de la filosofía de San Bernardo es su culto

fervoroso a Jesucristo y a la Virgen María. Fué uno de los principales impulsores de la devoción a la Virgen. En Su obra encontramos miles de ejemplos que aluden a ambos.

SOBRE EL SENTIDO ESPIRITUAL DE LA BATALLA

De los simbolismos más importantes que encontramos en la obra de San Bernardo es la que atañe al concepto de BATALLA. En la Eda Media era normal vincular este simbolismo a la vida diaria y a la vida espiritual.

El arquetipo es el guerrero, que representa el sentido activo y viril. Es quien posee la fuerza y la voluntad que ordenan el mundo de los hombres. Su papel en la sociedad es proteger el Reino en general pero además especialmente a los débiles (mujeres, niños, ancianos).

La guerra es el lugar donde se enfrentan los miedos, los aspectos negativos del ser, al fin de consolidar la disciplina interna. Toda confusión debe ser aniquilada, pues allí mora la debilidad.

La senda espiritual exige lo mejor de uno, el sacrificio constante, incluso la propia vida. Para renacer a la dimensión espiritual debemos despojarnos del pasado, de los hábitos y seguridades para seguir a Cristo con toda el alma y para siempre.

Pero antes de ir al campo de batalla es necesaria la preparación, Se debe acudir al combate purificado para hacer más efectivo los beneficios emanados de la batalla. No olvidar llevar el escudo símbolo de repliegue para triunfar. La espada símbolo de rectitud, intrepidez, virilidad;

Y el arco y la flecha signos de altura y rapidez. San Agustín establece dos Jerusalén o ciudades de Dios (la celestial y la terrenal) puede

decirse también que existen dos caballerías: La terrenal la q libra la batalla por la fe en nuestro plano de realidad ( la futuwwab de los

musulmanes) y la otra la espiritual. Para acceder a esta debemos ser participes de la terrenal. Los caballeros templarios se encontraban en tal vía.

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LA “MILITIA CHRISTI” CONCEPTO Y FUENTES

Militia Christi, Milicia de Cristo fue el nombre que San Bernardo dio a los templarios con la finalidad que estos se constituyeran en el brazo armado del Salvador sobre la tierra. Poco a poco los especialistas van entendiendo que los templarios no solo se constituyeron para defender a los peregrinos que se dirigían a Jerusalén.

El término Militia Christi, en voz del monje cisterciense, debe entenderse en un sentido amplio. Los templarios deben considerarse como instrumentos de la voluntad divina, la q se desenvuelve en una lucha dual: interna y externa. El monje soldado debe dirigir su voluntad de desapego tanto en el campo de batalla interior (las sombras del alma) como al exterior (donde mora el enemigo visible).

Hoy es difícil comprender y desarrollar esa doble vertiente. En la Edad Media el camino de la guerra se consideraba y se apreciaba como profundo sendero espiritual, representaba el medio para la sabiduría y el acercamiento a Dios.

La Orden del Temple será la mejor expresión de este espíritu medieval. En un solo cuerpo se reunía lo pasivo (sacerdotal) y lo activo (heroísmo). La imagen del sello templario con los dos caballeros montados en el mismo corcel, representa la unidad de la Cruz y la espada. Son las dos potestades eclesiásticas y militar. El equino es el Verbo de Dios, el logos primordial, la sustancia que es el sustento de la Iglesia y del Imperio. Su interpretación secundaria es el símbolo de la pobreza y de la camaradería.

Encontramos diversas fuentes que indican esta doble vertiente de la Milicia de Cristo: 1) LA BIBLIA, ANTIGUO TESTAMENTO: SALMO 89, 19 /SALMO 45, 4-7.... NUEVO TESTAMENTO: San Pablo muestra más claramente la similitud entre milicia y

servicio cristiano. San Bernardo también utilizara en sus predicaciones y oratorias esta necesidad. 2) LA TEOLOGIA Y OS USOS RELIGIOSOS. Hoy se cuestiona la guerra santa o la guerra justa como se concebía en el medieveo. Desde

esta perspectiva no podemos analizar con objetividad la manera de pensar y de actuar en aquella época.

El mundo medieval se basaba en la teocracia-gobierno de Dios- visión que cambiará a partir del Renacimiento cuando el hombre se yergue como centro del universo. La vara que media todas las cosas era Dios. Y la religión. El ser humano debía de cumplir con los mandatos de Dios y de la Iglesia.

Los conflictos se resolvían en las guerras, y quien ganaba se consideraba como merecedor de la verdad y de la justicia, Dios estaba de su lado.

De entre los que abogaban la guerra justa se encontraba San Ambrosio (34º-397) o San Agustín (354-430, EN LA Ciudad de Dios ofrece materiales para la elaboración de una teoría sobre la guerra justa: son justas las guerras que vienen de las injusticias). San Gregorio Magno (540_604) declara la autonomía del poder espiritual respecto del poder temporal y la primacía del papado frente a toda autoridad.

La coronación de los reyes estaba sujeta por mandato divino, quien se proclamaba rey estaba implicado en una ceremonia con la presencia de la autoridad eclesiástica, el juramento ante del monarca aseguraba que el Estado se comprometía a defender a la Iglesia, obligaba a si a desempeñar un papel activo contra los enemigos del cristianismo.

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Para la mayoría de los autores citados, la guerra necesitaba limitaciones, y solo podría justificarse como medio para llegar a la paz. Para San Bernardo había q buscar otros medios de persuasión para llegar a la paz, un cristiano debía intentar evitarlos, pero si no se lograba, entonces era factible la guerra. Para el santo la guerra entre cristianos era justa cuando estaba en peligro la unidad de la iglesia y era justa contra judíos, paganos, herejes,,,y ha de evitarse la violencia porq la verdad no se impone con la fuerza.

3)LA RAZÓN NATURAL. Expresión de la sabiduría divina en el hombre. En algunas situaciones es factible la

utilización de la guerra por ejemplo la conservación de los lugares santos, se considero hecho lógico para mantener una guerra o la protección de los peregrinos. La lucha religiosa no era pecado si se trataba de matar infieles. Así lo expone el propio san Bernardo en el segundo capítulo de su LIBER AD MILITES TEMPLI:

4. Pero los soldados de Cristo combaten confiados en las batallas del Señor, sin

temor a pecar cuando vencen al enemigo ni por poner en peligro la propia vida, porque

la muerte que se da o recibe por amor de Cristo, lejos de ser criminal, es digna de mucha

gloria. Consiguen además dos cosas: por una parte, se hace una ganancia para Cristo, por

otra es Cristo mismo lo que se adquiere; porque este recibe gustoso la muerte de su enemigo

en desagravio y se da con más gusto aún a su fiel soldado para su consuelo.

Así, el soldado de Cristo mata seguro a su enemigo y muere con mayor firmeza. Se

sucumbe, sale ganador; y si vence, gana Cristo, porque no lleva sinrazón la espada,

pues es ministro de Dios para ejecutar la venganza sobre los malos y defender la virtud

de los buenos. Por otra parte, cuando mata a un malhechor no debe ser conceptuado por

homicida, sino, por decirlo de alguna manera, por malicida, por el justo vengador de Cristo

en la persona de los pecadores y defensor de los cristianos. Y cuando él mismo pierde la vida,

alcanza su meta. La muerte que él causa es un beneficio para Cristo y la que recibe de él es su

dicha verdadera. Un cristiano se honra en la muerte de un pagano porque Cristo es

glorificado en ella y la libertad del Rey de reyes se pone de manifiesto en la muerte de un

soldado cristiano pues llama al soldado para ofrecerle su recompensa......

UNA COMUNIDAD DE MONJES GUERREROS

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Una de las principales características de la Orden del Temple fue unir el aspecto marcial con el sacerdotal. De ahí que mucho califiquen a los templarios como monjes guerreros resaltando su vertiente monacal por encima de su vertiente heroica, otros consideran por encima su vertiente heroica de forma primordial.

Los Pobres Caballeros de Cristo no eran solo guerreros, ni tampoco exclusivamente sacerdotes. En torno a si mismos reunían ambas cualidades. Esta será una de las causas que generarían más problemas a la orden porque el Temple se transformo en un tercer poder q no sería bien visto ni por sectores de la realeza ni de la Iglesia.

SAN BERNARDO COMO GUIA ESPIRITUAL DEL TEMPLE

La presencia de San Bernardo hizo que la Orden del Temple fuera algo más que una simple milicia, que desde sus primeros momentos hizo contribuyo a la elaboración de un sello espiritual que la caracterizará.

Es difícil separar la historia del Temple de la figura de San Bernardo, es imposible comprender los elementos de aquella congregación medieval sin comprender el pensamiento del abad cisterciense:

Año del señor de 1118. Los cruzados occidentales gobiernan Jerusalén bajo el mandato del Rey Balduino II. Es primavera y nueve caballeros, con Hugo de Payns a la cabeza, y a similitud de los ya existentes "Caballeros del Santo Sepulcro", fundan una nueva orden de caballería, con el beneplácito del rey de la ciudad. Han nacido los Templarios.

El primer Maestre (que no Gran Maestre, como se repite a menudo erróneamente) Hugo de Payns, nació en un noble caserío cercano a Troyes hacia el año 1080. Con una sólida educación cristiana y un hábil manejo de las armas, sintió desde muy joven la misma vocación de monje que de soldado.

Probablemente se alistó en la Primera Cruzada antes de haber cumplido los veinte años, enrolado quizá entre las tropas del conde Hugo de Vermandois, hermano de Felipe I, Rey de Francia. Es durante dicha cruzada de desbordante fe, cuanto el joven Hugo se da cuenta de que es posible aunar sus dos vocaciones con la creación de una nueva orden religioso-militar, la primera de estas características, destinada al servicio en Tierra Santa. En medio de aquel ejército cristiano, no tardó en encontrar otros ocho compañeros que participaran de su ideal y concepción de la vida.

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En 1127, el Maestre Hugo de Payns, una vez obtenida la aprobación de los Templarios por el Patriarca de Jerusalén, preparó un viaje a Roma con el fin de obtener una definitiva aprobación pontificia, y que de ese modo el Temple se convirtiera en Orden militar de pleno derecho. Balduino II, regente de Jerusalén, escribió al entonces Abad de Claraval, Bernardo, para que favoreciese al primer Maestre de la Orden ante la Iglesia.

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San Bernardo de Claraval, uno de los iniciadores de la Orden monacal del Císter en Francia, era a sus veinticinco años unA personalidad espiritualmente arrolladora, activísimo trabajador, que funda numerosos monasterios, escribe a reyes, papas, obispos y monjes, redacta tratados de teología, está siempre en oración y batallando a los enemigos de la fe romana. Tenía además, dos pariente próximos entre los nueve fundadores del Temple (Hugo de Payns y Andrés de Montbard, que era su tío), por lo que parece probable que tuviese ya noticias de la fundación de la nueva agrupación de monjes-soldados. Así pues, como esta nueva Orden colmaba su propia idea de sacralización de la milicia, recibió con todo entusiasmo la carta del rey Balduino y se convirtió en el principal valedor del Temple.

Concilio de Troyes

Por el momento, los Templarios habían recibido de los canónigos del Santo Sepulcro la

misma Regla de San Agustín que ellos profesaban, pero el abad de Claraval deseaba algo más próximo y original para sus nuevos protegidos. Lo primero que hizo fue gestionar a favor de su pariente Hugo de Payns y los cuatro templarios que le acompañaban, una acogida positiva y cordial por parte del Papa Honorio II, a quien los fundadores del Temple estaban a punto de visitar en Roma. De acuerdo con la propuesta de Bernardo, en la primavera de 1228, se celebró un concilio extraordinario en Troyes, con nutrida asistencia de prelados franceses y de territorios próximos: dos arzobispos, diez obispos, siete abades, dos escolásticos e infinidad de otros personajes eclesiásticos, todo ello bajo la presidencia de un legado papal, el cardenal Mateo de Albano.

El hábil abad Bernardo, que de una manera u otra estaba vinculado a la mayoría de los asistentes, expuso los principios y primeros servicios de la Orden, y luego supo responder con prontitud a todas las preguntas que le fueron formuladas. El Concilio de Troyes, tras varias semanas de interrogatorios y deliberaciones, aprobó a la Orden del Temple con entusiasmo, como una especie de institucionalización de la Cruzada. De esta manera quedó establecida "oficialmente" la Orden del Temple. El concilio pidió a los nobles y a los príncipes que ayudasen a la nueva

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fundación y encargó a Bernardo de Claraval que redactase para una Regla original para los Templarios.

La decisión de San Bernardo fue la de adaptar al Temple la dura Regla del Cister, con arreglo a la cual la Orden militar organizó su vida monacal. Los Templarios, en cuanto monjes en sentido pleno, debían pronunciar los votos de pobreza, castidad y obediencia, más un cuarto voto de contribuir a la conquista y conservación de Tierra Santa, para lo cual, si fuera necesario, darían gustosos la vida.

LA REGLA PRIMITIVA O LATINA

Algunos historiadores creen que la Regla templaria no se redacto en Francia si no q ya

estaba configurada desde los primeros años en Jerusalén. Según estos datos la Regla seria ratificada en en Concilio de Troyes. Otros dicen que la elaboró San Bernardo y que el clérigo Juan Miguel se ocupó de levantar acta y firmarla como secretario. Otros niegan su existencia.

La Regla consta de 72 artículos y con el tiempo se realizaron algunas modificaciones, En sus primeras líneas ya se observa el carácter esencial de los templarios: el

desprendimiento de la voluntad personal para entregarse por entero a Cristo:

Dirigimos, en primer lugar, este discurso a todos aquellos que tienen la generosidad de renunciar a su propia voluntad y de desean afiliarse con una pura intención en la milicia del verdadero y del soberano Rey, para animarles en el deseo que ellos tienen de armarse con la armadura de la obediencia, para observarla con gran atención y cumplirla hasta el final con perseverancia. Entonces, vosotros, que habéis seguido hasta aquí, no por servir a Jesucristo, sino por vuestros intereses particulares, la milicia secular, os exhortamos con toda la humanidad posible a reuniros prontamente a ésos que el Señor ha elegido entre la masa de perdición, y que Él ha reunido juntos por su gracia, para la defensa de la Santa Iglesia.

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Así, cualquiera que seáis, ¡oh! Caballeros de Jesucristo, que elegís esta santa sociedad, debéis aportar un celo puro y una perseverancia sin descanso en vuestra profesión, que Dios ha distinguido por marcas tan nobles, tan santas y tan elevadas; de obtener la misma felicidad que los caballeros que han dado sus vidas por Jesucristo. Es la que ha hecho reflorecer y revivir la orden militar entre aquellos que, sin ninguna consideración para la justicia, no buscaban defender a los pobres y las iglesias, como era su deber, sino crear violencia, botines y muertes. Así, es para nosotros un gran favor que Nuestro Señor nos haya conducido de la Santa Ciudad a los confines de Francia y de Borgoña, nosotros, sus amigos, que por nuestra salud y para la propagación de la verdadera fe no cesamos de ofrecer a Dios nuestras almas como hostias agradables a sus ojos

Capítulo XXXIII

Que ninguno se ponga en marcha por voluntad propia

Conviene a los caballeros que no ansían nada más que complacer a Jesucristo rendir obediencia sin cesar al maestre, por el servicio del que hacen profesión y por la gloria de la soberana beatitud, o en el temor del tormento eterno. Así deben rendir esta obediencia de tal manera que, cuando el maestre hay ordenado alguna cosa, o ése a quien el maestre hay dado el encargo, la ejecuten sin demora, como si tuvieran una orden expresa de Dios. Es por eso que la verdad misma ha dicho: “Nada más ha oído, me ha obedecido” (Salmo 17, 45).

Según el texto reglamentario, entre las virtudes de un caballero de la Orden destacan: la obediencia, la diligencia y la perseverancia. El papel de la obediencia es fundamental en toda orden religiosa, como se aprecia en la Regla de San Benito, a la cual seguirá en muchos aspectos la de los templarios.

Dejar la propia voluntad, la obediencia, es el sustento mismo de la institución militar y sacerdotal, camino obligado para quien desee transcender las tinieblas interiores. Lo fundamental es la Orden, y su magna misión, no el individuo, este no debe pretender recibir recompensa. Su satisfacción será participar en una fraternidad cuya lucha no es soilo de este mundo, si no por la Jerusalén celestial.

El odio o la venganza debe apartarse del alma., San Bernardo argumentaba en un guerra justa como la de los cruzados la violencia solo se debe utilizar cuando sea necesario cuando es la única vía para defender la religión y para reparar la justicia divina. Evitar la ostentación es otra meta del Temple. Las vestiduras deben mantenerse sin riquezas y sin ningún símbolo de orgullo.

Estas consideraciones demuestran el carácter sacerdotal-heroico de la Orden, muy diferente a otras órdenes. Pero tampoco como algunos creen la única vía del guerrero.

LIBER AD MILITIES TEMPLI. DE LAUDE NOVAE MILITIAE

De laude novas militiae como Templos milites ("Elogio de la nueva milicia") fué compuesta entre 1128 , el año de el Concilio de Troyes , y en 1136 , el año de la muerte de Hugo de Payens , el Maestro de los Templarios , que se dedican a la obra, como exhortatorius

Sermo como Templos milites , tomando la expresión de Fantasma en el prólogo de la obra.

Término se utiliza malicidio para aclarar el papel de los guerreros cristianos: la milites

Christi no puede cometer asesinato (ya que el quinto mandamiento prohíbe), sino el bien de erradicación del mal lo requiere. Entonces se le ocurre este término "matar al nell'infedele

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mal", para justificar el asesinato que cometió a los guerreros de Cristo. Es obvio que esta actitud está mal, pero no tanto en la cultura medieval. Eran ministros de Dios "para la

venganza de los chicos malos y alabanza de los buenos" . Bernard desprecia caballería , de la que viene el resto, y los sueños de canalizar el espíritu violento al servicio de Dios .

Hugo de Payns, el primer Maestre de la Orden del Temple, le había solicitado a San Bernardo que escribiera a los templarios unas letras, con la idea de confortarlos ante la difícil situación en la que vivían, no conscientes aún de la “legalidad espiritual” de su Orden. El fundador del Cister se hizo de rogar hasta tres veces, pero la espera daría, como veremos, sus frutos. No es de extrañar la tardanza de Bernardo. Si bien el monje la atribuye a que no deseaba que lo tildaran de precipitado, es fácil suponer que no tenía muy clara la viabilidad, dentro de la realidad teológica del momento, de esa nueva vía, monástica pero militar, para alcanzar la “Jerusalén celeste”. Hasta ese momento, el ideal monástico era el único camino, estando terminantemente prohibido a los monjes derramar sangre, ni siquiera la de los enemigos de la Cristiandad. Bernardo –en palabras de Cósimo Damiani Fonseca– al contrario que los círculos gregorianos, no considera el uso de las

armas lo más adecuado para la expansión de la Iglesia.

A través de esta obra San Bernardo deja constancia clara de su pensamiento sobre la vida heroica y la vida sacerdotal. El termino MILITIES/MILITIES TEMPLI Y NOVAE MILITIAE constituyen el centro de la obra del cisterciense.

De laudae novae militiae ad milites Templi consta de dos partes claramente diferenciadas. En la primera, Bernardo describe la misión del templario, justificando la existencia del monje-caballero. En un tono ciertamente apologético, califica la milicia templaria como algo extraordinario, nunca visto en los siglos anteriores. En ella, los caballeros libran a un tiempo dos combates: contra la carne y la sangre y contra el espíritu de la malicia. Este doble combate es lo que se resalta, pues el hecho de que los

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monjes luchen contra el pecado y los vicios, y los caballeros contra los enemigos, cada uno por su parte, no tiene tanto mérito, pero sí el que ambas luchas confluyan en el mismo combatiente. Este soldado está armado por la fe, del mismo modo que su cuerpo lo está con la armadura. A continuación hace un elogio del valor del templario, que no teme a la muerte, que incluso la desea, porque la muerte lo unirá a Jesucristo. Es, pues, una justificación del martirio y, al mismo tiempo, una justificación de la guerra contra los infieles, pues el templario, mate o muera, nunca será un homicida, sino un soldado de Cristo. Esto es la guerra santa. Sin embargo, la caballería secular, frívola, que piensa más en los adornos y las joyas que en la religión, no tiene salvación, porque el caballero secular, si mata a un adversario, encuentra su condena, igual que si muere en la pugna. Pero los templarios, los caballeros de Cristo, como luchan sólo por los intereses de Cristo, no incurren en pecado alguno, ya que, si matan, matan a un enemigo de Cristo y, si mueren, lo hacen por Cristo. Luego describe la vida cotidiana del caballero templario, en un tono ciertamente exagerado: su disciplina, la pobreza en la que viven, la castidad que practica, etc. La segunda parte de De laude... es una especie de recorrido turístico por Tierra Santa. San Bernardo va haciendo reflexiones sobre los diversos lugares relacionados con la vida de Jesucristo: Belén, Nazaret, etc., la vigilancia de los cuales, para proteger a los peregrinos, estaba encomendada a los templarios. Estas reflexiones tienen por objeto provocar que los templarios sean conscientes de la importancia de su misión en Palestina. No podemos cuantificar la influencia que pudo tener esta obrilla bernardiana en lo que respecta a la captación, para la Orden templaria, de nuevos hermanos. Seguramente no sería nada despreciable. De laude... y la Regla muestran con claridad el ideal que insuflaba a los templarios. Son personas de profunda fe, vigorosos y valientes combatientes, disciplinados soldados en la batalla y humildes monjes en el convento, con una vida

verdaderamente ascética, más por la dureza de los servicios que debían cumplir que por la práctica del ascetismo corporal. Ciertamente, como monjes que son tienen que prescindir de todo lujo superfluo, porque

deben combatir permanentemente los vicios del cuerpo y del espíritu, pero también son soldados, y necesitan estar bien alimentados para no desfallecer en la batalla. Practican la hospitalidad y la caridad con los necesitados, aunque su fin no sea estrictamente ése, sino el patrullaje de los caminos y el combate contra los musulmanes. Sin embargo, a nuestro juicio, es la tarea militar la función primordial.

A pesar de que San Bernardo se asombre por la conjunción, en la misma persona, del ideal monástico y del militar, son los servicios de armas los que ocupan la mayor parte de su tiempo, asistiendo sólo cuando el servicio lo permite a los oficios religiosos, algo impensable en un monje cisterciense, por ejemplo.

De cualquier manera, estamos ante una militarización de la vida monástica si se prefiere que responde perfectamente a las necesidades de la Iglesia en

ese momento. La Orden del Temple, y posteriormente las otras Órdenes militares, son la expresión más

apropiada de la “Militia Dei”, en contraposición a la “Malicia Mundi” que representa la caballería secular.

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MILITES: combatiente guerrero, también sed entiende como trabajo humilde, servicio. Al sacrificio de la lucha; la batalla interior/exterior. Pero deben rendir un servicio a la

comunidad . Deben hacer de la humildad su propia virtud. MILITES TEMPLI: Admite dos sentidos. Uno guardianes y defensores de tierra santa, a los

peregrinos, por otro su carácter de privilegiados depositarios de la influencia espiritual. El Concilio de Troyes se creó para validar a la Orden, específicamente, por lo que la propia Iglesia

Le concedió privilegios y una atención preferencial, como la concesión de la exención de cargas tributarias, independencia económica y organizativa, etc

NOVAE MILITIAE: San Bernardo era consciente de que la Orden del Temple implicaba

necesariamente una nueva formación espiritual. El primer capítulo asi lo refiere “ un nuevo género de milicia acaba de nacer,.....”Y se ha de caracterizar por el doble combate que ha de librar no una guerra solo entre hombres, si no además, contra fuerzas sutiles enemigas de Dios. Une dos espadas la suma del poder espiritual, y el poder temporal. San Bernardo pretende implantar el arquetipo del sacerdote-guerrero y quiere que se modelo nazca con Gugo de Pyns a quien llama soldado de Cristo:

“He aquí los hombres fuertes que el Señor ha ido eligiendo desde un confín a otro del

mundo, entre los más bravos de Israel para hacerlos soldados de su escolta, a fin de guardar

el lecho del verdadero Salomón, o sea el Santo Sepulcro, en cuyo derredor los ha puesto para

estar alertas como fieles centinelas armados de espada y habilísimos en el arte de la

guerra.”...

LA REGLA DEL TEMPLE. CONTEXTO Y CARACTERISTICAS

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Toda la aportación espiritual de San Bernardo al Temple es de sobra conocida anque algunos intenten cuestionarla o llenarla de matices que la manipulan o la desvirtúan. Para entender la Regla del Temple asi como todo el tratado sobre la nueva milicia, hay que entender el contexto sociopolítico de la época. Moviéndose en un contexto bélico en torno a Tierra Santa y también en torno a la propia idiosincrasia de la época. En los monasterios raro era el monje que no tenía un padre, hermano, pariente o que el mismo no hubiera sido combatiente, o que no hubiera sido caballero. En las conversaciones claustrales las conversaciones eran frecuentes y hasta con un cierto grado de admiración.,

Todo el bagaje religioso en torno a la guerra y la milicia espiritual nace de ese contexto, los monjes del Cister primitivo vivían y pensaban conforme a la mentalidad de su tiempo, envueltos en la misma historia.

Los fundamentos del Cister se hayan unidos a 3 fuentes importantes: La Regla de San Benito

Los Documentos Primitivos del Cister

Gran Exodio del Cister.

La Regla de San Benito era el manual espiritual básico de todos los monjes, cenobitas y para la organización de un monasterio. En los siglos XI Y XII el monacato se regía en torno a ella. Los monjes cistercienses supieron extraer de su regla la gran sabiduría q contenía y la emplearon en la vida espiritual y en la vida organizativa de sus comunidades. En el prologo contiene frases que recogen la tradición del cristiano como Soldado de Cristo. San Bernardo lo que hizo de la Regla del Temple fue adaptarla a esos parámetros. De ahí en su tratado de la Nueva Milicia:

3 Quienquiera que seas, te dirijo mi exhortación a ti que, renunciando a tu voluntad,

tomas las ilustres y heroicas armas de la obediencia para militar bajo Cristo Señor y

verdadero rey.

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Si queremos habitar en su reino, no llegaremos a él si no adelantamos en buenas

obras.23

Pero preguntemos al Señor con el profeta diciéndole: ¿Señor, quién puede

hospedarse en tu tienda y habitar en tu monte santo? 24

Y oigamos, hermanos, al Señor que

nos responde y nos enseña el camino de su casa 25

diciendo: El que procede honradamente y

practica la justicia. 26

El que tiene intenciones leales y no calumnia con su lengua. 27

El que no

hace mal a su prójimo ni difama al vecino. 28

El que, cuando el diablo malvado le insinúa

algo, considerándole despreciable, rechaza de su corazón al diablo con su insinuación y,

agarrando hasta sus más pequeños pensamientos, los estrella contra Cristo..... 39

Al preguntarle al Señor, hermanos, por el que ha de habitar en su morada, hemos oído

sus condiciones: cumplir los deberes del morador de su casa. 40

Por tanto, debemos disponer

nuestros corazones y nuestros cuerpos para militar en la santa obediencia de sus preceptos. 41

Roguemos al Señor nos dé la ayuda de su gracia para superar lo que exceda a nuestra

naturaleza. 42

Y si, huyendo de las penas del infierno, queremos llegar a la vida eterna, 43

mientras haya tiempo, estemos en este cuerpo y podamos cumplir todas estas cosas a la luz

de la vida, 44

debemos apresurarnos y poner por obra lo que eternamente más nos

aprovechará....

Cap 1

1 Es sabido que hay cuatro clases de monjes.

2 La primera es la de los cenobitas, es decir

los que viven en un monasterio y militan bajo una regla y un abad.....

Cap2

Porque tanto el esclavo como el libre, todos somos uno en Cristo y prestamos un mismo

servicio bajo el único Señor, porque Dios no es parcial con nadie...

cap 58

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y se le dirá: «Esta es la ley bajo la que quieres militar. Si puedes observarla, entra. Pero,

si no puedes, vete con libertad».... Podemos observar un lenguaje claramente militar y de arenga propio de la época.

Muchosa monjes fueron caballeros, combatientes, militaban en órdenes y apsaron al moncato para redimirse de sus pecados. Muchos santos lo fueron y el mismo San Pablo también expresa en sus cartas este carácter militar o de milicia.

Prologo de la Regla del Temple

Dirigimos, en primer lugar, este discurso a todos aquellos que tienen la generosidad de renunciar a su propia voluntad y de desean afiliarse con una pura intención en la milicia del verdadero y del soberano Rey, para animarles en el deseo que ellos tienen de armarse con la armadura de la obediencia, para observarla con gran atención y cumplirla hasta el final con perseverancia. Entonces, vosotros, que habéis seguido hasta aquí, no por servir a Jesucristo, sino por vuestros intereses particulares, la milicia secular, os exhortamos con toda la humanidad posible a reuniros prontamente a ésos que el Señor ha elegido entre la masa de perdición, y que Él ha reunido juntos por su gracia, para la defensa de la Santa Iglesia.

Así, cualquiera que seáis, ¡oh! Caballeros de Jesucristo, que elegís esta santa sociedad, debéis aportar un celo puro y una perseverancia sin descanso en vuestra profesión, que Dios ha distinguido por marcas tan nobles, tan santas y tan elevadas; de obtener la misma felicidad que los caballeros que han dado sus vidas por Jesucristo...

Regla de los Pobres Caballeros del Templo en la Santa Ciudad

Capítulo I

De qué forma deben escuchar el oficio divino

Vosotros que habéis renunciado a las voluptuosidades, así como los otros que por la salud de sus almas ejercen con vosotros durante un tiempo en la caballería al servicio del Señor con caballos y armas, todos vosotros debéis ser exactos en escuchar con un corazón puro y devoto los maitines y todo el servicio entero, según la institución canónica, y la costumbre de los doctores regulares de la Santa Ciudad.

Venerables hermanos, puesto que habéis despreciado la vida presente y no hacéis caso del tormento de vuestros cuerpos, y habéis dicho adiós eterno al mundo, y despreciáis el furor, por el amor a Dios, os conviene singularmente, después de haberos alimentado y saciado del divino alimento, y haberos fortificado y proveído de los preceptos del Señor después de la celebración del misterio divino, no tener ningún pavor a la aproximación del combate, sino estar preparados a recibir corona....

La obediencia y la humildad generan virtud, opuesta a la coidicia, a la prepotencia y al poder del dinero, la aceptación de una condición humana redimida y salvada por la gracia

El Gran Exodio del Cister

Se recrea un ambiente histórico veraz y explica cómo eran las relaciones entre los distintos estratos de la sociedad medieval. Se entiende asi q san Bernardo no le resulte difícil llegar al corazón de los caballeros y exponerles muchas ideas q tenían los monjes y como el Gran Exodio contribuirá al saneamiento moral y ético del orden de caballería.

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Estos textos y otros del cister recogen o representan una apología de su espiritualidad. Recogen todo el movimiento monacal y espiritual que aconteció en esa época reflejado por personajes reales que vivieron en una línea del tiempo histórica y temporal concreta. Gracias a los cuales se conoce y se entiende el Cister.

Con la regla del Temple ocurre lo mismo.

El origen de la orden estuvo a cargo de 9 caballeros a la cabeza de Hugo de Pyns. Para defender a los peregrinos de tierra santa. Todos pronunciaron los votos de obediencia, castidad, pobreza y un cuarto voto de defender a los peregrinos. Algunos de ellos como Hugo de Pyns era sobrino de San Bernardo, Andrés de Montbard, tio de Bernardo. Estaban fundamentados los lazos de amistad entre San Bernardo y los Pobres Caballeros de Cristo.

La institución de la Orden se hace en un Concilio, Troyes en 1128, con la presencia de abades, obispos, arzobispos, y con la presencia de San Esteban Harding, abad del Cister y aunque no es seguro la del propio Bernardo.

Gran cantidad de caballeros, nobles militaron el la orden y posteriormente muchos de ellos ingresaron en el Cister y Claraval. La espiritualidad de la Cruzada, los ideales de conquista de Jerusalén estaban en la mente de todos..la historias militares, las grandes batallas se llevaban en los claustros, no podían olvidar aquella parte de us propia vida. Las obras de los grandes abades del Cister como la llamada biblia de Esteban Hardind, dan cuenta de ello.

LA CRUZ, LA ESPADA Y LOS NUEVOS IDEALES

La espiritualidad genuina y autentica del Temple esta en el tratado de San Bernardo sobre la nueva milicia.. La Regla recoge las disposiciones disciplinares de la orden en sus diferentes lugares y costumbres de las milicias particulares.

El Temple imito muchas de los rasgos característicos de la espiritualidad del cister y de su organización:

• Independencia de las abadías

• Autonomía de gestión, crecimiento y desarrollo adaptados a las necesidades de cada lugar

• Una espiritualidad y una mística fundamentadas en la Biblia, en una antropología de crecimiento espiritual y de combate contra el mal muy acordes a los ideales de las cruzadas y de la defensa de la cristiandad.

• La interpretación mística y alegórica de las escrituras.

• Los rituales de iniciación y emisión de votos

• Celebraciones del capítulo una vez a la semana

• La jornada de los templarios según la regla se acogía estrictamente a la jornada monástica tradicional recogida en la Regla de San Benito.

• Los hermanos deberían acudir a las horas del oficio divino divididas según la tradición monástica: laudes prima tercia sexta nona vísperas y completas.

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• Se hace hincapié en el silencio, la obediencia, a oración y el ayuno

• El gusto por la dimensión espiritual sobrenatural y mística de la vida humana y de sus acciones.

La regla del Temple contiene los mismos capítulos que la Regla de San Benito. En la espiritualidad del cister los dos travesaños de la cruz esta formados por la espada de la fe y los ideales de vida monástica.

La regla establece el quehacer diario, el servicio, comienza con la oración, y el culto divino. Establece nuevas disposiciones en caso de entrar en combate. Establece el modo de recibir a los nuevos novicios.

Todo confluye en torno a una respuesta del modo monástico del cister que no debemos dejar pasar por alto, y cuya influencia ha sido siempre reconocida, a pesar de los intentos de desvirtuar la historia y sus raíces., alimentándose de falsas leyendas que para nada oscurece la verdadera historia del temple y de su regla, pero no debemos caer en ellas, si el lector lo que busca es la verdadera historia de los Pobres Caballeros de Cristo.

Sor+ Isabel María Pérez Moreno.

BIBLIOGRAFÍA:

Wiki pedía, la Enciclopedia Libre.

TEMPLESPAÑA-CODEX TEMPLI, Punto de Lectura, S.L abril 2006

HELEN NICHOLSON-LOS TEMPLARIOS UNA NUEVA HISTORIA, Critica S.L 2006

Regla DE SAN BENITO, Editorial Maxtor, 2003

http://www.cistercium.es/(CISTERCIUM-REVISTA CISTERCIENSE)

http://omesbc.wordpress.com/ San Bernardo de Claraval