ROJAS, Ricardo Manuel - El Señor Robinson

Embed Size (px)

Citation preview

  • 8/7/2019 ROJAS, Ricardo Manuel - El Seor Robinson

    1/120

    YO soy, YO pienso, YO lo deseo.MIS manos...MI espritu...MI cielo...MI

    bosque...Esta tierra MA... Qu debo decir aparte?Estas son las palabras, sta es la repuesta.

    YO estoy parado aqu, en la cumbre de lamontaa.

    YO levanto MI cabeza y YO extiendo MISbrazos. Estos, MI cuerpo y espritu, ste es el fin dela bsqueda.

    YO dese saber el significado de las cosas.YO soy el significado. YO dese encontrar un moti-vo para existir. YO no necesito un motivo para exis-tir ni una sancin para MI existencia. YO soy el mo-tivo y la sancin...

    AYN RAND, Anthem.

  • 8/7/2019 ROJAS, Ricardo Manuel - El Seor Robinson

    2/120

  • 8/7/2019 ROJAS, Ricardo Manuel - El Seor Robinson

    3/120

    1

    Ya no soporto ms! Hace meses que el asunto da vueltas yvueltas en mi cabeza, pero por ms que me esfuerzo, no puedo resol-verlo. Por qu? No tendr solucin? Lentamente me va consumien-do esta contradiccin creciente entre lo que me ensearon a hacer y

    aquello que en mi interior me dice que no estoy haciendo lo correcto.Pero...Hay algo en mi interior? Qu es? Qu es esta fuerza tan po-derosa que me impulsa a apartarme de lo que todos estn de acuerdoen que es lo debido? Por qu no puedo aceptar las cosas tal como melas ensearon, como hacen todos los dems? Por qu me desagradatanto la palabra deber?

    Aqu est la Declaracin de Independencia de los Estados Uni-dos:

    Cuando en el curso de los acontecimientos humanos, se hace

    necesario, para un pueblo...

    Es una magnfica pieza de filosofa que siempre me maravi-ll...Pero ahora ni siquiera ella me convence del todo. Son los pue-blos los que deben ser independientes y libres, o son los individuos?Puede un pueblo tener un pensamiento independiente? Pueden mi-llones de mentes ponerse de acuerdo para elaborar un concepto nicoque sintetice tantas voluntades? Me parece que la independencia msimportante es la del pensamiento. Eso lo estoy comprendiendo ahora,porque no dejo de pensar en cosas que son abiertamente opuestas a losprincipios que para la mayora siempre fueron incuestionables. Lospueblos libres deben ser aquellos donde los habitantes son libres para

    pensar con sus propias mentes. Si esto es as, entonces la autnticaindependencia no es de los pueblos, sino de las personas.

  • 8/7/2019 ROJAS, Ricardo Manuel - El Seor Robinson

    4/120

    8 Ricardo Manuel Rojas

    Me siento muy molesto. Es un malestar que no deja de aque-jarme, un dolor que no es fsico, que es ms bien espiritual. Es comouna protesta de mi conciencia contra esta contradiccin que se acre-cienta diariamente en mi cerebro, entre lo que los dems invocan co-mo moralmente correcto y lo que yo quiero hacer. Soy inmo-ral?...Parece que s...Sin embargo, no pretendo hacerle mal a nadie,slo deseo que me dejen seguir mi propio rumbo. Pero todo lo quepienso est contra lo que me ensearon que es moral. Tengo la impre-sin de que cada vez que intento elegir por m mismo, escojo siempreel camino del mal.

    Yo s que es un pensamiento egosta, materialista, individua-lista; es la suma de todo lo malo. Pero an as no puedo dejar de pen-sar que ya no me gusta que la gente viva a mis expensas. Irene se ponefuriosa cada vez que me escucha insinuar algo semejante. Pero preci-samente ella ha sido una de las personas que ms aprovecharon elprincipio moral por el cual estoy obligado a servir al prjimo. Es ma-lo querer vivir por uno mismo? Si eso es as, entonces es bueno querervivir de los dems. Eso es lo que han hecho Irene, el gobierno, losempleados que trabajaron en mi campo, la cooperativa, los sindicatos,la iglesia: todos ellos pasaron buena parte de mi vida dicindome queno debo pensar en m mismo, que debo ser generoso y servir a los de-ms. Pero yo nunca los he visto a ellos ser generosos y serviciales connadie. Al contrario, usaron mi productividad y mi talento en su bene-ficio, invocando para ello a la moral. Ellos siempre se aprovecharonde m, pero jams nadie se aprovech de ellos. Eso est bien? Estbien que alguien viva del esfuerzo de otros? A mi me parece que no.

    Si yo los imitase, debera dejar de producir y buscar a alguienque produjese para m. Pero entonces seguramente me diran que soyun inmoral que no cumple con su deber...No s... Cada vez estoy msconfundido. Ya ni siquiera la Declaracin de Independencia me ter-

    mina de convencer, porque es la declaracin de un grupo en lugar dela de un hombre. Pero an as expresa un grito de resistencia a lamisma opresin que yo siento en estos momentos, y que me hace re-

  • 8/7/2019 ROJAS, Ricardo Manuel - El Seor Robinson

    5/120

    El Seor Robinson 9

    flexionar sobre todas estas cosas. Estuvo bien que un pueblo se rebe-lara contra quienes queran oprimirlo? Si estuvo bien para un pueblo,por qu est mal que un individuo quiera hacer lo mismo? Ya no re-sisto seguir atormentando a mi mente con tantas preguntas para lasque todava no tengo respuestas concluyentes.

    Aqu estn todas estas cuentas nuevamente! No paro de pagarlas deudas de otros: los gastos de mi esposa: sus vestidos, sus perfu-mes. Hasta debo pagar un donativo que hizo en la iglesia el domingo!El salario de mi pen, a quien no puedo exigirle que trabaje porquequien da las rdenes es el sindicato y no yo. Los aportes a la Coopera-tiva, que se lleva el veinte por ciento por vender mis productos, por-que en los hechos yo no puedo venderlos por mi propia cuenta. Losimpuestos de la municipalidad, de la provincia, de la nacin, que nopuedo dejar de pagar, pero a cambio de los cuales no recibo nada. Lascuentas por la electricidad, que me es provista con cuentagotas poruna reparticin estatal, burocrtica, monoplica e ineficiente, a la quelos muy hipcritas llaman empresa.

    Siempre me dijeron que debo cumplir con todos esos compro-misos; que estoy obligado a mantener a mi esposa, aunque sus capri-chos no tengan lmite; que debo asociarme a la Cooperativa, que sesupone me presta un servicio voluntario, pero a la que no puedo eludirsi pretendo vender mis papas; que debo cumplir con el Sindicato, queregula la relacin laboral con mis empleados, sustituyendo nuestravoluntad por la suya; que debo mantener con mi dinero a todos losgobiernos que existen sobre m, no importa si yo quiero o no que rijanmi vida con sus leyes; y que debo sostener tambin a la Iglesia, aun-que no deje de censurar cada uno de mis pensamientos y actos. El curase ha pasado los ltimos aos maldiciendo mi productividad, mis an-sias de superacin y mi prosperidad; pero no tuvo ningn escrpulo envenir a pedirme una parte de ese dinero, para mantenerse a l y a la

    organizacin que ha montado para putearme domingo tras domingodesde el plpito de su iglesia.

  • 8/7/2019 ROJAS, Ricardo Manuel - El Seor Robinson

    6/120

    10 Ricardo Manuel Rojas

    No tengo derecho de quejarme, slo tengo la obligacin decumplir con mi deber. Yo debera entender eso, porque es lo que meensearon a pensar desde que nac; pero jams pude aceptarlo. Porqu siempre estoy en contra de todo? No conozco a nadie que coinci-da conmigo, y sin embargo, mis convicciones son cada vez ms fuer-tes. Convicciones? Convicciones en qu? De lo nico que estoy se-guro es de que no me gusta cmo vivo, y de que tengo una gran con-fusin respecto de todo lo dems. Cmo era la frase de Scrates?Slo s que no s nada. Parece contradictoria no? Algo saba...y yotambin. S que quiero ser independiente, que quiero ser li-bre...aunque no s cmo se logra eso. Pero al menos es un comienzo.

    Ah viene Irene. Si supiera lo que he estuve pensando no luci-ra tan tranquila. Es curioso observar cmo cambia de gesto y actitudapenas me ve.

    -Qu hacs ah, solo en ese rincn? Hace varios das que te lapass acurrucado en los rincones como un ratn, quieto y pensativo.Es malo pensar tanto, y especialmente estar solo.

    Por suerte, an conservo la independencia de mis pensamien-tos, y en la profundidad de mi conciencia ni siquiera ella puede entrar.

    -Es cierto. He estado pensando mucho.-En qu?-En cosas que tienen que ver con la vida, con mis valores, con

    los principios que siempre segu.-Valores? Principios? Tonteras! No tens que meterte con

    esas cosas; para eso estn la iglesia y la moral. Ya aprendiste todo loque te hace falta en la escuela y en la misa. Slo necesits practicarlo,en lugar de pensar y pensar da y noche como un loco. Qu quersinventar? Ya est todo inventado!...Pero hacs bien en sentirte mal.ltimamente no ests cumpliendo con tus obligaciones sociales comocorresponde. El domingo, el padre Andrs me pregunt por vos al sa-

    lir de la misa. Qu papeln! Hace ms de un mes que no te ve por laiglesia, y esperaba tu donativo. Tuve que darle un cheque, porque vosni siquiera te digns a pasar por all. Si te sents mal y tens una crisis

  • 8/7/2019 ROJAS, Ricardo Manuel - El Seor Robinson

    7/120

    El Seor Robinson 11

    de fe, deberas ir a verlo al padre Andrs. Seguro que l te puede ayu-dar.

    Crisis de fe? Ya no soporto tantas tonteras! Hace demasia-dos aos que la vengo escuchando con resignacin, sin siquiera pensaren lo que me dice. Slo obedezco sus indicaciones y sigo adelante. Yoproduzco riqueza y ella la gasta de acuerdo con sus caprichos, sus re-glas morales y los mandatos del deber. Pero cada vez resisto menosesta situacin. Me mortifica el solo pensar en todas las horas de mivida durante las cuales trabaj duro esta tierra, hacindola producir lariqueza que luego ella distribuye segn el criterio de quienes invocantodo el tiempo la moralidad de repartir lo ajeno.

    Antes no me molestaba, porque a m me encanta cultivar la tie-rra. Me satisface producir mis papas y lo seguira haciendo bajo cual-quier circunstancia. Si dejase de producir, me morira. Tal vez por esonunca examin la moralidad o inmoralidad de que otros se adueen demis productos. Pero algo que existe en mi interior -an no s qu es-me abri los ojos, y me hizo dudar de la justicia de esta situacin.Justicia? Se puede definir a la justicia de un modo distinto a comolo hacen mi mujer, el intendente y el cura? Ellos dicen que es justoayudar a los que menos tienen. Si eso es as, yo estoy condenado aservir a los dems, porque nunca voy a dejar de producir riqueza, seacual fuere mi situacin. Condenado? Se supone que servir a los de-ms es bueno. Por qu yo lo siento como una condena? No odio a lagente, pero ya no me gusta que se sirvan de m.

    Son muchas preguntas...Tengo muchas dudas que no puedo re-solver. Estoy cada vez ms confundido, pero pienso que si no tomouna decisin pronto, voy a estallar.

  • 8/7/2019 ROJAS, Ricardo Manuel - El Seor Robinson

    8/120

  • 8/7/2019 ROJAS, Ricardo Manuel - El Seor Robinson

    9/120

    2

    -Buenos das, seora Robinson. Qu calor! No?El hombre toc el ala de su sombrero negro e inclin levemen-

    te su cabeza. La mujer no afloj ni un poco la rigidez de su semblantehosco y algo sombro, permaneci inmvil y en silencio, con sus ver-des ojos clavados en la parte posterior de la carreta. En las comisuras

    de sus labios se manifestaban las marcas de la ira contenida.-Le traigo estas cajas que le llegaron a su esposo esta maa-

    na...Dnde las pongo?La pregunta del cartero fue hecha con una cautela cuyo fun-

    damento era su temor por recibir la respuesta que inexorablemente lesigui. El obeso empleado del correo haba enfrentado muchas veces aaquella mujer y conoca muy bien su carcter voluble y sus frecuentesarranques de ira. Tal como previ, la seora Robinson explot de re-pente en una respuesta colrica.

    -Cajas? Ms cajas? No s qu voy a hacer con este hombre!Qu s yo dnde ponerlas? El ahora no est...Vuelva despus!

    La rplica del cartero fue inmediata, basada en su experienciaen situaciones similares, y aparent una firmeza que pretenda evitarnuevas dilaciones.

    -Seora! Tengo mucha correspondencia y paquetes que repar-tir por todo el pueblo. Slo dgame dnde le puedo dejar estas cajas asu marido.

    Irene Robinson lanz un suspiro lento y profundo, que acaben un resoplido similar al que la yegua del cartero haba dejado esca-par un minuto antes, cuando el carro que tiraba se detuvo bajo la som-bra de uno de los parasos de la entrada. Una vez terminado su suspi-ro, mir indiferente hacia el fondo, y le seal con desgano un enormegalpn de zinc, ubicado a cien metros de la casa.

  • 8/7/2019 ROJAS, Ricardo Manuel - El Seor Robinson

    10/120

    14 Ricardo Manuel Rojas

    El hombre dirigi su vista hacia all apesadumbrado, y esperla implacable indicacin.

    -Djelas all atrs, con todas las dems. Este hombre no pien-sa en otra cosa que en las mquinas! -Llen sus pulmones nuevamentede aire. El calor y la necesidad de tomar decisiones la sofocaban yalimentaban un mal humor que pareca provenir de una carga genti-ca-. Slo le interesa comprar mquinas. Es un egosta! Hace un mesque le digo y le repito que necesito un nuevo vestido para ir a la igle-sia los domingos, y ni caso que me hace. Nada ms le importan lasmquinas, los libros y esas malditas papas! Slo se preocupa por ga-nar dinero y aumentar su fortuna! Para qu sirve una fortuna si no sela puede disfrutar, digo yo? Esa es la maldicin de los ricos! Hacendinero y dinero, pero no pueden disfrutarlo.

    El cartero no la escuch ms all de la primera orden, y co-menz a calcular la distancia que haba desde el carro hasta el galpn.Deba cruzar la entrada de la casa por una vereda de ladrillos queatravesaba el jardn, rodear una bomba de agua y seguir hasta el con- junto de galpones y establos donde el seor Robinson guardaba susherramientas. Hasta all deba trasladar la encomienda, que consistaen dos cajas de madera, una muy grande y alargada y la otra cuadrada.

    Ambas tenan refuerzos transversales que sugera el peso de sucontenido. Se podan observar varios smbolos inscriptos en sus seiscaras, relacionados con el peligro, la cautela y la muerte.

    El esforzado cartero arrastr la caja ms grande con suma difi-cultad hasta el galpn, ayudado por su carrito de dos ruedas. Mientrastanto, la yegua lo observaba de reojo, encendiendo un poco su mirada,como si comprendiese que el regreso al pueblo sera mucho ms ali-viado. La seora Robinson, que se haba cobijado bajo la sombra deun paraso, tena su vista fija en el horizonte. Pareca como si de pron-to su mente hubiese viajado hacia alguna abstraccin a miles de kil-

    metros de all.En su dificultoso camino hasta el galpn, el cartero pas juntoal empleado de Robinson, que dormitaba bajo un lamo. Intencional-

  • 8/7/2019 ROJAS, Ricardo Manuel - El Seor Robinson

    11/120

  • 8/7/2019 ROJAS, Ricardo Manuel - El Seor Robinson

    12/120

    16 Ricardo Manuel Rojas

    -Debe tenerle paciencia, seora, en el fondo no es un mal suje-to-le dijo-. Peor sera que anduviese borracho o persiguiendo mujeresen el pueblo. No cree?

    Irene Robinson abri los ojos y mir fijamente a Rosendo porprimera vez en aquella maana. Esa mirada hizo recordar al pen queno eran iguales, y que el carcter de la seora no admita coloquios nidemasiadas licencias.

    -No s...no s. ltimamente lo veo muy raro, como si estuviesedesganado o desinteresado por las cosas. No lo not usted, Rosendo?

    -Debe estar cansado, seora. Usted sabe lo duro que es produ-cir y producir, trabajar la tierra sin descanso. Yo lo v un poco nervio-so y malhumorado, pero debe ser la preocupacin por la nueva cose-cha...Por eso y por este calor insoportable.

    -Puede ser, pero hace varios das que est como ausente, y yano me hace caso. Me preocupa que se encierre tanto tiempo solo, aleer y pensar quin sabe en qu cosas. Nunca antes lo haba visto as.Hasta parece haber perdido el inters por el trabajo...No, no! Eso no!Cualquier cosa puede pasarle pero nunca va a dejar de preocuparsepor sus condenadas papas. Su conflicto parece ms bien con la gente.Es como si comenzara a desinteresarse por los dems...Es monstruo-so el slo pensarlo! No le parece?

    -No estar enfermo? Yo tuve un to llamado Enrique, que derepente comenz a comportarse igual que el seor Robinson, estabaaptico, desinteresado por las cosas, se pasaba horas enteras solo enlos rincones, y un da fue al mdico y descubri que tena parsitos.

    -Usted cree?-Y...puede ser! Por qu no lo lleva al doctor? No perdera

    nada, y a lo mejor es solo eso.La meditacin de Irene Robinson fue interrumpida por un grito

    de alivio.

    -Listo! Le dej las dos casas en un rincn, junto a las que letraje la semana pasada.

  • 8/7/2019 ROJAS, Ricardo Manuel - El Seor Robinson

    13/120

    El Seor Robinson 17

    El rostro de la mujer adquiri el gesto de esa mezcla de fasti-dio e indignacin con la que responda siempre que alguien era dema-siado efusivo. Le dio una moneda al cartero, que secaba con un paue-lo la transpiracin de su frente, de un modo ostensiblemente sobreac-tuado. Despus mir a Rosendo, que esperaba su respuesta, pero sindecirle una palabra camin hacia la casa con paso lento y cansino,dejando sus huellas estampadas en el polvo reseco. Desde la puerta sevolte para mirar nuevamente al pen, a quien entonces y desde all,le dijo:

    -Sea lo que sea que le pase a mi marido, ningn problema pa-rece demasiado grave como para hacerlo dejar de comprar porqueras.

    Mientras el cartero se alejaba lentamente en su carreta por elcamino de tierra que sala a la ruta, y la seora Robinson penetraba enla casa envuelta en sus rezongos, Rosendo observ la ubicacin delsol. Escogi con la mirada entre los distintos lamos que rodeaban a lacasa, y cuando por fin se decidi por uno de ellos, se sac la boinablanca y se recost bajo su sombra. Dos minutos ms tarde dormitabanuevamente.

  • 8/7/2019 ROJAS, Ricardo Manuel - El Seor Robinson

    14/120

  • 8/7/2019 ROJAS, Ricardo Manuel - El Seor Robinson

    15/120

    3

    Despus de que lo haga me sentir mejor. Ya dud demasiadotiempo, y no tiene sentido que siga dndole vueltas a las cosas. Todami vida me sent inseguro para tomar esta clase de decisiones, y c-mo me fue? Debera decidir sobre mi vida con la misma confianza enmi propio criterio con la que decido sobre mis papas. Pero no puedo

    engaarme: tomar estas decisiones siempre fue muy difcil para m.Todava no s si est bien o mal lo que voy a hacer, pero de todos mo-dos ya lo pens mucho, y no dar marcha atrs ahora. Ah voy!

    -Buenos das, seor Rico.-Buenos das, Robinson. Cmo est usted?El muy cretino ni se imagina lo que va a pasar. Vivi los lti-

    mos aos saludando amablemente a todos sus clientes y criticndolosdespiadadamente a sus espaldas. Quin sabe las cosas que este maldi-to habr dicho de m! Pero todo eso ya no me importa. Nada de lo quehaya dicho antes se compara con lo que va a decir de m maana.

    -Muy bien, Rico. Quiero poner un aviso en el diario de maa-

    na.-Un aviso? Quiere comprar alguna mquina nueva? Su seo-

    ra siempre se queja de que se gasta todo el dinero en mquinas.-No...No vengo a publicar nada que tenga que ver con las m-

    quinas. Quiero una pgina completa en el diario de maana, para pu-blicar sto.

    -A ver...El pobre diablo no va a entender nada. Solamente en un pueblo

    como ste un mamarracho as podra ser el dueo de un peridico.Jams le interes conocer si lo que publica es la verdad o no. Mientrasle paguen por centmetro, est todo bien para l. Siempre estuvo dis-puesto a publicar lo que sea para llenar las pginas de ese pasqun. Lopeor es que todo el mundo lo lee.

  • 8/7/2019 ROJAS, Ricardo Manuel - El Seor Robinson

    16/120

    20 Ricardo Manuel Rojas

    -Seor Robinson!...Qu es esto?-Necesito que lo publique en la pgina tres, o a lo sumo en la

    cinco, del diario de maana.-Toda una pgina?-Si.-Le va a salir muy caro.-No crea, me va a ahorrar mucho dinero.-Como quiera...Pero no entiendo muy bien qu es esto. Es un

    aviso, una solicitada...?-Es una declaracin.-Una declaracin de qu?-De independencia, por supuesto.-Qu curioso!...Est bien...creo que le puedo dar la tercera p-

    gina completa. No estn pasando muchas cosas en el pueblo que me-rezcan ser publicadas en el diario. La noticia ms importante de lasemana es esta insoportable ola de calor...Me pagar a fin de mes?

    -No...no. Prefiero pagarle ahora.-Como quiera...Djeme la hoja. Enseguida le preparo la factu-

    ra...Pens en lo que va a decir la gente maana, cuando lea esto?-No. Usted que piensa?-Yo?...No s...Es una declaracin muy extraa. Creo que la

    gente va a hablar mucho de ella.-A usted qu le parece?-A m? No s...Tendra que leerla con tranquilidad. No puedo

    opinar as de repente.-Lala, entonces, y maana me cuenta.Ya est! Alea jacta est, la suerte est echada.Hoy s que va a hacer calor. Mejor me apuro, as llego a casa

    antes de que me agarre el medioda al rayo del sol. Slo me falta com-prar un par de cosas para estar listo.

    -Buen da, seor Mndez.-Buenos das, Robinson. Qu milagro usted por aqu!-Necesito pilas...Diez pilas grandes, de las de larga duracin.

  • 8/7/2019 ROJAS, Ricardo Manuel - El Seor Robinson

    17/120

    El Seor Robinson 21

    -Enseguida se las traigo...A propsito...No s si su esposa lecont que estuvo aqu comprando hace unas semanas...Tengo una fac-tura por dos vestidos...No hay apuro, pgueme cuando le quede c-modo...Slo se lo quiero recordar, porque nosotros sabemos cmo sonlas mujeres. No le dan importancia al dinero y el tiempo se les pasavolando.

    -Los compr mi esposa?-Si, dijo que no haba problema, que usted los pagara...Est

    bien, no?-Si, est bien...Maana le pagar ella misma.-No hay apuro...Aqu tiene las pilas. Seguro que las necesita

    para alguna mquina nueva no?...Usted siempre anda comprandocosas raras...Y despus se queja de su esposa!

    -Adis Mndez.-Hasta maana.Slo me faltan los cartuchos y estar listo para volver a casa.

    Este maldito calor! Con razn nadie quiere trabajar. Con este sol nose puede uno ni mover. No recuerdo otro verano tan caluroso. Esperoque el sol no estropee mis papas, justo ahora que empieza la cosecha.

    -Buenos das.-Hola, Robinson. Qu gusto verlo! Cmo anda la cosecha?-Bien, como siempre. Esta semana comienzo a recoger las pa-

    pas.-Usted es el orgullo de Arroyo Dorado.-En serio? Todo el mundo me dice lo contrario.-Si, pero no es por su capacidad para contribuir a la produccin

    regional, eso nadie lo duda. Es ms bien por algunas actitudes suyasde despreocupacin por los dems...Pero no hablemos de eso aho-ra...Qu lo trae por aqu?

    -Necesito cartuchos para mi escopeta.

    -Cmo no! Cuntos quiere?-Djeme pensar...Dme seis cajas.-Seis cajas? Sale de cacera?

  • 8/7/2019 ROJAS, Ricardo Manuel - El Seor Robinson

    18/120

    22 Ricardo Manuel Rojas

    -Algo as.-Me dijeron que abundan las liebres en el norte. Vendra bien

    acabar con esa plaga antes de que devaste los campos. No le parece?-Si...Es necesario acabar con las plagas para producir tranqui-

    los.Espero no tener que usarlos.-Aqu tiene. Buena puntera!-Gracias.Ahora s, a casa noms. El sol est insoportable. Y yo me ol-

    vid mi sombrero! Me siento extrao haciendo esto. Se habrn senti-do del mismo modo en 1776? Les habrn invadido a ellos las mismasdudas que a m, o estaran seguros de lo que hacan desde el primermomento?

    Estar actuando bien? Es una pregunta muy difcil de respon-der para m, ahora que me estoy apartando de aquello que he aprendi-do a aceptar como bueno desde siempre. Ya no puedo pedirle a nadieque me aconseje si mi comportamiento es correcto o no; no puedoguiarme por lo que aprend. Bueno...Es mejor que d un paso a lavez...El primero ya est dado, y slo me queda esperar a ver qu pasa.Ya tendr tiempo para pensar en otras cosas, cuando est solo. Mien-tras mis encargos lleguen a tiempo, todo estar bien.

    Ah est Irene. Qu cara trae! Qu le pasar ahora?-Apareciste!-Qu tal?-Cmo quers que me vaya? Me paso la vida recibiendo cajas

    con herramientas, y no tengo un miserable vestido para ponerme.Deben ser las ltimas cajas que estaba esperando. Pero Irene

    no tiene que darse cuenta de cun importantes son para m. Debo di-simular mi ansiedad lo ms que pueda.

    -A propsito...Me dijo Mndez que los otros das compraste

    dos vestidos y un sombrero.-Si, pero eso fue hace ms de un mes. Acaso quers que andedesnuda?

  • 8/7/2019 ROJAS, Ricardo Manuel - El Seor Robinson

    19/120

    El Seor Robinson 23

    -Sabs que las cosas no estn bien. No deberamos gastar msdinero hasta que venda la cosecha.

    -Sos un conservador recalcitrante! Nunca tuviste problemaspara vender tus condenadas papas. La cooperativa se encarga de todo.Pero yo s que me decs esas cosas a propsito, no porque te falte pla-ta sino para humillarme y hacerme sufrir. Por qu me trats as? Porqu siempre me haces sentir que tus papas son ms importantes queyo?

    Ya no puedo disimular ms. Es bueno saber que sus intentospor hacerme sentir culpable ya no me afectan como antes. Necesitover si me enviaron todo lo que ped.

    -Dnde pusiste las cajas?-No ves? Eso es lo nico que te interesa. Tus mquinas! Tus

    herramientas!...Estoy harta de que te preocupes todo el tiempo poresos malditos fierros y no cumplas con tus obligaciones hacia m.Cundo fue la ltima vez que fuimos al pueblo a divertirnos?

    -Dnde pusiste las cajas?-No es justo! Alguien debera obligarte a ser ms comunicati-

    vo. Me trats como si fuese un ser inferior; inferior inclusive a las pa-pas y los fierros. Sos insensible e inhumano!

    -Las guardaste en el granero?-Por supuesto! Queras que las ponga en nuestro dormitorio

    acaso? Estoy segura de que preferiras dormir con todas esas mqui-nas en vez de conmigo.

    -Ahora vuelvo.Ser lo que espero? Si es eso, lleg justo a tiempo. Todava

    no s si alegrarme o preocuparme por lo que estoy a punto de hacer;pero me parece que no tengo ninguna alternativa razonable. Si lo hagono es por culpa ma, sino de personas como este miserable parsito.

    -Rosendo! Qu hace ah?

    -Eh...ah...si...seor Robinson...Ya volvi?...Tomaba un pe-queo descanso.

  • 8/7/2019 ROJAS, Ricardo Manuel - El Seor Robinson

    20/120

    24 Ricardo Manuel Rojas

    -Un pequeo descanso? Comenz con la cosecha? Dndeestn las papas?

    -Eh!...Con este calor no se puede trabajar. Estoy esperandoque baje un poco el sol.

    -Que baje el sol? Es medioda!...Piensa dormir toda la tar-de?

    -Tenga un poco de consideracin, seor Robinson. No puedotrabajar con tanto calor.

    -Entonces vyase a su casa. No me sirve para nada tirado bajoun rbol.

    -Usted no me puede despedir. Recuerde el convenio con la co-operativa. Dice claramente que nuestro contrato dura toda la cosechay que debe pagarme un jornal completo, aunque no trabaje por causasajenas a m.

    -El contrato tambin dice que usted debe recoger papas.-Yo lo voy a hacer...pero a un ritmo razonable. Nadie puede

    recoger papas con este calor.-Yo s puedo!Ojal que las cajas traigan lo que espero. Ya no me interesa si

    el mtodo es adecuado o no. Necesito terminar de una vez por todascon esto. Despus de todo, siempre me dej llevar por lo que ellos medijeron...Y cmo me fue? Si al fin de cuentas todos nos podemosequivocar, quiero que a partir de hoy tenga que pagar exclusivamentepor mis propios errores.

    Eso es! No debo sentirme mal. Ellos mismos me arrastraroncon sus planteos y actitudes a hacer algo que, de otro modo, no hubie-se intentado jams. Lo que pase de hoy en adelante no ser mi culpa,sino de ellos. Qu cosa curiosa es esto de la culpa! Lo peor es que yo,que nunca le hice mal a nadie, no dejo de sentirme culpable por todo;mientras que los que siempre se aprovecharon de m parecen tener sus

    conciencias bien limpias. Espero que me quede algo de tiempo parameditar en ello, despus de que haga lo que he decidido hacer.

  • 8/7/2019 ROJAS, Ricardo Manuel - El Seor Robinson

    21/120

    4

    -Este Robinson se volvi loco!La oficina de la Gaceta de Arroyo Dorado estaba ubicada so-

    bre la calle principal. Era un pequeo local con puertas y ventanas devidrio transparente, a travs de las cuales el seor Rico sola saludar alos transentes que circulaban por la vereda ms transitada del pueblo.

    Pero esa maana la gente no circulaba por all, sino que sehaba estacionado frente a la entrada. Se acababan de juntar ocho per-sonas delante de las ventanas, lo que equivala a una multitud, en unaregin y una poca del ao en la que prcticamente nadie se decida asalir de su casa una hora despus del medioda. Sobre todo en aquelverano especialmente caluroso, que le agregaba una excusa a la usualapata de sus habitantes.

    Al igual que en cientos de pueblos similares, la calle principalde Arroyo Dorado corra sobre la ruta nacional, y toda la actividadpoltica y econmica de la regin se concentraba en cinco cuadras,transitadas diariamente por miles de automovilistas que apenas dismi-

    nuan la velocidad, haciendo caso a medias a los carteles que exiganprecaucin, y por unos cuantos campesinos que buscaban en ellas pro-visiones y chimentos.

    El corazn del pueblo era la plaza, que enfrentaba a la Inten-dencia con la iglesia, a un costado de la ruta. Ambos edificios alber-gaban a los poderes que regan al pueblo y se disputaban la suprema-ca sobre los vecinos, uno controlando sus bolsillos y el otro sus con-ciencias. Por eso, la florida y frondosa hectrea que separaba a los dosedificios sealaba el epicentro del poder. Los principales comerciosocupaban las otras dos cuadras que rodeaban a la plaza, y en ese cua-drado se desarrollaba el mayor movimiento comercial de la regin.

    A cien metros, tambin sobre la ruta, la tercera fuente de poderestaba alojada en un moderno e imponente edificio de mrmol, que

  • 8/7/2019 ROJAS, Ricardo Manuel - El Seor Robinson

    22/120

    26 Ricardo Manuel Rojas

    apenas superaba los dos aos de antigedad, y que se ofreca como unsmbolo del crecimiento econmico que en tan poco tiempo se habadesarrollado de sus muros hacia adentro: la Cooperativa de Comerciode Arroyo Dorado.

    La Cooperativa haba nacido unos aos antes, cuando variosproductores de hortalizas y legumbres decidieron unir sus esfuerzospara negociar mejores precios por sus productos. El xito de sus ges-tiones estimul a otros agricultores que se asociaron a ella, hasta quepoco a poco, la espontnea cooperativa privada se convirti en la ma-yor fuente de negocios de la zona.

    Pero una vez que su poder econmico alcanz un cierto nivel,sus directivos comprendieron dnde estaba el verdadero negocio, ytras sobornar a algunos legisladores provinciales, lograron que se dic-tase una ley que convirti a la cooperativa originariamente privada, enuna institucin pblica y monoplica. La ley reglament su constitu-cin y sus funciones, y le otorg una serie de privilegios que le per-mitieron desplazar, sin necesidad de competir, a los pocos negociantesindividuales que an intentaban vender por cuenta propia sus produc-tos. A partir de entonces, la Cooperativa se encarg de casi todas lasventas de verduras y hortalizas de la regin, quedndose con un veintepor ciento de cada transaccin.

    Tericamente, la asociacin a la Cooperativa era voluntaria, ycualquier campesino tena la libertad de vender sus productos por sucuenta. Pero un misterioso cdigo de lealtades y alianzas, unido a losprivilegios legales de los que gozaba la Cooperativa como institucinde fomento sin fines de lucro, hacan que prcticamente ningn in-termediario estuviese dispuesto a comprar productos a un granjero noasociado a ella. Era una verdad establecida en la regin que slo sepoda tener tratos con la Cooperativa, y en aquellas zonas rurales, lasverdades establecidas por convenciones sociales de ese tipo eran acep-

    tadas con mayor devocin an que las verdades metafsicas.-No entiendo qu quiso decir con sto -intervino afligido elbarbero. Su oficio lo converta en uno de los hombres con mayor in-

  • 8/7/2019 ROJAS, Ricardo Manuel - El Seor Robinson

    23/120

    El Seor Robinson 27

    formacin en el pueblo, y por eso, el hecho de que ninguno de susclientes le hubiese podido preanunciar la repentina decisin de Robin-son, lo perturbaba a l ms que a nadie.

    -Es incomprensible que un hombre como Robinson, que nuncatuvo problemas serios con ningn vecino, de repente salga con un dis-parate como ste. No tiene sentido.

    -Rico, usted que recibi el texto, cuntenos qu le dijo.-A m no me dijo nada! Me trajo la copia ayer por la maana,

    me la dej y se fue...Es ms!...Me pag al contado por publicar elaviso en la tercera pgina...Se lo vea muy normal y tranquilo. No sque le pasar.

    -Es inaudito! Qu busca con sto?-Lo nico que me dijo es que es una declaracin.-Declaracin de qu?-Mencion algo as como que es una declaracin de indepen-

    dencia...Quin sabe? Se habr vuelto loco! Siempre me pareci untipo muy raro. No habla con nadie ni se ha integrado a la comuni-dad...Ustedes lo conocen tan bien como yo...no?

    -Declaracin de independencia? -explot el profesor de Edu-cacin Democrtica del colegio del pueblo- Eso es inaudito! Msbien suena como algn panfleto burgus del siglo XVIII. Qu decla-racin de independencia conocen ustedes que haya sido pronunciadapor una sola persona? Es una declaracin de soberbia y petulancia!

    Una vez que el dueo del peridico se anim a emitir el primerjuicio de valor -an cuando se cuid de que no sonara terminante-, losdems se sintieron libres para expresar sus opiniones, desembarazadosde las trabas impuestas por la estricta etiqueta social imperante en unpueblo tan pequeo.

    Propio de los pueblos chicos es esa costumbre de contempori-zar, de no desentonar, porque quienes desentonan se marginan, sea-

    lan diferencias, y en los pueblos chicos, a la gente de mentalidad con-servadora no le gusta que haya diferentes. Por eso, las crticas y los

  • 8/7/2019 ROJAS, Ricardo Manuel - El Seor Robinson

    24/120

    28 Ricardo Manuel Rojas

    elogios se manejaban en Arroyo Dorado por medio de un cdigo con-suetudinario, preciso y riguroso, que impeda tomar la iniciativa.

    Poco a poco se iban deslizando veladas sugerencias, que eranrecibidas y avaladas por otros, al principio tibiamente, hasta que segeneraba el consenso que permita formar una opinin. Eso s, una vezque la decisin popular se haba pronunciado, sus manifestacionesindividuales caan como una incontenible catarata de sentencias...y apartir de entonces, nadie se animaba a insinuar una opinin contraria.

    -Es un eglatra engredo! Jams lo escuch admitir que nece-sitara la ayuda de alguien, o que cometi un error. Siempre se creysuperior a los dems.

    -Es cierto...y no lo digo ahora. Yo siempre sostuve que param, Robinson es un orgulloso y un credo. Todo el tiempo est refre-gndole a la gente sus buenas cosechas y la calidad de sus papas.

    -S! Como si l tuviera algo que ver con un logro que es ex-clusivo de la naturaleza.

    -A propsito de eso, el hijo de don Gervasio, que estudia agro-noma en la ciudad, nos explic los otros das que l cree que las tie-rras de Robinson deben tener...Cmo se llamaba?...no recuerdo quclase de mineral que las hace ms frtiles. Eso explicara por qu suspapas son ms grandes y de mejor sabor que las del resto.

    -Claro! Debe tener razn. De otro modo no se entiende cmopuede producir tantas papas de esa calidad. Tiene que ser porque sutierra es ms frtil. Despus de todo, las plantas crecen solas, y no hayrazn para que unas salgan mejores que otras.

    -Pero entonces, si su tierra es ms frtil, deberan cobrarle unimpuesto adicional. No est trabajando en igualdad de condicionescon todos nosotros. Es una competencia desleal!

    Por la misma vereda del local se acercaba caminando el comi-sario, mientras que los vecinos, sin advertir su presencia, continuaban

    expresando la evaluacin moral colectiva sobre la personalidad deRobinson. El comisario avanzaba con un paso largo, rpido y sosteni-do, que bajo el fulminante sol del medioda era en s mismo una exte-

  • 8/7/2019 ROJAS, Ricardo Manuel - El Seor Robinson

    25/120

    El Seor Robinson 29

    riorizacin de su enojo. Llevaba puesto su uniforme completo, algodesusado en l, y hasta su placa luca ms lustrada que de costumbre.Al llegar a la puerta encar sin rodeos al dueo del peridico, inte-rrumpiendo la conversacin con un grito imperativo:

    -Rico! Est loco? Qu es esa mierda que public en el dia-rio de hoy?

    El director se sobresalt. Haca mucho tiempo que no se lo ve-a al comisario tan enojado. Exactamente desde aquel verano en queun grupo de adolescentes de la ciudad acamparon en las afueras delpueblo y pintaron obscenidades en las paredes de la comisara.

    -Es una declaracin de Robinson, el productor de papas -le res-pondi en un tono de voz que son como un pedido de perdn-. Me ladio y me pag al contado por la pgina completa; yo slo la publiqudonde l me indic...Para eso tengo un diario, no?...Para publicar losavisos de la gente.

    -Pero...no la ley antes?-Si, por supuesto que la le.-No vio que tiene un contenido subversivo?-Subversivo?-Claro que s! Es una apologa criminal. Por su culpa se ha

    creado toda esta conmocin en el pueblo. Se da cuenta de las conse-cuencias de su accin? Todava no termin de evaluar completamentelos hechos, pero tal vez deba incluirlo a usted como imputado en elsumario que empec contra Robinson. Usted es tan responsable comol por lo que pase con la gente como consecuencia de esa declaracin.

    -Pero...si no pasa nada!-No s, no s! No es bueno que se publiquen esa clase de co-

    sas en el diario...En fin...Despus hablaremos. Me voy a la comisara aver si hay novedades. Ustedes me estn haciendo trabajar demasiado.Espero que todo esto no me ocasione problemas con la Gobernacin.

    Justo ahora que se estn discutiendo los ascensos! Espero que memanden bien lejos de este pueblo!

  • 8/7/2019 ROJAS, Ricardo Manuel - El Seor Robinson

    26/120

    30 Ricardo Manuel Rojas

    Cuando el comisario se alej lo suficiente, los vecinos conti-nuaron leyendo y releyendo con cierta intranquilidad y mucha confu-sin la declaracin impresa en el ejemplar de aquella maana, cuyaventa le produjo al dueo del peridico las mayores ganancias del ao.

    Las calles de Arroyo Dorado, habitualmente limpias, quedaroncubiertas por retazos de la Gaceta, que muchos compraron tan slopara leer la tercera pgina y tiraron inmediatamente despus, cuandoel temor a lo altisonante les impidi conservar la urbanidad. Un ejem-plar de esa pgina vol hasta estamparse contra un poste de luz sobrela ruta, quedando all fijado, como si fuese un bando o una publicidadpegada para que todos la leyeran.

    Esta tercera pgina deca:

    Cuando en el curso de los acontecimientos humanos, se hace

    necesario, para un hombre, disolver los vnculos que lo han ligado

    con otros y asumir una posicin separada e igual, el respeto debido a

    las opiniones de la humanidad le ordena que declare las causas que

    le impelen a la separacin.

    Considero de manifiesta evidencia esta verdad: que cada

    hombre posee ciertos derechos inalienables, entre los que estn la

    vida, la libertad y la bsqueda de la felicidad.

    Para asegurar estos derechos, se han instituido los gobiernos

    entre los hombres, derivando sus poderes legtimos del consentimien-

    to de los gobernados.

    Que, siempre que una forma de gobierno se hace destructora

    de esos fines, es el derecho de cada hombre alterarla o abolirla, e

    instituir un nuevo gobierno, basado en aquellos principios, y organi-

    zando sus poderes en la forma que le parezca ms probable para lo-

    grar su seguridad y su felicidad.

    La prudencia sin duda aconseja no oponerse a los gobiernos

    establecidos de tiempo atrs, por causas ligeras y transitorias; as es

    que, toda la experiencia ha demostrado que los hombres estn ms

    dispuestos a sufrir, mientras los males sean tolerables, que a hacer

  • 8/7/2019 ROJAS, Ricardo Manuel - El Seor Robinson

    27/120

    El Seor Robinson 31

    justicia por s mismos aboliendo las formas de gobierno a las que es-

    tn acostumbrados.

    Pero cuando una larga serie de abusos y de usurpaciones,

    persiguiendo invariablemente los mismos objetos, muestra el designio

    de someterme a un despotismo absoluto, es mi derecho apartarme de

    ese gobierno y proveerme de nuevos medios para mi futura seguridad.

    Tal ha sido mi paciente sufrimiento; y tal es ahora la necesi-

    dad que me obliga a separarme del gobierno anterior.

    La historia del gobierno de estas tierras es una historia de

    repetidas injusticias y usurpaciones, teniendo todas ellas por objeto

    directo el establecimiento de una tirana absoluta sobre m.

    Y para probarlo, someto estos hechos al juicio del mundo:

    A los quince aos comenc a ganarme la vida trabajando en

    el campo. Me esforc para ser ms productivo que el resto de los peo-

    nes. Sin embargo, siempre fui tratado igual que el peor de ellos. Mi

    mayor esfuerzo slo sirvi para elevar el nivel medio del conjunto, y

    por lo tanto, para que los dems ganasen un salario que no merecan,

    mientras que yo deb aceptar uno inferior al de mi productividad. Ello

    ocurri porque las leyes dictadas por el gobierno, obligaban a los

    patrones a pagar los mismos salarios a todos los trabajadores, invo-

    cando como justificacin el principio de igualdad.

    Cuando finalmente tuve la oportunidad de adquirir mi pro-

    piedad, pens que se acabara la injusticia, pues al explotar mi propia

    tierra sera el nico responsable por mi bienestar. Pero a partir del

    momento en que me convert en productor, el gobierno comenz a

    cobrarme cada vez ms impuestos para darle una parte de mi dinero

    a mis competidores menos productivos. No tuve ms remedio de con-

    tratar con una cooperativa que mantiene el monopolio de las ventas, y

    aceptar por mis productos el precio que en un mercado abierto se

    ofrecera por bienes de calidad inferior a la que yo produzco, porque

    los subsidios a la mediocridad redujeron el precio segn el estndar

    de la peor calidad. Los impuestos han sido el medio por el cual el go-

  • 8/7/2019 ROJAS, Ricardo Manuel - El Seor Robinson

    28/120

    32 Ricardo Manuel Rojas

    bierno me equipar, durante toda mi vida, al ms vago e improducti-

    vo de mis semejantes.

    Una vez que mi esfuerzo me permiti aumentar la producti-

    vidad, a pesar de la interferencia del gobierno, necesit contratar

    empleados para las tareas manuales de la recoleccin de papas. Pero

    en lugar de acuerdos celebrados por consenso y tras una libre discu-

    sin, tuve que aceptar las directivas impuestas por un sindicato al que

    el gobierno le ha dado el poder de controlar los contratos laborales.

    Entonces cerr el crculo y comprend que no es verdad que las leyes

    laborales protegen a los trabajadores y perjudican a los empresarios:

    las leyes laborales protegen a los ineptos y perjudican a los producti-

    vos, sean empleados o patrones.

    Hace diez aos que me cas. Pens celebrar un acuerdo vo-

    luntario con la mujer a la que amaba, basado en el mutuo reconoci-

    miento de nuestros valores. Pero inmediatamente aprend que detrs

    de ese acto aparentemente consensual se esconda una desnuda impo-

    sicin legal. Al principio acept la ley, pues al margen de lo que ella

    ordenaba, nos considerbamos unidos por un amor mutuamente pro-

    fesado -o al menos eso era lo que yo pensaba-. Pero cuando el amor

    se acab, o yo finalmente comprend que me haba equivocado, des-

    apareci aquel acuerdo y se hizo presente la ley. A partir de entonces,

    he parecido todo tipo de injusticias de parte de una mujer a la que la

    ley le da derechos sobre mi vida, mi libertad y mi propiedad.

    Durante todos estos aos se invocaron principios morales

    para tratar de convencerme de que es mi obligacin servir a los de-

    ms, que es un deber el sacrificio y un pecado aspirar a una vida in-

    dependiente. Es curioso pensar que estos principios slo se aplican a

    m, pero no a todos los que durante aos se sirvieron de mis xitos,

    para subsistir sin producir.

    Hoy he decidido hacer esta declaracin pblica, para poner

    en conocimiento de mis vecinos que no estoy dispuesto a aceptar ms

    deberes morales, y que a partir de hoy considerar un acto de agre-

  • 8/7/2019 ROJAS, Ricardo Manuel - El Seor Robinson

    29/120

    El Seor Robinson 33

    sin hacia mi persona cualquier pretensin de que debo servir a

    otros, del cual me defender por los medios que sean necesarios.

    A partir de hoy declaro que las leyes, los impuestos, el go-

    bierno y las convenciones sociales en general, son perjudiciales a mis

    intereses, y por lo tanto, ya no los reconozco ni respeto...Y al sosteni-

    miento de esta declaracin empeo mi vida, mi fortuna y mi sagrado

    honor.ROBINSON

  • 8/7/2019 ROJAS, Ricardo Manuel - El Seor Robinson

    30/120

  • 8/7/2019 ROJAS, Ricardo Manuel - El Seor Robinson

    31/120

    5

    Minas de presin, electricidad, explosivos, escopetas, balas ycartuchos. Es horrible el solo pensar que necesito de todo esto parabuscar la paz; parece un contrasentido que deba luchar por mi tranqui-lidad usando explosivos. Pero las cosas se dieron as, yo no las bus-qu. Todas estas armas me permitirn estar seguro y alejado de quie-

    nes quieren agredirme, mientras pienso cmo rehacer mi vida. Esto eslo que estuve planeando durante meses, no puedo echarme atrs ahora.

    Con mi ganado y mis papas podr mantenerme hasta que des-cubra qu le pasa a la gente de esta regin, y cmo puedo tratar conellos sin perjudicarme. Especialmente, necesito saber si es correcto ono que me atribuyan deberes para servir a los dems. Tengo deberes?Pero si existen los deberes...Slo yo los tengo? Por qu quienes meacusan de no cumplir con mis deberes sociales, parecen no tenerlosellos del mismo modo que yo? Cules son los deberes de Irene? Nun-ca la vi hacer nada til en favor de otro, ni siquiera en favor de ellamisma. Por el contrario, vivi exigindole cosas a los dems y yo tuve

    que pagar por todos sus caprichos.Ah viene ella. Podr comprender lo que le voy a decir? Segu-

    ramente no. Nunca entendi nada de lo que le dije. Y pensar que du-rante tantos aos yo intent convencerme a m mismo de que s lohaca! Pero...ya lo tengo decidido. Diez aos de tolerancia fueron su-ficientes para aprender que debo aceptar la realidad tal como es, quees intil tratar de evadirla.

    -Ya me imaginaba que te iba a encontrar ac! Desde ayer queests embobado con las nuevas porqueras que compraste, y casi nohas salido de ese galpn. Debera examinarte un psiquiatra!

    -Sabs qu es sto?-No...Parece masilla.-Es explosivo plstico.

  • 8/7/2019 ROJAS, Ricardo Manuel - El Seor Robinson

    32/120

    36 Ricardo Manuel Rojas

    -Explosivo? Para qu quers explosivo?-Es para comprar mi libertad.-No te entiendo.-Supongo que no...Pero har un esfuerzo para ser claro y bre-

    ve...Escuch bien! Tens una hora para sacar tus cosas de mi ca-sa...Nuestro matrimonio ha terminado.

    -Qu decs? Te volviste loco?...No hagas bromas estpidas.-No es una broma, Irene. Ya no voy a seguir mantenindote.Ah empieza! Seguro que har una escena de histeria, como

    era de esperar. Bueno...alguna vez tena que dar este paso y bancarmelas consecuencias.

    -Rosendo! Venga enseguida, que mi marido se ha vuelto lo-co!

    No hay caso! Diez aos deberan haber sido suficientes paraaprender que la irracionalidad no se cura con el tiempo. Al contrario,parece que cuando alguien es incapaz de razonar, sus reacciones hist-ricas tienden a acentuarse con los aos.

    -Qu pasa, seora Robinson?-No s!...Es mi marido. Pregntele usted qu le pasa; parece

    que est demente. Compr explosivos y me est amenazando.-No te estoy amenazando, simplemente te estoy echando de mi

    casa...Y usted tambin, est despedido. Vyanse los dos de mis tie-rras y no vuelvan!

    -Pero...seor Robinson, no se olvide que tenemos un contrato.-Usted no lo cumpli. Se pas los das vagando sin traba-

    jar...Vyase ahora mismo, si no quiere sufrir las consecuencias. Nocompr estas armas y explosivos por chiste. Estoy dispuesto a usarlospara garantizar mi libertad e independencia.

    -Seora Robinson, es mejor que le hagamos caso. Parece quesu marido est un poco enfermo.

    -Pero...Rosendo Haga algo! No nos podemos quedar lo mstranquilos, escuchando cmo este hombre me obliga a abandonar mipropia casa.

  • 8/7/2019 ROJAS, Ricardo Manuel - El Seor Robinson

    33/120

    El Seor Robinson 37

    -Esta no es tu casa! Ni un solo ladrillo se puso con el productode tu esfuerzo.

    -Lo escuch, Rosendo? Miserable! Estamos legalmente ca-sados y vos debs cumplir con tus obligaciones. No pods abando-narme as, tengo derecho de permanecer en el hogar conyugal. Vostens el deber de mantenerme. La mitad de todo esto es mo.

    -Con qu derecho pretends la mitad de algo que no te perte-nece?

    -Cmo que no me pertenece? Me lo da la ley!-No te hablo de leyes, te hablo de derecho..de justicia.-Es la ley!-Ya no voy a hacer ms nada que no haya acordado volunta-

    riamente. Tu ley ya no es mi ley!-Seora...el seor Robinson se est poniendo muy nervio-

    so...Creo que lo mejor es que lo dejemos solo para que se calme. Ma-ana, cuando est ms tranquilo, podremos volver con el comisario yaclarar esta situacin.

    -Le parece, Rosendo?...Bueno, est bien...Vmonos!...Perovos, desgraciado, ni pienses que esto va a quedar as. Te mandar a miabogado, y espero que te saque hasta el ltimo centavo de tu mugrosafortuna. Siempre fuiste un avaro y un egosta. Esa debe ser la causa deeste ataque de locura que te vino de repente.

    -Vyanse los dos de una vez!

    Ahora s, por fin me dejaron solo y puedo comenzar a organi-zarme. Qu tengo? Tengo un toro, cuatro vacas, una plantacin depapas listas para ser cosechadas y varias hectreas de tierra frtil. Esome basta para mantenerme hasta que encuentre con quin hacer nego-cios sin que intente robarme. Slo debo preocuparme por conservar mipaz. Tengo mucho trabajo por delante, necesito establecer mis defen-

    sas para garantizar mi aislamiento de los agresores. Es hora de usar lasarmas y explosivos que compr.

  • 8/7/2019 ROJAS, Ricardo Manuel - El Seor Robinson

    34/120

    38 Ricardo Manuel Rojas

    Qu raro se siente estar solo! Es una sensacin especial, in-descriptible. Es como si de repente pesara veinte kilos menos, como siflotara en el aire, sin cargas, liviano, haciendo todo ms fcilmente,ms rpido, con mucho menos esfuerzo. Ahora que lo pienso, es laprimera vez en mi vida que estoy completamente solo, sin nadie detrsdicindome qu debo hacer, espindome, controlndome, criticandomis decisiones, o imputndome que est mal todo lo que hago.

    Tard diez aos para entender a mi mujer. No...Me parece queen realidad la entend desde el primer da, pero no quise aceptar lo queentenda. Recuerdo que al principio se acerc a m asegurando estarfascinada por mis ideas y mi trabajo. Deca sentirse impresionada alobservar cmo creaba riqueza con la explotacin de mi campo. Meacuerdo de su vivo entusiasmo la primera vez que la traje para queviera la cosecha de papas. Hasta se arrodill entre las plantas paradesenterrar los tubrculos, mientras juraba que en medio de la natura-leza se senta feliz.

    A partir del da en que nos casamos, mi trabajo comenz aaburrirla, y se puso cada vez ms fastidiosa y caprichosa. Empez adarle importancia a todo menos al cultivo de la tierra. Pronto despre-ci a las papas y a lo que ellas significan para m. Recuerdo como sifuera hoy el da que me dijo que mi mundo era demasiado estrechopara ella. Se par all, frente al monte de eucaliptos, y con ese tonomelodramtico que usa cuando quiere lastimarme, me dijo que yo noera lo suficientemente culto como para comprender la amplitud de susaspiraciones espirituales. A propsito, se dedic a leer libros que tra-tan sobre mil temas que para m son intranscendentes, pero que paraella, de la noche a la maana, se volvieron esenciales. Y no lo hizodemostrando un inters claro y concreto por aquellas cuestiones de lasque a partir de entonces se consider experta, pues creo que a duraspenas entendi algo de lo que ley. Su nico inters era satisfacer su

    necesidad de establecer diferencias, de demostrar una superioridadintelectual que, ni necesitaba demostrar, ni pudo hacerlo por ese me-dio. Lo nico que puso en evidencia fue su superficialidad, su inepti-

  • 8/7/2019 ROJAS, Ricardo Manuel - El Seor Robinson

    35/120

    El Seor Robinson 39

    tud para concentrarse en algn tema especfico. Tambin mostr losproblemas psicolgicos que su irracionalidad le producan.

    Mientras tanto, todos a mi alrededor trataron de destruir mipersonalidad e independencia. No fue un golpe dado por una persona,en un momento, en un da y hora determinados, por medio de algncurso especfico de accin. Han sido ataques pequeos, rpidos yconstantes, que a lo largo de mi vida ensayaron casi todos los que merodeaban. Les falt muy poco para alcanzar su objetivo.

    Pero esta reaccin que secretamente desarroll a modo de es-cudo, me permiti sobrellevar indemne su menosprecio y tantos inten-tos por disminuirme y hacerme creer que cuanto pienso y hago estmal.

    La confianza en m mismo -la que no obstante haber aprendidode ellos que no deba tener, conserv con una tenacidad que no puedoexplicar- no les permiti vencer mi independencia y lo que hasta hoyfue mi silenciosa resistencia a los principios establecidos. No s si esbueno o malo que haga pblica mi resistencia por este medio. Tal vezpueda meditar en ello mientras est encerrado. Pero por primera vezen mi vida hago lo que yo mismo he decidido, sin guiarme por lo quelos dems esperan, o por lo que ellos piensan que es bueno para m; yrealmente me siento muy bien comportndome as.

    Me han enseado que es egosta perseguir el propio deseo ysostener las propias convicciones. Por el contrario, pretendieron quedebo sacrificarme por los deseos y las convicciones ajenas. Me ense-aron que el bien es siempre el bien de los dems. Eso significa tantocomo decir que es malo buscar la felicidad propia, pero bueno servir ala felicidad ajena; o que es malo saciar el propio hambre, pero buenoque otros acepten nuestra comida para saciar el suyo...Ahora que lopienso as....No es contradictorio en s mismo?

    Aun a regaadientes, siempre les hice caso o, por lo menos,

    jams discut sus premisas. Pero a partir de hoy tendr tiempo paraexaminarlas, para replantear mi vida, para ver si, a pesar de mis secre-

  • 8/7/2019 ROJAS, Ricardo Manuel - El Seor Robinson

    36/120

    40 Ricardo Manuel Rojas

    tas vacilaciones, era correcto actuar como me ensearon, o si por elcontrario es ahora cuando todo empieza a marchar bien.

    Desde hoy estar completamente solo. Deber tomar mis pro-pias decisiones y hacerme cargo de ellas. Por primera vez no habrnadie detrs mo dicindome cul es la conducta que habr de consi-derar moral, y cul deber tener por inmoral. Necesitar de la moralestando solo? Detesto la moral que me impusieron; prefiero no tenerninguna a seguir esa. Se podr vivir sin moral? Existir alguna otraadems de la que me inculcaron desde nio? Tendr alguna moralalternativa para regir mi vida por principios diferentes? Qu pasa siyo elijo mis propios principios? Habr otros principios adems de losque siempre tuve por tales?

    Por qu en los ltimos meses me habr agarrado esta obsesinpor hacerme preguntas y querer encontrar mis propias respuestas? An-tes viva ms tranquilo, porque no necesitaba pensar. Los dems medecan qu hacer. A veces no lo haca...pero eso es porque siempre fuimuy rebelde. Rebelde contra quin?...Ah estoy de nuevo buscandorespuestas a nuevas preguntas. Eso me demuestra lo rebelde que soy.

    Me voy a volver loco si no aclaro pronto lo que me est pasan-do. Hace meses que no hago ms que sobrellevar los minutos, lashoras, los das, pensando y repensando en las cosas. Qu me pasa?Antes no pensaba tanto y viva feliz...Era feliz? Otra vez! No puedodejar de cuestionarme todo.

    Todava estoy muy confundido, pero en el fondo, algo me diceque estoy haciendo lo correcto. Nunca antes haba disfrutado una sen-sacin como sta: me siento libre de todo lo que me rodea; igual quemis rboles, cuando les quito los gusanos que les chupan la sabia.

  • 8/7/2019 ROJAS, Ricardo Manuel - El Seor Robinson

    37/120

    6

    -Vio aquel cartel?Cuando el comisario hizo esa pregunta, delat su falta de pro-

    fesionalismo. Su voz son temerosa y suplicante, como si aquel peda-zo de cartn manuscrito con un grueso marcador negro y clavado a unrbol, tuviese ms poder que la ley, su revlver, su placa, y una lar-

    gusima tradicin cultural destinada a hacerle creer a la gente que lera el hombre ms poderoso del pueblo.

    El abogado que estaba a su lado, lo mir con ojos que expresa-ban una comprensible preocupacin. Haba ido hasta all para asegu-rarse de que el comisario obligara al seor Robinson a cumplir susdeberes legales con su esposa. Saba muy bien que el xito de su ges-tin dependa, en buena medida, de lo que hiciera el brazo ejecutor dela ley, y por eso lo preocupaba su repentina vacilacin.

    En realidad, la pregunta del comisario haba sido innecesaria,pues solamente un ciego no hubiese visto las seales que Robinsondisemin en todo el permetro de su campo: grandes carteles escritos

    con marcador negro sobre cartones de cajas o maderas, colgados aaproximadamente quince metros unos de otros, que alertaban sobre laelectrificacin de los alambrados, la colocacin de explosivos en lastranqueras y de minas de presin. Tambin se podan ver los cablesconectados a los alambres y los explosivos sobresaliendo de las tran-queras, como una especie de innecesaria advertencia adicional.

    El campo de Robinson era bsicamente un valle entre dos coli-nas. Tena setenta hectreas, cinco de las cuales estaban ocupadas porla casa, galpones, graneros, depsitos, el corral y un parque al quecuidaba con esmero. El resto estaba dividido en cinco parcelas, dedi-cadas casi con exclusividad al cultivo de papas, excepto una, en la que

    alternaba distintos cultivos, de acuerdo con lo que pareca ms renta-ble cada temporada. Aquel ao se haba decidido por las cebollas.

  • 8/7/2019 ROJAS, Ricardo Manuel - El Seor Robinson

    38/120

    42 Ricardo Manuel Rojas

    La casa era de ladrillos pintados de blanco, en dos plantas ycon techo de tejas negras a dos aguas, del que sobresala una granchimenea revestida en piedra.

    El campo era rectangular y lindaba, por los dos flancos mscortos, con montes deshabitados e incultivados; por uno de los ladosms largos con el campo de su nico vecino conocido, y por el ladoopuesto, con el camino de tierra que conduca a la ruta. Robinsonhaba intentado varias veces ubicar a los dueos de los dos montesadyacentes, con la intencin de comprrselos. Pensaba que era posibleformar terrazas en las laderas y cultivar papas siguiendo un mtodosimilar al que haban usado los incas en la cordillera de los Andes va-rios siglos antes. Pero los propietarios de esas tierras no eran conoci-dos en el pueblo, y jams pudo entrar en contacto con ellos.

    Un pequeo arroyo, proveniente de las montaas que se eleva-ban a doscientos kilmetros al oeste, cruzaba su campo y penetrabaluego en la propiedad vecina. Ambos propietarios haban construidopequeos canales de riego que les permitan aprovechar el agua parasus cultivos de un modo razonable. Por eso, las espordicas sequasnunca haban sido un problema para ellos.

    Desde la tranquera, el comisario vea los cuadros cultivados,perfectamente delimitados y separados por senderos marcados conpiedras blancas. Tambin poda ver el granero, los depsitos y el restode las instalaciones que, pese a su ocasional quietud, ofrecan el as-pecto de una incesante productividad.

    -S, ya lo vi! -fue la respuesta fastidiosa del abogado-. Peroson slo carteles y nada ms. Usted es el comisario de Arroyo Dorado,y le exijo que cumpla de una vez con su obligacin. Mi cliente quiereregresar a su hogar lo antes posible, para lo cual necesita que usteddesaloje a ese hombre de la finca.

    -Pero no vio los carteles? -insisti el comisario, sealando el

    pedazo de cartn clavado en un rbol, con una expresin de ahogo,como si estuviese frente a la prueba tangible e incontrovertible de laexistencia de un ser sobrenatural-. All dice que se prohibe la entrada

  • 8/7/2019 ROJAS, Ricardo Manuel - El Seor Robinson

    39/120

    El Seor Robinson 43

    de extraos, que los alambrados estn electrificados, el campo mina-do...

    -Yo s leer!...Va a creer en los carteles escritos por un ma-nitico? Usted es el comisario! Ningn cartel intimidatorio puedesuperar su autoridad! Qu le pasa? Le tiene miedo a ese campesinobruto?

    El abogado intent estimular por ese medio la autoestima delcomisario, para que ste venciera el miedo que le produca leer lasadvertencias colocadas por Robinson. Pero ni la primera logr crecerlo suficiente, ni el segundo poda ser disminuido con tanta facilidad.Por el contrario, el jefe de la polica local se senta ms impresionadoa medida que iba descubriendo los distintos mensajes colocados en elpermetro de la propiedad. Cierto condicionamiento cultural parecaindicarle que no era conveniente dudar de las palabras escritas en car-teles.

    Al terminar su observacin preliminar descubri, distribuidosen el permetro del campo, casi doscientos grandes carteles escritoscon marcador negro sobre cartones y maderas, que contenan adver-tencias cortas, claras, precisas y directas.

    -Justamente, porque es un manitico, me preocupa que hayahecho lo que anuncian los carteles. Ser mejor que nos aseguremos dealgn modo antes de entrar.

    A diferencia de lo que pretendi el abogado, la manera en queel comisario decidi fortalecer su autoridad, fue escudndose en uncauteloso recelo profesional.

    En ese momento lleg un hombre caminando por el senderoque vena desde la calle de tierra que conduca al pueblo. Su traje azulse haba aclarado con el polvo fino y reseco del camino, y ya no eraposible adivinar el color de sus zapatos, bajo la capa de tierra que loscubra totalmente. El hombre se detuvo a un costado del comisario,

    sac su pauelo y con l limpi sus anteojos y quit de su calva cabe-za el polvo hmedo por la transpiracin.-Qu pasa, comisario?

  • 8/7/2019 ROJAS, Ricardo Manuel - El Seor Robinson

    40/120

    44 Ricardo Manuel Rojas

    -Y usted quin es?-. El comisario respondi una pregunta conotra, con cierto fastidio. Un extrao era lo que menos quera ver esamaana.

    -Soy Carlos Macci, funcionario de la Secretara de Impuestosde la Nacin. Me enviaron para dejar una citacin a Robinson, porquehemos descubierto en la oficina que es un evasor...

    La forma en que habl el recin llegado, los convenci de quedeba tener el empleo que invocaba. La seal ms clara fue que men-cion la palabra evasor con un resentimiento evidente.

    -...Debo notificar a Robinson sobre las acciones legales que laSecretara iniciar en su contra si no paga los impuestos de inmediato.Pens que para esta hora el evasor ya estara detenido y que usted ha-bra ocupado la chacra. Por qu no entraron todava?

    El comisario mir al recin llegado con un menosprecio expl-cito, que en ningn momento intent ocultar. No le gustaban los re-caudadores de impuestos, aun cuando en esta ocasin, ese hombrehaba sido enviado para perseguir a un enemigo comn, y por lo tanto,era de alguna manera un aliado suyo. Pero de todas formas, quizo de-jar sentado desde el comienzo que no le gustaba ninguna de las perso-nas que lo rodeaban y esperaban su respuesta.

    -No me digan cmo hacer mi trabajo.-Entonces hgalo!-Hola!Un nuevo integrante se uni al grupo, sobresaltando al comisa-

    rio, pues se acerc a l sin hacer ruido desde sus espaldas, con el sigi-lo de un ratn de campo escabuyndose entre una pila de lea.

    -Quin es usted? -le pregunt a l tambin el comisario,haciendo ostentacin de su autoridad formal.

    -Soy Rosendo, el empleado del seor Robinson. El me contratpara trabajar en la recoleccin de papas, y me ech ayer de la chacra

    junto con su esposa, sin darme ninguna explicacin razonable. Tengoun contrato colectivo para trabajar durante toda la cosecha. En el Sin-dicato me dijeron que Robinson debe permitirme entrar a trabajar, o

  • 8/7/2019 ROJAS, Ricardo Manuel - El Seor Robinson

    41/120

    El Seor Robinson 45

    de lo contrario indemnizarme...Esa es la ley, no? Por eso lo fui a bus-car a la comisara, y all me dijeron que estaba ac. Usted tiene queproteger mi derecho a trabajar. O lo obliga a que me deje entrar, o lomete en la crcel hasta que me pague todas las indemnizaciones queme corresponden por haber sido despedido sin motivo!

    -Ac el amigo tiene razn! - Esa afirmacin categrica coronsus ltimas palabras, como aquellas exclamaciones que alientan lasdiscusiones polticas-. Dijo que se llamaba Rosendo?

    -As es -respondi el pen un tanto sorprendido.-Yo soy el doctor Merino, abogado de la seora Robinson. Us-

    ted est en todo su derecho de demandar a su patrn por lo que lehizo. Tiene un abogado?

    -No...todava no.-No se preocupe, mi amigo...Aqu tiene mi tarjeta. Cuando lo-

    gremos sacar a Robinson de all adentro y la seora est nuevamenteen posesin de la tierra, podemos prepararle una demanda contra lpor todos los daos que le est provocando.

    -Yo solamente quiero recuperar mi trabajo y que me pague misueldo.

    -No...no. Usted tiene derecho a mucho ms. Djelo en mis ma-nos. Va a ver que obtendr una buena ganancia de todo este asunto.

    -Pero...Es legal?-Por supuesto que s! La ley lo ampara.-Si...Pero yo slo quiero seguir como hasta ahora...-No, no! La ley le garantiza ms que eso.-Est bien, doctor, si a usted le parece.El comisario mir a los tres hombres que esperaban su res-

    puesta. Se le ocurri que lo mejor que se poda hacer con Robinsonera dejarlo encerrado en su campo, donde no tena posibilidad de cau-sar ms dao. Pens que el egosmo de aquel campesino testarudo

    sera finalmente la causa de su muerte, pues no sobrevivira muchotiempo sin la ayuda de los dems. No terminaba de comprender porqu de repente todos se interesaban tanto en la detencin de un hom-

  • 8/7/2019 ROJAS, Ricardo Manuel - El Seor Robinson

    42/120

    46 Ricardo Manuel Rojas

    bre que, dentro de su finca, resultaba inofensivo y estaba destinado amorir. Sin embargo, esos tres hombres no lo dejaran tranquilo hastaque detuviese al transgresor y lo enviase a la crcel.

    -Yo soy la autoridad en este pueblo, y tengo la responsabilidady el entrenamiento necesarios para manejar la situacin. No debemosponernos histricos...

    -Ninguno de nosotros tres est histrico -lo interrumpi elabogado con severidad; y agreg pausadamente:-. Slo estamos espe-rando que usted se decida a hacer su trabajo.

    El comisario ignor el comentario del abogado y mir a su al-rededor, buscando algo con la vista entre los matorrales. Mientras lohaca, pens que no le gustaban los abogados, a quienes siempre habaconsiderado unos bastardos que usaban las leyes para aprovecharse delos dems. Inmediatamente debi reconocer que, en realidad, Merinole pareca ms detestable que Robinson.

    Por un momento se cruz por su mente la idea de que Robin-son no le haba hecho mal a nadie; que slo se negaba a cumplir consus obligaciones legales, pero que con ello no perjudicaba a ningunapersona en especial. El abogado, por el contrario, se aprovechaba deesas mismas leyes para sacarle dinero a Robinson y a su mujer, sinhaber producido a cambio nada ms que molestias. Tal vez all se ori-ginaba su desprecio por los abogados, a los que vea como parsitosque siempre andaban buscando una excusa enquistada dentro de algu-na ley, para enriquecerse a expensas de los problemas ajenos.

    Al pensarlo mejor, se dio cuenta de que los tres hombres cuyaspretensiones deba garantizar en ese momento, le simpatizaban muchomenos que Robinson. Pero cuando comprendi cabalmente la entidadde sus pensamientos y hacia dnde lo llevaban, los abandon de in-mediato. No poda permitirse olvidar ni por un minuto que l era elrepresentante de la ley, y como tal, no tena el derecho de imaginar

    siquiera que una ley no fuese justa. La justicia o la injusticia no eranproblemas de su competencia; slo deba atenerse a las palabras de la

  • 8/7/2019 ROJAS, Ricardo Manuel - El Seor Robinson

    43/120

    El Seor Robinson 47

    ley. Y las palabras de la ley le indicaban con claridad en ese caso queera su obligacin detener a Robinson.

    En la tranquera descubri un nuevo cartel que sealaba la exis-tencia de explosivos colocados en su base, y explicaba que explotaransi se intentaba entrar por la fuerza.

    Finalmente encontr el objeto que buscaba con su vista. Tomaquel trozo de hierro retorcido de unos ochenta centmetros de largoque recogi junto a la tranquera, y se acerc cautelosamente con lhasta el alambrado. Lo lanz desde una distancia prudencial en direc-cin a los alambres, y al contacto de ambos metales le sigui un esta-llar de chispas y ruidos elctricos.

    En un mismo instante, los tres hombres que lo acompaabanpegaron un impulsivo salto hacia atrs, y cuando lograron recuperarsedel asombro se quedaron mirndolo consternados. El comisario lesdevolvi la mirada mucho ms sereno. Aquella comprobacin resta-bleci su superioridad profesional, y al mismo tiempo le dio una nue-va excusa para posponer su ingreso a la chacra.

    -Ven lo que les dije? -pregunt sonriente, levantando sus ce-jas y mirando fugazmente al abogado.

    -Aunque ms no sea, trate de comunicarse con l -le exigiMerino como toda respuesta.

    En ese momento lleg hasta ellos el padre Andrs. Traa pues-ta su mejor sotana, y en su pecho luca un gran crucifijo de bronce,colgado de una cadena de gruesos eslabones dorados y tachonado conpiedras que imitaban rubes.

    -An est adentro el pecador? -le pregunt al comisario con eltono que empleara un capataz hacia el ms novato de sus peones.

    -Si, padre Andrs.-Bueno, haga algo! Tuve que interrumpir mi misin evangli-

    ca de hoy para venir hasta ac, bajo este calor insoportable. No puedo

    perder mucho tiempo. Vine solamente porque Irene es una de nuestrasmejores fieles, y ha hecho importantes contribuciones a la Iglesia.

  • 8/7/2019 ROJAS, Ricardo Manuel - El Seor Robinson

    44/120

    48 Ricardo Manuel Rojas

    El sacerdote enderez su cruz y se tom con ambas manos labarriga, mientras resoplaba y se babeaba un poco. El comisario volvia mirar hacia el interior del campo con fastidio. Todo pareca normalen la chacra. Las vacas pastaban tranquilamente, encerradas en uncorral al costado del granero, y no se adverta ningn otro movimientoen aquel sector. Pero repentinamente not una figura que, por inmvil,no haba merecido su atencin hasta entonces, y descubri a Robin-son, sentado en el prtico de la casa, con su escopeta de dos caossobre la falda y la mirada fija en el horizonte. Le pareci una imagenatemorizante.

    El levantisco chacarero estaba inmvil, pero tan solo con versu cuerpo acomodado en la mecedora sin perder la tensin, y lainsinuacin de sus dos robustas manos sosteniendo la escopeta, con undedo en la cola del disparador, alcanzaba para amedrentar a cualquieraque tuviese la intencin de penetrar en los dominios de aquel hombreque pareca comprender perfectamente lo que significaba ser dueo.

    El comisario gir sobre sus talones, para transmitir alguna ex-cusa a los cuatro hombres que esperaban detrs suyo; pero los ojosfulminantes del padre Andrs le impidieron ensayar ninguna. En si-lencio, volvi a darse vuelta en direccin a Robinson, que a cientocincuenta metros de distancia no le prestaba ninguna atencin. Toda laenerga del rebelde campesino pareca estar enfocada en alguna abs-traccin que lo mantena indiferente al grupo de personas que se jun-taron en las puertas de su casa; puesta ms all del espacio, y tambindel tiempo, con la expresin de quien paladea el sabor dulce del orgu-llo.

    El comisario maldijo para sus adentros a sus cuatro acompa-antes, y se acerc un poco ms a la tranquera.

  • 8/7/2019 ROJAS, Ricardo Manuel - El Seor Robinson

    45/120

    7

    -Robinson!Qu?...Quin me llama? Parece que hay alguien en la

    tranquera...Si...Se acercaron varias personas a la entrada.-Robinson, le habla el comisario! Me escucha?Qu hace el comisario aqu? Todava no aprendi a leer ese

    idiota?-Vyanse! No leyeron los carteles? Los alambrados estn

    electrificados, el campo tiene minas de contacto, y todos los accesos ami casa estn llenos de explosivos. Si tratan de entrar, van a volar enpedazos.

    -Eso es ilegal, Robinson! Est alterando la paz de toda la re-gin y yo no se lo voy a permitir. Quite inmediatamente esos explo-sivos y djeme entrar!

    -No puedo alterar la paz de nadie desde aqu adentro. Ni ustedni nadie puede entrar en mi propiedad sin mi permiso. Me he encerra-do aqu solamente para defenderme. Eso no puede ser ilegal.

    -Robinson! Soy el doctor Merino, abogado de su espo-sa!...Puede escucharme? Le aconsejo que no entorpezca la tarea delcomisario. Si no coopera con la justicia va a tener serios problemas.Le traigo una copia de la demanda que hoy presentamos con su esposaen el juzgado, por malos tratos, exclusin ilegtima del hogar conyu-gal e incumplimiento de sus deberes de asistencia familiar. Su situa-cin es lo suficientemente delicada ya, como para que encima la agra-ve resistindose a la autoridad. Entrguese de una vez! Le convienesalir de inmediato y buscar un buen abogado que lo asesore y lo de-fienda...Desgraciadamente yo ya soy letrado de su esposa...Tal vez nosera tico que tambin lo represente a usted...no? Pero de todos mo-dos debe buscar un abogado. No convierta sus graves incumplimien-

  • 8/7/2019 ROJAS, Ricardo Manuel - El Seor Robinson

    46/120

    50 Ricardo Manuel Rojas

    tos civiles en una causa criminal. Si quiere yo le puedo recomendar aun buen colega mo para que lo asesore.

    -Mi situacin no es delicada; al contrario, nunca me sent me-jor que ahora. No voy a seguir manteniendo a esa mujer a la que ya noconsidero mi esposa. Dej de amarla, y por lo tanto no se me ocurreninguna razn para que ella contine viviendo en mi casa. No le debonada, pues nada de lo que existe aqu se obtuvo con su trabajo. Pagusus gastos, satisfice sus caprichos durante diez aos y la he tratadocon excesiva correccin. Por lo tanto, esta separacin no le provocningn perjuicio que me pueda reclamar. No hay motivo para queella me demande!

    -Seor Robinson!...Soy Rosendo, su empleado. Quiero queme deje entrar a trabajar ya mismo. Tenemos un contrato y usted loest rompiendo. Si no me deja entrar lo voy a demandar en el juzgadolaboral. Est violando mi derecho a trabajar, y ya avis a la cooperati-va y al sindicato. El doctor Merino es tambin mi abogado, y me diceque si lo demando no puedo perder. Me escucha?

    -Claro que lo escucho! Preferira no escucharlo ms. Nosotrosya no tenemos ningn contrato. Usted deba recoger papas y no lo hi-zo. Se pas las horas haraganeando y durmiendo debajo de todos losrboles de mi finca, mientras yo le pagaba puntualmente su salario.Usted rompi el acuerdo que tenamos, y por eso no le debo nada.

    -Yo trabaj de acuerdo al contrato colectivo. Las condicionesde trabajo en el campo las establecieron la Cooperativa y el Sindicato,no usted...y la ley dice que no estoy obligado a recoger papas cuandohace mucho calor. Usted pretenda abusar de su posicin para hacermetrabajar en condiciones ilegales. Pero segn me dijo el doctor Merino,la ley me protege.

    Este vago de mierda no tiene vergenza!-No me interesa lo que le hayan dicho. El contrato deca: recoger

    papas a cambio de un salario. Yo le pagu sin falta todas las semanas,y usted no trabaj. Por eso no le debo nada; al contrario, le he estado

  • 8/7/2019 ROJAS, Ricardo Manuel - El Seor Robinson

    47/120

    El Seor Robinson 51

    pagando a cambio de nada. No tiene ningn motivo para quejarse,pues sali ganando.

    -Robinson! Soy el doctor Merino nuevamente. El seor Ro-sendo es ahora mi cliente, y le advierto que las leyes laborales agrope-cuarias son claras y estrictas. Usted ha violado sus derechos laboralesy l puede demandarlo ahora mismo. Si nos obliga a recurrir a la justi-cia, tiene mucho que perder.

    -Vyanse a la mierda!-Robinson!Y esa voz? Me resulta conocida.-Hijo! Soy el padre Andrs.A qu viene ste ahora? Ayer le mand un cheque por toda la

    plata que Irene le don en mi nombre.-Yo no soy su hijo! Qu quiere?-He venido a ayudarte a recapacitar. Ests actuando en forma

    intempestiva; debes serenarte y cumplir con tus deberes hacia estaspersonas con las que has asumido tantas obligaciones.

    -En los ltimos meses me la pas pensando y reflexionando, yhace mucho que no me senta tan tranquilo como ahora. Cuanto mslo pienso, ms me convenzo de que no le debo nada a nadie, y no re-cuerdo haber asumido ninguna obligacin.

    -No seas rebelde, hijo mo.-Yo no soy su hijo! No me gusta el tono con el que me habla.

    Quin se cree que es para andar increpando a las personas como sifuesen sus sirvientes?

    -Soy el sacerdote de tu iglesia.-Es mi iglesia slo porque yo pagu por buena parte de ella.

    Pero jams estuve de acuerdo con nada de lo que usted dice all cadadomingo.

    -Hijo!...Ests pecando de palabra.

    -Eso ya no me afecta.-Cmo te atreves a decir eso? Es blasfemia, un pecado mortal.

  • 8/7/2019 ROJAS, Ricardo Manuel - El Seor Robinson

    48/120

    52 Ricardo Manuel Rojas

    -Mejor vyase. Ya no me engaa ms con sus cuentos de esp-ritus y demonios del ms all. Desde que me encerr aqu ayer por lamaana, me ocurri algo que hace que su lucha sea estril.

    -Qu cosa?-Perd el miedo.Es que todos vinieron a molestarme al mismo tiempo? No fal-

    ta nadie.-Robinson, esccheme con atencin! Soy el oficial de la Se-

    cretara de Impuestos de la Nacin...Claro! Faltaba l.-...Vengo a comunicarle un hecho gravsimo, me escucha?

    Esta maana hemos revisado su legajo en la Secretara, y descubrimosque debe ms de un ao de impuestos a las tierras y a sus ingresos. Meenviaron a exhortarlo para que pague de inmediato su deuda, o de locontrario, le embargaremos el campo y ser rematado para que la So-ciedad se cobre su crdito. En estos momentos estoy arrojando unacdula de notificacin detrs de su tranquera, y de ese modo quedalegalmente notificado de lo que le estoy diciendo...Me oye? Adems,dimos aviso a las oficinas de impuestos de la Provincia y del Munici-pio, para que investiguen si est al da con sus tasas o tambin las eva-de. Me entiende?

    -Claro que lo entiendo! Hace ms de un ao que acab decomprender cul es su juego. El da que gan mi primer peso traba-jando la tierra como pen, escuch decir que tena el deber de entre-garle unos cuantos centavos al gobierno. En aquella poca no entendabien por qu. La explicacin que obtuve fue: lo nico inevitable eneste mundo, es la muerte y los impuestos, y me la dio como al pasarun capataz. Yo la acept, acept que usted o alguien como usted debapresentarse inexorablemente en mi casa cada tanto, para exigirme unaparte de mi esfuerzo. Lo tom como una imposicin inevitable, y ja-

    ms como el pago por un servicio. Recuerdo que la primera vez queme cuestion la legitimidad de los impuestos, alguien me dijo que acambio de ellos yo reciba servicios que no podan ser prestados por

  • 8/7/2019 ROJAS, Ricardo Manuel - El Seor Robinson

    49/120

    El Seor Robinson 53

    nadie ms que por el gobierno. Pero lo cierto es que el gobierno noslo no me sirve para nada, sino que con los impuestos que yo pagoest subsidiando a mis propios competidores. Yo debo pagar por lamala fama que comienzan a tener las papas de esta regin, que enpocas de libertad fue la ms productiva del pas. Eso se lo debo algobierno, que hasta me ha hecho pagar las propagandas preparadaspara convencer a la gente de que es inmoral ser prspero y tener aspi-raciones de progreso. Ya no quiero seguir manteniendo con mi trabajola ineptitud de otros. Por eso decid no pagar ms ningn impuesto.

    -El dinero de los impuestos no es suyo, es de la Sociedad...Sino los paga, los estar robando. La evasin es un delito muy grave.

    -El dinero con el que pagaba los impuestos era totalmente mo,porque esta tierra es ma; la he comprado yo, pagando un precio a sudueo anterior. Ninguna parte de ella es de nadie ms que ma. Si yoconvierto la tierra en riqueza, esa riqueza es fruto exclusivo de mi es-fuerzo y mi talento, y por lo tanto tambin es ma. Tampoco tengo quepagar a nadie por ello. Yo soy el nico dueo de lo que esta tierraproduce. Si le he dado dinero al gobierno, en teora fue para que cum-pla una funcin como mi empleado, que es la de defender mis dere-chos. Pero pude comprobar que el gobierno no me sirve, que por elcontrario me perjudica, que ha sido un mal empleado, como Rosendo,y por eso no voy a pagarle ms.

    -Usted debe pagar los impuestos! Como contribuyente estobligado a mantener al gobierno que lo administra.

    -El gobierno no me administra, me roba y me somete a tenertratos en condiciones que me perjudican notablemente y benefician amis ineptos competidores. En todo caso, si como usted dice el gobier-no es administrador de mis bienes, le comunico por su intermedio quedesde ahora queda despedido. Ya no voy a entregarles mi dinero paraque fomenten la ineptitud y la injusticia.

    -Robinson! Le habla el comisario. Le ordeno que abandone deinmediato esa actitud hostil y nos deje entrar en su finca. De lo contra-

  • 8/7/2019 ROJAS, Ricardo Manuel - El Seor Robinson

    50/120

    54 Ricardo Manuel Rojas

    rio, deberemos usar la fuerza pblica para reprimirlo. Est alterando lapaz y violando la ley.

    -Desde ayer que no salgo de mi casa. Cmo podra alterar lapaz o violar la ley desde aqu adentro? Ni siquiera me he movido demis tierras, y ustedes son las primeras personas que veo y con las quehablo en veinticuatro horas. En realidad, ustedes estn alterando mipaz y violando mis derechos, al tratar de entrar en mi casa sin mi per-miso. Mejor vyanse, antes de que alguno resulte herido. Los explosi-vos que coloqu en mis lmites son muy poderosos.

    -Est loco, Robinson! No tiene ninguna chance. Aunque nosvayamos ahora, volveremos con todas las fuerzas necesarias para de-tenerlo. Es imposible vencer al gobierno. Nadie puede apartarse im-punemente de las leyes. Quin se cree que es para desobedecer la leyy desor a las autoridades? Vamos! Entrguese ya!

    -Yo ya no me rijo por sus leyes, ni les reconozco autoridad al-guna. No he violado los derechos de nadie. Djenme en paz!

    Bueno, parece que finalmente se van todos. Espero que ahorame dejen tranquilo; tengo mucho trabajo y cosas en qu pensar. Deboordear las vacas, recoger las papas y acomodar mi casa para vivir loms decentemente que pueda. Me va a resultar muy pesado hacer todoeso yo solo. Por qu estas personas no aceptarn de una vez por todaslas evidentes ventajas del comercio?

    Todo sera mucho ms fcil si pudiera concentrarme en cose-char mis papas, y cambiar parte de ellas por los bienes y servicios queme permitiran vivir ms cmodamente. No es eficiente tener que pre-ocuparme yo mismo por obtener cada una de las cosas que necesito;pero por ahora no me queda otra alternativa que volver al estilo devida de la Edad Media.

    Tampoco es divertido estar solo, pues la soledad no es la situa-

    cin ideal para el hombre. Sera mucho mejor poder asociarme conotras personas que compartiesen mis valores. Pero si eso no es posiblepor ahora, prefiero mil veces estar solo, que acompaado por gente

  • 8/7/2019 ROJAS, Ricardo Manuel - El Seor Robinson

    51/120

    El Seor Robinson 55

    cuyo nico inters es servirse de m. Siempre me dijeron que ese pen-samiento es egosta, pero ya no me importa; no voy a hacer ms caso alo que me dijeron y buscar mis propias respuestas. Si para algo tieneque servirme este aislamiento, es para obtener respuestas a tantas pre-guntas que solitaria y clandestinamente me he hecho durante los lti-mos aos, aunque al final nunca tuve el valor de dar un paso ms ade-lante, y apartarme de las respuestas que quienes me rodeaban habanpreparado para m.

    Qu ser de Irene? Cuando la conoc pens que lo mejor queme poda pasar en la vida era vivirla a su lado. Estaba convencido deque el amor era ese sentimiento que impulsa a una pareja a estar siem-pre unida y construir juntos un mundo ideal. Pero ahora s que esoslo puede ocurrir cuando la unin se mantiene libre y espontnea-mente. Ninguna relacin es genuina si no es voluntaria. Una vez quenuestro amor muri, debimos separarnos de inmediato. Pero entoncesella intent aprovecharse, primero de los condicionamientos moralesque me impulsaban a seguir juntos, y cuando eso le fall, ech mano ala ley, para forzarme a continuar una relacin que ya no tena sentido.Eso me parece injusto e inmoral. La ley no tiene nada que ver con elamor. No se debe forzar a una pareja a estar juntos, y es ilgico estarlouna vez que el amor se acab. Slo su mezquindad y su deseo de apro-vecharse de lo que no le corresponde podra justificar que esta mujer,que en los ltimos aos no hizo ms que criticarme y menos-preciarme, invoque una ley y recurra a los abogados y al gobierno pa-ra obligarme a permanecer a su lado. Por qu tendr tanto inters enestar conmigo, si ya no me ama?

    Siempre pens que la propia felicidad deba ser el ms impor-tante propsito de mi vida; pero la felicidad no se puede alcanzarcuando se persiguen nicamente caprichos emocionales. Irene no po-da ser feliz, porque nunca supo lo que quiso; y yo tampoco poda ser

    feliz con ella, porque durante aos me dej llevar por sus caprichos yhasta me enga a m mismo, pretendiendo que en realidad no erancaprichos, sino ideas meditadas y razonadas. Por fin descubr que si

  • 8/7/2019 ROJAS, Ricardo Manuel - El Seor Robinson

    52/120

    56 Ricardo Manuel Rojas

    no se buscan metas racionales, no es posible alcanzar xitos verdade-ros. Aun cuando todo el tiempo pos de intelectual, ella jams tuvo unhorizonte hacia dnde dirigir sus acciones, y por lo tanto, jams pudodisfrutar plenamente de nada.

    Irene fue vagando por el mundo sin saber qu quera de l, tra-tando de pasarla bien, de figurar, de que los dems la admirasen, aun-que no haba nada, ms all de la belleza exterior que tuvo siendo msjoven, que pudiese ser legtimamente admirado. Pero como en defini-tiva no saba qu buscaba, acab presa de esa histrica reaccin que seproduce en quienes se sienten incmodos, insatisfechos, no porque nopuedan alcanzar sus objetivos, sino por algo peor an, como es notenerlos.

    Por mi parte, yo pens que poda ser feliz satisfaciendo sus ca-prichos, soportando sus berrinches, pretendiendo que sus superficialesdeseos eran bastante elevados para m, eludiendo la tarea de elaborarconscientemente mis propias metas y valores, y adecuar a ellos miconducta. Prefer no buscar una meta personal y me dediqu a produ-cir riqueza, sin ver en ello ninguna derivacin moral. Soport con re-signacin estoica sus ataques hacia mi productividad y su intento pormatar el orgullo que esa productividad comenzaba a generar en m.Me content con trabajar, sin pensar en valores, sometindome a losque ella y todos los dems daban como indiscutibles, sufriendo conamargura, porque esos valores artificialmente aceptados chocaban conun sentimiento intenso que me produca mi trabajo. Pero ahora queempiezo a pensar por m mismo, comprendo que en realidad s quierotener metas, distintas de las que pretendieron imponerme; y por sobretodas las cosas, que quiero ser feliz...Y por fin estoy en condiciones dever que jams podr ser feliz hasta que no haga lo que yo mismo elija.

    Ahora que he aceptado todo esto, puedo entender la perversi-dad de nuestra relacin amorosa durante los ltimos aos. Llegu a

    aceptar que, despus de cierto tiempo, era razonable que pudiese exis-tir una relacin romntica sin cario, sin ternura y sin sexo. A partir

  • 8/7/2019 ROJAS, Ricardo Manuel - El Seor Robinson

    53/120

    El Seor Robinson 57

    del da en que consent que podamos mantener nuestra relacin y ol-vidarnos del amor, ya todo estaba irremediablemente perdido.

    Ahora que lo pienso, las relaciones amorosas y las comercialesse parecen. Mi relacin con Irene anduvo bien hasta el da en que noscasamos, es decir, hasta que ella tuvo un monopolio sobre m. Connuestra pareja ocurri lo mismo que con las papas que se producen enesta regin: mientras todos competamos por producir lo mejor al me-jor precio y la cooperativa era una simple organizacin espontnea sinprivilegios, esta regin era famosa por la calidad de sus papas. Perocuando la cooperativa se convirti en un monopolio impuesto por laley, la calidad decay abruptamente. Mientras nos mantuvimos unidospor acuerdos voluntarios, las relaciones -las sentimentales y las co-merciales- fueron el fruto de u