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RO DRI GO F ACIO : treinta años d esp s. En el trigésimo aniversario de la muerte de uno de los hombres más preclaros de nuestra historia reciente, acaecida trágic amente en la plenitud de su vida, nos unimos a esta co nmemoración presentando hoy y mañana el testimon io de ilustres costarr icenses que es tuvieron cerca de él. Mariana Le v. El gran rector Más vivo · Isaac Felipe Azofeifa Profes or emérito de la UCR Todo sistema nacional de educación pública culmina, tiene su remate en el sistema de universidades estatales. Cuando Luis Gal- dames . establece los fundamentos y fines de la universidad que está diseñando para Costa Rica, nos hace ver que todo sistema nacional de educ· ación lleve un único fin muy claro: forjar el espíritu de la nacionalidad; resguardar su herencia cultural, y ser garantía -en el caso concreto de la institución que planea para Costa Rica- de permanente fidelidad a la realización plena de nuestra identidad cultural costarricense. La universidad privada, agrega Galdames , tiene otros fines y distinto estatuto. Por esto digo que nos urge hoy un campeón de Ja cultura superior y del patriotismó con;io lo fue Rodrigo Facio . Es nece s ario hacer estas precisiones al ponemos de pie para honrar Ja memoria del creador insi g ne de nuestra Alma Mater en este aniversari o de su muerte. En cada un a de s us comunicaciones -artículos de polémica y comun icacio n es s olemnes al despedir a los graduados de cada o- Rodri go Fa cio fue creando la doctrina cultural, social y mora! que le iba dando vida al cuerpo y al es p fr itu de la institu- ción. D esde el p rimer día, al asumir Rector ía en ' 95 2, propone de una vez los qu e van a ser objetivos de St' ra bajo rectoral. Pri mero. log ra que la U niversidad de je de ser ·' la U niv e rsidad a medias' ' que se le e ntre ga: p rofesores "por mal pag a do s y sin que exi sta todavía un proceso de selecciór Je es mu los en busca de logr ar calidad en los serv i cios' '. Y plan 1ea la urgen cia de cre ar el es cal afó n universitario. Y l ue go pro pon e el seg undo obj e- tivo: la co nst."'ll c ción de la Ci ud ad U ni vers i taria , · 'con dici ón co m- p lememaria de l mejoram ient o eco nóm i co e in t electual del per sonal ''. Todo - agrega- un poco al margen del b ullicio y las con- gojas de la ci udad; las instalac i ones ( que enum era) co nstituirán "el ambiente im - pr esci ndi bl e para que la Universidad a dqui era una más clara conciencia de mi sma, de su unid ad, y de los papeles que está llamad a a des empeñar y se proyecte de manera más amplia y definitiva sobre la comunidad a la que todo se lo debe' '. Y luego, el tercer objetivo : la reforma estruc- tural de la Universidad sobre el fundamen- to de una Facultad de Humanidades . "Aquellos objetivos -primero y segundo- serán a su vez la sustentación de este últi- mo, que es el fundamental, e implica una reorientación básica para suplirle al país los especialistas que necesita, pero sobre la base de una cultura humanística sólida y profunda, a la vez que para darle un deci- dido impulso a la investigación filosófica y científica pura, y para extender amplia- me nte la red de servi cios soc iales a la comunidad' '. La creación de la Facultad de Humanidades es el más firme sueño del joven rector Facio, que apenas está rodeando los treinta y cinco años . "Se trata -dice- de llegar a una universidad más completa, más influyente, más for- madora, más orientadora, dentro de las limitaciones del medio y las urgencias de la realidad nacional". Y termina con esta esnecie de juramento: "Fuere cual fuere el puesto en que me correspo nda a ctuar, yo estaré siempre al servicio de este programa con la devo- ción y el entusiasmo que irtspiran las grandes tareas nacionales" . Y se pone en marcha la reforma. El joven rector recorre escuelas y facultades exponiendo , discutiendo, convenciendo. Nunca alza su v oz. Su todo es suave, pero firme y convincente. Y se sueltan las polémicas por la prensa. Como piensa ubicar la Ciudad Uni- versitaria en la propiedad -ampliándola debidamente- que posee la Universidad de San Pedro de Montes de Oca, levantan sus voces solemnes conservadores, incluso profesores de aquella Uni- versidad de Costa Rica, entonces desperdigada entre el viejo edifi- cio de la Universidad de Santo Tomás, diagonal a la esquina sur- oeste del Teatro Nacional, brincando al barrio donde están hoy ubicados la Corte Suprema de Justicia y los Tribunales para alcan- zar luego a la finca de la Escuela de Agronomía donde hoy se ubi- can los edificios de la Escuela de Arquitectura, en San Pedro. Y los conservadores acomodados en el centro de San José argu- mentaban ¿Tan lejos de la ciudad va a quedar la ciudad universi- taria? Mientras tanto, comisiones de profesores viajan a Estados Unidos y a Europa en busca de información de primera mano sobre lo que se planea. El autor de estas líneas formó parte de una mi sión a Estados Unidos y luego fue a.Ja UNESCO y a Alemania. Febril actividad que, muerto repentinamente el gran Rector, con- tinuó con el mismo tesón y profundidad el rector Monge Alfaro. Los discursos de clausura del rector Facio se convirtieron en piezas de amena exposición para la comunidad universitaria y para el país, --<Jue escuchaba atento- y los problemas de la región centroamericana y del mundo. Todo estaba por hacer. La opinión pública respondía llena de prejuicios contra aquella institución que apenas cumpliendo los quince años de edad exigía pre- supuestos sin mostrar resultados. Y venía ahora el joven Rector con estas proposiciones sobre aumentar sueldos y esa barbaridad de empeñarse en la obra ciclópea de levantar una ciudad universi- taria, como los países ricos .Los liberales de entonces, como los neo-liberales de hoy, juraban por su fe que a la Universidad sólo debían llegar lo s que tenían dinero ; ayer en las extranjeras y hoy en las privadas . El destino de los costarricenses pobres , que son los más, está s ellado : además de pobres, deben s er ignorantes. El país se había acostumbrado a ver, creer y padecer esta situación como un hecho natural irremediable. Sobre esto, nos dejó Rodrigo Facio un a página que es preciso meditar ahora que de nuevo empieza a cu es tionarse la imiversidad estatal , y con ella, los fun- damento s de la s ciencias humanas de la cul t ura general en la for- mación de nuestros universitario s. Dijo Ro dr i go Faci o: " .. . Per o tan conv encidos estamos de la magnitud de la lucha c omo de que a la l arg a la victoria s er á nu es tr a, imponi éndos e al con se rvali smo, al empiri smo . a Ja chatura es piritual , l os altos i ntere ses cult ura l es y nacio nales que la unive rsidad manúe ne y r epres en ta. Co mo en t oda br ega de idea s co ntra in t ereses , el tie m- po y la hist oria hace n de aliado s sile ncio sos pero efi caces de las pnm eras. Claro que cuando a ug ur amo s la conq ui sta de l pa ís por el ho mbre culto , no tenem os en la mente Ja idea de un a man era de ari o i ntelec tual , ente s uperi or co n vocac i ón de amo .. . El ho mbre cu lto por se rlo debe ser un hom- bre al s ervicio de su país y de sus co n ci u- dadanos -y de la humanidad en ge neral: un ser de amplio espíritu humano y soc ial. Cada vez va perdi éndo se en un pasado la idea de la cultura como medio asociado a la situaci ón de privilegios económicos y sociales " ."Hay especial- mente un problema que nos preocupa. Una falla co n que la Universidad vino a la vida: la ausencia en la institución de un in stitu to forjador de cultura general, problema que generalmente reconocemos como la ausencia de una Facultad de Humanidades . En 1941 se restableció la Universidad como una simple concen- tración de escuelas pro fes ionales, incluso la Escuela de Ciencias y Letras que se le agregó como una escuela profesional más, pero dedicada exclusivamente a la preparación de ciertos ramos dd Magis- terio, las Ciencias y las Letras. No se pensó en establecer el fundamento académico de toda la enseñanza universitaria. Esa falta ha dado lugar a toda una serie de problemas; falta de integración de las Escuelas y Facultades; duplicación de cátedras y enseñanzas, fri- cciones entre las instituciones. Como producto de todo esto, nues- tro egresado carece, en general , de un criterio integrador de su especialización dentro de la cultura general, con evidente per- juicio para él como hombre, para la comunidad e incluso para su profesión . Nuestro egresado está preparado en su respectiva rama, pero le falta la concepción unitaria e integrada que sólo le puede dar un programa de Humanidades , o como se le denomina moder- namente, de Estudios Generales . Esta reforma involucra dentro de la Facultad de Humanidades la creación de los cursos de Estudios Generales" . No vamos a seguir el programa de innovaciones que desarrolla el Gran Rector reformador, tan diversas, tan llenas de voluntad total puestas al servicio de un gran proyecto . El desconocimiento que tiene el universitario común de estos días del significado de la estructura fundamental de nuestra institución y de la doctrina que la sostiene, es abismal. Es más, llevados de esa ignorancia por despreocupación o indiferencia o por esnobismo cultural, muchos universitarios se persignan en el altar de los que condenan al Esta- do Docente en nombre de un neoliberalismo salvaje y vuelven a presentar el cuadro de oposición -dentro de nuestros términos- que enfrentó Rodrigo Facio durante sus años de rectorado. ¿Dónde está el campeón que venga a emular la voluntad patriótica y creadora del Gran Rector? que nunca Eugenio Rodríguez Ex Ministro de Educación Ex Rector UCR Abogado Treinta años después de su muerte prematura, el pen- samiento y la obra de Rodrigo Facio tienen una vigencia impresio- nante; están vivos, llenos de vitalidad y de frescura: por eso sus palabras con s ervan un extraordinario sabor de actualidad , y no lle- gan a nosotro s con ese tono libresco de las cosas que ya pasaron de moda . Rodri go Facio está más vivo que nunca. En otros momentos y circunstancias he escrito y hablado s obre Rodrigo Facio: sus ideas, su personalidad, su natural s entido del lideraz go; he analizado sus aportes decisivos a la educación, la economía, la historia. la vida política. Hoy, treinta año s de s pués de su muerte . sólo quiero señalar la actualidad de s us ideas y de su e jemplo . En un a Costa Rica llena de inc e rtidumbre s y de confu- si on es, su pen samiento y su personalidad son guías mu y fi rmes que s alan luminosamente hacia el futuro; entre las dudas y los desencanto s, mirando el ar ribi s mo, la av aricia y Ja s upe rficialidad de un os y de otros, es un bu en ej ercicio espiritual preg untarse ante u no de esos hec ho s so rprend e ntes que ya casi no sorprend en : ¿ qu é hubiera pensado R od ri go Faci o de est as cosas? ¿Po r qué tiene actua lidad Ro drigo Facio ?, ¿ por qu é no es una f igura de la hi stori a sin o un maes tr o que no s habla de los p ro- b le m as de ho y con vo z seg ur a y clara? Sus virtudes s obresa lientes s on la m ejor lecci ón para todos lo s costarri cen ses . es pe cialment e p ar a l os jóvene s que debe n recoger su men saj e para vi virlo y prac - ti carlo. ¡,Cuál es son es as vi rtudes que n os co n ceden el p ri vi l egio de ten erlo co mo uno de nu es rr os co ntemporán eos ? Ci tar é alg una s de ell as: Di sc iplina de estudio . Nada pu ede co nstru ir se s obre el descon oc imi ento de lo s hecho s: és tos lo adqu ie ren sentid o y si- g ni ficaci ón en el es tudio ardu o, prolon ga do y sistem átic o. En tiempo s de improvisación y de pereza intelectu al en tod os los sec- tores y en todo s lo s niveles . esta virtud adquiere cardinal importan- cia. Tolerancia. Hay que respetar las ideas de los demás , y admitir con naturalidad los criterios opuestos a los nuestros. Esto no significa indefinición; podemos y debemos ser muy definidos en nuestras posiciones, luchando con fuerza por lo que conside- rarnos justo o conveniente, pero siempre dispuestos a reconocer la justa razón del adversario. Desprecio de los dogmas políticos y sociales. No se deben aceptar nunca las consignas absolutistas, vengan de donde vinieren, ni admitir pasivamente que se intente acallar nuestra con- ciencia crítica. Defensa de la democracia. Hay que defender y fortale- cer la libertad política, y ese conjunto de principios que algunos c a!íTlcan peyorativamente "democracia formal". Rodrigo Facio sabía, décadas antes de que en la Europa Oriental lo descubrieran , que sin la libertad no puede construirse nada duradero. A él debe- mos la idea perdurable de que la democracia costarricense debe fundamentarse en tres sólidos principios : libertad política, justicia s ocial y desarrollo económico . Cultura integral. Debemos atender cuidadosamente todos los aspectos de la vida nacional, sin olvidar ninguno: el derecho, la e conomía, la política, la filosofía, la literatura, el art e. Un país pobre tiene el derecho de aspirar a una cultura integral. Probidad . La honradez no es un espectácul o para ex hibirse en actos de propaganda, proponiéndono s a los demás como modelos incorruptibles ; es un hecho natural de todos los días , que debe expresarse sencillamente y sin ostentaciones. La probidad de Rodrigo Facio , inmaculada, vivía a años luz de cualquier estrecho puritanismo. Amor a Costa Rica . Era un hombre universal en sus ideas y en sus sentimientos, pero todo en él se orientaba a servir a su país . La democracia por la que luchó, la libertad a la que nunca quiso renunciar, la justicia social que está en el fondo de todo su pensamiento no eran ideas generales aprendidas en los libros , sino principios nacidos de nuestra historia, enraizados en un país con hombres y mujeres concretos que han luchado a trav és del tiempo en circunstancias determinadas. Las ideas y la personalidad de Rodrigo Facio tienen mucho que ha cer en los tiempos que vivimos; su lección es para lo s ciudadanos de todas las ideologías , pues no debemos empobre- cerlo transformándolo en un profeta de pequeñas capillas; en él, en su mensaje y en su ejemplo, podemos encontrar el orgullo justifi- cado de ser costarricense.

RODRIGO FACIO : treinta años después

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Page 1: RODRIGO FACIO : treinta años después

RODRIGO FACIO : treinta años después. En el trigésimo aniversario de la muerte de uno de los hombres más preclaros de nuestra historia rec iente,

acaecida trágicamente en la plenitud de su vida, nos un imos a esta conmemoración presentando hoy y mañana el testimonio de ilustres costarricenses que estuvieron cerca de él.

Mariana Lev.

El gran rector Más vivo · Isaac Felipe Azofeifa

Profesor emérito de la UCR

Todo sistema nacional de educación pública culmina, tiene su remate en el sistema de universidades estatales. Cuando Luis Gal­dames .establece los fundamentos y fines de la universidad que está diseñando para Costa Rica, nos hace ver que todo sistema nacional de educ·ación lleve un único fin muy claro: forjar el espíritu de la nacionalidad; resguardar su herencia cultural, y ser garantía -en el caso concreto de la institución que planea para Costa Rica- de permanente fidelidad a la realización plena de nuestra identidad cultural costarricense. La universidad privada, agrega Galdames, tiene otros fines y distinto estatuto. Por esto digo que nos urge hoy un campeón de Ja cultura superior y del patriotismó con;io lo fue Rodrigo Facio. Es necesario hacer estas precisiones al ponemos de pie para honrar Ja memoria del creador insigne de nuestra Alma Mater en este aniversario de su muerte.

En cada una de sus comunicaciones -artículos de polémica y comunicaciones solemnes al despedir a los graduados de cada año- Rodrigo Facio fue creando la doctrina cultural, social y mora! que le iba dando vida al cuerpo y al espfr itu de la institu­ción. Desde el primer día, al asumir Rectoría en ' 952, propone de una vez los que van a ser objetivos de St' ra bajo rectoral. Primero. logra que la Universidad deje de ser ·'la Universidad a medias' ' que se le entrega: profesores "por ratc ~ . mal pagados y sin que exista todavía un proceso de selecciór Je estímulos en busca de lograr calidad en los serv icios''. Y plan 1ea la urgencia de crear el escalafón universitario. Y luego propone el seg undo obje­tivo: la const."'llcción de la Ciudad Universitaria, ·'condición com­plememaria del mejoramiento económico e intelectual del personal''. Todo - agrega­un poco al margen del bullicio y las con­gojas de la ciudad; las instalaciones (que enumera) constituirán "el ambiente im ­prescindi bl e para que la Universidad adquiera una más clara conciencia de sí misma, de su unidad, y de los papeles que está llamada a desempeñar y se proyecte de manera más amplia y definitiva sobre la comunidad a la que todo se lo debe' '. Y luego, el tercer objetivo: la reforma estruc­tural de la Universidad sobre el fundamen­to de una Facultad de Humanidades . "Aquellos objetivos -primero y segundo­serán a su vez la sustentación de este últi­mo, que es el fundamental, e implica una reorientación básica para suplirle al país los especialistas que necesita, pero sobre la base de una cultura humanística sólida y profunda, a la vez que para darle un deci­dido impulso a la investigación filosófica y científica pura, y para extender amplia­mente la red de servicios sociales a la comunidad''.

La creación de la Facultad de Humanidades es el más firme sueño del joven rector Facio, que apenas está rodeando los treinta y cinco años. "Se trata -dice- de llegar a una universidad más completa, más influyente, más for­madora, más orientadora, dentro de las limitaciones del medio y las urgencias de la realidad nacional". Y termina con esta esnecie de juramento: "Fuere cual fuere el puesto en que me corresponda actuar, yo estaré siempre al servicio de este programa con la devo­ción y el entusiasmo que irtspiran las grandes tareas nacionales".

Y se pone en marcha la reforma. El joven rector recorre escuelas y facultades exponiendo, discutiendo, convenciendo. Nunca alza su voz. Su todo es suave, pero firme y convincente. Y se sueltan las polémicas por la prensa. Como piensa ubicar la Ciudad Uni­versitaria en la propiedad -ampliándola debidamente- que posee la Universidad de San Pedro de Montes de Oca, levantan sus voces solemnes conservadores, incluso profesores de aquella Uni­versidad de Costa Rica, entonces desperdigada entre el viejo edifi­cio de la Universidad de Santo Tomás, diagonal a la esquina sur­oeste del Teatro Nacional, brincando al barrio donde están hoy ubicados la Corte Suprema de Justicia y los Tribunales para alcan­zar luego a la finca de la Escuela de Agronomía donde hoy se ubi­can los edificios de la Escuela de Arquitectura, en San Pedro. Y los conservadores acomodados en el centro de San José argu­mentaban ¿Tan lejos de la ciudad va a quedar la ciudad universi­taria? Mientras tanto, comisiones de profesores viajan a Estados Unidos y a Europa en busca de información de primera mano sobre lo que se planea. El autor de estas líneas formó parte de una misión a Estados Unidos y luego fue a.Ja UNESCO y a Alemania.

Febril actividad que, muerto repentinamente el gran Rector, con­tinuó con el mismo tesón y profundidad el rector Monge Alfaro.

Los discursos de clausura del rector Facio se convirtieron en piezas de amena exposición para la comunidad universitaria y para el país, --<Jue escuchaba atento- y los problemas de la región centroamericana y del mundo. Todo estaba por hacer. La opinión pública respondía llena de prejuicios contra aquella institución que apenas cumpliendo los quince años de edad exigía pre­supuestos sin mostrar resultados. Y venía ahora el joven Rector con estas proposiciones sobre aumentar sueldos y esa barbaridad de empeñarse en la obra ciclópea de levantar una ciudad universi­taria, como los países ricos .Los liberales de entonces, como los neo-liberales de hoy, juraban por su fe que a la Universidad sólo debían llegar los que tenían dinero; ayer en las extranjeras y hoy en las privadas. El destino de los costarricenses pobres, que son los más, está sellado: además de pobres, deben ser ignorantes. El país se había acostumbrado a ver, creer y padecer esta situación como un hecho natural irremediable. Sobre esto, nos dejó Rodrigo Facio una página que es preciso meditar ahora que de nuevo empieza a cuestionarse la imiversidad estatal, y con ella, los fun­damentos de las ciencias humanas de la cultura general en la for­mación de nuestros universitarios. Dijo Rodrigo Facio:

" .. . Pero tan convencidos estamos de la magnitud de la lucha como de que a la larga la victoria será nuestra, imponiéndose al conservalismo, al empirismo. a Ja chatura espiritual, los altos intereses culturales y nacionales que la universidad manúene y representa. Como en toda brega de ideas contra intereses, el tiem­po y la historia hacen de aliados silenciosos pero efi caces de las pnmeras. Claro que cuando auguramos la conquista del país por el

hombre culto, no tenemos en la mente Ja idea de un a manera de ario intelec tual , ente superior con vocación de amo .. . El hombre culto por serlo debe ser un hom­bre al servicio de su país y de sus conciu­dadanos -y de la humanidad en general: un ser de amplio espíritu humano y soc ial. Cada vez va perdiéndose en un pasado la idea de la cultura como medio asociado a la situación de privilegios económicos y sociales"."Hay especial­mente un problema que nos preocupa. Una falla con que la Universidad vino a la vida: la ausencia en la institución de un institu to forjador de cultura general, problema que generalmente reconocemos como la ausencia de una Facultad de Humanidades. En 1941 se restableció la Universidad como una simple concen­tración de escuelas profes ionales, incluso la Escuela de Ciencias y Letras que se le agregó como una escuela profesional más, pero dedicada exclusivamente a la preparación de ciertos ramos dd Magis­terio, las Ciencias y las Letras. No se pensó en establecer el fundamento

académico de toda la enseñanza universitaria. Esa falta ha dado lugar a toda una serie de problemas; falta de integración de las Escuelas y Facultades; duplicación de cátedras y enseñanzas, fri­cciones entre las instituciones. Como producto de todo esto, nues­tro egresado carece, en general, de un criterio integrador de su especialización dentro de la cultura general, con evidente per­juicio para él como hombre, para la comunidad e incluso para su profesión. Nuestro egresado está preparado en su respectiva rama, pero le falta la concepción unitaria e integrada que sólo le puede dar un programa de Humanidades, o como se le denomina moder­namente, de Estudios Generales. Esta reforma involucra dentro de la Facultad de Humanidades la creación de los cursos de Estudios Generales".

No vamos a seguir el programa de innovaciones que desarrolla el Gran Rector reformador, tan diversas, tan llenas de voluntad total puestas al servicio de un gran proyecto. El desconocimiento que tiene el universitario común de estos días del significado de la estructura fundamental de nuestra institución y de la doctrina que la sostiene, es abismal. Es más, llevados de esa ignorancia por despreocupación o indiferencia o por esnobismo cultural, muchos universitarios se persignan en el altar de los que condenan al Esta­do Docente en nombre de un neoliberalismo salvaje y vuelven a presentar el cuadro de oposición -dentro de nuestros términos­que enfrentó Rodrigo Facio durante sus años de rectorado. ¿Dónde está el campeón que venga a emular la voluntad patriótica y creadora del Gran Rector?

que nunca Eugenio Rodríguez

Ex Ministro de Educación Ex Rector UCR Abogado

Treinta años después de su muerte prematura, el pen­samiento y la obra de Rodrigo Facio tienen una vigencia impresio­nante; están vivos, llenos de vitalidad y de frescura: por eso sus palabras conservan un extraordinario sabor de actualidad, y no lle­gan a nosotros con ese tono libresco de las cosas que ya pasaron de moda. Rodrigo Facio está más vivo que nunca.

En otros momentos y circunstancias he escrito y hablado sobre Rodrigo Facio: sus ideas, su personalidad, su natural sentido del liderazgo; he analizado sus aportes decisivos a la educación, la economía, la historia. la vida política. Hoy, treinta años después de su muerte. sólo quiero señalar la actualidad de sus ideas y de su ejemplo.

En una Costa Rica llena de incertidumbres y de confu­siones, su pensamiento y su personalidad son guías muy fi rmes que señalan luminosamente hacia el futuro; entre las dudas y los desencantos, mirando el arribismo, la av aricia y Ja superficialidad de unos y de otros, es un buen ejercicio espiritual preguntarse ante uno de esos hechos sorprendentes que ya casi no sorprenden: ¿qué hubiera pensado Rodri go Facio de estas cosas?

¿Por qué tiene actualidad Rodrigo Facio?, ¿por qué no es una figura de la histori a sino un maes tro que nos habla de los pro­blemas de hoy con voz segura y clara? Sus virtudes sobresalientes son la mejor lección para todos los costarricenses. especialmente para los jóvenes que deben recoger su mensaje para vivirlo y prac­ticarlo. ¡,Cuáles son esas virtudes que nos conceden el privilegio de tenerlo como uno de nues rros contemporáneos? Ci taré algunas de ellas:

Disc iplina de estudio. Nada puede construirse sobre el desconoc imiento de los hechos: és tos só lo adqu ieren sentido y si­gni ficación en el es tudio arduo, prolongado y sistemático. En tiempos de improvisación y de pereza intelectual en todos los sec­tores y en todos los niveles. esta virtud adquiere cardinal importan­cia.

Tolerancia. Hay que respetar las ideas de los demás, y admitir con naturalidad los criterios opuestos a los nuestros. Esto no significa indefinición; podemos y debemos ser muy definidos en nuestras posiciones, luchando con fuerza por lo que conside­rarnos justo o conveniente, pero siempre dispuestos a reconocer la justa razón del adversario.

Desprecio de los dogmas políticos y sociales. No se deben aceptar nunca las consignas absolutistas, vengan de donde vinieren, ni admitir pasivamente que se intente acallar nuestra con­ciencia crítica.

Defensa de la democracia. Hay que defender y fortale­cer la libertad política, y ese conjunto de principios que algunos

c a!íTlcan peyorativamente "democracia formal". Rodrigo Facio sabía, décadas antes de que en la Europa Oriental lo descubrieran, que sin la libertad no puede construirse nada duradero. A él debe­mos la idea perdurable de que la democracia costarricense debe fundamentarse en tres sólidos principios: libertad política, justicia social y desarrollo económico.

Cultura integral. Debemos atender cuidadosamente todos los aspectos de la vida nacional, sin olvidar ninguno: el derecho, la economía, la política, la filosofía, la literatura, el arte. Un país pobre tiene el derecho de aspirar a una cultura integral.

Probidad. La honradez no es un espectáculo para exhibirse en actos de propaganda, proponiéndonos a los demás como modelos incorruptibles; es un hecho natural de todos los días , que debe expresarse sencillamente y sin ostentaciones. La probidad de Rodrigo Facio, inmaculada, vivía a años luz de cualquier estrecho puritanismo.

Amor a Costa Rica. Era un hombre universal en sus ideas y en sus sentimientos, pero todo en él se orientaba a servir a su país. La democracia por la que luchó, la libertad a la que nunca quiso renunciar, la justicia social que está en el fondo de todo su pensamiento no eran ideas generales aprendidas en los libros, sino principios nacidos de nuestra historia, enraizados en un país con hombres y mujeres concretos que han luchado a través del tiempo en circunstancias determinadas.

Las ideas y la personalidad de Rodrigo Facio tienen mucho que hacer en los tiempos que vivimos; su lección es para los ciudadanos de todas las ideologías, pues no debemos empobre­cerlo transformándolo en un profeta de pequeñas capillas; en él, en su mensaje y en su ejemplo, podemos encontrar el orgullo justifi­cado de ser costarricense.