Qué es y qué piensa el desarrollismo

Noviembre de 2012

2

Qué es y qué piensa el desarrollismo

Rogelio Frigerio y Arturo Frondizi, Olivos, 1958.

3


¿Qué es el MID? El Movimiento de Integración y Desarrollo (MID) es el partido político que fundaron Arturo Frondizi y Rogelio Frigerio en la dé-cada del 60 para generar la concien-cia, la militancia y la voluntad políti-ca de impulsar el desarrollo nacional argentino, transformar la vieja es-tructura agroimportadora y reempla-zarla por una economía desarrollada e integrada.

¿Qué piensa el MID? En esencia, el desarrollismo reivindica la necesi-dad de impulsar el desarrollo eco-nómico del país, su integración geográfica, económica y social, el fortalecimiento de las actividades económicas estratégicas, la forma-ción de fuertes cadenas de valor agregado y una educación universal de calidad como pilares para la crea-ción de empleo, la genuina inclusión social y una verdadera igualdad de oportunidades.

¿Cómo se posiciona el desarrollis-mo frente al gobierno kirchnerista? El MID caracteriza al modelo actual como populista, una sucesión inver-tebrada de medidas que no ataca los problemas estructurales del país. Por el contrario, al vulnerar las institucio-

nes de la democracia, generar inse-guridad jurídica, alimentar el gasto público y la inflación, pensando sólo en el cortísimo plazo, este modelo no atrae las inversiones necesarias para transformar la economía y, por el contrario, las ahuyenta. Agotada la fase de logros fáciles en el marco de la recuperación posterior a la cri-sis de 2001/2002, el modelo compro-mete el futuro: no sólo el largo pla-zo, sino incluso el corto y el mediano. La actual crisis cambiaria, la pérdi-da del autoabastecimiento de petró-leo, la crisis del transporte público o la crisis energética son muestras de esa improvisación y cortoplacismo.

¿Cómo se organiza el MID? El MID es un partido nacional con presencia en la mayoría de los distritos electorales del país. Elije sus autoridades nacio-nales (Comité y Convención Nacio-nal) cada dos años, al igual que en cada una de las provincias en las que está organizado. Todos sus afiliados tienen amplias posibilidades de par-ticipación y debate en sus cuerpos orgánicos.

¿Qué camino político propone el MID? El MID trabaja para la construcción de una alternativa al modelo del po-

El desarrollismo, una respuesta vigente para los problemas del país

4


pulismo kirchnerista. Defiende las instituciones democráticas, la segu-ridad jurídica y la seriedad adminis-trativa. Impulsa una alianza de clases y sectores, e insiste en la necesidad de plantear el desarrollo económico como base de un consenso de dife-rentes fuerzas y corrientes de opi-

nión para transformar y modernizar el país, y ofrecer una mejor calidad de vida y oportunidades de progre-so espiritual y material para sus ha-bitantes. Aboga por un genuino y ma-duro diálogo político y una apertura a todas las ideas que aporten a ese de-bate necesario.

Orígenes del desarrollismo

Corriente de ideas. El desarrollismo es una corriente de ideas que nace a mediados del siglo XX en los paí-ses subdesarrollados. En América la-tina esa corriente se identificó más o menos con la obra de Raúl Prebisch y con la “teoría de la dependencia” de Cardoso y Faletto. En la Argenti-na, particularmente, surge luego de

la caída del segundo gobierno pero-nista (1955) y tiene como referencia ineludible las ideas de Rogelio Frige-rio y la gestión de gobierno de Arturo Frondizi (1958-1962).

Industrialización. El desarrollismo sostenía entonces la necesidad de completar el proceso de industriali-

Rogelio Frigerio y Arturo Frondizi, Olivos, 1958.

5


zación del país, luego de que duran-te el peronismo se hubiese llevado adelante un desordenado crecimien-to de la industria liviana, sin la crea-ción de la infraestructura necesaria y la implantación de la industria pe-sada que cimentaran sólidamente ese crecimiento.

Cambio de estructuras. El cambio de estructuras era el leitmotiv central del desarrollismo: la transformación de una estructura económica esen-cialmente primaria (“agroimportado-ra”) en una economía industrial mo-derna, desarrollada, integrada desde sus industrias básicas hasta las más sofisticadas, movilizadora de los re-cursos naturales y humanos a lo lar-go y a lo ancho del país.

Librecambismo y economía prima-ria. El diagnóstico era que Argentina arrastra una deformación de su es-tructura económica por la decisión deliberada de su clase dirigente, en tiempos de la organización nacional,

adoptar una orientación librecambis-ta y exportadora de alimentos. Este modelo fue implantado durante la se-gunda mitad del siglo XIX, y fue re-lativamente exitoso, pues consiguió atraer cuantiosas inversiones e im-primió al país un ritmo de crecimien-to extraordinario entre 1880 y 1930, con cenit en el Centenario.

Industrialización forzada. La inci-piente e incompleta industrializa-ción, por el contrario, fue el resultado forzado de la sustitución de importa-ciones a causa de las restricciones del comercio internacional duran-te las guerras mundiales. No fue una decisión deliberada y debidamente planificada, se tornó insustentable y por eso su desenvolvimiento resultó trunco. Al no integrarse la estructu-ra económica desde la base de la in-dustria pesada, los cuellos de bote-lla de la industria liviana –que, por su parte, generó mucho empleo y rique-za– aumentaron la vulnerabilidad ex-terna del país.

6


Deterioro de los términos del inter-cambio. A mediados del siglo XX se produjo una crisis del sector externo como consecuencia del llamado de-terioro de los términos del intercam-bio. Las exportaciones del sector pri-mario, pilar tradicional del comercio exterior argentino, no generaban in-gresos suficientes para solventar la necesidad de importaciones de las maquinarias, equipos, insumos in-dustriales y energía que requería la entonces vigorosa industria liviana nacional.

Populismo estatista. Este panora-ma se había agravado como conse-cuencia de la crisis de las finanzas públicas, a raíz de la torpe e ineficaz

intervención de Estado en la econo-mía. La fijación artificial de precios y tarifas, la presencia de multitud de subsidios cruzados, el formidable crecimiento del sector público im-productivo y un déficit fiscal galo-pante eran el resultado de la políti-ca estatista del peronismo, que pudo durar mientras duraron las reservas acumuladas por el país en las déca-das anteriores de comercio interna-cional favorable, pero que finalmen-te entró en una grave crisis.

Una política de desarrollo. La política desarrollista de 1958 surgió de este diagnóstico estructural y enfrentó los problemas con decisión y agre-sividad. El desarrollismo se propu-so sincerar y estabilizar la economía, tornarla apta para atraer inversio-nes masivamente. Simultáneamen-te, definió los sectores estratégicos y se propuso dirigir allí la inversión. Ellos eran la energía –en particular el petróleo–, el acero (hierro y car-bón), la petroquímica, la química pe-sada, la celulosa y el papel. Lanzar un plan de inversión en infraestruc-tura de comunicaciones y servicios, caminos, puertos y aeropuertos. Mo-dernizar y tecnificar el agro. Forta-lecer la industria desde su base pe-sada hasta las diferentes ramas productivas de insumos intermedios.

Logros de gobierno. El gobierno de-sarrollista generó un formidable im-pulso a la economía del país, avan-

Juan Domingo Perón

7


zando en el cambio de estructuras que se había propuesto. Logró que se duplicara en tres años la inver-sión privada en bienes de capital. Nacionalizó los hidrocarburos, for-taleció YPF, convocó al capital ex-terno y así logró incrementar la pro-ducción de petróleo en un 138% en tres años, pasando de importar dos tercios del consumo a lograr el au-toabastecimiento. Triplicó la produc-ción de acero. Quintuplicó la pro-ducción de caucho. Prácticamente fundó la petroquímica, al igual que la industria automotriz, llegando a producir 140 mil automotores anua-les. Aumentó la producción eléctrica a un ritmo promedio de 15% anual. Pavimentó más de 10.000km de ru-tas. Tecnificó el campo, llegando a vender 20.000 tractores anuales. Im-pulsó la educación superior privada

y fortaleció la Universidad pública, que atravesó durante esos años un período de excelencia.

El Estado al servicio del desarrollo. Además de eliminar los subsidios y tarifas políticas, el gobierno desarro-llista se propuso transferir al sector privado todas las actividades que no fueran estratégicas. Se terminó con el “estado empresario”. Se redujo el gasto público de manera tal que el déficit del sector público pasó de un 7,7% del PIB en 1959 a un 1,7% del PIB en 1961, lo que significó además una reducción de 250.000 agentes de la administración pública, todos los cuales fueron absorbidos por el sec-tor privado, sin crear desempleo.

Reducción de la inflación. En el mar-co de la expansión económica, como

En tres años se logró el autoabastecimiento petrolero.

8


consecuencia del fuerte impulso in-versor, se logró un incremento neto de la oferta de bienes y servicios que, juntamente con el sinceramiento de precios y tarifas y el saneamiento del sector público, permitió resolver el problema de la inflación en su raíz. La inflación pasó de un 113% en 1959 a un 13,7% en 1961 (claro que con es-tadísticas serias y fiables).

Una política exterior independien-te. La política desarrollista implicó un esfuerzo de posicionamiento in-ternacional para atraer inversiones, sobre la base de los principios tra-dicionales de autodeterminación de los pueblos y no intervención en los asuntos internos de los países. Con seriedad, intentó influir en la política

exterior de Estados Unidos, de ma-nera que la Alianza para el Progre-so apuntara a desarrollar las econo-mías latinoamericanas, en lugar de limitarse al asistencialismo a esca-la continental.

Legalidad. El gobierno de Frondi-zi levantó la proscripción del pero-nismo, dictó una amnistía total a los presos políticos de la Revolución Li-bertadora, ofreció todas las garan-tías a la oposición, devolvió los sin-dicatos a los trabajadores y convocó a elecciones libres en 1962. Por eso mismo se enfrentó a la desconfianza del partido militar y los sectores más radicalmente antiperonistas. El triun-fo electoral del peronismo en varias provincias, entre ellas la Provincia

Janio Quadros y Arturo Frondizi, Uruguayana, 1961.

9


de Buenos Aires, fue el factor deter-minante del levantamiento que de-rrocó a Frondizi. La experiencia de gobierno desarrollista fue cercenada

por el golpe militar de marzo de 1962. El impulso transformador de la es-tructura económica argentina fue ex-traordinario, pero quedó inconcluso.

El kirchnerismo, una oportunidad desaprovechada

Un país todavía subdesarrollado. Ar-gentina sigue siendo, cinco décadas después, un país con un desarrollo industrial incompleto, cuya matriz es todavía exportadora de materias pri-mas fundamentalmente agrícolas e importadora de insumos industria-les, bienes de capital y tecnología. La integración de su estructura econó-mica, condición del desarrollo, sigue pendiente.

Exclusión social. La consecuencia más grave del subdesarrollo es la fragmentación y la exclusión social. Largos años de crisis argentina han marginado sistemáticamente a am-plias franjas de la población del mer-cado de trabajo, creando bolsones de pobreza estructural cuyo aborda-je demanda esfuerzos de política pú-blica cada vez más complejos.

Salarios bajos. Un país subdesarro-llado carece, por definición, de capi-tales suficientes para movilizar sus factores productivos. La carencia

de capital obliga a remunerarlo mu-cho, e impide, como contrapartida, remunerar adecuadamente al factor trabajo. Es, por ende, un país que no puede pagar, en promedio, salarios adecuados, y que simultáneamente posterga a gran parte de su pobla-ción activa al desempleo crónico.

Crecimiento inorgánico y desinte-gración. La falta de desarrollo se ma-nifiesta en la desigualdad social, pero no implica un estancamiento unifor-me de la economía. Por el contrario, distintos sectores crecieron mucho en diferentes momentos en las últi-mas décadas. El rasgo distintivo del subdesarrollo es la inorganicidad del crecimiento, la falta de integración y complementación de los diferentes sectores y rubros de la economía, y las diferentes regiones del país.

Oportunidad extraordinaria. A dife-rencia de lo que ocurrió durante la mayor parte del siglo XX, cuando los precios de los productos primarios

10


que exporta nuestro país sufrieron un paulatino deterioro, la demanda de ali-mentos de los países asiáticos ha pro-vocado en los últimos diez años que los precios de nuestras exportaciones se incrementaran sustancialmente. Esto, junto con la revolución de la siembra directa y los grandes avances de la biotecnología, hizo que los ingresos por nuestras exportaciones –en parti-cular el fenómeno de la soja– se mul-tiplicaran de manera extraordinaria.

Modelo populista. En este contexto, desde el año 2005 el gobierno nacio-nal viene profundizando un modelo populista que privilegia el corto pla-zo por sobre la planificación del de-sarrollo y el cambio de estructuras. Aprovecha la bonanza de precios in-ternacionales para repartir recursos, sin atacar los problemas de fondo de la economía. Acentúa, por el contra-rio, la estructura del subdesarrollo. Privilegia el consumo, pero castiga el

ahorro y así desincentiva la inversión que se necesita para poder dar res-puesta a ese consumo. Genera infla-ción porque no ataca los problemas estructurales de la economía y por-que fomenta el gasto público pero no brinda más ni mejores bienes y servi-cios públicos. Distorsiona la econo-mía con tarifas subsidiadas y precios políticos y también así desincentiva la inversión. Pese a los discursos en contrario, privilegia el crédito caro para el consumo por sobre el crédito barato para la producción, que sigue siendo de muy difícil acceso.

¿Qué se perdió en estos años? Mien-tras tanto y por falta de inversión, se perdieron la mitad de las reservas de gas, la cuarta parte de las de petró-leo y 10 millones de cabezas de ga-nado. Se deterioró el lugar respetado en el mundo en materia de relacio-nes internacionales, como también en materia de calidad educativa. Se agravó la obsolescencia de la in-fraestructura de transportes, comu-nicaciones y servicios. La estructura del comercio exterior no cambió su perfil primario, y hay trabas irracio-nales al ingreso de todo tipo de bie-nes, inclusive de capital. A pesar de eso, faltan dólares en el país, mien-tras sobran en el resto del mundo. La inversión extranjera directa se redu-jo a niveles irrisorios respecto de los demás países de la región, y los cen-tros de decisión empresarios se des-viaron hacia ellos.

Néstor y Cristina Kirchner.

11


Un relato lejos de la realidad. El rela-to oficial se autoproclama “nacional y popular”, y critica todo lo que no se le identifica como representativo de “los noventa” o “el neoliberalismo”. Se autodenomina “modelo produc-tivo, de matriz diversificada e inclu-sión social”, pero es un modelo que carga a la producción con una altísi-ma presión tributaria y desalienta la inversión; que ha agravado la prima-rización de la economía y se apoya casi exclusivamente en el precio de la soja, y que lejos de promover la in-clusión social, castiga a los que me-nos tienen con el impuesto más injus-to y regresivo que existe: la inflación, problema que por lo demás niega ma-nipulando las estadísticas oficiales.

La inflación es un síntoma tanto de los desmanejos fiscales del gobierno cuanto de su falsedad ideológica. Un gobierno que se manifiesta contrario a los ajustes, en realidad ajusta emi-tiendo y ampliando la base monetaria para poder solventar el gasto público excedentario. Así agrava las distor-siones de la economía e impide identi-ficar los cuellos de botella que retroa-limentan la inflación, que a su vez, al quitar valor a la moneda, lastima par-ticularmente a quienes menos tienen.

Rasgos autoritarios y antidemocráti-cos. El hiato entre la realidad y el dis-curso se complementa con prácticas políticas muy autoritarias. La presi-denta no contesta preguntas. No da

conferencias de prensa. Uno de los rasgos centrales del actual gobier-no es su vocación por bajar una lí-nea de discurso única y disciplinar a las voces disonantes. Ocurre con los funcionarios y legisladores, pero también con gobernadores e inten-dentes díscolos. Ello no sólo desde el discurso, sino por la vía de la extor-sión económica a través del manejo de los fondos e inversiones públicas de que el Ejecutivo dispone discre-cionalmente. Lo mismo ocurre con la prensa. Sólo los medios adictos reci-ben pauta oficial mientras se agrava la pelea con algunas empresas y el ahogo financiero a los medios inde-pendientes. Pero los rasgos autori-tarios abarcan otros ámbitos, se ex-presan en las presiones y esfuerzos de domesticación del gremialismo empresario y el sindicalismo (con la intervención del gobierno en las in-ternas de la CTA y la CGT) y llegan a incluso a tomar la forma de presio-nes explícitas al poder judicial.

Guillermo Moreno

12


Nuestra propuesta se apoya en la tradición del desarrollismo argenti-no y formula los rasgos generales de una política económica para el cam-bio de estructuras. Partimos de la base de que la contradicción básica de nuestra época y más allá de situa-ciones coyunturales, sigue siendo la diferencia entre países desarrolla-dos y países subdesarrollados, entre los cuales se cuenta el nuestro.

Desarrollo y subdesarrollo. Genéri-camente, la diferencia entre un país desarrollado y otro subdesarrolla-do está dada por la capacidad de su estructura económica para un creci-miento sostenible. Pero más en parti-cular, se puede decir que

1. Un país desarrollado tiene una eco-nomía diversificada e integrada; un país subdesarrollado, una econo-mía especializada en determinados rubros y más o menos desintegrada.

2. Un país desarrollado moviliza todos sus recursos y factores producti-vos, y los aprovecha; uno subde-sarrollado no, en particular desa-provecha el trabajo y los recursos naturales, por falta de inversiones.

3. Un país desarrollado está integra-do geográficamente y en sus cade-nas productivas; un país subdesa-rrollado posterga sus economías regionales y desaprovecha sus recursos.

Una propuesta para el desarrollo nacional

13


4. Desde el punto de vista del comer-cio exterior, un país desarrollado ha logrado una fuerte integración interna entre sus diferentes sec-tores, se apoya en la demanda de un sólido mercado interno y vuelca al mercado externo los saldos de su producción; un país subdesarrollado privilegia la inte-gración a los mercados externos de commodities.

5. Un país desarrollado es destino natural del ahorro interno y la in-versión extranjera directa. Un país subdesarrollado expulsa el ahorro y la inversión.

6. Por último, un país desarrollado genera las condiciones objetivas para tener a su población inclui-da, formalizada y beneficiaria ho-mogénea de los bienes y servicios esenciales que brindan tanto el Es-tado como el sector privado. En un país subdesarrollado, lo que hay es fragmentación y exclusión.

Desarrollo e integración. Las ideas del desarrollo económico, como las de la integración política, económi-ca, social y territorial, mantienen ple-na vigencia en la Argentina de hoy. El nuestro es todavía un país subde-sarrollado y desintegrado, que nece-sita una política firme y decidida de transformación de la estructura pro-ductiva. ¿Cuáles son los rasgos cen-trales de esa política?

Rol del Estado. El desarrollo y la in-tegración no acontecen espontá-neamente. La llamada “teoría del de-rrame” ha probado ser falsa. No se desarrollan las regiones postergadas ni se genera trabajo e inclusión sin una deliberada y conciente decisión políti-ca y un conjunto de políticas públicas adecuadas. El rol del Estado es inde-legable en el diseño y la implemen-tación de una política de desarrollo.

Contra el estatismo populista. No es rol del Estado, sin embargo, asu-mir posiciones empresarias, siempre

Mariano Recalde, de Aerolíneas Argentinas: paradigma del estatismo ineficiente.

14


que el sector privado pueda desem-peñarse en ellas. Su rol es dirigir el proceso económico en las grandes líneas estratégicas de política, no in-volucrarse en la gestión puntual. Por otra parte, debe privilegiarse siempre la atracción de inversiones, y para ello garantizarse la seguridad jurídi-ca, la estabilidad normativa y la ga-rantía de los derechos de propiedad.

Prioridades. A su vez, no se puede fi-nanciar simultáneamente todo; por el contrario, hay que elegir. El desarro-llismo postula que la prioridad es la inversión, y en particular la inversión orientada a los sectores productivos más dinámicos de la economía, los de mayor capacidad reproductiva. En este sentido, el desarrollismo se opone al populismo, que privilegia el gasto y el consumo en el corto plazo.

Ritmo. El cambio estructural no se logra con medidas graduales o aisla-das. El desarrollo implica una políti-ca acelerada, agresiva, de transfor-mación. Los sectores identificados como prioritarios (energía, servicios básicos, infraestructura, bienes in-termedios y de capital) deben crecer a un ritmo extraordinario, muy supe-rior al del resto de los sectores de la economía, para quitar las trabas y cuellos de botella que limitan el apro-vechamiento y movilización de todos los recursos.

Aportes de capital. El factor crítico que falta en un país subdesarrollado es el capital. Por eso el principal ras-go de una política desarrollista es la decisión de seducir y atraer al capi-tal para que se radique y se aplique a movilizar los demás factores pro-

El desafío de mejorar la infraestructura de transportes, en particular el ferrocarril.

15


ductivos. La política económica debe ofrecer al capital reglas de juego cla-ras y en general condiciones favora-bles para su reproducción. Por eso, se ubica en las antípodas del discur-so “anticapitalista” del actual go-bierno. Al capital hay que convocar-lo y lograr que se sume a la tarea del desarrollo nacional.

Nuestra oportunidad es ahora. Los términos de intercambio favorables para nuestro país pueden cambiar en las próximas décadas, pero en-tretanto Argentina tiene una ventana de oportunidad para cambiar su per-fil productivo incluyendo actividades de creciente valor agregado, usando los excedentes del comercio exterior en forma mas inteligente para impul-sar el desarrollo.

Combatir la inflación. El diagnósti-co clásico del desarrollismo es que la inflación de los países subdesa-rrollados no tiene su causa tanto en problemas de índole monetaria o fis-cal, cuanto en la insuficiencia de la estructura económica para generar la oferta agregada que empate la de-manda, condicionada históricamen-te. En el caso de la Argentina actual, este factor central se ve agravado por la irresponsabilidad del gobier-no en materia monetaria y fiscal, y una evidente manipulación de las es-tadísticas que impide mensurar ade-cuadamente el problema. A una po-lítica decidida de transformación

estructural deben agregarse hoy se-ñales claras de seriedad y responsa-bilidad por parte del gobierno, y una decidida política antiinflacionaria que evite el espiralamiento del pro-blema, ya crónico en la economía de nuestro país.

Una nueva ecuación del desarro-llo. Así como el gobierno de Frondizi acuñó el slogan “petróleo + carne = acero”, hoy debe buscarse la nue-va ecuación del desarrollo adaptada a nuestra realidad. Ante todo es me-nester detener la sangría de recur-sos que implica la compra de gas y petróleo, mediante una agresiva po-lítica de exploración y extracción; ampliar la apuesta a la minería am-bientalmente sustentable y apoyar la exportación de productos agrícolas

Recuperar el autoabastecimiento.

16


reduciendo o eliminando trabas ab-surdas. También es necesario abrir un debate para decidir cual será el perfil productivo del país de los próximos 50 años, de modo de ajus-tar correctamente las prioridades.

La hora del campo. El campo es un protagonista ineludible de este nue-vo perfil productivo. Ya no se trata de las viejas explotaciones extractivas sino de vigorosas empresas moder-nas. Hoy la cadena agroindustrial es una red compleja que incorpora valor desde la biotecnología incorporada en una simple semilla, las tecnologías de siembra, fertilización y cosecha, hasta los múltiples derivados de cada producción. La capacidad de absor-ción de capital e incrementos de la productividad de nuestro campo to-davía está en sus inicios.

Pilares para el desarrollo. El rasgo principal de una política de desarro-llo es, como se viene afirmando, pri-vilegiar la inversión. Pero si hubiera que sintetizar el programa del desa-rrollismo en cuatro aspectos de po-lítica centrales, ellos podrían enun-ciarse de la siguiente manera:

1. Integración de las economías re-gionales

2. Conformación de las cadenas de valor

3. Educación para la igualdad de oportunidades

4. Trabajo para la inclusión social

Desarrollo de las economías regio-nales. El desarrollismo propone des-de sus orígenes la creación de po-los de desarrollo todo a lo largo y a lo ancho del país, aprovechando las inmensas ventajas comparativas que brindan nuestros recursos naturales. El factor crítico es, como siempre, la inversión pública y privada capaz de movilizar estos recursos, sacarlos de su desaprovechamiento histórico y generar riqueza y trabajo en cada una de las regiones del país. Esta es la condición, a su vez, para un genui-no federalismo.

Cadenas de valor. El desarrollismo promueve también históricamente la integración de las diferentes activi-dades productivas (integración verti-

Biotecnolgía.

17


cal), en un esquema de complemen-tación de los diferentes rubros de producción primaria, industrial y de servicios, a lo largo de la cadena de agregación de valor. Este es uno de los rasgos de una economía genui-namente integrada.

Educación para la igualdad de opor-tunidades. Desde la implantación de la Ley de Enseñanza Libre, el desarro-llismo apuesta también a una fuerte política de creación de conocimiento técnico y al rol de la educación (des-de la inicial hasta la universitaria) en la recuperación y fortalecimiento del capital social. Una política de desa-rrollo no sólo promueve la elevación espiritual de la población, también exige contar con personas educa-das y capacitadas: técnicos, ingenie-ros, investigadores. El recurso huma-no argentino tiene históricamente un valor agregado de creatividad, ima-ginación y versatilidad que debe ser aprovechado y promovido.

Creación de empleo genuino. Una política de desarrollo es, a la vez, una política agresiva de creación de puestos de trabajo. Las inversiones que el país necesita para dinamizar su economía en sectores estratégi-cos (más el desarrollo de las econo-mías regionales y cadenas de valor), generan empleo no sólo directamen-te, sino en las diferentes actividades industriales y de servicios que com-plementan cada uno de ellos.

Atención de la emergencia social. Simultáneamente con la creación de puestos de trabajo hay que aten-der la emergencia social, la pobreza y la indigencia estructurales, disimula-das actualmente por la manipulación estadística. Es necesario recrear las condiciones de movilidad social as-cendente, incentivar el empleo for-mal en las actividades mano de obra intensivas y lanzar planes agresivos para proveer los servicios básicos a la población de las villas de emergencia.

Enfrentar la crisis habitacional con inversión en viviendas y servicios.

18


Política exterior seria e indepen-diente. Es necesario reformular la po-lítica exterior errática de los últimos años y retomar la posición clásica del país en defensa de los principios de no intervención y autodeterminación. Un alineamiento claro en el Merco-sur, una política seria y madura con Estados Unidos, la recuperación de la credibilidad en el mercado interna-cional de capitales, y un freno a las relaciones intrascendentes con dic-taduras africanas o regímenes fun-damentalistas de Oriente medio.

Respeto de las instituciones. El ape-go a la institucionalidad, la defensa de las reglas de juego democráticas, la división de poderes, el federalismo genuino, el respeto de los derechos humanos, las garantías constitucio-nales y el derecho de propiedad, en suma el conjunto de pilares básicos del Estado de derecho son condicio-nes básicas para la vida en comu-nidad y el desarrollo. Hoy más que nunca es necesario el respeto de las instituciones para volver a ser creí-

bles y poder atraer los capitales que una política desarrollista se propone.

Federalismo real. Sólo en la medi-da en que las economías regionales se desarrollan y se eleva la creación de riqueza en el interior del país, con el impacto económico directo e indi-recto de nuevas actividades produc-tivas, es posible hablar de un federa-lismo real, hoy escatimado además por el manejo extorsivo por parte del gobierno de la inversión pública y el giro de fondos por coparticipación. La grandeza del país no puede limi-tarse a Buenos Aires y unas pocas ciudades sino que tiene que surgir, precisamente, de la movilización de las riquezas del interior, de la mano de un fuerte impulso inversor, públi-co y privado. En una política de desa-rrollo nacional cobra vigencia real el federalismo que manda nuestra his-toria y nuestra institucionalidad.

Fortalecer las instituciones democráticas.

Campaña de Afiliación

El MID de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires está empeñado en la recuperación de su personería partidaria

¿Por qué te pedimos ayuda? La ley orgánica de partidos políticos (23.298) nos exi-ge para ser partido político la adhesión de 4.000 ciudadanos y 4.000 afiliaciones.

¿Cuál es la diferencia entre adhesión y afiliación? La adhesión es únicamente la manifestación de un ciudadano de su acuerdo en que exista una fuerza polí-tica. La afiliación implica un apoyo más fuerte al ideario del partido, y un com-promiso mayor con su vida democrática interna.

¿Qué implica estar afiliado? Participar del día a día de la organización, votar en las elecciones internas, acercar tus propuestas, dialogar y trabajar en el partido, y eventualmente ser autoridad partidaria o candidato.

¿Qué documentos tengo que aportar? En el caso de la afiliación, hay que com-pletar la ficha de afiliación con todos los datos requeridos y proporcionar una fotocopia del DNI. Para la adhesión sólo se precisa completar un formulario con datos básicos.

¿Qué pasa si ya estoy afiliado a otro partido? Aún así podés firmar la planilla de adhesión. Y si querés afiliarte al MID, es necesario antes renunciar a tu afi-liación a otro partido mediante un telegrama gratuito enviado desde cualquier sede del Correo.

¿Cómo puedo adherir o afiliarme? Completando tu ficha en nuestras mesas de campaña, acercándote a nuestra sede en Ayacucho 49 o enviándonos un co-rreo con tus datos a [email protected] así tomamos contacto con vos.

¿Cómo puedo participar en el MID? Acercándote a nuestras reuniones perió-dicas en la sede histórica del partido, Ayacucho 49 de la Ciudad de Buenos Aires, o a través de nuestra página en www.facebook.com/midbuenosaires/

Gracias por ayudarnos a sostener las ideas del desarrollo y la integración

www.grupoeltapir.wordpress.com | www.facebook.com/grupoeltapir@grupoeltapir

Documents

Qué es y qué piensa el desarrollismo